cuaderno de ingeniería y territorio 11_el paisaje del alto segura
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CUADERNOS DE INGENIERIA Y TERRITORIO 11
Maria Sol Moreno Muñoz, Maria Reyes Serrano Redondo, Rita Ruiz Fernández, Ignacio Tejeda Oliva, Alberto Toledano Sánchez, Cristina Mucientes de La Peña, Alejandro Lustres Real, Ana Barenca Bonet, Mª Jesús Horcas Pérez, Manuel Adame y Pilar Lara Jiménez.
EL PAISAJE DEL ALTO SEGURA La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Ignacio Español Echaniz
Elena Muñoz Espinosa
Marta Tafalla González Proyecto de Paisaje y Evaluación Ambiental Escuela T.S. de Ing. de Caminos C. y P. de Ciudad Real Universidad de Castilla La Mancha
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
1
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Ignacio Español Echániz
Elena Muñoz Espinosa
Marta Tafalla González Escuela Técnica Superior de Ing. de Caminos Canales y Puertos Universidad de Castilla La Mancha
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
2
Edita: Ignacio Español Echániz
Elena Muñoz Espinosa
Marta Tafalla González
Imprime: Publicaciones Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos
Canales y Puertos
Portada: Diseño Ignacio Español. Foto: Vista del Embalse y Presa
del Cenajo, Albacete (Foto Ignacio Español Echániz)
Contraportada: Diseño Ignacio. Español. Foto: Vista del Embalse
del Cenajo, Albacete (Foto Ignacio Español Echaniz)
DL: M-cc-cc
ISBN: 84-690-XXXXX
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
3
A María que nació ayer
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
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Índice de contenidos
Prólogo 5
CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO 8
1.1 Planteamiento del estudio 8
1.2 Las obras públicas en el paisaje 9
1.3 Contenidos del documento 11
1.4 Equipo de trabajo 11
CAPITULO 2: EL RIO, INGENIERIA CIVIL Y PAISAJE 13
2.1 El entendimiento del río y sus valores 13
2.2 Las obras públicas y la estética del entorno 28
2.3 La experiencia estética de la naturaleza. 42
CAPITULO 3: COLORES Y FORMAS 53
3.1. Cómo analizar los colores y formas del paisaje 53
3.2 Contraste 54
3.3 La regularidad 58
3.4 Ameneidad 59
3.5 Uniformidad 60
3.6 Sutileza 61
3.7 Armonia 65
CAPITULO 4. NATURALEZA SUBLIME 73
4.1 Introducción 73
4.2 La grandeza de lo sublime 74
4.3 La luz como fuente de lo sublime 77
4.4 Lo sublime y el terror 78
4.5 Lo sublime de las fuerzas de la naturaleza. 82
4.6 Conclusión 86
CAPITULO 5 LA VISION DEL TURISMO 87
5.1 Planteamiento y alcance del estudio 87
5.2 Visión del paisaje del negocio turístico 89
5.3 Importancia de la naturaleza 91
5.4 Idealización del mundo rural 92
5.5 Actividades turísticas en el paisaje 94
5.4 Diagnóstico de la oferta turística 100
5.5 Diagnóstico de las actividades turísticas 102
CAPITULO 6: VISION LOCAL V VISION DE USUARIOS 103
6.1 Introducción al conflicto interregional del agua 103
6.2 Particularización del conflicto a la zona de estudio 112
CAPITULO 7: EL CARÁCTER DEL PAISAJE 117 7.1 Introducción 117
7.2 La fisonomía del paisaje del embalse de La Fuensanta117
7.3 Elementos artificiales en el paisaje de La Fuensanta 119
7.4 Carácter del paisaje del embalse de La Fuensanta 123
7.5 La fisonomía del paisaje del embalse del Cenajo 124
7.6 Elementos y formas naturales 126
7.7 Formas y rasgos de origen antrópico 127
7.8 El carácter del paisaje el embalse del Cenajo. 128
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
5
Prólogo:
“…afirmo … que tomar un interés inmediato en la
belleza de la naturaleza es siempre un signo
distintivo de un alma buena y que, cuando este
interés es habitual y se une de buen grado con la
contemplación de la naturaleza, muestra al menos,
una disposición del ánimo favorable al sentimiento
moral” (Inmanuel Kant, Crítica del Juicio, 42)
La perspectiva estética forma parte inevitable del estudio del
entorno, de su historia natural y cultural, de su apreciación, y de la
planificación de las intervenciones en él. Sin embargo, no está claro
porqué debiera ser así, dado el uso que se hace en ocasiones del
adjetivo “estético”, como sinónimo de lo que es meramente
agradable a los sentidos, superficial o formal. En realidad, incluso
puede culparse a la ideología estética moderna de la creación de
un concepto de naturaleza como paisaje, profundamente influido
por la práctica artística del género paisajístico, que parece
inadecuado para la apreciación respetuosa, la evaluación y la
planificación de las intervenciones en el entorno. La influencia del
género paisajístico nos acostumbró a contemplar la naturaleza a
nuestro alrededor como si se tratará de una pura escena visual, o a
lo máximo como pantalla donde proyectar sentimientos ligados a
nuestra biografía personal o idealizaciones bucólicas o arcaizantes.
La naturaleza era algo que mirábamos desde la distancia, a ser
posible desde un mirador elevado suficientemente seguro, los
paisajes rurales algo que idealizábamos convenientemente con
ayuda del género pintoresco, los entornos caracterizados por la
presencia de ciertas obras del hombre –un puente elevado, una
potente presa o una carretera arriesgada-, motivos para ensayar el
ejercicio de lo sublime.
La conciencia ecológica ha sido decisiva a la hora de
plantear de nuevo los viejos problemas, bastante olvidados, sobre
la consideración estética de la naturaleza: el valor de la belleza
natural para la vida humana, los criterios de apreciación, o el
carácter de la experiencia y el carácter del juicio sobre lo valioso
estéticamente. Las razones estéticas se esgrimen junto a las
prácticas o las medioambientales en beneficio de un tratamiento
integral del entorno. Es normal que sea así. Creo que también es
necesario. Normal porque tanto la belleza natural como el espíritu
que emana de un paisaje modificado por el trabajo humano a lo
largo del tiempo influyen profundamente en la consideración que
tenemos de un lugar, de un determinado entorno. Ambos imponen
respeto de un modo especial, desde la experiencia sensible, la
contemplación sentimental y la curiosidad cognoscitiva, exigiendo la
conservación posible y la prudencia en la intervención.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
6
Ahora bien, lo que es normal en quienes no han perdido la
sensibilidad hacia el mundo es también normativo. Una
aproximación integral a la naturaleza exige considerar en un todo
cada nivel explicativo ocupado por las distintas ciencias positivas.
Percibir la dependencia entre elementos y procesos, experimentarla
en una forma característica del terreno o en un peculiar modo de
cooperación o de integración de la vida animal y vegetal, por
ejemplo, son capacidades estéticas. Pero más allá de la
experiencia ejemplar de procesos explicados por las ciencias de la
naturaleza, la sensibilidad estética se extiende a la percepción del
significado que todo ello tiene para la vida humana. La capacidad
de activación del sentido estético no es ni meramente visual ni
teórica sino que se da en el mundo de la vida, en el que se
interrelacionan todos nuestros sentidos en la acción con el medio y
estimulados por este. Es en este nivel de interacción cotidiana en el
que llegamos a esa conciencia de lo que es externo a nosotros e
independiente de nuestra voluntad que llamamos naturaleza, de
sus múltiples aspectos y de su impacto sobre nuestra sensibilidad,
sobre nuestro sentido de orientación en el mundo.
Los ríos son fenómenos ejemplares de la interrelación entre
diferentes elementos naturales, y entre lo humano y la naturaleza.
La íntima relación que establece con el paisaje, con las riberas, con
el valle, con la vegetación fluvial, con los organismos que viven en
él o de él, con las formas de vida humana ribereña, con los
puentes, canales y en general las obras de ingeniería que puntean
su recorrido, es perceptible de forma inmediata. No sería un río si
no se contemplaran todos estos elementos. No sería un río si no le
supusiéramos un nacimiento y una desembocadura. Incluso dejaría
de ser un río si a estos elementos no se sumaran la percepción que
del río tienen los regantes, los viajeros, los bañistas, los
exploradores de sus fuentes... La percepción de su carácter
cambiante y dinámico, su fuerza y su fragilidad, el que se trate de
una metáfora tan arraigada de la vida y de la condición humanas
determinan la percepción de su paisaje. Creo que este es el modo
espontáneo de percibir un río, de entenderlo y de apreciarlo. Así
aparece en narraciones históricas o ficticias, en expresiones del
lenguaje, en discursos científicos y literarios.
Por necesidad las ciencias fragmentan el fenómeno y lo
analizan por partes, pero sólo cuando por los motivos que sea, a
veces completamente justificados, otras menos, aislamos alguna
variable con la intención de modificar el curso natural del fenómeno
corremos el peligro de dañar en algún punto su compleja
estructura. Es evidente que el río ha sido desde siempre fuente de
recursos, el inicio de la civilización está unido a la capacidad
humana de aprovechar sus aguas y de dominar su cauce. La
intervención de ingeniería en el río (la canalización, la construcción
de presas, los trasvases…) obedece a la necesidad de solucionar
un problema, o lo que socialmente se percibe como un problema,
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
7
es decir, a la interacción del hombre con su entorno. Sería difícil
encontrar un ecosistema fluvial que no esté afectado
antrópicamente y en particular por obras de ingeniería. En realidad,
como vimos anteriormente pertenece a nuestra concepción de río,
que esté atravesado por puentes, salpicado de molinos, canalizado,
con esclusas, con presas, acequías, etc… Sin embargo, es hoy,
cuando el poder tecnológico y la presión demográfica son más
fuertes que nunca cuando las intervenciones pueden poner en
peligro el equilibrio del sistema, la supervivencia del propio río.
La experiencia estética posee carácter no instrumental, lo
que la antigua estética filosófica denominaba desinteresado.
Contemplar los fenómenos naturales en sí mismos y no como
medios para la utilización y el consumo puede ser un antídoto
contra la explotación del medio. Pero incluso el tratamiento
interesado de la naturaleza (su tratamiento como fuente de
recursos) tiene efectos valiosos que nos reconcilian con nuestro
entorno. Ninguna intervención puede obviar su efecto en el
ecosistema; la conciencia de este hecho ha de guiar la obra entera,
su funcionalidad y también su carácter estético.
La intervención de la ingeniería en el paisaje funda su valor
estético en el hecho de que es un elemento que exhibe de forma
ejemplar la relación de los humanos con la naturaleza, de la historia
con la historia natural.
Por esa razón, ni la funcionalidad concreta aislada del
contexto paisajístico, ni la forma de la obra explican. La excelencia
de la obra radica en buena medida en poner en uso y en evidencia
la relación de los habitantes con el entorno: favoreciendo
experiencias de distancia y proximidad, de dominio o de resistencia,
de accesibilidad o de inaccesibilidad, de admiración del pasado o
de innovación.
El Valle del Alto Segura. La fragilidad y la belleza del paisaje
como debate moral es parte del Proyecto sobre Paisaje y
Evaluación Ambiental, que trata de poner en juego todos los niveles
de interpretación de un paisaje, de un fragmento del territorio
limitado geográfica y administrativamente. Las decisiones públicas
han de estar informadas tanto por el interés material común como
por el conocimiento del medio y la sensibilidad hacia sus
propiedades más valiosas.
La percepción de la fragilidad, que es una propiedad real del
medio, está en el centro del debate, en la necesidad de entender
globalmente el paisaje, su experiencia y las intervenciones en él. Lo
que está en juego es la supervivencia de nuestros paisajes, es
decir, de lo que el medio significa materialmente para la vida natural
y la humana, pero también lo que significa emocional y
culturalmente para nosotros.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
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Lo bello es frágil porque es frágil el equilibrio entre lo humano y lo
natural, la huella de la civilización sobre la naturaleza se trasforma
con facilidad en herida y el cálculo utilitario de medios y fines tiende
a olvidar que el fin último, vivir una vida buena, es incompatible con
la destrucción de una de nuestras mayores fuentes de felicidad: la
naturaleza.
Francisca Pérez Carreño
Catedrática de Estética,
Universidad de Murcia
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
9
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la
fragilidad y la belleza de un río.
CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO
1.1 Planteamiento del estudio de caso
Este estudio es el resultado del proyecto de curso de la asignatura
de Paisaje y Evaluación Ambiental de la Escuela Técnica Superior
de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Ciudad Real
(Universidad de Castilla La Mancha). La asignatura se plantea con
un fuerte contenido práctico de manera que incorpora la realización
de estudios de caso en cuyo trabajo los alumnos, dirigidos y
supervisados por los profesores, revisan las circunstancias de un
caso real trasladando los conocimientos teóricos a su aplicación a
las condiciones de ese caso.
El curso de Paisaje y Evaluación Ambiental de 2006-2007 eligió el
del Valle del Alto Segura, en Albacete, como trabajo para los
alumnos. El ejemplo de este paisaje en el que en ese momento se
estaban llevando a cabo estudios de viabilidad para las conexiones
hidráulicas entre los embalses de La Fuensanta, El Cenajo y El
Talave se prestaba muy bien a cumplir los objetivos docentes y
formativos que persigue la asignatura de Paisaje y Evaluación
Ambiental. Las condiciones del río Segura en su tramo alto y las del
paisaje en el que se enmarca, combinan ejemplarmente valores
paisajísticos de primer orden relacionados con sus condiciones
escénicas, de naturalidad y aprecio popular con la presencia de una
serie de infraestructuras hidraúlicas de tiempos pasados cuyas
capacidades se pretenden mejorar.
El planteamiento del estudio de este caso parte de la idea esencial
de que el valor paisajístico descansa sobre múltiples procesos que
son de distinta naturaleza y entidad y que pueden agruparse en dos
tipos esenciales: Por un lado están los procesos naturales y
culturales que objetivamente han generado la realidad material de
ese paisaje y que pueden ser hasta cierto punto explicados por las
ciencias experimentales de la naturaleza (geología, hidrología,
ecología, geografía) y por las ciencias humanísticas de la cultura
(historia, economía, derecho, sociología). Por otro, están los
procesos de apreciación e interpretación de esa realidad que no
son menos importantes pues son los que determinan el aprecio del
paisaje y la reacción estética, emocional que suscita. Se asume por
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
10
tanto la definición del paisaje como la percepción que tienen las
poblaciones del territorio (Convenio Europeo del Paisaje, Florencia
2000).
1.2 Las obras públicas en el paisaje La aproximación que las personas hacemos al paisaje no puede
evitar estar condicionada por las sensaciones que provoca y los
sentimientos que inspira. La belleza, el temor y la grandiosidad que
sugiere la confrontación con los fenómenos más espectaculares de
la naturaleza son algunas de esas sensaciones. La familiaridad con
el lugar y la apropiación afectiva de aquellos rasgos que sentimos
representan algo propio presiden también la relación sentimental
que tenemos con los lugares que habitamos. La satisfacción de
poder confirmar las expectativas previas y la de aún sorprenderse
por lo inesperado son sensaciones que dominan los paisajes que
visitamos temporalmente.
Esta aproximación estética, sentimental y también cognoscitiva, al
territorio que es el paisaje afecta también a la visión que tenemos
de las creaciones de la ingeniería civil. La admiración por la fuerza
y capacidad de las grandes obras públicas que modulan los ríos,
contienen las tormentas del mar en el abrigo de los puertos o se
abren paso sobre profundos barrancos entre las montañas, es una
sensación que tiñe nuestra mirada sobre la obra civil en el entorno.
También en algunos paisajes deteriorados podemos sentir con
preocupación el frágil equilibrio de los procesos vivos de la
naturaleza y cómo estos se degradan y aproximan su desaparición.
Todos estos sentimientos y emociones junto con un entendimiento
de base componen la dimensión estética que es propia del paisaje.
Los técnicos sin embargo han de realizar un esfuerzo personal para
superar las sensaciones que les suscita el paisaje en el que
intervienen. Este esfuerzo es necesario para abstraer las
condiciones y las cualidades de los procesos en los que se
pretende intervenir para, por ejemplo, construir una presa que
contenga las aguas de un río, levantar un puente que sobrevuele
un vano o excavar un túnel que atraviese la base de una montaña.
La mirada de la ingeniería civil abstrae los procesos de la
naturaleza y de sus recursos para conocerlos bien, poder concluir
las reglas y condicionantes que rigen sus fenómenos y conseguir
así poder diseñar la manera de intervenir sobre ellos con éxito,
modificándolos para satisfacer las demandas del bien colectivo.
En este proceso los técnicos se ayudan de las capacidades que les
proporcionan las ciencias de la naturaleza y los instrumentos
científicos que de ellas se derivan.
Sin embargo, esa visión esencialmente funcional del paisaje, no
existe por sí misma sino que es resultado de un proceso de
acuerdo social que enmarca y determina la presencia de la obra
pública en el paisaje. Es ese acuerdo social el que primeramente
determina la necesidad de la obra civil, es decir, requiere sus
beneficios, para luego organizarse sacando a adelante el proyecto
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
11
de intervención más ajustado a esos condicionantes, para
construirlo y para ponerlo en funcionamiento asumiendo los costes
que implica (sociales, económicos y ambientales) mejorando si
cabe sus beneficios y conteniendo en lo posible sus posibles
efectos negativos.
La ingeniería civil se encuadra en esa condición esencial que le
concede su carácter público. Su razón de ser radica en una
decisión colectiva sobre recursos que, en un sentido amplio, son de
todos (en el caso que nos ocupa, el río y sus aguas) y que se
destinan a satisfacer un fin común determinado (la prevención de
avenidas, el abastecimiento urbano y el regadío). Se trata de una
cualidad ética esencial de la ingeniería civil que descansa sobre el
consenso colectivo que la justifica pero también sobre el
aprovechamiento de recursos que son de todos para su uso en la
consecución de un beneficio colectivo.
La percepción de esa cualidad colectiva de la obra pública
condiciona el perfil de sensaciones que se suscitan en la sociedad
que la contempla como resultado de un esfuerzo colectivo de
acuerdo social inmersa en el paisaje en el que se inserta y en los
sentimientos que éste le inspira.
Se puede decir por tanto que la obra pública actúa con vigor en esa
dimensión estética, sentimental del paisaje, percibiéndose su
presencia dentro de la reacción que provocan las cualidades
estéticas de esta interacción. Fragilidad y belleza del entorno se
confunden en esa decisión colectiva del aprovechamiento utilitario
del entorno que la ingeniería civil articula y materializa con la gran
expresividad estética que suelen poseer sus vistosas instalaciones.
1.3 Contenidos del documento
Este trabajo de curso es un intento de aproximar estas cuestiones
estéticas y éticas que rodean a la razón de ser de las obras
públicas entendidas en su contexto. Para ello en el siguiente
capítulo (que es el segundo de esta publicación) se sientan los
puntos de partida de la cuestión. Primero, se presenta una breve
revisión de las distintas maneras de interpretar un río que
proporcionan las diferentes ciencias que lo tratan. Luego se tratan
las cualidades estéticas que son propias de las obras públicas
apuntando a sus diferentes aspectos y dimensiones. El segundo
capítulo se cierra presentando la estética de la naturaleza, la
cuestión de la ética y estética del entorno y cómo ésta cualifica el
debate sobre el paisaje, sus aprovechamiento y la razón de ser de
las obras públicas.
Tomando como ejemplo las presas del curso alto del río Segura se
han aproximado diferentes sensaciones e interpretaciones del
paisaje, desde las más primarias y abstractas, como los colores y
formas básicas, que se tratan en el capítulo 3, o la sensación de
naturaleza sublime (capítulo 4), hasta las más elaboradas y
complejas, como puedan ser la interpretación que nos da el
negocio turístico (capítulo 5), los intereses colectivos regionales
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 1: Introducción
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(capítulo 6) y el carácter e identidad del paisaje (capítulo 6). La idea
es aproximar la complejidad del aprecio del paisaje desde puntos
de partida teóricos: el conocimiento del río, la responsabilidad
colectiva de la ingeniería civil y la estética de la naturaleza hasta
visiones más pragmáticas y específicas de un caso real.
1.4 Equipo de trabajo
El proyecto fue dirigido por los profesores responsables de la
asignatura Ignacio Español Echaniz y Elena Muñoz Espinosa
que coordinaron y supervisaron el trabajo de los alumnos. Estos
trabajaron en cuatro grupos que se encargaban del análisis de los
valores paisajísticos de distintos tramos del curso alto del Segura.
De entre todos los trabajos presentados para el área de análisis
estético, se seleccionaron aquellos que recogían mejor los objetivos
planteados para el estudio de caso. Sus resultados se recogen
aquí.
Otros alumnos también aportaron con sus trabajos interesantes
resultados que por razones de organización y eficacia no se han
podido incluir en este documento.
Marta Tafalla González, profesora de filosofía de la Universidad
Autónoma de Barcelona, participó en la elaboración de los textos
de introducción y la revisión de los trabajos de los alumnos
seleccionados.
El análisis de colores y formas que se presenta en el capítulo 3 fue
realizado por María Sol Moreno Muñoz y por María Reyes Serrano Redondo a partir del tratamiento de las imágenes
obtenidas de la zona en el trabajo de campo.
Rita Ruíz Fernández desarrolló una aproximación al concepto de
sublime tratando imágenes del área con el criterio de reproducir esa
sensación que para los románticos inspira la naturaleza (cap. 4).
Por su parte, Cristina Mucientes de La Peña y Alejandro Lustres Real, recogieron y analizaron información relativa a la oferta
turística de la zona con el objeto de caracterizar la visión que esa
actividad hace del paisaje y sus recursos elaborando el capítulo 5.
Ignacio Tejeda Oliva y Alberto Toledano Sánchez, desarrollaron
el análisis contrastado de los diferentes puntos de vista de la
opinión local castellano-manchega y de los usuarios del agua en
Murcia sobre la gestión de este recurso y su paisaje. Este análisis
forma el capítulo 6.
La serie de trabajos de alumnos se cierra con la aportación de Ana Barenca Bonet y Mª Jesús Horcas Pérez y de Pilar Lara Jiménez y Manuel Adame que sintetizaron el carácter del paisaje
de los entornos del embalse de La Fuensanta y del embalse del
Cenajo, respectivamente, produciendo unos esquemas formales de
referencia (capítulo 7).
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
13
CAPITULO 2: EL RIO, LA INGENIERIA CIVIL Y EL PAISAJE
En este capítulo se sientan las bases relativas al debate sobre el
aprovechamiento de los recursos naturales y del paisaje que hacen
las obras públicas considerándolos en sus dimensiones estética y
ética y haciendo referencia a las condiciones que se dan en el
paisaje del Alto Segura.
2.1 El entendimiento del río y sus valores
Las sensaciones que provoca en cada persona la contemplación de
un río son diversas, pueden ser casuales o intencionadas pero una
vez que uno se deja llevar por la curiosidad, la observación
detenida permite intuir algunas relaciones que se dan entre sus
formas y sus propiedades. La observación puede acabar
conduciéndonos a la necesidad de un entendimiento del fenómeno
que se observa, a la búsqueda de una explicación de lo que vemos
que inevitablemente se adivina como de gran complejidad.
Esa explicación del río se ha de levantar sobre las aportaciones del
conocimiento científico que nos proporciona herramientas fiables
que atienden a una realidad objetiva. Se trata de una realidad
construida sobre hipótesis científicas de base experimental que se
han contrastado y que se establecen fuera del orden de las
sensaciones libres y sugerentes que dominan la percepción del
observador. Esta realidad objetiva del río se interpreta mediante la
ciencia como un sistema, es decir, como parte de la red de
relaciones causales que se dan entre las distintas formas que
adoptan la materia y la energía.
Algunas disciplinas científicas se plantean una explicación objetiva
de por qué los procesos de la naturaleza ocurren de esa especial
manera en el río. La complejidad del ciclo hidrológico y de los
distintos fenómenos que se dan en él hace que a menudo podamos
confundir las condiciones y funciones de cada uno de sus
componentes. El río como parte más notoria del segmento
continental del ciclo muestra unos rasgos propios. Por ejemplo,
cuando paseamos por la ribera del río y lo observamos es fácil
dejarse llevar por la idea de que el agua es parte esencial del
principio de la vida. Intuitivamente entendemos que la presencia y
el desarrollo de la vegetación y de los animales que observamos en
sus orillas dependen del agua que circula por el cauce; las formas
de vida acuática peces, insectos, nenúfares se nos presentan
también como indisociablemente unidas al río pues no las
encontramos en otros lados.
La fuerza del agua se aprecia también con facilidad. No es difícil
intuir que la energía que produce una central hidroeléctrica es el
resultado del empuje del caudal y de la fuerza que adquiere con la
altura del salto del agua.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
14
Puente de origen romano en Isso (Albacete).
También podemos entender con una mínima abstracción que los
valles han sido erosionados por el trabajo constante del discurrir del
agua sobre los terrenos, un esfuerzo que viene modelando los
paisajes fluviales desde hace más de un millón de años.
La relación entre la intensidad y régimen de las lluvias y la cantidad
de agua que circula por los ríos es otra ligazón que no requiere
gran abstracción. En sentido inverso, la existencia de cauces con
corrientes esporádicas y de poco caudal se da en regiones donde
la meteorología se corresponde con climas secos o poco húmedos.
Pero la vitalidad del río y su capacidad para modelar el paisaje se
relacionan con cierta complejidad. Los caudales de los ríos actúan
con más fuerza en unos terrenos más que en otros; la energía del
río se deja sentir más sobre unos lugares que otros dependiendo
del tipo de material geológico que conforma su lecho. Los
agricultores y en general las poblaciones ribereñas saben bien que
las lindes de los campos se han de ir adaptando a los movimientos
del cauce del río pues este no es fijo. Esa variabilidad es el
resultado de varias de las causas expuestas anteriormente (lluvia,
porosidad de materiales, fuerza del río,…).
Las condiciones del río, el régimen de sus aguas, el
encajonamiento del cauce o su movilidad repercuten directamente
sobre los aprovechamientos que esas poblaciones hagan de los
recursos que les ofrece el río. Estos aprovechamientos que, en
gran medida han determinado la visión que se ha tenido de los ríos,
no han sido siempre los mismos sino que han ido variando con la
historia y han ido marcando con sus huellas el propio paisaje del
río, a veces con restos materiales, otras sólo con el efecto de sus
acciones o en muchos casos sin dejar trazo alguno de su
presencia. Los usos que se hacen de los ríos y de sus recursos
también participan en el sistema que determina las condiciones y
cualidades del río a veces incluso de una manera fundamental, casi
siempre dejando rastros de su influencia.
Las sociedades más primarias, más próximas a los recursos
naturales por depender en mayor medida de ellos, llegaron a
elaborar una cierta idea de la necesidad de equilibrio y de la
fragilidad de los recursos del río: desde la idea intuitiva, de que los
vertidos en un punto del río dificultan los posibles
aprovechamientos aguas abajo y entorpecen el desarrollo de una
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
15
determinada flora y fauna más sensibles y dañables, a la necesidad
de organizar la disponibilidad del agua disputada entre varios
posibles usuarios o de regularla para prever los tiempos de
escasez.
Las ciencias explican que son los propios recursos del río (su
morfología y cauce, su régimen de caudales, su biota y sus
aprovechamientos) los que mantienen su vitalidad y lo hacen sobre
el equilibrio que se da entre las relaciones que mantienen entre sí.
Estas relaciones determinan las capacidades del sistema y sus
cualidades. Si bien estos equilibrios tienen umbrales de cierta
amplitud y sometidos a determinadas cargas de aprovechamiento
son recuperables, es a partir de una determina intensidad de las
acciones cuando el sistema entre en crisis y no se recupera,
perdiendo así sus recursos, sus funciones o incluso su propia
vitalidad. Las distintas ciencias que estudian el río han tratado estos
equilibrios y fragilidades del río desde sus puntos de vista e
intereses parciales.
Lo que sigue es una breve revisión de las aportaciones que las
distintas ciencias hacen de la visión del río, de sus procesos y
recursos. Se incluye también una breve mención a cómo
aproximan su equilibrio, o en sentido inverso, su fragilidad así como
una estimación de su calidad.
2.1.1 Geomorfología
La principal cualidad que configura y determina la base física de lo
que entendemos por territorio fluvial son las formas del relieve. La
ciencia que las estudia y explica es la geomorfología.
El estudio de esas formas en el río trata de sistematizar y explicar
cómo se reparte el agua al discurrir y filtrarse sobre las
irregularidades del espacio fluvial. Cómo circula por superficie o
subsuelo, las zonas donde se acumula más agua y las zonas que
antes se secan serán definidas por la geomorfología del río. Al
mismo tiempo que las formas del terreno determinan cómo fluye el
agua sobre él o cómo se infiltra, el paso del agua modela y
transforma en un proceso interactivo y dinámico de gran
complejidad.
Estos procesos van a depender mucho de la naturaleza de los
materiales que conforman el lecho del río, de su geología, y
también de la susceptibilidad de estos materiales a ser
erosionados, de la entidad y dureza de los materiales geológicos.
En los ríos, las formas geológicas superficiales y subterráneas son
específicas de cada caso por ser resultado de las fuerzas
modeladoras del río, del aporte de material, de su erosión y del
balance entre ambos.
El cauce del río conforma un corredor lineal ligeramente más
deprimido que los terrenos adyacentes y que lateralmente, a partir
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
16
de sus márgenes, se extiende con una cierta pendiente a lo largo
de un extenso territorio que es el que al recibir las aguas de lluvia
las dirige por su caída natural hacia ese cauce. A ese territorio, que
puede incluir otros cauces menores o secundarios al principal, lo
llamaremos cuenca vertiente.
Este territorio es especial por incorporar no sólo las condiciones de
la superficie que reciben el agua de lluvia y la dirige sino también
las condiciones del terreno en profundidad pues el subsuelo es
parte fundamental y soporte de todos los procesos geodinámicos
que ocurren en el río, el cauce, sus márgenes y su cuenca.
Superficie y subsuelo están estrechamente conectados y forman
una unidad funcional.
Desde el punto de vista de la dinámica de la morfología fluvial, la
estabilidad del río se puede ver afectada con mayor o menor
gravedad por tres acciones principales. Por un lado, la ocupación
de alguna parte de su territorio, mediante la instalación de
edificaciones u otras construcciones sobre terrenos aluviales los
substrae de los procesos de equilibrio dinámico de la morfología del
río, iniciando un proceso de reequilibrio propio. Por otro lado, de
forma indirecta se puede provocar la interrupción o modificación de
lo que se llaman “los caudales sólidos”, que no es otra cosa que el
flujo de los materiales que el río va erosionando, arrastrando y
depositando a lo largo de su discurrir.
El curso del río Segura recoge las aguas del karst.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
17
Estos caudales sólidos pueden alterarse de varias maneras: por
reducción de la fuerza de la corriente (que hace que decanten en
ese punto), por disminución de su caudal (que reduce los aportes
en general) o por interrupción de la circulación cuando por ejemplo
se interponen barreras o elementos transversales al cauce (que
contiene los aportes en su descenso por el río).La tercera vía de
actuación sobre la morfología del río consiste en la intervención
directa sobre las formas del río, modificándolas con la construcción
de lechos artificiales, la extracción de arenas de río o el dragado en
la base de su cauce, la construcción de escolleras en sus
márgenes o cuando se construyen tramos enteramente nuevos de
cauce y márgenes, las llamadas rectificaciones del cauce que no es
otra cosa que dibujar la nueva línea por donde circulará el río.
La visión que esta disciplina hace del río contempla la vitalidad y el
equilibrio de las formas vivas del relieve del río. Es decir, un río
dinámico que erosiona, que transporta y aporta materiales a todo lo
largo de su cauce; que regularmente inunda su valle y reduce su
flujos hasta casi desaparecer y que como consecuencia mantiene
una morfología específica que incorpora la franja deprimida del
cauce y otros terrenos más elevados en las márgenes, terrazas,
áreas de depósito, arenales, etc.; que cuenta con una cierta
variabilidad de las formas y zonas generadas por él. Y, sobre todo,
que no se encuentra rígidamente encorsetado en un recipiente
rígido artificial.
En el caso del río Segura, el resultado de las formas características
del cauce, de sus márgenes y del valle, y con ellas la estética del
río y de su paisaje en este tramo alto se deben a esa dinámica
morfológica que es en su caso el factor determinante principal. Son
materiales calizos kársticos por tanto altamente erosionables por
disolución química, estos han configurado un cauce muy, muy
encajado por el que el río discurre se podría decir que disolviendo
la roca. Estos materiales favorecen la generación de cavidades
superficiales y subterráneas por las que circula el agua
manteniendo activos una serie de procesos de desgaste-disolución
cuyo resultado es la generación de formas caprichosas y muy
peculiares (típicamente kársticas1) y una disposición casi vertical de
las paredes del río, gargantas y hoces prácticamente inaccesibles
en buena parte de su curso.
2.1.2 Hidrología
La Hidrología explica el río desde el agua y sus flujos: cuánta agua
accede al río, qué territorios de la cuenca vertiente lo alimentan,
cuánta agua circula por su superficie y cuánta se infiltra en el
terreno y circula por el subsuelo. Esa circulación superficial y
1 Que no son otra cosa que cavidades y formas muy específicas generadas por la disolución de la roca debida a la circulación constante del agua.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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subterránea se comunica a lo largo, ancho y profundo de toda la
cuenca del río. Además, los flujos de agua no tienen la misma
intensidad (caudal) a lo largo del año, ni a lo largo de las diferentes
estaciones, ni siquiera a lo largo de una serie de años.
Existe lo que se llaman periodos hidrológicos hiperanuales que son
variables a diferentes escalas de tiempo y en las diferentes zonas
del planeta y en cada región. Según sean los periodos hidrológicos
de intensos y recurrentes y según lo asimile el río llevará más o
menos caudal durante más o menos tiempo. Y ese caudal podrá
ser en mayor medida o menor medida superficial y/o subterráneo.
Por otra parte, la aportación del agua al río depende del clima,
fundamentalmente de las precipitaciones (lluvia principalmente a
veces nieve) y de las temperaturas (que determinan la cantidad de
agua que se evapora), de la geomorfología de la cuenca (que
retiene, que deja escurrir, que guarda en su interior), de la
porosidad de los materiales (que dejan penetrar el agua hasta
cierto punto o no), de la capacidad de los acuíferos (en el caso de
que existan y del volumen que estos pueden almacenar), de la
cubierta vegetal que asimile el agua, la transpire y/o la retenga en
su follaje, y de la organización de todo este sistema en su conjunto.
Desde el punto de vista de la hidrología un río es muy sensible a la
modificación de los caudales líquidos circulantes, a la alteración de
la calidad de sus aguas y a la alteración de la distribución espacial
y temporal de caudales y calidades.
Esa modificación puede producirse cuando se detiene el agua con
obras que la almacenen (p.e. presas de embalse), la regulen
además de extraerla y llevarla a otros lugares distintos del cauce
natural (p.e. tuberías, canales, acequias, abastecimientos) o
cuando se modifican la composición y cualidades del agua por
vertidos al cauce tras su uso (doméstico, industrial o agrario) o
como resultado indirecto de otras acciones (cambios de velocidad
del agua, pérdida del caudal de agua, construcción de lechos y
márgenes artificiales, otros).
Un río con menos caudal y peor calidad pierde la capacidad de su
recurso principal: el agua que se ve disminuida en sí misma y en
todas las funciones y usos que proporciona (geomorfología,
energía, mantenimiento de la vida en sus diferentes formas, usos y
aprovechamientos humanos)
Para la hidrología, se asume el río como un sistema poseedor de
unos caudales naturales que le son propios, con un régimen y
cantidad que se deben al tiempo y lugares al que pertenece y que
puede así mantener las funciones y usos propios de ese sistema.
También, se aprecian las cualidades del agua, ya que la
composición de esta es propia del cauce por el que circula y de las
funciones que ejerce sobre la morfología, la biota o la cultura
humana.
En el caso del río Segura la lluvia es escasa y concentrada en dos
periodos del año, es un régimen típicamente mediterráneo.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
19
Nacimiento del rio Mundo en el Calar.
Sin embargo, la superficie de recogida de aguas, su cuenca
vertiente, es extensa, siendo su cabecera más lluviosa. Se trata de
una zona de sierras con numerosos y cuantiosos afluentes que
vierten al río principal. También es característico el complejo
sistema de acuíferos calizos que retienen el agua de lluvia y que
proporcionan una cierta regulación natural dosificándola poco a
poco al sistema hasta finalmente acceder al río. Este carácter
hidrológico del Segura es reconocible no sólo por la comprobación
directa en los medidores o aforadores2 repartidos por la cuenca
sino también por la existencia de numerosas fuentes y manantiales
a lo largo del curso del río que denotan la gran actividad hidrológica
y una circulación muy peculiar derivada de la composición
geológica dinámica del lecho y subsuelo del río.
Otra de las características hidrológicas de este río es su marcado
carácter mediterráneo levantino en buena parte de su recorrido. Lo
que traducido en términos de la presencia de agua sería algo así
como la repentina y esporádica caída de grandes cantidades de
agua3 en muy poco tiempo. No obstante, el río se encuentra
regulado en su tramo alto por la acción de la presa de la
Fuensanta.
Las calidades del agua en este tramo alto del Segura se pueden
considerar elevadas aunque delatan la presencia de acuíferos
calizos y el arrastre de sales que la hacen ligeramente dura. La casi
ausencia de actividades humanas de alcance evita la
contaminación de aguas residuales, agrícolas o industriales que es
típica en otros ríos peninsulares y en otros tramos de este río.
2 Utensilios que utilizan los organismos responsables del control hidrológico y los técnicos estudiosos de estas disciplinas 3 Y que tradicionalmente han producido inundaciones catastróficas para las que la población, que ocupaba los terrenos fluviales secos la mayor parte del tiempo, no estaba preparada por desconocimiento o por olvido.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
20
2.1.3 Ecología
Las características ecológicas del río, es decir, sus condiciones
como sistema soporte de distintas formas de vida, son muy
especiales. Existen determinados organismos vivos que son
propios de los ríos, éstos se presentan con una disposición o
reparto tanto en sentido longitudinal como transversal del cauce, se
trata de las comunidades animales y vegetales que están
especializadas en el territorio fluvial y en sus diferentes zonas. Esas
zonas interiores del río se diferencian por la profundidad, velocidad
de la corriente, temperatura del agua, etc, definiendo diferentes
hábitats acuáticos. Estas zonas son específicas para cada río y
para cada tramo de río y también para cada tiempo del río
(estación).
Además de la riqueza y especificidad ecológica del río propiamente
dicho existe una gran variedad de ecosistemas en sus riberas. Esta
variedad tiene que ver con la inundación permanente que se
mantiene en el cauce y que crea desde las riberas hacia el exterior
un gradiente escalonado de ámbitos decrecientemente húmedos en
función de los diferentes niveles de presencia de agua que soporta
cada franja de terreno (de máxima humedad o inundación
constante, a menos humedad o inundación esporádica, pasando
por terrenos encharcados o tierras húmedas por las que, aunque
presente, no circula el agua). Cada uno de estos ámbitos mantiene
determinados tipos de vegetación y de comunidades de fauna que
están especializados y que en conjunto reúnen una gran variedad.
El conocimiento e interpretación de los hábitats4 asociados al río y
sus riberas y las relaciones entre los distintos hábitats son objeto de
la ecología. Para la ecología la fragilidad del río radica en la
posibilidad de afectar a las necesidades mínimas de las especies
vegetales o animales que se mantienen asociadas a las
condiciones de los distintos hábitats del río.
Dichas necesidades son diferentes para cada especie y
corresponden con las que requiere el mantenimiento de las
funciones vitales de todo organismo vivo, destacando entre ellas el
mantenimiento de hábitats viables en el río tanto en términos de
extensión como de calidad, es decir, con caudales suficientes y
calidades del agua admisibles para la vida.
La peculiaridad que mantiene el ecosistema fluvial es su
conectividad longitudinal, transversal y de profundidad, en un
corredor en el que partes aparentemente distantes entre sí se
encuentran directamente conectadas por el agua y por su
circulación de manera que los recursos para la vida de una partes
4 El concepto de ECOSISTEMA se utiliza aquí como concepto integrador del río, tomando la palabra directamente de la ecología y que implica un intercambio de materia y energía entre todos los elementos que lo componen o que forman parte de él en algún momento; mientras que el significado de la palabra HÁBITAT es más reducido y se aplica a las necesidades básicas de una determinada especie (en forma de alimento, temperatura, lugar de nidificación, relaciones particulares con otros individuos o con otras especies, …).
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
21
(oxígeno del cauce central, aguas calmas de las márgenes,
microorganismos, zonas profundas de refugio, etc.) colaboran con
el mantenimiento de los seres vivos de otras zonas aparentemente
alejadas de ellas pero en realidad estrechamente relacionadas e
interconectadas en su vitalidad.
El principal valor del paisaje del río es para la ecología la
variabilidad de sus ecosistemas que radica en la variabilidad
espacial y temporal de las diferentes comunidades vivas fluviales
que las hace especialmente singulares y diferenciadas de los
ecosistemas terrestres relativamente más estáticos. También en su
distribución espacial, que lejos de ser azarosa o arbitraria responde
a unos patrones muy complejos de la distribución de las calidades
del agua (velocidad, acidez, oxigenación, sales, etc.) y de sus flujos
(orillas, cauce central, lecho, meandros, zonas de rápidos)
principalmente. Para apreciar el sistema fluvial la ecología requiere
de la visión de las demás ciencias: la morfología del terreno, el
estudio de la composición del suelo, la bioquímica del agua y el
conocimiento hidraúlico de la circulación del agua pues son ellas la
que explican las cualidades de los distintos ambientes del río y que
son necesarias para entender las relaciones de materia y energía
existentes entre los singulares organismos vivos propios del
sistema fluvial.
La vegetación de ribera acompaña al curso del Segura
El río Segura en su tramo alto conserva en bastante buen estado
comunidades vegetales y animales que se encuentran sólo o
principalmente en ríos. Cada una sobre sustratos de diferentes
grados de humedad se dan en este tramo del Segura: vegetación
acuática (sumergida), vegetación permanentemente encharcada
(helófitos) y la vegetación de ribera (galerías fluviales arbóreas o
arbustivas) son los principales tipos de vegetación frecuentes
Segura.
Hay otros tipos de vegetación que son también muy específicos por
su especial contexto climático, edáfico y geomorfológico como son
las comunidades de paredes rezumantes (propias de las tobas), las
comunidades casmofíticas (en las fisuras de las calizas) o las
rupícolas (que prosperan sobre paredes de roca). Algunas de ellas
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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gozan, además, de protección legal por su valor ecológico y natural.
La variedad de especies animales también es destacable.
Este tramo alto del río tiene también una gran importancia
ecológica cuando se le contempla en el contexto de las sierras por
las que discurre a cuyos hábitats proporciona una gran
bioproductividad adicional sirviendo a aquellos ecosistemas
también como un eficaz conector biológico lineal.
2.1.4 Historia de la cultura
La Historia de la Cultura fluvial atiende a cómo el hombre se ha
relacionado con los ríos y los ha utilizado. Las actitudes colectivas
que conforman esa cultura derivan de la interpretación particular
que cada sociedad y cada comunidad han hecho de la realidad del
río. Aspectos como los usos actuales y pasados de los recursos del
río, de las márgenes fluviales (de la vegetación fluvial, del agua
circulante, de los vertidos al río, de la generación de energía), de
los sistemas de comunicación asociados al río, de la estructura del
poblamiento en torno al río y a su dinámica son algunos de los
elementos que componen esa dinámica cultural. Con el paso del
tiempo, las distintas actitudes culturales han ido superponiendo los
efectos de sus acciones sobre el río de modo que los encontramos
en la actualidad como claves históricas del pasado que nos
permiten su interpretación.
Estas claves pueden aparecer conservadas en mayor o menor
medida ya sea como elementos discernibles (construcciones,
ruinas), como rasgos (condicionantes del trazado del cauce, de sus
márgenes o su lecho) o como simples relaciones (proximidad del
cauce actual a un antigua defensa fluvial). En definitiva, un análisis
diacrónico de los culturas fluviales del pasado nos permite extraer
pautas de los aprovechamientos del río, de la organización
territorial o de la relación con de las diferentes dinámicas del río
que relativicen el presente y revelen posibilidades de entendimiento
del sistema fluvial para un mejor futuro del río.
La historia de la cultura fluvial entiende el conjunto de los
aprovechamientos del río como un complejo conjunto de
información sobre las culturas que se relacionaron con él. Su
sensibilidad radica así en la posibilidad de eliminar la capacidad de
proporcionar información de esos elementos, rasgos o relaciones
que se conservan en la actualidad más o menos evidentes. Esas claves que nos explican cómo el ser humano ha entendido
cada río según el momento cultural, las actitudes e ideario y, en fin,
las circunstancias en los que le ha tocado vivir.
El río como frontera territorial, los tramos vadeables como puntos
de paso, el río como fuente de alimentos, el río como sistema de
comunicación navegable, son algunos de los papeles que el ser
humano ha concedido al río a lo largo de la historia y que se
pueden explicar por medio de claves.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
23
Los aprovechamientos tradicionales de la vega y cauce del río en el barranco de Lietor (Sra. de Alcaraz) determinan las condiciones del río y sus valores.
Esas claves en forma de elementos simples construidos como
torres de vigilancia, puertos de navegación o molinos hidráulicos. O
en forma de relaciones y redes complejas de mayor alcance
territorial como sistemas de regadíos entorno al río, calzadas de
comunicación paralelas al cauce, sistemas de desagüe urbano o de
defensa militar.
La visión que proporciona el conocimiento de la historia y cultura
del río descansa sobre el aprecio que deriva del entendimiento de
todos los elementos y relaciones que han participado en la
evolución del río como sistema cultural dinámico hasta hoy.
A grandes rasgos, en el alto Segura se pueden diferenciar cuatro
etapas históricas principales: la primera, en la que se impone su
función de conexión territorial debida sobre todo a su posición
estratégica de comunicación del levante con el sureste y centro
peninsular; la segunda, en la que destaca la utilización de la cuenca
de este tramo alto para producción maderera (que incluía
principalmente reforestación orientada a la producción y talas
periódicas); una tercera, desarrollada durante el siglo XX, de
construcción de grandes presas para el embalsamiento y
regulación del agua (para su uso en las huertas y regadíos de la
región de Murcia principalmente); y la época actual definida en la
que a los usos anteriores se unen unos nuevos usos de menor
escala y repercusión en el general de la cuenca que están más
relacionados con el disfrute del río y sus valores naturales (pesca,
senderismo, deportes acuáticos, turismo rural, etc).
Otros usos muy comunes en otros ríos (o en los tramos medios y
bajos del propio Segura) como son la ocupación de las márgenes
del río (p.e. por edificacioens de uso residencial o industrial), el
vertido de poblaciones, la contaminación difusa proveniente de los
retornos del regadío o el tránsito de vehículos o construcción de
carreteras sobre cauce y márgenes son en el tramo alto del Segura
muy excepcionales, dada la poca accesibilidad y topografía tan
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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abrupta y difícil de este tramo y, por otro lado, la baja densidad
poblacional y modesta actividad económica que lo caracteriza.
Estos factores hacen que la visión que tienen las poblaciones más
cercanas sean únicamente periféricas pues no se relacionan
directamente con el río, siendo además vadeable sólo en puntos
muy concretos y de acceso restringido al cauce en muchos tramos.
2.1.5 Paisaje
El paisaje del río incorpora la percepción del río y su entorno
relacionándose con su disfrute, lectura y aprecio. Además de la
percepción que permiten los criterios que proporcionan las ciencias
que interpretan el río y su dinámica (geomorfología, hidrología,
ecología, historia de las culturas del río) está la visión que genera
en el observador la respuesta estética, dejándose sentir tanto en el
entendimiento como en el sentimiento del paisaje la influencia más
o menos elaborada que ejercen la corriente romántica, los medios
de comunicación, la propaganda turística o la visión local.
La definición del Convenio Europeo del Paisaje, Florencia (2000),
asume como paisaje la percepción que del territorio tienen las
poblaciones. De acuerdo a este concepto el paisaje fluvial se puede
caracterizar mediante el análisis de los significados que se perciban
en el territorio del río, los rasgos y formas que le dan su carácter y
las condiciones escenográficas propias del valle del río en las que
se muestran todos estos valores.
La fragilidad del paisaje fluvial tiene que ver con la posibilidad de
alterar los significados que la población identifica como principales
del río es decir con el mantenimiento de las formas que permiten la
percepción de esos significados (y de los sistemas dinámicos que
mantienen esas formas), también con la información de referencia
que maneje la población que le permita desentrañar esos
significados.
Estos referentes dependerán de la historia lejana o reciente que
haya tenido el río y de cómo se conserve en la memoria colectiva
de la gente. El temor por las inundaciones, el bienestar por la
obtención de alimentos de las vegas, y los sucesos y
acontecimientos que hayan originado creencias, mitos o lugares
sagrados son sólo algunos ejemplos de esas lecturas.
Los aspectos que atañen al carácter del paisaje son aquellos que
se apoyan en las formas de la hidrología, la geomorfología, la
ecología o la historia y que son principales y específicos del río en
términos de las estructuras y procesos que identifican esas
ciencias.
La susceptibilidad de modificar o alterar la escenografía, es decir, el
marco de relación entre el observador y el paisaje, vendrá
determinada por las condiciones generales de la cuenca en
cuestión.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
25
El paisaje del rio Segura aguas arriba del Embalse del Cenajo.
Aspectos como la visibilidad, organización de la escena y
accesibilidad son sólo algunos de los aspectos que pueden ser más
frágiles en el paisaje del río.
El atractivo del paisaje del río descansa sobre la riqueza de sus
propios significados, de hecho está en el conocimiento y la
apreciación que la sociedad hace de sus formas.
Observar al río como lo que es, entender y disfrutar los procesos
que lo hacen ser así e interaccionar con otras estructuras y
mecanismos (relieve, biocenosis, cultura), en una palabra apreciar
su condición de sistema vivo es parte de ese atractivo. El
reconocimiento y aprecio de los procesos hidrológicos,
geomorfológicos, ecológicos y culturales es parte de su gran
atractivo que radica en constatar su variable escenografía, de valle
abierto o cerrado y sinuoso, establecer la relación entre los colores
y rasgos de las distintas formaciones vegetales y la infinidad de
relaciones y matices estéticos y causales del universo dinámico del
río. La accesibilidad, la contemplación, la observación y la
conciencia que la población tiene de ello participa de ese atractivo y
de su reconocimiento.
El río Segura por su parte presenta un paisaje con un marcado
carácter principalmente por las formas que le impone su relieve.
Este condicionante principal es el que, junto con el clima
mediterráneo, rige el resto de sus rasgos específicos: la
peculiaridad natural comentada, su escenografía sublime, su
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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accesibilidad limitada históricamente, la escasa relación directa de
la población con el entorno o la utilización del recurso hídrico en
puntos muy alejados de donde se embalsa el agua (riego en la
huerta de Murcia, Campo de Cartagena, etc.) junto con otros
aprovechamientos menores vinculados al río (madera, turismo
rural, pesca, caza, etc) completan esta breve visión del Segura.
2.1.6 La visión que las ciencias hacen de los ríos
Existen múltiples formas de entender un río. Si nos referimos al
saber popular aparecen múltiples concepciones que intentan
explicar lo que es un río, su esencia y características desde
visiones mágicas y legendarias hasta las interpretaciones más
elaboradas de la experiencia campesina pasando por el amplio
abanico de metáforas que proporciona el arte para explicar las
sensaciones que produce su observación.
Se han recogido aquí las visiones que proporciona el acercamiento
científico como punto de partida para la revisión del debate moral
que entraña el aprecio del paisaje.
En el caso de las ciencias, la especialización en los distintos
fenómenos de la naturaleza que es propia de cada disciplina
científica conduce, de nuevo, a numerosos acercamientos parciales
que aisladamente se centran cada uno en aspectos sectoriales de
la compleja realidad objetiva del río.
Todos en su conjunto permiten una lectura integral y objetiva del
fenómeno fluvial. Se trata de enfoques muy precisos, aunque
fragmentados, que pueden servir correctamente al entendimiento
que tiene un ciudadano si son debidamente divulgados y puestos a
su alcance (que no tiene por qué pertenecer a este ámbito de la
ciencia), o incluso alguien relacionado con las ciencias, puede
encontrar numerosas acepciones, todas ellas válidas y todas ellas,
a la vez, fragmentadas y correctas.
Todas estas visiones parciales son correctas y complementarias
puesto que entienden un aspecto o varios del río y al hacerlo se
apoyan unas en las aportaciones de las otras. Incluso ignorando la
necesidad de un posible entendimiento global de río como una
unidad diferenciada y autónoma de funcionamiento, todas esas
aportaciones de las ciencias deben considerarse puesto que, en su
especificidad, explican procesos vivos, procesos naturales,
procesos culturales que se dan o se dieron en el río y que en la
mayor parte de los casos son propios del río.
La Teoría de Sistemas permite una visión integral del fenómeno
fluvial, el río no es otra cosa que un especial ecosistema que refleja
los procesos de la gea, el agua, la vida o la cultura con los que
interacciona dinámica en el tiempo y en el espacio.
En el contexto de la ciencia y la técnica, se puede decir que
dependiendo de los objetivos finales que se planteen, el
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
27
entendimiento del río que se persiga deberá asumir una visión u
otra como directriz en la consecución de los mismos.
Pero cuando se quiere comprender el río todo él como una unidad
dotada de procesos interdependientes, como una sucesión de
reacciones encadenadas, como una reunión de organismos que
dependen de cualidades y propiedades particulares que son
propias del río y no de otros sistemas necesitamos identificar esos
procesos, cualidades y propiedades que lo hacen único, como
sistema peculiar, especial, rico, interesante y diferenciado de los
demás.
Un entendimiento equilibrado y consciente del río es necesario para
su gestión pues se trata de un bien colectivo tanto en su conjunto
como por ser poseedor de recursos naturales, culturales y
económicos.
En este apartado se han revisado brevemente todas esas
diferentes áreas científicas de interpretación de un río: las
diferentes ciencias que los estudian con sus diferentes puntos de
vista. Se trata de integrar las aportaciones de todas ellas productiva
y selectivamente, sin perder información y centrándose en la más
relevante. También se trata de dar cabida por igual a todos esos
aspectos concediéndoles la importancia que cada tenga en cada
caso, evitando sesgos, carencias o sobrevaloraciones que a
menudo distorsionan el entendimiento científico y técnico de los
ríos.
Puente de arco sobre el rio Segura.
Para la gestión es necesario además reconocer la variabilidad que
es propia de estos sistemas en todas sus dimensiones morfológica,
hidrológica, ecológica y cultural así como el carácter dinámico e
interactivo que viene asociado a esta peculiar propiedad. Es esta
variabilidad la que los hace poseedores de esas características
específicas que les son propias.
Si lo que interesa para la gestión es definir un área en el espacio o
un periodo en el tiempo para actuar sobre un elemento dinámico
que es esencialmente cambiante, no debemos definir un plazo fijo
ni dibujar una línea estática con rigidez porque así ya perderemos
parte de su esencia. Cada sistema tiene sus propios ciclos, sus
propios espacios y requiere su propio entendimiento. Las
propuestas para la gestión deben ser por tanto abiertas y
entendidas con flexibilidad pues se han de aplicar con
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
28
discrecionalidad y selectivamente en cada caso. Se trata tan sólo
de reunir las principales causas naturales y antrópicas que lo hacen
ser como es para que se entienda su esencia y pueda seguir
siendo río, nuevo río, viejo río, río estable, río variable, y que no
desaparezca.
Una de las principales conclusiones es que los ríos se pueden
interpretar según unos criterios generales que reúnen esos
múltiples aspectos que los configuran.
Esos criterios son los geomorfológicos, hidrológicos, ecológicos,
culturales y paisajísticos. Estos cinco grandes grupos incluirían las
interpretaciones científicas que se pueden hacer de los ríos y los
diferentes aspectos a tener en cuenta y a conocer para su
entendimiento. En cada uno de esos cinco ámbitos se manejan
unos conceptos determinados y términos o variables que recogen a
su vez aspectos más específicos a observar, medir, cuantificar y/o
cualificar en un río y que nos permiten apreciar adecuadamente las
cualidades del sistema. La aproximación como se ha dicho debe
abandonar los tradicionales determinismos y sesgos, aproximando
equilibradamente el carácter dinámico del río y su variabilidad.
2.2 Las obras públicas y la estética del entorno
La presencia de las obras públicas en el paisaje no se limita a la de
sus instalaciones y elementos construidos sino que se hace notar
también a partir de los cambios que introducen en los procesos y
estructuras del medio que son a menudo mucho más notorios que
los propios elementos construidos.
Tal es el caso, por ejemplo, de los puertos o las carreteras, los
primeros formados por las estructuras y barreras protectoras de la
dársena de abrigo generan el ámbito de aguas más tranquilas del
interior de la rada y a largo plazo inducen procesos de acumulación
y erosión en la costa a un lado y otro del puerto dependiendo de la
dinámica de equilibrio que tenga ese litoral.
Del mismo modo, la carretera no limita su presencia a la plataforma
y los movimientos de tierra, desmontes y terraplenes, canteras y
escombreras que la sostienen sino que también induce cambios de
actividades humanas en sus márgenes, fragmentan los hábitats a a
cada lado de la vía o espantan a las especies más exigentes con la
presencia de su tráfico transformando así el paisaje. Todos estos
efectos forman parte de la presencia de las obras civiles.
Aunque tradicionalmente se ha reducido la estética de las obras
públicas a considerar aisladamente las formas de los elementos
construidos, una tradición que encuentra su origen en las escuelas
de arquitectura, en realidad la estética de las obras públicas debe
ser considerada como la estética del entorno transformado por su
presencia y por la gestión que inducen en las estructuras y
procesos del medio ambiente.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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El vaso del embalse de la Fuensanta, río Segura, sin agua.
2.2.1 Las obras hidraúlicas y su modificación del paisaje
Las obras hidraúlicas tienen una gran capacidad de modificar el
paisaje pues al afectar a las cualidades de los procesos
hidrológicos. Producen efectos sobre todos los mecanismos del
medio que están asociados al agua. Ocurre así con las presas, los
trasvases, las captaciones y canalizaciones y con las adecuaciones
y encauzamientos de ríos.
La presencia en el paisaje de las presas incluye no sólo el muro de
presa que se construyó en la cerrada y las demás instalaciones
(central eléctrica, tendidos, torre de tomas, base del aliviadero) sino
también, a través de las nuevas condiciones que induce en el río su
regulación del caudal; ya sea aguas abajo, con el caudal disminuido
y regulado; aguas arriba, en la gran lámina de agua que se
extiende por el fondo del valle; o en sistema servido por la
captación, en las áreas regadas, las poblaciones abastecidas y los
cauces que reciban sus retornos.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Las presas contienen el agua del río embalsándola en grandes
masas de agua a menudo de dimensiones muy extensas. El
embalse es un sistema hidrológico enteramente nuevo dotado de
una gran profundidad y de un mayor estatismo que el curso de
agua original. Estas condiciones producen a su vez un ecosistema
generado exnovo en el que sólo pueden vivir especies más
capaces que las originales del río que son más exigentes pues no
soportan sus aguas profundas de menos oxigeno y menos luz.
En general se puede decir que la masa del embalse es un
ecosistema nuevo de condiciones más simples y aisladas y, por
tanto, más pobre en términos de biodiversidad. Además, las orillas
pierden sus riberas pues los bordes del embalse sufren los efectos
del ascenso y descenso regular de las aguas (especialmente si
embalsan agua para riego) generando una banda árida, una franja
de roca vista que rodea la lámina de agua en la que no suele
prosperar vegetación a menos que la pendiente sea muy tendida.
En este caso se produce un área encharcada de gran
bioproductividad, un verdadero humedal de gran interés ecológico
tanto en sí misma como por su efecto sobre los ecosistemas
próximos. Este efecto de generación de una valiosa área
encharcada es muy común en las colas de embalses de ríos con
relieves muy horizontales. Aguas abajo de la presa, si opera como
una captación que es lo más frecuente, se reduce el volumen neto
de agua que desciende por el cauce más abajo de la presa. El río
pierde así parte de su caudal, el que se detrajo para el uso, y con él
su capacidad de sustentar a los ecosistemas del propio río y de sus
riberas. También, pierde su continuidad con el tramo superior
aislado ahora por la propia presa y su embalse, perdiendo la
conectividad que tenían los recursos a lo largo del curso, una
cualidad en la que radica su mayor interés ecológico.
La posibilidad de regular los caudales, es decir contener o liberar el
flujo del agua según lo requiera la gestión del recurso embalsado,
repercute en el régimen del curso de agua aguas abajo de la presa.
La variabilidad temporal de los caudales es una cualidad también
esencial de los ecosistemas del río y de las relaciones internas y
externas que mantienen. Este régimen climático especialmente
marcado en los ríos mediterráneos se puede ver alterado en mayor
o menor grado por la regulación que haga la presa del flujo del
agua.
Las presas de regadío tienden a contener el agua durante las
épocas de lluvias (otoño y primavera en el sistema mediterráneo)
para tenerla disponible cuando menos llueve en verano que es
cuando la requieren los cultivos.
La detracción del agua afecta a los periodos en los que el río en
condiciones naturales tendría más agua. Las presas de producción
eléctrica pueden liberar agua provocando una avenida (descenso
de gran caudal por el cauce) de manera artificial cuando se
demanda una punta de energía, al margen, por tanto, de los ciclos
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
31
y régimen propios del río. Para prevenir los desajustes entre las
demandas que se exigen a la regulación del embalse y el régimen
natural de los ríos, se ha venido imponiendo el mantenimiento de
un caudal de régimen ambiental (también llamado ecológico).
La idea es que siempre se deje circular un cierto volumen de agua
que permita mantener los ciclos y recursos vitales esenciales del río
sin llegar nunca a estrangularlos.
Otro efecto de los embalses en el paisaje es el que genera el uso
que se le de a las aguas que captan. Por ejemplo, los embalses
empleados cuyas aguas se destinan al riego favorecen los regadíos
generando paisajes agrícolas enteramente nuevos allí donde se
apliquen.
Los trasvases entre cuencas también repercuten en el paisaje más
allá de las simples instalaciones que requieren; por ejemplo, al
detraer caudales de un río en una determinada región y conducirlos
a otro territorio para su uso en abastecimiento doméstico y regadío.
En el territorio receptor, los trasvases favorecen la presencia y
extensión del regadío y el desarrollo urbanístico, mientras en el
territorio del que procede el agua, la pérdida del recurso repercute
en las capacidades y dinámica del sistema.
Otras obras hidraulicas de gran efecto en el paisaje fluvial son las
actuaciones en el cauce y las márgenes como las adecuaciones de
cauces y los encauzamientos.
Muro de presa del Cenajo en el río Segura
Las primeras consisten en construir márgenes artificiales, de
hormigón o escollera, con la idea de reducir el índice de rozamiento
de las aguas en los bordes del cauce para aligerar su paso para
que cuando se produce una avenida discurra el máximo caudal
posible aguas abajo reduciendo la inundación lateral posible.
Con el mismo criterio se construyen los encauzamientos de ríos
que consisten en construir un nuevo cauce para el río con
paramentos de hormigón, escolleras y movimientos de tierra o
combinaciones de estos trabajos. Estas actuaciones hacen rígida la
morfología dinámica del río, sustituyen su variedad y sus elementos
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
32
vivos por superficies planas e inertes. Son muy utilizadas en los
tramos urbanos de los ríos en los que, además de contener los
movimientos del cauce, se pretende que los caudales de
inundación discurran fuera de las ciudades, facilitando su desagüe
rápido y evitando así el daño a las poblaciones. El efecto en el
paisaje del río de estas actuaciones es notorio.
Muchas veces, estos tratamientos de adecuación y encauzamiento
se aplican con una visión parcial, estática y excesivamente
simplista de los mecanismos de génesis y desarrollo de los
procesos de avenidas consiguiendo tan sólo trasladar el problema a
otros tramos del río que, finalmente, reciben la carga de la
inundación con mayor fuerza aún desbordándose y dañando
también a bienes y personas.
Los azudes, molinos de agua y captaciones son obras menores que
también afectan a los procesos de los ríos produciendo ámbitos con
dinámica propia pero de entidad menor. Los azudes, que son en
realidad pequeñas presas, contienen las aguas y las embalsan en
saltos de pequeña altura dirigiendo el caudal hacia un
aprovechamiento situado en una de las márgenes donde se capta
el agua, se aprovecha el salto del agua para un molino o generar
energía.
Una multitud de obras hidraúlicas menores componen parte del
paisaje agrario del riego. Canales, acequias, sifones, sistemas de
impulsión y captaciones subterráneas y pozos generan su propio
paisaje, generalmente asociados a cultivos en riego y a una
organización productiva y eficaz de las zonas regadas.
Existe por tanto un amplio abanico de contextos de la ingeniería
hidraúlica fluvial que abarcan tanto a los paisajes del río en el que
intervienen y se insertan como a los paisajes de los territorios a los
que sirven o afectan de una manera u otra.
2.2.2 La estética de lo funcional
A diferencia de las creaciones de la arquitectura o del arte en
general, las actuaciones propias de la ingeniería civil no tienen una
intención estética clara o asumida pues son esencialmente
funcionales en su planteamiento y diseño. En general, el argumento
de las obras públicas se centra en resolver la funcionalidad del
servicio que se le demanda; esto es en una carretera se trata de
conseguir un trazado seguro y adecuado para una determinada
carga de tráfico; en un puerto consiste en aislar suficientemente la
dársena y muelles de amarre de las tormentas exteriores y en una
presa en conseguir una determinada capacidad de embalse.
Los planteamientos estéticos suelen ser de naturaleza ornamental
es decir surgen en el proceso de creación y diseño en las fases
finales y no llegan a determinar lo esencial de la intervención sino
que se traducen en la adición de elementos complementarios o en
el diseño de acabados. Están los ajardinamientos y tratamientos de
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
33
recuperación ambiental de los taludes de excavación o de las
escombreras de las carreteras y los acabados de los materiales y
elementos constructivos de canales, puertos, bocas de túneles,
muros de presa, aliviaderos o soportes de depósitos.
En el amplio y heterogéneo conjunto de obras civiles y en sus
variados argumentos creativos hay, sin embargo, excepciones en
ese sentido. En algunas obras el argumento estético es decir la
intención de emocionar, juega un papel primordial hasta el punto de
anteponerse en la elaboración del diseño a los argumentos
meramente funcionales y de eficacia. Entran en esta excepción,
notablemente, los llamados puentes de autor, en los que se
requiere de la estructura además de una determinada capacidad y
nivel de servicio, un cierta efecto estético a menudo de
espectacularidad, elegancia, icónico o simplemente de presencia
singular. En otras obras más funcionales como las propias presas,
algunas carreteras y otras muchas puede ocurrir también que la
necesidad de dotarlas de una cierta presencia formal, seductora o
impresionante, comparta espacio al mismo nivel con los criterios de
elaboración del diseño, en la elección del modelo funcional o
simplemente en la elección de los materiales y complementos.
En cualquier caso, las obras públicas cuyo diseño se hizo
consciente del lugar que ocupan en el paisaje y de cómo lo
transforman y alteran son minoría. Un puente en la Hoz del río Mundo.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Aliviadero de la presa del Cenajo
También aquí, en la intención estética respecto a la dimensión
emotiva del entorno, del paisaje, podemos encontrar honrosas
excepciones (estructuras pensadas para determinados paisajes,
carreteras paisajísticas o estrategias estéticas de camuflaje o
realce para instalaciones).
En realidad, éstas tienden a ser una anécdota en el contexto
general de producción masiva de obras civiles que ignoran tanto la
propia dimensión estética de sus elementos construidos como la de
sus transformaciones en el medio y el efecto estético de todo el
conjunto.
Lo curioso del asunto es que pese a que en general se ignora esta
capacidad de las obras públicas, éstas tienden a provocar una
notable reacción estética en el observador, especialmente si las
considera en el contexto emotivo del paisaje. Es común que la
contemplación de un túnel o un puente produzca sorpresa,
espectacularidad, monumentalidad, admiración, sensación de
progreso, que se observe como la materialización formal de las
capacidades técnicas de una sociedad o que se sienta un cierto
aprecio por lo funcional o mecánico. Este fenómeno de percepción
de las infraestructuras en el paisaje tiene que ver con la propia
naturaleza ambiental de las obras públicas, la manera en la que se
relacionan con el entorno transformándolo, y también con su
carácter social y colectivo, el hecho de ser consideradas un
producto de la acción humana ya sea en un sentido genérico, o
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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particularizado a una determinada sociedad o época. Como se dijo
estos dos aspectos son esenciales en la razón de ser de las obras
civiles.
2.2.3 La confrontación con lo sublime
La espectacularidad de las grandes obras públicas sorprende y
atrae por que las dimensiones de los artefactos construidos
exponen la relación que mantienen frente a los procesos de la
naturaleza a los que contienen, dirigen o modulan. También está el
interés y aprecio que suscita observar cómo se manifiesta la
capacidad que estas grandes creaciones artificiales muestran sobre
los procesos del medio y sus estructuras. Un gran viaducto que
atraviesa aéreo el vano de un profundo barranco o una gran presa
que contiene las aguas de un río conformando un inmenso lago
artificial son ejemplos muy vistosos de cómo se materializan estas
capacidades del artificio humano.
El concepto de naturaleza sublime, atractiva y temible por estar
fuera del control del ser humano se confronta así con la presencia
de las grandes obras monumentales. Los grandes periodos
históricos del desarrollismo (imperio romano, industrialización, años
sesenta del siglo XX, momento actual) muestran con sus grandes
elementos construidos como la cultura de los seres humanos ha
podido llegar a superar las limitaciones de una naturaleza
aparentemente caprichosa, poniéndola al servicio de un fin social.
Placa de la inauguración de la Presa del Cenajo en el río Segura
A menudo es la estética de la grandiosidad de los monumentales
elementos construidos la que parece traducir esta capacidad de la
sociedad humana, este es el efecto de los grandes viaductos, los
muros de grandes presas o los trazados de autovías a través de
paisajes abruptos.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
36
Pero también hay un cierto entendimiento de la inteligencia
operativa y funcional del artefacto que reclama la respuesta
emotiva en el observador. Esto ocurre cuando el proceso de
funcionamiento de la obra se traduce en sus formas y éstas
muestran expresivamente sus capacidades. Se puede así hablar de
una cierta estética funcional. Las estructuras metálicas, los puentes
atirantados o las presas de arco o de bóveda explican su sistema
de sujeción casi con sólo mostrarse al observador delatando la
inteligencia funcional del sistema y fascinando así al observador
que constata la capacidad que la sociedad humana contrapone con
las fuerzas de la naturaleza.
2.2.4 Estética de la función y la materialización del progreso
Esta expresividad de las formas que delatan la función es
seductora en sí misma pues reclama el interés del entendimiento
de la función y, al mismo tiempo, seduce por apreciarla en sus
formas. La funcionalidad se vuelve más evidente cuando el artificio
de la obra civil muestra, como ocurre en muchos casos, con sus
movimientos y fases operativas los mecanismos a los que debe su
eficacia.
Los puentes levadizos cuando alzan sus plataformas, los trenes
cremallera, los elevadores, los teleféricos, las compuertas de
alviaderos de grandes presas o la operatividad de las máquinas en
una obra así como el paso de los vehículos por una autovía o de
los trenes por el ferrocarril muestran este atractivo de la
funcionalidad.
Esta funcionalidad también se abstrae de la observación de las
formas de los elementos construidos de las obras civiles sin
necesidad de constatar su operación material. La sinuosidad del
trazado de una autovía con sus curvas tendidas y abiertas, el perfil
de un aliviadero de gravedad sobre el muro de una presa o la
disposición de un canal a través de un paisaje muestran su
funcionalidad con una cierta sutileza.
El aspecto de geometría pura, ordenado, sistemático, mecánico y
funcional de los elementos contruídos de la ingeniería civil se ha
tomado como un referente del progreso humano especialmente
cuando se contrasta con el aspecto del entorno en el que se inserta
de aspecto generalmente más orgánico e irregular, espontáneo y
dotado de una cierta arbitrariedad típica de los elementos de la
naturaleza5. Frecuentemente, esta identificación entre forma
funcional y progreso es muy apreciada por el observador
contemporáneo. Incluso en las obras de ingeniería antigua (puentes
romanos, acequias hispanoárabes) o en los productos de la
5 En realidad las formas de la naturaleza son esencialmente funcionales pues responden a adaptaciones al medio que incorporan inumerables funciones específicas: físicas (p.ej. modelados del relieve por erosión), de protección (p.ej. copas de árboles), de movimiento (p.ej. medios locomotrices de los animales) y otras, sólo que no se entienden como tales y, por tanto, no se aprecian en ese sentido.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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ingeniería artesanal (molinos, azudes, pozos, norias) aparece esta
estética de lo funcional que delata un cierto ingenio en su creación
y en su puesta a punto, frente al proceso natural y al recurso que
aprovechan y modifican y que se ve como más arbitrario y libre.
Hay muchas maneras de progresar que no están representadas por
las grandes construcciones de la ingeniería civil ni con las
funciones de los artefactos más artesanales.
Están más relacionadas con otras consecuciones de la sociedad
humana como, por ejemplo, las relacionadas con el ideario social
(derechos humanos, solidaridad, servicios sociales), las
producciones del intelecto (arte, filosofía, educación) o la
sensibilidad ambiental (consideración unitaria de ser humano y
planeta).
También hay una creciente revisión de la idea de progreso que
contrampone el saber aprovechar lo que se tiene frente a buscar
continuadamente una mejora válida más en sí misma que por su
repercusión. Sin embargo, la manifestación material del gran
progreso tecnológico que muestran las infraestructuras es muy
llamativa y tiene una clara dimensión paisajística cuando se aprecia
en su contexto, cualidad que la hace muy asequible al observador
y, por extensión, muy seductora para la opinión pública, muy
mediática (fácil de transmitir en los medios de comunicación) y muy
atractiva por su popularidad para los representantes públicos.
Resalte al pie del aliviadero en la presa del Cenajo.
Considerando esta poderosa presencia de las obras públicas y los
estímulos estéticos que suscitan se puede decir que hay una
notable dimensión estética de las obras públicas, aunque no
siempre intencionada en su creación, que tiene que ver con la
fascinación que suscita su razón de ser funcional y operativa en un
medio que suele ser formalmente diferente. La gran atracción y
popularidad que suscitan muchas obras civiles modernas tienen
que ver con esa seductora fascinación que produce la manera en la
que expresan su utilidad.
Este aprecio público de naturaleza estética es muy importante para
estas grandes acciones colectivas que van encaminadas a producir
un bien común, el acceso seguro y veloz al territorio, la regulación y
disponibilidad del agua de un río de caudal inestable o el refugio de
los buques en un puerto de mar tormentoso.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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2.2.5 La ética de la gestión de los recursos naturales y el beneficio
de la obra pública.
No obstante, una gran obra civil es en esencia resultado del
planteamiento ético que implica un esfuerzo colectivo encaminado
al bien común. Un esfuerzo colectivo, articulado dentro de la
organización social de la que se haya dotado una comunidad que
recurre al consumo de recursos de la naturaleza que en esa acción
pierden su cualidad, se transforman pasando a tener otras
condiciones.
El proceso consiste en que el sistema previo suele perder su
diversidad y pasa a especializarse en aquella función o servicio que
pretende obtener la infraestructura para servir a la sociedad que la
demanda. La perdida de diversidad parece traducirse en una mayor
capacidad del nuevo sistema en prestar el servicio que se pretende
muy superior a la del sistema previo. Este es el caso del embalse
especializado en acumular agua, en los periodos del año en que
más se necesita, a costa de perder otras funciones (dinámica
morfológica, calidad del agua, diversidad ecológica y otros valores
culturales y paisajísticos).
Ocurre también, por ejemplo, con las autovías especializadas en
servir a un tipo de desplazamientos (el del tráfico rodado de largo
recorrido, de gran capacidad y velocidad) frente a otros
movimientos del territorio que se estorban o impiden (conectividad
ecológica, escorrentías, movimientos transversales de personas,
otros desplazamientos no motorizados).
Este proceso de especialización propio de las obras públicas, con
sus beneficios y mejora de capacidad del servicio, y con el deterioro
parejo de la diversidad del sistema se justifica socialmente a través
de los mecanismos de toma de decisiones y el marco legal y
administrativo en el que se insertan. Específicamente, los
mecanismos administrativos de evaluación ambiental (impacto
ambiental, evaluación estratégica, cumplimiento de leyes de
protección de recursos naturales y culturales) a los que se someten
las obras públicas y su gestión son los responsables de garantizar
que los costes ambientales sean socialmente viables y por tanto
asumidos.
Las demandas de servicio de la sociedad, articuladas mediante sus
mecanismos administrativos de gestión y planificación, son las que
finalmente justifican o compensan el deterioro del recurso natural
que implica proporcionar el servicio demandado.
Las situaciones en las que se genera un proyecto de obra pública
como parte de un esfuerzo colectivo, consumiendo determinados
recursos públicos y transformando y simplificando la naturaleza,
son muy variadas y heterogéneas.
Las iniciativas de implantar una obra civil para mejorar las
condiciones del entorno se vienen produciendo desde que las
comunidades humanas alcanzaron un mínimo nivel tecnológico.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Presa del Talave en el río Mundo, provincia de Albacete.
La ingeniería civil no es indiferente a las ideologías como tampoco
lo es su estética. Por ejemplo, las demandas de actuaciones de
ingeniería civil poseen también un cierto valor estético cuando se
reclaman, como viene ocurriendo últimamente, por lo que tienen de
simbólicas. Esta función simbólica puede darse por tratarse de una
manifestación formal del progreso, o por su carácter icónico
comunitario, es decir por lo representativas que puedan llegar a ser
de la comunidad que los lleva adelante o por una curiosa
combinación de ambas percepciones.
Los llamados puentes de autor tienen en este sentido una dudosa
moralidad si se considera que tanto su posible efecto en el entorno
(algunos se plantean en espacios muy frágiles y valiosos) como su
coste presupuestario se asumen a costa de un valor simbólico.
Se trata de vistosos artefactos a los que intencionadamente se les
dota de una estética espectacular, que goza de gran popularidad y
es muy mediática.
No responden al mero planteamiento funcional, de proporcionar un
servicio, implicando con ello un enorme gasto de recursos
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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colectivos y valores del patrimonio natural que podrían dedicarse a
otros fines o abandonarse a su enriquecedora dinámica propia. Sin
embargo, el procedimiento de su concepción, diseño y aprobación
por la sociedad que los demanda y financia parece dotarlos de una
cierta justificación moral: son aprobados por los representantes
democráticos de la sociedad que quiere disfrutar esas obras civiles
más allá de su mera funcionalidad mecánica, dotándolas de una
gran espectacularidad y un poderoso aparato estético que es la
base de su función simbólica.
Las actuaciones del desarrollismo descansaban sobre muy
diferentes premisas. En el caso de España esas actuaciones
tecnológicas se realizaron en el contexto político de una dictadura
procedente de una sublevación contra un sistema democrático. El
caso de la presa del Cenajo en el curso alto del Segura es un
ejemplo especialmente complejo en su dimensión moral.
Construida en los años sesenta del siglo pasado, es un producto de
la política social de base tecnocrática del desarrollismo de la
dictadura franquista.
Su objeto era el de proporcionar agua para el regadío y el
abastecimiento en la región de Murcia sirviendo al mismo tiempo
como sistema de contención de las típicas avenidas de clima
mediterráneo. Se trata de dos objetivos esencialmente sociales que
fueron conseguidos con un esfuerzo tecnológico de envergadura y
involucrando recursos de la naturaleza de primer orden. Además,
presos de la guerra civil fueron utilizados en la construcción de sus
instalaciones perdiendo muchos la vida en esos trabajos. La
estética de esta acción pública no se limitó al diseño del aspecto
monumental del muro de presa y de su aliviadero (reformado años
más tarde) obligadamente grandiosos dados las capacidades para
las que se construyeron.
También se incluyó una curiosa ceremonia de inauguración, con
asistencia del propio dictador, en la que se realizó una
representación de un auto de fe en el que se representaba la
trascendencia de la actuación.
Se escenificó el diálogo entre la tecnología, la naturaleza salvaje,
representada por el inestable río Segura, la productividad de la
huerta y otros personajes alegóricos. La ceremonia culminó con la
apertura del aliviadero que provocó un vistoso chorro de gran altura
que mostraba la energía del río contenida en el embalse. Ninguna
estética es ideológicamente aséptica. La presa del Cenajo es un
desafortunado ejemplo en este sentido.
Finalmente, la identificación de una comunidad con los recursos de
la naturaleza que se encuentran próximos matiza la apreciación del
paisaje y afecta a la interpretación de las obras de ingeniería civil
que plantean transferir recursos de un territorio a otro. Se ha dicho
que la percepción de los rasgos de un territorio que nos es familiar,
de su paisaje, se traduce en una respuesta afectiva de proyección y
apropiación del paisaje en los observadores autóctonos.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Puente de arco sobre el Segura en Los Gallegos.
Inversamente, se percibe por observadores foráneos con un cierto
exotismo, no carente de curiosidad pero a menudo teñido de un
claro distanciamiento afectivo.
El localismo, es decir, el mayor interés por lo que ocurre en una
comunidad o un territorio que consideramos propio se construye
sobre estos sentimientos de apropiación. También la xenofobia
parte de la sensación de extrañamiento de lo que nos parece
diferente y por tanto fuera de control.
En la percepción del paisaje y de sus recursos ocurre un proceso
similar aunque referido al entendimiento del entorno y sus
aprovechamientos. Es frecuente que grandes infraestructuras
utilicen recursos de un territorio para servir a otros. Las líneas de
alta velocidad ferroviaria sirven más eficazmente a las poblaciones
que se encuentran próximas a sus estaciones generalmente muy
distanciadas entre sí, mientras que deterioran los recursos, los
paisajes, de todo un prolongado corredor.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Algo similar ocurre con las grandes infraestructuras hidraúlicas que
embalsan el río en un tramo, generalmente alto, de montaña, donde
el relieve puede permitir un buen almacenamiento y se producen
mayores precipitaciones, mientras que sirven a las poblaciones y
aprovechamientos situados en los territorios más llanos aguas
abajo donde la demanda social es mayor y la productividad agrícola
es superior. Cuando se trata de infraestructuras de trasvase, la
distribución geográfica de recursos naturales implicados y servicios
servidos es aún más distante, implicando a menudo a comunidades
que se sienten muy diferentes y ajenas entre sí.
La apreciación estética de estas grandes infraestructuras puede ser
contemplada como la materialización de un balance aparentemente
injusto. Sus grandes capacidades se entienden así en sentido
negativo. Se transforman y simplifican los recursos de un territorio a
cambio de los beneficios en otro.
Sin embargo, la reacción social contra estas actuaciones, en
algunos casos muy enconada, no responde tanto a al deseo de
mantener los beneficios del sistema natural en su riqueza y
diversidad como a la apropiación afectiva de los recursos próximos
que se sienten como propiedad de unos y no de otros, una
apropiación que es excluyente.
El argumento que cuestiona estas infraestructuras también se
produce cuando hay una diferenciación social entre grupos de
interés, aunque no estén necesariamente territorializados, por
ejemplo, cuando un puerto comercial favorece determinados
intereses industriales (p.ej.: puerto carbonero para una central
térmica) deteriorando su posible uso social o turístico; o cuando las
líneas de alta velocidad de largo recorrido repercuten en el cierre
de trenes de cercanías (grupos de movilidad diferenciada).
Esta cuestión ética de la apropiación afectiva de los recursos
naturales (o su derecho al uso o la su conservación) por un
determinado grupo social (territorializado o no) y su uso para
beneficio de otros, no es excepcional ni anecdótica sino que
subyace en el complejo entramado de infraestructuras civiles que
mantienen una sociedad que gestiona recursos geográficamente
muy distanciados y que sirve selectivamente a grupos específicos.
2.3 La experiencia estética de la naturaleza.
2.3.1 La experiencia estética como estímulo a la reflexión moral.
Que una experiencia estética puede fomentar la reflexión moral es
algo tan intuido por la mayoría de nosotros como examinado desde
la antigüedad por los expertos. Las artes narrativas, desde el
cuento que los padres leen a sus hijos por la noche hasta la novela,
el cine o el teatro, pueden ayudarnos a plantear con mayor claridad
problemas morales difíciles
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Macizo rocoso de Ayna: monumentalidad sublime de la naturaleza.
Pueden enseñarnos a ponernos en el lugar del otro, sensibilizarnos
con el dolor ajeno, imaginar soluciones a situaciones injustas,
etcétera. Pero no son sólo las creaciones humanas como los
cuentos, el teatro o la pintura, quienes a través de una experiencia
estética pueden ofrecernos la oportunidad de un aprendizaje moral.
También la naturaleza nos concede esa posibilidad. Por ejemplo,
podemos aprender de los animales cuando nos maravillamos de la
fidelidad de un lobo a su grupo o cuando admiramos las estrategias
con que los bonobos combaten la violencia. Y también la naturaleza
en tanto que entorno puede ayudarnos en ese sentido, y eso es
precisamente lo que vamos a tratar aquí
La experiencia estética de un entorno natural puede ser de varios
tipos. Los pensadores de la Ilustración, cuando pusieron los
fundamentos de esa disciplina filosófica que es la Estética de la
Naturaleza, nos dejaron en herencia la descripción de tres tipos
básicos de experiencia. En primer lugar nos legaron el concepto de
belleza para describir la experiencia estética que podemos tener al
contemplar un hibiscus, un mirlo o un manantial.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Es bello lo que es armónico, equilibrado, bien proporcionado,
suave, dulce, y nos produce una sensación de serenidad. Los
ilustrados lo aplicaban, sobre todo, a elementos de la naturaleza
que no pueden hacernos daño, y a menudo a la naturaleza
domesticada por la mano humana, por ejemplo a los jardines, los
campos cultivados o los lagos artificiales. El otro gran concepto que
nos dejaron es el de sublime, que se refiere a las experiencias que
nos provocan fenómenos naturales de gran magnitud o fuerza. Lo
sublime se aplica a fenómenos que representan un peligro para
nuestra vida, y que por ello mismo nos hacen experimentarnos
como vulnerables, nos recuerdan nuestro carácter mortal, como el
mar embravecido por una violenta tormenta. O bien se aplica a algo
virtualmente infinito frente a lo cual redescubrimos la finitud, lo
efímero de la vida humana, y aquí el ejemplo clásico es el
firmamento nocturno. Un tercer concepto es el de pintoresco, que
da nombre a aquella experiencia en que un entorno natural se nos
aparece como un escenario digno de ser pintado, es decir, como
los paisajes que les gustaba representar en sus telas a los artistas
del XVIII y el XIX: un pueblo de campesinos en medio de un gran
valle, un castillo en ruinas, un viejo cementerio devorado por la
maleza donde pasea un ciervo solitario, etc.
Hoy en día seguimos teniendo esas experiencias estéticas de la
naturaleza. Experimentamos la belleza, por ejemplo, ante un
manantial que brota de la tierra, creando una corriente de agua que
alimenta a su paso las más diversas formas de vida. Pasear por la
orilla de un río en verano, ver discurrir el agua escuchando su
alegre sonido, contemplar como la luz brilla en ella y se reflejan los
colores de la vegetación y el cielo, ver los juegos de luz y sombra
que provoca la vegetación que crece junto al agua, oler la hierba
húmeda, ver acercarse a algún animal a beber, es una experiencia
que nos contagia calma y alegría. Y esa experiencia de la belleza
nos enseña a apreciar como ese bien que es el agua crea el
ecosistema fluvial, alargado y profundo, el ecosistema de ribera que
protege las márgenes del empuje del río, cobija la humedad y con
su frondosidad multiplica el efecto benefactor del río en el árido
clima mediterráneo, como alimenta a lo largo de su recorrido las
más diversas criaturas vegetales y animales, y nos proporciona
también a nosotros una experiencia de placer y serenidad.
También seguimos teniendo la experiencia de lo sublime.
Contemplar altísimas cumbres de picos escarpados, descubrir una
gran cascada con su atronador ruido, ver como el agua ha labrado
vertiginosos canales en la tierra, son experiencias de la fuerza
inmensa de algunos fenómenos naturales. Y tenemos asimismo la
experiencia de lo pintoresco cuando encontramos ese viejo puente
sobre el río que ha sobrevivido al paso de los siglos, y que
ejemplifica una convivencia amable entre el ser humano y la
naturaleza.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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El río a su paso por Letur
Todas esas experiencias estéticas pueden enseñarnos a admirar
los entornos naturales como algo que tiene un valor propio, un valor
en sí mismo que debe ser respetado.
Pero necesitaríamos nuevos conceptos para dar nombre a un tipo
de experiencia estética que desde el siglo XVIII se ha hecho cada
vez más frecuente: la experiencia de un entorno natural dañado por
la mano humana, marcado por las cicatrices de la destrucción.
Un bosque quemado, el cauce inerte y recubierto de placas de
hormigón de un río encauzado, las aguas sucias y espumosas de
un río contaminado por los detergentes domésticos y los
fertilizantes agrícolas, o un río seco que se ha quedado sin agua
por la mala gestión de una presa, con los peces muertos sobre el
lodo, producen una experiencia estética del daño, de la pérdida, y
nos revelan que la naturaleza, a pesar de su fuerza, puede ser
también muy vulnerable.
Nos invitan a tomar conciencia de que los ecosistemas son
mecanismos complejos que dependen de equilibrios muy ajustados
y frágiles, que una breve intervención irresponsable en un entorno
puede robarle su vitalidad y autonomía, su riqueza y su belleza
para siempre.
Eso no significa que debamos o podamos aspirar a mantener la
naturaleza salvaje intacta, lo que a estas alturas de estrecha
integración de lo natural y lo humano es ya imposible, o condenar
cualquier intervención humana, pues muchas son viables al no
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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comprometer la viabilidad de los sistemas. Todos los seres vivos
alteran su entorno por el mero hecho de vivir en él, y nosotros
también. Y sin embargo, hay dos formas muy distintas de
relacionarse con los entornos naturales. La primera de ellas es
considerar los entornos naturales como meros instrumentos para
los fines humanos, un material a nuestro servicio, como si no fueran
más que arcilla que podemos modelar a nuestro gusto y carecieran
de dinámicas que les son propias y que les conceden su propia
vitalidad manteniéndose gracias a ella disponibles para el ser
humano. Entonces vemos la naturaleza como algo que debe ser
dominado y sometido, no como un sistema dinámico e interactivo
de cuya autonomía depende nuestra propia viabilidad y existencia.
Si se piensa la naturaleza como un sistema a dominar, en
confrontación con la cultura humana, el destino de aquello que no
se deje someter sólo puede ser la destrucción, como ha sucedido
con tantísimas especies de animales y plantas, hábitats y paisajes.
La segunda forma de relacionarnos con el entorno es asumir que
formamos parte de él, que nuestra existencia se encuentra
entretejida en una compleja red de seres y fenómenos naturales
con los que guardamos relaciones de dependencia. El agua que
bebemos, el aire que respiramos, el territorio sobre el que
organizamos nuestras vidas cotidianas. Entonces podemos buscar
una relación de simbiosis, de convivencia pacífica, de colaboración.
Acequia del río Mundo (Ayna)
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
47
Por lo que se refiere a las obras de ingeniería civil, necesitamos
una actitud menos dominante y más mimética, una ingeniería de
convivencia con la dinámica de la naturaleza, que no agote su
vitalidad, que colabore con su recuperación donde haga falta y que
sirva a sus fines sociales sin poner en peligro la durabilidad del
sistema.
Cuando se reconduce el cauce de un río o se gestiona su caudal
mediante presas de regulación, podemos imponer nuestras formas
racionales y artificiales sobre las naturales, negándolas y
borrándolas, para que la obra ilustre el poder humano, o bien
podemos dialogar con esas formas naturales, intentando dañarlas
lo mínimo posible, aceptando su dinámica y aprovechándola sin
dañar su continuidad, jugando con ellas, imitándolas,
subrayándolas.
El ser humano ya tiene museos donde exponer y exaltar la
grandeza de su ingenio, no necesita hacerlo a costa de la vida de
otros seres, del equilibrio y la belleza de un entorno natural. Una
obra civil de estética discreta, como un pequeño azud con molino,
de tamaño diminuto y materiales locales, con una capacidad
modesta, surte de energía renovable y de caudal a la huerta de
vega, con una mínima intromisión en los ciclos y riqueza del río,
conviviendo amablemente con la naturaleza. Y quien puede
revelarnos esa forma de relacionarnos con la naturaleza basada en
el respeto, la admiración y la mimesis, es precisamente la
experiencia estética de la naturaleza.
2.3.2 La universalidad de la experiencia estética.
Quizás el lector tenga sus dudas de cómo una experiencia estética
pueda guiarnos hacia una forma más pacífica de convivir con la
naturaleza. Quizás no lo entienda, porque crea que una experiencia
estética es algo subjetivo, en el sentido de caprichoso y arbitrario,
es decir, que a mí puede gustarme el color verde y el olor a pino,
pero a otros les gusta el color rojo y el aroma a lavanda.
Bien, pues aquí nos toca aclarar que la experiencia estética de la
naturaleza no es algo meramente subjetivo que sólo dependa de la
personalidad de cada cual.
La experiencia estética de la naturaleza posee un fundamento
emocional. Este fundamento emocional se halla en nuestra
naturaleza humana, y consiste en esas emociones de las que nos
ha dotado la historia evolutiva de nuestra especie, y que pasaron el
filtro de la selección natural por tener una función adaptativa. Esas
emociones son una respuesta adaptativa a estímulos externos,
tienen un componente de conocimiento, y son muy semejantes en
todos nosotros, lo que permite que nos las podamos explicar unos
a otros y comprendernos.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
48
El río a su paso por Letur
Por ejemplo, sentir terror ante aquello que consideramos que puede
matarnos, como podría ser un tigre que corre hacia nosotros, o
sentir alegría al encontrar un oasis en el desierto, son emociones
básicas que todos podemos entender y compartir. Del mismo modo
en que sentir pena ante un niño que llora porque se ha perdido,
sentir alegría ante niños jugando, sentirse ridículo cuando uno se
cae en medio de un charco, son emociones que todos
comprendemos.
Son esas emociones que nos hacen humanos, y si alguien no las
posee, nos parece muy extraño. De la misma manera, sentir
serenidad ante un manantial o terror ante una tempestad son
experiencias de las que, como ya defendía Kant en la Crítica del
Juicio, podemos hablar en un lenguaje compartido y confiar en que
los demás las comprendan y compartan. Es razonable, decía Kant,
esperar un cierto grado de consenso, esperar que nuestro juicio
sobre la belleza de un arroyo sea universal.
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Yo siempre podré dar razones de por qué me parece que un
entorno es especialmente bello y valioso, y es razonable que yo
espere que los demás lleguen a la misma conclusión. Si alguien me
dice que no lo encuentra bello, seguramente insistiré, le invitaré a
pasear por él, le señalaré los parajes más hermosos, le llamaré la
atención sobre los cantos de los pájaros.
Sobre ese fundamento emocional, la experiencia estética de la
naturaleza se construye con los elementos de cada cultura y
lenguaje, y se tiñe de valores y tradiciones locales, lo que permite
explicar las considerables diferencias de apreciación estética de la
naturaleza en distintas épocas y culturas. Y además, hay que
añadir que, como decía Hume en La norma del gusto, la
experiencia estética de la naturaleza, como la del arte, mejora con
la práctica. Cuanto más se la cultiva, más se afina el gusto, más ve
el ojo entrenado, como el naturalista aprende a distinguir las huellas
de los animales y a reconocer a los pájaros por su canto. Y eso
significa que la experiencia estética de la naturaleza, aunque se
basa en emociones que están presentes en todos nosotros, puede
ser educada. Y es razonable afirmar que en nuestra época, en que
buena parte de la población occidental vive de espaldas a la
naturaleza, y tan sólo la conoce por los reportajes de televisión, los
parques temáticos o la publicidad idealizada de lugares
supuestamente exóticos o salvajes, deberíamos reivindicar una
educación en la apreciación estética de la naturaleza.
2.3.3 La necesidad de una educación en la experiencia estética
Aprovecharemos estas páginas para ofrecer algunas pistas sobre
cómo podría ser esa educación en la experiencia estética de la
naturaleza.
En primer lugar, la experiencia estética de la naturaleza no debería
ser tan sólo una experiencia estética formalista, es decir, que tan
sólo aprecie la pura belleza de las formas, sus simetrías,
equilibrios, contrastes, texturas, juegos de luz, sin pensar en el
contenido, en que estamos apreciando un entorno natural formado
por seres vivos que tienen sus propias historias. El capítulo 3 de
este libro ilustra lo que es una mera experiencia formalista. Con
gran inteligencia visual, María Sol Moreno Muñoz y María Reyes Serrano Redondo, las autoras del capítulo, nos muestran en un
elevado grado de abstracción las formas y colores básicos que
componen un paisaje. Por supuesto que apreciar eso, por ejemplo,
apreciar la riqueza de tonos de un bosque caducifolio en otoño,
forma parte de la experiencia estética. También lo es en la
apreciación de la pintura o la escultura. Pero contemplar El
nacimiento de Venus viendo tan sólo una gama de colores y
formas, sin entender de qué trata el cuadro, sería una experiencia
muy pobre. Igualmente lo es contemplar los colores de un bosque
otoñal sin entender mínimamente cómo se desarrolla la vida en ese
entorno.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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Acequia del río Mundo
En segundo lugar, la experiencia estética del entorno no ha de ser
sólo una experiencia del paisaje, en el sentido que tradicionalmente
lo ha entendido el arte clásico: la pintura. Se entiende así como la
naturaleza vista desde la perspectiva del pintor, de su
representabilidad en un lienzo, en una fotografía, o en la típica
postal. Un paisaje se convierte así un entorno contemplado desde
fuera, desde la distancia. El observador estaría separado de
aquello que contempla, y lo percibiría como una composición
cerrada en sí misma, como una escena que le es ajena, como un
cuadro.
Esta es una mirada muy estética sin duda alguna, pero tiene
elementos muy reductores, pues reduce la compleja realidad que
se nos muestra a su reflejo casi exclusivamente cromático en un
lienzo. Reduce la tridimensionalidad del entorno a un plano, una
superficie, y la encierra en un marco. Y la reduce al sentido de la
vista, el más racional y distante de todos nuestros sentidos.
Aún siendo esencialmente estética, la experiencia del paisaje que
proponen otras artes más evolucionadas como el Land-art es más
positiva. Estas obras recurren a la sensación directa que la propia
naturaleza puede producir en la persona que la recorre y se
relaciona con ella. Sus obras nos llaman la atención sobre la
inmensidad del cosmos, sobre los procesos continuados lentos y
discretos que operan con el tiempo, sobre la capacidad
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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reproductiva y la vitalidad y, en fin, sobre un completo universo de
sensaciones e ideas ligadas a ellas.
La visión del paisaje que desde diversos campos proponen algunos
autores e instituciones (Convención Europea del Paisaje, Florencia
2000) radica en el entendimiento del paisaje como la percepción
que la población tiene del territorio. La experiencia estética juega un
papel crucial en este sentido pues pone en relación al individuo con
su medio y a través de las sensaciones y conocimientos que en esa
percepción obtiene se puede alcanzar una cierta concienciación y
responsabilidad en el sentido ético que lo planteábamos.
En tercer lugar, hay que tener también una experiencia del entorno
en tanto que entorno, (el paisaje según la definición institucional
anterior), lo que significa entrar en él, recorrerlo, pasear por él,
experimentarlo desde perspectivas distintas.
Percibirlo no sólo con la vista sino con los cinco sentidos, con todo
el cuerpo, sentir en la piel el frescor, la brisa, el sol, percibir la
textura del suelo bajo nuestros pies, dejar huellas en los caminos,
tocar la corteza de los árboles. Aplicar nuestra capacidad de
abstracción para entender sus peculiaridades, su fragilidad y
continuidad en tiempo y espacio, y así disfrutarlo mejor. Significa
experimentarlo desde dentro, conocerlo, vivirlo, mediante los
sentidos y el conocimiento. Sentirse parte de él, redescubrir nuestra
pertenencia a la naturaleza. Sentirnos una criatura más de ese
entorno y hacerlo conscientemente.
Hoz del río Mundo
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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje
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En cuarto lugar, la experiencia estética de la naturaleza debe entrar
en diálogo con el valor ecológico de ese entorno, con su historia y
su riqueza biológica, con la complejidad de relaciones que
conforman el ecosistema. En esa experiencia estética podemos
trazar el difícil equilibrio y la sutil variabilidad de los ecosistemas
fluviales, las variadas formas de vida animal y vegetal que
albergan, cómo son resultado de la cualidad longitudinal de la masa
de agua en movimiento que es el río y también de su variación
estacional, tan importante para la vitalidad de los cursos
mediterráneos. Y también, al mismo tiempo, con su cultura, con la
actual y con todo el largo recorrido de culturas previas que ha
interaccionado con su naturaleza produciendo el paisaje que se nos
muestra, con lo que representa para las poblaciones humanas que
lo habitan, su presencia en el arte y la literatura, en las historias
orales, la música popular, las fiestas y tradiciones.
Y en quinto lugar, es fundamental ser muy críticos con la publicidad
y en general con los medios de comunicación que nos venden la
idealización de algunos entornos y que hasta cierto punto nos
impiden conocer la realidad del lugar. En el capítulo 5 de este libro, Cristina Mucientes de La Peña y Alejandro Lustres Real ofrecen
un lúcido estudio de cómo el negocio turístico utiliza ciertas
concepciones de lo bello y lo sublime para vender el disfrute de un
entorno.
Hemos de aprender a ser muy críticos con el modo en que la
publicidad deforma lo que ofrece y lo reduce a algo muy superficial.
A menudo la publicidad pinta con un carácter de naturaleza salvaje
un entorno muy domesticado, o tiñe de idílico un lugar que no lo es.
Esa falsa publicidad es una de las responsables del alto grado de
ignorancia que buena parte de los habitantes de occidente tiene
hacia la naturaleza.
La mayoría de nosotros vemos más naturaleza en la televisión o
Internet que en la realidad, y es fácil caer en equívocos y
confusiones. Seamos críticos, no nos acabe sucediendo como a
aquel caballero de ciudad que acudió a descubrir la naturaleza
salvaje que le prometía un zoo, y que al final de su visita presentó
una queja, argumentando que los leones viejos y aburridos que
dormitaban en la jaula no se parecían en nada a las bestias feroces
que él veía en los reportajes de televisión.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capitulo 3: Colores y formas
53
CAPITULO 3: COLORES Y FORMAS
3.1. Cómo analizar los colores y formas del paisaje
A continuación se analiza la base estética visual del paisaje del
entorno del Embalse de “La Fuensanta”. Se trata de analizar los
elementos visuales básicos que lo conforman, aunque de manera
conjunta, es decir, trataremos de apreciar también su composición:
Primero se analizan aspectos puramente estéticos: los elementos
formales, las propiedades de las superficies y la escala y el
espacio. Para, posteriormente, analizando la organización de los
elementos básicos, las gamas en las que se manifiestan y la
combinación de éstos en la misma escena, llegar a aproximar el
aprecio de la composición.
La metodología seguida trata de analizar la imagen mediante un
proceso de simplificación de lo visual (abstracción estética o
formal). Una vez tomadas numerosas fotos en campo se procedió
a una selección en función de los objetivos de este estudio.
Luego, cada una de las fotos elegidas se analizó atendiendo a
cómo mostraban los siguientes elementos visuales:
- Dentro de las propiedades de las superficies se estudian el
color y la textura.
- En los elementos formales estudiamos la forma y la línea.
- En la composición, estudiaremos la escala y el espacio.
Se analizan los colores gradualmente: de cálidos a fríos, de
brillantes a mates… de tal manera que nos ayuda a entender el
aprecio de la imagen, es decir, que elementos influyen en que nos
resulten atractivos.
En otras ocasiones hemos tratado de simplificarla teniendo en
cuenta sólo líneas o formas, entendiendo que son esos tipos de
líneas o esas formas las que justifican su aprecio. Por otra parte,
también hemos forzado cambios de escala o de posición de
determinados objetos, buscando las posiciones y tamaños más
idóneos al aprecio estético.
Una vez analizados los elementos visuales de las imágenes se ha
estudiado su composición, es decir, las imágenes reproducidas se
han agrupado para forzar el contraste, regularidad, ameneidad,
uniformidad, sutileza y armonía del conjunto.
Lo que sigue es el producto de este último análisis de composición
de los colores, formas y escalas.
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Capítulo 3: Colores y formas 54
3.2 Contraste
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3.3 Regularidad
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3.4 Ameniedad
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3.5 Uniformidad
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3.6 Sutileza
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Capítulo 3: Colores y formas 64
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3.7 Armonía
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 73
CAPITULO 4: NATURALEZA SUBLIME
4.1 Introducción
No es muy habitual el uso de expresiones del tipo de “lo sublime”
de este paisaje. Sin embargo, representan una sensación que se
produce en el observador cuando afronta el paisaje, una expresión
que fue acuñada por los románticos para describir su sentimiento
frente a la naturaleza. Aunque el observador contemporáneo sea
incapaz de expresar ese sentimiento con palabras, este término
aluden a su reacción estética. Lo sublime se refiere a la sensación
de confrontar algo superior, inabordable, poderoso que nos supera
y que nos produce una sensación de admiración sobrecogedora en
su grado más elevado. Sin embargo, el término “sublime” no se
aplica sólo a la sensación que producen determinados paisajes,
sino también a determinados comportamientos, acciones y
fenómenos de todo tipo. Como tantos otros conceptos, la palabra
“sublime” y su significado, tiene una larga historia, pero a lo largo
de ella siempre ha conservado esa afirmación de intensidad y
grandeza.
El primer tratado en el que se abarca el término “sublime” fue
escrito por Pseudos Longino en torno al siglo I. d.C. Sin embargo,
será preciso esperar al siglo XVIII para que su lectura desbordase
los límites de la poética para que se hiciese una lectura estética. A
partir de este momento, y fundamentalmente durante el movimiento
romántico, fue cuando se establecieron las bases del aprecio por el
paisaje que aun en nuestros días se mantienen en toda la sociedad
occidental.
En el presente trabajo se han considerado cuatro fuentes
productivas de sublimidad en el paisaje: la grandeza, la luz, el terror
y las fuerzas de la naturaleza. Tales fuentes o estímulos han sido
estudiadas en el paisaje de la Sierra de Alcaraz en sus
inmediaciones al río Segura. No obstante, hay que destacar que a
pesar de que la zona de trabajo inicial era tan solo la parte alta de
este río, ha sido necesario utilizar alguna de las fotografías
correspondientes al tramo más próximo al embalse del Cenajo por
la falta de información. Se han utilizado imágenes para analizar
estos estímulos, algunas, como es obviom han sido modificadas
con el programa de tratamiento de imágenes para resaltar el
carácter sublime de las mismas.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 4: Naturaleza sublime 74
4.2 La grandeza de lo sublime
Uno de los rasgos que pueden caracterizar una imagen como
reflejo de los sublime es su grandeza, entendida como una
perspectiva que abarque una vista amplia. De hecho, según
palabras de J.Addison, al contemplar una cosa grande, singular o
bella, se pueden llegar a despertar los placeres de la imaginación:
“Por grandeza no entiendo solamente el tamaño de un
objeto peculiar, sino la anchura de una perspectiva entera
considerada como una sola pieza. A esta clase
pertenecen las vistas a un campo abierto, un gran desierto
inculto, y las grandes masas de montañas, riscos, y
precipicios elevados, y una vasta extensión de aguas, en
que no nos hace tanta sensación la novedad o belleza de
estos objetos, como aquella especie de magnificencia que
se descubre en estos portentos de la naturaleza”(1)
Las imágenes que se muestran a continuación son,
fundamentalmente, panorámicas formadas por la composición de
varias fotografías. De este modo, se consigue que el observador no
se sienta aprisionado como cuando la vista está contenida dentro
de un corto recinto y acortada por todas partes por la cercanía de
las paredes o montañas, tal y como podría suceder en los dos
siguientes casos en la salida y entrada de un túnel.
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 75
Así pues, las panorámicas (que se van más adelante) muestran un
horizonte espacioso que lleva consigo la imagen de libertad. En
ellas, los ojos tienen campo para espaciarse en la inmensidad de
las vistas, y para perderse en la variedad de los objetos que se
presentan por sí mismos a su observación.
Tan extensas e ilimitadas vistas son tan agradables a la
imaginación, como lo son al entendimiento las especulaciones de la
eternidad y del infinito. La libertad que permite lo ilimitado es motivo
de agrado y satisfacción, afín a la experimenta el entendimiento en
sus especulaciones sobre la eternidad y el infinito. Son muchos los
autores que reflexionando sobre lo sublime se inclinan, en algunos
momentos, por la divinidad como último fundamento. El propio
Addison escribe:
“Una de las causas finales del placer que sentimos en
las cosas grandes, puede ser la esencia misma del alma
del hombre, que no encuentra su última, completa y
propia felicidad sino en el Ser Supermo” (2)
En la imagen siguiente lo extenso se opone a lo cerrado, lo que
conlleva que la libertad se oponga a la represión. La imaginación
del observador puede realizarse libremente, sin la coacción de
límites que coarten su desarrollo. Si a la grandeza citada en
relación a la panorámica siguiente, se le agrega la belleza de un
terreno espacioso variado con pinar, matorral y el río y su
vegetación (ver segunda panorámica página siguiente), se aumenta
el placer porque se reúnen sus fuentes o principios.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 4: Naturaleza sublime 76
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 4: Naturaleza sublime 77
4.3 La luz como fuente de lo sublime
Obviamente, todos los colores dependen de la luz: por
consiguiente, en una escena deberán de analizarse tanto ésta
como la oscuridad que se opone a ella. No obstante, para que la luz
sea una causa capaz de producir sensación de sublime, es
necesaria que esté acompañada de ciertas circunstancias además
de la mera facultad de mostrar objetos.
La luz es una cosa demasiado común para que por sí sola haga
una impresión fuerte en el ánimo, lo cual, es imprescindible para
que pueda ser considerada como sublime. Un ejemplo de ello
podría ser la luz directa e intensa del sol que se traspasa entre
árboles o montañas. Esta idea es una de las defendidas por E.
Burke (2): Indudablemente, el reflejo de la luz sobre los objetos es
un fenómeno tan común que difícilmente puede producir una
reacción especial en el observador.
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 78
Sin embargo, sí hay ciertos casos en que ésta puede tener un
cierto efecto sublime: es el caso de la luz directa del Sol (efecto
añadido mediante el programa de tratamiento de imagen en la
segunda fotografía). Con este tipo de luz se provoca un efecto
cegador similar al que se produce en la oscuridad (una de las
principales causas de sublimidad).
“ He aquí una idea no solamente poética, sino también
exacta y precisa según filosofía. La excesiva luz,
superando los órganos de la vista, borra todos los
objetos; de modo que en su efecto semeja exactamente
á la obscuridad. Después de haber mirado por algun
tiempo el sol, parece que danzan delante de nuestros
ojos m anchas negras, pues esta es la impresión que
dexa. De esta manera convienen entre sí en los
extremos dos ideas diametralmente opuestas, y á pesar
de su opuesta naturaleza, ambas concurren a producir
sublimidad”
Lo mismo sucede con una luz menos intensa si ésta se mueve con
gran celeridad. El ejemplo más común de esto son los rayos
asociados a tormentas. Los siguientes pares de fotos ilustran esta
capacidad de la iluminación repentina de un relámpago. En la
segunda de las fotografías mostradas en cada par, un relámpago
produce un sentimiento de grandiosidad asociado,
fundamentalmente, a la extremada velocidad de su movimiento.
No obstante, es importante destacar que estas imágenes también
podría considerarse como sublime por mostrar cómo se
desencadenan las fuerzas (enormes) de la naturaleza durante una
tormenta (tema que se tratará en el último de los apartados).
Se ha de destacar que un rayo, como el de la segunda fotografía,
supone un tránsito rápido de la luz a la oscuridad o de la oscuridad
a la luz lo que puede causar un efecto aún mayor que su propia
celeridad. Esto es debido a que, como se comentará en el próximo
apartado, la oscuridad es más productiva de ideas sublimes que la
luz.
4.4 Lo sublime y el terror
Es Edmund Burke el primero en perfilar a un ser humano que
permanece indiferente si es afectado por sensaciones que no son
suficientemente enérgicas o contundentes para suscitar reacciones.
En este caso, los sentidos, pero también la imaginación,
constituyen el ámbito privilegiado en el que tales afecciones tienen
lugar.
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 79
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 80
Este supuesto explica los valores estéticos que el terror conlleva:
las sensaciones intensas como lo son las terroríficas, suspenden el
ánimo, lo agitan de forma contundente, y evitan la “pereza” a la
que, sin ellas, podría estar sometido.
“(…) Si la pena y el terror están modificados de manera
que no sean actualmente nocivos, si el dolor no llega a
ser vehemente y el terror no se refiere a la destrucción
actual de la persona, como estas mociones
desembarazan las partes, bien sean finas o toscas, de
un estorbo peligroso y molesto, son capaces de producir
deleyte; no placer, sino una especie de horror deleytoso,
cierto género de tranquilidad con una tintura de terror, la
cual, como pertenece a la propia conservación, es una
de las pasiones más fuertes: su objeto es lo sublime” (3)
Es probable que ninguna pasión prive tan eficazmente el ánimo de
las facultades para obrar o raciocinar como el miedo. En
consecuencia, todo lo que es terrible para la vista es sublime.
Una de las principales causas de terror es, indudablemente, la
oscuridad y más aún si ésta se da en una zona boscosa como es el
caso de las inmediaciones del río Segura y Taibilla a su paso por la
Sierra de Alcaraz.
Como puede comprobarse mediante la comparación de los dos
siguientes pares de fotografías, la oscuridad parece necesaria para
hacer muy terrible alguna cosa. Con ella, gran parte de nuestra
percepción se desvanece y es en la noche cuando aumenta el
temor y cuando generan más impresión los cuentos populares
sobre fantasmas y duendes. Sin duda, la segunda de las
fotografías, suscita las reacciones de las que hablaba Edmund
Burke. Entre ellas: admiración, respeto y un cierto “miedo” que
puede considerarse como principal fuente de sublimidad.
A pesar de que la primera de las fotografías ya presentaba un cierto
carácter de “terrorífica” como consecuencia de su oscuridad, al
añadir la luz de la luna se consiguen destacar las siluetas de la
vegetación de la montaña.
De este modo, se resalta el escenario donde es captada la
fotografía: un frondoso bosque que, durante la noche, podría
producirnos tanto miedo como para privarnos de la capacidad de
razonar. No obstante, si se consigue superar tal temor, entonces
podrá surgir en nosotros un profundo deleite de carácter estético
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 81
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 82
4.5 Lo sublime de las fuerzas de la naturaleza.
En el libro segundo de la Crítica del Juicio, de E. Kant, se desarrolla
la analítica de lo sublime en unos términos que serán decisivos
para la historia del concepto. En este caso, la naturaleza viene
representada por grandes montañas, la inmensidad del mar, una
tempestad,…Así pues, el hombre está rodeado por un sinnúmero
de fuerzas que son superiores a él y que juegan a ser sus dueñas.
Esta naturaleza salvaje actúa como espejo en el que los seres
humanos advierten su grandeza. De hecho, las proporciones de la
naturaleza escapan a los designios del ser humano.
En muchas ocasiones, el hombre se somete a una lucha con la
naturaleza para imponer su ley ante ella. En este enfrentamiento se
dirime la libertad humana y se eleva el espíritu por encima de ella.
Cuanto más poderosa es la naturaleza, mayor el esfuerzo de la
libertad:
“Ciertamente lo bello es ya una expresión de la libertad,
pero no de aquella libertad que nos eleva por encima del
poder de la naturaleza y nos desliga de todo influjo
corporal, sino de aquella de la que, en cuanto hombres,
gozamos de la naturaleza”
Algunas de las manifestaciones más evidentes de las fuerzas de la
naturaleza son las tormentas y tempestades.
El propio movimiento del agua en el río Segura o el carácter erosivo
de éste al surcar las calizas en su parte alta. Este tipo de
fenómenos han sido relatados por numerosos viajeros románticos
durante sus peregrinaciones por tierras españolas. Algunas de
estas citas pueden encontrarse en libros como el denominado
“Paisajes de España, entre lo pintoresco y lo sublime” de E.H.
Locker.
De este libro se han tomado una serie de descripciones que aluden
a fenómenos que muestran la sublimidad de la naturaleza y, más
concretamente, a la fuerza que ésta puede llegar a tener. No
obstante, se ha de mencionar que tales relatos no pertenecen a la
Sierra de Alcaraz pero sí a zonas que poseen un carácter similar.
Con estas fotografías, y fundamentalmente con la última, en la que
se han enfatizado las fuerzas que muestran la naturaleza durante
las tormentas, se pueden sentir dos sentimientos: en primer lugar
dolor, que se exterioriza como estremecimiento, y, por último,
liberación ante los convencionalismos por las sensaciones
efectistas que aporta este paisaje.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 4: Naturaleza sublime 83
Un relato que podría describir el carácter erosivo del Segura en la
Sierra de Alcaraz es el que corresponde a las proximidades de la
localidad de Fraga:
“A medida que nos acercábamos a Fraga, a la hora del
crepúsculo, el paisaje resultaba de lo más hermoso; la
mirada abarca un extenso panorama del curso del Cinca
(..). Su situación es en extremo pintoresca: se halla en lo
alto, sobre terreno abrupto e irregular, formado por el
deterioro de rocas de arenisca, mezcladas con calizas y
cortado por quebradas muy profundas, a lo largo de las
cuales serpentea el río”
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 4: Naturaleza sublime 84
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 85
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Capítulo 4: Naturaleza sublime 86
Una de las descripciones que se pueden asemejar al abrupto
relieve de la Sierra de Alcaraz en sus inmediaciones del Segura
son las correspondientes a la localidad de Granadilla:
“ Toda esta parte es extremadamente pintoresca y se
halla atravesada por cordilleras montañosas, abundando
en esos escarpados y sorprendentes rasgos que
constituyen la perfección de una escena paisajista. (…)
las profundas cañadas que yacían a sus pies,
enriquecidas en aquella estación del años con los más
esplendorosos tintes del follaje otoñal le proporcionan un
colorido exuberante
4.6 Conclusión
La zona del Segura a su paso por la Sierra de Alcaraz, puede ser
considerada, sin duda, un paisaje con el que el observador puede
estimular sus sentidos con la sensación de sublime.
Algunos de los estímulos que pueden provocar esa sensación
serían:
- La grandeza: reflejada en las panorámicas que pueden
percibirse en este lugar.
- La luz: que puede generarse ante distintas situaciones
- El terror: que puede generarse ante distintas situaciones
- Las fuerzas de la naturaleza: que se manifiestan en el
carácter erosivo de los ríos, relieves abruptos o durante tormentas
Bibliografía del capítulo
J. Addison, Los placeres de la imaginación y otros ensayos de The
Spectator, Visor, Madrid, 1931.
Edmund Burke, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras
ideas acerca de lo sublime y lo bello, Arquilectura, Murcia, 1985.
Valeriano Bozal, Historia de las ideas estéticas, Historia 16, Madrid,
1998.
Edgard Hawke Locker, Paisajes de España: entre lo pintoresco y
sublime, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1998.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 87
CAPITULO 5: LA VISION DEL TURISMO
5.1 Planteamiento y alcance del estudio
El embalse del Cenajo se encuentra situado en la Sierra del
Segura. Como consecuencia de su particular riqueza natural, dicha
sierra presenta una gran oferta turística, tanto en plazas en casas
rurales (incluso, el alojamiento más próximo a la presa es un hotel
de cuatro estrellas).como en actividades a realizar. Se trata de
analizar cómo la oferta turística plantea los valores del paisaje, su
percepción.
Si buscamos la oferta real en el entorno del embalse del Cenajo,
únicamente aparecen casas rurales en el término municipal de
Férez y de Socovos. Los otros dos municipios que incluyen el
embalse, también tienen casas rurales pero lejos de éste. Hellín
tiene en dos de sus pedanías, una en Isso y otra en Cancarix,
mientras que el municipio de Moratalla, en el que se encuentra el
Hotel Cenajo (junto a la presa), no tiene ninguna casa rural.
Respecto a las actividades, se presentan algunas de carácter
puntual como la pesca y caza en cotos o la práctica de deportes
acuáticos en el embalse del Cenajo y otras de tránsito como las
rutas que atraviesan los términos municipales de Férez, Socovos,
Hellín y Moratalla.
Para determinar los alojamientos que se han de considerar en el
presente estudio, se ha seguido dos criterios: su proximidad al
embalse y la influencia que tiene la presencia del embalse en su
oferta turística.
Por tanto, queda justificada así la consideración de alojamientos
rurales algo alejados (como pueden ser los de Férez), pues están
influidos por lo acontecido en el embalse. Con todo esto, se han
considerado los siguientes alojamientos:
o FEREZ: Cortijo de los Pradillos, Finca Las Ramblas de
Talamansi, Cortijo La Zorrera, Alojamiento Rural Enférez y
Casa Rural de la Abuela
o SOCOVOS: Cortijo el Almirez y Centro Turístico El Cañar
o MORATALLA: Hotel Cenajo
Atendiendo a su ubicación podemos distinguir entre dos tipos de
alojamientos: próximos a un núcleo urbano y los alejados. Todas
estas edificaciones tiene origen en los antiguos cortijos que se
extendían por la sierra del Segura, situados generalmente en zonas
de altiplanicie. Con la creciente demanda de turismo rural que se ha
dado en la actualidad, estos cortijos se han reformado y adaptado a
la demanda.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 88
Vista aérea de Férez
Un caso especial es el del hotel Cenajo, que tuvo como origen el
alojamiento de Francisco Franco durante la inauguración del
embalse que lleva su nombre. Aprovechando tanto la nueva
demanda de turismo rural, como el cierto lujo que se quería en su
construcción, se aprovechó dicho alojamiento para crear un hotel
de cuatro estrellas.
La búsqueda del contacto con la naturaleza, practicando deporte o
actividades de recreo, desconectando de la vida estresada urbana
es una de las ideas que más aparecerán en este informe.
Las actividades que se proponen son:
• Senderismo: Ruta de las casas del Cenajo, Rutas del Hotel
(subida a la cruz, al pie de presa, de la piscifactoría)
Cortijo El Almirez
• Actividades relacionadas con el agua (destacando los
deportes acuáticos): Deportes de riesgo como el raft, surf o
el piragüismo ofrecen diversas empresas animadoras
socioculturales. Son actividades que no aportan identidad
• Pesca (Coto del Cenajo, Coto El Gallego): Dos cotos de
pesca intensiva se localizan en la zona.
• Caza: Cotos de caza menor en los cotos vecinos al hotel
Cenajo. Rica variedad de fauna como ardillas, jabalíes,
conejo o la perdiz roja, etc.
• Actividades que no aportan identidad
• Retiros espirituales
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 89
Hotel Cenajo
5.2 Visión del paisaje del negocio turístico
La oferta turística ha tenido una evolución con la historia. En los
últimos años ha aflorado el turismo rural frente a otro tipo de
turismo como el cultural o como el de playa. Este hecho se asocia
con la marcha cada vez mayor de los ciudadanos hacia las
ciudades, y a consecuencia de esto, se valora cada vez más el
mundo rural. El aprecio de este tipo de turismo ha ido a la par por
una tendencia hacia el pensamiento romántico, considerando muy
importante el contacto con la naturaleza y la idealización de la vida
rural. Asociado a este pensamiento, la oferta de alojamientos y
actividades ha tendido a adaptarse a las nuevas necesidades y
gustos de los ciudadanos.
Cortijo La Zorrera
Como se ha dicho anteriormente, la oferta tiende a los puntos más
destacados del pensamiento romántico. La construcción de
alojamientos ha ido en la línea de rehabilitar casas antiguas, pero
manteniendo la identidad del lugar
rehabilitar casas antiguas, pero manteniendo la identidad del lugar
y su cultura. Si analizamos los dos tipos de alojamientos:
. Alojamientos dentro de un núcleo de población, donde el inquilino
durante su estancia se sienta como un habitante más del pueblo, y
pueda hasta imaginarse como sería su vida si viviera ahí. Se busca
que el inquilino valore la vida alejada de las prisas de la ciudad y
que tenga la sensación que la vida va mucho más lenta del pueblo.
. Alojamientos fuera del núcleo, los cuales son la variante en la que
el alejamiento de la vida en la ciudad se hace más acusado. En
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 90
este caso, se le da una mayor importancia al acercamiento a la
naturaleza, que se ve como vía de escape al determinismo de la
ciudad.
En este tipo de alojamiento se busca el aislamiento temporal de la
urbe, aunque este alejamiento no es real del todo, pues todas las
ofertas de alojamiento incluyen todas las comodidades de la vida
moderna, desde luz y agua corriente, hasta piscina y jacuzzi.
En todos los alojamientos rurales, se trata de decorar con
mobiliario antiguo, para que el inquilino se sienta como los
habitantes que vivieron el esa misma casa años atrás.
Cortijo Los Clavijos
Como se observa en la Imagen del salón todo está decorado con
útiles de hace unos cuarenta años, como candiles, luces con
ruedas de carro y muebles de madera maciza, aunque también se
observa una televisión, bastante discordante con el resto de los
objetos. En el exterior de la vivienda, también se busca evocar una
época anterior en el mundo rural, aunque igual que en el caso
anterior, hay elementos que impiden contextualizar como vehículos
o postes de la luz. Otro ejemplo de esto se refleja en la web de Los
Pradillos: “Hemos intentando respetar toda la arquitectura tradicional y originaria de la zona para una perfecta ubicación en el entorno. Como resultado nos encontramos ante un edificio e instalaciones que conservan todo el sabor de antaño sin perder un ápice de la calidad y confort que se exigen hoy día.”
Tal y como se recoge anteriormente en este informe, en las casas
rurales urbanas, el alojado se siente como uno más del pueblo,
experimentando el verdadero sentido de comunidad, en la que
todos los vecinos se conocen y están dispuestos a ayudarse unos a
otros. Un aspecto representativo de la identidad de un pueblo o
zona es su gastronomía. En la totalidad de los hospedajes se oferta
la gastronomía del lugar como atractivo, como aparece el la web
del la finca del El Almirez:
“Cocina típica de la zona: Le ofrecemos el placer de saborear los sabores de esta zona mediante el traslado a nuestra finca de un cocinero que elaborara, para usted, alguno de los platos mas conocidos y típicos de esta zona.”
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 91
5.3 Importancia de la naturaleza La naturaleza ha despertado en el hombre un sentimiento de
libertad, la cual no la puede experimentar en la ciudad. Por ello, los
alojamientos rurales tratan de explotar este concepto. En la web del
hotel Cenajo podemos encontrar:
“Descubra la NATURALEZA en uno de los parajes más emblemáticos de la Región de Murcia, junto al río Segura y al embalse del Cenajo. Extensas áreas de bosques, montañas, agua y una climatología benigna todo el año, hacen este paraje inigualable para escapar de la rutina, practicar senderismo, escalada, pesca en el río, paseos a caballo o bicicleta, caza, excursiones a poblaciones cercanas de alto interés y belleza ... En definitiva el lugar ideal para pasar unos días inolvidables.”
Cuando habla de naturaleza se refiere a extensas áreas de bosque,
montañas, agua, etc., intentando dar una idea de grandiosidad de
la naturaleza, proponiendo actividades al aire libre.
Para dar fe de que se encuentran dentro de la naturaleza salvaje,
los establecimientos alejados de los núcleos no dudan en mostrar
fotografía del alojamiento, rodeado por frondosa vegetación. En el
intento de que todos los inquilinos de la casa rural se lleve una idea
aproximada a la que desea ver, se ha llegado incluso a soluciones
algo forzadas. Este es el caso de la finca Las Ramblas de
Talamansi, la cual tiene una extensión de 1500 hectáreas. Se ha
llegado a traer especies de otros lugares para hacer un safari a
pequeña escala, y que la gente pueda disfrutar de la visión de la
fauna. En su web recogen este texto para promocionarlo:
“La visita en vehículo todo terreno con guía permite observar y fotografiar una gran cantidad de animales mientras recorre la finca. Algunos de ellos fueron importados de otras regiones, como el arrui, el venado, el gamo y el muflón. También veremos animales oriundos como el macho montes, el jabalí y una serie de pequeños mamíferos como garduñas, gatos monteses o zorros, sin olvidarnos de las más de noventa especies de aves que pueblan la finca, entre las que destacan águilas reales, águilas perdiceras, alcaudones, cormoranes, garza real y búho real, todo ello por sólo 5 € por persona”
Los diferentes misterios que puede tener el paisaje, atraen al
observador. Por ello, las los hospedajes también utilizan este
hecho para su reclamo turístico, como se puede ver en las
fotografías que se muestran a continuación.
Otro recurso que emplean es el efectismo de la naturaleza, que
según el movimiento romántico, influye en el espectador. La finca
de El Almirez emplea este recurso.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 92
5.4 Idealización del mundo rural
Uno de los recursos más importantes es el de la arcadia feliz,
utilizado constantemente por el turismo rural,como se observa en
las imágenes de las páginas siguientes. En este tipo de
idealización del paisaje, se ve la vida rural como el modo de vida
ideal para convivir con la naturaleza, y poder recuperar el carácter
y la identidad (de cada lugar, perdida con la tendencia a la
estandarización en las ciudades) que se ha perdido en las
ciudades.
Chopos de la orilla del río Segura
La ubicación de algunos de los alojamientos, se encuentra
alrededor de explotacionaes agrícolas, como son los olivares.
En estos los turistas ven las labores del verdadero ser humano,
aquel que con sus propias manos es capaz de seguir adelante,
incluso en ocasiones se considera que este ser humano era
éticamente mejor. La escenografía también ayuda a esta idea. El
origen de mucha de las casas rurales como casas labriegas, ayuda
al inquilino a situarse mucho mejor en la vida rural.
Cañon de Almadenes
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 93
Ganado en las proximidades de la finca El Almirez
Atardecer en la finca del El Almirez
Las vistas son cuidadas, buscan mostrar la identidad del lugar, en
muchos casos, son claros ejemplos de tipismo. En las casas rurales
próximas a Férez, se explota la vista de la población. Aunque la
imagen que tratan de conseguir tiene mucho de pintoresca, no tiene
contenidos altamente exóticos, pues aunque los visitantes son
urbanos no ven a esta cultura como tan diferente.
Un atractivo turístico que se repite en la promoción de todas las
casas, es la magia del pasado. Esto se refleja en el énfasis que se
le da a la antigüedad de las diferentes edificaciones. Varios
ejemplos de esto se repiten en cada una de las páginas web de
todas las casas rurales, destacando entre ellas el caso de los
Pradillos:
Mirador en el Cortijo los Pradillos
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 94
Cortijo El Almirez
“Situado en el precioso marco de la Sierra del Segura, entre los términos de Férez y Socovos (Albacete), se encuentra el Cortijo Los Pradillos. Antigua casa de Labranza cuyos orígenes son anteriores al siglo XVIII.” “Centenarios olivos, pinos, almendros y encinas, dan forma entre otros, al fantástico paisaje que podemos contemplar desde su amplia finca.”
La evocación del pasado se hace más notoria cuando entre la
oferta turística de la casa rural está la visita a diferentes
monumentos históricos de las poblaciones. En el alojamiento Rural
Enférez, situado en el casco urbano de Férez se oferta:
“Podrá visitar el casco antiguo medieval y la iglesia de La Asunción, antigua mezquita reconstruida en gótico y
el órgano histórico realizado en Barroco tardío y de caja neoclásica, recientemente restaurado.”
Al visitar este casco histórico el visitante se adentra en la época en
que fue construido y se imagina dentro de la población en esa
época. En el hotel Cenajo, también se apuesta por la historia como
reclamo turístico. Se relaciona la ubicación actual del hotel con
poblaciones de la prehistoria e incluso con los templarios, muy de
moda hoy día (lo que parece una forma de atraer el turismo).
5.5 Actividades turísticas en el paisaje Damos paso a presentar la visión que el negocio turístico tiene de
las actividades que de manera alternativa se realizan cuando se
reside en los alojamientos que anteriormente se han comentado.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 95
Vista de Ferez desde el cortijo
Analizar los diferentes tipos de actividades que se pueden practicar
en la zona de estudio conlleva caracterizar el tipo de visitante que
va a acudir allí. Entre toda la información recogida de la oferta
turística encontramos al respecto:
“La comarca de Hellín nos ofrece dos alternativas a la hora de disfrutar de la estancia, desconectar de la rutina diaria en algunas de sus magnificas casas rurales dedicando el tiempo a la contemplación, a la lectura frente a una generosa hoguera y a pasear, o por el contrario ponernos el traje de aventureros y descubrir todos los espacios que atesora esta tierra”.
Podemos extraer dos tipos de personas completamente diferentes
(el que busca descansar -visitante pasivo- o el que busca aventura
–visitante activo-) por lo que dos alternativas completamente
dispares son las que oferta.
Otra reflexión muy similar de caracterización de los visitantes en
otro tipo de eslóganes ha sido: “No hay cobertura de móvil” . La
gran dependencia que se tiene hoy en día del teléfono móvil implica
que resulte normal haber encontrado este tipo de referencias en la
información turística. Los dos tipos de viajeros que se modelan con
respecto a este eslógan serían:
- El que huye de la ciudad:: - ¡Qué mejor que no poder comunicarse por teléfono para
poder aislarse del mundo. La mejor forma para desconectar de la ciudad y poder tener contacto con la naturaleza!
Podría ser la forma de pensar del viajero que quiere olvidarse de la
ciudad en dónde vive, aunque sólo sea por un fin de semana o
durante una estancia muy corta.
- El visitante que NO huye de la ciudad:
Queda informado de antemano que va a un lugar completamente
aislado. Si no busca en absoluto desconectar de la vida real
aconsejan que no vengan.
Resumiendo, el entorno establece la condición limitante a las
nuevas tecnologías. El hombre se convierte en ese momento (sin
cobertura en el móvil) en el ser natural que era antes y sus
desarrollos tecnológicos quedan al margen de lo que le rodea en
este entorno.
Podríamos asemejar esta reflexión a la arcadia feliz ya que nos
alejamos de la modernidad y volvemos a una vida sencilla sin
tecnología de por medio que evoque al progreso.
Con este comentario estamos recurriendo a una de las herencias
contemporáneas del movimiento romántico.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 96
De esta manera el ritmo de vida parece más lento y estático cuando
permaneces en los alojamientos rurales del ámbito de estudio y hay
una mayor predisposición a realizar actividades.
La oferta turística de las rutas se muestra de la siguiente manera:
“Algunos de nuestros familiares cercanos, abuelos, padres, tíos... la hicieron muchas veces por los años 50 y 60 del siglo XX y mucho antes, aunque sus motivos para hacer esta caminata no era, ni de lejos, deportiva. Ellos vivían allí, en el Cenajo, y la comida o las medicinas les empujaban, junto a su borrico, a emprender la marcha. Ahora, cuando volvemos por allí, no podemos dejar de verlos entre los muros derruidos de sus casas, río abajo, en las casas del hotel...
La nostalgia del pasado queda patente (“años 50 y 60…no
podemos dejar de verlos entre los muros derruidos”) así pues, el
movimiento romántico, de nuevo aparece y puede ser analizado en
ellas. La historia no se refleja como un análisis equilibrado de los
cambios, sus causas y resultados sino como algo legendario que se
recuerda con esa nostalgia y aprecio. Lo llaman: “la historia de la
ruta con sentimiento”.
El pasado se conserva pero su interpretación no se hace de
manera objetiva sino subjetiva apoyada en los sentimientos.
Cuando el turista acude al lugar no queda impregnado de los
diferentes procesos que tuvieron que acontecer para llegar a la
Senderismo en El Cenajo
situación actual sino de los recuerdos que con cariño las gentes del
pueblo transmiten de unos a otros. Esto ocurre si se interrelaciona
con las personas que tienen relación con las rutas porque si el
turista va por libre y de manera independiente, esta transmisión
resulta importante.
Estas personas de las localidades aledañas a las rutas evocan los
recuerdos de los antepasados (las costumbres de los abuelos,
tatarabuelos…) por los restos que pueden encontrarse como los
muros derruidos de las casas…
Si bien estas sendas aluden al pasado también hacen mención al
presente.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 97
Actividades, que actualmente están de moda, se pueden realizar
mientras se discurre por estos itinerarios aunque bien marcadas por
la estandarización de las cultura. Quitan cierta identidad al paisaje y
se pierde por ello la influencia del movimiento romántico.
Actividades de carácter estandarizado pueden ser: Rutas
realizadas en todoterrenos 4x4, en bicicletas, en caballo…
Analizado la evocación del pasado y el presente en las rutas,
destacamos la condición pintoresca. de las mismas. Se desprende
esta observación de la siguiente expresión con que se vende el
negocio turístico de las rutas: “La vista es excepcional y pintoresca”
La comunión con la naturaleza deriva en la siguiente oferta:
“En tu paseo por los alrededores podrás ver árboles y flora típica del noroeste murciano, que sorprende al pensar que estás en una de las regiones mas secas de España. Choperas junto al río, con vegetación típica ribereña y una fauna que te va a sorprender ¡¡ cabra hispánica!! (Capra hispanica pyrenaica), águilas (principalmente águila perdicera y águila real), perdices, ardillas, cormoranes, patos, incluso (con mucha mucha suerte) nutrias”.
El aprecio de la vegetación y la fauna implica que el ser humano se
aleja de la verdadera realidad donde reside el artificio de las
edificaciones e infraestructuras. Se puede establecer la experiencia
del paisaje, donde interacciona el ser humano con el medio.
Los estudios realizados sobre preferencias paisajísticas a partir del
análisis de componentes ambientales de las vistas sacaban como
conclusión entre otras que la presencia de agua en movimiento era
uno de los elementos que más gustaba. Acierto por tanto para el
negocio turístico de la zona porque la presentan de la siguiente
manera:
“Conocer los recursos naturales de Campos de Hellín, marcados de nuevo por un entorno rural moldeado por el agua. Los ríos Mundo y Segura riegan con su agua a los pantanos del Cenajo, Talave y Camarillas”.
La importancia del agua, y más en esta comunidad tan seca y con
tan marcado conflicto político, queda reflejada en la cita anterior. El
embalse Cenajo, entendido como infraestructura antigua, viene a
ser muy efectista pues es un testigo del pasado con gran fuerza
paisajística debido a su aspecto. Una recreación clara del pasado
es la placa que se divisa al margen del mismo donde se explica el
momento de su inauguración. De esta manera, aquél que la lee
puede trasladarse a aquella época a través del túnel del tiempo,
concretamente al 6 de Junio de 1963. El hecho histórico de la
inauguración de la presa con la presencia de Franco queda allí
detenido.
En nuestros días se interpreta la pesca como una afición, una
actividad recreativa o interacción del ser humano con el agua.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 98
Pesca de la zona.
No contribuye a cambios de progreso (pauta del movimiento
romántico) y ya no se basa en los valores trascendentes de la vida
rural.
Podríamos asemejar al pescador u hombre aficionado a la pesca
como el buen salvaje, aquél que forja sus vidas con sus propias
manos. Pero esta semejanza deja mucho que desear ya que la
pesca se presenta como un deporte más que como una actividad
básica de supervivencia.
El tiempo se detiene cuando los pescadores acuden a los dos cotos
intensivos presentes en el ámbito de estudio (Coto del Cenajo y
Coto El Gallego). El ritmo es estático y no evoluciona en ese
momento y quedan aislados del progreso que viven cuando
regresen a su vida cotidiana.
La valoración que el negocio turístico ofrece de estos cotos es la
siguiente. Se establece una escala de valores (Valoración de 1(muy mal) a 5 (muy bien)) y ciertos criterios que definen el coto
tales como el entorno, la abundancia de pesca, la calidad del
mismo…
Media de todas las valoraciones
Entorno 4 Accesos 4
Abundancia 2 Mosca 3
Tamaño 3 Cucharilla 3
Calidad 2 Cebo 3
Observando la tabla adjunta los valores son muy elevados para lo
que después se puede interpretar en las opiniones de los
aficionados de la pesca que acuden a estos cotos que presentan
algunas quejas y decepción.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 99
Piragüismo en el embalse Cenajo
Un análisis similar al de la pesca se podría aplicar para la caza.
“Caza menor en los cotos vecinos al hotel Cenajo, previa reserva e indispensable licencia de caza, con rica variedad de fauna como ardillas, jabalíes, conejo o la perdiz roja, etc.”
Repetir que la oferta turística entiende, en este caso la caza, como
una actividad de recreo y de entretenimiento y no como una
actividad básica para poder vivir. El paisaje aporta variedad de
fauna con la que el hombre, mediante su caza, pueda sentirse por
unos momentos como el buen salvaje.
Ya se ha citado en el punto de rutas la existencia de un
determinado tipo de actividad estandarizado que no aporta
identidad al lugar donde se practica.
Capilla Virgen de los Desamparados
Son promovidas por organizaciones de animación que buscan
captar al visitante activo. Nos referimos a Descensos en rafts, a la
exploración del pantano de El Cenajo en piragua, a juegos de
“paintball”.
Si extrapolamos estas tres actividades a otro lugar nos damos
cuenta de que se ajustan perfectamente.
Esto nos indica la falta de identidad que nos confiere al paisaje. De
este modo nos alejamos del concepto de arcadia feliz
asemejándonos más a la sociedad global que ha ido perdiendo este
carácter.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 100
El paisaje contribuye a crear la atmósfera idónea para residir la
fuente de emociones espirituales del individuo que acude a él. El
eslogan más representativo es:
“La paz, la tranquilidad y el silencio hacen posible un especial recogimiento espiritual en la zona”.
Se recurren en estos retiros espirituales a los planteamientos pre-
científicos de la psicología y la sociología y se estimulan las fuerzas
interiores del ser humano. Nos alejamos de los aspectos del
paganismo
5.4 Diagnóstico de la oferta turística
El desarrollo del turismo rural ha ido acompañado del pensamiento
romántico, aunque de una manera superficial.
Los alojamientos dentro del núcleo urbano, no son capaces de
ofrecer la vida rural que se supone en los pueblos, pues cada vez
más los pueblos tienden al sector servicios. Aunque la agricultura
sigue presente es mucho más mecanizada y apenas recuerda a la
agricultura tradicional. Los asentamientos que se sitúan alejados de
los núcleos urbanos, realmente no están tan “independientes y
aislados” de estos, pues por cuestiones de accesibilidad, se suelen
situar próximos a las carreteras. La idea de independencia de la
ciudad, alejado de todo el desarrollo y de la monotonía no es real.
La mayoría de los alojamientos tienen algunos servicios no
asociados a la vida en el campo, como la piscina o el jacuzzi.
Tienen televisión e internet en algunos casos, por lo que no es
posible el aislamiento total que queda a elección del inquilino.
En cuanto al intento de darle al alojamiento la identidad del lugar
apenas se consigue ya que es algo muy difícil de conseguir. Las
casas rurales, disponen un mobiliario antiguo que se relacione con
el mundo rural, pero se tiende a la pérdida de identidad de las
casas, pues el mobiliario puede ser el mismo en cualquier casa
rural de España. En el exterior de los alojamientos se observan
piscinas, aparcamientos y caminos asfaltados ajenos a lo rural. En
cuanto a la oferta gastronómica, se oferta constantemente la
comida del lugar. Este hecho ayuda a la identidad del lugar, y
aunque parece que se oferta como lo único o lo mejor, una parte de
los clientes solicitan en muchos casos las comidas que suelen
tomar en su vida cotidiana. Por tanto, no es posible adoptar
totalmente la identidad local, pues el comercio debe adaptarse a la
demanda. Esta si da importancia al hecho de reconocer fácilmente
las costumbres y forma de vivir del lugar, pero también valora que
tenga mucha de las comodidades que tiene en su vida urbana.
El contacto con la naturaleza, tan utilizado en la publicidad de las
casas rurales, es continuo y real, aunque tampoco se llega a los
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 101
preceptos románticos. La mayoría de los lugares están alterados y
los que no lo están son prácticamente inaccesibles. Un ejemplo de
esto es la publicidad del hotel Cenajo, promocionado como en un
entorno natural, en realidad está junto a un embalse.
Un recurso muy utilizado son las grandes extensiones de montañas
y de bosques, lo que parece un tópico en todas las casas rurales,
pero en nuestro caso es una afirmación real. Las casas rurales no
urbanas, si cumplen el estar rodeada de vegetación, tierras
labradas en primer plano y especies arbustivas y arbóreas en un
segundo. En la Finca de las Ramblas de Talamansi, como se ha
comentado, se organiza un pequeño safari, lo que dista mucho de
la idea de contacto con en entorno natural, pues se ha forzado
dicha naturaleza para conseguir agrupar especies en una finca. El
efectismo de la naturaleza, como amaneceres de “foto”, se vende
como si dichos atardeceres fueran continuos y todos los días se
tuviera uno de ellos, cuando esto es algo que sólo de las
condiciones meteorológicas permiten. Si analizamos el punto que
se refiere a la “arcadia feliz”, podemos ver que los inquilinos de las
casas rurales apenas tienen tiempo para poder identificarse con la
cultura del lugar, pues sus estancias suelen ser de una corta
duración, llenas de actividades. Esta agenda tan cargada tampoco
les permite comprobar si la vida en el mundo rural es más lenta.
Todas las casas rurales no urbanas se encuentran rodeadas de
explotaciones agrícolas, pero en ningún caso, el turista
experimenta las tareas que lleva asociadas, para adentrarse mejor
en el papel del “buen salvaje”. En un intento de que el inquilino se
sienta partícipe de la vida rural, muchos de los alojamientos han
surgido de la restauración de una casa labriega. Estas han sido
acondicionadas de tal forma que evoquen lo máximo posible el
pasado y la vida rural, pero introduciendo todo lujo de detalles y
comodidades.
En cuanto la escenografía, podemos decir que en los casos en los
que existe un mirador, es bastante representativa de la zona, con la
grandiosidad del paisaje frente al hombre.
En el mirador que se encuentra en el cortijo de los Pradillos, desde
el que se puede ver la localidad de Férez, es un buen exponente
del tipismo de esta localidad que recuerda a la idea de arcadia feliz.
Respecto a la magia del pasado, se suele ensalzar la antigüedad
de las casas rurales, ya que cuanto más antigua es mayor valor
añadido para los inquilinos. También se suele destacar la el uso
que tuvo anteriormente la casa, que aunque no sea muy importante
ni exótico, permite a los inquilinos trasladarse hasta las épocas en
que se dieron esos usos. En las casas rurales que se encuentran
en el interior del núcleo, se promociona sobre todo la visita al caco
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 5. La visión del turismo 102
histórico y monumentos del lugar, incluyendo el la publicidad la
época de la que son, y que el visitante se adentre en los misterios
del pasado. El hotel Cenajo, desarrolla su historia asociada al
embalse limitándola.
5.5 Diagnóstico de las actividades turísticas
Apoyarse en la visión del romanticismo, con la idealización de la
naturaleza, de lo rural, de la historia y de la identidad es clave en el
diagnóstico de las actividades que propone la oferta turística. Se
dice que una imagen vale más que mil palabras y eso lo sabe bien
el negocio turístico. Las imágenes que utilizan para presentar las
actividades establecen una relación emotiva con el futuro visitante.
Las rutas están ligadas estrechamente a los antepasados de los
habitantes de las poblaciones que atraviesan. La emoción de
recorrerlas queda patente en estas personas que tienen una cierta
relación directa a ella o por lo menos la tuvieron sus orígenes.
Las formaciones cársticas de la zona no son de interés turístico.
Son espectaculares pero es raro que el visitante conozca sus
interés geológico que no se explica en ningún folleto o página web
turística. La placa que rememora la inauguración del embalse
Cenajo puede ser un recurso que da información histórica pero sin
más explicaciones. No se hace alusión por ejemplo a las 7000
personas que trabajaron en su obra, muchos de ellos presos
políticos que trabajan en las canteras para picar piedra y en la
construcción de la presa. Además muchos de estos obreros
murieron “Sí alguno caía abajo, nadie bajaba a por él”.Se vende y
se menciona lo que más interesa y los hechos más complicados
como su historia o su geología se obvian.
Según el negocio turístico, los cotos de pesca son satisfactorios se
quiere la producción de truchas y la posterior repoblación del Río.
No obstante, muchas son las opiniones negativas en Internet sobre
estos cotos. No se hace mucha alusión a la caza en la información
turística disponible.
Para captar visitantes que les gusten actividades especiales nada
mejor que diversas empresas socioculturales que las organicen.
Éstas actividades tienen poca conexión con el paisaje. Se puede
practicar piragüismo, raft o paintball…en cualquier lugar. La
identidad del paisaje no contribuye. Vasta con la naturaleza sea
algo espectacular o llamativa pero no tiene por qué mostrar
ninguna identidad en particular.
La Capilla de la Virgen de los Desamparados ofrece un lugar
espiritual para retirarse y reflexionar. Personas con fe tienden a
este tipo de actividades respaldando dicha oferta.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 103
CAPITULO 6: VISION LOCAL VERSUS VISION DE USUARIOS
Este capítulo se ha dividido en dos grandes partes, en la primera
parte se exponen cuáles son los argumentos que explican el
conflicto interregional del agua, en la segunda parte nos
adentramos en contar cuál es el problema existente entre la visión
local y la de los usuarios en la zona de estudio. Pese a ser parte
interesada (es decir, de Castilla-La Mancha), hemos tratado de
explicar el conflicto interregional existente entre los castellano-
manchegos y los murcianos en relación al trasvase de agua.
6.1 El conflicto interregional del agua.
El trasvase Tajo-Segura tiene su origen en el proyecto de obras
hidráulicas redactado en 1933 por el ingeniero Lorenzo Pardo, que
pretendía acabar con el “desequilibrio hidrológico” del país. Este
proyecto fue apoyado por el gobierno de la República, siendo en
aquel momento ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto. Este
proyecto quedó estancado por la guerra, retomándose en la época
de los planes de desarrollo franquista en 1966, ejecutándose entre
ese año y 1979.
La idea era construir un acueducto desde el río Tajo para trasvasar
1.000 Hm3 a tierras de Murcia, Alicante y en menor medida
Almería. Esta cantidad se vio que era superior a lo disponible. En
1971, el Gobierno, a través de la ley de “Aprovechamiento conjunto
del Tajo-Segura”, fijó un trasvase inicial de 600 Hm3 anuales en
una primera fase (110 para abastecimientos urbanos, 90 de
pérdidas y los 400 restantes para la agricultura). La zona de
influencia del trasvase comprende una superficie de unas 75.000
Has, repartidas en Murcia, Alicante y Almería.
La necesidad hídrica anual es de 450 Hm3 y el suministro anual a
través del trasvase de 300 Hm3.
La Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura
autorizó además el trasvase de 160.5 Hm3, que sumados a
cantidades anteriores y a una pequeña cantidad destinada a la
Mancomunidad de los Canales del Taibilla en Murcia, completa la
cifra de 600 Hm3 previstos legalmente como máximo.
Volúmenes Límite en el macroembalse Entrepeñas-Buendía por debajo de las
cuales las decisiones de trasvase corresponden al Consejo de Ministros
OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP
456 467 476 493 495 496 504 541 564 554 514 472
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 104
La gestión del trasvase corre a cargo de la Comisión Central de
Explotación del Acueducto Tajo-Segura en la que están
representados la administración hidráulica, la administración central
y autonómica y los usuarios del trasvase. En condiciones
hidrológicas excepcionales es el consejo de Ministros el
competente para adoptar decisiones.
En los planes hidrológicos nacionales y de cuenca están
recopiladas las normas por las que se ha de regir la gestión del
trasvase y que deben ser aplicadas por las respectivas
Confederaciones Hidrográficas (Tajo y Segura), dependientes del
Ministerio de Medio Ambiente y la Comisión de Explotación.
El siguiente cuadro muestra la evolución conceptual que han
sufrido los trasvases intercuencas y que nos permitirán obtener una
serie de conclusiones.
En su origen únicamente tenían como fin regadío, mientras que en
la actualidad, también se utilizan para abastecimiento y uso
ambiental. Tampoco se contempla la posibilidad de trasvasar agua
con el fin de ampliación de regadíos. Por último, destacar que sólo
desde la aprobación del PHN del año 2000, se considera la
necesidad de hacer un análisis ambiental; argumento que como
veremos posteriormente, utilizan los castellano-manchegos, para
reivindicar que si en la actualidad hubiera que realizar el trasvase
no se produciría.
Resulta de interés conocer cuál es el futuro en la política de la
gestión del agua, para ello, a continuación se exponen cuáles son
las directrices que se impulsan desde el gobierno, con la
publicación del programa A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y
Utilización del Agua).
Hasta el momento la definición de recursos hídricos de una cuenca
sólo contemplaba la de sus ríos y acuíferos, ampliada gracias a la
mejora en la gestión y la reutilización de agua. El Programa
A.G.U.A. incluye, también, la que se pueda obtener, por desalación,
en el litoral de esa cuenca.
Según este programa, el agua procedente de desaladoras es de
una gran calidad y se puede utilizar tanto para consumo humano
como productivo (agricultura, industria, sector terciario).
Los sistemas basados en la obtención de recursos hídricos a partir
del concepto convencional de cuenca están a merced de la
climatología y de sus evidentes cambios. En el siglo XX en España,
como media, se han producido escasez de lluvias uno de cada
cuatro años, y sequías severas en distintas partes del territorio una
vez cada once años.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 105
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 106
Fuente: programa AGUA.
Las actuaciones incorporadas en el Programa A.G.U.A., que
incluyen proyectos de obtención de recursos de nuevas fuentes,
aseguran la disponibilidad del agua prevista con independencia de
la situación climática.
Las actuaciones previstas dentro del Programa A.G.U.A. en el Arco
Mediterráneo, la mayor parte de ellas urgentes, suponen unas
aportaciones totales de nuevos recursos que superarán los 1.100 3
Hm /año.De ellas, las actuaciones urgentes se desglosan en:
En resumen:
- Las Comunidades Autónomas se incorporarán al proceso de toma
de decisiones de las Confederaciones Hidrográficas.
- Tarifas del agua moduladas en función del beneficio económico
generado.
- Fuerte apuesta por la desalación de agua, asegurando que el
desarrollo sostenible se encuentra en el mar.
- Buscar la sostenibilidad en las pautas de desarrollo de los
distintos territorios.
Estos cuatro puntos son los principales argumentos, que como
veremos posteriormente, enfrentan a castellano-manchegos con
murcianos.
La Visión de Castilla-La Mancha se trata a continuación, más
adelante la visión de los usuarios (Murcia), se recoge cuál es el
punto de vista de cada una de las comunidades, a través de una
serie de artículos, foros, opiniones.
La opinión contraria al trasvase, la que tienen los
castellanomanchegos, se fundamenta principalmente en el hecho
de que el trasvase atraviesa gran parte del territorio manchego,
tomando agua de Castilla-La Mancha y trasvasándola a una
comunidad distinta sin dejar agua en la propia región, pese a que
todas las infraestructuras del trasvase están construidas en
territorio manchego. Ninguna población de Castilla-La Mancha toma
agua del trasvase ni de los Embalses de la Fuensanta, Talave,
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 107
Cenajo y Camarillas (salvo los municipios de Férez y Socovos, que
toman agua solamente una vez al mes del embalse de la
Fuensanta y es para no perder los derechos). Esto se ve agravado
porque en ocasiones, como estos últimos años, hay restricciones
de agua en diversos municipios, pese a que el acueducto Tajo-
Segura pasa a 100 m de ellos.
Los manchegos dicen que hay que anteponer los intereses de las
tierras ribereñas del Tajo, que históricamente han sido las que han
tenido derecho al uso del agua.
Conclusión: la prosperidad de Murcia, dicen en CastillaLa Mancha,
se ha logrado a costa del empobrecimiento de Castilla- La Mancha.
El malestar de los manchegos se ve agravado porque ven que el
agua que a ellos les falta para el abastecimiento se le envía a
Murcia y que allí están proliferando los campos de golf (34
proyectados, necesitando cada uno, de media, 500.000 m3 al año)
y las megaurbanizaciones que provocan un aumento de las
demandas de agua para el consumo humano, cuando no están
aseguradas ni siquiera para la población actual. Además, se crean
parques temáticos cuyo “leitmotiv” es, paradójicamente, el agua.
Los manchegos dicen que el desarrollo de Murcia se basa en un
recurso que les es ajeno y que además escasea en la cuenca
cedente, donde no hay otra forma de extraer agua, al contrario que
en Murcia, que pueden obtener agua gracias a las desaladoras. El
problema es que es agua cara, cuesta 0.6 €/m3.
En Castilla-La Mancha no existen excedentes, como tampoco
existen alternativas viables como tiene Murcia: un mar que desalar
que impediría colapsar el desarrollo de su propia tierra.
En cuanto a los riegos en Murcia, los manchegos critican que en
lugar de riegos eficientes, se sigue regando con el solidario y
moderno método de riego por inundación. Murcia es una de las dos
únicas comunidades en las que este año ha aumentado el número
de hectáreas de arroz cultivadas, un cultivo que precisa una
enorme cantidad de agua. Además dicen que Murcia está llena de
balsas no declaradas.
En el año 2003 se hicieron roturaciones en 34 Ha en Moratalla,
ilegales según la CHS, ya que se limitan las tierras dedicadas al
cultivo de regadío. Tanto el ayuntamiento como la Comunidad
Autónoma de Murcia estaban al corriente de la actuación. Esto se
critica desde Castilla-La Mancha porque dicen que cada vez van
aumentando más las demandas.
Desde el punto de vista ambiental, una de las críticas que hacen los
manchegos es que entre el Bolarque y el Jarama, el Tajo pierde el
60% de su caudal y entre el Jarama y el Alberche recibe
aportaciones fuertemente contaminadas por aguas residuales de
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 108
más de siete millones de habitantes. Estos contaminantes se
podrían diluir si discurriese todo el caudal por el Tajo, lo que no
ocurre debido al trasvase.
Los usuarios del trasvase en Murcia están molestos por los últimos
acontecimientos, especialmente por el acuerdo al que han llegado
el PSOE y el PP de Castilla-La Mancha para extinguir
progresivamente el trasvase, terminando con él en el 2015. Al
aceptar incluir en un estatuto de autonomía una competencia que
es exclusiva del Estado y que contradice, no sólo la solidaridad
interterritorial, sino cuantos planes había elaborado la legislatura
anterior, para conectar entre sí varias cuencas hidrográficas a
través del PHN.
Critican lo que dice el PSOE castellano-manchego, que en 2015
llegará a Murcia toda el agua necesaria a través de las desaladoras
previstas, de modo que el trasvase del Tajo no sea necesario. Eso
mismo es lo que, la ministra Cristina Narbona, tiene previsto en el
plan AGUA. Sin entrar en lo muy costoso y contaminante del
producto desalado (salmuera), hay que decir que el agua del Tajo
no sólo provee una parte importante de las necesidades de Murcia,
sino que llega también a comarcas muy desarrolladas de Alicante y
Almería, abasteciendo a una población cifrada en más de 2.5
millones de habitantes, así como muchos miles de hectáreas de
regadío y numerosas industrias de todo tipo.
Basan su crítica en la opinión de que cualquier estudio climático,
por sencillo que sea, indica que los pantanos de la cabecera del
Tajo poseen un excedente de agua en situaciones de normalidad.
Es decir, si descontamos el período de sequía que ahora
padecemos, sequía que suele prolongarse mucho más en la
cuenca del Segura que en la del alto Tajo, lo normal es que haya
sobrantes que la población manchega no precise y acaben por
serles enviados a nuestros vecinos portugueses. Pero no para que
éstos los utilicen en sus huertas, sino para darle mayor
grandiosidad a un estuario del Tajo de por sí impresionante y en
clara competencia, en cuanto al caudal dilapidado, con el que suele
arrojarse al mar en el delta del Ebro.
La otra alternativa a esos sobrantes de agua del alto Tajo dicen que
es destinarlos a poner en regadío miles de hectáreas manchegas
en las que plantar productos subvencionados por la Unión Europea,
como puedan ser el lino, la remolacha o el girasol, algo no tan
simple de lograr puesto que la propia UE tiene asignados ya una
serie de cupos por países.
Otros productos que se intentarán plantar en esas miles de
hectáreas de regadío, las cuales deberían sustituir a las que fuesen
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 109
eliminadas en la misma proporción de Almería, Murcia y Alicante,
se enfrentarían de lleno ante la más adversa de las características
del clima castellano-manchego: No hay provincia que no posea
unos inviernos muy crudos, con temperaturas mínimas que han
llegado a alcanzar los 24 grados bajo cero, caso de Albacete, sin
que el resto de las provincias le vayan muy a la zaga.
Los murcianos manifiestan que no están dispuestos a entregar el
agua a los manchegos (como si fuera de ellos y no de Guadalajara)
para la agricultura subvencionada y no entregarla a la agricultura
murciana. Los murcianos pagan el agua que se llevan y los
manchegos no.
Dicen que si hay algo que en Murcia no se hace es derrochar el
agua. Las asociaciones de regantes no se lo permitirían a nadie. El
Ministerio de Agricultura lleva años sacando decretos que obligan a
modernizar el riego, lo que significa que cualquier agricultor
murciano que quiera beneficiarse del agua del trasvase, está
obligado a preparar sus tierras para algo distinto que el riego por
inundación.
Respecto a los campos de golf, explican que éstos deben regarse,
por ley, con agua depurada. Agua que de no usarse sólo serviría
para arrojarla al mar. El consumo de agua para la población,
urbanizaciones incluidas, viene a ser un 5% del total del agua que
usa la agricultura. Los campos de golf son el cultivo más rentable
que existe, y además alrededor de ellos se crean un montón de
otros negocios, que no dependen de PAC ni de nada.
Se están creando urbanizaciones en Murcia, como la de Polaris en
Alhama, porque allí no hay agua suficiente para regar las tierras,
mientras que sí es bastante para mantener al turismo residencial,
que encima da más dinero. Esta es otra cuestión, en la que “los
murcianos nos hemos espabilado”.
Dicen que ellos pagan el agua. No sólo en dinero, que también,
sino en los miles de millones que ya en los años franquistas se les
obligó a invertir en las tierras a los agricultores murcianos, para
dejarlas a punto de ser regadas.
El agua de las cuencas hidrográficas es un bien común de todos los
españoles, así que no quieren que les venga nadie con la idea de
que se le está quitando a nadie, sobre todo si se considera que el
agua del trasvase al Segura es un sobrante que nadie
aprovecharía.
La Región de Murcia se encuentra en el centro geográfico de la
cuenca del Segura, pero los 870 hectómetros cúbicos que traslada
el río que le da nombre cada año no pueden sostener por sí solos
la demanda generada en su entorno, cifrado en 18.870 kilómetros
cuadrados repartidos en cuatro comunidades autónomas.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 110
Según el Plan de Cuenca que actualmente se encuentra en
revisión, los recursos propios utilizables -incluyendo reutilización y
asumiendo la práctica de la sobreexplotación de las aguas
subterráneas- ascienden a mil hectómetros cúbicos anuales. De
estos a los casi 1.600 utilizados en un año normal hay una
diferencia de 600 hectómetros, que son los que provienen de las
conducciones conocidas como Acueducto Tajo-Segura.
La Cuenca es especialmente sensible en los períodos de sequía,
como el actual, sobre todo cuando estos periodos se denominan
cruzados, es decir, que se dan a la vez en la cabecera de ambos
ríos, tanto del Tajo como del Segura.
El consumo humano, que representa aproximadamente el 10 por
ciento del total, es la prioridad manifiesta del organismo gestor de
esta agua, la Confederación Hidrográfica del Segura, dependiente
del Ministerio de Medio Ambiente, frente al agrícola que representa
el 89 por ciento del consumo.
La llegada de las nuevas desaladoras a finales del año próximo
anunciadas por la CHS pondrán en circulación 92 hectómetros más
que se destinarán fundamentalmente a las ciudades. Las plantas
liberarán así caudales del Segura, que se destinarán a otros usos.
Sin embargo, y vista la diferencia proporcional del gasto, puede ser
comprensible la inquietud de algunos agricultores.
En la siguiente página (Montaje 1) se muestra lo que podría ser el
eslogan propio de cada una de las comunidades en la defensa de
sus intereses así como las frases más significativas de cada una de
las posturas.
De esta forma, de un simple vistazo, somos capaces de conocer los
argumentos que enfrentan a castellano-manchegos y murcianos.
(Fuentes del Montaje 1: Revista Argamasa y Elaboración propia).
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 111
“NI UNA GOTA MÁS”.
”AGUA PARA TODOS”.
“ No se cede agua de la España húmeda a la seca, sino de la seca a la seca”
“ Agua para campos de golf, urbanizaciones y riegos ilegales sin tener garantizado el abastecimiento a nuestras poblaciones.”
“ Prosperidad de Murcia a costa del empobrecimiento de CLM.”
“ Murcia tiene otras alternativas para obtener agua, como la desalación.”
“ Hay empresas que han desechado instalarse en la región por no tener garantizado el abastecimiento y paradójicamente se han ubicado en áreas a las que solidariamente cedemos el agua.”
“ Es necesaria la solidaridad interterritorial”
“ Los pantanos de la cabecera del Tajo poseen un excedente, en situaciones de normalidad, que serán enviado a nuestro vecinos portugueses.”
“ Si hay algo en Murcia que no se hace es derrochar agua.”
“ El agua obtenida de la desalación es muy costosa y contaminante.”
“Los sobrantes de agua del alto Tajo se destinarían a poner en regadío miles de hectáreas manchegas en las que plantar productos subvencionados por la UE y de escasa rentabilidad económica y de mano de obra.”
vs“NI UNA GOTA MÁS”.
”AGUA PARA TODOS”.
“ No se cede agua de la España húmeda a la seca, sino de la seca a la seca”
“ Agua para campos de golf, urbanizaciones y riegos ilegales sin tener garantizado el abastecimiento a nuestras poblaciones.”
“ Prosperidad de Murcia a costa del empobrecimiento de CLM.”
“ Murcia tiene otras alternativas para obtener agua, como la desalación.”
“ Hay empresas que han desechado instalarse en la región por no tener garantizado el abastecimiento y paradójicamente se han ubicado en áreas a las que solidariamente cedemos el agua.”
“ Es necesaria la solidaridad interterritorial”
“ Los pantanos de la cabecera del Tajo poseen un excedente, en situaciones de normalidad, que serán enviado a nuestro vecinos portugueses.”
“ Si hay algo en Murcia que no se hace es derrochar agua.”
“ El agua obtenida de la desalación es muy costosa y contaminante.”
“Los sobrantes de agua del alto Tajo se destinarían a poner en regadío miles de hectáreas manchegas en las que plantar productos subvencionados por la UE y de escasa rentabilidad económica y de mano de obra.”
vs
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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 112
6.2 Particularización del conflicto a la zona de estudio.
En este apartado se recoge la reacción social suscitada por dos
proyectos planteados en la zona de estudio: Trasvase de agua
desde el embalse de Talave al embalse del Cenajo y Trasvase
desde el embalse de la Fuensanta a la Mancomunidad de
Regantes del Taibilla, de la que forman parte 77 municipios.
La opinión de los manchegos es contraria al Trasvase de agua
desde el Talave al Cenajo, principalmente porque no creen que el
objetivo de dicho trasvase sea mejorar la calidad de agua que se
cede a Murcia (con alta concentración salina al atravesar el tramo
del río Mundo, aguas abajo del Talave, el cual se encuentra muy
contaminado), sino que creen que el verdadero motivo es para
poder almacenar una mayor cantidad de agua procedente de la
cabecera del Tajo y duplicar las dotaciones de agua que se
trasvasan a Murcia.
Las constantes protestas y la oposición por parte del gobierno de
Castilla-La Mancha a la ejecución de dicho trasvase derivó en el
Pacto de Toledo, que fue el resultado de una reunión entre la
Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y el presidente de la
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
El acuerdo alcanzado supuso la reducción del caudal a trasvasar
del Talave al Cenajo, pasando de 60 m3/s a 10 m3/s.
La oposición por parte del gobierno de la comunidad se une a la
que manifiestan las asociaciones ecologistas, que consideran que
el proyecto no tiene una declaración de impacto ambiental. Las
quejas se fundamentan en el hecho de que si se hace este
trasvase, el río Mundo aguas abajo del embalse del Talave se
quedaría sin agua, puesto que ésta procede casi totalmente de la
cabecera del Tajo, por lo que el impacto social, ambiental,
económico y cultural sería muy importante.
Por el contrario, la opinión de los usuarios murcianos es favorable
al trasvase, puesto que consideran que la calidad que tiene el agua
que se trasvasa desde el Tajo se ve desvirtuada al atravesar el
tramo del río Mundo aguas abajo del Talave, que está muy
contaminado, por lo que el agua que les llega tiene una alta
concentración salina.
Los murcianos opinan que al trasvasar agua desde el Talave al
Cenajo, no sólo se mejora la calidad del agua y se permite darle
más usos a ésta, sino que, indirectamente, se disminuyen las
demandas puesto que cuando llueve, los agricultores se ven
obligados a intensificar el riego para evitar los daños que se
producirían en las plantaciones por la diferencia de calidades de las
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 113
aguas. Si el agua que llegase fuera de mejor calidad, la diferencia
entre ésta y la de lluvia no sería tanta, por lo que no sólo no habría
que intensificar el riego, sino que se reduciría con la lluvia porque
ésta sería aprovechable como riego.
En cuanto al proyecto de trasvase de agua desde el embalse de la
Fuensanta a la Comunidad de Regantes del Taibilla, del que se
beneficiarían 77 municipios, las opiniones también son muy
diferentes entre los manchegos y los murcianos.
En Castilla-La Mancha se ha generado una fuerte oposición a este
trasvase, creándose incluso una asociación denominada “Foro
Social contra el Trasvase Fuensanta-Taibilla”. Dicha asociación ha
realizado numerosas manifestaciones y reuniones con los
responsables de la gestión hídrica. Además han elevado sus quejas
al Defensor del Pueblo, trasladándolas éste a la Unión Europea, la
cual ha autorizado el trasvase pese a no contar con la declaración
de impacto ambiental correspondiente.
Los afectados dicen que este trasvase supone la muerte del río
Segura desde su cabecera, afectando gravemente a la alta calidad
ecológica de la zona. Además, la sensación de pérdida de un
recurso natural local provoca un fuerte rechazo entre los habitantes
de la zona.
Los más críticos son la gente de los municipios de Férez, Socovos
y Elche de la Sierra. Estos municipios en varias ocasiones han
sufrido restricciones. Férez y Socovos pertenecen en teoría a los
municipios que toman agua del Taibilla, aunque en realidad
pertenecen a este grupo para que figure que hay municipios
manchegos que también se benefician del trasvase, puesto que
Férez sólo toma agua una vez al mes de la Fuensanta para no
perder los derechos.
La postura favorable a este trasvase corresponde a la
Mancomunidad de Regantes del Taibilla, que exigen una mayor
dotación de recursos al considerar que no tienen suficiente. Estos
regantes consideran que la solución propuesta en el programa
AGUA de obtener recursos mediante la desalación no les tiene en
cuenta, puesto que sólo se prevé la dotación en la franja litoral. Por
tanto, ven como solución el trasvase desde la Fuensanta.
En los dos siguientes gráficos se han querido reflejar de las
opiniones recogidas en el trabajo:
Montaje 2 (página siguiente): Da a entender el funcionamiento del
sistema hídrico de la zona. Mientras que la zona donde se
encuentran los embalses, provincia de Albacete, se encuentra con
una gran sequía y los embalses están con un nivel de
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 114
almacenamiento muy bajo (Cenajo inferior a un 5%), contrasta con
el desembalse de agua que se produce en las presas.
Esto es debido a que es un sistema que es entendido hacia aguas
abajo, es decir, que los embalses funcionan como “depósitos” que
retienen agua para ser enviada hacia Murcia, puesto que los
embalses carecen de tomas de abastecimiento para suministrar a
los pueblos de la zona. Aquí encontramos una gran similitud con lo
comentado en el conflicto interregional del agua, y es: en ambas
escalas los recursos se almacenan en un sitio de ubicación
manchega (embalses de la cabecera del Tajo y embalses en la
provincia de Albacete) para ser enviados hacia Murcia, lo que en
ambos casos justifica el origen del conflicto. Es decir, aunque nos
olvidaramos que existe el trasvase Tajo-Segura (que podemos
definir como el origen del conflicto interregional del agua
estudiado), podríamos decir que existiría un conflicto
“interprovincial” o “propio de la zona” puesto que los recursos
naturales existente en un lugar se están utilizando en otro (el agua
embalsada en los embalses de la provincia de Albacete, de la zona
de estudio, tienen como destino la región de Murcia). Se trata de
una opinión recogida en varios foros y que sirve para explicar que
aunque se aumente o disminuya la escala, la opinión generalizada
del conflicto es la misma.
Montaje 3 (página siguiente): Este montaje está más relacionado
con las ideas expuestas en el tercer apartado. Mientras que la
visión local defiende que no se realicen los proyectos, puesto que
de esta forma se les estaría robando un recurso natural propio de la
zona y con el que están fuertemente vinculados pues utilizan el río
para diferentes usos (por ejemplo, la pesca), los usuarios
promulgan qué pasará con ellos en caso de que se les cierre “el
grifo que les suministra el agua”. También se ha querido destacar el
hecho de que: mientras la visión local siente una fuerte vinculación
con el río, pues lo viven, pasa por sus tierras y son conscientes de
lo que les pasaría en caso de que les faltara agua, los usuarios
únicamente protestan porque les falte agua independientemente de
donde les llegue, bien sea del Cenajo, del Ebro o del trasvase Tajo-
Segura.
Fuentes del Montaje 2: Fotos realizadas por Ignacio Español
Fuentes del Montaje 3: Fotos Ignacio Español, Grupo 4, Foro Social
Fuensanta-Taibilla y elaboración propia.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 115
SEQUÍA PRESA DESAGUANDO
VS
PARA ENTENDER EL SISTEMA, ES NECESARIO MIRAR HACIA AGUAS ABAJO.
SEQUÍA PRESA DESAGUANDO
VS
PARA ENTENDER EL SISTEMA, ES NECESARIO MIRAR HACIA AGUAS ABAJO.
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Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 116
+
VS
VISIÓN LOCAL VISIÓN USUARIOS
PÉRDIDA DE UNRECURSO NATURAL“CONSIDERADOCOMO LOCAL”.
VISIÓN LOCAL VISIÓN LOCAL
+
VS
VISIÓN LOCAL VISIÓN USUARIOS
PÉRDIDA DE UNRECURSO NATURAL“CONSIDERADOCOMO LOCAL”.
VISIÓN LOCAL VISIÓN LOCAL
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 117
CAPITULO 7: EL CARÁCTER DEL PAISAJE
7.1 Introducción
En este capítulo se representa, en primer lugar, el carácter de la
zona del Embalse de la Fuensanta (Albacete) para a continuación
tratar el carácter del paisaje del entorno del embalse del Cenajo. El carácter es la síntesis formal de la identidad de un paisaje, está
formado por el conjunto de rasgos que muestran su exclusividad.
Es el conjunto y combinación de los rasgos y formas característicos
de un paisaje. El carácter de una zona es por tanto la parte objetiva
de dicho espacio, que se presenta según la fisonomía de sus
procesos y estructuras naturales y culturales.
Estos procesos y estructuras de un paisaje, su geología, ecología,
socioeconomía e historia, se manifiestan en sus formas, en su
fisonomía esencial, por lo que primero observaremos dichos
elementos por separado para posteriormente elaborar la visión del
conjunto de cada una de las dos zonas.
Se tratan primero los elementos de origen natural luego se
consideran aquellos naturales influidos por la acción humana para
finalmente revisar las formas de los estrictamente antrópicos.
Finalmente se compone una imagen panorámica del carácter.
Formaciones kársticas en ladera
7.2 La fisonomía del paisaje del embalse de La Fuensanta.
7.2.1 Rasgos naturales del paisaje de Fuensanta.
Se entiende como elemento natural aquel que es resultado de los
procesos geológicos, climáticos o biológicos del planeta, de una
manera espontánea y sin haber sido afectado por la actuación
humana. En la zona del embalse de la Fuensanta, a pesar de la
presencia de éste, existen zonas o elementos vírgenes como son
las formaciones geológicas y alguna vegetación de ladera que
presentan sus propios rasgos de naturalidad.
El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río
Capítulo 7. El carácter del paisaje 118
Formas del río encajado entre formaciones kársticas
7.2.1 Formaciones geológicas
El río en la cola del embalse, se encaja generando formaciones
kársticas características de trazos suaves y ondulados. Las
formaciones kársticas en ladera poseen una pronunciada
verticalidad que inhibe la aparición de vegetación superior.
Formas del pinar de ladera
7.2.2 Vegetación de ladera
La vegetación natural de las laderas del relieve aún permanece
inalterada en la parte superior de las laderas del embalse, por
encima de la cota de inundación. La mayor parte de la vegetación
presente en la zona corresponde al pinar característico.
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 119
La forma de un pino entre formaciones kársticas
Fisonomía de un pino. Vegetación local
Las formas de la presa de la Fuensanta
7.3 Elementos artificiales en el paisaje de la Fuensanta. Se consideran elementos artificiales aquellos resultantes de la
acción humana sobre el paisaje de la zona de estudio,
considerándose la presa y edificaciones asociadas, las obras
lineales y el propio embalse como resultado de la construcción de
la presa.
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 120
Vista de la morfología del embalse
7.3.1 Presa y embalse
La presa de la Fuensanta es el elemento que más presencia tiene
en el paisaje, modificando con su presencia el carácter del paisaje
original, con la introducción de nuevos sistemas asociados. El
embalse, aun siendo de naturaleza artificial, genera nuevos hábitats
y biotopos, modificando el carácter preexistente del río, como indica
la presencia del zampullín común de la imagen superior.
Poblado Presa
7.3.2 Edificaciones
El poblado de la presa, aun siendo un elemento artificial asociado al
embalse, muestra una tipología tradicional y funcional que contrasta
con la tipología del edificio de administración. El edificio de la
Administración de la presa refleja una tipología ajena al resto de las
edificaciones de la zona pero que asume un cierto carácter
pintoresco.
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 121
Forma del puente antiguo en la cola del embalse
Morfología del túnel excavado a mano
Carretera en media ladera
7.3.3 Obra lineal
La carretera es la obra civil por excelencia, que domina al paisaje,
imponiendo su linealidad frente a las formas orgánicas originales
del lugar. Los pasos elevados y puentes asociados a las vías de
comunicación, fueron diseñados de manera estándar, como
fabricados con el mismo molde, sin tener en cuenta la integración
en el paisaje ni la relación con los referentes de su escena.
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 122
Modelo de puente de la zona
La tipología y dimensiones de los puentes dependen de la época en
que fueron diseñados y construidos, respondiendo a las
necesidades específicas y a la técnica del momento.
Los túneles son otro ejemplo de la presencia de las carreteras
sobre el paisaje. Dentro de esta imposición, los túneles de la zona,
minimizan su presencia al tratarse de excavaciones en la roca,
mostrando un aspecto orgánico y desigual.
Volúmenes del edificio Administración Presa
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 123
7.4 Carácter del paisaje del embalse de la Fuensanta.
Visión General del conjunto de formas características del paisaje del Embalse de la Fuensanta (Albacete)
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1
2
2
3
3
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5
6
6
1 Asentamientos 2 Obras Públicas 3 Geología 4 Vegetación 5 Fauna 6 Varios
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7.5 La fisonomía del paisaje del embalse del Cenajo
En las siguientes páginas se representa el carácter de la zona del
Embalse del Cenajo (Albacete). La primera panorámica que se
muestra representa una imagen de la Cola del Embalse del Cenajo,
vista desde el punto A. Este punto se encuentra lo suficientemente
alejado de la presa como para que el paisaje no se encuentre
influenciado por las actuaciones antrópicas. La segunda de las
panorámicas se sitúa en el punto “B.1”, en la presa del Embalse del
Cenajo, imagen hacia aguas arriba. Ésta, aunque no tanto como la
siguiente, comienza a verse fuertemente influenciada por la
construcción de la misma.
PUNTO “A”
PUNTO “B”
PUNTO “A”: Cola del Embalse
PUNTO “B”: Presa
PUNTO “B.1”: Hacia aguas arriba
PUNTO “B.2”: Hacia aguas abajo
EMBALSE DEL CENAJO
PUNTO “A”
PUNTO “B”
PUNTO “A”: Cola del Embalse
PUNTO “B”: Presa
PUNTO “B.1”: Hacia aguas arriba
PUNTO “B.2”: Hacia aguas abajo
EMBALSE DEL CENAJO
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1.- Vegetación de Monte Bajo 2.- Río Segura3.- Dolomías muy erosionables 4.- Adelfas y Tarays
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1.- Vegetación de Monte Bajo 2.- Río Segura3.- Dolomías muy erosionables 4.- Adelfas y Tarays
La última de las panorámicas se sitúa en el punto “B.2”, en la presa
hacia aguas abajo, imagen que, tanto por la construcción de la
propia presa como por la conducción posterior del agua, así como
por la construcción hotelera en un lateral, queda muy influenciada
por las construcciones antrópicas.
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1.- Formaciones cársticas2.- Macizo cárstico emergente del Embalse3.- Embalse del Cenajo aguas arriba de la presa4.- Pinar5.- Tubería y acceso a las instalaciones del cuerpo de presa
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1.- Formaciones cársticas2.- Macizo cárstico emergente del Embalse3.- Embalse del Cenajo aguas arriba de la presa4.- Pinar5.- Tubería y acceso a las instalaciones del cuerpo de presa
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55
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1.- Formaciones cársticas aguas abajo de la presa2.- Zona de Choperas junto a la presa3.- Hotel Cenajo4.- Río Segura encauzado aguas abajo de la presa
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1.- Formaciones cársticas aguas abajo de la presa2.- Zona de Choperas junto a la presa3.- Hotel Cenajo4.- Río Segura encauzado aguas abajo de la presa
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 126
Al tratarse, en alguno sitios, de
un escenario muy influenciado y
modificado por la acción
antrópica, es lógico hacer una
distinción entre los elementos
estrictamente naturales, los
puramente artificiales o los
influenciados por elementos
artificiales
7.6 Elementos y formas naturales.
En muchas de las vistas han aparecido elementos
naturales tales como el propio Río Segura, las
formaciones cársticas de dolomías o las choperas.
Dichos elementos, pese a ser elementos naturales
propios de la zona, aparecen influenciados directa o
indirectamente por las acciones del embalse.
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1.- Chopera de Repoblación
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1.- Chopera de Repoblación
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1.- Formación cárstica. Zona inundable del embalse2.- Formación cárstica. Zona no inundable con vegetación 3.- Situación actual de la lámina de agua
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1.- Formación cárstica. Zona inundable del embalse2.- Formación cárstica. Zona no inundable con vegetación 3.- Situación actual de la lámina de agua
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1.- Dolomías muy erosionables
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1.- Dolomías muy erosionables
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1.- Aliviadero. Embalse del Cenajo2.- Presa de gravedad3.- Agua en régimen laminar aguas a bajo de la presa4.- Formación cárstica
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1.- Aliviadero. Embalse del Cenajo2.- Presa de gravedad3.- Agua en régimen laminar aguas a bajo de la presa4.- Formación cárstica
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1.- Hotel Cenajo2.- Chopera de repoblación
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1.- Hotel Cenajo2.- Chopera de repoblación
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1.- Uso recreativo característico
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1.- Uso recreativo característico
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1.- Formación Cárstica2.- Cuerpo de presa3.- Vegetación en laterales
de la presa4.- Túnel a través del macizo
y sobre la coronación de la presa
7.7 Formas y rasgos de origen antrópico
El propio cuerpo de presa del Cenajo y las construcciones
asociadas (aliviadero, central, poblado) son formas introducidas.
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Capítulo 7. El carácter del paisaje 128
7.8 El carácter del paisaje el embalse del Cenajo.
Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, se presenta a
continuación una panorámica de conjunto, en la que se integran
todos los elementos formales característicos.
Se obtiene así una imagen que, aunque ficticia, es representativa
de los principales rasgos y morfología de la zona y que traduce de
esta forma la identidad del paisaje de este entorno, su carácter.
La aproximación al paisaje no puede dejar de estar condicionada por los sentimientos que nos inspira. La belleza, el temor y la grandiosidad que sugiere la confrontación con la naturaleza, la familiaridad con el lugar y la apropiación afectiva de lo que sentimos como nuestro, el frágil equilibrio de los procesos vivos de la naturaleza o la fuerza y la capacidad de las grandes obras públicas que modulan los ríos y se abren paso entre las montañas, son sensaciones que tiñen nuestra mirada sobre el entorno. Sin embargo, la mirada de la ingeniería civil abstrae los procesos de la naturaleza y de sus recursos para conocerlos bien y poder intervenir sobre ellos, modificándolos a satisfacción de las demandas del bien colectivo. En este proceso los técnicos se ayudan de las capacidades que les proporcionan las ciencias de la naturaleza y los productos que de ellas se derivan, una serie de interpretaciones sistemáticas y simplificadoras que reflejan las condiciones de los recursos y procesos sobre los que intervendrán los ingenieros. Modelos geotécnicos, hidráulicos y ecológicos, relaciones entre volúmenes, velocidades y caudales, garantías de disponibilidad, integración ambiental y estimaciones del beneficio social son los instrumentos básicos del lenguaje paisajístico de la ingeniería civil. La visión funcional del paisaje que diseña la acción de la ingeniería civil se ve enmarcada ineludiblemente por su esencial carácter público pues responde a una decisión colectiva sobre recursos que son de todos, en este caso el río y sus aguas, y que se destinan a un determinado fin común. La obra pública actúa con vigor en el marco sentimental del paisaje y su acción se ve así matizada por las cualidades estéticas de éste. Fragilidad y belleza del entorno se confunden en esa decisión colectiva del aprovechamiento utilitario del entorno que la ingeniería civil articula y materializa con gran expresividad estética. Este documento es producto del proyecto de la asignatura de paisaje y evaluación ambiental de la ETS Ingenieros de Caminos C y P de Ciudad Real, este proyecto docente tiene por objeto proporcionar a los técnicos una formación sistemática y responsable sobre el contexto en el que operan las obras civiles en sus dimensiones ambiental, territorial y paisajística.
Proyecto de Paisaje y Evaluación Ambiental
Escuela T.S. de Ing. de Caminos C. y P. de Ciudad Real Universidad de Castilla La Mancha
Marzo de 2009
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