dra. margarita lagarde facultad de psicología unam

Dra. Margarita LagardeFacultad de Psicología UNAM

¿Será necesario inventar la paz?

El manifiesto de Sevilla, que hace 25 años dio origen a estas reuniones, concluye que, la humanidad podría “liberarse de una visión pesimista traída de la biología” inventado la paz como había inventado la guerra, y “proclama que la guerra nace en el alma de los hombres”.

La violencia es, desde la perspectiva dinámica, Newtoniana el simple resultado de la aplicación de una fuerza contra la resistencia en una situación de conflicto.

La resistencia es una propiedad de la materia y también es una condición fundamental del “optimismo de la vida”.

Independientemente del criterio de superioridad o inferioridad de nuestra especie, la organización del cerebro humano depende de su capacidad para resolver los conflictos de una vida social, complejamente cultural, parental y sexuada.

Para dar cuenta de estas estrategias de evolución social, es indispensable diferenciar la violencia de la agresión, considerada esta última como un acto social, es decir, como una forma de relación, entre criaturas de la misma especie.

Desde esta perspectiva, los modelos que confunden la agresión con la depredación, el parasitismo, y otras estrategias de relación entre especies distintas no solo no son útiles sino que confunden los procesos esenciales de la vida social.

Para el estudio evolutivo de lo social, el factor fundamental es la selección natural de la cooperación,

La vida social sexuada, se organiza en función de éstas dos fuerzas (cooperación y competencia) que requieren de un gran cerebro, capaz de organizar socialmente las estrategias de solución de los conflictos y “re inventar” continuamente la paz.

El problema del mal de ojo.

tampoco son suficientes los modelos que confunden la agresión con los celos y la envidia.

agresión. (Del lat. aggressio, -onis). “Acto de acometer a alguien para matarlo,

herirlo o hacerle daño.Acto contrario al derecho de otra persona.“Ataque armado de una nación contra otra,

sin declaración previa”.

La agresión es pues, una manifestación conductual de los mecanismos de auto protección y diferenciación, de las sociedades vivientes, regulada por sus normas, y no constituye el problema, sino la solución seleccionada evolutivamente para establecer la diferencia social entre “el bien y el mal”

La envidia es violencia irregular, difusa y cotidiana, que la sociedad no puede permitirse, obligando a los individuos a hacerla desaparecer, a esconderla o a expresarla de manera deformada o desviada. Desear el mal a los demás porque tienen más que nosotros, es la fuente del pecado y del vicio”

Ya observaba Aristóteles (384 - 322 AC) en su Retórica (2º libro) que la envidia se siente hacia los iguales, primordialmente en razón de las nociones que se tienen de lo que es justo.

Santo Tomás de Aquino (1225 -1274) considera a la envidia como una profunda infelicidad por los bienes ajenos y

Spinoza (1632-1637) completa la idea describiendo a la envidia como el gozo basado en el dolor y el sufrimiento de los otros

Nietzche (1844-1900) advierte que la envidia es el factor fundamental de la organización social humana porque remplaza el impulso creativo por el de destrucción.

Melanie Klein (1882-1960), considera que “la envidia es el peor pecado que existe, pues todos los demás lo son sólo contra una virtud, en tanto que la envidia es un pecado contra toda virtud y toda bondad”.

La cópula es una estrategia cooperativa de reproducción sexual que implica la fecundación dentro del cuerpo de un organismo hembra, la que por éste sólo hecho se transforma en “la madre”, y se constituye en el primer mundo protector habitado por la nueva criatura.

En el momento del nacimiento, éste delicado equilibrio de cooperación vegetativa se transforma de manera brusca e instantánea en una nueva relación con el mundo mediada por el comportamiento “voluntario”.

Para muchos organismos vivos aquí termina la relación con su madre; pero para otros, la dimensión comportamental inicia una nueva forma de relación vital y social entre la madre y la cría que llamaremos maternaje y que determina definitivamente la capacidad psico social de los individuos humanos.

A diferencia de otros primates que se prenden por sí mismos al pelo y el pecho de la madre, la organización comportamental del “no yo” en el humano se constituye a partir del “holding materno”

Mediante éste abrazo es la madre la que contiene, sujeta y coloca, activa y continuamente, al bebé humano en un espacio vital, espacio donde el bebé puede temer y odiar que una madre que se dé de mal grado, quitándole su lugar en el mundo.

El sufrimiento y el dolor resultante estimulan la separación defensiva de la totalidad en partes y la proyección (vomitiva) de los elementos dañinos y destructivos en el afuera, que ahora ocupa la madre, mirándola como recipiente del mal.

la raíz etimológica de la envidia del latín invidia, que proviene del verbo invideo que significa mirar con recelo, mirar de manera maliciosa o con rencor dentro de, dirigir una mirada maligna sobre alguien. Cicerón (106-43 AC) define la envidia como la capacidad de producir el infortunio mediante su “ojo maligno” y en los pueblos zoques La expresión “mal de ojo” se utiliza también para expresar la envidia1.

La envidia excesiva, como expresión del miedo y sus asociaciones destructivas interfiere en la disociación primaria entre la madre buena y la madre mala impidiendo la estructuración de ninguna relación con la madre buena.

Ésta perturbación del desarrollo debida a la envidia excesiva, determina la preponderancia de mecanismos paranoides y esquizoides en los estadios más tempranos lo que probablemente constituye la base de la esquizofrenia. (Klein 1984 p 197).

Taylor por su parte, considera que la envidia es un vicio. Originado en una necesidad defensiva porqué dirige los pensamientos y deseos constitutivos de la vergüenza y la humillación ante las carencias, de exponerse ante uno mismo y ante los demás, fuera del área de vulnerabilidad y hacia las posesiones del otro

la respuesta reintegradora de la mirada de la madre y su interacción con la mirada envidiosa del bebé, es lo que permitirá la construcción de un reflejo amable de sí mismo, el cual podrá mitigar el odio por el amor, permitiendo que el objeto mejore en la mente del niño.

Ésta introyección de la madre buena produce un yo seguro, construido a partir de un objeto bueno que ama y protege y que permite ser amado y protegido en las dimensiones de la compasión. Es la capacidad de gozar plenamente de esta primera relación con la madre, lo que constituye el fundamento para la experimentación de placer proveniente de otros orígenes, es decir de otras personas.

una forma de envidia sustentada en la sospecha de que los padres siempre están obteniendo gratificación sexual, refuerza la fantasía- derivada de varias fuentes- de que ellos están siempre combinados. Sí estas ansiedades son muy activas y por lo tanto indebidamente prolongadas, su consecuencia puede ser la alteración permanente de la relación con ambos. En los individuos muy enfermos, esta incapacidad de desenredar la relación hacia una u otra de las figuras parentales- debido a que se hayan inextricablemente ligadas en su mente- desempeña un rol importante en los estados de confusión. Demostrándose cómo la envidia crea un circulo vicioso de desencuentros que violentan de manera progresiva la vida social

Cuando se ha adquirido la capacidad de apego sin envidia puede trasladarse a terceros y una vez superada la envidia, el nuevo nivel de conflicto social son los celos resultantes de una triangularidad que determina la necesidad de constituirse dentro de un orden social legítimo y justo.

Las consideraciones anteriores sugieren que la evolución humana ha determinado un proceso ontogenético que permite el establecimiento de relaciones jerárquicas que benefician a todos los miembros de la comunidad mediante la mirada de la legitimidad. Esta capacidad seguramente está contenida en los genes que han permitido el desarrollo del lóbulo frontal humano y la superación de la envidia

El flagelo de la opresión y la guerra: La ilegitimidad.

Hemos expresado que en la especie humana, el particular desarrollo cerebral ha dado lugar a la evolución de una organización simbólica, sustentada en un sistema reproductivo mamífero muy prolongado y costoso, que requiere de la cooperación del padre en la crianza, lo que fomenta la organización de grupos multi parentales cuyos conflictos debieran resolverse mediante las estrategia derivadas de los acuerdos simbólicos de la ley.

La posesión progresiva y exponencial de los recursos mundiales por unos cuantos, en detrimento de la calidad de vida de las grandes mayorías, es una de las características del mundo posterior a la segunda guerra mundial y a la caída del muro de Berlín, que a mi parecer impide una cultura mundial de la Paz.

La guerra que vivimos hoy, es sólo una parte calculada de la desintegración de las redes sociales de las comunidades y pueblos, en beneficio de los negocios globales, y no tiene nada que ver con idealizaciones, obediencias ciegas o procesos del alma, ni con disposiciones biológicas o genéticas. Se trata de guerras que se planean en los sistemas financieros mundiales

¿Que somos como humanos y hacia donde vamos?¿Hemos decidido nosotros el efecto de los avances

tecnológicos en la conformación de nuestra identidad humana?

¿Cual será el efecto humano de las nuevas formas de relación parental con los hijos?

¿Seríamos capaces de detectar un fenómeno análogo al agujero de ozono en el ámbito del tejido social?

¿En que medida la guerra y el abuso, en la posmodernidad, son problemas que pasan por la biología, la inventiva, la consciencia, la democracia o por la robotización de los procesos humanos?

hipótesis para responder a éstas cuestiones: la calidad de los vínculos articulan y significan la vida de las generaciones humanas venideras, es decir, en ellos reside su posibilidad de reproducir la capacidad humana de cuidar y ser cuidado por otros.