conocer a jesucristo -...

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FrankJ.Sheed

ConoceraJesucristo

«Ésta es la vida eterna: que teconozcan a ti, sólo Diosverdadero, y a Jesucristo, aquientuenviaste»(Juan17,3).

Elautor

FrankJ.Sheedesfamosoporsus diversas y abundantesactividades como publicista.Llegó a destacar muysobresalientemente en laspláticas que, durante años,dirigíaalagenteenelcélebreHyde Park Corner. Pero sus

libros lo colocan en un lugarprivilegiado como escritor.Junto con su esposa MasieWard fundó la EditorialSheed andWard, una de lasmás prestigiosas de lenguainglesa.

En su libro Conocer aJesucristo,elautorutilizasusabundantes cualidades –grancapacidad de enseñanza,conocimientos teológicos,profundidad espiritual,

acogedorahumanidad,limpioyeleganteestilo–paraofreceral lector un encuentropersonal con la vida delSeñor.

Conocer a Jesucristo es, sinduda, una de las másentrañables exposiciones quejamássehanhechosobre losEvangelios y la personalidaddeJesucristo.

Presentación

Al tomar este libro en tusmanos, amigo lector, esposible que lo hayas hechocon una sombra deescepticismo. ¡Otra vida deNuestroSeñor!¡Contantasytan buenas como ya existen!¿Es que se puede decir algo

nuevosobreJesucristo?

Comprendo tu escepticismo,pues de Jesús, en efecto, nose puede decir nada nuevo.Está todo dicho en losEvangelios.Elquetrataradedecir algo más –o algomenos– estaría inventando otalvezmintiendo.

No,nose tratadeeso.Deloque se trata es de conocerlemejor, de profundizar en ese

conocimiento a partir delúnico retrato auténtico quede Él tenemos: los cuatroEvangelios. Ahora bien, ¿losconocemos a fondo? ¿Loshemos leído y meditadocuidadosamente? ¿Hemossacadodeesalecturatodosuprovecho? Mucho me temoque la respuesta, si essincera, tenga que serhumilde. Entre otras cosas,porque los evangelios sonprácticamenteinagotables,ya

que encierran un profundomisterio. Si ya es difícilconocer de verdad, a fondo,la personalidad de unhombre, por verídicos yexactos que sean los datosquesobreéltenemos,¡cuántomásloseráconocerladeunHombrequeesDiosalmismotiempo! Tanto más cuantoque, en este caso, no bastacon eso. Si Dios no iluminanuestramente,sinoproyectasu Luz sobre esos datos que

conocemos, jamás seremoscapaces de interpretarcorrectamente el misterio deJesucristo.

Es posible, pues, profundizarmás y más en el misterio desu vida, y esto es lo que hahecho,amijuicio,elautordeestelibro.

Quizá algunos lectores yaconozcanelnombredeFrankJ.Sheed,puesmuchasdesus

obras de espiritualidad hansidotraducidasalcastellano:«Teología y Sensatez»,«Sociedad y Sensatez»,«Teología para todos», «Unmapa de tu vida»,«ComunismoyHombre»,sonalgunos de los títulos querecuerdo [1] . A quien lashaya leído, seguramente lehabrá impresionado, como amí, la claridad de este autoringlés, su buen humor, laamenidad de que hace gala

en todo momento y, sobretodo, ese sentido comúnanglosajónque imanta y queconvence.

Tales virtudes de su prosa yde su intelecto brillanespecialmente en esta obra,quizá la más importante deSheed. Por el tema lo esindudablemente, pues paraun cristiano nada tiene másimportancia que conocer aJesucristo, ya que «no se ha

dado a los hombres otronombre debajo del cielo porel cual podamos salvarnos»(Hechos,4,12).

Evidentemente,elautornohapartidodecero.Fundamentatoda su obra en losEvangelios –no podía ser deotra manera–, pero tambiénenelMagisteriodelaIglesia,puesyahemosdichoquesólosi Dios nos ilumina seremoscapaces de interpretar

correctamente el misterio deCristo, presente en losEvangelios. Ahora bien, elcatólico–yFrankJ.Sheedloes– sabe que esa Luz divinaha sido confiada por elmismo Cristo a su Iglesia ysólo en comunión con ella ycon lo que ella enseñapodemosestarsegurosdequelaque iluminanuestramenteviene de Dios y no esproductodenuestrocaprichoo de nuestro ingenio. Sheed,

porlotanto,noseplantea,enlo fundamental,interrogantes, dudas oproblemas. El punto departida son los dogmasdefinidos por la Iglesia. Loestupendo es que Sheed nosdescubre, poco a poco, quetodos esos dogmas están enlos Evangelios, que quienniega alguno de ellos es queno los ha leído, los hamutilado o los interpretaarbitrariamente.

Creo que merece la penadestacar otra característicade esta obra: su ausencia deflorituras y adornos más omenos «piadosos». El lectorpuede estar tranquilo: no setrata de una obra «devota»en el sentido peyorativo deltérmino. No destilagazmoñería alguna. Es, esosí, vibrante, tensa, perosiempre contenida y enalgunos casos lacónica. Yodiría que es una obra

realista; Sheed trata el temacon el rigor mental y elacervo de conocimientos conqueunespecialistaabordauntemacientífico,pero tambiéncon la amenidad y sencillezde un buen maestro. Essorprendente la facilidad delautor en el manejo de lascitas, de los datos, de lasconcordancias entre elAntiguo y el NuevoTestamento. La mentalidadanglosajona es

fundamentalmenteexperimental, práctica, ySheed aplica esa mismamentalidad al tema. Lo quepasaesqueasícomoalgunossólo reconocen una realidad–la material–, y unaexperiencia –la de lossentidos–, Sheed sabe –losabe, no es que estéconvencido de ello– que hayuna realidad y unaexperiencia sobrenaturales,mucho más reales y más

auténticasque lasdelmundofísico.Delreconocimientodelasmismas se deriva el sanorealismodeestaobra.

Pero también de otro hecho:Sheed es un cristianocorriente,unseglar,un laico–que tiene,esosí,unasólidaformación doctrinal–, yemplea el lenguaje de lacalle, el que usa todo elmundo para hablar de suscosas.¿Porquéibaautilizar

un idioma distinto parahablar de Jesucristo, que eslomássuyo?Estalógica,quedesgraciadamentenosiempreemplean los cristianoscuandohablandeDios, dotaa esta obra de una lozaníaespléndida.

Una última palabra sobre latraducción: el lenguaje deSheed, siempre coloquial,expresivo y directo, que aprimera vista parece que

deberíafacilitarlatraslaciónal castellano, ha sido lamayor dificultad con que hetopado.Deunaparte,porqueexisteunlenguajefilosóficoyteológico ya acuñado ennuestro idioma y no siemprees fácil sustituirlo por otromássencillo;deotra,porqueelestilocoloquial inglésestámás lejos del castellano queel culto, y sus girosidiomáticos son a veces casiintraducibles. He procurado

salvar ambos escollos, no sési con éxito completo. Encualquier caso, he preferidosiempre sacrificar labrillantez a la fidelidad,mantenerme lo más cercaposible del pensamiento delautor y de su forma deescribir, aun a riesgo deparecertorpeyreiterativo.

Creo sinceramente, amigolector,queteencuentrasanteuna obra fuera de serie –

extra-ordinaria–,tantoporlaformacomoporelcontenido.Ojalá cuando la hayas leídoestésdeacuerdoconmigo.

Me vienen a la mente unaspalabras de MonseñorEscrivá de Balaguer enCamino (382): «Al regalarteaquella Historia de Jesús,pusecomodedicatoria:“Quebusques a Cristo: Queencuentres a Cristo: Queames aCristo”».Permíteme,

pues, que te ofrezca estamodesta traducción de unaobra que, seguramente, teayudará muchísimo aencontrar a Jesucristo. Y aamarle,porsupuesto.

JoaquínEstebanPerruca

Introducción

Este libro no es unaVida deJesús. Hay muchas cosas dela vida de Cristo queignoramos y los relatos dequedisponemossobrelosdoso tres luminosos años de suvida pública fueron escritospor hombres que no

pretendíanserbiógrafos.

Tampoco es un simplecomentario del Evangelio,aunqueestéescritoalaluzdelos textos de muchoscomentaristas y estudiosos.Mi afán, respecto a losEvangelios, es contemplar elRostro que, a través de lossiglos, proyecta su miradasobre los hombres. No setrata de probar algo, sino desaliralencuentrodeAlguien:

de Jesucristo, para conocerlecomo una persona puedeconocer a otra. Comocristianos, le amamos,tratamos de guardar suspreceptos, nos gloriaríamosde morir por Él, pero ¿leconocemosrealmente?...

Los distintos Credos denuestra fe, interesados tansóloendarnosunaespeciedeguía de nuestra Redención,pasan directamente de su

Nacimiento a su Pasión yMuerte.«NacidodelaVirgenMaría, padeció bajo PoncioPilato», dice el Credo de losApóstoles;«Sehizohombreyfue crucificado por nosotrosbajo Poncio Pilato», dice eldeNicea.

Estoestodoparamuchos:unrayo de luz sobre sunacimiento, otro sobre sumuerte, pero el vacío enmedio. Si se exceptúa el

recuerdo de algún milagro odeunascuantasparábolas,nosuele haber conexión entreunas cosas y otras, unaunidad de conocimiento.Curiosamente, no sentimoscuriosidad sobre la vida deQuienesVidaparanosotros.

Quizáexagerenuestrageneralignorancia.Ojalá seaasí.Sinembargo, ofrezco al lectorunos cuantos testsapresurados. He aquí el

primero: Durante laTransfiguración, aparecieronMoisés y Elías hablando conCristo. ¿Sabríamos decir dequé?... Otro: una vez, sólouna, se nos dice queNuestroSeñor se mostró lleno dealegría.¿Recordamosconquémotivo?... Ese episodiodebería brillar para nosotroscomo una estrella. ¿Brillarealmente?...

Hemos oído decir a veces a

los incrédulos que loscristianos deberíamosrechazar la «despiadada»doctrina del Infierno y«volver» a la enseñanzaamorosa y sencilla de CristoenelSermónde laMontaña.¿Cuántoscristianoscorrientesson capaces de responderdiciendoqueprecisamenteenese sermón Nuestro Señorhabladelinfiernonadamenosquecincoveces?...Enningúnotro momento ha hablado

tantodeél.

Ignorar estas cosas significaque no hemos seguido alSeñor durante los años de suvida pública. Si queremosconocerle como Él es, nobasta con la Infancia y laPasión. La Infancia no bastaporque todos los niños separecen. La Pasión, sí, esluminosa, pero su luz es unaluz muy especial, pues porentoncesJesússehaofrecido

ya como Víctima y es encierta manera diferente. Paraconocerle plenamente esprecisoverleensuministeriopúblico también, pues sóloentonces se nos ofrece talcomo es, caminando por lossenderos de Palestina,charlando con los amigos,contestando a sus oponentes.Ladiferenciaseadvierte,porejemplo,enelcasodeJudas.En Getsemaní, cuando Judasle da el beso de traición, el

Señor dice: «Amigo, ¿a quéhas venido?...». Muy otro esel lenguaje que usa enCafarnaúm:«¿Acasonoosheelegido yo a los doce y unodevosotrosesundiablo?».

Ignorar los años de vidapública, no vivir con Él losincidentes de ese período, esno conocer al Dios hechoHombre que habitó entrenosotros. Hay quienconsidera ese conocimiento

como algo interesante, sí,pero no esencial. Nuestrasalvación–dicen–noseforjóen esos años; nos salvó consumuerteysuresurrecciónyes en Cristo Glorioso enquienahoravivimos.

Pero ese Cristo que vivióentre nosotros es el que estáahora a laderechadelPadre,ese Cristo resucitado en elcualvivimos.Y,encualquiercaso, nuestra salvación no es

lo único que cuenta enreligión, ni siquiera lo quemás cuenta. Ése es el errordel cristiano bíblico al viejoestilo: está salvadoy el restoes mera teología. Suscorreligionarios pueden creerqueenDioshaytresPersonasounasola,queCristoesDiosy hombre u hombre sólo...Eso es secundario para ellos;loúnicoquecuentaesaceptara Cristo como mi Salvadorpersonal. Hacen del yo el

punto central delcristianismo, lo que no es enabsolutocristiano.«Éstaeslavidaeterna:queteconozcanati, únicoDios verdadero, y atu enviado Jesucristo» (Juan18,3).

ConoceraCristoJesús:sinole conocemos tal y comovivió entre nosotros, tal ycomo actuó y reaccionó, nosarriesgamos a no conocerleen absoluto, ya que no

podemos verle a la derechadel Padre lo mismo que enPalestina; terminaremos obienconstruyéndonosnuestropropio Cristo a imagen denuestras necesidades ynuestros sueños, o bien noteniendo de Cristo más queuna sombrayunnombre.Laverdad «Cristo es Dios» esunaafirmaciónquese refierenosóloaCristo,sinotambiéna Dios. Si la ignoramos,podemosseguirconociendoa

Dios, pero sólo en su propianaturaleza de ser infinito,omnipotente, creador ysostenedor de la Creación enla existencia; ésta sería unaforma remota y vaga deconocimiento, pues notenemos ninguna experienciapersonal de esas formas deserodeactuar.SóloenCristoJesúspodemosveraDiosennuestra naturaleza,experimentandolascosasquenosotros experimentamos,

encarando situaciones quetambién nosotros tenemosque encarar. Sólo en Élconocemos a Dios muchomejor que el pagano máspiadoso.

El primer paso para lograrloes tomar los Evangelios parasaberloqueelEspírituSantoha querido que conozcamosde la venida de Dios-Hijo aestemundo: su infancia y suadolescencia, su ministerio,

su pasión y muerte, laresurrección y la ascensión alos cielos. Habrá palabras ygestos cuyo sentido quizá noseamoscapacesdedescubrir,aunquenilosevangelistasloshayan escrito ni el EspírituSanto los haya inspiradoporque sí. Por eso, losdebemos leer atentamentepara crecer en elconocimientode suspalabrasyaccionesyaumentarnuestraintimidadconÉl.

Lo que yo intento aquí estrazar un primer bosquejo.Apartir de él, al lector quequiera adquirir unconocimiento más profundode Jesucristo se le abren doscaminosquedeberá seguir almismo tiempo. Uno consisteendescubrirlaluzconqueelAntiguoTestamentoilustraelNuevo: citas directas oparáfrasis, insinuaciones quehay que completar, pautasquemarcanlasrelacionesdel

hombre conDios repetidas adistintonivel.Yoseñalaréunpuñado de ellas, pero haydocenas, cientos, queproyectan su luz. El otrocamino nos lleva azambullirnos másprofundamente en el estudiode las raíces y frutosteológicos de los Evangelios–loquehayenellos,loquesepuede aprender sobre Dios,sobre el hombre y sobre elDios hecho hombre–, en las

implicaciones doctrinales detodas las acciones yenseñanzasdelSeñor.

Unabuenaayudapara seguirambos caminos será estudiarlos cuatro Evangelios comolibros históricos que son:manuscritos, fechas, autores,relacionesmutuas, conjeturassobre su plan y propósitos,sucesosenlanacienteIglesiay por qué decidieron losEvangelistas incluirlos o no

en sus relatos, formas depensar y de escribir enaquella época, escritoscontemporáneos ymovimientos religiosos queinfluyeronenlosevangelistaso sobre los cuales ellosinfluyeron...

He hablado de ayuda, perotambién se puede consideraresteestudiocomounaterceravía de avance. Para algunosesprimordial.

Incluso para iniciar esecamino que este libro sepropone ayudar a recorrer esindispensable aumentarnuestra capacidad de lectura,especialmentelaquenoshacerelacionarcosasque sedicenen los distintos Evangelios oen distintos lugares de unmismo Evangelio. Ellorequiere algo que no escorriente en los lectoresactuales: una granconcentración del

pensamiento.

TomemosunpardeejemplosdeunmomentodelavidadeNuestroSeñorcuyaluzcaeaplomo sobre cada uno denosotros: las tres horas queestuvopendientedelaCruz.

SanLucas nos cuenta lo quedijo al ladrón arrepentido:«Hoy estarás conmigo en elparaíso» (23, 43). Esto noshace pensar que el buen

ladrón, al morir, fue derechoalcielo.PeroSanLucasdicequeCristo,yaresucitado,dijoaMaríaMagdalena: «Nometoques, porque aún no hesubido al Padre» (Juan 20,17). ¿Cómo se compaginanambascosas?...

Todos sabemos, y nosalegramos con ello, que elSeñor dijo a Nuestra Señoradesde la Cruz, refiriéndose aSan Juan: «Ahí tienes a tu

hijo»;y a éste:«Ahí tienesatu madre» (Juan 19, 26.27).Pero hay en esta escena unelemento sumamentedesconcertante en el que norepararemos si olvidamosque, como nos dicen SanMateo y San Marcos en susEvangelios, la madre de SanJuan estaba también allí, alpiedelaCruz...

No sólo los Evangeliosarrojan mucha luz sobre los

propios Evangelios, sinotambién la totalidad de laBiblia. Un ejemplo de lomucho que el AntiguoTestamentonospuedeilustrarse halla en otra de las frasespronunciadas por Cristodesde la Cruz: «Dios mío,Dios mío, ¿por qué me hasabandonado?...». Son unaspalabras profundamentemisteriosasa lasquegrandesmaestros espirituales handado distintos significados.

Pero no hay que olvidar quenofuetansóloeldolorde laagonía lo que arrancó esaqueja de labios de NuestroSeñor. Era también una cita:las palabras iniciales delSalmo 22. Debemos, pues,buscar el sentido que tienenen él. Si lo encontramos,hallaremos algo más, algoque debió asombrar a losjudíos que le oyeron todavíamásquelasmismaspalabras.Si no recordamos el

contenido de ese Salmo, nosconvendráleerlodenuevo.

Además de la SagradaEscritura,otrasmuchascosasnos ayudarán a tener unavisión más viva –quedebemoshacernuestra–deloque fue realmente la vida deJesús. Citaré sólo dos: lahistoria general de aquellaépocaylaatmósferareligiosadel mundo y de Israel enaquelmomento.

Historia universal: Debemossaber,porejemplo,loquelosromanosestabanhaciendoenPalestina, por qué laSamaritana se sorprendiótanto de que Jesús, un judío,hablara con ella, quién eraHerodes el Grande (lamatanzadelosInocentes,porejemplo, se entiende mejorcuando se conoce laexperiencia que tenía en esecampo).

La atmósfera religiosainteresa todavía más siqueremos comprendermuchas cosas. Un soloejemplo: Cuando nuestroSeñordijoque«noes loqueentra por la boca lo quemancha al hombre, sino loquesaledeella»,solemosdara estas palabras un sentidoexclusivamente espiritual ypensamos que son tan clarasqueresultancasiinnecesarias.Pero si recordamos la

distinciónquehacíaelNuevoTestamento entre alimentospuros e impuros y sabemoshasta dónde los escribas yfariseos habían llegado eneste terreno –discutían, porejemplo, si era o no pecadocomer un huevo puesto poruna gallina en sábado–, esafrase cobra todo susignificado.

Una última palabra: Nohemosde leer losEvangelios

como si nadie los hubieraleído antes y todo estuvierapor descubrir. No estamosexplorando una tierra virgen,preguntándonos qué sorpresanos saldrá al paso.Gracias ala Iglesia fundadaporCristo,sabemos con certeza que Éles Dios, la segunda Personade la Santísima Trinidad, laPalabra del Padre, igual a Élen todo, Dios eterno. Ysabemos también que en laplenitud de los tiempos, el

Verbo, la Palabra, se dio uncuerpoyunalmahumana,sehizo hombre. No cesó enabsoluto de ser Dios, lo quesería absurdo. El Jesús quenacióde laVirgenMaría eraDios y podía hacer todo loque corresponde al ser deDios, pero era tambiénhombre y vivió la vidahumana en toda su plenitud.Era verdadero Dios yverdaderoHombre, y cuandodecía «Yo», tanto si

expresaba la infinita realidadde su Divinidad como lospodereslimitadosyfinitosdesuHumanidad,eraDios-Hijo.

Con este claro pensamientohemosdeleerlosEvangelios.PorqueconoceraJesucristo–principal objetivo de estelibro–noconsistetansóloenmeditar lo que son ladivinidad y la humanidad ytratar de verlas vivir juntas.Obrandoasí,esfácilconvertir

laPersonadeCristoysusdosNaturalezas en un diagrama,deducir toda clase deproposiciones y construirsobre él una vida devotaaltamente interesante, perofalsa; porqueCristo Jesús noera un diagrama. Verlesolamente así sería tantocomo derivar todas nuestrasideas sobre el hombre de ladefinición del mismo como«animal racional»,profundizandomás ymás en

elsignificadodeanimalidadyen el de racionalidad ycombinando ambas cosas.Debemos, por supuesto,examinar la definición, perotambién estudiar al hombreentero, porque en élencontramos muchas cosasque la definición no explica,como, por ejemplo, laconstante irracionalidad conque sigue actuando tantasvecesese«animalracional»...

Encontramos a vecespersonas que se han dado alestudio de la teología de laEncarnación y apenasconocen el Evangelio.Cuandoseenfrentanenélconalgoquenopareceencajarensu diagrama, tienden a darlede lado, como si NuestroSeñor hubiera debido saberhacer las cosas mejor... Perola única forma segura deconocer lo que un Dios-Hombre debe o puede hacer

es verle actuando. Nopreguntarse lo que unapersona divina podría haberhecho o dicho revestido deuna naturaleza humana, sinolo que realmente hizo y dijoJesucristo. Volviendo desdeelEvangelioalaformulacióndogmática, ésta brillará connuevaslucesyriquezas.

Cuando los Apóstoles sedispusieron a escoger unhombre que reemplazara a

Judas (Hechos 1, 21),establecieron previamenteuna condición fundamental:que fuera uno de los que lehabían acompañado todo eltiempo en que había vividoentre ellos el Señor Jesús «apartir del bautismo de Juanhasta el día en que fuearrebatado a lo alto de entrenosotros, uno que sea testigocon nosotros de suresurrección». Así fue comoescogieronaMatías.Esdecir,

que consideraban como algoindispensable, esencial, paraser Apóstol, el conocimientodirectodelministeriopúblicode Nuestro Señor. Loscristianos también hemos deserapóstoles.

San Matías, ruega pornosotros.

1.AlencuentrodeCristoJesús

Elordendelosacontecimientos

Cuando Satanás dejo detentar a Jesús y se retiró,vinieron los ángeles a servir

alSeñor.«Después–diceSanMateo–, habiendo oído queJuan había sido preso, seretiróaGalilea»(4,12).

«Después»: desconcertantepalabrarepresentativadetodauna actitud de losEvangelistas.¿Cuántotiempodespués? ¿Qué sucedióentretanto?... En los tresprimeros Evangelios nohallamos respuesta; sólo SanJuan (1,29y3,36)nosdice

algo, aunque no hacereferenciaalbautismonialastentaciones–descritaspor losotrostresEvangelistasensusEvangelios, en circulaciónentre los primeros cristianosdesde hacía más de treintaaños cuando San Juanescribióelsuyo–,pues,comootras muchas veces, da porsupuesto que sus lectores yaconocen esos hechos y lepreocupa más contarnos loquenocontaronlosotros.Por

San Juan, en efecto, nosenteramos de que entre losdos meses que separan elfinal de las tentaciones y elencarcelamiento de Juan elBautista por Herodes, seinicia lo que hemos dado enllamar vida pública de Jesús.Ahora bien, ¿cuánto duró?...Tres años, solemos decirconfiadamente... Pero ningúnEvangelista nos lo dice conclaridad, pues ninguno tienetantointerésenfechasydatos

como nosotros. Mateo,Marcos y Lucas apenas nosofrecen pistas, de tal modoque da la impresión de quetodosucedióenunaño.Juan,que escribió mucho después,aclara bastantes cosas, puesmencionahastatresPascuas.

El bautismo de Jesús en elJordán tuvo lugar uno o dosmeses antes de la Pascuajudía del primer año; lacrucifixión en la Pascua del

tercero. Según cómputosactuales serían poco más detres años, pero, segúncómputos judíos, menos detres: la mayor parte delprimero, todo el segundo yhastalaPascuadeltercero.

PerolosEvangelistasnoshanlegado otro problema.Ademásdenomostrarmuchointerés por las fechas, no sepreocupan demasiado deseguir el orden de los

acontecimientos. En líneasgenerales, el desarrollo de laVida Pública está claro: elbautismo en el Jordán, elministerio en Galilea, brevesmisiones fuera de Palestina,el ministerio en Judea yPerea,laPasiónylaMuerte...Cuando los episodios estánrelacionados con las grandesfiestas judías –Pascua,Pentecostés, losTabernáculos, la Dedicacióndel Templo– se localizan

bastante bien –aunque nosiempre– los intervalos entreuna y otra. En otros muchoscasos, no, pues la principalpreocupación de losEvangelistas es contarnos loque Jesús hizo y enseñó, porlo que cada uno ordena losacontecimientos de acuerdocon el plan trazado para laredacción de su Evangelio.Lo que el Señor dijo endeterminada ocasión lesrecuerda lo que expresó en

otra, y aproximan ambosrecuerdos; una acciónconcretalesrecuerdaotraqueilumina la primera, y lasjuntan. Así, Lucas coloca laelección de los doceApóstoles inmediatamenteantes del Sermón de laMontaña, que es una especiedeplandevidaparalaIglesiaque habrán de gobernar.SegúnSanMateo,sóloPedroy Andrés, Santiago y Juan,habían sido llamados por

Cristo antes del Sermón, ymenciona su confirmación,junto a la elección de losdemás, después. Respecto alSermón en sí mismo, laopinión más generalizada esqueMateoincluyóenélcosasque Jesús dijo en diversasocasiones, con objeto deofrecer lo principal de susenseñanzas en un soloconjunto.

San Agustín dice:

«Cualquierapuedeverquenotiene sentido preguntarse enqué orden Nuestro Señorpronuncióesaspalabras,puesno por eso dejaremos dedescubrirque,basándonosenla más excelente autoridad –la de los mismosEvangelistas–,nosetraicionaa la verdad ofreciendo unsermón en distinto orden delque fue pronunciado: si fueéste o aquél, no afecta a lasustancia de lo dicho» (De

consensu Evangelistarum II,39-86).

LoqueJesúshizoydijo

Así pues, los Evangelios nocolocan los acontecimientosenelmismoorden.Laslíneasgeneralesestánclaras;cuandolos Evangelios parecendiferir,sigolasconcordancias

establecidas por el PadreLagrange, dominico. Nosconcentraremos en lo queJesúshizoydijo,puesessinduda lo más importante, seacual sea el orden en que seprodujo.

Encontraremosdiferenciasdedetalle en los relatos. Esnatural. Pensemos en losprimeros días de la Iglesia,con cientos de fieles yaconvertidosymilesdeseando

encontrar su salvación enJesús. A menos que fueranterriblemente despistados,ansiaríanconocertodoloquepudieran sobre Aquel al quehabían ofrecido su vida y sumismo ser. Esperaban suinmediato retorno y arderíanen deseos de saber lo quehizo y enseñó. No podemosimaginárnoslos diciendo:«Ah, sí resucitó... Volverápronto para establecer elReino prometido... No nos

interesa lo que hizo antes demorir,niloquedijo,nicómoera... Nos basta con esperarsu regreso...». Tal grado dedesinterés habría sidoinfrahumano.

Lógicamente, ansiarían queles hablaran de Él y nocesarían de preguntar aquienes le habían conocido:«Decidnos, ¿cómo era?...».Los nuevos cristianospreguntarían a los veteranos,

los más jóvenes a los másviejos;todos,alosquehabíanestado con Él desde elprincipio: los Apóstoles, losdiscípulos, sus amigos, lasmujeres, su Madre, MaríaMagdalena... En algunoscasos, sólo tres podríancontarlesciertascosas:Pedro,Santiago y Juan; en otros,docenas de testigos; enbastantes, muchos más. Perocada uno contaría las cosasdesde su punto de vista,

destacando lo que más lehabía impresionado, aquelloselementos que le parecíanmásrelevantes.

Con el paso del tiempo, suspalabras y acciones iríancobrando un significado másvalioso, iluminadas por lassituaciones provenientes deldesarrollo de la Iglesia o desu confrontación con elmundo.Así,porejemplo, losepisodios relacionados con

los gentiles, marginales enapariencia al principio,emergeríanconfuerzacuandose vio claramente que éstostambién eran llamados alReino,quenosólonoestabandestinados a ser una especiede cristianos de segundaclase, sinoa seruna inmensamayoría...

Otro elementoimportantísimo vendríatambiénadaralasaccionesy

palabras de Cristo unsignificado más profundo: laguíadelEspírituSanto.EnlaÚltimaCenahabíadichoalosApóstoles que el EspírituSanto les conduciría al plenoconocimiento de la verdad,trayendo a su memoria todoloqueleshabíaenseñado.Noiba a ser una especie derelámpago iluminando degolpe la totalidad del cielo:sería más bien undescubrimiento paulatino de

la verdad.Desconocemos lasetapas de este camino, peroparece indudablequemuchasdelascosasqueJesúsdijonoles fueron repetidas a losprimeros cristianos hasta quelos Apóstoles no estuvieronseguros de lo quesignificaban. Como NuestraSeñoraantes, lasponderaríanpreviamenteensucorazón...

Hubiese sido maravillosodisponer de un relato

detallado de lo que losDoce–e incluso sólo dos o tres–hablaron entre ellos –hablarían cientos de veces–sobreloqueelMaestrohabíahecho y les había dicho.Desgraciadamente, sólotenemos un relato breve dedos reuniones de losApóstoles, cada una de ellaspor un motivo concreto: laelección de Matías parareemplazar a Judas, y elConcilio de Jerusalem para

decidirhastaquépuntolaLeyde Moisés obligaba a losgentiles.

Con todo, conviene recordarque esa nueva luz, esosdescubrimientos, sóloaportaban claridad yseguridad sobre elementosqueyaestabanahí,nonuevoselementosocosasinventadas.LoquelosEvangelistasdicenqueelSeñordecíayhacía,lodijo y lo hizo realmente.

Detengámonos unosmomentos en «lo que dijo».Cuando leemoselEvangelio,¿le estamos escuchandorealmenteaÉl?

«Nopalabras,sinocosas»

Hay un problemamenor queconvienetocarrápidamente.

Los Evangelistas no sepreocupan demasiado deseñalar las citas; en susrelatos,nosiempreesposibledilucidar dónde alguientermina de hablar y dóndeempieza el comentario delpropio Evangelista. Talessituaciones no abundan, y enmuchas de ellas la líneadivisoria suele ser bastanteclara. Así, está generalmenteadmitido que los versículos16 al 21 y 31 al 36 del

capítulo 3° del Evangelio deSan Juan no reproducen laspalabras de Cristo y elBautista respectivamente.Perohayotrosproblemas,dosenespecial.

Uno es que en los distintosEvangelios encontramos aCristo diciendo las mismascosas no sólo en diferentesocasiones sino con distintaspalabras. Problema sóloaparente,puescualquieraque

tengacostumbredehablarenpúblico lo comprenderá.Nosesforzamos por encontrar laspalabras más adecuadas paraexpresar nuestras ideas yprocuramos retenerlas, perocualquier incidente –unapregunta, tal vez– hace quelas olvidemos y lassustituyamos por otras.Repetimos nuestras ideas,pero con distintas palabras...Lo mismo le ocurría a Jesúscuando repetía sus

enseñanzas en distintoslugares. Quienes le oíanrecordarían una u otra formade expresar una misma idea,algunos incluso varias. Encualquier caso, como yahemosdicho,losEvangelistasrecogen lo que Él dijo,colocándolo donde más lesconviene de acuerdo con elplanquesetrazaron.

OtroproblemaesqueNuestroSeñor hablara en arameo y

los Evangelios están escritosen griego. En este caso setrata de una dificultad detraducción,pueshaypalabraso frases que pueden tenerdistintos significados en elidioma originario (así, porejemplo, la palabra «libre»,en español, puede significarnoverseobligado,estarvacíoo ser gratuito, según elcontexto).El traductor puedeencontrarse en la duda desaber en qué sentido ha

queridoemplearlaselautor.

Cuandoloquesetraducesonpalabrashabladas,noescritas,se presenta una dificultadadicional: hay palabras quesuenan igual y sólo difierenen alguna letra, por lo quedistintos traductores puedeninterpretarlas de distintamanera.

Hayejemplosdeambascosasen los Evangelios. Uno de

este último supuesto es ladiferencia que encontramosentreMateo y Lucas. Dondeel primero escribe «limpia»,el segundo traduce «dalimosna», palabras quecorresponden a dos vocablosarameos muy parecidos quese pronuncian casi igual:dakkau y zakkavrespectivamente. Estasdiferenciassonmuyescasasyno tienen demasiadaimportancia.

Hay, sin embargo, unproblema mayor en todatraducción: dos personaspueden traducir una mismafrase correctamente, perosería rarísimo que todas laspalabrasqueutilizasenfueranidénticas. Las citas que hagodel Evangelio están tomadasde Douay o de Knox [2].Confrontémoslas, sinembargo, con otrastraducciones inglesas de losEvangeliosycomprobaremos

que, aunque todos lostraductores se esfuerzan enser fieles al original, es casiimposible encontrar un soloversículo que tenga lasmismas palabras en todas. Yesquecadaidiomaofreceunavariedad de formas paraexpresar lo que se dice enotros,ycadatraductorescogeuna de ellas. Además, cadapersona tiene una maneraespecial de escribir en supropia lengua, por lo que el

pensamientooriginal siemprequedará revestido de supeculiarformadeexpresarse.

Estas consideraciones sonparticularmente aplicables alos Evangelistas, ya que amenudo resumen largosdiscursos o ensamblan frasesdichasendistintasocasiones.

Pero volviendo a nuestrapregunta: Cuando leemos losEvangelios, ¿estamos oyendo

a Nuestro Señor?... SanAgustín nos da la respuesta:«Nopalabras,sinocosas»[3].Podemos unir nuestropensamientoconeldeCristo,nuestras intenciones con lassuyasyasí todo lo suyo seránuestro, al modo como elEspíritu Santo que habita ensualmaviveenlanuestra.

Leemos los Evangelios paraencontrar a Jesucristo.Debemosleerlosyreleerlossi

queremos lograr unaintimidad personal connuestro Redentor. Unaintimidaddeestaclasenonosla puede proporcionar otrapersona, pormuydotadaqueesté, por mucha que sea supenetración espiritual.Tenemos que lograrla pornosotros mismos, con Jesúscomo con cualquier otroamigo, a base de tratarle, deacercarse a Él, de meditarsobre esta experiencia. Dos

hombres pueden tener lamisma amistad con untercero,perocadauno tendráuna imagen distinta de él.Nadiepuedevibrar lomismoante cada expresión de otrapersonalidad; un hombrepuede verse movido,fascinado, por cosas de unterceroquedejanaotromásomenos frío, y éste, a su vez,porotrasquealprimeronoledicen nada. Supone una granganancia para cada uno de

nosotros lograr por símismoesa relación personal conNuestroSeñor.

Puesto que todo lo quesabemos de su vida está enlos Evangelios, debemosleerlosconlamayoratención.En cada episodio convienerecordar que los personajesque aparecen son reales, nofiguras de una parábola o deun retablo. Hemos vistotantas estatuas de Nuestro

Señor, aureoladas einexpresivas,colocadasenlosaltares, que nos loimaginamos moviéndosecomo un autómata entre losrituales de la Redención,haciendo esto o lo otroporque nuestra salvación loexigía o porque las profecíasdelAntiguoTestamentodicenque tenía que hacerlo; noactuando jamáshumanamente, exceptodurantesuPasiónyMuerte.

La imagen que tenemos deÉl, ¿cómo la hemosadquirido? ¿Saliendo a suencuentroenlosEvangeliosoescuchando ampulosossermones y contemplandocuadrosyesculturas?...

Primeraparte:Losprimerostreintaaños

«Yoparaestohenacidoyparaesto he venido al mundo, paradar testimonio de la verdad»(Juan18,37).

2.Preparandolaescena

LavidahumanadeDios-Hijoempezó en Nazaret, cuandoMaría, una mujer virgendesposada con José, uncarpintero, concibió por obradel Espíritu Santo.Detengámonos un momento

para considerar el tiempo, ellugar y las personasrelacionadas con este hecho:cuándo,dónde,quiénes.

Cuándoydónde

El tiempo, a primera vista,apenas necesita discusión.Todoelmundosabequeestádivididoporelnacimientode

Nuestro Señor: antes deCristo y después de Cristo.Por eso –pensamos– laAnunciación debió tenerlugar nueve meses antes delcomienzodenuestraEra.Sinembargo,noesasí.

Debemos esa división a unmonjedelsigloVI,DionisyusExiguus. Parece ser que fueInglaterra el primer país quela adoptó, dos siglos despuésdequemuriera.Desdeallíse

extendió lentamente hacia elsur, tardandootrosdossiglosen ser adoptada por Roma.Dionisiocolocóelnacimientode Cristo en el año 753despuésdelafundacióndelaCiudad Eterna, que era lareferenciaparafechartodoelImperio romano. Pero pasópor alto un hecho: Herodeshabíamuertoenelaño750,4antes de Cristo, según elcómputo de Dionisio. Ahorabien, como Cristo nació

reinando todavía Herodes –cuya furia al conocer estehecho obligó a la SagradaFamilia a huir a Egipto–,resulta que Cristo habríavenidoaestemundo...cuatroaños «antes de Cristo» oquizás ocho... ¡Qué ironía,pensar que el Rey de Reyesnacióbajolatiraníadeunreytanodioso!

Otro hecho sorprendente escomprobarlopequeñaquees

Palestina: unos 250kilómetros de longitud conunaanchuradeunoscuarentaalnorteycientocincuentaalsur. En total, una superficiede unos 25.000 kilómetroscuadrados, aproximadamentela extensión de Gales [4].Yeso sin contar con que noestabaenmanosdelosjudíosen su totalidad, pues losfenicios ocupaban un rincónal norte y los filisteos unafranja al sur. Pues bien, este

país de bolsillo era la patriadelpueblo judío...Unpuebloque, como ningún otro, hainfluido decisivamente en lahistoriadelmundo.

Y no sólo desde el punto devista religioso. Milochocientos años antes deCristo, el mayor imperio delmundoeraEgiptoysuprimerministroeraunisraelita,José,hijo de Jacob. Milochocientos años después de

Cristo, el mayor imperio delmundo era Inglaterra y suprimer ministro era otroisraelita, Benjamín Disraeli,que adquirió para GranBretaña el Canal de Suez...Laenergíaqueporespaciodecasi cuatro mil años hallevadoaestepuebloainfluireneldestinodenacionesqueno eran la suya esincomparable,notienerival.

Unos 1.500 años antes de

Cristo se estableciódefinitivamente en Palestina.Noesnecesariorecordaraquítoda su historia, pero símerece lapenadestacarunoscuantos puntos. Alcanzó sumayor poder e influenciamundial bajo el rey David ysuhijoSalomón(haciaelaño1.000 antes de Cristo). A lamuerte de este último, sedividióendosreinos:Israelalnorte,destruidoporAsiriaenel722antesdeCristo,yJudá

al sur, destruido porBabilonia en el 586 tambiénantes de Cristo. Hubo unavastadeportaciónde judíosaBabilonia y una vuelta delexilio cincuenta años mástarde. En los siglos quesiguieron, se produjeron unaserie de invasiones de otrospueblos, una breve etapa deindependencia y nuevasinvasiones y conquistas, laúltima la de los romanos,unos setenta años antes del

nacimientodeNuestroSeñor.

En la época en que Maríasupo que iba a concebir unHijo, la mayor parte dePalestina estaba gobernadapor el terrible Herodes elGrande, en nombre delImperio romano. Se hallabadividida en tres partes:GalileaalNorte,JudeaalSur–ambas judías– y, en medio,Samaría, habitada porcolonos enviados por los

asirios en el siglo VIII, loscuales se casaron con unpuñado de israelitas que nohabían sido deportados.Durante cuatrocientos añoslos samaritanos fueronpoliteístas. Su ofrecimientode ayuda para reconstruir elTemplo de Jerusalem se vioairadamente rechazado. Poreso, construyeron su propiotemploenelMonteGarizimypoco a poco empezaron aconsiderarse como los

auténticos herederos de losPatriarcas, los únicos quehabían permanecido en supatria mientras los judíoserrabanporpaísesextraños.

Una de las aldeas másirrelevantes de Galilea eraNazaret. Estaba situada aunos 150 kilómetros al nortede Jerusalem, distanciasimilar a la que separaLondresdeCoventry [5].Nose la menciona nunca en el

AntiguoTestamentoyeratanpoca cosa que hasta lapequeña Caná, sietekilómetros al nordeste, ladespreciaba.AllívivíaMaría,a quien Dios envió sumensaje pormedio del ángelGabriel.

Gabriel

No deja de ser extraño quenosotros, para quienes tantosignifica laAnunciación, nosfijemos tan poco en elanunciante.Gabrielnoeraunsimple cartero, un simplemensajero; era el enviado deDios para explicar sumensaje.

Su nombre significa Fuerzade Dios. Le encontramosantes, comunicando otrosmensajesalprofetaDaniel,en

el Antiguo Testamento, yluego a Zacarías. Ambosmensajes arrojan mucha luzsobre la suprema embajada alaVirgenMaría.

En el libro deDaniel leemosque se le apareciódosveces,quizá tres. La segundaaparición es la que más nosconcierne, pues en ella habladetiemposquehandeveniryse expresa misteriosamentesobre ellos. Pero cuando

lleguen «se acabará laprevaricación, se expiará lainiquidadyvendrá la justiciaeterna para sellar la visión ylaprofecíayungiralSantodelos santos... Será muerto elUngido sin que tengaculpa...» (Daniel 9, 24-26.Conviene leer también loscapítulos 8, 9 y 10detenidamente. Merece lapena conocer a Gabriel, ymásaúnaDaniel).

MaríayJosé

María es una adaptación delnombre de Myriam, quetambiénapareceescritocomoMariam y Mariamne. En losdos mil años de historiahebreaqueabarcaelAntiguoTestamento, sólo se cita unavez:lahermanadeMoiséssellamaba Myriam. Sin

embargo, con el tiempo sepopularizó mucho. En elNuevo Testamento, ademásde María de Nazaret,aparecen varias más: MaríadeCleofás,MaríaMagdalenay María de Betania, si estasdos últimas no eran unamismapersona.TambiéndosdelasdiezviudasdeHerodesy otros tres miembros de sufamilia llevaban ese nombre,loqueponeunanotalúgubrealconjunto.

Nosabemoselporquédeestesúbitoflorecerdelnombre,nitampocoloquesignifica.Losestudiosos del tema ofrecenhasta seis posiblessignificados basados no sóloen palabras hebreas, sinotambién egipcias, puesto quela primera Myriam –lahermanadeMoisés–nacióenEgipto.

Para los católicos, no tienedemasiado interés saber lo

que significaba; NuestraSeñora lo llenó de nuevocontenido.

Una antigua tradición diceque sus padres se llamabanJoaquínyAna.Deellos,sólouna cosa sabemos concerteza, aunque no ocupelugar en las bibliotecas:fueronlosúnicospadresdelahistoria de la humanidad quetuvieron un hijo concebidosinpecadooriginal.Ellos,sin

embargo, tal vez nuncasupieran que su hija Maríaposeía en su alma la graciasantificante desde el primermomento de su existencia enel seno de su madre, ya quehabía sido concebida comocualquierotracriatura.

Estaba desposada con unhombre llamado José.Tampoco sabemos gran cosadeél.¿Vivía,comoMaría,enNazaret? La Sagrada

Escrituranadanosdice.Sóloque era carpintero y quellevabaensusvenaslasangremásnoblede Israel,pueseradescendiente del rey David.¿Cómo un hombre de tallinaje podía ser carpintero?...Sabemos que la casa deDavid había perdido suprestigio, lo que, a menudo,supone pobreza. En la gransublevación dirigida por losMacabeos,queproporcionóalos judíos el último soplo de

independencia antes de serabsorbidos por los romanos,los hijos de David nodesempeñaron ningún papelrelevante.Unsiglomás tardeaproximadamente, cuando elemperadorDomicianoordenóexterminar a losdescendientes de David porconsiderarlos un peligro paraRoma, algunos se salvaronporque eran tan pobres ymiserables que hasta untirano como él no veía en

ellosunaseriaamenaza.Todoestoresultasorprendenteparanosotros,puessabemosqueelMesías, la expectación deIsrael, tenía que ser hijo deDavid.

José, pues, era de laCasadeDavid, pero, ¿lo era tambiénMaría?...AunquetampocolasEscriturasnosdicennada,loscatólicos lo damos porsupuesto. Verdad es que losjudíos consideraban la

adopción como equivalenteenlaprácticaa lageneraciónfísica: así pues, elreconocimiento por José deJesús como su hijo erasuficiente, desde el punto devista legal, para hacer deJesús hijo de David. Sinembargo, el NuevoTestamentopareceexigirparaNuestro Señor algo más queunadescendencialegal.Enelprimer gran sermón dePentecostés,SanPedro llama

a Cristo «fruto de lasentrañas» de David (Hechos2,30), y San Pablo, en laepístolaa los romanos(1,3),«nacido de la simiente deDavid según la carne»,términos demasiado fuertespara una simple relaciónlegal.Noestamos segurosdeello, pero es muy probableque María y José fueranparientes y que suascendenciafuesecomún.

Los esponsales, para losjudíos de aquella época, noeran una simple promesa dematrimonio. Después decelebrados, los desposadoseranyamaridoymujer,perocontinuaban viviendo poralgún tiempo cada uno en sucasa–unaño,silaesposaeravirgenyunmessieraviuda–.Luego se celebraban lasnupcias propiamente dichas,con la solemne entrada de lanoviaencasadelmarido.En

elperíodoquemediabaentrelos esponsales y la boda, elacto matrimonial era pococorriente, pero nopecaminoso, pues la parejaeranyamaridoymujer.

María de Nazaret fue a laboda embarazada, aunque elacto matrimonial no habíatenido lugar. Si sólosupiéramos esto –que siendotodavía virgen se encontróembarazada–,tendríamosque

pensar que era necesaria unaexplicación que sólo Diospodía dar. Lucas nos dicecómo la dio: una explicacióninexplicable. Pero sabemostambién que antes de queconcibiera en su vientre porunmilagro del poder divino,Dios pidió a María suconsentimiento. El hijoconcebido en sus entrañas,nuestro Salvador y el suyo,fue fruto de su libreaceptación.

Lucas

San Lucas comienza suEvangelio diciendo cómo loescribióyporqué:

«Puesto que muchos hanintentadocomponerun relatode los acontecimientoscumplidos entre nosotros,segúnnoshantransmitidolos

que, desde el principio,fueron testigos oculares,convertidos después enministrosdelapalabra,mehaparecido también a mí,después de informarmeexactamente (akribos) detodo desde los orígenes,escribirte ordenadamente,óptimo Teófilo, para queconozcas la firmeza de lasenseñanzas que tú hasrecibidodevivavoz».

No sabemos exactamentecuáles eran esas «enseñanzasde viva voz» que Teófilo,como muchos otrosconvertidos, recibían enaquellaépoca.LosHechosdelos Apóstoles recogen,resumidos, seis sermones (2,16-36;3,12-26;4,8-12y29-32;10,34-43;13,17-41)quese pueden leer en diezminutos.Todosvandirigidosa no creyentes, unossumamente hostiles y otros

que se bautizaron después,peronohayningúnrelatoquehaga referencia a la doctrinapredicada para instruir a loscristianos de las distintasiglesias. ¡Si al menostuviéramos un resumen dellargo sermón que San PablopredicóenTróade,duranteelcualEutico–patrón,sinduda,de los cristianos de Misa dedoce–sequedódormido!...

PorloqueSanPabloescribió

a distintas comunidadesveinte años después de laAscensión en adelante (sobreelPadre,elHijoyelEspírituSanto, sobre la humanidad yla divinidad de Cristo, sobreel Cuerpo Místico, elMatrimonio y la SagradaEucaristía y, en especial,sobrelaGracia),seobtienelaimpresión de que losprimeros cristianos estabanmuybieninstruidosenlaFe.Ahora bien, ¿cuáles eran las

enseñanzas que recibían loscatecúmenos, qué sabíanantes de ser bautizados?...NadasenosdicedeelloenelNuevoTestamento.

¿Formaba Teófilo –probablemente un griego–parte de la Iglesia o era sólouncatecúmeno?LaBibliadeJerusalem se lo pregunta,peronocontesta.Sinoloeratodavía o acababa de serbautizado, probablemente

repasaría con frecuencia lasfrases introductorias delEvangelio de Lucas paraasegurarsedequehabíaleídobien. Y es que la palabragriegaakribos –que significaexactamente,cuidadosamente–difícilmentepodía prepararle para lo quevenía luego: el ángelGabrieldiciendo a Zacarías que suanciana esposa le daría unhijo; el mismo ángelanunciando a una virgen de

Nazaret que iba a concebirmilagrosamente... Uno seimagina a Teófilo repitiendouna y otra vez akribos paraconvencerse (sobre todo sihabía conocido a Lucastodavía pagano, cuandoestudiaba medicina enAntioquíaoenTarso).

Losángeleseranunaespeciede motivo ornamental, casiuna fantasía literaria. Ahorabien, ¿era serio hablar de un

ángel inmediatamentedespués de una declaracióndecuidadosainvestigación?...Si se hubiese tratado deSócratesysudaimon–Platóndecía que cada hombre teníauno–,Teófilohabríasabidoaqué atenerse, pues eldaimoneramásunainfluenciaqueunser real, que una persona.Pero un ángel no era unamera influencia. Pertenecíamás bien a esa categoría demensajeros sobrehumanos

enviados por los dioses a loshombres en forma humana,tan familiares a la mitologíagriega. Algo en lo que, porsupuesto,Teófilonocreía.

Gabriel, por eso, tenía queinquietarle, como todavíainquieta a bastante gente.Noles preocupa, desde luego, alos que no creen en losángeles:losrechazanybasta.Peromuchoscuyareligiónlesdice que los ángeles existen

realmente se sientenincómodos con ellos, lesgustaría mantenerlos adistancia, prescindir deGabriel en todo este asunto.¿Qué necesidad hay de unángel?... Dios podía haberexplicado todo a María sinnecesidad de ningún ángel,dicen...

Si Teófilo hubiese sido uncristiano veterano, si hubieseleído las epístolas de Pablo

(elmaestrodeLucas),habríaestado mejor preparado paraentenderlodelángel,pueslaEncarnaciónnoafectaba sóloa los hombres, sino a lacreación entera. Susignificado era cósmico.Ningún elemento de laCreaciónquedóalmargen,niel universo material por unlado, ni los demonios y elmismo Satanás, por otro; ni,por supuesto, los ángelesfielesquesirvenanteeltrono

deDios.

Un segundo problema paraTeófilo debió ser el extrañogriego empleado por Lucasen los capítulos iniciales.Tanto más en cuanto que supropioidiomaeraelgriegoyelrestodesuEvangelioponedemanifiesto que lo escribíabastante bien.Entonces, ¿porqué esos dos primeroscapítulos estaban escritos enun griego tan poco griego?

Ésasería laprimerapreguntaqueledirigióTeófilo.

La contestación de Lucasdebió serque, en realidad, élno era el «autor» de esosprimeros capítulos, aparte dealgunos retoques. Se habíalimitado a reproducir lo quelehabíancontado,unasvecesengriegoyotrasenarameo.

¿Quiénselohabíacontado?...Enúltimainstancia,laVirgen

María,ytambién,quizás,SanJuan, con cuyo Evangelio elde San Lucas tiene tantasconcomitancias; uninvestigador tan cuidadosocomo él no dejaría depreguntar al Apóstol a quienel mismo Jesús habíaconfiado a su Madre. Sinduda tuvo muchasoportunidades de hacerlodurantelosdosañosquepasóen Cesarea –a unos 40kilómetros de Jerusalem–

mientrasPablopermanecióenprisión.

Redactado por Lucas o porotras personas, el griego desus primeros capítulos siguelas huellas y las citas de laversióngriegadelosSetenta,traducción del AntiguoTestamentoque los judíosdeEgiptohabíanhechounsigloantes.

Nopodía serdeotramanera.

El Antiguo y el NuevoTestamentoreflejan laacciónininterrumpida, constante, deDiosenelmundo;elAntiguoanunciólallegadadelNuevo,de tal forma que la unidadentre ambos es evidente: enesos primeros capítulos delEvangelio de San Lucas lasesperanzas aparecencumplidas, las figurasrealizadas. Frases perfectasacuñadas para lasprefiguraciones muestran

toda su perfección al seraplicadasalarealidad.

Las revelaciones de Cristoaportarán al lenguaje nuevasriquezas, un nuevovocabulario,peroaquélsigueteniendo vigencia. María deNazaret, como Isabel,Zacarías, Simeón yAna sóloconocían un Libro. Lasrevelaciones que Dios leshizo pertenecían al AntiguoTestamento con tanta verdad

como al Nuevo, que todavíanosehabíaescrito.

3.Maríaconcibe

ElmensajeaZacarías

Aqueldía,aZacaríaslehabíatocadoelturnoparaofrecerelincienso en el Templo. Solo,entróenelsantuarioyallívioa un ángel que permanecía«depiea laderechadelaltar

delincienso».

«No temas», fueron lasprimeras palabras del ángel.Luego le dijo que su mujer,Isabel, le daría un hijo quedebería llamarse Juan: «Serágrande en la presencia delSeñor; no beberá vino nilicores y desde el senode sumadre será lleno del EspírituSanto; y a muchos de loshijos de Israel convertirá alSeñor su Dios, y caminará

delante del Señor en elespíritu y poder de Elías...»(Lucas1,13-17).

Para un judío instruido, elmensajeresultabaabrumador.Sansón y Samuel también sehabían visto obligados aabstenersedevinoylicores,yJeremías había sidoreclamado por Dios antes deser formado en el vientre desu madre. Así pues, el hijoque Zacarías iba a tener

estabaclaramenterelacionadocon Sansón, Samuel yJeremías, aunque el ángel nohubiera aludido a ellos. Sinembargo, el mayor de todoslos profetas, Elías –«unhombre vestido de pieles ycon un ceñidor de cuero a lacintura» (2 Reyes 1, 8) quehabíahabitadoeneldesierto,predicado penitencia eimprecado a losgobernantes–, sí que habíasido citado por su nombre...

Con todo, parece que estascosas no asombraron aZacarías tanto como lapromesadetenerunhijoatanavanzadaedad,yaqueestabacasado con una mujer quehacía largo tiempo que habíapasado la menopausia. Sinduda pensó que ya tendríatiempo de considerar lagrandeza del hijo cuandoquedara clara la posibilidadde tenerlo. Por eso pidió unsigno y Gabriel se lo dio: le

dejó mudo hasta elnacimiento de la criatura,pero también le informósobre quién era él mismo:«Yo soy Gabriel, quepermanezcoanteDios».

ElmensajeaMaría

Seis meses después de lavisitaaZacaríasenelTemplo

de Jerusalem, Gabriel fueenviado porDios aMaría enlaaldeadeNazaret.Amenosqueel lectorconozcapalabrapor palabra el relato de SanLucas, conviene que relea elcapítulo 1°, versículos 26 a38, antes de seguir leyendo.Son pocos versículos, perocontienen la más largaconversación de NuestraSeñora recogida en laEscritura. La exposición quehace Lucas es tan perfecta

que a primera vista pareceque no hay nada que añadir.Sin embargo, sin comentarlase nos escaparían muchascosas que nos atañendirectamente.

¿Se apareció el ángel deforma visible?Lucas no dicenada en esta ocasión, aunquesídicequeZacaríaslovio.EnellibrodeDanielleemosquese le apareció dos veces enforma humana, y una tercera

también como un hombre,pero resplandeciente degloria: «Su cuerpo era clarocomo el topacio; su rostrobrillaba como el relámpago;susojoserancomobrasasdefuego; sus brazos y sus piesparecíandebroncebruñidoyelsonidodesuvozeracomoun rumor de muchedumbre»(Daniel 10, 5-6). PeroMaríano necesitaba esasmanifestaciones externas deesplendor,porqueelsuyoera

mayor.

Evidentemente, el relato quenos ha llegado procede deNuestra Señora misma, quefue la que vio al ángel yconversóconél.Lasprimeraspalabras de Gabriel fueron:«Salve, llena de gracia, elSeñorescontigo...».Maríanorespondió nada y el ángelinterpretómalsusilencio.Poreso, recordando tal vez lareacción de Zacarías, le dijo

quenotemiera...Yesquenola conocía bien, pues elcontacto con Zacarías no erauna buena preparación paracomprender a María deNazaret. Su silencio nosignificaba miedo, sinoperplejidad: «Ella se turbó aloír estas palabras, y sepreguntaba qué podríasignificaraquellasalutación».

La palabra inicial, «Salve»,era suficiente para

tranquilizarla (el vocablogriego usado por San Lucassignificaba alegría y elcorrespondiente saludo enhebreo, paz). Las siguientespalabras, «llena de gracia»,eranyaalgodistinto.Nohayconstancia de que hubieransido dirigidas nunca a nadie,ni siquiera estamos segurosde su significado exacto. Laforma del verbo –en griegoson una sola palabra– llevaimplícito el sentido de

abundancia; pero,¿abundancia de qué?... De«charis», nos dice el griego,palabraque,desdeSanPablo,significa gracia santificante.Ese mismo sentido debiódarle el ángel, pero tambiénpodía significar «privilegio»,es decir, que había sidoescogida por Dios para algomuy grande. Significara unacosa u otra, María tenía lasdosenabundancia,pero,dadasuhumildad,eslógicoqueel

saludolasorprendiera.

La frase siguiente, «el Señores contigo», era un cumplidoinconmensurable. Nosotrosnos decimos Adiós, quequieredecirqueelSeñornosacompañe. Pero lo que dijoGabrielnoeraeso;noestabaexpresando el deseo de queDios la acompañara, sinoestableciendo un hecho: queestaba con ella. ¿A quién sele había hecho nunca una

declaración semejante?... SuHijo, más tarde, prometeríatambién que estaría con suIglesia hasta el fin de lostiempos, pero como Gabrielsabía,y sabemosnosotros, lafrase tenía para María unsignificado que nunca habíatenido,nitendrá,paraningúnotroserhumano.

Más adelante (Lucas 1, 42)encontraremos a Isabeldiciéndole: «Bendita tú eres

entre todas las mujeres»,aunque algunos exégetasatribuyen estas palabras alángel y piensan que uncopista las insertó allí porerror.Fueraquienfuesequienlas pronunció, María, aloírlas, quedaría perpleja, noporque fuesen tan extrañascomo las otras, sino porqueno lo eran: ¡Las había oídoantes!... El AntiguoTestamento las aplica a otrasmujeres: Una de ellas era

Jahel, que salvóal pueblodeDios aplastando con unaestaca de una tienda decampaña la cabeza del jefeenemigo, Sisara (Jueces 4).La otra, Judith, que salvó alpueblo judío degollando aHolofernes (Judith 13). Unadoncella como la Virgen nodejaría de sorprenderse, porespléndido que fuera esesaludo, al verse comparadacon aquellas heroínas de suraza. No sabía, como sabía

Gabriel y sabemos nosotros,que estaba destinada a tenerun Hijo que aplastaría unacabeza más poderosa y másmaligna que las de Sisara yHolofernes.

Ninguna de las intrigantescosasqueGabrielhabíadichohasta entonces a María deNazaret eranunapreparaciónde lo que dijo luego:«Concebirás en tu seno ydarás a luz un hijo, a quien

pondráspornombreJesús.Élserá grande y llamado Hijodel Altísimo, y le dará elSeñorDioseltronodeDavid,supadre,yreinaráenlacasade Jacob por los siglos, y sureinonotendráfin».

Hasta un someroconocimiento del AntiguoTestamento le habría bastadoa María para comprenderclaramentequeelhijoqueibaa concebir, que debería

llamarse Jesús (que significa«Dios salva»), sería elMesías.Reconoceríasindudalas palabras que el profetaNatán había dicho a David:«Tu trono permaneceráeternamente»(2Reyes7,16);y las de Isaías (2, 7): «SesentaráeneltronodeDavidyde su reino para afirmarlo yconsolidarlo en el derecho yla justicia desde ahora parasiemprejamás».Encualquiercaso, lo que cualquier judío

sabía era que elMesías seríahijo de David. Ahora bien,¿captaríaelsentidodelafrase«Hijo del Altísimo»?... Sólosi ladoctrinade laSantísimaTrinidad le hubiese sidoespecialmente revelada, puesen el Antiguo Testamentoapenassehallabaesbozada.

Muchos cristianos hansostenido siempre que Dios,por mediación del ángel,pidió a María su

consentimiento para realizarsus planes y que ella lo dio,en efecto. El mensaje deGabriel era sólo unainvitaciónysu«hágaseenmísegún tu palabra» unaaceptación. Pero las palabrasde Gabriel antes citadas nocontienen una invitación,pues dijo «concebirás», loque suena como una simpledeclaración de algo que va aocurrir. El hecho de queMaría expresara libremente

su aceptación sugiere, sinembargo, que hubo unainvitación y lo más probableesqueGabriel dijera algo enestesentido,queLucasnoharecogidoensurelato.

Quizás haya también otraomisión. El ángel le dijo«concebirás». Sí, pero,¿cuándo? El futuroimperfecto se emplea lomismo para referirse a algoquepuedeocurrirenseguidao

dentro de varios siglos. Queel sentido de lo que dijo fueque iba a concebir enseguidasededucedeloquerespondióMaría: «¿Cómo podrá seresto, pues yo no conozcovarón?». Este uso concretodel verbo conocer aparecemuy pronto en la Biblia:«Adán conoció a Eva, sumujer; y concibió y parió aCaín». María pregunta cómopodráconcebirsiendovirgen.Gabrielcontesta:«ElEspíritu

Santo vendrá sobre ti, y lavirtuddelAltísimo tecubrirácon su sombra, y por esto elhijo engendrado será santo,será llamado Hijo de Dios».La pregunta de María esrespondida a plenasatisfacción. El hijo no va aser concebido como lo fueella, como fruto de unmatrimonio normal. Lo queencualquierconcepcióncorreacargodelamadre,correráasucargo,peroloqueaportael

padre será producido en estecasoporunmilagrodelpodercreador de Dios. Laconcepciónibaaservirginal,una idea para la que elAntiguo Testamento (con suausencia de vírgenes) no lahabía preparado, como lamitología pagana (con suausencia de nacimientosvirginales) tampoco habíapreparadoaTeófilo.

La Virgen, entonces, dijo:

«He aquí la sirvienta delSeñor;hágaseenmísegúntupalabra». Fórmula deconsagración que trajo a laSegunda Persona de laSantísimaTrinidadasuseno,haciéndole partícipe denuestraraza.

¿Por qué no expresó suaceptación de la voluntaddivinahastaestemomento?...No porque necesitase que elángel la persuadiera. Los

deseos de Dios le bastaban(dehecho,utilizóunapalabramás fuerte que «sirvienta»[6];dijo:«Heaquí laesclavadel Señor»). Si no expresóantes su consentimiento fue,sin duda, porque, si Dios leenviaba un mensajero, debíaentender, antes de responder,loquequeríadecirle.

ElVerbosehizocarne

Laconcepciónanunciadaporel ángel Gabriel concerníaprincipalmente a dospersonas: laMadreyelHijo.También a nosotros nosconcierne con una intensidadmayorquecualquierotraquepueda suceder o hayasucedido,peronotantocomoaellos.Lucas,alcomienzodesu Evangelio, se fijaespecialmente en la Madre.San Juan, al iniciar el suyo,noshablasobretododelHijo:

la Madre se vislumbra alfondo, pero no se lamenciona.

LoqueSanJuannosdicedelHijo hacen deslumbrantes,casi cegadoras, las palabrasde Gabriel citadas por SanLucas. Si no nos deslumbranes que no las hemoscomprendido.

Gabriel había dicho: «ElSanto que nacerá de ti será

llamadoHijodeDios».Enlaforma hebrea de expresarseesto significa que seríarealmente Hijo de Dios.Además, Dios no habríaenviado un mensajero paraanunciar a alguien que no lofuera.

¿Qué quiere decir la fraseHijo de Dios? Nosotros,instruidos por la Iglesiafundada por Jesucristo,damosporsupuestoqueHijo

de Dios significa Dios-Hijo.Ahora bien, aunque elAntiguoTestamento contienedestelloseinsinuacionesdelaSantísimaTrinidad,dehechono expone tal doctrina. Porotra parte, la frase «hijos deDios», empleada por elprofetaOseasporejemplo,seusa para designar a los queestán en gracia. Pero esevidente que Gabriel queríaexpresar algo mucho másprofundo, pues elEspíritu de

Dios iba a descender sobreMaríayelPoderdelAltísimocubrirla con su sombra.Palabras tan deslumbrantes –los judíos nunca habíanescuchado otras tan potentesparaexpresarunapresenciayoperación especial de Dios–nopodíansignificarquefueraa dar a luz un judío piadosomás; habría sido algocompletamentedesproporcionado. Ese niñoteníaqueserHijodeDiosen

un sentido y con unaintensidad como jamás sehabía conocido. Ahora bien,¿en qué consistía talfiliación?

SanJuannoslodice.Resumela concepción de Jesucristoen una frase estremecedora:«El Verbo se hizo carne yhabitó entre nosotros».Luego, en otra dedeslumbrante claridad nosdice Quién es el Verbo: «y

hemos visto su gloria, gloriadel unigénito del Padre».Otros muchos fueronllamados hijos de Dios en elAntiguo Testamento. Unpoco antes, el mismo SanJuan se refiere a los que seconvierten en hijos de Diospor la gracia. Pero el Verbonoeraunodeellos;Éleraelunigénito; no se convirtió enHijodeDios, lo eradesdeelprincipio, en la ausencia detiempo de la eternidad. Dos

vecesenelprimercapítulodesu Evangelio San Juan lellama el unigénito; por supoder,elrestodeloshombrespueden llegar a ser hijos deDios.

San Juan empieza llamandoal unigénito el Verbo, no elHijo: «En el principio era elVerbo,yelVerboestabaconDios, y el Verbo era Dios».Nunca en la historia de lapalabra humana se ha

expresado una realidad tanrica con más brevedad. Laeternidad entera no serábastante para desentrañar sucontenido. Dios pronunciaunaPalabra,nocomolasqueseexpelenimpulsandoelairede los pulmones ymodelándolas con lagarganta, la lengua, losdientes, el paladar y loslabios, ya que Dios esespíritu. No es una palabrasalida de la boca, sino una

palabraqueestáen lamente,una idea. San Juan nosexplica la realidad de estaidea en dos etapas: LaPalabra,elVerbo,siemprehaestadoconDios; elVerboesDios.

Dios,alconocerseasímismocon infinito poder deconocimiento, genera en lamentedivinauna ideaexactadeÉlmismo.Todos tenemosuna ideadenosotrosmismos

en la mente, a veces tanequivocada que nuestrosamigosse reiríandenosotrosmismossilaconocieran.Perola idea que Dios tiene de símismo es plenamenteadecuada, totalmente exacta.No hay nada en Él que noesté en la idea queconstantemente genera de símismo en la eternidad; y asícomo nuestras ideas no sonmásquealgo,lasuya,únicaytotal,esAlguien:Dios, como

Él es Dios. Y este segundoAlguien en la Divinidad esigualmente eterno, ya quenunca hubo un momento enque Dios no se viese a símismo en su Hijo, pues nohay momentos en laeternidad. Por lo tanto, el«Hijo de Dios» que Maríaconcibió en su seno, el Hijoque recibióensuvientreunanaturalezahumana,poseíayala naturaleza divina desdetodalaeternidad.

MaríavisitaalamujerdeZacarías

Hemos examinado laconcepcióndeNuestroSeñortalycomonoslarelatanSanLucas y San Juan. Vamosahora,antesdeproseguirconla vida de Cristo, a resumirbrevemente lo que hemosaprendidosobreÉl.

En el vientre de María deNazaret, a lo largo de nuevemeses de gestación, se haformado alguien que esplenamente humano, pero nosolamente humano. LapersonaquevaanacercomotodoslosniñoseslaSegundaPersona de la SantísimaTrinidad,Dios-Hijo.Maríaessu madre. Poseedoreternamente de la naturalezadivina, recibe de ella unanaturalezahumana,porloque

esa divina Persona tiene apartir de ahora dosnaturalezas. María hacontribuido a formar suhumanidadexactamenteigualquetodaslasmadresaformarla de cada uno de nosotros.Noestansólolamadredesunaturaleza humana, sino sumadre, la madre de Él, lomismoquemimadrenoloessólodeminaturaleza,sinodemí. Es la madre de Dios-Hijo... Esto es lo que

aprendemosenSanJuanyloque,conlenguajemásvelado,le dice el ángel a María,segúnnoscuentaSanLucas.

San Juan y San Lucas noshacen dos relatos desdediferentes puntos de vista,pero los dos nos conducen aSanJuanBautista.ElprimerocasipareceinterrumpirloqueestádiciendodelVerbo,paracontamos que «hubo unhombreenviadodeDioscuyo

nombreeraJuan»...«élnoerala luz, pero vino para dartestimonio de la luz». Ycuando los versículos queconstituyen el prólogo de suEvangelio concluyen, SanJuan nos relatainmediatamente lapredicación de Juan elBautista.

TambiénGabriel, después dedar a conocer su mensaje aMaría, le dice: «Tu prima

Isabel ha concebido un hijoen su ancianidad... porqueparaDiosnadaesimposible».Gabrieldiceesto refiriéndoseaunamujerancianayestéril;treinta años más tarde, Jesúsdiríalomismoparareferirsealaposibilidaddequelosricosentren en el reino de loscielos.

Es evidente que Juan elBautistaibaadesempeñarunpapel esencial en la vida de

Cristo, ya que tanto Gabrielcomo Juan, antes de hablardel Redentor, hablan delPrecursor. Hay que pensarque Gabriel así se loexplicaría a María, pues tanpronto como el ángel se fue,la Virgen «partió presurosahacia las montañas de JudeaparavisitaraIsabel».

Dos preguntas surgen alconsiderar esta decisión dehacer un viaje que las

caravanas tardaban cuatrodías en recorrer. La primera,respecto a la edad. ¿Cuántosaños tenía la Virgen?...Sabemos que en una épocamás tardía laedadnormaldelos esponsales era de unostrece años para la mujer yentredieciochoyveinticuatropara los varones. Aunque nosabemos si en aquella épocaera lo mismo, lo másprobable es que tuviera treceo catorce, lo cual no debe

sorprendernos, ya que en lospueblos mediterráneos lasjóvenessecasabanaunaedadmuy temprana (Julieta, en latragedia de Shakespeare,tiene catorce años). Puesbien, resulta unpoco extrañoqueunadoncelladeesaedadse pusiese en camino solapara emprender tan largoviaje...

Loquenosllevaalasegundapregunta:¿Vivíansuspadres?

Comono se lesmenciona enelrelatodelaAnunciación,nienlavisitadeNuestraSeñoraa Santa Isabel, ni en ningúnotromomento,ylospadres–sobretodoelpadre–contabanmucho entre los judíos, lomás probable es que yahubieranmuertocuandoestasgrandescosaslesucedieronasuhija.

TendemosaverlaVisitacióncomo el encuentro de dos

madres, cuando, en realidad,muchomásimportante:fueelencuentroentre losdoshijos,encuentro que, sin duda,motivó la prisa de laVirgen.Cuando Isabel oyó el saludodesuprima,«elniñosaltódealegría en su vientre». Porsupuesto, no hay forma desaber lo que ese primerencuentro en el seno de susmadres significó para cadaunodeellos,elRedentoryelPrecursor, pero es

impresionanterecordarquelapalabra griega que empleaLucas –brincar de júbilo– eslamismaque se utiliza en elSegundoLibrodeSamuel(6,14-16)paradescribireljúbilodel rey David cuando bailódelante del Arca de laAlianza, mandada construirpor Moisés para guardar lastablas de la Ley, palabraescrita por Dios. NuestraSeñora era el Arca de laAlianzadelSeñorconmayor

verdad que la que mandóhacer Moisés; ésta, también,seviocubiertapor lasombradel Altísimo, pues Maríaportaba en su seno no lapalabra escrita de Dios, sinoalmismoVerbodivino.

Las primeras palabras deIsabel fueron: «Bendita túeresentretodaslasmujeresybendito es el fruto de tuvientre»; pero dijo tambiénotras dos frases sobre las

cuales nos convienereflexionar. La primera es:«¿De dónde a mí que lamadre de mi Señor venga avisitarme?». Aquí la palabraSeñor significa por lomenosMesías. Ahora bien, en laversión de los Setenta –latraduccióngriegadelAntiguoTestamento– se emplea paradesignar a Dios, y aunqueIsabel probablemente nohabía leído esa versióngriega, tenía un motivo muy

especial para usar la palabra«Señor»enelmismosentido,puesGabriel lehabíadichoaZacarías que su hijo«convertiría a muchos alSeñor su Dios». Sin dudaestaba pensando en Zacaríascuando pronunció la segundade sus frases que merecenreflexión: «Dichosa tú quehas creído». Y es queZacarías todavía seguíapadeciendo la mudez que lehabíasobrevenidoacausade

suincredulidad.

Cuando María habló no fuepara responder a Isabel. ElMagníficat es un grito: ungritodirigidoaDiosyatodoslos hombres. Está ligado apasajes del AntiguoTestamento, especialmente ala oración que Ana rezócuando nació Samuel (1Samuel 2, 1-10). Si esaoración no nos es familiar,nos conviene leerla y luego

releer el Magníficat. Si lassimilitudes son obvias, lasdiferencias todavía lo sonmás, pues hay una frase deAnaque resulta inimaginableen labios de Nuestra Señora(«Ahora puedo burlarme demis enemigos...»), así comohay otras muchas en elMagníficatquesólopudieronsalir de su boca. La másdesconcertante de todas esésta: «Me llamarán benditatodas las generaciones».

Dicha por una joven comoElla,procedentedeunaaldeaperdidadeGalilea,desposadacon un carpintero, resultaabsurdaaprimeravista;quizámás que la que luego haríaotro carpintero, su Hijo,cuandoaseguróqueedificaríasuIglesiasobreunpescadoryquelaspuertasdelinfiernonoprevalecerían contra ella. Sí,realmente ambas cosaspareceríanabsurdas...sinosehubiesencumplido.

Pero incluso para aquéllos aquienes les consta que todaslas generaciones la hanllamado –y la seguiránllamando– bendita, hay algosorprendente cuandorelaciona esa afirmación consuhumildad–o,mejordicho,su «bajeza»–. Aquí tambiénsuenaunecodealgoquedijosu Hijo: «Aprended de mí,porque soymansoyhumildedecorazón».

Ciertamente, no hayautoglorificaciónalgunaenelMagníficat. Al referirse a suhumildad,vemosquesesiguellamando a sí misma«esclava»delSeñor,comoledijoaGabriel.Lapalabranosimpresiona, como nosimpresiona todavía más oírledecir –a Ella, la llena degraciadesdesuconcepciónysiempresinpecado–queDiosessuSalvador...

Hay,sinembargo,enellounaprofunda realidad teológica:Dios era en efecto suSalvadortantoporquegraciasa su poder había sidoconcebida sin pecado y llenade gracia, como porque,aunqueinmaculadacomoera,seguía perteneciendo a unaraza pecadora, una raza quetuvo cerradas las puertas delCielohastaqueelSalvadorlareconcilióconDios.

No es seguro que MaríapermanecieraconIsabelhastaque nació Juan, aunque asídebió ocurrir, porque habríasidoinconcebiblequehubieseprivado al Precursor, en sunacimiento,delagloriadelapresenciadesuHijo.DeestenacimientoydelaoracióndeZacarías hablaremos cuandoJuan haga acto de presenciade nuevo, treinta años mástarde.

MensajeaJosé

Hubo una tercera personaespecialmente relacionadacon el nacimiento de Cristo:San José. Es el EvangelistaMateo (1, 18-25) quien másnos habla de él, aunque elrelato del descubrimiento deque su prometida estabaembarazada y su reacción no

ocupenmásqueunascuantaslíneas apretadas. Vamos aprocurar desentrañarlasdespacio, porque jamáscomprenderíamoslagrandezade José si las leyéramosdeprisaycorriendo.

María estaba desposada conJosé, pero aún no vivíanjuntos.Los esponsales, comohemos dicho, no eran entrelos judíos una simplepromesa dematrimonio, sino

una auténtica boda. Laceremonia –según secelebraba en tiempos másremotos y probablementetambién en los de María yJosé– era muy sencilla. Suselementos principales seencuentrantodavíaennuestroceremonial matrimonial: enpresencia de dos testigoscompetentes, el varónentregaba a la mujer unasmonedas –no importaba suvalor– o un regalo como

prenda, al tiempo que decía:«Quedas consagrada a mí».Marido y mujer noempezaban a vivir juntosinmediatamente, aunque yaeran marido y mujer. En elprimer capítulo de suEvangelio, vemos a MateollamandoaMaría«esposa»yaJosé«marido».

Y, de pronto, resulta queMaría va a tener un hijo sinque José haya cohabitado

todavía con ella... ¿Cómo seenteró de que su esposaestabaembarazada?

Recordemos las palabras queMaría dirigió a Gabriel, o,mejor dicho, a Dios a travésdeél:«Hágaseenmísegúntupalabra». El milagro, sinduda, se operó en aquelmomento y Nuestra Señora,inmediatamente, partió haciaJudea para visitar a su primaIsabel. Tresmesesmás tarde

ya estaba de nuevo enNazaret, y poco tiempodespués empezaría a hacerseevidente que iba a tener unhijo. Lasmujeres deNazaretsedaríancuentayselodiríana sus maridos. ¿Se lo hizonotar uno de ellos a José?...Quienquiera se lo dijese,podemos estar seguros queJosé no hizo ningúncomentario, porque era unhombre silencioso. Además,¿quépodríadecir?

¿PorquénoselodijoMaría?No lo sabemos; ni siquierasabemosdóndevivía José enel momento de laAnunciación. Podía vivir, talvez,enotraciudaddeGalileae incluso de Judea, puescuando más tarde regresó deEgipto pensó establecerseallí.PudieraserqueMaríanolehubiesevueltoaverdesdelos esponsales... Pero, encualquier caso, ¿cómoexplicarle lo inexplicable?...

Sin duda pensaba que eraalgo reservado al mismoDios; que sólo Él estabaautorizadoparadecirleloqueen ella se había hechorealidad.

«José, su esposo, siendojusto, no quiso denunciarla yresolvió repudiarla ensecreto»...

Nazaret era una localidadmuy pequeña, y todo el

mundo se enteraría de queMaríaestabaembarazada.Sinembargo, el silencio de José,que no quería exponerla a lavergüenza pública, haríapensar a todos que era algonormal, nada pecaminoso,convencidos de que el padredelacriaturaerasumarido.

Evidentemente, no podemossaberloquepensóJosé,perolo que emerge del relato deSanMateo con toda claridad

es su deseo de proteger aMaría. No hay el menorfundamento para creer quepensóquehabíapecadoyporeso calló. ¿Cómo lo iba apensar...? Un santo de sugrandeza no podía dejar dereconocer la santidad únicadesuesposa.

Hay otro hecho al que Josédebió dar muchas vueltas ensu cabeza: el nacimiento delhijo de Isabel, concebidopor

ella en su ancianidad. A suregreso,María se lo contaríaa sus familiares y amigos deNazaret,quienes,encualquiercaso, lo habrían llegado asaber,pueselhechodebióserampliamente comentado porlos sacerdotes que, comoZacarías, servían en elTemplodeJerusalem.

Su inquebrantableconvicciónde la pureza de María y larealidadinnegabledequeiba

a tener un hijo, le haríanpensar, tal vez, que tambiénenestecasohabíahabidounaintervención milagrosa deDios. El misterio de suconcepción era impenetrablepara él, pero, al menos,parecía querer decir que elSeñor la había escogido paraalgúndesigniosuyoenelqueél, por supuesto, no estabaincluido. Ahora bien, si asíera, su deber consistía endejarla sola para que pudiera

realizarlosintrabas...

Cuando estaba ponderandotodas estas cosas, se quedódormido, y «un ángel delSeñor se le apareció ensueños».¿Quiéneraelángel?SeguramenteGabriel, ya quetodo lo relacionado con elnacimiento del Redentorparecehaber sido suespecialencargo.

Merecelapenaconsiderarlas

palabrasdelángel:«José,hijodeDavid,notemasrecibirentu casa a María, tu esposa,pues lo concebido en ella esobra del Espíritu Santo».¡Luego José había tenidomiedo!...Ahoraelángelledaa conocer algo mucho másgrandioso que lo sucedido aIsabel y, al mismo tiempo,estremecedor para él:TambiénhaquedadoincluidoenlosplanesdeDios:Quiereque reciba en su casa a su

esposavirginal...

El ángel prosigue: «Dará aluz un hijo, a quien pondráspor nombre Jesús, porquesalvará a su pueblo de suspecados».

Las primeras palabras ya lehabían sido dichas a María,pero es especialmentesignificativo que se lo digantambién a José, a quien elángel ha saludado con el

título de «hijo de David».Porque el hecho de que Joséleimpusieraelnombrequeríadecir que le aceptaba comosuyo.

SolemosllamaraJosé«padrenutricio» de Jesús, pero esoesminusvalorarelderechodefamiliade los judíos,yaque,para ellos, el hombre queadoptaba a un niño era supadre a todos los efectos. Laaceptación del padre era

decisiva y el hijo aceptadolegalmente no sólo adquiríaun padre, sino todos susantepasados. Para un judío,Jesús era hijo de Davidporque había sido aceptadocomohijoporJosé,elhijodeDavid (Conviene recordarque el nombre de NuestroSeñoreraJesús.ElnombredeJesucristo sólo empezó a serusado después de su muerte.Mientras vivió, se le conociócomo «el Cristo», «el

Mesías», palabras ambas quequierendecir«elUngido»).

Mateo comenta acontinuación que todo estosucedió para que secumpliese la profecía hechapor Isaías setecientos añosantes: «He aquí que unavirgen concebirá y parirá unhijo, y se le pondrá pornombre Emmanuel» (Isaías7,14).Lapalabravirgensóloseencuentraen laversiónde

losSetenta; lapalabrahebreaoriginal significa más bien«una joven mujer soltera»,unadoncella.

Ningún comentarista judíohabía interpretado hastaentonces estas palabras deIsaíasenel sentidodequeelMesías tendría que nacer deuna mujer virgen. Es Mateoelprimeroque, inspiradoporelEspírituSanto,noslohacever. Y nosotros nos damos

cuenta –cosa que los judíosno comprendieron– lomaravillosamenteexactasqueson las palabras «se llamaráEmmanuel», nombre quesignifica Dios con nosotros,el cual, de hecho, no se dionunca a ningún judío, nisiquiera al hijo de María,aunque señalaban conprecisión lo que Cristo era.Basta compararlas con laspalabrasqueGabrieldirigióaMaría en la Anunciación:

«SerállamadoHijodeDios».

«Y José, al despertar de susueño,hizocomoelángeldelSeñor le había mandado,recibiendo en casa a suesposa». En la formalapidaria de losEvangelistas,Mateo nos dice lo esencial,silenciando muchas otrascosas que nos gustaría saber,pero que –lo hemos deadmitir– no es indispensableque sepamos. Como hemos

dicho,resumeenpocomásdecincuentapalabraslasorpresade José al saber que Maríaesta encinta y su reacciónante el hecho. Ahora, conmenos de la mitad, nos diceque lavisitadel ángel a Josécompletó el matrimonio conla reuniónde los esposos.Y,conmayorconcisiónaún,noscuentaelnacimientodelNiñoylaimposicióndesunombre.

Hehabladodecosasquenos

gustaríasaber.Unadeellaseslo que José diría a su esposadespuésdequeelángelse leaparecieraensueños,yloquerespondería Nuestra Señora.Por fin podía romper susilencio y contarle lo queGabriel le había dicho; yJosé, por su parte, conoceríaquién era el Niño que iba aserlegalmentesuyo...

¿Se lo dirían a alguien?... Essumamente improbable, pues

se trataba de un secretodivino que sólo a ellos dospertenecía.

BodaenNazaret

Tambiénnoshubieragustadoque Mateo –o Lucas, quesuele ser más explícito– noshubiesen contado algo sobrelas ceremonias nupciales de

JoséyMaría.Pero,afaltadeello, tenemos quecontentarnos con lo quesabemos sobre la manera decelebrarseentrelosjudíos.

Recordemos que, con losdesposorios, la pareja seconvertía enmaridoymujer.Era una ceremonia muysencilla, que sólo precisabade dos testigos. Lacelebración de la entrada delaesposaencasadelesposo–

queesoeranlasnupcias–eraotra cosa, pues suponía unafiesta en la que participabanparientesyamigos.

Elgrandíaempezabaconunaprocesión en la que lasamigasdelaesposa,llevandoluces y tocando diversosinstrumentos, conducían aésta a casa del esposo. Jesússe refiereaestaprocesiónensu parábola de las vírgenesnecias, que se quedaron sin

aceiteenlaslámparas(Mateo25).Ahorabien,¿dequécasapartió exactamente María?...San Lucas dice que, cuandoregresódeJudea,sefue«asupropia casa». Quizá viviesecon alguien, pero ni SanLucasniSanMateonosdicenconquién.Éstetampocodicesi el ángel visitó a José enNazaret, ni si la boda secelebróallí:laprimeraciudadque cita por su nombre esBelén,dondenacióCristo;no

menciona a Nazaret hasta elregresodeEgipto.

En casa del esposo, se dabauna fiesta, más o menosrumbosa según su situacióneconómica. Si era rico, solíadurar varios días. En laparábola del invitado que nollevaba vestido de boda(Mateo 22), nuestro Señorhabla de una fiestaespléndida, pues se mataronmuchos «bueyes y terneros».

Peroesafiestaladabaunrey,y la de José, el carpintero,sería sin duda mucho másmodesta, más próxima,probablemente a la quetendríalugartreintaañosmástarde en Caná de Galilea(Juan 2). Seguro que en éstano abundaron los bueyes yterneros, pues los galileoshumildes apenas comíancarne. Él vino, sí, corrió encantidad, pero es muyprobable que el grupo de

pescadores que acompañó aJesús en aquella boda nollevarían vestidurasdemasiadopomposas...

¿SepareciólabodadeMaríay José a la de Caná?... Esmuy posible. Lo que esseguroesquelasdostuvieronuna cosa en común: Cristoestuvo presente en ambas,aunque de distinta manera.Ninguna boda regia habíatenido hasta entonces una

gloriacomparable.

4.NacidoenBelén

ViajeaBelén

Después de la boda, apenasinstaladosencasade José,elEmperadorAugustointervinoen sus vidas de manerainesperada: mandó hacer uncensodetodoslossúbditosde

suImperio.

Teniendo en cuenta queCristo nació y creció bajo sugobierno, merece la penadedicarle unas palabras.Empezó llamándose Octavioy cuando su tío-abuelo, JulioCésar, le adoptó comoheredero, añadió a esenombre el de César. EnalianzaconMarcoAntonio–elamantedeCleopatra,comosaben los lectores de

Shakespeare– derrotó alasesinodeJulioCésar,Bruto.Treintaañosmástardevenciótambién a Antonio yCleopatra en la batalla deActium,traslacualambossesuicidaron: Antonio por laespada y Cleopatra por elveneno. Así, Augusto seconvirtió en dueño absolutodel mundo romano. LaRepública había llegado a sufin a todos los efectos trascinco siglos de existencia,

aunque Octavio conservó lamayoría de las antiguasformas.PeroelImperiohabíacomenzado. El Senadoconfirió aOctavio el nombrede Augusto, que significaMajestad, así como NuestroSeñor cambiaría un día el deSimónporeldePedro.

Cuando César AugustointervinoindirectamenteenlavidadeMaríayJosé,llevabaya un cuarto de siglo

gobernando el Imperioromano. A un nivelsimplemente humano, era unbuen gobernante, inclusoexcelente. Muchos hombres,especialmente en lasprovincias del Imperio,pensabanqueconélsehabíainiciado una nueva era. Nofue declarado dios hastadespués de su muerte, perosus súbditos le adorabancomo si lo fuera. Poco antesdel nacimiento de Nuestro

Señor, el Procónsul de AsiapropusounnuevoCalendariocuyo primer día sería el delnacimiento de Augusto. Laproclama que acompañaba ala propuesta contenía unafraseque,aplicadaaAugusto,resultaba ridícula, pero queera plenamente aplicable alNiño que pronto había denacer: «El nacimiento deldios es para el mundo elcomienzo de las buenasnuevas».

Fue Augusto precisamentequien, por una ironía deldestino, decidió dónde habíade nacer ese Niño: ordenóquesehicierauncenso.

En Palestina, eso significabaque cada varón debíainscribirse en la ciudad dedonde era oriunda su estirpe.Para José, esa ciudad eraBelén,asíqueaellasedirigióacompañadodesuesposa.Noestaba muy lejos: unos 150

kilómetros hasta Jerusalem(la distancia que separaNueva York de Filadelfia,Londres de Coventry oMadrid de Cuenca) y luegoocho kilómetros más hastaBelén,esdecir,cuatrodíasdecaminoapie.

La ruta principal que uníatodaslasgrandesciudadesdelnorteconJerusalempasabaamuy poca distancia deNazaret. La gente solía

recorrerla en gruposnumerosos formados porfuncionarios, mercaderes operegrinos, pues el caminofranqueaba montañas y lasmontañas quieren decirbandidos. Pero, a causa delcenso, estaría abarrotada degente,decamellosydeasnos.Incluso un carpintero tanhumildecomoJosétendríaunasno, que llevaría en esteviaje,nosóloparatransportarsu equipaje, sino también a

María, pues, aunque élmarcharía a pie, ella nohubiera resistido tan largascaminatas en su avanzadoestadodegestación.

¿Por qué decidió José llevarconélaMaríaenunviajetanpenoso, sabiendoque el niñonaceríalejosdesuhogarysintener la certeza –como todaslas mujeres de Nazaret ledirían a María– de no dar aluz en el camino?... Es

posiblequeel censoobligaratambién a que seempadronaran las mujeres,aunqueno losabemos.De loquepodemosestarsegurosesdeque,obligaraono,JosénoestabadispuestoenabsolutoadejaraMaríasolaenaquellosmomentos.

Beléneraunapequeñaciudadllena de gloriosos recuerdosdel pasado de su pueblo. ElGénesis dice que Raquel, la

esposa de Jacob, fueenterrada allí, y queRuth, laheroína de otra historia deamor del AntiguoTestamento, se fue a vivir aBelén. Pero la gloria mayorde la ciudad no eran Raquelni Ruth, sino el biznieto deésta, el reyDavid.Allí habíanacido y allí había sidoungido Rey. Gabriel habíadichoaMaríaqueconcebiríaydaríaaluzalHijodeDavid,no a un hijo, a un

descendientedeDavid,comolo era José y muchos otros,sino a aquél que ocuparía eltronodeDavid,alMesías.Sepodía, pues, esperar quenacería precisamente en laciudaddeDavid.

Pero no era sólo esto lo queprovocó su decisión deacompañaraJosé.Parasaberlarazónmásprofundadeesaresolución, debemosconsiderar ciertas cosas que

pasarían por la mente deMaría.

Lo que nos interesa no es loque pudo ser, sino lo quedebióser.Hayescritoresque,al hablar de Nuestra Señora,tienden a contarnos lo quepensaba, decía o hacía, peroen muchos casos lo que noscuentannoesmásqueloqueelloshubieranpensado,dichoo hecho en su lugar, de talforma que arrojan luz sobre

sus propios pensamientos,pero no sobre los de laVirgen. La experienciaenseñaquenopodemosestarseguros de lo que inclusonuestros más íntimos amigosharían en determinadassituaciones, porque nosdamos cuenta de queignoramosloqueocurreenlomásprofundodesualma.

Pues bien, nosotros noestamos equipados

mentalmente para leer en lasprofundidades del alma dealguien sin pecado, que haposeído la gracia santificantedesde el momento de suconcepción. El pecado, tantoel original como el actual,influyen en nuestra mente yafectan a nuestrospensamientos y deseos, peronoafectóalossuyos.Poreso,debemos sermuy cuidadososcuando decimos lo que pudohaber hecho. Ahora bien,

huboalgoquesídebióhacer:Sumente,enlaqueresonabaunayotra vez elmensaje deGabriel, debió estudiar lasEscrituras mucho más afondo que antes y, en ciertosentido,comonadieantes lashabíaestudiado.Otrasmadressepreguntan loque el futurodeparará a sus hijos. Ellacontaba con la palabrainspirada de Dios, que no lehabía dicho todo, pero síbastante.

Había pasado tres meses encasa de Isabel y Zacarías,quien, como sacerdote, teníaacceso directo a lasEscrituras. Además, nuncajamás tres personas –María,Isabel y él– habían tenidomás profundas razones paraestudiarlas. Con dos hijoscomolosdeMaríaeIsabelencamino, tenían razones desobra para no hablar de otracosa. A la luz de lo que leshabía sidodicho aMaría y a

Zacarías–ymástardeaJosé–esseguroqueNuestraSeñoraobservaría un hechoimportantísimo, que se leshabíaescapadoalosdoctoresde su pueblo: por tres vecessehablaen laEscriturade laparentela de Uno que ha devenir, y que en esa parentelahay siempre una mujer. AlcomienzodelGénesissediceque la semilla de una mujeraplastará la cabeza de laserpiente. Por su parte, el

profeta Isaías dice (7, 14):«Una virgen concebirá yalumbrará un hijo, que sellamaráEmmanuel».Ycasialmismo tiempo, el profetaMiqueas (5, 3), hablandoclaramentedelMesías,utilizala frase «la que ha de parir,parirá...». Siempre se cita aunamujer, jamásaunvarón.Y eso en un pueblo para elque la figuradelpadre loeratodo, que no se preocupabadeincluiralasmujeresensus

árbolesgenealógicos.

Pero,¿quéteníaquevertodoesto con el sentimiento quetenía María de que el niñodebíanacerenBelén?...Enelversículo anterior al quehemos citado de Miqueas,María leería: «y tú, Belén,tierra de Judá, de ningunamanera eres la menor entrelosclanesdeJudá,puesdetisaldrá un caudillo queapacentará a mi pueblo,

Israel, cuyos orígenes sonmuy antiguos, desde los díasdelaeternidad».

Un poco después, cuando elrey Herodes preguntó a lossabios de Jerusalem dóndedebía de nacer el Cristo,Mateo nos cuenta que ledijeron, citando a Miqueas,queenBeléndeJudá.

ElnacimientodeCristo

¿CómoMaría se iba a haberquedadoenNazaretcuandoeldecreto de César Augustoentró en vigor? Augusto noera un dios, como pensabanlos paganos, pero María yJosé verían seguramente lamano de Dios en una ordenque garantizaba que el HijodeDavidnaceríaenBelén.

Ahorabien,¿enqué lugarde

Belén? La ciudad de Davidera más bien una aldea deunos mil habitantes, pero elcenso dio lugar a queestuviera abarrotada dedescendientesdelrey: talvezvarios tíos de José, eincontablesprimosysobrinosen primero, segundo y tercergrado, pues entre David yJosé habían transcurrido milaños y treinta generaciones.El nacimiento de un hijorequiere cierta intimidad,

pero, ¿cómo lograrla cuandohasta el último rincón deBelénsehallabaocupado?

San Lucas no nos diceexpresamente dónde serefugiaron; sólo menciona elpesebre en que le colocó suMadre cuando nació. Ahorabien,lospesebressuelenestarenlosestablos...

Talveznofueraexactamenteellugarquelapalabraestablo

nos sugiere. San Justino,mártir,dicequeeraunacuevaen la ladera de una colina, yaunque su testimonio es delsiglo II, se trataba de unpalestino y en Palestina losrecuerdos y las tradicionessuelen ser duraderos yexactos.

En nuestros Nacimientos,solemos poner un buey y unasno dentro del Portal deBelén.ElEvangelionadanos

dice de ellos, peroprobablementeallíestaban:elasno, porque en él debiótrasladarse María desdeNazaret; el buey, porque sino, sobraba el pesebre enaquella cueva, que debía serdondesudueñologuardaba...Unestablonoeraelegante,nisiquiera limpio, peroproporcionaba algo esencialpara María: intimidad,aislamiento, que no habríaencontrado en ningún otro

lugar de Belén. Allí, pues,«dio a luz a su hijoprimogénito,yloenvolvióenpañales y le acostó en unpesebre».

La palabra «primogénito» noquiere decir que Maríatuviera más hijos después.Cuando una recién casadatenía su primer hijo, se lellamaba primogénitosimplemente por el hecho deser el primero; y se le

continuaba llamando así,tuviera luego o no máshermanos, ya que la leyatribuíaal«primogénito»unaseriedederechosydeberes.

Ya tenemos, pues, a trespersonas en la cueva: Jesús,María y José. Pronto, muypronto,habrámás,yaqueunángel (¿Gabriel tal vez?)anunció a unos pastores elnacimiento del Señor.Estaban «velando sobre su

rebaño» (por lo que sabemosque nació de noche) cuandoel ángel se les aparecióy lesdijo: «Os ha nacido hoy unSalvador que es el Mesías,Señor,enlaciudaddeDavid.Por esta señal le conoceréis:encontraréisunniñoenvueltoen pañales y reclinado en unpesebre.Yalinstantesejuntóconelángelunamultituddelejército celestial que alababaa Dios diciendo: “Gloria aDiosenlasalturasypazenla

tierraaloshombresdebuenavoluntad”»(Lucas2,11-14).

No deja de ser sorprendenteque unos pastores fueran loselegidos para una revelacióncomo ésta, pues los sabios ylos poderosos de Israel losteníancomoescoria,hombresviolentos,ladronesyperjuros,incumplidores de la Ley;acostumbradosarepeleraloslobos, no temían lasamenazas y los anatemas de

losescribas...

Así pues, para recibir al hijode María se reunieron muydiversos seres.Allí estabaunjudío ortodoxo, José; allíestaban los pastores, queapenas eran consideradosmiembrosdelpuebloelegido;allíestarándentrodepocolosgentiles, representados porlos sabios de Oriente; allíestaban el asno y el buey...Los que no estaban eran los

representantes oficiales delpueblojudío.Ynoporquesenegasen a ir, sino porque nisiquiera fueron invitados.Nopodían saber quién habíanacido aquella noche enBelénamenosqueDiosselodijera. Pero Dios no se lodijo.

LaCircuncisiónylaPresentación

Ni qué decir tiene que lospastores contaron lo quehabían visto y oído. «Todossemaravillaban», cuenta SanLucas en un alarde delaconismo. Luego prosiguepara decirnos que María«ponderaba todas estas cosasen su corazón». Otras tresvecesmásnosdirálomismo.¿Podemos tratar dedesentrañar suspensamientos?...

Seguramente, muchas cosascontinuaban siendo oscuraspara ella. Se habríapreguntado por qué unospastores montareces –lo másbajo y despreciable, según lageneral opinión– habían sidoescogidos para algo tangrande, sin precedentes en elAntiguo Testamento; losprofetas y los patriarcashabíansidovisitadostambiénporalgúnángel,perono«poruna multitud del ejército

celestial». En el Magníficat,María había dicho que Dioshabía exaltado lo bajo, pero,¿había pensado en algo tanbajocomoestospastores?...

Notaría,también,queelángelhabíadescritoasuhijocomo«el Mesías, Señor». ¿Quésignificaba la palabra Señorpara ella? ¿Y qué suponía elqueesteniño fueseCristo,elMesías,elSeñor,suSeñor?...Sí, tenía muchas cosas que

ponderar.

Al octavo día fuecircuncidado. Es de suponerque, para entonces, sehubiesen trasladado a algunacasa, pues, concluido elcenso, Belén estaría menoslleno. El rito sería realizadoporJosé,yaqueeraprivilegiodelpadre.

En virtud de la orden dadapor Dios a Abraham, todos

los varones debían sercircuncidados. Se trataba deun rito, no exclusivo delpueblo judío, que sepracticaba por distintasrazones, unas religiosas yotras no, entre diversospueblos. Para los judíos, sinembargo, su significado eraexclusivamente religioso:suponía la consagración aDios del mayor poder delhombre en el ordenfisiológico, el poder de

compartir con Dios lageneración de una nuevavida.

Según la Ley de Moisés, elnacimiento de un niño traíaaparejadas otras dosobligaciones: el rescate delrecién nacido y lapurificación de la madre.¡Sorprendente cosa, ver alRedentorsiendoredimidoyalaPurísimapurificándose!

Desde el día en que losprimogénitos de los egipciosfueron muertos por el ángelexterminador para forzar alFaraón a que liberara alpueblo de Dios (Éxodo 13,12-16), los primogénitos deIsrael se convirtieron enpropiedad del Señor,quedaron consagrados a Él.Por eso, tenían que serrescatados, «comprados» aDios. No podemos estarseguros de la suma que José

tendría que pagar pararescatar a Jesús, pero lomásprobable es que fuera laequivalenteadossemanasdesus ganancias comocarpintero.

También por la Ley deMoisés, las madres, al tenerunhijo,debíanpermanecerensucasadurantecuarentadías,evitando cualquier contactocon las cosas sagradas y sinentrar en el santuario.

Cumplida la cuarentena,debían ofrecer en sacrificioun cordero y una paloma,pero si la familia era tanpobre que no podía compraruncordero,podíaofrecerdospalomas,pichonesotórtolas.

Ni para rescatar al hijo, niparaofrecerdospalomas(quefue lo que María y Joséofrecieron de hecho), erapreciso presentarse en elTemplo, pero los que vivían

cerca de Jerusalem solíanhacerlo, como ellos lohicieron.María,seguramente,depositaría el precio de lasdospalomasenelcepillodelTemplo destinado a lossacrificios. Pero lo que másnos interesa de esta visita eslareaccióndeAna,quesediocuenta de que el Niño quesostenía María era elRedentor de Israel, y sobretododeSimeón,que tomóalNiño en sus brazos y

pronunció unas palabras que«maravillaron»asuspadres.

HabíaidoalTemploesedía–como Nuestro Señor iría undía al desierto– «conducidopor el Espíritu Santo», elmismo que le había reveladoquenomoriríaantesdeveralCristo.

Dos cosas sobre todo llamanla atención en las palabrasque pronunció teniendo al

Niñoensusbrazos(Lucas2,29-35): Lo que dijo al final,según la traducción deMonseñor Knox («Este niñoestá destinado a ser ruina yresurrección de muchos enIsrael; será un signo que loshombresrehusaránconocer»),yloqueledijoaMaría:«Unaespada traspasará tu alma».Palabras asombrosas para serpronunciadas ante un reciénnacido.

Sin embargo, no se nos diceque fueran estas palabras lasque maravillaron a María yJosé. De hecho, María yaconocía –y las habríacomentado con José– unaspalabras del libro de Daniel(9, 26): «Cristo –el Ungido–será entregado a la muerte».¿QuiéneraelUngidodelquehablabaDaniel?...Seungíaalos reyes y a los sumossacerdotes. ¿Hablaba Danielde su Hijo?... María estaría

convencidadeello,porloquesualmayahabríaempezadoaversetraspasadaporlaespadatanprontocomo,traslavisitadeGabriel,leyólaprofecía.

Las palabras que pronuncióSimeóninmediatamenteantesde que sus padres semaravillaran fueron estas:«Luzpara iluminaciónde losgentilesygloriadetupueblo,Israel». Tal mención de losgentiles por delante de los

judíos, refiriéndose a lo queel Mesías había de ser yhacer, no podían por menosde maravillar a un judíoortodoxo. Sólo un profeta,Isaías, había declarado dosvecesqueelMesíassería«luzde los gentiles», pero, por loque sabemos, los rabinos ymaestros de la Ley jamás sereferían a esos textos deIsaías; era como si el profetahubiese dado un «paso enfalso» que era preferible

ignorar. ¡Y ahora Simeón,dando un pasomás, volvía anombrarlos y, encima, pordelante!... Parecía como sisupiera que los próximosvisitantes de la SagradaFamilia iban a serprecisamenteunosgentiles...

LossabiosdeOriente

Lucas no los menciona. Selimita a decir: «Después decumplir todas estas cosassegún la Ley del Señor, sevolvieron a Galilea»... ¡Otravezlapalabra«después»!...

Mateo, sin embargo, noscuenta algunas cosas queocurrieron antes de queregresaran a Galilea. Laprimera de todas es la visitade los Magos. Curiosoepisodio de oscuro

significado y sin secuelas,pues los Magos sepresentaron por razonesdifíciles de interpretar y sefueronsindejarrastro.

Con todo, Mateo no noscuenta este episodio porquesí.Nopodemos leer el relatocon una sonrisa cariñosa ypasardelargo,aunqueelartecristiano lo haya interpretadode una forma que nos hagasonreír. Ha provocado, en

efecto, una fantástica yespléndida serie de cuadrosenloscualeslosMagosnosereconoceríanasímismos.

En esos cuadros suelen sertres, aunque el Evangelio nonos dice cuántos eran.También suelen serrepresentados como reyes,seguidosporunacaravanadecamellos y docenas deservidores.PerolosMagosnoeran reyes; el nombre se

refería a algo más y menosimportante. Se aplicaba aquienesejercíanlabrujería,laastrología, la magia engeneral, como aquel SimónMago que quiso comprar aSan Pedro el poder de hacermilagros y dio origen alpecado de simonía; pero seaplicaba también a hombrescultos, estudiosos, sí, de lasestrellas,y,almismotiempo,filósofos; no magos, sinosabios.

Olvidemos la imagen de unsuntuoso séquito que habríallegado a Belén rodeado decientos de curiososprocedentes de Jerusalem.Herodes no hubieranecesitadodeciraunosreyesquevolvieranadecirledóndehabían encontrado al Niño:todo Jerusalem lo habríasabido enseguida. Pero, porotraparte,seríatambiénfalso–aunque más ajustado a larealidad– imaginarlos como

un grupo de profesoresuniversitarios que viajabansin ser notados, como suelenhacerlohoy.

En su lejanapatriaoriental –talvezArabia,talvezPersia–habíanvistounaestrellaydeello dedujeron que habíanacidoalguienqueeraelReyde los Judíos. Lo que pudoser esa estrella, no losabemos, aunque losestudiosos han especulado

hasta la saciedad sobre eltema. Lo más interesante–cómo les transmitió sumensaje– ha sido menosdiscutido. ¿Quéhabía en ellapara estar tan seguros de loque significaba?... Tampocolo sabemos. El caso es queestabanseguros.

Fueron,pues,aJerusalem,noconducidos por la estrella yaque nada sugiere que lohiciera, sino porque

Jerusalem era la capital delpueblodeIsrael.Siunreydelos Judíos había nacido, sóloallípodríandecirlesdónde.

Que fueran a Jerusalem parapreguntar era natural, peroque fuese el rey Herodesquienlescontestaraesunadelas mayores ironías de laHistoria.

Comoeslógico,enJerusalemcundirían los rumores sobre

un grupo de gentiles que sehabían presentadopreguntando dónde podríanencontrar al recién nacidoRey de los Judíos. Ellos yatenían un rey, Herodes, perolos jerosolimitanoscomprenderíanenseguidaquelos visitantes se referían alMesías,puesenaqueltiempolaexpectaciónantesuvenidaera enorme. Cuando un añomás tarde, aproximadamente,murió Herodes, aparecieron

nada menos que tres(mientrasvivió,sólounomuypococonvencidosearriesgóaproclamarsetal).

Los rumores pronto llegarona oídos de Herodes, ya quedisponía de una poderosapolicía secreta.Evidentemente, no le gustónadaqueaquellosextranjerosandaranbuscandoalesperadoMesías, pues sobrenatural ono, la existencia de otroRey

delosjudíosqueríadecirquesu propio reinado estaballegando a su fin... ¡Él, quetanto había luchado paraestablecerlo!

El nombre de Herodesproviene de una palabragriega que significa«descendiente de héroes»,aunque ni él ni nadie sabíadonde estaban en su familia.Por su estirpe, era un donnadie:hijoynietodeoficiales

de los reyes asmoneos. Susantepasados habían sidoastutos,peroélloeramásqueninguno. Tirando hábilmenteen Roma los hilos de latrama, había conseguidollegar a ser rey, y lo fuedurantetreintaytresaños.EnPalestina, era un tirano, peroen Roma sólo un cortesano.Semantuvoeneltronoporlabenevolencia del EmperadorAugusto, que hubiese podidoaplastarle con solomover un

dedo. Los romanos lerespetaronporque leseraútily porque en sus visitas a lacapital del Imperio sabíamostrarseafableydivertido.

ElMesías de los profetas nosignificaba nada paraHerodes. No era judío deraza,comolohabíansidosuspredecesores en el trono; supadreera idumeoysumadreárabe. Estaba circuncidado yrespetaba las creencias

religiosas del pueblo judío,pero no las compartía.Cuando fue a Roma pararecibir su reino, ofreciósacrificios a JúpiterCapitalino; luego, al volver,inició la construcción delgran Templo judío deJerusalem, pero en otroslugares de Palestina alzótemplosa ladiosaRomayalsemidiós Augusto. Erademasiado escéptico paracreerqueelcieloenviaríaun

Mesías al pueblo judío. Sinembargo, sabía que esperabauno,yelsimplerumordequehabía nacido le hacía pensarque pudiera arrastrarle a unalocura religiosa ynacionalista.Asípues,lomásoportuno era cortar de raízesosrumores.

Su primer paso fue convocara los príncipes de lossacerdotes y a los escribasparapreguntarlesdóndedebía

nacer ese Mesías, según lasprofecías. Ellos, sin vacilar,citaron el texto de Miqueas(5, 2), ya mencionado. Esmuy probable que hiciese lapregunta sin referirse paranada a los extranjeros queacababande llegar, fingiendomás bien devoción ysolicitando información depersonas más enteradas queél. El segundo paso seríaconvocar en secreto aaquellosextranjeros.

Eraesencialqueelpueblonosupiera que estaba interesadoen esa historia del Mesías,pues ello hubieratransformado el rumor enescándalo.Poreso,dijoa losvisitantes que fueran aBelény se informarancuidadosamente de todo loreferente a ese niño y que,cuando le encontraran, se lodijeran para ir él también aadorarle.

¿Porquénoenvióunodesusespías tras ellos?... Habríasido el procedimiento mássimpledeenterarsedeloquehabían descubierto... Ahorabien, tal vez pensara que,tratándose del Mesías, hastalos espías no eran de fiar yque era preferible que todoquedara entre él y losgentiles.

Los Magos debieron ponerpunto en boca ante las

palabras de Herodes. Muy«sabios distraídos» habríantenido que ser, para nosospecharqueesedeseodeira adorar a un recién nacidoque ocuparía su puesto nopodía ser sincero en unmonarca sanguinario yambicioso. Si hubiesen sidoreyes, como cuenta latradición, la sospecha sehabría convertido enseguridad.

Asípues,HerodesenvióalosMagos a Belén, creyendo,probablemente, que habíasalido del apuro conbrillantez.Belénestabaasóloocho kilómetros deJerusalem, por lo que –pensaba Herodes– llegaríanaquella misma noche.Pasarían el día siguientebuscando a un niño al que,una vez encontrado,atribuirían todas lascaracterísticas que su

astrologíasuponíapropiasdelesperado Mesías. Luego –posiblementelamismanochedel día siguiente, puesBelénno era lugar para pernoctar–volveríanparacontarleloquehabíanvisto.Inmediatamente,mandaría matar al niño yprobablemente también a suspadres,pues,alentadosporlavisita de los Magos, podíanintentarlo de nuevo. Quizáinclusomataría a losMagos,para no dejar ni rastro de

todo...

Pero losMagos descubrieronal niño antes de lo previstopor Herodes porque, nadamás abandonar Jerusalem,vieron la estrella de nuevo.Nohabríannecesitadoapenasque les guiara en tan cortoviaje, pero, en Belén, «sedetuvo sobre el lugar en quesehallabaelniño».¿Cuáleraaquél lugar? ¿Se tratabatodavía de la cueva del

pesebre?No es probable.Yahemos dicho que cuandoconcluyó el censoencontrarían sitio en laciudad; además, Mateo nosdice que los Magos entraronen la casa (o morada) y«encontraron al niño». Porotra parte, las casas enPalestina están construidas, aveces, aprovechando lascuevas en las laderas de lascolinas.

«Encontraron al niño conMaría, su madre». ¿Por quéno se menciona a José?...Podría pensarse que no se lenombra porque era menosimportante que María, peroeso sería olvidar laimportancia del padre en lafamilia judía. Además, SanMateo, hasta ese momento,nos ha estado contando lahistoria de José, y siguecontándola después. Por eso,la razón más lógica de tal

omisión parece ser ésta: queno estaba allí en aquelmomento.

No sabemos cuánto tiempotranscurrió desde elnacimiento del Niño a lavisita de los Magos, peropodemosestarsegurosdequeantes de que transcurrieranlos cuarenta días anteriores alaPresentaciónenelTemplo,José tendría que ponerse atrabajar. Eran pobres y no

podían tener tan largasvacaciones. José eracarpintero y había llevadoconsigo sus herramientas detrabajo. Pronto alguien leencargaría una puerta o unarado.

Los Magos no dudaron unmomento de que habíanencontradoaquienbuscaban.«Dehinojos,leadoraron».Lapalabragriegaaquí empleadapuede querer decir que le

adoraron como Dios, perotambién que le rindieron unhomenajedemenorcategoría.Al fin y al cabo, los judíosignorabanqueelMesíasibaaser Hijo de Dios, y losgentilesquelosrodeabanmástodavía. Pero si se trataba dehomenaje, no era unhomenaje cualquiera, sino elque se tributaba a los reyes:cayerondehinojosanteél.

¡Y qué extraños eran los

presentes que le trajeron!...Oro, incienso y mirra. Sivenían de Arabia, traían conellos tresde losmásvaliososregalos de su país. El oroagradaba a todo el mundo,pero era especialmenteapropiado para un rey; elincienso sólo seofrecía a losdioses o a sus estatuas: losjudíos lo utilizaban en elTemplo y Zacarías lo estabaofreciendo cuando se leaparecióGabriel;lamirraera

una resina aromática,asociadasiemprealamuerte:los egipcios la usaban parasus embalsamamientos y losjudíos para perfumar elcuerpo de los difuntos. Eramuycarayporesopodíaserutilizada como presente. Sinembargo, se trataba de unsorprendente regalo para unniño pequeño. A Herodes lehubiera regocijado, puespensabamataralacriatura.AMaría y a José les traería

amargospresentimientos.

De hecho, Herodes no seregocijó, sino que se mordiólos puños de rabia, pues lossabios de Oriente novolvieron a Jerusalem paradecirle que le habíanencontrado.

Apenas pensamos en losMagos como seres humanos;los vemos pintados, pero noreflexionamos sobre ellos.

Los contemplamosresplandecientes con susvestiduras orientales en lapobreza del establo, pero tanmudos como la mula y elbuey. Quizá haya algúncuadro en el que aparezcansentados conversandoamigablemente con NuestraSeñora, pero yo no he vistoninguno. Sin embargo,debieron mantener con ellauna conversaciónemocionante, que,

desgraciadamente, no hallegado hasta nosotros.PorqueesabsurdopensarquelosMagos llegaron, adoraronal niño, le ofrecieron susdonesysefueron.Almenos,dirían a su madre por quéhabían emprendido tan largoviaje,loquelehabíandichoaHerodes y lo que éste leshabía contestado. Hablaríantambiéndelaestrellaydesusignificado... yMaría, por suparte, no se limitaría a

sonreír, sin decir nada. Diosles había conducido, a travésde la estrella; quizá leshablara de Gabriel y de sumensaje; talvezno lesdijeranada de su virginidad, peroseguramente les hablaría delniño,haciéndolesverqueeraHijodelAltísimoyqueDiosleibaadareltronodeDavid,supadre.Porquenoeslógicopensarquecayerandebrucesy le adoraran sólo por elhecho de haber encontrado a

un niño como cualquier otrodondeloencontraron.

LavenidadelosMagosylasrazonesdesuvenidadebieronde ser motivo de inmensaalegría para José, cuandoMaría se lodijera.Con todo,había algo que les haríatemblar de miedo: el queHerodes hubiera dicho quepensaba venir a adorar alniño, si los Magos hablaronde la visita que le habían

hecho. Unos extranjerospodían creerse el cuento,sobre todo si venían de unpaís tan lejano como Persia,peronoellos;porqueHerodesera rey desde hacía treintaañosynohabíaunsolojudíoqueignoraseelmonstruoqueera.MaríayJosé,sinduda,seestremecerían de espanto,pensando en lo que podíaocurrir, si losMagos volvíana Jerusalem y contaban aHerodesloquehabíanvisto.

Peronolohicieron.Supieron,en sueños (frase misteriosaque no interpretaremos), queno debían hacerlo, yregresaron a su país por otrocamino. Un vistazo a unmapa nos muestra quepudieron alcanzar la fronteraoriental de los dominios deHerodes en menos de mediodía. Si partieron antes delalbayemprendieronviajetandiscretamente como llegaron,estarían ya lejos cuando

Herodessedespertó.

LahuidaaEgipto

Aquella misma noche,seguramente, José tomó alniño y a su madre y se fuetambién sin decir nada anadie, pues un ángel se leapareció en sueños paradecirle que Herodes pensaba

buscar al niño para matarle;que se fueran a Egipto ypermanecieran allí hasta queel ángel le dijera que podíanvolver. ¿RecordaronMaría yJosé otra huida a Egipto,novecientosañosantes,deunrey cuyo nombre eramuerte?... (1 Reyes 11, 40):Jeroboam, en efecto, quehabía sido una amenaza parael reino de Salomón, huyó aEgipto y permaneció allíhastaqueSalomónmurió.

Existen muchas leyendassobre el viaje de la SagradaFamilia, que, aunquesimpáticas, no son más queeso:leyendassinningúnvisode probabilidad, inventadaspor personas impacientes,deseosas de ver milagroscuantoantes.Faltaban treintaañosparalasbodasdeCanáyse leshacíademasiado largo;asípues, teníanqueconvertiralNiñoenmilagrero:Bestiassalvajes que se abalanzan

sobre los viajeros parapostrarse reverentes al verle,palmerasqueseinclinanparaque pueda coger los dátilesque cuelgan de sus ramas...Maravillas que comparadascon lo que ocurrió realmente–la Omnipotencia inerme enbrazos de una criatura, laOmnipotencia en forma deniñocuidadaporunamadre–sonirrelevantes.

Porque no podemos olvidar

que el Niño era Dios, laSegunda Persona de laSantísima Trinidad. No teníaque esperar a desarrollarsepara ser Dios; nadie, pormucho que se desarrolle,puede llegar a serlo. El másinteligente y poderoso de loshombres, en su plenamadurez, no está más cercadelInfinitoqueunniñoenelvientre de su madre: elabismoqueseparaalCreadorde la criatura es

inconmensurable. En lanaturaleza humana de Cristoestaba siempre el Hijo deDios, actuando y sufriendo.Más tarde, actuará y sufrirácomo hombre hecho yderecho;enlahuidaaEgiptoactuóy sufriócomounniño:verdadero niño y verdaderoDios.

Es un profundo misterio,asombrosamente real, queDios, en la humanidad que

habíahechosuya,sealimentócon leche del pecho de sumadre, lloró y durmió enbrazos de María y de José.Fieras que se postran ypalmeras que se inclinan sonsimplesgarabatosalmargen.

La fronteradeEgipto, tras lacualHerodesnoteníaningúnpoder, estabaaproximadamente a unasemana de distancia al pasoque ellos podían avanzar,

sobre todo si, como es casiseguro,siguieronloscaminosmenos frecuentados. Debióde ser un viaje extenuante, através de regiones desérticas,deshabitadas, sin apenaspozos de agua. Las últimasetapas eran puro desierto dearena, sin árboles, sinsombrasparaprotegerse.

Para una madre con un niñomuypequeño,debiódeserunviaje de pesadilla. Pero un

poderosoreytratabademataralniño,ypeorqueelcalorylaarenay la sederael terrorde la huida. ¿FracasaríaHerodes en su intento dealcanzarle?...

MatanzaenBelén

LarealidadesqueHerodesnisiquiera le persiguió. Furioso

y enloquecido cuandocomprendióquelosMagossehabíanburladode él, decidiómatar a todos los niños deBelén menores de dos años.Como ignoraba que un ángelhabía avisado a José(probablemente no creía enlos ángeles y sus consejerostampoco), creyó que su planeraperfecto.Matandoatodoslos reciénnacidosde la zonay extendiendo la matanza alos que tenían menos de dos

añosdeedad,seasegurabadeque no quedase ni uno que,más tarde, pudiera hacersepasarporrey.

Herodes confiaba ciegamenteen la eficacia del asesinato;debía casi todo a suscrímenes, y la matanza quehabía planeado era «peccataminuta» para él:probablemente no más deveinteo treinta inocentes (Escurioso saber que hay un

himno esenio que habla deunos niños degollados alnacimiento del Mesías).Cuando subió al trono,Herodes mató cincuentadirigentes israelitas, entreellos miembros delSanhedrín, la Asambleareligiosa del pueblo judío.Habíaasesinadotambiénasusuegro,elreyHircano,yasusuegra, Alejandría; a suprimeramujer,Mariamne,yadosdesushijosmayores;más

tarde, mandaría matar altercero...

Dadoque sumiedo al reciénnacido no podía deberse altemor de una amenaza a supropio trono, pues tenía yaunos setenta años y estabamuy enfermo, hay queatribuirlo al temor de quesucumbiera la dinastía quehabía fundado. ¡Extrañamanera de asegurarla,matandoatresdesushijos!...

Pero tan larga carrera decrímenes,lujuriayglotonería,habían terminado porperturbarsumente.

Hoy,veinte siglosmás tarde,seguimos conmoviéndonos alpensar en los niñosdegollados y en sus padres.Paralosniños,el tránsitofuerápido; en el otro mundoconocerían enseguida porQuién habían muerto, cómole habían salvado y la gloria

que les esperaba. Para lospadres, el dolor sería máslargo, pero cuandomurieran,comprenderíantambiéncómoDios, que estaba en deudaconellos,pagalasdeudasconcreces.Unosyotrossufrieronpara salvar a Dios de lamuerte...

LamuertedeHerodes

¿Dónde se estableció laSagrada Familia y cuántotiempo permaneció enEgipto?... Aunque nosabemos dónde, no les seríadifícil encontrar alojamiento.Había en Egipto unanumerosa colonia israelita –unmillón de judíos, tal vez–yno le seríadifícil encontrartrabajoauncarpintero.

En cuanto al tiempo quepermanecieron, es probable

que no fuera mucho. En elaño 4 antes de Cristo,murióHerodes. Quizá nada máscruzarlafronteraseenterarande su fallecimiento,permanecieran enEgipto unasemana o dos y regresaran aJerusalem antes de laPresentación en el Templo.No obstante, una lecturaatenta de los relatos de SanLucasySanMateoparecedaraentenderquelavisitadelosMagosy todo loquesucedió

luego tuvo lugar después dela Presentación, entre otrascosas porque unos piadososisraelitas,quehabíanrecibidounvaliosopresentedeoro,nohabríanofrecidoen sacrificioun par de palomas, como lospobres, y eso fue lo queMaríayJoséofrecieron.

La muerte de Herodes fueespantosa. Ardía por dentro,«todas sus entrañas estabanulceradas, los músculos

doloridos, su cintura y suspies tumefactos yensangrentados.Eracomouncadáver en descomposición,lleno de gusanos». Así lodescribe el historiador judíoFlavio Josefo; los científicosactuales piensan que setrataba de un extraño tipo dearterioesclerosis.

Peronoseprivódeunúltimoplacer:AutorizadoporRoma,mandó ejecutar a su hijo

Antípater, a quien habíapuesto ese nombre enrecuerdode supadreyde suabuelo.Cincodíasmástarde,moría él mismo tras ordenarque dos doctores de la Leyfueranquemadosvivoscomopreparación de su propiamuerte.

En su testamento, dividía sureino entre sus tres hijossupervivientes que no habíatenido tiempo de ejecutar.

Arquelao le sucedería en sutrono,perosóloenpartedesureino: Judea, Samaría eIdumea, la patria de susmayores. Otro hermano deArquelao, Herodes Antipas,quedaría como Tetrarca deGalilea y Perea. Finalmente,un hermanastro de ambos,Filipo, se quedaría con elresto. Siendo necesaria laconfirmación del testamentopor el Emperador, Arquelaose trasladó a Roma para

obtenerla, yHerodesAntipastambién. Los judíos,entonces, enviaron unaembajada a la capital delImperioparapediraAugustoque no repartiese el reino deHerodes entre sus hijos, sinoque lo incorporara a laprovinciaromanadeSiria.Deesta manera anticiparon unafrase que sus descendientesesgrimirían contra Otro másgrande que Arquelao, unageneración más tarde: «No

tenemosmásreyqueCésar».Quizá Nuestro Señorrecordara aquel episodio,cuando contó la parábola delreyquesefueaunlejanopaíspara recibir la investidura desu reino (Lucas 19, 12-14).Pero la embajada no tuvoéxito. Roma confirmó eltestamento, aunque noconcedióaArquelaoel títuloderey.

DenuevoenNazaret

José volvió a recibir unmensaje del ángel mientrasdormía:«Tomaalniñoyasumadre y regresa a tierra deIsrael».SanMateoaclaraquela primera intención de JoséfueinstalarseenJudea,noenNazaret.¿PorquéenJudea?...Posiblemente –aunque elEvangelio nada dice de ello–porque allí estaban Isabel y

Zacarías; dado el cariño quela Virgen María sentía haciasuprimayelinterésqueteníaporelniñoquehabíadeserelprecursor de su Hijo, no esextraño que pensaranestablecerse en la mismapoblación. También esposible–comodicendiversosautores– que desearan volvera Belén, la ciudad deDavid.Ahora bien, ¿no lesrepugnaría tal vezestablecerseenlaciudaddela

matanza? ¿Acaso ignorabanlo que había sucedido?¿DesconoceríanlasmadresdeBelén que sus hijos habíansidodegolladosacausadeldeMaría?

El hecho es que, al enterarsede que Arquelao reinaba enJudea, no se quedaron allí,pues había iniciado sureinado con una nuevamatanza. Judea era tanpeligrosaconélcomoconsu

padre. Además, un ángelvolvió a indicar a José ensueñosquefueraaNazaret,yhaciaallísedirigieron.

Probablemente, la SagradaFamilia tomaría la ruta quebordeaelmarMediterráneoatravésdeGaza(dondeSansónderribó el templo de losfilisteos,quelehabíandejadociego) y de Cesarea (dondePilato establecería más tardesu cuartel general, y desde

dondesubióaJerusalemenlaPascua judía en que condenóamuerteaNuestroSeñor).

El gobernador deGalilea eraHerodes Antipas, muchomenoscruelquesuhermano,pero destinado a tener unafama que le sería negada aArquelao, pues fue él quien,treintaañosmástarde,mandódecapitaraJuanelBautistay,pocodespués, intervinoenelproceso contra Jesús. Así

pues, Nuestro Señor viviócasi toda su vida comosúbdito de un hombre queterminaría por quitárselo deencima para entregarlo a losromanos.

5.NazaretdeGalilea

Lavidaoculta

La Sagrada Familia, pues, seinstaló en Nazaret. Casidiríamosque sehundió en elanonimato.Apartedeunsolohecho –que no sucedió enNazaret–novolvemosasaber

nadadeCristo,desuMadreyde José hasta que el Señorcumplió los treinta años. Poreso, se suele llamar a esteperíodolaVidaOculta.

Sin embargo, al interpretarlopodemos cometer dosequivocacionesdistintas.Unaconsisteendarunsignificadofalso a la palabra «oculta»,tomándola en el sentido enque lo hacemos cuandohablamos de los

contemplativos que tratan derevivir la vida oculta de laSagrada Familia en Nazaret.Losreligiososcontemplativosviven en los conventosapartados del mundo,escondidos de miradasindiscretas, y, como esnatural, nada de eso ocurríaen la vida del carpintero deNazaretysufamilia.Joséeraun profesional, un trabajadorporcuentapropia,ydependíaparasubsistirdesusclientesy

proveedores. Y lo mismopuede decirse de Jesúscuandoempezóa crecery seconvirtióprimeroenaprendizde José y luego en maestrocarpintero.Todoelpueblolosconocía, lo mismo que aMaría, los veía a diario,conversabaconellos,entrabaysalíadeltallerydesucasa.Laintimidad,lareserva,erancasi imposibles de manteneren una aldea oriental y,además, estaban mal vistas.

Suvida, pues, era escondida,«oculta», sólo en el sentidode que el «gran mundo» losignoraba, como sueleignorarnos a nosotros, gentede la calle, gente corriente.Poreso, lahistorianorecogesus «hazañas», como,probablemente, tampocorecogerálasnuestras.

Hay, desde luego, unaprofunda relaciónsobrenatural, teológica, entre

la forma de vida de loscontemplativos y la de laSagrada Familia, pero noconvieneolvidarquesondosformasdistintas.QueelSeñordel Mundo escogiera laoscuridad de una aldeaperdida de Galilea para viviren ella durante treinta años,da un valor inmenso a esaoscuridad;loscontemplativostratandevivirlaasumanera.

Otraequivocaciónconsisteen

olvidar que la vida de laSagrada Familia en Nazaretestá efectivamente oculta. Sedice, por ejemplo, quedeberíamos modelar nuestrapropia familia sobre la deNazaret, pero, para hacerlo,topamos con dos dificultadesserias. La primera es que laSagrada Familia estabaformada por dos santos (unodeellosconcebidosinpecadooriginal) y un Hijo que eraDios. No es impertinente

decir que las familiascorrientes no son así y quemuchosdelosproblemasquese les plantean seguramentediferirán de los suyos.Cuandounmaridollegatardea casa, su mujer puede estarpensando con quién estará ysi no se presentará con unascopas de más; el hijo mayorpuede ser un vagoredomado...Ymilproblemasmásque, con toda seguridad,no se plantearían en la

Sagrada Familia. El únicoproblema que compartiríanconmuchosdenosotrosseríala falta de dinero... Lo quenos lleva a la segundadificultad para modelarnuestra vida sobre la suya:que, en efecto, está oculta anuestros ojos, que nosabemos nada de ella. Elúnico incidente en aquellosaños que ha llegado hastanosotros tuvo lugar enJerusalem. Cristo, a los doce

años, se apartódeliberadamente, durante tresdías, de José y María sindarles ninguna explicación.CuandosuMadreselapidió,comenzó diciendo: «¿Nosabíais...?». Hablaremos deeste episodio en un próximocapítulo,peroadelantamos,almenos, que no es la maneranormaldecomportarsedeunhijodefamilia.

No es fácil, en efecto, imitar

a la Sagrada Familia, pero síes útil, y conveniente, teneruna gran devoción a Jesús,María y José, rezándolesmucho para que protejan anuestra familia y la guíen ensus relaciones internas. Perodebemos ser muy realistas yverlestalcomoeran,nocomopersonajes de una parábola ogrupoescultóricoenunaltar,sino como verdaderosmiembros de una verdaderafamilia. Además, a pesar del

silencio de los Evangelios,hay cosas de su vida quepodemos conocer; cosas quese desprenden de lo que lahistoria nos cuenta quesucedió en aquellos años yque sin duda les afectaron;cosasque sepuedenadivinarestudiando, a través deescritos de la época, la vidaordinaria del pueblo deGalilea; cosas, en fin, que senos revelan –nofantásticamente, sino

necesariamente–profundizando en lo quesabemossobreJesús,MaríayJosé...

Galileaeradiferente

Sabemosque JesúseraDios-Hijo, hecho hombre comonosotros; que María, sumadre, fue concebida sin

pecado y concibió a su Hijovirginalmente; que José, suesposo,conelcualvivióunaperfecta castidad, era santo...Pues bien, este puñado deverdades es tan rico decontenido que nunca lollegaremos a agotar, aunque,profundizando en ellas, lamente se nos refrescarásiempremásymás.

No nos enriqueceríamosmucho preguntándonos si la

Sagrada Familia tendría gatoo no (Seguramente no, pueslos judíos no eran nada«gatunos»:en laBiblianosemencionaaninguno,amenosque fueran «gatos» losanimales que, según elLibrode Baruch –6, 21– seensuciabanenlosídolos).Sinembargo,nosconstaqueDiosse hizo realmente hombre yvivió en el seno de unaFamilia, por lo que cuantopodamos conocer de su vida

humana es para nosotros devalor incalculable. Echemos,pues, un vistazo al lugar enquecrecióymaduró.

Galilea difería bastante deJudea y Samaría en dosaspectos: era más rica y lasrazasestabanmásmezcladas.La primera diferencia noafectaríamuchoaunhumildecarpintero y su familia, puesesariquezanopasaríaporsusmanos; la segunda, sin

embargo, sí, al menos en sumanera de hablar y en suactitudhacialosextranjeros.

Judea estaba habitada casiexclusivamente por judíos, ySamaría por samaritanos.PeroenGalilea,juntoconlosjudíosgalileos–gentebronca,peleona, no muy devota niritualista, pero sí conscientede la pronta venida delMesías– habitaban muchosgentiles. En el campo, la

población era sobre todojudía, pero las ciudadesestaban llenas de gentiles.Séforis, a siete kilómetros deNazaret, era casi totalmentepagana.

Los gentiles eran de muchasrazas, pero el griego era elsegundo idiomade la región.Algunos autores piensan quelamayorpartedelosgalileospodían hablarlo igual que elarameo (la lengua que se

usabaenPalestinaenaquellaépoca, tanparecidaalhebreocomo el holandés al alemán,pocomás omenos). Esmuyprobable que tanto Maríacomo José lo hablaran yentendieran, utilizándolo ensus conversaciones con losgentiles y en el tratocomercialconellos.

ElarameoqueseutilizabaenGalilea estaba tanfuertemente marcado con el

acento local como puedeestarlo el castellano de uncatalán o de un gallego. Losjudíos de otras regionesreconocían inmediatamente alos galileos por su acento, lomismo que un ingléscualquiera reconoce a unoriundo de Lancashire o deSomerset. Así reconoció aPedro la criada del SumoSacerdote cuando el Señorestaba siendo interrogado ensucasa.

Los acentos provincianosvarían. Unos son objeto deadmiraciónyotrosderisa.Elde Galilea era de éstos. Losjudíos de Judea se mofabandeél,lomismoqueelacentoafricano de San AgustíncausabarisaenRoma,aunqueescribieraun latín estupendo.En los servicios de lasinagoga, era costumbre queun miembro de lacongregación explicase unpasaje de las Escrituras

previamente leído.Puesbien,enJudea,ungalileonopodíahacerlo: el auditorio habríaestalladoencarcajadas.

Ya hemos dicho que Galileaera la región más rica dePalestina, con un suelo muyfértil y un lago repleto depeces. Sin embargo, esasriquezas no llegaban a lamasa de la población. Loscampesinos erangeneralmente meros

aparceros que labraban lastierras de grandesterratenientesquesolíanviviren Jerusalem y otrasciudades. Una vez pagada larenta a los propietarios, losdiezmos al Templo, losimpuestos a Roma y a lasautoridades locales, lesquedaba tanpocoqueunosepregunta cómo podíansobrevivir.

Existía una gran industria

pesquera en el Lago deGenesaret. A sus orillas, sesalaban,curabanyembalabangrandes cantidades de peces,pero en su inmensa mayoríaeran destinados a laexportación; en Roma, sepodía comer pescado ensalazón procedente deGalilea. Ni que decir tieneque los beneficios no iban apararalospescadores.

José,comocarpintero,noera

tan pobre como muchoslabradores o pescadores asueldo. Con arreglo a losactuales niveles de vidaeuropeos, la Sagrada Familiapodíaparecerpobrísima,perono según los niveles de laépocaenGalilea.

Uncarpinteroysumujer

Como todas las familias deGalilea, la de José debióhabitar una casa muypequeña,coneltalleradosadoaella.

Sabemosalgodeloquehacíaun carpintero judío por laMishna, una compilación deleyes realizada un par desiglos después. Allí apareceuna lista de las cosas que uncarpintero solía hacerentonces, lo que nos da una

idea de lo que haría José ycómodistribuiríasutiempo.

Una de las tareas de uncarpintero consistía en hacervigas para sostener techos yterrazas. Fabricaba tambiénpuertasyventanasdemadera,con sus correspondientesmarcos, así como arados queloslabradoresmanejabanconuna sola mano (Cuando laEscritura habla de poner lamano en el arado, no las

manos, se expresa con todaexactitud). Hacía igualmentehorcas de madera paraaventar la mies, traíllas,arneses para los animales detiro y fustas paraaguijonearlos; fabricabacamas, cómodas, arcones,mesas y sillas para quieneseran capaces de pagarlas;artesas, toneles y todosaquellos objetos de usocomún hechos con madera.Un niño pequeño que

estuviera presente mientrastrabajaba, empezaríaayudándoleenfácilestareasyterminaría siendo carpinterocomoél.

El niño pequeño podíatambién acompañar a sumadre. Ésta empezaría sujornada moliendo el trigopara la comida diaria en unapiedra de moler movida amano. Luego amasaría laharinaenlaartesa,que,enel

caso de la Sagrada Familia,habría fabricado el mismoJosé.Meteríaelpanamasadoen el horno –el «pan nuestrode cada día» delPadrenuestro–. Como nohabía agua corriente, Maríairíaalpozocomunal–todavíapuede verse en Nazaret–,dondeharíacolaparasacarla,como las demás mujeres.Quizá fuese allí donde susconvecinas se dieron cuentaporprimeravezdequeestaba

embarazada... Una mujerpodía permanecer en su casatodo el día, pero paraproveerse de agua no teníamásremedioquesalir.

María prepararía y cocinaríalacomida.Ésteesunodeloselementos en la vida de laSagrada Familia másdesconcertante para nosotros,los hombres del siglo XX,pues la dieta diaria carecíahasta tal punto de riqueza y

variedad que nos pareceríainsoportable. La carne, raravez aparecía en la mesa:corderoasadoenlaPascuay,acaso, enPentecostésy en lafiestade losTabernáculos;elrestodelaño,unlujoseríaunguisocontrozosdecorderoode cabrito, difícilmentevisible entre el arroz y elcaldo.Elpan,avecesdetrigoy con más frecuencia deavena,constituíalabasedeladieta diaria con un poco de

pescado, fresco o salado, sipodían encontrarlo, pues laproximidadalMardeGalileanosignificabanecesariamentequefueraabundanteybarato.

Ciertos frutos y legumbres síabundaban. Galilea producíadátiles, higos, uvas, granadasy algunas legumbresconocidashoy–judíasverdes,puerros, cebollas, ajos– yotras ignoradas.Por supuestono había patatas, tomates, té,

café, azúcar y otras muchascosas que hoy consideramosindispensables. Se bebíamucho vino, eso sí, y seutilizaba la miel comoedulcorante.

Hemoshabladodelpanydelpescado como productosbásicos, pero el másindispensable, el másnecesario,eraelderivadodelolivo: aceite puro, nadarefinado,yaceitunasfrescaso

adobadas.

Una familia como la de Joséquizá poseyera unos cuantosolivos, no en un huertofamiliar, sino en una especiede tierra comunal en la quecadafamiliaposeíaungrupo.El huerto en que NuestroSeñor sudó sangre en suagoníasellamabaGetsemaní,que quiere decir almazara,prensa de olivas, molino deaceite.

Por lo demás, podemospensarenMaríaocupadatodala jornada, como «la mujerfuerte» descrita en el últimocapítulo del Libro de losProverbios: «Ella se procuralana y lino, y sus manoshacen las labores conagrado»... Tejería, sin duda,su propia ropa, la de sumaridoysuhijo,asícomolassábanas y mantas. Todas lasfaenasdomésticascorreríanasu cargo, sin perder por ello

la presencia de Dios un solominuto. Dios en su alma,Diosenlospucheros...

¿Qué ocurría,mientras tanto,enelmundo?...

Recordemos que todaPalestina –Judea, Galilea,Samaría–eraapenasunpocomayor que la provincia deBadajoz, por lo que lasnoticiascorríandeprisadeunextremo al otro.Además, las

peregrinaciones anuales aJerusalemen las fiestasde laPascua, Pentecostés y losTabernáculos, hacían quetodo lo que sucedía de ciertaimportancia fuera conocidoprontoentodaspartes.

En los años inmediatos a suregresodeEgipto,lasnoticiaseran de sangre. Arquelao,digno heredero de su padre,Herodes el Grande, habíaempezado matando un

número de judíos que elhistoriador Flavio Josefoestimaentresmil.Yerasóloelcomienzo...NoseequivocóJosé al evitar quedarse enJudea, donde Arquelaogobernaba.

Loquemásdebiósorprendera José y María fue la súbitaaparición de supuestosMesías, ya que sabíanexactamente dónde estaba yquién era. Tres al menos,

cuyos nombres conocemos,se lanzaron a proclamar, trasla muerte de Herodes, queellos eran el Esperado deIsrael;lostresseproclamaronreyes, lucharon, fueronderrotados y degollados. Elmás famoso, Judas deGamala, llamado el Galileo,se hizo fuerte en Séforis, apocos kilómetros deNazaret,y sus crímenes y desmanesfueron considerables en todaaquellazona.

Como hemos dicho, aquellosprimeros años estuvieronbañadosensangre,perohuboun hecho terrible eimborrable: los romanoscrucificarondosmilhombresen Séforis y sus alrededores,dejando que los cuerpos sepudrieran en las cruces.Nuestra Señora y su Hijo nodejarían de verlos con sólosubiralacumbredelacolinaen que se asentaba Nazaret.El viento, soplando de aquel

lado, traería hasta ellos unolornauseabundo.

6.Jesús,MaríayJosé

SiempreVirgen

La Sagrada Familia era unafamilia, no una madre y unhijo con un hombre en casa.María y José eran marido ymujeryJesúslespertenecíaaambos: a María por

nacimientoyaJoséporquelehabía aceptado como tal, loque para la Ley judía eradecisivo. José, pues, era elcabezadefamilia.

SanMateonosdicequeJosé«recibió en su casa a suesposa, sin que él laconociesehastaquedioa luza su hijo primogénito y lepusopornombreJesús».

Hay aquí dos palabras que

puedendesorientaraquiennoesté familiarizado con laLeyy la gramática hebreas. Yahemos dicho anteriormenteque un hijo era llamadoprimogénitoaunque luegonovinieranotros.Lo importanteesquefueraelprimero.

Encuantoalaexpresión«sinqueél laconocierahastaquedioaluzasuhijo»,noquieredecir que la «conociese»luego; explica, simplemente,

cuáleralasituaciónantesdelnacimientodeNuestroSeñor,sinhacerningunareferenciaalo que ocurriera después. Enel Antiguo Testamento (1Macabeos 5, 54) leemos quelos soldados ofrecieronholocaustos de acción degracias «porque ningunohabía caído hasta queregresaronsanosysalvos».YSan Pablo le dice a Timoteoque se aplique a laexhortación y a la doctrina

«hasta que yo llegue» (1. 4,13), lo cual no quiere decir,evidentemente, que nodebiera aplicarse después.Nosotrostambiénhablamosaveces así. «Que Dios teacompañe hasta que nosvolvamosaver»,palabrasdeuna canción de la PrimeraGuerra Mundial, no queríandecir que cuando el cantantey su amiga se viesen denuevoDiosyaestabademás.

MateoyLucasnosdicenqueMaría concibió a NuestroSeñor virginalmente y laIglesia que permaneció«siempre virgen». Másadelante hablarán de«hermanos y hermanas» delSeñor, pero, como veremos,no eran hijos de la VirgenMaría. Fuera cual fuese laintenciónoriginariadeJoséyde María al contraermatrimonio,tuvoqueseralgoevidente para ellos, una vez

que el Hijo de Dios seencarnó en el vientre deMaría, que debían vivirvirginalmente el resto de susdías.

La virginidad por razonesespirituales era algodesconocido en el AntiguoTestamento,dondenisiquieraapareceestapalabra.Sólohayuna mención de un hombrecélibe, Jeremías, pero larazóndesucelibatonoerala

fundamental del celibatocristiano; era que las cosasmarchaban tan mal que nomerecía lapena traerhijosalmundo... En cuanto a lasmujeres, no se da un solocasodevirginidadvoluntaria.Pero es que nadie imaginabaentonces que una mujerpudieraconcebiraDiosensuseno. Si lo hubieransospechado siquiera, suactitud habría sido muydistinta,puesel sentidode la

sacralidad de las cosasmateriales que habían sidotocadas por el poder deDiosera muy fuerte entre losjudíos, como lo es entre loscatólicos.SielcálizenqueelvinoseconvierteenlaSangrede Cristo no se utiliza paraningúnotro fin, ¿cómonadieibaahacerusodelvientreenqueelHijoUnigénitodeDiosse había hecho hombre?Incluso un hombre muchomenos santo que José, un

hombre con un mínimo desentido religioso, habríacomprendido que ese vientreera sagrado, que estabasellado.

Algunos artistas tienden apintar a San José como unanciano, probablementeporque piensan que su únicamisión era salvaguardar elhonor y la reputación deMaría.Porlotanto,sisólosetrataba de eso, cuanto más

viejo,mejor. Pero unmaridoque no tuviera otra misiónqueevitar lasmurmuracionesdelosvecinos,nohabríasidounmarido, sino un fantoche.Como ya hemos dicho, Josénoeraunhombreviviendoencasa;eraelcabezadefamilia,elpadreatodoslosefectos,ysu palabra era ley. Y eratambién el esposo de María,su verdadero esposo. Suunión era legítima yprofunda;compartíantodo,se

completaban en todo y seamaban, enriquecidos por lasespeciales gracias de Diosquesuvirginidadrequería.

Es preciso no olvidar queMaríayJoséeransantísimos.La santidad es una rectaorientacióndelaenergía,ylaprincipal energía es la delamor.LosdosamabanaDiossobre todas las cosas y eseamordeDiossevertíaenunapoderosa corriente de amor

mutuo. Había más amor enaquella familia virginal, másamormatrimonialyfilial,queen cualquier otra familia quehayahabidoohabrá.

UnNiñoqueeraDios

Dios-Hijo, poseedor de lanaturaleza divinaeternamente, sehizohombre.

Sin dar de lado a sudivinidad, se dio a sí mismouna naturaleza humana. Unanaturalezahumanaquenoerauna máscara, algo que lehicieraparecer un hombre yactuar como un hombre. Sucuerpo humano y su almahumana eran reales,realmente suyos, y lo siguensiendo, como nuestro cuerpoy nuestra alma humana sonrealmente nuestros.Verdadero Dios, se hizo

tambiénverdaderohombre.

Comocualquierotrohombre,empezó por el principio: porunembrión.Comoelrestodenosotros, nació a los nuevemeses, creció, fue niñopequeño, muchacho,adolescente, joven, hombreen fin. El cuerpo humanotienesus leyes,y lasasumió.El alma también –lógicas ypsicológicas,entreotras–ysesujetó a ellas. Tuvo cinco

sentidos,yfuncionabancomolos nuestros. El mundoexterior era captado por sucerebro poco a poco, viendo,oyendo, oliendo, gustando ytocando las cosas que lerodeaban. Su inteligenciahumana interpretaba lo quelos sentidos captaban yrecibía el cerebro; actuabasobre él, reaccionaba con él,realizaba todos los procesospropios del pensamiento enél.

Esto es lo que los filósofosllaman conocimientoexperimental, la maneracomo los seres humanosaprenden a pensar:experimentando yreflexionando sobre laexperiencia. Unas personaspueden hacer rendir a sucuerpo y a su alma más queotras, pero cuando esapersona es Dios elrendimiento esincomparablemente mayor

que el que puede obtenercualquier otro ser humano.Con todo, siguen siendo uncuerpo y un alma humanos.Si Jesús hubiera sacado deellosmás de lo que había enellos, su humanidad hubiesesido una especie de ficción.Con otras palabras: no tomóningún atajo. No usó sudivinidad para vencer laslimitaciones de suhumanidad.Siendoniño,tuvoquemamarlalechedelpecho

de sumadre.Hubiera podidonutrir su cuerpo infantilmedianteunactodesudivinaomnipotencia, pero hubiesesido convertir su humanidadnoenunafarsa,no,perosíenalgo de alguna maneraartificioso. Los milagros,cuando los obró, fueron paraotros, no para ahorrarsemolestiasyfatigas.Tuvoqueaprender a andar, ayudadopor sus padres; y a hablar,también ayudado por ellos.

Sería absurdo imaginárnoslocomo capaz de hablar desdesu cuna y dejando a suspadres que pensaran que leestaban enseñando a hablar.Con su ayuda, tendría quellevar realmente a cabo algoque sus cuerdas vocales y lafuerza experimental de sumentehumanalefueronpocoa poco facilitando; y suspadres se sentirían felices yorgullosos cuandopronunciara sus primeras

palabras.

Si María y José no lehubieran alimentadoadecuadamente, se habríadesnutrido y habría sido unalfeñique. Y porque leenseñaronahablarconacentogalileo, él hablaría tambiéncon el mismo acento, almenoshastaque laescuelayel tratoconhombresdeotrasprovincias fuera limando susasperezas.

Muchos niños llegan a sermás educados e instruidosque suspadres, perohayunaépoca en que éstos son susúnicos maestros. Lo mismoocurrió con Jesús. En sumente humana había ciertosdones sobrenaturales: lavisión directa de Dios y elconocimiento profético, entreotros. Pero en el terreno delconocimiento natural, comoeneldeldesarrollofísico,fuecreciendo como cualquier

otrohombre.Fueenestosdosterrenos en los que María yJosé tuvieron que jugar supapel de padre y madre.Ahora bien, ¿cuál eraexactamente ese papel,tratándose de un Niño que ala vez era Dios?... Cómo launión del hombre y Dios enuna sola persona funcionasede hecho era el primerobstáculo, yMaría y José notenían precedente alguno quepudieseguiarles.Nopodemos

saber, y sólo con muchacautelapodemosintuir,loquesignificó para ellos. ¿Hastaqué punto pudieron conoceralNiñoqueMaría,obedientea la voluntad de Dios, habíaconsentido concebirvirginalmente? María tuvouna función propia,indispensable, en laRedención de la humanidad,pero, ¿fue tan sólo uninstrumento en manos deDiosotambiénunagenteque

cooperó con Él inteligente yamorosamente?...

El primer punto de vistasupone tan sólo que el plandivino de la Redenciónrequería una madre, yMaríalo fue: eso es todo. Hizo loque tenía que hacer y sóloaprendió, poco a poco (porlas cosas que ocurrieron,como todo el mundo), quiénera el Redentor y lo que laRedención significaba. El

segundo,queDios lemostró,almenosen líneasgenerales,el alcance de laRedención ysu propia función en ella, locual implicaba saber que suHijoeraDios,lehubiesesidorevelado o no el misterio delaSantísimaTrinidad.

LaEscrituranonosdicecuálde estos dos puntos de vistaes más exacto, y la Iglesiatampoco, al menosexplícitamente. En cuanto a

los teólogos, no se ponen deacuerdo. El que se adopte,dependerádelaideadeDios,delaideadepaternidad,y,enúltimo término, de lo que lomás profundo de nuestro serdecide –no, por cierto,infaliblemente– que estolerable o no, que es o noadmisible.

Paramí,esindispensablequeDiosladejaraadivinarporsucuenta quién era el Niño y

cuál era su destino y sumisión. Ella era la únicapersona, humana o divina,quepodíadeciraDiosPadre:«Tu hijo ymío».No era unamujermás:habíasidoelegidapara lo que no es fantásticollamar una relación familiarcon la Santísima Trinidad.Me parece, pues, sumamenteimprobable que Dios no ledijera algo sobre elHijo queeraSuyoantesdeserdeella.Algo,insisto;notodo.

Tal es mi punto de vista,aunquemedoycuentadequeal juzgar lo que Dios debíahacer, me pongo en peligrode decidir lo que yo hubierahecho si hubiese sido Dios,peligro al que todos estamosexpuestos, especialmente losteólogosdemasiadoapegadosa sus teorías o sistemas.Conviene, pues, analizarnuestros propios juicios yprocurar no apegarse a ellospara no ser demasiado

dogmáticosencosasqueDiosnohadefinido.

Tal vez estén en lo cierto(aunque ellos también sonfalibles y conocen sobre eltema lo mismo que yo) losque sostienen que ladivinidaddesuHijonolefuereveladaaMaríaalprincipio,al menos explícitamente.Ahora bien, la revelaciónexplícitanoeslaúnicaformade conocimiento, y resulta

inconcebible que Ella, quevivió desde el primermomento una intimidadextraordinariaconsuHijo(unHijo que era Dios, no loolvidemos),nollegaraatenerrápidamente certeza de sudivinidad, una certeza quecomunicaría a su marido. Yquenosedigaque,deserasí,José y Ella habríanpermanecido postrados enadoración ante el Niño,porque en ese caso habrían

faltado a su deber comopadres, y el Niño, mientrasellos permanecían en éxtasis,sehubiesemuerto.

Todos los niños son«adorables», pero éste lo eraliteralmente.Poreso,estamostentados a pensar queteniendo aDios en su casaysiendo conscientes de ello,estarían siempre absortos,ensimismados, incapaces dealimentarle,lavarle,vestirley

enseñarle. Pero las cosas nosonasí, dehecho,ynosotrostenemos una experienciabastante parecida: Dios-hecho-Hombre realmentepresente en la SagradaEucaristía con tanta realidadcomo en la casa de Nazaret.Puesbien,sinuestroasombroreverente fuera tanparalizante como el queimaginamos ante elNiño, nopodríamos ni siquierarecibirlo, anulando la misma

razón de su presenciasacramentalentrenosotros.SiMaría y José no hubiesenhecho otra cosa quepermanecer postrados enperpetua adoración delNiño,habrían estado rehusando sucooperaciónalplandivinodenuestra Redención. Puestoque sabían que era Dios, leadoraban; pero como eraademás su hijo, tenían quevelar por él, cuidarle yeducarle; aunque,

probablemente, le rezaron ensecreto como a Dios-Hijopara que les ayudara aeducarlebien...

Recordemos una vez más loque la Encarnación significa:La Segunda Persona de laSantísima Trinidad,conservando su naturalezadivina, tomó una naturalezahumana, por lo que esamisma Persona tiene dosnaturalezas. Así, actúe como

Dios con una de susnaturalezas o como hombrecon la otra, es siempre lamismaPersonaquienactúa,yesa Persona es Dios. Hicieralo que hiciese, sufriese oexperimentase, era Dios-Hijoel que lo hacía, sufría yexperimentaba. Hay aquí unprofundo misterio, y si Diosno lo hubiese revelado, lamente humana nunca lohubiera sospechado. Pero loha revelado. Las acciones de

la naturaleza de Jesús eranverdaderamente humanas,pero era Dios quien lasllevabaacabo.

Puede parecer que estoyinsistiendodemasiadoenunaverdad suficientemente clara.La realidad es que nunca loestará del todo. Por eso,cuandoleemoslosEvangeliosdebemos tener siemprepresentequeeraDios-Hijoelque hacía todo. En caso

contrario, nocomprenderemos lo querealmente sucedió. Nestorio,un hereje del siglo V, decía,alparecer,quenopodíacreerque el niño que mamaba delpecho de sumadre eraDios.Nosotros podemos encontrarresistencias parecidas dentrode nosotros. Sin embargo, elmonarca más poderosoejerciendo su poder, el poetamás genial componiendo unpoema, el sabio más grande

haciendo un asombrosodescubrimiento no estánmáscerca de la inmensidad yomnipotenciadeDiosqueunrecién nacido al pecho de sumadre. Comparado con elInfinito, lo más grande ypoderosodetodolocreadonoes más que un puñado depolvo. El queDios, al tomarnuestranaturalezahumana,sehubiera revestido de unamajestad superior a la decualquier otro hombre, no

hubiese sido menosmisterioso que su aparicióncomounniñoindefenso.

Así, nos enfrentamos denuevoalmisterioqueMaríayJoséteníanqueafrontardíaadía, hora a hora. El niño eraDios. Dios-Hijo se habíahechoverdadero hombre, sinrecurrir a su divinidad parahacer lo que los demáshombres llevan a cabo consus solas fuerzas humanas.

Queeraunverdaderohombresignificaqueensusprimerosaños de Nazaret fue unverdaderoniño.Tuvoqueseralimentado,lomismoquelosdemásniños,sopenadedejara Dios desnutrido; lavado aregañadientes,comotodosloschavales, para que Dios noestuviera sucio; vestido, paraque no anduviera desnudo...Y le enseñaron a andar, ahablar, a aprender a utilizarlaspalabras.AÉl,queerael

Verbo,laPalabradeDios.

ChavalenNazaret

María y José tuvieron queenseñarle a hacer todo eso,como nuestros padres hanhecho con nosotros. En elterreno del conocimientoexperimental, quizáprogresara a una velocidad

asombrosa, pero tenía queprogresar. Crecía no sólo enestatura, sino en sabiduría(Lucas 2, 52). Como Dios,era laSabiduría infinita,perola mente humana que ahoraera suya tenía quedesarrollarse. Lo másdesconcertante para ellosseríaenseñarle la religión,sureligión. ¿Puede imaginarselo que es mostrar a Dios almismoDios?...

Las oraciones serían loprimero; plegarias sencillas,utilizando palabras queacababa de aprender. Luego,las verdades más simples,aprovechando las grandesfiestas. A nosotros, loscristianos, nos enseñaron loque significa la EncarnaciónylaRedenciónconmotivodela Navidad y la SemanaSanta. María y José lehablaríandelaPascuaydelaPentecostés judías. Todavía

no sabían que, treinta añosmás tarde, esas fiestascobraríantodosusignificado.

LlegóeldíaenqueJesústuvoedad suficiente para acudir ala sinagoga. El serviciosabático empezaba con lalectura de la Shema, trespasajes de la Escritura.Sabemos que los judíospiadosos recitaban esos trespasajes por la mañana y porla tarde. Y puesto que Jesús

los recitaría también, merecelapenaquelosconozcamos.

El primero, tomado delDeuteronomio (6, 4-9),empezabaasí:

«Oye,Israel:YavéesnuestroDios,Yavéesúnico.AmarásaYavé, tuDios, con todo tucorazón, con toda tu alma,con todas tus fuerzas, yllevarás muy dentro delcorazón todos estos

mandamientos que yo hoy tedoy. Incúlcaselos a tus hijos,y cuando estés en tu casa,cuando viajes, cuando teacuestes, cuando te levantes,hablasiempredeellos»...

El segundo, también delDeuteronomio (11, 13-21)decía así: «Si vosotrosobedecéis los mandatos queyo os prescribo, amando aYavé, vuestro Dios, ysirviéndole con todo vuestro

corazón y con toda vuestraalma,yodaréavuestra tierrala lluvia a su tiempo, latemprana y la tardía; y túcosecharás tu trigo, tumostoytuaceite...».

El tercero, tomado del Librode los Números (15, 37-41),empezabadiciendo:

«YavédijoaMoisés:«Hablaa los hijos de Israel y dilesque de generación en

generaciónsehaganflecosenlosbordesdesumantoyatenlos flecos de cada borde conuncordóndecolordejacinto,afindequelessirva,cuandolo vean, para acordarse detodos los mandamientos deYavé...».

Los tres pasajes estánrelacionados con losmandamientosyesfascinanteverloqueNuestroSeñordijode ellos cuando empezó a

enseñarsudoctrina.

Delprimerohizoelcentrodesus enseñanzas y, porsupuesto,desuvida.CuandoresumiólosmandamientosdeDiosendos(amaraDiosyalprójimo), llama al primero elmás grande; el otro, dependedeaquél.

En cuanto al segundopasaje,que parece prometerprosperidadterrenalaquienes

obedezcan a Dios yconsiderar el bienestarmaterial como fruto de larectitud de vida, no formaparte de su mensaje: lleva aloshombresaunterrenomásdesinteresado y másprofundo; les dice que debenestarpreparadospara sufrir eincluso para morir si leobedecen.

Al tercer pasaje jamás serefiere, si no es para

avisarnos del peligro detomar las manifestacionesexternas de devoción comoun sustitutivo de la devocióninterior. Los flecos y loscordones tampoco formanpartedesumensaje.

A los seis años, los chavalesjudíos empezaban a ir a laescuela. Las clases solíanimpartirseenlasinagogay,sihacía buen tiempo, al airelibre; los chicos permanecían

de pie o se sentaban en elsuelo. Se les enseñabaprimero a leer y a escribir,aunqueesmuyposiblequeaJesúsleenseñaransuspadres.Las lecciones versaban casiexclusivamente sobre laSagrada Escritura; noaprendían matemáticas, niciencias, ni geografía, nihistoria, salvo la del pueblojudío. Durante los primeroscuatro o cinco años se lesenseñaba laTorah, los cinco

librosdeMoisés.

Al enseñar a Jesús lasEscrituras, sus maestros notuvieron que enfrentarse conlas dificultades que, comohemos visto, desconcertaríanaMaría y a José, ya que noadvertían nada especial en elniño. Lo que Gabriel habíadichodeéleraunsecretoquenocompartíanconnadie.Nosconsta que cuando NuestroSeñor inició su ministerio

público y toda Palestinaempezó a hablar de susabiduría y de sus milagros,los vecinos de Nazaret sequedaron asombrados.«¿Cómo?... ¿Jesús, elcarpintero?...». Había vividoentreellosdurantecasitreintaaños, le conocían bien,algunos habían sido suscondiscípulos, otros habíannecesitado de sus servicios...¡No estaban preparados paraeso!

En el año sexto después deCristo, se produjo unacontecimiento político quedebió tener un especialsignificado para la SagradaFamilia; un significadomucho más profundo quepara cualquier otro habitantedeGalileaeinclusodeJudea,a la que afectabadirectamente. El monstruosohijo de Herodes, Arquelao,fuedepuestodesucargo,trasdiez años de sanguinario

gobierno. Ya hemos dichoque inmediatamente despuésde la muerte de su padre,mandó degollar a miles dejudíos. Comparado con esehecho, la degollación de losinocentesporHerodesresultacasi irrelevante. Muchos delos padres de los niñosdecapitados estaríanprobablemente entre lasvíctimas, pues asesinó amansalva.Tantoesasíque,alcabo de diez años, sus

súbditos ya no podían más,por lo que judíos ysamaritanos, que eranenemigos naturales, seunieronparadenunciarleanteAugusto. El Emperador,entonces, le desterró a lasGaliasyconvirtióaJudeaenun provincia romanagobernadaporunprocurador.Jerusalem dejó de ser lacapital de esa provincia y elprocurador se instaló enCesarea, en la costa

mediterránea.

7.ElepisodiodelTemplo

Lucasnosdiceque,todoslosaños,lospadresdeJesúsibana Jerusalem para la Pascua.Era la mayor de las fiestasjudías, en recuerdo de laterrible noche en que, milquinientos años antes, Dios

forzó alFaraónadejarpartirdeEgiptoaloshijosdeIsrael.El libro del Éxodo, en loscapítulos 12 y 13 cuenta lahistoria. El ángelexterminador mató a todoslos primogénitos de Egipto,salvo los de los judíos; elángel pasó de largo por suscasas. La fiesta se llamabapor eso Pascua –palabraaramea que significa «pasarpor encima», salvar– ytambién Phase, palabra

hebreadesignificadosimilar.

Alcumplirlostreceaños,losvarones de Israel estabanobligados a presentarse anteDios en el lugar por Élelegidodurantelastresfiestasde la Pascua, Pentecostés ylos Tabernáculos(Deuteronomio 16, 16). Losmuchachos más jóvenes,aunque no tenían obligación,iban con frecuencia alTemplo en esas fiestas, lo

mismoquelasmujeres.Maríaacompañaba a José todos losaños.

Cuando Jesús tuvo doce, lollevaron con ellos. Quizá lohicieronantes,peroéstaeslaprimeravisitaqueelEspírituSanto quiso queconociéramos. Es también elúnico suceso que ha llegadohasta nosotros en los treintaaños transcurridos entre elregreso a Nazaret y el

comienzodelaVidaPública.Se trata de un misteriosoepisodio, con tonosresplandecientes, perotambién rodeadode sombras.Podemos aprendermuchísimo estudiándolo,aunque el suceso, en suconjunto,senosescapa.Sólosomos capaces de sospecharpor qué elmuchacho hizo loquehizo.

Tal vez se unieran a un

nutrido grupo de peregrinosenNazaret,cuandopartieron,y a otros al alcanzar elcamino real que enlazabaJerusalem con el norte. Enaquellosdías,elrecorridoerade unos 150 kilómetros, queharían en cuatro largasjornadas. Su grupo nomarcharía en cerradaformación; unos irían másdespacioyotrosmásdeprisa;unos con unos amigos hoy ycon otros mañana. Sólo al

final de cada jornada, lasfamiliassereunían.

Permanecían en Jerusalemunasemana.Elprimerdía,el14deNisán,queeraelprimermes del año judío, sesacrificabaelcorderopascual,bienporelcabezadefamilia,bien por elmás digno de ungrupo si se unían variasfamilias,puesnopodíahabermenos de diez personas nimás de veinte en cada cena

pascual.

CaminodelAtrioInteriordelTemplo, la Sagrada Familiapasó por el Exterior, y allíJesúsniñovioaloscambistasdemonedayalosvendedoresde animales para lossacrificios, a quienes un díaarrojaría del Templo porquehabían convertido la casa desu Padre en una cueva deladrones. Allí, quizá, José ysu grupo comprarían el

cordero para su propiosacrificio.Unavezdegollado,unsacerdotesalpicabacon lasangre el altar de losholocaustos. Luego, se ledesollaba –pero no se lerompíaningúnhueso–yselellevaba a la casa en que lafamilia o el grupo celebrabala cena de Pascua, que solíadurar desde la puesta del solhastalamedianoche.Apartirde ese día y en los sietesiguientes, sólo secomíapan

ácimo,sinlevadura.

Al año siguiente, cuandotuviera trece, Jesús, comoprimogénito, estaría obligadoa ayunar durante todo el día,en recuerdo de losprimogénitos que noperecieroncuandoelángeldela muerte pasó de largo porlas casas de los israelitas.Ahora sabemos que elprimogénito de María era elunigénito de Dios y que el

sacrificio y la comida decorderos en aquellas fiestasdePascua eran sólo una pre-figuradeeseadolescentequese entregaría voluntariamenteal sacrificio en el Calvario yse nos daría como alimentoenlaEucaristía.

Transcurridos los ocho días,JoséyMaríaemprendieronelregreso a Nazaret. Comohemos visto, los peregrinosdeambulaban de un grupo a

otroylosjóvenesmuchomásque los mayores. El caminoestaba tan abarrotado degente que era casi imposiblelocalizaranadie.Peroalfinalde la jornada, cuando lasfamilias se reunieron denuevo,MaríayJosésedieroncuenta:Jesúsnoestabaallí...

Trascomprobar,preguntandoasusparientesyamigos,quenadie le había visto,regresaronaJerusalem,nosin

buscarle por todas partes,entrelosdemásgrupos,enlascasasyalqueríaspróximasalcamino.

Otra vez en la ciudad,llamarían a todas las puertas,preguntarían a todo elmundo... Hasta que, al tercerdía, «le hallaron en elTemplo, sentado entre losdoctores, escuchándoles ypreguntándoles».

Hemos dado en pensar,algunas veces, que Jesúsestaba enseñando a losdoctoresdeIsraelcuandosuspadres le encontraron, perono es eso lo que dice SanLucas. Lo que estabaocurriendoeraalgonormalenlos alrededores del Templo:grupos de personas secongregaban en torno de unrabbí para hacerle preguntasde moral, de teología o deliturgia,yelrabbícontestaba

dando sabias respuestas.Como parte de susenseñanzas, él preguntaba asu vez. Pues bien, en uno deesos grupos encontraron suspadres a Jesús. No estabaenseñando a los doctores,sino «oyéndolos ypreguntándoles». Contestaríatambiénalaspreguntasquelehicieranlosdoctores,peronodebemos olvidar que no lashacían para aprender, sinopara calibrar los

conocimientos del oyente.Sus respuestas, sin duda,debieron ser brillantes paraun muchacho de su edad,pues Lucas nos dice quecuantos le oían «quedabanasombradosdesusabiduríaydesusrespuestas»...Másqueasombrados, tal vez, pues elverbo griego que usa estodavía más fuerte:«arrebatados».

Nosotros,al leerel relato,no

nos asombramos tanfácilmente, porque sabemosQuiénera.Nosparecenaturalque sus respuestas fueranbrillantes. Pero nos gustaríasaber cuáles eran laspreguntasque leshizo,yporqué se las hizo. ¿Queríaaumentar sus conocimientoshumanos aprendiendo cosasque sus maestros de Nazaretno habían sido capaces deenseñarleoqueríacalibrarenqué dirección se movían los

pensamientos de losdoctores?...Lucasnonosdicenadadeesto.

María y José se asombrarontambién, y también aquí elverbo griego es más fuerteque el nuestro: seconmocionaron, recibieronunaespeciede«shock».¿Porqué?... No, pienso, por labrillantez de sus respuestas.Lo que les conmovió, lo quelesdejóestupefactosfueverle

mostrando su inmensasabiduría.

Peronoeratansólolacalidaddesuspreguntasyrespuestasloquehacíaquelespareciesetan distinto de como semanifestaba en Nazaret. Fuetambién su comportamientocon ellos. Como Dios, habíapromulgado el cuartomandamiento:honrarpadreymadre; como hombre, no loignoraba. Sabemos que

cuando este sorprendenteepisodio concluyó, regresó aNazarety«lesestabasujeto».Pero es evidente que, alsepararsedeellossindecirlesnada,noselessujetó.

Quizáseaésa la razónpor laque fue María quien leinterrogó,ynoJosé.ÉleraelcabezadefamiliayelqueenNazaret tenía la últimapalabra.Encualquierfamilia,unadolescentequeseausenta

sin permiso durante tres díaspuede esperar una buenareprimendadesupadre.Perotanto él como su madresabían que aquí había algoextraordinario, que Jesús noestaba actuando como unmuchacho corriente. Por eso,fue su madre la que habló:«Hijo, ¿por qué has obradoasíconnosotros?Miraquetupadre y yo, apenados,andábamos buscándote...».No había en estas palabras

reprimenda alguna; no pedíaasuhijoningunaexplicaciónde su desobediencia;simplemente, exponía laangustiadeJoséylasuya.

Sólo dos veces, en elEvangelio, encontramosdiálogos en los que NuestraSeñora habla y su Hijoresponde.Unoeséste;elotro,veinte añosmás tarde, en lasBodas de Caná. En ambasocasioneslaMadrehablauna

sola vez y el Hijo también.Eso es todo lo que se noscuentadesusconversaciones.Merece la pena detenerse enésta.

Cuando leemoselEvangelio,advertimos como doscorrientes de acción y deexpresión: unas veces,Nuestro Señor actúa y hablacomo hombre, otras comoDios. ¿Cuándo semanifestaría esta doble

corriente?¿SecomportaríaenNazaret siempre como unniño o, de vez en cuando,mostraría con sus palabras ysushechosqueeraDios?Nolo sabemos, pero la sorpresade su madre al verle actuarporsucuenta,sinconsultarnidecirlesnada,nossugierequefue la primera vez quemanifestósudivinidad.MaríasabíaqueeraDios,porqueselo había revelado el ángel;sabíatambiénqueerahombre

por su propia experienciamaternal. Ahora bien, ¿cómoseibaaexpresar ladivinidaden la humanidad? ¿Lo sabíaya o fue ésta su primeraevidencia?...

«Hijo, ¿por qué has obradoasí con nosotros?...». Lo quehabía hecho era dejarlesmarchar sin Él, separarse deellos, abandonarlos. En laspalabras de María hay comoun eco de otras palabras

todavía no pronunciadas:«Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?...».HayaquíunapenadeNuestraSeñora que no es sólo penapor su Hijo sino de ellamismaporsucausa.Perohaytambién algo sorprendenteque no suele sorprendernos.Sólo los expertos lo hannotado.Unodeellosmehizover lo extraño que era queMaríadijera«tupadreyyo»,pues en el lenguaje que

usaba,lasreglasgramaticaleseran lasmismasqueen latín:el pronombre de primerapersona se colocaba antes.Debíahaberdicho,pues,«yoytupadre».Cualquieraquelahubiese escuchado habríaquedado sorprendido por laincorreccióngramatical.Pero,¿esquehabíareglagramaticalcapaz de obligarla a ponerseellamismapor delante de suesposo?...

Jesús lecontestó:«¿Cómoesque me buscabais? ¿Nosabíaisqueesprecisoquemeocupe en las cosas de miPadre?»... Eso es todo. SanLucasnosdiceque«ellosnocomprendieron lo que lesdecía» y que, de regreso aNazaret, «su madreconservaba todas esaspalabras en su corazón».Examinemos despacio laspalabras que le eran tandifícilesdeentender.

Veinte siglos más tarde,seguimossinestarsegurosdeque Jesús dijera que debíaocuparse en las cosas de suPadre o en la casa de suPadre. En la versión griega,no aparece ninguna de esasdospalabras;sóloelgenitivo«de mi Padre» o «lo de miPadre», expresión idiomáticaquepuedeaplicarseacasayacosaso«asuntos».

Los primeros Padres de la

Iglesiaoptaronpor«casa»,locual parece más natural,aunque deja sin contestar lapregunta de María. El Niño,en ese caso, no habríapreguntado por qué lebuscaban –lo que eranormalísimo tratándose deunos padres amantes yresponsables–sinoporquélehabían andado buscando enotra parte. ¿No sabían que ellugar lógico para encontrarleera la casa de su Padre?...

Recordemos que en otraocasión,mástarde,sereferiráal templocomolacasadesuPadre: cuando arrojó a losvendedoresdelTemplo. ¿Porqué,pues,nohabíanacudidodirectamenteaél?

Si, por el contrario, lo quedijofue«enlosasuntosdemiPadre, tenemos una respuestaa la pregunta de su madre.¿PorquésehabíaquedadoenJerusalem? ¿Por qué?...

Porque había cosas de suPadre que necesitaban serhechas, que sus padres noteníanporquéconoceryqueÉl tenía que llevar a cabo atodacosta,aunqueleshiciesesufrir. El problema estáresuelto. Ahora bien, ¿qué«asuntos» podía resolveruniéndose a un grupo degente congregada en torno aunos doctores parapreguntarles yresponderles?... No lo

sabemos, aunque nosgustaría...

Hay algo más. María habíadicho«tupadre»,refiriéndosea San José. El niño habíarespondido «mi Padre»,refiriéndose a Dios. Yahemosobservadoquecuandose nos dice que NuestraSeñora «ponderaba» algo,solían ser cosas sobre lascualeselAntiguoTestamentono decía nada. Algo de eso

ocurría en este caso. En elAntiguo Testamento, secomparaaDiosconunPadre,peroningúnjudíosedirigíaaél como a un Padre. Enninguno de los treinta y treslibros del AntiguoTestamentoselellamaaDios«Padre nuestro».Ahora bien,su hijo había dichoclaramente «mi Padre».Gabriel también había dichoque sería llamado Hijo deDios,pero,¿lehabíaaclarado

todo el significado de estafrase?...

No sabemos si éstas eranalgunas de las cosas queMaría ponderaba en sucorazón. Los cristianos,ciertamente, siempre las hanponderado (los que lasponderan,claro).Perohayunproblemaqueseplanteahastael más irreflexivo cada vezque lee el Evangelio: elcontraste entre la angustia

reflejada en la pregunta deMaría y la aparente frialdadde la respuesta de Jesús:«¿Acaso no sabíais...?».Algunos comentaristaspiensan que el Niñosuavizaría sus palabras conun gesto, incluso con unacaricia. Puede ser, pero esmás seguro, quizá, atenernosa la letra del Evangelio ypensar no en la posibleexpresióndeJesús,sinoenloque realmente hizo. En este

episodio, como en el de lasBodas de Caná, lo que dijoproduce un efecto debrusquedad;pero loquehizoallí fue obrar un milagro apetición de su Madre. En elTemplo, a pesar de lo quedijo,«bajóconellos,yvinoaNazaret,ylesestabasujeto».

8.CarpinteroenNazaret

Tras el episodio en elTemplo, Jesús regresó aNazaretconMaríayJosé.«Yles estaba sujeto, y sumadreconservaba todo esto en sucorazón. Y Jesús crecía ensabiduríayedadygraciaante

Dios y ante los hombres»(Lucas2,52).

Así cierra San Lucas elsegundo capítulo de suEvangelio.Elterceroloiniciacon la aparición de Juan elBautista en la soledad deldesierto durante el añodecimoquinto del reinado delEmperador romano Tiberio,dieciochoañosmástarde.Laspalabras que hemos citado –treinta en total en el texto

griego– es todo lo que nosdiceLucasdeesosdieciochoaños.

Consermuypoco,esmuchocomparado con lo que dicenlos otros tres Evangelistas.Marcos y Juan empiezan surelato con la misión de Juanel Bautista, sin hablar de losucedido antes, si seexceptúan las maravillosaspalabras de Juan: «El Verbose hizo carne y habitó entre

nosotros». Mateo, por suparte, nos habla del regresode la Sagrada Familia deEgipto y de suestablecimiento en Nazaret,pero enlazándolo con laaparicióndeJuanBautistaenel desierto, como si nadahubiera ocurrido entremedias.Apartedelaambiguafrase de Mateo «en aquellosdías»,ningunodelostresnosdice cuándo inició sumisiónJuan elBautista. SoloLucas,

en un alarde de locuacidad,dedica cuarenta palabrasgriegasaprecisarlo.

Lesestabasujeto

Por poco que sea lo queSanLucas nos dice sobre losúltimos dieciocho años de lavida de Jesús en Nazaret,convieneprofundizar enello.

Cuatro cosas aprenderemos:una sobre María –queponderaba, que conservabatodo en su corazón– y tressobre Jesús: que les estabasujeto –les obedecía–, quecrecía en sabiduría y queagradaba a Dios y a quienesleconocían.

Su madre conservaba todasestas cosas en su corazón.Puesto que la inmaculadaMadredeDiosnoacababade

comprender del todo lo quehabíasucedido,noesextrañoque nosotros sigamos sincomprenderlo. Ahora bien,meditaba sobre ello, y lomismo debemos hacernosotros, pues, como yahemos dicho, las cosas quecuentan los Evangelistas,inspirados por el EspírituSanto, no carecen de sentidoy es nuestro deber tratar dedescubrirlo.

Es curioso observar que elepisodio del Templo no tuvoconsecuencias, al menos quenosotros sepamos. Nadievolvió a mencionarlomientrasvivióNuestroSeñor.Tampoco San Pablo ni losdemásApóstolesserefierenaél en sus epístolas; si causóalgún efecto en quienes lopresenciaron,nadasesupo.

En este aspecto, se parece alepisodio de los Magos

contado por san Mateo. Unade nuestras sorpresas en elcielo será saber por ellosmismos qué efecto les causósu visita. Otra, conocer poralgún testigo lo que Jesúshizodurantelostresdíasquepermaneció separado de suspadres. Cuando leencontraron, estaba hablandoen el Templo con losdoctores, pero, lógicamente,no pasaría allí esos tres días.¿Qué hizo en otros

momentos?¿Seocupóen«lascosas de su Padre», fuerancuales fuesen? ¿Fue esaocupación la causa de suextraña conducta? No losabemos,yescasiseguroqueSan Lucas tampoco lo supo.Si él se informó a través deMaría,comoparece,¿losabíaElla? ¿O era un secretocompartido únicamente porJesús y su Padre celestial?...En ese caso, razón de máspara que María reflexionara

sobreelhecho.

En cuanto a la escena delTemplo,elasombronodebióextenderse mucho más alládel grupo que la presenció.Un asombro pasajero.Probablemente, en Nazaretnada se supo de ello. Elmaestro del Niño se habríasorprendido bastante sialguien lehubieracontado loque nos dice San Lucas y lohabría considerado una

exageración.

De una cosa podemos estarcasi seguros: Jesús norepetiríalaescenaenNazaret.Si lo hubiera hecho, elmaestro probablementehabría decidido que habíallegado el momento de daruna lección al Niño, comosuelenhacerlosmaestrosconlos alumnos demasiadorepipis. Pero Jesús no haríanada espectacular, ni en la

escuela ni en ningún otrositio. No olvidemos loasombrados que sus paisanossequedaroncuando inició suvida pública. Evidentemente,ensustreintaañosenNazaretno habían visto ni oído nadaque hubiese podidoprepararles para los milagroso para el inusitado poder desumente.

Vivióallísujetoasuspadres.En aquellos tiempos, era

normal que los hijosobedecieran a sus padres.Otra cosa hubiese sidoinimaginable. ¿Por qué,entonces, nos lo dice SanLucas? Hay dos posiblesrazones. Una es que LucasnoshabladeunNiñoqueeraDiosynohayporquédarporsupuesto que ese Niñoconcreto obedeciese a suspadres, quienes, después detodo, le debían su existencia.Y la otra que, como San

Lucas habla de una ocasiónen que actuó con totalindependencia, quiere ponerderelieve loexcepcionalquetalformadeobrarera.

Cuando Dios-Hijo asumió ehizo suya una naturalezahumana, se convirtiórealmente en un hombre;como hemos visto, suhumanidad no era ficticia. Ycomo escogió tomar sunaturaleza humana de la de

unamadre,suniñez tampocolofue.Erarealmenteunniño.Por propia voluntad se habíahechounodeesosaquienes,como Dios, había dado elcuarto mandamiento. Asípues,estabasujetoaMaríaya José, pero especialmente aJosé, porque elmarido era elcabeza de familia y la suyaeraunafamilia,nounamadrey un hijo con José allí sólopara cubrir las apariencias.Obedecía a José, pues, y

tampoco esa obediencia erauna ficción. No hacía lo quese le decía para cumplir undeberquesehabíaimpuestoasímismo,convencidodequeél estaba por encima (comohacen algunos niños con suspadres).No representaba unacomedia. Su obediencia eraamorosa,llenadegratitud.

AgradableaDiosyalos

hombres

«YJesúscrecíaensabiduríayedadygraciaanteDiosyantelos hombres». Siencontráramos estas palabrasen la biografía de un santo,daríamos por supuesto queera una forma bonita determinar el capítulo de sujuventudantesdeentrarensuvida de adulto. No nosparecería que cada palabra

había sido cuidadosamentemedida por el biógrafo.Serían unas palabrasconvencionales,sobre todosiese santo había sido bueno ypiadoso desde pequeño. Unaespeciedefórmulaparecidaaladelasantiguasbaladasqueempiezan una nueva estrofadiciendo: «Cuando pasaronveinteaños...».

La impresión de que inclusosanLucasutilizaunafórmula

sencilla y ágil para concluirun período de la vida deNuestro Señor sin decirnosapenas nada, se ve reforzadasinos fijamosen loquediceun poco antes en el mismocapítulo.Efectivamente,enelversículo 40, ha dicho: «ElNiño crecía y se fortalecíallenode sabiduríay lagraciade Dios descansaba sobreÉl». Parece como si Lucas,después de cerrar el primerperíodo de la vida de Jesús

con esta frase, se hubieseenteradodelosucedidoenelTemplo y hubiese decididoincluirelepisodio,cerrándololuego con las palabras másarriba mencionadas (Algosimilar vemos en elEvangelio de San Juan: elcapítulo 20 parece que va aser el último, pero luegoañade otro que concluye demanerasemejante).

PerolasfrasesdeSanLucas,

comolasdeSanJuan,nosonunamera fórmula; aunque sehayan dicho palabrasparecidas de algunos santos,éstastienenunsentidomuchomásprofundo.

Consideraremos en primerlugar la afirmación de queJesús crecía en gracia anteDios y ante los hombres. Lapalabra griega utilizada aquícomo «gracia» es la mismaque utiliza san Pablo para

hablar de la graciasantificante; el sentido, sinembargo, no puede ser elmismo, pues el alma deCristo estaba llena de esagracia. Y es que, tanto aquícomo en el versículo 40 seemplea en el sentido de«favor», de «ser agradable».El versículo 40 lo muestraclaramente al decir que lagraciadeDiosestaba«sobre»Él, no «en» Él; y el 52 lorefuerza al decir que ganaba

charis (gracia) no sólo a losojosdeDios,sinotambiéndelos hombres, que no puedenconferirlagraciasantificante.Esdecir,queloqueexpresanestaspalabrasesqueJesússecomportabadetalmaneraqueagradabatantoaDioscomoalos hombres. ¿Qué hombreseran éstos? Sin duda los deNazaret, quienes luegotrataríandematarle...

Pero eso sería mucho más

tarde. Entonces le querían.No le veían como el Único,pero les parecía excelente:uno de los jóvenes mássimpáticosdeGalilea.

Crecíaensabiduría

Hay que descartar la falsaideadequeunasaccionesdeCristo eran realizadas por

Dios y otras por el hombre.Incluso las accionesaparentementemenosdivinas–como comer o llorar– eranrealizadas por Dios. Pero, almismo tiempo, las accionesde su humanidad erangenuinamente humanas. Notenía que acudir a sunaturaleza divina para hacerlo que cualquier hombrepuedehacer.Sudivinidadnoera una especie demecanismo para ahorrar

esfuerzo,detalformaquesusacciones humanas sequedasen en una meraapariencia. Su humanidad noera una ficción. Nuestraredención dependíaprecisamente de esa totalautenticidad.

También su inteligenciahumana era auténtica. Comohombreperfecto,sucuerpoysualmateníanlarealidadylaunidadpropiadelacondición

humana, como mi cuerpo ymi alma la tienen en elmío.CómounaPersonadivinaquees omnisciente actúa en lainteligencia limitada que hahecho suya es unprofundísimo misterio paranosotros. Ningunaexperiencia tenemos sobreello. Sólo podemosorientarnos por lo que losEvangelios nosmuestran quedecíayhacíaypor loque laIglesia que fundó nos enseña

alrespecto.

Su alma, nos dicen losteólogos,gozabadelaVisiónBeatífica, esa visión directade Dios que el resto de loshombressólopodrántenerenel cielo. Y el conocimientoque necesitaba comoRedentor y Maestro eracomunicadodirectamenteporDios a su inteligencia: elmismo conocimiento que seencuentra en los profetas,

aunqueinconmensurablemente másexactoymásamplio.

Para los que nunca hanposeído esos dones, esimposible establecer cuálesson sus leyes, pero, encualquiercaso,noparecequesean un obstáculo para elproceso normal delconocimiento humano ymenos que lo hagan inútil oirrelevante. La Visión

Beatíficaesunaagudavisión,no un conocimiento pormedio de ideas, ya queDiosmismo sustituye a la idea deDios en el intelectobeatificado. No se puedetrasladar,nipuedesustituir,alconocimiento terrenal, quefunciona mediante ideas.Además,eseconocimientonoconceptualsehallaaunniveltan distinto que no parecepoder manifestarseclaramente en la vida

ordinaria en la tierra. Cristolo tuvo mientras vivió entrenosotros, pero no podemosdescubrirloconcertezaensuspalabras o acciones. Pordecirlo así, es casi imposiblesorprender a Cristocontemplando sin velos elrostrodeDios.

Por otra parte, leencontramos, una y otra vez,actuandoo hablando a la luzde un conocimiento,

conceptualporsupuesto,que,sinembargo,sehallabaensuinteligencia humana sóloporque Dios se lo había«infundido». Con todo,incluso esta clase deconocimiento, para serplenamente efectivo, deberíaadaptarsealnormaldesarrollode una inteligencia humanacomo la suya, pues si no,como hemos dicho, sudivinidadhabríaanuladoasuhumanidad.

Lucasnosdicequecrecíaensabiduría. Así pues, pormucha ciencia infusa quetuviera, poseía también unconocimiento experimental:es decir, que aprendía comotodos los hombres aprenden,meditaba, como nosotrosdebemos hacer, sobre lo yaaprendido, y crecíahumanamente en sabiduría.Con otras palabras: sussentidos no eran una careta,sino que realmente los usaba

para percibir el mundoexterior; y su cerebro noestaba en su cabeza sóloporque para parecer humanohay que tenerla; no sólo seasemejaba a unhombre, sinoque su cerebro hacía lo quetenía que hacer. Su intelectohumano no era un adorno ounjuguete:lousaba.

Aprendía,pues,dequienesleenseñaban: María y José enprimer lugar, luego sus

maestros y en tercer lugar,susamigos,susvecinosylosvisitantes, toda esa gentevariopintadelaquetomamosesto o lo otro en el curso deuna vida normal. Y aprendíatambién de las cosas que lesucedían en casa, en elpueblo, en los campos querodeaban Nazaret. Suinteligencia humana era unestupendo instrumento deaprendizaje,másbrillantequeel que cualquier otro hombre

haya tenido o pueda tener(porque salió perfecto de lasmanos de Dios y la Personaque lo usaba no era menosperfecta en absoluto: loutilizabaalaperfección–yalutilizarlo lo desarrollaba–,haciéndolerendiralmáximo).Con todo, seguía el procesopropiodeunamentehumana.

En la escuela, le enseñaríanlas Escrituras, primero loslibros de Moisés y luego el

restodelAntiguoTestamentoyalgunosde loscomentariosde los principalescomentaristas de Israel. Enesteterreno,comonosocurresiempre cuando tratamos derepresentarnos lo querealmente sucedió, nossentimos desconcertados alpensar en Jesús leyendo elAntiguo Testamento yaprendiendo lo que decía delMesías, es decir, de Élmismo. No podemos por

menos de pensar que locomentaríaconsuMadre,queleharíapreguntascomotodoslos niños. Y que José, elhombredelacasa,escucharíaloscomentariosdeambosconuna atención y un asombroincomparables, haciendo almismo tiempo sus humildescontribuciones.

A medida que el Niño fueracreciendo,lacharlaseríacadavez más íntima. Llegaría un

díaenqueMaría lediríaqueJosénoerasupadresegúnlacarne. ¿Es fantástico pensarque su Madre le contara suconcepción virginal y elmensajedivinoreferenteaÉlmismo?... No olvidemos queeran una familia viviente, nouna pieza de museo. Noformaban un conjunto ritual,rígido, mudo respecto a lascosas que más lesinteresaban,pretenciosamenteconscientesdesuexcelsitudy

mutuamente asombrados delo que cada uno sabía de losotros. Una familia que sequiere lo comparte todo,pensamientosyasombros.Alprincipio,Maríaloponderabatodo en su corazón, peroluego lo hablaría con suesposoytambiénconsuHijocuando se fue haciendomayor.

Si la vida de familia tienealgún significado, el relato

del mensaje divino sería untema frecuente deconversación. «El EspírituSantodescenderásobretiyelpoder delAltísimo te cubrirácon su sombra. Por eso, elSanto que nacerá de ti serállamadoHijo deDios». ¿Lesllevaron estas palabras, máspronto o más tarde, a hablardelaTrinidad?...Nopretendosaberlo. Sólo afirmo quehabríasidoextrañoquenolohicieran. María no era un

pretexto para queÉl naciese;José no era un comodín paraevitar murmuraciones ychismes. Eran las dospersonas más queridas porDios y más próximas a suHijo. Si llegaron a hablar delaTrinidad o de la divinidadde Jesús, no hay por quépensarque lohicieran con laterminologíaquelaIglesiahaidofijandopocoapoco.Jesústenía su propia experiencialuminosa de esas verdades y

podía transmitir su realidadcon mucha más claridad quelos Padres del Concilio deCalcedonia,piensoyo...

MientrascrecíaenGalilea

Hayalgunascosasde lavidadeJesúsenaquellosañosquepodemos conocercontemplando el paisaje de

Galilea, estudiando lossucesos acaecidos en elmundoquepudieranafectarley analizando ciertos hechosque mencionan losEvangelios, iniciadosentonces.

¿Cómo transcurrían susdías?Empezaría muy pronto atrabajar duro, ayudando aJosé en la carpintería. Perohabía períodos de vacacionescada año, por no decir nada

delfamosoAñoSabático,unocada siete, en el que loscamposnosesembrabanylasviñas no se podaban comoseñal de que pertenecían aDios. Con los campesinosprácticamente ociosos en eseaño, los carpinteros tendríantambién poco trabajo.Cuatroo cinco veces en los treintaaños que precedieron a suMinisterio Público conocióJesúslafaltadetrabajoenlosañossabáticos.

Siendo joven, viajaría porGalilea.Muycerca, alOeste,estaba el Monte Carmelo,sagradoparalosisraelitasporsu relación con el profetaElías. Desde la cima, Jesúspodía descubrir toda la costadePalestina,denorteasur,yel mar Mediterráneo. Unosveinticinco kilómetros alEste,en línea recta, estabaellago conocido como Mar deGalilea, lago de Genesaret yMar de Tiberíades

indistintamente.Probablemente navegaría ensusaguas,puesunmuchachofuertecomoÉlsiemprepuedeser un valioso auxiliar en lasfaenas de pesca, que eraabundantísima. En ellasintervenían multitud derapaces,unosrobustosyotrosno tanto.Quizá no conocieraa todos,pero talvezse fijaraenunoquesellamabaSimón,sumamente impulsivo, y ensu hermano Andrés, más

reposado, ambos procedentesde Betsaida, en el extremonorte del Lago; es difícilimaginarse a Simón jovenpasandoinadvertidoentresuscompañeros.Y si alguna veznavegó en la barca deZebedeo, conocería aSantiago y a Juan, sus hijos,más jóvenes que Él, sobretodo Juan, pero fogosos, yaque los hombres arrebatadossuelenserlodesdeniños.

Había muchos lugares enGalilea cargados de Historiapara quien, como Él, seconociera al dedillo elAntiguo Testamento. Iría aveces al Lago por Endor,donde Saúl, en contra de laLey,visitóalaPitonisayoyóque sería destruido comohabía anunciado el difuntoSamuel, quien muchos añosantes le había ungido rey (Siel lector no ha leído esepasaje, lo encontrará en el

Primer Libro de Samuel,Capítulo 28; convendrá quelo lea y medite la razón queda Samuel para resistirse avolver a la tierra). Pero paranosotros, los cristianos, loque tienemás interés son loslugares que hizo eternamentefamosos al quedarinseparablementeunidosa sumisiónyasuvida.

A poco más de cuatrokilómetros de Nazaret estaba

Naím, donde más tarderesucitaríaalhijodelaviuda;quizá la conociera, pues esdifícil vivir treinta años tancerca sin conocer a la gentede los alrededores. Caminodel lago, pasaríainnumerables veces junto alMonteTabor,dondeundíasetransfiguraría mostrando unrayo de su gloria antes demorir.Enlasriberasdellago,hacia el Norte, estabaCafarnaúm, donde

pronunciaría el discurso delPan de Vida que San JuanreproduceenelcapítulosextodesuEvangelio.YalSur,enel punto del lago máspróximo a Nazaret, estabaMagdala; allívivíaMaría,dequienexpulsósietedemoniosy que fue la primera que lovio la mañana de laresurrección. Quizáadquiriese la reputación queha hecho que ciertaspecadorasseanconocidascon

elnombrede«magdalenas»–cuando se arrepienten, claro–en la época en que Jesúsestabaapuntodeconcluirsuvida oculta. Si fue así, sumalafamanolehabríadejadoindiferente; sus ansias desanar a los pecadores noaparecerían enÉl de repente,al comenzar su vida pública.Siemprelastendría.

Nazaret era un remanso depaz,perolasvisitasanualesal

Templo de Jerusalem de sushabitantes hacían que éstosestuvieran al tanto de todoslos acontecimientosmundiales o nacionales queafectaban a los judíos. Es desuponerqueseregocijaríanalconocer la aplastante derrotade las legiones romanas enTeutoburgo. Para un puebloconquistado siempre resultareconfortante que susconquistadores sufran unaderrota, aunque sea lejos, en

Germania. Además, para losjudíos de Palestina esaderrota era particularmenteplacentera porque el jefe deesas legiones exterminadas –que encontró lamuerte en labatalla– era Varo, quien, nohacía mucho tiempo, habíaahogado en sangre unarebelión acaecida en Judea,donde hizo crucificar a dosmiljudíos.

Seisañosmástarde,Palestina

entera, como todo el mundo,hablaría de la muerte delEmperador Augusto. Habíagobernado el Imperio ensolitario durante cuarenta ycuatro años y todo elmundosabíaquehabía sidounbuengobernante. Como hemosdicho, algunos de sussúbditospensabanqueconélse había iniciado una nuevaera,porloqueproponíanquese empezaran a contar losañosapartirdeesemomento.

¡Qué ajenos estaban alverdadero motivo por el queesanuevaeraibaacomenzarenseguida!... En vida deAugusto, el poeta romanoHoracio le había aduladocolocándolo entre los dioses,con su boca empurpurada,como ellos, por el vino quehacealosdiosessentirsemásdioses todavía... Y a sumuerte, el Senado romanodecretó que realmente sehabía convertido en dios.

Nosotros,quenodisponemoscomo Horacio de un hachapara afilarla más y más, ytampoco tenemosexperienciade lo que significaba vivirbajo su gobierno, noscontentaremos con imaginaralguno de sus más«divertidos»encuentros enelotromundo;porejemplo,conCleopatra, que prefirió morirenvenenadaporlamordeduradeunáspidaenfrentarseconél.

Su muerte afectó en ciertamanera a Jesús, pues susucesor,Tiberio,nombraría aPoncio Pilato procurador deJudea unos doce años mástarde. Jesús vivió bajo dosEmperadores romanos;poreldecretodeunodeellosnacióenBelén(¿daríaelreyDavidlas gracias a Augusto poreso?); por el funcionario quenombró el otro fuecrucificado en el Calvario, asiete kilómetros del lugar de

sunacimiento.

En el año 19 de nuestra era,Tiberio expulsó de Roma atodos los judíos (Claudiaharíalomismoenelaño49yla naciente Iglesia sufrió susefectos). Tal ofensa a supropio pueblo debióapesadumbrar e irritar a losjudíos de Palestina, pero loque más les afectó fue quealistó por la fuerza acuatrocientos israelitas y los

mandóaCerdeña.Acausadelosnumerosos ritosaque lesobligaba su religión –enmateria de alimentos, porejemplo, y de lavatorios, porno decir nada delinquebrantable descansosabático– Roma no alistabanunca a los judíos en suslegiones;peroelprimerpasoes el que cuenta y losisraelitas de todo el mundodebieron sospechar que estaacción de Tiberio era el

principio del fin de suexención.

De hecho, no lo fue. Unossoldados obligados a tantasrestricciones causaban másmolestias que ventajas en elejército, especialmente en elromano,queteníacomoreglael respetoa la religiónde losmismos. Así pues, el jovenJesús no fue llamado alserviciomilitar.¿Quéhubierahecho si hubiese tenido que

empuñar laespadaenunadelas guerras del César?¿HabríasidounadelascosasdelCésarquehabíaquedaralCésar?

Un acontecimiento menosimportanteacaecidoenelaño18 afectaría másprofundamente,añosdespués,a Nuestro Señor: Caifás seconvirtió en Sumo Sacerdotey se puso a ejercer su cargomano a mano con su suegro

Anás, que lo había detentadoantes y que estabainteresadísimo en que sushijos hiciesen carrera: cincodeellos,ademásdesuyerno,llegaron a ser SumosSacerdotes.

Así pues, los hombres quellevarían a laCruz aNuestroSeñor empezaban amoverse.Sólo nos queda pormencionar a HerodesAntipas, que había heredado

algunas de las dotes de supadre para dar coba a losemperadores. Acababa deconstruir una nueva ciudadesplendorosa, a la cual llamóTiberíades, aorillasdel lago,y trasladó a ella su capitaldesdeSéforis,que,comodije,estabamuycercadeNazaret.En el último año de la vidaoculta de Nuestro Señor,cometió uno de los peoreserroresdesuvida:sedivorciódesumujeryseunióalade

uno de sus hermanastros. SellamabaHerodíasy teníaunahija, Salomé, que bailabamuy bien. El odio del padrede su primera mujer acabópor hacerle perder sutetrarquía:murióenelexilio.

Unafamiliamásamplia

Cuando la Sagrada Familia

fueaviviraNazaretcayóenel anonimato. Cuando denuevo cobró ciertoprotagonismo, la familia quevemosnoeslamisma:unodesus miembros hadesaparecido y oímos hablardeotros.

Al concluir la vida oculta deJesús, José ya debía habermuerto.Noselevenuncaenla vida pública y, si hubieravivido, habría sido

impensable que no se lemencionaraymásimpensableaún que María se hubiesemovido tan libremente, conlos demás parientes, sin queéllaacompañara.

Para los católicos, es elabogado de la buenamuerte;murió,conseguridad,comoanosotros nos gustaría morir,en presencia de Jesús yMaría. Nuestra plegariafavorita a la Sagrada Familia

concluye así: «Jesús, José yMaría,expireenpazconvoselalmamía».

Pero si la familia se habíareducidoporunaparteconlamuerte de José, por otra seamplió con una serie deparientes de los cuales elEvangelio no había hechomención hasta entonces.Inmediatamente después delas bodas de Caná, San Juannos dice (2, 12) que Jesús

«bajó a Cafarnaúm con sumadre, sus hermanos ydiscípulos». Detengámonosunos instantes en esos«hermanos».

Recordemosque«hermanos»significa simplemente«hermanos»[7];esunaformadistintadelplural.Laprimeraforma (brethren) ha caído endesuso,exceptoen la Iglesia,pero, en cualquier caso, nohay diferencia alguna entre

las dos: ambas significan lomismo.Eninglésexistenesasdos formas, pero no enhebreo, enarameo,engriegoyenlatín.

Así pues, Jesús tenía«hermanos».¿Eranrealmentede sangre, hijos de María yJosé, concebidosnormalmente después de laconcepción virginal deJesús?...Enprimerlugar,esono les hubiera hecho

hermanosdeJesús,sinosemi-hermanos,yaqueJosénoerael padre de Jesús. Pero esque, además, la palabra«hermanos» no significanecesariamente, para losjudíos, hijos de los mismospadres. Puede referirse acualquierrelaciónpróximadeparentesco.

Las lenguas hebraicas notenían palabras distintas paradesignaralosprimos,lostíos

y las tías. Podían describir aunprimocomohijoohijadeun hermano o hermana delpadreodelamadre,peroeramás fácil decir «hermano» o«hermana», y así lo hacíannormalmente.Haynumerososejemplos en el AntiguoTestamento. Lot, porejemplo, era hijo de unhermano de Abraham,sobrinosuyopues,perose lellama hermano (Génesis 14,14). Labán, que quería

«colocar» a sus hijas alinfortunado Jacob, era primodel padre de éste, pero llamaaJacobhermano(Génesis29,15). Más adelante, en elprimer libro de losParalipómenos –que lasBiblias protestantes llamanCrónicas–, (23, 21 y 22)encontramos a los hijos deCis(másconocidocomoKishpor los lectores ingleses)casándose con sus«hermanas», lo cual hubiese

sido un incesto si las tales«hermanas»nohubieran sidoen realidad primas, hijas deunhermanodeCis.

Así pues, hablar de«hermanos» de Jesús nosignifica hablar de hermanosdesangre;podíanserprimos.Conocemos los nombres decuatrodeesos«hermanos»deNuestro Señor. Cuandoempezó a mostrar el poderque tenía, el pueblo de

Nazaret expresó su asombrodiciendo:«¿Noesésteelhijodel carpintero? ¿No se llamasu madre María y sushermanos Santiago, José,SimónyJudas?¿Noestánsushermanas entre nosotros?»(Mateo13,55).

¿Eran los«hermanos»quesenombran y las «hermanas»cuyos nombres se omitenhermanos y hermanas desangre de Jesús? Sabemos

que no. Si leemos los relatosde la crucifixión (Mateo 27,56;Marcos15,40;Juan,19,25), comprobaremos que lamadre de los dos primeros,SantiagoyJosé,eraMaríadeCleofás, a quien san Juanllama «hermana» de NuestraSeñora;porlotanto,eransóloprimos; sería absurdo pensarque los otros dos, Simón yJudas,citadosdespués,fueranhermanos.

¿Era María de Cleofásrealmente hermana deNuestra Señora?... Podíaserlo, pero también prima,cuñada, tía o sobrina.Hegesipo, que nació acomienzos del siglo II, diceque Cleofás era hermano desanJosé,encuyocasohabríasido sólo cuñada de laVirgen.Unodelosdiscípulosde Emmaús a quienes elSeñor resucitado se lesaparecióenelcamino(Lucas

24, 18) se llamaba Cleofás,peroanadieselehaocurridopensarqueunoyotro fueranelmismo.

Volviendo a los cuatro«hermanos», encontramosentre los doce Apóstoles dosSantiagos,dosSimonesydosJudas. Además de Santiago,el hijo de Zebedeo, había unSantiago el Menor, hijo deAlteo; además de Simón,llamado Pedro, había un

Simón llamado el Celote;además de Judas Iscarioteestaba Judas Tadeo. Lasemejanzaenelnombrenoesdecisivaenestoscasos,comonoloeseneldeCleofás,peroparece casi seguro queSantiago,elhijodeAlteo,eraelmismoSantiago «hermanodel Señor» que sería mástardeObispodeJerusalem,elcual escribió la epístola quellevasunombreyaquienSanPablo visitó en Jerusalem

(Gálatas1,19).YJudas,quetambiénescribióunaepístola,sellamaasímismohermanode Santiago. Cabepreguntarse: ¿Cómo esposiblequeSantiago fueraalmismotiempohijodeAlfeoydeMaría,esposadeCleofás?Algunos piensan que Alfeopudo ser el primer esposodeMaría; otros, que lo mismoque Saulo tomó el nombrelatino de Pablo, Alfeo pudoadoptar el griego deCleofás,

masculino del de Cleopatra,aunque no parece que fuerapordevociónaellaporloquelotomara...

Aunquehaymuchascosasdelas que los Evangelistas nonos dicen nada, parece comosi las dos familias –María yJesús por una parte, yMaríade Cleofás y sus hijos porotra– viviesen juntos,formando casi una solafamilia, quizá a lamuerte de

José y Cleofás. A Juan elBautista, que también eraprimo del Señor, nunca se lemenciona como pariente,pero a estos otros se lesdenomina «hermanos» yactúan formando un grupofamiliar.

Después de las bodas deCaná, «su madre, sushermanos y sus discípulosbajaron a Cafarnaúm» (Juan2,12).Parececomositodala

familiaabandonaraNazaretyfuera a establecerse enCafarnaúm. Y después de laAscensión del Señor,encontramos a su madre y asus «hermanos» en elCenáculo (Hechos 1, 14).Entreunoyotroepisodios,seles ve con María fuera dellugar donde Jesús estabapredicando en Cafarnaúm(Marcos3,31)ymástardelepreguntan por qué no sube aJerusalem en la fiesta de los

Tabernáculos(Juan7,3).

Unpardeversículosdespuésde esta referencia, San Juannos sorprende diciendo que«ni siquiera sus hermanoscreían en Él». Es decir, queasícomonohabíahechonadapara manifestar a suspaisanos de Nazaret que eramucho más que un hombre,así tampoco Él y su Madremostraban nada a sus máscercanos parientes del grupo

familiar. Cuando Jesús dice(Marcos 6, 4)queunprofetaes honrado en todas partes«menos en su patria y entresusparientesyensufamilia»,seguramenteestaríapensandoen sus «hermanos» y«hermanas».Paraellosyparasus conciudadanos era tansólo el carpintero.Terminarían creyendo en Él,desde luego,puesalgunosdeellossufriríanmartirioporsucausa.

Treintaañosycélibe

Hanpasadounostreintaañosdesde que naciera en Belén.Pronto, su primo Juan elBautista aparecerá en eldesierto y empezará sumisióndepredicarybautizar,quemarcarálaseñalparaqueNuestroSeñordejesutrabajode carpintero, abandone

Nazarete iniciesus tresañosdemilagrosyenseñanzasqueterminaránconsucrucifixióny la redención de lahumanidad.

Hayalgoqueextrañaríaasuspaisanos:teníayatreintaañosy continuaba soltero.Recordemos lo raro que erapermanecer virgen en Israel:ninguna mujer guardóvirginidad en el AntiguoTestamento y sólo un

hombre, el profeta Jeremías,ynoporrazonesespirituales;había excéntricos, como losesenios y quizá la secta deQumram, cuyos miembrosvivían apartados encomunidades propias ypermanecían célibes, peroeran la excepción y ademássu celibato no obedecíatampoco a profundas razonesreligiosas: Flavio Josefo diceque lo guardaban porque lasmujeres «se enzarzaban en

querellas domésticas». Elcaso es que el Carpintero noera ningún excéntrico yejercía su oficio con todanormalidad. ¿Por qué, pues,nosecasaba?...EnPalestina,los varones solían contraermatrimonio alrededor de losveinte años. ¡Cuántos padresconhijasenedaddemerecerle considerarían como unexcelente partido!... Y sustestarudosprimosnodejaríande decirle que por qué no se

casaba, que hacía por lomenos diez años que debíahaberlo hecho. María, porsupuesto, conocía la razón,peroguardaríaelsecreto.

Ésta era, sin embargo, suúnica«excentricidad».Por lodemás, le conocían bien: eraun hombre corriente ymoliente... Incluso cuandotoda Palestina se puso enascuas con susmilagros y elpoder de sus palabras,

Nazaret se mantuvoimpávida:leconocíandetodala vida, algunos habían ido ala escuela con él, otros lehabían encargado trabajosmás o menos importantes:arados, arcones, bancos... Sureacción ante la súbita famadel Carpintero era:«¿Cómo?... ¿Él?». Sonrisasescépticasque terminaríanenindignación y rabia cuandohablara en su sinagoga porprimera vez. Imaginemos al

fontanero de nuestro puebloconvertido de pronto enpredicador y taumaturgodespués de haberle conocidodurante muchos añosdesatrancando la pila defregarosoldandounacañería.No seríamos, seguramente,los primeros en creer en suspoderes... Pues bien, lomismo ocurrió en Nazaret.Eranincapacesdetomarseenserio lo que les contaban deÉl. Podía engañar a otros,

pero no a ellos. Ninguno desusdiscípulos,poreso,eradeNazaret, si se exceptúa a susprimos.

Le conocían bien, hemosdicho... Pero hay un peligroque nosotros, sus seguidores,que estaríamos dispuestos amorir por Él, tambiéncorremos. Ellos creíanconocerlebien,perosóloerancapaces de verle comohombre. Nosotros le

conocemoscomoDios,ynoshemos acostumbrado a ello;poresopodemosdecir«Jesúses Dios» sin sentir que elcorazón nos late másdeprisa... Igual que ellosdecían «Jesús es carpintero»ysequedabantanfrescos.

Merece la pena, pues,detenersedevezencuandoyreflexionar intensamentesobreelmisterio,detalformaque esa frase rutinaria

resueneennuestrocorazónyennuestramentecon todasugrandeza. No podemosmantener siempre nuestropulso acelerado pensando enlos asombrosos misterios denuestra fe, como laEncarnación o la SantísimaTrinidad, pero si nunca seaceleraesquenos faltavida:nuestro pulso religioso correpeligro de apagarse parasiempre...

Mirémosle, pues, fijamente:Era carpintero en una aldeaque, incluso en la pequeñaGalilea, era despreciada eignorada. No jugaba a sercarpintero como MaríaAntonieta jugaba a serpastora con sus damas en elpalacio de Versalles: Eracarpintero; su subsistenciadependíadeloquehiciese;siescaseaba el trabajo, Maríatenía que arreglarse comopudiera; sus vecinos le

pedirían un precio por susencargos y él procuraría quefuera un precio justo. Ellosregatearían, como escostumbre en Oriente,rebajando y rebajando,diciéndole, destemplados, siacaso creía que nadaban enoro. Luego, ya con mejoresmodales –si habíanconseguido que les bajara elprecio–,setomaríanunacopajuntos...

Yesehombre trabajador, esecarpintero, era Diosomnipotente, la SegundaPersona de la SantísimaTrinidad, por quien todas lascosas fueronhechas, incluidalamaderadesucarpintería,yelvinoquebebía,yelclienteque regateaba el precio;incluso su cuerpo y su almahumana: ese alma humanaque tenía que sostener lamaravilla de su Personadivina sin quedar ciega por

ello.

9.LaMisióndeJuanelBautista

Elprecursor

Los cuatro Evangelistasempiezan a narrar elcomienzo de la vida públicade Jesús con la aparición de

Juan el Bautista en eldesierto. Mateo enlaza lamisióndeJuanconelregresode la Sagrada Familia deEgipto. Lucas, con elepisodio de Jesús en elTemplo, y los otros dosinician su Evangelio condicha aparición, sin decirnadade losprimerosañosdeNuestro Señor, a excepciónde«elVerbo sehizocarneyhabitó entre nosotros» deJuan.

Esevidenteque lamisióndeJuan elBautista era esencial,que Jesús precisaba de ella.En su Evangelio, san Juaninterrumpe su maravillosoprólogo sobre laEncarnacióndel Verbo para decir: «Huboun hombre enviado de Dioscuyonombre era Juan.Él noera la luz, pero vino a dartestimoniodelaluz,paraquetodos los hombres crean enÉl». Así pues, la Luz delMundo, la luz que ninguna

otra luz puede ocultar,necesitaba de alguien quediera testimonio de ella,necesitabadeJuan...

ApenashaynadaenelNuevoTestamento que nos muestreporquélamisióndeJuaneratanimportante.NuestroSeñordicedeél:«Entrelosnacidosde mujer, no ha habidoprofeta mayor que Juan elBautista» (Lucas 7, 28). Yeso lo dice Jesús, que no

prodigaba sus alabanzas(tratemos de hallar otras enlos Evangelios). Ahora bien,aunque Jesús dice (en elversículo anterior) que Juanha venido a preparar sucamino, es difícil encontraruna razón por la cual lamisión de Juan fuese tannecesaria, sobre todo si setieneencuentaelpoderdelaSuya, tanto en obras (enmilagros) como en palabras.Los Evangelios no parecen

indicar que las palabras deJuan tuviesen una relacióndirectaconlasdeCristo,yenel resto del NuevoTestamentonadamássedicede la misión de Juan. SanPablo nunca lo menciona,aunque debió conocer cosasde él, ya que la únicareferenciaquetenemosdesusorígenes proviene de Lucas,compañeroydiscípulodesanPablo.

Lociertoesque,graciasasanLucas, la Iglesia se hainteresado vivamente porJuan.Grandessantoshansidobautizados con su nombre:sanJuanBautistadelaSalle,fundadordelosHermanosdelas Escuelas Cristianas, sanJuanBautistadeRossi, santodelsigloXVIIIqueseparecíamuchoasuhomónimo,ysanJuan-Bautista-MaríaVianney,el santocuradeArs, aquienlehubieragustadovivirenel

desierto, aunque el Señornuncaselopermitió...Aelloshay que añadir un númeroincontable de santosignoradosydecristianosmáso menos famosos que hanllevado su nombre; Molière,por ejemplo, el grancomediógrafo francés delsiglo XVII, se llamaba JuanBautistaPocquelin.

Pero lo que esto quiere decirúnicamenteesque lospadres

de estos cristianos más omenos famosos tenían unagran devoción al hijo deIsabel y Zacarías, no quetuvieranunaideaclaradeporquéeraesencialparaNuestroSeñor tenerle por Precursor.Sudevoción,seguramente,noiba dirigida tanto al Profeta,sin el cual a la misión deCristo le hubiese faltado unelemento esencial, como alniño cuyo nacimiento habíasidoanunciadoporGabriely

que había brincado de gozoen el vientre de su madre aloír la voz de la Virgen deMaría, cuando entró en casade suspadresportandoen susenoalaSegundaPersonadela Santísima Trinidad; alhombre, en fin, que habíapagadoconsucabezaelvalordedecir laverdada lamadredeSalomé.

DesdelacircuncisióndeJuanhasta el día en que comenzó

su gran misión preparatoriade la más grande de Cristo,hayunlapsodetreintaañosysólodosfrasesreferentesaél:una es «El niño crecía y sefortalecía en el espíritu»(probablementeenelEspírituSanto, ya que la frase esparecida–aunquenoigual–ala de san Lucas en elversículo40delcapítulo2desu Evangelio, referente aJesús);laotra,«yhabitóeneldesierto hasta el día de su

manifestaciónaIsrael».

Isabel y Zacarías eran yaancianos cuando Juan nació.Por eso, los comentaristaspiensan que morirían siendoél todavía joven, y queescogióeldesiertoenvezdelsacerdociocomosupadre.Elsacerdocio judío había sidoimportantísimo, pero sólocomo símbolo o figura.Ahora, sin embargo, laRealidad prefigurada estaba

ya en elmundo y Juan teníauna misión concreta alrespecto, distinta de lasacerdotal.

Al sur de Jerusalem hay doszonas áridas, abruptas yrocosas. Una se extiendehaciaeloesteylaotraaleste,hacia el Mar Muerto, dondeun hombre, todavía hoy,puede vivir en soledad casitotal. Aquí, probablemente,hizoJuanelBautistasulargo

noviciado.Sehasugeridoquepasó algún tiempo con losesenios,comomástardeharíael historiador Flavio Josefo.Puede serque así fuera, perosi lo hizo, las enseñanzas deesta secta rigurosa y ascéticanoinfluyeronparanadaenél;al contrario, reaccionócontraellas.

No sabemos nada de su vidasolitaria,salvoloquecomíayvestía.Usabaunvestidocuya

forma –si es que teníaalguna– desconocemos;estaba hecho de piel decamello (que los nómadasusan para hacer tiendas decampaña)yseloajustabaalacinturaconunatiradecuero.Comía–noslocuentanMateoy Marcos– langostas y mielsilvestre. Las langostas sonunos insectos voladores deunos cinco centímetros delongitud que los beduinoscomen todavía secadosal sol

y salados al gusto. Pero loquecomíaoloquevestíaeralo de menos; hubiera podidoayunartambiénensucasa;noerasimpleascetismoloquelehabía conducido al desierto,sino la búsqueda de soledad,una soledad en la que lasalmasqueaellasonllamadasencuentran su madurez y susolidez.

¿Le tentó el demonio?... Suextraña, casi inconcebible

concepciónenelsenodeunamadre menopáusicafecundada por un ancianosacerdote, causaría unapasajera conmoción en elTemplo.Satanásnodejaríadeenterarse y se pondría avigilaralniño,especialmentedurante sus largos años deestancia en el desierto.Nunca, por supuesto,descendió una paloma sobreél,nuncaseescuchóunavozdel cielo, pero esas cosas

jamás le habían sucedido anadie y el demonio no podíasaber que eran signosdefinitivos que surgirían undía. Los fariseos sepreguntarán más adelante –yterminaránpreguntándoseloaJuan– si él es el Mesías.Seguramente también se lopreguntabaSatanás.

ElBautistaapareceenel

desierto

Llegó un día en que «lapalabra del Señor se posósobre Juan, el hijo deZacarías, en el desierto. Yvino a lo largo del Jordán,predicando un bautismo depenitencia para remisión delospecados»(Lucas3,2).

Llegó un día, sí, pero¿cuándo?... Lucas suministrauna extraordinaria

abundancia de datos,diciéndonos quién reinabaaquí y allá y quién era elSumo Sacerdote, pero todoslos que nombra vivieronmuchos años, y la únicadeclaración que hubierapodido fijar la fecha delcomienzo del ministerio deJuan –«el año decimoquintodel reinado de TiberioCésar»– no la determina enabsoluto, pues no es posiblesaber si el primer año del

reinado de un emperadorromanocomenzabaalosdocemeses de su ascensión altrono o bien en el mismomomento de ascender.Además, con Tiberio la cosaes más complicada, puesAugusto le había asociado altrono, con derecho desucesión,dosañosantesdesumuerte. ¿A partir de quémomento cuenta Lucas?...Losquepiensanquelohaceapartir del año de su

asociaciónal trono,tienenunbuen argumento a su favor,pues eso querría decir queJuan inició su misión el año26, que debió ser un añosabático.Comohemosdicho,un año de cada siete losjudíos no sembraban nivendimiaban,enseñaldequela tierra pertenecía a Dios.Los campesinos permanecíanprácticamente ociososdurante ese año, lo mismoque los terratenientes que

vivían de la venta de losproductos del campo. Esoexplicaría que «de toda laregión de Judea y todos loshabitantes de Jerusalem»acudiesen a Juan cuandoiniciósupredicación.

Juan insistía en la necesidadde arrepentirse, urgiendo alarrepentido a que sebautizara.Suéxitoinicialfueextraordinario.Debióbautizara miles y miles de personas

en el río Jordán, puesbautizaba a todo el que se lopedía, mientras que loseseniossólolohacíantrasunlargoperíododepruebas.Poreso, sin duda, era conocidopor Juan el Bautista; así lellamaron sus propiosdiscípulos, Herodes, Jesús, einclusolamismaSaloméque,incitadaporsumadre,pediríaque le trajeran su cabeza enunabandeja.

EstonoquieredecirqueJuaninventara el bautismo.Fue elBautista por excelencia, perocasi todas las religiones lohabían practicado como unaforma religiosa depurificación. Los judíostambién lo tenían. En eldecimosexto capítulo delLevítico lo encontramosunido a la confesión de lospecados: el sumo sacerdotedebía «confesar todas lasiniquidades de los hijos de

Israel»y«lavarsuscarnesenel lugar santo». Pero talconfesión era tácita ycolectiva,noindividual.

Una característica propia dela predicación de Juan –aunque no exclusiva– era suinsistencia en la confesiónpersonal de los propiospecados. Y como es normalque los hombres expresencorporalmente lo que sientenprofundamente, respondían

con diligencia a la limpiezade su cuerpo para simbolizarla de su alma. Pero lo queponíaaJuanenlalíneadelosgrandesprofetasdeIsraelerala llamada al arrepentimientoporqueestabacercadelReinodelosCielos.Lapalabraqueusaba era metanoia, que,literalmente,significacambiode mente, o, más todavía,cambio de alma, un dar laespalda al pecado en lasprofundidadesdelpropio ser.

Esto fue lo que, en el fondo,provocó que los líderes deIsrael le volvieran la espaldaa él. Ellos esperaban, enefecto,lavenidadeunnuevoreinoquedaríaalosjudíoseldominiodelmundo,perocasinadie leshabíadichoqueeranecesario que setransformarancompletamentepordentroparahacerposibleesereino.

Inclusoibamáslejos.Conlos

fariseos, que formaban lavanguardia del judaísmo, ylos saduceos, que poseían elSumo Sacerdocio, usó lasúnicas palabras violentas quepronunció:«Razadevíboras,¿quiénosenseñóahuirdelaira que está a punto dellegar?...». Esto ya erabastante,pero lo insoportablevenía luego: «Haced frutosdignos de penitencia y no osgloriéis diciéndoos: TenemosaAbrahamporpadre.Porque

yo os digo que Dios puedehacer surgir de estas piedrashijosdeAbraham»(Mateo3,7.9). Con otras palabras: laestirpe, la raza, su mayororgullo y su gloria, no iba aserlapiedradetoque.

Esinteresantehacernotarquepara Juan, como para Cristo,los jefes del judaísmo fueronlos que merecieron sus másduras palabras.Generalmente, Juan fue

sumamentemoderado.Eradeesperar que veinte años devida en el desierto entrebestias salvajes, semi-desnudo y mal alimentado,hubieranconducidoaJuanalfanatismo. No hubo nada deeso y si alguien lo duda quelealosversículos10al14deltercer capítulo del Evangeliode san Lucas. A quienes lepreguntaban qué debíanhacer,lesdecía:«Elquetienedostúnicas,déunaalqueno

la tiene, y el que tengaalimentos haga lo mismo».También se muestramoderado con dos tipos depersonas odiados por losjudíos: los recaudadores deimpuestosy lossoldadosqueservían a la dominaciónextranjera. A los primeros,cuando venían a bautizarse yle preguntaban qué debíanhacer, les decía: «No pidáismás de lo justo». Y a lossoldados–gentilesmuchosde

ellos,con losque loseseniosevitaban todo contacto– lesrecomendaba: «No hagáisextorsión a nadie nidenunciéis falsamente ycontentaosconvuestrapaga».Y es que este solitario sabíaponereldedoenlasfaltasdecadauno,porqueescuchabaatodos cuando venían aconfesar sus pecados. Talmoderación en susadvertencias y remedios, sinembargo, parecerían

increíbles –y todavía loparecen–a todos losquedanpor supuesto que una dietamal equilibrada producenecesariamente un carácterdesequilibrado.

Eldesagradodelosjefes

Toda Judea hablaba de Juan.Cuatrocientos años sin

profetas tenían al pueblohambrientodeprofecías.Peroser profeta –convienerecordarlo– no quiere deciradivinar (aunque puedeocurrir), sino hablar en vozalta,proclamar laverdadconel poder de Dios. Juan nohizo ningún milagro; lafuerza de sus palabrasbastaba.

Bastaba, sí, para lamasa delpueblo, pero no para los

líderes, los cuales, con eseinstintoquetienenaveces,loconsideraban peligroso. Erapara ellos –por utilizar unaterminología actual– un«agitadordemasas»,y,comodijoNuestro Señor, atribuíansu influjo sobre el pueblo aque estaba endemoniado. Si,almenos,sehubieselimitadoaurgirelarrepentimientoyabautizar, habría contado consu apoyo, pero hablaba depecados, de sus pecados. Ya

hemos visto que los llamabaraza de víboras, y en eldesierto habría vistomuchas,consurepugnanteaspecto.

Un día, le enviaron unaembajada de sacerdotes ylevitas para probarle. Locuenta el Evangelista sanJuan (1, 19), que era uno delos discípulos del Bautista yestaba probablemente allícuando la embajada sepresentó. Sus componentes

empezaron por preguntarlequién era y él no perdió eltiempo con genealogías(probablemente conocían lasuya, y, en cualquier caso,sabían que era hijo deZacarías, un sacerdote comoellos); lesdijoloquequeríansaber:«YonosoyelCristo».Entonces, ¿quién era?...¿AcasoElías?...Tampoco.

Ambas preguntas se referíana su derecho a bautizar.

Sabían,porEzequiel(36,25),que se produciría unapurificación con agua en elpoder de Dios: «Yo osaspergeré con aguas puras yos purificaré de todasvuestras idolatrías... Os daréuncorazónnuevoypondréenvosotrosunespíritunuevo;osarrancaré ese corazón depiedra y os daré un corazónde carne». El Mesías, pues,tendría derecho a bautizar, yElías también, puesto que

creíanquevolveríaalatierrapara ungir al Mesías. Peroquedaba otra posibilidad:¿Seríaelprofeta?...

Una frase del Deuteronomio(18, 15) habla de Diossuscitando «de en medio deti, de entre tus hermanos, unprofeta comoyo».Pedro citaesta frase (Hechos 3, 22), ytambién Esteban (Hechos 7,37) en el discurso queterminó con su lapidación.

Los judíos del siglo I, tanayunos de profetas, lainterpretaban como unapromesa de un profetaconcreto, demasiado especialpara tener un nombre, otroMoisés.

Pero Juan tampoco era «elProfeta»: era tan sólo laVozque clama en el desierto:«Enderezad los caminos delSeñor», frase tomada deIsaíasquelaembajadadiode

lado como irrelevante.Entonces,pensaronquehabíallegado el momento depreguntarle lo que queríansaber: «¿Con qué derechobautizas, si no eres elCristo,niElías,nielProfeta?».

LarespuestadeJuancontienedos comparaciones: la de supropiobautismoconotromáspotentey ladeélmismoconUno más poderoso, que seencuentra ya entre ellos y

cuyo camino ha venido apreparar. Los cuatroEvangelistas relatan dedistintamaneraloqueJuanelBautista dijo sobre ambascosas.Lascombinaré.

En cuanto a su propioderecho a bautizar, no dijonadaalaembajada,aunquesíasusseguidores:queDios lehabía enviado a bautizar conagua. A aquéllos les dijo,simplemente, que su

bautismo limpiaba el cuerpo,no el alma; que era sólo unsímbolo de la limpieza deésta.Peroañadióqueestabaapunto de llegar Uno quebautizaría con el EspírituSanto y con el fuego, fraseque probablementerechazarían como jergaprofética, aunque Juan noquisiese expresar con eltérmino«EspírituSanto»másque lo que el AntiguoTestamento con el de

«EspíritudeDios».

De ese Uno que estaba apuntodevenir,queyaestabaentre ellos, Juandecíaque élno era digno de desatar lacorrea de su sandalia. Dijotambién algo más, algo queconfirmó la sospecha de loslíderes sobre la peligrosidaddeJuan:Elquehabíadevenirteníayaensumanoelbieldopara limpiar la era yalmacenar el trigo en su

granero, pero la paja laquemaría en un fuegoinextinguible.No les gustabaese juego de trigo y paja;habían dado siempre porsupuesto que ellos eran eltrigo y la chusma ignorantede la Ley la paja, pero Juanno parecía compartir esepunto de vista, ya que loshabía llamado raza devíboras. A partir de esemomento,lospríncipesdelosjudíos sevolvieroncontraél;

no dirían a Herodes que loapresara, pero respiraríantranquiloscuandolohizo...

10.JesúsbautizadoporJuan

¿Porqué?

Un día, mientras Juanbautizaba en el Jordán, vinosu primo de Nazaret y lepidió que le bautizara.

¿Cuánto tiempo llevaba Juanbautizando? LosEvangelistas, como decostumbre, no nos danningunapista.Mateoselimitaa decir «entonces» yMarcos«en aquel tiempo».Lucas nousa ninguna fraseintroductora y en cuanto alCuarto Evangelio es tan«intemporal»como losotros,aunque, al menos, deja claroque Cristo ya había sidobautizado cuando el Bautista

fueinterrogado.

Veamos lo que dice sanMateo (3, 13-17). Lasprimeras palabras de Juan aJesús fueron: «Soy yo quiendebe ser por ti bautizado, ¿yvienestúamí?».LareaccióninmediataespensarqueJuanse referíaa la inferioridaddesu propio bautismo respectoalqueJesús ibaa instituir,eldel Espíritu Santo. Sinembargo, haydos razones en

contradeesaidea.

La primera es que elEvangelista san Juan afirmaque Juan el Bautista dijodespués de bautizar a Jesúsque cuando se presentó nosabía quién era. ¿Por qué elEspírituSantonoprovocóenJuanunaconmociónsimilarala que le hizo saltar de gozoen el vientre de su madrecuando María –con Jesús ensuseno–fueavisitarla?...La

respuesta es que el EspírituSanto ya le había dicho cuálsería la señal que le haríaconocerle, y esa señal no sehabía producido todavía.Ahora bien, ¿por qué no loconoció naturalmente, siendosuprimo?...Sinduda,porqueno se habían vuelto a verdesdeniños.Juansehabíaidomuy jovenavivir al desiertoy es probable que no sehubieranencontradodenuevodespués de aquel primer

encuentroenelsenomaterno.

¿Quéquería,pues,decirJuancon esas palabras?Seguramente, lo siguiente:Juan estaba bautizandopecadores como símbolo desu arrepentimiento. Susveinte años de totalausteridad en el desierto,comiendo langostas y mielsilvestre, lehabíandotadodeuna santidad que le permitíareconocer otra mucho mayor

que la suya. Sin duda leparecía monstruoso bautizaral hombre que tenía ante él;lo propio era que él, elBautista, sorprendiera a lasmultitudes que había estadobautizando recibiendo lasaguaspurificadorasdemanosdeotro.

La respuesta de Jesús a Juanes la segunda frase que losEvangelistas ponen en labiosde Jesús; la primera es la

respuestaquedioa sumadredieciocho años antes, cuandolo encontró en el Templo.Estasegundarespuestaestancontundente como la primeray todavía más breve:«Déjame hacer ahora, puesconviene que cumplamostoda justicia» (Mateo 3, 15).Sólo podemos sospechar porqué «convenía». Puede serque, así como Juan estabadando testimonio de Él, Éldebía darlo de Juan, y eligió

esta forma de afirmar elderecho de Juan a bautizar,derecho que las autoridadesdel Templo iban a poner entela de juicio; puede sertambién que considerase elministerio de Juan y subautismocomolacoronacióndel Antiguo Testamento yque, como judío, quisiesesometerseÉlmismoaélantesde proceder alestablecimiento del Nuevo.Peroloquemásnosimporta,

lo que tuvo una importanciainconmensurable para Juan,fueloquesucedióluego.

LaPalomaylaVoz

CuandoJesússaliódelJordándespués de que Juan lebautizara,«seabrióelcieloydescendió el Espíritu Santoen forma corporal, comouna

paloma, sobre Él, y se dejóoír del cielo una voz: “Túeresmihijo amado, en timecomplazco”». Así lo afirmasanLucas(3,22).

¿Quién vio la Paloma y oyóla Voz?... El Bautista, sinduda, alguna; así lo dicenMateo y Marcos, y así loexpresó el mismo Bautista,como nos cuenta san Juan.Pero, ¿quién más?... No losabemos. Si los presentes

vieron y oyeron, cabepreguntarse qué pensarían delaPalomayde laVoz.Nadahabía en el AntiguoTestamento, que pudieraprepararles para la palomacomo forma corporal delEspíritu de Dios: se ofrecíanpalomas en los sacrificios,comohizoNuestraSeñoraenla Purificación, pero ése eratodo su papel en la religiónjudía. Para nosotros, lapaloma es el símbolo por

excelenciadelEspírituSanto,pero para la multitud allícongregadatalvezfuerasólounaverevoloteandosobreunhombre joven reciénbautizado. El Bautista sabíaque era mucho más que unpájaro; que se trataba delsigno prometido porDios: elEspíritu Santo, descendiendosobre Aquél cuyo precursorera él. Por ese signo loreconoció. Ahora bien,¿comprendióelsignificadode

laspalabrasquepronunció laVoz?...Losdemásoyentes,silos hubo, desde luego no, yaque el Antiguo Testamentonohabía reveladoelmisteriodelaSantísimaTrinidad,alaluz del cual la palabra Hijoadquieretodosusignificado.

HuboOtro, desde luego, queoyó laVoz y vio la Paloma:el mismo Jesús, pero lo quetodoestosignificóparaÉlensuhumanidadnolosabemos.

¿Eralaúnicafinalidaddeestehecho identificarle ante Juanel Bautista y mostrar susingularidad a todos lospresentes? ¿Tuvo tambiénpara Él algún significadoespecial?... Conocía, sinduda, su filiación divina,puesto que era Dios, pero,¿vibrósualmahumanacomoladecualquierotrohombrealoír que su Padre celestial ledecía«entitengopuestatodamicomplacencia»?

¿Y qué decir de la Paloma?Descendiendo en forma delenguas de fuego, el EspírituSantoabriríaundíaunnuevocapítulo en la vida de losApóstoles. Descendiendocomo una paloma, ese día,abrióunnuevocapítuloenladel Señor. El bautismo deJuannoeraelsacramentodelbautismomediante el agua yel Espíritu Santo que Cristoiba a establecer, pero cuandobautizó a Jesús, el agua y el

EspírituSantoyaestabanallí.

Recordemos una vez másque, aunque Cristo es Dios,su humanidad no era unaespeciedevestidodequitaypon. No «se revistió» dehombre para redimirnos: sehizo hombre. Su naturalezahumana era real, auténtica.Por eso necesitaba, comonosotros, tener VidaSobrenatural para hacer esascosasqueestánporencimade

la naturaleza humana y queDios ha querido quehagamos. Como Dios,conocía todo y podía hacerlotodo, pero, como hombre,necesitaba que el EspírituSanto habitase en su alma.Disfrutaba de esainhabitación, plena, en todomomento.Másdeunavezsenos dice en los Evangeliosqueactuabamovidooguiadopor el Espíritu Santo. Laprimera es la que estamos

considerando, ya que fueinmediatamente después dedescendersobreÉllaPalomacuandofue«conducidoporelEspíritu al desierto» (Lapalabra griega, más que«conducido»,es«empujado»,«arrojado»).

¿Por qué al desierto?... Laexperiencia humana nos diceque el alma debe estar solaconDiosantesde iniciarunagran obra. Los místicos han

escrito cosas maravillosassobre ello, pero la Escrituraesmásparca en este sentido.Todo lo que dice es esto:«Jesús fue conducido por elEspíritu al desierto para sertentado por el demonio»(Mateo4,1).

11.Dueloeneldesierto

Cuarentadíasdeayuno

Según una antigua tradición,elsolitario lugaralqueJesúsfueconducidoporelEspíritues una alta colina de unos

seiscientos metros que seeleva al norte de Jericó.Unahoraodosdecaminodesdeelsitio en que fue bautizado lellevaría hasta allí. En ella –quizá en una de las cuevasquehayensus laderas–pasócuarentadíasdetotalayuno.

Puede ser o no una cuentaexacta, pues cuarenta, comosiete, era una especie denúmero simbólico entre losjudíos. Moisés y Elías –que

más adelante conversaríancon él durante laTransfiguración– tambiénayunaron durante cuarentadías: el primero en el monteSinaí,antesdedescenderconlas tablas de la Ley porsegunda vez (Éxodo 34, 28).Yelsegundodurantesuviajeal monte Horeb, donde lehablóDios, no enmedio delvendaval,del terremotoydelfuego, sino conel susurrodeuna suave brisa (1 Reyes 19,

12,13).

Jesús pasó aquellos días deayuno solo conDios, alejadode la gente. Había bestiassalvajes en los alrededores –talvezhastaalgúnleopardooalgún león– pero nosignificaban peligro algunopara la total inocencia deCristo; además, la compañíade los animales no distraecomo el barullo humano, suinútilconversación.

Lo que Jesús hablara con suPadrecelestial, lo ignoramos.Sería estúpido hacerelucubraciones sobre ello.Tampoco sabemos lo quehabló con los doctores en elTemplo, cuando, a los doceaños,suspadresloperdieron.Sólo sabemos cómo terminóaquel episodio y cómoconcluyó éste: Satanásaparecióenescena.

ElDiablo,alacecho

Muchos cristianos,actualmente, tienden aconsideraralDiablocomounpersonajedeopereta;otrosseavergüenzan de creer en él.Incluso los que sonconscientes de su malvadarealidad, piensan en él comoen una especie de comparsaque merodea por losalrededores de la Redención.

Sin embargo, en este grandrama es uno de losprotagonistas, pues Jesús fueconducido al desiertoprecisamenteparasertentadoporél,yaqueeravoluntaddeDios que los tres años demisión que culminaron connuestra Redención se vieranprecedidos por este conflictoentre el Redentor y elEnemigo. Para comprenderpor qué, es preciso quesepamosclaramentequiénera

elEnemigo.

Elhombrenoeslacimadelacreación. Está hecho aimagen de Dios, sí, perotambién los ángeles, loscuales, por su naturaleza,están por encima de loshombres, ya que el espírituque los asemeja a Diosconstituye la totalidad de suser;notienenqueemplearsuenergíaenanimaruncuerpo,ni depender de él para

conocer el universo creado.Su naturaleza, pues, no essólosuperioraladelhombre,sinomuchomásexcelsa.

Con todo, también ellostuvieron que ser probadosantesdealcanzarlametaparala cual Dios los creó, comonosotros. Antes de seradmitidos a la VisiónBeatífica–lavisióndirectadeDios, en la que todo esgloria– tuvieron que escoger

entreDiosyellosmismos.Yun número considerable deellos, inducidos por uno,escogió el mal. Cayeron. Elinfiernofuesudestino.

Elcabecilladelasublevacióneselquecuenta (unaantiguafrase irlandesa le llama «ElAbaddel Infierno»). Jesús lotuvo tan presente en suspensamientos que seríaestúpido que nosotros nosolvidáramos de él. El Señor

lo llama homicida desde elprincipio, mentiroso y padrede la mentira (Juan 8, 44).Estas palabras resumen ydefinen sus principalescualidades.EnelApocalipsisse le llama Apollion, quesignifica también homicida.El nombremás corriente conque se le designa es el deDiablo, que significacalumniador,elquedenigraalos demás. A san Pablo legusta llamarle así. En las

epístolas a Timoteo y Tito,les advierte sobre las«diabluras»deestetipo.

Jesús utiliza también otrosdos nombres: le llamaBeelzebub, que significaSeñor de las Moscas(cualquiera que haya vividoen un país cálido conoce esaplaga); en griego, Beelzebul,Señor de la Casa, un dioscananita. Y, másfrecuentemente, Satanás, el

Enemigo.

¿Porquéaparecióenescena?

El primer Adán habíasucumbido al ataque deSatanás. El Segundosignificabaundesafíoparaél.La derrota del primero habíaconvertido a Satanás –dehecho, no de derecho– enPríncipe de este Mundo;Jesús lo llama por estenombre (Juan 12, 31). Pues

bien, si el hombre iba a serrehabilitado, era preciso queSatanás fuera destronado. EnelmomentodelaCaída,Dioshabía prometido esarehabilitación(Génesis3,14-15) no en términos derestauración humana, sino dederrota de Satanás. Comocastigoporcausarlaruinadelhombre, Dios iba a ponerlepordebajodelnivelalquesupropiacaídalehabíallevado:Searrastraríasobresuvientre

y comería polvo todos losdías de su vida. Pero no erasóloeso:ElHombre tambiéniba a derrotarle: la simientede la mujer le aplastaría lacabeza. Podemos ver, pues(aunque oscuramente, porsupuesto),porquéelEspírituSanto condujo a Jesús alescenarioenqueseibaaabrirla primera batalla de unaguerra decisiva. Y podemosver también,másclaramente,por qué el Diablo aceptó el

desafío. De todos lospersonajes del drama de laRedención, él era el menosindicado para inhibirse, yaque estaba en juego sucabeza.

Sinduda,nosabíaloqueestosignificaba exactamente. Unespíritu puro no tiene cabezaque pueda ser aplastada.Había tomado forma deserpiente y la maldición delSeñorhabíasidopronunciada

en términos aplicables a losreptiles. Quizá comprendieraun poco mejor lo dearrastrarse sobre el vientre ycomer polvo, pero se leescaparía, atormentándole laduda, lo que Dios habíaquerido decir con eso de lacabeza aplastada. Estaríaseguro, eso sí, que un nuevotormento se añadiría a losmuchosquehabíaescogidoalsepararse de Dios. Erasuficientemente inteligente

comoparanoilusionarseconla ideadeque laamenazadeDiosnosecumpliría.

Podría, desde luego, morderel talón a quien le venciera.Pero, ¿cómo conocer a suenemigo?... «Simiente demujer»eraunaextraña frase,que no le decía gran cosa aSatanás. Millones y millonesde hombres habían venido almundo y no había demoniossuficientes para morderles a

todos el talón. ¿Cuál era elreservado para él? ¿Cuántasveceshabía«mordido»aunou otro pensando en laposibilidad de que fuera elquehabíadevenir?...

Teníapoderosas razonesparaespiar al Carpintero deNazaretconespecialcuidado.No sabemos lo que habíavisto u oído sobre laAnunciaciónyelNacimientoen Belén, pero seguro que

había vigilado estrechamenteal Bautista, el primer profetaque,despuésdecuatrocientosaños, aparecía en Israel.Quizá le oyera decir queestaba a punto de llegarUnomás poderoso que él y quetoda carne vería la salvaciónde Dios. Quizá viera venir aJesús al encuentro de Juanpara ser bautizado, y a Juandiciéndole que debía ser alrevés. ¿Vería Satanásdescender la Paloma y oiría

decir a la Voz «Éste es mihijobienamado?».

Si vio la Paloma, tal vez nosignificara para él otra cosaque para los presentes: yahemosdichoquenohaynadaenelAntiguoTestamentoquemuestre a la paloma comosímbolo de Dios o de supoder. Ahora bien, laspalabras que luegopronunciaría al tentar alSeñor («Si eres el hijo de

Dios...») dan la impresióndeque Satanás había oído almenoslaspalabrasdelaVoz.¿Quépensaríadeellas?...

NuncahabíavistoaDios.LaVisión Beatífica era larecompensa para los ángelesquepermaneciesenfielesalaprueba, y el Diablo y lossuyos se rebelaron. Nopodemos saber si la doctrinade la Santísima Trinidad lesfue revelada a los ángeles en

su primer estado de graciapero no de visión, como elSeñor nos la ha revelado anosotros.Sinoselareveló,elDiablo la desconocía. SólopodíaserunestrictoUnitario[8], pues, sin revelación,ninguna criatura es capaz deconocerlamásíntimaverdadsobreDios.Contodo,lafrase«Hijo de Dios» muy bienpudiera haberle llenado dedeprimentespresagios...

Frenteafrente

«SielHijodeDiossenosharevelado» –dice san Juan ensu primera epístola– «es quepodía deshacer lo que elDiablo había hecho». Nopodíamos contar con unmásclaro rechazo de los quepiensan que el Diablo no esmásqueunvistosocomparsa

en la historia de nuestraRedención, ni tampoco conunamás clara explicación delarazónporlaqueelEspírituSanto condujo a Jesús aldesierto para ser tentado porSatanás al comienzo de suvidapública.

Mateo y Lucas describen elduelo con bastante detalle;Marcos se limita a decirnosquelohubo.ElEvangeliodeeste último se basa en la

predicacióndePedroy esdeimaginarquealApóstolnolegustaría demasiado contareste episodio. Al fin y alcabo, laspalabrasdeJesúsalfinaldelcombate–«Apártate,Satanás»– le recordaríanaquellas otras que Cristo ledirigió más tarde: «Retíratede mí, Satanás, que meescandalizas...» (Mateo 16,23). Tanto es así que seemplea el mismo verbogriegoenamboscasos.

Si leemos los primeros onceversículosdel capítulo cuartodelEvangeliodeSanMateoyluego los trece primeros deldeSanLucas,sopesandocadaincidente y contemplándolotodo con nuestros propiosojos,veremosqueelordendela segunda y terceratentaciones es diferente enuno y en otro Evangelios.Como otros muchoscomentaristas, seguiré aMateo,yaqueparecesermás

completo: concluye su relatoconlaordendeCristoaSatánparaqueseretireyañadequeéste le dejó «hasta otrotiempo».

Reflexionemosprofundamente sobre quiéneseran los que se enfrentaban:Uno, la Segunda Persona dela Santísima Trinidad, Diosdesdetodalaeternidady,sinembargo, verdadero hombreen la naturaleza humana que

habíahechosuya.Elotro,unespíritu puro, todo élinteligencia y voluntad: unavoluntad pervertida y unainteligencia mucho máspoderosa que la de cualquierser humano.En los tres añosque iban a seguir, muchoshombres se enfrentarían aCristo, pero nunca seríainterpelado por una mentecomparable a la de Satanás.Es útil, pues, recordar que elconflicto que vamos a

analizar envolvía a dosespíritus muy superiores enpoder mental al nuestro. Poreso, es imposible agotar elmisterio de lo que sucedió.Por otra parte, no convieneolvidar, cuando escuchemoslaspalabrasdeCristo,quenohabía comido nada desdehacía muchos días y sucuerpo necesitaba seralimentadoexactamenteigualqueelnuestro.

¿Se le apareció Satanás enforma humana o le tentódesdelassombrascomosuelehacer con nosotros? No losabemos. La opinión másgeneralizada es que se leapareció en forma humana,que la realidad humana deCristo tuvo que enfrentarsecon la máscara de hombreutilizada por Satanás. Si fueasí, sería una figura de unSatanás combativo, guerrero,con su irrealidad al asalto de

lo real. Pero es posibletambiénquetentaraaJesúslomismo que a nosotros, sinmostrarse a sí mismo enacción. En cualquier caso,Mateo y Lucas relatan elepisodio como unaconfrontación real, fuera éstavisualosolamentemental.

Seguiremoselduelodecerca:tres asaltos de Satanás, tresquites de Cristo. ¿Qué habíadetrás de los tres asaltos?...

Creo que lo que había era lapureza inmaculada deCristo,su absoluta ausencia depecado.Pornuestrospecadosanteriores, el diablo conocenuestros puntos flacos, losfallos y fisuras de nuestranaturaleza caída, unas vecescuradayotrasconlasheridastodavía abiertas. Connosotros, sabe por dóndeatacar; con Cristo, actuaba aciegas. Sólo podíaimprovisar.No podemos leer

sus pensamientos (ni él losnuestros), pero podemos verlo que hizo (como él puedeverloquehacemosnosotros).

Tres propuestas formuló aCristo, las tres orientadas –quizá toscamente– por elcomportamiento que habíantenido muchos siglos anteslos hijos de Israel en eldesierto.Cristo, por suparte,respondió con tres textos delDeuteronomio, todos ellos

apropiados y referidos almomento en que el puebloisraelita se disponía a iniciaruna nueva vida. Satanás,seguramente, estuvo presenteen aquelmomento; si es así,no hizo más que repetirse alcomienzodelaformacióndelnuevo pueblo de Israel. Perotambién es posible que nohiciera más que referirse atres maneras corrientes decontemplar la figura delMesías y tratara de ver si

correspondían al misteriosoCarpintero: el Mesías comoportador de todo lo que elhombre necesita, comosoberano al que el mismocielo protegerá de todopeligro y como dominadordel mundo al que sesometerántodoslosreinosdelatierra.

Las dos primeras tentacionesseabrencon laspalabras«Sieres el hijo de Dios». Y es

que era imprescindible paraSatanás saber lo que esaspalabras significabanexactamente. Habían sidoutilizadas en el AntiguoTestamento para referirse alMesías (Salmo 2, 7), pero¿cuálerasusentido?...

¿Se le ocurriría pensar alEnemigo que «hijo de Dios»queríadecirenrealidadDios-Hijo?Esmuypocoprobable.Incluso en el caso de que la

doctrina de la Trinidad leshubiese sido revelada a losángeles antes de la caída deSatanás, no habrían llamadoPadreeHijoalaprimerayala segunda personas de laSantísimaTrinidad,yaquenoexiste entre los ángelesnocióndeparentesco.

Laexpresión«hijosdeDios»habíasidousadacondistintossentidos en el AntiguoTestamento: para referirse al

pueblo elegido, por ejemplo(Éxodo4,22),y,enplural, alos jueces judíos (Salmo 82,6). Satanás conocía esasexpresiones y también la delLibro de Job, que analizaríaconsumaatención,yaqueeneselibrosehablabamuchodeélydelafantásticazarabandaque había organizado aexpensasdelpobre Job.Puesbien, en ese libro (1, 6; 2, 1;38, 7), se empleaba laexpresión «hijos de Dios»

para designar a los ángelesque habían permanecidofieles. ¿Pensaba acasoSatanásqueelMesíaspudieraser un ángel que se habíahecho hombre de algunaforma inexplicable paraaplastarlelacabeza?...

Primeraprueba

«Y habiendo ayunadocuarenta días y cuarentanoches,alfintuvohambre.Yacercándose el tentador, ledijo: Si eres hijo deDios, dique estas piedras seconviertan en panes» (Mateo4,3).

Leyendo deprisa, nosparecerá que nada podía sermás natural. Nuestro Señorestaría desfallecido, casimoribundo,ySatanásleatacó

en el punto más débil. Pero,¿erarealmentetannatural?

Nada nos dice que, hasta esemomento, Jesús hubieraobrado ningún milagro;faltaba todavía algún tiempopara la conversión del aguaenvinoenlasbodasdeCaná.Así pues, parece como siSatanás le incitase a haceralgoquenuncalehabíavistohacer. Había muchosmilagros en el Antiguo

Testamento operados porDiosatravésdeloshombres,pero Satanás no parecesugerirqueelcarpinterohagauno acudiendo a Dios.Simplemente ledice:«diqueestaspiedrasseconviertanenpanes». Como las piedras notienen oídos, lo que Satánpretendía era que Cristohicieraqueseconvirtieranenpanes por un acto de suvoluntad. Ahora bien, lavoluntadhumanano tiene tal

poder sobre lanaturaleza.Loúnico que podemos movercon nuestra voluntad esnuestro propio cuerpo:podemosalzarunbrazoounapierna poniendo enmovimiento los músculoscorrespondientes; tambiénpodemosmoverotroscuerposatravésdenuestrocuerpo,nodirectamente, mediante unacto de voluntad. Losángeles, sin embargo, sípueden. Toda la Biblia está

llenadeejemplosdesupoderpara producir efectosmateriales,loscualessólolospuede producir su voluntad,ya que carecen de cuerpo.Satán, pues, pedía alcarpintero que hiciera algoque un hombre no puedehacer,perounángelsí.

Nuestro Señor no le dijo sipodíahacerloono.Se limitóa contestar con un texto delDeuteronomio (8, 3): «No

sólo de pan vive el hombre,sinode todapalabraquesaledelabocadeDios».Satanás,por supuesto, conocía esacita, probablemente muchomejorquenosotros,peroaunasí se preguntaría qué teníaque ver con su proposición.En el Deuteronomio, estaspalabras cobraban su sentidomoralalaluzdelhechoaquese referían: las quejas de losisraelitas en el desierto porhaberles conducido Dios a

lugares donde no había pan;Dios, entonces, les habíadado el maná, por lo que elsignificado de esas palabrasera, obviamente, que, si seobedece a Dios haciendo loque nos pide, Él termina porproveer a nuestrasnecesidades.

Satanás, probablemente,pensaría que el Carpintero leestaba tomando el pelo alrechazar su proposición con

indiferenciaydesprecio.Peroese texto del Deuteronomiocontenía una palabra que ledebió dejar profundamentealiviado: hombre... «No sólodepanviveelhombre»...Sinduda el Mesías no habríacitadoesetextosinofueraélmismounhombre, y sólo unhombre...

Segundaprueba

En su siguiente proposición,parecequeSatanás rebajóuntanto su punto de mira: enlugar de urgir aCristo a queobrase un milagro por símismo, le induce a que seanlos ángeles quienes lorealicenasufavor:«Lellevóentonceseldiabloalaciudadsanta, y poniéndole sobre elpináculo del templo, le dijo:SiereshijodeDios,échatedeaquí abajo, pues escrito está:“Asusángelesencargaráque

te tomen en sus manos paraque no tropiece tu pie contraunapiedra”»(Mateo5-6).

¿Cómo llevó Satanás a JesúshastaJerusalem?¿Locondujoenrealidadousóelpoderquetiene para producir imágenesenlamente,detalformaqueNuestro Señor se viera a símismo en lo alto delTemplo?... Mateo y Lucasutilizan aquí el mismo verbogriego que usa Marcos

cuandoCristo tomó conÉl aPedro, a Santiago y a Juan yles hizo subir almonte de laTransfiguración, y el mismotambiénqueutilizanMateoyMarcos cuando se llevó conÉlalosmismostresapóstolesalhuertodeGetsemaní.

Sea como fuere, SatanáscondujoaJesúsal«pináculo»del Templo, probablementeun punto elevado del techoque caía a plomo sobre el

torrente Cedrón, cien metrosmásabajo(Segúnunaantiguatradición, Santiago elMenor,primodelSeñor,fuearrojadodesde allí y encontró lamuerte). Desde ese punto,Jesús vería, al otro lado delCedrón, el Monte de losOlivos, desde el cual, tresaños más tarde, ascendería alos cielos sin necesidad dequeleayudaranlosángeles.

Por primera vez en este

desafío, Satanás citó laEscritura(Salmo91,11-12)yJesúslecontestóconotracitade lamisma: «No tentarás alSeñor tu Dios»(Deuteronomio 6, 16).Desafiar a la muerte paraganar gloria humana y, almismo tiempo, desafiar aDios para que a uno no leocurra nada, sería gravepresunción y arrogancia paracualquierhombre.

Terceraprueba

El tercer asalto a Cristo estotalmente distinto de losotros.Vayamosporpartes.

«Denuevolellevóeldiabloaun monte muy alto y lemostró todos los reinos delmundo y la gloria de ellos»(Mateo4,8).

Elverbogriegoutilizadoaquíes el mismo que antes, peroes innecesario decir que, eneste caso, el «traslado» deCristo fue efecto de suimaginación, pues no existeen toda Palestina –ni enningún otro sitio– un montetan alto que desde él puedanverse todos los reinos de latierra al mismo tiempo.Nuestra propia experiencianos dice cuántas cosaspueden suceder en nuestra

mente en una fracciónmínimadetiempo;sueñosenlos que ocurren infinidad dehechos se desarrollan ensegundos, y nuestrospensamientos circulantambién a veces a velocidadprodigiosa. En una mentemucho más perfecta que lanuestra, como la de Cristo,que no dependía del cuerpoenlamedidaenqueelpecadohahechodependerlanuestra,la cuestión de tiempo apenas

seplantea.

Satanás prosiguió diciendo:«Todo esto te daré, con supoder y su gloria, pues a míme ha sido entregado y aquien quiero se lo doy; si tepostras ante mí, todo serátuyo»(Lucas 4, 6-7).LoqueMateoresumeasí:«todoestote daré, si, de hinojos, meadoras».

Jesús respondió con otro

texto delDeuteronomio: «AlSeñortuDiosadorarásyaÉlsoloservirás».

¿QuépretendíaSatanás?

Si consideramos los trescebos propuestos a Jesús porel diablo, vemos que van demenos a más: pan, unahazaña espectacular y,

finalmente, todos los reinosdelatierra.Sinembargo,conrelacióna lapersona tentada,el movimiento esdescendente,comosiSatanásfuera bajando el punto demira: primero, un milagroobrado por Jesús mismo,luego un prodigio a su favorrealizado por los ángeles y,finalmente,quesehumille,sepostre ante él y le llameSeñor.

¿Esperaba Satanás que elSeñorsucumbieraaalgunadeesas tentaciones?... A laprimera,quizás:habíavistoaun hombre hambriento apunto de desfallecer y, comono sabía los recursos de quedisponía su alma, parecíarazonable que por saciar suhambre hiciese cualquiercosa.Lasegundaylatercera,sin embargo, nos dejanperplejos.

Respecto a la segunda hayalgo que resulta absurdo. Enel Salmo 91 se promete, enefecto, que los ángelesprotegeránaloshombresqueobservenlaLeydeDiosensuvidaordinaria.Satáncitaestafrase para animar a Cristo aquesearrojealvacíodesdeelpináculo del Templo. Salta ala vista que no hayadecuación alguna entre loque dice el Salmo y lapropuesta del diablo; esmás,

ésta resulta cómica: «Échatede aquí abajo, pues escritoestá que encargará a susángeles que te tomen en susmanos para que tus pies notropiecen con algunapiedra». La coletilla final esadecuada para los quecaminan a pie, pero no tienesentido referida a un hombreque se precipita al vacío. Lodemenos es lo que le puedaocurrir en los pies cuando«aterrice»;lomásprobablees

queserompalacabeza.

Laterceratentacióntienemáscoherencia. Si todo lo quesabíaSatanás sobre Jesúseraque se comunicabapersonalmente con Dios,difícilmente podía esperarque cayera de rodillas yadorara a su enemigo. Perosabíamás.Hubieraobservadoo no los prodigios querodearon la concepción y elnacimiento deNuestro Señor

y los que acompañaron subautismoporJuan,lostreintaaños de vida purísima en laoscuridad no le habríanpasado inadvertidos. Comosabemos, fue tentado lomismoquenosotros(Epístolaa losHebreos 4, 15), lo cualsignifica que estuvo sujeto alas sutiles incitaciones alpecado provenientes delInfierno. Treinta añoscontemplando cómo las máspoderosas inteligencias del

Averno no conseguían nada,habían preparado al PríncipedeesteMundoparahacerunesfuerzosupremo.Tratabadetriunfar allí donde suscompañeroshabíanfracasado,pues un nuevo fracaso lepondríaenridículoanteellos.

Nuestro poder mental ynuestra experiencia enmateria de tentaciones sonmuy inferiores a los suyos,pero no podemos por menos

de pensar que si lo quepretendía era lograr queNuestro Señor pecara, no lohizodemasiadobien.

Pero había otra cosa quedeseaba desesperadamente,con todas sus fuerzas: Saberquién era. Parecía que, enefecto, podía ser el Mesías,peronosabíamásqueloquedecíaelAntiguoTestamento:un claroscuro misterioso,sombras atravesadas por

rayos de luz... En ciertosentido, ese conocimiento lediría menos que la evidentesantidaddeJesús,puescomomás tarde diría Él mismo(Juan 7, 17), hay unconocimiento de lasrealidades sobrenaturales queDios sólodaa losquehacensu voluntad, conocimientopara el que Satanás estabaincapacitadoporcompleto.

¿Quién sería en realidad el

que iba a aplastar su cabeza,el que iba a despojarle deldominio de este Mundo, suúnico consuelo, su únicoorgullo desde su caída a losabismos? ¿Podía serlo acasoaquelCarpintero deNazaret?Uno de los propósitos de lastentaciones,quizáelprimero,sería éste.Esperase o no quesucumbiera a ellos, anhelaríasin duda saber quién era atravésdesusrespuestas.

Las dos primeras tentacionesno le permitieron deducirabsolutamentenadadeloquequería saber. Con la tercera,agotabasuúltimocartucho:sia travésdeellanoobtenía lainformación que anhelaba,habríaperdidoel tiempo;poreso le hizo una proposiciónque, a su juicio, le daría laclave de todo el asunto, yaque era precisamente alMesíasaquienseleprometía(Salmo72,11)elvasallajede

todoslosreyesdelaTierrayel dominio sobre todas lasnaciones.SielCarpinteroerarealmente el Mesías,contestaría a la monstruosaofertadiciendoqueloera...

Pero no lo dijo. Todo lo quedijo fue: «Apártate, Satanás,porqueescritoestá:“AlSeñortuDios adorarás y alÉl soloservirás”». Texto que no ledecíanadaquenosupieraya;cualquier israelita devoto le

hubieradicholomismo.

Satanásseretira

Asípues,«elDiablosefue,yvinieron los ángeles y leservían». Físicamente, elSeñor necesitaría un serviciourgente. Espiritualmentetambién,pueshabíaestadoencontacto con el mal durante

un tiempo, no con elmal enabstracto, sino con elMaligno, lleno demaldad ensu voluntad y en suinteligencia. ¿Necesitaríaademás ser confortadoemocionalmente, como enGetsemaní?...Nolosabemos,aunque cabe preguntarse loque las tentacionessignificarían para Élexactamente.

Conviene observar que la

palabra «tentación» nosiempre se emplea paraatribuirlaaunapersonamalaqueurgeahacerelmalaotrabuena. Lo hemos visto yacuando el Señor responde alDiablo con unas palabras delDeuteronomio (6, 16): «Notentarás al Señor tu Dios»;aquí «tentarás» quiere decirmásbien«no leharásperderla paciencia», «no lemolestarás». El mismosentido de prueba se

encuentra en las palabras deJesús al apóstol Felipecuando le pregunta cuántospanestieneparadardecomera cinco mil personas. SanJuan comenta que lo dijo«para probarlo» (6, 6). Y enelApocalipsis, sedice(2,2):«has probado a los que sellamanapóstolesynoloson,yloshallastementirosos».Enambos textos, se emplea elmismo verbo griego (y elmismo verbo latino en la

versióndeSanJerónimo)queen las tentaciones de JesúsporSatanás.

La prueba o el «test» puedeserdelavoluntad,incitándolaapecar,peroinclusoentonceshay una diferencia entre elusoquehacelaEscriturayelnuestro. Cuando nosotrosdecimos que somos tentados,queremos decir que sentimosatraída nuestra voluntad poralgo. En la Escritura, ser

tentadosignificasimplementeque la voluntad se vesometida a una prueba, noquesesientaatraídaporella:siguesiendotentaciónaunqueno haya atracción. En otraspalabras: la tentacióneraunaaccióndeltentador,no,comoparanosotros, la reaccióndeltentado.

¿Fue tentado Cristo en elsentido actual? El Evangeliono nos lo aclara. En

Getsemaní, clamará a suPadre: «No se haga mivoluntad, sino la tuya». ElEvangeliononosdicequesesintiera tentado a hacer suvoluntad; dice simplemente«quenosehaga».

Grandes maestros deespiritualidad han escritocosasmuyprofundassobreloque las tentacionessignificaron para NuestroSeñor. Yo me he limitado a

explicitar las palabras que elEvangelio emplea, Henarrado todo el episodiodesde el punto de vista deSatanás porque fue él quienatacaba. Jesús se limitó aestaralquite.

En todo este episodio, Jesússólo pronuncia dos palabrassuyas: «Apártate, Satanás».Pudieran ser el grito de unespíritu angustiado, al límitede sus fuerzas, pero no

suenan como tales en elcontexto, lleno de un serenodominio de la situación.Suenan más bien como sidijeraaSatanás:«Tehedadotuoportunidad;ahora,vete».

Satán se retiró... «hasta sumomento». Corta y torvafrase ésta, pues el momentollegó cuando la Pasión iba acomenzar.

Lo que el Diablo aprendiera

enaqueldueloeneldesierto,nolosabemos,peropodemossospecharlo por lo que hizo:tentó a Judas, induciéndole aentregar al Señor a susenemigos.Conello,precipitósuderrotayexpusosucabezaal pisotón del divino pie quelaaplastaría.

SegundaParte:Lavidapública

«No he venido a llamar a los

justos, sino a los pecadores apenitencia»(Lucas5,32).

«Pues el Hijo del hombre havenidoabuscarysalvarloqueestabaperdido»(Lucas19,10).

«Yohevenidoaecharfuegoenla tierra, ¿y qué he de querersino que se encienda?» (Lucas12,49).

«Yo he venido como luz almundo, para que todo el quecree en mí no permanezca entinieblas»(Juan12,46).

12.Losprimerosdiscípulos

Concluidas las tentaciones,comienza la vida pública deJesús.

¿Qué huella ha dejado ennosotroshastaestemomento?Creo que no exagero si digo

que,hastaahora,hamostradomás bien poca«personalidad», en elmodernosentidodel término.HarespondidodeunamaneramisteriosaasuMadrecuandotenía doce años, y también aJuan Bautista cuando teníatreinta; ha contestado aSatanás con tres citas delDeuteronomio, añadiendosólo dos palabras suyas:«Apártate, Satanás»; hadejado impresionados a los

doctores del Templo,mostrándose como unmuchacho inteligente; haobedecido a sus padres, conlaaprobacióndesusvecinos;ha ayunado cuarenta días eneldesierto.

Releemos los primeroscapítulos del Evangelio desan Lucas. ¿Qué impresiónsacamos?... Que amaba a suPadre celestial; que estabaresuelto a no apartarse de su

camino;que loque teníaquehacer lo hacía... Pero siconfeccionamos una lista delas cualidades que solemosasociar a su persona,comprobamos que hamostradomuypocas todavía.Nadaquenosinclineaamarleespecialmente.

ElCorderodeDios

Desde el desierto, Mateo,Marcos y Lucas conducen aJesús a Galilea, donde iniciasu ministerio. Juan, sinembargo (1, 29; 3, 36), noscuentaalgunascosasquehizoantesdetrasladarsealnorte.

Lo primero fue volver alencuentrodeJuan,queseguíabautizando en el Jordán. Alverle, el Bautista dijo: «Heaquí elCorderodeDios, quequitaelpecadodelmundo».

El Bautista no dijo «lospecados», sino «el pecado».Y es que hay un pecado delmundoqueseextiendeatodoelgénerohumano.Nosetratade los pecados individualesde los hombres; sino delpecado del primer hombre,Adán, que abrió un abismoentre el género humano yDios.

El ángel había dicho a JoséqueelHijodeMaríasalvaría

a su pueblo de sus pecados.ElBautistadicequeredimiráa la humanidad entera delpecadoenelqueyacíadesdela catástrofe provocada porAdán; además, expresa conclaridadqueesa redención laobrará sufriendo ymuriendo.Susaludo,poreso,noeraunacto de cortesía, merecedorde una sonrisa deagradecimiento. Llevabasangre. ¿Qué pensaría elSeñoraloírlo?...

Sabía que él era el CorderoPascual. Conocía lo queIsaías había dicho sobre laoveja llevada al que ladegüella, muda como elcordero ante quien lotrasquila(53,7)ytambiénloquehabíadichoJeremías(11,19) sobre el manso corderoconducido al matadero. Esaspalabras se referían a él. LafrasedelBautista,pues,nolerevelabanadaquenosupiera.Pero no era un Dios que se

hubiese revestido de unahumanidad sólo enapariencia; era también unhombredecarneyhueso,conojosquederramaronlágrimassobre Lázaromuerto y sobreJerusalem, con un alma quesesentíatristeantelamuerte.Que le recordaran lo que leesperaba, le haríaestremecerse como enGetsemaní.

El Bautista prosiguió

diciendoqueJesúseraAquélaquien tantasveces sehabíareferido, Aquél cuya tarea élestaba preparando. «Éste esaqueldequienyodije:detrásdemívieneunoqueesantesde mí, porque era primeroque yo». Luego habló delEspírituquehabíadescendidosobreÉlenelbautismoydijoqueéseeraelsignoqueDioshabía prometido enviar paraque conociera al Mesías. Yconcluyó: «y yo vi, y doy

testimonio de que éste es elHijodeDios».

GabrielhabíadichoaNuestraSeñora que su Hijo seríallamadoHijodeDiosySatánhabía dicho dos veces: «Sieres el Hijo de Dios»...Ahora, por fin, unhombre lellamabaasí.ElBautistahabíatenido cuarenta días o másparameditarsobrelaVozdelcielo que había dicho: «Éstees mi Hijo bienamado».

Ahora expresaba con todafranquezalaconclusiónaquehabíallegado.

¿Quién oyó al Bautista decirtodo esto?... Puede ser queJesús llegara cuando Juanestaba rodeado de gente;quizá se presentó al final dela jornada, cuando sólorodeaban a Juan algunos desus discípulos... No losabemos.¿EstabaallíJuan,elquehabíadeserelDiscípulo

Amado, que es precisamentequien nos lo cuenta en suEvangelio?... Probablemente.En cualquier caso, seencontraba allí al díasiguiente, cuando Jesúsvolvió y el Bautista dijo unavezmás:«HeaquíelCorderode Dios» (Juan 1, 36).Incluso nos dice la hora queera: la hora décima,aproximadamente las cuatrodelatarde.ElBautistaestabaallícondosdesusdiscípulos.

Uno de ellos era Andrés,hermanodeSimónPedro.Alotrono se lenombra,yaqueJuan nunca se cita a símismo; en su Evangelio, elúnico Juanque senombra esal Bautista; allí donde evitacuidadosamente nombrar aalguien,esealguienesél.

Cuando Jesús se alejó de laorilla del río, Andrés y Juanlesiguieron.¿QuépensaríaelBautistaalverlesirsetrasÉl?

Habían sido sus discípulos,perodejabandeserlo.Habíanescogidolamejorparte,yeraélquienselahabíamostrado.Sealegraríadehaberlohecho,pero no dejaría de sentir esapena que se siente al veralejarseaunosamigos.Sí,sealegraría por ellos; ¿lehubiera gustado hacer lomismo?...

«Venidyved»

Jesússevolvióa losdosqueleseguíanylespreguntóquéquerían. Ellos contestaron:«Rabí,¿dóndehabitas?».YelSeñordijo:«Venidyved».

Hay algo especial en estediálogo. Es la primeraconversación corriente delSeñor que ha llegado hastanosotros. Le hacen unapregunta y Él da una

contestación normal, noenvuelta en el misterio. Treshombres cualesquierahubiesenhecholomismo.

AndrésyJuanlellamanRabí,que quiere decir Maestro,palabra que no tenía elsentidoprofesionalqueahoratiene.UnhombreerallamadoRabí no porque ocupara unaposiciónespecialotuvierauntítulo, sino porque otroshombres consideraban que

conocía a fondo la Ley.AndrésyJuanerandiscípulosdel Bautista, habían sidoinstruidos en el apostoladopor él, habían comprendidoqueeraungranprofeta.Siélhabía reconocido a Jesúscomo su Maestro, ellos nopodíanhacermenos.

SiguieronaJesúsnohastasucasa de Nazaret, porsupuesto, que estaba a tresdías de camino, sino al lugar

en que se alojara, cerca delJordán, tal vez a una cueva.Allí permanecieron conÉl elrestodeldía.Escaracterísticode Juan el no contar laconversación quemantuvieron, aunque debióde ser decisiva, ya queAndrés fue a buscar a suhermano Simón y le dijo:«Hemos encontrado alMesías». Simón regresó conély,encuantolevio,Jesúsledijo que aunque se llamaba

Simón, en adelante seríallamado Cefas (es decir,Pedro), que significa «roca».Simón se quedaríadesconcertado. En aquelmomento no podía saber lainmensa importancia delnuevohombre.

Hastaahora,hemosconocidoa tres de los discípulos delBautista: Andrés, Juan yPedro. Los tres seconvirtieron en discípulos de

Cristo. Durante los pocosmeses que transcurrierondesde que se separaron delBautista y éste fueencarcelado por Herodes,Jesús permaneció en Judea.Sólo después de la detenciónde Juan, volvería a instalarseenGalilea,aunqueanteshizouna rápida visita, al parecercon el único propósito deasistir a una boda en Caná,una aldea situada a pocoskilómetrosdeNazaret.

Eljovenolajovenqueseibaacasarquizáfueraunodesusprimos, que luegoprobablemente formarían unsologrupofamiliarconMaríay su Hijo cuando San Josémurió.Sielúnicomotivodelviaje fue, efectivamente, laboda, tuvo el tiempo justoparallegar.Canásehallabaatres días de camino desde ellugar de Judea en que Juanestaba bautizando, y, comosan JuanEvangelista dice (2,

1), «al tercer día hubo unabodaenCanádeGalilea».

En algún lugar del camino,Jesús y sus tres primerosdiscípulos reclutaron dosmás: Felipe y Natanael. AFelipe,queeradeBetsaida,lamisma ciudad de Pedro y deAndrés, Nuestro Señor selimitó a decirle, como mástarde diría a Leví, elrecaudador: «Sígueme». Alparecer, nohubomás:Felipe

le siguió inmediatamente.PeroNatanael,aquienFelipeasuvezlehablódeCristo,seresistió. Tuvo queconvencerse...

Natanaelseconvence

DalaimpresióndequeFelipese encontró aNatanaely, sinprevio aviso, le espetó:

«Hemos encontrado a aquelde quien escribió Moisés enla Ley, y también losprofetas,aJesús,hijodeJosédeNazaret»(Juan1,45).

A Natanael aquello no leimpresionó lo más mínimo.«¿DeNazaretpuedesaliralgobueno?», preguntóindiferente, expresando talvez el desprecio de unaciudadhaciaunaaldea,o,conmásprobabilidad,rechazando

la idea de que el Mesíaspudiese salir deun lugarqueni siquiera semencionaba enelAntiguoTestamentoyqueno tenía la menor relacióncon el Rey David. Quizá, siFelipe le hubiera dicho queJesús había nacido enBelén,Natanaelsehubiesemostradomenosescéptico;perotalvezno supiera todavía que habíanacidoallí,pueseraunreciénllegado.

Fuera como fuese, no perdióeltiempodiscutiendo.Loquehabía visto y oído le bastabapara darse cuenta de que elmismo Jesús era el mejorargumento; por eso dijo:«Ven y lo verás». Aregañadientes, quizá,acompañó a Felipe y, encuantoJesús levio,exclamó:«He aquí un verdaderoisraelita en quien no haydolo». A primera vista, laspalabras de Jesús resultan

sorprendentes.Algoasícomosi un americano dijera a unpaisano suyo: «¡Santo cielo,unamericanohonesto!».PeroloqueelSeñorrealmentedijonoeraeso.Habíadescubiertoque la persona que teníadelante era profundamentesincera,honesta,comodebíanserlo los verdaderos hijos deIsrael (¿Cuántas otraspersonasrecibierondelSeñorunelogioparecido?).

Natanaelnoaceptónirechazóel cumplido. Lo que le dejóheladofuequeaquelExtrañohubiera hablado como si leconociera. Por eso preguntó:«¿De dónde me conoces?».La respuesta de Jesús, cuyosentidoexactodesconocemos,fueparaélcomounmazazo:«AntesqueFelipetellamase,cuando estabas debajo de lahiguera, te vi». ¿Vio Jesúsalgodeloocurridodebajodela higuera sin estar allí?...

Sabiendo lo que sucederíamuchasveces,después,noessorprendente. Ésta sería laprimeravez.

Pero la reacción de Natanaelsugiere que hubo algo másque una simple percepciónextra-sensorial por parte delSeñor. Fuera lo que fuese loocurrido bajo la higuera,Natanael sugiere haberlotenidopresentemuchasvecesen la intimidad de su

pensamiento;quizá(cualquiersospecha es válida) allí lesobrevino alguna terribletentación de cometer algúnacto deshonesto, saliendovencedor...Larealidadesqueno necesitó nada más paraconvencerse: «Rabí –dijoprofundamente conmovido–,tú eres el Hijo de Dios, túereselReydeIsrael».

«VeréisabrirseelCielo»

Aquel sencillo hecho trajo lafe a Natanael. Jesús le dijoque no era nada encomparación con las grandescosas que iban a ver. Yprosiguióhaciendolaprimeraafirmación personal recogidaen los Evangelios (Juan l,51): «Amen, amen dicovobis...». «En verdad enverdad os digo –hasta

entonces había empleado lasegundapersonadelsingular–que veréis abrirse el cielo ylosángelesdeDios subiendoy bajando sobre el Hijo delhombre».

Hasta el judío más incultohabría oído hablar del sueñodeJacob(Génesis28,12),enel que vio una escalera quellegabahastaelcielollenadeángelesquesubíanybajaban.Lo mismo que nosotros, los

ingleses, no necesitamos sermuycultosparahaberoídoelpoema de Francis Thompsonquehablade

eltráficodelaescaladeJacob,

plantadaentreelcieloyCharingCross[9].

En cuanto al cambio delsingular al plural, muestraqueJesúsyanohablabasóloa Natanael, sino a todos los

discípulos. Lo que acaba dedecirselohabíansugeridolaspalabras deNatanael, pero larespuesta de Jesús ibadirigida a todos. A partir deesemomento,yanovolveráatener ningún protagonismo.Si se tiene en cuenta que nose habla de ninguno de losDoce con tanto detalle alprincipio, resultasorprendente que no se levuelva a mencionar luego.Figura entre los Doce –

siempre unido a Felipe– conelnombredeBartolomé(hijode Tolomeo), pero nadamássedicedeél.Sunombresólosugiere para muchos unhecho lamentable: la terriblematanza de hugonotesacaecidaenFrancia«lanochede SanBartolomé», el 24 deagostode1572.

Los discípulos quizárecordaran que el lugar enque tuvo su sueño Jacob era

Betel, ciudad que seencontraba en la ruta queprobablemente seguiríanparadirigirseaCaná.TeniendoencuentalacostumbredelSeñorde comenzar sus másprofundas enseñanzasrelacionándolas con algoconcreto es muy posible quefuerasupasoporBetelloquele hiciera evocar el sueño deJacob. En ese caso, el grupohabría caminado hacia elOeste desde el Río Jordán,

alcanzandoBetelalfinaldelaprimera jornada. Allí,tomarían el camino principalqueibahaciaelnorteatravésde Samaría. Al cabo de dosjornadas, llegaríanasupuntode destino para iniciar elprimer actodeundramaqueconcluiría dos años largosmás tarde en el Calvario.Durante ese tiempo, Jesúspermanecerá viajando casiconstantemente por loscaminos de Galilea, Samaría

yJudea,siempreacompañadoporsusApóstoles,exceptoenlaúltimaetapadelcamino.

¿Quiényquéera?

No debemos imaginárnosloscomo una escuadra desoldados con el cabo alfrente.Marcharíanunasvecesdespacio y otras de prisa,

cambiandodesitio,engrupospequeños, dos o tres de ellosacompañandoalMaestro, losdemáscharlandoentreellosocon otros viajeros queencontraran en el camino.Porque aquellos primeroscinco tendrían muchas cosasdequéhablar...

Al que mejor conocemos detodos es a Pedro.Seguramente, no tardaría enencontrar la ocasión de

preguntar a Natanael quéhabría ocurrido bajo lahiguera; si se lo dijo, supoguardar el secreto. TambiénAndrés y Juan, los másveteranos del grupo, tendríancosas que decir. Contarían aFelipe y a Natanael lo queJuan el Bautista les habíadicho en el Jordán y laconversación que habíantenido con Jesús aquellaprimera tarde que pasaronjuntos.

Una pregunta debían tenerconstantementeenlapuntadela lengua: ¿Quién era Jesús?O, mejor dicho, puesto quesabían quién era –el hijo delCarpinterodeNazaret–:¿Quéera?...Estabansegurosdequeera, en efecto, elMesías quehabíade redimira Israel.Talera su título, tal era sufunción; pero, ¿Qué eraexactamente?... Yaempezaban a verle porencima del nivel humano

normal, porque destacabasobretodos;ahorabien,¿cuáleraesenivel?

Una frasepronunciadaporelBautista –«es antes de mí,porque era primero que yo»(Juan 1, 30)– debió intrigarenormemente a Andrés yJuan, lo mismo que a losotros tres cuando se larepitieran. Nosotros apenasreparamos en ella, porquesabemos que, más adelante,

Jesúsafirmaríaque«antesdequeAbrahamexistiera,yaeraYo».Al finyalcabo,existirantes que el Bautista, no esnadacomparadoconserantesqueAbraham...PeroloscincodiscípulosdeJesúsnopodíanleer el futuro. Sólo podíanextrañarse de que el Bautistainsistiera tanto en ese hecho,yaqueJesúsyélerancasidela misma edad. ¿Qué queríadecirconeso?...

De momento, lo que Jesúshabía dicho y hecho noarrojaba mucha luz sobre elmisterio que le envolvía.Había hablado de que loscielos se abrirían y verían alos ángeles subiendo ybajando,peronoenunsueñocomo Jacob, sino en larealidad. ¿Sería cierto? ¿Quéhabíaqueridoexpresar?...Nolo sabían, como nosotrostampocolosabemos,pueslosEvangelios no dicen que tal

hecho se produjera. Era unaprofecía que garantizaba sumisterio, pero que no loaclarabaenabsoluto.

Encuantoalafrase«Hijodelhombre», tampocoproyectaba mucha luz.Aunque volveremos a hablarde ella, recordaremos aquíque Jesús iba a usarlaconstantemente (apareceochenta veces en losEvangelios). Ninguno de sus

discípulos la usaría nuncaparadirigirseaÉl.Nosabíanqué hacer con ella y norespondía a ninguna de suspreguntas. Únicamente lesrecordaba,por loextrañaqueera, que había muchas cosassobre Jesús que exigían unaexplicación...

13.BodaenCaná

«Hijo,notienenvino»

CuandoNuestroSeñordejóelJordán, camino de Galilea,tenía tres discípulos:Andrés,JuanyPedro.Enelcaminosele unieron dosmás, Felipe yNatanael. Tardarían tres días

en llegaraCaná,yelmismodía que llegaron «secelebrabaunaboda...yestabaallí la Madre de Jesús. Fueinvitado también Jesús consus discípulos...» (Juan 2, 1-2).Quizánohayaepisodiodela vida pública del SeñormejorconocidoquelasbodasdeCaná.

Las fiestas nupciales, ya lohemos dicho, variaban enesplendor, pero las que

organizaron en Caná losamigos de María –quizáparientes– no debieron sermuy espléndidas. Algo decarnesíhabía,puesunabodaeraunaocasiónmuyespecial,peroloquenopodíafaltareraelvino.Yelvinofaltó.

Casi todos los comentaristasrelacionanlafaltadevinoconla llegada de Nuestro Señor,que era esperado, y con suscincodiscípulos,quequizáno

lofueran.Dadoquecasitodala ciudad había sido invitadaalafiesta,noeslógicopensarque media docena deinvitados más fuera la causade que el vino escaseara. Loquesíocurriría,sinembargo,es que la fiesta cobraríamayor animación. Pedro seharía notar inmediatamente yquizá también Juan. Pero lomás importanteparanosotroses que allí se verían tal vezpor primera vez el discípulo

amado y la mujer a quienJesús, en el Calvario, se ladaríacomoMadre.

Ella fue la que, con sudecisiva intervención, salvóla embarazosa situación deuna fiesta en todo su apogeoen laque,derepente, faltaelvino.Han pasado casi veinteaños desde aquel otroacontecimiento en queMaríase dirigió a su Hijo en elTemplo, después de tres días

de angustiosa búsqueda.Ahora, por, segunda vez, laoímos hablar: «No tienenvino»,diceaJesús.Llamasuatención sobre el hecho, noapunta ninguna solución.Leyendo lo que contestó–«Mujer,¿quénosvaamíya ti? Aún no es llegada mihora»–dalaimpresióndequenosólonopensabaresolverelproblema,sinodequenoveíatampoco razón alguna parahacerlo.Sinembargo,ella,al

oírsurespuesta, supo que loharía. Había sugerido quehiciera un milagro y tenía laseguridad de que iba arealizarlo. Por eso dijo a loscriados:«Haced loqueÉlosdiga». Son las últimaspalabras de Nuestra Señoraque recogen los Evangelios.No podían haber sidomejores.

Elaguaconvertidaenvino

Lo que Jesús dijo a loscriados fue que llenaran deagualasseistinajasdepiedraque había junto a la puerta,con una capacidad total deunos 600 litros, que sacaranluegounpocoenunacopayquelallevaranalmaestresala(uno de los invitadosencargado de presidir elbanquete). Al probar su

contenido,elmaestresalahizollamar al novio y, admirado,le dijo: «Todos sirvenprimero el vino bueno, ycuando ya están bebidos, elpeor; pero tú has guardadohastaahoraelvinomejor».Yes que el agua se habíaconvertidoenvino.

Las palabras de Jesússonaban como una triplenegativa; no solo porque diodos razones para no hacer

nada, sino porque llamosimplemente «mujer» a sumadre.

Nadie llama actualmente«mujer» a sumadre si no esenfadado; y es que esapalabra tiene un tinte dedesprecio, aunque cabepreguntarse por qué. Tal vezseadebido a la civilización...El caso es que, en aquellostiempos, no ocurría nada deeso. Era más bien una señal

de respeto, una palabra untanto ceremoniosa. ElEmperador Augusto lautilizaba para dirigirse aCleopatra, Reina de Egipto.Para nosotros, quedódefinitivamente consagradapor Jesúscuando,clavadoenla Cruz, la usó por segundavezparadirigirseasuMadreydárselaaSanJuan:«Mujer,heahíatuhijo»[10].

Lafrase«¿quénosvaatiya

mí?» es un giro idiomáticoquehayque interpretarensupropio contexto, aunquesiempre, al parecer, contieneun elemento negativo, algoasícomo«queselasarreglencomopuedan»o«anosotros,¿qué nos importa?». Inclusosin tener en cuenta lo que elSeñordijoluego,sonaríaaunclaro rechazo... si no fueraporlosucedido.

Ahora bien, ¿cómo es que

obró un milagroinmediatamente después dehaber dicho que todavía nohabía llegadosuhora?...Éstees el gran misterio de Caná.¿Qué quería decir con «suhora»?... Cuando empezó apredicar,siemprequehablabade su hora se refería a sumuerte y a su resurreccióngloriosa, pero aquí no le vaese sentido. Sin duda, queríadecirquenohabía llegadoelmomentodemostrarsupoder

almundo.LosorprendenteesqueMaríasabía que, a pesarde todo, lo iba a mostrar, yque,dehecho,lomuestra.Unminutoantessuhoranohabíallegado; un minuto despuésllega...

Y es que, seguramente, elEspíritu Santo estabaactuando.SabemosqueJesúsfue al desierto para sertentado por elDiablo porqueel Espíritu Santo le condujo

allí. Su certeza de que nohabía llegado su hora queríadecir, tal vez, que elEspírituSanto no le había indicadotodavía el momento en quedebería manifestarpúblicamente su poder. Yahora,derepente,suMadrelepide que haga un milagro.Comohemosvisto,lavidadela Familia de Nazaret nohabía estado llena demilagros: los primos quehabían vivido a su lado no

tenían ni idea del poder deJesús y les costó muchoconvencersedequenoeraunhombre como todos. EnNazaret, nadie creyó en él yfuelaúnicaciudaddeGalileadonde quisieron matarle.María pudo, muy bien,pedirle que obrarapúblicamente un milagroimpelida por el EspírituSanto,puesnoibaconEllaelpedir a su Hijo cosas porcapricho,pormuybrillantesy

generosas que fueran. Se lopidió obedeciendo, y elEspíritu Santomovió a Jesúsa hacer lo que su Madre lepedía.Así,María,queporsuobediencia había hechoposible que el Hijo seencarnara, por su obediencia,también, le introdujo en lavidapública.

Unmilagro«irrelevante»

La conversión del agua envino –el primero de losmilagros del Señor, comoasegura San Juan–, tuvo queser conocido en toda laciudad y en sus alrededoresesamisma noche.Casi todoslos adultos de Caná habríanestadoenlabodaysabeDioscómo contarían el prodigio asusfamiliaresyamigos.

Nazaret estaba muy cerca, yla noticia de que uno de sus

vecinos había obrado unmilagro fuera, les llenaría deescepticismo y de celos. «Siése quiere obrar milagros –dirían–, ¿porquénoempiezahaciéndolos aquí entrenosotros?...».

Séforis, lacapitaldeHerodesAntipas, estaba tambiénmuycerca. El tetrarca reinabafelizmente con la mujer quehabía robado a su hermano:Herodías, sobrina de ambos

(su abuelo, Herodes elGrande, el de la matanza delosInocentes,habíamandadomatar a su padre). Su hija,Salomé, ibaadesempeñarunimportante papel en uncrimen mucho más famosoque cualquiera de los quecometió su bisabuelo,Herodes el Grande. Puesbien, sabemos que unfuncionario de HerodesAntipas, Cusa, tenía unamujer llamada Juana que se

convirtió en una de las másfieles seguidoras del Señor.Talvezlaprimeranoticiaquetuvo de Jesús fue el milagroobradoporÉlenlasbodasdeCaná.

Para los cinco primerosdiscípulos de Jesús, losucedido debió dejarles ensuspenso, profundamentedesconcertados. Juan elBautista se había hechofamoso en toda Palestina –y

sehabíaganadocasitodosloscorazones– sin obrar un solomilagro. Pero lo que debióintrigarles sobremanera nofue que Jesús fuera capaz dehacerlos, ya que estabanconvencidos de que era unprofeta y los profetas loshabían obrado; su asombroprovenía de que hubieserealizado precisamente esemilagro...

No hay en todo el Antiguo

Testamento un solo prodigioobradoparasacardeapurosaalguien en una fiesta desociedad; tampoco realizaríael Señor ningún otro por esemotivo.Poreso,elmilagrodeCanánospareceinjustificado,casi irrelevanteensusfines...si es que fueron sólo ésos.Pero,¿lofueronenefecto?...

Jesús obró el milagro ainstanciasdesuMadre,y,coneste hecho, se despedía de

ella.Maríasabíaqueleestabadiciendo adiós, que en ciertamanera le perdía como hijo,puesapartirdeesemomentoya no le pertenecía. Los queobran milagros no sepertenecen, no puedenesperar tenerunmomentodereposo, de vida íntima...¿Volvería a verle? LosEvangelios no dicen que seencontrarandenuevohastaelCalvario,cuandoJesúsestabacolgadodelMadero.

María sabía lo que había alfinal del camino por el cual,enciertamanera,ellalehabíalanzadoaqueldía.PuestoquenoignorabaqueeralaMadredel Mesías, habría estudiadotodo lo que las Escriturasdecían de él como ningunaotra persona lo había hechoantes, pues nadie las habíaleído con la inmaculadainteligenciaprovenientedesuInmaculada Concepción,nadie había conocido nunca

como ella Quién era el queibaatenertantosufrimientoytanta gloria. Ni siquiera lasprofecías significaban tantopara los profetas que lashabían hecho como para laMadre de Aquél a quien sereferían.

¿PorquéJesúsfuedeJudeaaGalilea para pasar sólo unosdías, cuando pensaba volverenseguida para celebrar laPascua en Jerusalem? Como

laúnicarazónquenosdasanJuandelviaje aGalilea es labodadeCaná,lomásfácilessuponer que no hubiera otra.Pero quizá la hubiera; bienpudiera ser que quisieracontarasuMadretodoloquehabía sucedido en los dosmeses que había estadoausente: el bautismo en elJordán por su primo, la Vozdel Padre celestial y eldescenso del Espíritu SantosobreÉlenformadepaloma,

las tentacioneseneldesierto,especialmente las tentacioneseneldesierto...

EslógicopensarqueMadreeHijo habrían comentado lasprofecías juntos. Seríaabsurdo, como hemos dicho,que hubiesen permanecidocallados y rígidos duranteañosyaños,cadaunodeellosfingiendo no conocer lo queel otro sabía sobre laRedención del mundo.

Difícilmentepasaríanporaltola primera de todas lasprofecías, la que hablaba dela semilla de la mujer y lacabeza de la Serpienteaplastada (nosotros mismosno podemos por menos depensar en ello cuando laoímos llamar «Mujer»). Puesbien,ahorala«Semilla»delaMujer acababa de tener suprimera confrontación conSatanás, y su Madre semostraría interesadísima

cuando el Señor se lo dijera.Porqueanhelaríadecírselo...

14.LoscambistasyNicodemo

La visita a Caná fue muybreve, una semana o así. LaPascua estaba cerca y Jesúsquería celebrarla enJerusalem (ya veremos porqué). Sin embargo, fue antesaCafarnaúm acompañado de

«su madre, sus hermanos ydiscípulos» (Juan 2, 12).Cafarnaúm estaba a unajornada de camino y el viajeno era fácil. Aunque sólohabía que recorrer unostreinta y dos kilómetros,había que bajar unosquinientosmetros,puesCanáestaba a unos trescientosmetros de altitud yCafarnaúm,aorillasdellago,adoscientosbajoelniveldelmar.

Sabemos que, a su regreso,dos meses más tarde, parainiciar su largoministerio enGalilea, Jesús utilizóCafarnaúm como su base deoperaciones. Se convirtió ensu ciudad, así como NazarethabíasidoladeJosé.

Esta vez no permaneció allímucho tiempo; enseguidapartió hacia Jerusalem, consus cinco discípulos y quizátambién con su Madre y

primos. Una vez allí, Jesúsanuncióatodoslosjudíosquehabía enmedio de ellosUnoa quien no conocían que eramayor que todos. No pudohacer tal anuncio de formamásespectacular;loquehizoera a la vez justo eimpensable.Fuelaprimeradesus grandes iras por laprofanacióndelosagrado.

LaCasadeDios,limpiada

Un amplio atrio del Templose había convertido enmercadoparaloscambistasyvendedores de animales paralossacrificios.Losjudíosquellegaban para la fiesta,procedentes de todo elmundo, tenían que cambiarlas monedas que traían porotras judías que fueranaceptables en el Templo, lo

que provocaba una serie dediscusionessobreelvalordelcambio. Para los sacrificios,tenían que comprar bueyes uovejas;paralapurificacióndelas madres cuando tenían unhijo, palomas o pichones;para la cena de Pascua,corderos lechales. Todo ello,significabaunpingüenegociodecuyosbeneficiosvivíanlossacerdotesdelTemplo.

Jesús hizo «un azote de

cuerdas» –era carpintero, yésta es laúnicacosaquenosconstaquehiciera–yarrojóalos cambistas y a losvendedores del Templo. Lasmonedasquedaronesparcidaspor el suelo, lleno ya de losexcrementos de cientos deanimales, y éstos escaparonmezclados con loscomerciantesquelosvendían;a una orden suya, lospajarerosagarraronsusjaulasyhuyeroncomoelresto.

Unacosaescierta:quenofueel látigo de cuerdas, nisiquiera los músculos deJesús, fortalecidos por veinteaños de trabajo comocarpintero, lo que hizo quecientos de vendedores ycambistas huyeran; tuvo queser algo en su personalidadque era irresistible, unaexpresión en los ojos que nopodían soportar; de otramanera, le habrían derribadoal suelo en unos pocos

minutos y habrían seguidoconsunegociotantranquilos.

HastaahorahemosseguidoelEvangelio de san Juan. Losotros tres Evangelistasdescribenunaescena similar,pero la colocan al final de lavida pública, dos Pascuasdespuésdeesta.Nopodemossaber si es que ocurrió dosveces o que los cuatroEvangelistas describen elmismo incidente en distinto

momento, ya que el ordencronológico, como hemosdicho,no les importaba tantocomo nos suele importar anosotros. Hay una frase quenomencionaJuan,perosílosotros tres Evangelistas, lacual tiene especialesresonancias. Cuentan queJesús justificó su accióncitando a dos Profetas: «Micasa será llamada casa deoración»(Isaías56,7),«perovosotros la habéis convertido

en una cueva de ladrones»(Jeremías7,11).Juan,porsuparte,sólonosdicequeacusóa esa gente de hacer de laCasadesuPadreunacasadecomercio.

Casi tan sorprendente comoque los cambistas yvendedores de animaleshuyeran ante un hombrearmado con un pequeñolátigo, es que los dirigentesdel Templo –los saduceos–

no detuvieran a Jesús porquebrantar así la paz y elorden. Si enviaronmás tardela guardia del Templo paradetener a Jesús en el huertodeGetsemaní,¿porquénolohicieron ahora?... Y no sólono lo hicieron, sino que noprotestaron. Se limitaron apreguntarlequémilagropodíaofrecerlescomopruebadesuderecho a obrar como lohabíahecho.

Aquí nos encontramos porprimeravezconunelementoque tendemosaolvidar,puesestá casi siempre ausente denuestro mundo actual. Eseelemento es que aunqueaquellos hombres eranprofundamente mundanos,ávidos de poder y de dinero,eran también profundoscreyentesenDios.Cuandosuambición y sus intereses lesllevabanaquebrantar laLey,siempre buscaban alguna

justificación. Nunca sehubiesen atrevido a encararun conflicto directo y clarocon el Altísimo. En lo máshondo de su almamanteníanla certidumbre de que Diospodía enviar un profeta; poreso, un milagro podía poneren claro si Jesús era enrealidad un profeta enviadoporÉl.

Le preguntaron, pues, quéseñal daba para obrar así,

pero su respuesta no les fuede mucha ayuda, ya que elsignoque lesofreció tardaríaen llegar: su propiaResurrección. Los dirigentesdel Templo ni siquieracomprendieron lo que lesdecía, pues sus palabrasfueron:«Destruidestetemploy en tres días lo levantaré».Juannosdicequehablabadeltemplo de su cuerpo.Nosotros sabemos quenuestro cuerpo es templo del

EspírituSanto,perolosquelepreguntaban tomaron larespuesta al pie de la letra,pensando que se refería alTemplo del que habíaarrojado a los vendedores ycambistas.¿Quéestupidezeraésa de reconstruirlo en tresdías–lereplicaron–cuandoaHerodes el Grande le habíacostado hacerlo casicincuenta años?... Peroretuvieron la frase, y así,cuando tres años más tarde

fueinterrogadoporCaifás, lautilizaron contra élconvirtiéndola en unaamenaza –que nunca habíaformulado– de destruir elTemplo.

Con todo, durante aquellaSemanadePascua,Jesúshizono uno, sino muchos signoscomprensibles para ellos, detal forma que «muchoscreyeron en Él, viendo losmilagrosquehacía» (Juan 2,

23). Juan no explica quéclases de milagros fueron,perohaceuncomentariomuysignificativo: que aunquemuchos creyeron, Él no sefiabade ellos, pues«sabía loque hay dentro de cadahombre». Y es que losmilagros pueden impresionarprofundamente de momento,peroesaimpresiónamenudose desvanece. La creencia enÉldebíafundarsesobrebasesmás sólidas; comomás tarde

diría a Tomás,«Bienaventurados aquellosque, sin ver, han creído»(Juan20,29).

CharlaconNicodemo

Comohemosdicho,sanJuanno explica qué clase demilagros fueron, pero noscuenta algo mucho más

valioso: la conversación quemantuvo con un hombre quellegaría a creer en Él con fesincera.

Se llamaba Nicodemo y eraun hombre rico, de buenaposición, fariseo y miembrodel Sanhedrín, la AsambleaSupremadelosjudíos.Fueelprimero de ellos que seacercó al Carpintero y susprimeras palabras fueron:«Rabí, sabemos que has

venidocomomaestrodepartede Dios, pues nadie puedehacer esos milagros que túhacessiDiosnoestáconél»(Juan3,2).

Había ido a visitarle denoche, para no ser visto, yaqueeraunhombrecauteloso.Iba despacio, pero se movía,y ese movimiento, eseacercamiento, ya era algo.Más tarde (Juan 7, 50)hablaráafavordeJesúsenel

Sanhedrín –con excesivaprudencia,paranuestrogusto,peroconindudablevalentía–,ycuandoJesúsmuera,llevarácienlibrasdemirrayáloealasepultura del Señor, máscantidad, probablemente, quela que los Magos llevaron aBelén.

Daríamos cualquier cosa porconocer algo más de estavisita nocturna que lo que elEspíritu Santo y el

Evangelista nos dicen. Laconversaciónestanprofunda,que debió prolongarsedurante casi toda la noche,aunquesanJuanlaresumeenunas cuantas líneas.Nicodemo no estabapreparadoparacomprenderloque Jesús le dijo: «Quien nonaciere de nuevo del agua ydel Espíritu, no puede entrarenel reinode loscielos».Lapalabra griega que utilizaJuan puede significar «nacer

de nuevo» o «nacer de loalto», pero no hay vocabloarameo que tenga esos dossignificados; el Señor debiódecirunauotracosa,peronoambas. De lo que dicen sanPablo(Tito3,5)yelPríncipede los Apóstoles (Pedro, 1,3.23), se desprende que dijo«naciere de nuevo». Nacersignifica entrar en la vida ynacer de nuevo entrar en lavida otra vez, lo que aNicodemo le inspiró un

comentario irónico: «¿Cómopuedeelhombrenacersiendoviejo?¿Acasopuedeentrardenuevoenelsenodesumadreyvolveranacer?».PeroJesússereferíaaentrarenotravidamás alta, la vida que da alalma unos poderes sin loscuales no podríamos vivir lavidaparalacualDiosnoshacreado.

Jesús habla de vida y sanPablo de charis, un don

gratuito, un favor, que enlatín se dice gratia y enespañolgracia.LaIglesiausalos dos términos: vidasobrenatural, paradistinguirlade lanatural,querecibimosalserconcebidos,ygracia santificante, ese dongratuitoqueproducefrutosdesantidad.

Un segundo nacimiento, otravidadistintaenlatierra,erancosas que Nicodemo

difícilmente podía haberaprendidoleyendoelAntiguoTestamento, ya que Jesús seencarnó precisamente paraproporcionárnoslas. Mástarde diría explícitamente:«Yo he venido para quetengan vida y la tenganabundante» (Juan 10, 10).Asípues,Nicodemonopudosino admirarse ante lanecesidad de ese nuevonacimiento, ya que laspalabrasdeJesúsnoestabana

su alcance. Tampoco pudocomprender, probablemente,que esa nueva vida seidentificaba con la mismavida del Señor, pues todavíano había dicho aMarta, antela tumbadeLázaro:«Yosoyla resurrección y la vida»(Juan11,25);niaTomásenla Última cena: «Yo soy elcamino, la verdad y la vida»(Juan14,16).Íbamosaviviren Él y Él en nosotros, esaformadevidarepresentadaen

lavidylossarmientosqueesel fundamento de la doctrinadelCuerpoMísticodeCristo.Ahora bien, esa doctrina nose halla ni siquiera esbozadaenloquesanJuannoscuentade la conversación que Jesúsmantuvo conNicodemo. ¿Lediríaalgodeello?...

Lo que sí le dijo es que esenuevo nacimiento se obraríapor el agua y el Espíritu.¿Creyó Nicodemo que

hablaba del Espíritu Santo?Seguramente no, ya que nohabíasidoreveladotodavíaeldogma de la SantísimaTrinidad. El AntiguoTestamentoestaballenodelafrase «espíritu de Dios»,desde el comienzo delGénesis,cuandoelespíritudeDios se movía sobre lasaguas, hasta el profetaEzequiel (11, 24), que fueenviado por el espíritu deDios a Caldea. Nicodemo

tomaría la palabra EspíritucomounaformadereferirseaDios, especialmente al poderde Dios, a Dios actuando enelmundo.

Jesús comparó con el vientola acción del Espíritu Santoen el alma. Al viento no lopodemos ver; no podemosordenar que sople a nuestrogusto, tenemos que aceptarloprocedadedondeproceda;nosabemos de dónde viene ni

adónde va, sólo sentimos sualiento... Pues bien, la graciaen el alma actúa de maneraparecida.Esta vezNicodemono malinterpreta la frase;simplemente, no la entiende.Jesús se lo reprocha: «¿Eresmaestro en Israel y no sabesesto?». Debería habersopesadoesaspalabras,comolas del profeta Ezequiel (11,19): «y lesdaréotro corazóny pondré en ellos un espíritunuevo, quitaré de su cuerpo

su corazóny pondré en ellosun espíritu nuevo, quitare desu cuerpo su corazón depiedra y les daré un corazónde carne...». Jesús anunciapor primera vez uno de susgrandes temas: que, enmateriadereligión,loexternoes algo secundario; lo quecuenta es la renovación delalma.

Jesús afirma su derechoinalienable a hablar de las

cosas celestiales, diciendo:«Nadie sube al cielo sino elquebajódelcielo,elHijodelhombre,queestáenelcielo»(Juan 3, 13). Probablemente,Nicodemo no comprenderíala insondable profundidad delo que el Carpintero estabadiciendo:quepreexistíacomoDios, que existía comohombre en la tierra y que,como Dios-Hijo, seguíaestandoenloscielos.

Tampoco comprendería lassiguientes palabras de Jesús:«A la manera que Moiséslevantó la serpiente en eldesierto, así es preciso quesea levantado el Hijo delhombre,paraquetodoelquecrea en Él tenga la vidaeterna». Como maestro deIsrael,Nicodemoconoceríaelepisodio de la serpiente debronce, queMoisés hizo pororden de Dios y colocó enuna pértiga para que sanaran

todos aquellos a quienesmordiera una (Números 21,8). Lo que no sabía, comotampocoJuan,quedebióestarpresente, es que Jesús estabaprediciendo que sería alzadoen una Cruz, donde moriría,para dar la vida eterna a loshombres heridos de muertepor lamordeduradelpecado.Anosotros,talespalabrasnosrecuerdan que la muerte quele esperaba estaba siempreante sus ojos. Todo lo que

hacía, todo lo que decía, lohacía y lo decía a la sombradelaCruz.

15.DeJudeaaGalilea

La conversación conNicodemo contiene laexposición doctrinal máscompleta hecha por Jesúshasta entonces. San Juan laresume en menos detrescientas palabras. A ellas

añade unas ciento cincuenta,probablemente suyas, queempiezan así: «Porque tantoamó Dios al mundo, que ledio su unigénito Hijo...». Sireleemos los primerosveintiún versículos del tercercapítulodelEvangeliodeSanJuan, comprobaremos quesignifican para nosotros másqueparaNicodemo,quesóloestaba ganado a medias porCristo. Y es que el niñocristiano más pequeño,

instruidoenlafe,conoceunaserie de verdades –sobre elEspíritu Santo, por ejemplo–que aquel maestro de Israelignoraba.

PrimerossermonessobreelReino

Nicodemose fuey laPascuaterminó,laprimeraPascuade

lavidapúblicadeJesús.Pocoantes de la segunda daría decomeracincomilpersonasypredicaría el sermón en quesepresentabaÉlmismocomoelPandeVida.

No regresó inmediatamenteaGalilea; se quedó unas seissemanas más en Judea antesde iniciar su largoministerioallí. En Ennon, un lugar enque había muchosmanantiales, cerca del río

Jordán pero mucho más alnorte de Jerusalem que antes–muy cerca, pues, de losdominios de Herodes–, JuanelBautista seguíapredicandosobre el advenimiento delReino, y bautizando. Enalgún otro lugar de Judea,Jesús y su pequeñogrupo dediscípulos empezaron, alparecer, a hacer lo mismo,aunque el Evangelista sanJuan aclara en el siguientecapítulo que Jesús no

bautizabapersonalmente,sinopor medio de sus discípulos;como todos lo habían sidoantes del Bautista, lesresultaríafamiliar.

Esésteunperíodomisteriosoen dos sentidos. Uno sepreguntaporqué,siendoJuanel Bautista el Precursor,continuó su tarea estandoCristoyaenacción.¿PorquénoseunióaÉlcontodossusdiscípulos?... Por otra parte,

¿por qué Jesús, que acababadedejarclaroarrojandoalosvendedores del Templo yobrandonumerososmilagros,queeraelEsperado,pasóseissemanas haciendo lo mismoqueelBautista?

No pretendemos contestarcon exactitud a estaspreguntas, pero la actitud deJesús, por lo menos, es unejemplo de su costumbre deno hacer lo que esperamos

que haga, es decir, no hacerlo que nosotros hubiéramoshecho de ser Él... Unacostumbrequenohaperdidoen el cielo. Una y otra vez,surge la pregunta: «¿Por quéno hace...?». En este casoconcreto, probablementequiso pasar algún tiempoentrenando a Pedro, Andrés,Juan, Santiago, Felipe yNatanael; ahora que, porprimera vez desde que eransus discípulos, tenían que

tratar con otras personas,querría aconsejarles yobservar su comportamiento.En sus mentes, todo estoenlazaría no sólo con elbautismoadministradoporsuprimer maestro, Juan, sinocon lo que Jesús había dichoa Nicodemo sobre lanecesidad de renacermedianteelaguayelEspírituSanto. Por perplejos que losdejaraestenuevobautismo–delqueyahabíanoídohablar

al mismo Juan– Jesússeguramente lesaclararíaqueloqueellosestabanhaciendono era aquel poderosobautismo.Sinembargo,debióserunpasoadelante respectoal de Juan, una especie deesbozodelfuturoSacramentodel Bautismo, como másadelante la unción de losenfermos con aceite (Marcos6,13)loseríadelSacramentodelaUncióndelosenfermos.

Mientrastanto,lasmultitudesse apretaban a su alrededor.También lo hacían en tornodel Bautista, en Ennon, perocada vez en menor medida.Un judío con mala intenciónse lo hizo notar a losdiscípulos de Juan y éstos lepreguntaron qué quería decirtodoaquello.LarespuestadelBautista está llena de unanoblezatotal:

«No debe el hombre tomarse

nada si no le fuere dado delcielo. Vosotros mismos soistestigos de que dije: Yo nosoy el Mesías, sino que hesido enviado ante Él. El quetiene esposa es el esposo; elamigo del esposo, que leacompañay leoye, se alegragrandementealoír lavozdelesposo.Puesasí,éstemigozoes cumplido. Preciso es queÉl crezca y que yomengüe»(Juan3,27-30).

Losseisversículossiguientespudieron ser dichos tambiénpor el Bautista o sersimplemente un comentariodel Evangelista. Pero, encualquier caso, una cosa estáclara: que convenía que Juanfuera disminuyendo poco apoco. ¿Era consciente de lopronto que iba a desaparecerdeescenapor la intervenciónde otro «esposo» muydiferente?

ElBautista,encarcelado

HerodesAntipas,quecuandomurió su padre Herodes elGrande era demasiadopequeño para excitar suscelosyporesose libróde lamuerte, gobernaba, comohemos dicho, en Galilea yPerea.EnunavisitaaRoma,se enamoró de Herodías,

mujer de uno de sushermanos (era sobrina deambos y parece ser que tuvodebilidad por sus tíos, lomismo que su hija Salomé,que se casaría con un tío-abuelosuyo).Antipassecasóconellaysumujer,deorigenárabe, huyó a la capital delreino de su padre, Petra. Elpueblo judío quedóescandalizadoalsaberlo,puesaunque la Ley admitía eldivorcio, el librodelLevítico

condenabaeltomaralamujerdel propio hermano. Juan elBautista, al condenar elhecho, no hacía sinointerpretar el sentir de todoslosjudíos.

Herodesledetuvo,acciónqueplantea dos problemas. ElprimeroesqueelBautistaeraun judío de Judea y por lotanto no era súbdito suyo.Elsegundo, que estababautizando en Ennon, cerca

de Escitópolis, una de lasDiez Ciudades Libres conautogobierno, las cuales noestaban bajo la jurisdiccióndeHerodes.MateoyMarcosdicen que Juan «fueentregado» a Herodes y elverbo griego, tal y como seusa en el texto, significasiempre «traicionado» en laSagrada Escritura. Ennon sehallaba en una lengua detierra situada entre las dosprovincias de Herodes,

GalileayPerea;parece,pues,que persuadieron al Bautistacon algún pretexto para quepasara la frontera. Ahorabien, ¿quién lepersuadiría?...Quizá unos espías deHerodes, quien sin dudaquería retirarlo de escena acausa de la denuncia quehacía de su segundomatrimonio.

Pero hay otra posibilidad.Mateo y Marcos dicen que

Jesús abandonó Judea endirecciónaGalileacuandoseenteró de la detención deJuan.¿Porqué?...Seguroqueno era pormiedo aHerodes,ya que en Judea no teníajurisdicción alguna y enGalileasí.Esmás,estableciósu base de operaciones enCafarnaúm, a sólo quincekilómetrosdelanuevacapitalde Herodes, Tiberíades. Laverdadera razón parece darlasan Juan cuando dice que

Jesús «supo que los fariseosse habían enterado» de queestaba haciendo másdiscípulosqueelBautista.Elhistoriador judío FlavioJosefo asegura que Herodesarrestó a Juan alarmado porlas multitudes que secongregaban en torno suyo.Ahora bien, ¿por qué esaalarmaanteloqueocurríaenJudea? Y si esas multitudesinquietaban a Herodes, ¿porquéJesús,quereuníamuchas

más,ibaameterseenlabocadel lobo trasladándose aGalilea?...

La respuesta parece ser ésta:LoquediceJosefoesverdad,pero fueron los fariseosquienes, alarmados por lasmultitudes que reunía, ysabedores de las ganas queHerodes tenía de silenciarle,le entregaron a Juan. Jesús,por su parte, sabía que sucreciente poder significaba

una amenaza todavía mayorpara los fariseos y que si sequedabaenJudeaterminaríantambiénporentregarle,comoa Juan. Por eso se fue aGalilea. Moriría también, sí,pero a su tiempo, no cuandoelloslodecidieran...

Fueracomofuese,elhechoesque regresóaGalilea.Pareceserqueenelmesdemayodesu primer año de ministeriopúblico. Permanecería allí –

con ocasionales viajes fuerade sus fronteras– hastaoctubre del año siguiente, esdecir, quince o dieciséismeses.Loscuatroocincoquehabían transcurrido desde suBautismoenelJordánhabíanestado repletos deacontecimientos: elBautismomismo con el descenso de laPaloma, y la Voz de loscielos, la confrontación conSatanás en el desierto, lallamada de Andrés, Juan y

otros tres discípulos, lasbodas de Caná, el traslado aCafarnaúm, la expulsión delos vendedores del Templo,losmilagrosde Jerusalem, lavisita de Nicodemo, las seissemanas de predicaciónmientras los discípulosbautizaban... Al comenzar sumisión, sólo era conocido enNazaret. Ahora, raro sería elrincóndePalestinaenquenosehablaradeél.

Para nosotros, es un períodode «afirmación de supersonalidad»,porutilizaruntérmino moderno. Jesús serevela como enérgico,resuelto, lacónico, concapacidad demostrarse llenodecelo cuando lo sagradoesprofanado. La dulzura, lamansedumbre, la compasión,noson todavíasusnotasmáscaracterísticas.Los cambistasylosvendedoresquearrojóalatigazos del Templo se

habrían quedado sumamentesorprendidos (lo mismo queSatanás,aquiendespidióconunasolapalabra),sihubieranoído el himno que cantaríanluego generaciones de niños:«Gentil Jesús, manso ydulce...».

Camino de Galilea, atravesóSamaría. Recordemos quecuando los judíos volvierontras la Cautividad enBabilonia, los samaritanos se

habían ofrecido a ayudarlesen la reconstrucción delTemplo,ofrecimientoquelosjudíos rechazaron como uninsulto. Desde entonces,judíos y samaritanos estabanenemistados. Pues bien,precisamente con una mujersamaritana iba ahora amantener Jesús una largaconversación.

Conversaciónconlasamaritana

Alpasarporelvallelimitadopor elmonte Ebal al norte yel Garizin –la montañasagrada de los samaritanos–al sur, Jesús y sus discípulosllegaron al pozo en que,dieciséis siglos antes, Jacobabrevaba a sus ganados. Eraal mediodía y los discípulossiguieron hasta la cercana

ciudad de Siquem paracomprar comida. El Señor,«fatigado del camino», sesentó en el brocal del pozo.En ese momento llegó unamujer samaritana para sacaragua y Jesús le dijo: «Damede beber». Así se inició unaextrañaconversación.

Lamujerempezóexpresandosu asombro ante el hecho deque un judío dirigiese lapalabraaunasamaritanapara

pedirle, además, que le dieseagua. La respuesta del Señoralcanzaba el corazón deverdades no reveladastodavía:«SiconocieraseldondeDios y quién es el que tedice “dame de beber” tú lepedirás a él y él te daría a tiaguaviva».

Cuando lehablóaNicodemode «nacer otra vez», loentendió en el sentido devolveralvientrematernopara

dar a luz de nuevo. A lasamaritana le ocurrió algoparecido: el «agua viva» lesugirió la idea de unmanantial como el quealimentaba el pozo. ¿Quiénera aquel extranjero quepretendíadarleaguasintenercon qué sacarla? Jesús lerespondió: «Quien bebe deesteaguavolveráatenersed;peroelquebebadelaguaqueyo le dé se hará en él unafuentequesaltehasta lavida

eterna».

Como no tenía ni idea de loque era la gracia santificanteyunamuysomerade lavidaespiritual,lamujersólocaptólo que le pareció ser elaspectomaravillosodeloqueacababa de oír: que quienbebiera de ese agua novolvería a tener sed, con locual ella se ahorraría eltrabajo de ir hasta el pozo yvolver al pueblo cargada con

el cántaro. Así pues, lesuplicaqueledédeeseagua.Pero como Jesús hablaba dela gracia santificante, siguederecho para enfrentarse conelobstáculo fundamentalquese opone a ella: el pecado.Poreso ledice:«Ve, llamaatumaridoyvuelveacá».«Notengo marido», responde lamujer. Y Jesús: «Bien dicesqueno tienesmarido;porquecinco has tenido y el queahora tienesnoes tumarido;

enestohasdichoverdad».

Que un extraño supiera todoeso, tuvo el mismo efectosobreellaqueloqueledijoelSeñor tuvo sobre Natanael,Era todo lo que necesitabapara convencerse de que eraun profeta. Así pues, noperdióel tiempohablandodeella y de sus irregularidadesmatrimoniales;volvióaltemaoriginal de las diferenciasentre judíos y samaritanos,

unos diciendo que sólo sedebe adorar a Dios en eltemplo que se alza en elmonteSiónylosotrosqueenel templo edificado en elmonte Garizin antes de quelosjudíoslodestruyeran.

La respuesta de Jesús habríaprovocadoque los fariseos leapedrearan si la hubieranoído: Llegaba el tiempo –dijo– en que la supremaadoraciónaDiosnoiráunida

a un lugar concreto, sea elmonteGarizinoeltemplodeSión. La salvación, desdeluego, viene de los judíos,pero no es sólo para losjudíos: es para todos cuantosadorenaDios,yellugardelaverdadera adoración es loprofundo del alma. «Dios esespíritu y los que le adoranhan de adorarle en espíritu yenverdad».

Seis siglos antes, el profeta

Jeremías había dicho que elvalordeltemplodeJerusalemno estaba en él mismo, sinoen el de los que adoraban aDios en él, es decir, en elvalor de sus almas (7, 4).Había dicho también algomás fuerte: que en tiemposdel Mesías incluso loscorazones y las mentes seolvidarían del Arca de laAlianza, pues la ley de Diosestaríaescritaenelespíritudeloshombres.

Sin embargo, no era elrecuerdo de Jeremías lo quele hizo decir a la samaritanaque sabía que el Mesíasestabaapuntodellegar,sinosu íntima convicción de quevendría pronto y aclararíaesas cosas misteriosas queaquelExtraño lehabíadicho.La respuesta de Jesús a esaspalabras fue la másasombrosa de toda laconversación:«Soyyo,elquecontigohabla»(Juan4,26).

Asombrosa por muchosmotivos. Es la primera vezqueJesúsafirmaqueÉleselCristo. Satanás había tratadode averiguarlo y no habíaobtenido respuesta. Natanaellohabíadichoensupresenciay el Señor no había hechocomentario alguno. En losaños siguientesmuchos otrosselopreguntarányÉlevitarásiempreunarespuestadirecta.Inmediatamente después dedecir aPedroqueera la roca

sobre la que edificaría suIglesia, advirtió a losApóstoles que no dijeran anadie que Él era el Cristo.Incluso cuando el Bautista,desde la prisión, le envióunos mensajeros para que lepreguntaran si Él era elCristo,lesdijoquecontaranaJuan lo que habían visto yoído (una serie de profecíascumplidasenÉl),peronolesdijo directamente: «Yo soy».Ante elSanhedrín, cuando el

Sumo Sacerdote Caifás lepreguntó, sí que se lo dijo,pero hasta entonces, sólosabemos que se lo dijera aestamujer, que no era de supropia raza, quehabía tenidocinco maridos y que ahoravivía con un hombre que nisiquieraloera;unamujer,ensuma, ante la cual Caifáshabríaapartadosumiradacondesprecio.

Niquedecirtienequecuando

los discípulos volvieron decomprar comida quedaronsumamente sorprendidos alverle hablar con ella. Nosabían nada de sus cincomaridos ni de su ambiguasituación presente, peroinclusosinsaberlo,teníandosrazones para sorprenderse: laprimeraqueera samaritanaylasegundaqueeraunamujer,pues los rabíes evitabanhablar con las mujeres enpúblico, incluso con sus

propiasmujeres.Seguramenteno hicieron ningúncomentario al ver uncomportamiento tan extraño;se limitarían a sacar lo quehubieran comprado y ainvitarle a comer. Por eso,Jesús dijo: «Yo tengo unacomida que vosotros nosabéis».

Como Nicodemo cuandoNuestro Señor le habló de«nacer de nuevo», como la

Samaritana cuando lemencionó el «agua viva»,ellos interpretaron suspalabras en el sentido másliteral. Dieron por supuestoquealguien–quizá lamujer–le había traído comidamientras ellos estaban enSiquem.Ycomoen lasotrasdos ocasiones, Jesús les hizover su equivocación: «Mialimentoeshacerlavoluntaddelquemeenvióyacabarsuobra». La obediencia a su

Padre era, en realidad, sucomida y su bebida; ningunaotra característica está másclaraenÉl.

Pero seguimos junto al pozodeJacob.Lamujer seha idotan deprisa al ver tantosjudíos mirándola de hito enhito, que se ha dejado elcántaroolvidado.DevueltaaSiquem, habla a todo elmundo del extraordinarioExtranjero que sabía todo

sobreella,yungrupodesuspaisanos ha venido a pedirlequesequedealgúntiempoenla ciudad. Jesús acepta y,acompañado de losdiscípulos,permaneceallídosdías, logrando que muchoscrean en Él, no comoNatanael y lamujer, a causadel milagroso conocimientode su pasado, sino por suspalabras: «Nosotros mismoshemos oído y conocido queéste es verdaderamente el

Salvador del mundo» (Pocodespuésde laAscensión,dosde los discípulos, Pedro yJuan,volveránaSamaríaparaconfirmar a los convertidosque habían sido adoctrinadospor Felipe y otros. Algunos,sinduda,recordaríanaquellosdos días en que el Señorestuvoconellos).

Desde Siquem, el grupoprosiguióviajeaGalilea,yenCaná, donde las bodas, Jesús

obróunnuevoprodigio.

16.ComienzosdelministerioenGalilea

Cafarnaúm

Con un mero acto de suvoluntad, Jesús, en Caná,curó a un muchacho queyacía gravemente enfermo a

veintiséis kilómetros dedistancia,enCafamaúm.Así,demaneraespectacular–pueselpadredelmuchachoeraunaltofuncionariodelacortedeHerodes–,iniciósuministerioen Galilea, que habría dedurar quince o dieciséismeses. Visitaría, porsupuesto, Jerusalem en lasfiestas, y haría otros viajesfuera de los territorios deHerodes: A Tiro, porejemplo, una ciudad fenicia

en el litoral mediterráneo,dondecuraríaalahijadeunamujer gentil después dedecirlealgoquesonabacomouna dura negativa; a Cesareade Filipo, en territorio deFilipo, el hermano deHerodes, donde prometería aPedroqueseríalaRocasobrela que fundaría su Iglesia...Pero la mayor parte de esetiempo, estuvo recorriendolos caminos y predicando enlassinagogasdeGalilea.

Tendemos, con frecuencia, apensar en Jesús moviéndose,actuando y hablando en unaespecie de luminoso vacíollamado Palestina, conciudades que son nombresmásquelugaresreales,delascuales sólo sabemos queestaban llenas de judíos ygobernadas por los romanos.Para muchos cristianos,Nuestro Señor estaba comorodeado de un aura deirrealidad, como si fuera una

figura en una de sus propiasparábolas. Por eso, suspalabrasysushechosresultanmás reales si los vemos yoímosallídondesucedieron.

Es curioso que no nosinteresemos más porCafarnaúm. Todo el mundoha oído hablar de Nazaret,aunque no sepamosprácticamentenadade loquehizoallídurante treintaaños.Sin embargo, Cafarnaúm, de

la que hizo su base deoperaciones durante su largoministerio enGalilea, apenasnos dice nada. Bueno será,pues, que contemplemos unmapa de Palestina, quelocalicemosCafarnaúmyquenos imaginemos por nuestracuenta el escenario degrandesacontecimientos.

Lo primero que nossorprenderá es comprobar lopequeñoqueeseseescenario.

Allí está el lago (llamadoindistintamente Mar deGalilea,Mar de Tiberíades yLago de Genesaret) y laregión que lo rodea. Lamayor parte de lo que elEspírituSantomovióacontara los Evangelistas sobre elministerioenGalileasucedeano mucha distancia de lasriberas. Cafarnaúm estaba alnorte,aunoscincokilómetrosal oeste del punto en que elrío Jordán desemboca en el

Lago; al otro lado del ríoestaba Betsaida, donde vivióSimón Pedro hasta que setrasladó a Cafarnaúm. En ellago mismo –pequeño enrelación con los de otraspartes del mundo, con unasuperficie de unos 180kilómetros cuadrados– Jesúscalmó dos tempestades yprovocó tres milagrosascapturas de peces. Hacia elnoroeste, cerca del lago, diode comer a cinco mil

personasconsólocincopanesy dos pececillos; al sudeste,en el extremo opuesto deCafarnaúm, sucedió elcurioso episodio que acabócondosmilcerdosahogados;haciaelsudoestepuedeverseen lontananza el monteTabor, asociado a laTransfiguración del Señor; yjusto detrás de las montañasestaba Naím, donde resucitóalhijodelaviuda.

Enunáreadepocomásdeuncentenar de kilómetroscuadrados, el visitante puedetodavía caminar por dondecaminó Jesús, permanecerdonde Él estuvo, vivir lamisma atmósfera que Élvivió.Las ricas ciudadesquefestoneaban el lago handesaparecido, y siglos ysiglos de abandono hanempobrecido el suelo [11];miles y miles de eucaliptosaustralianos plantados entre

las dos guerras mundialesasombrarían a los Doce sipudiesenvolvera los lugaresquerecorrieronconelSeñor;apesardetodo,elcieloeselmismoyellagotambién:esobasta.Encontraremos a JesúsaquímejorqueenJerusalem.

Enseñandoenlassinagogas

PensamosenJesússobretodocomo Redentor, y hacemosbien. Pero no debemosolvidar que era tambiénMaestro. Era dador de laverdad tanto como dador devida, y lo primero es tanesencial como lo segundo.Además, el hecho es queinició su largo ministerio enGalilea predicando en lassinagogas.

En un momento dado de las

celebraciones en lassinagogas, unmiembro de lacomunidaderainvitadoporelencargadodelcultoaexponeralgún pasaje de las lecturasdel día, tomadas delAntiguoTestamento.LafamadeJesússe había extendido por todaGalilea y todo el mundohablaba de los milagros quehabía hecho en JerusalemdurantelaPascua,ydecómohabía arrojado a losvendedores del Templo,

mostrándose encantados alsaber loqueelCarpinterodeNazaret había hecho conellos.Asípues,encuantounacomunidadseenterabadequeJesús estaba allí, era llamadoa exponer su doctrina y sialgún encargado del culto sehubiese negado acomplacerla, tal vez hubiesesidoagredido.

Mateo y Marcos nos dicenque anunciaba la inminencia

de la llegada del Reino deDios y predicaba elarrepentimiento. Ésa eraprecisamente la fórmula deJuan el Bautista, por lo quelos oyentes comprendían queenlazaba con el Precursor.ConocemosloesencialdelasenseñanzasdelBautistasobreel arrepentimiento –unallamada al cambio en lomásprofundo del alma delpecador–, pero no muchomás; en cuanto al Reino de

losCielos, sólo sabemos queanunciabasupróximavenida;nadamás.Tampoco sabemoselcontenidodeloqueenseñóelSeñorsobreesosdostemasensuprimerrecorridoporlassinagogas, tal vez porque losdiscípulos no leacompañaron; parece ser quevolvieron a sus tareas depesca hasta ser llamadosdefinitivamente al apostoladoun poco después. Pero síconocemos lo que enseñó

sobre ambos temas en losmeses que siguieron, por loque es de suponer queempezaríacomosiguió.

Sobre el Reino, lo queprocuró a toda costa fuedestruirsuconfiadaesperadeun mundo conquistado, contodaslasnacionesgobernadasporelpueblojudío.Hastanohaber hecho eso, no estabadispuesto a anunciarse ÉlmismocomoRey.Yahemos

hechovercómoevitabadeciry que dijeran que era elCristo. En un momento deefervescencia nacionalistacomo aquél, los judíoshubieran podido organizarfácilmente una rebelión deesas que Roma sabía ahogaren sangre como nadie. Poreso, lo que debía hacer antesde anunciar su propiomesianismo era poner derelieveaquelloselementosdelas profecías del Antiguo

Testamento que hablaban deun renacimiento y de unliderazgoespirituales,conlosgentiles también renacidos,no subyugados. Lo veremoshablando de su relaciónsingular con su Padrecelestial antes que de suMesianismo,puespormuchoque la afirmación de sudivinidad pudieraenloquecerles, no podíacausarunalzamientonacionalcontralosromanos.

Lo que enseñaba sobre elarrepentimiento –metanoia,cambio demente, cambio decorazón– lo podemosentresacar del Sermón de laMontaña, que pronunciaríapoco después. En él,especialmente, podemos verpor qué, nadamás comenzarsu ministerio, las gentes«quedaban atónitas con sudoctrina,puesenseñabacomoquien tiene poder, no comolosescribas»(Marcos 1, 22).

El método de enseñanza delosescribasconsistíaencitaralguna autoridad previa yestablecer cuál era lainterpretación tradicional dela Ley de Moisés y de lasenseñanzas de los profetas.Jesús no sólo no recurre aninguna otra autoridad paramostrarque loqueenseñaeslomismoqueenseñóMoisés,sinoqueseotorgaasímismouna mayor autoridad que ladeMoisés: él decía esto y lo

otro, «pero yo os digo». Eralamásasombrosafrasejamássalida de unos labios judíos.Si no se trataba de unaincreíble arrogancia –blasfemia, de hecho, puestoque Moisés en los pasajescitados estaba transmitiendolo que Dios le habíatransmitido–, ¿qué era?... EnGalilea entonces y en elmundoenterodesdeentonceshastahoy,ésahasidoysiguesiendo la cuestión de las

cuestiones.

Primerexorcismo

Para hacer esa clase deafirmaciones y no serlapidado hasta la muerte,tenía que obrar milagros. Enel primero que hizo enpúblico al comienzo de suministerio, en la sinagoga de

Cafarnaúm, se enfrentó unavez más con los poderes delinfierno.

«Había en la sinagoga unhombre poseído del espíritude un demonio impuro quegritabaagrandesvoces:¡Ah!¿Qué tenemos que vercontigo, Jesús Nazareno?¿Has venido a perdernos?Bien, sé quién eres, el Santode Dios» (Lucas 4, 33-34).Por primera vez, alguien se

dirige al Carpinterollamándole«Jesús».

No es imposible, si Dios lopermite, que los demonioscontrolen el cuerpo de unhombre, usando susmiembros, por ejemplo, parahacer lo que quiere eldemonio y no él, usando sulengua para decir cosas queno querría decir. Aquí, en lasinagoga,el infiernovolvióaestablecer contacto con

Cristo. En él no se vioenvuelto el mismo Satanás,sino uno de los demonios, yno hubo tentación directa deCristo.Contodo,nosepuedepor menos de sospechar queSatanás seguía acechando,tratando de averiguar todo loque pudiera acerca de Quienobrabamilagros.

Unos meses antes, en eldesierto,Satanáshabíadicho:«Si eres el Hijo de Dios...».

Pero no había obtenidorespuesta. Se le habíaordenado que se fuese y sehabía ido, pero los demoniosno cesaban de vigilar y oír.Quizá hubiesen oído a Jesúsdecir a la Samaritana que Élera el Cristo. El Carpintero,por supuesto, podía habermentido –posibilidad que nose le pasaría por alto a unmentiroso como Satanás,«padre de la mentira»– osimplemente estar

convencido de ello sin serlo,ya que otros se habíanproclamado tales antes y nolo eran. Pero Satanás teníauna larga experiencia en elestudio de los caractereshumanos y, además, estabanlos milagros. Seguramentehabía llegadoa laconclusiónde que era, efectivamente, elCristo (Marcos nos dice unpoco más tarde que losdemoniosleconocían).¿Peroquién y qué era exactamente

elCristo?¿Yquéplanesteníacontraelseñordelinfierno?...Aquí, en la sinagoga, losdemonios de segunda filautilizaron la voz del posesopara proclamar quién eraJesús y proponer la cuestiónque más preocupaba aSatanás y a toda su tropa:«¿Has venido a perdernos?».La pregunta no obtuvorespuesta, como tampoco laque le hizo Satán en eldesierto. Jesús le ordenó que

secallaseysaliesedelcuerpodesuvíctima.Comounniñoalqueseleriñesaledandounportazo, el demonioabandonó el cuerpo delhombre dejándole tendido enel suelo en medio de unúltimo ataque, para ya nomolestarlenuncamás.

Desde la sinagoga, Jesús sedirigió a la casa de Simón,que iba a llamarse Pedro.Andrés y él se habían

trasladadoaCafarnaúmdesdeBetsaida; el viaje era corto,puessólohabíaqueatravesarelJordánycaminarpocomásde cuatro kilómetros. Lasuegra de Simón yacía encama con una fuertecalentura. «Inclinándosesobreella,mandóa la fiebre,ylafiebreladejó.Alinstantese levantó y les servía». Asílo cuenta Lucas (2, 39).Marcos, que nos transmite lapredicación de Pedro, añade

un detalle: «La tomó de lamano y la levantó, einmediatamente la fiebre ladejó»(1,31).Noeracuestiónaquídeexpulsarundemonio;Jesússe limitóamandara lafiebre, como más adelanteordenaráalatempestad.

Este milagro causó asombroentre familiares y vecinos,pero no fue nada encomparación de la excitaciónprovocadaporlacuracióndel

posesode lasinagoga.Todoslos que padecían unaenfermedad supieron queJesús curaba y querían llegarhastalacasa.Erasábadoylosque vivían lejos no podíancaminar hasta que no sepusieraelsol.Peroencuantosepuso,«lellevarontodoslosenfermos y endemoniados, ytoda la ciudad se reunió a lapuerta»(Marcos1,32-33).

Curóainfinidaddeenfermos

que tendían sus manos haciaÉlyarrojómuchosdemonios.Tambiénaéstos les tuvoqueordenar que se callaran, puesgritaban, como el de lasinagoga, que era el Hijo deDios. Todo el infierno sabíayaqueeraelCristo.

Pescadoresdehombres

ElSeñorcontinuópredicandoen lassinagogasdeGalileayhaciendo milagros. HablabadelReinode losCielos,perono se llamaba todavía a símismo Rey ni explicaba elpapel fundamental que iba adesempeñar el Reino en suobra de Redención delmundo, un papel tanimportante que la Redencióny la entrada en el Reinoserían inseparables. Debíaseguir ocupándose en

purificar las esperanzas delpueblo, limpiándolo de todahuelladeegoísmopersonalonacional y mostrándole elReino comofundamentalmente de «otro»mundo: desarrollándose eneste mundo, sí, pero nosiendo de este mundo;estableciéndose en él por elarrepentimiento, no medianteesa conquista por las armasconqueelpueblosoñaba.

Da la impresión de que eneste primer viaje de misiónestuvo solo.Unos tresmesesantesselehabíanunidocincodiscípulos, pero parece serquevolvierona sus tareasdepesca.Ahora los va a llamardefinitivamente, empezandopor Andrés y Simón Pedro,JuanysuhermanoSantiago.

Merece la pena analizar sullamadadetenidamente.Eralaprimera etapa en la

construcción del Reino delquehabíaestadohablando,elReino «construido sobre loscimientos de los Apóstoles»(Efesios 2, 20), elReino quenoibaatenerfin.

Mateo en el capítulo cuartodesuEvangelio,MarcosenelprimeroyLucasenelquinto,relatan lo sucedido. Esteúltimo lo cuenta con tododetalle y es al queseguiremos.

Jesúsestabajuntoallago.Lasmultitudes se apiñaban a sualrededor y se echaban sobreÉl,detalformaquelefaltabaespacio.Hizo, pues, lo únicoquepodíahacer:Subióaunabarca –era la de SimónPedro–ylepidióqueremaseun poco para predicar desdeellaalpuebloquepermanecíaenlaorilla.

Terminada su plática, volvióa pedir a Pedro que remase

maradentroyqueechase lasredesparapescar.Ahora,porprimera vez, oímos hablar aPedro; sin duda había dichoya muchas cosas antes, puesera bastante charlatán, peroéstas son las primeraspalabrassuyasqueelEspírituSanto quiso que llegaranhasta nosotros: «Maestro –dijo– toda la noche hemosestado faenando y no hemospescadonada;mas,porquetúlo dices, echaré las redes»...

Todo Pedro, con su inmensadisponibilidad,estáyaenesaspalabras: «Parece imposible,perositúlodices...».

Conocemos lo que sucedióluego: una captura de pecesquerompíalasredes.PedroyAndrés llamaron a Juan yYago,sussocios,queibanenotrabarca, y llenaron lasdosde peces, de tal forma quecasi se hundían. ¿Cómo seprodujo el milagro?... Caben

dos posibilidades: o bienJesús sabía que los pecesestabanallí (encuyocasonofue evidentemente porconocimiento natural cómosupoalgoque lospescadoresignoraban),obien lesordenóque vinieran a caer en lasredesmedianteunactodesuvoluntad.

La reacción de Pedro esfascinante: «Señor, apártatede mí, que soy un hombre

pecador». Después de todo,no era el primermilagro quePedro veía obrar a Jesús.Estaba presente cuando suMaestro le habló a Natanaeldeun incidentequenohabíavistoconsusojos,porloquebienpudopensarqueleía lospensamientos ajenos.También estaba en las bodasdeCaná, cuando convirtió elagua en vino, y en la Pascuade Jerusalem, cuando hizotantos milagros. Hacía muy

pocotiempoquehabíacuradoa su suegra con sólo darle lamano y dirigirle unaspalabras... Pero leer elpensamiento, curar cuerposyconvertirelaguaenvinoerancosas ajenas a su propiaexperiencia, que, incluso sinmilagros, constituían unmisterioparaPedro.Lapescaera distinto: conocía todosobre ella. Por eso, estemilagroleresultómuchomásfascinanteyconmovedor.

Se comprende, pues, laintensidad de su asombro.Ahora bien, ¿qué decir delmiedo? ¿Por qué su primerareacción ante tan fantásticaredada de peces fue sentir elpeso abrumador de suspecados? Había visto cómoJesús arrojaba a losvendedores del Templo yprobablemente le encantóverlo, pensando que lostrataba como merecían;seguramente no se le ocurrió

entonces pensar que éltambién era unpecador.Estavez, sin embargo,precisamente porque elmilagro repercutió dentro deél con toda la fuerza de supoder, vio a Cristo porprimera vez tal como era, y,al ver a Cristo, se vio a símismo.

NoseráéstalaúltimavezquePedrodigaloquenodebe.Yno es que se equivocara al

llamarse pecador, es unagloria exclusiva suya elhaberlo dicho; de todos lospecadoresque seacercaronaJesús, es el único –quesepamos–queloexpresócontantarotundidad.Enloqueseequivocaba era en ver suspecadoscomomotivoorazónsuficiente para que Jesús seapartara de él. Ignoraba queCristo era Médico del almatanto como del cuerpo y quecuanto mayores y peores

fueran nuestros pecados másnecesitábamosdeÉl.

Hay algo especial en laspalabrasconque Jesús iniciósu respuesta: «No temas».Son las primeras palabrasllenas de dulzura y suavidadqueoímosdesuslabios.Hizoincontables cosas llenas dedulzura y amor, pero sepueden contar con los dedosde la mano sus palabras«blandas». Y es que,

indudablemente no era dadoal sentimentalismo. «Notemas», habían sido laspalabrasqueelángelGabrielhabía pronunciado sinnecesidad –porque no laconocía aún– ante la VirgenMaría. Esta vez sí que erannecesarias, porque Pedro,consciente de la gloria y elpoderque tenía frenteaél,yde sus propios pecados,estabaasustado.

Hasta este momento hemosseguido el relato de Lucas.Ahora entran en escenaMateoyMarcos.Ningunodelos dos hablan del milagro.Recordemos que Marcosescribió el evangelio quehabía oído predicar a Pedro,el cual no solía contarmilagros en los cuales élmismo estuviera implicado.Mateo, probablemente,estaría en esos momentosllevandoa ladesesperacióna

algún pobre contribuyente,ajeno por completo a la ideadequepronto,muypronto,elCarpintero le iba a pedir quelesiguiera.Encualquiercaso,una redada de peces noimpresionaría demasiado aLeví, el recaudador deimpuestos, que iba aconvertirse en el ApóstolMateo.Juan,porsuparte,queestaba allí, tampocomenciona lapescamilagrosa;al escribir su Evangelio,

treinta años después que losotros, pensaría que no teníapor qué contar de nuevo loquetodoelmundosabía.

Como hemos dicho, el quecuenta la pesca milagrosa esLucas, quien, con todaseguridad, redactaría cadalínea de su Evangelio deacuerdo con su maestro,Pablo.Aunquenonosconsta,es casi seguro que fue PabloquiensuministróaLucasesta

información, recibida delabios del mismo Pedro, yque él mismo quiso queconstara en el Evangelio.Pues lo queMateo yMarcoscuentan que dijo Jesúsreferidoatodoslospresentes,en plural (Andrés y Pedro,Santiago y Juan), es decir,queibaahacerlespescadoresde hombres. San Lucas diceque se lo dijo a Pedro ensingular: «en adelante, túseráspescadordehombres».

Al convertir así a losApóstoles en pescadores dehombres, Jesús respondía auna pregunta que quizá se lehaya ocurrido al lector: ¿Porqué hizo el Señor estemilagro? En Galileaabundaban los peces y loshijosdeZebedeoysussociosnoseenfrentabanaunacrisiseconómica que aquella pescamilagrosa hubiese ayudado aresolver. Siempre esagradable pescar más peces

que los que uno espera, perono por eso pediríamos unmilagro. La conversión deagua en vino solucionó almenosuncompromisosocial,pero, ¿qué solucionó estemilagro?...

La respuesta se halla en lamanera como Jesús solíailustrar los puntos másimportantes de su doctrinamediante alguna acciónsimbólica espectacular. Más

adelante probará su poder de«curar» los pecados, deperdonarlos, sanando a unparalítico. Ahora que estáconvirtiendo a unos hombresen pescadores de almas,muestra que cuando se pescaensunombre,obedeciéndole,la capacidad de pesca semultiplica.

Algomásaprendemosdesusmétodosdeenseñanza:ensuscomparaciones,loquecuenta

es exclusivamente el puntopreciso mencionado por Él.No podemos llevar lacomparación más allá de loque Él la lleva sin riesgo deequivocarnos. Así, cuandocomparasupropiavenidaalade un ladrón en la noche, elúnicopuntoquecuentadetanextraña comparación es queno sabemos cuándo vendrá.Más adelante (Mateo 13, 47)comparará otra vez a lasalmasconlospecesatrapados

en una red. Indudablemente,eso no es bueno para ellos:terminarán muriendo todos...Peronoesesoloquecuenta.Lo importante es lo que diceluego: que habrá unaseparación entre los pecesbuenosylosdemalacalidad,siendo éstos rechazados. Loque le interesa a Jesús esponer de relieve el hecho dela captura, que, para lasalmas,significasalirdelcaospara caer en las amables

manosdesuRedentor.

El episodio termina cuandoaquellos cuatro hombres(Andrés y Pedro, Santiago yJuan), lo dejan todo y sedisponenaseguirle.

Todo.Inclusolapesca.

17.Milagrosyexorcismos

LosmilagrosquehacíaJesús

Jesús tiene ya cuatrodiscípulos definitivamenteescogidos y comprometidos.

Han regalado la maravillosaredada de peces a Zebedeo.YanovolveránapescarhastaqueJesúsresucite,ysóloporbrevetiempo.

La pesca milagrosaimpresionaríaespecialmentealos pescadores, pero elsiguiente milagro recogidopor los Evangelistas dejaríaestupefactos a todos: lacuración de un leproso, «unhombre cubierto de lepra»

(Lucas 5, 12), que dijo:«Señor, si quieres, puedeslimpiarme». Marcos cuenta(1, 41) que Jesús tuvocompasión de él, unaapreciación preciosa, pues esla primera mención de esacompasión que caracterizarátodo su ministerio. Elprincipal propósito de estosmilagroseramostrarsupodery su misión divina. Por eso,un milagro valía tanto comootro. Sin embargo, los

milagros que hizo fueronaquellos que proporcionabanalivio al sufrimiento, sosiegoa la angustia. Detengámonosbrevemente en algunos deellos.

Hay cristianos, personas quede verdad aman a Dios, quese sienten molestos ante losmilagros. Por un lado, suactitud es simplemente unaespecie de repugnancia ahablar de ellos en presencia

de intelectuales y científicos(losquenocreenenDios,porsupuesto, pues haymuchísimos que creen). Porelotro,undeseodereconoceraCristo,pero rechazando losmilagroscomosinohubiesensucedido. Merece la penahablar un poco de ambasactitudes.

Negar los milagros de planoesunrecursodesesperado.Seencuentran en los cuatro

Evangelios, entrelazados detal forma con lo que Jesúshizo y dijo, aceptados comotales incluso por susenemigos, que es estúpidorechazarlos. El mismo SumoSacerdotedijo:«Estehombrehacemuchosmilagrosysi ledejamosasí, todoscreeránenÉl» (Juan 11, 47). En losprimeros siglos, incluso losenemigos del cristianismonoponían en tela de juicio larealidad de los milagros,

aunque se negaban a ver enellos la obra de Dios. Si serechazan los milagros, espreferible considerar losEvangelioscomoliteraturadeficción; suprimámoslos contodo lo que se desprende deellos y hay en ellos, yhabremos dejado losEvangelios vacíos decontenido.

Relacionado con ese rechazototal está el punto de vista –

más bien raro actualmente–que dice que esas cosasocurrieron, pero que enrealidad no fueron milagros,sino tan sólo la puesta enpráctica de simples leyesfísicas desconocidas para larudimentaria ciencia deentonces.Algunas simpáticaspersonashandichoquesiunmonje de la Edad Mediahubiese visto volar unaeroplanohabríapensadoqueera un milagro. Y así habría

sido,enefecto:lacienciaylatecnología no habíanalcanzado todavía el nivelnecesario para fabricaraeroplanos. Pero en loreferente a los milagros deJesús, los defensores de esepunto de vista piden muchomás, pues una ley físicatodavía no descubierta nohabría bastado. Habría queechar mano a docenas deellas, descubiertas o pordescubrir, para explicar el

paseopor lasuperficiede lasaguas, la tempestad sosegadacon una palabra, latransformación del agua envino, lamultiplicaciónde lospanesylospeces,lacuración,con un simple toque o unapalabras, de los leprosos, losparalíticos, los mudos, losciegos...Ylavueltaalavidano sólo de una jovencita ydoshombres,sinodelmismoJesús. Además, si tales leyesexisten, habría sido curioso

queuncarpinteroaldeanolashubiese descubierto hace dosmil años, y más curiosotodavía que hubiesetransmitido a sus seguidorespoder para hacer cosasparecidas sin explicarles lasleyes científicas implicadasen tales hechos. Ni siquierapide una retribución por susmilagros y exorcismos comohacían los paganos y losjudíos.

Losqueaceptan losmilagrospero se sienten embarazadospor la violación de las leyesnaturales que implican y sepreguntanporquéaCristolepareció oportuno hacerlos,caenenunadobleconfusión.Las leyes de la naturalezatienen su propia dinámica,por supuesto, pero la idea deque el Creador esté obligadopor ella resulta cómica.Además,unmilagronoviolalas leyes de la naturaleza en

mayormedidaqueunporteroque detiene un balón en sutrayectoria hacia la portería.Simplemente,poneenacciónotraley,yesoesloqueDioshace: interviene de maneradecisiva, mediante suvoluntad,parareforzaroparaevitarelefectonormalde lasleyes que estamosacostumbradosaveractuar,opara provocar algún efectodistintoosuperioralqueesasleyessuelenproducir.

Sean las manos del porterolas que detienen el balón osealavoluntaddeDios,laleyde lagravedadqueda intacta:la tierra sigue atrayendo albalón lomismoqueantes; loque pasa es que otra fuerzamayor se opone a laatracción. Dios, que creó delanadalanaturaleza,consusleyes, puede introducir unanuevafuerzacuandoquiere.

La realidad es que Jesús no

sólo obró milagrospersonalmente, sino queprometióa losApóstolesqueellos lo harían también. Dehecho hicieron muchos enJerusalem después dePentecostés (Hechos 2, 43) ydesde entonces hasta hoy,comoJesúsprometió(Marcos16, 18), ha habido muchosmilagrosenlaIglesia.

Los Evangelios utilizancuatro palabras distintas para

designarlos; se les llama«maravillas» –la palabra«milagro» procede del verbolatino «maravillarse», ya queunmilagroproduceasombro,llenadeasombro–,ytambiénpoderes o energías, ya queson producidos por el poderdivino,ysignos,porqueestándestinados a llamar laatención, a testificar algunaverdad. Finalmente, Jesúsmismo los denominó susobras.

Además de aquellasocasiones en que realizónumerosos milagros que noseespecifican–comodurantela semana de Pascua enJerusalem,oaquelsábadoporla tarde en Cafamaúm– losEvangelistasdescribentreintay tres milagros obrados porJesúsdesdelasbodasdeCanáhastaelCalvario.Algunoslosconsideramos más adelanteconespecialdetalle.Aquínoslimitaremos a un primer

análisisdetodosenconjunto.

Ocho de ellos ponen demanifiesto su poder sobre lanaturaleza inanimada:convierte el agua en vino,calma la tempestad con unapalabra, camina sobre lasaguas del lago, dos vecesprovoca una pesca insólita,otrasdosalimentamultitudesconunpuñadodepanesydepeces,y,finalmente,secaunahiguera con su palabra. Los

restantes veinticinco estánrelacionados con sereshumanos. Seis veces expulsademonios de los cuerpos,quince cura enfermedades ydefectos físicos, unarestableceunaorejacortadaytres resucita a muertos, doshombresyunamuchacha:Elhijo de la viuda de Naím, lahijadeJairoyLázaro.

Detengámonos brevementeen estos tres últimos, ya que

ilustran un rasgo común atodossusmilagros,aunquedeformamásespectacular.

Hay dos famosos casos devueltaalavidaenelAntiguoTestamento: La reanimaciónpor Elías de un muchacho,hijo de una mujer viuda(como el joven de Naím) enSarepta (1Reyes17),y ladeunniñoporEliseoenSunam(2 Reyes 4), cerca de Naím.Si leemos los relatos,

veremosqueenlosdoscasos,los profetas se tienden sobreelcuerpomuerto,implorandoa Dios que lo vuelva a lavida. Si leemos acontinuacióneldelhijode laviudadeNaím (Lucas 7, 11-17), el de la hija de Jairo(Lucas 8, 40-56) y el deLázaro (Juan 11),comprobaremos que enninguno de ellos hay unesfuerzo físico; simplementeunas palabras: «Joven,

levántate», «Muchacha,levanta», «Lázaro, ¡salfuera!». Y tampoco lo haycuando Pedro, en nombre deCristo, resucita a Tabita(Hechos9,40).

Es interesante comparar losmilagros de Jesús con lassesenta curacionesaproximadamente –ningunade ellas expulsión dedemonios o resurrección demuertos– narrados en tablas

de arcilla, unos trescientosaños antes, en Epidauro. Nosabemosnadadesuorigen,niquiénescribióaquellastablas,ni con qué autoridad.Simplemente existen. Puesbien, hay una sobriedad enlos Evangelios que no se daenéstas;nadaparecidoaunamujer embarazada durantecinco años que tuvo un niñoque corrió por sí mismo abañarseenunafuente...Jesús,además, curaba en nombre

propioyenEpidaurosólopormediación de Apolo o deEsculapio. Tampoco hay enlos Evangelios rituales ogestos mágicos, ni visitas dediosesensueños,nifórmulascabalísticas.Simplementeunaorden. Sólo en algunasocasiones actuó físicamente(tomóunamanodelenfermo,colocó saliva en sus oídos oen sus ojos), pero tales actosno eran necesarios; suponíantan sólo una incorporación

del cuerpo de Cristo al actodedarvida,lomismoquelascosas materiales seincorporanalactodedarunavida todavía más altamediantelossacramentos.

Juan relata menos milagrosque Mateo, Marcos y Lucas(siete frente a casi unaveintena cada uno de losdemás, quienes, por otraparte,relatancasisiemprelosmismos), pero pone más

énfasisensuvalorprobatorio,mostrando con mayorclaridad la especialimportancia que Jesúsatribuíaasusobrasencuantosignos de su divinidad(Palabra que Juan usasiempre).

Leamos el capítulo 5,versículo 18 al 36 delEvangelio de san Juan.VeremosqueJesúsrecuerdaalos jefes de los judíos que el

Bautista no obraba milagros,mientras que Él realizamuchos. La importancia delBautista residía en sumensaje, pero Jesús pedía alos hombres que creyeran nosólo en su mensaje, sino enÉl: «Las obras mismas queYohagodantestimoniodemíy de que el Padre me haenviado». Y vuelve sobre elmismotemaenelcapítulo10:«Creed a las obras, para quepodáisconocerycreerqueel

Padre está enmí yYo en elPadre».

Expulsandodemonios

Noshemosreferidoaalgunoscristianos que se sientenembarazados a causa de losmilagros,peroesonoesnadacomparadoconloquesientenrespecto a la expulsión de

demonios. Hay sectores enlosqueinclusoadmitirqueelDiablo existe le hace a unoobjetodecuriosidad.Entalessectores la expulsión dedemonios efectuada porCristo no se menciona enabsoluto; si algún incrédulosocarrón saca el tema, lecontestan que Jesús «sabíamás», pero que utilizaba ellenguaje de la gente de laépoca, la cual, como un solohombre, creía firmemente en

elDiablo.

Este punto de vista sólopuedemantenersesinosehaleído el Evangelio. Jesús noera de los que arrastra lacorriente. En temas de pocamonta, tal vez, pero jamáshubiese hablado utilizandouna restricción mental quepudiera dar pie a un error enmateria religiosa de tantaimportancia. Cuando susdiscípulos dieron por

supuesto que un hombrehabía nacido ciego bien acausadesuspecadosodelosde sus padres, Jesús les dijoque no había nada de eso(Juan 9, 2).Además, cuandoleemosalgunosdelosrelatosde expulsión de demonios,nos damos cuentaperfectamente de que nohabría continuado usando ellenguaje que utiliza –elpopular de la época, reflejode sus ideas– si no hubiese

creídoquelosdemonioseranuna realidad. Porque leshablaba, les ordenaba, lespreguntaba, aceptaba lasrespuestas que le daban, lesmandabaquenodijerannadasobreÉl.Y todavíahaymás:cuando envió a los Doce ensu primera misión, les dioexpresamente poder paraarrojar demonios (Mateo 10,8).

Consideremos los hechos:

EntreCanáyelCalvario,haytreinta y tres milagrosrelatados explícitamente.Pues bien, de ellos sólo seisse refieren a expulsión dedemonios.

Los demonios son puroespíritu,máspoderososcomoespíritusquelasalmasdeloshombres, ya que no tienencuerpo (en cuya animaciónnuestra propia alma gastaparte de su energía) y no

dependen de los sentidoscorporalesparainformarsedelo que pasa en el mundomaterial. De la Escritura sedesprende claramente que,aunque no pueden crearmateria, sí son capaces demoverla en el espacio,cambiar sus partes,modificarla de distintasformas; tienen,ensuma,máspoder sobre la materia quenosotros y no necesitanmanos ni medios técnicos

para actuar sobre ella. Pero,aunque su poder es grande,están limitadosensuusoporlavoluntaddeDios.

También tienen poder paraactuar sobre el cerebrohumano, produciendoimágenes que puedenestimular deseos ysentimientos a los que unhombre dado se sienteinclinado; igualmentepuedenmoversesusmiembros,detal

forma que sus gestos ya noson suyos y va donde laspiernaslellevan,noél;puedeusar los labiosyla lenguadeun hombre para que diga noloqueélquiere,sinoloqueeldemonio le inspira; otrasveces puede dejarle mudo,ciegoosordointerfiriendolosmecanismoscorporalesquelehacenhablar,veruoír.Todasestas cosas entran dentro desus poderes naturales deespíritussincuerpo,lomismo

que es propio de unaserpiente destilar venenocuandomuerde.PeroelpoderdeDiosestámuyporencimadel de ellos, y nosotrosestamos siempre bajo laprotección de Dios, a menosqueladespreciemos.

Yahemosindicadoquedelostreinta y tres milagros deNuestro Señor mencionadosen la Escritura, ochomanifiestansupodersobrela

naturaleza inanimada. En losveinticinco restantes, seenfrentó con diversasenfermedades. Pues bien,algunos piensan que, alenfrentarse a ellas, no hizomás que usar el poder de supersonalidad para curardolencias nerviosas dedistintasclases.Enunaépocallena de supersticiones comoaquélla –dicen–, logró sufama de «milagrero»haciendocreera lagenteque

esas dolencias eran causadaspordemoniosqueÉlarrojabafuera. Lamayor parte de lossíntomas de aquellos aquienes Jesús expulsódemonios, sugierenenfermedades nerviosas quelamedicinaescapazdecurar:mudez, sordera, ceguera,apoplejía,parálisis,locura...

La realidad desmiente esasafirmaciones. Sólo en seiscasos de veinticinco, Jesús

expulsó demonios; en losdemáscuróenfermedadesquealgunas veces podían seratribuidas a dolenciasnerviosas, pero otras muchasno. La muerte no es unaenfermedad nerviosa y tresveces resucitó a losmuertos;una mano seca tampoco, niun leproso, ni un ciego denacimiento. Hay, en efecto,una cierta similitud entrealgunas enfermedadesnerviosasycasosdeposesión

diabólica, ya que el demoniosueleescogercomopuntosdepenetración los del sistemanervioso,porlasencillarazóndequelosnerviostransmitenimpulsosdesdeyalcerebroya la médula espinal; cuandoconsigue controlarlos, puedebloquear las órdenes de lavoluntad, logrando quedeterminados órganos leobedezcanaélynoalsujetoaquienpertenecen.Jesús,confrecuencia, se enfrenta a

síntomasexactamente igualessin hacer referencia alguna ala posesión diabólica,curándoles como simplesmanifestaciones de diversasenfermedades.

Cuando envió a los Doce ensu primera misión, Jesús lesdijo: «Curad a los enfermos,resucitad a los muertos,limpiadalosleprosos,arrojada los demonios» (Mateo 10,8).YMateotambiénnosdice

que«letraíanatodoslosquepadecían algún mal: a losatacados de diversasenfermedades y dolores y alosendemoniados,lunáticosyparalíticos»(4,24).

Como hemos dicho, puededarse una cierta semejanzaentre la posesión diabólica ylas enfermedades nerviosas;la Iglesia Católica hace todolo posible para asegurarse deque existe posesión diabólica

antes de recurrir a losexorcismos, pero puedeocurrir que, incluso los másexpertos,seequivoquen(pararegocijo, tal vez, del diablo,que contempla la escenadesde fuera). Jesús, sinembargo, no podíaequivocarse, y así le vemosunas veces curando a mudosy sordos expulsando losdemoniosdesucuerpo;otras,por el contrario, trata a esosenfermos(Marcos7,32-35)y

a los ciegos (Marcos 8, 22-26) sin referirse para nada alos demonios; sus órdenesvan dirigidas al cuerpoafligidooalhombreenfermo.

Es fascinante comparar lavelocidad y casi naturalidaddelosexorcismosdeNuestroSeñor con el ritual de laIglesia, que ocupa treintapáginasdelRitualRomano.Ymás fascinante todavía si secomparasumétodoconelde

losexorcistasjudíos.

El Antiguo Testamento nomencionaba ningún métodoparaexpulsardemonios,anoserqueseconsiderecomotallamúsica del salterio, con laque David libró al rey Saúldelespíritudemelancolía.Encambio, los escritores judíos,enlosañosqueprecedieronysiguieronalaépocadeJesús,hablan mucho del tema. Elhistoriador Flavio Josefo en

su obra Antigüedades de losjudíos(LibroVIII,capítulo2)cuenta cómo él mismo vio aun paisano suyo, llamadoEleazar, expulsar demonios,en presencia del EmperadorVespasiano y sus tropas,poniendo en la nariz de unposeso un anillo hecho conraícesdeunaplantaprescritaporelsabioreySalomónparael caso y pronunciando almismo tiempo una serie deencantamientos compuestos

por el mismo rey. Y un rabícontemporáneo de FlavioJosefo, Johanam ben Zakkaídecía que el espíritumalignosaldría fuera si las raíces dediversas yerbas eranquemadasantelasnaricesdelposeso, rociando aguaalrededor.

Jesús jamás usóencantamiento alguno, niremedios físicos de ningunaclase. En el caso de la joven

cananea (Mateo 15, 21-28)poseída por el demonio, nisiquiera ésta se encontrabapresente cuando Jesús loexpulsó, sólo su madre.Tampoco pedía a Dios quelos expulsara; simplementeles ordenaba que se fueran,como se lo ordenó a su jefe,Satanás,despuésdelaterceratentación. Y se iban;suplicaban, se resistían, perosemarchaban.Suincapacidadpara resistir su Voz les

convencía, sin duda, todavíamásquelosmilagros,dequeunnuevopoderhabíasurgidoenelmundo.

18.«Esteblasfema»

«Tuspecadostesonperdonados»

Jesúscurabaalosenfermosyexpulsabaa losdemoniossinrecurrir a Dios. Ahora va ahacer algo más en su propionombre, algo que no sólo

asombrará, como lascuraciones y los exorcismos,sino que escandalizará amuchos. Por primera vezvamos a oír la palabra«blasfemia» murmuradacontraÉl.

Su fama es ya enorme. Hahecho una gran cantidad demilagros incluso antes deobrar uno verdaderamenteaplastante: la curacióninstantánea de un leproso.

Jesúslehadicho,despuésdecurarle, que no diga nada anadiehastaquesepresentealos sacerdotes y realice elritual prescrito en elLevítico(13 y 14), con objeto de serdeclarado limpio. Pero lossacerdotes le han preguntadocómoyquiénlehacurado,ysus compañeros, al verlelimpio, se han enterado detodo y han esparcido lanoticia.

El resultado ha sido que elSeñor «ya no podía entrarpúblicamente en la ciudad,sinoquesequedabafuera,enlugaresdesiertos»(Marcos1,45). Pero lasmultitudes ibana buscarle, y cuandoregresaba a Cafarnaúm, lagente llenaba la casa en quemorabayseapretujabafuera,obstruyendo la puerta. Entreesagenteque llenaba la casavemos por primera vez a losfariseosyalosdoctoresdela

ley,sentadosenelsueloparaescucharsuspalabras.Nohaynada siniestro en supresencia. Eran los jefesdoctrinales y morales deljudaísmo y cumplían con sudeber vigilando de cerca alautor de tantosmilagros, queparecía estar ganando máspopularidad que nadie desdeMoisés.

Mientras estaba hablando,cuatro hombres que

conducían a un paralítico ensu camilla, no encontrandootrocaminopara llegarhastaÉl, hicieron un agujero en eltecho de la casa y ledeslizaron dentro. La fe queaquellos hombres habíandemostradoconmovióaJesúsy dijo al enfermo: «Confía,hijo; tus pecados te sonperdonados»(Mateo9,2).

«Confía, hijo»: la frase espreciosa para nosotros, pues

es una de las pocas veces enque Jesús usa palabras llenasde ternura con un hombre.Pero fue la frase siguiente–«tus pecados te sonperdonados»– la que dejóestupefactos a los presentes.No, talvez,alparalítico,quequeríavercuradosucuerpoyposiblemente se sintieradefraudado con esadeclaración de curación delalma,perosíalosfariseosyalos doctores de la ley, que

enseguida comenzaron amurmurar: «¿Cómo se atrevea hablar así? Éste blasfema.¿Quién puede perdonarpecados sino sólo Dios?»(Marcos2,7).

Hombres santos y venerableshabían sanado enfermos.Elías y Eliseo habíanresucitado muertos. Peroperdonar pecados eradiferente.En todoelAntiguoTestamento y en los

abundantes escritos judaicosanteriores a la venida deCristo, no hay ni la menorinsinuación de que unhombre,nisiquieraelMesías,pudieraperdonarpecados.

Jesús leyó su pensamiento ycontestó a su desafío, pero asumanera.NomencionóparanadaaDios.Obróunmilagroparamostrarque«elHijodelhombre tiene poder paraperdonar pecados aquí, en la

tierra».Dijo al paralíticoquetomaralacamillayvolvieraasu casa. Ni que decir tieneque esta vez no tendríanecesidad de salir por eltecho: la multitud le abriríacamino, estupefacta. Todosglorificaban a Dios, «que hadado tal poder a loshombres», diceMateo (9, 8).Cabepreguntarse:¿Porquéaloshombres,enplural,sisólose trataba de uno?... Mateoprobablementealudíanosólo

a la reacción de quieneshabían presenciado estemilagro,sinoatodosaquellosquemástardeveríantambiénobrar prodigios a losApóstoles.

No todos, sin embargo, seunirían al coro de alabanzas.Los doctores de la ley y losfariseos pensarían que nohabía respondido a suacusación de blasfemia, amenosque la frase«Hijodel

hombre» tuviera un alcancequeselesescapaba.

Cuando había arrojado a losvendedores del Templo, lospríncipes de los sacerdotessólolehabíanpreguntadoconquéderechohacíaaquello, lomismo que le preguntaronantesalBautista.Enningunode los dos casos se sugeríaque tales acciones fuesenpecaminosas.AnunciarqueelReino estaba cerca, incitar al

arrepentimiento, lavar loscuerpos con agua comosímbolodelapurificacióndelalma e incluso expulsar delTemplo a quienes loprofanabanerancosasqueunhombrepodíatenerderechoahacer, si demostraba que lotenía. Pero perdonar pecadosera algo completamentedistinto. Los escribas y losfariseos estaban en suderecho al preguntar:«¿Quién puede perdonar los

pecados,sinosóloDios?».Esmás: en lamente dePedro yde Andrés, de Santiago y deJuan, si no en los labios, talpregunta exigía también unarespuesta. La masa delpueblo, deslumbrada por lacuración del paralítico, podíaretirarse glorificando a Dios,sin pensar en más; pero lafuerza de un milagro sedebilita con el tiempo y lapregunta vuelve a plantearse.La palabra «blasfemia»,

lanzada como una acusaciónporlosescribasylosfariseosdejaríaalmenos,enbastantesmentes,unecoturbador.

Cuando se sabe, comonosotros sabemos, que Jesúses Dios, la acusación sedesvanece. Pero aquelloshombresnosabíanqueloera.Incluso una declaraciónformal de que Dios le habíadadoautoridadparaperdonarpecadoshubiesesidosólouna

respuesta para quienes creíanenÉl.Perotampocodijoesto,al menos con palabras.Simplemente declaró que elHijo del hombre tenía poderpara perdonar pecados aquí,en la tierra, efectuando unacuración que ningún hombrepodía realizar sin ayuda deotrospoderes.Algunosdesusoyentes pensarían que esospoderes provenían de Dios,peroenlamentedeotrosiríatomando forma la idea –más

tarde expresada en palabras–de que esos poderes veníandelPríncipedelosdemonios.

Podemos preguntarnos porqué no dijo claramente queera Dios, pero a poco quereflexionemos,encontraremos la respuesta.Hacérsela resulta bastantenaturalpara losquenocreenenDioseinclusoparalosquecreen a medias, pero paraquienes tenemos una idea de

quiénesDios,aunquenoseaexacta, hay dos aplastantesrazones por lo menos queexplican por qué, demomento, no proclamó sudivinidad ante el pueblojudío.

Laprimeraesque los judíos,incluso aquellos cuyospecados Nuestro Señorcondenó tan duramente,creían enDios con todas susfuerzasyeranconscientesde

su inmensa majestad. Sihubiera empezado porproclamar a secas «Yo soyDios», se habrían producidodos reacciones: Los que lehubieran creído –si hubierahabido alguno– se habríanvisto tan dominados por taltemor respetuoso ante lapresencia de la InfinitaMajestad en medio de ellos,que cualquier intimidad ycomunicaciónconÉlhubiesesido imposible; no se

hubieranatrevidoniaalzarlavistaantesufaz.Estamostanacostumbrados a pensar queDios se hizo hombre, que nonos damos cuenta de loabrumador que tal hechohabría sido para aquellos aquienes se les hubiesereveladodegolpe.Nisiquieraa susmás íntimos seguidoresselesrevelóhastaquefueroncapaces de comprenderlo sinquedaraterrorizados.

Por otra parte, aquellos quenolehubierancreídohabríanvisto aDios blasfemado, y asu Majestad profanada. Elcastigo hubiera sido lamuerte. «El profeta que osedecir en nombre mío lo queyo no le haya mandadodecir... debe morir»(Deuteronomio 18, 20). Dehecho, cuando más tardeJesús dijo al pueblo que«antes de que Abrahamnaciese,erayo»(Juan8,58),

lospresentestomaronpiedraspara lapidarle y tuvo queesconderse en el Templo. Ycuandoafirmó«YoyelPadresomos uno» (Juan 10, 30),trataron de apresarle y tuvoque retirarse al otro lado delJordán. ¿Acaso no murió, alfin,acusadodeblasfemia?

Perohayotrarazónporlaqueno podía decir todavía alpueblo que era Dios: no lehubieran comprendido, pues

fue laSegundaPersonade laSantísima Trinidad la que sehizo carne y habitó entrenosotros, no el Padre, ni elEspírituSanto,nitampocolosTres. La doctrina de laEncarnaciónnoteníasentido,era incomprensible oequívoca para unos hombresquedesconocíanlaexistenciadeunDiosUnoyTrino.Paraellos, Dios era un Diossolitario.

Elhijodelhombre

Mientrastanto,elnombreconelqueseautodenominabaerael de barnasha, Hijo delhombre. En los Evangelios,sólo Él se llama a sí mismode esa manera; sale de suslabios unas cuarenta veces yningúnotroseloaplica.Trassu muerte, desaparece.

Esteban, el protomártir, loutiliza para describir unavisión (Hechos 7, 55) ytambién san Juan en dosvisionesdelApocalipsis.Esoes todo. Con la revelaciónplenade sumesianismoydesu divinidad, se haceinnecesario.

Ensímisma, laexpresiónnoes más que una formaidiomática hebrea de decir«hombre». En el Libro de

Ezequiel se usa noventa ycuatro veces con esesignificado. También laencontramos en el Libro deJob para poner de relieve lapequeñezdelhombrefrenteala majestad de Dios. Perodonde alcanza todo susignificado es en el Libro deDaniel. En el capítulo 10, elángel Gabriel se aparece aDaniel «como un hijo dehombre», es decir, conaparienciahumana,peroenel

capítulo 7 tiene un sentidomucho más potente ymisterioso.Dios está sentadoen su trono, con miles deángelessirviéndoleydiezmilvecescienmildepieanteÉl.Entonces,«unocomohijodehombre vino sobre las nubesdel cielo... y (Dios) le dio elpoderylagloriayelimperio;y todos lospueblos,nacionesy lenguas le sirvieron; y sudominio es dominio eterno,quenoacabara,ysuimperio,

imperio que nuncadesaparecerá».

Cuando los escribas y losfariseos le acusaron deblasfemia por perdonar lospecados al paralítico, Jesúsobró un milagro para probarque «el Hijo del hombre»teníapoderparahacer loquehabía hecho. Es la primeravez que encontramos laexpresión en los tresEvangelios Sinópticos. Juan

ha mencionado ya dos usosdelamisma:JesúshahabladodeÉlcomoHijodelhombreaNatanael, cuando le fuepresentado por Felipe, y aNicodemo, cuando le visitóde noche y en secreto. ¿Quéquisodecir?

A nosotros nos suena comouna inequívoca profecía delMesías, pero no parece quelos judíos lo comprendieranasí. Unos cien años antes de

que el Carpintero se aplicaseesa expresión a sí mismo, laencontramos, usada con elmismo sentido que en elLibro de Daniel, en lasParábolasdeEnoch;enellassehabladelMesíascongranmagnificencia: luz de lospueblos desde la eternidad yantes de la creación delmundo, esperanza de los quesufren, digno de adoración,salvador,juez...PeroelLibrode Enoch no era muy

conocido, y los judíos queoyeran a Jesús usar esaexpresiónsepreguntaríanquésignificaba: «¿Qué quieredecir Hijo del hombre?».Parece como si hubieraescogido deliberadamenteuna frase que hacíapreguntarse quién era sinobtenerrespuesta;lagentenoestabapreparadaparadársela.

Pero aunque no dijeratodavía,abiertamente,quiény

qué era, actuaba dándolo aentender. Al leer losEvangelios, descubrimosclaramente dos corrientes:episodios en los que habla yactúa como un hombre, yotros,entremezcladosconlosprimeros, en los que habla yactúa como un serinconmensurablemente másgrande. Estos son los quehacían que tanto seguidorescomo enemigos sepreguntasen quién era, o, al

menos, quién pensaba queera.Aveces,decíacosasquenoteníansentidoenlabiosdeun hombre, como «antes deque Abraham existiese, erayo»; otras, cosas queresultaban intolerables, como«quienameasupadreyasumadre más que a mí, no esdigno de mí». Palabras que,dichas por alguien que nofuese Dios, seríanmonstruosas. Sus seguidores,por supuesto, sabían que no

era ningún monstruo. Pero,¿quiénera?...

LavocacióndeMateo

Mateo, Marcos y Lucas, ensus Evangelios, pasan delepisodio del paralíticointroducido en la casa por eltecho –y del escándalocausado por Jesús al

proclamar su poder deperdonarpecados–aotroquea nosotros nos parece unmilagro todavía másextraordinario y que a losfariseos les pareció todavíamás escandaloso. Nosotrosmismos solemos encontrar alos recaudadores decontribuciones bastantemolestos, aunque no losconsideremos unos odiososextorsionistas, sentimientoque reservamos para los

legisladores. Por eso, no esfácilquenosdemoscuentadelo que la llamada de Jesús aLeví, el publicano, significópara los judíos de aqueltiempo.

En el Imperio Romano, losimpuestos eran numerosos,por supuesto, aunque, engeneral, la gente obtenía susganancias en paz y enseguridad.Habíaunimpuestosobrelarenta–equivalenteal

uno por cientoaproximadamente–, unimpuestosobrelapropiedadyotrossobrelasexportaciones,lastransmisioneshereditarias,las compraventas, lasaduanas, etc. Los romanosacostumbraban a alquilar aparticulares, en lasprovincias, los derechos arecaudar impuestos medianteun sistema de subastas,siendo los ganadores quienesofrecieran una recaudación

más segura y un menorporcentaje como comisión.Esos recaudadores eran lospublicanos, que empleaban asu vez una serie desubordinados llamadosexactores. Ni que decir tieneque los publicanosprocuraban obtener de losparticulares cuanto másdinero pudieran, ya que sucomisión aumentaba en lamisma proporción. Por eso,erangeneralmenteodiados,y

susempleadostambién.

Camino del lago, Jesús pasójunto almostradordeunodeesos hombres, llamado Leví.ElEvangeliodicequeeraunpublicano, aunque tal vezfuese un simple exactor, sibien rico. Estaba trabajandoen su desagradable oficiocuando el Carpintero sedetuvo ante su mesa y dijo:«Sígueme».Levíselevantóyle siguió, dejando atrás su

caja, sus libros de registro yla cola de contribuyentespreguntándose cuánto dinerolesextorsionaría.

En la historia de todas lasconversiones sería difícilencontrar una como ésta.«Sígueme», había dicho elCarpintero. Seguirle,¿adónde?... ¿Hacia qué?...Jesúsnose lohabíaaclaradoy el recaudador no se lopreguntó. Para Leví era

suficiente que Él se lopidiera.

Que Jesús osara llamar, paraser discípulo suyo, a unhombrecomoaquél, eraalgoque cortaba la respiración.Unospescadores–indoctosenla ley y no muy observantesde ella– ya eran bastanteinadecuados para sercompañeros de un líderreligioso, pero, ¡unpublicano!...

Leví se iba a convertir enMateo. Sólo en el EvangeliodesanMateose le llamaasí.Marcos, en su segundocapítulo, y Lucas, en elquinto, le llaman solamenteLeví.Despuésdetodo,Mateoera un Apóstol, y ellos no.Eso había sucedido treintaaños antes de que ellos loescribieranynoconsiderabanoportuno poner a Mateo enevidencia.

Levídiounagranfiestaensucasa e invitó a Jesús y susdiscípulos. Sentados a lamesa había algunos colegasde Leví –exactores como él,odiados, despreciados yricos–yotrosinvitadosqueelEvangeliollama«pecadores»,es decir, gente que noobservaba la ley y quizágentiles. ¿Quiénes, si no,hubieran aceptado unainvitación deLeví?...Uno sepregunta cuál sería la actitud

de los cuatro pescadores –Andrés, Pedro, Santiago yJuan– en el banquete; siendoCafarnaúm el lugar en queLeví recaudaba losimpuestos, bien pudieranhaber sido algunas de susvíctimas...

¿QuépensaríanloscolegasdeLeví?¿Ysumujer?¿Cómolediría que acababa derenunciar a su sustanciosocargo para unirse al

Carpintero en una empresaque élmismo no acababa deentender? ¿La habría ganadoyaJesúspara sucausa?...Nolo sabemos. Es una más deesas mujeres olvidadas quefueron las esposas de losApóstoles. Como hemosdicho, el celibato no estababien visto entre los judíos ynadie se quedaba soltero,excepto los excéntricosesenios. Los varones secasabanentrelosveinteylos

veinticinco años, y el únicosoltero parece haber sidoJuan, que probablemente aúnno los había cumplido. Jesúsno había elegido una docenade mozalbetes parafundamentodesuIglesiaylamayoríadebíanestarcasados.Sin embargo, nunca semenciona a sus mujeres,(exceptoalasuegradePedro)y tampoco, curiosamente, asus hijos, si es que lostuvieron.

Lo que pensara Leví cuandoJesús lo llamó, tampoco losabemos.Leví,quesiendoyaMateoescribiólosucedidoensu Evangelio, podíahabérnoslo dicho, pero no lohizo,puesnoqueríahablardeél, sino del Señor. Nunca sele hubiera ocurrido recogerese conmovedor episodio enprimerapersona,nicontarnosloquepensó sumujer, o suscolegas,osusnuevosamigos.Sabemos, eso sí, lo que

pensaron los fariseos, pero atravésdeJesús,noatravésdeMateo. En la parábola delfariseo y del publicano(Lucas18,9-14)nosmuestralo que los fariseos pensabande las personas como Leví.Quizánosdéenella tambiénunaideadeloquepensabaelmismo Leví, pues no podíaignorar los sentimientos delúnico de los Doce que habíaejercido tan despreciadaprofesión. Mateo, sin duda,

prestaríamás atención a estaparábola que a ninguna otra;en cuanto a los demásApóstoles, uno se losimagina, cuando Jesús lacontara,evitandomirarleaél.

El fariseo de la parábola noeradelosmejoresdesuclase,puesloshabíaquenoestabantan seguros de su propiaperfección y eranmagníficaspersonas.Perosisugradodeautocomplacencia no era

normal entre ellos, su puntode vista sobre el resto de loshombres sí que lo era: a sujuicioeran«rapaces,injustos,adúlteros, incluso como estepublicano».

Mateo, al oírlo, debió de darunrespingo.Pero laparábolacontinuaba:«Elpublicano,depieenun rincóndelTemplo,ni se atrevía a levantar losojos al cielo, y hería supecho, diciendo: ¡Oh, Dios,

sé propicio a mí, pecador!».¿Era ésta una descripción deLeví en el momento en quemiróa losojos alTodoPuroy vio su propia suciedad?...En cualquier caso, la frasesiguiente de la paráboladescribe a Leví con todaexactitud: «Os digo que bajóéstejustificadoasucasa,ynoaquél».

Pero lo que sucedió cuandoLeví bajó a su casa

escandalizóa los fariseosallípresentes todavíamás que lallamada que Jesús le habíahecho,yaqueÉlsesentóalamesaconsusdiscípulosentrelos publicanos y lospecadores.

Los escribas habíanacumuladounagrancantidaddeobservanciasritualessobrelo que entraba en la boca.Nuncavisitabanlacasadeunjudío, ni se sentaban a su

mesa,sinoestabaritualmente«limpio», ymuchomenos lade un gentil, que, pordefinición,eraimpuro.Ensuslabios,lapalabra«pecadores»solíareferirsealosjudíosquenoobservabanlasreglasylosritosque losdoctos en la leyhabían añadido a lospreceptosdeMoisés.

Los fariseos no entraron, porsupuesto,encasadeLeví.Sequedarían fuera, vigilando –

con creciente horror– cómoJesús y sus discípulosentrabansinningúnreparoenella. «¿Por qué vuestroMaestro come y bebe conpublicanos y pecadores?»...Ya le habían acusado deblasfemia por perdonar lospecados.Unainfracciónritualnoeratangrave,desdeluego,pero quizá les escandalizaramás.

El Señor contestó a la

pregunta que los fariseoshabían hecho a susdesconcertados discípulos:«Los que están sanos nonecesitan médico, sino losenfermos. No he venido allamara los justos,sinoa lospecadores, para que searrepientan».

Muchos de los que estabanallí, al acecho, debieron salirpor completo de dudas. ElCarpintero, claramente, se

colocaba al margen; conarreglo a su concepto delpecado, caía de plano en laherejía. Porque: 1) Noconsideraba los ritos comopiedra de toque de laortodoxia.2)Proclamabaquepodía perdonar los pecados.3) Escogía a los suyos entrelos «pecadores» y trataba deconvertirlos.

San Mateo –es decir, sanLeví–añadequeJesúscitóal

profeta Oseas (6, 6):«Misericordia quiero, y nosacrificios»,instándolesaqueaprendieran lo que esa frasesignificaba. Con otraspalabras: se colocaba porencimadellegalismohumanoyapelabaalaautoridaddeunprofetainspiradoporDios.

Difícilmentepodíanobjetar aesto, aunque les hicierasentirse más en contra suya.Sabemos, por propia

experiencia, la rabia que sesiente cuando alguien cita encontranuestrauntextoalqueno podemos objetar nada.Después de aquel día enCafarnaúm, la neutralidadrespecto a Él ya no eraposible.Eraprecisodecidirse.Ya veremos luego cómo lamayoría de los fariseosoptaron por ponerse contraÉl. Y, por supuesto, tambiénlossaduceos.

19.Fariseosysaduceos

EnlaPalestinadelaépocadeJesús, dos grupos de judíoseran losmás importantes: lossaduceosylosfariseos.

Lossaduceos

Suprimerchoquefueconlossaduceos, cuando expulsó alatigazos a los traficantes delTemplo, ya que éste sehallaba administrado por lossaduceos. Sin embargo,durante su vida pública,iniciada de forma tanespectacular, se enfrentómásamenudo con los fariseos, aquienesdirigiósusmásduras

invectivas. No obstante,fueron los saduceos, bajo elSumoSacerdote,Caifás,ysusuegro Anás, que también lohabía sido, quienescoaccionaron a Poncio Pilatoparaquelocrucificara(conelbeneplácito de los fariseos).Y saduceos fueron los quemandaron azotarmás tarde aPedro y a Juan, así como elSumo Sacerdote Ananías,cuarto de los hijos de Anásquedetentóesecargo,aquien

Pablo maldijo y le llamó«pared blanqueada» (Hechos23, 3), evocando sin duda asuMaestro,quellamabaalosfariseos sepulcrosblanqueados.

La denominación de lossaduceosveníadeSadoc,quefueSumoSacerdoteunosmilaños antes, bajo los reinadosde David y Salomón. Susdescendientes habíanocupado ese cargo durante

siglos, así como elsacerdocio, y aunque suestirpe se había extinguidohacía tiempo, se seguíaaplicando el nombre a laaristocracia sacerdotal, elgrupo de familias entre lasque se elegía al SumoSacerdote, todas ellas ricas,poderosas, cuyos miembrossolíancasarseentresí.Cuáleseran y cómo se comportabanen tiempos de Jesús, no losabemosacienciacierta,pues

nohanllegadohastanosotrosescritos suyos; lo queconocemos de ellos procedede otros grupos y personasque los despreciaban, comolos fariseos, el historiadorFlavio Josefo, losEvangelistasyelautordelosHechos.Noobstante,algunasde sus característicasfundamentales parecen serevidentes.

Creían en Dios, pero sus

intereses primordiales eranpolíticos más que religiosos.Como constituían una ricaaristocracia,tendíanasermáscosmopolitasquelamasadelpueblo, enorgulleciéndose deconocer a los escritores yfilósofos griegos y de podermezclarseconlaaltasociedadinternacional. Hubiesenpreferido que los judíos seautogobernasen, pero eranhábilesnegociadores–inclusoluchadores a veces– y solían

llevarse bien con losgobernantes, fueran quienesfuesen. Eran esencialmentegentes de mundo, dotadospara triunfar en él. Quizáfuese ésta la razón principalde susdiferenciasdoctrinalescon los fariseos: no creían,comoellos,enlaresurrecciónynegabanlainmortalidaddelalma,yaquelaposibilidaddeuna vida futura no atraía aunos hombres decididos atriunfarenestemundo.

ComoelSumoSacerdoteera,de hecho, el cargo másimportanteentrelosjudíos,loconservaban como su feudo,procurando estar siempre abuenas con la autoridad quehacía los nombramientos.Bajo los procuradoresromanos, eran éstos, con elvistobuenodeRoma,quieneslos nombraban. Anás, porejemplo, fue relevado de sucargo,despuésdequinceañosde ejercerlo, porque cayó en

desgracia, pero, como hemosvisto, se las arregló para quesuscuatrohijosysuyernolofueran ocupandosucesivamente. El SumoSacerdote nombrabadirectamente todos los altoscargos del Templo,especialmente elAdministrador, el guardiándel Tesoro, el Canciller, etc.Presidía también elSanhedrín, AsambleaSuprema del pueblo judío –

bajo el control de losromanos, por supuesto–.Había también sanhedrineslocales, pero el que decidíaera el de Jerusalem, quenormalmente se reunía en elTemplo. La mayor parte desusmiembros eran saduceos,aunque había tambiénalgunos fariseos, comoNicodemo, el que visitó aJesús de noche, José deArimatea, que le prestó sutumba, o Gamaliel, líder

espiritual de gran prestigio,uno de cuyos discípulos fuesanPablo.

Entre los saduceos y losfariseos reinaba una granhostilidad. Podían estar deacuerdo en que Jesús fuesedestruido, pero susmotivaciones eran muydistintas.Losfariseosqueríananiquilarle por motivosreligiosos y los saduceosporque temían que su éxito

alarmase a los romanos, dequienes dependía suprosperidad. Pero, dejandoaparte su común interés enquitarse de encima alCarpintero, su enemistad eraprofundísima. Ananías, elcuarto hijo de Anás, a quiensan Pablo increpó tanduramente, fue apuñalado ymuertoporunmiembrodelaextrema derecha de losfariseos.

Los dos partidos eran muypequeños. Según FlavioJosefo, los fariseos sólo eranunos seis mil. Nadie sepreocupó de contar a lossaduceos, pero unaaristocracia nunca es muynumerosa.Los saduceoseranelEstablishment.Losfariseospretendían ser la levadura enlamasa.

Losfariseos

Si lossaduceospertenecíanalas clases altas, los fariseos,deordinario,proveníandelasclasesmedias.Encuantoalamasa del pueblo, era más omenos devota, más o menosobservadoradelosritos,pero,generalmente, odiaba a lossaduceos y respetaba a losfariseos.

Los saduceos, como hemos

dicho, detentaban elsacerdocio,elgranTemplodeJerusalem y los sacrificiosque en él se ofrecían. Losfariseos, por su parte, erancasi siempre laicos;dominaban en las sinagogas,que se encontraban en lasprincipales ciudades ypueblos de todo el país. Poreso, la vida religiosa delpueblo estaba muy influidapor los fariseos; tras ladestrucción del Templo, sólo

elloslaconservaron.

Los saduceos estabanespecialmente dotados paralos negocios del mundo; losfariseos también seocupabande ellos, pero la religión eralo primero. Sin ellos, habríamuerto.

Fariseo quiere decirliteralmente «separado».¿Separado de qué?Fundamentalmente, de toda

impureza de alma y cuerpo;pero esa separación tendía aserlotambiéndelosimpuros,los moralmente impuros, porsupuesto, y también de losque no observaban lasminuciosasreglas,siempreenaumento,delritualhebreo.Suregla de vida era hacer lavoluntad de Dios, pero,¿cómo podía conocerse cuálera?

En la contestación a esta

pregunta residía la principaldiferencia entre fariseos ysaduceos. Los saduceos seatenían tan sólo a los librosdeMoisés,elPentateuco, loscinco primeros libros delAntiguo Testamento, quetenían, para ellos, el valorincidental de no decir nadaclaramente sobre lainmortalidad del alma y laresurrección de los muertos.Los fariseos no sóloaceptaban el resto del

Antiguo Testamento en suconjunto, sino que incluíanademás los escritos de loscomentaristas,losescribas,enquienes veían unacontinuación de lasenseñanzas de Dios a loshombres.

No sabemos quién (oquiénes) confeccionó la listade libros inspirados en losquelosjudíoscreíanqueDiosmismo hablaba; por eso

ignoramos también cuándoempezaron a estarconvencidos de que laautoridad divina losrespaldaba.Paralosjudíosdela época de Nuestro Señor,como para los protestantesactualmente, los libros«estaban ahí», simplemente.Los católicos tenemos laventaja de que estángarantizadospor lavozde laIglesia de Dios. Ellos notenían esa garantía, pero

generaciones y generacionesdejudíoshanpensadoquenolanecesitabansiendosuúnicagarantíasupropioesplendor.

Los judíos deAlejandría quelos tradujeron al griego –losSetenta–unsigloantesdequeJesúsviviera,incluyeronsietelibros que no estaban en elCanon Palestino ni se hallanen la Biblia protestante. Sinembargo, lo más sustancialdel Antiguo Testamento

estaba allí, al alcance de losjudíosconque trató Jesús: laLey, los Profetas y losEscritos Sagrados. Aunquetodos contenían la voz deDios, los cinco primeros (elPentateuco) tenían unaespecial importancia, puessólo la infracción de losmandamientos contenidos enellos podía ser castigada conla pena de azotes. Eran laTorah por excelencia (laDoctrina,laLey).

Fue Esdras, cuyo nombre ensu forma hebrea es Ezra,quien vio en la Ley uninstrumento insustituiblepararehacer al pueblo judío a suregreso de la cautividad deBabilonia.Desdeentonces,laTorahhavenidoteniendounasacralidad, una influencia enla supervivencia deljudaísmo,quenohabíatenidocon anterioridad. No esposible comprender a losjudíos –ni comprender

tampoco loconmovedoramentedesgarrador que fue surechazodeNuestroSeñor–sino se hace un serio esfuerzoparaaveriguarloquelaTorahsignificabaparaellos.

Un antiguo rabí cuenta quecuando Moisés subió a loscielos,encontróaDiosconlaTorahen susmanos, leyendolos primeros versículos delcapítulodiecinuevedelLibro

de losNúmeros.Así pues, laToraheraellibrodecabecerade Yaveh... El Libro de losJubileos,porsuparte,escritounos cien años antes deCristo, dice que los ángelesestán circuncidados yobservan el Sábado... Y nique decir tiene que Diostambién lo observa. ComoasegurabaelDr.AbrahamsenFariseísmo y los Evangelios,«conobjetodeserunModeloPerfecto para que Israel lo

imite,Diosmismodaejemplode obediencia a su propiaLey».Asípues,Diosreza(¿aquién?), Dios usa la túnicaorladadeunrabí...

Estáclaro,pues,quelaLeyloera todo. Ni siquiera lossaduceos dirían otra cosa,siempre que estuvieraincluida en el Pentateuco.Eran las interpretaciones delos comentaristas, losescribas, los doctores, lo que

daba al fariseísmo su selloespecial; ellos eran, noMoisésolosprofetas,quienesmostrabanaDios sometidoalasleyesqueÉlhabíadictadopara el gobierno de loshombres.

Tras la destrucción delTemploenelaño70despuésde Cristo, los saduceosdesaparecieron –al no existirel Templo, se acabaron lossacrificios y los sacerdotes

que losofrecían–;además, latotal humillación nacionalqueellosupuso,nodejósitiopara una clase dominantehábil en pactar con lospoderes extranjeros. Despuésde que la rebelión de BarCochbarfueraaplastadaenelaño 135, los fariseos fueronlos únicos capaces demodelar la vida religiosa deun pueblo destrozado ydisperso.

No podemos sino admirar lavalentía, la tenacidad y eldeseodehacerlavoluntaddeDiosconquelosfariseoshanconducido al pueblo judíodurante los últimosdiecinueve siglos. ¡Sihubiesenpuestoesaenergíayesa virtud al servicio deCristo!...Unadelastragediasdel mundo ha sido quecuandoIsraelfueportadordesu mayor gloria, losestamentos más influyentes

delanaciónlarechazaron.Sunegación de Nuestro Señorfue uno de los hechosdecisivosdesuhistoria.Nadahubiera sido igual si lehubiesenaceptado.

Para comprender por qué nolo hicieron, debemosesforzarnos en ver a losfariseostalycomoeranenelmomentodelagrandecisión.Nuestroprimersentimientoesverlos arrogantes, buscadores

del aplauso humano, ávidosde dinero y, sobre todo,hipócritas. Jesús, en efecto,les echó en cara esas faltas,pero sus palabras no quierendecirquenohubierahombresbuenos entre ellos. Algunossehicieroncristianos(Hechos15, 5) y otros, comoGamaliel, honran a cualquierreligión. Sin embargo, en suconjunto, debían estarpasando una mala época;necesitarían el choque de la

destrucción del Templo paradar lo mejor que llevabandentro.

Cuando consideramos suspecados, debemos hacer tresobservaciones:

1ª. Los grandes escritoresfariseos denuncian laexistencia entre ellos de lasmismas faltas que Jesús lesechaba en cara con tantafuerza(Mateo23).

2ª. Esas mismas faltas lastenemos nosotros; loscristianos, desde el más altoalmásbajo, somosculpablesdeellas.SanJuanCrisóstomonofueelprimeronielúltimoque dijo: «Imitamos a loshipócritas e incluso lessuperamos» (Hom. XX inMt.).

3ª.Unareligión–sealadelosfariseos, la de los queseguimosaCristoocualquier

otra–debeser juzgadapor loquerealmenteenseña,noporlos diversos niveles defracaso de susmiembros. Enelestudiodelfariseísmoenlomejor que tiene,encontraremos la semilla desugranrechazo.

Volvamos al foso queseparabaa los fariseosde lossaduceos. Unos y otrosaceptaban el texto «Teme aDios y guarda sus

mandamientos,porqueesoesel hombre todo» (Eclesiastés12, 13). Sin embargo, lossaduceos sostenían que esosmandamientos sólo seencontraban en los cincolibros de Moisés, y losfariseos decían que Dioshabía seguido hablando através de los profetas,llevando así la palabrainspirada hastaMalaquías, elúltimo de ellos; y tambiénhablaba a través de los

comentadores, los escribas.Su voz sonaba con claridaden los profetas, cuya fraseclave era: «Así dice elSeñor».Enlosescribasestabamás bien a título deorientación, de guía;interpretabanaMoisésyalosprofetas y su frase clave era:«Asíestáescrito».

Los saduceos se quejaban dequelasinterpretacionesdelosescribas no se hallaban casi

nunca en la Torah –laDoctrina– y en realidad eracierto que la conexión solíaser debilísima. La Ley de lavenganza –ojo por ojo ydiente por diente– seconvertía en los escritosrabínicos en un simple pagode dinero por dañoscorporales;dehecho,entodassus enseñanzas sobre penaslos fariseos eran mucho mássuaves que los saduceos. Laverdad es que los fariseos se

daban cuenta –y susoponentes no– de que eranecesaria una continuidad enlasenseñanzas.Diosnohabíadicho la última palabra a lahumanidad mil quinientosaños antes en el Sinaí. Loshombres podían mejorar,podíanaprenderviviendo.Loqueleshabíadichocuandonoestaban maduros podía serdistinto de lo que les decíaahora.

Veían, pues, la necesidad deun desarrollo de lasenseñanzas para ponerse atono con el desarrollo de lahumanidad. La cuestión noera preguntarse si ciertasleyes estabandefinitivamenteacuñadasen laTorah, sinosiestaban en armonía con ella.No lo decían explícitamente,pues les parecía que lo másurgente era mostrar que laTorahenseñabalomismoquelos escribas, pero la realidad

era que, en el fondo, seguiaban por ese otroprincipio. Una nuevainterpretación de la Ley,aceptada por el conjunto delosquegobernabanalpueblojudío, era como si hubiesesido hecha por Moisés en elSinaí.

Losescribas

La Escritura habla de losescribas y los fariseos. Dehecho, lamayor parte de losescribaseranfariseos,losmáscultos;elrestodelosseismilfariseos de Palestinaaceptaban sus enseñanzassobre la Ley de Dios a piesjuntillas. Rabí –Maestro– eracomo se les llamaba.Estudiaban a Moisés y a losprofetas, así como a losescribas que les habíanprecedido;analizaban,pulían,

aplicaban la Ley a nuevascircunstancias, multiplicabansus preceptos cada vez másminuciosamente.

Tales preceptos, aumentandoporcientos, sederivabanconmayor o menor probabilidadde la Torah (las enseñanzasde Dios contenidas en laEscritura) y se lesconsideraba de igualautoridad. Eran lastradiciones, que Jesús

llamaba «las tradiciones delos hombres». No todos losfariseoslasobservabantodas;había categorías entre losfariseos, según el grado deobservancia.

El oficio de enseñar habíapasadoasídelossacerdotesaloslaicos,puescasitodoslosescribasloeran.PoresoJesúspudodecir(Mateo23,2)quese habían sentado en lacátedra de Moisés,

apoderándose de ella. Suconducta solía estarmuy pordebajo de sus enseñanzas yéstas tenían muchas máscosas humanas que divinas,pero, en cualquier caso, eranlos maestros de Israel; nohabíaotros.

En cuanto a sus enseñanzas,NuestroSeñorcontinuamentelas criticaba. «¿Por quétraspasáis vosotros elpreceptodeDiosporvuestras

tradiciones?» (Mateo 15, 3).Enrealidad,las«tradiciones»,la creciente masa deinterpretaciones rabínicas,habían perdido de vista confrecuencia lo que Diosverdaderamente mandaba. Yno era nada nuevo. Jeremíasya había denunciado a losescribas con tanta durezacomo Jesús: «¿Cómo decís:somos sabios y la Ley deYaveh está con nosotros?Ciertamente, la convirtieron

en mentira, las mentirosasplumas de los escribas»(Jeremías8,8).

¿Por qué, a pesar de todo susaber, su agudeza intelectual,su vívido reconocimiento dela majestad de Dios, perdíande vista los escribas lo másimportante de las enseñanzasdeDios?¿Porquéestabantanenamorados de los ritosexternos?... Una razón esobvia. Como maestros

carecían –y sus sucesoreshastahoytambién–deloquenosotros llamamosconocimientos teológicos. Eljudaísmonotenía,ysiguesintener, un credo. Unespecialista moderno,Herford, pone de relieve quehayunacuerdodefactoentremuchos judíos sobrenumerosas creencias, pero«siempre con la reserva deque nunca hubo unadefinición doctrinal que

tuvieraque seraceptadabajopenadeexcomunión».

Donde esta ausencia deteología tiene másimportanciaesconrelaciónalmismo Dios. Tras mil añoscayendounayotravezen laadoración de los diosespaganos, los judíosvolvieronde lacautividaddeBabiloniadecididamente monoteístas,pero sin preocuparse apenasde pensar en quién es Dios.

Podían yacer postrados antesu majestad, pero no sentíanlamenor curiosidad sobre sunaturaleza.Veían,sí,elamorcomo uno de sus atributos,pero no como el másimportante; anteponían lajusticia. Insistían en el deberque tenía el hombre deobedecer sus mandamientos,pero,¿quiényquéeraelSerquesesuponíajusto,amable,queteníaqueserobedecidoyadorado?... Nadie se

interesaba por saberlo. «Queeran celosos del honor deDios, puedo testificarlo» –dicesanPabloenlaepístolaalos Romanos (10, 2)– «perocon un conocimientoimperfecto».

Era esta combinación deadoración a Dios y falta deuso de su inteligencia paramejor conocerle lo que hacíaenseñar a los escribas, porejemplo, que Dios leía la

Torah diariamente y que nosólo descansó el primerSábado después de laCreación, sino todos lossábados desde entonces; y loque les hacía discutir entreellos era si estabaobligadoaello o descansaba porquequería.Pareceestarclaroqueaunqueusabanpalabrascomo«sempiterno» y«todopoderoso» y hablabandeDioscomo«conocedordetodas las cosas», no tenían

una idea exacta de lo que laeternidad, la omnipotencia ylaomniscienciaeran.Ynolatenían porque no habíananalizado bastante, adiferencia de los griegos, loque significaba la palabra«espíritu». Estabaconstantementeensuslabios,significando tanto el poderactivo deDios como el almahumana, el elemento en elhombre que realiza todasaquellas acciones que no son

solamente corporales.Decíanque era invisible, potente,peronopasabandeahíensudefinición del espíritu; sólolosjudíosquevivíanfueradePalestina,comoelalejandrinoFilón,empezabanautilizarlariqueza del pensamientogriego para aplicarla a lostesoros de la revelación deDiosaSupueblo.

Sin una comprensión másprofunda de lo que era el

espíritu, los escribas nopodían avanzar en elconocimiento de Dios, nitampoco del hombre; creían,sí, en la inmortalidad delalma,peroapenasteníanideade lo que pudiera ser la vidadespuésdelamuerte.

Labatalla,entablada

Ahoraestamosyapreparadospara comprender por qué lossectores más religiosos eilustradosdelpueblojudíosepusieronencontradeNuestroSeñor. Despreocupados porcompletodeloqueDiosesensí mismo, los escribas yfariseos no podían hacer otracosa que concentrarse en losmandamientos que habíadado a los hombres y en losdeberesdeéstoshaciaÉl.Yamedida que pasaban los

siglos,estosignificabamásymás regulaciones rituales yceremoniales. Existían reglasminuciosas sobre laspurificaciones –cómo lavarsedespuésdetocarciertascosasoantesdetenercontactosconotras–, sobre los alimentos –qué se podía comer y conquién–, sobre la observanciadel Sábado –especialmentequé trabajos podían hacersesin romper el descansosabático–, etc., etc. Un

ejemplo:ensábado,nopodíacargar nada que pesara másque un higo, y eso, pararecorrer una corta distancia;inclusohabíaextremistasqueconsiderabanquenosepodíamover el vientre o la vejigaensábado...

En su origen, algunas reglaseran necesarias, entre otrascosas, para acostumbrar alpueblo a un mayor dominiode sus instintos y de sus

apetitos. Entre los fariseos,hubo ejemplos de nobleascetismo,sinllegaraocultarotras realidades másprofundas.Taleselcaso,porejemplo, del rabí Agiba, undestacadofariseoqueapoyóaBar Cochbar en suspretensionesmesiánicas y enla rebelión que terminótrágicamente el año 135después de Cristo.Encarceladoporlosromanos,usó parte de la escasa agua

potable que le dieron susverdugos para hacer susabluciones rituales, aun ariesgo de morirse de sed,considerando su ejecucióncomounmartirio(quesaludóconalegría) encumplimientodel texto del Deuteronomioquedice(6,4-5):«AmarásalSeñor tu Dios con todo tucorazón».

Peroloshombresdeesatallano solían abundar. Es fácil

exagerarlaimportanciadelosritos,cosaqueen tiemposdeJesús sucedía con demasiadafrecuencia entre los fariseos,queconvertían losmediosenfines.

Existía también otro peligro,al que era difícil escapar: SiIsrael era un pueblo«distinto» entre los pueblos,los fariseos eran «distintos»en Israel. Sólo una humildadheroicahubiesesidocapazde

evitar que se consideraransuperiores,peroesavirtudnoabunda en ninguna religión.Muchosfariseoscomprendíanmal por qué el pueblo deIsrael era distinto, lo que lesllevaba a despreciar a losgentiles. Pero no sólodespreciaban a los gentiles,sino también al pueblo llano,ese «Pueblo de la Tierra»,«gentemalditaquenoconocelaLey».Asíunescribapodíadecir que «los vestidos del

pueblodela tierrasonfuentede impurezapara el fariseo».No todos los escribaspensaban de esa forma, perosílamayoría.

Ahora podemos comprendermejor por qué los escribas ylos fariseos veían en elCarpintero de Nazaret unenemigo,nosóloparaellos–como pensaban lossaduceos–, sino tambiénparala verdadera religión. Si se

hubiese limitado a noobservar algunos ritos o aconfesarse ignorante de laTorah, se habrían mostradocaritativos con él, o, almenos, le habrían dejado enpaz. Pero no se limitaba aeso; antes al contrario, seenfrentabaasusmásqueridastradiciones en materia deabluciones (los esenios lashabían multiplicado), dealimentos, de ayunos; a suafán de evitar todo contacto

con los pecadores y losritualmente impuros; a susabsurdos rigores en laobservancia del sábado.Decíaclaramentea la fazdelmundo que consideraba unobstáculo para la verdaderareligión muchas de susprácticas rituales másqueridas. Incluso aquellosfariseos que se daban cuentade que los ritos eran sólosecundarios, seguíanconsiderándolos como

voluntad de Dios. Por otraparte, el apegoa ellos erayaalgo instintivo, trasgeneraciones y generacionesde devotos y de devotaobservancia.Nadadeextrañotiene, pues, que la actitud deJesúslesrepugnara.

Pero mucho peor era Suactitud hacia la Torah, la leyparalacual,porlacualyconlacualvivían.ParaCristonoera un absoluto. Él mismo

podíadesarrollarla,ampliarla,sin acudir a otra autoridadque la suya. «Así dice elSeñor», habían dicho losprofetas. «Así está escrito»,decíanlosescribas.«Sedijoalos antiguos, pero yo osdigo...», afirmaba elCarpintero. Nadie, jamás,había hablado así. ¡Despuésdetodo,hastaelmismoDiosleíalaTorahdiariamente!

Naturalmente, se fue

perfilando la idea de que sehacía igual a Dios. Ya lehabían visto perdonarpecados. Dentro de poco leoirían decir: «Yo y el Padresomos uno». No habíaopción: o creer en Él odestruirle...

Habíamos dejado a JesúscomiendoencasadeLeví,elpublicano, que iba a serprontoMateo,elApóstol.Losfariseos espiaban a la puerta.

Se habían quedado primeroasombrados y luegohorrorizados cuando perdonólos pecados del paralítico,pero ahora su horror fuetodavía mayor al verle a lamesa con publicanos ypecadores. No es extraño,pues, que los incidentes sesucedieran.

Uno de ellos surgió porquelos discípulos de Jesús noayunaban. Los fariseos se lo

hicieronver(Lucas5,33-35):«Los discípulos de Juanayunan... pero los tuyoscomen y beben...». Jesús lesrespondió: «¿Queréisvosotros hacer ayunar a losconvidados a la bodamientras el esposo está conellos?»... Referencia alesposo que no les debiógustar nada, pues en elAntiguoTestamentoDioseraelesposodeIsrael.

Luego vino lo del sábado,cuando sus discípulos,sintiendo hambre, arrancaronespigas de trigo y secomieron los granos. Losfariseos consideraron estaacción como una siega, queestaba prohibida en sábado.La cosa no tenía mayorimportancia, pues no estabaclaro que lo fuera... siempreque no se cogieran más desiete granos. Pero Jesús noentróeneltema.Lesrecordó

aDavidylacomidadepanesrituales que había hecho, asícomo la actitud de lossacerdotesenelTemplo,queviolanelsábado(Juanporsuparte, nos lo muestracontestando a una preguntasobre el sábadoy apelandoauna ley más alta). Tampocoesa respuesta debió gustarlesnada, pues se hacía mayorque el Templo y Señor delsábado(Mateo12,1-8).

Pocodespués,enlasinagoga,curó a un hombre que teníauna mano seca, también ensábado. Los escribaspermitíanquesetrabajaraesedía si se trataba de salvar lavida de alguien, y Jesús lesrecordóquesiunaovejacaíaa un pozo en sábado, lasacaban (los esenios, no):«¿Por qué, pues, no curar aeste hombre y esperar hastamañana? El sábado se hahechoparaelhombreynoel

hombreparaelsábado».

Lareaccióndelosfariseosessorprendente: le preguntaronsiunhombre teníaderechoacurar en sábado. Pero unmilagro no es una acciónhumana, sino divina.Consciente oinconscientemente, estabanacusando a Dios dequebrantar el sábado.Recordemos cómo losescribas pensaban que Dios

mismo observabaescrupulosamenteeldescansosabático. ¿Acaso estabanacusando al Carpintero deinducir a Dios a pecado?Parece más bien, queempezaban a pensar que elpoder que tenía de hacermilagrosnoprocedíadeDios,sinodeSatanás...

Para nosotros, que leemos elEvangelio para encontrar aJesús, este incidente tiene

especial interésporunacosa:es la primera vez –aparte deotraanteriorenqueseapiadódel leproso– que se nos diceque manifestó emoción.Había hecho otras muchascosas probablementeemocionado, pero no se nosdice. Esta vez, sí. Y esaemoción fue un sentimientode ira: «Les dirigió unamirada airada, entristecidoporlacegueradesucorazón»(Marcos3,5).

Lacombinacióndeiraypenanos recuerda que Jesús escomonosotrosnosóloporquetengaunanaturalezahumana,sino también por su manerade ser hombre. Nosotros,también, solemos airarnoscon quienes amamos cuandovemos en ellos algo que nosapena. ¿Qué esmayor, la irao la pena?... No hace faltatrasladar a otros esta mezcladeemociones:podemosestarairados con nosotros mismos

y sentir pena de nosotros almismo tiempo. En adelante,veremos con frecuencia queJesús se irrita con losfariseos: no olvidemos lapena que sentía por ellos.Leveremos derramar lágrimassobre Jerusalem, por supueblo, y los fariseos eran elelementomásprofundamentereligioso de ese mismopueblo.

Losfariseosvieronsuira,no

su pena: «Saliendo... seconcertaron luego con losherodianos contra Él paraperderle» (Marcos 3, 6). Losherodianos no eran una sectareligiosa,comolos fariseosylos saduceos; eransimplemente políticos quequerían ver restaurado elreino de Herodes el Grandeen su nieto. Siendo éstegalileo,losfariseosnopodíandestruir a Jesús sin lacooperación del partido de

Herodes. No sería ésta laúltima vez que el idealismoreligioso y la política secoaligabanparadesencadenarlatragedia.

20.LallamadadelosDoce

Losprimerossiete

El hombre de la mano secaestaríademasiadoexcitadoalverlasanaynuevaparasentirlocargadadeelectricidadque

estaba la atmósfera. Sí, loestaba. Jesús se hallabaairado, y apenado; losfariseos,fueradesuscasillas.El Señor lamentabaprofundamente«lacegueradesucorazón»(Marcos3,5).Lapalabra griega traducidacomo ceguera significa másbien «callosidad», «dureza».Yesqueloquelesimportabamás a aquellos hombres noera que un semejante suyohubiese sido redimido de su

miseria o que se hubieramanifestadoelpoderdeDioscomo un milagro, sino lacuestiónlegalsobreloquesepodíahaceronoensábado.

La batalla, pues, estabaentablada. Poco antes, Jesúshabíahabladoasusenemigossobre vino nuevo y pellejosviejos, sobre vestidos nuevosyremiendos(Lucas5,36-39).Quizá no le entendieran alprincipio, pero ahora el

sentido de esas palabras seiba haciendo cada vez másclaro: Iba a haber un vinonuevomejorqueelviejo–nouna mejor cosecha que laanterior, sino nuevas videsplantadasenuna tierranuevay bajo un sol nuevo–, unvestido nuevo –no uno viejoremendado–;esdecirqueibaa surgir algo nuevo, unanueva organización: iba atraer algo nuevo al mundoque los viejos esquemas, las

antiguas estructuras, no erancapacesdesostener.

Para fundamento de esanueva organización había yaescogidoaPedroyAndrés,aSantiagoy a Juan.Ahora ibaa escoger a otros ocho paracompletar los Doce. «Pasótoda la noche orando aDios.Y cuando amaneció, llamó asíalosdiscípulosyescogióadocedeellos,aquienesdioelnombredeApóstoles»(Lucas

6,12-13).

La inteligencia humana deNuestro Señor necesitaba laayudadeladivinagraciaydela guía divina.Noolvidemosque fue al desierto para sertentado por Satanás aimpulsos del Espíritu Santo.Había orado intensamenteantes de extender supredicacióndesdeCafarnaúma todas las sinagogas deGalilea (Marcos 1, 35) y oró

también antes de caminarsobre las aguas (Mateo 14,23) y antes de obtener dePedrolagranconfesióndefeydedarlelasllavesdelReinodelosCielos(Lucas9,18).

Por eso, ahora, antes decompletar la elección de losdoce hombres que estabandestinadosaserloscimientossobre los que edificaría suReino (Efesios 2, 20), pasótoda la noche orando. La

elección fue suya, como nosdice Pedro a través deMarcos,perolahizoconunamente iluminada por DiosPadre. Entre los elegidosestaban aquellos que habíallamado en su rápido viajedesde las riberas del Jordánhasta Caná: Pedro, Andrés,Juan, Felipe, Natanael yademásSantiago, elhermanode Juan. Desde entonces,habían estado casi siemprecon Él, pero no habían

abandonadodel todosu tareaprofesional ni habían sidollamados definitivamente alapostolado.Ahoralofueron.

El séptimo de la lista eraLeví, el recaudador decontribuciones, Mateo paranosotros. De los cincorestantes (Tomás, otroSantiago, otro Simón y dosJudas, el Iscariote y Tadeo)noconocemosnadaanteriorasullamada.

Dentro del pequeño grupohabía otro todavía máspequeño: el formado porPedro, Santiago y Juan, aquienes siempre mantuvocercadeÉl;fueronlosúnicosApóstoles a los que permitiópresenciar la resurrección delahijadeJairo,elmisteriodela Transfiguración y suagoníaenGetsemaní.

Conocemos algo de lapersonalidad de Pedro y de

Juan; la de Santiagopermanece en la sombra;nunca se nos cuenta lo quedecíaoloquehacía;suúnicaprimicia fue la del martirio.Unadelascosasquesabemosde los dos hermanos, nos hallegadoporPedro,atravésdeMarcos,quiennoscuentaqueJesús los llamaba Hijos deltrueno (3, 17). El apodo secorresponde con laimpetuosidad con que lepidieron al Señor que hiciera

descender fuego del cielopara que destruyera a lossamaritanos que no habíanquerido recibirle (Lucas 9,54). Se corresponde tambiéncon el fuegodelApocalipsis,que escribió Juan, pero noconlatiernaimagendeélquenoshadejadoelarte.

Cincoreciénllegados

Para completar a los Doce,Jesús escogió cinco hombrescuyos nombres oímos porprimera vez en el momentodelaelección(yalgunoscasitambiénporúltimavez).

Santiago (el Menor) y Judas(Tadeo) eran, al parecer, dosde sus cuatro primos, que,como sabemos, se llamabanSantiago,José,JudasySimón(Marcos6,3).

Santiago, llamado el Menor,porsermásjovenqueelotro,se convertiría más tarde encabeza de la Iglesia deJerusalem y sería elencargado de anunciar laaceptaciónporlaIglesiadeladecisión de Pedro de noobligar a los gentilesconvertidos a cumplir losritos y ceremonias de la leyjudía(Hechos15,13-21).

Judas Tadeo parece ser el

mismo Judas que escribiótambién una epístola. En laÚltimaCenapreguntoaJesúscuáleralarazónporlaquenose manifestaba al mundo, loquemerecióestarespuestadeJesús: «Si alguno me ama,guardará mi palabra, y miPadre le amará, y vendremosaélyenélharemosmorada»(Juan14,23).

Tomás es, aparte de Pedro yde Juan, una de las

personalidades másdestacadasdeentrelosDoce;su nombre evoca testarudez,como el de Judas traición.Tomás, en hebreo, quieredecir Gemelo, que en griegose dice Dídimo. ¿De quiéneragemelo?¿Talvezdeotrode los Apóstoles?... No nosparece probable. Una de susglorias es haber hecho en laÚltima Cena una preguntaque mereció esta respuesta:«Yosoyelcamino,laverdad

y la vida» (Juan 14, 5-6).Otra, ser el único, quesepamos, que se dirigió aJesús llamándole. Dios:«Señor mío y Dios mío»(Juan 20, 28). También fuegloriosa su reacción ante elanunciodelSeñordeque ibaa ir a Betania para visitar aLázaro. Todos sabían quesalía al encuentro de lamuerte,puesBetaniaestabaasólo tres kilómetros deJerusalem, donde ya habían

decididomatarle.Tomásdijo:«Vayamos todos y muramosconél»(Juan11,16).

Simón, apodado Celote, noparece ser el Simónnombrado en la lista de losprimos del Señor. El apodo,sin duda, se lo pusieron paradistinguirle de Simón Pedro.Los celotes constituían unarama política de los fariseos,violentamente antirromana;Simón, probablemente, era

unodeellos,aunque tambiénpudiera ser que el apodoaludiera simplemente a sucelo.Enestecaso,nodejadeser curioso que escogieraneseapodoparadistinguirledeotro Simón cuyo celo podíallegar a ser todavía másescandaloso. Y más curiosotodavíaquenosenosdigaenquéconsistíasucelo.

Así llegamos a JudasIscariote, el último de los

Doce, el hombre de Kerioth,que eso es lo que Iscariotesignifica. Desgraciadamente,tendremos que hablarbastante de él. Aquí noslimitaremos a hacer unapregunta:¿PorquéloescogióelSeñor?¿Porquélohizo,sino teníaqueesperar aque letraicionaraparasaberqueeraun demonio? (Juan 6, 71)...Pudiera ser que, en la larganoche de oración queprecedió a la elección, el

Espíritu Santo le hiciera verclaramente que debíaelegirle...Tambiénescuriosoque el Señor le encargarallevar las cuentas del grupo.¿No estaba mucho máscapacitado Mateo, elrecaudador?... Así era,ciertamente, pero Mateo,despuésde suconversión,noquería saber absolutamentenada relacionado con eldinero.Lepondríaenfermo.

Nuestro Señor llamó a esosdoce hombres «Apóstoles»,que quiere decir «enviados».Sinembargosóloselesllamaasí una vez en el Evangeliode san Mateo, dos en el desan Marcos, cinco en el desanLucasyningunaeneldesan Juan. La denominaciónmás corriente es la de «losDoce»,que subrayamejor suimportancia revolucionaria.En efecto: el judaísmo sehabía edificado sobre los

doce hijos de Jacob, y lasimilitudnuméricanoeraunamera coincidencia: Jesús lesdiría que iban a sentarse endoce tronos para juzgar a lasdocetribusdeIsrael.Ynoseestaba refiriendo al juiciofinal: los Apóstoles estabandestinados a gobernar elIsrael de Dios aquí en latierra, como los antiguosjueces habían gobernado elprimer Israel antes de losreyes.

Nadiequeloshubiesevistolohabría considerado posible.Tanto los fariseos como lossaduceos debierontranquilizarsealobservarquéclase de gente reunía elCarpintero en torno suyo:«ignorantes y plebeyos»,llamarían a los más grandesde ellos, Pedro y Juan(Hechos 4, 13). Era algoinaudito que cuando seajusticiaba a un cabecillarevolucionario no se matara

también a sus más íntimoscolaboradores.Evidentemente, en este casono consideraron quemereciese la pena hacerlo.Permanecieron durante añosen la misma ciudad en quemurióCristosinquenadielesmolestara. Cualquiersugerencia sobre el peligroque podía suponer dejarlescon vida encontraría unarespuestairónica:«¿Aquién?¿Aesos?»...

21.Elsermóndelamontaña

ReglasdevidaenelReino

ElbautismodeJesúsporJuanhabía tenido lugar en enero,un mes frío para una totalinmersión incluso en el valle

del Jordán. La llamadadefinitiva de los Doce debióserenjunio.Contemplaremosahoralosnueveodiezmesesposteriores de su ministerioen Galilea, que terminaroncon una doble explosión: lamultiplicaciónde lospanesylospecesyelsermóndelPande Vida, que hizo quemuchosseapartarandeÉl.

Hasta ahora, sus enseñanzasparecen haber seguido la

línea del Bautista: que elReino estaba cerca y quehabía que prepararse paraacogerle con un cambio demente. Las últimas semanasaportan una novedad:proclamaquepuedeperdonarpecados,queesmayorqueelTemplo, que es el Señor delSábado. El Bautista nuncahabía hablado así. Con todo,sus oyentes nocomprendieron lo que lesdecía, porque todavía no

había manifestado quién era.Sobreestetema,laconfusiónde sus oyentes iba enaumento; loúnicoqueestabaclaroeraqueobrabamilagrosy que las multitudes leseguían.

SabemosqueveníandeJudeayGalilea, de Jerusalem y deIdumea,laancestralpatriadeHerodes,depaísessituadosalotroladodelJordán,deSidóny de Tiro, ciudades fenicias

en la costa delMediterráneo.Todos querían tocarle,apretujándose a su alrededordetalformaquenotuvomásremedio que decir a susdiscípulos que tuvieranpreparado un bote a la orilladel lago. Pero esta vez no loutilizó. Subió a una colinapróximaydesdeallípredicó.

San Lucas da una versiónresumida del Sermón de lamontaña en el capítulo sexto

desuEvangelioy sanMateootramuchomás larga en suscapítulos quinto, sexto yséptimo. Sería bueno leerlostodos antes de seguiradelante.

MuchagentesóloconocedelSermón de la montaña unoscuantos versículos queempiezan con la palabra«Bienaventurados». ¡Si sólofueraeso!Enrealidad,ocupavarias páginas en el

Evangelio de san Mateo, loque no obsta para que unalecturasosegadanollevemásdeveinteminutos.Nisiquieralos que se inquietan en laiglesia cuando el sermón seprolonga perderán losnervios.

Esta brevedad nos ayuda aabordar un problema: lasdiferenciasdeextensiónydecontenidoqueseobservanenlos tres primeros Evangelios;

hay cosas, en efecto, en sanMateo, que Marcos y Lucascuentan como dichas porNuestro Señor en otrasocasiones.

De algo podemos estarseguros:Jesúsnodespacharíaa unasmultitudes venidas detan lejos con un sermón desólo veinte minutos. InclusolaversióndesanMateodebeser un breve resumen de loque dijo, lo que no impide

que incluyera algunas cosasdichas en otros momentos.Como ya hemos hechoanotar, el Señor diría lasmismas grandes verdadesmuchas veces. Todos losgrandesmaestros lo hacen, amenudo con las mismaspalabras, pues cuando seencuentra una forma exactade expresar una idea, seríaabsurdocambiarla.

Lo que primero llama la

atención es la perfección desusexpresiones.Pensemosenalgunas frases que todo elmundo conoce, aunque nosepa que son del Sermón delamontaña:«Contemplad losliriosdelcampo»;«Nopodéisservir aDiosy aMammón»;«Por sus frutos losconoceréis»; «Pon la otramejilla»; «Amad a losenemigos,hacedbienaquienos odia»... y el «PadreNuestro», esa regla de oro.

¿Regla de oro?... Todo elSermónloes.

No está del todo claro si lasmultitudesescucharontodoloque dijo, pues algunas cosasparecen ir dirigidasexclusivamente a los Doce,como«Vosotrossoislasaldela tierra», «Vosotros sois laluz del mundo». Muchas deellaserandeaplicaciónatodoelmundo,encualquierparte,pero el sermón, en su

conjunto, parece ser unaespecie de cursillo especial,un programa para aquellossobreloscualesibaaedificarsu Reino. No iban a ser tansólo gobernantes revestidosde autoridad, sino también«luz» para iluminar laoscuridad del mundo paganoyelofuscamientodelPuebloElegido, «sal» que daría unnuevo sabor a un mundoinsípido,aunavidacadavezmás triste. Todo el Sermón

erauncomentarioalaideademetanoia (arrepentimiento,cambiodel alma),queestabaen laentradadelmensajedelPrecursor.YeneldeCristo.

El Sermón comienza con lasnormas de vida propias delReino. Es una dicha –unabienaventuranza– ser pobre,siempre que uno no estéresentido y ofrezca supobreza aDios; ser paciente;tener hambre de justicia y

llorar; ser misericordioso ytener limpio el corazón; serperseguido a causa de lajusticia y aún más, serperseguido y ultrajado ycalumniado por NuestroSeñor... ¡Qué extraordinarioprogramaonormadevidaelqueaquíseesboza!...VerdadesqueelAntiguoTestamentoya había hablado de muchasde estas cosas, y habíaensalzado su cumplimiento,pero rara vez habían sido

descritascomounadicha,unaespecie de gloriafundamental,detalformaquequien no las practicaraquedase disminuido.Misericordia y limpieza decorazón, bueno. Pero llanto,persecución, ultraje ycalumnia, ¿por qué?... Jesúses absolutamente taxativo enestospuntos.

¿Y las recompensas? Todas,prácticamente, parecen

reservarse para un mundofuturo. ¿Y si sus seguidorescaen?... Si la sal pierde susabor –seguramente perdiómucho la noche deGetsemaní–, sólo vale paraser arrojada fuera y pisadapor las gentes. Gracias aDios, que perdona hastasetenta veces siete. Sinembargo, para quienes seendurezcanenlacaída,estáelinfierno.Jesúslorepiteunayotra vez en el Sermón de la

montaña.

Las grandes exigencias queofrecea losoyentesalcanzansu«clímax»enunafrasealaquesehabíanaproximadolasenseñanzas judías, pero quenuncahabíanalcanzado:«SedperfectoscomovuestroPadrecelestial es perfecto». Sinembargo, el rigor con unomismo debe versecontrapesado por una totalindulgencia con el prójimo.

Quizá no sea esa la palabraexacta,pues«indulgencia»espoco: Ni siquiera se debejuzgara losdemás,yaquesilohacemos,Diosnosjuzgaráa nosotros. Hay pues quetener caridad, no sólo en losactosexternos,sinotambiénysobretodoenelpropiojuicio.Hay que tratar a los demáscomo querríamos que losdemásnostratasen.

Aquí hay algo, una vezmás,

quesusoyentesjamáshabíanescuchado. En el AntiguoTestamento se dice, peronegativamente(Tobías4,16),que no se trate a los demáscomonoquisiéramosquenostrataran ellos. Expuestapositivamente, esta Regla deOro es deslumbrante ysumamente difícil de vivir.¿Quién de nosotros es capazde vivirla siempre?... Jesúspara dejar bien claro lo quequiere decir con las palabras

«los demás», «los otros», lasaplica a un caso extremo:debemos amar a nuestrosenemigos, debemos hacerbienaquienesnosodian.

Además de esbozar unanorma de vida para susseguidores,Jesúsestablecesupostura respecto a lasenseñanzas del AntiguoTestamento.«NopenséisquehevenidoparadestruirlaLeyolosprofetas.Nohevenidoa

destruirlos, sino acumplirlos». En lo referenteal homicidio, el adulterio, lavenganza, completa yperfecciona la Ley dada porDios a Moisés utilizando lafórmula «Se le dijo a losantiguos... pero Yo osdigo...».

Su respetohacia laLey–queÉl,comoSegundaPersonadela Trinidad, había dado aMoisésyalosprofetas–nose

extendía a las enseñanzas delosescribas:«Osaseguroquesi vuestra justicia no fueramayorqueladelosescribasylosfariseos,noentraréisenelReino de los Cielos». Yaplicabaestoespecialmenteasusenseñanzasenmateriadejuramentos. Jurar en falso –decía– es jurar en falso, seacual sea la materia deljuramento: No se puedenescamotear losMandamientos usando el

nombredeDiosenvano.

¿Qué pensarían sus oyentesde todo esto?Algunas de lascosas las comprenderíanenseguida y quizáreaccionaran inmediatamente(así, por ejemplo, cuando lesdijo que no respondieranairadamente cuando lespegaran en una mejilla, sinoqueofrecieranlaotra).Otras,quizá más lentamente, sindescubrir hasta más tarde lo

esencial de sus palabras (esdecir, que ningún actoexterno, por aparatoso quesea, puede salvarnos, nitampoco,pordañinoquesea,condenarnos).Todopertenece–conocimiento, voluntad,intención– a lasprofundidades del alma. Unhombresesalvaosecondenapor lo que ama: Dios o élmismofrenteaDios.Aunque,naturalmente, lo que amatiende a manifestarse en lo

quehace.

Al terminar elSermón, Jesúsno había descrito todavía elReinocuyoscimientosestabaempezando a poner, ni habíadicho todavía quién era.Contodo, en este segundo puntohabía hecho ya suficientesdeclaraciones como paraacusarle una vez más deblasfemia. No sólo habíacompletado la Ley de Dioscon un casual «Pero yo os

digo», sino que también –loque era peor– se habíareferido a los mandamientosquehabíadadocomo«míos»(Mateo7,24).

Ungrupodemujeres

Cuando Jesús regresó aCafarnaúm, una vezconcluido el Sermón de la

montaña, alguien dijo unafrasequeseguirárepitiéndosehasta el fin de los siglos:Domine, non sum dignus,Señor, yo no soy digno. Fuepronunciadaporungentil,uncenturión al servicio delejércitodeHerodes.LosjefesjudíosdelaciudadpidieronaJesús que aliviara su penacurando a un siervo suyo alque quería mucho y queestaba a punto de morir. Larazón por la que deseaban

favorecerle era que les habíaconstruido una sinagoga; nique decir tiene que, como elotro centurión, Cornelio, aquien Pedro bautizaría mástarde (Hechos 10), se sentíaatraídoporlareligiónjudía.

CuandoJesúsestuvocercadesu casa, el centuriónpronunció las palabras queahora se repiten en todas lasMisas con una sola variante:«alma»en lugarde«siervo»:

«Señor, yo no soy digno dequeentresenmicasa,perodiuna sola palabra y mi siervoserá sano» (Mateo 8, 8). Nofuesólolahumildadloquelemovió. San Pedro, que síentró en casa de Cornelio,dijo:«Un judío secontaminasisetrataconalguiendeotraraza o le visita». Pero elcenturión de Cafarnaúm diouna razón mejor para queJesús no entrara en su casa:no lo consideraba necesario.

Unapalabrasuyabastaba.Sindudahabíaoídocontarcómo,un mes antes, Jesús, estandoenCaná,habíacuradoalhijodeunodelosfuncionariosdeHerodes que se encontrabaallí, en Cafarnaúm, a casitreintakilómetrosdedistancia(Juan 4, 46-53). Si podíacurar desde tan lejos, ¿porqué no desde la calle deenfrente?... Con las palabras«En verdad os digo que ennadie de Israel he hallado

tanta fe», Jesús obró elmilagro,queseprodujoenuninstante.

Es hermoso observar que elcenturión quedó doblementeunido al Sacramento de laEucaristía: por las palabrasqueelsacerdotediceantesdecomulgar en la Misa –y quelos fieles repiten– y porquefue en la Sinagoga deCafarnaúm, que él habíaconstruido, donde Jesús dijo

por primera vez quedebíamos comer su carne ybeber su sangre para tenervidaennosotros(Juan6).

Desdeahora,con los fariseosdefinitivamenteenfrentadosaÉl –su observación sobre lamenor fe de Israel debióirritarles sobremanera–,recorrerá los caminos deGalilea acompañado de losDoce, enseñando en lassinagogasyobrandounsinfín

demilagros.

Lucas(8,2-3)nossuministraundetalleadicional:conellosibaungrupodemujeres«quehabían sido curadas deespíritus malignos y deenfermedades», las cuales nosólo les ayudabanen el viaje–haciendo, quizá la comida–sinoquelessocorríanconsusbienes.

Entreellas,Lucasmencionaa

MaríaMagdalena(«delaquehabía expulsado sietedemonios»), a Juana (mujerdeCusa,unadministradordeHerodes)yaSusana.Deéstano volvemos a saber nadamás.MaríaMagdalenaestuvoalpiedelaCruz,yconJuanayotrasmujeresfuealatumbalamañanadelaResurrección.Cusa debía ser muyindulgente para permitir a sumujer ausentarse de casadurante tanto tiempo. Quizá

fuera su hijo, moribundo enCafarnaúm, a quien JesúscuródesdeCaná.

DeMaríaMagdalenanosehadejado de hablar desdeentonces, ni se dejará. Comohemos visto, el demoniopuede controlar el cuerpo,pero la expresión «sietedemonios»daaentenderalgomás espectacular en materiade posesión diabólica, Se lanombraporprimeravezpoco

después de la escena en quela mujer pecadora ungió lospies de Jesús estando a lamesa en casa de Simón elfariseo,enCafarnaúm,(Lucas7, 36-50). ¿Era MaríaMagdalena? ¿Era María, lahermana de Lázaro, y deMarta,quetambiénungiólospies de Jesús en casa deSimón el Leproso, enBetania? (Marcos 14;Mateo26; Juan 12). ¿Se habríantrasladadoallídesdeMagdala

acausadelavergonzosavidaque llevaba María antes dearrepentirse? ¿Los visitabaJesús en Betaniaprecisamente porque eranamigos desde los tiempos deGalilea?...Puedeser,peronolosabemos.

22.Tresmilagros

ConCafarnaúmcomobasedeoperaciones, con los reciénelegidos Doce y con elpuñado de mujeres que losacompañaban, Jesús pasó losnueve o diez meses que lequedaban de ministerio enGalilea. No intentaremos

seguir todossuspasosporsuorden, entre otras cosasporque, como ya hemosdicho, losEvangelistas no sepreocuparon de hacerlo. Loquemás nos importa de esteperíodosonsusmilagros,susenseñanzas y la huella queJesúsibadejandoenamigosyenemigos. Nos detendremosprimeroenlosmilagros.

Poco después del Sermón dela Montaña, le vemos

volviendo a la vida a unjoven; el dolor de cuyamadre, una mujer viuda deNaím –pequeña aldeapróxima a Nazaret–conmoviósusentrañas(Lucas7, 11-17). Seis meses mástarde haría lo mismo con lahija de Jairo. Ya hemoshablado de estos milagros.Otros tres –el primero de loscuales ocurrió poco antes dela resurrección de la hija deJairo– merecen ser

comentados.

Tormentaenellago

Jesús, con sus discípulos,estabaatravesandoel lagoenunabarca.Dormía,muertodecansancio. De repente, unsúbito huracán sedesencadenó sobre el lago,tan violento que los

Apóstoles estabanconvencidos de que hundiríalanave.ComoelSeñornosedespertaba, decidierondespertarle. Las palabras queutilizaron llegan hastanosotrosatravésdelossigloscon todo el calor con queellos las pronunciaron:«Maestro,¿noteimportaquenosahoguemos?»(Marcos4,38).

Surespuestatieneeseregusto

de irritación que uno sientecuando estamos dormidos yalguiennosespabila:«¿Aquétanto temor?». «¿Es que notenéis fe?»... Luego, trasincrepar a los Doce por sufalta de fe, «mandó al vientoy dijo al mar: calla,enmudece». Y el viento y elmarleobedecieron.

Demoniosycerdos

Llegaronalotroladodellagoy desembarcaron en la riberadel sudeste. Allí salió a suencuentro un endemoniado.Merece la pena leer a Lucas(8, 26-39) y aMarcos (5, 1-20),nosóloporelrelatoquehacen de la violencia de laposesión diabólica, sinotambién por ver cómoaceptaron los demonios elpoder de Jesús. Les preguntasunombre–únicavezque lohace– y ellos contestan:

«Legión». Los exorcistas deaquella época sostenían quesepodíadominaraldemoniosi se sabía su nombre, pero«Legión» no era un nombre:¡eraunnúmero!

Enaqueltiempo,losnúmerosexactos no se convertían enfetiches, y los demonios, porsupuesto, no hacíanfetichismoconlaverdad.Poreso, no hay por qué pensarque fuesen exactamente seis

mil, número de hombres quetenía la legión romana. Encualquier caso, sí seríansuficientes como para hacerirrelevantes los siete de laMagdalena.

Jesús lesordenóque saliesende aquel hombre, y ellossalieron.Pero lehicieronunacuriosa súplica: que no losenviaraotravez«alabismo»,sino que les dejara entrar enuna piara de cerdos que

hozaban en la ladera de unacolina próxima (se hallamado durante siglosGadarene al lugar en queocurrió, pero parece ser queera el territorio de Gerasa).Da la impresión de que losdemonios consideraronpreferible cualquier cosaantes que volver al infierno.Nosabemoscómounespíritupuedeinflingiraotrosmenospoderososterriblestormentos,perolarealidadesqueaestos

demonios les pareció mástolerable la compañía de loscerdos que la de suscongéneres.

Jesús les dejó hacer lo quepedían, y entraron en loscerdos. Lo que esto supusopara los gorrinos, loignoramos. Lo único quesabemos es que se lanzaronpor un precipicio al lagocomounsolocerdo,yqueseahogaron. Poco les duró el

alivioa losdemonios.Alfin,tuvieronquevolverasucasa.

Losdemoniosnos intrigan,yloscerdos también.Peromásnos intrigan ciertoscomentaristas cuya únicapreocupaciónes la infracciónpor Dios de un derecho depropiedad. Uno de ellosincluso calcula cuál sería elprecio de dos mil cerdos enaquel lugar y en aquelmomento, para poner de

manifiestolainjusticiaquesecometiócon suspropietarios.Otros, para defender a Dios,dicenquenoteníanderechoaposeer cerdos, ya que a losjudíos les estaba prohibidocomer sucarne;peroolvidanqueelincidentetuvolugarenterritorio gentil, donde sehablabaengriego...

Ni que decir tiene que Diosno necesita que nadie ledefienda. Ha creado todo de

lanadaypuedehacer con loque es suyo lo que quiera.Algo de eso sintieron lospropietarios, oscuramente almenos, cuando los porquerosles dijeron lo que habíasucedido:Dioshabíaactuado.Por eso no demandaron aJesús. Le rogaron tan sóloque se fuera, pues todostemían que el incidente serepitiese,o talvezalgopeor.Es la única reaccióncomprensible en todo este

asunto: Dejemos que eldivino poder se manifieste,peroacostadeotros...

La piara se había precipitadoal mar, los juiciososhabitantes de Gerasa lehabíanrogadoquese fueseyÉl se fue. Con los Doce,subióa labarcayemprendióel regreso a Cafarnaúm. Elex-poseso,ahoravestidoyensujuicio,quisoseguiraJesús,pero Él no se lo permitió: le

dijo que se quedara paraproclamar en su pueblo lasgrandes cosas que el Señorhabíahechoconél.

Si al menos supiéramos loque le preguntaron losApóstoles... ¡Tantas cosasquedabanenelaire!¿Porquéhabían preferido losdemonios lacompañíade loscerdos?¿Porquééstoshabíanpreferidoahogarsea convivirconellos?Ysobretodo:¿por

qué elMaestro había obradoasí?...PeroLucasnonosdicenada, ni Mateo, que estuvoallí. Ni siquieraMarcos, quelosupoporPedro...Esunodeesos silencios que nosresultan difíciles de soportar.Pasequenosepamosnadadelos demonios y de suangustia, de los cerdos y desu pánico, pero, ¡no poderprofundizar un poco en lamentedenuestroRedentor!

Sabemos,sí,queporÉltodaslas cosas fueron hechas –demonios, cerdos,propietariosygentejuiciosa–.Tenía derecho a hacerlo, sí,pero, ¿por qué lo hizo? Noera su estilo mostrar suseñorío universal de estamanera.Sólo enotra ocasiónhizoalgoparecido:secarunahiguera (Marcos 11, 12-14).Ambas acciones nos dejanperplejos.

Una de las razones por lasqueobrabamilagrosseladijoa los judíos en la piscinaProbática tras curar a untullido: «Las obras que miPadre me dio a hacer, esasobras que yo hago, dan enfavor mío testimonio de queel Padre me ha enviado»(Juan 5, 36). El incidente delos cerdos, lo mismo que elde la higuera, muestran elpoder deDios. PeroDios nosólo es poder; es también

amor; sus milagros son paraaumento de vida y sólo enestos dos casos suponen unadisminución. Pero Dios estambién sabiduría: losmilagros sin sentidomanifiestansupoder,peronosu sabiduría, Ahora bien,¿tienen sentido estos dosmilagros?... Sin duda lotienen,aunqueno loveamos.No sólo en estos casos, sinoenmuchosotros,Jesúshizoydijo cosas que no

comprendemos. Los caminosde Dios son inescrutables ytambién, a menudo, los delDios hecho Hombre. Nopodemosrechazarningunadesus acciones sólo porque nolacomprendamos.

«Unafuerzahasalidodemí»

De vuelta a la otra orilla dellagosucedióelepisodiodelamujer que tenía un flujo desangrepermanente.Convieneleer el relato en Mateo (9),Marcos (5) y Lucas (8).Llevaba padeciéndolo doceaños y había gastado toda sufortuna en médicos. «Iba demal en peor», dice Marcos,hablando de losmédicos conel mismo escepticismo conque se ha hablado siempre.«Era incurable», afirma

Lucas, que era médico... Elcaso es que la mujer tocó laorladelmantodelCarpinteroy quedó curada al instante.Nosalegra,porsupuesto,quequedase curada, pero lo quellama nuestra atención es lareacción de Jesús: preguntóque quién le había tocado ycuandoledijeronqueeraunapregunta ociosa, pues lamultitud le rodeaba y lemanoseaba por todas partes,Él insistió: «Alguien me ha

tocado, pues yo sé que unafuerza ha salido de mí» (lapalabra griega es dynamis,que en castellano ha dado«dinamismo»y«dinámico»).

Es una frase misteriosa. YahemosoídodeciraLucas (6,19)que«teníaunafuerzaquecurabaatodos»,ytendemosapensar que por su poderinterno, su voluntad actuabasobre los demás seres. Peroahorasenosdicenosóloeso,

sino también que sentíaescapar ese poder. Así pues,los milagros consumían suenergía. Necesitaba hacer unesfuerzo.

Jesúsdijoalamujerquesufela había curado, lo que noshace pensar en los doselementos de cuya uniónbrota el milagro: la fe delhombreyelpoderdeDios.

Desdeallí,elSeñorsedirigió

a la casa de Jairo, jefe de lasinagoga, cuya hija acababademorir.Yunavezmáslafe–nolade la joven,sinoladesu padre– puso en acción supoder. La joven volvió a lavida.

23.ReaccionesenGalilea

Hemos hablado de milagros;una corriente de milagroscomo el mundo nunca habíaconocido ni volverá aconocer. Pero no eran sólomilagros: las enseñanzasbrotaban también de Jesús

con fuerza inigualable. Eran,sobre todo, enseñanzasmorales, expuestasdirectamente o en forma deparábolas que urgían a losoyentes a un cambio decorazón, pues eso era lo queexigía un verdaderoarrepentimiento.

Yahemosvisto,enelSermóndelamontaña,cuánprofundoera el cambio que pedía.Hablaba, sí, de la venida del

Reino, pero no explicaba suestructura; en esto, también,su principal preocupaciónconsistía en ese cambio decorazón, una renuncia alsueño de un reino nacional,una disposición a acoger elReino que quería fundar.Tampoco, todavía, arrojabamucha luz sobre su propiapersonalidad. Se habíaproclamado mayor que elTemplo, Señor del Sábado,dueño de la Ley, capaz de

perdonarlospecados,peronohabía dicho quién era. ElnombrequeusabaÉlmismo,Hijo del hombre, intrigabaporsumisterio,peronodabacontestación.

En este capítulo vamos aconsiderar algunas de lasformas con que el pueblo –fariseos, pecadores,familiares, discípulos delBautista– reaccionaba antesus milagros y sus

enseñanzas,pero, sobre todo,anteÉl.

«Porquehaamadomucho»

Ya se había formado ungrupo de fariseos queproyectaba matarle. Al otroextremo, había hombrescomo el escriba que «noestaba lejos del reino de

Dios» (Marcos 13, 34). Enmedio, se encontrabanaquellos que se ibanendureciendoprogresivamente, pero quetodavía le aceptaban.Unodeellos era Simón, un fariseoqueinvitóaJesúsacomerensu casa (Lucas 7, 36-50).Simóntratóasuhuéspedconfría corrección, pero nadamás: no le dio el beso debienvenida, ni agua paralavarse los pies, ni óleo para

perfumarsucabeza.

Cuandoestabansentadosalamesa, «una mujer de laciudad, una pecadora»,irrumpió en la sala con unfrasco de alabastro lleno deun ungüento y «empezó aenjugarsuspiesconlagrimasyasecarlosconsuscabellos,besándoselos yperfumándoselos con elungüento». Simón y losdemásinvitadospensaronque

si era un profeta de Diosdebíasaberqueesamujererauna pecadora y arrojarlafuera;asípues,sinolohacía,es que no era profeta. No esfácil seguir al detalle larespuesta de Jesús a suspensamientos, que empezócon una pregunta sobre dosdeudoresaquien suacreedorperdonó la deuda. Supensamiento sigue su propiocurso,conunritmopersonal,yendo y viniendo del amor

que trae el perdón y delperdón que provoca el amor.Diecinueve siglos más tardeno acabamos de entender deltodo lo que dijo, y Simón ysus amigos seguramentemenos. Pero aunque se lesescaparan algunas cosas, loprincipal estaba claro: «Se leperdonaban muchos pecadosporquehaamadomucho».Lapalabra «amor» puedesorprendernos aquí, porquehabía comerciado con ese

sentimiento. Pero el amor aque se refería Jesús eradiferente: era verdaderoamor.

Lo más sorprendente es laclara relación que el Señorestablece entre amor yperdón. El perdón habíaestadounidoa la justicia, asícomo la obediencia a la Leyeraun requisitode lamisma.Serperdonadoporqueunohaamadoeralaotracaradel«Si

me amas, cumple mismandamientos». Losinvitados a la mesa noestaban preparados paracomprender ninguna de lasdoscosas.

HostilidadasesinaenNazaret

¿Quépensaban loshabitantes

de Nazaret de aquel paisanosuyoquetodolohacíafuera?Queobrarasuprimermilagroen Caná y el segundo enCafarnaúm,dondefinalmentese había establecido, lesdesagradaríadesobremanera.

A su regreso a Galilea,procedentedeJudea,despuésde la detención del Bautista,pasó por Nazaret, dondepredicó en la sinagoga.Lucas, en el cuarto capítulo

desuEvangelio,noshabladesu intervención, que tuvo uncomienzo maravilloso. Jesúsleyó un texto de Isaías (cap.61):«ElespíritudelSeñorseha posado sobre mí; me haungido y me ha enviado apredicar el Evangelio a lospobres, a consolar a losafligidos; a dar la libertad alosprisionerosylavistaalosciegos; a los oprimidos, lalibertad»...Ycuando terminóla lectura, dijo: «Hoy se ha

cumplidoestaEscritura».

Los presentes estabananonadadosanteunesplendortal en la boca del hijo de uncarpintero paisano suyo, dicesan Lucas. Y como alcontinuar contando lo quepasó se observa un cambiotan repentino de humor, quevadelaadmiraciónalarabiaasesina, hay que pensar queincluye aquí una segundaintervención en la misma

sinagoga, que Mateo (cap.13) y Marcos (cap. 6)describen como pronunciadamástarde,traslaresurrecciónde la hija de Jairo enCafarnaúm.Lucas, enefecto,cuenta que Jesús dijo queestarían deseando saber porquénohacíaensupueblolascosas que había hecho enCafarnaúm, y Mateo yMarcos dan la razón: nopodía hacer milagros enNazaret porque sus paisanos

no creían en Él lo suficientecomo para poner su podercurativoenacción.

Los congregados en lasinagoga se maravillaban, sí,de su sabiduría y de susmilagros,perodudabandeÉl.«¿Acaso no es el carpintero,el hijo deMaría, el hermanode Santiago y José, Simón yJudas? ¿No viven aquí sushermanas, con nosotros?...Creían que lo sabían todo

sobreÉl;conocíaneltallerenque había trabajado, a susosegada madre, a susprimos, que habían formadouna sola familia a la muertede José... Estaban, pues –dicen Mateo y Marcos–,«escandalizados». Era comosisintieranqueDiossehabíaequivocado al dar talespoderes a alguien tanirrelevante. Además,Cafarnaúm, donde habíaobrado tantos milagros,

estaba sólo a treinta y tantoskilómetros de Nazaret.Habríanoídocontarlascosasincreíbles que habían dichode Él y las repetidas ofensasque había hecho a losfariseos, líderes religiosos desupueblo.¿Eraunverdaderojudío fiel o más bien unapóstatayunrebelde?...

Si esta duda anidaba en sumente, Él no hizo nada pordesvanecerla. Al contrario,

leshizoinflamarsetocándolesen lo más vivo, pues lesrecordó pasajes del AntiguoTestamento en los que losgentiles eran preferidos a losjudíos: Cuando todas lasviudas de Israel desfallecíande hambre, Elías habíasocorrido a una pagana deSarepta, en Fenicia; cuandoIsrael estaba lleno deleprosos,Eliseohabía curadoaNaamán,unsirio.

Era demasiado: Fuera de sí,loscongregadosleexpulsaronde la sinagogay«le llevaronhasta la cima de la colina enque estaba edificada laciudad», con ánimo dedespeñarle. Pero Él se abriópaso por en medio de ellos.¿Cómo?... Tal vez con lamisma majestad con quearrojó a los aterradoscambistasdelTemplo.

Nazaret no le volvería a ver.

Suúnicocomentariofue:«Unprofeta es honrado en todaspartes,menosensupatria,ensu casa y entre suparentela»... «Parentela», nofamilia... Un comentarionatural, lógico, menos lacoletilla final. ¿Qué habíaquerido decir con«parentela»?Jesúsnohablabanunca en vano. ¿Qué habíanhecho sus parientes paraincluirlostambién?...

«¿Quiénesmimadre?»

Seguramente, algunos de susprimos estarían en lasinagoga y, sin duda, no seunirían a la turba que quisodespeñarle. Pero al terminarla lista de quienes no lereconocen como profeta, losdebía tener en elpensamiento. No a todos,

desdeluego.SantiagoyJudasformaban parte de los Doce,pero algunos–probablementelosquesehabíanquedadoenNazaret– tardaríanmucho enconvencerse. Siete u ochomeses más tarde, san Juannos cuenta (7, 5): «Nisiquiera sus hermanos creíanen Él». Éstos fueron losprimosqueleurgíanparaquefuese a Jerusalem durante lafiestadelosTabernáculos,yaque Galilea era un rincón

demasiado apartado paradesplegar su poder; además,pensabanquedebíaestablecercontacto otra vez con losdiscípulos que había hechohacía un año en Judea,especialmente en Jerusalem.El deseo de que hiciera unuso más espectacular de susdoneseraevidenteinclusoenuno de los primos que sícreían en Él, pues en laÚltima Cena Judas Tadeo lepreguntó: «Señor, ¿cuál es la

causadeque temanifiestesanosotros y no al mundo?»(Juan14,22).

Pero volvamos a susescépticos primos: Jesús estáen una casa en Cafarnaúm,tan acosado por la gente queno tiene tiempo ni paracomer.Entonces,sepresentan«sus deudos» –seguramentesus primos– dispuestos a«apoderarse de Él, puesdecían: Se ha vuelto loco»

(Marcos 3, 21). La palabragriega «apoderó» de Juan elBautista. «Loco» quizá seaunapalabrademasiadofuerte;la palabra griega significamás bien que sus primospensaban que estaba «fuerade sí», excitado en extremo,necesitado de cuidado yatención. Pero los escribasque habían venido desdeJerusalem le atribuían algopeor:queestaba«poseídoporBeelzebub».

Entonces se produjo uno delos más emocionantesepisodios narrados en elEvangelio: «Vinieron suMadre y sus hermanos y,desde fuera –Lucas dice quenopudieronentraracausadela multitud–, le mandaronllamar» (Marcos 3, 31).Pedro, a través de Marcos,parece querer decirnos queveníanaporÉlpararecluirlepor su propio interés, y queMaría les acompañaba para

estar cerca de su Hijo en unmomento todavía más cruelqueaquélenquesuspaisanosquisierondespeñarle.

Cuando Jesús recibió sumensaje,diounacontestaciónque todavía nos asombra yquedebióser transmitidaporalguienquenoqueríamuchoa su familia: «¿Quién es mimadre y quiénes son mishermanos?» dijo. Yextendiendo su mano sobre

sus discípulos, añadió: «Heaquí mi madre y mishermanos. Porquequienquiera que hiciere lavoluntad de mi Padre, queestá en los cielos, ése es mihermano,ymihermana,ymimadre»(Mateo12,49-50).

Estamos en presencia de unelemento de sus enseñanzassemejantealqueencontramosensurespuestaalhombrequese dirigió a Él llamándole

«Maestro bueno». «¿Por quéme llamas bueno?»,respondió. «Nadie es bueno,sino solo Dios» (Marcos 10,17-18). En esa ocasión noestaba negando que fuerabuenoniquefueraDios,yenéstaque tuvieraunamadreyque no fuera María deNazaret. En cada caso ibadesde una cuestión periféricahastaelmeolloyelcentrodelarealidad,dejandointactalacuestión periférica inicial.Al

oír la palabra «bueno» usadaconvencionalmente, sinconvicción, se sintióarrebatado considerando lainfinita bondad de Dios.Oyendo hablar de susparientes, su pensamiento sevolvióhacialagranverdaddeque el parentesco queproporciona la gracia esmásprofundo que el de lanaturaleza.Podemoscaptarlacontestación a preguntas quehellamadoperiféricasviendo

lo que dice en otros pasajesdelEvangelio.

Para sus primos, debiósuponer una decepción total:habíaabandonadosuciudadyahoralosrechazabaaellos;yhabía algo peor: rechazaba asu Madre. De todos los queoyeron sus palabras, Elladebió ser la única que lascomprendió, porque se dabacuentade laprofundaverdadque contenían. No tenía que

esperar a que san Agustín ledijera que era másbienaventurada por haberrecibido a Dios en su almaqueporhaberleconcebidoenla carne. Si por la naturalezaeralaqueestabamáscercadeÉl, por la gracia nadie laigualaba en el más altoparentesco, pues nadie comoElla había hecho, ni jamásharía, la voluntad del Padremejorqueella.

Estaveznollegóaverle.¿Loveríaalgunavezmásantesdeencontrarse de nuevo en elCalvario? Cuando le pidióquehiciesesuprimermilagroen Caná, sabía que con elloponíafinasuvidadefamiliaaquí en la tierra, porque losquehacenmilagrosnotienenvida privada. Desde esemomento,suHijosedebíaalmundo. Con todo, habríamomentosenqueelpreciodeesta renuncia le parecería

demasiadoalto.

MensajerosdelBautista

¿Qué era, mientras tanto, deotro primo del Señor muchomás importante que aquellosque querían recluirle?... Acomienzos de ese año habíabautizado a Jesús. Enmarzo,habíahabladodelsignoporel

que Dios le había mostradoque elCarpintero era elHijodeDiosyelCorderodeDios.Dos meses más tarde,Herodes lehabíacapturadoyle había encarcelado en lafortaleza de Maqueronte, enel límite de la provincia dePerea, al otro lado del MarMuerto. En marzo del añosiguiente, sería degolladoparacomplaceraHerodías.

El principal objetivo de

Herodes al encarcelarle eraevitar que siguieradenunciando su matrimonioilegal conHerodías.Algunosde sus discípulos, sinembargo,podíanvisitarleylemantenían informado, entérminosgenerales,de loqueJesús hacía y decía. A causade lo poco que se preocupanlosEvangelistasdelordendelos acontecimientos, nopodemos saber exactamenteen qué momento de los diez

mesesquedurólaprisióndelBautista fueron dos de susdiscípulos a interrogar aJesús. Lucas (7, 18-23)coloca la escenainmediatamentedespuésdelaresurrección del hijo de laviuda de Naím, es decir, alprincipio.

Su mensaje era: «Juan elBautista nos ha enviado paraque tepreguntemos:¿Eres túel que había de venir o

debemos esperar a otro?».¿Dudaba el Bautista o eransusdiscípuloslosqueestabanperplejos,detalformaquelesenvió para que seconvencieran por símismos?Lo segundo parece muchomás probable. Juan habíavisto la señal de Dios, habíaproclamado su certeza sintitubeos y había dejado quesus propios discípulossiguieran a Jesús, por lo queesabsurdopensarqueincluso

en el duro silencio de suencierro en la fortaleza deMaqueronte le hubiesenasaltado las dudas. Sabemos,por el contrario, que losdiscípulosquepermanecieroncon él estaban inquietos porel creciente éxito del nuevoProfeta y porque leencontraban menos austeroquesumaestro.

En las semanas queprecedieronaladetenciónde

Juan,susdiscípuloslehabíandicho que todos se iban conJesús (Juan 3, 22-30). Juanhabía respondido que Jesúsera el esposo y él sólo suamigo. Un mes más tarde,aproximadamente, despuésdelbanqueteencasadeLeví,los discípulos de Juan sehabíanunidoalosfariseosensus críticas a Jesús porqueSus discípulos no ayunabancomo ellos, y el Señor leshabíacontestadoquemientras

el esposoestuvieraconellos,debían estar de fiesta; yaayunaríancuandoÉlsefuera.Esposo: así se llamaba a símismo, así le había llamadoel Bautista y así llamaba elAntiguo Testamento a Dios:EsposodeIsrael.

La pregunta, en cualquiercaso, estabamotivadapor unproblema.Jesúshabíaobradomilagros y dado profundasenseñanzas morales, pero

hastaelmomentonadiesabíaloqueibaahacer,nisiquierasi pensaba hacer algo. JuanhabíahabladodeÉl(Lucas3,17)comodealguienquellevael bieldo en la mano paraseparar el trigo de la paja enIsrael, quemando ésta en unfuego inextinguible.Lehabíavistoponiendoelhachaenlasraícesdelárbol,perohastalafecha no había dado muchasseñalesdemoverelbieldonide empuñar el hacha. El

Precursor quizás sepreguntara qué es lo quehabíaanunciado.

¿Era realmente el Mesías?Como otras veces, Jesús norespondió a los que lepreguntaban con un claro yrotundo «Sí». Su primerareacción–enesamismahora,diceLucas(7,21)–fuehaceruna serie demilagros.Luegohabló:«IdycontadaJuanloque habéis visto y oído: los

ciegos ven, los cojos andan,los leprosos quedan limpios,los sordos oyen, los muertosresucitan, se anuncia elEvangelio a los pobres».Luego añadió algo más, quecomentaremos enseguida.Mientrastanto,detengámonosunos momentos en estaspalabras.

Apartede los leprosos, Isaíasya había ligado todas estascosas con un nuevo orden y

con Alguien que loestablecería. Pero había doscuestiones pendientes. Laprimera se aplica a Isaíastanto como a Jesús: ¿Quésignificaba que se predicaríael Evangelio a los pobres?Los líderes espirituales deIsraelnoexcluíananadieporsupobreza,yaquemuchosdeellos eran pobres. Por eso,parece ser que tanto unocomo otro se referían a losiletrados,a los incultos,a los

que nadie tenía en cuenta, alos despreciados, aquellosque ni conocían la Ley ni laobservabanconrigidez.

La segunda se aplica a Jesústan sólo. Había obradomilagros mucho antes de ladetención de Juan y éste sinduda lo sabía, como tambiénconocería, a través de susinformadores, lo que habíahecho en Galilea. No pareceque Jesús le dijera nada que

nosupieraantesdeenviarlosmensajeros. Quizáhubiéramossalidodedudassisupiéramos lo que losmensajeros le dijeron a Juan,pero los Evangelistas no locuentan. Una pista nos la dalaúltimafrasequelesdirigióJesús: «y bienaventuradoquien no se escandaliza demí». ¿Acaso se habíanescandalizado ellos?... No losabemos.Loúnicoquesenosdice es que se fueron. Como

tampoco sabemos lo quepensóJuandelarespuestadeJesús, si es que llegó aescucharla, pues Herodes talvez ledegollaraantesdequevolvieran.

Es una pena que no sequedaran un poco más paraoír el elogio que Jesús hizodelPrecursor,puesencuantose fueron,preguntóa losquelerodeabanquépensabandelsignificadodelBautistaen la

historia de Israel y delmundo.¿Quéhabíanidoavercuando acudieron al desiertoenqueestabapredicando?Nounacañabatidaporelviento,que podían ver en cualquierparte. Tampoco un hombrevestidolujosamente,puesesetipo de hombres suelen estaren las cortes de los reyes.Habíanidoaveraunprofeta,a alguien que dice grandesverdadesinspiradoporDios.

Pero, a pesar de que habíaaparecidotrasvariossiglosenquenohabíahabidoprofetas,no se habían dado cuenta deque era el mayor de todos.Porque, como les dijo Jesús,Juan era el ángel del que elprofeta Malaquías habíahablado, el mensajero queprepararíaloscaminosparalavenidadelMesías: el último,pues, de esa gran línea deprofetas y el demás elevadamisión.

Si le hubiesen oído, losdiscípulos del Bautista sehabrían regocijado, aunquetal vez luego se hubiesendecepcionadounpocoaloírledecirqueÉlmismoeraAquélaquienJuanhabíapreparadoelcamino.DalaimpresióndequesuexcesivoapegoaJuanles impedía reconocer lapreeminenciadelCarpintero.

Las siguientes palabras leshabrían decepcionado del

todo. Pues por grande quefuese Juan, incluso másgrande que Moisés y Elías,«el menor en el Reino deDios esmayor que él». Si lohubiesenoído,difícilmentesehubiesen atrevido arepetírseloasumaestroenelcalabozo. ¿Lo habríacomprendidoelmismoJuan?Quizá no del todo. Habíadicho, sí, que Aquél quevenía detrás de él bautizaría«con el Espíritu Santo y con

el fuego», por lo que quienrecibiese ese nuevo bautismorecibiríaalgomásgrandequelo que Dios había dado aJuan; ahora bien, ¿conocía,imaginaba al menos, lamagnitud de esa mayorgrandeza?... Hasta que Jesúsrevelase no sólo la doctrinadelaSantísimaTrinidad(queda todo su significado alEspíritu Santo), sino tambiénla del Cuerpo Místico, loshombres no estaban

capacitados para conocer lainmensadignidadquesuponela incorporación al Dios-hecho-Hombre.ElBautista –ynodigamosMoisésyElías–habíahechounusograndedesus dones, pero esos dones,en cualquier caso, eranmenores que los querecibimos nosotros, los máspequeños de nosotros, loscristianos.

24.PrimeramisióndelosDoce

LasParábolas

Repentinamente, Jesúsempezó a enseñar susparábolas. En el décimotercercapítulodeMateoyen

el cuarto de Marcos, se nosdice que, a partir de undeterminado día, inició estanuevamanera,porÉlcreada,de adoctrinar a las gentes.Estando junto al Mar deGalilea, se puso a hablar delsembrador cuya simientecayó en lugares muydiversos: en buena tierra, enunpedregal,entreabrojos,enelcamino;ysiguióconmediadocenamásdeparábolasque,a sus oyentesmás instruidos,

les sonarían a divulgaciónagrícola, con un toque deredesydeperlas.

Ciertamente, el mundoconoció aquel día algocompletamente nuevo. Elvocablo «parábola» significasimplemente «comparación»,pero en labios de Jesús esalgo más: una manera deexplicar ciertas verdadesespirituales comparándolascon sucesos de la vida

ordinaria que unas vecestienen un cierto argumento –como las parábolas del BuenSamaritano o del HijoPródigo– otras narran unsimple hecho –como el desembrar–, y otras un procesonatural –como el de lalevadura en la masa–.Siempre, sin embargo, semantiene un realismoabsoluto,puesnohay–comoen las fábulas– animales quehablan o peces que vuelan.

Los elementos del procesoespiritual se muestranrelacionados mutuamentecomolosdelprocesonatural;el hecho de que éste nos seafamiliar, nos ayuda afamiliarizamos con elespiritual.

No parece que Jesús hablaraenparábolashastaesedía.Nolas hay en todo el AntiguoTestamento sino ligeramenteesbozadas. Su introducción

marca una nueva etapa en lapredicacióndelReino.

EnelSermónde lamontaña,Jesús había hablado de lanecesidad de cambiar decorazón para entrar en elReino. En las parábolasmostró algunos de losprincipios esenciales delReino mismo. Es de hacernotar que todavía no dicenadadesuestructuraexterna,deloscargosyfuncionesque

habrá en él; ni siquiera unesbozodeprograma.Yesquelas expectativas de loshombres no correspondían ala realidad; tenía antes quereadaptar sus mentes, noimponiéndoles a la fuerzaunas nuevas formas, sinodando vida a algo nuevo enellos.

En esta etapa que ahoraconsideramos, enseñabaa lasmultitudes sólo en parábolas,

explicándoselas luego a losApóstoles. Había en ellas unniveldeprofundidadquesóloa ellos correspondíacomprender. Porque –lo dijoclaramente– lasverdadesqueencierran tienen distintosniveles. Uno, liso en lasuperficie y de gran valorespiritual, era asequible yaprovechableparatodos.Perobajo esa superficie seescondían otras verdadessobreelReino.Élmismodijo

que no podríancomprenderlas aquellos aquienesnolesfueradado.

Enlaprimeraymásfamosa–la del Sembrador y lasimiente– Jesús no usa lapalabra Reino; sólo apareceen la explicación que dio asusdiscípulos (y sóloenSanMateo). El sentido universalde la parábola es que elestablecimiento del Reino noibaasignificarunaelevación

enmasa del Pueblo Elegido;dependería de la respuestapersonal de cada uno a laverdad a él revelada: los quedieran una respuesta claradarían fruto espiritual porencima de toda medida; losdemás, no.Habría, pues, unamerma.Con todo, lacosechaseríabuena.

El sentido era claro tal ycomo Cristo expuso el tema;quizámolestara amuchos de

los oyentes, pero nonecesitaba aclaración. ElmismoCristo se lodijoa losApóstoles cuando éstos lepidieron que les explicara laparábola. Se limitó adetallarleslasdistintasformasde recibir laPalabra,puesenesta parábola cada detalleimporta mucho. Las cuatroformas de recibirla tenían unenorme contenido prácticocuando Jesús la expuso, lotienen hoy y lo tendrán

siempre. Da la impresión dequeyaexistíaunaversióndeesta parábola cuando losEvangelistas escribieron suEvangelioyecharonmanodeella, pues el griego queempleanseparecemucho.Noes extraño, pues es unresumen incomparable dedistintasactitudesespiritualesy aclara por símisma lo quehe llamado sentido universaly fácilmente asequible de lasparábolas.

Así pues, el Pueblo ElegidonoibaaentrarenelReinoenmasacomolosjudíoscreían.

También creían queapareceríaderepente,perolaparábola del grano demostaza dice que crecerálentamente, gradualmente, yque al principio será muypequeño. Esperaban quevendría espectacularmente, yque todo el mundo seinclinaría ante él, pero la

parábola de la levaduraafirma que vendrásilenciosamente, en secreto,sinllamarlaatención.Habíandado por supuesto que laentradaenelReinoseríaalgoinapelable, definitiva, pero laparáboladel trigoy lacizañay la de la red barredera conbuenosymalospecesenella,muestran que, en esta tierra,elReinocontendríanosóloalos perfectos y que, al final,los malos serán echados

fuera,alfuegooalmar.

Otras dos breves parábolascontadas, al parecer, esemismo día, la de la perlavaliosísima y la del tesoroescondidoenuncampo,eranun recordatorio de lagrandezade loque estaba enjuego. Comparado con elReino, cualquier otra cosa,cualquierotroéxito,notienensentido; los hombres sólopodrán hacerle suyo si están

dispuestos a sacrificarlo todoporél.

Despuésde este densogrupode parábolas junto al lago,vendrían muchas más –dosdocenas aproximadamente–,hasta aquella otra de lasvírgenes necias y lasprudentes que Jesús contaríaen Jerusalem tres días antesde su muerte. Todas ellasestán relacionadas con elReino de Dios: el reino en

este mundo, el reino en lasalmas.

Al leer este primer grupo deparábolas –fueran o nopronunciadas en un solo día(Mateo 13; Marcos, 4)–,puede intrigarnos el que losoyentes las encontraranintrigantes, pues, con unaexcepción –la del siervoinfiel– todas ellas, y las quevendrían luego, nos parecenclarísimas, quizá porque

estamos acostumbrados aoírlas.Sinembargo,talvezsenos escape el principalsignificado que NuestroSeñor, al pronunciarlas, lesquisodar.

Hemosdichoquetodastratandel Reino de Dios, ypensamos,correctamente,queel Reino de Dios está allídonde reina Dios, allí dondesu leyesobedecida,esdecir,en el corazón de los

creyentes. Por eso –pienso–,la mayoría de los cristianosvemos en ellas magníficaslecciones espirituales ymorales sobre la acción deDios en el alma, en nuestraalma, y sobre nuestrosdeberes hacia Él y hacia elprójimo.

Lasparábolasserefieren,porsupuesto,alReinodeDiosenlas almas, pero, en suconjunto, se referían

primordialmentealReinoqueJesús iba a fundar en elmundo. Que éste es susignificado primordial quizásea la razón de que sólo lasencontremos en los tresprimeros Evangelios, escritosunageneracióndespuésde lamuertedeCristo.Noestánenelde sanJuan,escrito treintao cuarenta años después quelosotros.TampocosealudeaellasenlosdemásescritosdelNuevoTestamento.Y es que

la Iglesia ya estaba enmarcha, con lascaracterísticasprefiguradasenlas parábolas cada vez másmanifiestas. Más tarde,volveríanatomarfuerzaenlaconcienciacristiana,peroconsu segundo significado: elpersonal para cada uno denosotros.

LosDoce,enviadosa

predicarycurar

Por fin, vemos a Jesúscumpliendo la promesa quehizoseismesesantes,cuandollamó a losDoce: que seríanpescadores de hombres, paratraerlosalReino.Hastaahorahemos visto a los Apóstolescomounadocenadehombresque leacompañaban.Toda laluzestabaconcentradaenÉl.Ellos, simplemente, estaban

ahí. Desde que los llamóninguno de ellos ha dicho ohecho prácticamente nada.Han cogido espigas al pasarjunto a un trigal, pero nohabía en ello nadaespecialmente apostólico.Han preguntado al Señor porquéhablabaenparábolas.Esoestodo,hastaahora.

Una persona que no supieranada de la historia de laIglesia y leyera los

Evangelios por primera vez,se sorprendería vivamente alver a Jesús diciendo a esoshombressin rostroysinvoz:«AvosotrososhasidodadoaconocerelmisteriodelReinodeDios»(Marcos4,11).Contodo, nada espectacularsucede cuando se lo dice, niinmediatamente después. Laoscuridadvuelveacaersobreellos. Una vez más estánsencillamente ahí. Cruzan ellago con Jesús, ven

precipitarseenélaloscerdosposeídos por los demonios,regresanparaver curada a lamujer con el flujo de sangre,resucitada a la hija de Jairo,rechazadoelMaestroporsuspaisanos deNazaret, pero nodicen ni hacen nadaimportante, permanecenpasivos. Se asustan cuandocreen que están a punto denaufragar en el lago, pero,¿quién no se hubieraasustado?

Han sido llamados alapostolado hacia el mes dejunio del primer año delministerio público del Señor.Nopodemosestarsegurosdelorden exacto de losacontecimientos, pero pareceprobable que el incidente delos cerdos se produjo endiciembre, y el comienzo dela enseñanza en parábolaspoco después. San Marcosdespacha los meses quesiguieron en un versículo y

sanMateo en cuatro. Se nosdicequeJesúslospasóyendode ciudad en ciudad,«hablando en las sinagogas,predicando el Evangelio delReino y curando cadadolencia y enfermedad»(Mateo 9, 35). Por fin, enmarzo,envióalosDoceensuprimera misión, solos. «Lesdio poder y autoridad sobretodos los demonios y paracurar enfermedades». Y losmandóapredicarelReinode

Dios(Lucas9,2).

La palabra «apóstol»significaenviado.Es laúnicavezquesenosdicequeJesúsenvió a los Doce. Y lo hizocon unas palabrasconmovedoras: «Viendo a lamuchedumbre, se enterneciódecompasiónporella,porqueestaban fatigados y decaídoscomo ovejas sin pastor.Entonces dijo a losdiscípulos: lamiesesmucha,

pero los obreros pocos.Rogad pues al dueño de lamies que envíe obreros a sumies»(Mateo9,36-38).

Deberíanirsóloalosjudíos–noalosgentiles,nisiquieraalos samaritanos, sino «a lasovejasperdidasde lacasadeIsrael» (Mateo 10, 6)–, lasovejas entristecidas y sinpastor.

Partirían de dos en dos

(Marcos 6, 7). ¿Quién iríacon Judas? ¿Tal vez el otroSimón, que Mateo emparejacon él en la lista de losDoce?... Dan escalofríos alpensar en Judas predicandoun sermón. ¿Qué significadotendría para él la misión?¿Conservaría aún su celoinicial?... Es poco probable,pues sólo un mes más tardeJesús les dijo que «uno devosotros es un diablo» (Juan6, 71). Debió ser excitante

para él expulsar demonios, yterriblemente irónico ydivertidoparaellos,sisabíandequéibalacosa.

¿Quédiríana lagente?¿Quéenseñarían?Lamuchedumbreles apretujaría, queriendosaberquién era suMaestroymás todavía qué pensabahacer. Ellos, tal vez, sequedarían cortados, pues nosabían aún que el CarpinteroeraDiosynisiquieraestaban

seguros de que fuese elMesías. Habrían de pasarvarios meses antes de queDiosse lorevelaseaPedroyJesús reconociese que era elHijo de Dios. Pero cuandoPedro lo dijo, Jesús lesordenó(Mateo16,20)quenodijeran a nadie que Él era elCristo. Tenían una ideaequivocadadelMesías,y,así,no podían iluminar a losdemás.Leshubieseninducidoa error y tal vez se hubiesen

producido revueltas yderramamientodesangre.Asípues, declararlo no formabaparte de su primera misión.Fuera lo que fuese lo que elpueblo deseara conocer, losApóstoles no eran capacestodavíadedecírselo.Esmás,silehubiesendichoalpueblo«Moisés dijo, pero Jesúsdice»; si le hubiesenaseguradoquesuMaestroeramayorqueelTemploySeñordel Sábado, el pueblo les

hubieselapidado.

Su mensaje, pues, versabasobre el Reino que seaproximaba.Peroinclusoestonos deja perplejos. Habíanescuchado el Sermón de lamontaña y las primerasparábolas, y habían sidoinstruidos sobre elsignificado, pero, ¿habíancomprendido, de verdad, enqué consistía el Reino? Noeran unas mentes demasiado

avispadas y no estabandemasiado preparados paracomprenderlo. ¡Si al menoshubiese escogido doceescribas!

Inclusodespuésdeque Jesúsdijera que iba a construir suIglesia sobre Pedro,encontramos a los Apóstolesdiscutiendo entre ellos,camino de Cafarnaúm, cuálsería el más grande en elReino. Y meses más tarde,

concretamente en la ÚltimaCena,vuelvenadiscutirsobrelo mismo. Ninguno da laimpresión de habercomprendidocuálibaaserlanaturaleza del Reino. Lasúltimas palabras que lesoímos decir antes de laAscensión, son: «¿Vas ainstaurar ahora el Reino deIsrael? De hecho, sólo añosdespués de la Ascensión, elEspíritu Santo les harácomprender lo que las

parábolas les decían taninsistentemente: que en elReino, los gentiles y losjudíos serían exactamenteiguales.

Decía que me preguntaba sihabrían sido capaces decontestar correctamente a laspreguntas sobreelReino.Nosabían cuándo iba a venir, nicómo, ni cuál sería suaspecto.Loúnicoque sabíanera que exigía un cambio

completo de corazón. Jesúsles había dicho quepredicaran y probablementelo harían en las sinagogas,dondeeramásdifícil que leshicieran preguntasembarazosas.Luego,obraríanmilagros: «Curad a losenfermos (ungiéndoles conóleos,comodicesanMarcos,tal vez un adelanto delsacramento de laextremaunción), resucitad alos muertos, limpiad a los

leprosos, arrojad losdemonios» (Mateo 10, 8).Los preguntones no tendríanoportunidad. Sus sutilezas seperderían entre el clamor delos enfermos sanados, de losmuertos resucitados, de losdemonios expulsadosgruñendo, sintiéndoseimpotentes ante las órdenesde estos hombresinsignificantes.

Pero no parece que los

Apóstoles se crearanproblemas. Más adelante,Jesús enviará no doce, sinosetentaydosdiscípulos–quenoestaríanmejor equipados–en una misión semejante, ycuando volvieron, hablan dequehastalosdemoniosselesrinden,sinreferirseaningunapregunta que les hubieranhecho y ellos no hubieransidocapacesdecontestar.

Mateo, Juan y Pedro –cuyo

Evangelio escribió Marcos–estabanentrelosseisparesdeApóstolesqueparticiparonenesta primera misión (Mateo10), pero ninguno de ellosnosdaningúndetalle,aunquedebióserlamásdifícilpruebaque hasta entonces habíanvivido.Teníanqueponerseencaminosindineroni comida,ir con lo puesto, vivir de loque les dieran –es decir,comportarse como los frailesmendicantes se comportarían

luego–,ytodoesto,paraunoshombres que no eran ricos,pero sí unos trabajadoresrespetables,teníaquesermuyduro.

Con todo, no era nada encomparaciónconloqueJesúslesdijoqueteníanquehacer.Podemos imaginarnos suescalofrío en la espaldacuando trataran de curarmilagrosamente al primerenfermo. ¿Lo lograrían?... Y

los demonios, ¿saldríanfuera?... Más inquietud, másangustia todavía, les asaltaríacuando tuvieran que hablar;cualquiera que haya tenidoque hacerlo ante unamultitud, recordará lo quesintiólaprimeravez.Yquizásea un intelectual. Pero ellosno lo eran. Predicar era algoabsolutamente ajeno a lapesca o a la recaudación decontribuciones, y ni lospescadores ni los

recaudadores suelen actuarcomoprofetas.

¡Y qué exigentes eran susinstrucciones! (Algunas, porsupuesto, dadas pensando enel futuro apostolado hasta elfinde los tiempos).Deberíanser «prudentes comoserpientes y sencillos comopalomas». Si se considera elpapel representado por laastuta serpiente en la Caídadel Hombre, no deja de ser

curiosa la mención a suprudencia,ymáscuriosoaúnquelapongacomoejemploalos Apóstoles. Y aunque lapaloma deba ser tambiénimitada,nohaynadadefalsamodestia o inocencia en loque tienen que hacer cuandoen una casa o en una ciudadnolesrecibanniescuchensuspalabras: «Sacudid el polvode vuestros, pies y alejaos»(Mateo 10, 14). Gesto éstemuy judío, que Jesús llevo a

cabo cuando volvió a TierraSanta de países gentiles. LosApóstoles quedaríanasombrados de que el Señorles dijera que hicieran lomismoconlosjudíos.

MuertedelBautista

¿Qué hizo Jesúsmientras losApóstoles permanecieron

fuera? No podemosasegurarlo, pero es muyposible que hiciera esa visitaa Nazaret que terminó tantristemente.EstáclaroquelosApóstolesnoestabanallíconÉl. Pedro, que más tardecortaríalaorejadelcriadodelSumo Sacerdote, no hubiesepermanecido de brazoscruzados viendo cómo sellevabanasuMaestrohastaloalto de la colina paradespeñarlo. Pero, estuviera

dondeestuviese,elregresodelos Doce, con sus relatos deloquehabíandichoyhecho,debió tener lugar casi almismo tiempo que laejecuciónde JuanelBautistapor Herodes Antipas,Tetrarca de Galilea y dePerea.

Quizá no haya en todo elNuevo Testamento unaescena más conocida queésta. El Bautista había sido

encarcelado en el palacio-fortaleza de Maqueronte acausa de sus ataques almatrimonioilegaldeHerodesconHerodías.ElmotivodeladenuncianoeraqueHerodesfuese tío de Herodías –puessu primer marido también loera–, sino que se la hubiesearrebatado a su hermanoFilipo (un personaje borrosoque vivía tranquilamente enRoma). Juan hubiera debidodarsecuentadequedespertar

lasirasdeunhijoyunanietade Herodes el Grande (el dela matanza de los Inocentes)eratantocomoexponersealamuerte.

Al final, no fue Herodesquienreclamósucabeza,sinoHerodías. Herodes habíaprometido a la hija de ésta,Salomé, despuésdebailar ensu presencia, que le daría loque le pidiese, aunque fuesela mitad de su reino, y tras

consultar a sumadre, ésta ledijoquepidiese la cabezadeJuan el Bautista. Herodes noera un asesino que matarasóloporvenganzaoporodio,como su padre. Además,sabía que ese crimenenfurecería tanto a los judíos–queloveneraban–,como–loque era mucho máspeligroso– al gobernadorromano de Judea, PoncioPilato, ya que elBautista eradeJudea,nodeGalilea,yno

tenía jurisdicción sobre él.Así pues, Herodes fueinducido por Herodías acometer un crimen que nodeseaba.

25.Entornoalpan

Un año antes, cuando seaproximaba la Pascua, Juanhabía saludado a Jesús comoel Cordero de Dios,recordándole la muerte conquehabíademorirparaquitarel pecado delmundo.Ahora,con la segunda Pascua a la

vista, la ejecución de Juanvenía a ser como otrorecordatoriode lasuya:en latercera,Élmismoibaamorircon una muerte todavía máscruel.Cristovivíasiempreenpresencia de la muerte queiba a padecer. Era Dios, sí,pero también hombre, capazde llorar, capazde sentir unaangustia mortal. Estosacontecimientos serían paraÉl como un anticipo deGetsemaní.

Los Evangelistas no nosdicen cómo reaccionó JesúsantelaejecucióndelBautista,al menos directamente.Indirectamente, sí, pues sanJuan cuenta (cap. 6) que,inmediatamente después,procedió a explicar cómo supropio cuerpo, que seríaentregado a la muerte, seríadado también como alimentodel alma hasta el fin de lostiempos.

Lo dijo en Cafamaúm y suspalabras sevieronprecedidaspor un milagro con el pan yotroconsupropiocuerpo.

Lamultiplicacióndelospanes

Estemilagro es el único queaparece en los cuatroEvangelios almismo tiempo.

Jesús había dicho a losApóstoles: «Venid aparte, aun lugar desierto, para quedescanséis un poco».Cruzaronenbarcaelextremonorte del lago ydesembarcaron en un lugarcon colinas que descendíanhastaelagua,aunoscuantoskilómetros de Betsaida. Era,sí, un lugar desierto, pero nopudieron descansar. Lasmuchedumbres, cuyaatención les había conducido

al agotamiento, vieron lalancha en el lago y lasiguieronbordeando la riberaapie,puesnohabíamásqueunos doce kilómetros desdeCafamaúm.

Una vez más, al contemplarla muchedumbre, Jesús secompadeció. Una vez más,empezó a enseñar y a curar,continuando durante todo eldía.Al caer la tarde, seguíanacosados por la gente –cinco

mil personas sin contar lasmujeres y los niños, añadesan Mateo, a quien, comorecaudador, se le daban bienloscálculos–.

Conviene leer el capítulo 14deMateo, el6deMarcos, el9 de Lucas y el 6 de Juan,para apreciar los detalles delmilagro que siguió. Jesúsdecidió darles de comer allímismo. Sólo había cincopanes y dos peces (Andrés

había descubierto que unmuchacho entre la multitudlos tenía). Jesús, con ellos,alimentó a todos, incluidosmujeresyniños.

Marcos, que nos cuenta loquePedrorecordabadelgrandía, describe vívidamente laescena: Jesúsmandósentaratodos en la yerba, luego diogracias –«eucaristizó», diceJuan–, bendijo y partió lospanes (Marcos 6, 41). Y los

Doce repartieron, repartieronyrepartieron,hastaquetodosquedaron hartos. Pedrorecuerda que la yerba teníaese color verde tierno de laprimavera, y que los grupossentados, con sus vistosostrajes, parecían ramilletes deflores (hay que ir al griegoparaencontraresto).

¡Quéextrañomilagro!...Jesúsno se limitó a dar los cincopanes y los dos peces a los

primerosqueseacercaronyacrear luegomáspanesymáspeces para los demás. Dealguna manera misteriosa,alimentó a todos con esoscincopanesyesosdospeces.Los restos que quedaron alfinal eran las sobras deaquellosmismos cinco panesy dos peces («llenaron docecestos con los fragmentosdelos cinco panes de cebada»,dice Juan 6, 13; yMarcos 6,43: «y recogieron doce

canastos llenos de las sobrasdelospanesylospeces»).

Jesús hizo el milagro porquequiso. También lo hizo parabeneficiaralamuchedumbre,por supuesto, ya que, si no,hubieran tenido que recorrervarios kilómetros hasta laaldeamáspróximaohasta lamisma Betsaida. Pero, encualquier caso, no eraabsolutamente indispensable.CuandosanJuannosdiceque

el primer sermón sobre laEucaristía lo pronunció elSeñor poco después,descubrimos una posiblerazónparaestemilagro.

Jesúscaminasobrelasaguas

Concluido el prodigio, dijo alos Doce que subieran a la

barca y regresaran por elmismocamino,queÉlmismodespediríaalamuchedumbre.Éstaqueríaproclamarlerey,ysería interesante saber cómologródisuadirla.Loúnicoquesabemos es que subió a lamontaña,solo,paraorar.

Mientras tanto, los Doceestaban teniendo seriasdificultades, pues el vientoerafuerteylescostabaremarcontracorriente.Aesodelas

tres de la madrugada, sólohabíanrecorridotresocuatromillas. Desde lo alto delmonte, Jesús debió verles ydecidió ir a su encuentro...caminando sobre las aguas.(Mateo14,22-23).

Cuando le vieron, creyeronver un fantasma, un espíritubueno omalo. Fueron presasde tal pánico que, de haberconocidoelsignodelaCruz,se hubieran santiguado.

Gritaban aterrados, tanasustadosque Jesús tuvoquecalmarles: «Tened confianza,soyyo;notemáis».

Y ahora, por primera vezdesdequeescogióalosDoce,Pedro surge del anonimatodel grupo. EstamoshabituadosapensarenPedrosiempre a la cabeza de losotros, llevando la vozcantante, mejor o peoraceptado por ellos como

portavoz. Pero, en realidad,hastaestemomento,nada,enlosnuevemesestranscurridosdesde su elección, le habíadistinguidodelresto.

Laformaenquesedestacaescaracterística. Como ocurriráluego con frecuencia, suimpetuosidad le pondrá enuna situación difícil. Mateonoslocuenta.

Jesús había dicho que

tuvieran confianza y Pedro,de momento, quiso tenerla.Por eso dijo: «Señor, si erestú,mándame ir a ti sobre lasaguas». A una sola palabradel Señor –«ven»–, Pedrosaltó de la barca y empezó acaminar sobre las aguas alencuentro de su Maestro.Entonces, sintiendo derepente que el viento erafuerte (lo que había ocurridotodo el tiempo), se viodominado por el miedo y

empezóahundirse.Perosilefaltóelvalor,lafenolahabíaperdido del todo. Por esogritó: «Señor, sálvame». Alinstante, Jesús le tendió lamano, le agarró, diciendo:«¿Por qué has dudado,hombre de poca fe?». Ysubiendoalabarca,secalmóel viento. Los que en ellaestaban se postraron ante Él,diciendo: «Verdaderamente,túereselHijodeDios».

Marcos, que escribe losrecuerdos de Pedro, omitetodo lo referente a lo quehizo, pero añade unsorprendente comentarioreferentealasorpresaquelescausó ver al Señor caminarsobre las aguas y a lareacción de los que sehallaban en la barca: estabanabsolutamente estupefactos,«pues no se habían dadocuenta de lo de los panes,porque su corazón estaba

embotado» (léase como siPedro mismo lo estuvieracontando, con «nos» y«nuestro» en vez de «se» y«su»). Más tarde, Jesúshablaría (Marcos 8, 17) deceguera de corazón en susseguidores, pero aquí es unode ellos quien lo reconoce:Pedro, por cuya boca hablaMarcos.

Debióserquien,delosDoce,quedó más desconcertado.

¿Qué era lo que le habíasucedido?... Con todo, laexplicación que da de sudesconciertonosdesconciertaa nosotros, pues provenía deque no habían comprendidolo de los panes. ¿Qué teníanque comprender? Habíanvisto el milagro y habíanquedado tan abrumados porsu sobrehumano poder comolamultitudquequeríahacerlerey. ¿Qué era lo que noentendían? Al fin y al cabo,

tan sorprendente era aquellocomo el hecho de caminarsobrelasaguas.

Sinembargo,laverdadesquelamultiplicacióndelospanesdiferíadelosdemásmilagrosque había hecho NuestroSeñor. Quizá no locomprendían, aunque lointuyeran. Quizá no nosdemos cuenta tampoconosotros.

Yesqueparecíacontenerensí mismo una contradicciónque no se advertía en losdemás milagros. Ordenar alos demonios que salgan deunhombre,curarle,omandaraunatempestadquesecalmeson actos que implican uninmensopoder,peroqueson,por decirlo así, «rectilíneos».Tal vez los Apóstolescreyeran que éste lo eratambién,pero,¿loera?...

Recordemos que alimentó ala multitud con sólo cincopanes. Hablamos demultiplicación, pero elEvangelio dice claramenteque los panes en realidad nose multiplicaron: eransiempre losmismos, tanto alfinal como al principio,aunque al final estuvieran entodos los estómagos y lassobrasendocecestos.Fuesupresencia la que semultiplicó, el número de

partes en el espacio quepasaron a ocupar al mismotiempo.Multi-locacióndelospanes sería una expresiónmás exacta quemultiplicación.

Es como si cada pan serompiera en pedazos y cadapedazo nutriera a un hombreaquíyenelmismomomentoa otro hombre allá, y a otroun poco más lejos, así hastacientos y cientos. Y después

de que todos comieran, lacantidad sobrante fuerafantásticamentemayorquealcomienzo.

Esto, digo, es lo que parece.Lo que los Apóstoles –ocualquier otra persona–considerarían unacontradicción,algorealmenteinaudito,incomprensible.

Pedro, meditando sobre eltemamucho tiempo después,

dicequelosDoce«nohabíancomprendido lo de lospanes». Esto, tal vez, es unaforma de decir que si sumente hubiese reflexionadomás profundamente sobre loocurrido, habríancomprendidomuchomejorloquesucediódespués:Nosóloque el Maestro pasease sucuerpo, aparentemente sinpeso,sobreelagua,lomismoqueeldePedro,sinotambiénloqueelSeñormismodiríaal

díasiguienterelativoaquesucuerpo ibaa seralimentodelalma de los hombres. Se leshabía dado una oportunidaddeverconsuspropiosojos–y lo habrían comprendido sisu alma no hubiera estadoensombrecida por lapreocupaciónconstantedelascosas materiales– que lamateriaensímismaesmuchomás misteriosa de lo queparece. Se les habríamanifestado una distinción,

con la que nunca habíansoñado, entre las cosas en símismas y la forma en queoperan y reaccionan en suentornofísico.

«YosoyelPandeVida»

Cuando la barca regresó alpunto de partida, fueronreconocidos enseguida y se

produjo la habitualaglomeración de gente quequería ser curada, inclusotocando al Señor o el bordedesutúnica.Aldíasiguiente,todo Cafarnaúm estaba llenoconlamultitudquehabíasidoalimentada porCristo.Todosse apelotonaban a sualrededor, de maneratumultuosaypersistente.

Jesús no los acogió con lafalsa modestia de un

curandero a quien se leaclama, sino con fríorealismo.Lesdijoquehabíanvenido tan sólo porque habíallenadosusestómagos.

«Pan» iba a ser la palabraclave de las enseñanzas queles iba a dar, como «nacer»había sido la empleada en lacharla con Nicodemo y«agua» en la conversaciónconlaSamaritana.Enlostrescasos, los oyentes dieron por

supuesto que hablaba decosas o acontecimientosnaturales. Nicodemo habíapreguntado: «¿Cómo puedeunhombrevolveraentrarenel vientre de su madre paranacer de nuevo?». Y laSamaritana había dicho:«Damedeeseagua,paraquenovuelvaatenersednitengaque venir aquí a sacarla».Ahora,todosdijeron:«Señor,danos siempre ese pan».Sabían, almenos,quenoera

un pan ordinario, pero nollegaban más allá del manáquesuspadreshabíancomidoeneldesierto.Hayqueleerelsexto capítulo del Evangeliode san Juanparacomprenderde qué Pan hablaba Jesús yporquénoleentendieron.

Empezódiciendo:«Procuraosno el alimento perecedero,sino el alimento quepermanece hasta la vidaeterna, el que el Hijo del

hombreosdaporqueDios leacreditó con su sello».Pasando por alto la palabra«procuraos», le preguntaronqué tenían que hacer paraasegurarse ese pan. Larespuesta de Jesús no pudoser más clara: Lo que teníanque hacer era creer en Él,puesDioslehabíaenviado.

Su reacción casi nosdeja sinaliento: «¿Qué señales hacespara que veamos y

creamos?... ¿Qué hashecho?...». Teniendo encuenta que allí estaban losmismosaquieneshabíadadodecomeryqueallímismo,enCafarnaúm, había obradoinfinidaddemilagros,unosepregunta qué más podíanquererquehiciera.

Pero su pregunta tenía unsentido. Que tenía un podersobrenatural, estaba claro.Ahora bien, ¿procedía de

Dios? Querían una señal delCielo, que se produjera unsigno en el cielo, dondeestabaDios,segúnellos.

AntesdequeDioshiciese sualianza con Noé, el cielovertió agua durante cuarentadías.CuandoMoiséssubióalSinaí, para recibir losMandamientos, huborelámpagosy truenos, y todoel monte quedó envuelto enhumo, «pues el Señor había

bajado con fuego alrededor».Elías, el mayor de losprofetas, había sidoarrebatado al cielo en uncarro de fuego... Ellos, sinembargo,nohabíanvistoqueel cielo respondiera a losmilagros de Jesús. Habíansidotestigos,sí,delarecientetormenta en el lago, pero nosabían que se había calmadoporque Él se lo habíaordenado.

Por eso, cuando ahora habladepanquedurahastalavidaeterna (Juan 6, 27), suspensamientos se vuelvenhaciaelmanáqueDioshabíadado a sus padres en eldesierto mil quinientos añosantes (Éxodo 16). ¿Erasemejante este pan?... Jesúslesrespondeque,enrealidad,Moisésnoleshabíadadopandelcielo.Elmanácayó,comoessabido,nodelfirmamento,como quizá creyeran los

oyentes, sino que sedesprendía de unos árboles.En cualquier caso, elfirmamentonoeselCielo.ElCielo es la visión directa deDios. El Pan que ahora lesanunciaprocedíadelCieloeneste sentido estricto, llenodecontenido; y daría la vida almundo.

Aquí,porprimeravez,oímoshablar de la Eucaristía, elpropio cuerpo deCristo y su

propia sangre.SanJuaneselúnico que habla de estaprimera promesa.RecordemosquelosotrostresEvangelios, que hablanexpresamente de lainstitucióndelaEucaristíaenla Última Cena, circulabanportodaslascomunidadesdela Iglesia desde hacía unageneración cuando Juanescribió el suyo. Por eso nohablade ellay, sin embargo,nos cuenta con detalle la

promesa hecha por Jesús unaño antes (aunque algunospiensanquelaadelantóensuEvangelio para ligarla con elmilagro de los panes,introduciendopalabrasdichasen laÚltimaCena.Convieneleerdetenidamenteelcapítulo6, sobre todo desde elversículo26enadelante).

Dala impresióndequeJesúsempezó a hablar del Pan deVidaenplenacalle,aunqueel

versículo 60 diceexpresamente que fue en lasinagoga. Tal vez el cambiodeescenarioseprodujo–silohubo– en el versículo 43. Lasinagoga–recordemos–habíasido construida por uncenturiónpagano,quienhabíadicho: «Señor, yo no soydigno de que entres en micasa, pero di una solapalabra...».

Volvamosalversículo33,en

el que Jesús ha hablado delPan de Dios que ha bajadodel Cielo. La gente dijo:«Señor, danos siempre esepan». Leamos los seisversículos siguientes. Jesúsafirma: «Yo soy el Pan deVida» (y se lo afirma, no loolvidemos,aquienesnohabíadicho todavía quien era). Yañade que quien venga a Élyanotendráhambreyelquecrea en Él jamás tendrá sed,diciendoexpresamentequeha

bajadodelCielo,enviadoporsu Padre, y que todo el quecrea en Él, el Hijo, tendrávida eterna. «Y yo leresucitaréenelúltimodía».

Los oyentes consideraronestas palabras corno las másduras que habían escuchadohasta entonces. Había dichoya muchas cosassorprendentes sobre Él, peroasegurar que habíadescendido del Cielo era

demasiado.¡Despuésdetodo,conocían a su padre y a sumadre! Nazaret estaba allícerca y algunos quizá lehubieranconocidocuandoeraniño, incluso a su madreembarazada.

Empezaron amurmurar, dicesan Juan. Sabíanperfectamente que habíanacido como cualquier otro.¿Qué era esta tontería dehaber bajado del cielo?...

Otras declaraciones suyassonaban a blasfemia, peroésta sonaba a desvarío. Y lomismoesodequeÉleraPan.¿Iban a tener quecomérselo?... Los murmullosse irían convirtiendo enclamor de tempestad. Peronada comparado con lo quepasócuandodescubrieronquese trataba precisamente deeso.

Se enfrentó primero con la

oposición a su afirmación dequehabíabajadodelCielo(laprimera referencia explicita asu verdadero origen), sinmodificar un ápice lo quehabía dicho. Hasta loscatólicos debemossorprendernos al oír lo quedijoluego...

Sabemos que, un año mástarde,enlaÚltimaCena,dijo:«NadiepuedeiralPadresinopormí».Aquí,enelversículo

44,dicealgomásasombroso:«NadiepuedeveniramísielPadre,quemehaenviado,noleatrae».

Detengámonos en estaspalabras un instante, puescontinuó diciendoexplícitamente que nadie havistoalPadreexceptoÉl,queprocededeDios.Peroestonoexplicaba en absoluto cómouna y la misma Persona,subsistenteconelPadreenel

Cielo, podía haber nacido deMaríadeNazaret.

Vienen a continuación doceversículos en los que explicalo que quería decir con «Yosoy el Pan de Vida». Una yotra vez, en este breveparéntesis, dice que serácomidoporloshombreshastala vida eterna. Ese Pan, delqueyahadichotanto,serásupropia carne. Media docenade veces habla de «comerla»

y otras tantas de vida eternaparaaquellosquelacoman.

«Si no coméis la carne delHijo del hombre y no bebéissusangre,notendréisvidaenvosotros». «El que come micarne y bebemi sangre tienela vida eterna y yo leresucitaré en el último día.Porquemicarneesverdaderacomidaymisangreverdaderabebida.Elquecomemicarneybebemisangreestáenmíy

yoenél.Asícomomeenviómi Padre y vivo yo por miPadre, así tambiénel quemecome vivirá por mí... el quecome este pan vivirá parasiempre».

TodavíahayquienpiensaqueJesús usaba un lenguajefigurativoyqueloquequeríadecireraquecreyeranenÉlyque asimilaran en su mentelas leccionesde suvidaydesu muerte para lograr la

salvacióndesualma.Peroellenguaje figurativo se usapara hacer oscuras ideasmásclaras. Sería monstruosousarlo –«comed mi carne»,«bebed mi sangre»– parahacer claras ideasincomprensibles. Además,sus oyentes no pensaron enningún momento atribuir asusenseñanzasunmétodotanestrafalario.

Muchosdiscípulosleabandonan

Quienes están acostumbradosa comulgar con frecuencia,difícilmente pueden imaginarlo que esas palabrassignificaron para quienes selas oyeron pronunciar porprimera vez. Creyeran o noenJesús,elimpactodebiósercasi el mismo. En ningúnlibro del pueblo judío había

nada–niliteralnifigurativo–paraprepararlesaello.Comersu carne era ya horripilante,pero,dadoquealosjudíoslesestabaprohibidocomercarneque no hubiese sidopreviamente desangrada, laidea de beber su sangre eratodavía peor. Les sonaríacorno una invitación alcanibalismo y a espantosasorgías.

Así pues, muchos que hasta

entonceslehabíanseguido,seapartaron de Él. Aquello erapuro delirio, unaabominación... Pero Él nodijo nada que pudieraaclararles lo que habíanentendido.Como tampoco sedesdijo de su increíbleafirmación de existir con elPadre mucho antes de nacerde María de Nazaret.Simplemente, dijo: «¿Eso osescandaliza?Pues, ¿qué seríasivieraisalHijodelHombre

subir allí a donde estabaantes?». Y pronunció unafrase profundísima,añadiendo misterio almisterio, aunque esta vezluminoso: «El espíritu es elque da vida, la carne noaprovecha para nada. Laspalabrasqueyooshehabladosonespírituysonvida».

En el Nuevo Testamento, lapalabra «carne» tiene elsentido de naturaleza

humana,y«espíritu»escomoelpoderdeDiosqueoperaenella, transformándola. Lafrase de Jesús puedeinterpretarse así como sihubiera querido decir que lanaturaleza humana no valenada sin el Espíritu Santo.Pero «carne», en todo elcontexto de este capítulo, seusasiemprecomoequivalentedecuerpoy sería sumamenteextraño que aquí tuviera otrosentido. Si no lo tenía, como

pareceseguro,NuestroSeñorquería dejar claro que Él nohabía estado hablando decomer carne muerta, de Élcuando muriera, sino de«carne» con su espíritu,«carne» viva. No habíahablado de muerte sino deespíritu alimentado por uncontacto jamás soñado, el deÉl mismo lleno de vida; uncontacto por el cual cadahombre podía ser elevado aSumismavida.

«Jesús sabía desde elprincipioquiéneseranlosqueno creían y quien era el quehabíadeentregarle» (Juan6,64). Así pues, la primeramención de la traición deJudas quedaba ligada a lanegativa a creer que elhombrepodríacomerlacarnede Cristo y beber Su sangre.Judaspasaríatodavíatodounañocon losdemásApóstolesantes de traicionarle, perodebió ser este sermón en la

sinagoga de Cafarnaúm elqueempezóaminarsufe.

Nofuesólolamultitudlaquenoquisoaceptarsuspalabras,sino también muchos de susdiscípulos. No debió ser unadeserción total, pero sísuficientementemasivacomopara que preguntara a losDoce: «¿Vosotros tambiénqueréis marcharos?». Pedrorespondió por todos: «Señor,¿a quién iríamos? Tú tienes

palabras de vida eterna...».Pedro no entendíamejor quelos demás las palabras deCristo, ni lo pretendía. Notenían sentido para él, ysentiría una repugnancianatural hacia lo que habíadicho. Pero lo había dicho yesobastaba:«Nosotroshemoscreídoy sabemosque eres elSantodeDios».

Es laprimeravezquevemosa Pedro actuando como

portavoz de los Doce,respondiendo a una preguntahecha a todos. Dice«nosotros», pero, ¿expresabade hecho el pensamiento detodos?... De todos menos deuno, tal vez. Porque Jesúscomentó:«¿Noosheelegidoyo a los doce y uno devosotrosesundiablo?»...Losdemásnosedieroncuentadequese referíaaJudas.¿Se ladioél?

No podemos saberlo, desdeluego. Pero si Judas era yaconsciente de su propiabajeza y sabía que Jesús laconocía, es difícil imaginarque continuara acompañandodurante otros doce meses aAquél que penetrara suspensamientos. Hubiese sidouna situación insoportable.Cuando, en la Última Cena,Jesúsdijoqueunodeellosleiba a traicionar, todosempezaron a preguntarle:

«¿Soy yo, Señor?»... Quizáhicieran lo mismo en estaocasión. Judas,probablemente, tambiénse lopreguntaría, pero, esta vez,sin saber que iba a ser eltraidor.

El rechazo de Cafarnaúmcierra un capítulo de la vidadel Señor. Diez meses anteshabía vuelto a Galilea,haciendo de Cafarnaúm subasedeoperaciones.En esos

diezmeses, casi todo sucedeen la ciudad o en susalrededores.CuandovahaciaelEste,a laorilladel lago,oal Oeste, hasta Nazaret, nopermanecemuchotiempo.

En este tiempo, vemos a losfariseos probándole, yfinalmente, rechazándole. EnCafarnaúm deciden porprimera vez destruirle. Pocodespués se produce ladefinitiva llamada de los

Doce y el Sermón de laMontaña. En ese mismoperíodo,resucitaalhijodelaviuda,enNaím,yalahijadeJairo, en el mismoCafarnaúm.Empiezatambiénaenseñarenparábolas.

Luego, al aproximarse lasegundaPascua,seproduceladegollación de Juan elBautista, lamultiplicacióndelospanesyelsermónsobreelPan de Vida. Con éste, la

ciudadporÉlescogidacomolugar de residencia essometidaaprueba,y fracasa.Es, en verdad, el final de uncapítulo,eldeCafarnaúm.

Durante otros seis o sietemeses –hasta la fiesta de losTabernáculos, en el octubresiguiente– el escenario de suministerio seguirá siendo elNorte, Galilea y otrasregiones,peroharáunavisitaaJerusalemenPentecostés;a

Fenicia,dondeexpulsaráaundemonio de una jovenpagana; a Decápolis y aCesareadeFilipo,cercadelafrontera con Siria. Allíanunciará que Pedro es laRocasobrelaqueedificarásuIglesia. Una semana mástarde, sube almonteTabor yse transfigura. Finalmente,viajará hacia el Sur, dondepermanecerá los seis mesesqueleconduciránalCalvario.

26.ElPadreyelHijo

San Juan, en su Evangelio,narra la promesa de laEucaristía en el capítulosexto.Enelséptimo,vemosaJesús en Jerusalem, en lafiesta de los Tabernáculos.Pero esta fiesta se celebrabaenoctubre,y Juandiceenel

capítulo sexto que seacercabalaPascua,lacualsecelebrabaenmarzooenabril,según los años. Así pues, enlos seis o siete meses deintervalo tuvieronqueocurrirbastantes cosas, y de hechosucedieron. La primera, talvez, debió ser la visita aJerusalem que describe en elcapítulo quinto, que, segúnmuchos eruditos, debía irdespués del sexto. Otras, lossucesos en Galilea, Fenicia,

Decápolis y el monte Tabor,narrados por los demásEvangelistas,peronoporsanJuan. Empecemos por elcapítuloquintodelEvangeliodeéste.

Elparalíticoenlapiscina

Jesús subió a Jerusalem parauna fiesta, tal vez la Pascua

(que Juan dice que estabacerca), tal vez Pentecostés,siete semanas más tarde. Sileemos los dieciochoprimeros versículos de estecapítulo, que tratan de lacuracióndeunparalíticoqueencontró yaciendo en unacamilla –una especie decamastro–juntoaunapiscinade Betzata, fuera de lasmurallas, cerca de la Puertade lasOvejas, encontraremoscierta semejanza con la

curación de aquel otroparalítico de Cafarnaúm, elquefuebajadoporunagujeroen el techo de la habitaciónen que el Señor seencontraba. A los dos lesdijo: «Levántate, toma tucamilla y anda».Al primero,empezó diciéndole que leperdonaba sus pecados; aéste, algo parecido, aunquemás grave: «no vuelvas apecar, no te suceda algopeor». ¡Debían ser dos tipos

humanosmuydistintos!

Una vezmás, los fariseos sellenaron de rabia, en estaocasión porque era sábado yel paralítico curado fue vistollevando su camilla (ni unhigosecosepodíatransportarensábado).Asícomocuandoen Cafarnaúm Jesús curó ensábadoaunhombrequeteníaunamano seca, así ahora losjudíos más estrictos no sealegraron en absoluto de la

curación del paralítico, sinoquesólosepreocuparondelacuestión legal del repososabático.Seenfurecieronconaquel pobre hombre porqueacarreaba su camilla y másaún con Jesús por obrar talmilagroendíadedescanso.

La respuesta del Señor lesasombró más que el delito:«Mi Padre –dijo– sigueobrando todavía, y por esoobro yo también»... Había

unapretensióndeigualdadenesteequipararseconDiosqueles parecía absurda y sólopodía atribuirse a la locura.Perosuspalabraseranciertas:Dios«trabaja»,«obra»–crea,conserva en la existencia losseres creados, ejercita suprovidencia– sin cesar, ensábado y en cualquiermomento. Por eso, cuandohayqueobrarelbien,suHijono es menos libre que Él...Asílointerpretamosnosotros,

peroasusoyenteslesparecióquedecía:«Diosnorespetaelsábadoyyo,quesoysuHijo,tampoco lo respeto». Con loqueahorateníandosmotivosde rabia en vez de uno:Quequebrantaba el sábado y –loque era mucho peor– queafirmaba que Dios era suPadre, haciéndose él mismoigual a Dios. Así pues,«buscaban con más empeñoacabar con su Vida», comohabían hecho los fariseos en

Cafarnaúm un año antes(Marcos3,6).

Jesús les contestó con unlargo discurso parecido al deNicodemo, el de laSamaritana,eldelaMontaña,eldelasprimerasparábolasyel del Pan de Vida, aunque,por primera vez, aquí hablalargamentedelPadreydeÉl.Conviene leerlodetenidamente (Juan 5, 19-47).Yosólopuedoresumirlo.

TratadeÉlmismocomoDiosy como hombre, y de susoyentesenrelaciónconÉl.

«HijodeDios»

Se llama a sí mismoexplícitamente «Hijo deDios». Ha dicho ya que Élobra continuamente, lomismoque suPadre, y sigue

diciendo que, así como suPadreresucitaalosmuertosyles da vida, así hace Él.AquelloqueelHijovehaceralPadre,Él también lohace.Todos deben honrar al Hijocomo al Padre: despreciar alHijoesdespreciaralPadre.

Hay, pues, dos personasclaramentediferenciadas,unahijodelaotra,distintas,peroiguales. El Hijo recibe suexistencia y su naturaleza –

todo lo que es y todo lo quetiene– del Padre, pues eso esloquesignificaserhijo.Perolo recibe todo del Padre enperfecta igualdad. Por eso elHijoestambiénDios.

Para los judíos que leescuchaban, sonaba a queexistían dos dioses, uno deellos Él –una blasfemiaterrible que merecía lamuerte–. Más adelante(Marcos 12, 29) le oirán

afirmar que Dios sólo hayuno, pero eran incapaces deconciliarunacosaconlaotra.Entre ambas afirmaciones,Jesús diría también: «ElPadre y Yo somos Uno»(Juan 10, 30); pero esto nosuprimía su declaración deser Dios y a sus oyentes lesparecíaun juegodepalabras,pues, ¿cómo un padre y unhijopuedenseruno?, ¿puedeun padre engendrarse a símismo?... Más adelante,

como veremos, Mateo (11,27) y Lucas (10, 22)reproducen una frase delSeñor todavía más profundasobrelasrelacionesdelPadrey el Hijo. Si algunos de losdiscípulos le oyeron ahora,pudosignificarparaellosunapreparación de lo que oiríandespués.

Nosotros, que conocemos ladoctrina de la SantísimaTrinidad,sabemoscómoenla

unidad de Dios hay unadistincióndepersonasquenorompeenabsolutoesaunidadesencial;pero susoyentesnoteníanniideadeloquequeríaexpresar, y su horror ante loquedecíasevolcódellenoenel interrogatorio posterioranteelSumoSacerdote.

Volvamos,pues,alareacciónde los que le escuchaban alverle defenderse de laacusación de un pecado

admitiendo, o más biengloriándose, de otros todavíamásgraves.

Hasta ese momento,declarándose igual al Padreen poder y en honor, habíahablado de Él como Dios.Ahora –añadiendo confusióna la confusión–, va a hablarde Él mismo como Dios-hecho-Hombre, verdaderoDiosyverdaderoHombre.Elpunto clave aquí es que no

era su propia voluntad lodecisivo para Él, sino lavoluntad del Padre que lehabíaenviado.

¿ParaquélehabíaenviadoelPadre? Para dos cosasfundamentalmente: Una,enseñar la verdad que da lavida: «El que escucha mipalabra y cree en el que meha enviado, tiene la vidaeterna». La otra, juzgar,juzgar sobre todo al fin del

mundo: «llega la hora, y esésta, en la que los muertosoiránlavozdelHijodeDios,y los que la escucharenvivirán», lo cual parecereferirse no a los que handejadoestemundo,sinoalosque están muertos por elpecado, la ignorancia y elerror, pues añade acontinuación: «y cuantosestánenlossepulcrosoiránlavoz del Hijo de Dios ysaldrán:losquehanobradoel

bienparalaresurreccióndelavida,y losquehanobradoelmal para la resurrección deljuicio».Estosíquese refierea los que han abandonadoestemundo.

Luegovieneelelementomásdramático en estasorprendente apología:Hablaa sus oyentes de su relaciónconÉl,cuáldebeser,cuáles.Hanempezadoacusándoledequebrantar la Ley deMoisés

y Él termina acusando a susacusadores de no creer enMoisés.

Observemosdecercalalíneadesuargumentación(Juan5,31-47):ElBautista–concuyaluz quisieron alegrarse alprincipio– había dadotestimonio de Él; pero Éltenía un mayor testimonioqueeldeJuanelBautista,eltestimonio del mismo Dios,manifestado en los milagros

que había obrado con supoder. «Las obras mismasqueYo hago, dan testimoniode que el Padre me haenviado». Y da dos razonespor las que, a pesar de taltestimonio, ellos no quierenrecibirle: la primera, que«vosotros no habéisescuchado jamás su voz»; lasegunda, que «nunca lehabéis amado». Es unaabrumadora acusación doble.Han escudriñado una y otra

vez las Escrituras –que erantodasuvidaaquíabajo,ydelascualespensabanobtenerlavida eterna– y, a pesar detodo, eso no les ha llevado aconoceryaamaraDios.«Nopenséis –termina diciendo demaneracortante–quevayayoaacusarosantemiPadre;hayotro que os acusará, Moisés,en quien vosotros tenéispuestalaesperanza;porquesicreyeraisenMoisés,creeríaisen mí, pues de mí escribió

Él».

Unose los imaginadevueltaa sus casas, escudriñando loscinco libros de Moisés conojos de lince para tratar dedescubrir lo que pudierahaber dicho que tuvieraalguna relación con elCarpintero de Nazaret y susmonstruosasreivindicaciones.¿Conquéfrasespodían toparque hicieran sospecharsiquieralaposibilidaddeque

Dios fuera a enviar a supropio Hijo, un Hijo igual aÉl y que le debía todo?... Laúnica cosa que verían, cadavezconmayorcerteza,esqueDioseraUno,ynodos...

Judea se había convertidoparaJesúsenunmediohostil.Los príncipes de los judíosjuzgaronquedebíamorir.Alfinal loconseguirían,peroÉltenía que terminar su obra.Regresó, pues, a Galilea

(Juan7,1).

«Noloqueentraporlaboca...»

Traselchoqueprovocadoconlospríncipesdelosjudíos, levemos otra vez en Galilea,dondeencontramostambiénalos escribas y fariseos que lehabían seguido desde

Jerusalem, discutiendo conÉl. Para conocer esasdiscusiones,convieneleerlosprimerosveinteversículosdelcapítulo 15 del Evangelio desan Mateo y los primerosveintitrésdelcapítulo7deldesanMarcos.

Esta vez, la disputa no tuvocomo tema cosas profundas,sinodetallesritualesqueelloshabían convertido en leyes.Su primera queja hacía

referencia a que losdiscípulos de Jesús no selavaban las manos antes decomer, una infracción legalque los fariseosmásestrictosconsideraban más grave quepecar con una prostituta. YahemosvistoantescómoJesússe refería a los hipócritas entérminos generales, aunqueno quedara mucha duda dequiénes tenía en mente.Ahora, por primera vez, leoímos decir: «Vosotros,

hipócritas», en concreto; yunavezmásutilizaaMoisésen su contra, diciéndoles quelas leyes rituales, en suinmensa mayoría, se lashabían inventado. De hecho,los lavatorios rituales eranmuyrecientes,asícomootrasmuchas prácticas. Sinembargo, los Mandamientosque sí leshabíadadoMoiséseran constantementedespreciados en nombre deunasnormasdeconductaque

Moisés jamás había pensadoenimponerles.

Jesús, entonces, dejó caer unprincipio que cortaba por losano lo que sin dudaconsideraba una estupidezritual de los fariseos: «No eslo que entra por la boca loque hace impuro al hombre;loquesaledelaboca,esoeslo que al hombre le haceimpuro»(Mateo 15,11).LosApóstoles, educadosdesde la

niñez en la veneración y elrespeto a los escribas yfariseos, se quedaronasombrados viendo a suMaestro decir eso. Y lepreguntaron:«¿Sabesque losfariseos, al oírte, se hanescandalizado?». Si seconsidera lo que habíasucedido antes, la pregunta –¿sabes?– no deja de tenermiga.Y Pedro, actuando porsegunda vez como portavozdel grupo, le pidió que les

explicara lo que habíaquerido decir con eso de «loquesaledelaboca».

Jesús se debió quedar tanasombrado de la incapacidadde sus discípulos paracomprenderlo como de suasombro ante el trato quehabíadadoa los escribas.Lacomida–lesdijoconuntoquedeimpaciencia–vaapararalestómago y de allí a otroslugares; no hace al corazón

humano ni mejor ni peor.Pero lo que sale del hombreproviene del corazón, y si loque sale son malospensamientos, crímenes,adulterios,blasfemiasycosasasí, sin duda le manchan.Comparado con esto, lavarselasmanosantesdecomer,pormiedo a que la suciedad(ritual) de las manoscontaminelalimpieza(ritual)de los alimentos, es merafrivolidad.

27.FueradePalestina

Parece ser que, en estaocasión, Jesús se limitó aatravesarGalilea.Seguidodelos Apóstoles, llegó hastaTiro.No senosdiceporquésalió de Palestina, pero bienpudo ser para acabar de una

vez con tanta disputa. Hacíatiempoquenopodíaapareceren público sin que se leacercara un escriba o unfariseo. Además, necesitabadisponer de algún tiempoparaformaralosDoce.

Lacananea

En la región de Tiro, se

acercó a ellos una mujergentil, una cananea,perteneciente a la poblaciónoriginaria de Palestina –elpaís de Canaán–, desposeídade su tierrapor los israelitas.SaludóalMaestrocomo«hijode David» y le pidió que seapiadasedeellaydesuhija,lacualestabaposeídaporundemonio.

Jesús no respondió, y losdiscípulos, hartos de su

insistencia, le dijeron quehiciera un milagro paraquitársela de encima. Él,entonces, contestó: «No hesido enviado más que a lasovejasperdidasdelaCasadeIsrael».

Detengámonos un momentoenesta frase.Habíavenidoasalvar a toda lahumanidadyenviaría a sus Apóstoles aenseñar a todas las nacioneshasta el fin de los tiempos,

perosumisiónpersonal,aquíenlatierra,teníacomomarcoel Pueblo Elegido, que habíasido escogido por Dios parauna doble función muy alta:la preservación delmonoteísmoylaesperanzadeunRedentor.Recordemos laspalabras de san Pablo: «Lafidelidad de Dios lo exigía;tenía que realizar laspromesas hechas a suspadres»(Romanos 15, 8). Lacananea –¡qué pena que no

sepamossunombre!–deberíaser la patrona de todos losquesecansanderezarporqueno son escuchados. Ella síque fue escuchada, y ledijeron «no». Insistió, y fueotravezrechazada.

Estamos ya acostumbrados alas breves respuestas deJesús,aveceshasta frías.Noobstante, la segundanegativaa la petición de la cananeanos desconcierta. La primera

se había basado en el hechode que había venido a salvarsóloa lasovejasde Israel; siexpulsaba un espírituinmundo de la hija de estamujer, los gentiles acudiríanen masa a Él, abrumándole.Así pues, puesto que noquería conformarse con unarespuesta suave, le daría unamás dura: «No es buenotomarelpandeloshijosparaechárselo a los perros»(Mateo 15, 26). La palabra

griegautilizada significamásbienperrillos,cachorros,perolacosanocambiademasiado.Las palabras de Jesús, encualquier caso, parecenresponder al desprecio quelos judíos sentían por losgentiles. Pero la mujer noperdió el tiempo sintiéndoseofendida:queríaverasuhijasana, y eso bastaba: «Sí,Señor, pero los cachorroscomen las migajas que caendelamesadesusamos»...

Tan intenso amor hacia suhija y tanta fe en Él, nopodían por menos deconmover a Jesús: Curó a lajovenalinstante.

Nosabemossielmaridodelacananea vivía, pero losApóstoles, cuando oyeran laparábola de la viudainoportuna (Lucas 18), nopodrían por menos derecordaralacananea.

MilagrosalEstedellago

El Señor siguió caminandodeprisa hacia el norte paraevitar que una avalancha deenfermosleaplastase(yquizátambién porque no queríaobrar milagros donde nohabía predicado). Cerca deSidón, torció hacia el Este,probablementeendireccióna

la falda del monte Hermón,dondenaceelJordán,yluegohacia el sur, al este del lagode Genesaret, región en laque había una serie deciudadesgriegasautónomas–Decápolis– insertadas enterritorio bajo control delGobernador romano deSiria.No sabemos cuánto tiempoduró el viaje, peroatravesaron unas tierras enque Jesús no era conocido,porloquepudoinstruiralos

Apóstoles sin que nadie lesdistrajera.

En algún lugar deDecápolis,hizounmilagrodistintoalosrealizados hasta entonces, almenos en la manera deobrarlo. Sólo lo cuentaMarcos, lo que sugiere quefue a Pedro a quien más leimpresionó. El Señor curó aunhombremudoysordo,nosólo tocándole o sólo conpalabras, sino poniéndole los

dedosenlosoídosyunpocode saliva en la lengua. Loscuranderos judíos y paganosusaban a veces la saliva, yJesús lo haría un par deveces; era una manerasimbólica de asociarse unomismoa laacción.Luego,elSeñor pronunció una palabraaramea que significa«abríos», gritando con fuertevoz, como cuando resucitó aLázaro. Todo lo cual nosrecuerda que un milagro no

era para Él algo tan simplecomomoverlamanoomoversu voluntad: era un acto depoderqueexigíaesfuerzo.

Obró también otros milagrosen la zona y Mateo noscuenta que los gentiles«glorificaban al Dios deIsrael».Tambiénglorificabanal Carpintero. Una vez más,volvió a dar de comer acuatro mil hombres con unpuñado de panes –siete esta

vez–yunospocospeces.Loscuatro Evangelistas cuentanelprimermilagroysólodos–MateoyMarcos–éste.Ahoraestaba más justificado elprodigio, porque la multitudllevaba tres días siguiendo alMaestro. Y como la primeravez, recogieron losfragmentos (siete cestos enestaocasiónenlugardedoce,aunque una y otra cifrapuedensersimbólicas).

PorGalilea,aBetsaida

Los Apóstoles subieron a labarca, y esta vez Jesús losacompañó. Se dirigieron a«las costas de Magedán»(Mateo15,39),«por lapartedeDalmanuta».Unodeestoslugaresdebíaserunaciudadyel otro un distrito, aunquenadie sabe hoy hacía donde

caían.LoúnicoseguroesqueestabanotravezenGalileayque de nuevo empezaron lasdisputas,aunqueahoraconunnuevo elemento: por primeravez, fariseos y saduceos,enemigos de siempre, seunen, olvidando susdiferencias, para oponerse aJesús. Le piden «una señaldel cielo», un milagroespectacular. El Señor,entonces, «exhaló unprofundo suspiro», harto, es

desuponer,porlacegueradelos fariseos, semejante a laque habían manifestadocuando curó en sábado alhombre de la mano seca. Y,como entonces, harto yenojado dijo: «Estageneración mala y adúlterabuscaunaseñal,masnoseledará sino la señal de Jonás»(Mateo 16, 4). Debieronrascarse la cabeza,desconcertados.¿Pensabaquese lo comiera una ballena y

quelovomitaraaltercerdía?

Una vez más, abandonóGalilea, y,mientras cruzabanel extremo noroeste del lagoen dirección a Betsaida(Mateo16,5),elSeñordijoalos Doce que tuvierancuidado con el fermento delosfariseosydelossaduceos–ytambiéndeHerodes,añadeSanMarcos–.

Si tuviéramosque tomaresta

escena en la barca comoejemplo en su clase –Jesúscomo maestro y ellos comodiscípulos– resultaríaenormemente deprimente.Llevaban con Él más de unaño, habían oído la parábolade la levadura en la masa(Mateo13,33)ydeellasólola palabra levadura ofermento les decía algo: lesrecordabaquenoteníanpanypensaban que el Señor, dealguna manera, se lo echaba

en cara por no haberloadquirido...Noesextrañoquesu paciencia se agotara.¿Cómo podían andarpensando en panes? ¿Acasono recordaban cómo habíanalimentado cinco milhombres con cinco panes ycuatro mil con siete?...¿Cómo era posible que nocomprendieran que al hablardelfermentodelosfariseosylos saduceos se estabarefiriendo a su doctrina, a su

actitud ante la vida, al malquebrotabade loquedecíany hacían? «¿Todavía nocomprendéis? ¿Seguís con elcorazón ciego? ¿Teniendoojos, no veis, y oídos, nooís?» (Marcos 8, 17-18).Suena a dura reprimenda aunos discípulos que habíaenviado ya, de dos en dos, apredicar el Reino de Dios.Tan turbador como lo quehabía dicho ya –a ellosmismos–sobrelosincrédulos

judíos(Mateo13,13-15).

Llegados a Betsaida, obróotro milagro en el quetambién usó la saliva, estavez para curar a un ciego.Como el milagro delsordomudo, es Marcos elúnico que lo cuenta, lo quesugiere que también en estecasoelmásimpresionadofuePedro. También el únicomilagro obrado por el Señoren dos etapas. Después de

que Jesús le pusiera lasmanosenlosojosporprimeravez, el ciego dijo: «Veohombres, algo así comoárboles que andan». Se laspuso por segunda vez y elciego empezó a verclaramente, recobrando lavistaporcompleto(Marcos8,22-26).

«¿Quiénpensáisquesoy

Yo?»

El grupo continuó hacia elNorte, probablemente por laribera oriental del Jordán,hasta llegar al territorio delTetrarca Filipo, el hermanomás moderado de HerodesAntipas.Dos días de caminolesllevaronaunaciudadquesehabía llamadoPaneas, porsu santuario del Dios Pan,pero que Filipo había

reconstruido y rebautizadoconelnombredeCesarea,enhonor del emperadorAugusto. Visible a varioskilómetros de distancia sealzaba una alta roca sobre laqueHerodeselGrandehabíaedificado un templo al dios-emperador.

Durante un poco de tiempo(Lucas 9, 18), Jesúspermaneció solo, orando,igual que cuando escogió a

los Doce. De nuevo con losdiscípulos,lespreguntóquiéndecía el pueblo que era Él.Ellosledijeronloquehabíanoído:queeraJuanelBautista,Elías,Jeremías,«ounodelosprofetas» (¿nadie habríadicho que era el Mesías?).Entonces, Él les hizo unapregunta que todavía nossorprende: «y vosotros,¿quién decís que soy yo?»(Mateo16,15).

Para todos ellos, era lacuestión fundamental. Debíahaber sido el principal temade conversación entre ellos(¿quiénera?,¿quéera?)pero,sin duda, en un año largo ensu compañía, aquelloshombres, que habíancomprometidotodasuvidaalseguirle,nohabíanquerido(ono habían osado)preguntárselo. Él, por suparte, tampoco se lo habíadicho.Selohabíadeclaradoa

la Samaritana (Juan 4, 26),pero no a sus discípulos.Esperaba, sin duda, a queellos se lo preguntasen. Yahora Simón Pedro le decía:«TúereselCristo,elHijodeDiosvivo».

Estas palabras produjeron enÉl una reacción que debióestremecer profundamente aPedro y los demás:«Bienaventurado tú, SimónBar Jona, porque no es la

carne ni la sangre quien estoteharevelado,sinomiPadre,queestáenloscielos».

¿Qué tenía la frase de Pedropara arrancar esta respuestadesuMaestro?...Natanael,ensuprimerencuentroconJesús(Juan1,49),ylosDoceenlabarca, cuando fuehacia elloscaminando sobre el agua(Mateo 14, 33), le habíanllamadotambiénHijodeDiossin obtener de Él ningún

comentario. Pero el grito defe de Pedro era diferente. Supropio razonamiento no lehabía llevado a la certeza dequeelCarpinteroeraalavezCristo y el Hijo de Dios,aunque tal vez sí hasta losumbralesdelacerteza.Noeraque hubiese oído alCarpintero decir y hacercosas maravillosas o que suinstintolellevaseaconfiarenÉl;eraqueSuPadrecelestialhabía iluminado la mente de

Pedroconlacertezadelafe.

Indudablemente, no habíausado la expresión «hijo deDios» en el sentido que elAntiguo Testamento laaplicaba a numerosaspersonas. Tal uso no hubieseproducido tan asombrosarespuesta.Lahabíaempleadoen el sentido en que Jesús laempleaba, enfureciendo a losfariseos al darle unsignificado único de relación

filial con su Padre (Juan 5).Pedronoqueríadecirmenos,ciertamente, que el SumoSacerdote cuando hizo aJesús la pregunta decisiva(«¿Eres tú el Mesías, el hijodel Bendito?»), cuyarespuesta afirmativa fueconsiderada como blasfemia(Marcos14,61-64).

«TúeresPedro»

Pedro había dicho: «Tú eresel Cristo». Y Jesús lerespondió:«Yyotedigoquetú eres Pedro». Pedro habíaproclamado el oficio deRedentor de Cristo, y CristoproclamabaeloficiodePedrocomo Roca (no como loscimientosdeunedificio,sinocomoverdaderaroca).

Enelprimerencuentroconél(Juan 1, 42), Jesús le habíadicho: «Tú eres Simón, hijo

de Juan: tú serás llamadoCefas» (la voz aramea quesignifica roca). Simón sedebió quedar desconcertado,pues Cefas (como sabecualquier lingüista) no eranombredepersonayademásno tenía sentido llamar«roca» a un pescador deaguas profundas. Ahora, sinembargo, año y medio mástarde,Simónibaaempezaracomprender lo que el Señorhabía querido decirle. Y

Cefas, por supuesto, sería sunombre (San Pablo así lollama tres veces en elsegundo capítulo de laEpístolaalosGálatas).

Con arreglo a la traduccióngriega de Cefas, era deesperar que se hubierallamado a Simón Petra,equivalentearoca.Perocomoesa palabra es de génerofemenino, y en griego no sepodía llamar a un varón así,

se convirtió en Petros, dedondeprocedePedro.

Algunos piensan que estasegundapartede la respuestade Jesús a Pedro quizá ladijera en otra ocasión –en laÚltima Cena o después deresucitar– y que Mateo lainsertóaquípararedondearlarelación especial de Pedrocon su Maestro. Aunque elcuándo y el dónde es lo demenos, parece poco probable

que fuera en otro momento.Consideremos lo que Jesúsdijo: «Tú eres Roca y sobreesta Roca edificaré miIglesia». Es la primera vezque oímos la palabra«Iglesia» en sus labios:Ekklesia, del verbo«convocar», «reunir» (Lospaísesnórdicoshanpreferidolaspalabrasprocedentesdelaraíz «Kirk», de Kyriakon–«perteneciente al Señor»–,paradesignaralaIglesia).En

el Antiguo Testamento, lapalabra gahal –ésta tambiénprocedente del verbo«convocar»–seutilizabaparadesignaratodoIsraelcuandoadorabaaDios.

PeroJesúsdicemiIglesia.Setrataba, pues, de construiralgonuevo,ytodoellosobreesa inverosímil «Roca»...Cuando pronunció talespalabras, los Doce quizáestuvieran contemplando la

roca sobre la que elsangriento Herodes habíaconstruidosuinmensotemplode mármol dedicado aAugusto.Alguienquehubierapasado por allí en esemomento y hubiese oído alCarpintero decir al pescadorque iba a edificar sobre unaroca tan frágil un edificioespiritual más sólido que eltemplo de Herodes, lohubiese encontrado cómico.Y cómico hubiera sido si no

hubiesesucedido.

«Ylaspuertasdelinfiernonoprevalecerán contra ella».Enaquellos tiempos de ciudadesamuralladas, en las que laspuertas eran de sumaimportancia,éstasdesignabana veces la ciudad en suconjunto.Isaías,porejemplo,había dicho de Sión (3, 26):«Suspuertas se lamentarányplañirán». Jesús veía a laciudad infernal en lucha con

la ciudad de Dios que iba afundar sobre Pedro,prometiendo que el infiernono vencería. La lucha jamásha cesado: asaltos desdefuera,quintacolumnadentro.Hay tiempos –¿es el actualuno de ellos?– en los que laúnica esperanza que sevislumbra reside en estapromesa.

«Yo te daré las llaves delreino de los cielos». Para

referirse al infierno, Jesúshabía utilizado la imagen deuna ciudad amurallada conpuertas. Con la palabra«llaves» usó otra imagenparecida para referirse a laIglesia, pues quien tiene lasllavesdisponede laspuertas,y quien tiene las puertasgobiernalaIglesia.

Una extraña idea –por lodemás irrelevante– haceimaginar a algunos que el

Señor dio a Pedro las llavesdel Cielo, pero la verdad esque las almasquevayana élno encontrarán aPedro en lapuerta,anoserquepaseporallí en aquel momento... Lasllavesqueibaatenernoeranlas del Cielo, sino las delReinodelosCielos,esdecir,las de la Iglesia en la tierra.Lasllavesdelreinolehabíansido prometidas al hijo deDavid,delqueIsaías(23,22)había dicho: «Abrirá y

ninguno cerrará; cerrará yningunoabrirá».Enesereino,sólo el Mesías poseería lasllaves con pleno derecho,como expresa el Apocalipsis(3, 7), por lo que no deja desorprender el oír a Jesúsconfiárselas a Pedro casicasualmente. Y no sólo eso:recalcaunayotravez(Mateo16, 19) lo que acaba dedecirle,prometiéndoleque loque ate o desate –mande oprohíba– será atado en el

Cielo. ¡Dios ratificará lo quePedro ordene a todo elmundo!

Esta última frase dirigida aPedro sorprendería tal vez alos demás Apóstoles. ¿PorquénoguardabaÉlmismolasllaves y se reservaba el darórdenes? ¿Qué iba a hacercuando Pedro se enseñoreasedel Reino? ¿Y por quéPedro?... Hasta el momento,Jesúsnohabíadichonadaque

sugiriera que Pedro iba a serel primero de ellos y noveríanrazóndequelofuese...Pero éstas son simplesespeculaciones, ya que no senos dice cuál fue la reacciónde losApóstoles.Quenofuela que era de esperar, loveremosmásadelante.

Pedro debió quedar comomareado. Que él iba a ser laRoca sobre la que Cristoquería fundar la Iglesia daba

mucho que pensar, peroPedro, que era rápido en laacción, era lento de cabeza.Quizánorecordaraenseguidalo que Isaías había dichosobre las llaves de David;además no había oído hablartodavía a Jesús de esa otrallave –la del conocimiento–que los escribas se habíanapropiado (Lucas 11, 52).Pero el sentido general de loque acababa de decir elMaestro era suficientemente

claro:elReinode losCielos,aquí, en la tierra, estaría ensus manos; Pedro, con lasllaves, lo gobernaría, sería elencargado de ordenar yprohibir.

Era algomagnífico, glorioso.Y Pedro se sentíamagnificado. ¡El pasadoinmediato había sido tanpobre!Sentiríaaúnelfracasode su bravata al tratar decaminarsobrelasaguas,ylos

demás –tal vez Tomás y sindudaJudas– le recordarían laescena cada vez que pasaranjunto al lago... Pero susironías le causarían menosdaño que el recuerdo de laspalabras del Señor: «Hombrede poca fe, ¿por qué hasdudado?».Yparacolmo,esemismo día, al cruzar el lago,Jesús le había dicho –lomismo que a los otros– queno tenían fe, que estabanciegos y sordos... (Marcos8,

18).

La escena de Cesarea deFilipo debió ser para Pedrocomo el cierre de un penosocapítulo. ¡Se acabaron susestupideces, se acabaron losreproches del Señor!... Peroese momento de exaltacióndurómuy poco. Pronto iba aoír a Jesús llamarle Satanás.Conviene leer los versículos20 al 23 del capítulo 16 delEvangeliode sanMateopara

sabercómofue.

JesúshabladesuMuerteyResurrección

Las primeras palabras deCristodespuésdelasgrandescosas que acababan de oírfueron para ordenarles que«nodijerananadiequeÉlerael Mesías». Conocemos lo

queesperabaelpuebloqueelMesías hiciera, por lo quetenía que cambiar de ideaantes de que se supiese queestabayaentreellos.Ademáshabíaotrarazónparaguardarsilencio: que los Docetampoco tenían una ideaexacta sobrequiéneraCristoy lo que iba a hacer, lo cualles incapacitaba pararesponderalaspreguntasque,sin duda, les habrían hecho.NiPedro,niporsupuestolos

demás, conocíansuficientemente esta verdadpara enseñarla a los demás.PoresoelSeñor lesprohibióque lo hicieran: «Ordenó asusdiscípulos quenodijerananadiequeÉleraelCristo».SólodespuésdelavenidadelEspíritu Santo, estaríancapacitados para enseñaracerca del Cristo mismo.Repasando las preguntas quele habían hecho y las quetodavíaleharían,unotiembla

al pensar que se hubieranatrevidoahablar...

Luego,porprimeravez,Jesúsles sorprendió diciéndoles lomuchoque tenía que sufrir amanos«delosancianos,ydelos escribas, y de lospríncipes de los sacerdotes»,todolocualterminaríaconsumuerte y su resurrección altercer día. Parece ser que nisiquierarepararonenlodelaresurrección; debieron

quedarse absolutamenteabrumadosconlaideadequetenía que padecer y morir.¡Claro! ¡Por eso habíanombradounVicario!...

PeroPedronoqueríaelpodera un precio tan alto.Dios nopodía desear que esosucediera. No, eso no podíasuceder...

Llevadoporel ímpetuque leproporcionabaloqueJesúsle

había prometido, Pedro tomóal Señor aparte y le«reprendió» (eso es lo quesignifica la palabra griega):«NoquieraDiosque talcosaocurra, Señor»... Era, sinduda, un grito nacido delamor.

Veamos detenidamente larespuesta.

«Apártate, Satanás»: Jesúsutilizaelmismoverboconel

que ordenó al Diablo que sefuera tras ser tentado en eldesierto.

«Que me escandalizas»: Lapalabra griega skandalonsignifica tropiezo, unobstáculo en el camino,inclusounatrampa.

«Porque no saboreas lascosasdeDios,sinolasdeloshombres»: La frase quieredecir que el juicio de Pedro,

sus tendencias, incluso susinstintos, estaban gobernadospor valores meramentehumanos. San Pablo(Filipenses 3, 19) utiliza unaexpresión semejante paraaquellos «cuyo fin es laperdición, cuyo dios es suvientre y la confusión surecompensa».

Jesúsnohabíadirigidojamáspalabrastandurasanadiequeno fuera un enemigo

declarado. Satán, comosabemos, era un nombrecomún empleado tanto paradesignar a alguien que tientacomo al Tentador porexcelencia, pero esto no leserviríaaPedrodedemasiadoconsuelo, sobre todo cuandooyeraloquedijodespués.

Cabe preguntarse: Si Pedro«reprendió» al Señor llevadopor el afecto, ¿por qué unarespuesta tan dura? Podemos

intentar explicárnoslopensando en la Agonía en elHuerto y viendo a Jesúsrevolverseantelomuchoquetenía que sufrir. La violenciadel«Apártatedemí,Satanás»escomounprimeramagodela violencia de la emociónque leharía sudar sangre.Lareacción de Pedro era bienintencionada,peropara Jesúsfue, en efecto, una piedra enel camino que le hacía másdifícilelrecorrerlo.

DejandoaPedro,Jesúsdijoalos discípulos algo no másinesperado, pero que lesafectaba todavía más decerca: que ellos tambiénpadecerían y morirían: «Elquequieravenirenposdemí,niégueseasímismo,tomesucruz y sígame» (Mateo 16,24).No dijo ni dejó de decirque morirían crucificados,pero la palabra «cruz» era lamásestremecedoraquepodíahaber escogido.Los romanos

la utilizaban en vasta escalacomo instrumento de tortura.Recordemos que cuando elSeñor era niño, habíancrucificado a dos milpersonas en Galilea; siendogalileos la mayoría de losApóstoles, quizás recordaranaquel horrible hecho u otrosparecidos.

El gozo que sentirían al oírqueelReinodeDiosibaaserfundado, se vería ahogado al

instante. Su fundador seríatorturado y muerto. Ellosmismos seguirían sus pasos.Todos debían «cargar con sucruz» (ellos habían visto loque era eso). En otraspalabras: el Reino no iba atener nada de glorioso. YJesús continuó estableciendoun contraste entre latransitoriedad de esta vida yla permanencia de lavenidera, con las pruebas deestavidacomounacondición

previa de la gloria de lapróxima, para la cual noestabanpreparados,yaqueelAntiguo Testamento habíadicho muy poco de suesplendor; la mayor parte delas referencias a la otra vidase hallaban en las versionesgriegasdelaEscriturahechaspor los judíos de Egipto, noen las que se usaban enPalestina. La frase «¿De quéle sirve al hombre ganar elmundo entero si pierde su

alma?» suponía unarevolucióntotal.

Pero había algomás.Habíanoídoya(Juan6,40)queenelÚltimoDíaJesúsresucitaríaalos que creyesen en Él.Ahora, hizo una primeradescripción del Juicio:«Porque el Hijo del hombrehadevenirenlagloriadesuPadre, con sus ángeles, yentonces dará a cada unosegún sus obras». El profeta

Daniel (capítulo 7) habíahabladodelavenidade«unocomoHijodelHombre»,peroaquélla era una venida altrono de Dios y ésta a estemundo, para juzgarlo. YJesús, además, ponía derelievequeelmundoibaaserjuzgadoporÉl–«daráacadauno según susobras»–y conreferencia a su actitud haciaÉl: «Quien se avergüence demíydemispalabras,elHijodel Hombre se avergonzará

deÉl».

28.LaTransfiguración

En Cesarea de Filipo, Jesúshabía dicho a los Apóstolesque padecería y moriría y altercer día resucitaría. Unasemana más tarde,transfiguradoenloaltodeunmonte, habló con Moisés y

conElías.

EstabanallíPedro,SantiagoyJuan, a quienes habíaescogido tambiénparaque leacompañarancuandoresucitóa la hija de Jairoy escogeríamástardeparaqueestuvierancerca de Él en Getsemaní.Tendemos a pensar en elloscomo destinatarios directosde la Transfiguración, comosi todo hubiese sidopreparado para ellos.

Fortalecidos y asombradospor lo que vieron sí quequedaron, pero no eran elloslos principales destinatarios.Jesús quería conversar conMoisésyconElías,ylostresApóstoles, dormidos casitodo el tiempo, noparticiparon en laconversación. Sólo uno deelloshabló:Pedro,quiendijoqueera agradable estar allí yque podían hacer trescabañas, una para Jesús, otra

paraMoisésyotraparaElías,aunque él mismo cuenta, através deMarcos (9, 5), queestaba demasiado asustadoparasaberloquedecía.

Echemos un vistazo a loocurrido, talcomolocuentanMarcos en los primerosversículos del capítulonovenoyMateoeneldécimoséptimo, pero sobre todoLucas(9,28-36),quelohacecontododetalle.¿Quiénsería

su informador?... De los tresApóstoles presentes, Pedro,quien habla también de elloensusegundaepístola(1,17-18), cuenta lo sucedido através de Marcos. Santiagohabía muerto ya cuandoLucas escribió su Evangelio.¿Sería tal vez Juan? Apartedel «vimos su gloria, gloriacomo del Unigénito delPadre», no dice nada de laTransfiguración en el suyo,quizá porque ya Lucas había

dicho todo lo que él le habíacontado.

Como en Cesarea de Filipo,Jesús había subido a unamontaña para orar, y,mientras oraba, se«transfiguró» (la palabragriega es se«metamorfoseó»): su rostrobrillaba como el sol y susvestidos resplandecían con lablancurade lanieve.Noestáclaroenquémomentolostres

Apóstolessedurmieron,perocuando se despertaron vieronal Señor «en su gloria» yMoisés y Elías, tambiéngloriosos,conversandoconÉlde la muerte que había depadecerenJerusalem.

Moisés era el legislador deIsrael, muerto hacía milquinientos años. Elías, elmayor de los profetas, habíasidoarrebatadoalfirmamentoochocientos años antes, y el

profeta Malaquías habíadicho (4, 5) que Dios leenviaría «antes de la venidadel día del Señor, grande yterrible».

¿De dónde venían?... Eldestino de Elías essumamente misterioso. El deMoisés, menos: erasimplemente uno de losgrandes de Israel, que habíamuerto en paz con Dios. ElCielolesestabacerradohasta

que el Redentor expiase lospecados de su raza. El almadeMoisés, como la de todoslos justos, estaba enun lugarde espera, el Limbo, regiónfronteriza que Jesús, en laparáboladel ricoEpulónyelpobreLázaro,denominasenodeAbraham,yen laCruz,aldirigirse al buen ladrón,Paraíso.

Moisés representabaa laLeyy Elías a los profetas. Lo

sucedido en el monte de laTransfiguración establecía lacontinuidad entre el antiguoIsrael y el Reino nuevo, apunto de ser fundado por finy en el cual Israel iba aencontrarsuplenitud.Resultasorprendente que losrepresentantes del Reinoestuvieran –como lo estaríanen Getsemaní– dormidosparte del tiempo, y aterradoselresto.Noibaaserunrelatomuy estimulante el que

Moisés llevaría de vuelta alLimbo,cuandohablaradeloshombres sobre los que elReinoibaaserfundado.Peropara aquellos que, muertosrecientementeohacíamucho,habían estado esperandopacientemente que elRedentor les abriera laspuertas del Cielo, Pedro,Santiago y Juan importabanpocoencomparacióncon lasnoticias que Moisés lesllevaba sobre la inminente

Redención y sobre la formaenqueseríarealizada.LoqueJesúshabíadichoenCesareade Filipo a un grupo dehombres que vivían en latierra, lo dijo ahora, a travésde Moisés, a los queesperabanotra vidamejor.AtravésdeMoiséslaLeyhabíasidodadaaloshijosdeIsrael;a través de él, también, laBuena Nueva, el EvangeliollegóalosquehabíanmuertoenelSeñor.

Cuando Pedro terminó deproponer lo de las cabañas,unaluminosanubeloscubrió,envolviéndoles, de tal formaquetuvieronmiedo.Entoncesseoyóunavozdesdelanube,que decía: «Éste es mi Hijoamado, en quien mecomplazco: escuchadle». Laúltima palabra, estableciendolaautoridaddeNuestroSeñorcomoMaestro,eranueva.Lodemás ya lo había dicho lamisma Voz durante el

bautismo de Jesús en elJordán.

Pedro,SantiagoyJuanhabíantenido miedo: miedo cuandovieronaJesús,MoisésyElíasblancos y resplandecientes,miedocuandolesenvolviólanube,miedocuandooyeronlavoz. Con un toque de sumanoydiciendo«Levantaos,no temáis», los devolvió almundo habitual. Y cuandoalzaron su aterrado rostro,

«novieronanadie, sino sóloa Jesús», quien les dijo queno contaran nada de lo quehabíanvistoenelmontehastaque el Hijo del Hombre(expresiónquesoloÉlseguíautilizando)resucitaradeentrelos muertos. Ellos por suparte, se preguntaban quéhabría querido decir con laexpresión «resucitar de entrelosmuertos».Aunquehabíanvisto resucitar al hijo de laviudadeNaímy a lahijade

Jairo, no eran capaces deimaginarque se resucitaraÉlmismo.

Había,además,otroproblemaque discutieron con Jesúsmientras descendían delmonte, al día siguiente.Acababan de ver a Elías, y,comoJesúshabíahabladodemuerte, recordaron que Elíasno había muerto, y queMalaquías había dicho queElías volvería para restaurar

en la virtud un pueblo llenode pecados, con vistas al díadel Señor. Era todo muyintrigante,yselohicieronveralMaestro.Surespuesta–queElías ya había vuelto en lapersona de Juan el Bautista–leshabríaresultadomásclarasi hubiesen sabido lo que elángel había dicho a ZacaríasalanunciarleelnacimientodeJuan (Lucas 1, 17):«Marchará delante del Señoren el espíritu y poder de

Elías... para prepararle alSeñor un pueblo perfecto».Esto, al menos, les habríarecordado que Elías habíavivido en el desierto,predicado el arrepentimientoy reprendido a losgobernantes.

Elmuchachoendemoniado

Alpiedelmonte,encontraroncongregadaunagranmultitudque rodeaba a los demásApóstoles, los cualesdisputaban acaloradamentecon un grupo de hombresdoctos, escribas tal vez. Porlo que sabemos de losApóstoles,noesprobablequebrillaran en su controversiacon ellos, tanto en temasgenerales como en loreferenteaJesús.Perotalvezla discusión se refería a algo

que concernía másespecialmente a la multituden ese momento: laincapacidad de losApóstolespara expulsar un demonio deun muchacho. Conviene leerelrelatoquehaceMarcos(9,13-28). Por los síntomas, elchico parecía epiléptico yademáshistérico,aunquehayque tener en cuenta que elEvangelio traza una claralínea de separación entre lassimples enfermedades y las

que, de similar apariencia,son de origen demoníaco.Este muchacho estabaendemoniado, y losApóstoles, que en la recientemisión efectuada habíanexpulsado a muchosdemonios en virtud de lospoderes delMaestro, no erancapaces de expulsar a éste.Debían estar completamentedesconcertados al ver que eldemonio no les hacía elmenor caso y la multitud

debía estar riéndose amandíbulabatiente.

La impacienciade Jesúsantesu fracaso nos asombra:«¡Oh, generación incrédula yperversa! ¿Hasta cuándohabrédeestarconvosotrosysoportaros?» (Lucas 9, 41).Pedro, Santiago y Juan,debieron sentirse aliviadospornohaberestadoallí,peroesas palabras les recordarían,lomismoquealosotros,que,

cruzando el lago, les habíadicho algo parecido (Marcos8,17-18).

ParaJesús,lafeeslaclave,lapiedradetoque.Losmilagrosnosonsimplesactosdepodersobrehumano, sino de unpoder que sale al encuentrocon la fe, la fe de los quesufren o que aman a los quesufren: de ese encuentrosurgen losmilagros.Elpadredel muchacho se dirigió a

Jesús con una desesperadallamada: «¡Ayúdanos, sipuedes!»... El diálogo,reducido a su esencia, seríaéste:Elpadre:«¿Puedes?».Yel Señor: «Yo puedo si túpuedes». En otras palabras:no se trataba de su propiopoder –evidente–, sino de lafuerza de la fe del padre. ElSeñor podía curar almuchacho, si su padre eracapaz de creer que podía.Todo dependía de eso: «Si

crees, todoesposiblepara elquecree»...EstaspalabrasdeJesús condujeron a aquelhombredesdelasfronterasdela incredulidad hasta uno delosmás conmovedores gritosde fe en la historia del almahumana: «Creo, Señor, peroayudaamiincredulidad».Nohubonecesidaddemás:Jesúsordenóaldemonioquesalieradelmuchacho, y el demonio,haciéndolelloraryretorcerse,leabandonó.

La Transfiguración, seguidade este hecho, debió tenerlugar a comienzosde agosto.Diez semanas más tarde, amediadosdeoctubre,vemosaJesús en Jerusalem, en lafiesta de los Tabernáculos.ParaentonceshaconcluidoelministeriopúblicoenGalilea,con base en Cafarnaúm,iniciado año y medio antes.Desde octubre hasta elViernes Santo de su muertepermanecerá en Judea o en

susalrededores.

De las diez semanas quepermaneció todavía enGalilea, sabemos muy pocacosa. San Juan no nos dicenada y los otros tresEvangelistas únicamentehablan de su trabajo depreparación de los Doce.Quizá por eso no quería quese supiera que estaba enGalilea (Marcos 9, 29). SoloMateo(17,23)noscuentaun

milagro–lapescadelpezconla moneda del tributo en laboca–, pero incluso estoparece formar parte de susinstruccionessobreelReino.

En esas semanas impartió alos Apóstoles muchasenseñanzas morales ypastorales –sobre la Iglesia,sobre la humildad, sobre lamisericordia, sobre esta vidacomo preparación de lavenidera–, pero lo que más

llama la atención es laincapacidad de losApóstolespara comprender lo que seavecinaba. Nosotros quesabemos que padeció, murióy resucitó, nos asombramosde que no fueran capaces deentender lo que les decía.Quizá ese asombro sea unamanifestación de que no nosconocemosafondo...

Después de que curara almuchacho endemoniado, los

Apóstoles preguntaron aJesúsporquéellosnohabíanpodido hacerlo (Mateo 17,18).Élcontestó:«Acausadevuestra incredulidad». Yañadió:«si tuvieseis fecomoun granito de mostaza, nadasería imposible paravosotros».¡Nisiquieramoverunamontaña!

Jesús no habla aquí de la fecomo virtud teologal –de lacual es de esperar que todos

tengamos por lo menos laequivalente a un granito demostaza–, sino de la que nosdaconfianzaensupoder.Talvez fuese en ese momentocuando los Apóstoles ledijeron, haciéndose eco delgritodelpadredelmuchacho:«¡Auméntanos la fe!» (Lucas17,5).

Una última pregunta: Sihabían expulsado ya muchosdemonios, ¿por qué no

pudieron expulsar éste?... Larespuesta del Señor no debiósermuchomás esclarecedorapara ellos que lo es paranosotros: «Esta clase dedemoniosnosepuedearrojarmás quemediante la oracióny el ayuno». ¿Qué clase dedemonio era?... El Señorparece sugerir que haydistintos niveles de poderentrelosdemonios.Contodo,es evidenteque incluso el demayor poder está sujeto a

aquellos hombres que seponen con toda confianza enmanosdelSeñor.

MástodavíasobresuMuerteyResurrección

Lo que bien pudoobstaculizar que tuvieran fesuficiente fue su absolutaincapacidad para comprender

lo que les había dicho sobresumuerte.Ahora,selorepite:«El Hijo del hombre seráentregado en manos de loshombres, y le darán muerte,y, muerto, resucitará al cabode tresdías» (Marcos 9, 30).Ya le habían oído decir estoantes, excepto que sería«entregado» –es decir,traicionado–, que se lo decíaporprimeravez.¿SospechabaJudas, en ese momento, queel traidor iba a ser él?...

MarcosaseguraquelosDoceno comprendieron lo que lesdecía, y que no se atrevían apreguntarle.

¿Por qué no se atrevían? Esposible que lo que realmentetemieran fuese la respuesta.Si sus palabras significabanlo que parecía, mejor nosaberlo. Precisamente porquecreían en Él, querían seguirestando persuadidos de que,tras sus terribles palabras,

habíaalgomenosterrible,asícomo esperaban que lohubiese tras las referentes acomer su carne y beber susangre.ConlahijadeJairoyel hijo de la viuda de Naímhabían sido testigos de sudominio sobre la muerte.¿Cómo iba a tener lamuertedominiosobreÉl?

Pero –nos preguntaremos ennuestra impaciencia ante suincomprensión–, ¿acaso no

les había dicho queresucitaría después de morir,mostrandoasíquevenceríaalamuerte en sí mismo comola había vencido en losdemás? En esto, nuestropunto de vista tal vez nostraicione,porquenopodemosdar por supuesto que ellosentendían lo de «resucitar»como lo entendemosnosotros. Los fariseosenseñaban (y los saduceos lonegaban) que todos los

hombresresucitarían...enunaedad futura y en otro lugar.¿Eran capaces los Apóstolesde captar que iban areencontrarle, aquí en latierra, tres días después demuerto? Nada hay en losEvangelios que nos hagasospecharlo siquiera. Cuandoen efecto murió, estaban tanlejos de esperar suResurrección que rechazaronel primer relato de la mismacomo «desatino» (Lucas 24,

11).

¿Por qué no se lo explicómejor?, cabe preguntarse. Silesdijoalgo,¿porquéno lesexplicó todo con detalle paraque pudierancomprenderlo?... Una posiblerespuestanoslasuministraloque dijo en la Última Cena:«El Espíritu Santo, que elPadre enviará enmi nombre,ése os lo enseñará todo y ostraerá a la memoria todo lo

queYooshedicho»(Juan14,26).Es como si les estuvieradiciendo que las grandesverdades que les habíaenseñado y que eranincapaces de comprender, elEspíritu haría que cobraranvida en susmentes, dándolesla luz precisa paracomprenderlas.

Recordemoscómoaceptaron,sin entenderlo, lo que leshabía dicho sobre la

necesidad de comer su carney beber su sangre. Entoncesno les explicó cómo eso seharía,lomismoqueluegonoles explicó cómo resucitaría.Estas y otras verdades másasombrosas tenían quepermanecer en ellos, oídaspero incomprendidas, hastaque el Espíritu Santo losiluminara.¿Porquénoesperóa hacerlo hasta que pudieranentenderlas?... No losabemos, pero es indudable

que para losApóstoles debióser algo maravillosocomprender de pronto, comoen un relámpagoresplandeciente, aquellascosasquehabíanoídosalirdelos labios deCristo, como loes para nosotros oírlas otravez. Lo fundamental es queÉl las dijo. El soplo delEspíritu Santo, en sus almascomoenlasnuestras,hubieseencontrado una mayorresistencia si no las hubiera

dicho.

29.Últimaetapadesuministerioen

Galilea

Poco después de laTransfiguración,encontramosotroejemplo,mássencillo,dela dificultad que tenían losApóstoles para creer en lo

que el Señor les decía. Apesar de lo que sucedió enCesarea de Filipo, cuandoJesús,utilizandopalabrasquenunca habían sido empleadaspor Dios para dirigirse ahombre alguno, prometió aPedroquesería lacabezadelnuevo Reino, encontramos alos Apóstoles, camino deCafarnaúm, «discutiendoentreellossobrecuálseríaelmásgrande» (Marcos 9, 33).Ya en la casa en que se

alojaban en la ciudad, lespreguntó de qué habíanestado hablando por elcamino, y ellos tuvieronsuficiente discreción comoparaguardarsilencio,aunqueÉlsabía,desdeluego,«loquehabía en sus corazones»(Lucas9,47).

«Servidoresdetodos»

Respecto a su Muerte y suResurrección,lesdejóconlasdudas, pero en este tema delgobiernodelaIglesialesdijoalgo más, pues era unacuestión práctica quenecesitaban conocer parallevar a cabo el trabajoconcreto que pronto tendríanque emprender. Mateo,Marcos y Lucas enlazan estadisputa de los Apóstoles conunaseriedeenseñanzassobrelaIglesiaqueJesústalvezles

explicaraenvariasocasiones,yqueellosagrupan.

Una de ellas se refería a loquehacercabezasignificaenla Iglesia: «ser el menor detodosyel servidorde todos»(Marcos 9, 32-34), lo quesigue siendo una palabradefinitiva dirigida a los queejercen cualquier clase deautoridad. Su deber consisteen darse totalmente alserviciodelosqueestánbajo

su mando, sin que ellostengan ninguna otrasuperioridad que la derivadade su servicio: el trabajoquese les confía es de mayorimportancia.

El Papa Gregorio el Granderesumió esta lección en unafrasecon laque sedefinía élmismo:«Siervodelossiervosde Dios». La frase ha sidoconsiderada a veces comouna prueba de su humildad,

pero sabemos por NuestroSeñorqueesmuchomásqueeso: una realidad. El Papaestá ahí para servir a toda lahumanidad.

Tomando a un niño en susbrazos, Jesúsdijo a losDoceque el nivel por el que semedirá la grandeza en elReino no será la importanciadel cargo, sinoexclusivamente la calidadespiritual del alma, medida

por una «humildad» como lade ese niño. Si escogió lahumildad,quizáfueraacausadel deseo de ser el primeroque había llevado a losApóstoles a disputar entreellos, lo cual implicaba unalto grado de vanagloria ypresunción, cuyo poloopuesto es la humildad.Y siescogióunniñomuypequeñofue porque no podía todavíavanagloriarsedenada,porqueaún no había traspasado la

fronteraqueseparalaedadenque se piensa que los padreslo saben todo y la que seempieza a pensar que nosabennada.Unafronteraque,por supuesto, traspasabanmás tarde losniños judíosdeentonces que las cínicascriaturasdenuestrotiempo.

Que la moral, es decir, lacalidad espiritual, y no elcargo, es la medida de lagrandeza, es algo que la

Iglesianuncahaolvidado.Elpoder, la autoridad, puederecaer en cualquier cabeza,pero desde el principio hastahoy, el santo ha sido elverdadero héroe de loscristianos.

Así iba a ser el gobierno,pero, ¿quién iba agobernar?... El únicocomentario de Jesús querecogen losEvangelios sobreestetemafueelquehizopara

subrayar el papel especial dePedroentrelosDoce.

El episodio es sumamentecurioso: La Ley de Moisésestablecía que todo varónadulto debía pagar un tributoanualparalaconstruccióndelTabernáculo del Arca de laAlianza.En tiemposdeJesússe había convertido en untributoparaelmantenimientodel Templo. Era una sumamódica, poco más del

equivalente a cincuentapesetas. Además, aunquemoralmente era obligatorio,nadie podía ser forzadolegalmenteapagarlo.Poreso,quienes lo recaudabanpreguntaron a Pedro:«¿VuestroMaestronopagaeltributo del Templo?» (Mateo17,23).Pedro,resueltamente,dijoquesí,pensandoqueeraalgo incuestionable, puestoqueenelfondo,setratabadeuntributoaDios.

Pero sí era cuestionable, yaque los reyes no recibentributo de sus propios hijos.Cristo eraHijo deDios y notenía por qué pagar tributo asuPadre.AsíselohizoverelSeñor, dejándole sinrespuesta. ¿Qué iba aresponder, si elmismoPedroacababadereconocerqueeraHijo de Dios vivo?... Noobstante –prosiguió Jesús–,puestoquenopodíanegarseapagarlosinescándalo,yaque

los recaudadores ignorabanque lo era y la explicaciónhubierasidolargaydifícil,lopagaría. Así pues, dijo aPedroquefueraalaorilladellago, echara el anzuelo yabrieralabocadelprimerpezque pescara: allí encontraríauna moneda de suficientevalorparapagareltributoporPedroyporÉl.

Todo este episodio da laimpresión de que el Señor

quiso remachar la especialrelación que le unía a Pedro.De hecho, la discusión sobrequiénibaaserelmásgrandeenelReinonohabíaquedadozanjada, como veremos. LosApóstoleslareanudaránenlaÚltimaCena.

Pedro, en efecto, iba a serCabeza de la Iglesia en latierra cuando Nuestro Señorascendiera a los Cielos, sinperjuicio del amplio poder

concedido también a losdemásApóstoles:«Enverdados digo, cuanto atareis en latierraseráatadoenelcielo,ycuanto desatareis en la tierraserá desatado en el cielo»(Mateo18,18).Esdecir,quecolectivamente iban a tenerese poder de mandar yprohibirenlatierraqueJesús,en Cesarea de Filipo, habíaprometido a Pedroindividualmente (Mateo 16,19). Y así como la gran

promesaaéstesevioseguidainmediatamente por el«Apártatedemí,Satanás», laque hizo a los Doce noborraría de la memoria el«Vosotros sois la sal de latierra; pero si la sal sedesvirtúa... para nada sirveya, sino para tirarla y que lapisenloshombres»(Mateo5,13). Desempeñar un altocargo no lleva consigo unagarantíadesantidadpersonal.

Jesúsconcluyólalecciónconun «tened sal entre vosotros,viviendo en paz unos conotros» (Marcos 9, 49).Palabras que nos muestranalgo que ya habíamossospechado: que la disputaentre ellos no había sidopacífica. La misma palabragriega (Marcos 9, 33)utilizada aquí se usa tambiénen la Epístola de san Judaspara describir el combateentreelarcángelsanMiguely

el Demonio... Tal vez JudasTadeo se acordaba de laestúpida disputa en que élmismo se había vistoenvueltoentonces.

«Noseloprohibáis»

Jesúshabíadichoa losDocequeibanatenerpoderdeatary desatar, de prohibir y

ordenar(Mateo18,18).Pocodespués, el Evangelio recogeel primer ejemplo de unaprohibición.

Juan,eldiscípuloamado,dijoaJesúsquehabíanvistoaunhombre arrojando demoniosen nombre suyo y se lohabían prohibido porque noera de los que le seguían(Lucas 9, 49). Pero esta vezloqueacababandeatarenlatierrano estaba atado en los

cielos:elMaestrolesdijoqueestabanequivocados.

La razón que dio puedesorprendernos: «No se loprohibáis, porque el que noestá contra vosotros, convosotrosestá».Locualparececontradecir esta otra frasesuya: «El que no estáconmigo, está contra mí»(Lucas 11, 23). Pero no haytal contradicción, puesalguien que estaba tratando

de liberar a un poseso ennombre de Cristo no podíaestar contra Él; de algunamanera,teníaquecreerenÉl.

Pero hay otro principioimplicadoenelasunto:Aunhombre que enseña el error,incluso apelando al nombredeCristo,hayqueoponérselecon la proclamación de laverdad, porque el erroresclaviza; sólo la verdadlibera. Ahora bien, si un

hombre simplemente trata dehacer elbien, ¿porqué sehade impedir que lo haga?RecordemoselnombrequeelMaestro dio a Juan y a suhermano Santiago:Boanerges,HijosdelTrueno.EljuiciodeJuantienemuchotodavía de «tormentoso». Ytambién,porsupuesto,queelReinoenelquelosApóstoleshabían de atar y desatar nohabía sido fundado todavía,como tampoco lo había sido

cuando trataron de impedirque los niños se acercaran aNuestro Señor (Marcos 10,13).

UltimasenseñanzasenGalilea

Cristocontinuódandonuevasinstrucciones a losApóstolessobre su actitud hacia

aquellos a quienes estabandestinados a servir. Laprimera, ejemplarizándolacon el niño que tomó en susbrazos, para mostrar laidentidad existente entre elcristiano y él: «El querecibiere a este niño en minombre,amíme recibe,yelquemerecibeamí,recibealquemeenvió»(Lucas9,48).Enestaspalabrasescuchamosya el ecodeunavoz todavíano oída: «Saulo, Saulo, ¿por

qué me persigues?...».Perseguir a la Iglesia esperseguir a Cristo; recibir ennombre de Cristo al máspequeño miembro de laIglesia es recibir a Cristo:aquí está ya la doctrina delCuerpoMístico.

Les habló también de susdeberes con «los máspequeños», no sólo con losniños, sino con losignorantes, los despreciados

los débiles. Escandalizar aunode estos «pequeños»–esdecir, encaminarlos hacia elinfierno– es un pecado tangrave que sería mejor, antesquecometerlo,serarrojadoalagua con una piedra demolinoalcuello.

Marcos, por tres veces, poneen labios de Jesús la máslúgubre descripción deinfierno«dondeelgusanonomuere y el fuego jamás se

extingue»(Marcos 9, 42-48).Ponerelalmadeunadeestaspersonasenpeligro, esponeren peligro la propia.Despreciarla, no tratarla contodo respeto, es olvidar elvalordesualmaalosojosdeDios. Todos, incluso los queen apariencia no valen nada,tienenunángeldesignadoporDios para protegerles, unángel que constantementecontempla Su Rostro (Mateo18,10).

Este valor de los que enapariencianadavaleneraalgotan insólito, tan diferente delo que los Apóstoles habíanoídodurantetodasuvida,queel Señor tuvo que insistir enello, hasta tal punto que lopresenta como una de lasrazones de su venida almundo: «ElHijo del hombreha venido a salvar lo que sehabíaperdido».Y lo explicacon la parábola de la ovejaperdida, en la cual extiende

sumisiónsalvadoraalaovejadescarriada, que haabandonado el redil delReino. Parábola que es uncantodeesperanzaparatodoslos hombres, sin excluirninguno: «Vuestro Padrecelestial no quiere queningunoperezca».

ElcapítulodécimooctavodesanMateoyelnovenodesanMarcos nos hablan del finaldel ministerio de Jesús en

Galilea.Contienennumerosasenseñanzas, basadas en unasola verdad: Que todas lasalmas y cada una enparticular tienen un valorinmenso, porque le importanmucho a Dios. Nadie en latierraesun«donnadie».Losniños, los ignorantes, losapóstatas, todos, tienen unalma de tal valor que es unagloriaparaelquegobiernaelpoderservirles.

Jesús aplica esta verdadrigurosamente. La paráboladelaovejaextraviada(Mateo18,12)ydelpastorquedejaalas otras noventa y nueve enladehesaparairensubusca,establece una norma queninguna religión había jamásestablecido y que elcristianismonohasidocapazdeponersiempreenpráctica,ya que es sumamente difícilhacerlo.

El que gobierna debe servir.Para eso está. Si uno de losque tiene encomendados serebela, hay que esforzarsetodo lo posible para hacerlevolver al buen camino,primero tratando deconvencerle personalmente,luegoenpresenciadetestigosy finalmente, convocándoleoficialmente ante la Iglesia(Mateo 18, 15). Sólo si, apesar de todo, siguemostrándose rebelde, se le

podrá excomulgar, porque esprecisoservirtambiénaotrasalmas a quienes el rebeldepodría hacer mucho daño:hayquesepararle,pues,delacomunidad, pero despacio,sin ira, agotando antes todaslasposibilidades...

Tales son las normas deconducta que el Maestroofrece a los Apóstoles comogobernantes. A continuación,sanMateocitalapreguntade

Pedro: «Señor, ¿cuántasveces he de perdonar a mihermano si peca contra mí?¿Hasta siete veces?». Y larespuesta de Jesús: «Nodigoyo hasta siete veces, sinohastasetentavecessiete».Locual era una forma deexpresarquenohaylímiteenel número de veces que hayque perdonar a quien searrepiente.

Esta norma también la

aplicabaJesúsrigurosamente,como lo prueba la paráboladel siervo infiel que,habiendo malversado unainmensa fortuna que le habíaconfiado el rey, fueperdonado por éste. Él, sinembargo,noquisoperdonaraotro servidor suyo que ledebíaunacantidadirrisoria,yle hizo encarcelar. El reyentonces, indignado, le hizollamar y le mandó torturarhasta que le pagase todo lo

que le debía (Mateo 18, 34).Parábola que es unaestremecedora ilustración delaspalabrasdelPadrenuestro:«Perdónanosnuestrasdeudas,así como nosotrosperdonamos a nuestrosdeudores». Las hemosrepetidotantasveces,quenossorprende comprobar quesignificanexactamenteloquedicen: que Dios sólo nosperdonará en la medida enque nosotros perdonemos a

quienesnoshaganmal,yqueloquenosotrosledebemosesinconmensurablemente másque loque losdemáspuedendebernosanosotros.

Jesús está a punto deabandonar Galilea, que hasidoelcentrodesuministeriodurante casi año y medio.Habíaidoallí«impulsadoporel Espíritu» (Lucas 4, 14),después de la detención deJuanelBautista.Ahora, va a

dirigirsehaciaelsur.Losseisosietemesesquefaltanhastala subida al Calvario, lospasaráengranparteenPerea,la otra provincia gobernadapor Herodes, al este delJordán.

Da la impresión de que sumisión en Galilea hafracasado. «¡Ay de ti,Corozaín,aydeti,Betsaida!»–exclama–. «Porque si enTiro y en Sidón se hubieran

hecho los milagros que envosotrassehanhecho,tiempohaqueensacoysentadosenceniza hubieran hechopenitencia». De Cafarnaúmdicealgotodavíapeor:«SienSodomasehubieranrealizadolos milagros obrados en ti,hastahoy subsistiría» (Mateo11, 23). Le hemos vistoactuar en Cafarnaúm y enBetsaida.DeloquehicieraenCorozaín, nada nos dicen losEvangelios.

Debió ser descorazonadorpara sus oyentes judíosescucharle decir que lasciudadesdeIsraelseríanpeortratadas que las de losgentiles. Y eso que Tiro ySidón carecían de la infamiadeSodoma,destruidaporsuspecados mediante fuego yazufre descendido del cielo.Noobstante,lasuertedeTiroy de Sidón, en el día delJuicio,seríamástolerablequelasdelasciudadesdeGalilea

enqueÉlhabíapredicado.Ynoporquesehubiesennegadoaaceptarle,sinoporquenosehabían arrepentido de suspecados, a pesar de losmilagrosconqueDiosmismohabía refrendado ygarantizado la llamada delSeñoralarrepentimiento.

30.EnlafiestadelosTabernáculos

Para saber lo que Jesús hizodesde que abandonó Galileahastalamuerteyresurrecciónde Lázaro –que de algunamaneradesencadenóeldramaque finalizó el ViernesSanto– dependemos casi por

completo de cuatro capítulosdelEvangeliode san Juan (7al10)ydiezdeldesanLucas(9 al 18). Algo de lo queLucas nos dice respecto a loque Jesús hizo y enseñó, nosloofrecenMateoyMarcosendiferentes contextos, comopor ejemplo el Padrenuestro,que Mateo lo incluye en elSermón de la Montaña. Losotros lo colocanmuyal finaldelavidadelSeñor.

No siempre podemos estarseguros del orden de losacontecimientos. Juan sigueunalínearectadesdelafiestade los Tabernáculos, amediadosdeoctubre,hastalafiesta de la Dedicación, afinales de diciembre; luegocoloca al Señor en Perea ynos lodevuelve a JudeapararesucitaraLázaro.Lucas,sinembargo, no sigue un ordencronológico. Cuatro vecescoloca a Jesús camino de

Jerusalem,perosólolacuartale conduce hasta allí. Esevidente que quienes leinformaron o a quienesconsultó le contaron cosasque el Señor había hecho odicho en este período, perosus informadores no debíanrecordar exactamente eldóndeyelcuándo,odiferíanentre ellos. Él se limitó arecogerlo,convencidodequelo importante era que todoesolohabíadichoyhechoel

Señor.

Larealidadesquepredominaconmucho lo que dijo sobreloquehizo. Juansólocuentaunmilagroyelepisodiodelamujer sorprendida enadulterio, así como dosocasiones en que losenemigos de Jesús quisieronapedrearle. Entre uno y otrointento de agresión, Lucascoloca la misión de lossetenta y dos discípulos, la

visita a Betania en la queMartasirvealamesayMaríase limita a escuchar al Señorsentada a sus pies, y elepisodio de lamujer que, enmedio de la multitud grita:«Bendito el vientre que tellevó».DespuésdelavisitaaBetania, coloca, entre otrosmilagros, la curación de losdiez leprosos y otros dosepisodios:eldelamadrequellevóa sushijosa Jesúsparaque los bendijera, y el del

joven rico. Pero lo másimportante a lo largo de esteperíodo fueron sin duda susenseñanzas: los discursos enel Templo, las respuestas asusoponentesylasparábolas.

Elconsejodelosprimos

San Juan (7, 2) comienza surelato de los últimos seis

meses con un diálogo entreJesús y sus primos, noSantiago y Judas, queformaban parte de los Doce,sino los demás, quienes, alparecer,sehabíanquedadoenNazaret. Ya hemos habladode ellos (Marcos 3, 31) y desus posibles dudas sobre la«cordura» del Carpintero,hasta tal punto que hubierandeseado recluirle por supropio interés... Eso habíaocurrido hacía ocho meses;

Juan nos dice ahora queseguíansincreerenél(7,5).

Sabían, sí, que era capaz derealizar milagros, pero nocreían que Dios le hubieseenviado; pensaban, sobretodo,quesabíanmejorqueÉlloqueleconveníahacer.Erauna pena –murmuraban– quemalgastase sus donestaumatúrgicos en un rincóndeGalilea.Poreso, leurgíanparaquefueseaJudea,donde

podría explotar su poder;evidentemente, ignorabantodavía más que losApóstoles la verdaderanaturaleza del Reino quepretendía establecer ypensaban que sólo enJerusalem podía triunfar; lafiestadelosTabernáculoserael escenario idóneo, elmomentooportuno...

Larespuestaquelesdiotuvoque irritarles tanto como su

actitud.Lesdijoquenoibaacelebrar la fiesta, dándolesuna explicación que debióparecerles absurda: «Mitiempo no ha llegadotodavía». ¿Qué quería decirconsu tiempo?... Se lo habíadicho, pero no lo habíancomprendido: El mundo leodiaba porque le habíamostrado que sus obras eranmalas; por eso, le matarían;pero iban a matarle cuandoDios tenía dispuesto, no

cuando los hombresquisieran.

Asípues,susprimosfueronala fiestasinÉl,yallíestabancuandocomenzó.Cuatrodíasmás tarde, Jesús se presentótambién en Jerusalem, perono para tomar parte en lafiesta, que estaba ya por lamitad. Fue para hacer algoqueelritualnoteníaprevisto:proclamar la verdad sobreÉlmismo ante la muchedumbre

que la fiesta habíacongregadoenelTemplo.

Tampoco trató de causarsensación, como querían susprimos. Hizo, eso sí, unmilagro, pero nadaespectacular, porque notrataba de deslumbrar a lamultitud; sólo queríaintrigarla.

LafiestadelosTabernáculos

LafiestadelosTabernáculos–palabra que significa«tiendas»– había sido en susorígenesunaespeciedefiestade las Cosechas. El largoperegrinar del pueblo deIsrael, mil quinientos añosantes,tambiénestabaligadoaesta fiesta de algunamanera;en recuerdode las tiendasde

campañaquehabíanutilizadoeneldesierto,acostumbrabana hacer cabañas o chozas depaja cubiertas con ramas enlas que se alojaban durantelos siete días que duraba lafiesta. El octavo lasabandonaban y celebrabanunaespeciedecarnaval.

Jesús decidió presentarse enJerusalem antes de queterminara, con un sólopropósito: enseñar en el

Templo (Juan 7, 14). Iba aser su primera enseñanza enél.

Lucas(9,51)narrasupartidade Galilea con gransolemnidad: «Estando paracumplirse los días de suascensión, se dirigióresueltamente a Jerusalem».La traducción literal sería«dio lacaraa Jerusalem»,yaque«darlacara»o«volverelrostro a» era una manera de

expresarenhebreounafirmeresolución.

Jesús, acompañado de losDoce, hizo la primera partedelviajeatravésdeSamaría.Envió a alguno de losApóstoles por delante, a unaciudad que no se nombra, apreparar alojamiento paratodos.Perolalargaenemistadsecular entre judíos ysamaritanos se puso una vezmás de manifiesto y los

samaritanosdeaquellaciudadse negaron a recibir al Rabíde Galilea. Santiago y Juan,los Hijos del Trueno,hubiesen querido que Jesúshiciera bajar fuego del cielopara que los consumiera (alfinyalcabonoestabanlejosdel lugar donde, por dosveces, los soldados enviadospara apresar al profeta Elíashabían sido víctimas de esemismo fuego celestial), peroJesús les reprendió: Él no

habíavenidoadestruir,sinoasalvar.Asípues,fueronaotraciudad. ¿Sería acasoSiquem,dondevivíalamujeralaqueJesús había hablado tanprofundamente junto al pozode Jacob, donde Él mismohabíapermanecidodosdíasydonde muchos creyeron enÉl?(Juan4,40).

Losperegrinosqueacudíanala fiesta solían llegar engrupos, agitando ramas de

olivoygritando¡Hosannah!...Así llegarían los primos delSeñoryhubierandeseadoquellegara Él mismo. De hecho,se presentó «nomanifiestamente,sinocasiensecreto» (Juan 6, 10). Esdecir, que procuró pasarinadvertido, de tal formaquetodos se preguntaban dóndeestaría, ya que era, demomento, el hombre máspopulardetodaPalestina.

Las opiniones estabandivididas.Unospensabanqueera un hombre bueno; otros,que estaba conduciendo alpueblo a la ruina. Pero todoseranconscientesdequehabíaque andarse con ojo sobre loque se decía de Él, porquenunca se sabía quién estaríaescuchando, y los jefes delpueblo le eran francamentehostiles.

PrimerdiscursoenelTemplo

Peronopasóinadvertido.

Antes de seguir adelante,merece la pena que el lectorexamine cuidadosamente loquehizoydijo enotravisitaprevia a Jerusalem, descritaen el capítulo quinto delEvangelio de san Juan. Laqueahoranosocupa–descritaen los capítulos séptimo,

octavo y noveno del mismoEvangelio– será así mejorcomprendida. Laproclamación de Su igualdadcon el Padre es mucho másexplícita en aquel capítuloque en éstos: Todo lo quehaceelPadre,lohaceelHijodelamismamanera;elPadreresucitaalosmuertosydalavida,ylomismohaceelHijo;el Hijo debe ser honradocomoloeselPadre...Enestavisita, Jesús da por supuesta

sucondicióndeHijodeDiosyseconcentraenloquehabíadicho en la anterior de símismoencuantoHombre.Enambas, acusa a los líderesjudíosdeserinfielesalaLeydeMoisés.

La primera reacción delauditorio, en esta ocasión, esde asombro. ¿Cómo alguienque nunca ha pertenecido alas escuelas rabínicas puedesaber tanto? La respuesta de

Jesús apunta al corazón delmisterio: «Mi doctrina no esmía,sinodeAquélquemehaenviado». ¿Y cómoconocerían que su doctrinaera deDios?La contestaciónes dura: Todo el que deverdad quiera hacer lavoluntaddeDiosconocerá siladoctrinaesSuyaotansóloun invento del Carpintero deNazaret.

Entonces les preguntó

bruscamente: «¿Por quéqueréis matarme?». Lo quehizo que algunos de losoyentes, venidos sin duda defuera, pensaran que estabaloco:¿qué tonteríaeraésa?...y es que Jesús hablaba de loocurridoensuprimeravisita,cuando los más fanáticoshabían tratado, en efecto, dematarle... por curar unparalíticoensábado.

Alfinaldesuanteriorvisitaa

Jerusalem descrita por sanJuan en el capítulo quinto,«los judíos buscaban conmayor empeño matarle, nosólo porque quebrantaba elsábado, sino también porquedecía queDios era su Padre,haciéndose igualaDios».Enla que ahora estamosconsiderando, no parece queel tema se suscitara. AunqueJesús habló una y otra vezcomo enviado del Padre,como transmisor de la

doctrinadesuPadre,ydesuPadre como garantía de sudoctrina, «ellos nocomprendieronquellamabaaDios suPadre» (Juan 8, 27).Es decir, que sabían queestabahablandodeDios,peronoquetrataradeconsiderarseHijosuyo.Enestaocasiónlosataques se centraron en suquebrantamientodelsábadoyen otros puntos que nosparecen todavía másirrelevantes.

Jesúsdesafió inmediatamentea sus oponentes, que leacusaban de pecar por curaren sábado. Si elloscircuncidaban a un niño ensábado cuando coincidía conel octavo día de sunacimiento, ¿por qué seirritabanconÉlporquehabíacuradodel todoaunhombreen sábado? Simplemente,porque no habíancomprendidoloqueordenabaMoisés.

La muchedumbre reaccionóde manera diversa. AlgunoscreyeronquerealmenteeraelMesías, movidos por losmilagros que había hechoininterrumpidamente desdeque fue bautizado por Juan.Otros,quesesentíanatraídospor Él, dudaban porqueignorabansuorigen.Algunosse aferraban a la ideadequeel Mesías debía aparecer derepente,comocaídodelcielo;¿cómo iba a serlo Jesús, que

hacía treinta años que leconocían y del que creíansaberlo todo?... Lo que,finalmente,repugnabaaotrosera que fuese galileo, ya queel Mesías debía nacer enBelén (parece ser que Jesúsnuncamencionósuverdaderolugardenacimiento).

Intentanapresarle

Había otro problema: ¿Porqué–sepreguntabanalgunos–le dejaban hablarabiertamente en el Templo?¿Sería acaso que losmismosjefesdelpuebloempezabanapreguntarse si no sería elCristo? ¿Por qué no ledetenían?...

Esta última pregunta prontotuvo respuesta, ya que pordosveces,enviaronlaguardiadel Templo para que le

prendiera. La primera vez«nadie le puso la manoencima, porque su hora nohabíallegadotodavía»(Juan7, 30). Es decir, que Diosmismo se interpuso. Pero lasegunda vez, lo que lesimpidióhacerlo fuealgomásprofundo surgido del fondode ellosmismos...Cuando laguardiavolvióconlasmanosvacías, los príncipes de lossacerdotes, que eransaduceos, así como los

fariseos –ahora unidos, decara al común peligro–preguntaronalosoficialesdela guardia por qué no habíanprendido a Jesús. Éstosrespondieron con una fraseque ha permanecido siempregrabadaenel frontispiciodelpensamiento cristiano:«Nadie ha hablado nuncacomoestehombre».

La réplica que dieron lossaduceos y fariseos merece

un detenido estudio. Constadedospartes.Laprimera:Asípues, tambiénoshaseducidoa vosotros. La segunda:¿Quiénessonlosquecreeneneste seductor?... No los quetienen responsabilidad yprestigio, como nosotros, nolos hombres sabios ypiadosos; sólo la plebe, «esagentemaldita,ignorantedelaLey»(Juan7,49).

Nosabemoselefectoque tal

invectiva causó en loshombres de la guardia, perolociertoesquenosóloaellostuvieronqueenfrentarse,sinotambién a otros de mayorcalibre. Uno de ellos fueNicodemo, un fariseo,hombre rico y docto,miembro del Sanhedrín, elmismoque había ido a ver aJesús de noche y tuvo lasuerte de recibir la primeralecciónsobre lanecesidaddeun nuevo nacimiento por el

agua y el Espíritu (Juan 3).Ahora interviene de nuevo:«¿AcasonuestraLeycondenaaunhombre antes deoírle ysin averiguar lo que hizo?».Intervención que puedeparecernos demasiado suave,aunque mucho peor hubiesesido callarse, por supuesto...La realidad, sin embargo, esque no fue nada suave, dadoellugaryelmomento.Comoveremosenseguida,sisetieneencuentaloqueleocurrióal

ciegodenacimientoquecuróJesús al día siguiente, noponerse resueltamente encontra del «Seductor» podíasignificarlaexcomunión.

La réplica de los fariseos ysaduceos,comolaquedierona los oficiales de la guardia,constatambiéndedospartes.La primera: «¿También túeres galileo?».Y la segunda:«Investiga y verás que deGalilea no ha salido profeta

alguno». Nicodemo,seguramente, sabría que «unservidor de Dios, el profetaJonás, hijo de Amathi» (2Reyes 14, 25), había nacidoen Galilea, muy cerca deNazaret,y losdemásfariseosprobablemente también. Sólolos saduceos podían cometerel error de decir eso, ya queconsideraban los cinco librosde Moisés, el Pentateuco,como la única Escrituraauténtica, y no se tomarían a

Jonásenserio.

31.Elciegodenacimiento

LaLuzdelMundo

Ya hemos visto la forma enque Jesús daba enseñanzasválidasparatodoslostiempospartiendo de algún suceso

ocasional. Recordemos cómocuando la Samaritana fue asacaraguadelpozodeJacob,le habló de la gracia en elalma: «El que beba el aguaque yo le daré no tendrájamás sed... será en él unafuentequesaltehasta lavidaeterna» (Juan 4, 14).Igualmente,hablódelPandeVida después de que lamultitud quedara saciada conelmilagrode lospanesy lospeces. La fiesta de los

Tabernáculos,porsuparte,ledio dos oportunidades dehacer lo mismo: una se laproporcionó el granCandelabro de siete brazosqueseencendíaenelAtriodelasMujeres el primer día delafiesta.Laotra,laprocesióna la piscina de Siloé parallevaralTemploaguaqueeraaspergeada ante el altar delAltísimo.

Laprimeranochedelafiesta,

se instalabaelCandelabroenel Atrio de las Mujeres,abierto a todo el mundo. ElCandelabro era enorme –cerca de cincuentametros dealto, al parecer– y cuando seencendían las luces, seentonaban cánticos al son deinstrumentos musicales quesepodíanoírenJericó,amásde treinta kilómetros dedistancia. Se bailaba tambiénunaextrañadanza,llamadadelas Antorchas, en la que

participaban los más altosdignatarios de Israel, loscuales lanzaban al aireantorchas encendidas y lasvolvían a recoger. En lamente de todos estaba lacolumna de fuego que habíaalumbrado a los israelitasdurante su marcha por eldesierto.

En el Atrio de las Mujeresestaba el gazofilacio, dondeJesúsdijo:«Yosoylaluzdel

mundo; el que me sigue noanda en tinieblas, sino quetendrá luz de vida» (Juan 8,12). Luz y vida son las dospalabrasclavesdetodoloquedijo. Sin embargo, lo quedebió llamar la atención,sobretododesusadversarios,fue la palabra «mundo». Éleralaluzdelmundo,nodeunpueblo.¿Recordaríanuntextode Isaías que dice: «Te haréluzdelosGentilesparallevarmi salvación hasta los más

lejanosrinconesdelatierra»?Probablemente no, pues noeranmuydadosacitarlo...

AguaViva

La procesión a la piscina deSiloé,fueradelaciudad,paratraeraguaenunjarrodeoroyverterla en libación ante elaltardelAltísimo,teníalugar

todas lasmañanas durante lafiesta.Mientraslossacerdotesllevaban el agua, el corocantaba un texto de Isaías:«Llevarásconalegríaelaguaprocedente de las fuentes desalvación».Niquedecirtieneque todoestoeraunsímbolodel agua que Moisés habíahechobrotar de la roca en eldesierto, golpeándola con subastón. Jesús, por dos veces,utilizó el agua de Siloé, unaparareferirseaÉlmismoyla

otraparacuraraunciego.

El último día de la fiesta,irguiéndose,gritó:«Sialgunotienesed,vengaamíybeba.Alquecreeenmí,segúndicelaEscritura,ríosdeaguavivamanarán de sus entrañas»(Juan 7, 37). Casi lo mismohabía dicho a la mujersamaritana:queÉleralarocadelaquemanaríaaguaviva.

San Juan comenta, por su

cuenta, que hablaba delEspíritu Santo que los quecreenenÉlhabíande recibirun día, pues el alma humanano había experimentadotodavíaelpoderdesuacciónenella,yaqueJesúsnohabíasido glorificado todavía. ElApóstolestabaaplicandoaquílo que Jesús les diría en laÚltima Cena: que si Él nodejabaestemundoyvolvíaalPadre, en la gloria de suMuerte y Resurrección, el

Espíritunovendríaaellos.

Lacuracióndelciego

Mássorprendente,puestoquenosetratabadepalabrassinode hechos, fue el papel quetuvo la piscina de Siloé díasmás tarde, con motivo de lacuracióndeunciegoalquelaLuzdelMundodio luza sus

ojos. Fue el único milagroque obró en esta visita aJerusalem y careció de laespectacularidad que susparientes deseaban: Escupióen la tierra, hizo un poco delodoytocóconéllosojosdelciego. Tal vez ni susdiscípulossedieroncuentadeloquehacíahastaqueordenóaaquelhombrequefuerayselavase los ojos en la piscinade Siloé, de tal forma quecuandorecobrólavista,Jesús

no estaba allí. Eso hizo quesólo poco a poco se fueracorriendolavozdequehabíarealizado otro milagro... ¡ensábado!

Losescribasy los fariseossepusieronfrenéticos,Hubiesenquerido matarle, peroprefirieron desacreditarle. ¡Sialmenospudiesenprobarqueno había habido tal milagro!Lo intentaron, como cuentasan Juan en el capítulo

noveno, que narra tambiénsus histéricas reacciones. Esunanarración fascinante,quepuede servir de ejemplo encualquier Escuela deperiodismo: por primera vez,los fariseos trataron dedemostrar que el milagro nohabíasucedido;debíaserotrohombre, o si era el ciego,quizá su ceguera fueratemporal, no de nacimiento...yasí, interrogaronunayotravez a aquel hombre y a sus

padres.

Lospadresnoquisieronsabernadadeloocurrido.Sí,erasuhijo; sí, había nacido ciego,peroporquéveíaahora,nolosabían. Mejor que lepreguntaran a él mismo... ytodo, porque los líderesreligiosos habían acordadoque quien dijera que elCarpinteroeraelMesíassería«arrojadode la sinagoga»,esdecir, excomulgado, algo

insufribleparaunjudío.

El ciego, sin embargo, noanduvocontapujos.Detodaslas personas curadas porJesús, es la única cuyocarácter conocemos. ¿CómoeralahijadeJairooelhijodela viuda de Naím? No losabemos.Peroestehombreesuna joya: vivaracho, alegre,irónico, contundente en susréplicas. Su gozo al versesano era demasiado grande

para preocuparse por lasamenazas de excomuniónque, por supuesto, secumplieron.Convieneleerlosversículos 35 al 38 delcapítulo noveno delEvangelio de san Juan parasaborear el acto de fe quehizo en Quien le habíacurado.

SanJuancolocaesteepisodioal final de la fiesta de losTabernáculos. Fueron días

muy amargos para lospríncipes de los sacerdotes ypara los fariseos. Veíanclaramente que el galileo sedeclarabaenrebeldíafrentealas tradiciones judías y quellevaba su rebelión hasta elinterior del Templo. Lo delciego había sido la gota quehace rebosar el vaso; habíaquebrantado el sábado dosveces,unahaciendolodoconsaliva y otra curando alinvidente; luego, para colmo,

estaba el desplante de enviaral ciegoa lapiscinadeSiloépara que se lavara,poniéndose a la altura delprofeta Eliseo, que mandó aNaamán, el leproso, que selavara en el Jordán paracurarse.Y,finalmente,estabaelciegoqueahoraveíayquetodo el mundo había visto,año tras año, pidiendolimosnaenelTemplo...

Lamujersorprendidaenadulterio

Sí, habían sido días muyamargosparasusadversarios.Habíaintroducidosudoctrinaen el Templo y ellos habíantratadodesalirlealpaso,perono estaban nada seguros dehaber salido bien parados dela confrontación. En cadaenfrentamiento, sus réplicaseran instantáneas. Solían ser

de dos clases: aquéllas a lasque no podían contestar yaquéllas que ni siquieracomprendían. Incluso enéstas,habíasiemprealgoqueno les permitía reírse oinhibirse, algo de unainsondable profundidad queselesescapaba.

Pocoantesdelacuracióndelciego de nacimiento,encontramos en el Evangeliode san Juan un admirable

episodio en el que Jesús,hablandoyactuandocontotalclaridadyrectitud,dejaasusadversariosmudos.

Había pasado la noche en elmonte de los Olivos, tal vezen lamisma cueva o refugioen el que le apresaría mástarde la guardia del Templo.A la mañana siguiente, muytemprano, volvió al Templo,se sentóysepusoaenseñar.Entonces, los escribas y

fariseos le trajeron a unamujer sorprendida enadulterio. Siempre les habíaparecido que era demasiadoblando con los pecadores yésta era una oportunidad decomprobarlo, pues la Ley deMoisés mandaba apedrear alas adúlteras. ¡A ver quédecía!

Jesús no dijo nada, demomento. «Inclinándose,escribía con el dedo en la

tierra», forma universal deindicar,sinpalabras,queunonoquiere hablar y que deseaque sus interlocutores sevayan.

Peronosefueron.Insistieron.Yantesuinsistencia,elSeñorhabló: «El que esté libre depecado, que tire la primerapiedra».Ysiguióescribiendoconeldedoentierra.

Esta vez sí que se fueron,

empezando por los másviejos, hasta que la pecadoraquedó sola con Jesús.«¿Nadie te ha condenado,mujer?», preguntó. Y ellacontestó: «Nadie, Señor».Entonces, el Señor le dijo:«Tampoco yo te condenaré.Anda, vete y no peques másenadelante».

Aquella mujer eraefectivamente una adúltera,pero Jesúsnohabíavenidoa

juzgaranadie,sinoasalvaratodos. Cuando algún tiempodespués, un hombre le pidaque intervenga en un pleitopor herencia, Cristo le dirá:«Pero hombre, ¿quiénme haconstituido juez o partidorentre vosotros?» (Lucas 12,14). Ni siquiera condenópúblicamente el incestuosomatrimonio de Herodes,como había hecho Juan elBautista. Sólo cuando lospecadores pretendían hablar

en nombre de Dios, lostildabadepecadores.Paralosdemás había venido a estemundo como Redentor, nocomoJuez.

Durezaydulzura

Había palabras de Jesús queno entendían en absoluto.Así,cuandodijo:«Estarécon

vosotrosunpocodetiempoyluego me iré al que me haenviado. Me buscaréis y nome hallaréis, y a donde yovoy, vosotros no podéisvenir» (Juan 7, 33). ¿Quéquería decir? ¿Pensabaabandonar Palestina?¿Pensabasuicidarse?(Juan8,22).¡Cómoleshabríagustadoque desapareciera y novolverleaver!...

Nosotros sabemos que era el

Mesías que esperaban, peroellos no. Que iba a volver asituarse a la derecha delPadre, pero ellos tampoco.Además, no trataba deexplicárselo, pues en esemomento no les estabaofreciendo enseñanzas, sinoofreciéndose Él mismo. EnGalilea había anunciado laBuena Nueva. De ahora enadelante Él era la BuenaNueva. Le oiremos decir:«YosoylaResurrección».Lo

mismo podía haber dicho:«YosoyelEvangelio».

Aquellos que de verdadquieran hacer la voluntad deDios recibirán la gracia deaceptarleaÉl(Juan7,17),yaceptarán también lo que Élenseña, no porque lo pruebe,sino porqueÉl lo enseña. Lanegativa de los hombres queteníadelanteaaceptarlecomoMesíaseraunapruebasegurapara Él –que leía en sus

corazones– de que preferíanhacer su voluntad a la deDios: «Si no creéis en mí,moriréisenvuestropecado».

Aquellos –bastantenumerosos hoy– que dicenque Cristo no era Dios, sinoel hombre perfecto, deberíanleer de nuevo los capítulosséptimo y octavo delEvangeliodesanJuan.Quizáse sientan incómodos, comose hubieran sentido en su

compañía.EltextoqueacabodecitarestípicodeladurezaconquetratabaelSeñoraloslíderes religiosos de supueblo. Con los pecadores,por el contrario, era siempreamable,lomismoqueconlosafligidos. Con la mujeradúltera, por ejemplo, no semostró sentimental, perotampoco duro. Únicamentefirme: había sido pecadora ytenía que dejar de serlo; suAmor la acompañaría. Su

dureza la reservaba para losque afirmaban su propiavoluntadfrentealPadre.

Piedrasparaapedrearle

Debemos leer con particularcuidado unas cuantas frasesdel Señor que empiezan conesta afirmación clara: «Sipermanecéis en mi palabra...

conoceréis la verdad, y laverdadosharálibres».Estabahablando a los que habíancreídoenÉl,perootrosqueleestaban escuchando seindignaron y le dijeron queellos ya eran libres, puestoque eran hijos de Abraham(no sólo que eran hijos deDios). Él, sin embargo,replicó con una de las frasesmásdurassalidasdesuboca:«Vosotrostenéisporpadrealdiablo,yqueréishacerloque

desea vuestro padre. Él eshomicidadesdeelprincipioyno se mantuvo en la verdad,porquelaverdadnoestabaenél. Cuando habla la mentira,habla de lo suyo propio,porque él es mentiroso ypadredelamentira».

A unos hombres yaexasperados por esto,continuó diciéndoles: «Sialguno guardare mi palabra,nunca verá la muerte».

Debieronsentirquelehabíanatrapado. Abraham habíamuerto y los profetastambién. ¿Quién se creía queera, para decir eso?... Larespuesta de Nuestro Señordebió parecerles todavía másmonstruosa: «Abraham,vuestro padre, se regocijópensando en ver mi día; lovio,ysealegró».Entonceslepreguntaroncómoeraposibleeso, dada su edad (sin dudadesconocían la idea rabínica

de que a Abraham pudootorgársele una visión defuturo); Jesús les respondió:«AntesqueAbrahamnaciese,era yo». En este momento,cogieron piedras paraapedrearle.

Cabe preguntarse: ¿Por quéen ese momento? Un pocoantes les había dicho que lecrucificarían: «Cuandolevantéis en alto al Hijo delhombre, entonces conoceréis

que soy yo», el Mesías.«Levantar en alto» era unaforma común de decir«crucificar», algo así como«colgar», hoy, significaahorcar.Muchosdelosqueleoyeranseregocijarían.Ahora,sin embargo, debieron sentirquenopodíanesperar:teníanque matarle allí, sobre lamarcha.

La lapidación por blasfemiaera poco corriente. El

Antiguo Testamento cita doscasos:unegipciocuyamadreera israelita y que habíamaldecidoelnombredeDios(Levítico 24), y Naboth,acusado falsamente deblasfemia por Jezabel, laHerodías de entonces (1Reyes21,13).¿Porqué,pues,esasprisasenlapidaraJesús?

Había asegurado que existíaantesqueAbraham,antesqueel padre de su pueblo, antes

que el primer israelita. Unhombre podía ser lapidadopor blasfemia, sí, pero, ¿québlasfemia era ésa? ¿Eraporque había dicho Yo soy?Tal vez recordaran que esaseran las palabras con queDios se había nombrado a símismo ante Moisés (Éxodo,3, 14), las palabras con quetendrían que llamarle cuandoMoisés transmitiera algúnmensaje Suyo a su pueblo:«Yosoyme ha dicho...». Por

eso, quizá, tomaron laspiedras para apedrearle, peroÉl se abrió paso entre lamultitud y salió del Templo.Después de todo, tenía quemorir crucificado, nolapidado.

ElBuenPastor

San Juan concluye su relato

de lo que sucedió durante ydespués de la fiesta de losTabernáculos con unaenseñanza en la que Jesús semuestra a sí mismo como elBuen Pastor. Había llamado«guías ciegos» a los fariseos(Juan 9, 49) y continuódesarrollando la idea de losguías ciegos y los que sísaben a dónde llevan a losdemás. Había descritotambién el Reino como unaciudad amurallada con una

puerta(Mateo16,18).Ahoradescribe éste como unaprisco, también con unapuerta.

La ideadeDioscomoPastorde Israel se repite confrecuencia en el AntiguoTestamento,peronuncahabíasido tan desarrollada comoporJesucristo.NuestroSeñorera la puerta del aprisco.Muchos –los falsos Mesías,por ejemplo, que aparecían

constantemente– trataban deentrar por otro sitio, comosalteadores, llevando a lasovejasalaruina.

Peronosóloeralapuerta:eratambién el pastor. Si leemosdeprisa, nos preguntaremoscómo puede ser al mismotiempopuerta ypastor. PeroJesúsnosedejabaencerrarenlametáfora.Había llamado aPedro (Mateo 16, 18)cimiento y portador de las

llaves, algo imposible en unedificio, pero posible en unasociedadhumana.Así,ahora,Él podía ser a la vez, lapuerta,elpuntodeentradaalrebañodeCristo,yelpastor,el guía y el proveedor de lasovejas.

«Yo soy el Buen Pastor»:ahora no establece uncontraste con los ladrones ylossalteadores,falsosMesías,sino con los hombres que

hacenese trabajopor interés,a sueldo. Podían hacerlo, sí,peronoerandeconfianza.Elprofeta Ezequiel había dichohacíamuchotiempo:«¡Aydelos pastores de Israel, que seapacientanasímismosenvezdeapacentarel rebaño!» (34,2).

En el último capítulo delEvangeliodesanJuanvemosal Buen Pastor, Cristo,nombrando a Pedro sucesor

suyoparaapacentara todoelrebaño. Y el quinto capítulode laprimeraEpístoladesanPedro nos muestra hasta quépunto la escena que ahoracontemplamos se habíaquedadograbadaensumente.Adviertealoshombresque,asusórdenes,sonsub-pastoresdel rebaño, que no han deactuarpor interés;deben,porel contrario, «apacentar elrebaño de Dios... no porsórdido lucro, sino por

prontituddeánimo».YsiguehablandodelPastorsoberano,Aquél del que deriva supropiaautoridad.

Hasta ese momento, losfariseosnoencontraríanensucharla sobre el Buen Pastormásqueotradeesasirritantesproclamaciones grandiosasque el Carpintero deNazaretsolía hacer. Sin embargo, derepente, provocaría en ellosalgo más que irritación

metiendoalosgentilesdondeellos jamás les habíanadmitido: «Tengo otrasovejas que no son de esteaprisco, y es preciso que yolas traiga, y oirán mi voz, yhabrá un solo rebaño y unsolo pastor». Así pues, lospaganos eran también ovejasde Dios que debían codearseconlasjudías,serconducidasa los mismos pastos,apacentadas con la mismacomida...Demasiadoparalos

adversarios que leescuchaban, aunque quizá nisiquiera repararan en la fraseque, para nosotros, los quecreemos, resplandece sobretodas: «Yo doy mi vida pormisovejas»(Juan10,15).

En esta sola frase hay doscosas que no le habíamosoídodecirantes:«Yodoymivida»y«pormisovejas».TalvezlosApóstolestampoco.

Pormisovejas:Dosveces,enGalilea, había dicho a losDoce que sus enemigos lematarían, y en esta visita aJerusalem había manifestadoqueseríalevantadoenalto,esdecir, crucificado. Sinembargo, no sospechabansiquieraquesumuertefueraaser redentora. Había habladodemuerte,violentayterrible,pero no les había dicho –almenos que nosotrossepamos– que iba a ser

beneficiosa para susseguidores.

Así pues, las ovejas iban asalir ganando con la muertedel Buen Pastor. Pero, ¿cuáliba a ser la ganancia?¿Compensaría la pérdida delPastor? Seguramente se lopreguntarían a solas. ¡Si almenos supiéramos lo que lepreguntaron y lo que Élcontestó! Pedro, Andrés yJuan, habían oído decir al

Bautista, dos años antes, queJesús era elCordero deDiosque quita el pecado delmundo. Pero, ¿cómo iba aconseguirlo muriendo?Conocían, por supuesto, lossacrificios expiatorios en losque se degollaban animales;pero,conexcepcióndelahijade Jefté, los sacrificioshumanos eran desconocidosen la religión judía. A losApóstoles, pues, no se lespodíapasarporlacabezaque

setrataradeeso.

Yo doy mi vida: Jesús habíahablado antes de que seríaentregado en manos de susverdugos, pero en estediscursoutilizapordosvecespalabras que sugieren que seofreceríaalamuerte,nosóloconsintiéndolaoaceptándola,sinoactivamente.

Perono se limita a sugerirlo.Diceclaramente:«Yodoymi

vida para tomarla de nuevo.Nadie me la quita, soy yoquien la doy de mí mismo.Tengo poder para darla ypoder para volver a tomarlade nuevo. Tal es el mandatoquedelPadreherecibido».

Nunca descubriremos todaslas riquezas que encierranestas palabras, aunqueintentemos hacerlo. Loshombresnopodíanmatarleamenos que Él se lo

permitiese. La muerte es laseparación del alma y delcuerpo,yelalmayelcuerpode Cristo eran del Hijo deDios. Eran suyas y ningúnpodercreadopodíasepararloscontra su voluntad. Ahorabien, puesto que los jefes desu pueblo habían decididomatarle,lesdejaría,yaquenoservíanasusdesignios,sinoalosdeDios.Lesentregaríasuvida, pues –su vida humanasolamente, alma y cuerpo–,

pero para tomarla de nuevo,porque era plenamente suya.Moriríapararesucitar,porquela voluntad de su Padre eraque por su muerte yresurrección los hombresfueran redimidos. Y no sólola de su Padre, sino la suyatambién, y la del EspírituSanto, pues sólo hay unavoluntad en esa naturalezadivina que las tres Personasposeenenabsolutaigualdad.

Hayungranmisterioentodoesto: Una Persona –la deJesucristo– que posee dosnaturalezas,queesverdaderoDios y verdadero hombre,que tiene una naturalezadivina y una naturalezahumanadesdeelmomentodesu concepción en el seno dela Virgen María, y queexpresalasdosconunmismo«Yo». Como Dios, era unocon el Padre en desearcumplir la orden que como

Hombre quería aceptar contotal obediencia, sabiendotodo lo que le costaría.Y suPadreleamabaporeso.

Todo lo dicho sólo es unprincipio de conocimiento.En nuestra mente surgeninterrogantes, preguntas quesólo Él podría contestar. ¿SelashicieronlosDoce?Nohayindicio alguno de que fuerandados a hacerle preguntasdoctrinales. Para hallar una

relacionada con la SantísimaTrinidad, hay que esperarhastalaÚltimaCena,cuandoFelipeledijo:«MuéstranosalPadre». Ciertamente, lareacción de los Apóstolesante su Muerte yResurrección no sugiere enabsolutoquefueranmuylejosen la comprensión de lostextos que hemosconsiderado.

Así acaba lo que San Juan

noscuentade la fiestade losTabernáculos, que secelebraba a mediados deoctubre. De allí, pasa ahablarnos de lo que dijo ehizo en la fiesta de laDedicación, que se celebrabaa finales de diciembre. Parasaber lo sucedido duranteesos dosmeses, hay que leerasanLucas,capítulos9,57a13,17.Nonoscuentamuchode lo que hizo, pero sí de loque dijo, incluidas unas

cuarenta maravillosaspalabras sobre el Padre y Élmismo.

32.Formandoalosnuevoscristianos

Los Evangelios sólo noshablan de un hombre que seacercara a Jesús para decirleque quería seguirle acualquier parte que fuera.¿Quién era? «Ciertohombre», diceLucas (9, 57).

Mateo, por su parte, quecoloca el episodio antes (8,19), nos corta la respiraciónal decirnos que se trataba deun escriba, es decir, unfariseoculto,pertenecientealgrupo de intelectuales quemás se oponía a Jesús y conmás empeño planeaba sumuerte. No cabe una mayorrenuncia al propio mundopara ofrecerse a otro quedesconocíacasiporcompleto.Sus amigos, sin duda, se

quedarían tan sorprendidosante su «deseo» como lospublicanos amigos de Leví,cuando Jesús le llamó sinpreámbulos.

La respuesta del Señor fue:«Las zorras tienenmadriguerasylospájarosdelcielo, nidos; pero elHijo delhombre no tiene dóndereclinar la cabeza».Evidentemente,talespalabrassólo las pudo pronunciar

encontrándose en camino,pues en Nazaret tenía sufamilia y en Cafarnaúm lacasa de Pedro, que en ciertamanera había hecho suya.También en Betania sehospedaba con frecuencia encasadeMartayMaría.Enlosdemás sitios, solía pasar lanoche donde podía; inclusoen Jerusalem, cuandoenseñaba en el Temploduranteeldía,porlanocheseretiraba al monte de los

Olivos.

Misióndelosdiscípulos

Lucas prosigue hablando deotras dos personas quetambién deseaban seguirle,pero no enseguida. Unoquería antes enterrar a supadre; el otro queríadespedirse de su familia (es

desuponerqueasuesposalesentasemal).

Sorprende,aprimeravista,elrigor con que Jesús rechazaestas comprensiblespeticiones.Alprimeroledijo:«Dejaalosmuertossepultarasusmuertos;túveteyanunciaelreinodeDios».Yalotrolecontestó que cuando unhombre empieza a arar, debemantener la vista fija en elarado y en el extremo del

surco; si mira atrás porencima del hombro en lugardeconcentrarseenloqueestáhaciendo, no vale paratrabajarenelReinodeDios.

He dicho que todo estosorprende porque Cristo,normalmente, permitió a lamayoría de sus seguidores ydiscípulos que continuaranviviendo su propia vida, noqueloabandonarantodoparaentregarse plenamente a Él.

Tal vez se tratara de doscasos especiales, dospersonas destinadas no aentregarse de por vida aministerio apostólico, sinollamadasarealizaruntrabajoconcreto, corto, pero quedebíaserhechoenseguida.Lamención que hace a ambosdelReinodeDios sugieredequé se trataba: de dos de losdiscípulosquepensabaenviarpor delante de Él, a loslugares por donde había de

pasar, para anunciar a sushabitantes que el Reino deDiosestabacerca(Lucas10).

Esossetentaydosdiscípulos,mencionados como depasada, también nosdesconcierta. ¿De dónde hansalido? ¿Dónde estaban?...Recordemos que, año ymedio antes, tras una nocheen oración, Jesús habíaconvocadoa susdiscípulosyescogido a Doce de ellos

(Lucas 6, 13).Aunque no sediga, debía haberse formadoya una comunidad cristiana.Aquellos que habían creídoenÉlyleeranfielesdebieronagruparse enseguida, ligadosporlamaravillosaexperiencia–elmilagro de su conversióno de su curación física– quehabían vivido. Hablarían delo que habían visto y oído,compartiendo todo lo quesabían de Él. Algunos –talvez bastantes– le

abandonarían cuando leoyeran hablar de comer sucarneybebersusangre,perootros se quedarían y otrosvendríandespués.

¿Cuántosdiscípulostendríaalfinal de su vida terrena?...Solemos pensar en cientoveinte, que eran los que seencontraban en el Cenáculocon Pedro cuando se efectuóla elección para cubrir elpuesto que había dejado

Judas (Hechos 1, 15), peroésos debían ser sólo los queestaban en Jerusalem en esemomento.SanPablonosdice(1Corintios 15, 6) que entrela Resurrección y laAscensión, Jesús se aparecióamásdequinientoshermanosalavez,perolaverdadesqueno sabemos cuántosdiscípulos había en total,aunque quizá fueran más delos que suponemos. ¿Cómo,sino,habría logrado reunira

setentaydos,apartándolosdesus familias y de suocupación habitual, paraenviarlosaunadifícilmisiónde predicación y curación?Porquelosenviócasiconlosmismos poderes que antes alosDoceApóstoles.Deberíanir de dos en dos, sin llevarprovisiones para el camino,comiendo lo que les dieran,«porqueelquetrabajamerecesu salario». Los enviabacomo a corderos entre lobos

(¡los Doce habían sidoenviados comoovejas!).Conlos lobos debían ser muycautos. Con todo, incluso aellos debían anunciarles queel Reino de Dios estaba alalcancedelamano.

Les enviaba a curar a losenfermos y a proclamar queel Reino se acercaba. Comoantes con los Doce, cabepreguntarse si estaríanpreparados para tratar

debidamente el tema; nosabíancuándo llegaríaocuálsería su estructura y es pocoprobable que tuviera nisiquiera una ligera idea dellugar que los gentiles iban aocupar en él. Con todo, sepusieron en camino con unagarantía que no se mencionaen la anterior misión de losDoce:«Elqueavosotrosoye,a mí me oye, y el que avosotros desecha, a mí medesecha,yelquemedesecha

a mí, desecha al que meenvió».

No tuvieron dificultades paratransmitir su mensaje. A suvuelta no se refirieron a loquehabíandichoy lehabíancontestado, sino a que hastalosdemonios se les sometíanenvirtuddeSunombre.YelSeñor les dijo que, mientrasellos actuaban, había visto aSatanás caer del cielo comoun rayo.La suerte del diablo

estaba ya sellada. Pero Jesústambién les dio una lección:No debían alegrarse tantoporque los demonios se lessometierancomoporelhechode que sus nombresestuvieranescritosenelcielo.

Jesúsmuestrasualegría

Hastaahorasólohemosvisto

en los Evangelios algunareferencia ocasional a lo queelSeñorsentía,asutalanteya sus pensamientos. En estaocasión,porprimerayúltimavez,vemosquesealegra.«Enaquella hora –dice SanLucas– se sintió inundadodegozo en el Espíritu Santo».¿Por qué? Porque su Padrecelestialhabíaescogidoa losinsignificantes, a los«pequeños», para revelarlescosas maravillosas que había

ocultado «a los sabios yprudentes».

A la luz del Calvario –y deGetsemaní–,siemprepresenteensupensamiento,estagloriaotorgada a los «pequeños»era capaz de alegrarle, unverdaderoéxtasisdegozoquele hizo proclamar la másprofunda verdad de surelaciónconelPadre:«Nadieconoce quién es el Hijo sinoel Padre, y quién es el Padre

sinoelHijoyaquelaquienelHijo quisiera revelárselo»(Lucas10,22).

Esta igualdad suya con elPadre ya la había expresadoantes:podíahacertodoloquehace el Padre, merecía losmismoshonores (Juan 5, 19-23). Ahora, sin embargo, leoímoshablarporprimeravezdesupropiarelaciónpersonalcon el Padre, es decir, de lavida intra-trinitaria: Por vía

delconocimientoprocededelPadre, subsiste en ladivinidadcomoconocidoporelPadre,conocealPadreyesconocido por Él en todaigualdad. Mateo (11, 25)pone estas palabras en bocade Jesúsmucho antes. Si lasdijo entonces, explicarían elque Pedro dijera luego: «TúereselCristo,elHijodeDiosvivo»(Mateo16,16).

San Juan no hace una

declaración tan clara de larelación Padre-Hijo comoéstaquenosofrecenMateoyLucas, relación de la quenosotros íbamos a ser losbeneficiarios. El Hijo iba arevelarnos al Padre, si leescuchábamos. En la ÚltimaCena diría: «Nadie va alPadre sino porMí».Aquí loque dice es que nadie puedeni siquiera conocer quién eselPadresiÉlnoselorevela.La prueba es que, fuera del

Cristianismo, no se da nisiquiera un atisbo de laverdadera doctrina de laSantísima Trinidad; sólo, aveces, una lamentableparodia.

Los discípulos fueron de dosen dos, por delante de Él, atodas las ciudades quepensabavisitar(Lucas10,1).Aunque cada pareja sólovisitara una, suman en total¡treinta y seis! Pero

probablementevisitaríanmás.Asípues,enloscuatromesesque transcurrieron entre lafiesta de los Tabernáculos yla resurrección de Lázaro,Jesús debió visitar todas lasciudades, pueblos, aldeas ycaseríos de Judea y Perea.Mediadoesteperíodo,volvióa Jerusalem durante la fiestadelaDedicación.Elrestodeltiempo debió estar viajandocasi continuamente. Aunquehubiese tenidodondereclinar

la cabeza, no habría podidohacerlo.

MartayMaría

Jesús se había alegrado deque el Padre hubiesemostrado a los discípulosverdades que no habíamanifestado a los sabios, alos doctores del Pueblo

Escogido (Lucas 10, 21). Yno sólo a ellos, porque«muchos profetas y reyesdesearon ver lo que vosotrosveis y no lo vieron, y oír loque oís y no lo oyeron».Podían, pues, considerarsedichosos.

Vamosaconocerahoraaunapersona que realmente sesentía dichosa por lo quehabíavistoyoído.

Sólo sabemos de un hogarque Jesús soliese visitar: lacasa de Marta en Betania, atres kilómetros de Jerusalem,la cualvivía con suhermanoLázaro y su hermana María.Losencontramosporprimeravez cuando Jesús los visitóentre finales de octubre y afinales de diciembre, unosmeses antes de la Pasión. Ladescripción que hace Lucasdeloquesucedió(10,39-42)ha modelado muchas vidas,

aunque todo el pasaje tienemenos de cien palabras y nohay forma de ampliarlo, nifaltaquehace.

LucasnomencionaaLázaro,sólo a las dos hermanas.Martaestádepie,poniendolamesaypreparandolacomida;María estáa sus piesabsortaenloqueelSeñordice.Martase siente ofendida: «Señor –dice–, ¿no te importa quemihermana me deje sola en el

servicio? Dile, pues, que meayude». Ese «¿no teimporta?» ya lo habíamosoído antes: Marcos pone lamisma frase griega en labiosde los Apóstoles cuando labarca en que viajaban estabaapuntodezozobrar:«¿Noteimporta que perezcamos?»(Marcos 4, 38). Aquella vezcontestóconunmilagroyunreproche. Ésta, sólo con unreproche que ha tenido másinfluencia en muchas vidas

que cualquier milagro, conpalabras que están en lamisma entraña de laespiritualidad cristiana:«Marta,Marta,túteinquietasyteturbaspormuchascosas,pero pocas son necesarias, omás bien una sola.María haescogido la mejor parte, quenoleseráarrebatada».

Encontraremos a María denuevo; dos veces conseguridad, más si era María

Magdalena. Esta vez estabasentada a los pies de Jesús;junto a la tumba de suhermano Lázaro, cayó a suspies; en el banquete deSimón, el leproso (Juan 12,3),ungiósuspies.

¿Era María de Betania deMagdala? Betania estaba enJudea yMagdala en Galilea.No es imposible que Lázaro,Marta y María fueran unafamiliagalileaquesetrasladó

a Judea, lo cual explicaríamejor su amistad con Jesús,ya que Magdala está a sólounos veinte kilómetros deNazaret. Es duro pensar quela María que estaba absortaescuchándole en Betania noestuviera en el Calvario, ymás duro todavía que ella,quehabíaungido suspies encasa de Simón –«para misepultura», diría el Señor(Mateo 24, 12)– no acudieraal sepulcro, con las demás

mujeres,paraungirelcuerpodeJesús.

Más allá no podemos llegar.SiMaría deBetania yMaríaMagdalenanoeranlamisma,sino dos, ¡qué maravillosasconversacionestendríansobreCristo, a quien ambasconocían mejor que ningunaotramujer, exceptoMaría deNazaret!

María había escogido la

mejor parte, y no porqueMartahubieraelegidomal,yaque lo que estaba haciendoera necesario; su errorconsistía en pensar que lacontemplación de Cristo eraperder el tiempo, cuando esen realidad la supremaactividad. Otras dosocasiones, en este mismoperíodo,entre la fiestade losTabernáculos y la de laDedicación, Nuestro Señorpusoderelievelaprimacíade

la gracia sobre la naturaleza:launióndelalmaconDiosesmásimportantequecualquierotra cosa –cualquiera– quelos hombres puedan hacer.Más importante que prepararla comida, por supuesto,como le dijo a Marta; másimportantequeexpulsaralosdemonios, como había dichoantes a los discípulos (Lucas10, 20); más importanteincluso que ser laMadre delDios hecho Hombre, como

dijo a una mujer (Lucas 11,27-8)quehabíabendecidoelvientre que le había llevado:«Sí, pero benditos más bienlos que escuchan la palabradeDiosylaguardan».Haberconcebido a Cristo era unabendición,perolasantidadesalgo todavíamás importante;santidad en la que nadieigualaba a su Madre, nisiquiera los ángeles. SanLucas, que nos cuenta esto,ya había dicho antes que la

Virgen María «guardabatodas estas cosas en sucorazón»(2,51).

Losdosmayoresmandamientos

San Lucas dedica loscapítulos10al13acontarnosloquesucedióentreelintentodeapedreamientoen la fiesta

de los Tabernáculos y elregresodelSeñoraJerusalempara la fiesta de laDedicación, en la que lointentaron de nuevo. Reúneen ese lapso de tiempo unconjunto de enseñanzas delMaestro, dedicadasespecialmente a la vidaespiritual y moral de loscristianos, los que seríanbendecidos por escuchar lapalabradeDiosyguardarla.Yesquehacerlavoluntadde

Dioseslabase.Sinesto,todolodemásnovalenada.

Obedecer a Dios es algo delmás elemental sentidocomún.

Los enemigos delTodopoderoso perseguirán alos cristianos, pero sólopodrándestruir sucuerpo; supoder se detiene en lasfronteras de la vida eterna.No deben temer el daño que

le puedan hacer, porque esedaño, si ellos no quieren,nunca alcanzará las raíces desu ser. Sólo Dios puedeenviar al pecador al Infierno(el pensamiento judío nodistinguía entre lo que Diospermitía y lo que Diospositivamente quería). Poreso,sólodebentemeraDios,temor que es el principio delasabiduría.

Pero no es más que el

principio. El objetivo es elAmor, loquedasentidoalasrelaciones del hombre conDios.Enlaleyqueenseñabanlos escribas había 613mandamientos, 248 sobrecosas que había que hacer y365 sobre cosas que habíaque evitar. Para probar aJesús, un doctor de la ley lepreguntó cuál de esos 613mandamientos era el másimportante, el fundamental.El fariseo debía pensar que

con esta pregunta, elCarpintero, a quien lossaduceos no habían logradoconfundir,ibaamanifestarnosólosuordendevalores,sinotambién su conocimiento dela ley.Era comouna especiede examen al que le sometíaun maestro de la EscuelaJudía.

El Señor, como siempre,cogióeltoroporloscuernos:Muchos de esos supuestos

mandamientos de la ley eranpura invención humana.Incluso los Diez dados porDios a Moisés podían serreducidos a dos. Había untexto en elDeuteronomio (6,5) que así lo expresaba:«Amarás al Señor, tu Dios,contodotucorazón,contodatu alma y con todas tusfuerzas». Éste –dijo Jesús–«eselprimeroyelmayordelosmandamientos».Elotrosehallabacontenidoenuntexto

del Levítico (19, 18):«Amarásalprójimocomoatimismo».Citó ambos y luegodijo a su interlocutor: «Deestos dos mandamientospende toda la Ley y losprofetas».

Este momento, en el quetodos losdeberesdelhombrequedaron resumidos en elamoraDiosyalprójimo,fueuno de los más importantesen la historia de la

humanidad.Laafirmacióndel«yo» contra Dios puedemerecerel infierno,peroéstano es la principal razón paraamarle; es el amor. «Si meamas, guarda mismandamientos», diría elSeñorenotraocasión.El«nohagas» tiene también suimportancia, pero sólo comounaefusióndeamor.

San Marcos, cuando narraeste episodio (12, 28-36),

dicequeeldoctordelaleylocomprendió, lo vio alinstante. Se había presentadocomoadversario,paraprobarSu ignorancia, y se fueconvencido, luego de repetirambos textosyañadir:«Bienhas dicho que amar alprójimo como a uno mismoes mejor cosa que todos losholocaustos y sacrificios».Jesús no era dado a lasalabanzas, pero esta vez síque alabó al fariseo: «No

estás lejos del Reino deDios».

Muchasotrasenseñanzashaypara los cristianos en loscuatro capítulos delEvangelio de san Lucas quehemos mencionado. La másimportante se refiere a laoración.ElPadrenuestro,queMateo coloca en el contextodel Sermón de la Montaña,Lucas lo coloca aquí (11, 2-4);debemosorarconabsoluta

confianza en el amor delPadre(11,9-13);nodebemosdescorazonarnos cuando noobtengamosrespuesta:hemosde seguir pidiendo,importunando a Dios (11, 5-8), negándonos a pensar queel Señor no nos hace caso(recordemos la mujer sirio-fenicia, cuya insistencia anteJesúspusotannerviososalosDoce,Mateo15,23).

Nuestra confianza en Dios

puede ser absoluta siempreque hagamos su voluntad,siempre que obedezcamos,que estemos vigilantes, queno permanezcamos pasivospensandoqueDiosnosamaypresumiendo de ello.Podemos ser fuertementetentados y obedecer puederesultamos duro, inclusoangustioso. A pesar de todo,no debemos preocuparnos siconfiamosenÉl:«Venidamítodos losqueestáis fatigados

y cargados, que yo osaliviaré. Tomad mi yugosobre vosotros... y hallaréisdescanso para vuestrasalmas».

33.Laoposiciónseendurece

Fueron pasando las semanas,hasta llegar a diciembre. Alprincipio, Jesús debiópermanecer en Judea; luegodebió cruzar el Jordán parapasaraPerea,dondeHerodeshabía decapitado al Bautista.

Allí continuó haciendomilagros y enseñando, unasveces directamente y otrasmediante parábolas.Mientrastanto, proseguía formando asus seguidores y ganandootros nuevos. Pero susenemigos le acechaban, sinolvidar un momento que erasu principal adversario, unaamenazamortalparaellos,yaque negaba de planomuchasde las cosas que sus padreshabían hecho pasar por

voluntad de Dios para elpueblo.

Tres cosas especialmentereforzaron la decisión deaniquilarle que los fariseoshabían tomado año y medioantes en Galilea: la paráboladel Buen Samaritano, laacusacióndeblasfemiacontrael Espíritu Santo que lanzósobre algunos de ellos y lalista de pecados quemanchaban al fariseísmo del

momento. Ni una sola vezpronuncióunapalabraqueleshiciera disminuir suconvicción de que debíamorir.

ElBuenSamaritano

Examinemos, en primerlugar, la parábola del BuenSamaritano. El doctor de la

ley que había aceptado elamor a Dios y el amor alprójimo como los dosprincipales mandamientos(Marcos 12, 32), preguntóluego: «¿Y quién es miprójimo?» (Lucas 10, 29).Jesúslerespondióconunadesus más famosas parábolas,aunque «respondió» es poco:la palabra griega es másexpresiva. Nuestro Señorabordólapreguntacomosilaestuvieraesperando.

SóloaquellosqueconozcanafondoelAntiguoTestamentopueden apreciar lo que debiósignificar para los judíos quela escucharon. Ya erasorprendentequeelsacerdotey el levita no ayudaran alviajero herido por lossalteadores, pues eranservidores del gran Templode Jerusalem y estabanobligados a hacer sacrificiospor los que Israel vivía antesu Dios. Con todo, sus

oyentes debían estarpreparadosparaescucharalgoasí,puestoqueJesúsyahabíatomado postura contra elEstablishment.Paraloquenoestaban preparados era paralo del Samaritano, odiado«prójimo», vecino que losjudíos despreciaban cornoextraño y cismático. Dosmeses antes de que Jesúscontase la parábola, lossamaritanos habían negadoalojamientoaÉlyalosDoce

(Lucas 9, 53). Sin embargo,ponía a uno de ellos comoejemplodeprójimo...

Estoerayademasiado.Siunsamaritano era catalogadocomo prójimo, a quien habíaqueamarcomoaunomismo,nadiepodíaserexcluido.Sielconcepto de «prójimo»incluía a los samaritanos, esque incluía absolutamente atodo el mundo: todos loshombreseranprójimos,todos

debían ser amados como seama uno a sí mismo. Jesús,además, iba más allá de lapregunta que se le habíaformulado.Partiendodel«¿Yquién es mi prójimo?»,adelantó lo que suponereconocer a todo el mundocomo tal: ayudarle siempre:«Anda,yhaztúlomismo».

Juan,eldiscípuloamado,ysuhermano Santiago, debieronsentir la mirada de los otros

diez posada sobre elloscuando el Señor concluyó laparábola, pues eran los quehabían querido que cayerafuego del cielo para quedestruyera la ciudadsamaritana que no quisorecibir al Maestro. Y sitodavía pensaban que lossamaritanos eran inferiores alos judíos, otra sorpresa lesesperaba.En la parábola eraun samaritano el que habíahecholoquedebía–ayudaral

herido–,nolosjudíos;prontoibanaveraunsamaritanoenlavidareal hacer también locorrecto: Diez leprosos,guardando la distanciaprescrita para dirigirse a unhombre sano, suplicaban agritos a Jesúsque los curase.No los curó al instante; lesdijo que fueran y semostraranalossacerdotes(laleymosaicaprescribíaquelosleprosos que se curabanacudieran a ellos para que

certificaran su curación).Mientrasiban,seencontraronlimpios, pero sólo uno deellos, un samaritano, volvióparadarlasgraciasalSeñor.

BlasfemiacontraelEspírituSanto

En la fiesta de losTabernáculos, sus enemigos

habían tratado dedesacreditarle diciendo queera un samaritano y queestaba endemoniado (Juan 8,48). En realidad, con lo de«samaritano»hubierabastadoparadesacreditarle,yaquesesuponía que practicaban lasartes diabólicas, la magia.Pero lo desesperante era queese subversivo don nadiepodíahacercasoomisode laacusación, ya que obrabamilagros y las multitudes

estaban demasiadosimpresionadas con su podertaumatúrgico.Entonceshabíaobrado uno con el ciego denacimientoyellostratarondenegarlodiciendoquenohabíasucedido (Juan 9). Ahoraobró otro, expulsando undemoniodeunhombremudo,y aprovecharon la ocasiónpara acusarle nuevamente deque estaba endemoniado:«Por el poder de Beelzebul,príncipe de los demonios,

expulsaéstea losdemonios»(Lucas11,15).

La acusación podía habersignificadoquetodoelasuntono era más que un complotentre todos los demonios delinfiernoyesteimpostor,parahacercreeralpueblodeIsraelquelosarrojabaydarleasíunprestigio que le capacitaríapara separarle de Dios. Perosu respuesta muestra que loque ellos decían era que se

había aliado con el príncipedelosdemonioscontraotros:siendoelodiolanormadesuvida, se odiabanmutuamentey su líder había decididohumillar a algunossujetándoles al poder de unsimple hombre. Lo cual nodejaba de ser una idearidícula.Odiándose o no, losdemonios tenían que estarunidos:comoJesúsrecordóasus acusadores, un reinodividido contra sí mismo no

puedesubsistir.

Lo que el Señor veía quehabíatrastalacusacióneraundecididorechazodelaluz,yaquesóloconelpoderdeDiospodíahacerloquehacía;perosi lo admitían, tenían queadmitir también que habíallegadoelReinodeDios.Unrecursotandesesperadocomoése de acusarle de estar enconnivencia con Satanásindicabaunainmensamaldad

enellos.Aellaserefirióconuna misteriosa frase (Mateo12, 31-32): «Cualquierpecado o blasfemia les seráperdonado a los hombres;pero la blasfemia contra elEspíritu no les seráperdonada. Quien hablarecontra el Hijo del Hombreserá perdonado, pero quienhablare contra el EspírituSantonoseráperdonadonieneste siglo ni en el venidero»(Estaúltima frasees tansólo

unaformasemíticadeindicaruna negación total, no queotros pecados se vayan aperdonar después de lamuerte). Y es que, como elEspíritu Santo es Amor, elpecado contra el amor es elpeor de todos, y el quepersiste en el rechazo delamor hace imposible sureconciliaciónconDios.

Pero la frase sigue siendomisteriosa, y es dudoso que

nadie haya agotado todo susignificado. Para susacusadores, éste estabaclaro:Le habían acusado dediabolismo y Él les habíaacusado de blasfemia. Lodemásselesescapaba,yaquelaexpresión«EspírituSanto»noteníaelmismosignificadoque para nosotros. Era laacusacióndeblasfemialoqueles había llegado al alma, yaqueera lamásespantosaquese le podía hacer a un

israelita.

Sólo por eso merecía lamuerte, sin duda alguna.¿Perocómopodíanhacérselover al pueblo mientrassiguiera obrando milagros?...Le pidieron, pues, un signo,esdecir,unaseñalenelcielo.Únicamente así admitirían suorigen divino. Su respuestales llenó de desconcierto:«Esta generación mala yadúltera pide una señal, pero

no se le dará otra que la delprofeta Jonás. Pues así comoJonás estuvo tres días y tresnoches en el vientre delcetáceo,asíestaráelHijodelhombretresdíasytresnochesen el corazón de la tierra»(Mateo 12, 39-40). Noentendieron nada, pero no seolvidaron de ello, puescuandoestabayaenlatumba,fueron a Pilato para pedirleque pusiese una guardia a lapuerta, pues había dicho que

resucitaría al tercer día(Mateo27,63).

Lainvitacióndelfariseo

Unfariseoqueprobablementetodavía no había tomadopartido contra Él, le invitó acomer (Lucas 11, 37).Enseguida advirtió que Jesúsno efectuaba el lavatorio

ritual antes de sentarse a lamesa, pero no dijo nada: ElSeñor leyó su pensamiento otal vez vio un gesto dedesagrado en su cara, yaprovechó la ocasión paraponer al descubierto lahipocresía de los fariseos.Los lavatorios, por ejemplo,eran un formalismo absurdo.No era nada malo, porsupuesto, observarminuciosamente ritos comoése;lomaloeraquelesdaban

más importanciaqueal amora Dios y al prójimo. Comodetestableerasuvanidad,queles llevaba a disputarse losprimeros asientos en lasinagoga y a buscar que lessaludaranconmilzalemasenpúblico.Perolopeordetodo,el pecado más grave, era lacorrupción de su alma...Semejaban sepulturas que nose ven, de tal forma que elcaminante las pisa sin saberloquehaydentro (Lucas 11,

44).

En una diatriba todavía másfuerte,queMateocolocamástarde, Jesús lleva estacomparación a extremosinsospechables: «¡Ay devosotros, escribas y fariseos,hipócritas, que os parecéis asepulcros encalados,hermosos por fuera, mas pordentro llenos de huesos demuertos y de toda suerte deinmundicia!»(Mateo23,27).

Horrible descripción de lacorrupción interna. Si almenos se hubiese aplicado aun puñado de hombresmuertos hacía tiempo, habríasidomenosestremecedora.

Uno de los invitados, undoctorde laLey,preguntóalSeñor si los incluía a ellostambién; lo que Jesús lecontestó no fue menos duro:«¡Ay también de vosotros,doctoresdelaLey,queecháis

pesadas cargas sobre loshombres y vosotros ni conuno de vuestros dedos lastocáis!» (Lucas 11, 46).Honraban a los profetasmuertos, sí, a quienes susantecesoreshabíanmatado,yahora planeaban matar almayor de los Profetas, queestaba en medio de ellos;reclamaban tener laclavedelverdaderoconocimientodelaLeydeDios, pero, dehecho,se colocaban al margen de

ella y apartaban a los demásdesucumplimiento.

Todo este episodio es unejemplo más –en este caso,extremo– de su invariableseveridad con los escribas yfariseos. ¿Estabaquebrantando la norma quehabía establecido de nojuzgar a los demás para noincurrir uno mismo en eljuicio divino?... La realidades que tal norma no era

aplicablealSeñor.Doscosasnos impiden juzgar alprójimo:quenopodemosleeren su interior y que nosotrostambién somos culpables.Ningunadeestasdoscosasleatañían, pues conocía lo quehaydentrodecadaalmaysehallabalimpiodepecado.

Estaba plenamentejustificado, pues, que juzgaray que manifestara su juicio,peroanadiepuedesorprender

que los enjuiciados no loadmitieran. Casi nonecesitábamosqueLucasnosdijera cuál fue su reacción:«Cuando salió de allí,comenzaron los escribas yfariseos a acosarleterriblemente... armándoleinsidias para sorprenderle enalgo que saliera de su boca»(11, 54). No les bastaba conlo que les había dicho, porviolento que fuera.Necesitaban que dijera algo

que tanto las leyes judíascomo las romanasconsideraran definitivo,punibleconlamuerte.

«ElPadreyYosomosUno»

Así estaban las cosas cuandoacudió a Jerusalem para lafiesta de la Dedicación, afinales de diciembre. Esta

fiesta había sido establecidapor Judas Macabeodoscientosañosantes,cuandoel Santuario del verdaderoDios, profanado por AntíocoEpifanes, fue consagrado denuevo. Era una semana depompa y esplendor, conbrillantes iluminaciones, porlo que se la conocía tambiéncomo la fiesta de las Luces.SanJuan(10,22-39)da todoesto por sabido. Sólo leinteresa una cosa: La

afirmación de su divinidad,que Jesús hizo mientraspaseaba por el pórtico deSalomón, amplia columnatadel Templo que daba altorrente Cedrón, al otro ladodel cual estaba el huerto delosOlivos.

Se acercaron los judíos y lepreguntaron: «¿Hasta cuándovasatenernosenvilo?Sieresel Mesías, dínosloclaramente». Era la misma

petición –formulada de otramanera– que los discípulosdel Bautista le habían hecho(Lucas 7, 19). Tampoco enestaocasióndiounarespuestacategórica. En ambas, seremitió a los milagros quehabíaobradoennombredesuPadre como testimoniosuficiente. Luego hizo unaafirmación comparada con lacuallacuestióndesieraonoel Mesías resultaba casibanal.

Quien quiera seguir de cercala enseñanza de JesúsreferentealarelaciónentreÉly el Padre, debe releer loscapítulos sextoy séptimodelEvangeliodesanJuan.Ahoraañade una frase que nohabíamos oído antes: «Yo yelPadresomosUno»(«Uno»,en griego, es neutro, por loquelatraducciónexactasería«una sola cosa»). Él y suPadre son dos personasdistintas, pues un padre y un

hijo no son dos aspectos deuna misma persona; ahorabien, entre ellos existe unaprofundísima unidaddesconocida entre padres ehijos creados, criaturas. Sinembargo, no dijo «Yo soyDios», como minutos antesno había dicho «Yo soy elCristo».Yesqueestabantanequivocados sobre el Mesíasy conocían tan poco larealidad de Dios, que nopodía confiarles ninguna de

lasdosrevelaciones.

¿Cómo tomaron lo de «ElPadreyYosomosunamismacosa»? Se dieron cuenta, sinduda, de que se hacía Dios,por lo que intentaronapedrearle. Pero como noconocían la doctrina de laSantísima Trinidad pensaronque se hacía pasar por unsegundoDios. Sin conocerla,ese «una sola cosa» no lesdecíanada.

Lo que dijo paratranquilizarles, debióconturbarles todavíamás: lesrecordó un versículo delSalmo ochenta y uno en elque los gobernantes sonllamados dioses. ¿Qué razónhabía, pues, para acusarle deblasfemia –a Él, «a quien elPadre había santificado yenviadoalmundo»–pordecir«YosoyelHijodeDios?»...

Como otras veces, da la

impresión de no estarhablando con los que tienedelante, sino con nosotros.Aparentemente, no hay unaconexión entre la palabra«dioses», aplicada por elSalmoahombresquenosonmás que hombres, y lapalabra«Dios»,aplicadaaÉlmismo. Pero esa conexiónexiste. La encontramos en laSegunda Epístola de sanPedro (1, 4): «y nos hizomerceddepreciososysumos

bienes prometidos para quepor ellos os hagáis partícipesdeladivinanaturaleza».YenelOrdinariodelaMisa:«queparticipemos de la divinidadde Aquél que se dignóparticipar de nuestrahumanidad». Y es que loshombres pueden realmentedivinizarse por el hecho deque el Hijo de Dios se hizohombre.

Nada de esto estaba claro

para su auditorio. Volvió ainsistirenlaideadelaunidadconlafrase«ElPadreestáenmí y Yo en el Padre»,palabras que anuncian ya lafórmuladenuestrasalvación,queproclamaríaen laÚltimaCena:«YoestoyenmiPadre,y vosotros en mí y Yo envosotros»(Juan14,20).

¿Cómo acogieron suspalabras?... «Buscabanapresarleporeso»–expresión

llenaderiqueza–,«peroÉlsedeslizó de entre susmanos».Eralaterceravez.Dosmesesantes ya habían queridolapidarle allí mismo, en elTemplo, y un año antes, suspaisanos de Nazaret habíanquerido despeñarle. Pero sutiempo no había llegadotodavía. No podían«prenderle»,porqueteníaquemorir en el Calvario, dentrodetresmeses...

34.MisiónenPerea

La mayor parte de lo quesabemosdelosúltimosmesesde la vida pública del Señorestá contenido en loscapítulos 13 al 18 delEvangelio de san Lucas.Hechos, menciona pocos:Cuenta cómo le dijeron a

Jesús que Herodes queríamatarle y que el Señorrespondió: «Id y decid a esezorro...».Cuentatambiénquecuró a diez leprosos, quetomó en sus brazos a variosniños y que mantuvo unaconmovedora conversacióncon un joven rico, que seretiró entristecido. Sinembargo, esos diez capítulosestán repletos de enseñanzas,expuestas principalmente enformadeparábolas.

Reanudacióndelasparábolas

Como ya hemos dicho otrasveces, no podemos estarseguros del orden en que sedesarrollaron ciertosacontecimientos.Siseguimosel de los Evangelios,observamos bastantes saltos.Así ocurre con las parábolas.

Hayunprimergrupodesiete,recogidas principalmente porsan Mateo, que las colocapoco después del Sermón dela montaña. Luego, duranteunos quince meses, hasta lafiesta de los Tabernáculos,sólo hay una: la deladministrador infiel. Entreesta fiesta y la de laDedicación, cuatro.Finalmente, entre laDedicación y la resurreccióndeLázaro,unadocena.

Los tres meses que separanestos dos últimosacontecimientos (Lucas 13-18)contienen,pues,elmayornúmerodeparábolasdesdeelbloqueprimero.Unasyotrasse refieren alReino deDios,pero de diferente manera,porque «Reino de Dios»expresa unas veces lasociedaddehombresfundadaporNuestroSeñoryotraseseReino en cuanto que está encada alma. El primer bloque

de parábolas iba dirigidosobre todo a ese primeraspecto del Reino; éste vadirigido a este otro aspectopersonal.Sólo en la parábolade los invitadosa laboda, alprincipio, y en la de lostrabajadores de la viña, alfinal, el Señor utilizaexpresamente las palabras«Reino deDios». Cualquieraque las lea se dará cuenta dequeJesúshaceverclaramenteque los gentiles van a ser

llamados a participar en elReinoyque los judíos van aperder su predominio.Tambiénen lasparábolasdelHijo Pródigo, del RicoEpulónyelpobreLázaro,delFariseo y el Publicano, asícomo en la del BuenSamaritano, puede verse lomismo, aunque talinterpretación no vieneexigida por la mismaparábolaniporelcontextoenque fue dicha. Se limitan a

dar, sobre todo, ricasenseñanzas sobre el alma decada hombre en cuanto a suaceptación o su rechazo delReino, lo que estáperfectamente claro en todaslasdemás.

Paranosotros,quedamosporsupuesta la universalidad delReino,estasenseñanzassobrelaactituddenuestraalmasonlas que más nos interesan.Leyéndolas, nos hacemos

cada vez más conscientes denuestros fallos, tantas vecesrepetidos. Con todo, nohablan mucho de pecadospersonales: hay un hombrequenoaplicaaun inferior lamisericordia que su superiorha tenido con él; otro golpeaa sus servidores, se dedica acomer y emborracharse; eladministrador infieldespilfarra los bienes de suamo; el hijo pródigo vivedisolutamente,peronosedan

detalles de esa vida disoluta;los viñadores golpean a losmensajeros del dueño de laviña y matan a su hijo...Pecados todos que puedenagruparse bajo el epígrafecomún de «mundanos»:ansiasdeganancias,depoder,de gloria a los ojos de loshombres.Con otras palabras:lo que Jesús pone de relieveen sus parábolas no es tantolos actos que quebrantangravemente los Diez

Mandamientos, como esoshábitos del alma, vicioscapitales, de los que brotantodos los pecados: el vacíoespiritual, la afirmación delpropio yo, la soberbia.Encontramos hombres queescuchanlapalabradeDiosyno hacen nada, otros quesabenloquetienenquehacerpero ponen excusas. A unextremoestánlosquequierenserhonradosporsusvirtudes,y no sólo por los hombres,

como los que buscan losprimeros asientos en lassinagogasylossaludosenlasplazas, sino también porDios, como el fariseo que lepresenta la lista de susvirtudes y le da graciasporquenoescomolosdemáshombres,oelhermanomayordelhijopródigoquesesienteagraviado por el retorno deéstey laalegríadelpadre;alotro extremo, una especie deesterilidad: talentos

escondidos, dones de Diosdespilfarrados... Un pecadoflota en el aire de lasparábolas: la hipocresía; yuna virtud: la humildad. Y,sobretodo,laindeciblelocurade valorar esta vidamás quelafutura.

Encontramos los mismosprincipios en las enseñanzasde Jesús sobre la vidaespiritual que no revistenforma de parábola. A los

fariseos, que daban tantaimportancia a los alimentospuroseimpuros,lesdicequelo quemancha al hombre noes lo que entra por la boca,sinoloquesaledesuinterior:malos pensamientos,fornicaciones, hurtos,homicidios, adulterios,codicias, maldades, fraude,impureza, envidia, blasfemia,altivez, insensatez... (Marcos7, 21-22). Incluso los queprocuran evitar todas esas

cosasnopuedenestarsegurosdeevitarlaúltima.

Al margen de todo esto, nohablamuchodeotrospecadosindividuales: a los sexuales,como hemos dicho, no serefiere con la insistencia quelo hace san Pablo. Lo queatacaJesúsconstantementeesla hipocresía, aunquenada lehace reaccionar con tantaenergíacomolasofensasasuPadrecelestial:laprofanación

de Su Casa, de Su Ley y deesa imagen del Padre quecadahombrees.

LosgentilesyelReino

Jesús pasó fuera la mayorparte de los tres meses queconcluyeron con laresurrección de Lázaro,concretamente en Perea, la

otra provincia deHerodes, alEstedelJordán.Noobstante,le vemos también en lafrontera entre Galilea ySamaría, curando a diezleprosos.

Si hubiese permanecido enJerusalem y sus alrededores,sus enemigos le habríanmatado. La prueba es quecuandosedisponíaaregresar,tras la muerte de Lázaro,Tomás recordó a los demás

Apóstoles que iban alencuentrodelamuerte.

En tierras de Herodes podíasentirserelativamenteasalvo,ya que el Tetrarca no teníasangre judía y no estabainteresado en las disputas deJesús con los fariseos;además, el Carpintero nohabía denunciadopúblicamente, como elBautista, su escandalosaunión con la mujer de su

hermano. En cualquier caso,los remordimientos queprovocaron en él ladegollación del Bautista,debieron curarle sus deseosde seguir matando profetas,aunque se hubiese sentidomuchomástranquilosiJesúsno hubiese predicado enPerea.

Allí debía estar cuando losfariseosdijeronque se fuese,porque Herodes quería

matarle.Pretendían,sinduda,que volviese a Judea, paramatarle ellos, o que se fuesede Palestina para no volverjamás. Jesús les respondiócon unas palabras que no sesuelenemplearparahablardelosreyes,aunqueseandetanpoca categoría comoHerodes: «Id y decid a esaraposa:Yoexpulsodemoniosy hago curaciones hoy, y lasharémañana,yeldía tercerohabré llegado a mi término»

(Lucas 13, 32).Esdecir, queHerodes no debíapreocuparse, porque iba apermanecer poco tiempo ensus dominios; luego se iría,porqueunprofetasólopuedesermuertoenJerusalem.

Mientras tanto, el Señor seocupabadesubrayaraquelloselementos de sus enseñanzasque iban a irritar más a losfariseos. Habían planeado sumuerte hacía tiempo y esto

les iba a confirmar en susproyectos.

Algunas de las cosas quedecía –como lodequeno sepuede servir a dos señores,Dios y el dinero (Lucas 16,13)–, no les hubieranofendidosinoselashubiesenaplicado–conrazón,dicesanLucas–aellosmismos.Otras,sinembargo,eranmásserias,como, por ejemplo, quecontinuara curando en

sábado, ese sábado en el quelos escribas pensaban quehastaDiosdescansaba.Contótambién la parábola delfariseo y el publicano, queconmovería a Mateo, peroquedebióponerfuriososalosfariseos, quienes pensabanque,enefecto,«noerancomolosdemáshombres».Aunqueen realidad era una parábolamoderada –los fariseos noaparecencomo«malos»,sólocomo engreídos, y Jesús no

dicequehicieranmalrezandoenelTemplo–,eraintolerableparaellosqueDiosescucharaalpublicanoyqueÉlmismolos acogiera y comiera conellos.

Pero lo peor de todo era quedijese que los judíos habíanperdidosupreeminenciaenelReino y que los gentilesseríansusiguales.Unrollodepergaminosde laComunidadde Qumram llegado hasta

nosotros –una especie de«Manual de Combate», lollama el Dr. AlexanderJones– expresa el amargoodio de los judíos hacia lospaganos y esboza planes devenganza.VerdadesqueestaComunidad estaba formadapor extremistas a quieneshastalosfariseoslesparecíanblandos, pero en cuanto aconsiderar a los gentilescomo inferiores, todosestaban de acuerdo. Por eso,

no hay frase que con másseguridadsellaraeldestinodeJesúsqueésta:«Habrá llantoy rechinar de dientes cuandoveáis a Abraham, Isaac yJacob y a todos los profetasenelReinodeDios,mientrasvosotros seáis arrojadosfuera.VendrándelEsteydelOeste,ydelNorteydelSuryse sentarán a la mesa en elReino de Dios. Y losprimeros serán los últimos, ylos últimos los primeros»

(Lucas 13, 28-30). Quizá nolloraran al oírle decir esto,pero seguro que lesrechinaronlosdientes.

La misma verdad expresabala parábola de lostrabajadores de la viña(Mateo20),quevieneadecirque los obreros de la horaundécimarecibiríanelmismosalario que los queempezaron a trabajar aprimera hora. Recordemos

que en el AntiguoTestamento, el Viñedo eraIsrael, el pueblo de Diossobrelatierra,ysuDueñoeraelmismoDios.

Contodo,estaparábolanolesenmudeció tanto como otraque lesexpusounas semanasmás tarde(Lucas20;Marcos12; Mateo 21). Explicabaclaramentecómolosjudíos,acuyo cargo el Señor habíadejado su Viña, habían

fracasado en su misión yhabíanterminadopormataralHijo del dueño de lamisma.Tres días después de que lacontara, los viñadoresmatarían,dehecho,alHijodeDios.

DoscomentariosdelosDoce

¿QuépensabanlosDoce,quésentían, al escuchar todoesto? Poco sabemos de susreacciones, y menos de suestado de ánimo, y lo quesabemos es casi irrelevante.Endosocasiones senosdicequehicieroncomentariosmásbien obvios de lo que elMaestroacababadedecir;enotra intervinieron,yJesús lescortó; en otra, finalmente,Pedro le preguntó cuál seríasu recompensa por seguirle.

De todo ello vamos a hablaraquí, empezando por elrapapolvosdelSeñor.

Unos padres habían traído asus hijos al Señor para quelos tocase, y los Doce noquerían dejarles acercarse.«Cuando Jesús lo vio sedisgustó mucho y les dijo:“Dejad que los niños seacerquen a mí, y no se loprohibáis.Puesdelostalesesel Reino de los Cielos”.

Entonces,tomóaunodeellosen sus brazos y lo bendijo»(Marcos 10, 16). Laintervención de los Docehabíasidobastantelógica,yaque el Maestro estabaconstantemente asediado porla gente; que los niños,encima, quisieran tocarle, lesparecíademasiado.

Loscomentariosquehicieronen otras dos ocasiones eranigualmente lógicos: uno,

cuando el joven rico se alejóentristecido; el otro, cuandoel Señor prohibiótaxativamenteeldivorcio.

Conviene leer los tres relatosque hacen los Evangelistas(Lucas18;Marcos10;Mateo19) del episodio del jovenrico, porque cada uno tieneun enfoque especial. Habíapreguntado a Jesús cómoconseguir la vida eterna yNuestro Señor le dijo que

guardara los mandamientos,uniendoaéstoseldeamaralprójimo como a uno mismo,quenofigurabaentreellos.Eljoven contestó que los habíaguardado desde pequeño,pero se dio cuenta de quehabía algo más, que Jesústeníaalgomásquedecirle.Ypreguntódenuevo:«¿Quémequeda aún?»... Entonces, elSeñor,«mirándole,leamó»,yle dijo: «Si quieres serperfecto, ve, vende cuanto

tienes, dalo a los pobres ytendrás un tesoro en el cielo,yvenysígueme».Aloíresto,eljovenseretiróentristecido:quería, sí, ser perfecto, peronoqueríadesprendersedesusbienes.

Nuestro Señor también sequedó triste, pues era laprimera vez que alguien senegaba a seguirle después deser invitado a ello. «Es másfácil –comentó– que un

camello pase por el ojo deunaagujaqueunricoentreenelreinodeloscielos».

Fue entonces cuando losDoce hicieron uno de suscomentarios. «¿Quién,entonces,podrásalvarse?».Alo que Jesús respondió,tranquilizándoles:«ParaDios,todoesposible»,¡inclusoqueunricosesalve!

Poco antes de este episodio,

Marcos (10, 2) yMateo (19,3) nos cuentan que losfariseosintentaronsorprendera Jesús con una preguntasobreeldivorcio.

Había dos escuelas depensamiento entre ellos, ladelgranHillel,queenseñabaque se podía admitir eldivorcio por cualquiermotivo,yladeShammai,quedecía que sólo en caso deadulterio. ¿Qué pensaba el

Carpintero? Si, como pareceprobable, le plantearon estacuestión en Perea, laintención era doble, pues,como hemos dicho, eradominio de Herodes, lo quepodía hacer máscomprometidoloquedijera.

LarespuestadeJesúsibamásalládelasescuelasdeHillelydeShammai,inclusomásalláde Moisés, que habíapermitidorepudiaralamujer

(Deuteronomio 24): seremontaba a la mismacreación (Génesis 2, 24).Cuando un hombre y unamujer deciden convertirse enmarido y esposa, Dios losbendice.«Yanosondos,sinouna sola carne» (formahebrea de decir «unapersona»). Por eso, «lo queDios ha unido, que no losepareelhombre».

Romper un matrimonio es

algo que rebasa la potestadhumana. Moisés habíapermitido el divorcio, perosóloporquesupueblocarecíade la fortaleza espiritualnecesaria para ser fiel almatrimonio indisoluble.Jesús, ahora, restauraba laprimera ley, queimposibilitaba totalmente eldivorcio.

Marcos, Lucas (16, 18) yPablo (l Corintios 7, 10)

recogen las enseñanzas deNuestro Señor así. SóloMateo inserta una frase quepodría ser interpretada en elsentido de que permitía eldivorcio en un solo caso:«Quien repudia a su mujer,salvo caso de adulterio, y secasaconotra,adultera».Peroel texto no dice en realidad«salvoencasodeadulterio»;dice fornicación, que es unpecado sexual de los nocasados y, por tanto, no

aplicable aquí. Tal vez elsentido sea otro; se hasugerido que el Señor serefería al matrimonio entreparientespróximos,quenoesmatrimonio. En cualquiercaso, es una frase de difícilinterpretación que no afectaen absoluto la claridad conque Lucas, Marcos y Pabloexpresan el rechazo deldivorcio por parte del Señor.También los Doce loentendieron así, pues le

dijeron a Jesús que si tal erala condición del hombre conla mujer –es decir, si alcasarsequedaba ligadoaellade por vida–, mejor era nocasarse. Jesús les respondióquenotodoserancapacesdeentenderlo,sinosóloaquellosa quienes les era dado. Yañadió unas misteriosaspalabras sobre aquéllos aquienes Dios llama alcelibato.

Asípues,enelperíodoquevadesde finales de diciembrehasta la resurrección deLázaro,enmarzo,todoloquesabemos de los Apóstoles esque hicieron un par decomentarios –sobre eldivorcio y sobre los ricos– yque trataron de apartar a losniñosdeJesús.

UnapreguntaaPedro

¿YPedro?Esimpensablequeesteactivistanatosequedasede brazos cruzados cuando,por dos veces, los enemigosdel Señor quisieronapedrearle. Lo más probableesquediesealgúnpuñetazoaalguien,aunque,pensandoenloqueocurriódespuésdequeleprendieronen el huertodelosOlivos,tambiénesposibleque se acobardara. Jerusalemparecía deprimir a Pedro. Enel período que nos ocupa,

sólo le oímos hablar una vez(Mateo 19, 27). Después deque se alejara el joven rico,preguntó al Señor: «¿Quétendremos nosotros, que lohemos dejado todo y tehemos seguido?...». Era unarazonable pregunta, pues noreclamaba una recompensa,sino que quería saber cuálsería su destino. Camino deJudea habían oído a Jesúspredecir por dos veces supropia muerte (y también su

resurrección, aunque nosabían exactamente lo quequería decir). En Jerusalemhabía ido más lejos al decir«Yo doy la vida por misovejas»(Juan10,15):leibana matar, pero con suconsentimiento, y susseguidores serían los quesaldrían ganando con ello...Sí,pero¿cómo?

Lo que decía no sólo lesparecíaunacatástrofeparaÉl,

sino también para ellos. Talvez la pregunta de PedroestuvierarelacionadaconunalargadiscusiónentrelosDocesobre algo que habían oídodecir al Maestro: «Si algunovieneamíynoaborreceasupadre,asumadre,asumujer,asushijos,asushermanosyaun a su propia vida, nopuede ser mi discípulo»(Lucas 14, 26). No fue elverbo «aborrecer» lo que lessorprendió, ya que habían

oído al Señor resumir todoslosdeberesdelhombreendosMandamientos de Amor, yesaexpresiónsóloeraungiroidiomático, una manera dedecir que habían de amar aCristosobretodo.SanMateo,contando lo mismo, loexpresaenformadeamor,node aborrecimiento. Lo querealmente les sorprendió fuela frase «y aun a su propiavida»,sobretodoteniendoencuenta las palabras que

seguían: «El que no toma sucruzynomesigue,nopuedeser mi discípulo». Habíanvistosuficientescrucifixionespara saber lo que esosignificaba.¿Ibaaserlacruzla recompensa por suabnegación al abandonar asusfamiliasparaseguirle?

La respuesta del Señor a lapregunta de Pedro esmaravillosa: Seríanrecompensados con el ciento

por uno incluso en esta vida,y en la futura con la gloriaeterna. Y aún más: «Cuandoel Hijo del hombre se sientesobreeltronodesugloria,ossentaréis también vosotrossobredocetronosparajuzgara las doce tribus de Israel».Esdecir,gobernaránalnuevoIsrael como, antes de losReyes, los jueces habíangobernadoelantiguo.

Lo que no sabían era cómo

compaginar todo esteesplendor con la declaracióndelSeñordesupropiamuerteyconlasospechadequeellostambiénibanasufrirmuchoeincluso a morir como suMaestro. Estaban ya casiseguros de que lo iban amatar, no sólo porque se lohabíadicho,sinotambiénporla actitud de los líderes delpueblo. Se sentíanrelativamente seguros en losdominios de Herodes y

confiabanenquealSeñornoseleocurrieravolveraJudea.

Pero volvió. Lázaro, a quienamaba, estaba gravementeenfermo en Betania; lo supopor un mensaje de Marta yMaría. Había dos ciudadesdel mismo nombre, una enJudea, a tres kilómetros deJerusalem, en la falda delmontedelosOlivos,ylaotraen Perea, al otro lado delJordán. Se trataba de la

primera,yyendoallí, inclusosin hacer ruido, corría uninmenso riesgo. Pero no fuede tapadillo, sinoabiertamente, para obrar elmásespectaculardetodoslosmilagrosquehizo.

35.RegresoaJudea

DespuésderecibirelmensajedeMartayMaría,Jesústardódos días en ponerse encamino. Entonces dijo a losDoce: «Vamos otra vez aJudea»(Juan 11, 7). Ellos lerecordaron cómo allí habíantratado de apedrearle hacía

poco, y cuando les dijo queLázaro había muertopensaron que razón de másparanoir.Peronohabíanadaque hacer. El Señor estabadispuestoaregresar.

Fue entonces cuando Tomásdijo algo valeroso: «VamostambiénnosotrosamorirconÉl». Llegado el momento,Tomás huiría como losdemás, pero cuando dijo esoestaba convencido de lo que

decía, y era un gestomagnífico, tanto más cuantoque luego huyó, ya que elvalor cuesta más a los quesondébiles.

LaresurreccióndeLázaro

San Juan relata laresurreccióndeLázaroenlosprimeros cuarenta y cuatro

versículos del capítuloundécimo. Sólo comentaréalgunos aspectos,especialmente la reacción deMarta (que en esta ocasióneclipsa a su hermana), y loqueelmilagrosupusoparaelSeñor.

Martaacudióarecibirlea lasafueras deBetania, y le dijo:«Señor, si hubieras estadoaquí, no habría muerto mihermano; pero sé que cuanto

pidas a Dios, Dios te lootorgará». Esta última frasesólo puede significar quealimentaba una trémulaesperanza de que Jesúspudiera resucitarle. ¿Habíaoído hablar del hijo de laviudadeNaímodelahijadeJairo?SieradeGalilea,comosus hermanos, seguramentesí; incluso es posible que loshubieranconocido.

Esa esperanza, sin embargo,

debía ser muy débil, puescuando el Señor le dijo: «Tuhermano resucitará», no lotomó como respuesta a suanhelo. Dio por sentado queresucitaría en el último día,como enseñaban los fariseosy los saduceos negaban (loque, por otra parte, pensabantambién losDoce cuando leshablaba de su propiaResurrección).

Esperanzada o no, gracias a

Marta el Señor pronuncióunas palabras que, sin ella,quizá nunca hubiera dicho:«Yosoy laResurreccióny lavida». Con todo, en lo quedijo después –que la vidaespiritual estaba ligada a lacreenciaenÉl–nohabíanadaque indicara que pensabaresucitar a su hermano. Ycuando,yafrentea la tumba,dijo que quitaran la piedraque cubría la entrada, Martaparece haber perdido la

esperanza,yaqueleadvierte:«Señor, ya hiede, pues llevacuatro días...». Después detodo,lahijadeJairoyelhijodelaviudadeNaímacababande morir y no habían sidoenterrados todavía.Pero si lahabíaperdido seguramente larecobrócuando Jesús añadió:«¿No te he dicho que, sicreyeres, verás la gloria deDios?».

Nada hay más sorprendente

en la resurrección de LázaroquelaspropiasreaccionesdelSeñor. En los relatos de lasotras, no hay nada que separezcaalllantoylatristeza,la emoción y la fuerza, quepuso de manifiesto en estecaso. No somos capaces decomprender del todo lasemociones de unDios hechoHombre, pero una cosa escierta:tienenunsignificado.

Cuando, estando en Perea,

tuvo noticia de que Lázaroestaba enfermo, había dicho:«Esta enfermedad no es demuerte, sino para gloria deDios, para que el Hijo deDiosseaglorificadoporella»(Juan11,4).YcuandoMartase resistía a que quitasen lapiedradelasepulturaledijo:«VeráslagloriadeDios».Lavueltaa lavida,a laspuertasde Jerusalem, de un hombreque llevaba cuatro díasmuerto, no fue un milagro

casual; debía ponerdefinitivamentedemanifiestoquién era Jesús. Lázaro teníaque morir, pero para serdevuelto a esta vida terrenaporelHijodeDios.

Al aproximarse a la tumba,JesúsviolloraraMaría,asusparientes y amigos. Y llorótambién.Perosullanto,comomuestra el verbo griego, eradistinto. El de ellos, teníamucho de los plañidos y

lamentos normales en unduelo judío; el suyo era unlentoysilenciosoderramardelágrimas. ¿Por qué –cabepreguntarse– lloraba así, sisabía que enseguida iba aobrar el milagro quedevolvería la vida a suamigo?... Porque no se llorasólodepena.Una revelacióndelesplendordelanaturalezahumana,odelabondaddeunhombre, puede arrancarlágrimas de los ojos. Jesús

bien pudo llorar al ver elcariño de aquellas dosmujeres hacia Lázaro, al queÉltambiénamabacomoellas(Juan11,5).

Luego tuvo esas extrañasreaccionesalasqueyahemosaludido antes, turbación ygemidos del espíritu. Pareceseguro que estaba pidiendo asuPadrequeledieralafuerzanecesaria para obrar elmilagro, pues momentos

antes de que sucediera, dijo:«Padre,tedoygraciasporqueme has escuchado».Recordemos las palabras desanPabloenlaEpístolaalosRomanos (8, 26): «ElmismoEspíritu intercede pornosotros con gemidosinenarrables». Parece decirque cuando un hombre pidealgo dificilísimo, algo queparece irrazonable, debeponer todo su ser en lasúplica,conunaintensidadtal

que el Espíritu Santo seaincapaz de negarse aintervenircon todasufuerza.Lo cual, está muy bien paranosotros, pero, ¿puedeaplicarse a Cristo?... Uninicio de la respuesta loencontramosen laEpístolaalos Hebreos (5, 7):«Habiendo ofrecido (Cristo)en losdíasde suvidamortaloraciones y súplicas conpoderosos clamores ylágrimas al que era poderoso

parasalvarledelamuerte,fueescuchado...».Laoraciónquedirigió al Padre en el huertodelosOlivoslecostósudoresde sangre; la que le dirigióparaque resucitase aLázaro,también tenía su precio. Noera preciso esperar aGetsemaní para oírle rezarcongemidos.

La preparación de estemilagro la conocemos contodo detalle; sin embargo, el

milagro mismo transcurremuy deprisa. Nuestro Señor,dando un fuerte grito, dijo:«Lázaro,salfuera»(o«venamí»). Y Lázaro salió de latumbaligadoconfajaspiesymanos,yelrostroenvueltoenunsudario.EntonceselSeñordijo que lo soltaran, y todoterminó.

Recordemosqueestemilagrolo hizo, explícitamente, paraque los que estaban allí

creyeran que el Padre lehabía enviado. Es la únicavez enque Jesúsdiceque sedirige aÉl con ese propósito(Juan 11, 42).Quiere que leoigan,ydehecho,muchosdelosque leoyeronyvieronelmilagro creyeron enÉl. Peroparece ser indudable,también, que el efecto quecausó en sus enemigosformabapartedelosfinesdelmismo. Hizo su muerteinevitable. Hacía muchos

meses que los fariseosquerían matarle, pero, ahora,los saduceos decidenmatarletambién.Yeran ellos, conelSumo Sacerdote a la cabeza,los que podían –con suinfluencia ante los romanos–hacerquemuriera.

EntraCaifásenescena

Sólo hay un personaje de lasparábolas,alqueJesúsdaunnombre:elpobreLázaro,quesignifica «Dios ayuda».Recordemos que Lázaro«murió,yfuellevadopor losángelesalsenodeAbraham»,una manera de designar ellugar donde los justos deIsrael estaban esperando quela redención de Cristo lesabriera las puertas del Cielo.Recordemos, también, cómoel ricoEpulón,«sepultadoen

los infiernos», pedía aAbraham que enviara alpobre Lázaro a avisar a sushermanos –los del rico– loque les esperaba si nocambiabandevida.Abrahamcontestó que, aunque Lázaroresucitase y fuera a ellos, nolecreerían.

Tal era la parábola.Y ahora,enlarealidad,noenparábola,un hombre que también sellamaba Lázaro había sido

resucitado por el Carpinterode Nazaret. Y ellos nocreyeron; antes al contrario,los príncipes de los judíos,decidieron matar al que talcosahabíahecho.YnosóloaÉl, sino también a Lázaro(Juan 12, 10). Es decir, quequeríanhacerlevolveralsenode Abraham, de donde tanespectacularmente había sidosacado.

Conviene analizar el proceso

mental de los líderes judíos.Los fariseos, como sabemos,habían decidido que Jesúsdebía morir porqueconculcaba y despreciaba lastradiciones que, para ellos,erantodalareligión.Noeranlosmismoslosmotivosdelossaduceos, que no estabandemasiado interesados en lastradiciones. Eranfundamentalmente políticosque se habían asegurado elSumo Sacerdocio,

controlaban el Templo ysabían cómo manejar a losromanos. Ellos nunca sehubiesen preocupado decortar las supuestas herejíasreligiosas del Carpintero –para ellos los fariseos eran«herejes» también–, pero«provocar»alosromanos,yaera otra cosa. Los amos delmundo siempre estaban ojoavizor respecto a aquelloscabecillas rebeldes quepodíansublevaralospueblos

que sojuzgaban, y lossaduceos vieron, de repente,queunhombrequeresucitabaa unmuerto a las puertas deJerusalempodía significarunpeligro.Dabalaimpresióndeque era un primer paso parahacerseconelpoder. Inclusosi no tenía esa intención, eralaclasedemilagroquepodíaenfervorizar a las masas yhacer que se lanzaran sobrelos odiados romanos. Si talcosa ocurría, Roma podía

destruir la Ciudad Santa, elTemplo, y terminar parasiempre con la unidadnacional, a duras penasmantenida.

Y aquí es donde apareceCaifás por primera vez. EraSumo Sacerdote y yerno deAnás, a quien los romanoshabían depuesto del mismocargo quince años antes.Cuando los saduceos y losfariseos se reunieron en

concilio para tratar del tema,Caifás zanjó la cuestión,diciendo:«Vosotrosnosabéisnada. ¿No comprendéis queconviene que muera unhombre por todo el pueblo yno que perezca toda lanación?» (Juan 11, 49-50).Quería decir que si unhombreeraunaamenazaparala supervivencia nacional, lológico era eliminarle.Pero elEvangelista san Juan aclaraque, sin saberlo él, por

supuesto, el Sumo SacerdoteestabaprofetizandoqueJesúsdebíamorir por los judíos, yno sólo por los israelitas deraza y de sangre, sino portodo el Israel de Dios: portodos los hombres que seunieran a Dios en Cristo.¡Cómosehubiera asombradoCaifás si hubiese sabido queera eso lo que estabadiciendo!

La resolución de los fariseos

de matar a Jesús modificabala situaciónconsiderablemente, porquemandabanenJudeayestabanen contacto permanente conlos romanos. Podíanconseguir no sólo que éstosconsintieran en sumuerte, loque era necesario, sinotambién que lo condenaran amuerte, librándose así delodio que podía recaer sobreellos, como había recaídosobre Herodes tras la

degollaciónde JuanBautista.Los romanos podían cargarcon esa responsabilidad,sobre todo si se lograbaconvencerlos de que obrabanconestrictalegalidad...

36.DeEfrénaBetania,pasandopor

Jericó

Tras la decisión tomada porCaifás y aceptada por losfariseosylossaduceos,Jesús,probablemente, se fue aEfrén, una ciudad que debía

estar a unos veinticincokilómetros de Jerusalem, enel límite del desierto. SanJuan dice (11, 55) que laPascua estaba cerca, y teníaque volver a Jerusalem paramorir en ella. Ahora bien,¿cuánto tiempo quedaba? ¿Yqué camino tomó paravolver? Los Evangelios nocontestanaestaspreguntas.

Puede ser que se dirigierahacia el norte, porSamaríay

la frontera de Galilea, parabajar luego por el Jordánhasta Jericó y subir aJerusalemporBetania.Sifueasí, la curación de los diezleprosos, con el samaritanovolviendo para darle lasgracias, debió tener lugarentonces(Lucas17,12).Esteepisodio tiene algo departicular:eslaúnicavezqueNuestro Señor menciona elagradecimiento como undeber (un deber que sólo el

samaritano cumplió). Otras,no dice nada sobre ello. NisiquieraenelPadrenuestro,laoración que Él mismo nosenseñó, se incluye una frasedeaccióndegracias.

Lo único que sabemos concertezaesquepasóporJericóyporBetania,yunvistazoaun mapa da a entender quefue derecho a Jericó desdeEfrén, donde quizá sólopermaneció unos días. En la

primera etapa del viaje devuelta,sanMarcosnoscuentaque Jesús iba por delante delosDoceconánimodecidido,yqueellosteníanmiedo.Porfinmarchabaal encuentrodela muerte y le encontrabandistinto.

DetalladaprediccióndelaPasión

Fue entonces cuando les diomotivosparaquesesintieranasustados, haciéndoles unapredicción detallada,completa, de su Pasión,Muerte y Resurrección. Asíes como Marcos recoge losrecuerdos de Pedro sobre loque Jesús dijo (10, 33):«Subimos a Jerusalem y elHijo del hombre seráentregado a los príncipes delos sacerdotes y a losescribas,que lecondenarána

muerte y le entregarán a losgentiles, y se burlarán deÉl,yleescupirán,yleazotarányle darán muerte, pero a lostresdíasresucitará».

Si tenemos en cuenta laextraordinaria claridad deestas palabras; lo que ya leshabíadichoantes,igualmenteclaro, aunque no tandetallado, sobre su muerte yresurrección(Mateo 16, 21 y17,21);queloslíderesdelos

judíos habían manifestadoclaramente sus intenciones;que Tomás había expresadolo que estaba en lamente detodoscuandodijoquevolvíanaJudeaparamorirconÉl; sitenemos en cuenta todo esto,encontraremos todavía mássorprendente lo que dice sanLucas: que ellos «noentendían nada de lo que lesdecía»(18,34).

Mateo yMarcos nos cuentan

que, poco después deanunciarles todo esto, dijo:«El Hijo del hombre no havenido a ser servido, sino aservir, y a dar su vida por laredención de muchos». ElHijo del hombre del profetaDanielyelsiervosufrientedeIsaías eranuna solaymismapersona.

LapeticióndeSantiagoy

Juan

Fuera loquefuese loque losDoce pensaban de lo queacababandeoír, dosde ellospor lo menos debían estarseguros de un final feliz.Santiago y Juan, bienpersonalmente (Marcos 10),bien a través de su madre(Mateo 20), reclamaron alSeñor un puesto depreferencia en su Reino;

concretamente,sentarseunoasu derecha y otro a suizquierda. Sin duda, nohabían entendido nada sobrela naturaleza del Reino yhabían olvidado lo que habíaprometidoaPedro.

LarespuestadeJesúsnohacereferencia a la primacía dePedro, pero contiene unacierta alusión a lo que elReino iba a suponer paraellos:«Nosabéisloquepedís

–dijo–.¿Podéisbeberacasoelcálizqueyohedebeberoserbautizados con el bautismocon que yo he de serbautizado?».

Aunque probablemente no leentendieron, respondieronresueltamente: «Sí,podemos».A lo queNuestroSeñor replicó: «El cáliz sí lobeberéis» (Santiagorecordaría estas palabrascuando Agripa le mandó

decapitar y Juan en su exilioen Patmos), «pero sentaros amidiestraoamisiniestra,nome toca a mí dároslo, sinoque es para aquellos paraquienesestádispuestopormiPadre».

Da la impresión de que lehicieron esta petición en unmomento en que los otrosdieznoestabanpresentes.Noobstante, se enteraron y «seenojaronmuchoconSantiago

yJuan»(Marcos10,41).

El viaje a Jerusalem, desdeEfrén, iba a ser el último yJericóyBetaniasuspostrerasetapas. Los Doce sentían ensus huesos que iba a serdecisivo, aunque no sabíanexactamente por qué. Lasmultitudes también losabían,pueshabíallegadoasusoídosla orden dada por lospríncipes de los sacerdotes ypor los fariseos para que

quiensupieradóndeestabaelCarpinterolodijeseypudieseasíserdetenido(Juan11,56).Jesús,porsupuesto,sabíaquecaminaba hacia su muerte ylas multitudes, ansiosas,querían verle por última vez.SólolosApóstoles(quizáconla excepción de Tomás), seaferraban a no sé quéesperanza,ySantiagoyJuan,apoyados por su madre, seafanaban para asegurarse losprimerospuestosenunReino

glorioso... No lo tendrían,peroJuanysumadreestaríanen el Calvario, al pie de laCruz.

ElciegodeJericó

Así llegaron a Jericó, a unostreinta kilómetros deJerusalem.HerodeselGrandehabíaampliadoyembellecido

la ciudad, y habíamuerto enella; su hijo Arquelaotambién había edificado unpalacio allí. En las afueras,Jesús curó a dos ciegos,según san Mateo, aunqueMarcos y Lucas sólo noshablandeuno,Bartimeo,quelesiguió.Nosrecuerdanotrosdosciegos(Mateo9,27)queJesús curó en Galilea, sobretodo por su insistencia enllamarle, como éstos, hijo deDavid. Aquí, en Jericó, tal

grito tenía especialesresonancias, ya que, paramuchos, el Reino de Davidparecía a punto de serrestaurado por Jesús. LosDoceylosqueleseguíanlesinstaban a que se callasen,pero ellos gritaban cada vezmás.HastaqueJesúslescuró.

LaconversióndeZaqueo

Ya en Jericó, el Señorconvirtió a otro publicano,Zaqueo,nombrequesignifica«puro» y que loscontribuyentes consideraríanabsolutamente inapropiadopara un jefe de recaudadorescomoél.

Era un hombre achaparrado,bajito, incapazdeverpasaraJesús mirando por entre lascabezas de la multitud. Poresosesubióaunárbol...

En la actualidad,ver trepar aunárbolaunaltofuncionariode la Administración –uninspector de tributos–causaríahilaridad,yentoncestambién. Los que estuvierancercasesentiríantanatraídospor el espectáculo como porel próximo paso del Señor.Pero lo más sorprendente esque,cuandoJesúspasó,llamóaZaqueopor sunombre–talvezselooyeradeciralosqueseguaseabandeél–yledijo:

«Date prisa en bajar, porquehoy me hospedaré en tucasa». Y se bajó del árbol yhospedóalSeñor.

Jesúsparecehabertenidounaespecie de debilidad por losrecaudadores de impuestos.Hayenesteepisodiomuchascosas que recuerdan lavocación de Mateo,especialmente lo categóricodelallamada,laprontituddela respuesta y el banquete

subsiguiente en una casadonde un fariseo jamáshubiese puesto los pies.Mateo se convirtió enApóstolyZaqueo,sinllegaratanto, porque Jesús no se lopidió, se convirtió en unhombre nuevo. «Señor –dijo–, doy la mitad de misbienes a los pobres, y si aalguien he defraudado enalgo, le devuelvo elcuádruplo» (Lo cual podíasuponer gran parte de la

fortuna que se habíareservadoparaél).

Los fariseos, naturalmente,empezaron a murmurarporque había entrado ahospedarse en casa de unhombre pecador, lo mismoque habían hecho enCafamaúmcuandosesentóala mesa en casa de Leví. Locualañadeuna similitudmásentre los dos episodios,porqueencasadeMateodijo:

«Nohevenidoa llamara losjustos, sinoa lospecadoresapenitencia» (Lucas 5, 32). Yen casa de Zaqueo explicó:«El Hijo del hombre havenido a buscar y salvar loque estaba perdido» (Lucas19,10).

No se nos dice cuál fue lareacción deMateo (quien nomenciona el episodio en suEvangelio), peroprobablemente ninguna otra

conversiónlellenaríadegozotanto como la de estedistinguido miembro de suantigua profesión. Zaqueo,por su parte, hubieseencontradounavaliosaayudaen elApóstol para valorar loque debía a loscontribuyentes que habíaextorsionado. Y Judashubiese deseado aconsejarlecómo «distribuir» el dineroentre los pobres... Pero niMateo ni Judas tuvieron

tiempo para hacerlo:NuestroSeñor,seguidodelosDoceyde un numeroso grupo dediscípulos, partió enseguidahaciaBetania.

LaParáboladelhombrenoble

TraslaconversióndeZaqueo,Nuestro Señor contó una de

sus más sorprendentesparábolas. ¿La deladministrador infiel, tal vez?No. Ésa es, a mi juicio, unade lasmás claras.Me refieroa la del hombre noble quepartió a lejanas tierras pararecibir la investidura de sureino (Lucas 19, 11-28). Laspalabras clave son éstas: quecontó esta parábola «porqueestabapróximoaJerusalemyles parecía que el Reino deDios iba a manifestarse

enseguida».

Durante todo este viaje, susseguidores no habían dejadode pensar en ello (ésa debióserlacausadequeSantiagoyJuan tuvieran prisa enasegurarse los puestos máselevados),yJesúsexpusoestaparábola para desengañarles.Ahora bien, ¿dónde está larelaciónentrelaparábolaysuequivocada expectación? Enla palabra enseguida.

Pensaban que, en cuanto elSeñor llegara a Jerusalem, sesentaría gloriosamente en sutrono.Peroen laparábola,elnoble tenía que ir a «lejanastierras» antes de recibir lainvestidura del Reino. Esdecir, que Jesús tenía que ir«lejos», al otromundo, antesde recibir la investidura delReino demanos de su Padrecelestial. A su vuelta, sí, sesentaría en su trono parajuzgar a sus servidores,

recompensando a aquellosque hubieran negociadodiligentemente los tesorosqueleshabíadejadoal irseycastigando a los que loshubieran dejadoimproductivos.

Hasta aquí, nada hay desorprendente: su reino iba aestaren estemundo, pero noibaaserdeestemundo;todospodemos hacer uso de lagracia santificante... o

perderla. Lo sorprendenteestá en el versículo 14;mientras el noble estaba enlejanas tierras, sus súbditos,que le odiaban, enviaron unaembajada para decir: «Noqueremosqueéstereinesobrenosotros». La parábola noscuenta lo que les ocurrió aestos súbditos rebeldes en elversículo 27: «En cuanto aéstos, mis enemigos, que noquisieron que reinase sobreellos, traedlos aquí y delante

de mí degolladlos». Ahorabien, ¿cómo iban a enviaresos súbditos rebeldes unaembajadaalCielo,queeraellugar adonde Nuestro Señoriba a ir? ¿Qué quiere deciresto?

Treinta años antes, siendoJesúsunniñopequeño,loquese narra en la parábolasucedió realmente. Cuandomurió Herodes el Grande,dejócomoprincipalheredero

a su hijoArquelao, elmayorde los supervivientes.Arquelao,entonces,marchóaRoma –una tierra lejana, amásdetresmilkilómetrosdedistancia– para pedir alEmperador Augusto que lehiciera rey, como le habíahechoasupadre,yaquesóloAugusto podía revestirle detal dignidad. Los judíos, quele odiaban, enviaroncincuenta de sus jefes másrelevantestrasélparasuplicar

al Emperador que no lehiciera rey y convirtiera aJudea en una provinciaromana gobernada por unprocurador.Augusto zanjó lacuestiónconuncompromiso.Entregó Judea a Arquelao,pero no le concedió el títulode rey, sólo el de etnarca.Éste regresó lleno de odio, ybien pudo pronunciar laspalabras del versículo 27(aunque no las pronunciara),pues asesinó judíos a

mansalva. Sus súbditos, porfin, lograron quitárselo deencima. Tras diez años decrímenes y desgobierno, fueexiliadoporRomayJudeaseconvirtióenprovinciaromanaconunprocuradoralfrente.

¿Representaba en la parábolatal sucedido el Reino deNuestroSeñor,gobernadoporÉl mismo? En ese caso,hubiese sido el másasombroso ejemplo jamás

puestoporJesús.Peronoeraasí, pues ya sabemos que ensus comparaciones, sólodeterminados elementospodían aplicarse a Él mismoen su relación con loshombres. No podemos llevarunacomparaciónmáslejosdelo que Él la llevaba.Recordemos queacostumbraba a ilustrar susenseñanzas con ejemplostomados de cosas concretasque sus oyentes tenían ante

sus ojos. Aquí, en Jericó,Herodes había muerto, ydesde Jericó Arquelao habíapartido para Roma. QuizáJesúsestaba,cuandocontó laparábola, ante el palacio quehabía mandado construir enJericó a su regreso; además,los judíos que le oían nopodían haber olvidado estoshechos; Él por supuesto, lostenía presentes, pues estabanmuy relacionados con suvida: José, para evitar que

murieraamanosdeArquelao,nosehabíaquedadoenJudeaal regresar de Egipto, sinoque se había instalado enGalilea. Y ahora, después detodo, iba a encontrar lamuerteenJudea,noamanosde Arquelao, sino delprocurador romano quegobernaba en su lugar, y apetición de los sucesores delos hombres que habíanhechoposiblesugobierno...

LauncióndeBetania

DesdeJericó,Jesússedirigióa Betania. Estaba ya a unosminutosdeJerusalemyaunasemanadelCalvario.

En Betania, volvemos aencontrarleconLázaro,MartayMaría, no en su casa, sinoenladeSimón«elleproso»,a

quien, probablemente, Jesúshabíacurado.

La víspera del último sábadoantes del Calvario, SimónofrecióunbanquetealSeñor,con Lázaro como invitado.Marta servía la mesa, puesMaría,unavezmás,dejóasucargo las tareasdomésticasyescogió lamejor parte: la deungir lospiesy lacabezadelSeñor con un ungüentoprecioso, de tal forma que

«toda la casa se llenó con elolordelperfume».

De los tres relatosevangélicos de la escena(Mateo 26, 6-13;Marcos14,3-9; Juan 12, 1-11), el másdetalladoeseldeJuan.Eselúnico que cuenta que Lázaroestabaallí,yqueMaríaeralamujer que ungió a Jesús.Todos hablan de laindignación que causó sugesto,perosóloJuandiceque

JudasIscarioteprotestóyqueJesús le reprendió. Da laimpresión de que ésta fue laúltima oportunidad de Judas;unos díasmás tarde venderíaa su Maestro por treintamonedasdeplata.

Recordemos lo que dijoJudas:«¿Porquénosevendióeste ungüento en trescientosdenarios y se dio a lospobres?»... Y el comentariodeJuan:«Estolodecíanopor

amor a los pobres, sinoporqueeraladrón,yllevandoél la bolsa hurtaba lo que enella echaban». No hay, puesrazón alguna para atribuirlemotivos más nobles, comoalgunoshanhecho,queriendoexplicar la traición de Judas;por ejemplo, que su únicodeseo era obligar a Jesús amostrarsupoderyestablecersureino.Nadadeeso.Juanleconocía y dice que era unladrón.

Lucas, que describe unaanterior comida de Jesús enBetania, conMarta sirviendoa la mesa yMaría sentada asus pies (Lucas 10), nomenciona ésta. Sin embargo,es el único que narra launción del Señor por unamujer pecadora, enCafarnaúrn, durante unbanquete en casa de unhombre llamado Simón. ¿Setratadelmismoepisodio?...

Existenciertassimilitudes,enefecto,entreunoyotro,yhayquien piensa que es enrealidad el mismo, y queLucas lo colocó comosucedido en Cafarnaúm poralguna oscura razón. Sinembargo, las diferencias sonmayores que las semejanzas.En Cafarnaúm, el anfitrión,Simón, semuestrahostiloalmenos poco amistoso. EnBetania,Lázaroesunodelosinvitados y Marta sirve a la

mesa, lo que haceinimaginable que el anfitrión–Simón «el leproso»– fuerahostil. Además, están lasdiferentes reacciones ante elgesto de la mujer: enCafarnaúm, se critica aCristo,porno«saber»quesetratadeunamujerpecadoraydejarlahacereso;enBetania,aquiensecriticaesaMaría,por hacer ese derroche conJesús en lugar de darlo paraaliviar la miseria de los

pobres (a lo que el SeñorobjetóqueÉlibaaestarmuypocotiempoconellosyalospobreslostendríansiempreasulado).

Si hubo, pues, dos unciones,¿hubo también dos mujeresdistintas? ¿Eran María deBetania y la «mujerpecadora» deCafarnaúmunamisma persona? ¿Y era unade ellas –o las dos– MaríaMagdalena...?LosEvangelios

no lo aclaran. Sólo da laimpresión de que las dosunciones fueron obra de unamisma persona, pues lassemejanzas superan la meracoincidencia, sobre todo eldetalle de secar los pies conelcabello. InclusoelvasodealabastrousadoenCafarnaúmparece ser el mismo que seusó en Betania, y que, comocuentaMarcos,Maríarompiópara verter el perfume denardo, con objeto de que

nadie pudiera utilizarlo otravez.

En cuanto a si María deBetania era MaríaMagdalena,convienetenerencuenta cómo el Señordefendió su «extravagancia»frente a quienes la criticabandiciendo que, de algunamanera,sehabíaanticipadoaungirleantesdequemuriera.Pues bien, María Magdalenafue una de las mujeres que

llevó ungüento a la sepulturapara ungir el cuerpo delSeñor,ungüentoquenohuboocasióndeemplear.Aquí,enBetania, tuvo lugar laverdadera unción para lasepultura.

37.Laspalmasylahiguera

FaltabansóloseisdíasparalaPascua y Jerusalem rebosabade gente. Todo el mundohablabade la resurreccióndeLázaro. Todo el mundoquería ver al Taumaturgo...todos,menoslospríncipesde

los sacerdotes que habíandecididomatar alCarpintero,yaLázarotambién.

EntradaenJerusalem

El domingo por la mañana,Jesús se dirigió a Jerusalem,tomandoelcaminomáscortodesde Betania, por el montede los Olivos. Por primera

vezlevemoscabalgar...sobreun asno. Sus enemigos,mezcladosconlamultitud,nodejarían de recordar cómoaquel otro hijo de David,Salomón, heredero del tronode su padre, había entradotambién en la ciudad,cabalgando, desde el montedelosOlivos.

Loscaminosestaban repletosde peregrinos que acudían aJerusalem para la gran fiesta

de la Pascua procedentes detoda Palestina y del mundoentero. Al ver venir a Jesús,sus seguidores extendieronalgunosmantossobreellomodelasnoyotrosporelsuelo.La emoción subió de punto.Los peregrinos empezaron acortar ramasde los árbolesya cubrir con ellas el camino.Mientras tanto, la noticia dequeJesúsestabaalaspuertasdelaciudad,congregóenlasafuerasuna inmensamultitud

queagitabapalmas.

Laemoción sedesbordóy lamultitudenardecidaempezóagritar: «¡Hosannah en lasalturas! ¡Bendito sea el reinode nuestro padre David, queahora llega!...». El reino, enefecto,estaballegando;elquetenía que llegar –el Mesías–estaba allí. Por fin. Pero elasnodebíahaberleshechoverque no iba a ser el reino desus sueños;no seríaun reino

guerreroyde conquista, sinodeamorydepaz.

Cuando Jesús llegó a lo altodel monte de los Olivos,dondeempezabaeldescenso,vio Jerusalem desplegada asus pies. Por segunda vez leoímos llorar, al contemplartodo aquel esplendor quesería destruido por losromanos cuarenta años mástarde. «No dejarán en ti –sollozóantelaciudad–piedra

sobre piedra». ¿Por qué?«Porque no has conocido eltiempo de tu visitación».Había llorado por Lázaro, aquien amaba. Ahora llorabapor Jerusalem, porque laamabatambién.

Mientras tanto, los fariseosestaban fuera de sí.Difícilmentehubiesenpodidocalmar a la multitud: erademasiadograndeelclamoryencendida la pasión. Por eso

le urgieron, por dos veces, aque hiciera algo para que lagente se callara. La primeravezcontestóquesi elpueblose callaba, las piedrashablarían; la segunda, en elTemplo, respondió con unSalmo de David. Lossacerdotes habían mostradosu indignación al ver cómolos niños gritaban«¡Hosannah al Hijo deDavid!» y pensaban quedebían callarse. Jesús,

entonces, citó un versículodel Salmo octavo, el tercero:«Delabocadelosniñosydelos que todavía maman, hashecho brotar la más perfectaalabanza». Los niños debenestar calladitos, sí, pero haymomentos en los que sóloellosdicenlaverdad.

También había gentiles entrelamultitud,prosélitostalvez,que aceptaban alDios de losjudíos, pero no estaban

circuncidados.Habíanvenidoa Jerusalem para la fiesta dela Pascua y querían conoceral causante de todo aquelalboroto. Así pues, seacercaron a Felipe (que teníaun nombre griego y era deBetsaida,ciudadenlaquelosjudíosygentilesestabanmuymezclados, por lo quequizáshablaseelgriego)yledijeronque querían ver al Maestro.¿Lograron hablar con Él?Juan, que narra el episodio,

nonoslodice(12,21).

Para las masas, el Domingode Ramos fue un díaemocionanteyfrenético.Paralos Doce también, peroespecialmente –de diferentemanera– para dos de ellos.Los millares de voces quegritaban «Hosannah al Hijode David» harían pensar aPedro que Jesús estaba apunto de establecer suReinoy que él, el pescador de

Galilea, tendría las llaves delmismo. En cuanto a Judas,desgarrado, roto, encerradoen sus negros pensamientos,no compartiría la exaltaciónde todos. Si los demás lemiraron, sólo verían en surostro un gesto amargo yreconcentrado. Estabalibrandosusolitariabatalla...

Getsemaníprefigurado

¿Qué significaba todo estopara Jesús?... Lasaclamaciones, tal vez, nodemasiado. Conocía a lagente mejor que nadie.Cuandohabíadadodecomera cinco mil personas concinco panes y dos peces,habían querido proclamarleRey, pero cuando esamismagente le oyó hablar de laEucaristía, se alejaron de Él.Ahora estaban locos deentusiasmo porque había

resucitado a Lázaro a laspuertas de Jerusalem, perosabía que era un entusiasmoirracional.

Ellospresentíansutriunfo.Éltambién, pero sabía en quéibaaconsistir,ynosóloparaÉl, sino para cuantos lesiguieran a través de lossiglos. Trató de decírselo alos Apóstoles (Juan 12, 23):«Es llegada lahoraenqueelHijo del hombre será

glorificado»; pero esaglorificación pasaba por lamuerte:sielgranodetrigonoseentierra,quedasóloeneso:en un grano de trigo; tieneque ser enterrado para quefructifique. Y se lo decíatambién por ellos, era su leydevida.Nodebíanaferrarseaesta vida terrena, que ha determinar;sisólopensabanenella, si no la «perdían» dealguna manera, no daríanfrutonitendríangloriaeterna.

«Si alguien quiere ser miservidor, que me siga; ydonde yo estoy, tambiénestaráaquélquemesirva».

En todo lo sucedido hastaahora, Jesús se habíamostrado como siempre,sereno, tranquilo, comoenelojo de un huracán. Sinembargo, de repente, parececomo si todo el horror de loque ibaa suceder sedesatarasobre Él. Leyendo el

Evangelio, le hemos vistofurioso, compadecido,apenado, gozoso, perosiempre dueño de sí mismo.Ahora, de pronto, pareceperder el control, como unanaveagitadaporelviento.EslaanticipacióndeGetsemaní.

Todo está en un soloversículo del Evangelio desanJuan(12,27):«Ahora,mialmase siente turbada» («Mialma está triste hasta la

muerte», dirá enGetsemaní).«Padre,líbramedeestahora»(Y en Getsemaní: «Padre, siquieres, aparta de mí estecáliz»). Y también, como enel Huerto de los Olivos,acepta la voluntad del Padre:«Pero para esto he venido almundo»... Sabe, pues, quetoda su vida terrena perderíasusentidosise leconcedieralo que pide: habría sido ungranodetrigoquepermaneceestéril,enlugardedarvidaal

mundoconsumuerte.

Luegogritó:«Padre,glorificatunombre».Observemosqueno dice mi nombre, sino eltuyo.ElPadrevaamostrarsugloria en la muerte de suHijo...

En esemomento, se escuchóunavozprocedentedelCielo:«Le he glorificado ya y leglorificarémástodavía»...

La momentánea crisis habíasido superada.Las siguientespalabras de Nuestro Señorfueron de triunfo: el instantesupremo, decisivo para elmundo, había llegado. Elreino de Satanás concluiríacuando Cristo, levantado enalto, lo atrajera hacia Él,convertido en centro vital deuna nueva humanidad:«Ahora el mundo ha sidojuzgado;ahora,elpríncipedeeste mundo será arrojado

fuera. Y Yo, levantado enalto, todo lo atraeré haciamí».

Concluidalajornada,Jesússeretiró aBetaniaparapasar lanoche.Deloscuatrodíasquesiguieron, hasta la noche delJuevesSanto,sanJuannonosdice nada. Hay que acudir alosotrostresEvangelistas,loscuales cuentan también algosucedido en el Domingo deRamos que aquél no

menciona: La expulsión delTemplo de los cambistas ytraficantes. San Juan colocaun hecho semejante alcomienzo de la vida públicade Jesús, después de lasbodasdeCaná.¿Expulsódosveces a los vendedores delTemplo o Juan corrigiótácitamente a los otros tresEvangelistas colocando esteepisodio en su lugar exacto?No podemos saberlo, peropareceporlomenosprobable

que si tan sorprendentedesafío a la autoridadconstituida hubiese sucedidoelDomingodeRamos,habríasalido a relucir, como unaacusación más, en el juicio.El Sumo Sacerdote apenashabría necesitado otropretexto para arrestarle ycondenarleamuerte.

Lahiguera

El lunes por la mañana, devuelta a Jerusalem, el Señorhizo algo asombroso. Sintióhambre, dice sanMateo (21,18), y, viendo una higuera,quiso comer sus frutos, perosólo encontró en ellaespléndidas hojas verdes.Entonceslamaldijodiciendo:«Nunca más nazca fruto deti». Inmediatamente, lahiguera perdió su savia, ycuandoelSeñorpasóporallíal día siguiente, con sus

discípulos, estabacompletamente seca (Marcos11,20).

Incluso dicho así, parece undesproporcionado desplieguede poder, vejatorio para elpropietario de la higuera ydifícil de defender. Marcos,además,añadeundetallequea primera vista hace esteepisodio todavía másincomprensible: nos dice queno era tiempo de higos... La

explicaciónestá,sinduda,enque Jesús quería enseñarlesuna parábola, no conpalabras, sino conhechos. Ylo que les quería –y nosquiere–enseñaresqueresultaabsolutamente condenable –estéril– una religión exterior,aparente, que no da comofrutos el amor a Dios y alprójimo. No se trataba dehigos, sino de hombres, ypara los hombres siempre estiempodedar frutos.Nohay

estaciones en las que seanatural y oportuno para elhombre cumplir esospreceptos divinos y otras enquenolosea...

El Señor utilizó aquí unlenguaje parecido al queutilizóDioscuandomaldijoaSatanás–laSerpiente–traslacaída de nuestros primerospadres: «En adelante, tearrastrarás sobre tu vientre».¿Cómounpuroespírituseva

a arrastrar sobre su vientre?PeroDiosestabahablandoenlenguaje viperino. Jesús, porsu parte, avisaba a loshombres con lenguaje dehiguera.

Los Doce, por supuesto, noentendieron nada. Pedro, ennombrede todos,preguntóalSeñorporquélohabíahecho.No sabemos lo que Jesúsrespondió. Mateo y Marcosaludenalhechoensí,noasu

significado, y cuentan queJesús les dijo que, si teníanfe, no sólo serían capaces dehacer eso, sino cosas muchomás espectaculares todavía:podrían ordenar que unamontaña se arrojara almar yse echaría, siempre que novacilaran al hacerlo. Nos locuenta Marcos, quien, comosabemos, recoge losrecuerdos de Pedro, el cuálnunca pudo olvidar que élhabíavaciladomuchasveces,

hastatraicionaralMaestro.

38.Fariseos,saduceosyherodianos

Entre el Domingo de Ramosy el Jueves Santo, saduceos,herodianos y fariseos, nocesaron de hostigar a Jesús,que enseñaba en el Templo.

Habían decidido matarle,pero esperaban el momentooportuno.

«¿Dequiénserámujer?»

Laposturadelossaduceosnodeja de ser curiosa. Unidosmomentáneamente con susenemigos los fariseos encontrade Jesús, lehacenuna

preguntasobrelaresurrecciónde los muertos, tema en elque los fariseos estaban conJesúscontraellos.Basándoseen el Deuteronomio (25, 5),que dice que si un hombrecasadomuere sin dejar hijos,suhermanodebecasarseconla viuda para dardescendencia a su hermano,leexpusieronelcasodesietehermanos, seis de los cualesmurieron sin descendencia,de tal forma que todos se

fueron casando con la viuda.Y le preguntaron: «Sirealmente los muertosresucitan(loquelossaduceosnegaban), ¿de quién de ellosseríamujer?».

La respuesta inmediata deJesúsalproblema fuequeenelcielonadieestarácasadonisoltero, porque no habráuniones sexuales (lo que talvezsorprendieraamásdeunfariseo): sus ciudadanos son

inmortales y no necesitaránengendrar para que otrosocupen su lugar; en estesentido, serán como ángeles(Lucas20,34-36).SanLucasparecequererponerderelievecon las palabras «losjuzgados dignos de tenerparte en aquel siglo», queJesúslimitalarespuestaalasalmas de los justos. Nada sedicedeloscondenadosycabepreguntarse si de algunamanera la lujuria añadirá

nuevoshorroresalinfierno.

Pero Jesús no dio respuestatan sólo a este asuntoconcreto, sino también a lacuestión general de laresurrección;nosóloalcómo(con la referencia a losángeles,sobrecuyaexistencialos saduceos también teníansus dudas), sino incluso alhecho en sí. Dios se habíallamadoasímismo«ElDiosde Abraham, de Isaac y de

Jacob» (Éxodo, 3, 6), y elDios vivo no iba aproclamarse Dios de treshombres muertos, de tresrecuerdosqueyanoexistían,porque «no es Dios demuertos, sino de vivos». Larespuesta debió convencer aalgunos escribas –puestambién había escribas entrelos saduceos–, que semostrarondeacuerdo.

EltributoalCésar

Los herodianos,estrechamente unidos a losfariseos, eran más astutospara poner dificultades.Mientras los saduceoshabíanpresentado un problemadoctrinal frontalmente, éstostrataban de «enredarle», deconfundirle, de tenderle unatrampa que pudiera hacerledecir algo que le

comprometiera ante elprocurador romano.Empezaron, pues, dándolecoba(«sabemosquehablasyenseñas con rectitud y notienes miramientos...»), paraintroducir la insidiosapregunta: «¿Nos es lícito anosotros pagar tributo alCésarono?»(Lucas20,21).

Estabaclaroquesidecíaquesí, podían poner en contrasuyaalpueblo,que,juntoala

resistencia normal a pagartributos que tiene todo elmundo, sentía una especialrepugnancia, por patriotismo,apagarlostributosimpuestospor los odiados romanosinvasores. Y si decía «no»,podrían denunciarle a PoncioPilato, con la certeza de queleimpondríalamáximapena,ya que, en este tema, losromanos no se andaban conchiquitas.

Pero Jesús no cayó en latrampa. Les pidió que lemostraranunadelasmonedasconque se pagaba el tributo,y, cuando se la trajeron,preguntó: «¿De quién es estaefigie y esta inscripción?».Ellos respondieron que delCésar, porque era unamoneda que usaba todo elmundoyningunodeellos–niel más patriota– se hubiesenegado a reconocerlo. Asípues, Jesús zanjó el asunto:

«PuesdadalCésar loqueesdelCésar y aDios lo que esdeDios».

Hay aquí dos elementosfundamentales:unonotorioyotromásprofundo.Césarerael amo de Palestina, odiadopero legítimo; hasta losmismos fariseos habíanpedidoaRomaunprocuradorque sustituyera al sangrientoArquelao.Teníapoder,desdeluego, y podía tomar lo que

quisieradesussúbditos.Peroesqueademásteníaderechos.Así lo acababa de declararexpresamenteunHombrequeeraDios.Loquelaautoridadcivil necesita para el buengobiernodelasociedad,tienederecho a reclamarlo a losciudadanos. En su sentidomas hondo, ese derecho delosgobernantesesunderechodivino. Así lo dijo Cristo. Ylo dijo precisamente pocosdías antes de que esos

mismos gobernantes lecolgasendelMadero...

«¿Conquéautoridad?»

Elmás importante desafío alque tuvo que hacer frenteJesúsenaquellosúltimosdíasfue el de un poderoso grupoformadopor«lospríncipesdelossacerdotes, losancianosy

los escribas», quienes lepreguntaron con quéautoridadhacíaloquehacíaoquién lehabíadado talpoder(Mateo 11, 23; Marcos 21,28, Lucas 20, 2). Por«príncipes de los sacerdotes»se entienden los másinfluyentes, no el SumoSacerdote mismo, sino losque habían desempeñado talcargoylosquepertenecíanalas acaudaladas familiassaduceasdedondeprocedían.

Encontraremos al mismogrupo en el interrogatorio aque fue sometido el Señor lanoche en que le apresaron,acusándoleantePilatoyanteHerodes y burlándose de Élen el Calvario. Jesús lesrespondió con otra preguntaque contenía un dilemaparecido al que losherodianos le habíanpresentado: «El bautismo deJuan,¿procedíadelcieloodeloshombres?».

La popularidad del Bautistaseguía siendo grande, y ellosno se atrevieron a decir queno procedía del cielo en unmomento en que todo, paraellos, dependía de quelograran ganarse al pueblo.Pero tampoco podían decirque sí, pues en ese caso secondenabanellosmismospornohaberaceptadoaJuanyasu bautismo. Así pues, sóloles quedaba una salida: decirque no lo sabían. A lo que

Jesús replicó que si no lecontestaban, tampoco Él lesdiríaconquéautoridadhacíaloquehacía.

ElSeñorsabía(yenestotodoelpueblosehubiesemostradode acuerdo con Él) que sóloel empecinamiento les hacíanegarse a admitir que Juanhabía sido enviado porDios.Ahorabien,másclarotodavíaeraqueDioslehabíaenviadoa Él, ya que había hecho

milagros y el Bautista no.¿Cómo,pues,tratardedarluzaunosojosquesenegabanaver?...

Con todo, lo que habíainsinuadosobreÉlmismolesturbóylesirritómenosqueloque a continuación dijo deellos, los caciques de supueblo, contándoles laparábola de los dos hijos aquien su padre mandó atrabajara suviña (Mateo 21,

28). Uno dijo que no queríair,peroluegofue;elotrodijoque iría, pero no apareció.Los oyentes no tuvieronmásremedio que admitir que fueel primero, a pesar de sunegativa inicial, el que leobedeció. Entonces Jesússacó la más aplastanteconsecuencia: «En verdad osdigoque lospublicanosy lasprostitutas os precederán enelreinodeDios.PorquevinoJuanavosotrosporelcamino

de la justicia y no habéiscreídoenél,mientrasquelospublicanosylasmeretricessícreyeron...».

El Señor había dicho –ytodavía diría– cosas peoresque ésta, cosas que a susoídos sonarían comoblasfemia. Sin embargo,colocar a los publicanos y alas prostitutas por delante deellos, era un insultoinsoportable, algo que

colmabaelvasodesuira.

Losviñadoresrebeldes

Al hablar así, corría hacia lamuerte.Enlaparáboladelosviñadores rebeldes, les dijoclaramente que le iban amatar(Mateo21;Marcos,12;Lucas20).Enladeldueñodela viña y los dos hijos, que

acabamos de citar, habíapresentado a la viña como elPueblo Elegido de Dios. Sinembargo, la palabra viña nosignificaba literalmente másque un campo en el quecrecen las cepas. Ahoravuelve a utilizar la mismapalabra, pero sin que quepaya la menor duda de que serefería a Israel: describe lavalla construida alrededor, ellagar,laprensaparaextraerelmosto, la torredevigía, todo

locualesunacitacasi literalde Isaías (cap. 5), que, sinduda, sus oyentes conocían,por lo que sabían que eldueño de la viña eraDios, yque ellos, como sus padres,eran los colonos, losviñadores a quienes Dioshabía confiado la viña deIsrael.

Jesús les contó cómo elpropietario había enviado asus siervosdevezencuando

arecogerelfruto,ycómolosviñadores los habíangolpeado y maltratado,matando a algunos de ellos(en el Antiguo Testamentohay ejemplos de profetasasesinados por los judíos).Asípues,elSeñordelaViñadijo: «Enviaré a mi hijoamado, pues a él lerespetarán». Pero ellostambiénlemataron.

Enelquintocapítulodellibro

deIsaías,elprofetalanzaunaviolenta acusación contra loslíderes del Pueblo Escogido,más violenta aún que las deJesús:«LaviñadelSeñor...esla casa de Israel, y loshombres de Judá son suamado plantío. Esperaba deellos juicio, pero sólo hubosangrevertida;justicia,yheteaquí gritería». ElViñador noobtenía uvas, sino sóloagraces.Poreso,lajusticiadeDios recaerá sobre la Viña:

«Quedará desierta, no serápodadanicavada;creceránenella los cardosy las zarzas ymandaré a las nubes que nolluevan sobre ella». Lajusticia divina visitarátambién a los viñadores: «Elabismo ensanchará su seno yallí bajará su nobleza y suplebe... y el hombre seráabatido, y humillados losvarones».

Los fariseos y los saduceos

podían pensar que eran susantepasados los que habíanpecado y habían sidocastigados por ello, ya quetodo eso había sido dichoochosiglosantes.Noocurríalomismo con la parábola deJesús,yaqueelCarpinterodeNazaret estaba hablando deellos, «y ellos lo sabían»(Marcos 12, 12). Un destinomuyamargolesesperaba–lesdijo–,aellosyalIsraeldesutiempo. Sus padres habían

matadoalosprofetas,esonolo podían negar, pero Él eramayorquelosprofetas;nounsimple mensajero de Dios,sino Su propio Hijo, a quienibanamatar.

Y todavía había más: Tomódos profecías del AntiguoTestamento, en las que ellossegloriaban,yselasaplicóasí mismo, no a ellos. En lasdos,lapalabra«piedra»eralaclave.

La primera se refería a «lapiedra que desecharon losconstructores» (Salmo 118,22), pero que vino a ser laclave del arco de un granedificio. En el salmosignificaba el pueblo judío,rechazado por los gentiles,pero destinado a triunfarsobre ellos.Era unSalmodeVictoria, el último de esosHimnos deAlabanza que losisraelitascantabanalterminarla cena pascual; Jesús y los

Apóstoles también locantarían,antesdedirigirsealhuerto de losOlivos. Pero elSeñorseloaplicabaaÉl,ylapiedra que los judíosrechazabanibaaserclavedelarcodeunnuevoedificioconel que ellos nunca habíansoñado: la piedra de Isaías(28, 16), que la Comunidadde Qumram se atribuía: «ElReino de Dios os seráarrebatado y entregado a unpuebloque rinda sus frutos»;

un pueblo nuevo que trabajepara Dios, no en su propioprovecho.

La segunda se refería a «lapiedra que nadie habíalabrado» (Daniel, 2, 34-45),queharáañicosalosimperiosdeestemundoyserábasede«un imperio que jamás serádestruido, jamás superado,conquistador de todos losdemás y él mismoinconquistable».Imperioque,

por supuesto, pensaban queseríaeldeIsrael...PeroCristoahora lesdicequese tratadeun nuevo Reino, contra elcual sealzaránellosmismos,y que caerá sobre ellos ycuantoslorechacen.

Laminoríahostil

Cuando Jesús concluyó la

parábola hizo una pregunta ala multitud: «¿Qué pensáisque hará el Dueño de laviña?».

Las distintas respuestas nosrecuerdanqueentrelosqueleescuchaban no todospensaban lo mismo. Mateonos dice que algunoscontestaron que el Dueñoharía perecer a los malvadosy arrendaría la viña a otrosviñadoresqueleentregaranel

frutoasudebidotiempo.Sinduda no habían comprendidoque la Viña era el mismoIsrael (si habían leído aIsaías, debían haberloolvidado).

Los que lo comprendieronreaccionaron demaneramuydiversa. Gritaron: «¡No lopermitaDios!».Sierajustooinjusto, no lo tenían encuenta.

Pero había otro sector, el delos líderes: los príncipes delossacerdotes,saduceosensuinmensa mayoría, y losescribas, casi todos fariseos.Habían comprendidoperfectamente lo que habíadicho y les hubiese gustadoapresarle en el acto (Lucas20, 19), pero no lo hicieronportemoralamuchedumbre.Decidieron esperar a unaocasiónmáspropicia.

Es de hacer notar ladiferencia entre los líderes yelpuebloen lo referente a lahostilidad hacia Cristo. Lossaduceos, que detentaban elpodersacerdotal,eranricosyprepotentes, pero una exiguaminoría. Los fariseos, por suparte, formaban la éliteespiritual, y, como tal, erantambién muy pocos. Lapoblación de Palestinaentonces debía ser de unosdos millones. El historiador

Flavio Josefo dice que losfariseos eran unos seis mil.¿Cuántos de ellos eranfrancamente hostiles aJesús?... No lo sabemos. Loque sí sabemos es queNicodemo no lo era, comotampoco JosédeArimatea, yque bastantes fariseos seconvirtieron al cristianismo.Esdecir,queelporcentajedejudíos que resolvieron matara Jesús tuvo que sernecesariamentemuypequeño.

Ellos fueron los quemovieron los hilos y leentregaronaPilato.

Contra esa minoría habíahabladoJesúsdurantetodasuvida pública, y ahora conespecial vehemencia (aunqueMateo, que coloca aquí lamayorpartedesusinvectivas,puede haber agrupadoalgunas dichas en otrosmomentos).

Fuecontralosfariseoscontraquienesdirigiósusmásduraspalabras. Los ocho «Ayes»quelanzócontraellos(Mateo23) recuerdan las ocholamentacionesde Isaíasenelcapítulo quinto. Ahora bien,las de Isaías iban dirigidassobre todo contra los ricos ypoderosos, que se parecíanmásalossaduceos.Deellos,Jesús dice muy poco. Quizáfueran peores, pero no tanpeligrosos, precisamente

porque no tenían un ideariopreciso: los poderosos, a lalarga, nunca son tanpeligrosos como los falsosmaestros que enseñan falsasdoctrinas.

Los ataques de Jesús seconcentrabansobretodoenelorgulloyenlahipocresía.Loque estaba dibujando era elclásico retrato del hipócrita,queseencuentraencualquierparte, especialmente en

aquellas sociedades queponenlareligiónporpantalla.Un siglo más tarde, losmismos fariseosestigmatizarían las faltas queJesús había denunciado,descubriéndolas entre ellos;algunos incluso llegaron ahablarde«plagasfarisaicas».

Lo más triste es que lospecados de los fariseosproducían ese fariseísmo; noeraunaexcepción.Jesúsvea

losfariseos,comoinstitución,nosóloapartándosedelReinode los Cielos, sinoimpidiendo entrar a losdemás. En los mejores deentre ellos, como dice sanPablo(Romanos10,2),habíaceloauténticoporelhonordeDios, pero estabanequivocados. Los peores, nisiquiera tenían ese celo; eran«sepulcros blanqueados,hermosos por fuera, perollenos por dentro de

podredumbre e inmundicia»,comolesdijoJesús.

39.Loquesucederáalfinal

ElfinaldelTemplo

Estamos todavíaenelmartesde la Semana Santa. Tras laparábola decisiva sobre losviñadores rebeldes,Marcosy

Lucasnoscuentanelepisodiodelóbolodelaviuda.

Estaba Jesús sentado en elatrio del Templo, frente algazofilacio, lugar en que losfieles –pobres y ricos–depositabansus limosnas.Derepente, se acercó unamujerquedepositó dosochavos, esdecir, un poco de calderilla.Entonces, Jesús, conmovido,dijo:«Enverdadosdigoqueesta pobre viuda ha echado

más que todos los otros,porque los demás echaronpara las ofrendas de Dios delo que les sobraba, mientrasque ésta echó de suindigencia todo lo que teníapara el sustento» (Lucas 21,3).

Mateo no menciona esteepisodio. En su lugar, colocala larga invectiva del Señorcontralosfariseosalaqueyanos hemos referido, y que

concluye con una frase queLucas coloca antes:«¡Jerusalem, Jerusalem, quematas a los profetas yapedreas a los que te sonenviados! ¡Cuántas vecesquise reunira tushijoscomolagallinareúnebajolasalasasuspolluelosytúnoquisiste!Vuestra casa va a quedardesierta»... Palabras querecuerdan las lágrimas queJesús derramó sobreJerusalem el Domingo de

Ramos, al divisar la ciudaddesdeelmontedelosOlivos.También las recordarían losApóstoles, pero lo que se lesquedógrabadoconfuerzafuela referencia a la «Casa» –esdecir, el Templo– que iba aquedardesolado.

En estos últimos días, Jesúsdejólaciudadalcaerlatarde.En esta ocasión, se dirigió almonte de los Olivos parapasar la noche en el mismo

lugar donde, dos nochesdespués, le encontraríanJudasylaguardiadelTemploenviada por los sacerdotes.Los Apóstoles, conmovidostodavía por lo que habíadicho sobre el Templo,dirigieron la atención delSeñor hacia él, para queadmirara su esplendor. Sinduda esperaban que dijeraquenohabíaqueridodecirloque había dicho, pero sucontestación no dejó ninguna

puerta abierta a la esperanza:«No quedará piedra sobrepiedra que no sea demolida»(Mateo24,2).

LadestruccióndeJerusalemyelfindelmundo

Un poco después, estando elSeñorsentadoenlaladerade

la colinaquemirabahacia laciudad, cuatro de losApóstoles –los tres desiempre y Andrés– lepreguntaron cuándo ocurriríaesoycuálesseríanlasseñalesde que iba a suceder.También le preguntaron –como explica Mateo– cuálesseríanlossignosdesuveniday de «la consumación delmundo».

En cuanto al «cuándo», la

respuesta fuebreve:«Esedíaoesahora,nadielaconoce,nilos ángeles del cielo, ni elHijo, sino sólo el Padre»(Marcos13,32).Encuantoalasseñalesqueanunciaránsuvenida, Jesús hablólargamente, y de manerasumamente misteriosa.Mateo, Marcos y Lucas lorelatan. Seguiremos a Mateo(capítulos 24 y 25), peroconviene leerlo para mejorcomprensióndelresumenque

vamosahaceraquí.

Los primeros cuarenta ycuatroversículosdel capítulo24, que tratan de ladestruccióndeJerusalemydelavenidadeNuestroSeñoralfin del mundo son los másdifíciles de resumir. Acontinuación habla de cómocada uno de nosotros debeestar preparado para lamuerte, que es el final denuestro mundo propio y

particular; finalmente, tratadel Juicio de los hombres ydelfindetodo.Empezaremospor los primeros cuarenta ycuatroversículos.

Grandes santos, teólogos ytratadistas han intentadodeslindarexactamentecuándoel Señor habla de ladestrucción de Jerusalem ycuándo de las señales queprecederán a su propiaVenida, sin ponerse de

acuerdo; algunos sostienenquenohayunalíneadivisoriay que ambos temas estánentretejidos, con algúnversículo referidoocasionalmenteaunoyotro.

La destrucción de Jerusalemy de su Templo la predijoJesúsclaramente.ElTemplo,cuya construcción la habíainiciado Herodes el Grandeunos veinte años antes delnacimiento de Cristo fue

destruidoenel70despuésdeCristo,sóloalosseisañosdesu terminación completa;Jerusalem quedó destruida almismotiempo.

Pero Jesús habló también deotro tema mientrascontemplaba Jerusalemsentado en la ladera delmonte de los Olivos: hablódel Fin del Mundo y de supropiaVenida.Tambiénaquíhay división de opiniones.

¿Qué quiere decir laexpresiónFindelMundo?Lafrase, en griego, puedesignificar lo mismo que encastellano: el fin total denuestro universo; perotambién puede significar elfin deunmundo, de una eraconcreta en la que loshombres viven, en este casoel fin de la preeminencia delos judíos en los planes deDios. Esta última posibilidadtal vez esté esbozada en la

frase «todo esto es elcomienzo de los dolores»(Mateo 24, 8), cuyatraducción exacta seríadolores de parto, lo quesugiere el nacimiento de unanuevaera.

El lenguaje utilizado porJesús para describir lasseñales previas a su Venidaparece referirse a un finaldramático del universocreado: el sol y la luna

oscurecidos, las estrellascayendodelcielo,elHijodelhombre apareciendo en lasnubes con gran poder ymajestad,losángelestocandola trompeta y los justoscongregándose desde loscuatropuntoscardinales.PeroenelAntiguoTestamentounlenguaje similar se emplea aveces para describir grandesintervenciones divinas. Elmismo Pedro, citando alprofeta Joel, usa un lenguaje

parecido describiendo a lamultitud congregada ante elCenáculo el día dePentecostés, el granacontecimientodelamuerteyresurrección de Cristo: «...prodigios arriba en el cieloyseñales abajo en la tierra,sangre y fuego y nubes dehumo...» (Hechos 2,19).Susoyentes, que conocían ellenguaje profético, notomaron estas palabras al piedelaletra.

Sea como sea, hay quienespiensanqueJesúshablabadesu Venida al fin de lostiempos para juzgar a lahumanidad y quienes opinanque sólo de su venida en unnuevo nivel de actividad ensu reino sobre la tierra. Talvez se refiriera a ambasvenidas, fundamentalmenterelacionadas, con losmismosprincipios de operaciónactuando en ellas de distintamanera.

Elfinaldelavidaterrenadecadahombre

Jesús,queveíamuypróximoel final de su vida terrena,quiso referirse también aotros finales. Había habladoyadeldeJerusalemydel findel mundo. Ahora nos habladelfinaldelavidaterrenadecada hombre, que es el final

de nuestro mundo para cadaunode nosotros. Por eso, lascosas que dijo al referirse alfin de la humanidad sonaplicablesanuestramuerte.

Lo más importante es quedebemos estar siemprepreparados para recibirla, yaque no sabemos cuándovendrá.Tales lamoralejadela parábola de las vírgenesneciasylasprudentes,basadaen las costumbres nupciales

de la época. Estas vírgenes,que esperaban la llegada delnovio a casa de la novia, sequedaron dormidas alretrasarse éste. Las lámparasque llevaban se apagarondurante la espera y cuandollegó el novio quisieronencenderlas,peroel aceite sehabía agotado.Las prudenteshabían llevado un poco deaceite de reserva, y pudieronencenderlas. Las otras no, yno pudieron participar en la

procesión, ni asistir a lafiesta.

La parábola sólo ofrece unmarco costumbrista paraintroducir en él una verdadimportantísima: Jesús hablaclaramente de que cuando elhombre muere y Él viene arecoger el alma paraconducirla al Banqueteeterno, es absolutamentenecesarioqueelalmasehalleen estado de gracia. Ya se

había presentado a sí mismocomoelesposo(Mateo9,15)y ahora lo hace de nuevo.Para cualquier judío, aquelloera absurdo, escandaloso, yaque sólo Dios era el esposodeIsrael(Isaías54,6).

Lo que Jesús dijo del Juiciofinal –«cuando el Hijo delhombrevengaensumajestadytodoslosángelesconÉl,sesentará sobre su trono degloria y se reunirán en su

presencia todas las gentes, yseparará a unos de otros,como el pastor separa a lasovejas de los cabritos...»– seencuentra en los dieciséisúltimos versículos delcapítulo 25 del Evangelio desan Mateo. Estos versículos,con el «Apartaos de mí,malditos, al fuego eternopreparadoparaeldiabloysusángeles», podían ser objeto,sin agotarlos, de todo untratado. Aquí sólo haremos

notar una cosa: que loshombres seremos juzgadossegún hayamos tratado anuestros prójimos, porque lobuenoylomaloquehagamosal más pequeño de loshermanosdeNuestroSeñoraÉl se lo hacemos.De algunamanera misteriosa Él estápresente en todos, es tratadobienentodosomaltratadoentodos. Y otra cosa: porprimeravezJesússepresentaasímismocomo«elRey».

ElfinaldeJudas

Fue al anochecer de aquelmartes anterior al ViernesSantocuandoJesúshablótanmisteriosamente del final deJerusalem y del fin delmundo. Es posible tambiénque con sus palabrasfinalizara su ministeriopúblico, pues no parece que

el miércoles enseñara en elTemplo.Nosabemosnadadelo que sucedió ese día,excepto lo que hizo Judas.Mateo y Marcos colocan elepisodio de la unción deBetaniaylaprotestadeJudaspor el «derroche» delungüento inmediatamenteantes de la traición de Judas,que tuvo lugar el miércoles,pero seguramente lo hacenpara ligarel resentimientodeJudas por la corrección de

Jesús, al reprocharle suruindadanteelactodeMaría,con la traición al Maestro.Había, en efecto, unaconexión entre ambas cosas,pero separadas por cuatrodías de distancia, para pudrirelresentimiento.

Mateo, Marcos y Lucas noscuentan la traición. Sólofaltaban dos días para laPascuay lospríncipesde lossacerdotes y los escribas no

sabíanquéhacerparaapresara Jesús y hacerle morir. Eratan popular y le seguía tantagente –no todo el mundo,pero sí un número suficientecomo para temer unasublevación–, que no seatrevíanaactuarcontraÉlenpúblico, sobre todo en unmomento en que Jerusalemrebosaba de peregrinosllegados para la Pascua.Como contrapartida, silograban apresarle y la

multitud se sublevaba, eramás fácil que los romanosentraran en acción y lecrucificaran, pues comomedida de precauciónreforzaban la guardia de laciudadenlaPascua.

Estabandiscutiendotodoestoen el palacio del SumoSacerdote, Caifás, cuando sepresentó un hombre quepodía resolver al menos laprimera parte del problema:

cómo detener al Revoltoso,yaquesabíadóndepasaba lanoche.

¿QuémovióaJudasarealizarun acto que aseguraría a sunombre la fama universalhasta el fin de los tiemposcomoelprototipodel traidor,ya que hasta los mismosenemigos de Cristo llaman«judas»alostraidores?Lucasnosdice(22,3)que«Satanásentró en él», lo cual es un

consuelo para nosotros(aunquenopara Judas), puesver a Satanás conducir a lamuerteaQuienconsumuertele destruiría, nos muestraclaramente que no lo sabetodo y que puede cometererrores de bulto. Pero apartede eso está el resentimientode Judas y el testimonio deJuan cuando asegura que eraunladrónysustraíadinerodelabolsaaélconfiadaconlosmódicos fondosdelgrupode

losDoce.

Apesardetodo,laactituddeJudas sigue siendo unmisterio. Recordemos quecuando preguntó «¿Cuántome daréis si os lo entrego?»,le respondieron: «Treintamonedasdeplata».ElÉxodo(21, 32) fijaba esa mismasumapara pagar al dueño deun esclavo que había sidocorneado y muerto por elbuey de otro hombre, lo que

revela lo poco que valorabanlavidadeJesúsyeldespreciocon que aceptaron la ofertaaquellossacerdotes.

PeroJudasaceptó.Eranunos120 denarios y el vaso deperfume cuyo «derroche»tanto indignó a Judas valíaunos300.Sielmotivofueelresentimiento, ¿por qué esaavidezparaponerprecioasuMaestro?SieratanruincomoparavenderalSeñorporuna

suma tan pequeña, ¿cómo seexplicaunremordimiento tanatroz que le llevaría alsuicidio cuando Jesús fuemuerto?

Hay muchas cosas sobreJudas–elhombredeKerioth,el único de los Doce que noera galileo– que ignoramospor completo. Sólo Jesús lasconocía:Muchoantesdequellegara este momento, habíadicho (Juan 6, 17): «¿No os

he elegido yo a los doce yuno de vosotros es undiablo?».

TerceraParte:LaRedención

«El Hijo del hombre no havenido a ser servido, sino aserviryadarsuvidaenrescatepormuchos»(Mateo20,28).

«Yohevenidoparaquetenganvida, y la tengan abundante»(Juan10,10).

40.LaÚltimaCena

LaPascua

Nuestro Salvador fuecrucificado un viernes. Eljueves por la noche –«elprimer día de los Ácimos,cuando se sacrificaba elcordero pascual», dice san

Marcos– celebró la PascuaconlosApóstoles.SanMateoutilizaunafrasesimilarysanLucas habla del «día de losÁcimos, en que habían desacrificar la Pascua». Estáclaro que, para los tres, laPascua se celebraba elviernes, que empezaba eljuevesconlapuestadelsolyterminaba con la puesta delsol siguiente. La dificultadradica en que san Juan diceque los judíos querían que

Pilato crucificase a Jesúscuanto antes para podercomerlaPascua;esdecir,quesegún él se celebraba elsábado, que empezaba elviernes con la puesta del sol[12].

¿Esquelosjudíoscelebrabanla Pascua en días diferentes,según los grupos? Pudieraser.Sabemosquelosfariseoscalculaban los cincuenta díasquemediabanentrelaPascua

y Pentecostés de diferentemanera que los saduceos.Aquéllosempezabanacontara partir del día siguiente a laPascua y éstos a partir delsábado, bien el mismo de laPascua, bien el sábadosiguiente. Los saduceosdetentaban el SumoSacerdocio y por eso podíanfijarelcalendariodelaño.Seha sugerido que cuando laPascua caía en viernes, latrasladaban al sábado, de tal

formaque,eseañoalmenos,saduceos y fariseoscelebraban Pentecostés elmismodía.Asípues,pudieraser que para los fariseos laPascua empezara el juevescon la puesta del sol y paralossaduceosaldíasiguiente.

Hay quienes piensan que enGalileasecelebrabalaPascuaundíaantesqueenJudea.Porotra parte, se ha descubiertoun calendario usado por los

esenios basado en el sol envez de la luna. Si Jesús lousaba, la Última Cena sehabríacelebradoelmartes,noel jueves; el miércoles y eljueveshabríantenidolugarelinterrogatorioyeljuicio,yelviernes por la mañana lasentenciaylaejecución.

Son explicaciones más omenos plausibles, peroninguna de ellas segura. Encualquier caso, una cosa es

cierta:queloqueCristoylosDoce celebraron aquellanoche fue la Pascua, no otrotipo de comida ritual, ya quepor la mañana Él mismoenvió a Pedro y a Juan «apreparar la Pascua, para quela comamos» (Mateo 26, 18;Marcos 14, 12-16;Lucas22,10-13).

Las instrucciones que les diodebieron sorprenderles, puestenían que ir a la ciudad y

encontrar a un hombrellevando un cántaro de agua(Pueden parecernosimprecisas, pero no lo erantanto,yaquecántarosdeaguasólolosllevabanlasmujeres;ver a un hombre realizandouna tarea tan poco varonil,tenía que llamar la atenciónenseguida). Cuando leencontraran deberían decirle:«¿Dónde está la sala en quehe de comer la Pascua conmis discípulos?». Él les

mostraría una sala grande,bien amueblada, en la quedeberían preparar todo lonecesario para la cena.Seguramente aquel hombre,aunque desconocido para losApóstoles, era amigo delSeñor. Sabemos que despuésde la Ascensión, losApóstoles se reuniríanhabitualmente en casa de lamadredeMarcos, por loqueno es nada absurdo suponerque el hombre del cántaro

fueseunservidordelacasa.

Cayólatarde,ylosDoce,conJesús,sereunieronentornoala mesa: esta Cena sobresalepor encima de cualquier otraque haya existido nunca, acausa de la institución de laEucaristíaydelasenseñanzasqueelSeñornosdiosobrelaSantísimaTrinidad, la Iglesiay el Cuerpo Místico. Perodestaca también por elenormerealismodesuvisión

de la Iglesia como sociedadformada por hombressometidos a toda clase dedebilidadesy,apesardetodo,amadaporÉl.

Los cuatro Evangelistasrelatan la Última Cena(Mateo26,20-35;Marcos14,17-31;Lucas22,14-38;Juan13-17), pero ninguno dicetodoloqueocurrió.Entrelostres primeros totalizan tansólo cincuenta y seis

versículos; san Juan añadetreinta y ocho versículosdescriptivos y tres capítulosen losquerecoge loquedijoCristo.En realidad, cadaunoescribe su propio Evangelio,cadacual selecciona, entre lamasa de cosas que el Señorhizo y enseñó, lo quemás leinteresa o está más deacuerdo con su particularformadeescribir.

Ninguno se preocupa

demasiado –aquí como encualquier otromomento– delordendelosacontecimientos.Es suficiente para ellos –comoparanosotros–testificarlo que Jesús hizo y dijo. Poreso, al hablar de la ÚltimaCena, pasaré constantementedeunEvangelioaotro.

San Juan y san Lucasintroducen la Cena con lamayor solemnidad. San Juandice (13, 1): «Antes de la

fiesta de la Pascua, viendoJesús que llegaba su hora depasardeestemundoalPadre,habiendo amado a los suyosqueestabanenelmundo, losamó hasta el fin» (la palabragriega no quiere decir el finde su vida, sino hasta elextremo, con todas susfuerzas). San Lucas, por suparte, pone en boca de Jesúsestas palabras (22, 15-16):«Ardientemente he deseadocomer esta Pascua con

vosotros antes de padecer,porque os digo que ya no lacomeré más hasta que seacumplida en el Reino deDios».Hay en estas palabrasdel Señor profundidades yalturas inconmensurables,aunqueenaquelmomentolosApóstoles no lascomprendieron del todo.Había utilizado, eso sí, lapalabra«reino»,quelesponíaen tensión. La impacienteespera de su establecimiento

sehabíaconvertidoparaellosenunaobsesión.

LagrandezaenelReino

Oíresapalabrafuesuficiente,como nos cuenta san Lucas,para que se suscitara entreellos una contienda sobrequiénhabíadeser tenidopormayor. La contienda, de

hecho, ya había empezado alsentarsealamesa,puestodosqueríanestarcercadelSeñor.Ver a Juan junto a Élreavivaríatalvezlairritaciónde los demás cuando leoyeron reclamar, con suhermano Santiago, sendospuestos a su derecha y a suizquierda.

Hay algo patético en estadisputa entre unos hombresque unas horas más tarde

huirían para salvar su vida.Pero el hecho es quedisputaron agriamente y queel Señor tuvo quereprenderlesporello,dejandozanjada para siempre lacuestión. Iban a ser grandes,enefecto:enelReinoquesuPadre le había otorgado sesentarían en tronos parajuzgar a las doce tribus deIsrael (es decir, a la Iglesia,que sanPablo llamael IsraeldeDios–Gálatas,6,16–).Por

mediodeellos,gobernaríasuReino.Peroaunoenconcretole tenía reservada lamásaltafunción, de la cual todos sebeneficiarían. «Satanás –lesdijo–osbuscaparaaventaroscomo al trigo», procurandoque los vientos de las falsasdoctrinas –los máspeligrosos– os esparzan ydividan. Pero Él contestará aese reto de Satán por mediode Simón Pedro: «Simón,Simón... yo he rogado por ti

paraquenodesfallezcatufe,y tú, una vez convertido,confirma a tus hermanos»(Lucas 22, 32).Esdecir, queDiosguardarálafedePedro:las falsas doctrinas nuncaharán mella en él; la fe dePedro sostendrá la de cadaunodeellos.

Sabían,pues,deunavezparasiempre, quien iba a ser elprimero. Jamás volverían aponerloenduda.PeroaJesús

le preocupaba también otracosa: dejar bien claro en quéibaaconsistir lagrandezaensu Reino. Ya lo había dichoanteriormente, pero ahora lorepite: no consiste en lamagnificencia, en elesplendor, en la gloriahumana; consiste en eltrabajo bien hecho, en unaformaconcretadegobernarelReino: sirviendo. Los quemandan deben verse a ellosmismos como servidores de

todos, hasta el más bajo yhumilde, como válidosúnicamente en la medida enque sean eso: servidoresbuenos. Se lo había dicho enformadeparábolayahoraibaamostrárseloconloshechos:lavándoles lospies (Juan 13,4-16).Se levantó, sequitó latúnica,seciñóunatoallaalacintura, echó agua en unajofainaysepusoalavárselos.Naturalmente,Pedrosenegó:«Jamás me lavarás tú los

pies». La respuesta fuecontundente: «Si no te loslavo, no tendrás parteconmigo». Lo cual queríadecir, probablemente, que amenos que Pedro se diesecuenta de que no hayservicios indignos del quegobierna, no servía paragobernarélmismo.

Pedro, inmediatamente, pasóde un extremo al otro:«Señor, entonces no sólo los

pies, sino también lasmanosy la cabeza». Nuestro Señorvolvió a ser contundente: SiPedro se había lavado antes,nonecesitabalavarsemásquelospies, suciosdel polvodelcamino. Luego, dando unquiebro habitual en Él, parapasar de un nivel a otro,añadió: «Y vosotros estáislimpios, aunque no todos».Ya no se trataba del cuerpo,sino del alma; y san Juanconcluye: «Porque sabía

quién había de entregarle»:Judas, a quien había lavadolospies,comoatodos...

Judasseintroduceenlanoche

Los cuatro Evangelistascuentan que Jesús dijo en laÚltima Cena que uno de losDoce iba a traicionarle. Él

sabíaquiéndeellosera.Judastambién. Los demás no.Estaban desorientados.Veíanque el Maestro «estabaturbado» y comprendían queno hablaba en sentidofigurado, pero no adivinabanquiénpodíasereltraidor.Poresotodos–incluidoJudas–lepreguntaron: «¿Soy yo,Señor?». Debieron hacer lapreguntaalmismotiempo,detal formaque sólo Judasoyóla respuestaque ledio Jesús:

«Tú lo has dicho». Lasmismas palabras queutilizaría más tarde pararesponder al SumoSacerdotecuando le preguntó si era elCristo, el hijo de Dios, y aPoncio Pilato cuando quisosaber si Él era elRey de losjudíos.

A todos en general les dijoqueeltraidorera«unodelosque mete conmigo su manoenelplato».Habíaenlamesa

unos cuantos platos con lasalsadedátilesyuvasqueelritual requería, por lo quequienesestabanmáslejosdelSeñorynomojabanelpanenla salsa delmismo plato queÉl respirarían tranquilos: eltraidor tenía que ser uno delos tres o cuatro que estabanmáscercadeJesús.

El Señor prosiguió: «El Hijodel hombre se va, según estáescrito, ¡ay de aquel por

quien será entregado!...».Asílo cuenta Lucas. Mateo yMarcos añaden: «Mejor lefueranohabernacido».

TambiénparaSatanáshubierasido mejor que Judas nohubiese nacido, pues nadaganó y mucho perdióincitándole a hacer lo quehizo. Dos años antes, trastentar a Jesús en el desierto,sehabíaalejadodeÉl«poruntiempo», o mejor «hasta el

tiempo» (Lucas 4, 13). Esetiempo había llegado (Lucas22,3).

Pedro, deseando conocerquién era el traidor, perotratando de evitar otrareprimenda del Señor –comola del lavatorio de los pies–por su indiscreción, hizo unaseña a Juan para que se lopreguntase. Si Jesús estabainclinadohacia adelante, estarápidaescenasucederíaasus

espaldas. Juan, que tenía sucabeza muy cerca del pechodel Maestro, le preguntó:«¿Quién es, Señor?». «Aquela quien yo dé un bocado depan mojado en salsa»,respondió Jesús.Era, y siguesiendo en Oriente una formade honrar a un huésped. ElSeñorse lodioa Judas:perosoloJuancomprendióporquélohacía. «Despuésdeprobarelbocado,Satanásentróenély se levantó

inmediatamente». Alabandonar la sala, Jesús ledijo: «Lo que has de hacer,hazlo cuanto antes». Losdemás oyeron estas palabras,creyendo que le encargabaalgo.

Judas salió y se introdujo enla noche. Había perdido suúltimaoportunidad.

LaEucaristía

«Él, tomando el bocado, sesalió luego; era de noche»(Juan 13, 30). Con sumarcha,Jesúspareciósentirsealiviado.Haycasigozoenlaspalabras que dijo acontinuación:«Ahorahasidoglorificado el Hijo delhombre, y Dios ha sidoglorificadoenÉl».Idoelquele odiaba, podía exclamar:

«Amaos los unos a los otroscomoyoosheamado;enestoconocerántodosquesoismisdiscípulos».

Difícilmente hubiese podidodecir esto estando Judaspresente. Ahora bien, cabepreguntarse: ¿Cómo pudodecirlo, a pesar de todo,sabiendocomosabíaqueibana abandonarle? No tenía lamenor duda sobre elcomportamientoinmediatode

aquellos hombres que lerodeaban, a los que amaba.Antes de abandonar elCenáculo les diría: «Todosvosotrososescandalizaréisdemíestanoche,porqueescritoestá: Heriré al pastor y sedispersarán las ovejas»(Mateo 26, 31). Pedro,impetuoso como siempre,aseguró que hicieran lo quehiciesen los demás, él nuncale abandonaría: «Yo daré mivida por ti». Marcos, el

discípulo de san Pedro,cuenta lo que Jesús lerespondió:«Enverdadtedigoquetúhoy,estamismanoche,antes de que el gallo cantedos veces, me negarás tres».Los demás le asegurarontambién, con igualvehemencia que Pedro, quemorirían con Él antes quenegarle, pero cuando llegó elmomento, todos huyeroncomoelSeñorleshabíadichoque harían, y Pedro le negó.

Tales eran los hombres –perfectamente conocidos porÉlensudebilidad–aquienesconfió esa misma noche elsacramento de su propioCuerpo y su propia Sangre,como leemos en Mateo, enMarcos, en Lucas y en laprimeraepístoladesanPabloa los corintios (11, 23-25),escrita antes que losEvangelios.

Un año antes, en Cafarnaúm

(comonoscuentasanJuanenel capítulo sexto de suEvangelio, que convienereleer antes de proseguir), lehabían oído decir más demediadocenadevecesque,amenosquecomieransucarney bebieran su sangre notendríanvidaenellos.«Quienme come –había asegurado–vivirá por mí». Muchos desus seguidores le habíanabandonado entonces,pensando que tales palabras

no sólo eranuna locura, sinotambién monstruosas,repugnantes. ¿Iban a alejarsetambién los Doce?... Pedrohabía respondido por todos:«Señor, ¿a quién iremos? Tútienes palabras de vidaeterna». Era una fe ciega,sincera,loquelehabíahechohablar así, aunque Pedro noteníalamenoridea–comonolateníanlosdemás–deloquepodían significar las palabrasdelSeñor.Loquesísabíaera

que, de alguna manera, nopodían ser absurdas, nimonstruosas,niabominables.

De alguna manera, sí, pero,¿cómo?... Probablementehablarían de esto, como deotras muchas cosas, entreellos,aunquesólounadeesasconversaciones suyas aespaldas del Maestro hayallegadohastanosotros:laquemantuvieron sobre cuál iba aser el más grande. No

sabemos lo que pensarían si,en efecto, hablaron de ello.Lo cierto es que ahora, derepente,elSeñormismo,conhechos, se lo explicaba. EnCafarnaúm les había dichoque debían comer su carne;ahorapartiópan,lobendijoydijo: «Tomad y comed, estoes mi cuerpo entregado porvosotros».También leshabíadicho que debían beber susangre y ahora les daba vinodiciendo:«Bebedtodosdeél,

porque ésta esmi sangre delNuevo Testamento, que seráderramada por muchos pararemisióndelospecados».Asípues, la pregunta referente alcómo estaba respondida. Noera nada monstruoso niabominable.Ahorabien,¿eraposible?, ¿tenía algúnsentido?

«Esto», había dicho, «es micuerpo». Había sido pan,todavía parecía pan –sabía,

olía a pan–, pero ya no erapan.Sehabíaconvertidoenelcuerpo de Cristo. Si hubiesedicho«Aquíestámicuerpo»,no habría habido dificultad;de alguna manera que nopodían percibir, su Cuerpohabría estado allí, también,pero el pan habría seguidosiendopan(algoparecidoalateoríade laconsustanciación,de Lutero). Pero la palabraqueutilizó fueesto: esto quetengo en mis manos y que

parecepan.

Para losApóstolescuando looyeron, y para los creyentessiempre, la mayor prueba defe no consiste tanto en creerque su Cuerpo estaba allícomo en creer que el pan yanoerapan.¿Eraposibleeso?Pedro, por lo menos, habríarespondido enseguida comoun año antes: «Tú tienespalabras de vida eterna». SiJesús lo decía, así era. Pero

esta vez había algo más:«Haced esto en memoriamía».LoqueÉlhabíahechodebían hacerlo ellosigualmente. Sin embargo,difícilmente comprenderíanquéeraloqueÉlhabíahechoy lo que ellos tenían quehacer.

Para muchos cristianos, laÚltima Cena evocaúnicamente la institución dela Sagrada Eucaristía: «Esto

es mi Cuerpo», «Ésta es miSangre», «Haced esto enmemoria mía». Si sólohubiese sido eso habría sidobastante. Pero había muchomás,porqueelSeñornosdioademás sublimes enseñanzas.Conviene leer detenidamentelos capítulos 14 a 17 delEvangelio de san Juan,porque no asimilarlosplenamente supone ignorarcosas fundamentales sobrenosotros y sobre Cristo. El

capítulo 14 termina con laspalabras: «Levantaos,vámonos de aquí», queenlazan con las palabrasiniciales del capítulo 18:«Diciendo esto, salió Jesúscon sus discípulos». Hayquienes piensan que los trescapítulos intermedioscontienen enseñanzas dadaspor Nuestro Señor endistintos momentos yreunidas allí por elEvangelista. Si así fuese, no

cabe sino agradecerle lainspiración que le movió ahacerlo.

EnellargodiscursodelSeñorencontramoselmáscompletoconjuntodeenseñanzassobrela Santísima Trinidad. Ellugareselmásadecuadopordos razones: porque elEspíritu Santo iba adescender muy pronto yporquelaRedenciónestabaapunto de realizarse. Ninguna

de las dos cosas seríacomprensiblealmargendeladoctrinatrinitaria.

El Espíritu Santo. LosApóstoles se sintierondesolados cuando NuestroSeñor les dijo que debíadejarlesparavolveralPadre.Difícilmente encontraríanconsuelo en la razón que lesdio:«Osconvienequeyomevaya,porquesinomevoy,elAbogado no vendrá a

vosotros» (Juan 16, 7). Sólocuando llegaron a conocermejor la verdad sobre laTrinidad comprenderían loquehabíanganadosusalmascon la marcha de Aquél aquienconocíanyamabanylavenida de Quien sólo habíanoídohablar.¿Estaríansegurossiquiera de que el EspírituSantoeraunaPersona?

La Redención. En la ÚltimaCena,Jesúslesdioaentender

el más profundo significadode la Redención: No sólo elsacrificio por el cual loshombresibanaserredimidos,sino también el nuevo ordenalquedaríaorigen:«Enaqueldía conoceréis que Yo estoyenmiPadre,yvosotrosenmíyYo en vosotros» (Juan 14,20). Revestidos de laHumanidad de Cristo, loshombres iban a estar unidoscon la divina naturaleza, queera la Suya, como era

también ladelPadrey ladelEspíritu Santo. En esto iba aconsistirlaRedención.

Ahora bien, ¿qué significabarevestirse de la Humanidadde Cristo? ¿Qué quiere decir«vosotros en mí y Yo envosotros»? Había hablado yade restablecer el Reino, deedificar la Iglesia, pero estasfrases no parecían tenerconexiónconelunoniconlaotra. En esemismo discurso,

oímosdeciraNuestroSeñor:«Yo soy la vid, vosotros lossarmientos». Palabras queestablecenunanuevarelaciónentre el Redentor y loscreyentes para la cual nadanos tenía preparados. Unreino consta de miembrosvivos, lo mismo que laIglesia. Pero una vid es unacosa viva en sí misma. Lasramas de la vid –lossarmientos–no son como las«ramas»deunasociedadode

una empresa. Una vid nodecide fundar unas cuantasramas y mantener un ciertocontrolsobreellas.Lasramasdelavidsonunaextensióndelamismavid,tienenlamismavidaqueella,nopuedenvivirseparadas de la vid. Y si lavid ha de dar fruto, lossarmientos sonimprescindibles.

Sería san Pablo quiendesarrollaría las

implicaciones de estamisteriosa realidad: la Iglesiaes, de alguna manera, elmismoCuerpodeCristo; susmiembros viven Su mismavida, como las células de uncuerpohumanovivenconesecuerpo. «Porque cuantos enCristohabéissidobautizados,os habéis revestido deCristo... todos sois uno enCristoJesús»(Gálatas,3,27-8).Esto–repetimos–esenloque consiste estar redimidos.

Pablo deduce susimplicaciones,pero laverdadestá aquí, en las palabras deCristo:«PermanecedenmíyYoenvosotros».

«Ésta es mi Sangre de laNuevaAlianza», había dichoJesús.Es laprimeramencióndeunnuevopacto.Elanteriorlo había hecho Dios conMoisés en el Sinaí (Éxodo24). Pero Jeremías habíaprofetizado otro (31, 31):

«Haré una nueva alianza conla casa de Israel». Cristoacaba de hacerla. La primerahabíasidoselladaconsangrede becerros; ésta, con SupropiaSangre.Y la hizo conun nuevo Israel, el Israel deDios.«YoestoyenmiPadre,y vosotros en mí y Yo envosotros».

41.Laagoníayelprendimiento

Al abandonar el Cenáculo,salierondelaciudad,bajaronhasta el torrente Cedrón, loatravesaron y subieron alhuerto de Getsemaní, en elmonte de los Olivos; mediahora de camino

aproximadamente. El huertoestaba plantado de olivos yhabía en él una prensa deaceite. ¿Quién era su dueño?Probablemente un amigo delSeñor,puesdelocontrarionohabríahechodeélunlugarderetiro y descanso para Él yparalosDoce.

LaagoníadeJesús

Dejandoatrásaochodeellos,se introdujo en el huertoseguidodePedro,deSantiagoy de Juan. Con ellos a sulado,viviósuagonía.«Tristeestámialmahastalamuerte;quedaos aquí y veladconmigo»,lesdijo(Mateo26,38).

Postrado en tierra, suplicóque, si era posible, pasaraaquella hora, se le evitaraaqueltormento:lahoradelos

dolores de parto de la nuevahumanidad que Él tenía quealumbrar. Rezó así: «Padremío,siesposiblepasedemíestecáliz;sinembargo,nosehaga como yo quiero, sinocomoquierestú».

Cristo se había entregado yasacramentalmentealamuerteen la Última Cena, cuandodijoqueibaadarsuCuerpoyderramar su Sangre por ellosy por muchos para remisión

de sus pecados.Así pues, noera de la muerte de lo quepedía a su Padre que lelibrara. Tampoco eran lossufrimientos corporales losqueleasustaban:losazotes,ylas llagas, y los clavos,tormentosqueconocíayacontododetalle (Marcos10,34).Eramuchomásque eso.Loshombres han conocido yconocerán tormentos físicostantoomáshorribles,perolaagonía que ahora Él iba a

experimentar ningún otrohombre la había conocido nila conocerá. Jesús mismohabló de ella en la ÚltimaCena, como narra san Lucas(22, 37) en un par de frasesque a veces pasaninadvertidas:«Porqueosdigoque ha de cumplirse en míesta escritura: Fue contadoentre los malhechores;porque también lo que a mítoca llega a su término». Lohabíaprofetizado Isaías (cap.

53), con palabras precisas:«Fue él, ciertamente, quiensoportónuestros sufrimientosy cargó con nuestrosdolores... Fue traspasado pornuestrasiniquidadesymolidopornuestrospecados...Cargósobreéllainiquidaddetodosnosotros»(4-6).

No eran unos sufrimientosprestados los que iba aofrecer a Dios en expiaciónpor los pecados de toda la

humanidad. No se limitó acargar sobre Él lossufrimientos que nuestrospecados han merecido ymerecerán a lo largo de lossiglos. De alguna maneracargó con los mismospecados, con todo su peso,excepto el de la culpa. Es loque nos dice san Pablo: «Aquien no conoció pecado, lehizopecado pornosotros» (2Corintios 5, 12). Todo eldolor de corazón que los

pecadoreshubiéramosdebidosentiralpecar,ynosentimos,le inundó a Él. Tal fue elnúcleo fundamental de suagonía, el cáliz que suplicóqueseleevitara.

Su Padre envió un ángeldesdeelcielo,noparaaliviarsu agonía, sino para darle lafortaleza necesaria parasoportarla, para evitar queprovocara su muerte allímismo, en el huerto. Fue

precisamente después depresentarseelángelcuandolaagonía alcanzó su puntoálgido, haciéndole sudarsangre (Lucas 22, 43). Nosencontramos ante lainsondableprofundidaddesuhumillación; jamás tuvo unaspecto menos divino. Talvez por eso, el ángel y elsudor de sangre no aparecenen algunos manuscritosprimitivos, incluido elVaticano.

Mientras tanto, Pedro,SantiagoyJuandormían.Lesdespertó una primera vez,reprochando especialmente aPedrosuactitud:«¿Nohabéispodido velar una horaconmigo?».Ylesurgióaquerezaran para no ser tentadospor encima de sus fuerzas:«El espíritu está presto, perola carne es flaca». Perovolvieron a dormirse y Élvolvió a despertarles porsegunda vez. La tercera fue

distinto: Ya poco importabaque estuvieran despiertos odormidos: Entre los árbolesbrillaban las antorchas de laguardia del Templo,conducidaporJudas.Suhorahabíallegado.AloírhablaralSeñor comprendieron quehabía recobrado la calma.Podían intensificarse sussufrimientos,peroenadelanteibaaserdueñodesímismoyde las circunstancias. Iba ahacer suya la Redención tan

plena y libremente como suMadre había aceptado laEncarnación.

Elprendimiento

LlegóJudas,abriendocaminoa una nutrida escolta:guardias del Templo, criadosde los príncipes de lossacerdotes y de los fariseos,

algunos escribas y ancianos(Marcos 14, 43), así comouna cohorte de soldadosromanos con un oficial alfrente, comocuenta san Juan(18,12).

Lapresenciadeestosúltimoses significativa. Losenemigos de Cristo no sehabían atrevido a apresarle ala luz del día pormiedo a lamultitud, y todavía menoshubieran osado ejecutarle,

tuviesen o no derecho ahacerlo,porelmismomotivo.Querían verle muerto, peroimplicandoensumuertea lapotencia ocupante. Ésa es larazón, probablemente, de lapresencia de los soldadosromanos junto a los judíos.La mera sospecha de unarevuelta o sublevación leshabíaconducidoallí,quizásainstancias de las autoridadesjudías.

Judas dijo a los que leacompañaban que el hombrealque teníanqueprendereraa quien él besara.La palabraque empleó equivalía a besoprotocolario,abrazoeinclusoapretón de manos, pero, dehecho, el beso que dio alSeñorfue,comodicenMateoyMarcos, un beso auténtico.Unosemaravilladelasangrefríaque tuvoque tener aquelque poco después, arrastradopor el remordimiento, se

ahorcaría.

La respuesta de Jesús nosdesconcierta:«Amigo,¿aquéhas venido?». No hacíamucho tiempo que habíadicho, refiriéndose a Judas,queÉlmismohabíaescogidoa los Doce y, sin embargo,unodeelloseraundemonio.A lo largo de su ministeriopúblico había mostrado unacontundenciaqueaveceseracasidureza;suspalabras rara

vez habían sido blandas, ynunca cuando hablaba ahombres endurecidos. Peroaquí todo es distinto:«Amigo...».YesqueelSeñorhabía aceptado ya sucondición de Víctima, supapel de Cordero que esllevado al sacrificio. No hayen Él cólera ni intención dejuicio. Judas ya estabajuzgado.

Algo parecido vemos cuando

se presenta Él mismo a losquehan idoaprenderley lesdice: «Yo soy». Había talmajestad en Él, que«retrocedieron y cayeron portierra». Hubiera podidoabrirsepasoentreelloscomootras veces, pero no quiso.Dejóqueleprendiesen.

ÉsefueelmomentodePedro,el último instante de valorrelampagueante que iba atenerhastaqueJesúsmuriese.

Había traído una espada alHuerto,lablandióycortóunaoreja aMalco, un criado delSumoSacerdote.Hayalgodecómicoentodoesteepisodio.Si se trataba de herir aalguien,¿porquénoaJudas?

Como otras veces antes enesamismanoche, elMaestrono tuvo más remedio quereprender a Pedro: «Mete laespada en la vaina, porquetodo el que toma la espada,

por la espadamorirá. ¿No tedascuentadequepodíapedirami Padre que enviara docelegionesdeángeles?¿ElcálizquemeenviómiPadre,nohede beberlo?». Luego, colocólaorejadeMalcoensusitio,última curación milagrosaobradaporCristo.

Con el prendimiento delSeñor en el huerto deGetsemaní, los Apóstolescayeronenlatentacióncontra

la cual Cristo les habíainstado a orar. La carne semostró flaca.Todoshuyeron.Y eso, una o dos horasdespués de recibir el CuerpoylaSangredelSeñor.

Enmanosdelospríncipesdelossacerdotes

Entre la entrega de Jesús al

Sumo Sacerdote y luego alProcurador romano PoncioPilato, el orden de losacontecimientosnoestáclaro.Hemos dicho yarepetidamente que a losEvangelistasnolesimportabatanto elcuándo como lo queJesús hizo y dijo. En estasúltimashorasdesuvidaenlatierra,losjefesespiritualesdesu pueblo interrogaron aJesúspordosveces,y loqueocurrió en uno de los

interrogatorios quizá lotrasladaranalotro.

MateoyMarcosdedicansóloveinte versículos a este temay los otros Evangelistastodavía menos. De un relatotan resumido no se puedededucir loqueomitieron.Sinduda prescindieron demuchos detalles,seleccionandotansóloloquelesparecíamásimportante.

Es san Juan el único quecuenta (17, 13) que, despuésde prenderle, le llevaronprimero ante Anás y sólodespués a Caifás.Recordemos que Anás habíasido Sumo Sacerdote añosantes, que los romanos lehabíandestituidoyqueselashabía arreglado para queéstos fueran nombrandosucesivamenteparaelcargoacinco de sus hijos y a suyernoCaifás,queeraelSumo

Sacerdote de aquel año. Losjudíos no veían con agradoeste tejemaneje de losromanos. Para ellos, Anásseguía teniendo másautoridad que Caifás, y dehechoeraelverdaderoSumoSacerdote,fueracualfueseelmiembrodesufamiliaque,através de su influencia,detentaraelcargo.

Con el Sumo Sacerdote sehabían reunido «sacerdotes y

escribasyancianos»(Marcos14, 53).Noparece que fuerauna reunión formal delSanhedrín, la AsambleaSuprema de los judíos, conpoderes administrativos yjudicialesconsentidospor losromanos. Ya hemos vistoantes a esos mismossacerdotes, escribas yancianos haciendo preguntascapciosas a Jesús en elTemplo (Mateo 23; Marcos11, 27; Lucas 20, 1).

Formaban,sinduda,elnúcleofundamentaldesusenemigosen el Sanhedrín, y en cuantosupieron de su detención,acudieron para interrogarle yacosarle,ahoraconmássaña,ya que estaba solo y en susmanos.

Esaasambleanocturnanofueenabsolutounjuicio.Fueunareunión informal de unoshombres que sabían lo quequerían: de momento,

pruebas que aportar a lamañana siguiente en elSanhedrín, y, como objetivofinal, que esas pruebascondujeran a Jesús alpatíbulo. Por eso, procuraronencontrar testigos que leacusaran falsamente, aunquelos que aportaron secontradijeron. Tanto MateocomoMarcosmencionandosde ellos que dijeron que elSeñor había hablado dedestruir el Templo y

reconstruirlo en tres días,peronoseponíandeacuerdoen las palabras exactas.Además, interpretaban suspalabras como una amenazacontra el Templo deJerusalem,sindarsecuentadeque Cristo había hablado deltemplodelEspírituSantoqueerasucuerpo.

En un momento delinterrogatorio,Anáspreguntóal Señor sobre sus

enseñanzas, pero no obtuvorespuestaasudemanda.Soloestas palabras: «¿Por quémepreguntas a mí? Pregunta alosquemehanoídoquéesloque yo les he hablado; ellosdeben saber lo que yo les hedicho».UnodeloscriadosdeAnás lediounabofetadaporatreverse a contestar así alSumo Sacerdote, y Jesús ledijo: «Si hablé mal,muéstrame en qué, y si bien,¿por que me pegas?». No

habíairaensurespuesta,sólosensatez frente a unoshombresiracundos.

Anás debía haber reprendidoal criado, pero no lo hizo, loque dio pie a la actitud deaquellosqueseencargarondevigilaralSeñor,loscualesseensañaron con Él,«escupiéndole en la cara yabofeteándole» luego dehaberle tapado los ojos paraqueadivinaraquiéneraelque

le agredía.Debió ser paraÉlunanocheterrible.

También lo fue para Pedro,quien, mientras esas cosassucedían,habíanegadounayotra vez que le conocía. Elmomentopeordebióserparaél aquél en el que Jesús,conducidodeunlugaraotro,pasó cerca de Pedro; éste lemiró y se encontró con losojos del Señor a quienacababa de negar por tres

veces.

En cuanto amaneció, lecondujeronanteelSanhedrín.¿Con qué objeto? No parasometerle a juicio, porsupuesto. Si se hubieratratadodeunauténtico juicioen el que hubiese sidosentenciado a muerte, losEvangelistas –al menos lostres que eran judíos– habríaninsistido en ello. Mateo yMarcos hablan de esta

reunión del Sanhedrín, peronodanningúndetalle;Juannisiquiera la menciona.SolamentesanLucas,queeragentil, cuenta algo de losucedido: dos preguntas quele hicieron y las respuestasque Jesús les dio, decisivasparaellos.

Dehecho, no huboni asomode juicio. Podemosimaginamos la razón. No sehabían atrevido a prenderle

dedía (Marcos14,2),por loque todavía menos sehubiesen atrevido a juzgarle,sentenciarle a muerte yejecutarle ellos mismos. Eraposible que se organizara untumultoysedesencadenaseelodio.Consideraban,sí,queelCarpintero era peligrosísimoy querían verle muerto, peropreferían que fuese laPotencia ocupante laencargada de llevarle alpatíbulo.Ahorabien,antesde

entregarle a los romanos, elSanhedrín en pleno debíaconvencerse de que merecíala muerte. Que algunosestaban convencidos, ya lohemos visto: los fariseosporque enseñaba cosas queellos consideraban blasfemasy revolucionarias, lossaduceos porque amenazabasu posición ante lasautoridades romanas (Juan11, 48) y ante su propiopueblo (Lucas 20, 19). Pero

otrosmiembrosdelSanhedrín–hombres del calibre deGamaliel, por ejemplo–exigirían pruebas másconcluyentesqueinformesdesegunda o tercera mano yrazones más sólidas paraenviar a un compatriota alpatíbulo.

Las dos reuniones –la de lanochepara recabarpruebasyladelamañanaanteelplenodel Sanhedrín, para

presentarlas– debieron sermuy parecidas. Todas laspreguntascalculadasparaqueJesús respondiera algo queestableciese definitivamentesu culpabilidad le fueronhechas en la primera; en lasegunda sólo repitieron lasque más gravemente lecomprometían.

Había una pregunta clave:¿Era el Cristo, el Hijo deDios?(Mateo26,63;Marcos

14, 61). Si ante el Sanhedrínvolvía a decir que sí, estabaperdido.Lucascuentaque,enefecto, lo dijo.En la reunióndelSanhedrín,demadrugada,afirmó que, en adelante, «elHijo del hombre estarásentadoaladiestradelpoderdeDios»(Lucas 26,69).Erauna enorme osadía para unhombre colocarse más altoque ningún otro antes odespuésdeél.Ahorabien,¿setrataba de una blasfemia?...

Era necesario que precisaramás.Poresolepreguntaron:

–«Luego, ¿eres tú elHijo deDios?».

–«Vosotroslodecís:Yosoy».

Evidentemente, la respuestaeraafirmativay,porlotanto,blasfema. Pero, ¿por qué?¿Qué sentido daban a laexpresiónHijodeDios?

La frase «hijos de Dios»había sido utilizada en elAntiguo Testamento referidaa aquellos a quienes Diosfavorecía: los ángeles, elpueblo judío, los jueces deIsrael y, en algunos de loslibrosapócrifos–eldeEnoch,por ejemplo, y el IV deEsdras– aplicada al Mesías.Ahora bien, en el AntiguoTestamento nunca a unapersona en concreto se lehabía atribuido el nombre de

«hijodeDios»,ymenosseloatribuía él mismo. Sinembargo, Jesús habíarebasado todos los límitesllamándose a sí mismo elHijodeDios,locualeraalgomonstruoso, como lo era suafirmación de sentarse a laderecha de Dios. Con todo,esto entraba dentro de lasfronteras de lo humano. Lablasfemia estaba en cómohabía explicado lo quesignificaba para Él pretender

ser el Hijo de Dios,especialmente en la anteriorfiesta de Pentecostés. SanJuan nos lo cuenta en elcapítulo quinto de suEvangelio. Fue después dehaber curado al paralítico dela piscina probática. Jesúshabía dicho que Él obraconstantemente, lo mismoqueelPadre;queasícomoelPadreresucitaalosmuertosydavida,asíhaceelHijo;quelo que el Hijo ve hacer al

Padre, Él también lo realizaexactamente igual; que todosdeben honrar al Hijo comohonran al Padre, pues nohonraralHijoesdespreciaralPadre... Evidentemente, todoesto equivalía a proclamarseDios, y como los oyentes nosabían nada de la SantísimaTrinidad, la conclusión eraque afirmaba que había dosdioses. Era una terribleblasfemia que, sin duda,merecíalamuerte.

Algunos miembros delSanhedrín tal vez estuvieranpresentes cuando dijo estascosas y otros se habríaninformado de lo que habíadicho,algoinauditoenlabiosde un judío. El SumoSacerdote,alpreguntarleanteelSanhedrínsieraelHijodeDios,sindudateníaenmentetodoeso.

Elhechodequeadmitieraserel Hijo de Dios –igual al

Padre, como Él llamaba alúnico Dios de los judíos(Juan 5)– dejó zanjada lacuestión para el Sanhedrín:era reo de muerte. Sinembargo, esta expresión nocorrespondeexactamentea laoriginal griega, que significamásbien«dignodemuerte»o«merecedor de muerte»(Jesús utilizó la mismaexpresión para referirse aquien «llama a su hermanoloco», Mateo 5, 21.22). No

era, pues, una fórmulajudicial. Por las razones quehemosvisto, elSanhedrínnosentenció a Jesús. Sinembargo, ahora, respaldadospor la autoridad delSanhedrín, Caifás y susamigos podían pedir sumuertealProcuradorromano.

42.JuicioantePoncioPilato

PoncioPilato

Los cuatro Evangelistas dansu propia versión del juiciodel Señor ante Poncio Pilato(Mateo26;Marcos15;Lucas

23; Juan 18). Como en surelato de lo que sucedió trasel prendimiento, todosresumen lo ocurrido,omitiendo muchas cosas ycontando sólo aquéllas que acada uno de ellos le parecenmás importantes, sin seguirunordencronológicoestricto.Los cuatro: sin embargo,inician el interrogatorio dePilatoconlapregunta:«¿ErestúelReydelosjudíos?».

Para el Sanhedrín, la frasefatal había sido «Hijo deDios». Para Pilato, loimportante era que supusieseunaamenazaparaRoma.SanLucas (23, 2) cita tresmotivos alegados por Caifásy los suyos para acusar alSeñoryreclamarsumuerte–pervertiralpueblo,prohibirelpago del tributo al Cesar ydecir que él era el Mesías,Rey– y san Juan dos por loscuales Pilato no quería

intervenir: que elrevolucionario aseguraba quesureinonoeradeestemundoy que había nacido y habíavenido a este mundo «paradartestimoniodelaverdad».

«¡La verdad!», exclamóPilato. ¿Eso era todo? ElImperio romano,especialmente en su extremooriental, estaba infestado desofistasyfilósofos,místicosytaumaturgos. Los

funcionarios del Imperiotenían instrucciones para quelos trataran con despreciativatolerancia siempre que selimitaran a exponer susteorías y no amenazaran elpoderdeRoma.Puesbien,elhombre que ahora los judíosquerían ver muerto era, sinduda, uno de esosmísticos otaumaturgos.

Pilato no era ningún tonto.Vio claramente que los

líderes judíos tenían susmotivosparadesearlamuertede Jesús apasionadamente.Los poderes concedidos porRoma al Sanhedrín variabansegún quién gobernara, pero,en cualquier caso, no estabaautorizado para condenar amuerte.Pilato,pues,teníaquecomprometerse. Ahora bien,¿estabadispuestoaello?

Sabemos lo suficiente sobreél como para hacer una

suposición razonable. Loslíderes judíos querían que élhiciese el trabajo sucio; él losabíaynoleapetecíahacerlo.Noporquefuesesucio–teníalas manos demasiadomanchadas de sangre comopara sentir escrúpulos–, sinoporque no quería versemanejado por ellos, ya que,en el fondo, los odiaba y losdespreciabaalmismotiempo.Sejano, su jefe inmediato enRoma,favoritodelemperador

Tiberio, era declaradamenteantijudío y habíamovido loshilos para que éstos fueranexpulsados de Roma unosdiezañosantes;Pilatomismohabía tenido con ellos treschoques violentos; dos sehabían resuelto en Judea,saliendo ganador en uno yteniendo que cederignominiosamenteenotro;encuantoal tercero,había idoaparar al mismo emperadorTiberio, quien, por boca de

Sejano, había censurado laactuación del gobernador deJudea.

Tres veces de cuatro, Pilatodijoa los jefes judíosquenoveíamotivos suficientes paracondenar a Jesús a muerte.Peroellosinsistieron...

Nopodemosestarsegurosdelaño exacto en que Jesús fuejuzgado. Si fue después delaño31,Pilatotendríamotivos

muyconcretosparaevitarqueel Emperador se enterara delo sucedido, pues en octubrede ese año Sejano, caído endesgracia, había sidoejecutado por Tiberio, ymuchos de sus colaboradoresy amigos se suicidaron paraevitar que les ocurriera lomismo. Pero incluso si fuejuzgado antes del año 31, elSumo Sacerdote sabía –yPilatosabíaquelosabía–queharía todo lo posible para

evitarqueTiberioseenterasedeloreferentealjuicio.

Apesardetodo,lerepugnabala idea de verse chantajeadopor ellos. Por eso, antes deacceder a sus demandas,intentó dos salidas: una,apelar al pueblo; la otra,traspasar alTetrarcaHerodesaquelsucioasunto.

No había cesado de afluir lagente al patio de la fortaleza

Antonia, donde se celebrabaeljuicio.Acudían,sobretodo,parapedirlaliberacióndeunprisionero, pues Pilatoacostumbraba a sacar a unpreso de la cárcel en cadafiesta de Pascua, la cual,comosabemos,conmemorabala liberación de todo elpueblo judíode lacautividadde Egipto. Pilato esperabaque, si se lo sugería a lamultitud, le pediría quelibrase a Cristo, pero,

inesperadamente, algunosempezaron a gritar quesoltaraaBarrabás(SanPedrodice –Hechos 3, 14– que eraun asesino yMarcos –15, 7–que había sido encarcelado«con sediciosos que en unarevuelta habían cometido unhomicidio»).Muchos otros –incitados tal vez por suslíderes– se unieron al gritoparaevitarquePilatosiguieraese camino. Había ordenadoque flagelaran a Jesús para

congraciarse con susenemigos, pero ahoracomprendió que había sidoinútil. Cuando preguntó a lamultitud qué quería quehiciese con Jesús, algunosgritaron«¡Crucifícale!»,ylosdemás les siguieron.¿Cuántos eran? Imposiblesaberlo.

HerodesAntipas

Pilato, entonces, intentó laotrasalida:traspasarelasuntoaHerodesAntipas.

Aunque no era un hombreparticularmente religioso,Herodes seguía la costumbrefamiliar de honrar la religiónjudía siempre que no fueraalgo comprometido. Por eso,había venido a Jerusalemdesde sus dominios deGalilea para celebrar laPascua.

Pilato, al enterarse de queJesús era Galileo, pensórendir pleitesía a Herodes ysolucionar al mismo tiemposu problema entregándole alprisionero.

A los líderes judíosnodebióimportarles demasiado.Despuésdetodo,éleraquienhabía eliminado a otrohombre molesto, Juan elBautista. Lo que contaba eraacabar de una vez con Jesús,

fueraquien fueseelverdugo.Así pues, «los príncipes delossacerdotesylosescribas»fueron a ver a Herodes paraacusarle de nuevo en supresencia («insistentemente»,dicesanLucas23,10).

PeroHerodesnoquisoentrareneljuego,yJesústampoco.El tetrarca había esperadodivertirse un rato con Él,viéndole hacer algúnmilagroy escuchando lo que decía,

peroelSeñornoabriólabocaen su presencia. Se limitó,pues, a burlarse del Señor,ordenando que le pusieranunabrillantevestidurablanca–tal vez uno de sus trajesviejos– y se lo devolvió aPilato.

DenuevoantePilato

Quizá fuese el verle vestidoasí, con símbolos de realeza,lo que hizo que los soldadosllevasen la burla a susextremos. Pusieron alprisionero un manto depúrpura,unacañaensumanocomo cetro y una corona deespinashincadaen lacabeza.Así vestido y coronado,después de haberle molido alatigazos, Pilato lo presentóde nuevo a las autoridades yalpueblo,pronunciandounas

palabrasqueperduraránhastael fin de los tiempos: «EcceHomo!». No podemos saberlo que Pilato sentía, pero suexclamación –«¡Aquí letenéis!»– parece indicar quehacíaunúltimoesfuerzoparaconseguirqueseapiadasendeaquel hombre burlado,ensangrentado y cubierto deheridas, que, sin duda, nomerecíalamuerte.

Una vez más, fracasó.

Queríanverlemuerto,porquereclamabahonoresdivinos,yquerían que Pilato le matarapara ahorrarse problemas ydescargar su odio. Así pues,apretaron el cerco: Si Pilatonoejecutabaaestepretendidorey es que no era amigo delCésar, pues aquel que seproclamatalselevantacontraél.

La amenaza era directa:informarían a Tiberio de lo

ocurrido. El procurador nohabríaolvidadoenabsolutolaúltima vez que habían hecholomismo,ylareprimendadelEmperador, aunque creíahaberactuadoensuservicio.

Pilato podía sentir hacia losjudíos un odio semejante alqueéstosteníanalprisionero,sumujerpodíaurgirleatenerclemenciaconÉlalegandonosé qué visiones y sueños, élmismopodíasentirseperplejo

ante la actitud del reo, perotodoteníaunlímite...

Al leer los acontecimientosque protagonizó Jesús desdesuarrestoenGetsemaníhastala sentencia demuerte, da laimpresióndequeelSeñor semantuvo todo el tiempo almargenoporencimadeellos.Como acusado de delitoscastigados con la muerte erala figura central, pero noparecía ocupar el centro

alrededor del cual semovíantodoslosdemás.ElSanhedrínlo entregó a Pilato, Pilato aHerodesyHerodesotravezaPilato.SeburlarondeÉlyloflagelaron, pero Él semantuvo constantementepasivo, sin reaccionar jamásantesufuriahomicida.

La verdad es que era, enefecto, la figura central, elprotagonista, pero de undrama distinto del que sus

verdugos creían. Porque enesos momentos estabaredimiendo a toda la razahumana, sus verdugosincluidos. Estabadesarrollando una actividadincomparablemente mayorque la que cualquier otrohombre haya desarrolladonunca,entregadodellenoalamás grandiosa tarea jamásrealizadaenlatierra.

Era una tragicomedia

desarrollada en dos planosdistintos. Ellos creían estarcomprometidos en el juiciode un hombre blasfemomientras Él celebraba uncósmico rito religioso, omejor dicho, una misteriosaacción real en la que todoslos ritos cobraban susignificado. No captabannada de lo que en realidadsucedía, y lo que menospodían sospechar era que ibaa morir para redimirlos a

ellos, que eran tambiénprotagonistas directos en elsacrificioredentor.

EnlossacrificiosdelTemplo,sólo los sacerdotes podíanhacer la oblación, elofrecimientodelavíctima;lainmolación de ésta corría acargo de los subalternos. Enel sacrificio redentor deCristo, Él mismo, comoSacerdote, iba a ofrecer laVíctima, que era también Él

mismo. Pero tampoco lainmolaría:nosetratabadeunsuicidio. En este caso, elmayor de los servidores delTemplo, el Sumo Sacerdote,quisoquelainmolacióndelaVíctimacorriesedesucuenta.Él y sus seguidores forzaronal procurador romano, unpagano, a sacrificarla. Así,mientras todas las potenciasde Cristo estabanconcentradas en su propiaOblación, las de ellos se

concentraban en lainmolaciónde laVíctima.LaOblación era cosa Suya; lainmolación,deellos.Permitióque le sacrificaran, aceptó elsacrificio, loofreció,peronolohizo.Podíanatormentarsucuerpo, sin ahorrarle ningúnsufrimiento, pero eso,comparado con la grandezade la acción que estabarealizando, era algoaccesorio,másintolerableporser accesorio que por ser un

tormento.

No musitó una queja. Habíaaceptado su condición deVíctimayno lecorrespondíaponercondicionesasupropiosacrificio, como antes nohabía correspondido ponerlasa los animales degollados enel Templo. Una Víctimaquejosa habría ensombrecidola incomparablemajestad delsacrificio.

Los líderes del pueblo, alpedir su muerte con tanapasionada insistencia,servían unos fines queignoraban. Pero los servían.«Yo,cuandosealevantadoenalto», había dicho Jesús,«todoloatraeréhaciamí».Yelloslelevantaron...

Pilatoserindió.Lamultitud–¿pequeña? ¿grande?–, unareducida fracción, encualquier caso, del pueblo

judío, que no representaba anadiemás que a ellamisma,quiso que la sangre de Jesúsrecayera sobre ella y sobresus hijos (Mateo 27, 25).Pilato se lavó las manos –¡con agua auténtica!–, sedesentendió del asunto ypermitió que crucificaran aCristo. Como motivo de laejecución,ordenóquelacruzllevara una leyenda con lassiguientes palabras: «JesúsNazareno,Reydelosjudíos».

Los líderes del pueblo,indignados, intentaron que lamodificara o que lasuprimiera, pero Pilato senegó en redondo. Fue suúltimo recurso inútil, pues lavictoria había sido de ellos.Lesdio laespaldayse retiródignamente, pensandohaberse salvado de un arduocompromiso.

Unos años más tarde fueconvocado a Roma, acusado

de organizar una injustamatanzadesamaritanos.Esloúltimoquesabemosdeél.Supuesto en la historia delImperio Romano es casiirrelevante. Tácito sólo lomencionaensusAnales(XV)por haber condenado amuerteaCristo.

43.Sacerdotecrucificado

CaminodelCalvario

Según la costumbre, el reollevabalacruzacuestas,peropronto se puso demanifiestoque,cargadoconesepeso,no

llegaría al lugar del suplicio.Poreso,lossoldadosecharonmano de un hombre llamadoSimón de Cirene y lecargaronconlacruzparaquela llevara en pos de Jesús.«Le seguía una granmuchedumbre del pueblo yde mujeres que se herían ylamentabanporél»,alasquehizo muy tristes augurios(Lucas23,28).

Al leer el relato en los

Evangelios, echamos demenosunafigurafamiliar–laVerónica, que sólo aparecevarios siglos después– y dospersonajes que no aparecenen el séquito: dos«malhechores», culpablesprobablemente de bandidaje,luego crucificados con Jesús(Lucas 23, 32). Llegados alCalvario–palabraderivadadecalavera, que designaba lacolina de las ejecuciones,quizá porque tenía forma de

cráneo–, el Señor fuedespojadodesusvestidurasyclavado en la cruz, con losdosbandidosacadalado,unoa la derecha y otro a laizquierda.

Sus enemigos le veían sólocomo víctima, ignorando susacrificio. Nosotros sabemosque era también Sacerdote,pero corremos el riesgo deverle sólo como víctima,tanto nos duelen sus

sufrimientos. Ahora bien,minimizaríamos bastante elsignificado de su Pasión yMuerte si no nos diéramoscuenta de queNuestro Señorcargóconlacruz,fueclavadoenlacruzymurióenlacruzcomo Sacerdote que seofrecía a sí mismo ensacrificio.

PalabrasdesdelaCruz

LosEvangelios recogen sietefrases que pronunció durantelastreshorasquepermaneciócolgadodelmadero,cuatrodeellas sobre Él mismo y tressobreotros.Laprimera,dichaantes de que los soldadosprocediesen a repartirse susvestidosyasortear la túnica,teníauncontenidoclaramenteredentor: «Padre, perdónalos,porque no saben lo quehacen». Iba a morir parareconciliar con Dios a la

pecadorarazadeloshombres,y sus primeras palabras deperdón eran para susverdugos,todos.Pedro,enlosHechos de los Apóstoles (3,17), les excusa lo mismo:«Hermanos, ya sé que porignoranciahabéishechoesto,como también vuestrospríncipes»(PedronoolvidabaqueélteníamenosexcusaporhabernegadoaCristo).

Otraspalabrasquepronunció

el Señor también eranredentoras. Cuando uno delos bandidos empezó aultrajarle, el otrohizo lamásasombrosa declaración dearrepentimiento de unmoribundo en su lecho demuerte,sobretodositenemosen cuenta el «lecho» en queiba amorir y la situación enque se encontraba Aquél enquien depositaron su fe. Loquedijoalhombrequeestabaen la cruz de al lado, fue:

«Señor, acuérdate de mícuandolleguesatureino».Aloque elSeñor le respondió:Enverdadtedigo,hoyestarásconmigoenelparaíso».

Laterceracosaquedijosobreotros no parece tener, aprimera vista, un contenidoredentor,pero, en realidadesla que más tiene. Es lo quedijoasuMadre,queestabaalpie de la Cruz acompañadapor san Juan: «Mujer, ahí

tienes a tu hijo». Y a Juan:«Ahí tienes a tu madre».Aparentemente,setratadeunasunto doméstico,exclusivamentefamiliar.Perono se trataba de eso. Si elSeñor hubiese queridosimplemente que alguiencuidase de su Madre cuandoÉl se fuera, lo habríaexpresado antes. No setrataba, no, de una idearepentina que hubiese venidoa interrumpir su oblación

redentora. Si escogió esemomento para decir tal cosaes que pertenecía al procesodelaRedención.

LaIglesiahavistosiempreenesas palabras del Señormucho más que un detallecon su Madre. No es que lediera a María por Madresolamente a Juan, sino atodos los hijos de Eva. LaRedención que Cristo estabaganando para toda la raza

humana en su conjuntotendríaqueseraplicadaluegopersonalmente a cadahombre. En esa aplicación,María estaba destinada aocupar un lugarimportantísimo.

Juan quizá se preguntara loque significaba que se lediese una nueva madre, ytambién su madre, la que lehabíatraídoalmundo.Porqueestaba allí, con él. ¡Qué

desconcertanteseríatodoparaella! Sus dos hijos, para losquehabíapedidolosprimerospuestos a la izquierda y a laderecha de Cristo cuandoestableciese su reino, habíanhuido como los demás,aquellanoche,enelhuertodelos Olivos. Allí, en elCalvario, estaba viendo loqueparecíaelfindesurey,yquiénes eran los que enrealidadestabanasuderechaya su izquierda, no sentados

en tronos,sinoen lacruzdelpatíbulo.Yahora,unodesushijosdejabadesersuhijo...

¿Quién había en el CalvarioademásdeNuestraSeñora,deJuanydeSalomé?...EstabanMaríadeCleofás,parientedela Virgen, y MaríaMagdalena,dequienelSeñorhabía expulsado sietedemonios; estaban tambiénotros amigos, innominados.Pero quienes estaban en

bloque eran sus enemigos,especialmente «los príncipesde los sacerdotes, losancianos y los escribas». Lehabían hostigado en el atriodel Templo con preguntascapciosas y Él les habíarespondido adecuadamente.Habían hecho lo mismo y lehabíanacusadofalsamenteencasa del Sumo Sacerdote, enel Palacio de Herodes y enpresencia de Pilato, pero Élles había ignorado por

completo: «No les respondiónada».Ahorayanolehacíanpreguntas; sólo se burlaban.«¡ElMesías,elReydeIsrael!Que baje ahora de la cruzpara que lo veamos ycreamos» (Marcos 15, 32).«Ha puesto su confianza enDios.QueÉllelibreahora,sies que le quiere, puesto queha dicho: Soy el Hijo deDios»(Mateo27,43).

Nada de esto le importaba

gran cosa al Sacerdote en laCruz, que tenía su menteconcentrada en su Padre, aquien estaba ofreciendo susacrificio redentor a favor detodosloshombres.Susburlasno llamaban su atenciónmásque los millones y millonesde otros hombres cuyospecados iba a expiar con sumuerte.Oía loque ledecían,desde luego, pero como unsacerdote en el momento dela Consagración puede oír a

la gente hablar o a un niñollorar en un rincón de laiglesia. Todo eso era algoperiférico, como también loera la inconmensurableagonía de su cuerpo clavadoen la Cruz. El Centro atraíatodosuserhaciaél.

Sus enemigos no esperabanquelesrespondiera.Él,porsuparte, no lo hizo. Pero, derepente, oyeron una voz quegritaba:«Diosmío,Diosmío,

¿por qué me hasabandonado?» (Mateo 17,46).A lo largode los siglos,ningún cristiano auténtico hadejadodeconmoverseantelaprofunda desolación queemana de estas palabras. Sinembargo, para los judíos quelas oyeron sería diferente,puesenellasreconocieronlaspalabras iniciales del Salmo22, en las que el salmista sequejadequeDiosnoleayudefrente a sus enemigos. Al

oírlas, les vendría a lamemoria la totalidad delsalmo, lo que les dejaríahelados, ya que decía cosasqueellosestabanviendo:

«Han taladradomismanos ymis pies y se pueden contartodos mis huesos». «Se hanrepartido mis vestidos y hansorteadomitúnica...».

También el otro grito quelanzóacontinuación«¡Tengo

sed!», les recordaría algo aaquellos hombres doctos,pues el mismo salmo decía:«Seco está comouna tejamipaladar, mi lengua estápegada a mis fauces». Ellosmismosestaban retratadosenese salmo: «Se burlan de mícuantos me ven, abren losbrazos y mueven la cabeza.Se encomendó a Yahvé –dicen–; líbrele, sálvele Él,puesdicequeleesgrato».

Por el momento, también sequedarían desconcertados,pues a pesar de lo desoladorde los comienzos, el salmoconcluía triunfalmente: «Migritodeayudafueescuchado,elSeñoroyóalqueimplorabasu socorro». ¿Sería capaz,después de todo, de hacerlestragar sus vituperiosdescendiendodelaCruzenelúltimoinstante?

Una vez que comprendieron

que lo que tenían ante susojos había sido descritominuciosamente muchossiglos antes, no dejarían derecordar tampoco –por algoquehabíasucedido–elSalmo69:«Teníasedymedieronabeber vinagre». Lo que, enefecto, hicieron los soldados:Despuésdesuqueja–«Tengosed»–empaparonunaesponjaen vinagre y se la llevaron ala boca colocándola en elextremo de una caña. Como

el vino con mirra que habíarehusado beber antes de sercrucificado, elvinagre estabadestinado a aliviar susdolores.

Fue después de probarlocuandoJesúsdijo:«Todoestáconsumado» (Juan 19, 30).Lo que había venido a haceral encarnarse, estaba hecho:había expiado de manerasobreabundante la brechaabierta entre Dios y los

hombresporelprimerpecadoy por todos los pecadosposteriores,quelahabíanidoampliando.

Diosylarazahumanahabíanestado separados,incomunicados. Eran dospartes irreconciliables.Desdeahora, gracias al Dios hechoHombre, ya eran una solaparte. Individualmente, loshombres podían seguirviviendo separados de Dios,

pero como raza humana eranyainseparables.

Concluida su obra, NuestroSeñor dejó esta vida terrenatras pronunciar una últimafrase: «Padre –el grito teníauna vez más resonancias delos Salmos–, en tus manosencomiendo mi espíritu»(Salmo31,6).

El centurión encargado dedirigir la ejecución exclamó:

«Verdaderamente éste era elHijodeDios».

Depositadoenelsepulcro

Mateo, Marcos y Lucascuentan que el cielo seoscureció todo el tiempo queJesús estuvo pendiente de laCruz, pero sóloMateo habladel terremoto que se produjo

cuando murió, de las rocasque se partieron y de losmuertos que salieron de lastumbas resucitados. Los tres,sinembargo,cuentantambiénque el velo del Templo serasgó de arriba a abajo,aunque no sabemos si setrataba de la cortina quecolgaba delante del santuarioo del velo que ocultaba elSanto de los Santos. Encualquier caso, da laimpresión de que esa rotura

tuvo bastante que ver con la«numerosa muchedumbre desacerdotes»quese sumóa laIglesia más tarde (Hechos 6,7).

La tarde del viernesavanzaba. Había quedescolgarloscuerpos,porqueno podían quedar allí elsábado. Antes de que laprimera estrella brillara en elfirmamento, debían estarenterrados.

Las autoridades judíaspidieronpermisoaPilatoparadisponer de los condenados.Ésteenvióunossoldadosquequebraron las piernas de losladrones para rematarlos. Encuanto a Jesús, era tan claroque estaba yamuerto que nolo hicieron. Uno de lossoldados,sinembargo,«abriósu costado con una lanza, einmediatamente salió sangrey agua». San Juan atribuye aeste hecho una enorme

importancia, pues la sangrerepresentaba el sacrificio porel que nos salvaba y el aguaelEspírituqueibaaderramarsobre los hombres, la vidasobrenatural en que lasalvaciónconsiste.

Jesúsdebíaserenterradoconlos malhechores en unaespecie de fosa común paracriminales,peroalguienfueaver a Pilato y reclamó elcuerpodelSeñor.EraJoséde

Arimatea, una ciudadpróxima a la frontera conSamaría–porallídebiócurarelSeñoralosdiezleprosos–,miembro del Sanhedrín y«discípulodeJesúsaunqueensecreto, por temor de losjudíos»(Juan19,38),elcualdecidiódepositarelcuerpoenun sepulcro del todo nuevopreparado para él mismo.Estaba muy cerca delCalvario y no había tiempoparaenterrarlemáslejos.

José de Arimatea se habíapresentado «resueltamente»ante Pilato, dice sanMarcos.Hay algo magnífico en estevaliente acto de fe en Cristoen un momento en queparecía que había fracasadoirremediablemente y porcompleto; como lo era el deotro cauteloso miembro delSanhedrín, Nicodemo, quetambién tuvo valor en tantriste momento. José habíaproporcionado el sepulcro y

los lienzos para amortajar alSeñoryNicodemo«trajounamezcla de mirra y áloe deunascienlibrasdepeso».

La mirra y el áloe no eranpara embalsamar el cuerpo.Se utilizaban paraespolvorearlos sobre lamortajay sobre elnichoo lapiedraenquesedepositabaelcadáver. Las especies y losungüentos para elembalsamamiento los

prepararían al día siguienteMaríaMagdalenaylasdemásmujeres que habían seguidoalMaestrodesdeGalilea,conidea de usarlos después dequepasaraelsábado,aunque,comosabemos,no llegaronahacerlo.

JosédeArimatea,ayudadotalvezporNicodemo,hizorodarlapiedraparataparlaentradadel sepulcro.Encuanto a loslíderesdelpueblo,recordaron

algo que Jesús había dichosobreresucitaral tercerdíayquehabíallegadoasusoídos,yparaque sus seguidoresnorobaran el cuerpo ypretendieran luego que sehabía cumplido su profecía,lograrondePilatoquepusieraunossoldadosdeguardiaanteel sepulcro y sellaran lapiedra.

Todo,pues–pensaban–,habíaconcluido. También lo

pensaban los discípulos deCristo, aunque uno de ellos,almenos,teníaenquéocuparsu tiempo: Juan, a quien elSeñor le había confiado suMadreenelúltimomomento.Él se la llevó a su casa, «latomó como suya»,iniciándose una relación, unintercambio de pensamientosy de afectos que quedanampliamente reflejados en suEvangelio. Porque el Señorno se la había confiado

únicamente para que noestuviera sola cuandoenvejeciese. De hecho, Ellaaportómuchomásqueloquerecibiódesunuevohijo,puesa quien Juan acogió en sucasafueaunamujerviviente,no unos dogmas y unaestampita. Su conversaciónhabitual no seríaintrascendente. Hablarían delHijo cuyo lugar ahoraocupaba Juan. La Filiaciónera algo de especial interés

paraambos.Ellaera laúnicacriatura que podía decir aDios-Padre, con tododerecho, «tu Hijo y el mío».¿Quiénquecreaeneldogmade la Santísima Trinidad seatreveríaaasegurarqueJesúsnohabía revelado aMaría elmisterio de su procedenciadivina? Pues si conocía estemisterio, es casi impensableque no hablara de él con elnuevohijoque lehabíadadosuHijo.

Con todo, el chorro de luzvertido sobre la Iglesia através del Evangelio de sanJuan a causa de su relaciónconMaría no debió empezara proyectarse aquella mismanoche.No sabemos loque laVirgen Santísima conocíasobre el inmediato futuro desuHijo:loquesísabemosesque Juan se asombró tantocomo Pedro al encontrar elsepulcro vacío en la mañanadelDomingo.

«Descendióalosinfiernos»

La frase suena extraña si sepiensa en la promesa que elSeñor, en la Cruz, habíahechoalbuenladrón:queesemismodíaestaríaconÉlenelparaíso. Pero la palabra«infierno» procede del latínínferos y se usaba –como seusa en el Credo de los

Apóstoles– para designartodo aquello que en el otromundo no es el Cielo.¿Adónde, pues, fue NuestroSeñormientras losdiscípuloslloraban su muerte?... Visitólas almas de aquellos quehabíanmuerto en el amor deDios, pero que tenían queesperarhastaqueelsacrificioredentor del Hijo les abrieralas puertas del Cielo. Jesúshabía denominado a su lugarde espera «el seno de

Abraham», tomando elnombre de aquel hombre defe que tanto significaba parael pueblo judío; al buenladrón le había hablado delParaíso, porque en ese lugarno había otra pena que la deuna espera gozosa con lacerteza de laRedención. SanPedro lo llamó de otramanera: «prisión», que ponederelieveelansiadesalirdeél: «Habiendo muerto segúnla carne, pero vivificados en

el espíritu, en el cual Élmismolesvisitóparapredicara todos los espíritus queestaban en prisión». Aquí,predicar, en griego, equivalea «anunciar», lo mismo queen el Evangelio cuando«predicaba» en las sinagogas«anunciando» la BuenaNueva(Mateo6,23).

Desde laTransfiguración, losexpectantes muertos en elamor de Dios habían sabido,

por Moisés y Elías, que elmomento de la liberaciónestaba muy próximo y queCristo iba a alcanzar suRedención con Su propiamuerte en Jerusalem. Ahora,Él mismo estaba allí, parallevarlesalCielo.

Así pues, «el evangelio fueanunciado a los muertos» (1Pedro 4, 6). Ellos fueron losprimeros que tuvieroncontacto con el Salvador

despuésdelCalvario.

44.ResurrecciónyAscensión

LamañanadelDomingo

Yaltercerdíaresucitó.Nadieleviohacerlo.Encontraronelsepulcro vacío, pero ningunode los discípulos le vio salir

de él. Durante cuarenta díaspermaneció entre ellos denuevo.«ComimosybebimosconÉl después de resucitadode entre los muertos», dijoPedro a Cornelio (Hechos,10,41).Imaginemoscómounforjador de mitos hubieraactuado en un caso parecido,la propaganda que se habríahecho. Aquí, sin embargo,todo es sencillo. Nadasabemos de cómo se obró elprodigio;sóloqueelPadrele

resucitó (1 Tesalonicenses 1,10).

El primer testimonio escritoquetenemossobrequieneslevieronperteneceasanPablo.El que lo escribiera se lodebemos a los herejes quehabía en Corintio, los cualesaseguraban que los muertosno podían resucitar. Pablobasó toda su argumentaciónencontra (1Corintios15)enel hecho cierto de la

ResurreccióndeCristo.

Sucedióalrededordelaño30.Pablo debió convertirse unoscinco años más tarde.Escribiendo desde Efeso elaño 57, recuerda a loscorintios lo que les habíaenseñado unos doce añosantes:«Puesalaverdadoshetransmitido, en primer lugar,loqueyomismoherecibido:queCristomuriópornuestrospecados,segúnlasEscrituras;

que fue sepultado, queresucitó al tercer día, segúnlas Escrituras, y que seapareció aCefas, luego a losDoce; después se aparecióuna vez a más de quinientoshermanos, de los cualesmuchos viven todavía, yalgunos ya durmieron; luegoseaparecióaSantiago, luegoa todos los Apóstoles; ydespués de todos, como a unaborto, se me apareciótambiénamí».

Pero volvamos a losEvangelistas. Los cuatro noshablan del sepulcro vacío yde Cristo Resucitado, MateoyMarcosbrevemente–veinteversículos cada uno, aunquealgunos de Marcos parecequesehanperdido–,LucasyJuan con mayor extensión.Como de costumbre, cadacual selecciona lo que leparece oportuno: Mateo nodicenadadelasaparicionesalos Apóstoles en Judea y

LucasdelasdeGalilea.SóloJuanserefiereaambas.

Tampoco se esfuerzan porarmonizarsusrelatos.Ellos,osus informadores, recuerdanciertas cosas que sucedieron,clarasencuantoaloshechos,menosclarasenlosdetallesyoscurascronológicamente.Yahemos hecho notar bastantesveces que les importabamucho más contar lo que elSeñor había dicho y hecho

quereferirsealcuándo.

Los cuatro comienzan con elhechodecisivo:lamañanadelDomingo–elprimerdíadelasemana para los judíos–encontraronvacíoelsepulcro.Las mujeres que habíancomprado aromas yungüentos para embalsamarelcuerpodelSeñor fueronalsepulcro, pero el cuerpo noestaba allí. Un ángel –dos,segúnsanLucas–lesdijoque

el Señor había resucitado.Sólo Mateo cuenta que unángel había hecho rodar lapiedra que tapaba la entradade la tumbayquesuaspecto«eracomoel relámpagoysuvestidura blanca como lanieve». Cuenta también quelos soldados que estaban deguardia«temblarondemiedoy se quedaron comomuertos». Los unos y lasotras, cada cual por su lado,fueronacontarlosucedido.

Lossoldados–siguediciendosanMateo– se lo contaronalSumo Sacerdote, el cual lesdio dinero para que dijeranque los discípulos de Jesúshabíanvenidopor lanocheyhabían robado el cuerpo,estando ellos dormidos.Dormirseduranteunaguardiaeraundelitocastigadoconlamuerte, pero el SumoSacerdote y los suyos lestranquilizaron diciéndolesquesillegabalacosaaoídos

delGobernador, «nosotros leconvenceremos para que noos haga nada». La palabragriegaempleadaenestecaso,más que convencer significasobornar. No era un cuentomuy bien forjado –basta leerdetenidamente para ver elfallo–, pero no se les ocurriónadamejor.

Las mujeres llevaron a losApóstoleslanoticiadequeelSeñorhabíaresucitado,como

leshabíadichoelángel,peroéstos no las creyeron ytomaron su relato por«desatinos» (Lucas 24, 11).Evidentemente, lo que elSeñor les había dicho sobresu resurrección lo habíantomado en el sentido de laresurrección final de losmuertos, que los fariseosdefendían y los saduceosnegaban. Por eso no estabanpreparados para admitir unaresurrección inmediata del

Maestro.

Apesardetodo,PedroyJuanfueronalsepulcroy,creyerano no, fueron corriendo. Latumba, en efecto, estabavacía:vieronloslienzos,yelsudario envuelto aparte, peronirastrodelcuerpo.Asípues,regresaron para contárselo alos otros. Es típico de losEvangelistas no contarnos loque nos gustaría saber, porejemplo,dóndeestabaJoséde

Arimatea.

Marcos dice que la primerapersona a quien se aparecióJesúsfueaMaríaMagdalena(que san Pablo no mencionaen su lista). No cuenta, sinembargo,laescena;sólodiceque ella corrió a decírselo alos discípulos, a quienesencontró «sumidos en latristezayelllanto»,yque«nolacreyeron».

EssanJuanquiennoscuentacon todo detalle el encuentrode Jesús Resucitado conMaríaMagdalena(20,11-18).Lo primero que llama laatención al leer el relato esque no le reconoció alprincipio; lo segundo, algoque Jesús le dijo: «No metoques, porque aún no hesubido al Padre». Losteólogos y especialistas hantratado de buscar la relaciónexistente entre la primera

partedelafraseylasegunda,pues,enefecto,nosepercibeclaramente qué tiene que veruna cosa con otra. Mi puntodevistaeselsiguiente:Jesúsquería decirle que no setrataba de una momentáneaaparición de alguien quehabía muerto y había voladoal Cielo; si así hubiera sido,una persona que le amabacomo ella hubiese tenidorazones de sobra paraaferrarse a Él

desesperadamente.Peronosetrataba de eso: Él no habíasubido todavía al Padre;todavía permanecería en latierra por algún tiempo;tendría ocasión de volver averle.

Secuentanhistoriasdediosesy semidioses que tomanforma humana, de muertosque se aparecen, de santosqueestánalmismotiempoendos sitios distintos... Sea

cierto o no todo eso, no seasemeja en absoluto a laResurrección de Jesucristo.Duranteloscuarentadíasquepermaneció en la tierra semovió de aquí para allá conunritmopropio.Pasóatravésde la piedra que tapaba laentrada del sepulcro, pues elángel no la removió para Él,sino para las mujeres quellevaban losaromas;atravesóla cerrada puerta delCenáculo, en donde los

asustados Apóstoles estabanreunidos; se elevó en elfirmamento el día de laAscensión...

Quería poner de relieve queno era un fantasma ni unespíritu, y por eso les dijo:«Vedmismanos ymis pies,queYo soy. Palpadmey vedqueelespírituno tienecarneni huesos, como veis que yotengo»(Lucas23,39).Tenía,pues, un verdadero cuerpo,

aunque glorificado, como elque nosotros tendremoscuando resucitemos.Conviene leer el capítulo 15(35-50)delaprimeracartadesanPabloaloscorintiosparadarse cuenta de que era uncuerpo plenamente sometidoal alma, para el cual lamateria ya no era unobstáculo.Surazóndesereraampliarelpoderdelalma,nolimitarla, como nuestrocuerpo la limita muchas

veces.

Con todo, no convieneteorizar demasiado sobre loque un cuerpo glorificadopuede o debe hacer, comotampoco conviene teorizarsobre lo que significa lavisióndirectadeDiosparaelalma de alguien que, comoCristo en Getsemaní, estátodavía en esta tierra. Si lohacemos, corremos el riesgode caer en la incoherencia,

porque, ¿qué significabacomerybeberparauncuerpoglorioso como el de Jesúsresucitado?...No lo sabemos,como tampoco lo sabían susdiscípulos.ElhechoesqueelSeñor comió y bebió variasvecesensupresencia.

CaminodeEmmaús

Dos de esos discípulos sedirigíanaEmmaús(Lucas24,13-32). Se encontraban conlosdemáscuandolasmujeresllegaron diciendo que elsepulcro estaba vacío y queun ángel les había dicho queJesús había resucitado, ytambiéncuandoPedroyJuanregresaronafirmandoque, enefecto,latumbaestabavacía.Pero no creyeron nada, y sefueron...

Mientras caminaban, ibanhablando de sus temores yfrustradas esperanzas. Jesús,de repente, se les unió,caminólargoratoconellosysólo al final le reconocieron:cuando partió el pan, lobendijo y se lo dio para quecomieran.

¿Por qué no le reconocieronantes? ¿Porque era distinto?¿Porquenosereflejabaensurostro todo lo que había

padecido, de tal forma queteníaalgodelJesúsqueelloshabían conocido, pero notodo?...Puedeser.

Perohayalgomás:«Susojosno estaban capacitados paraconocerle», dice san Lucas;«Se apareció bajo otraforma», observa sanMarcos,y Monseñor Knox traduce:«En forma de un extraño».Recordemos que MaríaMagdalena tampoco le

reconoció al principio –lotomóporunhortelano–yqueen Galilea, cuando seapareció en un monte, losApóstoles le adoraron,aunque algunos dudaron. Esevidente,pues,queespropiodeuncuerpoglorificadoelnoestar a merced de los ojoshumanos, el poder controlarlo que ven, ser visto comouno quiere que le vean,hacerse visible o invisible einclusoservistoporunossíy

otros no. Como san Pedrodijo a Cornelio, «Dios... lediomanifestarsenoa todoelpueblo, sino a los testigosdeantemano elegidos por Dios,anosotros...»(Hechos10,40-41).

Para conocer con detalle laconversación que losdiscípulos de Emmaúsmantuvieron con el SeñorconvieneleerelEvangeliodesan Lucas. Aquí sólo

pondremos de relieve unafrase: tras reprocharles suincapacidad para comprenderlo que los profetas habíandichodeÉl,elSeñorlesdijo:«¿Acasonoeranecesarioqueel Mesías padeciese esto yentrase así en su gloria?»...Fijémonos en el necesario yenelasí:esasdospalabrasnofiguran en el texto originalgriego; San Jerónimo,seguramente inspirado, lasintrodujoaltraducirloallatín.

EnelCenáculo

Los dos discípulos deEmmaús regresaron aprisa aJerusalem para contar a losApóstoles «y a los queestaban con ellos» lo que leshabía sucedido. Allí seenteraron de que el SeñorResucitado ya se habíaaparecidoaPedro.

Derepente,JesússepresentóenelCenáculo.Fueentoncescuandolesaseguróquenoerauna aparición fantasmal,como ya hemos dicho; locuenta san Lucas. Juan, queescribiósuEvangeliomuchosaños después, completa losdetalles de este encuentro ygracias a él sabemos algo delo que hizo el Señor durantelos cuarenta días quepermaneció entre ellos. Lesenseñóalgunascosas,perono

sobre la Santísima Trinidad,sobre su propia divinidad osobre la Redención. «Leshabló del Reino de Dios»(Hechos 1, 3), es decir,completó su preparacióncomo pastores de la Iglesiafundada por su Muerte yResurrección.

Cuatro encuentrosfundamentalesmerecelapenadestacar: éste primero enJerusalem,dosenGalileayel

último en el monte de losOlivos,antesdelaAscensión.EnestaprimerareuniónenelCenáculohayalgoque llamapoderosamente la atención.Laúltimavezqueestuvierontodos juntos en ese mismolugar,habíandisputadosobrecuál de ellos iba a ser elmayorenelReino; luego,enel Huerto, todos habíanhuido. Es de pensar, pues,quedespuésdeloquehabíanhecho, esperaron

ansiosamente sus primeraspalabras. Éstas fueron: «Lapaz sea con vosotros». Y acontinuación, el encargomásgrandioso jamás confiado alos hombres: «Como meenviómi Padre, así os envíoYo». Luego «sopló sobreellos y les dijo: Recibid elEspíritu Santo; a quienesperdonareis los pecados, lesserán perdonados; a quienesse los retuviereis les seránretenidos» (Juan 20, 22-23).

Solamente otra vez conanterioridad se habla en laSagradaEscrituradeunsoplodivino:cuandoDiosformóalhombre del barro de la tierray sopló sobre su rostro paraque se convirtiera en almaviviente.Elpecadodelarazahumana había sido borradocon lamuerteenelCalvario.Ahora, Jesús daba a sussucesores el poder deperdonar los pecadospersonales –o de retenerlos–

que en el futuro cometieranloshombres.

Hubo otro encuentro enJerusalem de Jesús con losdiscípulos, una especie depostdata del primero, al queTomásnohabíaasistido.Esteporfiado individualista senegaba a creer lo que losotros le decían sobre laResurreccióndeCristo.Teníaque verle él mismo: «Si noveoensusmanos laseñalde

losclavosymetomidedoenel lugar de los clavos y mimano en su costado, nocreeré». Una semana mástarde, Jesús invitóaTomásahacer precisamente eso, loque quiere decir que en elcuerpoglorificadolasheridasnohabíandesaparecido:estáneternamente presentes [13].Tomásexclamó:«¡SeñormíoyDiosmío!»,fraseenlaqueporprimeravezoímosllamar«Dios» a Jesús. En la

aceptación del Señorhallamosesetonosuyodelosprimeros tiempos,contundente,directo:«Porqueme has visto, Tomás, hascreído; dichosos los que sinver, creyeron». La fe esmásvaliosasinmilagroalguno.

AparicionesenGalilea

EnelencuentroquetuvoconlosApóstolesenunmontedeGalilea, Jesús completó loque les había dicho enJerusalem respecto a sumisión divina: «Me ha sidodadotodopoderenelcieloyenlatierra:id,pues;enseñada todas las gentes,bautizándolas en el nombredel Padre, y del Hijo y delEspíritu Santo; enseñándolesaobservartodocuantoYooshe mandado. Yo estaré con

vosotros siempre, hasta laconsumación del mundo».TaleslamisióndelaIglesia.

La catolicidad está contenidaaquí como nota específica,pues católico significauniversal,palabraqueagrupadosideas:ladetotalidadylade unicidad: Todas lasnaciones, todas lasenseñanzas, todos los días,reunidos en una sola cosa enÉl.

En la Última Cena, el Señorhabía respondido a unapregunta deTomás con estaspalabras:«YosoyelCamino,ylaVerdadylaVida».Ahoraconfíaa la Iglesia,queacabade fundar, laenseñanzade laVerdadylatransmisióndelaVida mediante el bautismo,las dos condiciones sin lasque es imposible seguir elCaminoqueesÉlmismo,porel cual alcanzaremos elobjetivofinal:elPadre.

Eranpocacosaaquellosoncehombres, y podían sersucedidos por hombrestodavía más ruines. Quienhabía previsto las negacionesde Pedro y la cobarde huidadelosdemás,preveíatambiénPapas como Benedicto IX oJuan XII [14], obispos enmasacayendoen laherejíaoacobardándose comocorderosante lobospolíticos;te veía a ti yme veía amí...Pero escogió ese camino: los

dones de la Verdad y de laVida puestos en manos dehombrespecadores;contodo,si permanecen unidos a Él ynosotrosaellos,Élestaráconnosotros todos losdías,hastalaconsumacióndelossiglos.

Hay una frase que, a lamanera como se sueletraducir,puedeconducirnosaun equívoco: «bautizándolesenelnombredelPadre,ydelHijoydelEspírituSanto».La

versión original griega nodice «en el nombre», sino«dentro del nombre», esdecir,queJesúsnoestablecíauna fórmula de bautismo,sino que expresaba elcontenido,propósitoyefectosdel mismo. Por el bautismo,quedamos consagrados a laSantísima Trinidad.Bautizados en Cristo Jesús,nos insertamos en suCuerpoMístico, que es la Iglesia, yentramos en la corriente de

vida trinitaria, quedandoincorporados, a través de sudivina Persona, a las otrasdos, el Padre y el EspírituSanto.

Unas últimas palabras sobreel hombre que iba a dejarcomoCabezadelaIglesia.Selas dijo a orillas del mar deGalilea. Pedro y otros variosApóstoles habían ido apescar, por iniciativa deaquél, y como en otras

ocasiones, no pescaron nada.Conviene leer el relato. Estáen el capítulo veintiuno delEvangelio de san Juan, queparece haberlo añadido, acausa de una corazonada,cuando ya había cerrado elrelato.

Vemos a Jesús, en la orilla,preparando unos peces a labrasaparaquelospescadoreslos coman cuando regresen.Llegan,sesientanenelsuelo,

pero ninguno de ellos seatreve a preguntarle: «Tú,¿quién eres?, sabiendo queera el Señor». Sin dudasabíanquiénera,puesgraciasa sus indicaciones habíanlogrado, por fin, una capturaextraordinaria: «Cientocincuenta y tres pecesgrandes».Sinembargo,noseatrevían a preguntarle nada,quizá –aunque parezcaextraño– precisamente poreso: ¡porque sabían que era

Él!YesqueJesúsResucitadodebíasermuydiferente.

En la Última Cena les habíaanunciado su huida citandoun texto del profeta Zacarías(13,7):«Heriréalpastorysedispersarán las ovejas».Ahora les va a hablar de unnuevo orden, también entérminos de pastor y deovejas. A Pedro, le pide tresdeclaraciones de amorparalelas a sus tres

negaciones.PideaPedroqueapacientea su rebaño,a todoél. El Señor era el BuenPastor, pero iba a dejar estemundo. Pedro tendría quereemplazarle.Ylereemplazó.Conalgunasvacilaciones,fueunbuenpastor.Lesucedieronotros pastores, buenos ymenosbuenos.Peroelrebañosobrevive.

Jesús, finalmente, «profetizólamuerteconquePedroibaa

morir», lo mismo que habíaprofetizado la suya:«Cuandoenvejezcas, extenderás tusmanos y otro te ceñirá y tellevará a donde tú noquieras». Pedro, entonces,dando un giro a laconversación, como tantasotras veces en la VidaPública,preguntóaJesúsquésería de Juan, que los seguíadetrás,yelSeñor ledijoqueesonoeraasuntosuyo.

LaAscensióndelSeñor

En los Hechos de losApóstoles, Lucas dice queJesús permaneció con elloscuarenta días antes deascender a los cielos en supresencia,hastaqueunanubele cubrió. Si no contáramosmás que con su Evangelio,podríamos pensar que Jesús

se fue poco después de laResurrección; algo parecidoocurre con san Juan, puescuenta que el Señor dijo aMaría Magdalena, en lamañana de la Resurrección,que fuera a sus hermanos ylesdijera:«SuboamiPadreyavuestroPadre,amiDiosyavuestro Dios» (20, 17). Peroen losHechos, Lucas afirmataxativamente que laAscensión se produjocuarenta días después.

Ninguno de los otrosEvangelistas nos suministraindicación alguna de losposiblescontactoshabidosenese tiempo entre el SeñorResucitado y su Padrecelestial.

La Ascensión se produjodesdeelmontedelosOlivos.Las últimas palabras que losApóstolesdirigieronalSeñorfueron éstas: «¿Es ahoracuando vas a restablecer el

reinode Israel?».Otravez lavieja obsesión. NecesitabanquevinieraelEspírituSanto,y el Espíritu Santo vino,como el Señor les habíaprometido, sólo diez díasdespués, en la fiesta dePentecostés.

45.AladerechadelPadre

ElSacrificioRedentor

La Resurrección y laAscensión no sonsimplemente el final feliz deuna historia de sufrimiento y

muerte. El Ordinario de laMisa nos recuerda variasveces que no se trata deconmemorar sólo la Muerte,sino también la ResurrecciónylaAscensióndelSeñor.Sonpartes esenciales delSacrificio Redentor, no unasimplesecuela.

Fue al regresar a Judea, alfinal de la Vida Pública,cuando Jesús dijo a losApóstoles, por primera vez,

quelamuertequeibaa tenerno era una simple y dócilentrega a la violencia de susenemigos, sino que tenía unpropósitodefinidoa favordelos hombres: «Yo doy mivida por mis ovejas» (Juan10, 15). El Calvario ya sevislumbraba en el horizontede su vida cuando dijo: «ElHijodelhombrenohavenidoaserservido,sinoaserviryadar su vida en rescate pormuchos»(Mateo20,28).Ese

«muchos» es un hebraísmo.Jesúsmurióportodos.

Es de hacer notar que nuncautilizólapalabra«sacrificio»,aunque el significado esclaro. Para encontrarla, hayque recurrir a san Pablo:«Cristo,nuestraPascua,yahasido sacrificado» (1Corintos5, 7); «Cristo nos amó y seentregó por nosotros enoblación y sacrificio defragante y suave olor»

(Efesios5,2).

ElsacrificioqueofrecióJesúsfuetodoélensuHumanidad,de tal forma que pudiese seraplicadoa lospecadosde loshombres, pero el que loofrecía era Dios, por lo quetenía un valor que ningúnsacrificio humano podíatener. Era plenamente eficazpararedimiraloshombresdesus pecados, aunque nuncamencionó –que sepamos– el

pecadodeAdán,ese«pecadodel mundo» que Juan elBautista,alseñalarlocomoelCorderodeDios, dijoqueÉlborraría.

Unavezmás es sanPablo elque aclara muchas cosas:«Así pues, como por unhombreentróelpecadoenelmundo, y por el pecado lamuerte...» (Romanos 5, 12).El pecado del hombre querepresentabaalarazahumana

abrió una brecha entre elhombre y Dios. «En esto,Adáneraeltipodelquehabíadevenir»,prosiguesanPablo.«Masnoeseldon(deCristo)como fue la transgresión.Puessiporlatransgresióndeuno mueren muchos, cuántomáslagraciadeDiosyeldongratuito conferido por lagracia de un solo hombre,Jesucristo, abunda enbeneficio de muchos... Porconsiguiente, como por la

transgresión de uno llegó lacondenación a todos, asítambiénporlajusticiadeunosolo llega a todos lajustificacióndelavida».

Un sacrificio es un actopúblico, no una simpledevoción privada delsacerdote que lo ofrece; todoel pueblo participa. En todosacrificio, la víctima essacrificadaparaserofrecidaaDios, y ofrecida a Dios para

que Él la acepte. Si no laacepta, el sacrificio de lavíctima y la ofrenda soninútiles.Enlamayorpartedelos sacrificios de la AntiguaAlianza, sólo eran visibles–«públicos», por decirlo así–el acto sacrificial –la muertede la víctima– y la ofrenda,pero no la aceptación.Algunas veces, sin embargo,(Levítico 9, 24 y 2Paralipómenos 7, 1), Diosmostraba que aceptaba el

sacrificio enviando fuego delCielo, lo que provocaba ungozo inenarrable en lossacerdotesy en el pueblo,yaqueesosantificabalavíctima,nosólohaciéndolasuya,sinomostrandoquelohacía.Puesbien, en el único y perfectosacrificio de nuestraRedención,delcual todoslosdemáseranunasimplefigura,el Padre mostró claramenteque lo aceptaba en surealidad, no sólo

simbólicamente: Por laResurrección de su HijoglorificóalaVíctima.

¿Qué hizo, qué realizó elSacrificio de Cristoplenamente aceptado así?Cerró la brecha abierta entrela razahumanayDios, abrióel Cielo a los miembros deesa raza desterrada, venció ala muerte y al pecado, puesaunque continuaránexistiendo hasta el fin de los

tiempos, ya no tienendominio sobre el hombre,pues la cabeza de Satanásquedóaplastada.

ParaCristomismo,Muerte yResurrección significangloria.No es tan sólo que sepusiera de manifiesto. Fueglorificado en sí mismo,quedó enriquecido en suverdadera Humanidad: «Fueestablecido Hijo de Dios enpoder –dynamis– y

majestad». Ahora bien, si yatenía dynamis –recordemosque sintió salir de Él unafuerzacuandocuróalamujercon el flujo de sangre–, ¿enqué consistía este nuevopoderquelesobrevinotraslaMuerteylaResurrección?

El último día de la fiesta delosTabernáculos,Jesúshabíadicho que quien creyera enÉl, «ríos de agua vivamanarán de sus entrañas».Y

san Juan comenta: «Estabahablando del Espíritu... puesaún no había sido dado elEspíritu, porque Jesús nohabía sidoglorificado» (Juan6, 39). Antes de laResurrección, el Señor podíaresucitar a los muertos, perotodavía no podía transmitir aloshombreselEspírituSanto.Estedefinitivopoder,frutodela Redención, estabapendientedesuglorificación.

Jesúsnopasó a través de lasamargas experiencias de laPasión y de la Muerte parasalir de ellas como antes,comosinadaespecialhubieseocurrido. «Aunque era Hijo,aprendió por suspadecimientoslaobediencia»,dicelaEpístolaalosHebreos(5, 8). «Y habiendo sidoconsumado –añade– vino aser para todos los que leobedecen causa de saludeterna».

Hay dos cosas sorprendentesen esto: Aprendió laobediencia, Él, que, desde elprincipio, había hecho de laobediencia la razón de suvida... Nos es imposiblellegarhastael fondodeestaspalabras, ymenos aún de lasque siguen: habiendo sidoconsumado...Esdecir,que,alfinal, fue por fin confirmadoen su existencia humanapropia delUnigénitoHijo deDios. Y así, plenamente

consumado, «vino a ser...causadesalvacióneterna».

Recordemos lo que dijo enEmmaús: «¿Acaso no eranecesario que el Mesíaspadecieseestoyentraseensugloria?» (Lucas 24, 26).Ahora, glorificado, puedecomunicar el Espíritu Santo;por eso en su primerencuentro con los Apóstolesdespués de la Resurrección,sopló sobre ellos y les dijo:

«RecibidelEspírituSanto».

Merece la pena destacar loque el hecho de laResurrección significa paranosotros y para todos loshombres.Enelcapítulo15dela primera Epístola a loscorintios, sanPablo, saliendoalpasodeciertosherejesquenegaban que los muertospudiesen resucitar, lofundamenta todo en laResurrección de Cristo: «Si

Cristonoha resucitado,vanaes nuestra fe, aún estáis envuestrospecados.Yhastalosque murieron en Cristoperecieron... Pero no: Cristoha resucitado de entre losmuertos como primicias delosqueduermen...ycomoenAdán morimos todos, asítambién en Cristo somostodosvivificados».

Pero Cristo no sólo murióparaexpiarnuestrospecados,

sino también para reconciliara los hombres pecadores conDios y elevarlos a un nuevoorden existencial. «(Cristo)fue entregado por nuestrospecados y resucitado paranuestra justificación»(Romanos 4, 25); el mismoacto vivificante por el que elSeñor resucitó,nosresucitaanosotros. «Dios... estandonosotrosmuertospornuestrospecados, nos dio vida porCristo» (Efesios 2, 5).

Vivimos, pues, en el SeñorResucitado. Miembros de suCuerpo Místico, hemos sidoinjertados en su Humanidad,la Humanidad con que vivióentre nosotros, murió yresucitó. «El primer hombre,Adán, fue hecho almaviviente; el último Adán,espíritu vivificante» (1Corintios 15, 45). LaSegunda Persona de laSantísimaTrinidad se puso anivel humano para que el

hombrepudieseponerseaSunivel.«Noshizopartícipesdesu divinidad –dice el MisalRomano citando la SegundaEpístola de San Pedro, 1, 4–quien no desdeñó compartirnuestrahumanidad».

Con la Resurrección, Diospusodemanifiestoquehabíaaceptado el Sacrificio,glorificando a la Víctima.ConlaAscensión,mostróquela Víctima le era grata. Esto

era algo nuevo. En lossacrificios simbólicos delAntiguo Testamento tal cosahubiese sido absurda. ¿QuéibaahacerDiosconunbueychamuscado o un cabritodegollado? Se les sacrificabacomomediodeofrecérselosaDios, comomanifestación deque todas las cosas lepertenecen. Ahora, sinembargo,porprimeravez,seacaba de hacer unofrecimiento real, no

simbólico.ElSacerdotehabíaofrecido a Dios el Hombreque Él mismo era, la flor ynata de la raza, su ejemplomás perfecto, por la que Élmismoseofrecía.LaVíctimano sólo había sido aceptada,sino tomada por el mismoDios, y, como lo requería laperfección del Sacrificio encuanto acto público, laaceptación quedóvisiblementeexpresadaconlaAscensión.

En la Última Cena, Jesúshabía dicho a los Apóstoles,entristecidosporqueleshabíahablado de dejarles: «Osconviene que Yo me vaya,porque si no me voy, elParáclito no vendrá avosotros, pero sime fuereosloenviaré»(Juan16,7).DiezdíasdespuésdelaAscensión,en Pentecostés, cumplió supromesa. La Iglesia quedóbautizadaenelEspírituSantoyenelfuego.

«Depie,comounCorderodegollado»

¿Qué hace Cristo ahora? Lapregunta puedesorprendernos. Hay quienespiensanquesuobraconcluyócuando murió en la Cruz,como hay quienes dan porsupuesto que el papel de laVirgenMaríaacabóaldarlea

luz. Pero la realidad es quetantoelSeñorcomosuMadretienen todavíaunagran laborque realizar.Y esa labor nosconcierneanosotrosaquí, enlatierra.

Está sentado a la derecha deDios (Colosenses 3, 1), peroesonosignificaquenoactúe.¿Qué es lo que hace? Unacosa sabemos que estáhaciendo,lacualnosinteresasobremanera: interceder ante

elPadrepornosotros.

Cristo redimió a la razahumana, pero esa Redenciónha de ser aplicada a cadapersona en concreto. En laEpístolaalosHebreos(9,24)leemos:«QuenoentróCristoen un santuario hecho pormano de hombre, figura delverdadero, sino en el mismoCielo,paracomparecerahoraen la presencia de Dios afavor nuestro». Es decir, que

su presencia en el Cielocontinúa beneficiándonos.Nuestra salvación personalestá ligada a su intercesiónante el Padre. «(Jesús)permanece para siempre,tieneun sacerdocioperpetuo.Y es, por tanto, perfecto supoderdesalvara losqueporÉl se acercan a Dios»(Hebreos 8, 24-25). Luegovienen unas palabras que silas relacionamos con otrasqueelSeñorpronunció en la

Cruz –«Todo estáconsumado»– puedensorprendernos: «y siemprevive para interceder pornosotros».

LaEpístolaa losHebreosdaa entender que estaintercesión consistefundamentalmente en supresencia a la derecha deDios Padre, pero el últimolibro del Nuevo Testamento,elApocalipsis,aclaraqueeso

noestodo:«Vi...unCorderoque estaba en pie, comodegollado». Nuestro SeñorJesucristoestáenlapresenciadeDiosconlashuellasdesuSacrificio Redentor, en señalde que ese Sacrificio tienevaloreterno.Recordemosqueincluso en su Cuerpoglorificado después de laResurrección, Tomás pudoponersusdedosenlasseñalesde los clavos e introducir sumano en el costado abierto.

Sonespléndidasesasheridas,peroheridas al finy al cabo,que claman irresistiblementepor la salvación de cada unodenosotros.

EnelCielo,pues,CristoayersacrificadoyhoySeñordelaVida,VencedordelaMuerte,estápresenteanteDiosPadrepararedimirnosatodos.EnlaSantaMisa, se hace presenteen todos los altares de latierra. El mismo Cristo, a

través del sacerdote queoficia legítimamente, seofrece a Dios Padre por laredencióndetodos.Yenestaacción divina, todos losmiembros de su Cuerpotienen el privilegio de tomarparte.

NOTAS

[1] Las dos primeras obrasquesecitanhansidoeditadaspor Editorial Herder, S.A.,Barcelona. Las tres últimasporEdiciones Palabra, S.A.,Hermosilla,22.Madrid-1.

[2] Las citas bíblicas de esta

traducciónal castellanoestántomadas de la «SagradaBiblia»(versióndirectadelaslenguasoriginales)hechaporEloíno Nacar Fúster yAlbertoColungaCueto,O.P.(Biblioteca de AutoresCristianos, 35 edición,Madrid,1977).Loquediceelautor sobre las distintasversiones inglesas de losEvangelios es aplicable a lascastellanas (Nota delTraductor).

[3] Como si dijera: «No laspalabras exactas quepronunció, pero sí lasrealidadesaqueesaspalabrasse refieren» (Nota delTraductor).

[4]Un pocomás grande quela provincia de Badajoz, porestablecer una comparaciónespañola (Nota delTraductor).

[5] O Madrid de Cuenca

(NotadelTraductor).

[6] Handmaid en la versióninglesa(NotadelTraductor).

[7] Remember that brethrensimply means brothers. Elautor utiliza, aquí, las dosformas del plural que lapalabra «hermano» tiene eninglés: brethren y brothers.Actualmentelaprimeraformadel plural sólo se utiliza ensentido religioso (hermanos

en la fe) o asociativo(hermanos de una cofradía,gremioo«fraternidad»)(NotadelTraductor).

[8] Se llama unitarios aaquellos herejes que, a lolargodelaHistoria(arrianos,socinianos, etc.) han negadoel dogma de la SantísimaTrinidad, y, por tanto, ladivinidad de Jesucristo (NotadelTraductor).

[9] Francis JosephThompson, poeta inglés delsiglo XIX (1859-1907), deformación católica, muyconocido en su tiempo,famoso sobre todo por supoema «Hound of Heaven»(NotadelTraductor).

[10] Es de hacer notar quenuncaoímosaJesúsllamaraMaría «madre»... Sinembargo, hay tres cosas quele dijo, todas ellas llenas de

contenido.María,asuvez,sedirige dos veces al Señor yninguna de ellas le llamaJesús. Tampoco sus amigos,ni los escribas, los fariseos oel Sumo Sacerdote le llamanpor su nombre. Losdemonios, sí, y el ciegoBartimeo(NotadelAutor).

[11]Taleralasituaciónantesde la creación del Estado deIsrael en 1946. Lapreocupación de las

autoridades judías por laagricultura ha vuelto aconvertir a Galilea en unvergel, con espléndidoshuertos de naranjos y otroscultivosde secanoy regadío.Galilea, hoy, probablementese parecemás, otra vez, a loque fuera en tiempos deNuestro Señor (Nota delTraductor).

[12] Los judíos contaban losdíasdepuestadesolapuesta

de sol siguiente (Nota delTraductor).

[13] Ése debe ser el sentidode esta frase del Apocalipsis(5, 6): «Vi un Cordero, queestaba en pie comodegollado...» (Nota delAutor).

[14] Juan XII (937-964) fueun Papa indigno, elevado alsolio pontificio a la edad de17 años por influencia de su

padre Alberico I,perteneciente a la noblezaromana.Algoparecidopuededecirse de Benedicto IX(1032-1048), que llevó unavida escandalosa, aunque alfinal parece ser que searrepintió e hizo penitenciaen el Monasterio deGrottaferrata (Nota delTraductor).

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