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UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS FORESTALES
ESCUELA DE CIENCIAS FORESTALES DEPARTAMENTO DE SILVICULTURA
EVALUACIÓN FÍSICA Y ESPACIAL DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS SANITARIOS DEL ARBOLADO DEL PARQUE
METROPOLITANO DE SANTIAGO – CHILE
Memoria para optar al Título Profesional de Ingeniero Forestal
GONZALO ANDRES AVILA OLESEN
Profesores Guías: Ingeniera Forestal, Dra., Srta. Amanda Huerta Fuentes Ingeniero Forestal, Sr. Miguel Castillo Soto
SANTIAGO – CHILE 2007
UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS FORESTALES
ESCUELA DE CIENCIAS FORESTALES DEPARTAMENTO DE SILVICULTURA
EVALUACIÓN FÍSICA Y ESPACIAL DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS SANITARIOS DEL ARBOLADO DEL PARQUE
METROPOLITANO DE SANTIAGO – CHILE
Memoria para optar al Título Profesional de Ingeniero Forestal
GONZALO ANDRES AVILA OLESEN
Calificaciones: Nota Firma
Prof. Guía Dra. Amanda Huerta F. 7.0
Prof. Guía Sr. Miguel Castillo S. 7.0
Prof. Consejero Sr. Manuel Ibarra M. 6.8
Prof. Consejero Dr. Jaime Araya C. 6.7
SANTIAGO – CHILE 2007
El Tesoro del Cielo
“Las flores nacen y se marchitan, las brillantes estrellas acaban extinguiéndose; la tierra,
el sol, nuestra galaxia e incluso la totalidad del universo terminarán falleciendo. En
comparación la existencia del ser humano es tan solo como un suspiro. Durante su breve
estancia en este mundo ríe, llora, lucha, es herido, se alegra, sufre, encuentra el amor u
odia a muerte. Pero todo ello no será más que un recuerdo cuando finalmente caiga en el
sueño eterno llamado muerte”
SHAKA DE VIRGO
Sin duda alguna,
A Dios
A mis queridos padres, por todo el apoyo y educación entregada.
A mis amados Tatitas (Q.E.P.D), por su infinito amor y ayuda desde las estrellas.
A mis hermanas por haberme dado mis primeras dos hermosas sobrinas
A mi Lilian, por todo su amor y apoyo
A mi mismo, por mi constancia y esfuerzo
AGRADECIMIENTOS
A mis profesores guías, Amanda Huerta y Miguel Castillo, quienes fueron unos
verdaderos amigos cuya ayuda, apoyo, consejos, preocupación por este trabajo y su
constante incentivo fue fundamental para el desarrollo y pronto término de esta memoria.
A mis profesores consejeros Jaime Araya y Manuel Ibarra, por los valiosos aportes y
consejos que hicieron a mi memoria, por sus rápidas correcciones y su excelente
disposición.
A Iván Paredes, por todo su apoyo, tiempo y preocupación por esta memoria.
A don Guillermo Espina del Parque Metropolitano de Santiago, por toda su ayuda y sabios
consejos.
A mis queridos padres, por su enorme ayuda y esfuerzo, su constante apoyo, amor y por
creer en mi. Viejos les debo la vida, mis estudios y en parte lo que soy hoy en día, mil
gracias.
A mis amados Tatitas (Q.E.P.D), por siempre estar conmigo donde quiera que vaya, por
su apoyo e infinito amor desde las estrellas y más allá. Siempre serán trascendentales en
mi vida, y todos mis logros también serán de ustedes. Gracias por todo el amor que me
entregaron, ya que hicieron de este niño un verdadero hombre. ¡YAYITA Lo logramos!
A mi Lilian, por su incondicional ayuda, confianza, preocupación y cariño...con tu amor
todo se hizo más fácil, gracias por todo moni.
A mis queridos amigos, por las veces que me preguntaron como iba la memoria, ya que
esto me motivó a invertir aún más tiempo y dedicación. Los años de carrera junto a
ustedes fueron los mejores. ¡Vamos que se puede! ¡Que me pasó!
Finalmente, pero no menos importante a mi querido perrito Benjamín, quien
incondicionalmente me acompaño siempre recostado en el sillón esos largos días de
redacción de mi memoria.
A todos ustedes, Muchas gracias.
INDICE
RESUMEN
SUMMARY
1. INTRODUCCIÓN 5
2. OBJETIVOS 6
2.1. Objetivo general 6
2.2. Objetivos específicos 6
3. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA 7
3.1. Áreas verdes urbanas 7
3.2. Generalidades sobre los problemas fitosanitarios 7
3.3. Manejo integrado de plagas (MIP) 9
3.4. Evaluación física de pérdidas o daños 12
3.5. Antecedentes generales del Parque Metropolitano de Santiago 13
4. MATERIAL Y MÉTODO 15
4.1. Material 15
4.2. Método 16
4.2.1. Selección de sectores 16
4.2.2. Muestreo de terreno 17
4.2.3. Identificación de los principales agentes de daño y especies
arbóreas asociadas
19
4.2.4. Evaluación del daño 20
4.2.5. Elaboración de la cartografía sanitaria del PMS 20
4.2.6. Proposición de medidas de control 21
5. RESULTADOS 22
5.1. Evaluación de las principales plagas y enfermedades en el PMS 22
5.2. Evaluación de plagas y enfermedades secundarias 23
5.3. Evaluación del daño de plagas y enfermedades por sector estudiado 25
5.4. Evaluación del daño de plagas y enfermedades por especie arbórea 28
5.4.1. Principales agentes de daño de las especies arbóreas más
afectadas
30
5.5. Evaluación del nivel de daño por árbol causado por los principales
agentes
32
5.5.1. Evaluación del nivel de daño causado por las principales plagas 33
5.5.1.1. Insectos chupadores o succionadores de savia 33
5.5.1.2. Insectos desfoliadores 35
5.5.1.3. Insectos de la corteza y madera 35
5.5.2. Evaluación del nivel de daño causado por las principales
enfermedades
36
5.5.2.1. Enfermedades del follaje 36
5.5.2.2. Enfermedades del tronco y ramas 37
5.5.2.3. Enfermedades de las raíces 38
5.6. Antecedentes de los principales agentes de daño detectados 39
5.6.1. Ophelimus spp. 39
5.6.2. Glycaspis brimblecombei 41
5.6.3. Calophya schini 43
5.6.4. Saissetia oleae 45
6. DISCUSIÓN 48
6.1. Diagnóstico 48
6.2. Propuestas de control para el PMS 49
7. CONCLUSIONES 52
8. BIBLIOGRAFÍA 54
APÉNDICES 59
INDICE DE CUADROS
CUADRO 1: Número de líneas de muestreo y de árboles a examinar por sector
de estudio.
18
CUADRO 2: Categorías generales para la evaluación del daño por árbol. 19
CUADRO 3: Evaluación de las principales plagas y enfermedades detectadas
en el PMS.
23
CUADRO 4: Evaluación de plagas y enfermedades secundarias asociadas a
las principales.
24
CUADRO 5: Evaluación de plagas y enfermedades, primarias y secundarias
para cada uno de los sectores muestreados.
25
CUADRO 6: Especies arbóreas sin y con presencia de daño, muestreadas en
el PMS.
28
CUADRO 7: Antecedentes sobre los productos químicos recomendados para
el control de S. oleae.
51
INDICE DE FIGURAS
FIGURA 1: Sectorización del PMS. 17
FIGURA 2: Sectorización del PMS. 22
FIGURA 3: Porcentaje de árboles dañados en el PMS según el agente. 22
FIGURA 4: Porcentaje de árboles dañados en el PMS según el agente. 24
FIGURA 5: Árboles sanos y dañados por sector. 25
FIGURA 6: Superficie afectada por los principales agentes causantes de daño
en el PMS.
26
FIGURA 7: Intensidad de daño causado por los principales agentes de daño
en el PMS.
27
FIGURA 8: Porcentajes de especies arbóreas sanas y dañadas en el PMS. 29
FIGURA 9: Porcentajes de daño por especie arbórea afectada en el PMS. 29
FIGURA 10: Porcentajes de daño de “Otras especies” en el PMS. 30
FIGURA 11: Porcentajes de daño para las especies arbóreas más afectadas,
según agente.
31
FIGURA 12: Nivel de daño causado por los principales agentes de daño en el
PMS.
32
FIGURA 13: Porcentaje de árboles dañados por insectos succionadores,
según nivel de daño.
34
FIGURA 14: Porcentajes de árboles dañados por insectos desfoliadores,
según nivel de daño.
35
FIGURA 15: Porcentaje de árboles dañados por insectos de la corteza y
madera, según nivel de daño.
36
FIGURA 16: Porcentajes de árboles dañados por enfermedades del follaje,
según nivel de daño.
37
FIGURA 17: Porcentajes de árboles dañados por enfermedades del tronco y
ramas, según nivel de daño.
38
FIGURA 18: Porcentajes de árboles dañados por enfermedades de las raíces,
según niveles de daño.
38
FIGURA 19: Agallas concentradas en raquis de E. globulus. 39
FIGURA 20: Agallas con orificios emergencia de Ophelimus. 40
FIGURA 21: Follaje de E. camaldulensis y E. sideroxylon infestado por G.
brimblecombei.
41
FIGURA 22: Ninfa y lerp de G. brimblecombei. 42
FIGURA 23: Daño y deformaciones foliares producidas por Calophya schini. 44
FIGURA 24: Hembras jóvenes y ninfas de Saissetia oleae. 46
FIGURA 25: Ramilla de olmo infestada con Saissetia oleae. 46
RESUMEN El Parque Metropolitano de Santiago (PMS) es el parque urbano más grande de Chile y
uno de los más extensos del mundo inserto en una ciudad. Dada la ausencia de
información sobre plagas y enfermedades y sus efectos en el arbolado, se evaluó física y
espacialmente el estado sanitario actual, definiéndose los objetivos siguientes: (1)
Identificar las plagas y los agentes causales de enfermedades que estén causando mayor
impacto y las especies arbóreas asociadas, (2) Evaluar física y espacialmente el daño
causado por las plagas y enfermedades presentes, y (3) Proponer medidas de control
sanitario para los sectores con problemas.
La evaluación se realizó sobre una superficie de 390 ha, correspondientes a plantaciones
forestales y zonas de jardines. Para la sectorización se utilizó una cartografía digital
escala 1:25.000, sobre la base de un sistema de información geográfica (SIG). El sistema
de muestreo usado fue el método de líneas de muestreo. Posteriormente la información
recopilada se procesó y analizó de acuerdo a los problemas sanitarios detectados.
De acuerdo al muestreo realizado se determinó que el 55% de la superficie evaluada
presentaba problemas sanitarios. Las principales plagas detectadas fueron: Ophelimus
spp. (Hymenoptera: Eulophidae) y Glycaspis brimblecombei (Hemiptera: Psyllidae) en
Eucalyptus globulus y E. camaldulensis; Calophya schini (Homoptera: Psyllidae) en
Schinus molle; y Saissetia oleae (Homoptera: Coccidae) en S. molle, Olea europea y
Fraxinus excelsior.
Para Ophelimus spp. y G. brimblecombei, se recomendó hacer un control mecánico y
silvícola, realizando podas y raleos sanitarios según el grado de daño, al igual que la
extracción y eliminación del material contaminado.
Para el problema causado por S. oleae en S. molle, O. europea y F. excelsior se sugirió
aplicar un control químico en conjunto con medidas culturales, tales como podas
sanitarias.
1
Por último, para Calophya shini en Schinus molle se propusieron únicamente medidas
culturales preventivas.
Palabras clave: Plagas, enfermedades, evaluación física, evaluación espacial, agentes
de daño, intensidad de daño, nivel de daño, daños en arbolado urbano.
2
SUMMARY
The Metropolitan Park of Santiago (PMS) is the greatest urban park of Chile and one of
most extensive inserted in a city in the whole world. Given to the absence of information
about the presence of pests and diseases and their effects in urban trees, a physical and
spatial evaluation of the present sanitary state was made, defining the following objectives:
(1) To identify the pests and the causal agents of diseases that are causing the greatest
impact and the arboreal species associated, (2) To evaluate physically and spatially the
damage caused by the present pests and diseases, and (3) To propose sanitary control
measures for the sectors with problems.
The evaluation was made on a surface of 390 ha, corresponding to forest plantations and
gardens zones. For the sectorization it was used a digital cartography scale 1:25.000, on
the base of a GIS. The sampling scheme used, was the lines of sampling method.
Afterwards the information was processed and analyzed according to the detected sanitary
problems.
According to the sampling made, there was determined that 55% of the evaluated surface
presented sanitary problems. The main detected pests were: Ophelimus spp.
(Hymenoptera: Eulophidae) and Glycaspis brimblecombei (Hemiptera: Psyllidae), in
Eucalyptus globulus and E. camaldulensis; Calophya schini (Homoptera: Psyllidae), in
Schinus molle; and Saissetia oleae (Homoptera: Coccidae), in S. molle, Olea europea and
Fraxinus excelsior.
For Ophelimus spp. and G. brimblecombei, was recommended to make a mechanical and
silvicultural control, making sanitary prunings and thinnings according to the damage
degree, as well the extraction and elimination of contaminated material.
For the problem caused by S. oleae in S. molle, O. europea and F. excelsior it was
suggested to apply a chemical control altogether with cultural measures, such as sanitary
prunings.
3
Finally, for Calophya schini in Schinus molle it was proposed preventive cultural measures
solely.
Key words: Pests, diseases, physical evaluation, spatial evaluation, agents of damage,
intensity of damage, level of damage, damages in urban trees.
4
1. INTRODUCCIÓN
Diversas investigaciones ligadas al comportamiento social y calidad de vida del hombre
en ambientes urbanos, han demostrado que las áreas verdes urbanas tienen una
influencia benéfica en la salud y bienestar de la población. Las áreas verdes en la ciudad
otorgan beneficios para el ambiente y la sociedad, y son una necesidad básica del ser
humano, al proporcionar sombra, aportar oxígeno, controlar la humedad ambiental,
atenuar ruidos y vientos, retener partículas sólidas, permitir la recreación y contribuir con
la mejora en la calidad de vida de los habitantes de las urbes (Gallegos, 2005).
De acuerdo a lo anterior, resulta trascendental cuidar los espacios verdes de cualquier
tipo de actividad que cause daño, restrinja su normal desarrollo, o produzca su pérdida,
como por ejemplo, la aplicación de prácticas silviculturales inadecuadas, daño antrópico
directo, la acción de distintas sustancias contaminantes, la presencia de plagas y
enfermedades, entre otros.
Dado que la protección sanitaria es una disciplina relativamente nueva en Chile, es de
gran importancia hacer estudios y recopilar documentación sobre plagas y enfermedades
que afectan al arbolado urbano y recomienden las medidas de mitigación
correspondientes, para así evitar daños que a futuro se puedan reflejar como pérdidas
económicas y además afecten la calidad de vida de las personas.
El Parque Metropolitano de Santiago (PMS) es el parque urbano más grande de Chile y
uno de los más extensos del mundo inserto en una ciudad. Este Parque concentra el
35% de las áreas verdes de Santiago y cuenta con zonas de picnic, lugares dedicados a
prácticas deportivas y variadas atracciones para toda la familia. Es el verdadero pulmón
de esta ciudad, que desafortunadamente es una de las más contaminadas del mundo
(Flores, 2002).
Dada la ausencia de información referida a la presencia de plagas y enfermedades y sus
efectos en el arbolado del PMS, esta memoria evaluará sus principales problemas
sanitarios.
5
2. OBJETIVOS
2.1 Objetivo general
Evaluar los principales problemas sanitarios del arbolado del Parque Metropolitano de
Santiago, Chile.
2.2 Objetivos específicos
• Identificar las plagas y los agentes causales de enfermedades que estén causando
mayor impacto y las especies arbóreas asociadas.
• Evaluar física y espacialmente el daño causado por las plagas y enfermedades
presentes.
• Proponer medidas de control sanitario para los sectores con problemas.
6
3. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
3.1 Áreas verdes urbanas
La vida de las ciudades está expuesta a diversas presiones; sin embargo, las áreas
verdes urbanas tienen una influencia favorable para la salud y bienestar de la población
urbana (Nilsson et al, 1998). Las áreas verdes en la ciudad proporcionan beneficios tanto
para el ambiente como para la sociedad, convirtiéndose en una necesidad básica del ser
humano, al aportar sombra, dar oxígeno, regular la humedad ambiental, atenuar ruidos y
vientos, retener partículas sólidas, permitir la recreación y contribuir con la mejora en la
calidad de vida de sus habitantes (Nowak et al, 1998; Sánchez, 2003).
Desde esta perspectiva, los espacios verdes y el arbolado urbano requieren también de
protección contra actividades o eventos que afecten negativamente su desarrollo, tales
como la aplicación de medidas silvícolas inadecuadas, el daño directo producido por el
hombre, la acción de diversas sustancias contaminantes, la presencia de plagas y
enfermedades, entre otros (Sánchez, 2003).
La escasez del cuidado fitosanitario de los árboles urbanos es uno de los principales
factores causales de su deterioro, debido al conocimiento precario de los organismos que
afectan al arbolado y de las actividades de manejo ligadas a su control (Gallegos, 2005).
3.2 Generalidades sobre los problemas fitosanitarios
Según FAO (2005a), una plaga forestal se define como cualquier especie, raza o biotipo
de planta, animal o agente patógeno que daña las plantas que existen en los bosques y
en otras tierras boscosas.
Enfermedad en las plantas se define como el mal funcionamiento de las células y tejidos
del hospedante debido al efecto continuo sobre estos últimos de un organismo patógeno o
factor ambiental y que origina la aparición de síntomas (Agrios, 1997).
Daño corresponde a la expresión física de una perturbación provocada por cualquier
agente, sea este biótico o abiótico. El daño puede ser referido a distintos niveles, desde
7
árboles individuales o partes del árbol, hasta rodales y ecosistemas. Esto implica que la
destrucción o pérdida puede afectar a módulos u órganos (conos, semillas, hojas, ramas o
fustes) y a ejemplares completos. A nivel de rodal y ecosistemas los daños pueden
expresarse en reducción o bloqueo de la reproducción y el establecimiento e incremento
de la tasa de mortalidades de las especies forestales afectadas (Coulson y Witter, 1990).
La protección sanitaria forestal forma parte de la Silvicultura. Por ello, a medida que se
avanza en su conocimiento, se espera incrementar los beneficios obtenidos a partir del
bosque, adquiriendo importancia los aspectos fitosanitarios, y las pérdidas causadas por
las plagas y las enfermedades pasan a ser menos tolerables (GAF, 2003).
Cuando un agente biológico dañino afecta a una especie arbórea, ésta responde a través
de síntomas, los cuales revelan su presencia. Estos síntomas pueden manifestarse de
variadas maneras, como cambios de color del follaje, resinación, formación de tumores,
cancros, marchitamientos, etc. De igual manera, se pueden detectar agentes dañinos en
el árbol por la aparición de alguna presencia física en todo o parte de él, como por
ejemplo, galerías en la madera o corteza, perforaciones en el fuste, hojas comidas, larvas
de algún insecto comiendo hojas o barrenando bajo la corteza, fructificaciones o partes de
un hongo, entre otros (Parra y González, 2000).
El estado fitosanitario que tengan los árboles, generalmente, está ligado a su edad y a los
diferentes factores de estrés que puedan estar afectándolos. De esta forma, los árboles
que han sido víctimas de podas severas con heridas, son susceptibles a la transmisión de
enfermedades y a sufrir un eventual daño por alguna plaga (Gallegos, 2005).
Las plagas están influenciadas por las condiciones climáticas, con sus variaciones diarias
y estacionales de temperatura, humedad, lluvia, viento, insolación y fotoperíodo. Muchas
especies de plagas están adaptadas a condiciones ambientales físicas bien definidas, en
cuya ausencia no se presentan o son muy raras. En principio, las condiciones climáticas
determinan la distribución geográfica de los insectos y sus posibilidades de alcanzar
densidades altas o bajas, según si las características locales son óptimas o marginales
para su desarrollo (Cisneros, 1995). Las poblaciones de insectos no crecen infinitamente,
sino que se regulan de una forma u otra, y su distribución y abundancia cambian en el
espacio y en el tiempo (Coulson y Witter, 1990).
8
El control de plagas, en sus diferentes formas, consiste básicamente de un manejo del
ecosistema, que busca alterar las tasas de mortalidad y natalidad de las poblaciones de
insectos, deteriorando sus posibilidades de supervivencia (Gastó, 1979). Esto a fin de
evitar que la población de los agentes de daño aumente numéricamente hasta llegar a la
capacidad de carga del ecosistema (Universidad Nacional de Colombia, 2006).
La protección sanitaria forestal es una disciplina relativamente nueva en Chile, y ha
venido tomando importancia de manera institucional a partir de 1985. La actividad forestal
es actualmente una importante fuente de recursos para el país y cada vez recibe mayores
amenazas, como el ingreso de plagas que pueden afectar la productividad de los bosques
(GAF, 2003).
3.3 Manejo Integrado de Plagas (MIP)
En los bosques existe una variedad enorme de poblaciones de insectos, los que pueden
ser considerados como plagas para los árboles en los bosques en tres circunstancias: (1)
ecosistemas forestales; (2) plantaciones forestales especializadas, como huertos
semilleros, viveros, plantaciones, etc.; y (3) bosques urbanos. De igual forma, los
insectos también son plagas importantes de productos y estructuras de maderas (Coulson
y Witter, 1990).
Coulson y Witter (1990) definen el Manejo Integrado de Plagas (MIP) como una
herramienta que consiste en la “mantención de los agentes destructores a niveles
tolerables, mediante el uso planificado de tácticas y estrategias preventivas, supresoras o
reguladoras que sean ecológica y económicamente eficientes, además de socialmente
aceptables”.
Por su parte, Oliva y Barba (2002) definen la lucha integrada como un sistema de
regulación de plagas que, teniendo en cuenta el hábitat y la dinámica de las poblaciones
de las especies consideradas, utiliza todas las técnicas y métodos apropiados de forma
compatible, con objeto de mantenerlas a niveles que no originen daños económicos.
El grado de aplicación de los conceptos del MIP depende en gran parte del tipo de
situación forestal en que se encuentra la plaga. Esta circunstancia existe debido a que
9
hay una gama amplia de intereses en el manejo de los recursos forestales en las
diferentes situaciones de los bosques (Coulson y Witter, 1990).
Coulson y Witter (1990) determinaron que los siete principios fundamentales de un MIP
son:
1. Existe un recurso que debe ser protegido contra plagas.
2. Periódicamente diversos organismos se vuelven plagas.
3. La importancia real o potencial de una plaga se determina al evaluar su impacto sobre
el recurso.
4. Con frecuencia se pueden utilizar técnicas de supresión para disminuir las poblaciones
de estos organismos.
5. Los criterios finales para la toma de decisiones se basan en un análisis costo –
beneficio.
6. El manejo de plagas es un componente fundamental del manejo de los recursos
forestales.
7. La vigilancia y la evaluación de las poblaciones de plagas y las condiciones del rodal,
deben obtenerse a partir de varios tipos de inspecciones forestales.
El MIP se compone básicamente de dos elementos, un proceso de decisión, el cual
considera los aspectos de la población de una plaga, los objetivos de manejo del recurso
y las consecuencias económicas, ecológicas y sociales de los diversos métodos de
control disponibles, y un proceso de acción, el cual consiste básicamente en dos tipos de
estrategias, la prevención y el control directo. La prevención incluye tácticas reguladoras,
culturales y genéticas; y el control directo o supresión está constituido principalmente por
el uso de biocontroladores, productos químicos y técnicas de control mecánico (Ciesla,
1998).
La detección de plagas y enfermedades consiste básicamente en descubrir los daños en
las etapas iniciales de infestación. Las prospecciones son la forma para hacer la
detección y evaluación de la colecta de los antecedentes fitosanitarios del bosque. Para
hacer el control de una plaga siempre debe tenerse como objetivo su reducción a niveles
que no produzcan un impacto sobre sus valores ambientales, sociales y económicos
(Ciesla, 1998).
10
Un método común para clasificar las inspecciones de insectos es según su función. De
esta manera existen 1) inspecciones de detección, 2) evaluaciones biológicas para medir
el número de insectos, 3) evaluaciones físicas para evaluar pérdidas o daños y 4)
evaluaciones del control de plagas (Coulson y Witter, 1990).
Existen dos formas principales de control de plagas; el preventivo, el cual maneja en
forma anticipada los diferentes tratamientos para evitar así la aparición de brotes de
plagas; y el control curativo, el cual tiene como finalidad reducir las poblaciones de
hongos o insectos, en caso que su nivel aumente de manera tal que perjudique el
crecimiento y la calidad de los árboles. También, los tipos de control se pueden clasificar
en físico-mecánico, silvicultural, químico, biológico y genético (Cogollor, 2000).
Control físico-mecánico: Consiste en la aplicación de tratamientos que reducen la
población de insectos o enfermedades en forma directa, al árbol o sus productos,
utilizando diferentes medios, como por ejemplo la destrucción del material infectado,
descortezamiento, astillamiento, temperatura, agua, aire.
Control silvicultural: Es un tratamiento de aplicación rápida y sencilla, bajo costo y larga
duración de sus efectos en el tiempo, reduciendo la población de la plaga al alterar su
hábito alimentario y cambiar su ambiente de vida. El manejo forestal corresponde a este
tipo de control.
Control químico: Tiene como objetivo reducir la densidad de la población que se ha
transformado en plaga, utilizando productos insecticidas, fungicidas, bactericidas u otros,
de origen químico natural, sintético y/o biológico.
Control biológico: Es la utilización de la acción de parásitos y depredadores por el
hombre, en favor de la regulación de poblaciones dañinas al bosque. Se trata de producir
una posición general de equilibrio más baja, que la que existiría sin el efecto de estos
agentes.
Control genético: En este gran campo de acción para la reducción y el control de las
plagas se actúa mediante la manipulación genética. Algunos métodos pueden ser el uso
de hospederos resistentes, esterilización de insectos machos, y diversificación de la
variabilidad genética de enemigos naturales.
11
El manejo integrado de plagas y enfermedades forestales, constituye una de las metas de
todo programa de control fitosanitario en los bosques, especialmente por la extensión de
tiempo de la rotación forestal, donde se pueden mantener estables algunas variables de
reducción de las poblaciones dañinas (Cogollor, 2000).
La posibilidad de recurrir a la lucha integrada depende en gran parte de la importancia del
nivel de los daños económicos. Si el límite es muy reducido y no pueden tolerarse daños,
esta posibilidad es exigua; pero, por lo general, los bosques son capaces de tolerar
perjuicios considerables (indirectos) en forma repetida. Esto depende principalmente de
la capacidad de regeneración de los árboles (Franz, 1971).
3.4 Evaluación física de pérdidas o daños
El objetivo de la evaluación sanitaria es determinar si es necesario efectuar el control, por
el monto de pérdidas producidas por la defoliación, daño en el tallo o ápice, o muerte del
árbol (Cogollor, 2000).
Las evaluaciones físicas se utilizan para estimar pérdidas o daños, y se hacen con el
propósito de medir el impacto de las plagas en el valor de los recursos forestales.
Generalmente se llevan a cabo durante la secuela de una plaga, y la información
recopilada se puede usar simplemente para calcular la pérdida o daño en el arbolado
(Coulson y Witter, 1990).
Los procedimientos que se aplican en estas inspecciones se basan en la detección y
estimación de la cantidad de daño resultante de la actividad de los insectos. Los niveles
de población de estos agentes no tienen mayor importancia, a menos que se desee
pronosticar pérdidas futuras. Estas evaluaciones son una parte importante en el manejo
de los recursos forestales, y se pueden llevar a cabo en ecosistemas forestales,
plantaciones forestales especializadas y bosques urbanos (Coulson y Witter, 1990).
El sistema de muestreo para la evaluación física corresponde al de las líneas de
muestreo, el cual es del tipo sistemático y preciso para la obtención de información.
Presenta ventajas debido a la facilidad para decidir la elección de la muestra y ejecutar la
operación con un mínimo de error (Cogollor, 1983).
12
Para seleccionar la muestra se separa la población en M unidades de material
homogéneo (sectores o rodales), dentro de los cuales se estratifica de manera
proporcional a la superficie para obtener las N muestras (líneas de muestreo), y se evalúa
en ellas las unidades de medición (estado sanitario de los árboles). El cálculo del número
de líneas de muestreo para cada uno de los sectores se determina mediante la fórmula
siguiente (Cogollor, 1983):
Nº de líneas de = Superficie (ha) x Densidad (Nº de árb./ha) x Intensidad de muestreo
muestreo por sector Nº de árboles por línea
Prospecciones sanitarias sobre grandes superficies y frecuentes, tienen generalmente,
una intensidad de muestreo baja para solventar los costos asociados. Para prospecciones
sanitarias extensivas se recomienda utilizar intensidades de muestreo entre 1 y 3‰
fundamentalmente, por costo de la operación. En este tipo de muestreo, el número de
árboles por línea de muestreo utilizado generalmente es 50, ya que en la mayoría de las
plantaciones en una hectárea existen 50 líneas de plantación distanciadas cada 2 m, o
sea, 50 árboles por cada línea (Cogollor, 1983).
3.5 Antecedentes generales del Parque Metropolitano de Santiago
El Parque Metropolitano de Santiago (PMS), corresponde a un área verde urbana
clasificada dentro de la categoría de parques metropolitanos, definidos por el Plan
Regulador Metropolitano de Santiago (MINVU, 1994) como “áreas verdes de uso público
de carácter metropolitano, que pueden acoger actividades relacionadas con lo
recreacional, deportivo, de culto, cultural, científico, de esparcimiento y turismo al aire
libre. Los usos mencionados deberán ser complementarios y compatibles con el carácter
de área verde de uso público, su valor paisajístico o su equilibrio ecológico. Las
instalaciones y/o edificaciones complementarias que puedan desarrollarse en todos estos
parques no podrán sobrepasar, en su conjunto el 1% de la superficie total del predio,
incluidas las áreas de estacionamientos.”
El PMS presta un servicio público, y tiene como misión "mejorar la calidad de vida de las
personas, proporcionando espacios urbanos atractivos de integración social y de contacto
13
con la naturaleza, promoviendo la educación y el esparcimiento de sus usuarios, con
énfasis en el arte, la cultura, el deporte y la protección del medio ambiente” (PMS, 2006).
Depende del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y cuenta con una extensión de 722 ha.
Incluye a los cerros San Cristóbal, Chacarillas, Pirámide y Bosque Santiago. Tiene, sobre
la Plaza Baquedano, una altitud de 288 m.s.n.m., una máxima de 860 m.s.n.m. y se sitúa
en el sector nororiente de la ciudad de Santiago, como prolongación del cordón
Manquehue, limitando con las comunas de Huechuraba, Recoleta, Providencia y Vitacura
(Flores, 2002).
14
4. MATERIAL Y MÉTODO
4.1 Material
El área de estudio se situó dentro del PMS sobre una superficie de 390 ha,
correspondientes a plantaciones forestales y zonas de jardines vulnerables a la acción de
agentes de daño. La superficie sin plantaciones ni jardines se consideró como área de
exclusión. La zona perteneciente al Bosque Santiago no se incluyó en el estudio por no
contarse con la cartografía respectiva.
Según la clasificación climática de Köeppen, el PMS está ubicado en la zona de clima
templado cálido con estación seca prolongada 7 a 8 meses (Di Castri y Hajek, 1976). La
precipitación anual es de 312,5 mm con los meses más lluviosos entre mayo y agosto, la
temperatura media anual es de 14,4 ºC siendo el mes más cálido enero y el más frío julio
(Rioseco y Tesser, 2007).
Los suelos del PMS se caracterizan por la presencia de arcillas de colores rojizos y en
menor medida por montmorillonita, con grietas presentes en la superficie cuando el suelo
se seca. Acorde con la formación geológica del cordón, los procesos erosivos han creado
sectores que difieren entre sí en la profundidad del suelo. Esto queda claramente
expuesto en las zonas de laderas de pendiente pronunciada, donde existen afloramientos
rocosos. El suelo es muy delgado y se encuentran grandes acumulaciones de material en
la base de las laderas, debido al efecto de la erosión. Por tanto, las mayores
profundidades del suelo (70 – 80 cm) se localizan cerca de la base de los cerros, cuando
la pendiente es menor, o en las pendientes moderadas, libres de erosión (Cona, 2005).
La flora y vegetación del PMS ha variado bastante respecto a su condición natural,
principalmente a causa de la acción antrópica sobre los recursos vegetales, tales como la
corta de leña y los incendios forestales. Es así como en el sector surponiente del PMS e
en el sector de Bosque Santiago se han establecido plantaciones de diferentes especies
exóticas, y pequeñas plantaciones de especies nativas (Flores, 2002).
15
Sin embargo, aún es posible encontrar algunas formaciones de origen natural como
espinales de Espino (Acacia caven), comunidades de Colliguay (Colliguaja odorifera),
Quillay (Quillaja saponaria) y Guayacán (Porlieria chilensis) (Flores, 2002).
4.2 Método
El método utilizado consideró seis etapas: selección de los sectores, muestreo en terreno,
identificación de los principales agentes de daño y especies arbóreas asociadas,
evaluación del daño, elaboración de la cartografía sanitaria del PMS, y proposición de
medidas de control.
4.2.1 Selección de sectores
La primera etapa de la evaluación consistió en la selección de los sectores, donde se
hicieron después los muestreos respectivos. Para esta actividad se llevaron a cabo visitas
preliminares al terreno con la finalidad de constatar la presencia de plagas y/o
enfermedades. Se utilizó la cartografía digital existente del PMS a escala 1:25.000 en
base a un sistema de información geográfica (SIG); además se contó con un mapa digital
con las superficies correspondientes a cada especie arbórea y zonas de plantaciones y
jardines.
En visitas preliminares se constató que el arbolado del PMS tenía una serie de factores
que lo predisponía al daño de plagas y enfermedades, tales como potencial de inicio de
incendios, suelos frágiles, estrés hídrico, topografía abrupta, entre otros.
La sectorización del PMS (Figura 1) se hizo en función de las especies arbóreas,
mediante una unión de polígonos con especies iguales o similares, ubicadas en rodales
contiguos, para formar sectores más grandes. Posteriormente, en estos sectores se llevó
a cabo el muestreo, el cual se hizo en dirección de la pendiente para captar así la mayor
variabilidad posible en la base muestral.
16
Figura 1. Sectorización del PMS. Fuente: Elaboración propia.
4.2.2 Muestreo de terreno
El muestreo de terreno se orientó hacia los principales problemas sanitarios detectados
en cada sector y especie arbórea, conforme a lo observado en las visitas preliminares.
El sistema de muestreo usado fue el de líneas de muestreo (Cogollor, 1983). Por lo tanto,
se muestreó un total de 58 líneas y examinaron 2.900 árboles, considerando una
17
intensidad de muestreo de 8 cada 1.000 árboles y líneas de 50 árboles cada una (Cuadro
1). Esta intensidad de muestreo se propuso además considerando el tiempo para hacer el
muestreo y también con el fin de abarcar la mayor cantidad de información con el mínimo
error.
Cuadro 1. Número de líneas de muestreo y de árboles a examinar por sector de estudio.
Sector Superficie (ha) Densidad (árb./ha) Nº de líneas Nº árb. a examinar
1 31,5 1.000 5 250 2 22,3 1.075 4 200 3 27,5 1.140 5 250 4 16,9 1.000 3 150 5 26,8 950 4 200 6 20,3 1.250 4 200 7 8,6 800 1 50 8 28,7 1.217 6 300 9 29,5 960 5 250
10 23,2 900 3 150 11 30,5 850 4 200 12 29,6 500 2 100 13 23,6 833 3 150 14 24,4 600 2 100 15 22,9 833 3 150 16 23,8 1.125 4 200
TOTAL 390,1 Promedio ponderado: 940 58 2.900
Después de obtener el número de líneas de muestreo para cada uno de los sectores, se
trazó con el SIG una grilla de coordenadas con un distanciamiento de 200 m, y en función
de ésta, se distribuyeron en cada sector las líneas de muestreo. Con el GPS (GARMIN
mod. Etrex Summit) se llegó al punto elegido, y el muestreo se hizo en función de la
pendiente, para que los antecedentes fueran lo más representativos de la población en
estudio (Cogollor, 1983).
Para la recopilación de información se elaboró un formulario de terreno para cada línea de
muestreo (Apéndice 1). Además, cuando se evaluó el nivel de daño en las especies
arbóreas se usó una tabla de categorías generales (Cuadro 2), donde se representaron
en la forma más exacta posible, los síntomas de daño que se observaron en la detección
18
en terreno. La tabla de categorías generales incluyó una estratificación de las partes del
árbol afectadas. Este mismo método de evaluación se insertó en el formulario de
muestreo, y se llevó adicionalmente un registro individual de cada uno de los árboles por
sector.
Cuadro 2. Categorías generales para la evaluación del daño por árbol.
Símbolos Categorías % de daño Códigos Nivel de daño
Sano 0 0 Sin daño
Daño 1 – 25 1 Bajo
Daño 25 – 50 2 Medio
Daño 50 – 75 3 Medio - Alto
Daño total 75 – 100 4 Alto
Fuente: Adaptado de Cogollor (1983).
4.2.3 Identificación de los principales agentes de daño y especies arbóreas asociadas
Se identificaron los problemas sanitarios causados por plagas y enfermedades presentes
en los sectores y especies arbóreas seleccionadas, de acuerdo a los síntomas y signos
detectados durante las visitas preliminares a terreno y la toma de muestras respectivas
con apoyo de un registro fotográfico (Apéndice 2).
Estas muestras se analizaron bajo lupa estereoscópica y compararon con la colección del
Museo de Entomología Forestal del Departamento de Silvicultura, utilizando claves de
reconocimiento y la bibliografía disponible.
19
4.2.4 Evaluación del daño
A medida que los resultados se obtuvieron en terreno se ingresaron a una planilla Excel.
Estos antecedentes correspondieron al número de la línea de muestreo, el número de
sector, la superficie del sector, el estado sanitario del árbol (sano o dañado), y la especie
arbórea principal y secundaria.
Para los árboles con algún tipo de daño se ingresaron además los antecedentes
correspondientes al agente o agentes de daño, hemisferio afectado, porcentaje y nivel de
daño.
Las variables de diagnóstico para la evaluación del estado sanitario del PMS
correspondieron a los antecedentes ingresados para los árboles que presentaban algún
tipo de daño.
Una vez ingresadas las variables de diagnóstico mencionadas, se obtuvo la proporción de
árboles sanos y dañados a nivel general en el PMS y por sector. Para los árboles
afectados se determinó: el número de árboles dañados según el agente, los agentes de
daño principales y secundarios y sus porcentajes de daño, la intensidad de daño1 y el
nivel de daño2 causado por los diferentes agentes, el porcentaje de daño para cada una
de las especies arbóreas muestreadas, y el porcentaje de daño por agente causal para
las especies arbóreas más afectadas.
Así se obtuvo la evaluación de los problemas sanitarios de mayor impacto que afectan al
PMS, por especie arbórea y por sector.
4.2.5 Elaboración de la cartografía sanitaria del PMS
Se ingresaron todas las variables de diagnóstico mencionadas anteriormente en el
software SIG (ArcView GIS 3.2 para Windows), y se actualizó la cartografía existente del
PMS con la nueva información, con lo que se elaboró la cartografía digital de la situación
fitosanitaria del PMS para cada sector estudiado.
1 Intensidad de daño: cuantificación del daño a nivel de superficie. 2 Nivel de daño: cuantificación del daño a nivel de árbol.
20
Esta cartografía se realizó a la misma escala 1:25.000 de la cartografía existente, y se
hizo de acuerdo a las principales plagas y enfermedades presentes en el PMS, la
cantidad de daño y el nivel de daño causado por dichos agentes.
4.2.6 Proposición de medidas de control
Después de haber hecho un análisis completo de la información recopilada en el
muestreo se hicieron recomendaciones para el manejo apropiado y el control de las
principales plagas y enfermedades que se encontraron atacando al PMS, como por
ejemplo, de control químico, mecánico, silvícola y biológico, según el caso. Estas
recomendaciones se basaron en referencias recopiladas de fuentes como libros, informes
técnicos, tesis, memorias, revistas, entrevistas a expertos, al igual que de conocimientos
propios.
21
5. RESULTADOS
5.1 Evaluación de las principales plagas y enfermedades en el PMS Se muestreó un total de 2.900 árboles en todo el PMS, de los cuales 1.598 árboles
(55,1%) se encontraron con algún grado de daño (Figura 2).
55,1%
44,9%
Sanos Dañados
C
Figura 2. Porcentaje de árboles sanos y dañados en el PMS.
De acuerdo a lo anterior, de los 1.598 árboles que se encontraron dañados, 1.277 tenían
plagas y los restantes, enfermedades. Esto indica que el mayor problema fue la presencia
de plagas, con un 80% de árboles dañados (Figura 3).
80%
20%
Plaga Enfermedad
Figura 3. Porcentaje de árboles dañados en el PMS según el agente.
22
Los principales agentes de daño, y el número de árboles dañados por cada uno de ellos,
con los porcentajes respecto del total de árboles dañados y muestreados se presenta en
el Cuadro 3.
Cuadro 3. Evaluación de las principales plagas y enfermedades detectadas en el PMS.
Nombre científico Orden Familia Nombre común Nº árb. dañados
% de daño3
% de dañodel total4
PLAGAS Cinara cupressi Homoptera Aphididae Áfido del ciprés 40 2,50 1,38 Saissetia oleae Homoptera Coccidae Conchuela negra 240 15,02 8,28
Parlatoria pittospori Hemiptera Diaspididae Escamas 15 0,94 0,52 Ophelimus spp. Hymenoptera Eulophidae Eulófido 364 22,78 12,55
Gonipterus scutellatus Coleoptera Curculionidae Gorgojo del eucalipto 10 0,63 0,34 Phoracantha spp. Coleoptera Cerambycidae Taladrador del eucalipto 71 4,44 2,45 Calophya schini Hemiptera Psyllidae Psílido del Pimiento 260 16,27 8,97
Glycaspis brimblecombei Hemiptera Psyllidae Psílido del euc. rojo 253 15,83 8,72 Tremex fuscicornis Hymenoptera Siricidae Avispa taladradora 24 1,50 0,83
AGENTES CAUSALES DE ENFERMEDADES Ravenelia hieronymi Uredinales Raveneliaceae Escoba de bruja 38 2,38 1,31
Capnodium elaeophilum Capnodiales Capnodiaceae Fumagina 28 1,75 0,97 ------- ------- ------- Hongos foliares5 20 1,25 0,69 ------- ------- ------- Hongos radiculares6 197 12,33 6,79
Tristerix spp. Santalales Loranthaceae Quintral 29 1,81 1,00 Puccinia spp. Uredinales Pucciniaceae Roya 9 0,56 0,31
5.2 Evaluación de plagas y enfermedades secundarias
De los 1.598 árboles con daño de plagas y enfermedades, la mayor parte (1.149 árboles)
presentaron un solo agente principal, y el resto (449 árboles) tuvo además un agente
secundario (Figura 4).
3 Porcentaje de daño respecto al número de árboles dañados (1.598 árboles). 4 Porcentaje de daño respecto al total del muestreo (2.900 árboles). 5 Conjunto de hongos foliares sin identificar. 6 Conjunto de hongos radiculares sin identificar.
23
71%
29%
Principal Principal y secundario
Figura 4. Porcentajes de presencia de plagas y enfermedades, principales y secundarias.
El agente secundario asociado al agente principal (en el caso que existiera una
asociación), y los porcentajes de árboles dañados correspondientes se presentan en el
Cuadro 4.
Cuadro 4. Evaluación de plagas y enfermedades secundarias asociadas a las principales.
Plagas principales Agentes secundarios asociados % de daño7
% de daño del total8
Fumagina 12,39 6,83 Conchuela negra Hongo radicular 0,69 0,38
Gorgojo del eucalipto 0,81 0,45 Taladrador del eucalipto 0,44 0,24
Roya 4,82 2,66 Eulófido
Psílido del eucalipto 0,38 0,46 Gorgojo del eucalipto Taladrador del eucalipto 0,19 0,10
Conchuela 5,63 3,10 Psílido del pimiento Hongo radicular 0,56 0,31 Psílido del eucalipto rojo Gorgojo del eucalipto 0,50 0,28
Hongo foliar 0,06 0,03 Avispa taladradora Quintral 0,13 0,07
Enfermedades principales Agentes secundarios asociados % de daño7
% de daño del total8
Fumagina Quintral 0,13 0,07 Hongo foliar Avispa taladradora 0,06 0,03
Hongo radicular Escamas 1,31 0,72
7 Porcentaje de daño respecto al número de árboles dañados (1.598 árboles). 8 Porcentaje de daño respecto al total del muestreo (2.900 árboles).
24
5.3 Evaluación del daño de plagas y enfermedades por sector estudiado De de los 16 sectores evaluados en el Parque, la mayoría presentó más árboles dañados
que sanos; con excepción de los sectores 4, 5, 8, 10 y 14 (Figura 5).
Figura 5. Árboles sanos y dañados por sector.
De los porcentajes de daño correspondientes a las plagas y enfermedades, principales y
secundarias, asociadas para cada uno de los sectores muestreados (Cuadro 5), se
observa que el insecto desfoliador Ophelimus spp. fue el agente que se detectó en el
mayor número de árboles, el que afectó más sectores y abarcó la mayor superficie, la que
correspondió a 139,9 ha (Figura 6).
Cuadro 5. Evaluación de plagas y enfermedades, primarias y secundarias para cada uno
de los sectores muestreados.
Sector Superficie (ha)
% Total daño Agente principal %
daño Agente secundario % daño
% daño otros agentes
1 31,5 58,8 Psílido del pimiento 29,6 Conchuela - fumagina 17,6 11,6 2 22,3 57,0 Psílido del pimiento 28,0 Conchuela - fumagina 10,5 18,5 3 27,5 67,2 Eulófido 17,6 Hongos radiculares 15,6 34,0 4 16,9 39,3 Hongos radiculares 26,0 P. del pimiento - conchuela 7,3 6,0
25
5 26,8 46,5 Eulófido 17,5 Conchuela - fumagina 17,0 12,0 6 20,3 72,0 Conchuela - fumagina 18,0 Taladrador del eucalipto 14,5 39,5 7 8,6 100,0 Eulófido 76,0 Eulófido - roya 24,0 0,0 8 28,7 47,7 Conchuela - fumagina 14,7 P. del pimiento - conchuela 11,3 21,7 9 29,5 64,4 Psilido del eucalipto rojo 47,2 Eulófido 9,6 7,6 10 23,2 21,3 Hongos radiculares 6,7 Psílido del eucalipto rojo 6,0 8,6 11 30,5 51,5 Eulófido 20,5 Conchuela - fumagina 7,5 23,5 12 29,6 51,0 Psílido del pimiento 33,0 Psilido del eucalipto rojo 18,0 0,0 13 23,6 52,0 Eulófido 28,0 Avispa taladradora 12,0 12,0 14 24,4 32,0 Escoba de bruja 28,0 Avispa taladradora 3,0 1,0 15 22,9 68,0 Eulófido 30,7 Hongos radiculares 21,3 16,0 16 23,8 60,5 Psílido del eucalipto rojo 30,0 Eulófido 16,5 14,0
Figura 6. Superficie afectada por los principales agentes causantes de daño en el PMS.
26
Con respecto a la intensidad de daño, el sector 7, de 8,6 ha, fue el único que presentó
una categoría de daño alto, con un rango de daño de 75 – 100%. Sin embargo, el daño
medio – alto es el que abarcó una mayor cantidad de superficie con problemas sanitarios,
equivalente a 261,5 ha (Figura 7).
Figura 7. Intensidad de daño causado por los principales agentes de daño en el PMS.
27
5.4 Evaluación del daño de plagas y enfermedades por especie arbórea Se muestreó un total de 37 especies arbóreas, 24 de las cuales se encontraron con daño
de plagas y enfermedades (Cuadro 6). Por tanto, casi el 65% de las especies
muestreadas presentó algún tipo de daño (Figura 8).
Cuadro 6. Especies arbóreas sin y con presencia de daño, muestreadas en el PMS.
Árboles sin presencia de daño Árboles con presencia de daño
Ailanthus altisima Acacia caven Casuarina equisetifolia Acacia dealbata Celtis australis Acacia melanoxylon Colliguaja odorifera Acer negundo Cupressus sempervirens Brachychiton populneum Ginkgo biloba Cryptocaria alba Grevillea robusta Cedrus deodara Gleditschia triacanthos Cupressus macrocarpa Populus alba Crataegus oxiacantha Prunus ceracifera Eucalyptus camaldulensis Quercus cerris Eucalyptus globulus Quercus suber Fraxinus excelsior Ricinus communis Lithrea caustica
Ligustrum lucidum Maitenus boaria Olea europea Populus euroamericana Pinus radiata Quercus robur Quillaja saponaria Robinia pseudoacacia Schinus molle
Trevoa quinquinervis Ulmus campestris
28
35,1%
64,9%
Sanos Dañados
Figura 8. Porcentajes de especies arbóreas sanas y dañadas en el PMS.
De acuerdo a la evaluación del daño de plagas y enfermedades por especie arbórea se
determinó que las especies arbóreas más afectadas fueron Eucalyptus globulus, E.
camaldulensis, Schinus molle, Olea europea y Fraxinus excelsior (Figura 9).
4,1%17,7%
26,3%
5,9%8,9% 3,9% 3,6% 16,3%
13,1%
Acacia dealbata Eucalyptus camaldulensisEucalyptus globulus Fraxinus excelsiorOlea europea Populus euroamericanaPinus radiata Schinus molleOtras especies
Figura 9. Porcentajes de daño por especie arbórea afectada en el PMS.
El 13,1% del daño correspondió a la categoría de “Otras especies”, y este nivel reúne a
todas las especies arbóreas que presentaron un daño inferior al 3% (Figura 10).
29
2,44%0,56%
0,13%
0,31%
0,13%
0,06%
2,69%
1,00%
0,13%
1,00%
0,06%
2,75%
1,00%
0,50%
1,19%
0,06%
0,31%
Acacia caven Acacia melanoxylonAcer negundo Brachychiton populneumCryptocaria alba Cedrus deodaraCupressus macrocarpa Crataegus oxiacanthaLithrea caustica Ligustrum lucidumMaitenus boaria Quercus roburQuillaja saponaria Robinia pseudoacaciaTrevoa quinquinervis Ulmus campestris
Figura 10. Porcentajes de daño de “Otras especies” en el PMS.
5.4.1 Principales agentes de daño de las especies arbóreas más afectadas
En E. globulus el daño mayor fue causado por Ophelimus spp. (Figura 11A) con 86,5% de
daño, a diferencia de E. camaldulensis, donde G. brimblecombei (Figura 11B) fue el
agente que causó los mayores problemas. Phoracantha spp. fue el segundo agente
causante de daño en ambas especies.
El agente que causó el mayor daño en S. molle fue el psílido del pimiento, Calophya
schini (Figura 11C) y en O. europea y F. excelsior, la conchuela, Saissetia oleae (Figura
11D y 11E).
30
86,5%
11,9%1,7%
EulofidoTaladrador del Euc.Gorgojo del Euc.
89,4%
7,4% 2,1%1,1%
99,6%
0,4%
Psilido del Pimiento Hongo radicular
100%
Conchuela
100%
Conchuela
Psilido del Euc. rojo Taladrador del Euc.
Hongo foliar Gorgojo del Euc.
A B
C D
E
Figura 11. Porcentajes de daño para las especies arbóreas más afectadas, según agente.
A) Eucalyptus globulus; B) Eucalyptus camaldulensis; C) Schinus molle; D) Olea europea;
E) Fraxinus excelsior.
31
5.5 Evaluación del nivel de daño por árbol causado por los principales agentes Se realizó además una evaluación del nivel de daño causado por cada uno de los agentes
a nivel de árbol, donde sólo se presentaron sectores con un nivel de daño medio y bajo, lo
cual afectó superficies de 203 y 187,1 ha, respectivamente (Figura 12).
Figura 12. Nivel de daño causado por los principales agentes de daño en el PMS.
32
5.5.1 Evaluación del nivel de daño causado por las principales plagas
Para facilitar el análisis, la información se estructuró de acuerdo al tipo de daño causado
por los insectos: chupadores o succionadores de savia, desfoliadores y los que afectan la
corteza y madera.
5.5.1.1 Insectos chupadores o succionadores de savia
Dentro del grupo de los insectos succionadores, el nivel de daño mayor lo produjo G.
brimblecombei, con 21% de los árboles dañados en niveles medio-alto y alto (Figura 13A).
El 11,5% de los árboles dañados por C. cupressi tuvieron un nivel medio-alto y alto, con el
7,5% del daño de nivel alto (Figura 13B).
El 6,7% del daño de S. oleae correspondió a un nivel medio-alto y más de la mitad del
daño producido por este agente fue de nivel de daño medio (Figura 13C).
Los daños causados por C. shini y P. pittospori se encontraron principalmente en un nivel
bajo, ya que más del 80% de los árboles dañados por C. shini correspondieron a esta
categoría de daño y la totalidad presentaron P. pittospori (Figura 13D y 13E).
33
100%
bajo
28,1%
51,0%
20 0,,6% 4%
bajo medio medio - alto alto
27,5%
60,0%
5,0%7,5%
bajo medio medio - alto alto
38,8%
54,6%
A B
6,7%
bajo medio medio - alto
84,2%
15,4%0,4%
bajo medio medio - alto
C D
E
Figura 13. Porcentaje de árboles dañados por insectos succionadores, según nivel de
daño. A) Glycaspis brimblecombei; B) Cinara cupressi, C) Saissetia oleae; D) Calophya
shini; E) Parlatoria pittospori.
34
5.5.1.2 Insectos desfoliadores
El nivel de daño mayor lo produjo Ophelimus spp., con el 40,1% de los árboles dañados
en las categorías medio y medio-alto, con 38,2% del daño fue de nivel medio (Figura
14A).
El nivel de daño menor lo produjo G. scutellatus, con el 100% de los árboles dañados en
un nivel de bajo (Figura 14B).
100%
bajo
59,9%
38,2%
1,9%
bajo medio medio - alto
A B
Figura 14. Porcentajes de árboles dañados por insectos desfoliadores, según nivel de
daño. A) Ophelimus spp; B) Gonipterus scutellatus.
5.5.1.3 Insectos de la corteza y madera
El nivel de daño mayor estuvo causado por Phoracantha spp., con 69% del daño en las
categorías medio-alto y alto, y 21,1% del daño fue de nivel alto (Figura 15A).
A su vez, T. fuscicornis presentó 33,3% del daño en niveles medio – alto y alto, pero a
diferencia del daño causado por Phoracantha spp., sólo 12,5 % de los árboles dañados
por este insecto tuvieron un nivel de daño alto (Figura 15B).
35
4,2%
26,8%
21,1%
47,9%
bajo medio medio - alto alto
37,5%
29,2%
20,8%
12,5%
bajo medio medio - alto alto
A B
Figura 15. Porcentaje de árboles dañados por insectos de la corteza y madera, según
nivel de daño. A) Phoracantha spp.; B) Tremex fuscicornis.
5.5.2 Evaluación del nivel de daño causado por las principales enfermedades
Las enfermedades encontradas se agruparon según los componentes del árbol objeto de
daño: follaje, tronco y ramas, y raíces.
5.5.2.1 Enfermedades del follaje
El nivel de daño mayor lo produjeron diversos hongos foliares, con 10% en la categoría
de daño alto y 15% en la categoría de daño medio-alto (Figura 16A).
El 11,1% de los árboles dañados por Puccinia spp. estuvo en el nivel medio-alto (Figura
16B).
Además, el 35,7% de los árboles afectados por C. elaeophilum presentó un nivel de daño
medio (Figura 16C).
36
45,0%
30,0%
10,0%
15,0%
bajo medio medio - alto alto
11,1%
77,8%
11,1%
bajo medio medio - alto
A B
64,3%
35,7%
bajo medio
C
Figura 16. Porcentajes de árboles dañados por enfermedades del follaje, según nivel de
daño. A) Hongos foliares diversos; B) Puccinia spp.; C) Capnodium elaeophilum.
5.5.2.2 Enfermedades del tronco y ramas
El 20,7% de los árboles dañados por Tristerix spp. estuvieron en la categoría de daño
medio-alto, en tanto que casi el 50% en la de medio (Figura 17A).
El 13,2 % de los árboles dañados por R. hieronymi presentó un nivel de daño medio-alto
(Figura 17B).
37
48,3%
31,20, 0%7%
bajo medio medio - alto
65,8%
18,4%
13,2%
bajo medio medio - alto
A B
Figura 17. Porcentajes de árboles dañados por enfermedades del tronco y ramas, según
nivel de daño. A) Tristerix spp; B) Ravenelia hieronymi
5.5.2.3 Enfermedades de las raíces
Casi el 20% de árboles afectados por un conjunto de diversos hongos radiculares, se
encontraron en un nivel de daño alto, en tanto que 19,3 % en el nivel medio-alto (Figura
18).
32,5%
28,4%
19,3%
19,8%
bajo medio medio - alto alto
Figura 18. Porcentajes de árboles dañados por enfermedades de las raíces, según niveles
de daño.
38
5.6 Antecedentes de los principales agentes de daño detectados
5.6.1 Ophelimus spp.
El género Ophelimus es originario de Australia y se detectó en Chile en 2003, afectando
árboles de E. globulus y E. camaldulensis entre las regiones V y VII, incluyendo la RM;
siendo E. globulus la especie arbórea más susceptible al daño (Figura 19) (SAG, 2006a).
El género Ophelimus comprende aproximadamente 50 especies de microavispas, que se
desarrollan en agallas en varias especies de Eucalyptus (Withers et al., 2000).
Los estados inmaduros se desarrollan dentro de agallas, que el adulto rompe al emerger
(Figura 20). Las agallas cambian de color a medida que el insecto se va desarrollando, las
verdes contienen larvas de primeros estadios, mientras que las cafés contienen prepupas
(SAG, 2006a).
Figura 19. Agallas concentradas en raquis de E. globulus.
Foto: Gonzalo Ávila.
39
Figura 20. Agallas con orificios emergencia de Ophelimus.
Fuente: SAG, 2006a
Este grupo de insectos reduce la superficie fotosintética, y por ende tiene un efecto
negativo en el crecimiento (altura y diámetro) del árbol. Infestaciones sucesivas causan
desfoliación, especialmente de brotes, y pueden llegar a producir la muerte del árbol
(SAG, 2003).
La especie detectada en el país podría corresponder a Ophelimus eucalypti (Gahan)
(Hymenoptera: Eulophidae) u otra o alguna especie similar en el daño que produce y las
especies hospederas que afecta (SAG, 2003).
A nivel mundial se sabe poco sobre enemigos naturales que puedan ayudar a controlar y
reducir las poblaciones de este insecto. Sin embargo, en Nueva Zelanda se ha
determinado la presencia de dos especies de Aprostocetus (Hym.: Eulophidae) y una de
Chrysonotomya (Hym.: Chalcidoidea), parasitando larvas jóvenes de O. eucalypti, pero
aún no se ha evaluado su impacto. El parasitismo no beneficiaría directamente al árbol,
debido a que no se previene el proceso de inducción de la agalla causado por la larva
antes que se produzca la parasitación. Por lo tanto, los parasitoides podrían tener un
efecto más bien en la reducción de las poblaciones y daños futuros en otros árboles
(SAG, 2006a).
Finalmente, en lo que se refiere al control de estos himenópteros, la destrucción de las
partes afectadas y su quema posterior es la mejor prevención (Ciesla et al., 1996).
40
Cuando la presencia es localizada, los insecticidas sistémicos pueden ser útiles, aunque
su uso no es económicamente rentable si la zona afectada es muy grande (Bain, 1977;
Pujade y Riba, 2004).
5.6.2 Glycaspis brimblecombei
Glycaspis brimblecombei (Hemiptera: Psyllidae) es nativo de Australia, y es común en
densidades bajas de los eucaliptos que crecen en el área este de ese país (Hoddle et al,
2003). La primera detección en Sudamérica ocurrió en Chile, por el Servicio Agrícola y
Ganadero (SAG), en áreas verdes cercanas al Aeropuerto Internacional de Santiago,
sobre E. camaldulensis en abril de 2002 (Olivares et al, 2003). Prospecciones efectuadas
por esta institución indicaron que G. brimblecombei se estableció principalmente en la
zona norte de Santiago y sur oriente de la V Región (SAG, 2002; Estay, 2004).
Este insecto se asocia de forma exclusiva a árboles del género Eucalyptus, y en su medio
natural abarca a una amplia gama de especies (Hidalgo, 2005). De las especies presentes
en Chile, las potencialmente más susceptibles son E. camaldulensis y E. nitens. Entre las
especies de susceptibilidad media a baja se puede mencionar a E. globulus, E. grandis, E.
cladocalyx, E. tereticornis y E. sideroxylon (Figura 21) (Faúndez et al, 2004; Estay, 2004).
Figura 21. Follaje de E. camaldulensis y E. sideroxylon infestado por G. brimblecombei.
Foto: Gonzalo Ávila.
41
Tanto los adultos como las ninfas de G. brimblecombei se alimentan de la savia de las
hojas sésiles y pecioladas de algunas especies de Eucalipto (Figura 22), pero estás
últimas son las que causan el mayor daño. Una vez que la ninfa empieza a alimentarse,
comienza a excretar una sustancia azucarada (honeydew) con la cual construye un cono
blanco (lerp) bajo el cual quedará protegida hasta transformarse en adulto (SAG, 2005).
Otro indicador de la presencia de la plaga es la fumagina en el follaje, que se forma sobre
los desechos azucarados que las ninfas excretan durante su alimentación (SAG, 2002).
Figura 22. Ninfa y lerp de G. brimblecombei.
Foto: Gonzalo Ávila
Las consecuencias de la infestación se traducen en pérdidas de follaje, reducción del
crecimiento, muerte de ramas y aumento de susceptibilidad a otros insectos y
enfermedades que pueden causar la muerte del árbol. Después de desfoliaciones
sucesivas completas del árbol, la contribución de organismos oportunistas hace posible
que se produzca la muerte del hospedero (Hidalgo, 2005).
Existe un número limitado de insecticidas registrados para uso en Eucalipto y su eficacia
sobre G. brimblecombei es desconocida hasta ahora. Los insecticidas de contacto
aplicados sobre las hojas resultan inefectivos a causa de la protección que otorgan los
lerp y al tamaño de los árboles. Los insecticidas foliares en aerosol no se recomiendan
debido a la dificultad de aplicarlos en árboles de zonas urbanas y a las características
propias del insecto (Hoddle et al, 2003). La aplicación de productos sistémicos es un poco
42
más afectiva, pero tiene el inconveniente que es cara y su efecto es limitado en el tiempo
(SAG, 2002).
Un manejo adecuado de los árboles infestados por G. brimblecombei es importante para
reducir el estrés causado por la defoliación producida por el psílido, ya que como indican
las experiencias con otros insectos succionadores de savia, el riego excesivo y las
fertilizaciones aumentan el alimento disponible y su calidad, haciéndolos más atractivos
(Hoddle et al, 2003). Por ello se recomienda regar en forma lenta, no cerca del tronco
para no saturar el área radicular, podar las ramas muertas y eliminar las hojas caídas
(SAG, 2002). La fertilización de árboles infestados no es recomendable, debido a que el
nitrógeno aumenta la reproducción y supervivencia del psílido, pues éste es atraído por
los compuestos nitrogenados (Hoddle et al, 2003).
En los países en que se ha introducido el psílido se han observado diversos enemigos
naturales, que incluyen insectos, arañas y aves. Sin embargo, estos controladores no han
sido eficientes debido a su baja especificidad (Hoddle et al, 2003). No se ha observado en
Chile la presencia de enemigos naturales de importancia que pudieran controlar sus
poblaciones, mientras que sus especies hospederas están distribuidas ampliamente en el
país, lo que posibilita su dispersión activa y pasiva. Debido a esto el SAG decidió
introducir a Chile Psyllaephagus bliteus Riek (Hymenoptera: Encyrtidae), parasitoide
específico de G. brimblecombei, cuyas hembras oviponen en las ninfas del psílido. Se han
indicado niveles de parasitismo cercanos al 70% en la Zona de Los Andes y 20% en el
Parque Metropolitano (SAG, 2005).
5.6.3 Calophya schini
Calophya schini (Hemiptera: Psyllidae) hospeda en la especie nativa Schinus molle, la
que se utiliza como especie ornamental. Este insecto es originario de Bolivia y Perú y se
ha detectado en Nueva Zelanda, Estados Unidos y Chile, donde se distribuye desde las
regiones I a V, incluida la RM (Burckhardt y Basset, 2000; SAG, 2004).
43
Como todos los hemípteros, tiene un aparato picador succionador y los adultos semejan
pequeñas chicharras (SAG, 2004). La coloración del cuerpo y cabeza del adulto es
amarilla a verdosa, y las antenas oscuras. El dorso toráxico es de color anaranjado a
marrón, y su abdomen castaño. Las alas son transparentes, con nerviación café. En la
ninfa, el margen anterior de la cabeza tiene dos lóbulos grandes y sus patas tienen garras
(Burckhardt y Basset, 2000).
Las ninfas se caracterizan por las típicas agallas y perforaciones que forman sobre las
hojas, pecíolos, ramillas y brotes de su hospedero; producto de la succión de savia por el
insecto, el cual puede causar desfoliación y deformación de las hojas cuando la
infestación es muy severa (Figura 23), pero generalmente no producen la muerte del árbol
(Burckhardt y Basset, 2000; SAG, 2004).
Figura 23. Daño y deformaciones foliares producidas por Calophya schini.
Foto: Gonzalo Ávila
La experiencia ha demostrado que el riego excesivo y la fertilización estimulan la
alimentación de los insectos chupadores, promoviendo así su aumento en población y por
ende, el daño al hospedante. Se recomienda regar los árboles durante períodos
prolongados de sequía. El agua debe aplicarse despacio bajo el dosel y alejada del
tronco, directo a la raíz (Hoddle et al., 2003).
44
En general, los insectos succionadores prefieren follaje abundante. Por lo tanto, se estima
conveniente no hacer podas, ya que éstas estimulan el crecimiento, salvo cuando existan
ramas muertas o en condición de riesgo (Gallegos, 2005).
El control químico, salvo excepciones, resulta poco recomendable, pues no existe un
insecticida selectivo que elimine sólo a los insectos succionadores. También es difícil
tratar el follaje de grandes árboles urbanos, sin que el plaguicida derive fuera del área a
tratar, y en estos casos, el control biológico con parasitoides y depredadores da buenos
resultados. El uso de insecticidas sistémicos se sugiere sólo cuando la mielecilla,
producida por algunos succionadores, resulta intolerable. Estos productos pueden
aplicarse al tronco, a la raíz, o asperjando el follaje (Gallegos, 2005).
5.6.4 Saissetia oleae
En Chile, Saissetia oleae (Homoptera: Coccidae) se extiende entre las regiones I y XI e
Isla de Pascua. Es una plaga asociada a un gran número de especies arbóreas, tales
como: olivo, fresno, laurel de flor, tamarisco, pinos, pimiento boliviano, maitén, bollén,
entre otras; así como a bastantes arbustos silvestres, e incluso plantas herbáceas, que en
total suponen más de 30 especies (SAG, 2004).
Las hembras presentan una cubierta globosa, convexa, de 3 a 4 mm de diámetro, de color
café claro en las hembras jóvenes (Figura 24) a negro en las adultas, y poseen una
carena en forma de H en el dorso. Las ninfas son alargadas, café amarillento o
anaranjado; el primer estado es móvil y luego se fijan en hojas y ramillas. Los machos son
escasos, muy difíciles de observar y se originan a partir de ninfas más alargadas, desde
donde emerge un pequeño individuo alado (INIA, 2002).
45
Figura 24. Hembras jóvenes y ninfas de Saissetia oleae.
Fuente: Bielza, 2007.
Los daños producidos por S. oleae se deben a la succión de savia y nutrientes, que causa
el debilitamiento del árbol, caída de hojas y muerte de ramillas, si la densidad de
población es alta (Figura 25) (SAG, 2004). Las conchuelas secretan una mielecilla
pegajosa y brillante donde se desarrollan hongos tipo fumagina, que dejan el follaje negro,
lo que dificulta la fotosíntesis y respiración, y causan una intensa desfoliación y
disminución de la producción (INIA, 2002).
Figura 25. Ramilla de olmo infestada con Saissetia oleae.
Foto: Gonzalo Ávila
46
En condiciones naturales, S. oleae tiene un extenso complejo de parásitos. El control
biológico, sobre todo por himenópteros de los géneros Metaphycus y Coccophagus, es
localmente eficaz (INIA, 2002).
S. oleae prefiere desarrollarse en árboles con follaje denso, por lo cual medidas culturales
como la poda de aclareo son importantes para crear un ambiente aireado e iluminado en
el árbol. Esto aumenta la mortalidad natural de las ninfas migratorias (INIA, 2002).
Al usar químicos se recomiendan insecticidas como el aceite mineral, que actúan
principalmente por contacto, y que ofrecen control eficaz sobre escamas, conchuelas y
otros insectos. De manera conjunta se pueden aplicar insecticidas fosforados para
obtener un control más eficaz de la plaga. Estos insecticidas son generalmente productos
sistémicos que circulan por el xilema y controlan diversos insectos chupadores. Esta
acción sistémica tiene selectividad ecológica ya que no afecta directamente a especies
entomófagas (Gallegos, 2005).
El control químico se debe aplicar desde diciembre a marzo, esperando la eclosión del 70-
95% de los huevos para controlar las ninfas móviles, que son el estado más susceptible.
Si la infestación de ramillas es mayor a 50%, la aplicación se debe repetir 30 días
después (Ripa et al., 1993).
47
6. DISCUSIÓN
6.1 Diagnóstico
El manejo exitoso de plagas en ambientes urbanos requiere tomar acciones de
prevención, seguimiento y, de ser necesario, aplicar control. El manejo de plagas y
enfermedades es un proceso que consiste en el uso balanceado de procedimientos
culturales, biológicos y químicos, compatibles ambientalmente y posibles de establecer en
forma económica para reducir los niveles de plagas a niveles tolerables (Sánchez, 2003).
Sánchez (2003) menciona que no es correcto tomar medidas de control cuando las plagas
y enfermedades ya han aparecido y se han extendido en forma más o menos
amenazadora, sino que es necesario prestar atención a su prevención antes, durante y
después del establecimiento de las plantas. En este contexto, de acuerdo a lo observado
en el PMS, previo a cualquier tipo de control de plagas, se deben mejorar problemas
básicos como la densidad excesiva del bosque, riego inadecuado, y presencia de
desechos de podas en el bosque. Así, en sectores donde la densidad del bosque era
demasiado alta había un mayor número de plagas y/o enfermedades; donde había un mal
uso del riego se presentaron problemas de deficiencia de agua, un factor de
predisposición para el daño de agentes patógenos (USDA, 1992; Sánchez, 2001), y por
último, la acumulación de desechos de podas y raleos dentro del bosque debería
reducirse.
Al mismo tiempo, conforme con investigaciones del USDA (1992) y FAO (2005b) se
deben tener en cuenta otros factores importantes que predisponen a los árboles a la
acción de plagas y enfermedades, como temperaturas altas, incendios forestales, estrés
hídrico, pendientes fuertes y el cambio climático.
En los sectores del PMS donde se aplicó riego a las horas del día en que la temperatura
era más alta había un mayor daño causado por hongos foliares. Asimismo, en los
sectores afectados por incendios forestales, estrés hídrico o pendientes demasiado
abruptas, la incidencia de plagas y/o enfermedades fue mayor.
48
El cambio climático puede producir efectos diversos en los distintos tipos de plagas, y
puede influir en aspectos como las tasas de desarrollo y número de generaciones al año;
mortalidad debido al frío y a la congelación durante los meses de invierno, o
susceptibilidad de las plantas huéspedes a las plagas (FAO, 2005b). Dada la ubicación
geográfica del PMS, estos factores podrían estar influyendo en algún grado en el
desarrollo de las plagas y enfermedades.
En términos generales, el aumento de las temperaturas puede influir en las interacciones
entre patógenos y cultivos, acelerando su ritmo de crecimiento, lo que incrementa su
reproducción por ciclo vegetativo, y tiene efectos en los propios cultivos, aumentando su
vulnerabilidad. El cambio en las condiciones ecológicas asociado con el clima puede
aumentar la idoneidad de nuevas áreas para el posible desarrollo de plagas
cuarentenarias, lo que incrementaría su susceptibilidad a la invasión de patógenos. La
distribución geográfica de una plaga o cultivo puede cambiar en paralelo con el clima
(FAO, 2005b). Esto podría influir fuertemente en el PMS, ya que en los sectores donde el
daño está en un nivel medio podría transformarse en alto, al igual que la distribución de
las plagas existentes podría extenderse hacia otros sectores.
6.2 Propuestas de control para el PMS
Sobre la base de los resultados obtenidos, se propone la aplicación de medidas
culturales, tales como: podas y riegos adecuados; como medidas preventivas, que
aportan las condiciones favorables para que los árboles resistan el daño de plagas y
enfermedades. Las propuestas de control para los principales agentes de daño
detectados se indican a continuación:
a) En relación a los problemas particulares de E. globulus y E. camaldulensis, con
Ophelimus spp. y G. brimblecombei, se recomienda básicamente hacer un control
mecánico y silvícola, mediante podas y raleos sanitarios de acuerdo al grado de daño que
se tenga en el sitio, al igual que la extracción y eliminación de material contaminado. Este
método de control para estos insectos ha tenido resultados favorables (SAG, 2003;
Pujade y Riba, 2004).
49
Por otra parte, de acuerdo a estudios anteriores un control químico sería inviable
económicamente y tendría un impacto social muy fuerte, además de que no existen
muchos productos químicos para eucaliptos (Hoddle et al., 2003).
La aplicación de un controlador biológico sería muy lento y no se tendría la certeza de
buenos resultados. Por ejemplo en el caso de Ophelimus spp. no se tienen experiencias
en Chile (SAG 2006a), y con respecto a G. brimblecombei, el SAG ha aplicado un
programa de control biológico en el PMS, pero aún no han obtenido niveles de
parasitismo suficientes para que la población de G. brimblecombei pueda estabilizarse
bajo los umbrales de daño económico (SAG, 2006b).
b) Para S. oleae en S. molle, O. europea y F. excelsior se recomienda hacer un control
químico en conjunto con medidas culturales, tales como podas sanitarias.
Según Gallegos (2005), para el control de S. oleae se sugiere un insecticida tipo aceite
mineral, que actúa principalmente por contacto, en conjunto con algún fosforado para
obtener un control más eficaz de la plaga (Cuadro 7). Estos productos no dañan los
insectos benéficos y tampoco producen resistencia ni acostumbramiento, y se pueden
utilizar en forma repetida.
Ripa et al. (1993), sugieren aplicar el control desde diciembre a marzo, esperando la
eclosión del 70-95% de los huevos para controlar las ninfas móviles, que son el estado
más susceptible. Esta aplicación debe dirigirse sólo a los sectores más afectados y
hacerse preferentemente al final de la tarde o en la noche, para evitar residuos tóxicos
para el público que transita por el parque.
50
Cuadro 7. Antecedentes sobre los productos químicos recomendados para el control de
S. oleae.
INSECTICIDA TIPO MODO DE ACCIÓN DOSIS9
CITROLIV miscible Aceite mineral Contacto 1 - 1,5 L/hL
WINSPRAY miscible Aceite mineral Contacto 1 - 1,5 L/hL
+
CYREN 48EC Fosforado Contacto 100 - 120 mL/hL
LORSBANE 4E Fosforado Contacto 100 - 120 mL/hL
c) Para el caso del control de Calophya shini en Schinus molle se recomienda un control
preventivo, ya que esta plaga aún cuando está en un alto porcentaje en el parque, el nivel
de daño es bajo, por lo que sería económicamente inviable aplicar un control químico o de
otro tipo, si este problema puede solucionarse con medidas culturales preventivas, tales
como podas sanitarias.
d) Por último, como recomendación final se puede agregar la iniciativa de reemplazar
Eucalyptus sp. por otras especies arbóreas, ya que el PMS no tiene las condiciones para
su buen desarrollo, por lo que se sugiere la reforestación con especies que se adapten a
las condiciones actuales del sitio.
Se ha tendido a proponer especies nativas, ya que éstas al haber estado presentes
anteriormente en la zona tienen mejores condiciones para desarrollarse de buena forma
en el sitio, por lo cual los problemas sanitarios se verían disminuidos al tener estas
especies una mejor tolerancia a estos problemas. No obstante, se deben seleccionar
especies de árboles tolerantes al clima, humedad, exposición, condiciones del suelo en el
sitio y que sean resistentes a los niveles de polución de la ciudad, ya que algunas veces
las especies nativas pueden no ser la opción más apropiada, debido a que muy
frecuentemente los sitios urbanos han sido severamente alterados y no proporcionan las
condiciones más adecuadas de crecimiento para muchas especies de árboles (Nowak et
al., 1998).
9 1 hL cubre 0.5 ha de terreno.
51
6. CONCLUSIONES
a) Acorde al muestreo realizado en el PMS se determinó que de los 2.900 árboles
evaluados, el 55,1% presentó problemas sanitarios siendo dañados la mayoría
(80%) por plagas. Cabe hacer notar que el 71% de los árboles con daño
presentaron un solo agente principal.
b) El insecto desfoliador Ophelimus spp. fue el agente que presentó el mayor número
de árboles dañados, el que afectó más sectores y abarcó la mayor superficie, la
que correspondió a 139,9 ha.
c) Con respecto a la intensidad de daño, se determinó que el Sector 7, fue el único
que presentó una categoría de daño alto (75-100%), con 50 árboles afectados.
d) De acuerdo a la evaluación del daño de plagas y enfermedades por especie
arbórea se determinó que las especies arbóreas más afectadas correspondieron a:
Eucalyptus globulus, E. camaldulensis, Schinus molle, Olea europea y Fraxinus
excelsior.
e) En E. globulus se pudo ver que el daño más grande fue causado por el eulófido
Ophelimus spp., y en E. camaldulensis, por el succionador G. brimblecombei.
f) Con respecto a S. molle, el agente que causó el mayor daño fue el psílido del
pimiento, C. schini y en O. europea y F. excelsior la conchuela, S. oleae.
g) De la evaluación del nivel de daño realizada, sólo se presentaron sectores con
nivel de daño medio y bajo, lo cual afectó superficies de 203 y 187,1 ha,
respectivamente.
h) Conforme a lo visto en el parque, antes de realizar cualquier tipo de control de
plagas, hay que mejorar problemas básicos como la densidad excesiva del
bosque, el riego inadecuado, y la presencia de desechos de podas en el bosque.
52
i) Asimismo se deben tener en cuenta otros factores importantes que predisponen a
los árboles a la acción de plagas y enfermedades, como temperaturas altas,
incendios forestales, estrés hídrico y pendientes fuertes.
j) En relación a los problemas particulares de E. globulus y E. camaldulensis, se
recomienda hacer un control mecánico y silvícola.
k) En S. molle, O. europea y F. excelsior se recomienda aplicar un control químico en
conjunto con medidas culturales, para el problema causado por S. oleae.
l) En Schinus molle se sugieren medidas culturales preventivas para Calophya shini.
m) Por último, se propone reemplazar Eucalyptus sp. por otras especies arbóreas, ya
que el PMS no tiene las condiciones para su buen desarrollo.
53
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59
APÉNDICES
Apéndice 1: Formulario de muestreo.
Nº Línea Sector Superficie Coord Nha
Esp. dom Esp. sec. Agente(s) de daño
Hemisferio de Ataque: Fuste Follaje Ramas Raíz
Nº de Árbol Sano Atacado 1% - 25% 25% - 50% 50% - 75% 75% - 100% Observaciones
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 . . .
60
Apéndice 2: Registro fotográfico de daños causados por plagas y enfermedades en el PMS.
1. Daños causados por hongos foliares
2. Daños causados por hongos radiculares
61
3. Daños causados por Phoracantha spp.
4. Daños causados por Tremex fuscicornis
5. Daños causados por Gonipterus scutellatus y lerp de ninfas de Glycaspis brinblecombei
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