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Cuentos de la abuela
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Cuentos de la abuelaElisabetta Pagliarulo
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Convocatoria 10º Aniversario de Arte y Ciencia de bocetos imaginativospara ilustrar cuentos infantiles. Destinada a niños de escuelas primarias, colegios y talleres.
La Fundación CIRRO, a través de los cuentos escritos por su presidente,la Dra. Elisabetta Pagliarulo, adhiere al 10º Aniversario de Arte y Ciencia.
Auspicia Suplemento Educación del diario La Capital de Rosario.
Arte y CienciaCentro de Investigación, Estudioy Expresión CreadoraAlvear 1475, Rosario, Santa Fe, ArgentinaTel. 0341-4242700 - Fax: 0341-4474682arteyciencia@hotmail.comwww.arteyciencia.org.ar
Imagen de tapa: “El viaje en isla flotante”Emilia Galarza - 11 años
Digitalización de imágenes:Marita Guimpel y Claudio Garnero
© 2010 · Homo Sapiens EdicionesSarmiento 825 (S2000CMM) Rosario | Santa Fe | ArgentinaTelefax: 54 341 4406892 | 4253852E-mail: editorial@homosapiens.com.arPágina web: www.homosapiens.com.ar
Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723Prohibida su reproducción total o parcial
ISBN N° 978-950-808-621-1
Esta tirada de 1500 libros se terminó de imprimir en agosto de 2010en MCN Artes Gráficas S.R.L.Mendoza 1851/53 | 2000 Rosario | Santa Fe | Argentina
Fundación CirroCentro Interdisciplinariode Resiliencia RosarioLa Paz 1996, 2000 Rosario, Argentinawww.cirro.com.ar | info@cirro.com.ar
Elisabetta Pagliarulo
Cuentos de la abuela. - 1a ed. - Rosario : Homo Sapiens Ediciones, 2010.
88 p. : il. ; 24x20 cm.
ISBN 978-950-808-621-1
1. Literatura Infantil y Juvenil Argentina. I. Título
CDD A863 928 2
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Dedicado a mis nietos
Bettita y Juan Pablo
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Prólogo
Arte y Ciencia, Centro de Investigación, Estudio y Expresión
Creadora, de acuerdo con sus objetivos propuestos y en el plano
de la Educación No Formal por el Arte, en su Décimo Aniversario
(1999-2009) convocó a los niños de las escuelas primarias de
Rosario y su zona de influencia y a los Talleres de Arte Infantil
para participar en los Bocetos Imaginativos destinados a ilustrar
un libro de cuentos infantiles.
La Fundación CIRRO, Centro Interdisciplinario de Resiliencia
Rosario, a modo de adhesión a tan importante conmemoración
aportó la obra creativa y didáctica de Elisabetta Pagliarulo, y el
Suplemento Educación del diario La Capital brindó a esta reali-
zación conjunta su valioso auspicio.
Así, surgió este libro: Los cuentos de la abuela de alto contenido
pedagógico y didáctico, con una gran carga de calidez humana
y un enfoque impregnado de interés y amor por el ser humano,
la naturaleza, la vida y sus valores.
Este libro aúna a dos instituciones y, por ende, a dos formas
de expresión complementarias: la literatura y la plástica, además
de actividades optativas que se orientan al trabajo de reelabora-
ción creativa destinada a los lectores pequeños y a sus docentes.
Su realización constituyó un desafío desde el punto de vista
de su articulación, de su edición y presentación atendiendo a múl-
tiples situaciones que dilataron su edición. Sin embargo, tene-
mos el placer de otorgar los Reconocimientos Meritorios,
Menciones y Participaciones, como estaba planteado, y expresar
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la gran satisfacción por la respuesta obtenida; se presentaron
aproximadamente trescientos bocetos, que traducen el entu-
siasmo y la interpretación extraordinaria de sus autores, acordes
con su edad.
Gracias a ellos, a los docentes guías que colaboraron tanto
con nuestro proyecto, y gracias a su autora por comprender y
penetrar en el mundo infantil, revelarlo y plasmarlo en los cuen-
tos, con una llegada franca, abierta, directa y la intención implí-
cita de mostrar y acercarlos al significado de lo que representa la
existencia del agua, las plantas, los animales, para los seres huma-
nos, sus relaciones, en este planeta, agudizando el sentido valo-
rativo de la naturaleza y de la vida.
Gracias nuevamente a todos.
PROFESORA PERLA PRATS
Directora de Arte y Ciencia
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CUENTOS DE LA ABUELA
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Palabras preliminares
Contar un cuento genera en los oyentes, en especial en los niños,
la posibilidad de abrir las puertas para escapar a mundos dife-
rentes. El viaje que comienza es una experiencia única e intrans-
ferible. No es una acción ingenua, la lectura de un cuento siempre
encubre intencionalidades, deseos y, sobre todo, la necesidad de
comunicar. Desde el mismo momento de la creación del cuento
comienzan los avatares de su recreación, que cambia en cada acto
de lectura. Bruno Bettelheim, educador, psicólogo infantil y autor
de numerosas obras dedicadas al mundo de los cuentos, afirma
que para obtener éxito en esta tarea educativa es fundamental que
los adultos que están en contacto más directo con el niño le gene-
ren una firme y adecuada impresión, para que le transmitan correc-
tamente la herencia cultural. La tarea más importante y más difícil de
la educación de un niño es la de ayudarlo a encontrar sentido a la vida.
Los cuentos lo apoyan para lograrlo.
Los relatos infantiles enriquecen la vida interna de los niños
porque constituyen una manera de ofrecerles situaciones en las
que se ponen en juego aspectos psicológicos y emocionales, de los
cuales se extraen ejemplos de nudos conflictivos, su evolución y
su desenlace; esto les ayuda a clarificar emociones, a la vez que
desarrollan su intelecto, pueden identificar sus propios conflictos
y las soluciones de los mismos.
La diversidad de temáticas y de acontecimientos abre dimen-
siones de la imaginación que no se lograrían si no fuese por la exis-
tencia de los cuentos y su lectura cálida, histriónica y adecuada.
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Los cuentos transmiten mensajes educativos que se hacen acce-
sibles, casi en forma inconsciente, a través de los relatos.
A través de los cuentos, el niño puede situarse dentro de un
personaje, hablar y comunicarse en el ámbito de la ficción; esta
posibilidad, de alguna manera, promueve las relaciones inter-
personales y el reconocimiento de los símbolos significativos. Este
fructífero camino permite al niño identificar diferentes culturas,
épocas históricas, valores que no sería factible transmitir en forma
explícita. Los aprendizajes que se logran mediante los cuentos son
inconscientes, es más, si quisiéramos racionalizarlos perderían
el efecto de captación y la eficacia de sus enseñanzas.
La proyección de los cuentos en el lector-oyente se muestra a
través de los cambios de conductas, con expresiones mediante múl-
tiples lenguajes, y especialmente, con la mayor predisposición hacia
la lectura.
Desde el punto de vista educativo la lectura de un cuento es
importante pero si le agregamos actividades para favorecer dife-
rentes procesos mentales y fomentar su creatividad, les pedimos
que se ubiquen en situaciones planteadas dentro del cuento, les
proponemos otras soluciones, los inducimos a que se metan den-
tro de los personajes, enriquecemos su vocabulario con la incor-
poración de nuevas palabras, sugerimos la identificación de situa-
ciones éticas, con todo lo expuesto habremos logrado educar con
recursos y estrategias mucho más placenteras y acordes con las
predisposiciones creativas e inventivas de los niños.
La experiencia tan enriquecedora de la ilustración de este libro
hecha por niños de varias escuelas y talleres de arte permite, ade-
más, consolidar el valor didáctico, social y cultural que transmiten
los cuentos. ¡Qué privilegio tiene un niño cuando alguien —pa-
dres, abuelos, maestros— lo acostumbra a la lectura de cuentos!
Seguramente puede afirmarse la siguiente ecuación: a mayor can-
tidad y mejor selección de los cuentos escuchados durante la niñez,
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CUENTOS DE LA ABUELA
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con el paso del tiempo, más posibilidades tendrá de desarrollar
salud mental, sabrá apreciar y buscar la felicidad y el poder de re-
siliar situaciones de crisis.
Los cinco cuentos que componen este libro son el producto de
una creación oral, realizada cada vez que Bettita y Juan Pablo me
pedían que les contara un cuento. Al repetirlos, muchas veces cam-
biaba alguna escena, ya sea porque no recordaba los detalles del
relato anterior o porque quería conocer cuánto recordaban de él;
me sorprendieron muchas veces cuando hacían una reconstrucción
de los cuentos de la abu Elisabetta, agregando nuevos personajes,
nuevas emociones o un final diferente. Siempre percibí durante
el relato una luz diferente en sus ojos y una actitud expectante en
sus conductas.
Las Actividades para Jugar, Investigar y Crear que comple-
mentan la lectura de los cuentos de este libro tienen como finali-
dad que el niño lector, ya sea orientado por el padre o el docente,
o solo, pueda profundizar el análisis de cada cuento, transformar
su contenido, cambiar sus personajes, darle otro final o definirlo
cuando el cuento tiene final abierto y, sobre todo, que el niño mani-
fieste sus ideas y sus sentimientos con respecto a los temas, a las
situaciones que se plantean en ellos, los conviertan a otros lengua-
jes y puedan también ampliar su conocimiento con la utilización
de las fuentes informáticas sobre los temas tratados.
Como autora de los cuentos y sus actividades de aplicación
desearía extender la dedicatoria a todos los nietos y animar a sus
abuelos a inventar cuentos o a leerles cuentos para que se conso-
liden sus vínculos afectivos. Seguramente algún relato escuchado
en la niñez, latente en la memoria, contado por los abuelos, será
repetido con emoción y así revivirán al niño que nunca muere en
cada uno de nosotros.
ELISABETTA PAGLIARULO
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PALABRAS PRELIMINARES
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Ezequiel Díaz - 11 años Leandro Segovia - 13 años Georgina Olivera - 12 años
Rocío Fuentes - 11 años Camila Tomaino - 6 años
Facundo Ramírez - 8 años
Luca Garnero - 10 años Milagros Nair Correa - 7 años Shokami Sol Oloquell - 5 años
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Aylén Aída Espíndola - 12 años Sol Perez - 8 años Patricio Garrido - 11 años
Brisa Mendez - 11 años Juan Manuel Rodríguez - 12 años
Florencia Luján - 12 años
Gastón Mencia - 9 años Delfina Basadonna - 6 años Malena Carabajal - 12 años
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Pepe Escaleray Caracolín
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Nicolás Bologna - 12 años
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epe Escalera era un enanito del bosque paraguayo quetenía ese apodo porque siempre cargaba sobre sus
hombros una escalera con la cual alcanzaba todo, hastalas utopías, es decir, lo que parece imposible de lograr.
Él, Pepe Escalera, decía que algún día hallaría un tesoro que re-partiría entre todos los niños del mundo. Muchos pensaban queera un personaje muy raro y, cuando llegaba a un lugar, todos, poralgún motivo, se alejaban. Incluso llegaron a decir que no era muycuerdo y que soñaba despierto con cosas imposibles. Sólo teníaun amigo incondicional, un caracol de largas antenas azules y ojoscomo dos pequeños huevos duros, que era capaz de escuchar susrelatos fantásticos durante horas.
Caracolín, como lo llamaba Pepe, lo escuchaba atentamente,y sus movimientos lentos apaciguaban a su amigo, que era muyinquieto.
Un día estaban descansando en el bosque, debajo de una alta,altísima palmera. Conversaban, y Pepe Escalera le confió su deseo,su intuición de que un día, antes de morirse, encontraría un tesoromuy preciado con el que cumpliría su ilusión de costear la alimen-tación, la salud y la educación de los niños que lo necesitaran;la condición más importante sería que todo se realizara con jue-gos, con alegría y con amor.
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Caracolín pensó que, después de todo, no importaba que mu-chos creyeran que estaba loco, su amigo a él le parecía muy bueno,y le preguntó:
—¿No te quedarás con nada de ese tesoro?—No —le contestó Pepe Escalera—, me quedaré con los
resultados.—No te entiendo —dijo Caracolín.—¿Cómo que no entiendes? ¿Te parece poca riqueza que no
existan más niños con hambre, niños con enfermedades, niñosque no sepan leer y escribir?
—No, no, no me parece poco. Y ¿crees que lo podrás lograr?Eso es difícil —le dijo Caracolín.
—Bueno, desde este momento me voy a dedicar a buscar eltesoro que me espera, ¿me acompañas?
—Sí —contestó dubitativo Caracolín.Pepe Escalera preparó entonces una pequeña mochila, ya
que Caracolín siempre llevaba la suya y, con la escalera a cuestas,comenzaron a recorrer el mundo, bueno, el bosque, que era elmundo al que ellos tenían acceso.
En cada lugar Pepe Escalera buscaba el árbol más alto, ubi-caba su escalera y comenzaba a subir. Cuando se acababa su esca-lera, con sus pequeños brazos y piernas se abrazaba a los troncosy conseguía llegar a la copa. Allí permanecía durante el tiemponecesario para observar y tratar de visualizar la parte más altade los otros árboles. Así encontró muchos nidos, pájaros de todoslos tamaños y colores. Sus trinos lo mantenían un largo tiempopetrificado, sentía un gran placer al participar de la naturaleza.Subió y subió a cuanto árbol alto encontró en el bosque, e inclusoa otros.
Pasaron muchos días, semanas, meses y años, y el tesoro quePepe Escalera intuía que lo estaba esperando en alguna parteno aparecía.
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Desilusionado, viejo y enfermo, estuvo a punto de abandonarla empresa, y se lo comunicó a su amigo Caracolín, que tambiénestaba muy viejo y cansado, pero de pronto identificaron unaluz por encima de unos árboles que los iluminó y entendieron queesa era una pista para seguir buscando.
¡Ellos no se imaginaban que el tesoro estaba tan cerca!Sobre la copa de una palmera, muchas monedas de oro es-
taban esperando que las rescataran del sol, de las tormentas y delos picoteos de los pájaros.
Pepe Escalera ya no podía subir con agilidad a los árboles, sólolo impulsaba un resto de esperanza; fue así que subió a esa pal-mera, y el viento, moviendo sus largas hojas, dejó al descubiertoun cesto con su tapa entreabierta de la que emergían trozos demetal enmohecido pero que aún brillaban. Esa fuente dorada conlos rayos del sol producía la luz que incitó a Pepe Escalera y aCaracolín a continuar la búsqueda.
¡Años buscando y buscando, y ahora estaban frente al tesoro!¿Se imaginan la escena? Quedaron mudos frente a la cantidadde monedas de oro que había, ennegrecidas por el tiempo. Cara-colín no podía dejar quietas sus antenas y sus ojos eran tan gran-des que se le salían de las órbitas. Con mucho cuidado bajaron elcanasto, sin que se les cayera una sola moneda, y cuando lo depo-sitaron en el suelo estaban tan cansados que se sentaron a reposarsin dejar de mirar las monedas sorprendidos y felices.
Luego de un rato comenzaron a preguntarse: ¿Cómo habíanllegado hasta la cima de la palmera esas monedas? ¿A quiénespertenecían? ¿Por qué estaban allí?
De repente, Pepe Escalera se acordó de haber leído en un dia-rio la historia de un ladrón que había robado en un banco muchasmonedas de oro y que no se sabía dónde estaban escondidas.
Caracolín le preguntó: —¿No se tratará de las mismas monedas?
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PEPE ESCALERA Y CARACOLÍN
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Entonces Pepe Escalera comenzó a pensar que hubiera sidomejor no encontrar ese tesoro; ahora era rico, podía cumplir sussueños, pero siempre le quedaría la duda sobre si es justo repartiralgo que no es propio y que tal vez fue robado.
Como enano adulto, mejor dicho anciano, no podía dejar delado ahora la honradez de toda su vida.
La solución llegó cuando Caracolín le propuso averiguar sicoincidían la cantidad y las características de las monedas encon-tradas con las que habían sido robadas.
No fue difícil averiguarlo, primero fueron a la biblioteca parabuscar en los diarios viejos información sobre el robo; una vezconocidos esos datos irían a esa institución financiera para averi-guar más detalles.
Finalmente comprobaron que había muchas coincidencias, ytambién se enteraron de que el ladrón había muerto huyendo dela persecución de la policía.
Pepe Escalera no pudo cumplir su sueño de construir escue-las, hospitales, comedores, etc., etc., para todos los niños pobres,porque devolvió el dinero, pero sí le obsequiaron un diploma dehonor y otro a Caracolín, y le dieron una recompensa que donóa la escuelita del bosque.
Y para recordar y homenajear a Pepe Escalera y a su com-pañero Caracolín, en todos los pueblos donde quieren a los ena-nos y a los caracoles se instaló la costumbre de que en cada fiestatradicional los jóvenes se suban, como lo hicieron los dos prota-gonistas de la historia, a un palo muy alto, totalmente enjabonado,que representa las dificultades, con un cesto en la punta para quelos competidores, desafiando todos los obstáculos, busquen eltesoro que mantenga siempre viva la esperanza y el empuje paraalcanzarlo, que será diferente según las necesidades y los mo-tivos de cada uno.
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Clara Lione - 6 años
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Irina ylos gnomos
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Agustín Bonacci - 12 años
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uy cerca de allí se encontraba la nieve blanca; blan-
cas eran también las paredes de todas las casas del
lugar y del mismo color era la tez de la niña que, en
medio de una holgadísima cama, se debatía entre sus sueños y la
realidad.
Todo en el ambiente daba una inefable sensación de orden y
limpieza. En un amplio espacio convergían la puerta de entrada
de la casa, la que daba a la cocina, y otras dos que comunicaban a
dos habitaciones. Las aberturas eran de forma semicircular y bas-
tante amplias y las que conducían a los dormitorios tenían pulcrí-
simas cortinas claras, bordadas primorosamente por la tía Natalia,
la tía más dulce de la niña.
Irina tenía seis años, le gustaba chapotear y deslizarse por
la nieve y hacer muñecos con ella pero estaba enferma de tifus;
unos gérmenes habían atacado ferozmente sus intestinos, su fiebre
era altísima y las personas mayores mostraban en sus rostros
preocupación y rodeaban la inmensa cama temiendo un lento y
doloroso desenlace.
Como todos los días llegó el doctor con una pequeña valija ne-
gra donde traía su instrumental. Sacó una jeringa, que en otra opor-
tunidad hubiera horrorizado a Irina, pero esta vez ella ni siquiera
se dio cuenta. Había sido atrapada por unos monstruos que la
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llevaron a un mundo desconocido. Eran gnomos que danzaban
continuamente, pero no se escuchaba la música. Se transforma-
ban y adquirían diferentes tonalidades de marrón. Irina, aunque
se divertía, tenía cierto temor; no veía a sus padres, tampoco a sus
tíos, y ni siquiera se había dado cuenta de que nevaba.
Luego de varios días de inactividad, cansada ya de ver a los
gnomos que danzaban y se transformaban constantemente, Irina
se preguntó si habría una manera de escapar; comenzaba a ex-
trañar a sus amigas y quería volver a jugar con ellas. Sin embargo,
se desilusionó al ver qué cantidad de seres raros se habían con-
gregado en el recinto.
Habían transcurrido nueve días y nueve noches desde el co-
mienzo del viaje; ella lo sabía porque un gnomo que se parecía a
un abuelo canoso, con una cara muy, muy alargada, de una tez muy
oscura, cambiaba en un tablero los días y anunciaba las horas que
regían en ese país.
A poco de contar el tiempo transcurrido, Irina se dio cuenta de
que algo excepcional sucedería. Comenzaron a construir un trono
lujoso, alto, imponente. Los asientos tapizados con distintos tonos
de amarillo resplandecían como si fueran de oro; allí se dispusie-
ron numerosos bancos en forma de herradura y, poco a poco, esos
seres desconocidos entraban en riguroso orden, en silencio y con
el ceño circunspecto, como solía ocurrir en las ceremonias serias
de los mayores.
Finalmente, dispuestos cada uno en su respectivo lugar, sin
tomar asiento, con un cuaderno en sus manos, escucharon un cru-
jido ensordecedor: llegaba el gran monarca, el sumo sacerdote
“Alma de Madera”, que presidía las grandes fiestas y los juicios
decisivos e inapelables.
Irina observaba los preparativos con gran atención, sobre todo
porque se había aburrido mucho hasta entonces. De repente es-
cuchó una vocecita que parecía dirigirse a ella, miró y miró, y no
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atinó a encontrar de dónde provenía, una minúscula pluma de
golondrina había entrado en la habitación llevada por el viento
a través de la ventana. Con sus movimientos formaba frases, y
por ella Irina se enteró de que todos los preparativos eran para
decidir su destino. Al escuchar esto sintió una gran angustia. ¿Qué
significaba su destino? ¿Acaso estaba sola y sin defensa ante esos
seres que nunca había visto?
Con sus pocos años, sintió por primera vez el temor a lo
desconocido.
Cuando estuvo todo dispuesto, dos gnomos vinieron a bus-
carla. Irina se sintió realmente angustiada y con muchos deseos
de llorar. La condujeron ante el trono de “Alma de madera”.
Deslumbrada, escuchó de él las siguientes palabras:
—Has sido atacada por nuestros enemigos, que son también
los tuyos. No podemos permitirles una victoria, primero, porque
con ella morirías, y segundo, porque nos sentiríamos deshon-
rados si no fuéramos capaces de defenderte y de defendernos.
Irina sintió que toda esa situación desconocida se le aclaraba;
había comenzado a comprender que esos seres eran sus defen-
sores, sus anticuerpos.
“El Gran Bactrian” explicó cuántas veces había estado en-
ferma, cuántas había comido demasiados caramelos y chocola-
tes y cuántas los había compartido.
“El Abuelo Moss” dijo que la niña nunca se había burlado de
los mayores y que en ese sentido consideraba, a saber por sus
apuntes, que quedaba absuelta.
“El Gran Maestro” sacó sus anotaciones y luego de darles una
rápida ojeada dijo:
—Por lo que respecta a mi incumbencia, apruebo la defensa,
porque vale la pena.
Cuando le tocó hablar al “Gran Amistoso”, con una sonrisa
permanente, tocándose su hermosa barba, leyó:
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IRINA Y LOS GNOMOS
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—Aún es muy pequeña para juzgarla, pero conoce, de acuerdo
a su edad, el valor de la amistad.
“El Señor Juguetón” no podía quedarse quieto, era dema-
siado movedizo, y muchas veces Irina, atraída por su vitalidad
e impaciencia, había notado que “Seriudo” y “Trompón” lo mira-
ban enojados. Cuando le llegó el turno a “Juguetón”, explicó:
—Irina cuida mucho a sus juguetes, pero los comparte poco,
aunque yo afirmo que es propio de su edad. No obstante, sería
conveniente cambiar, compartir más, si quiere que yo la defienda.
—Sí —contestó la niña, maravillada.
“El Gran Tubo Blanco” dijo entonces, emocionado, pero con
gran precisión:
—Yo debo decir, es mi obligación, que salvo algunas comidas,
esta niña no da problemas para comer. Claro está, ingirió ostras,
que fueron el vehículo de nuestros enemigos.
La prolongada reunión duró varios días; cada uno de los con-
sultantes expuso y aclaró sus anotaciones.
Llegó el momento de la decisión final y le correspondió a
“Alma de Madera” proclamar la absolución. Y luego, poco a poco,
retomó su forma habitual, reconocible para la niña. Era un in-
menso mueble de nogal, que en sus hermosísimas y muy viejas
vetas había creado un mundo fantasmagórico, producto de los
delirios febriles de Irina, que luego de la victoria renacía a la vida
consciente.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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Marianela Bonacci - 6 años
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El viaje enisla flotante
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Lucía Candiotti - 10 años
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acinto, un niño de 10 años, y su padre Ramón eran pes-cadores, bajaban en su lancha con la correntada desde el
puerto San Javier por la costa santafesina y, llegando a Rosa-rio, descargaban su pesca en la zona de La Florida, donde las
playas en verano se llenan de gente joven y de ruidos.Un día, Jacinto esperaba a su padre en la orilla, mientras cui-
daba su embarcación. Era un niño pobre pero muy alegre y ademásno había perdido la ingenuidad que le permitía observar y dia-logar con la naturaleza. Siempre se preguntaba: “¿De dónde ven-drá tanta agua que llena el río Paraná?” Enamorado de su río, nose cansaba de indagar sobre cada planta y cada animal que perte-nece al ancho y caudaloso torrente.
Una tarde estaba sentado sobre la tabla ubicada en la proa dela lancha y escuchaba el suave fluir de las aguas mansas. De pronto,una verdadera isla flotante, llena de una vegetación muy verde yde hojas lustrosas, pasó a su lado con cierto apuro, pero a no másde trescientos metros se detuvo frente a una inmensa mole de hie-rro, con forma de barco, que esperaba, amenazante, ser cargado.
La isla formada por camalotes y otras plantas acuáticas chocócon la quilla del barco y a Jacinto se le ocurrió ir a su encuentro;de todos modos su padre no volvería hasta el anochecer. Sucuriosidad casi pone en peligro su vida porque de repente co-menzaron a moverse las aguas en forma circular y no podía salir
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CUENTOS DE LA ABUELA
de un remolino. El barco carguero se había puesto en marcha, yde este modo despidió la isla hacia la orilla y también a la pe-queña canoa de Jacinto.
Pensó que se trataba de un monstruo que se había transformadoen barco para engañarlo. El ruido que hacía acompañaba su ver-sión; Jacinto aseguraba que habían querido atraparlo.
Era muy común asustarse en el gigante Paraná. Cuando estabacon su papá, que era amigo del río porque lo conocía desde hacíamuchos años, era diferente; él tenía fuerza y sabía cómo enfren-tarlo, pero Jacinto, que era un niño, necesitaba todavía muchasexperiencias en ese medio para poder viajar sin sobresaltos.
Finalmente logró llegar a la costa y se puso a descansar. Al rato,vio que las hojas de la isla, que se había encallado, comenzaron amoverse. Jacinto no entendía nada, miró a su alrededor y no habíauna pizca de viento, entonces su curiosidad lo llevó a acercarse yde repente apareció un monstruo.
—¡Ah! —gritó. —¡No seas exagerado! —le contestó una vocecita.—¿Exagerado yo? —respondió Jacinto—. ¡Cuántas cosas me
han pasado en un rato! ¿De dónde venís?—Vengo viajando desde Corrientes, sin poder bajarme a tie-
rra, ¿sabés qué cansada estoy?De repente Jacinto se dio cuenta de que estaba hablando con
una tortuga y entonces sí que se asustó.—¿Y ahora por qué estás con esa cara de espanto? —preguntó
Estrellita, que así se llamaba la tortuga. Jacinto entonces dijo: —¿Cuándo viste que un chico entienda lo que le dice una
tortuga?—¿Qué tiene de raro? —le contestó Estrellita.—¡Todo!
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—Lo que sucede es que los humanos no nos prestan atención.Vos, en cambio, podés entenderme porque querés entenderme.
—¡Ah no! Si yo cuento esto me van a tomar por loco.—Bueno, eso es cosa tuya, lo importante es que encontré con
quién hablar. ¡Tanto tiempo sola!Ante la evidente tristeza de Estrellita, Jacinto le preguntó: —¿No tenés amiguitos?—Sí, tuve, pero esto de viajar y viajar desde tan lejos me hace
pensar que ya no los veré más.—¿Por qué no les escribís una carta? —le propuso Jacinto. —¿Y quién la llevará a su destinatario? —Si querés yo puedo hacerlo. —Bueno, entonces te dicto.Jacinto le dijo: —No tengo lápiz ni papel, lo que podés hacer es contarme qué
querés decirles y yo se los repito, tratando de recordar todos tussentimientos.
A modo de secretario, Jacinto escuchaba anotando en su mentetodo lo que le decía su amiga: “Queridos papá y mamá, queri-dos hermanos, primos y tíos, queridos, queridos”… —Estrellitasuspiró largamente.
—¿Qué te sucede? —preguntó Jacinto.—Me gustaría escribirle también a Tomás, pero no sé dónde
está.—¿Quién es Tomás? —curioseó Jacinto.—Un tortugo, un dulce amigo, más que amigo. Justamente
lo esperaba a la orilla del río a la altura de la ciudad de Santa Fe,cuando una tormenta comenzó a agitar el oleaje y de repente co-mencé a sentir un movimiento lento, y cada vez me alejaba másde los árboles de la playa. Quiero que le cuentes, si lo ves, quepasé muchos días y noches navegando, viendo nueva vegetación,nuevas ciudades y mucha gente que no respondía a mis saludos
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EL VIAJE EN ISLA FLOTANTE
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y a mis pedidos de auxilio. Creo que nadie se dio cuenta de queestiraba mi cuello y levantaba mi pata derecha saludando. Pasa-mos por la desembocadura del río Carcarañá en el Paraná…
—¿Por qué hablás en plural?—Porque en mi isla flotante había muchos animalitos, insec-
tos, que se fueron quedando en el agua porque no pudieron re-sistir el hambre o la tristeza. Los peces cantaban a mi alrededor,me daban ánimo, pero no podíamos hablar por la velocidad quellevaba la isla arrastrada por la corriente.
Estrellita bajó a la orilla y Jacinto partió con su padre, con granesfuerzo, río arriba.
A los pocos días volvieron al mismo lugar de la conversacióncon Estrellita, y el niño pidió a su padre quedarse en la embarca-ción, con la secreta ilusión de encontrar a su amiga; la isla de ca-malotes aún estaba allí, el río estaba quieto, casi como un espejo.Al rato sintió una vocecita:
—Jacinto, JacintoY este respondió:—Hola, amiguita, ¿cómo has estado? —Como ves, estoy más reposada pero triste, ¿no averiguaste
nada de mi familia y de Tomás? —No, lo lamento. Lo que sí te puedo decir es que vienen ba-
jando muchos islotes, porque aumentó el caudal del río y quizásen alguno de ellos lleguen tus amigos o familiares.
Jacinto y su padre se fueron otra vez y los amigos se despi-dieron prometiendo volver a encontrarse.
Estrellita no dejaba de pensar en Jacinto y éste en la amabletortuga. Ambos estaban felices por la nueva amistad.
Luego de un tiempo Jacinto volvió a las costas de Rosario yaunque la buscó y la buscó no encontró a Estrellita. Se imaginó quela correntada había arrastrado al islote y a su huésped río abajo.No obstante se quedó sentado largo rato y, mirando fijamente el
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CUENTOS DE LA ABUELA
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agua y los camalotes, le pareció ver una cabecita y una pata quese agitaban en señal de saludo.
Le respondió el saludo y en un acto de arrojo se decidió a subira una canoa que estaba amarrada muy cerca y seguir al islote.Cuando estuvo a la par le preguntó al tortugo:
—¿Cómo te llamás?Él le dijo: —Tomás, y estoy buscando a mi prometida Estrellita.Jacinto le contó todo lo que ella le había hablado de él y de su
largo y peligroso viaje, le sugirió que no se desanimara, que enalgún recodo del río, seguro, la encontraría.
Pasaron muchos años, Jacinto ya era un hombre y seguía siendopescador, pero ahora tenía una embarcación más grande y moderna,de manera que podía recorrer todo el río. Siempre recordaba asu amiguita de la infancia, la tortuga Estrellita, y al tortugo Tomás.
Un día, cerca de San Nicolás, “donde los chicos abren lapuerta para ir a jugar”, Jacinto sujetó su embarcación en el mue-lle de esa ciudad histórica, y ¿qué sucedió? Se encontró con tor-tugas que le hicieron recordar a sus amigos. Las tortugas vivenmuchos, muchos años y su casita, su caparazón no cambia casinada, de manera que él podía reconocer a Estrellita, en cambioJacinto se había convertido en hombre, y estaba muy cambiado.Pero como no había perdido su capacidad de hablar con los ani-males, entonces se decidió a llamarlos: Estrellita…, Tomás…,Estrellita…, Tomás…, y acudieron más de veinte tortugas y tor-tugos. Jacinto les preguntó si realmente se llamaban así y res-pondieron todos juntos:
—Es verdad, así nos llamamos.Jacinto dudó si estaba loco o borracho, pero como no recono-
ció a la primitiva Estrellita ni al auténtico Tomás, se propuso in-dagar el por qué de esa coincidencia. Y nunca olvidó el amor queEstrellita y Tomás sentían el uno por el otro.
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EL VIAJE EN ISLA FLOTANTE
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Agustín Pérez - 7 años
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El giganteestático
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Sebastián Garaycochea - 8 años
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abemos, nos damos cuenta de quiénes nos miran?Cuando se trata de personas es fácil saberlo, pero ¿no
habrá otros seres vivos que nos observan o están pendien-tes de nosotros?
Muchos años atrás, cuando en la localidad se habían propuestoforestar los lugares cercanos, a los niños de los dos primeros gradosde la escuela Florentino Ameghino los llevaron a una excursión yle regalaron a cada uno de ellos un puñado de semillas de especiesdiversas. La idea era que pudieran apreciar durante el transcursode la escuela primaria el nacimiento y desarrollo de seres vivossujetos a la tierra. El aprendizaje a largo plazo era sembrar el amora la naturaleza y la apreciación de las diferentes formas de vida.
Algunas semillas no se manifestaron jamás, otras comenzarona emerger trémulas, tiernas e indefensas. Su crecimiento depen-dió mucho de las lluvias, del viento y de la mano del hombre. Losniños que ese día plantaron con gran esperanza esas semillas,junto con otros que lo habían hecho con anterioridad y los que lohicieron después, no sabían que estaban dando origen al hermosoparque que con el tiempo, mucho tiempo, se convirtió en un granpulmón de la ciudad, un lugar donde los pájaros anidan y generannueva vida, y donde algunos hombres, olvidándose de la laborlenta y fructífera de la naturaleza, dañan, a veces, la vida que no essemejante a la suya.
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¿S
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Sin embargo, muchos otros concurren a un parque para delei-tarse con las flores de cada ejemplar, con los frutos y con los dife-rentes colores que adoptan para hacer un bello conjunto con el pai-saje y también para mostrar las etapas anuales de su existencia.
Un caminante se detuvo debajo de un frondoso gigante poli-brazos. Estaba esperando que los niños pasaran jugueteando,irresponsables y libres, sobre un puente que cruza un brazo dellago que se excavó a un costado de sus raíces.
La espera se prolongó lo suficiente para que pasara el bullicioy se detuvieran todos los sonidos y ruidos. Milagrosamente se oyóuna temerosa voz, ronca, ancestral, cuyo origen no se podía detec-tar. El rugir de automóviles que se acercaban y el graznido de unosgansos hizo inaudible la voz, sólo continuó el susurro de la fric-ción de las turgentes hojas entre sí, bajo la presión de una suavebrisa. Las hojas longilíneas y rígidas de un gomero parecían con-tinuar una conversación que el paseante no podía comprender.Se fue desilusionado, pero después de un tiempo, expectante, vol-vió al mismo lugar y se sentó muy cerca del paquidermo vegetal(lo bautizó paquidermo porque su corteza tenía el mismo color grisy la textura de la piel de un elefante, además de un tamaño fuerade lo común; lo diferente era un especie de cabellera verde que pa-recía un manto colocado sobre su lomo).
Así fue pasando el tiempo, todas las mañanas de los días do-mingo, el caminante volvía al mismo lugar con la secreta esperanzade poder escuchar esa voz que intuía no era de un ser humano.
Después de tantas visitas, tanta constancia, cuando ya habíaperdido toda expectativa, incluso se decía a sí mismo que sólohabía sido una ilusión fútil, observó que se acercaban al giganteinmóvil varios niños que pretendían escribir sus nombres en lacorteza. Entonces se levantó e impidió que ello sucediera explicán-doles que esa acción era lo mismo que si con una aguja alguienquisiera escribirles su nombre sobre la piel de su cuerpo.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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Los chicos no entendieron mucho las explicaciones del cami-nante pero abandonaron el intento. Fue entonces que un vozarrónopaco y cansado pronunció: GRACIASSSSS.
¡Qué emoción! ¡Qué hermosa sorpresa! El gigante inmóvil sehabía manifestado otra vez. No se pueden imaginar la alegría delhabitual visitante. Sin embargo, ese hecho le trajo muchos incon-venientes y también risitas burlonas, nadie creía en su relacióncon un árbol.
¿A ustedes qué les parece? ¿Pudo haber sucedido lo que lesconté?
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EL GIGANTE ESTÁTICO
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Daniela Candiotti - 5 años
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El algarrobode todos
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Brenda Saravia - 10 años
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a sabia naturaleza distribuye la vida sin reparar en
dónde. Fue así que comenzó a crecer una pequeña planta
en una calle corta y angosta, generalmente llamada
cortada.
Nadie la había plantado, se había instalado sin permiso. La calle
no estaba pavimentada, de manera que los coches casi no pasaban,
y menos cuando llovía y se formaban lodazales.
El habitante vegetal tenía aspecto de arbusto y, como no mo-
lestaba, los vecinos lo dejaron crecer sin imaginarse cuán grande
se haría.
La cortada seguía creciendo en cuanto a cantidad de habitan-
tes, y por supuesto, se edificaron muchas casas, se hicieron vere-
das, y como el árbol crecía mucho, los vecinos le dejaron el espa-
cio suficiente para que continuara su evolución. Fue de ese modo
que una parte de la cortada se convirtió en una plazoleta casi
redonda, en el centro de la cual crecía continuamente el árbol de
origen desconocido.
Se transformó en el árbol de todos. Y comenzó a dar flores
pequeñas, pero dulces, porque atraían a muchas abejas que sa-
boreaban su néctar. Y después de un tiempo comenzó a dar frutos,
que eran unas bayas muy dulces y carnosas que los vecinos se re-
partían en un muy equitativo y justo ceremonial. Todos esperaban
con ansiedad los cambios del árbol en cada una de las estaciones,
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L
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que resultó ser un algarrobo y se convirtió en una presencia inelu-
dible y en un cómplice silencioso de los vecinos, que lo vieron
crecer.
Así comenzaron las historias del algarrobo de la cortada. Según
Don Pedro, por ejemplo, hubo un tiempo, cuando él era pequeño,
en que los chicos, ayudados por un abuelo carpintero y come-
dido, construyeron en el centro de su copa una casa de madera
donde cabían sólo dos niños que ascendían a la casita mediante
una escalera hecha de cuerdas.
Allí iban a esconderse cuando se escapaban de algún castigo
prometido por sus padres, cuando estaban tristes o cuando que-
rían compartir algún secreto. Lo admirable fue cómo se organi-
zaron horarios y turnos para que todos los niños de la cortada
disfrutaran de la casita de juguete, instituyéndose un orden, y el
respeto al mismo.
Todas las fiestas se celebraban alrededor del árbol. Durante
el tiempo de Navidad se lo engalanaba de tal manera que era una
atracción para todo el vecindario.
Los niños jugaban a la mancha alrededor de él y rodeándolo
armaban una cadena que se agrandaba hasta tocar los frentes
de las casas.
En su corteza se podían leer los nombres de los primeros
enamorados, en fin, el algarrobo significaba mucho en la vida de
los habitantes de la cortada.
Un día llegaron nuevos habitantes, gente que no conocía la
historia del algarrobo de todos, y se manifestaron contrariados
por ese ejemplar gigante que entorpecía el tránsito por la cortada,
que ya estaba pavimentada. Sostenían que era peligroso por las
abejas que atraía, que ensuciaba la vereda y muchas cosas más.
Como los vecinos no aceptaban sus quejas se dirigieron a la mu-
nicipalidad para pedir que vinieran a cortarlo.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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Un día llegó un grupo de jardineros para observarlo y po-
darlo convenientemente, pero fueron expulsados por los vecinos
que consideraron la situación como un ataque al querido alga-
rrobo. Pero el problema ya estaba instalado.
Se hicieron muchos trámites burocráticos, se hizo un registro
de firmas a favor de su permanencia, hasta llegó la televisión. Pa-
recía casi inevitable el final del árbol de todos.
Finalmente uno de los vecinos más viejos de la cortada dio
a conocer su diario en el que había registrado todo lo vivido alre-
dedor del viejo árbol. Lo había escrito desde que iniciara la escuela
primaria hasta el presente. El algarrobo era en su historia un per-
sonaje ineludible, que todos los días lo acompañaba con su pre-
sencia y muchas veces hacía de interlocutor, especialmente cuando
no tenía respuestas a sus problemas.
Su diario se convirtió en un libro y fue publicado. Todo el
mundo conoció así la amistad entre el hombre y las plantas, sus
beneficios y la necesidad de compartir la vida.
Ahora bien, la familia querellante, ¿cómo habrá reaccionado?
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EL ALGARROBO DE TODOS
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Noelia Ferraro - 11 años
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Actividadespara jugar,investigar
y crear
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Pepe Escalera y Caracolín
� Te invito a realizar un experimento. Lo puedes hacer con
una cámara fotográfica, con un teléfono celular con cámara
o simplemente dibujando los diferentes encuadres de un
paisaje.
1. Saca una foto o dibuja uno o varios objetos desde el
nivel del piso.
2. Sube a una escalera y saca una foto o dibuja la vista
desde esa altura.
3. Sube a un piso alto de un edificio o a una terraza y saca
una foto o dibuja el mismo panorama.
4. Compara las distintas tomas y saca conclusiones: ¿Cómo
se ven los objetos? ¿Se deforman? ¿Desde qué posición
puedes identificar mejor los componentes del paisaje?
5. ¿Estás de acuerdo con la afirmación siguiente?: “Todo
depende del lugar desde donde miro el objeto o paisaje
elegido”. ¿Por qué?
� ¿Por qué crees que Pepe Escalera adoptó ese objeto que
lo identifica? Elige algunas de las posibilidades enuncia-
das a continuación y luego redacta un pequeño informe
sobre Pepe Escalera, utilizando las causas elegidas.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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– Porque era de baja estatura.
– Porque era curioso.
– Porque era un soñador.
– Porque no era muy cuerdo.
– Porque estaba convencido de su intuición.
– Porque no tenía otra cosa que hacer.
– Porque quería cumplir sus deseos.
– Porque conocía la existencia de un tesoro y lo mantenía
en secreto.
– Porque quería demostrar que era importante.
– Porque era un aventurero.
� De haber conocido personalmente a Pepe Escalera, ¿lo
hubieras seguido como lo hizo su amigo Caracolín?, ¿o
lo hubieras discriminado como la mayoría? (Sería intere-
sante que fundamentaras tus respuestas, tratando de ser
sincero.)
� Trata de explicar por qué Pepe Escalera y Caracolín eran
tan diferentes y al mismo tiempo se complementaban.
¿Qué vínculo pudo hacer posible la relación entre los
protagonistas de este cuento?
� ¿Cuáles eran las intenciones de Pepe Escalera con res-
pecto al tesoro que él aseguraba iba a encontrar? ¿Qué
harías en su lugar si encontraras un tesoro escondido por
unos piratas que después murieron en una tormenta en
altamar?
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
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� La búsqueda de Pepe Escalera durante tanto tiempo nos
muestra a una persona con las siguientes características:
– Tozudo
– Perseverante
– Seguro de sí mismo
– Coherente
– Esforzado
– Loco
– Diferente
– Obstinado
– Valiente
– Honesto
– Solidario
Busca el significado de los calificativos que no conoces y
elige los que, a tu criterio, corresponden a Pepe Escalera.
� Por fin se cumplió el sueño de Pepe Escalera, y por qué
no, también el de Caracolín, pero, ¿qué problema se les pre-
sentó? Reproduce el diálogo entre los dos amigos. Tienes
a tu disposición las siguientes sugerencias:
– ¿De qué manera actuaron los dos amigos?
– Finalmente, ¿conocieron el origen del tesoro?
– ¿Qué opinas acerca de cómo solucionaron el problema?
– ¿Qué retribución importante recibieron Pepe Escalera
y Caracolín?
– Si hubieses estado en su lugar, ¿estarías contento o
preferías otro final?
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CUENTOS DE LA ABUELA
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� Esta actividad podrías hacerla con tu grupo de amigos.
Tomen como punto de partida el cuento “Pepe Escalera y
Caracolín”, agreguen más personajes y redacten el guión
de una pequeña obra de teatro. Luego adjudíquense los
personajes, ensayen y hagan una representación en la es-
cuela, en el club, en una fiesta de cumpleaños, etcétera.
En cualquier lugar en que lo hagan será un verdadero
desafío al desempeño del grupo y a su creatividad.
� La experiencia vivida por Pepe Escalera y Caracolín ins-
taló la costumbre de realizar competencias subiendo lo
más alto posible en palos enjabonados. Investiga a través
de preguntas a las personas muy mayores o por Internet
en qué consistían esas competencias, dónde y cuándo se
realizaban y si, todavía hoy, hay lugares dónde se siguen
realizando.
Te sugiero que busques en la web la palabra cucaña. Te
sorprenderá cuántas versiones existen de esta competencia.
Irina y los gnomos� ¿Conoces alguna persona que se llame Irina? ¿Cómo te
imaginas que es una joven que lleve ese nombre? Subraya
algunas de las siguientes características: rubia, morocha,
de ojos claros, con cabellos rizados, alta, delgada, robusta,
agradable, orgullosa, solitaria, amable, solidaria. Agrega
otros aspectos posibles, si quieres.
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
� Casi todos los chicos creen que existen los gnomos, ¿viste
o percibiste alguno alguna vez? ¿Cómo te imaginas que
son? ¿Qué formas tienen? Si lo deseas puedes hacer un
dibujo de gnomos.
¿Dónde viven los gnomos?
¿Los gnomos trabajan de gnomos? ¿Qué hacen?
¿Por qué Irina pudo ver y conocer a los gnomos?
� ¿Cuáles de las siguientes situaciones te parece que podrían
producirte visiones como las que tuvo Irina? Elige una y
trata de explicar qué sucedió.
– Porque tuviste fiebre y veías a seres raros pero amables
que danzaban alrededor de tu cama.
– Porque te imaginaste un lugar donde viven estos seres
después de ver una película o leer un cuento.
– Porque te contaron historias de bosques muy, muy
antiguos, cuando las poblaciones estaban muy aleja-
das unas de otras.
– Porque leíste que a un viajero le pareció que lo habían
ayudado cuando casi se cae a un precipicio.
– Porque una persona se perdió al internarse en un
monte y alguien la orientó para retomar el sendero
correcto.
� En qué zona geográfica de nuestro país te parece que pue-
den vivir los gnomos. Averigua en qué lugares y con qué
características geográficas se sienten cómodos los gnomos.
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CUENTOS DE LA ABUELA
� Ubica lo que corresponda en el siguiente cuadro:
Inventa nuevos nombres para otros gnomos, que Irina no
menciona, con su correspondiente función o trabajo.
� ¿Quién es el personaje principal del cuento? ¿Quién es el más
importante de los gnomos? ¿Por qué te parece que lo es?
¿Quiénes eran los amigos de Irina y quiénes sus enemigos?
� De acuerdo con la defensa que hace de Irina cada uno de
los gnomos, ¿cómo es ella? Escribe los calificativos que la
caracterizan.
Irina es:
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Nombre del gnomo Función que cumple en el relato
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
� Si estuvieras en el lugar de Irina seguramente no te olvi-
darías de esta aventura. ¿Por qué?
� Para saber más sobre los personajes mágicos, habitan-
tes de los bosques, te sugiero que consultes:
http://rincondelashadas.com.ar/indexgnomos.htm
El viaje en isla flotanteLee el cuento con atención para luego, si quieres, aceptar
los desafíos que te propongo.
� Transfórmate en un detective que busca las pistas para
descubrir qué es un río (informe confidencial, pueden ser
pistas: fotos, comentarios, explicaciones, noticias, experien-
cias de pesca, navegación, propias o ajenas). Utilizando
algunos de estos datos, identifica cuáles son los ríos que
más te interesan (de tu país o del mundo) y cuenta por qué.
Para aprovechar este material, tienes que ordenarlo en una
carpeta, según las siguientes categorías:
a. Fotos en general (las que sacaste, o las que recortaste de
revistas o diarios).
b. Descripciones de los diferentes elementos o aspectos
del/os río/s que elegiste.
c. Comentarios o noticias sobre el tema.
d. Narraciones (poesías, cuentos, leyendas, etc.) relacionadas.
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CUENTOS DE LA ABUELA
� Como buen investigador, ya puedes llegar a dar un informe
sobre el río elegido. A modo de ayuda, te doy una serie de
calificativos que puedes aplicar:
– Caudaloso
– Rápido
– Navegable
– Con abundantes peces
– Con muchos afluentes
– De color…
– Torrentoso
– Que desemboca muy lentamente
– Etc.
Selecciona cuáles corresponden a tu río y completa la lista,
si te parece posible.
� ¿Te gustaría ser el hijo de un pescador y haber vivido la
experiencia de Jacinto? ¿Qué hubieras disfrutado más de
esa situación?
� Dibuja las escenas en que aparecen los personajes del
cuento, si es posible, formando una secuencia.
� Sugerencia creativa: construye títeres (manoplas o de va-
rillas, por ejemplo) y, utilizando los diálogos del cuento,
realiza una representación. Puedes cambiar la historia
agregando nuevos personajes y acciones.
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
� Observa, analiza y manifiesta qué acciones mencionadas
en el cuento no son habituales.
¿Puedes comunicarte con tu mascota? ¿Conoces
algún/a niño/a que lo haga? ¿De qué manera se realiza
esa comunicación?
� Si pudieras elegir un animal para conversar con él, ¿cuál
sería y por qué?
� Este cuento tiene un final feliz, ¿te gusta cómo termina?
Inventa, si quieres, otro final.
� Como un homenaje al animal, puedes escribir una poe-
sía o una canción dedicada a Estrellita y a sus tortugos
queridos.
� Para saber más sobre el río Paraná te sugiero que busques
información en la web.
El gigante estático� ¿Te pusiste a pensar alguna vez cómo se formaron los
bosques y los parques?
De las siguientes opciones, cuál o cuáles te parece que
pueden ser verdaderas.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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Los árboles de un parque existen:
– Porque los plantaron.
– Porque los transplantaron desde macetas cuando ya
podían resistir la dureza del clima.
– Porque el viento transportó las semillas.
– Porque quisieron nacer.
– Porque a los pájaros se les cayeron las semillas de sus
picos cuando se las llevaban a sus pichones.
– Porque unos niños decidieron hacer la experiencia de
plantarlos y verlos crecer.
– Porque de un árbol cayeron muchas semillas y enton-
ces nacieron sus plantas hijas.
¿Se te ocurre otra posible causa del origen de un parque?
� ¿Qué diferencias existen entre un bosque y un parque?
� Seguramente sabes que de una semilla nace una planta.
¿Qué cuidados necesita para crecer?
� Recordemos, ¿alguna vez pensamos que los árboles y las
plantas tienen vida? ¿Se te ocurrió que un rosal o un malvón
nos dan flores para que apreciemos su color y su perfume?
Te propongo que describas cómo es el jardín o cómo son
las plantas que tienes en tu casa o las de algún parque que
conozcas.
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
� Después de reconocer la vida vegetal que existe en cada
planta, ¿qué consejos les darías a los chicos y a las perso-
nas mayores para protegerlas? Redacta un reglamento
para copiarlo en carteles y distribuirlo en los parques.
� Reflexiona sobre las siguientes imágenes visuales: di-
buja un “frondoso gigante polibrazos” y un “paquidermo
vegetal”.
� Las mascotas entienden las órdenes que les das y el cariño
que le brindas. ¿Pasará lo mismo con las plantas? ¿Nos re-
conocerán? ¿Sentirán que las queremos y las cuidamos?
Elige algunas de las siguientes afirmaciones, las que te pa-
rezcan más acertadas, y luego trata de comprobarlas ob-
servando a tu alrededor.
– Las plantas no tienen la posibilidad de sentir nuestro
afecto.
– Las plantas, cuando las cuidamos, nos brindan hojas
más verdes y lustrosas, dan flores más coloridas y
grandes, dan frutos que sirven de alimento…
– Las plantas, cuando las refrescamos con agua en las
tardes de verano, seguramente nos lo agradecen.
– Las plantas sufren nuestra indiferencia y se mueren, es
decir, se secan.
– Cuando una planta no tiene compañía de otras plantas
está triste.
– Las plantas purifican el ambiente y también lo alegran.
c 63 C
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c 64 C
CUENTOS DE LA ABUELA
� Teniendo en cuenta la importancia que tienen las plantas
para los otros seres, hombres y animales, de la naturaleza,
enuncia los daños que evitarías hacerles.
� Relata lo que le sucedió a un visitante del parque que
tenía la capacidad de percibir las manifestaciones de los
árboles.
¿Cómo sería la voz de un algarrobo, o la de un palo
borracho, o la de una palmera? Trata de crear un tono o mo-
dalidad de voz repitiendo la siguiente frase: Hola, amigo,
¿cómo estás?
� ¿Cuál fue la causa por la que el gigante estático volvió a
dejar oír su voz al visitante habitual del parque? ¿Cuál fue
su gran palabra pronunciada?
� ¿Podrías hacerte amigo de un árbol? ¿Qué le dirías?
Si cuidáramos y quisiéramos más a la naturaleza, nues-
tra vida espiritual y material sería mucho mejor.
¿Estás de acuerdo con esta afirmación? ¿Por qué?
Anímate a formar grupos de compañeros o amigos
que se propongan respetar la vida vegetal.
� Para conocer las rarezas del mundo vegetal te sugiero con-
sultar esta página de la web:
http://elprofe.iespana.es/records/plusmarcas_vegetales.htm
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ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
El algarrobo de todos
� ¿Cómo pudo nacer el árbol de algarrobo si nadie lo sem-
bró ni plantó?
Diferencia:
1. ¿Cuándo siembro un árbol?
2. ¿Cuándo lo planto?
¿Expresamos estas acciones con música? Descríbelas
verbalmente, exprésalas corporalmente, o dibújalas.
� ¿Conoces una cortada cerca de tu casa o en otro lugar que
frecuentas?
Elige cuál de las siguientes respuestas es la más ade-
cuada para vos:
1. Son callecitas cortas y angostas donde los vecinos pare-
cen estar más cerca.
2. Son calles largas que se cortan por obstáculos (vías de
ferrocarril, puentes, diques) y de ese modo quedan di-
vididas en partes.
Sería interesante, para tu experiencia personal, que
busques en un plano de tu barrio o ciudad y localices una
cortada y la visites. Trata de preguntar a sus habitantes si
les gusta o no vivir en la cortada. No te olvides de averi-
guar por qué se quedarían o por qué se irían de la cortada.
c 65 C
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� Si el algarrobo pudiera expresarse, si pudiera comunicar
sus sentimientos, ¿cómo lo haría?
Elige algunas de las siguientes oraciones y luego re-
dacta un texto.
– Con una hermosa floración.
– Con abundantes y ricos frutos.
– Danzaría, al menos en su imaginación.
– Se sentiría triste porque vive solo como ejemplar
vegetal.
– Se sentiría alegre de ser el único y querido árbol de los
vecinos humanos.
– Añoraría vivir en un bosque de algarrobos.
– Guardaría celosamente los recuerdos de todos los
que vio nacer, crecer y amar.
– Renegaría de su destino.
– Querría convertirse en muebles para estar en cada una
de las casas.
– Seguiría cobijando a los vecinos, aun a aquellos que
no lo quieren.
� Sería bueno que manifestaras con mímica cómo se desarro-
lló la vida del algarrobo de todos: las actividades que se
hacían alrededor del árbol y que eran motivo de reunión
y amistad entre los vecinos de la cortada.
� Elige entre las siguientes acciones, cuáles te parecen más
interesantes para hacer en una casa de juguete edificada
sobre un frondoso árbol.
– Contarse secretos.
– Estar más cerca de las estrellas.
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CUENTOS DE LA ABUELA
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– Esconderme y poder observar cuánto tiempo y con
qué sentimientos me buscan.
– Reflexionar sobre algún problema.
– Compartir juegos con mis amigos.
– Escribir poesías para enviar a los seres queridos.
– Dormir tranquilo.
– Hablar con los pájaros.
� ¿Por qué el algarrobo trajo problemas? Relata una nota
periodística sobre los mismos, como si fueras un reportero,
para luego contar a los televidentes lo que sucedía en la
cortada.
� ¿Por qué los nuevos vecinos no querían al árbol? ¿Quién
tenía más derecho a vivir en la cortada: el algarrobo o los
nuevos vecinos? Manifiesta tu opinión.
� Realiza dibujos sobre este cuento y luego descríbelos
verbalmente.
� Para conocer más acerca del algarrobo, sus características
y sus leyendas, puedes buscar información en las páginas
de la web que a continuación te sugiero:
http://www.temakel.com/leleyendadelalgarrobo.htm
http://www.mercoopsur.com.ar/forestales/notas/
elalgarrobo.htm
c 67 C
ACTIVIDADES PARA JUGAR, INVESTIGAR Y CREAR
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Actividades_Elisabetta_Corregido_280610.qxp 11/08/2010 12:31 PÆgina 68
Bibliografía(destinada a docentes)
BARQUERO GOYANES, Mariano. ¿Qué es el cuento? Editorial Co-
lumba, Colección Esquemas, Buenos Aires, 1967.
BETTELHEIM, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Editorial
Crítica, Barcelona, 1986.
BRUDER, Mónica. El cuento y los afectos. Los afectos no son cuento.
Editorial Galerna, Buenos Aires, 2000.
Diario Clarín. “Leer es una forma de saber que no estamos muer-
tos”. Entrevista al escritor Alberto Manguel, Buenos Aires,
01/08/99.
GUELMAN DE JAVKIN, Mirta. Una escuela para creer y saber crecer,
Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1998.
Clínica Médica. U.N.R. Nota y entrevistas. “Efectos terapéuticos de la
escritura y de los cuentos con final feliz”. Entrevista a la
Dra. Elisabetta Pagliarulo, 2009. http://clinica-unr.org.ar/
Entrevistas/26/Interview_26_Pagliarulo.htm
PIAGET, Jean. La formación del símbolo en el niño. Editorial Fondo
de Cultura Económica, Méjico, 1982.
PROPP, Vladimir. Morfología del cuento. Editorial Fundamentos,
Madrid, 1981.
WEINSCHELBAUM, Lila. Por siempre el cuento. Editorial Aique, Buenos
Aires, 1997.
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Convocatoria10º Aniversario de
Arte y Ciencia
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c 73 C
Comisión Organizadora
Bernardo Conde Narváez
Marita Guimpel
Prof. Perla Prats
Por Fundación CIRRO:
Dr. Luis del Río Diez
Por el Suplemento de Educación del diario La Capital:
Lic. Marcela Isaías
Miembros del Jurado
Prof. Silvia Palacios
Prof. Nélida Iadanza
Prof. Leonor Garbarino
Docentes Guías
Ana María Basadonna
Elba Ruggieri
Andrés Maida
María de los Angeles Jovovic
Gabriela Blanco
Marcela Libonatti
Alicia Bracco
Susana Vaccaro
Patricia Dessimoni
Convocatoria_Elisabetta_Corregido_280610.qxp 11/08/2010 12:32 PÆgina 73
c 74 C
Carina Mirabet
Stella Ciampichetti
Griselda Valeri
Gonzalo Ruggieri
Viviana Andrada
Clara González Bolognesi
Laura Berestan
Escuelas, colegios y talleres
Escuela Nº 61 “Juan Lavalle”
Escuela Nº 609 “Floriano Zapata”
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Escuela Nº 150 “Cristóbal Colón”
Escuela Nº 103 “Roque Sáenz Peña”
Escuela Nº 57 “Juana Elena Blanco”
Escuela Nº 1360 “Batalla de Punta Quebracho” - Club de Niños
Pintores TT - Puerto San Martín
Escuela Nº 1358 “Macacha Güemes”
Escuela Especial Nº 2067
Liceo Aeronáutico Militar - Funes
Colegio Part. Nº 1006 Asoc. Centro Latinoamericano
Taller de Arte Infantil - La Línea Voladora
Pequeño Taller
Taller Infantil de Cómic - La Viñeta
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c 75 C
Reconocimientos meritorios
c TAPA DEL LIBRO C
POR EL CUENTO “EL VIAJE EN ISLA FLOTANTE”
Emilia Galarza - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía: Prof. Alicia Bracco
c INTERIOR DEL LIBRO C
POR EL CUENTO “EL GIGANTE ESTÁTICO”
Sebastián Garaycochea - 8 años
Daniela Candiotti - 5 años
Pequeño Taller
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
POR EL CUENTO “PEPE ESCALERA Y CARACOLÍN”
Nicolás Bologna - 12 años - 7º grado
Liceo Aeronáutico Militar - Funes
Docentes Guías: Prof. María de los Angeles Jovovic
y Andrés Maida
Clara Lione - 6 años
Taller de Arte Infantil La Línea Voladora
Docente Guía: Prof. Ana María Basadonna
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c 76 C
POR EL CUENTO “EL VIAJE EN ISLA FLOTANTE”
Lucía Candiotti - 10 años
Pequeño Taller
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Agustín Pérez - 7 años - 2º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
POR EL CUENTO “EL ALGARROBO DE TODOS”
Brenda Saravia - 10 años - 5º grado
Escuela Nº 609 “Floriano Zapata”
Docente Guía: Prof. Marcela Libonatti
Noelia Ferraro - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 61 “Juan Lavalle”
Docente Guía: Prof. Gabriela Blanco
POR EL CUENTO “IRINA Y LOS GNOMOS”
Agustín Bonacci - 12 años - 7º grado
Marianela Bonacci - 6 años - 1º grado
Colegio Part. Nº 1006 Asoc. Centro Latinoamericano
Docente Guía: Prof. Viviana Andrada
c INTERIOR DEL LIBRO - GRUPAL C
Ezequiel Díaz - 11 años - 5º grado
Escuela Nº 1358 “Macacha Güemes”
Docente Guía: Prof. Laura Berestan
Convocatoria_Elisabetta_Corregido_280610.qxp 11/08/2010 12:32 PÆgina 76
c 77 C
Milagros Nair Correa - 7 años - 2º grado
Escuela Nº 1360 “Batalla de Punta Quebracho” - Club de Niños
Pintores TT - Puerto San Martín
Docente Guía: Prof. Clara González Bolognesi
Georgina Olivera - 12 años - 6º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía: Prof. Alicia Bracco
Leandro Segovia - 13 años - 7º grado
Escuela Nº 57 “Juana Elena Blanco”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Camila Tomaino - 6 años – 1º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Facundo Ramírez - 8 años
Taller Infantil de Cómic - La Viñeta
Docente Guía: Prof. Gonzalo Ruggieri
Rocío Fuentes - 11 años - 3º ciclo
Escuela Especial Nº 2067
Docente Guía: Prof. Griselda Valeri
Shokami Sol Oloquell - 5 años
Luca Garnero - 10 años
Pequeño Taller
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
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c 78 C
Sol Perez - 8 años – 3º grado
Escuela Nº 103 “Roque Sáenz Peña”- Taller de Plástica
Docente Guía: Prof. Elba Ruggieri
Aylén Aída Espíndola - 12 años - 5º grado
Escuela Nº 609 “Floriano Zapata”
Docente Guía: Prof. Marcela Libonatti
Patricio Garrido - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía: Prof. Alicia Bracco
Delfina Basadonna - 6 años
Taller de Arte Infantil La Línea Voladora
Docente Guía: Prof. Ana María Basadonna
Juan Manuel Rodríguez - 12 años - 7º grado
Liceo Aeronáutico Militar - Funes
Docentes Guías: Prof. María de los Angeles Jovovic
y Andrés Maida
Brisa Mendez - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 61 “Juan Lavalle”
Docente Guía: Prof. Graciela Blanco
Florencia Luján - 12 años - 7º grado
Escuela Nº 150 “Cristóbal Colón”
Docente Guía: Prof. Patricia Dessimoni
Gastón Mencia - 9 años - 4º grado
Escuela Nº 609 “Floriano Zapata”
Docente Guía: Prof. Marcela Libonatti
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Malena Carabajal - 12 años - 7º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Reconocimiento meritorios destacados
Jackeline Esposo Martinez - 11 años - 5º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Gastón Alcaráz - 11 años - 6º grado
Griselda Britez - 12 años - 6º grado
Kevin Baez - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía: Prof. Alicia Bracco
Joaquín Mentasti - 8 años
Pequeño Taller
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Menciones especiales
Nicolás A. Cianni - 12 años - 6º grado
Ayelén F. Tonso - 12 años - 6º grado
Nicolás Infantino - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía Prof. Alicia Bracco
Pablo Segovia - 7 años - 2º grado
Tais Ricart - 7 años - 2º grado
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Luciana Sánchez - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 61 “Juan Lavalle”
Docente Guía: Prof. Gabriela Blanco
Iván Musurá Baldomá - 8 años
Felipe Bettiol Santiago - 10 años
Taller Infantil de Cómic - La Viñeta
Docente Guía: Gonzalo Ruggeri
Victoria Lione - 8 años
Isabella Antuna - 4 años
Julia Piemonte - 9 años
Ezequiel Lione - 4 años
Julieta Carboni - 5 años
Bárbara Arias - 7 años
Milena Stoccafisso - 5 años
Amadeo Ferrari - 5 años
Taller de Arte Infantil La Línea Voladora
Docente Guía: Prof. Ana María Basadonna
Matías Bertedor - 9 años - 4º grado
Escuela Nº 150 “Cristóbal Colón”
Docente Guía: Prof. Patricia Dessimoni
Ayelén Ibañez - 9 años - 4º grado
José Luis Catori - 11 años - 4º grado
Escuela Nº 609 “Floriano Zapata”
Docente Guía Prof. Marcela Libonatti
María Victoria Perez - 7 años - 2º grado
Ludmila Insaurralde - 9 años - 3º grado
c 80 C
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Sabrina Caviglia - 9 años - 3º grado
Agustín Pérez - 7 años - 2º grado
Luciano Franco - 7 años - 2º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Soledad Gamarra - 12 años - 3º ciclo
Marisol Iglesias - 12 años - 3º ciclo
Escuela Especial Nº 2067
Docente Guía: Prof. Griselda Valeri
Julián Martinez - 12 años - 3º ciclo
Escuela Especial Nº 2067
Docente Guía: Prof. Carina Mirabet
María de los Angeles Campo - 12 años - 3º ciclo
Andrea Ocampo - 13 años - 3º ciclo
Escuela Especial Nº 2067
Docente Guía: Stella Ciampichetti
Facundo A. Iñiguez - 6 años - 1º grado
Mauricio G. Merlo - 7 años - 2º grado
Magalí A. Almada - 6 años - 1º grado
Axel Almada - 7 años - 2º grado
Cristina Silva - 7 años - 2º grado
Escuela Nº 1360 “Batalla de Punta Quebracho” - Club de Niños
Pintores TT - Puerto San Martín
Docente Guía: Prof. Clara González Bolognesi
c 81 C
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Menciones
Karen García - 11 años - 6º grado
Fabio Montenegro - 9 años - 4º grado
Matías Montenegro - 10 años - 5º grado
Escuela Nº 61 “Juan Lavalle”
Docente Guía: Prof. Gabriela Blanco
Tomás Magurno - 10 años
León Raisinguer - 10 años
Martín Raffo - 9 años
Pequeño Taller
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Cristián Magallán - 13 años - 7º grado
Nicolás Romero - 13 años - 7º grado
Escuela Nº 57 “Juana Elena Blanco”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
Melisa Vázquez - 11 años - 6º grado
Escuela Nº 150 “Cristóbal Colón”
Docente Guía: Prof. Patricia Dessimoni
Jesús Bogado - 9 años – 3º grado
Marlen Leguizamón - 8 años 2º grado
Agustina Ponce - 10 años - 5º grado
Escuela Nº 64 “Pablo Richieri”
Docente Guía: Prof. Susana Vaccaro
c 82 C
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Victoria Arregui - 12 años 7º grado
Melani Devetak - 13 años - 7º grado
Liceo Aeronáutico Militar - Funes
Docentes Guías: Prof. Andrés Maida y
María de los Angeles Jovovic
Rocío Caraballo - 8 años - 3er grado
Axel Almada - 7 años - 2º grado
Santiago Arnau - 6 años - 2º grado
Rodrigo L. Ávila - 8 años - 2º grado
Escuela Nº 1360 “Batalla de Punta Quebracho” - Club de Niños
Pintores TT - Puerto San Martín
Docente Guía: Prof. Clara González Bolognesi
Camila A. Fretes - 11 años - 5º grado
Magalí Sánchez - 10 años - 5º grado
Marcos López - 14 años - 7º grado
Lautaro Pedernera - 12 años - 7º grado
Micaela Sosa - 10 años - 5º grado
Escuela Nº 1358 “Macacha Güemes”
Docente Guía: Prof. Laura Berestan
Rocío Quiroz - 11 años - 6º grado
Lucila Morel - 9 años - 4º grado
Samuel Coronel - 9 años - 4º grado
Escuela Nº 119 “Coronel Ortiz de Ocampo”
Docente Guía: Prof. Alicia Bracco
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Índice
Prólogo de Perla Prats, Directora de Arte y Ciencia ......................................... 7
Palabras preliminares .............................................................................................................................. 9
Pepe Escalera y Caracolín ............................................................................................................... 15
Irina y los gnomos ..................................................................................................................................... 23
El viaje en isla flotante ........................................................................................................................ 31
El gigante estático ...................................................................................................................................... 39
El algarrobo de todos ............................................................................................................................. 45
Actividades para jugar, investigar y crear ............................................................... 51
Convocatoria 10º Aniversario de Arte y Ciencia ............................................ 71
Comisión Organizadora .................................................................................................................... 73
Miembros del Jurado ............................................................................................................................ 73
Docentes guías ............................................................................................................................................... 73
Escuelas, colegios y talleres ......................................................................................................... 74
Reconocimientos meritorios ....................................................................................................... 75
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