los dias de carlitos- teatro
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Adrián Vázquez
Los días Carlitos
Unipersonal de:
de
Unipersonal de Adrián Vázquez
Trabajo Unipersonal
El unipersonal, dentro del teatro delcuerpo, propone un espectáculoactuado, dirigido y escrito por lamisma persona.
“Los días de Carlitos”, es un
espectáculo unipersonal para toda la
familia; inspirado en anécdotas
personales propias y de personas
cercanas, donde Adrián Vázquez
construye la historia de Carlitos, un
niño que a sus 11 años de edad
sueña con ser grande y convertirse en
todo aquello que a su corta edad no
ha logrado alcanzar. Adrian Vázquez
ya ha participado con anterioridad en
espectáculos donde se desenvuelve
solo en escena: La selva de Don
Juan (2006), El muchacho peludo
(2000) y El trapo (2000). No fue
precisamente Bernardette… Los
días de Carlitos es la obra que
Adrián Vázquez nos ofrece en esta
ocasión.
El día en que casi mueren de risa.
Carlitos y su hermano hacen
travesuras. Su madre los descubre,
entonces… ella se transforma en un
terrible monstruo que los persigue,
regaña e incluso golpea para tratar de
imponer su voluntad…
El día en que Carlitos conoce el
amor
Letty es el gran amor de Carlitos. Ella
es su amiga y el teme confesar su
amor por miedo al rechazo sin
embargo, un día, ella le hace una
confesión a él que puede cambiar su
historia…
Argumento
El día en que salva a las mujeres
Carlos tiene solo 11 años de edad y
ya va en tercero de secundaria, pero lejos
de ser una ventaja esto solo le ocasiona
problemas. Sus compañeros lo golpean, le
quitan el dinero y el lunch, y lo obligan a
realizar sus tareas, pero hoy hacen algo
que Carlitos no esta dispuesto a permitir…
Los días de Carlitos es el nombre de este espectáculo para toda la familia formado por tres
pequeños unipersonales:
Equipo de Trabajo
Egresado de Licenciatura en Teatro por la Universidad Veracruzana (UV). Inicia su carrera en 1993 en Tijuana
trabajando con el maestro Hebert Axel González, En Altamar de Slawomir Mrozec(1998) y La Campesinela,
creación colectiva (1996, 1997, 1998). Además, trabaja con los directores Daniel Serrano en Paris detrás de la
puerta (2003); Claudia Villa en Domino de Elba Cortez(1998) que representó al estado en la XX Muestra
Nacional de Teatro y El animador de Rodolfo Santana(2002); Edward Coward; Ugo Palaviccino en Sueño de
una noche de verano de William Shakespeare(1996) y La mandrágora (2000); entre otros.
En Xalapa trabaja actoralmente con los directores: Rodrigo Carrillo Tripp en La lección (2004); Abraham
Oceransky (2004); Fernando Yralda, interpretando el papel de Otelo, en El asesinato de Desdemona, versión
libre de Otelo de Shakespeare(2005) y en El Ensueño de Strindberg/Jodorowski (2007); Martín Zapata, en El
insólito caso del Sr. Morton (2005-06); Carlos Converso en Atracciones S.A. creación colectiva (2006); en el
espectáculo Ser o no cer-do, he ahí el concurso (2005), que participó en el Festival Internacional de Teatro de
Ciudad del Carmen 2006 y La selva de Don Juan (2006); Bryant Caballero en Un torso mierda y el secreto del
carnicero de Alejandro Ricaño (2006); Cal McCrystal, director de los actos cómicos de clown de los espectáculos
Varekai, Zumanity y Solstrom del Cirque du Soleil, en la obra de teatro ¡Cállate! trabajo de clown de creación
colectiva (2007) la cual represento a México en el Fringe festival de Edimburgo 2007 y en el Harare International
Festival of Arts 2008 en Zimbawe. Un puente de piedras y la piel de imágenes, de Daniel Danis, dirección de
Boris Schoemman (2008); Mas pequeños que el Guggenheim, De Alejandro Ricaño, (2009) XXX Muestra
Nacional de Teatro, Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia, XXV Festival de Teatro Hispano de Miami;
Timboctoú, De Alejandro Ricaño, Muestra Nacional de la Joven dramaturgia (2010); Revolución III o la ultima
afrenta, De Luis Ayhllon, temporada en el Teatro Orientación, Unidad del Bosque DF. (2010); Bosques de Wadji
Mouwad, dirección de Hugo Arrevillaga, temporada en el Teatro Benito Juárez, México DF (2011) Litoral de
Wadji Mouwad, dirección de Hugo Arrevillaga, temporada en el Teatro Benito Juárez, México DF (2011). Cuchillo
(Dos historias Breves) de Wadji Mouwad, dirección de Hugo Arrevillaga, México DF (2012). La maquina
Esquilo de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM), dirección de Alberto Lomnitz; Mexico DF (2012).
En el 2005 estrena su opera prima como director al dirigir y adaptar la obra Una foto…? De Eduardo Rovner. La
cual representa a la U. V. en el XIII Festival de Teatro Universitario organizado por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), haciéndose acreedora a los reconocimientos de “Mejor actuación Masculina” y
“Mejor Dirección Escénica”. Además ha dirigido, al Taller de Teatro Musical de la Universidad Veracruzana, la
obra Dulce Caridad (Sweet Charity) y los unipersonales No fue precisamente Bernardette (2005) y Los días
de Carlitos (2005) de su propia autoría. Este ultimo represento al estado de Veracruz en la XXIX Muestra
Nacional de Teatro en Cd. Juárez Chihuahua; en la VI Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia en Querétaro,
Querétaro; y en la Muestra Nacional de Teatro “De península a península” en Hermosillo, Sonora. Del mismo
padre (2008); Cecilia y Daniel (2008) y Fragmentos del llano (2009) ambos espectáculos de teatro-danza de
autoría propia.
Adrián Vázquez
Originaria del Estado de México. Estudia la licenciatura en Danza Contemporánea en la Universidad
Veracruzana. Participación en la coreografía dirigida por Lourdes Luna en el teatro principal de San Luis
Potosí, participación durante un año en programa infantil en radio Universidad de San Luis Potosí
(locución), participación en coloquio nacional sobre cultura infantil en el Instituto de Cultura de San Luis
Potosí, participación en el grupo Unidanza de la UASLP, participación en el taller infantil de teatro del
Maestro Gerardo Rivera (Kabubi) en San Luis Potosí, participación en el Grupo Cabal y Fuego de danza
y Música flamenca, con varias presentaciones en el Teatro del IMSS y Bellas Artes de San Luis Potosí
bajo la dirección de Lizette Barrón, participación en el encuentro nacional de Estudiantes de Danza
Contemporánea de Xalapa, en la coreografía Phishing la cual fue seleccionada para el cuarto concurso
de este mismo encuentro, participación en la Obra Cecilia y Daniel (danza-teatro) montada y dirigida
por Adrian Vázquez, al igual que el Fragmentos del Llano, y Del Mismo Padre. Actualmente se
encuentra en el montaje de Mujeres, en dirección de Gregorio Trejo. A tomado cursos con maestros
distinguidos como Franco, Lutz, Lourdes luna, Guadalupe Barrientos, Arturo Garrido, danza Butho,
Gregorio Trejo y en la CENADACO.
Cecilia Spiritu
Esquema de colocación para iluminación
Lekos en el puente
Leko en vara posterior
Lekos en
calles
Ficha Técnica
Los días de Carlitos
Duración: A) Carlitos y Toñito contra el monstruo: ……………. 25 min. aprox.
B) El amor de Carlitos: …………………………………. 20 min. aprox.
C) En la escuela …………………………………………. 25 min aprox.
Tiempo total: …………………………………………….. 70 min. aprox.
Dirigida a: todo publico
Requerimiento para gira: Transporte, alimentación y hospedaje para dos personas.Cubrir honorarios (16,800.00) por función (a tratar dependiendo el espacio y el numerode funciones)
Espacio requerido: Escenario en cámara negra.
Tamaño mínimo del escenario: 3m de ancho X 3m de fondo y 3m de alto
Equipo de luces: 12 lekos, 4 colocados como calles, 3 en puente 2 especiales y 3 envara posterior al área de iluminación o luz de respaldo (ver esquema de colocación parailuminación).
Personal requerido: Un técnico de iluminación, un tramoyista
Tiempo de montaje aproximado: 4 hrs.
Tiempo de desmontaje: 30 min.
Prensa
Los días de Carlitos
Son contadas las ocasiones en
que uno sale de buenas del teatro…
Los días de Carlitos, contra
corriente, viene a demostrar con oficio
y frescura que las formas más
simples de contar una historia son las
más contundentes. Viene a
recordarnos, sobre todo, que otra
manera de generar conciencia, acaso
más efectiva, sea mostrar una
postura positiva sobre las cosas que
nos duelen. Simple, honesta y
profundamente sentida, Los días de
Carlitos narra la infancia de un niño
ignorado y maltratado por sus padres,
que sobrelleva de la mejor manera la
sorpresiva pérdida de su hermano
mayor y que encuentra en rememorar
los mejores momentos de su infancia,
con nobles tintes fantásticos, una
manera de evadir su realidad. Con
todo, la obra irradia optimismo de
punta a punta. Hace del teatro un
refugio, siquiera efímero, del
apabullante bombardeo de violencia y
pesimismo al que los medios de
comunicación –ahora se ha unido el
teatro- nos somete día con día.
Adrián Vázquez, una vez más,
hace gala de un histrionismo
impresionante y de una capacidad, cada
vez más depurada, para contar historias.
Sin más elementos que una silla y un
uniforme escolar que habrá de ponerse a
lo largo de la obra, Adrián construye, entre
otros espacios cargados de detalles, un
salón de clases y su ya muy común
alumnado, en el día que “salvaría a todas
la mujeres del mundo”. Es incontable la
cantidad de personajes que desfilan en
esta historia sobre la soledad, la inocencia
y la fantasía a toda costa.
Los días de Carlitos es, ante todo,
una obra alentadora que se sumará sin
duda a las contadas ocasiones en que el
teatro nos remueva el corazón para
sonreír de veras con ganas.
Alejandro Ricaño.
31 de Julio 2008. Diario de
Xalapa. Xalapa Veracruz
A la caza de Los días de Carlitos
MÁS DE CIEN REPRESENTACIONES EN DISTINTOS TEATROS DE LA REPÚBLICA HAN DADO A SU CREADOR LA
LIBERTAD DE PULIR A UN PERSONAJE QUE HA CRECIDO EN LA DEPURACIÓN DE UN LENGUAJE PLENO DE
HALLAZGOS
El escenario se llena de gente con la presencia de un solo actor. Carlitos nos habla como adulto de lo que pasó cuando fue niño,
sobre un escenario semivacío en el que si acaso una silla, alguna luz y una pequeña mesa, le sirven de apoyo a este hombre de
teatro que escribe, actúa y se autodirige hacia la creación de un laberinto de sucesos que nos trasladan al lugar y los momento
evocados por un ser humano que se dice exitoso. Los días de Carlitos es un montaje por cazar este año que inicia, en teatros
del interior o en la ciudad de México, por la frescura del personaje, el humor y la profundidad con que plantea sucesos cotidianos
en la vida de un chico que sin detener su paso, por más grave que sea lo que enfrenta, continúa sin perder la dulzura, la
ingenuidad, la capacidad de asimilar y de crecerse a los obstáculos encontrados.
Adrián Vázquez se dirige al público para contarle la historia de su personaje y casi de manera simultánea, con medio giro de su
cuerpo y un milimétrico cambio de gesto, hace la voz de la madre, para recrear a su hermano al segundo siguiente, al propio
Carlitos niño al poco rato y más tarde a los tres en plena discusión, gritería, berrinche, regaño y pelea entre chicos, hasta el
trágico cambio de suerte que es subrayado por una intensa luz roja, un estridente sonar de sirena y un silencio que antecede lo
que seguirá en su vida. De golpe el espectador es introducido a la infancia de un Carlitos que ya es hombre y que entra o sale de
esa etapa mediante un parpadeo, para continuar con el curso de su historia que sigue sin tropiezo hasta adentrarnos en los
temores, las dudas, los sofocos de un joven estudiante que no cesa de padecer a sus compañeros. El autor, actor, director de
esta obra, nos arroja al salón de clases, nos hace ver a la maestra mediante una voz ligeramente más aguda y un andar apretado,
nos acerca a la niña que le gusta a través de un ademán, una inclinación de cabeza o una palabra, de un certero flashback que
nos lleva a esa época en que todo está por descubrirse: el amor, la posibilidad de gustarle a alguien, el rechazo, el abuso, la
indolencia, la incapacidad humana. Carlitos viaja a su pasado desde el presente con su cuerpo como vehículo, al que también se
adhiere el espectador para llegar al propio y desde ese punto no hay retorno. El actor tiene en su puño a quien lo observa sin
perder movimiento, respiro, mirada, quiebre de muñeca ni paso alguno de este personaje que es uno y es muchos, que es el
chico desde el adulto y vuelve a ser el niño, al tiempo en que no cesa de ser cada uno de nosotros. La historia de Carlitos es una
tragedia cotidiana, un camino empedrado muy transitado y envuelto para el olvido, en el que la imposibilidad de conseguir el
aplomo necesario para la sobrevivencia, se transforma en soberbia en versión simpática. De la carcajada a la lágrima viaja el
público que ve a más de siete personajes en el cuerpo de este actor descalzo sobre la escena, empapado en sudor y casi sin
oxígeno, después de luchar con un compañero invisible pero de acción palpable, con quien el Carlitos se lía a golpes tras haber
sido hostigado sin pausa. La impotencia por las humillaciones dentro del aula, el increíble reconocimiento de la pequeñez humana
en el personaje de la maestra, lo aterrador que puede ser una madre furiosa, lo insondable del dolor humano, confluyen en las
acciones de este actor que encuentra respuesta inmediata a lo que aqueja a su protagonista.
Más de ciento cincuenta representaciones en distintos teatros de la República y cuatro años de escenificar esta obra, han dado a
su creador la libertad de enriquecer y pulir a un personaje que ha crecido en la depuración de un lenguaje pleno de hallazgos.
La posibilidad de que los personajes que se relacionan con Carlitos proyecten fragmentos de lo que callan, es una virtud más de
este actor nacido en Tijuana, residente en Xalapa, que logra lo que muy pocos: crear con verdad una ficción incidental, corta,
extensa, trágica, cómica y decisiva o de apariencia intrascendente, a una velocidad centrífuga sin que algo se banalice.
Quizá el título de la obra pueda prevenir a un sector de público que intuirá un montaje liviano sobre instantes alegres y juegos
infantiles, mientras otro sector tal vez intuya un monólogo mal hecho pleno de baches y acciones inconclusas como sucede con
muchos.
Habrá que vencer los prejuicios para asistir a un teatro que exige desnudez emocional al parejo de quien asume a Carlitos sobre
escena como un ser humano desprovisto de defensas, en un mundo que te desgarra antes de que puedas generarlas. Pocas
veces un espectáculo hace reaccionar al espectador al unísono ante lo que presencia, como sucede con esta puesta en escena,
que remueve las costras del tiempo para descubrirnos una pureza que hemos dejado de tener en cuenta.
ALEGRÍA MARTÍNEZ
HTTP://WWW.REVISTAANTIDOTO.COM/TEATRO.PHP?ED=32
Mágico y conmovedor; de pronto sanamente hilarante los días de Carlitos, unipersonal de adrian
Vázquez, refuerza su estatura estética como algo de lo mejor en el actual panorama de las propuestas
teatrales jóvenes e independientes. Por ello, Los días de Carlitos merece especial atención.
Teatro centrado en los lineamientos del stand up (aunque el maestro legom opine que se trata “solo de
un monologo”, lo cual también puede ser una evidente definición), los días de Carlitos muestra en
primera instancia, el talento y la vivacidad de un enorme comediógrafo que sabe ajustar sus
necesidades textuales a sus inquietudes orgánicas y espirituales.
Once personajes decisivamente contrastados cobran cuerpo –al unísono- a través del virtuosismo
interpretativo de Vázquez quien, amen de asumirse como el creador escénico de este pequeño gran
universo despliega una rica gama de matices al dar forma y vida a un cumulo de creaturas verificables
en la experiencia cotidiana y, también, entrañables en sus características formales ulteriores.
La historia del niño Carlitos, sus encuentros y desencuentros familiares y su vida social emergente en la
primera infancia (con una maestra todo aluvión de novedades existenciales) y un hermano, Toñito, que
se tornara en una constante piedra de choque, darán oportunidad al joven actor-director-dramaturgo
(envuelto en una extraordinaria gama de posibilidades cómicas, irónica, sarcásticas y sardónicas) en un
contexto donde lo presumiblemente melodramático debe tornarse en franca carcajada, cuando no en
una sincera y tierna sonrisa.
Con gran economía de recursos que evidencia destreza al por mayor, traduciéndose en limpieza de
trazo escénico, inverisimilitud de acciones y tareas, Los días de Carlitos no deja insensible ni al mas
solemne (o atufado) de los espectadores. ¿Por qué? Sin duda porque en este trabajo priva la audacia
seductora de su interprete que no deja resquicios a la evasión ni de su jocoso discurso, ni de su
compulsiva acción escénica.
La crudeza de la vida, la violencia que permea los tiempos actuales, la virulencia (de pronto
sanguinolencia obligada en muchas manifestaciones del arte de nuestros días) aquí son suplantadas por
la vitalidad del actor-director, pero también por la lucidez con que esta dramaturgia entreteje un telón de
fondo donde la inocencia y la recuperación de ese niño al que todos solemos olvidar; nos recuerda una
vieja alegoría de la tradición zen: “la alegría de vivir jamás se debe perder”.
Esta de pronto delirante, cuan admirable y refrescante propuesta del grupo Los tristes tigres de
Veracruz…
Y prepárese quien se anime a asistir; porque Los días de Carlitos es una obra para reír de principio a fin.
Y salir del teatro con la certeza de que moliere no estaba errado cuando afirmaba: “que en la carcajada
se abran la boca y el cerebro, para que en el cerebro se claven los clavos de la razón”
Clavos de la razón cuyo filo brilla en cada personaje y situación de los días de Carlitos.
Gonzalo Valdés Medellín
Diario de La Muestra, Ciudad Juárez Chihuahua. 10 de Noviembre de 2008
Por la manera de problematizar su tema y de resolverlo con la mayor eficacia desde el ámbito
del monólogo, “Los días de Carlitos” ha sido la gran sorpresa de la muestra, en donde las premisas
alcanzan el virtuosismo absoluto. Tal como escribe Gonzalo Valdéz Medellín en un texto alusivo, este
trabajo muestra „el talento y vivacidad de un enorme comediógrafo que sabe ajustar sus necesidades
textuales a sus inquietudes orgánicas y espirituales. Mágico y conmovedor, de pronto sanamente
hilarante‟. En esta joya absoluta del teatro unipersonal, el actor-director Adrián Vázquez aparece en
escena como un personaje adulto, gallardo, formal, dispuesto a contarnos la historia „del hombre más
extraordinario que existe‟: él mismo. Desde su candorosa soberbia, el personaje de Carlitos comienza
mostrando las vulnerabilidades de todo soberbio: una cosa es lo que dice (su éxito arrollador entre las
mujeres, por ejemplo) y las realidades que nos muestra (el cuadro escénico que lo revela como el niño
más tímido de su clase, incapaz de llamar la atención de ninguna chica, excepto de la introvertida
Lety…esa de los lentes gruesos y de los brackets de colores).
En sucesivas estampas, conoceremos mucho de Carlitos y de una decena de personajes a los
que ágilmente caracteriza Vázquez, a veces sólo de un contundente brochazo: la madre que se vuelve
un monstruo cuando se enoja; su hermano mayor, Toño, que es todo lo que Carlitos nunca será: seguro,
desafiante y emprendedor; los cuatro molestos condiscípulos que hostilizan a nuestro héroe; la maestra
que despertará sus primeras pulsiones eróticas…
De una a otra cosa “Los días de Carlitos” es un trabajo ligero y profundo, que arrebata
constantemente la risa y la sonrisa con una ternura genuina. Esta ternura responde a un mecanismo
muy preciso. Todo en “Los días de Carlitos” es una experiencia de desnudamiento. El personaje se nos
va mostrando con todas sus vulnerabilidades, con todas sus ansias de ser aceptado y querido. Como
corresponde a esta lógica, en el último momento llega el desnudamiento total: el de la realidad última del
significante anecdótico. Es la imagen del Carlitos interrumpido en su soliloquio por una madre que lo
reprende…
Porque la historia de Carlitos es la historia de un niño solo e inseguro, huérfano de padre, cuyo
amado hermano mayor ha muerto en un accidente doméstico. Un niño que se la vive encerrado en su
cuarto… … Al comienzo de la obra ya sabíamos que Carlitos estaba un poco loco (la soberbia es una de
las muchas formas de la locura, aunque la de Carlitos sea una soberbia amable). Uno se vuelve loco
cuando está solo porque no hay nadie hacia quien dirigir los afectos que todos llevamos. Tal es la
tragedia de Carlitos en el perfecto arco emotivo de este trabajo.
Es el retrato de un niño que encarna una de las líneas más demoledoras del poeta chiapaneco
Jaime Sabines: “los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos”… ¡Inolvidable!
Demetrio Olivo
La voz de Michoacán, 13 de Noviembre 2008
Con escasos recursos materiales, pero con un desbordante trabajo actoral y mucha imaginación, el escenario del teatro
Ocampo desplegó su telón para que, la tarde del pasado domingo, se presentaran los pequeños dramas que conforman el
montaje Los días de Carlitos; proyecto unipersonal de Adrián Vázquez cuyo objetivo es, al mismo tiempo, sencillo y
trascendente: Arrancar no una sonrisa, sino miles de carcajadas.
La alegría desbordada a su más alta expresión sonora y visual fue la constante vivida por el numeroso público que, a diferentes
tiempos, llegó al recinto para participar de este proyecto que se promueve desde Jalapa, Veracruz, por la agrupación teatral
Los tristes tigres. Una exhibición dramática que cuenta con el respaldo de haber participado, en noviembre del año pasado, en
la Vigésimo Novena edición de la Muestra Nacional de Teatro.
Hay una razón que seduce a todo aquel que se acerca a este proyecto dramático que aborda las experiencias vividas por
Carlos durante la niñez y la adolescencia: Esta trama sencilla, trabajada de manera magistral no sólo logra captar la atención
de los presentes a lo largo de los casi 80 minutos de duración que tiene; la pieza teatral logra que las emociones se
desparramen intensas como la forma en cómo el actor asume varios papeles con sólo unos cuantos fragmentos de tiempo para
cambiar entre uno y otro, en actitud y voces.
Para dar contundencia plena a esta forma de trabajo, la escenografía sólo se compone por una silla y una mesa para colocar
los objetos de utilería que son una camisa, una corbata, un chaleco y unos zapatos; prendas que al ponerse en el cuerpo
permiten el tránsito entre cada uno de los cuatro actos. Eso sí, el trabajo de iluminación deja de ser sólo un implemento
decorativo y se convierte en elemento fundamental para la creación de ambientes y situaciones.
Sentado sobre la silla, el protagonista de la historia se asume como narrador y avisa que su vida es tan sólo un conjunto de
peripecias que en la memoria se cargan de fantasía. Sólo que el tipo de lenguaje empleado o el hecho de provocar que las
escenas que relataba emularan vivirse en el momento, fue lo que aprisionó al auditorio a permanecer al pendiente de los
principales detalles de cada relato.
Pues era fundamental mantener en la memoria que Carlos, el protagonista, había nacido el interior de un avión mientas éste
viajaba; que a los cinco años se había desmayado por golpearse en un viejo armario y eso haya significado muerte cerebral,
según su madre y la vecina; como aseguró haber muerto de risa el día que su progenitora lo correteó por toda la casa para
apenas reprenderlo.
Una madre convertida en un monstruo cuya axila no se rasuraba, un niño que envolvía en fantasía sus más cotidianas
experiencias; el mismo que debía alimentar y hacer la tarea de los abusivos compañeros de la secundaria; el que no sabía
cómo declarar su amor a Lety, la alumna más talentosa de su grupo y el que descubrió una fuerza descomunal para golpear a
todos sus agresores; sólo era cuestión de cambiar la modulación de voces, la pose de las partes del cuerpo o que la luz cenital
sobre el foro dejara de ser circular para formar un rectángulo para que Vázquez les diera vida a todos en esa experiencia donde
las risas no paraban.
Pero después de haber salvado a todas las mujeres de la misoginia expresa por muchos patanes, después de recibir el beso
por parte de la profesora Chiquirriqui y de un imaginario grito de su madre, Carlos reacciona que la remembranza es solo una
plática con sus peluches y que, en unos minutos, debía terminar de prepararse para ir a sus clases de la preparatoria.
Sólo que esa parte final, menos de cinco minutos, fue la más intensa de la función: Después de que todos los presentes habían
expresado sus más sonoras carcajadas, llegó el momento para que Carlos arrojara la frustración que le provocaban los
permanentes regaños de su madre, la ausencia de su padre y el fallecimiento de su hermano Toño; la promiscuidad de
sentimientos fue aceptada como un duro golpe invisible que sólo vivía en luz, respiraciones y voz. Ante la fuerza expresiva de
este trabajo, el público no tuvo otro remedio que entregar una sonora ovación y lograr que las palmas se batieran
constantemente; hubo alguien que se puso de pie como reconocimiento a ese hombre que asumió el reto de cambiar los
rostros de la asamblea, las mismas caras en las que se dibujó una sonrisa indeleble y que se mantuvo allí hasta después de
que terminó la obra, pues nadie dudó en decir que esas historias trágicas de Carlos no le habían arrancado una lágrima, sino la
más sincera de las sonrisas.
Por Ricardo Aguilera Soria
El Diario Grande de Michoacán, PROVINCIA, Lunes 9 de Marzo, 2009
Carlitos, es Juanito, Pedrito, Rosita, cualquiera que
se desprenda de los miedos y se atreva a contarlos,
aunque sea para si mismo, para negociar con su
interior, con su mente y ganarle. El cuerpo de Adrian
se presta para ser todo lo que su conciencia
marchitada lo obliga a pensar, para desasirse de los
demonios que le aquejan y le anuncian las nuevas
batallas que enfrentará, sino exige su derecho de
ser y estar. Los brazos, las piernas, su gesto,
movimiento entrenado, el estudio de su personaje,
que son uno, pero que pueden ser muchos, pero es
él imitando lo posible de lo percibible; la imitación no
necesariamente es actuar, si es utilizada para
extraer las verdades de la colectividad que se
manifiesta para ser uno solo, y cuando alguien se
desprende del circulo, se elimina para no alborotar el
pensamiento y se descubra el ego, que es más
racional que la estupidez.
Ve por ahí Adrian contando tu historia, tus historias,
de las que te posesionas, y te apasionas como un
chicuelo que descubre un nuevo juego; tu ritmo
escénico es tu pelota con la que te diviertas, tus
palabras son las fantasías mías y de cualquiera, son
el acierto y la desesperanza, porque vivimos en una
sociedad descompuesta, todos formamos parte,
pero tu no las dices para comprender que todos
tienen derecho a manifestarse, aunque sea en el
teatro.
Fernando Muñoz
La Rendija, Observador Teatral Sonorense, 23 de
Mayo 2009
Cuando un Carlitos es el fruto de una
sociedad envalentonada, superficial,
moderna, con falta de identidad; agraciada de
lastimeros quejidos de sobrevivencia para ser
parte de esa masa enferma que transita
libremente, soberana, ante el descuido de lo
bello, que es también todo, se posesiona un
ente soñador que inventa para formar parte
de donde están la mayoría.
Adrián Vázquez encarna y se desencarna
para goce personal y de sus cómplices
absortos ante lo cotidiano que se convierte en
historias detalladas y contadas con precisión;
el cuerpo es un manojo de ideas que fluyen
como pájaros en busca de la libertad,
aleteando, libres, en búsqueda de la simple
razón de vivir, arriba de todos, como un mago
de la naturaleza capaz de engañar para ser
un Dios.
Los días de Carlitos es la invención. Carlitos es un invento y él se inventa así mismo. Es la obra de
Adrián Vázquez, joven actor bajacaliforniano que hace del campo escénico una batalla de
personajes, de emociones, de imágenes y de voces en un solo cuerpo que son muchos: el suyo.
Carlitos nace después de una turbulencia y así de turbulenta es su vida: tan intensa, tan temprana.
Carlitos no es él, Carlitos es su propia imaginación afanosa, pretensa y lo que emana de ella.
Adrián Vázquez, con una locuacidad enternecedora a mil voces retrata el Alter Ego de Carlitos y
sus universos, esos que ya es a sus 11 años, y a los que aspira desde su temprana existencia
acompañadamente sola.
Es el dolor que se agazapa tras la risa y la soberbia. La vida de Carlitos silencio, sobrepuesta sobre
la vida de Carlitos ensordecedor que todos y nadie conoce.
¿Quién es Carlitos? ¿El que vemos en escena o el que nos imaginamos desde la butaca?
Esta obra, recomendable al límite del ruego para que no dejen de verla, puede ser un monólogo,
pero también puede ser un circo de tres pistas donde desfilan, alegóricos, misceláneos actores en
uno solo que se van mimetizando en una danza de voces. Pero sobre todo esta obra, Los Días de
Carlitos, es belleza. Si, hemos acertado: es belleza.
Miguel Ángel Avilés
La Rendija, Observador Teatral Sonorense, 23 de Mayo 2009
Trayectoria del espectáculo
2012
Festival de Día Mundial del Teatro, Xalapa 2012
Programa de Teatro Escolar en el teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque,
México DF; organizado por la Coordinación Nacional de Teatro.
2011
Festival de Monólogos “Teatro a una sola voz” , Teatro Isauro Martínez, Torreón,
Coahuila.
Temporada en la Sala Xavier Villaurrutia, Unidad del Bosque, México DF.
Café-Teatro TierraLuna, temporada 201, Xalapa, Veracruz.
2010
Festival de Teatro “Otras latitudes 2010”
Café-Teatro TierraLuna, temporada 2010, Xalapa, Veracruz.
Celebración del Día Mundial del Teatro 2010 en la Ciudad de Xalapa, Veracruz
Primer Festival de Teatro Independiente de Xalapa 2010
Festival de las Artes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente
(ITESO) de la Universidad Jesuita en Guadalajara
Escuela Veracruzana de Cine “Luis Buñuel”, temporada enero
2009
Escuela Veracruzana de Cine “Luis Buñuel”, temporada Diciembre
2º Coloquio de Teatro Nuevo León. Octubre
Festival de Monólogos “Teatro a una sola voz’” 2009 (Culiacán Mazatlán, Colima,
Monterrey, Nuevo Laredo, Saltillo, Durango).
Teatro La Caja, Xalapa, Ver, Temporada.
Muestra Nacional de Teatro de Península a Península. Hermosillo, Sonora
Celebración del Día Mundial del Teatro 2009 en la Ciudad de Tampico, Tamaulipas
Teatro Ocampo, Morelia, Michoacán.
Teatro La Capilla, México, D.F. Temporada.
2008
XXIX Muestra Nacional de Teatro. Ciudad Juárez, Chihuahua.
Teatro La Caja, Xalapa, Ver. Temporada.
Sala Tajín. Xalapa, Ver. Temporada.
VI Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia, Querétaro, Qro.
2007
Centro de Estudios en el Arte de los Títeres. Temporada.
2006
Centro Recreativo Xalapeño. Xalapa, Ver. (temporada).
Encuentro de Monólogos del Sureste 2006. Xalapa, Ver.
Festival del Día Mundial del Teatro 2006. Xalapa, Ver.
2005
Festival del Día Mundial del Teatro 2005. Xalapa, Ver.
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Con Adrián Vázquez
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