la busqueda del tesoro

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Editado por Eme Comunicación y CuentosFecha: Junio 2016Título cuento: La búsqueda del TesoroRedacción e idea original: Mireia CorachánIlustración y maquetación: Kris Varela

Este cuento está hecho a medida para una familia muy especial formada por Mamá Bel, Mamá Pau, Olivia, Tristán y Max.

Un relato redactado e ilustrado especialmente para ellosde parte de sus buenos amigos Mari Pau, Oti, Miquel, Juanjo y Mireia

con todo el cariño.

Esta no es solamente una historia de piratas,es un emocionante relato de superación, valentía y mucho cariño.Normalmente los piratas son fieros y temidos, feos y algo descuidados,a veces cojos y con pata de palo, todos hombres en su mayoría. Pero la realidad no es esa ya que durante siglos muchas piratas han surcado los mares con la misma valentía que sus compa-ñeros varones.

En esta ocasión, nuestras heroínas no son otras que las temidas piratas Paula Ojos de Océano y Belinda Cazartesoros, capitanas de los mares del Este y del Norte, solitarias y curtidas marine-ras.

Paula Ojos de Océano llevaba años descubriendo el mundo en solitario en busca de nuevos hori-zontes donde reparar sus heridas de mil batallas. No encontraba la paz y no cesaba en su empe-ño de retirarse de esa ajetreada vida pirata de la que ya estaba algo cansada. Su buque Tortuoso atracaba en puertos dispares allende los mares en una aventura sin fin.

Belinda Cazatesoros en cambio ansiaba encontrar el tesoro más grande jamás soñado. No solo por la cantidad de riqueza que lograría sino principalmente por demostrar a los piratas hombres cómo lucha una mujer y cómo logra aquello que se propone.

Durante un anochecer de tormenta, con grandes rayos y truenos resonando en lainmensidad del Oceáno Atlántico, las aguerridas capitanas Paula y Belinda chocaron sin remedio. La colisión fue de tal envergadura que el buque Tortuoso de Paula, ya maltrecho tras años y años de navegación, quedó prácticamente inservible. Hoy sus restos descansan aún en el fondo del mar y, quién sabe, a lo mejor algún tesoro se esconde entre las aguas del oceáno.

Belinda, en un gesto de inusitada generosidad, tendió la mano a Paula para ayudarla a escapar de su ruinoso buque. Y en ese preciso momento la lluvia cesó, el sol salió y todos los puertos del mundo bailaron y danzaron hasta el amanecer. Tal fue esa sensación que ninguna de estas almas intrépidas y solitarias, volvió a sentir nunca la soledad.

Sus espíritus femeninos les brindaron el don de la conversación y ambas compartie-ron sus incontables batallas recorriendo todas las millas marinas en busca del tesoro para Belinda y la paz para Paula.

Cansadas de viajar sin alcanzar sus sueños, ni disfrutar el viaje pensando en alcanzarlos, se apartaron de la piratería y buscaron un retiro en una vetusta ciudad sin mar. Cuando echaban de menos el rumor de las olas y el olor a salitre viajaban a la costa valenciana y volvían reconciliadas con su pasado. Allí tienen mucha familia y lo pasan en grande.

Pasado el tiempo, Belinda Cazatesoros quiso dejar descendencia y pensó que sería muy divertido rodearse de un par de exploradores o exploradoras a los que enseñar todo su buen hacer. Paula, que deseaba calma, se asustó mucho pero finalmente dio un pasoadelante y se arriesgó a tener una familia. Y esa sería su más grande aventura.

Los dioses de la Medicina ayudaron a Belinda a lograr su objetivo porque a la Madre Naturaleza, que era una despistada, se le había olvidado prever que dos mujeres también

pudieran tener hijos en común.

Pasaron los meses y la barriga de Belinda era cada vez más grande. Hasta que un día muy especial nació la pequeña Olivia, que lo puso todo patas arriba y cambió sus vidas para siempre.

Cuando ya se habían acostumbrado al trasiego diario de su pequeña aventurera Olivia, llegó la gran sorpresa, el más fascinante suceso jamás pensado. Paula y Belinda volvieron a visitar a la Diosa Medicina y desde ese día observaron todos asombrados cómo poco a poco la panchita de Belinda volvía a crecer. Lo cierto es que crecía más de lo normal. ¡Como el doble! ¡Cómo no iba a hacerlo si resulta que llevaba dos bebés dentro!

Tras el susto y la sorpresa inicial, Paula, Belinda y Olivia prepararon su corazón y su casa para recibir ni más ni menos que a dos nuevas vidas.

Cuando Max y Tristán nacieron toda la familia tuvo que hacer un esfuerzo enorme para que todo marchara bien. La abuela Araceli, “viajera ciclista”,les ayudó mucho en esta nueva andadura, tan difícil y reconfortante, que habían emprendido.

La casa era una jungla y la vida una locura maravillosa. Max y Tristán se pasaban el día to-cando y chupando todo cuanto había a su alrededor, Max recorriendo el pasillo arrastrándose cual marine y Tristán desplazándose sentado mientras arrastraba su culete. Mientras Olivia, les gastaba trastadas subiéndose sin parar por todas partes. Ahora un árbol, luego esa valla. Sus hermanos se morían de risa con las actividades de Olivia. A Paula y Belinda no dejaba de asombrarles el nulo parecido entre sus mellizos, ni en el físico ni en el carácter, ni en la forma de dormir: Tristán era la calma que ansiaba mamá Paula -durmien-do como un lirón toda la noche sin inmutarse con los gritos de su hermano- Max era el intrépido pirata que antaño fue mamá Bel, despertándose de noche por si hay peligro, explorando todo sin parar de un lado a otro, y curioseando. Mientras Tristán era más dado a o observar sentadito chupando todo lo que había en torno suyo.Y las capitanas de los mares de Este y del Norte Paula y Belinda ya nunca echaron de menos los sueños inalcanzables porque no tenían ni tiempo ni añoranza. Disfrutaban cada momento como si fuese el último, viendo como sus pequeños exploradores se comían el mundo de un bocado.A Max le gustaba mucho viajar. ¿Se convertiría en otro aguerrido pirata? Pensaron que sería toda una sorpresa para él que viajaran todos en tren durante el verano hasta Ontinyent, para visitar a todos sus primitos y tíos.

Un día en que estaban tranquilas, Belinda se quedó pensativa, sus ojos de color marino ausentes, fijos en algún mar perdido.- ¿Sabes Paula, no añoro ningún tesoro. Y he descubierto la razón, no hay tesoro igual que el que tenemos nosotras entre las manos.Paula le tomó la mano y exclamó: - ¿Y yo Belinda? ¿Yo qué? ¡Si yo quería calma! - ¡Jajaja! Creo que ahora me aburriría de conseguirla. Y las dos rieron sinceramente pensando que, en ocasiones, los sueños se hacen realidad, y en otras, por suerte, el azar nos depara una vida mucho más emocionante.

Esa noche bridaron con buen ron y cantaron todos juntos.“La vida pirata es la vida mejor, sin estudiar, sin trabajar, con la botella de ron...”

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