libro competencia ministerial
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Índice
Introducción: La buena carrera o la mala competencia?
Capítulo 1: .………………… Competencia y consecuencia.
Capítulo 2: …………………………… De quién has aprendido?
Capítulo 3: … Mejor son dos que uno.(Eclesiastés 4.9:10.)
Capítulo4: …………… Pueblo competente o competitivo?
Capítulo 5: ………………………………..…. Un cuerpo en Jesús.
Capítulo 6: …………………………….. La carrera a la eternidad.
Capítulo 7: ………………..…………. Puestos para llevar fruto.
Capítulo 8: ……..… Aires de grandeza Señal de debilidad.
Capítulo 9: ………………….…….. Carrera hacia la eternidad.
Capítulo 10: ……………………………….. Juntos y en armonía.
Capítulo 11: …………….……… No hay competencia buena.
Capítulo 12: ……………..………….. Consecuencia espiritual.
Capítulo 13: ……………………….………….. La buena relación.
Capítulo 14: ………………………..………….. Cruzando la meta.
Capítulo 15: …… Nacimos para servir y no para competir.
Escrito por: Jeffrey Fernando Arguedas Sánchez.
Jeffreyarguedas2@gmail.com
San José Costa Rica.(506)84184240
Versión Bíblica utilizada:
Reina Valera Revisión de 1960
Diseño de Portada: Alexander Vásquez.
Agradecimiento
Es un hecho principal el agradecimiento a mi Dios y
Padre celestial, por inquietar en todo momento mi
corazón. Gracias por esa libertad en Jesucristo, para
disfrutar de sus misericordias nuevas y sus bendiciones
espirituales antes de cualquier otra cosa. De él
provienen las fuerzas para terminar la carrera, no
conforme a nuestra voluntad, sino más bien conforme a
su perfecta voluntad, sabiendo que es un honor servirle
y vivir para él.
(Efesios 5.10.)Comprobando lo que es agradable al
Señor.
Le agradezco a mi madre María de Jesús Sánchez
Navarro, por enseñarme ejemplos con su propia vida de
que debemos ser esforzados y valientes. Gracias por
amarme tanto Mamá, Dios te bendiga.
Mujeres hay muchas, pero mujer virtuosa no todos
la tienen. Gracias a mi esposa Roxana Arroyo
Vargas por no permitir pasar por alto lo incorrecto y
ser para mi vida esa luz de alerta.
Puedo decir que definitivamente es mi ayuda
idónea. Te amo.
Introduccio n “La buena carrera o la mala
competencia.”
o que quiero primeramente, es que cada uno tenga muy claro el concepto de competencia, no como algo competente; si no como la
disputa entre personas, animales o cosas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo. Si bien es cierto cada persona es muy capaz para desarrollarse en algo, no así la competencia dentro del cristianismo, púes solamente debe existir la capacidad y no la competencia. Hay quienes solamente desean ser superiores a quienes tienen a su alrededor, perdiendo así el ser aptos o adecuados para el llamado de Dios para sus vidas, y es cuando dejan de ser suficientes para alguna cosa; convirtiendo sus vidas en una mala competencia.
L
“Nuestro propósito como
embajadores de Cristo no es
competir, sino correr la buena
carrera. No pasando por encima
de quien viene atrás. Sino
alcanzando a quien va adelante,
ayudando a quien viene atrás
para así juntos cruzar la meta.
Hoy en día lastimosamente es muy común ver la competencia dentro de las congregaciones, y a lo largo de los años he podido ver como muchos compiten por ver quién es el mejor pastor de la ciudad, el mejor maestro, o quien es inclusive el mayor profeta. Muchos alardean de a cuantos enfermos han sanado y olvidan que es el nombre de Jesús quien tiene poder y que es para la gloria de Dios todo lo que podamos lograr. Así que al ver tanta competencia en medio del pueblo de Dios, me ha llevado a escribir este libro a razón de la gran problemática dentro de los ministerios, púes muchos ignoran lo perjudicial que esto es para sus vidas. Mi deber es denunciar este mal comportamiento en la vida del creyente a fin de que vivamos una vida en unidad, y así con esta crítica, muchos puedan encontrar el consejo y se aparten del mal proceder de competencia y cumpla cada uno el propósito para el cual cada hijo de Dios, ha sido llamado. Por eso dice el Señor: Jeremías 6.16.Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos en él. Por eso te digo: Atiende a lo correcto y sea Cristo glorificado en tu vida, púes no nos ha llamado el Señor a esclavitud, sino más bien a libertad. (1Corintios8.9.)Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Principio básico en la vida del nuevo creyente, no
ser tropezadero para nadie.
Nuestro Señor mismo sirve como el mejor ejemplo
de unidad. Él vino a unir y llevar al Padre lo que se
había apartado desde un principio por la
desobediencia del hombre.
Había el hombre quedado destituido de la Gloria de Dios, pero Cristo vino a ser el camino para que el ser humano volviera al Dios que lo formó. Qué tal que Jesús hubiera caído en la competencia? Obviamente él es Santo, Santo, Santo, y no hubiera caído, pero si hubiera sido así, tú y yo no tendríamos razón de ser. Debemos recordar algo muy importante en la vida de cada redimido, y nos lo dice claramente Pablo en su primera carta a los Corintios. Tal vez un tema muy utilizado para las fechas de aniversario o para el día del amor y la amistad, (1Corintios 13.10:13).Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Por eso podemos estar completamente seguros de que Cristo nos ama, y tomar su vida como ejemplo de que el no vino a competir, púes el amor; como dice la escritura “No hace nada indebido y no busca lo suyo”. Y si él nos amó, debemos hacer así nosotros también, siempre buscando el bien para los demás. Recuerdo en una ocasión me llamaron para orar por una mujer que tenía cuájalos de sangre en su cerebro, yo le pregunté si creía ella en que Dios la podía sanar y contestó que sí; entonces comencé a orar pero no por su cabeza, sino por su vientre. A l mes me dijo que estaba embarazada y que los cuájalos en su cabeza eran causados por un problema que tenía en su vientre. Los doctores no se explicaban como había quedado embarazada, pues ellos sabían que su útero estaba al revés. Debo decir que quedé maravillado de lo que Dios hace cuando uno se dispone a servir a los demás.
Debemos en todo momento recordar que no nacimos para competir, sino para servir, y que el amor no hace nada indebido, ni busca lo suyo, y así como Cristo nos amó y nos ama, debemos también hacerlo con los demás. Una mala carrera es aquella en la que tu no cumples el propósito por y para el cual tu corres. Una triste realidad que hoy en día vemos dentro del ministerio en la mayoría de las Iglesias, pero una buena carrera siempre va de la mano de la verdad, cumple el propósito y se apega a las reglas, no convirtiendo la buena carrera en una mala competencia.
Capí tulo 1” “Competencia y consecuencia”
ra una noche de verano y conducía rumbo a mi casa; manejaba mi Volkswagen Jetta 2.0 MK4(Cuanto me gusta la velocidad),un auto
veloz definitivamente. El semáforo en rojo, pronto esa luz cambiaria a verde, indicándome que podría avanzar. Que larga e impaciente esa espera bajo la luz de un semáforo, pero pronto avanzaría a mi rumbo planeado. En ese momento se puso otro auto a mi lado, (Yo sé que él sabía que mi auto era veloz).Comenzó a acelerar, haciendo un ruido infernal. Pronto esa luz verde nos daría la salida para que tanto el como yo, pudiéramos avanzar.
Cada quien establece el rumbo que quiere tomar.
3, 2,1 En ese momento el semáforo cambió
el color, de rojo a verde, y el auto que estaba a mi lado; salió chillando llantas.
E
Así cada persona tiene un rumbo al
que quiere llegar. Nosotros los hijos
de Dios, tenemos un rumbo; y es
llegar a estar para siempre en el
cielo al lado de Jesús.
Por un momento pensé: Por qué no acelero y compito? Yo sé la calidad de auto que tengo, le podría ganar, podría demostrar que yo no soy un contrincante fácil de traspasar. Puedo demostrar que soy mejor, pero eso me llevaría a olvidar mi rumbo, y me convertiría igual a quien estaba a mi lado, “Un Competidor”.
Valdría la pena ser igual, o sería mejor marcar la
diferencia?
Cada decisión es importante Una de las mayores causas de muerte en Costa Rica, se debe a los accidentes de tránsito. El gran culpable de muerte en carretera, el peligro al volante a manos de una pequeña decisión, un descuido y podría ser fatal. Pablo nos recuerda y advierte de estas cosas, (1 Corintios 6.12) Todas las cosas me son licitas, más no todas convienen; todas las cosas me son licitas, más yo no me dejare dominar de ninguna. Tenía cincuenta metros para tomar una decisión, competir o seguir, doblar en la siguiente calle que me llevaría rumbo a casa, donde me esperaba alguien que me amaba, mi esposa. Creo que de haber tomado una mala decisión; probablemente hubiera obtenido una consecuencia fatal.
No había en mi ningún deseo de competir, pero quien no tenía claro lo que debía de hacer y como lo debía de hacer, era quien aceleraba su auto a mi lado. Si bien es cierto que todo cuanto queramos hacer está a nuestro alcance, no todo lo que podamos hacer será para nuestro beneficio. No existen decisiones menos importantes, todas las decisiones son importantes. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para ser respetadas. Que importante es quien está a tu lado; podemos aprender tantas cosa como para bien, así como podemos aprender cosas para mal. Lo podemos ver en la vida de los discípulos de Jesús. A su lado tenían a Jesús, de quien aprendían; tanto así que aunque al pasar el tiempo, después de la muerte y resurrección de Jesús, Pedro en una ocasión lleno del Espíritu Santo; hablaba con denuedo y entendimiento sobre todo. Y quienes escuchaban hablar a Pedro y le conocían, decían: Este definitivamente andaba con Jesús, y es cierto; aprendió de Jesús pues andaba con él.
“Quienes conocen al Señor saben
que hay cosas que no se deben de
hacer, pues no son agradables al
Señor. Las reglas no se hicieron para
romperlas, se hicieron para
respetarlas."
Así mismo se puede notar en nuestras vidas al lado de quien andamos y de quien hemos aprendido. (Hechos 4.8:13). Pablo a su vez le recomendaba a Timoteo, que persistiera en lo que había aprendido y de quien había aprendido. (2 Timoteo 3.14).Hombres y mujeres que son ejemplo de vidas renovadas por el amor de Dios, que tienen la humildad y sencillez de corazón para tener una buena conducta, y amor sin fingimiento, que no buscan su propio beneficio, sino que buscan primeramente el beneficio de los demás. Se cuidan de sí mismos (1Timoteo 4.16), sabiendo que haciendo lo que es agradable al Señor, no solo se salvaran a ellos mismos, sino que también a los demás. Al lado de quién puede usted y debe andar? De quienes compiten por la vida, sin pensar en las consecuencias? Quien más que Salomón sabría qué tan importante es con quien tú te relacionas; alguien dijo una vez: Dime con quién andas y te diré quién eres. Que dicho popular más acertado, diría yo; por eso. (Proverbios 17.17). En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Capí tulo 2” De quién has aprendido?
omo hay cosas que nos recuerdan algunas
situaciones o circunstancias vividas en nuestras
vidas, algunas nos hacen reír, y otras; nos
hacen recordar porqué actuamos como actuamos
en muchas ocasiones.
Salía una tarde de mi trabajo, y eso me hizo
recordar por qué tengo pies como de gacela, (jajaja)
¡Como aprendemos de Papá y Mamá!
Saben, yo aprendí a caminar muy rápidamente, y
no digo que a temprana edad, sino más bien que
muy
rápid
o, de
una
mane
ra
veloz
Ade-
más nos suele pasar a quienes somos de muy baja
estatura.
De quién lo aprendí?, de mi Madre.
C
Quienes compiten, en algún
momento podrían llegar a
quedar avergonzados sin
querer, por quienes son
competentes.
A ella la acompañaba en ocasiones por la mañana,
cuando teníamos que ir al hospital; como no
teníamos mucho dinero, entonces no teníamos
auto, y tampoco podíamos pagar un taxi, por lo
tanto no había más opción
que caminar, y caminar, y
caminar y caminar.
Como siempre íbamos con
el tiempo contado, (Osea
que íbamos siempre tarde),
entonces ella debía caminar
muy rápido o perdería su
cita o en algunos casos
perderíamos nuestra cita.
Imagínate a un niño de tan solo diez años de edad
teniendo que apurar el paso para alcanzar a alguien
que ya estaba acostumbrada a caminar muy rápido
y a pasos como de gigante.
Si en ese momento hubiera conocido la palabra de
Dios, le hubiese dicho a mi madre; ¡Mamá,
recuerda que el ejercicio corporal para nada es
provechoso, mejor tomemos un taxi, ¡Ten piedad de
mí, Mamá!
Definitivamente no fuimos creados para competir.
(Timoteo4.8)
Porque el ejercicio
corporal para
poco es
provechoso, pero
la piedad para
todo aprovecha,
pues tiene
promesa de esta
Pero de algo podemos estar seguros; que si
queremos competir probablemente vamos a topar
con alguien que es mejor, y podría alguno llegar a
ser “avergonzado”.
¡Por poco lo olvido! Esa tarde después de mi
jornada laboral, caminaba hacia casa muy
rápidamente, como hoja que lleva el viento. Cuando
tras de mi venía un joven, (Sabes, me sentía como
un gato perseguido por un perro), era notable que él
estaba decidido a alcanzarme y a sobrepasarme.
No puedo negar que por poco lo logró; con su frente
sudada y su pecho agitado, volvió su mirada hacia
mí, y pude ver en él, una cara de pocos amigos; me
pareció que estaba molesto porque no podía
pasarme.
La verdad es que no sé por qué él creyó que yo
estaba compitiendo si yo lo único que estaba
haciendo era querer llegar pronto a casa.
Para beneficio mío en ese momento, comenzamos
a subir una gran cuesta que para mí no era
complicado subir, para mí era muy normal caminar
a paso veloz, yo estaba acostumbrado a caminar
así desde niño. Pero para quien estaba decidido a
competir y no era normal caminar tan rápidamente,
le iba a ser muy difícil seguirme el paso.
Yo no tenía ningún problema con esa calle
inclinada, pero para quien tenía la intención de
alcanzarme y sobrepasarme, no era tan sencillo.
Esa tarde escuché a muchos susurrar; Miren a ese
hombre como camina de rápido.
La verdad ese día yo no quería, ni pensaba en
competir, lo único en lo que pensaba era en llegar a
mi destino.
Existen muchas cosas en la vida cotidiana que
podrán ser competencia, por ejemplo. Quién podría
ganar un mundial de futbol si no compite o quién
podrá ganar una medalla olímpica si no es mejor
que otro, y quién podría ser el Presidente de la
republica si no compite? Sin duda alguna, solo
quienes compiten por ese premio podrán obtener la
ganancia por la que se han preparado y esforzado.
En este mundo, gana el que se esfuerza, y en la
competencia, solo puede haber un ganador, el que
se preparó y logró pasar por encima de todos hasta
llegar al primer lugar.
El atleta para llegar al premio soñado, se debe dar
el máximo esfuerzo para alcanzar a quien está por
encima de él o ella para arrebasarle, si es que
quiere obtener ese premio. La competencia es muy
común naturalmente. Pero dentro de la nueva vida
en Cristo, qué tan natural podría ser la
competencia, será agradable para el Señor que el
cuerpo de Cristo, compita contra los demás, con tal
de obtener un primer lugar?
Capí tulo3”
(Eclesiaste s 4.9 “Mejor son dos que uno”
uan bella es la infancia y que bueno es tener a
tu lado a un buen amigo.
Cuando yo era un joven de tan solo 16 años de
edad, me gustaba ir por las tardes a jugar fútbol con mis
amigos .Tenía un
amigo; mi gran
amigo Jasón,
quien era tan
buen jugador
como yo (Modestia aparte), por lo tanto que no
podíamos jugar los dos en el mismo equipo. Era obvio
que dos jugadores buenos no podían jugar juntos, es la
regla de toda mejenga, por lo consiguiente teníamos que
competir el uno contra el otro.
Tengo que reconocer que soy de las personas a las
cuales no les gusta competir, aunque en cada
competencia en las que lo he tenido que hacer, siempre
he dado lo mejor de mí para ganar y nunca me doy por
vencido.
C
Mejor son dos que uno porque
tienen mejor paga de su trabajo.
Eclesiastés 4.9
Pero me entristece ganarle a alguien y saber que para
muchos el hecho frustrante de perder, les dejaría un sin
sabor a la derrota. Soy de los que saben aceptar la
derrota, pero no de los que les gusta hacer sentir mal a
nadie, aunque así es la competencia, uno gana y otro
pierde.
Pero esa tarde fue diferente, mi amigo Jasón y yo;
pudimos jugar en el mismo equipo, eso sí que con una
pequeña condición. Solamente debíamos de aceptar la
condición de jugar con los niños más pequeños.
Como yo sé que nunca hay que subestimar a nadie, y
que siempre voy a dar lo mejor de mí, para así poder
ganar, entonces aceptamos. Si David mató a Goliat,
cómo no íbamos a poder ganar? Como dijo alguien una
vez.
A lo que venimos, comienza el partido.
Comenzó el partido y pasaron pocos minutos y ya
íbamos perdiendo cinco a cero (5 a 0), pasaba el tiempo
y logramos anotar un gol. Los niños a los que habíamos
escogido no lo podían creer, les estábamos anotando a
los más grandes; aunque en pocos minutos ya
estaríamos perdiendo trece a uno (13 a 1) Jasón y yo
reunimos a los muchachos y les preguntamos, Quién
quiere perder? Claro que todos respondieron que
ninguno quería perder.
Entonces les dije que debíamos de dar lo mejor de
cada uno; no importaba que perdiéramos, pero que
si perdíamos que no fuera por no dar lo mejor,
debía ser por haberlo dado todo.
“Vamos equipo a ganar” ¡Nunca olvidaré esa
tarde! Comenzamos a anotar goles, 13 a 5,13 a
9,13 a 12, no lo podían creer, pero mi amigo Jasón
y yo sabíamos que podíamos ganar.Gooooooool en
contra, 14 a 12, se complicó un poco; el partido
terminaría cuando alguno de los dos equipos
anotara el gol número 15, parece que se nos estaba
escapando la victoria.
Ahora veo porqué el Señor le dijo a Josué; “Mira
que te mando que te esfuerces y seas muy valiente;
no temas ni desmayes porque Jehová estará
contigo donde quiera que vayas. (Josué 1.9)
El esfuerzo traerá la recompensa.
Que si el esfuerzo trae recompensa? Esa tarde mi
amigo y yo pudimos haber hecho muchos goles
pero no fue así. Cada vez que estábamos en el
marco contrario le pasábamos el balón a algún niño
para que fueran ellos quienes anotaran; así ellos
podrían ver que el esfuerzo habría valido la pena.
El equipo contrario tenía la ventaja, les faltaba un
gol, pero en ese momento logramos anotar, 14 a
13, un gol más a nuestro favor. ¡Vamos muchachos,
un poco más!
GOOOOOOOOOOOL...Anotamos otro tanto,
acabábamos de empatar, 14 a 14, que emoción
cada vez que recuerdo ese momento se me vienen
las lágrimas, que hermosa tarde.
Sin duda alguna; en la competencia es definitivo
que solamente uno se lleva el premio. Si alguien
quiere ganar deberá esforzarse y dar lo mejor de sí,
y pasarle por encima al contrincante para poder
lograr el triunfo.
Esa fue una gran tarde de victoria. Que quién
ganó?
Jasón, lo hace usted o lo hago yo?
Hágalo usted Jeff, me dijo mi amigo!
Bueno, vamos por esa victoria.
En pocos momentos solo
uno de los dos equipos vería
la victoria; corrí con el balón,
dando lo mejor de mí, sabía
que estaba apoyado por mi
amigo y por muchos niños
que estaban dando lo mejor
de cada uno. Jasón venía
respaldando mi espalda por
aquello que yo perdiera el
balón. Corrí con la bola como
pegada a mis zapatos; no
permitiría dejar pasar la
oportunidad de ganar.
En ese momento sabía sin tan siquiera volver a ver,
que mi amigo venía a mi lado.
Si yo hubiera
querido competir
contra los
jugadores de mí
mismo equipo con
tal de demostrar
que tan bueno era
yo,
probablemente no
hubiésemos
ganado.
Llegamos al marco contrario y cuando estaba a
punto de anotar; le hice el pase a un niño que no
había anotado en todo el partido. Pude haber hecho
el gol de la victoria y llevarme los méritos, pero
nunca olvidé que éramos un equipo; Jasón pudo
haber anotado, pero él confiaba en mí, y tenía claro
que la victoria sería disfrutada por todos.
Ese niño pudo haber fallado el gol, pero no lo hizo,
sabía que tenía una oportunidad y que confiábamos
en él, dio lo mejor de sí mismo y anotó el gol.
Ese era el gol final, 14 a 15, ganamos el partido
después de ir perdiendo 13 1.
Pero qué tiene que ver esto con la vida espiritual, y la
Competencia en la Iglesia?
Habrá división en el cuerpo de Cristo? Acaso no
somos un cuerpo que no debe de estar dividido entre
sí? Se habrá fortalecido el deseo de la carne en los
corazones de los hijos de Dios? Hemos cambiado el
ser competentes por ser competitivos dentro del
ministerio?
Si yo hubiera competido contra los mismos
jugadores de mi equipo con tal de demostrar que
tan bueno era para jugar fútbol, muy probablemente
no hubiésemos ganado. Eso sí, lo que hubiese
quedado al descubierto habría sido el egoísmo de
alguien que no piensa en los demás.
Hoy en día hay muchos dentro del ministerio
(Servicio), que han alcanzado grandes puestos,
creyendo que hacen lo correcto por haber
alcanzado lo que han querido, pero no se han
puesto a pensar si de la manera como lograron
obtener sus Ministerios, es de la manera correcta,
que agrade a Dios, y que no ponga en riesgo la vida
espiritual y emocional de los demás.
Capí tulo 4” Pueblo competente o
competitivo?
ristemente hoy en día es muy común ver
aun dentro de la Iglesia de Dios, a hombres
y mujeres compitiendo entre sí para
demostrar quién es mejor que el otro y con
tal de conseguir un mejor puesto ministerial que el
otro, sin importarles la unidad en el espíritu;
olvidando así que en Cristo Jesús Señor nuestro se
es un cuerpo, eso sí, con diferentes funciones pero
jamás dividido,ni arrancando partes del cuerpo para
quedar un solo miembro. Qué tal que en un cuerpo
la cabeza quiera arrancar los brazos y las piernas
para solo verse bonita la cabeza y así llamar la
atención para que todos los que vean el cuerpo
vean solo la cabeza? Esto se podría esperar del
mundo que está separado de Dios, pero del pueblo
de Dios esto no puede ni debe esperarse y mucho
menos verse. Algo que lastimosamente es muy
común en estos tiempos dentro del Cristianismo;
creyendo que buscan su propio bien, están
acumulando maldición tras maldición.
El Apóstol Pablo nos recomienda, recuerda y
aconseja las mismas palabras que Dios mismo le
dijo a Jeremías.
T
Dios sabiendo lo que es mejor para sus hijos lo
comunica, y acaso no es sabio no solo escuchar el
consejo de quien verdaderamente nos ama, sino
que también ponerlo por obra para así recibir el
beneficio?
Hay un dicho muy popular que dice: Es de sabios
equivocarse…La palabra de Dios nos enseña que
el sabio ve el mal y se aparta, también nos enseña
que, el necio es quien cava el pozo para caer en él.
Dios no quiere que a nadie le vaya mal, más cada
quien toma la decisión que le parece correcta.
Jeremía 15.19 Nos dice: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás, y si
entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a
ellos.
Pero bien, qué ha pasado en el corazón de los hijos
de Dios que un día se convirtieron a Cristo y ahora
viven, aún dentro de un ministerio, pero
compitiendo entre ellos? Acaso no son nuevas
criaturas? No han pasado las cosas viejas y todas
han sido hechas nuevas en las vidas de quienes
entregan sus vidas a Jesús?
Hombres y mujeres que han sido restaurados por el
poder de Dios, se han conformado a este siglo y
han dejado de lado a Dios, adoptando así la vil
manera de conseguir las bendiciones (creen ellos)
de la manera tan deshonrosa a como lo hace el
mundo; y esta manera es compitiendo entre sí;
volviéndose nuevamente como el mundo y no
permitiéndole al mundo que se vuelvan a Jesús,
dejando así de ser parte de un cuerpo, del cuerpo
de Cristo, sirviendo más bien de tropiezo para
quienes también han sido llamados a servirle al
Señor para gloria de su nombre y no permitiéndole
al Señor ser glorificado. No solo siendo tropiezo y
obstáculo a quienes tiene a su alrededor, sino que
también siendo de tropiezo al mismo Señor de la
obra. Y aunque esto está pasando con los hombres
y mujeres dentro del ministerio, aún no se detienen
a pensar en su manera tan inadecuada de vivir,
pues están decididos a conseguir sea de la manera
que sea, su propia gloria y el mayor reconocimiento
en este mundo. Porque si estuvieran buscando ser
agradables a Dios, buscarían la unidad y no la
competencia.
No os conforméis a este siglo
Pero qué es conformarse? Veamos su significado y
asociémoslo a la nueva vida en Cristo para llegar a
la conclusión de si debemos o no conformarnos a
este siglo.
Conformarse es aceptar voluntariamente algo que
se considera insuficiente o no satisface
completamente un deseo, ilusión o necesidad.
El creyente no puede ahora en su nueva naturaleza
en Cristo; aceptar voluntariamente la vana manera
de vivir a como la vive el mundo. Debe y tiene que
poner su mirada solamente en las cosas de arriba
para que pueda recibir las bendiciones acá abajo en
la tierra, sin tener que causar un daño a quien esté
a su lado, ni fuera del ministerio, ni mucho menos a
quienes están dentro del ministerio.
Un fin desastroso en la vida de un hijo de Dios
comienza cuando su comienzo en la carrera hacia
la eternidad es incorrecto y empieza a competir,
pues ese comienzo lo llevará o la llevará a vivir una
vida creyendo que está sirviendo a Dios, pero que
en realidad esa vida no se sujeta a la voluntad de
como Dios anhela que la vivamos; perjudicándose a
sí mismo y a los demás.
Algo que Pablo entendió desde sus principios en el
Cristianismo, ya que, si no lo hubiese entendido
entonces habría seguido en el Cristianismo, pero
haciendo las cosas que practicaba en el Judaísmo,
aceptando voluntariamente su deseo con tal de
satisfacer su necesidad, cosa que la voluntad del
hombre siempre es insuficiente.
No tomar en cuenta la gran consecuencia que
acarrea la competencia dentro del servicio a Dios,
no logrará nada más que florezca cada día más y
más ese deseo de superioridad, sin lograr más que
una segura condenación eterna. Lo lamentable es
que creen por lo que han alcanzado, que es Dios el
que les está honrando, y se aferran tanto a lo que
hacen, que no le permitirán a nadie, aún puesto por
el Señor para poder hacer lo que el Señor les has
llamado a hacer o decir, perdiendo ellos mismos la
bendición y no permitiéndole a Dios, bendecir al
pueblo.
¿Competencia dentro del Cristianismo?
Pablo no solo lo sabía, sino que también lo
denunciaba, púes él entendía que esto no traería
beneficio a la amada Iglesia del Señor, sino que
esto podía hacer que quienes servían al Señor, no
podrían crecer sanamente. Recordemos que la
competencia es una disputa entre personas que
aspiran a un mismo objetivo, o a la superioridad.
Por eso poner tropiezo a alguien, sea quien sea y
en el lugar y por el motivo que sea, aún más
preocupante dentro del cristianismo; no es correcto
ni sabio.
No es un mandato del Señor para nuestras vidas el
pretender ser superiores a los demás. Sabemos
que nuestra lucha no es contra carne ni sangre; y
todos tenemos un objetivo del cual no deberíamos
desviarnos, y es estar por la eternidad con el Señor.
No debemos olvidar que aún estamos acá, en la
tierra, y no precisamente para pasar por encima de
los demás, sino que es más bien para ayudar a los
demás.
Dios nos ha escogido para ser siervos fieles, de
todos y para todos, así como lo hizo el mismo
Jesús; Señor nuestro.
Tal vez hay quienes compiten dentro del ministerio
(De que los hay, los hay); y aun así alcanzan gran
renombre, y si no lo alcanzan, obligan a los que
tienen a su lado a que los llamen con distinción
para así alimentar su ego y hacer ver a otros que él
o ella son superiores, y lo hacen porque han
segado su entendimiento al dejar de poner su
mirada en el autor y consumador de la fe. Han
deseado más las añadiduras y no han deseado a
quien es el que añade, se han deleitado en ellos
mismos y en los ministerios, más que deleitarse en
el que; y el que es digno de servir con algún
ministerio, creyendo que por todo lo que alcancen,
eso será lo que los lleve al agrado del Señor.
Es un hecho que cualquiera puede alcanzar y lograr
cualquier cosa que se proponga; pero que se esté
haciendo de la manera correcta, esa es la
diferencia y la más importante. Siempre que
debamos y podamos llegar a hacer algo para el
Señor, debemos pensar como decía Pablo. (Efesios
5.10) “Comprobando lo que es agradable al Señor.
Pues de que me beneficiaría ganar el mundo si
pierdo mi alma.
Podría alcanzar muchos ministerios, muchos
puestos, muchos títulos, podría predicar en muchos
programas de radio o de televisión, o podría ir a
muchos lugares, pero si no compruebo que lo que
haga y como lo haga, sea agradable a Dios, podría
estar simplemente cavando mi propia tumba.
Ejemplo que podemos tomar del matrimonio
Si por no dar honor a la
mujer dentro del matrimonio,
las oraciones son estorbadas
como dice 1Pedro
3.7.Cuanto no mas será en la
relación íntima con el Señor,
el no darle honor a él,
perjudicial para nuestras
vidas. Esto es competencia
dentro del ministerio, estar
por encima de otros,
perjudicando y estorbando lo
que verdaderamente Dios
quiere hacer con cada hijo
suyo. (1Corintios 10.32.No
seas tropiezo ni a Judíos, ni a gentiles, ni a la
Iglesia de Dios.
Y una de las principales maneras de ser agradables
al Señor, es siendo un cuerpo unido con Jesús;
amándonos los unos a los otros, como Dios nos ha
amado, con un amor sin fingimiento.
Jeremías 15.19 dice: Conviértanse ellos a ti, y tú no
te conviertas a ellos.
Vosotros, maridos,
igualmente, vivid
con ellas
sabiamente,
dando honor a la
mujer como vaso
más frágil, y como
a coherederas de
la gracias de la
vida, para que
vuestras oraciones
no tengan
estorbo.
Mas los hombres lastimosamente se han
conformado a este siglo, y han traído la
competencia del mundo a la Iglesia.
(Lamentablemente).Podemos ver como hay
quienes demuestran con su manera de actuar en
contara de otros,que han anidado el sentido de
superioridad en sus corazones.
Capí tulo 5” Un cuerpo en Jesús
a Biblia nos enseña y nos recuerda que
somos un cuerpo en
Jesús, pero tal
parece que cada
quien, hoy en día quiere o
busca como independizarse
del cuerpo y parece que han
tapado sus oídos y torcido su
cerviz (Cuello) del consejo
del Señor.
Quienes no conocen a Cristo
son quienes se deben de
volver a Cristo, y quienes
conocen al Señor deben
cada día rendir sus vidas a
Jesús, para ser ejemplo del
amor de Dios fluyendo como
ríos de agua viva desde su
interior hacia su exterior, impactando nuestro
entorno.
L (Romanos 12.4:5)
Porque de la
manera que en un
cuerpo tenemos
muchos
miembros, pero no
todos los
miembros tienen
la misma función,
así nosotros,
siendo muchos,
somos un cuerpo
en Cristo, y todos
miembros los unos
de los otros.
Uno de los deberes, y no por obligación, sino que
por amor, de cada nueva criatura en Cristo; es
presentarse al Señor cada día, como un sacrificio
vivo, santo y agradable a él; pero hay quienes han
preferido volver su mirada a lo cotidiano, y aunque
están dentro del ministerio, están utilizando las
artimañas del mundo para aparentemente atraer al
mundo y así convertirlo en una Iglesia. Pero sin
embargo lo que en realidad han estado haciendo es
llevar la Iglesia al mundo adoptando características
propias de la carne, y de esta manera entorpecen
de una manera muy ignorantemente en algunas
ocasiones, la obra del Señor. Vemos como Pablo
nos enseña que somos un cuerpo, miembros los
uno de los otros, especifica y aclara, por aquello del
egoísmo; un cuerpo en Cristo y miembros los unos
de los otros.
“Así que hermanos os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.
A diferencia del mundo, la competencia ministerial o
competencia dentro del servicio al Señor, no nos va
a dejar ningún beneficio; probablemente se puedan
lograr muchos atributos naturales, más no
beneficios espirituales. Al contrario, la competencia
ministerial, haría que ese culto racional al Señor
sea más bien desagradable a Dios.
Es sin duda alguna, que quienes viven buscando la
superioridad sobre los demás, dentro del ministerio;
no están haciendo nada más que acumulando ser
cada día, más y más desagradables al Señor.
(Romanos 2.5) Pero por tu dureza y por tu corazón
no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el
día de la ira y de la revelación del justo juicio de
Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus
obras.
Cuando Cristo vive en mí (Gálatas 2.20)
Con Cristo estoy juntamente crucificado ,y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó así mismo por mí.
Cuando realmente Cristo vive en el corazón de un
creyente y ese creyente, verdaderamente ha
muerto a sí mismo, entonces las características de
Cristo a como Cristo vivió en la tierra, se verán
reflejadas en la vida de ese hombre o esa mujer de
Dios. Recordemos que es de adentro hacia afuera y
no dando lugar a un comportamiento impropio del
amor de Dios.
Características de que en realidad somos apartados
de Dios, para toda buena obra, y no apartados de
Dios para no hacer bien la obra, que es muy
acertado ese comportamiento en la vida de quienes
compiten dentro del cuerpo de Cristo, que es la
Iglesia.
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo
del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado. (Romanos 6.6)
Es lamentable como a nivel mundial, muchos de los
ministros dentro de todas las religiones quieren
solamente ser vistos y tratados con honores,
olvidando así que es aún mucho mejor ser visto por
Dios para honrarle a él.
Estos son quienes hacen sus propios cultos
racionales, conforme a sus desviados
pensamientos y conforme a sus erradas doctrinas.
A estos eran a quien el mismo Jesús les llamaba
hijos del diablo, pues no se comportaban como
verdaderos hijos de Dios, pues no daban testimonio
vivo del amor y la unidad en Cristo Jesús.
El creyente de hoy en día ha puesto su mirada en
las cosas de este mundo, y lo podemos ver
reflejado en quienes dentro del ministerio, sea cual
sea el ministerio que ejerza, compiten por un
objetivo.
Por más bueno que parezca ser ese objetivo, lo
único que están haciendo es satisfacer su ego, más
que satisfacer al mismo Señor, olvidando el motivo
de su llamamiento santo, que es estar unidos en un
cuerpo para toda buena obra, sirviéndonos los unos
a los otros con amor sincero y puro, así como Dios
nos ha amado, para alabanza de su nombre.
Así también el creyente está compitiendo dentro del
ministerio, contra su propio cuerpo y contra el
cuerpo de Cristo, arraigando en su corazón, el
mismo deseo homicida de satanás. Muchos con
artimañas y astucia dentro de las congragaciones
han alcanzado subir como la espuma, sin que Dios
sea el que los lleve, y han hecho con esto un
sentido de propiedad que los ha vuelto egoístas;
dejándose así cegar por el sentimiento de poderío
absoluto. Pasando por encima de cualquiera que se
les cruce en su camino, sin importarles ni pensar en
el daño que puedan estar ocasionando.
(1Juan 3.15)Todo aquel que aborrece a su hermano
es homicida.
Se han vuelto homicidas al
igual que el padre al que sin
pensarlo, están imitando con
sus malas acciones de
competencia. Profesando ser
hijos de Dios, están negando
con sus hechos el ser
verdaderamente reflejo del
Dios que creen servir.
Tendrán apariencia de
piedad, parecerá y dirán que
aman, pero es un hecho que competir dentro del
Cristianismo, es una señal de no ser un hijo de
Dios, justo; y sabemos que la medida de Dios para
la justicia es un balance exacto, una actitud
humilde,justa,integra y perfecta.
En esto se
manifiestan los
hijos de Dios y los
hijos del diablo,
todo aquel que no
hace justicia y que
no ama a su
hermano, no es de
Dios. 1Juan 3.10
El Señor nos ha dado dos instrucciones de la cual
depende toda la ley, Marcos 12.29.31 nos recuerda
cuáles son esas instrucciones.
1 -“Amarás al Señor tu Dios y
2 -“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Podría entonces quien pisotea a su prójimo dentro
del cuerpo de Cristo, estar verdaderamente amando
a Dios? O se ha dejado engañar así mismo? Podría
estar siendo agradable al Señor, quien sienta aires
de grandeza contra los miembros del cuerpo de
Cristo, dentro y fuera de su congregación?
Déjame decirte que quien tal haga, ha dejado su
rumbo y ha tomado otro camino. Está en el camino
correcto, aunque no caminando correctamente.
Juan nos aclara como debe caminar un hijo de
Dios, Juan 14.6 Jesús dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Y cuando el Señor dice que nadie, entonces ese es
nadie. Y en 1Juan 2.6 El Señor nos aclara que
quien le conoce debe andar como él anduvo. “El
que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo.”
Por ese motivo es que debemos de en todo momento
permanecer fieles al Señor,para así ser fieles en su
obra,y ser files con quienes también han sido llamados a
cruzar la meta en esta carrera a la eternidad.
Capí tulo 6” El camino a la eternidad
diferencia de lo comúnmente visto en una
competencia, el único competidor con el
que debemos estar en contra es con
nosotros mismos;contra nuestra propia
humanidad;no hay alguien más. Pablo en una
ocasión le escribió una carta a Timoteo, y podemos
estar seguros que cuando lo tenía en persona se lo
recordaba aún más, y le decía: o Timoteo, ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en
ello, (En tener cuidado) pues haciendo esto, te
salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo
4.16).
Debemos tomar en cuenta las últimas palabras que
le dice Pablo a Timoteo; te salvarás a ti mismo.
Sabiendo que estaría haciendo conforme a la
voluntad de Dios y no conforme a sus
pensamientos, y esto no solo le sería beneficioso a
él, sino que también a los que le oyeren, para que
así mismo los que le oyeren fuesen instrumento
para otros, y así cada uno hiciere lo correcto y
agradable al Señor.
A
Quiere decir esto, que hay quienes también
necesitan conocer al Señor y crecer en él.
Juan 3.16 dice: Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. No por algunos, vino el Señor, sino que
vino por todos y para todo aquel que en él crea, le
da la potestad de ser hecho su hijo. (Juan 1.12)
Por lo tanto, quienes ya tenemos el más grande
privilegio de ser hijos de Dios, debemos de mostrar
al mundo ese mismo amor; y cuanto no más se
lograría si hiciéremos la obra del Señor, unidos en
un cuerpo, juntos y en armonía.
Sin duda alguna hay quienes vienen atrás de
nosotros y que necesitan alcanzarnos para estar a
nuestro lado y así juntos correr la carrera a la
eternidad, o hay quienes necesitamos alcanzar a
los que van delante de nosotros, para juntos cruzar
la meta.
¿Recuerdan a mi amigo Jasón y el partido de
fútbol? ¿Cómo olvidarlo verdad?
Cuánto no más deberíamos estar unidos quienes
somos parte del cuerpo de Cristo; sin olvidar que
Cristo es la cabeza y nosotros miembros con
diferentes funciones, pero unidos, nutridos y
enlazados por las coyunturas y los ligamentos,
creciendo con el crecimiento de Dios. Todos con un
mismo propósito.
La carrera a la eternidad es muy diferente a
cualquier otro tipo de carrera.
¿Recuerda el semáforo?
En la vida habrán muchos que se acercan a ti con
el propósito de competir;solo que la diferencia la
haces tú, pues quien ya ha adoptado y se ha
acostumbrado a ese estilo de vida de competencia,
es muy probable que no lo cambie, pues de esa
manera ha obtenido sus logros personales. Pero tú
y yo aún estamos a tiempo de no caer en esa
trampa y así poder hacer verdaderamente la
voluntad de nuestro Padre celestial.
Durante muchos años he tenido el privilegio de
servirle al Señor donde quiera que Dios me ha
permitido estar, y siempre lo he hecho en lo que él
ha querido y como él lo ha querido, sabiendo y
teniendo muy claro que lo que hacemos lo debemos
hacer como para él, para su gloria, y conforme a su
voluntad y no a la nuestra.
Una de las más arraigadas palabras que guardo en
mi corazón cada día para servirle al Señor; son
entender que yo no nací para competir, sino que
nací para servir, sabiendo que cuando sirvo a otros,
al Señor sirvo y de esa ministración a los demás, mi
vida se verá beneficiada, claro está que no lo hago
por saber que voy a recibir un beneficio, sino más
bien lo hago porque sé que de eso se agrada el
Señor y que hemos sido creados para alabanza de
su nombre. Que privilegio saber que podemos
servirle al Dios que nos dio la vida, al único y sabio
Dios, creador de los cielos y la tierra, y de todo lo
que hay en ella.
Así he servido en la música, en consejería,con los
matrimonios, con los jóvenes, en escuela bíblica, en
el Pastorado, y aun en lo que no he pertenecido
también he servido. Muchos esperan a ser
nombrados en un puesto para comenzar a servir,
pero déjame decirte que es mucho mejor servir sin
que tengas un nombramiento que todos puedan
ver, así sabrás que estas sirviendo de una manera
natural en la nueva naturaleza espiritual, y no por
obligación tan solo porque el puesto te lo demande.
Debemos recordar que ya hemos obtenido un
puesto ministerial, y es ser administradores en el
reino de Dios, no debe pasar de nuestro lado la
oportunidad de hacerlo bien.Ahora y en ese
momento es cuando los verdaderos adoradores
adorarán en espíritu y en verdad, con su estilo de
vida,de la manera mas natural y humilde.
Nunca he tenido que pasarle por encima a nadie de
una manera deshonesta con tal de estar sirviendo
en lugares o puestos de autosuficiencia para
muchos. Por qué digo puestos de autosuficiencia?
Porque muchos creen que por su gran
“superioridad “es que están donde están, y olvidan
que si están donde están es por misericordia de
Dios y para gloria del Señor, y no para gloria de
ellos mismos.
Nunca veo los puestos como un trofeo,sino más
bien los veo como un privilegio y que sin importar el
nombre del ministerio siempre es un honor servir al
Señor, y entre más personas estén a nuestro lado
sirviendo en lo mismo ,mejor es el trabajo que se
hace y mejor es el resultado que se obtiene. Mas
aun así, siempre han habido personas que se
levantan creyendo que yo estoy allí para competir,
creen que se les está quitando algo que no es ni de
ellos, ni para ellos, olvidando que todo es del Señor
y para el Señor que los ha escogido para servir.
Esas personas son quienes han permitido entrar a
sus corazones el deseo de competencia; son
quienes no han puesto sus ojos en el autor y
consumador de la fe, y han puesto su mirada en las
riquezas de este mundo que tienen más que ver
con la soberbia y la vana gloria,y cosa que no tiene
que ver en nada con el dinero.
Movidos por la tendencia espiritual de hoy en
día,llamado”Nivel Espiritual”, son arrastrados a
sentirse más que otros y así llegan a menospreciar
a quienes el Señor ha puesto a su lado, para
edificación de la obra del Señor que los llamó.
Personalmente me ha ocurrido en muchas
ocasiones que he tenido que ceder los puestos de
privilegio para otros,y no porque desprecie el
llamado de Dios para mi vida, sino que con el fin de
que las personas puedan entender que lo que
importa no es el puesto que tengas, sino el corazón
que tengas para servir en cualquier puesto.
En una ocasión se acercaron dos hombres a orar
delante del Señor; creo que conoces la historia!
Lucas 18.9:14 A unos que confiaban en sí mismos
como justos, y menospreciaban a los otros, dijo
también esta parábola:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era
fariseo, y el otro publicado.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de
esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos
veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun
alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado
antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.
¡En cuantas de infinidades de veces he escuchado
ese tipo de oraciones!
Ocurre muy comúnmente en los momentos de
adoración, y comúnmente son quienes no
reconocen sus errores, pues sienten que caminan
en otro nivel más que los demás quienes hacen
este tipo de oraciones: Señor, cámbialos, Señor,
transfórmalos, gracias Señor porque no soy como
ellos…
Estos son quienes no tienen el más mínimo deseo
de ser ellos quienes sean transformados por el
Señor para así ser ellos el ejemplo que muchos
necesitan ver.
Pierden el tiempo de adoración al Señor,ni son
transformados,ni permiten que otros sean
transformados. ¡Una triste competencia dentro de
las Iglesias!
Nuestra nueva naturaleza no es para competir
Suele suceder que en un equipo existan quienes no
quieran a un Aarón y a un Josúe : “Sabes, esto es un
equipo:Dicen algunos, pero hay muchas
cabezas.Parece ser que más que un cuerpo, somos
un fenómeno”.
Quienes piensan y actúan de esta manera,terminan
quedando solos,él o ella como cabeza,pues ven a
quienes están a su alrededor como una
competencia y no como una ayuda.Aunque la mejor
opción es sugerir que no apartemos la mirada de la
cabeza principal y única que es Cristo,hacen al
contrario los que compiten,pues declaran que
quienes son parte del servicio,les son estorbo para
donde Dios les quiere poner. Creo que olvidan que
solo somos parte del cuerpo, y que la única cabeza
es Jesús (Pobres).Cuan triste y dañados suelen
salir de ese lugar quienes solamente tienen el
deseo de servir,hay quienes nunca buscan ser el
primero en la fila.
En mi caso,yo había aprendido que dentro del
cuerpo de Cristo, todos somos números uno.
Escuchar de alguien decir que le eres estorbo, muy
probablemente no será muy alentador, pero en
fin,no habría de ser ningún problema,para quienes
saben servir al Señor sin necesidad de tener un
nombre que les identifique delante de los hombres.
Nuestra vida misma es la que dice delante de Dios,
quiénes somos en el Señor y para que nos ha
escogido el Señor.
Sentido de propiedad
En muchos lugares, como de manera modernista, he escuchado la frase, “Sentido de propiedad”. Lastimosamente quienes se aferran a este pensamiento de una manera inapropiada, caen en el pensamiento de que todo les pertenece a ellos, y se vuelven tan egoístas, que olvidan que solamente
somos; administradores de la obra y no dueños de la obra. Hay quienes sienten el poderío de una manera absoluta de las vidas de las personas que están a su cuidado, y no para sus caprichos(cabe rescatar), que es en ese momento cuando caen en el error de aprovecharse de los demás, cayendo en los casos más deshonrosos, delante de los hombres, pero aún más perjudicial, delante del Señor.
“En todo momento debemos de
recordar quiénes somos en el Señor, y lo
que debemos hacer en el Señor”.
Hay quienes aprovechan esta muy tergiversada frase, “Sentido de propiedad”, para declarar delante del pueblo, que solamente ellos son los dueños del lugar, los dueños del ministerio, y que nadie podrá hacer lo que él o ella están llamados a hacer para el servicio de Dios, (En algo tienen razón, y es que; Sí que no hay que hacer eso, jajaja).
Quizá tú hayas escuchado en algún lugar, decir:
Aquí nadie más podrá ser lo que yo soy, o quizá
hayas escuchado decir: Yo pongo al que quiero y
tendrá que hacer lo que yo digo!
Podrías estar pasando por esto en este preciso
momento.
Pero que dice la Biblia al respecto?
Mateo 25.15 dice la palabra que Dios dio a unos
cinco talentos, y a otro dio dos más que a uno dio
solamente uno, pero podemos ver que a cada uno,
el Señor les dio, conforme a su capacidad; y luego
se fue lejos.
Estos hombres pudieron entender que el Señor es,
definitivamente el dueño de todas las cosas. Ellos
habían recibido un monto especifico cada uno, para
administrar, y que el que había recibido cinco,
negoció y ganó otros cinco para su Señor, el que
recibió dos, también negoció y ganó otros dos, para
su Señor, y cuando regresó el Señor de aquellos
hombres, dice que arregló cuentas con ellos.
Sin duda alguna podemos ver que quienes
administraron bien, recibieron de su Señor, una
buena recompensa; mas el que recibió un talento,
lo escondió, y no solamente tuvo miedo, sino que
fue egoísta y no hizo la voluntad de su Señor.
Quizá llegó al punto de pensar; bueno, es mío y
haré con él lo que quiera! Sabes lo que puede
ocasionar el sentido de propiedad mal administrado,
en la vida ministerial? Esto es lo que ocasiona
cuando egoístamente, guardamos lo que juntos
podemos hacer para el Señor. Dios no nos ha
puesto en ministerios para sobresalir, al contrario, él
nos ha puesto en ministerios para negociar, (En el
buen sentido de la palabra), y ganar aún más, para
él.
Aunque muchas veces se utiliza este pasaje de
Mateo 25.15 para ilustrar el esfuerzo como algo que
agrada a Dios. En esta ocasión quiero tomarlo
como ejemplo de que Dios nos ha encomendado, el
guardar como si fuese nuestro, pero el administrar
sabiendo que es para él, la ganancia. Esto es lo
que ocasiona el sentido de propiedad en los
corazones de los hombres que creen ser los
dueños de la obra, y caen en el decir dentro de las
congregaciones: Me demuestran que…yo quiero
que…Yo soy…entre otras cosas que dicen, como si
fuera para ellos que se hacen las cosas; y se
olvidan así de hacer la voluntad de su Señor, y así
terminan enterrando, quizá, el único talento que
recibieron de su Señor, según su capacidad.
El sentido de propiedad mal administrado, te podría
volver un egoísta empedernido, y llegar a olvidar
que el Señor de la obra es Dios y que nosotros
somos sus siervos. Pablo nos lo recuerda diciendo
que hay un Dios y Padre de todos; ni tú, ni yo,
somos los dueños. Dios es quien está sobre todos y
sobre todo; él es quien está en el trono y reina con
poder.
Podemos ver como dentro de los ministerios existen
quienes dicen que solamente ellos o ellas son
quienes son guiados por Dios. En ocasiones topé
con quienes me decían que yo no podía tener la
razón en asuntos espirituales, pues yo no era ni
igual al Pastor, y mucho menos mejor que el Pastor.
Por más que sea verdad que Dios te haya puesto
algo en el corazón para hacer o decir, cuando hay
un sentido de propiedad en los líderes religiosos, es
muy probable que te vayan a querer estorbar y
opacar la luz que hay en ti. Un mal consejo sería
decirte que te callaras o que no actuaras, pero más
bien te digo que hagas y digas lo correcto, sabiendo
que estas obedeciendo a las voz del Señor.
Ay de quienes te quieran estorbar, cada quien le
dará cuentas al señor, y si en realidad estás
haciendo lo correcto, entonces Dios te va a
respaldar, eso sí; debes hacerlo con sabiduría y
amor.
Quienes han arraigado el sentido de propiedad en
sus corazones, dicen de sí mismos; Dios no me ha
revelado nada, así que nadie puede hablar, pues yo
soy quien apruebo lo que sí es de Dios y lo que no
es de parte de él.
En el mejor de los casos, un ministro guiado por
Dios, tendrá cuidado desde un buen principio, de a
quien permite que se levante en un pulpito en
nombre de Jesús, para hacer o decir lo que en
apariencia Dios le ha puesto a decir o hacer.
Recomendación tenemos en la palabra para saber
probar los espíritus, para saber si son o no son de
Dios. Para esto tenemos las escrituras, para no
hacer conforme a nuestro parecer, sino que lo
podamos pesar a la luz de la palabra, (1Juan 4:1),
nos dice: Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus para ver si son de Dios; porque
muchos falsos profetas han salido al mundo. Y a la
verdad que no estamos para que el mundo sea
confundido y se pierda, sino para que el mundo
conozca al Señor y Salvador del Mundo.
Habrán quienes se sienten inspirados por Dios,
pero Juan nos recomienda ponerlos a prueba, y
tampoco debemos olvidar las instrucciones de
Pablo a Timoteo, donde le menciona no solo el
cuidado de sí mismo, sino también le recuerda que
haciendo y diciendo correctamente lo que desde
niño había aprendido de las sagradas escrituras,
haría no solo salvar su alma, sino que haría salvar a
quienes lo oyeren.
Debemos entender que hay cosas que parecen
buenas, pero no todo es tan bueno como parece; y
el hacer las cosas bien, no quiere decir que se
están haciendo correctamente; y esto es algo que
se debe comprobar, (Efesios 5.10), para saber qué
tan agradable al Señor es lo que se dice y lo que se
hace. Pablo en este aspecto nos recuerda que
todas las cosa nos son permitidas, mas no todas
nos convienen, aunque parezcan inofensivas, se
deben de analizar y pesar en balanza justa y
exacta.
Hay quienes están tan inseguros de que Dios
verdaderamente los escogió, que toman la posición
de Jueces absolutos. Dios a mí me escogió y nadie
puede tener más autoridad que mí en este lugar, yo
soy, yo voy, yo tengo, yo sí que hago, por lo tanto
aquí quien dice lo que se debe y no se debe hacer,
soy yo, dicen algunos inseguros. Y por qué digo
que inseguros? Porque si estuviesen
verdaderamente seguros de que Dios los llamó,
entonces no se preocuparían más que por hacer lo
que es correcto, conforme a la voluntad del Señor
que los llamó.
Esos son quienes sienten y confiesan que están
caminando en otro nivel espiritual, mayor que
cualquier otra persona, Y no olvidemos que ese
sentir de superioridad, proviene de alguien que
tiene un corazón competitivo y que la competencia
dentro del ministerio, trae consecuencias graves.
Cuando alguien en lo natural, nota que tiene una
posible competencia a su lado, muy probablemente
actuará de la peor, deshonrosa y comúnmente
forma en como el mundo actúa. Pasar por encima
de quien se le ponga en frente, desacreditando en
lo más que pueda ser posible a su oponente, con tal
de que su aparente oponente no obtenga lo que a
él o ella le ha costado obtener. Es muy común
pensar en que como es posible que alguien, ya sea
nuevo en un trabajo, o joven en una disciplina,
pueda llegar a tener tan rápidamente lo que a él o
ella tanto les ha costado, y esto les lleva a hacer lo
indebido (crece la envidia). Aunque es en muy
pocas ocasiones en que se pude ver que alguien
opte por la manera decente y correcta, tal y como
es esforzarse para que en todo momento dé lo
mejor, sabiendo que quienes siempre dan lo mejor
no van a recibir lo peor; esto es en lo natural, lo
hagan de corazón y sin dañar a nadie más.
También ocurre en los ministerios.
Aunque no debería de ser así, lamentablemente
también ocurre dentro del cuerpo que profesa
conocer y amar a Dios; trayendo consecuencias
naturales y espirituales, tanto para quienes se
comportan de esa manera, como para quienes son
víctimas, y perjudicando también a las futuras
generaciones que creerán que esa es la manera en
cómo se debe ganar un puesto dentro del servicio
al Señor, en el ministerio que sea que hayan sido
llamados.
Quizá alguna vez has escuchado un dicho que dice;
una manzana podrida, pudre a las demás. Pues
esto es tan cierto como que un mal maestro enseñe
a otros para que algún día estos que fueron
enseñados, enseñen lo que una vez aprendieron. Si
aprendieron mal, enseñaran mal, aunque creyendo
que han aprendido bien, y que por lo tanto, están
enseñando bien.
Debemos de ser luz y no tinieblas; mas hay quienes
se han conformado a este siglo, y han
experimentado que ese estilo de vida les ha sido
tan beneficioso, que han preferido vivir así, el
camino hacia la eternidad.
Capí tulo 7” Puestos para llevar fruto
uienes se han conformado y han aceptado
en sus vidas los rudimentos de este
mundo, son quienes están buscando su
propia gloria, y no han entendido que
solamente han sido puestos para dar gloria a Dios
con su manera de
vivir, siendo
testimonio vivo del
amor de Jesús en sus
vidas. Nuestro Señor
nos ha escogido, para
que llevemos fruto, y
que ese fruto
permanezca.
Por lo tanto, no es
acaso mejor hacer la
voluntad de Dios,
llevar fruto y así
recibir de él los beneficios que sabemos que son
aún mejores que las cosas que por nuestro pensar
creemos que son de bendición para nuestras vidas.
En lugar de estar compitiendo en contra de quien
está a tu lado en el ministerio?
Q
Juan 15.16 dice: “No me
elegisteis vosotros a mí
,sino que yo os
elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro
fruto permanezca; para
que todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, él
os lo de”.
Debemos de tener muy en claro, que la
competencia ministerial, no es lo que Cristo quiere
para su Iglesia, pues él nos dejó un claro ejemplo
de servicio.
Jesús, siendo el Señor, no vino a ser servido, sino que
vino a servir.
Juan 13.14
Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros
pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los
otros.
En el mundo, esto de no llevar fruto, podría verse
desde cierto punto de vista, muy normal, pues cada
quien busca lo suyo propio. Pero en el ministerio,
dentro y fuera de cuatro paredes, no debería ni
puede faltar un buen fruto. Santiago 4.17 no nos
engaña cuando nos recuerda que al que sabe hacer
lo bueno, y no lo hace, le es pecado; esto por la
misma razón de que ahora nuestra naturaleza es
otra, no la pecaminosa, sino la que es en Cristo
Jesús.
Ese fruto que debe de permanecer en nosotros, es
el fruto del amor, pues debemos de recordar que el
Señor nos ha dado un gran ministerio como lo es el
ministerio de la reconciliación. Para que el hombre
sea reconciliado con Dios, por medio de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros.
El gran problema de que la Iglesia de Dios, no está
dando fruto que permanezca, es por permitir que la
competencia ocupe un gran campo en el corazón
del creyente, y en lugar de estar reconciliando al
hombre con Dios, más bien se le está siendo causa
de tropiezo.
Quienes le servimos al Señor, debemos de saber
que no podemos hacer lo que a nosotros nos
parece
que es
bueno,
sino
que se
debe
hacer
lo que ya el Señor ha establecido, pues sabe Dios
lo que verdaderamente es bueno y agradable,
delante de él.
Por lo tanto en nuestro fruto, no debería de haber
variación, en nuestro trato con el cuerpo de Cristo,
con cada miembro, no debería de haber variación,
pero tristemente la hay.
Lamentablemente es, hoy en día, muy común,
dentro de las congregaciones que han sido
llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos
llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Hay quienes se han olvidado que somos un pueblo,
que debe de estar unánime, juntos y en armonía,
pero cada quien ha corrido por otro camino que nos
es Cristo, pues Cristo no vino a competir, ese no
era el fruto que caracterizaba a Jesús.
Toda buena dadiva y todo don
perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual
no hay mudanza, ni sombra de
variación. Santiago 1.17
Jesús no vino a vivir sus propias leyes, él vino a
cumplir la voluntad de su Padre, él no era egoísta,
no buscaba la fama ni el renombre, él vino a buscar
lo que se había perdido. Mas hoy en día hay
quienes dicen tener a Cristo en sus corazones, pero
no permiten que se vea Cristo reflejado en su
carácter. A muchos no les importa cuántas ovejas
se estén perdiendo y siendo robadas por el ladrón
que solo vino a robar, matar y destruir, claro;
mientras estén los ministros de Dios compitiendo
por buscar la grandeza, eso les es satisfactorio,
pues han puesto sus ojos en las riquezas de este
mundo, y su corazón está en el tesoro de la
vanidad.
Se está más ocupado en lo que se puede lograr
personalmente, para engordar el ego, que en lo que
se pueda lograr para el Señor, y así están siendo
arrastradas las miles de almas, nuestras familias,
los miembros de nuestras congregaciones, nuestros
vecinos,amigos,compañeros de trabajo, y hasta
nosotros mismos, a la condenación eterna.
Hay quienes están tan cegados con sus puestos, que
olvidan por completo, que han sido puestos para
servir.
Injertados para ser árboles que dan fruto.
Nunca me ha gustado hablar bien de mí mismo;
pues quién va a decir algo malo de sí mismo, casi
siempre contamos lo buenos que somos o algo
bueno que hemos hecho, pero en esta ocasión,
quiero ser uno más que cuenta lo bueno que ha
hecho, jajaja.
Recuerdo en un tiempo como por un lapso de un
año y medio fui pastor de una pequeña iglesia.
Siempre me sentía un poco incómodo de que me
llamaran pastor,
prefería que me llamaran por mi nombre, así podría
hacerle ver a quienes estaban a mi lado, que en el
Señor no hay nadie más que otros. Hoy en día no
soy el pastor de ese lugar, aunque sigo sirviendo en
ese lugar, y no solo en ese lugar, sino que también
sirvo donde todos somos probados a ser hijos de
Dios, fuera de las cuatro paredes y del
nombramiento ministerial.
Recuerdo en una de tantas ocasiones en mi lugar
de trabajo, sin que las personas me conocieran con
que yo era o no pastor, me pedían oración por
diferentes situaciones, se me acercó una
compañera de trabajo para pedirme oración por otra
compañera de trabajo que tenía un pequeño
problema de cuájalos de sangre en su cabeza,
quizás estés pensando que era obvio que yo orara
por ella pues aunque ya yo no era pastor, tenía ese
llamado y mi corazón estaba acostumbrado a servir,
pero aunque sí oré por ella, no deberíamos de
pensar en servir como una obligación al llamado, o
porque el puesto nos obliga a hacerlo.
Sucede así con otros, pero con los que aman a
Dios no deberían de servir por obligación, sino más
bien por amor. Hay muchos que si no son parte de
un ministerio en su congregación, entonces no
sirven al Señor fuera de su congregación, a como
hay otros que sirven solo por obligación a su puesto
y cuando dejan ese puesto, entonces dejan de
servir donde es aún más impactante servir, y eso es
fuera de su congregación.
Recuerdo que esa vez que oré por esa mujer, en
lugar de orar por su cabeza, oré por su vientre, al
tiempo supe que los problemas de su cabeza eran
por problemas que tenía en su vientre.
Dos meses después, quedó ella embarazada, y los
doctores no se explicaban como el útero de esa
mujer, volvió a tomar la posición normal, pues ese
útero estaba al revés.
Basta que alguien se olvide que es necesario un
puesto para servir y comience a servir, para que
Dios haga lo que él quiere hacer. A partir de ese
día, cada vez que alguien tiene una necesidad, me
llaman para que ore por ellos o por alguien más que
necesite oración, como me sucedió con la madre de
una mujer extranjera, que había sufrido un
accidente de tránsito, el problema es que ella
estaba en Costa rica y su madre en Estados
Unidos.
Me llamaron y oramos, y al siguiente día ella había
recibido una llamada que alegraría su corazón,
pues su madre estaba rápidamente recuperada,
más de lo que los médicos habían declarado de lo
que iba a ser su recuperación, y así tantas cosas
como por ejemplo orar por el tobillo de un jugador
de futbol, al que su doctor le dijo: Esteban, tardarás
una semana en recuperación. Pero aunque era un
jugador de un equipo al cual no soy aficionado,
recordando que fuimos puestos para servir, ese día
oré por él, y al instante su tobillo se desinflamó, y
como era de suponer, su médico se sorprendió.
Es cuando entiendes que has sido puesto para
llevar fruto, y no esperas ser parte de un ministerio
reconocido para comenzar a servir, que
verdaderamente sin saberlo, estás haciendo la
labor en el ministerio en que Dios te ha puesto, y
recibiendo aun sin notarlo al instante, y aun así sin
tenerlo en esta tierra, los tesoros que el Señor
acumula para tu beneficio.
¿Cómo aprender a llevar un buen fruto?
Para aprender a llevar fruto, es importante tener un
ejemplo a seguir, y que mejor ejemplo que Jesús.
Nunca está de más, aprender de alguien más, y es
muy importante poder reconocer que siempre hay
alguien más capaz que nosotros. Es necesario
reconocer quien es mejor que uno, y así poder
aprender de esa persona.
Pero qué pasaría si creemos que nadie puede ser
mejor que nosotros, o que no quisiéramos aprender
de los demás, porque nos creemos autosuficientes?
1Corintios 3.18,Pablo nos recomienda una muy
buena opción para lograr mejorar nuestra vida,
siempre es bueno ser mejor que ayer y buscar
hacer las cosas de mejor manera, no todo lo
sabemos, ni todo lo podemos, si primero no se
aprende de quien sabe.
Acaso cuando nacemos, nacemos hablando o
caminando, o acaso sabemos resolver los
problemas de matemáticas en el primer grado de
escuela, no verdad, primero debemos de aprender.
No vamos primero a la Universidad, sino pasamos
primero por el colegio; como decía mi abuelo, nadie
nace aprendido.
Y Pablo nos dice:
“Nadie se engañe así mismo; si alguno entre
vosotros se cree sabio en este siglo; hágase
ignorante para que llegue a ser sabio”.
Definitivamente estamos para aprender cada día,
los unos de los otros.
Muy probablemente, dependiendo de qué clase de
corazón tengamos, así vamos a tener la posibilidad
de aprender. En Mateo 11.29, Jesús nos dice:
Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón y hallareis
descanso para vuestras almas.
Nos está diciendo el mismo Señor Jesús, que es
necesario aprender, si no hubiese sido necesario,
entonces él nos lo hubiese dicho, es una realidad.
Es bueno aprender de alguien más; así pasó con
los discípulos, ellos ni siquiera se parecían a Jesús,
antes de conocerle a él. Y cuando aprendieron,
aprendieron, y quienes los veían y oían hablar,
reconocían que ellos andaban con Jesús, pues lo
que Jesús hacía, ellos también lo hicieron.
Si no fuese necesario aprender de alguien más,
entonces hoy en día solamente se necesite creer
que Jesús es el Salvador, aunque el creer no es
solamente tener consiente algún pensamiento, sino
que creer me lleva a actuar. Si yo creyese que
puedo volar, entonces no tomaría el auto todos los
días, sino que alzaría vuelo desde mi casa al
trabajo, y así ahorraría gasolina, (Tan cara que
está).
Aprended de mí, dijo Jesús!
Vivir una vida ministerial, sin humildad, sin amor y
sin santidad, es acaso una señal de que hemos
aprendido de Jesús? No era ese el carácter del hijo
de Dios, verdad. Más en estos postreros tiempos
hay hombres y mujeres que por creer que son
mejores que los demás, no han querido aprender a
llevar el yugo y la carga de Cristo, para ser como
Cristo.
Podemos reconocer aun así, si nosotros somos
esos hombres que se sienten superiores, pues la
principal característica es la falta de humildad para
aprender de quien este a su lado, no necesitan
aprender pues creen saberlo todo, aun cuando
hablan palabra de Dios, si se les corrige en algún
punto en el que hayan estado equivocados, hacen
creer que no estaban equivocados, solo que nadie,
dicen ellos; entiende el mensaje de Dios en su
boca. Son quienes no necesitan un equipo de
trabajo, pues nadie es mejor que ellos, no aceptan
la corrección ni la exhortación, y ven a su hermano,
en un nivel inferior al nivel que ellos declaran estar,
porque solo lo declaran, pero no lo demuestran.
Acaso no son mejor, dos que uno?
Acaso no podríamos aprender muchas cosas, el
uno del otro?
Tendríamos, sin duda alguna, mejores herramientas
para la obra del Señor, si todo el cuerpo estuviese
unido, para llevar buen fruto.
“Romanos 12.3”
“Ninguno tenga mayor concepto de sí mismo, sino
que piense de sí con cordura”.
Capí tulo 8” Vivimos para servir
ecuerdo hace muchos años servía en una
Iglesia cerca de mi residencia en ese
entonces. Era una tarde de sábado y los
jóvenes del lugar y yo, ministrábamos al Señor; yo
estaba en el grupo de música, y cuando
acabábamos de entregar el pulpito para la
predicación; mi gran amigo el Pastor Rusvelt Arce,
me llama aparte y me dice: Podrías ir al pasillo y ver
que le sucede a nuestro amigo Juan? Con mucho
gusto, le contesté, y fui a ver qué era lo que estaba
ocurriendo con nuestro amigo.
Mi amigo Juan hacía poco tiempo que había llegado
a la Iglesia y se estaba integrando como nuevo
miembro.
Pensará usted, por qué no fue el Pastor para ver
qué era lo que le ocurría a un miembro de su
Iglesia, al fin y al cavo era trabajo del Pastor?
Yo había bajado del pulpito esa tarde, y a él le
tocaría llevar la palabra; como entre él y yo, no
existía ninguna competencia, entonces él podía
encontrar en mí, a alguien en quien confiar y
sentirse apoyado.
R
Yo estaba a su lado para apoyarlo en lo que él
necesitara, y podía estar seguro de que yo no
competiría contra él, ya que nuestro servicio era
para el Señor, lo teníamos muy claro.
Fui al pasillo donde se encontraba Juan, y él estaba
sentado en el suelo.
¿Te sucede algo, Juan? Le pregunté, y me miró con
una mirada retorcida y sus ojos en blanco, con una
respiración como de un toro embravecido.
¡Jehová te reprenda Satanás, en el nombre de
Jesús! Exclamé a gran voz, y en ese momento su
cuerpo comenzó a retorcerse y estremecerse como
una serpiente al haber escuchado el nombre de
Jesús.
Probablemente en ese momento mi voz se escuchó
por todo el lugar, porque de inmediato llegaron mis
hermanos al apoyo.; la hermana Marielos y mi
hermano Rusvelt; y Juan esa tarde fue liberado de
un espíritu que hace muchos años le atormentaba.
Vivimos para Servir
Nunca debemos de olvidar que la obra en la que
servimos, es del Señor, así será más fácil hacer lo
que Dios quiere y no lo que a nosotros nos parece.
La obra es del Señor y nosotros somos sus obreros,
somos árboles que deben de dar fruto, y buen fruto.
Mas aún hay quienes han olvidado esto, y en lugar
de edificar, destruyen con sus manos lo que más
bien hay que edificar, olvidando que un reino
dividido contra sí, no prevalece, y esta pronto a su
destrucción y desolación.
Muchos no toman como ejemplo la vida de la mujer
virtuosa porque quizá en primer lugar, no son
mujeres, y otros porque probablemente no están
casados o casadas y piensan, bueno; yo no tengo
familia, no tengo hijos, entonces no tengo como
edificar mi casa, y no tengo como derribarla porque
no hay, ni hijos, ni esposo o esposa.
Quienes creen que el pasaje de la mujer virtuosa es
solamente para la mujer virtuosa, aunque es muy
obvio que está hablando de una mujer, están un
poco equivocados, pues este pasaje se puede
aplicar para cada uno de nosotros como una
característica que cada creyente debe de tener en
su nueva naturaleza en Cristo Jesús.
Acaso no debemos de edificar nuestra propia vida,
indiferentemente de que seamos hombres o
mujeres? Quizá no tengas hijos, pero tienes Padres
y hermanos, y si no los tienes, acaso no tienes una
familia en Cristo, que debe de ser edificada, no es
quien tienes a tu lado, tú hermano en Jesús? Acaso
no es tu cuerpo esa casa donde mora el Espíritu
Santo de Dios, y no debe acaso ser cada día
edificado para gloria del Señor?
Cada uno de nosotros como hijos de Dios,
debemos de edificar, y no de derribar, por eso no
podemos permitir que los aires de grandeza
interfieran en el servicio al Señor, para que no
vengan a ser debilidad contra nosotros mismos.
Que habría sucedido ese día, si el Pastor no piensa
de el mismo con cordura?
Pues muy probablemente nuestro amigo Juan, hoy
en día seguiría siendo atormentado por ese espíritu.
Y aun así
podemos ver
en muchas
congregacio
nes, división,
enemistades
, pleitos, ira,
contienda; y podría prevalecer un reino dividido de
esa manera? Lucas 11.17:18 Nos da un claro
ejemplo de que aun si Satanás estuviese dividido
contra sí mismo, entonces ese reino dejaría de
existir. Claro está que un día ese reino dejara de
existir, no precisamente porque este dividido entre
sí, sino porque está dividido del reino de Dios y su
justicia.
Entonces mi querido lector, cómo permaneceremos
y prevaleceremos si en el ministerio estamos
divididos? Difícilmente podremos permanecer en
pie.
Nuestra ciudadanía es celestial, y tenemos que
tomar el rumbo correcto, por el único verdadero y
camino para llegar a la patria celestial.
Los aires de grandeza
hacen que el hombre esté
cada día más lejos de
reconciliar al mundo con
Dios.
Debemos caminar por el camino, conociendo el
camino, y de la manera correcta a como se debe
caminar por ese camino que es Jesús, conforme a
la medida, a la estatura del varón perfecto.
Entonces porqué la competencia dentro de las
congregaciones?
El Señor nos ha llamado a ser como él, que es
manso y humilde, y a que vivamos una vida en
santidad e integridad, poniendo nuestra mirada en
todo momento, en las cosa de arriba, y no en las de
la tierra. En estos tiempos el creyente promedio,
ocupa su tiempo en buscar las añadiduras, más que
deleitarse en el Señor. Llenan sus corazones con la
tanta grandeza ministerial que han alcanzado, que
dejan de lado la humildad de corazón, y olvidan así
que sin santidad nadie verá al Señor.
Sea quien sea la persona, o crease quien se crea,
así haya alcanzado y logrado en cualquier área de
la vida, ya sea personal o ministerial, y esté en
lugares y puestos de privilegio; debe de saber que,
sin santidad, nadie vera al Señor.
Pero qué tan importante es que un hijo de Dios, sea
verdaderamente humilde?
El Salmo 147.6, nos dice que, Jehová exalta al
humilde y humilla a los impíos hasta la tierra, o en
términos más comunes, al impío lo humilla por el
suelo, hasta los más bajo, y no porque Dios sea un
Dios que se complace en humillar
Sino que cada quien siembra lo que quiera, y
definitivamente cosechará lo que haya sembrado.
Acá podemos ver en este Salmo, como el ser
humilde te llevará a tener un grado de exaltación, y
no precisamente por haber competido, y lo mejor
aún, que el premio no será el que tu buscas, sino
que aún mejor, el que Dios te vaya a dar y de la
manera en la que Dios te vaya a exaltar, que no
será muy parecida quizá, en la que tú y yo muchas
veces nos imaginamos.
Debemos de tomar en cuenta la definición de la
palabra, impío, ya que muchos la relacionan
solamente con el pecador que no conoce a Cristo,
entonces se desentienden que este término pueda
estar siendo un estilo de vida en sus vidas.
Veamos cómo esta definición nos muestra que el
impío es alguien que carece de la virtud de la
piedad o de fe en Dios. Por lo tanto que, si los
creyentes carecen de piedad, aunque tengan el
mayor de los puestos nombrados o inventados,
entonces son impíos .Los creyentes que carecen de
piedad, se comportan como impíos, a los cuales el
Señor los humillará; pero quienes se humillan son
realmente imitadores de Cristo, pues no carecen de
piedad, así como Jesús nunca careció de piedad y
amor.
Hebreos 6.10 nos recuerda que Dios,
definitivamente dará un pago por tu buena obra, así
que entonces no hay porque buscar de la manera
inadecuada, la bendición espiritual.
Porque Dios no es injusto, tampoco debemos de
ser injustos, y así mostrar la misma solicitud, hasta
el final, sabiendo que Dios no olvida nuestra obra, y
trabajo en amor, que hayamos mostrado en su
nombre.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta
que venga el Señor, el cual aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones
de los corazones; y entonces cada uno recibirá su
alabanza de Dios. Así que nunca olvides que no
hemos sido creados para competir con tal de
buscar la alabanza y el reconocimiento, sino que
hemos sido puestos por Dios, para servir a los
santos, sabiendo que Dios mismo se encargará, no
solo en este mundo, sino que también en la
eternidad, dará la alabanza a cada
uno.(1Corintios4.5).
No puede un hijo de Dios, ser falto de virtud alguna
que se manifieste en el fruto del Espíritu. Si de tal
manera Dios amó, y nosotros debemos de amar
como Dios nos amó, entonces nunca debe de faltar
el servicio, los unos a los otros, mayormente a los
de la casa.
Deberíamos entonces, hacernos esta pregunta.
¿Por quién murió Cristo, y para que resucitó?
Definitivamente Jesús murió, por todos, y resucitó
para darnos vida eterna juntamente con él, y nos
hizo coherederos de su naturaleza santa y eterna.
Entonces bien, si Cristo lo hizo por y para todo
aquel que en él crea, entonces por qué deberíamos
nosotros pretender el querer tener algo tan
maravilloso, solamente para nosotros? No
estaríamos siendo un poco egoístas?
Juan 3.16 Nos enseña que, De tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su unigénito hijo,
para que todo aquel que en él crea no se pierda, si
no que tenga vida eterna.
Una opción que todo ser humano tiene; no para
unos solamente, sino para todo aquel que crea. Y
cómo privar de esa bendición, a otros. Todos
tenemos la posibilidad de vivir para él, y de ser
salvos por él.
“Dios no hace acepciones”
Ahora bien, si Dios, siendo Dios, no hace acepción
de personas, porqué nosotros sí las hacemos?
Santiago 2.1”Hermanos míos, que vuestra fe en
nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción
de personas”.
Hay quienes lastimosamente, sin importar quienes
se salven o no, prefieren pasar por encima de los
demás, compitiendo por un puesto, dentro del
ministerio, dejando de lado la restauración de
quienes están necesitados.
Pero porqué dejar pasar la oportunidad de ser
competente, por ser competitivo, cuando más bien
Jesús nos dice que debe de haber en nosotros, ese
mismo sentir que hubo en él, por la humanidad?
Entonces queda claro, mi querido hermano, que en
nuestros corazones el único deseo que debe de
arraigarse cada día más, es el mismo deseo que
hubo en el corazón de Jesús. Ese deseo de que los
hombres procedan al arrepentimiento, y cada quien
pueda volver al Dios que los creó.
No debería de haber entonces, ningún motivo
alguno por el cual estemos aferrados más a un
ministerio, que al mismo
Señor del ministerio. No
porque el ministerio no sea
importante, sino para que
sea el Señor, quien nos
ponga en lugares de
honra, y no sea en
nuestras fuerzas ni en
nuestro parecer, y así
cuando estemos en ese
puesto de privilegio,
sirvamos al señor con toda
libertad y amor, y ni tu ni
yo lleguemos a competir con nadie, sabiendo que
somos uno, en Cristo.
Haya pues en
vosotros ese mismo
sentir que hubo
también en Cristo
Jesús, Señor nuestro,
el cual siendo en
forma de Dios, no
estimó el ser igual a
Dios como cosa a
que aferrarse.
Filipenses2.5
Deuteronomio 10.17: Porque Jehová vuestro Dios es
Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande,
poderoso y temible, que no hace acepción de personas,
ni toma cohecho;
Quizá muchos dirán; bueno, yo me aferro al
ministerio, por amor a las almas, y si no me aferro
al puesto en el que sirvo, cómo demuestro a las
personas, que el Señor es el que salva?
¡Ya lo dijiste!
El Señor es el que salva, por lo tanto, si nos
aferramos a él, hará él en nosotros, será él quien
fluya y nosotros solamente seremos ese vaso de
honra, que el Señor quiere usar, y no esos vasos de
deshonra.
La altivez y la autosuficiencia podrían jugar un
papel muy importante en nuestras vidas, si no
estamos humildemente y confiadamente tomados
de la mano del Señor. Lo podemos leer en la
palabra, cuando aquellos hombres en aquel día le
dirán al Señor; Señor, Señor.
En tu nombre hicimos esto, hicimos lo otro,
logramos tanto que ni tiempo me daba de buscarte,
te servía mucho, así que debería de recibir un mejor
premio que todo lo que obtuve?
Y qué les dirá el Señor?
Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os
conozco.
Dependiendo de cuál sea tu meta, así será tu
carrera
Depende de dónde tengas, y en quien tengas
puesta tu mirada, lo que te hará tomar el rumbo
correcto o incorrecto en la vida. Será dependiendo
de esto, lo que nos llevará a convertir nuestra
carrera en una competencia. No olvidando, que
nacimos para servir y no para competir.
Capí tulo 9” Carrera hacia la eternidad
n esta carrera hacia la eternidad, tenemos
nuestra meta es Cristo, y digo nuestra
porque no todos tienen la misma meta, o no
todos tienen puestos los ojos en Jesús, pues en ese
trayecto hacia la meta, es muy posiblemente que
nos vayamos a encontrar con alguien que busque
satisfacer su sentimiento de superioridad y no la
voluntad de Dios. Siempre vamos a encontrarnos
con alguien que, definitivamente es mejor que
nosotros en cuestión de cualidades y destreza,
aunque dependerá cien por ciento de ti y de mí, si
desperdiciamos la carrera, convirtiéndola en un
campo de batalla.
El que alguna persona sea muy buena en lo que se
desempeña; eso no lo hace mejor persona que
nadie, es bueno y mejor en lo que hace, pero no
mejor que nadie, delante del Señor.
Recuerda los talentos?
A esos tres hombres, su Señor le dio talentos a
cada uno, y el deber de cada uno era hacer de ese
talento, algo mejor para su Señor.
E
El que uno hubiera recibido más que otro, no quería
decir que al que tuviera menos, se le habría de
demandar menos, los tres debían de hacer lo
mismo, aunque no hubieran recibido la misma
cantidad.
El Señor de estos hombres, veía a los tres por
igual, no importó que uno tuviera cinco, otro dos, y
otro solamente uno.
Vemos cuando el Señor les pide cuentas; fue a los
tres y les pidió cuentas a los tres; ellos sabían que
lo que estaban administrando no era de ellos, ni
para ellos, sino que era de su Señor, y para su
Señor, y al final era el Señor, quien les iba a dar la
recompensa a cada uno.
No es de asombrarse que aun dentro de las
congregaciones, existen quienes se creen mejor
que otros. Obviamente no podemos negar que hay
quienes hacen mejor las cosas que otros, pero eso
no quiere decir que el Señor los prefiera más a
unos que otros; eso no va a sorprender al Señor,
recordemos que lo que Dios mira, es el corazón, y
un corazón contrito y humillado, no desprecia el
Señor.
Dentro de las congregaciones en donde he tenido la
oportunidad de servir, la mayoría de competencia
entre hermanos, se ve dentro de los grupos de
música, aunque siempre hay uno que otro grupo de
hermanos que compiten contra otros grupos que
precisamente no son de música.
Por ejemplo: Podemos prestar atención de como el
grupo de matrimonios es mejor que el grupo de
diáconos, entonces las personas dicen que quienes
deberían de servir, deberían de ser los matrimonios
y no los diáconos, entre otras cosas por ejemplo.
Quedémonos con los grupos de música
En los músicos por ejemplo, siempre hay quien
toque mejor que otro, y también hay quienes se
creen mejor que otros, aunque el problema nos es
que se crea mejor, sino que el problema es cómo
trate a quien nos es tan bueno como él o como ella
y que tanto le afecte el ego, recuerda (Aires de
grandeza), eso no debería de ser motivo para decir;
ho!, yo soy el mejor y nadie me quitará esta gloria.
Aunque esto ocurre en la mayoría de las
congregaciones, gracias a Dios en mi congregación
no pasamos por ese problema, lo digo porque soy
parte del grupo de música, y puedo decir que de mi
líder de música, no estoy hablando, jajaja; pero voy
a hablar, preste mucha atención.
Sabe; cuando yo no conocía a Cristo, la mayor
parte de mi juventud, la pasaba cantando en las
esquinas de mi barrio, y eran horas y horas,
cantando canciones que en nada glorificaban a
Dios. Aprendí un poco a cantar de quien hoy sigo
aprendiendo, y con quien hoy alabo el nombre del
Señor en la congregación donde asisto, con quien
antes solía pasar largas madrugadas cantando en
las frías calles de mi barrio, con mi gran amigo
Edgar.
Cuando uno aprende a hacer lo que sea, de alguien
que es mejor que tú muy probablemente lo que
hagas, lo vas a hacer bien, o puede que hasta lo
llegues a hacer mejor.
Dentro del cristianismo, todo lo que se hace, se
hace con el mismo fin, todo por una misma causa,
con un solo propósito, o por lo menos eso es lo que
debería de ser, y como debería de hacerse. Fuera
del cristianismo, o fuera del cuerpo de Cristo,
muchos lo harán de una manera competitiva,
buscando su propia gloria.
Puedo reconocer que, de quien aprendí, él sigue
siendo mejor cantante que yo, pero aun así, no
compito contra él para figurar,pero con quien sí
compito es conmigo mismo para llegar a hacerlo
mejor para la gloria del Señor, y así no olvido
nunca, que son mejor dos, que uno.
Recuerdo las palabras de un amigo que decía: “Si
alguien quiere ser mejor que mí, entonces que lo
haga bien y yo le ayudaré a que lo haga mejor”.
Alguien que conoce muy bien, cuál es su rumbo,
siempre será una columna de apoyo para quienes
estén a su lado.
Sirviendo con Amor:
Yo nací, no como muchos creyente nacen en un
hogar cristiano; al contrario, nací en un hogar
dividido, un matrimonio separado, y sin una figura
paterna a mi lado, pero con una madre ejemplar,
esforzada y valiente. Pero no les voy a hablar de
mí, sino más bien de quien les voy a hablar, es de
mi mamá.
No conocí a Cristo, sino hasta mis veintitrés años
de edad, pero mi madre conoció a Cristo, muchos
años antes que yo, y en mi juventud podía ver como
verdaderamente mi madre amaba al Señor, y le
servía con amor.
Lastimosamente, mi madre hoy en día no asiste a
ninguna congregación, y eso me llevó a preguntarle
en una ocasión, el por qué el motivo de que ella no
volviera a una Iglesia.
Ya les mencioné que no nacimos para competir?
Ha sí, verdad! Amaos los unos a los otros, sin
fingimiento alguno. Cuando tú y yo servimos a
otros, debemos entender algo muy importante; no
solo Dios es glorificado, pues no solo le estamos
sirviendo al Señor, sino que también nos estamos
sirviendo a nosotros mismos.
No nacimos para competir, nacimos para ser
parte de un cuerpo que se ayuda mutuamente,
y servir con amor sin fingimiento.
En una ocasión, Jesús estaba con sus discípulos y
comenzó a lavar los pies de quienes estaban junto
a él; sabías esto vedad?
Juan 13.5, nos muestra como Jesús siendo el
Señor, comenzó a servir a los demás, y más aún,
estaba haciendo algo que los demás deberían de
haber estado haciendo por él, al fin y al cavo él era
el Señor y como no debería de haber sido adorado.
Mas él hacía esto, con el propósito de enseñarles
una lección a sus discípulos, lección que debemos
poner en practica cada día de nuestras vidas y con
todo aquel que está a nuestro lado.
El Señor les dijo a sus discípulos, que él no venía a
ser servido, sino que más bien había venido a
servir.
Acaso no es digno de admirar y de ser tomado
como ejemplo, pues esto nos enseña que así
mismo nosotros debemos de hacer lo mismo, y
tener ese mismo amor, y la misma humildad, siendo
reflejo de Jesús. El Señor de señores, sirviendo a
los hombres, digno de ser alabado.
Entonces mi madre me contestó: Yo conocí al
Señor, y desde que le entregué mi vida a él, sabía
que así debía de ser ejemplo de que era Cristo
reflejado en mis acciones y estilo de vida misma.
Tenía claro de que debía de ser ejemplo de que él
verdaderamente moraba en mi corazón, por lo
tanto, debía andar como él anduvo, sirviendo por
amor, y sin esperar nada a cambio.
En la congregación donde yo asistía, me dijo mi
madre, nunca fui parte específica de algún
ministerio como hoy en día se hace. Muchas veces
las mismas personas se privan de servir con
libertad, por el solo hecho de creer que solo son
parte del ministerio tal, y no son parte del otro
ministerio tal.
Los miembros de las congregaciones hacen
distinciones de cada ministerio, y así no se permiten
ellos mismos, poder servir en otra cosa. Hay
quienes llegan a decir, bueno, como mi ministerio
no es el de ser pastor, o evangelista; entonces ni
predico ni evangelizo. Y que tal tu familia? No
debes de pastorear a tu esposa, a tus hijos, a tus
hermanos? Acaso el ser cristiano evangélico, no es
llevar las buenas nuevas de salvación a toda
persona, no es acaso el ministerio de todos los
creyentes, el ministerio de la reconciliación?
Probablemente no hemos aún entendido, que el
mismo Señor Jesús, se movió en el servicio de
todos los ministerios, y hemos dividido tanto los
ministerios por rango, que dejamos pasar la
oportunidad de que Dios se manifieste en medio de
su pueblo.
Pero un día; me dijo mi madre, se me acercó una
mujer que servía en el diaconado, y me dijo: Usted
cree que va a venir a esta Iglesia a quitarme el
campo, usted es una metiche, de todo anda
haciendo para llamar la atención.
Luego cada vez que yo servía y la veía a ella, me
sentía muy incómoda de saber que existía alguien a
quien yo le era molestia. No era fácil estar en ese
lugar después de saber que yo le era estorbo a ella,
o por lo menos eso era lo que ella sentía, y no lo
que yo hacía, pues cada vez que yo servía, lo hacía
de todo corazón, sabiendo que lo que hacía, lo
hacía como para el Señor.
Entonces dejé de asistir poco a poco, hasta que un
día el Pastor me preguntó que por qué no había
vuelto, si él sabía que yo amaba al Señor y que me
gustaba servir con todo el corazón, qué fue lo que
pasó? Pero nunca dije lo que en realidad había
sucedió en ese lugar, y nunca más volví, me dijo mi
mamá.
Que triste que esto está pasando en la mayoría de
congregaciones, y que por ese sentido de
superioridad en el corazón de muchos líderes en su
mayoría, otros están siendo lastimados
lamentablemente por quienes deberían de estar
siendo quienes levantan y edifican. Pero más bien
se vuelven parte del Proverbio que dice que el
impío hace obra falsa. (Proverbios 11.18)
Este es uno de tantos tristes ejemplos de alguien
más que pasa su vida ministerial compitiendo, con
tal de tener un mejor puesto, y así lograr sobresalir.
Gálatas 5.13.Dice: Porque vosotros hermanos, a
libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis
la libertad como ocasión para la carne; sino servíos
por amor los unos a los otros
Cosa que no entendía esta mujer, que lo que
estaba haciendo más bien, era competir contra
alguien con quien bebería más bien de estar
sirviendo. No podemos olvidar que un creyente que
compite, lastima no solamente a los demás, sino
que también se perjudica así mismo, atrayendo una
consecuencia espiritual para su propia vida, de una
manera eterna.
A esta libertad es a la que se refiere el Apóstol
Pablo, a la libertad que no permite que nada de lo
que el mundo utiliza como artimaña, para ganancias
deshonestas, vengan a perjudicar a quienes
conforman el cuerpo de Cristo.
Han pasado ya muchos años y mi madre no volvió
a una congregación; no sé si la mujer que la había
lastimado, aún tendrá su gran puesto de privilegio,
ese puesto que cegó su verdadero propósito en ese
lugar donde Dios le había permitido servir, pero si
aún lo estuviera ejerciendo, es lastimosamente
alguien más que prefiere un puesto en esta tierra,
más que una eternidad con el Señor. El más grande
problemas de quienes hacen tal mal dentro de las
congregaciones, es que creen que el Señor se está
agradando con ellos y ellas por lo que han logrado.
Muchos; y quizás tú seas uno de esos que dicen
para sí, ¡Que bien Señor, nadie me pudo quitar el
puesto, Satanás no me pudo mover! Déjame decirte
que no es Satanás quien quería quitarte tu puesto,
eras tú quien no querías hacer la voluntad de Dios,
sirviendo por amor a los demás, y preferiste más las
añadiduras del Señor, que al mismo Señor.
Pues a la libertad que Dios te ha llamado, le has
estado dando la espalda y te has vuelto esclavo de
tu pobre codicia, y estas tomando otro rumbo de la
verdadera carrera hacia la eternidad, convirtiendo la
carrera, en tu triste competencia.
Capí tulo 10” Juntos y en armonía
oy en día dentro de la religiosidad, y digo
religiosidad, porque un verdadero hijo de
Dios, habita junto a los demás, en armonía
y no dividido en la soledad de su egocentrismo; hay
quienes sirven por amor, y hay quienes compiten
por falta de amor.
Salmo 133.1 ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía!
Jesús en tiempos antiguos, nunca le decía a
quienes querían verse en apariencia bien por fuera;
religiosos, el Señor les decía, hipócritas. Pues un
hipócrita y veamos la definición de tales personas,
como alguien que finge una cualidad, sentimiento,
virtud u opinión que no tiene.
Así hoy en día vivimos un cristianismo, y
discúlpeme si le ofende, pero como dice el dicho,
“Al que le cae el guante, que se lo plante “(jaja,hoy
estoy con dichos populares)así que no te vas a
sentir mal cuando se use una palabra que denuncia
el mal comportamiento de un individuo, si tú no
estás viviendo en esa condición, entonces no te vas
a ofender, y si estás viviendo en esa condición y te
sientes un poco ofendido, pues déjame decirte:
H
Aún estas a tiempo de cambiar esa mala actitud
que en nada está glorificando el nombre de Jesús.
Dice el Proverbio, (Proverbios 11.9), que el hipócrita
con su boca daña a su prójimo y este es
despreciable al Señor, cuánto no más despreciable
será el que no solo daña con su boca, sino que
también lo hace con sus actos?
Recuerda que del mundo se puede esperar
cualquier cosa, pero de un hijo de Dios no se puede
esperar lo mismo que cualquier persona que no
haya sido redimida haría. No olvides que vuestra
vana manera de vivir, ya pasó, y que ahora todas
las cosa viejas pasaron y fueron hechas nuevas.
Quienes verdaderamente viven sus vidas en
santidad; y siguiendo a Jesús, son quienes son
ejemplo del carácter de Cristo.
Una de las tantas cosas que me llaman mucho la
atención en la palabra, es cuando Pedro niega a
Jesús, y no tanto porque lo niegue, sino porque a
pesar del mal momento que Pedro pasó, siempre
se podía notar una característica de Jesús en su
vida, tanto así que mientras él lo negaba y se
escondía entre la multitud, las personas le decían:
Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres
Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de
ellos, este es de ellos decían, pues definitivamente
había estado con Jesús,durante unos tres años
aproximadamente y algo de Jesús había aprendido.
(Marcos 14.66:70)
Probablemente en ese momento, Pedro no estaba
en armonía, pero se le notaba que había estado
caminando con Jesús; dice un dicho muy cierto,
dime con quién andas y te diré quién eres, y
además ,lo que bien se aprende, nunca se olvida.
Después de ese día, Pedro nunca más volvió a ser
quien antes fue,por eso que importante es la
armonía, y verdaderamente ser un cristiano, en el
verdadero significado de la definición de cristiano
como un seguidor de Jesucristo, y no solo como
seguidor, pues en tiempos de Jesús, muchos
solamente lo seguían pero por buscar alguna
sanidad o con un fin lucrativo, como lo hizo Judas
Iscariote. Pero seguir a Jesús, e imitarlo, eso es
otra cosa, por eso en esto se define la
palabra”Cristiano”El que cree en Jesús como
suficiente y único Señor y salvador, y no solo cree,
sino que le sigue, y le imita. Es ahí entonces que
podremos decir y pesar, si aún nosotros mismos,
dentro y fuera de una congregación, somos o no
verdaderamente cristianos, que no solo se llaman
ser cristianos, sino que también reflejan las
características de Cristo, más que sus propias
características
.Que bueno que es, juntos y en armonía.En una
ocasión, cuando buscaba una editorial para poder
sacar al mercado este libro, me asesoré con varios
hombres y mujeres que sé que han escrito, muchos
me ayudaron con sus recomendaciones,pero hay
uno en especial, que no precisamente me ayudó.
Recuerdo que en una tarde me acerqué a un ex
ministro de seguridad de la republica costarricense,
y le pregunté que si él sabría de alguna editorial,
pues yo estaba escribiendo un libro y sabía que era
más fácil si me apoyaba una editorial; pero me
respondió que no tenía ni idea de ninguna editorial.
A los pocos meses me enteré que su esposa
estaba escribiendo un libro; y además él ya había
escrito también, por lo tanto,
era claro que en realidad
ellos si conocían de alguna
editorial que quizá me
pudieran ayudar,mas él no
tenía el mas minimo deseo
de ayudarme.
Si bien es cierto que nadie
está en la obligación de
ayudar a otros, lo que quiero
rescatar de todo esto es el
hecho de que muchas veces
las personas solamente
están juntas pero no en
armonía, cada quien busca lo suyo, y no piensan en
los demás. Muchos creen que solo ellos pueden
tener el derecho a superarse, y no permiten ni
quieren que los demás puedan lograr impactar no
solo a una nación, sino también impactar a todo el
mundo.
Mateo 23.13, Mas
ay de vosotros,
escribas y fariseos,
hipócritas! Porque
cerráis el reino de
los cielos delante
de los hombres;
púes ni entráis
vosotros, ni
dejáis entrar a los
que están
entrando.
Esto me pasó en el ámbito secular, pero
lamentablemente esto también está ocurriendo
dentro del ministerio, con el mismo pueblo de Dios,
que debería de estar unido, juntos y en armonía.
Por eso; hablando de quien compite dentro del
ministerio, quienes tales hacen, están muy lejos de
ser verdaderos cristianos, y son en realidad como
decía Jesús, hipócritas, pues fingen una cualidad
que no tienen.
Son lobos rapases que han adoptado las
características del mundo, más que las
características de Cristo, que dañan con sus bocas
y destruyen con sus hechos.
Recuerdas la historia de mi madre? Ciertamente
ella es un ejemplo de muchos otros ejemplos de
personas que han sido y que están siendo
obstaculizados para crecer por quienes pasan sus
vidas compitiendo con el fin de alcanzar un mejor
puesto dentro del ministerio. Si esto estuviese
ocurriendo en el ámbito secular, probablemente
podría ser justificable, pues es el mundo y son sus
pasiones; y no sería de extrañarse que estén
sucediendo esas cosas en el ámbito secular, pues
no conocen al Señor.
Pero como nuestra ciudadanía no es de este
mundo, y nuestras pasiones no son conforme a las
obras de la carne, entonces no puede ni debe de
existir la competencia en nuestras vidas
naturales,perjudicando nuestra vida espiritual.
Así que quienes viven un cristianismo siendo
hipócritas, no están más que cerrando el reino de
los cielos a los que verdaderamente quieren entrar
al reino de los cielos, y vivir conforme al reino de los
cielos en esta tierra.Muchos de los líderes religiosos
que están viviendo sus vidas de esta manera tan
despreciable delante del Señor, creen que están
siendo competentes, pero por su necio corazón no
arrepentido, están siendo incompetentes, y lo que
es aún peor, están siendo enemigos de la fe, pues
ni el mismo Señor vino a condenar al mundo, sino
que vino para que el mundo sea salvo. Cuánto no
más con nuestro hermano en la fe, deberíamos de
estar unidos y cuidándonos los unos a los otros?
”Quien no es con nosotros, es contra nosotros” Es
tiempo de cosechar y no tiempo de desparramar,
sin embargo muchos hoy en día no atienden al
llamado, y desparraman las riquezas espirituales,
en reinos perecederos.
Jesús dijo a sus discípulos en una ocasión.
(Mateo12.30)Quien no es conmigo es contra mí; y
el que conmigo no recoge, desparrama.
Te has puesto a pensar si realmente estás con
Jesús, o contra Jesús?
Muchas veces, como lo he venido repitiendo,
estamos tan cegados a creer que ha como vivimos
nuestras vidas, es más que suficiente para agradar
a Dios.
Recuerdo en una ocasión se me acercó un amigo y
me dijo: Jeffrey, le puedo pedir un favor? Claro, le
contesté.
Le pido que por favor, cuando usted vea que yo
estoy actuando de una manera inadecuada, por
favor hágamelo saber.
Porqué le pregunté.
Es que muchas veces; me dijo, creemos que
actuamos de la manera correcta, y eso ciega
nuestros corazones, más aun cuando alguien se
nos acerca y nos da una palmada en la espalda,
diciéndonos;¡Te felicito, lo has hecho súper bien!,
por eso le pido que nunca deje de corregirme, si ve
que me estoy equivocando.
Sabe mi amado amigo y hermano en Cristo; nunca
nadie me había pedido algo tan digno de admirar,
más cuando lo escuchas de alguien que sirve en un
ministerio, solamente alguien con humildad podría,
y estaría dispuesto a aceptar la corrección.
Cuanto no más seguirán desparramando, quienes
han estado compitiendo dentro de un ministerio?
Por eso, si tú eres de los que has estado
compitiendo, y no te dejas ver a ti mismo los errores
que estas cometiendo, detente, y no sigas más.
“Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas
la senda de los malos perecerá”. (Salmo 1.6)
Y has como dice la escritura, cuando Dios le
recomendó a Jeremías diciendo.
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y
preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen
camino, y andad por él, y hallaréis descanso para
vuestra alma.
Mas dijeron: No andaremos. Jeremías 6.16 No
seas tú uno de los que no quieran andar en el
camino, recuerda que quien muestra el camino, no
solo conoce al camino, sino que también camina
como se debe caminar por el camino, juntos y en
armonía.
Capí tulo 11” No hay competencia buena
xiste una gran diferencia entre la
competencia natural, a la carrera espiritual,
bueno ,no vayas a decir que es necesario
competir, creyendo que es como una carrera de
atletismo. Al contrario, debemos reconocer que la
carrera a la que tú y yo como hijos de Dios estamos
llamados a correr, no tiene nada que ver con lo que
comúnmente conocemos hoy en día como
competencia. Por eso hacia el llamado a tomar en
cuenta el concepto de competencia, no lo olvides.
Si bien es cierto en una carrera en este mundo, se
corre para competir, no así en la carrera espiritual.
En la competencia natural, de cualquier disciplina
que sea, usted tiene y debe dejar atrás a quien
pueda ver que es mejor que usted, alcanzar a quien
esté más cerca de la meta, y dejarlo atrás. Pues si
no alcanzas a quien va adelante, y se traspasa, es
muy probable que vayas a perder; y acá sí que solo
uno se podrá llevar el premio. Aunque en estas
carreras comunes, todos podrán cruzar la meta, no
todos van a obtener el primer lugar, y no hay nada
más gratificante que competir y obtener el premio.
E
Pues a quien le gustaría esforzarse, competir y
recibir el último lugar, aun aunque reciba el
segundo lugar, eso no es suficiente. El premio será
para el que arrase con todos, y aun así deberá de
sujetarse a respetar el reglamento de dicha
competencia, pues no se puede hacer trampa.
No podrás perjudicar a tu oponente, solamente
deberás de dar lo mejor de ti, y arrasan sin trampa,
si los jueces se dan cuenta que has hecho trampa
con tal de ganar, será sin duda, una descalificación
inmediata.
Pero en la carrera espiritual es muy diferente, si
bien es cierto, también debes respetar las reglas y
no debes de hacer trampa.
En esta carrera espiritual, usted no compite contra
nadie, o no debería competir contra nadie, y si lo
quiere hacer, deberá ser solamente contra usted
mismo.
De igual manera, deberás alcanzar a quien va
adelante, pero no para pasarle por encima, sino
para que juntos, ayudando al que viene atrás,
puedan cruzar juntos la meta.
“Quien quiera ser el mayor deberá ser menor”
Uno de los consejos que no es tan agradable para
quienes corren tras un puesto ministerial que llene
su ego, es este, que sea menor.
El competidor no busca la unidad, sino que por
querer ser mejor que otros, olvida el ser menor, y
prefiere ser mejor, no tomando en cuenta que para
el Señor, el ser menor es ser mejor.
No trato de decir que sea malo el ser mejor, claro
que cada día debemos de ser mejores personas,
mejores amigos, mejores Padres, o esposos,
mejores hijos y mejores Hijos de Dios, así el Señor
es glorificado, cuando tú, cada día demuestras que
Cristo vive en ti, siempre siendo mejores, conforme
a la medida del varón perfecto, que fue mejor hijo,
obediente hasta la muerte, y que se hizo menor,
para que tú y yo fuésemos mejores.
Recuerdo en una ocasión le decía el patrón para el
cual
trabajo,
a uno
de sus
amigos;
“Le
presento
a los dos
mejores
activos que tengo trabajando para mí”, saben, eso me
llenó de orgullo al escuchar decir eso de mi jefe.
Pero qué pasaría si por saber que para otro soy
mejor, dejo de hacer mis deberes dentro del trabajo,
y me conformo con solamente haber escuchado
que soy el mejor?
¡Juntos hasta la meta!
Filipenses 3.14 Prosigo a la meta,
al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.
El saber que somos mejores en lo que hacemos, no
nos hace ser mejores que otros, y si dejásemos de
hacer las cosas de la mejor manera, entonces
dejaríamos en ese momento, de ser los mejores.
Así mismo ocurre en el ministerio, debemos
siempre hacer las cosas como para el Señor,
siempre de la mejor manera, y solo así quien se
hace menor, llegará a ser mayor, pues no piensa en
ser, sino que agradable a quien lo ha amado.
Llamados a reconciliar
Cada creyente ha sido llamado a ser reconciliador
del mundo para con Dios, por medio de Jesucristo,
como si Dios rogase a cada ser humano, sin
importar raza o color. Para que todos conozcan el
camino al Padre, el verdadero camino, porque hay
muchos caminos, pero solo hay un camino que
lleva al Padre; y este es Jesucristo.
Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí.
(Juan 14.6)
Este es el principal propósito de cada creyente, ser
reconciliador del mundo para Cristo, conocer el
camino, y mostrar el camino que es Jesús. Esto es
en lo que cada hijo de Dios debería de estar
ocupado, y no debería de estar perdiendo el tiempo
en pretender figurar, porque al final, de que le sirve
al hombre, ganar el mundo, si pierde su alma?
Acaso no dice la palabra que haciendo volver a
alguien del error, se cubrirán con esto multitud de
pecados? Que será más provechoso, acaso no es
mejor ser verdaderamente una nación santa, que
anuncia con su propia vida, las virtudes de aquel
que nos ha llamado de las tinieblas a su luz
admirable por el amor de Jesús?
2Corintios 5.20 Porque somos embajadores en
nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
Nosotros; os rogamos en nombre de Cristo
reconciliaos con Dios.
Y así sea esto progresivo, hasta que todos los
hombres procedan al arrepentimiento, y salven sus
almas, y puedan gozar lo que tú y yo vamos a gozar
por los siglos de los siglos.
No debemos de olvidar, que debe de haber en todo
momento el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús
Señor nuestro, que no se aferró a un ministerio, a
una posición, o incluso a la gran fama que tuvo,
sino que lo que amaba era hacer la voluntad de su
Padre.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo,
para que sigáis sus pisadas; no devolviendo mal
por mal, ni maldición por maldición, sino por el
contrario,bendiciendo,sabiendo que fuisteis
llamados para que heredaseis
bendición.1Pedro2.21:22.
Pero lastimosamente no todos han obedecido a su
llamado, sino que, en lugar de rogar a los hombres
para que sean reconciliados con el Señor, más bien
al contrario, pareciera que les ruegan a Dios para
que aparte de sus vidas a todo aquel que ellos o
ellas crean que les pueden quitar el ministerio en el
que creen servir, sin pensar en que el hombre lo
que necesita es ser reconciliado.
Los escuchamos en las predicaciones de hoy en
día, en lugar de enseñar la unidad en el espíritu, se
enseña sobre la abundancia material, haciendo que
los nuevos miembros se vuelvan egoístas, pues
aprenden así a correr tras las añadiduras, dejando
de lado el buscar primeramente el reino de Dios y
su justicia, y por ese motivo los nuevos creyentes
pareciera que no creen, pues ni viven en justicia, y
ni hacen justicia.
Haciendo que el cristianismo cada día dependa
menos de Cristo, pues si dependiera para ellos de
Cristo, entonces se enseñaría a Cristo, y a cómo
vivir como Cristo, para así agradar al Padre, tanto
como el Padre se agradó con Cristo. Muchos de los
mensajes de hoy en día, no son precisamente
animar al pueblo para que sirvan al Señor, sino que
son, casi sigilosamente acomodados para que los
hombres dependan de un líder, sabiendo nosotros
que cada uno de nosotros somos real sacerdocio, y
no se planea sino lo contrario a seguir juntos la
buena carrera y cruzar la meta.
A todos nos dio Dios el ministerio de la
reconciliación; así que no es necesario que
compitas mas para obtener algo que ya todos
tenemos.
Decía en una ocasión mi amigo,el Pastor Moisés
Salgado, “Si en donde el Señor te ha puesto, eres el
tercero, o el segundo al mando, entonces se el mejor
tercero, o el mejor segundo, pero se siempre el
mejor”.
No esperes tener un número uno en tu frente para
poder ser ese número uno para el Señor, recuerda
que todos delante del Señor, ya somos los numero
uno, y que todos esos número uno, deben de llegar
juntos a la meta, y no solo llegar a la meta, sino
que, también deben de cruzar la meta, porque no
debemos de olvidar de que hay una meta y que no
solo se trata de llegar, sino de cruzar, pues muchos
ese día llegarán, pero no podrán cruzar.
Hay una meta
Hay una meta, nos dice el Apóstol Pablo, y hay una
manera de llegar, y de cómo llegar, para no tan solo
llegar, sino para poder cruzar.
Filipenses3.13 Hermanos, yo mismo, no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago;
olvidando ciertamente lo que queda atrás; y
extendiéndome a lo que está adelante.
Note muy cuidadosamente mi querido hermano,
que Pablo no dice, olvidando a todos, no olvida al
que está atrás, sino que olvida lo que está atrás,
para así extenderse a lo que está adelante, que es
la vida eterna con Cristo Jesús.
Como llegaría a la meta que es Cristo, si no me
interesara por quienes necesitan también llegar,
esos por quienes también Cristo murió y resucitó.
Es cierto que la salvación es personal, pero eso no
quiere decir que no deba de dar mi vida por los
demás, al fin y al cavo debo recordar que mi vida ya
no es mía, pues un día se la entregué al Señor para
que el fuese el dueño de mi vida, y que fuese yo,
instrumento en sus manos, como vaso de honra.
Esto de que nuestras vidas ahora son para el
servicio del Señor, es como que te manden a hacer
un mandado al supermercado, y cuando vuelvas a
casa con el mandado, te pregunte quien te envió,
¿Me trajiste lo que te mandé a comprar? Y tras de
eso le respondas a quien te confió enviarte a ti a ir y
hacer lo que te pidió, o no! No traje nada, me
compré algo para mi nada más. ¿Alguna vez te has
preguntado, cómo vas a llegar a casa sin lo que te
habían pedido que llevaras? Acaso en lo natural, no
buscas otro supermercado, hasta encontrar que en
ese lugar sí haya lo que debes de llevar, y así llegar
con lo que debes de llegar, y decirle al que te envió,
uffff, me costó conseguirlo, pero acá tienes, lo que
me pediste.
“Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo
mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor”.
Quién puede olvidar la copa de Oro 2015 en Estados
Unidos de Norteamérica?
Nadie, verdad! Mucho menos cuando la prensa a nivel
mundial criticó los partidos de México contra Costa
Rica, y el otro gran polémico partido de México contra
Panamá. Muchos medios, sino es que todos, llegaron a
la conclusión del gran favoritismo de la Concacaf a
favor de Mexico,tanto así que en los reportajes, los
mismos Mexicanos decían, que nunca había existido
penal por parte de Costa Rica, ni mucho menos los dos
penales inexistentes en contra de Panamá a favor de
México.
Cuan triste e indignante es cuando aún en lo natural
suceden estas cosas, que manchan la imagen del futbol,
pero aún más triste e indignante es cuando el
favoritismo corrompe el corazón de los creyentes. No
solo podría hacer esto que el amor de otros se enfríe,
sino que aquellos que se mueven solamente bajo
influencia y no bajo la mano poderosa del Señor,
también se verán perjudicados.
La carrera a la eternidad no trata de a cuántos
dejaste atrás con tal de alcanzar y lograr grandes
puestos dentro del ministerio, aunque si bien es
cierto debemos de buscar siempre lo mejor, no es
ese el rumbo correcto, eso es solo un beneficio
dado al esfuerzo de un creyente, pero no es ese el
punto exacto que debemos e seguir. La carrera a la
eternidad trata de que no bebes de dejar a nadie
atrás, sino que debes de ayudar a que todos
puedan llegar hasta el final, para que juntos
gocemos de la presencia del Señor, por la
eternidad.
Acá unas preguntas que no pueden faltar en nuestros
corazones.
A cuántos, desde que conoces al Señor, que has
visto que han quedado atrás, les has ayudado para
que estén adelante?
Siguen hacia adelante, o has dejado de tomar sus
manos para que juntos sean siervos fieles al
Señor?
Está en tu corazón, ese sentir que hubo también en
Cristo?
Sabes, el Señor entregó su vida por amor, a los
demás, así que pues; debemos de dar nuestras
vidas por amor a los demás, y con ese mismo amor.
Qué tan grande es tu amor, qué estás dispuesto a
hacer, y aun a dejar de hacer, por amor?
Estarás en realidad, amando a tu prójimo, o
solamente has estado compitiendo?
Para estas preguntas que deberíamos de hacernos,
y contestarlas con la más grande sinceridad, solo
hay una respuesta.
San Juan 15.13 Nadie tiene mayor amor que este,
que uno ponga su vida por sus amigos.
Que importante es correr la buena carrera, y el
tener a tu lado a un buen amigo con quien correrla,
y además; ser tú y yo, un buen amigo para quien
está a nuestro alrededor. Eso nos debería de hacer
pensar en escoger mejor nuestras amistades, y
caminar con los que con corazones limpios, invocan
al Señor, eso sí, sin dejar de ayudar a quienes aún
no tienen sus corazones tan limpios.
Por eso le decía Pablo a Timoteo; huye de las
pasiones juveniles, y sigue la justicia, osea, la
medida perfecta, ni más ni menos, sigue la fe, el
amor y la paz, con los que de corazón limpio
invocan al Señor. Pero parece que muchas veces
se nos olvida que somos un cuerpo que debe de
estar unido, unánime y en armonía.
No puede ser posible que muchas veces andemos
como si no conociéramos al Señor, y andemos
dentro de las congregaciones, defraudando y
compitiendo, manipulando, y deshonrando a los
hermanos, con tal de alcanzar un buen puesto, o el
primer lugar, solo para satisfacer el ego.
Efesios 4.17 Esto, pues digo y requiero en el Señor;
que ya no andéis como los otros gentiles, que andan
en la vanidad de su mente,
Mi querido hermano; no se trata de pasarle por
encima a otros; sino que se trata de ser columna de
apoyo para todos.
Como podré decir que estoy amando a Dios a quien
no veo, y no estoy amando a mi hermano a quien
veo, no es esto lo que nos enseña la palabra?
Amarás acaso solamente a Dios, y no amaras a tu
hermano, cuando dice el Señor que amarás a Dios
y también deberás amar a tu hermano como a ti
mismo?
Debemos recordar en todo momento, que Cristo es
la cabeza y nosotros el
cuerpo, que debe de
estar unido a la
cabeza.
Mira lo que le sucedió
a Satanás cuando
quiso ser él la cabeza;
aunque quizás tú no
estés pretendiendo ser
Dios, pero si estás
pretendiendo ser el que esté por encima de todos,
tomar solo tú las decisiones en el ministerio,
aunque esas decisiones no sean tan buenas como
te parecen que son,déjame decirte que estás en
graves problemas.
Analizar en todo momento en cómo nos estamos
conduciendo por los caminos, es de fundamental
importancia para nuestro servicio ministerial, no
vaya a ser y estemos siendo piedras de tropiezo
para la obra que el Señor quiere y está haciendo.
Colosenses 1.18 Y él es la
cabeza del cuerpo que es
la Iglesia, él que es el
principio, el primogénito
de entre los muertos,
para que en todo tenga
la preeminencia;
El Apóstol Pablo, nos lo recuerda una vez más, y es
que debemos de seguir la verdad, y ayudarnos
mutuamente
(Efesios4.15:16)Sino que siguiendo la verdad en
amor,(Muchos siguen la verdad por seguirla, pero
solo es correcto lo que se hace, cuando se hace en
amor),y continúan diciendo: crezcamos en todo,(y
notemos que Pablo no dice: Crezco en todo, sino
que dice,crezcamos,todos en todo)en aquel que es
la cabeza, esto es,Cristo,de quien todo el cuerpo
bien concertado y unido entre sí,(otra vez nos
aclara que el cuerpo debe estar unido)unido entre
sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente,(Entonces porqué estas tan
empeñado por competir, si más bien deberías de
estar ayudando a los demás)así es como cada uno,
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Entonces, ya que cada miembro recibe del Señor,
su crecimiento cuando
se ayuda mutuamente,
esto quiere decir que
no necesitamos estar
perdiendo más el
tiempo en
competencias que solo
traen consecuencias
espirituales para
nuestras vidas, y más
bien, deberíamos de apoyarnos mutuamente,
edificándonos en amor.
He visto como cada día
llegan personas a las
congregaciones, pero
también he visto como
hay quienes los echan
fuera, con sus malas
actitudes, por su estilo
de vida competitivo.
Tristemente al final de la vida de muchos,
solamente terminarán; no la carrera, sino
terminarán su competencia, llenos de tantos
ministerios y grandes puestos, llenos de fama y
gloria, con un nombre reconocido, pero con,
lastimosamente un cien por ciento de seguridad que
van a escuchar la voz del Señor, que les dirá,
“Apartaos de mí, hacedores de maldad”.
Podremos haber alcanzado grandes cosas dentro
del ministerio, mi querido amigo, quizás pudimos
haber abierto miles de grupos, o aún, haberle dado
alimento al hambriento, y dado abrigo al
desamparado, o dado miles de enseñanzas, o
escrito miles de canciones, he incluso podríamos
haber viajado a miles de lugares llevando en
apariencia el mensaje del evangelio, que si no hubo
verdadero amor por el prójimo, de nada me sirvió
todo lo que pude lograr.
Por eso ten cuidado de como consigues las cosas,
dentro y fuera del ministerio, pues sino, estarías
solamente acumulando ira para el día de la ira. Por
lo tanto si has estado pisoteando a quien deberías
de estar levantando, entonces nada eres, o nada
soy.
Capí tulo 12”
Consecuencia espiritual
uántos, a través de la vida, hombres y
mujeres han sido dañados por quienes no
han entendido cual es verdaderamente la
buena carrera hacia la eternidad. Hombres y
mujeres que no solamente han sido instrumentos
para que el mundo no conozca a Cristo, sino que
también han sido causantes de dolor, y cómplices
para apartar a quienes han querido y han
necesitado ser restaurados y levantados por el
poder de Jesús, haciendo que muchos de los que
aún no conocen una congregación, no vayan, y
haciendo que los que aún asisten, no vuelvan por el
daño que estos causan a quien sea que se les
cruce en su camino. Lo que es peor, hacen que las
personas no quieran venir a los pies de Cristo.
Así al pasar de los años,lastimosamente he visto
como muchos llegan cada día a las
congregaciones, buscando a alguien que les pueda
brindar una mano amiga, pero tristemente lo que
también he visto es como muchos de los que
llegan, se van lastimados por quienes están al
frente, compitiendo por un puesto y no sirviendo
como un cuerpo.
C
Muchos son quienes con sus malas actitudes y sus
corazones llenos de competencia y arrogancia,
opacan el reflejo del amor de Cristo en sus vidas,
no permitiendo ser guía para quienes necesitan ser
guiados., viviendo sus vidas como si Cristo no
existiera en su interior, obteniendo así una gran
consecuencia para su pobre corazón no
arrepentido.
Consecuencia
”Alguna vez te has preguntado, cómo sería tu vida,
si no hubieses tomado aquella mala decisión?
¿Qué hubiese pasado si yo, en aquel semáforo,
hubiese tomado la mala decisión de competir?
En el momento en que tomamos la mala decisión
de competir; es cuando hemos olvidado la ruta que
deberíamos haber estado siguiendo, y
comenzamos a caminar por nuestro propio camino,
según nuestras reglas, creyendo lo que creemos
que debe ser, y olvidando lo verdadero.
Cuando tomamos la decisión de competir, estamos
pasando a olvidar la ruta que debíamos haber
seguido, y comenzamos a tomar otra ruta; la
incorrecta.
Naturalmente, si yo hubiese competido y hubiese
tomado otra ruta, probablemente hubiese podido
ocurrir un accidente y no solo yo me habría visto
perjudicado, sino también se habrían visto
perjudicados quienes estaban a mi lado.
Así mismo ocurre cuando alguien compite
ministerialmente contra alguien de su mismo
cuerpo, no solo se ve perjudicado, sino que también
se verá perjudicado, no solo uno, sino que todos
sus miembros. Pues como dice la palabra; si se
duele uno, se duelen todos, y lo podemos ver de
una forma muy natural.
Si a ti te duele el estómago, acaso no se verá
perjudicado el resto del cuerpo? O con solo una
pequeña cortadura en un dedo, acaso no se
resiente todo el cuerpo? Claro que sí!
Por eso antes de tomar la mala decisión de
competir, piénsalo muy bien, qué beneficio podrás
obtener, ninguno.
No seas piedra de tropiezo para lo que el Señor
quiere hacer con otros, sino que siguiendo la
verdad en amor, crezcamos.
Muchas veces habrá personas dentro del liderazgo
en tu congregación, que te dirán que les estorbas, y
aunque no te lo digan, ellos sentirán que tú le eres
estorbo para su egocentrismo. Te digo esto porque
lamentablemente, esto ocurre dentro de las
congregaciones a nivel mundial, hay quienes pasan
sus vidas ministeriales, desechando a quienes
están a su lado en el servicio, con el fin de ser ellos
el único centro de atracción. Te diré como le dijo
Pablo a Timoteo; apártate de los tales, no sea y
caigas en el mismo juego de competencia, y te veas
a ti mismo siendo un competidor más.
No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, y podrás
decir al final de tus días; He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2Timoteo 4.7 Dice: He peleado la buena batalla,
(No dice que ha peleado la buena competencia) por
lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la
cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no
solo a mí, sino también a todos los que aman su
venida. Así que recuerda, que no hay competencia
buena dentro del ministerio, más que con la que es
contra nuestra propia humanidad.
En el transcurso de los tiempos ha habido y habrán
aún, quienes corran la buena carrera, estos son
quienes deberás tomar de la mano, pues son los
que con corazón limpio, desean ser agradables al
Señor.
2Timoteo2.20
Pero en una casa grande, no solamente hay
utensilios de oro y de plata, sino también de
madera y de barro; y unos son para usos honrosos,
y otros para usos viles.
Mas tú, sé un instrumento que honra y glorifica el
nombre del Señor, y no deshonres a quienes están,
no solo a tu lado, sino que también están a tu
cuidado, y corre conforme a la buena voluntad del
Señor, con piedad y contentamiento, ayudando a
quienes aún vienen atrás. No seas uno más que ha
envanecido su corazón, con las cosas de este
mundo, y recuerda la doctrina de la piedad que es
conforme al amor de nuestro Señor Jesuucristo.
1Timoteo
Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las
sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo. Y a la
doctrina que es conforme a la piedad, está
envanecido, o en el concepto de la palabra, se está
comportando con orgullo o superioridad frente a los
demás, siendo despectivo y desconsiderado.
Por lo tanto, esta clase de personas con este
carácter, te pueden perjudicar, o en el caso de que
seas tú quien te has envanecido, podrías perjudicar
a alguien más.
Cuando un creyente se ha envanecido en su
corazón, es claro que no va a necesitar de nadie
más que de él o ella. Es muy probable que todo lo
quiera hacer aun sin tener la suficiente experiencia,
aunque claro está que Dios es quien pone las
palabras en el corazón del hombre, y es Dios quien
va a guiar a sus hijos a hacer y decir lo correcto,
siempre y cuando ese él o ella, no se hayan
envanecido, ya que existe un problema cuando
Dios te llama a hacer algo y te abre las puertas y
las oportunidades para que tú le sirvas y él pueda
ser glorificado.
Pero si ese creyente que ya ha sido escogido para
toda buena obra, llegara a envanecerse,
lastimosamente no hará conforme a la voz de Dios,
pues recuerde que quien se envanece, no necesita
a nadie más que él, por lo tanto aunque Dios le
diga lo que tiene y como tiene que hacerlo, ese él o
ella, no lo harán.
Así pues actuarán conforme a su propio criterio, y
su propia sabiduría,pues han creído que son lo
mejor de lo mejor y están creyendo que todo cuanto
hagan o digan, es agradable y conforme a la
voluntad de Dios. Ellos no van a reconocer que
están equivocados, pues creen que el rumbo que
han venido llevando, es el camino correcto, pero
recuerden que, están envanecidos.
Antes de contarte la siguiente historia, quiero que te
hagas una pregunta.
¿Qué hubiese pasado con Jesús, si hubiese
convertido las piedras en pan? ¿Qué hubiese
pasado en su corazón si hubiera recibido todos los
reinos el mundo, a cambio de que se postrara y
adorara a satanás?
Quizás estés pensando que eso jamás hubiese
podido haber ocurrido por el hecho de la divinidad
de Jesús, Pero déjame decirte que aún el mismo
Jesús en su humanidad, despojado de sí mismo
como Dios para poder estar en la tierra como
hombre, tuvo que tomar cada día de su ejemplar
vida, la decisión de ser obediente hasta la muerte, y
de vivir una vida en santidad, cosa que tú y yo
debemos también de hacer, y de vivir.
Cada uno de nosotros debemos de tomar cada día,
decisiones que marcaran nuestras vidas de una
forma positiva, o de una forma negativa, para bien o
para mal.
Uno de los más grandes problemas dentro del
ministerio, no es en sí el ministerio, obviamente que
ningún ministerio es malo, pues Dios no hace nada
malo, pues todo don perfecto proviene de Dios,
pero quien sí es el principal problema dentro de un
ministerio, es el ministro, pues está expuesto a que
cada día pueda tomar una buena o mala decisión.
La mayoría de ministros dentro de las
congregaciones, son hombres y mujeres que están
abiertos para cualquier persona, y una de las cosas
en las cuales pasan más tiempo ocupados, es en la
consejería. Siempre hay alguien que necesita ser
escuchado, y siempre hay alguien que necesita ser
ministrado, pues es un deber, el orar los unos por
los otros.
El sabio ve el mal y se aparta
Uno de los problemas más vistos dentro del
ministerio, es el adulterio o la fornicación entre los
miembros de una congregación,muchos de los que
se han visto más afectados a caer en dicha
situación, son los consejeros o los líderes,ya que
siempre son quienes son los mas buscados a
ayudar por el tipo de posición que emprenden. Casi
siempre esos consejeros son los líderes de cada
grupo, pues son en apariencia quienes están más
capacitados para dicha tarea, aunque cabe resaltar
que todos hemos sido llamados para anunciar las
virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su
luz admirable.
Pero supongamos que un líder que se ha
envanecido, va a darle consejería a una mujer que
viene del mundo, y quiere conocer a Cristo y
cambiar su vana manera de vivir, se acerca a un
líder, ya sea hombre o mujer, pues cree que ese
líder le puede ayudar con el problema que tiene
con los deseos de este mundo y viene arrastrando
unas cadenas del mundo de la pornografía.Esta
mujer, aunque no conoce al señor, parece que tiene
la sabiduría para no contarle su problema a un
hombre, (sabia decisión), entonces busca a una
mujer, pues es sin duda alguna que las mujeres
entre sí, se entienden un poco mejor, o por lo
menos tienen mucha más confianza de contarse las
cosas, y le cuenta su gran problema, pero siempre
con ese deseo de que alguien que conoce al Señor,
le ayude.
Recuerdo escuchar la voz de mi abuelo, ya que él
siempre me decía: “Mi amor; recuerde siempre, si
usted no sabe algo, es mejor que pregunte, y busque
ayuda de el que sepa, nadie nace aprendido”
Y esto no solo me recuerda a mi abuelo, sino que
me recuerda algo mucho más importante; la palabra
del Señor.
1Corintios 3.18 Nadie se engañe a sí mismo. Si
alguno de vosotros se cree sabio según este
mundo, hágase necio a fin de llegar a ser sabio.
Dentro de las congregaciones donde no hay unidad,
ni humildad para buscar ayuda de otros miembros,
puede que lo más simple, se vuelva lo más difícil,
recuerdan que dije que mejor son dos que uno?
Esta mujer escuchó el problema, pero no supo
cómo ayudar a la mujer, por lo tanto llama a su líder
y le cuenta la situación, sabiamente acude a alguien
más, aunque tristemente deja a su amigo solo, por
lo tanto queda él a solas con una mujer que tiene
que contar su situación, para poder obtener una
respuesta que le ayude a salir de su problema.
Puedo estar casi seguro que en toda congregación,
siempre hay un equipo de muchas personas, (pues
un equipo no se comprende de solo un
individuo)que siempre están dispuestas a ayudar,
pero parece que esta historia es una mas de tantas
otras en donde la autosuficiencia juega una mala
partida,y en esta ocasión parece que ese líder se
sentía tan autosuficiente y además muy capacitado
como para no buscar a alguien más. Estos
consejeros optaron por hacer las cosas a su
manera, solos, y lo que ocurre tras esta situación no
es precisamente que el Señor se vea
glorificado.Hay quienes terminan siendo tentados y
se aprovechan de la situación,y es allí donde
muchos se dejan llevar por su debilidad, dañando
así no solo su vida, sino la de quienes confían en
ellos.
Definitivamente nunca es bueno estar solo, Dios lo
sabe, el Señor mismo dijo en una ocasión, “no es
bueno que el hombre esté solo”, por eso líderes,
ministros, siervos, sean sabios y prudentes, cuando
vean el mal, mejor apártate de él.
Pero dígale esto a un líder que se cree
autosuficiente, y que se ha envanecido, y lo único
que va a escuchar de él o ella será un “No me
estorben, yo soy quien ha sido llamado, nadie me va
a quitar mi puesto,yo sé lo que estoy haciendo”.
Sabes mi querido hermano, lastimosamente este
tipo de situaciones terminan mal, todo porque
alguien no puede entender que somos un cuerpo en
Jesús.Por eso nunca debemos de olvidar que Cristo
es la cabeza y nosotros sus miembros,que se
ayudan mutuamente.
Tristemente en la mayoría de los casos, todo
termina mal, pues como puede salir algo bien,
cuando no hay unidad?
Estos casos terminan no solo con una persona
herida y sin la ayuda que se necesita, todo por
alguien que se siente superior a los demás,y en
lugar de terminar bien, más bien comenzó;un líder
que en lugar de ser competente, se convierte en un
creyente competitivo, creyendo que va por el buen
camino, a pesar de su mal proceder.
Esto es lo que puede llegar a pasar en tu vida, si
llegaras a creer que no necesitas a nadie más a tu
lado, por desconsiderar ser parte de un cuerpo, que
tiene miembros en los que se puede apoyar y
confiar. Característica de un competidor, que
gracias a su sentido de superioridad, obtiene para
sí una gran consecuencia espiritual.
Aunque muchos dirán que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, y que estas
situaciones son para bien, una de las cosas que
deben de quedar claras, es que Dios no quiere que
tu hagas lo incorrecto para aprender una lección,
pues el amor no hace nada indebido, y quien ama
a Dios, no hace lo incorrecto.
Tristemente quienes se han envanecido, muy
probablemente no van a reconocer que han tomado
otro rumbo, pues están seguros de que lo que
hacen es verdaderamente la voluntad de Dios, pues
creen que por lo que han logrado alcanzar, están
siendo bendecidos por Dios; y no se dan cuenta
que en realidad lo que están es delirando en su
necio corazón.
1Timoteo 6.3:4 Si alguno enseña otra cosa, y no se
conforma a las sanas palabras de nuestro Señor
Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la
piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca
de cuestiones y contiendas de palabras, de las
cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas
sospechas, disputas necias de hombres corruptos
de entendimiento y privados de la verdad, que
toman la piedad como fuente de ganancia; apártate
de los tales.
Tan claro como el agua es lo que Pablo está
diciendo y denunciando, que quienes no se
conforman primeramente a la piedad, son quienes
están aún bajo el yugo de la esclavitud y deliran de
ser, a pesar de su mal comportamiento, agradables
al Señor.
Existen dos caminos que llevan al hombre a
competir, y son principalmente, lo que en principio
decía Pablo, “El conformismo”. Podríamos en
cualquiera de los casos, poder conformarnos a la
sana doctrina, o conformarnos a este siglo, que así
llegarémos a tener dos tipos de características
reflejadas en nuestras vidas.
Ser hijos de Dios competentes, o ser hijos de Dios,
competitivos.
Ahora bien, ser competentes dentro del ministerio,
nos llevará a ser agradables a Dios y a recibir de él
la recompensa, pero ser competitivos dentro del
cuerpo de Cristo, solamente nos hará obtener una
gran consecuencia espiritual, aunque también
podríamos alcanzar grandes beneficios, pero no
departe de Dios.
Quienes no han permitido la soberbia, no pleitean,
no deliran, no blasfeman, no son corruptos de
entendimiento, y no toman la piedad como fuente
de ganancia deshonesta, son quienes se verán
cada día de sus vidas, propensos a que otros
quieran competir contra ellos.
Pues así como la carne es contra el Espíritu y el
Espíritu es contra la carne, así los que viven en la
carne y no conforme al Espíritu, siempre estarán en
contra de quienes viven en el Espíritu y quieren
agradar al Señor.
Lo contrario de lo que ocurrió con Jesús, pues él no
confió en sí mismo, como cosa a que aferrarse, sino
que confió en el Padre, y decidió ser obediente al
Señor, aún por encima de haber podido obtener un
beneficio momentáneo, y así eso le llevó a obtener
no solo para él; un mejor resultado,sino que la
gloria eterna,la victoria por su obediencia y la
salvación para nuestras almas,y no una
consecuencia espiritual que en nada habría
agradado ni glorificado al Padre.
Capí tulo13” La buena relación
ue importante es todo aquello que
atesoramos en nuestro corazón, tan
importante es, que dependiendo lo que sea,
ya sea bueno o malo, que no solo estará allí, sino
que también fluirá de nuestro interior a nuestro
exterior, y esto impactará
El entorno en el que vivimos, ya sea para bien o
para mal, para bendición o para maldición, para
honra o para deshonra.
Alguna vez te has llegado a preguntar, porqué
convertir una buena relación en una mala
competencia? Jesús nunca nos dio un mal ejemplo
de haber sido egoísta, aun a pesar de saber que él
merece toda la gloria.
Juan nos muestra un momento de tantos en donde
podemos ver el amor del Señor y lo claro que tenía
él, el propósito que venía a cumplir, y a quien
quería agradar.
Q
San Juan 17.10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío;
he sido glorificado en ellos.
Una buena relación siempre va a buscar el bien del
otro, esa es la preeminencia del amor, el amor no
busca lo suyo. Que gran ejemplo vemos en Jesús,
el mismo Señor, no siendo egoísta, y a la vez
pensando no solo en él, sino que rogando por los
que un día han de creer.
Mas no ruego solamente por estos, dice el Señor,
sino también por los que han de creer en mí por la
palabra de ellos. Por la palabra de estos hombres
que estaban aprendiendo de su maestro, a tener
una buena relación no solo entre ellos, sino que a
apartar todo egoísmo que les pudiese perjudicar en
lo que habían sido llamados a hacer.
Cómo podríamos nosotros estar haciendo lo
contrario? Solamente si no estamos teniendo una
buena relación con el Señor, es muy probable que
tampoco tengamos una buena relación con los
demás. El que cada uno de nosotros, nos estemos
santificando más todavía, eso nos permitirá correr
una buena carrera, y no solo buena, sino también
de una manera exitosa.
Analizando nuestro corazón
Dependiendo de cómo estés viviendo la vida, no
solo ministerialmente, sino también comúnmente en
todos los aspectos tanto como hijo de Dios, así
como esposo, compañero amigo, incluso hasta
como vecino. Es así que podrás notar fácilmente si
eres un buen corredor que tiene claro cuál es tu
rumbo, o si eres un mal competidor.
Quizás hayas escuchado el dicho popular que dice:
Dime con quién andas y te diré quién eres.
Pues te voy a decir uno que tiene que ver más con
tu corazón, al que yo le prestaría aún más cuidado.
“Dime lo que crees y te diré como andas.
Quieres que te diga, mi querido amigo, porqué has
estado compitiendo? Pues es por lo que has estado
creyendo, sin duda alguna, has estado creyendo
que esa manera de conseguir el éxito dentro del
ministerio, crees que es la correcta porque te ha
estado dando resultados. Pero recuerda que no
todas las maneras de conseguir lo que en teoría es
bueno, son tan buenas como parecen.
El conformismo y la falta de intimidad en una
relación estrecha con Dios; están pasando la
factura en estos tiempos finales.
Hoy en día los ministros tienen más reuniones que
minutos con sus familias, tienen más cultos que
intimidad con el Señor.
Muchos están más tiempo soñando con los lugares
que desean visitar, que preocupados por las almas
que aún no conocen al Señor. Hay más deseo por
un puesto por alcanzar, y menos deseo de ser
mansos y humildes de corazón.
Muchos de los músicos dentro de las
congregaciones desean solamente ser famosos y
dar grandes conciertos, en lugar de ser santos y dar
gran gloria al que merece toda la alabanza y
adoración. Los maestros enseñan mentira, y la
mentira le enseña al maestro.
La falta de santidad está haciendo correr a los
hombres tras el primer
lugar, y olvidan así a
quien viene atrás, con
quien más bien
deberían de cruzar la
meta a la eternidad.
Los hombres quieren
ser real sacerdocio,
pero sin ser sacerdotes
y solamente quieren la
realeza.
Sin santidad nadie verá
al Señor, pero los
hombres hoy han
inventado su propia
santidad, creyendo que
aun así podrán ver al
Señor, engañándose a
sí mismos y
engañando a otros.
Decía el Señor miguel Núñez, de la organización
soldados de Jesucristo, estas palabras que me
inquietan cada día más a comprobar si realmente
estamos viviendo como Dios quiere y no como
nosotros creemos que Dios quiere. Y él decía que,
“Una buena intención con una teología errada no
produce buenos resultados”.
1 Pedro 2.9 Mas vosotros
sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis
las virtudes de aquel que
os llamó de las tinieblas
a su luz admirable;
vosotros que en otro
tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois
pueblo de Dios; que en
otro tiempo no habíais
alcanzado misericordia,
pero ahora habéis
alcanzado misericordia.
Sin duda alguna así es la vida del competidor
ministerial, cree muchas veces tener una buena
intención, pero camina basándose en lo que él o
ella creen, y no en lo que es correcto y agradable al
Señor.
Sin santidad nadie verá al Señor, es lo que el Señor
nos dice en su palabra, por eso nada de lo que
logres, si no lo lograste viviendo en santidad, por
más bueno que parezca, no le dará la gloria a Dios;
pues sin santidad es muy difícil llegar a hacer lo
correcto, y por lo contrarios es más fácil hacer lo
incorrecto.
Así es como sin santidad, muchos están corriendo
la carrera hacia la eternidad con un gran engaño en
sus corazones, creyendo que no solamente
llegarán, sino que también,creyendo que podrán
cruzar.
Cómo podrías correr la buena carrera sin santidad?,
imposible verdad! Pues sin santidad llegarás a
romper las reglas, pues pensarás en que no es
incorrecto nada de lo que estés, pensando,
haciendo, y diciendo.
Debemos de recordar que las reglas no se hicieron
para romperlas, y que además debemos de
sujetarnos a las reglas, pues las reglas se hicieron
para ser respetadas. Por eso, cuánto no más
deberían de ser nuestras vidas sujetas a la voluntad
de Dios; no son acaso las leyes, un motivo para no
hacernos caer en el error?
El Señor no hizo las leyes solamente porque él no
quiere que tu disfrutes de lo que él hizo, al
contrario, él sabe más que nadie, todo lo que te
puede hacer daño, y te ama tanto que aun en
nuestra desobediencia, él nos dice en todo
momento;
“Cuidado hijo, te vas a lastimar, no hagas esto, no
vayas por ahí, entre muchas otras cosas. “Porque él
te ama y no quiere verte mal, es por eso que nos
pide correr la buena carrera de la mejor manera,
para no solamente poder llegar, sino para también
poder cruzar.
Lo podemos ver en lo natural; lo correcto dentro de
cualquier disciplina es que tú puedas ganar sin
tener que hacer trampa, (Alguna vez has ganado
haciendo trampa, no se disfruta el triunfo verdad,
jajaja), siempre, respetando las reglas. Entonces,
cuánto no más dentro de la nueva vida en Cristo,
deberíamos de correr, en santidad, en unidad, y en
amor. Acaso Dios hará una excepción solo porque
tu estas en un lugar de privilegio, a diferencia de los
demás que quizás están empezando a asistir a una
congregación, o que quizás no son hijos de un
miembro de tu Iglesia? No somos todos los que
hemos entregado nuestras vidas a Jesús, hijos de
un mismo Padre y Dios de todas las cosas?
El que quizás dentro de un ministerio hayas podido
alcanzar más, eso no te da libertad para hacer lo
incorrecto, al contrario, te capacita para ser ejemplo
y tomar de la mano a quien necesita ser alcanzado,
pues esa es nuestra responsabilidad.
Deuteronomio 10.17 “Porque Jehová vuestro Dios
es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande,
poderoso y temible, que no hace acepción de
personas, ni toma cohecho; que hace justicia al
huérfano y a la viuda; que ama también al
extranjero dándole pan y vestido”.
Ya sé que estás pensando, acepción no es lo
mismo que excepción; pues veamos el concepto de
acepción de personas como la preferencia, sin una
razón que lo justifique; por una persona o varias
entre otras.
Curioso no, Dios no tiene preferencias entre unas
personas y otras, pero nosotros sus hijos, quienes
deberían de ser ejemplo del amor de Dios, si las
tenemos.
Veamos como la palabra excepción nos muestra el
mismo favoritismo, tanto así que hacer excepción
es excluir a una persona o cosa de la generalidad o
de la regla común.
Así Dios, ni tiene por favorito a nadie, ni excluye a
nadie, por lo tanto quienes llegan a ser hijos de
Dios, son todos los que creen, y allí no hay
exclusión.
Quienes somos hijos de Dios, debemos de vivir
conforme a la voluntad de Dios, ves como acá no
hay preferencias para que unos hagan y otros no
hagan lo que es o no lo correcto.
Romanos 2.11:13, nos lo confirma una vez más.
“porque no hay acepción de personas para con
Dios.
Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley
también perecerán; y todos los que bajo la ley han
pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los
oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados.
Así que cada hombre y mujer, sea quien sea,
llámese como se llame, crease lo que se crea, así
haya logrado lo que haya logrado, sea Pastor,
Evangelista, Profeta, Maestro, o Apóstol, así haya
llorado mil horas, así haya abierto miles de Iglesias,
o haya echado fuera a miles de demonios, o
predicado en muchas naciones, déjame decirte que
sin santidad nadie verá al Señor.
Aunque seas el más grande de entre los hombres,
o tengas grandes cargos bajo tu autoridad, o hayas
obtenido grandes títulos y sirvas en todos los
ministerios, y hayas podido alcanzar la fama, y te
creas estar en un nivel espiritual, superior a los
demás; si no vives en santidad, no podrás ver al
Señor.
Podrás llegar a la meta, pero no podrás cruzarla, y
eso sí sería decepcionante no poder alcanzar, la
salvación. Llegar hasta el final, y no poder cruzar,
sería como trabajar y al final no recibir el pago.
Existe un dicho entre los hombres, que habla de “la
famosa argolla”, lo has escuchado?
Pues hay quienes dicen que lo más triste de la
argolla, es no estar en ella, aunque yo siempre he
criticado este término que se utiliza para el
favoritismo y la exclusión de unos entre otros, por el
simple motivo que dentro del cuerpo de Cristo no
puede existir ni debe de existir este tipo de
situaciones.
Quienes sirven por favoritismo, son muy
probablemente hombres y mujeres que no harán lo
correcto, pues lo que hacen o dicen lo hacen no por
la nueva naturaleza que tienen en Cristo, sino que
es más por obligación y sin verdadero amor; ya que
ese llamado puesto ministerial en el que se les ha
confiado estar, es muy probablemente el lugar
donde aún no deberían de estár.No porque no
hayan sido llamados, sino porque quizás hubiese
sido mejor que aprendiesen a tener primeramente
una estrecha amistad con el Señor, para que así no
llegasen a caer en una mala relación de
competencia y error, contra los miembros del
mismo cuerpo.
Ahora bien; cómo saber que estamos viviendo en la
santidad que Dios nos pide que vivamos, o
veámoslo de otra manera para no llegar a
justificarnos.
¿Cómo saber que no estamos viviendo en santidad?
Sencillo, pues todas las características de un
hombre y una mujer que viven en santidad, son las
mismas características de Cristo en la tierra.
Hay muchos que sostienen esto, eso sí, sin ningún
fundamento, y lo que dicen es que; aunque sea de
arrastras se puede entrar a la patria celestial, y que
Dios sabe que nosotros no podemos lograr vivir
jamás acá en la tierra como Jesús vivió, pues
sostienen que Cristo sí pudo por ser Dios, pero eso
no es lo que la palabra de Dios nos enseña, y
podemos ver en Gálatas 5.19:21, las características
de una vida que no se está viviendo en santidad.
Gálatas 5.19:21
“Y manifiestas son las obras de la carne que
son:adulterio,fornicación,inmundicia,lascivia,idola
tría,hechicerías,enemistades,pleitos,celos,iras,conti
endas,disensiones,herejías,envidias,homicidios,bor
racheras,orgías,y cosas semejantes a estas; acerca
os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios”.
Así que si estas características han estado más por
encima de lo que Dios ha establecido que es
agradable a él, han estado en ti y en mí, pues
déjame decirte que en una vida así, no hay
santidad.
Bueno dirás, hay algunas cosas que sí tengo, pero
hay otras que ya las he dejado por completo, y sé
que no me dominan.
Que tal, siempre buscamos las justificaciones a
conveniencia, pero veamos lo que dice el Señor en
Apocalipsis 3.15.Yo conozco tus obras, que ni eres
frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero
por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te
vomitaré de mi boca.
Acaso hay alguna razón para hacer algunas cosas
y otras no? Cada árbol da un fruto según su
especie, pues jamás he visto un árbol de
manzanas, dar naranjas como fruto. Pero
curiosamente vemos en los hijos de Dios como
árboles que somos, muchas veces dar frutos
diferentes al fruto del Espíritu que mora en
nosotros.
Pero por lo menos yo no estoy compitiendo, me
dirás. Acaso quien se ha conformado a este siglo,
no es amigo del mundo, y no dice la palabra que
quien se considera amigo del mundo, está siendo
enemigo de Dios. Y qué es la enemistad, sino una
obra de la carne.
Qué clase de relación estas teniendo con el Señor?
Si has estado teniendo celos y contiendas, pleitos y
envidias, déjame decirte que es porque has estado
compitiendo dentro del ministerio, y ciegamente no
te has dado cuenta de lo que has estado haciendo.
Quiero que sepas que si has estado compitiendo, lo
mejor será que te detengas.
De qué te servirá ganar el mundo, la fama, y el
renombre de entre los hombres, si al final vas a
perder tu alma?
Es tiempo de imitar a Cristo, o acaso no es posible?
No dice Pablo que seamos imitadores de él, así
como él era imitador de Cristo. (1Corintios 11.1)
Es tiempo de cruzar la meta, y solo hay una manera
de poderla cruzar, y esa manera es viviendo en
santidad. Solamente quienes han estado teniendo
una buena relación con el Señor, son quienes no
ven el ministerio como ocasión para competir, púes
han aprendido a tener una buena relación con
otros, no viéndolos como inferiores, sino que
viéndolos como un cuerpo.
Efesios 5.2 Y andad en amor, como también Cristo
nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Así andemos nosotros, como obreros que no tienen
nada de que avergonzarse, siendo a Dios, ese olor
fragante, por nuestra buena relación.
Capí tulo 14”
Cruzando la meta
a competencia ministerial, es sin duda
alguna, uno de los más grandes obstáculos
en el crecimiento de cada creyente. Por este
motivo es que debemos de analizar muy
cuidadosamente nuestro corazón a la luz de la
palabra, para dejar de lado todo aquello que nos
esté llevando por este camino de competitividad.
Mira de dónde has caído, y presta atención en
donde estás, pues no vaya a ser que llegues hasta
el final, y delante del trono de Dios solamente
escuches la voz de tu Señor que te diga:
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles.
(Mateo25.41)
No vaya a ser que llegues a querer cruzar la meta
pero no puedas hacerlo por no haber vivido
haciendo la verdadera voluntad de tu Señor.
Podemos ver como en los postreros tiempos, al
multiplicarse la maldad, el corazón de otros pocos
se enfría.
L
Lamentablemente los hombres cada día están
amando más la hipocresía y cambiando la gloria de
Dios, haciéndose necios, envaneciéndose en sus
razonamientos, y agradándose más en las cosas
que perecen, caminando en sus propios
fundamentos y apartando de sus vidas la fe, sin la
cual es imposible agradar a Dios.
Muchos se creen sabios en sus propios caminos,
creyendo que podrán recibir de Dios, lo que la
palabra declara, pero olvidan que la fe sin obras es
muerta.
Hoy en día es muy sencillo engañarse a uno
mismo, dentro de cualquier ministerio, solo tienes
que aparentar haber hecho cualquier cosa, guiado
aparentemente de la mano del Señor, aun si tu
corazón no se deleita en él, y muchos te aplaudirán
y así te sentirás que estás caminando bajo la
voluntad de Dios, y creerás que de esa manera es
como debes de seguir actuando, pero es camino
que conduce a muerte.
No santificarte más todavía, te convierte en un
contrincante del Señor.
Dice un dicho popular; que hay quienes, “ni pican
leña, ni prestan el hacha”. Esto lo podemos
comparar con quienes pasan sus vidas,
interrumpiendo el servicio de quienes aman hacer
lo correcto delante del Señor.
Son quienes estuvieron en el ministerio, pero no
corriendo la buena carrera, sino que estuvieron
buscando cada día de sus vidas, sobresalir de entre
los demás, aun sin importarles ser un cuerpo en
unidad. Estos son quienes llegaran a la meta, pues
todo ojo lo verá, y toda rodilla se doblará, y toda
lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para
gloria del Padre, pero no todos entrarán al gozo
eterno, y no podrán cruzar, por haber hecho de su
carrera, una competencia.
Podemos ver como en la competencia no
solamente se podrían ver perjudicadas nuestras
propias vidas, sino que podrían verse perjudicadas
las vidas de quienes verdaderamente anhelan
avanzar.
Existe en el corazón de quienes compiten, un gran
conformismo a vivir en esa envoltura de
superioridad, que ni siquiera aceptan la exhortación
de quienes no desean verlos caer más.
(2 Samuel 11.3)Envío David a preguntar por
aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija
de Eliam, mujer de Urías heteo.
El rey David en una ocasión fue exhortado por un
profeta, tras haber engañado y matado a un hombre
con tal de encubrir un mal que había cometido,
habiéndose acostado y embarazado a la mujer de
ese hombre al que mandó a matar, olvidando que
no hay nada oculto que no venga a la luz, como si
pudiésemos escondernos del Señor.
Pero con la gran diferencia, de que David reconoció
su error, y tuvo la humildad de humillarse delante
del Señor. (2 Samuel 12.13)Entonces dijo David a
Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David:
También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
Si David hubiese sido un rey
competitivo, es muy
probablemente que cuando
el profeta lo estuviese
exhortando, quizás el rey le
hubiera dicho; cállate, no me
digas nada, acaso no ves
que yo soy el rey? Otro
carácter que me podría estar
dando la señal de que
estamos permitiendo el
sentido de superioridad en
nuestros corazones.
Este es el problema que
puede ocasionar el creer que
estamos en un nivel
espiritual más elevado que
los demás, no permitiendo a
nadie, que nos pueda
encarar, aún por más que
nos digan la verdad,
llegaríamos a estar siempre
en contra de quienes tal
hagan con nosotros.
Lucas 20.46:47
Guardaos de los
escribas, que
gustan de andar
con ropas largas, y
aman las
salutaciones en las
plazas, y las
primeras sillas en
las sinagogas, y
los primeros
asientos en las
cenas; que
devoran las casas
de las viudas, y
por pretexto
hacen largas
oraciones; éstos
recibirán mayor
condenación.
Llegando al punto aun así de decir que quienes
están exhortándonos, están siendo utilizados por
satanás para estorbar en nuestro ministerio.
Tristemente a quienes se les han segado los ojos
con el brillo de la popularidad, y para quienes han
escrito sus propias doctrinas en las tablas de su
corazón, será cada vez menos sencillo, hacerles
caer en la razón, aunque alguno se levantase de
entre los muertos.
Lucas 16.31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a
Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán
aunque alguno se levantare de los muertos.
Santidad quiero; dice el Señor, y no sacrificio y
holocausto, que cualquiera lo haría.
A decir verdad, esto es algo muchas veces difícil de
discernir dentro de las congregaciones de hoy en
día, pues los hombres hoy corren tras los hombres,
dejando así el poner su mirada en Jesús.
Hoy en día se levantan en apariencia, hombres y
mujeres llenos del Espíritu Santo, según dicen ellos,
y los hombres les creen no por el reflejo de Cristo
en ellos, sino por los puestos y logros que han
llegado a alcanzar, cosa que cualquiera puede
lograr con un poco de engaño, ingenio, mentira y
apariencia, sin dejar de lado el complemento
perfecto, la competencia.
Estos son; dice Lucas, los que se llevan todo, y
dañan a otros.
Hoy en día, hay muchos que piensan que pueden
ser agradables al Señor, sin tan siquiera vivir para
el Señor, creen que con el hecho de hacer una
buena obra, eso les es suficiente para heredar la
vida eterna, olvidando así que nadie se salva por
obras, para que nadie se gloríe, sino que debemos
de; eso sí, hacer obras dignas de arrepentimiento.
No porque las obras nos justifican, para nada, pues
quien nos justifica es aquel que derramó toda su
sangre en la cruz del calvario, pero lo que si hacen
nuestras obras, es demostrarle al Señor, cuan
arrepentidos estamos, y cuan agradecidos estamos
con él, por su grande amor. Porque él nos amó
primero, queremos nosotros amarle de verdad, con
nuestras vidas en servicio y amor a él.
Un ejemplo de un hombre que a pesar de escuchar
muy claramente lo que Dios quería hacer, pero que
creyó que era mejor como él mismo lo interpretaba,
fue nuestro gran amigo Saúl.
Saúl creyó haber agradado al Señor, haciendo lo
que él creía que era lo correcto, esto me recuerda
las palabras que me decía mi amigo Rusvelt;
Jeffrey, me decía, por favor, cuando me veas hacer
lo incorrecto, no dude en decírmelo, pues si no me
lo dices, entonces yo voy a creer que estoy siendo
agradable al Señor, aun si estoy haciendo lo malo.
Mas Saúl hizo lo contrario a lo que Jehová le había
mandado a hacer, y esto vino a ser, la ruina para su
propia vida.
1 Samuel 15.19 /15.22 ¿Porqué, pues, no has oído
la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho
lo malo ante los ojos de Jehová?
Samuel había dado la palabra de Jehová a Saúl,
para que hiciera todo conforme el Señor había
dicho, pues sabia Dios que eso era lo mejor para
sus hijos, mas Saúl no lo hizo así, sino que creyó
tener una mejor idea de la que Dios había dado.
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los
holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a
las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es
mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de los carneros.
Lo que Dios ha establecido para cada uno de
nosotros, es mejor que lo que tú y yo podamos
planear para nuestras propias vidas, aún por
encima de cualquier plan para glorificar al Señor,
pues es Dios quien sabe lo que verdaderamente le
trae gloria a él, o acaso vas a decirle tú al Señor:
Mira Dios, yo sé que a ti te gusta esto, pero yo te
voy a dar esto, créeme que te va a gustar más”. No
verdad, jamás podremos pensar en que nuestros
pensamientos son mejor que los pensamientos de
Dios, ni mejores nuestros caminos que sus
caminos.
Por eso debemos de tener siempre delante del
Señor, un corazón contrito y humillado, pues así
podemos estar seguros de que esto es lo que no
despreciará jamás, el Señor, y así podremos no
solamente llegar a la meta,sino también que
podremos cruzarla, y estar por la eternidad al lado
de nuestro amado Señor.
Lastimosamente muchos solamente tienen escrita
la palabra santidad, en sus biblias y no en sus
vidas, algo de lo que tú y yo, debemos de
cuidarnos, y buscar la santidad.
Mira que no dice la palabra, espera la santidad, que
ella te encontrará, dice: Buscad la santidad, sin la
cual nadie verá al Señor.
En estos tiempos, aunque la palabra santidad está
escrita en la Biblia de todos, en la mente de
muchos, pero en el corazón de pocos, debemos
quienes amamos al Señor, mostrar la misma
solicitud hasta el final, pues en todo tiempo debe de
alumbrar Cristo en nuestros corazones, y los
hombres deberán de ser alumbrados por esa luz
que fluye de nuestro interior.
En muchos lugares podrán haber hombres y
mujeres que solamente busquen el ser superiores a
otros, más tu mi querido hermano, no seas uno más
de ellos, y se ejemplo en todo.
Sabiendo de quien has aprendido, entendiendo que
no vale lo que tanto hagas para el Señor, sino que
entendiendo que lo que vale es como lo hagas, con
un corazón limpio delante del Dios de los espíritus,
en espíritu y verdad.
Siempre habrán quienes movidos por sus pasiones
egoístas, quieran derribarte, a estos evita, más no
los dejes atrás, pues aunque tengan apariencia de
piedad y no la vivan, el Señor nos ha puesto para
edificar, y no para derribar.
Juntos podremos cruzar la meta, eso sí; sin pasar
por encima de los demás, sino que alcanzando a
quienes van adelante, ayudando a quienes vienen
atrás, para así juntos poder ver esa bandera a
cuadros, que anuncia la victoria de un Pueblo que
fue rescatado de las tinieblas a la luz admirable,
para gloria de nuestro Señor Jesucristo.
El camino del Señor es perfecto
Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová.
Isaías 55.8
Recuerda que la luz verde no te da la opción de
competir, sino que la luz verde lo que te indica es
que puedes avanzar, por el camino en el que
tenemos que caminar, este es Jesús, y así seguir el
rumbo, al lugar donde tú y yo necesitamos llegar, a
nuestra patria celestial.
Buen siervo fiel
Sea usted siempre fiel al Señor, ame a su prójimo
como a usted mismo, y apártese de vosotros, toda
altives, todo egoísmo, toda envidia, toda gritería,
toda mentira y todo conformismo, sabiendo que el
Señor es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11.6 “Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los
que le buscan.
No permitas que las corrientes de este mundo,
vengan a ser causa de tropiezo para tu vida
espiritual, recuerda que una consecuencia natural,
puede ser una eterna consecuencia espiritual para
ti.
Procura con diligencia presentarte a Dios, como
obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad. No te canses de hacer el
bien, aviva el fuego del don que hay en ti, y da
testimonio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Apártate de toda contienda, sabiendo que para
nada es provechosa y no olvides que el más grande
es el amor.
No hagas de la buena carrera, un camino con
obstáculos, que luego no te permitan caminar
correctamente siendo luz en medio de las tinieblas
2Timoteo 2.15Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que
no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la
palabra de verdad.
Capí tulo 15” Nacimos para servir y no para
competir
l pasar de los años, he podido así como
muchos, ser testigo de cómo en muchos
lugares hay aún quienes se sienten
superiores a los demás, y ahora que tengo la
oportunidad de escribir este libro, mi gran deseo es
que cada creyente pueda estar en comunión y
unidad con los que con corazón limpio, invocan el
nombre del Señor.
Esperando a que cada uno de ustedes, medite en
esto, y siga la fe, no con obras muertas ni
apariencias de hipócritas que usan la palabra para
ganancias deshonestas, sino que con un amor sin
fingimiento, crezcamos en todo, sabiendo que la
venida del Señor está pronta a suceder, y que no
vendrá él por quienes han pasado sus vidas
compitiendo entre sí, sino que vendrá por un pueblo
que no solo espera, sino que unidos en armonía,
también aman su venida, demostrándolo con un
estilo de vida santo, sin mancha y sin arruga.
A
Porque los que son de la carne piensan en las cosa
de la carne; pero los que son del Espíritu, en las
cosas del Espíritu.
Romanos 8.5
Definitivamente y sin duda alguna, una de las
ventajas de pensar correctamente con respecto a
todo, pero aún más importante con las cosas del
Espíritu, es que no solo vamos a ser agradables a
Dios, sino que definitivamente, vamos a estar
completamente seguros de que lo que estemos
haciendo, será siempre lo correcto, siempre bajo la
misión y la visión, no nuestra; sino la del Señor,
sabiendo que mejor es dar que recibir.
Aun el mismo Jesús, no pensaba en él, sino que
pensaba en los demás, ejemplo que podemos ver
en el siguiente comentario.
El momento en donde el mismo Señor con su gran
poder, escucha de la voz de satanás, decir: Si eres
el hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en
pan, cosa que sin duda alguna, Jesús podría haber
hecho. (Lucas4.3:4)Mas Jesús entendiendo y
aceptando su propósito aún por encima de su
divinidad, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra de Dios. Pero algo de,
y en lo que Jesús pensaba, era en los demás,
veamos lo que un poco de tiempo más adelante
ocurriría en las bodas de Caná. (Juan 2.1:11)Faltó
en ese momento el vino, y la petición a que él con
su poder pudiera ayudar a los demás, se hizo
evidente. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de
agua,y las llenaron hasta arriba.
Solo, en el desierto llegó el susurro, “No hay pan. Di
que estas piedras se conviertan en pan “Ahora bien,
en las fiestas de las bodas llega el susurro, “No hay
vino”, y Jesús convirtió el agua en vino.
Que maravilloso ver esta imagen de servicio en
ambos actos, la determinación que Jesús tiene al
saber y entender que el poder que él tiene, no es
más que para la gloria de su Padre, más él en el
desierto no lo utiliza para su propio beneficio. Él
convirtió el agua en vino para los demás, pero para
sí mismo no convirtió las piedras en pan, vemos la
misma petición, una palabra que susurra a su oído,
para su favor y la otra para el favor de los demás,
mas él tenía claro lo que era mejor para él, servir a
los demás, pues él no vino para ser servido, sino
para servir, un ejemplo de un servicio
desinteresado, que ganó su corona en el calvario,
por el hecho de despojarse de sí mismo, por amor a
los otros. Así mismo se demuestra en nuestras
vidas que tenemos poder, con la única diferencia
de que muchas veces lo queremos aprovechar para
nuestro beneficio, sin darnos cuenta que al utilizarlo
para el beneficio de los demás, estaríamos
ganando aún más de lo que pudiésemos obtener
por nuestras propias fuerzas.
Por lo tanto debemos de conducirnos en amor,
gozo, paz, mansedumbre, y templanza, sin buscar
nada más que el bien para los miembros del cuerpo
de Cristo, pues quien ve tener necesidad a su
hermano y mayormente para los de su propia casa,
y cierra contra él su corazón, adonde está el amor
de Cristo en nuestros corazones.
Pero si piensas en las cosas del Espíritu, siempre
harás entonces, morir las cosas de la carne, que
son contra la voluntad de Dios.
Somos un pueblo adquirido por Dios, no para tener
el control de los demás y usarlos a nuestro antojo y
deseo, sino para anunciar con nuestras actitudes a
los demás, las mismas virtudes de aquel, que mora
en nuestros corazones, el mismo que nos llamó de
las tinieblas a su luz admirable. Y nótese que al
anunciar, lo debemos de hacer no solamente con
palabras, deberá de ser con nuestras propias vidas,
delante de los hombres que conocen y que no
conocen al Señor.
No olvidemos que el siervo no es más que su
Señor, y nosotros definitivamente no somos los
Señores, sino más bien los siervos del Señor; pues
él es quien está por encima de todos, y no nosotros
por encima de nadie.
Quizás alguna vez llegaste a escuchar decir a
alguien en tu congregación, vámonos que allá viene
aquel hermano, o algunas veces deseaste más
estar en tu casa porque hay más paz en tu hogar
que en tu congregación.
Debemos de ser ejemplo en todo lugar, así que si
eres amable en tu casa, también deberías de ser
amable en tu congregación, y si eres un pan de
Dios en tu
congregación, que no
se te quite cuando
llegues a tu casa,
sabiendo y
entendiendo que
somos hijos de Dios
con todos y en todo.
No seas de los o las que cuando ponen un pie en la
Iglesia, todos empiezan a correr como si fueras un
tipo de leproso, aunque algo de lepra espiritual muy
probablemente hay en ti, si eres con los que no es
agradable compartir.
Serás quizás de los que dice el Señor, que deben
de ser soportados, jajaja, quizás algún día cambie,
dirán de ti.
Muchas veces escuché decir en momentos cuando
las congregaciones anunciaban un paseo, ho, que
bonito, pero que pereza si va aquel hermano yo no
voy.
Recuerda que lo más vil y despreciable escogió
Dios, para avergonzar a lo sabio de este mundo.
Sin amor es imposible
cruzar la meta, y si no
cruzas tampoco
recibirás el premio que
el Señor ha preparado
para quienes le aman.
La clave para poder correr esta carrera espiritual en
un mundo natural, es sin duda alguna, amándonos
los unos a los otros, solo así nos podremos soportar
los unos a los otros, y no nos haríamos daño los
unos a los otros. Pues sin amor, será muy posible
que hagas tropezar a otros, y no recibirás el premio
si no cruzas la meta.
No habrá ningún premio para quienes hagan
tropezar a los que Cristo salvó, y por los que
también murió y resucitó.
Si por la competencia consiguieras alcanzar la fama
y la popularidad dentro del ministerio, y aun sigues
pisoteando a quienes deberías de estar levantando,
entonces de nada te estaría sirviendo correr, en
vano has estado logrando lo que ni has traído ni
aun te llevarás.
Debemos de tener muy claro, que no hemos vuelto
a nacer, para seguir siendo los mismos que cuando
no conocíamos al Señor, pues si antes
competíamos sin Cristo, no así lo deberíamos de
estar haciendo ahora que el Señor nos ha hecho
libres. Somos nuevas criaturas que han dejado las
cosas viejas en el pasado, no pretendamos traerlas
a nuestra nueva naturaleza con el pretexto de
usarlo para la gloria de Dios, porque la competencia
no glorifica en nada al Señor, pues somos uno en
Jesús y no unos más superiores que otros, pues la
medida que debemos seguir es a la estatura del
varón perfecto.
2Corintios 5.17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas”.
Es sin duda alguna que el conformismo y la falta de
intimidad con Dios, es la que está pasando la
factura en estos tiempos finales.
Las palabras de un gran amigo, Geovanny Mora,
me hacen cada día recordar que precisamente eso
mismo hacía el Señor. Recuerdo que cada vez que
debíamos servir, este gran hombre nos decía:
“Hagan que servirle al Señor a su lado, sea cada vez
más agradable, que los hombres y mujeres que
están a tu lado, anhelen y se sientan felices, de que
tu estés con ellos”.
Recuerda que si no hay amor, nada soy.
Pensando en los demás.
1Juan 4.20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y
aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que
no ama a su hermano que ha visto, ¿Cómo puede
amar a Dios a quien no ha visto?
Tú y yo hemos sido creados con amor, por el Dios
que nos ama, para que todo aquello que hagamos,
lo hagamos con amor, y ese deseo de competencia
de hoy en día dentro de cada ministerio, no es más
que un egoísmo copiado del mundo, cosa que no
es agradable al Señor, pues la palabra nos exhorta
a no imitar las cosas del mundo.
1Juan 2.1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos
delante del Padre, a Jesucristo el justo. Él es la
expiación por nuestros pecados, y no solamente
por los nuestros, sino también por los de todo el
mundo. En esto sabemos que nosotros le hemos
conocido: en que guardamos sus mandamientos.
Podría hablar del mundo, en cuanto a competencia
se refiere, pero parecería ilógico, o extraño que aún
el mundo está más unido, claro que de una forma
errónea o equivocada, que aún el mismo creyente.
Hoy en día vemos como el mundo se une por una
causa, y el creyente se divide por cualquier causa,
podemos ver como el mundo se ha vuelto más
humanista, y el creyente más egoísta. Sabemos
que quien compite, no es más que un egoísta que
busca su propio logro, pues no piensa nada más
que en él mismo, y nadie más, cosa que
lamentablemente el cristianismo ha estado
adoptando del mundo, cuando pensar en uno
mismo, debería de ser lo último en lo que se piense.
Claro está que no podemos descuidar una
salvación tan grande, pero ha esto no es a lo que
me refiero, sino a estar siempre deseosos de ser
bendición a los demás, pues quien sabe hacer lo
bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado. Por
lo tanto deberíamos de estar buscando hacer cada
día, lo bueno, recordando que hemos sido creados
con amor, para dar con amor. Pues el que ve a su
hermano tener necesidad, y cierra contra él su
corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?
Un sueño bajo las gradas
Recuerdo el momento en cuando tuve el sueño de
escribir un libro, pensaba que era imposible y tardé
seis años creyendo que nunca lo iba a poder lograr,
hasta que comencé a escribirlo. Hasta el día de hoy
he podido ver como lastimosamente las personas
solamente, y aun dentro del ministerio, se dejan
llevar por las influencias personales.
Si no eres famoso, no te ayudan, pues creen que
no habrá un beneficio personal, ya que no eres tan
famoso que digamos como para que su nombre sea
también reconocido. Es en este momento que
quiero hacer notoria mi tristeza delante de ustedes,
al ver como se me cerraron tantas puertas de
editoriales, y de personas que están dedicadas al
“crecimiento de la obra del Señor”, solo por el
hecho de no estar, como dicen muchos ,en la
popularidad(argolla).
Hoy le doy gracias al Señor, por no estar dentro de
esa tan humana y común popularidad,pues quienes
dependen de los hombres y no de Dios, tristemente
están desperdiciando el poder desarrollar la
capacidad que Dios nos ha dado, pues no nos ha
dado Dios, Espíritu de cobardía, sino de poder,
amor y dominio propio. Cuando aprendes a
depender de Dios y no de los hombres,(aunque
obviamente Dios usa a los hombres para
beneficiarte a ti), entonces allí es cuando sabe
mejor la victoria, pues es cuando el Señor se
glorifica en, y con tu vida.
Quizás muchos nunca se enteraron de mis viajes al
extranjero, solo quienes estuvieron escuchándome
cuando estuve allá, o muchos acá nunca vieron mi
cara cuando se escribía de mí en otro país, o no
veían mi rostro en la televisión cuando era
entrevistado en otra nación, o aún muchos no me
han visto ayudar a quienes han necesitado ropa o
alimento, o no han visto mi nombre en grandes
revistas. Quizás por no ser de la farándula, sea por
eso que no me han querido ayudar, pero
ciertamente el Señor lo ha visto todo y no se deja
impresionar de nada, pues todo lo que hagamos, ya
sea de palabra o de acción, debemos hacerlo como
para el Señor.
No quiero la fama, no busco el poder, solo quiero
ser alguien más que el Señor utiliza para que su
nombre sea glorificado.
Hoy puedo decir que he dado lo mejor de mí, pues
un sueño aún no es realidad con solo el hecho de
llegarlo a comenzar, sino que un sueño es real,
cuando lo logras terminar.
Mi sueño bajo las gradas es este libro, que aunque
poco a poco mientras bajo las gradas del lugar
donde trabajo, en los momentos en donde me
sobraban pocos minutos para escribir, lo pude
terminar, no esperando obtener ninguna ganancia
económica, más que la ganancia de poder impactar
las vidas de quienes han sido llamados para servir,
pues no es solamente lo que se ve lo que más vale,
sino lo que se hace, y como se hace, y para quien
se hace;así hoy puedo decir una vez más; que el
Señor es mi ayudador.
Muchos de quienes me conocen, han quedado
impresionados al ver como un simple misceláneo,
sin títulos universitarios,sin millones en sus cuentas
bancarias, ha podido lograr algo que todos pueden
hacer, pero que no todos se esfuerzan por cumplir,
sus sueños.
Por eso, déjame animarte a seguir adelante,
puestos los ojos en el autor y consumador de la fe,
en Jesucristo, corriendo la buena carrera, sabiendo
que el Señor traerá la recompensa a cada uno. No
debemos de olvidar que Dios lo que mira es tu
corazón, así que solamente cumple lo que se te ha
encomendado, se fiel, integro y obediente.
Ten cuidado de ti mismo, y entonces un día estarás
delante del Rey de reyes y Señor de señores, y
escucharás de su boca decir: Buen siervo fiel, en lo
poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra en
el gozo de tu Señor.
Recuerda que para Dios no hay nada imposible, y
que a lo más vil y despreciable escogió el Señor,
para avergonzar lo sabio de este mundo. En el
Señor nunca hay límites para alcanzar lo que el
Señor ha establecido para ti, los limites los pones
tú, por eso no temas ni desmayes, porque Jehová
tu Dios, está contigo por donde vas, él es tu buen
pastor, solo se obediente a su voz.
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su
vida por nosotros; también nosotros debemos
poner nuestras vidas por los hermanos.
1Juan 3.16
Así tú y yo hemos sido llamados a ser cabeza y no
cola, y recuerda que la cabeza es quien guía a la
cola, o acaso la cola guía a la cabeza? Somos luz
en medio de la oscuridad, y sal que sazona la tierra.
Sé que no es bueno que hable de los demás, pero
esta vez lo voy a hacer contra mi propia carne, jaja,
sí, les voy a hablar de mi esposa.
Una de las cosas por las que más discutimos en
casa, y como todos los que están casados deben
de saber que dentro del matrimonio muchas veces
se discute por cualquier cosa.
Pero esto que les voy a decir no es cualquier cosa,
saben; soy uno de los que aman deleitar el paladar
con buen sazón en las carnes y todo cuanto se
cocine,pero a mi esposa no le gusta usar mucha sal
en las comidas, y en una de tantas a las que no le
pone mucha sal, es al arroz.
Nunca he tenido que comer comida de un hospital,
pero he escuchado a quienes han estado
internados, que una de las más grandes tristezas,
no es precisamente la enfermedad, sino, la falta de
sal en las comidas, jaja. Así que si alguna vez tú
has tenido que comer arroz sin sal, creo que
podrías entender de lo que hablo.
Así mismo ocurre con el creyente que no da sabor a
los demás, no dan ganas de probarlo, aunque lo
que este trayendo sea un gran alimento, no lo
olvides, pues si habéis resucitado con Cristo, como
nos recuerda la palabra, entonces busquemos las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la
diestra de Dios.
Colosenses 3.6 Sea vuestra palabra siempre con
gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo
debéis responder a cada uno.
Que importante es pensar en los demás, pues no
debemos de hacer a los otros lo que no queremos
que hagan con nosotros.
Tarde de café
Cada tarde, al ser las tres en punto, me reúno con
mis compañeros de trabajo, para disfrutar de una
deliciosa taza de café, mmm, bueno! Delicioso,
dependiendo de quién haga el café.
Tengo un compañero al cual le gusta hacer el café
muy, pero muy fuerte, tan fuerte que a la hora de
servirlo en un vaso, parece
tinta negra, y además es tan
fuerte que en lugar de saber
a café, sabe como a cacao
puro; bueno, pero la verdad
es que solo a él le gusta ese
café, el que él hace para él.
Es por eso que antes que él
haga el café a su gusto, yo
suelo apresurarme para
hacerlo antes que él lo haga, y así el café sea
agradable y deleitoso para todos, tanto así que
cuando yo hago el café, él dice: Que buen café!
Pero qué tendrá que ver esto con la vida cristiana,
si es solamente un café?
En realidad la comparación del café a la vida del
creyente no tiene nada de parecido, pero la actitud
sí que tiene que ver en mucho, pues esto es lo que
ocurre dentro de la competencia ministerial.
1 Juan 2.15 No
améis al mundo,
ni las cosas que
están en el
mundo. Si alguno
ama al mundo, el
amor del Padre no
está en él.
Siempre hay alguien que cree que lo que está
haciendo es agradable a los demás, sus malas
actitudes contra los demás, o hasta sus enojos,
aunque probablemente por respeto, es que nadie te
va a decir que es de mal gusto tu cafecito
espiritual,jaja,nadie lo va a querer tomar.
Debemos; antes de hacer cualquier cosa,
detenernos y pensar no solamente en nosotros,
sino que también debemos de pensar en los
demás, ya que no todos anhelan pasar el resto de
sus vidas perdiendo el tiempo compitiendo entre sí.
O acaso a ti te gustaría pasar el resto de tu vida
ministerial al lado de quienes te son tropiezo?
A ningún creyente le será deleitoso un obstáculo de
crecimiento espiritual que le deje un sin sabor de
boca, no hay nada mejor que poder saborear una
buena relación, para juntos darle la gloria a Dios.
Esto es lo que pasa con nuestro compañero, nadie
se deleita con su café, aunque él sabe que a nadie
le gusta ese café, él lo sigue haciendo tan fuerte
como lo hace, pues no piensa nada más que en él.
Por eso te decía: Antes de ti, piensa en los demás,
y así estarás pensando verdaderamente en ti,
sabiendo que definitivamente, lo que el hombre
siembre, eso será lo que va a cosechar.
Proverbios 5.21 Porque los caminos del hombre
están ante los ojos de Jehová, y él considera todas
sus veredas.
Acaso podremos escondernos de la presencia del
Señor, para que él no vea nuestro caminar?
No debemos de olvidar que esta nueva vida que
tenemos en Cristo Jesús, Señor nuestro, es para
servir y no para competir.
Porque todo lo que podemos ver del mundo, mi
querido hermano, esos deseos de superioridad,ese
estilo de vida de competencia ministerial, y toda esa
vanagloria,no es lo que el Señor ha establecido
para que tú y yo vivamos.
No olvides que son mejor dos que uno; ningún
sentido tiene la buena carrera, si la corres solo, ya
que te podrías tropezar contigo mismo, y nadie
habría a tu lado para poderte levantar.
Esto me recuerda en una ocasión en cuando
estábamos esperando a nuestro primer hijo
Ian.Como yo estaba acostumbrado a caminar
rápido; recuerdan? Entonces en muchas ocasiones
dejaba a mi esposa atrás, o tenía que tomarla de la
mano y hacer que caminara más rápido, eso sí, se
me olvidaba que ella estaba embarazada.
Poco a poco logré que mi esposa caminara más
rápido, hasta que un día se dio cuenta que la
estaba haciendo seguir mis pasos a la velocidad
que yo estaba tan acostumbrado a caminar, y me
dijo: Hey, ve más lento, yo no estoy tan
acostumbrada a caminar así.
Espiritualmente como hijos de Dios, no estamos
llamados para dejar a nadie atrás, tampoco
estamos llamados a no ayudar a que todos
crezcamos en todo, sino que hemos sido puestos
para que los hombres conozcan la salvación que
proviene de lo alto.
Por eso, analiza, piensa, medita, y mira cómo has
estado caminando, y te ha dejado de importar a
quien está a tu lado, y si es así, es porque has
hecho de esta carrera, una competencia.
Confía en Jehová y has el bien, cuida tu corazón de
no ser tú, quien estés dañando a alguien más, solo
por preferir obtener un puesto en tu congregación.
Recuerda que lo que haces a otros, te lo haces a ti
mismo, y que cuando haces algo, ese algo es para
el Señor.
Qué clase de ofrenda le estás dando a tu Dios,
ofrenda agradable como Abel que escogió de los
primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de
ellas. O estás haciendo que con tu manera de vivir,
el Señor no mire con agrado tu ofrenda, como
tampoco miró el Señor con agrado la ofrenda de
Caín, por ensañarse contra su propio hermano?
(Génesis 4.3:6).
Es hora de tomar de la mano a quien camina más
lento que tú, y no soltarlo, para juntos cruzar la
meta.
Recuerda que Jehová es quien disputa con los que
contra ti contienden, él es quien pelea contra
quienes te combaten. Salmo 35.1
Es necesario que aprendamos a pedirle al Señor,
no que nos dé un puesto, sino primeramente a que
podamos aprender a como hemos de andar
(Salmo352.8) Para así no llegar a ser como el
caballo, o como el mulo, sin entendimiento…
(Salmo32.9).
No seas como los que se han conformado a este
siglo, y han apartado su oído del consejo del Señor,
sino más bien sigue la paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor.
Santifícate más todavía, y nótese que dice: “Más”,
no que un poco, o que hoy sí y mañana no, sino
que debe de ser más, todavía. Porque muchos
dolores habrán para el impío; mas al que espera en
Jehová, le rodea la misericordia.
El semáforo está en verde
La luz verde está frente a ti, será tu decisión, te
aconsejo que no vale la pena competir; Dios te ha
llamado a ser un obrero entre tanta mies, porque la
mies es mucha, más los obreros son pocos, y entre
tanto caos, es necesario que hombres y mujeres
que aman al Señor, marquen siempre la diferencia.
Recuerda que el verdadero éxito espiritual, no es
lograr muchas cosas, ni tampoco alcanzar la fama
en este mundo, pues es mejor hacer tesoros donde
ni la polilla ni el ladrón, te puedan quitar lo que Dios
te ha permitido tener, haced pues tesoros en el
cielo, porque el verdadero éxito es poder ser un
siervo fiel, que llega hasta el final para poder ver un
día, cara a cara a su Señor, tal y como él es, en su
grandeza y su poder, y poder escuchar del Señor
decir: Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo
mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor.
Cuan glorioso será ese día, eso sí es poder llegar a
decir un día, obtuve lo más grandioso que alguien
puede llegar a tener, estar de frente al Señor, por
toda la eternidad.
Satanás solamente quiere que aceptes lo
incorrecto, no solo para tu vida natural, sino
también en tu vida espiritual, para hacerte creer que
estas caminando en rectitud de corazón, y que no
puedas ver que necesitas cada día, rendirte en
obediencia y amor al Señor, él quiere hacer de ti,
una piedra de tropiezo dentro de cualquier
ministerio, necesita que alguien que esté adentro,
dañe lo que está adentro. No olvides que él es
padre de mentira, no es natural hacer tropezar a tu
hermano, por eso mira muy bien lo que has estado
haciendo, y si en dado caso tienes que arrepentirte,
es mejor que lo hagas ahora, no vaya a ser que
luego sea demasiado tarde.
Obstáculos de crecimiento
En el mundo, hoy en día hay quienes de una u otra
manera natural, han impactado tanto a quienes han
estado a su lado, como también a las naciones.
Algunos han impactado para bien, y otros para mal;
esto de una forma natural, aún sin ser guiados por
el Señor, pues han sido hombres y mujeres que no
han conocido a Dios.
Cuánto no más deberíamos de impactar, quienes
hemos sido conocidos por Dios, y que ahora
conocemos al Señor, y que podemos ser guiados
de una manera espiritual, no conforme a nuestros
pensamientos, sino conforme a la voluntad de Dios.
Acaso no es nuestro deber, impactar al mundo de
una forma espiritual, para que ese impacto sea
reflejado de una manera natural, tanto así que esa
forma espiritual, sea más natural que aún lo
comúnmente natural, y así con seguridad palpable,
podamos decir, ciertamente el reino de Dios ha
venido a nuestras vidas, y nos movamos conforme
a ese reino espiritual, pero en la tierra? Que las
huellas que dejas en este mundo; sean un gran
ejemplo para, no solo a quienes te rodean, sino que
sea de beneficio para las futuras generaciones.
No seas uno más en tu congregación, que adhiere
a su vida, un obstáculo de crecimiento, y se de
quienes adoptan un estilo de vida que agrada en
todo momento al Señor.
Recuerda que la obra es del Señor; y que tú
solamente eres un administrador, que no solo
administra, sino que cuida y embellece lo que el
Señor ha puesto en tus manos, que debe de
cumplir la voluntad de Dios, y ser una columna de
apoyo, con quienes con un corazón limpio invocan
el nombre del Señor, y no ser de los que lastiman y
estorban a los miembros del cuerpo de Cristo, que
es la Iglesia.
Si la competencia ha venido a ser en tu vida, lo que
dentro del ministerio al Señor te ha permitido
alcanzar grandes cosas; basta ya de seguir
viviendo de esta manera, pues no estás mas que
guardando como en saco roto, no seas una víctima
más que se engaña y engaña otros.
Recuerda que en Jesús hay libertad, y somos uno
en Jesús.
Acaso no es más favorable descansar, bajo la
sombra de un buen árbol? Pero si arrancas ese
árbol, cómo quedará sombra en qué descansar,
acaso no será esa sombra para tu propio provecho?
Así Dios nos ha puesto para sembrar, y no para
derribar, nos ha puesto para regar y no para
lastimar.
Él es quien dará el crecimiento y pondrá a quien él
desee, en el lugar donde él desee, así que no te
sientas celoso por quien el Señor está levantando,
al final todo lo que hagamos, lo debemos de hacer
como para el Señor, y nuestro gozo es saber que
todos vamos creciendo, para gloria de su nombre.
Muchos hombres y mujeres a nivel secular, han
tenido en muchas ocasiones, la necesidad de que
otros les ayuden para lograr sus sueños. Muchos
son los que ven necesario tener socios para llegar a
conseguir aún más de lo que solos han podido
obtener.
Por lo tanto, si así es en lo que perece, cuánto no
más importante es en lo que no perece, en lo
espiritual?
“Cuando llegues a entender que quienes están a tu
lado, pueden ser de gran ayuda para tu vida;
entonces allí será cuando harás prosperar tu
camino, pues estando unidos, es como y cuando el
Señor se agradará de ti, sabiendo que esa es su
voluntad, y así verdaderamente estarás creciendo
en tu ministerio, y en todas las áreas de tu vida”.
Quizás eres muy reconocido, quizás la fama es tu
amiga; pues déjame decirte que no hay ningún
problema en eso, al contrario, aprovecha esa
oportunidad para poder llevar la palabra a miles de
personas. Aún Jesús era muy famoso, su fama era
tal que dice la palabra que su fama crecía; se
extendía más y más;(Lucas 5.15), aun los
gobernadores como Herodes, (Mateo 14.1), oyeron
la fama de Jesús, mas Jesús nunca permitió que
esa fama se le subiera a la cabeza, y dañara así su
corazón, siempre hizo y fue ese hijo obediente al
Padre que amó por sobretodo, hacer la voluntad del
Dios al que servía con todo su ser.
Apocalipsis 2.5 Recuerda por tanto de dónde has
caído y arrepiéntete y has las primeras obras; pues
si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de
su lugar, sino te hubieres arrepentido.
“La bandera a cuadros, ya está agitándose; juntos
vamos a cruzar la meta”.
En sus marcas, listos…
“Recuerda que esto no es una competencia, es la
carrera hacia la eternidad”.
¿Quieres llegar?
Entonces no olvides que la competencia no busca la
unidad, sino que busca el logro personal, y tú y yo
somos un cuerpo en Jesús, que no busca lo suyo,
sino que se goza de la verdad.
1Crorintios 8.9 “Pero mirad que esta libertad
vuestra no venga a ser tropezadero para los
débiles”.
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