crítica museo de la memoria
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7/23/2019 Crtica Museo de La Memoria
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Museo de la Memoria y los Derechos Humanos: los pasillos del
silencio.
Cristin Daz ORyan
Durante la ltima semana, en algunos medios de prensa circul la noticia en donde un
conjunto de exmilitares denunciaban la vulneracin de sus derechos humanos. Lo llamativo
de esto, es que el reclamo proviene de los actuales condenados por crmenes ocurridos
durante la dictadura chilena, y que a su vez, proundizando la irona, nace como r!plica a
las exigencias del cierre del penal "unta "euco por parte de las organizaciones de derechos
humanos. #in embargo, m$s all$ de querer proundizar en el hecho mismo, quisiera
detenerme en la percepcin que estos exmilitares maniiestan de sus actos. %a que cuando
ellos alegan por la violacin de sus derechos, lo hacen desde la perspectiva de h!roes
nacionales perseguidos por el deseo de venganza de un grupo de marxistas. #in duda, esta
situacin no deja de ser interesante, sobre todo cuando se contradice de manera tan radical,
no slo contra la opinin mayoritaria del pas, sino tambi!n al discurso oicial que se
posiciona como verdad. &s as como ya a m$s de cuarenta a'os del golpe de estado en
(hile, y a pesar del trabajo de comisiones de verdad que han catastrado, evidenciado y
comprobado los crmenes de la dictadura, no deja de llamar la atencin que an exista un
nmero no menor de personas que ti'an de heroicidad las pr$cticas de un terrorismo de
estado.
)n ejemplo como el anterior, trae consigo naturalmente un cuestionamiento a las
condiciones que lo posibilitan, es decir, a la orma en que constituimos y valoramos nuestra
memoria nacional. "or este motivo es que la siguiente presentacin busca relexionar sobre
los procesos que han llevado a la conormacin de ella como institucin, y de qu! manera
!sta se relaciona con la elaboracin de discursos en pugna dentro de la contingencia
ciudadana. "ara ello entonces, comprendiendo que la memoria responde tambi!n a procesos
est!ticos, cobra relevancia abordar un objeto cultural sobre el cual se haya materializado la
concepcin de una memoria nacional oicial. &s as como, al tener la misin de
divulgacin y relexin !tica sobre los crmenes ocurridos durante la dictadura, el *useo de
la *emoria y los Derechos +umanos permite la elaboracin de un ensayo crtico que,
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estableciendo un contraste entre el contacto experiencial y un an$lisis conceptual, nos
permitir$ comprender hasta qu! punto una declaracin como la antes citada, no responde a
un simple accidente poltico.
&n Memoria, Olvido, Silencio -/0, *ichael "olla1 estudia cmo se hanestablecido pugnas en los procesos de elaboracin de una memoria colectiva despu!s de
experiencias lmites, en particular, experiencias de dominacin poltica, deportaciones y
malentendidos histricos. &sta disputa se establece entre los grupos minoritarios y la
sociedad englobante, en donde los primeros se ven sometidos a largos periodos de silencio
en avor de lograr una 2integracin3 dentro del medio social. #in embargo, 24el5 largo
silencio sobre el pasado, lejos de conducir al olvido, es la resistencia que una sociedad civil
impotente opone al exceso de discursos oiciales3 "olla1 670. &n consecuencia, existe una
memoria subterr$nea que se mantiene viva a trav!s de la trasmisin oral u otros medios de
comunicacin inormales, sobreviviendo dentro del oscuro terreno de lo no8dicho.
)na vez roto el silencio, para mantener la cohesin de grupo y la deensa sobre las
ronteras sociales, se hace necesario un proceso de integracin y reormulacin de la
memoria nacional. #in embargo, resulta dicil revindicar una memoria subterr$nea en la
reconstruccin de un relato idedigno debido a las deormaciones que genera el paso de 2lo
vivido a lo aprendido 4y5 de lo vivido a lo trasmitido3 "olla1 690. De esta manera, para
solucionar el problema de la incredulidad, es necesario elaborar un proceso de
encuadramiento de la memoria que establezca marcos y puntos de reerencias comunes.
De acuerdo a lo anterior, no resulta dicil establecer una conexin entre la teora de
"olla1 y el objeto de nuestro inter!s. #obre todo considerando que para la creacin de este
museo ue necesario llevar a cabo un proceso de encuadramiento que integrara una
memoria silenciada por el discurso oicial de la dictadura. "ara conirmar lo anterior, basta
ingresar al museo y ver cmo !ste, ya en su primer piso, reconoce como uente el trabajo
llevado a cabo por organismos de investigacin como la (omisin :acional de ;erdad y
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reconstruyen un relato a base de documentos, objetos, registros y testimonios que
revindican una memoria.
>dentr$ndose en sus pasillos, uno puede apreciar como el silencio se ha roto para dar
paso a uno de otro tipo? el que mantienen sus visitantes para or y observar los registros deun pasado de dolor, miedo, esperanza y lucha. #in embargo, esto no quiere decir que en su
interior exista una ausencia de sonidos, al contrario, el museo plantea una experiencia
sonora y visual que busca lograr una identiicacin con la historia reciente. (omo reiere
"olla1, 24en5 los recuerdos m$s cercanos y personales, los puntos de reerencia
generalmente presentados son, 4@5, de orden sensorial3 6A0. De esta manera, la
experiencia de su recorrido es una saturacin de los sentidos, por medio de textos, discursos
o desgarradores testimonios que llevan a un agotamiento emocional y sico, tal como debe
signiicar el recuerdo de una tragedia.
&s importante no olvidar que este proceso de encuadramiento corresponde a la
elaboracin de una interpretacin de los hechos histricos. "or lo tanto, las organizaciones
encargadas de su construccin apelan a establecer lneas generales que permiten darle un
sentido a la diversidad de testimonios que constituyen la memoria. De esta manera,
recordando el ejemplo inicial, B(mo es posible la presencia de un discurso tan contrario al
desarrollado por una institucin oicial justiicada con la presencia de inormesC B&s acaso
la instauracin del *useo de la *emoria otra orma de ejercer violencia en contra de
memorias subterr$neasC
(on respecto a la primera pregunta, la denuncia por parte de los exmilitares recluidos
en el recinto penitenciario "unta "euco responde a los vestigios an presentes de un
proceso de disputa de memorias que an no ha sido posible solucionar. Durante la
dictadura, se desarroll un proceso de encuadramiento de la memoria que no responda ante
la exigencia de justiicacin mencionada por "olla1. "or lo tanto, en vez de intentar
establecer una coherencia con los discursos sucesivos, se establecen procesos de
alseamiento sustentados sobre un montaje de la inormacin. &s cierto que todo trabajo de
encuadramiento de la memoria conlleva la necesidad de un montaje, sin embargo, casos
como la elaboracin del Libro lanco consisti en una interpretacin arbitraria de los
hechos. &n consecuencia, la memoria que sustenta los alegatos de estos exmilitares, m$s
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que ser una memoria subterr$nea que busca reivindicacin, responde a la incapacidad del
proyecto de renovacin poltica de llevar a cabo una verdadera revisin de la memoria
nacional.
(on respecto a esto ltimo, el *useo de la *emoria es una de las causas de esteracaso. (on esto no quiero decir que la elaboracin de una institucin destinada al estudio
y revisin de la memoria nacional consista en una mala idea. #ino por el contrario, el
problema radica en que el trabajo de encuadramiento realizado por el museo contempla las
mismas omisiones que el proyecto poltico de la transicin de la democracia. &stas
omisiones atienden a las necesidades que impone un conservadurismo, que al intentar evitar
una real disputa de la memoria, incomodando as a los grupos de poder econmico, apela a
una poltica del 2olvido y el perdn se instalan con el tiempo3 "olla1 6E0.
Fuiz$s puede resultar injusta una airmacin como !sta, sobre todo ante la
oportunidad que brinda este espacio tanto para la relexin, estudio y elaboracin crtica de
los abusos cometidos. "ero quisiera ser en$tico, dentro de lo que consiste en su muestra
permanente, la exclusiva atencin ante la violencia, abusos y crmenes ejercidos sobre las
vctimas polticas hace desviar la mirada sobre quienes ueron los abusadores y
colaboradores de uno de los genocidios que ha te'ido de sangre la historia de (hile. #obre
esto no me reiero a los nombres que todos conocemos, sino al mismo chileno que arrest,
golpe, delat o ignor los crmenes que ocurrieron bajo el mismo sol que lo despertaba en
las ma'anas. &xiste un velo que nos impide juzgar abiertamente como crmenes
injustiicados los hechos ocurridos, o aceptar la hipocresa de sectores polticos que dicen
deender la vida una vez que avalaron la muerte. *irar a estos otros culpables no debe traer
consigo una caza de brujas, pero si una bsqueda verdadera de justicia.
Fuiz$s por esta razn, llama tanto la atencin que despu!s de una saturacin de
estmulos nos encontremos con pasillos austeros que llevan a una simple escalera. *$s que
un silencio para la relexin, es la presencia de una memoria que an no est$ dicha. (uando
*ichael "olla1 habla sobre la pertinencia de una memoria encuadrada, se reiere sobre todo
a que la eicacia de este proceso permite una cohesin que conlleva una cierta perennidad
social. "ero a su vez, recalca que ningn grupo social tiene asegurada su perennidad
absoluta. De esta manera, cuando las diversas unidades sociales se integran de buena orma
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dentro de la memoria nacional dominante, su coexistencia no propone ningn problema.
#in embargo, es en los momentos de crisis cuando estas memorias subterr$neas tienden a
surgir. #i bien el *useo de la *emoria, ha logrado desarrollar un encuadre satisactorio
sobre abusos ocurridos durante la dictadura chilena, como vimos anteriormente, no ha sido
capaz de establecer una verdadera cohesin debido a omisiones dentro del proceso de
revisin de la memoria. % si a esto le agregamos las implicancias que conllevan la
ormulacin de una memoria nacional, !ste museo mantiene otros silencios an m$s
proundos.
:o sera dicil argumentar que hoy vivimos un tiempo de crisis. >lgunos hablan de
crisis de la educacin, poltica, moral o crisis de seguridad. "ero quiz$s todo esto puede ser
resumido en una sola? la crisis de la memoria. &n los pasillos del *useo de la *emoria hay
un silencio sobre los abusos que el &stado chileno ha cometido histricamente contra los
pueblos indgenas, como tambi!n uno que no se pronuncia sobre las vejaciones que vivi la
poblacin homosexual dentro y uera de la dictadura. Fue hoy (hile se haya espantado con
el asesinato de Daniel Gamudio pero se olvidara de la macabra muerte de *nica riones,
responde a que a hoy vemos crmenes que antes no los eran. &s quiz$s entonces, el
resentimiento y la violencia acumulada durante a'os de silencio, la causa de la crisis que
vivimos hoy como pas. Hbviamente no es el *useo de la *emoria el culpable de todo
esto, sino !ste es slo un objeto que permite constatar como nuestra conciencia descansa
dentro de una memoria conservada y recluida un espacio sico.
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Referencias Bibliogrficas.
&l *ostrador. 2*ilitares presos en "unta "euco denuncian Ivulneracin a sus DD.++.I y
persecucin por parte de magistrados marxistas3.El Mostrador 4#antiago, (hile5 69
>go. 67-E? s.p. Jeb 6E >go 67-E.
"olla1, *ichael. 2*emoria, Hlvido, #ilencio3. Memoria, Olvido, Silencio: La produccin
social de identidades frente a situaciones lmites.&d. Ludimila da #ilva. uenos
>ires? &diciones >l *argen, 677K. -A86. Mmpreso
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