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ENSAYO SOBRE LA CRIMINALIZACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN
JERARQUIZADA
GUILLERMO ALEJANDRO SANCHEZ ROJAS
UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA
FACULTAD DE RELACIONES INTERNACIONALES, ESTRATEGIA Y
SEGURIDAD ESPECIALIZACIÒN EN ADMINISTRACIÒN DE LA SEGURIDAD
BOGOTÀ
2018
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ENSAYO SOBRE LA CRIMINALIZACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN
JERARQUIZADA
GUILLERMO ALEJANDRO SANCHEZ ROJAS
ASESOR METODOLOGICO: DRA. RUTH QUITIAN
ENSAYO DE GRADO PARA OBTENER TITULO DE ESPECIALISTA EN
ADMINISTRACION DE LA SEGURIDAD
UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA
FACULTAD DE RELACIONES INTERNACIONALES, ESTRATEGIA Y
SEGURIDAD ESPECIALIZACIÒN EN ADMINISTRACIÒN DE LA SEGURIDAD
BOGOTÀ
2018
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Resumen
Las conversaciones en la Habana enfrentaron serios retos debido a diferentes intereses
políticos, los cuales han desencadenado una serie de inquietudes respecto a las exigencias de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para reintegrarse a la vida civil. Es por
ello que este ensayo tiene como finalidad evidenciar como la criminalidad organizada en
Colombia ha sufrido importantes cambios en corto tiempo. En la totalidad de zonas analizadas
por la FIP ”Fundación Ideas Para la Paz”, la existencia y evolución territorial de este fenómeno
se explica a partir de la desmovilización de los grupos paramilitares entre 2003 y 2006, del vacío
de poder que se creó en algunas de estas zonas tras la salida de estos grupos (y que
posteriormente provocaría disputas entre algunas organizaciones) y/o de la continuidad de
algunas estructuras criminales económicas y políticas que no estuvieron inmersas en el proceso.
Desde el punto de vista de las autoridades, este escenario ha estado representado desde ese
momento hasta la actualidad por las denominadas bandas criminales (BACRIM), aun y cuando
en algunas organizaciones sociales, académicas y humanitarias reconocen un número mayor de
este tipo de organizaciones, asignándoles diferentes denominaciones y características (grupos
pos desmovilización, neo paramilitares, entre otros). Así como los diferentes hechos terroristas
que se han venido presentando en los últimos meses por parte de las llamadas bandas criminales
(BACRIM) con apoyo de diferentes organizaciones, este tipo de alianzas se encuentran
consolidando y generando una futura amenaza para los intereses nacionales del País.
Palabras clave: Victimas, conflicto, justicia, Bandas Criminales, Seguridad, Proceso de
paz
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Abstract
The talks in Havana faced serious challenges, due to different political interests, which
have triggered a series of concerns regarding the demands of the Revolutionary Armed Forces of
Colombia (FARC) to reintegrate into civilian life. That is why this work aims to show how
organized crime in Colombia has undergone important changes in a short time. In all the areas
analyzed by the FIP “Ideas for Peace Foundation”, the existence and territorial evolution of this
phenomenon is explained by the demobilization of the paramilitary groups between 2003 and
2006, from the power vacuum that was created in some of these zones after the exit of these
groups (and that later would cause disputes between some organizations) and / or of the
continuity of some of economic and political criminal structures that were not immersed in the
process. From the point of view of the authorities, this scenario has been represented from that
moment to the present by the so-called criminal gangs (BACRIM), even though in some social,
academic and humanitarian organizations they recognize a larger number of this type of
organizations, assigning different denominations and characteristics (post-demobilization groups,
neo-paramilitaries, among others). As well as the different terrorist acts that have been presented
in recent months by the so-called criminal gangs (BACRIM) with the support of different
organizations, these types of alliances are consolidating and generating a future threat to the
national interests of the country.
Keywords: Victims, conflict, justice, Bacrim, Criminal Bands, Security, Peace Process
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Introducción
Desde los años ochenta se han ido produciendo múltiples esfuerzos de construcción de
paz, tanto por parte de los actores en conflicto como de la sociedad colombiana. En 1982, el
presidente Betancur convocó a las guerrillas a un acuerdo de paz. Dos años después, las FARC
ordenaron un alto al fuego que duró formalmente hasta 1990, cuando el presidente Gaviria
ordenó un ataque al centro de mando de las FARC y después de una larga negociación, se
desmovilizó la tercera guerrilla del país, el M-19, fruto de la cual se aprobó una nueva
Constitución en 1991 que formalmente consolidaba el Estado de derecho. En este último año se
desmovilizaron otros grupos (EPL, PRT, MAQL)1, en 1992 el CER, en 1994 la CRS, MPM,
MMM y FFG, y en 1998 el MIR-COAR. En relación a las guerrillas que no se desmovilizaron
entonces, en 1991 y 1992 se celebraron encuentros en Caracas y Tlaxcala (México) entre el
Gobierno y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, de la que formaban parte las FARC, el
ELN y el EPL, pero las conversaciones de 1992 quedaron suspendidas después de que las FARC
asesinaran a un ministro que tenían secuestrado. En 1995, la Conferencia Episcopal colombiana
creó la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), y en 1997 el presidente Samper propuso
crear un Consejo Nacional de Paz formado por instituciones y sociedad civil. En enero de 1999,
el secretario general de Naciones Unidas nombró a Jan Egeland como su primer delegado para
Colombia, quien, tres años más tarde, sería sustituido por James Lemoyne.
La historia reciente colombiana ha tenido varios procesos de paz, escenarios para
disputas, reflexiones y soluciones, teniendo en cuenta particularmente el papel de la
1 Amaya, P. (2014). Diagnóstico sobre presencia y estado de las bandas criminales en el departamento de
Magdalena Colombia 2006-2014, Fundación Paz & Reconciliación.
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descentralización entendida como la mayor autonomía política, presupuestal y administrativa de
los gobiernos locales.
Los temas en torno al proceso de paz y sus implicaciones en los diversos ámbitos de
carácter político, económico, jurídico y en lo social, son trascendentes en el orden nacional e
internacional, es por ello que el objetivo de este ensayo está enmarcado en una búsqueda y
análisis teórico que permita identificar y anticipar en el actual proceso de paz entre el Gobierno
Colombiano y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) el planteamiento de
nuevos escenarios del conflicto armado, siendo de gran preocupación para el Gobierno, que se
volviera a repetir la historia vivida con la desmovilización de las AUC (Autodefensas Unidas de
Colombia), lo que conllevó a la creación de nuevas estructuras criminales llamadas (BACRIM).
Sin embargo el proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC
avanzo de manera significativa. De los seis puntos que hicieron parte de la agenda de
negociación (“Desarrollo agrario integral”, “Participación política”, “Solución al problema de las
drogas ilícitas”, “Fin del conflicto”, “Víctimas”, “Implementación, verificación y refrendación”),
los tres primeros fueron abordados obteniendo resultados positivos entre las partes. A pesar de
las enormes dificultades que aún deben superarse, en unos años se lograra poner fin al dramático
conflicto que ha vivido el país a lo largo de medio siglo.
Para contextualizar el planteamiento propuesto, es indispensable reconocer que el actual
proceso de negociación entre las FARC y el Gobierno Nacional presenta serios cuestionamientos
relacionados con la reconfiguración de los escenarios del conflicto armado; en este sentido es
válida la pregunta: ¿Se fortificarán las Bandas Criminales (BACRIM) o bandas al servicio del
narcotráfico al momento en que se firmen los acuerdos de paz con la Guerrilla de las FARC?.
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Este es un interrogante que si bien es cierto no tiene una respuesta verídica y confiable como se
espera de un tema de actualidad, donde aún es incierta su solución, si es real que el estudio de
este fenómeno permitirá acercarnos a un análisis a partir del comportamiento criminal y los
diferentes procesos que en este sentido ha detallado la historia de nuestro país.
La Criminalización y Descentralización Jerarquizada
Conceptualización
Proceso de Paz: “Un proceso de paz es un esfuerzo para lograr un acuerdo que
ponga fin a la violencia, así como para implementarlo, mediante negociaciones que pueden
requerir la mediación de terceros”. (Escola de Cultura de Pau, 2011)2.
Escenarios: “Sitio o parte de un teatro o de una sala en que se ejecutan espectáculos
públicos y sobre el cual tiene lugar la actuación. Conjunto de circunstancias que se consideran el
entorno de una persona o suceso. Lugar donde se desarrolla una acción o acontecimiento.”
(Diccionario español.answers).
Conflicto Armado: “todo enfrentamiento protagonizado por grupos de diferente índole
(tales como fuerzas militares regulares o irregulares, guerrillas, grupos armados de oposición,
grupos paramilitares, o comunidades étnicas o religiosas que, utilizando armas u otras medidas
de destrucción, provocan un sinnúmero de víctimas”. (Escola de Cultura de Pau Alerta, 2005)3.
2 Escola de Cultura 2011
3 Ministerio de Defensa Colombiano, “Logros de la política integral de defensa y seguridad para la prosperidad”
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Disputa: “Una controversia o disputa es una discrepancia de opinión existente entre las
partes activas sobre un asunto, bien sea por desacuerdo, discusión de debate, etc. Las
controversias pueden variar en tamaño, desde las suscitadas por el inconformismo particular,
pasando por disputas privadas entre dos individuos hasta desacuerdos a gran escala entre
sociedades enteras”.
Neoparamilitarismo: “se refiere a nuevas organizaciones particulares que tienen una
estructura, entrenamiento, subcultura y (a menudo) una función igual a las de un ejército, pero
que no forman parte de manera formal a las fuerzas militares de un Estado. Las organizaciones
paramilitares, sirven a los intereses del Estado, o grupos de poder en él enquistados, y
generalmente están fuera de la ley. Dentro de sus miembros pueden estar fuerzas policiales,
militares, mercenarios e integrantes de escuadrones de asalto o grupos de seguridad privados”.
(Diccionario español.answers).
Banda criminal: “Son organizaciones criminales (macro - delincuenciales)
significativamente armadas, que desarrollan actividades tanto de control de grandes negocios
ilícitos como de depredación subsidiara de los mismos, y que con frecuencia emplean la
violencia como mecanismo de disciplinamiento interno, de delimitación de áreas de influencia
específicas y de coacción e intimidación unilateral sobre terceros a fin de mantener las
condiciones de operación requeridas por sus actividades”. (Suarez Vanegas)
Desmovilización: “Es el proceso por el cual una tropa irregular se licencia, es decir, deja
de ejercer su actividad militar. El término desmovilización se utiliza a menudo cuando un grupo
insurgente o paramilitar decide retornar a la vida civil”. (Diccionario español.answers)
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Antecedentes del proceso de paz
Colombia cuenta con una larga experiencia en materia de diálogos entre los gobiernos y
diversas agrupaciones armadas ilegales. Desde 1982, con la llegada al poder de Belisario
Betancur, el diálogo como mecanismo para superar los conflictos armados ha sido una
herramienta para alcanzar la reconciliación entre las partes enfrentadas.
El diálogo implica, en principio, que los adversarios se reconozcan como interlocutores,
que la contraparte merezca ser escuchada, que la vía militar no sea suficiente para superar el
enfrentamiento armado. El diálogo significa, también, negociar, discutir en torno a los graves
problemas que, desde tiempo atrás, han afectado a la sociedad, y tratar de encontrar acuerdos
para darles una solución. Desde que iniciaron las negociaciones en los años ochenta, las
discusiones, en términos muy generales, se han centrado en aspectos políticos, sociales y
jurídicos: ¿Cómo reformar un sistema político para hacerlo más “democrático”, “incluyente” y
“representativo” a los intereses nacionales? ¿Qué medidas adoptar para disminuir los índices de
pobreza que afectan a buena parte de la población? ¿Cuáles son los mecanismos jurídicos más
adecuados para que los guerrilleros puedan reinsertarse en la sociedad?
A partir de ese “modelo”, los resultados de los procesos de paz no son desdeñables: la
mayor parte de los grupos guerrilleros, o facciones importantes de ellos, se desmovilizaron a
finales de los años ochenta y comienzos de la siguiente década. Además de las partes
involucradas, la participación de otros sectores ha sido sin duda un factor clave en los avances de
los diálogos. En un nuevo contexto internacional (derrumbe de los Estados comunistas) y
nacional (nueva carta constitucional), importantes dirigentes guerrilleros y numerosos
simpatizantes de la izquierda, que hasta los años noventa no ocultaban su desconfianza hacia el
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Estado y hacia sus propuestas de paz, se libraron a una autocrítica en torno a la lucha armada,
tras la cual decidieron aceptar los retos de lanzarse a la legalidad. Desde la orilla opuesta, la
Iglesia católica, que también se había opuesto a los diálogos, empezó a mostrar una nueva
actitud, motivada seguramente por el evidente debilitamiento del tan temido comunismo. De esa
manera, los diagnósticos que, hasta principios de los años noventa se empecinaban en hacer de la
“crisis moral” y del “alejamiento de Dios” las principales causas para explicar los problemas del
país, comenzaron a dar cabida a la pobreza, a la corrupción, al desplazamiento forzado, a la
violación de los DD.HH, es decir, decidieron tomar en cuenta la compleja realidad nacional. Hoy
en día, la participación en las negociaciones incluye, por fin, a las víctimas del conflicto, a los
militares y a otros sectores de la sociedad civil.
Por otro lado la incertidumbre surge como un elemento a tener en cuenta dentro de los
factores históricos, de esta manera en el actual proceso de negociación entre las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia) y el Gobierno, es inevitable no inferir que existe una
preocupación profunda teniendo en cuenta los nuevos escenarios del conflicto armado, donde es
posible prever que con la firma de los acuerdos del proceso de Paz, fin de las hostilidades y
posible desmovilización de un grupo amplio de guerrilleros de las FARC, se podría generar
algunos vacíos de poder y disputas por controlar las rentas ilícitas “ganancias derivadas del
narcotráfico, extorsión, trata de personas, prostitución, minería, captura de recursos estatales,
comercio ilegal de armas, entre otras” Tobón García (11 Agosto 2011), lo cual indicaría que
existen alianzas estratégicas entre disidentes pertenecientes a las FARC con miembros activos
del ELN (Ejército de Liberación Nacional) generando consigo un pacto entre ambos grupos en el
aumento de talento humano y armamento, con el propósito de atacar frontalmente al Clan del
Golfo en los diferentes contextos urbanos y área rural para no ceder terreno y así darle fuerza al
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ELN (Ejército de Liberación Nacional). Se puede observar que “en zonas de Chocó, Casanare y
Cauca se ha visto hombres con brazaletes del ELN, y no estaba documentada la presencia de esa
guerrilla en esas zonas. Por otra parte, en la Costa Pacífica de Cauca y Nariño, guerrilleros del
ELN habrían reclutado a integrantes de los frentes 29 y 30 de las FARC, que no quieren perder
influencia sobre las actividades de minería ilegal y narcotráfico. En Norte de Santander,
francotiradores del frente 33 de las FARC habrían apoyado a los guerrilleros del ELN, en
diferentes incursiones armadas en contra de la fuerza pública. En el departamento de Arauca
está documentado un pacto entre ambas guerrillas, integrantes del frente décimo de las FARC, al
mando de alias Efren Arboleda, ordenaron que un grupo de 30 hombres expertos en camuflaje e
inteligencia apoyen a la columna Domingo Laín y realicen conjuntamente tareas de infiltración
para conocer los movimientos de la fuerza pública y realizar ataques a la tropa y a los
oleoductos. Otra información conocida por las autoridades revela una alianza en el departamento
del Chocó donde guerrilleros del frente 57 de las FARC han apoyado a integrantes del ELN en
los combates contra bandas criminales que han llevado al desplazamiento de varias familias en la
región“. (Noticias RCN.COM, 2016).
Los analistas plantean, además, el riesgo de lo que serían las (FARCRIM), un reacomodo
y reciclaje de algunos frentes y cuadrillas de las FARC que, en la etapa del posconflicto,
desertarían del proceso y se vincularían de lleno al narcotráfico y las bandas existentes. Fuentes
policiales consultadas descartan que esas disidencias puedan alcanzar un nivel tan voluminoso y
problemático como ocurrió con los combatientes de las AUC que pasaron a las filas del crimen
organizado. Acto seguido a la ratificación del proceso de paz, y dada la concepción paramilitar
del (Clan del Golfo), es clave que el Gobierno combata estos factores de potencial
desestabilización del proceso, pero sobre todo es esencial que las autoridades desmantelen
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grupos que lideran redes y actividades criminales como el narcotráfico, la minería ilegal, la
extorsión e incluso el secuestro. (El Colombiano, 2015). “Estas fuerzas florecieron en la
mayoría de los territorios donde dejaron las armas los bloques paramilitares, sólo que ahora
ponen mayor atención a los centros urbanos y han cambiado sus modalidades organizativas
acudiendo a un funcionamiento en red en vez de las estructuras verticales que habían tenido en la
fase anterior. Persisten en el negocio del narcotráfico, pero derivan con gran eficacia hacia el
microtráfico en las grandes ciudades y al tiempo han ampliado su participación en la minería
ilegal, en el contrabando de muy diversos productos, en la trata de personas, en la extorsión, en
el robo de celulares y de autopartes, componiendo un portafolio diverso y potente”.
Es claro y se hace manifiesta la incertidumbre en desarrollo del proceso de paz con los
insurgentes, después de ser firmado el 26 de septiembre de 20164, un acuerdo final de paz con el
que se esperaba un fin del conflicto armado el cual inicio en 1964, los grupos descentralizados de
las FARC 5se van expandiendo en el territorio nacional cada vez con más fuerza, teniendo en
cuenta que muchos mandos medios y guerrilleros rasos no se hicieron participes del proceso de
paz con el gobierno, lo cual les ha facilitado fortalecer su pie de fuerza en alianza con integrantes
del ELN.
Mientras que el gobierno nacional se enfoca en los acuerdos de paz, el crimen organizado
sigue su margen teniendo injerencia en la parte rural y urbana, el ELN siempre se ha
caracterizado por su forma violenta de despliegue en ataques a infraestructura, extracción de
hidrocarburos y ataques a la fuerza pública a gran escala, muchas veces no siendo de
conocimiento del país con el fin de no entorpecer los diálogos con las FARC, siendo
4 Firma acuerdo 26 de septiembre de 2016 Cartagena de Indias
5 La economía de los paramilitares Redes de corrupción, negocios y política.
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manipulados los medios de comunicación con el ánimo de no hacer públicos ciertos ataques, sin
dejar atrás el secuestro extorsivo.
Un informe de la fundación ideas para la paz, titulado ELN, mucho ruido, poca fuerza,
explica que “los ataques de este grupo si han aumentado, aunque eso no quiere decir que esa
guerrilla sea más fuerte”. También hay evidencia de su actuar en municipios donde hace mucho
no lo hacían, o lo hacían muy poco, como en Puerto Carreño (vichada), allí el 3 de julio
perdieron la vida tres integrantes de la Armada, o en Bocas de Satinga (Nariño), donde
asesinaron a dos policías. http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/proceso-paz/noticias/tan-
fortalecido-esta-eln-como-grupo-armado
La fuerza pública se ha encargado de combatir los diferentes delitos del crimen
organizado y estructurado, dando resultados positivos con objetivos de alto valor, logrando la
captura de grandes cabecillas de diferentes estructuras organizadas lideradas muchas veces por el
narcotráfico, pero siendo esto una guerra de nunca acabar, ya que siempre hay alguien que asuma
las riendas en estos grupos. En este sentido se hace necesario que el gobierno nacional llegue a
unos acuerdos con el grupo guerrillero ELN, los cuales tienen que ser equitativos y con cierta
igualdad que las FARC, por ser grupos que han marcado el trasegar de la violencia en Colombia,
generando un conflicto interno con tentáculos en el narcotráfico y posicionando al país como
uno de los más violentos.
La inseguridad se ha trasladado a grandes y pequeñas ciudades, donde se han establecido
los grupos disidentes de las FARC y el ELN, permeando a diferentes grupos delincuenciales
para trabajar en red en diferentes delitos que afectan la seguridad y convivencia, este
afianzamiento en las ciudades genera incertidumbre en la población civil, los cuales veían el
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conflicto armado lejos de las ciudades, originando mecanismos de defensa para poder
contrarrestar la inseguridad descentralizada por los insurgentes.
Problemática
El Gobierno Colombiano participó en un proceso de desmovilización con las
AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) lo cual conllevó a un sometimiento a la justicia de
estos grupos narcoterroristas, este proceso tiene su inicio el 25 de noviembre de 2003 y culmina
el 15 de agosto de 2006, se efectuaron 38 actos de desmovilización, para un total de 31.671
integrantes de las AUC desmovilizados mediante el Acuerdo Santafé Ralito firmado el 15 de
julio de 2006, bajo el mandato del Señor Ex presidente de la Republica Álvaro Uribe Vélez. Es
imperativo hablar de los fracasos que se presentaron durante la ejecución de este proceso de
desmovilización, lo que conllevó a que el Gobierno Colombiano les etiquetara la categoría de
criminales: las Bandas Criminales (BACRIM) o bandas al servicio del narcotráfico. Esta
denominación fue otorgada por el Presidente Álvaro Uribe6 a raíz del fenómeno o
reestructuración del crimen organizado, uno de estos problemas fue la falta de transparencia de
ambas partes, de los paramilitares porque inflaron las cifras de combatientes para tener mayor
peso en las negociaciones, y del gobierno porque no tuvo una política pública definida frente a
quiénes se iban a desmovilizar. Otro problema fue el prolongado periodo de tiempo en el que se
dieron las desmovilizaciones, presentándose fenómenos como desplazamiento de estructuras no
desmovilizadas a regiones donde ya otros grupos se habían desmovilizado, así mismo la no
6 Narcotráfico: Génesis de los paramilitares y herencia de las bandas criminales. Serie Informes N° 19,
Bogotá: Fundación Ideas para la Paz.
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toma de acciones de control por parte del Gobierno para evitar el rearme por parte de estos
grupos.
Se establecieron cuatro tipos de grupos, para los cuales el Gobierno catalogó diferentes
tratamientos en términos de la política de seguridad y defensa para mediados del año 2009, así:
“1. Neoparamilitarismo entendido por los grupos que conservan una continuidad más clara con
las AUC, tienen una organización jerárquica, ejercen control sobre la población y mantienen un
carácter contrainsurgente. 2. Paramilitares dispersos quienes comparten un nombre pero no
cuentan con una unidad de mando, tienen una estructura en red y sus acciones son heterogéneas.
3. Nuevas autodefensas, corresponde a grupos tendientes a organizarse de manera híbrida, una
mezcla entre una organización jerárquica y en red, y realizan acciones de contrainsurgencia;
características mucho más acordes con la primera generación de paramilitares. 4. Fuerzas
criminales anexas, no tienen un carácter contrainsurgente, están asociadas principalmente a la
criminalidad organizada, la mayoría tiene una estructura híbrida y además se aprovechan de los
vacíos de poder y la reputación tanto de los paramilitares como de los otros neoparamilitares
para establecerse “. (Tabón García, 2009).
Teniendo en cuenta la transformación de estos grupos armados y la dinámica institucional
a cargo de las Fuerzas de Seguridad del Estado para atacarlas de manera frontal se crean nuevas
estructuras, donde se resalta a los antiguos Urabeños, hoy llamados Clan del Golfo a quienes se
considera la agrupación narco paramilitar más grande, peligrosa y mejor estructurada del País,
por la cantidad de personas combatientes que las integran, por las diferentes zonas donde hacen
presencia y el gran número de cargamento de drogas que trafican a nivel Nacional e
Internacional.
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Las agendas criminales
Desde que las FARC y el Gobierno Nacional iniciaron los diálogos de paz en 2012, la
necesidad de abordar el fenómeno de las agendas criminales era inevitable. En La Habana, los
negociadores reconocieron la amenaza que representaban para los diálogos, pero especialmente,
para el propio tejido social del país. De ahí que surgieran propuestas innovadoras para su
tratamiento como:
- Proveer garantías de seguridad creíbles para los miembros de las FARC,
particularmente frente a los grupos de crimen organizado. Esta fue una condición clave para que
el grupo guerrillero tomará la decisión de dejar las armas y se comprometieran con su proceso de
desmovilización y reintegración.
- Cambiar de paradigma en la estrategia de lucha contra las economías ilícitas. Ambas
partes convinieron adoptar un enfoque de salud pública para abordar el problema de las drogas
ilícitas y accedieron a trabajar de manera conjunta para combatir a las organizaciones criminales.
Además, las FARC acordaron ofrecer su visión y experiencia para combatir las economías
ilícitas y el Gobierno acordó crear alternativas viables a las economías ilegales para los
miembros de la organización y las comunidades locales.
- Pasar de la justicia retributiva a la justicia restaurativa, buscando crear modelos
alternativos de sentencia que privilegian la reconciliación sobre el encarcelamiento. En los
diálogos también se encontraron alternativas prácticas para diferenciar entre el delito político y el
delito común, lo cual permitió que las FARC hablaran sobre su participación en las agendas
criminales.
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Los desafíos
A pesar de esas innovaciones, las negociaciones no estuvieron exentas de desafíos y
consecuencias no deseadas que pusieron en riesgo el proceso de paz y el Acuerdo Final:
- La amenaza de disidencias y reincidencia entre los miembros de las FARC fue un riesgo
constante durante los diálogos y hasta el día de hoy continúa siendo una de las principales
fuentes de preocupación para las autoridades. En la actualidad, las organizaciones criminales
continúan esforzándose por atraer guerrilleros de las FARC a sus filas ofreciéndoles
remuneraciones económicas más altas que las que van a recibir en el proceso de DDR.
- La falta de capacidad estatal para garantizar la seguridad de los miembros de las FARC,
de sus familias y de las comunidades en las cuales operaban, es cada vez más evidente. Prueba
de esto es el preocupante número de líderes sociales que han sido asesinados y la presencia cada
vez mayor de grupos criminales en los antiguos territorios ocupados por las FARC, dejando
expuestas a las comunidades al control criminal.
- El aumento de los cultivos de coca desde que iniciaron las negociaciones ha dado pie a
que los opositores del Acuerdo cuestionen la efectividad del proceso de paz y la capacidad del
Estado de contener las economías ilícitas.
Recomendaciones
Para responder a esos desafíos, los autores identifican una serie de recomendaciones de
política pública para aquellos actores nacionales e internacionales que han apoyado el proceso de
paz y su implementación:
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- Construir un conocimiento robusto sobre las agendas criminales y su futura
evolución: El vínculo entre negociaciones de paz y agendas criminales es una relación de dos
vías. Los actores criminales son hábiles empresarios y tienen gran capacidad para adaptarse a
circunstancias cambiantes. Por esta razón, es fundamental que las autoridades comprendan qué
tipo de oportunidades y vacíos gubernamentales se generan al eliminar un actor como las FARC
de los mercados ilícitos.
- Elaborar estrategias novedosas e integrales para lidiar con las economías
ilegales como, por ejemplo, proporcionar oportunidades económicas reales y fuentes alternativas
de ingreso, recuperación de activos criminales y desarrollar alternativas para que las
organizaciones criminales puedan hacer la transición a la legalidad.
- Enfatizar en la dimensión social de la reintegración por medio del desarrollo de
estrategias de largo plazo que vayan más allá de los incentivos económicos y que involucren
apoyo psicosocial, construcción de redes y lazos nos violentos, e incentivos hechos a la medida
de cada perfil y sector poblacional que está en proceso de reintegración.
- Impulsar el desarrollo de capacidades que permita a las autoridades estatales llevar
ante la justicia a los criminales más peligrosos: En Colombia esto significa fortalecer la
capacidad de la Fiscalía General de la Nación, identificar y apoyar a quienes buscan reforzar el
Estado Social de Derecho (especialmente el sector seguridad), y localizar esfuerzos
anticorrupción.
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Una verdadera política criminal
El problema del crimen organizado no se arreglará con un nuevo plan de la Policía, ni con
una estrategia acordada con la Fiscalía, y mucho menos dando el mandato a las Fuerzas Militares
de combatir a las organizaciones.
Se necesita una estrategia que cambie las reglas de juego, que altere los incentivos y que
haga una apuesta por construir Estado. Hace falta una nueva doctrina basada en la protección de
los ciudadanos y encaminada a evitar que haya más víctimas.
El centro de la acción estatal no deben ser los delincuentes, sino los ciudadanos y la
capacidad de las instituciones para hacer presencia efectiva en el territorio. Ciñéndose a este
objetivo, la prioridad debe ser reducir los delitos y en especial el homicidio. Esto implica
necesariamente bajar los índices de impunidad.
Pero lo anterior no sería posible sin una política criminal que oriente el uso de la fuerza
del Estado, que garantice la eficacia de las penas y que responda proporcionalmente a la
gravedad de los delitos. A punta de escándalos mediáticos y populismo punitivo, el Código Penal
7ha llegado a convertirse en una colcha de retazos. Y en estas condiciones la fe ciega en la
severidad de los castigos contrasta con la escasa capacidad y credibilidad del Estado para
investigar y sancionar los delitos.
7 Ley 906 de 2004 Código de Procedimiento Penal
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Hoy tenemos un manejo caótico de la seguridad, que le apuesta a la saturación, sin
definición clara sobre a quién corresponde el liderazgo y sobre quién debe asumir las
responsabilidades. De aquí las “soluciones parche” que dispersan los recursos escasos y le quitan
profundidad a la intervención estatal. Dada esta realidad, el Ejecutivo sigue en mora de crear el
Ministerio de Seguridad o en todo caso un arreglo institucional que contribuya no solo a ordenar
y fortalecer la labor policial, sino a delimitar el papel de las Fuerzas Militares en las tareas de
seguridad pública.
En el plano local, y especialmente en los municipios donde se expresan de manera más
intensa las economías criminales, hay al menos cuatro tareas pendientes:
1. Depurar las fuerzas de seguridad y las instituciones de justicia,
2. Debilitar la capacidad reguladora del crimen organizado en la vida cotidiana de las
comunidades,
3. Desarticular los nexos político-criminales, y
4. Reducir las vulnerabilidades territoriales con la provisión de bienes y servicios públicos.
En estos lugares el Estado debe llegar para quedarse y restablecer los vínculos con una
ciudadanía que hasta ahora lo ha visto como ausente.
Por último, la hoja de ruta contra el crimen organizado debe incluir ajustes en la manera
como se ha respondido al problema de las drogas.
21
En el fondo, lo que está en juego es la legitimidad del Estado, su capacidad de regulación
y la necesidad de que responda a las necesidades de los ciudadanos. Queda la sensación de que,
al menos en el campo de la seguridad, hay que reinventar al Estado, dotarlo de una nueva
doctrina (diferente de la contrainsurgencia) y adoptar una hoja de ruta que logre romper el
divorcio entre la persecución de los delincuentes y la protección de las personas. Lo hecho hasta
ahora arroja avances y lecciones importantes, pero esto no implica que sea suficiente ni
adecuado.
Bandas Criminales después de la firma del proceso de Paz
La banda criminal Clan del Golfo, que manifestó al Gobierno su intención de someterse a
la justicia, está considerada por las autoridades como una de las organizaciones más peligrosas
del país y también como la mayor amenaza para la paz tras la firma del acuerdo con las FARC.
El Clan del Golfo es una de las bandas herederas de los negocios de narcotráfico y
extorsión de los paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que se desmovilizaron
en 2006, aunque muchos de sus integrantes comenzaron su carrera delictiva en la guerrilla
maoísta Ejército Popular de Liberación (EPL), que dejó las armas en 1991, pero persiste una
disidencia en actividad.
Un ejemplo de ese reciclaje en el mundo del crimen es el máximo líder del Clan del
Golfo, Dairo Antonio Úsuga David, alias "Otoniel", de 46 años, que comenzó en el EPL, luego
pasó a las AUC y cuando estas se disolvieron creó su propia banda criminal, llamada
inicialmente Los Urabeños, por lo cual es hoy el hombre más buscado de Colombia.
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Por "Otoniel", el Gobierno colombiano ofrece una recompensa de 3.000 millones de
pesos (un millón de dólares) y el de Estados Unidos va más allá, con otra de hasta cinco millones
de dólares, según los volantes que reparte la Policía Nacional principalmente en la selvática y
rica región agroindustrial región de Urabá, limítrofe con Panamá. El capo está desde 2013 en la
"Lista Clinton" de EE.UU8 junto a los más peligrosos narcotraficantes y blanqueadores de dinero
en el mundo.
El Clan del Golfo nació en Urabá y es allí donde tiene su principal área de influencia,
aunque se ha extendido a otras regiones del país, como la costa atlántica, la frontera con
Venezuela y a departamentos de la costa del Pacífico, siendo estas las regiones claves
geográficamente para enviar cocaína al exterior.
Esa presencia extendida quedó en evidencia a comienzos de abril del año pasado durante
un "paro armado" de esta banda criminal que paralizó 36 municipios de diferentes regiones del
país y dejó cinco personas muertas.
Los "paros armados" y el asesinato selectivo de policías, una estrategia macabra que
llaman "plan pistola", forman parte de las acciones intimidatorias a las que recurre el Clan del
Golfo para atemorizar a la población y mostrar su poder.
En una de las acciones de Agamenón el Gobierno sufrió un revés el 4 de agosto de 2015
cuando 16 policías de un cuerpo de elite llamado Comandos Jungla murieron al accidentarse
entre las localidades de Carepa y Chigorodó, en Urabá, el helicóptero Black Hawk en que
8 “Declaración del Sexto Frente de las FARC-EP”, Diciembre 19, 2012.
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perseguían a Luis Orlando Padierna Peña, alias "Inglaterra", otro capo de la banda. Sin embargo,
las protestas de muchos colombianos decentes que llevan el apellido Úsuga llevaron al Gobierno
a llamarla finalmente Clan del Golfo, por el accidente geográfico en que está la región de Urabá.
EFE.
Los eventos recientes condensan tanto las oportunidades como los peligros únicos que
enfrentan las organizaciones criminales en Colombia ante la llegada de un acuerdo de paz con
las FARC.
Las BACRIM podrían ser uno de los principales beneficiarios de la salida de
las FARC del conflicto. Además del insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN), las
Bacrim están bien posicionadas para adquirir una parte de las fuentes de ingresos ilícitos de
las FARC derivados de su participación en el negocio de la droga, la minería ilegal y
la extorsión.
Al mismo tiempo, las amenazas denunciadas contra líderes comunitarios en Córdoba
ponen de relieve los nuevos desafíos que un acuerdo de paz plantearía para las Bacrim. Según el
portal de análisis La Silla Vacía, los líderes comunitarios están convencidos de que las amenazas
son una respuesta al acuerdo de cese al fuego de la última semana, que incluyó palabras que
sugerían que las organizaciones criminales serán blanco de presión de las fuerzas de seguridad,
cabe señalar que los grupos criminales en Colombia —en especial Los Urabeños— enfrentan
gran presión de las fuerzas de seguridad. A comienzos de este año, el gobierno nombró una
fuerza élite conocida como Bloque de Búsqueda para combatir a las Bacrim, y las fuerzas de
seguridad emprendieron un operativo para perseguir al jefe de Los Urabeños Darío Antonio
Úsuga, alias "Otoniel".
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Conclusiones
El espacio geográfico de este tipo de delincuencia se dinamiza en gran medida debido a la
globalización, a la par se han ido organizando, creando y consolidando muchas estructuras
criminales transnacionales. Cada día la técnica se mejora, lo mismo que las herramientas de que
disponen los criminales. Así se establece que las actividades desplegadas por delincuentes
organizados con carácter transnacional vienen a ser una amenaza que tiene múltiples facetas de
intimidación o puesta en peligro de las distintas formas de seguridad, no solo para un país, sino
para la seguridad hemisférica. Precisamente este tipo de crimen tiene enormes consecuencias en
la seguridad, ya que controla o posee grandes cantidades de dinero, lo que convierte a estos
criminales en un problema para el sector económico, que del mismo modo trasciende a otras
esferas del Estado generando en todas ellas corrupción e impunidad.
Los temas que giran en torno al proceso de paz tienen una trascendencia nacional e
internacional, es por eso que se hace necesario identificar y anticipar los nuevos escenarios del
conflicto armado, con el ánimo de que no se vuelva a repetir la historia vivida con la
desmovilización de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), siendo prospectivos en los
nuevos planteamientos del proceso de paz.
Hoy en el mundo, pero específicamente en Colombia, existe una mejor y mayor
organización que es cada vez más creciente. En esa dinámica la violencia que ocasiona la hace
más transnacional, lo que unido a sus fuertes ingresos derivados del tráfico de drogas ilícitas
permiten tener toda la logística necesaria para la organización y el mantenimiento de la empresa
criminal. En Colombia hubo una organización criminal de naturaleza transnacional que se llamó
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el cártel de Medellín. "La llamada 'mafia colombiana', que desde Bolivia transporta la base de
cocaína hasta Colombia, con el apoyo de norteamericanos y peruanos ha logrado armar una
verdadera red internacional para la comercialización, el procesamiento y el transporte del
narcótico" el cual va con destino a Estados Unidos y, actualmente, en mayor medida a Europa.
Si se quiere eliminar o al menos evitar la proliferación de organizaciones criminales con
características de organización internacional, es obligado diseñar unas políticas públicas eficaces
contra la delincuencia organizada. En el mismo sentido, es necesario tener unos métodos de
acción que logren minimizar el efecto perverso de la criminalidad organizada en buena parte de
la sociedad. Aunque la prevención contribuye a detener o reducir la delincuencia, estas acciones
no necesariamente indican un freno a la delincuencia organizada, es obvio que para ser efectiva
una política contra ese delito se necesitan no solamente medidas de cooperación permanente y
estructurada sino la puesta en marcha de un arsenal de medidas que cuenten con el apoyo
internacional.
El crimen organizado diversifica sus actividades las cuales desarrolla en todas partes, no
existe casi ningún país del mundo que no este de una forma u otra sujeto a su influencia con
mayor o menor intensidad y por supuesto en unos países están más activos que en otros. Los
grupos delictivos desarrollan redes de negocios más complejas, conglomerados ilegales que se
mezclan con negocios legítimos, el crimen organizado necesita invertir en la economía legal para
lograr su sobrevivencia y desarrollo.
Como reflexión final, está en manos de las autoridades concentrar recursos y acciones en
tres aspectos importantes; el primero revisar y fortalecer la política carcelaria frente a las
BACRIM y fortalecer la investigación judicial respecto a nexos de funcionarios públicos con
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ellas; el segundo fortalecer la investigación judicial en materia de lavado de activos y consolidar
la coordinación intergubernamental frente a redes criminales nacionales y transnacionales y por
ultimo investigar y ampliar el alcance de herramientas de la política pública frente a dos
fenómenos centrales para la acción de BACRIM: el reclutamiento forzado de niños, jóvenes y
adolescentes, y la reincidencia de ex combatientes en la ilegalidad.
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