el cadaver de la hoja
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EL Cadáver DE LA Hoja Encuentros casuales con la muerte
NESSA CONQUETT
Pavor al Silencio o Jaula del Ser (1)IEl alma del verso
Se desmantela,
Justo en el silencio de la agonía
De su decadencia,
Se agota en el éxtasis de su pureza
Que no es sino el instante mágico
Del vicio por la vida y la muerte,
La esencia humana,
Un aroma a caos.
II
¿Es acaso el bandoneón, un poco de blues?
Entristecido y morado, sacro
Y, ¿el blues, un poco de tango?,
Seductoramente mortífero,
Acontecida en esta azotea nochezca de luna llena,
La más viva imagen de melancolía o belleza,
Desde donde la soledad que me ha poseído desde siempre
Se hace poesía,
En el paso del vino que detiene mi memoria,
Exorcizo mi locura,
Para volar en melodía entre
La muerte de miel, y la muerte atragantada.
III
Un amor desconocido
Que se cuela en el desgarrador paso del bandoneón por mis heridas,
Se aferra sutilmente a esta hilaridad creada
En un beso robado con los ojos cerrados.
IV
No te dejes escribir bandoneón,
Que se esfuma tu tristeza,
Déjate ser, únicamente, un beso mortal,
O una visita al puerto en la noche,
Porque se esfuma tu angustia,
La vitalidad de tu ser en las manos del hombre,
Tu tristeza
Que te hace naturalmente, mágico,
E inmortal como al amor y las lunas
Que nos ven llorar,
No te dejes escribir,
Porque dejaras de ser dios
No te dejes nombrar,
Déjate ser un patético hombre
Que pretende entristecerte
En vano,
Consérvate misterioso.
(Poemas atrapados en un descuido) (2)
IResguardada,
Donde nada me toca,
Protegida del tiempo y el espacio,
De los besos y de los desiertos,
Temida por el verso,
Componiéndome en silencio,
Desintegrándome en el verbo,
Sucedida por la muerte,
Soy heredera de la condena humana
A ser libres esclavos,
Y naturalmente, solitarios,
IIFluidos, vientos,
Humos,
Consienten mi ligereza
Para sobrevivir a mi desbocado placer
De amar con playas
En la herida de los ojos,
IIIDespilfarrada,
Idolatrando los pedazos
De mi tentación,
Secundada por la vida
Gastada, mal gastada en un mercado de carnes,
Soy cómplice del odio,
Solo para amar en soledad,
A medias, para que no se escuchen mis pasos en el suelo,
Solo para amar en esta cárcel, sola,
Sola yo, solo en la cárcel.
Hechizo fortuito (3)
Hechizo fortuito
Hallarnos asombrados
Ante la decadencia de un beso,
¿Cómo te imaginas un cuarto oscuro
Con pestilencia a moho siendo tu tan perfecto?
Silencio, guarda silencio,
Luego del vuelo,
Antes del despegue,
Y cuando te miro con ojos de mirarte,
También guarda silencio
Para no descubrirme en tu piel mutilada
Con mis sueños.
Poema atrapado en un descuido (4)
No tenemos pasado a sabiendas de querer poseerlo,
¿No esa la dulzura de la angustia cuando escucho
en silencio y al desnudo un Nocturno de Chopin?
No tenemos gusto, ni tendencia,
¿No es esa la sublimidad de mi ausencia del mundo?
¿No tener que hacer nada?
Ah, pero de repente me acuerdo de cosas.
Eficiencia (5)
De repente, recuerdo cosas,
Un papel,
Un sol,
Un espejo
Recuerdo naturalmente pasado,
Pero no es posible hallarme escribiendo,
Calurosa, embriagada y bella,
Justo ahora,
No es posible ser pasado, justo hoy
Justo mañana, justo ayer, justo siempre,
Condenada y hechizada a permanecer
Eternamente, eterna,
Eternamente en lo eterno que no es sino pasado.
Se ha roto la luna (6)
Se ha roto la luna
Y las calles se han intrigado,
La seducción se fundo en los andenes
Y nadie guarda silencio,
Se ha roto la luna,
Ya no hay con quien brindar,
Ni sol que amanezca en nuestra muerte, no es necesario,
¿Dormiremos para siempre, azulados?
¿Siempre seremos los mismos?
Condenados a permanecer en un extremo
Del péndulo que oscila con angustia y contando el tiempo,
Se ha roto la luna
Y hay un olor a podrido en las axilas de los hombres
Que han estado robando el queso que lleva tiempo
En los alcantarillados,
Que están resguardados en el día,
Ídolos del sol, esclavos de la noche
Protegidos, engañados, atestados de retratos
Obsesivos, con altares del mimetismo del pasado
y el futuro, y seducidos por el compás conocido de
Su muerte.
Se ha roto la luna
Y me visto con sutil tela de luna
El cuerpo oscuro
Cada vez que el ocaso
Se asoma en mi mirada
Y deambulo siendo luna remendada
Para los hombres.
Sentada (7)
Me tembló la mirada,
Nublada cariñosamente por la sonrisa partida
Que se regala de vez en cuando,
No supimos nada,
Como seria engañar al otro
Sin cama,
No supimos ni de la vida, ni de la muerte
Solo explotamos
Para estar más cerca.
Sentada temprano,
Matinalmente,
Te despierto en mi letargo
Para que sostengas mi calma
Hasta que llegue la locura envejecida.
Entrecerrados,
Como seducidos
Por el desierto del peligro
Nos alejamos del tiempo impuesto
Y del silencio
Sentada
Los años
Son como horas, e inhalaciones,
Que se vierten en mi magia
Suculenta y blanca.
Sentada
Se escaparon todos de mi cárcel
Color violeta
Sin mención del tiempo,
Y me escurrí para quedarme
Siendo zócalo.
El cadáver de la hoja (8)
¿Quien ha muerto en mis brazos desangrado
Impidiendo mi sonrisa impávida, pero hipócrita al final de cuentas?
¿Quien deshojo mi alma mientras averiguaba si me odiaba,
E hizo de mis cantos una pesadilla de silencios perdidos
En la costumbre de gritar menos de lo debido?
Que es el cadáver de una hoja en una tarde viva
Que se escabullo entre nuestro silencioso entierro,
Mientras las calles cantaban un blues para la ocasión,
Que parecía vallenato,
Ya se quien es el cadáver de la hoja,
Es Ella, es un cuatro de octubre gris y mágico,
Soy yo y un blues que debería ser más bien un alah,
Soy yo que he muerto en pleno día
Soy yo convocando la vitalidad de su grito
Para atrapar los instantes en el deseo de que todo sea sublime
Y esperar agazapada el destierro benévolo de la dicha
Que no es sino el estado anterior de la calamidad,
Porque antes de estar aquí, estuve allá,
Porque primero repte,
Primero balbucee…
Y ahora el cadáver de la hoja respira en mi noche
De rosas y olores, y pedazos de corazón,
Ahora el cadáver deambula en mi insomnio
Impresionando el suicidio respectivo del crepúsculo.
Tú también eres hoja y cadáver,
Aunque ordinario y peculiar a la vez
Eres un poco de muerte y otro poco de muerte
Porque nombraste la tarde,
Tal vez, solo tenga que guardar la hoja muchos años
En el libro de Baudeliere, como tu dices, para que muera
Pero quien no muere en Charlie,
Quien no muere en tu tarde, respirando a coro con Pandora,
Sin esperanza,
Sigamos invocando el día del cadáver de la hoja
Que hizo un poema callado en nuestra cotidiana sonrisa manchada.
Porque somos hojas…pendidas y voladas,
Porque somos cadáveres… huesos y carnes
Y un sin fin de trivialidades inundan mi pensamiento,
Haciendo de toda esta charla un documental de Discovery Channel
Y un encuentro casual con la muerte en otra edición:
Cuatro del diez del dos mil seis.
Leyendas (9)
El ritual es tan puntual como las en punto del reloj
Tan pronto despunta el sonido de las nueve.
El orgasmo se anuncia,
Y justo frente a la ventana
Frente al mundo y la luna de cada noche
Reina el deseo incontenible de volar con esa escoba perfecta,
Bruja, si,
Hasta el vuelo,
Bruja, si,
Mis conjuros son de la lluvia, son de sal,
Debe ser por eso que me vengo en el crepúsculo
De los amores que no me diste.
El instante de nada (10)
“Nada es un hermafrodita desnudo que parece mujer y muerte”
Surge nada en este instante de nada
Porque esto no es sino el desnudo y el vestido
Que teme al infortunio de la buena suerte,
Surge un poco en este instante de nada
Porque tu no eres sino esto
Que me desnuda y viste mi tragedia
¿Cómo seducen las sonrisas el crepúsculo de la
muerte?
Si en este instante de nada me hice un todo de agua,
Ahogada y llorando los cantos libres del viento
Que se atoraron en su corbata cuando nos mintió
Y no pudo decir nada,
Te llenaste la boca de tus propias manos,
No pudimos saber nada
Porque el café sabe al beso de nada
Y nada en este instante, en esta agua que soy yo,
Sin tocar mis profundidades
Porque sigues con ese parche de pirata,
Con esa mano de garfio,
Y no puedes ver el único ojo que me llora,
Y me rasgas los labios para no besarme.
Y esta mañana también es de nada
Porque no vino el café y el vino es para la noche,
El vino sin él, el crepúsculo, no me excita
Y la música se perdió en el tiempo,
Y fueron sustituidos por el grito o el silencio,
Y esta mañana también es de nada
Porque no hay lagrimas saladas
Ni playa cercana para acariciar las heridas,
Desnuda en el mar,
Sino solo este instante
Que me entrega un vacío
Lleno de vacío y sal
Que se aproxima a la vida,
A un instante que me calumnia
Que me captura en la eternidad
Del deseo.
Afrenta (11)
Cual es la inspiración errada y que se oxida
Con la risa
En esta mañana nuevamente mañana
Que se esparce en mi danza o ballet ecléctico
La inspiración de una sonrisa obligada, disecada
En la memoria de nadie,
En la visita folklórica de la muerte,
Que Intenta sonreír ahora en mi cara.
Cartas desde un calabozo seco (13)
Una cadena de leche y amar sin corazón para siempre,
Es mi castigo por mis escasas cartas al olvido
Cagando melones en el campo
Escribiendo poemas que se arrastran por las paredes y el inodoro de mi celda,
Ahorcar los soles que se escabulleron
En la noche eterna de nosotros los muertos o enamorados
Para beber sangre de los odios que se tejieron
Con el tiempo que fuimos de los pies
Desde aquí voy a arrancarle las plumas de las alas solo a los ángeles negros
Para colocármelas en las orejas y pasarlas por mi lengua,
Solo para burlarme de la libertad,
Y para la mala suerte,
Los ángeles negros que llenaron nuestras venas de agua,
Cuando nos chupamos el alma
Por los poros del llanto
Teje esta vereda oscura de mi rostro
Incrustada en tu silencio
Clamada en tu callado,
Para que los dioses de mis bajos instintos
Escuchen tu grito
Y llegue yo debajo de tus paisajes lúgubres
Para llenarme los labios del empinado diluvio,
Y luego, la boca del diluvio mismo.
Lagrimas de domingo (14)
Es de esas noches voluntariamente calurosas
Donde la dicha se me endurece,
Donde el recuerdo se hizo blanco en mi mente
Y mi memoria es tragada por el deseo de pasar el tiempo,
Nuevamente, en blanco,
Mientras el mundo se dispersa en busca de un solo minuto
De silencio o misericordia
Yo espero ser castigada por escoger la cantidad incorrecta,
Pero, acaso, cual es la medida justa para el suicidio
La carencia suficiente,
O la frustración esencial,
Excesos precisos,
Placeres adecuados,
Mientras yo prefiero que las pasiones
Se me desborden como saliva de imbécil por la boca,
Entre los labios, los bajos,
Bajos instintos de perdón y petición incansable,
Se repite insaciablemente cada insulto de vida:
El tiempo baila
Mientras que yo escupo a tientas mis deliciosas imprudencias,
Mi inhalada libertad,
Escucho a todos gritar en silencio
Agazapados en la soledad de la compañía
Que se empeña en hacerles creer la pertinencia
Del decoro y el júbilo,
Y también de la lujuria y la felicidad invalida,
Las alas se me escapan debajo de la cama
Donde también guarde mis sombreros
Y tus cartas, y mi sangre morada,
Golpeada,
Insultada por la risa del destino,
Mas que del destino, de nuestra ira
Y del amor,
Que nos juzga la caricia y un beso negado,
Pero también, dos canciones de cemento que traías en tu espalda,
Y en mis ojos,
En mis ojos un diluvio instantáneo que ni siquiera descuadro mi itinerario,
Ni el tuyo, ni el de nadie,
Porque todos muy terrenales, menos mágicos,
Nos enfriamos quemándonos las manos.
La noche de los ausentes (15)
No hay mas nada en este escape nocturno,
Si el día ha pasado sin ti y sin ti,
El día ha pasado sin mí… también, lo ves
No, también el día pasó sin ti y sin mí,
Pero, llega la noche donde los ausentes son nombrados
Para ser poseídos en alguna forma,
Donde los ausentes son besados por mil labios morados,
Por mis labios carnosos,
Nombrados ya los ausentes
Se escabullen también en calidad de ausentes
Por la presencia,
Nombrados ya los ausentes,
Reconocemos sus presencias,
Y preparamos una reunión matinal
Para planear cuantas veces podemos faltar para perdernos,
Cuantos vinos y cuantos besos debemos traer esa mañana
Y los criterios justificables de las ausencias
Como la lluvia,
El miedo, y la locura.
El suelo del agujero (16)
El vacío tiene su rutina: Eco, dos Ecos, un grito,
Y, evidentemente
La rutina tiene su vacío, un tanto de lleno, si,
Como las agendas, los números,
Las imprudencias y los besos, vacío todo esto, también
Pero, ¿qué nos hace tan divinos, y apasionados, y tan lúgubres, y mórbidos?
Sino el instinto, y el vacío,
¿Donde esta mi vacío en este lleno?
Que la poseía grita devastada…
Improvisada y perenne
Que el suelo del agujero no esté.
Y si la magia del arte explica
En una risa que habla
La lujuria de un hombre desnudo
Que cierra los ojos sin sonreír,
Entonces, la tristeza deja de ser un blues,
Y el éxtasis un suspiro,
O un instante que calumnia la felicidad,
E invita al suicidio la musa,
Y yo me quedo supeditada en la diminuta intención
De repetir una historia que ya conté.
Y sigue cayendo la poesía por el agujero
Suplicando que no llegue el infierno,
Suplicando un ascenso al destierro de lo bello,
Un infierno en el cielo,
Con un plató lleno de demonios con aureolas
Que me cantan a muerte
La sencilla canción de una musa suicidada:
¿Es que acaso no quiero escribir mas historias
De amores perdidos, y columnas de oro,
Niños asustadizos y mariposas desangradas?
Batú, Fon, Yoruba,
Hablamos desde la prisión, las negras mariposas,
Y de colores también,
Porque el odio no distingue.
Ojos irritados que explotan en la ironía,
Esclavos eternos, eternamente encadenados,
Una parodia dibujada en la sonrisa mía y la tuya,
¡Ah!, y un Blues para descansar,
Para suspirar en la azotea
Desde donde una vez quisimos lanzar la agonía
Y la libertad jamás besada.
Poema (15)Otra que te habita
Cuando cierras los ojos, o quizás cuando los abres,
Pero definitivamente, cuando no estas.
ISe ha esfumado cualquier vestigio fálico de mi lucida embriaguez nocturna
De amarte como si creyera en el amor,
Morada y entumecida anochezco,
Llego hasta la madrugada, sin ojos, ni lengua,
Atada a mi pecado original, pecado copiado, o aprendido,
Enfermizamente amada,
Desde los labios hasta los labios, y los pies,
Arriba, deben estar mis “nunca mas”, Cuervo de mi alma negra,
Nocturno,
Arriba o abajo entre mis piernas,
En los costados, entre las paredes,
Debe estar entre mis cabellos,
Aterrorizada mi compulsión exquisita de repetir,
Un juego peligroso,
Donde pierdo el riesgo, riesgo al perder,
Pierdo los ojos y la lengua,
Absolutamente enrojecida directo al infierno frío de la ausencia
Me dirijo indigna e impetuosa
Con un abanico revelador, Wilde, nunca he sido infiel,
Y una época que hablo, que me habla
Me descifro, me enviste, la envisto,
“Nunca mas”,
¿Dónde esta mi “Nunca mas”? en esta oscuridad encarcelada y enlutecida
Por la intolerable pero perdida felicidad descompuesta,
Llena de moho con olor a fresitas,
Llena de relojes putrefactos, mí tiempo me extingue, Dalí,
¿Donde esta mi nunca mas si ya no es de noche?
II
Estoy desnuda, mas desnuda que nunca
Con la lágrima en el lagrimal
Con la vida meada en los pantalones
Y las manías atadas a mis vagos indicios del ser,
Las aberraciones lideran mis sin sentidas noches de insomnio
E hiperactividad comprobada,
Janis, acompáñame, janis a rasgar con tu garganta mis recuerdos,
Ensambla y diseca mi memoria para sellar en un grito la vida
Que se me va en un soplo, en un aplauso mal ganado
La vida que sigue amarilla en mis pantalones,
Dictaminado,
Minado esta mí susurro
Mi grito en la diversidad,
Azotado por la ira
Y el albedrío ensordecido
Por el imperativo absurdo,
Marca el paso,
Marca el escenario,
La piel, y el culo,
Ya se quien eres
Como si se fuese,
Ya te he visto,
Como si no todas las noches muriera en mi cama caliente,
Asquerosamente, caliente.
Nochezca (17)IAsterisco en coma,
Las ideas asesinadas por el tedio que enmudece mi albedrío
Enloquecido y cortado,
Sometida a un yugo que me hiere
Que me hace sangrar los ojos
Aunque me aten las muñecas
Que me empuja a la esperanza a la que no tengo acceso
Que me besa fría,
Un yugo que me expone
A una calumnia áspera y solitaria,
La vida, la muerte,
El amparo,
Y se cae a gotas la angustia
Y un desespero se asoma,
Es mi alma que grita
Mi silencio cansado,
Mi utópico suicidio postergado,
Mi mecánico hábito de no llorar sino sangrar,
Mientras visto de nada el cristal de mi felicidad,
Mi felicidad emancipada de mi carne,
Que melancolía, esta, que me invade hasta la sonrisa,
Y grita de nuevo mi alma
Enloquecida,
Y vuelve a dominarme ese deseo de matar
Comer,
Lamerte las yagas
Las yagas que te ha hecho el tiempo
La angustia que te regala tu indiferencia
Te has preguntado ¿Cuánto odio alberga mi silencio?
El mismo desperdicio que carcome tu cuerpo cuando defecas
La vida en color, en blanco y negro,
Te odio tanto,
Has visto como se parecen tus ojos a la escoria, y al mar,
También los odio con amor
Te odio como gusano comiéndote mi piel
Después que ya te he permitido comerme hasta los ojos.
II
Absolutamente ausente de la noche,
El día se impone en mi rito,
La luz azul y amarilla del alma
Cobija mi oscuridad irreverente y narcisista.
Ellos callan como siempre,
No entienden algunas excepciones,
No observan las irregularidades,
Aterrorizados por el tiempo y la angustia
El día se nos hace más salado que la noche,
Y una señal de humo que no me atraviesa,
Una voz que no me estrangula,
Se queda sentada lamiéndome las yagas, enloqueciéndome,
Chupándome los ojos para tomarse mis lágrimas antes de que salgan,
Una ausencia que me canta secretos morados y difuntos,
Como un fantasma del Pasado, llorando, Pasado el fantasma que me impide,
Me detiene,
¡Ah!, He muerto de nuevo,
Sonrío con la vehemente desesperación en la cien,
Cien madrugadas que he caminado a gachas,
OH noche, el suicidio sigue acechándome… seduciéndome,
Y el espejo dibujándome más de sangre que de carne,
Vente, vente a matarme por fin, déjame escapar en el espejo,
En el Pasado, en el Presente transparente,
Y la noche sigue ausente y tú te has hecho noche, noche en Salgar, Salado.
Sin Medias, ni medidas (18)
A media luz,
A medio corazón,
A medias los días que se suceden
Sin reparar en mi ausencia,
No suena el roce con el suelo…
Cabizbaja la dicha de la hermosura,
Suspicaz la inocencia,
Deteriorado el anhelo,
Vendados caminemos
Sin que nos toquen historias de dioses
Usureros y brujas.
A medio en cueros,
Apenada de las cuatro paredes
Que enlodan mi alma,
Te busco, OH conspiración de mi misma,
OH, miedo insospechado.
Impetuoso y bendito
Cada espasmo de incertidumbre
Donde la verdad y el crepúsculo del noticiero,
Acaba con mi último halito de imaginación,
Han vuelto a contar una historia real.
Que vivos aun estamos
A media luz,
A medio acaecer,
Palidecí frente al mundo,
Palidecí frente a la nada,
Y me hice al placer sin dudarlo,
Sin que mis cavilaciones restaran fuerza a mis pasiones,
Comprendidas como mi yo natural,
Pasión en mi misma,
Pasión, en dosis,
En pastas,
Pasión, en todo
En capas,
En shorts,
Pasión en silencio, o durmiendo…
Pasión en medias… no suena el golpe con el suelo.
Gimotea mi desusado litigio
A la esencia del perfume
Acalorado por el tedio,
Vocifera, patalea, y estruendosamente,
Caen mis rezagos de dulzura,
Mis rezagos de inocencia o de histeria.
Velada lunezca (19)
Mi naturaleza me invita a llorar con los ojos vendados,
A componer canciones y escribir versos
Impedidos, e ilegales
Y a cultivar lunas para abril del próximo ano
Así son estas noches agrias y solitarias,
Llenas de dulce y gente,
Medio perdida en el sencillo camino a la muerte
Y a la vida,
Agresiva y carnosa, luna de mi alma
Conmovida por la brisa de la noche
Que te suplica una sonrisa,
Una luz en este silencio oscuro
Que se esparce en mi antojado miedo
De media noche.
Amo de ese modo insospechado,
Como nadie ama,
Amo en el crepúsculo de la muerte
Y de un llamado que nunca espero,
Amo ese silencio tuyo que ignora este lamento,
Este insospechado amor que me llega hasta los ojos,
Como la marea alta, aquella vez a los trece anos
Cuando no supe que hacer, sino dejarme llevar por las aguas,
¿Como se baila con el silencio?,
¿Como me dejo llevar por un grito entumecido?,
Y, ¿una mirada que no lo es?
¿Cómo? Si desconozco esta marea de tus labios y tus manos de naranja,
Si ignoro el sabor de tus lagrimas, solo se que son de uva porque es del color de
mi sangre
Dime, luna, como es que si yo te veo a ti,
Hay sol en otro lugar, en su lugar, tal vez,
¿Acaso se puede cenar y almorzar al tiempo?
LOS VERSOS LLORADOS DE UN DEMONIO (19)IDebe ser un demonio la que recita estos versos
Porque tengo cabellos en la cara, y mirada de haberlo olvidado todo,
Porque escucho gritos hermosos en las noches,
Pero resultan ser un ritual satánico.
Ahora que el silencio ahogo nuestros gritos
Decido descansar
Ah, solo espero ansiosa ser libre también,
De sentir, en el mar, ser un kraken
Y devorar sus sentimientos pulcros de odiar con la puerta entreabierta.
II
Mientras los ojos se conservan desérticos
La noche se mantiene impávida
Para que esta extorsión de mi pecho se haga minúscula
Mientras tu risa no esta conmigo,
Todos ahogan mi pena en una noche que no veo
Que se escabulle como mi lágrima,
Y los pasos fronterizos de un sueno que se pierde en mi impotencia.
IIIQuisiera escribir un poema como esos que pasan a la posteridad
Pero solo concibo palabras que se graban en mis mejillas
Como llaguitas sin precipitación
No provocan ningún tipo de aceleramiento o silencio en el mundo,
Ni congela corazones, o calcina miradas,
Solo palabras que curan,
O desgarran,
Pero siempre hay un mar de sal
Para mis heridas,
Un poema descompuesto, un llanto inválido
Y tu sonrisa lejana, como un pequeño ángel revoloteando
En mi infierno de llanto.
IV
Detente ante mi silencio
Que es de hielo y sangre,
Tal vez un tanto venenoso,
Permite recitarte poemas, ángel de la tierra,
Para llevarte a los fuegos que hace el tiempo en tus relojes,
Voy a hablarte en este lenguaje indescifrado
Que parece un rasguño de nostalgia,
Y entonces me veas de carne,
Con los cabellos cogidos por el viento
Solo como pretexto
Para que veas las espadas atravesadas en mis orejas,
Por donde ya jamás volveré a escuchar tu lamento,
Desde estos confines venenosos, de hielo y de sangre que tienen tu nombre.
VIDespojada de este vestido transparente
Que dejo que me penetrara el alma
Me concibo suya y de sus pesares,
Mi amor, mi odio, saca tu lengua para besar mis poco empinadas
Molestias tatuadas en mi pecho.
Saca tu espada y atraviésame el cuerpo con tu silenciosa libación,
Mientras te amo desalmada, sin una pizca de muerte o vida
Entregada a ti en un grito, desposeída de la sonrisa y el llanto,
Tu muñeca para siempre.
Del color de las Lenguas (20)IContinua,
Para no tener que esconderme
Entre los pétalos de mi rosa
Marchita,
Contemplo una sonrisa jamás sonreída
Que se detiene en el rastro de una media muerta
Que soy yo
Levitando en tu ausencia
Las dunas escenifican la desusada
Nostalgia
De mi pensamiento derrotado,
Alrededor del cementerio que inauguramos
En la primera despedida de la primavera
Cuando nadie salio herido.
IISueltas las lenguas sutiles de plata
Que figuraron en mi declaración
Te amé con desbocada indulgencia
Tentando mi pequeño esfuerzo de odiarte
En futuros imprecisos y desconocidos
Pero, lúgubre, te aprisionaste a mi cintura
De jazmines
Para rodearme de espinas irreconocibles
Barajando tus poemas sueltos
Insultándote hasta el pellejo
Y la pesadumbre de la culpa
Conmovió al mundo entero
Y a la noche plateada
Del color de las lenguas
Que fueron cortadas.
III
Simulaste escribir una historia
Mientras tumbaste el café entre mis piernas
Caminaste entre mi oscuro y mohoso interior
Lleno de pantanos,
Te fuiste cayendo en mi letargo
Perdiendo el zapato ya perdido de tu
Fiesta de cumpleaños
¿Como sedujiste la aurora de esta noche
Pintada en mi piel?
¿Como engañaste el ocaso inventado
En mi mirada?
Si eres universo circundante
De la nada que perdió el zapato
Y tumbo el café en un descuido
E intencionalidad ensombrecida
Por el tacto, y los tiempos de lluvia.
IVInventaste la extrañeza en mis labios
Cuando me besaste aun siendo una extraña
Y ahora socavas la hermosura
De esta ajena que te ama
Como cantando con los oídos sordos
Una música que nunca escuchaste
O que quisiste olvidar
Solo basto quemar los parpados
Y rajar los labios,
Para levantarme cada mañana, callada
Sin decir una palabra
Ni deseo,
Como Atragantada en el verbo,
Ni voluntad,
Como amordazada suavemente,
Solo un infinito satírico
Burlándose de la orilla
De mi “a medias”
Para que no escucharas.
Témpano de hielo,
Aun en los vientos ligeros
Del tiempo y de mi cuerpo
Aun en el sol empapado de savia
Y el fuego de la planta de mis pies,
Mira a la extraña que te besa la cara
Con los odios tapados,
Mientras te inventas.
VDeambule con mi lengua
Por tu mirada triste
Y sonrisa de caballero,
Por tu destino blanco y agrio
Suponiendo un fin para mí sed desértica
Mi lengua conoció tu miedo mas intimo
Que resulto ser el mío
De hablar menos de lo debido
De comer sin horarios
Y besar a un desconocido,
Nos perdimos como lenguas en un
Mercado de carnes
Y en el discurso escueto del amor
Vanidoso y atrapado,
Y como lenguas supimos que jamás
El tiempo podría ser suficiente
Para callar lo callado,
Sin ninguna diligencia,
Porque siempre se descubre,
Mágicamente.
VIDeambulaste con tu lengua
El alma mojada y solitaria
Que deja la lluvia
Y con tu lengua llegaste a mis
Pequeños empinados caprichos
De ser mujer,
Con tu lengua, asesino,
Mataste el hijo concebido en el seno
De un beso
Que no necesitaba una lengua
Con tu lengua de poco alcance
Exprimiste mis labios
Dejándome mendigando besos
En las calles frías
De lenguas plateadas y pasadas
Fantaseando que era la tuya.
Labios Rojos (21)
Besando el cielo de esa forma común
Que se besa el tiempo,
Sin miedo, ni cuidado,
Lanzada,
Mujer de la oscuridad pagana
Que embrujaste frente al espejo el mundo
Que creíste que era cierto,
Lame la angustia con tu lengua
Pintada del color de tu labial
Para asustar el ritual de las seis de la tarde
Y danzar la ventura
De morir en uno de los intentos
Ángel que te caes pisando las alas
Desdibuja el graffiti de tu piel
Que te envenena los poemas
Y los fuegos,
Mira perdida, como sin interés,
Soñolienta
Y justo en un descuido
Toca la desgarradora melodía que sale de tu hombro
Precioso y cansado
En el que te cargas el mundo,
Lámete el hombro de carga
Para que la melodía sea de agua.
En la memoria de nadie (22)
Que resta de mí
Cuando soy universo
Sino una noche fría
Esfumada en mi magia revertida
Contra mí
Aguijoneándome
Como al cielo, las estrellas,
Negra y ahuecada,
Noche fría,
Incipiente en mi piel,
Sucedo el insomnio
Porque soy otro estado mental
Discontinua e inacabada
Apeiron del Tiempo
Ni dormida, ni despierta
Levitando en la memoria de nadie,
Alguien, téjame en su cuerpo
Para enterrarme hasta los pies
En tu desusada alma,
Como este poema interrumpido
Estos ojos apagados
Que se esconden detrás de tu media sonrisa
De tu medio amor
El pedazo de tu corazón que me roza.
Estéril (23)
Besar a un muerto
Con el deseo resbalando por toda la piel
Es lo único que puedo hacer
Para continuar morando en la tumba de tu caricia
En la tumba De mi placer inventado,
Morado y seco
Me oprimes la muerte
Me chupas la vida por los poros
De las piernas
Dejándome inmóvil
Enterrada, impenetrable
¿Te conozco?
Me pregunto si no he visto tus ojos antes
Pero mi memoria se cansa
No te encuentro
Pero mi memoria se cansa
Y te invento
¿Has visto estas lágrimas antes?
Cuando te miras al espejo
O en la mitad de un almuerzo en un mercado
De corazones,
Mira desde arriba
Y no hallaras nada
Ni mi alma, ni la medio muerta
Que ocupa el otro lado de tu cama
Fría y espesa
Oxidada y sencilla,
Ni la media mujer
Que se ahoga en un grito
Y en el único beso que me queda,
Porque solo le queda
Besar a un muerto
Para perder los huesos,
Ni para conocerte, ni para que me recuerdes,
Solo para continuar medio muerta
Morada, infinitamente, morada.
Chuzos desgranados (24)
Corazones fritos
Embestidos de duda
Que se enredan en la calumnia
Preparada del tiempo
Aun me pide a manos frías
Para que mate mi deseo,
Así ni inconsciencia, ni pendenciera
Dos señoras del frente
Podrán alimentarse
De mis besos en las esquinas
Ni chuzos desgranados o noches desgranadas
Anticonceptivos y chocolates mal vendidos.
Así, un día de estos, el tiempo despegara con mi deseo
Y yo sobrecogeré los segundos que invente
Para estar contigo
En Cueros de Carne.
Mascaras (25)
Ando buscando
Un columpio de colores
Y regalarte un viaje en arco iris
Al desastre
Se ve más perfecto de amarillo, verde, y púrpura
Ando buscando una mala hora, de terror y ternura
La tristeza enmascarada
Jamás había sido tan pura,
Su rostro estaba intacto en cada rasgo
De sus colores y formas
¡Mascara preciosa!
¡Una oscuridad de colores!
En una bodega de pinturas blancas y negras
Locuras del tiempo y la Vida,
Sin detenernos, me voy a quedar justo aquí
Para que me reconozcas la cara, mascara
Detrás de tu perfecta imitación de ti mismo.
Conjuros (26)
I
Lamiendo el tiempo como lamo la luna,
Con los ojos cerrados,
Me dibujo más de sangre que de carne,
Componiendo versos inexpertos me seduce un horror tentador
De usar esa misma luna de talismán
Para ahogar los maleficios de mi espiritualidad
Morbosa, sádica y perfecta,
De mi alma cortada con las espadas del tiempo que también lamo
Sin reparar en su veneno: pesadillas de miel y queso que aguijonean mi placer
nocturno,
Mi compulsión exquisita de escribirme entera,
Más de carne que de sangre,
Pieza del mundo
II
Ahora tus ojos son de hueso
Para soportar el paso del tiempo
Que siempre le lleva ventaja a la vida
Que te inventas,
Pero te gusta como seducen tus intentos inmortales al destino,
Hasta te luce,
Se te ve orgulloso tratando de derribarme,
De conquistar un poco de mis carnes
Enteras y comidas.
III
Téjeme, de modo salvaje, primitivo,
Para que quede en el silencio de una danza al ombligo
Para que quede en el grito que se escapó con Janis,
El grito que permitiste que se escapara esa noche en tu guarida,
Cóseme los labios para no tener que llorar por tu silencio
Que calcina mi vano intento de odiarte,
Téjeme toda el alma al cuerpo para no sentir que se escapa un verso de amor
Podrido y mohoso,
Ultrajado por tus manos.
Poemas a Maquina (27)
I
Y, ¿si tuviera miedo, repentinamente?
Pues el tiempo no siempre es de hielo
A veces revienta, decapita, mitiga, despedaza
Como un pensamiento fortuito
Destroza la mañana que es menos cruda,
Y, ¿si me ahogara el llanto, un día cualquiera,
Separaría lo bello de lo eterno para morir cobijada por la nada,
Porque el llanto no es de sal, ni de miel.
Se calienta en invierno: la oscura vereda de pánico.
II
Témeme, que en cualquier momento puedo resultar ser día,
Menos dulce que se hace noche para embriagarte de frío,
El que se cuela por tu ventana.
Mujer-noche que se alimenta de tu cuerpo,
Al tiempo que es su calumnia,
Y es que mi verso es tuyo,
Si, mi verso es tuyo,
Tu que eres mas yo
Porque cada una de esas noches cuando me cuelo como frío que te entumece,
Te anestesio,
Reemplazo las partes de nuestro cuerpo,
Sustituyo tu pierna por la mía, mientras te beso el pecho (mi manía)
Para no pensar en la muerte o que te acabaras con el tiempo.
Ceneida sin luz (28)
Es como el frío, si,
Que entumece,
Titilo como si no pudiera dejar de llorar,
Porque tu ya te llevaste toda mi sangre,
Toda mi miel,
Es como el miedo, si, el frío es como este miedo
Que despunta la soledad buscada,
Miedo que se desliza como sudor por mis mejillas,
Ahogada con menos palabras
Distraída, con menos luz,
Insultada,
Lunática como el frío, si así se siente,
Como cuando el frío me ha tomado entera.
Te tragaste mis lágrimas,
Como si hubieses pasado tu lengua por mis mejillas sin reparo
En la sal que contiene la melancolía al final del día,
El sabor a descompuesto de luna,
Olor a que no puedo seguir,
Te tragaste como a través de un conjuro, mis lagrimas,
Mis lágrimas, sal y frío,
La magia de tu estocada final cuando el corazón se te hizo a la carne
Y me amaste de ese modo insospechado que se escabulle del pánico.
Ya de todos modos, esta ida esa luna,
Y esta poeta que prefiere llamarse puentera,
Bruja o gitana,
Que nada le hace en los pies impulso,
Ni descubre alas en los mosquitos perdidos
De la mesura del deseo
Que desoculta ritos de invierno
Para no ser descubierta.
La D mayúscula (29)
Separemos la historia
De Juan y la diosa
Que se encontró aquella noche
En el bosque
Que advirtió que jamás nada podía hacer
Sino tenia sentido,
Y desde entonces la danza le parece efímera
El cine quietud
Y la risa un desperdicio,
¿Qué clase de bosque era aquel?,
Separemos la historia de Juan y la diosa
Que desde el nunca jamás vio a ese inútil despojo
De carnes perdido,
Y dejo de ser diosa con D mayúscula para que nada tuviese
Sentido.
Conjurada (30)
Ni semidiosa, ni heroína
Soy yo quien es verdugo
Sanguínea,
Chupándome la piel
Para que veas como muero,
Deleitadamente,
En manos de mi propia seducción
En pies de la tierra que me pego a la garganta,
Tu, de otros tiempos, y otros honores
Hijo de la dicha y la prudencia,
No lograste embriagarme de culpa
Porque yo ya estaba infinitamente decadente,
Infinitamente tragada por el juego malévolo
De semidiosa
Lanzando conjuros que caían justo a mis pies.
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