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FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA COMPRENSIÓN
Conviene tener claros cuáles son los factores que inciden en la comprensión
lectora, pues de ese modo podremos planificar una eficaz intervención para
afianzar en los lectores determinadas estrategias que les permitan comprender los
diversos textos a los que se enfrentan, tanto en la escuela como en su vida
cotidiana.
- Tipo de texto (estructura): El conocimiento y la identificación de la estructura
del texto permite al lector comprender el modo en que el autor ha organizado y
expuesto sus ideas y, por tanto, de cómo espera que comprendamos lo que nos
transmite.
También permite al lector seleccionar la información, organizarla, elaborarla y
guardarla en su memoria a largo plazo.
Algunos ejemplos de estructura de textos son:
a) enumerativo: Listado de hechos.
b) narrativo: Escenario + tema (idea principal) + acción + final
c) argumentativo: Premisas/razones + conclusiones.
- Edad.
- Sexo.
- Motivación y expectativas hacia la lectura: La motivación hacia la tarea está
estrechamente relacionada con otras variables, tales como las características de los
textos, las expectativas de éxito y fracaso ante la tarea y la persistencia en dicha
tarea.
Se ha comprobado que cuando los textos son motivantes para los sujetos (es decir,
presentan ilustraciones, colores, tipo de letra agradable, y otros), éstos los
entienden mejor.
Por otra parte, las expectativas ante la tarea influyen considerablemente en el
alumno, y éstas dependen en gran parte de la forma en la que se le plantea al niño
la tarea, y de sus experiencias previas con tareas iguales o similares.
Factores relativos al contexto.
Podemos distinguir entre factores relativos al entorno escolar y factores relativos
al entorno familiar. Dentro de los factores relativos al entorno escolar, cabe
destacar:
a) La relación profesor-alumno-iguales (disposición y tamaño de la clase,
dinámica y estructura de la clase –actividad en grupo o individual, estructuradas o
no-, actitud del profesor hacia la enseñanza, conocimientos del profesor sobre
cómo enseñar y sobre los métodos, el apoyo entre los iguales, existencia de
competitividad, liderazgo, y otros).
b) Tiempo de exposición a la lectura (los alumnos que más tiempo dedican a leer
en clase –ya que el maestro o profesor así lo considera- suelen presentar una
actitud más positiva hacia la lectura y su rendimiento también es
considerablemente más alto).
c) Materiales y tipos de textos (los materiales motivantes suelen aparecer con
dibujos, colorines, con temas de interés –que serán diferentes según la edad-. Por
otra parte, los textos deben tener ciertas características para que faciliten la
comprensión, por ejemplo, que no contenga demasiada información irrelevante,
que sean coherentes – que tengan títulos, esquemas, conectores, etc.-, que posean
una organización de sus ideas y que sean adecuados a la edad y desarrollo psico-
afectivo.
d) Método (globales –relación de lectura y significado desde el principio-). El tipo
de método es un factor importante cuando aprendemos a leer, pero posteriormente
no).
Conocimientos del lector
No todos los alumnos disponen de la misma información, ni usan las mismas
estrategias, ni poseen igual experiencia y aptitudes, o sea, los alumnos se
diferencian en qué conocen y en qué pueden hacer, y todo ello influye en cómo
aprenden. Es decir, existe una relación directa entre lo que se sabe y lo que puede
ser adquirido, por ello es tan necesario averiguar el nivel previo del alumno. De
manera que hay alumnos que saben leer y comprender e interactuar con lo que
leen, y otros que han aprendido a leer pero que no aprenden leyendo (Beaugrande,
1980) (es decir, saben descifrar el mensaje, pero no comprenden o no saben
adquirir nuevos conocimientos a partir de la lectura).
Con respecto a los factores relativos al entorno familiar, cabe destacar:
a) Relaciones padre-madre-hijo y pautas educativas (son buenos Pre doctores del
éxito/fracaso lector. Es decir, que el adulto preste ayuda al niño en la realización
de la tarea en casa, el exponer al niño a la lectura y crearle un hábito, etc.
b) Expectativas parentales hacia el papel de la escuela en el aprendizaje de la
lectura, hacia el futuro de su hijo, hacia la necesidad de aprender a leer y escribir,
etc.
c) Comportamiento lector en casa (como dice el anuncio del Ministerio de
Educación sobre el fomento de la lectura, “SI TÚ LEES, ELLOS LEEN”)
d) Nivel sociocultural (no es sólo un factor de referencia en cuanto al
comportamiento lector, actitudes y pautas educativas parentales, sino que también
se refiere al vocabulario, a los estilos lingüísticos, al conocimiento.).
Ambiente
La vida hogareña de los niños y el ambiente de los padres afectará su capacidad
académica. Los estudiantes que provienen de ambientes socio económicos bajos
probablemente luchen con la comprensión de lectura por varias razones. Sus
padres quizás no sean buenos lectores y no puedan ofrecerles ayuda. Además,
estos niños pueden tener poco contacto con libros en su casa, lo que dificulta el
desarrollo de un interés en la lectura.
Cuestiones médicas
La poca comprensión de lectura también se puede deber a un problema médico
que no se percibe hasta que el niño es más grande. Ejemplos de esto incluyen un
TDA (trastorno de déficit de atención) sin diagnosticar, dificultades de habla y de
audición. Los niños que no pueden sentarse y prestar atención a lo que están
leyendo tendrán problemas para recordar lo que leen. Los estudiantes con
problemas de habla y audición son menos propensos a participar en lecturas orales
o discusiones de clase sobre el texto, dos actividades que mejoran la comprensión.
Problemas educativos
La mala comprensión también está vinculada con las discapacidades de
aprendizaje como dislexia y falta de desarrollo del lenguaje. Como las afecciones
médicas anteriormente enumeradas, las discapacidades de aprendizaje interfieren
en la capacidad del niño para entender completamente las palabras que lee porque
tiene que dedicar la mayor parte de su tiempo a decodificar. A los niños que
tienen poco vocabulario receptivo y expresivo también les llevará mucho tiempo
entender las palabras nuevas que encuentren.
Problemas de instrucción
La falta de una instrucción de lectura de calidad es otra razón para la falta de
comprensión de lectura. El jardín de infantes y el primer grado son los años clave
para aprender fonética, que acompaña el nombre de las letras, la identificación de
los sonidos, la decodificación (sondeo) de las palabras y la lectura de oraciones y
luego libros. Los niños que tienen problemas o fallan con estas habilidades en
estos años tienen mala comprensión. También pasarán tanto tiempo tratando de
averiguar cómo pronunciar las palabras que el significado de las mismas en el
texto se perderá.
La intención de la lectura
La intención, el propósito de la lectura, determinará, por una parte, la forma en
que el lector abordará el texto escrito y, por otra, el nivel de comprensión que
tolerará o exigirá para dar por buena su lectura. No es lo mismo leer para aprender
y reestructurar conocimientos que leer para formarse una idea general, para saber
«de qué va» un libro.
Podemos señalar diferentes maneras de abordar un escrito:
* Lectura silenciosa integral, cuando se lee un texto entero con el mismo tipo
básico de actitud lectora, por ejemplo, la lectura de una novela o de un libro de
ensayo.
* Lectura selectiva, guiada por un propósito ordenador o para extraer una vaga
idea global. Lectura rápida de algunos pasajes y lectura atenta de otros.
* Lectura exploratoria, producida a saltos para encontrar un pasaje, una
información determinada.
* Lectura lenta, para disfrutar de los aspectos formales del texto, para recrear
sus características incluso fónicas (aunque sea interiormente).
* Lectura informativa, de búsqueda rápida de una información puntual (un
teléfono en el listín, un acto en un programa, una palabra en el diccionario...).
Las características de un texto ya presuponen una forma determinada de lectura,
pero es sobre todo la intención del lector la que fija la forma y el grado de
exigencia lectora.
No siempre hay que leer con la máxima velocidad posible, sino que la rapidez
debe relacionarse con el tipo de texto y el propósito lector.
Los conocimientos aportados por el lector
El lector debe poseer conocimientos de tipo muy variado para poder abordar con
éxito su lectura. La comprensión del texto resulta muy determinada por su
capacidad de escoger y de activar todos los esquemas de conocimiento pertinentes
para un texto concreto:
* Conocimiento sobre el escrito:
* Conocimientos paralingüísticos.
* Elementos tipográficos.
* Convenciones en la distribución y separación del texto: palabras, frases,
párrafos y capítulos.
* Convenciones en la organización de la información de cada tipo de texto:
índice, prólogo y fórmulas de introducción y final.
* Conocimientos de las relaciones grafofónicas. Es imprescindible conocer las
letras y cómo se relacionan con las distintas unidades fónicas.
* Conocimientos morfológicos, sintácticos y semánticos
* Conocimientos sobre el mundo: La gente necesita una gran cantidad de
conocimientos para poder comprender. La comprensión es un proceso por el cual
las personas relacionan lo que ven u oyen (o leen) con grupos de acciones pre
almacenadas que han experimentado previamente. La nueva información es
entendida en los términos de la antigua.
Muchas de las lecturas a las que forzamos a nuestros alumnos para aprender a
leer no tienen el menor interés porque no les explican nada nuevo.
En el otro extremo, la lectura de algunos textos es irrealizable porque los niños
no poseen ningún conocimiento sobre un determinado tema y no pueden
relacionar la información del texto con ningún esquema conceptual previo.
El proceso de lectura debe asegurar que el lector comprende el texto y que
puede ir construyendo una idea acerca de su contenido. Esto sólo puede hacerlo
mediante una lectura individual y precisa que permite:
* parar
* relacionar la información con el conocimiento previo
* pensar
* decidir qué es importante y qué es secundario
* recapitular
* plantearse preguntas
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura en la escuela
El problema de la enseñanza de la lectura en la escuela no se sitúa tanto a nivel del
método que la asegura sino más bien:
* En la conceptualización misma de lo que ésta es
* De cómo la valoran los equipos de profesores
* Del papel que ocupa en el Proyecto Curricular de Centro
* De los medios que se arbitran para favorecerla
* De las propuestas metodológicas que se adoptan para enseñarla
Lo que se está haciendo
El aprendizaje tradicional de la lecto-escritura se sostiene sobre tres supuestos:
* Cree que la relación entre la lengua oral y la lengua escrita es la de una simple
traducción de los signos gráficos a los signos orales.
* Entiende la lectura como un proceso centrado en el texto, de donde el lector
debe extraer el significado a través de un sistema de oralización de sus unidades
lingüísticas, para atribuirles posteriormente el significado que se va construyendo
por un proceso ascendente.
* Parte de una teoría pedagógica que concibe el aprendizaje como la recepción
pasiva del saber del maestro por parte de los niños.
Al asumirse estos presupuestos la práctica escolar sigue los siguientes pasos:
* Los alumnos inician el aprendizaje de la lengua escrita como un fenómeno
absolutamente nuevo.
* La escuela es la depositaria de este saber y la que programa su adquisición
según una progresión cuidadosamente determinada que consiste, básicamente, en
el aprendizaje de las correspondencias entre los fonemas de la lengua y los signos
gráficos, desde las unidades más simples (¡y más abstractas!) hasta las más
complejas.
* El descifrado en voz alta de estas correspondencias permitirá que el maestro
controle su dominio y el progresivo desarrollo de la velocidad de traducción que
ha de conducir a saber leer, objetivo entendido:
* Tanto en el sentido de ser capaz de oralizar un texto.
* Como en el de entender el significado a partir de oírse decirlo a uno mismo.
El planteamiento escolar se completa con la división siguiente:
* Unos primeros cursos centrados en el aprendizaje lector (la finalidad del cual
parece reducirse a la mera posesión de esta capacidad, ya que es el hecho mismo
de leer lo que se valora y recompensa).
* Unos cursos posteriores donde se prevé su utilidad a causa de la necesidad de
estudiar los contenidos programados de todas las materias.
La secuencia de trabajo que se sigue sería esta:
1. Lectura en voz alta de un texto por parte de los alumnos (cada uno un
fragmento, mientras los demás «siguen» en su propio libro). Si durante su
transcurso el lector comete algún error, éste suele ser corregido directamente por
el maestro o, a sus requerimientos, por otro alumno.
2. Tras la lectura, tiene lugar una serie de preguntas relativas al contenido del
texto, formuladas por el profesor.
3. A continuación suele hacerse una ficha de trabajo más o menos relacionada
con el texto leído y que puede dedicarse a aspectos de morfosintaxis, ortografía,
vocabulario y, eventualmente, a la comprensión lectora.
En la secuencia tienen escasa cabida las actividades destinadas a enseñar
estrategias adecuadas para la comprensión de textos.
En los inicios de la lectura, los maestros dedican gran cantidad de tiempo y
esfuerzos para iniciar a los pequeños en los secretos del código. Una vez que
pueden enfrentarse a textos adecuados para ellos el trabajo de lectura suele
restringirse a leer el texto y, como ya hemos dicho, a responder a algunas
preguntas sobre él. La actividad de “pregunta-respuesta” es categorizada como
una actividad de comprensión lectora.
En nuestra opinión, dicha actividad se refiere a la evaluación de la comprensión
lectora, ya que el profesor obtiene una evaluación de lo comprendido (?), pero no
se interviene en el proceso, no se incide en la evolución de la lectura para
proporcionar guías y directrices que permitan comprenderla; en una palabra, no se
enseña a comprender.
Según el antiguo Diseño Curricular Base, el objetivo final de la lectura se
formularía así:
* Se espera que al final de esta etapa los alumnos puedan leer textos adecuados
a su edad de forma autónoma y utilizar los recursos a su alcance para soslayar las
dificultades con que puedan tropezar en esta tarea:
* establecer inferencias, conjeturas
* releer el texto
* preguntar al maestro
* Se espera asimismo que tengan preferencias en la lectura. Y que puedan
expresar opiniones propias sobre lo leído.
* Es fundamental que los niños aprendan progresivamente a utilizar la lectura
con fines de información y aprendizaje.
La Lectura: Un problema demasiado recurrente.
1- Un error bastante común y reiterado en nuestra educación es creer
que la lectura sólo se adquiere en los primeros niveles de escolaridad.
Recuerdo que en mi formación docente, como profesor de Lenguaje, jamás se
abordó este tema y salvo algunos contenidos de la cátedra “Desarrollo del
Niño y del Adolescente” y a propósito de los estadios de desarrollo propuestos
por Piaget, se nos hicieron algunos ejemplos que, a la luz, de algunos años de
experiencia, me han revelado un error fundamental de enfoque: Todavía hay
muchos docentes que piensan que la lectura se aprende en los primeros años
de escolaridad (los programas de nuestro Ministerio de Educación fijan esto
en 2º Básico, como tope) y luego había que ejercitar las lecturas silenciosa y
oral. Con este enfoque solo hemos conseguido eximir a los docentes de cursos
superiores de esta tarea y que ellos repitan, a modo de argumento por las fallas
escolares, que “los niños no vienen bien preparados” y suelen derivarlos a
otros especialistas, sin involucrarse en la adquisición y aprendizaje de una
lectura adecuada.
De más está señalar que en las familias, los padres y apoderados ni siquiera
cuestionan esta situación asumiendo que la adquisición de la lectura es sólo
responsabilidad de los docentes de los niveres pre-escolar y primer ciclo
básico.
2. Un segundo error generalizado, es suponer que sólo los docentes de
Lenguaje son responsables de mejorar los índices de lectura.
Esto, aunque no sea reconocido por los colegios y a menudo se diga que no es así
y que sí se involucra a todo el cuerpo docente, suele ser letra muerta, buenas
intenciones, pero no práctica real. Todos hemos visto las palabras Matemática,
Música, Científico o Histórico, sin las tildes en más de un pizarrón de nuestros
colegas. Todos sabemos que, salvo en idiomas, es difícil que haya demasiada
comprensión lectora en algunas asignaturas.
3. Falta de hábitos, de parte de los alumnos y sus familias, para acceder a
lecturas gratuitas a través de las bibliotecas públicas y escolares.
La cultura audiovisual imperante, no obstante tener y requerir índices de lectura
superiores, hace preferir aquellos “objetos culturales” donde la lectura es mínima
o inexistente. Estoy seguro que si hubiera cinetecas públicas, donde en vez de
alquilar se presten gratuitamente las películas, estarían llenas siempre. No ocurre
eso con las bibliotecas.
Los colegios pueden hacer esfuerzos con las bibliotecas de aula o los CRA
(centros de recursos de aprendizaje), pero a menudo los materiales son escasos y
no siempre bien conservados.
4. Programas de Estudio que, a partir de ciertos cursos, van diluyendo la
responsabilidad de adquirir la lectura.
Puede discutirse que no es así, puede demostrárseme que el espíritu de los
programas de estudio es distinto de lo que digo. Pero la mayoría de los profesores
de Lenguaje de mi país, a partir de la Enseñanza Media y aún antes, limitan su
relación con la lectura a controles escritos sobre obras propuestas por el Programa
o a guías de trabajo. Vale decir, se asume que el estudiante “ya sabe” leer y yo
discrepo profudamente de ello.
Una lectura comprensiva, crítica, relacional, inferencial, etc., debe ser motivo de
ejercitación permanente, debe llenar un espacio importante en las planificaciones
docentes de todos los niveles y de todas las asignaturas, debe ser motivo de
discusión técnicopedagógica al interior de las unidades educacionales, pero salvo
algunos especialistas (poco leídos por lo común), todos siguen haciendo las cosas
como si los únicos responsables fueran los profesores de los primeros cursos de
primaria.
Si pensamos que la lectura es fundamental en el mundo actual, porque hay que
insistir en la idea de que nuestras generaciones de alumnos requerirán una
permanente educación formal a través de toda su vida (como ninguna generación
anterior requirió), tenemos que mantener permanente énfasis en ella.
Por otra parte, la lectura cumple una función social, porque amplía visiones, abre
mundos, lo que redunda en una mejor capacidad para adaptarse a los cambios.
Podemos agregar, además, que la lectura cumple funciones informativas,
instrumentales y recreativas, que son muy importantes y por ello, creo, que es
hora de reflexionar en serio sobre este tema y asumir que si ella nos sirve a todos,
debemos todos hacernos cargo de ella con nuestros estudiantes.
Atención del alumno
La atención del alumno tiene una directa relación con la motivación del mismo,
implica la captación que pueda lograr respecto a un tema, una clase o un asunto;
para lo cual el docente debe tener especial atención en lograr, de su parte, el
interés. La no comprensión puede ser la falta de “actitud” del alumno, como estar
directamente relacionada al desempeño del docente en su didáctica y en su
pedagogía.
El estilo de comunicación influye en este prestar atención y mantener una
conexión entre alumno-docente.
Elegir las palabras evidencia una actitud de escucha y atención hacia el alumno o
de ignorancia y desatención. Es más, es probable que esta actitud reafirme la
autoridad del docente frente al aula y hasta el interés del alumno por la materia o
el tema.
Esta reflexión es para rescatar desde su vocación como docente recordando que el
afecto necesita de energía y de firmeza porque para educar o para educarse a uno
mismo, es necesario un serio esfuerzo para pasar de la reflexión a la acción.
Organización del tiempo de estudio
Requiere ajustarse a una disciplina psicofísica que posibilite desarrollar el hábito
del estudio y la voluntad de proponerse metas; esto implica el tiempo de
disponibilidad, espacio físico como el socio cultural y/o familiar.
Para algunas personas el estudio consiste en estar matriculado, contar con la
inscripción en la carrera elegida y asistir a clase, y no a todas. En realidad,
estudiar es algo más, es aprender una serie de conocimientos ejercitando la
inteligencia, la memoria, la voluntad, la capacidad de análisis, de síntesis, de
relacionar, etc. En el diccionario encontramos que estudiar es “ejercitar el
entendimiento para alcanzar o comprender una cosa”. Por lo tanto, estudiar
implica: poder, querer y saber estudiar.
Querer estudiar es tener el deseo y la determinación de adquirir conocimientos.
Muchos alumnos fracasan no por falta de inteligencia sino por desinterés, por
apatía,
por dejar el trabajo para el último momento, es decir, por falta de organización.
El saber estudiar, es un factor muy importante para alcanzar buenos rendimientos,
aunque esto no se logra sin la dedicación, organización y la voluntad del alumno.
En esta organización, hay que ordenar los pasos necesarios para lograr los
objetivos propuestos por el alumno y por el profesor de la cátedra. Para lo cual
deben estudiarse las técnicas de estudio generales que han sido contrastadas por la
experiencia o por los conocimientos teóricos y experimentales de la Pedagogía y
la Psicología; saber leer, conocer el subrayado, cuadro sinóptico, esquema, la
forma de tomar apuntes, cómo preparar exámenes, elaboración de trabajos,
proyectos y otras técnicas como confección de murales y debates. Y se consiente
que no basta con conocer las técnicas mencionadas, sino que, es necesario poner
las en práctica. La combinación entre la teoría y la práctica hará que mejore el
rendimiento académico.
El próximo paso será entonces, dedicarle tiempo suficiente para repasar, hacer los
ejercicios y dominar todos los temas. Ningún trabajo sale adelante sin este
esfuerzo y tiempo ordenado de dedicación.
En distintas investigaciones se ha demostrado que administrar eficazmente el
tiempo es un factor importantísimo para alcanzar éxitos académicos. También se
es consciente de lo difícil que es controlarlo y fácilmente se desperdicia en tareas
improductivas y sin objetivos.
Como principio general para lograr estos objetivos, puede ser:
Marcar una hora fija para dedicar el estudio; Previo al estudio, hacer una lista de
todas las actividades a realizar; Ordenar estas actividades según sus prioridades o
emergentes, también se puede programar primero lo más difícil o desagradable;
Hacer un descanso de unos cinco o diez minutos cada hora u hora y media de
estudio concentrado, para levantarse del escritorio, dar una vuelta por la casa o
hacer una llamada telefónica. Con esto se evita la fatiga mental.
Por día es conveniente terminar todas las actividades propuestas. De este modo se
fortalece la constancia y la voluntad.
Hay que proponerse estudiar seis días a la semana, y dejar completamente libre
un día (puede ser el domingo, para verdaderamente descansar, divertirse, asistir a
las celebraciones religiosas, entretenimientos, etc.)
Si bien algunos estudiantes prefieren estudiar por la noche mientras que otros
aseguran que rinden más en el estudio por las mañanas antes de ir a clase.
Convendría conocer cuál es la mejor hora para concentrarse eficazmente en la
tarea.
Memoria del alumno
Se entiende por memoria, la capacidad de retener y evocar información de
naturaleza perceptual y conceptual. La Real Academia Española, también nos dice
que memoria se le asigna al término evocar; por lo tanto, un alumno cuando
recurre a su memoria, está evocando no sólo una palabra o frase, sino una
interpretación que es producto de elaboración propia del conocimiento adquirido.
El aprendizaje se define en términos de los cambios relativamente permanentes
debidos a la experiencia pasada, y la memoria es una parte crucial del proceso de
aprendizaje, sin ella, las experiencias se perderían y el alumno no podría
beneficiarse de dicha experiencia pasada.
Es muy difícil tratar de definir el aprendizaje y la memoria de manera
independiente porque el aprendizaje depende de la memoria para su permanencia
y, de manera inversa; la memoria no tendría "contenido" si no tuviera lugar el
aprendizaje.
A la memoria se la puede definir como la retención del aprendizaje o de la
experiencia.
El neurobiologista Blakemore, se refiere a la memoria como que el aprendizaje es
la adquisición de conocimiento y la memoria es el almacenamiento de una
representación interna de dicho conocimiento.
Para ejercitar la memoria y hacerla eficaz, es importante desarrollar: las fases de
codificación, retención y recuerdo.
Intervención del profesor en el alumno.
El docente es un instrumento principal del estudiante, también es una herramienta
y debe ser el orientador a partir de brindar un nuevo conocimiento al alumno. Por
lo tanto la intervención implica prudencia, conocimiento del alumno,
profesionalismo, constancia, insistencia, y no dejar nunca de ser un buen
“observador” como de ser un excelente “informador y formador”.
Es quien debe lograr la transmisión sistemática de los objetivos junto a los
contenidos que se ha propuesto; debe promover en el alumno la exploración y la
toma de conciencia de sus propias aptitudes, intereses, talentos y valores como
base de la formación de un proyecto de vida. Para lo cual, debe velar por el éxito
de este proceso de enseñanza – aprendizaje, esto implica ayudar al alumno a
realizar la síntesis de fe-
cultura-vida. A medida que hace su intervención en la vida del alumno por medio
de su materia, le proporciona elementos para guardar una clara coherencia entre
sus opciones de vida y la tarea académica.
El docente va desarrollando un contenido planificado, orientándolo en las técnicas
de trabajo específicas, como en las técnicas de estudio y dirigiendo las actividades
exigidas por este proceso.
Así va haciendo sus aportes mediante la motivación, la persuasión y el testimonio,
a la adquisición de buenos hábitos de estudios, conducta y hasta la presentación
personal de los alumnos.
Un docente que presta atención a la vida áulica colabora en el cultivo de las
cualidades humanas, manteniendo siempre actitud de respeto y trato correcto.
Posteriormente, debe evaluar el rendimiento académico comprometiéndose en
fechas y formas acordadas con sus alumnos.
Para ejercitar adecuadamente la comprensión, el profesor necesita considerar el
ejercicio de escucha, observación y compresión de los hechos. David Isaacs
considera importante conocer bien a un alumno, pues dedica varias páginas a la
tarea de contrastar y verificar la información dad y recibida por ellos.
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