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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Trabajo Fin de Grado

Evolución y uso de la madera del género Quercus en

Andalucía desde el Paleolítico hasta Época Romana a partir de estudios antracológicos

Alumno: Laura Vico Triguero Tutor: Prof. D. Mª Oliva Rodríguez Ariza Dpto: Patrimonio Histórico

Junio, 2014

1

Índice

1. INTRODUCCIÓN ___________________________________________________ 1

2. RASGOS FÍSICOS Y BIOLÓGICOS DE ANDALUCÍA ____________________ 2

2.1. Biogeografía _________________________________________________________ 2

2.2. Bioclimatología ______________________________________________________ 4

2.3. Edafología___________________________________________________________ 7

2.4. Vegetación actual _____________________________________________________ 9

3. METODOLOGÍA __________________________________________________ 11

4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN _______________________________________ 12

4.1. Distribución paleobotánica de las especies de Quercus _____________________ 12 4.1.1. Paleolítico _________________________________________________________________ 12 4.1.1. Epipaleolítico ______________________________________________________________ 15 4.1.2. Neolítico __________________________________________________________________ 16 4.1.3. Calcolítico_________________________________________________________________ 18 4.1.4. Edad del Bronce ____________________________________________________________ 22 4.1.5. Edad del Hierro ____________________________________________________________ 23 4.1.6. Época romana ______________________________________________________________ 25

4.2. Datos paleoetnobotánicos de la utilización de la encina _____________________ 26 4.2.1. Paleolítico _________________________________________________________________ 26 4.2.2. Epipaleolítico ______________________________________________________________ 26 4.2.3. Neolítico __________________________________________________________________ 27 4.2.4. Calcolítico_________________________________________________________________ 28 4.2.5. Edad del Bronce ____________________________________________________________ 29 4.2.6. Edad del Hierro ____________________________________________________________ 31 4.2.7. Época Romana _____________________________________________________________ 32

5. CONCLUSIONES __________________________________________________ 32

6. BIBLIOGRAFÍA ___________________________________________________ 34

7. ANEXOS _________________________________________________________ 40

1

EVOLUCIÓN Y USO DE LA MADERA DEL GÉNERO QUERCUS EN ANDALUCÍA

DESDE EL PALEOLÍTICO HASTA ÉPOCA ROMANA A PARTIR DE ESTUDIOS

ANTRACOLÓGICOS

Resumen: En este trabajo se ha realizado una revisión de estudios antracológicos llevados a cabo en

31 yacimientos andaluces. A partir de los resultados obtenidos se puede decir que la presencia de las

especies del género Quercus (encina, coscoja, alcornoque y quejigo principalmente) se mantienen de

forma continuada en los yacimientos desde el Paleolítico hasta Época romana. La mayor

concentración de este género se da en los yacimientos situados en el piso de vegetación

Mesomediterráneo, aunque su adaptación a diferentes condiciones climatológicas hace que también

aparezca en los pisos de vegetación Termo- y Supramediterráneos. La aparición de carbones de estas

especies vegetales en contextos arqueológicos responde a un uso como combustible en todos los

períodos culturales estudiados. Sólo será a partir de las sociedades más complejas cuando se observen

otras funciones asociadas a la construcción y a ritos funerarios.

Abstract: In this research work, it has been made an inspection of anthracological researches which

have been taken in 31 archaeological sites. On the basis of the results obtained, we can say that the

genus Quercus presence (mainly Holm oak, Kermes oak, cork oak and gall-oak) are present in a

continue manner from the Paleolithic to the Roman age. The biggest concentration of this genus can

be found at the sites placed in the Mediterranean vegetation floor, although his easy adaptation for any

climatological condition makes it appear in other vegetation floors; such as the Termo-Mediterranean

and Supra-Mediterranean. The appearance of this kind of coals in archaeological places is because its

use as a combustible material in every cultural period studied. Only in more complex societies it will

be able to see other uses connected with construction and funerary rituals.

Palabras clave: Quercus, antracología, recolección, madera, combustible.

1. INTRODUCCIÓN

Los estudios arqueobotánicos (antracología, carpología, palinología, etc.) en el campo de

la arqueología han ganado importancia en las últimas décadas. En el ámbito andaluz, son

especialmente abundantes en el Sureste, centrados sobre todo en los cambios climáticos que

han afectado a la vegetación y la relación del hombre con el medio.

El trabajo se ha centrado en la disciplina antracológica para el estudio de la madera de los

Quercus. La antracología aplicada a la reconstrucción paleoambiental de los yacimientos

arqueológicos cobrará fuerza especialmente a partir de los años 60, con el desarrollo de la

Nueva Arqueología. Anterior a esta fecha era conocida la importancia de los restos vegetales

Introducción

__________________________________________________

2

hallados en los yacimientos, pero no se hacía valoración paleoecológica alguna de estos

(Rodríguez-Ariza, 1992b; Badal, 1987).

La antracología se encarga de analizar los carbones recuperados en contextos

arqueológicos. El material carbonizado en un yacimiento es la huella material de la gestión y

uso de los recursos vegetales por parte de los grupos sociales (Carrión, 2004: 478). La

madera, en su estado natural, se degrada y es difícil que se mantenga en el tiempo. Sin

embargo, los carbones sí perduran en los yacimientos con facilidad, debido al lento proceso

de degradación que sufre la madera una vez carbonizada.

Para este trabajo se han escogido 31 yacimientos, que abarcan un período comprendido

entre el Paleolítico Medio y Época romana. Su estudio se ha abarcado desde una doble

perspectiva: una paleobotánica y otra paleoetnológica. La primera está relacionada con la

reconstrucción paleoambiental del yacimiento, pues la madera hallada en los asentamientos es

muy representativa de la vegetación del entorno (Carrión, 2004); mientras que la segunda

hace alusión al uso que el hombre hace de la vegetación.

2. RASGOS FÍSICOS Y BIOLÓGICOS DE ANDALUCÍA

Antes de profundizar en el análisis arqueobotánico de los asentamientos seleccionados,

hay que introducir aspectos básicos cuyo conocimiento es esencial para la reconstrucción

paleoambiental del sitio. La vegetación está condicionada por una serie de factores como son

el clima, la orografía, el tipo de suelo y la acción antrópica. Estos hacen variar y reemplazar la

vegetación a lo largo del tiempo (Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003). Por ello, se le ha dedicado

un capítulo especial a estos condicionantes, dividido en cuatro apartados que tratan aspectos

relacionados con la Biogeografía, Bioclimatología, Edafología y Vegetación actual.

2.1. Biogeografía

La biogeografía hace alusión al espacio geográfico y a la distribución de los seres vivos en

él (Valle et al., 2004: 167).

El resultado de los continuos cambios producidos queda reflejado en el paisaje. Así, el

relieve andaluz está definido por dos alineaciones montañosas: Sierra Morena al norte y las

cordilleras Béticas al sur. Entre ellas se encuentra el surco Intrabético, que atraviesa de forma

diagonal a Andalucía. Por éste discurre el río Guadalquivir, río de mayor longitud de este

territorio, en torno al cual se han asentado muchas poblaciones a lo largo de la historia.

La Cordillera Bética se produjo durante el Neógeno, con la Orogenia Alpina, en una

colisión continental que hizo emerger una cadena montañosa en su fase de plegamiento. Esto

dio lugar en sus partes más bajas a un sistema de depresiones intramontañosas. En este mismo

Laura Vico Triguero

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3

momento se forma Sierra Morena, que sirve de separación entre la Meseta y la Depresión

Bética (Conserjería de Medio Ambiente, 2012).

Los límites inferiores de Andalucía lindan con la línea de costa que conecta al oeste con el

océano Atlántico, caracterizada por estuarios y marismas1, y al este con el mar Mediterráneo,

que forma una costa de pronunciados acantilados (Peinado y Rivas-Martínez, 1987: 199).

En cuanto a la hidrología, la mayor parte de los acuíferos, tanto superficiales como

subterráneos, se localizan en la Cordillera Bética y en las Depresiones Neógenas. Por otro

lado, Sierra Morena está formada por materiales impermeables que suelen desarrollar aguas

de escorrentía superficial de poca continuidad (Conserjería de Medio Ambiente, 2012).

Para el estudio de la biogeografía andaluza, Rivas-Martínez (1988) estableció una división

basada en la distribución de suelos, vegetación y la formación del relieve. Así, Andalucía se

enmarcaría dentro del gran reino de vegetación Holártico, región Mediterránea, que a su vez

se subdividide en cinco provincias corológicas (Fig. 1): provincia Bética, Luso-

Extremadurense, Murciano-Almeriense, Gaditano-Onubo-Algaviense y Castellano-

Maestrazgo-Manchega.

La provincia Bética es la más extensa, localizada en todas las provincias políticas

andaluzas. Incluye formaciones montañosas que pueden superar los 2000 m; llanuras áridas y

subhúmedas, por donde discurren los principales afluentes de Andalucía; y zonas costeras.

Sus cuencas están formadas por materiales depositados durante el Neógeno postorogénico

(Valle et al., 2004). Esta provincia se subdivide en siete sectores: Hispalense, Rondeño,

Malacitano-Almijarense, Alpujarreño-Gadorense, Nevadense, Subbético y Guadiciano-

Bacense.

La provincia Murciano-Almeriense se desarrolla únicamente en Almería. Está

constituida en su mayor parte por el sector Almeriense, aunque también se adentran el

Guadiano-Bacense, Nevadense y Alpujarreño-Gadorense. Está formada por un relieve

heterogéneo que comprende tanto relieves montañosos que oscilan entre los 1000 y 2000 m.

(asociados principalmente al complejo nevado-filábride y el complejo alpujarreño), como

llanuras vinculadas a las vegas de los ríos y a la costa. Las áreas semidesérticas dan lugar a

los característicos badlands (Arroyo, 1988) (citado en Rodríguez-Ariza, 1992b), cuyos

materiales son muy sensibles a la erosión. En esta provincia los accidentes hidrográficos se

reducen prácticamente a las ramblas, debido a la xericidad del clima.

1 Es una costa más baja que el litoral oriental, debido al importante papel de modelado que juega la depresión del

Guadalquivir (Peinado y Rivas-Martínez et al.,1987),

Rasgos físicos y biológicos de Andalucía

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4

En la región de Cabo de Gata destaca un dominio volcánico, constituido su paisaje

principalmente de rocas riodacitas. La naturaleza volcánica de la zona se debe a las

importantes erupciones surgidas durante los procesos extensivos del Mioceno superior

(Conserjería de Medio Ambiente, 2004).

Figura 1. Mapa de distribución de las provincias corológicas.

La Provincia Gaditano-Onubo-Algarviense ocupa la franja litoral atlántica de Huelva,

la parte oriental de Cádiz, y se adentra en Málaga por la costa de Marbella y la depresión del

Río Guadiaro. En ésta se diferencia entre las sierras cuarcíticas de Cádiz (Sector Gaditano-

Onubense) y el litoral arenoso de Huelva (sector Algíbico) (Peinado y Rivas-Martínez, 1987).

La provincia Luso-Extremadurense se extiende por el norte de Jaén, Córdoba, Sevilla y

Huelva. Se caracteriza por la homogeneidad de sus materiales, compuesta por suelos silíceos

paleozoicos o materiales procedentes de su erosión. Su orografía está definida por la

cordillera de Sierra Morena. La colmatación de estas depresiones se pudo producir durante el

Triásico (Valle et al., 2004). En esta provincia se encuentra el sector Marianico-Mochiquense,

ocupado en su mayor parte por sierras con una altitud media de 600-700 m.

La provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega se extiende en Andalucía por el norte

de Jaén, Almería y Granada. La constituyen materiales de diversa formación. Así, en las

llanuras nos encontramos sedimentos continentales miocénicos; y en las montañas, materiales

calizos y margosos del Triásico y el Jurásico (Valle et al., 2004). En ella se encuentra el

sector Manchego-Murciano.

2.2. Bioclimatología

La bioclimatología es una ciencia ecológica que tiene como objetivo establecer una

relación entre el clima y los seres vivos (Rivas-Martínez, 1988).

Laura Vico Triguero

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Según el índice de intervalos térmicos y pluviométricos, Andalucía se incluye en el

macroclima Mediterráneo, caracterizado por inviernos suaves y acusada sequía en verano.

Dentro de este macroclima se distinguen cinco tipos de pisos bioclimáticos (Fig. 1), que

varían en función de la altura, la temperatura y las precipitaciones:

Piso Termomediterráneo: Se desarrolla principalmente en el litoral andaluz y la

depresión del Guadalquivir. En él se dan las temperaturas más cálidas de Andalucía al

estar formado por los puntos más bajos del relieve andaluz (Fig. 2). Las aguas del

Guadalquivir y del litoral también juegan un importante papel en la temperatura de este

piso. Éstas funcionan como agentes termorreguladores, manteniendo unas temperaturas

suaves todo el año. En función de las precipitaciones se desarrollan tres ombrotipos2:

Subhúmedo: Se desarrolla desde la depresión del Guadalquivir y el oeste onubense

hasta los límites de Sierra Morena. Éste se caracteriza por precipitaciones anuales de

entre 650-1000 mm.

Seco: Comprende todo el litoral malagueño, adentrándose hacia el interior a través del

valle del Guadalhorce y en Cádiz por la bahía de Algeciras. Se caracteriza por una

pronunciada xericidad, con precipitaciones de entre 350-650 mm.

Semiárido: Se extiende por el litoral granadino y almeriense. Presenta precipitaciones

en torno a los 200-350 mm. anuales.

Presenta una temperatura media anual de entre 17 a 19º. El mes más frío oscila entre

los 5 y 10º de mínimas y entre los 14 y 18º de máximas (Rivas-Martínez, 1988). Los

meses más afectados por las heladas son diciembre y febrero.

Piso Mesomediterráneo: Es el que más extensión ocupa. Se desarrolla en puntos más

altos que el Termomediterráneo, llegando a alcanzar los 1200-1300 m (Fig. 2). En su

parte oriental se desarrolla un amplio abanico de ombroclimas. Esto se debe al sistema de

montañas y depresiones que conforman los sistemas Béticos, que varían la temperatura y

precipitaciones:

Seco: Propio de los puntos más elevados de este piso y de climas más xéricos como

los de Jaén, Córdoba y Almería. Las precipitaciones son inferiores a los 200 mm.

anuales.

Húmedo: Se desarrolla especialmente en la depresión situada entre las sierras de

Cazorla y Segura, debido a la situación en ésta del Pantano del Tranco. Cuenta con

2 El ombroclima hace referencia a la cantidad de precipitaciones que caen un lugar a lo largo del año.

Rasgos físicos y biológicos de Andalucía

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precipitaciones que oscilan entre los 1000-1600 mm. anuales. También se encuentra

en el norte de Málaga, asociado a las depresiones de Antequera y Ronda.

Húmedo e hiperhúmedo: Se da de forma puntual en determinadas zonas de la parte

correspondiente a Huelva. También se desarrolla en el valle que abre en Sierra Morena

la ribera que se extiende por Huelva y Sevilla.

Subhúmedo: Extendido por la parte noroeste de Andalucía (norte de Córdoba, Sevilla

y Huelva), asociado principalmente a Sierra Morena. De forma más heterogénea se

extiende por la parte norte de Granada, noroeste de Almería y norte de Málaga. Las

precipitaciones oscilan entre 650-1000 mm.

La temperatura de este piso oscila entre los 13 y los 17º, con temperaturas mínimas del

mes de frío entre -1 a 4º y de máximas de 9 a 14º (Rivas-Martínez, 1988).

Figura 2. Mapa de distribución de los pisos de vegetación andaluces.

Piso Supramediterráneo: Este piso se desarrolla en elevadas altitudes, entre los 1300-

1800 m (Valle Tendero et al., 2004). Cuenta con un ombrotipo seco, con precipitaciones

entre los 350-650 mm anuales en las sierras giennenses, dándose en ocasiones el

subhúmedo (650-1000 mm) en las zonas más altas de este piso, a partir de los 1200-1300

m. La temperatura oscila entre los 8 a 13º anuales, con una media de las mínimas del mes

más frío de -4 a -1º y de máximas de 2 a 9º.

Está bien representado en la provincia de Jaén, asociado en ésta a Sierra Segura, Sierra

del Pozo, Sierra Magina, Jabalcuz y la Pandera. En Granada se encuentra en las sierras del

sur (sierra de Loja, Gorda, Tejeda y Almijarra, Huétor, etc.), Sierra Nevada y Baza. Al

Laura Vico Triguero

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oeste de Almería se extiende por los picos más altos de Sierra Nevada, Sierra de los

Filabres y Gádor (Fig. 2).

Pisos Crioro- y Oromediterráneo: Comprende los picos y las partes más elevadas de los

conjuntos montañosos (entre los 1700-1800 m.) (Fig. 2), donde la temperatura no suele

sobrepasar los valores negativos (Valle et al., 2004). En estos pisos las precipitaciones se

suelen dar en forma de nieve. Las temperaturas son bajas, inferiores a 4º. Las medias de

las mínimas del mes más frío oscilan entre los -7 y -4º y las máximas no suelen pasar de

los 0º, de forma excepcional suben hasta 2º.

Por último, también es importante tener en cuenta la orientación de una ladera, pues puede

producir microclimas dentro de un mismo territorio. En función de su orientación, recibirá

más o menos insolación. Cuanto más incidan los rayos solares, mayor será la evaporación.

Esto provocará la desecación del suelo y formará una cliserie de vegetación diferente en una

ladera solana (ladera que recibe mayor insolación) que en una umbría (ladera que recibe

menor insolación). Además, el clima será más frío en las umbrías que en las solanas.

2.3. Edafología

Los suelos están sometidos a un proceso de cambio que varía en función de su naturaleza

y de factores externos como la topografía, el clima y la vegetación. Tanto la edafología como

la climatología condicionan la distribución de las especies vegetales en el entorno. Los suelos

también influyen en el desarrollo de la vegetación, pues, en función de sus características

físico-químicas (profundidad, textura, color, capacidad de retención de agua, etc.), permiten el

desarrollo o exclusión de unas u otras especies vegetales.

Además, el estudio de los suelos facilita la reconstrucción paleoambiental del entorno. El

suelo sufre un proceso de formación conocido como “edafogénesis”, por el cual el sedimento

original va alterándose y queda reflejado en lo que se conoce como “horizonte” o “perfil”

(Polo, 2003:56). Este perfil también contribuye al conocimiento de la formación y

contextualización de un yacimiento (Polo, 2003:60).

La principal clasificación edafológica de Andalucía fue realizada por Conserjería de

Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, de la cual se ha recogido buena parte de la

información de este apartado, al considerarse la fuente más completa sobre este tema. En esta

clasificación se observó cómo los Regosoles, Leptosoles, Fluvisoles, Cambisoles y Luvisoles

son los suelos dominantes de Andalucía, de los que se describirá sus principales

características a continuación:

Rasgos físicos y biológicos de Andalucía

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Los Regosoles son los más desarrollados. Se encuentran tanto en cordilleras como en

depresiones. Su profundidad varía dependiendo de su ubicación. Son suelos de color rojizo,

textura limosa y grumosa y se asientan sobre sustratos de margas y yesos. Además, tienen

buena capacidad de drenaje y un nivel medio-bajo en materia orgánica. Dependiendo del

perfil que presenten pueden ser de tres tipos: calcáricos, gypsicos, eútricos y dístricos. Los

dos primeros se destinan al cultivo del olivar y otros cultivos de secano, mientras que los

eútricos se utilizan para el ganado (ovino y vacuno) debido a su topografía accidentada (Rosa,

1984).

Los Leptosoles se desarrollan en pendientes superiores al 30%, encontrándose en buena

parte de las sierras más destacadas de Andalucía (Sierra Nevada, Sierra Morena, Sierra de

Baza, etc.). Se desarrollan sobre rocas carbonatadas, especialmente dolomías y calizas. Son

ricos en materia orgánica y presentan un color oscuro. Debido a su situación y escaso espesor

son difíciles de cultivar. Los Leptosoles suelen ser de tres tipos: líticos, sometidos a una fuerte

erosión hídrica, que presentan abundantes afloramientos rocosos y una baja capacidad de

retención de agua; réndsicos, que descansan directamente sobre la roca; o eútricos, asentados

sobre material lítico, con textura arcillosa y alta capacidad de retención de agua.

Los Fluvisoles son suelos profundos y de textura que varía de franca a arenosa, que

carecen de pedregosidad y rocas. Presentan un color pardo rojizo, poca capacidad de retención

de agua y un contenido medio-bajo de materia orgánica, que decrece con la profundidad. Se

desarrollan sobre todo en los márgenes de los ríos. Son aprovechados para cultivos de

regadío. Pueden ser calcáricos (usados para cultivos hortícolas) o eútricos (destinados a

frutales). Otros tipos de Fluvisoles son los que se forman por acumulación de materiales,

como los dístricos y los sálicos.

Los Cambisoles se desarrollan sobre todo en climas templados-húmedos. Presentan una

textura franco-arenosa, color rojizo y bajo nivel en materia orgánica, que decrece con la

profundidad. Se encuentran sobre todo en las provincias de Málaga y Jaén, dándose hasta

cinco tipologías de este suelo: Cambisoles gleicos, vérticos, crómicos, calcáricos y húmicos.

Los gleicos presentan una considerable profundidad (alrededor de 1 m) que permite cultivar

frutales y especies hortícolas. Los vérticos se sitúan en llano y están dedicados al cultivo del

olivar, cereales y cítricos. Se asientan sobre areniscas o margas y desarrollan grandes grietas

cuando están secos. Los calcáricos son los cambisoles menos favorables para el cultivo, pues

presentan una alta pedregosidad que dificulta esta actividad, aunque sí se utilizan para pasto.

A los crómicos y eútricos les ocurre lo mismo, y se usan principalmente como dehesa para

ganado lanar y porcino. También se encuentran los cálcicos, desarrollados sobre coluvios

Laura Vico Triguero

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calizos y dolomíticos. Aparecen sobre todo en laderas. Serán cultivados o no en función de su

pedregosidad.

Los Luvisoles son suelos franco-arcillosos que descansan, por lo general, sobre materiales

cuacíticos, esquistos, conglomerados, etc. Tienen drenaje pobre y bajos niveles en materia

orgánica. No suelen estar cultivados debido a su pedregosidad, salvo para el caso de los

almendros. Son propios del clima mediterráneo, pues un factor importante que los origina es

esa variación de humedad invernal y sequedad estival.

2.4. Vegetación actual

La vegetación andaluza se concentra en el monte mediterráneo, adaptada a unas

condiciones climáticas de abundantes precipitaciones en invierno y gran sequedad en verano.

La acusada xericidad en el período estival ha provocado el desarrollo de especies arbóreas y

arbustivas de hoja esclerófila y persistente (Cabezudo y Pérez, 2004).

Sus bosques han sido muy alterados por la acción antrópica, pues han sido escenario para

la vida humana desde tiempos inmemoriales. Por esto es difícil que se mantengan las

estructuras de los bosques primarios (Cabezudo y Pérez, 2004). Han sufrido en muchos casos

una alta degradación que ha provocado que sean sustituidos3 por extensas dehesas en lugar de

su sotobosque natural. Esta degradación ha provocado en algunas ocasiones la desaparición

de las especies arbóreas y su sustitución por arbustos y matorrales, cultivos o suelos desnudos.

La mayor parte de la vegetación que se encuentra en los bosques mediterráneos andaluces

en la actualidad es una vegetación potencial o clímax, en la que las especies vegetales han

madurado y se han adaptado al medio.

Además del tipo de suelo, la vegetación está condicionada por una serie de factores

ambientales relacionados con la temperatura y la precipitación, que varían en función de la

altura. Así, la vegetación se distribuye en diferentes niveles, en función del piso bioclimático

en el que se encuentre (véase apartado 2.2.).

El bosque mediterráneo está dominado por los Quercus. Éste es un género vegetal muy

adaptado al clima mediterráneo, de ahí su alta capacidad para obtener agua en capas

profundas en períodos de sequía. Su fruto es la bellota, muy consumida a lo largo de la

historia por las sociedades. Incluso ha sido representada en algunas pinturas rupestres y otros

objetos destinados a la recolección de la misma (Pereira, 2010).

3 El paso de unas especies vegetales a otras se produce por sustitución ecológica. Ésta puede producirse de forma

natural o a partir de alguna alteración antrópica de la vegetación prexistente (incendios, cultivos, talas de árboles,

etc.).

Rasgos físicos y biológicos de Andalucía

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10

Este trabajo se ha centrado principalmente en cuatro especies del género Quercus: la

encina (Quercus ilex), la coscoja (Quercus coccifera), el alcornoque (Quercus suber) y el

quejigo (Quercus faginea). A continuación se resumirá las principales características

morfológicas y las condiciones ambientales en las que se suelen desarrollar estas especies,

pudiendo variar de un piso bioclimático a otro si se dan condiciones favorables para su

crecimiento.

La encina es la máxima representante del género Quercus en el bosque mediterráneo. Su

nombre procede del latín ilex-ilicis, que le fue asignado por los romanos, quienes dejaron

constancia de la abundancia de este árbol en la región mediterránea (Manzaneque y Blanco,

1997). Sus hojas presentan el borde liso y nervios secundarios ramificados (Manzaneque y

Blanco, 1997: 274). Proporcionan bellotas frecuentemente dulces (Cabezudo y Pérez, 2004:

40). Éste árbol se desarrolla mejor bajo condiciones climáticas cálidas, aunque también se

puede adaptar a climas fríos. Se desarrolla sobre suelos pobres y requiere de humedad, pero

no en exceso. La madera de este árbol es muy buena para mantener el fuego, pues su dureza

hace que tenga una combustibilidad lenta, pero no son buenas para iniciarlos (Elvira y

Hernando, 1989) (citado en Rodríguez-Ariza, 2005c). Suele dominar en laderas solanas y

secas.

La gran masa de este bosque se encuentra sobre todo en Sierra Morena, depresión del

Guadalquivir y Sierras Béticas (Cabezudo y Pérez, 2004: 31). Se localiza en gran parte del

territorio andaluz debido a su “gran amplitud ecológica”, que Cabezudo y Pérez (2004)

atribuyen a su crecimiento tanto en sustratos silíceos como calizos. Se desarrolla sobre todo

en el piso Mesomediterráneo, pero su gran capacidad de adaptación tanto a climas secos como

húmedos le permite descender al piso Termomediterráneo o ascender al Supramediterráneo

(Rodríguez-Ariza, 2004c).

La coscoja (Quercus coccifera) es una especie arbustiva de hoja perenne y dentada. Se

encuentra en todo el territorio andaluz, prefiriendo las zonas pedregosas y soleadas de los

pisos Termo- y Mesomediterránaeo, sobre todo en áreas semiáridas (Manzaneque y Blanco,

1997: 415). En ocasiones aparece como degradación del encinar (Cabezudo y Pérez, 2004).

Se suele desarrollar en ombroclimas secos, con precipitaciones escasas (no exige tanta

humedad). Resiste a las acciones humanas (podas, talas, fuego, etc.) y tiene fácil regeneración

(Manzaneque y Blanco, 1997:276).

El alcornoque (Quercus suber) se encuentra sobre todo en los piso Termo- y

Mesomediterráneo, bajo ombroclima subhúmedo y húmedo. Suele desarrollarse junto a la

encina. La hoja de esta especie es marcescente y presenta una forma “abarquillada”

Laura Vico Triguero

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11

(Manzaneque y Blanco, 1997: 274), con nervios secundarios que no se ramifican. Tiende a

desarrollarse sobre suelos arenosos (Manzaneque y Blanco, 1997), por lo que es más exigente

en cuanto a aspectos edafológicos, lo que limita su aparición. Según Manzaneque y Blanco

(1997:277), el hecho de que se limite a determinadas zonas (generalmente umbrías y

húmedas), es un bioindicador climático que informa sobre el grado de humedad de la zona. Se

encuentra representado especialmente en Andalucía en Huelva, Sevilla y Cádiz. Su difícil

combustión debido al alto contenido en aire de su corteza, que la hace impermeable

(Manzaneque y Blanco, 1997:306), ha hecho que su madera no sea de las mejores para este

fin, por lo que su uso suele venir asociado a la utilización del corcho. El hecho de asentarse

sobre suelos poco aprovechables por el ser humano (silíceos duros o arenosos), ha permitido

una buena conservación de esta especie (Cabezudo y Pérez, 2004).

El quejigo (Quercus faginea). Es una especie de tamaño medio, autóctona del bosque

mediterráneo (Manzaneque y Blanco, 1997). Se desarrolla sobre todo en altura, encontrándose

así en los piso Meso- y Supramediterráneo. Los quejigos no suelen ser formaciones puras,

sino que tienden a aparecer acompañados de bosques de encinas, alcornoques, pinsapos y

robles. Presentan hoja marcescente, resistentes a la sequedad en períodos cortos de tiempo.

Suelen buscar suelos calcáreos bien desarrollados y humificados, con suficiente aporte

hídrico. Tienden a buscar las orientaciones más frescas, dejando a los encinares las laderas de

solana (Manzaneque y Blanco, 1997: 252).

3. METODOLOGÍA

La metodología seguida en este trabajo ha seguido los siguientes pasos:

1. Recopilación de los diferentes yacimientos arqueológicos que cuentan con análisis

antracológicos.

2. Creación de una base de datos

3. Realización de mapas de vegetación con los porcentajes de carbones

En primer lugar se revisaron las diversas publicaciones de estudios antracológicos

realizados en los yacimientos andaluces. De ellas se recogieron los datos relacionados con las

especies de los Quercus aquí estudiados y se recopilaron en una base de datos formada por

diez campos en los que se recogió la siguiente información: Yacimiento, Municipio,

Metodología

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12

Provincia, Período cultural, Cronología C 144, Piso de vegetación actual del yacimiento,

Taxa, Frecuencias relativas, Interpretación5 y Publicación (Tabla 1.). Asimismo, se asignó a

cada yacimiento un número que lo identificase, que sería especialmente importante en la

realización de los mapas. Hay que señalar que la numeración ha respetado los números ya

asignados en publicaciones donde se recoge una lista de los análisis antracológicos de algunos

de estos yacimientos6. Esta base de datos se realizó con el fin de facilitar la comparación entre

las frecuencias relativas de los carbones recogidos en los diferentes yacimientos. En algunos

casos, ante la ausencia de las frecuencias relativas, sólo se ha podido especificar la presencia o

ausencia de un taxón. En otros casos se ha podido determinar el género vegetal, pero no la

especie a la que pertenece el taxón, bien porque son fragmentos de pequeño tamaño o bien

porque se han encontrado en mal estado. Cuando ocurre esto, los taxones se engloban en dos

grandes grupo dependiendo de las características anatómicas: Quercus caducifolios o Quercus

perenifolios. En el caso de que no se pueda especificar nada de esto, aparecerá como Quercus

sp. o cf. Quercus (por determinar). Otro dato que hay que tener en cuenta a la hora de analizar

la base de datos es que en la mayoría de las ocasiones es muy difícil especificar si un taxón

pertenece a la encina o a la coscoja, pues presentan características taxonómicas muy similares

que impiden diferenciarlas, de ahí que aparezca denominado en todos los casos como Quercus

ilex-coccifera.

Una vez recopilados los datos anteriores, se procedió a la realización de diversos mapas en

los que se ubicaron los yacimientos con las frecuencias relativas de los taxones. Para ello se

ha utilizado el mapa de Pisos de vegetación actual de Andalucía (Fig. 1). Esto facilitó un

análisis comparativo entre los diferentes yacimientos arqueológicos de Andalucía.

4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

4.1. Distribución paleobotánica de las especies de Quercus

4.1.1. Paleolítico

Los carbones encontrados en niveles paleolíticos pertenecen a tres de los yacimientos

estudiados: Cueva de los Murciélagos (25), con niveles del Paleolítico Medio y Superior

(Rodríguez-Ariza, 1996, 2011 y Gavilán et al., 1997); Cueva de Nerja (50), con niveles del

4 En algunos casos no se han realizado análisis de C14, por lo que no se ha podido determinar la datación

absoluta de los niveles en los que se hayan llevado a cabo análisis antracológicos.

5 La interpretación se refiere a la funcionalidad que se le ha asignado a la madera a partir de los análisis

antracológicos. En ocasiones no se le ha atribuido funcionalidad alguna y se especificado en la tabla como “sin

determinar”.

6 Dicha numeración aparece en Rodríguez-Ariza y Montes (2007).

Laura Vico Triguero

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13

Paleolítico Superior Inicial7, Paleolítico Superior Medio (Solutrense) y Paleolítico Superior

Final (Magdaleniense) (Badal, 1990, 1996,1998); y Cueva Ambrosio (29), con niveles del

Paleolítico Superior (Solutrense) (Rodríguez-Ariza, 2006).

Figura 3. Mapas con frecuencias relativas de los Quercus durante el Paleolítico Medio y el Paleolítico

Superior Inicial.

En Cueva de los Murciélagos se han dado los únicos niveles pertenecientes al Paleolítico

Medio (61.704± 3940 y 54.487± 5902) (Fig. 3). Esta cueva se encuentra en el Piso

bioclimático Mesomediterráneo, aunque está cercano al Termomediterráneo. Presenta valores

de encina-coscoja elevados, llegando a superar el 30%. Esto denota unas condiciones

climáticas suaves y unas abundantes precipitaciones en el entorno de la cueva. La reducida

presencia del quejigo induce a pensar que éste crecía en zonas de umbría, donde no incidiera

el sol. En cuanto al alcornoque, está ausente en este momento. Esto puede deberse a

cuestiones edafológicas, pues se adapta mejor a suelos silíceos, que en Cueva de los

7 En las excavaciones de la Cueva de Nerja se diferenciaron cuatro niveles para el Paleolítico Superior Inicial: 9,

10, 12 y 13. Y tres para el Magdaleniense, con diferentes dataciones absolutas: Nivel 5 (11.930 ± 160 B.P.),

Nivel 6 (12.190 ± 150 B.P.) y Nivel 7 (12.130 ± 130 B.P.).

Resultados y discusión

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14

Murciélagos no abundan. La alta presencia de taxones de encina-coscoja infiere que la masa

forestal de esta cueva durante el Paleolítico Medio estaba formada por un bosque de

quercíneas en el que la encina era la especie vegetal predominante.

La presencia de encina-coscoja disminuye a lo largo del Paleolítico Superior en Cueva de

los Murciélagos (Fig. 3). Este hecho ha sido atribuido por Rodríguez-Ariza (2006) a una

degradación del bosque provocada por una subida de las temperaturas. Por otro lado, los

porcentajes de quejigo y alcornoque no varían mucho, el primero sigue sin superar el 10% y

el segundo está ausente, por lo que se mantienen similares condiciones de humedad. En este

mismo momento en Cueva de Nerja las especies del género Quercus aquí estudiadas están

ausentes (Fig. 3), por lo que en el Piso Termomediterráneo -piso bioclimático donde se

encuentra esta cueva- el Quercus no aparece, siendo sustituido probablemente por otro género

vegetal adaptado a estas condiciones climáticas, como el pino (Badal, 1990).

En el Paleolítico Superior Medio o Solutrense sigue sin haber presencia en el piso

Termomediterráneo de taxones de Quercus (Fig. 4). Así lo demuestra el análisis antracológico

de estos niveles en Cueva de Nerja (11.930±160 B.P.). Esto induce a pensar en una escasez de

precipitaciones en dicha cueva durante el Solutrense, que impide el desarrollo de especies

vegetales que requieren de unas determinadas condiciones hídricas. Como es el caso del

género Quercus. En Cueva de Ambrosio, los niveles arqueológicos analizados se fecharon

también en el Solutrense (16500±180 BP). En este abrigo rocoso aparece, aunque con bajas

frecuencias (en torno al 1%), la encina-coscoja, que puede desarrollarse en zonas donde haya

unas determinadas condiciones hídricas. La reducida aparición de este taxón en Cueva de

Ambrosio y las altas frecuencias del mismo en Cueva de los Murciélagos, pueden explicarse

por el contacto con el piso Termomediterráneo de éste último yacimiento, lo que influye en la

humedad del entorno. Esto favorece el desarrollo de encina-coscoja en dicha cueva; pero la

xericidad de Cueva de Ambrosio, provocada por las bajas precipitaciones, dificultaría su

crecimiento. Por otro lado las frecuencias de quejigo, tanto en Cueva de los Murciélagos

como en Cueva de Ambrosio, no superan el 10%. La presencia de esta especie vegetal en

ambos yacimientos puede limitarse a las zonas de umbría. El alcornoque permanece ausente

en los tres yacimientos estudiados, posiblemente porque las condiciones climáticas siguen

siendo frías.

A partir del Paleolítico Superior Final o Magdaleniense se aprecia en Cueva de Nerja, en

los niveles 5 (11.930 ± 160 B.P.) y 7 (12.130 ± 130 B.P.), una aparición de encina-coscoja

Laura Vico Triguero

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15

(Fig. 4). De esto se deduce que, durante el Magdaleniense8, las temperaturas comenzarán

a ascender. Esto favorecerá el crecimiento de la encina en el entorno de la cueva.

Figura 4. Mapas con frecuencias relativas de Quercus durante el Solutrense y Magdaleniense.

4.1.1. Epipaleolítico

Se han excavado niveles correspondientes al período Epipaleolítico en Cueva de Nerja

(50), en la que se ha diferenciado entre los niveles 6, 7, 8 y 9, para los que no se ha podido

concretar una datación absoluta (Badal, 1990, 1996,1998); y Río Palmones (41) (Rodríguez-

Ariza, 2005d).

En el yacimiento del embarcadero de Río Palmones (4550±75 y 4489±150 BP), situado en

el piso Termomediteráneo, se dan valores altos de encina-coscoja, que superan el 21% (Fig.

5). La presencia en este momento de transición de estos elevados porcentajes se puede deber a

dos factores: este piso está cercano al piso Mesomediterráneo, por lo que está influenciado en

cierta manera por la vegetación que en éste se desarrolla. Por otro lado, se ubica en zona

costera y junto al Río Palmones, por lo que la humedad en esta zona será elevada. Esto

8 Este cambio climático puede estar relacionado con el período posglaciar, en el que se produce el deshielo de los

glaciares y el aumento de las temperaturas. Este cambio se hará patente especialmente a partir del Neolítico.

Resultados y discusión

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16

favorecerá el desarrollo de la encina-coscoja, que formaría

buena parte de la masa arbórea del entorno del

asentamiento.

El quejigo no tiende a desarrollarse en el piso

Termomediterráneo debido a las elevadas temperaturas, de

ahí su ausencia. Por otro lado, la aparición del alcornoque

puede deberse a los suelos arenosos de esta zona, que

facilitan su desarrollo.

Por el contrario, en Cueva de Nerja no se aprecian

cambios considerables con respecto al período anterior

(Fig. 5). La encina-coscoja mantiene su presencia desde el

Magdaleniense, pero sigue sin superar en ningún nivel el

1%. Asimismo, sigue sin haber presencia de quejigo y

alcornoque, por lo que las precipitaciones en la cueva son

escasas. Además, los suelos pedregosos de Cueva de Nerja

también limitan el crecimiento del alcornoque.

4.1.2. Neolítico

Para este período contamos con los análisis

antracológicos de cinco yacimientos. En este período se ha

diferenciado entre niveles arqueológicos del Neolítico

Medio y niveles del Neolítico Final, a excepción de Cueva de Nerja9 (50), que tiene

ocupación durante todo el período (Badal, 1990, 1996,1998).

Neolítico Medio o Pleno: Cueva del Toro (10) (Rodríguez-Ariza, 1996, 2004) y Cueva de

los Murciélagos (25) (Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997). Este último

yacimiento se ha analizado dentro del Neolítico Pleno, aunque su datación lo sitúa entre

este período y el Neolítico Antiguo. Sus características son similares a las de Cueva del

Toro, por ello ha sido más fácil analizarlo junto a este yacimiento.

Neolítico Final: Cueva del Toro, Cueva de los Murciélagos (25) y Polideportivo de

Martos (22) (Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999).

Durante el Neolítico Pleno se puede observar un incremento considerable de los Quercus

en contextos arqueológicos (Fig. 6), especialmente en el piso Mesomediterráneo. Esto indica

9 En Cueva de Nerja se distinguieron dos niveles de ocupación para el Neolítico: nivel 2 (6.420 ± 60 B.P.) y

nivel 3 (7,240 ± 80 B.P.).

Figura 5. Mapas con frecuencias

relativas de Quercus durante el

Epipaleolítico.

Laura Vico Triguero

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17

un cambio climático que tiende hacia temperaturas más suaves, que ya había comenzado a

finales del Paleolítico. En Cueva del Toro10

, situado en una zona de transición entre dos pisos

(Termo- y Mesomediterráneo), se dan los niveles más altos de encina-coscoja. En Cueva de

los Murciélagos este taxón mantiene porcentajes similares a los del Paleolítico, oscilando

entre un 18 y un 30% en los tres niveles11

en los que se han llevado a cabo los análisis

antracológicos. Por otro lado, en el piso Termomediterráneo se sigue manteniendo una baja

presencia de los taxones de Quercus, como lo demuestra el análisis antracológico de la Cueva

de Nerja, en los que la encina-coscoja no supera el 1% en toda la secuencia neolítica. Esto se

debe posiblemente a las bajas precipitaciones que hay en dicha cueva, que también

caracterizaba el ombroclima del Paleolítico. Por otro lado, el quejigo y el alcornoque aparecen

en los yacimientos situados en el piso Mesomediterráneo (Cueva del Toro y Cueva de los

Murciélagos), aunque con niveles bajos que no superan el 10%, por lo que podrían

desarrollarse en zonas de umbría y húmedas. En Cueva de Nerja sigue sin haber presencia de

estos dos taxones debido la sequedad del entorno.

En el Neolítico Final, los niveles de encina-coscoja más altos se localizan en los

yacimientos del Piso Mesomediterráneo que entran en contacto con el piso

Termomediterráneo, como Cueva del Toro y Cueva de los Murciélagos (Fig. 6). El quejigo

sólo aparece en Cueva del Toro, seguramente en zonas de umbría. En Cueva de los

Murciélagos, la subida de las temperaturas puede explicar la desaparición del quejigo,

adaptado a condiciones climáticas más frías. Por otro lado, la presencia de alcornoque y el

aumento de las frecuencias de encina-coscoja puede deberse a un incremento de la humedad,

que puede resultar de su contacto con el piso Termomediterráneo. Sin embargo, en los

yacimientos situados en el piso Mesomediterráneo (Polideportivo de Martos12

) los niveles de

encina-coscoja descienden, posiblemente debido a una mayor xericidad en este piso, lo que

explicaría también la ausencia de quejigo y alcornoque. La ausencia de alcornoque también

puede estar relacionada con motivos edafológicos, pues en Martos hay una predominancia de

10

En Cueva del Toro se diferenciaron dos áreas de ocupación para el Neolítico Pleno: una definida como nivel

de habitación (5820+90 B.C; 6540+110 B.C.) y otra como establo (4550±75 y 4489±150 BP) (Rodríguez-Ariza,

2004). La variación de porcentajes entre ambas áreas será especialmente relevante para el apartado 5.2., en

relación con la funcionalidad de la madera.

11 En Cueva de las Murciélagos las excavaciones diferenciaron tres fases de ocupación. Dos de estas fases se

situaron dentro del Neolítico Antiguo Medio (Fase A (5526 y 5298 cal. AC) y B (4790 y 4549 cal AC));

mientras que la Fase C se enmarcó dentro del Neolítico Final (González et al., 2000:172).

12 En Polideportivo de Martos se diferenciaron tres fases para el Neolítico Final: Fase I (3550-3435 y 3380-3320

cal. AC), Fase II (3090-2870 cal. AC) y Fase III (2565-2465 cal. AC).

Resultados y discusión

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18

suelos calcáreos, donde es difícil su crecimiento.

Figura 6. Mapas con frecuencias relativas de Quercus durante el Neolítico Pleno y Final.

4.1.3. Calcolítico

El estudio paleobotánico del Calcolítico abarcó once yacimientos. Al igual que en el

Neolítico, se han diferenciado varios períodos dentro de la Edad del Cobre, a excepción de

Cueva del Toro (10) en los que los análisis han sido generales para todo el Calcolitico

(Rodríguez-Ariza, 1996, 2004), al igual que en Cueva de los Murciélagos (25) (Rodríguez-

Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997) y Cabezo Juré (28) (Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c).

Cobre Antiguo: Los Millares (1) (Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b) y Eras del Alcázar (58)

(Rodríguez-Ariza, 2012).

Cobre Pleno: En los Millares (1) se han adscrito determinadas zonas del poblado y del

Fortín I en el Cobre Pleno (Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005). También presentan niveles de

este momento El Malagón (2) (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996), Campos (11) (Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b),

Zájara (12) (Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b), Santa Bárbara (13) (Rodríguez-Ariza,

1999, 2000b, 2005b) Cerro de la Virgen (3) (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b;

Laura Vico Triguero

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19

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996) y la Parcela C de Marroquíes Bajos (44)

(Rodríguez-Ariza, 2005a, 2011).

Cobre Final: De este momento son algunos niveles del poblado de Los Millares (1) y Eras

del Alcázar (58). En Marroquíes Bajos: Veracruz (43), Manzana D-19 (64), (Rodríguez-

Ariza, 2011) y el colegio de Cándido Nogales (45) (Rodríguez-Ariza, 2011).

Los valores obtenidos en los niveles del Calcolítico Antiguo muestran un porcentaje muy

bajo de encina-coscoja en los yacimientos situados en el piso Termomediterráneo, que no

superan en ningún caso el 2% (Fig. 7). La ausencia de este taxón en el yacimiento de Los

Millares se debe a un ombroclima seco y escasas precipitaciones, que se asemejan al clima

actual almeriense. Esto también dificulta la presencia de quejigo, que sólo se desarrolla en

pisos bioclimáticos más bajos si las condiciones hídricas son favorables, al igual que el

alcornoque. Por otro lado, los yacimientos del piso Mesomediterráneo que entran en contacto

con el piso Termomediterráneo (Cueva del Toro (4120+120 B.C.) y Cabezo Juré (4550±75;

4489±150 BP)) denotan una mayor presencia de alcornoque y quejigo, pues las condiciones

de humedad son mayores. Además, estos últimos yacimientos, junto con los que se localizan

plenamente en el piso Mesomediterráneo (Cueva de los Murciélagos y Eras del Alcázar

(3500-2500 cal. BC)), presentan unas altas frecuencias de encina-coscoja. Esto se debe a que

las condiciones climáticas y edafológicas que presentan estos yacimientos son más favorables

para el desarrollo de esta vegetación. Aun así, en Cueva del Toro (4120+120 B.C.) las

frecuencias de las especies de Quercus disminuyen con respecto al período anterior.

Rodríguez Ariza (2004) lo atribuye a una mayor degradación del bosque, provocada por la

mayor influencia antrópica en el medio natural, al igual que ocurre en Cueva de los

Murciélagos. Eras del Alcázar (2400-2000 cal. BC) presenta los valores más altos de encina-

coscoja, por lo que la masa arbórea estaría formada en su mayor parte por esta especie

vegetal. Sin embargo, el alcornoque está ausente, debido a un ombroclima seco que impediría

abundantes precipitaciones. El quejigo aparece seguramente asociado a zonas de umbría.

En el Calcolítico Pleno las frecuencias más altas de encina-coscoja se dan en los

yacimientos del piso Mesomediterráneo (Cerro de la Virgen (1870+70 B.C.), Cueva de los

Murciélagos y la Parcela C de Marroquíes Bajos (2630-2670 cal. BC)) y en aquellos

yacimientos que se encuentran entre el piso Termo- y Mesomediterráneo (Cueva del Toro y

Cabezo Juré) (Fig.7). Incluso en El Malagón (2070+70 B.C.; 1950+50; 1920+60 B.C.), que

entra en contacto con el piso Supramediterráneo, los valores de este taxón son altos,

superando el 30%. Esto puede deberse a que la subida de las temperaturas hicieran ascender a

la encina-coscoja un piso de vegetación. Además, su cercanía a Sierra de las Estancias

Resultados y discusión

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20

(Rodríguez-Ariza, 1992b), que presenta un sustrato silíceo, permite el desarrollo de especies

vegetales como el quejigo y el alcornoque, que convivirían junto a la encina-coscoja. El

desarrollo de esta vegetación también denota unas condiciones climáticas durante el Cobre

más húmedas que las actuales en este piso bioclimático (Rodríguez-Ariza, 1992b). Por otro

lado, el yacimiento vecino de Cerro de la Virgen presenta unas condiciones más secas que El

Malagón, pues no se han hallado taxones de alcornoque, y el quejigo presenta valores muy

bajos, no llegando al 1%, por lo que éste se pudo desarrollar en alguna zona de umbría.

Asimismo, en el piso Termomediterráneo la presencia de la encina-coscoja sigue siendo

escasa, no supera el 10%. En el caso de Los Millares hay un aumento de este taxón con

respecto a los niveles de Cobre Antiguo, por lo que la humedad parece ser mayor. Esto

también explicaría la aparición de quejigo y alcornoque en este momento, desarrollándose

posiblemente el quejigo en zonas umbrías y el alcornoque13

en suelos profundos, donde aflora

cierta humedad. La presencia de estos taxones en Los Millares puede deberse a un grado un

poco mayor de humedad, pues en los yacimientos de la Depresión de Vera (Zájara (2130+25

B.C. y 1965+40 B.C.), Campos (2130+25 B.C. y 1965+40 B.C.) y Santa Bárbara), que

comparten unas condiciones climatológicas y edafológicas muy parecidas a Los Millares, no

hay presencia de alcornoque ni quejigo. Esto infiere que en la Depresión de Vera las

precipitaciones fueran muy escasas, debido a la xericidad de esta zona. Sin embargo, en estos

yacimientos sí hay una baja presencia de encina-coscoja.

En el Cobre Final se mantienen valores muy similares con respecto al Cobre Pleno,

especialmente en los yacimientos situados en el piso Mesomediterráneo (Cabezo Juré, Cueva

de los Murciélagos, Cueva del Toro, Cerro de la Virgen (1870+70 B.C.) y Marroquíes Bajos)

(Fig. 7). El dato que más difiere con respecto al período anterior es el caso de Eras del

Alcázar (2400-2000 cal. BC), donde la encina-coscoja ha disminuido hasta en un 40% los

porcentajes con respecto al Cobre Inicial. Según los investigadores (Bocio, Rodríguez-Ariza y

Valle, 1996) se podría estar produciendo en este momento un cambio del clima, con inviernos

más fríos, lo que produciría una disminución de esta especie vegetal en la zona, pues no

resiste bien a las heladas. Por otro lado, también puede verse reducida por una mayor

explotación antrópica del medio, que se inicia de forma temprana en este yacimiento, pues las

grandes roturaciones agrícolas se harán patentes en los bosques a partir de la Edad del Bronce.

13

En este yacimiento sólo aparece el alcornoque en el poblado, a pesar de que en el mapa se haya representado el

total de los carbones aparecidos en este período, sin distinguir entre el poblado (2345+85 B.C.) y el fortín

(1970+40 B.C.; 1930+50 B.C.). Su presencia es escasa, tan sólo representa un 0,05%, por lo que aparición puede

deberse a una recogida casual de alguna rama de esta especie.

Laura Vico Triguero

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21

Figura 7. Mapas con frecuencias relativas de Quercus durante el Calcolítico.

Algo similar ocurre con el yacimiento de Marroquíes Bajos. Para el Cobre Final se

diferenciaron niveles pertenecientes a al Cobre Precampaniforme (excavaciones de Veracruz

y Manzana D-19) y Campaniforme (excavaciones del Colegio Cándido Nogales (2470-2200

cal. BC y 2340-2030 cal. BC)). Entre estos dos períodos no se observan grandes diferencias

en cuanto al clima que rodea el asentamiento, ni la gestión de los recursos forestales por parte

del hombre. Sí hay diferencias con respecto a los niveles del Cobre Pleno, pues a partir del

Cobre Final parece haber una intensificación de la actividad forestal, posiblemente vinculada

a la agricultura. Esto explicaría el descenso de los porcentajes de carbones de la encina-

coscoja que se producen entre el Cobre Pleno y el Cobre Final (tanto Precampaniforme como

Campaniforme), de hasta más de un 10% en Veracruz, debido a una degradación del bosque

en dicha zona (Rodríguez-Ariza, 2011).

Asimismo, en el piso Termomediterráneo se aprecia una inestabilidad en cuanto a las

precipitaciones, pues de nuevo hay ausencia en Los Millares de los taxones de quejigo y

alcornoque, que habían aparecido durante el Cobre Pleno.

Resultados y discusión

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22

4.1.4. Edad del Bronce

Para la Edad del Bronce se analizaron trece yacimientos en los que se diferenció entre los

niveles de Bronce Antiguo y los niveles de Bronce Pleno, a excepción de Cueva de los

Murciélagos (Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997), Eras del Alcázar

(Rodríguez-Ariza, 2012) y Gatas (49) (Gale, 1999; Rodríguez-Ariza, 2000b), en los que los

niveles del Bronce se han fechado de forma general para todo el período cultural.

Bronce Antiguo: Cerro de la Virgen (3) (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996).

Bronce Pleno: Castellón Alto (4) (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b,2005b,2014;

Rodríguez-Ariza y Ruíz, 1995; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996), Fuente Amarga

(Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz,

1993; Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003), Loma de

la Balunca (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza, Valle y

Esquivel, 1996), Terrera del Reloj (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b, 1993, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996), Acinipo (Rodríguez-Ariza, 1992; Rodríguez-

Ariza, Aguayo y Moreno, 1992), Peñalosa (Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997;

Rodríguez-Ariza, 2000a, 2011), Castillejo de Gádor (32) (Rodríguez-Ariza, 2001a),

Fuente Álamo (48) (Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004).

En el Bronce Antiguo se observan frecuencias muy parecidas a las del Cobre Final (Fig.

8). En los yacimientos situados en el piso Mesomediterráneo (Cueva de los Murciélagos, Eras

del Alcázar (2000-1700 cal. BC) y Cerro de la Virgen) se registran las frecuencias más altas

de encina-coscoja. El cambio más significativo parece darse en el piso Termomediterráneo,

donde los valores han subido considerablemente con respecto al período anterior. Esto puede

estar producido por un incremento de las precipitaciones, que produce también la aparición

del alcornoque, que rara vez se había observado en los yacimientos del litoral almeriense,

debido a su gran xericidad. El quejigo permanece ausente, pues tiende a desarrollarse a mayor

altura.

A partir del Bronce Pleno la situación empieza a cambiar. Donde antes había porcentajes

elevados de encina-coscoja, como el Cerro de la Virgen, en estos momentos hay un descenso

considerable de ésta (Fig. 8). Esto puede deberse a una intensificación agraria que se produce

especialmente en los yacimientos situados en la Depresión de Baza-Huéscar (Castellón Alto

(1420+100 B.C.), Fuente Amarga (1630+100 B.C.), Loma de la Balunca y Terrera del Reloj

(1540+50 B.C. y 1490+50 B.C)). De igual modo, en el litoral almeriense, donde había

Laura Vico Triguero

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23

aparecido durante el Bronce Antiguo una fuerte presencia de encina-coscoja, en el Bronce

Pleno vuelve a descender, probablemente debido a la fuerte influencia antrópica en el medio.

Así lo demuestra el análisis de Fuente Álamo, en el que la presencia de encina-coscoja no

llega al 1%; mientras que Gatas durante el Bronce Antiguo alcanzó el 15%. Sin embargo, en

Castillejo de Gádor, que se encuentra en una zona de transición entre el piso Termo- y

Mesomediterráneo, los valores ascienden hasta un 10%. En el resto de yacimientos situados

en el piso Mesomediterráneo los porcentajes no varían con respecto al período anterior, por lo

que todavía prima un fuerte aprovechamiento de las plantas no cultivadas. Por ello, la fuerte

actividad agrícola parece tener una mayor influencia sobre el medio en la Depresión de Baza-

Huéscar, posiblemente por las especiales condiciones climáticas y edáficas de la zona.

Figura 8. Mapas con frecuencias relativas de Quercus durante el Bronce Antiguo y Pleno.

4.1.5. Edad del Hierro

Para la Edad del Hierro se han analizado siete yacimientos, asociados a dos zonas

culturales distintas:

Ibera: Fuente Amarga (5) (Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b;

Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993; Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y

Resultados y discusión

__________________________________________________

24

Rodríguez-Ariza, 2003), Acinipo (8) (Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992), Los

Baños (33) (Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003), Turruñuelos (59)

(Montes y Pradas, e.p.) y necrópolis de Tútugi (65) (Rodríguez-Ariza, 2014).

Fenicia: Cerro del Villar (53) (Ros y Burjachs, 1999) y Morro de la Mezquitilla (51)

(Schoch, 1983).

La diferencia más evidente entre ambas culturas es la diferente localización de sus

asentamientos. Los yacimientos arqueológicos de la cultura ibera donde se han realizado los

análisis antracológicos se encuentran en el piso Mesomediterráneo; mientras que los de la

cultura fenicia se desarrollan en el piso Termomediterráneo.

En los yacimientos asociados a la cultura ibérica, los valores más bajos de encina-coscoja

se dan en aquellos situados en la parte noroccidental de Andalucía (Fuente Amarga y

Turruñuelos) (Fig. 9), posiblemente por una sobreexplotación de esta especie vegetal debida a

una intensificación de la actividad agrícola, que en Acinipo parece continuar desde períodos

anteriores (Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992). En Tutugi, al ser una necrópolis, sólo

se tomaron las frecuencias absolutas, por lo que sólo se pudo determinar la presencia o

ausencia de los taxones de Quercus en este yacimiento. A partir de los análisis antracólogicos

realizados en contextos funerarios es difícil poder determinar qué vegetación era la que

dominaba en el entorno, así como los posibles cambios climáticos que afectaron a la

vegetación. Pero es interesante especialmente para el apartado 5.2., en relación con la

funcionalidad de la madera.

Estos valores contrastan con los yacimientos situados en la parte sur del piso

Mesomediterráneo (Baños y Acinipo), que presentan los valores más altos para este taxón.

Por otro lado, la presencia del quejigo sólo está presente en Fuente Amarga y en Acinipo,

posiblemente localizado en zonas de umbría. La ausencia de este taxón en el resto de

yacimientos puede deberse a una mayor sequedad y, en el caso de la necrópolis de Tutugi, a la

selección de una determinada especie vegetal para la incineración, en la que se descartaría el

quejigo y el alcornoque.

En otro lugar se encuentran los yacimientos asociados a la cultura fenicia que, como ya se

ha dicho, se sitúan en el piso Termomediterráno, concretamente en el litoral malagueño. Los

datos antracológicos no han permitido establecer frecuencias relativas para estos yacimientos,

por lo que es difícil determinar la vegetación que existía en el entorno del Cerro del Villar y

Morro de la Mezquitilla en estos momentos. Lo único que se puede deducir es una presencia

de encina-coscoja en Morro de la Mezquitilla (Fig. 9), aunque sin poder determinar su

abundancia en la masa forestal del entorno. Asimismo hay una ausencia tanto de quejigo

Laura Vico Triguero

__________________________________________________

25

como de alcornoque. El quejigo no tiende a desarrollarse en este piso, y el alcornoque no tiene

las condiciones edafológicas e hídricas necesarias para su desarrollo en la zona. En Cerro del

Villar, por el contrario, no hay ningún taxón asociado a los Quercus. El paisaje de este

yacimiento pudo estar degradado tanto por las condiciones climáticas, como por la acción

antrópica. Pero es difícil confirmarlo debido a la poca información que aportan los resultados

de este yacimiento.

Figura 9. Mapas con frecuencias relativas de Quercus durante la Edad del Hierro.

4.1.6. Época romana

Los estudios antracológicos se han centrado especialmente en la Prehistoria. Por ende, los

estudios para época romana son escasos, pues se tiende a pensar que buena parte de la

información relacionada con los cultivos y la actividad del hombre en el medio se encuentra

en las fuentes clásicas (Rodríguez-Ariza y Montes, 2010). Por ello, los estudios de los restos

carbonizados son más reducidos, de ahí sólo hayan sido dos los yacimientos con análisis

antracológicos para esta época: la villa romana de Gabia (31) y Los Baños (33).

Resultados y discusión

__________________________________________________

26

A pesar de que ambos yacimientos se encuentren

dentro del piso Mesomediterráneo, presentan valores de

encina contrapuestos (Fig. 10). En Gabia, las frecuencias

de este taxón no sobrepasan el 10%; mientras que en Los

Baños los valores superan el 30%. Esto puede deberse a

una mayor explotación antrópica del bosque en Baños que

en Gabia. Recientes estudios (Rodríguez-Ariza y Montes,

2010) han puesto de manifiesto que la escasa presencia en

Gabia de la encina (en comparación con la que hay en los

Baños) puede deberse a un abandono de la recolección de

especies vegetales silvestres en detrimento de las especies

cultivadas, y a la inexistencia de las mismas en el entorno.

Sin embargo, en Baños la vegetación natural es la

predominante. El alcornoque está ausenta en ambos

yacimientos. El quejigo aparece en la villa romana de

Gabia, aunque sólo se ha determinado su presencia, por lo

que no se puede adentrar en establecer una conclusión de

su aparición.

4.2. Datos paleoetnobotánicos de la utilización de la encina

4.2.1. Paleolítico

Los carbones recogidos en Cueva de Nerja y Cueva Ambrosio se asocian a contextos de

combustión. En Cueva de los Murciélagos no se especifica el contexto donde se encontró

(Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997), pero probablemente cumpliera con la

misma función que las dos anteriores cuevas al no hallarse ninguna estructura que asocie esta

madera a la construcción u otra finalidad. La recolección en dichas cuevas debió de ser

oportunista, aprovechándose las ramas caídas de los árboles del entorno. De ahí que en Cueva

de Nerja, en cuyo bosque no creció el Quercus, no aparecieran carbones asociados a este

género en toda la Cueva.

4.2.2. Epipaleolítico

Al igual que en el período anterior, los carbones recogidos de niveles epipaleolíticos se

asocian a estructuras de combustión. En Cueva de Nerja, a partir de la baja frecuencia de

Figura 10. Mapas con frecuencias

relativas de Quercus en Época

romana.

Laura Vico Triguero

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27

encina-coscoja, se puede deducir que la recolección sigue siendo oportunista y la presencia de

este taxón en contextos de combustión es casual, procedente seguramente de las ramas

recogidas del suelo.

Asimismo en Río Palmones, la madera, tanto de la encina-coscoja como de alcornoque,

probablemente sirvió como combustible. Ésta se encontró en niveles de ocupación, junto a

guijarros que presentan rasgos de haber sido alterados por el fuego (Rodríguez-Ariza, 2011:

315). En este caso hubo que tener en cuenta el resto de taxones asociados a diferentes árboles

y arbustos, que también aparecieron en los niveles habitacionales (Rodríguez-Ariza, 2005d).

Por la gran variedad de ellos se deduce que este yacimiento estaría rodeado por una frondosa

masa arbórea, formada por diferentes especies vegetales. Sin embargo, las frecuencias de la

encina-coscoja fueron las más elevadas, lo que induce a pensar que pudo haber cierta

selección de la madera para alimentar el fuego del hogar. Esto denota un mayor conocimiento

del medio por parte de algunos grupos sociales epipaleolíticos, que van apartándose

paulatinamente de la recolección oportunista del Paleolítico.

4.2.3. Neolítico

En el Neolítico todavía se mantienen asentamientos en cueva (Cueva de los Murciélagos,

Cueva del Toro y Cueva de Nerja). Aquí la madera sigue cumpliendo una función de

combustible, pues la mayor parte de estos carbones se encontraron en áreas de habitación

(Rodríguez-Ariza, 1996; González et al., 2000). La ausencia de hoyos de poste u otros

indicadores no indican un uso de la madera como elemento constructivo.

Tan sólo en Cueva del Toro se ha asociado la madera con la estabulación del ganado

(Rodríguez-Ariza, 2004). Además, ha sido en el establo donde se han encontrado las mayores

frecuencias de Quercus ilex-coccifera. Esto puede indicar que en este lugar se llevara a cabo

la preparación de alimentos e, incluso, la fabricación de utensilios.

Por otro lado, en los asentamientos al aire libre, el carbón se asocia en muchos casos a la

construcción, además de tener un uso combustible. En el Polideportivo de Martos, la madera

puede estar relacionada con la estabulación del ganado, pues se ha constatado la presencia de

cabañas para tal fin (Lizcano et al., 1991). En éstas se utilizaría la madera como poste para

sujetar la techumbre, pues se han hallado hoyos donde se ubicarían. En este yacimiento la

madera también pudo formar parte de instrumentos como hachas y azuelas (Lizcano et al.,

1991:78), que posiblemente tuvieron mangos de madera. A pesar de esto, no se ha podido

determinar si ha sido la madera de encina-coscoja la que se ha usado para todas esas

Resultados y discusión

__________________________________________________

28

funciones de las que se habla en el Polideportivo de Martos. Por los altos porcentajes

obtenidos en los resultados, y por la dureza de su madera, posiblemente su utilizara en dichas

actividades. Pero la falta de datos lo corroboren no permite afirmarlo con seguridad.

4.2.4. Calcolítico

El uso de la madera de los Quercus sigue manteniéndose como combustible para los

hogares en la Edad del Cobre, especialmente la de la encina-coscoja. Así lo demuestran los

estudios realizados en El Malagón, Cueva del Toro las excavaciones del poblado y el Fortín I

de Los Millares, Cueva del Toro y la Parcela C de Marroquíes Bajos, donde se ha constatado

la presencia de hogares de forma circular a lo largo de toda la secuencia (Rodríguez-Ariza,

1992b; Rodríguez-Ariza, 2004; Rodríguez-Ariza, 2005a). En Cerro de la Virgen posiblemente

se utilizara también la madera para el fuego del hogar, pero no se ha concretado la asociación

de este carbón con estructuras de combustión. En estos hogares se llevaría a cabo la

producción de alimentos, pues en yacimientos como Eras del Alcázar se encontró junto a los

hogares una gran diversidad de recipientes de mediano tamaño (hoyas, orzas, cuencos, etc.),

destinados al consumo de alimentos (Lizcano et al, 2009). Lo mismo ocurre con la Parcela C

de Marroquíes Bajos, donde se encontró junto al hogar tortas de cerámica donde se calentaría

el alimento, además de restos de fauna e instrumentos de sílex (Rodríguez-Ariza, 2005a: 247).

En Cueva del Toro y Eras del Alcázar se pudo utilizar el mismo hogar para la producción

alfarera, para cocer la cerámica (Rodríguez-Ariza, 2004; Lizcano et al. 2009). En el exterior

de las cabañas también se han hallado carbones, como en el caso de la Parcela C de

Marroquíes Bajos (Rodríguez-Ariza, 2005a). Esto se ha vinculado con la limpieza de los

hogares del interior de estas estructuras o, incluso, con fuegos realizados en el exterior que

pueden responder a diversos fines (Rodríguez-Ariza, 1992b).

Con el surgimiento de la metalurgia empieza a recolectarse madera para el combustible de

los hornos de fundición de metal. En Los Millares, Cabezo Juré, Eras del Alcázar y El

Malagón parte de estos carbones se hallaron en contextos metalúrgicos, donde los carbones

fueron encontrados junto a crisoles y escorias (Rodríguez-Ariza, 1992b; Rodríguez-Ariza,

1992; Rodríguez-Ariza, 2005c). Buena parte de la leña que formaban estas estructuras era

madera de encina-coscoja.

La madera de encina-coscoja también sirvió para la construcción, concretamente para los

techos y postes de la casas. En El Malagón, Cerro de la Virgen, Marroquíes Bajos y Eras del

Alcázar, se hallaron taxones de esta especie vegetal en estructuras en las que aparecieron

hoyos de poste y silos (Rodríguez-Ariza, 1992b). También se plantea la posibilidad de que

Laura Vico Triguero

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29

pudieran pertenecer al ramaje utilizado para la techumbre (Rodríguez-Ariza, 1992b),

encontrándose en algunos casos parte de la arcilla que unía las ramas, como en Eras del

Alcázar (Lizcano, 2006). También sigue utilizándose para la estabulación del ganado en

yacimientos como Cueva del Toro (Rodríguez-Ariza, 2004).

Por otro lado, en Cueva de los Murciélagos se ha constatado la presencia de estructuras de

combustión, fosas de almacenamiento y algún hoyo de poste (González et al., 2000) que

inducen a pensar que la madera de encina-coscoja pudo tener dos tipos de uso: como

combustible y como elemento estructural. Como elemento constructivo pudo estar asociado a

alguna estructura de almacenaje de alimento o leña dentro de la cueva. Aunque esto está

todavía por determinar.

En los yacimientos de la Depresión de Vera (Campos, Zájara y Santa Bárbara) es difícil

sentar una hipótesis acerca de la funcionalidad que tuvo la madera, pues los pocos datos

paleoetnobotánicos lo dificultan. Se puede intentar extrapolar a estos yacimientos los datos

obtenidos en Los Millares, pues se incluyen dentro de la denominada como “cultura de los

Millares”. Así, la madera de encina-coscoja podría usarse como leña para la combustión de

los hogares y hornos metalúrgicos, incluso para la construcción. Aunque esto está por

confirmar.

La utilización de la madera del quejigo suele estar asociada a contextos de combustión.

Las bajas frecuencias de este esta especie vegetal en los yacimientos puede deberse a que sólo

se recolectaran sus ramas para iniciar el fuego de los hogares; mientras que la encina-coscoja

serviría para mantenerlo.

En cuanto al alcornoque, se ha documentado la utilización del corcho en estos momentos

para la fabricación de recipientes y tapaderas, como lo indica el antracoanálisis de Cabezo

Juré (Rodríguez-Ariza, 2005c).

4.2.5. Edad del Bronce

El uso de la encina-coscoja en los yacimientos del Bronce responde a dos funciones: como

combustible de hogar y como elemento de construcción.

Combustible: En Castellón Alto, Cerro de la Virgen, Fuente Amarga, Terrera del Reloj

y El Castillejo de Gádor los carbones analizados se recogieron en contextos de combustión

(Rodríguez-Ariza y Ruíz, 1992; Rodríguez-Ariza, 1992a; Rodríguez-Ariza, 1992b),

principalmente hogares. En Cerro de la Virgen también se asoció a estructuras que se

identificaron como hornos. En Cueva de los Murciélagos no se ha determinado el uso de la

madera, pero posiblemente ejerciera con una función de combustible al haberse hallado

Resultados y discusión

__________________________________________________

30

estructuras de combustión (González et al., 2000), que pudieron tener una continuidad a lo

largo de la secuencia histórica de la cueva, pues es imprescindible el fuego del hogar para

estas sociedades.

Construcción: En Fuente Amarga, Terrera del Reloj, El Castillejo de Gádor, Peñalosa,

Eras del Alcázar, Cerro del Alcázar y Acinipo los carbones analizados también se asocian

con elementos constructivos (techo) (Rodríguez-Ariza, 1992a ;Rodríguez-Ariza, 2000a,

2012; Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992). Asimismo, en los yacimientos situados en

la Depresión de Vera (Fuente Álamo y Gatas), la madera de encina-coscoja también se

vinculó con la construcción (techumbre y los postes) (Rodríguez-Ariza, 2000b). En Cerro de

la Virgen se halló un tronco de considerables dimensiones en niveles habitacionales y una

gran cantidad de carbón vegetal. La alta presencia de encina-coscoja en este yacimiento

puede estar relacionada con los postes que sujetaban los techos de las casas. En el caso de

Castellón Alto, la madera utilizada para la construcción era la del pino, y no la de la encina-

coscoja (Rodríguez-Ariza, 1992b). Esto se puede deber a la escasez de esta especie vegetal

en el entorno del asentamiento, que condicionaría la recogida de madera de pino (menos

resistente para sostener el peso de la techumbre). Lo mismo ocurre en el poblado argárico de

Loma de la Balunca. La madera de construcción se reserva para el pino (Rodríguez-Ariza,

1992b), pero las ramas de encina-coscoja sí pudieron formar parte de la techumbre de las

casas, pues se ha constatado restos carbonizados de este taxón en uno de los cortes

(Rodríguez-Ariza, 1992b).

Instrumentos: La madera de la encina-coscoja también pudo formar parte de diversos

instrumentos (hachas, azuelas, etc.). En el caso de Castellón Alto, se documentó en la tumba

121 de la necrópolis el mango de una azuela fabricado con madera de encina, que se halló

junto a una momia (Molina et al., 2003: 157). Dicha azuela formaba parte del ajuar de esta

tumba. En Acinipo también se recogieron carbones que pudieron pertenecer a algún

instrumento, pero no se ha determinado a qué tipo (Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno,

1992).

Por otro lado, el corcho del alcornoque fue usado principalmente como tapadera para los

recipientes. Así lo demuestran los análisis realizados en Gatas, en los que además se planteó

la posibilidad de que sirviera como leña para el fuego del hogar al hallarse en contextos de

combustión (Rodríguez-Ariza, 2000b, 2005b). En Peñalosa también se ha constatado el uso

del alcornoque para las tapaderas de los recipientes. Asimismo, sus ramas pudieron formar

parte de las techumbres de las casas de este último yacimiento, pues también sirve como

aislante (Rodríguez-Ariza, 2000a).

Laura Vico Triguero

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31

Del quejigo son pocos los datos obtenidos acerca de su funcionalidad. Los bajos

porcentajes de carbones de esta especie vegetal en los yacimientos puede deberse al uso de

sus ramas para iniciar los fuegos, al igual que ocurría en el Calcolítico. Pero la escasez de

información no permite establecer una conclusión certera acerca de su funcionalidad. Loma

de la Balunca es el único caso donde el quejigo parece haberse utilizado como viga en un

momento determinado (Rodríguez-Ariza, 1992b).

4.2.6. Edad del Hierro

En la cultura ibera se sigue manteniendo la madera de la encina-coscoja como

combustible tanto de hogares como de hornos. En el caso de Fuente amarga y Turruñuelos

formaba parte de la leña utilizada en los hornos de pan (Montes y Pradas, e.p.). En Acinipo y

Baños, además de alimentar el fuego de los hogares, la madera de encina-coscoja se asoció

con la construcción (techos y vigas) (Rodríguez-Ariza, 1992, 2000c). En Acinipo también se

relacionó con la fabricación de algún utensilio (Rodríguez-Ariza, 1992).

En los yacimientos iberos es frecuente encontrar la madera asociada a contextos rituales.

Esta madera, al ser más duradera, posiblemente fue utilizada como leña para la pira

(Rodríguez-Ariza y Ruíz, 1993). Así lo demuestran los análisis de la necrópolis de Tutugi. En

la sepultura 21 los carbones de encina-coscoja provienen de la incineración de los cadáveres

(Rodríguez-Ariza, 2014:438).

Para el quejigo y el alcornoque, los estudios antracológicos proporcionan escasos datos

paleoetnobotánicos. Las bajas frecuencias de ambos taxones en contextos arqueológicos

inducen a pensar en que sólo se utilizaran sus ramas para el combustible, como ocurría en

períodos anteriores. El corcho del alcornoque, incluso, pudo utilizarse para la realización del

algún instrumento o tapadera.

En los yacimientos fenicios también se asocia la madera de encina-coscoja con el

combustible de hogares y hornos. En las excavaciones de Morro de la Mezquitilla se hallaron

hornos metalúrgicos que pueden asociar la madera de la encina-coscoja con la combustión

para la fundición del metal. Pero los análisis antracológicos realizados (Schoch, 1983) no

concretan la localización de los taxones de los Quercus. En el Cero del Villar, la ausencia de

taxones de Quercus impide una valoración paleoetnográfica de este yacimiento. Lo único que

se puede deducir es que la madera que se utilizase para las diferentes actividades llevadas a

cabo en el asentamiento procedía de otra especie vegetal que hubiera en el entorno.

Resultados y discusión

__________________________________________________

32

4.2.7. Época Romana

En Época romana se observa una continuación del uso de la encina-coscoja para la

construcción de las casas, especialmente para los postes que sostenían las cubiertas de las

mismas (Rodríguez-Ariza y Montes, 2010). La dureza de esta madera hace que sea muy útil

para sostener las techumbres, que en este momento son más pesadas, ya que se utilizan

elementos constructivos como las tejas.

En Gabia los análisis antracológicos han determinado que la madera recogida procede de

dos estructuras: una que se ha considerado como una zona de habitación y otra que se

corresponde con una almazara (Rodríguez-Ariza y Montes, 2010). En la primera se ha

asociado el uso de la madera con un hogar. En la almazara se encontraron troncos de encina

asociados a la construcción.

En Baños los niveles romanos se asocian con una villa que explota los terrenos

circundantes (Rodríguez-Ariza, 2001b), en la que también se encontró un horno. En los

análisis antracológicos (Rodríguez-Ariza, 2001b) se habla de la presencia de carbones en

fosas. Esto puede estar relacionado con una posible limpieza de algún hogar, pero aún está

por confirmar.

5. CONCLUSIONES

A partir de los resultados obtenidos se puede decir que las primeras evidencias de la

aparición de encina-coscoja en contextos arqueológicos la encontramos a partir del Paleolítico

Medio en Cueva de los Murciélagos. La domesticación del fuego hace necesaria la

recolección de madera para alimentar los hogares en los que se cocinaba los alimentos, se

calentaba el área habitacional y se fabricaban instrumentos. Se inicia así una explotación de

los recursos forestales, que aún en el Paleolítico se basa en una recolección oportunista de la

madera caída de los árboles. Hasta el Paleolítico Superior Final hay una alta xericidad en los

pisos Temo- y Mesomediterráneo, que impide el crecimiento de los Quercus en el entorno de

los yacimientos situados en estos pisos. Tan sólo Cueva de los Murciélagos (que tiene

mayores precipitaciones debido a la gran influencia que ejerce el piso Termomediterráneo)

hay una aparición de encina-coscoja, que desciende conforme aumentan las temperaturas. A

partir del Magdaleniense, un cambio climático que provoca el aumento de las temperaturas

favorece la expansión de los Quercus, que empiezan a crecer en estos pisos bioclimáticos.

Será la encina-coscoja la más beneficiada de este cambio, pues se desarrollan grandes bosques

en los que suele predominar esta especie vegetal. El quejigo y el alcornoque, debido a sus

Laura Vico Triguero

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33

mayores exigencias climáticas, edáficas e hídricas, presentan mayores frecuencias a partir de

este momento, pero suelen encontrarse en zonas de umbría o con una determinada humedad.

En el Epipaleolítico ya vemos algunos cambios en cuanto a la gestión de los bosques en

asentamientos al aire libre como Río Palmones, con cierta selección de la leña recogida por

parte de los grupos sociales que aquí habitaban. Pero no será hasta el Neolítico cuando se

empiece a producir una mayor influencia del hombre en los bosques. En este momento, el

cambio climático que se venía produciendo desde el Paleolítico Superior Final se hace cada

vez más patente con la subida de las temperaturas y de las precipitaciones. Esto propiciará

cada vez más el desarrollo de los Quercus. La encina-coscoja es más abundante en el piso

Mesomediterráneo, en el que también se suele encontrar quejigo cobijado en zonas de umbría.

Por otro lado, el alcornoque presenta mayores frecuencias en el piso Termomediterráneo,

ligado especialmente a suelos arenosos, localizado sobre todo en el litoral occidental andaluz.

En este período surgen las primeras sociedades agrícola-ganaderas, que empiezan a gestionar

los recursos forestales debido a un mayor conocimiento del medio. Los bosques empiezan a

roturarse con la introducción de la agricultura, además de utilizarse como pasto para el

ganado. A pesar de esto, todavía no se observan grandes degradaciones provocadas por la

práctica agrícola, por lo que todavía hay una alta recolección de los recursos que el bosque les

ofrece. A partir de este momento, cuando las sociedades empiezan a sedentarizarse, la madera

no sólo cumple con una función de combustible para el hogar, sino que también se utiliza para

la construcción de las cabañas. Ya hay una cierta selección de determinadas especies

vegetales. La madera de encina sirve por su dureza especialmente como poste, y por su ramaje

para las techumbres. El quejigo se asocia en la mayor parte de los casos a estructuras de

combustión, por lo que su presencia puede estar relacionada con la recogida de sus ramas para

prender los fuegos, para los que posteriormente se usó la madera de la encina para

mantenerlos. El alcornoque, a pesar de tener características de inflamabilidad muy parecidas a

las de la encina, ha sido muy poco utilizado como combustible, lo que se ha asociado a su

mantenimiento para la obtención de corcho (Rodríguez-Ariza, 2005c), con el que se

realizaron diversos instrumentos, como tapaderas.

A partir de la Edad de los metales (Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro), la

madera de la encina ha sido muy usada para las actividades metalúrgicas, pues su gran

resistencia al fuego facilita la fundición del metal, al exponerlo durante más tiempo a un calor

continuo. Durante el Calcolítico se empiezan a ver las primeras degradaciones del bosque

causadas por la práctica agrícola. Esto se observa principalmente en los yacimientos que han

Conclusiones

__________________________________________________

34

seguido una ocupación continuada desde el Neolítico, como Cueva del Toro y Cueva de los

Murciélagos, en los que los porcentajes de encina-coscoja han descendido considerablemente.

Los primeros momentos del Bronce mantienen características muy similares a las del

Calcolítico. Sin embargo, a partir del Bronce Pleno se empiezan a producir grandes

roturaciones del bosque, que reduce considerablemente la presencia de encina-coscoja. Estoes

especialmente visible en la Depresión de Baza-Huéscar, donde se produciría una

intensificación de la práctica agrícola.

Esta degradación continúa en la Edad del Hierro siendo cada vez mayor en el Sureste

andaluz. Los escasos datos aportados en los análisis antracológicos realizados para la cultura

fenicia impiden una comparación con respecto a los porcentajes obtenidos de la cultura ibera.

En los yacimientos iberos parece haber una mayor actividad agrícola en el sureste andaluz,

donde los porcentajes difieren con respecto a los otros yacimientos.

En Época romana se mantiene una alternancia entre las especies vegetales silvestres y las

cultivadas. En contextos de villa se han documentado los menores porcentajes de Quercus,

pues en éstos son frecuentes las intensas prácticas agrícolas, que talan los bosques para los

campos de cultivo. Sin embargo, en Baños hay una mayor presencia de encina-coscoja,

posiblemente por una reducida actividad agrícola. Esto denota una menor presencia en el

mundo romano de los Quercus en lugares rurales, destinados a la agricultura.

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7. ANEXOS

41

Id Yacimiento Municipio Provincia Período Cultural

Cronología C14

Piso de vegetación actual del yacimiento

Taxa Frecuencias relativas

Interpretación Publicación

1 Los Millares (Fortín 1)

Santa Fé de Mondújar

Almería

Cobre Pleno

1970+40 b.C.; 1930+50 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 7,12 Madera para combustible (actividades

metalúrgicas)

Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Fortín 1)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

1970+40 b.C.; 1930+50 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea 4,86 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Fortín 1)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

1970+40 b.C.; 1930+50 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Fortín 1)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

1970+40 b.C.; 1930+50 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Antiguo

2345+85 b.C. Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Antiguo

2345+85 b.C. Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Antiguo

2345+85 b.C. Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería

Cobre Antiguo

2345+85 b.C. Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 1,91 Madera para combustible (actividades

metalúrgicas)

Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería

Cobre Final

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 1,92 Madera para combustible (actividades

metalúrgicas)

Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Final

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Final

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Final

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería

Cobre Pleno

2200+85 b.C.; 2160+110 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 3,05 Madera para combustible (actividades

metalúrgicas)

Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

2200+85 b.C.; 2160+110 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea 3,09 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

2200+85 b.C.; 2160+110

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

Tabla 1

42

b.C.

1 Los Millares (Poblado)

Santa Fé de Mondújar

Almería Cobre Pleno

2200+85 b.C.; 2160+110 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus suber 0,05 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1992b, 2005b

2 El Malagón

Cúllar Granada Cobre Pleno

2070+70 B.C.; 1950+50; 1920+60 B.C.

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus faginea 4,49 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

2 El Malagón Cúllar Granada Cobre Pleno

2070+70 B.C.; 1950+50; 1920+60 B.C.

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus caducifolios 3,3 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

2 El Malagón Cúllar Granada Cobre Pleno

2070+70 B.C.; 1950+50; 1920+60 B.C.

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus suber 0,38 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

2 El Malagón Cúllar Granada

Cobre Pleno

2070+70 B.C.; 1950+50; 1920+60 B.C.

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus ilex-coccifera 43,73 Madera para combustible de hogar, horno de fundición y

elemento de construcción (techo)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Bronce Antiguo

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Bronce Antiguo

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 31,61 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Bronce Antiguo

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 3,17 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Bronce Antiguo

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,1 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Cobre Pleno-Final

1870+70 B.C. Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Cobre Pleno-Final

1870+70 B.C. Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,1 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Cobre Pleno-Final

1870+70 B.C. Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,64 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

43

3 Cerro de la Virgen

Orce Granada Cobre Pleno-Final

1870+70 B.C. Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 51,45 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b,2005b; Rodríguez-

Ariza, Valle y Esquivel, 1996

4 Castellón Alto Galera Granada

Bronce Pleno

1420+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,23 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b,2005b,2014; Rodríguez-

Ariza y Ruíz, 1995; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

4 Castellón Alto Galera Granada

Bronce Pleno

1420+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 9,92 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b,2005b,2014; Rodríguez-

Ariza y Ruíz, 1995; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

4 Castellón Alto Galera Granada

Bronce Pleno

1420+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,05

Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b,2005b,2014; Rodríguez-

Ariza y Ruíz, 1995; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

4 Castellón Alto Galera Granada

Bronce Pleno

1420+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,94 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b,2005b,2014; Rodríguez-

Ariza y Ruíz, 1995; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Bronce Pleno

1630+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 19,34

Madera para combustible y

construcción (techo)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Bronce Pleno

1630+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,1

Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Bronce Pleno

1630+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada Bronce Pleno

1630+100 B.C.

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,23 Madera para construcción (postes y

vigas)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

44

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 1,75

Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,63

Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 0,13

Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

5 Fuente Amarga

Galera Granada

Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 4,75

Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2000b, 2000c, 2005b; Rodríguez-Ariza y Ruiz, 1993;

Rodríguez Ariza, Valle y Esquivel, 1996; Ruíz y Rodríguez-Ariza,

2003

6 Loma de la Balunca

Castilléjar Granada Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

6 Loma de la Balunca

Castilléjar Granada Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 9,97 Madera para combustible y para

construcción (techo)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

6 Loma de la Castilléjar Granada Bronce Pleno Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,12 Madera para utensilio Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,

45

Balunca 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

6 Loma de la Balunca

Castilléjar Granada Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 2,49 Madera para combustible y para construcción (viga)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a, 1992b, 2005b; Rodríguez-Ariza,

Valle y Esquivel, 1996

7 Terrera del Reloj

Dehesas de Guadix

Granada

Bronce Pleno

1540+50 b.C. y 1490+50 b.C

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,08

Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b, 1993, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

7 Terrera del Reloj

Dehesas de Guadix

Granada

Bronce Pleno

1540+50 b.C. y 1490+50 b.C

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 4,75 Madera para

combustible y para construcción (techo)

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b, 1993, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

7 Terrera del Reloj

Dehesas de Guadix

Granada

Bronce Pleno

1540+50 b.C. y 1490+50 b.C

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,29

Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b, 1993, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

7 Terrera del Reloj

Dehesas de Guadix

Granada

Bronce Pleno

1540+50 b.C. y 1490+50 b.C

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,08

Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1991, 1992a,1992b, 1993, 2005b;

Rodríguez-Ariza, Valle y Esquivel, 1996

8 Acinipo Ronda Málaga Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus caducifolios 14,61 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga

Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus ilex-coccifera 33,23 Madera para combustible,

construcción y herramientas

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus suber 2,87 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus perennifolios 1,15 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus sp. 2,87 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga Bronce Pleno

3650±80 B.P Piso Meso-Supramediterráneo Quercus faginea 15,75 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992

8 Acinipo Ronda Málaga

Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus ilex-coccifera 31,63 Madera para combustible,

construcción y herramientas

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

46

8 Acinipo Ronda Málaga Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus suber 1,1 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

8 Acinipo Ronda Málaga Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus faginea 2,18 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

8 Acinipo Ronda Málaga Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus perennifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

8 Acinipo Ronda Málaga Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus caducifolios 16 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

8 Acinipo Ronda Málaga

Ibérico

Piso Meso-Supramediterráneo Quercus sp. 3,63 Madera para combustible,

construcción y herramientas

Rodríguez-Ariza, Aguayo y Moreno, 1992c

9 Peñalosa Baños de la Encina

Jaén Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997; Rodríguez-Ariza, 2000a,

2011

9 Peñalosa Baños de la Encina

Jaén Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 1,18 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997; Rodríguez-Ariza, 2000a,

2011

9 Peñalosa Baños de la Encina

Jaén

Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 48,81 Madera para combustible de hogar y construcción (vigas y

postes)

Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997; Rodríguez-Ariza, 2000a,

2011

9 Peñalosa Baños de la Encina

Jaén

Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 17,8 Madera para la construcción (techo) y para la fabricación de objetos (tapaderas)

Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997; Rodríguez-Ariza, 2000a,

2011

9 Peñalosa Baños de la Encina

Jaén Bronce Pleno

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 18,43 Sin determinar

Rodríguez-Ariza y Contreras; 1997; Rodríguez-Ariza, 2000a,

2011

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus perennifolios 6,29 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 5,52 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 39,56 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 2,19 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 1,46 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

47

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus sp. 1,6 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 3,14 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,46 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga

Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 46,45 Madera para combustible de hogar

y estabulación del ganado

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Cobre

4120+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus perennifolios 4,03 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 53,57 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus perennifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 0,36 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Final

4800+80 b.C. y 5450+120 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 1,42 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Establo)

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Establo)

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus perennifolios 3,45 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Establo)

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 0,86 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Establo)

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 78,44 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Establo)

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

48

10 Cueva del Toro (Nivel de habitación

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

5820+90 b.C; 6540+110 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 46,72 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Nivel de habitación

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

5820+90 b.C; 6540+110 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus sp. 88 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Nivel de habitación

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

5820+90 b.C; 6540+110 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus caducifolios 2,18 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Nivel de habitación

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

5820+90 b.C; 6540+110 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 7,86 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

10 Cueva del Toro (Nivel de habitación

El Torcal-Antequera

Málaga Neolítico Pleno

5820+90 b.C; 6540+110 b.C.

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 3,05 Madera para

combustible de hogar Rodríguez-Ariza, 1996, 2004a

11 Campos Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

11 Campos Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

11 Campos Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

11 Campos Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,44 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

12 Zájara Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

12 Zájara Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

12 Zájara Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,7 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

12 Zájara Cuevas del Almanzora

Almería Cobre Pleno

2130+25 b.C. y 1965+40 b.C.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

49

13 Santa Bárbara Huércal Overa

Almería Cobre Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

13 Santa Bárbara Huércal Overa

Almería Cobre Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 8,65 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

13 Santa Bárbara Huércal Overa

Almería Cobre Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

13 Santa Bárbara Huércal Overa

Almería Cobre Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1999, 2000b, 2005b

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 0,36 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,4 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase I)

3550-3435 y 3380-3320 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 35,43 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 0,18

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 20 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 0,18 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase II)

3090-2870 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,18 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase III)

2565-2465 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,79 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

50

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase III)

2565-2465 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase III)

2565-2465 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase III)

2565-2465 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

22 Polideportivo de Martos

Martos Jaén Neolítico Final (Fase III)

2565-2465 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 27,34 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Lizcano, 1999

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 1,08 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 26,44 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 0,74 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,37 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Bronce

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 29,44 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,62 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 0,62 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Cobre

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase A)

5526 y 5298 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 1,73 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase A)

5526 y 5298 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase A)

5526 y 5298 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,64 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo- 5526 y 5298 Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 0,1 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 1996, 2011;

51

Murciélagos Medio (Fase A) cal. AC Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase A)

5526 y 5298 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,3 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase A)

5526 y 5298 cal. AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 18,86 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,08 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 1,08 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,19 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 26,53 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Antiguo-Medio (Fase B)

4790 y 4549 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,19 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 30,11 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,57 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,57 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 1,71 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Neolítico Final (Fase C)

4336 y 3981 cal AC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 33,66 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 9,04 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 4,52 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

52

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 4,52 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 2,02 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Medio

61.704± 3940 y 54.487± 5902

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 1,14 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 1,14 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus perennifolios 1,69 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 7,34 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

25 Cueva de los Murciélagos

Zuheros Córdoba Paleolítico Superior

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 18,64 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 1996, 2011; Gavilán et al., 1997

28 Cabezo Juré Alosno Huelva

Cobre

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 33,69 Madera para combustible de hogar

y combustible para actividades

metalúrgicas

Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c

28 Cabezo Juré Alosno Huelva Cobre

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 2,17 Corcho para recipientes, tapaderas…

Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c

28 Cabezo Juré Alosno Huelva Cobre

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 0,37 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c

28 Cabezo Juré Alosno Huelva Cobre

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus perennifolios 1,81 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c

28 Cabezo Juré Alosno Huelva Cobre

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus sp. 0,74 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 1998, 2005c

29 Cueva de Ambrosio

Vélez-Blanco Almería Paleolítico Superior (Solutrense)

16500±180 BP

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2006b

29 Cueva de Ambrosio

Vélez-Blanco Almería Paleolítico Superior (Solutrense)

16500±180 BP

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,52 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 2006b

53

29 Cueva de Ambrosio

Vélez-Blanco Almería Paleolítico Superior (Solutrense)

16500±180 BP

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,52 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2006b

29 Cueva de Ambrosio

Vélez-Blanco Almería Paleolítico Superior (Solutrense)

16500±180 BP

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 1,01 Madera para combustible de hogar

Rodríguez-Ariza, 2006b

31 Villa romana de Gabia

Las Gabias Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza y Montes, 2010

31 Villa romana de Gabia

Las Gabias Granada

Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 7 Madera para construcción y combustible de

hogares

Rodríguez-Ariza y Montes, 2010

31 Villa romana de Gabia

Las Gabias Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Presencia Madera para combustible de

hogares Rodríguez-Ariza y Montes, 2010

31 Villa romana de Gabia

Las Gabias Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Presencia Madera para combustible de

hogares Rodríguez-Ariza y Montes, 2010

32 Castillejo de Gádor

Gádor Almería Bronce Pleno

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus suber 0,4 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2001a

32 Castillejo de Gádor

Gádor Almería Bronce Pleno

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus faginea 0,4 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2001a

32 Castillejo de Gádor

Gádor Almería Bronce Pleno

Piso Termo-Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 12,62 Madera para construcción (techo)

Rodríguez-Ariza, 2001a

33 Los Baños La Malahá Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 45,88 Madera para combustible y para

construcción (techos)

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

33 Los Baños La Malahá Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,59 Madera para combustible y para

construcción (techos)

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

33 Los Baños La Malahá Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

33 Los Baños La Malahá Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

33 Los Baños La Malahá Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

33 Los Baños La Malahá Granada Romano

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 44,79 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 2000c; Ruíz y Rodríguez-Ariza, 2003

41 Río Palmones Algeciras Cádiz Epipaleolítico

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 2,5 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 2005d

41 Río Palmones Algeciras Cádiz Epipaleolítico

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2005d

54

41 Río Palmones Algeciras Cádiz Epipaleolítico

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termomediterráneo cf.Quercus suber 1,25 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 2005d

41 Río Palmones Algeciras Cádiz Epipaleolítico

4550±75 y 4489±150 BP

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 21,25 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 2005d

43 Marroquíes Bajos (Veracruz)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2011

43 Marroquíes Bajos (Veracruz)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 10,71 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2011

43 Marroquíes Bajos (Veracruz)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2011

43 Marroquíes Bajos (Veracruz)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2011

44 Marroquíes Bajos (Parcela C)

Jaén Jaén Cobre Antiguo-Pleno

2630-2670 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2005a, 2011

44 Marroquíes Bajos (Parcela C)

Jaén Jaén Cobre Antiguo-Pleno

2630-2670 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 29,41 Madera para combustible

Rodríguez-Ariza, 2005a, 2011

44 Marroquíes Bajos (Parcela C)

Jaén Jaén Cobre Antiguo-Pleno

2630-2670 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2005a, 2011

44

Marroquíes Bajos (Parcela C)

Jaén Jaén

Cobre Antiguo-Pleno

2630-2670 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,67

Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2005a, 2011

45 Marroquíes Bajos (Cándido Nogales)

Jaén Jaén Cobre Final-Campaniforme

2470-2200 cal. BC y 2340-2030 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 15,55

Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2011

45 Marroquíes Bajos (Cándido Nogales)

Jaén Jaén Cobre Final-Campaniforme

2470-2200 cal. BC y 2340-2030 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2011

45 Marroquíes Bajos (Cándido

Jaén Jaén Cobre Final-Campaniforme

2470-2200 cal. BC y

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2011

55

Nogales) 2340-2030 cal. BC

45 Marroquíes Bajos (Cándido Nogales)

Jaén Jaén Cobre Final-Campaniforme

2470-2200 cal. BC y 2340-2030 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2011

48 Fuente Álamo Cuevas del Almanzora

Almería Bronce Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus sp. Presencia Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004

48 Fuente Álamo Cuevas del Almanzora

Almería Bronce Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus suber Presencia Madera para corcho

Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004

48 Fuente Álamo Cuevas del Almanzora

Almería Bronce Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus perennifolios Presencia Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004

48 Fuente Álamo Cuevas del Almanzora

Almería Bronce Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004

48 Fuente Álamo Cuevas del Almanzora

Almería Bronce Pleno

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,2 Sin determinar

Rodríguez-Ariza, 2000b; Schoch y Schweingruber, 1982; Carrión,

2004

49 Gatas Turre Almería Bronce Argárico

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 15,49

Gale, 1999; Rodríguez-Ariza, 2000b

49 Gatas Turre Almería Bronce Argárico

Piso Termomediterráneo Quercus suber 3,84 Madera para corcho y combustible

Gale, 1999; Rodríguez-Ariza, 2000b

49 Gatas Turre Almería Bronce Argárico

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 15,49 Madera para construcción

Gale, 1999; Rodríguez-Ariza, 2000b

49 Gatas Turre Almería Bronce Argárico

Piso Termomediterráneo Quercus suber 3,84 Madera para corcho y combustible

Gale, 1999; Rodríguez-Ariza, 2000b

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 6)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 6)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 6)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 6)

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 0,93 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 7)

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 0,72 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

56

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 7)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 7)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 7)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,72 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 8)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 8)

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,26 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 0,26 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Epipaleolítico (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (nivel 2)

6.420 ± 60 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,56 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (nivel 2)

6.420 ± 60 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (nivel 2)

6.420 ± 60 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (nivel 2)

6.420 ± 60 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (Nivel 3)

7,240 ± 80 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 0,90 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (Nivel 3)

7,240 ± 80 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (Nivel 3)

7,240 ± 80 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Neolítico (nivel 3)

7,240 ± 80 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 1,35 Sin determinar Badal, 1990,1996,1998

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 5)

11.930 ± 160 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 1,56

Sin determinar Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja Málaga Paleolítico Superior 11.930 ± 160 Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

57

Nerja Final (Magdaleniense) (Nivel 5)

B.P.

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 5)

11.930 ± 160 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 5)

11.930 ± 160 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 5)

11.930 ± 160 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 6)

12.190 ± 150 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 6)

12.190 ± 150 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 6)

12.190 ± 150 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 6)

12.190 ± 150 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus sp. Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 6)

12.190 ± 150 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 7)

12.130 ± 130 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia

Badal, 1990,1996

58

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 7)

12.130 ± 130 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus sp. 0,36

Sin determinar Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 7)

12.130 ± 130 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 7)

12.130 ± 130 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Final (Magdaleniense) (Nivel 7)

12.130 ± 130 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera 2,49

Sin determinar Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 10)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 10)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 10)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 12)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 12)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 12)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 13)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 13)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 13)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Inicial (nivel 9)

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996

59

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Medio (Solutrense)

17.940 ± 200 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Medio (Solutrense)

17.940 ± 200 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Medio (Solutrense)

17.940 ± 200 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Medio (Solutrense)

17.940 ± 200 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus sp. Ausencia Badal, 1990,1996

50 Cueva de Nerja

Nerja Málaga Paleolítico Superior Medio (Solutrense)

17.940 ± 200 B.P.

Piso Termomediterráneo Quercus caducifolios 0,64 Sin determinar Badal, 1990,1996

51 Morro de Mezquitilla

Málaga Málaga Fenicio

Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Presencia Sin determinar Schoch, 1983

51 Morro de Mezquitilla

Málaga Málaga Fenicio

Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Schoch, 1983

51 Morro de Mezquitilla

Málaga Málaga Fenicio

Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Schoch, 1983

53 Cerro del Villar Guadalhorce Málaga Fenicio Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Ros y Buurjachs, 1999

53 Cerro del Villar Guadalhorce Málaga Fenicio Piso Termomediterráneo Quercus ilex-coccifera Ausencia Ros y Buurjachs, 1999

53 Cerro del Villar Guadalhorce Málaga Fenicio Piso Termomediterráneo Quercus faginea Ausencia Ros y Buurjachs, 1999

53 Cerro del Villar Guadalhorce Málaga Fenicio Piso Termomediterráneo Quercus suber Ausencia Ros y Buurjachs, 1999

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase II)

2016 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 61,46 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase II)

2016 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase II)

2016 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase II)

2016 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase III)

1688 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 61,46 Madera para construcción (vigas o

techos) Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase III)

1688 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase III)

1688 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase III)

1688 cal. BC Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

60

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase IV)

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase IV)

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase IV)

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera Presencia Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

54 Cerro del Alcázar

Baeza Jaén Bronce Pleno (Fase IV)

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Bronce

2000-1700 cal.BC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Bronce

2000-1700 cal.BC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Bronce

2000-1700 cal.BC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,85 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Bronce

2000-1700 cal.BC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera Presencia Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Bronce

2000-1700 cal.BC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Cobre Final

2400-2000 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. Ausencia Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Cobre Final

2400-2000 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 12,71 Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Cobre Final

2400-2000 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Cobre Final

2400-2000 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber 0,85 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Cobre Final

2400-2000 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 42,37 Madera para construcción (ramas

para techo) Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Neolítico Final-Cobre Antiguo

3500-2500 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus sp. 0,63 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Neolítico Final-Cobre Antiguo

3500-2500 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 5,4 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Neolítico Final-Cobre Antiguo

3500-2500 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea 0,83 Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Neolítico Final-Cobre Antiguo

3500-2500 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2012

58 Eras del Alcázar

Úbeda Jaén Neolítico Final-Cobre Antiguo

3500-2500 cal. BC

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 76,5 Madera para construcción (postes,

Rodríguez-Ariza, 2012

61

vigas y techumbre)

59 Turruñuelos Santo Tomé Jaén Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 13,15 Madera para construcción y para

combustible de horno Montes y Pradas, e.p.

59 Turruñuelos Santo Tomé Jaén Ibérico Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Montes y Pradas, e.p.

59 Turruñuelos Santo Tomé Jaén Ibérico Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Montes y Pradas, e.p.

64 Marroquíes Bajos (Manzana D-19)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera 25,92

Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2011

64 Marroquíes Bajos (Manzana D-19)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2011

64 Marroquíes Bajos (Manzana D-19)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia

Rodríguez-Ariza, 2011

64 Marroquíes Bajos (Manzana D-19)

Jaén Jaén Cobre Final-Precampaniforme

Piso Mesomediterráneo Quercus caducifolios 0,6

Sin determinar Rodríguez-Ariza, 2011

65 Necrópolis de Tutugi

Galera Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus faginea Ausencia Rodríguez-Ariza, 2014

65 Necrópolis de Tutugi

Galera Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus ilex-coccifera Presencia Madera para incineración de

cadáveres Rodríguez-Ariza, 2014

65 Necrópolis de Tutugi

Galera Granada Ibérico

Piso Mesomediterráneo Quercus suber Ausencia Rodríguez-Ariza, 2014

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