la inquietud y_la_tristeza-san_francisco_de_sales

Post on 11-Jul-2015

2.683 Views

Category:

Spiritual

2 Downloads

Preview:

Click to see full reader

TRANSCRIPT

Enseñanzas de los Doctores de la Iglesia

I

unidosenelamorajesus@gmail.com

San Francisco de Sales

Obispo de Ginebra, Doctor de la Iglesia,

Cofundador de la Congregación de la

Visitación. El santo de la amabilidad.

La Inquietud y la tristezaPensamiento

de San Francisco de Sales

La inquietud no es una simple tentación, sino una fuente de la cual

y por la cual vienen muchas tentaciones: diremos, pues, algo acerca de ella

La tristeza no es otra cosa que el dolor del espíritu a causa del mal que se

encuentra en nosotros contra nuestra voluntad;

ya sea exterior, como pobreza, enfermedad, desprecio, ya interior,

como ignorancia, sequedad, repugnancia, tentación.

Luego, cuando el alma siente que padece algún mal, se disgusta de tenerlo,

y he aquí la tristeza, y, enseguida desea verse libre de él y poseer los medios para echarlo de sí. Hasta este momento tiene

razón, porque todos, naturalmente, deseamos el bien y huimos de lo que creemos que es un

mal.

Si el alma busca, por amor de Dios, los medios para librarse del mal, los buscará con paciencia, dulzura, humildad y tranquilidad, y esperará su liberación más de la bondad y providencia de Dios que de su

industria y diligencia;

si busca su liberación por amor propio, se inquietará y acalorará en pos de los

medios, como si este bien dependiese más de ella

que de Dios. No digo que así lo piense,

sino que se afanará como si así lo pensase.

Si no encuentra enseguida lo que desea, caerá en inquietud y en impaciencia, las cuales, lejos de librarla del mal

presente, lo empeorarán,

y el alma quedará sumida en una angustia y una tristeza,

y en una falta de aliento y de fuerzas tal, que le parecerá que su mal no tiene ya

remedio.

He aquí, pues, cómo la tristeza, que al principio es justa, engendra la inquietud,

y ésta le produce un aumento de tristeza,

que es mala sobre toda medida.

La inquietud es el mayor mal que puede sobrevenir a un alma, fuera del

pecado; porque, así como las sediciones y revueltas intestinas de una nación la arruinan enteramente, e impiden que

pueda resistir al extranjero,

de la misma manera nuestro corazón, cuando está interiormente perturbado e

inquieto, pierde la fuerza para conservar las virtudes que había adquirido,

y también la manera de resistir las tentaciones del enemigo,

el cual hace entonces toda clase de esfuerzos para pescar a río revuelto, como suele decirse.

La inquietud proviene del deseo desordenado de librarse del mal que se

siente o de adquirir el bien que se espera, y, sin embargo, nada hay que empeore más el mal y que aleje tanto el bien como la inquietud y el ansia.

Los pájaros quedan prisioneros en las redes y en las trampas porque,

al verse cogidos en ellas, comienzan a agitarse y revolverse convulsivamente para poder salir,

lo cual es causa de que, a cada momento, se enreden más.

Luego, cuando te apremie el deseo de verte libre de algún mal o de poseer algún bien,

ante todo es menester procurar el reposo y la tranquilidad del espíritu y el sosiego del entendimiento y de la voluntad, y después, suave y dulcemente, perseguir el logro de los deseos, empleando, con orden, los medios

convenientes;

y cuando digo suavemente, no quiero decir con negligencia,

sino sin precipitación, turbación e inquietud; de lo contrario, en lugar de conseguir el

objeto de tus deseos, lo echarás todo a perder y te enredarás

cada vez más.

"Mi alma-decía David-siempre está puesta, ¡oh Señor!, en mis manos, y no puedo olvidar tu santa ley.

" Examina, pues, una vez al día a lo menos, o por la noche y por la mañana,

si tienes tu alma en tus manos, o si alguna pasión o inquietud te la ha

robado:

considera si tienes tu corazón bajo tu dominio,

o bien si ha huido de tus manos, para enredarse en alguna pasión des

ordenada de amor, de aborrecimiento, de envidia, de deseo,

de temor, de enojo, de alegría.

Y, si se ha extraviado, procura, ante todo, buscarlo y conducirlo a

la presencia de Dios, poniendo todos tus afectos

y deseos bajo la obediencia y la dirección de su divina

voluntad.

Porque, así como los que temen perder alguna cosa que les agrada mucho, la tienen bien

cogida de la mano, así también, a imitación de aquel gran rey,

hemos de decir siempre: "¡Oh Dios mío!, mi alma está en peligro; por esto la tengo siempre en mis manos,

y, de esta manera, no he olvidado tu santa ley."

No permitas que tus deseos te inquieten, por pequeños y por poco importantes que sean; porque, después de los pequeños,

los grandes y los más importantes encontrarán tu corazón más dispuesto a la

turbación y al desorden.

Cuando sientas que llega la inquietud, encomiéndate a Dios y resuelve no hacer nada de lo que tu deseo reclama hasta que aquélla

haya totalmente pasado, a no ser que se trate de alguna cosa que no se pueda diferir;

en este caso, es menester refrenar la corriente del deseo,

con un suave y tranquilo esfuerzo, templándola y moderándola en la medida de

lo posible, y hecho esto, poner manos a la obra, no según los deseos, sino según razón.

Si puedes manifestar la inquietud al director de tu alma, o, a lo menos,

a algún confidente y devoto amigo, no dudes de que enseguida

te sentirás sosegada; porque la comunicación de los dolores del corazón es el remedio de los remedios,

para el alma.

Por este motivo, dio san Luis este aviso a su hijo:

"Si sientes en tu corazón algún malestar, dilo enseguida a tu confesor o a alguna buena

persona, y así podrás sobrellevar suavemente tu mal,

por el consuelo que sentirás."

,Si deseas recibir mensajes :relacionados con la Iglesia Católica

,que contienen diapositivas vida de Santos, Evangelio del Domingo,

.etc Escribe a:

,unidosenelamorajesus@gmail.com .con el título suscripciones

.Servicio Gratuito .Que Dios te llene de bendiciones

Y que permanezcamos unidos en el amor a.Jesús

top related