ensayo dia de muertos
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El Día de Muertos o el Halloween, ¿Cual es adoptada por los mexicanos? Tradición aún no perdida. “Día de Muertos, una tradición que continúa y
continuara... El Halloween una fiesta de estrato social...” Raúl Ríos Hernández Núcleo General Uno 111127
Universidad Politécnica De San Luis Potosí
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El Día de Muertos o el Halloween, ¿Cual
es adoptada por los mexicanos?
¿Estamos perdiendo la tradición? El Día de Muertos mexicano es una versión
de las fiestas católicas de Todos los Santos y de Ánimas. Este ensayo
analiza cómo ha sido examinada esta festividad, dentro y fuera de México,
como una tradición no solo de México sino de toda el habla hispana. La
reciente difusión del Halloween en México ha desencadenado una
competencia simbólica en la que éste se ha asociado con Estados Unidos y el
Día de Muertos con México. La presencia de símbolos del Halloween en
México se ha interpretado como un síntoma de la agresión a nuestras
tradiciones.
Antes de empezar, es necesario definir exactamente qué es el Día de
Muertos. Es un término específicamente mexicano que se refiere a una
versión de dos festividades católicas: el día de Todos los Santos y el de las
Ánimas, celebrados el 1 y el 2 de noviembre. A mbos días, llamados
también Día de los muertos o Día de los Fieles Difuntos, normalmente
son el 2 de noviembre. Únicamente cuando cae en domingo la festividad se
celebra el día 3. El Día de Muertos abarca una s e r i e de actividades que
ha llegado a festejarse no solamente al 2 de noviembre, sino también, el
periodo que se inicia el 31 de octubre y acaba el 2 de noviembre. En
realidad, constituye una secuencia de días por lo cual ocasionalmente se
habla de “Días de Muertos” o “Días de los Muertos”.
Si continuamos hablando viéndolo desde un punto de vista de la religión
católica, la verdad sería un poco absurdo, ya que irónicamente, la mayoría
de los observadores coinciden (coincidirán con ellos seguramente) en que en
México la misa es la parte menos asediada de la festividad, cosa que para la
religión católica debería ser la más representativa de estas fechas.
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Después de entender como el Día de Muertos se desfigurado por diversas
cuestiones, me toca analizar el famoso hoy en día, Halloween.
El Halloween es una fiesta proveniente de los Estados Unidos de Norteamérica
naciente en el año de 1894, donde se acostumbra que los pequeños de la casa
salgan a las calles a pedir “treack and treat” o en español “dulce o truco” vestidos
de diversas personalidades, se cree que se eligió el 31 de Octubre porque según
un calendario hecho por brujas denotaba que el 31 de Octubre era el día justo
donde se estrechaba lo mayormente posible la división entre los seres vivos y los
muertos...
Después de ya nombrar ambas festividades provenientes de los países más
grandes en el continente Americano nos podemos preguntar, ¿Cual está siendo
más adoptada por los mexicanos?
En México, como en todos lados (Hague, 1981), (Herzfeld, 1982), (Wilson,
2005)el folklore ha sido muy importante en la búsqueda de una identidad
nacional y a menudo refleja las ideas populares acerca del origen de un
pueblo. Por lo regular, los ritos y festivales son, desde luego, las formas
folklóricas más sobresalientes.
Paz, uno de los escritores más leídos y agudos de México, claramente
emplea el Día de Muertos como una forma en que nosotros los mexicanos
podemos ver a la muerte peculiarmente mexicana. Su perspectiva ha sido
compartida por muchos otros intelectuales de su país.
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Pero exactamente ¿cómo se adentró el Halloween en la celebración del Día
de Muertos? Garciagodoy identifica acertadamente a dos tipos de mexicanos
que, en la actualidad, conmemoran el Halloween empleando sus símbolos y
costumbres. Primero, están los muchos pertenecientes a la clase media
urbana, que visten a sus hijos con disfraces de Halloween adquiridos en
tiendas.
Juzgando por los disfraces que he visto en los centros comerciales, así
como por lo que he apreciado en los niños, yo diría que casi todos se refieren
a cinco temas: brujas, fantasmas, esqueletos, vampiros y demonios. A
diferencia de Estados Unidos, raramente he visto disfrazado a un adulto
mexicano, ni siquiera con parte de un traje. El Halloween urbano clase
mediero se manifiesta igualmente en las fiestas, con sus carteles y
decoraciones basadas en iconos, como brujas, calabazas, fantasmas y
demás, coloreadas ordinariamente en negro y naranja.
Incorporando a su vez símbolos del Halloween, los periódicos mexicanos
publican anuncios dirigidos a un público de clase media. Tómese en
consideración el de una tienda de computadoras aparecido el 31 de octubre
de 2011 en el diario Reforma, un fondo negro c o n un letrero de letras
blancas, una lámpara de calabaza y la silueta de la muerte que porta una
oz. “¿Te asustan los precios de la competencia?” (Reforma, 2010). En el mismo
periódico apareció el día anterior un anuncio de llantas Goodyear que
mostraba una escena nocturna impresa en blanco sobre negro. Arriba
sobrevuelan murciélagos, gatos callejeros arquean el lomo y las lámparas
sonríen a los lectores. “Venta macabra de llantas”, reza (Reforma, 2010). A
todo esto, los clubes más exclusivos de la ciudad de México —por ejemplo
el Snob y el The Men’s Club— recurren a la prensa para anunciar las fiestas
de Halloween que se celebran en esta época.
Para la clase obrera, el atractivo del Halloween es algo distinto. En primer
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lugar, aunque algunos niños luzcan una máscara barata, la mayoría va sin
disfraz. Para ellos —y los participantes tienden a ser más niños que niñas—
el Halloween significa una oportunidad para ganar dinero. Echando mano de
un recipiente de alguna clase, sean cajas de cartulina o una minúscula- la
calabaza de plástico —como las que se usan en Estados Unidos para recoger
dulces—, mendigan en las calles y entre las tumbas, pidiendo su
“Halloween”. Esa palabra ya ha entrado al léxico mexicano, pronunciado
jalouín. Los niños, a su vez, pueden pedir para “mi calabaza”. Aparte de
esto, el Halloween de la clase obrera parece limitarse a la simple
adquisición de dulces blancos, naranjas y negros en forma de brujas,
fantasmas y calabazas. También la ocasional calabaza horadada o la
lámpara de plástico yacen en las tumbas junto con las ofrendas ordinarias.
La mayoría de los mexicanos de clase media están muy conscientes de que
los símbolos de Halloween.
Son parte de la cultura estadounidense y, probablemente, lo emplean
deliberadamente como medio para elevar su posición social. No está claro
si esto puede decirse de las clases obreras, para las cuales el Halloween
parece haberse entreverado imperceptiblemente en el tejido de los ritos del
Día de Muertos.
Tuve la oportunidad de viajar al Estado de Michoacán en estas fechas y pregunté a un
vendedor ambulante, quienes tienen un pequeña puesto en el centro, por qué
vendían dulces de Halloween y si sus clientes se quejan de esta
celebración. A lo que el vendedor respondió- “Si los mexicanos somos muy
fiesteros. Nos gusta todo lo que se agrega a las fiestas.”
Después esto poco me queda agregar, ya que en mi opinión el Día de muertos no
ha sido reemplazado por ninguna otra fiesta, en lo que a mí concierne el
Halloween ha sido adoptado como una fiesta como muchas otras, donde los de
clases bajas obtienen un ingreso extra antes de las fiestas navideñas y donde las
clases media y alta sacan su mejor disfraz para presumir con el grupo... El
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Halloween solo queda como una fiesta de clases sociales y económicas.
Día de Muertos, una tradición que continúa y continuara... El Halloween una fiesta
de estrato social...
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Bibliografía
Hague. (1981). Dia de Muertos. Obtenido el 8 de Noviembre del 2011
Herzfeld. (1982). Danzas de la Muerte. Obtenido el 7 de Noviembre del 2011
Paz, O. (1961). The Labyrinth of Solitude: Life and Thought in Mexico. Nueva York: Grove. Obtenido el 12 de
Noviembre del 2011
Reforma. (2010, Octubre 30). Anuncio. Reforma , p. 2A. Obtenido el 4 de Noviembre del 2011
Wilson. (2005). The Dead Day. Obtenido el 7 de Noviembre del 2011
UNESCO Culture Sector (2008). Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos. Consultado el 8 de noviembre
del 2011.
Ramos, L. (1988). Culturas clásicas prehispánicas: Las raíces de la América indígena. Madrid: Anaya.
Florescano, E. (1995). Mitos mexicanos. México: Aguilar Nuevo Siglo.
Almeida, A. (2009). Altar de Muertos: una tradición
Universidad Nacional Autónoma de México (1998). Ofrenda de Muertos. México: UNAM.
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