gata encerrada (fragmento)
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Melisa, la protagonista de esta novela,
es una joven que desea ser escritora. Un
día inventa un personaje sin rostro ni
cuerpo: una sombra que poco a poco se
convierte en su obsesión. La sombra se
le aparece en sueños y en visiones, hasta
que Melisa comienza a sospechar que se
trata de una entidad con vida propia.
¿Quién es? ¿Por qué intenta acercarse a
ella? ¿Qué quiere revelarle? Cierto
suceso alucinante, oculto en el pasado
más remoto, podría ser el vínculo que
une a la joven con esa entidad invisible. Muy pronto la exploración de
ese suceso la lleva a otro, y a otro, y a otro, en un laberinto interminable
de leyendas, imperios míticos, y fuerzas mágicas y turbias que
responden a leyes olvidadas.
Gata encerrada es una novela profundamente esotérica y, a la vez,
curiosamente autobiográfica. Anaïs Nin y Henry Miller forman un trío
inolvidable con su protagonista, en una trama que se mueve por
regiones tan disímiles como La Habana contemporánea, la Atlántida y
Stonehenge.
Esta obra, cuya trama transcurre entre 1985 y 1987, es la primera de la
serie «La Habana oculta».
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DAÍNA CHAVIANO
GATA ENCERRADA
(fragmento)
Novela
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a su sombra,
donde quiera que se encuentre
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We cannot, without becoming cats, perfectly understand the cat mind.
ST. GEORGE MIVART.
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Primera Parte
MANSIÓN DE SOMBRAS
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1.
Si es cierto que un dormitorio es la imagen de su dueño,
esta mujer debe ser una criatura de estirpe y delirio, un ángel
decadente, un perfume letal.
La sombra se movió por la habitación vacía, pasó junto al
lecho de sábanas azules y revueltas, y se acercó a la mesa
donde reposaban montañas de papeles en desorden.
Escribe, se dijo. Y en aquel pensamiento no había
interrogación ni extrañeza, solo un tono de obvio
convencimiento. Era de esperar.
Había poco espacio en el cuarto. El resto de la habitación
estaba ocupada por velas que exudaban fragancia, libros,
cerámicas precolombinas, grabados eróticos, minerales
esculpidos en forma de huevos... Hurgó entre las ropas del
clóset: chales de seda, vestidos largos, blusas vaporosas. Abrió
el cajón de la derecha y vio las joyas: anillos, pulseras e
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innumerables collares y pendientes de diseño raro.
Lo que se dice una rebelde, afirmó, y hubo cierto
alborozo en aquella conclusión. Una verdadera inadaptada
social.
Miró en torno. El ambiente podía resumirse en dos
palabras: extravagancia y encanto.
Nada cambia, suspiró.
Se dejó caer sobre la cama, hundió su cabeza en la
almohada y se volvió ligeramente para aspirar su perfume. Por
alguna razón, su memoria le trajo el recuerdo de otra mujer.
Siempre le gustaron las esencias de madera y almizcle,
pensó.
Le pareció escucharla de nuevo. Vio sus pechos bajo la
gasa traslúcida y evocó la tibieza del viento cuando ambas
paseaban por las riberas del río... Añoraba todo aquello, pero
al mismo tiempo prefería ese deambular límbico donde había
recuperado a quienes perdiera. Allí estaban sus padres, varios
amigos, antiguos amores, y también Él; solo faltaba Ella.
Aunque coincidieron en muchas ocasiones, a veces uno de los
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tres se había marchado, dejando una momentánea sensación
de vacío en los otros. Sin embargo, su unión perduraba desde
hacía siglos. Formaban una trinidad inalterable.
En ese estado que se repetía entre vida y vida, la sombra
mantenía su apego a los seres que amaba. Y de vez en cuando,
el halo de alguien especial parecía atraerla. Como ahora.
Henry tiene que ver esto, pensó mientras hacía tintinear
un sonajero de cristal.
Todavía seguía llamándolo con el último de sus nombres,
hasta que lo hallara en una próxima existencia donde tendría
otro distinto; pero esas cosas solían ocurrir.
Una de sus manos tropezó con algo: un cuaderno... No,
eran cuatro, enredados en los pliegues de la colcha. Tomó el
primero, escrito con una letra osada aunque temblorosa, sobre
todo en ciertos rasgos que quedaban fuera de las líneas. Daba
la impresión de que esa audacia en los trazos no era innata,
sino resultado de un esfuerzo por imponerse.
La sombra se inclinó sobre las páginas del primer
volumen. Más que un diario, parecía una libreta de notas, un
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anecdotario, una colección de sueños. Lo abrió por el final y
leyó sus últimas líneas.
2.
(Del diario de Melisa)
Hoy amanecí bruja. Lo supe apenas abrí los ojos y vi el
disco de la luna llena. Cada vez que me despierto bañada por
ese resplandor de plata antigua, sé que algo sucederá. Aguardé
con los ojos entornados hasta que me acostumbré a la
claridad. Entonces me dediqué a espiar los objetos de mi
dormitorio. El unicornio de marfil trotaba blandamente sobre
llanuras de papel y la pareja del póster bullía en pleno éxtasis
amoroso. Durante mis madrugadas insomnes, procuro que no
se den cuenta de que los vigilo. Sería como descubrir los
secretos de un cortejo de hadas que celebra sus fiestas
orgiásticas en medio de un bosque. Puede ser peligroso.
(Fin del fragmento)
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