libros · cativos que les son propios y que, a la vez, permiten adivinar la existencia de aquellas...
Post on 04-Nov-2019
0 Views
Preview:
TRANSCRIPT
LIBROS
LA MANSIONDE ARAUCAIMApor Guillermo Sheridan
La Mansión de Araucíma (Ed. Sudamericana, Bs. As., 1974) es un libro de AlvaroMutis que reúne tres relatos' -que, porcierto, el formador del libro fue incapaz dedistinguir correctamente: el que da título allibro, "Sharaya" y el notable "La muertedel estratega", los dos últimos aparecidospreviamente en el Diario de Lecumberri(1960) y publicados nuevamente en obvia-y justa- búsqueda de una difusión mayor. En: esta breve reseña hemos de preocuparnos solamente del nuevo relato. La obraquiere proceder fielmente a manifestarsecomo un texto gótico desde su planteamiento original (su subtítulo es "Relatogótico de tierra caliente"): se sabe pensadoen la elección del convencionalismo de lanovela de misterio y de la metodología quede esa elección se desprende: la presentación acotada de los personajes con lasjustas dosis de caracterización e incertidumbre; el fluido avance hacia el perceptible-y, por abundantes shifters, continuamenteadvertido- desenlace; la obligación, perentoriamente asumida por el lector, de suponer causas y efectos desde y hacia los"hechos" de los personajes, etcétera. Estoscuantos personajes, que al principio retozanentre el tipo y el clisé, adquieren su presencia merced a la enumeración de ciertascaracterísticas esenciales y de actos significativos que les son propios y que, a la vez,permiten adivinar la existencia de aquellaspuntas abiertas que, en cuanto que su sumaproduciría el todo del conflicto, sostienenla gótica arquitectura del relato. El autoracepta los rigores del lugar común verbalpero consigue, más allá del formalismo,levantar una efectiva narración gracias alproblema moral que la subyace. Así, suspersonajes, al principio, no son, se limitan ahacer y tener, pero cuando entran enconjunción con los demás, se revisten dealgo que les es, al mismo tiempo, propio ycompartido, un ser común e individual a lavez: son lo que los otros perciben de cadauno y, claro, como en todo relato quepersigue los efectos del suspense, algo
más... Uno de los personajes, el protohombre mercenario, nos puede dar un ejemplode lo anterior: su comportamiento hermé$ico a la buendía implica una personalidadque sólo es suma de atributos ("Le faltabaun brazo y hablaba correctamente cincoidiomas") y anuncio, esmeradamente in tuible, de un ser especial ("al llegar no hablócon nadie. Fue a refugiarse a un cuarto delos patios interiores. Allí descargó ruidosamente su mochila de soldado...).
En un tono displiscente y neutro sustentado sobre un vocabulario exhuberante dentro de su claridad, con algo de recolecciónonírica -en el obligado copretérito- y algode escéptica crónica de hechos narradoscomo supervivencias de la voluntad de olvidar, Mutis introduce al resto del reparto:individuos saturados de sus propios pasadosportentosos que, imposible saber si porpuro azar o por un oscuro reconocimientomutuo, forman esta cofradía íntima deseres autónomos cuyos mundos personalesconviven y forman un hospital de ultramar:"el Guardián", filósofo del onanismo (o acausa de él), "el Piloto" impotente y helado, "La Machiche" de delicado talento parael mal, "el Fraile" ascéptico y reticente, "elSirviente" mackandaleño y misterioso. Todos ellos unidos para encontrar que lasubstancia de la que están hechos es suspropios odios e incapacidades de ser ellosmismos. Esto sucede por medio de la ¿involunaria? agencia de "la muchacha" que,relevándose entre todos los lechos de laMansión -que, como en todo relato góticoque se respeta, es el otro personaje- sinburdos distingos sexuales, raciales o morales, conjuga sus susceptibilidades hasta provocar encuentros apofánticos de los habitantes -ángel de redención y víctima propiciatoria- consigo mismos: el deseo y laredención que coexisten en ella son demasiado atractivos y demasiado peligrosos, loque la lleva a la muerte y a la consumaciónde su pura escencia libre de atributos. Deahí su nombre: Angela.
Esta es la razón que hace sentir loapropiado del término "relato": la ambición lograda de producir un efecto, unefecto impostergable de vacío, de íntimadescomposición, de lo equívoco de ese seradquirido por los personajes sólo para perderlo de inmediato. El marco ofensivamente tropical subraya el efecto de la desesperanza de esos seres que son todo mu tacióny todo incertidumbre. Llegan, fornican, matan y se van. Lo que queda es la desazónde la descompuesta exhuberancia de la tierra, del sexo, de la insatisfacción omnipresente y continua.
Pero si el efecto que descansa en laanécdota es lo arriba parafraseado, el relatoes dadivoso en satisfacciones -nunca, metemo, tan intensas y definitivas como las dela poesía del mismo autor- a nivel delectura. Escueta, precisa, puntualmente minuciosa y certera, la escritura de Mutissobrepasa el rígido esquema técnico delsuspenso para revestirse inteligentemente deuna ambientación que rebasa el "tufillodemoniaco" para llegar a ser cifra de laspasiones, que rebasa el simple muestreo decaracteres para incidir en los sórdidos puntales éticos del hombre, que va más allá de
la fácil oposición entre civilización y barbarie para descubrir las sutiles entretelas de laenergía del deseo y la violencia.
Con algo de fábula, de concreta reminiscencia, en fin, con algo de historia de')scuros atavares pero siempre luminosa, LaMansión de Auraucaima nos hace desear queAlvaro Mutis se libre de la "inmensa pereza" de escribir para crear más literaturaque, como ésta, certifique su calidad en elhecho de ser advertencia de algo mejor porvenir.
EGLOGAPOR LA LLEGADADEL PADREANTONIODE MENDOZA
Lourdes Rojas AlvarezCentro de Estudios Clásicos
Feliz acontecimiento representa la publicación de la Egloga por la llegada del padreAntonio de Mendoza en la serie Cuadernosdel Centro de Estudios Clásicos, con la cualse nos abre la posibilidad de conocer lostestimonios literarios de la colonia cuyoacervo inédito tiene un valor importante,pero desconocido para la mayoría.
Esta primera edición que elaboró JoséQuiñones Melgoza -a quien conocemos porsu traducción de las Tristes de Ovidio,publicada también bajo los auspicios \:lelCentro de Estudios Clásicos- presenta laversión rítmica del texto paleografiado porél mismo, precedida de una interesanteintroducción y acompañada de notas altexto latino y a la traducción.
En la introducción se dan noticias del
43
manuscrito que sirvió de base para la edición de la égloga. Dicho manuscrito -el1631 de la Biblioteca Nacional de Méxicopertenece al s. XVI o quizás princi~ios delXVII si bien los poemas que contIene serefier~n a acontecimientos del siglo XVI.En la versión paleográfica efectuada porQuiñones, sólo aparecen los cambios quepor lógica se hacían necesarios, bie? de unagrafía por otra -ramos por ramlS; o e?miendas al texto por omisiones del COPIS
ta- catant por cantant; o por cambio deletras entre -palabras -rudecet por redvcet,o en Panique quotanis por Panique quotannis. Por otra parte, el editor actualizó laortografía de modo que encontramos reducción de consonantes dobles a sencillas(como en litore por littore), o supresión deh incial (como en avena por habena) otranscripción de letras que conservaban sugrafía latina (como en Úlcrimabor por lachrimabor).
Enseguida se nos ofrece en la introducción una noticia bibliográfica del padreBernardino de Llanos, "jesuita de los segundos que fundaron y promovieron nuestrosestudios de latinidad en México". Nacidode padres esclarecidos, en 1560, en Ocaña,Toledo, el padre Llanos estudió latinidad yletras humanas en el Colegio de la Compaflía de Jesús y luego de estudiar en lasUniversidades de Alcalá y Salamanca, abrazó la vida religiosa en la Compaflía, a laedad de veintiún afias. No habiéndose aúnordenado sacerdote, se enroló en la expedición que presidía al padre Antonio deMend za -nombrado provincial de la Nueva spaí'la-, y lIeg a Veracruz el primerode septiembre de 1584. En llegando a lacapital, en octubre del mismo afio, fuellamado casi de inmediato para impartir lasclases de latín, retórica, poesía e ínfima degramática. Y siempre preocupado por laensei'lanza de las humanidades clásicas, Bernardino de Llanos "hombre de gran ingenio de singular erudición en letras humanas, fácil en la poesía, muy fecundo en laretórica. .. a cuyo cuidado y enseñanzadeben las personas más principales de esteReino. .. compuso muchos y eruditos libros así en prosa como en verso latino,para facilitar el ejercicio y enseñanza de lajuventud". 1
La Egloga por la llegada del padre Antonio de Mendoza... es una de las doséglogas dramáticas que escribió el ilustrehumanista además de cinco poemas demotivos diversos, del Poeticarum /nstitutionum Liber y de las Advertencias paramayor noticia de la gramiltica y reducir aluso y ejercicio los preceptos de ella, quetuvo tres ediciones en México, en 1615,1631 Y 1645. Todas estas obras las dio aconocer en forma anónima.
Por otra parte, no es extraño que entrelas obras didácticas del padre Llanos aparezcan dos piezas teatrales, pues fue costumbre de los jesuitas de la Nueva España,desde el s. XVI, hacer representar a sus
Andrés Pérez de Rivas, Crónica y historiareligiosa de la provincia de la CompañCa de Jesús deMéxico en Nueva España. .. hasta el año de 1654.Mrxico, Impr. del Sgdo. Corazón de Jesús, 1896, p.141.
alumnos obras dramáticas para celebrar aalguna personalidad o un hecho importante.En cuanto a la fecha posible de representación de la Egloga, Quiñones llega a laconclusión de que ésta debió llevarse acabo hacia 1590, analizando para ello losacontecimientos históricos -pues fue entonces que partió a Roma el padre deMendoza- y el estilo de la pieza -pues seda un tono sentido que refleja la desolación, pesar y congoja que dejaba su partida.
Posteriormente se analiza en la introducción la estructura de la Egloga que, a juiciodel autor del estudio, consta de cuatropartes y no de tres como se señala en elmanuscrito. Los personajes, pastores al estilo de Virgilio, como solían ser en losdramas alegóricos que se representaban yaen la Edad Media, se quejan de la tardanzadel provincial, a quien el autor se refiereen un plano mítico, con el nombre deDafnis. Y luego de una serie de alabanzas,agrad~cimientos y parabienes que le dirigen en forma de canto amebeo, celebran sullegada, no sin que antes se den rencillasentre eUos por la primacía en dichas ala·banzas.
En cuanto a los motivos que animanesta Egloga del padre Llanos, podemos ver,por el análisis de Quiñones cómo se manifiestan continuamente el paisaje y los motivos mexicanos, aunque virgiliano parezca ensu totalidad el paisaje. Sin. embargo el autorcon pequeñas notas, como en: "y floresnuevas produce para tí la tierra mexica" oen "A mí, hoy vosotras tenochtitlanas linfas fecundas...", logra decirnos que talpaisaje es el nuestro. Y que "selvas ypraderas, hierbas y flores, aguas y ríos,encinas y valJes son propios, representativosdel suelo mexicano; pues no ha fundidoamablemente dos realidades y dos geografíassino que expresa, con lengua de Virgilio, unanueva experiencia que se halJa en la realidady geografía mexicanas, nuevamente sentidas" .
Las influencias y las reminiscencias delos clásicos latinos son consideradas también en la introducción, ya con una simplemención -como en el caso de Plauto yLucrecio-, ya mediante ejemplos de versosde autores como Horacio, Ovidio y Virgilioque Quiñones pone al lado de los versos deLlanos; así encontramos cómo tomó deellos no sólo los nombres de los personajessino también el tono del poema, con imágenes parecidas o utilizando el mismo léxico
o valiéndose de "lucientes paráfrasis queemergen simulando piedras preciosas de in·tenso brillo". Y esto, que parecería desme.recer la Egloga de Llanos si se la considera·ra copia de los clásicos, toma su justavaloración en las palabras de Quiñones Mel·goza, quien nos hace entender que la imita·ción no es sino un recurso de composición-ampliamente utilizado, por cierto, entrelos mismos c1ásicos- y que la Egloga depadre Llanos tiene valor como creaciónpues todo el aparato poético virgiliano noes más que el simulacro y el subterfugio paracantar mediante paráfrasis meditadas yelegidas para su propósito, lo nuestro: nuestra realidad física -naturaleza y topografía- y moral -indiosincrasia y costumbres.
Por otra parte, la versión que nos ofreceJosé Quiñones Melgoza está elaborada siguiendo el sistema silábico-acentual, conversos de trece a diecisiete sílabas castellanas que conservan el ritmo del adonio final(acentuado en la primera y cuarta s11aba), yestá tan apegada al texto latino que inclusoconserva su construcción y sus vocablos,siempre que el español lo permite, con locual se logra un ritmo sumamente hermoso,semejante al latino, como podemos ver enel siguiente ejemplo:
"Si produce variados colores la tierra fecunda,y con sus madres, alegres corderos dan saltos
de júbilo,y muestran sus gozos ovejas y lúcidos pájaros,y nada triste en los campos suena; en cambio
miramostodo alegre, oh guiadores de ovejas, cuya
ínclita gloriase apresura a través de las tierras, y los ejes
del éter;¿por qué yo? ¿Por qué los demás socios y
restantes cohortesde pastores no nos alegraremos en fausta riberay en vez de un regalo de mil saludos no
optamos llevarosregalos? Ojalá que este día se me hiciese
más largoque un año, para que pueda cantar gratitudes
legítimas:ricos, pues, con su don os haga el Olimpo
dichoso,ricos vuestros bienes haga y todo lo vuestro
el Olimpo." (vv. 87-99)
Finalmente, las notas al texto latino y altexto español cierran como digno colofóneste trabajo proporcionándonos, las primeras, aclaraciones gramaticales -morfológicaso sintácticas- y estilísticas; y las segundas,noticias referentes a los personajes míticosmencionados, o bien aclaraciones que, porel uso de las figuras retóricas, se vuelvenindispensables para la comprensión mismael texto.
Ojalá que a esta primera muestra de laliteratura latina-mexicana que nos ofreceJosé Quiñones Melgoza sigan pronto otrostrabajos que nos permitan concer la vasta eignota producción que en este campo yaceabandonada en nuestras bibliotecas, dejando perder los tesoros documentales y literarios que encierra.
Bernardino de Llanos, Egloga por la llegada delpadre Antonio de Mendoza representada en elColegio de San /ldefonso (Siglo XVI), introducción, paleograffa, versión rítmica y notas deJOSE QUIÑONES MELGOZA, Cuadernos delCentro de Estudios clásicos 2, Institu to de Investigaciones Filológicas, U.N.A.M., México, 1975,17 pp. dobles.
top related