documento de trabajo nº 24 (2015) gonzález
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2015
DOCUMENTO DE TRABAJO Nº 24
Métodos para el abordaje de espacios y actores trasnacionales.
Natividad González
SIMEL NOA – Facultad de Ciencias Económicas - UNJu http://www.fce.unju.edu.ar/simel ISSN 1853-4562
SIMEL Nodo NOA Instituto de Investigaciones
Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Jujuy
Jujuy – República Argentina
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SIMEL Nodo NOA Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Jujuy Editor Responsable: SIMEL Nodo NOA Otero 369 (CP 4600) San Salvador de Jujuy Provincia de Jujuy República Argentina Teléfono: 54-388-422-1541 E-mail: simel@fce.unju.edu.ar Coordinadoras editoriales: Liliana Bergesio y Laura Golovanevsky
Diseño de Tapa: Lucía Scalone
ISSN 1853-4562
2015
Documento de Trabajo Nº 24 “Métodos para el abordaje de espacios y actores trasnacionales”.
Sumario: Resumen (página 3); Introducción (página 4); Procesos globales (página 5); La riqueza del trabajo de campo (página 11); Actores (Página 14); Conclusiones (Página 20); Bibliografía (Página 21).
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MÉTODOS PARA EL ABORDAJE DE ESPACIOS Y ACTORES TRASNACIONALES
Natividad González
Resumen
En el marco amplio de una investigación sobre las características que toma la articulación
entre los procesos de índole territorial tradicional relacionados con la ganadería de
camélidos y la historia del área de Lípez (actualmente sur de Bolivia y extremo
noroccidental de Argentina), y la territorialidad de los procesos relacionados con la
globalización, se propone en este trabajo reflexionar sobre ciertas pautas metodológicas
para abordar la segunda cuestión, teniendo en cuenta que se trata de actores que presentan
una complejidad intrínseca, dada por su localización en red y múltiple, su jerarquía interna
y roles internos cambiantes (se trata de puestos de trabajo).
Se busca, entonces, reflexionar sobre algunos aspectos metodológicos para abordar
(contactar, establecer rapport, entrevistar, etc.) a actores localizados en la cima de la
estructura social y de los procesos que se anclan en el opuesto de los lugares
antropológicos -pequeños, singulares- más clásicos.
Palabras clave: Etnografía multisituada; Escala; Globalización; Organismos internacionales
Una versión preliminar de este trabajo se presentó como trabajo final en el Seminario “A constituição de espaços sociais transnacionais de discussão da questão indígena”, dictado por la Dra. María Barroso Hoffmann, en el marco del Doctorado en Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (diciembre de 2012). Natividad María González es Licenciada en Antropología por la Universidad Nacional de Jujuy y Doctoranda en Antropología por la Universidad Nacional de Córdoba. Becaria del CONICET. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy.
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MÉTODOS PARA EL ABORDAJE DE ESPACIOS Y ACTORES TRASNACIONALES
Natividad González
Introducción
Este trabajo pretende analizar y reflexionar sobre las categorías y técnicas de
aproximación a los actores y situaciones que se dan en contextos de trabajo transnacional1,
particularmente en relación instituciones que tienen su ámbito de acción en contextos infra,
para y supra estatales. El interés de realizar este ejercicio se vincula a una investigación en
curso sobre las características que toma la articulación entre la territorialidad tradicional de
los pastores de llamas andinos y la propia de la globalización, esquematizada en instancias
transnacionales y multiescalares (Sassen 2007).
Sobre la base del texto “Fronteiras étnicas, fronteiras de Estado e imaginação da
nação: um estudo sobre a cooperação internacional norueguesa junto aos povos
indígenas”2 de la investigación realizada por la Dra. María Barroso Hoffmann sobre la
cooperación internacional de Noruega en relación a los pueblos aborígenes, se buscará
analizar las pautas metodológicas que se identificaron a lo largo del texto3.
De acuerdo a la propuesta de Bachellard sobre la vigilancia epistemológica, se busca
poner a prueba el método con el fin de arriesgar, en la experiencia, las certidumbres
racionales (Bachellard 1949 citado por Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1986).
Teniendo en cuenta que el antropólogo cumple una función de mediador inter-étnico
(Barroso Hoffmann s/d: 20) se sitúa la importancia de definir categorías de manera no
subjetiva (es decir, según las prenociones del investigador), pues se corre el riesgo de
transferir valoraciones propias a la investigación de manera solapada o escondida. Estas
prenociones son el principal obstáculo epistemológico de las ciencias sociales (Bourdieu,
Chamboredon y Passeron 1986: 27) puesto que se trata de juicios y representaciones
esquemáticas formadas en y para la práctica, son pre-científicas (ibídem: 28).
Además se seguirá la propuesta de Balbi y Boivin sobre la perspectiva etnográfica,
que la considera como una mirada analítica que busca aprehender la diversidad de lo real a
1 Es decir contextos relacionados con actividades organizadas, que intervienen en cierta realidad y con un fin explícito. Pueden abarcar una amplia gama de rubros, desde empresas mineras, acuerdos multilaterales de infraestructura a actividades de turismo. 2 Fronteras étnicas, fronteras de Estado e imaginación de nación: un estudio sobre la cooperación internacional noruega junto a los pueblos indígenas. 3 Puesto que el trabajo se basa en citas textuales, preferí utilizar la versión sin fecha en formato pdf y no la versión editada en 2009, en papel.
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través de las perspectivas de los actores. Esta mirada analítica permite complejizar lo dado
y ahondar, así, en temas que pasan por el tamiz de lo cuestionado (Balbi y Boivin 2008).
Como primer ejemplo, se cita la lucha por la clasificación o categorización, en la que
diversas perspectivas y modelos de acción de los actores desestimaron el usual recorte
“Norte/Sur” a favor de un análisis de repertorios relacionados con la tutela y la contratutela
(Barroso Hoffmann s/d: 19). Sin embargo, la categorización Norte/Sur sí se mostró
adecuada para el análisis de la lucha de poder, puesto que constituyen categorías políticas
donde cada elemento del binomio tiene carga valorativa (ibídem: 23) demostrándose que
las categorizaciones nativas deben contextualizarse en el surgimiento e historia de los
actores.
Se sondean algunas técnicas, como el mapeo de actores, con la cual es posible
identificar sus posiciones en el momento de su surgimiento y en la actualidad, así como el
análisis de documentos escritos variados posibilita atender la historia que se pretende
contar (Barroso Hoffmann s/d: 45) teniendo en cuenta que los discursos están “asociados a
un lugar social preciso, implicado […] en el campo” (ibídem: 47) y que los actores
responden sobre el pasado desde su actual posición en un campo de relaciones compuesto
por compromisos, posiciones y alianzas, que se muestra en las gramáticas y las
comunidades de interés, y tradiciones (ibídem: 61).
Procesos globales
Trasnacionalización
El proceso de integración a nivel mundial, la globalización, puede observarse desde
distintas ópticas, una de ellas es la económica; como lo hace Saskia Sassen, que estudia el
marco en el que los estados activamente elaboran pautas y modifican sus instituciones y
normativas para adecuar la inserción de lo global en lo nacional, este proceso de
desnacionalización conlleva un tipo específico de labor que “transforma en endógenos los
programas globales” (Sassen 2007: 68).
En una investigación que busca analizar territorialidades, hay aspectos que
puntualiza Sassen que son importantes: “la economía global [necesita] producirse,
reproducirse abastecerse de servicios y financiarse. [Para esto hay] una gran variedad de
funciones sumamente especializadas que deben garantizarse […] las ciudades globales son
lugares estratégicos para la realización de dichas funciones [puesto que] constituyen el
espacio organizativo e institucional de algunas de las principales dinámicas de
desnacionalización” (Sassen 2007: 93) pero la inserción territorial de lo global también se
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da en otros ámbitos de los territorios nacionales puesto que la “topografía [de la economía
global] oscila entre el espacio virtual y dichos territorios” (ibídem: 94).
“Precisamente porque los procesos globales requieren ciertos servicios y cierta coordinación, y porque muchas de esas funciones se materializan en los territorios nacionales, el Estado ha debido involucrarse a fondo en la implantación del sistema económico global. […] Si bien la globalización prácticamente no altera el territorio nacional en sí mismo, tiene profundos efectos en la autoridad exclusiva del Estado sobre dicho territorio…” (Sassen 2007: 94).
Esta inserción parcial de lo global en los territorios nacionales toma la forma de una
geografía estratégica en la que se articulan las ciudades globales, en red, con zonas de
influencia y otras donde se concentran funciones de gestión y control. Esta nueva
geografía de centro y márgenes reproduce y agudiza desigualdades ya existentes, pero
también surge de nuevas formas de crecimiento económico, relacionadas a los salarios y
condiciones laborales, a los servicios de comunicación y transporte, inversiones
inmobiliarias y empresariales con necesidad de servicios comerciales y financieros.
Esta dinámica socioeconómica genera una desconexión con el contexto geográfico
(social y económico) rompiendo con la (antigua) jerarquía de escalas, pues esta nueva
geografía global estratégica se compone de múltiples nodos, que se transforman en el
contexto principal.
“La nueva subeconomía en red ocupa sólo un fragmento de su ámbito ‘local’, y sus límites no son los de la ciudad o el ‘barrio’ donde está parcialmente localizada [la empresa]. En realidad, estos límites están determinados por los espacios que ocupa la vasta concentración de recursos materiales necesarios para su funcionamiento a escala local y global.” (Sassen 2007:286).
Escalas
“no es una problemática del norte o del sur, ni regional… es global” (Radio Dos Jujuy, 3 de Diciembre de 2012).
Esta es la opinión de un funcionario público jujeño respecto al turismo, aunque
podría tratarse de cualquier otra problemática; la referencia al norte o sur es sobre la
Argentina, el ámbito regional lo constituye el NOA (noroeste argentino), lo global denota
generalidad. La multiplicidad o aumento de la escala de algunos fenómenos es algo que
fácilmente se relaciona con la globalización, aunque en realidad no es éste el aspecto
central de la multiescalaridad global, sino el surgimiento de nuevas jerarquías escalares
que coexisten con la centrada en el Estado-nación.
La determinación escalar fija y a priori sobre procesos económicos y sociales no es
fructífera en problemas antropológicos, pues los vínculos pesan sobre los espacios. “Como
categoría intelectual, lo ‘local’ parece más proteico que primordial. Al identificar los
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componentes típicos de lo local, es posible que nos demos cuenta con mayor lucidez que
no todos son intrínsecamente locales, vinculados a la territorialidad en general o solamente
a un lugar concreto” (Hannerz 1996: 49), de la misma manera que “lo personal, lo
primario, la pequeña escala no están necesariamente confinados a un espacio reducido
[…], lo que se extiende sobre los continentes tampoco tiene por qué ser una cuestión de
gran escala” (ibídem: 159).
A nivel institucional, la nueva jerarquía escalar (relacionada con la geografía de
centralidad y marginalidad arriba comentada) está propiciada por “el debilitamiento de la
autoridad formal y exclusiva de los estados sobre los territorios nacionales y el ascenso de
los espacios y los actores subnacionales y transnacionales en los procesos cívicos y
políticos” (Sassen 2007: 239) aunque también en espacios de vínculos trasnacionales el
estado refuerza su visibilidad, en un claro control territorial en relación a sus ciudadanos.
Según estas propuestas, el estatismo (o nacionalismo metodológico) característico
de las ciencias sociales constituye un obstáculo a superar, puesto que los análisis de estos
procesos de integración trasnacional (cualquier análisis en verdad) deben romper con las
fronteras nacionales impuestas por los mapas cartográficos y los datos estadísticos que
fijan como determinantes escalares los ámbitos jurisdiccionales e institucionales y al
Estado-nación como el único que contiene procesos sociales (Sassen 2007: 131). Una
atención clara a los vínculos entre los actores, puede ayudar a identificar las “zonas
fronterizas analíticas”, donde se entrecruzan diferentes sistemas de representación (ibidem:
142) o hábitats de significado (sensu Hannerz 1996: 42) con el objetivo de analizar las
discontinuidades que allí conviven, tanto en cada lado de la frontera como las
características propias de esa frontera.
Otra concepción de escala la plantea Milton Santos, pues para él “cada escala
corresponde a un nivel de intencionalidad” (Santos 2007: 91, mi traducción), por lo que
distingue el espacio de la acción y el espacio de impacto de la misma. Estas acciones se
relacionan de acuerdo a los esquemas de verticalidades y horizontalidades, donde las
últimas son el dominio de la vecindad y continuidad territorial, en tanto que las
verticalidades están formadas por puntos distantes ligados por diversos procesos sociales
(éstas se oponen al modelo de relación en red) (Santos 2005); los créditos internacionales
puestos a disposición de países pobres son un ejemplo de relaciones de verticalidad, en
cambio acciones localmente constituidas, que amplíen la cohesión de la sociedad civil son
ejemplo de horizontalidades (Santos 2002). Esta propuesta también jerarquiza los vínculos
entre los actores, pues Santos toma el espacio como una realidad relacional.
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Además de las escalas espaciales, hay procesos que vinculan a actores con distintas
escalas temporales. Santos plantea que en cada situación hay dos cortes analíticos, uno
estático, que fija estados, uno dinámico en que se observan proceso; en estos procesos los
actores tienen distinto ritmo en su movimiento, pero no hay más especificaciones (Santos
2007).
Otra posibilidad de acercarnos a la temporalidad, sin ahondar demasiado en este
aspecto, es la distinción que efectuó Michel de Certeau entre táctica y estrategia. Define a
esta última como el cálculo o manipulación de las relaciones de fuerzas que se efectúa
desde que es posible identificar un sujeto con voluntad y poder. El dominio del espacio se
da sobre el tiempo, por lo que puede ejemplificarse con el tiempo estructural de la justicia,
puesto que el conocimiento es un poder que transforma la incertidumbre en historia legible,
cognoscible (de Certeau 2000: 43). Las estrategias son “acciones que, gracias al principio
de un lugar de poder (la propiedad de un lugar propio [y la autoridad sobre él]), elaboran
lugares teóricos (sistemas y discursos totalizadores) capaces de articular un conjunto de
lugares físicos donde se reparten las fuerzas” (ibídem: 45).
Por el contrario, la táctica es “la ausencia de un lugar propio”, es movimiento,
aprovecha las ocasiones y las fallas (o posibilidades), “es un arte del débil” (de Certeau
2000: 43). Se trata de prácticas heterogéneas, cotidianas, cuyos modelos son la
presdigitación o retórica sofista que cogen al vuelo las posibilidades, dan preeminencia al
tiempo. Como arte de la ocasión, en la táctica intervienen la mètis y el kairos: el arte de la
mètis está presente en la astucia, en tanto que el kairos, práctica del tiempo, es el
“momento oportuno” que proporciona a la táctica el sustrato donde funcionar, el
argumento donde explayarse, ya que toma el tiempo del otro en favor propio. Finalmente,
la táctica es efímera, no acumula.
La cuestión de la multiescalaridad (espacial, institucional y temporal) está
claramente ejemplificada en la siguiente cita:
“El dilema yace en la dimensión temporal, puesto que las organizaciones indígenas deben relacionarse en las tres direcciones al mismo tiempo: a) en un plano local, extremadamente pobre, marginalizado, desmoralizado y desinformado; b) con un sistema internacional que, por el contrario, está bien organizado, incluviso y amigable; y c) con un nivel nacional, que es decisivo para el éxito de las acciones, esto es, para la atención de las demandas realizadas, y que es, por lo tanto, central, pero también, generalmente, es la parte más escéptica”. (Saugestad 2005 citado por Barroso Hoffmann s/d: 2064).
4 Las traducciones de los pasajes textuales citados de Barroso Hoffmann fueron hechas por Laura Golovanevsky.
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Marcos de acción / campo
Sin seguir al pie de la letra la propuesta teórica realizada por Pierre Bourdieu, una
herramienta que él conceptualiza es útil en el caso que aquí se analiza: la noción de campo,
pues permite definir que en un espacio social dado existe un capital en juego, que sus
actores5 tienen trayectorias y estrategias relacionadas al mismo y que hay una serie de
leyes o reglas que regulan la práctica dentro de este campo. En este análisis incorporamos
la noción de campo, pues permite identificar los marcos de acción de los actores
trasnacionales, teniendo en mente que deben accionar en distintos ámbitos institucionales
(jurídicos, burocráticos, financieros, etc.).
Históricamente los campos surgen por procesos de diferenciación progresiva en la
sociedad, son universos autónomos con leyes, generalmente tautológicas, que rigen lo que
se hace en el campo; estas leyes fundamentales son propias de cada campo y están
relacionadas con la creencia de que el juego vale la pena ser jugado, es fruto de la
complicidad ontológica entre las estructuras mentales (habitus) y las estructuras objetivas
(campo) del espacio social (Bourdieu 2007). Según el esquema de Bourdieu, el campo
general del poder es el que regula los demás, que están subordinados, por lo que en un
análisis que toma en cuenta las relaciones y actores trasnacionales debe ampliar su mirada
a las múltiples escalas donde se sitúan los vínculos entre actores a nivel trasnacional.
El concepto de campo posee sus propias pautas metodológicas (como la definición
del capital en juego, las posiciones y trayectoria de los actores y la identificación del
nomos) (Bourdieu 1997) que no serán analizadas aquí6, sin embargo hay tres nociones que
pueden ayudar en la tarea de caracterizar los actores trasnacionales: una es que las acciones
están enmarcadas dentro de un campo particular dado pero en definitiva subordinado al
campo general del poder; segundo, que los actores tienen una historia y objetivos
relacionados con dicho campo en base al cual realizan sus apuestas y finalmente que cada
campo está regido por un nomos que regula las condiciones de la acción.
Los campos relacionados a lo trasnacional son varios, con algunas similitudes. Así
por ejemplo el campo de la cooperación internacional para pueblos indígenas se enmarca
en otro mayor ligado al movimiento trasnacional de capitales, donde entran en juego
organismos multilaterales de desarrollo, empresas trasnacionales de explotación de
5 Bourdieu habla de agente en vez de actor. Si bien soy consciente que es ambos términos tienen connotaciones diferentes, no es el propósito de este trabajo, por lo que usaré actor todas las veces, aunque los autores empleen agente, individuo, sujeto u otro. 6 En otra oportunidad ya he realizado un análisis de las prácticas y los campos en relación al caso de estudio (González 2012).
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recursos (petróleo, minerales, piedras preciosas, maderas, pesca, represas, etc.), de
industrialización (donde entran en juego cuestiones de precarización laboral e incentivos y
estímulos impositivos), redes de flujos financieros, de crimen (narcotráfico, trata de
personas, contrabando, etc.) (Sassen 2007).
Por lo tanto es importante no perder de vista que los actores implicados en cada
campo lo hacen aceptando las reglas propias del mismo, pero que su participación en él
puede estar subordinada a otro, ya sea por intereses propios del actor o porque, en última
instancia, es el campo del poder el que determina que las acciones (humanitarias,
económicas, religiosas, criminales, etc.) sean políticas. Es por esto que, a pesar de que
ciertos antropólogos noruegos debatieron
“…desde sus primeras tentativas de participación en el terreno de la Cooperación para el desarrollo, [y] cuestionaron los modelos propuestos, mostrándose escépticos en cuanto a la implementación de las perspectivas de desarrollo en moldes `occidentales´ y explicitando innumerables divergencias en ese sentido con las autoridades y los técnicos del gobierno” (Barroso Hoffmann s/d: 144).
no hayan abandonado el juego, es decir renunciado al campo, puesto que su interés
radicaba en
“…una cuestión teórica previamente elaborada [en un seminario] que, a su vez, podría guiar las acciones noruegas de asistencia para el desarrollo, en la medida en que permitirían a los planificadores percibir los `campos de las posibilidades´ al alcance de las poblaciones junto a las cuales pretendían actuar …” (Barroso Hoffmann s/d: 145).
Asimismo debe considerarse que las categorías en uso pueden posicionar en
términos opuestos a ciertos actores cuando sus intereses, aunque circunscritos al mismo
espacio social, sean contrarios:
“… la visibilidad de la cuestión de los San como étnica dentro del RADP podría ser entendida como el resultado de la actuación, en los año 90, de una red `africanista´ alternativa a la red de PNPI [de corte ‘americanista’], en disputa con ella por los recursos de la NORAD, contando con el apoyo de IWGIA y combinando su actuación con la de éste.” (Barroso Hoffmann s/d: 202).
De hecho es posible que la competencia entre actores de un mismo campo sea
mayor que con los actores que accionan en otros campos a la vez, puesto que son sus
intereses reales los que están en juego.
En contraposición, cuando algunos actores juegan en distintos campos es
importante tener en cuenta el manejo que pueden sufrir categorías usadas como máscara
para avalar situaciones políticas opuestas, dado que se trata de adecuar las acciones de un
campo (según sus reglas) a los intereses propios del actor. Es lo que ocurrió con la segunda
de las
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“…dos estrategias: la de `persuasión y convencimiento´ en favor de la `indianización´ de la cuestión de los San, empleada por la NORAD junto a las autoridades de Botswana, y la de confrontación, escogida por la organización no gubernamental inglesa Survival International [Supervivencia Internacional], que prefirió denunciar la actuación del gobierno de Botswana. Esta actuación llevaba a descolocar a la población San de la Reserva de Caza de Kalahari Central y estaría ligada a la defensa de intereses espurios de empresas internacionales de exploración de diamantes en las tierras de la reserva.” (Barroso Hoffmann s/d: 205).
Otra situación de posicionamiento de los actores en relación a los campos es
posible, cuando a pesar de que un actor esté en franca oposición con las directrices del
campo sea parte del mismo:
“La presencia misionaria ha sido el gran ‘otro’ en el conjunto de los actores que actúan en la cooperación noruega junto a los pueblos indígenas, marcando una posición distinta en relación a los demás en el sentido de no soltar las ideas de conversión religiosa en favor del desarrollo de los pueblos indígenas según sus propias premisas, tal como fue señalado por la Convención 169 de la OIT. A pesar de este hecho, que las coloca en contramano de las posturas asumidas públicamente por el gobierno noruego desde que éste ratificó en 1990 aquella convención, los datos estadísticos disponibles indican que las organizaciones misionarias absorben la mayor parte de los recursos noruegos destinados a la cooperación junto a los pueblos indígenas.” (Barroso Hoffmann s/d :212).
En este caso deben contemplarse además dos cuestiones, una sobre la evolución
histórica de los campos, pues la presencia de las misiones religiosas en el aparato de
cooperación internacional de Noruega deviene de su propia historia como país (BH
capítulo 5), y la otra relacionada a las leyes y las relaciones entre diversos campos, pues la
Convención 169 de la OIT se instaura como una regla fundamental del campo del
indigenismo pero no lo es en el campo de la cooperación internacional en general, ni
parece serlo en relación a los pueblos aborígenes en particular.
La riqueza del trabajo de campo
Prenociones y preconceptos
El ejercicio de vigilancia epistemológica (sensu Bachellard) impone la separación
entre la opinión común y el saber científico (Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1986),
tanto del que proviene de los informantes como las propias del investigador. En este
sentido las categorías y explicaciones sobre los procesos y hechos deben ser
cuidadosamente examinadas, pues términos aparentemente técnicos pueden ser parte de un
universo nativo de categorizaciones. Esta pauta fue planteada por Durkheim quien la
menciona como la primera regla del método sociológico: “es preciso descartar
sistemáticamente todas las nociones previas [, el investigador social debe sacudirse] de
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una vez y para siempre [del] yugo de estas categorías a las que un prolongado hábito
acaba, muchas veces, por volver tiránicas” (Durkheim 1982: 62-63, énfasis en el original).
Estas prenociones pueden presentar distintas funciones dentro de una
argumentación (conceptos, categorías, explicaciones) y en este caso analizaremos las que
operan como categorías analíticas cuando en realidad son parte del universo político
nativo. En este sentido, aun cuando se trate de términos técnicos, como indígena, pobre,
integración o la distinción norte/sur, las categorías analíticas deben ser pautadas y
definidas en base al problema de investigación, puesto que las categorías nativas suelen
esencializar, lo que impide apreciar las diferentes posiciones que tienen los actores
respecto al campo donde se disputa el capital en juego, es decir, sus posiciones políticas;
de esta manera
“La mera localización de estos clivajes, esto es, de las categorías nativas que componen el sistema de clasificaciones producido por los actores que circulan en el campo de la cooperación internacional, no es suficiente para entender las lógicas que orientan su funcionamiento, lógicas articuladas en gran medida no por actores que establecen relaciones de concurrencia, sino por actores que, aun situados en polos opuestos de estos clivajes, desarrollan relaciones de complementariedad, formando comunidades de intereses con carácter más o menos estable.” (Barroso Hoffman s/d: 25-26).
Asimismo, es necesario tener en cuenta las explicaciones científicas anteriores,
pues la ruptura debe realizarse también con estos “supuestos científicos que amenazan [al
investigador social] con imponerle sus problemáticas, sus temáticas, y sus esquemas de
pensamiento” (Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1986:47). En este sentido, romper con
los marcos cronológicos impuestos (también como prenociones) es una tarea que requiere
de vigilancia, pues la concurrencia y trayectoria de ciertos actores en un campo (como por
ejemplo los misioneros noruegos en el campo de la cooperación internacional para los
pueblos aborígenes) tiene su historia así como la del campo en sí mismo:
“… este libro busca diferenciarse de los estudios en el campo de la antropología del desarrollo […] respecto al marco cronológico inicial estipulado por ellos, en general colocado en los años que siguieron a la 2ª Guerra Mundial, cuando se creó el aparato institucional del `desarrollo´, algo que implica, a mi modo de ver, asumir implícitamente como verdad la `novedad´ reclamada por [el Presidente] Truman en 1949.” (Barroso Hoffmann s/d: 24)
Perspectiva etnográfica
Una de las particularidades de la antropología como disciplina reside en el método
etnográfico de recolección de datos, definida como “una concepción y práctica de
conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva” de los
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actores (Guber 2001 citado por Balbi y Boivin 2008:8), ya que centra la mirada en estas
perspectivas como parte constituyente de los hechos a examinar.
En el transcurso del trabajo etnográfico se entabla entre el etnógrafo y los actores
un diálogo que complejiza (o rompe) las nociones que el primero elabora a partir de los
antecedentes y su primera aproximación al área y problema de estudio7. Este diálogo se
basa en que existe una variabilidad empírica entre grupos humanos que mediante
construcciones teóricas se torna objeto de estudio y, en que los actores tienen una visión
sobre su mundo social que constituye un camino privilegiado para dotar de contenido las
abstracciones teóricas del investigador. Es por este medio, que “la perspectiva etnográfica
se presenta como un recurso privilegiado para desnaturalizar conceptos [teóricos] que […]
se caracterizan por ser, al mismo tiempo, categorías nativas de nuestras propias sociedades
[es decir, preconceptos del investigador] y herramientas teóricas de nuestro trabajo”
antropológico (Balbi y Boivin 2008:11).
El trabajo etnográfico requiere, por su naturaleza misma, que entre los actores y el
antropólogo se establezca una relación de paridad que rompa con el antiguo cliché de la
disciplina que marcaba una distancia entre el sujeto de conocimiento y el objeto de estudio.
Para lograr esta relación, los objetivos de la investigación deben estar al alcance los
actores, así como sus resultados; por otra parte es responsabilidad del investigador hallar
“monedas de cambio” (Vianna 2005 citado por Barroso Hoffmann s/d: 32) o situaciones en
las que se retribuya (al menos simbólicamente) la apertura de los actores para con el
trabajo del antropólogo. En este sentido es siempre útil recordar que la investigación social
es un tipo de trabajo, y que parte de sus insumos son las palabras y la experiencia de otras
personas.
Si bien el trabajo etnográfico es típico de investigaciones con grupos reducidos, es
importante relacionarse con actores institucionales con las pautas que aquí se vienen
tratando, puesto que también hay situaciones en las que estos actores se encuentran en su
contexto de acción (v. gr. reuniones políticas, técnicas, eventos de difusión, etc.) y por lo
tanto es posible acceder a datos de primera mano.
7 Puesto que más arriba se ha descrito la noción bourdieana de campo, prefiero reservar este término para esta idea. Cuando me refiera al campo, en el sentido del campo de trabajo etnográfico lo haré como área o problema de estudio.
14
Actores
“La identificación de una colectividad como `indígena´ se vuelve una cuestión de grado, de la mayor proximidad o alejamiento de la misma respecto del estereotipo de lo primitivo” (Oliveira 2002:109).
Un actor social es quien realiza acciones relevantes en relación a un tema particular
(Steinmetz 1999) y, como se vio, puede tratarse de una persona física o de una institución
actuando como una unidad; en todo caso, como lo que lo define como tal es su actuación
en un contexto, su definición (identificación y descripción de sus características básicas)
debe realizarse de manera relacional a los otros actores intervinientes en el campo (espacio
social) o en el área geográfica de estudio. Una definición aislada de cada actor llevaría a
una visión esencialista así como a suprimir, negar o pasar por alto tomas de posición entre
los intervinientes.
Por otra parte, la tarea de identificación abordada relacionalmente es en todo más
sencilla y productiva, pues aporta datos para futuras investigaciones y no cae en la trampa
de preguntarse si alguien es una cosa o la otra; en tal sentido Pacheco de Oliveira se
pregunta si es posible encontrar características funcionales o morfológicas que estén
presentes en todos los actores, tal que puedan ser empleadas como variables identificadoras
(Oliveira 2002).
En la compilación de estudios sobre las fronteras étnicas que efectuó Fredrik Barth
a fin de la década de 1960 ya se sentaban las bases de la identificación de actores de un
modo relacional, al hacer énfasis en la naturaleza de los límites entre los grupos y hay un
hecho, relativo a los grupos étnicos que quizás sea extensible a instituciones y organismos
que nuclean a muchas personas y a que éstos son “categorías de adscripción e
identificación que son utilizadas por los actores mismos y tienen, por tanto, la
característica de organizar [la] interacción entre los individuos” (Barth 1976:10-11).
La definición relacional de las características de los actores permite identificar los
intervinientes en un proceso a manera de red, puesto que el panorama se completa con las
relaciones circunscritas al problema abordado y de esta manera, finalmente, será posible
elaborar un mapa de actores, donde las relaciones (tipos y direccionalidad de los vínculos)
queden explicitadas para un tiempo preciso (corte transversal) en relación a un tema dado
(análisis longitudinal) (Steinmetz 1999) así como los objetivos por los que se encuentran
actuando en el campo, identificándose medios y fines. De esta manera, por ejemplo
“La mayor parte de los actores que actúan en la cooperación internacional noruega junto a los pueblos indígenas asumen claramente utilizarla como un medio para alcanzar un
15
fin, esto es, las misiones asumen el interés en la cooperación como un medio para alcanzar la evangelización; las organizaciones ambientalistas buscan salvar el planeta, defender formas alternativas de producción y limitar los patrones de la sociedad de consumo; las organizaciones de los Sami usan sus recursos para la construcción de un andamiaje jurídico, político y administrativo ligado a la defensa de los pueblos indígenas; los antropólogos se involucran con ella para la creación de un espacio de actuación profesional…” (Barroso Hoffmann s/d: 360).
Identificar y caracterizar
“… las categorizaciones son en sí mismas actos políticos.” (Barroso Hoffmann s/d:209).
Como primera pauta metodológica sugerida por la bibliografía para la identificación
y caracterización de actores se puede proponer una distinción en relación a:
• individualización: personas o instituciones,
• acción: directa (por presencia in situ) o indirecta (por definiciones políticas
y legales tomadas en otros contextos de acción o espacios sociales),
• efectos: directos (sin mediación de otros sucesos), indirectos (consecuencias
por vía de otras situaciones), difusos (no son efectos individualizables, sino
tendencias y predisposiciones).
Para una caracterización completa de los actores, se enumeran variables por las que
además es posible distinguirlos, como son las perspectivas, preocupaciones e intereses en
relación a lo cual se identificaron como ejemplo en la cooperación internacional de
Noruega junto a los pueblos aborígenes:
1. ¿Quiénes se “preocupan”? (objeto de las acciones): indígenas,
2. ¿Quiénes manifiestan? (portavoces de 1.): mediadores inter-étnicos en este
caso,
3. ¿Quiénes “responden”? (realizan una acción en respuesta a 1.): instituciones
de la cooperación internacional.
Este ejemplo sencillo muestra que las preguntas para caracterizar a un actor deben
tener en cuenta el problema y la relación que tiene cada uno con el problema planteado, ya
que estas tres preguntas listadas tienen otras respuestas si fuera en relación a la obligación
de actuar frente a las necesidades, por ejemplo. En este caso se responde de acuerdo a los
intereses de los actores, no la obligación, los derechos u otra motivación de las acciones.
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Es necesario tener en cuenta que los objetivos de los organismos (como actores
institucionales) se definen es esferas políticas, lejos de los contextos de acción directa,
tales como
“El Banco Mundial [que] incluyó por primera vez una directriz operacional dirigida a los pueblos indígenas en proyectos financiados por la institución en 1982. En 1991 está directriz fue revisada, ampliándose la definición de pueblos indígenas de forma que se pudiese también aplicar a minorías étnicas y culturales en África y Asia. En 2005, después de un largo proceso internacional de consultas, ella pasó por una nueva reformulación, cuando fue lanzado el manual operativo para pueblos indígenas, o OP 4.10, actualmente en vigencia. El Banco Interamericano de Desarrollo –BID, a su vez, elaboró normas de actuación para programas destinados a los pueblos indígenas desde mediados de los años 80, y, en 1992, creó un Fondo para los Pueblos Indígenas…” (Barroso Hoffmann s/d:186 nota126).
En un contexto similar se debe haber dado la inclusión del tema camélidos en las
agendas de organismos de crédito, pues a partir de antecedentes científicos que
revalorizaban las bondades de estos animales (en cuanto a la carne, su lana y la tradición
histórica de crianza en los Andes) el Consejo Federal de Inversiones –CFI lo incluyó en su
agenda.
Por otra parte, la definición política de los intereses de los actores institucionales,
puede tener efectos directos, indirectos o difusos, en parte por el carácter de estas
normativas y en parte porque su aplicación particular en un contexto puede estar
relacionada con una persona y una acción directa (en realidad es posible una amplia gama
de combinaciones entre los parámetros mencionados arriba).
Otra posibilidad para caracterizar los actores la dan los modelos de actuación y
relación, que pueden corresponder los primeros a acciones individuales (de un solo actor) o
colectivas (cuando comprometen a varios actores8), en tanto que los modelos de relación
pueden ser bilaterales o multilaterales y puede llegar a crearse una red o comunidad de
interés, según el grado de estabilidad en la relación, cuando distintos actores tienen el
mismo interés explícito o en situaciones en que con objetivos diferentes pueden llegar a
acordar una acción que suma a cada interés particular (BH 357 nota 289). En la cita
siguiente es posible verificar que los modelos de relación se basan en razones políticas o
del funcionamiento general del campo:
“… el apoyo de Noruega y de los países nórdicos al PNUD, creado en 1965, para el cual llegaron a contribuir con cerca del 40% del total de recursos, marcaba una postura anticolonialista, favorable a la autodeterminación de los países del Tercer Mundo. Con el vaciamiento sufrido por el organismo a lo largo de los años 80, la cooperación multilateral que él promovía se volvió cada vez más `sellada´, esto es, orientada a actividades definidas desde afuera, sobre todo por el Banco Mundial y por el FMI, y no más por los países donantes. En el caso de Noruega, tuvo lugar en ese período una
8 Es importante tener en cuenta que un actor institucional puede implicar a varias personas.
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tendencia al aumento de la cooperación bilateral a costa de las contribuciones para el PNUD.” (Barroso Hoffmann s/d: 301-302).
Un último parámetro para la caracterización de actores son las gramáticas de
expresión y representación que obedecen a las motivaciones e intereses de cada actor
(Barroso Hoffman s/d: 36), donde es posible encontrar unificaciones como la adopción de
un vocabulario burocrático común (ibídem: 61) y cruzamientos entre actores con visiones
distintas (ibídem: 61) además de
“… proceso[s] de homogeneización semántica que hicieron que, a cierta altura, actores integrados al universo de la cooperación internacional, con historias y perfiles completamente distintos, pasaran a ser presentados como una unidad y agrupados bajo un mismo rubro…” (Barroso Hoffmann s/d: 55).
Estas gramáticas pueden darse en vocabulario de uso burocrático, académico,
político, étnico, religioso, etc. Su uso dependerá del contexto e interés de cada actor, en
tanto puede buscarse la explicitación del contenido o su ocultamiento. Además en los
discursos y documentos públicos es posible identificar el receptor imaginado y objeto de
dicha comunicación a partir de la gramática empleada.
Finalmente cabe agregar que los actores pueden caracterizarse también a partir de
oposiciones (nativas o analíticas) en referencia a distintos aspectos, a partir del análisis de
relaciones de poder o de las situaciones en las que cada actor se hace visible.
Fuentes de datos
Todo: capas macro, meso y micro
La definición del todo como estrategia metodológica tiene su correlación en el
análisis estratigráfico (“a modo de capas de cebolla”) sobre el campo abordado. En este
sentido se encuadra la propuesta de Barth sobre analizar los niveles micro (relacionado con
procesos individuales), meso (centrado en interacciones interpersonales) y macro (criterios
formales que modelan la acción, como definiciones políticas y normas burocráticas) (Barth
2000 citado por Barroso Hoffmann s/d: 34-35). En el siguiente párrafo, aunque extenso, se
aprecia el análisis según los tres niveles:
“La percepción de la existencia de fuerzas contradictorias en cuanto a […] la dimensión tutela y neocolonial fue obtenida a lo largo del proceso de identificación más fino de los actores […]. Para trazar un perfil más nítido de la pluralidad de fuerzas que actúan en él, dirigí la investigación en primer lugar para su localización, buscando situar en seguida las preocupaciones que orientaban sus prácticas, describir su génesis y apuntar algunas de sus características. Con esto, pretendí hacer emerger de la homogeneidad retórica de los discursos que estos actores utilizan, generada por su inserción en un universo burocrático común, perfiles ligados a diferentes proyectos y visiones del mundo, marcados por el rasgo común de la búsqueda de una actuación fuera de Noruega en
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nombre de creencias, expectativas e intereses. El esfuerzo de identificar con más detalles a los actores y de reconstituir su génesis me permitió cuestionar los marcos cronológicos tradicionalmente utilizados por los estudiosos de la `era del desarrollo´, que localizan su `comienzo´ […] inmediatamente después de la 2ª Guerra Mundial.” (Barroso Hoffmann s/d:44).
Fuentes escritas
El trabajo con fuentes documentales (escritas, principalmente) es una manera de
obtener datos de los actores trasnacionales muy importante, ya que éstos suelen no estar al
alcance de una entrevista, sobre todo porque suelen tratarse de actores institucionales. En
esta tarea se debe considerar lo que se ha denominado la dialéctica del documento, que
indica la necesidad de tener en cuenta el contexto de producción de un documento para
poder extraer la información en él contenida, pues el “desplazamiento del centro de interés,
del objeto de la investigación a sus medios, y la inversión del objetivo y de los medios que
los acompañan es característico de la mayor parte de los trabajos históricos”, o aquellos
que trabajen con fuentes documentales. Para evitar este desplazamiento se indica que “la
información que se busca adquirir con la ayuda del documento [debe ser] planteada a
priori si se quiere aprehender todo el sentido de ese documento” (Wind 1936 citado por
Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1986: 302).
En este sentido hay dos clases de documentación asociada a estos actores, una son
los informes de índole técnico, preparados por ellos mismos o por otra institución, donde
figuran con detalle cierta clase de datos en general no accesibles de otra manera (v. gr. los
montos que se destinan a un área), y por otra parte, los documentos que preparan las
instituciones como material de difusión, donde los aspectos formales pueden ser más
significativos que el contenido explícito del mismo (Steinmetz 1999: 18-19).
Estos documentos de difusión, en el que los actores hablan sobre sí mismos, dicen
mucho pues allí se presentan al interlocutor de una manera no directa, mediada por la
técnica, el soporte y un tiempo considerable. Este hecho llevó a considerar esta forma de
comunicación como perteneciente la lógica de la dádiva (sensu Mauss) “pues instaura un
diálogo que no se construyó instantáneamente, como en las situaciones de interacción cara
a cara, pero que depende del tiempo para llevarse a cabo” (Barroso Hoffmann s/d: 376).
Otro aspecto que relaciona al análisis de fuentes escritas con la lógica de la dádiva
es el aspecto “suntuario” de lo exhibido, pues cabe recordar que, esta clase de intercambio,
se trata de riquezas y bienes que muestran grandeza ante el otro; y que se trata de un
intercambio que, aunque es llevado a cabo por los “jefes”, todo el clan está representado
(Mauss 1974). De la misma manera, en documentos de difusión de un organismo, por
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ejemplo, se muestran todas las “riquezas” que éste representa y como si se tratase de un
clan o familia, en vez de una institución que reúne personas en su trabajo.
Estos documentos institucionales son realizados en instancias que funcionan como
“ inscritores literarios” donde se crean realidades e imponen verdades, situaciones y
documentos que determinan la distribución de recursos y las normativas de acción (incluso
llegar a pueden funcionar como el nomos del campo) y que se relacionan directamente con
los eventos donde estos actores se muestran o pautan políticas (Barroso Hoffmann s/d: 42).
“…las publicaciones de IWGIA, cuyo Anuario de 1986 incluyó por primera vez una sinopsis de las cuestiones indígenas en todo el mundo, consolidaron el papel de la entidad como instrumento de imaginación de una comunidad trasnacional indígena y en la invención de un `problema indígena´[…] Las representaciones gráficas de esa unidad en la forma de mapas […] se convirtieron en un poderoso instrumento de imaginación de aquella comunidades, utilizado por diversas organizaciones internacionales de apoyo a los indios.” (Barroso Hoffmann s/d: 171-172).
Trayectoria: cada actor aporta su propia historia al marco cronológico general
La complejización o la ruptura con los marcos cronológicos identificados a priori
se realiza observando la historia de los actores en el campo, o trayectoria. Este término ha
sido propuesto por Bourdieu para indicar el camino que un actor recorre dentro del campo
abordado, e implica que el actor posee un capital inicial, una inversión en el juego y una
compenetración con el mismo (Bourdieu 1988).
De manera breve, el concepto de trayectoria según la propuesta de Borudieu
implica que los actores “no están completamente definidos por las propiedades que poseen
en un momento dado del tiempo” y que la relación entre la posición de partida y la actual
varía estadísticamente según el capital del campo (Bourdieu 1988: 108). La trayectoria se
define como la “serie de las posiciones sucesivamente ocupadas por un mismo [actor] (o
un mismo grupo) en un espacio en sí mismo en movimiento y sometido a incesantes
transformaciones [… así] sólo cabe comprender una trayectoria […] a condición de haber
elaborado previamente los estados sucesivos del campo en el que ésta se da desarrollado”
(Bourdieu 1997: 82, énfasis en el original).
En relación al tipo de actores aquí considerados, el examen de la trayectoria puede
realizarse sobre las instituciones, dado que es difícil conocer aspectos de la vida personal
de éstos, aunque cabe resaltar que hay situaciones en que un miembro de la misma provoca
cambios sustanciales y llegan a ser un punto de inflexión en el quehacer institucional. Un
ejemplo de esta clase de inflexión en una institución es:
“…la `reconciliación´ de los antropólogos con el nivel de la práctica [… que] ocurrió también en vista de la participación de los antropólogos en el campo de la asistencia para el desarrollo, verificada en los marcos de inclusión de una dimensión `social´ en las
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prácticas hasta entonces esencialmente económicas de las grandes agencias internacionales de desarrollo, a partir de las directrices introducidas durante la gestión de Robert MacNamara en el Banco Mundial, a mediados de los años 70.” (Barroso Hoffmann s/d: 140).
Asimismo es posible identificar dos tipos de trayectoria, una retrospectiva,
analizada hacia el pasado, recolectando hechos de la historia del actor, y una proyectiva,
atendiendo a los objetivos del actor y la efectividad de su realización.
Conclusiones
En este trabajo pretendí realizar el ejercicio de leer un texto en clave metodológica.
La razón de tal propuesta fue que el texto analizado tenía como objeto de estudio procesos
donde intervienen actores trasnacionales y sospeché que una lectura atendiendo a
cuestiones metodológicas sería de utilidad para mi propia investigación. Afortunadamente
además de las pautas halladas en el texto Fronteiras étnicas, fronteiras de Estado e
imaginação da nação: um estudo sobre a cooperação internacional norueguesa junto aos
povos indígenas, he podido ampliar la propuesta con conceptos teóricos que fueron
encontrando su camino en estas páginas.
Otra de las razones por la que realicé este ejercicio es que no es fácil hallar artículos
o libros que elaboren el problema aquí planteado. No se trata de una iluminación, de
ninguna manera, sino más bien de explicitar los caminos por los cuales el antropólogo
transita en el curso de la investigación.
Encontré que buscar detalles metodológicos, a veces casi escondidos en los textos,
requiere paciencia y atención sobre un aspecto del que poco habla cada investigador, como
si los problemas de definición de escalas, categorías y actores (entre otros) no tuvieran en
cada caso un largo quehacer intelectual, quizás con avances y retrocesos.
Finalmente, esta falta de explicitación sobre las pautas metodológicas creo que está
relacionada con una postura de lograr la objetividad de una investigación, ya que
disimulando estos temas el antropólogo logra esconderse tras los hechos. La explicitación
puntual del punto de partida de cada investigación, los supuestos, los antecedentes y el
lugar social del investigador, deberían tornarse una necesidad.
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Para citar este texto: GONZÁLEZ, Natividad (2015) Métodos para el abordaje de espacios y actores trasnacionales. Documento de Trabajo Nº 24. San Salvador de Jujuy: SIMEL Nodo NOA/FCE/UNJu; en: www.fce.unju.edu.ar/simel Documentos anteriores de la serie “Documentos de Trabajo SIMEL Nodo NOA” Nº 1: BERGESIO, Liliana (2010) Antropología y Economía. Encuentros y distanciamientos a partir de la obra de Pierre Bourdieu. Nº 2: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Algunos debates de la sociología contemporánea en “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado” de Robert Castel. Nº 3: LÓNDERO, María Eugenia y CABRERA, César (2010) Regulación de la actividad turística en la República Argentina y la Provincia de Jujuy. Nº 4: GOLOVANEVSKY, Laura (2010) Breve historia de la economía andina. Principales temas y debates teóricos. Nº 5: BERGESIO, Liliana (2010) Historias debidas. Instancias personales y afectivas del trabajo de campo como vías para el conocimiento. Nº 6: GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La economía de la papa andina. Principales debates teóricos. Nº 7: BERGESIO, Liliana (2011) Las tecnologías rurales andinas de América Latina desde los estudios de la Filosofía de la Cultura. Nº 8: CARRILLO, Ivone, COLQUE, Fernanda y LÓNDERO, María Eugenia (2011) Generación de riqueza en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy-Argentina). Un análisis de los problemas fundamentales de la economía.
23
Nº 9: CABRERA, Raúl Hernán (2011) Superficie implantada y mano de obra en el sector tabacalero de la Provincia de Jujuy. Avances y retrocesos de la frontera de posibilidades de producción agrícola. Nº 10: BERGESIO, Liliana y GOLOVANEVSKY, Laura (2011) La agroindustria rural en la economía andina. Principales debates teóricos. Nº 11: CABRERA, César (2012) Instrumental aplicable al estudio del sector agropecuario de la Provincia de Jujuy. Nº 12: GUZMAN, Gustavo Damián Fernando (2012) Juventud: origen, visiones y debates en torno a su definición. Nº 13: GOLOVANEVSKY, Laura (2012) Individualismo metodológico, racionalidad y economía. Nº 14: BERGESIO, Liliana (2012) Malabaristas en la crisis. Las organizaciones no gubernamentales de la provincia de Jujuy en la década de 1990. Nº 15: SCALONE, Lucía (2013) Imágenes del trabajo y el trabajador. Aproximaciones al análisis de contenido de la propaganda oficial en Jujuy. Nº 16: GONZÁLEZ, Natividad y LÓNDERO, María Eugenia (2013) Análisis de incentivos para la economía de la puna jujeña. Nº 17: MONTIAL BERGESIO, Lara (2013) Pobreza en Jujuy – Entrevistas. Nº 18: GOLOVANEVSKY, Laura (2013) Reflexiones sobre El trabajo. Un valor en peligro de extinción de Dominique Méda (Gedisa, 1998). Nº 19: GARCÍA VARGAS, Alejandra (2014) Narrativas identitarias, trayectorias laborales y memoria política: entrevista a un ex trabajador de Altos Hornos Zapla durante la huelga de hambre de 2011 (Jujuy). Nº 20: PRIZIO SLY, Gilberto Arturo (2014) Comunidades campesinas y economía de subsistencia. Una mirada desde las ciencias sociales. Nº 21: MIRANDA, Martín Facundo (2014) Las juventudes como actores politizados en la historia reciente ¿desencanto o nuevas culturas políticas? Nº 22: LE STER, Amélie, REID RATA, Yaiza y BERGESIO, Liliana (2014) Reserva de Biosfera de las Yungas. Una experiencia de planificación y gestión participativa. Nº 23: ROMERO, María Agustina (2015) Analfabetismo en culturas de oralidad primaria. El caso de la comunidad gitana en San Salvador de Jujuy.
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