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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORIAL. FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS LICENCIATURA EN ENSEÑANZA DE LENGUA Y LITERATURA
Responsable: Prof. Ana María Colombo
Directora de Tesina: Prof. Adriana Crolla
Título de la Tesina:
La construcción paradigmática de Mario R. Vecchioli y
su legitimación en el imaginario de la Pampa Gringa santafesina
Año: 2013
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INDICE
INTRODUCCION
I - Escribe versos y a la vida canta …………………………………………………. p.3
II - Un nombre, una historia, un poeta ……………………………………………… p.5
III - Puertas de acceso para el análisis ……………………………………………… p.9
IV – Archivo de la memoria…………………………………………………………. p.12
DESARROLLO
I - Un viaje iniciático en el mundo clásico………………………………….…….. p.15
II - Vecchioli y su consolidación como figura del ámbito cultural y literario........... p.18
III - La Pampa Gringa lo legitima…………………………………………….......... p.24
IV - El Centenario de Rafaela y la resemantización de lo vecchioliano…………… p.28
CONCLUSION……………………………………………………….. p.33
BIBLIOGRAFIA TEORICA………………………………………. p.36
BIBLIOGRAFIA SOBRE EL AUTOR Y LA OBRA POÉTICA . p.40
FUENTES…………………………………………………………… p.41
DOCUMENTOS DE ARCHIVO………………………………… p.42
APENDICE………………………………………………………….. p.1
I - Niñez y adolescencia – Argentina / Osimo …………………………… p. 2
II - Vecchioli dixit…………………………………………………………. p.20
III - Primer libro: Mensaje lírico................................................................... p.34
IV - Tiempo de amor ……………………………………………………… p.55
V- La dama de las rosas ………………………………………………… p.76
VI - Silvas Labriegas …………………………………………………….. p.104
VII - De otros días ……………………………………………………….. p.133
VIII - El sueño casi imposible (canto a Rafaela) …………………………… p.152
IX - Lugar de tierra nuestra ……………………………………………… p.180
X - Ultimo libro: Reiteración de hombre ………………………………… p.203
XI - Reconocimientos y evocaciones en el tiempo ………………………… p.232
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INTRODUCCION
I - Escribe versos y a la vida canta
Se le trepó a la vida
Santa Fe, su tierra llana,
sintió en las venas
latidos de paloma y sauce
y amaneció en poema de trabajo y Patria.
(Alberto Domenella, Telúrico)
La memoria y la acción de recordar están unidas en un puente dialéctico, y en esa operación
selectiva del pasado entran en juego aquellos hechos o situaciones que en algún momento han sido
“memorables de recordar”, es decir han adquirido un valor cultural. Pero en medio de esa acción
selectiva y recordatoria hay imágenes que quedan en una zona no iluminada se silencian y olvidan; por
ello es significativo el hecho de indagar e iluminar dichas zonas y sacarlas de la amnesia colectiva a
través de una textualización (Burke, 2000; Barrenechea, 2003; Crolla, 2010a; 2010b).
Fundamentado en dicha afirmación, el objetivo de este trabajo de investigación, que
presentamos como tesina para alcanzar la promoción de nuestros estudios en el marco de la Licenciatura
en Enseñanza de Lengua y Literatura, es indagar los modos de autoconstrucción y proyección identitaria
del poeta rafaelino Mario R. Vecchioli como protagonista de un sistema social colectivo de
representación que le permitió -en medio de un contexto literario y cultural- consolidar su imagen de
intelectual de la época, de escritor reconocido en clave local, pero a la vez alejado de los centros de
producción. Esta recuperación de archivos individuales y colectivos de las producciones textuales de y
acerca de Vecchioli, nos permitirá posicionarnos desde un paradigma social para el análisis.
Vecchioli se presenta como un poeta comprometido con la gesta gringa de sus ancestros, lo que
otorgó perfiles particulares a su lírica y le confirió a su presencia un espacio de legitimación en el
imaginario social santafesino, en el contexto literario de la Pampa Gringa. Espacio territorial donde la
inmigración italiana se adaptó, por su idiosincrasia, más fácilmente que inmigrantes de otras latitudes, a
las tierras argentinas. (Gallo, 1983)
Por ello esta investigación también se inscribirá en ciertas líneas del comparatismo, estudio que
en los últimos años fue abriéndose, interconectando y reposicionándose hacia una perspectiva más
plural, hacia una visión en conjunto global que dialoga con otros discursos, sean éstos: políticos,
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sociales, antropológicos y culturales, entre otros. La finalidad entonces es de comparar para sustentar y
llevar a cabo un estudio de contextos y producciones (D’Angelo, 2006)
Y por ende, poder incorporar otros modos de interacciones entre lo local y lo extranjero. Un
ejemplo es pensar en la cultura italiana y su influencia trasvasada en nuestro país, a partir de la figura
literaria de Giacomo Leopardi y su incidencia en una generación de poetas, en clave local, tal como lo
es la figura motivo de este trabajo: Mario R. Vecchioli.
Una comparación pensada entonces en términos de desplazamiento, como salida del centro,
como ruptura, con apertura a lo foráneo y con un desdibujamiento de los límites de las tensiones antes
mencionadas. En nuestro trabajo apelaremos también a la categoría de paradigma, sus alcances y
reconfiguraciones para analizar los procesos discursivos literarios que hallamos en la consolidación y
proyección de Mario Vecchioli. Considerando que un paradigma no es sólo un modelo de validación,
sino también una categoría que colabora en la transformación de modelos preexistentes y que genera a
su vez nuevas tradiciones. (Kuhn, 1982; Vallejos, 2003; Crolla, 2008) “(…) una construcción
ideológica, cultural y mental pero también como una constelación de valores, creencias y saberes que
comparten los miembros de una comunidad dada (…)” (Crolla, 2008: 39)
Además haremos referencia a las formas de representación y al proceso de construcción
identitaria, basándonos en las afirmaciones conceptuales del historiador rafaelino Daniel Imfeld (1995)
cuando hace referencia a que las sociedades se producen y se reproducen por medio de múltiples
imágenes. A través de dichas imágenes se origina una articulación entre las diversas formas de
representación y de exhibición, y se converge en un proceso de construcción identitaria. Las distintas
formas de exhibición del ser social, en tanto actor, forman parte de un sistema colectivo de percepción y
de representación en ese imaginario social.
Por ello, la lectura y análisis de las fuentes de que disponemos nos permitirá reconstruir una
imagen y presencia de escritor e intelectual comprometido. Imagen que el mismo Vecchioli se encargó
de forjar, mantener y sostener a través del tiempo, así como la tradición literaria a la que adscribió y la
imagen que se autoconstruyó para alcanzar la identificación deseada. Para ello analizaremos los modos
de su auto y altero configuración en la comunidad interpretativa y en el imaginario colectivo local, tanto
sea como escritor e intelectual de la época y de qué modo algunas voces de la alteridad de referencia
local y nacional contribuyeron a la formación identitaria del poeta.
De esta forma consideramos poder favorecer a la sistematización de fuentes y documentos en un
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archivo de la memoria. Y para ello retomamos planteos de Barrenechea cuando afirmara: “Recuerdo, se
emplea para nombrar el acto de recordar o lo recordado; memoria, designa la facultad de recordar.
Varios puntos se han revelado como importantes en este enfrentarse de la memoria y el olvido.”
(Barrenechea, 2003)
Trabajar sobre la memoria artística e intelectual de Vecchioli, con la intención de colaborar en la
lectura, interpretación y compilación de las numerosas fuentes hasta ahora dispersas, no consideradas o
silenciadas, y que pudimos frecuentar de primera mano, lo que contribuirá no sólo a dar a conocer en
ámbitos más amplios su obra y figura, sino también a reafirmar su crédito como poeta paradigmático de
Rafaela.
II - Un nombre, una historia, un poeta…
Mario Manlio Renato Federico Vecchioli nació el 25 de marzo de 1903 en Sunchales y a partir
de 1913 residió ocho años en Italia como pupilo junto a su hermano Nolfo, en el Colleggio Convitto
Campana (Provincia de Ancona). A su regreso se radicó en Rafaela hasta sus últimos días. Considerado
por muchos “el poeta de la ciudad”, su vida, su producción literaria y la labor cultural estuvieron
alejadas de las pompas y las estridencias, de aquellos artificios que en algunas oportunidades los
escritores buscan alcanzar como territorio donde desplegar sus logros.
Con una sólida cultura general y una formación en literatura y música clásica, con el estudio de
cuatro idiomas y una incipiente “fama” como poeta, Vecchioli regresa en 1921 a la Argentina -en razón
de la desaparición física de su padre- dejando atrás su vida de estudiante en ámbitos italianos, para
incorporarse a la vida laboral de Rafaela. “Lei sarà scrittore, non dottore” le profetizará su profesor de
Literatura y Filosofía en el Colleggio Convitto Campana, Luiggi Torcianti, al tomar conocimiento de
que Vecchioli había viajado a Italia con la intención de realizar estudios en Medicina.
Ya radicado en “la Perla del Oeste”, pronto su inquietud tomó rumbo hacia la labor periodística,
cultural y literaria, y estas incursiones lo posicionaron fuertemente en su medio. En una entrevista
personal que hiciéramos a su hijo Omar Vecchioli, éste hizo hincapié en las visitas de amigos,
escritores, poetas, jóvenes, alumnos con sus maestros, que su padre recibía diariamente, en especial
escritores y músicos de la ciudad a quienes les gustaba escucharlo y a los que él “enseñaba sin
proponérselo”. Así era usual que intercambiara experiencias con muchas personalidades locales,
algunas ya consolidadas y otras en plena juventud que iban incursionando en el camino de las letras y
del arte. Entre tantas mencionamos al Dr. Urbano Poggi, Remo Pignoni, Edelmira Chizzini de De
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Mattía; Palmira Reale Arcos, Jose Bucchi, Alberto Domenella, Emilio Comtesse, Fortunato Nari, Lermo
Rafael Balbi, Angel Balzarino y Elda Massoni.
Vecchioli pensaba y sostenía que sin educación no hay posibilidad de desarrollo espiritual,
económico ni de otro tipo. Eso también lo motivó, en su paso por la Dirección de Cultura y Acción
Social de la Municipalidad rafaelina, a instituir los concursos anuales de poesía, cuento, teatro, novela y
ensayo, para estimular la producción literaria de la ciudad. También tomó a su cargo la fundación y
dirección de revistas culturales: Revista social ( 1939), Aleteos (1943) y Mi revista (1945), en las que su
generosidad dio lugar a que muchas voces poéticas locales pudieran tener un lugar de publicación para
hacer conocer sus escritos
A esto se sumó la publicación de sus poemarios y por ende, el reconocimiento de escritores y
críticos del país, a través de correspondencia epistolar o de comentarios publicados en los medios de
comunicación. Como iremos mostrando, escribieron o hablaron de él, los escritores: Germán Berdiales,
Juana de Ibarbourou, Jorge Hernández, Artemio Arán, Lermo R. Balbi, Gudiño Kramer, Fortunato Nari,
Ricardo Rojas, Arturo Capdevila, Gastón Gori, entre muchos otros. También su labor repercutió en
otros países a través de publicaciones en revistas especializadas y periódicos: Costa Rica, México, Cuba,
Brasil, Chile, Bolivia, Honduras, España y varios más.
Sin embargo mantuvo una férrea lejanía de los centros de producción, del mercado editorial, en
especial del de Buenos Aires, y por lo tanto de espacios de canonización de la literatura argentina.
En la tesina presentada como trabajo final de la Licenciatura de Enseñanza de Lengua y
Literatura en la FHUC, UNL en 2009 -trabajo conducido como éste por la Prof. Crolla- la profesora
Virginia Tessio afirma que: “Existen numerosas producciones poéticas que circulan en ámbitos más
reducidos de recepción, y no por menor importancia de sus postulados estéticos sino que por razones
ajenas a su valor estético, no han sido insertas como lo merecían en el mercado editorial o entrado en
circuitos más amplios de circulación” (p.7). Las indagaciones de la Lic. Tessio versaron sobre la obra y
escritura de otro escritor rafaelino que es posible relacionar con las propuestas estético-sociológicas de
esa vasta zona que se reconoce como Pampa Gringa: Fortunato Nari. Lo que nos permite recabar
elementos de articulación entre ambas tesinas, en este intento de rescatar y dar espacio a las figuras de
poetas locales, significativos pero con escasa visualización y posicionamiento en los espacios de
canonización nacional que los legitiman y hacen transcender en espacios más amplios de circulación y
recepción.
Sin embargo en el caso de Vecchioli podemos afirmar que la búsqueda por ser conocido o
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reconocido en ámbitos canonizadores se hallaba lejos de generarle una inquietud, y que fue por el
contrario un significativo afianzamiento de sus convicciones al respecto, tal como lo afirma su hijo y
biógrafo, Dr. Omar Vecchioli: “El no se encargó de hacerse conocer a sí mismo, porque nunca le
importó mucho eso. Escribía porque le gustaba escribir, tuvo propuestas para irse a otros lugares y no
quiso dejar la ciudad. Estaba muy aferrado a Rafaela, le tenía un gran cariño”. (Vecchioli, 1997: 3)
Fue un poeta que no asistió a ninguna presentación de sus libros ni a los actos en su homenaje,
porque no quería condicionar las opiniones.
En una conversación que mantuvimos con otro relevante escritor de la ciudad, Angel Balzarino
(2012) nos contó que cuando se constituyó ERA (Escritores Rafaelinos Agrupados), el 4 de enero de
1971, Mario Vecchioli se había mostrado muy contento por el hecho de que los escritores locales se
agruparan e hizo llegar su adhesión. “En ese momento ni en los años posteriores había formado parte
activa de la entidad en cuanto a participar en reuniones, encuentros o actos que se organizaban. Era
bastante conocido por entonces que Mario no participaba en presentaciones de libros,
conferencias u otros actos similares”.
El profesor de Letras Amílcar Torre sostuvo que Vecchioli es considerado “el poeta de la
ciudad” (Torre, 1986: 151). Por un lado porque había producido en Rafaela su obra, pero además por la
labor orientadora y estimuladora que desarrolló. Porque fue un maestro de voz respetada y querida por
sus ideales, por su honestidad en los juicios y por sus méritos literarios en los que interpretó e incorporó
con jerarquía estética la gesta de los inmigrantes italianos y por la preocupación por los valores éticos y
estéticos de sus trabajos en los que consolidó el compromiso, canto y difusión lírica de la pampa
gringa.
Para demostrarlo, indagaremos entonces el valioso archivo que su hijo y albacea pone a nuestra
disposición. De él utilizaremos una parte, por lo copioso de su volumen, una parte del intercambio
epistolar, las publicaciones en diarios y revistas, los comentarios que hacían sus colegas y allegados a
posteriori de cada uno de los ocho libros presentados en sociedad y la repercusión de cada uno de los
mismos, así como el testimonio que dejara registrado en sus propias frases, pensamientos y
afirmaciones. “Acción de archivo” que hipotetizamos no sólo nos permitirá poner en valor documentos
hasta ahora atesorados pero silenciosos en los anaqueles de la biblioteca privada del escritor, sino
también poder dar cuenta de los procesos de construcción y autoconstrucción intelectual realizados por
Vecchioli, quien se caracterizó por ser un hombre alejado de lo vano y de lo material, con un gran
respeto a la amistad, a la discreción en la búsqueda de reconocimiento y al sincero reconocimiento del
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otro en especial en el hacer literario. Y por ello merece que estos documentos salgan a la luz. Porque a
pesar del retraimiento y pudor que ejerció para con su propia figura, fue un intelectual y humanista
abierto siempre al intercambio cultural y a la promoción de otras voces y manifestaciones.
Uno de los juicios valorativos de la síntesis biográfica de sus obras completas (Vecchioli O.,
1981) dice: “Sus poemas son comparables en su ternura a los de Amado Nervo; en su amable
espontaneidad, cálida dulzura y lirismo a los de Juan Ramón Jiménez; que canta al amor en la forma
más pura y más eterna, similar a Petrarca; que sus sonetos son dignos de la egregia figura de Leopoldo
Lugones; que su poesía se vincula, por su hondura y trascendencia, a la gran poesía clásica de Lope y
Quevedo, sin dejar por eso de ser moderna…”. (Vecchioli O.,1981: 17-18)
Pero la obra poética de Mario R. Vecchioli nos remite también necesariamente en cuanto a
temática, espíritu e ideología, a la problemática de la formación y conformación de un imaginario
identitario rafaelino de marcada valencia y a la incidencia de la inmigración italiana que llegó en el siglo
XIX a poblar nuestra región santafesina y que en el proceso se identificó con el imaginario que dio en
llamar Pampa Gringa a la zona de la pampa interior de la Argentina, donde se produjo la inserción más
notable del elemento extranjero, y en especial, itálico.
Si bien el término gringo en otros países latinoamericanos e incluso en una parte del territorio
nacional, hace referencia a la persona de piel blanca que no habla el español o lengua romance en
nuestro país la categoría de gringo se circunscribió a quienes eran oriundos de Italia, y en la ciudad de
Rafaela en particular, éstos se convirtieron en el mayor porcentaje de habitantes de esta pampa otrora
despoblada y salvaje. (Crolla, 2007, 2009a).
El contexto de la Pampa Gringa (Gallo, 1983) espacio socio-cultural que comprende entre
otros aspectos, experimentación e innovación aportada por los inmigrantes que poblaron la región
pampeana, donde la tierra y el hombre fraternizaron en una relación a veces de prosperidad y esperanza;
otras de desolación, angustia y desarraigo. En ese periplo los gringos desafiaron los reveses de la tierra
prometida y continuaron su lucha para forjar un futuro distinto, mejor que el destino que le brindaba su
tierra natal. Y esto se materializa en la poesía de Vecchioli a través de la voz poética poderosa y
emocionada, espontánea, de elegancia lingüística; con versos fuertes y vigorosos, ejemplo de un
verdadero artífice del verso.
Es por esto que inscribimos la poesía vecchioliana dentro de la literatura producida en un ámbito
socio-cultural de fuerte marca identitaria como es la así denominada “Pampa Gringa” y a partir de la
configuración de la categoría “gringo” y sus inscripciones en el discurso literario local. Consideramos
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por ello necesario remitirnos a diferentes estudiosos que desde el discurso de la historia, la sociología y
de la crítica literaria, se han preocupado por indagar y expandir el conocimiento sobre esta
“circunstancia” (vg. Ezequiel Gallo, Eugenio Castelli y Adriana Crolla y materiales publicados en el
“Portal Virtual de la Memoria Gringa” de la FHUC-UNL).
Y al constituir un espacio de vacancia los estudios de la obra de Vecchioli -desde esta
perspectiva- pensamos que la producción de esta tesina puede transformarse en un aporte significativo a
la crítica intelectual de esta figura paradigmática y al mismo tiempo colaborar para suplir un área de
vacancia en el espacio literario e intelectual local, de importante producción y escasa visibilización en
los ámbitos académicos destinados a la difusión y enseñanza de la literatura.
III - Puertas de acceso para el análisis
Hemos hecho explícito el objetivo de este trabajo de investigación: indagar los modos de
autoconstrucción y proyección identitaria del poeta rafaelino Mario R. Vecchioli como protagonista de
un sistema social colectivo de representación que le permitió -en medio de un contexto literario y
cultural- consolidar su imagen de intelectual de la época, de escritor reconocido en clave local, pero a la
vez alejado de los centros de producción. Para este abordaje, el hecho de tener acceso a los archivos
privados del escritor, a través de la desinteresada colaboración de su familia, es fundamental. Una
recuperación de archivos individuales y colectivos de las producciones textuales de y acerca de
Vecchioli, que ha formado parte de la memoria familiar y por lo tanto restringido al ámbito masivo. El
mismo nos permitirá posicionarnos desde un paradigma social para el análisis e ir trazando el marco
teórico de nuestra investigación.
Por ello comenzamos por afirmar que la memoria es un espacio narrativo que jamás es ingenuo
(Lois, 2005) porque ya la tarea de selección y registro se abre hacia una interpretación. Pensamos que
acceder y trabajar con este archivo personal de la familia Vecchioli y con todos los “restos” que se
entremezclan en dicho repositorio, como borradores, correspondencia personal, papeles en pleno
proceso escriturario de poemas, canciones, palabras alegóricas, entre otros; sumado a los testimonios
que surgen de las voces del imaginario social que impactaron sobre su vida y la obra, es una tarea muy
reveladora y de gran magnitud, por el material que ofrece, imposible de abordar en todos los vértices.
Sin embargo, y a partir de un rastreo posible, nos abocaremos a indagar los modos de autoconstrucción
y proyección identitaria del poeta rafaelino hasta consolidar su imagen de intelectual de la época, de
escritor reconocido en la ciudad, pero a la vez alejado de los centros de producción. Hallar una explícita
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primera persona o un rumor acallado (González, 2004/2005) en estos materiales para resignificar una
vez más, la personalidad de una figura clave de la literatura.
Cuando decimos que hay una voz sepultada en los documentos, puede consistir en una explícita
primera persona que despeja su intimidad en un escrito o, por el contrario, en un rumor acallado,
una mudez que reclama intérpretes, que puede haber tenido varias interpretaciones y llega a
nosotros con esas alteraciones, esos balbuceos, la indescifrable resistencia a perder su impenetrable
singularidad. (González, 2004/2005: 53)
Cuando hacemos hincapié en la construcción paradigmática de la figura de Vecchioli, la
entendemos como una revelación, “una iluminación repentina que inunda un enigma previamente
oscuro permitiendo que sus componentes se vean de manera nueva y que permite ver por primera vez su
resolución” (Kuhn, 1982: 193) que nos permite vislumbrar de una novel forma, a través de su palabra
poética. La de un hombre habitante de una pequeña ciudad, que logra a través de su constancia,
presencia y talento, que trascienda la literatura nacida en clave local, pero a su vez con un impulso que
trasvasa las fronteras e ilumina lo que queda solapado en la mirada centralizadora de la producción
canónica nacional. Un hijo de inmigrantes, que en su viaje iniciático de formación clásica en el viejo
mundo, particularmente en Italia, regresa a la tierra que lo vio nacer, con una sólida formación. Un
intelectual en el sentido de “alguien que ha apostado con todo su ser a favor del sentido crítico, y que
por tanto se niega a aceptar fórmulas fáciles, o clichés estereotipados, o las confirmaciones
tranquilizadoras o acomodaticias de lo que tiene que decir el poderoso o el convencional, así como lo
que éstos hacen”. (Said, 1996: 41)
Vecchioli halla su lugar en la literatura, y lo irá consolidando a través de la publicación de sus
ocho libros y un desempeño clave en el ámbito cultural y periodístico con un claro posicionamiento
frente a los lectores, las instituciones y a un mercado no convencional.
Para realizar este análisis de relaciones nos inscribimos en ciertas líneas del comparatismo,
ámbito de estudios que en los últimos años fue abriéndose, interconectando y reposicionándose hacia
una perspectiva más plural, hacia una visión en conjunto global que hacer dialogar la literatura con otros
discursos, sean éstos políticos, sociales, antropológicos y culturales, entre otros. Por un lado,
adentrándose en el análisis de las relaciones y por otro, en las tracciones que se producen entre los
discursos de la cultura oficial, la de las minorías y las contra-culturas. Y a su vez, con la pretensión de
indagar las tensiones entre la localidad y los nacionalismos, y las pulsiones entre ese conocimiento local
de la literatura con las tendencias internacionales, buceando en los espacios donde se gesta la formación
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del conocimiento y los “lugares del saber”. (Salvatore, 2007 en Crolla, 2011c, 2011d).
Por otra parte, la obra poética de Mario R. Vecchioli nos remite necesariamente en cuanto a
temática, espíritu e ideología, a la problemática de la formación y conformación de un imaginario
identitario rafaelino de marcada valencia y a la incidencia de la inmigración italiana que llegó en el siglo
XIX a poblar nuestra región santafesina. Un inmigrante italiano “inteligente y capaz” como lo califica la
historiadora Adelina Bianchi de Terragni (1971), que supo adaptarse a las tierras de la Colonia Rafaela e
imponer su imagen de respeto ante el gaucho, el indio y el criollo que ya habitaban esta pampa indómita.
En la documentación auténtica de la primera hora de Rafaela se advierte que los italianos superan en número a los
compradores de otras tierras de otras nacionalidades. Es entonces digno de estudio, en la historia de Rafaela, el
aporte de los inmigrantes italianos.
Al hecho coincidente de que fueran ellos los que deseaban comprar tierra para progresar, para
sentirse dueños del terreno que trabajaban, para considerarse independientes de los patrones que en
la mayoría de los casos los tenían como medieros en Pilar, Esperanza, Franck, San Agustín y Las
Tunas, habrá que agregar otros factores que configuran la idiosincrasia del inmigrante italiano. (…) En la colonia Rafaela se recibió a los inmigrantes, especialmente de la alta Italia, y merced al
trabajo tesonero, sin pausas, efectivo y consecuente, la tierra dio sus frutos y la riqueza agrícola-
ganadera fue una realidad. Los italianos que llegaron a Rafaela tuvieron la energía necesaria para neutralizar el ataque del
gaucho alzado que dividía su existencia entre las luchas civiles y el ocio en la pampa. A la vez,
pudieron mantenerse en sus predios porque inteligentemente, no despreciaron a los nativos. Una
manera de compensar el resentimiento natural, provocado por los beneficios que se les otorgaba a
los extranjeros. Reparemos en que el criollo rechazó a otros extranjeros -los acontecimientos de la
historia patria lo señalan claramente- pero nunca a los italianos: pensemos que a éstos se les
combatió porque la psicología del inmigrante de la península itálica permitió una conquista pacífica
de la tierra y una motivación de amistad mediante el trabajo sin alharaca. (Terragni, 1971: 7)
El gringo, el italiano, y por ende la italianidad está asociada a “un concepto aglutinante de
familia, valorativa concepción del trabajo, marcada tendencia al gregarismo endogámico y al
mantenimiento y transmisión de las tradiciones de origen, valor nucleante de la maternidad, identidad
lingüística, espíritu estoico y vocación por el canto”. (Crolla, 2005)
La provincia de Santa Fe comenzó su progreso merced a diferentes factores, entre ellos la
expansión de la ciudad de Rosario con su puerto, los primeros bancos, el ferrocarril, el desarrollo de la
ganadería en el sur y el surgimiento de las colonias agrícolas. Lo que posibilitaron la urbanización y el
crecimiento económico, entre 1850 y 1870 (Gallo, 1983).
Vecchioli impone su lenguaje novísimo entre los poetas (Ponce de León, 1950) y las
críticas señalan la audacia expresiva y belleza de imágenes. Y le auguran “su nombre esté muy
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alto en la lírica moderna de nuestro país” (Gori, 1950). Retomamos en este punto, el concepto de
figura paradigmática en el imaginario local, provincial y nacional, que venimos desarrollando.
Ya que el imaginario de un escritor es precisamente la construcción de su imagen en el espacio
literario, en su estética y en su lugar en la sociedad.
(…) una constelación de motivos heterogéneos que permiten leer un conjunto variado y variable de
cuestiones: cómo el escritor representa, en la dimensión imaginaria, la constitución de su
subjetividad en tanto escritor, y también, más allá de lo estrictamente subjetivo, cuál es el lugar que
piensa para sí en la literatura y en la sociedad. Su lugar en la literatura, esto es, su relación con sus
pares, con los escritores que son sus contemporáneos y aun con los futuros, pero también con la
tradición literaria en que se inscribe o que pretende modificar; (…) Y su lugar en la sociedad, es
decir, la vinculación con aquellas instancias que en un sentido estricto podemos llamar
extraliterarias, funcionalmente ligadas a lo literario pero regidas por otras lógicas: (…) (Gramuglio,
1992: 37-38).
Aquí se trata del escritor que desde su ciudad, desempeñando cargos inmersos en lo cultural, se
proyecta con esfuerzo propio en la difusión de su obra. Y la calidad de la misma se transforma de
gestora y receptora de las miradas de las otras voces del imaginario social, que comienzan a vislumbrar
el sentido estético, el dominio del lenguaje, el cuidado de la forma, la profundidad de sus decires y el
despegue hacia un futuro literario sólido y valioso.
IV – Archivo de la memoria
Hemos organizado esta Tesina en cuatro capítulos que consideramos esenciales para desarrollar
y demostrar: los modos de autoconstrucción y proyección identitaria del poeta rafaelino Mario R.
Vecchioli como protagonista de un sistema social colectivo de representación que le permitió -en medio
de un contexto literario y cultural- consolidar su imagen de intelectual de la época, de escritor
reconocido en clave local, pero a la vez alejado de los centros de producción.
Los capítulos se nutren y consolidan en forma permanente con el APENDICE1 que
incorporamos. Consideramos que en este ida y vuelta a la remisión de los documentos auténticos a los
que hemos podido acceder, leer, seleccionar y organizar -muchos de ellos inéditos, ya que como
expresáramos anteriormente, pertenecen al archivo privado de la familia Vecchioli- radica el valor
sustancial de este trabajo. Presentamos una detallada labor archivística y luego el análisis y abordaje del
1 En cada instancia en la que se incluya una cita de la documentación que se halla en el APENDICE utilizaremos la
siguiente referencia: (Apénd. p.). No todo el material del Apéndice está referenciado en el cuerpo de la Tesina,
debido a la significativa cantidad que hemos anexado. Sin embargo, su inclusión constituye una ampliación
informativa de lo desarrollado, que será desde nuestro punto de vista, un aporte valioso para la lectura, ya que
mucho de ello es material inédito.
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material que se seleccionó en modo parcial por la imposibilidad de tomar en su totalidad dada la
profusión del mismo.
También es pertinente señalar que contamos con la ventaja de poder partir de una organización
general previa de catalogación del material documentado sobre Vecchioli, llevada a cabo por personal
del Centro de Estudios e Investigaciones Históricas de la ciudad, a pedido de su albacea, su hijo, el Dr.
Omar Vecchioli. Luego el Dr. Vecchioli basándose en los mismos -con la colaboración del Profesor de
Lengua y Literatura Amílcar Torre- escribió el importante Prólogo para la edición de la Obra Completa
de Mario R. Vecchioli, editada por la Municipalidad en año 1981.
En nuestro trabajo, en el primer capítulo titulado: Un viaje iniciático en el mundo clásico damos
cuenta de la formación europea del poeta, de su niñez y adolescencia consolidadas en su manejo de
cuatro idiomas, la lectura de los grandes clásicos y la incursión en los primeros escritos literarios.
Poniendo atención en las voces de sus educadores que descubren en él la inteligencia y el talento para la
escritura. El valioso acceso que hemos tenido a sus cuadernos manuscritos y al intercambio epistolar que
nos permitió reconstruir a través de su propia voz, la solidez intelectual que le abrió paso -ya radicado
en Argentina- para acceder a una posición de consolidación social, cultural y literaria en un entorno cada
vez más expansivo
En el segundo, Vecchioli y su consolidación como figura del ámbito cultural y literario,
rastreamos los textos de su autoría en las revistas creadas y dirigidas por él; los testimonios de quienes
compartieron su ámbito cotidiano; la constante tarea realizada por el escritor enviando en cada
oportunidad de la publicación de sus ocho libros, ejemplares a amigos, críticos, colegas. Y su respuesta
a cada una de las notas o cartas recibidas. En el caso de otros lugares más distantes dentro del país, o
fuera del mismo, realizó la misma labor por correo postal. Y a su vez se ocupó de responder todo el
material recibido de otros escritores, quienes en muchas oportunidades le solicitaban una crítica sobre lo
enviado. También la lectura y análisis de sus notas periodísticas, las que dan cuenta de la visión
pacifista y humanista que lo caracterizó y de su apego y respeto por los recursos clásicos literarios,
dignos de ser elegidos en cada uno de sus poemarios. La búsqueda de caminos y acciones a través de
los cuales dio oportunidad a las nuevas generaciones literarias y del arte en general, para que hallen su
lugar y reconocimiento. Y otros aspectos que lo convirtieron en una sólida figura paradigmática del
espacio cultural y literario. A todo ello se suma el reconocimiento de su labor y trayectoria literaria a
través de los premios recibidos y su humilde recepción de los mismos.
En el tercer capítulo, La Pampa gringa lo legitima, intrínseco a lo abordado en los dos
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anteriores, centramos la mirada en Vecchioli y su posicionamiento -con la publicación de dos obras
emblemáticas: Silvas labriegas (1952) y El sueño casi imposible… (Canto a Rafaela) (1974)- como voz
y raíz de la figura del inmigrante, en una ciudad de honda raigambre italiana como la de Rafaela. Y su
legitimación como referente del imaginario gringo dentro y fuera del país. Las críticas literarias
provinciales y nacionales asocian su nombre a otras voces trascendentes de la gesta gringa: Gastón Gori,
José Pedroni, Carlos Carlino, Jorge Isaías… Reconocemos la presencia de un escritor que desde su
profunda obra poética dio voz y resignificación a la gesta del surco en un imaginario identitario de
marcada valencia como lo es el de la región santafesina
Y en el último, tomamos como fecha emblemática el centenario de la formación de Rafaela
-luego de tres años de la desaparición física de Vecchioli- y la edición Municipal de su Obra Poética
édita e inédita para su difusión masiva. Y a partir de allí una cadena de acciones, actos y
reconocimientos hacia su obra y su persona, desde diversas instituciones y organismos, hasta la
actualidad.
Por lo tanto este trabajo de investigación y análisis no está centrado en los aspectos literarios,
más allá de que se haga referencia a su espacio escriturario, sino en un recorrido y análisis crítico de los
procesos de construcción y autoconstrucción de esta figura paradigmática del interior del país,
posicionada y reconocida socialmente.
Vecchioli: un hombre-poeta que se caracterizó por mantenerse alejado de lo vano y de lo
material, con un gran respeto a la amistad, a la discreción en la búsqueda de su lugar cultural y literario,
y al sincero reconocimiento y respeto del otro, en especial en el hacer literario. En resumidas cuentas, un
poeta, un humanista, un hacedor de la palabra.
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DESARROLLO
I - Un viaje iniciático en el mundo clásico
Mientras de infamias y de horrores se habla,
yo escribo versos y a la vida canto.
Me inspira a ello el solidario impulso
de ennoblecer la sordidez del barro,
de derramar ensueños y esperanzas
sobre el dolor y la fatiga diarios,
y hacer que en todos un afán renazca,
generador de sentimientos claros.
(Mario R. Vecchioli – A manera de prólogo)
“Nelle campagne di Osimo, presso Camerano sono nati Vecchioli: uno di essi, Antonio, tentato
dal mare che contemplava ogni giorno dalla finestra, si mise un giorno sul mare. Dapprima fu in Brasile
e poi in Argentina. Sostó sulla pianura santafesina a Sunchales -regno di tanti rurali italiani immigrati- e
qui nacque Mario. Fanciullo fu portato da suo padre -quasi presago del suo destino- nella natía Osimo
affinché si educasse in uno del piúantichi e celebri collegi d’Italia: l’Istituto Campana.” 2 (Del Castello,
1952)
Un año después del ingreso de Mario y Nolfo Vecchioli al célebre Colegio Convitto Campana,
es decir en 1914, el personal docente y toda la escuela, pasarían a manos del estado italiano y estallaría
la Primera Guerra Mundial.
Enclavado en Osimo, ciudad situada al sureste de Ancona, Italia, este Colegio fue fundado por la
Congregación religiosa de los Jesuitas en 1714. Destinado a la clase aristocrática, con una severa
disciplina y una moral rígidamente abocada al mundo católico. Uno de los objetivos pedagógicos era
una específica preparación profesional para la universidad. Entre las asignaturas se contaba con:
2 "En el campo de Osimo, cerca de Camerano los Vecchioli nacieron: uno de ellos, Antonio, tentado por el mar, que
proporciona todos los días junto a la ventana, se puso un día en el mar. Al principio él estaba en Brasil y luego en
Argentina. Se detuvo en la santafesina llanura a Sunchales -reino de muchas comunidades rurales italiano
inmigrantes- y Mario nació aquí. De niño fue llevado por su padre -casi profética de su destino en su ciudad natal de
Osimo- para educarse en uno de los colegios más antiguos y célebres de Italia: Instituto Campana." (Esta traducción
y las siguientes se realizaron con la colaboración de una Profesora de Italiano).
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gramática, retórica, filosofía y derecho. Para adquirir competencia en el arte de la oratoria y escritura,
para la conciencia administrativa del patrimonio de la familia, entre otros objetivos. También se cursaba
historia, francés, griego, latín, música; y se utilizaba el “teatrino” construido en el predio de la
institución, para funciones lúdicas y para dar amplitud y solvencia al arte dramático, la oratoria, la
retórica y la declamación en prosa y poesía. Es decir, la ideal y perfecta “eloquentia” (Graciotti,
2003:15-35).
La arquitectura y el nivel de las obras que allí se representaron constituyeron otro aporte
intelectual de la cultura clásica para Vecchioli, en particular de su inclinación y sensibilidad hacia la
ópera. Y con el tiempo, su afección y gusto por la misma, lo trasladará a sus hijos.
El Colegio Campana, además, tenía una doble naturaleza de terminalidad, la carrera eclesiástica
y la laica (Liceo, Gimnasio y Técnico).
Como dato interesante podemos decir que 1929 bajo el gobierno fascista de Mussolini la
institución se estataliza por completo. Y en 1967 se cierra definitivamente, y se convierte en centro
multifuncional de promoción cultural.
Cuando Mario y Nolfo ingresan, lo hacen como “convittori”, ya que se ofrecía la posibilidad del
pupilazgo. En el año posterior al ingreso el mundo se ve sacudido, como mencionamos, por la Primera
Guerra Mundial. En ese claustro cerrado y selectivo el poeta permanecerá por un lado como
protagonista indirecto en un país extranjero que pasaría a ser una de las potencias aliadas o asociadas
que lucharon contra la coalición de los llamados Imperios Centrales (Alemania, Austria-Hungría,
Imperio Otomano y Bulgaria); el propio puerto de Ancona es bombardeado por los aviones austríacos.
Por otro, estará ajeno a los estragos de la guerra, en medio de un mundo intelectualizado,
comunicándose epistolarmente con sus padres. Mantuvo contacto con sus tíos que vivían en Camaro en
esa permanencia de ocho años pupilo y hubo un viaje de sus padres a Italia. Por ello el tiempo fue
exclusivo en su preparación cultural y en sus incursiones literarias.
En el inicio de su adolescencia, Emilio Salgari y Julio Verne fueron dos de los principales
autores que colmaron sus horas de lectura y le imprimieron a su pluma sus primeros escritos narrativos
de aventura: Il terrore del Deserto, La iena del Sahara, Le tigri della sonda (Apénd. pp.11-14) entre
otros. Novelas escritas en sus cuadernos, con prolija caligrafía y uso de pluma con tinta negra. Tenía
sólo quince años cuando escribió su primera novela.
De forma acertada el padre Luigi Torcianti, su profesor de Letras y Filosofía, le auguró,
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reconociendo sus dotes literarias: “Lei sará scritore, non dottore” 3. El objetivo de ambos hermanos en
Italia era estudiar Medicina. De igual modo, en alusión a su inteligencia y espíritu, monseñor Carlo
Grillantini -director espiritual del Colegio durante cuarenta años- y profesor que le impartió lecciones de
apoyo en matemática, expresó al notificarse de su fallecimiento “sono lieto d'altra parte di poter dire che
del giovane, dall'animo aperto e dalla intelligenza pronta e perspicace, mi è rimasto sempre vivo il
ricordo” 4 (Grillantini, 1979: 1).
También trajo a su memoria la afición de Vecchioli por la filatelia y su intercambio de las
estampillas argentinas por las de otros países.
Retomando sus inicios en la literatura, luego de hallarse en el país, uno de esos cuadernos
manuscritos, muestra sus primeras poesías, fechado en su tapa: 1924. Poemas que permanecieron
inéditos, como el siguiente, incluido en uno titulado Canto de alondra: (Apénd. pp.15-16)
¿No sientes la tibieza de Primavera pasar con la fragancia de las rosas en alas de la brisa? En la pradera, ¿volar no ves alegres mariposas?
¿No sientes, di, mi amada, que Natura murmura alegremente, y, palpitante,
se agita como novia casta y pura que el beso recibiera de su amante?
(Mario R. Vecchioli, ¡Sí!)
Y comenzó a publicar en prosa y verso, en diferentes medios impresos, pero haciendo uso de
seudónimos, algunos de ellos fueron: Oliverio C. Charmi, Fra Diavolo, Ram Chevi.
Podemos afirmar que Vecchioli fue un hijo de inmigrante que regresa a la madre Patria -sus estudios
se interrumpen por el fallecimiento de su padre- con una mirada diferente del “inmigrante común”. Su
progenitor apostó a darle una educación relevante, de privilegio, muy lejana a la que él pudo haber
aspirado, ya que una realidad hostil lo trajo hacia estas tierras argentinas.
Los inmigrantes como los que el escritor pinta en Silvas Labriegas y en El sueño casi imposible:
hombres rudos, iletrados, tratando de arraigarse en medio del desarraigo. Y él, en contraposición, un
intelectual que traduce del italiano, que maneja fluidamente cuatro idiomas, que se ha formado en la
cultura clásica, que ha hecho de los libros su herramienta de vuelo, lectura y escritura.
3 “Usted será escritor, no doctor.”
4 "Estoy muy contento por otro lado, para poder decirle que era un joven de ánimo abierto y de inteligencia lista y
perspicaz. Para mí siempre está vivo en el recuerdo."
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Y ese posicionamiento marcó su construcción paradigmática en una autoimagen que luego
se proyectó socialmente. (Kuhn, 1982)
(…) el paradigma funciona permitiendo la renovación de ejemplos cada uno de los cuales podría
servir para reemplazarlo. Por otra parte, en una ciencia, un paradigma es raramente objeto de
renovación. En lugar de ello, y como una decisión aceptada en el derecho común, es un objeto para
mayor articulación y especificación, en condiciones nuevas o más rigurosas. (Kuhn, 1982: 51)
Con sólo un poco más de dos décadas de vida, inicia su consolidación como figura del ámbito
cultural y literario de la ciudad, con proyección dentro y fuera del país, como lo analizaremos en los
capítulos siguientes.
II - Vecchioli y su consolidación como figura del ámbito cultural y literario
Amé el amor como se debe amarlo
y me lo agradeció con hijos.
Amé la tierra comprensiva y simple
y me colmó de trigos.
Amé con todo amor al árbol
y me dio sombra y pájaros y trinos.
Amé las cosas todas y ellas
me tradujeron ese amor en libros.
(Mario R. Vecchioli, Solo las penas)
Ya radicado en la ciudad de Rafaela, Vecchioli consolida su lugar en la literatura y en la
sociedad, y en estas “figuras de artista” (Gramuglio, 1992: 38) proyecta de manera fluida su
compromiso con la humanidad y con la paz. La generosidad hacia sus pares y las generaciones más
jóvenes que incursionaban en las letras. El compromiso con la literatura y el respeto para con labor
profesional o aficionada de otros escritores. Su agradecimiento y admiración a la Italia “máter” por
haberle abierto sus puertas cuando cruzó el mar para educarse, y luego enviarle a la Argentina “los
númenes/ que han de crear un mundo” (Vecchioli, 1974). En síntesis, como afirmara la poetisa Haydee
Marcilio: “Capacidad espiritual y humana trasuntada en su canto que requiere de la virtud de ser poeta-
hombre y hombre-poeta, en una manifestación de vida instrumentada sin lugar a dudas en su conducta,
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como cosa natural” (1986: 85-86).
Luego de sus dos primeras tareas relacionadas con lo administrativo en la Defensa Agrícola (a
partir de 1921) y posteriormente en la jefatura de Policía, su incursión plena en los ámbitos
periodísticos, culturales, sociales y literarios se prolongará hasta el fin de sus días en un in crescendo
permanente.
Redacta artículos periodísticos para los diarios La Opinión, Castellanos, El Norte, entre otros.
Y más tarde funda y dirige tres revistas con perfil literario y social, como los son Revista social (1939),
Aleteos (1943) y Mi revista (1945). Dos de los aspectos que se plasman claramente en las notas
editoriales de su autoría, en otros artículos periodísticos y su pródigo intercambio epistolar, es su firme
postura contra la guerra y su apuesta a la paz como medio de coexistencia mundial digna. Recordemos
que en su infancia/adolescencia vivió de cerca la Primera Guerra Mundial, y en su joven madurez, la
Segunda Guerra (1939-1945), años en los que se desempeñaba como Gerente de la Sociedad Italiana
“Vittorio Emanuele II”. Afirma el poeta:
Los hombres deben ser sagrados para los hombres. Nadie tiene derecho a matar ni a inducir u
obligar a los demás a que se maten entre sí. Esto constituye un delito de lesa humanidad; un delito
que exige el condigno castigo. Todos los preceptos cristianos de amor, de respeto y de temperancia
han sido violados. (…) ¡Quién puede pretender justificar la nueva hecatombe! ¡Quién puede pretender justificar la horrible
matanza de ancianos, mujeres y niños! No hay palabras que describan la realidad del terrible
flagelo. Ni hay palabras que expresen el dolor y la vergüenza del mundo. (…) Y siendo ese nuestro concepto, unimos nuestra voz a la de todos los hombres sanos de la tierra,
para repetir con ellos nuestro voto: ¡Que la serenidad vuelva a los hombres! Y que paz renazca,
más firme que nunca! (Vecchioli, 1939, Nº 9: 3)
Cuando en el imaginario colectivo el apellido de un poeta se transforma en atributo la
trascendencia del mismo se define por la forma de ser y pensar la realidad, el mundo, como sintetizador
del sentir universal.
En mi tarea docente, buscando encontrar fórmulas generalizadoras que colaboren en los procesos
de construcción del saber de mis alumnos, me gusta subrayar cómo toda vez que el imaginario
colectivo transforma el apellido de un poeta en atributo, se está patentizando la trascendencia de
ese nombre en tanto define no sólo una singular forma de ver y pensar la realidad sino que opero
como resumidor de un sentir universal. Decir dantesco, borgeano, leopardiano, no es sólo definir
los atributos de una personal palabra poética sino caracterizar la forma como la emergencia de esta
nueva palabra ayuda a ver más y mejor, a expresar, lo que ningún otro antes había podido
verbalizar. (Crolla, 2008: 39)
Y esa visión humanista de Vecchioli -de lo vecchioliano- trasvasada en sus diversos espacios
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escriturarios, posicionan en el mismo grado de altruismo y sencillez: su vida y su obra:
Llamaradas de fuego. Llamaradas de sangre… En la noche brutal que cayó sobre el mundo se oye
el ronco tronar de cañón. Y en el mundo pavor de las lejanías, los horizontes se asoman a mirar el
incendio. Es la guerra que ha vuelto. El pagano dios Marte se ha encasquetado su yelmo. Y sobre el
raudo corcel, centelleante la espada, va cruzando los campos de Europa. Como el siniestro
fantasma de las viejas leyendas… Como una visión de locura… Como una evocación de
Apocalipsis. (Vecchioli, 1939, Nº 9: 14)
En una de sus epístolas al escritor venezolano Adolfo Salvi le dirá: “Los héroes, los próceres, los
idealistas no siempre fueron comprendidos. A veces se los aclamó delirantemente, para luego
denostarlos o condenarlos al destierro. (…) El amor a la patria parece no existir, las virtudes de los
grandes nombres tampoco” (Vecchioli, 1973: 1). Su evidente preocupación y compromiso con la
realidad están siempre presentes.La profunda función de los artistas, y como figura emergente la del
poeta, según opina nuestro poeta, debe ser la de:
Embellecerlo todo, de modo que las multitudes y los pueblos adviertan el lado bueno de las cosas,
y al advertirlo, se oigan nacer adentro ese optimismo sano que pone ideas claras en la mente,
dulcedumbre en el corazón y amistad en las manos. (…) Tenemos el impostergable deber de
transmitir a la humanidad el alto mensaje de amor, de comprensión y de solidaridad que la
desintoxique y la eleve.” (Vecchioli,1955: 1)
Por ello hace público su anhelo de que otras voces de sus pares o de jóvenes generaciones
literarias y artísticas en general, tengan su espacio para sus escritos.
Rafaela es, sin duda, una ciudad culta. Posee un discreto núcleo de personas de talento cuya
capacidad artística o científica podría alcanzar insospechadas posibilidades, a poco que se les
ofreciera algún estímulo y la oportunidad de volcar en sitio propicio el contenido substancial de esa
copa magnífica que es el pensamiento. La carestía absoluta de una publicación adecuada impide sin embargo que esa capacidad, con sus
naturales inclinaciones, tenga el cultivo y el desarrollo debido. Los órganos de prensa locales
dentro de su seriedad y competencia, llenan una misión específica muy digna por cierto, pero que,
por su misma esencia, no puede dedicarse a fomentar, casi con carácter exclusivo, la cultura
popular. (…) Hacemos pues nuestro formal ofrecimiento. Que los elementos de valía, las personas de talento y
todos aquellos que tengan alguna elevada inquietud lo acepten. Y entonces, a la seguridad de haber aportado un modesto grano de arena en pro de una misión
dignificante habremos de agregar la satisfacción íntima y genuina de haber saldado en parte la
inmensa deuda de gratitud que tenemos contraída con la Argentina en razón de su generosidad sin
límites. (Vecchioli, 1939, Nº2: 3)
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En su estada de más de cuatro décadas en la Sociedad Italiana y en lo público, en sucesivos
cargos que ocupó en la Municipalidad de Rafaela (1958-1968) se convirtió en un “maestro de
juventudes” (Valinotti, 1980). Y en esa evocación Valinotti expresa: “De lunes a viernes, excepto los
días de mucha lluvia o tempestad, solía yo ir a la oficina de Mario. (…) En otras oportunidades, venían
hasta el mismo lugar Edelmira Chizzini de De Mattía, don José Buchi, Arnaldo Báez, Arturito Gallo
Montrull, Absalón Navarro, David Berennitzki y otros que no preciso en este instante, y allí se hacían
las tertulias más lindas que he conocido…”
Vecchioli instituye los concursos anuales de poesía, cuento, teatro, novela y ensayo para
favorecer y estimular la producción literaria de autores locales fue otra de las formas de “que abriera la
brecha para que los demás avanzaran” (Vecchioli, 1974: 1).
En una carta destinada al autor santafesino Salvador García en la que utiliza la afirmación
anterior, hace referencia a sus primeros tiempos de escritor y de labor periodística en la que era visto
como un “bicho raro” porque escribir versos era “perder el tiempo” y como se vio en ese “círculo
cerrado” sin que nadie lo estimulara o apostara a su actividad, se propuso “quebrar ese estado de cosas y
luchar hasta conseguirlo”, para que los que estaban cerca de él “la corajearan” y abrieran sus camino
hacia la vida literaria.
El camino estaba abierto y por él se lanzaron José Bucchi, Edelmira Chizzini de De Mattía, Palmira
Reale de Arcos, Gallo Montrull, Emilio Alejandro Lamothe. (…) Más tarde, aparecieron Fortunato
Nari, Lermo R. Balbi, Margarita Beceyro Oliva, Minerva M. de Bruno, E. Pauloni de Chiaraviglio,
Héctor Reinaudi, Sirley Hubeli Bertone, el Dr. Artajerjes Gaveglio, Leonor Sánchez de Bustamante
de Barreiro, Eva Nañez, Adelina B. de Terragni, Elda Massoni de Beccaría, Angel Balzarino,
Antonio Terragni… Y hay otra gente joven que se prepara, pronta a sumarse a ese grupo que desde
los distintos géneros literarios (poesías, cuento, teatro, ensayo) están demostrando que Rafaela ya
es algo más que una chacra. (Vecchioli, 1974: 1)
En cada instancia de la publicación de sus libros: Mensaje lírico (1946), Tiempo de amor (1948),
La dama de las rosas (1950), Silvas labriegas (1952), De otros días (1970), El sueño casi imposible
(canto a Rafaela) (1974), Lugar de tierra nuestra (1975) y Reiteración de hombre (1977); cuando lo
hizo también en forma colectiva, sumándose a las Antologías: Romancerillo del Litorial (1948), Amor
travieso (1954), Primera Antología de poetas del Litoral (1957), La Fontana Di Trevi (1958) escrita en
idioma italiano, Provincia poética (1970), Ciudad verso (1970), Fotopoemas (1971), El hombre y la
palabra (1971; así como el copioso intercambio epistolar y la repercusión en los medios de
22
comunicación del país y fuera de él, (Apénd. pp. 34-231), dan cuenta de un intelectual “que se niega a
aceptar fórmulas fáciles o clichés estereotipados” (Said, 1996), siendo receptor de los halagos y
sugerencias, y al mismo tiempo, brindando su tiempo y sus conocimientos para con los escritos de la
otredad. Todas las publicaciones post mortem resignificarán este hecho, como lo corroboraremos en el
último capítulo de este trabajo. Fiel a sus convicciones, impregnado de talento, leal a sí mismo, orgulloso de la
formación que pudo adquirir con el sacrificio de sus padres y refugiado en su personalismo literario (Friedrich,
1985) frente a toda ingratitud de su alrededor, Vecchioli se convierte en figura paradigmática (Kuhn, 1982) del
hacer cultural y literario en clave local, con lazos abiertos hacia lo provincial y nacional; sin atender las
tentaciones de los centros de producciones canónicos y de comercialización. Así se lo afirmará cuando le escribe
al distinguido educador Efraín Angeloni:
Qué puede importarme que me hayan llamado “el último romántico” y “el navegante de la
nostalgia” o “el creador de un nuevo estilo literario”, si cuando miro alrededor veo que todo es
distinto, que las costumbres son otras, que la gente no es la misma, y que por todas partes ambula
la estupidez, el egoísmo, la envidia, etc. etc. (Vecchioli, 1974: 1) (Apénd. p.23)
Cuatro años más tarde a ese mismo destinatario le dice:
El hacer poesía no es para cualquiera. O, por lo menos, no lo es para quienes, por no tener una
firme vocación, no se someten a una disciplina adecuada. Por eso lo que hoy se publica por ahí,
hasta en la prensa grande, no es poesía. Los pretendidos “poetas” del momento, especialmente los
jóvenes, se han inclinado a lo fácil por carecer de aptitudes o por no avenirse a estudiar, y lo
disfrazan casi todo con el pretexto de que “hay que innovar”. (Vecchioli, 1978: 1) (Apénd. p 33)
Al poeta ecuatoriano Alfredo Rodas Reyes, también le hará saber su posición frente a las
diferentes corrientes o tendencias literarias vigentes como el impresionismo, surrealismo,
expresionismo, dadaísmo, entre otras:
Para mí no existe una “vieja poesía” y una “poesía nueva”, sino simplemente poesía. Y el poeta,
para serlo realmente, debe empezar por ser leal consigo mismo, con su propia manera de ser y
mantenerse libre, despojado de todo sectarismo (que a esto conduce el embanderamiento en una
determinada corriente literaria). (Vecchioli, 1976: 1) (Apénd. p.24)
Tuvo además de todo lo expuesto, la convicción de que no debía hacerse presente en ningún acto
o evento en el que se presentaran sus libros o se le realizara un homenaje, para evitar todo
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condicionamiento que se dijera sobre su persona o su obra. Varios de sus libros fueron distinguidos,
pero hubo dos premiaciones que sellaron el mérito y reconocimiento a su trayectoria literaria: la
A.S.D.E. (Asociación Santafesina de Escritores) le otorgó el “Premio a la Labor Literaria” (1977) y ese
mismo año, la Dirección General de Cultura de la Provincia de Santa Fe le adjudica el Premio “José
Pedroni”, a la mejor creación poética editada en los últimos tres años. Y como cierre de ese año de
brillo, E.R.A. (Escritores Rafaelinos Agrupados) denomina con su nombre al concurso anual de poesía.
En su permanente intercambio epistolar -el cual ha sido muy complejo a la hora de seleccionar,
por la significativa riqueza de su contenido- podemos verificar esa autoconstrucción y proyección
identitaria del poeta rafaelino hasta consolidar su imagen de intelectual de la época, de escritor
reconocido en diferentes circunstancias -y en estas relevantes distinciones o premiaciones en particular-
una autoconstrucción que se hace visible a través de una explícita primera persona (González,
2004/2005) que más allá del halago, lo sorprenden y confunden a la vez.
Al escritor santafesino Edgardo Pesante, le cuenta su inquietud:
Ud. sabe perfectamente lo lindo que es ser un ser común en quien nadie se fija. Es sentirse dueño,
dueño de sí mismo, de sus actos, de sus gestos, de sus palabras, de la gente y lugares que frecuenta:
Pienso seguir siendo el mismo de siempre, pero ya no tengo la seguridad de que se me eximirá de
culpa y cargo en cuanto haga y cuanto diga, porque los innumerables llamados telefónicos, los
abrazos en la calle, las manos que se han venido a mi encuentro me están diciendo que se me está
mirando de otra forma. (Vecchioli, 1977: 1) (Apénd. p.26)
Cuando le escribe a Jorge Alberto Hernández en primer lugar hace referencia a que las
distinciones le han traído dos problemas, uno que su teléfono no ha dejado de sonar y ha llegado tarde a
todos lados porque todos los detienen en la calle para felicitarlo.
El segundo; la duda sobre si debo asistir o no al acto del 13 de Junio, porque, de ir, quebraría una
norma que he mantenido toda la vida y, de no ir, los defraudaría a usted y a los miembros de la C.
Directiva de ASDE y también al público. Y ahí no terminan las cosas. Usted sabe que YO NO
HABLO por distintas razones; una, que no sé hablar, dos, que no sé vencer mi timidez, tres, que me
emociono tremendamente, cuatro, que no tengo voz, cinco, que tengo una dicción dura,
verdaderamente abominable. Con tales inconvenientes, el hacer uso de la palabra sólo serviría para
deteriorar la figura que ustedes han creado. Y yo no deseo decepcionar a ustedes ni a nadie.
(Vecchioli, 1977: 1). (Apénd. p.27)
Ambos premios para el poeta local trascienden su persona y prefiere tomarlos como “un galardón
conferido a Rafaela y a su gente, y no como algo que puede satisfacer alguna aspiración personal que no
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he alentado nunca. Sé perfectamente que la gloria es efímera, como es efímero el hombre” (Vecchioli,
1977: 1), como se lo comenta a su amigo, el abogado Jesús Varela Sánchez. (Apénd. p.30)
Al escritor ecuatoriano Alejandro Gómez y Gómez en enero de 1978, cuando hace referencia
también a su salud que le está jugando una mala pasada, alude a los dos galardones del año anterior “no
les he concedido mucha importancia por dos razones; el convencimiento de que la gloria es efímera y la
circunstamncia de que no me considero un ‘escritor’ de esos que hacen del oficio un ‘modus vivendi’,
sino un simple aficionado que escribe cuando siente necesidad de hacerlo y publica libros para
obsequiarlos a sus amigos, movido por el deseo de proporcionarles satisfacción”. (Apénd. p.32)
“Yo no leo los diarios. Cuestan mucho y no vale la pena amargarse con las cosas tremendas que
suceden cada día. Por otra parte, continuamente recibo cartas y libros que me envían escritores y poetas
nuestros y de otros países de América. Leer y contestar las cartas, y leer y comentar los libros es una
tarea que realizo con gusto, pero que me demanda días y semanas” (1976: 1) le dirá Vecchioli al joven y
promisorio escritor local Lermo Rafael Balbi.
Su compromiso con la literatura, el hogar, la familia, los amigos, los otros escritores, la Patria, la
paz, la solidaridad, la dignidad del hombre, la humildad... las simples grandes cosas de la vida, hicieron
que su voz, sea la de un humanista y que lo posicionaran como paradigma literario y cultural que
modificó las percepciones existentes y generó con su particular mirada, nuevos tejidos hacia lo
escriturario propio y hacia la otredad. (Kuhn, 1982)
III – La Pampa Gringa lo legitima
Pero esos hombres que hablan un idioma
de música y arrullo, esos desheredados hombres
de ojos tranquilos y de brazos rudos,
son los que traen el mañana,
los que alzarán el porvenir a pulso,
ennobleciendo el pan de cada día
desde la oscura dimensión del surco.
(Vecchioli, Los inmigrantes)
El hombre es quien construye su realidad histórica y al mismo tiempo es el producto
complejo de la misma. Y se encuentra en permanente interrogación, para hallar respuestas a su
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indagación identitaria.
El hombre tiene reservado un protagonismo exclusivo en la construcción de toda realidad histórica,
pero también él es el producto complejo de la Historia, a la que suele interrogar buscando, entre
otras cosas, respuestas al problema de su identidad. (Imfeld; 2001:3)
La Pampa gringa se hizo eco de las búsquedas de esos hombres que venían del otro lado del mar,
y los fue acogiendo. En las cuatro décadas posteriores a 1865, ya había trescientos sesenta y una
colonias agrícolas (Gallo, 1983: 236). La impronta italiana se fue haciendo lentamente palabra en la
simbolización lírica.
Esa producción literaria consta de un primer momento sin legado escriturario, que corresponde al
período 1850-1900, tiempo de la oralidad para la transmisión de generación a generación de
“costumbres y saberes populares, conformando, subrepticiamente, el entramado ideológico de la nueva
sociedad” (Crolla, 2005:3). Luego -con el comienzo del manejo de una nueva lengua, el español o
castellano- ya la segunda o tercera generación de italianos se devela en canto de la epopeya gringa,
homenajeando la memoria de los antepasados. Y un tercer momento, después de 1950 cuando los
escritores “intentan recuperar por la vía de la memoria aquel legado dejado por aquellos expatriados
que, superando el dolor y frustraciones, supieron inventar un mundo”. (Crolla, 2005: 3)
Herederos de la sangre gringa y significativos forjadores de los vocablos, cuatro nombres evocan
y resplandecen el trabajo firme e infatigable, la vida austera, el sacrificio diario, los sueños postergados
y el deseo de progreso de estos hombres y mujeres inmigrantes que en un cíclico desarraigo-arraigo
apostaron a la tierra santafesina: José Pedroni, Carlos Carlino, Jorge Isaías -más contemporáneo- y
Mario Vecchioli. Según Castelli (1985) se convierten en figuras paradigmáticas de la memoria cultural,
como determinación social de lo memorable, como recordadores, “dado que la memoria colectiva, como
la individual, es selectiva y por ello es necesario identificar los principios de selección y observar cómo
varían en cada sitio o en cada grupo, y cómo cambian en el tiempo” (Burke, 2000: 68).
Lo memorable textualizado en el espacio escriturario de la literatura: la epopeya del surco.
Epopeya en la que tierra y hombre fraternizan en una relación a veces de prosperidad y esperanza; otras
de desolación, angustia y desarraigo. Para Osvaldo Valli (S/F: 416-419) la trilogía emblemática que
influirá en las nuevas generaciones es: Gastón Gori, José Pedroni y Mario Vecchioli. En su artículo
Memoria y Literatura menciona como herederos de esa dimensión mítico simbólica a nuestros escritores
locales: Elda Massoni, Lermo Balbi, Angel Balzarino y Fortunato Nari (y al santafesino Jorge Isaías,
quien nació en la localidad de Los Quirquinchos pero vive desde hace muchas décadas en Rosario).
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Hace referencia a ciertas marcas que señalan inequívocamente en los poetas y narradores nombrados, las
raíces campesinas y por ende la conexión con la idiosincrasia de la inmigración. Para la escritora
Susana Valenti, en su disertación “Tres poetas que cantaron la epopeya gringa” (Valenti, 1977: 5)
trocará el nombre de Gastón Gori por el de Carlos Carlino Y de esta forma se va testimoniando a través
de algunas voces de la alteridad de referencia local y nacional, la formación identitaria del poeta Mario
Vecchioli, como “il poeta degli inmigranti” (M.B., 1975) y su legitimación en la Pampa gringa.
Cuando Vecchioli pone a conocimiento de la comunidad la Revista Social, como responsable de
la edición de esta publicación de la Sociedad Italiana “Vittorio Emanuele II” -siendo gerente de la
Institución- expresa en el editorial su pensamiento sobre el inmigrante: “Ensayaremos prestigiar más y
más a la raza itálica, destacando el hondo y a veces casi milagroso aporte con que ella se ha identificado
siempre al progreso de la Argentina” (1939, Nº1: 3). En otra nota escrita en conmemoración de un
nuevo aniversario patrio dirá: “La gente de nuestra estirpe, los laboriosos hijos de la gran Madre latina,
Italia, son sin duda alguna los que más han contribuido al engrandecimiento de esta tierra generosa y
hospitalaria. Ellos le han dado el aporte fervoroso de su voluntad tenaz y de su brazo fuerte” (1939, Nº5:
6).
Con veinte años de distancia, y con una temática resignificada, publica dos de sus libros más
emblemáticos en cuanto a la presencia, exaltación y celebración de la gesta gringa: Silvas labriegas
(1952) y El sueño casi imposible… (Canto a Rafaela) (1974). Rápidamente se transforma en voz y raíz
de la figura del inmigrante, y en una ciudad de honda raigambre italiana como la de Rafaela, se legitima
como referente del imaginario gringo.
Si Rafaela necesitaba un canto -y lo necesitaba- ahí lo tiene. Y ese canto ha salido de uno de sus
hijos predilectos, sin el mercantilismo que lo hubiese inutilizado; sino con la fina ternura y el
sentimiento profundo de quien se ofrece a contar cosas que pacientemente vino juntando desde
pequeño, y más allá. Se me ocurre que usted no eligió a la ciudad para contarle, sino que la
ciudad lo eligió a usted. (Salvador García, 1974: 1)
Con un aire leopardiano “en su marchigiana manera de aprehender lo real” y en la apropiación
para su “propia enunciación poética (…) Canto porque eso pretende como el recanatense transformar en
alquimia poética la experiencia de la vida e ilusión” (Crolla, 2008: 40), su aporte escriturario lo
convierte en el poeta en su más alta expresión:
Toda esa vastedad de tierra, esa inmensidad de cielo, esa amplitud de horizonte están llenos de
27
sugerencias, posibles de captar y traducir. (…) porque más allá de lo que muestra la superficie hay
toda una larga historia de tierra bárbara, de gringos valerosos, de soledades infinitas y sacrificios
increíbles, de angustias y esperanzas, de amor y de sangre. (…) Y yo estoy en eso, en la
interpretación de la vida de ese pequeño e inmenso mundo del campo. (Vecchioli, 1974:s/n)
La repercusión de ambas obras fue inmediata, y su magnitud y calidad las convierten en gestoras
y receptoras de las miradas de las otras voces del imaginario social.
Si José Pedroni, “el hermano luminoso” al decir del inmortal Lugones cantó a “las albricias del
país” en Gracia Plena y se ubicó en las primeras líneas de los poetas argentinos, Ud. dilecto amigo,
no ha hecho menos con Silvas Labriegas. En él cobra sentido trascedente la gesta silenciosa de la
chacra, del gringo que vino “a hacer la América” e hizo cantando la epopeya del surco… (Castro,
1952: 1)
Las reiteradas comparaciones halladas en su correspondencia personal, lo colocan en la línea de
otros grandes poetas, “el canto agrario, nacional, con criollos y gringos, que todavía no se ha hecho en la
Argentina, así me injurie la sombra del trasmundo de Lugones o don Joaquín Castellanos me escupa
desde su inmortalidad. La verdad es, de todos modos, una sola: usted tiene condiciones de sobra para
realizar esa empresa”. (Seri, 1952: 1) (Apénd. p.118-119)
A diferencia de las presentaciones más austeras que generalizaron las puestas en sociedad de sus
libros, El sueño casi imposible… (Canto a Rafaela) se incluyó en los festejos de la Semana de Rafaela,
organizado por la Municipalidad, y fue de la mano de la realización de un relevante Espectáculo
audiovisual denominado Rafaela en el tiempo, con guión y dirección de Alcides Castagno. Espectáculo
en el que conjugó la actuación, la danza, las imágenes, el sonido y en el guión se incluyeron poemas de
Balbi y Vecchioli. (Apénd. p.154-157) Tres años más tarde el libro es reconocido con el Premio “José
Pedroni” organizado por la Secretaría de Cultura de Santa Fe, como sello de todos los augurios que
había producido este poemario, considerándolo el mejor autor lírico del último trienio. Y en ese mismo
año La ASDE (Asociación Santafesina de Escritores) le otorga el máximo galardón, el “Premio a la
Labor Literaria”.
Si el paisaje no condiciona la visión del poeta, o al menos no es parte de ese condicionamiento
junto con otros factores reconocibles, no vale la pena hablar de lo que estamos hablando, no vale la
pena decir que Mario Vecchioli es su tiempo y su luz, es su palabra y su aire, es su historia y su
mito. (…) Todo el lenguaje de él es precisa y felizmente la voz de la historia campesina de Rafaela,
el código inmaterial de su grey, la solución de sus impulsos. (Balbi, 1974: 2) (Apénd. p.161-168)
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A esta precisión descriptiva Lermo Balbi sobre el espacio literario generado por Vecchioli, sólo
nos resta sumar la voz de otro exquisito poeta local, Fortunato Nari, quien lo calificó como “el poeta del
catecismo gigante del hombre gringo en la tierra india” (Casabella, 2009: 1).
IV - Centenario de Rafaela y la resemantización de lo vecchioliano
Su nombre quedará en el bronce,
tal vez se esculpirá en la piedra,
pero tampoco hará falta su estatua
a las generaciones venideras,
para saber que caminó estas calles
MARIO VECCHIOLI, sensitivo aeda,
porque sus versos vencerán el tiempo
y son temas de estudio en las escuelas
y habrán de perdurar porque lo bueno
sobrevive a sus épocas.
Y no le dije ¡adiós! Sino ¡hasta luego!
¡Hasta siempre, Poeta!
(Reinaudi, Poema para una ausencia)
El Centenario de la Formación de Rafaela (1981) fue una celebración de todos aquellos
acontecimientos y personalidades que protagonizaron cien años de vida de la aldea-ciudad, y que ese
año fueron evocados y registrados a través de los medios de comunicación y de los eventos culturales,
como determinación social de lo memorable (Burke, 2000). Una de esas publicaciones fue una Edición
Especial de un medio gráfico local, bajo el título La Opinión: 1881-1981 Rafaela -en conmemoración a
los 60 años del Diario y los 100 años de la ciudad- la que nombra en varias páginas al poeta Mario
Vecchioli, desaparecido físicamente pocos años antes. Y hubo una nota en particular, de autoría del
profesor y estudioso Amílcar Torre, titulada La “Revista Social”. Una expresión del alma rafaelina y el
ideal de Mario R. Vecchioli, en la que realiza un recorrido por varios números (como ya hemos
mencionado, Vecchioli la fundó y la dirigió a partir de 1939) haciendo hincapié en el anhelo, y
29
cumplimiento del mismo, de que la Revista se transforme en un laboratorio de información y cultura
artística o científica, ya sea en temas localistas y sectoriales, y al mismo tiempo la universalidad de
otros. Temáticas y problemáticas puntuales abordadas durante su gerencia y un recuerdo especial para
destacar su personalidad inquieta, silenciosa pero fuertemente presente a la vez:
Mario Manlio Renato Federico Vecchioli es “el hombre” de “Revista social”. Ajeno a todo alarde,
tiene sin embargo el ocultamiento pero también la habilidad del titiritero: la publicación no aparece
con director ni redactor identificados, pero nos consta -surge del acto Nº 72 del 9 de noviembre de
1938- que fue modelada por el poeta, quien ensayó en ella los frutos de su estro, luego sazonados
en los ocho libros que publicó entre 1946 y 1977. (Torre, 1981: 173-174)
En ese año de aniversario y regocijo para la comunidad rafaelina, la Municipalidad local decide
reeditar en cuatro tomos las Obras Completas del poeta: Obra poética édita e inédita. Edición Oficial de
la Municipalidad de Rafaela en homenaje al autor, presentada en el año del centenario de la Ciudad.
Hecho que tuvo una positiva y augura recepción por parte de la gente, ya que había algunos libros
que estaban agotados, y que en palabras del escritor Fortunato Nari, resumen el sentir de ese momento,
en representación de E.R.A.:
Este acto de justa admiración, se lleva a cabo porque él, como poeta, lo merece. Pero lo más
reconfortante de todo es que él, como hombre, también en todo momento lo mereció. Celebremos
entonces a un poeta, enorgullezcámonos de un hombre. (…) Nosotros sus amigos de E.R.A., la
entidad de los Escritores Rafaelinos Agrupados. Sentimos en todo tiempo por Mario R. Vecchioli,
por el poeta y por el ser humano, la veneración que únicamente despiertan las almas indiscutibles,
los padres egregios. (Nari,1981:1)
En esa presentación de la obra édita e inédita, del 27 de noviembre de 1981, otro reconocido
escritor de la ciudad, Lermo Rafael Balbi, afirmaba:
Rafaela asiste a uno de sus actos más gloriosos, o sea el de poner en el terreno de la eternidad la
obra total de uno de sus poetas que mejor la cantaron y mayores afectos le rindieron. (…) Hoy,
concluida su obra, que la ciudad hereda con el orgullo con que se heredan los bienes inagotables,
ya no tengo nada que agregar que alerte acerca de la grandeza de nuestro poeta ni que aumente su
gloria. (Balbi, 1981: 1-2)
Uno de los espectáculos que hizo su puesta en escena con una amplia repercusión a nivel local y
30
regional fue: Rafaela mi ciudad, organizado por la Municipalidad y la Escuela Nacional de Comercio.5
El tributo a los inmigrantes a través de la teatralización de la danza, las canciones italianas, la
poesía de Vecchioli, la narración de ese viaje esperanzando dejando atrás la tierra, los afectos; la llegada
a “la América”, el trabajo, la nostalgia, la búsqueda, las ilusiones y los desalientos de los inmigrantes.
(Revista Bodas de Oro 1949-1999, 1999) (Apénd.240-247)
La llegada de la centuria produjo una resignificación de todo lo ligado a lo vecchioliano, en
especial su canto a la epopeya gringa. Y a partir de ese momento muchos acontecimientos ligados al
nombre del poeta fueron sucediéndose hasta la actualidad.
Recordemos también que la Escuela de Comercio, años más tarde, por gestiones realizadas por la
Dirección del establecimiento, en una coincidencia de docentes, alumnos y cooperadores, propone al
Ministerio de Cultura y Educación el nombre de “Mario R. Vecchioli” como nuevo nombre del
establecimiento educativo., Y el 6 de noviembre de 1992 se realiza el acto oficial de imposición del
nombre.. (Revista Bodas de Plata, 1999) En la Resolución Nº 848 se expresaba en los considerandos:
Que con la imposición del nombre “Mario R. Vecchioli” se propuso reconocer a los inmigrantes,
pioneros de la cultura en la localidad, y rendir homenaje a los hombres que hicieron posible el
nacimiento y crecimiento de muchos pueblos del interior. Que la vida y obra de MARIO R. VECCHIOLI será modelo y ejemplo para la juventud que pase
por las aulas de la ESCUELA NACIONAL DE COMERCIO DE RAFAELA -Provincia de
SANTA FE- (Revista Bodas de Oro, 1999: 48) (Apénd. p.242-243)
A través de dos disposiciones municipales, por un lado por Ordenanza Nº 1959 en 1984 se
construyó la Plaza Mario R. Vecchioli -en el Barrio Juan de Garay- con su escultura en bronce y
mármol efectuada por el artista Ernesto Murillo.
Una plaza de nuestra ciudad se conoce de ahora en adelante, con el nombre de “Mario R.
Vecchioli”. (…) Sumando a éste, otros homenajes anteriores, se patentiza, inequívoco, el cariño
con que es evocado nuestro poeta por antonomasia. Hombre, mujeres y niños por igual siguen
deleitándose y deslumbrándose con sus mágicos versos, dotados de tal virtuosismo de pureza,
sencillez y diafanidad, que se ganaron la permanencia indefinida en el gusto popular. (Hubeli
Bertone, 1984: 4)
5 La Escuela Nacional de Comercio a partir del año 1992 llevará el nombre “Mario R. Vecchioli” como lo
constataremos en este capítulo.
31
Y por Ordenanza Nº 2120 se impuso su nombre a una calle del barrio 17 de Octubre en el año
1985. (Rubiolo, 1997: 99)
Una de las salas -destinada a charlas y conferencias- de la Sociedad Italiana, en la que se
desempeñara como gerente, según lo ya expuesto, lleva su nombre a partir del 4 de noviembre de 1979:
Homenaje al Sr. Mario Vecchioli: El presidente explica el móvil de la reunión que es referente al
homenaje que esta Sociedad le va a brindar al Sr. Mario R. Vecchioli, en el primer aniversario de
su fallecimiento, el mismo consiste en dar el Nombre a la sala que utilizamos como gerencia y
reuniones el nombre de él, ya que llevó casi medio siglo como Gerente y por sus dotes culturales en
la Poesía. Los presentes lo aprobaron por unanimidad, y también la leyenda que va a llevar la placa
que se colocará al frente de dicha sala, que es lo siguiente: SALA MARIO R. VECCHIOLI. AL
COLABORADOR Y POETA QUE SUPO EXALTAR LA VIDA Y EL TRABAJO FECUNDO –
SOCIEDAD ITALIANA 20-11-79. El acto se realizará el sábado 24 de noviembre a las 19 horas.
(Sociedad Italiana, Acta Nº 635) (Apénd. p.233-234)
En 1995, en el Centro Cultural Municipal de Rafaela, fue estrenado el cortometraje "Entre Grillos
y Rosas", interpretado por actores de Santa Fe y con la dirección de la rafaelina Analía Zimmermann,
en el cual se representó un encuentro imaginario entre los poetas, José Pedroni, Mario Vecchioli y
Héctor Miguel Reinaudi. (La Opinión, 1995)
En las voces de las actrices Perla Santalla y María Rosa Gallo la poesía vibró por el país.
En cada acto educativo y cultural de la ciudad suenan los acordes de la Marcha ciudad de Rafaela
con letra de Vecchioli y música del prestigioso pianista local Remo Pignoni. Otras marchas y canciones
tienen también impreso su sello porque ése fue Vecchioli, el poeta comprometido con la palabra, la
literaria y la propia, con la comunidad.
Su presencia en antologías continuó colocando su nombre junto a otros relevantes poetas del país
y del exterior: Caminando con mi padre (1984), Sunchales: Los hechos, los hombres y las instituciones
que forjaron su centenaria historia (1986), Selección de poemas de autores Rafaelinos (1987), Palabras
Rafaelinas (1998), Escalera de papel (1999), El duende (2011).
Algo más de tres décadas han marcado su desaparición física, pero el “archivo de la memoria”
(Barrenechea, 2003) dotado de fuentes y documentos, sumado a la memoria del imaginario colectivo
que transformó el apellido Vecchioli en atributo (Crolla, 2008) han permitido la trascendencia y
resemantización permanente de su figura. Es, en palabras de la escritora local Margarita Beceyro Oliva:
“Rememorar a Mario Vecchioli es atravesar la plaza, deambular las calles ciudadanas, soñar la apacible
horizontalidad campesina y saber que su mirada celeste aún está allí, para siempre, descubriendo dones
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y dándoles nombres otorgadores de la trascendencia en el arte” (Oliva, 1998: 18).
Destacamos un artículo de autoría del periodista Edgardo Peretti titulado Buscando al hombre
simple. (Breve disquisición evocativa, con el debido permiso del protagonista) en el que hace referencia
en un tono anecdótico y cotidiano lo que significó la presencia de este hombre-poeta o poeta-hombre,
que desde su “Perla del Oeste” supo trascender y ganarse el prestigio y la consideración hacia su obra y
su persona, sin abandonar su condición de “hombre simple”:
Habría que ser amo del tiempo para tener un poco de poder y retomar sus pasos por la sede de la
Sociedad Italiana para encontrarse con Fortunato Nari (aún soldado conscripto) escuchando elogios
de su obra novel, o tener la imaginación fértil para imaginarse a don Mario caminando junto a
Remo Pignoni -pucho en mano por duplicado- por la calle que lo recuerda cuando llega a la
esquina y se transforma en Terragni, para que don Antonio, con su voz ronca, los salude con
entusiasmo. ¿Qué hubiera hecho si viera su nombre en la placa de la calzada? Nada. Tal vez un
comentario quedo y prolongar la noche con los otros contertulios, hablando de algo, gestando
sueños. Fumando. Ejerciendo el arte de la amistad. (Peretti, 1998: 20).
Conclusión
Dije tu nombre en una voz de asombro.
La noche caminaba en las estrellas.
Y el grillo musical, devoto de ellas,
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iba de ronda con la noche al hombro.
Cantó la vida. Y se abatió en escombro.
Por un amargo tiempo de querellas
recorre, ahora, el corazón tus huellas,
Y de esta muerte sin morir te nombro
Mario R. Vecchioli (La dama de las rosas)
En este trabajo hemos indagado la figura de Vecchioli a través de la lectura y selección de
archivos individuales y colectivos de las producciones textuales producidas o recepcionadas por el
insigne poeta rafaelino. Lo que nos permitió posicionarnos desde una perspectiva social para el análisis
y recuperar materiales que no siempre están disponibles, y permiten el acceso directo para el abordaje,
de primera mano: cómo se configura y construye la figura paradigmática del poeta, cómo se
transforma en un intelectual con fuertes vinculaciones con su época, posicionado y con transcendencia
cultural y literaria en clave local, legitimado, como en este caso, en el imaginario de la Pampa Gringa
santafesina- y con lazos abiertos hacia lo provincial, nacional y fuera del país. Operación que sin
embargo se produjo a espaldas de la misma intencionalidad y accionar del poeta, quien resistió siempre
las tentaciones que provenían de los centros de producciones canónicos y de comercialización.
Comenzamos este rastreo con sus primeros años de formación clásica en Europa, tiempo exclusivo para
su preparación cultural y sus incursiones literarias. Su regreso al país, habiendo adquirido una mirada
diferente de la del “inmigrante común” que exaltó y describió en sus obras, porque en su afincamiento
en la madre patria había adquirido una joven intelectualidad, la que le permite traducir del italiano,
manejar fluidamente cuatro idiomas y haber hecho de los libros una herramienta de vuelo, lectura y
escritura. Y además con un acérrimo agradecimiento y respeto hacia Argentina e Italia, dos países que
fortalecieron y fueron testigos de su constante espíritu de perfeccionamiento, consolidación cultural y
literaria; sumado a su mirada y respeto hacia el ser humano en general y a las personas ligadas a él de
una u otra manera, en particular, en todos los ámbitos en los que se desempeñó.
Hemos demostrado los modos de su auto y altero configuración en la comunidad interpretativa y
en el imaginario colectivo local, y de qué modo algunas voces de la alteridad de referencia provincial y
nacional contribuyeron a la formación identitaria del poeta en una validación de su obra que lo
colocaron (y hoy sigue vigente) en la línea de otros grandes poetas.
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El significativo intercambio epistolar con el que hemos trabajado, sumado al del testimonio de la
repercusión en los medios de comunicación del país y fuera de él, dan cuenta de su postura humanista y
pacifista. Un permanente receptor de los halagos y las sugerencias de sus pares, y al mismo tiempo,
dador de su tiempo y sus conocimientos para con los escritos de la otredad.
Vecchioli se mantuvo siempre fiel a sus convicciones, impregnado de talento, leal a sí mismo,
orgulloso de la formación que pudo adquirir con el sacrificio de sus padres, se refugió en un férreo
personalismo literario frente a toda ingratitud de su alrededor y fue indiferente a las corrientes literarias
que nunca lo obnubilaron,
De este modo llegó a posicionarse como una figura paradigmática del hacer cultural y literario
que trascendió la fecha de su desaparición física para perpetuarse en la memoria colectiva y en un
significativo nombramiento de lugares físicos de la ciudad de Rafaela.
La vida y la obra del escritor Mario R. Vecchioli se convierten en un aporte interesante a la
crítica intelectual y literaria. Por ello proponemos este trabajo de archivo y reflexión sobre la figura
poética de un gran poeta para colaborar en su puesta en valor por fuera de los espacios reducidos de la
ciudad natal y en particular como material de consulta y uso en los espacios de enseñanza y formación
literaria.
Consideramos que en la permanente remisión a los documentos auténticos de archivo -un
número significativo de ellos incorporados al Apéndice de la Tesina a los que hemos podido acceder,
leer, seleccionar y organizar- radica el valor sustancial de este trabajo. Muchos inéditos, todos
pertenecientes al archivo privado de la familia Vecchioli; y por lo tanto se nos ha dado la deferencia del
acceso a los mismos, por parte del albacea, el Dr. Omar Vecchioli.
En esta labor de lectura y selección del material de archivo -sin ser especialistas en el tema y en
el manejo de los mismos- no hemos podido abordar la totalidad debido a su profusión.
Como hemos remarcado, este trabajo de investigación y análisis no está centrado en los aspectos
literarios del escritor, más allá de que se haga referencia a su espacio escriturario, sino en un
reconocimiento a los procesos de construcción y autoconstrucción de esta figura paradigmática del
interior del país, posicionada y reconocida socialmente.
Deseamos que a través de este trabajo se pueda colaborar para suplir un área de vacancia en el
espacio literario e intelectual local, y aportar materiales auténticos de escasa visibilización en los
ámbitos académicos destinados a la difusión y enseñanza de la literatura.
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------------------------- (1950) La dama de las rosas. Rafaela, Berruezo y Bersano.
------------------------ (1952) Silvas labriegas. Rafaela, Berruezo y Bersano.
------------------------ (1970) De otros días. Rafaela, Bonafede.
------------------------ (1974) El sueño casi imposible (canto a Rafaela). Rafaela, Bonafede.
------------------------ (1975) Lugar de tierra nuestra. Rafaela, Bonafede.
------------------------ (1977) Reiteración de hombre. Rafaela, Mandrille, Berruezo y Peretto.
Antologías y otras publicaciones colectivas:
- Romancerillo del Litoral (1948) Antología editada por Julio Imbert, Editada en Rosario.
- Amor travieso (1954) Selección de Germán Berdiales, Editada en Buenos Aires.
- Primera Antología de poetas del Litoral (1957) Selección de Felipe Zeinstejer, Publicada
en Santa Fe.
- La Fontana di Trevi (1958) Escrita en idioma italiano, Selección de Alfonso Depascale,
Buenos Aires.
- Provincia poética (1970) Editada por la Dirección General de Cultura de la Provincia de
Santa Fe.
- Ciudad verso (1970) Editada por la Municipalidad de Rafaela.
- Fotopoemas (1971) Editado por la Municipalidad de Rafaela.
- El hombre y la palabra (1971) Escritores Rafaelinos Agrupados.
42
- Caminando con mi padre (1984) Selección de Lilv Hartz, Editada en Buenos Aires.
- Sunchales: Los hechos, los hombres y las instituciones que forjaron su centenaria historia
(1986) Selección de la historiadora Catalina Pistone, Editada en Sunchales.
Selección de poemas de autores Rafaelinos (1987) Selección de Amílcar A. Torre,
Editada en Rafeala.
- Palabras Rafaelinas (1998) Selección de E.R.A. (Escritores Rafaelinos Agrupados)
Editado en Santa Fe.
- Escalera de papel (1999) Selección de E.R.A. (Escritores Rafaelinos Agrupados) Editado
en Rafaela.
- El duende (2011) Selección de Susana Persello, Editada en Santa Fe.
DOCUMENTOS DE ARCHIVO:
- BALBI, Lermo Rafael (1974) Presentación de El sueño casi imposible en el Teatro
Lasserre de Rafaela.
---------------------------------------- (1981) Presentación de la Obra poética édita e inédita. Edición
Oficial de la Municipalidad de Rafaela en homenaje al autor, presentada en el año del centenario
de la Ciudad, de Mario R. Vecchioli, en el Centro Cultural Municipal de Rafaela.
- BALZARINO ANGEL (2012) Entrevista vía email.
- CUADERNOS MANUSCRITOS (1918-1919-1922-1924).
- ENTREVISTA (1974) de Jorge Hernández –Presidente de la ASDE- a Mario Vecchioli,
De poesía y algo más, con Mario R. Vecchioli. Santa Fe, Diario El Litoral,
- DEL CASTELO, Andriolo (1952) “Qundo buon sangue non mente. Mario Vecchioli,
poeta argentino tra Osimo e Rafaela” en Giornale D’Italia.
- DIARIO LA OPINION (1995/ 1998)
- GRACIOTTI, Ricardo (2003) I collegiali in scena. Storia del teatrino del Collegio
Campana di Osimo 1713-1923.Urbino, Arti Grafiche Editoriale.
. NARI, Fortunato (1981) Discurso de la presentaciónde la Obra poética édita e inédita.
Edición Oficial de la Municipalidad de Rafaela en homenaje al autor, presentada en el año
del centenario de la Ciudad, de Mario R. Vecchioli, Centro Cultural Municipal de Rafaela.
- REVISTA DEL DIARIO LA OPINION (1981) 1881-1981 Rafaela.
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- REVISTA SOCIAL. ORGANO OFICIAL DE LA SOCIEDAD ITALIANA DE S.M.
“V. EMANUELE II” (1939) Rafaela, Nº 1 al 8.
- SOCIEDAD ITALIANA “VICTTORIO EMANUELE (1979) Acta Nº 635, Rafaela.
- SUPLEMENTO CULTURAL LA PALABRA. (1997). Entrevista Dr. Omar Vecchioli,
Rafaela, Diario la Opinión.
- VECCHIOLI, Mario. Correspondencia recibida de:
- CASTRO, Roberto (Añatuya, 1952).
- GARCIA, Salvador (Santa Fe, 1974).
- GORI, Gastón (Santa Fe 28/6/1950).
- GRILLANTINI, Carlo (Osimo 05/04/1979) Correspondencia personal post mórtem.
- PONCE DE LEON, Oscar (Lima 4/4/1950).
- SERI, José (Entre Ríos, 1952)
VECCHIOLI, Mario. Correspondencia personal destinada a:
- ALMAZAN, Leónides Andrés (1955)
- ANGELONI, Efraín (1944/1978)
- BERZERO, José A. (1977)
- GARCIA, Salvador (1974)
- GOMEZ Y GOMEZ, Alejandro (1976/1978)
- HERNANDEZ, Jorge Alberto (1977)
- PESANTE, Edgardo A. (1977)
- RODAS REYES, Alfredo (1976)
- SALVI, Adolfo (1973/ 1977)
- VARELA SANCHEZ, Jesús (1977)
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