la leyenda del calafate

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Entertainment & Humor

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Calafate leyenda sur argentino

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LA LEYENDA DEL CALAFATE …

Los bosques de ñires, lengas y coihúes comienzan a tomar un

color característico anunciando el otoño y dando a los árboles una gama multicolor, desde el rojo intenso pasando por los

matices dorados y anaranjados.

En éste paisaje vivían los tehuelches, dueños originarios

de la tierra. Al llegar el invierno comenzaban a emigrar a pie

hacia el norte, donde el frío no era tan intenso y la caza no

faltaba. En relación con esas migraciones , la tradición patagónica conserva una

leyenda.

Se dice que cierta vez, Koonek, la anciana curandera de la tribu de Los Tehuelches, no podía caminar

más y sus piernas viejas y cansadas, estaban agotadas, pero

la marcha no se podía detener, Entonces Koonek, comprendió la

ley natural de cumplir con el destino. Las mujeres de la tribu

confeccionaron un toldo con pieles de guanaco

Juntaron abundante leña y alimento para dejarle,

despidiéndose de ella con el canto de la familia.

Koonek, fijó sus cansados ojos en la distancia, hasta que la gente

de su tribu se perdió tras el filo de una meseta.

Ella quedaba sola para morir. Todos los seres vivientes se

alejaban

El cielo multicolor se fue extinguiendo lentamente. Pasaron

muchos soles y muchas lunas, hasta la llegada de la Primavera.

Entonces nacieron los brotes, llegaron las golondrinas, los

chorlos, los alegres chingolitos ,las charlatanas cotorras … Volvía la

vida!!

Sobre los cueros del toldo de Koonek, se posó una bandada de avecillas cantando alegremente .

De repente, se escuchó la voz de Koonek que los reprendía por

haberla dejado sola.

Un chingolito tras la sorpresa, le respondió – “Nos fuimos porque en

otoño empieza a escasear el alimento y no tenemos lugar donde

abrigarnos”.

-”Los comprendo – respondió Koonek –por eso a partir de hoy

tendrán alimento en otoño y buen abrigo en invierno, ya nunca me

quedaré sola” …

Cuando una ráfaga, de pronto, volteó los cueros del toldo, en el

lugar que estaba Koonek, se hallaba un hermoso arbusto

espinosos, de perfumadas flores amarillas.

Al promediar el verano las delicadas flores, hicieron frutos y antes del

otoño comenzaron a madurar, tomando un color azul morado, de

exquisito sabor y alto valor alimenticio.

Desde aquel día, algunas aves no emigraron

Los Tehuelches también lo probaron, adoptándolo para

siempre .

Desparramaron las semillas por toda la región y, a partir de

entonces:

“El que

come calafa

te, siemp

re vuelve

Leyenda del sur argentino ( Provincia de Santa Cruz )

Música :”El país de la Libertad” León Gieco

Texto e imágenes Internet

25/05/10

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