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Normas y adolescencia
Poniendo límites desde el amor
PRESENTACIÓN
La familia es el primer grupo social en el que se convive y a partir del cual
crecemos y maduramos. Este marco de convivencia y aprendizaje va a resultar
fundamental a la hora de afrontar los problemas personales y grupales a los que se
enfrentarán nuestros hijos e hijas en el futuro.
La sociedad en que vivimos, y a la que nuestros hijos e hijas han de incorporarse,
presenta unas características potencialmente conflictivas:
- Cambio en los valores y en las actitudes sociales que pueden crear
confusión y una falta de normas y criterios en la sociedad.
- Indefinición en los límites entre la libertad y la obligación.
- Competitividad.
- Dificultad para encontrar una identidad propia.
La familia puede significar un elemento decisivo para superar esas posibles
dificultades y riesgos:
- Adquiriendo un mayor conocimiento de cómo es y cómo actúa su
hijo/a. Qué hace por qué lo hace, etc.
- Ayudando a los hijos/as a madurar y a aprender y desarrollar una
serie de mecanismos que les den seguridad.
- Ayudándoles a que, desde pequeños, vayan conociéndose a sí mismo
y queriéndoles por lo que son.
- Analizando y clarificando las normas de comportamiento familiar.
- Expresando los afectos y emociones para crear un clima en que sea
fácil la madurez afectiva.
- Propiciando un esquema más real del mundo y del sentido de la vida.
Con estos talleres formativos se pretende informar, sensibilizar y dotar a las
madres y padres de estrategias para fortalecer y afrontar mejor los distintos problemas
que surgen en el seno del grupo familiar.
En concreto en este taller abordamos el tema de la gestión de las normas en la
adolescencia. En esta tarea a menudo nos asaltan dudas, miedos, en ocasiones tenemos
dificultades para dialogar con nuestros hijos adolescentes de una manera cercana.
También perdemos los papeles o llegamos al límite de nuestra paciencia. Datos éstos, más
que suficientes para concluir que la adquisición de herramientas educativas parentales
para la educación familiar son más que necesarias, partiendo siempre de una idea clave y
fundamental: “Los adolescentes no son una colección de problemas” La adolescencia de
nuestros hijos tendrá momentos de dificultad pero también momentos gratificantes.
Debemos afrontar los primeros y disfrutar los segundos siempre desde una perspectiva de
crecimiento personal propio.
NORMAS EN EL HOGAR
Las estrategias organizativas son aquellas que van a facilitar la estructuración de
la familia. Con ellas se configuran, tanto las normas y los límites del comportamiento de la
unidad familiar, como aquéllas que regulan la conducta individual: el autocontrol y la
asunción de responsabilidades.
1. ¿Qué son las Normas: Reglas que se deben seguir, o a que se deben ajustar las
conductas, tareas, actividades, etc.
La familia es el primer grupo social al que el individuo pertenece y donde aprende
a convivir. Dentro de él, sus miembros forman subgrupos más pequeños: los padres, los
hermanos, otros familiares, cada uno de los cuales tiene funciones y responsabilidades
diferentes.
Naturalmente para que no haya distorsiones y la convivencia sea fluida, el grupo
familiar requiere la existencia de normas. Ante esta necesidad, los padres tienen un papel
que cumplir como figuras de autoridad: deben fijar normas pertinentes y razonables.
Primero, cuando los hijos son todavía pequeños, de forma directiva. Después, de manera
más compartida, buscando cuando sea posible la negociación y el acuerdo.
1.1. Principios básicos de las normas.- Cuando hablamos de principios de las
normas nos referimos a una serie de características que debe tener en cuenta el adulto
para que el niño/adolescente tenga la posibilidad de cumplirlas. Estas son:
a) Normas realistas: Deben ser posibles de cumplir, ajustadas a la realidad,
adaptadas a la edad, habilidades, personalidad, etc., de los hijos.
b) Normas claras: Deban ser comprensibles, no confusas.
c) Normas consistentes: Su aplicación debe ser aproximadamente la misma con
independencia de otros factores externos (visitas en el hogar, cansancio de los
progenitores,…). Tener perfectamente clara la importancia que damos a cada norma
ayuda a ser consistente.
d) Normas coherentes entre sí: Los miembros de la familia tienen diferentes
funciones y, por tanto, también distintas normas. Las que afectan a los hijos más pequeños
no pueden ser las mismas que las que afectan a los hijos mayores, o a los padres, pero la
finalidad de la norma debe ser la misma.
1.2. Clasificación de las normas: Fundamentales, importantes y accesorias.
a) Fundamentales: Deben ser pocas, claras, de cumplimiento obligatorio, e
innegociables.
b) Importantes: También deben ser pocas, claras, pero son matizables en función
de las circunstancias. Algunos aspectos pueden negociarse.
c) Accesorias: Regulan aspectos circunstanciales de la vida doméstica. Pueden
negociarse sin afectar al funcionamiento familiar.
¿Qué hacer para que las normas se cumplan?
Los padres en primer lugar deben tener en cuenta qué normas hay en casa y
clasificarlas según el nivel de importancia que hemos visto, en segundo lugar y muy
importante debemos cumplir los principios básicos de las normas.
Habrá ocasiones en las que los adolescentes incumplirán la norma porque nosotros
no hemos cumplido algunos de los principios antes mencionados, habrá otras que a pesar de
que nosotros los hayamos cumplido, ellos se seguirán saltando la norma Hay varios
motivos para que esto suceda pero no olvidemos que la transgresión de la norma es en
ocasiones una manera de aprendizaje para el adolescente: ellos se saltan la norma y la
función parental está en ponerle el límite y en su caso la sanción para que el sepa qué puede
y qué no puede hacer. Es una manera de guiarlos. Para esos contamos con una herramienta:
los Refuerzos, positivos o negativos, que son estrategias educativas que se emplean para
eliminar o reforzar conductas del repertorio comportamental de las personas.
1.1. Refuerzo positivo: Procedimiento que se emplea para reforzar
conductas deseadas. Reforzar la conducta adecuada aumenta la probabilidad de que
se repita.
Tipos de refuerzo positivo:
•Refuerzos verbales (alabanzas, reconocimiento del esfuerzo).
•Refuerzo no verbales (abrazos, besos, gestos de aprobación)
•Refuerzos materiales.- Deben ser esporádicos porque puede llevar a la conclusión
de que el cumplimiento de la norma le da derecho a exigir un premio material.
1.2. Refuerzo negativo: Procedimiento que se emplea para eliminar
conductas no deseadas. Existen dos formas de aplicar un refuerzo negativo; retirándole
algún objeto o actividad que el niño desee tener o realizar (por ejemplo, no dejándole
jugar con la videoconsola), o haciendo que realice una actividad no deseada por el
niño (por ejemplo, que recoja su habitación).
Pero antes de llevar a cabo los refuerzos negativos habrá situaciones en las que los
adultos podamos evitar llegar a esa situación.
¿Qué hacer cuando prevemos el conflicto?- En estas ocasiones debemos tener en
cuenta una serie de aspectos de carácter general y también podemos utilizar la
denominada regla de los tres pasos. Empecemos por exponer algunos aspectos
generales.
Debemos tener en cuenta una serie de cuestiones:
- Debemos confiar en la naturaleza buena del joven.
- No somos policías… pero debemos saber con quién están y qué hacen.
- Se enseña por medio del ejemplo.
- Las normas se basan en razone justificadas para ponerlas, en ocasiones se
consensúan y se negocian.
- Las normas se cambian si hay razones para ello.
Partiendo de estas ideas generales podemos utilizar una estrategia válida para
cualquier etapa evolutiva de nuestro hijo, por lo tanto también útil en la etapa adolescente.
La regla de los tres pasos
1. COMPRENSIÓN.- Partir de su lugar para llegar al nuestro.
Adolescente: No quiero recoger la habitación
Madre/Padre 1: Pues tienes que recogerla, tienes que ser responsable de tus
cosas. Si no lo haces ya, te tendré que arrestar.
Madre/Padre2: Es verdad, es un trabajo muy pesado. A mi me pasa igual,
PERO…
Las dos opciones que utilizan los progenitores pueden ser válidas, pero en la
segunda estamos poniéndonos en su lugar, se sentirá escuchado y comprendido y eso
evitará situaciones de conflicto y más empatía entre todos.
2. EDUCACIÓN. Le explicaremos lo que se espera de él o lo que debe hacer. En
frases cortas, no sermones.
PERO has de recoger para que yo pueda tener tiempo para el resto de
tareas
3. ELECCIÓN. Démosles opciones.
a. Motivos:
- Las decisiones compartidas son más fáciles de cumplir.
- Queremos que de adultos sepan tomar decisiones pero no le damos
opciones para que decidan.
Ej.: ¿Cómo lo hacemos? ¿Lo haces tu y tienes después la tarde libre,
o te ayudo yo y por la noche tu me ayudas con la cena?
Si aun así el adolescente sigue sin cumplir la norma deberíamos utilizar los
refuerzos negativos o sanciones. A la hora de aplicarlos debemos tener en cuenta una serie
de Indicaciones.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de aplicar las sanciones:
Aplicar castigos pequeños, pero de manera consistente.
Aplicar sanciones proporcionales a la gravedad de la conducta incorrecta.
Relacionar la sanción con la conducta que la motiva.
No castigarse también a uno mismo o a otros miembros de la familia.
Debemos hacer cumplir los arrestos impuestos.
Buscar la efectividad de la sanción no la revancha
Su hij@ debe saber exactamente porque se produce la sanción.
Su hij@ debe saber con claridad qué debe hacer para que cese el castigo.
Nunca utilizar el “amor” a los hijos y nunca infravalorar.
Pautas para establecer normas y límites en los hijos
Tener claros los motivos que justifican la norma y comunicárselos a nuestros
hij@s, así como las consecuencias de incumplirlas.
Es más efectivo fundamentar las normas en las consecuencias que se derivan para
los hijos y los demás, y no en las consecuencias para los padres.
Procurar pactar las normas y negociarlas, pero si no hay acuerdo nuestra
responsabilidad es poner las normas que consideramos adecuadas.
Una vez fijadas, las normas son estables y se exigen por ambos padres,
incumplirlas comporta aplicar, siempre, la sanción prevista.
Modelo para comunicar normas y límites a los hijos/as
1. Queremos hablar contigo sobre (CONDUCTA SOBRE LA CUAL QUIERE
ESTABLECERSE LA NORMA), y que sepas cómo esperamos que te comportes en
relación a este tema.
2. Nosotros consideramos que (NORMA), porque (MOTIVOS DE LA
NORMA). Así pues, puedes (CONDUCTA DENTRO DE LOS LÍMITES) pero no
puedes (CONDUCTA FUERA DE LOS LIMITES).
3. Si lo incumples, entonces (SANCIÓN QUE SE APLICARÁ)
4. ¿Tienes alguna duda? ¿Estás de acuerdo? (ESPACIO PARA LA
NEGOCIACIÓN QUE SE DEBE DAR A PARTIR DE LOS 8-9 AÑOS).
5. ¿NEGOCIACIÓN?
No
1) TODO ESTÁ CLARO FIN.
2) NO ES POSIBLE NEGOCIAR. SE RECUERDA LA NORMA FIN
Si
1) SE ACUERDA MODIFICACIÓN. REDEFINIR NORMA. FIN.
La negociación:
La negociación es un conjunto de habilidades que la familia debe practicar y ejercer.
Cuando se desarrolla esta habilidad, se crea un clima familiar adecuado que propicia la
comunicación eficaz entre sus miembros. Esta técnica es muy importante, sobretodo
cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia.
Negociar no es fácil. Necesitas orden, paciencia y, sobre todo, voluntad de pactar
una solución al conflicto. Llegar a un acuerdo donde no haya vencedores ni vencidos,
donde ambas partes ganen y pierdan algo.
¿Cómo se negocia con los hijos?
Veamos un caso práctico
Andrés, 15 años, quiere acceder al Messenger cada día, para hablar con sus amigos.
Madre: Ni hablar, entre semana no hay Messenger, ni Facebook ni tonterías electrónicas.
Además de hacer los deberes hay que estudiar. Y también cumplir con tus obligaciones,
que por cierto, son muy pocas. Las conversaciones con los amigos quedan limitadas a los
viernes y fines de semana.
Andrés: Pero si el curso pasado me dejabas el Messenger entre semana!!! ¿Por qué ahora
no?
Madre: Precisamente porque te pasabas la tarde perdiendo tu tiempo con ese trasto en
lugar de hacer lo que debías y por eso sacaste las notas que sacaste. ¡He dicho que no!
Andrés: Siempre "porque no". Estoy harto de ser el único de mis amigos que no se conecta
entre semana; ya no cuentan conmigo, y ¡es por tu culpa! No utilizaré el Messenger pero
no pienso pasarme la tarde estudiando como un burro.
Andrés da un portazo y se cierra en su habitación.
Es evidente que en esta situación no existe ningún tipo de negociación. ¿Se podría haber
hecho mejor?
Proceso de negociación
Esperar a que las dos partes estén serenas: sin prisas, sin nervios, sin tensión.
Invitar al hijo a que cuente su versión del problema. Es importantísimo en este
punto que tu hijo se sienta escuchado. Si se siente así, es más fácil que también él te
escuche.
- Utiliza frases como "me gustaría oír tu opinión, cual crees que es el
problema,…
Siguiendo el ejemplo anterior:
Madre: Parece que te resulta my difícil acatar las normas de la casa sobre el
uso del ordenador entre semana. Me gustaría saber cuál es tu opinión.
Andrés: Soy el único del grupo que no chatea por la noche, me están dejando
de lado y ya no cuentan conmigo para divertirse en la red.
Dejar muy claro cuál es tu punto de vista, explicándole tus razones.
Madre: Entiendo lo que me dices pero duermes una media de 6 horas, apenas te
queda tiempo para estudiar y para ayudar en casa; … Estoy realmente preocupada.
Animar a tu hijo a buscar soluciones que contenten a ambas partes.
Madre: Creo que ha llegado el momento de que lleguemos a un acuerdo y que
busquemos una solución que nos satisfaga a los dos.
Quiero saber tu opinión. Se te ocurre una solución
Escuchar las ideas que te diga tu hijo y aportar las tuyas propias. Puedes poner
las ideas por escrito para luego leerlas en voz alta, ir eliminando las que no son
válidas o reformulando en función de la negociación:
- Me conectaré al Messenger solo los viernes, sábados y domingos, tres horas cada
uno de estos días.
- Me conectaré al Messenger entre semana, de 22,00h a 23,00h, siempre que haya
acabado mis estudios, sacado el fregaplatos y duchado.
- El uso del Messenger va unido a las notas sacadas en el colegio. Si no traes
suspensos, hay Messenger una hora al día; fines de semana, dos. Si hay suspensos,
se elimina este privilegio hasta la siguiente evaluación.
-…
Elegir la que satisfaga a los dos, concretando cómo llevarla a cabo.
Madre: Me parece bien que te conectes una hora al día, al acabar tus deberes y
obligaciones. De 22,00h a 23,00h es correcto y solo mientras mantengas tus notas.
En cuanto bajen, desaparece esta norma y se elimina el ordenador.
Andrés: Vale, pero con una condición: que nadie me interrumpa durante ese
tiempo. Es mi tiempo y lo quiero aprovechar. Y otra cosa, ¡se llama antes de entrar
al cuarto!
Madre: De acuerdo. Pero yo no te controlo el tiempo; lo deberás hacer tú. Para
ello, te pondré un cronómetro junto al ordenador. Abusar del tiempo con el
ordenador implica no conectarse al día siguiente.
Madre e hijo se comprometen a algo. El primer paso ya está dado. Han llegado a un
acuerdo. Pero, ¿qué pasa cuando el hijo no cumple con su parte del trato?
¿Y si tu hijo no cumple con su parte de la negociación?
Para animarlo a respetar el acuerdo, es imprescindible que los padres elogien y valoren
cualquier pequeño esfuerzo que haga su hijo (refuerzo positivo).
Pero si no cumple con su parte del pacto, puedes hacer lo siguiente:
Avísale, en positivo, valorando su esfuerzo, pero dejando muy claro que si no
respeta el acuerdo tendrá que asumir las consecuencias.
Madre: Lo has hecho bien hasta ahora pero desde hace unos días no estás
cumpliendo con tu parte del trato. Si no cumples con este pacto el resto de la semana,
tendré que revocar este privilegio.
Si esto no es suficiente y tu hijo vuelve a infringir el pacto, es el momento de
aplicar las consecuencias, en este caso, por ejemplo quedarse sin ordenador
durante un determinado periodo de tiempo.
Madre: Hemos intentado hacerlo a tu manera durante todo este tiempo pero veo
que no eres capaz de respetar nuestro acuerdo. Hasta dentro de dos semanas no
podrás conectarte al Messenger. Entiendo que te cueste aceptar esta medida pero
has tenido tu oportunidad de demostrar que eras responsable para mantener
nuestro acuerdo y no lo has hecho.
Dentro de dos semanas lo volveremos a intentar. Me encantaría no tener que llegar
a esto pero no has sabido hacer buen uso de tu libertad y ahora tendrás que asumir
las consecuencias.
Al cabo de las dos semanas vuelve a intentarlo. Si no cumple de nuevo con su parte
del trato, dile que hasta dentro de un mes o incluso un par de meses no volverás a
intentarlo. Y añade que si no es capaz de actuar de forma responsable, entonces
dejarás de negociar con él.
Perder un privilegio ayuda a los hijos a replantearse las cosas, a pensar en su
comportamiento anterior, a valorar lo perdido, a plantearse metas y objetivos.
Consejos prácticos para negociar con éxito con tu hijo
No negocies cualquier cosa ni a cualquier precio.
Para negociar, la primera premisa, es saber escuchar. Escucha aunque no estés
de acuerdo. No interrumpas. Dale su tiempo para explicarse y anímale a hacerlo.
Buscar el momento adecuado.
Busca un lugar tranquilo y sin distracciones.
Vigila tu vocabulario y tu tono de voz. Son dos herramientas que pueden ayudarte
a llegar al final de la negociación.
Estás negociando, no dando sermones. No es el momento de recriminar ni juzgar
sino de negociar. No saques otros asuntos que puedan aumentar la confrontación.
Durante el proceso de negociación trata a tu hijo como a un adulto, y hazlo
notar.
No hace falta que tu hijo tome la iniciativa. Si no se decide o no tiene intención
de negociar, da el primer paso.
Dependiendo de la intensidad y del tema a debatir, quizás sea necesaria la
colaboración de un profesional de la pedagogía o la psicología.
En muchas ocasiones los momentos en los que ponemos normas o en los que
intentamos negociar con nuestros hijos se gestionan mal porque estamos muy enfadados. Es
por ello que terminamos este dossier apuntando un método para controlar esos momentos.
Método para controlar la ira
A continuación exponemos una serie de pasos que nos llevarán a controlar mejor
estos momentos:
Identificar las señales personales de alarma (pensamientos, sensaciones,
conductas, reacciones fisiológicas)
Reconocer la irritación y procurar reducirla.
Pensar en las consecuencias de perder el control (dan la razón por miedo, pierde
control el otro, modelo negativo)
Preguntarse si hay algún motivo añadido para sentirse tan irritado
Intentar reducir el grado de irritación. (respirar hondo, sentarse,…)
Evaluar la situación y decidir cuál debe ser el siguiente paso.
Recompensarse por haber mantenido el control.
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