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TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: La descartografía del mundo rural. Estudio
a partir del caso de la provincia de Teruel
AUTOR 1: Luis del Romero Renau Email: luis.romero@uv.es
AUTOR 2: Antonio Valera Lozano Email: Antonio.valera@uv.es
DEPARTAMENTO: Geografía
UNIVERSIDAD: Valencia
ÁREA TEMÁTICA: Población y movimientos migratorios y mercado de trabajo
RESUMEN:
Teruel es la segunda provincia del Estado con menor población y densidad demográfica tras la de Soria. A pesar de la ligera recuperación demográfica que se produjo en la década pasada y que solo benefició a una treintena de municipios, en la actualidad la provincia en su conjunto vuelve a perder población. Durante el último siglo el éxodo rural primero hacia Barcelona, Zaragoza, Valencia y Francia y más tarde hacia las cabeceras comarcales, ha vaciado literalmente de población valles y sierras, con los consiguientes desequilibrios territoriales y riesgos que ello conlleva (por ejemplo el aumento de los incendios forestales). En la actualidad el fantasma de la despoblación vuelve a aparecer, no tanto por el éxodo rural sino por el envejecimiento de la población y por la salida de algunos inmigrantes que se instalaron aquí durante el boom económico del ladrillo. Con todo ello, la magnitud del fenómeno ha sido tal, que se podría hablar de una “descartografía” progresiva de parte de la provincia por el abandono de cientos de mases, masías, barrios e incluso municipios enteros.
Esta ponencia es un resumen de un trabajo de investigación centrado en los pueblos abandonados de Teruel que durante dos años han efectuado dos investigadores de la UV y se divide en dos partes. En primer lugar analiza se la evolución demográfica genera de la provincia y se describe las características de los despoblados existentes hoy en ellas mediante un inventario de una treintena de núcleos abandonados desde la posguerra para analizar las causas concretas de su abandono y en segundo lugar elabora una serie de propuestas para atraer nuevos pobladores, tanto en municipios en situación terminal, como en pueblos abandonados que podrían repoblarse, centrándose especialmente en las potencialidades que estos territorios ofrecen.
PALABRAS CLAVE: despoblación; éxodo rural; Teruel; nuevos pobladores;
1. Introducción
El estudio de lo que en la literatura científica en inglés se denomina “shrinking cities” o
“shrinking regions” es un tema emergente tanto en el debate académico como político
de numerosos países industrializados, especialmente en Alemania, EE.UU., Japón y
Rusia, si bien en España apenas se ha tratado. El enfoque de las “shrinking regions” va
más allá de la descripción del proceso de despoblación en un determinado territorio y
sus causas, ya que propone nuevas ideas para reordenar territorios y ciudades que han
perdido mucha población hacia modelos productivos y de bienestar más sostenibles.
En el caso concreto de Aragón y de Teruel, si bien es cierto que existen numerosos
estudios que intentan explicar las causas y consecuencias del secular proceso de
despoblamiento y envejecimiento rural que ha experimentado gran parte de su territorio,
son pocas las aportaciones que desde la planificación territorial o la geografía analizan
espacios ya abandonados o proponen nuevas ideas e instrumentos que contribuyan a
gestionar la cada vez más evidente realidad de territorios completamente polarizados
entre unos pocos centros urbanos con Zaragoza como cabeza del sistema aragonés de
ciudades, junto a otros que podrían ser considerados como auténticos desiertos
demográficos.
Esta contribución pretende por una parte llamar la atención sobre el fenómeno de
decrecimiento de regiones enteras en España, que ha repuntado con el actual contexto
de crisis y por la otra proponer una estrategia de gestión territorial para dinamizar las
áreas que han quedado completamente vacías, pero que sin embargo contienen una serie
de infraestructuras y servicios que en estos momentos están completamente
sobredimensionados para la población residente real, como sucede en otras regiones
europeas como Alemania del este (Moss, 2008). El trabajo que aquí se presenta se
centra en el estudio de los pueblos que han quedado en las últimas décadas abandonados
en toda la provincia de Teruel, un proceso que desgraciadamente sigue su curso ahora
debido más al crecimiento natural negativo de la población, que a la emigración de
población.
2. Objetivos y metodología
Este trabajo tiene un objetivo doble: por una parte pretende abordar la discusión sobre
las “regiones menguantes o en regresión” o “shrinking regions” en algunos de los
territorios que menos atención se dedican desde las ciencias regionales: los territorios
abandonados o en fuerte declive: pueblos abandonados, colonias mineras e industriales,
extensas áreas rurales con poblamiento disperso y estructuras demográficas muy frágiles
como es el caso de Teruel y en segundo lugar propone una estrategia de revitalización
donde la clave se encuentra en la habilitación de nuevos instrumentos y mecanismos de
cooperación territorial entre el campo y la ciudad, más allá de la lógica espacial de las
Comunidades Autónomas y de las divisiones administrativas locales.
El primer objetivo no está exento de dificultades, principalmente la concreción del
término “pueblo o territorio abandonado”, por lo que hubo que adoptar unos criterios
claros y excluyentes. El segundo de los objetivos es bastante ambicioso, de manera que
más que “estrategia de revitalización” cabría hablar de ideas o propuestas generales que
evidentemente han de ser discutidas y enriquecidas con nuevas aportaciones.
Como área de estudio se escogieron los pueblos que han sido abandonados desde la
posguerra en la provincia de Teruel, la segunda con menos población de toda España
después de Soria, y con la tasa de crecimiento más baja de las tres provincias
aragonesas. La mayoría de ellos se encuentran concentrados en las comarcas más
montañosas de la provincia: Albarracín, Gúdar-Javalambre y Maestrazgo. En primer
lugar se construyó una base de datos sobre pueblos y aldeas abandonados desde el final
de la Guerra Civil Española a partir de fuentes como el Nomenclator del INE y varios
monográficos sobre el fenómeno del abandono de pueblos publicados por El Diario de
Teruel en la última década. A partir de esta base de datos se intentó localizar todos los
pueblos abandonados, lo cual fue mucho más complicado de lo esperado debido a que
muchos de estos pueblos son despoblados históricos y a la vaguedad de la noción de
“pueblo abandonado” empleado por administraciones y medios de comunicación. Un
pueblo puede ser tanto una masada, como una agrupación de casas más o menos
dispersas, como una cabecera municipal. En segundo lugar “abandonado” es un
concepto muy relativo porque hay muchos pueblos donde según datos oficiales no hay
ningún habitante aunque hay residentes permanentes, y sobre todo hay aún más núcleos
donde según datos del censo o del padrón viven decenas de habitantes aunque nadie
vive de manera permanente.
Con el fin de llegar a una definición operativa, en el marco de este trabajo se
consideraron pueblos abandonados aquellos núcleos compactos abandonados en los
últimos 75 años, donde según el nomenclator hay inscritas menos de cinco personas (lo
que no quiere decir que residan allí) y que cumplen al menos una de las siguientes
condiciones:
‐ Tener la condición de barrio según el Nomenclátor.
‐ Ser un antiguo municipio anexionado por otro.
‐ Ser una aglomeración de al menos 10 casas con alguna función de centralidad
(iglesia, ermita, escuela o ayuntamiento)
A partir de una selección inicial de más de un centenar de núcleos, muchos fueron
descartados por tratarse de asentamientos históricos desaparecidos (antiguos poblados
moriscos, aldeas junto a castillos, asentamientos medievales etc.). Por otra parte otros
fueron descartados por tratarse de núcleos que aunque figuran con muy pocos habitantes
o como despoblados en el nomenclátor, en la realidad siguen estando habitados de
manera temporal (antiguas poblaciones que se han convertido en urbanizaciones de
veraneantes como Mas del Pastor, Hoya de la Carrasca, Mases de Crivillén, La
Aldehuela o Santa Bárbara en Aliaga etc.). Aplicando estos criterios restrictivos se han
estudiado un total de 27 núcleos en toda la provincia de una gran heterogeneidad. Una
vez localizados los pueblos abandonados que seguían este criterio, se realizaron varias
campañas de trabajo de campo que duraron en total un año, en las cuales se visitaron
todos los núcleos seleccionados y se intentó localizar en poblaciones limítrofes
informantes (ver lista en el anexo) que pudieran aportar todo tipo de datos sobre estos
núcleos, como las causas y fechas de abandono, usos del suelo actuales, patrimonio
destacable, tradiciones etc. Fue a través de conversaciones informales con antiguos
pobladores o familiares cercanos que se obtuvo bastante información sobre estos
aspectos.
A continuación se realizó un análisis mediante técnicas S.I.G. de los usos del suelo
históricos y actuales, así como de su patrimonio y actividades económicas más
importantes y una ficha resumen por cada uno de los núcleos (esta parte es desarrollada
en otra presentación distinta). Éstos fueron clasificados en tres grupos según la causa
principal de abandono: la crisis de actividades primarias (agricultura de secano y
ganadería bovina y ovina fundamentalmente), la crisis de la industria rural y la minería
y los pueblos forzosamente abandonados por la construcción de presas, catástrofes
naturales u otras causas. Una vez reunida toda esta información se abordó el segundo
objetivo del trabajo de elaborar una estrategia de dinamización en estas áreas, de las
más deprimidas de la provincia.
3. El declive rural en Teruel
3.1. Teruel como región menguante
Figura 1: Evolución de la población en el último siglo en la provincia. Fuente: IAEST.
En el último siglo Teruel ha disminuido demográficamente un 46%, como se puede
observar en la figura 1. En la actualidad es la segunda provincia de España con menor
población y densidad demográfica solamente superado por Soria. En 66 municipios, un
28% del total, más del 40% de la población tiene 65 años o más. Es lo que se suele
denominar un municipio en situación terminal, es decir, un municipio en el que si en los
próximos años no recibe nuevos pobladores podría llegar a vaciarse de manera natural.
Son muchas las estadísticas de población y proyecciones acerca del futuro de la
provincia de Teruel. En la imagen siguiente se resumen alguna de las proyecciones para
la siguiente década.
Figura 2: Algunos datos demográficos y geográficos básicos actuales y proyectados a
2022. Fuente: IAEST, INE y trabajo de campo.
A grandes rasgos se muestra una tendencia hacia un lento y leve declive demográfico
que es una continuación de las tendencias registradas en las últimas décadas, con
excepción de la primera década del siglo. Sin embargo hay que introducir dos
matizaciones muy importantes a la hora de interpretar estos datos. La primera de ellas es
que lo que aquí se refleja son datos globales que ocultan la extrema heterogeneidad y
polarización demográfica que hay en la provincia. La segunda de ellas y más importante
es que estos datos se refieren al total de población empadronada, que en muchos casos
dista mucho de ser la real por el fenómeno de los empadronamientos atípicos (Sabater y
Ajenjo, 2005). Este fenómeno se refiere a la población que se halla empadronada en un
determinado municipio pese a que no reside en él de manera habitual. La posibilidad de
obtener permisos de caza, o impuestos de matriculación más bajos o todo tipo de
descuentos en servicios por estar empadronado en un municipio o simplemente un cierto
sentimiento de identidad con ese municipio son factores que explican los
empadronamientos atípicos que en ocasiones distorsionan por completo la situación de
muchos municipios. Un claro ejemplo de ello es que en la mitad aproximadamente de
los pueblos abandonados que se recogen en esta obra y que están normalmente vacíos
figuran en el censo con algún habitante.
Figura 3: Densidades de población municipales en habitantes/km2 en 1900, 1950 y
2011. Fuente: IAEST e INE.
Figura 4: Evolución demográfica de los municipios turolenses desde 1900 a 2001. Fuente: Censos del INE
Figura 5: Evolución demográfica municipal entre 2001 y 2011. Fuente:INE
Por lo tanto resulta evidente a la luz de estos datos (ver figuras 3 a 5) que a lo largo del
último siglo se ha producido un importante vaciado demográfico que ha afectado
fundamentalmente como se puede observar en la figura 4 a las zonas montañosas del sur
de la provincia fronterizas con la Comunidad Valenciana, donde algunos municipios
ubicados en estos ámbitos han perdido más de un 75% de su población. En segundo
lugar este vaciado ha afectado notablemente a las cuencas mineras y valles agrícolas del
centro y norte de la provincia, ya que la mayor parte de los municipios ha perdido más
de la mitad de su población. A la pérdida neta de efectivos hay que sumarle una
concentración creciente en cuatro polos: el municipio de Teruel (cuyo crecimiento no ha
beneficiado en nada a los municipios limítrofes), Calamocha y su comarca, el municipio
de Utrillas y Valdeconejos por la actividad minera y en cuarto lugar el Bajo Aragón con
Alcañiz a la cabeza. Fuera de estos cuatro ámbitos el resto de la provincia registra en la
actualidad densidades menores a 10 habitantes/km2, lo que se considera como un
desierto demográfico. A nivel de toda la Unión Europea, estas cifras de densidad solo
son comparables a las Tierras Altas escocesas y a las regiones más septentrionales de
Noruega o Suecia, un fenómeno que alcanza valores extremos en algunas comarcas
montañosas de Teruel como el Maestrazgo o la Comunidad de Albarracín donde la
densidad de población ronda los 3hab/km2. En la actualidad solamente uno de cada
cinco municipios de la provincia tiene densidades superiores a los 10 habitantes/km2,
cuando hace apenas un siglo la situación era completamente la contraria.
Todo esto se ha traducido en una reducción paulatina del número de municipios y en el
abandono de muchos núcleos, proceso que podría continuar en un futuro próximo. En
1833 se aprobó para toda España la división provincial y municipal, con 284 municipios
en el caso de Teruel. En 180 años de historia un total de 48 municipios, un 17% del total
han desaparecido, especialmente durante los años 60 y 70 del siglo XX. Con una
treintena de municipios con menos de 50 habitantes (muchos de los cuales no residen en
el municipio), el fantasma de las fusiones municipales podría reaparecer con fuerza en
los próximos años, especialmente en el actual contexto de crisis económica.
Anteriormente se ha señalado que la tendencia de declive se interrumpió en la última
década, si bien este crecimiento no llegó a varias comarcas de la provincia. En general,
la capital provincial y la comarca del Bajo Aragón fueron las grandes beneficiadas,
como había venido ocurriendo desde épocas anteriores. La novedad fue ver que algunos
espacios de montaña especializados en turismo rural y de nieve como parte de la
comarca de Albarracín, Gúdar-Javalambre o Matarranya cambiaron su tendencia
regresiva hacia un aumento moderado de la población. Todo el tercio norte de la
provincia, con unas pocas excepciones, siguió perdiendo población pero a menor ritmo.
Y es que a partir de los años 80 del siglo XX (ver figura 5) el principal factor de
despoblación en Teruel y Aragón no son las tasas de emigración sino el propio
crecimiento natural negativo de la población debido a su envejecimiento y a la baja tasa
de fecundidad (Ayuda et al., 2009: 158). Por ejemplo en 2009, último dato disponible,
solo hubo un saldo natural positivo en un 6% de los municipios, un dato que muestra
claramente la causa principal actual de despoblación en la provincia. Si se observa la
tabla adjunta que muestra la media de las tasas de natalidad y mortalidad por provincias
para el periodo 2001-2010, se puede constatar como en todas las provincias aragonesas
es negativa, siendo especialmente crítico el caso de Teruel, con una diferencia de más
de cuatro puntos. Una tasa de mortalidad de casi un 12%0 muestra que en la provincia
existe un problema de envejecimiento extremo.
PROVINCIAS Natalidad Mortalidad Diferencia
ARAGÓN 9,31 10,32 -1,02
HUESCA 8,50 11,33 -2,84
TERUEL 7,83 11,87 -4,04
ZARAGOZA 9,72 9,86 -0,15
Tabla 1: Tasas de natalidad y mortalidad entre 2001 y 2010 (media de la década).
Fuente: IAEST.
3.2.Las causas del abandono del territorio
Existe una amplia literatura sobre el fenómeno de las migraciones campo-ciudad y
despoblación rural en España, y multitud de teorías diferentes: desde los enfoques más
clásicos como los malthusianos o “push-pull” de Ravenstein (Ravenstein, 1889; Arango,
1976), hasta enfoques más neoclásicos como la teoría del diferencial salarial y el
desarrollo dual (Pérez Díaz, 1969; George, 1973), la nueva economía de las
migraciones, o la teoría de la privación relativa y las aportaciones marxistas o críticas
de la teoría mundial o del mercado de trabajo dual (Wallerstein, 1984; Piore, 1993). Sin
embargo, el objeto de este trabajo no es debatir sobre las causas de una dinámica
migratoria histórica tan marcada; es más, tan sólo citaremos los principales factores que
explican este éxodo realizando una distinción muy general entre factores externos e
internos, partiendo de la base de la teoría del sistema mundial. Ésta parte de la tesis de
la desarticulación de las economías tradicionales de montaña basadas en la agricultura, a
partir de la penetración de la economía de mercado en estas zonas con su lógica de
acumulación y reproducción (Collantes, 2001).
De esta manera, se puede invocar como uno de los factores externos más
importantes, el proceso histórico de penetración de la economía de libre mercado y del
sistema fordista en territorios donde el factor trabajo aún no estaba mercantilizado, y las
economías familiares eran por tanto el sustento de las comunidades rurales (Collantes,
2001). Es decir, la mercantilización de la actividad primaria comienza a desarticular
economías locales basadas en la autosuficiencia y en mercados de proximidad. Teruel
adopta entonces un papel de territorio suministrador de reservas de alimentos y
población para las grandes urbes en expansión (Madrid, Zaragoza, Valencia y
Barcelona)(Ayuda et al., 2009), A partir de este cambio de modelo, se inician dinámicas
de polarización territorial que afectarán especialmente a las zonas menos aptas para
competir: zonas montañosas de difícil acceso, con clima poco apto para la agricultura,
minifundios, escasas posibilidades de mecanización, e insuficiencia de infraestructuras
y de capacidad de innovación.
Este proceso histórico-económico sería la base del declive demográfico tan
marcado que afecta al espacio de análisis, si bien es cierto que hay otros muchos
factores, en este caso internos o locales, que han agudizado aún más si cabe esta
negativa evolución. Uno de ellos es, sin duda, la difícil orografía del territorio, que ha
dificultado enormemente las comunicaciones y por tanto, el desarrollo de un sector
agrícola y ganadero potente en contraste con otras comarcas. Otro factor importante es
el papel jugado por este espacio en diversas contiendas bélicas, especialmente tanto en
las guerras carlistas como en la guerra y posguerra civil, de forma que su desarrollo se
vio afectado de forma notable (Garrido y Faci, 2004).
3.2. Características de los núcleos abandonados
La “descartografía” de territorios rurales en Teruel ha afectado especialmente como ya
se ha señalado y como se puede observar en la figura 6, a las áreas montañosas y
fronterizas con la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha. Sin embargo dentro de
estos territorios existe una importante heterogeneidad de núcleos. Hay pueblos
abandonados que llegaron a tener más de 2000 personas como es el caso de El Barrio de
la Mina de Libros o el conjunto de barrios de Sierra Menera en Ojos Negros, mientras
que otros apenas tenían unas pocas familias como Escriche, Val de Carbiel o La Solana.
Hay pueblos agrícolas, ganaderos, industriales, mineros o con una economía
diversificada que también fueron abandonados. También hay fechas de abandono muy
diversas, desde la posguerra como el caso de Adobas hasta el año 2009 como El
Alconzal.
Figura 6: Mapa de núcleos despoblados contenidos en el atlas.
A pesar de toda esta diversidad existente, existen algunos patrones generales que se
cumplen en muchos de los pueblos aquí estudiados. Primeramente la mayoría de los
pueblos abandonados son de alta montaña. Algunos se hallan a más de 1400 metros de
altura como es el caso de Val de Cabriel, Casas de Frías o El Cañigral y tan solo ocho se
sitúan a menos de 1000 metros, lo que muestra que el clima generalmente duro con
inviernos largos y fríos podría ser un factor común adicional que explique su abandono.
De los 27 núcleos estudiados, 19 (70%) de ellos fueron abandonados por la crisis de las
actividades ligadas al campo turolense (agricultura de secano, ganadería ovina y bovina
y pequeños regadíos). Otros cuatro núcleos fueron abandonados por el cierre de minas
de carbón y hierro mientras que los cuatro restantes lo fueron forzosamente por
inundaciones, repoblaciones forestales, la Guerra Civil Española y la construcción del
pantano de Santolea. En la tabla del anexo se muestran algunas características generales
de estos 27 núcleos, incluyendo la cantidad real de habitantes que poseen, nunca más de
dos. Aunque determinar la fecha de abandono de una aldea es bastante difícil, tras un
arduo trabajo de campo se ha podido establecer de manera aproximada en la mayoría de
los casos. Como se puede comprobar, el fenómeno del abandono del territorio no ha
cesado ni siquiera en la década de principios de siglo, de gran crecimiento económico y
dinamismo demográfico. Es más, la mitad de los núcleos aquí estudiados fueron
abandonados a partir de la década de los ochenta como resultado del proceso secular de
declive rural y este fenómeno ha continuado hasta nuestros días y continuará, ya que
como se afirmó anteriormente, casi el 40% de los municipios de Teruel son terminales.
Figura 7: Dos imágenes de pueblos abandonados: Sierra Menera en Ojos Negros y La
Estrella en Mosqueruela. Fotografías: Luis del Romero
Por otra parte resulta llamativo observar la cantidad de recursos con que cuentan tanto
los núcleos abandonados como los municipios a los que pertenecen, pese al escaso
número de efectivos que en ellos residen (según datos oficiales). Además la mayoría de
estos municipios son de menos de 500 habitantes y la mitad de los núcleos abandonados
se hallan en municipios en decrecimiento. Esto muestra uno de los grandes desafíos
existentes en Teruel es de qué manera mantener el actual Estado de Bienestar con un
una estructura demográfica débil y envejecida. En el siguiente apartado se discute esta
cuestión aportando algunas ideas.
4. Reflexiones para un nuevo paradigma de gestión de espacios en abandono
Hasta el momento, algunas políticas territoriales como los programas LEADER,
políticas sectoriales de la Diputación General de Aragón o la propia iniciativa de
algunos alcaldes han tratado de incidir sobre la dinámica regresiva de muchos
municipios aragoneses sin demasiado éxito (Laguna, 2006; Del Romero y Escribano,
2010). Sin embargo, en el escenario actual de despoblamiento en Teruel sería de gran
conveniencia que se diseñasen nuevos instrumentos y mecanismos fomentando la
cooperación multinivel (Farinós et al., 2005) y que se dedicasen exclusivamente por una
parte a poder mantener a la población que ya reside en estos territorios y a atraer a
nuevos pobladores, y por la otra a gestionar los retos que supone hallarnos ante una
serie de territorios que ya son un desierto demográfico. Algunos de ellos son la
proliferación de incendios forestales, la pérdida de suelos por erosión, la degradación o
destrucción del patrimonio rural existente en núcleos abandonados, el mantenimiento de
infraestructuras (especialmente carreteras) y servicios básicos (educación, sanidad,
transporte público, servicios sociales etc.), la reorganización de administraciones locales
(ya hay ayuntamientos con una treintena de habitantes) etc.
Con el fin de abordar el segundo de los objetivos de este trabajo, se esbozará a
continuación unas líneas o ideas para una mejor gestión de territorios abandonados
dirigidas especialmente al caso aquí expuesto (barrios, aldeas y cabeceras municipales
abandonados en Teruel), pero ampliable al conjunto de municipios de la provincia que
en estos momentos están padeciendo problemas de despoblamiento.
La actual Política Europea de Desarrollo Rural (FEADER 2007-2013), tiene entre sus
principales objetivos la descentralización de las acciones estructurales en materia de
desarrollo rural en estrategias locales de desarrollo local adaptadas a cada contexto y
que apuesten por la diversificación económica, la creación de empleo y la sostenibilidad
(Reg. 1698/2005 del Consejo). Estas son las claves para revertir y gestionar
adecuadamente el actual contexto de crisis que sufre gran parte de la provincia de
Teruel. Siguiendo el espíritu de esta Política y adoptando un enfoque necesariamente
estratégico, la propuesta aquí presentada se dividiría en cuatro grandes apartados:
vivienda, trabajo, servicios y comunicación.
PRIORIZACIÓN DE ZONAS DE ACTUACIÓN
1. Vivienda 2. Empleo 3. Servicios 4. Comunicación
Acciones
estructurantes
Inventario Coordinación de
políticas
Revisión y mejora Agrupación
municipal
Bolsa de vivienda
pública
Diagnóstico y
oferta
Informatización
(TIC)
Campañas
formativas
Patrimonio Autoempleo Accesibilidad Ferias y seminarios
Tabla 2: Esquema del plan de revitalización de la zona de estudio Fuente: Elaboración
propia.
El primero de los apartados de la estrategia sería la vivienda, ya que posee una
doble vertiente: por un lado, como lugar de residencia, condición indispensable para la
llegada de nuevos habitantes; y por otro, como patrimonio rural, con numerosas
muestras de interés en toda la comarca. La falta de vivienda asequible o en buen estado
es uno de los principales obstáculos con el que los propios habitantes de estas zonas se
encuentran hoy en día, especialmente los más jóvenes. En la actualidad solamente
existen en toda la provincia promociones de VPO en una veintena de municipios, un
8,8% del total de municipios de la provincia (DOPUVT, 2012). El número de viviendas
asequibles existente en el mercado es muy limitado y en gran parte se trata de viviendas
en muy mal estado de conservación, necesitadas por tanto de importantes inversiones
para su restauración y/o acondicionamiento.
Por otra parte, la cercanía de importantes centros de turismo rural residencial junto
a muchas áreas abandonadas como Alcalá de la Selva, Albarracín, Javalambre, La
Matarranya etc., ha favorecido que en los últimos años el precio medio de las viviendas
haya aumentado considerablemente en la zona. De ahí que cualquier estrategia de
revitalización requiera de una política de vivienda rural específica coordinada por parte
de las administraciones locales y autonómica. La realización de un inventario municipal
de viviendas distinguiendo características, ubicación y accesos, estado, posibles mejoras
a efectuar y luego la adquisición selectiva de inmuebles para su venta o alquiler
mediante una entidad pública (recuperando la tradicional política de vivienda de
protección oficial), podría ser un buen punto de comienzo para detener la degradación
de cientos de viviendas que se hallan abandonadas, y no solamente viviendas, sino
también construcciones rurales emblemáticas que por motivos de interés arquitectónico
y/o patrimonial (como torres fortificadas, ermitas rurales, antiguas escuelas o
fábricas…) habría que recuperar.
El empleo constituye el segundo campo de actuación, con especial hincapié en el
fomento del autoempleo siguiendo el ejemplo programas ya existentes como Abraza la
Tierra (ver Vila, 2005 y Díaz, 2006). Para ello, se requeriría en primer lugar de un
diagnóstico detallado y veraz sobre el mercado de trabajo en esta zona de estudio o en
su defecto, a nivel comarcal: qué empresas existen, qué actividades realizan, qué
necesidades de mano de obra tienen, cuáles son sus posibles vías de expansión o
consolidación, y de qué manera podrían ayudar a crear nuevos empleos a partir de
necesidades sociales, culturales o educativas de la población, acogiéndose por ejemplo,
a la Ley de Dependencia.
Desde el principio, la coordinación efectiva entre todas las administraciones y
asociaciones de actividades económicas (activas), cámaras de comercio, sindicatos, etc.
sería imprescindible en esta estrategia, sobre todo en lo que se refiere al empleo, para
crear y mantener una bolsa de ofertas y demandas de empleo única, accesible y de
referencia para todo el mismo territorio. Además, se debería fomentar mucho más las
posibilidades de autoempleo con un adecuado, continuo y próximo asesoramiento por
parte de las administraciones comarcales. Agricultura y ganadería ecológica,
herboristería y medicina natural, micología, turismo rural, de aventuras y cultural,
restauración, cuidados a personas mayores, artesanía en piedra, cerámica y forja
tradicional, comercio itinerante, etc., son algunos de los nichos de empleo no cubiertos
en muchas zonas rurales. Con cierta facilidad muchas de las políticas de fomento del
empleo se han dedicado a subvencionar proyectos de rehabilitación de casas rurales de
uso particular, sin tener en cuenta que esto es solo una solución temporal. Una buena
política de empleo como parte de esta estrategia de revitalización debería tener en
cuenta todas las actividades posibles que el medio rural ofrece, y no solamente la
construcción.
Un tercer bloque imprescindible en una estrategia de estas características es la
prestación de servicios. En el marco de este trabajo no se ha incluido un diagnóstico
sobre servicios básicos e infraestructuras en las cabeceras municipales actuales donde se
hallan los pueblos abandonados aquí estudiados. Sin embargo la bibliografía más
reciente sobre servicios e infraestructuras en el mundo rural coincide en señalar que
muchos municipios están lejos de tener una cobertura adecuada tanto de servicios
básicos (atención primaria, educación infantil, farmacias, comercios de proximidad),
como de una red de infraestructuras en buen estado (Bustos, 2009; Del Romero y
Escribano, 2011; Escalona y Díez, 2003).
. Una primera acción sería nuevamente la elaboración de un amplio diagnóstico de
todos los servicios que sustentan el territorio, con especial mención a servicios
comerciales, profesionales y de movilidad (vía transportes públicos), así como de
infraestructuras y equipamientos a mejorar o redimensionar con carácter de urgencia:
carreteras, consultorios auxiliares, ultramarinos, centros de día, líneas de autobuses,
guarderías, registro civil, tanatorios, etc. Otro aspecto crítico en el que incidir, sobre
todo con el fin de fomentar el autoempleo, sería la promoción de internet rural para
pequeños negocios y empresas, ya que las conexiones existentes (RDSI) son
inadecuadas en la mayor parte de los municipios pequeños, e inexistentes en gran parte
del territorio. No solo porque posibilita el desarrollo del teletrabajo, sino porque
también permite y mejora considerablemente la prestación de ciertos servicios básicos
(tanto telemáticos como de carácter tradicional, como por ejemplo la consulta médica, el
asesoramiento fiscal, la compra de alimentos, etc.).
Por último, esta estrategia de revitalización sería poco efectiva sin comunicación:
comunicación formal e informal entre actores del territorio, entre unos municipios y
otros, entre ciudadanos, y sobre todo entre territorios rurales y urbanos. La falta de
comunicación y de coordinación es quizás uno de los grandes problemas pendientes de
la planificación del territorio en España (Farinós y Romero, 2006). La fragmentación en
compartimentos estancos de la administración a diferentes escalas hace que la
efectividad de sus políticas se vea reducida. Ello se comprueba especialmente en zonas
rurales con poca población, donde la variedad de planes y administraciones de todo tipo
es sorprendente (y en muchas ocasiones, no sólo ineficaz sino también
contraproducente): ayuntamientos, comarcas, mancomunidades, consorcios, cámaras de
comercio, consejerías, ministerios, instancias europeas, etc., cada uno con sus planes,
políticas y prioridades. De ahí, que cualquier estrategia de revitalización debería
conseguir la creación de un único foro de encuentro de todas estas instancias de
planificación sectorial o territorial, con el fin de coordinar actuaciones como las bolsas
únicas de empleo, de vivienda, de formación, o la creación de ventanillas únicas para
todo tipo de gestiones, desde hacienda hasta permisos de obras o listas de ayudas y
subvenciones a actividades, etc.
Sin embargo la estrategia de comunicación diseñada aquí no puede obviar un
aspecto aún más crucial: la relación entre campo y ciudad (Foro IESA sobre la Cohesión
de los Territorios Rurales, 2009). Una de las conclusiones más importantes tras el
trabajo de campo realizado es que esta zona de estudio, como muchas otras zonas
rurales, además de nuevas herramientas para la gestión de territorios con densidades
mínimas de población, necesita con cierta urgencia de nuevos habitantes procedentes de
espacios urbanos, donde se concentra la mayor parte de la población joven, para
contrarrestar el crecimiento natural negativo derivado del envejecimiento. Para ello es
vital que en primer lugar que los municipios que necesitan urgentemente población para
poder mantener un servicio trabajen más en común (tal y como habrían hecho los
agrupados en la Asociación Española de Municipios contra la Despoblación). Y en
segundo lugar, es vital contar con una estrategia de atracción que vaya más allá de la
oferta de trabajo y vivienda a nuevas familias, sino que incorpore información útil y
precisa a pobladores potenciales en diferentes formatos y canales, como por ejemplo: i)
la televisión (con espacios monográficos sobre municipios en regresión que necesitan
habitantes); ii) internet (a través de webs con información constante y actualizada sobre
municipios a repoblar, sus características y ubicación, experiencias positivas y
negativas, y datos de contacto e intermediarios capaces de facilitar dicho proceso, como
los GAL, Habitate, Abraza la Tierra, redes sociales como SOS Mundo Rural etc.); iii)
ferias del mundo rural organizadas en ciudades, fomentando la valorización y difusión
de productos gastronómicos, ecológicos y artesanos, pero añadiendo una mayor
componente de información sobre pueblos y aldeas que buscan nuevas familias; y iv)
campañas en la universidad para estudiantes de disciplinas que desarrollaran su
actividad en el medio rural como ingenierías agrícolas, enología, veterinaria, geografía,
ciencias ambientales, etc., con el fin de atraer a posibles pobladores jóvenes, interesados
en este territorio, y capaces además de trabajar e innovar tanto en sus sectores
económicos tradicionales como en aquellos otros llamados a ser alternativas
(renovables, valores postmateriales, etc.).
5. Conclusiones
Teruel es una provincia crecientemente despoblada. Algunos de sus municipios apenas
sobrepasa la cincuentena de habitantes y los núcleos abandonados desde la posguerra
rondan ya la treintena. Se trata de una realidad poco común en otros espacios
mediterráneos, pero que sí se ha dado por otras causas con igual intensidad en otras
áreas geográficas como el este de Europa, Rusia, Japón o la región de los Grandes
Lagos en EE.UU.,
Más allá de las causas que han motivado este proceso, este trabajo ha intentado por una
parte llamar la atención a partir del estudio de los despoblados de la provincia sobre el
abandono del territorio, una realidad que es bien palpable y que seguirá en aumento. A
partir de un arduo trabajo de campo se muestran aquí las principales características de
un conjunto de núcleos, que pese a estar despoblados, aun cuentan con infraestructuras,
un interesante patrimonio, viviendas en buen estado y recursos naturales. Por otra parte
se ha presentado un esbozo de líneas estratégicas de actuación con el fin de frenar el
proceso de desertificación atrayendo nuevos pobladores y mejorando la calidad de vida
de los que aún habitan estos territorios.
En definitiva se trata de adoptar aquí el enfoque de las “shrinking regions” muy
avanzado ya en otros contextos. Este enfoque pone el acento no en las causas del
despoblamiento de una región, sino sobre todo en posibles medidas estratégicas para
cambiar el modelo territorial en crisis hacia otro más sostenible, participativo y atractivo
para nuevos pobladores. Solamente de esta manera se impedirá que el fenómeno de “la
descartografía del mundo rural” fruto del despoblamiento pase de un problema
demográfico local o comarcal a ser una cuestión crítica para el equilibrio territorial, la
cohesión social, la conservación del patrimonio y la gestión de riesgos naturales en
España.
Anexo I: Informantes sobre pueblos abandonados
Nombre Despoblado Profesión
Aguilar Martí, José Santolea (Castellote) Jubilado
Borraz, Joaquín Torremocha (Castellote) Jubilado
Calderón, Faustino Cañigral y Casillas de Bezas (Albarracín); El Alconzal (Castellote) Periodista
Elías, Pedro Colladico (Loscos) Alcalde
Ferrer Millán, Mª Antonia Torremocha (Castellote) Jubilado
Giménez, Sergio Val de Cabriel (Vallecillo) Funcionario
María Albaredes y Casas de San Juan (Portell y Cantavieja) Gerente de hotel
Martín, Juan La Estrella (Mosqueruela) Agricultor
Millán, José Rambla de Martín (Martín del Río) Jubilado
Sánchez, Olga Colladico, El (Loscos) Concejal/Periodista
Sinforosa La Estrella Agricultora
Toni Paraíso Alto (Manzanera) Agricultor
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Nombre Comarca Altitud (m)
Principales actividades
Fecha de abandono
Población oficial (INE,
2012)
Población Real
Permanente
Población temporal
Recursos territoriales
Población municipal
Recursos municipales
Demografía municipal
Adobas Cuencas Mineras
1025 Frutales, secano, olivos y molinería
Principios del siglo XX
Sin datos 0 No P, PI, PR, R 140 CO, SS
Albaredes, Les
Port de Morella
977 Ganadería ovina, secano, huerta, productos textiles
1988 Sin datos 0 No A, F, P, PI, PR, R, V
235 B, C, CO, CRA, I, F
Alconzal, El
Maestrazgo 725 Regadío, olivos, vino, 2009 Sin datos 0 Sí PC, V 805 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
=
Barrio de las Minas
Com. de Teruel
1013 Minería de azufre, cereales
1956 Sin datos 0 No A, PI 157 B,C, CO =
Campo, El Com. de Teruel
799 Regadío, ganadería, olivos
2005 0 0 No P, PR, R 342 B,C, CAP, CRA, F, SS
Cañigral, El Albarracín 1452 Secano, regadío, ganadería, molinería
1991 1 0 Sí P, PR 1096 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
Casas de San Juan
Maestrazgo 999 Cereales, regadío, ganadería
Años 90 5 0 Sí (fiestas) A, F, P, PR, R, V
759 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
=
Casas de Frías
Albarracín 1562 Cereales, ganadería, regadío
Años 70 Sin datos 0 No A, P, PR 152 B, C, CO
Casillas de Bezas
Albarracín 1178 Ganadería ovina, cereales
1984 5 0 No P, V 1096 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
Cervera, La Gúdar-Javalambre
1135 Cereales, viña, frutales, ganadería ovina
1992 0 0 No F, P, PR, V 66 C, CO
Colladico, El
Jiloca 1194 Cereal, ganadería ovina, regadío
Años 70 5 2 Sí P 179 B,C, CO
Dueñas, Las Gúdar-Javalambre
1248 Cereal, regadío, olivos, trashumancia
Años 70 Sin datos 0 No PR, R 100 B, C, CO, F,
Escriche Com. de Teruel
1365 Cereal, regadío Años 80 Sin datos 0 No A, PC, P 102 B, CO
Estrella, La Gúdar-Javalambre
854 Frutales, cereales, ganadería
1883-1940 Sin Datos 2 Sí F, P, PC, PR, R, V
625 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
Higuera, La Gúdar-Javalambre
1248 Cereal, olivos, regadío Años 80 0 0 Sí A, PR, V 100 B, C, CO, F,
Mas de Navarrete
Gúdar-Javalambre
1054 Viña, olivos, regadío, ganadería
Sin datos 2 2 Sí A, PR, R, V 159 B, C, CO
Mas del Llaurador
Matarranya 505 Olivos, cereales, ganadería
Años 40 Sin datos 0 No A, F, PR 387 B, C, CO, CC, SS
Paraíso Alto Gúdar-Javalambre
1160 Regadío, ganadería, molinería, cereales
Años 70 Sin datos 1 No A, P, PC, PR, R
562 B, C, I, F, CRA, CC, CO,
Anexo II: Características principales de los núcleos abandonados de la provincia de Teruel. Fuente: Trabajo de campo Leyenda del cuadro: Recursos territoriales de los núcleos abandonados: A: Accesibilidad; F: Fiestas; P: Paisajes de interés, PC: Patrimonio Cultural; PI: Patrimonio Industrial, PR: Patrimonio Religioso, R: Tierras de regadío, V: Viviendas Recursos municipales (municipio al que pertenece el núcleo abandonado): B: Bar; CAP: Centro de Atención Primaria; CC: Casa de Cultura; CO: Consultorio CRA: Colegio Rural Agrupado; C: Comercio de alimentación; I: Internet; F: Farmacia Dinámica demográfica (municipio al que pertenece el núcleo abandonado): Regresiva en la última década; Regresiva y envejecimiento extremo (>40% de la población mayor de 65 años); = Crecimiento 0; Crecimiento positivo
Rambla de Martín
Cuencas Mineras
1034 Minería de carbón, cereales, regadío,
Años 90 1 0 Sí A, F, PI, PR, V
432 B, C, CRA, CC, F, CO
Salinas, Las Gúdar- Javalambre
725 Minería de sal, regadío Años 80 Sin datos 0 No F, PC, PI, PR 100 B, C, CO, F,
Santolea Maestrazgo 616 Regadío, frutales, olivos
Años 60 Sin datos 0 No A, F, PR 805 B, C, CAP, CC, CRA, I, F, SS
=
Sierra Menera
Jiloca 1218 Minería de hierro 1987 60 (en 5 barrios)
0 (en dos barrios)
No A, PI, V 473 B, C, CC, CRA, CO, I, F
Solana, La Gúdar-Javalambre
909 Cereales, ganadería Sin datos 0 0 No PC, R, V 201 B, C, CO, F
Tarín Nuevo y Viejo
Gúdar-Javalambre
956 Olivos, aceite, viña, cereales, ganadería
Años 80 0 0 No A, PC, P, V 238 B, C, CO
Torremocha Maestrazgo 832 Cereales, regadío, viña, vino, ganadería
Años 80 0 0 No P, PC, PR, R 805 B, C, CAP, CC, CRA, I, F
=
Torre de Alcotas
Gúdar-Javalambre
1153 Cereales, ganadería Sin datos Sin datos 0 No A, P, PC, PR, R
562 B, C, I, F, CRA, CC, CO,
Val de Cabriel
Albarracín 1438 Cereales, ganadería Años 50 1 0 No P, PC 61 B, C, CO
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