la compasiÓn de jesÚs en mc 10, 46-52
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LA COMPASIÓN DE JESÚS EN MC 10, 46-52
Jeovanny Milcíades Pujols De León, SJ.
Director: Dr. Luis Alfredo Escalante Molina, SDS.
Este trabajo es presentado
para obtener el título de Teólogo
Facultad de Teología
Carrera de Teología
Bogotá, D.C., Colombia
24 de enero de 2018
2
LA COMPASIÓN DE JESÚS EN MC 10, 46-52
3
INDICE
AGRADECIMIENTOS ...................................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 6
I CAPÍTULO ....................................................................................................................................... 8
MIRADA BÍBLICO-TEOLÓGICA DE LA COMPASIÓN .............................................................. 8
1. SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN .......................................................................................... 8
2. UNA MIRADA BÍBLICO-TEOLÓGICA DE LA COMPASIÓN ................................................. 9
2.1 El Antiguo Testamento y la compasión ...................................................................................... 11
2.3 La compasión desde el Nuevo Testamento ................................................................................. 12
3. ANTROPOLOGÍA Y COMPASIÓN ........................................................................................... 14
3.1 Dios de amor ............................................................................................................................... 15
3.4 Vida, historia y sociedad ............................................................................................................. 16
4. ESPACIOS SOCIALES NECESITADOS DE COMPASIÓN HOY ........................................... 18
4.1 Una realidad que nos interpela .................................................................................................... 19
5. EL CIEGO BARTIMEO Y EL ENCUENTRO CON JESÚS MC 10, 46-52 .............................. 21
5.1 Ceguera y contemplación ............................................................................................................ 22
5.2 Bartimeo y la situación en la sociedad dominicana .................................................................... 22
II CAPÍTULO ................................................................................................................................... 25
APROXIMACIÓN SOCIOLÓGICA ................................................................................................ 25
1. REALIDAD DEL TRABAJO INFANTIL EN ELÍAS PIÑA (PROVINCIA DE LA REGIÓN
SUR DE LA REPÚBLICA DOMINICANA). .................................................................................. 25
1.2 La cruda realidad del trabajo infantil .......................................................................................... 25
1.3 Una realidad que nos interroga .................................................................................................... 27
1.4 Un llamado a la solidaridad ......................................................................................................... 29
2. CEGUERAS DE LAS AUTORIDADES DOMINICANAS .................................................... 30
2.1 Respuestas insuficientes ante el problema del trabajo infantil .................................................... 30
4
2.2 El reto de atender adecuadamente al trabajo infantil................................................................... 33
3. LA FIGURA DEL CIEGO BARTIMEO DESDE EL TRABAJO INFANTIL ........................ 35
3.1 El ciego Bartimeo despierta la compasión de Jesús .................................................................... 35
3.2 La compasión de Jesús ante Bartimeo y ante el trabajo infantil.................................................. 37
III CAPÍTULO .................................................................................................................................. 41
MIRADA PRACTICO-PASTORAL ................................................................................................ 41
1. ESCUCHAR LOS CLAMORES DE LOS MARGINADOS HOY .......................................... 41
1.1 Vida y sentido ............................................................................................................................. 42
1.2 El dolor de la naturaleza: Un drama de nuestro tiempo .............................................................. 43
1.3 A la escucha del clamor .............................................................................................................. 44
1.4 Situaciones concretas de marginalidad........................................................................................ 46
2. LA COMPASIÓN EN LA ACTUALIDAD ............................................................................. 47
2.1 Realidades actuales que claman compasión ................................................................................ 48
2.2 Cambios y transformaciones urgentes ......................................................................................... 49
3. COMUNIDAD: LUGAR DE ENCUENTRO DONDE TODOS SOMOS COMPASIÓN ...... 51
3.1 La comunidad como alternativa al sufrimiento y la indiferencia .......................................... 52
3.2 Jesús: fuente e inspiración de la vida en comunidad ................................................................... 54
3.3 El encuentro de Jesús con Bartimeo: motivación para la vida en comunidad ............................. 55
CONCLUSIÓN ................................................................................................................................. 57
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................ 60
5
AGRADECIMIENTOS
En este trabajo de grado quiero agradecer profundamente a Dios quien es la fuente y
centro de mi vida que con su rostro amoroso y compasivo me hace ver que lo trascendental
en este caminar es cuán amorosos, serviciales y felices somos en este mundo. A mis padres
y a todos mis hermanos por regalarme tantos gestos hermosos del gran valor de la familia y
la unión desde Jesucristo entre unos y otros. De igual manera a mis compañeros de la
Compañía de Jesús por apoyarme e inspirarme de manera constante en estos años de mi
vocación como jesuita. Así mismo a los profesores en la Facultad de Teología de la
Pontificia Universidad Javeriana, de manera muy especial al padre Luis Alfredo Escalante
Molina, SDS por su apoyo, acompañamiento y apertura en estos años de formación
teológica. Dedico este esfuerzo académico muy especialmente a cada uno de los niños y
adolescentes que atraviesan la triste realidad del trabajo infantil en todas sus dimensiones
en los campos de la región sur de la República Dominicana y otros lugares. A tantos
amigos y personas con las que he compartido y trabajado durante este tiempo de estudios
teológicos quienes me han mostrado el gran valor de la amistad. Finalmente quiero expresar
mi agradecimiento a Colombia por mostrarme y enseñarme tanto en estos años por estas
pródigas tierras. ¡Gracias!
6
INTRODUCCIÓN
Aunque la compasión sea a menudo relacionada meramente con el tener lástima por
alguien que está atravesando por algún tipo de situación de sufrimiento y se relacione con
temas religiosos y cristianos, es preciso reconocer que la compasión no se reduce a esta
dimensión religiosa, sino que es mucho más amplia. Ella constituye una virtud humana
presente en todos los seres humanos y motivada por la propia experiencia de fe. Dentro del
cristianismo, ella constituye una actitud central en el camino de salvación ofrecido por el
Dios que nos ha revelado Jesús de Nazaret. Dada la importancia de la compasión en la vida
de los seres humanos y la sociedad, el presente trabajo se ha propuesto abordar el asunto de
la compasión a la luz del encuentro transformador que Jesús tiene con el ciego Bartimeo
(Mc 10, 46-52), partiendo de la situación compleja y desafiante que brota del trabajo
infantil en Elías Piña (República Dominicana).
En tal sentido, el trabajo pretende analizar la compasión de Jesús desde el pasaje
evangélico de Marcos 10, 46-52 sobre la curación del ciego Bartimeo a fin de precisar las
luces que este nos arroja a la realidad del trabajo infantil en los campos de la región sur de
la República Dominicana, tratando, en últimas, de extraer los desafíos concretos para que la
sociedad pueda ver dicho drama social y responder de manera significativa y
transformadora.
En el primer capítulo se realiza una mirada bíblico-teológica de la compasión,
dando a conocer los rasgos de la figura compasiva de Jesús presentes en la curación del
ciego Bartimeo en Marcos 10, 46-52. Siendo una virtud humana, la aproximación a la
compasión desde esta perícopa permite evidenciar que Dios está con los pobres y
desavenidos, con los sufridos de este mundo, con aquellos que nos reconocemos frágiles y
débiles. Dios no es un Dios lejano ni mucho menos indiferente. Él es compasión hecha
carne que se da y se entrega en cada momento de nuestra vida. La compasión como modo
de ser de Dios, lo lleva a sentir en sus propias entrañas el dolor de sus hijos e hijas, así
como lo hace una madre.
En el segundo capítulo se hace una aproximación sociológica al trabajo infantil en la
región sur de la República Dominicana específicamente en la provincia de Elías Piña como
7
lugar y espacio social donde la vida clama desde la problemática de explotación social en
niños y adolescentes. La perspectiva que hemos desarrollado en este trabajo es poder
precisar las luces que nos arroja la actitud compasiva de Jesús desde el pasaje evangélico de
la curación del ciego Bartimeo con respecto a la realidad de trabajo infantil y las cegueras
sociales evidentes en nuestra sociedad.
En la República Dominicana, tenemos la triste realidad del trabajo infantil en sus
peores formas, abundando un alto nivel de niños y adolescentes en los campos
dominicanos. Esta es una situación donde la vida clama y demanda de nosotros no sólo
esfuerzos estatales e institucionales que son muy importantes, sino también la compasión
como una virtud humana y espiritual presente en nuestra vida.
En el tercer capítulo presentamos una mirada práctico-pastoral en torno a la escucha
de los clamores de los marginados hoy en nuestra sociedad que nos invitan a una praxis de
amor y entrega por los que sufren. Este tercer apartado es desarrollado desde una
apropiación personal de la compasión a partir de las distintas realidades humanas y
espirituales de nuestro tiempo. Por lo tanto, ésta es una virtud cristiana, humana y un
componente conductual que incluye el compromiso y la decisión para realizar acciones en
favor del que sufre. La línea que hemos seguido es que Jesucristo nos sigue enviando hoy
en medio de distintas realidades de sufrimiento como profetas de esperanza que
denunciamos las injusticias y anunciamos un mundo cada más humano y solidario desde el
encuentro de unos y otros en comunidad.
Consideramos que Jesús nos enseña a través de su vida que la compasión es un
mirar, tocar y acompañar al que sufre en todas sus dimensiones humanas y sociales.
Nosotros hemos querido dar a conocer que dicha virtud no es un asunto de piedad ni mucho
menos solo una dimensión única y exclusivamente religiosa sino más bien un modo de ser
y vivir al que como personas estamos todos convocados. Creemos que la compasión nos
vincula a tener una mirada que logra establecer relación de hermandad con la persona que
se encuentra sumergida en medio del sufrimiento siendo conscientes que experimentar esta
virtud es también una gracia.
8
I CAPÍTULO
MIRADA BÍBLICO-TEOLÓGICA DE LA COMPASIÓN
1. SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN
Desde la persona de Jesús, la compasión es un tema constantemente mencionado en
todos los escritos del Nuevo Testamento. Más aún, si algo podemos decir de la figura de
Jesús es que su vida fue la compasión misma en este mundo. Este es un elemento recurrente
en los textos bíblicos. Ahora bien, pero que comprendemos por compasión. Es una palabra
que pertenece al latín tardío compassio, -ōnis, que es comprendida como un “sentimiento
de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien”.1 Es una palabra que
expresa el término conmiseración para referirse a que sentimos con la persona que padece
algún tipo de dolor de pena, sufrimiento o desgracias en su vida.
La filosofía comprende la compasión como un término que significa apiadarse. Es
un término que a la vez es relacionado con la simpatía, comprendida como un sentir con la
otra persona la otra parte. Nos adentramos a la vida y a los sentimientos del otro y
participamos de éstos. Aristóteles en esta línea, comprende la compasión como “el
sentimiento de tristeza y temor que surge cuando contemplamos un sufrimiento grave
inmerecido y que pensamos que también nos podría ocurrir a nosotros o algunos de
nuestros allegados”.2 Evidentemente la compasión mueve en nosotros varias reacciones que
pueden ser consideradas humanas por nuestra naturaleza misma, que pueden ser una
respuesta ante algún padecimiento complejo que tiene alguien. Así como por un
sufrimiento que se vive y que nunca en nuestra vida esperábamos, como por ejemplo
podemos tener crímenes violentos, injusticia, actos de terrorismo, etc. Por consiguiente,
también tenemos una compasión por aquellos a quienes queremos y amamos, que están
cerca de nuestros corazones. Y una reacción de angustia como expresión de lamento y
dolor que vivimos desde lo más profundo de nuestras entrañas mismas.
1 Diccionario RAE, s. v. “Compasión”
2 Aristóteles, Retórica, II, 8,15.
9
La compasión no es solo un sentimiento que se encuentra con el ser humano desde
la mirada triste y penosa, “compasión viene de con-padecer, compartir el sentimiento,
solidaridad afectiva. En esa línea avanza el misericordioso, que no solo se compadece, sino
que ofrece un gesto positivo y gratuito de amor”.3 La compasión tiene un vínculo con la
situación de dificultad de la persona que le lleva al accionar por y con el individuo. Hace
que el individuo sea cada vez más consciente de la otra y de sus situaciones humanas y
sociales. Sus mayores aliados son la identificación y la sensibilidad por la otra persona en
todos sus dramas y situaciones.
2. UNA MIRADA BÍBLICO-TEOLÓGICA DE LA COMPASIÓN
La compasión es comprendida como la capacidad de asumir como propio el
sufrimiento de los demás en todas sus complejidades. Relacionada con la debilidad del ser
humano. Por ello a lo largo de la historia del mundo religioso la compasión desempeña un
lugar importante. Desde la dimensión de la fe cristiana, la compasión es comprendida,
desde todas sus facetas como, ser solidario con el ser humano. Pero de una forma no tanto
activa, sino que más bien pasiva. Aunque desde la dimensión bíblica, gana más espacio lo
activo, porque la comprende y la mira como aquella que es capaz de ayudar a los más
necesitados.
En teología la mirada hacia la compasión se realiza en conjunto hacia el adjetivo
“compasivo”. Que es atribuido propiamente a Dios como ser que es en sí compasión. En el
Antiguo Testamento es constatable lo que hemos dicho, aparecen varias palabras que se
refieren a un Dios que es compasión y misericordia. Ciertamente esto lo podemos ver en el
libro de Éxodo capítulo 22 versículo 27 y en el Salmo 78 versículo 38 entre otros textos
bíblicos en los cuales surgen referencias en sintonía con la temática. Cuando creemos y
confirmamos que Dios es compasivo, reconocemos que Él es amor y misericordia. Quien
regala su amor a todos los hombres y mujeres de este mundo. Dios en sí mismo es
misericordia. Un Dios que se da, se apiada de distintas formas y maneras en esta tierra es
3 Pagola y Pikaza, Entrañable Dios, 27.
10
porque es en todo amor. Por ello, cuando hablamos de compasión, es darnos cuenta de que
es Dios que se nos está dando constantemente en amor.
En la Biblia podemos encontrar vastos textos bíblicos que nos hablan de este amor
de Dios, utilizando imágenes muy significativas para expresar su compasión. Dios
continuamente está comunicando su misericordia desde los distintos gestos de amor hacia
nosotros, de modo similar, lo vemos en el más grande regalo de comunicación del Creador
a su criatura, entregándonos a su Hijo Jesús. El fiel creyente, cuando experimenta esa
profundidad de la compasión, hace que ésta se convierta en un tener piedad por los
sufrimientos de su prójimo, que es rostro visible de Jesús.
Aquel que es compasivo, abre su corazón para ayudar al pobre que le necesita. No
tiene un corazón embotado y endurecido, sino que más bien, está en plena armonía con el
amor y la vida del que sufre. Es una relación interhumana en la que están presentes Dios y
el ser humano. Dios siempre es compasión que vela, acompaña y cuida del hombre. Tal y
como nos dice el Salmo 107, 1; 136 “porque es eterna su misericordia: El Dios de
compasión es el Dios maternal. En el cual su amor está presente en todas y cada una de las
criaturas de este mundo. Es así lo que nos dice el profeta Isaías: “¿Puede una madre
olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella te olvide
yo no te olvidaré” (Cfr. Isaías 49, 15).
La compasión nos hace ser semejantes a Dios en cuanto a ser misericordiosos como
lo es Él. Potenciándonos como seres humanos merecedores del Señor. El evangelista San
Mateo, nos dice que “seamos compasivos como nuestro Padre es compasivo” (Cfr. Mt 5,
43-48). Remitiéndonos a la escatología desde un significado del destino último de los seres
humanos. Desde Dios todos, y cada uno de nosotros, seguiremos siempre siendo hombres y
mujeres pecadores. Frágiles y débiles, al final de todo, nos veremos en la necesidad de su
misericordia y de su bondad infinita. Por ello, nos necesitamos los unos de los otros, lo cual
implica un esfuerzo mutuo. No solitario y perdido desde el esfuerzo de uno mismo. La
invitación es a reconciliarnos con los otros. Siendo conscientes que Dios es un Padre de
reconciliación, perdón y compasión.
11
2.1 El Antiguo Testamento y la compasión
El Antiguo Testamento nos presenta la compasión comprendida en relación con la
fidelidad y la misericordia que vivió el pueblo de Israel en cuanto a su relación con Dios,
significando así el signo de la alianza en este testamento. De ahí encontramos el libro del
Éxodo donde Dios aparece como el Señor que salva y que mira el corazón sufrido de su
pueblo de Israel al que comprende y conoce en medio de su dolor. En este libro el Señor
guía y protege por el desierto a su pueblo dándole el agua y el alimento necesarios para
vivir, quedando evidenciado su mayor gesto compasivo. Dios baja al encuentro de los
hebreos oprimidos por los egipcios y les libera por medio de Moisés tal y como lo podemos
encontrar en Éxodo 2, 23-25. Podemos decir que en Éxodo 34, encontramos el fundamento
de la compasión desde el Antiguo Testamento en una confesión de fe de parte de Moisés,
que dice: “Yahvé, Yahvé, Dios compasivo y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y
fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebeldía y
el pecado” (Cfr. Ex 34, 6-7).
El texto bíblico del Éxodo, señalado anteriormente, es una revelación de fe donde
Yahvé ha hecho la promesa de anunciar su nombre. Quedando por evidencia que lo más
importante es el amor y el perdón que Dios tiene por la persona humana. Donde lo más
significativo no son los ayunos y sacrificios, sino la ayuda compasiva a los más
necesitados, con rostros concretos que se expresan en las viudas, los enfermos y los
huérfanos. Para el pueblo de Israel, Yahvé ha sido un Dios que es compasión y perdón. Un
Dios compasivo que su amor no tiene límites y se manifiesta en la ayuda a los desprovistos
de nada, misericordioso, lleno de amor y ternura. La imagen es que Dios “aparece no solo
como creador sino como recreador de los hombres, que forman parte de su misterio de
amor”.4 Es decir, la presencia de Dios se basa preferentemente en el amor y el cuidado
hacia el ser creado por Él.
El Antiguo Testamento es una alianza de Dios, que se gesta en la profecía y en la
historia del pueblo de Israel. Donde ha sido un camino de plena compasión y testimonio.
Ya hemos puntualizado en (Éxodo 34, 6-7), que Dios regala su misericordia y su
clemencia, a pesar de que los israelitas hayan roto ese pacto de fidelidad. Por tal razón,
4 Pikaza, Diccionario de la Biblia historia y palabra, 214.
12
vemos a un pueblo que busca reorganizar su estructura de organización desde el perdón,
para volver a sus principios originales desde la unión con Yahvé. Pero muchos profetas de
este testamento tienen un clamor de compasión, como es el caso de Oseas y Amós. De igual
manera en Jeremías e Isaías vemos ese camino de gracia y de perdón de la mano con Dios,
el cual pide misericordia. Por consiguiente, todos estos factores recaen en acciones muy
propias constituyéndose en obras de misericordia como son: hospedar a los extranjeros,
cuidado a las viudas y a los huérfanos y compartir la tierra de unos hacia otros. Como
también liberar a los sometidos por medio de la esclavitud y perdonar la deuda. Que son
aspectos centrales de una ley fundamental tan referida en el A.T. De igual forma la riqueza
del libro de los Salmos nos conduce a expresiones del pueblo de Israel, siendo así oraciones
de misericordia. Esa es la experiencia de oración y acción de seres humanos que creen y
confían en Dios.
2.3 La compasión desde el Nuevo Testamento
La compasión desde el Nuevo Testamento se encarna y se irradia de una manera
extraordinaria, por medio de Jesús Salvador, el Mesías de Dios. El punto máximo de la
compasión se alcanzó desde el Nuevo Testamento con Jesús. Así lo encontramos en las
Sagradas Escrituras: “nuestro Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos
pequeños” (Mt 18,14). Donde el Ungido ha sido enviado a este mundo para que todos se
salven por medio de Él. Por ello vemos cómo Jesús va al encuentro del necesitado. Su vida
es un actuar desde la compasión, por eso sana al enfermo, acoge a los pobres, excluidos y
da comida al hambriento, ayuda al huérfano, etc. Más aún, se encuentra con Zaqueo y le
pide hospedaje en su casa. Porque la acogida de la salvación por medio del amor
misericordioso de Jesús se comprueba de inmediato por la transformación de vida del ser
humano. Desde Jesús la compasión tiene una dirección y un fin que consiste en acudir al
hombre pecador. Individuo pecador a quien Jesús con su vida, palabras y obras asegura que
Dios Padre rico en perdón y compasión les regala su amor. La figura de Dios en el Nuevo
Testamento es la de un Padre que es compasión y salvación. Esa es la esencia de Dios; que
su nombre es compasión.
Lo más propio de Dios es la misericordia y la fidelidad. Por ello podemos decir que
“En Jesús de Nazaret esta característica divina encuentra su mejor realización humana y se
13
convierte, así, en la mejor revelación en términos humanos de lo que es Dios”.5 Todo lo que
Jesús hizo y predicó lo impulsa la compasión. Por eso vemos a Jesús curando, sanando y
liberando, porque su sentido es el de ayudar y solidarizarse con los necesitados de esta
tierra. Por eso también nos encontramos con que los evangelios muestran a Jesús como
Mesías compasivo. Lo que le estimula a compadecerse de los pobres, es un movimiento
muy profundo que brota de lo más profundo de su corazón, sale de sus entrañas. Un
corazón que siente por el sufriente. Es una compasión tan profunda que viene de la
naturaleza misma de Jesús, que siente como propios los sentimientos de los demás. Jesús
no se queda solo contemplando o meditando lo que los otros viven. No es un espectador. Él
va al encuentro del que sufre y padece, cura su enfermedad y es solidario con el ser
humano. Su vida es un sentir y compadecerse del que pasa por distintas angustias y dramas
en este mundo.
En el Nuevo Testamento vemos que se comparte la experiencia del pueblo israelita
en cuanto a la compasión de Dios. En Él existe una experiencia de vida y consuelo. Allí se
revela que Nuestro Padre Creador, consuela y acoge a todo el que pasa por momentos de
dificultades y angustias. Porque la cara de nuestro Dios es la misericordia, el perdón y el
amor. Él es consuelo y protección hacia los que sufren. De mirada amorosa y acciones
generosas. “Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos
consolar a los que se sienten atribulados, ofreciéndoles el consuelo que nosotros mismos
recibimos de Dios” (Cfr. 2 Cor 1, 4).
Jesús enseñaba desde la compasión, quien la daba a conocer por medio de sus
acciones como un camino de transformación interior y exterior del ser humano que tenía
repercusión social. Sus palabras y su vida eran las que animaban a todos aquellos que le
seguían, necesitados de una voz que anuncie la libertad y denuncie la injusticia. Con Jesús
sus compañeros empiezan a experimentar la imagen de Dios como Señor de amor y perdón,
por su manera de acercarse a ellos, de hablarles, sanarles y ser rostro cercano de
misericordia. Es así como Dios Padre actúa a través de Jesús, desde esos hermosos gestos
de compasión, humanidad y poder divino a la misma vez. Compartimos que la compasión
guarda un sentido muy fuerte de valor, don y carisma especial que viene de Dios, de ahí la
5 Gelabert Ballester, “Sentido teológico de la compasión”, 215.
14
mística especial de la compasión porque “la compasión más honda, no un sentimentalismo,
ni una obra de caridad externa (limosna material), sino de comunión, a través de la
palabra”.6
Jesús se dedica con todas sus fuerzas y corazón a la gente. La compasión no es un
sentimiento sin sentido ni profundidad. Los evangelios nos recuerdan, que la vida pública
de Jesús está llena de una voluntad interior que sale al encuentro del otro. Con una cercanía
sin precedentes, haciendo redención del género humano. Es cercano con los que sufren y
amigo de los pobres, porque nos ama. El gran milagro de la solidaridad como es la
multiplicación de los panes es precisamente eso, dar alimento a todos aquellos que le
siguen. Es sentir con ellos el hambre, su estar a la intemperie, animarlos y ayudarles. Allí es
donde los discípulos se hacen partícipes de su misión, que es la misión del corazón.
3. ANTROPOLOGÍA Y COMPASIÓN
Si ponemos la mirada en la compasión desde la perspectiva antropológica, podemos
decir que es una actitud concomitante a la naturaleza humana. Es decir, que forma parte de
la característica esencial del ser humano en todas sus dimensiones. Desde esta perspectiva
podemos pensar en el caso de los neandertales y del homo heidelbergensis; como hecho
constatable en el que la compasión tiene su origen en lo más propio del ser humano. Que
desarrollaron fuertes compromisos hacia el bienestar de los demás como tal. Martín
Gelabert Ballester nos dice en su artículo Sentido teológico de la compasión que “Existen
evidencias arqueológicas de la atención a individuos heridos, enfermos, discapacitados o
ancianos durante largo tiempo, individuos que no hubieran sobrevivido sin la ayuda de sus
congéneres”.7 Todos nosotros como seres humanos, no soportamos el sufrimiento de los
demás. La realidad que viven los necesitados mueve muchas cosas en nosotros que nos
colocan a reflexionar y accionar desde la compasión. No somos indolentes ni indiferentes al
dolor humano. Hemos nacido para compadecernos por los hermanos que tenemos a nuestro
alrededor. Las guerras, las situaciones de violencia, el desprecio y menosprecio, racismo, la
6 Pagola y Pikaza, Entrañable Dios, 86.
7 Gelabert Ballester, “Sentido teológico de la compasión”, 214.
15
explotación infantil, el tráfico y trata humano, etc. Son sombras que nos hacen preguntarnos
¿Qué nos está pasando? Qué está pasando con la dimensión humana nuestra. Pero a pesar
de esas situaciones que han escalado tanto en nuestras sociedades, la compasión no deja de
visibilizarse en los distintos espacios hoy.
3.1 Dios de amor
En sintonía con lo que hemos comentado en el párrafo anterior, podemos decir que
la compasión inicia por lo más propio que es el amor. Sin amor, nuestras acciones serían
infecundas y perdidas en una vida hostil y sin sentido. Cuando el ser humano se vuelca con
todo hacia sus prójimos, es porque existe un corazón encendido, ardiente y fervoroso, que
descubriendo su propia miseria; apuestan por amar y compadecerse. Todo esto se da
cuando salimos de nuestro propio egoísmo y visión del mundo de manera individualista.
Porque el egoísmo es una dimensión que muchos llevamos, obstaculizando que la
compasión florezca. Éste produce dolor y tristeza y sufrimiento al hombre. Daña la
búsqueda de una compasión en favor de los necesitados. Pero ciertamente es asunto de
amor. Querernos a nosotros mismos es un proceso humano, benéfico y hasta trascendental.
Porque para amar y ser compasivos con los otros, tenemos que amarnos. Si no lo hacemos,
estaría faltando un rasgo central de nuestra naturaleza humana.
El amor humano es el mayor aliado de la compasión. Vivir en sintonía con la
imagen de un Dios compasivo, despierta mucha sensibilidad en nosotros. Por eso la imagen
de un Dios que es compasión, nos ilumina en torno a que el amor se haga cada vez más
realidad en los que nos rodean. Somos seres compuestos por los afectos y para generar
comunión en los otros, es importante nuestro mundo interior para así poder ponerle amor a
la compasión. Se necesita la caridad, pero no se trata solo de dar cosas, es más bien
escuchar y hablar con quién estamos invitados a echarle una mano. Es una actitud de vida
constante. No se hace de vez en cuando con la persona, de acuerdo con las distintas
situaciones y circunstancias. Más bien tiene una constancia permanente en nuestra propia
vida y en la de los otros.
La compasión la podemos entender como relación de unos con los otros en sus
distintas realidades, etapas y procesos de vida. Es comunión humana y gratuita que se va
gestando desde lo más profundo de nuestro corazón. Por eso, no podemos reducirla a una
16
mera comprensión de ver a la otra persona que sufre con lástima, como suele ocurrir con
cierta regularidad, es más bien un modo de ser que crea fraternidad y solidaridad con el
necesitado.
3.4 Vida, historia y sociedad
La compasión es un principio ético que reflexiona en torno a lo que hacemos y no, a
nivel de nuestro comportamiento humano en la sociedad. Esta noción nos abre la puerta a
otras perspectivas, ya sea, a nivel filosófico, social o antropológico por sus vastos vínculos
y raíces cristianas y sociales que guarda las cuales hasta las podemos estudiar por niveles.
El suelo nutricio de la virtud y la caridad es la compasión por su esencia y mística.
Ciertamente implica que nos descentremos del egoísmo que nos gobierna y no dejarnos
implicar por este descontrol inmoderado de amor a nosotros mismos. La base de la
compasión es que sufrimiento de la otra persona mueva todo lo que somos y se convierta en
nuestro motivo por excelencia. Constantemente en nosotros pasa que bloqueamos nuestras
tendencias personales hacia el egoísmo, no queriendo hacer sufrir a la otra persona por solo
pensar en nosotros mismos. Pero si esto no se da entonces hacemos sufrir al otro y en vez
de ser entes de compasión nos convertimos en generadores de sufrimiento. Así, si hacemos
todo lo contrario y somos hombres y mujeres de compasión, vencemos esos egoísmos que
oprimen y destruyen; hacemos de la compasión una realidad activa y visible en este mundo.
Una dimensión importante de la compasión es mirar a nuestro lado. Ver con los ojos
a quienes tenemos cerca. La compasión es sentir con quienes tenemos cerca y lejos. Un
hecho histórico importante en esta vía de lo que es la compasión, lo encontramos en la vida
de Antonio Montesinos. Este fraile de la comunidad dominica en la isla La Española,
denunció las injusticias cometidas por los conquistadores y encomenderos españoles, que
en el sermón del cuarto domingo de Adviento hizo la pregunta: ¿Estos no son hombre?
Ante esto podemos compartir:
Estos, los que están junto a nosotros, a nuestro lado, y en nombre de quienes os
hablamos. Compasión es exactamente eso: sentirse al lado de quien sufre y ponerse en su
lugar. Y, ampliando más el concepto, habría que decir: compasión es estar al lado del amado
(sea cual sea su situación) y ponerse en su lugar.8
8 Nolasco Flérida, Clamor de justicia en La Española, 15.
17
Tenemos que precisar que compadecerse con la otra persona no es imitar lo que la
otra parte vive y pasa. Esto no sería una adecuada compasión. Es ayudar y acompañar a la
persona en sus dramas de dificultad, es más bien, comprender la situación del necesitado en
su sufrimiento. Constantemente nos podemos confundir con que tener compasión es si
emocionalmente nos identificamos con la persona y creemos que ser compasivos es replicar
lo mismo. Esa sería una compasión que en vez de ayudar complejiza la situación del
sufriente.
Una gran cantidad de mujeres y hombres han hecho grandes acciones en sus vidas
que podemos decir que es un vivo ejemplo de lo que es compasión. Esto lo vemos en
diversos campos, desde lo religioso, político, deportivo, militar, etc., que nos dicen mucho
como sociedad que la compasión no ha desaparecido. Más aún, existen seres humanos que
son protagonistas discretos de compasión. A quienes podemos encontrarles en nuestras
comunidades rurales, barrios y ciudades. Que hacen posibles verdaderos milagros humanos
de compasión. Podríamos citar un hecho que es una muestra muy importante de compasión:
El jueves 12 de enero del año 2012 a las 4:53 pm, aconteció un terremoto en Haití.
Se calcula que los muertos pasaron de 200,000. Ya nos podemos imaginar todo el dolor, la
desesperación, abandono, hambre, desprotección, etc., que experimentó y siga
experimentando esa hermana nación. Algo que llamó fuertemente la atención de la
comunidad internacional, es que una mujer dominicana, al ver la situación se preguntó qué
hacer. Es cuando tras darse cuenta de tantos bebés que quedaron huérfanos y a quienes
había que amamantar, decidió acoger a varios de estos pequeños, con permiso de las
autoridades y amamantarlos de sus propios senos. Fueron imágenes que conmovieron al
mundo. Gestos de Dios en medio del dolor y el sufrimiento humano. Vimos que un mundo
nuevo y mejor es posible, gracias al buen corazón de esta pobre mujer de escasos recursos
económicos pero rica en compasión y amor. Eso es una antropología de la compasión, el
ser humano ayudando a la otra parte en su calamidad. Una experiencia de compasión como
esta genera oración y fe. Porque su fe ha sido un creer solidario. Desde lo pequeño o lo
mucho, hacemos y damos compasión. La compasión puede ser una brújula de nuestra labor
pastoral y de lo que predicamos en esta tierra.
18
La compasión tiene implicaciones con la dignidad humana, la paz y la lucha por la
justicia. No importa de qué creencias religiosas seamos. Ser compasivos es una
característica fundamental a la que está llamado todo ser humano. Una compasión
configurada desde Dios requiere que las diversas situaciones de dolor y sufrimiento en el
ser humano, esté en un constante análisis, reflexión y lucidez para el pleno sentido que
guarda la compasión.
4. ESPACIOS SOCIALES NECESITADOS DE COMPASIÓN HOY
Hay escenarios sociales necesitados de compasión. Con rostros, nombres y lugares
específicos. La realidad del trabajo infantil en la República Dominicana es uno de ellos. La
vida clama demandando compasión en pro y en favor de tantos niños y niñas que son
maltratados y explotados a nivel laboral en la nación caribeña. Lo más triste y complicado
de todo, es que en pleno siglo XXI, donde se supone que este tipo de situaciones no han de
darse, son reales en estos momentos. Podemos decir, que hay muchas instituciones a nivel
de estado, fundaciones y organizaciones internacionales que hacen un gran esfuerzo, pero la
cantidad de trabajo no es poco. Más aún, se hacen esfuerzos a nivel del Estado Dominicano,
pero luego desaparecen sus esfuerzos y políticas a la velocidad de la luz.
Este un problema social que genera una mirada compasiva que lleve a la acción en
pro de una transformación social. Los campos de la región sur de la República Dominicana,
específicamente en las zonas rurales de la provincia de Elías Piña; allí el trabajo infantil es
evidente. Nos podemos encontrar con niños y niñas que trabajan la agricultura y la crianza
de ganado. Siendo así una realidad que causa gran conmoción.
Pensamos que es una situación social que necesita compasión. Donde muchas veces
en dichos espacios, es costumbre que los niños hasta dejen de ir a la escuela para dedicarse
al trabajo de la tierra y al cuidado de animales. Planteamos que si la compasión es un
sentimiento que nos vincula con los semejantes que lleva a compadecerse de los que sufren,
estamos diciendo que el trabajo infantil en la República Dominicana es un espacio que
necesita compasión. Una atención de parte del estado y de las demás instituciones sociales.
19
4.1 Una realidad que nos interpela
Para ubicarnos y contextualizar un poco lo que estamos tratando, la provincia de
Elías Piña es la más pobre del país. Así el Programa de las Naciones para el Desarrollo
(PNUD), dice lo siguiente:
La provincia de Elías Piña está ubicada en el extremo oeste de la República Dominicana y
pertenece conjuntamente con San Juan a la región de planificación El Valle. Es una de las 5
provincias fronterizas, abarcando el 39.8% de toda la frontera con Haití. La provincia está
compuesta por seis municipios: Comendador, Bánica, El Llano, Hondo Valle, Pedro
Santana y Juan Santiago, siendo Comendador la cabecera provincial y municipal que
constituye el centro de comercio y servicios de la provincia.9
Como podemos notar, es una provincia fronteriza. Considerada hasta estos
momentos la más deprimida social, política y económicamente hablando de la República
Dominicana. Gran parte de los infantes que habitan en sus tierras son de estrato social
pobre, muchas familias se encuentran sumidas en la miseria. Es decir, por debajo de los
índices considerados como pobreza. Constatamos que en muchas familias de los campos de
la sociedad dominicana que un infante trabaje es signo de que será un buen hombre o una
buena mujer. Que haga cosas parecidas a sus padres con respecto a esta dimensión, muestra
en muchas familias que los infantes son agentes de entereza, moralidad y rectitud. Es decir,
para ellos es visto como algo bueno y válido porque sus familiares también fueron
formados de esa manera.
El mismo informe de las Naciones Unidas para el desarrollo plantea que las condiciones de
vida en dicha provincia son complejas y podemos decir desde nuestra interpretación, que
son las razones que se dan para que este tipo de situaciones acontezcan con referencia al
trabajo infantil, como problema humano necesitado de compasión. “Elías Piña es la
provincia más pobre del país lo que indica que concentra el mayor porcentaje de población
viviendo en pobreza extrema en el país. La situación de privación y falta de oportunidades
de la población se manifiesta en todas las áreas en la provincia”.10
Esta es una población que expresa bastante vulnerabilidad. Como podemos ver, eso
significa que tenemos muchos niños y niñas, y no solo en la provincia de Elías Piña, que se
dedican plenamente o a medio tiempo al trabajo. Lo que permite afirmar que no están
9 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “Perfil socioeconómico y medio ambiental”, 208.
10 Ibíd.
20
haciendo ni viviendo lo que hacen los niños en estas etapas de sus vidas. Según la
UNICEF:
Los niños y adolescentes en trabajo infantil suman 304 mil. Este número con respecto al
total de personas entre 5 y 17 años de edad es equivalente a una tasa de 12%. Los niños y
adolescentes en trabajo infantil representan el 79% de todos los ocupados en la producción
económica. Esto indica que, de cada 100 niños y adolescentes ocupados, casi 80 se
encuentran realizando trabajos que no son aptos para personas menores de 18 años.11
El trabajo infantil en Elías Piña nos debe interpelar. Reconocemos que muchas veces
no sabemos qué hacer, pero si tenemos la seguridad de que es importante caminar hacia
algo. Pensamos que no hay más mirada compasiva desde Jesús que aquella que es capaz de
condolerse del dolor ajeno. Solo hay que recorrer los campos de esa bella provincia, con
sonrisas y paisajes naturales espectaculares. Pero un lugar donde habitan niños y niñas
sufridos por el trabajo infantil. Más aún, el nivel de pobreza es tal, que hasta ya se ha
convertido en una cultura de la pobreza. Donde se cuenta con potencialidades y unos que
otros recursos, pero la desesperanza y la falta de formación, no les permite darse cuenta de
que pueden salir adelante.
Podemos pensar cuales son esos motivos que han dado lugar para que el trabajo
infantil sea tan latente en esta zona, y es como toda zona fronteriza en muchos de nuestros
países latinoamericanos, lo que sobra es lo que se envía para allá y en muchas ocasiones no
se envía nada. A la vez nos encontramos con un aspecto fuerte, y es que ya se ha convertido
en un modo de ser y de vivir. Es una realidad donde la vida clama invitándonos a movernos
y a compadecernos de esta situación. Un sufrimiento con rostros vivos, con nombres y
procesos.
La República Dominicana contiene en sus leyes la ilegalidad del trabajo infantil y
por ende es condenatorio, pero esto en el día a día no se persigue. Comprendemos que más
que perseguir, reprimir y condenar, que es importante en esta vertiente se necesita crear
políticas educativas, comunitarias, sociales, y familiares para ir trabajando este mal. Lo que
estamos diciendo es que exista una real política de seguimiento constante y 11
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, “Dinámica del trabajo infantil en la República Dominicana”,
17.
21
acompañamiento en este tema. La palabra constancia en este tema es determinante porque
creemos que es eso lo que hace falta.
Reconocemos que existen muchas fundaciones de la Iglesia Católica que trabajan
mucho desde este campo, por lo cual se convierten en instituciones promotoras de
compasión en medio del dolor. Que se gastan y se entregan constantemente en pro de una
cultura y una vida de compasión. Allí es claro que su filosofía son el amor y la
misericordia. Impulsadas por el deseo y las ganas de servir a Dios por medio de su pueblo.
Elías Piña es una porción del pueblo de Dios que quiere cada vez más, caminar hacia un
desarrollo humano y espiritual, deseando que el ejercicio de la misericordia se constituya en
una acción transformadora de la situación.
5. EL CIEGO BARTIMEO Y EL ENCUENTRO CON JESÚS MC 10, 46-52
El evangelista San Marcos en su capítulo 10, 46-52, nos narra el encuentro de Jesús
con el ciego Bartimeo. Un vivo pasaje de la compasión de Jesús por su pueblo. La curación
de este ciego está llena de detalles especiales de parte de Jesús, Bartimeo y sus discípulos.
Donde el maestro pasa delante de este pobre hombre que está tirado a un lado del camino.
Son hechos, sucesos y procesos que nos hablan en vivo y en directo. Bartimeo es el vivo
reflejo de una sociedad que margina, no permite acercarse y quiere enmudecer las voces de
los más necesitados de este mundo. Pero la voz de este hombre al llamar a Jesús, no se
detiene, mientras cada vez más quieren callarle el habla más fuerte. La compasión muchas
veces nos llama una y otra vez y no somos capaces ni de siquiera prestarle atención. Los
seguidores de Jesús lo que hacen es tratar de que este hombre sufrido no se acerque a Jesús.
Pero Jesús sabe y conoce lo que pasa alrededor y pide que le lleven al hijo de Timeo, le da
la curación y el ciego sale en camino siguiendo a Jesús, dando gracias y reconociendo que
Jesús es el Hijo de Dios.
Es una escena evangélica que se encuentra inserta en un momento importante de la
vida pública de Jesús. Donde es tangible el amor y la misericordia de parte de Dios. Jesús
hace una curación en público, por lo tanto, es la misericordia de Dios operativa en medio de
22
todos. Ver cómo Dios obra entre la multitud, en la vida ordinaria y común. El encuentro
con este mendigo al borde del camino es el mayor signo de compasión y muestra de amor
de que el Reino de Dios es de los más frágiles y pequeños de este mundo.
5.1 Ceguera y contemplación
Nos encontramos hoy con cegueras humanas que nos imposibilitan la mirada y el
deseo de ver los lugares y personas necesitados de compasión. Estamos distraídos en un
sinfín de situaciones, ofertas y realidades que nos apartan de nuestros horizontes más
importantes. El ser contemplativos en la acción demanda de nuestra persona poder
contemplar a Dios actuando en las acciones misericordiosas de este mundo. Mirando a Dios
Creador, dándose en las vidas y corazones de los pequeños de nuestra historia y presente.
San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales nos habla de que Dios se nos da
de distintas formas y maneras en este mundo. Un Padre generoso que es movimiento y
creación de los elementos creados.
El segundo mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las
plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender; y así en mí
dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; asimismo haciendo templo de
mí seyendo criado a la similitud e imagen de su divina majestad.12
Y es desde estas formas y modos como Dios se comunica a sus criaturas,
mirándonos con ojos de acogida, familiaridad y amor. Jesús es el misericordioso que habita
en las buenas obras de este mundo, más aún, en las compasivas. El Señor acompaña nuestro
dolor y nos cura regalándonos su perdón que es fuente de reconciliación. Quien nos
interpela hacernos capaces de darnos cuenta y accionar ante el dolor humano.
5.2 Bartimeo y la situación en la sociedad dominicana
El pasaje evangélico que tenemos de fondo y tras lo cual queremos seguir
analizando y reflexionando, es la curación al ciego de Jericó. Un hombre que, tras su
curación, en medio de toda la realidad de agobio y desesperanza supo dejarlo todo y seguir
al Señor. Él es un vivo ejemplo de lo que es encarnar en la propia vida el dolor humano y
12
San Ignacio, Ejercicios Espirituales, 230.
23
ser protagonista de la indiferencia e insensibilidad en la cual hoy vivimos. Bartimeo es
signo de la vulnerabilidad de todos hoy en materia de salud, educación, vivienda, etc, en el
que estamos necesitados en América Latina y más específicamente en República
Dominicana, de una real y efectiva política de calidad a nivel social. Yendo más allá del
poder del dinero de la riqueza, del dominio y de la corrupción de nuestros gobiernos. “El
ciego no pide un signo de dominio; simplemente quiere ver, vivir en plenitud. Jesús
descubre y valora su fe, y le responde que vaya y vea, viviendo en libertad, conforme a su
deseo. Pero él en vez de marchar se une a Jesús y le sigue, subiendo con él hacia Jerusalén
(10,52b)”.13
Bartimeo es un hombre con una historia, tal vez cargada de fracasos, dolor y
desesperanza. Pero su vida ha cambiado rotundamente con Jesús. Ese devolver la vista a
Bartimeo no es solo una curación física, sino que también espiritual.
En este pasaje evangélico de Marcos 10, 46-52, es notorio que Jesús hace nuevas
todas las cosas, renovando tantas situaciones de menosprecio, sufrimiento y marginalidad
humana en nuestro mundo. La compasión hemos de comprenderla como una acción interior
que se manifiesta a lo interno siendo capaz de ir va más allá de un aspecto de solo justicia
como muchas veces pensamos. Ésta traspasa las fronteras de una ley rígida y normativa,
como la que se vivía en tiempos de Jesús y pasa a celebrar una verdadera vivencia de la
alegría del Evangelio.
Los bartimeos de hoy no son pocos, a quienes les pasamos por delante de sus vidas
y ni siquiera le miramos ni escuchamos sus clamores. Una sociedad que sí tiene muchos
valores, potencialidades y oportunidades, pero también vemos su rostro de desprecio,
olvido e indiferencia hacia tantos que necesitan siquiera de nuestra mirada compasiva desde
el amor y la fe en nuestro Señor.
La invitación que Jesús nos hace es a comprender que la compasión es don y
compromiso de un corazón que se abre al otro, desde latidos humanos de comunión junto a
Dios es presencia constante en medio de nosotros. “Nuestro mundo necesita, más que
nunca, de mujeres y varones llenos de misericordia, cercanos, transparentando la cercanía
13
Pikaza, Pan, casa y palabra, 308.
24
de Dios que consuela, camina con su pueblo y engendra esperanza”.14
Bartimeo es el
terreno fértil donde Jesús sembró esperanza. De nuestra parte queda seguir construyendo un
Reino de compasión desde nuestros espacios cotidianos.
La compasión de Jesús a Bartimeo no fue una simple curación para que todos vieran
que Él era el Mesías, sino que con ello se pone de manifiesto su inclinación personal al
mendigo de Jericó. Es así como podemos afirmar que: “El ciego en el camino representa al
género humano irredento”.15
Todos necesitados de que Jesús nos continúe sanando y
enviando como al mendigo. Donde las palabras y acciones del Señor no son pasivas, sino
todo lo contrario, fuertemente activas. Jesús lo que hizo por el ciego fue compartir su amor
con él. A lo que hoy nos preguntamos: ¿Somos conscientes en la comprensión de la
compasión como exigencia, solidaridad y camino con los otros desde la presencia de Dios?
Jesús con la curación al ciego Bartimeo continúa construyendo comunión y relación con los
que sufren y son maltratados en este mundo.
14
Gelabert Ballester, “Sentido teológico de la compasión”, 221. 15
Gnilka, El evangelio según San Marcos, 131.
25
II CAPÍTULO
APROXIMACIÓN SOCIOLÓGICA
1. REALIDAD DEL TRABAJO INFANTIL EN ELÍAS PIÑA (PROVINCIA DE LA
REGIÓN SUR DE LA REPÚBLICA DOMINICANA).
1.2 La cruda realidad del trabajo infantil
La región sur de la República Dominicana está compuesta por 10 provincias en su
totalidad. Una de estas provincias es Elías Piña. Ubicada al suroeste de la isla de Santo
Domingo. Dicha provincia pertenece política y administrativamente a la región El Valle.
Hace frontera al oeste de la isla con la República de Haití. Se le considera el territorio
provincial con la mayor cantidad de kilómetros fronterizos con Haití, comparados con las
otras provincias fronterizas como son Pedernales, Independencia y Dajabón. Depende
exclusivamente de la agricultura y del comercio fronterizo.
A nivel histórico, Elías Piña tiene una importante relevancia, lo cual le ha dado su
posición en el país, considerada como una ciudad de fuertes luchas independentistas y de
una fuerte identidad social dominicana.
La historia documentada sobre la evolución espacial de la provincia se remonta a los
tiempos de la colonización. Los poblados más antiguos son los de Bánica y Comendador, la
actual ciudad cabecera, que se establecieron en el siglo XVI y XVII, respectivamente. Sin
embargo, éstos no adquieren carácter legal como demarcación político-administrativa sino
hasta 1907.16
Elías Piña es considerada como una de las provincias con mayores índices de
necesidades en materia de salud, alimentación, empleo, educación y vivienda. Por lo que es
16
Oficina Nacional de Estadística “Perfil socioeconómico y medio ambiental Elías Piña”, 2013.
26
considerada la provincia más pobre. Una tierra productora de una amplia variedad de
alimentos para el consumo humano y de un potencial comercial con Haití bastante
considerable. Este tipo de situaciones son muy evidentes en gran parte de las provincias del
sur dominicano. Ello nos invita a emprender grandes caminos de construcción y desarrollo
humano en las personas de esta provincia. Se necesita un esfuerzo considerable en lo
referente a la formación a las familias, la distribución de tierras entre los campesinos,
educación, salud y vivienda digna. Comprendemos que es un esfuerzo entre todos los
actores para ir contrarrestando las distintitas realidades de pobreza y marginalidad social
presentes en Elías Piña. Más aún, tenemos por delante la gran tarea de crear consciencia en
contra del trabajo infantil presente en los campos y en la ciudad de esta provincia.
La realidad del trabajo infantil en la región sur dominicana y más específicamente
en Elías Piña, es un drama social y teológico, que demanda de nuestra parte una
comprensión de la situación social que vive la gente y su modo de ser, costumbres e
interacciones con el entorno. Básicamente en esta porción geográfica de la República
Dominicana, el trabajo infantil se da en el campo y en un muy bajo número, en la ciudad.
Su población se dedica mayoritariamente a labores tales como: el cultivo y la siembra de
aguacate, vegetales, piña, víveres y otros alimentos. Así como también a la preparación de
terrenos y cuidado de animales. La dinámica en la ciudad es desde la venta de productos en
las calles como son ropas, plásticos, bebidas, limpiadores de calzados y las llamadas
comidas rápidas. Nos causa mucha sorpresa que el 75% de los niños y adolescentes que se
encuentran en el trabajo infantil, son masculinos. En este sentido la Oficina Nacional de
Estadística nos comparte el dato que veremos a continuación: “…la tasa de niños y
adolescentes activos es igualmente desigual; de 18% y 6%, respectivamente. Según grupo
de edad y sexo, la tasa de niños menores de 14 años es de casi 15%, y la de los adolescentes
alcanza el 26%”.17
Como vemos, tenemos una tasa considerable de niños y adolescentes en
situaciones vulnerables. Por ello, desde la teología podemos ir reflexionando y accionando
en pro de una transformación de esta realidad desde lo que Dios nos dice en una sintonía
con la vida que nos interpela.
17
Oficina Nacional de Estadística, “Dinámica del trabajo infantil en República Dominicana”, 46.
27
Toda esta realidad de niños sumergidos en el penoso mundo del trabajo infantil,
teniendo como suelo nutricio la compasión de Jesús, conlleva la necesidad de asumir la
pasión que viven estas personas en situaciones de dolor. Es decir, la compasión implica que
miremos el dolor y reflexionemos acerca de la vida de estos pequeños y nos traslademos a
su lugar humano y espiritual en el cual se encuentran. Urge tomar conciencia desde el
acompañamiento social y político a estas situaciones dolorosas. Reconocemos que en
muchas ocasiones nos encontraremos con la situación de que no tendremos nada que darles,
pero pensamos que lo más importante es que estemos a su lado y no permitir que sufran
solos las situaciones de trabajo forzoso y menosprecio de gran parte de este mundo. Una
lectura que se puede hacer en clave teológica nos lleva a reconocer la compasión como una
de las virtudes más nobles del ser humano que encarna el dinamismo de la salvación que
Jesús nos ofrece.
Lo que se encuentra en lo más profundo de esta situación es que los niños y
adolescentes que están sumergidos en la triste dinámica del trabajo infantil lo hacen porque
sus padres no tienen empleo, por situaciones de costumbres o por el bajo nivel de
formación y escolaridad de sus padres. A partir de los anterior es posible afirmar que el
trabajo infantil guarda en sus entrañas razones muy particulares y únicas que no pueden ser
toleradas ni permitidas en ningún lugar de este mundo. Con esto les estamos quitando una
de las etapas más preciosas a un ser humano como lo es la niñez.
1.3 Una realidad que nos interroga
Desde la persona de Jesús, conviene preguntarnos: ¿qué diría Él ante estos dramas
humanos? Podemos deducir que el mismo Jesús acompañaría a estos niños y a sus familias,
y haría ver a las autoridades responsables que este tipo de trabajo es inhumano, que no
existe un cuidado y una protección hacia nuestros niños hoy.
Como seres de corazón y compasivos ante el dolor humano, miramos que es una
situación, social y política que merece de nuestra parte una especial y profunda reflexión.
Desde lo más fundamental que encierra la compasión, ella quiere denunciar y transformar
esta realidad. La compasión tiene algo único: y es que aquí en este problema, nos impulsa,
ante todo, hacer algo con miras a cambiar esta realidad que destruye la armonía con la vida.
28
Ante este dolor humano, todo nuestro cuerpo está interconectado desde Dios en relación de
unos con otros, para darnos cuenta, ser solidarios y cooperar con esta causa.
En la República Dominicana y de manera muy específica en la región sur, nos
encontramos con unas limitadas ofertas de empleos y trabajos que generan en la vida de las
familias graves y complejas situaciones. Regularmente esto hace que muchos padres tomen
la triste decisión de enviar a sus hijos a los trabajos en el campo y en la ciudad. Generando
así, estrategias de sobrevivencia para tener algunos ingresos, además de lo poco que ellos
mismos llevan al hogar. Podemos encontrarnos con muchos niños y adolescentes que a la
hora de preguntarles cómo llegaron a trabajar allí, nos digan que sus padres los enviaron
porque en la casa ya no había nada para comer.
La presencia del trabajo infantil está asociada con altas tasas de desempleo y de empleo
informal. El sector informal se define como aquel que incluye actividades generadoras de
ingresos llevadas a cabo por la mayoría de pobres urbanos que van desde las que generan
los menores ingresos, como recoger y seleccionar basura, limpiar zapatos, hasta empresas
más productivas con varios empleados como la pesca a pequeña escala, minería,
explotación de canteras, actividades agrícolas y comerciales.18
Con la dinámica del trabajo infantil, nos encontramos con otro elemento que no es
el factor económico al que podríamos considerar como la mayor razón, sino más bien la
comprensión que tienen sus padres de que este trabajo es formativo. Para vastas familias, de
manera muy especial las de Elías Piña y más las de la región sur, el trabajo en los hijos es
parte importante de la vida en su crecimiento humano. Pues se tiene la noción que mientras
más los niños y adolescentes trabajan, mejores seres humanos serán. De alguna manera
nosotros estamos de acuerdo con algo de esta visión con este modo de formar, pero no en la
idea de hasta sumir a la persona en esta etapa de su vida, por completo al solo trabajo, que
en gran parte de los casos es explotación. No es lo mismo un niño o un adolescente que
ayuda a sus padres con labores domésticas o de otro tipo, siempre y cuando sea algo
puntual, que lo haga con total regularidad sumiendo al niño y al adolescente en situaciones
forzosas y de dolor.
18
Ibíd., 3.
29
1.4 Un llamado a la solidaridad
Al mirar y darnos cuenta de lo que causa el trabajo infantil en la persona misma, en
su familia y en la sociedad, nos sentimos invitados a volcarnos para afrontar este mal con
una actitud solidaria, en el que la solidaridad es vecina de la compasión. Esta solidaridad,
mueve desde lo más profundo, a reaccionar responsablemente ante las situaciones humanas
y los dramas sociales. La perspectiva compasiva es ir al encuentro de estos niños y
adolescentes para darles vida, abrigo, alimento y calor humano como nos pide Jesús (Cfr.
Mt 25, 34-40). La invitación es a movilizarnos para ayudar a contrarrestar este mal social;
movilizarnos para una construcción de una humanidad libre de trabajo infantil, donde
nuestros mayores aliados son la solidaridad, la igualdad humana y la esperanza.
Un tema que merece de nuestra parte, toda la atención es la educación de los niños y
adolescentes que se encuentran sumergidos lastimosamente en esta realidad. Como muy
bien comprendemos, la educación es el camino por el cual la persona puede salir de la
pobreza y marginalidad. Por ello es central que se piense una educación que dé respuestas y
acompañe a las personas que están sumidas en estas situaciones sociales y a la vez que se
preocupe por integrar a aquellos que son los responsables de que esta cultura del trabajo
infantil sea una constante, más aún de manera muy especial en Elías Piña. Vemos que la
razón de este drama de explotación es la falta de oportunidades y la ausencia de servicios
básicos, acompañado de la poca formación educativa de muchos de los pobladores de esta
provincia y región.
Jesucristo se hace visible en el dolor humano latente en estas realidades de
necesidad evidenciadas en el trabajo infantil. Su compasión llega hasta los más lejanos
corazones de los niños y adolescentes que con sus rostros llenos de esperanza, tienen
derecho a no ser explotados. Jesús condena esta situación. Realidades que no son sólo
latentes en un área geográfica o en un pueblo y una ciudad específica de la República
Dominicana, sino que también en otras partes del mundo. El Señor nos invita a
compadecernos como Él ante este dolor humano, especialmente ante el dolor de los
pequeños, frágiles, débiles y vulnerables de este mundo, a quienes debemos proteger y
cuidar.
30
Pensamos que la compasión de Jesús ante el trabajo infantil se hace realidad, en las
manos, los corazones y los recursos materiales que tienen muchas organizaciones y
personas en contra del trabajo infantil, hombres y mujeres que luchan por eliminar esta
explotación, donde las vías para ir saliendo de este mal general es la familia y la educación.
Para quienes están luchando en contra del trabajo infantil, es comprensible que se están
enfrentando a un problema que se ha convertido en una cultura, en un modo de ser y actuar
de muchas familias con sus hijos. El Señor llega a esta realidad, sintiendo con ella,
invitándonos a un accionar por la vida de los más pequeños.
En estos momentos el mundo vive fuertes tensiones y quiebres a nivel humano y
social. Por nuestra mente no pasa que actualmente el trabajo infantil sea una realidad y lo
es. Encontrar el rostro sufriente de Jesús en estos niños y adolescentes, nos invita alzar la
voz en contra de los sistemas y estructuras actuales que debilitan una convivencia humana.
La compasión de Jesús es transformadora de situaciones, lugares y personas que necesitan
liberación. Ahí en el trabajo infantil hoy, continuamos crucificando a Jesús. Ante este
dolor, al Señor se le conmueven las entrañas por la ceguera que vive la sociedad, de manera
especial la dominicana debido a esta situación. Jesús se solidariza con los niños y
adolescentes explotados y marginados principalmente por quienes tienen que velar por su
seguridad y protección; “el interior de Jesús se conmueve ante la vista de la miseria, el
dolor o la desgracia humana”.19
2. CEGUERAS DE LAS AUTORIDADES DOMINICANAS
2.1 Respuestas insuficientes ante el problema del trabajo infantil
Da mucho dolor y angustia, la sordera y la ceguera consciente e inconsciente de las
autoridades de la República Dominicana con respeto a esta situación social que vive el país.
Es algo que nos causa conmoción y desesperanza. Las políticas sociales y públicas que
emprende el gobierno dominicano son de corta duración, es decir, resultan siendo
respuestas fugaces, donde no existe una clara política de lucha en contra de la explotación
19
López Villanueva, “Tocar al leproso: Mc 1, 40-45”, 122.
31
infantil. Se publican artículos, se hacen de vez en cuando algunas campañas, pero no basta,
hace falta más que eso. Por tanto, se necesita una política de estado seria y sistemática, que
agrupe a personas e instituciones que trabajan el tema de manera constante. Una actitud
urgente es de integrar dentro de la dirección del estado el tema del trabajo infantil. Las
respuestas que se ven actualmente son realizadas por instituciones que están más allá del
gobierno central. De manera muy especial instituciones internacionales como es el caso de
la UNICEF y nacionales, como por ejemplo la Fundación La Merced. Éstos son como una
especie de regalos que Dios da a la República Dominicana en su lucha contra el trabajo
infantil en todas sus dimensiones.
Según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, a través de su embajada
en la República Dominicana, concluyó que el país ha tenido un avance muy mínimo en su
lucha por erradicar el trabajo infantil. Esto es lo que nos dice el Departamento del Trabajo
de los Estados Unidos: “los niños en la República Dominicana participan en las peores
formas de trabajo infantil, incluso la agricultura y la explotación sexual comercial, a veces
como resultado de la trata de personas”.20
Si bien se ha realizado un gran esfuerzo de parte del estado dominicano por ir
instaurando iniciativas para sacar a los niños y adolescentes de este tipo de explotación, no
ha significado un avance, debido a que antes del año 2014, si los niños no tenían actas de
nacimiento no podían ser inscriptos en las escuelas públicas y privadas. Ya a partir del año
antes mencionado, todo niño y adolescente puede asistir a la escuela sin una declaración de
nacimiento. Esto confirmado por el Ministerio de Educación de la República Dominicana,
por medio de un comunicado emitido a la opinión pública nacional el 16 de abril del año
2014.
Actualmente es muy notorio ver a muchos niños de descendencia haitiana,
trabajando en el comercio informal de manera muy especial en las zonas urbanas de
algunas ciudades, quienes no asisten a la escuela porque muchos de sus padres o tutores,
creen que no podrán asistir sin su acta de nacimiento. Podemos afirmar que ha habido más
inversión en la educación dominicana que ha pasado del 1.8% al 4% del PIB a partir del
20
Embajada de los Estados Unidos en la República Dominicana, “Conclusiones sobre las peores formas de
trabajo infantil 2016”.
32
año 2012. La realidad es que muchos de los niños y adolescentes que se encuentran en
situaciones de trabajo, específicamente en los campos dominicanos, no tienen un acta de
nacimiento, ni mucho menos sus padres. Esto genera complicaciones muy serias a nivel de
su escolaridad y dificultades relacionadas con cuestiones de tipo formales para un claro
registro civil.
Tal y como el Ministerio de Educación señaló el 16 de abril de 2014: “el gobierno
dominicano garantiza el libre acceso a la educación de todos los niños, niñas y
adolescentes, sin importar su nacionalidad, estatus migratorio y aunque no cuenten con sus
actas de nacimiento, en cumplimiento de una política del Estado dominicano de equidad e
inclusión social…”.21
En este sentido, podemos pensar que cada vez existen más cegueras de parte de las
autoridades dominicanas, principalmente aquellas responsables de las políticas públicas de
enfrentar este problema. El gobierno si bien apoya con campañas, no va más allá de éstas.
Hace falta un trabajo sistemático, perseverante y sostenible humana y económicamente
hablando, que sea capaz de llegar a la población en todas sus estructuras, de manera muy
especial a las familias más pobres y vulnerables. Una política que involucre a todas las
iglesias, instituciones educativas, clubes, centros sociales, barrios y empresas privadas,
tratando de incentivar el desarrollo de los pueblos y campos más pobres.
Constantemente nos preguntamos qué es lo que no hace que los gobiernos de la
República Dominicana no miren este hecho humano tan evidente a nuestros ojos. Pensamos
que la política de éstos es realizar megaproyectos de envergadura a nivel físico que son
visibles; en cambio, inversiones a nivel humano, no es rentable, según sus conceptos. O tal
vez es que no saben cómo enfrentar la situación. Es muy notoria una cultura de la poca
reflexión e investigación en este campo. Más bien se hacen actividades de vez en cuando
sin la regularidad propia de los procesos, a la vez reconocemos que no todos los que tienen
la responsabilidad de luchar contra el trabajo infantil son irresponsables y poco serios con
el asunto.
21
Ministerio de Educación de la República Dominicana, “Educación garantiza inscripción de estudiantes sin
importar nacionalidad”.
33
2.2 El reto de atender adecuadamente al trabajo infantil
Según lo anterior, hace falta inversión y formación en el campo. Más oportunidades
para las familias de la ciudad. Elaborar materiales e incluir dentro de los libros de textos
dominicanos, la problemática del trabajo infantil.
Hace falta formar al pueblo, de manera que vea cuáles son los problemas que vive y
las causas que generan estos dramas sociales. Mejorar la calidad de la educación y
acompañar los procesos de las escuelas rurales con entereza y seriedad. Velar para que los
gobiernos caigan en la cuenta de que no es un favor qué hacen al país, sino que es su
compromiso como servidores públicos. Quienes están más de cerca de las situaciones
sociales que vive la República Dominicana, deben ayudar a tomar conciencia de la
importancia de ir integrando a trabajadores sociales en este tipo de trabajo que se les ha
impuesto a los niños y adolescentes.
La teología aquí tiene mucho que decir a los gobiernos; la Palabra de Dios es fuente
central del anuncio y la denuncia. Jesús cuestionó a muchas de las autoridades de su tiempo
por el poco vínculo de ellos hacia el dolor ajeno, por su indiferencia ante los que más
sufren. Hoy más que nunca Jesús alza su voz ante la falta de compromiso social del estado
por esta triste realidad humana que vivimos a diario. Niños y adolescentes que, en vez de
vivir bajo el amor, el cuidado y el respecto, se encuentran sumergidos en realidades
lastimosas del desprecio, el maltrato, la violación y el desinterés por parte de la sociedad.
Jesús compasivo mira esta realidad como aquella que vio en el ciego Bartimeo (Cfr. Mc 10,
46-52), tirado al borde del camino y alza su voz contra ella. Pone en medio este dolor
humano y pide de parte del gobierno responsabilidad, prioridad y acciones concretas en pro
de una niñez y adolescencia libre del trabajo infantil.
Podemos mencionar que, en los últimos cinco años, el Estado Dominicano ha
venido realizando actividades en pro de una sociedad libre del trabajo infantil en todas sus
dimensiones. El asunto es que cada vez más las autoridades de la República Dominicana
caigan en la cuenta de que este tipo de situación lamentable es una explotación que no va a
favor de los derechos de los niños y adolescentes. Este trabajo causa daños a nivel físico,
psicológico, educativo y moral. Nos encontramos en una sociedad sumergida en extremos;
existe un sobre exceso de protección que no deja que los más pequeños vivan su etapa de
34
vida o no existe ningún tipo de cuidado y protección que genera maltratos y violaciones. La
invitación es de manera equilibrada a crear, garantizar y velar por ambientes sanos y
protegidos donde los niños y adolescentes puedan crecer saludablemente. Comprendiendo
que el principal responsable, además de la familia, es el propio estado.
La comunidad internacional, de manera especial aquellas instituciones que tienen en
sus metas trabajar en favor de niños y adolescentes sin explotación, ha sido la fuente de
inspiración para que las autoridades de la nación caribeña trabajen y profundicen el trabajo
infantil.
La República Dominicana ha adecuado su legislación nacional y promulgado leyes y
resoluciones especiales para proteger los derechos de la niñez y la adolescencia; incluyendo
la explotación económica y la protección de las personas adolescentes trabajadoras… el
país ha tipificado el trabajo peligroso y los delitos de trata y explotación sexual comercial
de personas menores de edad.22
La mayor ceguera de las autoridades dominicanas las encontramos en la frontera
con Haití, de manera que gran cantidad de niños y adolescentes cruzan esa parte de la isla.
Gran cantidad de ellos se convierten en víctimas de las redes de la trata de personas para el
trabajo agrícola y ganadero. Pensamos que los dolores de Cristo siguen tomando fuerza
ante este sufrimiento cotidiano que vemos por las realidades de ceguera de las autoridades.
Por ello, el acercarnos a esta realidad con delicadeza, profundidad y seriedad; es poder
darnos cuenta de una situación necesitada de compasión. Cristo condena rotundamente la
indiferencia, nos hace mirar el mal causado a los niños, adolescentes y nos lanza a la tarea
de transformación y cambio a favor del necesitado.
22
Organización Internacional del Trabajo. “Cuaderno de contenidos. Prevención y erradicación del trabajo
infantil y sus peores formas”, 108.
35
3. LA FIGURA DEL CIEGO BARTIMEO DESDE EL TRABAJO INFANTIL
3.1 El ciego Bartimeo despierta la compasión de Jesús
El pasaje evangélico de la curación del ciego Bartimeo (Cfr. Mc 10, 46-52), es un
texto con bases muy importantes para la reflexión en torno a la situación que viven muchos
niños y adolescentes con relación al trabajo infantil. Desde el inicio mismo del texto, nos
encontramos con un acontecimiento que nos vincula con múltiples significados y
comprensiones. La curación de este ciego nos muestra la dimensión del discipulado
presente en la vida del ciego Bartimeo o como también muchos otros autores lo llaman; el
ciego de Jericó. Un hombre al que Jesús cura de su ceguera y además de otros asuntos a los
cuales este hombre estaba atado como, por ejemplo: el desprecio, la falta de importancia y
su integración social.
Marcos 10, 46-52 es un texto que podemos situarlo en las afueras de Jericó. Es una
ciudad que queda a unos 30 kilómetros de Jerusalén aproximadamente. Con un paisaje muy
desértico y de constantes peregrinaciones hacia Jerusalén. Algunos autores comentan que es
el último lugar de parada antes de llegar a Jerusalén. Podemos imaginarnos que es un sitio
por donde hay mucha gente de diversos estratos sociales, modos de ser, culturas y
situaciones de salud. Jesús y sus discípulos desde los pasajes anteriores, han tenido un día
bastante largo y están saliendo de la ciudad con el objetivo puesto en Jerusalén, de hecho,
ya se acerca la fiesta de la Pascua. Bartimeo es un hombre pobre, marginado y enfermo;
decidido a ser curado por Jesús a quien más adelante sigue. Con ello, este hombre inicia un
camino de discipulado, sobrepasando la tensión generada por los discípulos al no
permitirle, ante su clamor inicial, encontrarse con el Señor.
La imagen del camino es muy iluminadora en el evangelio de Marcos, donde se da
el encuentro con el Señor. Bartimeo sabía que ese momento era el más importante de su
vida. Algo nada usual ni común, este ciego era un hombre que solo acostumbraba a recibir
tal vez lo más mínimo de aquellos que pasaban por allí. Bartimeo es muy probable, que se
encontraría con muchos peregrinos generosos y cercanos a él, pero también con otros que a
lo mejor ni le miraban.
36
Podemos decir que fue un “encuentro de dos hijos, el hijo de Timeo y el hijo de
David”23
dándose una verdadera experiencia personal de encuentro con Dios. En el
evangelio de Marcos, esta perícopa es central porque nos encontramos con tres dimensiones
dentro de ella que son: la curación, el seguimiento y la vocación. “Como relato de milagro
propone un contraste entre la ceguera y la incomprensión discipular”24
, que cada vez más
nos hace caer en la cuenta de la corta mirada de los discípulos de Jesús hacia este hombre.
Es pasaje narrativo del evangelista San Marcos en el que está de fondo la pregunta de quién
es el Hijo de Dios y las exigencias que su ministerio y el discipulado exigen.
Desde la estructura contextual, es un texto narrativo que viene a darnos el punto más
alto de los pasajes relacionados a las curaciones dentro del evangelio de Marcos. En Jericó
a Bartimeo se le conoce por su referencia a su padre, pues se dice “el hijo de Timeo, Bar
Timeo, un mendigo ciego” (Mc 10,46), elementos estos no presentes en los otros
evangelistas. Existe una elaboración bien estructurada y desarrollada en todo el Nuevo
Testamento con unas características muy propias de todo el evangelio de Marcos. Según se
conoce es el único relato que tiene como lugar las afueras de Jericó.
Algo que nos causa mucha sorpresa y curiosidad, es que, si miramos los textos
evangélicos, nadie llama a Jesús Hijo de David como lo hace Bartimeo. Es evidente que
existe un reconocimiento por parte de este ciego hacia Jesús como el Mesías davídico.
Aunque si vemos que más adelante en la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén Mc 11,10 la
multitud expresará que han sido bendecidos con el reino de su padre David. Para el pueblo
hasta ese momento, es el reino de David que está entre ellos, pero Jesús va aclarar esta
identificación que hacen sobre su persona en Mc 12, 35-37. Es un grito que coincide con
los mismos gritos de la entrada en Jerusalén. Por ello podemos pensar que Bartimeo era un
hombre conocido por esos lados.
Mirando profundamente, Bartimeo es un personaje sencillo y ciego a quienes todos
hemos de mirar, es signo de todos los que el mismo Jesús sana y le siguen por el camino. El
relato contiene gestos compasivos del Señor para que vean y con toda seguridad lo puedan
seguir. Esta escena nos hace reflexionar en torno a la necesidad que tenemos de superar
23
Casas Juan Alberto, “Encuentro entre dos hijos, el “hijo de Timeo y el hijo de David”, 313. 24
Ibíd.
37
muchas cegueras que en nosotros están aconteciendo y de sentirnos invitados a superar
todas aquellas situaciones pasadas que no nos dejan avanzar por el camino. Con nuestros
ojos abiertos se da la posibilidad de darnos cuenta de las exigencias e implicaciones del
camino de Jesús y de descubrir su sentido. El ciego abre sus ojos con fe y tras su sanación
decide seguir a Jesús. Para él es algo nuevo en su vida, va confiado tras las huellas del
Señor y se da cuenta que ha superado la etapa de su vida como mendigo, desesperanzado y
tirado al borde de un camino pedregoso y polvoriento. Por su cabeza pasan las vivencias
personales difíciles que tuvo. Más aún, en esos difíciles momentos de su vida, vivía
deseoso de poder por lo menos recibir una moneda de parte de los tantos peregrinos que
iban a Jerusalén. Por eso, Bartimeo, dándose cuenta de que Jesús pasa por el camino, confía
en que Él le escuchará y por eso grita bien fuerte para hacer su petición y ser sanado: “¡Hijo
de David, Jesús, ten piedad de mí!” (Cf. 10, 47-48).
Una situación dentro de la escena de la curación del ciego Bartimeo es la actitud
brusca y reprensiva de quienes le siguen por el camino y de sus acompañantes para que este
ciego no se acerque al Señor. Pero, Jesús les enseña a quienes le acompañan, un cambio
que pasa del reprender al acoger, dar ánimo y levantar a este hombre. Jesús dice que llamen
aquel que grita. Es por ello por lo que Jesús escucha, siente y se hace compasivo de los
clamores de los sufridos de este mundo. Todos los que acompañan al Señor se sorprenden
de que Él les pidiera que llamen al ciego. En medio de un ambiente donde todos tienen los
ojos puestos en dos personajes y una escena: Jesús, el ciego Bartimeo y la acción misma de
su sanación. A la vez las acciones simbólicas de Bartimeo tras sus seguidores decirle que lo
llama fue “Él, arrojando su manto, dio un brinco y vino ante Jesús” (Mc 10, 50). Símbolos
de extraordinario significado. Bartimeo con el arrojar su manto, demuestra que lo nuevo ha
llegado en su vida. Deja su antigua vida y emprende una nueva con Jesús.
3.2 La compasión de Jesús ante Bartimeo y ante el trabajo infantil
La compasión de Jesús en la vida de Bartimeo es un acontecimiento capital para
remitirnos al trabajo infantil. En este texto hay una radical exigencia de la compasión por
parte de Jesús. Los niños y adolescentes en situaciones vulnerables, expuestos al trabajo
constante, hace que mirando la vida de Bartimeo veamos el hoy de nuestro presente con
relación a esta situación tan calamitosa. No tenemos la menor duda de que ser hombres y
38
mujeres de compasión, que es una virtud humana; en ocasiones hace que nos detengamos
de ayudar a ver a los que lo necesitan como fue la experiencia de este ciego.
La vida de Bartimeo es rica para darnos cuenta de que están presente muchas voces
que a diario están diciendo que se detenga el trabajo infantil, pero existen estructuras
sistémicas y personales que impiden que dichos gritos sean escuchados. Dios es con
nosotros y la invitación que Él nos hace en el hoy de nuestra historia, es a solidarizarnos y a
ir cambiando los sistemas que impiden que se geste un mundo, una República Dominicana
libre del trabajo infantil de manera muy especial en la región sur del país. “Dios es un Dios
compasivo, lo cual significa, ante todo, que es un Dios que ha elegido ser Dios-con-
nosotros”.25
También es importante referirnos que si verdaderamente queremos un cambio de
vida en estos niños y adolescentes en situaciones vulnerables como lo es el trabajo infantil,
ha de empezar por el deseo, el creer y la acción de tantos padres y familiares que tienen a
sus hijos en este tipo de trabajo. Esto es posible decirlo porque Jesús atribuye la curación a
la fe del ciego. Por lo cual, evidentemente existe un reconocimiento del papel protagónico
del curado como partícipe de su propia sanación. Es decir, es central que de la parte
afectada exista una especial iniciativa. El recobrar la vista de Bartimeo partió de su creer en
Jesús. La realidad del trabajo infantil está invitada a partir de creer que es posible salir de
este tipo de dramas sociales y humanos.
El ciego de Jericó es un hombre pobre, despreciado pero conocido por muchos que,
con su fe, su desvergüenza y su ánimo, evangeliza a los discípulos de Jesús. Por tanto,
mirar como muchas personas han salido de estas penosas situaciones nos transforma y nos
hace creer que una nueva humanidad es posible. Una vez más los discípulos están perdidos
en lo que realmente Jesús quiere, que es accionar compasivamente y con todo el corazón en
favor del necesitado y no dejarse llevar por el afán de poder. Sucede lo mismo con la
realidad de los necesitados que estamos analizando y profundizando del trabajo infantil; se
necesita cada vez más mirar esta realidad con compasión y acción.
25
McNeil, Morrison y Nouwen, Compasión: reflexión sobre la vida cristiana, 1.
39
Resulta muy grande el porcentaje de niños/jóvenes sin contexto familiar, social y
cultural que les permita crecer de un modo sano. Hay millones de huérfanos reales o
similares (niños sin apoyo afectivo), por falta de dinero (en países pobres) y de cohesión
familiar y social en (países ricos). En esta situación se encuentran no solo aquellos a
quienes los padres utilizan como mano de obra, o los que han de trabajar desde la infancia,
sino los que carecen de estabilidad familiar y sin acceso a una verdadera educación
humana.26
El evangelista San Marcos con este pasaje quiere darnos a conocer lo que es una fe
encarnada en un personaje marginal de ánimo y esperanza. Todos los que tenemos que ver
con respecto a la lucha contra el trabajo infantil, estamos invitados a “permanecer como
discípulos fieles: suplicar de manera persistente, a pesar de los obstáculos y la oposición”27
.
El grito del ciego Bartimeo es el grito de las víctimas del trabajo infantil. Por eso estamos
invitados a acompañar estos procesos con toda nuestra vocación discipular y misionera en
favor de la vida.
El trabajo infantil es una realidad que se encuentra al margen de lo que hoy vivimos
como sociedad, en medio de cegueras latentes que destruyen la esperanza de cientos de
niños y adolescentes. Somos multitud en el mundo, pero alejada de una verdadera
fraternidad universal. Desde Jesús ciertamente que hay futuro, proyecto y transformación,
pues en Él siempre se gesta un nuevo día, lleno de luz y calor humano. El Señor al igual
que Bartimeo nos pone en camino. De una forma u otra hasta con nuestros dolores y
situaciones de fragilidad y olvido. Un salir e ir más allá de lo probable y lo posible, que a
nuestro parecer es una santa audacia en muchos casos.
La perícopa evangélica de la sanación del ciego Bartimeo es rica en mensajes,
significados y aprendizajes para todos, por su fundamento en materia de compasión y
solidaridad de Jesús. Son muchas las cegueras que no nos dejan mirar con profundidad y
compromiso las distintas realidades que a nuestro entorno ocurren, muchas de ellas
lastimosas que generan en nosotros sentimientos de dolor y tristeza. Todos estamos
invitados a mirar nuestra realidad con ojos compasivos y desde una espiritualidad de la
26
Pikaza, Pagola, Entrañable Dios. Las obras de misericordia: hacia una cultura de la compasión, 167. 27
Casas Juan Alberto, “Encuentro entre dos hijos, el “hijo de Timeo y el hijo de David”, 340.
40
encarnación. Invitados a una mirada humana hacia los otros e ir haciendo acciones que
busquen una real superación de los distintos dramas y situaciones sociales, como por
ejemplo el trabajo infantil, que limitan un florecimiento de la misericordia de Dios en este
mundo.
41
III CAPÍTULO
MIRADA PRACTICO-PASTORAL
1. ESCUCHAR LOS CLAMORES DE LOS MARGINADOS HOY
Escuchar es oír atentamente de manera voluntaria los sonidos que llegan a nosotros,
a partir del ejercicio de la percepción. Los gritos fuertes de hoy nos llevan a un vínculo muy
especial con aquellos que se encuentran aislados y en situaciones de inferioridad. Nuestro
mundo está sordo a los clamores y a las distintas situaciones de inhumanidad presentes
sobre todo en la población más vulnerable. Como seres humanos de un corazón que está al
servicio de la vida, estamos invitados a acudir a esos lugares y personas que demandan de
nosotros amor, cuidado y respeto desde Dios. El accionar de la Iglesia Católica, está
concentrado en la atención al necesitado, al sufrido, que necesita quien les vende sus
heridas y así ayudar a otros a vendar sus propios padecimientos. Si miramos la vida de
Jesús fue un curar y vendar las heridas y los dolores de muchos. Constantemente el Papa
Francisco nos lo está recordando en cuanto a que si permanecemos en Jesús tocamos su
humanidad.
Con la mirada y los sentimientos de Jesús, que contempla la realidad no como juez, sino
como un buen samaritano; que reconoce los valores del pueblo con el que camina, así como
sus heridas y pecados; que descubre el sufrimiento callado y se conmueve ante las
necesidades de las personas, sobre todo cuando estas se ven avasalladas por la injusticia, la
pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia.28
Los otros son lugar de encuentro donde Dios habita fortaleciendo y animando la
vida. Como seres humanos vivimos hoy más que nunca deseosos de que esa fuerza,
esperanza de del Señor, reencienda nuestros corazones y nos ayude en la tarea de cada vez
más ser hombres y mujeres de compasión. Necesitados de espiritualidad y profundidad en
el obrar social y humano hacia tantas personas que sufren por las distintas realidades de
28
Papa Francisco. Francisco: visita apostólica a Colombia. Homilías y discursos, 109.
42
injusticia, desigualdad y falta de oportunidades. Escuchar y condolernos por el que sufre es
una gracia muy especial que Dios nos da que en definitiva va más allá de nuestras propias
voluntades.
1.1 Vida y sentido
Sentir y vivir los clamores hoy es sentirnos profundamente apasionados y
cimentados en Jesús que con su vida y sus obras nos hace cada vez más ser hombres y
mujeres de compasión. Nuestro interior late profundamente por el dolor humano cuando
por completo creemos en el Señor y experimentamos que Él está con nosotros. Es un estar
que nos lleva a obrar, abriendo corazones generosos en pro de un mundo, una sociedad y
una cultura de la escucha y la atención al que pasa necesidad. Jesús es nuestra imagen y
modelo a seguir como hombre y al mismo tiempo Dios, que supo escuchar estos clamores y
hacerse parte de ellos en busca de una superación de las distintas realidades de dolor. Dado
que en Jesús se nos participa la gracia de la filiación divina, tenemos el desafío de escuchar
y atender a los hermanos y hermanas necesitados. Este accionar en favor del que necesita,
es expresión de una auténtica vida interior. Walter Kasper en torno a Jesús como Hijo de
Dios y Dios de amor nos dice: “Jesús es el Hijo de Dios. Esta confesión postpascual,
implícita en la actuación y predicación de Jesús, significa que Jesús es el Reino de Dios, la
justicia y el amor de Dios en persona. Es la nueva creación”.29
En Jesucristo Dios se nos revela como un Dios de compasión. Esta compasión divina se
expresa en el hecho de estar Dios con nosotros como siervo sufriente. Dios está con
nosotros y se siente con nosotros profunda y tiernamente. Permite además que nuestro dolor
humano resuene en lo más íntimo de él, e incluso llega a renunciar a la privilegiada
posición que le otorga su poder divino, apareciendo en medio de nosotros como siervo
humilde (Cfr. Fil 2, 1-5) que se ofrece a lavar nuestro pies cansados y doloridos.30
Jesús mismo sufre y siente por cada uno de nuestros dolores. De hecho, los seres
poseemos sufrimientos que en muchas ocasiones nos gobiernan por entero y que incluso en
muchos casos nos hacen perder la esperanza de que puedan ser superados.
29
Kasper, “La filiación divina de Jesús”, 5. 30
Macneill y Morrison, Compasión. Reflexión sobre la vida cristiana, 57.
43
La realidad del trabajo infantil es un clamor humano constante que está a nuestro
lado y no somos capaces de darnos cuenta de éste. Por ello es importante no perder la fe de
que todas estas situaciones y dramas sociales serán superados. Vivimos momentos en los
que muchas veces no queremos ni voltear a ver las realidades de dolor porque nos llegan
tantas, que ya no tenemos fuerzas para responder a ellas. La oración, además del trabajo
constante y asiduo por una transformación del dolor humano, es la herramienta espiritual
para llenarnos de energía, esperanza y creatividad desde Dios a fin de poder escuchar los
gritos fuertes de dolor que claman compasión. Porque en la “Oración experimentamos
plenamente el aquí y ahora y descubrimos al Dios compasivo en el centro mismo de nuestra
vida”.31
Los clamores de los marginados hoy, son aquellos que se ocultan y a la vez se
evidencian en nuestras ciudades y campos. Es así como la dimensión espiritual es
trascendental en nosotros para darnos cuenta de esas situaciones de dolor humano que
vemos a diario y están emergiendo constantemente.
1.2 El dolor de la naturaleza: Un drama de nuestro tiempo
Un drama que nos clama al igual que el trabajo infantil en nuestra sociedad es la
madre naturaleza, que alza su voz constantemente clamando por respeto, cuidado y
consideración. Estamos penosamente sumergidos en un mal concepto del dominio de la
naturaleza. Nos creemos poseedores de ésta y no más bien hermanos responsables que
debemos cuidar con respeto la vida de nuestros bosques, mares y ríos. Es una realidad
humana que hoy nos demanda una aguda e importante atención y es en este sentido lo que
nos dice la encíclica del Papa Francisco Laudato si:
Existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La exposición
a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud,
especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras. Se
enferman, por ejemplo, a causa de la inhalación de elevados niveles de humo que procede
de los combustibles que utilizan para cocinar o para calentarse. A ello se suma la
contaminación que afecta a todos, debida al transporte, al humo de la industria, a los
depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, a los
fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general.32
31
Ibíd.,153. 32
Francisco: “Laudato si”.
44
Estamos destruyendo sin dolor ni pena, lo que nos ayuda a vivir en este planeta.
Tratamos el medio ambiente como un enemigo que atenta contra nosotros, ya sea,
consciente e inconscientemente. Sin embargo, el cuidado por el planeta es un clamor de hoy
que llega a lo más profundo de la conciencia de los seres humanos y por tanto de quienes
creemos en el Dios de la vida que Jesús nos ha dado a conocer. Por tanto, estamos ante una
realidad que debe preocuparnos a todos los que habitamos este planeta.
La compasión no es un sentimiento menor de “piedad” hacia quien sufre. No es algo pasivo
sino activo. Com-pasión, como sugiere la etimología latina de la palabra, es la capacidad de
compartir la pasión del otro y con el otro. Se trata de salir del propio círculo y entrar en la
galaxia del otro en cuanto otro, para sufrir con él, alegrarse con él, caminar junto a él y
construir la vida en sinergia con él.33
En tal sentido, el cuidado es un modo de ser esencial, el cuidado es una
característica de toda mujer y todo hombre que se siente parte de este mundo. La
compasión entonces entra aquí a ser considerado como un rasgo radical de cuidado y como
una manera de ser en favor del sufriente.
1.3 A la escucha del clamor
Pensamos que un camino importante para escuchar esos clamores que hoy emergen,
es la propuesta que nos hace la espiritualidad ignaciana desde el ser contemplativos en la
acción. Ver a Dios obrando en las cosas de este mundo es poder también verle en los
rostros desfigurados de los vulnerables de nuestro tiempo. Es poder tener un corazón y unos
sentidos puestos en Jesús desde una profunda reflexión personal y una vida en el Espíritu.
Escuchar al necesitado exige ser un discípulo de Jesús que apuesta y arriesga todo por el
Señor, y conlleva, en consecuencia, una solidaridad con el otro, lo cual se convierte en
hermandad y fraternidad que se entrega sin interés, ni reconocimiento. Se trata de no
buscarse así mismo, sino más bien actuar por amor.
El clamor de los marginados lo podemos encontrar en sintonía con la cotidianidad
de nuestra vida personal, del día a día donde Dios obra y pone sus manos sobre las nuestras.
Todos vivimos situaciones personales donde pedimos de manera efusiva la presencia
33
Boff, El cuidado esencial. Ética de lo humano pasión por la tierra, 103.
45
infinita y amorosa de Dios. Es de vital importancia que nos trabajemos internamente a
partir de las situaciones personales que están latentes en nuestras vidas, donde vemos que
no florece la paz y la armonía. Porque en muchas ocasiones estamos apagando fuego con
respecto a los clamores sociales pero los nuestros no los apagamos, por ello
experimentamos sequedades, complejos e inseguridades que nos impiden hacernos
conscientes de la presencia de Dios en nuestra vida. A respecto nos recuerda San Pablo en
su carta a los Colosenses que “nuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Cfr. Col
3,3). Por tanto, nuestra vida está atravesada por el obrar amoroso e infinito de Dios, así
como lo estuvo en la vida concreta de Jesús de Nazaret. Y este obrar amoroso e infinito de
Dios se realiza desde la cotidianidad de nuestra vida y parte de las cosas pequeñas hasta las
más complejas y mayores. Esta experiencia de Jesucristo presente en la vida cotidiana de
las personas se percibe en el testimonio de Alberto Rambla:
A medida que el Señor iba entrando a mi vida, iba descubriendo la necesidad de permanecer
en su presencia. Cada día era revestido, al amanecer, de un nuevo deseo de moverme en
Dios. Pude descubrir la presencia de Dios en cuanto me rodea y en el entorno mismo que
me envuelve y comprendí que alcanzar la santidad es un largo camino en el que el hombre
empeña toda su vida y cada instante de ella. Comprendí que cada llamada de Dios se realiza
allá donde nos encontramos y el Señor me descubrió la santidad en las cosas pequeñas, en
aquellas cosas que muchas veces se soslayan por carecer de importancia y por no ser
visibles a los ojos de los hombres.34
El sufrimiento social constantemente tiene nuevos lugares y espacios en nuestro
mundo, que cambian y son diversos según individuos, estructuras sociales y culturas. Es
por ello que necesitamos detenernos y contemplar la realidad que llega a nosotros para
darnos cuenta cuáles son esos clamores de los sufridos hoy; desde lo sencillo, frágil y débil
donde Dios habita dándose en vida y amor. Esta actitud contemplativa no es fácil de tener,
es un don y una gracia muy especial que el Señor nos regala. Darnos cuenta de los clamores
hoy es un ejercicio permanente que tenemos que hacer. No es algo que llega rápido a
nuestra vida, es más bien un caminar desde Dios. Se trata de la unión con otros para ser
capaces de salir de muchas situaciones personales que no nos dejan mirar las alternativas de
novedad frente a éstas.
34
Rambla, “Contemplar a Dios en lo cotidiano”.
46
Encaminarnos hacia un encuentro fecundo, renovador y transformador en pro de
una sociedad y un mundo mejor desde la misericordia de Dios, es abrir grandemente el
corazón y afinar nuestras miradas para poder darnos cuenta de los clamores que vivimos.
No es posible que sigamos con los ojos cerrados y el corazón duro ante los colapsos
humanos que nos afectan como personas y colectividad. Algo que permanece y cada vez
más crece, es la fuerza de la fe y de la esperanza que está palpita en muchos corazones
inquietos por el amor de Dios capaces de seguir abriendo sus manos para dar y recibir
consigo y a los otros el pan de la solidaridad. En la misma curación del ciego Bartimeo lo
vemos, un hombre que no solo recibe curación, sino que también es capaz de abrirse desde
el discipulado con Jesucristo para ayudar a otros.
1.4 Situaciones concretas de marginalidad
Queremos poner de ejemplo como clamor de los marginados hoy, la triste realidad
del terremoto de Haití ocurrido el 12 de enero de 2010. En la República Dominicana todos
sentimos por medio de las imágenes, personas y contactos, que nuestro corazón se detenía y
a la vez se ponía en shock ante esta gran tragedia humana. Fue uno de los acontecimientos
catastróficos acontecidos en el mundo de los más penosos y complejos. Ahí supimos que
nuestros hermanos haitianos estaban padeciendo en cuerpo y alma el sufrimiento en su más
alto nivel. Por lo que, en este evento natural sin precedentes, la solidaridad y la esperanza
de todos no se hizo esperar. Todo el pueblo dominicano se movilizó por ayudar a nuestro
vecino país de Haití. Nos dábamos cuenta de ese clamor humano que nos interpelaba hacer
algo constantemente y no descansábamos en acudir en auxilio, ya sea, donando alimentos,
medicamentos, facilitando el aeropuerto y puertos como plataformas de apoyo, etc.
Veíamos sufrimiento y esperanza, acompañado de una fe que fue moviendo a tantos
corazones para echar una mano amiga por Haití. No fuimos ni uno ni dos que nos
instalamos en dicho país para ayudar. En este hecho y muchos otros, podemos decir que el
clamor de los marginados hoy también recibe la escucha y la ayuda de muchas personas
que se compadecen de ellos. La vida nos lanza hacia mundos muchas veces desconocidos
para acompañar a los otros en sus penurias, dramas dolorosos, pero también para compartir
su alegría, sentido de fraternidad y amor con los necesitados de nuestro mundo.
47
2. LA COMPASIÓN EN LA ACTUALIDAD
Queremos empezar diciendo que la compasión tiene rostros, personas y corazones
que con su trabajo y fe hacen que ella sea una realidad en el mundo. Por mucho que
pensemos que ésta se ha perdido entre la indiferencia, la desesperanza y el desamor, no es
así, la compasión constituye lo más bueno de nosotros y es eso precisamente lo que damos.
En la actualidad y desde antiguo, la labor de misericordia que hacemos por lo demás tiene
su raíz más profunda desde Jesús. Él con su vida nos muestra que lo más importante es el
amor, un amor que se da y se reparte por todos. Los textos evangélicos son una gran
riqueza espiritual y humana que nos enseñan el gran valor de la compasión, donde el Señor
nos enseña que lo más importante es acoger y atender al que no tiene nada.
Por tanto, como afirma Jung Mo Sung, “quien fue tocado por la mirada de una persona
pobre y dejó que esta mirada penetrase en el fondo de su ser, sabe que no salimos “ilesos”
de tal experiencia. Ella nos modifica hondamente, tanto que muchos la interpretan como
experiencia de Dios, una experiencia místico-religiosa, o una experiencia ética
fundamental”.35
Encontrarnos en el hoy de nuestra vida con la necesidad y los necesitados a nivel
social, se despiertan en nosotros muchas emociones que nos mueven e invitan a dar pasos
en favor de la persona pobre y sufrida. No es nada fácil poder encontrarnos con manos y
corazones que quieran acercarse al sufriente, porque nos trae compromiso, sacrificio y
muchas veces malestar si no se hace con todo el corazón y desde el servicio que hacemos
por las otras personas. En la ciudad de Bogotá, por ejemplo, son cientos de personas
desempleadas, enfermas, sin familias y desplazados que se suben a los buses del transporte
público a vender cosas y a pedir por lo menos una moneda. No obstante, no faltan personas
que a través de estas prácticas engañan. Es así como por nuestra cabeza pasa la idea de si
realmente la persona que pide e implora una ayuda realmente la necesita o nos está
engañando. Y no es por maldad nuestra pensarlo, sino es que más bien ha habido tantos
engaños que ya no creemos ni confiamos en estas personas que de seguro tienen algún tipo
de necesidad. Es ahí donde internamente tenemos que luchar con nuestra indiferencia y
35
Mo Sung, Sujetos y sociedades complejas: para repensar los horizontes utópicos, 129.
48
manejar la tensión entre dar y no dar la moneda, o comprar y no comprar porque
desconfiamos de aquel ser humano que pide. Evidentemente nos encontramos con
situaciones de este tipo que acaban muchas veces con un modo y una actitud solidaria en
nosotros.
2.1 Realidades actuales que claman compasión
Los procesos de avances y transformaciones no impactan de manera efectiva a gran
parte de las comunidades pobres de nuestros países y esto ocasiona cada vez un mayor
distanciamiento entre aquellos que tienen y los que no, generando acciones dolorosas de
desprecio y marginalidad. Este progreso es un crecimiento humano y social desigual e
injusto, que destruye la vida y termina siendo laboratorio de mentes y corazones
indiferentes al dolor ajeno. Con esto no queremos expresar que todas las sociedades son así,
somos conscientes que existen sociedades que han podido dar pasos agigantados en su
lucha por elevar la calidad de vida de tantas personas. La compasión en la actualidad entra
en tensión con la distracción de unos y otros junto a la indiferencia, donde creemos que ésta
es más bien un asunto que le corresponde solo a aquellos hombres y mujeres de principios
religiosos.
En la actualidad nadie logra evitar el contacto, real o “virtual”, con los llamados excluidos.
Sea porque no es posible parar en los cruces de calles en las grandes ciudades sin ser
abordado por alguien pidiendo o vendiendo algo, o porque los altos muros que rodean los
exclusivos condominios habitacionales revelan la presencia invisible de los excluidos, o
asimismo porque la televisión muestra, por ejemplo, escenas de niños que pasan hambre.
Los llamados excluidos son una presencia constante en nuestras sociedades, de forma
visible o invisible.36
La sociedad moderna está cada vez más aferrada a una visión individualista del
sufrimiento; por eso, considera que el dolor ajeno no incumbe al otro, de manera que el
sufrir juntos, solidarizarnos y buscar alternativas de superación compete a cada persona y
no a la colectividad. Esta actitud egoísta nos profunda inquietud porque ya no vemos a los
otros como los nuestros, como quienes están en nuestro corazón y en nuestra propia vida e
historia. Nuestra realidad actual comprende la compasión solo como un mero sentimiento
36
Ibíd., 130.
49
pasajero, que no va más allá; ante las tragedias y clamores de los sufrientes y marginados se
promueven simplemente acciones momentáneas y superficiales. Ello revela que la
compasión no pasa de ser un sentimiento para convertirse en un valor.
Ser personas de un corazón y una mirada compasiva en tiempos actuales, es tener el
don y la gracia de conectarnos con la persona desde la solidaridad y así ir respondiendo a
sus necesidades. Aquí podemos hacer mención de San Francisco de Asís como un santo de
compasión y amor por los más sufrientes y necesitados, hombre que supo con total entrega
y libertad expresar lo que vivía y sentía, que comprendió la compasión como aquella que
está unida al servicio y la alegría a los demás. Este hombre que entregó toda su vida a los
pobres vivió la compasión unida fuertemente a Cristo, que siempre nos invita a vivir
expresiones concretas de misericordia. Invitación que fue vivida a cabalidad por San
Francisco de Asís hasta convertirse en un ser amable y cortés con todos los seres humanos.
El mismo santo nos decía:
Y todo aquel que venga, amigo o adversario, ladrón o bandido, sea acogido benignamente.
Y, dondequiera que estén o en cualquier lugar en que se encuentren unos con otros, los
hermanos deben tratarse espiritual y amorosamente y honrarse mutuamente sin
murmuración.37
En la misma línea de San Francisco, existen creadores discretos en la actualidad que
construyen vida en sus distintos contextos y no son conocidos porque se entretejen desde lo
más sencillo y simple de nosotros. La más real y efectiva compasión no se da en la
capacidad que todos tenemos de juzgar a los otros, ni mucho menos diciendo palabras que
van en detrimento de la otra persona, más aún, a sus espaldas; tampoco se despreciando al
que sufre, sirviendo a ideologías esclavizantes o creyendo que los demás son menos que
nosotros. La compasión, por el contrario, es un esfuerzo cotidiano que exige un cuidado y
un cultivo constante dentro y fuera de nosotros.
2.2 Cambios y transformaciones urgentes
Nos encontramos inmersos en una sociedad rápida y de profundos cambios y
transformaciones donde la virtud de la compasión muchas veces queda al margen de estos
procesos. Generando así serios niveles de falta de pasión y cuidado por los otros en todas
37
López, El seguimiento radical de Cristo, 130.
50
sus realidades sociales y humanas. En la actualidad son muchas las personas que justifican
este no mirar la realidad de necesidad de la otra que tiene a su lado. Son vastos los
momentos y situaciones en los que la sociedad con respecto a esta temática apela a que todo
lo que tiene que ver con el necesitado de compasión es asunto de la política social de los
gobiernos y no de nuestra vida.
En la sociedad hay una diversidad grande de cosmovisiones, doctrinas religiosas o éticas
que justifican la indiferencia. Las personas con dificultad de convivir con el sentimiento de
compasión disponen de los más variados tipos de doctrinas o explicaciones seudo-
científicas para justificar la selección o el bloqueo de las emociones, en particular de
aquellas que más provocan incomodidad, como el de la empatía con los excluidos.38
Ciertamente esas distintas formas de mirar y ver las cosas, es lo que hace que se
justifiquen con bastante la fuerza la razón del porqué la compasión en muchos casos y
espacios no sea una realidad palpable en nuestra sociedad. Tenemos muchos hombres y
mujeres en la actualidad que se entregan y se dan constantemente por una cultura de la
compasión, pero hace falta un esfuerzo mayor en esta línea. Reconocemos que el dar y
recibir compasión es un asunto de humanización más que de enseñanzas y caminos
cristianos. Recordemos que el mismo Jesús se la pasó curando y liberando a muchos de
tantas situaciones de dolor, marginalidad y opresión. Generalmente tenemos un miedo a lo
que es nuestra condición humana y al amor junto a una sociedad de consumo haciendo que
muchas veces seamos indiferentes al sufrimiento ajeno. Todo esto es debido a la manera
como nos relacionamos con nuestros propios sufrimientos que nos hace tener reacciones
ante el dolor de la otra persona o situación. En este sentido Mo Sung nos da unas muy
buenas pautas en torno al sufrimiento y la sociedad de consumo: “en una cultura de
consumo como la nuestra, el deseo de vivir una vida humana sin tener que someterse a los
límites y las ambigüedades propios de la condición humana, hace que las personas y
sociedades vean a las personas excluidas del consumo como sus enemigos”.39
En consecuencia, las múltiples realidades de sufrimiento de las personas y las
comunidades demandan nuevas actitudes personales que den cuenta de auténticos procesos
de conversión que permitan expresar nuestra condición de familia humana, sensible y
38
Mo Sung, Sujetos y sociedades complejas, 133-134. 39
Ibíd., 137.
51
solidaria. Por ejemplo, nos urge cambiar nuestra actitud consumista y acumuladora de
bienes. También nos urge superar la visión negativa de que los pobres y excluidos son
enemigos del sistema de producción y de consumo. Es decir, dejar de considerarlos
sobrantes como insiste el Papa Francisco:
Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y
luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no
se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo:
con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se
vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los
excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».40
La cita anterior de la encíclica Laudato si del Papa Francisco, es una reflexión muy
profunda sobre lo que está pasando en el mundo con relación al ser humano en todas sus
dimensiones. Estamos inmersos en una cultura de gran consumo y descarta que como
individuos nos afecta por los niveles de explotación y opresión que los sistemas actuales
guardan, quitándonos la paz y el bienestar personal y colectivo. Son enormes las realidades
de sufrimiento y marginalidad que destruyen la convivencia pacífica en nuestro mundo y
acaban con la vida de todos, convirtiéndonos en hombres y mujeres sobrantes de sistemas
de producción que en vez de cuidarnos nos destruyen.
3. COMUNIDAD: LUGAR DE ENCUENTRO DONDE TODOS SOMOS
COMPASIÓN
Jesús desde el inicio de su vida pública, le ha dado un carácter de importancia a la
comunidad y así lo vemos reflejado en el evangelio de Mateo cuando Jesús dice: “porque
donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Cfr. Mt 18,20).
De esta manera, se ratifica el significado, la importancia y relevancia de la vida en
comunidad de Jesús y sus discípulos teniendo como modelo de vida al Señor.
Comprendemos que el primer espacio de encuentro con la dimensión de la compasión lo
haya en la comunidad, ella es fermento vivo de presencia unificadora y solidaria de Dios.
Es una común unidad entre los hombres y mujeres de esta tierra en favor de una población
40
Francisco, “Evangelii Gaudium”.
52
vulnerable y necesitada. El centro mismo de esta unidad es Jesús quien nos invita a
encontrarnos como comunidad de fe y amor de discípulos que salimos al encuentro de la
vida en sus distintas realidades y clamores.
Centrándose desde la persona misma de Jesús, la Iglesia mira su accionar en el
mundo desde el sentido y la fuerza de comunión entre unos y otros que tiene la dimensión
de la comunidad. La fe no nos desliga de la tarea por construir un mundo cada vez más
humano y más justo donde reina la compasión como virtud esencial de la vida cristiana. El
preocuparnos por las distintas situaciones y dramas de dolor en nuestra humanidad es la
invitación que el mismo Jesús nos hace desde el evangelio. Es en esta misma vía que el
Papa Francisco nos hace un énfasis muy especial sobre el sentido más pleno que guarda la
compasión como virtud de todo cristiano que quiere y seguir a Jesucristo, es así como el
mismo papa nos dice:
Nuestra fuerza como comunidad, en cualquier nivel de vida y de organización social, se
basa no tanto en nuestros conocimientos y habilidades personales, sino en la compasión que
mostramos los unos hacia los otros, en el cuidado que practicamos especialmente por
cuantos no pueden cuidar de sí mismos.41
La comunidad es un lugar de encuentro que potencia y crea las posibilidades para
que todos salgamos de la indiferencia y egoísmos personales que en muchas ocasiones
vivimos en esta sociedad. Pertenecemos con los demás en la medida en que desde la
diferencia aportamos a este mundo, aun siendo diversos en cuanto a modos de ser, pensar y
actuar. Esta propuesta de que la comunidad es espacio de compasión lo vemos
fundamentado en la unión de ánimos y en el apoyo que todos nos damos cuando
pertenecemos a un espacio de referencia donde podemos contar con otros.
3.1 La comunidad como alternativa al sufrimiento y la indiferencia
La aparente indiferencia con respecto a los sufrimientos de los excluidos y la agresividad
contra estas personas y quienes luchan solidariamente en favor de ellos, tiene mucho que
ver con los mecanismos de defensa. Si queremos que más personas y grupos superen la
41
Francisco: “Nuestra fuerza como comunidad se basa en la compasión por los demás”.
53
insensibilidad social y asuman la causa de la solidaridad, debemos disolver o debilitar esos
“muros” defensivos creados en la sociedad y en la vida de las personas.42
Como se ha dicho anteriormente, muchos seres humanos se resisten a mirar el
sufrimiento humano y por lo tanto comprometerse con su transformación. Podría decirse
que el egoísmo y el individualismo ciegan a las personas y les impiden ver en los otros,
incluso en los sufrientes, a sus propios hermanos y hermanas. A nivel social asistimos a una
pérdida del sentido de la vida en comunidad. Es posible que se haya olvidado de que la
comunión y la fraternidad constituyen un pilar de la vida cristiana; es decir nuestra fe nace
de la comunidad de un testimonio comunitario y se sostiene en un Dios que es comunión en
la diversidad.
La experiencia de la primera comunidad cristiana o comunidad primitiva como
muchos le llaman, es la atención a los pobres, enfermos y viudas, quedando evidenciado
que la dimensión fraterna es trascendental para nuestro servicio apostólico (Cfr. Hechos 2,
42-47). El sentir de toda la comunidad cristiana es desde la relación mutua fraterna que
unifica nuestros sentimientos, deseos y experiencias personales. Tal y como se nos dice en
el libro de los Hechos de los Apóstoles, una vida en fraternidad donde lo que se tiene es de
todos:
“La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y un solo Espíritu. Nadie consideraba
sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común. No había entre ellos ningún
necesitado, porque todo los que poseían campos o casas, los vendían, traían el importe de
las ventas y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su
necesidad” (Cfr. Hechos 4, 32. 34-35).
La experiencia comunitaria en distintos campos de la fe y de la sociedad, nos
confirma que el servicio compasivo tiene una importante fuerza desde el encuentro fraterno
en comunidad. Por ejemplo, en el caso particular que hemos venido analizando en cuanto al
trabajo infantil, muchas organizaciones sociales que trabajan por esta población vulnerable
nos dicen que cuando los niños y adolescentes viven la experiencia del espacio comunitario
desde el compartir fraterno, éstos pueden salir adelante con una integración máxima con
respeto a lo que anteriormente han vivido en cuanto a explotación. Es decir, que la
42
Mo Sung, Sujetos y sociedades complejas, 140.
54
comunidad es un ente catalizador de los niños y adolescentes en sus diversas formas de
maltrato y explotación. Lo cual para nosotros es una confirmación considerable de que la
compasión demanda de una fuerza comunitaria importante en la vida del ser humano para
que la indiferencia no tenga espacio en los corazones de tantas personas.
El Dalai Lama, una figura de un liderazgo espiritual trascendental no solo en el
Tíbet, sino en el mundo por su labor humanitaria y en favor de la paz, nos ha hablado
mucho con respecto a la compasión como un camino de solidaridad, perseverancia
espiritual y conversión. En este sentido, este jefe espiritual del budismo tibetano con
respecto a la compasión nos dice:
La compasión y el amor no son artículos de lujo. Como origen de la paz interior y exterior,
son fundamentales para la sobrevivencia de nuestra especie. Por un lado, son la no-
violencia en acción. Por otro, son la fuente de todas las cualidades espirituales: la capacidad
de perdonar, la tolerancia y todas las demás virtudes. Y más que eso, son las que de hecho
dan sentido a nuestras actividades y las hacen constructivas.43
Partiendo de la cita anterior; todos estamos llamados desde una vivencia personal y
comunitaria de la compasión en nuestras vidas encontrarnos con nosotros mismos desde
una dimensión espiritual, como la mejor herramienta para romper los muros interiores que
nos gobiernan, no nos dejan ser felices y tener una actitud constante de compasión. Porque
para que “podamos vivir la compasión, la base de la solidaridad, necesitamos tener fuerza
espiritual para convivir con nuestro sufrimiento ajeno”44
y así se geste un encuentro a
plenitud con el amor en sintonía con la comunidad como espacio de común unión de todos.
3.2 Jesús: fuente e inspiración de la vida en comunidad
Jesús nos involucra a una verdadera celebración de la compasión en comunidad, Él
desde su misión nos muestra que la humanidad tiene una nueva alternativa y es a seguir
construyendo el Reino de Dios desde el amor y la compasión. Ciertamente todos estamos
llamados a encarnar dentro de nuestras actuaciones y modos de ser el cuidado. Vivir en este
mundo de frente a las distintas realidades de sufrimiento que viven miles y miles de
personas, empezando muchas veces por ir trabajando nuestros propios dolores y
padecimientos desde el corazón misericordioso de Dios. El Señor cuida de nosotros como
43
Dalai Lama, El arte de la compasión, 146. 44
Mo Sung, Sujetos y sociedades complejas, 141.
55
una comunidad de amor que somos y así lo vemos en este texto del evangelista San Lucas:
“Sin embargo, ni un cabello de vuestra cabeza perecerá” (Cfr. Lc 21,18). Él es nuestra
fuerza interior y exterior para seguir haciendo de la sociedad un verdadero cuerpo de
hombres y mujeres que vivimos y sentimos por los demás como un auténtico cuerpo de
servidores de su misión en esta tierra. Según el testimonio evangélico Jesús además de ser
un ser abierto y entregado a la comunidad, inspira el sentido comunitario en todos sus
seguidores y seguidoras.
Jesús mostró un cuidado especial con los pobres, los hambrientos, los discriminados y los
enfermos. Se llenaba de compasión y curaba a muchos. Y, hecho inusitado en esa época,
tuvo como discípulas a varias mujeres (Lc 8, 2-3). Cultivó una tierna amistad con Marta y
María (Jn 11, 20-28; Lc 10, 38-42). No rechazó los signos de amor erótico de una pecadora
que le besaba y ungía los pies con perfume (Lc 7, 37-39).45
Otro elemento de alta relevancia es que la compasión tiene un carácter de amistad
muy fuerte como a la vez lo contiene el amor. Cuando somos seres de compasión es porque
desde nuestro interior se desprende esa gran fuerza de la amistad con los otros que nos hace
ser solidarios con las distintas situaciones de sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas.
Ciertamente que Jesús hizo de la compasión el contenido esencial de su modo de ser y
actuar y eso lo vemos en sus palabras y hechos en la sociedad. Existen vínculos
extraordinarios de esta unificación de Jesús con sus amigos, conocidos y familiares
cercanos, así lo vemos en las parábolas del buen samaritano de Lucas 10, 25-37, la del hijo
pródigo en Lucas 15, 11-32, en su amistad con Marta y María en Lucas, 10, 38-42 y en la
petición tan especial que le hace a Juan para que cuidada de su madre cuando estuvo
crucificado en la cruz y María su madre estando a los pies de la cruz en Juan 19, 26-27.
3.3 El encuentro de Jesús con Bartimeo: motivación para la vida en comunidad
Las enseñanzas que nos ofrece el Nuevo Testamento con Jesús es que la vida
compasiva es una vida en común donde todos nos sentimos ser un cuerpo en experiencias,
deseos y proyectos. Podemos caer en el error de pensar la compasión como aislada de los
asuntos comunitarios y la verdad no es así, ella no sólo tiene un carácter individual, un
45
Boff, El cuidado esencial, 134.
56
modo de ser y una sola forma, sino que abarca una gama de realidades y se centra en un
estar y vivir juntos. San Pablo en su carta a los Filipenses en esta misma tónica nos dice lo
siguiente: “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si
alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad
mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma
cosa” (Cfr. Fil 2, 1-11). En la cita bíblica anterior de San Pablo y en los versículos
siguientes, se nos da a conocer la dimensión del tener los mismos sentimientos que tuvo
Cristo en nuestras vidas, comprendiendo que la vida compasiva es una vida en sintonía con
otros desde la comunidad.
Al acceder a la unión con Jesucristo, que se vació a sí mismo, haciéndose uno de nosotros, y
se humilló así mismo, aceptando morir en la cruz, accedemos a una nueva relación de unos
con otros. La nueva relación con Cristo y la nueva relación de unos con otro no pueden
separarse. Y no basta con afirmar que una relación con Cristo conduce a una nueva relación
de unos con otros, sino que más bien hemos de decir que el espíritu de Jesucristo es el
espíritu que nos agrupa y nos une en comunidad.46
Así, podemos decir que cuando la compasión es una realidad en la comunidad, es el
mismo Cristo que se hace presente en medio de nosotros. La vida del ciego Bartimeo nos
dice mucho a todos desde esta perspectiva y es que ante su reconocer al Señor, recibir su
sanación y seguir a Jesús, desarrolló una pertenencia a un cuerpo, a un grupo de discípulos
del Señor que más adelante estarían unidos en torno a una nueva alternativa de vida que es
la comunidad. La relación de unos y otros cuando hay comunidad no se separa, porque
Dios mismo se manifiesta grandemente en las diferentes realidades de servicio y amor que
hacemos por todos aquellos necesitados de su compasión. Por ello, la compasión no es una
virtud cualquiera de pena y dolor, es un modo único y especial donde Dios habita por
medio de sus criaturas dando vida y renovando todos los sufrimientos de este mundo, de
manera muy especial a los de nuestro interior tan necesitado de su amor.
46
Macneill y Morrison, Compasión. Reflexión sobre la vida cristiana, 78.
57
CONCLUSIÓN
El recorrido posibilitado por este trabajo nos ha permitido ratificar que la compasión
es un sentir y una virtud de pasión por el otro en todas y cada una de sus situaciones,
dramas humanos y sociales en el mundo, que permite que el ser humano se sensibilice y
comprometa con el dolor y el sufrimiento de los demás. Por tanto, ella no es un mero sentir
lástima por la persona en sus situaciones de sufrimiento y calamidad, sino que más bien es
aquella actitud profunda que produce en nuestra vida una disposición habitual y cotidiana
de hacer el bien. La compasión nos involucra con la vida haciéndonos a unos y otros
hermanos en medio de nuestros sufrimientos. Es una virtud que habita en lo más humano y
espiritual y que da sus frutos en la medida en que todos nos damos en amor y servicio
generoso por los otros. Curiosamente vivimos en un mundo que está hiper informado e
hiper comunicado y en el que las distancias entre unos y otros sigue siendo un gran desafío
que causa dolor y conmoción, ya que nuestras relaciones se limitan al contacto mediático
en detrimento del contacto interpersonal, provocando así que nuestras relaciones solo sean
mediáticas en gran parte de los casos. Los niveles de marginalidad, desprecio, menosprecio,
injusticias, etc. crean situaciones muy dolorosas que desafían a la ayuda frente a los que
más necesitan y sufren en el mundo.
Jesús con su vida, palabras y hechos nos ha enseñado que la compasión es el camino
por excelencia de una humanidad que tiene sentimientos y virtudes por los demás. Él a lo
largo y ancho de su caminar, es el más vivo reflejo de la compasión encarnada en un ser
humano, que al mismo tiempo es Dios. Por tanto, Jesucristo no revela que todo ser humano
ha sido creado por Dios como un ser capaz de amor y compasión. Por eso Jesús nos pide
condolernos ante las tristes realidades y las duras situaciones humanas, reconociendo que
Él pasó por este mundo haciendo el bien en todo momento y lugar. En este caminar desde
la compasión tenemos a Jesús como modelo de vida que con su persona ha mostrado que Él
es el verdadero camino a la cual la humanidad está invitada a vivir desde la misericordia y
el amor. La compasión vivida por Jesús nos lanza a volcarnos para mirar y trabajar contra
la miseria humana que destruye y debilita a todo el ser humano no volviéndonos inmunes a
las tragedias ajenas a las cuales muchas veces desgraciadamente evaluamos como algo
natural.
58
La vida y figura del ciego Bartimeo, es el vivo reflejo de una humanidad
desprotegida, ciega e indolente que necesita de la ayuda de todos para mirar con amor a los
sufridos de este mundo que están gritando al borde del camino y muchas veces no son
escuchados. Como hemos visto, en Marcos 10, 46-52 se nos muestra la profunda
sensibilidad de Jesús frente a Bartimeo quien corre detrás buscando ayuda. Por eso atiende
a su clamor, se detiene y procura un encuentro con el que le restaurará la visión y le
transformará la vida mientras va de camino.
Jesús nos muestra que un corazón que tiene a Dios no hace callar los clamores de
dolor y necesidad de hombres y mujeres que están sumidos en el sufrimiento. Hoy nos
invaden muchas imágenes donde vemos el dolor y la calamidad de tantos niños,
adolescentes, jóvenes y ancianos sufrientes, sin embargo, nos cuesta detenernos y poner
nuestras manos y nuestro corazón a su servicio. Todas estas situaciones de nuestros
hermanos son un drama complejo y delicado que demanda de nuestra parte un gran
esfuerzo personal y comunitario para seguir construyendo una sociedad más humana e
impregnada de amor. A la luz del encuentro de Jesús con Bartimeo podemos decir que el
sufrimiento de tantos hombres y mujeres en todas las edades y circunstancias conforman un
terreno en el podemos expresar lo más sublime de nuestra vocación de hijos e hijas de Dios
y por tanto hermanos en la fe. En este sentido, la compasión no es un simple voluntarismo
personal, es una virtud humana y solidaria que nos exige un trabajo entre todos como
comunidad de fe y vida, deseosa de seguir creyendo en que estas realidades de sufrimiento
pueden ser acompañadas y transformadas.
Teniendo en cuenta el llanto de tantos niños y adolescentes sumidos en la triste
realidad del trabajo infantil en Elías Piña (República Dominicana), es necesario reconocer
que aún no somos capaces de consolar este sufrimiento general. Este un problema que
refleja una sed que es necesario saciar con el agua del acompañamiento, la educación y
mejores oportunidades de vida para esta población tan desprotegida y vulnerable. Vemos
penosamente el trabajo infantil como algo que sale en las noticias, pero no nos damos
cuenta de que esta realidad está tocando las puertas de nuestra casa, pues al abrir vemos
ojos llorosos y llenos de hambre y miseria de tantos niños y adolescentes. En esta región,
59
así como en muchas otras se nos presenta el gran desafío de poner en ejercicio la
compasión y el amor del cual nos ha dotado el mismo Dios y en Jesús se ha hecho carne.
De nuestra experiencia de fe en Jesucristo surge el reto de una búsqueda y un
ejercicio constante de compasión en tantas vidas y personas de este mundo. Una compasión
que aunque parezca algo estéril, debe dar frutos reales así como sucede en tantos corazones
inquietos que se esfuerzan para que este mundo sea bueno para todos y todas los que lo
habitamos. Es necesario que no perdamos la esperanza y la energía por seguir dando vida
en nuestros espacios cotidianos, que es el lugar de encuentro con nosotros mismos y los
demás. La vida nos llama a apostar por una compasión enraizada en su más íntimo sentido
que es el condolernos por la otra persona en todas sus circunstancias personales y humanas.
Por último, necesitamos urgentemente una compasión que se alimenta de la vida
comunitaria como espacio de crecimiento espiritual y social. Todos en común unión,
podemos hacer algo por los rostros de los sufridos y descartados de una sociedad
consumista e individualista que vive en un derroche atroz de las cosas creadas. Una
compasión que tiene como centro a Jesús, que mira la sanación de Bartimeo en Marcos 10,
46-52 y que tiene como contexto de manera muy especial en nuestra reflexión el trabajo
infantil en sus distintas dimensiones. Una compasión que se concreta en una entrega por la
persona que sufre y necesita de nuestro apoyo para saciar su hambre física y su sed
espiritual.
La curación de Bartimeo por parte de Jesús se expresa en una visión de Jesús como
Hijo de Dios y por tanto como aquel en función del cual debía vivir su vida en adelante, por
eso le sigue haciéndose discípulo misionero suyo. De aquí se desprende un desafío pastoral
concerniente a un acompañamiento espiritual y formativo que permite que muchos hombres
y mujeres abran sus ojos y se hagan discípulos de Jesús hoy. Para esto, la promoción y el
acompañamiento de comunidades eclesiales se convierte en una clave del encuentro y el
seguimiento de Jesús.
60
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