jjuan barros o las desventuras de la virtud

Post on 01-Oct-2015

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Crónica que destaca la actitud del actual obispo de Osorno Juan Barros, en el caso Karadima

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JUAN BARROS O LAS DESVENTURAS DE LA VIRTUD Juan Barros Madrid es obispo desde 1995. Su nombramiento se hizo en tiempos del Papa Juan Pablo II. Conocido hoy dentro de la iglesia catlica, como protector y santo de dictadores y pederastas. El controversial obispo de Osorno, estudi en el colegio San Ignacio de El Bosque, tuvo un paso por la Universidad Catlica, en la carrera de Ingeniera Comercial, hasta su ingreso al Seminario Mayor, donde es ordenado sacerdote en 1984. Aos difciles de la iglesia chilena, sin embargo para el clrigo pirulo, de pelo engominado, ese no era tema, aunque puede que por obligacin lo haya sido, en su labor de secretario personal del Cardenal Juan Francisco Fresno, desde 1983 y hasta 1990. En sus aos de formacin, el no tan pequeo Juan, sinti una cercana particular por F.K. presbtero de la Parroquia del Sagrado Corazn, perteneci a su crculo ntimo, al grupo de privilegiados que tenan acceso a los besos con lengua, a los toquecitos del amigo personal del Nuncio ngelo Sodano, adems de ser uno de los sacerdotes preferidos de los seguidores de la dictadura. Para los finos feligreses de El Bosque, Pinochet era un salvador de la patria; cuya misin consisti en limpiar el pas de tanto torcido comunista que daaba los valores ms esenciales de la nacin. Por eso, Juan olvida o simplemente borra de su memoria antojadiza, la carta que enviara un grupo de parroquianos advirtiendo al Cardenal Fresno, sobre los abusos de su mentor en 1984. Porque entre tanto papeleo, entre tantos dimes y diretes de aquella poca Cmo se va acordar de una cosa semejante? Adems haba que ser bien vaca muy masn o decidido marxista, para creer que su lder espiritual, ese que ola a santidad pudiera ser acusado de semejantes tonteras, mire que tanta alharaca por una tocadita, un besuqueo. Porque a la mesa del beato calentn, no todos estaban convidados, eran algunos los que tenan ciertos derechos y seguras prebendas, en esa especie de culto al manoseo, donde Barros o el actual obispo Tomislav Koljatic; se disputaban un arrumaco, una agarradita de paquete, del otrora gua -de la ahora discutida y antes venerada- Pa Unin Sacerdotal. Y pasaron los aos y nadie vio nada, ni supo nada, en el tranquilo templo de providencia. Algunos lo atribuyen a la natural astucia de los abusadores, otros sencillamente, incluso hoy, se niegan a creer tales imputaciones. Fue la valenta de Cruz, Hamilton y Murillo quienes superando todo tipo de presiones y prejuicios, continuaron con sus denuncias, golpearon todo tipo de puertas, enfrentando los cdigos de silencio, hasta obtener en parte justicia. Extraamente el golpe de cordura, vino desde El Vaticano, el mismo que de la mano de Juan Pablo II, Ratzinger y ngelo Sodano, encubrieran hasta el cansancio: el caso del pederasta Marcial Maciel en Mxico, de los eclesisticos de Boston, sin contar la triste confesin de abusos sexuales y psicolgicos "endmicos" en escuelas y orfanatos catlicos de Irlanda. En ese ambiente de descrdito, el 18 de febrero del ao 2011, la Santa Sede invita a Fernando Karadima a parar el partuseo convidndolo a encerrarse en el convento de las Siervas de Jess de la Caridad. All el vejete perverso, sin un asomo de culpa, vive el infierno del placer solitario. Lejos de sus apetecidos mocitos de cuello y sotana. En cuanto a su sequito, en apariencia disuelto, se encuentran diseminados en diversos lugares del pas, la gran mayora opt por el silencio, unos pocos se atrevieron a desafiar el anillo de proteccin de la desaparecida Pa Unin Sacerdotal. Los compinches sandungueros del veterano pederasta: Tomislav Koljatic, obispo de Linares; Horacio Valenzuela, obispo de Talca; Felipe Bacarreza, obispo de Los ngeles; Juan Barros obispo de Osorno, y el obispo auxiliar de Santiago, Andrs Arteaga. Se encuentran bajo prohibicin de establecer contacto, con el promiscuo cura. A los ojos de la iglesia basta con eso, porque el asunto es grave, pero como dice el Cardenal Medina, el demonio donde puede se mete y los santos por supuesto tienen debilidades, importa poco si durante ms de treinta aos, muchos jvenes con vocacin religiosa, tuvieron que soportar las desventuras de Sodoma y Gomorra, en busca de la extraviada virtud, ese camino lo transit Juan Barros Madrid, encubridor junto a otros de abusos reiterados -y quin sabe si alguna vez- pudo ser cmplice o incluso victimario. Por Omar Cid Crnica Digital Santiago 30 de marzo de 2015

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