espectaculo aladdin · la historia mágica más conocida y más emocionante: aladino y la lámpara...
Post on 17-Jan-2020
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Café didáctico patrocinado por La Casa del Libro
ESPECTACULO “ALADDIN”
EL ARTE DE SER ESPECTADOR
GUIA DIDACTICA ELABORADA POR TEATRO PARAISO
ANTES DEL ESPECTACULO
Ir al teatro supone sumergirnos en mundos desconocidos, descubrir
personajes y lugares lejanos, vivir una nueva aventura…
Esta experiencia, tan significativa para los pequeños espectadores/as,
merece que la preparemos con mimo. Porque ir al teatro significa también
descubrir nuestra ciudad, usar y disfrutar de los espacios públicos,
compartir una experiencia colectiva como espectadores/as con niños y niñas
de otros centros escolares.
Además la asistencia al espectáculo “Aladdin” de Teatro Gorakada nos invita
a activar la mirada, despertar la escucha y sumergirnos en el territorio de las
emociones.
1. SOBRE EL NACIMIENTO DEL CUENTO Y SU AUTOR
La historia de Aladino procede de
“Las mil y una noche”, una
recopilación de relatos exóticos que
el viajero y orientalista francés
Antoine Galland (1646-1715) tradujo
con gran acierto.
En Galland convivían el estudioso y el
hombre de acción. Había nacido cerca de Somme, en el norte más
extremo de Francia, en 1646. Ese mismo año moría Luis XIII, y llegaba al
poder el monarca más poderoso de la historia gala: el Rey Sol. Luis XIV,
aficionado a un lujo estrepitoso, a las grandes pelucas y a las fiestas
magnificas.
A Galland le esperaba un destino de obrero cualificado, pero su ambición
le hizo escaparse a París cuando es un muchachito de la edad de Aladino.
Quería aprender idiomas, algo para lo que, sin duda, estaba
extraordinariamente dotado. Hablaba árabe, turco y persa. Cuando
cumplió los veinticuatro años su prestigio había crecido hasta tal punto
que trabajaba para La Sorbona, y lo reclamaban en la embajada francesa
de Constantinopla, la actual Estambul.
El contraste entre un París urbanizado y construido según un estilo
barroquizante, y Constantinopla, la antigua Bizancio, cuajada de
mezquitas y de perfumes, debió de marcar profundamente a aquel
muchacho de pueblo: en un nuevo paralelismo con la historia de Aladino,
conoció lujos que nunca habría sospechado, y se adentró en un mundo
distinto, al que guío luego a innumerables lectores.
Mientras tanto cobró fama, no solo como sabía, sino también de un
hombre de buen gusto y con ojo para la antigüedades: su colección de
monedas antiguas le hizo famoso, y sus conocimientos llamaron la
atención de Colbert, el ministro más influyente del rey, y un magnifico
gestor económico. Durante varios años Galland trabajó para él, y ayudo a
recolectar antigüedades que aumentaran el patrimonio nacional
francés… y muy posiblemente añadieron un poquito a algunos bolsillos
particulares.
Después de varios años en los que combinó los viajes, los estudios, las
antigüedades y los manuscritos, se instaló definitivamente en Francia,
donde fue profesor de árabe. No por eso dejó de ser un hombre inquieto.
Unos años antes de su muerte publicó Las mil y una noches, que fue un
éxito inmediato.
Quizás el secreto de Galland radica en que tradujo su conocimiento de la
cultura árabe, no de la lengua; quiso explicar qué contaban las palabras, y
se detuvo menos en traducir literalmente término a término.
La historia de Aladino no se encontraba en el texto original manuscrito,
sino que fue añadido con posterioridad. A Galland le gustó, y decidió que
su espíritu era afín al resto de los relatos de Las noches. La había
escuchado de labios de un cuentacuentos sirio, que posiblemente se
encontraba de paso en París: se llamaba Hanna Diap (Youhenna Diab), y
según el diario de Galland escuchó esa historia en 1709.
Que Hanna Diap debía de ser un narrador magnifico se deduce de la
riqueza de detalles y la delicada estructura de la historia. Incluso para
época, en la que la tradición memorística y la transmisión de textos de
manera oral formaban parte de la educación clásica, el relato resulta
sorprendentemente complejo y sutil. Tras contar la Historia de Aladino, el
rastro de Hanna Diap se pierde en el tiempo, y la figura de Galland, por el
contrario, pasa a los registros de la literatura universal.
2. BUSCANDO EN EL BAÚL DE LOS RECUERDOS.
Podemos llevar al aula un objeto,
que de alguna forma esté
relacionad o con Aladino (una
lámpara, un cojín, un turbante…).
Tras su presentación les
informaremos de que vamos a
asistir a una representación
teatral titulada “Aladdin”.
¿Y que sabemos nosotros de él o de su historia? ¡Busquemos en el baúl de
los recuerdos!
Uno a uno cada niño/a coge el objeto presentado y comparte con los
demás un recuerdo personal sobre la historia. Sumando los recuerdos
podemos reconstruir más o menos la historia inicial. Pero quizás la
historia que nos presenten en el teatro sea un poco diferente ¡Vayamos a
verla!
3. ALADINO, UN NOMBRE MÁGICO.
Aladino es el nombre del protagonista del cuento “Aladino y la lámpara
maravillosa”, una de las historias de origen sirio incluida en “Las mil y
una noche”. Con el paso del tiempo este relato se ha convertido en uno de
los más famosos de la cultura occidental.
Este nombre, Aladino, es la transcripción del nombre árabe 'Alā 'ad-Dīn,
que significa nobleza.
عالء الدينOs proponemos jugar con la caligrafía árabe y dibujar sobre el papel este
nombre tan sugerente que da título al espectáculo que vamos a ver.
Al escribir le nombre podemos imaginar también como es el personaje, y
es que quizás los niños y niñas sepan algunas cosas sobre esta historia
que pueden compartir para preparar su viaje al teatro.
ECOS DEL ESPECTACULO
Cuando el espectáculo ha terminado, llega el momento de explorar los ecos
que la historia ha dejado en los espectadores/as.
Os proponemos impulsar diversas dinámicas de grupo, centradas en el
espectáculo y la experiencia vivida.
1. PERSONAJES EN ACCIÓN
Se puede trabajar la
identificación con los
personajes de la
historia, proponiendo a
los niños y niñas que
cierren los ojos por un
momento y visualicen a
los diferentes
personajes, recordando
cómo era cada uno de
ellos. Después les invitamos a elegir uno de los personajes lanzándoles la
pregunta: Si yo fuera uno de ellos, ¿quién me gustaría ser?, ¿cómo sería
mi vida? También se les puede invitar a razonar su decisión.
2. REPRESENTANDO LA HISTORIA.
Os presentamos una versión teatral del conocido cuento titulado
“Aladino y la lámpara maravillosa” para impulsar el juego teatral con los
niños y niñas. Es un texto corto, si tenemos en cuenta la duración del
cuento original que puede representarse con títeres o actores. Como
personajes aparecen: Presentador, Aladino, Madre, Brujo, Genio, Sultán y
ALMA. La acción transcurre en tres espacios escénicos: el bosque, el
interior de la cueva y el interior del palacio de Aladino. Contiene también
algunas sorpresas interesantes. Recomendado a partir de los 6 años.
TITERENET – GUIONES PARA TÍTERES.
Aladino y la lámpara maravillosa
Autor de esta adaptación: José Luis García
(Estamos en un bosque. Entra el Presentador. Llega hasta el centro del
escenario, alza sus brazos y suena un trueno).
PRESENTADOR.- Me encantan las historias de magia, porque en ellas
puede suceder cualquier cosa… Je… Hoy estamos aquí para disfrutar con
la historia mágica más conocida y más emocionante: Aladino y la lámpara
maravillosa.
(Vuelve a alzar sus brazos y suena otro trueno).
PRESENTADOR.- Aladino y su madre son muy pobres, y muchos días
vienen a este bosque para buscar setas y también plantas para comer o
para venderlas en el mercado del pueblo. Pero hoy no es un día
cualquiera…
(Comienza a salir. Levanta sus brazos y suena un trueno. Sale).
(Entran Aladino y su Madre. Buscan entre los árboles).
ALADINO.- Ser pobre es una lata.
(Entra el Brujo, de improviso, como si apareciera de la nada).
BRUJO.- Eso se puede arreglar.
(Aladino y su madre, se alejan de un salto del recién llegado, algo
asustados).
MADRE.- ¿Quién es usted?
BRUJO.- Un simple mercader que necesita ayuda para recuperar algo que
se me ha perdido. Y puedo pagar una moneda de oro a quien me ayude.
ALADINO.- (Decidido). ¿Qué debo hacer?
BRUJO.- Sólo bajar hasta un lugar al que yo, pobre viejo, no puedo
acceder.
MADRE.- Puede ser peligroso y se hace tarde.
BRUJO.- (Que extrae una moneda de oro de entre sus ropajes). Aquí tiene
la moneda prometida, y yo mismo llevaré a su hijo hasta su casa, sano y
salvo, se lo prometo. Regrese usted, buena mujer, y no se preocupe por
nada. (Como si pronunciara un conjuro). Por nada.
MADRE.- Por nada.
ALADINO.- Por nada.
BRUJO.- (Tiende la moneda hacia la Madre). Aquí tiene la moneda de oro.
(La Madre, como hipnotizada, recoge la moneda).
ALADINO.- Y no te preocupes, madre.
MADRE.- Por nada. (Sale con la moneda).
ALADINO.- ¿Qué tengo que hacer?
BRUJO.- El lugar está aquí mismo.
(Ambos se acercan hasta uno de los extremos de la escena y el Brujo
aparta unas ramas. Queda a la vista una estrecha entrada a una cueva).
ALADINO.- He venido a este lugar muchas veces. ¿Esta cueva siempre ha
estado aquí?
BRUJO.- (Sin responder a la pregunta). Sólo tienes que entrar y traerme
una vieja lámpara que cayó dentro. Yo no puedo entrar, porque la
entrada es muy estrecha.
ALADINO.- Entraré a buscar su vieja lámpara.
BRUJO.- (Con un misterioso cambio de voz). Pero no toques nada de lo
que veas dentro de la cueva, puede ser peligroso. Coge sólo la vieja
lámpara. Y no te preocupes por nada.
ALADINO.- (Mientras entra por la abertura de la cueva). Por nada.
(Se oscurece el bosque)
(La voz del Presentador se escuchará en off. Y mientras se escucha, sale el
Brujo, desaparecen los árboles y se coloca la escenografía del interior de
la cueva. Sólo se iluminará la nueva escenografía cuando así se indique en
el texto).
PRESENTADOR.- (En off). Aladino, al entrar por la abertura se encontró
con un estrecho pasillo por el que avanzó cauteloso y temeroso.
(Entra el Presentador. Y como ya hemos indicado, el fondo seguirá
oscuro).
Aladino pensó en volver atrás, pero imaginó todo lo que su madre iba a
poder comprar con aquella moneda de oro y siguió avanzando. Hasta que
de pronto, el estrecho pasillo se convirtió en una gran cueva.
(Sale el Presentador y se ilumina el fondo. Vemos a Aladino en una cueva,
llena de monedas de oro y joyas de todo tipo. Aladino deambula por el
lugar, observándolo todo).
ALADINO.- Ese hombre, ¿sólo quiere una vieja lámpara?… Pero si nunca
vi tanta riqueza.
BRUJO.- (En off. Todos los diálogos del Brujo, mientras Aladino está
dentro de la cueva serán en off). No toques nada.
ALADINO.- ¿Por qué quiere sólo una vieja lámpara si puede ser rico con
todo lo demás?
BRUJO.- Calla, sólo eres un campesino ignorante. Dame la lámpara.
(Aladino mira por el lugar, hasta que descubre la vieja lámpara en el
suelo de la cueva).
BRUJO.- Dame la lámpara.
ALADINO.- Saldré con ella.
BRUJO.- ¡No! ¡Dame la lámpara! (La mano del Brujo aparece por un hueco
entre las piedras). ¡Dámela y te dejaré salir!
ALADINO.- (Que se aleja de la mano). ¡Cómo puede llegar su mano hasta
aquí? El pasadizo es demasiado largo. ¡Eres un brujo!
BRUJO.- ¡Dame la lámpara!
ALADINO.- Sólo si me dejas salir.
BRUJO.- Dame la lámpara primero. (La mano trata de alcanzar a Aladino,
pero coge una de las joyas, que suelta inmediatamente mientras grita de
dolor, la mano se retira por donde entró). Me he quemado… Esas joyas
siguen con la maldición de abrasar a quien las toque. ¡Dame la lámpara!
ALADINO.- Por eso no entras tú. Si pasa algo malo, me pasará a mí. ¡No te
daré la lámpara si no me dejas salir con ella!
BRUJO.- ¡Peor para ti!, cerraré la entrada con una gran piedra y volveré
con otro campesino ignorante cuando tú no seas más que un montón de
huesos. (Se escucha un golpe, como el que produce al chocar una gran
piedra contra una montaña).
ALADINO.- ¡No! (Aladino sale por donde entró, pero reaparece al poco
tiempo). No puedo mover la piedra. (Recoge la lámpara del suelo). Y todo
por esta vieja y sucia lámpara. (Con su camisa frota la lámpara). Sucia y
apagada. Si al menos iluminara, podría buscar otra salida. (Sigue frotando
la lámpara hasta que se da cuenta que una espesa niebla ha ido ocupando
la cueva). ¿Qué es éste humo? (De entre la niebla emerge la figura del
Genio de la Lámpara. Aladino, asustado, se aleja). ¿Quién eres?
GENIO.- Soy el genio de la lámpara. Me has liberado de mi prisión. Todos
tus deseos serán órdenes para mí. ¿Qué deseas?
ALADINO.- Salir de aquí, ser un hombre rico, vivir en un palacio y tener
como esposa a ALMA, la hija del Sultán.
GENIO.- (Con ironía). Vaya, ¿nada más?
ALADINO.- No te preocupes, ya se me ocurrirá algo más.
GENIO.- No lo dudo. Y ahora, lo que has ordenado, será realizado. (Se
oscurece el fondo. Se ilumina el primer término y entra el Presentador.
Mientras habla, desaparecen el Genio y Aladino, y se cambia la
escenografía, de la cueva al palacio de Aladino).
PRESENTADOR.- Y así sucedió. Aladino vive en un gran palacio, casado
con la hija del Sultán. Mientras la madre de nuestro héroe habita en otro
palacio no muy alejado del hogar de su hijo. Todo es opulencia y felicidad.
Hasta que un día como hoy… (Alza sus brazos y se escucha un trueno)
…Las nubes de la maldad oscurecen el sol. (Se oscurece el lugar en el que
está el Presentador, que sale. Al mismo tiempo, se ilumina el fondo y
vemos el interior de una de las habitaciones del palacio de Aladino y
ALMA. En el centro de la estancia está la vieja lámpara, sobre una mesa).
(Al fondo de la habitación, una ventana). (Entran el Sultán y ALMA).
SULTÁN.- Así que Aladino es un buen esposo. Todo parece perfecto, hija.
ALMA.- Sí, padre. Aladino cumple todos mis deseos. Sólo esta vieja
lámpara nos separa. Él siempre quiere tenerla cerca, y a mí me gustaría
cambiarla por otra nueva.
BRUJO.- (En off). ¡Cambio lámparas viejas por nuevas!
SULTÁN.- ¡Vaya, qué casualidad!, es como si ese chatarrero te hubiese
escuchado.
ALMA.- ¿No se enfadará Aladino?
SULTÁN.- ¿Por qué iba a hacerlo? Si cambias una lámpara vieja por una
nueva, será una bendición. Podría enfadarse si cambiaras una nueva por
otra más vieja.
(ALMA se acerca hasta la ventana y desde allí habla con el chatarrero).
ALMA.- ¡Sube, buen hombre!, tengo una lámpara muy vieja.
(Inmediatamente entra el Brujo en la habitación. Trae una lámpara
reluciente entre sus manos).
BRUJO.- Una nueva por otra vieja.
SULTÁN.- ¡Vaya!, a esto llamo yo rapidez.
ALMA.- (Que aún mira por la ventana). No sé si me ha escuchado. Ahora
ya no lo veo. Es como si lo hubiese tragado la tierra.
SULTÁN.- Está aquí, ALMA querida.
ALMA.- (Que se vuelve hacia su padre y ve al Brujo, ya junto a la vieja
lámpara). ¿Cómo ha podido hacerlo?, es imposible.
SULTÁN.- Podríamos contratar a este hombre como mensajero de
palacio. En un tris y en un tras, de aquí pasa allá.
BRUJO.- ¡Silencio! (Tira al suelo la lámpara que trae y da una palmada). Y
ahora, ¡dormid!
SULTÁN.- Sí, claro; con el insomnio que tengo. (El Sultán y ALMA caen al
suelo, profundamente dormidos).
BRUJO.- (Que coge la vieja lámpara). Por fin eres mío, genio de los deseos.
ALADINO.- (En off). ¡ALMA!, ¡ya he regresado!
BRUJO.- ¡Maldición! (Frota la lámpara con la manga de su camisa).
¡Aparece genio tonto!, ¡ahora yo soy tu amo! (Frota y frota la lámpara).
¿Por qué no apareces? (Entra Aladino. Trae consigo la verdadera y vieja
lámpara).
ALADINO.- Supuse que algún día pasaría esto.
BRUJO.- Eres un bellaco. Has cambiado la lámpara mágica por otra falsa.
(Tira la falsa al suelo y da un paso hacia Aladino). ¡Dame la lámpara!
Sabes que puedo quitártela con el poder de mi magia.
GENIO.- (Que aparece detrás de Aladino). Un poco tarde para eso. Yo ya
estoy fuera de la lámpara y tengo órdenes precisas que te conciernen.
(El Genio se coloca delante del Brujo, al que ahora no podemos ver).
GENIO.- A partir de ahora vivirás en el mundo de los sueños, convertido
en pesadilla de digestiones lentas. Sólo serás un mal recuerdo de algunas
mañanas perdidas.
BRUJO.- ¡No! (El Genio se aparta de donde estaba y ya no vemos al Brujo).
ALADINO.- Te ha quedado genial.
GENIO.- Gracias, amo. Hace siglos que ese brujo era como un grano en el
cu…
ALADINO.- (Lo interrumpe). No digas eso, por favor.
GENIO.-… un grano en el cuello, ¿qué tiene de malo decir eso? (ALMA y el
Sultán se mueven y se levantan del suelo, observados en silencio por el
Genio y Aladino).
SULTÁN.- Creo que he tenido una pesadilla.
ALMA.- (A Aladino). ¿Quién es tu acompañante?
ALADINO.- Es un viejo amigo que ha decidido venir a vivir a esta ciudad,
después de recorrer casi todo el mundo.
SULTÁN.- ¡Fantástico!, alguien interesante con quien conversar.
GENIO.- Será un placer, Sultán.
SULTÁN.- Vayamos a mi palacio a comer. De pronto, tengo un hambre
atroz.
(Van saliendo el Genio y el Sultán).
ALADINO.- Y tengo una buena noticia para ti.
ALMA.- Vaya.
ALADINO.- A partir de hoy, ya no verás más a la vieja lámpara. He
decidido regalársela a mi viejo amigo.
ALMA.- Una vieja lámpara, para un viejo amigo. Suena bien.
(Salen todos). (Asoma el Presentador y levanta sus brazos. Se escucha un
trueno y se apagan todas las luces).
PRESENTADOR.- Je, je… (Sale).
FIN
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