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EL TALLER COMO ESTRATEGIA DIDÁCTICA QUE POSIBILITA MEJORAR EL
AUTOCONTROL DE LAS EMOCIONES Y EL CLIMA ESCOLAR DE LOS ESTUDIANTES
DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA CASD
Sonia Yamile Roa Velandia
Alba Yolanda Herrera González
Blanca Liliana Hernández Vargas
Isabel Cristina Rincón Hernández
Asesores:
David Mauricio Giraldo Gaviria
Maricel Restrepo Nasayó
Universidad San Buenaventura
Curso de Formación a Educadores participantes de la
Evaluación Diagnóstico Formativa en el marco del Decreto 1757 de 2015
Julio de 2019
Armenia – Quindío.
Tabla de contenido
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 4
CAPÍTULO 1 7
ESTADO DEL ARTE 7
1.1 El taller como estrategia didáctica 7
1.2 El control de las emociones para mejorar el clima escolar y la convivencia 10
1.3 Educación inclusiva 12
CAPÍTULO 2 16
MARCO TEÓRICO 16
2.1 El taller como estrategia didáctica 16
2.1.2 Elementos del taller. 18
2.1.3 Ventajas y desventajas del taller. 19
2.2 El control de las emociones para mejorar el clima escolar y la convivencia 20
2.2.1 Las emociones. 21
2.2.2 Tipos de emociones. 22
2.2.4 Emociones y convivencia. 23
2.3 Educación inclusiva 25
2.3.2 Tipos de inclusión 27
2.3.3 Marco legal de la educación inclusiva. 28
3. Metodología ¡Error! Marcador no definido.
3.1 Enfoque metodológico ¡Error! Marcador no definido.
3.2 Clase de investigación ¡Error! Marcador no definido.
3.3 Población y muestra ¡Error! Marcador no definido.
3.4 Técnicas e instrumentos para la recolección de datos ¡Error! Marcador no definido.
3.4.1 Cuestionario inicial/final. ¡Error! Marcador no definido.
3.4.2 Diario de campo. ¡Error! Marcador no definido.
3.4.3 Observación. ¡Error! Marcador no definido.
3.5 Plan de acción ¡Error! Marcador no definido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 31
Lista de figuras
Figura 1. El proceso educativo en el trabajo en taller .............................................................. 17
Figura 2. Modelo de emoción. Modelo de emoción ................................................................ 22
Figura 3. Diseños básicos de la investigación acción .............. ¡Error! Marcador no definido.
Figura 4. Sede Central, Sede Santa Eufrasia y Sede Amparo Santa Cruz¡Error! Marcador no
definido.
Figura 5. Plan de acción ........................................................... ¡Error! Marcador no definido.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
A lo largo de la historia, la educación ha jugado un papel vital en el desarrollo integral del ser
humano, es por ello que la escuela, se torna en un lugar en donde los niños y jóvenes aprenden
especialmente, a partir de la interacción social que allí se da, pero, existen muchos factores que
afectan el buen desarrollo del estudiantado en las instituciones educativas y una de ellas es la falta
de regulación de emociones, lo que genera una mala convivencia dentro y fuera del aula y por
ende, un ambiente escolar sin armonía.
El deseo de los maestros por poder fortalecer la educación a través de las habilidades sociales
y la afectividad, ha venido incrementando poco a poco, de ahí, que el Ministerio de Educación
Nacional plantee diferentes estrategias tales como la implementación de los Estándares Básicos de
Competencias Ciudadanas o las Guías Pedagógicas para la convivencia escolar, en donde se
sugieren acciones pedagógicas para desarrollar y fortalecer la formación ciudadana como un
modelo para aprender a vivir en sociedad. Sin embargo, es preocupante observar cómo a pesar de
los intentos del gobierno y especialmente del sistema educativo por formar estudiantes que puedan
convivir sanamente con los demás, se siguen presentando situaciones de conflicto y agresión en
las aulas de las instituciones educativas. Debido a lo anterior, es evidente que las medidas tomadas
para mitigar o extinguir el conflicto, no son efectivas a la hora de mejorar la convivencia en el
aula; existe aún un arma más poderosa que puede lograr ver el conflicto como una oportunidad de
crecimiento personal para todos los involucrados; se trata, de la regulación de emociones.
En muchas ocasiones, el ser humano no logra reconocer cuáles son esas emociones
predominantes en su ser y cómo controlarlas para no herirse ni herir personas en su entorno; ésta,
podría ser la causa de algunas dificultades de convivencia que se viven a diario en algunas aulas
de la Institución Educativa CASD. Allí, conviven niños, niñas y jóvenes cuyos estratos
económicos y sociales oscilan entre 2 y 4, en su mayoría con familias comprometidas con el
desempeño académico y disciplinario de los estudiantes. Algunos grupos de niños, experimentan
ocasionalmente situaciones de conflicto, al presentar dificultades para regular las emociones
dominantes en ellos; como por ejemplo la tristeza, la frustración, la rabia y el enojo, lo que les
hace tomar malas decisiones tales como agredir física o verbalmente a un compañero o
desequilibrarse a sí mismos, al punto de no poder controlar lo que sienten. Similarmente, a través
de la observación de los grupos, se ha logrado evidenciar que existen varias situaciones de conflicto
a nivel familiar, tales como separaciones/divorcios, maltrato intrafamiliar, discordia entre los
familiares que habitan el hogar, ausencia de patrones de crianza, carencia de figuras de autoridad,
entre otros; que también afectan el manejo de las emociones en estos niños, ello se debe a que la
familia es el primer espacio donde los niños reconocen una forma de vivir, pensar, actuar y
aprender a través del ejemplo.
Teniendo en cuenta lo anterior, y, aunque es inevitable que algunos estudiantes presencien
escenas de maltrato, discordia y falta de manejo de emociones en sus hogares; desde la escuela
existen diversas estrategias que actualmente se están aplicando para el mejoramiento de la
convivencia en ellos. Algunas de ellas son por ejemplo el manejo de roles dentro del aula, el trabajo
en equipo, el establecimiento de pautas y normas de clase y el dialogo constante con las familias;
pero, aunque se han disminuido poco a poco los niveles de conflicto, aún se observan situaciones
de poco entendimiento entre los niños, lo que indica que hace falta una estrategia más efectiva,
que se centre específicamente en las emociones, su reconocimiento y manejo.
En ese orden de ideas, se hace necesario implementar estrategias pedagógicas que apunten al
mejoramiento de las competencias emocionales de los niños de la Institución Educativa CASD, lo
que indica que es imperativo que se generen espacios de capacitación y actualización en cuanto a
cómo enseñar en cada una de las áreas, desde el manejo y regulación de las emociones. Ello, como
bien se indica, no debe ser tarea solamente del docente de ética o sociales, por el contrario, formar
ciudadanos emocionalmente estables, es un trabajo de toda la comunidad educativa, empezando
por el hogar, pasando por los docentes, directivos y gobierno en general. En la medida que se
formen estudiantes con capacidad para tolerar, aceptar y controlar situaciones de conflicto desde
el manejo de las emociones; se tendrá una sociedad más sana y en paz.
Todo lo anterior, conlleva a la siguiente pregunta de investigación:
¿Cómo la estrategia didáctica del taller posibilita mejorar el autocontrol de las emociones y
optimizar el clima escolar de los estudiantes de la Institución Educativa CASD?
Para dar respuesta a esta pregunta, se plantea como objetivo principal de este proyecto, analizar
cómo la estrategia didáctica del taller posibilita mejorar el autocontrol de las emociones y
optimizar el clima escolar de los estudiantes de la Institución Educativa CASD, unido a ello, se
derivan algunos objetivos específicos a través de los cuales se pretende diseñar e implementar
talleres que contribuyan al mejoramiento del clima escolar en los estudiantes de la I.E CASD y
describir las prácticas de convivencia, antes, durante y después de la implementación de los talleres
basados en la regulación de emociones.
De esta manera, es evidente que se presentan una problemática importante en la I.E CASD que
genera que no haya del todo una sana convivencia y un ambiente escolar propicio para el
aprendizaje. Es así, como implementando este tipo de estrategias, se busca mitigar y contribuir al
desarrollo de los estudiantes como seres humanos y ciudadanos capaces de contribuir a la sociedad
y a sus entornos más frecuentes.
CAPÍTULO 1
ESTADO DEL ARTE
En este capítulo del presente proyecto, se realiza una aproximación al tema del taller como
estrategia didáctica para el autocontrol de las emociones, el autocontrol de las emociones como
vía para mejorar el clima escolar y la convivencia y la educación inclusiva, como base fundamental
para el desarrollo de una sociedad más igualitaria, tolerante y justa. En ese orden de ideas, para
esta investigación fue de vital importancia documentarse de investigaciones realizadas a lo largo
de los últimos años en este ámbito y expectativas para futuras investigaciones.
Es así, como las investigaciones consultadas se presentan de acuerdo a las tres categorías
establecidas en este proyecto. En primer lugar, se exponen las relacionadas con la estrategia del
taller como medio para contribuir al mejoramiento del clima y la convivencia escolar, utilizando
como vía, el auto control de emociones. En segundo lugar, se presenta el auto control de emociones
como ese componente base para llegar al objetivo de este proyecto. Finalmente, se abordará la
educación inclusiva como un aspecto fundamental en cualquier proceso educativo, puesto que es
a través de ésta, que se logra incluir a toda la comunidad educativa en el crecimiento y desarrollo
de los estudiantes como ciudadanos responsables con sus entornos. Las reseñas que aquí se
muestran, tienen como último fin, resaltar la importancia de trabajar desde la educación inclusiva
y la educación emocional en las aulas y a la vez, al mismo tiempo que se mejora la convivencia de
los estudiantes muestra de esta investigación.
1.1 El taller como estrategia didáctica
Rosa (2015) realizó una investigación llamada El taller como estrategia didáctica para mejorar
la comprensión lectora en el primer curso de ciclo común del Instituto Manuel Bonilla del
municipio de Apacilagua, Choluteca, la cual se realizó en la Universidad Pedagógica de Francisco
Morazán. Éste, tuvo como objetivo general analizar la influencia del taller como estrategia
didáctica para mejorar la comprensión lectora de los estudiantes de primer grado. Algunos de los
teóricos que la autora resalta a través de su marco teórico con referencia al Taller, son por ejemplo
Chávez (2008), quien asume que el taller es concebido como una realidad integradora, compleja,
reflexiva en la que se une la teoría con la práctica. También, menciona a Ardila (2013) quien dice
que es una metodología educativa que permite que los estudiantes desarrollen sus capacidades y
habilidades lingüísticas.
Por otro lado, el enfoque utilizado en esta investigación fue cuantitativo, lo cual posibilitó la
delimitación del problema y darle respuesta al problema planteado a través del uso de instrumentos
de medición y comparación en donde se proporcionaron los datos, utilizando modelos matemáticos
y estadísticos. Es así, como se logró describir los hechos observados, interpretarlos y
comprenderlos en el contexto en el que se hizo la intervención. El tipo de investigación es de tipo
explicativo en donde se establecieron las causas de lo sucedido en el campo de inmersión; de ahí
que también se trabajara con la investigación exploratoria correlacional, en cuanto que permitió
incidir en el nivel de comprensión lectora de los estudiantes. La población con la que se trabajó
fue todo el estudiantado del Instituto Manuel Bonilla De Apacilagua, Choluteca y, la muestra,
fueron los estudiantes de las secciones A y B de la jornada de la mañana, el grupo A fue el grupo
control y el grupo B, el grupo experimental.
Algunos de los resultados, demostraron que la aplicación de talleres en los grupos mejoró el
desempeño de los niños en la competencia de comprensión lectora. También, se demostró que con
el uso del taller, los estudiantes subieron su nivel de comprensión en la prueba final de Lenguaje.
Igualmente, se hace énfasis en que al inicio no fue fácil cambiar la estrategia a la que estaban
acostumbrados los estudiantes, por la estrategia del Taller; sin embargo, ésta, logró motivar a los
estudiantes a trabajar y a mejorar sus competencias lectoras.
Por otro lado, Betancourt, Guevara y Fuentes (2011), realizaron una investigación en la
Universidad de La Salle, llamada El taller como estrategia didáctica, sus fases y componentes
para el desarrollo de un proceso de cualificación en el uso de las TIC con docentes de lenguas
extranjeras”. El objetivo fue determinar los componentes, fases y parámetros necesarios en la
elaboración y aplicación de los talleres como estrategia didáctica para la cualificación de docentes
en colegios públicos de Bogotá.
Algunos autores en los que basaron esta investigación fueron por ejemplo Maceratesi (1999),
quien mencionó que un taller es simplemente una reunión de personas que desarrollan diferentes
roles dentro del grupo y estudian y analizan problemas para buscar posibles soluciones. También,
surgió Maya (2007) quien dijo que son unidades productivas de conocimientos basados en la
realidad concreta y que son transferidos a esa realidad con el fin de transformarla ó De Barros y
Bustos (2000) quienes mencionaron que el taller es una forma pedagógica que pretende lograr la
integración entre teoría y práctica. Finalmente, mencionan a Ossa (2002) quien sugiere unos
elementos específicos para el diseño y aplicación de un taller: Planeación, organización, dirección,
coordinación y control y evaluación. Similarmente, agrega que el taller debe tener los siguientes
pasos: Presentación, clima sicológico, distribución de grupos, desarrollo temático, síntesis y
evaluación.
El enfoque que asume esta investigación es de tipo cualitativo ya que a través de éste, se
permitió el estudio de las percepciones, emociones y sentimientos que comparten las personas en
su contexto con referencia al uso de los talleres. El tipo de investigación es descriptivo, en cuanto
permite llevar lo observado en el aula a la cualificación de los datos para después interpretarlos y
comprenderlos. Se utilizaron instrumentos de recolección de datos, tales como la encuesta, la
observación (diario de campo) y la entrevista semi-estructurada La población intervenida
pertenece a cuatro colegios públicos de la ciudad de Bogotá, son 12 docentes del área de inglés de
la jornada de la mañana.
Los resultados lograron demostrar que aunque existe un poco de renuencia a cambiar el tipo de
estrategias didácticas utilizadas en el aula por parte de los docentes, éstos, lograron ver en el taller,
una vía poderosa para desarrollar o potenciar habilidades en sus estudiantes. Además, se logró
evidenciar algunas falencias en cuanto al diseño de los talleres, con referencia al paso a paso que
debe contener el mismo; es decir, los docentes no contaban con la capacitación necesaria para
realizar un taller que permitiera evidenciar los elementos y pasos del mismo. De igual forma, se
pudo ver que la mayoría de veces el docente centra las actividades de aprendizaje en el maestro y
no en el estudiante, esto, no permite que él asuma una corresponsabilidad en su aprendizaje ni que
asuma autonomía en la clase.
De esta forma, a través de los anteriores antecedentes investigativos, se ha logrado ver la
importancia que tiene actualmente el taller como estrategia didáctica para el aprendizaje de
cualquier tipo de competencia, éste, permite que los estudiantes sean actores de su propio
aprendizaje, participen activamente, trabajen de manera colaborativa y enriquezcan sus
habilidades sociales.
1.2 El control de las emociones para mejorar el clima escolar y la convivencia
En cuanto al control de las emociones se encontró la investigación de Rodríguez (2015) en la
Universidad Sergio Arboleda, llamada inteligencia emocional y conflicto escolar en estudiantes
de básica primaria. Una experiencia desde el contexto de aula. El objetivo de la investigación fue
demostrar a partir de la percepción de los niños de primaria y la observación de los mismos, cómo
la inteligencia emocional influía en la resolución de conflictos de los estudiantes e incidía
fuertemente en la convivencia escolar del estudiantado.
Algunos de los autores más relevantes en su investigación, fueron por ejemplo Goleman (1996)
de dónde pudo deducir que si bien todas las personas vienen al mundo con un temperamento
determinado, en los primeros años de vida éste tiene un efecto determinante en su repertorio
emocional que predestina la situación emocional del individuo. Goleman (1996) también aportó a
los autores de esta investigación, una visión desde lo cognitivo, la cual asienta que el intelecto de
una persona sólo determina el 10% del éxito en su vida, mientras que el coeficiente emocional
determina el 90% restante. Similarmente, dentro de sus teóricos cuentan con Rodríguez y Español
(2013) quienes añaden a lo anterior que en ese orden de ideas, el entorno en el que crecen los niños
define en un alto porcentaje, la inteligencia emocional de los mismos; añadiendo que por eso es
importante que el adulto enseñe con el ejemplo a través de buenas palabras, tonos agradables,
utilizar gestos de cortesía, evitar la envidia, las actitudes groseras, los apodos, los golpes, las
amenazas y el “chisme”.
La investigación se basó en un paradigma mixto (cualitativo-cuantitativo) y fue de tipo no
experimental, descriptiva ya que se realizó sin ninguna manipulación deliberada de las variables,
observando el fenómeno que se presentaba en el contexto natural de los niños. Así, los
investigadores lograron analizar la influencia de la educación emocional en la resolución de
conflictos y el clima escolar. La población la conformaron los estudiantes de básica primaria del
colegio La Ronda en Tunja, Boyacá y la muestra, fueron solamente los 40 estudiantes de grado
5to cuyas edades oscilaban entre los 10 y 11 años. Se utilizaron instrumentos de recolección de
datos como la encuesta sobre la percepción que tenían los estudiantes frente al conflicto, la
convivencia y las emociones y, como técnica, se usó la observación.
Algunos de los resultados, demostraron que la educación emocional juega un papel primordial
en el desarrollo del niño ya que les ayuda a actuar correctamente frente a situaciones de enojo,
tristeza o alegría, las cuales se reflejan en su rostro, cuerpo, comportamiento y salud física y
mental. También, se logró ver que la capacidad de relacionarse con los compañeros tenía mucho
que ver con el entorno familiar y los comportamientos agresivos o amorosos que los niños
observaban en dicho ámbito; demostrando que en definitiva, la familia y la escuela son dos lugares
privilegiados debido a su amplia influencia en el crecimiento del ser humano.
De otra parte, se cuenta con la investigación de Casanova (2014) quien realizó una investigación
de doctorado en la Universidad de Valladolid llamada La autoregulación emocional en la
educación infantil. El objetivo principal fue determinar si existía relación entre determinadas
características de los niños de 2° de educación infantil y el autocontrol y a la misma vez, especificar
la relación entre los resultados de los trabajos de los niños y el autocontrol de los mismos,
identificar si el género estaba relacionado con el autocontrol, decretar si la edad de los niños influía
en el autocontrol de los mismos y analizar si el hecho de tener hermanos mayores estaba
relacionado con el autocontrol.
Algunos de los autores que contribuyeron en su investigación fueron por ejemplo Bisquerra
(2003) quien menciona que las competencias emocionales son el conjunto de conocimientos,
capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma
apropiada los fenómenos emocionales. Similarmente, toman a Goleman (1996) ya que éste define
el autocontrol como esa capacidad que tienen las personas para modular y controlar sus propias
acciones de acuerdo a su madurez y edad, percibiéndola como “una sensación de control interno”.
También toman a Dueñas (2002) quien dice que el autocontrol o regulación de las emociones es
la capacidad de manejar de forma apropiada los propios sentimientos, estados de ánimo, evitando
el nerviosismo con el fin de afrontar los miedos, riesgos y recuperándose con prontitud de los
sentimientos negativos.
En cuanto a la metodología, se utilizó un enfoque cuantitativo, de tipo transversal en el que se
llevó a cabo un análisis de datos de tipo descriptivo. La población fue el colegio Arciprestre de
Hita. La muestra fue el grupo de niños de grado segundo de primaria, 10 niños y 10 niñas con
edades entre los 6 y 7 años. Se utilizó la técnica de análisis documental y la observación directa.
También, se grabaron los tests aplicados a los niños. Para el análisis, se utilizó el Software SPSS
y el programa de Excel para la tabulación de datos.
Algunos de los resultados mostraron que sí existe una relación entre las vivencias personales
de los niños y su capacidad para auto-controlar sus emociones. También, se evidenció que factores
como la edad, los resultados académicos, el no tener modelos buenos de conducta por parte de los
adultos, hacen que los niños no sepan cómo enfrentar diversas situaciones en sus contextos
escolares, lo que afecta directamente el ambiente escolar y la convivencia. Similarmente, se
descubrió que las competencias emocionales y las características de los individuos no actúan de
forma independiente sino que se retroalimentan entre sí, por lo que si en clase se provee una
educación emocional y cooperativa los resultados en las actividades de aula, que también son un
claro indicativo del autocontrol infantil, se incrementarán notablemente.
De esta manera, a través de estos antecedentes se ha podido evidenciar que en definitiva,
factores externos como la familia, los amigos, la escuela y los entornos próximos, inciden en la
falta de estrategias para el autocontrol de las emociones. También, se ha podido ver la importancia
que tiene la educación emocional, especialmente en las edades más tempranas, en donde el niño
forma su personalidad y sus comportamientos son guiados por el ejemplo de los adultos o sus
mismos pares. De esta forma, es indispensable continuar en la búsqueda de estrategias didácticas
que permitan que los niños aprendan a conocer, comprender y controlar sus emociones.
1.3 Educación inclusiva
Fernández (2013) realiza una investigación en la Universidad de Sevilla, llamada Competencias
docentes y educación inclusiva cuyo objetivo fue indagar sobre las percepciones que tienen los
propios profesores acerca de las competencias de los docentes, que apuntan al desarrollo de buenas
prácticas educativas con relación a la inclusión de los estudiantes de bachillerato. Algunos de los
teóricos consultados en esta investigación son por ejemplo Alegre (2010) quien aportó 10
capacidades que deben tener los docentes para atender a la diversidad del alumnado, motivación,
capacidad reflexiva, promoción del aprendizaje cooperativo y excelentes capacidades
comunicativas, son algunas de ellas. También, autores como Shank (2006), Morales Bonilla (2007)
y Pujolás (2009) quienes hacen un llamado a la importancia de preparar al docente para atender a
la heterogeneidad de la población que recibe en el aula, propendiendo por fomentar el trabajo
colaborativo tanto en profesores como estudiantes, puesto que es a través de la exposición social
que se fortalecen las capacidades para comprender y tolerar al otro. Finalmente, mencionan a
Arteaga y García (2008) quienes sugieren que el profesor modelo para atender a la diversidad debe
tener cuatro competencias mínimas: compromiso y actitud hacia la diversidad, planificación
educativa a partir de las diferencias de sus estudiantes, mediación educativa y evaluación formativa
para mejorar el aprendizaje.
La investigación realiza un estudio de caso múltiple en cuatro instituciones educativas públicas
de Sevilla, Granada. Algunas técnicas de recolección de datos empleadas por los investigadores
fueron por ejemplo el análisis documental, la entrevista a profundidad y el grupo de discusión. Se
utilizó la categorización de patrones utilizando el software Nudist Vivo 7.0 para análisis de datos
cualitativos. Similarmente, para la escogencia de la muestra, se utilizaron criterios de
significatividad atendiendo a la relevancia de las personas con su relación con el objeto de estudio.
Se trabajó con docentes de 4 instituciones educativas, en total 127 docentes.
Los resultados demuestran la importancia que tienen los docentes para propiciar una educación
que se distinga por ser diversa y que atienda a la heterogeneidad de su población. Se pudo
comprobar también que para brindar una educación inclusiva, los docentes deben ser transmisores
de valores y tener actitud positiva frente a la diversidad. También, los autores encuentran necesario
una actualización constante del profesorado en cuanto a políticas de inclusión y atención a la
diversidad y finalmente, resaltan el valor que tuvo el haber utilizado el trabajo colaborativo para
la capacitación a los docentes frente a la educación inclusiva.
Por otro lado, Alzate (2015) realizó una investigación en la Universidad Tecnológica de Pereira,
llamada Prácticas de aula que aportan a la educación inclusiva en una institución educativa de
Pereira cuyo objetivo fue interpretar las características de las prácticas educativas de aula que
aportaban al proceso de la educación inclusiva en la Institución Educativa, Jaime Salazar Robledo
de Pereira y, a la misma vez, identificar las características pedagógicas desarrolladas en esa I.E.
que atendían a la diversidad, categorizar los rasgos de dichas prácticas educativas y contrastar
dichos rasgos con los de las prácticas de educación inclusiva.
Algunos autores que se tuvieron en cuenta fueron por ejemplo a Hegarty (1994, p. 15-16) quien
sustenta la educación inclusiva en tres principios éticos inmersos en los derechos humanos: El
derecho a la educación, el derecho a la igualdad de oportunidades y el derecho a participar en la
sociedad. La garantía de estos derechos corresponde al conjunto de la sociedad, pero en el espacio
específico de la escuela se hace patente a través de una clara política de educación inclusiva.
Además, mencionan a Giné (2013, p. 19) quien resaltó que la escuela se debe basar en la
apropiación de unos valores que deben presidir las acciones dentro de las instituciones tales como
el reconocimiento de derechos, el respeto a las diferencias, la valoración de los estudiantes, la
participación y la equidad, entre otros. Finalmente, tienen aAinscow y Booth (2000, p.14) quienes
proponen como dimensiones de la educación inclusiva las políticas, las culturas y las prácticas
inclusivas y consideran que todas ellas deben gozar de la misma importancia, puesto que sustentan
el proceso de la educación inclusiva, de tal forma que las representan, a cada una de ellas, como
los lados de un triángulo equilátero.
Por tanto, la metodología utilizada responde a un paradigma interpretativo utilizando un círculo
hermenéutico el cual consiste en la relación de diferentes actividades investigativas como
describir, analizar, interpretar, categorizar, dar sentido y comprender los fenómenos propios de un
contexto. Utilizaron también un diseño de estudio de caso de corte etnográfico realizando una
investigación empírica del fenómeno. Se utilizaron algunas técnicas e instrumentos como la
entrevista semi-estructurada etnográfica, la observación participante y la revisión documental. La
técnica de muestreo fue “El muestreo teórico”. La población perteneciente a la Institución
Educativa Jaime Salazar Robledo de Pereira, y la muestra está compuesta por 3 docentes, uno de
preescolar y dos de primaria.
Entre los resultados obtenidos, se pudo ver que el aula de clase no es un sistema hermético o
aislado, es por ello que se deben plantear actividades y estrategias de enseñanza-aprendizaje que
aporten a la educación inclusiva y a las políticas institucionales de la atención a la diversidad.
Además, se pudo evidenciar que aunque existen unas políticas de inclusión dentro de la I.E., éstas
se ven limitadas por la falta de procesos consolidados que hagan seguimiento a dichas prácticas.
Finalmente, se pudo observar que valores como el respeto, la ayuda mutua y la solidaridad
contribuyen a la construcción de una cultura inclusiva.
A manera de conclusión, la educación inclusiva hace parte de un sin número de factores que
enriquecen la escuela y a partir de los cuales los estudiantes y toda la comunidad educativa, logran
comprender que el mundo es heterogéneo y que por tanto, la diversidad se presenta en todos los
ámbitos de la vida, por lo que debe ser algo que se perciba de forma natural puesto que es inherente
al ser humano. También, es importante mencionar la importancia que tiene el rol del docente como
una persona positiva frente al cambio, conocedor de los diferentes tipos de poblaciones a los que
debe atender, profesional en cuanto a estrategias metodológicas que permitan brindar una
educación de calidad a todos los estudiantes pertenecientes a su comunidad educativa, sin importar
ninguna diferencia; y, sobre todo, reconocerse y reconocer en el otro una persona única e
invaluable.
Finalmente, alrededor de este apartado, se han presentado diferentes antecedentes con
respecto al taller como estrategia didáctica, permitiéndole al docente mejorar su práctica educativa
y aportar diferentes estrategias para la enseñanza, desde las cuales se pueden desarrollar diferentes
habilidades en los estudiantes. También, se presentó el autocontrol de emociones como parte
fundamental del desarrollo del ser humano y del mejoramiento continuo de la convivencia y el
ambiente escolar; contribuyendo a la construcción de una sociedad mejor y, finalmente, la
educación inclusiva como un enfoque al cual todas las instituciones educativas deben dar paso y
asumir con gran responsabilidad y actitud, puesto que ésta, cumple una función social dentro de la
comunidad educativa al brindarle al ser humano poder ser consciente de que cada persona es
diferente y especial en el mundo.
CAPÍTULO 2
MARCO TEÓRICO
El cerebro emocional responde a un evento más rápidamente que el cerebro pensante
Goleman (1996)
A continuación, se relacionan los elementos conceptuales en los que se basa el presente
proyecto y se realiza un acercamiento a algunos temas importantes tales como la importancia del
taller como estrategia didáctica, las emociones como base fundamental para el desarrollo de los
estudiantes y de una sana convivencia en el aula y, finalmente, la educación inclusiva, como un
tema que permite que todas las instituciones educativas logren avanzar en sus procesos de
reconocimiento de la diversidad como parte del crecimiento de los educandos, mejorando el
manejo de emociones y la convivencia escolar.
2.1 El taller como estrategia didáctica
En primer lugar, se hace referencia al concepto de taller como estrategia pedagógica, éste, es
definido por Cano (2012) como,
[…] un dispositivo de trabajo con grupos, que es limitado en el tiempo y se realiza con determinados
objetivos particulares, permitiendo la activación de un proceso pedagógico sustentado en la
integración de la teoría y la práctica, el ´protagonismo de los participantes, el diálogo de saberes, y
la producción colectiva de aprendizajes, operando una transformación en las personas participantes
y en la situación de partida. (p. 13)
En ese sentido, el utilizar el taller como estrategia didáctica en las instituciones educativas,
permite, en primer lugar evidenciar una coacción entre la teoría y la práctica, hecho que
definitivamente fortalece modelos pedagógicos basados en el constructivismo y el activismo, ya
que sobrepasa al tradicionalismo y potencia habilidades en los estudiantes, al éste poder ser y estar
más activo dentro del aula. El protagonismo que toma el estudiante al verse expuesto a actividades
basadas en el taller le permite mejorar su motivación, su autoestima y su deseo de aprender ya que
muchas veces, las clases tienen como centro al docente, quitándole la posibilidad a los niños y
jóvenes de poder construir su propio conocimiento y transformar sus individualidades.
Similarmente, el hecho de que el taller se base en el aprendizaje colaborativo, también genera un
ambiente de aprendizaje en el que los estudiantes pueden aprender de sus compañeros, valorar lo
que los demás piensan y opinan, reconocer las potencialidades de sus pares y fortalecer sus
habilidades sociales y emocionales. En la figura 1, se puede ver el triángulo del proceso educativo
en el trabajo del taller, allí, se evidencia que el grupo de taller en primer lugar realiza una
integración de la teoría con la práctica, luego, se genera una construcción colectiva de
conocimiento o aprendizaje y finalmente, se transforman las personas, pensamientos,
conocimientos y aprendizajes allí trabajados:
Figura 1. El proceso educativo en el trabajo en taller
Fuente: Cano (2012)
Para Careaga, Cirillo y Da Luz (2006) el taller se remite a “[…] una forma de enseñar y aprender
mediante la realización de algo. Se aprende desde lo vivencial y no desde la transmisión.
Predomina el aprendizaje sobre la enseñanza” (p. 5). De esta manera, las autoras concuerdan con
Cano (2012) en cuanto a que ambos mencionan que el taller debe estar basado en el estudiante
como actor principal de la obra; es él quien debe tomar las riendas del conocimiento que el docente
le está brindando y construir o transformar su perspectiva a través de ello. A continuación, se
presentan los elementos principales de un taller y a su vez, se mencionan las ventajas y desventajas
de esta estrategia didáctica.
2.1.2 Elementos del taller.
Careaga, Cirillo y Da Luz (2006) mencionan que el taller tiene algunos elementos importantes,
tales como:
● Se basa en la experiencia de los participantes.
● Es una experiencia integradora donde se unen la educación y la vida, los procesos
intelectuales y afectivos.
● Está centrado en los problemas e intereses comunes del grupo.
● Implica una participación activa de los integrantes.
● Puede utilizar diversas técnicas, especialmente la discusión en grupo.
Teniendo en cuenta lo anterior y, en congruencia con la definición del concepto de taller, es
perceptible que, en definitiva, la experiencia de los participantes en un taller, constituyen la base
principal para el desarrollo de nuevos aprendizajes, allí es donde según las autoras se une la
educación con la vida; es decir, el taller no sólo es una estrategia para el aprendizaje de nuevos
conocimientos sino que fortalece el ámbito afectivo de los seres humanos, al permitirles trabajar
con otros, aprender de otros y trabajar por objetivos e intereses comunes. De este modo, y aunque
existen diversas estrategias que se pueden plantear en un taller, la discusión del grupo es una de
las más interesantes, puesto que es a partir de allí, que los estudiantes fortalecen su capacidad de
entendimiento y comprensión del otro y además, aprenden a conocer y controlar sus emociones.
Por otro lado, Cano (2012) también menciona unos elementos imprescindibles para diseñar y
ejecutar un taller, algunos de ellos son por ejemplo el hecho de que debe tener muy bien definidos
los objetivos, el tipo de participantes, los contenidos; los cuales deben estar en función de los
objetivos, los recursos a utilizar, la asignación de responsabilidades y roles y, definición del tiempo
para cada actividad. También, plantea tres momentos específicos para un taller:
● Planificación
● Desarrollo (a. apertura, b. desarrollo, c. cierre)
● Evaluación
La planificación hace referencia a la socialización de los objetivos a los participantes, ellos,
deben tener claro el porqué y para qué de las actividades que se presentan en el taller. También, es
el momento en el que el docente les comparte los momentos que vivirán en la clase y cómo están
desarrollados. Por otra parte, el desarrollo son los pasos a través de los cuales el estudiante, de
manera colaborativa, construye su conocimiento. Éste, está dividido en apertura, en donde los
participantes se conocen, dialogan y definen su forma de trabajar. El desarrollo, en donde realizan
las actividades planteadas por el docente utilizando la estrategia que definieron previamente en la
apertura y, finalmente, el cierre, en donde se realiza la evaluación del taller y el cumplimiento o
no de los objetivos establecidos al inicio. Al finalizar, la evaluación se refiere a ese momento de
análisis y reflexión a partir de lo producido durante el taller.
2.1.3 Ventajas y desventajas del taller.
Como toda estrategia didáctica, el taller también posee algunas ventajas y desventajas, por
ejemplo Careaga, Cirillo y Da Luz (2006) afirman que algunas de las ventajas son por ejemplo el
hecho de que a través de éste, se tienen en cuenta las opiniones de todos los miembros del grupo,
además promueve el desarrollo de las habilidades cognitivas, operativas, relacionales, entre las
que se encuentran “[…]saber escuchar, planificar con otros, tolerar las opiniones de los demás,
aprender a coordinarse con otros, tomar decisiones de manera colectiva, sintetizar, diferenciar
entre información relevante y no relevante” (p.6). De otro lado, los autores también mencionan
que existen algunas limitaciones o desventajas, entre las cuales se encuentra por ejemplo el hecho
de que el taller se limita a pequeños grupos, ya que grupos tan grandes no lograrían ponerse de
acuerdo, no tendrían un diálogo apropiado y dificultaría las relaciones interpersonales.
Además, el taller requiere de un docente facilitador que logre comprender la mecánica de esta
estrategia y guíe de manera clara a los participantes, es decir, se necesita una persona que conozca
cómo aplicar un taller adecuadamente. Finalmente, otra desventaja hace referencia al espacio en
el que se debe realizar el taller, éste, debe ser un lugar amplio y con buena acústica para que todos
los participantes puedan trabajar de manera tranquila, escuchándose unos a otros y pudiéndose
desplazar por el espacio si es necesario.
De esta forma, a través de estos párrafos, se ha podido ver la importancia que tiene el taller
como estrategia didáctica en la actualidad, sus ventajas, desventajas y elementos principales. Es
así, como se puede decir que esta es una estrategia que sirve para aplicar en cualquier área del
conocimiento, con cualquier tipo de población o grado y en diversos ambientes de aprendizaje.
2.2 El control de las emociones para mejorar el clima escolar y la convivencia
La educación emocional, parte de la necesidad de que la sociedad actual necesite urgentemente
seres humanos más conscientes de sus acciones, tolerantes, respetuosos, compasivos,
comprensivos y amorosos con el prójimo ya que es a partir de allí que se construyen entornos sanos
y armoniosos que permiten el buen desarrollo de las comunidades. En ese orden de ideas, el control
de las emociones es uno de los elementos principales que se debe enseñar en la escuela, éste,
permite que el estudiante logre identificar, reconocer, comprender, expresar y controlar cada una
de las emociones que vive, lo que lo ayuda a estar en paz con su entorno y por supuesto consigo
mismo.
De esta forma, según Bisquerra (2003), el poder controlar las emociones corresponde a una de
las competencias emocionales más importantes de un ser humano. Una competencia emocional
según el autor es “[…] como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes
necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales.”
(p. 21). De ahí, la necesidad de formar en competencias ciudadanas emocionales, ya que estas
permiten que el estudiante integre el saber, el saber hacer y el ser en todas sus acciones, pudiendo
desarrollarse no sólo desde el ámbito cognitivo, refiriéndose este al coeficiente intelectual sino
desde el componente emocional, que es, según el autor el más importante.
Entre las competencias emocionales se pueden identificar dos importantes: la capacidad de
auto-reflexión que en otras palabras hace referencia a la inteligencia intra-personal y el
reconocimiento de lo que los demás están pensando y sintiendo, es decir, la inteligencia
interpersonal, la cual desarrolla las habilidades sociales, la empatía y la comunicación no verbal
Bisquerra (2003). Así pues, el auto-control de emociones pertenece a las competencias asociadas
a la inteligencia intra-personal y es desde allí en que primero debe trabajar todo ser humano ya que
si hay un buen conocimiento de quién soy, cómo soy, cómo actúo ante situaciones de conflicto y
cómo expreso y regulo mis emociones; se logrará tener un buen balance emocional y mejorar no
sólo el concepto propio sino el de los demás.
Para Bisquerra (2003) el controlar las emociones es, “La capacidad para manejar las emociones
de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y
comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse
emociones positivas” (p. 24). A partir del postulado del autor, se puede probar que el auto-control
de las emociones no sólo presupone una actitud positiva frente a las emociones sino, la capacidad
que se tiene para saber cómo actuar y cómo comportarse frente a diferentes situaciones de la vida
diaria; a su vez, también tiene que ver con el conjunto de estrategias que cada ser humano utiliza
para mediar, mitigar o abolir sus emociones más negativas y transformarlas en oportunidades para
reflexionar y crecer como persona; de ahí la relevancia de comenzar a trabajar en todas las
instituciones educativas hacia un reconocimiento de las emociones y brindarles a los estudiantes
la oportunidad de conocer que existen formas de manejar y controlarlas. Lo anterior, contribuirá
directamente al mejoramiento de la convivencia y del ambiente escolar, ya que éste, junto al hogar
es el contexto en el que más se desenvuelven los estudiantes.
2.2.1 Las emociones.
Para poder ahondar más en el concepto base de este proyecto, es necesario definir qué son las
emociones. Para Bisquerra (2009) una emoción es “[…] un estado complejo del organismo
caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a la acción” (p. 19), en otras
palabras, la emoción en esencia es un estado del ser humano que no sólo compromete su estado
emocional sino su neurofisiología, su cognición y su comportamiento, obsérvese la figura 2.
Figura 2. Modelo de emoción. Modelo de emoción
Fuente: Bisquerra (2003)
Teniendo en cuenta la figura anterior, la emoción se define como un evento que predispone a
una acción según la valoración que le brinde la persona, generando unos cambios a nivel
neurofisiológico, comportamental y cognitivo. Cuando se habla de aspectos neurofisiológicos,
estos se relacionan a modificaciones del sistema nervioso central, comportamental porque altera
la conducta del individuo y cognitivo porque altera procesos mentales como la percepción y la
voluntad de la persona para entender la realidad y desempeñarse en la sociedad. Por consiguiente,
es importante que antes de enseñar a los niños y jóvenes a auto-controlar sus emociones, se debe
explicar y profundizar en el concepto de emoción y cómo esta altera diferentes elementos de su
ser, afectándoles su desarrollo como seres humanos. De ahí que Bericat (2012) mencione que “[…]
comprender la compleja naturaleza de las emociones humanas constituye un requisito
imprescindible para el adecuado desarrollo de la sociología” (p.1)
2.2.2 Tipos de emociones.
Alrededor del concepto de emoción, se encuentra que existen diversos tipos de emociones y
que algunos son positivos y traen satisfacción, pero, otros no tanto. Para Goleman (1996) algunas
de los tipos de emociones más predominantes en el humano son: el enojo, el miedo, la felicidad,
el amor y la tristeza. Todas estas emociones, tienen según el autor y de acuerdo con lo que
Bisquerra (2003) plantea previamente, unas alteraciones en el individuo; por ejemplo, la ira
aumenta el flujo sanguíneo de las manos, haciendo más fácil golpear a otro ser, similarmente,
altera el ritmo cardiaco y aumenta la adrenalina. Por su parte, el miedo retira la sangre del rostro,
empalideciendo la persona y haciéndole sentir una sensación de desmayo, el cuerpo suele
paralizarse al experimentar el miedo, las conexiones nerviosas predisponen al individuo para la
acción, que, en este caso sería huir o enfrentarse a lo que está causando esa emoción.
De otro lado, la felicidad aumenta la actividad en el cerebro, inhibe los sentimientos negativos
y aquieta la preocupación. También, genera sensaciones de tranquilidad, excitación, entusiasmo y
una actitud positiva para enfrentar cualquier tarea diaria. Similarmente, el amor activa el sistema
nervioso parasimpático, causa una sensación de relación, de satisfacción que favorece la
convivencia con el entorno. Finalmente, la tristeza provoca disminución de la energía y el
entusiasmo por enfrentar la vida, lo anterior, altera también algunas funciones vitales como el
ritmo cardiaco y la presión sanguínea.
No obstante, Bisquerra (2003) menciona que los tipos de emoción son: las emociones negativas,
positivas, básicas, derivadas, ambiguas y estéticas y, que estas a su vez tienen unas características
asociadas a las causas, predisposición a la acción, estrategias de regulación y competencias de
afrontamiento. Añade que entre las emociones más reconocidas están el miedo, la ira, la ansiedad,
la tristeza, la vergüenza, la aversión, la alegría, el amor, el humor y la felicidad. De esta forma, a
través de este marco teórico se ha podido dar cuenta de que existen múltiples emociones y que
éstas a su vez tienen unas características propias que si el ser humano supiera e interiorizara, se
vería beneficiado de ellas, permitiéndole reconocer cómo expresa cada una de ellas y cómo puede
mejorar su control, tal como lo dijo Bisquerra (2014),
La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar
el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con
objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social. (p.2).
2.2.4 Emociones y convivencia.
Aprender a convivir con otros es quizás una de las tareas más complejas para los seres humanos,
muchas veces se piensa que lo que cada uno hace u opina no tiene otras perspectivas y debe ser
así; sin embargo, la raza humana es tan diversa que siempre habrá diferentes formas de pensar, de
actuar y de sentir. Por tanto, las emociones juegan un papel fundamental en la convivencia humana,
éstas definen los ambientes de aprendizaje y los contextos en los que los estudiantes se
desenvuelven. Para Vallés (2007) “Aprender a convivir es un objetivo necesario y fundamental
para el desarrollo integral de la personalidad de los alumnos” (p.2), de esta forma, la convivencia
es uno de los retos más grandes de las instituciones educativas en Colombia, reflejado en los
manuales de convivencia y en los comités de convivencia que se establecen cada año para mitigar
el conflicto. Sin embargo, aprender a convivir, según Vallés (2007) implica inherentemente,
aprender a relacionarse consigo mismo y con otros y, es allí en donde las emociones comienzan a
ser vitales a la hora de crear estrategias para mejorar los ambientes escolares.
Muchos comportamientos conflictivos de los alumnos son explicados por una inadecuada gestión
de las emociones y por la expresión (tendencias de acción, comportamientos que se derivan del
estado emocional) inadecuada e irrespetuosa de las mismas. Cuando un alumno quiere satisfacer la
necesidad emocional de sentirse aceptado por el grupo de iguales y muestra un comportamiento
disruptivo, se podría decir que la expresión de su necesidad emocional elegida (hacer tonterías,
llamada continua de atención, molestar, interrumpir) es equivocada para la convivencia escolar.
(Vallés, 2007, p.4)
En ese orden de ideas, las acciones negativas o positivas que se generan dentro de un
establecimiento educativo, están directamente relacionadas con la falta de capacitación que tienen
tanto docentes como estudiantes para identificar, reconocer y controlar sus emociones. Y, en este
caso se mencionan los docentes ya que éstos también necesitan capacitación para el abordaje de
las emociones dentro de sus currículos. Se sabe que el tema de control de emociones no es algo
fácil y que debe ser un proceso constante y permanente si se quieren ver verdaderos resultados, sin
embargo, aún son pocos los establecimientos que cuentan con acciones claras para la enseñanza-
aprendizaje de las emociones para mejorar la convivencia. De ahí la importancia que tiene el rol
del docente en las escuelas, éste debe ser ejemplo en el manejo de temas tan complejos como las
emociones y a su vez, debe ser guía, orientador y facilitador de procesos de conocimiento y manejo
de las emociones en sus estudiantes.
Jadue (2006) (citado en Vallés, 2007, p. 5) menciona que:
[…] los alumnos que poseen antecedentes de inestabilidad emocional tienen menos posibilidades
de resistir los efectos de la frustración, que aquellos que son emocionalmente estables, por lo que
un alumno con ansiedad se encuentra en elevado riesgo de manifestar trastornos conductuales
asociados a su inestabilidad emocional.
El postulado de Jadue (2006) hace referencia a una situación que a diario se vive en las
instituciones educativas, muchas veces se cuenta con estudiantes cuyo comportamiento es
disruptivo dentro y fuera del aula, lo que hace que tanto compañeros como docentes los aíslen e
ignoren; pero, he ahí el momento en el que la comunidad educativa en general se debe preguntar
¿cuáles son las causas de estas situaciones? ¿es la estabilidad emocional de este niño o joven
adecuada? ¿Cómo se puede ayudar a este estudiante a mejorar su trastorno conductual? La
respuesta es simple, tal como lo menciona Jadue (2006), la estabilidad emocional es esa arma que
le permite a los seres humanos asumir una posición positiva frente a cualquier situación de
conflicto que se presente y actuar de acuerdo a valores como el respeto, el amor y la tolerancia.
Finalmente, en este apartado se ha podido observar la relación que existe entre emoción y
convivencia y cómo ambas dependen la una de la otra, sin estabilidad emocional no habrá
convivencia; se hace un llamado pues a todas las instituciones educativas de Colombia para no
bajar la guardia y comenzar a implementar cada vez más estrategias que permitan mejorar la
convivencia a través de las emociones, a pensar más en el ser y no en el saber o el saber hacer, a
reconocer en el ser una parte fundamental del desarrollo de los individuos que suele fundamentarse
y arraigarse en los primeros años de vida.
2.3 Educación inclusiva
La educación inclusiva es un término que ha tenido mucho auge en los últimos años, el hecho
de comenzar a reconocer a cada individuo como un ser único e irrepetible, hace que desde la
escuela, se deba empezar a enseñar a respetar la diversidad, a reconocer en el otro la diferencia y
a aceptarla como parte del crecimiento de la raza humana. Para Fernández (2011), la inclusión
“[…] es aceptar a todos los alumnos y educarlos en aulas con los apoyos necesarios en aulas
integradas” (p.4). En ese sentido, Vélez (2018) menciona que,
[…] las escuelas deben acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas,
intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras... Deben acoger a niños discapacitados y
niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones remotas o
nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales, y niños de otros grupos o zonas
desfavorecidas o marginadas. (p.11)
Es así, como esta autora, resalta un aspecto muy importante que debe prevalecer en todas las
instituciones educativas del país, y esta es la capacidad y el estar preparados para atender a todo
tipo de población, sin diferencias, sin estereotipos y con buena actitud. Sin embargo, y a pesar de
las políticas de educación inclusiva decretadas por el gobierno nacional de Colombia, aún no se
está preparado para enfrentar dicho aspecto; éste, ha sido un hecho que frecuentemente no se
maneja de la forma adecuada, calificando o cualificando al estudiante por sus capacidades
excepcionales o sus diferencias con lo que se piensa que debe ser el común denominador de niño
o joven. Es decir, en muchas ocasiones, tanto docentes como directivos, padres de familia y
estudiantes, tienen un rechazo a la diversidad, a eso que para el concepto de cada uno no es lo
adecuado o lo “normal”, de ahí que exista una necesidad imperativa de crear estrategias que ayuden
a modelar procesos de educación inclusiva que puedan generar verdaderos cambios en los
contextos educativos.
Para Vélez (2018),
[…] la educación inclusiva parte de la idea de que cualquier comunidad educativa y sus miembros
deben trabajar para disminuir e incluso eliminar las barreras a la presencia, aprendizaje,
participación y logro que detecten, para poder así evitar la exclusión y la marginación, y promover
el entendimiento mutuo y las culturas democráticas.
De esta forma, la educación inclusiva es ese camino a través del cual las comunidades
educativas permiten que todos sus miembros puedan trabajar de manera conjunta y de acuerdo a
sus necesidades suprimiendo el rechazo, la discriminación, la falta de atención y la exclusión. Este
tipo de educación demanda entonces el desarrollo profesional de las personas que lideran el
proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir, los docentes. Ellos, son quienes deben de tener más
atención dentro de las políticas educativas de inclusión ya que son quienes deben brindar ese apoyo
incondicional, esa actitud de adaptación y cambio frente a las diversas personalidades, casos
excepcionales, discapacidades o necesidades que día a día enfrentan.
Finalmente, Jiménez y Villa (1999) establecen cuatro razones por las cuales se debe asumir la
diversidad en los centros educativos:
● Porque es una realidad social incuestionable, la sociedad es cada vez más plural en cuanto
cultura, lenguas, religión...
● Porque ante este hecho, la educación no puede desarrollarse al margen y deberá trabajar en
este sentido.
● Porque si pretendemos alcanzar una sociedad democrática con valores de justicia, igualdad,
tolerancia... el concepto y la realidad de la diversidad sería el fundamento.
● Porque la diversidad entendida como valor se constituye en un reto para los procesos de
enseñanza-aprendizaje y los profesionales que lo desarrollan.
A partir de lo expresado por estos dos autores, es evidente la necesidad de entender y
comprender que la diversidad es parte de la esencia de los seres humanos y que ésta a su vez
enriquece a las personas y las constituye como individuos justos, tolerantes y con capacidad de
transformar la sociedad y sus contextos.
2.3.2 Tipos de inclusión
Ahora bien, existen diferentes tipos de inclusión y éstos los menciona Dyson (2001) (Citado en
Fernández, 2011, p.7):
• Inclusión como colocación: dónde serán escolarizados los alumnos con necesidades
educativas especificas.
• Inclusión como educación para todos: igualdad de oportunidades enmarcada en el contexto de
los derechos humanos y convertir a los centros en comunidades de aprendizaje para transformarse
en organizaciones basadas en la colaboración de sus miembros.
• Inclusión como participación: la escuela debe ser una comunidad de acogida en la que
participan todos los niños.
• Inclusión social: la inclusión educativa es un medio para conseguir la inclusión social, es decir,
la participación en el mercado laboral.
A partir de lo anterior, se puede observar dentro de estas cuatro tipologías de la educación
inclusiva que, todas apuntan a la acogida de las diversas personas que conviven en un contexto
escolar. La primera, hace referencia al plan de trabajo establecido para atender a los niños y jóvenes
con Necesidades Educativas Especiales, llámense éstas déficit cognitivo, déficit de atención e
hiperactividad, Asperger, síndrome de down, entre otras y, a su vez, personas con discapacidades
físicas. El segundo, hace referencia a la educación inclusiva como un derecho fundamental de toda
persona, independiente del contexto en el que se desenvuelva, de su situación económica, familiar,
social, estrato, religión, raza o descendencia. La tercera, parte del hecho de que todo niño tiene el
derecho fundamental a la educación, sin excepción alguna. Y, finalmente, la inclusión social es la
que se refiere a ese plan de trabajo establecido por la escuela para garantizar que todos los
estudiantes puedan lograr las competencias necesarias para desenvolverse en el campo laboral o
profesional de manera que sean incluidas socialmente y puedan contribuir al desarrollo de la
sociedad.
2.3.3 Marco legal de la educación inclusiva.
A continuación, se profundiza en el marco legal de la educación inclusiva tanto a nivel mundial
como local. Este marco legal se realiza basado en el texto Informe final convenio No. 1389 suscrito
entre el ministerio de educación, fundación Saldarriaga Concha y Fundación Carvajal, en donde
Silva (2014) realiza una aproximación al marco legal en educación inclusiva en Colombia y el
mundo. En primer lugar, se encuentra que la Declaración Universal de los Derechos Humanos en
su art. 26 el derecho a la educación, como un derecho para todas las personas en todos los niveles,
gratuito en lo elemental y fundamental. Partiendo de ese hecho, el cual aplica para todas las
naciones del mundo, la educación inclusiva per se es también un derecho fundamental.
Similarmente, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, y en especial el art. 24, requiere el desarrollo de un sistema de educación inclusivo
a todos los niños. La declaración de los Derechos de los Niños también es muy clara en sus
principios 5 y 7, los cuales dicen que los niños que sufren alguna discapacidad mental o física
tienen derecho a una educación y a un tratamiento especial y el N°7 menciona que también tienen
el derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita.
De manera similar, la Constitución Política de Colombia en su Art. 13, menciona que:
[…] es la obligación del Estado de realizar acciones afirmativas tendientes a que las personas que
se encuentran en situación de debilidad manifiesta, accedan de manera efectiva al ejercicio de sus
derechos en igualdad de condiciones que los demás asociados. El segundo, pone en cabeza del
Estado la obligación de proteger a las personas en situación de debilidad manifiesta, especificando
que se refiere a las personas cuya debilidad surge de las condiciones físicas, económicas o mentales
en que se encuentran; imponiéndole al Estado la obligación de sancionar los abusos que contra ellas
se cometan. (Silva, 2014, p. 14)
Por lo anterior, Colombia es un estado de derecho que debe velar por el cumplimiento de los
reglamentos y decretos establecidos tanto a nivel mundial como local, permitiendo que toda la
comunidad educativa las conozca y las haga respetar, para garantizar que todas las personas, sin
importar sus características o diferencias, puedan acceder a una educación de calidad que les
permita desenvolverse en la sociedad y enfrentarse al ámbito profesional de manera adecuada.
También, se pueden ver los Artículos 47 y 68, que exigen atención especializada y respeto de la
identidad cultural; que deben acompañar el proceso de inclusión de personas con discapacidad,
capacidades excepcionales y de grupos étnicos.
Ahora bien, la Ley General de Educación de 1994 también tiene como uno de sus principios, el
velar por el respeto a la diversidad cultural, la formación en el respeto a los derechos humanos, la
paz, los principios democráticos de convivencia, pluralismo, justicia, equidad, tolerancia y
libertad; todos estos indispensables para la educación inclusiva. Esta ley, en su título III, capítulo
1,
[…] ordena a los establecimientos educativos, organizar acciones pedagógicas o terapéuticas que
faciliten el proceso de integración académica y social de educandos con discapacidad o capacidades
excepcionales; fomentando programas y experiencias para la formación de docentes con ese mismo
fin. (Silva, 2014, p.15)
De esta manera, en 2005, el Ministerio de Educación Nacional, atendiendo a los cambios en las
políticas inclusivas, diseña los Lineamientos de Política para la Atención Educativa o Poblaciones
Vulnerables, en donde se establecen tres grandes metas: ampliar la cobertura a la población
vulnerable, mejorar los esquemas de aprendizaje para los estudiantes y reorganizar la
institucionalidad del sector educativo de acuerdo a las necesidades que se mencionan
anteriormente para apuntar a la educación inclusiva. Las poblaciones vulnerables son por ejemplo,
las comunidades étnicas, jóvenes y adultos iletrados, menores con necesidades educativas
especiales, afectados por la violencia, menores en riesgo social, habitantes de frontera y población
rural dispersa.
Para finalizar, son muchos los documentos legales existentes en Colombia en donde se plantea
claramente cómo atender a la política de educación inclusiva, sin embargo, es evidente que todavía
hay camino largo que recorrer y que sólo a través de la constancia, la capacitación y el ejemplo se
podrán lograr cambios en las comunidades educativas. Así, el Plan Decenal de Educación, la Ley
1145 de 2007, el Decreto 366 de 2009, los planes sectoriales de educación, el acuerdo 001 de 2011,
el Decreto 1421 de 2017, entre otros; son algunos de los muchos documentos que brindan apoyo
a estas personas y generan que haya una esperanza de cambio en la sociedad.
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