la boina detrás del tanke tte. 1º wilfredo paiva
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LA BOINA DETRÁS DEL TANKE
Tte. 1º Wilfredo Paiva
EGRESADO DE LA ESCUELA MILITAR EN 2005 COMO ALFÉREZ DE INFANTERÍA.
PRESTÓ SERVICIOS EN EL BN. I. MEC. Nº9, EL BN. I. PARAC. Nº14 Y EL BN. I. BLDO.
Nº13. REALIZÓ EL CURSO DE BLINDADOS Y EL DE RECONOCIMIENTO EN EL
EJÉRCITO DE EE.UU. Y DE FORMACIÓN DE INSTRUCTORES EN FORT KNOX.
CALIFICADO BUZO TÁCTICO Y PARACAIDISTA MILITAR, CURSA ARQUITECTURA EN
LA UDELAR. ACTUALMENTE DESIGNADO PARA DESPLEGARSE A LA R.D.C. COMO
CTE. DE TROPA DENTRO DEL BN. “URUGUAY” IV.
En la década que el Tanque cumplirá su siglo de firme avance por los campos de
batalla del mundo, este relato pretende honrar a aquellos hombres brillantes y valientes que,
desafiando las convenciones, dentro del caos encontraron símbolos indiscutibles para
inculcar y proyectar el “espíritu blindado”. Intangible fuerza que logró la salida del horror y
el fin del infierno de la guerra de trincheras, por la restauración de la movilidad y el
afianzamiento de las fuerzas mecanizadas como factor dominante en el campo de batalla
terrestre. Símbolos como el mítico uniforme del tanquista y su distinguida boina son hoy
internacionales y a quienes, con o sin conciencia de ello, las fuerzas armadas del mundo
incluyéndonos, rinden su tributo de honor toda vez que los lucen.
La boina militar
La boina, definida como una gorra sin visera, redonda y chata, al formar parte de un
uniforme militar adquiere propiedades prácticas, ideológicas y de espíritu de cuerpo, pues
es la persona que la luce quién realmente mata, lucha y muere. Su significación es más
amplia de lo que generalmente se le atribuye, y la analizaremos por su importancia en la
génesis del Cuerpo Blindado. El uniforme militar es más que sólo ropa, es una muestra de
orgullo y a su vez es un barómetro de los cambios en la forma de hacer la guerra, las
variaciones en la tecnología y las tácticas de combate.
Sabido es que los grandes ejércitos persas, chinos, egipcios, griegos y romanos
usaban prendas y equipo bastante uniformes con distintivos que facilitaban reconocer amigos
de enemigos en el campo de batalla, así como la identificación y seguimiento de sus líderes
en campaña. Sin embargo, el uniforme occidental de la modernidad nace con las antiguas
libreas, atuendos uniformes usados por los caballeros pertenecientes a una Casa o familia
señorial de la edad media en las justas y torneos, en los festejos públicos y para distinguir su
contribución en sangre al marchar a la guerra. Estas huestes concentradas entraban al
servicio de los diversos reinos más o menos unificados de Europa, como la dinastía de los
Habsburgo por ejemplo, que siempre procuró proveerles de una escarapela o banda de gules
sobre dichos atuendos. Los uniformes occidentales modernos solo se afianzarán cuando esos
reinos requieran de ejércitos permanentes.
Las boinas van en los uniformes militares desde épocas muy lejanas, siendo los
vascos primeros en utilizarlas y luego los pueblos de origen celta, en especial los gallegos,
bretones, galeses y escoceses. Unos bajo relieves de madera policromada de Tolosa, refieren
las luchas con los romanos en las Guerras Cantábricas (29 al 19 a.C.) mostrando los
guerreros vascones cubiertos con boinas rojas.
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En 1498, el caballero alemán Arnold von Harff al cruzar los
Pirineos, en peregrinaje a Santiago, realizó una ilustración gráfica de
un caballero vasco con una boina semejante a la que hoy se usa.
En la mayoría de los idiomas europeos boina se dice béret
(francés), beret (inglés, danés, irlandés, ruso), baret (checo,
eslovaco), beretka (croata) o beretë (albanés). Pero, en otros el
origen de la boina queda claro, como basker (sueco), baskeri
(finlandés), o Baskenmütze (alemán). La fabricación de boinas en la
región bearnesa del Valle d'Ossau, valle vascofrancés, data del siglo
XIII. Luego, en plena Revolución Industrial del siglo XVIII, se
centralizó su fabricación en Olorón y Nay, poblaciones vasco-
francesas del departamento de los Pirineos Atlánticos.
También llevaban le béret bleu de ciel a la navarraise los vascos del cuerpo de
voluntarios que tanto se distinguieron en Flandes al mando del Cnel. Juan Felipe de Béla, a
quién en 1745 el rey Luis XV le encomienda formar una unidad integrada exclusivamente
por vascos para librar la guerra en los terrenos montañosos. Este célebre cuerpo de
Cantabres Volontaires llevaba una bandera azul con la cruz de San Andrés en plata y las
armas del reino de Navarra en el centro, constituyendo un regimiento de mil cuarenta y seis
hombres cuyos oficiales lucían una insignia con las cadenas de Navarra. También conocido
como Royal Cantabre, el regimiento fue disuelto en 1749.
Miguel de Unamuno, siendo Rector de la Universidad de Salamanca, definía la boina
como una prenda niveladora, pues al ser más cómoda y más barata que otros tocados en uso
provocó que éstos se fuesen relegando al olvido; según él, la boina pasó a convertirse en una
prenda típica y también tradicional del vasco. Pocas veces una vestimenta tan sencilla ha
marcado tanto la fisonomía de un pueblo y condicionado de tal manera sus comportamientos
sociales y mediáticos.
En puridad, el uso de la boina solo se generalizó en las vascongadas a partir de las
Guerras Carlistas, comenzando una uniformización de la sociedad vasca en torno a la boina,
que fue imparable hasta el estallido de la Guerra Civil Española y los gustos de la posguerra.
De antaño, se llamó txapel gorris a los migueletes forales navarros, guipuzcoanos y
vizcaínos, por el uso de sus boinas color rojo. En las Guerras Carlistas, fue su jefe, el
General Zumalacárregui quién las hizo famosas como distintivo de los partidarios de Don
Carlos, el Infante de España, siendo sin duda un buen propagandista de esta prenda, que en
la actualidad ha dado la vuelta al mundo. En ocasiones este general apodado el tigre de las
Amescoas, lucía una gran boina azul con ribete dorado y sostenida en su interior por un aro
que le daba cierta rigidez.
Del mismo modo que había
acompañado a La Marsellesa en su
llegada a París durante los preludios
de la Revolución Francesa, llegará
nuevamente la boina portada por
exilados Carlistas de los valles
pirenaicos septentrionales, y para
quedarse; siendo en París donde
bautizaron la boina pirenaica como
béret basque. Con sus diferentes formas, tamaños, colores y tejidos usados para su
confección, esta antigua prenda fue preferida a otras por ser abrigada, no limitar la
visibilidad, y poder colocársele tirada hacia delante y así proteger la vista de los rayos del
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sol, ganando su lugar en los ejércitos galos. Es como si sus altos mandos militares hubieran
reencontrado la lógica de Zumalacárregui: “es la prenda más práctica y cómoda para el
soldado en campaña. Es tan aceptada esta prenda, que incluso es incorporada al uniforme
de etiqueta de alguno de los ejércitos con más alto presupuesto militar. No es, por lo tanto,
sólo su módico precio ni su cómodo uso lo que es apreciado por los militares, sino la
elegancia de la prenda”.
El Carro de Asalto y “le Berét des hommes des chars”
En la guerra de trincheras europea, el bombardeo intenso de la artillería y la
profusión de alambradas revolvieron el terreno en tal forma que al replegarse era fácil
organizar posiciones de defensa para las armas portátiles. El enjambre de alambradas y otros
medios de defensa llegaron a formar obstáculos casi imposibles de franquear, siendo
verdaderas barreras para la progresión de las tropas. Esta inmovilidad hizo surgir la idea de
crear una máquina capaz de forzar esa resistencia, la que atravesando trincheras y
destruyendo alambradas se deslizara a través de los pozos producidos por los obuses, a fin de
lograr el alcance efectivo para destruir los temibles nidos de ametralladoras.
El tanque estrenado por los ingleses en el otoño de 1916, sorprendió al enemigo y
obtuvo resultados por su devastador efecto sobre la moral. Mas luego de algunos éxitos, su
uso fue limitado por ser poco eficientes y porque la artillería alemana daba bien pronto
cuenta de ellos. Fue necesaria la tenacidad del General de División Jean-Baptiste Estienne,
padre de los blindados franceses, para que el Gran Cuartel General Francés prosiguiera los
estudios de los ingleses y surgiera esa máquina genial para su época conocida como el Tanke
Renault. El concepto de Estienne era lanzar oleadas de hostigadores a la batalla, generando
múltiples escaramuzas a campo abierto, cada hostigador vestido con armadura y armado con
una ametralladora que podría ser empleada en todas direcciones.
El 30 Setiembre de 1916, se creó en el Arma de Artillería,
el Cuerpo de Artillería de Asalto o Especial (AS) al mando del
propio Estienne, quién fijó su puesto de comando en el bosque de
Compiègne, lugar mítico asociado a la casa real y al reino de los
francos, instalando un campo de instrucción al sur del bosque, en
Champlieu. Allí, llegaron los primeros voluntarios al
llamamiento del Cuartel General para quienes desearan servir en
la nueva Arma. La repuesta al principio fue muy baja
proviniendo mayormente de los Cuerpos de Caballería, aunque
también se alistaron infantes, artilleros, zapadores, ingenieros
montaraces, un médico militar, e incluso algunos marineros. A su
vez, todas las profesiones estuvieron representados en la AS: los
Oficiales (profesionales militares) por supuesto, pero también los
escribanos, abogados, alguaciles, farmacéuticos, banqueros,
licenciados e ingenieros civiles.
Mas, de todos quienes pasaron a servir en la nueva Arma, fue la Caballería quién
aportó mayores efectivos por estar en su esencia la intrepidez para afrontar la nueva aventura
y por ser el Arma más afectada por la lucha de trincheras y el perfeccionamiento del
armamento portátil. Así lo consignaron los Coroneles J. Núñez Brian y H. Marfetán en su
obra Estudios y observaciones efectuadas en el Ejército Francés desde junio de
1918 hasta marzo de 1919 , al comprobar personalmente en el transcurso de la 1ª. G.M.
que “Podemos decir que sobre el frente de batalla no se vio ningún jinete. La caballería fue
desmontada y combatió en las trincheras a la par que sus camaradas los infantes”. Esas
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duras circunstancias en el arma montada impactaron favorablemente sobre los carros de
asalto, al recibir líderes y combatientes de una gran valía.
La Escuela de Formación de las tropas de Carros de Asalto comenzó a operar en
Champlieu, en diciembre de 1916, impartiendo una intensa instrucción y realizando un
constante estudio y revisión sobre cómo desarrollar la maniobra, no solo montados en sus
carros de combate sino junto con unidades de cazadores, organizadas para acompañar a los
tanques, de acuerdo con las tácticas desarrolladas por Estienne. Pero, muy pronto el personal
de la escuela que trabajaba en los tanques se enfrentó a un problema insoslayable: el poli
azul reglamentario. Este cubre-cabeza tenía la gran desventaja de no quedarse en la cabeza,
sobre todo al inclinarse a revisar el motor, y ser de un color que no podía soportar los lugares
sucios. Allí, la béret basque noir no tardó en ser enlistada, pues calzaba bien en la cabeza, no
se caía en los fondos de difícil acceso del tanque y su color camuflaba las manchas sufridas
en las ineludibles tareas.
El 16 abril de 1917, ocurre la primera batalla en
que participan tanques franceses, dada en Berry-au-Bac
en el departamento de Aisne. Unos 82 tanques
Schneider CA-1 y 50 St. Chamond fueron empleados.
Demasiados pesados, se empantanaron con rapidez
siendo muy vulnerables a la artillería alemana que
rápidamente los hacía blanco, destruyendo 80 de los
empleados. Estienne, que ya había asesorado lo
prematuro de emplear lo tanques en esta ofensiva,
informo al Cuartel General sobre la necesidad de construir tanques ligeros, alrededor de mil.
La asunción del General Pétain como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Francesas
aseguró el futuro de la AS, dándole su aprobación a los planes de Estienne.
Para diseñar el FT. 17, el entonces Coronel
Estienne, especialista en ingeniería militar, se basó en
el tractor de artillería Holt, por su sistema de tracción
oruga en las ruedas traseras, diseñando un prototipo de
acorazado capaz de brindar a la artillería seguridad y
fuerza de choque frontal mientras se avanza. Este
nuevo prototipo de acorazado debería ser capaz, no
solamente de brindar seguridad y fuerza de choque
frontal a la artillería, sino además ser lo
suficientemente versátil como para poder avanzar sin
inconvenientes por terrenos considerablemente
irregulares. Estienne tenía la seguridad de que “…los primeros que sean capaces de hacer
acorazados terrestres ganarán la guerra…”, palabras suyas en 1914 durante la Primera
Batalla del Marne.
Louis Renault se interesó en el proyecto y brindó a Estienne todas las facilidades de
su industria automovilística para terminar de desarrollarlo. El nuevo prototipo fue terminado
en diciembre de 1916 y de inmediato se inició la fabricación del primer pedido,
construyéndose 100 unidades con la ametralladora Hotchkiss, mientras que las otras
cincuenta fueron armados con cañones Puteaux de 37mm. Durante todo 1917, Renault
continuó sus entregas pero a fines de ese año para acelerar la producción, las empresas de
Schneider y Berliet junto a Renault, pasaron a dedicarse de lleno a la fabricación de cientos
de carros de asalto FT-17.
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En la primavera de 1918, el Gral. Estienne, en una nota sobre el uniforme de batalla
de la Artillería Especial, solicito al General en Jefe su aprobación definitiva, señalando que
era un hecho que todas las tripulaciones portaban boina. La resolución fue negativa, citando
la escasez de tela para los nuevos uniformes. A pesar de la negativa y que la boina era
antirreglamentaria, Estienne había regulado internamente su empleo mediante unas
directivas para un artículo no reglamentario. A pesar de eso aún se suscitaron
inconvenientes dentro del Cuerpo, ya que para el General la boina se debía usar sin insignias,
mientras que sus oficiales y tropa, portaron una variada gama de piochas, llegando a usar
más de una prendida de esta.
La boina fue el cubre-cabeza de cuartel, usado
dentro del Campo de Champlieu tanto en actividades de
mantenimiento como en la instrucción. Quedó reservada
solo para los hommes des chars, no permitiendo su uso al
personal de los servicios administrativos. Mientras, las
unidades estaban de guardia usaban su casco en todo
momento (la falta de radio aún les permitía usar cascos),
pero la tentación de vestir su boina al salir de paseo estaba
siempre presente al visitar las localidades cercanas, ya que
la boina era el sello de su afiliación al ahora muy
prestigioso Cuerpo de Carros de Combate. Además de la
boina otras prendas se forjaron como parte de la identidad del tanquista francés, la chaqueta
de cuero con la insignia de la salamandra prendida al pecho y el porte de una daga en el
cinturón.
El 18 de julio de 1918, la Batalla du Soissonnais enmarcada en la Segunda Batalla
del Marne, es para los franceses una fecha memorable en la historia militar, en que el Tanke
aporto la solución lógica y realizable para lanzarse al ataque. El avance inicial de las tropas
de asalto Sturmtruppen alemanas no pudo ser explotado por el agotamiento de los atacantes
y la extensión del frente resultante. Allí comenzó la contra-ofensiva empleando 21 divisiones
aliadas, y dentro de estas los nuevos Renault FT-17 combatieron por primera vez, desde el
bosque de Villers-Cotterêts.
Los bosques de Villers-Cotterêts,
23 km. al este de Champlieu, guardaron por
diez días el secreto de la concentración de
de unos seiscientos carros de asalto que el
General Foch lanzó, como una tromba
irresistible al modo de empleo francés
sobre el flanco del ejército prusiano, en las
campiñas del Tardenois, conquistando las
defensas alemanas en el primer ataque y
marcando un gran punto de inflexión en el
frente occidental de la Guerra.
En 1920, la Artillería de Asalto fue reestructurada, al ser sustituida por los Batallones
de Carros de Asalto de la Infantería y por los Regimientos de la Caballería Blindada; los
primeros emplearon carros ligeros y los segundos tanques pesados, no obstante los tanquistas
franceses siempre han estado orgullosos de las horas que vivió su boina, que ha pasado a la
historia como símbolo del coraje y la valentía de su Cuerpo de Carros de Combate.
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La boina de los tanquistas ingleses
El primer tanquista en entrar en combate, un 15 de setiembre de 1916, se vistió como
el resto de los soldados británicos, con el uniforme de servicio modelo 1902, una túnica de
lana gruesa, teñida de color caqui, complementada por una gorra estándar de pico rígido,
hecho del mismo material, con correa de cuero, y broche de latón. Pantalón caqui ajustado
por polainas alrededor de los tobillos, y calzados con botas de cuero marrón, con suelas de
clavos, puntera de acero y placa de acero en el talón.
Su gorra estándar no era para nada apropiada para su uso en a bordo del tanque, ya
que se tambaleaba cada vez se quería revisar la planta motriz, o había que girarla dejando la
visera hacia atrás para utilizar los instrumentos de observación y puntería; además, el color
caqui, tanto del cubre-cabeza como de la túnica y el pantalón, era demasiado delicado para
soportar las manchas de aceite.
Las primeras prendas estándar para motoristas y
tiradores de tanques, fueron unos primitivos cascos de
cuero color marrón, que rápidamente fueron descartados.
También recibieron cascos de estaño con una cota de
malla que les protegía la cara, usados irregularmente,
dejando que la mayoría de los tanquistas siguiese usando
la gorra estándar sin resolverse lo inadecuado de esta
prenda. Además el uso de la insignia del primer cuerpo
acorazado británico, el Cuerpo de Ametralladoras (M.G.C.), no fue muy popular y muchos
de sus miembros mantuvieron en sus gorras las insignias de su regimiento de pertenencia
anterior; por lo que los hombres llevaban todo tipo de divisas en un gorra incomoda y esto
sin duda era malo para la moral. Lograr una identidad de cuerpo se volvió una necesidad.
Necesidad constatada desde fines de 1916, cuando cierto número de oficiales y
soldados recibieron órdenes de unirse a la recién creada, División Pesada del Cuerpo de
Ametralladoras Británico (H.B.M.G.C.) y, con mezcla de tristeza y alegría dejaron las
trincheras se agruparon una treintena de kilómetros detrás de la línea que marcaba el inicio
de “la tierra de nadie”, en los poblados franceses elegidos para albergar sus nuevas
unidades. Cada unidad tenía un núcleo de hombres que ya había empleado medios
mecanizados con protección blindada, personal perteneciente a los Escuadrones de la
División de Vehículos Blindados de la Aviación de la Armada Real Británica (R.N.A.S.
/A.C.D.), que serian el puntal para afianzar a los recién llegados, provenientes de todas las
Armas y Servicios de la Fuerza de Tierra.
Era de esperar que, ante tal diversidad de combatientes, inculcar un buen espíritu de
cuerpo sería una tarea muy ardua; particularmente difícil en quienes pertenecían a
Regimientos llenos de tradiciones y pasaban ahora a un Cuerpo resultado de las exigencias
de la demandante guerra tecnológica, sin historia en que basarse, sin tradición sobre la que
construir un sentimiento, y, sobretodo, sin experiencia de la cual extraer lineamientos, para
la instrucción o el combate. Es por esto que el 28 de julio de 1917 al adoptarse la
denominación de Cuerpo de Tanques, en pos de ese espíritu de cuerpo se solicitó para
ostentar una divisa junto con la nueva insignia, lo que fue denegado argumentando que tales
distinciones se otorgan sólo a Cuerpos de larga data y servicios especialmente meritorios.
Cesado el ímpetu de la Kaiserschlacht, ofensiva alemana, el Gral. de Brigada Sir
Hugh Elles y el Cnel. John F. C. Fuller, Cte. y J.E.M. del Cuerpo de Tanques, se
encontraban en el Pueblo de Bermicourt, debatiendo entre otras cosas, sobre cómo adaptar el
uniforme y equipo de los tripulantes del Cuerpo. Junto a ellos se hallaba entrenando para
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pasar a la ofensiva el 70º Batallón de Cazadores Alpinos, tropas de elite de la infantería de
montaña del Ejército de Francia, que desde 1891 empleaban un práctico uniforme de
montaña en color azul grisáceo con una gran boina del mismo color.
La boina de los Cazadores Alpinos, conocida como la tarte bleu, torta
en francés, debido a su tamaño, que llega incluso a servir para calentar
los pies luego de las largas jornadas de marcha en las montañas. Sir
Elles, quién ya se había probado con gran satisfacción una de las
famosas tarte bleu, tomó allí su decisión: se usarían boinas dentro del
tanque inglés Mark V recientemente arribado a Francia, aunque
encomendó a su Estado Mayor realizar el asesoramiento
correspondiente.
Del estudio realizado en el Cuerpo de
Tanques surgió que la tarte bleu era
demasiado grande, aún más grande que la
boina verde de los Cazadores de las Ardenas
Belgas, que ya era mucho decir pues los
británicos la veían como una prenda
desprolija; por otro lado las boinas vascas de
color negro de la Artillería Especial francesa
se veían demasiado ajustadas, sin embargo su
color cumplía con lo que Sir Elles buscaba:
dejar atrás las manchas sobre el color caqui. Se
recomendó pues, que la boina fuera negra y su
tamaño esté entre la ajustada boina de la AS y
la desalineada boina verde belga, lo más
parecido a la tradicional “Tam-o-shanter”
escocesa pero sin su pompón. Para entonces
todos los integrantes del Cuerpo de tanques
sabían muy bien que cada vez que se ingresaba
al tanque se salía manchado y mucho más al
chequear su sistema motriz, como testimoniara
el Teniente (Cuerpo de Tanques) Paul Jones.
A pesar de todo lo mencionado ningún cambio pudo hacerse en esa guerra, quedando
la discusión oficial en la Oficina de Guerra para el año 1922, en que Sir Elles volvió a
recomendar el uso de la boina como parte del uniforme de tanquista. Allí, argumentó que la
boina permitía el empleo de auriculares del novel sistema de telegrafía sin hilos, que eran
sumamente incómodos de usar con casco; permitía apoyar la frente sobre los soportes de los
ópticos, y además tanto en combate como en instrucción pernoctar cómodamente dentro del
tanque. Sin embargo, Sir Elles no solo buscaba practicidad sino símbolos que alimentaran el
esprit de corps forjado desde la Batalla de Cambrai, librada del 20 de noviembre al 6 de
diciembre de 1917 en el frente occidental de la 1ª. G.M.
En Cambrai, por primera vez hicieron su aparición los tanques usados a gran escala,
en operación combinada con la infantería, la artillería y la aviación, marcando un cambio
rotundo en la manera de entender la guerra tecnológica. Pese a que la batalla acabó con una
victoria alemana, las nuevas técnicas demostraron a los aliados que la línea defensiva
Hindenburg no era impenetrable. Si bien el despliegue masivo de tanques no cumplió su
finalidad en Cambrai, quedó claro el potencial de la nueva arma. Eso lo sabía Sir Elles, quien
montado sobre su tanque Mark IV bautizado como Hilda, lideró desde el frente al Cuerpo de
Tanques en aquella dura batalla, portando el pabellón que hoy usa el Real Regimiento de
War letters of a Public-school boy
20FEB.1917_Estoy pasando muy bien; con
aceite, grasa y barro hasta la altura de mis
ojos de 8 a.m. a 5 p.m. Encuentro mi vieja
afición a la mecánica de gran valor.
31MAR.1917_… estoy tremendamente
ocupado, deleitándome en el trabajo que es
sumamente interesante. Estoy más
embarrado y engrasado que en cualquier
otro período de mi existencia, pero
gloriosamente feliz con todo.
* El autor Tte. (Cpo. Ts.) P.JONES, Oficial de
Apy. Adm. proveniente de la 2ª. Brigada de
Caballería, falleció a los dos días de formarse
este Cuerpo en la Batalla de “Pilckem Ridge”,
combatiendo como Jefe de Sección de Tanques
(Mark II).
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Tanques, marrón y rojo, con el verde
encima: “A través del barro y la sangre
hacia las verdes praderas de más allá”.
En orden de mantener vivo el
espíritu blindado, la boina fue aprobada
oficialmente por Su Majestad el Rey el 5 de
marzo de 1924, cumpliéndose así con las
aspiraciones del Real Cuerpo de Tanques de
reemplazar la
gorra estándar del
ejército, y así lucir su black beret con orgullo en todos los desfiles
y paradas militares, desde marzo del siguiente año hasta el día de
hoy. La boina en Gran Bretaña, con el tiempo alcanzó un status
simbólico de elite, pues siguiendo la iniciativa de los tanquistas fue
adoptada posteriormente por otros especialistas, en particular por
las tropas aerotransportadas, SAS, Paracaidistas del Ejército y los
Royal Marines Commandos.
Gran Bretaña vio madurar sus unidades de tanques al auspicio de nombres famosos,
como J. F. C. Fuller o Liddell Hart, constituyendo la primer Gran Unidad Blindada la
“Fuerza Blindada Experimental” en 1927. Pero, por entonces los elementos más
conservadores del ejército de Su Majestad se hicieron con el control de las nuevas fuerzas,
relegando a los oficiales entusiastas que las habían creado y eliminando la esencia de su
táctica.
Fue por tanto en Alemania, el país que había tenido que reconstruir su ejército de
cero, donde las nuevas tácticas arraigaron con más fuerza, donde pusieron en práctica las
teorías del “Père des Chars” Gral. Estienne, del Gral. Fuller con su “Plan 1919” y otros
tantos visionarios de los estados vencedores de la Gran Guerra. Las divisiones panzer fueron
creadas en 1934, basándose en parte en los modelos experimentales británico y en las teorías
desarrolladas tanto por rusos como por franceses.
El Gral. Heinz Guderian, artífice de la optimización de las
intercomunicaciones radiales del arma blindada y rostro visible de
la aplicación de las nuevas teorías para su empleo, fue quien
impulsó el salto a la modernización del arma blindada, rompiendo
los esquemas clásicos de los tanques como elemento secundario en
apoyo a infantería y desarrollando el concepto de empleo en masa
de armas combinadas blindadas en torno a los Panzertruppen. Con
la creación de esa Arma, vino un nuevo uniforme con un cubre-
cabezas especial, denominado la Schutzmütze, una boina flexible negra que se llevaba sobre
un gorro protector interior. Es correcto afirmar que la boina así como las tácticas blindadas,
se asemejan a la utilizada en los blindados británicos. Al ser elegida y estandarizada
rápidamente por los alemanes pasó a ser un distintivo internacional de sus cuerpos blindados,
razón que previno tanto a franceses como a ingleses de lucirla durante la 2ª G.M.
La boina de las fuerzas Orientales
La preferencia por la boina no es ajena a nuestro país, donde se estima que un 9% de
la población posee algún ancestro vasco. Los vascos tuvieron influencia en la conquista, la
colonización y el proceso independentista americano, particularmente en la evangelización
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indígena y la educación de líderes y pensadores criollos. Así, el presbítero Dámaso Antonio
Larrañaga, nacido en Montevideo hijo de vasco español, fue principal responsable de la
fundación de la Biblioteca Nacional y contribuyó a crear la Universidad de la República.
En 1824 se produce el primer arribo voluminoso de vascos franceses dando pie a un
flujo migratorio de más de un siglo. Así arribó también procedente de Francia quién pasara a
ser un héroe de la Infantería Oriental: el General León de Palleja. Hijo de un cirujano militar
español, combatió en la Primera Guerra Carlista luchando como Teniente de Infantería de los
rurales carlistas del País Vasco desde 1833 a 1839. Perseguido por los vencedores, se refugió
en Francia cambiando su nombre natal de José de Pons y Ojeda. Caído en acción en 1866, el
General Palleja fue en vida un soldado sin par, creador de vastos reglamentos para la
estructuración orgánica de la Infantería Oriental. Calificado hombre de letras, sus cartas a los
diarios de Montevideo aunadas en el Diario de la Campaña de las Fuerzas Aliadas contra el
Paraguay son fuentes históricas claves por la franqueza con que juzgó esa guerra.
Grande su añoranza al ir
junto al Batallón Voluntarios de la
Libertad que portaba boinas
vascas, blanca para los oficiales y
punzó para la tropa. Máxime,
viéndolos abrazar la gloria el 17 de
agosto de 1865, al desplegar sus
tiradores al frente de la línea de la
Brigada Oriental en la Batalla de
Yatay, atacando a la bayoneta y
arrollando la línea de tiradores enemiga, casi aniquilándola. Luego, yendo al choque directo
contra el centro enemigo, empujándolo sobre su campamento, donde ya no pudo rehacerse;
siendo la Brigada Oriental, la primera fuerza aliada en cruzar armas con los paraguayos y
alcanzar la victoria.
Una boina famosa en nuestra patria, hoy preservada en el Museo Nacional, es la
boina blanca con borla dorada del General Lesmes de Bastarrica. Nacido en San Sebastián,
se enroló allí en el Batallón Carlista Txapel Zuri, del euskera boina blanca. Herido en varias
ocasiones, llegó a Comandante por su valor en acciones de guerra. Perseguido, también
emigro vía Francia al Uruguay. Arribado en plena Guerra Grande, se unió al Batallón de
Vascos Voluntarios de Oribe, siendo su Jefe hasta casi fines del Sitio de Montevideo.
Edecán de los presidentes Oribe y Berro, comandó la Infantería Nacionalista en todos los
combates acaecidos en los años 57 y 58, en toda la azarosa campaña del 63 al 65 contra el
General Flores y en la cruenta guerra de 1870. Ascendido a Coronel en el gobierno de
Pereyra, por una larga injusticia, sus despachos de General solo se reconocieron durante el
gobierno del Coronel Latorre, en 1879.
A diferencia de otras comunidades, durante la Guerra Grande los vascos se dividieron
y pelearon en bandos contrarios: los originarios de las provincias vascas del sur, en su
mayoría asentados en nuestra campaña se unieron a la causa de Oribe, mientras que los de
las provincias vascas del norte, residentes en Montevideo apoyaron la Defensa formando el
Batallón de Chasseurs Basques, de uniforme color azul con boina vasca colorada. Creados
con 659 plazas, mantuvieron durante toda la contienda un promedio de 600 efectivos. Siendo
inicialmente el 3er. Batallón de la Legión Francesa, en abril de 1845 solicitaron y obtuvieron
la escisión de aquella convirtiéndose en un cuerpo independiente: el Regimiento de
Cazadores Vascos. Al ingresar en él voluntarios de otros batallones de la Legión y vascos
llegados de Buenos Aires, queda conformado con su Estado Mayor, Administración de
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Víveres, Músicos, Artillería, Granaderos, Voltígeros, siete Compañías de Infantería y un
destacamento de Vascos Voluntarios de la Colonia, con asiento en Colonia del Sacramento.
De la mano de la guerra llegaron la sangre y las muestras de valor; de particular
fiereza fue la lucha librada el 24 de abril de 1844 en que se enfrentaron por azar en el fragor
del Combate de Tres Cruces las unidades vascas de ambos bandos, dando lugar a la jornada
más mortífera del sitio de casi 9 años a Montevideo que Alejandro Dumas comparó con las
guerras homéricas. Paradójicamente, cuarenta años más tarde, en esta Nueva Troya los
vascos de ambas vertientes de los Pirineos se unirán para fundar la Sociedad Protectora de
la Inmigración Vascongada "Laurak Bat", primer Centro Vasco del mundo.
La tradición de lucir la boina colorada sobrevivió en
unidades o reparticiones de nuestro Ejército Nacional hasta
principios del siglo XX. A modo de ejemplo, durante la
Campañas de 1904 consta en la colección de archivos del
Teniente General don Pablo Galarza, que uno de sus jefes
subordinados, el Comandante José Chiappara, a cargo del Grupo
de Ametralladoras del Ejercito al Sud del Río Negro, le eleva el 4 de junio de 1904 una
solicitud de equipo para organizar las tropas a su mando requiriendo, entre otros efectos, de
180 boinas coloradas. Don José Chiappara pese a ostentar por entonces la jerarquía de
Comandante de Guardias Nacionales, estaba presupuestado como Capitán graduado de Línea
perteneciente al Regimiento “Patria” (actual Reg.C.Bldo.Nº8).
La tradición de la boina se retoma en la década de 1970
con el uso de la boina gris lucida por soldados y oficiales de
sangre pujante y generosa, no solo del Ejército Nacional sino
también de otros ámbitos de las Fuerzas Armadas. Inicialmente
no reglamentada, pasó a ser vestida oficialmente como signo de
los paracaidistas uruguayos por el Reglamento de Organización
y Funcionamiento del Centro de Instrucción de Paracaidistas del
Ejército (C.I.P.E.), aprobado por decreto del 17 de febrero de
1976. Por éste se dispuso que el C.I.P.E. funcionara como
elemento constitutivo del Batallón de
Infantería Nº 14, pasando a ser dicha boina
un distintivo emblemático de esa Unidad.
Esta tradición continuó en otras
Unidades no menos prestigiosas como, el
Regimiento “Tte. Gral. Pablo Galarza” de
Caballería Blindado No. 2, que en 1980
recibe tanques M-41 A1 y en 1982 es dotado
con transportes blindados de personal M-113, desarrolla con
orgullo el uso de una boina de color negro como signo de su alta
especialización como cuerpo blindado, siguiendo el ejemplo de
más de medio centenar de ejércitos que hoy distinguen con
boinas negras a sus fuerzas blindadas.
Similar camino recorre el Batallón de Infantería Blindado
No. 13 que también recibe nuevo material, adquiriendo el
derecho a lucir la boina de la Infantería Blindada, confeccionada
en un color verde que ha pasado a ser el característico de su
especialidad. También el Batallón de Infantería No. 15, por ese
11
entonces, recurre al uso de una boina camuflada para estimular el espíritu de cuerpo de sus
tropas.
Es en esta línea de pensamiento que, al finalizar el siglo XX, todas las unidades de
combate del Ejército Nacional hacían de la boina su cubre-cabeza de honor, empleándola en
las paradas y desfiles militares. Merece particular destaque, por su relación con los Cuerpos
Blindados, que con fecha 01 de enero de 2001, mediante publicación del R.I. 29-4, se
estableciera el uso de boinas color mordoré para la Caballería Blindada: “Sobre fondo de
color mordoré un tanque en color dorado con detalles en negro,
con dos lanzas cruzadas por detrás en color dorado sobre el
cual y en su centro se ubicará un círculo negro con el borde y
el número correspondiente a la unidad en dorado”. Allí
también se define el uso de boinas color escarlata vivo para la
Artillería, destacándose por el tenor de este trabajo al
desactivado Agrupamiento de Artillería Autopropulsado 122
mm. y al actual Grupo “Éxodo del Pueblo Oriental” de
Artillería (AP) 122 mm. Nº 2: “Sobre fondo de color rojo, dos
cañones cruzados con una granada en el centro en color negro
con los bordes dorados, sobre la cual y en su centro se ubicará
el número correspondiente a la unidad en dorado. La llama de
la granada irá en color rojo con borde dorado”.
Mucha similitud existe entre la boina vasca y las boinas escocesas, flamencas o
italianas, sin embargo, el rasgo de identificación más significativo es la forma de usarlas. El
vasco apenas introduce la boina en su cabeza, mientras que otras naciones se la calan hasta
las orejas. Este legado cultural se ha incorporado en los integrantes del Ejército Nacional,
quienes por lo general usan la boina inclinada hacia la izquierda. Según sea la maña del
usuario, los perfeccionistas se colocan la boina con las dos manos, mientras que los resueltos
la ajustan con una sola mano, de un golpe, dándole siempre un vuelo delantero. Toda moda
militar, por sencilla que sea, precisa de habilidad. La gracia y el movimiento en nuestro uso
de la boina se ven expresados como en la estatuaria griega, por la interrupción de la simetría.
Los tanques detrás de “la boina de la Infantería Blindada”
El 17 de julio de 1981, el Batallón de Infantería
Blindado Nº 13 pasó a distinguirse en forma exclusiva
por el uso de la boina verde, prenda que pasa a
identificar a la Infantería Blindada de nuestro país. Ese
día, el Comandante en Jefe del Ejército en emotiva
ceremonia procedió a la entrega de boinas verdes a todo
el Personal Superior y Subalterno de la Unidad.
La boina original de la Infantería Blindada luce
prendida la insignia metálica que corresponde a la
silueta frontal del M-24 con fusiles cruzados, extraída
del logotipo de la Unidad.
El tanque dorado refiere, al emblemático Tanque Liviano Chaffee M-24, viejo
camarada que desde hace más de medio siglo sigue prestando servicios. Instructor de
decenas de generaciones, engendró en su vientre de acero tempranas vocaciones tanquistas.
12
La tradición del Tanke en Uruguay comienza con
los carros de asalto franceses modelo Citroën Kegresse P-
28, provistos a la Guardia Metropolitana hacia 1933-1934.
Luego, en 1944 arribarán tanques estadounidenses M3A1,
destinados inicialmente al Regimiento de Caballería No. 4,
la mitad de los cuales pasó en 1946 a servir en el
Regimiento de Caballería Nº 2 con sede en Durazno.
En 1957, los Cuerpos de Instructores de ambos Regimientos, liderados
respectivamente por el Capitán don Ruben D. Barbi y el Teniente don Ariosto A. Fernández,
transmitieron sus experiencias y habilidades técnicas a los futuros tanquistas del entonces
Batallón de Infantería Nº13 para recibir al versátil tanque M-24.
Este personal permaneció bajo el comando del
entonces Capitán, General Sergio Luis d’Oliveira, primer
comandante de la Compañía de Tanques, quién partió a
los EE.UU. para ampliar sus conocimientos profesionales
en Fort Knox. Todo fue previsto para bien recibir y operar
17 tanques M-24 en 1958, en virtud del Convenio de
Asistencia Militar (M.A.P.) firmado en junio de 1952 entre
Estados Unidos y Uruguay.
Desde 1958 a la fecha, el Tanque M-24 ha marcado
superlativamente el quehacer profesional del Batallón de
Infantería Blindado N° 13, dedicado al entrenamiento
diario y al continúo desarrollo de especialistas. La
evolución mundial de los blindados va imponiendo
cambios en los procedimientos de combate, para ajustarse
a los cuales nuestros oficiales realizan cursos de
entrenamiento en el extranjero y se comparten lecciones
aprendidas con EE.UU. y demás países amigos,
actualizándonos en el mejor y más moderno empleo de los
blindados.
Así, el 1º de junio de 1971, en virtud de la necesidad del Batallón de contar en sus
propias filas con elementos de maniobra a pie que operaran junto a los medios blindados, fue
reconstituida la Compañía de Fusileros. Equipada por el Servicio de Material y Armamento,
comenzó a incursionar en la preparación táctica y técnica de los soldados de infantería y su
empleo combinado con los tanques. Siendo que el ya mencionado M-113, se había
incorporado en el Ejército Uruguayo entre mayo de 1969 y agosto de 1971 en virtud del
M.A.P., fue cedido temporalmente por el Reg. C. Mec. Nº4 y empleado en varias
operaciones como transporte efectivo de la Compañía en los primeros años subsiguientes a
su creación.
Con el inminente arribo al Batallón de sus propios transportes blindados de personal,
consistentes en vehículos Radpanzer 4X4 Cóndor adquiridos a la firma alemana Thyssen
Henschel, y sobre la base de su Compañía de Fusileros, un 18 de Mayo de 1981, se crea la
1ra. Compañía de Fusileros Blindada. Estos vehículos blindados sirvieron sin interrupción
hasta que el 29 de Junio de 1998 se rindieron honores al último R.P.Z. Cóndor 4x4
revistando en la Unidad. Su empleo se destacó sobremanera en las Misiones de Paz de las
Naciones Unidas, contándose por cientos los miembros y excombatientes del Batallón que
atesoran en un lugar privilegiado de sus hogares su amada boina verde de la Infantería
Blindada junto a la boina azul cielo ganada al Servicio de la Paz.
13
En setiembre de 1996, la Compañía de Fusileros
Blindada mejoró sus capacidades operativas al recibir
Vehículos de Combate de Infantería Modelo 1 (BVP-1
procedentes de República Checa). La recepción del total
de estos vehículos destacados por ser de reducida silueta y
totalmente anfibios, se completó en 1999, actualizando así
la capacidad de empleo del Batallón de Infantería
Blindado como un todo.
A pesar de todo, no son los tanques los que validan
nuestra capacidad operacional, ya que éstos han logrado
rendimientos casi imposibles por tener detrás de la boina
de la Infantería Blindada, el valor y el espíritu profesional
de las fuerzas Orientales blindadas, que son los
verdaderos componentes operacionales. Estás últimas
líneas como corolario de este trabajo, son en
agradecimiento a todo el personal subalterno especialista,
fusileros blindados, cargadores, motoristas y tiradores de
tanque que con constancia y abnegación preservan y
mantienen aún hoy operativas las ya mencionadas
plataformas de combate. También para reconocer, la clara
visión de los muchos que forjaron el profesionalismo que
encarna la boina vasca de las fuerzas blindadas, fueran
Oficiales o Jefes, hoy en actividad o retiro, quienes juntos
representan más de medio siglo de historia.
La simbiosis hombre-máquina puede sobrepasar
muchos obstáculos si es impulsada por ese motor que
nunca fallará, el espíritu de cuerpo. Hombre, máquina y
espíritu, círculo virtuoso que define a los tanquistas de la
patria, pues es el hombre, que impone su voluntad a la
máquina, y es gracias a la maquina que se puede cumplir
la misión recibida, generando día a día esa fuerza
intangible que alimenta al tanquista: su espíritu blindado.
“Sigamos la huella de la oruga, y el puño de acero… Será lo último que el enemigo
vea, será lo primero que el enemigo tema”.
14
Glosario de imágenes y cuadros
1. Atuendo señorial vasco según Arnolf Van Harff, año 1498
2. a. Oleo de la Batalla de Oriamendi, retratando al ejército carlista de 1837.
b. Capitán General Tomás de Zumalacárregui y de Imaz (1978-1835) partidario del Archiduque Carlos en la
Guerra de Sucesión Española.
3. Mojón conmemorativo in-situ del Campo de Instrucción de Carros de Asalto en Champlieu.
4. Carro de asalto, Schneider CA-1, y personal de la AS previo a la batalla de Berry-au-Bac.
5. Jefe de Carro del FT-17, año 1919.
6. Uniforme de 1918 del 501er. Regimiento de Artillería de Asalto.
7. Pintura del avance de los FT-17 con tropas francesas durante la ofensiva de los Cien Días.
8. Soldado ingles luciendo gorra británica del uniforme de servicio modelo 1902 con insignia en bronce del Cuerpo
de Ametralladoras Británico y casco protector de cuero, con máscara y oculares de cuero, cota de malla prendida
se extiende hasta la boca, año 1916.
9. “La tarte” boina de los cazadores alpinos, de color azul y prendido de está la trompa natural o de caza (insignia
de los Batallones de Cazadores) de color amarillo.
10. Extracto de las cartas públicadas en “War letters of a Public-school boy”, Teniente (Cpo. Ts.) Paul Jones año
1918.
11. Pintura del avance de los tanques ingleses en la Batalla de Cambrai, en el centro el tanque Hilda, en el que iba el
General Elles, Jefe del Tank Corps, enarbolando la bandera del Cuerpo.
12. Boina del Real Cuerpo de Tanques, año 1930.
13. Panzertruppen luciendo la Schutzmütze, año 1935.
14. Óleo de la Batalla de Yatay, del pintor uruguayo Juan-Bautista D. Hequet.
15. Ametralladora Colt-Browning M1895 empleada por del Grupo de Ametralladoras del Ejercito al Sud del Río
Negro de las Fuerzas Gubernamentales, año 1904.
16. Boina de Paracaidista, año 2007.
17. a. Piocha prendida de la boina negra del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2, se lucia la misma sobre la
línea del ojo izquierdo.
b. Personal Subalterno del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2 uniformado de pantalón y camisaco 7A,
bota larga y boina negra, año 1993.
18. Boina del Bn.I.Mec. Nº15, año 1996.
19. Boina del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2 y del Grp. “É. P. O.” A. (AP) 122 mm. Nº2, año 1999.
20. Boina verde que identifica a la Infantería Blindada, año 1981.
21. Vehículo blindado Citroën Kegresse P-28, en la plaza de armas de la Guardia Metropolitana, año 2007.
22. Tanque ligero “Stuart” M3A1 del Reg. C. Nº4 en el Departamento de Lavalleja, año 1946.
23. Tripulante y Tanque Ligero “Chaffee” M24 del Bn.I.Bldo. Nº13 en su cuartel, Av. de las Instrucciones del año
XIII Nº 1933, Montevideo, año 2004.
24. T.B.P. Condór 4x4 de la Ca.Fus.Mec. “BRAVO” del Bn.URUGUAY IV patrullado en C. Goma R.D.C., año
2012.
25. Señor Oficial abanderado y Jefe de Carro escolta, embarcado en T.L. M-24, año 2011.
15
Referencias
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“War letters of a Public-school boy”, Teniente (Cpo. Ts.) Paul Jones año 1918.
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1919.
“Estudios y observaciones efectuadas en el ejército francés desde junio de 1918 hasta marzo de 1919” ,
Cnel. J. Núñez Brian y Cnel. H. Marfetán, año 1920.
“Ordnance General Supplies (Part II) Quantities of Lend-Lease Shipments, a Summary of Important Items Furnished
Foreign Governments by the War Department during World War II”, Office of Finance - War Department (transcribed by
Larry Jewell & Patrick Clancey), año 1946.
“The history of the Royal Tank Regiment”, Liddel Hart, año 1959
“Recuerdos de un soldado”, Heinz Guderian, año 1963.
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“Sous L’Armure – Les Chars D’Assaut français pendant la Guerre”, Pierre Lestringuez, año 1978.
“Stuart: A History of the American Light Tank”, R. P. Hunnicutt, California: Presidio Press, año 1992.
“TANKS!”, William Kirk, año 2000.
“DES HOMMES ET DES PROJETS DANS L’URGENCE - La naissance du char d’assaut français, 1914-1918”, Mathieu
Detchessahar y Yannick Lemarchand, año 2001.
“The Encyclopedia of Tanks and Armored Fighting Vehicles - The Comprehensive Guide to Over 900 Armored Fighting
Vehicles From 1915 to the Present Day”, Christopher F. Foss, año 2002.
“Centenario Batallón de Infantería N° 13”, Dpto. de Publicaciones del E.M.E., año 2004.
“Boletín Histórico Nº 327-330”, Dpto. EE.HH. del E.M.E., año 2006.
“En torno al origen de las enseña militares en la Antigüedad”, Fernando Quesada Sanz, año 2007.
“Chapeau bas!”, Tte. Anne-Beatrice MICARD y Tte. Sandrine VIRDEL (Terre Information Magazine), año 2008.
“Historia del Ejército - República Oriental del Uruguay” 3ª edición modificada, Dpto. EE.HH. del E.M.E. año 2008.
“LA INDUMENTARIA MILITAR”, Carlos J. Medina Ávila, año 2011.
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