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Rafael Velásquez Plaza
Seminario Filosofía Contemporánea
Dr. Ricardo Espinoza Lolas
La intuición dentro del horizonte fenomenológico Husserliano como
superación de las perspectivas epistemológicas en la filosofía moderna.
RESUMEN
En el presente artículo se pretende hacer una reflexión en torno a la noción de
“intuición” en Husserl, a la luz de una lectura parcial de las “Las Investigaciones
lógicas” y en complemento con la clara visión de Zubiri expuesta en “Las cinco
lecciones de filosofía”. Con ello se hará explícita una distinción a partir de
diversas concepciones en torno tal noción, desde la perspectiva de la filosofía
moderna, en filósofos cómo Descartes y Kant. Dónde el primero propugna la
posibilidad de una intuición intelectual, la cual es negada y parcelada por Kant
dentro de los límites de la sensibilidad. La que a su vez, es superada por
Husserl, en cuanto a la posición epistemológica de la conciencia, la que rompe
y disuelve la escisión sujeto objeto, y con ello pone a la intuición en una
relación en torno al fenómeno distinta a la de Kant. .Con lo cual inaugura un
nuevo modo epistemológico-fenomenológico cuya impronta es establecer una
ciencia estricta y rigurosa para la filosofía.
Palabras claves
Intuición - intuición intelectual – fenómeno – conciencia - intencionalidad
Husserl en el prólogo de 1920 a la VI Investigación Lógica,1 recalca la
importancia de la segunda sección que trata sobre la sensibilidad y
entendimiento, y en especial al capítulo que trata acerca de la “intuición
sensible y categorial”, tal capítulo en conjunción con los demás que constituyen
tal investigación, son consideradas por el mismo Husserl como aquello que “ha
abierto el camino para un esclarecimiento fenomenológico”2. Esclarecimiento
que resuelve y determina la impronta para el desarrollo de su filosofía. Sin
embargo, al referirse Husserl a la sensibilidad y entendimiento, o a la idea de
“intuición”, no podemos ser indiferentes y no retrotraernos a la cuestión clásica
de la filosofía moderna, la cual se encarga en torno a la posibilidad de
establecer una cierta relación entre ambas facultades, y la consideración de lo
que sería tal noción; Consideración que es clave en torno a lo que desarrollaría
posteriormente Husserl, el cual rompe con la concepción clásica de ésta, para
fundamentar una nueva concepción que ha de hacer posible una explicación
fundante para una teoría del conocimiento, en este caso Fenomenología.
Por su parte Kant, ante la noción de intuición se enfrenta en su contexto
histórico a teorías de corte “racionalistas” tales como las provenientes de
Descartes y Leibniz, las cuales, al desarrollar o establecer el “qué” del
conocimiento no habían hecho una distinción clara en torno a la función de la
sensibilidad y el entendimiento, propugnando perspectivas que en hondo
afirmaban la posibilidad del conocimiento a partir de la “intuición intelectual”,
por ende confundiendo así en su función a ambas facultades. Ambos filósofos
consideraban la relación entre las facultades sensibilidad y entendimiento de
modo gradual y jerárquico, en cuanto aquello proveniente del plano de la
sensibilidad era “confuso” en la medida que tal plano de realidad era variable,
lo que a su vez se determinaba de manera “clarificante” desde el plano del
entendimiento; aún así tal diferencia de jerarquía cognoscitiva entre tales
facultades no hacían diferencia de sus “naturalezas” respectivamente. Por
ejemplo, un conocimiento tomado a partir de tales consideraciones no
distintivas entre las facultades, establecía la posibilidad de acceder mediante
intuición a objetos fundados en una certeza intelectual, por ejemplo Descartes
consideraba a la intuición intelectual como “el acto de la mente por el cual
1 Husserl, E., Investigaciones lógicas, traducción de Manuel G. Morente y José Gaos, Madrid: Alianza Editorial. p. 317 y sgtes. 2 Ibid. P318
vemos de forma inmediata, con claridad y distinción, la verdad de una
proposición”3. Con este modo de proceder cognoscitivo el filósofo afirma la
intuición de su propia existencia, de su realidad como ego justificado a partir de
su actividad cogitante, y también verdades de objetos externos, como la
existencia de Dios o la estructura aritmética del mundo a partir de la inmediatez
de una intuición intelectual. Por lo tanto estableciendo a partir de tal facultad la
posibilidad de establecer la realidad de objetos en su ordo material (sensible) a
partir de una ideación a priori dada en el intelecto.
Kant, en La Crítica de la Razón Pura, intenta ajustar a partir de la distinción de
ambas facultades, las condiciones y posibilidades de cada una, tomando en
primer lugar al entendimiento como la facultad constituida por categorías a
priori que determinan a su objeto en cuanto pensado, y la sensibilidad como la
condición receptiva de los objetos en cuanto manifestados en el ordo de lo
fenoménico y por ende experiencial. Haciendo una diferencia entre lo que nos
es dado y lo que pensamos en torno a eso dado.
“Tal intuición únicamente tiene lugar en la medida en que el objeto nos es
dado(…)Los objetos nos vienen, pues dados mediante la sensibilidad y ella es
la única que nos suministra intuiciones. Por medio del entendimiento, los
objetos son, en cambio, pensados y de él proceden los conceptos”4
Ahora bien, la intuición por parte de Kant ha de tener correlación con el plano
de la sensibilidad, tampoco es la sensibilidad misma, sino más bien, la intuición
como perteneciente al sujeto, es la que determina a partir de sus formas puras
(espacio y tiempo), ligadas a la sensibilidad, todo aquello que se nos da en el
plano de lo fenoménico. Entonces la intuición como tal es forma a priori de la
sensibilidad, por lo tanto intuición empírica. Con lo cual niega la posibilidad de
la intuición intelectual propugnada por el cartesianismo, en la medida que lo
que está por una parte en el plano del entendimiento, sus categorías a priori,
sus conceptos, no tienen contenido empírico en sí mismo, sino que tales
3 Descartes. Reglas para la dirección de espíritu. traducción Juan Manuel Navarro Cordón. Alianza Editorial. Madrid.1996. p 754 Kant.I. Crítica de la Razón Pura. Traducción de Pedro Ribas. Editorial Alfaguara. 1995 p.65 y siguientes
formas organizan intelectualmente, conceptualmente, aquello que deriva de la
intuición, la que a su vez encuentra su correlato en el plano de lo sensible.
Por ende tanto la sensibilidad ligada a la intuición en cuanto intuición empírica
y el entendimiento, son dos facultades que operan de maneras distintas. La
primera relacionada a la receptividad y la segunda a la posibilidad de
conceptualizar. Aún así cabe recalcar que la sensibilidad y el entendimiento no
son planos indiferentes en la realización del conocimiento, sino que Kant
pretende en la Crítica mostrar como opera en sí misma cada facultad
disolviendo la idea de una confusión identitaria entre ambas.
Ahora bien, Husserl propone en la Sexta investigación la idea de “intuición
categorial” , tal idea causa extrañeza en lo inmediato al sortear cierta relación
con lo que sería la “intuición intelectual” refutada por Kant. De hecho, el mismo
Husserl en el prólogo hace cierta referencia a críticas equivocas en relación a
tal noción, puesto que resulta complicado a primeras, tomando en cuenta el
clásico sentido de la noción, la correlación que establece Husserl entre los
conceptos de intuición y categorías; Ya que por una parte, siguiendo la
tradición, el término “categoría”, por ejemplo en Aristóteles, hace referencia a
un “acusar”, a un predicar algo de un sujeto, a un “predicable”, estas son las
diez categorías ligadas a un sujeto, desde la categoría misma de sustancia en
cuanto insita en un sujeto, como todos aquellos predicados que se le atribuyen
(cualidad, lugar, tiempo. etc) También podríamos hacer referencia a las
categorías del entendimiento o conceptos puros del entendimiento al modo
kantiano, los cuales corresponden a la estructura de tal ordo cognoscitivo que
permite elaborar juicios (racionales obviamente) en torno a la realidad en
cuanto pensada. A partir de tales sentidos podríamos tomar la categoría, como
determinaciones “predicativas” o conceptos “enjuiciadores” de la realidad.
Por otra parte en relación a la intuición, podríamos tomarla en el sentido
kantiano anteriormente expuesto, como forma a priori de la sensibilidad y por
ende cómo una intuición empírica; o cómo una visión inmediata de algo que se
nos muestra en el orden de la sensibilidad; o cómo lo que descarta Zubiri en
relación a la intuición en Husserl “como simpatía o simbiosis de la conciencia
con las cosas”5 sacada de la idea de intuición en Bergson, el cual la establece
como un determinar y determinarse en acto cognoscitivo a partir de la sumisión
o el sumergimiento del hombre en los objetos, un sacar desde dentro del
objeto, una “sim-patía” con el objeto, que derive en un conocimiento “con-
vivencial”.
Ahora bien, volviendo nuestra mirada a Husserl, al proponer “la intuición
categorial “, nos encontramos con la unión de dos términos en una sola noción,
lo cual nos hace cuestionarnos en torno a la posibilidad de establecer un
correlato entre la intuición, la cual tiene relación con el plano de la sensibilidad
a partir de Kant, y la categoría como perteneciente al plano “predicable”
desarrollado a partir del entendimiento. Vale decir, ¿Cómo es posible llevar lo
predicable o establecer lo predicable a partir de una intuición relacionada al
plano de los sentidos? A esto nos dirigiremos en el transcurso del análisis, ya
que resolver esta aparente equívoca y contradictoria noción, es lo que a su vez
resuelve y muestra el establecimiento por parte de Husserl del decurso en el
desarrollo de la Fenomenología como ciencia estricta y rigurosa.
Haciendo referencia a la concepción husserliana, Zubiri nos dice: “la intuición
es entonces pura y simplemente el ver lo manifiesto originalmente manifestado,
y tan sólo en cuanto manifestado, es decir, como mero correlato intencional de
la conciencia pura”6 Con lo cual se descarta de plano la concepción kantiana de
la intuición como empírica, como forma a priori de la sensibilidad, la cual toma
lo fenoménico como algo expreso y delimitado por tales formas, por ende
rechazando a su vez la realidad del objeto an sich, quedándose en el límite de
una mera apariencia. Por su parte en Husserl la intuición no está en este plano,
sino que la intuición como un ver lo manifiesto originalmente manifestado, no
hace referencia a una mera apariencia o cáscara de lo real, sino que es lo que
manifiesta la esencia de lo real. A esta manifestación se le llama fenómeno, no
entendido en el sentido kantiano, sino que en cuanto la conciencia como
conciencia-de hace referencia a un estado interno o a la realidad en cuanto
externa, a modo de una conciencia fenoménica, siendo a su vez, conciencia y
fenómeno conceptos correlativos.
5 Zubiri, Xavier. Cinco lecciones de filosofía. Serie El libro de bolsillo.Edit: Alianza; Madrid, Comunidad Autónoma de Madrid; España. 1992 p. 2316 Ibid.p231
“Toda conciencia es conciencia de algo, y este algo es fenómeno que se da en
aquella conciencia. Así como fenómeno no es apariencia subjetiva, así
tampoco conciencia es un estado subjetivo”7 Con esto Husserl rompe con la
dualidad sujeto-objeto, para disolver tal dualidad en la medida que el objeto,
por una parte no determina los estados subjetivos, y a la vez el sujeto no es un
sujeto trascendental contenedor de condiciones estructurales que determinan a
los objetos en cuanto que dados. Por ende lo que establece es una co-
determinación a partir de una correlación entre fenómeno y conciencia,
correlación que se distingue y se explicíta a partir de la “reducción
fenomenológica”, reducción que no se hace cargo de la realidad a modo
fáctico, sino que pretende mostrar la realidad en cuanto fenoménica, en cuanto
aparece a la conciencia dentro del plano de lo vivencial, del estar en el mundo
a modo fenomenológico. Con lo cual conciencia y fenómeno están insitas en
una misma realidad no separada, sino que relacionada a partir de una relación
fenoménica.
Ahora bien, esta aclaración de suyo no está demás al momento de querer
explicitar la concepción en torno a la noción de intuición propugnada por
Husserl, ya que la intuición como el ver lo manifestado, osea lo manifestado en
cuanto fenómeno, posee una correlación radicalmente distinta en relación con
la escisión entre sujeto-objeto ejemplificada en Kant, el cual establece el
fenómeno como la aparente cáscara determinada a partir de la estructura
subjetiva de una realidad en sí misma incognoscible y a la vez separada. A lo
cual Husserl opone una nueva noción de conocimiento, en cuanto parcela al
sujeto dentro de un horizonte epistemológico con-vivencial con la realidad,
diluyendo a su vez tal escisión y mostrando que el ordo de lo fenoménico a
partir de la reducción nos muestra el “que es”, como la esencia de lo real.
Donde la conciencia es conciencia-de-algo manifestado, y a la vez lo
manifestado se da necesariamente en cuanto “concientizado”, no dando paso a
la potestad de establecer un algo que no recaiga dentro de una conciencia, y
por ende no asumiendo algo no conocido, sino que conocido en cuánto
fenómeno para la conciencia, la que a su vez es conciencia-de un fenómeno.
7 Ibid.216
Ésta conciencia, cómo conciencia-de, se constituye necesariamente a partir de
su funcionalidad, en cuanto conciencia dirigida a un algo, el cual hace
referencia al fenómeno. Ésta conciencia en cuanto dirigida es llamada
intencionalidad, lo cual hace referencia, no a un acto desde un sujeto a un
objeto, sino que en cuanto co-relación entre conciencia y fenómeno, la
intencionalidad es un a priori de la conciencia, como condición de posibilidad
de la manifestación del fenómeno, vale decir, la conciencia cómo conciencia
intencional constituye el basamento de una realidad de suyo intencional, donde
se hace efectiva la correlación “vivencial” entre la conciencia y su objeto. En
palabras de Zubiri “La intencionalidad es el fundamento de la posibilidad de
toda manifestación objetiva para mí. La intentio, pues el “de”, es respecto del
objeto no una mera correlación subjetiva, sino un a priori de su manifestación”8
Ahora bien, tal conciencia intencional cómo condición a priorística de la
posibilidad de la manifestación del fenómeno, como dijimos anteriormente tiene
una co-relación vivencial con éste, en dónde la conciencia ”intencionalmente”
da la presencia de un objeto a partir de sí misma, no determinando a tal objeto,
sino que en cuanto posibilidad de manifestación de éste. Ahora bien ésta
correlación, que a su vez mediante el modo fenomenológico permite demostrar
la esencia de los objetos, debe hacer referencia al modo cómo se determina tal
esencia, y a partir de qué condición. Para ello introducimos con Husserl la
noción de intuición, la cual corresponde a “la intención de un objeto inmediata
y originariamente dado a la conciencia”9 , además ésta intuición como
develadora de esencias debe ser tomada como intuición “eidética”, en cuanto la
manera cómo se muestra el fenómeno para la conciencia de modo inmediato
es “esencial”, por lo que las esencias, no se han de develar mediante ejercicio
de abstracción, sino que en cuanto inmediata, la intuición ha de idealizar a
partir de una intuición concreta la esencia del objeto.
Ahora bien, para Husserl ésta intuición eidética no se puede confundir con la
intuición intelectual de Descartes, el cual establecía la posibilidad de acceder a
través de la intuición a objetos fundados en una certeza intelectual, como una
especie de visión intelectual capaz de establecer el conocimiento de una
8 Ibid.2289 Ibid.231
verdad en el plano material a partir de una ideación contenida a priori o innata
en el intelecto. Ni tampoco se puede relacionar o confundir con la noción de
intuición empírica kantiana, tomada como una facultad perteneciente al sujeto,
que determina a partir de sus formas puras (espacio y tiempo), ligadas a la
sensibilidad, todo aquello que se nos da en el plano de lo fenoménico. Sino que
la intuición como eidética en Husserl, parte desde la intencionalidad de la
conciencia cómo condición de posibilidad de la manifestación de los
fenómenos; o condición de posibilidad de la relación con-.vivencial entre
fenómeno y conciencia, de donde se realiza el conocimiento eidético o de
esencia mediante la intuición, la que no corresponde a una forma a priori de la
sensibilidad que determina al objeto fenoménicamente, y por ende como una
apariencia subjetiva-objetivante, sino que cómo intuición concreta que deriva
de la inmediatez de la manifestación por parte del objeto en la con-vivencia.
Tampoco es una intuición intelectual, en la medida que no se establece un
contacto intelectual con ciertas verdades en relación a los objetos a partir de
una disposición cognoscitiva innata, trascendente y separada. Sino que cómo
una intuición que recae sobre objetos inmanentes a la conciencia en cuanto
intencional, en cuanto apertura de la posibilidad de la convivencia
fenomenológica, desde la cual se ha de alcanzar el conocimiento de las
esencias a partir de la relación intuitiva, conocimientos de suyo importantes en
el desarrollo de la filosofía cómo una “ciencia estricta y rigurosa”.10
10 Cfr. Husserl, E., Investigaciones lógicas, traducción de Manuel G. Morente y José Gaos, Madrid: Alianza Editorial. 233 y siguientes.
Bibliografía
Kant. Crítica de la Razón Pura. Traducción de Pedro Ribas. Editorial Alfaguara.
1995
Descartes. Reglas para la dirección de espíritu. Traducción Juan Manuel Navarro Cordón. Alianza Editorial. Madrid.1996
Zubiri, Xavier. Cinco lecciones de filosofía. Serie El libro de bolsillo.Editorial Alianza; Madrid, Comunidad Autónoma de Madrid; España. 1992
Lecturas complementarias
Husserl, E., Investigaciones lógicas, traducción de Manuel G. Morente y José Gaos, Madrid: Alianza Editorial.
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