la farola blason chicharrero

Post on 22-Feb-2016

217 Views

Category:

Documents

0 Downloads

Preview:

Click to see full reader

DESCRIPTION

Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Temas isleños", 1984/12/23

TRANSCRIPT

EL DÍA, Tenerife, domingo, 23 de diciembre de 1984 EN PUNTA

L E tocó vivir su niñez yadolescencia ai pe-riodista tinerfeño los

últimos diecinueve años delsiglo pasado. Guando nacióLeoncio, el 12 de abril, en elTanque Abajo, donde estabasu casa natal, no había jar-dines todavía, sino unas al-zadas lomas por aquelloscontornos mal empedrados,si es que lo estaban, cercade la ermita de San Cristó-bal, «patrón y abogado de laIsla», al decir de Antonio deViana, lagunero, tambiéncomo Leoncio. San Cristóbales santo del viaje divino;por eso está su gran figurade gigante en las catedralesal lado de una puerta, a finde que los presurosos em-prendedores de un viaje lotuvieran cercano para enco-mendarse a él y los socorrie-ra en su partida. A las puer-tas de la ciudad por exce-lencia, y en un tiempo únicade Tenerife, al punto de serella la isla misma, está la er-mita del que llevó al niñoCristo, o sea el Cristóforo oCristóbal.

A sus once años, en 1892,ingresó Leoncio en el Insti-tuto lagunero, entonces Ge-neral y Técnico de Canarias,que se había creado en1845, al suprimirse la anti-gua Universidad y a modo

de consolación. Era el únicocentro oficial docente de lassiete Islas, perdidas y aban-donadas por la desidia detodos en medio del mar.¿Qué podía estudiar un jo-ven con vocación e inteli-gencia por aquellos dece-nios finales del siglo? Podíaestudiar bachillerato y obte-ner el título de bachillerque, entre otras cosas, le da-ba derecho a ser llamadoDon. Si carecía de mediospara desplazarse a la enaquel tiempo lejanísima Pe-nínsula, tal vez ya con unbarco semanal (no estoy se-gura) y de Cádiz a Madridpara cursar una carrerauniversitaria, tenía que per-manecer en sus Islas; si erade Tenerife, procurarse unempleíto oficial. Leoncio noscuenta que ganaba ochentapesetas en el Ayuntamientolagunero. Siempre debió serdelgado como vara de mem-brillero, ensimismado y se-rio, alto y moreno. Me loimagino saliendo de su casi-ta rumbo a la fría plaza delAdelantado, donde vivióViera en La Laguna, peroViera no llegó a contemplarel frontis del Palacio de Na-va, alzado cuando el histo-riador estaba en Madrid.Leoncio debió patear aque-lla La Laguna finisecular, de

Temas isleños

La farola, blasónchicharrero

Gomo muy bien dice Elfidio Alonso, sí, ya alumbra la faro-la del mar, la que desde el 31 de diciembre de 1863 a junio de1954, lanzó a la mar sus puñaladas de luz que bien señalabanla situación del puerto de Santa Cruz.

Con el canto y encanto de las guitarras sabandeñas, la viejay siempre nueva farola volvió a la vida cerca de donde, comosiempre, la marquesina luce estampa sencilla y llena de gracia.

Todas las ciudades conbuen y bien hacer —con histo-ria— cuentan con algún bla-són, de naturaleza o artificio,que la imaginación toma co-mo asidero para evocarlas y,por ende, llega a adquirir unvalor emblemático. Ese bla-són verdaderamente chicha-rrero, como dice Elfidio, es lavieja y siempre nueva farolaque, con otras reliquias, fuerescatada por un grupo debuenos santacruceros.

Ahora, ante los guiños deluz, evocar unos nombres—Miguel Pintor, Ernesto Ru-meu de Armas, FranciscoTrujillo Armas, etc.— que biensupieron conservar algo en-trañable, esa sencilla farolacantada, entre otros por Mar-tínez Viera y Nijota.

La farola, con la grúa, lalocomotora, la marquesina yla hélice del «Canarias», es unrincón de alegoría, parte delcorazón marinero de la ciu-dad, de toda la Isla.

Nuestra entrañable farolade la mar reúne las tres con-diciones indispensables paraque un paraje —una sencillaedificación— se logre conver-tir en blasón sentimental detoda una ciudad: la de serúnica y peculiar, la de sumarcada visibilidad y —sobretodo— la de contener en síuna alusión silenciosa, cons-tante, al espíritu inalienablede la ciudad.

De la vieja farola quedan elolor, la luz y el temblor en lamemoria. Volvemos ahora aclaros anocheceres de lejanainfancia, a cuando su luz erareloj en nuestros ojos niños, acuando en el silencio crecía elviento de la mar.

Hoy, donde todo ríe de luze ilusión, evocación de tardesdulces —y por paradoja tris-tes— a la sombra de la farola,cerca de donde las calles te-

nían sombra húmeda y calla-da, todo un olor a edad. Conpolvo de sal, la farola —«nadiecomo ella para conocer elverdadero palpitar de SantaCruz», bien dice Elfidio Alon-so— es un símbolo que lluevesobre el alma.

En este Atlántico isleño quenos sacude con su respiración,y sus espumas, la farola cono-ció el silencio de los continen-tes y las islas distintas. Poreso nuestras calles marinerasvan por todos los océanos conun dolor de corazones rotos,con tristeza y dulzura de llu-via serena.

Cuando allá por 1954 seapagaron los guiños de la fa-rola, su grito mudo nos estre-mecía. Allí estaba la salmue-ra y su frescura en todas lascalles cercanas a la mar, perola farola entrañable no ponía—como ahora sí lo hace— sucamino de luz en el cielo y so-bre la mar.

Con un ritmo de tristeza so-ñadora volvemos al macizode Anaga que, bajo un azulextendido, escuchaba nuestrosilencio. Hoy, la farola —nues-tra entrañable farola— llega anosotros como una brisa quehumildemente se deshacecontra nuestros ojos, con rá-fagas de niñez, con su buenaestampa entre los cerros depiedra, el agua quieta y todanuestra buena ciudad.

Al viejo océano —al quecortaron como espadas lasantiguas proas— entre la tie-rra fresca y la mar dura vuel-ve la farola, la misma quebien vivió los amaneceres conlocomotoras y negros y espe-sos penachos de los vaporesfondeados a la gira. A su som-bra tocamos la mar con todael alma; allí nos vivimos, so-mos y seguimos.— Juan A. Pa-drón Albornoz.

BUEN REGALO DE NAVIDAD?LA NUEVA LENTE DE

CONTACTO vR* Muy cómodas de llevar* Visión excelenteif Son tan finas y suaves como una

qota de aguaATENCIONES Y PRECIOS

MUY ESPECÍALES

Leoncio Rodríguez(1881-1955)

Los primeros añosmal empedradas calles,rumbo a la del Remojo, don-de el venerable Don JoséRodríguez Moure (1855-1936) lo aguardaba paraque le arreglara sus origina-les históricos. Leoncio noscomunica que Don JoséMoure, veintiséis añosmayor que él, retribuía susservicios «con un aguinaldoque guardaba en un antiguoarcón de cedro, y que, unidoa nuestro sueldo del Ayun-tamiento, nos permitía dis-frutar de unas Pascuasrumbosas y felices».

Por aquel Instituto únicolagunero pasó mucho futuroilustre de Canarias; cruza-ron muchas generacionesaquellos corredores, junto alpatio, que «era un encanto»,según la expresión de Una-muno, que se ha hecho ri-tual. Todo fue una delicia depulcritud y limpieza hastaque dejó de dirigir el Institu-to, al ser jubilado, Don Adol-fo Cabrera Pinto (1855-

1926). Por Ins claustrosagustinos pasó el joven Be-nito Pérez Gaidós a obtenersu grado de bachiller; veníacon sus compañeros delprestigioso Colegio de SanAgustín de Las Palmas, raízde los desvelos de Don Anto-nio López Botas (1820-1888), hasta que en 1916

Las Palmas cuenta con Ins-tituto propio.

Escribe Leoncio Rodrí-guez sobre sus compañerosde curso y recuerda a algu-nos de ellos: médicos, abo-gados, políticos, o los que sequedaron bachilleres comoél: los hermanos Tomás yDomingo Salazar y Cólogan,de la Orotava. Con el tiemposería Don Tomás diputadoconservador de 1916 a1920, en cuatro legislatu-ras; Domingo, más amigo deLeoncio, presidiría el futuroCabildo Insular en 1920 yfue el impulsor de la Aveni-da Marítima, cuando las co-

sas iban muy lentas en Te-nerife. Compañeros tambiénfueron Alonso Felipe delReal y Manuel Béthencourtdel Río, afamados médicos,así como Alberto Fumaga-lio, o José Hernández Abad,el hijo mayor de aquel caba-llero liberal, Don JuanAbad, que recuerda mi ni-ñez en Guamasa, donde vi-vía mi familia hasta que tu-ve nueve años y nos trasla-damos a La Laguna. DonJuan Abad se cubría en in-vierno con un abrigo azul de

María Rosa AlonsoPasa a la página 46

C.I.B. CURSOS INTENSIVOS BRITÁNICOS

Paíience Pickeít de Trujillo luisa Marrero de Salgado Brenda Eastman de Echandi Elizaíjeiíi Trujiüo Pickeít

Les desea a todos sus alumnos y familias:

UNAS FELICES FIESTASA MERRY CHRISTMÁS AND A HAPPY NEW YEAR

COMPRUÉBELO SIN COMPROMISO EIM:

T* s\. Tfc á^ TI nPÉREZ GALDOS, 20-1° EX

top related