el homo videns de hoy
Post on 10-Dec-2015
222 Views
Preview:
DESCRIPTION
TRANSCRIPT
Homo Videns, o la “Sociedad Teledirigida” es un ensayo extenso de Sartori, Giovanni. La
tesis central de este trabajo crítico intelectual se refiere la forma cómo la televisión “parece
haber invadido la intimidad de muchos de los habitantes de este globo terráqueo”. Hoy, la
televisión, medio que se ha preservado por más 70 años, sigue aún apoderándose de una
parte importante del tiempo de las personas, casi sin excepción.
La televisión aliena nuestra forma de pensar, nos consume a diario nuestro intelecto hasta
el punto de hacernos unos idiotas útiles. Pero también el potente y más grande invento de la
humanidad también ha revolucionado las formas de socialización, pues, ya no hay esas
tertulias familiares en torno a la sala u oficina. Hoy, el grupo familiar se disuelve, y cada
miembro en particular goza de un plasma HD excepcional, en una habitación privada.
Así, la televisión, ese gran invento, nos acaba por hasta deshumanizarnos, en el sentido en
que lo global nos entra por los ojos en forma de imágenes hasta tal punto de ralentizarnos,
ensimismarnos y convertirnos es esclavos útiles de la iconografía visual.
. En Homo videns, el autor profundiza en un punto central: la televisión modifica
radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del homosapiens” (p. 17).
Según Sartori, este homo sapiens, formado como tal mediante el lenguaje verbal y
fundamentalmente con la escritura, se convierte, por medio de su exposición continua a las
imágenes, en un homo videns incapaz de desarrollar procesos cognoscitivos, concretamente
la capacidad de abstracción.
Con base en lo anterior, vale la pena relacionar y diferenciar los términos Homo Sapiens y
Homo Videns. Si conocemos el significado de Homo Sapiens, como ser pensante, no llo
confundamos con Homo Videns, que es lo contrario.
Homo Videns es un término acuñado por Giovanni Sartori que significa, en sus propias
palabras, “una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende” Y
esto es lo que hace precisamente la televisión, nos quita la vista y usamos la pantalla como
nuestros lentes para ver. Nos enajena hasta el punto de embriagarnos, nos da éxtasis por los
asombros de la imagen que produce un efecto enajenador que nos prohíbe pensar.
En realidad, hoy que el hombre debería estar más evolucionado, ha entrado en una especio
de involución. Hoy tenemos aparatos tecnológicos muy avanzado , pero en el mundo
intelectual, al Homo Videns la vida les pasa por sus narices y ellos no se dan cuenta, no
piensan, no ven más allá, se adaptan a su ambiente adoptando la ideología de toda una
sociedad que más de una vez ha probado estar mal .
Pero hoy en día, la televisión no es solo la del problema. También está la tecnología, la
supuesta clave para esta evolución, ya que solo hay que ver y presionar, no ver, razonar y
seleccionar. Obviamente, la tecnología no es la bruja mala de cuento, sino solamente una
herramienta mal utilizada, que ha llegado a ser necesidad para la vida diaria. Pero obvio eso
no significa que esté bien dejarlo todo en manos de un aparato electrónico.
Se habla del video-niño, una nueva especie que pulula ya sobre este planeta, que pierde
paulatinamente sus facultades de homo sapiens, dado que la televisión modifica la
naturaleza de la comunicación, “pues traslada del contexto de la palabra al contexto de la
imagen” (p. 35), lo que supone una diferencia radical.
Hay que destacar lo que el autor señala cuando habla de símbolo e imágenes. Mientras la
palabra es símbolo y debe entenderse –y, desde luego, interpretarse– de acuerdo con el
código aprendido, la imagen se ve y, para verla, dice Sartori, “basta con poseer el sentido
de la vista, basta con no ser ciegos”. (p. 35).
Esta nueva manera de enterarse de lo que sucede, sin necesidad de leer y, por lo tanto, de
entender, de realizar un esfuerzo de traducción de los signos lingüísticos al significado, crea
un nuevo tipo de ser humano. De acuerdo al autor, se critica a este medio por su capacidad
de generar conductas lesivas, sobre todo, en los niños y en los jóvenes; se le critica por el
exceso de violencia que transmite, entre otras disposiciones anímicas. Pero darse cuenta de
que los contenidos de la televisión son nocivos, no es suficiente.
El niño está expuesto a la televisión desde sus primeros años de infancia; es mediante la
escuela que recibe su impronta educacional inicial y está centrada en imágenes. La
preocupación fundamental consiste en saber qué clase de ser humano, desde el punto de
vista epistemológico, se está formando mediante la larga exposición a la televisión, sobre
todo en edades anteriores a la adquisición de las habilidades de la lectoescritura; incluso del
habla misma. Para apoyar esta tesis, el autor afirma que el avance del homo sapiens hacia el
entendimiento se debe a su capacidad de abstracción, lograda mediante la adquisición del
lenguaje verbal.
Acuerdo a Sartori, de todo el saber del homo sapiens, se desarrolla en la esfera de un
mundus intelligibilis (de conceptos y de concepciones mentales) que no es en modo alguno
el mundussensibilis, el mundo percibido por nuestros sentidos. Y la cuestión es ésta: la
televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en el ictu oculi,
en un regreso al puro y simple acto de ver.
La televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra
capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.
La abstracción es una de las habilidades en el ser humano que lo hacen capaz de avanzar en
el desarrollo crítico de su pensamiento. Una persona que pierde la capacidad de abstracción
cuando no es capaz de razonar; pérdida que supone la destrucción de los constructos, y
supuestamente de la realidad, elaborados por el homo sapiens.
Si bien el autor fundamenta su hipótesis central, los seguidores de la nueva cultura
iconográfica argumentarían un dejo de conservadurismo en Sartori, que recoge, con
nostalgia, a la cultura de la Ilustración, basada fundamentalmente en la razón, en el logos y
en el triunfo de la escritura como forma de comunicación.
Por una parte, la lectura nunca ha sido, y mucho menos la escritura, una habilidad
desarrollada de manera generalizada entre las personas. La habilidad de la lectura de
comprensión ha sido un beneficio de muy pocos. Por otra parte, es más fácil que el abanico
de posibilidades que ofrece la televisión confunda a la gente, a que ésta, de pronto, sienta
que ha vivido en una trampa, entre valores heredados y normatividades inexplicables, de la
que quiere, debe y puede salirse para encontrar su libertad.
Para finalizar, un punto muy importante en toda esta comprensión del Homo Videns es la
pérdida del lenguaje. Con la televisión y la tecnología se ha creado una especie de lenguaje
barato, rebuscado, diptongado, muy suprimido, reinventado pero sin fundamento gramático
y morfosintáctico
Un homo videns de hoy es un ser sumido en la ignorancia, alimentado por alimentado por
la flojera y la comodidad, bajo la amenaza con quedarse así para siempre.
Esto lo podemos ver en el escenario de la televisión, cuando la caracterización de ciertos
personajes típicos de la pantalla chica, embadurnan nuestra mente con un lenguaje de
tontos, ya sea porque da gracia imitar a este personaje. Además, los artefactos de
vestimenta, decoración y adornos en el cuerpo crean marcados estereotipos que modifican
comportamientos juveniles.
También lo es la tecnología de informática, en lo que respecta a las redes sociales. Chatear
hoy es la ñoñería más grande del mundo. Ya nadie quiere escribir un mensaje completo con
un sintagma nominal inicial y un mensaje en el sintagma verbal. Si decimos, por ejemplo a
nuestro interlocutor en el chat, cóm- T- va, interpretándose como (“cómo te va?),
tendríamos una respuesta del interlocutor así: BN, que significa, bien.
Esto no es cambio, tampoco es evolución, y menos porque nos está matando la abstracción.
El homo sapiens, que ya no lo es, entró hace rato en la Involución de homo videns.
LICENCIADO JUAN C. GOMEZ P.
top related