cuadernillo celta 7
Post on 13-Apr-2016
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CUADERNILLO DE TEMAS CELTAS
REDACCIÓN
Claudia Moliné
Fabiana Martínez
Edgardo Murray (ob. AD 2014)
Juan José Delaney
María Mercedes Schaefer Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia: Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar
nº 7 – 2016
Nota: La Redacción no necesariamente comparte las opiniones vertidas en esta
publicación.
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ÍNDICE
Presentación p. 3
Sister Theresa,irlandesa y latinista p. 4
Maximiliano Hünicken. “Duende irlandés” (obra plástica) p. 7
La irlandesa Capilla del Señor p. 9
John Singh. Walter Owen, escocés y bien gauchazo: tradujo
el “Martín Fierro” p. 11
John Singh. Walter Owen en el Museo José Hernández p. 13
Una “Adivinanza” de José Sebastián Tallon p. 17
Notas y libros p. 18
Minucias celtas p. 21
3
PRESENTACIÓN
Es justo que agradezca aquí a Edgardo Murray, por muchos años
Secretario de Redacción de The Southern Cross, el periódico más que
centenario de la comunidad irlandesa en Argentina. También, a Juan
José Delaney, escritor, amante y docente de la literatura.
Con el aliento de estos dos conspicuos irlandeses me animo –no
pierdo conciencia de mi osadía– a presentar este Cuadernillo. En él
escribirán cuentos, ensayos, evocaciones, vivencias, estudios y notas los
amantes del mundo celta. No puedo distinguir con precisión el concepto
de celta (creo que los amadores estamos algo dispensados de la
racionalidad); baste con decir que incluyo en él a lo escocés, a lo
irlandés, a los antiguos galos, a los rasgos y escritores celtas que haya en
Inglaterra, en España, en América, en Oceanía o en otro lado donde
hayan ido los vástagos de esa estirpe indoeuropea. Cada colaborador
usará sus propias normas en cuanto al modo de citar y de dar, en fin,
formalidad a su aporte. Lo que hoy tiene de malo y de incompleto,
quizás mañana podrá mejorarse y completarse.
Patricio, Beda, Columbano, el Padre Fahy y otros sé que no
dejarán de iluminar esta pequeña senda. Te pido que la recibas con
benevolencia, querido lector.
R.L.
4
SISTER THERESA, IRLANDESA Y LATINISTA
En 2015 recibí un correo electrónico de una exalumna del
Michael Ham, histórico colegio “católico, pasionista, bilingüe”, tal como
define el propio sitio de la institución. Pues bien, esta señora, que me
honra con su amistad, me contaba algunas cosas de Sister Theresa
Gabriel, religiosa irlandesa del Michael Ham que vivió cierto tiempo
entre nosotros. Como la Hermana era muy buena latinista, mi amiga me
envió algunas anécdotas que reflejan aspectos de su personalidad y de su
amor por esa lengua, que mi mujer y yo, con suerte varia, intentamos
enseñar. Pero primero –estoy seguro de que Soror Therasia, como la
llamo aquí, latinizando más su nombre, lo habría aprobado– reproduzco
el escudo colegial, que tiene dos frases latinas: Quis ut Deus? (aquel
‘¿Quién como Dios?’, que se pone en boca justamente de Gabriel
Arcángel) y Jesu Christi Passio (‘Pasión de Jesucristo’).
Copio, en segundo lugar, la brevísima síntesis que en el sitio de
las exalumnas se lee: “Recibimos la triste noticia de que Sister Theresa
Gabriel murió el martes pasado. Unas cuantas nos acordamos de ella y
sus clases de matemáticas y latín. ¡Qué buena profesora!
Nos unimos en oración en agradecimiento a su vida de entrega al otro”
(https://www.facebook.com/ExAlumnasDelMichaelHam).
En tercero, las mencionadas anécdotas. La primera es de mi
amiga; las demás, son de otra exalumna, Helen. Pocas pero, si alguna
otra lee estas líneas, quizás se anime a darlas a conocer. Al parecer,
cuando Soror Therasia vino a Argentina, tuvo que revalidar su título. En
algún examen de la universidad se puso tan nerviosa que no le salían las
palabras: recién estaba aprendiendo castellano. Sin darse cuenta, se puso
a hablarle en latín al profesor. Éste se rio y le dijo: “El saber no conoce
el límite de los idiomas.” Y le dio el título. Sigue ahora, en otro tipo de
letra, lo que nos cuenta la Sra. Helen sobre Soror Therasia.
5
“¡Ojo! ¡Que viene la Teresa!” Todas corremos a nuestros asientos
ya que sabemos que con la Teresa no te podés hacer la canchera. Sister
Theresa es menuda, delgada, y usa unos anteojos negros que cubren sus
ojos y no sabés para donde está mirando. Tiene un carácter fuerte de
guerrera inflexible y una mente aguda como una espada. Nada peor que
la clase de Latín para una chica de 15 años. De hecho, mi libro de latín,
usado ya por varias ex alumnas que lo habían padecido, llevaba una
inscripción en la primera página que decía:
Latin is a language
as dead, as dead can be.
It killed the ancient Romans
and now it’s killing me.
Sin embargo después de un tiempo, esperábamos con ansias sus
clases ya que tenía la costumbre de que en los últimos quince minutos
contaba las historias más fantásticas de la mitología romana o la griega. Lo
peor era que siempre nos dejaba en ascuas, ya que cortaba la historia en el
momento más álgido: ¿Abriría Pandora la caja que estaba a su cuidado?
¿Podría Ulises zafar de las sirenas encantadoras? Etc. etc. Cada semana
esperábamos ansiosas la clase de Latín para saber cómo seguía la historia.
Santa Brígida, antecesora espiritual de Soror Therasia
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Tenía el don de la narración y para el segundo año de Latín ya nos
había conquistado. Hasta nos empezó a gustar Ovidio, que por supuesto
leíamos en latín.
Cuando nos enteramos de que había muerto, yo estaba con un
grupo de amigas del Michael Ham y comenzamos a recordar anécdotas.
María Elena le preguntó una vez por qué se había metido de monja y no
se había casado. La Teresa le contó que ella había estado muy enamorada
de un protestante y que había estado a punto de casarse con él. Para un
católico irlandés lo peor son los protestantes pero en fin… ya sabemos
que el amor no tiene partido ni religión.
Ella tuvo tantas dudas que consultó con un sacerdote de su
parroquia, que era su confesor. Por supuesto sabemos el resultado, ya que
ella lo dejó. Pero María Elena persistió: ¿cómo la había convencido el
sacerdote? Entonces la Teresa le contó que el sacerdote le había dicho
que, si ella se casaba con él, estaría traicionando su religión y que iba a
hacer que el muchacho también traicionara la suya. Como la palabra
traición no podía caber en su corazón, lo dejó y decidió hacerse monja.
En otra ocasión entró en la clase muy seria y nos dijo que tenía
que enseñarnos algo muy importante, pero que estaría vigilándonos para
que nadie se riera o hiciera algún comentario inapropiado. La que lo
hiciera perdería “ten marks from your House” (red, blue or yellow). Esto
creó gran expectativa, ya que no podíamos imaginar qué era lo que nos
iba a enseñar.
Tomó la tiza y escribió la palabra puto en el pizarrón. Se dio
vuelta y todas quedamos boquiabiertas sin poder creer lo que veíamos.
Luego explicó: “El verbo puto en latín significa ‘pensar’, pero en
castellano tiene otro significado que no tiene nada que ver con el latín.
Significa ‘pensar.’” Así que al rato ya estábamos todas recitando: puto, putare, putavi, putatum, lo cual trajo alguna risita que otra pero la clase no
se desmandó, como supimos que había sucedido en la anterior. Solo años
después se me ocurrió hacer la relación con las palabras computo o
computadora.
No sé en que momento dejó el Michael Ham para volver al
convento en Irlanda pero si sé que muchos años después, cuando ella
volvió a visitar a la Argentina, una compañera nuestra, Patricia, organizó
un almuerzo en su casa para agasajarla. Hizo una carbonada con sus
propias manos que estuvo deliciosa.
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La Teresa nos contó que ahora estaba trabajando para ayudar a los
inmigrantes que se querían radicar en Inglaterra. Como sabía muy bien el
castellano, ella se ocupaba de recibirlos y ubicarlos.
Patricia adoraba a la Teresa y en esa ocasión le pregunté por qué.
Ella me contó que había estado pupila en el colegio cuando era muy
chiquita ya que sus padres vivían en el campo; la Teresa la cuidaba y la
consolaba cuando le agarraba la tristeza de extrañar a su familia. Me contó
que el colegio se volvía enorme y frío a la noche y le hacía temblar el
corazón. Su luz era la Teresa, que la acompañaba, la reconfortaba y le
secaba las lágrimas.
Sé que debe haber una infinidad de anécdotas sobre Sister Teresa
y, si alguien se acuerda de alguna, me gustaría que las enviaran. Pero,
cuando me enteré por mail de las “very sad news” de su muerte, pensé
que debía escribir algo sobre ella a la que tanto temíamos y amábamos
con sus eternos anteojos negros.
J.F.
Colegio Michael Ham
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DUENDE IRLANDÉS
MAXIMILIANO HÜNICKEN1
(obra en programa Paint)
Duendes, pigmeos, enanos y otros liluputienses:
muchas veces creo ser grande pero pequeña es mi suerte. Quiero ser muy pequeñín,
que grandeza no me apremie.
1 Agradecemos al artista, que a menudo embellece, con electrónicos pinceles, esta y
otras publicaciones. Los versitos que acompañan son solo mi responsabilidad. [J.F.]
9
LA IRLANDESA CAPILLA DEL SEÑOR
Capilla del Señor, cabecera del partido de Exaltación de la Cruz,
es ciudad histórica y muy bonita para visitar. Mi madre y muchos
parientes míos eran de allí, lo cual la hace especialmente cara a mis
afectos. Pero es también ciudad y tierra de irlandeses. No hablaré sobre
esto, porque es tarea que corresponde a estudiosos. Te muestro nada
más, querido lector, unas lápidas que están en la iglesia de Capilla, en la
plaza. Son testimonio no solo individual, sino incluso de muchos otros
hibérnicos que trajeron su cultura a esta tierra.
En la siguiente página hallarás otra lápida funeraria:
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Como siempre, pido perdón por mis malas fotos. Reitero mi
consejo: visitar la reposada y activa Capilla del Señor.
A la histórica Capilla
podrás ir, mi buen amigo:
no exagero, si te digo
que es una Irlanda argentina.
J.F.
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WALTER OWEN, ESCOCÉS Y BIEN GAUCHAZO: TRADUJO EL MARTÍN FIERRO
JOHN SINGH
Días pasados anduve de andanzas librescas y, en una librería de
la calle Lord Elgin al 4800, encontré dos rarezas que provenían, sin
duda, de una misma biblioteca. Una, la traducción al húngaro del Martín
Fierro, obra de Ladislao Szabó y Andrés Vér. La otra, un Martin Fierro
bilingüe (Buenos Aires, Pampa, 1964), cuya foto ves abajo.
Hay un prólogo a cargo de los editores; a continuación, una
semblanza del traductor Walter Owen (1884-1953), hecha por el
“Escribano José Roberto del Río”. Por fin, una “Introducción del
traductor” (pp. 16-30), bilingüe como las otras dos partes citadas. Te
pido disculpas, querido lector, si esperabas de mis labios algo
sustancioso; si esperabas algo sobre nuestra gesta gaucha o sobre los
méritos de la traducción. No estoy a la altura de tales expectativas.
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Solo me detengo en estas palabras: “up to the present no
translation in English had been made” (p. 26). Quiere decir que se dio lo
esperable. En efecto los escoceses inventaron todo: el fútbol, el teléfono,
el golf, la máquina de vapor, el termo (no fueron los uruguayos), el
transporte de frisos. Entonces, a pesar de John Lennon, debemos
aplaudir a la noble Caledonia también por esta inventio, pues Walter
Owen, uno de sus vástagos, fue el primero en poner el Martín Fierro en
la lengua de Robinson Crusoe.
Y en una segunda cosa. En la introducción de del Río (p. 11),
leemos estos versos, quizás no muy perfectos, con los cuales se refería a
su propia tarea:
Pa que el gaucho inglés sepa lo que el
gaucho argentino era;
y el argentino que el inglés
también es gaucho a su manera.
Hice yo mismo un ejercicio de traducción y los puse en latín:
út sciát Anglícus gáucho quíd sit Árgentínus gáucho; út gaucho Árgentínus scíat Ánglum gáucho essé suo módo.
Y la tercera y última, que siento un poco de alegría y un poco de
tristeza. Alegría, por lo que significa la traducción; tristeza, porque hubo
un tiempo, que añoro, en que nos llevábamos bien con los ingleses.
Alguien dirá que los ingleses son muy malos. Puede ser; en todo caso, si
fueron o son malos, no es para mí un gran problema, porque yo soy
seguro mucho peor (¿tan buenos somos los argentinos?). Me objetará
alguien: Owen era escocés, no inglés. Debe ser cierto eso también. Te
pido, como quiera que sea, que te olvides de mis sandeces y leas esta
primera traducción del Martin Fierro al inglés.
JOHN SINGH
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WALTER OWEN EN EL MUSEO JOSÉ HERNÁNDEZ
JOHN SINGH
Debo a mi amigo el Dr. Carlos María Romero Sosa la
información de que un busto de Walter Owen se halla en el parquecito
que está delante del Museo de Motivos Argentinos José Hernandez
(ahora se llama “Museo de Arte Popular José Hernández”). Pues bien,
hacia allí me encaminé.
No sé quién fue el escultor. Seguramente en la biblioteca del
Museo está el dato. Pero mi temperamento holgazán no me aconsejó
buscarlo, sino simplemente atribuirlo al mayor artista de todos los
tiempos. Me refiero por cierto a Anonymus, a quien una vez conocí en
Budapest. Ni lerdo ni perezoso improvisé en honor de ese prohombre
estos humildes versos latinos:
Ártiféx vultús illústris, mánus hábilés laudántur. Nómen túum és ignótum, árs in áere erít perénnis.
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Que podría traducirse: ‘Hiciste el rostro famoso / y alaban tus
manos hábiles. / Tu nombre es desconocido, / tu arte es perenne en el
bronce.’ Me dirás que poco tienen que ver el Martín Fierro y el arte
popular con el latín… pero verás que en el busto a Owen se lo representa
con una toga, a la manera romana. Por otra parte, al lado del Museo hay
un edificio italiano con arcos y con ladrillo, notas de la arquitectura
romana; aquí lo tienes.
Además, tanto a romanos como a ingleses y escoceses les
gustaban mucho los jardines y los árboles. Y precisamente el parque a la
entrada del Museo tiene siete árboles. Casi fue ocioso mi subrayado,
pues todo el mundo sabe que el siete era un número sagrado en muchas
culturas antiguas.
Si bien Owen era escocés, no es lo único celta que podemos
encontrar en el Museo. Porque el cardo puede ser un muy buen símbolo
de Escocia, pero no es menos cierto que el trébol está asociado con
Irlanda. Escoceses e irlandeses no siempre se llevan bien, dicen los que
saben. Sea como sea, en el pequeño rectángulo verde donde está el busto
del traductor, los tréboles no se extrañan.
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Y en la entrada del Museo hay una “Pulpería”, obra en cerámica
de María Isabel Fotheringham, quien, si bien nació en estos lares, lleva
un apellido claramente de las islas (y me atrevo a decir que de origen
celta, al menos si comparo con el ilustre Robert Cunninghame Graham).
16
Pero todavía hay más. En los museos no es raro que haya un
soporte de acrílico con postales de diversas actividades. Me acerqué a
verlo y descubrí una tarjeta del actor Mike Connors, aquel de Mannix.
Con gran diligencia me separé unas diez (dos para mí y el resto, para los
amigos). Creo que Connor y Connors son apellidos irlandeses, pero en
esta materia reconozco que estoy en la cuerda floja.
Sin embargo, debe ser destacado el busto del héroe principal del
Museo, José Hernández. Fue obra del escultor Néstor Lima Quintana,
hermano del poeta Hamlet Lima Quintana (autor de Zamba para no
morir). Esto último parece que poco tiene que ver con los celtas… No
estoy del todo seguro, pero a lo mejor sí: yo me juego a que ese “inglés
de Incalaperra” era un hijo espiritual de San Patricio.
JOHN SINGH
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UNA “ADIVINANZA” DE JOSÉ SEBASTIÁN TALLON
ADIVINANZA
¡Adivina, adivinador! Vino a mi casa un gran señor. ¡Tic-tac! ¡Tic-toc! Cuando llama toca el timbre y es chiquito y barrigón. ¡Tic-tac! ¡Tic-toc! Tiene dos cuchillos negros y paticas de gorrión. ¡Tic-tac! ¡Tic-toc! En la espalda tiene llaves y ganzúas de ladrón. ¡Tic-tac! ¡Tic-toc! Se ha venido con paraguas y no llueve ni hace sol. ¡Tic-tac! ¡Tic-toc! ¡Adivina, adivinador! ¿Quién es este gran señor? ¡Tic-tac! ¡Tic-toc!
JOSÉ SEBASTIAN TALLON1
1 El Sr. Edgardo Murray, nuestro llorado difunto compañero de redacción, me había dicho que, aunque en algunos libros el apellido está escrito Tallón, como sonando a
hispánico, este autor argentino era de origen irlandés. La “Adivinanza” pertenece a un
clásico suyo de la literatura infantil: Las torres de Nuremberg. Varias cosas podrían
comentarse; nada más aplaudo el calificativo de “señor”, pues reloj y tiempo son
tiranos y yo, para mi pesar, con harta frecuencia me he sometido a ellos. [J.F.]
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NOTAS Y LIBROS
Tréboles del sur
He leído con mucho placer Tréboles del sur, último libro de
cuentos de Juan José Delaney, destacado profesor y escritor argentino
(de visible progenie irlandesa) que nos honra acompañándonos en la
redacción de este cuadernillo. Si bien fue publicado en 2014 (Buenos
Aires, El Gato Negro, 123 pp.), esta es –dice la portada– una “edición
definitiva”, pues antes la obra había sida distinguida en el Premio
Municipal de Literatura, en 1994/1995.
En estas líneas solo mencionaré unas pocas cosas que, por
razones totalmente subjetivas, me han despertado callada emoción. En
primer término anoto la mención de The Southern Cross, el periódico
prácticamente sesquicentenario que sirvió para unir a los irlandeses de
estas tierras, una patria en papel. Quizás alguien diga que Irlanda es
mucho más que un periódico. Puede ser, pero la patria lejana e ideal no
existe ya más en su suelo original, por los cambios que se fueron dando
en el mundo y en el propio suelo. Pero permanece más viva en los
recuerdos y en los viejos papeles, en los libros… y en esos irlandeses
provincianos que todavía sueñan con ella.
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En otro lugar una señora recita la siguiente súplica:
Holy Saint Joseph, Holy Saint Anne, Send me a man As quick as you can!
A mí, como italiano que soy, me llama la atención que el numen
invocado no sea El Santo, vale decir, aquel de la concurridísima basílica
de Padua (o quizá mejor lo llame San Antonio de Lisboa). Pero lo más
importante para mí es que los versos religiosos me trajeron a la memoria
esas oraciones de la niñez, que no he abandonado: “Ángel de la Guarda,
/ dulce compañía.” Y recuerdo que así siento a Irlanda. En sus pueblos,
incluso los muy pequeños, siempre hay una iglesia anglicana, pero la
predominante es la católica. Hago de Irlanda una pequeña Inglaterra de
provincia, sin Enrique VIII. Un pasito más: con algo (no todo) del calor
que hay en España y en Italia.
Otra cosa, a través de estos relatos pensé en varias de las muchas
instituciones que los británicos crearon (Hospital Británico, Colegio
Santa Brígida, ferrocarriles). Hoy varios vilipendian la concepción que
llaman eurocéntrica. A ella para bien o para mal –estoy muy convencido
de lo primero– me adscribo. Una última: ingleses e irlandeses se
pelearon quizás en varias partes; que yo sepa, no pasó eso en estas
lejanas pampas.
Más allá de lo inconsistente que aquí dije, lo importante es que
puedas leer, querido amigo, estos cuentos de Delaney. Verás bellas
historias de irlandeses (o descendientes de ellos), en los campos y en esta
ciudad. Te gustará ver cómo en ellas se unen dos países bien distintos,
pero con más de una semejanza (sobre todo en aquellos días tan lejanos).
J.F.
Un calendario poético irlandés
La señora Claudia Moliné, escritora de ascendencia escocesa e
inglesa, me honra con su amistad y con su participación en la Redacción
de este Cuadernillo. A fines del 2015 estuvo, junto con su marido, en
Irlanda y, sabedora de cuán cara es esa bella nación a mis afectos, nos
trajo algunos obsequios. Abajo ves, querido lector, una no muy buena
foto (la tomé yo) de un “Irish Writers / Calendar 2016”. Le puse de
fondo otro de sus regalos, un repasador de la firma Ulster Weavers.
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Cada mes del año está acompañado por una foto de un escritor
hibérnico conocido, con una de sus frases. Vaya como ejemplo esta de
Patrick Kavanagh (1904-1967): “A man innocently dabbles in words and
rhymes and finds that it is his life.” Me animo a traducir: ‘Un hombre se
aventura inocentemente en palabras y ritmos y encuentra que eso es su
vida.’ Me parece escrito para mí: hasta determinado momento –bien
entrado– de mi vida no escribí nada… y un día, bien o mal, me animé. Y
hoy lo siento como lo más gratificante que tengo.
R.L.
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MINUCIAS CELTAS
Era romano… y también irlandés
César Bruto (1905-1984) es uno de los seudónimos que utilizó un
gran humorista, escritor y periodista argentino. Participó en revistas muy
importantes de la época (p. ej. Leoplán). Dejo a los lectores la tarea de
buscar en la Red más información sobre él (cosa que recomiendo
vivamente). En todo caso, quiero recordar lo que me enseñó mi gran
amigo, el llorado Edgardo Murray. Su nombre real era Carlos Warnes;
esto es, de prosapia irlandesa. Para terminar, uno de mis malísimos
chistes: el humor de César Bruto siempre nos arreglaba la vida.
R.L.
Un canterito irlandés, a pasitos de casa
El otro día iba a trabajar y protesté un poquito en mi interior,
porque me agarró el semáforo y tuve que esperar para cruzar. Pero dicen
que la Providencia de lo malo hace bueno… y esto se dio aquí, pues en
un pequeño cantero sin árboles ni plantas me encontré con una gran
cantidad de lozanos tréboles. Prendí mi telephonium mobile y les saqué
una foto. Al llegar a clase mostré a mis alumnos la imagen. Me dijeron
que les habían gustado mucho, pero lamentaban que no hubiera alguno
de cuatro hojas.
22
¡Para qué! Bastó que dijeran eso y yo improvisé pequeña pero
grandemente desatinada disertación. Dije en efecto que por eso se llaman
tréboles, porque cada uno es triphyllon, ‘de tres hojas’; añadí que
algunos los tomaban como símbolo de la Santísima Trinidad, porque son
tres partes de un solo todo… Por suerte para las blancas palomitas se
acercó Roxana, la profesora de matemáticas, a ver si podían prestar
calculadoras científicas a sus alumnos para una prueba.
Tal interrupción me hizo volver a la realidad y me puse a copiar
una oración en el pizarrón, para traducir. No obstante, se ve que todos
somos un poco irlandeses y añoramos a la isla. En efecto, la señorita
Tenax (ese es su nombre de aula) me interrumpió: “Profesor, se suman
dos casualidades, porque tanto el pizarrón como el saco que tenía puesto
la profesora Roxana son de color verde irlandés.”
J.F.
¡Qué linda cartuchera!
En la sala de profesores del Colegio Santo Tomás veo sobre la
mesa una cartuchera. Digo la palabra que usamos en Argentina (en vez
de plumier), porque todo docente está armado de una hoploteca
compuesta por lápices, gomas, marcadores, bolígrafos, plumas fuente,
plumas cucharita, plumines, transportadores, sacapuntas, tinteros. Ya
que los profesores, deben corregir muchas pruebas abundantes en
sandeces, es bueno ir al combate munido de elementos que harán un
poco más llevadera la tarea. Dicha bolsilla lapicera es propiedad de
Carina D’Albano, profesora de matemáticas en esa institución… y en el
Colegio Santa Brígida.
23
Me cuenta Carina que en ese célebre colegio irlandés tuvieron la
buena idea de obsequiar a los profesores, para el Día del Profesor. En
varias instituciones ese día ponen en sala de profesores unas medialunas.
En fin, es el eterno dilema: el pan del cuerpo y el pan del alma. Si me
obsequian una cartuchera tan irlandesa, prefiero la segunda opción.
R.L.
¿Otro santo irlandés?
Enrique Shaw tiene fama y proceso de canonización. Lo mejor es
dirigirse al sitio (http://www.enriqueshaw.com/). Allí se cita El domingo,
la hoja-periódico que se reparte en las iglesias. Nació en 1921 y desde
joven manifestó su profunda fe. Se casó en 1943 y tuvo nueve hijos.
Entre múltiples actividades, integró la Acción Católica Argentina y el
Movimiento Familiar Cristiano. Si bien siempre buscó saber lo que Dios
quería que hiciera en su vida, fue en 1945 cuando Enrique interpretó que
le pedía un apostolado específico. Por ello decidió ser empresario, para
humanizar y santificar el mundo del trabajo. Shaw definía el desempleo
como “un mal moral” y demostraba cómo se puede ser rentable y
promover el desarrollo del trabajador de manera simultánea. De
este modo en 1952 fundó la actual Asociación Cristiana de Dirigentes de
Empresa. Por una enfermedad terminal, falleció el 27 de agosto de 1962.
24
El párrafo anterior es casi una copia de un párrafo del periódico
citado.
Un sacerdote escocés en Miramar
Miramar es mi mejor lugar de veraneo. Sé que muchos
considerarán modesta mi pretensión, pero con mi pan me lo como. Y una
de las cosas que más me gusta de esta ciudad es su parroquia San
Andrés. Es muy bella en su sencillez, es bella la parte donde se
encuentra, tiene varios toques británicos. Uno de ellos es la mirada
protectora de San Andrés, que es Patrono de Escocia.
25
Pero además de lo que ves en la foto, querido amigo, yo puedo
imaginar que en la casa de al lado, a la manera de las iglesias de pueblo
británicas, vive el párroco, el padre Juan Macpherson; y que, justo
cuando salía de su casa (de su paroikía, de su casa de al lado: parroquia
y párroco no tienen relación etimológica), me dirigí a él y le pedí una
bendición de viaje. El párroco y San Andrés tuvieron piedad de mí, pues
viajé felizmente de regreso a La Reina del Plata.
R.L.
Un llamado a los irlandeses en Capilla
Capilla del Señor es una ciudad con mucha presencia irlandesa;
quizás sea más preciso decir que estaba en los campos en torno a ella,
principalmente. Pero eso es cosa sobre la que nos ilustrarán los
conocedores. Quiero llamar aquí la atención sobre un brevísimo aviso
clasificado. La foto que se ve abajo está tomada del Monitor de la
Campaña, periódico de Exaltación de la Cruz. No procede de ningún
original, sino de la edición especial nº 3, hecha por el Municipio (lunes
14 sept. 2015). Dicha publicación reproduce artículos de ese diario, que
se editó entre 1871 y 1873.
26
Como el texto no es muy legible, lo transcribo:
QUERIDOS IRLANDESES Alerta!
Mister Antonio tiene gran surtido. Tije- ras para esquilar de las mejores marcas, hilo i piedras i todo lo necesario. Máqui- nas para lavar, camas inglesas, colchones lana y elásticos. Surtido de todo; no ba- jeis a B. Aires que Fernandez os vende á precios cómodos con poca utilidad y ec- sactitud a gusto de Uds. No olvidarse de lo B. B. i
Barato!
Muchas cosas del aviso son dignas de nota, pero dejamos esta
tarea a los lectores.
R.L.
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