periplo vol. xix. los entramados del temor
Post on 10-Mar-2016
238 Views
Preview:
DESCRIPTION
TRANSCRIPT
-
1 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
eriploVol. XIX, ao IV, Febrero 2013P
Los entramados del temor
-
2 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
PERIPLO somos un grupo de jvenes que por diversas circunstancias de vida, nos hemos visto envueltos en un periplo. Un periplo es un viaje, una circunnavegacin y, as, una exploracin. Una revista es una propuesta literaria que sostiene un dilogo, a la manera antigua, nmero con nmero, que profundiza en un ocano virgen. Es la propuesta de un itinerario digital y bimestral en el que las letras naveguen con los vaivenes de nuestro tiempo.
PERIPLO es una tentativa de reconocer los mares que surcamos, uno a uno. Es nuestro objetivo abordar distintas temticas que sern la columna vertebral de cada nmero, desde las ms diversas disciplinas humanistas, con el desafo de ser transversales en el tiempo y en el espacio y con una ptica integradora. Buscamos lograr esto con el reto de los antiguos cartgrafos que diseaban mapas bajo la premisa del rigor y la belleza, preocupados simultneamente por la utilidad y la esttica de sus atlas, nosotros procuramos aprender ese ademn.
Para PERIPLO el viaje no es slo un trayecto, sino tambin el ejercicio imprescindible de imaginar que hay algo que aguarda al otro lado. En este espritu, PERIPLO quiere aunar la razn de planear la ruta y la emocin de zarpar hacia lo desconocido. Por eso ofrecemos espacio a la creacin y a la reflexin; condiciones necesarias para avanzar hacia el conocimiento. Estamos convencidos de que la imaginacin es el impulso vital del pensamiento: para partir hacia el horizonte hay que atreverse a imaginar, con plumas y pinceles, que el mundo no se acaba donde la vista alcanza.
PERIPLO es un espacio en el que confluyen las bifurcaciones de un idioma. El espacio trasatlntico en el que el espaol va y viene, muta, se sostiene y se camufla, es tambin el territorio cultural en el que nuestro idioma y se mide en dialctica de tensin y reconciliacin. En PERIPLO subyace el espritu lingusticamente panhispnico que pone en sintona la creacin y el pensamiento de quienes comparten una lengua con la conviccin de que, soar y creer en espaol, es en s mismo un puerto de partida y, por ello, han de estar ms cerca que nunca. Somos cosmopolitas por surgir y habitar ciudades de todo el mundo: nuestros orgenes son diversos pero nuestra lengua es una y nuestra palabra plural.
PERIPLO es adems hijo de su tiempo por estar comprometido a dar testimonio al siglo que vive; considerando la trayectoria histrica de la humanidad, buscar reflejar el pensamiento de un tiempo y sus dudas, sus posibilidades, sus inspiraciones y bloqueos. En una poca de cierta incertidumbre cultural, PERIPLO pondr de relieve las inquietudes de unos cuantos; curiosidades de muchos que, como nosotros, buscan ver el otro lado de las cosas.
En la medida en la que no huimos, nuestra pequea embarcacin literaria ser un viaje que ir dejando rastro y huella por si, en algn punto, queremos regresar a una costa conocida. Viajar tambin es perderse; he aqu una brjula por escrito para aquellos que no teman desprenderse de sus races y busquen profundizar en nuevos mares. Las expediciones de los antiguos dejaban evidencias instructivas documentadas en sus (periplous), porque cuando la humanidad quiere dejar asentado algo que considera importante, lo escribe. Nosotros aprendimos el gesto y, sin conocer el destino final de nuestro periplo, decidimos dejar testimonio de nuestro recorrido.
About us
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 3
-
4 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Cul de sac Con este volumen Periplo inicia su cuarto ao de rodaje ininterrumpido y se bautiza as como una publicacin en edad de conducir, con carnet para andar por s misma y forjarse un camino sobre el agua, la tierra y el fango. Pero, qu se teme cuando se cumplen aos? Los entramados del temor es un volumen para reflexionar acerca de los procesos que intervienen en la generacin y procesamiento de esta emocin tan plurivalente, a menudo asociada al dolor, al suspenso, a lo ttrico y sin embargo tan profundamente arraigada en lo vital, en pulso acelerado que produce. El temor es un explosivo de alto voltaje, un sistema cerebral que detecta el peligro y genera respuestas que optimizan exponencialmente la probabilidad de sobrevivir. Pero, cmo logra el temor mantenernos andando? Quisimos detenernos a guardar silencio y escuchar el sonido de los miedos. El temor enmudece, desnuda, subraya nuestros lmites y se inscribe por ello en las complejas redes de las emociones que nos definen. Esto nos fascin lo suficiente para querer estrellar nuestra nave en sus pantanos. Ms all de los mrgenes de la racionalidad kantiana, quisimos observar la irreverencia del temor, su dimensin operativa como mecanismo de proteccin irreflexivo, de accin eminente. El temor se cruza en el camino con el placer, con la ansiedad; est anclado en lo ms profundo de la condicin humana y, no obstante, en cada uno de nosotros es capaz de expresarse diferente. El temor es un sentir subjetivo que se traduce velozmente en accin objetiva. Detonante, como es, el temor genera agresin y cohibicin en proporciones similares. Proviene de l la valenta, aparente mecanismo de superposicin, y de ah mismo la cerrazn, la ceguera del mundo que nos reclama vivirlo. As, abordamos aqu el temor a Dios, tomamos apuntes sobre el arte del miedo y vislumbramos con el catalejo a los zombis del cine. Quisimos observar cunto nos ensea el miedo de nosotros mismos y, con ello, dilucidar si la consciencia de ello neutraliza realmente la forma de sentirlo, o al menos modula nuestro modo de vivirlo. Le pedimos a nuestros fieles lectores ofrecerse al temor, experimentar el miedo como una ms de las fascinantes vehemencias de nuestra dimensin emocional. Y junto a esto, apacible e imparable, el temor a escribir, que siempre late en la pgina.
Ilustracin de portada: Gonzalo Aguirre
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 5
Ann
a G
rim
al
-
6 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
CINE
EN RAMA
Temor posmoderno: Blade Runner o el miedo lquido al futuroNerea Oreja
21
ndice
LEGADOS
[47]Las Matanzas de SeptiembreDaniel Ruiz Lujn
ACTUALIZARTE
[59]
Apuntes sobre el arte del miedo y el miedo en el arte contemporneoLaura Teresa Garca Morales
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 7
LENGUAS VIVAS
[31]
ndice
SNDROME DE
STENDHAL
[91]
NOSTOS
[37]
Amanecer de Robert HassTraduccin de Andrs Cataln
El miedo de Guy de Maupassant Traduccin de M Rosario Coronado
El miedo en las Historias de HerdotoMaira Giosa
El temor a Dios en la iconografa romnicangel Saiz
[68]
-
8 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
ndice
Pnico estelarJavier Rodrguez Barraco
PedroNohem Zavala
PAPELES NUFRAGOS
PLUMAS LIBRES
96
44
YIliana Vargas
25
Material cortopunzante (Seleccin)Catalina Garca Garca-Herreros
53
TerrorJavier Ibarra
88
Y la familia, todos bien?Vctor Gmez
64
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 9
MICROTRAYECTOS
ndice
No quiero ser virgenTania Karina Silva Garay56
EscapatoriaSara Lew
43
AntropofobiaAlberto Snchez Argello
65]
Un jugador principianteAna Sofa Ferreira
94
AITA
[17]
Con el griego hemos topado!De Dinoteos y otras fobias fugacesVioleta Gomis Garca
Toda una vida dedicadaRubn Rojas
35
Et Cetera
[83]
De qu hablamos cuando hablamos de zombis?Marcos Vilela
-
10 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
PER
IPLO
M
ar a
mpl
ePLUMAS EN EL TINTERO
Alberto Snchez Argello. Managua, Nicaragua, 1976. Psiclogo. Ganador del concurso de cuento versin juvenil de la Fundacin Libros para nios en el 2003 con La casa del agua. Primer lugar en el VII concurso nacional Otra relacin de gnero es posible categora cuento, de Cantera, Nicaragua. Seleccin de jurado para publicacin en el 2008 por la obra Chico largo y charco verde, en el cuarto concurso nacional de literatura infantil Libros para nios y nias 2008, categora cuento. Publica en la revista Hilo Azul N 5.
ngel Saiz. Historiador y crtico de arte vallisoletano. Nmada y desarraigado. Conversador pausado y enemigo de la perfeccin. Cuando empez a perder el norte decidi refugiarse en l para vivir hipnotizado con el vaivn de las olas. Es un buscador de musas, ya que su amor por el arte nunca fue correspondido. ngel pertenece al Consejo Editorial de esta publicacin de la que es, adems, miembro fundador y en la que est a cargo de las secciones Sndrome de Stendhal y Actualizarte. Tambin sostiene a flote el blog de historia y crtica de arte La derrota de Samotracia.
angelsaiz@revistaperiplo.com
Andrs Cataln. Salamanca, 1983. Es licenciado en Filologa Hispnica por la Universidad de Salamanca, donde trabaja en su tesis doctoral sobre relaciones entre imagen y poesa. Trabaja ocasionalmente como profesor de literatura. Ha escrito crtica, traducciones y poemas en revistas como El Cuaderno, Cuadernos Hispanoamericanos, Nadadora, FronteraD o Clarn. En 2010 gan el Premio Nacional de Poesa Joven Flix Grande por su libro Composiciones de lugar y en 2012 el IV Premio de Poesa Joven RNE por Mantener la cadena de fro (Pre-Textos, 2012), un libro escrito con el poeta Ben Clark. Ha traducido a Robert Frost, Robert Hass, Philip Levine y Robert Pinsky.
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 11
PLUMAS EN EL TINTERO
Ana Sofia Marques Viana Ferreira. Vale de Cambra, Portugal, 1989. Comparte su residencia entre la orilla oeste portuguesa y su actual recodo acadmico, Salamanca. Licenciada en Filologa Portuguesa y Espaola, mster en Literatura Espaola e Hispanoamericana, se dedica actualmente, como doctoranda, a medir la concentracin de arrebato potico en la mente humana contempornea. Adems de su aficin por la msica clsica, se nutre de las ficciones pigmeas y da algunas brazadas en la piscina. Teme el modo condicional y la oquedad.
Daniel Ruiz. Mexicali, 1986. Comuniclogo y defensor de las causas perdidas. Pianista espordico y lector de la lnea sofisticada que frecuenta el coac. Aora y reinventa el siglo XVIII y su iPod parece estar atrapado en los noventa. Escritor lento pero apasionado, atento siempre a los pequeos detalles que a menudo se olvidan. Daniel lidera Legados, la seccin biogrfica ms apasionada de Periplo.
danielruiz@revistaperiplo.com
Iliana Vargas. Ciudad de Mxico, 1978. Es narradora, adicta a la literatura de la elucubracin y sus derivaciones subgenricas. Estudi Letras Hispnicas y el Diplomado en Literatura Fantstica en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM, donde coordin el Encuentro Multidisciplinario en torno a lo Fantstico, en 2001. Textos suyos se incluyen en diversas revistas as como en las antologas El libro de los seres no imaginarios (Minibichario); Cdices en el asfalto. Narradores de la ciudad de Mxico 1970-1990 y Antes de que las letras se conviertan en araas. Es autora del libro de cuentos Joni Munn y otras alteraciones del psicosoma (Conaculta/Fondo Editorial Tierra Adentro, 2012).
Francisco Javier Rodrguez Barranco. Madrid. Inici sus estudios universitarios en la Facultad de Filologa de la Universidad de Salamanca, de cuya Asociacin de Antiguos Alumnos es miembro. Diferentes vicisitudes de la vida le han obligado a numerosas mudanzas y en 2003 consigui el ttulo de Doctor en Filologa Hispnica en la Universidad de Mlaga, con una tesis sobre Adolfo Bioy Casares y su dilogo con Borges. Es miembro de la Asociacin Espaola de Americanistas y en la actualidad coordina un proyecto de creacin colectiva, en prosa y en verso, alrededor del tema de los amores imposibles.
Javier Ibarra. Ciudad de Mxico, 1987. De infancia vaga y adolescencia irresponsable. Agobiado por los cambios de estilo de vida y de las ciudades superficiales. Vivi y an cree vivir su Vida Nortea: malas amistades, punk rock, una Licenciatura en Administracin de empresas, inocencia y una nostalgia eterna de un capitalino convertido en regio convertido en chilango. Va y viene en bicicleta, narrando lo que ya fue o lo que nunca podra ser realidad; del DF a Monterrey y viceversa. Visiones de una vida pretrita y citadina, o de una juventud nortea atrapada a cientos de kilmetros de distancia. Sostiene el blog Cephea Cephea.
Catalina Garca Garca-Herreros. Bogot. Naci en Colombia y all empez a crecer en mitad del caos ochentero que termin sacndolos a todos. Hizo un Mster en Fsica del Estado Slido, empez una carrera de Filosofa que abandon tras el curso de Kant y termin la carrera de violn en el Conservatorio. Todava le duele su pas, del que sali para instalarse en Salamanca, donde termin Filologa Hispnica, curs un Mster de Literatura Espaola e Hispanoamericana, y ahora escribe una tesis doctoral mientras llena los intersticios de tiempo ejerciendo como directora del Grupo Teatro Luntico. El teatro es su nica tierra y en ella, cada ao, siembra obras propias y ajenas, para anclarme.
-
12 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
PLUMAS EN EL TINTERO
Marcos Vilela. Buenos Aires, 1987. Estudi Filologa Hispnica en la Universidad Complutense de Madrid. Se gana la vida con el pequeo teatro de tteres que pasea all por donde puede, aunque dedica la mayor parte de su tiempo a escribir. Vive en Madrid y desde hace poco posee un blog, Catavientos en la cueva, en el que habla de cine, literatura y msica.
Laura Teresa Garca. Historiadora del Arte por la Universidad Autnoma de Madrid. Es conservadora de arte, autora y especialista en arte contemporneo y cuestiones de gnero. Titulada profesional en interpretacin del piano por el Conservatorio Superior de Msica de Las Pamas. Le interesa especialmente abordar el arte desde perspectivas transversales para enfocar hacia lecturas ms amplias y profundas, porque entiende que el arte, es mucho ms que la mera plstica, sino que es fiel revelador de los avatares de la humanidad en toda su extensin.
Nohem Zavala Castrelln. Monterrey, 1981. Estudi Periodismo y Medios de Informacin en el Tecnolgico de Monterrey. Desde 2004 trabaja como editora y correctora de estilo. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo Len y del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes con el proyecto de promocin literaria, Cosifixiones. Estudia la Maestra en Ciencias con Especialidad en Lengua y Literatura en la Facultad de Filosofa y Letras (UANL). Es editora para la Direccin de Publicaciones de la UANL y coordina el Club de Lectores de la Casa Universitaria del Libro, UANL. Miembro del colectivo de proyectos audiovisuales Silent Twin.
Maira C. Giosa. So Paulo, Brasil, 1987. Graduada en periodismo por la Facultad Csper Lbero de So Paulo. Mster en Historia y Ciencias de la Antigedad por la Universidad Autnoma de Madrid. Brasilea de nacimiento, espaola de corazn. Periodista frustrada (pero activa), historiadora por opcin, amante del cine y de las artes. Viajera incondicional, aunque sea slo dentro de su propia imaginacin. Estudiante de la historia de Grecia, especialmente la de Atenas. Vive a base de lecturas de todo tipo y caf con leche.
M del Rosario Coronado Pelez. Licenciada en Traduccin e Interpretacin por la Universidad Complutense de Madrid. Le apasionan los idiomas, le embauca la musicalidad que encierran, y le divierte pensar en la vida que se esconde detrs de cada palabra y en la sabidura popular que hay detrs de cada dicho. Los idiomas le abren puertas para acercarse a los otros, y ventanas a travs de las que conocer y comprender el mundo. Sus estancias en Pars y en Le Mans han sido fuente de inspiracin y aprendizaje. Siempre est dispuesta a conversar, a viajar; el teatro, la cocina o la enseanza son otros de sus variopintos intereses.
Rubn Rojas Yedra. Jerez, 1982. Habita las calles de Madrid. Licenciado en Periodismo, Mster en Literatura espaola y actual doctorando en Literatura con una tesis sobre Juan Jos Mills. Es corrector de estilo profesional, creador de contenidos para el blog perth111. Ha publicado cuentos en blogs especializados, revistas literarias y alguna antologa.
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 13
Vctor Gmez. Madrid, 1986. Licenciado en Sociologa, ocupado como diseador y con pretensiones de ser escritor. Bajo un nombre tomado prestado de Nikolai Gogol escribe el blog literario El capote de Akaki, su casa desde hace cinco aos, donde muestra historias, relatos, cuentos, reflexiones y vivencias. Dicho blog qued finalista en el 2010 como mejor Blog literario por Revista de letras. Su otra persona ha ganado diversos premios literarios de relatos y espera descubrirse un da que merezca la pena. Actualmente escribe su primera novela.
Violeta Gomis. Madrid. Filloga. Veintitantos. Apasionada de las palabras, las islas Ccladas, la cocina y la naturaleza. Le encanta viajar, especialmente a lugares con yacimientos arqueolgicos en los que poder perderse entre inscripciones griegas. Comprometida con la sociedad, siempre encuentra el modo de relacionar el mundo antiguo con la actualidad. Con inagotable energa, Violeta lidera la Redaccin de la seccin de etimologa, Aita.violetagomis@revistaperiplo.com
Sara Lew. Argentina, 1974. Reside en Espaa. Si la buscan, seguramente la encuentren cerquita del mar, entre pinceles y plumas, entre teclado y ratn. Para ella la escritura y el dibujo se acompaan, forman parte de un mismo proceso creativo: una palabra inspira a la siguiente, como un trazo inspira al otro. Publica sus desvaros en su blog Microrrelatos Ilustrados.
Nerea Oreja. Pamplona, 1989. Licenciada en Filologa Hispnica. Actualmente profundiza en sus conocimientos sobre Teora de la Literatura y Literatura Comparada, interesada especialmente en la ptica comparatista del anlisis que descubre la relacin existente entre las diversas artes, as como en la lnea sociocultural de los estudios literarios. En Periplo dirige la seccin Cine en rama.
nereaoreja@revistaperiplo.com
Tania K. Silva Garay. Zacatecas, 1983. Licenciada en letras, aficionada a las mudanzas lejanas y a las sorpresas. Vivi tres aos en el Distrito Federal donde trabaj como gua de museo, en relaciones pblicas y como redactora de una revista de bodas. Actualmente su versatilidad le permiti estudiar la Maestra en Estudios Socioculturales en la ciudad de Mexicali donde se derrite por el calor y espera que baje la temperatura todos los das.
PLUMAS EN EL TINTERO
-
14 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
. ,
, : ,
;. , .
. , , , ,
: ;. .
. ;
. .
Laques. Platn. 198b-c
TRAVESAS MITOLGICAS
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 15
Platn. Dilogos I: Apologa, Critn, Eutifrn, Ion, Lisis, Crmides, Hipias menor, Hipias mayor, Laques, Protgoras. Traduccin de Julio Calonge, Emilio Lled y Carlos Garca Gual. Madrid: Gredos, 1985
Scrates. Nosotros pensamos que son temibles, precisamente, las cosas que
causan temor, y seguras, las que no causan temor. Y causan temor no los males pasados ni los
presentes, sino tambin los esperados. Pues el temor consiste en la espera de un mal futuro. O no piensas t
tambin as, Laques?Laques. Totalmente de acuerdo, Scrates.
Scrates. Oyes nuestra proposicin, Laques, que decimos que son temibles los males futuros, y seguras las cosas que no van a ser
males, o que van a ser bienes? Y t opinas as, o de otro modo, sobre eso?
Nicias. Yo, de este modo.Scrates. Y al conocimiento de estas cosas lo
denominas valor?Nicias. Exactamente.
TRAVESAS MITOLGICAS
-
16 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
aita
Esta seccin sobre etimologa explora la estructura de algunas palabras para rastrear la vigencia o no del trmino tal y como surgi, as como la continuidad de la cultura que lo produjo, en nuestro siglo. De entre las innumerables armas que asisten a la agonstica de la discusin, hay una de lo ms efectiva, contundente y falaz: el recurso a la etimologa. Atizar el fuego agonizante de los orgenes de una palabra, all en los confines de la historia, ilumina un instante tan breve como suficiente para zanjar cualquier debate ardoroso. Pero a esta seccin no nos convoca ningn afn policaco ni justiciero, sino ms bien cierto espritu ldico, detectivesco, el mismo entusiasmo de un nio que persigue sigiloso a un grupo de hormigas para descubrir el agujero donde habitan.
Redaccin a cargo de Violeta Gomis violetagomis@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 17
os dinosaurios fueron seres
extraordinariamente terribles:
asombrosos y magnficos, pero
tambin temibles y peligrosos.
Como indica el segundo
trmino del compuesto, se trata
de reptiles (pues /saros/ en griego
significa lagarto), sin embargo, qu significa
exactamente el adjetivo /deins/?
Tradicionalmente el adjetivo se
suele traducir como terrible pues, en principio,
es algo que causa terror o un miedo muy intenso.
A menudo este trmino aparece como sinnimo
de algo horrible, terrorfico y a veces peligroso; no
obstante, en espaol y en otras lenguas romances
como el francs, coloquialmente terrible tambin
designa algo extraordinario, maravilloso o fuera de
lo normal, y es muy frecuente encontrar el adverbio
terriblemente como sinnimo de muy o mucho. Esto no
debe sorprender si profundizamos en el significado
antiguo de , ya que su desarrollo semntico
es muy original y complejo: lleg a tener al menos
tres significados bien diferenciados (Chantraine,
Con el griego hemos topado!
De dinoteos y otras fobias fugaces
AITA
Violeta Gomis
1968 y Liddel-Scott, 1925): terrible, temible, que
inspira temor o peligroso, a partir de ah poderoso,
fuerte, asombroso, maravilloso, extraordinario
e incluso extrao y finalmente diestro, hbil o
elocuente especializndose como trmino tcnico
de retrica y oratoria (se deca de alguien que tena
una extraordinaria capacidad para la oratoria,
es decir, para convencer por medio de la palabra:
en griego , terrible en el hablar).
Y me parece que ahora t no ests
comprendiendo que incluso ese difcil
puede que Simnides no lo entendiese del
mismo modo que t lo ests entendiendo,
sino que lo mismo que nuestro Prdico
me hace reproches constantes sobre
terrible cuando al hacer elogios de ti o
de cualquier otro digo que Protgoras
es un hombre terriblemente sabio, me
pregunta si no me da reparo llamar
terrible a lo bueno, ya que lo terrible
dice es algo malo (Pl. Prt. 341a).
-
18 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
En griego existen dos palabras que hacen
referencia al miedo: /dos/, de donde procede
este adjetivo, que tambin ha dado lugar a otros
nombres de seres vivos (dinoterio o bestia terrible,
dinocerato de cuernos terribles, Dinofelis gato/
felino terrible, Deinonychus de garra terrible y la
resistente bacteria deinococo, grano/semilla terrible)
y, por otro lado, /phbos/, que est presente
en todo tipo de fobias y en origen haca referencia
a la huda provocada por una situacin de pnico;
ambas palabras, en conjunto, representan a los dos
hijos de Ares, dios de la guerra: Fobos y Deimos.
Parece que el origen etimolgico de puede ponerse en relacin con la raz etimolgica
del numeral dos, por lo que estara implcita en esta
palabra la idea de divisin, de duda (Chantraine,
1968). Por este motivo, el trmino est ligado al
miedo, al temor, pero tambin, de alguna manera, al
sufrimiento, ya que en muchas ocasiones complementa
a todo tipo de desgracias, dolores, calamidades,
amenazas y peligros. El ser humano teme el castigo, el
dolor y la enfermedad, y la divinidad, precisamente,
tiene el poder suficiente para asegurar un destino
dichoso si se le ofrecen los ritos oportunos, pero
tambin tiene la capacidad de brindar un futuro
nefasto y terrorfico, por lo que en Grecia los dioses
fueron tambin terribles, asombrosos y admirados
pero a la vez peligrosos, temidos y respetados.
De hecho, aade Chantraine, el
gramtico Ammonio (I-II d.C.) distingue
explcitamente phbos de dos, siendo este
la suposicin, presuncin, sospecha o
recelo de un mal por venir duradero,
mientras que el phbos es un golpe
presente y momentneo producido por
algo aterrador (Domnguez, 2003: 663).
___
Bibliografa
CHANTRANE, Pierre. Dictionnaire tymologique
de la langue grecque. Histoire des mots. Pars:
Klincksieck, 1968
DOMNGUEZ, Vicente. El miedo en Aristteles.
Psicothema, vol.15 n4, 2003: 662-666.
LIDDELL, Henry George, SCOTT,
Robert y JONES, Henry Stuart. Greek-English
Lexicon. Oxford: Clarendon Press, 1925 (1843)
PLATN. Protgoras. Gorgias. Carta Sptima.
Introduccin, traduccin y notas de Javier Martnez
Garca. Madrid: Alianza Editorial, 2006.
aita
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 19 Julieta Piaggio
-
20 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Cine en rama
Cine-en-rama significa plantarse frente al sptimo arte a partir de diferentes puntos de vista. Desde literatura hasta sociologa, las ramas de sensibilidad y conocimiento humano enriquecen la mirada sobre aquellas imgenes en movimiento perpetuo. Redaccin a cargo de Nerea Oreja nereaoreja@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 21
Cine en rama
Blade Runner o el miedo lquido al futuro
al vez lleguemos tarde para
hablar de posmodernidad. Tal vez
nuestro discurso quede caduco, si
es que creemos que apenas hemos
avanzado en algo, que apenas
llegamos a una realidad otra, como dira el argentino. Tal vez hayan quedado
atrs, rezagados, los postulados ms oscuros de los
intelectuales ms brillantes, las profecas apocalpticas
del temeroso ser humano. Pero, y si no fuera as? Y si
al fin resulta que seguimos en lo mismo, que las viejas
creencias en el progreso se han derrumbado? Y si el
nihilismo est a la puerta, como sentenci Nietzsche?
Apresurmonos entonces a la reflexin, antes de que,
efectivamente, la nada invada todos nuestros anhelos.
La posmodernidad se present ante los
pensadores como una modernidad tarda y consumida,
degradada ya por el abuso de sus avances, tornados al
fin en sus peores pesadillas. Lo posmoderno supuso el
derrumbamiento de los ideales, de las certezas, de las
creencias y de la fe, tanto en el progreso como en la
razn humana o, ms ampliamente, en el ser humano,
dejando paso al victorioso triunfo de la tecnologa y
del consumo masivo. La verdad y la justicia pasaron a
ser conceptos cuestionables, al mismo tiempo que un
flujo permanente de relatividad, segn afirmaba el socilogo David Lyon (Lyon, 1996: 102), se apoderaba
de la sociedad y del pensamiento de los individuos
que la habitaban. El caos ser la bandera de esta
nueva era, la entropa guiar los acontecimientos
que en ella tengan lugar. Susan Sontag esboza
una aterradora y pesimista visin cuando afirma
que la visin del futuro, que en el pasado estuvo unida a una concepcin lineal del progreso, con
ms conocimientos a nuestra disposicin de los que
nunca se pudo imaginar, se transform en una visin
de desastres (Sontag, 1981: 180). Ante semejante
situacin, ante el desmantelamiento de los ideales
modernos, de la creencia teleolgica en el progreso
y en el avance de una sociedad hacia su mejora y
perfeccin, Zygmunt Bauman nos hablar de tiempos
lquidos, de la descomposicin y el derretimiento de
las formas sociales, convertidas en redes, y ya no en
estructuras slidas. Este derrame lquido har que la
Nerea Oreja Julieta Piaggio
Todo lo que es slido se desvanece en el aire William Shakespeare, La Tempestad
-
22 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Cine en ramaincertidumbre se constituya como lo nico a lo que el ser
humano pueda agarrarse llegado el momento, ya que
la seguridad que en otra poca el estado proporcion
a sus ciudadanos qued en manos de los caprichos y
las incoherencias del mercado. Todo ello har que
el temor triunfe entre los sentimientos humanos,
que el miedo salga disparado en todas direcciones,
que los fantasmas vuelvan a cobrar relevancia.
La globalizacin negativa, donde el tiempo y
el espacio han vencido sus lmites gracias a las
tecnologas y a la informacin de la ciudad global,
la cada en picado de las utopas, la oscuridad y
el ser humano como aquel que habita el corazn
de las tinieblas, en una lluvia continua y entre
vahos espesos sobre sucias alcantarillas, ser el
escenario que Ridley Scott nos presente en su
controvertido y descorazonador Blade Runner
(1982), una adaptacin parcial de la novela Do
Androids Dream of Electric Sheep? (1968) de Philip
K. Dick y precursora del gnero del cyberpunk. La
pelcula no nos muestra un universo imaginario,
sino la continuacin de la sociedad posmoderna
que anteriormente describamos, partiendo
de elementos como el desastre ecolgico,
la violencia, la masificacin, la prdida de
identidad, el caos urbanstico, la inmigracin y
tantos otros. El propio Lyon hablar de vestigios de modernidad, residuos de progreso (Lyon, 1996:
13) para referirse a la desesperanzada atmsfera en
la que los extraos acontecimientos se desarrollarn.
Blade Runner, como film posmoderno por excelencia
e hito visual de la posmodernidad, nos presenta una
versin distpica de la ciudad de Los ngeles en el
ao 2019, una megalpolis deshumanizada y mestiza,
donde la presencia japonesa es intensa (tal vez por la
supremaca econmica que Japn empezaba a tener
respecto a los Estados Unidos en la dcada de los aos
ochenta) y donde una agobiante atmsfera de ruidos,
olores, suciedad y gente en masa rodea a los personajes.
Podramos hablar de las consecuencias de una
globalizacin llevada al extremo, de una explosin
de cualquier lmite y frontera, tanto geogrfica como
ecolgica y moral? En cualquier caso, las imgenes
hacen que nos estremezcamos, que nuestros cuerpos
empiecen a responder al espeluznante escalofro del
temor ante la visin de tan cercano y desolador futuro,
ante la posibilidad de imaginar tales consecuencias
para el presente en el que vivimos. Como afirma
David Lyon,el contexto posmoderno, con su nfasis en la eleccin individual y en las preferencias
de los consumidores, al combinarse con la duda
epistemolgica y el pluralismo da lugar a un cctel
que aturde y paraliza rpidamente (Lyon, 1996: 117).
Sern la tecnologa y la publicidad las bases
de los sistemas sociales en los que el protagonista,
Rick Deckard, vivir con la poco agradable misin
de eliminar o retirar a los replicantes, aquellos humanoides creados por la ingeniera gentica y
convertidos en ilegales, tras ser esclavos en parajes
externos a la Tierra. Estos seres, ms humanos
que los humanos, como rezan constantemente las
propagandas que en torno a estas creaciones se hacen,
sern al fin el espejo en el que el ser humano se observe
y reflexione acerca de su condicin. Quin es ms
humano? En qu nos hemos convertido? La propia
realidad ser cuestionada al no tener pruebas fiables
de la misma. Quin es humano y quin no? Si la
nica historia posible aparece en forma de fotografas,
es decir, de identidades construidas, dnde estn los
lmites entre lo real y lo creadoexprofeso? El miedo, ese
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 23
miedo lquido del que nos habla Bauman, el miedo a lo
incierto, a la duda, a la inestabilidad imperar entre los
personajes, trasladndose a las ms o menos cmodas
butacas de los espectadores.Las cosas se disgregan, el centro no resiste, nos dir Yeats en su poema The Second Coming.Las verdades inamovibles,
los pilares de la sociedad y del conocimiento, tan
alabados en la Ilustracin, han desaparecido? Son
un tejido urdido por aquellos que detentan el poder?
La sociedad ser pura imagen manipulable, puro
simulacro, como afirmar Baudrillard. Tal vez la
idea del panptico diseado por Jeremy Bentham
sea aplicable a este tipo de sociedad, del mismo
modo que parece serlo el sesgo que Foucault le
inscribi a tal propuesta, donde pareca existir una
nueva tecnologa de observacin mxima de los
miembros que habitaban un lugar, trascendiendo los
mtodos que el ejrcito, la educacin o las fbricas
tenan para tales fines. Quin gua nuestros actos? Todas estas atemorizantes cuestiones se
plasman en la pantalla cuando por ella pasan
las imgenes de Blade Runner y la incansable
lluvia, la griscea ciudad y los infelices y
confusos individuos aparecen ante nuestros ojos.
La incertidumbre existencial, mal mayor de
nuestra poca, ser el punto de partida de los temores
crnicos que acechan al ser humano a cada instante,
en cada momento y lugar que pise y deje de pisar por
el miedo que los fantasmas imaginarios le causan.
Ridley Scott consigue dar cuerpo y vida a los miedos
del individuo, al terror de la duda, al descorazonador
sentimiento de ver cmo la sociedad se degrada
y camina hacia la condicin de no humana. Las
ciudades culturalmente fragmentadas y tnicamente
confusas se desarrollan y desembocan en Los ngeles
cados, en el infierno insospechado que ahora habita
en los antiguos edificios majestuosos en los que
se crey en un futuro mejor, en una vida ms
feliz para aquellos que estaban por llegar. Peur toujours, peur partout, como dira Lucien Febvre. El individuo ser cada vez ms solitario, estar
ms encerrado en s mismo y en las posibilidades
que la tecnologa le ofrece, como les sucede a Rick
Deckard o cualquiera de los personajes que se nos
presentan; el hecho del aislamiento y la soledad
harn ms ansioso el deseo de unirse unos a otros,
crear lazos y puntos de conexin entre diversos
individuos, para as sobrevivir a las amenazas
csmicas que esta nueva weltanschauung les depara.
Tal vez lleguemos tarde para hablar de
posmodernidad. Tal vez hayan quedado atrs,
rezagados, los postulados ms oscuros de los
intelectuales ms brillantes, las profecas apocalpticas
del temeroso ser humano. Pero, y si no fuera as?
___
Bibliografa
BAUMAN, Zygmunt. Tiempos lquidos. Vivir en una
poca de incertidumbre. Barcelona: Tusquets Editores,
2007.
LYON, David. Posmodernidad. Madrid: Alianza
Editorial, 1996.
SONTAG, Susan. La enfermedad y sus metforas.
Barcelona: Muchnik, 1981.
Filmografa
SCOTT, Ridley. BladeRunner (1982).
Cine en rama
-
24 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Hay relatos que flotan en la marejada. Relatos que constelan el mar, como pequeas islas mviles, como barquichuelas valientes sin ancla. Relatos que escaparon de una botella o de un autor que, falto de pblico, decidi regalrselos al agua salada. Son relatos nufragos. Esta seccin es una caa que intentar pescar alguno de esos textos para darle unas pginas de tierra firme. Redaccin a cargo: joserraortiz@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 25
Papeles nufragos
Los crditos siguen resbalando por la pantalla y las luces no se han encendido
cuando Y sale de la sala de cine. No saba que proyectaran un mediometraje que, a
pesar de haber sobrepasado a la historia y hechura del tan anunciado estreno cuya
duracin indicaba 2 horas y media, agreg todava 15 minutos a los clculos logsticos
del desplazamiento que haba planeado para regresar a casa antes de salir de ella.
Avanza presuroso, resintiendo el fro en la nariz, las manos y las mejillas;
persiste la llovizna que lo acompa desde que saliera rumbo al autobs que lo dej
exactamente en la esquina del cine. Sin embargo, debido a la hora que es, y a su
reducido presupuesto, ya no podr tomar la misma ruta, sino que deber caminar
Iliana Vargas Itsaso Arizkuren
Y
-
26 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 27
-
28 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
varias cuadras hasta el metro y de ah realizar un par de transbordos que comunican
con la estacin ms cercana a la unidad habitacional donde vive. De todo este
recorrido, lo nico que le preocupa desde la ltima vez que tuvo que ir por ese camino
es la oscuridad de la calle, de esa calle. Cmo es posible?, se pregunta desasosegado,
mientras observa el vaco que palpita como anuncindole lo que le aguarda al final del
largusimo camelln,
al tiempo que piensa
en lo bien que sola
pasear por ah, a la
salida del cine, como
esta noche, o despus
del caf con algn
amigo, sin importarle
la hora que fuera
con tal de llegar al
metro antes de que lo
cerraran. Qu increble!,
se recrimina al sentir
cierta aprehensin
en el estmago
cuando da el primer
paso hacia all, una
sensacin totalmente
ajena a la tranquilidad
impasible que siempre
le haba brindado la
noche sin farolas, una
sensacin que brot
como enorme fisura
en el pavimento cuando, plena de sombras bocanadas ella misma, la oscuridad
descarg sobre l una deslumbrante visin de sus escondrijos: cientos de bolsas de
aire montadas, camufladas en lo azul ennegrecido de su lomo; bolsas repletas de
Papeles nufragos
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 29
intermitencias apresadas en alguna encrucijada dimensional; bolsas vulnerables al
tacto cual burbujas que, si se tiene la desgracia de chocar con ellas y romperlas,
se experimentar tambin la desgracia de enfrentarse con lo que salga de ellas.
Qu absurdo!, se repite, mientras avanza sin mirar ms que las puntas de sus
zapatos. Y es que Y no puede, aunque ya hayan pasado dos aos de eso, olvidar una
candente pulsacin
recorrindole el
cuerpo, provocndole
extremo sudor y
cosquilleo en las
manos y ocasionndole
cierto burbujeo en la
cabeza que termin
por noquearlo
cuando, recorriendo
el mismo camino,
alcanzara a distinguir
a lo lejos a alguien
que se aproximaba
despacio pero firme
para preguntarle, al
toparse con l, en
dnde podra comprar
cigarros sin filtro
Despus de darle
instrucciones para
llegar a la tienda ms
cercana y cerciorarse
de que diera la vuelta
donde le haba indicado pues haba percibido un acento extranjero que no atin
a reconocer, Y dio quiz cinco pasos, cuando a lo lejos, desde el mismo punto
que la primera vez, apareci la silueta acercndose de nuevo firmemente hacia l.
Papeles nufragos
-
30 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Traducir, del latn traducre, significa literalmente hacer pasar algo de un lugar a otro. bersetzen, en alemn, comparte forma en infinitivo con el verbo que significa pasar de una orilla a otra. , con el prefijo meta, tambin se refiere a un cambio de lugar... Muchas lenguas europeas reflejan en la propia palabra esta visin de la traduccin como transporte. Y es que eso es traducir, pasar de una lengua a otra. Pero no slo, porque traducir se parece ms a transplantar que a transvasar. El paso de una lengua a otra es el de una literatura a otra, el de un sustrato a otro y, en nuevas condiciones, las palabras germinan de manera diferente, crecen y se polinizan y enriquecen con las de la otra lengua, hasta que las races terminan confundindose. Eso es lo que busca esta seccin: ser un invernadero en el que contemplar los frutos de los transplantes de lengua en lengua. Porque traducir es hacer vivir. Redaccin a cargo de Irene Gutirrez Moncayo irenegutierrez@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 31
Robert Hass naci en San Francisco en 1941. Doctorado en ingls en Stanford, en la universidad coincidi con Robert Pinsky y acudi a clases del crtico y poeta Yvor Winters (con el que disenta en casi todo). Aunque vivi una temporada en Buffalo, Robert Hass es un poeta de California, un poeta del oeste. De California sern los poetas con los que se relaciona y que le influyen en sus inicios; de California ser la fauna y la flora que describe con precisin de avezado bilogo; de California los paisajes donde se enmarquen la mayora de recuerdos personales. Su obra no es muy extensa. Cinco libros abarcan un periodo de ms de treinta aos que va desde 1973 a 2007: Field Guide (1973), Praise (1979), Human Wishes (1989), Sun under Wood (1996) (El sol tras el bosque, de prxima aparicin en la editorial Trea) y Time and Materials (2007). A estos habra que sumarles la decena de nuevos poemas que aade a la publicacin de su obra completa hasta la fecha, recogida bajo el epgrafe de The Apple Trees at Olema (2010).
El libro al que pertenece nuestro poema, Praise (Alabanza), posiblemente uno de los mejores libros aparecidos en la segunda mitad de la dcada de los setenta en Estados Unidos, profundiza en la indagacin en el lenguaje que ya se perfilaba en Field Guide (Gua de campo), su primer libro. Al igual que en aquel, lo lingstico y lo personal se entrelazan y se reflejan uno en el otro, pero el cariz de las reflexiones es menos social y ms privado y el dilogo entre las realidades metalingsticas y las cotidianas es ms borroso. El deseo seguir siendo el tema de Hass, pero en este caso su tratamiento se caracteriza por el miedo a que este sea anhelo, privacin, y no est restringido a ningn mbito de la experiencia. Esas experiencias no sern para el poeta momentos epifnicos, aislados en el tiempo, sino que su inters residir en experiencias ms amplias, ms cotidianas. Sin embargo, como en el primer libro, todos los poemas se abren precisamente al espacio de contradiccin y tensin: el poeta prefiere la continuidad de la vida que sucede ms all del momento singular, pero anhela la intensidad del instante. Las consecuencias de dicha ambivalencia sern estilsticas: si su tendencia natural es la de un estilo prosaico y amplio, este se ver sorprendido frecuentemente por la necesidad de la lista, el fragmento y la yuxtaposicin de detalles como estructuras organizativas del poema, lo que origina el efecto impresionista del conjunto. Es el caso del poema Sunrise, Amanecer (Praise, Ecco Press, 1979), que es un caso particularmente acentuado dentro de la oscuridad discursiva de Hass: una nada habitual tendencia a lo dramtico, a lo retorcido, a lo hermtico, a lo truncado. Tanto que, segn l mismo ha confesado, su intencin al iniciar el poema fue de hacer un homenaje a Hart Crane y al Pablo Neruda de las Residencias.
Amanecer de Robert Hass traduccin de Andrs Cataln
Lenguas vivas
Alejandra Fernndez
-
32 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
SUNRISE
Ah, love, this is fear. This is fear and syllables and the beginnings of beauty. We have walked the city, a flayed animal signifying death, a hybrid god who sings in the desolation of filth and money a song the heart is heavy to receive. We mourn otherwise. Otherwise the ranked monochromes, the death-teeth of that horizon, survive us as we survive pleasure. What a small hope. What a fierce small privacy of consolation. What a dazzle of petals for the poor meat.
Blind, with eyes like stars, like astral flowers, from the purblind mating sickness of the beasts we rise, trout-shaken, in the gaping air, in terror, the scarlet sun-flash leaping from the ponds imagination of a deadly sea. Fish, mole, we are the small stunned creatures inside these human resurrections, the nights the city praises and defiles. From there we all walk slowly to the sea gathering scales from the cowled whisper of the waves, the mensural polyphony. Small stars, and blind the hunger under sun, we turn to each other and turn to each other in the mother air of what we want.
That is why blind Orpheus praises love and why love gouges out our eyes and why all lovers smell their way to Dover. That is why innocence has so much to account for, why Venus appears least saintly in the attitudes of shame. This is lost children and the deep sweetness of the pulp, a blue thrumming at the formed bone, river, flame, quicksilver. It is not the fire we hunger for and not the ash. It is the still hour, a deer come slowly to the creek at dusk, the table set for abstinence, windows full of flowers like summer in the provinces vanishing when the moons half-face pallor rises on the dark flax line of hills.
Lenguas vivas
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 33
Lenguas vivasAMANECER
Ah, amor, el miedo es esto. El miedo y las slabasy los orgenes de la belleza. Hemos recorrido la ciudad,el desollado animal que representa la muerte, el dios mestizoque canta en medio de la desolacin de la mugre y el dinerouna meloda que entristece al corazn. Lloramos a los muertos,sin embargo. Por lo dems los ordenados monocromos,los dientes mortferos de ese horizonte, nos sobrevivirnigual que nosotros sobrevivimos al placer. Qu minscula esperanza.
Qu violenta y pequea intimidad la del consuelo.
Qu resplandor de ptalos para la pobre carne.
Ciegos, con ojos como estrellas, como flores astrales,
desde la miope enfermedad del celo de las bestiasnos alzamos, como truchas saltando, en el aire,aterrorizados, el fogonazo escarlata de solsaltando desde la imagen de un estanquecomo un mar mortfero. Pez, topo,somos las pequeas criaturas aturdidasdentro de estas resurrecciones humanas, las nochesque la ciudad alaba y que profana. Desde all todosvamos lentamente hacia el mar coleccionando las escalasdel embozado susurro de las olas, la mensural polifona. Las estrellas diminutas,el hambre ciega bajo el sol,acudimos y acudimos a los otrosen el aire maternal de lo que deseamos.
Por eso el ciego Orfeo alaba el amory por eso el amor nos arranca los ojosy por eso todos los amantes se persiguen hasta Dover.Por eso la inocencia ha de rendir tantas cuentas,por eso Venus parece menos santa si se muestra avergonzada.Esto son nios perdidos y la profunda dulzura de la pulpa,unos flecos azules en el hueso ya formado, ro,
llama, mercurio. No es el fuegolo que ansiamos y tampoco es la ceniza. Es la hora detenida,el ciervo que se acerca cauteloso al arroyo con el anochecer,la mesa dispuesta para la abstinencia, las ventanasllenas de flores como el verano en las provincias
que desaparecen cuando la palidez de la media cara de la lunase alza sobre la oscura hebra de lino de los montes.
-
34 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Toda una vida dedicada
Para la conciencia moderna, el artista (que
reemplaza al santo) es el sufridor ejemplar.
Susan Sontag
El joven escritor logr publicar su primera novela. Para rellenar las
pginas, se haba recluido y escarbado en el dolor durante aos. En ella tienen
cabida obsesiones que forman parte de una adolescencia frustrada, en su caso un
catlogo de soledad e incomprensin. Qued finalista en un certamen literario y
encontr pronto editor. La crtica destac la prosa transparente en el reflejo de
una generacin malograda. El plazo de entrega de su segunda novela fue corto.
Sin embargo, a pesar de que sus allegados tuvieron que soportarle numerosos
arrebatos apocalpticos, consigui entregarla a tiempo. Esta segunda novela narra
la madurez de un personaje gris; quiz cae en el didactismo, pero las reflexiones
sobre la vida, la muerte y el amor son desoladoras. Las revistas especializadas
alabaron la madurez de las frases y el estilo accesible. Las ventas fueron aceptables,
la editorial qued satisfecha y el libro gan un certamen internacional. La presin
comercial precipit la edicin de un grupo de cuentos en los que el joven escritor
haba reunido ancdotas relacionadas con el xito, la cultura de masas, la recepcin
del arte, la sociedad de la informacin. Esta compilacin parece integrar situaciones
antes postergadas; las soluciones son pesimistas, desalientan, pero dejan una
sensacin de plenitud en el lector. Los periodistas notaron los avances estilsticos y
valoraron adems su valenta y esfuerzo. La antologa ocup un lugar privilegiado
en las libreras y logr ser el libro ms vendido del ao. Tras la rueda de prensa
de promocin, el joven escritor anduvo cansado por la calle. En un escaparate,
frente a sus libros, sinti que cada supuracin adolescente, cada premura editorial
y cada crtica despiadada no eran casi nada ante el creciente temor que se estaba
abriendo paso desde sus entraas. Es algo as como un salirse hacia fuera, sentir un
vrtigo de pjaro que te desliga ntimamente de ti mismo, un veneno que te paraliza
con la idea de que en ese momento no tienes absolutamente nada ms que contar.
Rubn Rojas Yedra Annalisa Bollini
Microtrayectos
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 35
Microtrayectos
-
36 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Seccin sobre literatura antigua, historia y pensamiento clsico. Existe alguna razn para nuestro fervor por la cultura grecorromana? Qu arcanos se ocultan en esos vestigios? Responder a esto excede por mucho nuestra mnima erudicin, pero osamos postular una hiptesis provisoria. Dice Ricoeur que la poesa revela al mundo. Decimos, siguindolo, que la reflexin sobre el mundo clsico opera en nosotros con la misma fuerza creadora que el lenguaje potico. Podemos reconocer cierta vecindad entre la avidez filolgica y la potencia alqumica de la metfora. La metfora extrae una idea innovadora de la mezcla inslita de dos imgenes y funde dos tiempos diversos: el de la fuente y el del hermeneuta; dos modos de ver el mundo de cuya mezcla surge, si la empresa es exitosa, algo novedoso. Ese noble propsito es el que anima al eventual tripulante de esta pgina. Redaccin a cargo de Helena Alonso helenaalonso@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 37
os dioses. El mar. El brbaro. La ley.
En la historiografa clsica, el miedo
es un tema recurrente. Desde Homero
hasta los autores tardorromanos,
el miedo a lo desconocido y el
temor a la ira de los dioses siempre
estuvieron presentes de distintas maneras, y siempre
con consecuencias desastrosas para aquellos
que no supieron obedecer las leyes del universo.
Adems de participar en la guerra, entre
combates violentos por tierra o enfrentando la ira del
ocano, el ciudadano ideal debera temer a los dioses,
pero, principalmente, obedecer a las leyes de su ciudad.
De acuerdo con Aristteles, aquel que no segua la
conducta planeada por los gobernantes no poda ser
un ciudadano con derechos polticos (Aristteles, 1998:
III 13.1283b12/1284a y V 12.1317bss). Y sin derechos
polticos, el hombre de la Antigedad no era nada.
Aunque sea un tema que suscita muchas
discusiones, este artculo especfico tratar
brevemente de lo que era el miedo para Herodoto,
considerado el padre de la Historia y uno de los
viajeros y gegrafos ms renombrados de la poca
clsica en Grecia. Segn sus relatos en las Historias
sobre la manera de vivir y pensar de los griegos y no-
griegos (en especial los persas), es posible comprender
cmo los antiguos sentan el miedo en lo cotidiano.
Fuera en la guerra o dentro de sus propias casas, el
hombre del pasado tena las mismas preocupaciones
que hoy tenemos: proteger su propiedad y su familia.
No obstante, y a pesar de haber nacido en
Halicarnaso, Herodoto vivi para ver la gloria de
Atenas. Y si haba algo de lo cual los atenienses tenan
entonces miedo era de la invasin y dominacin
por otros pueblos brbaros. De hecho, la obra de
Herodoto cuenta cmo y por qu existi la enemistad
El miedo en las Historias
de Herodoto
Catalina MazzitelliMaira Giosa
NOSTOS
-
38 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
entre griegos y persas, desde los orgenes de esa
hostilidad que l mismo apunta como los agravios
causados por los raptos mitolgicos de Io, Europa,
Medea y Helena, y que culminan en la Guerra de
Troya hasta la expulsin definitiva de los extranjeros
del suelo helnico. Para dar algunos ejemplos concretos,
se han seleccionado breves pasajes de sus Historias que
pueden ser analizados a la luz de este tema universal.
Es innegable, bajo el punto de vista analtico
de los escritos del historiador, que Herodoto fue un
hombre que no dudaba del material al que tena
acceso, y pasaba muchas informaciones sin cuestionar
la improbabilidad de algunas situaciones. Algunos
de los casos ms comunes en la obra hablan sobre
los orculos; o, ms bien del Orculo de Delfos, del
cual Herodoto se fiaba indudablemente como fuente
verdadera para la historia. Un caso especial es el relato
sobre la frustrada marcha del ejrcito persa sobre Delfos
cuando, al llegar ante el templo de Atenea Prnea,
la propia diosa les niega el paso al arrojar las rocas
desde lo alto del monte Parnaso, lo que causa el caos
y el pnico entre los soldados. El fragmento sigue as:
() repito, s, que los portentos que a
este primero se siguieron son los ms
maravillosos que jams en el mundo
hayan sucedido; porque, al ir a acometer
ya a la capilla los brbaros vecinos de
Atenea Prnea, caen sobre ellos unos
rayos vibrados del cielo, dos riscos
desgajados con furia de la cumbre del
Parnaso bajan precipitados hacia ellos
con un ruido y fracaso espantosos, cogen
y aplastan a no pocos, y dentro del templo
mismo de la Prnea se levanta grande
algazara y gritera (Herodoto, 2007: 8.37).
Fiarse de la historia o temer las consecuencias?
Pues, aunque creyera en lo que le decan los delfios,
Herodoto seguramente era consciente de que la
religin era un aspecto delicado en la cultura.
Su pblico tema a los dioses, y la interferencia
de la diosa a la invasin que caus la derrota del
enemigo y la victoria griega era ms que justificable.
Miedo, quizs, a la venganza e ira de los
soberanos del Olimpo y, sin embargo, hecho de
manera inconsciente, es probable que el historiador
no haya dudado en la improbabilidad de la versin
dlfica, y que prefiriese aceptar que la intervencin
divina en este caso era slo una ms entre tantas
otras. Es interesante puntualizar, por ejemplo, que
tratndose de la religin de otros pueblos, como
la de los neuros, el mismo Herodoto no cree en
cualquier relato sobre las cosas sobrenaturales que
les cuentan. Es el caso de las historias de hombres
que se convertan en lobos, que los griegos de Escitia
crean como verdaderas (Herodoto, 2007: 4.105).
Pero el miedo no se expresaba nicamente
en el mbito religioso. Otro ejemplo sugestivo es
todo el episodio de la vida de Creso, empezando
con la muerte de su hijo Aty (Herodoto, 2007: 1.34
ss.): El rey de Halys tiene un sueo oracular, en el
cual Atys es traspasado por una lanza de hierro.
Tras despertar del terror del sueo, Creso aleja de
su hijo todo lo que le pueda herir, anticipando su
boda e impidindole participar en actividades reales,
como la caza y los ejercicios de armas. Mientras
tanto, Creso acoge en su palacio a Adrasto, asesino
involuntario de su hermano que busca refugio en otro
pas que no sea el suyo. La infelicidad y la prediccin
del rey se cumplen cuando, convencido por Atys
de que la cacera no sera la causante de su muerte,
Adrasto dispara un dardo a un jabal, que da en
el hijo de su bienhechor (Herodoto, 2007: 1.43).
Al igual que en las tragedias de sus
contemporneos, en el texto de Herodoto se da a
entender que el miedo fue el causante de la muerte
de su hijo. Como Layo padre de Edipo, Creso
enva a Atys a la muerte; l provoca la tragedia
intentando evitarla de todas las maneras. Otro
caso (Herodoto, 2007: 6.138) que se asimila al mito
hesidico de los hijos de Cronos cuenta que los
pelasgos, para vengarse de Atenas, roban muchas de
sus mujeres y se las llevan a la isla de Lemnos, dnde
se vuelven sus concubinas y les dan muchos hijos.
Nostos
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 39
Nostos
-
40 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 41
Estos nios, educados con las costumbres e
idioma ticos, se creen atenienses y, as, superiores
a los hijos de los pelasgos, con quienes no tenan
contacto, protegiendo desde muy temprano su tribu
de la otra. Los pelasgos, temerosos de que cuando
crecieran estos nios atenienses pudieran reivindicar
la soberana sobre los dems, deciden mandar matar a
las familias atenienses, librndose de un mal presagio.
En un episodio de la guerra contra Jerjes, el
historiador cuenta que los atenienses, lacedemonios
y macedonios, unidos en el territorio tesalio con un
grande ejrcito de estas ciudades, intentando guardar
el pasaje de Tesalia. El pasaje, bastante curioso, dice
que Alejandro, hijo de Amintas y rey de Macedonia,
aconseja a los comandantes que se retiraran si no
queran ser atropellados y an pisados en aquel
estrecho paso por el ejrcito enemigo (Herodoto,
2007: 7.173), y cuyo consejo siguen. Lo que dice
Herodoto en este pasaje es lo ms atractivo del relato:
Al or el aviso y consejo que les daba el
Macedn, tenindolo por acertado y
mirndolo nacido de un nimo amigo y de
buen corazn, resolvironse a seguirlo; aun
cuando lo que en efecto les impeli ms a
ello, a mi juicio fue el miedo o desconfianza
de lograr su intento, oyendo decir que a
ms de aquella entrada haba otra para
la Tesalia () (Herodoto, 2007: 7.173).
Es decir: adems de dar su juicio sobre el caso
lo que es extremadamente raro en estas ocasiones
el propio autor lo evala como un acto impulsado por
el miedo al ataque persa o al fallo del plan. Hay aun
otro episodio de la guerra contra el rey persa en el cual
el miedo no es al ejrcito enemigo, sino a las propias
fuerzas de la naturaleza. Durante la batalla naval
cerca de la isla de Salamina, sobrevino un temporal
que, segn sugiere el texto, dur muchos meses:
() acompaado de espantosos truenos
de la parte del monte Pelio. Los cadveres
y fragmentos de las galeras que haban
naufragado, echados por las olas hacia
Afetas, y revueltos alrededor de las
proas de las naves impedan el juego
a las palmas de los remos. Las tropas
navales que esto all oan, entraron en
la mayor consternacin, recelosas de
que iban sin falta a perecer, segn era su
presente desventura, pues no habiendo
todava respirado bien del susto y ruina
del naufragio y tormenta padecida cerca
de Pelio, acababa de asaltarles aquella
fuerte refriega naval; y despus de la
refriega sobrevenosles entonces un recio
temporal, con una tan grande avenida
de los torrentes hacia el mar y con tan
furiosa tronada. Con tales sustos pasaron
aquella noche (Herodoto, 2007: 8.12).
Antes de concluir este breve anlisis, un ltimo
caso que trata del miedo de una manera ambigua y
totalmente distinta del resto de los relatos. En el libro
VII, Herodoto traza la conducta de los espartanos
de acuerdo con los preceptos del poeta Tirteo, el
cual defenda que la gloria de la vida estaba en morir
en batalla, y aquel que no lo hiciera, no debera
enorgullecerse de volver a vivir en la sociedad. La
eunoma (obediencia a la ley) era tan fuerte que
incluso Jerjes se impresiona con la insistencia de
los espartanos en mantener el puesto durante la
batalla en las Termopilas. El discurso de Demarato,
el rey destronado de Esparta, habla por s mismo:
Porque los lacedemonios cuerpo a cuerpo
no son por cierto los ms flojos del mundo,
y en las filas son los ms bravos de los
hombres. Libres s lo son, pero no libres sin
freno, pues soberano tienen en la ley de la
patria, a la cual temen mucho ms que no
a ti vuestros vasallos. Hacen sin falta lo que
ella les manda, y ella les manda siempre
lo mismo: no volver las espaldas estando
Nostos
-
42 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
en accin a ninguna muchedumbre
de armados, sino vencer o morir sin
dejar su puesto (Herodoto, 2007: 7.104).
El miedo a la patria, a la ley. El miedo a ser
condenado a una vida que no era la digna de su
propia gente. De ser, como lo fue Aristodemos
cuando volvi a Esparta con vida, desterrado. Era la
desgracia a su gloria como hombre, y la vergenza
se apoderaba del lacedemonio que as lo hiciera. El
miedo, en este caso, no se refera a la cobarda, ni
al miedo de morir en deshonor, sino que eran actos
de coraje y bravura, que les impedan desobedecer la
ley comn, y actuar de manera heroica y altruista.
El hombre de la Antigedad sufra el miedo
de varias maneras. Las Historias de Herodoto nos
muestran que los griegos, incluidos los lacedemonios,
no estaban faltos de temores. Al contrario. Los
dioses eran, quiz, los que ms inspiraban el
terror, tanto por su propia caracterstica de seores
del cosmos como a travs de la venganza contra
los mortales con auxilio de los mismos orculos.
Ellos teman al dios de la guerra y la guerra
misma, el horror de las batallas los cuerpos
mutilados en el suelo, la sangre, los gritos y la
invasin enemiga. Eran ellos los que les imponan
el destino como en el caso de Creso y de los
pelasgos y les impelan a actos desesperados. La
posibilidad de perder todo lo que les importaba,
como la propiedad y la familia, fue el causante de
las mayores guerras y de los mayores miedos.
Bibliografa
ALLEY, Dennis. Acme and Degeneracy: Herodotus
Characterization of Spartan Conduct in Book IX.
New York: Cornell University, http://www.academia.
edu/1926573/Acme_and_Degeneracy_Herodotus_
Characterization_of_Spartan_Conduct_in_Book_
IX
ARISTTELES. Poltica. Traduccin de Manuela
Garca Valds. Madrid: Gredos, 1998.
BARKER, Elton. Paging the Oracle: Interpretation,
Identity and Performance in Herodotus History.
Greece & Rome, Second Series, Vol. 53, n 1,
Cambridge University Press, 2006: 01-28.
EGAN, Louise. The true purpose of Delphi. Irlanda:
University College Dublin, http://www.academia.
edu/1225680/The_True_Purpose_of_Delphi
HERODOTO. Los nueve libros de la Historia.
Traduccin de I. S. P. Bartolome Pou e introduccin
de Edmundo OGorman. Mxico: Porra, 2007.
PEARSON, Lionel. Credulity and skepticism in
Herodotus. Transactions and Proceedings of the
American Philological Association, Vol. 72, 1941:
335-255.
Nostos
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 43
Microtrayectos
Escapatoria
El columpio se mova solo aun cuando la brisa estaba ausente. Arriba, abajo;
arriba, abajo; arriba, abajo. Ese chirrido de hierros oxidados me erizaba la
piel. Tambin a las hiedras se las vea inquietas, lo digo por el modo en que se
aferraban al muro del patio y se elevaban, retorcidas, intentando saltar al otro
lado. Me arrim al enano de piedra pero no me inspir nada bueno, quiz
por ese grotesco mohn en su sonrisa cincelada. Corr hasta el viejo banco de
madera y me sent. Bajo la prgola se acentuaba an ms aquella tenebrosa
sombra que oscureca el parque. Todo era tan yermo y gris No haba flores,
salvo una rosa roja y brillante que me invent para que luciera en mi pelo.
Sara Lew Jenny Castellanos
-
44 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Papeles nufragos
Atraves la ciudad en un santiamn. La adrenalina lo haca sentirse ligero y gil al
esquivar los autos en su contra. Necesitaba aquella huida, aquella carrera veloz para
sostener el pulso alto, el corazn entregndole sangre. Tena los ojos apenas abiertos a
las luces de los autos, odos sordos al sonido de los clxones: parecan conocer su crimen
y que le injuriaban. Pero l todava rea a carcajadas, le dejaban sin aliento. Sus manos
a cargo del volante; an tena pegada a los dedos la sensacin de la carne infantil que
oprimi durante una larga hora con encanto. Tena el demonio dentro, como otras veces,
pero otras veces se haba dejado consumir por el incendio. Esta vez hall el modo de
sosegarlo. Aquel cuerpecito fue toda agua para su incandescencia. Cuando vio la sangre
brotar, se sinti parte de un rito y se entreg a aquello que le era desconocido, superior.
Baj del auto a un lado de la carretera. Se alej del camino para meterse
en una colonia oscura. La caminata calm su agitacin; recuperaba el aire riendo
todava. Anduvo por calles estrechas, donde automviles viejos invadan las banquetas.
Observ que las casas estaban tapiadas y medio se venan abajo. La avenida haba
quedado atrs y era ahora un ruido de rfagas lejano. Pedro camin hasta donde la
calle se volva un atajo de tierra y piedras. El fulgor de las luces citadinas no llegaba
a esta parte de la colonia. Slo la luna tenue y gris impeda la ceguera, iluminaba los
techos de casas y autos; pedazos de vidrio incrustados en el suelo aqu y all provocaban
destellos. Pequeas greas de hierba se fueron transformando en rboles enclenques. El
cemento y las lminas cedan a la madera. El smog al hedor de las heces de animales.
El camino ascenda hasta una casa construida de piedra. Junto a ella, rboles de
verdad inauguraban un cerro pequeo. Le pareca el ltimo lugar al que poda llegarse.
Con la boca seca y las piernas hinchadas, se acerc a la casa para tumbarse junto a
una de sus paredes. Cuando lo hizo crey escuchar un maullido. Y lo que pareca un
chillido animal despus se volvi inteligible. Pens que se trataba de una anciana.
La casa estaba sellada. El muro en que se haba apoyado estaba caliente. Cuando su
espalda desnuda toc aquellas piedras que ardan sinti escalofro. En medio de tal serenidad
quiso repasar las escenas y deleitarse de nuevo. Planear los siguientes encuentros, ahora que
por fin se haba librado de su timidez. Con sorna, lami la sangre seca en uno de sus dedos.
Lo distrajo aquella voz que, en su rareza, hablaba casi con ternura. Recitaba
Nohem Zavala Castrelln Mara Garca
Pedro
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 45
repugnantes rimas sobre huesos, matrices ptridas y pulgares gangrenados. Una segunda
voz dej escapar indolentes carcajadas. l tambin ri. Le agradaba el tono cruel de
esa conversacin. Y sin saber qu tipo de personas eran las de ah dentro, le complaci
pensar que seran amistosos. Imagin que le dejaban entrar a escuchar. Que le ofrecan
una silla y agua. Que despus l contara su hazaa y provocara las mismas risas.
Que la voz quebrada se dirigira tambin a l con ternura. Y ansi esos momentos.
Con ellos deba coronar la noche, su transformacin en lo que lo haba habitado
desde siempre. Era natural que encontrara ahora una nueva familia, una nueva casa.
Interrumpi la noche con sus toquidos huecos. Interrumpi tambin las risas que
rebotaban en el interior. No saba qu decirles; esperaba que reconocieran su rostro y su torso
embarrado de sangre. Escuch una silla arrastrarse, despus unos pasos golpeando la madera
del piso. Tras el crujido de la puerta, su corazn lati de excitacin, luego de espanto. Lo salud
una voz humana, s, unos ojos humanos, pero montados en un rostro alargado de animal
en dos patas.
Antes de que
Pedro terminara
de sorprenderse,
aquella figura
maldita se ech en
reversa y se dobl
con el crujido de
un rbol, con los
brazos en cruz. El
del fondo se tir
de la silla para un
lado y se retortij
como pez porque
el corazn le
reventaba. Pedro
quiso gritar y en
lugar de voz, le
sali un berrido
que termin de
matarlos y, en
toda la noche,
avanzando en
el bosque, ya
no consigui
articular palabras.
Papeles nufragos
-
46 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
Un espacio para hacer una revisin de diferentes biografas que personifiquen cada uno de los temas tratados. As, veremos aqu planteamientos de vidas paralelas y comparadas, o ejemplos en solitario de aquellas figuras con una trayectoria singular. Una bitcora vital de rastros apasionados.
Redaccin a cargo de Daniel Ruiz Lujn danielruiz@revistaperiplo.com
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 47
Legados
Las Matanzas de Septiembre
Daniel Ruiz Lujn
o que ms nos
preocupaba era
determinar la posicin
que asumiramos a fin
de recibir la muerte
de la manera menos
dolorosa cuando
llegsemos al lugar de la masacre. De
tiempo en tiempo envibamos a algunos
de nuestros camaradas hacia la ventana
de la torrecilla para que nos informaran
sobre la posicin adoptada por los infelices
que estaban siendo asesinados, para que de
su reporte, decidiramos la mejor opcin
para nosotros. Nos comunicaron que las
personas que alzaban sus manos sufran
por ms tiempo porque la fuerza de los
sablazos se atenuaba antes de alcanzar sus
cabezas; que haba algunos cuyas manos
y brazos caan antes que el cuerpo, y que
aquellos que las colocaban detrs de sus
espaldas seguramente sufran menos.
Bueno, eran en estos horribles detalles
en los que deliberbamos Calculamos
las ventajas de la ltima posicin y
aconsejamos unos a los otros de adoptarla
cuando nuestro turno de ser masacrados
llegara (Lenotre, 1929:171).
Aunque este fragmento es parte de las
memorias del capitn Jourgniac de Saint-Mard,
quien sobrevivi a los terribles acontecimientos
que han pasado a la historia con el nombre de las
Matanzas de Septiembre, ciertamente, estos eran
los horribles detalles sobre los que seguramente
deliberaron entre mil doscientas y mil quinientas
personas que fueron masacradas en las prisiones
de Pars entre el 2 y el 4 de septiembre de 1792.
La historia de las Matanzas de Septiembre se
encuentra inextricablemente unida a la toma de las
Tulleras. Y es que aunque el pas llevaba tres aos
en plena revolucin y la vuelta al Antiguo Rgimen
se haba hecho absolutamente imposible, la realidad
era que el rgimen feudal exista todava en la ley
y, en ese sentido, la monarqua segua de pie. Desde
el palacio de las Tulleras, donde la familia real se
encontraba virtualmente presa, bulla un constante
cmulo de rumores sobre pactos entre la corte y el
ejrcito austro-hngaro que haba entrado en guerra
con Francia a principios de julio, al mando del duque
de Brunswick. El 25 de julio, como menciona Fraser,
el manifiesto de Brunswick fue como un fsforo
contra una yesca []. En l invitaba abiertamente
al pueblo francs a alzarse contra las odiosas
confabulaciones de sus opresores, es decir, del
gobierno existente, para bien o para mal. Tambin
auguraba una venganza ejemplar y memorable y la
destruccin total de Pars si las Tulleras eran objeto
Laura Picallo
-
48 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
de otro ataque y si el rey y la familia real sufran
el menor acto de violencia. Con esta campaa se
pretenda poner fin a la anarqua de Francia, as
como liberar a la familia real (Fraser, 510:2001).
En efecto, el 20 de junio, las Tulleras ya
haban sido asaltadas por una muchedumbre armada
con picas, hachas y otros utensilios puntiagudos, con
los que derribaron los portales del palacio. Sometieron
durante horas a la familia real a insultos y amenazas
y se hallaron en un armario del palacio papeles del
rey que sugeran un prximo golpe de estado junto
con los alemanes, con el objetivo de reestablecer el
Antiguo Rgimen. Adems, las pugnas por el gobierno
provisional auguraban una guerra civil que la
Asamblea Nacional quera evitar a toda costa. Por un
lado, la idea de que era preciso tomar las Tulleras para
derrocar definitivamente al rey se haba apoderado de
Pars. Por el otro, los jefes de opinin como Robespierre
y Danton se oponan tajantemente a la insurreccin, y
preferan conservar al rey antes de conducir a Francia
a la anarqua y al despotismo. Con todo, acabaron
por comprender que si la interinidad se prolongaba,
la Revolucin se hundira antes de haber logrado
su cometido. As, con la promesa de la Asamblea de
no oponerse al movimiento popular, la noche del 9
al 10 de agosto, el toque de rebato reson en Pars
y la nueva comuna insurreccional (la denominada
Comuna de Pars) tom posesin en el Htel de Ville.
Hacia las siete de la maana, los primeros
hombres, guiados por federados marselleses, se
Legados
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 49
arremolinaron en la plaza del Carrousel y, una
hora despus, se avis al rey de que todo Pars
marchaba hacia las Tulleras. En medio de la
ansiedad y la confusin, Luis se refugi con su familia
en la Asamblea y olvid dar la orden a la Guardia
Suiza que defenda el palacio de no abrir fuego.
As empez la carnicera que dej a las Tulleras en
una sangrienta confusin de cadveres, miembros
amputados, botellas y muebles rotos. Pars se
convirti en un inmenso matadero. Tres das despus,
la comuna transfiri a Luis XVI y a su familia a
la torre del Temple donde permanecieron presos.
Tras la cada de la Tulleras, un clima de
incertidumbre miedo y suspicacia se apoder de la
capital. Cada da eran ms inquietantes las noticias
que llegaban de la frontera y nadie olvidaba el
rotundo manifiesto del duque de Brunswick. Lo
que es ms, la Asamblea se negaba a proclamar la
destitucin definitiva de Luis XVI, lo que contribuy
a la creencia de que esta se haba convertido en el
centro de unin de los elementos realistas. Ahora era
el Temple el centro de toda clase de complots: se deca
que ah se preparaba un levantamiento para liberar
a los reyes, y que una vez que el ejrcito extranjero
llegara a la capital, se abriran las crceles para que
los enemigos de la revolucin arrasaran con la ciudad.
La Comuna decidi que ya no poda contarse
con la Asamblea ni con el ejrcito nacional, y comenz
a excederse en sus atribuciones municipales. Hablando
por toda Francia, la Comuna instig a las diferentes
secciones en las que se haba dividido Pars a llevar a
cabo una matanza en masa de realistas. La de justicia
expeditiva sera la consigna predominante en el
transcurso de los acontecimientos que estaban a punto
de desarrollarse. Y as, a finales de agosto, la Comuna
se impuso a la Asamblea y comenzaron a registrarse
todos los domicilios de Pars para apoderarse de
armas ocultas y apresar a realistas y clrigos. Pars
pareca muerto, dominado por un sombro terror.
La tarde del domingo 2 de septiembre, la
clera popular se elev hasta el paroxismo, pues el
da anterior se recibi la noticia de que Verdn haba
sido sitiado por el ejrcito alemn, dejando el paso
casi expedito en direccin a la capital. Un convoy de
carruajes que transportaba dos docenas de prisioneros
se diriga hacia la abada de Saint-Germain-des-Prs.
Se trataba de una mezcolanza de gente relacionada
con la corte, funcionarios polticamente sospechosos y
sacerdotes catlicos que se haban negado a prestar el
juramento de lealtad a la Repblica. A punto de llegar
a su destino, el convoy fue interceptado por una turba
de hombres armados con espadas, cuchillos, y hachas,
quienes se apropiaron del vehculo y lo condujeron
al comit de la seccin local. Ah asesinaron a tres
de los prisioneros, inaugurando de esta manera
las matanzas. En el monasterio de los carmelitas
irrumpi otra muchedumbre que acab con la vida
de 115 de los 160 prisioneros y, por la tarde, lo mismo
sucedi en La Abbaye, as como en tres de las grandes
prisiones de Pars: el Chtelet, la Concergerie y La
Force. Todo Pars hablaba de un complot tramado
en las crceles y el pueblo no se anduvo con medios
trminos: aquellos reos eran enemigos de la nacin.
La espontaneidad de las masacres ciertamente
caus asombro por lo imprevisto de la reaccin
popular. Y es que aunque las autoridades nacionales y
municipales negaran posteriormente haber incitado
u organizado las matanzas, resulta innegable que
se dejaron arrastrar por el espritu de resistencia
desesperada y terror ante posibles movimientos de
subversin interna en igual grado que la generalidad
de los parisinos (Andress, 2011: 169). Si bien la
prensa y los polticos estimularon a la poblacin con
sus mensajes de alarma (que no eran sino reflejo de sus
propios temores), lo ms probable es que el principal
nexo de organizacin de las Matanzas de Septiembre
fuese la red de secciones parisinas, consejos vecinales
que se haban autoproclamado como planteles de
militancia popular que comenzaron a administrar
justicia bajo sus propios trminos. En cada prisin
sitiada, se conformaron pequeos tribunales que
aparentemente posean la sincera conviccin de
determinar con exactitud la culpabilidad o inocencia
de los reos. Dichos rganos estaban constituidos por
unos 10 o 12 individuos y contaban con un presidente
cuya funcin se ejerca por turnos entre los distintos
Legados
-
50 PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX
miembros. Adems, en torno a estos improvisados
procesos judiciales se haban conformado galeras
pblicas, pues ya desde 1789, cuando se convoc en
Versalles a los Estados Generales, la participacin del
pblico haba influido en distintos grados durante
las deliberaciones, al recibir con aplausos o silbidos
los comentarios de radicales y conservadores. La
poblacin de Pars haba aprendido entonces a
interesarse de forma entusiasta y crtica por los
acontecimientos pblicos de finales del siglo XVIII,
y durante las matanzas, el pblico haba acudido a
escuchar, aclamar, interrumpir, comentar y condenar.
Aunque algunos prisioneros comparecieron
durante horas frente a estos tribunales para ser
sometidos a un escrutinio de gran seriedad antes de
ser exculpados, es evidente que no todos los prisioneros
fueron objeto de investigaciones pormenorizadas. Por
ejemplo, mientras aguardaba a ser juzgada la noche
del da 2, la seora de Tarente recordaba haber
podido calcular el estado de los procesos sustanciados
por el tribunal de La Abbaye por los gritos de agona
que resonaban en las paredes cada cinco minutos
(Andress, 2011: 183). Las muertes en las prisiones de
Bictre y de la Salptrire fueron las ms terribles, ya que
estas solan acoger a mendigos y prostitutas, as como
a nios. Llegaron a morir nios de hasta 8 aos, a los
que costaba rematar, para extraeza de los asesinos:
A esa edad cuesta soltar la vida (Fraser, 2001: 532).
Sin lugar a dudas, la vctima ms clebre
de estas matanzas fue la princesa de Lamballe,
amiga y confidente de Mara Antonieta, acaso
porque su terrible forma de morir parece
sintetizar todos los horrores de la revolucin:
Recibi un golpe de sable en la parte
posterior de la cabeza que le arranc
el sombrero. El cabello, largo, le cay
entonces sobre los hombros. Otra
cuchillada le alcanz el ojo, y la sangre,
saliendo a borbotones, le manch el
vestido. Trat de dejarse caer para morir
al fin, pero la obligaron a levantarse y a
caminar por sobre los cadveres mientras
la multitud observaba en silencio la
carnicera. Volvi a derrumbarse, y un tal
Charlat la dej sin sentido de un porrazo.
Al verla exnime, agredieron sin piedad
su cuerpo, al que acaso le restaba an
un hilo de vida. Atravesada por espadas
y picas, qued convertida en poco ms
que una masa informe, roja de sangre,
irreconocible (Andress, 2011:159).
Como era de esperar, le cortaron la cabeza y
la clavaron en una pica. Abrieron en canal su cuerpo
para arrancarle las entraas y clavarlas en otra pica
que la turba exhibi como trofeos por las calles de
Pars. Tras maquillar y peinar la cabeza, se la llev
al Temple con la firme intencin de que la infame
Antonieta pudiera besar a travs de una ventana la
cabeza de su antigua amiga. Por fortuna, antes de
asomarse, la reina se desmay cuando le notificaron
la razn del ajetreo bajo su ventana. Sin embargo,
encaramndose por los escombros de las casas
derribadas, los salvajes se las haban compuesto
para subir las picas y las cargas ms arriba. Seguan
empeados en conseguir que Mara Antonieta
besara los labios de Lamballe o, mejor, que su cabeza
se uniera a la de su favorita (Fraser, 2001: 535).
Tres categoras de presos perecieron
con seguridad: aquellos cuya condicin de
contrarrevolucionarios polticos no admita duda
alguna, los criminales profesionales y los llamados
monederos falsos, falsificadores que contribuyeron
a la inflacin nacional y a mermar el valor del
papel moneda. Aunque el comportamiento de las
secciones que organizaron los tribunales denotaba
ms incitacin que organizacin, lo cierto es que
no se trat de una matanza irracional llevada a
cabo por una turba despiadada. Y como dice David
Andress, es en ello en donde radica el verdadero
horror, pues a reserva de aceptar la idea de una
matanza perpetrada por una muchedumbre demente
(que no por ello resulta menos escalofriante), mucho
ms inquietante se nos presenta la imagen de
Legados
-
PERIPLO FEBRERO 2013 Vol. XIX 51
ciudadanos en plenas facultades mentales, capaces
de cometer homicidios tan sangrientos en nombre
de la libertad de su nacin. Esta desensibilizacin
ante los derramamientos de sangre formaba parte
de las sociedades dieciochescas que comenzaron a
interiorizar las ejecuciones pblicas como eventos
cotidianos o espectculos en los que la autoridad
se vea fortalecida merced a los cuerpos dolientes
de quienes transgredan sus principios (Andress,
2011:173). Esta indiferencia se reflej tambin en los
dirigentes polticos, pues mientras Robespierre adopt
la cmoda postura de defender que el pueblo estaba
expresando su voluntad, Danton prcticamente se
lav las manos y se desentendi de los acontecimientos.
Ya es ms de medianoche y la sangrienta
labor no ha terminado! Santo cielo! escribi el
general britnico John Moore, quien se hallaba en
Pars en aquel entonces (Fraser, 2006:532). Con
todo, las matanzas culminaron hacia la tarde del
da 4. Vive la nation! era el grito que anunciaba
la liberacin de los prisioneros cuya culpabilidad
no pudo comprobarse. En el transcurso del ao y
medio que le sigui a las Matanzas de Septiembre,
asegurar que se haba participado en ellas constituy
un distintivo de honor y un mecanismo de medra;
en cambio, en el perodo posterior se convertira
en motivo de persecucin y aun, en potencia de
ejecucin (Andress, 2011:174), otro despliegue de
las contradicciones de una revolucin que habra
de culminar con la instauracin de un imperio.
Como parte de la inexorable carrera hacia el
abismo en el que Francia se hunda, los sucesos de
septiembre estuvieron estrechamente vinculados al
surgimiento de la nueva clase poltica republicana.
Las matanzas contribuyeron a enrarecer una
atmsfera poltica ya de por s paranoica, pues tras la
Toma de las Tulleras, los girondinos haban obtenido
la mayora en la Asamblea Nacional al lograr la
suspensin del rey, en lugar de su deposicin, como la
faccin radical deseaba. Este hecho arroj sospechas
y desconfianza sobre los girondinos, acusados de ser
contrarrevolucionarios disfrazados de republicanos.
Con Robespierre a la cabeza del partido que acusaba
a la faccin de la Gironda de confabular con los
realistas, se puso en marcha el proceso de eleccin para
la nueva Convencin Nacional, que pretenda incluir
slo a los patriotas radicales. El 2 de septiembre, la
asamblea electoral se reuni en el palacio episcopal,
cerca de Notre-Dame, y el 3, los electores se dirigieron
en procesin al Club de los Jacobinos, por lo que
necesariamente tuvieron que ver las sangrientas
escenas que se estaban llevando a cabo en los penales
de la Conciergerie y el Chtelet. Una vez en el club,
acordaron efectuar una purga entre sus filas con la
intencin de expulsar a los girondinos que se haban
opuesto a la Toma de las Tulleras: Se elimin a
doscientos de los novecientos noventa que haban sido
en un principio, de modo que, el 4 de septiembre,
Robespierre se vio elevado a la categora de secretario
de un cuerpo que se dispona a elegir a los veinticuatro
diputados de la Convencin con impolutos vnculos
radicales (Andress, 2011:190). Ms significativo, es la
certeza de que con esto se pretenda arrastrar a los
cabecillas de los girondinos a las matanzas, pues se
sabe que los primeros das de septiembre se rescat
de las prisiones a diversos individuos del ala radical,
lo que induce a pensar que esta tena conocimiento
previo de las ejecuciones que iban a llevarse a cabo.
Aunque los arrestos se veran frustrados por la falta
de organizacin y el caos general que imperaba
en la ciudad, los modera
top related