el huerfano del tambo colorado
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EL HUÉRFANO DE TAMBO COLORADOALUMNA: VILLAIZAN ENRIQUEZ, ValeriaPROFESOR: GIRÓN MAURICIO, WilberCURSO:ComputaciónGRADO: 2doSECCIÓN:”A” 2013
Tres jóvenes mineros que se habían unido para explotar una mina de
plata a extramuros de la vieja ciudad cerreña, vieron premiados sus
esfuerzos y privaciones en muy corto tiempo. Habían descubierto un
filón fabuloso que al explotarlo debidamente les dio ingentes cantidades
que en las Cajas Reales las trocaron en monedas de oro reluciente.
Desconfiados uno del otro, decidieron encargar la custodia de sus
riquezas a una cuarta persona, ajena a sus intereses. Después de tanto
buscar le hicieron depositario al viejo dueño del tambo donde tomaban
sus alimentos como pensionistas.
La Historia Empieza Asi…...
Al entregar los caudales en un pequeño cofre de madera revestida en cuero repujado
tuvieron mucho cuidado de encargarle autoritaria, paciencia y constantemente que, el
cofre, solamente se lo daría a los tres juntos. Nunca a uno solo.Debes recordarlo
siempre que sólo a los tres juntos –nunca a uno solo- entregarás este valioso encargo
fruto de nuestro trabajo – dijeron.Lo tendré muy en cuenta – dijo el depositario y
guardó el cofre en un buen escondite.Así cuando los jóvenes querían aumentar sus
depósitos en el arca, conjuntamente lo solicitaban y, cumpliendo su cometido, se lo
devolvían. Así muchas veces. Fue transcurriendo el tiempo en el que los jóvenes
alternaban las duras tareas de la mina con sus semanales y notables francachelas. Dos
de ellos tocaban guitarras y cantaban, el otro tenía el violín. Este último cuidaba mucho
de su instrumento extremando su celo en proteger lo; tanto es así, que para que esté
seguro, se lo entregaba al viejo de la fonda para que se lo cuidara con mucho empeño.
Y ASÍ CONTINUA….
entusiastas; estando en la calle, repararon que el violinista no portaba su instrumento por lo que lo conminaron a que urgentemente se lo pidiera al posadero. El violinista les ordenó que lo esperaran y raudamente se presentó ante el viejo al que ordenó:Entrégame el cofre con nuestros ahorros.¡No… tú sabes que ante los tres juntos y cuando así me lo pidan lo entregaré! – Dijo indignado el posadero.¡Claro que así ha de ser! – repuso el joven violinista tranquilizándolo – para que veas que es así, acércate a la ventana y delante de ti, ellos lo autorizan – al oír esto el viejo le siguió y, desde la ventana dirigiéndose a sus amigos, dijo:¡Amigos del alma!…¿No es cierto que no tenemos tiempo que perder y debe entregárselo?……- como verán el astuto no mencionaba el instrumento. Los amigos sin pizca de sospecha y suponiendo que se refería al violín, desde abajo gritaron conjuntamente:¡Claro que sí!…¡dáselo inmediatamente!…Muy bien – dijo el anciano – y se apartó a cumplir la orden, en tanto el violinista decía a sus amigos:Enseguida lo llevo. Usted es adelante rae que pronto los alcanzaré.
SIGUE CONTINUANDO…..
Al ver que sus amigos se iban muy confiados, el joven violinista fue hasta el viejo
que sin ningún reparo le hizo entrega del cofre.Aquella noche después de pasar
gratas horas de alegría, llegaron al amanecer haciendo un ruido infernal. Para
acallarlos el viejo se levantó de su cama y fue al encuentro de los tunantes:No
hagan tanto ruido por favor que hay mucha gente durmiendo en el tambo.Está
bien – respondió uno de los jaranistas y muy enojado prosiguió – ¿dónde está
nuestro compañero?.Al oír esto el anciano se quedó perplejo, pero reponiéndose
de su sorpresa narró con lujo de detalles lo que había ocurrido con el cofre. Todo
fue enterarse de la ocurrencia para emprenderla contra el viejo posadero a quien
los perjudicados lo llevaron a empellones ante la presencia del juez que al
escuchar la historia, determinó que el viejo debía pagar –en termino de 48 horas-
los costos del perjuicio; caso contrario sería despojado de todos sus bienes y
encarcelado por toda su vida después de ser flagelado públicamente en
Chaupimarca.
Y CONTINUA ASI…….
Tan injusta y terminante sentencia del juez, sumió al pobre anciano en un mundo
de profundas cavilaciones y copioso llanto. Al verle de esta suerte, un niño
huérfano que le ayudaba en los quehaceres domésticos y a quien –dicho sea de
paso trataba muy mal-se atrevió a preguntarle:¿Qué es lo que ocurre mi amo que
tan angustiado lo veo?.¡Calla infeliz!…¡Nada podrás hacer tú por evitarlo!…“Una
pena compartida, siempre es menos sentida” dice el refrán, recuérdelo amo,
insistió el huerfanito.En un comienzo, el anciano se mostró tan remiso a compartir
sus penas que lo sumió en un mutismo impenetrable; pero fue tanta la insistencia
del rapaz, que terminó por contarle todo lo acontecido sin omitir detalle alguno. Al
terminar el relato, escuchó al niño que con una mirada de inteligencia le decía:¿Si
soluciono su problema, me hará su socio menor?.¡Lo que sea!… –respondió el
anciano- es tanto lo que debo que todas mis pertenencias, el tambo, la fonda y
mis ahorros, no alcanzarían a cubrir mi deuda y terminaría siendo azotado en
Chaupimarca y encerrado en la cárcel de por vida.
Y SIGUE CONTINUANDO…….
Admirado de la inteligencia del joven sirviente, el anciano puso en práctica la
recomendación por lo que el juez, muy seriamente, preguntó a los reclamantes:-¿Es verdad
lo que dice el viejo, que los tres pusieron esa condición para devolverles el cofre con el
dinero?.Sí, señor juez –contestaron los reclamantes.Pues, bien. Vayan en busca del tercer
socio y en mi presencia recibirán todo su dinero- terminó diciendo el juez.
Demás está decir que nunca dieron con el tercer hombre, un malandrín que cargado de
riquezas desapareció como por encanto burlándose de sus socios.
El viejo posadero, agradecido por la valiosa ayuda del huérfano informó a todo el pueblo
minero de las virtudes de éste y lo nombró su socio. A la muerte del anciano, el joven hizo
crecer sus propiedades y se convirtió en un rico propietario sin dejar –por supuesto– la
administración de la vieja posada de Tambo Colorado.
Y FINALIZA ASÍ………….
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