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Raquel Pérez Moreno
Los campamentos romanos altoimperiales en el noroestede la Península Ibérica. Introducción a su estudio
Urbano Espinosa Ruiz
Facultad de Letras y de la Educación
Master en Patrimonio (Historia, Cultura y Territorio)
2012-2013
Título
Autor/es
Director/es
Facultad
Titulación
Departamento
TRABAJO FIN DE ESTUDIOS
Curso Académico
© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2013
publicaciones.unirioja.esE-mail: publicaciones@unirioja.es
Los campamentos romanos altoimperiales en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio, trabajo fin de estudios
de Raquel Pérez Moreno, dirigido por Urbano Espinosa Ruiz (publicado por la Universidadde La Rioja), se difunde bajo una Licencia
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los
titulares del copyright.
Los campamentos romanos
altoimperiales en el noroeste
de la Península Ibérica.
Introducción a su estudio
Raquel Pérez Moreno
Trabajo fin de Máster Patrimonio (Historia, Cultura y Territorio)
Tutor: D. Urbano Espinosa Ruiz
Universidad de La Rioja
Curso: 2012-2013
Raquel Pérez Moreno
2
ÍNDICE
1. Índice
2. Introducción
3. Antecedentes
3.1. A. Schulten, la “arqueología filológica” y los primeros estudios.
3.2. El inicio de la investigación arqueológica científica.
3.2.1. La obra de A. García y Bellido.
3.3. Del nacimiento de la Arqueología Militar Romana hasta nuestros días.
3.3.1. Los congresos de Arqueología Militar Romana en Hispania
3.4. Los campamentos del noroeste peninsular.
3.4.1. Astorga (León)
3.4.2. Los campamentos de Legio (León)
3.4.3. Herrera de Pisuerga (Palencia)
3.4.4. Los campamentos de Rosinos de Vidriales (Zamora)
4. El ejército romano y su estudio.
4.1. 4. 1. Características del ejército romano altoimperial
4.1.1. Fuentes clásicas para el estudio del ejército romano.
4.2 El ejército romano en el noroeste.
4.2.1. Etapas de la historia militar del Alto Imperio en el noroeste peninsular.
4.2.2. Los cuerpos militares en el noroeste peninsular.
4.2.2.1. Legio IIII Macedonica
4.2.2.2. Legio VI Victrix
4.2.2.3. Legio X Gemina
4.2.2.4. Legio VII Gemina
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
3
5. Identificación de los recintos.
5.1. Los campamentos en las fuentes clásicas: materiales, forma y evolución
5.2. Metodología.
5.2.1. Elementos de arquitectura militar
5.2.1.1. Legio
- Los campamentos de la legioVI Victrix (León I, II)
- El campamento de la legio VII (León III)
5.2.1.2. Astorga.
5.2.1.3. Rosinos de Vodriales
- El campamento legio X Gemina
- El campamento del ala II Flavia Hispanorum civitum Romanorum
5.2.2. El patrón arqueológico material de carácter militar.
5.2.2.1. El horizonte tardorepublicano.
5.2.2.2. El horizonte augusteo.
- Cerámica
- Numismática
5.2.2.3. El horizonte tiberiano.
- Cerámica
- Numismática
5.2.2.4. El horizonte Claudio-neroniano
- Cerámica
- Numismática
6. Conclusiones.
Raquel Pérez Moreno
4
7. Bibliografía.
ANEXOS
- Índice de imágenes
- Características de las cerámicas encontradas en los yacimientos
- Catálogo de monedas
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
5
2. Introducción.
Presento en estas líneas el trabajo fin de Máster de Patrimonio (Historia, Cultura
y Territorio) de la Universidad de La Rioja en curso 2012-2013: “Los campamentos
altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su
estudio.”
Ha sido la primera vez desde que empecé con mis estudios superiores que he
tenido la oportunidad de elaborar un trabajo sobre un tema que realmente dependiese
sólo de mi elección; por eso he decido desarrollar mi TFM sobre el ejército romano,
porque es un tema que me ha apasionado desde siempre y apenas he tenido oportunidad
de trabajarlo durante la licenciatura.
Así, al inicio de este proyecto, allá por el mes de enero, me plantee una serie de
preguntas, y sobre ellas he desarrollado la estructura de este trabajo. ¿Cuáles son
nuestras fuentes principales para el estudio del ejército romano? ¿Qué información nos
proporcionan? ¿Por qué estudiar al ejército romano en el noroeste peninsular? ¿Quiénes
y cómo lo han estudiado? ¿Por qué es necesaria la ubicación de recintos? ¿Para qué
sirve?
Una vez claras las preguntas a las que quería dar respuesta, la metodología que
he aplicado para tratar de resolverla ha sido sencilla: búsqueda exhaustiva de
bibliografía. Sí que es cierto, que en un primer momento me desplacé hacia la provincia
de León para tratar de obtener información más directa, pero muy a mi pesar regrese
con las manos prácticamente vacías. Por eso la búsqueda de información la he llevado a
cabo a través de los archivos de la Biblioteca de La Universidad de La Rioja, de la
Biblioteca de La Rioja, el portal de www.dialnet.es , www.schoolargoogle, y la
biblioteca de la FLUP de la Universidade do Porto.
El primer punto que desarrollé fueron los antecedentes y a partir de aquí ya e
plantee los objetivos a alcanzar. El primero, y si soy sincera el más importante, es el de
realizar un trabajo sobre una temática en la que me siento realmente a gusto y disfrutar
de su elaboración. El segundo, el objetivo académico, obtener toda la información
necesaria para poder en un futuro desarrollar un trabajo más específico sobre esta
temática.
Raquel Pérez Moreno
6
Así la composición del trabajo ha quedado de la siguiente manera: introducción,
antecedentes (he buscado información sobre los estudios de arqueología militar en la
Península, centrándome al final en la historiografía de los campamentos legionarios de
la zona), estudio del ejército romano en el noroeste (fases, legiones y campamentos) y la
identificación de recintos militares (arquitectura militar y materiales) y conclusiones.
Este último punto lo he desarrollado a través del artículo de Ángel Morillo
Cerdán “Criterios arqueológicos de identificación de los campamentos romanos en
Hispania” de 2008. Es quizás el más importante de todos, ya que una vez revisados los
antecedentes, me percaté de que una de las cosas que aún quedan por estudiar y analizar
en profundidad es la identificación de los asentamientos de las tropas auxiliares
dependientes de las cuatro legiones que se establecieron en el noroeste a partir de las
Guerras Cántabras. Lo que he pretendido realizar es una especie de “guía arqueológica”
que permita, a través de la identificación tanto de estructuras como de materiales,
identificar estos campamentos de las tropas auxiliares, una información que resulta de
extremada importancia para continuar con el estudio del proceso de romanización en la
zona. Aunque he de decir que hay una carencia bastante grave que es que no he podido
contar con suficientes imágenes para ilustrar este último capítulo del trabajo.
Por otro lado he añadido un anexo con el desarrollo de las características de las
distintas producciones cerámicas porque resultaba muy denso para su lectura.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
7
3. Antecedentes
La Arqueología Militar Romana en España ha pasado por varias fases desde sus
inicios, a principios del s. XX de la mano, de Schulten. Previos a los trabajos de
alemán, se han conservado algunos estudios que utilizan las fuentes clásicas como
criterios de localización geográfica de yacimientos. Se trata de los trabajos de De los
Ríos y Ríos sobre Juliobriga de 1889 y de Fernández Guerra sobre Cáceres del mismo
año.
Tras estos primeros estudios, que carecen de toda fiabilidad, se suceden tres
periodos que coinciden básicamente con la orientación científica particular de cada
momento, contando además con la presencia de figuras aisladas que resultaron
trascendentales, como es el caso del propio Schulten o García-Bellido. Hay que destacar
que el interés por determinadas cuestiones, como es el caso de los campamentos de
época republicana, se ha extendido a la largo de varias décadas, mientras que aparecen
puntualmente nuevos temas de investigación. Pero no ha sido hasta momentos mucho
más recientes cuando se han comenzado a realizar trabajos de continuidad en el estudio
de los campamentos militares romanos y se ha producido una completa renovación
metodológica y un gran avance cualitativo en el campo de la Arqueología Militar.1
He de matizar que tradicionalmente se ha presentado a la Arqueología Miliar
Romana en España con un gran retraso respecto a otros países como Alemania o
Inglaterra, donde se han elaborado grandes corpora de campamentos, gracias, también
es verdad, a la presencia de un limes en estos países estable a lo largo de varios siglos,
lo que ha favorecido la conservación de un gran número de asentamientos.
Pero para Morillo y Martín Hernández, este retraso de la investigación española,
más que por una cuestión meramente cuantitativa (hay que recordar que España
conserva el mejor conjunto de recintos militares romanos de época republicana), está
relacionado más bien con una cuestión puramente ideológica. Los dos investigadores
argumentan que la falta de reflexión acerca del proceso de conquista en su vertiente más
militar ha sido debido a la consideración, durante largo tiempo, del ejército romano
como un factor exógeno de carácter claramente imperialista. Los primeros trabajos
1 MORILLO (1991), 140-141.
Raquel Pérez Moreno
8
sobre el ejército romano en Hispania se centraron en algunos de los episodios históricos
considerados como más trascedentes, como las guerras celtibéricas y sertorianas, es
decir que las referencias al largo periodo de la conquista romana de Hispania (218 a.C.-
19 a.C.) consistieron en “simples referencias laudatorias” a la resistencia de los pueblos
prerromanos, con lo que los investigadores se ocuparon básicamente de los
campamentos del periodo republicano, que estaba en relación con las ocupaciones
indígenas precedentes.2
3.1. Schulten3, la “arqueología filológica” y los primeros estudios.
Schulten es uno de los máximos representantes de la arqueología filológica de la
escuela alemana en la Península Ibérica. Entre 1907 y 1918 realiza sus trabajos sobre
los campamentos de Escipión en torno a Numancia y los campamentos de Rinieblas;
posteriormente, durante la década de 1926-1935 se dedica al estudio de otros recintos:
Almazán, Alpanesque, Aguilar, Rosinos de Vidriales y Almenara; y excava, junto a
Paulsen, Cáceres el Viejo. A partir de 1935 abandona prácticamente sus estudios sobre
los campamentos y trabaja en las recopilaciones de fuentes referidas a España, Fontes
Hispaniae Antiquae.4
Las informaciones recogidas en los trabajos de Schulten plantean numerosos
problemas de orden metodológico, ya que por ejemplo en sus excavaciones no tuvo en
cuenta estratigrafías, por lo que se han perdido muchos datos en el ámbito cronológico.
Además, las identificaciones de Schulten se basan principalmente en los textos de las
fuentes clásicas referentes a la conquista de Hispania, por lo que realiza identificaciones
muy aventuradas y poco contrastadas sobre el terreno.5 Por otro lado, cabe destacar en
sus obras la buena calidad de los mapas y reconstrucciones de plantas, alzados y
defensas.
2 MARTÍN HERNÁNDEZ y MORILLO (2005), 177-178.
3 MORILLO (1991), 142. Schulten (1870-1960), erudito alemán muy bien relacionado con las autoridades
del momento en España lo que le sirvió para excavar allí donde deseaba. No era arqueólogo sino buen estudioso de las fuentes antiguas y sólo esporádicamente trabajó con arqueólogos alemanes profesionales. Tras sus primeras excavaciones en Numancia, y ante el rechazo de los investigadores españoles a sus trabajos en la ciudad arévaca, se dedicó a los campamentos levantados por los romanos para su asedio, y ante el éxito de la investigación, decidió dedicarse a todos los testimonios de este tipo de los que tuviera noticia. 4 MORILLO (1991), 142.
5 MARTÍN HERNÁNDEZ y MORILLO (2005), 177-178.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
9
Junto con Schulten, durante la primera mitad del s. XX, encontramos los
estudios de Soler, Numancia: los celtiberos y sus guerras con Roma de 1921, o de
Gómez Santa Cruz, Historia crítica de las guerras de Numancia de 1935. Surgen
además las primeras publicaciones sobre las guerras cántabras, Augustus War in Spain
(26-25 B.C.) de Magie en 1920, y los primeros estudios sobre las murallas de Tarragona
de la mano de D. Pedro de Bosch-Gimpera en 1926 y las de Lugo por Mélida y Alinari
en 1921. Cabe mencionar también el trabajo de Richmond Five town-walls in Hispania
Citerior de 1931, por ser el primer trabajo que se ocupa de las fortificaciones
bajoimperiales.
Hacia mediados del s. XX asistimos al comienzo de las excavaciones
sistemáticas en Ampurias, con los trabajos de Almagro Basch, Ampurias. Historia de la
ciudad y guía de las excavaciones, de 1952 y en Tarraco, destacando los trabajos de
Serra i Vilaró; que aunque se centran en torno al carácter urbano de ambas ciudades
proporcionan datos de interés sobre sus respectivos orígenes.
3.2. El inicio de la investigación arqueológica científica.
Con la llegada de la arqueología moderna, conviven en España a partir de los
años cincuenta del siglo XX varias tendencias. Por un lado, la continuidad de trabajos
entorno a Ampurias y Tarraco, de la mano de, entre otros, Antonio Beltrán; por otro,
una potente corriente de estudios históricos basados en las fuentes encabezada por
García y Bellido y González Echegaray, con interés en la localización de recintos
campamentales. Junto a ellas, el estudio de las fortificaciones urbanas tardorromanas,
encabezado por Balil.
Por otro lado, durante las décadas de los cincuenta y sesenta comienzan a ser
frecuentes las publicaciones de noticias procedentes de excavaciones y prospecciones
como las realizadas en Astorga por Luengo (1955 y 1961), en Pamplona por Mezquiriz
(1958). La mayoría de los trabajos de autores como éstos contienen una bibliografía
bastante completa, suelen incluir dibujos de las piezas más importantes, así como planos
bastante ajustados a la realidad. Hay que mencionar también que es habitual encontrar
en estas obras una identificación histórica más o menos hipotética o justificada.
Ya a finales de los años 60 y durante toda la década posterior se reactiva la
investigación centrada en las ciudades amuralladas bajoimperiales, con trabajos como el
Raquel Pérez Moreno
10
monográfico sobre León de 1970 dirigido por García y Bellido o el de Elorza sobre la
muralla de Iruña a partir de 1972. También cabe destacar el florecimiento de reuniones
y congresos especializados como el Symposium sobre las ciudades de fundación
augustea de 1976 donde se presentan trabajos sobre trazados amurallados y los orígenes
de Astorga, Lugo y Pamplona; o el Bimilenario de Lugo en 1977.
Paralelamente se sigue excavando las ciudades costeras catalanas y se va
desarrollando un creciente interés por los temas derivados de la presencia y conquista
romana cada vez más relacionado con los restos materiales y la arqueología.
Encontramos estudios dedicados específicamente a campamentos militares como es el
caso de Almazán por Garmer y Ortero (1969); Cáceres el Viejo por Beltrán (1973-1974
y 1976); Sasamón por Abasolo (1975) y Rosinos de Vidriales descubierto mediante
fotografía aérea por Martín del Valls y Delibes Castro (1973-1982).6
3.2.1. La obra de García y Bellido.
Antonio García y Bellido (1903-1972) fue realmente el precursor de los estudios
sobre el ejército romano en España. Con base sus estudios de la zona septentrional de la
Península Ibérica, ya en los años cincuenta, apunta a que el papel de las legiones y
unidades auxiliares del ejército romano, con centro en sus asentamientos, fue
fundamental en el proceso de transformación estructural entre el mundo indígena y el
romano; es decir, que los campamentos de estas unidades militares fueron los
principales focos de romanización y latinización de esta zona.7
En 1961 se publica en el Anuario Español de Arqueología “El exercitus
Hispanicus desde Augusto a Vespasiano”8, donde recoge las legiones y las tropas
auxiliares que pasaron por Hispania, indicando sus orígenes, establecimientos, traslados,
etc., prestando mucha atención a los testimonios epigráficos y las fuetes literarias. Este
trabajo está muy bien ilustrado y cuenta con trascripciones.
Realizó intervenciones arqueológicas en Herrera de Pisuerga (Palencia), entre
1960 y 1961, donde se recuperaron un importante conjunto de materiales de cronología
augusto-tiberiana de clara filiación militar; aún así, no llegó a reconocer que Herrera
llegara a ser campamento de la legio IIII Macedónica. Así mismo, García y Bellido
6 MORILLO (1991), 142-145.
7 MARTÍN HERNÁNDEZ y MORILLO (2005), 180.
8 GARCÍA Y BELLIDO (1961), 114-160.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
11
llevó a cabo innumerables intervenciones en León entre 1961 y 1967. Destaca el trabajo
sobre la legio VII Gemina donde se examinan todos los datos con los que se contaba: las
excavaciones en la catedral, las tégulas con sello de la legión, las intervenciones en la
ciudad…9
Estos estudios fueron un gran precedente para investigadores posteriores, como
para Roldán Hervás quien en 1974 publica su monográfico Hispania y el ejército
romano: contribución a la historia social de la España antigua o posteriormente
Lerroux que publica en 1982 El ejército romano y la organización de las provincias
ibéricas desde Augusto hasta la invasión de 409.
3.3. Del nacimiento de la Arqueología Militar Romana hasta nuestros días.
La publicación en 1984 del trabajo de Ulbert "Cáceres el Viejo. Ein
spätrepublikanisches Legionslager in Spanisch-Extremadura" inaugura, gracias a sus
planteamientos teóricos y a la utilización de una metodología arqueológica reconocida
fuera de nuestras fronteras, una fase completamente nueva; por lo que se considera el
auténtico punto de partida de la Arqueología Militar Romana española.
Desde ese momento hasta la actualidad se ha experimentado una renovación en
los planteamientos metodológicos y un avance espectacular dándose un importante
salto cualitativo en el conocimiento de los recintos militares. Aunque por desgracia,
también hay que mencionar que este avance no se ha plasmado en una publicación de
resultados acorde con el esfuerzo realizado.10
Las recientes investigaciones se han realizado principalmente a través de
excavaciones arqueológicas en suelo urbano, encaminándose hacia un doble objetivo.
Por un lado, el estudio de las construcciones y materiales altoimperiales, que son las
mejor documentadas desde punto de vista estructural; y por otro, la identificación y
caracterización arqueológica de los campamentos legionarios de los periodos augusteo y
julio-claudio. Paulatinamente, también han ganado peso los trabajos de identificación
mediante fotografía aérea y prospecciones sistemáticas del terreno. Todas estas
9 BLÁZQUEZ MARTÍNEZ (2003), 223-224.
10 MARTÍN HERNÁNDEZ y MORILLO (2005), 181-182.
Raquel Pérez Moreno
12
investigaciones han permitido la apertura de nuevas perspectivas sobre la disposición de
las unidades auxiliares y los objetivos principales del ejército en la Península Ibérica.11
3.3.1. Los congresos de Arqueología Militar Romana en Hispania.
Es importante también detenerme en un breve comentario sobre los encuentros
en los que los investigadores han debatido y puesto sus ideas en común.
En 1998 se celebra el I Congreso Internacional de Arqueología Militar en la
Universidad Internacional SEK de Segovia, cuyas actas se publican en 2002.12
En estas
jornadas destacan los trabajos sobre nuevas localizaciones como las de Andagoste,
Villalazón o los campamentos de asedio de Espina de Gállego; pero sobretodo se
comienza a definir poco a poco de los modelos arquitectónicos propios del asentamiento
militar y de la caracterización de los materiales castrenses. Tras este congreso se crea la
Comisión Científica permanente de Arqueología Militar Romana.
El segundo congreso se lleva a cabo en León en 200413
; se trata de un
monográfico acerca de la producción y abastecimiento en el ámbito militar. De este
congreso surgen avances específicos sobre la fabricación de terra sigillata y lucernas,
objetos metálicos, vítreos, así como, el suministro de moneda al ejército. Además se
presentan novedades acerca de campamentos republicanos como los aragoneses de La
Cabañeta o Segeda.
Por último, entre todos los congresos, citar el XX Congreso Internacional de
estudios sobre la frontera romana se desarrolló en León en septiembre de 2006, bajo la
dirección de Ángel Morillo Cerdán, organizado por la Universidad de León y con el
apoyo de numerosas instituciones científicas. Como fruto nacieron 3 volúmenes donde
se recogen un total de 138 comunicaciones que dan a conocer los más recientes avances
en el conocimiento de la arqueología romana en relación con la defensa y control de las
fronteras del Imperio. Entre los temas tratados en el congreso encontramos los relativos
a las fronteras interiores, al modelo de conquista y ocupación romano, a la ciudad
11
MORILLO (2005), 163-164. 12
MORILLO (Coord.), (2002). 13
MORILLO (Coord.), (2006).
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
13
amurallada y las fortificaciones militares en el período tardorromano, al movimiento de
tropas, etc. Recoge estudios por secciones geográficas.14
3.4. Los campamentos legionarios del noroeste peninsular.
Estos recintos, que surgen como consecuencia directa de las guerras cántabras
(29-19 a.C.), presentan especiales problemas de identificación. En su mayoría se
encuentran bajo ciudades actuales lo que dificulta su reconocimiento arqueológico.
Además, es muy habitual que se hayan utilizado materiales perecederos en su
construcción; que sus plantas aún no están regularizadas; y todo esto sin contar con las
condiciones geoclimáticas del norte no son las más adecuadas para su conservación.
A falta de estructuras arquitectónicas, la identificación de estos asentamientos
militares se ha venido realizando tomando como base el registro arqueológico centrado
en los materiales más antiguos de filiación indiscutiblemente militar, como hizo Morillo
en el traajo sobre los campamentos romanos de la Meseta Norte.15
Muy importante
también el estudio comparativo de estos materiales guía con los encontrados en los
campamentos alemanes más antiguos como Haltern, Oberaden, o Vetera.16
A finales de los años 90 del siglo pasado se comenzaron a identificar
arqueológicamente los primeros campamentos asociados directamente con las guerras
cántabras. Fue Peralta, quien en 1996 localizó un campo de operaciones militares
compuesto por varios campamentos de campaña que controlan el camino natural que
lleva desde el interior hacia la costa, situados en la Cordillera Cantábrica en torno al
castro indígena La Espina del Gállego.17
A pesar de trabajos como éste, aun sigue pendiente una publicación sistemática
de las estructuras constructivas y materiales utilizados en los campamentos surgidos en
este periodo, así como el determinar su cronología exacta, las identificaciones
tipológicas y la funcionalidad específica de cada caso. Sin embargo, los trabajos
continúan y poco a poco se va ampliando el mapa de establecimientos militares en el
noroeste. Recientemente, en 2011 un grupo de investigadores de la ciudad de León
14
MORILLO (Coord.), (2009). 15
MORILLO (1996), 77-84 16
MORILLO (2005), 170. 17
PERALTA, E. (1999), 195-212.
Raquel Pérez Moreno
14
localizan un nuevo emplazamiento gracias a la fotografía aérea cerca de Huerga de
Frailes.18
Por último me gustaría mencionar que de entre las revistas especializadas, cabe
destacar Lancia, impulsada desde la Universidad de León, que aún hoy en día continúa
publicando artículos sobre la presencia romana en el noroeste peninsular.
3.4.1 Astorga (León)
Astorga cuenta con una amplia historiografía en lo referente a hallazgos de
época romana en su subsuelo. Nos podemos remontar hasta el s. XVI, pero hay que
esperar hasta los años cuarenta del s. XX a que se lleven a cabo las primeras
intervenciones arqueológicas. Las realizó el erudito local Luengo, quien, entre otros
hallazgos, describe y fecha la red de cloacas. A él se le debe la idea del origen de la
ciudad sobre un núcleo indígena; teoría que se mantuvo hasta bien entrado el s. XX.
Las excavaciones sistemáticas en Astorga no se iniciaron hasta mediados de los
ochenta del siglo pasado, impulsadas por García Marcos y Vidal Encinas y continuadas
por, entre otros, González Fernández y Burón Álvarez. Hay que señalar que el
crecimiento urbanístico, sin control alguno desde los años sesenta, supuso la destrucción
de importantes restos arqueológicos.
A pesar de los planteamientos de Luengo, el origen militar de Asturica Augusta
era un hecho comúnmente aceptado por los historiadores debido a un pasaje de Floro
que alude a la bajada de indígenas al llano y su establecimiento en un antiguo
campamento augusteo (Epitoma Rei Militaris II, 33, 59-69), hecho que narra
inmediatamente después de la toma de Lancia; pero sobre todo, debido a la presencia de
epígrafes funerarios de la legio X Gemina reutilizados como parte de la muralla de la
ciudad. La constatación arqueológica llega entre 1993 y 1995 en la excavación del solar
nº 21 del Paseo Blanco de Cela donde se identifican dos fosos excavados en el nivel
geológico, que confirmaron la existencia de un asentamiento castrense en Asturica.19
Muchos de los aspectos derivados de las intervenciones arqueológicas en
Astorga se han enmarcado en el Proyecto Inventario, estudio e investigación de
18
MENÉNDEZ, A., et alii. (2011), 32-35. 19
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, (1998), 1023.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
15
materiales arqueológicos hallados en excavaciones de Astorga (León), coordinado por
Mª Teresa Amaré Tafalla.20
3.4.2. Los campamentos de Legio (León)
La primera recopilación de noticias arqueológicas de León data de finales del s.
XVIII y se la debemos al Padre Manuel Risco, quien estableció una relación directa
entre León y la legio VII gemina, apuntando además el trazado campamental y el origen
romano de la muralla.
El siglo XIX fue muy activo en cuanto a hallazgos arqueológicos se refiere. En
1869 se funda el Museo Arqueológico de León, donde se fueron depositando los objetos
arqueológicos recogidos por la Comisión Provincial de Monumentos, así como la gran
colección epigráfica procedente en su mayoría de los derribos que se iban realizando en
la muralla. En 1875 queda al descubierto un tramo de acueducto. Pero lo más
sobresaliente fue la restauración de la catedral llevaba a cabo entre 1884 y 1888 por el
arquitecto De los Ríos que sacó a la luz un conjunto termal. Ya en el siglo XX contamos
con la fundamental obra de Gómez-Moreno, Catálogo Monumental de la Provincia de
León, que contiene una exhaustiva recopilación de los restos romanos de la capital
leonesa, haciendo hincapié en los epigráficos.
Las primeras intervenciones arqueológicas modernas las llevó a cabo García y
Bellido entre 1961 y 1967; es él quien apunta por primera vez una ocupación romana
anterior a la legio VII gemina, la de la legio VI Victrix. Los resultados de sus estudios se
publicaron en 1968 con motivo de la celebración del XIX aniversario de la fundación de
la legio VII gemina.21
Tras este congreso, hasta bien entrado los años ochenta, las actividades
arqueológicas cesan casi por completo. Tras la asunción de las competencias sobre
patrimonio de la Comunidad Autónoma por parte del Ayuntamiento de León en 1985, la
actividad arqueológica ha ido proliferando con excavaciones en distintos solares, lo que
ha generado un volumen enorme de información que ha permitido renovar por completo
la visión histórica del pasado de la ciudad.22
Paulatinamente se van publicando las
20
AMARÉ, Mª T., et alii. (2006), 91-108. 21
GARCÍAY BELLIDO, (1970) 22
MORILLO, y GARCÍA MARCOS, (2006), 225-243.
Raquel Pérez Moreno
16
nuevas aportaciones de la mano de investigadores como Amaré Tafalla, Aurrecoechea o
Campomanes Alvaredo.
3.4.3. Herrera de Pisuerga (Palencia)
Contamos con referencias puntuales sobre el hallazgo de lápidas y miliarios en
las cercanías de Herrera desde el s.XVI, pero la investigación arqueológica propiamente
dicha comienza en 1931-1932 cuando se excavó su necrópolis visigoda. Durante los
siguientes años se produjeron hallazgos aislados, pero será García y Bellido quien dará,
a principios de los sesenta del siglo pasado, el impulso definitivo con dos campañas
estivales cuyo objetivo fue la determinación de estratos de época romana.23
De entre la
riqueza de materiales destaca la proliferación de materiales cerámicos, sobre todo las
producciones de L. Terentius y una tessera hospitalis fechada en el 14 a.C.
Fig. 1. Tessera Hospitalis de Herrera de Pisuerga (Palencia)
ILLÁRREGUI (2010), 19.
El primero en considerar la identificación del yacimiento de Herrera con el
campamento de la Legio IIII Macedonica fue Rodríguez Colmenero en 1979; pero la
confirmación definitiva, después de un largo debate historiográfico basado
principalmente en fuentes epigráficas y literarias, llega de la mano de Pérez González e
Illárregui, quienes desde 1983 han realizado excavaciones sistemáticas en numerosos
puntos del casco urbano y sus inmediaciones. A pesar de estos trabajos, las únicas
monografías publicadas se refieren a la terra sigillata24
y lucernas.25
Así mismo,
contamos con varios trabajos que abordan diversos aspectos relativos a la problemática
23
GARCÍA Y BELLIDO et alii. (1961), 21-120. 24
PÉREZ GONZÁLEZ (1989) 25
MORILLO (1992b)
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
17
del yacimiento desde una perspectiva histórico-arqueológica, como son los trabajos de
Fernández Ibáñez y de los propios Pérez González e Illárregui.
Tras estos estudios, la evidencia material no deja lugar a dudas, no sólo de la
presencia de la legión, sino también del posterior asentamiento de cuerpos auxiliares, el
ala Parthorum y la cohors I Gallica. Así en la actualidad podemos hablar de una
secuencia evolutiva que abarca desde finales de las guerras cántabras hasta el s. II d.C.26
3.4.4. Los campamentos de Rosinos de Vidriales (Zamora)
Tenemos noticias de este enclave, conocido como “La Cerca”, gracias a autores
como Miñano, Saavedra o Fernadez Douro, ya desde finales del s.XIX. En la década de
1920, Gómez Moreno en el Catálogo monumental de la provincia de Zamora relaciona
este lugar con Petavonium, un núcleo de población situado a lo largo de la Via XVII, y
propone el origen militar del mismo, planteando así mismo que el recinto de “La Cerca”
hubiese podido albergar a la Legio X Gemina, como apuntaban las inscripciones
halladas en sus inmediaciones.
Durante la década de 1960, nuevos hallazgos vinieron a incidir sobre la
importancia del asentamiento, pero a la vez arrojaban nuevas incógnitas sobre el
contingente militar que lo ocupó, ya que aparecieron epígrafes vinculados a la Cohors
IIII Gallorum. Las publicaciones de Vigil sobre el ala II flavia (1961) y de García y
Bellido sobre el ejército Hispánico (1961), así como el trabajo del ingeniero
Loewinsohn, centrado en el trazado de la Via XVII, supusieron una aportación decisiva
para la definitiva ubicación de esta unidad de caballería en el interior de “La Cerca”. Sin
embargo, aún quedaba por esclarecer cual fue el papel de la Legio X Gemina en este
entorno.
En los años 70, agotados en buena medida los datos extraíbles del yacimiento,
los profesores Martín Vals y Delibes Castro, de la Universidad de Valladolid,
desarrollan una nueva dinámica de estudio basada principalmente en el trabajo de
campo, cuyos frutos se vieron recogidos en diversas publicaciones recogidas bajo el
epígrafe Hallazgos arqueológicos de la provincia de Zamora, tras los que publicaron la
26
GÓMEZ BARRIERO (2008), 140.
Raquel Pérez Moreno
18
monografía Sobre los campamentos de Petavonium, en la que se desarrolla la idea de
“dos unidades auxiliares y un solo campamento” basada en la interpretación de
fotografía aéreas. Se fotografió el campamento en distintas épocas del año y en diversas
condiciones ambientales, gracias a lo cual se logró reconocer un segundo recinto, más
grande, que se evidenciaba bajo el ya conocido, y capaz de albergar a una legión.
Tras este gran descubrimiento, se llevaron a cabo una serie de excavaciones, en
su mayoría de urgencia, que exhumaron el perímetro murado exterior del campamento
del ala II flavia y diversas zonas del interior del mismo. Tras la compra del terreno por
la Junta de Castilla y León en 1986, comienzan, tres años más tarde, las campañas de
excavación sistemáticas cuya atención se centra en el recinto del ala. 27
La zona que
ocupó la legión sólo ha sido objeto de algún sondeo esporádico.
27
CARRETERO y ROMERO (1996).
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
19
4. El ejército romano y su estudio
4. 1. Características del ejército romano altomperial
El ejército ciudadano republicano estaba dirigido por generales que aplicaban su
propia idiosincrasia a la dirección de las campañas militares y que tenían una visión
cronológica limitada a su mandato anual. Desde el punto de vista de la táctica militar,
las tropas se movían continuamente sobre el terreno para conquistar y someter tribus u
oppida mediante asedio o conquista por asalto, estableciendo y abandonando diferentes
campamentos durante la campaña veraniega para volver a sus cuarteles de invierno para
el armilustrium que tenía lugar el 19 de octubre.28
La llegada de Augusto supuso una transformación radical en el ejército ya que
pasó a ser profesional pagado y dirigido directamente por el emperador. Una de las
principales diferencias respecto al ejército republicano residía en que se trataba de un
ejército permanente sostenido tanto en tiempo de guerra como de paz.
Este ejército profesional fue sometido a una preparación intensiva en aspectos
tanto de orden militar (construir/deshacer fortificaciones, diseñar y construir vías,
mejor/adaptación/reparación armas y herramientas, etc.) como de orden civil
(construcción de templos, edificios públicos, arcos del triunfo, puentes canales,
acueductos, minas, viñedos, etc.).
Los efectivos y cuerpos militares los componían: la legión (número y nombre,
epíteto honorífico), cada una con 5000 milites y los auxilia: alas (caballería) y cohortes
(infantería), de quingenarie (500) o bien militarie (1000); además de la guarnición de
Roma y cohortes pretorianas.
Durante el alto imperio el ejército desempeñó un doble papel. Por un lado,
estaba dispuesto a lo largo de las fronteras (Rin, Danubio, Britania, Oriente, Egipto,
África), por otro, su actividad se desplegó en algunas provincias ya pacificadas del
interior con el objetivo de controlar territorio y recursos, como fue el caso del noroeste
de Hispania.29
4.1.1. Fuentes clásicas para el estudio del ejército romano.
28
MORILLO (2008), 74-77. 29
PÉREZ GONZÁLEZ (2004), 15-16.
Raquel Pérez Moreno
20
Grosso modo contamos con dos tipos; por un lado tenemos a autores como
Tácito, Suetonio, César, Veleyo, Patérculo, Dion Casio, Vegecio, Polibio, Higinio,
Arrariano, Flavio Josefo o Vitubio, cuya lectura es fundamental para contrastar visiones
sobre distintos actos y épocas del ejército romano; por otro, los documentos jurídicos
que nos aportan datos sobre vidas y carreras militares.30
El análisis de los textos clásicos es una fuente de importancia para el
conocimiento de las características constructivas y ubicación de los campamentos. La
mayor parte de las citas describen de forma minuciosa las técnicas de castramentación;
no ocurre lo mismo con las localizaciones geográficas, ya que muchas veces aparecen
en un sentido muy amplio y sin datos concretos. Los textos más completos sobre los
campamentos son un pasaje de las Historias de Polibio (VI, 28,10 a VI, 42,6) de la
segunda mitad del s. II a.C., y De Metatione Castrorum, obra de Higinio, redactada en
la primeras décadas del s. II d.C.
Para la Península ibérica, las fuentes escritas proporcionan datos sobre la
localización y disposición interna de los campamentos, aunque, sin embargo, en su
mayoría no son referencias detalladas, sino puntales y poco precisa. Tan sólo en algunos
casos concretos, como el de Numancia, se hace hincapié en aspectos concretos del
emplazamiento y de la edilicia castrense. Los datos que nos proporcionan estas fuentes
muestran un reparte muy irregular de los recintos militares en la Península, ya que
aparecen concentrados, durante la Hispania republicana, en la Submeseta Norte y
Extremadura.31
Los autores clásicos que más noticas aportan sobre el ejército romano en
Hispania son: Polibio, Historias; Tito Livio, Ad Urbe Condita y Pericochae; Apiano,
Iberia; Frontino, Stragemata; Plutarco, Vidas paralelas, Tiberio; Salustio, Historiarum
Reliquiae. Más concretamente, para la etapa de conquista del noroeste peninsular
tenemos a Floro, Epitome Gestae Romanae; Orosio, Historiae Adeversus paganos;
Estrabón, Iberia. Aunque hay que mencionar que estos testimonios no nos aportan
información sobre la ubicación exacta de los cuerpos militares durante la contienda.
Floro y Orosio relatan que Augusto se estableció “cerca” de Sasanón; y Estabón recoge
que Tiberio siguiendo las pautas de Augusto reordena los cuerpos militares y establece
30
PÉREZ GONZÁLEZ, (2004), 16-24 31
MORILLO (1993), 379-395.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
21
un legado con dos legiones (Xª y VIª) y otro legado al mando de una legión (IVª)
cubriendo la zona que se extiende entre los astures y los Pirineos.32
Las citas que contiene algún dato sobre los recintos campamentales en época
imperial en la Península Ibérica son escasísimas. Las referencias al campamento de la
legio VII Gemina en León y los datos de la Notitia Dignitatum en el s. IV, son las únicas
excepciones.33
Probablemente este hecho se deba a la prolongada ausencia de grandes
acontecimientos militares en suelo peninsular.
4. 2. El ejército romano en el noroeste peninsular.
La importancia del estudio del ejército romano en el noroeste peninsular reside
no sólo en los diversos aspectos que rodean al conocimiento intrínseco de las
características propias del ejército hispánico durante la etapa altoimperial en éste área,
sino que el estudio de su despliegue y actividad resulta de suma importancia a la hora de
valorar el proceso de desarrollo este territorio dentro de las estructuras sociales,
políticas, administrativas y económicas del Imperio.34
Es decir, que el papel del ejército
resultó clave ya que se manifestó como instrumento decisivo a la hora de articular un
territorio muy alejado del “modo de vida romano”, desempeñando funciones que
superarían con creces sus deberes estrictamente militares.
En el año 27 a.C., Augusto, después de la repartición de las provincias
hispánicas entre senatoriales e imperiales, comienza la pacificación definitiva del
noroeste peninsular, dentro de un plan global de estabilización de las fronteras del
Imperio. Fue Agripa quien en el año 19 a.C. puso fin de manera efectiva la contienda
derivada de este plan, conocida como “La Guerras Cántaras”, y fue entonces cuando
comenzaron a gestarse las posibles soluciones para la vertebración del territorio.35
Así, el fin de la guerra contra los pueblos del noroeste peninsular supuso el
inicio de una nueva etapa consistente en la creación y articulación de un complejo
operativo militar tendente a otorgar a este territorio de estabilidad, ya que se encontraba
en estado precario. Augusto, o quizás Agripa, van a idear una estrategia encaminado no
sólo a evitar posibles episodios bélicos, sino también para aprovechar los recursos
32
PÉREZ GONZÁLEZ (1998), 545-54 33
MORILLO (1993), 383. 34
CARRETERO (1999), 143-144. 35
RODÁ (2007), 55-56
Raquel Pérez Moreno
22
humanos y económicos existentes en el territorio. Este plan va a consistir en la creación
de una serie de bases militares permanentes desde las que efectuar un control efectivo
del noroeste y dar cobertura a la incipiente administración romana en su integración
dentro del organigrama del Imperio.36
El control del territorio fue una realidad palpable
ya en época flavia que es cuando podríamos afirmar que la administración conventual
estaría plenamente consolidada.
Fig. 2. Campamentos romanos del Noroeste peninsular reconocidos por la bibliografía hasta
2011. MENÉNDEZ,, et alii. (2011), 145
Desde sus bases el ejército actuó no sólo como ejército de ocupación, sino como
estructura organizativa que favorecía la integración su integración del mundo indígena,
mediante, por ejemplo, la participación de estos pueblos en los cuerpos auxiliares
destinados a las fronteras renanas y danubiana. La epigrafía muestra en su onomástica
soldados galaicos y astures que sirvieron como auxiliares en el siglo I d.C., como es el
caso del cognomen Reburrus y su derivado Reburrinus-Reburrinius.37
36
CARRETERO y ROMERO (2004), 219 37
PITILLAS (2006), 21-34
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
23
4.2.1. Etapas de la historia militar del Alto Imperio en el noroeste peninsular.
a) Los años de anexión del territorio noroccidental hispano (19-15 a.C. a 20
d.C.), en la que el ejército romano de conquista se va reduciendo paulatinamente, dando
paso, poco a poco, a una desmilitarización de las legiones participantes en las guerras,
así como, al asentamiento definitivo de las restantes en los que serán sus campamentos
estables definitivos;
b) La consolidación de las formas de vida romanas en la zona (años 20 a 68);
c) Entre el ejército del período de los julio-claudios y el flavio-antoninos,
contamos con un intervalo de menos de 2 años (del 68 al 70), en el que las
características del ejército de Augusto se verían alteradas sustancialmente por los
avatares político-militares que entrañaría el conocido como “año de los 4 emperadores”;
d) La fase de la dinastía de los Flavios, incluido Nerva (años 70 a 98), momento
en que el ejército romano establecido en suelo hispano experimentará algunos cambios
con respecto, no sólo a su número, sino también en relación con el sistema de
enrolamiento de sus componentes, a lo que sin duda contribuiría en gran medida la
política general de Vespasiano, encaminada tanto al desarrollo del sistema urbano como
al aprovechamiento de los recursos económicos del Norte peninsular;
e) Durante el s. II (años 98 a 193), nos encontramos con un ejército permanente
en una Hispania pacificada, en la que la actividad desplegada por sus componentes
(vexillationes de la legio VII Gemina y/o de las tropas auxiliares dependientes de ella) se
vincula más con aspectos civiles (actividades mineras, construcción, reparación de
calzadas...) que estrictamente militares.38
4.2. 2. Los cuerpos militares en el noroeste peninsular.
Las fuentes escritas no nos aportan mucha información sobre las legiones que
tomaron parte en las Guerras Cántabras. Pero gracias a documentos numismáticos y
epigráficos podemos deducir que en ella participaron siete legiones. Las monedas con
insignias legionarias pertenecientes a los veteranos deducidos en las colonias fundadas
por Augusto en Hispania (Dion Casio 53, 28, 1) nos aportan datos sobre las legiones y
las ciudades:
38
SANTOS (2004-2005), 240
Raquel Pérez Moreno
24
- legio I ¿Augusta?, Acci (Guadix).
- Legio II Augusta, Acci (Guadix).
- Legio IIII Macedonica, Caesar Augusta (Zaragoza).
- Legio V Alaudae, Emerita Augusta (Mérida).
- Legio VI Victrix, Caesar Augusta (Zaragoza).
- Legio X Gemina, Emerita Augusta (Mérida) y Caesar Augusta (Zaragoza).
Acuñaciones de Carthago Nova, Ilici, Italica y Corduba, presentan también
emblemas legionarios, pero no se pueden adjudicar con seguridad a legiones
determinadas. A estas seis legiones que se decucen por las monedas habría que añadir
aún una séptima, la legio VIIII Macedonica, a principios del principado de Augusto y
luego, llamada Hispaniensis o Hispana, deduciendose de este apelativo que estuvo
también en las Guerras Cántabras.39
Fig. 3 Dupodio de época de Tiberio (31-32 d. C.) con las insignias y la mención de las legiones de
las que procedían los veteranos que fundaron Caesar Augusta. (Zaragoza)
http://www.catedu.es/aragonromano/mucesaug.htm (9/07/2013)
Tras la partida de la mayoría de las unidades militares participantes hacia nuevos
escenarios bélicos en las fronteras septentrionales del Imperio, las restantes se
estacionan en acantonamientos fijos dispuestos como un cordón defensivo a lo largo de
la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica y el piedemonte oriental de los
39
García y Bellido (1961), 114-115
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
25
Montes de León. Los campamentos legionarios de la legio IIII Macedonica en Herrera
de Pisuerga, de la legio VI Victrix en León y de la legio X Gemina en Astorga y
posteriormente, en Rosinos de Vidriales, constituyen las principales bases operativas
dentro de una franja de territorio militarizado semejante a un limes, que anticipa la
estrategia aplicada años más tarde en las campañas desarrolladas en las fronteras
septentrionales del Imperio.40
También sabemos de un número indeterminado de
unidades auxiliares, entre las que cabría citar la cohors III Tracum equitania, la cohors
IIII Gallorun, el ala II Gallorum Sebosiana y, quizás, el ala II Tracum, el ala Tautorum
Victrix c. R. o el ala I Gigurrorum.41
Estrabón nos explica cómo se repartió la administración del territorio hispano
tras la guerra:
“Ahora que las provincias han sido asignadas unas al pueblo y al Senado, otras al
emperador, la Bética fue entregada al pueblo (romano) y se le envía un pretor con
un cuestor y un legado; su límite oriental se ha fijado en las cercanías de Cástulo.
El resto pertenece al emperador; éste envía dos legados, uno pretorio y el otro
consular: el pretorio con un legado gobierna la Lusitania, que limita con Bética y se
extiende hasta el Duero y su desembocadura; esta región conserva en la actualidad
el mismo nombre y en ella se encuentra la ciudad de Emerita.
La parte restante de Hispania, y la mayor, está regida por el legado consular, que
dispone de un ejército considerable, compuesto por 3 legiones, y tiene a sus
órdenes 3 legados, de los cuales uno, con dos legiones, guarnece toda la región del
Norte de Duero, llamada antes Lusitania y ahora Callaecia.
Añádase a ésta la parte septentrional con los astures y los cántabros; por el país de
los astures discurre el río Melsos, y a escasa distancia de él se encuentra la ciudad
de Noega; un estuario cercano separa a los astures de los cántabros. La región que
se extiende desde allí hasta los Pirineos la gobierna el segundo legado con otra
legión.
El tercer legado administra la parte interior, que abarca los pueblos llamados ya
togados, como si dijéramos pacificados y que han adoptado, junto con la toga, la
40
MORILLO (2006), 40 41
CARRETERO y ROMERO (2004), 219
Raquel Pérez Moreno
26
civilización y las formas de vida itálicas; son éstos los celtíberos y los que habitan a
ambos lados del Ebro hasta el mar”42
Uno de los tres legados de rango pretoriano, el que tenía asignada la Callaecia-
Asturia contaba con dos cuerpos de tropas (legio VI Victrix y legio X Gemina); el legado
de la segunda zona que se correspondería grosso modo con Cantabria contaba con una
(legio IIII Macedonica) y el distrito restante estaría desprovisto de tropas. La presencia
de dos contingentes legionarios Callaecia-Asturia sería verosímil debido a la
proximidad en el tiempo de las guerras y la participación de cántabros, astures y
galaicos en la misma, pero también a imperativos de índole económica, debido a su
enorme riqueza minera.43
A comienzos del reinado de Tiberio, a pesar de la continuidad básica de la
política diseñada por Augusto, se acomete una profunda reorganización militar, que
coincide con la estabilización de las tropas romanas a lo largo de la frontera renano-
danubiana y con el inicio de las explotaciones auríferas a gran escala. Dichas
transformaciones se manifiestan en la profunda remodelación interna sufrida en este
momento por los campamentos de la legio IIII Macedonica en Herrera y de la legio VI
Victrix en León. En ambos casos se observa la sustitución de estructuras constructivas
más frágiles y perecederas por otras más sólidas, a través de lo que se percibe una
voluntad de consolidación de la presencia militar en dichos asentamientos. Por otro
lado, la legio X abandona su acantonamiento de Astorga y se traslada a su nuevo
emplazamiento en Rosinos de Vidriales en torno al 15 d. C. Sobre el lugar de los
antiguos castra se fundará la ciudad de Asturica Augusta, capital del conventus Asturum
y primer núcleo civil de importancia en la región septentrional.44
Será la motivación económica la que hará que se mantengan estacionadas en la
zona durante varias décadas a estas unidades, puesto que hasta el año 63 d.C. no saldría
del mismo la legio X Gemina, permaneciendo como única tropa de guarnición la VI
Victrix hasta ser reemplazada por la legio VII Gemina, acuartelada durante el Alto y
Bajo Imperio en el campamento que dará origen a la ciudad de León.
42
Estrabón, Geografía 3.4.20. 43
SANTOS (2004-2005), 241-242 44
MORILLO (2006), 52
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
27
4.2.2.1. La legio IIII Macedonica
Es probablemente la IIII de César y los Triunviros45
y la primera unidad
legionaria en asentarse de forma permanente en la zona (20/25 a.C.), en Herrera de
Pisuerga (Palencia), y la primera en partir hacia la frontera del Rin (39-40 d.C.) Una vez
finalizados los enfrentamientos bélicos en el noroeste peninsular este cuerpo legionario
acamparía en territorio ibérico formando parte de las tropas de ocupación: quedaría
estacionado en la zona del frente cántabro, donde, una vez pacificada la región, tendría
su campamento, entre, aproximadamente, el 20/1513 a.C., en Segisama Iulia; tras lo que
se traslada al campamento de Herrera.
Fig. 4. Recipiente de terra sigillata
itálica de tradición local firmada por L.
Terentivs de la legio IIII Macedonica
hallado en Herrera de Pisuerga (Palencia).
MORILLO (2008b), 270
Tradicionalmente se ha identificado a Herrera de Pisuerga con Pisoraca, cuidad
turmoga mencionada por Ptolomeo como Sisaraca (Geographica 2.6.51) y por el
Ravennate como Pistoraca (318.13). No obstante, la ciudad romana de Pisoraca surgió
como un núcleo urbano surgido de las cannabae legionarias tras la partida de la legio III
macedonica. La ciudad indígena, más tarde romanizada, no se encontraba en el mismo
solar que el emplazamiento legionario, aunque sin duda se encontraba en sus cercanías.
Esta localidad palentina se sitúa en una posición estratégica clave, controlando la
principal vía de entrada desde el interior de la submeseta norte a la antecordillera
45
GARCÍA y BELLIDO (1961), 119
Raquel Pérez Moreno
28
cantábrica (montes palentinos), en el interfluvium del Pisuerga-Burejo, un enclave
idóneo para sofocar adecuadamente cualquier hipotético levantamiento.46
El recinto militar se ubicó en la zona oriental del actual casco urbano de Herrera,
desbordándolo ampliamente hacia el sur, aunque no sabemos exactamente cuál sería su
planimetría. El horizonte militar augusteo-tiberiano permite distinguir varias fases en
atención a la composición del registro estratigráfico. Dichas etapas se encuentran
avaladas desde el punto de vista constructivo en los contubernia y las calles
documentadas arqueológicamente. Coetáneamente, se desarrollaría el asentamiento
civil en las cannabae, al otro lado del río Burejo.47
Por desgracia es prácticamente nula la información que poseemos acerca de las
características de su recinto y de las estructuras ocupacionales, aunque, por otro lado,
contamos con abundante documentación sobre los distintos tipos de materiales
arqueológicos y gracias a ella se ha avanzado en el conocimiento de los diversos
aspectos de la ocupación militar del enclave48
, como es su secuencia evolutiva, desde
finales de las guerras cántabras hasta el s. II d.C.
Las evidencias de la ocupación por parte de la Legio IIII Macedonica proceden
de dos tipos de yacimientos: por un lado los de la Chorquilla, San Millán y Ermita que
corresponden a espacios de desechos; por otro los de Cuartel I y II que se trata de
contextos habitacionales. Los materiales encontrados se caracterizan por las marcas
radiales, las primeras producciones de sigillatas itálicas lisas y numerario de último
tercio del s. I. a.C. Las estructuras asociadas serian de madera ya que en los niveles
fundacionales de Cuartel I y II se localizan estructuras negativas que marcan las
improntas de estructuras de barracones de madera con una orientación Oeste-Este
alineadas en un eje Sur-Norte.
Entre las tareas de este cuerpo legionario se hallarían las de contribuir a la
recaudación de los impuestos, así como la de dirigir las levas de los reclutas destinados
a formar parte de las tropas auxiliares que dependían de él. Con el fín de poder cumplir
todos estos objetivos se ha llegado a pensar que un destacamento de la misma estaría
acuartelado en el antiguo campamento de la legión II Augusta, en Iuliobriga. En este
46
PITILLAS (2007), 118. 47
GÓMEZ BARRIERO (2008), 140-141 48
CARRETERO (1999), 148
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
29
mismo contexto, algunos de los militares de la legión IIII Macedónica estarían
destacados hacia el suroeste de la Península, en la región minera de Sierra Morena (en
los alrededores de Nertobriga), sin duda para contribuir al aprovechamiento de los
recursos económicos de la zona.49
Fig. 5. Sectores arqueológicos de Herrera de Pisuerga (Palencia). GÓMEZ BARRIERO, (2008), 140
Tras la marcha de la legio y, posiblemente por un breve espacio de tiempo, hasta
un momento claudio-neroniano temprano, se produce un “vacío” militar, si bien todo
apunta a una continuidad del poblamiento civil. En época de Claudio I o comienzos
de Nerón se establecen dos cuerpos auxiliares50
: una unidad de caballería, el ala
Parthorum y la cohors I Gallica, que transformarán el antiguo castrum en castellum.
Conocemos la presencia del ala Parthorum a través de las marcas y sellos estampados
49
SANTOS (2004-2005), 245 50
FERNÁNDEZ IBÁÑEZ (2003), 213
Raquel Pérez Moreno
30
en tégulas e ímbrices procedentes de diversas áreas de la excavación, siendo la única
vez que se constata la presencia de esta ala en la Península.
Fig. 6. Cuerpos militares, horizontes arqueológicos y cronologías de Herrera de Pisuerga
(Palencia). GÓMEZ BARRIERO, (2008), 142.
El castellum del ala Parthorum se solapa con la parte oriental de lo que fue el
campamento de la legión; su perímetro se ha definido a partir de la documentación de
estructuras de hábitat militar, civil y vertederos. La posible presencia de la cohors I
Gallica, situada en fechas similares, está documentada a través de sellos, material
latericio y una Lucerna, encontrados en sector occidental del campamento legionario,
donde hasta el momento, no se han localizado vestigios inmuebles. Tras la partida de
los cuerpos auxiliares, a comienzos dl s. II, el solar parece sufrir un abandono total o
parcial mientras la población se concentra al sur del casco urbano y al otro lado del
Burejo, ubicación de las antiguas cannabae legionarias, donde surge una
aglomeración secundaria de carácter civil. 51
Fig.7 Marcas latericias del ala
Parthorum. Herrera de Pisuerga
(Palencia) MORILLO, et allí. (2006),
321
51
GÓMEZ BARRIERO (2008), 140-141
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
31
4.2.2.2. La legio VI Victrix.
De todas las unidades que participaron en las Guerras Cántabras, fue la legio VI
Victrix la que más tiempo permaneció en la península. Cabe destacar que está legión
apoyó activamente a Galba en su alzamiento contra Nerón y sus efectivos tuvieron, con
toda probabilidad, un papel fundamental en la fundación de la legio VII, primero
Galbiana en honor de su fundador y después Gemina.
Desconocemos la fecha exacta de su llegada a territorio hispano, a pesar de que
este hecho da origen al segundo de los títulos que la acompañaron a lo largo de su
historia (legio VI Macedonica Hispana Victrix Pia Fidelis Britannica Felix). Aunque no
sabemos la fecha exacta se sospecha que no sería hasta el año 25 a.C. ya que sus
veteranos no formaron parte de la fundación de Emerita Augusta. Si aparece en las
monedas de la fundación de Caersar Augusta, juntamente con la legio IIII Macedonica
y la legio X Gemina, en monedas de Augusto, Tiberio y Claudio. Durante la guerra la
legión había contado con una serie de unidades de tropas auxiliares dependientes, entre
las que se hallaría al parecer el ala Tautorum civium Romanorum, que en realidad
hemos de identificar con el ala Tauriana torquata Victrix civium romanorum.52
La legión ha dejado en Hispania varios testimonios de su paso como son las en
inscripciones funerarias de soldados halladas en Astapa (CIL II 1442), Calagurris (CIL
II 2983) Bracara Augusta (Braga) y principalmente Emerita Augusta (CIL II 490 y
491).53
Los trabajos de Schulten asentaron a la legio VI Victrix tras el fin de las guerras
en Bracara Augusta aunque no se han encontrado, por el momento, materiales que
corroboren esta afirmación. Lo que sí es posible es que alguna de sus vexillationes
estuviese acantonada algún tiempo en Lucus Augusti, tal y como parece desprenderse de
un epígrafe hallado en la ciudad en los años 90 del s. XX.
La identificación de esta unidad legionaria con el yacimiento leonés es
relativamente reciente. No fue hasta la década de los años 60 del siglo pasado, cuando
García y Bellido, seguido por Aldolfy y Le Roux, consideraron la viabilidad de un
52
SANTOS (2004-2005), 245-248 53
GARCÍA Y BELLIDO (1961), 123-124
Raquel Pérez Moreno
32
asentamiento legionario anterior a la legio VII gemina en León, basándose
principalmente en el texto de dos inscripciones. La primera, hallada en Rímini, está
dedicada al primipilus M. Vettivs Valens y hace referencia a la legio VI victrix
participando en la represión de una revuelta de los astures durante el reinado de Nerón.
(CIL IX 395). La segunda inscripción, hoy desaparecida, se encontró en la fábrica de la
muralla de León, cerca de la Puerta del Obispo, y está atribuida al legado L. Pupius
Praesens (CIL II 2666). En ella aparecía mencionada una legión cuyo apelativo
terminaba en –trix, con lo que sólo podía tratarse de la I adiutrix o de la VI victrix.54
Esta hipótesis se refrendó con hallazgos como el de un fragmento de Lucerna en
cuya base aparece una marca en relieve incompleta en la que se lee L.V. ¿I?. Dicha
abreviatura está perfectamente testimoniada en Hispania, tanto en epigrafía como en
numismática, para aludir a esta unidad militar. Además, se han encontrado también
varias monedas con resello de dicha unidad en varias excavaciones de los años 90
efectuadas en la capital leonesa. A tenor de estas evidencias debemos aceptar que la
legio VI Victrix estuvo estacionada en León al menos entre el cambio de Era y su partida
definitiva de la península ibérica en el 69/70 d. C.55
Fig. 8. Fondo de Lucerna con marca L. V. ¿I? (¿legio VI Victrix?) procedente de la intervención en
el patio del edificio Pallarés, León. MORILLO (2003), 97
Entre las funciones encomendadas a los componentes de este cuerpo legionario
cabe destacar el control del territorio próximo a su campamento, así como la de
contribuir a la administración de las provincias hispanorromanas del Norte peninsular,
54
GARCÍA MARCOS (2003), 277-283 55
MORILLO (2003), 90-98.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
33
puesto que sabemos que algunos de estos legionarios servirían en las oficinas de los
gobernadores de Lusitania y Tarraconense. 56
Fig. 9 Contramarca de la legio VI
Victrix, en moneda augustea de Turiaso.
(Tarazona) GARCÍA-BELLIDO, (2004), 250
4.2.2.3. La Legio X Gemina
Aproximadamente en el año 26 a.C. la legio X Gemina se traslada al noroeste
peninsular bajo las órdenes de Publio Carisio, legado imperial de la provincia de
Lusitania, con lo que podemos suponer que en torno al año siguiente, contaría ya con
un campamento en lo que posteriormente se conocerá como Asturica Augusta y
permanecerá en Hispania hasta el 63 d. C., año en el que momentáneamente será
desplazada a Carnuntum para volver a territorio peninsular y salir definitivamente en el
año 68 d. C.
Las excavaciones de los últimos 20 años han podido demostrar la existencia del
campamento de la legio X gemina entre los años 15-10 a.C./15-20 d.C. en Astorga. Su
duración, relativamente breve, fue debida muy probablemente a la intensificación de las
explotaciones auríferas, lo que conllevó su trasformación en ciudad. Así, la legio X
gemina, se instaló en un nuevo campamento en las inmediaciones de Rosinos de
Vidriales.57
56
SANTOS (2004-2005), 246-247 57
RODÁ, (2007), 62
Raquel Pérez Moreno
34
Fig. 10. Sillar de
granito con marca LXG hallado
en Astorga (León) MORILLO,
(2003), 87
La ubicación de la legio X Gemina en Rosinos queda patente gracias a las
evidencias epigráficas. Los ejemplos más abundantes son las tegulae o tejas planas que
presentan un sello o marca con las iniciales en relieve de la unidad militar que las
realizó, L.G.X, fechadas a mediados del s. I d.C. Por otro lado, en poblaciones cercanas
se han encontrado varias inscripciones funerarias de soldados pertenecientes a la legión,
así como, dentro del mismo yacimiento, un sestercio del emperador Claudio que
presenta una contramarca legionaria en forma de cabeza de águila en cuyo interior se lee
LX (acuñación fechada entre 41-52 d.C.)58
Durante su estancia Hispana, la legio X Gemina va a contar con el apoyo de la
cohors IIII Gallorum y del ala II Gallorum Sebosiana, tropas auxiliares de las que
desconocemos sus respectivos lugares de asiento. Es posible que el hallazgo de un
recinto en Valdemeda, en la localidad leonesa de Manzaneda, cuya fecha de abandono
se cifra entre los años 15/20 d. C., y cuyas dimensiones 4'2/4' has., se adecuen a la
superficie necesaria para albergar a un contingente de caballería.59
Las numerosas inscripciones de soldados, suboficiales y oficiales de esta legión
halladas por toda la península nos hablan de la vinculación de algunos de sus efectivos a
la administración civil, adscritos a los cuadros funcionarios de las capitales
conventuales y diversas sedes de conventus jurídicos. También tenemos constancia de
58
CARRETERO y ROMERO (1996), 11-12 59
CARRETERO (1999), 149-150
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
35
de su relación con el desarrollo de la red viaria al hacerse cargo de cuestiones técnicas
inherentes a la ejecución de obras de infraestructuras como puentes o calzadas60
.
4.2.2.4. La Legio VII Gemina
Tras la partida de la legio X Gemina hacia Carnuntum, en Hispania solo quedó
la VI Victrix, acantonada en León, la cual participó activamente en la sublevación del
año 68 de Galba contra Nerón y en creación de nueva unidad compuesta por hispanos
en Clunia, la VII Galbiana, más tarde denominada Gemina. Esta nueva unidad
respondía a la necesidad de Galba de contar con más tropas en su previsible lucha
contra el último de los julio-claudios y recibió el numeral VII, correlativo al de la única
unidad presente en aquel momento en la Península, la VI Victrix, su legión matriz.
Gracias a dos lápidas descubiertas en Villalís (León) conocemos la fecha exacta
en la que la legio VII recibió sus insignias, el 10 de junio del año 68 d.C. Año en que
comienza la lucha entre los cuatro emperadores, que ganará Vespasiano. A pesar de los
numerosos movimientos de tropas que se registran en apoyo de uno u otro candidato, el
exercitus hispanicus no sólo no se reduce, sino que se engrosa con dos nuevas
unidades: la X Gemina, que regresa a la Península, y la I Adiutrix. Esta nueva
concentración de unidades en una región alejada de los principales conflictos
debemos entenderla como una afirmación de la importancia estratégica de
Hispania. Aunque en algún momento dichas unidades desempeñaran un papel
estrictamente militar, como cuando Otón encarga la defensa de la Bética a legión X
Gemina, el principal cometido asignado a estas legiones debía ser el control de la
producción aurífera del noroeste peninsular, que debió funcionar durante estos años a
pleno rendimiento. Sobre dicho recurso debieron de cimentarse buena parte de las
ambiciones de los sucesivos pretendientes a la púrpura imperial.
En el invierno del 69/70 las tres legiones de Hispania la abandonan
definitivamente para hacer frente a la grave situación creada en la frontera del Rin. Por
lo que se refiere a la legio VII Galbiana , en octubre del 68 d.C. ya está
operando en Roma, para posteriormente ser destinada al limes danubiano. Tras
la muerte de Galba toma partido por Otón, regresando de nuevo a Italia. Con Vitelio
retorna brevemente al Danubio, desde donde apoya a Vespasiano, lo que la llevará a
60
CARRETERO y ROMERO (1996), 18-20
Raquel Pérez Moreno
36
participar en la segunda batalla de Bedriacum (cerca de la actual Cremona), sufriendo
una graves pérdidas tan numerosas que le fueron asignados efectivos procedentes
de otra legión indeterminada, portando a partir de este momento el epíteto de
Gemina (doble, acoplada). En el 73/74 d.C. se encuentra en la Germania Superior,
donde aparece ya con los epítetos Gemina y Gelix. La vuelta a Hispania de la legio
VII debió de producirse a finales del año 74 d.C., aunque no va a ser hasta el 79 cuando
aparezcan las primeras referencias a su estancia en sendas inscripciones de Aquae
Flauiae y Cornoces (Orense).
Para el levantamiento de su base permanente se va a elegir el enclave situado en
la confluencia de los ríos Bemesga y Torío, en el mismo lugar que había sido ocupado
por la legio VI Victrix. Este hecho incide nuevamente en el alto valor estratégico de la
zona puesto que, además de poseer una óptima posición defensiva, se ubica en un paso
natural entre la Meseta y el territorio al norte del macizo cantábrico y de fácil
comunicación tanto con el área galaica como con el valle del Ebro.
A través de las intervenciones arqueológicas se ha podido confirmar la
existencia en León de un recinto altoimperial que se encuentra en la actualidad
enmascarado por el trazado murario de época tardía. De este recinto se han exhumado
recientemente parte de las estructuras que conforman la porta principalis sinistra bajo
el firme de la Puerta del Obispo.
Fig.11, Tegula en la que aparece el
sello de la legio VI Gemina: L (egio) VII
G(emina) GORD(iana) P(ia) F(idelis),
Museo de León (León).
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
37
Se trata del campamento que cuenta con más referencias literarias. Ptolomeo
menciona este enclave como lugar de emplazamiento de la legio VII Gemina
(Geographica II, 6, 28). En el Itinerario de Antonino aparece como punto de llegada de
la via I, de Italia in Hispanias (387, 7 y 395, 4). Asimismo, la Notitia Dignitatum (XLII,
I, 26) ubica en Legione a la Legión VII Gémina en época bajoimperial. La Tabla I del
llamado Itinerario del Barro, menciona el emplazamiento de la legio VII Gemina como
punto de partida de una vía que termina en la costa cantábrica, concretamente en Portus
Blendium.61
León no será la única base para los efectivos de esta unidad sino que alguno de
sus destacamentos va a establecerse en el valle de Vidriales, volviendo a recuperar parte
del antiguo solar camparnental. Prueba de ello son los ladrillos paralelepípedos con la
marca L. VII. G. F. recuperados en la zona suroeste del mismo y cuya aparición plantea
varias hipótesis en función de la gran amplitud cronológica que poseen los sellos de la
legio VII Gemina Felix. La primera de ellas es la que se articula en tomo a la presencia
de este destacamento de infantería antes de la llegada del ala II Flavia, mientras que la
segunda incidiría en un asentamiento sincrónico de ambas.
Tras el establecimiento de la legio VII Gemina en su campamento de León, de
esta dependerían cuatro cohortes a las que hace alusión el texto un texto de Pisauro y
que podría tratarse de las cohortes I y II Gallica, la I Celtiberorum equitata y la I ó III
Lucensium; a las que haría que añadir también el ala II Flavia Hispanorum.62
A falta de pruebas concluyentes que avalen uno u otro supuesto se piensa en la
posible presencia de soldados de la legio VII Gemina antes y durante la estancia de la
unidad de caballería. La aparición de estos ladrillos implica la existencia de
construcciones estables y, por tanto, el asentamiento de estas tropas durante un
prolongado período temporal, lo que unido a la pronta arribada del ala, permiten apuntar
tal posibilidad63
61
MORILLO (2003), 92-99 62
PITILLAS (2007), 120-121 63
CARRETERO (1999), 149-150
Raquel Pérez Moreno
38
5. Identificación de los recintos
La identificación arqueológica de campamentos militares romanos constituye
una herramienta imprescindible para reconstruir las líneas generales de la estrategia
militar aplicada a Hispania por parte del Estado romano, ya que a través ella podemos
reconstruir aspectos como los movimientos de tropas, las vías a través de las cuales se
han efectuado los desplazamientos, los lugares de procedencia de los efectivos, el
desarrollo de las campañas militares, los cometidos concretos encargados a cada unidad,
las circunstancias de su desaparición o disolución, etc.64
Además, ya hemos visto que el papel que desempeñaron los militares fue mucho
más allá que el mero control militar de la zona, con lo que conocer las bases desde las
que actuaban nos puede ayudar a la comprensión del llamado “proceso de romanización
en la zona”. Por eso, los asentamientos militares de Herrera, Astorga, León y Rosinos
de Vidriales, que ocupan una posición estratégica en relación con las vías naturales de
comunicación y que estaban destinados al control de los territorios recién conquistados,
ante la usencia de una estructura cívica anterior en la zona, constituirán las bases
operativas de una política de ocupación del territorio a largo plazo. Las distintas labores
llevadas a cabo por los militares, así como la pacificación del territorio, traerán consigo
la proliferación de asentamientos civiles en su entorno.65
5.1. Los campamentos en las fuentes clásicas: materiales, forma y evolución.
Las fuentes clásicas nunca informan de los materiales constructivos de los
campamentos, por eso la mayoría de los autores ha dado por supuesto que los recintos
de campaña eran de madera y tierra y los estables (generalmente los cuarteles de
invierno) estaban construidos en piedra; recientemente se ha demostrado que esta
afirmación no es del todo cierta. En Hispania nos encontramos con recintos construidos
en piedra y con planta tendente a la forma rectangular en época republicana; mientras
que con Augusto todavía se conservan recintos poligonales y rectangulares realizados
en madera.66
Ya hemos visto la transformación del ejército a partir de Augusto; las tropas
fueron dispuestas a lo largo de las fronteras, eliminando de esta forma su peso político.
64
MORILLO (2008), 73-76. 65
MORILLO (1998), 348-349 66
PÉREZ GONZÁLEZ, (2004), 21-22.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
39
Así la política militar pasó a organizarse a largo plazo (grandes campañas sin límite
temporal). Esto es importante porque el cambio de las actuaciones militares incide
directamente en las estructuras compamentales que utilizan. Se cree que la petrificación
general de estructuras no tuvo lugar hasta mediados del siglo I d.C. y que no se
generaliza hasta época flavia, que es cuando se reedifican un gran número de recintos en
Germania, tras la revuelta bátava de Civilis. El ejército estable acantonado en el
noroeste de Hispania tras el final de las guerras.67
Por otro lado, sí que contamos con referencias en las fuentes clásicas referentes a
la forma y disposición de los campamentos. En un pasaje en el libro VI de Historias de
Polibio (Hist. 6.28.10-6.42.6)68
escrito en la segunda mitad del s. II a.C. Y por otro, de
un texto de la primera mitad del s. II d.C., atribuido a Higinio69
, De Metatione
Castrorum o De Munitionibus Castrorum, que es el único pasaje clásico dedicado
específicamente a la construcción de recintos campamentales.
Ambos textos aunque separados por casi tres siglos nos presentan unos
campamentos muy similares entre sí, organizados de forma ortogonal por medio de dos
vías principales, la Praetoria y la Principalis, que se cruzan delante del cuartel general
el Praetorium o Principia, que está flanqueado por el Forum y el Quaestorium. Paralela
a la Principalis podía existir una tercera vía de importancia, la via Quintana. De esta
forma se nos presenta una estructura dividida en tres partes. La diferencia principal
entre ambos autores reside en que mientras que para Polibio el recinto debe de ser
cuadrado (Polibio, VI, 31,10), Higinio nos describe un campamento rectangular
(Higinio, 21).
Esta diferencia en cuanto a la forma que puede adoptar un campamento la
encontramos en otros textos clásicos que nos informan sobre la posibilidad de
campamentos construidos con forma irregular. Los castra necessaria (donde la
topografía del terreno obligaba a construir una empalizada irregular) aparecen en la obra
Higinio, De Metatione Castrorum y en las de César, De Bello Civile y De Bello Gallico;
los castra lunata (en forma de creciente lunar), y los castra semirotunda (sobre la curva
67
MORILLO (2008), 74-77. 68
Polibio vivió de cerca varias campañas de Escipión a mediados del s. II a.C. y en este fragmento nos describe un campamento contemporáneo. 69
Más conocido como Pseudohiginio, al parecer un gromático o agrimensor romano alistado en el ejército romano durante las campañas dácicas de Trajano.
Raquel Pérez Moreno
40
de un rio, en un istmo o en la confluencia de dos cursos de agua) y los castra
tumultuaria (sobre una eminencia del terreno) los encontramos en la obra de Vegecio,
Epitome rei militari. Este autor de época bajo imperial afirma que la adaptación al
terreno es mucho más importante que a forma concreta del campamento.
Así mismo, estas mis fuentes nos informan sobre los sistemas defensivos de los
campamentos. La defensa principal del campamento debe consistir en un agger con un
intervallum intramuros (Polibio VI, 34,1 34, 11 y 34, 14; Higinio, 14 y 49). Existen
también citas puntuales sobre la forma que debe tener la fosa (Higinio, 49; César, De
Bello Galico V, 40, VII, 72, VIII, 9); sobre la construcción de la empalizada, o sobre la
anchura del camino de ronda (Vitrubio, De Architectura I, V, 3).70
El agger se compone las fossae (elemento más externo) una o varias zanjas
perimetrales que bordean la muralla; su anchura suele oscilar entre 1,5 y 11m., y suelen
ser de varios tipos: simples como la fossa fastigata (con forma de V) y la fossa púnica
(con uno de los lados prácticamente vertical) y compuesta como la que presenta forma
de W o la sucesión de trinchetas. Tras las fosase la defensa propiamente dicha estaba
constituida por orografía, la muralla o la empalizada, que podía ser de madera, césped,
tierra, piedra o bien de la combinación de varios de estos materiales.71
5.2. Metodología
Superada la época de identificación a través de los textos clásicos, resulta de
extremada importancia establecer cuáles son los elementos arqueológicos determinantes
o definitorios para caracterizar los recintos militares romanos. Hoy en día, el desarrollo
metodológico de la arqueología peninsular nos permite definir científicamente cuáles
son estos criterios en los que basarnos para establecer el carácter castrense de un
asentamiento. Por un lado, la identificación de estructuras constructivas que resulten
significativas, tanto en piedra como las huellas negativas que nos han dejado los
materiales perecederos (fosos, terraplenes, muros…), por otro, el registro arqueológico
de los materiales.
Es importante no olvidar a la hora de analizar el registro arqueológico de los
asentamientos susceptibles de ser identificados como militares, el establecer
70
MORILLO (1991), 135-136. 71
PÉREZ GONZÁLEZ (2004), 22
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
41
paralelismos con otros coetáneos cuya facies militar esté fuera de dudas.72
En el caso
que nos ocupa éstos son los campamentos en los que establecieron las legiones sus
bases permanentes, es decir, los yacimientos de Herrera de Pisuerga, León, Astorga y
Rosinos de Vidriales.
El asegurar arqueológicamente el origen castrense de estas ciudades del noroeste
peninsular resultó una tarea complicada, ya que cuando la ocupación se mantiene hasta
la actualidad las evidencias arqueológicas se han alterado a veces de forma
irrecuperable. Para tratar de aclararlo se recurrió al análisis del registro arqueológico
más antiguo de estos yacimientos, buscando elementos indiscutiblemente militares y
procurando establecer comparación con otros cuya facies militar ésta fuera de dudas. En
esta fase, la comparación con los campamentos renanos más antiguos, (Haltern,
Oberaden, Vetera, Novaesium, ect.) tuvo una importancia fundamental.73
5.2.1. Elementos de arquitectura militar
Lo primero que me gustaría señalar es que se ha podido establecer una división
básica de los establecimientos en función de las tropas que albergan ya que se observan
diferencias claras en cuanto a las dimensiones de los edificios, número de ellos,
organización urbanística etc. Los castra militaris o campamentos albergarían a las
legiones; en los fuertes o recintos fortificados se asientan las tropas auxiliares, tanto de
infantería como de caballería; pequeñas fortificaciones o asentamientos castrenses para
albergar a varias unidades; y las torres fortificadas a los largo de fronteras, vías o ríos y
que se encuentran separadas a intervalos regulares.74
Al estudiar las estructuras arquitectónicas militares, los sistemas defensivos, por
sus peculiaridades, resultan mucho más significativos que las estructuras interiores de
los campamentos. Se han conservado fábricas en piedra, con paramentos principalmente
de opus quadratum, opus incertum y opus vittatum, todos ellos con relleno de
hormigón, además del emplecton, dos paramentos con relleno de piedra menuda y tierra
en su interior. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones sólo se han conservado las
cimentaciones o las primeras hiladas. En cuanto a la arquitectura interior sólo es posible
identificarla en casos en que los campamentos contaron con zócalos o fundamentos
72
MORILLO (2008), 80 73
MORILLO y AMARÉ (2003), 122 74
PÉREZ GONZÁLEZ, (2004), 22
Raquel Pérez Moreno
42
pétreos. El elemento distinguible más frecuente de este tipo de estructuras son los
barracones o contubernia. Por otro lado, ocasionalmente, es posible identificar restos de
estructuras negativas como trincheras o zanjas destinadas a albergar durmientes de
madera para fundamentar construcciones sustentadas mediante postes, cuya impronta se
ha quedado grabada en el terreno.75
5.2.1.1. Legio
- Los campamentos de la legioVI Victrix (León I, II)
Los restos de este campamento se han documentado principalmente en las
excavaciones de la zona de Santa María y cabe destacar que se encuentran muy
alterados por las construcciones posteriores. No obstante, se ha llegado a reconocer la
existencia de parte de las defensas del campamento, situadas aproximadamente a 15 m.
al interior de la cara interna de la muralla bajoimperial.76
Estas defensas constaban de un agger con fossa fsatigata, de perfil en V, tallada
en el sustrato natural de gravas y con una anchura que variaba entre los 5 y 6 m2, debido
a que la parte superior del límite septentrional del foso no ofrecía un perfil rectilíneo. El
vallum, de sección aparentemente cuadrangular y 2,70 m. de ancho por 0,75 m. de alto,
en lo conservado, se asienta sobre un horizonte natural de gravas, inmediatamente
después del escarpe del foso. Para su construcción se aparejaron, en ambos extremos,
dos paredes de madera en las que se combinaron tablones dispuestos horizontalmente
con postes verticales de refuerzo situados a escasa distancia unos de otros; el espacio
interior se colmató con gravas extraídas de la construcción del foso, junto con arcilla. Es
del tipo “box rampart”, habitual en los asentamientos castrenses renanos datados entre
finales del s. I a.C. y principios del s. I
d.C.
Fig. 12 Restos del vallum del
campamento augusteo de la legio VI Victrix
(León I), hallados en las excavaciones de Santa
Marina, León. MORILLO (2010), 465
75
MORILLO (2008), 81-85 76
ROMERO y CARRETERO (2007), 350
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
43
Al exterior de las defensas se desarrolla un pavimento viario de pequeñas
piedras, de unos 7m. de anchura. También se han hallado una serie de construcciones
interiores, de carácter indeterminado. En las excavaciones practicadas en Edificio
Pallarés y Casa Botines, se documentó sobre una superficie horizontal de cantos
rodados que podría interpretarse como un primer pavimento, se levantaron una o varias
construcciones de madera cuyos restos ocupaban la totalidad del área excavada. Este
suelo de tablas reposaba sobre unos rastreles fijados con estacas verticales hincadas en
el substrato natural. También se pudieron observar otra serie de restos lígneos
pertenecientes a tabiques construidos de cañizo, que estaban recubiertos de argamasa,
así como el posible inicio de una de las vigas de la cubierta. La práctica inexistencia de
restos de clavos y si de algunos rebajes y entrantes en las maderas, permite suponer un
sistema de ensambladura similar a los documentados en otros campamentos romanos
contemporáneos.
Coincidiendo con los últimos años del reinado Augusto o principios del de
Tiberio (10/15 d.C.) el recinto sufre profundas transformaciones, (León II) El agger
anterior va a ser desmontado y sobre él se construye un nuevo denominado de “doble
revestimiento”; el terraplén se compone de bloques regulares de tierra y césped
(caespites) dispuestos formando dos paredes paralelas, con su interior relleno con tierra
mezclada con cantos de río hasta alcanzar una anchura total de unos 4m. La cara externa
del terraplén, así como el foso o los fosos que debió tener, fueron arrasados durante la
construcción de la muralla de la legio VII Gemina, en época flavia, que se superpone
casi directamente sobre las defensas del campamento anterior.
En la plaza del Conde Luna y en el sector de Santa Marina, se ha constatado el hallazgo
del agger correspondiente al lienzo meridional de este segundo recinto (a escasa
distancia de las defensas de la legio VII Gemina) lo que ha permitido aclarar las dudas
sobre su superficie sin duda asimilable al campamento posterior, unas 20has., y, por lo
tanto, legionario. El perímetro interno del campamento se ve recorrido por un
intervallum ocupado íntegramente por la via singularis. Con una anchura de 16,50 m.,
se asentaba sobre varias capas de preparación, mostrando un perfil claramente
horizontal y una suave pendiente este-oeste. Su superficie estaba formada por gravas
apisonadas entremezcladas con arena.
Raquel Pérez Moreno
44
Fig.13. Detalle del terraplén del campamento tiberiano (León II), hallado en la excavación de
Santa Marina. Detrás se observa la cara interna del muro defensivo levantado por la legio VII Gemina.
León. MORILLO (2010), 467
Se han localizado también los contubernia, paralelos a las defensas del nuevo
recinto, cuyos zócalos están realizados en piedra, aunque sus ambientes interiores están
muy deformados. Los cuatro documentados tienen forma rectangular (8,30 x 3,77 m.),
presentan un tabique interno de sillarejos de caliza, que separaría la zona de alojamiento
propiamente dicha (papilio) del espacio destinado a albergar la impedimenta de los
soldados (arma); para los distintos suelos se empleó una arcilla muy plástica y
decantada. La comunicación entre ambas estancias se llevaba a cabo mediante un vano
de 1,20 m. abierto en su extremo occidental, afrontado a otro similar por el que se
accedía directamente a la via singularis. Debido a su disposición interna y la ausencia
de porche se pueden encuadrar dentro del Tipo B de Davison, como en los
campamentos cronológicamente cercanos de Oberaden o Danfstetten. Las habitaciones
del centurión se situarían con toda probabilidad al oeste.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
45
Fig. 14 Restos de contubernia del campamento julio-claudio, a los que se superponen los de la
legio VII Gemina (León II). Excavaciones del Castillo, León. GARCÍA MARCOS (2003), 286
Al pie del costado meridional de lo que será el recinto fortificado de la legio VII
Gemina, extramuros pero próximo a la porta praetoria, existió un complejo artesanal
dedicado al tratamiento del hierro, tal y como parecen indicar los distintos ambientes de
trabajo, así como los materiales a ellos asociados, que estuvo en funcionamiento en el
segundo tercio del s. I d.C. También extramuros, al suroeste del recinto campamental, se
ha localizado una estructura que podría ser un depósito de agua. Consta de una planta
rectangular de 12x35 m., definida por muros de opus caemeticium encofrados por
medio de tablones de madera y pavimentos de argamasa. Los materiales asociados a los
niveles que aparecieron amortizandos su interior muestran que dejó de usarse hacia
mediados de la primera centuria, prologándose los vertidos hasta época flavia. Con
posterioridad, el extremo meridional de esta construcción se reacondicionó,
probablemente como calero, cerrándose con un murete de mampostería perpendicular a
los lados mayores y recibiendo una solera con tegulae invertidas, sin sello.7778
77
MORILLO CERDÁN (2003), 93-96 78
GARCÍA MARCOS (2004), 169-173
Raquel Pérez Moreno
46
- El campamento de la legio VII (León III)
El principal testimonio arqueológico del campamento edificado por esta unidad
es su perímetro defensivo de planta rectangular con esquinas oblongas, que sigue el
modelo campamental canónico.
Fig. 15 Planta hipotética del trazado del
campamento de la legio VII Gemina en León,
(según Morillo y García Marcos) con indicación de
los restos arqueológicos exhumados. MORILLO
(2010), 468
Las excavaciones realizadas por A. García y Bellido revelaron que el recinto
amurallado, reforzado exteriormente con torres semicirculares, está constituido en
realidad por dos lienzos adosados, edificados en momentos diferentes y con distintas
técnicas.
Fig. 16 Pavimento exterior de la muralla
flavia del campamento de la legio VI
Gemina. Lienzo oeste (Escalinata de San
Isidoro) León. MORILLO (2010), 468
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
47
Coincidiendo con la llegada de la legión a tierras leonesas, a en el último cuarto
del s. I d.C., se levanta un primer recinto fortificado. Se practicó una trinchera que
motivo el desmantelamiento de la mitad exterior de vallum precedente. En el interior de
esta fosa fundacional se construyó una cimentación de cantos rodados de cuarcita.79
Fig. 17 Restos
del terraplén interior
pertenecientes a las
defensas del
campamento de la legio
VII Gemina, hallados en
el sector de Santa
Marina (León III) León,
MORILLO (2003), 102
El primer tipo constructivo utilizado la primera fase de la muralla es un opus
quadratum realizado con sillares, algunos claramente reutilizados, como restos
epigráficos, tallados en calizas blandas, areniscas y granitos en menor proporción. La
disposición de la sillería es a soga, tendiendo en algunos lugares a la isodomía. La
conservación del aparejo, de uso bastante restringido, se reduce a las zonas inferiores de
los muros, así como a las esquinas entre lienzos y torres, donde en casos alcanzan hasta
el remate de la fortificación, lo que hace pensar que en algunos tramos los lienzos
debieron construirse íntegramente, desde la base hasta los remates, en opus quadratum.
El otro aparejo utilizado sería un opus incertum, compuesto por sillarejos de cuarcitas
ferruginosas de tonalidades ocre junto con algunos tipos litológicos afines como calizas,
esquitos y pizarra, cuyas técnicas constructivas presentan grandes variaciones. Lo más
frecuente es encontrar series de hiladas en algunas ocasiones rectangulares y en otras de
manifiesta irregularidad, con los bloques dispuestos habitualmente a soga. Otra técnica
consiste en disponer cada un número determinados de hiladas una serie de lajas y piezas
planas, con el fin de horizontalizar aquéllas realizadas con bloques más irregulares. La
conservación de este aparejo a lo largo el recinto es mucho mayor que el anterior,
79
MORILLO CERDÁN 2003, p. 10
Raquel Pérez Moreno
48
manteniéndose en los muros íntegramente, desde la base hasta prácticamente los
remates.80
Se ha constatado la presencia de dos torres interiores. La primera situada entre la
porta decumana y el ángulo nororiental de campamento, ocupando una posición
intermedia entre ambos. Su planta es rectangular, con un desarrollo al exterior de 3, 50
m. (este-oeste) por 4 al interior (norte-sur), siendo su altura en lo excavado de 2,70 m.
Como es normal en esta época, sobresale ligeramente de la línea de la muralla (0,20 m.);
este avance está definido por su paramento externo, del que apenas se observa la hilada
superior, a consecuencia del adosamiento de la muralla tardorrromana. Su técnica
constructiva era similar a la muralla, erigiéndose simultáneamente ambas.
La segunda, situada a unos 70 m. al norte de la porta principalis dextra, tiene
unas medidas similares a las de la anterior. La presencia de estos dos cuerpos defensivos
ofrece importantes aportaciones sobre la cronología del recinto legionense. El módulo
definido por la torre localizada en el lienzo occidental parece indicar que en los lados
mayores del recinto, debieron existir seis de estas construcciones, intercaladas cada
aproximadamente 60 m.81
Se sabe muy poco de las puertas originales al haberse destruido casi todas ellas.
Su localización, coincidiría con las del antiguo campamento, mirando a cada uno de los
puntos cardinales, manteniéndose en el Bajo Imperio y la Edad Media, hasta el pasado
siglo. La puerta Norte es la única que se conserva aún, aunque se trata de una acceso
realizado a mediados del s.
XVIII. En el año 1996 se
descubrió la porta principalis
sinistra del recinto
altoimperial, que permitía el
acceso desde el este.
Fig. 18. Vista de la
excavación de la porta principalis
sinistra del campamento de la legio
VII Gemina, León. MORILLO (2003),
104
80
CAMPOMANES ALVAREDO 1998, pp. 1065-1067 81
GARCÍA MARCOS 2004, pp.180-181
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
49
Se compone de grandes bloques de opus quadratum. Era bífora y estaba
flanqueada por dos grandes torres rectangulares gemelas82
, de 12,80 de largo x 5 m. de
ancho, que avanzaban 4m., respecto a la línea de la muralla. El acceso se realizaba
mediante sendos pasajes definidos por arcos de medio punto a ambos lados, de 4m. de
luz, que en los extremos voltearían sobre pilastras adosadas a los muros de las torres y
en el centro sobre gruesos pilares de perfil rectangular alineados a modos de spina,
soportando todo el conjunto de la cubierta interior. El cierre se llevaría a cabo mediante
puertas de madera de dos hojas, como demuestran las cuatro quicialeras de mármol
halladas in situ en los umbrales de los vanos exteriores.83
Fig. 19. Planta de la porta principalis sinistra del campamento de la legio VII Gemina en León (según
García Marcos) MORILLO, (2003), 104
La puerta Sur es visible en el parcelario actual. En una obras de pavimentación
se descubrió parte de este acceso bajo la calle actual integrado por los restos de una
torre de planta cuadrangular de flanqueo, mientras que al otro lado de la calle se
constató los restos de lo que podía ser un muro divisor entre los dos vanos realizado con
grandes sillares, similares a los de otros puntos de la muralla romana. Así mismo, en un
82
MORILLO CERDÁN 2003, pp. 101-105 83
GARCÍA MARCOS 2004, p.181
Raquel Pérez Moreno
50
inmueble adyacente a la calle se conserva, como uno de los límites de un sótano, la
muralla realizada en opus quadratum, lo que puede indicar la presencia de una puerta de
gran envergadura. Por su parte, la puerta Oeste desapareció en el s. XVI.84
La aparición de diversas calles, así como de parte de la infraestructura sanitaria,
han ido permitiendo reconstruir progresivamente la organización interna de espacios
dentro del recinto campamental. En el eje marcado por Puerta Castillo ha sido
constatada en varios lugares una superficie empedrada, restos de la via decumana.
En época tardorromana debió mantenerse en uso, ya que en algunos puntos de
su recorrido se procedió a realizar una nueva pavimentación. El trazado de la via
quintana aún no está resuelto, aunque puede coincidir con la alineación marcada por la
edificación romana exhumada parcialmente entre la Calle Serranos y el Corral de San
Guisán. Existen evidencias de dos calles secundarias, viae uicinariae del campamento.
Una a poniente, formando ángulo recto con la via principalis, otra, en dirección norte-
sur, en la praetentura dextra, cerca del lugar ocupado por la porta praetoria, que tiene
una anchura de 6 m. y, estaba jalonada por varias estructuras de habitación. Todo el
conjunto quedó fuera de uso a finales del siglo III o comienzos del IV. El itinerario de la
via sagularis ofrece pocos problemas, ya que corre paralela a las defensas
campamentales.85
Las calles localizadas muestran una morfología básica definida por un
pavimento de cantos rodados, de mediano y pequeño tamaño, acompañados en
ocasiones de fragmentos latericios y restos metálicos, todo ello englobado por una
matriz arcilloso-arenosa.86
Conocemos la existencia de un acueducto para el abastecimiento de agua del
recinto castrense, cuyo trazado se ha documentado varias veces al norte de la ciudad
actual. El canal discurre de noroeste a sudeste, aprovechando la pendiente natural,
siendo una obra determinada por sendos muros de ladrillo, trabados con argamasa,
sobre los que voltea una bóveda de mortero, alcanzando los 1,25 m. de altura interior x
0, 46 m.de anchura; la base del specus está constituida por grandes losas asentadas por
un horizonte de cantos. Su construcción debió producirse poco después de la llegada de
la legión. La conducción llegaba al campamento a la altura de la porta decumana, desde
donde se distribuía al interior por medio de diversos ramales, como el excavado en
84
CAMPOMANES ALVAREDO 1998, pp. 1060-1062 85
MORILLO CERDÁN 2003, p. 105 86
GARCÍA MARCOS 2004, p.186
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
51
1985, que discurría por debajo de la via decumana, de sección cuadrada con fábrica de
argamasa, cantos y fragmentos de ladrillo (nucleus), encofrado al exterior por grandes
sillares de piedra y tablones de madera al interior. El specus, revestido con opus
signinum, y algo más de 0,40 m. de anchura, iría cubierto, probablemente, con cierre
adintelado. Durante una primera fase parte del canal discurriría visto, para, más tarde,
en época tardorromana, quedaría inutilizado, desmantelándose su parte superior y
quedando sellado el resto por la calle.
Fig. 20. Tramo de acueducto construido por la
legio VII Gemina exhumado en la zona del barrio del
San Esteban, León. MORILLO (2003), 109.
La llegada de la legio VII gemina va a motivar profundos cambios en el interior
de recinto campamental precedente, cuyas construcciones se arrasan con el fin de
proceder al levantamiento de unas nuevas. Por regla general, estas van a mantener su
orientación aunque el uso sea distinto, superponiéndose en muchos casos a las
precedentes. La mayor parte de las piedras utilizadas no tiene origen local; se trata, por
lo general de rocas de origen sedimentario (calizas y areniscas) o con ciertos grados de
metamorfismo (cuarcitas) cuya procedencia hay que buscarla en los pies de la Cordillera
Cantábrica, o bien en la zona centra astur-leonesa. Los sillarejos de caliza serán
sustituidos por otros de arenisca, salvo en la porta principalis sinitra dónde se
mantienen, empleándose ocasionalmente también conglomerados y el granito. Los
sillarejos se van a emplear en los zócalos de los muros, elevándose el resto con tapial,
Raquel Pérez Moreno
52
adobes y madera. La cubierta se resolvería con un entramado de vigas sobre el que se
asentaban las tejas, empleándose también la pizarra. Otro de los modelos
representativos es el de opus caementicium.87
La disposición interna de los espacios dentro del campamento se realiza
siguiendo la modalidad per scamna, con las construcciones dispuestas en grandes
zonas rectangulares paralelas a la uia principalis. Se ha detectado la presencia de cinco
scamna. El más meridional, determinado por la uia principalis y el lienzo meridional,
estaría ocupado por la praetentura.
No existen evidencias claras respecto a qué tipo de edificios ocuparon este
área debido a la intensa transformación actual de esta zona, los paralelos ofrecidos por
otros enclaves legionarios como Inchtuthil , Isca Silurum, Nouaesium, o Lambaesis
abogan por la presencia de diversas centuriae dispuestas per strigas, perpendiculares a
la via principalis, separados por calles secundarias88
.
Fig.21. Restos de un patio
porticado perteneciente a los principia
de la legio VII Gemina, hallados en la
calle Damaso Merino, MORILLO (2003),
106
El área central del recinto, entre la via principalis al sur y la via quintana al
norte, configuraría los latera praetorii. Como es habitual en la práctica totalidad de los
campamentos romanos, la posición más destacada la ocuparían los principia,
construcción de la casi nada conocemos, tan sólo los restos de un muro de sillería y la
traza de un pórtico columnado, hallados en la calle Dámaso Merino. También se han
documentado parte del cierre norte porticado de este edificio, con varias estancias
interiores en torno a un pasillo que define un espacio destacado, posiblemente el aedes.
87
GARCÍA MARCOS 2004, pp. 185-187
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
53
En este mismo sector de los latera praetorii, se identificó parte del barracón de la
primera cohorte.89
.
Fig. 22. Plano del campamento de la legio VII Gemina en León y reconstrucción hipotética de la
configuración de los latera praetorii (según González Fernández y Vidal) GONZALEZ FERNÁNDEZ. y
VIDAL (2005), 177
En el extremo oriental de los latera praetorii se construyeron, hacia mitad el s.
II, unas grandes termas, conservadas parcialmente bajo el subsuelo de la catedral, de las
que conocemos varias de sus estancias calentadas mediante hipocausto y con
pavimentos musivos. Su extremo meridional debía correr paralelo a la via principalis,
en las proximidades de la puerta oriental, ya que se ha identificado junto a dicho acceso
89
MORILLO CERDÁN 2003, p. 105-106
Raquel Pérez Moreno
54
una habitación que parece constituir el ángulo sureste de cierre del gran conjunto termal,
ocupada en su última fase por unas grandes letrinas.
La retentura es el espacio mejor conocido del campamento, no tanto por su
planta, como por haber sido el contexto del hallazgo de una buena parte de los escasos y
fragmentarios restos constructivos conocidos, tanto de la legio VII gemina como de su
predecesora. El análisis de estos restos parece indicar que nos encontramos,
posiblemente, ante parte de un edificio destinado al almacenaje. Su esquema cuenta con
paralelos bien identificados en otras fortalezas legionarias, pudiéndose incluir dentro de
los “almacenes con patio” de la clasificación de Petrikovits. Suelen ocupar siempre una
posición excéntrica, próxima a la via sagularis, pudiendo disponerse en la praetentura
(Nouiomagus, Vindonissa), la retentura (Nouaesium, Lambaesis) o a ambos lados de los
latera praetorii (Bonna, Carnuntum)90
5.2.1.2 Astorga
Son muy escasas las edificaciones que se han podido identificar del campamento
legionario, en las que sí, apenas ofrecen relevancia constructiva, ya que se trata
principalmente de cimentaciones de cuarcita de escasa entidad sobre las cuales debían
de haberse levantado muros de tapial, adobe o madera.
Sin embargo en los niveles inferiores del yacimiento de Asturica Agusta se
documentó, a mediados de los años 90 del siglo pasado, la presencia de un doble foso
perteneciente al sistema defensivo de un campamento militar, descubrimiento que llevó
a la confirmación definitiva del origen militar de la civitas. Fueron los trabajos de
González Fernández, en el solar nº 21 del Paseo Blanco de Cela con vuelta en la calle
Río Eria, al Oeste de la ciudad, que discurre por la parte superior del lienzo occidental
de recinto amurallado los que identificaron los dos fosos91
excavados en el nivel
geológico que por su dimensiones y forma se deben identificar con el sistema defensivo
de un campamento permanente (castra stativa).92
Las defensas son dos trincheras paralelas con dirección NW-SE, próximas al
borde del escarpe occidental del cerro sobre el que se alza la ciudad, cortadas en el
90
MORILLO CERDÁN 2003, p. 106 91
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ (1998), 1023, debido a las dimensiones reducidas del solar, solo se pudo excavar en toda su anchura el foso exterior. El resto de elementos que definen la defensa principal del campamento, como el terraplén y la empalizada, quedaron fuera de la intervención. 92
GARCÍA MARCOS Y VIDAL (1998), 915
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
55
substrato natural de grava, con una estrecha separación entre ellas. Presentan una clara
analogía a las fosase o fosos del sistema defensivo de fortificaciones como las de los
fuertes británicos o el limes germano. Ambas corresponden al tipo de fossa fastigata,
con sección en forma de V, modelo más generalizado en las defensas romanas, y
cuentan con sendas ranuras en el fondo que debieron originarse al recorrer el fondo de
los fosos con una pala durante las limpiezas periódicas.
El foso exterior, de perfil más abierto y menos profundo, se caracteriza por la
marcada dismetría de ambos taludes, siendo el talud interno es mucho más pronunciado.
Los dos taludes están parcialmente cubiertos por un nivel arcilloso de coloración
amarillenta, que podría corresponder a un forrado de los mismos, práctica habitual
orientada a frenar la erosión. Las dimensiones del foso son variables; oscilan entre los
3,50 m. de anchura y 1, 85 m. de profundidad al Norte del solar, y hasta los 2,20 m. de
ancho por 1,20 m. de profundidad al Sur, donde el sustrato natural se encuentra a una
cota considerablemente más baja. Tras su amortización fue convertido durante un breve
periodo en basurero. El foso interior93
tiene una profundidad de 2,40 m., con un talud
exterior perfectamente cortado en declive. Las dimensiones de los fosos no son muy
grandes lo que se ajusta a la tónica general de estas construcciones al principio del
Imperio, cuyo tamaño medio oscila entre 2,4 y 6,1 m. de amplitud, y entre 1,2 y 2,7 m.,
de profundidad.
Al sudeste del solar, oculta parcialmente, se encontró una estructura de piedra de
tendencia circular cimentada sobre el foso interior, que se consideró como estructura
defensiva dada su ubicación y potente cimentación. Se trata de una hilada de piedras
escuadradas trabadas con argamasa grisácea, ligeramente retrasada de otras cuatro
hileras, sin trabajar, unidas con el mismo tipo de mortero, y dispuestas a modo de
zarpa.94
93
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ (1998), 1025, no se pudo concretar su anchura debido aparte se encontraba fuera de los límites del solar. 94
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ (1998), 1023-1026
Raquel Pérez Moreno
56
Fig.23. Doble foso perteneciente al sistema defensivo del campamento militar de la legio X Gemina,
hallado en solar nº 21 del Paseo Blanco de Cela, Astorga.
(http://www.ayuntamientodeastorga.com/quevisitar/foso.htm; 10/07/2013)
Los trabajos parecen indicar que a lo largo del primer cuarto del s. I d.C., se
levantó una muralla de aproximadamente dos metros de anchura, jalonada con torres
circulares. Su vigencia temporal no parece ser muy dilatada ya que, coincidiendo con el
posterior impulso urbanístico a finales del siglo, fue arrasada, en el tramo que nos
ocupa, hasta casi sus cimientos para construir una domus.
En esta misma intervención se registraron un total de 205 UE que reflejan el
desarrollo histórico desde la primitiva base campamental, pasando por el
desmantelamiento y eliminación de las defensas para cimentar nuevos edificios, hasta
concluir tras el abandono de los mismos, convirtiéndose todo este sector en un área de
vertedero, posiblemente asociado a la construcción de la muralla tardorromana que
discurre coincidiendo con el paseo. 95
Otra evidencia, más reciente del antiguo campamento militar, llegó en las
excavaciones de la llamada Casa del pavimento de opus signinum. Se encontraron restos
correspondientes a estructuras negativas, practicadas sobre el nivel natural del terreno a
modo de zanjas de cimentación, destinadas a albergar durmientes de madera para
cimentar construcciones sustentadas mediante postes, cuyas huellas han quedado
marcadas en el terreno. Estas estructuras responden a modelos propios de la arquitectura
95
GARCÍA MARCOS (1998), 915-919
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
57
militar romana en madera y quedaron selladas en el nivel de relleno donde se
concentran la gran mayoría de los materiales de la fase militar96
, especialmente vasos de
terra sigillata italica y lucernas de tipo “vogelkopflampen”, Loeschcke IA y Loeschcke
III, así como numerario augusteo de cecas hispanorromanas y acuñaciones del
Noroeste97
, en las que abundan las piezas partidas98
, que parecen indicar hacia el 15-10
a.C. como el inicio de la presencia romana en Astorga99
.
Fig. 24. Estructuras negativas destinadas a
albergar construcciones de madera
pertenecientes al campamento de la legio X
Gemina, halladas en la Casa del opus
signinum, Astorga.
MORILLO (2003), 88.
96
MORILLO CERDÁN (2003), 87 97
MORILLO CERDÁN (1998), 342 98
BURÓN (1998), 1042-1043 99
GARCÍA MARCOS (1998), 913
Raquel Pérez Moreno
58
5.2.1.3. Rosinos de Vidriales (Zamora)
Fig. 25 Vista aérea de los campamentos militares de la legio X Gemina y el ala II Flavia en Rosinos de
Vidriales, (Zamora)
- El campamento de la legio X Gemina
El campamento tiene unas dimensiones de 550 m. de lado x315 m. de ancho, 17,
35 has. Está rodeado de un doble foso que se supone de la misma fisionomía que el
asturicense. La falta de evidencias de perímetros defensivos precedentes a otras fases de
la ocupación legionaria lleva a pensar que quizás ya desde el primer momento se adopta
esta fisionomía regularizada del campamento habitual en distintas zonas del imperio en
momentos más avanzados.
En cuanto a las estructuras internas, los sondeos practicados en el interior del
área excavada, han sacado a la luz construcciones realizadas con dos tipos diferentes de
materiales y que corresponderían a dos etapas cronológicas diferentes. Las primeras,
más antiguas, serían estructuras de madera visibles por el hallazgo de un alineamiento
de piedras verticales formando cajas para calzar postes, mientras que las más modernas
tendrían muros con zócalos de cuarcita trabados con tapial mientras que el resto de
alzado se levantaría en tapial o adobes. Estos últimos aparecen normalmente
reutilizados en las construcciones del posterior campamento del ala II Flavia como
cimientos de sus propias edificaciones.100
Entre las cuestiones por determinar está su cronología. Probablemente posterior
a las Guerras Cántabras, tal vez perdura hasta el año 62-63 d.C., cuando sabemos que la
100
CARRETERO y ROMERO (2004), .221
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
59
legio X Gemina parte hacia Carnuntum. Entre el 68 y 70 d.C. esta unidad regresó a la
Península, aunque desconocemos si volvió a ocupar este campamento.101
Pese a su
marcha, es posible que alguna vexillatio o destacamento militar permaneciera o se
instalara en el valle del Vidriales, ya que se da una ausencia de niveles de destrucción y
de incendio en los últimos estratos de ocupación legionaria, hecho habitual cuando se
abandona de forma definitiva una base castrense, y una continuidad en la ocupación
perceptible por la reutilización de alguno de los muros de las construcciones internas del
campamento.102
- El campamento del ala II Flavia Hispanorum civitum Romanorum
A finales de época flavia o comienzos del s. II d.C. se edifica sobre el
campamento legionario un fuerte ocupado por una unidad de caballería, el ala II Flavia
Hispanorum civitum Romanorum. El recinto debió estar ocupado, con alguna
interrupción, al menos hasta finales de s. II d.C.103
. El ala se albergó en un campamento
perfectamente rectangular con las esquinas redondeadas, con unas dimensiones de 193
por 244 m. Su extensión, de 4,7 has., hubiera podido albergar a una ala milliaria, aun
cuando la II Flavia debió ser quingenaria.104
Fig. 26 Planta de campamento del ala II Flavia en Rosinos de Vidriales (Zamora) ROMERO (1998), 1090
101
MORILLO (1998), 343 102
CARRETERO y ROMERO (2004), 221 103
MORILLO (1998) ,344 104
ROMERO (1998), 1090
Raquel Pérez Moreno
60
En el sistema defensivo se aprecia una evolución cronológica en la que destacan
al menos tres momentos en función del cambio de materiales y de la modificación de
los accesos principales. El campamento inicial debió contar con un vallun del que nos
quedan evidencias enmascaradas en la muralla pétrea: una potente capa de tierra oscura,
de anchura heterogénea y compuesta de arcilla y materiales perecederos. En época
Adriana o trajana se le añadirá un núcleo de opus caementicium y un frente pétreo,
alcanzando así las defensas una anchura entorno a los 4,50m., desapareciendo la berma
de la fortificación anterior. La muralla presenta un paramento externo de cuarcitas,
compuesto por grandes bloques de tamaño irregular y disposición horizontal. Se le dota
de seis torres, cuatro, de planta trapezoidal, en las esquinas, y dos, posiblemente de
planta cuadrada, en el tramo intermedio entre la portae principalis y la portae
decumana. Las seis torres se proyectan unos 15 cm. sobre la línea exterior de la muralla.
Sólo debían ser accesibles desde el paseo de ronda.
El campamento cuenta con las cuatro puertas de rigor más dos portillos
practicados en los lados largos, entre las esquinas de la retentura y las torres
intermedias. Las dos principales se encuentran prácticamente bajo la carretera que
atraviesa el campamento y cuyo trazado sigue el de la via principalis. La porta
praetoria y la porta decumana tienen doble vano de 8,50m. aproximadamente, y se
hallan protegidas por sendos cuerpo de guardia de planta cuadrada, con lados de unos
4,50 m. En un momento posterior a porta decumana pasa a ser un acceso simple, con
abertura de 3,50m., de anchura. Este hecho es apreciable en los últimos cutro metros de
muralla, junto al torreón sur, que muestra una elaboración descuidada, con bloques de
menor tamaño, próxima al opus vitatum. En la porta praetoria se construye un pequeño
y endeble muro, de tosca factura, entre el cuerpo de guardia septentrional y el machón
central. 105
Por sus características tipológicas estás defensas datan de entre el 90 y 140 d.C.;
el esquema empleado en las puertas y el tipo de torres corresponde al documentado en
la Germania, Raetia y Britannia, en el momento en que se produce en los campamentos
auxiliares la sustitución de las defensas de tierra y madera por las de piedra.106
105
CARRETERO y ROMERO (2004), 224 106
ROMERO (1998), 1093
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
61
Fig. 27. Planta de la porta pretoria del campamento de ala II Flavia en Rosinos de Vidrales
(Zamora) ROMERO (1998), 1093
Fig. 28. Planta de la porta decumana del campamento de ala II Flavia en Rosinos de Vidrales
(Zamora) ROMERO (1998), 1093
En el interior del recinto, han sido excavados los latera praetorii, donde se han
exhumado un conjunto de cuatro construcciones y algunos tramos de dos calles. El
edificio I, en inmediata proximidad con la muralla, está formado por tres hileras de
habitaciones cuadrangulares, las más septentrionales ocupan parcialmente el
intervallum, por lo que se supone que serían incorporadas en un momento posterior a la
creación del edificio. Los ambientes meridionales están ocupados por una cocina. Las
habitaciones I-a, I-f y I-g, muestran abundantes restos de enlucido o del revestimiento
pictórico en sus paredes. Al otro lado de la calle A, se extiende el edificio II, limitado al
suroeste por la calle B. Cuenta con tres hileras de ambientes cuadrangulares de unos
8m2. Los habitáculos irregulares de la hilera septentrional serían posibles añadidos o
cajas de escalera, pues el edificio pudo tener dos plantas. Algunos ambientes pudieron
Raquel Pérez Moreno
62
tener funciones de almacenamiento o artesanales, en concreto el f. Bajo los suelos
prácticamente desaparecidos de las estancias l y m discurre una canalización que va a
parar la calle B.
Fig. 29 Planta de los latera praetorii excavados en el recinto del campamento del ala II
Flavia en Rosinos de Vidriales, Zamora. ROMERO (1998) 1097
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
63
Ambos edificios, I y II, muestran una cimentación a base de piedras irregulares
trabadas con tierra sobre las que se elevan paredes de tapial. Los suelos, allí donde se
han preservado, ofrecen mayor variación. En las habitaciones I-f y I-g se componen de
reiteradas capas de arcilla bastante limpia, mientras que en la I-j y en varias estancias
del edificio II aparecen con una base de cantillo recubierta por lo general con una capa
de arcilla.
En un momento dado, ambas estructuras así como la calle A, fueron cortadas por
la construcción de dos nuevos edificios, el III y el IV, que según los materiales
recogidos tendrían una ocupación intensa en el s. II. Son dos construcciones
aparentemente gemelas, separadas por medio metro de distancia, de traza cuadrangular,
pero con diferente composición interna. Incorporan cal en el mampuesto de sus muros
internos. El edifico III es prácticamente diáfano. Su construcción viene a integrar, al
menos, el edificio I y la considerada hasta ahora calle A. Amortizó un horno anexo al
edificio I y la atarjea que corre bajo la calle A. Dicha calle ve recrecido su firme de
losas con una capa más irregular de tejas y cantillo y sobre este nuevo pavimento se
apoyan seis plintos dispuestos en dos hileras, que se prolongan en otros dos soportes
más y en el interior del edificio III, adosados a su muro perimetral, que, de forma
coincidente, rebaja su altura entre los dos plintos formando una especie de amplio vano
o acceso. Así la calle A pasa a convertirse en una especie de patio interior cubierto, en
el que se localiza un potente derrumbe de tejas, que actuaría como redistribuidor de los
accesos de las construcciones I y III, y tal vez de elemento de unión con los edificios II
y IV.
La calle B tiene una anchura de más de 5m. y parece extenderse hacia más
adentro del campamento, lo que podría ser indicio de su proximidad a los principia. Al
igual que la calle A tuvo dos firmes; en un momento del s. II fue recrecido su pavimento
inferior con tapial y otros materiales heterogéneos, amortizándose su atajea principal y
otras secundarias que vertían en ella, y se le doto de un nuevo firme, de cantillos
igualmente, en el que iba una nueva atarjea.107
107
ROMERO (1998) 1094-1098
Raquel Pérez Moreno
64
Con esta remodelación las cuatro edificaciones y el patio o calle A adquieren
claramente una uniformidad orgánica, dando así origen a una construcción compleja
cuya morfología no se adecúa a ninguno de los edificios castrenses con este tipo de
planta. La explicación quizás resida en los materiales hallados en área excavada, propios
de la impedimenta de los soldados de infantería, pilum, umbo de escudo, elementos de
cingula militares, que aluden a la presencia de un destacamento o vexillatio de infantes,
quizás soldados de la legio VII Gemina debido a los ladrillos sellados por esta unidad
encontrados en el yacimiento. La reserva de ciertas áreas de los recintos castrenses para
albergar a contingentes desplazados de otras unidades es habitual en los campamentos
de los limes.108
5.2.2. El patrón arqueológico material de carácter militar.
El análisis del patrón material es imprescindible para establecer el marco
temporal de un determinado yacimiento, pero además en aquellos casos en que los
restos arquitectónicos están seriamente dañados o han desaparecido por completo, el
estudio de los materiales muebles es el único testimonio del paso del ejército romano
por un determinado lugar.
Los materiales guía básicos para la identificación y datación de las estratigrafías
de los campamentos romanos en Hispania son: los recipientes cerámicos; los hallazgos
numismáticos y los elementos típicos del ajuar militar romano (militaria). La presencia
de estos elementos nos indica que nos encontramos probablemente ante un recinto
militar, eso sí, siempre que se trate de una zona donde la presencia de romana sea un
fenómeno ex novo.
La estratigrafía dentro de la que se enmarcan los diferentes hallazgos de cada
yacimiento nos permite distinguir varios horizontes culturales y cronológicos muy bien
definidos gracias al patrón material. Es importante señalar que en todos estos casos nos
encontramos ente horizontes de amortización de materiales, lo que induce a cierta
fluctuación temporal.109
108
CARRETERO y ROMERO (2004), 224 109
MORILLO (2008), 85-86.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
65
5.2.2.1 El horizonte material militar tardo republicano.
Está definido por recintos como los numantinos, Cáceres el Viejo o Lomba do
Canho, y sus materiales guía son la cerámica campaniense A y B, ánforas y lucernas
tardorepublicanas, las fíbulas tipo Alesia, glandes de plomo, puntas de pilum y dardos
de ballista o jabalina110
, así como denarios republicanos procedentes de las emisiones
triunvirales de Oriente, Italia o Hispania111
, sobretodo de Celsa, que fue la primera ceca
comprometida con el pago del ejército durante las guerras cántabras y a partir del 26
a.C. de Calagurris.112
5.2.2.2. El horizonte material de época augustea.
El patrón material del periodo augusteo (20 a.C-15/20 d.C.)113
está definido a
partir de los contextos más antiguos de los campamentos de Astorga, León y Herrera de
Pisuerga.
- La cerámica.
Dentro de las piezas cerámicas que caracterizan este periodo encontramos un
gran número de producciones importadas. Pero, por otro lado, y debido a los elevados
costes de trasporte por vía terrestre de los objetos hacia estos campamentos hispanos
alejados de las grandes vías de comunicación, se impulsa un sistema artesanal propio
dentro de este ámbito castrense destinado a cubrir las necesidades primarias de objetos
manufacturados. Las excavaciones han revelado producciones locales de cerámicas de
todo tipo, que van desde la terra sigillata y lucernas a cerámica común y de paredes
finas. 114
.
Aparece una gran cantidad de Terra Sigillata Italica (TSI), lisa y decorada, con
formas datadas entre el 10/15 a.C. y el 10/15 d.C. Gracias al estudio de las marcas de
alfarero se ha reconocido que los puntos de origen de estas manufacturas que se sitúan
110
MORILLO (2008) 86. 111
GARCÍA-BELLIDO, Mª P., (2006), 635-650. 112
GARCÍA-BELLIDO, Mª P., (2006b), 684-685. 113
Voy a tomar aquí los periodos comprendidos entre la etapa augusta temprana (20-10 a.C.); augusta plena (10 a.C.- 10 d.C.) y tardoaugustea (10-15/20 d.C). 114
MORILLO (2008b), 275-278.
Raquel Pérez Moreno
66
en su mayoría en Arezzo, Pisa y otros centros como Pozzuoli, el valle del Po y Lyon115
.
Destaca la abundancia de platos de las formas 1, 12, 18 y copas formas 14 y 22116
.
Fig. 20 Recipiente de TSI (Drag. XIII), fabricado en el taller
centro-itálico de Perentius Tigranes, hallado en Herrera de
Pisuerga (Palencia) MORILLO (2006), 42
Nos encontramos con una gran producción piezas de terra sigillata local de
tradición itálica, entre las que destacan las producciones del taller de L. Terentius en
Herrera de Pisuerga, quien también fabrica lucernas y recipientes de paredes finas. La
cronología de sus producciones coincide con el periodo augusto pleno y tardoagusteo.
El repertorio formal utilizado por L. Terentius son copas de perfil
campaniforme y labio pendiente y de perfil troncocónico con borde vertical moldurado.
Son producciones siempre lisas. Las pastas van desde el color tierra siena tostado hasta
el gris claro o gris pardo, pasando por el ocre y verde tostado; los barnices muestran la
misma variedad, siendo habitual encontrar también barnices pardos muy oscuros e
incluso negros, producto de una cocción excesiva. Los sellos conservados de L.
Terentius son marcas con cartela en doble registro, siendo su tamaño idéntico para
platos y copas.117
En este periodo augusteo pleno y tardo augusteo se sitúan también las
producciones de C. Licinius Maximus, L. M. Gen y “el alfarero de Caliga” en León.
115
MORILLO (2008b), 275-276. 116
MORILLO (2008), 88. 117
MORILLO (2008b), 279-281.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
67
Las piezas asociadas a C. Licinius Maximus son copas, principalmente de perfil
troncocónico, y platos, de los que es imposible determinar la forma ya que no se han
conservado los bordes en ninguna de las piezas encontradas. Estas producciones
presentan pastas de cocción deficiente, bastante quebradizas; los barnices, de baja
calidad, van desde el color tierra siena tostada hasta negros intensos. El tipo de sello
más abundante es la cartela rectangular con los extremos rectos sin división intermedia,
seguida de cartelas rectangulares con división intermedia tanto de extremos rectos como
redondeados, y unos pocos ejemplares con maracas circulares.
Fig. 31 Vasos de terra
sigillata italica de tradición
local asociadas a C. Licinius
Maximus para el campamento
de la legio VI gemina en León.
MORILLO (2008b), 172
Raquel Pérez Moreno
68
El alfarero L. M. Gen fabrica copas y platos, que muestran cocciones deficientes
que se caracterizan por pastas quebradizas y barnices con amplia gama cromática
incluso dentro de la misma pieza. La forma de la cartela es rectangular de extremos
rectos.
Por último, el “alfarero de Caliga” llamado así por sus marcas anepigráficas con
una cartela en forma de suela de caliga, enmarcada siempre por grandes círculos
concéntricos. Solamente hay constancia de que fabricó platos de una forma
indeterminada que podría ser un híbrido de entre los tipos 6 y 12118
.
Contamos para este periodo con cerámicas de TSI de paredes y finas itálicas
pero también producciones locales del taller de Herrera, así como con cerámicas
comunes del Lacio y la Campania que muestran una gran variedad tipológica: ollas de
perfil globular y de borde vuelto; tapaderas; platos con o sin borde interior rojo
(asimilables a las formas Vegas 15, 15a y 15c); cuencos de borde horizontal; jarras
Vegas 37, 38 y 44; morteros (mortaria) de las primeras variantes tipológicas: Dramont
1, Dramont 2, morteros de labio vertical. 119
Dentro de las cerámicas de este horizonte se encuentran las lucernas de los tipos
imperiales más antiguos principalmente del tipo Dressel 4, además de las .Loeschcke IA
y Loeschcke, aunque serán más características del reinado de Tiberio. Así como ánforas,
contamos con materiales de procedencia bética para salazones de los tipos Dressel 7-
11; ánforas vinarias de origen itálico de los tipos Dressel 2-4 de la Campania; y Haltern
70, destinadas al trasporte de aceitunas preservadas en vino cocido.
118
MORILLO (2008b), 281-285. 119
MORILLO (2008), 88.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
69
Fig. 32 Lucerna Dressel 4 procedente del sector
arqueológico de San Millán, Herrar de Pisuerga, (Palencia)
GARCÍA Y BELLIDO (1961), 150
- Numismática.
Encontramos acuñaciones del valle del Ebro (Calagurris, Celsa,
Caesaraugusta), monedas de la caetra y de Emerita Augusta, denarios acuñados por
Marco Antonio y Augusto y algunos ejemplares gálicos de cecas como Nemausus.120
A partir de 15/13 a.C. el conventus Caesaraugustanus se responsabiliza del
abastecimiento de numerario al ejército, con la obligación del suministro de todo el
bronce a las tropas del Noroeste. Las cecas encargadas esta emisiones monetarias son:
Celsa, Calgurris, Bilbilis, Turiaso, Bolscan y Caesaraugusta. Será en torno al 2/4 a.C.
cuando el peso de las acuñaciones destinadas al ejército recaiga en Calagurris.121
Los
ejemplares más numerosos son los ases de bronce Celsa, Calagurris y Caesaraugusta.
Los tipos más comunes en las acuñaciones de Celsa son: cabeza de Augusto a derecha
para en anverso y toro a derecha para el reverso.
Así mimo aparecen varios ejemplares de moneda caetra o del noroeste que
corresponde a una serie emitida en tres valores: sestercios, dupondios y ases, en plata y
bronce, metal mucho más abundante. Es una moneda de carácter imperial, no
120
MORILLO (2008), 88. 121
GARCÍA-BELLIDO (2006b), 677-689.
Raquel Pérez Moreno
70
provincial, emitida en el noreste para cubrir la necesidad de moneda del ejército.122
Estas
monedas poseen un estilo con variaciones en el motivo del reverso. Anverso: -IMP
AVG DIVI F- Busto descubierto de Augusto, mirando hacia la izquierda. Palma delante
y caduceo detrás del busto. Reverso: Siempre sin leyendas, caetra, que es el escudo
redondo característico de los pueblos indígenas del Norte de Hispania.
. 5.2.2.3. El horizonte tiberiano (14 d.C.- 40 d.C.)
Durante este periodo, a pesar de la continuidad básica de la política de Augusto,
se lleva a cabo una profunda reorganización militar, siendo una de sus consecuencias
más visibles el abandono del acantonamiento de Astorga por parte de la legio X gemina,
que se traslada a un nuevo emplazamiento (Rosinos de Vidriales) en torno al 15 d.C.
Coincidiendo con la reorganización de los acantonamientos y de efectivos
militares, durante el reinado de Tiberio las producciones de terra sigillata local de
tradición itálica cesan bruscamente constatándose el cierre de los talleres hispánicos.
Este hecho parece solo afectar a la terra sigillata local de tradición itálica ya que se
constata la continuación de las producciones de cerámicas de paredes finas y lucernas.
Por otro lado, las manufacturas itálicas siguen monopolizando las importaciones. Estas
cuentan con decoración aplicada y marcas in planta pedís a partir del 15 d.C. A finales
del periodo surgen los primeros recipientes de terra sigillata sudgálica, que a comienzos
del reinado de Claudio desplaza casi por completo a la TSI.123
La cerámica de paredes finas esté representada en esto horizonte principalmente
por cuencos hemisféricos de la forma Mayet XXXV y, en menor medida, Mayet
XXXIII. Es difícil establecer la procedencia de estas piezas, ya que conviven
producciones locales con otras procedentes de talleres centro y norte itálicos o de la
Galia. Al final del periodo comienzan a llegar los primeros recipientes béticos de la
forma Mayet XXXIV y vasos del los alfares del valle del Ebro.
122
GARCÍA-BELLIDO (2006), 228-229. 123
MORILLO (2008b), 275-278.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
71
La cerámica común presenta un repertorio formal muy variado con jarras, ollas y
tapaderas. También se registra cerámica vidriada como skyphoi y lucernas del tipo
Loeschcke III124
.
Características de este periodo las lucernas de volutas de los tipos Loeschcke
IA, Loeschcke III y “Tipo Andujar”. Todas están fabricadas a molde, lo cual facilita una
profusa decoración. Son materiales que suele aparecer con marcas, entre las más
comunes las in planta pedís125
. Estos materiales se caracterizan por tener la piquera
triangular flanqueada por dos volutas, disco circular horizontal o cóncavo con escenas
decorativas, margo estrecho y plano y ausencia de asa. Los modelos para las lucernas de
volutas hay que buscarlos en los modelos metálicos, que estaba perforados a los lados
del pico para sujetarlos en el vacio mediante dos cadenillas.
.
Fig. 33 Lucerna tipo andujar.
http://www.adracultural.es/pdf/museo_virtual/lucernas.pdf
(7/7/2013)
En cuanto a las ánforas continúa la presencia de recipientes para salazones de
procedencia bética de los tipos Dressel 7-11 y las vinarias itálicas de los tipos Dressel 2-
4; junto a ellos recipientes para caldos de la costa catalana tipo Pascual 1, la Bética, el
Mediterráneo Oriental, Rodas y la Galia de los tipos Gauloise 4, P&W9 y Rodia.126
.
- Numismática.
Las acuñaciones de Turiaso pasan a ocupar un lugar principal en tiempo de
Tiberio, y tienen como característica principal las contramarcas de cabeza de águila a
124
MORILLO (2006), 52-55. 125
CELIS (2005), 420. 126
MORILLO (2006), 56.
Raquel Pérez Moreno
72
derecha127
. Así mismo sigue habiendo un nutrido grupo de ejemplares procedentes de
Calagurris, Caesaraugusta y Cascatum.
5.2.2.4. El horizonte Claudio-neroniano (40-60 d.C.)
Los horizontes arqueológicos de este periodo se reducen a los establecimientos
legionarios de la legio VI victrix en León y de la legio X gemina en Rosinos de
Vidriales.
Este periodo se caracteriza por la presencia abrumadora de artículos importados
mientras que las producciones locales tienen una presencia minoritaria o incluso son
inexistentes. Las importaciones itálicas prácticamente desaparecen, desbancadas por las
importaciones de terra sigillata sudgálica (TSS) y las producciones precoces de terra
sigillata hispánicas, así como lucernas, paredes finas y cerámica común, procedentes
tanto de talleres gálicos como hispánicos.128
A partir de un momento avanzado del reinado de Nerón (ca. 60) se documentan
nuevas producciones dentro del ámbito local castrense, como las producciones de
paredes finas elaboradas en el alfar de Melgar de Tera; y los primeros ejemplos de
material latericio con marca militar.
La introducción de la costumbre de sellar las producciones por parte de las
unidades militares se introduce con las tropas procedentes del limes renano desplazadas
a Hispania en un momento avanzado del reinado de Nerón (ca. 60). Se trata de
materiales para techumbres (tegulae e imbrices) y ladrillos (lateres) de diverso tamaño y
forma destinados las estructuras de muros, revestimientos de canales y cámaras de
(bipedales, bessales, pedales…)129
.
127
GARCÍA-BELLIDO (2006b), 689-690. 128
MORILLO (2008b), 275-278. 129
MORILLO (2008b), 287-289.
Los campamentos altoimperiales romanos en el noroeste de la Península Ibérica. Introducción a su estudio.
73
6. Conclusiones
Durante la elaboración de este proyecto que podido comprobar la importancia de
realizar un estudio previo de investigación sobre aquello en lo que vas a trabajar.
Gracias ello conoces los datos aportados por otros autores pero también y más
importante aprendes cuales son las metodologías utilizadas para llegar a ellos. Una vez
que cuentas con esta información puedes empezar a proponerte tus líneas de trabajo. Me
he percatado que con los mismos datos al hacerte distintas preguntas o al utilizar
distintos métodos de análisis puedes llegar a obtener una información u otra.
El estudio de los campamentos romanos en esta zona de la península está, como
hemos visto muy avanzado, pero gracias a este acercamiento que consciente que aún
quedan muchas cosas por hacer, como la identificación del las tropas auxiliares de las
legiones que se establecieron en el noroeste.
Para ello, a modo de propuesta, creo que sería necesario realizar un trabajo más
de tipo cuantitativo. Se trataría de establecer unos porcentajes mínimos de los tipos de
materiales de carácter militar que permitiesen a falta de estructuras establecer con la
máxima certeza posible la filiación militar de un tipo de asentamientos.
Raquel Pérez Moreno
74
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SÁNCHEZ PALENCIA, J., (1986): “El campamento romano de Valdemena,
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Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 17. Madrid, 237-250.
Anexo 1. Características de la Terra Sigillata Italica (TSI) que podemos
encontrar en los yacimientos estudiados.
- Las producciones de Arezzo.
Durante el último cuarto del s. I a.C. este tipo de cerámica se caracteriza por
pastas de color rosa salmón, finas y bien depuradas, y fractura recta. Barnices rojos de
gama ocre, brillantes y adherentes, que suelen presentar manchas difuminadas más
claras en la parte inferior de la superficie externa de la pared. En el plano tipológico
destacan las producciones decoradas con motivos de relieve obtenidos con moldes.
Es habitual encontrar en los vasos lisos, y a veces en los decorados, colocada la
firma ya sea del alfarero (hombre libre o esclavo) o bien del propietario de la fábrica o,
en otros casos, la de ambos a la vez. Las variaciones en cuanto a la forma y colocación
de estas marcas se conocen bastante bien en el caso de las piezas lisas. Al principio de
este periodo, en fuentes y platos de gran diámetro, nos encontramos con marcas radiales
múltiples en el fondo interno, de tradición estrusco-campaniense; las copas y boles,
también en su fondo interno, sólo presentan una en posición central. Hacia el 10/15 a.C.
las marcas radiales desaparecen quedando únicamente la marca central, normalmente en
cartela rectangular. Hacia el 15 d.C. se sustituye esta cartela rectangular por la marca in
planta pedís..
- Las producciones de Lyon-La Muette
Se trata de un taller activo entre los años 15 a.C.-20 d.C., del cual se conocen
medio centenar de alfareros. Su área propia de difusión la constituyen los campamentos
del limes. Las características del material son idénticas a las de las producciones
arentinas, tanto desde el punto de vista tecnológico como de repertorio de formas.
- Las producciones de Pisa.
Estas producciones se caracterizan por presentar pastas de tono beige rosado, a
veces con puntitos blancos; el barniz es de buena calidad, de color rojo con tendencia al
marrón y presenta, por debajo, una fina película blanquecina de perceptibilidad variable.
- Las producciones de Pouzzuoli
La actividad de este centro se sitúa entre el 20 a.C. hasta el tercer cuarto del s. I
d.C. Las producciones de este centro incluyen tanto repertorio liso como decorado y se
caracterizan por presentar pastas finas bien depuradas de color rosado o beige, con
puntitos blanco; los barnices de color anaranjado con tendencia a marrón, son delgados
y poco homogéneos.
Un rasgo significativo atañe a las formas de las marcas: junto a las cartelas
rectangulares e in planta pedís, se encuentran cartelas en forma circular in corona1.
- Las producciones del norte de Italia
Se denomina sigillata norteitálica o también Padana, y se presentan como lisas o
decoradas. Los inicios de estas producciones se sitúan en el último cuarto del s. I a.C. y
continúan hasta mediados del s. II d .C.
Dentro de las producciones lisas conocemos varios centros de fabricación como
los de Faenza, Ravenna o Cremona, de ahí la variabilidad de sus características. Por un
lado, encontramos arcilla más bien oscura, bien depurada y bien cocida, con barniz rojo
compacto y brillante; por otro, arcilla pulverulenta, clara con barniz mate y diluido que
tiende a cuartearse; entre ambos extremos variedad en cuanto a la consistencia de la
pasta como al brillo del barniz.
La producción decorada se realiza a molde; conocemos piezas con o sin barniz.
Las piezas se agrupan bajo dos denominaciones que corresponden a los nombres de los
alfareros más conocidos ACO y SARIVS.
1 ROCA (2005), 88.
Índice de imágenes
Fig. 1. Tessera Hospitalis de Herrera de Pisuerga (Palencia), ILLÁRREGUI (2010), 19.
p. 16
Fig. 2. Campamentos romanos del Noroeste peninsular reconocidos por la bibliografía
hasta 2011. MENÉNDEZ,, et alii. (2011), 145 .
p. 22
Fig. 3 Dupodio de época de Tiberio (31-32 d. C.) con las insignias y la mención de las
legiones de las que procedían los veteranos que fundaron Caesar Augusta.
(Zaragoza) http://www.catedu.es/aragonromano/mucesaug.htm (9/07/2013).
p. 24
Fig. 4. Recipiente de terra sigillata itálica de tradición local firmada por L. Terentivs de
la legio IIII Macedonica hallado en Herrera de Pisuerga (Palencia). MORILLO
(2008b),270
p. 27
Fig. 5. Sectores arqueológicos de Herrera de Pisuerga (Palencia). GÓMEZ
BARRIERO,(2008),140
p. 29
Fig. 6. Cuerpos militares, horizontes arqueológicos y cronologías de Herrera de
Pisuerga (Palencia).GÓMEZ BARRIERO, (2008), 142
p. 30
Fig.7 Marcas latericias del ala Parthorum. Herrera de Pisuerga (Palencia) MORILLO,
et allí. (2006), 321
p. 30
Fig. 8. Fondo de Lucerna con marca L. V. ¿I? (¿legio VI Victrix?) procedente de la
intervención en el patio del edificio Pallarés, León. MORILLO (2003), 97
p. 32
Fig. 9 Contramarca de la legio VI Victrix, en moneda augustea de Turiaso. (Tarazona)
GARCÍA-BELLIDO, (2004), 250
p. 33
Fig. 10. Sillar de granito con marca LXG hallado en Astorga (León) MORILLO,
(2003), 87
p. 34
Fig.11, Tegula en la que aparece el sello de la legio VI Gemina: L (egio) VII G(emina)
GORD(iana) P(ia) F(idelis), Museo de León (León).
p. 36
Fig. 12 Restos del vallum del campamento augusteo de la legio VI Victrix (León I),
hallados en las excavaciones de Santa Marina, León. MORILLO (2010), 465
p. 41
Fig.13. Detalle del terraplén del campamento tiberiano (Legio II), hallado en la
excavación de Santa Marina. Detrás se observa la cara interna del muro
defensivo levantado por la legio VII Gemina. León. MORILLO (2010), 467
p. 43
Fig. 14 Restos de contubernia del campamento julio-claudio, a los que se superponen
los de la legio VII Gemina (León II). Excavaciones del Castillo, León. GARCÍA
MARCOS (2003), 286
p. 44
Fig. 15 Planta hipotética del trazado del campamento de la legio VII Gemina en León,
(según Morillo y García Marcos) con indicación de los restos arqueológicos
exhumados. MORILLO (2010), 468
p.45
Fig. 16 Pavimento exterior de la muralla flavia del campamento de la legio VI Gemina.
Lienzo oeste (Escalinata de San Isidoro) León. MORILLO (2010), 468
p. 45
Fig. 17 Restos del terraplén interior pertenecientes a las defensas del campamento de la
legio VII Gemina, hallados en el sector de Santa Marina (León III) León,
MORILLO (2003), 102
p. 46
Fig. 18. Vista de la excavación de la porta principalis sinistra del campamento de la
legio VII Gemina, León. MORILLO (2003), 104
p. 46.
Fig. 19. Planta de la porta principalis sinistra del campamento de la legio VII Gemina
en León (según García Marcos) MORILLO, (2003), 104
p .48
Fig. 20. Tramo de acueducto construido por la legio VII Gemina exhumado en la zona
del barrio del San Esteban, León. MORILLO (2003), 109.
p. 50
Fig.21. Restos de un patio porticado perteneciente a los principia de la legio VII
Gemina, hallados en la calle Damaso Merino, MORILLO (2003), 106
p. 51
Fig. 22. Plano del campamento de la Legio VII Gemina en León y reconstrucción
hipotética de la configuración de los latera praetorii (según González Fernández
y Vidal) GONZALEZ FERNÁNDEZ. y VIDAL (2005), 177
p. 52
Fig.23. Doble foso perteneciente al sistema defensivo del campamento militar de la
legio X Gemina, hallado en solar nº 21 del Paseo Blanco de Cela, Astorga.
(http://www.ayuntamientodeastorga.com/quevisitar/foso.htm; 10/07/2013)
p. 55
Fig. 24. Estructuras negativas destinadas a albergar construcciones de madera
pertenecientes al campamento de la legio X Gemina, halladas en la Casa del
opus signinum, Astorga. MORILLO (2003), 88.
p. 56
Fig. 25 Vista aérea de los campamentos militares de la legio X Gemina y el ala II Flavia
en Rosinos de Vidriales, (Zamora)
p. 57
Fig. 26 Planta de campamento del ala II Flavia en Rosinos de Vidriales (Zamora)
ROMERO (1998), 1090
p. 58
Fig. 27. Planta de la porta pretoria del campamento de ala II Flavia en Rosinos de
Vidrales (Zamora) ROMERO (1998), 1093
p. 60
Fig. 28. Planta de la porta decumana del campamento de ala II Flavia en Rosinos de
Vidrales (Zamora) ROMERO (1998), 1093
p. 60
Fig. 29 Planta de los latera praetorii excavados en el recinto del campamento del ala II
Flavia en Rosinos de Vidriales, Zamora. ROMERO (1998) 1097
p. 61
Fig. 30 Recipiente de TSI (Drag. XIII), fabricado en el taller centro-itálico de Perentius
Tigranes, hallado en Herrera de Pisuerga (Palencia) MORILLO (2006), 42
p. 65
Fig. 31 Vasos de terra sigillata italica de tradición local asociadas a C. Licinius
Maximus para el campamento de la legio VI gemina en León. MORILLO
(2008b), 172
p. 66.
Fig. 32 Lucerna Dressel 4 procedente del sector arqueológico de San Millán, Herrar de
Pisuerga, (Palencia) GARCÍA Y BELLIDO (1961), 150
p. 68
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