prologo del evangelio segun el espiritismo (conferencia) mercedes cruz)
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15 DE OCTUBRE DEL 2009
Mercedes Cruz Reyes
El Evangelio es el libro más vivaz y hermoso del mundo, constituyendo el
mensaje permanente del cielo, entre las criaturas en tránsito por la Tierra,
es el mapa de las bendecidas altitudes espirituales, el guía del camino, el
manual del amor, del coraje y de la perenne alegría.
El amado Maestro Jesús recomendó a sus apóstoles que iniciasen su
glorioso testamento con los himnos y los perfumes de la Naturaleza bajo la
maravillosa claridad de una estrella que guiaría a reyes y pastores al
rustico establo, donde se entonaban las primeras notas de su cantico de
amor, terminándolo con la luminosa visión de la Humanidad futura, en
posesión de las bendiciones de redención. Es por esto que el Evangelio de
Jesús siendo el libro del amor y de la alegría, comienza con la descripción de
la gloriosa noche de Navidad y termina con la profunda visión de Jerusalén
liberada, prevista por Juan en sus divinas profecías del Apocalipsis.
El Evangelio está constituido por cinco partes: “Los actos ordinario de la vida
de Cristo, los milagros, las profecías, las palabras que sirvieron para
establecer los dogmas de la iglesia y la enseñanza moral”. Siendo las cuatro
primeras objeto de controversias no sucede lo mismo con la última que ha
permanecido intacta, inatacable.
El Evangelio es para los hombres, en particular, una regla de conducta que
abraza todas las circunstancias de la vida pública o privada, el principio de
todas las relaciones sociales fundadas en la más rigurosa justicia;
resumidamente y sobretodo es el camino infalible de la felicidad verdadera,
la parte que nos descorre el velo que cubre la vida futura.
El Evangelio es una exposición de la moral que han de seguir los hombres si
quieren salvarse, y casi todos proclamamos su excelencia y su necesidad. Su
lectura presenta dificultad porque muchos pasajes están escritos de una
forma alegórica inteligible para un gran número. La forma alegórica y el
misticismo intencionado de su lenguaje hacen que la mayor parte de los
hombres lo lean por conciencia y por deber, como leen las oraciones, sin
comprenderlas, es decir sin fruto.
El hombre modernizado ha hecho tratados de moral evangélica, quitándole
su sencillez primitiva, que constituían su encanto y su autenticidad.
En “El Evangelio según el Espiritismo” se han agrupado y colocado
metódicamente las máximas, según su naturaleza, de forma que tienen unos
relación con los otros en lo posible. Esto se ha hecho para ponerlo al alcance
de todos por la explicación de los puntos oscuros y el desarrollo de todas las
consecuencias, con el fin de que sean aplicables a las diferentes posiciones
de la vida.
El Espiritismo cuando es estudiado formalmente, nos da la clave para
descubrir el verdadero sentido de las cosas ininteligibles, e irracionales,
abriendo nuevos horizontes para el porvenir, arrojando una luz no menos
viva sobre los misterios del pasado. Además ha añadido como complemento
de cada precepto, algunas instrucciones, elegidas entre las dictadas por los
espíritus en diferente países y con la intervención de diferentes médiums. Si
ellas hubieran sido de un solo origen, hubieran podido sufrir una influencia
personal, en cambio, gracias a la diversidad de orígenes prueba que los
espíritus dan sus enseñanzas en todas partes, y que no hay nadie
privilegiado bajo este concepto.
Con todas las enseñanzas que contiene el Evangelio, el hombre puede
analizar su conducta, comprobar si hace lo que Jesús nos enseña, y si no está
en concordancia, puede tratar de cambiar, mejorar su conducta, el
Evangelio está generalizado por todo el mundo, los espíritus se encargaron
que fuera así, y no dejan que se convierta en letra muerta, sino que los
Espíritus en todos los confines de la tierra “son las voces del cielo”
transmitiendo el mensaje redentor, para que nadie pueda alegar que no lo
conoce, que no tuvo oportunidad de saber estas máximas y al mismo tiempo
no puedan decir que no fueron invitados “A la práctica del Evangelio”.
Los espíritus que han revelado estas verdades lo han hecho a muchos
hombres, es el camino más rápido que Dios ha puesto, ya que los espíritus la
llevan de uno a otro polo, manifestándose en todas partes, sin conceder a
nadie el privilegio exclusivo de oír su palabra.
Si la hubieran dado a un solo hombre, este hombre podría haber sido
engañado, no sucede lo mismo cuando millones de hombres, por distintos
sitios del planeta oyen la misma cosa. Por otro lado a un hombre puede
hacerse desaparecer, pero no a las masas, pueden quemarse los libros, pero
no se pueden quemar los espíritus; pues aunque se quemaran todos los
libros la doctrina no sería menos invulnerable, ya que surge por todas
partes y todos pueden obtenerla. A falta de hombres para explicarla,
siempre habrá espíritus que alcanzan a todo el mundo y a quienes nadie
puede alcanzar.
Los espíritus son los que hacen la propaganda, con el auxilio de
innumerables médiums que ellos suscitan en todas partes. El Espiritismo no
tiene nacionalidad y está fuera de todos los cultos particulares; no se ha
impuesto a ninguna clase de sociedad, pues todo podemos recibir
instrucciones de nuestros parientes y de nuestros amigos de ultratumba.
Esto debía ser así, para llamar a todos los hombres a la fraternidad, pues si
no se hubiera colocado en un terreno neutral, hubiera mantenido
discusiones en vez de aclamarlas.
La fuerza del Espiritismo reside en esta universalidad y esta es también la
causa de su rápida propagación. Pues la voz de un solo hombre, aun con el
auxilio de la prensa habría tardado siglos en ser oídas por todos. Miles de
voces que se hacen oír en todas partes proclamando los mismos principios y
transmitiéndolos, tanto a los más ignorantes como a los más sabios, con el
fin de que nadie quede desheredado.
De estas ventajas no ha gozado ninguna de las otras doctrinas que hay en el
mundo. El Espiritismo, siendo una verdad, no teme ni la mala voluntad, de
los hombres, ni las revoluciones morales, ni los cataclismos físicos del globo,
porque nada de esto puede alcanzar a los espíritus.
Los espíritus no poseen la verdad absoluta, esto es a consecuencia de la
diferencia que existe entre sus capacidades, no todos pueden penetrar en los
misterios; su saber es proporcionado a su purificación, los
desmaterializados, de un orden elevado son los únicos que se despojan de las
ideas terrestres y de las preocupaciones; los mentirosos no tienen reparo en
tomar supuestos nombres para hacer aceptar su utopía.
La concordancia en la enseñanza de los espíritus es, pues, la mejor
comprobación; pero es menester también para ello que tenga lugar en
ciertas condiciones. La menos segura de todas es la de un médium que
pregunta a muchos espíritus sobre un punto dudoso, es evidente que, si está
bajo el imperio de una obsesión y si tienes que habérselas con un espíritu
mentiroso, este puede decirle la misma cosa bajo nombres diferentes.
Tampoco es garantía suficiente en la conformidad obtenido por los
miembros de un solo centro, porque todos pueden estar bajo la misma
influencia. “La única garantía formal de la enseñanza de los espíritus, está
en la concordancia que existe entre las revelaciones dadas espontáneamente
con la intervención de un gran número de médiums desconocidos los unos
con los otros y en diversos países.
Lo que ha contribuido a que tuviera éxito la Doctrina Espirita ha sido el
Libro de los Espíritus y el Libro de los Médiums, porque en todas partes,
todos han podido recibir directamente de los espíritus la confirmación de lo
que esos libros contienen, si en todas partes los espíritus hubiesen
contradicho el contenido de esos libros, habrían sufrido la suerte de todas
las concepciones fantásticas. Ni la prensa les hubiera privado de su
naufragio, pues aunque ha sido privada de la publicidad de los hombres,
durante bastante tiempo, no por esto han dejado de hacer un camino rápido;
porque ha tenido el apoyo de los Espíritus, cuya buena voluntad compensa
con ventaja la mala voluntad de los hombres.
El principio de la concordancia es una garantía contra las alteraciones que
podrían hacer experimentar al Espiritismo las sectas que quisieran
apoderarse de él en provecho suyo y acomodarlo a sus miras. Esto siempre
sería un fracaso ya que los espíritus con la universalidad de sus enseñanzas,
harían desaparecer toda modificación que se apartase de la verdad.
De todo esto resulta una verdad capital, que cualquiera que quiera
modificar el curso de ideas establecido y sancionado, podrá causarle una
pequeña perturbación local y momentánea, pero nunca dominará el
conjunto, ni en el estado presente, ni en el porvenir.
Los puntos de la doctrina que aun no se han dilucidado, no pueden tener
fuerza de ley mientras permanezcan aislados, por consiguiente no podrán
ser aceptados sino con reservas y a titulo de reseña.
Es necesario tener mucha prudencia en su publicación, y en el caso que fuera
necesario hacerlas saber, deben ser presentadas como opiniones
individuales más o menos probables, que necesitan confirmación.
Los espíritus verdaderamente sabios, si no están verdaderamente ilustrados
sobre una cosa, no la resuelven jamás de una forma absoluta, ellos mismos
aconsejan que se espere la confirmación.
Una idea por muy grande y brillante que sea, es imposible que desde un
principio cuente con todas las opiniones. Los conflictos que se originan al
principio son hasta incluso necesarios para hacer resaltar más la verdad.
La opinión universal es el juez supremo, la que habla en definitiva y se forma
de todas las opiniones individuales; si una de ellas es verdadera, solo tienen
en la balanza su peso relativo; si es falsa , no puede sobrepujar a las otras.
En este inmenso concurso, las individualidades desaparecen, y este es un
nuevo jaque al orgullo humano.
Para conocer bien ciertos pasajes del Evangelio, es necesario saber muy bien
el valor de muchas palabras que se emplean en él con frecuencia y que
caracterizan el estado de las costumbres y de la sociedad judaica de aquella
época. Muchas palabras han sido mal interpretadas y han dejado una
especie de incertidumbre. Las grandes ideas nunca se desarrollan
súbitamente; las que tienen por base la verdad tienen siempre sus
precursores que son los que preparan el camino parcialmente, y después
cuando llega su tiempo, Dios manda a un hombre con misión para resumir,
coordinar y completar estos elementos esparcidos y formar con ellos un
cuerpo.; de este modo no llegando la idea súbitamente, a su aparición,
encuentra espíritus dispuestos a aceptarlas. Así sucedió con la idea
cristiana, que fue presentida muchos siglos antes de Jesús y los esenios y
cuyos principales precursores fueron Sócrates y Platón.
Sócrates al igual que Jesús no escribió, ni dejo ningún escrito; murió como
los criminales, víctima del fanatismo, por atacar las creencias vulgares y por
sobreponer la virtud real a la hipocresía y a las formas externas; Jesús fue
acusado por los fariseos de corromper al pueblo con sus enseñanzas,
Sócrates también fue acusado por los fariseos de su tiempo, de corromper a
la juventud, proclamando la unidad de Dios, la inmortalidad del alma y la
vida futura. Al igual que conocemos la Doctrina de Jesús a través de los
escritos de sus discípulos, la de Sócrates la conocemos por los escritos de su
discípulo Platón.
Sócrates y Platón presintieron la idea cristiana, y en su doctrina se
encuentran igualmente los principios fundamentales del Espiritismo,
veamos sus principales características.
Enuncia claramente que el hombre es un alma encarnada, que existía antes
de su encarnación unida a tipos primordiales. Dice que la reencarnación en
un cuerpo material es consecuencia de la impureza del alma, mientras que
las almas purificadas están exentas de hacerlo. En la antigüedad se usaba la
palabra Daimon, de la que se formo demonio, que se aplicaba a los espíritus
malhechores, sino a todos los espíritus en general, entre los cuales se
distinguían los espíritus superiores, llamados dioses, y a los espíritus menos
elevados o demonios propiamente dichos, que comunicaban directamente
con los hombres.
Sócrates, se preocupaba constantemente del cuidado constante del alma, no
solo por esta vida que dura un instante, sino por la eternidad, si el alma es
inmortal, debe pasar a un mundo inmaterial, del mismo modo que el cuerpo
se descompone y vuelve a la materia.
Como vemos Sócrates y Platón comprendían perfectamente los diferentes
grados de desmaterialización del alma, e insistían sobre la diferencia de
situación que resulta para ella de su mayor o menor pureza. Lo que ellos
decían por intuición el Espiritismo lo prueba con numerosos ejemplos que
pone a nuestra vista en el libro “El Cielo y el Infierno”.
Otro punto a destacar es, que según Sócrates los hombres que han vivido en
la tierra, se vuelven a encontrar después de la muerte y se reconocen.
Si Sócrates y Platón hubiesen conocido las enseñanzas que Jesús nos ofreció
500 años después, y las que dan los Espíritus, hubieran dicho lo mismo, ya
que las grandes verdades son eternas, que los espíritus adelantados
debieron conocerla antes de venir a la Tierra, a donde las trajeron.
El destacaba que nunca debe devolverse injusticia por injusticia, ni hacer
mal por el mal que nos hacen. “Que por el fruto se conoce al árbol”; que la
riqueza es un peligro, que todo aquel que ama la riqueza no se ama a sí
mismo; que los verdaderamente justos y prudentes y aquellos que por sus
palabras y sus actos cumplen con lo que deben agradan a la Divinidad, más
que los que oran con los labios y nada siente en su corazón; que el amor es el
que adorna la naturaleza con sus ricos tapices y pasa y fija su mirada en
donde encuentra flores y perfumes; también es el amor el que da la paz al
hombre, calma al mar, silencia a los vientos y da tregua al dolor.
Sócrates dijo que “El amor no es un Dios, ni un mortal, sino un gran
demonio”, es decir, un gran espíritu que preside el amor universal, esta
palabra, sobre todo, fue la que se le imputó como un crimen.
También dijo que la virtud no puede enseñarse; viene como un don de Dios a
los que la poseen, cosa que con poca diferencia es la doctrina cristiana sobre
la gracia; pero si la virtud es un don de Dios, es un favor y puede preguntarse
por qué no se concede a todos; por otra parte, si es un don, no tiene merito
para el que la posee. El Espiritismo nos dice que el que posee la virtud, la ha
adquirido por sus esfuerzos en sus existencias sucesivas, despojándose poco
a poco de las imperfecciones. La gracia es la fuerza con que Dios favorece a
todo hombre de buena voluntad para despojarse del mal y hacer el bien.
Sócrates decía que hay una disposición en el hombre en ver los defectos en
los ajenos, y no verlos en si mismo y el Evangelio dice : “Veis la paja en el ojo
ajeno y no veis la viga que hay en el vuestro”..,
El decía que los médicos fracasan en la mayor parte de las enfermedades
“Porque tratan al cuerpo sin el alma” y el Espiritismo dice que hay una
reacción continua entre uno y otro. Cuando la ciencia conozca mejor la
acción del elemento espiritual sobre la economía, fracasará menos.
El decía que los hombres desde la infancia hacen más mal que bien. El toca
la grave cuestión del predominio del mal en la tierra.
El decía que la verdadera sabiduría está en no creer saber lo que no se sabe.
Dirigiéndose a aquellos que criticaban aquello de lo que a menudo no tenían
idea, Platón lo completa este pensamiento de Sócrates diciendo: Que hay que
procurar instruirse antes que injuriar, así es como deben obrar los espíritas
con respecto a sus contradictores de buena o de mala fe. Si Platón viviese en
esta época se encontraría las cosas poco más o menos como en su tiempo y
podría usar el mismo lenguaje. Sócrates encontraría también quien se
burlase de su creencia en los espíritus y le tratase de loco, lo mismo que a su
discípulo Platón.
Por profesar estos principios Sócrates cayó en el ridículo primero, después
fue acusado de impío y condenado a beber la cicuta; es cierto que las nuevas
verdades, sublevando contra ellas los intereses y las preocupaciones que
destruyen, no pueden establecerse sin lucha y sin hacer mártires.
La lucha entre espíritu y la materia, parece venir desde tiempos
inmemoriales.
Basta que pasemos la vista por la Historia para que nos convenzamos de las
transformaciones sucesivas por las que viene pasando nuestro mundo,
siempre accionado por las Potestades Superiores, a las cuales les esa
encomendada la dirección de nuestro Planeta.
El yudo se vuelve más pesado, cuando el carácter se deprime, cuando la
materia invade y domina a la sociedad y a la familia, es entonces cuando los
seres invisibles acentúan su acción, para que ganemos en la senda del
progreso, el tiempo que hemos perdido en inútiles holocaustos, que solo han
servido para demostrar el atraso espiritual que padecía el hombre.
La humanidad fanática y persuadida por el materialismo, conoció la Mano
de Dios a través de Jesús, Su mayor Exponente, su más legitimo
Representante, que reencarnó entre nosotros, enviado con una determinada
misión, el Divino Mesías, desde su nacimiento, manifestó poderes superiores,
que lo ensalzaban – en los momentos de dudas y vacilaciones en cuanto a su
real grandeza – a los ojos de quienes lo rodeaban.
Todos esos hechos, tenidos como milagrosos por la ignorancia popular y por
el materialismo clerical, no eran más que pruebas objetivas de los atributos
del espíritu, magníficamente sintetizadas en el Hijo del Hombre.
Las voces de augurios, los canticos, las revelaciones, las manifestaciones en
sueños, las materializaciones, los diversos fenómenos, los hechos de orden
psíquico y extrasensorial narrados en los Evangelios, constituyen el
carácter positivo de la Religión de Cristo.
Todos inclinamos la cabeza ante la Palabra de Jesús, por los fenómenos de
orden físico e intelectual que brillan en las páginas de los Evangelios,
hechos, que con mayor o menor intensidad, nunca dejaron de producirse,
desde tiempos inmemoriales hasta en la época en que nos hallamos.
¿En verdad que sería el Cristianismo sin las curas, sin las diversas
manifestaciones y sin las aspiraciones? No dejaría de ser como las demás
religiones, cultural, dogmatica y especulativa. ¿Qué sería el Cristianismo sin
el cantico de los Espíritus, anunciando a los pastores de las cercanías de
Belén, el nacimiento del Niño Jesús. Sin los sueños proféticos de José; sin la
transformación del agua en vino de las bodas de Cana; sin la multiplicación
de los panes y los peces. ¿Qué sería el Cristianismo sin las manifestaciones
físicas y consecutivas de Jesús por cuarenta días tras su muerte, sin la
explosión de Pentecostés y las potentes manifestaciones que se dieron por
intermedio de sus apóstoles?
La Religión es una llamada a la razón y al entendimiento y conduce al
espíritu a destinos desconocidos, pero inmortales, no es una manifestación
platónica al servicio de los cultos o dogmas de cualquier iglesia, no se limita
a un solo mundo, a un solo planeta; tiene carácter universal, es mucho más
de lo que los sacerdotes proclaman, mucho más de lo que las iglesias
conciben. Está fuera del tiempo y del espacio, abrazando a todos los mundos
y los soles que se equilibran en el éter.
¡La verdadera Religión despierta grandes aspiraciones que se estrechan
entre las almas y Dios, teniendo carácter permanente, en el tiempo y fuera
del tiempo, en el espacio y fuera del espacio!
La Religión, cuya insignia es el Amor, demuestra atributos divinos de
bondad, de misericordia y sabiduría; por tanto no puede sancionar las
concepciones absurdas e ilusorias con que pretenden presentarla aquellos
que se sujetan a los dogmas de concilios, a las resoluciones de una mayoría
ocasional, cuyos artículos de fe, constituyen antítesis de la Revelación del
Sinaí, de la Revelación Mosaica y de la Revelación Espírita, ejemplificando
los ascendentes de la Verdad, libre de las dificultades humanas.
Los hechos son el “todo” de la Religión, así como también de la Ciencia y de la
Filosofía. ¿Qué es la Ciencia sin los hechos? ¿Qué es la Química sin la
reacción aprobante de sus principios? ¿La Zoología sin los animales?
¿Cómo concebir la Religión sin los hechos que le sirven de ayuda, y que
vienen a demostrar la existencia y sobrevivencia del alma, su progreso, su
evolución continua, sus grandiosos ímpetus para la Sabiduría y el Amor?
Los hechos súper anormales, son piedras fundamentales que sustenta el
edificio al que llamamos Religión, que no dejan de ser fenómenos, efectos
cuya causa no puede ser otra sino el alma, principio inteligente que actual
independientemente del cuerpo carnal.
Jesús el máximo exponente de la Verdad, en todos sus trabajos, durante toda
su vida, sin descanso, su ideal fue demostrar la existencia del Espíritu y su
sobrevivencia a la desagregación corpórea.
¡Los pernios de las puertas de la muerte no se pueden abrir para la eterna
condenación, sino para un incesante progreso y para una visión más clara
del Infinito!
Cada Evangelista, dedica un capítulo de su libro a las apariciones y
conversaciones de Jesús después de la muerte, siendo que el Evangelista Juan
cautiva la atención con dos largos capítulos sobre ese hecho.
Pablo, uno de los mayores genios de la Historia menciona en sus Epístolas
tenazmente sobre las apariciones de Jesús, hecho, que como el mismo
afirma, lo convirtió al Cristianismo.
Lucas, en “Los Hechos de los Apóstoles” define todas las manifestaciones del
Divino Maestro, comenzando por la Ascensión hasta sus más familiares
apariciones a aquellos que lo secundaron en su misión de redimir al mundo.
Juan Evangelista escribió el Apocalipsis, bajo la inspiración de Jesús, que se
le apareció en su forma gloriosa, para sellar con hechos que los retrógrados
llaman sobrenaturales y los saduceos de todos los tiempos niegan
sistemáticamente, negando la Doctrina que Él fundó.
Jesús quiso liberar a los hombres del yugo del dogma y quitar la duda en los
corazones que asedia a los refractarios, a los indecisos y a los que no saben
de donde vinieron, quienes son y para donde van.
El sacrificio y la muerte de Jesús eran la víspera del triunfo, de la victoria de
su Ideal y de su Religión.
La inteligencia de los Evangelios explica perfectamente la interpretación
espiritual que Jesús da a sus enseñanzas. Si los Evangelios fuesen un montón
de alegorías sin importancia espiritual, no tendrían ningún valor.
No es posible separar la Religión de otros factores de elevación humana:
Moral, Filosófica, Científica, así como no podemos comprenderla sin los
fundamentos sólidos, objetivos y subjetivos de la Inmortalidad.
La inmortalidad para nosotros lo es todo. Es por ella que el mundo gira, los
pájaros cantan, las fieras rugen, los hombres se mueven y la luz se hace. La
Inmortalidad es la Vida, y la Religión está en la Vida para poder estar en
Dios.
El propósito del Evangelio es anunciar a todos el camino de la Salvación, e
indicar los medios para encontrar el mismo.
La vida de Jesús y sus hechos son verdaderamente maravillosos. Su poder
dominaba todos los elementos; su sabiduría conocía todos los misterios; por
eso su acción era prodigiosa. Médium divino que resumió todos los dones y
conversaba con todos los grandes Profetas del Más Allá que lo seguían y
auxiliaban en su Misión.
Jesús, el hombre excelente, llegó a la Tierra y enfrento a la ignorancia
predominante trayendo el mensaje de amor que jamás fue presentado antes
en la formulación de la cual ÉL era portador.
Jesús no fue el biotipo de legislador convencional. El no vino a someter a la
Humanidad ni a someterse a las leyes vigentes. Era portador de una
revolución que tiene por base el amor en su esencialidad más excelente y
sutil, y que al ser adoptado transforma los cimientos morales del individuo y
de la sociedad
Todos los objetivos de la Buena Nueva que ÉL trajo se concentran en el
futuro del Espíritu, en su emancipación total, en su incesante búsqueda de
Dios.
Tornándose el Camino, la Suya es la Verdad que conduce a la Vida, a la
plenitud, al acopio de sabiduría y de amor.
Jesús, que vivía en las dos dimensiones con naturalidad, transitando de una
hacia la otra a través del pensamiento, testimonió la necesidad de la
superación de la envoltura carnal, invitando a que se acumulasen los valores
morales, que son los que nadie consigue destruir, ni se oxidan ni se pierden.
Jesús humanizado es el gran Médico de las almas, que como las conoce
profundamente, presenta la terapia recuperadora, al tiempo que ofrece la
libertadora, que evita nuevos compromisos.
Jesús –Hombre no es un símbolo mitológico, sino un Ser real desafiante, que
superaba todas las condiciones adversas y todas las situaciones dramáticas
a favor del ministerio al que se entregaba, sin apartarse de las metas
establecidas.
La doctrina por Él predicada y vivida, suplantaba a los códigos éticos y
religiosos vigentes, presentando una nueva y extraña moral, que rompe con
lo aceptado, mostrando facetas superiores que se encuentran en niveles más
elevados y que para ser alcanzados, sus seguidores deben derrumbar todas
las barreras, aunque sea al precio del sacrificio de la propia vida.
En ningún momento Él temió a los acontecimientos graves, a los
enfrentamientos apasionados y traicioneros, manteniéndose sereno y
tranquilo, seguro de los resultados que esperaba.
Jesús es, en todo Su ministerio, un hombre sano transitando por un mundo
enfermo y trabajándolo para que se asemeje a aquel del cual vino y que
ofrece a todos aquellos que deseen seguirlo.
Encarnado en la Tierra, no huyó de la confrontación con las imposiciones
dominantes entre Sus contemporáneos, manteniéndose imperturbable, pero
no insensible a sus desmanes e irreflexiones, locuras o infantilidades
evolutivas, razón por la cual procuraba extirpar de lo intimo de las vidas
que Lo buscaban, los agentes generadores de las aflicciones que las
oprimían y lkas conducían a lo sucio, al crimen, a la mentira, al odio , a
nuevos desencadenantes de futuras inquietudes.
Su fardo era leve, porque estaba estructurado en la claridad diamantina, sin
ninguna eventualidad de tormento, brindando el alivio inmediato al
penetrar en la proyección de Su pensamiento irradiante que apartaba toda
tiniebla.
En Él estaban los valiosos recursos para la salud espiritual,
consecuentemente, de naturaleza moral, emocional, física…
En una visión profunda Jesús fue la Luz del mundo y el mundo rechazó,
prefiriendo la densidad de la neblina envolvente y alucinante.
Por ser el Camino, único además, para llegar a Dios, no tuvo otra alternativa
sino la de afirmar: Venid a mí, todos los que estáis afligidos y sobrecargados,
que yo os aliviare.
Jesús es el diamante que se torno estelar, manteniendo el brillo interior, sin
permitir ofuscarse delante de las débiles claridades individuales, no
obstante, llenando de claridad a las conciencias y amándolas.
Todo su ministerio es de esperanza y de amor, de compasión y auxilio,
movilizado por la acción del Bien, único recurso para minimizar o anular
los acontecimientos de los infortunios ocultos.
Su Evangelio – La nueva o buena nueva – es la más expresiva historia de una
vida relatada a través de otras vidas, para iluminar la vida de todos los
hombres. Es la historia de un Hombre que se yergue en la Historia,
volviéndose más importante que la Historia misma, marcándola con Su
nacimiento de manera tal, que llego a constituirse en el marco rutilante de
las venturas del pensamiento universal.
Trabajo realizado por:
Mercedes Cruz Reyes
Miembro Fundador del Centro Espirita “Amor Fraterno” de Alcázar de San
Juan. Ciudad real (España)
Extraído del Evangelio y de Días Gloriosos de Cairbar Chutel
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