condición social y dinámica de la población indígena … · esta visión del indígena urbano...
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Índice
Condición Social y Dinámica de la Población
Indígena en Centros Urbanos.
Estudio Nacional
Tendencias actuales de la presencia indígena en centros urbanos, 2000
1ª parte: Localización y perfil
sociodemográfico
INVESTIGADORES:
Virginia Molina y Ludy. (Coord)
Carlos Alberto Guerrero Torrentera Scherezada López Marroquín
Anne-Géraldine Maendly Díaz Rita Guidarelli Mattioli Gutiérrez
Yenisei Vera Esquivel
Unidad de Planeación y Consulta Dirección General de Investigación del Desarrollo y la Cultura de los Pueblos Indígenas
Julio de 2006
2
Presentación………………………………………………………………………………p.3
1. Delimitaciones metodológicas para la investigación sociodemográfica sobre
indígenas urbanos a nivel nacional……………………………………………….....p.6
La definición de urbano……………………………………………………………………p.6 La definición de indígena……………………………………………………………….…p.9 Elección de la fuente principal…………………………………………………………….p.10 El universo de análisis……………………………………………………………………..p.11
Algunos problemas metodológicos en el análisis sociodemográfico de la población
indígena urbana……………………………………………………………………………..p.12 2. Tipología de las ciudades……………………………………………………………….p.15
Clasificación por su pertenencia a regiones indígenas……………………………….…p.15 Clasificaciones por tamaño de la población indígena……………………………………p.19 Categorización por funciones económicas………………………………………………..p.23 Clasificación según el grado de atracción de población indígena………………………p.26
3. Presencia indígena en las ciudades de la República Mexicana, 2000…………….p.28
Distribución por entidad federativa, tamaño de la localidad y grupos quinquenales de edad………………………………………………………………………………………….p.28 Distribución por grupos etnolingüísticos……………………………………………..……p.30 Ocupaciones………………………………………………………………………………….p.38 Escolaridad……………………………………………………………………………………p.60 Estudios de nivel medio y superiores……………………………………………………...p.60 Indicadores Básicos…………………………………………………………………………p.61 Vivienda………………………………………………………………………………………p.63 Estado conyugal…………………………………………………………………………......p.63 Condición de actividad y posición en el trabajo…………………………………………..p.63 Discapacidad y derechohabiencia………………………………………………………….p.65 Religión………………………………………………………………………………………..p.66
3
Recapitulación y conclusiones……………………………………………………..….……p.68 Apéndice metodológico………………………………………………………………..….....p.72 Bibliografía…………………………………………………………………………………....p.73
Anexo estadístico Anexo gráfico
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PRESENTACIÓN.
Cuando se menciona a la población indígena que vive en las ciudades, la primera
imagen que surge es la del migrante que vende artesanías en las zonas centrales de las
ciudades. Esta visión del indígena urbano corresponde a la población indígena que es
más notoria para cualquier habitante de la ciudad, porque ocupa espacios públicos y,
con frecuencia, porta su traje tradicional que lo identifica como proveniente de un grupo
étnico determinado. Pero también refleja el estereotipo común en la sociedad mexicana
sobre quién es un indígena: un campesino pobre y mal preparado para ocupar puestos
de trabajo urbanos especializados, lo que lo orilla a buscar su sustento en las
actividades poco calificadas de la ciudad: albañilería, servicio doméstico y venta en la
vía pública. Así, al indígena en la ciudad se le designa siempre como migrante en
condición de pobreza, designación que heredan sus hijos y nietos nacidos en la ciudad.
Hay, en efecto, algunos indígenas cuyo propósito al migrar a las ciudades es
permanecer en ellas un tiempo breve, para juntar recursos que aplicarán en su parcela
o apoyo a su familia, y otros que huyen de su pueblo por las condiciones de violencia
imperantes y establecen campamentos temporales en la ciudad, mientras esperan que
la situación cambie en su región de origen; a esta población le es aplicable la etiqueta
de migrante porque su intención no es permanecer en la ciudad, pero no es la población
indígena mayoritaria en las ciudades. Es de notar que la designación de migrante no se
aplica a los inmigrantes rural-urbanos que no pertenecen a un grupo indígena, es
exclusiva para los miembros de estos grupos que viven en ciudades, a pesar de que
lleven décadas viviendo en la ciudad o incluso si han nacido en ella. Con ello se
mantiene la frontera étnica, la distinción entre un nosotros y los otros que prioriza la
condición socioeconómica sobre la diferencia cultural. Por otro lado, se olvida a los
descendientes nacidos en las ciudades donde actualmente residen, así como a aquellos
indígenas urbanos que son originarios de poblaciones indígenas que ahora tienen el
tamaño de una localidad urbana.
Este estereotipo sobre el indígena urbano es reforzado por la mayor parte de la
literatura que existe sobre indígenas en la ciudad: 1. La mayor parte de los textos que
se refieren a la población indígena que reside en centros urbanos considera que está
conformada por población inmigrante. Los textos que abordan este tema desde la
sociodemografía resaltan que
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Es reconocido que la población indígena reside en zonas eminentemente
rurales, aisladas de centros urbanos y, por lo general, en territorios de difícil
acceso, pero la migración está alterando la ubicación y modificando la estructura
poblacional de los diversos pueblos indígenas. (INEGI, 2004: 39).
Asimismo, la gran mayoría de los estudios etnográficos sobre indígenas en las
ciudades eligen como estudio de caso a poblaciones migrantes. Hay algunas
excepciones -como los trabajos de Thompson sobre Ticul y Royce sobre Juchitán.
Solamente en los últimos años se han iniciado estudios sobre la población indígena
originaria de las ciudades donde residen, en especial de los pueblos originarios en el
Distrito Federal. Es necesario revisar esta concepción de que el indígena está en las
ciudades solamente por migración reciente, y considerar los casos en que los lugares
de origen incrementaron su población y pasaron al rango de urbanos (Anexo gráfico: 1.
Ciudades en regiones indígenas), así como la importancia numérica de los hijos y nietos
de migrantes que ya nacieron en el lugar de inmigración de sus padres o abuelos, por lo
que son urbanos por nacimiento.
2. La tendencia también ha sido a considerar que todos los indígenas en las ciudades
son contingentes de campesinos que llegaron a las ciudades con muy escasa
escolaridad y baja calificación laboral para el tipo de trabajos que existen en la ciudad,
por lo que la única opción laboral que tienen es la de la albañilería entre los hombres y
el servicio doméstico o la venta en vía pública para las mujeres. Así, en las
presentaciones sobre sociodemografía de la población indígena urbana se resalta entre
los indicadores de instrucción solamente el alfabetismo, poseer o no instrucción y haber
estudiado por lo menos la secundaria (Martínez, García y Fernández: 160-161). Aunque
esta forma de análisis incluye a la mayoría de la población indígena urbana, excluye la
consideración de los profesionistas, maestros y doctores indígenas. También es
frecuente encontrar textos sociodemográficos sobre la población indígena urbana en los
que predomina el análisis de los indicadores en forma exclusiva para esta población,
omitiendo una comparación con la información estadística sobre la población nacional,
que permitiría conocer hasta qué punto sus tendencias se semejan o difieren del
conjunto. Como excepción pueden citarse el artículo “Hogares indígenas” de Vega y
Martínez y La población indígena en México del INEGI, textos en los que se compara la
composición de los hogares indígenas con la de los no indígenas, y los indicadores
6
sociodemográficos generales, respectivamente, lo que permite caracterizar mejor las
diferencias entre ambos grupos de población.
Algo semejante sucede cuando se analizan las ocupaciones que desempeñan
los indígenas en las ciudades: se resalta el peso de las actividades del sector terciario,
sin distinguir dentro de éste el comercio en vía pública de los servicios profesionales
que desarrollan médicos, técnicos o profesores; por ejemplo, en 2003 Martínez, García
y Fernández señalan que hay una incorporación incipiente de profesionistas, técnicos y
trabajadores de la educación y su cuadro de características seleccionadas del empleo
resalta solamente algunas de las actividades de baja calificación (Martínez, García y
Fernández: 161 y 163).
En este apartado, que hace referencia a la localización y perfil sociodemográfico
del año 2000 veremos que, para comprender cómo está conformada la población
indígena urbana, ambas suposiciones deben ser reconsideradas. La primera propuesta
es abandonar el uso exclusivo de la designación de migrante para la población indígena
en ciudades y cambiarla por la de indígena urbano; la segunda es abandonar el
estereotipo del indígena urbano pobre, y considerar la complejidad de las condiciones
socioeconómicas de los indígenas urbanos, aspectos que resaltará este análisis.
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1. DELIMITACIONES METODOLÓGICAS PARA LA INVESTIGACIÓN
SOCIODEMOGRÁFICA SOBRE INDÍGENAS URBANOS A NIVEL NACIONAL.
1.1 LA DEFINICIÓN DE URBANO
a. La definición del rango mínimo de población en una localidad para ser
considerada urbana o rural.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) conserva el criterio
definido desde hace más de seis décadas en el que se considera una población de
2,500 como mínimo para definir a una localidad como y bajo este criterio presenta los
resultados de los censos. El Consejo Nacional de Población (CONAPO) utiliza el criterio
más generalizado entre los demógrafos de un rango mínimo de 15,000 habitantes para
considerar a una localidad como urbana. Las diferencias de criterios que utilizan las
distintas instituciones para definir lo urbano dificultan las posibilidades de análisis
comparativos entre los indicadores de la población indígena en las ciudades y la
población total nacional en ciudades, sobre todo porque la institución que más ha
publicado análisis específicos sobre la población indígena, el INEGI, utiliza el rango
mínimo de 2,500 para definir lo urbano. En este análisis, utilizamos el rango mínimo de
15,000 habitantes porque es el criterio más extendido entre los sociodemógrafos y
expertos en desarrollo urbano1. El primer paso de la metodología para la parte
sociodemográfica fue armar una sola base de datos juntando todos los archivos
estatales de la muestra censal de 2000 y aplicar un primer filtro para seleccionar
solamente las localidades con 15,000 o más habitantes. La lista de localidades fue
comparada con los tabulados censales y la base de datos Cuadro indic base final en
folder Localidades2000 de la CDI.
b. La definición de las unidades urbanas de análisis: ciudades aisladas,
conurbaciones o zonas metropolitanas.
La definición de las zonas metropolitanas y ciudades conurbadas, así como su
identificación en el país ha sido un proceso largo y de muy reciente consenso entre las
instituciones que más uso dan a la distinción rural-urbano: INEGI, CONAPO y 1 Desde el estudio pionero de Luis Unikel sobre desarrollo urbano en México, en 1976, los sociodemógrafos consideran 15,000 habitantes como mínimo para diferenciar a una localidad como urbana. Ver también Vega y Martínez, p. 166.
8
SEDESOL. En 2004 se publicaron los resultados del equipo interinstitucional que
trabajó para afinar la definición de zonas metropolitanas y conurbaciones. Se considera
así que el sistema urbano nacional presenta distintos tipos de agrupamiento de las
localidades: zonas metropolitanas, conurbaciones y ciudades aisladas.
Definen como zona metropolitana al
conjunto de dos o más municipios donde se localiza una ciudad de 50 mil o
más habitantes, cuya área urbana, funciones y actividades rebasan el límite
del municipio que originalmente la contenía, incorporando como parte de sí
mismo o de su área de influencia directa a municipios vecinos,
predominantemente urbanos, con los que mantiene un alto grado de
integración socioeconómica; en esta definición se incluye además a aquellos
municipios que por sus características particulares son relevantes para la
planeación y política urbanas.
Adicionalmente, se definen cono zonas metropolitanas todos aquellos
municipios que contienen una ciudad de un millón o más habitantes, así
como aquellos con ciudades de 250 mil o más habitantes que comparten
procesos de conurbación con ciudades de Estados Unidos de América
(SEDESO-CONAPO-INEGI, 2004: 17).
Por su parte, INEGI, en su aplicación SCINCE Áreas Conurbadas 2000 define
conurbación de la siguiente forma:
Las Áreas Conurbadas son localidades urbanas o ciudades de diferentes
municipios o entidades federativas, que debido a su crecimiento natural dan
lugar a una conurbación física y/o funcional. Esta conurbación debe tener
ciertas características que le confieren dicha categoría:
1. Son dos o más ciudades o localidades urbanas, pertenecientes a dos o
más municipios y/o entidades federativas.
2. Estas ciudades o localidades urbanas, deben estar física y/o
funcionalmente conurbadas, entendiendo por:
· Conurbación física.- Continuidad en el amanzanamiento de las dos
ciudades o localidades urbanas; definiendo como continuidad a una
separación no mayor a 100 m. entre las manzanas, siempre y cuando exista
una vía de comunicación urbana (calle, avenida, boulevard, etc.); si existe un
9
límite natural (río, barranco, vado, cañón etc.), debe existir una construcción
que las comunique.
· Conurbación funcional.- Integración económica y social entre dos o más
ciudades o localidades urbanas, en donde existe desplazamiento de
habitantes de un lugar a otro con fines laborales o de servicios. Para
comunicarse entre ellas, cuentan con una vía de comunicación pavimentada
de dos carriles (como mínimo) y el traslado de un punto a otro, en
condiciones normales, en un vehículo automotriz de servicio público, no es
mayor a 20 minutos; la distancia máxima de separación no excede los 5.0
Km. (Apéndice F de INEGI, SCINCE Áreas Conurbadas, 2000).
Para los datos del año 2000, el equipo interinstitucional SEDESO-CONAPO-INEGI
delimitó 55 zonas metropolitanas. No obstante, debido a lo reciente de los resultados de
este trabajo, el consenso no se refleja todavía en todos los productos de difusión de la
información que desarrollan esas instituciones; por ejemplo, en 2003, CONAPO sólo
incluyó a las Zonas metropolitanas de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, Toluca
y Tijuana en su artículo sobre indígenas en zonas metropolitanas (Martínez, García y
Fernández) y el INEGI, en su aplicación SCINCE Áreas Conurbadas 2000 incluyó
solamente a 32 de las 55 áreas conurbadas (de las cuales incluimos planos sobre la
presencia de la población de 5 años y más hablante de lenguas indígenas (en el Anexo
gráfico: 2. Indígenas en zonas conurbadas).
En sentido estricto, es la población que habita en el Área Conurbada la que
propiamente puede ser considerada como población urbana. La población no
conurbada de los municipios que forman parte de una Zona Metropolitana están muy
cercanamente influidos por la cercanía de la ciudad, no obstante, para este análisis
sobre los indígenas urbanos seleccionamos solamente las zonas conurbadas y la
información sobre las localidades con 15,000 y más habitantes en el año 2000. Esta
elección se basa en el hecho de que muchos de los municipios que forman parte de una
Zona Metropolitana tienen hasta un 83% de población rural (como el caso de Lerma,
municipio de la Zona Metropolitana de Toluca) y son pocos aquellos con más del 90%
de su población en la ciudad (ver la última columna del cuadro 7 en el Anexo
estadístico).
Para los resultados de la información que ofrece la muestra censal 2000, este
análisis presenta la información por unidades mayores de 15,000 habitantes, es decir,
Fernández TeamComment: Citar correctamente
10
de indígenas incuestionablemente urbanos. Esta aproximación permite obtener un
panorama general de las condiciones sociodemográficas de la población de estudio. En
el caso de la información sobre ocupaciones, para que el análisis se enriquezca, el
cuadro resalta las principales zonas metropolitanas.
1.2 LA DEFINICIÓN DE INDÍGENA
El criterio lingüístico de personas de 5 años y más que hablan alguna lengua indígena
es el único que permite comparaciones de crecimiento y movilidad geográfica de la
población indígena porque es el único para el cual existe información longitudinal desde
principios del siglo XX.
Además, el criterio lingüístico según la lengua indígena que se habla es el que
permite apreciar el comportamiento de la presencia indígena en las ciudades de
acuerdo a su diversidad étnica. Y, aunque el registro longitudinal de hablantes de las
lenguas indígenas en décadas previas no distinguía a todas las lenguas indígenas, para
la mayoría de las lenguas sí permite conocer las tendencias de distribución de sus
hablantes en distintas ciudades.
A partir del censo de 1990, el INEGI inició el registro de los habitantes que
residía en viviendas en donde el jefe o el cónyuge declararon hablar lenguas indígenas,
en las que aparecieron ya los individuos de 0 a 4 años que habitaban en dichas
viviendas, no considerados en los censos previos. A partir de 2000, se añadió una
variable sobre pertenencia étnica al cuestionario ampliado conocido como muestra
censal, que pregunta si X es indígena. La redacción de la pregunta dificulta obtener
respuestas claras, tal como documenta el trabajo Indicadores socioeconómicos… (INI-
PNUD-CONAPO: 19) y el resultado que se aprecia al analizar la muestra censal es la
baja respuesta positiva entre quienes reconocieron hablar una lengua indígena.
En las diversas aproximaciones metodológicas para identificar a la población
indígena que buscan superar las limitaciones de los censos (de la que se presenta una
evaluación en CONAPO, 2001), el Instituto Nacional Indigenista (INI) y actualmente la
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) han optado por
cambiar la clasificación de los individuos por la de hogares indígenas. El hogar indígena
se define a partir de las generaciones encargadas de establecer y transmitir ciertos
valores, normas y costumbres a las generaciones jóvenes (padres y abuelos presentes
en el hogar). Es decir,
11
se definió como indígenas sólo a los miembros de los hogares donde las
personas con características indígenas tienen un lazo de parentesco
determinante en la decisión del estilo de vida y la transmisión
intergeneracional de la socialización, es decir, el jefe, el cónyuge y los
padres de éstos. Así, los hogares indígenas se restringen a aquellos donde
el jefe y/o el cónyuge y/o padre o madre del jefe y/o suegro o suegra del jefe
hablan lengua indígena, y también a aquellos que declararon pertenecer a un
grupo indígena (INI-PNUD-CONAPO: 22).
Esta definición, que es actualmente considerada como la más aproximada para la
medición de la población indígena definió la elección de la base de datos a usar en la
investigación.
1.3 ELECCIÓN DE LA FUENTE PRINCIPAL
Siendo el hogar indígena la definición que es actualmente considerada como la más
aproximada para la medición de esta población, utilizamos el cuestionario ampliado,
2000 (o muestra censal, 2000) por dos razones principales: 1. esta base de datos
presenta la información a nivel de registro, lo que permite relacionar entre sí las
características sociodemográficas de los individuos, los hogares y las viviendas, es
decir, permite identificar a todos los miembros de los hogares en los que las personas
con características indígenas tienen un lazo de parentesco determinante en la decisión
del estilo de vida y la transmisión intergeneracional de la socialización. Con los
tabulados censales, que presentan la información por unidades territoriales censales, se
puede comparar la distribución de presenta cada variable en las unidades territoriales
analizadas, pero no las relaciones que las variables poseen entre sí (Duhau, 2003, nota
en la p. 21). Con estos tabulados mismos tabulados, a nivel nacional, la única forma de
aproximarse a las condiciones socioeconómicas de la población indígena es mediante
cortes sobre los municipios con porcentajes significativos de población indígena (INI-
PNUD-CONAPO, p. 17); a nivel de localidades urbanas, este procedimiento permite un
acercamiento tentativo a los indicadores de interés para un mínimo de unidades
12
territoriales2, dejando sin posibilidad de análisis a un alto porcentaje de la población
indígena urbana que tiene una representación porcentual pequeña. 2. La muestra
censal permite comparar las características de la población indígena con las de la
población no indígena, usando una misma base de datos. Nos pareció muy relevante
poder comparar, porque hay un sesgo en muchos de los análisis sociodemográficos
sobre la población indígena, al centrarse en algunos indicadores que se consideran son
los definitorios de la población indígena en las ciudades: por ejemplo, cuando se habla
de ocupaciones se resaltan las que comunmente se cree que desempeñan, sin
contrastarlas con las ocupaciones del resto de la población urbana.
Para la selección de los hogares indígenas en localidades urbanas, aplicamos a
la muestra censal 2000 dos filtros: el primero, para seleccionar exclusivamente a las
localidades de 15,000 y más habitantes y el segundo para identificar a los hogares
indígenas, con las variables habla lengua indígena o pertenece a un grupo indígena.
Nosotros incluimos al jefe de familia, el cónyuge, los padres de éstos y los padrastros y
madrastras, abuelo(a)s, bisabuelo(a)s y tatarabuelo(a)s del jefe de familia o su cónyuge.
Como el servicio doméstico de trabajadores que viven en el hogar del (o la) patrón(a) es
una ocupación importante para la población indígena, aplicamos otro filtro a la base de
datos de las localidades de con 15,000 y más habitantes e hicimos otra base de datos
que incluye a los que fueron declarados como trabajador doméstico que habitaba en un
hogar no indígena. Es decir, trabajamos con dos bases de datos: la de los hogares
indígenas y la de los trabajadores que viven en casa del patrón (ver Apéndice
metodológico).
Compartimos con INI-PNUD-CONAPO la convicción de que poco se puede decir
de quienes no especificaron si hablaban lengua indígena y cuál, ni su pertenencia étnica
(INI-PNUD-CONAPO, p. 21), por lo que los excluimos del análisis.
El universo de análisis
El universo de análisis de los datos de la muestra censal que presentamos en este
apartado es el de los hogares indígenas en 502 localidades que en 2000 tenían 15,000
habitantes y más, así como los indígenas que vivían como trabajadores domésticos en 2 En un estudio previo de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México solamente encontramos 42 áreas geoestadísticas básicas –AGEB- con un mínimo de 10% de población hablante de lenguas indígenas para las que tuvo sentido analizar los indicadores socioeconómicos, explicitando, no obstante, que dichas condiciones se referían a la población de la AGEB, sin poder precisar si correspondían a la población indígena en ellas residente en 2000. Molina y Ludy, Coord., 2005
13
hogares no indígenas. Como resultado de los filtros que aplicamos a la muestra censal,
no consideramos a doce localidades de 15,000 y más habitantes en 2000, donde la
presencia de población indígena es muy escasa y en las que la muestra censal sólo
captó a un indígena, o a ninguno (Ver Apéndice metodológico). Las localidades de
15,000 y más habitantes que quedaron fuera de nuestra base de datos de hogares son:
� Rincón de Romos, Ags. (con ningún hablante de lengua indígena ni
autorreconocido como indígena)
� Castaños, Coah. (con ningún hablante de lengua indígena ni autorreconocido
como indígena)
� Francisco I. Madero, Coah. (con un hijo que declaró pertenecer a un grupo
indígena pero no hablar lengua indígena),
� Melchor Múzquiz, Coah. (con un hijo que declaró pertenecer a un grupo indígena
pero no hablar lengua indígena),
� Nava, Coah. (con ningún hablante de lengua indígena ni autorreconocido como
indígena),
� Nueva Rosita, Coah. (con ningún hablante de lengua indígena ni
autorreconocido como indígena)
� Centro Familiar La Soledad, Gto. (con cuatro hijos que declararon hablar lenguas
indígenas y no se autorreconocidos como indígenas),
� San Miguel El Alto, Jal. (con dos hablantes de lenguas indígenas, un hijo y un
nieto no autorreconocidos como indígenas)
� Tlajomulco de Zúñiga, Jal. (con un hijo que declaró hablar lengua indígena y un
nieto que declaró pertenencia étnica),
� San Juan Zitlaltépetl, Edomex. (con un nieto que no habla lengua indígena
aunque declaró pertenecer a un grupo indígena)
� Lerdo de Tejada, Ver. (con ningún indígena) y
� Nochistlán de Mejía, Zac. (con ningún indígena).
Algunos problemas metodológicos en el análisis sociodemográfico de la
población indígena urbana.
Como señalamos antes, la muestra censal resulta una fuente de información
fundamental para elaborar un perfil sociodemográfico de la población indígena en
ciudades si tomamos como indicador principal el de hogar indígena; no obstante, al
14
analizar la distribución de grupos lingüísticos minoritarios con pocos representantes en
las ciudades, el factor de expansión de la muestra censal, que es aplicable a las
unidades territoriales, no lo es para casos pequeños, como veremos adelante. De
cualquier forma, es ésta la base estadística que permite correlacionar las características
sociodemográficas de la población que vive en hogares indígenas, de ahí su gran
importancia para un estudio sobre indígenas urbanos3.
Todas las bases de datos demográficas presentan dificultades específicas para
el tratamiento de la información cuando ésta es minoritaria. En el caso de la muestra
censal, si bien es representativa a nivel nacional, de entidad federativa y de municipio o
delegación, para el caso de la población indígena que vive en ciudades, por su poco
peso relativo, requiere hacer discriminaciones especiales para los casos en los que
podrá aplicarse el factor de expansión y cuándo cada registro debe interpretarse como
el de una unidad. Tenemos así que la cifra de indígenas en localidades urbanas en
2000 que maneja CONAPO en Clasificación de localidades de México según grado de
presencia indígena, 2000 (4.157,692) difiere sustantivamente de las que elaboró la CDI
(2.676,508)4 y lo mismo sucede con la que ofrece este perfil sociodemográfico
(4.686,437). La metodología que desarrolló CONAPO en la obra de referencia es
diferente a la que nosotros utilizamos para la selección de población indígena;
CONAPO estableció como ponderador la razón entre el número de personas indígenas
por cada hablante de lengua indígena (2004: 91), nosotros incluimos en nuestra base
de datos a todos los habitantes de un hogar indígena -como fue definido por el estudio
de INI-PNUD-CONAPO- captados por la muestra censal 2000. Es decir, las diferencias
en las cifras totales se deben, en parte, a que se siguieron procedimientos diferentes.
Pero también es cierto que las cifras que aparecen en este documento son resultado de
aplicar el factor de expansión en lo general.
Aclaramos, entonces, que las cifras que contiene este apartado están bajo
revisión conjunta entre sus autores y personal de la Dirección de Información e
Indicadores de la CDI, con el fin de elaborar en forma compartida las
discriminaciones necesarias a aplicar a la muestra censal. Esta aclaración se
refiere exclusivamente a las cifras, mas no al contenido general del documento.
Para un perfil sociodemográfico de los indígenas urbanos, las diferencias en
metodología para seleccionar las unidades territoriales a considerar y la definición de 3 Por ejemplo, los tabulados censales no permiten conocer que hay médicos seris en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, como es posible saber usando la muestra censal. 4 Cifra que nos proporcionaron en el dictamen sobre la primera versión de este apartado.
15
quiénes podrían ser considerados como indígenas presenta todavía pendientes que
será necesario ir analizando, discutiendo y consensando entre las diversas instancias
interesadas. Sería sumamente recomendable que la CDI organizara reuniones de
trabajo con todas las dependencias que manejan estadísticas sobre la población
indígena, con el fin de consensar los criterios bajo los cuales se analizará esta
información.
16
2. TIPOLOGÍA DE LAS CIUDADES
Para el análisis de la población indígena urbana es posible elaborar diversas tipologías
de las ciudades donde su presencia es relevante, tipologías que, combinadas, permiten
acercamientos diversos respecto a la información.
Clasificación por su pertenencia a regiones indígenas
Una primera distinción de suma importancia es la localización en regiones
predominantemente indígenas o en regiones de inmigración indígena. Es un error
común pensar que toda la población indígena urbana lo es por inmigración reciente y
que por lo general proviene de regiones lejanas. La información sociodemográfica y
geográfica permite revisar esa afirmación, ya que en el año 2000, 519,296 indígenas
habitaban en ciudades de municipios considerados indígenas por la Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI)5, de los cuales más de la mitad
(288,254) vivían en ciudades de municipios predominantemente indígenas (con 70% y
más de población indígena). Es decir, una parte de la población indígena urbana es
originaria de localidades que, por el crecimiento de su población se convirtieron en
ciudades. Otros 672,913 indígenas urbanos habitaban en el mismo año en ciudades de
regiones indígenas. La información que se presenta sobre esta población indígena está
en el Cuadro 1, y en el Anexo gráfico 1. Ciudades en regiones indígenas6.
Según los tabulados del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000,
algunos grupos etnolingüísticos tuvieron una presencia importante en las ciudades de
sus estados de origen, como los mayas de Yucatán, con 48.2% en los municipios con
centros urbanos de esa entidad federativa. En Oaxaca, el 48.1% de los chinanteco en la
entidad residía entonces municipios con centros urbanos, especialmente del Distrito de
Tuxtepec (46.1% de los chinantecos en Oaxaca) región en la que el 21.2 de los
mazatecos en el estado de Oaxaca también vivía en municipios con ciudades. En la
misma entidad federativa, el 24.4% de los zapotecos vivía en municipios con ciudades
de diversas regiones, más de la mitad de ellos en el Mpio. de Juchitán y el 3.5% de los
mixtecos en la entidad vivían en el Mpio de Santiago Pinotepa Nacional. En el estado de
Puebla, el 29.4% de los nahuas residía en muncipios con ciudades, 10.5 en la zona 5 Que considera como municipios indígenas a aquellos con un porcentaje de 40% y más indígenas. 6 Utilizando los planos del libro Regiones Indígenas elaborado por la CDI (Serrano Carreto (Coord.), en prensa) remarcamos las ciudades que están dentro, o cerca de estas regiones (Anexo gráfico: 1. Ciudades en regiones indígenas).
17
Tehuacán-Ajalpan-Altepeji, 4.6% en el Mpio. de Huauchinango y 3.9% en municipios
con ciudades de la Sierra Norte de Puebla.
Total %
Peto, Yuc. Maya 70% y más 16,572 15,730 94.92
Oxkutzcab, Yuc. Maya 70% y más 20,244 18,851 93.12
Altepexi, Pue. Cuicatlán, Mazateca, Tehuacán y Zongolica 70% y más 15,247 13,883 91.05
Juchitán de Zaragoza, Oax. Istmo 70% y más 64,642 58,697 90.80
Tekax de Álvaro Obregón, Yuc. Maya 70% y más 21,580 19,533 90.51
Ticul, Yuc. Maya 70% y más 28,502 25,488 89.43
Felipe Carrillo Puerto, QR Maya 70% y más 18,545 15,008 80.93
Tizimín, Yuc. Maya 70% y más 39,525 29,707 75.16
Valladolid, Yuc. Maya 70% y más 37,332 27,744 74.32
Tlapa de Comonfort, Gro. Montaña de Guerrero 70% y más 31,235 20,496 65.62
Motul de Carrillo Puerto, Yuc Maya 70% y más 19,868 12,515 62.99
Hunucmá, Yuc. Maya 40-69% 20,978 12,673 60.41
Kanasín, Yuc. Maya 40-69% 37,674 21,993 58.38
Huejutla, Hgo. Huasteca 70% y más 37,020 19,108 55.97
Ciudad Ix tepec, Oax. Istmo 40-69% 22,261 12,151 54.58
Ocosingo, Chis. Selva Lacandona 40-69% 26,495 14,303 53.98
Umán, Yuc. Maya 40-69% 26,657 13,713 51.44
San Cristobal las Casas, Chis. Altos de Chiapas 40-69% 112,442 49,946 44.42
Ajalpan, Pue. Cuicatlán, Mazateca, Tehuacán y Zongolica 40-69% 22,261 9,023 40.53
Cozumel, QR Maya 40-69% 59,225 23,362 39.45
Ixmiquilpan, Hgo. Otomí de Hidalgo y Querétaro 70% y más 30,831 11,494 37.28
Papantla, Ver. Sierra Norte de Pue. y Totonacapan 40-69% 48,804 17,084 35.01
Playa del Carmen, QR Maya 40-69% 43,613 14,942 34.26
Tamazunchale, SLP Huasteca 40-69% 20,699 5,902 28.51
Palenque, Chis. Selva Lacandona 40-69% 29,779 8,431 28.31
Tantoyuca, ver. Huasteca 40-69% 25,492 7,123 27.94
Huauchinango, Pue. Sierra Norte de Pue. y Totonacapan 40-69% 46,671 10,696 22.92
Chilapa de Álvarez, Gro. Montaña de Guerrero 40-69% 22,511 4,287 19.04
Paracho de Verduzco, Mich. Purépecha 40-69% 15,554 2,862 18.40
Poza Rica, Mpio. Papantla, Ver. Sierra Norte de Pue. y Totonacapan 40-69% 19,378 2,551 13.16
519,296
Cuadro 1. Ciudades con presencia importante de población indígena, 2000,
según su ubicación en regiones indígenas, en orden decreciente por su importancia relativa.
1a. Parte: Ciudades en municipios definidos como indígenas por la CDI
Indíg.
Población en la ciudad
Total
Presencia
indígena en el
municipioRegión de pertenenciaCiudad
Total de la población indígena en ciudades de municip ios indígenas
FUENTE: Elaboración propia con base en CDI, Cuadro Regiones Indígenas_F inal y CDI, Cuadro indic base final en folder
Localidades2000
18
Total %Santiago Pinotepa Nacional (OAX) M ix teca M ás de 5,000 indíg. 24,347 9,933 40.80
M atías Rom ero (OAX) M ix e M ás de 5,000 indíg. 19,979 6,423 32.15
Cancún (QR) M ay a M ás de 5,000 indíg. 397,191 121,600 30.61
Sto Dom ingo Tehuantepec (OAX) Istm o M ás de 5,000 indíg. 37,068 11,235 30.31
M érida (YUC) M ay a M ás de 5,000 indíg. 662,530 199,697 30.14
San Juan Bautista Tux tepec (OAX) Chinanteca M ás de 5,000 indíg. 84,199 25,157 29.88
Sta. Lucía del Cam ino (OAX) Valles Centrales M ás de 5,000 indíg. 40,549 11,434 28.20
Chetum al (QR) M ay a M ás de 5,000 indíg. 121,602 29,200 24.01
Tehuacán (PUE) Cuicatlán, M azateca, Tehuacán y Zongolica M ás de 5,000 indíg. 204,598 45,692 22.33
Om etepec (GRO) M ontaña de Guerrero M ás de 5,000 indíg. 16,933 3,639 21.49
Sta. Cruz Xox ocotlan (OAX) Valles Centrales M ás de 5,000 indíg. 46,494 9,917 21.33
Progreso (YUC) M ay a M ás de 5,000 indíg. 44,354 9,197 20.74
Oax aca (OAX) Valles Centrales M ás de 5,000 indíg. 251,846 50,132 19.91
Cosoleacaque, Cos., (VER) Tux tlas, Popoluca-Náhuatl de Veracruz M ás de 5,000 indíg. 20,249 3,760 18.57
Zacatlán (PUE) Sierra Norte de Puebla y Totonicapan M ás de 5,000 indíg. 28,773 5,164 17.95
Salina Cruz (OAX) Istm o M ás de 5,000 indíg. 72,218 11,988 16.60
Huajuapan de León (OAX) M ix teca M ás de 5,000 indíg. 43,073 6,589 15.30
Cam peche (CAM P) M ay a M ás de 5,000 indíg. 190,813 28,911 15.15
Cham potón (CAM P) M ay a M ás de 5,000 indíg. 23,035 3,130 13.59
Álam o (VER) Huasteca M ás de 5,000 indíg. 22,923 2,911 12.70
Escárcega (CAM P) M ay a M ás de 5,000 indíg. 25,911 3,020 11.66
Villa Cuauhtém oc (M EX) M azahua-Otom í M ás de 5,000 indíg. 16,445 1,871 11.38
Actopan (HGO) Otom í de Hidalgo y Querétaro M ás de 5,000 indíg. 25,398 2,793 11.00
M inatitlán (VER) Tux tlas, Popoluca-Náhuatl de Veracruz M ás de 5,000 indíg. 109,193 11,337 10.38
Ciudad M endoza (VER) Cuicatlán, M azateca, Tehuacán y Zongolica M ás de 5,000 indíg. 34,955 3,574 10.22
Xicotepec de Juárez (PUE) Sierra Norte de Puebla y Totonicapan M ás de 5,000 indíg. 35,385 3,074 8.69
Atlacom ulco de Fabela (M EX) M azahua-Otom í M ás de 5,000 indíg. 19,988 1,646 8.23
Ciudad Valles (SLP) Huasteca M ás de 5,000 indíg. 105,721 8,638 8.17
M otozintla (CHIS) Frontera Sur M ás de 5,000 indíg. 17,613 1,390 7.89
Coatzintla (VER) Sierra Norte de Puebla y Totonicapan M ás de 5,000 indíg. 26,003 2,003 7.70
Ix taczoquitlán (VER) Cuicatlán, M azateca, Tehuacán y Zongolica M ás de 5,000 indíg. 23,022 1,497 6.50
Poza Rica (VER) Sierra Norte de Puebla y Totonicapan M ás de 5,000 indíg. 151,441 9,371 6.19
Acay ucan (VER) Tux tlas, Popoluca-Náhuatl de Veracruz M ás de 5,000 indíg. 47,826 2,753 5.76
Orizaba (VER) Cuicatlán, M azateca, Tehuacán y Zongolica M ás de 5,000 indíg. 118,552 6,657 5.62
Huatabam po (SON) M ay o-Yaqui M ás de 5,000 indíg. 29,789 1,542 5.18
Tenosique (TAB) Selv a Lacandona M ás de 5,000 indíg. 30,042 1,538 5.12
Teziutlán (PUE) Sierra Norte de Puebla y Totonicapan M ás de 5,000 indíg. 56,029 2,868 5.12
Frontera, Centla (TAB) Chontal de Tabasco M ás de 5,000 indíg. 20,965 971 4.63
Choapas, Las (VER) Tux tlas, Popoluca-Náhuatl de Veracruz M ás de 5,000 indíg. 41,426 1,733 4.18
Nav ojoa (SON) M ay o-Yaqui M ás de 5,000 indíg. 98,187 3,905 3.98
Tres Valles (VER) Chinanteca M ás de 5,000 indíg. 17,558 648 3.69
M acuspana (TAB) Chontal de Tabasco M ás de 5,000 indíg. 28,183 963 3.42
Rey es, Los (M ICH) Purépecha M ás de 5,000 indíg. 36,095 1,046 2.90
Pátzcuaro (M ICH) Purépecha M ás de 5,000 indíg. 47,993 1,351 2.81
Ocuitzapotlán, Centro (TAB) Chontal de Tabasco M ás de 5,000 indíg. 15,824 388 2.45
Lerm a de Villada (M EX) M azahua-Otom í M ás de 5,000 indíg. 16,303 298 1.83
Ébano (SLP) Huasteca M ás de 5,000 indíg. 22,133 329 1.49
672,913Total de la población indígena en ciudades de regiones indígenas
FUENTE: Elaboración propia con base en CDI, Cuadro Regiones Indígenas_F inal y CDI, Cuadro indic base final en folder
Localidades2000
2a. Parte: Ciudades en regiones indígenas
Cuadro 1. Ciudades con presencia importante de población indígena, 2000,
según su ubicación en regiones indígenas, en orden decreciente por su importancia relativa.
Indíg.Total
Ciudad Región de pertenenciaPresencia
indígena en el
municipio
Población en la ciudad
19
A la indispensable consideración sobre si las ciudades están dentro o muy
cercanas a regiones indígenas, hay que agregar la antigüedad de la migración indígena
a ciudades fuera de las regiones indígenas. Está documentado, por ejemplo, que
algunos grupos indígenas iniciaron su migración a la Ciudad de México desde la década
de 1940, otros a fines de los ’60. Es decir, estos “migrantes” residían en la capital del
país entre 30 y 60 años antes del XII Censo Nacional de Población y Vivienda y la
muestra censal del año 2000. El INEGI reporta para 2000 que en estados donde la
población hablante de lenguas indígenas es predominantemente no originaria del lugar
(Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Nuevo León,
Tamaulipas y Zacatecas) solamente el 59% de los ellos son inmigrantes; lo que,
observando las cifras al revés, hace notar que el 41% son nacidos en la entidad;
además, en estados netamente de migración indígena, como Aguascalientes y
Coahuila, los porcentajes de no nativos son tan bajos como 0.6% y 0.9% (INEGI, 2004:
41 y 43). No es de extrañar que un alto porcentaje de los integrantes de los hogares
indígenas de las ciudades (hijos, nietos y hasta bisnietos de los primeros migrantes)
sean nativos de la misma. Desafortunadamente no podemos identificar ni en el Censo ni
en la muestra censal el municipio de nacimiento, solamente la entidad federativa de
nacimiento. Con este indicador, de las 502 ciudades que estamos considerando, en 25
de ellas el 50% o más de la población indígena nació en el mismo estado, y en 78
ciudades entre el 25% y el 49.9% de la población indígena nació en dicho estado.
Solamente en 8 estados el porcentaje de indígenas que no nació en la misma entidad
federativa es menor al 50%, entre los que resaltan Colima, con 38.2 y Baja California,
con 39.6%. Y, en relación a las ciudades, la localidad donde es menor el porcentaje de
nacidos en la misma entidad fue Sabinas, con 15.8% (Anexo estadístico: Cuadro 2).
Por otra parte, respecto a la imagen de grandes números de indígenas migrando
diariamente a las ciudades, trabajos recientes de INEGI y CONAPO permiten reconocer
que la migración indígena a las ciudades en el último quinquenio no es tan numerosa:
aunque se refieren al total de la población indígena del país, INEGI dice que “96 de
cada 100 hablantes [sic] vivían en la entidad actual y cuatro se trasladaron fuera de ella.
Los hablantes [sic] que hicieron algún movimiento en el lapso mencionado son 219,058”
(INEGI, 2004: 45). Por su parte, Martínez, García y Fernández mencionan que “4.2 por
ciento residía en 1995 en un lugar diferente a su residencia en 2000.” (Martínez, García
y Fernández: 156)
20
Ciudad Pob. Total Pob. Indíg. % Pob. ind
Peto (YU) 16,572 16,274 98.2
Ox kutzcab (YU) 20,244 19,806 97.8
Tekax de Alv .Ob. (YU) 21,580 20,927 97.0
Juchitán de Zaragoza 64,642 61,861 95.7
Ticul (YU) 28,502 26,910 94.4
Los Baños, MX 20,223 18,198 90.0
Felipe Carr Pto (QR) 18,545 16,364 88.2
Tizimín (YU) 39,525 32,745 82.8
Hunucma (YU) 20,978 17,025 81.2
Valladolid (YU) 37,332 30,261 81.1
Ciudad Ix tepec (OAX) 22,261 17,210 77.3
Tlapa de Comonfort 31,235 21,733 69.6
Santo Domingo, MX 20,165 13,850 68.7
Motul de Carr Pto (YU) 19,868 13,268 66.8
Ocosingo 26,495 17,247 65.1
Ajalpan-Altepeji 37,508 23,827 63.5
Huejutla 37,020 22,631 61.1
Sto Dom Tehuantepec 48,373 25,601 52.9
Cozumel 59,225 28,495 48.1
Sgo Pinotepa Nacional 24,347 11,433 47.0
San Cristobal las C 112,442 51,862 46.1
Huajuapan de León 43,073 18,772 43.6
Mérida 793,391 339,651 42.8
Ix miquilpan 30,831 13,127 42.6
Play a del Carmen 43,613 18,545 42.5
Papantla 48,804 20,507 42.0
Cancún 397,191 147,123 37.0
Tux tepec 87,071 29,336 33.7
Chetumal 121,602 36,944 30.4
Oax aca 460,350 133,027 28.9
Progreso (YU) 44,354 12,643 28.5
Huauchinango (PU) 46,671 12,623 27.0
Tehuacán 204,598 48,902 23.9
Salina Cruz 72,218 16,530 22.9
Campeche 190,813 37,154 19.5
Minatitlán 323,389 53,133 16.4
Orizaba 346,068 53,976 15.6
Ciudad Valles (SLP) 105,721 14,855 14.1
Tlax cala 262,277 34,286 13.1
Poza Rica 292,493 36,402 12.4
Guay mas 180,316 20,646 11.4
Villahermosa 600,580 67,165 11.2
Acay ucan 102,992 11,440 11.1
Coatzacoalcos 307,724 33,033 10.7
San Luis Río Colorado 126,645 13,354 10.5
Entre 10.0% y 33.3%
Con 50% y más de población indígena
Entre 33.3% y 49.9%
Clasificaciones por tamaño de la población indígena La tipología de presencia indígena en las ciudades puede también considerar su
importancia numérica, ya sea en números absolutos, o en orden de importancia relativa.
En una publicación de 20047, CONAPO identifica 75 centros urbanos con 10,000 y más
habitantes indígenas, las que clasifica de acuerdo a los niveles de concentración de la
población total en Zonas Metropolitanas, ciudades conurbadas y ciudades: Con base en
dicho cuadro, podemos identificar las ciudades por orden de importancia relativa de su
población indígena (Cuadro 3) o por sus número absolutos (Cuadro 4).
Si tomamos el criterio de importancia relativa (Cuadro 3) y lo relacionamos con el
de ubicación en municipios indígenas (Cuadro 1), observamos que aquellos centros
urbanos con 50% y más de población indígena corresponden a ciudades enclavadas en
regiones indígenas.
FUENTE: CONAPO, Clasificación de localidades de México según grado de presencia indígena, 2000
7 Clasificación de localidades de México según grado de presencia indígena, 2000, Colección Índices sociodemográficos, Consejo Nacional de Población, 2004
21
Cuadro 4. Ciudades con presencia importante de población indígena en 2000,
ordenado según número absoluto de población indígena.* Zonas metropolitanas Población total Población indigena % de pob.
Indíg. Ciudad de México, DF y Méx. 18,010,877 1,038,376 5.8 Mérida, Yuc. 793,391 339,651 42.8 Puebla, Pue. 1,885,321 168,227 8.9 Oaxaca, Oax. 460,350 133,027 28.9 Toluca, Mex. 1,344,575 107,495 8.0 Guadalajara, Jal. 3,677,531 68,433 1.9 Villahermosa, Tab. 600,580 67,165 11.2 Tijuana, BC 1,274,240 54,619 4.3 Orizaba, Ver. 346,068 53,976 15.6 Minatitlán, Ver. 323,389 53,133 16.4 Monterrey, NL 3,299,302 41,988 1.3 Poza Rica, Ver. 292,493 36,402 12.4 Tlaxcala, Tlax. 262,277 34,286 13.1 Cuernavaca, Mor. 793,300 34,144 4.3 Tuxtla Gutiérrez, Chis. 494,763 33,436 6.8 Coatzacoalcos, Ver. 307,724 33,033 10.7 Pachuca, Hgo. 300,316 23,980 8.0 Tampico, Tams. 664,692 23,853 3.6 Cuautla, Mor. 259,292 22,531 8.7 Tepic, Nay. 342,840 22,447 6.5 Veracruz, ver. 593,181 21,582 3.6 Guaymas, Son. 180,316 20,646 11.4 San Luis Potos, SLPí 850,828 17,996 2.1 Querétaro, Qro. 787,341 16,931 2.2 Córdoba, Ver. 260,164 14,517 5.6
Tulancingo, Hgo. 193,638 13,596 7.0 Acayucan, Ver. 102,992 11,440 11.1 Xalapa, Ver. 436,874 11,431 2.6 Torreón, Coah. 1,007,291 11,385 1.1
Conurbaciones Población total Población indígena % de PI Tuxtepec, Oax. 87,071 29,336 33.7 Juárez, Chih. 1,206,824 28,020 2.3 Santo Domingo Tehuantepec, Oax. 48,373 25,601 52.9 Ajalpan-Altepeji, Pue. 37,508 23,827 63.5 Huejutla, Hgo. 37,020 22,631 61.1 Morelia, Mich. 561,375 20,487 3.6 Los Baños, Mex. 20,223 18,198 90.0 Santo Domingo, Mex. 20,165 13,850 68.7 León, Gto. 1,027,466 10,794 1.1 Uruapan, Mich. 229,819 10,640 4.6
Ciudades Población total Población indígena % de PI Cancún, QR 397,191 147,123 37.0 Juchitán de Zaragoza, Oax. 64,642 61,861 95.7 San Cristobal de las Casas, Chis. 112,442 51,862 46.1 Tehuacan, Pue. 204,598 48,902 23.9
22
Cuadro 4. Ciudades con presencia importante de población indígena en 2000, ordenado según número absoluto de población indígena.* (Cont.)
Ciudades Población total Población indígena % de PI
Campeche, Camp. 190,813 37,154 19.5 Chetumal, QR 121,602 36,944 30.4 Tizimín, Yuc. 39,525 32,745 82.8 Valladolid, Yuc. 37,332 30,261 81.1 Acapulco de Juárez, Gro. 620,656 29,718 4.8 Cozumel, QR 59,225 28,495 48.1 Ticul, Yuc. 28,502 26,910 94.4 Tlapa de Comonfort, Gro. 31,235 21,733 69.6 Tekax de Alvaro Obregón, Yuc. 21,580 20,927 97.0 Papantla de Olarte, Ver. 48,804 20,507 42.0 Oxkutzcab, Yuc. 20,244 19,806 97.8 Huajuapan de León, Oax. 43,073 18,772 43.6 Playa del Carmen, QR 43,613 18,545 42.5 Chihuahua, Chih. 657,876 18,139 2.8 Ocosingo, Chis. 26,495 17,247 65.1 Ciudad Ixtepec, Oax. 22,261 17,210 77.3 Hunucma, Yuc. 20,978 17,025 81.2 Salina Cruz, Oax. 72,218 16,530 22.9 Felipe Carrillo Puerto, QR 18,545 16,364 88.2 Peto, Yuc. 16,572 16,274 98.2
Mexicali, BC 549,873 16,177 2.9 Hermosillo, Son. 545,928 15,640 2.9 Ciudad Valles, SLP 105,721 14,855 14.1
San Luis Río Colorado, Son. 126,645 13,354 10.5 Motul de Carrillo Puerto, Yuc. 19,868 13,268 66.8 Ixmiquilpan, Hgo. 30,831 13,127 42.6 Progreso, Yuc. 44,354 12,643 28.5 Huauchinango, Pue. 46,671 12,623 27.0 Culiacán Rosales, Sin. 540,823 11,787 2.2 Chilpancingo de los Bravo, Gro. 142,746 11,634 8.2 Santiago Pinotepa Nacional, Oax. 24,347 11,433 47.0 Reynosa, Tams. 403,718 10,521 2.6
FUENTE: CONAPO, Clasificación de localidades de México según grado de presencia indígena, 2000 * Hay un error en la inclusión de las localidades Los Baños y Santo Domingo, del estado de México, porque su población total es menor a 6,000 habitantes y no aparecen como parte de alguna conurbación en la definición final de las Zonas Metropolitanas de SEDESOL-CONAPO-INEGI.
23
Categorización por funciones económicas Otro criterio de importancia para elaborar una tipología de las ciudades con presencia
significativa de población indígena es el de la estructura ocupacional. Según la reciente
clasificación de ciudades por estructura ocupacional que elaboró Jaime Sobrino8,
además del predominio de uno de los sectores ocupacionales (industria, comercio,
servicios), las zonas metropolitanas se pueden clasificar como monocéntricas,
bifuncionales, policéntricas y competitivas (Cuadro 5). Desafortunadamente no
contamos con una clasificación reciente semejante para todas las ciudades.
Cuadro 5. Tipología de las zonas metropolitanas según estructura ocupacional.
Tipología Estructura ocupacional Monocéntrica Bifuncional Policéntrica Competitva
Industria
San Luis Potosí Querétaro Celaya Reynosa
Orizaba Tehuacán San Juan del Río
Piedras Negras Teziutlán Ocotlán
Guadalajara Torreón Aguascalientes Monclova Apizaco
Monterrery Puebla Toluca Tlaxcala
León Tijuana Saltillo Guaymas
Comercio
Villahermosa Tuxtla Gutiérrez Tepic Pachuca
Minatilán Córdoba Cuautla Zamora
Poza Rica Tulancingo Salina Cruz Moroleón
Oaxaca
Servicios Mérida Cuernavaca Veracruz
Xalapa Coatzacoalcos
Zacatecas Puerto Vallarta Colima
Tampico Ciudad de México
Cancún Cozumel
FUENTE: Elaboración de Jaime Sobrino con información de los censos industrial, comercial y de servicios de 1999, y de la muestra del Censo de Población y Vivienda 2000.
A la tipología de Sobrino podemos agregar que, entre las ciudades que no
pertenecen a regiones tradicionalmente indígenas y tienen números importantes de
población indígena –descontando las tres zonas metropolitanas mayores-, sobresalen
varias capitales de entidad federativa: Chetumal, Campeche y Villahermosa (con más
de 10% de población indígena), Puebla, Chilpancingo, Toluca, Pachuca, Tuxtla
Gutiérrez y Tepic (con entre 5% y 9.9%) y Cuernavaca, Morelia, Mexicali, Hermosillo,
Chihuahua, Xalapa, Culiacán. Querétaro, San Luis Potosí y Torreón (con menos de
9%). Las capitales de los estados tienen un fuerte componente de población dedicada a
los servicios: funcionarios, burócratas y servicios de alojamiento para la población que
requiere arreglar trámites en las oficinas del gobierno estatal. De estas ciudades
capitales de entidad federativa, el sector servicios es predominante en Cuernavaca y
8 Sobrino, Jaime, “Zonas Metropolitanas de México en 2000, conformación territorial y movilidad de la población ocupada, Estudios Demográficos y Urbanos, Vol. 18, Núm. 3, septiembre-diciembre 2003
24
Xalapa; el sector comercio en Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez, Tepic y Pachuca, mientras
la industria lo es en San Luis Potosí, Querétaro, Toluca, Puebla y Tlaxcala.
Hay algunos aspectos de otras ciudades que podemos considerar. Las ciudades
de la frontera norte tienen dos funciones principales: servir de estación de paso a los
Estados Unidos de América y el trabajo industrial en las maquilas. La población
indígena registrada en algún momento de levantamiento censal puede estar solamente
de paso en esas ciudades. Tijuana, en especial, añade el atractivo turístico de fin de
semana para los pobladores del área de San Diego, lo que favorece el tipo de economía
que han desarrollado preferentemente las mujeres mixtecas que viven en dicha ciudad.
Tres ciudades en la zona turística del caribe mexicano (Cozumel, Playa del
Carmen y Cancún) presentan una notable atracción migratoria para la población
nacional, entre ella la indígena, que sigue con esto las tendencias del resto de la
población nacional. Las tres ciudades tienen una importancia relativa de la población
indígena (entre 37.0% y 48.1%) más elevada que otras situadas en regiones
predominantemente indígenas (Cuadro 6).
Cuadro 6. Tipología de ciudades con presencia importante de población indígena en 2000.
Ciudad Pob. Total
Pob. Indíg.
% Pob. Ind
En región indígena
tradicional
Estructura ocupacional
Frontera norte Tijuana 1.274,240 54,619 4.3 No Industria y turismo Mexicali 549,873 16,177 2.9 No Industria y servicios San Luis Río Colorado 126,645 13,354 10.5 No Industria y servicios Juárez 1.206,824 28,020 2.3 No Industria y servicios Reynosa 403,718 10,521 2.6 No Industria y servicios
Industriales Monterrey 3.299,302 41,988 1.3 No Industria Torreón 1.007,291 11,385 1.1 No Industria Guaymas 180,316 20,646 11.4 No Industria San Luis Potosí 850,828 17,996 2.1 No Industria Guadalajara 3.677,531 68,433 1.9 No Industria Querétaro 787,341 16,931 2.2 No Industria Toluca 1.344,575 107,495 8.0 No Industria Puebla 1.885,321 168,227 8.9 No Industria Tlaxcala 262,227 34,286 13.1 Sí Industria Ajalpan-Altepeji 37,508 23,827 63.5 Sí Industria Tehuacan 204,598 48,902 23.9 Sí Industria León 1.027,466 10,794 1.1 No Industria Tampico 664,692 23,853 3.6 No Industria Orizaba 346,068 53,976 15.6 Sí Industria
Comerciales Culiacán Rosales 540,823 11,787 2.2 No Comercio Ciudad Valles 105,721 14,855 14.1 No Comercio Tepic 342,840 22,447 6.5 No Comercio Pachuca 300,316 23,980 8.0 No Comercio Tulancingo 193,638 13,596 7.0 No Comercio Huauchinango 46,671 12,623 27.0 Sí Comercio Cuautla 259,292 22,531 8.7 No Comercio Chilpancingo 142,746 11,634 8.2 No Comercio
25
Cuadro 6. Tipología de ciudades con presencia importante de población indígena en 2000. (Cont.)
Ciudad Pob. Total
Pob. Indíg.
% Pob. Ind.
En region indígena
tradicional
Estructura ocupacional
Comerciales (Cont.) Tlapa de Comonfort 31,235 21,733 69.6 Sí Comercio Oaxaca 460,350 133,027 28.9 Sí Comercio Sgo Pinotepa Nacional 24,347 11,433 47.0 Sí Comercio Huajuapan de León 43,073 18,772 43.6 Sí Comercio Morelia 561,375 20,487 3.6 No Comercio Uruapan 229,819 10,640 4.6 Sí Comercio Ixmiquilpan 30,831 13,127 42.6 Sí Comercio Huejutla 37,020 22,631 61.1 Sí Comercio Papantla 48,804 20,507 42.0 Sí Comercio Poza Rica 292,493 36,402 12.4 Sí Comercio Juchitán de Zaragoza 64,642 61,861 95.7 Sí Comercio Salina Cruz 72,218 16,530 22.9 Sí Comercio Acayucan 102,992 11,440 11.1 No Comercio Sto Dom. Tehuantepec 48,373 25,601 52.9 Sí Comercio Ciudad Ixtepec 22,261 17,210 77.3 Sí Comercio Tuxtepec 87,071 29,336 33.7 Sí Comercio Villahermosa 600,580 67,165 11.2 No Comercio Tuxtla Gutiérrez 494,763 33,436 6.8 No Comercio San Cristobal las Casas 112,442 51,862 46.1 Sí Comercio Ocosingo 26,495 17,247 65.1 Sí Comercio Valladolid 37,332 30,261 81.1 Sí Comercio Ticul 28,502 26,910 94.4 Sí Comercio Tekax de Alvaro Obregón 21,580 20,927 97.0 Sí Comercio Peto 16,572 16,274 98.2 Sí Comercio Oxkutzcab 20,244 19,806 97.8 Sí Comercio Hunucma 20,978 17,025 81.2 Sí Comercio Motul de Carrillo Puerto 19,868 13,268 66.8 Sí Comercio Felipe Carrillo Puerto 18,545 16,364 88.2 Sí Comercio Chetumal 121,602 36,944 30.4 No Comercio
De servicios Chihuahua 657,876 18,139 2.8 No Servicios Hermosillo 545,928 15,640 2.9 No Servicios Ciudad de México 18.010,877 1,038,376 5.8 No Servicios Cuernavaca 793,300 34,144 4.3 No Servicios Xalapa 436,874 11,431 2.6 No Servicios Córdoba 260,164 14,517 5.6 No Servicios Veracruz 593,181 21,582 3.6 No Servicios Coatzacoalcos 307,724 33,033 10.7 No Servicios Mérida 793,391 339,651 42.8 Sí Servicios Minatitlán 323,389 53,133 16.4 No Servicios Campeche 190,813 37,154 19.5 Sí Servicios Progreso 44,354 12,643 28.5 No Servicios Tizimín 39,525 32,745 82.8 Sí Servicios
De servicios Turísticos Acapulco de Juárez 620,656 29,718 4.8 No Servicios Cancún 397,191 147,123 37.0 No Servicios Cozumel 59,225 28,495 48.1 No Servicios Playa del Carmen 43,613 18,545 42.5 No Servicios Fuente: Elaboración propia con base en los cuadros 1, 3, 4 y 5
Es de notar que en las ciudades industriales que no forman parte de una región o un
estado tradicionalmente indígena los porcentajes de esta población son menores que en
las comerciales o de servicios.
26
Clasificación según el grado de atracción de población indígena Identificadas las localidades con 15,000 y más habitantes a partir del censo de 2000,
elaboramos un cuadro con datos de 1970, 1990, 1995 y 2000 de la población de 5 años
y más que especificó si hablaba alguna lengua indígena, para identificar las poblaciones
donde la presencia indígena ha sido significativa, por su número absoluto o por las
tendencias de crecimiento en la última década considerada (1990-2000) (Anexo
estadístico, Cuadro 7). En este cuadro añadimos una columna comparativa con el
incremento de la población total de 5 años y más, como control para saber si la
tendencia general de los municipios fue a perder población en general, o si solamente
fue la población indígena la que decreció.
Como puede observarse en el cuadro 7, hay municipios en los que, en una
tendencia de mediano plazo (1970-2000) la población indígena ha decrecido; esto
puede deberse a que han sido abandonados por la población indígena o a que ésta ha
tenido un proceso de integración total a la cultura urbana local, con la desaparición de la
lengua y la autoadscripción. Municipios en los que desde 1970 ha sido escasa la
presencia indígena, como es el caso Calvillo y Pabellón de Arteaga en Aguascalientes,
o Allende y Parras de la Fuente, en Coahuila, presentaron en el año 2000 indígenas
solamente entre 40 y 64 años de edad, lo que permite suponer que los hijos, o
emigraron o se asimilaron. Otros pertenecen a regiones indígenas y es posible pensar
en dos alternativas: han emigrado o han perdido la lengua vernácula. En algunos de
ellos ha habido incrementos y decrementos de una fecha censal a otra, pero el
resultado final ha sido de pérdida. Estos municipios son: Carmen, Camp., San Pedro,
Coah., Motozintla, Las Rosas y Tapachula en Chiapas, Comonfort, y Villagrán, Gto.,
Arcelia, Huitzuco y Teleolapan, Gro., Actopan, Mixquiahuala y Progreso en Hidalgo,
Tuxpan, Jal., Atlacomulco, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistengo y Zinacantepec en el
Estado de México, Zacapu y Zitácuaro en Michoacán, Puente de Ixtla, Mor., Atlixco,
Huejotzingo y San Andrés Cholula en Puebla, Centla y Macuspana en Tabasco,
Naranjos, Cerro Azul, Huatusco, Misantla y San Andrés Tuxtla en Veracruz y Jerez,
Nochistlán, Ojocaliente, Río Grande y Sombrerete en Zacatecas.
Por otra parte, la tendencia a corto plazo (1990-2000) en los municipios urbanos
de algunos estados señalan que no fueron buenos lugares para migrar y seguir siendo
indígena: es notable que casi todos los de Coahuila presentaron tasas decrecientes de
población hablante de lenguas indígenas, excepto Acuña y Saltillo; San Pedro, en
especial, fue un lugar de rechazo de indígenas desde 1970, como ya señalamos. Esta
27
misma tendencia fue común en gran parte de los municipios de Guanajuato y en
algunos de Hidalgo (Apan e Ixmiquilpan), algunos de Jalisco (Jamay, Ocotlán, San
Miguel El Alto y Tamazula). Del Estado de México, la tendencia decreciente a corto
plazo se presentó en Lerma, Otzolotepec, Tenango del Valle y Xonacatlán. En
Michoacán fueron los municipios de Huetamo, Maravatío, Puruándiro y Zitácuaro los
que mostraron un decremento real en población indígena. De Oaxaca fueron Ciudad
Ixtepec y Santo Domingo Tehuantepec los que redujeron su población indígena entre
1990 y 2000. En Puebla solamente Los Reyes mostró esta tendencia a corto plazo.
Tamazunchale, en San Luis Potosí, tuvo una pérdida general de población de 5 años y
más, acompañada de una pérdida de población indígena. En Sinaloa, Sonora y
Tabasco solamente se dio una situación semejante en Ahome, Huatabampo, Navojoa y
Huimanguillo. Fueron más los municipios de Veracruz donde sucedió lo mismo:
Banderilla, Coatzintla, Misantla, Papantla, Santiago Tuxtla, Temapache, Tlapacoyan,
Túxpam y Nanchital. En Las Choapas, Minatitlán y Agua Dulce la reducción de
población indígena acompañó a una reducción de la población total de 5 años y más.
Por otro lado, resaltan algunos municipios en los que la tasa de incremento de la
población indígena fue de más de 25 entre 1990 y 2000, pero por lo general las cifras
iniciales eran muy bajas y con este incremento la población hablante de lenguas
indígenas todavía no rebasa los 400 habitantes. Excepción notable fueron los
municipios de Los Cabos, en Baja California Sur -donde la expansión del sector turístico
está atrayendo a mucho migrantes, indígenas y no indígenas, con un total de
incremento de 17.7- Apodaca, Cadereyta y algunos conurbados de Monterrey en Nuevo
León; así como algunos municipios con ciudades fronterizas con los Estados Unidos,
como Agua Prieta, Son., Nuevo Laredo y Río Bravo en Tamaulipas.
28
3. PRESENCIA INDÍGENA EN LAS CIUDADES DE LA REPÚBLICA MEXICANA,
2000.
En este apartado presentamos resultados de la base de datos que formamos con los
datos de la muestra censal aplicada en el año 2000. Solamente si hay indicación al
contrario, todos los cuadros y gráficas de este apartado provienen de la muestra censal.
Distribución por entidad federativa, tamaño de la localidad y grupos de edad
Como vimos en los cuadros previos, la presencia indígena en las ciudades de las
diferentes entidades federativas del país es muy disímil tanto en números absolutos
como en relativos (Cuadro 8).
Entidad federativa Frecuencia %
Aguascalientes 6,773 0.1
Baja California 75,191 1.6
Baja California Sur 15,911 0.3
Campeche 62,831 1.3
Coahuila 14,903 0.3
Colima 7,056 0.2
Chiapas 195,455 4.2
Chihuahua 55,151 1.2
Distrito Federal 522,437 11.1
Durango 13,907 0.3
Guanajuato 38,636 0.8
Guerrero 118,742 2.5
Hidalgo 97,467 2.1
Jalisco 86,855 1.9
México 773,832 16.5
Michoacán 84,067 1.8
Morelos 55,991 1.2
Nayarit 27,404 0.6
Nuevo León 42,609 0.9
Oaxaca 424,880 9.1
Puebla 274,602 5.9
Querétaro 18,091 0.4
Quintana Roo 369,326 7.9
San Luis Potosí 47,643 1.0
Sinaloa 41,445 0.9
Sonora 85,616 1.8
Tabasco 29,347 0.6
Tamaulipas 64,260 1.4
Tlaxcala 49,291 1.1
Veracruz 222,979 4.8
Yucatán 758,901 16.2
Zacatecas 4,838 0.1
Total 4,686,437 100.0
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Cuadro 8. Distribución de la población indígena urbana, por
entidad federativa, 2000.
29
Tres entidades federativas (Estado de México, Yucatán y Distrito Federal)
concentraron al 43.8% de la población indígena urbana en el país; en el otro extremo,
en Aguascalientes y Zacatecas apenas el 0.1% de la población indígena urbana vivía
ahí en 2000.
La distribución de la población indígena por tamaño de la localidad presenta
menor concentración en las localidades de 15,000 a 19,999 habitantes, lo que era de
esperar por ser localidades con una estructura ocupacional menos diversificada, pero
también en las de 50,000 a 99,999 habitantes, con un porcentaje muy inferior al de las
ciudades más pequeñas de entre 20,000 y 49,999 habitantes, lo que llama la atención y
habría que buscar una explicación (Cuadro 9).
Tamaño de la localidad Frecuencia %
15,000 a 19,999 hab 255,199 5.4
20,000 a 49,999 hab 1,033,067 22.0
50,000 a 99,999 hab 375,089 8.0
100,000 a 499,999 hab 1,578,824 33.7
500,000 y mas hab 1,444,258 30.8
Total 4,686,437 100.0
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Cuadro 9. Distribución de la población indígena
urbana según tamaño de la localidad, 2000.
A nivel nacional, la pirámide de edad de los indígenas urbanos aparece bastante
equilibrada (Cuadro 10 y gráfica 1). Cuadro 10: Población indígena urbana por sexo y grupos quinquenales de edad, 2000. Grupos quinquenales de edad
Hombre Mujer
00-04 258,476 250,763 05-09 265,752 267,578 10-14 264,547 260,227 15-19 261,749 261,290 20-24 237,497 249,225 25-29 193,719 203,920 30-34 167,192 179,044
35-39 146,843 158,764 40-44 123,002 121,998 45-49 97,034 101,590 50-54 81,518 80,674 55-59 58,846 59,125 60-64 48,767 48,387 65-69 34,745 37,311 70-74 25,654 30,036
75 y más 41,759 48,785 Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
30
-300,000 -200,000 -100,000 0 100,000 200,000 300,000
00-04
10-14
20-24
30-34
40-44
50-54
60-64
70-74
Gráfica 1: Pirámide de edad de los indígenas urbanos, 2000.
Hombres Mujeres
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Distribución por grupos etnolingüísticos
A partir de este punto, se hará distinción de la población indígena que en 2000 residía
en ciudades y de aquella parte de esta población que declaró hablar alguna lengua
indígena especificada. Del total de 4.686,437 residentes en hogares indígenas o que
declararon pertenecer a un grupo indígena en localidades de 15,000 y más habitantes
(Cuadro 11), el 62.6% no fue registrado como hablante de alguna lengua indígena (ya
fuera por ser menor de 5 años de edad o por no hablarla) y un 1.4% no especificó la
lengua que hablaba. Así, la distribución de indígenas en las localidades urbanas según
el grupo etnolingüístico de pertenencia hace referencia al 36.0% de los indígenas
registrados, y son considerados en este texto como población hablante de lenguas
indígenas (PHLI), categoría diferente a la de población indígena (PI), que incluye al
universo total que estamos considerando.
31
Cuadro 11. Indígenas urbanos que pertenecen a un hogar indígena o declararon pertenecer a un grupo indígena, según declararon hablar o no una lengua indígena. 2000. Hablantes de lenguas indígenas 1.686,850 Lengua indígena no especificada 66,153 Menores de 5 años o no hablan lengua indígena 2,933,434
Total de indígenas urbanos 4,686,437 Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
El primer aspecto que resalta al considerar los grupos etnolingüísticos de la
población hablante de lenguas indígenas que en 2000 vivía en centros urbanos es que
su distribución porcentual no es similar a la que presentan los grupos a nivel nacional
(Cuadros 12 y 13). Si bien a nivel general son los nahuahablantes el grupo mayoritario
con un 24.0%, en las ciudades lo son los mayahablantes, que representan el 13.2% del
total de PHLI a nivel nacional y el 27.5% de indígenas urbanos, es decir, en las
ciudades tienen más de dos veces su porcentaje general. Otras lenguas que superan su
porcentaje en las ciudades son el otomí, con 4.8% a nivel nacional y 6.0% en ciudades,
y los mixtecos, con 7.4% a nivel nacional y 8.4% en las ciudades. Si bien las cuatro
lenguas predominantes en las ciudades son las mismas cuatro que se dan a nivel
nacional, en las localidades urbanas en conjunto representan el 68.1% de los hablantes
de lenguas indígenas, frente al 52.1% que conjuntan a nivel nacional. Esta diferencia
tiene que ver, por una parte, con el hecho de que, en 2000, varias lenguas con pocos
representantes a nivel nacional no tuvieron hablantes en los centros urbanos
(aguacateco, cakchiquel, ixil, ópata, papabuco y solteco), y por otra, con el porcentaje
muy bajo que tuvieron hablantes de otras lenguas, comparado con su presencia
absoluta a nivel nacional (por ejemplo, el tlapaneco representó el 1.6% nacional y sólo
el 0.8% en las ciudades; el zoque 0.9% y 0.2%, respectivamente, y el chatino 0.7% y
0.2%).
32
Cuadro 12. Indígenas urbanos hablantes de lengua indígena
especificada, por orden alfabético, 2000. Qué lengua habla Frecuencia %
TOTAL DE HABLANTES DE LENGUAS INDÍGENAS EN CIUDADES
1.686,850
100.0
Amuzgo 5,006 0.3 Chatino 3,107 0.2 Chichimeca jonaz 154 0.0 Chinanteco* 22,966 1.4 Chocho 734 0.0 Chol 14,038 0.8
Chontal 868 0.1 Chontal de Oaxaca 1,704 0.1 Chontal de Tabasco 768 0.0 Chuj 5 0.0 Cochimí 6 0.0 Cora 1,701 0.1 Cucapa 24 0.0 Cuicateco 1,965 0.1
Guarijío 47 0.0 Huasteco 18,146 1.1 Huave 1,328 0.1 Huichol 5,012 0.3 Ixcateco 159 0.0 Jacalteco 13 0.0 Kanjobal 433 0.0
Kekchí 27 0.0 Kikapú 57 0.0 Kiliwa 3 0.0 Kumiai 54 0.0 Lacandón 34 0.0 Mame 683 0.0 Matlatzinca 1,068 0.1 Maya 463,155 27.5 Mayo 4,384 0.3 Mazahua 40,494 2.4 Mazateco 54,799 3.2 Mixe 25,651 1.5 Mixteco* 141,172 8.4 Motocintleco 191 0.0 Náhuatl 341,538 20.2 Ocuilteco 141 0.0 Otomí 101,682 6.0 Otras lenguas indígenas de América 438 0.0
33
Cuadro 12. Indígenas urbanos hablantes de lengua indígena
especificada, por orden alfabético, 2000. (Cont.) Qué lengua habla Frecuencia %
Otras lenguas indígenas en México 62 0.0 Paipai 87 0.0 Pame 680 0.0 Papago 63 0.0 Pima 21 0.0 Popoloca 1,394 0.1 Popoluca* 2,275 0.1 Purepecha 32,047 1.9 Quiche 24 0.0 Seri 72 0.0 Tacuate 45 0.0 Tarahumara 14,591 0.9 Tepehua 1,849 0.1 Tepehuan 1,467 0.1 Tlapaneco 13,477 0.8 Tojolabal 4,346 0.3
Totonaca 53,278 3.2 Triqui 4,080 0.2 Tzeltal 50,012 3.0 Tzotzil 45,130 2.7 Yaqui 1,774 0.1 Zapoteco* 203,580 12.1 Zoque 2,741 0.2
* agrupan a todas las variantes de estas lenguas. Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
34
Cuadro 13. Indígenas urbanos hablantes de lengua indígena especificada, ordenados por importancia relativa, 2000.
Qué lengua habla Frecuencia % TOTAL DE HABLANTES DE LENGUAS INDÍGENAS EN CIUDADES 1,686,850 100.0
Maya 463,155 27.5 Náhuatl 341,538 20.2 Zapoteco* 203,580 12.1 Mixteco* 141,172 8.4 Otomi 101,682 6.0 Mazateco 54,799 3.2 Totonaca 53,278 3.2 Tzeltal 50,012 3.0 Tzotzil 45,130 2.7 Mazahua 40,494 2.4 Purepecha 32,047 1.9 Mixe 25,651 1.5 Chinanteco* 22,966 1.4 Huasteco 18,146 1.1 Tarahumara 14,591 0.9 Chol 14,038 0.8 Tlapaneco 13,477 0.8 Huichol 5,012 0.3 Amuzgo 5,006 0.3 Mayo 4,384 0.3 Tojolabal 4,346 0.3 Triqui 4,080 0.2 Chatino 3,107 0.2 Zoque 2,741 0.2 Popoluca* 2,275 0.1 Cuicateco 1,965 0.1 Tepehua 1,849 0.1 Yaqui 1,774 0.1 Chontal de Oaxaca 1,704 0.1 Cora 1,701 0.1 Tepehuan 1,467 0.1 Popoloca 1,394 0.1 Huave 1,328 0.1 Matlatzinca 1,068 0.1 Chontal 868 0.1 Chontal de Tabasco 768 0.0 Chocho 734 0.0 Mame 683 0.0 Pame 680 0.0 Otras lenguas indígenas de América 438 0.0
35
Cuadro 13. Indígenas urbanos hablantes de lengua indígena
especificada, ordenados por importancia relativa, 2000. (Cont.) Qué lengua habla Frecuencia %
Kanjobal 433 0.0 Motocintleco 191 0.0 Ixcateco 159 0.0 Chichimeca jonaz 154 0.0 Ocuilteco 141 0.0 Paipai 87 0.0 Seri 72 0.0 Pápago 63 0.0 Otras lenguas indígenas en México 62 0.0 Kikapú 57 0.0 Kumiai 54 0.0 Guarijío 47 0.0 Tacuate 45 0.0 Lacandón 34 0.0 Kekchí 27 0.0 Cucapá 24 0.0 Quiché 24 0.0 Pima 21 0.0 Jacalteco 13 0.0 Cochimí 6 0.0 Chuj 5 0.0 Kiliwa 3 0.0 * agrupan a todas las variantes de estas lenguas. Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Con respecto a la distribución por grupos de edad y sexo según los diversos
grupos etnolingüísticos, en varios de ellos no se asemeja a la pirámide del total de
indígenas urbanos a nivel nacional, como puede observarse en las pirámides de edades
por lengua indígena (Anexo gráfico 3: Pirámides de edad de la PHLI en ciudades, por
grupo lingüístico) y en los cuadros 14 (Anexo estadístico: Indígenas en ciudades. Sexo
y edad por grupos quinquenales de edad, según lengua indígena declarada, 2000.) y 15
(Anexo estadístico: cuadros por lengua según sexo, grupos de edad y ciudad, 2000.).
Para la localización de la distribución a nivel nacional de indígenas en ciudades por
grupos lingüísticos presentamos en el Anexo gráfico 4 (Distribución de indígenas en
ciudades, según lengua indígena, 2000) planos con la distribución de indígenas en
ciudades, según la lengua declarada. Las notables diferencias que se encuentran en los
rangos de edades entre los indígenas urbanos son más notorias entre los pueblos con
36
un reducido número de hablantes9; así, por ejemplo, entre los kikapúes se registra
solamente la presencia en dos grupos de edades: 43 en el rango de cincuenta a
cincuenta y cuatro años, y 14 hombres entre veinte a veinticuatro, y únicamente un par
de mujeres en este rubro de edad, pero no se registra presencia femenina en ningún
otro rango. En el caso de los kanjobales, es posible, también, encontrar grandes
diferencias entre los grupos de edades en un mismo sexo y las cantidades diferentes
entre hombres y mujeres cuando existen migrantes en el mismo rango de edad; por
ejemplo, únicamente hay mujeres en los rubros que van de los quince a los veinticuatro
años, pero solamente se registra la existencia de varones de los treinta a los treinta y
cuatro años. Un caso semejante ocurre con los ixcatecos, quienes mantienen una
alternancia en su presencia, en la cual existen únicamente hombres (rangos de treinta a
treinta y nueve) o mujeres (rangos de cincuenta a cincuenta y nueve), con excepción de
las edades que van de cuarenta a cuarenta y cuatro años, en donde es posible ubicar
migrantes de ambos sexos, pero siguen existiendo las disparidades, debido a que el
número de hombres es más del doble. Como indicábamos, esta alternancia y
disparidades se encuentran más acentuadas entre los grupos lingüísticos que tienen un
menor número de habitantes en las ciudades. Esto implica condiciones diferentes en el
proceso migratorio, así como de las condiciones de apoyo que pueden entretejer con
los paisanos en la ciudad a donde llegan y, eventualmente, en el tipo de empleo en el
cual se inscriben.
En cambio, en el caso de los grupos etnolingüísticos con miles de
representantes en las ciudades, como los mayas, nahuas, huastecos, zapotecos,
tzotziles y mixtecos (aunque diseminados en las diferentes ciudades del país),
encontramos una presencia más proporcionada en cada uno de los distintos rangos de
edad, así como una correspondencia entre los conjuntos de edad y sexo. Estas
pirámides de edad equilibradas en los grupos mayoritarios pueden tener varias
explicaciones: una de ellas es que muchos indígenas viven en ciudades de sus regiones
originales, sea porque son nativos de ellas, porque la ciudad conurbó a su pueblo,
porque es el lugar más cercano para migrar, o porque emigran con mayor frecuencia
como grupos domésticos o tienen recursos para que la familia se reúna con
posterioridad para permanecer en determinada ciudad; este importante número y las
equidades puede implicar que los migrantes pueden encontrar mejores formas de
9 Es al analizar la distribución de grupos lingüísticos minoritarios en las ciudades cuando se aprecia que el factor de expansión que aplica la muestra censal proporciona datos extraños, como mencionamos antes.
37
establecerse en la ciudad, ya sea formando enclaves étnicos, agrupaciones de defensa
o transmitiendo informaciones útiles a nuevos migrantes para su sobrevivencia en la
urbe.
Por otro lado, las edades entre los migrantes no corresponden en todos los
casos con los rangos en los cuales se absorbe la fuerza de trabajo en las ciudades. Una
de las razones probables es que no siempre los adolescentes, los jóvenes y las
personas maduras reconocen hablar el idioma materno o, efectivamente, ya no lo
hablan. En todo caso, lo que destaca es que en varios de los grupos lingüísticos
podemos encontrar una disparidad en lo que significa la correlación entre las edades de
los indígenas y las laborales y educativas, lo cual es notable debido a que, por lo
general, las razones de la migración son para conseguir trabajo y, en menor medida,
para continuar los estudios. Así, tenemos el caso extremo de los motocintlecos, en
donde el registro indica la presencia únicamente masculina, y en las edades de sesenta
a sesenta y nueve años. En otros grupos la situación no es tan extrema, pero sí
representa un importante desequilibrio a favor de los grupos de las personas mayores o,
en todo caso, adultas, como puede desprenderse de los datos que se generan para los
amuzgos, chochos, ocuiltecos y, en alguna medida, entre los chontales de Oaxaca y
los yaquis. Como indicábamos, los datos que se desprenden implican una gran
variedad, de modo que también es posible encontrar situaciones en donde se encuentra
una población menor de edad con un importante número, en ocasiones igual o mayor
que los adultos y que los ancianos, como lo es entre los kanjobles, básicamente con
población femenina, pero también entre los tojolabales y los tacuates; también entre los
huicholes y tzeltales encontramos una importante presencia de los menores de edad en
las ciudades. En cuanto al número, respecto de este tema, entre los mixtecos, mayas,
nahuas y zapotecos, aunque no representan una mayoría los menores de edad, por el
porcentaje total de la población migrante del grupo, su cantidad es significativa.
Todo lo anterior no quiere decir, sin embargo, que no podamos concluir, de
acuerdo con los datos estadísticos, los rangos de edades que son más recurrentes en
los indígenas que se ubican en las ciudades, los cuales van de los quince a los cuarenta
y nueve años. Esto, como es obvio, implica que las personas procuran insertarse en la
vida productiva de las ciudades, y a la que se adaptan, los miembros de ambos sexos,
de formas múltiples.
En cuanto a las diferencias entre los sexos en el proceso migratorio, se puede
concluir que, si bien existen casos en los cuales, en determinado rango de edad, son
38
más los hombres que se encuentran en las ciudades, o viceversa, tomando en cuenta
los datos totales, es pertinente considerar que tanto hombres como mujeres se deciden
a emprender el camino de la migración, en ocasiones de forma conjunta, en otras, de
manera aislada o con grupos de su mismo género, pero en todo caso se equilibra el
espectro de la población femenina y masculina de los indígenas urbanos. La diferencia
entre géneros es especialmente notoria en el caso de los trabajadores domésticos que
viven en casa de su patrón(a), como veremos adelante.
Ocupaciones
La variedad y complejidad de las ocupaciones que desempeñan los indígenas urbanos
abarca todas las actividades económicas de los espacios urbanos: desde profesionistas
en la física y la química, doctores, maestros, licenciados y técnicos, hasta las más
frecuentemente identificadas con ellos: la albañilería, el servicio doméstico y la venta en
la vía pública. Como puede observarse en los cuadros 16 y 17 (ambos en el Anexo
estadístico), la población indígena urbana, como la población en general, se desempeña
en campos de actividad muy diversos. Las ocupaciones que se desempeñan en una
ciudad reflejan diversas formas de inserción en la vida urbana, de ahí la importancia que
concedemos en el perfil sociodemográfico de la población indígena urbana a la variedad
de ocupaciones por ciudad y por gerupo lingüístico. La presencia indígena en la
economía de las ciudades en la gráfica 2.
39
Gráfica 2: Indígenas urbanos. Ocupaciones, 2000.
Profesionistas
Técnicos
Educación
Arte y deportes
Funcionarios
Agropecuario, caza, pesca,
forestal
Jefes prod. Industrial
Artesanos y trabajadores
fabriles
Operadores maquinaria fija
Ayudantes y peones en
fabricación
Conductores
Jefes administrativos
Oficinistas
Comerciantes y empleados de
comercio
Ambulantes
Servs. Personales en
Establecim.
Serv. Doméstico
Vigilancia y Fzas. Armadas
Ins. Espec.
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Las únicas ocupaciones en las que no hubo población indígena en 2000 fueron:
profesionistas en ciencias del mar y oceanógrafos, geógrafos, técnicos en pesca,
profesores de débiles visuales e invidentes, compositores y arreglistas, trabajadores en
la elaboración de productos de tabaco, oficiales maquinistas de transporte marítimo y
subastadores y rematadores. Fueron los grupos de ocupaciones como artesanos
fabriles y obreros (19.5% de la PEA urbana indígena ocupada) y como dueño o
40
empleado en comercios establecidos (15.8%) los que sobresalieron en 2000. Por
actividades específicas, los dependientes de comercio y los comerciantes establecidos
(con 7.6% y 6.4% de la PEA indígena urbana ocupada) fueron las más relevantes,
seguidas del servicio doméstico (6.1%) y la albañilería (5.4%). Estas mismas
ocupaciones fueron las cuatro con mayor porcentaje de PEA urbana ocupada en 2000 a
nivel de la población total.
Está demostrado en varios países que, cuando el mercado laboral está abierto
las oportunidades de empleo se distribuyen por igual entre la población que busca
trabajo; en cambio, cuando el mercado laboral se achica es cuando entran en operación
las clasificaciones sociales en la selección de la fuerza de trabajo, lo que, para nuestro
caso se refleja en las distinciones étnicas y en el uso de nuevos criterios de selección –
como la certificación escolar- que dificultan a una gran parte de la población acceder a
empleos formales con prestaciones. Si bien en el país en general, las décadas de 1940
a 1960 presentaron mercados laborales abiertos, esta situación actualmente sólo se
encuentra en algunas ciudades en expansión económica, aunque con cambios
importantes, porque la competencia con inmigrantes no indígenas con alta escolaridad
para obtener trabajos formales es fuerte. En el contexto de crisis económica que ha
vivido el país en los últimos años, no es raro encontrar que las clasificaciones sociales y
los nuevos requisitos de ingreso al mercado de trabajo formal afecten de forma negativa
sobre todo a la población indígena.
El cuadro 18 (Anexo estadístico) compara la distribución porcentual para cada
ocupación de la población total ocupada en las localidades de 15,000 y más habitantes
con la distribución porcentual de la población indígena ocupada en el mismo tipo de
localidades. Por grupos de ocupaciones, es en el ámbito de la producción agropecuaria,
silvícola y pesquera donde predomina la población ocupada indígena con casi el doble
de porcentaje que el total de la población ocupada en general (el 5.0% de los indígenas
y el 2.2% del total, respectivamente), y su participación porcentual también es elevada
entre los trabajadores ambulantes (5.1% y 3.0%, respectivamente), ayudantes, peones
y similares en el proceso de fabricación (6.0% y 4.0%, respectivamente), el servicio
doméstico (7.0% y 4.7%, respectivamente), los trabajos de servicios personales en
establecimientos (8.5% y 6.9%, respectivamente), artesanos y trabajadores fabriles
(19.5% y 17.0%, respectivamente), comerciantes y empleados de comercio (19.5% y
17.0%, respectivamente) y los trabajos de protección y vigilancia (3.0% y 2.6%,
41
respectivamente). El porcentaje es igual para los trabajadores de la educación (4.3%
para ambas poblaciones), y menor en los demás grupos de ocupaciones.
Por ocupaciones, las que son preferentemente desempeñadas por indígenas
(con porcentajes más altos de PEA urbana ocupada indígena en relación a la PEA
urbana ocupada total en esa ocupación) son profesores y promotores bilingües (65%
del total), cultivadores de algodón o henequén (48.0%) y los cortadores y recolectores
de leña (35.4%). También son importantes (con entre 25.0% y 33.3% del total) los
cultivadores de maíz y/o frijol, recolectores de plantas, criadores avícolas y los
conductores de lanchas, botes, barcos, vehículos de tracción humana y de tracción
animal.
También hay importantes diferencias en la importancia de las ocupaciones que
desempeñan los indígenas en las distintas ciudades (cuadro 19). Por ejemplo, en 2000,
el 25.0% de la población económicamente activa indígena urbana ocupada (PEAIUO) a
nivel nacional vivía en la Zona Metropolitana (ZM) de la Ciudad de México, y en esta
ciudad se concentraron porcentajes superiores de todos los trabajadores indígenas
urbanos ocupados a nivel nacional en algunos grupos:
36.3% en servicios de vigilancia y fuerzas armadas, 34.7% entre los trabajadores del arte, espectáculos y deportes, 34.0% de los ambulantes y 30.8% de todos los profesionistas.
En cambio, la ZM de Mérida (con 9.3% de la PEAIUO nacional), concentró porcentajes
superiores en los siguientes grupos de ocupaciones:
13.1% en jefes de departamento 13.1% en oficinistas y 13.0% técnicos
Las ciudades de la zona turística del Caribe tuvieron al 6.7% de la PEAIUO nacional y
sobresalieron en los grupos de ocupaciones:
13.8% conductores y ayudantes de conductores 13.6% en trabajadores en establecimientos de servicios personales
Y la industrial ZM Puebla-Tlaxcala tuvo al 3.5% de la PEAIUO nacional y al 6.2% de
aquellos ocupados como operadores de maquinaria fabril, mientras ciudades de
servicios, enclavadas en regiones y municipios indígenas resaltaron por el porcentaje de
la PEAIUO que concentraron en el grupo de trabajadores de la educación: por ejemplo,
San Cristóbal de Las Casas, con sólo un 1.7% de la PEAIUO nacional, concentró al
5.6% de los trabajadores de la educación indígenas a nivel nacional; la ZM de Oaxaca,
42
con 2.7% de la PEAIUO nacional tuvo al 5.3%; Juchitán, con el 2.3% de la PEAIUO
nacional tuvo al 3.2% y Tlapa de Comonfort, con el 0.9% de la PEAIUO nacional, tuvo a
un 3.0% de los trabajadores de la educación.
Las ocupaciones varían mucho entre ciudades del mismo estado (cuadro 20),
por lo que las políticas públicas dirigidas a indígenas urbanos a nivel estatal deberán
tomar en consideración las especificidades de las diversas ciudades.
Dentro del grupo de actividades relacionadas con el ambulantaje, las
ocupaciones más frecuentes son, en orden de importancia: la venta de comida
preparada con el 56.1%, de artículos diversos (31.2%) y la limpieza de calzado (4.0%).
No todos los HLI se dedican a este grupo de ocuopaciones y los porcentajes varían por
lengua (Cuadro 21): Cuadro 21. HLI urbanos. Porcentaje del total de hablantes de una lengua que se dedican al ambulantaje, en orden decreciente. 2000. Lengua indígena
% en el ambulantaje
Nahuas 22.9 Mayas 13.0 Otomíes 10.3 Mixtecos 10.1 Mazahuas 9.9 Zapotecos 9.2 Mazatecos 5.8 Tzotziles 4.2 Totonacas 2.5 Tzeltales 1.9 Purépechas 2.9 Mixes 1.5 Huastecos 1.2 Chinantecos 0.9 Tlapanecos 0.6 Choles 0.6 Tarahumaras 0.4 Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
En menor proporción se dedican al ambulantaje los huicholes, amuzgos,
tojolabales, triquis, chatinos, zoques, popolucas, cuicatecos, tepehuas, tepehuanes,
popolocas, huaves, matlatzincas, chonatles de tabasco, chochos, mames, pames, y
chichimeca jonaz. Y, la muestra censal 2000 no captó ambulantes entre los hablantes
de mayo, yaqui, chontal de Oaxaca, cora, chontal, pame, kanjobal, motocintleco,
ixcateco, ocuilteco, paipai, seri, pápago, kikapú, kumiai, guarijío, tacuate, lacandón,
kekchí, cucapá, quiché, pima, jacalteco, cochimí, chuj y kiliwa.
43
Es importante resaltar que el ambulantaje sólo lo practica el 5.1% de la PEA
indígena urbana ocupada (PEAIUO), y que el 34% de los indígenas que ejercen estas
actividades viven en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Otras ciudades en
las que los ambulantes representaron un porcentaje muy superior a su porcentaje de la
PEAIUO nacional fueron Toluca (con 5.3% de ambulantes frente al 3.2% de la PEAIUO
nacional), San Cristóbal de Las Casas (con 2.7% y 1.7%, respectivamente), Acapulco
(con 1.9% y 0.8%), Tuxtla Gutiérrez (0.7% y 1.3%), Tampico (0.6% y 1.5%) y Veracruz
(0.4% y 1.2%).
Hay población indígena urbana ocupada en todas las actividades relacionadas
con la construcción, desde arquitectos, ingenieros, colocadores de pisos y los trabajos
de albañilería (albañil, peón de albañil y cargador en la construcción). En estos últimos
trabajos resalta la gran proporción de los hablantes de algunas lenguas minoritarias que
se dedican a ellos: el 100% de los cucapá de 12 años y más, 68.1% de los guarijíos y
67.6% de los lacandones (Cuadro 22). En cambio, hablantes de otras lenguas
minoritarias (paipai, kiliwa, cochimí, seri, ocuilteco, tacuate, chocho, chuj, motocintleco,
jacalteco, quiché, kekchí, pima, pápago y kikapu) no se ocupan en estas actividades:
44
103,786 67,552 35,319 915
Cucapa 24 24 24 100.0
Guarijio 47 32 32 68.1
Lacandon 34 23 23 67.6
Kumiai 54 17 17 31.5
Ixcateco 159 34 34 21.4
Mame 683 146 146 21.4
Huave 1,108 169 67 102 15.3
Zoque 2,651 375 40 335 14.1
Cuicateco 1,925 272 193 79 14.1
Tzotzil 37,609 4,213 1,232 2,941 40 11.2
Mayo 4,226 463 320 128 15 11.0
Tojolabal 3,585 372 106 266 10.4
Tarahumara 12,713 1,257 903 327 27 9.9
Tlapaneco 12,512 1,142 522 579 41 9.1
Cora 1,605 138 121 17 8.6
Totonaca 50,838 4,170 2,743 1,351 76 8.2
Popoloca 1,351 109 109 8.1
Chontal de Tabasco 768 59 41 18 7.7
Chatino 3,072 233 168 65 7.6
Otomi 97,516 7,329 4,738 2,571 20 7.5
Mixteco 129,796 9,172 6,030 3,138 4 7.1
Amuzgo 4,467 281 206 75 6.3
Chol 12,596 790 517 217 56 6.3
Mazahua 39,055 2,423 1,798 625 6.2
Huasteco 17,428 1,081 786 295 6.2
Maya 442,590 27,127 19,824 6,882 421 6.1
Mazateco 51,485 3,121 2,102 1,019 6.1
Nahuatl 323,785 19,578 13,499 5,947 132 6.0
Zapoteco 188,413 11,323 6,118 5,162 43 6.0
Triqui 3,690 215 126 89 5.8
Tzeltal 43,362 2,496 1,105 1,391 5.8
Pame 665 38 38 5.7
Chinanteco 22,086 1,244 923 321 5.6
Purepecha 29,980 1,543 1,181 362 5.1
Mixe 24,583 1,199 678 521 4.9
Kanjobal 377 18 18 4.8
Matlatz inca 1,044 48 48 4.6
Chontal de Oaxaca 1,704 77 24 53 4.5
Chontal 868 34 34 3.9
Yaqui 1,719 51 50 1 3.0
Tepehua 1,849 36 17 19 1.9
Popoluca 2,229 43 32 11 1.9
Tepehuan 1,405 27 27 1.9
Chichimeca Jonaz 154 2 1 1 1.3
Huichol 4,350 54 42 12 1.2
Cuadro 22. Indígenas urbanos. HLI en la ocupación de albañil,
peón de albañil y cargador en la construcción, en orden de
Totales Albañiles
Peones
de
albañil
Cargadore
s y s im. en
la
Trabajadores en la albañilería
% por
lengua
Lenguas12 años
y más
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
45
Pero la participación de los indígenas urbanos es también muy importante en la
fabricación artesanal e industrial (resalta la fabricación de productos textiles y prendas
de vestir). En la industria textil varios son jefes o supervisores en la fabricación de
textiles, aunque la mayoría son operadores de maquinas (57.3); también hay ayudantes,
peones y cargadores (16.0%), tejedores de fibras (13.2%) y, en menor proporción, las
demás actividades de esta industria (Cuadro 23). La industria textil depende en gran
parte de los indígenas urbanos, entre quienes un 1.37% son operadores de máquinas
de coser, bordar y cortar, mientras esta proporción es menor en el totale de la PEA
ocupada urbana (0.98%) (Cuadro 18). Es notoria la participación de los nahuas en la
industria textil (que representan al 20.2% de HLI urbanos y 36.4% del total de
trabajadores en estas ocupaciones). Entre los sastres, modistos y costureras la
representación proporcional de los indigenas urbanos también es más alta que la de la
población ocupada total en este tipo de labores en las ciudades (1.47% entre indígenas
y 1.08% en el total. Cuadro 18); por lenguas, hay choles, chinantecos, tlapanecos,
mayas, zoques, nahuas, purépechas y hablantes de otras 23 lenguas (Cuadro 23).
En el terreno del trabajo agropecuario, silvícola y pesquero la presencia indígena
es muy relevante, cobrando mayor importancia porcentual en actividades como los
cultivos de maíz y frijol (1.53% entre indígenas y 0.40% en el total), de algodón y
henequén (0.029% y 0.005%, respectivamente) o el de hortalizas (0.72% y 0.28%,
respectivamente) (Cuadro 18) o la cría avícola (0.14% y 0.04%, respectivamente) e
incluso la pesca (22.=% y 13.=%, respectivamente. De igual forma, muchos de los
capataces, mayorales y puestos similares son de origen indígena (Cuadro 18).
A pesar de que algunos indígenas ejercen como funcionarios o directivos del
sector público y privado, su número es bastante bajo. Por supuesto, en el sector privado
la diferencia es bastante mayor, pero en el público no es radicalmente distinta.
Exclusivamente entre los directivos de organizaciones humanitarias, religiosas y
asociaciones civiles la diferencia porcentual entre indígenas y no indígenas disminuye.
Algunos indígenas se desempeñan como jefes, supervisores, coordinadores o
inspectores en el ámbito de la fabricación artesanal e industrial, así como en actividades
de mantenimiento y reparación. Se concentran, en número, en la fabricación de
alimentos, bebidas, productos y tabaco, textiles, fabricación metalúrgica y reparación y
mantenimiento de maquinaria y productos; como contratistas, jefes y supervisores de la
industria de la construcción, de la producción de químicos y petroquímicos, y algunos
46
otros trabajos afines a estos. En otras industrias, el porcentaje y la cantidad de
trabajadores indígenas son menores.
En la industria de transformación, así como en actividades de reparación y
mantenimiento, la cantidad de artesanos y trabajadores fabriles indígenas es bastante
numerosa. Sobresalen especialmente quienes trabajan en la elaboración de pan, tortilla,
repostería y productos a base de cereales; en la elaboración de comidas; como vimos
antes, los sastres, modistos y costureras y los trabajadores en fábricas textiles; los
carpinteros, ebanistas, barnizadores, cepilladores; los mecánicos, reparadores y
ajustadores de aviones y automóviles; y, por encima de todos, los albañiles. En
términos porcentuales, la industria de transformación con más mano de obra indígena
es la textil. Además de los sastres y costureras, está integrada por hilanderos, tejedores
de fibras, por quienes hacen bordados y deshilados y los tapiceros. En la elaboración de
alimentos, bebidas, dulces, grasas y especias el porcentaje también es importante.
Entre los que extraen arena, arcilla, piedra y grava; los que fabrican productos de
palma, vara y bejuco, y otros de papel y cartón; los alfareros, los que elaboran
productos de hueso, concha y coral, existe un porcentaje importante de trabajadores
indígenas. Lo mismo sucede en la industria de la construcción, donde encontramos,
además de albañiles, yeseros, techadores, pintores y muchas más personas con origen
e identidad étnicos. Según la información oficial, los indígenas no participan en la
elaboración de productos de tabaco.
Entre los operadores de maquinaria fija de movimiento continuo y de equipos en
el proceso de fabricación industrial, los indígenas sobresalen, en número, en el manejo
de máquinas de coser, bordar y cortar para la producción textil. En el ensamblaje y
montado de piezas eléctricas y electrónicas; de herramientas, maquinaria y equipos; la
operación de maquinaria para perforar, cortar, doblar, labrar piezas metálicas; para la
fabricación y ensamblaje de productos plásticos. Para la elaboración de pan, tortilla,
repostería y productos a base de cereales cuentan también con un número importante
de operadores indígenas. En porcentaje, la diferencia entre indígenas y población en
general es relativamente pequeña en los siguientes casos: la operación de maquinaria
para la preparación de carne, pescados y sus derivados; productos elaborados con
cereales; aceites, grasas, sal y especias, y tareas afines a este subgrupo de
ocupaciones. También en la extracción de minas y canteras; máquinas para hilar y
rebobinar, telares, máquinas de coser, bordadoras, cortadoras, para blanquear, teñir,
lavar y planchar productos textiles; trefiladoras y estiradoras de metales; maquinaria
47
para la fabricación de cemento, cal, yeso; equipo portátil para la construcción; y, por
último, maquinaria y equipo para la refinación de petróleo y gas. Por el contrario, en la
industria de producción energética, así como en la fabricación de productos de tabaco,
la cantidad y el porcentaje de trabajadores indígenas son en verdad escasos.
Entre los ayudantes y peones del proceso de fabricación artesanal e industrial,
así como en actividades de reparación y mantenimiento, hay una amplia cantidad de
indígenas. En la industria de la construcción la población indígena cobra una
importancia numérica y porcentual relevante; su porcentaje es mayor que el de la
población en general. En la fabricación y empacado de alimentos, bebidas y productos
de tabaco, así como en la fabricación y abastecimiento de textiles y productos de cuero,
piel y similares, en la fabricación de productos de madera y papel, y entre los
cargadores de la construcción, la diferencia porcentual entre indígenas y población en
general es bastante pequeña. En el resto de las actividades industriales y de reparación
la diferencia aumenta un poco, y en el caso de los cargadores, empacadores y
abastecedores de productos metalúrgicos y maquinaria, el porcentaje de indígenas es
bastante bajo.
Entre los conductores, y sus ayudantes, de maquinaria móvil y transportes, la
diferencia porcentual entre indígenas y población en general es pequeña en los
siguientes campos: conductores de vehículos de pasajeros y de carga, ayudantes de
conductor, conductores de transporte marítimo, oficiales de cubierta, lancheros, boteros,
barqueros, y ocupaciones afines. También entre los conductores de vehículos de
tracción humana y los de tracción animal. Por el contrario, entre los conductores de
maquinaria agrícola y forestal, de movimiento de mercancías en fábricas, conductores
de transporte de vías férreas y sus ayudantes, el porcentaje de trabajadores indígenas
disminuye. En el caso de los conductores del transporte aéreo la distancia se
incrementa considerablemente, siempre a favor de la población en general. Entre los
oficiales maquinistas de transporte marítimo no encontramos población indígena.
En los puestos de jefes de departamento, coordinadores y supervisores en
actividades administrativas y de servicios, la diferencia porcentual entre población en
general e indígenas es menor solamente en dos casos: en los servicios educativos y en
los agropecuarios, pesqueros y forestales. Por el contrario, la diferencia es entre dos y
tres puntos más amplia en los servicios de contabilidad y finanzas; administración,
recursos humanos, archivos y similares; coordinación de transporte; ingeniería y otras
ocupaciones afines a este subgrupo.
48
En cambio, los trabajadores indígenas de apoyo en actividades administrativas
son un poco más numerosos. La diferencia porcentual con la población en general es
más baja entre los mecanógrafos, taquígrafos, estenógrafos y escribanos, así como en
las ocupaciones afines al subgrupo de mensajería en general y carteros. En número
sobresalen especialmente las secretarias y los cajeros, pagadores y cobradores. La
diferencia porcentual a favor de la población en general es mayor en las ocupaciones
afines al trabajo de oficina, así como entre los recepcionistas y empleados de informes.
Entre los comerciantes, empleados de comercios y agentes de ventas, los
trabajadores indígenas sobresalen de manera considerable, tanto en número como en
porcentaje, como comerciantes en establecimientos y despachadores y dependientes
de comercios. En el caso de los repartidores y algunas ocupaciones afines a este grupo
de actividad, la diferencia porcentual entre indígenas y población en general es baja.
Por el contrario, entre los agentes, representantes, distribuidores y proveedores de
ventas, así como los agentes y trabajadores de bienes raíces, de acciones, bonos y
valores, seguros y valuadores la diferencia se incrementa hasta en cuatro puntos
porcentuales. No existen, según la información oficial, subastadores ni rematadores
indígenas. En el caso de otras ocupaciones afines a este subgrupo de actividad, la
diferencia porcentual a favor de la población en general es de diez y nueve puntos.
En el ámbito de la venta y los servicios ambulantes, el porcentaje de indígenas
sobrepasa al de la población en general sobre todo en la venta y preparación de
alimentos en la vía pública. Así mismo, comenzando por la venta ambulante de artículos
diversos, la diferencia porcentual entre ambos grupos es pequeña en la venta
ambulante de periódicos y loterías, limpiadores de calzado, lavadores y cuidadores de
coches, payasos, malabaristas y similares en la vía pública, así como en otras
ocupaciones afines a este grupo de actividad.
En el campo de los servicios personales en establecimientos, la diferencia
porcentual entre indígenas y población en general es menor en las siguientes
actividades y establecimientos: fondas; cantineros, meseros y camareros; lavanderos,
tintoreros y planchadores; porteros y conserjes; maleteros, equipajeros y empleados de
paquetería; mozos de hotel, botones y similares; jardineros y otros trabajos afines a este
subgrupo de ocupación; la prostitución, y los trabajadores en servicios funerarios y
panteones. Esta diferencia disminuye un poco más entre los cantineros, meseros y
camareros; el personal de aseo de oficinas, escuelas, hospitales y otros
establecimientos; cargadores y descargadores de mercancías. Las mayores diferencias
49
porcentuales a favor de la población en general se encuentran entre los ascensoristas y
elevadoristas, las azafatas y sobrecargos, y los maquillistas, manicuristas y pedicuristas.
En cuanto a los servicios domésticos, los trabajadores indígenas rebasan el
porcentaje de la población en general. En el caso del cuidado de ancianos, enfermos y
niños en casas particulares, así como de jardineros, vigilantes y porteros de las mismas,
la diferencia porcentual es pequeña, pero con ventaja para la población en general. En
el caso de los choferes particulares esta diferencia aumenta ligeramente.
Una cantidad importante de indígenas se desempeña en los servicios de
protección y vigilancia, del mismo modo que en las fuerzas armadas. Sobresalen en
número los vigilantes y guardias, seguidos por los policías y agentes de tránsito. La
diferencia porcentual entre indígenas y población en general es pequeña. Lo mismo
sucede entre los bomberos, las fuerzas armadas aérea, marítima y terrestre, así como
en otras ocupaciones afines a estas. Entre los detectives la diferencia aumenta
ligeramente, pero entre el personal de las aduanas y los trabajadores de actividades
afines la diferencia se acentúa un poco más.
Entre los trabajadores técnicos, los indígenas urbanos se dedican en mayor
medida, en cuanto a número, a la electrónica, informática y telecomunicaciones; a la
operación de equipos de televisión, filmación, proyección y grabación de imágenes; a la
enfermería y otras profesiones técnicas relacionadas con la medicina humana; el trabajo
contable y financiero; también a las ciencias sociales. Entre los técnicos agrónomos, en
física, en silvicultura y forestación, así como en actividades religiosas, el porcentaje de
diferencia entre población en general y población indígena es bastante menor. En
oposición, los técnicos en minas, metalurgia y petróleo son casi absolutamente no
indígenas, así como los técnicos en pesca.
La situación cambia en cierta medida en el caso de los trabajadores de la
educación, entre los cuales encontramos números más amplios de indígenas. A pesar
de que existen bastantes profesores universitarios, de nivel medio superior y secundaria
con identidad étnica, su número y porcentaje aumentan considerablemente en el caso
de profesores de primaria y también, aunque en menor medida, de preescolar. Por
supuesto, existen también profesores y promotores bilingües indígenas, pero en menor
número que los profesores de primaria, también hay maestros de actividades
deportivas. Sin embargo, en el caso de la educación especial en general su presencia
disminuye, con excepción de los profesores para personas con problemas de
aprendizaje y, en menor escala, con lesiones del aparato motor. Los profesores para
50
personas con problemas auditivos y de lenguaje, así como para los invidentes y débiles
visuales, son mayoritariamente mestizos.
En cuanto al medio artístico, deportivo y de espectáculos, la presencia indígena
disminuye un poco. En número, los indígenas se dedican principalmente a la música, la
decoración y el diseño, al periodismo y la redacción. En porcentaje, predominan en la
música, la escultura y el grabado. Son muy pocos los que se desempeñan como
coreógrafos, escenógrafos, compositores y arreglistas.
Muchos indígenas son profesionistas. La mayor presencia indígena, en número,
se encuentra entre los médicos, enfermeros, odontólogos; ingenieros eléctricos,
electrónicos, en informática y telecomunicaciones; abogados y contadores públicos. Sin
embargo, las profesiones en las que la diferencia en porcentaje entre indígenas y
población en general es menor son las siguientes: física y astronomía, agronomía y
profesiones afines, antropología, arqueología e historia, así como las profesiones
religiosas. En cambio, los hallamos en menor cantidad en la ingeniería biomédica,
matemáticas, estadística, actuaría, forestación, pesca y acuacultura, ciencias políticas y
administración pública. De acuerdo con los datos oficiales, no hay geógrafos ni
oceanógrafos con adscripción étnica.
Hemos visto que, a pesar de que existe una mayor concentración de
trabajadores indígenas en algunos rubros de la actividad económica, los indígenas
urbanos se desempeñan en ámbitos de ocupación tan diversos como el resto de la
población y son muy pocas las ocupaciones que no ejercen. Hay indígenas
profesionales, técnicos, trabajadores de apoyo, fabriles, incluso en puestos directivos
tanto en la iniciativa privada como en el sector público, profesores y trabajadores que
realizan actividades muy variadas entre sí, situación que se opone al lugar común de
colocar a todos los indígenas en unas cuantas clasificaciones laborales.
Podemos afirmar que, en la economía urbana del país, la participación de la
población indígena residente en los centros urbanos es importante aunque, como ya se
señaló, su importancia en las diversas localidades urbanas y las ocupaciones que
ejercen en ellas varían mucho (Cfr. Cuadros 17, 19 y 20) así como la distribución de
ocupaciones por lengua indígena declarada (Cfr. Cuadros 21, 22 y 23).
51
Ahora bien, en relación a la distribución de las ocupaciones por ciudades,
presentamos el cuadro 24 (Anexo estadístico), en el que comparamos, localidad por
localidad, el número de indígenas que se desempeñan en cada una de las ramas en las
que su presencia es mayor: las actividades agropecuarias, el servicio doméstico, ya sea
de planta o de entrada por salida, la industria de la construcción, el ambulantaje y la
industria textil, y añadimos una ocupación que porcentualmente no es tan relevante,
como lo es desde el punto de vista social, la de los profesionistas.
En el caso de los profesionistas indígenas, comúnmente los números más altos
coinciden con las capitales de los estados. Tal es la situación en entidades como
Oaxaca, Puebla, Nuevo León, Michoacán, Jalisco, Durango, Aguascalientes, Baja
California Sur y Campeche. En cambio, en Colima, Baja California, Estado de México,
Guanajuato, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas no sucede lo
mismo. Las localidades con mayor presencia de profesionistas indígenas son las
siguientes: las delegaciones Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc en el Distrito
Federal y Mérida, donde hay más de dos mil; Juchitán, Oaxaca, Puebla, los municipios
de Ecatepec de Morelos, Ciudad Nezahualcóyotl y Tlalnepantla, Estado de México;
Cancún, Chetumal, Tijuana, Campeche y Coatzacoalcos. En ciudades como Calvillo,
Jesús María y Pabellón de Arteaga, Aguascalientes; así como en Huetamo, Michoacán
y Tula de Allende, Hidalgo, en relación con el resto de las actividades comparadas,
encontramos exclusivamente profesionistas.
Los estados con más trabajadores agropecuarios son Yucatán y Oaxaca,
seguidos por Chiapas. Por localidades, su presencia es mayor es mayor en: Cuautla,
Juchitán, Altepexi, Tlaxcalancingo, Lic. Benito Juárez, Hunucmá, Oxkutzcab, Peto Tekax
y Tizimín. En todas ellas hay más de dos mil trabajadores agropecuarios. En Rodolfo
Sánchez (Maneadero), Ocosingo, Las Rosas, San Cristóbal de las Casas, Ixmiquilpan,
Jacona de Plancarte, San Juan Bautista Tuxtepec, Tehuacán, Miguel Alemán y San
Luis Colorado, Sonora, hay entre mil y mil novecientos noventa y nueve indígenas
ocupados en este ramo. Cabe mencionar que en todas las ciudades del estado de
Yucatán, el número de trabajadores agropecuarios rebasa el millar.
El empleo doméstico de planta es menos frecuente en la mayoría del país (como
veremos adelante). Sin duda, la entidad federativa en la que es más común es el
Distrito Federal, principalmente en las delegaciones Coyoacán, Álvaro Obregón, Benito
Juárez y Miguel Hidalgo, en las cuales hay más de dos mil empleadas domésticas de
planta. En otras como Gustavo A. Madero, Magdalena Contreras y Tlalpan hay entre mil
52
y mil novecientos noventa y nueve. Otras localidades con alta presencia de indígenas
con este tipo de ocupación son Mérida, Monterrey, San Pedro Garza, Naucalpan,
Zapopan y las capitales de Oaxaca y Puebla. En los estados de Durango y Zacatecas
no se registra ningún caso.
En el caso del servicio doméstico de entrada por salida, los números aumentan
significativamente en el país entero. Las localidades con más de dos mil indígenas
dedicados a dicha ocupación son Campeche, la delegación Iztapalapa, Ecatepec de
Morelos, Naucalpan, Oaxaca, Cancún y Mérida. En las delegaciones Coyoacán,
Tlalpan, Xochimilco, G. A. Madero y Magdalena Contreras, así como en Acapulco,
Pachuca de Soto, Juchitán, Salina Cruz, Tuxtepec, Tehuacán, Oxkutzcab, Tizimín y
Valladolid, Yucatán, hay entre mil y mil novecientos noventa y nueve. En localidades
como Guadalajara, Zapopan y Coatzacoalcos hay entre quinientos y novecientos
noventa y nueve.
La industria de la construcción cuenta con un extenso número de trabajadores
indígenas. Las localidades con más de dos mil son Campeche, San Cristóbal de las
Casas, Iztapalapa, Ecatepec, Naucalpan, Xico, Juchitán, Oaxaca, Puebla, Tehuacan,
Kanasin y Mérida. En Tijuana, Ocosingo, las delegaciones Gustavo A. Madero, Álvaro
Obregón, Tlalpan y Xochimilco, Acapulco, Tlapa de Comonfort, Pachuca, Zapopan,
Ciudad López Mateos, Chalco de Díaz, Chimalhuacán, Cd. Nezahualcóyotl,
Tlalnepantla, San Pablo Autopan, Salina Cruz, San Juan Bautista Tuxtepec, Santa Cruz
Xocotlan, Tlaxcalancingo, Chetumal, Playa del Carmen, Villa Vicente Guerrero,
Coatzacoalcos, Oxkutzcab, Tekax, Tizimín, Umán y Valladolid, hay entre mil y mil
novecientos noventa y nueve trabajadores de la construcción.
En el caso de los trabajadores ambulantes, a pesar de estar presentes en
muchas localidades a todo lo largo y ancho del país, en general se encuentran en
cantidades de uno a cuatrocientos noventa y nueve por ciudad. Las ciudades en las que
encontramos más de dos mil son San Cristóbal de las Casas, las delegaciones
Iztapalapa y Cuauhtémoc, Chimalhuacán, Ecatepec, Ciudad Nezahualcóyotl, y Mérida.
En Tuxtla Gutiérrez, Acapulco, Naucalpan, Tlalnepantla, Xico, Juchitán, Oaxaca,
Puebla, Tehuacán, Cancún, Quintana Roo y Kanasin hay entre mil y mil novecientos
noventa y nueve.
Por otra parte, las localidades con más artesanos, obreros y demás trabajadores
de la industria textil son: Iztapalapa, Chimalhuacán, Naucalpan, Juchitán, Altepexi y
Mérida, con más de dos mil cada una. En la delegación Gustavo A. Madero, Ecatepec,
53
Ciudad Nezahualcóyotl, Toluca, Ajalpan, Contla, Villa Vicente Guerrero, Kanasin, Motul,
Tekax, Valladolid y Umán hay entre mil y mil novecientos noventa y nueve.
Respecto a la distribución de ocupaciones por grupo etnolingüístico de la
población hablante de lengua indígena urbana en el año 2000, presentamos el cuadro
25, donde también se resaltan las ocupaciones que presentaron mayores frecuencias
(agropecuarios, trabajadores del hogar, albañiles, trabajadores textiles), y la socialmente
importante de profesionistas. Para efectos de este análisis, nos referiremos al servicio
doméstico de planta y de entrada por salida como un solo grupo de ocupaciones.
En la mayoría de los casos, los hablantes de una lengua laboran, en cantidades
distintas, en varias áreas de trabajo. Generalmente, algunos de los números más altos
por lengua se ubican en la industria de la construcción, el servicio doméstico y el trabajo
ambulante; al tiempo que los números más bajos coinciden, comúnmente, con el área
de profesionistas. Sin embargo, consideramos importante destacar aquellas lenguas
cuyos miembros se desenvuelven en cantidades importantes en todas o casi todas las
actividades comparadas y aquellas otras cuyos hablantes se desempeñan
exclusivamente en uno de los campos.
Los grupos lingüísticos con mayor número de hablantes trabajando en las
ciudades corresponden a aquellos más numerosos en el país: maya, náhuatl, zapoteco,
mixteco, otomí, mazahua y mazateco. En estos casos, debido a su gran cantidad, se
decidió calcular los porcentajes de cada actividad. Así tenemos que, según datos del
INEGI, entre los mayas urbanos, el 10.7% trabaja en la industria de la construcción, el
9.6% se desempeña en actividades agropecuarias, el 8.8% en el servicio doméstico, el
3.8% en la industria textil, el 3.2% se dedica al trabajo ambulante, y el 1.3% son
profesionistas. En el caso de los nahuas, el 10.0% se emplea en la industria de la
construcción, el 8.6% en el servicio doméstico, un 7.4% en actividades agropecuarias,
otro 7.4% en el trabajo ambulante, el 6.3% en la industria textil y el 1.3% son
profesionistas. Entre los zapotecos, el 10.7% se dedica a la industria de la construcción,
el 6.7% al servicio doméstico, el 5.6% a las actividades agropecuarias, el 5.5% al
trabajo ambulante, el 3.7% a la industria textil y 2.9% son profesionistas. De los
mixtecos, el 12.4% se emplea en la industria de la construcción, el 9.4% en el servicio
doméstico, el 8.6% se dedica al trabajo ambulante, el 7% a las actividades
agropecuarias, el 2.9% trabaja en la industria textil y 0.8% son profesionistas. En el
caso de los otomíes, el 12.8% lo hace en la industria de la construcción, el 11.4% en el
trabajo ambulante, el 7.7% en el servicio doméstico, al 5.1% en actividades
54
agropecuarias, el 2.7% en la industria textil y 1% son profesionistas. De los mazahuas,
23.6% se dedica al trabajo ambulante, 9.4% al servicio doméstico, 9.14% a la industria
de la construcción, 1.7% a la industria textil, 1% a las actividades agropecuarias y 0.8%
son profesionistas. Finalmente, entre los mazatecos, el 11.9% se desempeña en el
servicio doméstico, el 11.5% en el trabajo ambulante, el 9.8% en la industria de la
construcción, el 6.3% en la industria textil, el 3.4 % en las actividades agropecuarias y
0.5% son profesionistas.
Los diversos porcentajes de profesionistas entre la PEA ocupada indígena en las
ciudades descubren la histórica desigualdad de oportunidades que han tenido los
grupos etnolingüísticos en nuestro país. Si bien los zapotecos tienen los porcentajes
más altos, esto está relacionado con condiciones de vida especiales para algunas
regiones de Oaxaca y Veracruz en las que han vivido integrantes de este grupo.
Mazahuas, mixtecos y mazatecos, en cambio, muestran que históricamente les ha sido
más difícil acceder a la escolarización. No obstante, las oportunidades no han sido las
mismas para todos los zapotecos, ya que sus porcentajes de ocupación más altos están
en la industria de la construcción como albañiles y peones. Además de los zapotecos, lo
mismo sucede con los mayas, nahuas y mixtecos. En cambio, otros grupos han
desarrollado ocupaciones diferentes, con porcentajes más altos, en el caso de los
mazahuas, en el trabajo ambulante y en el de los mazatecos en el servicio doméstico.
En el caso de los hablantes de chinanteco, huave, tlapaneco, chatino, mixe y
huasteco, los números más altos de hablantes se ocupan en la industria de la
construcción y el servicio doméstico. Entre los choles, triquis, cuicatecos y tzeltales, los
números más altos corresponden a las actividades agropecuarias, el sevicio doméstico
y la industria de la construcción. Y en el caso de los tzotziles y purépechas, además de
estas dos últimas actividades, destaca el trabajo ambulante. Entre los tepehuanes,
mayos y yaquis el ramo más importante es el de las actividades agropecuarias; entre
los popolocas y coras, el de la industria de la construcción. En el caso del huichol, los
números son similares en el ramo agropecuario, del servicio doméstico, la industria textil
y el de los profesionistas.
Los cuadros 26 (Anexo estadístico) reportan los grupos de ocupaciones por
lengua y por ciudad. No aparecen los hablantes de chuj y tacuate porque, según
nuestra fuente, reportaron como condición de actividad quehaceres del hogar.
Como hemos visto, los hablantes de las distintas lenguas indígenas de México
se desempeñan en las ciudades en diversas áreas ocupacionales, y la estructura
55
ocupacional de los centros urbanos favorece distintas forms de inserción laboral. A
pesar de que algunas actividades económicas son las más concurridas, algunos grupos
etnolingüísticos se adaptan a las circunstancias sociales y económicas de sus lugares
de residencia con preferencia de determinadas ocupaciones.
Un tipo de empleo importante en las ciudades, sobre todo para las jóvenes
indígenas es el trabajo doméstico con residencia en casa del patrón(a). Cerca de
50,000 indígenas vivían en el año 2000 en casa de un patrón en la que estaban
dedicados a labores domésticas (49,262, según la muestra censal de 2000. Cuadro 27).
Vivían con ellos 72 esposo(a)s, 376 hijo(a)s y 126 otros parientes, quienes con
frecuencia también ayudan en las labores del hogar).
Grupos
de
edad
05-
0910-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49
50-
54
55-
59
60-
64
65-
69
70-
74
75
y
má
Totales 191 1,918 18,845 12,195 6,485 2,991 2,258 1,449 1,190 832 542 443 214 137 146
Trabajador(a) domestico(a) 96.4 48,045 35 1,707 18,375 11,941 6,302 2,837 2,219 1,395 1,143 774 440 415 198 118 146
Recamarera(o) 0.1 40 16 24
Cocinero(a) 0.2 95 22 20 4 12 13 18 6
Niñera(o) 0.9 465 41 267 10 10 22 6 17 34 30 12 16
Mozo 0.4 187 3 38 51 66 29
Jardinero 0.1 63 17 16 11 19
Velador 0.1 39 5 12 22
Chofer 0.1 40 14 4 22
Ama de llav es 0.6 288 13 57 26 26 46 10 13 6 72 19
49,262
Esposa(o) del (la) sirv iente(a) 0.1 72 10 25 18 19
Hijo(a) del(la) sirv iente(a) 0.8 376 156 106 62 36 16
Otros parientes de los sirv ientes0.3 126 48 13 40 9 16
574
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Total de trabajadores domésticos
Total de parientes de losTrab.
Cuadro 27. Indígenas urbanos. Trabajadores domésticos, y sus familiares, que viven en casa de su
patrón(a), por ocupación, parentesco con el empleado y grupos de edad, 2000.
%Ocupación o parentesco
Es notorio que este tipo de servicio no está distribuido en todas las ciudades, ya
que de las 502 que estamos considerando, solamente en 185 hubo este tipo de arreglo
laboral (Cuadros 28 y 29 en el anexo estadístico). En los estados de Durango y
Zacatecas no hubo trabajadores domésticos indígenas que vivieran en casa del
patrón(a). En otros, como Jalisco, Nuevo León, Morelos y Querétaro, este tipo de
trabajador sólo existe en las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey,
Cuernavaca y Querétaro, o en las ciudades capitales del estado, como en Tepic y
Tlaxcala.
56
Con respecto a las ciudades donde predomina el servicio doméstico indígena de
planta, la gran concentradora de este tipo de ocupación es la Zona Metropolitana de la
Ciudad de México, que absorbe al 48.0% (23,926) de los indígenas que se viven en
casa de su patrón(a), con un predominio notable del Distrito Federal, que concentra a
18,339 de los casos (el 36.8% del total nacional). En la ciudad de México encontramos
trabajadores del hogar de planta de casi todos los grupos etnolingüísticos (excepto
chontal de Tabasco, kanjobal, kekchí, tarahumara, yaqui y huichol) y, para algunos
grupos, es el único lugar donde buscan este tipo de trabajo (matlatzincas, tepehuas y
otras lenguas indígenas de México) o es el predominante (89.8% para los mazahuas,
87.2% para los cuicatecos, 79.9% para los mixtecos, 79.5% para los popolocas, 77.3%
para los otomíes, 76.2% para los pames, 74.4% para los chontales, 71.4% para los
triquis, 70.7% para los mazatecos, 60.6% para los chontales de Oaxaca y el 51.3%
para los nahuas). Junto con la Zona Metropolitana de Monterrey (con el 9.9%) y la de
Guadalajara (con el 3.6%), las tres zonas metropolitanas mayores ocupan al 61.5% de
los trabajadores del hogar indígenas que viven en casa de su patrón(a).
Pero también es notable que la presencia de indígenas como trabajadores
domésticos que viven en casa de su patrón(a), entre las ciudades pequeñas y
medianas. Es más común en las ubicadas en estados con una fuerte presencia
indígena o cerca de regiones indígenas que en las no ubicadas en este tipo de estados
o regiones (Berriozábal y Las Rosas en Chiapas; Ometepec en Guerrero; Actopan en
Hidalgo; Ciudad Ixtepec, Matías Romero, Miahuatlán yPinotepa Nacional en Oaxaca;
Ajalpan, Altepeji y Huejotzingo en Puebla; Ébano en San Luis Potosí; Teapa en
Tabasco; Alvarado, Naranjos, Tres Valles en Veracruz y Motul, Oxkutzcab, Peto,
Progreso y Ticul en Yucatán). Es probable que esta diferencia responda a patrones
culturales de las regiones interétnicas o a la cercanía de estas ciudades al pueblo de
origen de las jóvenes que inician su ruta migratoria, porque, en efecto, las jóvenes
indígenas inician a edades muy tempranas su migración laboral a las ciudades (gráfica
3) y encontramos 35 niñas de entre 5 y 9 años, y 1,707 entre 10 y 14 años declaradas
en el año 2000 como trabajadoras domésticas (Cuadro 27).
57
Gráfica 3: Pirámide de edad de los trabajadores domésticos que viven en casa de su patrón(a) en localidades de 15,000 y más habitantes por
sexo y grupos de edad, 2000.
-5000 0 5000 10000 15000 20000
5-9
15-19
25-29
35-39
45-49
55-59
65-69
75 y +
Trabajadores domésticos indígenas que viven en
casa de su patrón(a) en localidades de 15,000 y más
habitantes por sexo y grupos de edad, 2000.
Hombres
Mujeres
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Respecto a la pertenencia a determinados grupos etnolingüísticos, resalta entre
los trabajadores que viven en casa de su patrón la población nahuahablante, con casi
un tercio (32.1%) de la población indígena en este tipo de empleo, seguido muy de lejos
por mayas (10.3%), zapotecos (6.8%), mixtecos (6.4%), otomíes (5.6%) y mazahuas
(4.5%). Si bien los cinco primeros grupos citados corresponden a los que tienen mayor
presencia a nivel nacional, otros grupos con un porcentaje significativo, como los
tzotziles y tzeltales, tuvieron una subrrepresentación en este caso (1.9% cada grupo).
También los patrones de distribución muestran diferencias entre los grupos
etnolingüísticos. Grupos muy minoritarios numéricamente no se emplean en trabajo
doméstico de planta en las ciudades (chichimeca jonaz, chuj, cochimí, cora, cucapá,
guarijío, ixcateco, jacalteco, kikapú, kiliwa, kumiai, lacandón, mayo, ocuilteco, pápago,
pima, quiché, seri y tacuate) y entre los yaquis, en 2000, solamente hubo el caso de un
hombre entre 45 y 49 años.
Algunos grupos se emplean predominantemente en su región de origen, como
los mayas (77.1% en Yucatán, 18.1% en Quintana Roo y 3.4% en Campeche; es decir,
solamente el 1.4% lo hace fuera de la península de Yucatán). También los tarahumaras
trabajan preferentemente en hogares de su estado (86.5% en Chihuahua) y el 13.5
58
restante en la Zona Metropolitana de Monterrey), así como tres grupos chiapanecos
(tzotziles: 87.7%, tzeltales: 89.5% y tojolabales: 84.0%). Los huaves se distribuyen entre
Salina Cruz, Oax. (52.5%), Coatzacoalcos, Ver. (39.0%) y el resto (8.5%) en el Distrito
Federal. Así como los huaves, los mayas, tojolabales, tzotziles y tzeltales que buscan
trabajo fuera de su región lo hacen sobre todo en la ZMCM.
El reverso opera para varios grupos oaxaqueños, que trabajan
predominantemente en la ZMCM y sólo en segundo lugar en su estado de origen, como
es el caso de los cuicatecos (87.2% en la ZMCM y 12.8% en Oaxaca), mixtecos (79.9%
en la ZMCM y 5.4 en Oaxaca), mixes (72.1 en la ZMCM y 13.2% en Oaxaca) y triquis
(71.4% en la ZMCM y 24.5% en Oaxaca), así como para aquellos que el censo
denomina genéricamente chontales (74.4% en la ZMCM y 25.6% en Chiapas).
Otros grupos, en cambio, muestran una distribución más dispersa en el territorio,
como los purépechas, con 37.7% en Zapopan (Zona Metropolitana de Guadalajara),
23.6% en la ZMCM, 25.9% en Michoacán, 6.6% en Tijuana, BC. Los nahuas se
distribuyen entre las tres zonas metropolitanas mayores, varias ciudades de los estados
de Puebla y Veracruz (51.3% en la ZMCM, 21.4% en la ZM de Monterrey, 6.9 en la de
Guadalajara, 5.8% en el Estado de Puebla y 4.0% en el de Veracruz) y un 10.6% en el
resto del país. Los huastecos trabajan preferentemente, con 40.5%, en la ZM de
Monterrey, pero también en otras ciudades: 13.7% en la ZMCM, 8.0% en la ZM de
Guadalajara, 17.8% en ciudades de Tamaulipas, 10.4% en las del Estado de Veracruz,
5.8% en las de San Luis Potosí, y 3.8% en otros estados. De los otomíes que trabajan
y viven en casa de su patrón(a) podemos decir que están por toda la república, sobre
todo en las zonas metropolitanas: 77.3% en la de la Ciudad de México, 3.2% en la de
Guadalajara, 1.6% en la de Monterrey, 2.9% en la de Querétaro, 4.0% en ciudades del
estado de Hidalgo, 2.9% en Tijuana, y el 8.1% restante disperso en Saltillo, Coah.
Cuernavaca, Mor, Culiacán, Sin., Ciudad Madero, Tams. y Poza Rica, Ver.
El cuadro 29 (Anexo estadístico) comparado con los cuadros 26 (Anexzo
estadístco) permite presumir que, entre los trabajadores domésticos que viven en casa
de su patrón(a), no siempre operan las redes de paisanos para la contratación en ese
tipo de empleo, redes que permiten a los nuevos reclutas contar con su apoyo para
aprender a desempeñarse en el nuevo trabajo y moverse en la ciudad. Hay números
pequeños del mismo rango de edad entre varios de los grupos etnolingüísticos, que se
encuentran dispersos en ciudades diversas. Sólo como un ejemplo, en Tijuana hay 23
popolocas y 14 tlapanecos, dentro de un mismo rango de edades (es decir, no forman
59
grupos familiares) sin que la muestra haya captado en esta ciudad más hablantes de
dichos idiomas.
Por otra parte, algunos grupos tienen mayor necesidad de enviar a sus niñas a
trabajar en el servicio doméstico de planta. 10% de las tepehuas que vivían en el hogar
del patrón en 2000 tenían entre 5 y 9 años. Para las edades 10-14 años, resaltan los
huicholes, con un 42.1% de su total de trabajadores domésticos de planta en este grupo
de edad, y el tojolabal, con 27.2% (Cuadro 30, anexo estadístico); con entre 10.0 y
13.9% estuvieron los chatinos, huaves, triquis y tzotziles. En cambio, 16 de los 40
grupos etnolingüísticos que tuvieron miembros viviendo en casa de su patrón(a) en
2000 no enviaron a niñas menores de 15 años a vivir fuera de su hogar. A partir de los
15 años, excepto matlatzincas y yaquis, los demás grupos tuvieron hombres o mujeres
trabajando de esta forma. Para los chontales de Tabasco, kanjobales, kekchí, mame,
pame, popoloca, popoluca, tarahumara y tepehuan, más del 50% de los trabajadores en
casa del patrón, en 2000, fueron mujeres en el rango de edad 15-19 años.
Aunque en número mucho menor, también los jóvenes varones de 15-19 años
salen a vivir en casa de un patrón (Cuadro 30, anexo estadístico). Hablantes de 21
lenguas indígenas lo hicieron en 2000, y para el caso de otras lenguas indígenas de
México fueron el 67.7%, entre los chochos representaron el 51.6% del total de
empleados domésticos, el 26.9% entre los kanjobales, 13.1 entre los amuzgos y 12.9
entre los tzotziles.
En conjunto, hombres y mujeres de 15-19 años fueron el 100% de los
trabajadores que viven en el hogar del patrón para los chochos y otras lenguas
indígenas de México, el 77.6% de los kanjobales y más de 50% para chinantecos y
amuzgos.
60
Escolaridad
Estudios de nivel medio y superiores
Dentro del rubro de la escolaridad, es conveniente resaltar que una buena cantidad de
indígenas urbanos ha realizado estudios superiores (Cuadro 31).
Nivel académico Frecuencia %
Sin Instrucción 304,953 14.5
Preescolar o kinder 10,283 0.5
Primaria 946,487 45.0
Secundaria 371,692 17.7
Preparatoria 147,009 7.0
Normal con antecedente de primaria terminada862 0.0
Normal con antecedente de secundaria
terminada17,790 0.8
Carrera técnica o comercial con antecedente de
primaria terminada9,048 0.4
Carrera técnica o comercial con antecedente de
secundaria terminada78,427 3.7
Carrera técnica o comercial con antecedente de
preparatoria5,987 0.3
Profesional 197,399 9.4
Maestría o Doctorado 13,613 0.6
Total 2,103,550 100.0
Nivel no especificado 79,569
Total 2,183,119
Fuente: INEGI, Muestra censal, 2000.
Cuadro 31. Indígenas urbanos. Nivel Académico y Antecedente Escolar.
Población de 24 años y más.
En conjunto, en el año 2000, el 46.5% de los indígenas urbanos mayores de 23
años que especificaron su nivel académico tenía estudio superiores a la primaria, el
41.8% contaba con estudios de primaria y 11.7% sin estudios, o sólo el preescolar.
La gama de estudios que los indígenas urbanos han completado es amplia y son
pocos los etudios10 en los que en 2000 no había especialistas indígenas Cuadro 32.
Anexo estadístico). Los más de 13,000 maestros y doctores, hicieron sus estudios de
posgrado en todas las especialidades, excepto en Diseño gráfico y diseño industrial,
Turismo, Archivonomía y biblioteconomía e Ingeniería de los transportes y sistemas
10 De todas las carreras profesionales registradas por el Censo, la muestra no captó indígenas urbanos que hubieran estudiado solamente las siguientes: Arquitectura y urbanismo (aunque sí Arquitectura y Urbanismo como carreras separadas), Diseño bidimensional y tridimensional, Zoología, Biotecnología, Ecología, Horticultura, Cultura popular, Demografia, Artes escenográficas, Organización deportiva, Ingeniería en tecnología de la madera, Ingeniería en hidrografia, Estadistica y Astronomia. Entre las carreras técnicas co comerciales de nivel medio y superior, no hubo en: Estadística de nivel medio superior, Tecnología ambiental y meteorología de nivel superior, Forestales de nivel superior, Artísticas (actuación, canto, danza, música) de nivel superior y Bioestadística de nivel superior.
61
portuarios. Casi la quinta parte de quienes realizaron estudio de nivel superior (18.8%)
lo hicieron en el área de educación (incluida la normal básica, que concentró al 5.8% de
los profesionistas y la licenciatura en educación primaria, con 5.5%). Las condiciones
económicas actuales en el país no garantizan, a ningún grupo de población, obtener un
empleo correspondiente al nivel de estudios logrado; si a esto agregamos la aplicación
de las clasificaciones sociales discriminatorias que son aplicadas en épocas de crisis,
los indígenas con estudios medios y superiores no están en condiciones óptimas para
trabajar utilizando sus conocimientos y habilidades adquiridos.
Algunas ciudades favorecen la presencia de profesionistas indígenas, y la
presencia de licenciados, maestros y doctores es alta: dos tercios de los indígenas en
Los Reyes Acaquipan y Huetamo, 50% en Jesús María, un tercio en San Buenaventura,
Sabinas, San Lorenzo Acopilco, Jiquilpan, Navolato y Cunduacán, mientras que en 71
ciudades no hubo un solo profesionista. Contra lo esperado, no fueron las ciudades en
municipios o regiones indígenas las que presentaron porcentajes más elevados de
personas con estudios superiores (Cuadro 33. Anexo estadístico).
Indicadores básicos
De los indígenas urbanos de 15 años y más en 2000, el 12.8% no sabía leer y
escribir (cuadro 34). Entre aquellos con 6 años y más, un 31.7% asistía a la escuela
(cuadro 35), pero cerca de dos millones de indígenas entre los 7 y los 29 años tuvieron
que abandonarla por diversos motivos (cuadro 36), entre los que sobresalieron la falta
de dinero o porque tenían que trabajar.
Cuadro 34. Indígenas urbanos de 15 años y más. Alfabetismo, 2000.
Frecuencia % Si sabe leer y escribir 2,702,563 87.2
No sabe leer y escribir 396,174 12.8
Total 3,098,737 100.0
No especificado 2,573
Total 3,101,310
Cuadro 35. Indígenas urbanos de 6 años y más. Asistencia escolar, 2000.
Frecuencia %
Sí va a la escuela 1,274,427 31.7
No va a la escuela 2,745,718 68.3
Total 4,020,145 100.0
No especificado 36,109
Total 4,056,254
62
Cuadro 36. Indígenas urbanos. Causa de abandono escolar en la población entre 7 y 29 años, 2000.
Frecuencia % Nunca ha ido a la escuela 42,671 3.9
No quiso o no le gustó estudiar 257,157 23.7
Falta de dinero o tenía que trabajar 452,936 41.7
Se caso o unió 76,718 7.1
La escuela estaba muy lejos o no había 8,704 0.8
Su familia ya no lo(a) dejó o por ayudar en las tareas del hogar
21,286 2.0
Terminó sus estudios 107,797 9.9
Otro motivo 119,011 11.0
Total 1,086,280 100.0
Vivienda
Respecto a las condiciones de la vivienda, las entidades federativas en las que mayor
proporción de los techos eran precarios en 2000 fueron Baja California (33.2%) y
Veracruz (42.6%) (cuadro 37, anexo estadístico). En 62.1% de las ciudades entre el 90
y el 100% de los hogares tiene agua dentro del hogar o en el mismo terreno, y en el
6.2% de las ciudades menos del 50% de las viviendas tienen ese servicio dentro del
terreno, siendo el caso más extremo el de Comonfort, con sólo 2.7 de las 4 viviendas.
En 6.0% de las ciudades ningún hogar indígena recibe agua diariamente, en 28.9%, el
100% de las viviendas la reciben diariamente y en el 17.1% de las ciudades menos del
50% de las viviendas tiene este servicio diario. Cuentan con servicio sanitario exclusivo
el 100% de las viviendas en el 42.2% de las ciudades, y sólo en el 1% de las ciudades
menos del 50% de las viviendas carece de este servicio. En el 13.9% de las ciudades el
100% de las viviendas cuentan con drenaje conectado a la red pública, y en el 21.7% es
menos de la mitad la que cuenta con el servicio, siendo el extremo el 3.8% de las
ciiudades donde el 100% de las viviendas no tiene este tipo de drenaje. Por último, sólo
en el 29.28 de las ciudades las viviendas cuentan con recolección de basura. La
distribución de estos servicios está dispersa por las distintas entidades federativas
(cuadro 38, anexo estadístico).
63
Estado conyugal
En 2000, un 56.0% de personas de 12 años y más estaban unidas, 2.9% separadas,
3.6% viudos y 37.4% solteros (Cuadro 39).
Cuadro 39. Indígenas urbanos. Estado conyugal, 2000.
Frecuencia %
Unido 1,914,755 56.0
Separado 97,923 2.9
Viudo 122,266 3.6
Soltero 1,277,865 37.4
No especificado 4,622 0.1
Total 3,417,431 100.0
Condición de actividad y posición en el trabajo
La condición de actividad y posición en el trabajo de los indígenas en centros urbanos
fueron las siguientes (cuadros 40 y 41):
Cuadro 40. Indígenas urbanos. Condición de actividad económica, 2000.
Frecuencia %
Inactiva 1,726,502 50.6
Ocupada 820,024 24.0
Desocupada 863,596 25.3
Total 3,410,122 100.0
No especificado 7,309
Total 3,417,431
Cuadro 41. Indígenas urbanos Situación en el trabajo, 2000.
Frecuencia %
Empleado(a) u obrero(a) 1,169,427 65.0
Jornalero(a) o peón 92,820 5.2
Patrón (na) 34,410 1.9
Trabajador(a) por su cuenta 443,203 24.6
Trabajador(a) sin pago en el negocio o predio familiar
58,399 3.2
Total 1,798,259 100.0
Blanco por pase 1,579,936
No especificado 39,236
Total 1,619,172
Total 3,417,431
64
y declararon haber trabajado las siguientes horas semanales (cuadro 42): Cuadro 42. Indígenas urbanos. Horas trabajadas, 2000.
Frecuencia %
0 a 10 72,342 4.1
11 a 20 100,333 5.6
21 a 40 463,728 26.0
Más de 40 1,143,910 64.3
Total 1,780,313 100.0
Blanco por pase 1,579,936
No especificado 57,182
Total 1,637,118
Total 3,417,431
Sus prestaciones laborales no fueron semejantes, siendo el aguinaldo la más frecuente
y el reparto de utilidades la más escasa (cuadros 43, 44, 45 y 46).
Cuadro 43. Indígenas urbanos. Prestaciones laborales-aguinaldo, 2000.
Frecuencia % Sí recibe aguinaldo 735,961 59.4
No recibe aguinaldo 502,217 40.6
Total 1,238,178 100.0
Blanco por pase 2,175,131
No especificado 4,122
Total 2,179,253
Total 3,417,431
Cuadro 44. Indígenas urbanos. Prestaciones laborales-reparto de utilidades, 2000.
Frecuencia % Si recibe reparto de utilidades 312,313 25.4
No recibe reparto de utilidades 918,557 74.6
Total 1,230,870 100.0
Blanco por pase 2,175,131
No especificado 11,430
Total 2,186,561
Total 3,417,431
Cuadro 45. Indígenas urbanos. Prestaciones laborales-servicio médico (IMSS, ISSSTE u otro), 2000.
Frecuencia % Sí recibe servicio médico 612,983 49.6
No recibe servicio médico 623,709 50.4
Total 1,236,692 100.0
Blanco por pase 2,175,131
No especificado 5,608
Total 2,180,739
Total 3,417,431
65
Cuadro 46. Indígenas urbanos. Prestaciones laborales-ahorro para el retiro (SAR o AFORE), 2000.
Frecuencia % Si recibe SAR o AFORE 437,147 35.5
No recibe SAR o AFORE 793,039 64.5
Total 1,230,186 100.0
Blanco por pase 2,175,131
No especificado 12,114
Total 2,187,245
Total 3,417,431
Los ingresos por trabajo mensualizados representaron entre uno y dos salarios
mínimos para el 37.1% de quienes lo especificaron, entre dos y cinco salarios mínimos
para el 31.9%, siendo de menos de un salario mínimo para el 18.0%, de más de cinco
para el 7.1% y un 6.0% que reportó no recibir ingresos (cuadro 47). Cuadro 47. Indígenas urbanos Ingresos por trabajo mensualizados, 2000.
Frecuencia %
Sin ingresos 103,755 6.0
Menos de un salario mínimo 312,492 18.0
Hasta dos salarios mínimos 645,525 37.1
Entre dos y cinco salarios mínimos 555,236 31.9
Más de cinco salarios mínimos 122,912 7.1
Total 1,739,920 100.0
No especificado 97,575
Blanco por pase 1,579,936
Total 1,677,511
Total 3,417,431
Discapacidad y derechohabiencia
En diez ciudades hubo más del 10% de población indígena con alguna
discapacidad (La Piedad, Pénjamo y San José Iturbide, Jalostotitlán y Teocaltiche,
Santa Rosa Treinta y Emiliano Zapata, Magdalena de Kino, Huimanguillo y Carlos A.
Carrillo) mientras en 131 no hubo discapacitados (cuadro 49, anexo estadístico). Y
respecto a derechohabiencia en servicios de salud, en cinco ciudades el 100% de la
población indígena contó con ello, en 43 ciudades fueron dos tercios o más que lo
tuvieron y en 15 ciudades ningún indígena tuvo este derecho en 2000 (cuadro 50, anexo
estadístico).
66
Religión
Las religiones que profesó la población indígena que en 2000 vivía en centros urbanos
fueron predominantemente la católica (83.9%), seguida de la evangélica (2.9%),
Testigos de Jehová, pentecostal y presbitreriana (las tres con entre 1.0 y 1.9%). Las
otras 55 religiones tuvieron un porcentaje menor al 1.0%, y la no profesión de alguna
religión tuvo un 4.3% (cuadro 48). Cuadro 48. Indígenas urbanos. Religión, 2000.
Religión Frecuencia %
Catolica 3,470,730 83.9
Anglicana 80 0.0
Bautista 17,003 0.4
Congregacional 146 0.0
Del Nazareno 3,541 0.1
Episcopaliana 52 0.0
Luterana 142 0.0
Menonita 54 0.0
Metodista 1,160 0.0
Prebisteriana 45,598 1.1
Amistad Cristiana 93 0.0
Asambleas De Dios 1,519 0.0
Casa De Oracion 4 0.0
Centro De Fe 342 0.0
Iglesia Alfa Y Omega 104 0.0
Iglesia Agua Viva 66 0.0
Iglesia Apostolica 2,572 0.1
Iglesia De Dios 2,123 0.1
Iglesia De Dios De La Profesia 887 0.0
Iglesia Del Evangelio Completo 753 0.0
La Voz De La Piedra Angular 264 0.0
Misionera Pentecostal 69 0.0
Cristiana 39,715 1.0
Sociedades Cristianas 2,222 0.1
Evangelica 119,475 2.9
Sociedades Evangelicas 1,603 0.0
Pentecostal 76,363 1.8
Sociedades Pentecostales 433 0.0
Pentecostal Independiente 180 0.0
Sociedades Cristianas Evangelicas 6,564 0.2
Sociedades Cristianas Pentecostales 944 0.0
Sociedades Evangelicas Pentecostales 3,876 0.1
Sociedades Cristianas Evangelicas Pentecostales 101 0.0
Soldados De La Cruz De Cristo 70 0.0
Otras Sociedades Evangelicas Pentecostales 686 0.0
Pentecostal Insuficientemente Especificada 1,854 0.0
Iglesia Del Dios Vivo, Columna Y Apoyo De La Verdad, La Luz
6,761 0.2
67
Cuadro 48. Indígenas urbanos. Religión, 2000. (Cont.) Apostolica No Pentecostal 50 0.0
Biblica 284 0.0
Confraternidades 8 0.0
Iglesia De Cristo 2,701 0.1
Iglesia De La Biblia Abierta 56 0.0
Ministerios Evangelicos 152 0.0
Movimientos Evangelicos 16 0.0
Evangelica Insuficientemente Especificada 6,826 0.2
Adventista Del Septimo Dia 24,982 0.6
Iglesia De Jesucristo De Los Santos De Los Ultimos Dias
15,702 0.4
Testigos De Jehova 79,187 1.9
Ortodoxo 21 0.0
Otras Cristianas Insuficientemente Especificadas 15,290 0.4
Budismo 292 0.0
Taoismo 15 0.0
Judaica 1,636 0.0
Musulmana 224 0.0
Movimientos De Mexicanidad 266 0.0
Bahaismo 26 0.0
Masoneria 56 0.0
Neoisraelita 136 0.0
Ocultistas 57 0.0
Palmar De Troya 56 0.0
Espiritualista 3,307 0.1
Ninguna Religion 176,989 4.3
Total 4,136,484 100.0
Insuficientemente Especificada 23,789
Total 4,160,273
68
Recapitulación y conclusiones
El perfil sociodemográfico de los indígenas urbanos que presentamos, con base en la
información de la muestra censal del año 2000, resaltó los indígenas en ciudades no se
ajustan a los estereotipos que predominan en una buena parte de la literatura
sociodemográfica y etnográfica. La gran variedad de situaciones respecto a la condición
social y dinámica de la población indígena en centros urbanos incluye a una cuarta
parte de originarios de la ciudad en la que viven, sea porque su localidad, con presencia
importante de población indígena desde hace siglos creció hasta convertirse en urbana,
sea porque son hijos o nietos de inmigrantes de hace muchas décadas a la ciudad
donde nacieron. Tampoco se ocupan exclusivamente de las actividades económicas
relacionadas con la pobreza a las que normalmente se les asocia: las informales y sin
prestaciones laborales. De ahí la propuesta de abandonar la categorización de toda la
población indígena en ciudades como “los migrantes indígenas”, así como el estereotipo
del indígena urbano siempre como pobre y, en cambio, considerar la complejidad de las
condiciones socioeconómicas de esta población.
Para la elaboración de este apartado sobre localización y perfil sociodemográfico
se definió como centro urbano a las localidades de 15,000 y más habitantes y se usó la
definición de hogares indígenas publicada en lNI-PNUD-CONAP en Indicadores
socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, 2002. Esta elección de la
definición de hogares indígenas motivó que la fuente central para el análisis de la
localización y perfil sociodemográfico de la población indígena en centros urbanos fuera
la muestra censal 2000. No obstante, como señalamos arriba, todas las bases de datos
demográficos presentan dificultades específicas para el tratamiento de la información
cuando se trata de poblaciones minoritarias. Tenemos así que la cifra de indígenas en
localidades urbanas en 2000 que maneja CONAPO en Clasificación de localidades de
México según grado de presencia indígena, 2000 difiere sustantivamente de las que
elaboró la CDI y lo mismo sucede con la que ofrece este perfil sociodemográfico, que se
parece más a la de CONAPO que a la de la CDI, asunto en el que actualmente estamos
trabajando con personal de Información e Indicadores.
Para un perfil sociodemográfico de los indígenas urbanos, las diferencias en
metodología para seleccionar las unidades territoriales a considerar y la definición de
quiénes podrían ser considerados como indígenas presenta todavía pendientes, porque
los criterios de cuáles son las localidades urbanas y cómo analizar los datos no son
homogéneos. Será necesario ir analizando, discutiendo y logrando acuerdos sobre
69
estos asuntos entre las diversas instancias interesadas, por lo que sería sumamente
recomendable que la CDI organizara reuniones de trabajo con todas las dependencias
que manejan estadísticas sobre la población indígena, con el fin de consensar los
criterios bajo los cuales se analizará esta información.
En el contenido de este documento, revisamos los datos generales sobre
población indígena en centros urbanos según diversas clasificaciones: por su
pertenencia a regiones étnicas, por importancia absoluta e importancia relativa de la
presencia indígena en las ciudades, por categorización según estructura ocupacional y
según el grado de atracción de población indígena. Es de resaltar que algunos grupos
etnolingüísticos tuvieron presencia muy importante en ciudades de sus estados de
origen, como el 48.2% de mayas de Yucatán residiendo en municipios con localidades
urbanas, así como el 48.1% de los chinantecos en municipios semejantes en el estado
de Oaxaca, en especial en el Distrito de Tuxtepec o el 24.4% de los zapotecos también
en ubicaciones semejantes, resaltando el municipio de Juchitán; lo mismo sucedía en
2000 con el 29.4% de los nahuas del estado de Puebla. No es de extrañar, entonces,
que las ciudades con porcentajes más altos de población indígena correspondan a las
localizadas en regiones indígenas, ni tampoco que la distribución porcentual a nivel
nacional de los hablantes de las lenguas indígenas mayoritarias se modifique en los
centros urbanos, con un predominio notorio de los mayas urbanos sobre los nahuas
urbanos, los primeros casi duplicando su representación en ciudades respecto a su
representación porcentual de hablantes de lenguas indígenas a nivel nacional. En
cambio, algunos grupos etnolingüísticos presentaron menores porcentajes en ciudades
que a nivel nacional (el tlapaneco, el zoque y el chatino) y seis de los grupos
minoritarios a nivel nacional no tuvieron representantes en centros urbanos.
Respecto a los grupos de edad y sexo según lengua indígena declarada en la
muestra censal, la distribución por centro urbano de algunos grupos presenta una
distribución muy dispareja, que puede estar indicando la ausencia en algunas
localidades de la suficiente base demográfica para ofrecer a sus paisanos los beneficios
de las redes de apoyo con las que cuentan grupos grandes en una misma ciudad.
Por otra parte, si consideramos a partir de la lengua indígena hablada los grupos
de edad entre los indígenas urbanos no corresponden en todos los casos a los rangos
en los cuales se absorbe la fuerza de trabajo o las de la presencia en escuelas, lo que
resulta notable siendo las principales razones para la migración el conseguir trabajo o
continuar los estudios. Una de las razones probables es que no siempre los
70
adolescentes, los jóvenes y las personas maduras reconocen hablar el idioma materno
o, efectivamente, ya no lo hablan. No obstante, tomando en consideración la
pertenencia a hogares indígenas, los rangos de edades más recurrentes son entre los
15 y los 49 años.
Respecto a las ocupaciones de los indígenas en centros urbanos, en este
documento se resaltó que presentan la misma variedad que las del resto de la PEA
urbana (excepto 8 actividades en las que la muestra no captó ningún indígena), e
incluyen desde profesionistas de la química y la física, doctores, maestros, licenciados y
técnicos, hasta las más frecuentemente identificadas con ellos: albañilería, servicio
doméstico y venta en vía pública. Los porcentajes más altos de ocupación son en el
grupo de artesanos fabriles y obreros (19.5% de la PEA urbana indígena ocupada en
2000) y dueño o dependiente en comercios establecidos (15.8%). Estas diversas
ocupaciones reflejan formas diferentes de insertarse en la vida urbana, que habrá que
considerar en cualquier política pública que se piense para los indígenas en ciudades.
También habrá que tomar en consideración que las distintas ciudades difieren en
cuanto a estructuras ocupacionales y posibilidades laborales para los indígenas.
Algunas, como la ZM de la Ciudad de México concentran porcentajes muy altos de
todos los trabajadores indígenas urbanos ocupados en actividades como servicios de
vigilancia y fuerzas armadas, trabajadores del arte, espectáculos y deportes,
ambulantes y profesionistas; en cambio, en las ciudades turísticas del caribe las
ocupaciones que sobresalieron en 2000 fueron conductores y ayudantes de
conductores y trabajadores en establecimientos de servicios personales y las ciudades
enclavadas en regiones indígenas, por lo general, resaltaron por la importancia de los
trabajadores de la educación. Es también diferente la distribución por ocupaciones
según el grupo etnolingüístico de pertenencia.
Del apartado en que revisamos las ocupaciones de la PEA indígena urbana
ocupada concluimos que la participación de la población indígena en la economía
urbana del país es importante, aspecto que convendría mucho resaltar al negociar con
estados y municipios las políticas públicas dirigidas a la población indígena.
En este documento hicimos una revisión somera de los niveles de escolaridad,
resaltando que una buena cantidad de indígenas urbanos ha realizado estudios
superiores. En conjunto, el el año 2000, 46.5% de los indígenas urbanos mayores a 23
años que especificaron su nivel académico tenía estudios superiores a la primaria. La
gama de carreras que han estudiado es amplia, y son pocas aquellas en las que no
71
aparece población indígena, aunque casi la quinta parte de quienes realizaron estudios
de nivel superior lo hizo en el área de educación. También en el aspecto de escolaridad
resultaron diferencias entre ciudades, algunas favoreciendo la presencia de
profesionistas indígenas, y otras en las que no fue muestreado ninguno.
Respecto a las condiciones de vivienda, condición de actividad y posición en el
trabajo, y discapacidad y derechohabiencia, las variaciones entre ciudades son grandes,
y no es posible plantear conclusiones generalizables.
Los resultados que aquí ofrecemos, detallados por ciudad y grupo
etnolingüístico, permitirán a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas, así como a otros organismos interesados en la calidad de vida y el respeto a
los derechos sociales y culturales de la población indígena reflexionar sobre el tipo de
políticas públicas con las que esta población se beneficiaría más y precisar acciones
según las diferencias por entidad federativa y grupo étnico de pertenencia.
72
APÉNDICE METODOLÓGICO.
PASO 1 *** Tomo el archivo TAMLOC15 individuos de localidades de 15,000 y más y *** Selecciono a los jefe(a), esposa(o), padre, madre, madrastra o padrastro y suegro(a) y *** los abuelo(a), bisabuelo(a) y tatarabuelo(a) y los guardo en el archivo *** TamLoc15-JefesConyugesPadresPadrastrosSuegrosAbuelosBisabuelosTatarabuelos select if (otropare="100" or otropare="200" or otropare="601" or otropare="602" or otropare="605" or otropare="606" or otropare="607" or otropare="614"). execute. PASO 2 *** Al archivo TamLoc15-JefesConyugesPadresPadrastrosSuegrosAbuelosBisabuelosTatarabuelos *** pregunto si hablan Lengua Indigena o Pertenencia Etnica y los guardo en el archivo *** TamLoc15-JefesConyugesPadresPadrastrosSuegrosAbuelosBisabuelosTatarabuelos-LenguaPerteneIndigena compute hlpg=0. if (hlengua=1 and peretn=1) hlpg=1. if (hlengua=1 and peretn<>1) hlpg=2. if (hlengua<>1 and peretn=1) hlpg=3. if (hlengua<>1 and peretn<>1) hlpg=4. compute hlenpgpo=0. if (hlpg=1 or hlpg=2 or hlpg=3) hlenpgpo=1. if (hlpg=4) hlenpgpo=2. PASO 3 *** Al archivo TamLoc15-JefesConyugesPadresPadrastrosSuegrosAbuelosBisabuelosTatarabuelos-LenguaPerteneIndigena *** lo exporto a L15JELPI.DBF para continuar en VisualFox con el proceso. *** Con cada uno de estos individuos voy a formar un archivo con todos los habitantes del hogar *** los guardare en el archivo IHL15JEL.DBF SAVE TRANSLATE OUTFILE='F:\L15JELPI.dbf' /TYPE=DB /VERSION=4 /MAP /REPLACE. execute. PASO 4 *** Tomo el archivo IHL15JEL y desde el archivo de hogares MEXHOG con su índice *** Ent+Mun+Loc+Estrato+Upm+Numviv+Numhog, le agrego las variables de hogar y *** los guardo en el archivo INDHOGIN, posteriormente lo exporto a DBF con el *** nombre de HOGINDIN para mediante el SPSS generar el archivo: *** TL15INDXHOGHLPGINDGMASHOGTODOS el cual se recodificara y dara lugar *** a un archivo de Trabajadores domésticos y otro sin ellos. *** k=0 select a use F:\IHL15JEL select b use F:\mexhog index F:\mexhog select c use F:\INDHOGIN select a do while .NOT. eof() vivhog=Ent+Mun+Loc+Estrato+Upm+Numviv+Numhog select b seek vivhog if .NOT. eof() select c append blank k=k+1 if k<21 ?" VivHog "+vivhog wait endif
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