lipovetsky gilíes - los tiempos hipermodernos
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salen de la pluma de los profesionales del tema y deotros escrupulosos hermeneutas de los grandes textos
cannicos.
Cuando releemos La era del vaco,tenemos la im-presin de que los grandes conceptos que articulan su obra ya estaban en su sitio: proceso de personalizacin, destruc-cin de las estructuras colectivas de sentido, valorizacin del hedonismo, revolucin del consumo, tensiones para-
djicas en el seno de la sociedad civily de los mismos indi-viduos, importancia de la seduccin como forma de regu-lacin social, pacificacin de lo poltico y una adhesin ms profunda a los valores esenciales de la democracia. Sin embargo, nuestro contexto ya no es posmoderno. Qu ha cambiado estructuralmente desde 1983, fecha de la aparicin de su primer libro?
Han cambiado muchas cosas: crecimiento de laglobalizacin y de la sociedad de mercado, consagracin de los derechos humanos, nuevas pobrezasy nuevas marginaciones, precarizacin del trabajo,aumento de temores e inquietudes de todas clases,aparicin del Frente Nacional en el paisaje polticofrancs. Pero tambin el fin del sistema internacionaldominado por el antagonismo Este-Oeste, estallidosde conflictos y guerras de identidad. Muchos de estos cambios pueden contradecir la idea que desarroll,a saber, el advenimiento de una sociedad descrispada y de un individuocool. Yo me dedico precisamente a radiografiar, incluso aqu, determinados aspectosde este nuevo contexto. Esto equivale a decir que no
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queda nada de la revolucin del nuevo individualis
mo? Evidentemente no. Grosso modo: el hedonismoya no es tan estimulante, pero no por ello gobiernamenos toda una serie de prcticas colectivas. La autonoma individual parece cada vez ms una norma impuesta por las organizaciones, pero se busca la vidaoptativa o de libre dedicacin. Aumentan las exigencias de la vida profesional, pero tambin la volubili
dad de los votantes, de las parejas, de los consumidores, de los creyentes. Los xitos del FN puedendesmentir la idea de un individualismo abierto y tolerante. Por otro lado, sin embargo, el fenmeno ejemplifica a su modo la tesis de la consolidacin democrtica que comporta la sociedad-moda e individualista.La extrema derecha no ha tomado el poder, el con
junto de la sociedad no ha cado en las desviacionesxenfobas y nacionalistas; la derecha que gobierna noha pactado con Le Pen. La dinmica de la individualizacin se las ha arreglado para que la democracia semantenga firme, aferrada a sus principios humanistasy pluralistas.
El clima general ha cambiado, pero es innegable que el individuo hipermoderno, hedonista o ansioso, a pesar de todo no es nihilista. E l deber ya no es incondi-cional, la moral ya no es autoritaria, el compromiso ya no es absoluto y sin embargo no estamos en una sociedad desprovista de valores. Cmo lo explica usted?
Ya lo sealaron Tocqueville y Durkheim: una sociedad no se reduce a la produccin material y a las
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operaciones econmicas. No puede existir sin con
cepciones ideales. Estas no son un lujo del que pueda prescindir, sino la condicin misma de la existencia colectiva, lo que permite a los individuos estarunidos entre s, tener fines comunes, actuar juntos.Sin sistema de valores ningn cuerpo social es capazde reproducirse. La sociedad hipermoderna no escapa
a esta ley. Lejos de haber causado la aniquilacin detodos los valores, la desbandada de los grandes mesia-nismos polticos ha permitido la reconciliacin de lasdemocracias con sus principios morales de base: losderechos humanos. Por un lado, el individualismoafloja la fuerza de las obligaciones morales, por el
otro contribuye a darles una nueva prioridad. El respeto por la persona poda parecer secundario cuandose comparaba con la revolucin, con la lucha de clases, con el pas e incluso con la raza. Las cosas ya nofuncionan as. Hay que deshacerse del tpico del universo nihilista, anrquico, exento de todo sentido
moral, de toda creencia en el bien y el mal: la decadencia de los valores es un mito, no precisamentenuevo por lo dems. A lo cual se aade, en otro plano, el hecho de que la dinmica del individualismorefuerza la tendencia a la identificacin con el otro.Tocqueville hablaba tambin de una compasin ge
neral por todos los miembros de la especie humana.Gracias a la fantasa de la igualdad y al culto al bienestar, los individuos se sienten ms conmovidos porel espectculo del sufrimiento ajeno: esto es lo queest en la base de las diversas reacciones de indignacin, del aumento de las crticas contra la explotacin
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de los sentimientos por los medios de informacin, delas nuevas formas de altruismo y de generosidad, nopor menos obligatorias menos reales.
Individuos cada vez ms cercanos, una igualdad que se materializa y diferencias ontolgicas que perduran, so-bre todo entre hombres y mujeres. Aunque el proceso igualitario habra podido conducir a una androginia
cada vez ms acentuada, se observa que la diferenciacin sexual se mantiene, como si existiera un eterno femenino. Sabemos que las feministas atribuyen este residuo a una herencia arcaica, destinada a desaparecer. Esto podra parecer plausible, pero a usted no le convence. Por qu?
Dos razones me parecen fundamentales. En primer lugar, eso que se perpeta no niega ya el principiodel libre gobierno individual de las mujeres. Y no perduran todos los cdigos sociales heredados del pasado:la virginidad o el ideal del ama de casa se han venidoabajo, y eso a pesar de la fuerza social que tenan antes.
Si, por el contrario, se conservan otras normas y papeles es porque ahora son compatibles con el principiode autonoma personal. Si tenemos esto en cuenta, lanueva permanencia de lo femenino no se nos presentacomo un residuo, sino como una reinvencin de latradicin por las mujeres, un reciclaje del pasado en el
orden libre de la modernidad individualista. La belleza, por ejemplo, sigue siendo una norma asignada prioritariamente a las mujeres, pero eso no les impideestudiar, trabajar ni aceptar responsabilidades polticas. Lo mismo cabe decir del lugar siempre preemi
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nente de las mujeres en el espacio domstico. Sin dudase quejan a menudo de la ausencia de los maridos: loque pasa es que donde este papel tradicional se reproduce ya no equivale a enclaustramiento familiarista nia negacin del derecho de disponer libremente de lapropia vida.
Segunda razn, no menos importante. Yo no creoque una sociedad no pueda traducir simblicamente la
diferencia sexual. Cabe imaginar que los seres humanos no den ningn sentido social a la diferencia sexual? A m me parece que hay ah una especie de imperativo antropolgico y cognitivo. Pongamos un ejemplofrvolo. En los aos sesenta, las feministas radicalesquemaban los sujetadores, smbolo a sus ojos de lamujer decorativa. Qu queda de aquello actualmente? La ropa interior jams ha sido tan ertica. Cmocomprender este fenmeno? Es una regresin? Nolo creo. Con la feminizacin de los estudios y los empleos, con la desestabilizacin de los papeles y el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad antaopropios de los varones, aumenta la necesidad de reafir
mar la identidad femenina mediante signos ligerospero manifiestos. Conforme se reducen las grandesdesigualdades de gnero, se afirma la exigencia de reorganizar lo que vendra a ser una especie de universo dela diferencia sexual. Tranquilcese, la edad de la igualdad no camina hacia la confluencia de los gneros, hacia la indiferenciacin andrgina de los papeles.
Hablemos de su trabajo actual, que investiga nues-tra situacin presente a partir de elementos analticos tan
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distintos como el lujo, el culto al presente o la comerciali-zacin del mundo en la era del consumo emocional. En los tres casos hay en marcha un mismo proceso que valo-riza el hedonismo y la emociones, valorizacin que se ex-plica por la culminacin de la igualdad, la individuali-zacin y la desinstitucionalizacin. Esto refleja una nueva relacin con los objetos, con los dems y con uno mismo, que el consumo permite quiz poner de manifies-
to. Puede decirnos algo en este sentido?
Lo que yo llamo sociedad de hiperconsumo es laque ve la corrosin de los antiguos encuadramientosde clase y la aparicin de un consumidor voluble,fragmentado, desregulado. Al mismo tiempo presen
ciamos el auge de un consumo mucho ms experien-cial o emocional que estatutario. Se consume mspara uno mismo (salud, relajacin, forma fsica, sensaciones, viajes) que para obtener el reconocimientodel otro. Fijmonos en los grandes sectores del consumo en desarrollo, como el de la salud. Que se lopasen en grande los que quieren explicar el hiperconsumo de medicamentos a partir del modelo de la distincin! Las lgicas honorficas siguen vigentes y esnatural, pero no son ms que una parte de un con
junto mucho ms amplio y no podran ser la raznltima de la escalada consumista. Lo que se buscaante todo en el consumo actual es una sensacinfuerte, un goce emotivo que se fija menos en el prestigio social que en la experiencia misma del placer dela novedad. A travs de las cosas se expresa en ltima instancia una nueva relacin con la existencia per
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sonal, ya que todo transcurre como si tuviramosmiedo a quedarnos estancados, a no experimentar in
definidamente sensaciones nuevas. Nos aterroriza elaburrimiento de la repeticin, el envejecimiento dela vivencia ntima. Comprar es jugar, es adquirir unapequea renovacin en nuestra cotidianidad subjetiva. Es posible que est aqu el sentido ltimo del engranaje hiperconsumista.
Hiperconsumo emocional, es decir, un consumo que no se piensa ya a partir de un enfrentamiento simblico con vistas a una distincin social, sino como posibilidad de parirse uno mismo con placer y no con dolor, la mo-dernidad est en el tramo fin al de su itinerario y nos ha dejado enfrentados a la figura ideal del hombre moder-no, libre e igual a los dems, la figura del hiperconsumi dor. La hipermodernidad nos condena a la comerciali-zacin del mundo? Y qu peligros entraa esto?
Lo que caracteriza al hiperconsumo o al consu-mo-mundo es el hecho de que incluso lo no econ
mico (familia, religin, sindicalismo, escuela, procreacin, tica) est asediado por la mentalidad delhomo consumericus. Sin embargo, este universo no significaeliminacin de los valores no comerciales, de los sentimientos y el altruismo. Cuanto ms se impone lacomercializacin de la vida, ms celebramos los dere
chos humanos. Al mismo tiempo, el voluntariado, elamor y la amistad son valores que se perpetan e incluso se fortalecen. Aunque se generalice el ponerprecio a todo, nuestra humanidad afectiva, sentimen
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tal y emptica no est amenazada. Es una idea antigua: ya deca Marx que la burguesa haba reemplazado los antiguos vnculos sentimentales por el dinero yesto en el mismo momento en que se produca laidealizacin de la familia y se viva el apogeo delamor romntico. En realidad, la consagracin moderna de la mercanca es contempornea del desarrollode la intimidad, del matrimonio por amor y del afecto por los nios.
Los peligros estn en otra parte. Asistimos enconcreto a una inquietante fragilizacin y desestabilizacin emocional de los individuos. El hiperconsumoha desmantelado todas las formas de socializacinque antao daban puntos de referencia a los individuos. Ya lo puntualiz Durkheim: si hay una epide
mia de suicidios no es porque se haya endurecido lasociedad, sino porque los individuos estn a mercedde s mismos y, por este hecho, menos pertrechadospara soportar las desgracias de la existencia. Si los individuos son hoy ms frgiles, no es tanto porque elculto al xito los destruya como porque las grandesinstituciones sociales no les proporcionan ya una slida armazn estructuradora. De ah la espiral de trastornos psicosomticos, depresiones y dems angustiasque son la otra cara de la sociedad del bienestar. Siesta apreciacin es justa, quiere decir que la bsquedade la felicidad puesta en marcha por los modernosest muy lejos de haberse conseguido. El bienestar
material aumenta, el consumo se acelera, pero la alegra de vivir no camina al mismo ritmo, ya que el individuo hipermoderno pierde en facilidad de vida lo
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que gana en velocidad operativa, en comodidad, enduracin de la existencia.
Y qu es de la filosofa en este mundo hipermoder no? ; Cmo puede desempear su papel de discurso racio-nal ante individuos ms inclinados a la emotividad que a la reflexin?
Yo recordara para empezar que la hipermoderni-dad no se reduce al consumismo, la diversin y elzapping generalizados. En realidad no ha abolido lavoluntad de superarse, de crear, de inventar, de buscar, de enfrentarse a las dificultades de la vida y el
pensamiento. La voluntad de poder no deja de funcionar ni siquiera con el turboconsumidor contemporneo. Si tenemos esto en cuenta, la filosofa comodisciplina de la razn y la investigacin de la verdadno est amenazada. No hay ninguna razn para quedesaparezcan las personas con ambicin de ponerse
por encima de los prejuicios y de embarcarse en lasdifciles rutas de la posesin del mundo por el concepto. Pero ya no hay motivos para creer que esta actitud pueda democratizarse y llegar a la mayora. Encompensacin, lo que tiene probabilidades de difundirse es el consumo de masas de ciertas obras, bien deiniciacin a la filosofa, bien de meditaciones de corte eudemonolgico. En una poca deselfservice individualista, Sneca y Montaigne aparecen en el campo del consumo al lado del Prozac, pues existe todoun pblico que busca en la filosofa consuelo, recetas empricas e inmediatas que procuren la felicidad.
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Buena suerte al hiperconsumidor, pero me cuesta noexpresar mi mayor escepticismo, ese tipo de lecturasproduce todo menos el efecto deseado: la filosofa noes el camino ms fcil hacia la felicidad. Es verdad quela lectura de las grandes obras puede maravillar, apasionar, dar satisfacciones concretas: no hay que despreciar este detalle, pero es poco para alcanzar la vidaventurosa. Quien ha meditado a los grandes maestrosno est mejor pertrechado que los dems para vivirfeliz, ya que ningn filsofo puede impedir que sintamos tristeza, desesperacin, dolor o miedo. A esterespecto me siento hegeliano: la misin de la filosofaes hacer que lo real sea inteligible y nada ms, su papel es aportar un poco de luz, no unas claves de la fe
licidad que nadie tiene.Otro punto. La importancia del papel de la filosofa en la historia de las ideas, de la cultura, de laracionalidad, de la modernidad ya no es constatable.La filosofa ha inventado las grandes preguntas metafsicas, la idea de una humanidad cosmopolita, elvalor de la individualidad y la libertad; ha nutridodurante siglos el trabajo de los artistas, de los poetas yde los prosistas, ha contribuido a forjar los principiosdel universo democrtico, ha aspirado a cambiar elmundo social, poltico y econmico. Esta fuerza milenaria se ha agotado en la actualidad. No faltanobras de calidad, pero ya no consiguen influir en elpensamiento de los artistas y los intelectuales, exceptuando a los mismos filsofos profesionales. Unsigno de los tiempos: ya no hay ismos ni grandesescuelas filosficas. No hay ms remedio que recono
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cer que su papel histrico y prometeico ha quedadoatrs. Son las ciencias y la tecnociencia lo que mshorizontes abre hoy, lo que inventa el porvenir, cambia el presente y la vida, inspira a los creadores. Todoel Renacimiento se aliment del saber antiguo y el estoicismo, el epicureismo y el pirronismo ejercieronuna influencia mayor en los espritus hasta bien entrado el sigloXVIII. No creo que nuestros frutos filosficos lleguen a tener un destino anlogo. La filosofa podr estar de moda: pero no volver alstatu quo ante, nada detendr el proceso que reduce su influencia en la vida de la cultura. Por un lado, democratizacin del acceso a las obras fundamentales; por el otro,un espacio filosfico que se concentra de manera creciente en la universidad; por un lado, obras que leeun reducido nmero de eruditos o que no lee nadie;por el otro, multitud debestsellers cuya influencia escada vez ms de consumo, breve y superficial, yaque la filosofa no escapa al predominio de la lgicade lo efmero. Los futuros posibles de la filosofa en
los tiempos hipermodernos no son ni dramticos nipara entusiasmarse.
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BIBLIOGRAFA DE GILLES LIPOVETSKY
LIBROS
L "ere du vide. Essais sur l individualisme contemporain, Gallimard, Paris, 1983.(La era del vaco. Ensayos sobre el individualismo contemporneo, Anagrama, Barcelona,1986, trad. de Joan Vinyoli y Michle Pendanx.)
L'empire de l phmre. La mode et son destin dans les soci
ts modernes, Gallimard, Paris, 1987.(El imperio de lo
efmero. La moda y su destino en las sociedades modernas, Anagrama, Barcelona, 1990, trad. de Felipe Hernndez y Carmen Lpez.)
Le crpuscule du devoir. L thique indolore des nouveaux
temps dmocratiques , Gallimard, Paris, 1992.(El cre psculo del deber. La tica indolora de los nuevos tiem
pos democrticos, Anagrama, Barcelona, 1994, trad. deJuana Bignozzi.)
La troisime femme. Permanence et rvolution du fm in in ,
Gallimard, Paris, 1997.(La tercera mujer. Permanencia y revolucin de lo femenino, Anagrama, Barcelona,1999, trad. de Rosa Alapont.)
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Mtamorphoses de la culture librale. Ethique, mdias, en-treprise, Liber, Montral, 2002.(Metamorfosis de la
cultura liberal. Etica, medios de comunicacin, empresa, Anagrama, Barcelona, 2002, trad. de Rosa Alapont.)Le luxe ternel. De l ge du sacr aux temps des marques, en
colaboracin con Elyette Roux, Gallimard, Paris,2003. (El lujo eterno. De la era de lo sagrado al tiempo de las marcas, Anagrama, Barcelona, 2004, trad. deRosa Alapont.)
ARTCULOS Y ENSAYOS (los incluidos en libros se sealancon asterisco)
Travail, dsir,Critique, n. 314 (1973).Fragments nergtiques propos du capitalisme,Criti-
que, n. 335 (1975).Pouvoir de la rptition,L arc, n. 64 (1976).Mise en scne du temps,Silex, n. 4 (1977).Dissmination de la terreur,Silex, n. 10 (1978).Jeux dorganes (sobre Michel Lablais), con Michael Du-
part, Silex, n. 10 (1978).Sans issue (sobre Peter Klasen),Silex, n. 10 (1978).Sduction non stop,Traverses, n. 17 (1979).*Lindiffrence pure,Traverses, n. 19 (1980).*Monument interdit,Le dbat, n. 4 (1980).Narcisse ou la stratgie du vide,Le dbat, n. 5 (1980).*La socit humoristique,Le dbat, n. 10 (1981).*Lart moderne et lindividualisme dmocratique,Le
dbat, n. 21 (1982).La mode de cent ans,Le dbat, n. 31 (1984).*Changer la vie ou lirruption de lindividualisme transpoliti
que,Pouvoirs, n. 39 (1986).*
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La pub sort ses griffes,Le dbat, n. 43 (1987).*Un mystique de la peau (sobre Horst Egon Kalinows-
ki), Cimaise, n. 202 (1989).Virage culturel, persistence du moi,Le dbat, n. 60(1990).
Sergio Ferro ou les dessus et les dessous de la peinture,en Sergio Ferro, Editions lEntre des artistes, 1990.
Espace priv, espace public lge postmoderne, enCi-toyennet et urbanit, Esprit, Pars, 1991.
Art et publicit: vers laccessoirisation de la vie?, Catlogo de la exposicinArt et publicit, Centro Georges-Pompidou, 1991.
Les noces de lthique et du business,Le dbat, n. 67(1991).*
High and low: les intellectuels et les valeurs culturellesdans la France daujourdhui, enThe Florence Gould Lectures, New York University, 1990-1992.
Fashion and Neo-individualism,Lnternational Textiles, n. 740 (1993).
Eclip se de la distance, morale de lurgence,La recherche photographique, n. 15 (1993).
Le marketing en qute dme,Revue franaise de marke-
ting, n. 153-154 (1995).La balkanisation de la mode: libert et anxit des apparences,L esprit crateur, University of Kentucky vol.XXXVII, n. 1 (1997).
La femme rinvente,Le dbat, n. 100 (1998).La mujer y la actividad profesional, enDimensiones eco-
nmicas y sociales de la familia, Visor, Madrid, 2000.The Contribution of Mass Media,Ethical Perspectives,
vol. 7, n.os 2-3 (2000).La revolucin de lo femenino, enEducar en la ciudada-
na, Instituci Alfons el Magnnim, Valencia, 2001.
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More than fashion, enChic Clicks, Commerce and Crea-tivity in Contemporary Fashion Photography, The Ins
titute of Contemporary Art, Boston, 2002.La socit dhyperconsommation,Le dbat, n. 124 (2003).
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NDICE
Prlogo....................................................................... 7EL INDIVIDUALISMO PARADJICO.Introduccin
al pensamiento de Giles Lipovetsky,por S. Charles ..................................................... 11
TIEMPO CONTRA TIEMPO O LA SOCIEDAD
HIPERMODERNA,por G. Lipovetsky................ 51ETAPAS DE UNA TRAYECTORIA INTELECTUAL.
C i Gil Li k
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