cocina mozarabe
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COCINA ANDALUSI
-HISTORIA DEL LEGADO ANDALUSI-
-RECUPERACION DE LA COCINA
ANDALUZA-
-INTERRELACION DE LA COCINA
MEDITERRANEA ENTRE ORRILLAS-
1
INDICE
Capítulos Páginas
Indice……………………………………………………..2
Conocer la historia del legado andalusí………………3
Recuperación de la cocina andaluza……………….. 28
Historia del cuscus……………………………………..31
Las pastas……………………………………………….37
Sopas…………………………………………………….41
La leche y el queso……………………………………..42
Los huevos……………………………………………….44
Cereales y verduras……………………………………..48
Las salsas……………………………………………….. 55
Los pescados…………………………………………….58
Interrelación de la cocina mediterránea entre orillas...63
Preparación de las salchichas………………………….67
Aves del corral……………………………………………69
Carne de buey y ternera………………………………...78
Influencia andalusí en la cocina española…………….82
Glosario……………………………………………………86
2
CONOCER LA HISTORIA DEL LEGADO ANDALUSI
Alrededor de 1068 se había formado la égida,
organización para defensa y protección de las
diferentes tribus, configurando una confederación tribal
que reagrupó a las tribus más poderosas del oeste
sahariano. El mando estaba confiado a dos jefes: EL
LAMTUNI ABU BAKR IBN UMAR, que se ocupaba de
las cuestiones militares, y el marroquí ABD ALLAR IBN
YASIN, encargado de los asuntos religiosos, la doctrina
y la disciplina de las tribus federadas; difundían el Islam
sunita y dominaban la ruta del oro entre Marruecos y el
Senegal, junto al mediterráneo por el otro.
Esta es la época que unió el lazo religioso de los
Almorávides “AL –MORABITUN” del ribat o fortalezas
monástica. Estos saharianos llevaban velo sobre su
rostro para protegerse de las tormentas; montaban
camellos y caballos, y sus soldados en filas tenían la
peculiaridad de permanecer inmóviles en los combates,
haciendo de sus largas picas un enjambre difícil de
traspasar. Sus primeras conquistas fueron hacia el país
de los negros para dominar la ruta del oro entre Ghana
y Awdagost, que convierten en su capital, después
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continúan por el Atlas marroquí y se instalan en Agmat,
diez años después ocupan Fez y finalmente fundan la
capital, Marraquech.
La conquista de Marruecos fue llevada a cabo por
Yusuf Ibn Tasufin, primo de Ibn Omar, quien en
adelante se encargaria de tomar Al – Andalus,
dominado en estos tiempos por los temerosos de
Alfonso VI de Castilla. Así en 1074 Ibn Rusa, abuelo
del filósofo Averíes, inicia sus primeros contactos de
ayuda.
Los Almorávides desembarcan en Algeciras y se ponen
en marcha hacia Toledo, tomado por Alfonso VI; ambos
ejércitos se encontraron en Zallaga (Sagradas) cerca
de Badajoz, donde los Almorávides derrotan al ejército
cristiano.
Con su segunda intervención en Al –Andalus, y las
enemistades entre los reinos de Taifas como Al-
Motamid, hace que alguno corran la suerte del destierro
o sean deportados como el Ziri Abdallah, Rey de
Granada exiliado en Agmat junto a Motamid Príncipe
de Sevilla .
Los Lamtunas llegaron Al- Andalus en minoría en los
primeros comienzos y luego se hicieron más notorios
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desde el año 1071 al 1106. La alimentación básica de
esta tribu era la cebada, carne y leche de camella, una
dieta que muchos de sus Emires mantuvieron durante
la conquista de Al- Andalus y en especial Yusuf Ibn
Tasufin al frente de los Almorávides; hombre austero y
modesto hasta en su forma de vestir, sólo utilizaba lana
como parte de su vestimenta, excluyendo cualquier otro
tejido; asimismo nunca intentó imitar a los Taifas, que
según decían solamente estaban interesados en
comer, beber, escuchar cantes y divertirse la mayor
parte del tiempo disponible.
La forma cotidiana de alimentarse de estas gentes,
quedó patente en la historia de la cocina Andalusí, y
algunas recetas fueron los platos principales en los
acontecimientos que tuvieron lugar en la Alhambra,
como banquetes y otras celebraciones.
Tras la estancia en la Península Ibérica del pueblo
visigodo, la llegada de los musulmanes en el siglo VIII
supuso un resurgir económico-cultural y por tanto
también gastronómico. La escasa oferta culinaria de los
visigodos, que no hizo más que estancar el progreso
anterior, dejaba paso a una nueva variedad de sabores
y aromas; desde el día en que los musulmanes
irrumpieron en nuestro suelo Andalucía se hace
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musulmana y Al-Andalus alcanza la supremacía de
occidente fundiendo culturas, lo que hizo florecer una
grandiosa civilización, foco de cultura que dio lugar a
Europa.
Esta fusión no solamente se produjo en el área cultural;
mezcló, además, raza y religión, por lo que no es de
extrañar ver en aquella época familias en cuyo seno se
mezclaban musulmanes, cristianos y visigodos. Valga
como ejemplo el de Almanzor, guerrero y político de Al-
Andalus en la época del califa Hisam II, que tuvo como
suegro al propio rey Sancho Garcés II.
La manera de proceder de este pueblo en los
asentamientos no consistía en fundar ciudades nuevas,
sino en levantar emplazamientos en ciudades
reconstruidas. Así las fundaron aquí en Andalucía,
donde tenemos la de Medina Azahara (ciudad de la
flor) en Córdoba y Medina Zahíra (ciudad
resplandeciente) que fueron levantadas por motivos
militares.
La distribución de la tierra recaía entre campesinos
libres, que cultivaban pequeñas propiedades, la
aristocracia, dueña de tierras más productivas; el
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mayor latifundio perteneciente al Estado (jums) y otras
grandes extensiones propiedad del califa.
Fueron coetáneos el sistema de colonato visigodo y el
sistema de aparcería, en el que tanto el dueño de la
tierra como el colono contribuían con las semillas al 50
% y los beneficios obtenidos eran igualmente repartidos
en la misma proporción. En las zonas de regadío, por
considerar las tierras más generosas, el dueño se
quedaba con las dos terceras partes de los frutos,
quedando un tercio para el colono que las labraba.
La agricultura en esta época estuvo reglamentada y
recogida en tratados teóricos, siendo uno de los más
importantes “El calendario de Córdoba”. Los primeros
almanaques y calendarios agrícolas datan de los siglos
XI y XII y proporcionan excelente información acerca de
los usos y costumbres de la época. Se conserva el
encontrado en Córdoba, existiendo también otro de un
misal en el archivo de la catedral de Toledo, que
aunque fechado en el siglo XVI podemos ver
claramente como se representa cada mes por la labor
característica realizada en el mismo, al estilo árabe.
La pobreza de nuestro suelo no fue impedimento para
el crecimiento de multitud de especies vegetales; se
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cultivaban tierras de secano y regadío; las primeras
acogieron preferentemente cereales como trigo,
cebada o mijo, que se dejaban en barbecho un año de
cada dos, mientras que las segundas se destinaron a la
producción de frutas, muchas de ellas procedentes de
Oriente (granado, melón y albaricoque) y otras
habituales de nuestra huerta (cítricos).
La agricultura española, que aun conservaba muchas
de las técnicas de cultivo romanas, se modernizó,
adaptándose a los nuevos sistemas de regadío que
impulsaron los árabes. Muchas veces se optó por
mejorar las estructuras hidráulicas romanas
preexistentes: embalses o acueductos entre otros, y al
perfeccionar estos sistemas realizando obras de
irrigación complicadas, los musulmanes consiguieron
de la tierra mejores rendimientos, obteniendo productos
de hortalizas y frutales desconocidos hasta entonces.
A pesar de la clara preferencia del pueblo andalusí por
la carne, rara vez tenían ocasión de consumirla. La
ganadería no constituyó una riqueza primordial en la
España musulmana; existía ganado ovino y vacuno,
alcanzando gran importancia la cría caballar en el bajo
Guadalquivir.
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La alimentación de las clases populares se basaba
prácticamente en el consumo de proteínas de origen
vegetal contenidas en los cereales. La carne era cosa
de fiesta; más asequibles eran, en cambio, los
despojos que se vendían en los zocos: patas, morros,
sesos, hígados… que se consideraban un alimento de
poco rango social, a pesar de tener altas cualidades
bromatológicas.
Según el Corán:
“Os están prohibidos para comer los animales muertos,
la sangre, la carne del cerdo y todo animal que se haya
sacrificado a otro que a Dios, y todo animal ahogado, y
que haya sido muerto de golpe, caída o herido de
cuerno; y los que han sido presa de una fiera, con
excepción de aquellos que, cogiéndolos aun vivos, los
mataseis vosotros mismos, por una sangría; y los que
fueren sacrificados a los ídolos o estatuas (…)”
La atención de los musulmanes se centraba,
principalmente, en los caballos, imprescindibles en sus
empresas guerreras, pero también, aunque en segundo
término, en las reses destinadas a abastecer de carne
sus zocos.
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A pesar de ser muy abundante el ganado bovino, solo
se solían sacar reses viejas, por lo que su carne era
poco apreciada. El ganado porcino era poco apreciado,
ya que el cerdo se consideraba una bestia inmunda,
como demuestra la infinidad de vocablos con los que
se le designa: marrano, puerco, gorrino, chancho,
guarro, cochino o cochinillo si es lechal, a pesar de
ofrecer unos productos tan estimados y utilizados por
otras civilizaciones como la mozárabe, que preferían
sacar su carne a cualquier otra; la carne más apreciada
era la de cordero, superándole la de borrego, que era y
es el manjar predilecto de todos los pueblos árabes. El
ganado caprino poblaba las zonas más áridas de la
tierra.
Las reses debían ser matadas por deguello: antes del
sacrificio se colocaban de cara a la alquibla, para que
estuviesen orientadas hacia la Meca en el momento del
sacrificio, según las reglas recogidas por Ica Jedih en
su libro “Suma de los principales mandamientos y
develamientos de la ley”.
Una preparación típica de carne que se elaboraba al
menos en los últimos años de la permanencia de los
árabes en la península era el llamado “alhalé” que
según la descripción de un inquisidor es:
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“Carne que hacen los árabes para echar en todos los
manjares como los cristianos tienen el tocino para
echar en la olla; o se come con pan caliente por las
mañanas, como se comen las mantequillas, en
cualquier tiempo y días del año”.
Eran destinados para la cocina animales de caza,
especialmente conejos de monte, pero como no podían
ser comidos si no se habían degollado ritualmente,
eran cazadores furtivos los que los atrapaban en sus
lazos y los vendían a los comerciantes de los zocos.
También allí se encontraban perdices y palomas
torcaces, cuya cría estaba muy generalizada, tanto por
el consumo de sus pichones como por la producción de
estiércol. Eran típicos los múltiples palomares que
adornaban las alquerías o torres que solían tener las
casas árabes. Así mismo se cocinaban gallinas y
pollos, y sobre todo grullas, que eran las más
apreciadas y se cazaban con halcón.
En cuanto a la pesca, se sabe de la importancia que
esta industria tenía en Málaga, Almuñécar y Adra,
donde abundaban sardinas, pescadilla, boquerones,
salmonete, mujol, merluza, y en las desembocaduras
de los ríos se obtenían cangrejos, truchas, caballa,
arenque… Las artes de pesca más importantes eran
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las almadrabas, que se usaban para pescar el atún y
consistían en recipientes separados por redes de
cuerdecillas de esparto provistas de flotadores y
piedras para anclarlas en el fondo. Tenían también
gran importancia las pesquerías de sábalo y esturión.
En las zonas del interior, el consumo de pescado era
fundamentalmente en forma de salazones. El
escabeche y el asado eran otras variedades bastante
común de prepararlo así, como a la brasa, en mojama
o conservados en aceite; casi todos se escaldaban
para quitarles las escamas, se cocinaban y terminaban
convertidos en empanadas, croquetas o albóndigas.
Los productos más frecuentes eran los cereales y
olivos, existiendo para la molturación de los mismos
molinos de viento e hidráulicos. El trigo era el cereal
más importante para los musulmanes pero no siempre
los rendimientos fueron los adecuados para cubrir las
necesidades de la población, dando origen a grandes
hambrunas.
Los trigos de Al-Ándalus llegaron a tener renombre
fuera de nuestra frontera, volviendo a ocupar el lugar
privilegiado del que habían gozado en época romana.
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En tiempos de Almanzor, la sequía constituyó una de
las principales preocupaciones de los agricultores; esto,
junto con una plaga de langosta que arrasó todas las
mieses pudo causar una gran catástrofe de no ser por
la previsión de mantener los silos repletos de semillas,
paliando así las necesidades del pueblo; además, a
partir del siglo IX se importó trigo de África. Se
sembraba avena, cebada y sorgo, al mismo tiempo que
aprovechaban las tierras más frías para producir
centeno.
El pan constituyó el alimento indispensable de este
pueblo sarraceno. La transformación del trigo se realizó
merced a la acción de molinos hidráulicos o azeñas
que instalados en las orillas de los dos caudalosos
molían todo el año.
Hay constancia del cultivo de arroz. En ocasiones se
preparaba con este cereal distintos tipos de bebidas
como vinagre o licor; no se sabe con certeza si fue
importado por los árabes o por los bizantinos, pero lo
cierto es que fueron los musulmanes los que
desarrollaron este cultivo. Se mezclaba con panizo,
mijo, habas, lentejas y judías, y con esta mezcla se
elaboraba una especie de pan.
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Proliferó el consumo de leguminosas como las habas,
garbanzos, lentejas, etc; aumentó considerablemente el
cultivo de vid, fruto tan antiguo como el hombre,
existiendo vestigios de plantaciones y explotaciones
desde 4000 a.c, como lo demuestran los escritos de
Plinio, Columela, Virgilio y Galeno, uno de los padres
de la medicina, quien comparó la uva con la leche
materna por la gran cantidad de azúcares y por su paso
casi directo a la sangre; se descubrieron muchos usos
medicinales y culinarios que aun hoy día se siguen
conservando.
El olivo, sin lugar a dudas, constituye una de las
riquezas de Al-Andalus. Se conocen datos de
plantaciones que se extendían por las suaves colinas
de Jaén, Córdoba y Sevilla. El aceite de mayor calidad
fue el obtenido en Aljarafe, en las cercanías de Sevilla.
La tecnología de obtención del aceite actual tiene sus
orígenes en esta época, prueba de ello es la cantidad
de vocablos que aun perduran y son utilizados hoy día,
como por ejemplo:
“almazara”: molino de aceite, utilizado para designar los
lugares destinados a la obtención de este preciado
alimento; “alperchín”: residuo líquido que se obtiene del
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prensado de la aceituna; “alperchinera”: lugar para
almacenar el alperchín o “aljibe”: depósito de aceite.
Ya entonces se distinguían tres categorías de aceites:
“aceite del agua”: era el de mayor calidad, se obtenía
por simple trituración de la aceituna y posterior lavado
con agua caliente, separando ambas fases por
decantación.
“aceite de almazara”: era el segundo tipo en calidad; se
obtenía haciendo un pisado de la aceituna en pilas,
donde se dejaba macerar, seguidamente se hacía un
prensado de la pulpa, se pasaba a unas vasijas
denominadas piletas y posteriormente se dejaba
decantar en jarros.
“aceite cocido”: el de peor calidad. Se obtenía a partir
del orujo del primer prensado, el cual se sometía a un
segundo prensado.
Era considerable el consumo de nuevas hortalizas,
hasta entonces desconocidas, junto con las ya
existentes:
- acelgas: llamadas “selg” cultivadas en todas las
huertas.
- Ajo: que proviene de la palabra celta “all”.
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- Caliente: utilizada en la edad media contra las
epidemias por su poder bactericida.
- Alcachofa: llamada “alcarxut” que poseía la
propiedad de producir insulina.
- Alcaparra: utilizada para acelerar la leche cortada.
- Armuella: típica de la huerta andaluza y parecida a
las espinacas.
- Berenjenas: llegadas en la edad media, y que se
convirtieron en el producto más consumido de
esta cocina, mereciendo el honor de dar nombre a
esta época: “época de la berenjena”.
La sandía parece ser que fue importada de la india por
los mercaderes árabes, que la llevaron a Egipto, desde
donde pasó a Al-Andalus. Ya en la biblia se menciona
este fruto al recordar el pueblo hebreo, en su paso por
el desierto, el delicioso fruto que saboreaban en Egipto
durante la cautividad; se utilizaba en farmacopea para
disminuir la fiebre.
Además de los productos mencionados existían col,
cardo, cebolla y un sin fin de productos.
En algunas zonas de Andalucía existían verdaderos
vergeles dominados por frutales como granados,
perales, manzanos, cítricos e higueras, que se
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disponían en los linderos de los huertos. Para
aprovechar el fruto de estos enormes árboles se
cocinaba el “potaje higote”, llamado así precisamente
por estar formado principalmente por el fruto de la
higuera. Es un plato árabe, como manifiesta Nola
posteriormente en el siglo XVI en su obra “Libro de
guisados, manjares y potajes” en donde especifica la
procedencia de cada plato. La palmera datilera africana
se aclimató rápidamente en el sudeste peninsular.
Tanto los higos como los dátiles fueron base de
numerosas recetas culinarias. El dátil indio (Tamarindo)
considerado como milagroso, se usó en farmacia como
laxante, teniendo gran importancia durante el período
de Al-Andalus.
Las almendras andaluzas fueron muy utilizadas, siendo
inexcusable su uso en la dulcería árabe; eran famosas
“Las almendras” especie de bebida servida en los
grandes acontecimientos. Algunos dulces andalusíes,
como la “hechura de qahriyat” o las “alcorzas rellenas”
se elaboraban con almendras majadas y azúcar a
partes iguales, aromatizadas con canela o agua de
rosas; guardaban un extraordinario parecido con la
actual repostería árabe. Los “bocaditos del cadí” que
aparecen en la “Fadalat al-Jiwan”, son unos suculentos
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pastelitos cuya confección e incluso forma son
prácticamente exactas a los célebres “cuernos de
gacela” marroquíes.
Según algunos cronistas, durante el Califato de
Córdoba se llevaron a efecto los primeros ensayos de
aclimatación de la naranja dulce.
Los árabes gustaban sobremanera de los frutos
cítricos, que fueron traídos por los mercaderes llegados
de China e India. Se empleaban en la industria
conservera, repostera y licorera en la elaboración del
popular “acitrón” así como en la obtención de perfumes.
Eran muy utilizados para reponer a personas que
realizaban gran esfuerzo físico, como es el caso de los
deportistas.
La cocina arábiga era muy pródiga en condimentos
herbáceos: comino, hinojo, hierbabuena, mostaza…Los
andalusíes usaban condimentos muy dispares: la sal y
la pimienta eran casi inevitables, pero también el
vinagre andalusí de serva o limón; el cilantro seco -de
virtud estomacal- el jengibre -oriundo de la India- y la
canela, utilizada en casi todos los guisos de carne,
mientras que hoy permanece en la repostería.
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De gran importancia fue el azafrán, como estimulante y
emenagogo usado para condimentar manjares y como
colorante en la mayoría de los platos. Su cultivo fue
muy importante en la zona de Levante, extendiéndose
e implantándose en algunas zonas de Andalucía como
Priego. Le atribuyeron propiedades afrodisíacas y
creían que evitaba la obesidad.
Con el paso del tiempo España continuó siendo un país
consumidor de miel, que se empleaba con frecuencia
en talleres de pastelería y dulcería, y probablemente
también para preparar hidromiel, bebida tradicional de
los campesinos españoles.
El arte de la apicultura estuvo muy extendido,
aprovechándose para este menester el corcho, tan
abundante en Andalucía.
A pesar de la prohibición coránica de tomar vino,
existían grandes extensiones de tierra dedicadas al
cultivo de la vid. Fueron maestros a la hora de convertir
las uvas frescas en pasas, formando este alimento
parte de la mayoría de sus platos fundamentales. Otra
parte de la uva vendimiada se destinaba a la
elaboración de mosto cocido, también conocido como
“rubb” origen de la palabra castellana arrope. Tenía
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consistencia de jarabe y diluido en agua formaba una
bebida dulce tolerada por las normas religiosas. Se le
atribuía propiedades curativas y sus hojas se utilizaban
en cocina. Esta bebida se extendió por las provincias
de Málaga, Granada, Cádiz y Sevilla, llegándose a
elaborar distintos tipos de arrope: de membrillo,
granada y de higo, cuyas recetas se recogen en un
tratado editado por Huid Miranda en el siglo XVIII.
Las tiendas de comestibles solían encontrarse en cada
bajada en una concurrida calle de paso. Los detallistas
compraban los cereales, las legumbres secas y la
harina a los comerciantes de granos, para luego
venderlos al por menor. No podemos concebir la vida
comercial de Al-Andalus sin pensar en la importancia
de una institución urbana de rasgo esencial: “el zoco”,
mercado diario expuesto en callejuelas al amparo de la
gran mezquita, donde abundaban vendedores
vociferantes, juglares, prestidigitadores y funámbulos
que hacían que durante el día estos barrios fueran
extremadamente ruidosos; las noches, en cambio, eran
silenciosas y temerosas.
Junto a los zocos existían tiendas de lujo llamadas
“bazar” que ofrecían productos más refinados y
costosos. Todo este comercio estaba respaldado por el
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uso de monedas que habían adoptado de los Omeyas,
como el dinar o el dirham.
En la misma calle se hallaban las carnicerías, donde se
vendían reses sacrificadas ritualmente; también
existían verdulerías y fruterías.
En las albacerías se podían adquirir múltiples especias
aromáticas orientales, tales como:
- Albahaca.
- Sirope de menta, que se usó en medicina por sus
propiedades sobre el sistema nervioso.
- Ajedrea, utilizada para aliñar aceitunas.
- Lino, como infusión en inflamaciones de las vías
respiratorias.
- Enebro, que se recogía en Sierra Nevada y se
aplicaba en enfermedades de encías si se
masticaban las nebrinas.
- Cáñamo, criado en regadío, y que fue junto a la
seda la industria que más beneficio económico
aportó en época nazarí; se utilizó por sus
propiedades estupefacientes.
- Jengibre, muy cultivado en los barcos por
combatir el escorbuto; fortalecía el corazón y se
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utilizaba para retrasar la menstruación de las
mujeres.
- Eneldo, que desprende un olor poco agradable y
se utilizaba en la preparación de platos de
pescado, aprovechando sus hojas en sopas y en
tisana para provocar el sueño.
- Lavanda.
- Laurel
- Menta.
- Lentisco.
- Estragón etc.
En estos mismos establecimientos se adquiría aceite,
vinagre, legumbres, bacalao, mantequilla salada,
quesos, frutas, pasas, miel y azúcar, entre otros.
Abundaban los despachos de bebidas, en los que
podían adquirirse brebajes dulzones como té, muy
caliente, azucarado y aromatizado con menta; también
en estas tiendas podía obtenerse un poco de tapadillo,
el rico vino de la tierra.
En las casas de los árabes de Al-Andalus la cocina
solía ocupar un espacio reducido que daba
directamente al patio. La cocinera trabajaba con
22
pequeños hornillos de barro y como combustible usaba
carbón de encina. En algunas cocinas existía también
un horno de ladrillos y una gran sartén encajada en el
hornillo; estos dispositivos permitían la preparación de
platos más complicados, y en ocasiones la cochura del
pan. Cerca de la cocina estaba la despensa, en la que
se almacenaban las provisiones en grandes orzas de
barro vidriado cuidadosamente tapadas. Sólo el dueño
de la casa tenía llave para abrir este aposento. La
primera ocupación de la cocinera era amasar el pan,
que luego el mozo de la tahona recogía para llevarlo a
cocer; los panes se marcaban con un sello de madera
que llevaba el signo distintivo del dueño. Este mismo
empleado trataba luego el pan cocido, menos los trozos
de masa llamada “poya” que quedaban en pago del
trabajo del panadero.
La comida principal se hacía por la tarde, cuando
regresaba de sus quehaceres el dueño de la casa; a él
se le ofrecían las fuentes de comida, para que eligiera
para sí los trozos que le eran más apetecibles. Sólo se
bebía agua, a veces perfumada con esencia de rosas o
azahar.
En sus mesas abundaban frutas frescas de todas
clases. No solían faltar frutos secos como castañas,
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nueces, almendras y bellotas. Las castañas se
utilizaban, además de crudas, en guisos de cordero o
conejo, en puré y en horchata, para la cual era preciso
su molienda; en medicina se utilizaba la corteza del
castaño para aliviar la inflamación de garganta. Del
origen de las nueces, llamadas avellanas de la India,
hay diversas teorías; y así, unas apoyan que eran
oriundas del viejo continente; otras, en cambio, se
inclinaban por defender su procedencia del Asia
central, mientras la mayoría piensa que proceden de
Persia, de los jardines del Rey Salomón. En la cocina
andalusí se empleaban en la preparación de platos de
carne y el caldo de cocción de sus bolas lo tomaban los
diabéticos.
Las almendras eran muy apreciadas por ser el principal
componente de turrones y mazapanes; los árabes
dieron a este fruto la mayor popularidad conocida; se
tomaba también la leche de almendra u horchata en los
tiempos más estables de Al-Andalus. Bellotas dulces y
gordas se utilizaban una vez reducidas a harina para la
elaboración de panes; fue objeto de una gran industria
de exportación durante los siglos XII y XIII,
atribuyéndose la propiedad de provocar la orina,
24
aunque suele dar dolor de cabeza y producir
ventosidades.
En las grandes reuniones se alternaban las costumbres
familiares y se preparaban tradicionales platos
complicados. Se solía iniciar el banquete con la
presentación de entremeses fríos, como ensaladas,
salazones de pescado, aceitunas, huevos con vinagre y
una infinidad de variaciones.
Después, distintas sopas y papillas, verduras y arroz,
tras los cuales se servían los platos de carne: cuartos
de cordero o cabrito, estofados y muy sazonados con
diversas especias y comino; diversos preparados de
aves y sobre todo el clásico “mechoui”.
Se consideraban como platos selectos, reservados
para grandes ocasiones, las “baclavah” u hojaldradas y
las “fattah” o panadas. En estas celebraciones no
faltaban nunca los postres y podemos decir que la
guinda la ponían las trufas asadas al rescoldo, en las
ocasiones en que el rango del huésped así lo
mereciera.
Muchos de los maravillosos dulces andalusíes se
elaboraban, además de con almendras, azúcar, miel o
dátiles, con pistachos, nueces y piñones. Esta
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repostería aún se sigue elaborando gracias a la labor
de investigación y conservación que se ha realizado y
se sigue llevando a cabo en muchos conventos de
España.
Entre estos preciados dulces, unos siguen conservando
su composición e ingredientes como se hacía antaño,
mientras que otros se han ido adaptando, con el paso
de los años, a los nuevos gustos culinarios, así como a
las peticiones de una sociedad que pide dulces más
sabrosos y con menor contenido calórico.
Si nos atenemos a la cocina tradicional de siempre, que
está desapareciendo irremediablemente, hallaremos
numerosos vocablos, ingredientes, preparaciones,
condimentos y platos de origen hispano-musulmán
como: sopa de maimones, alcuzcuz, garbanzadas del
califato, zibaya… Desde los dulces conventuales
reservados para las celebraciones religiosas cristianas,
a los arroces, pastas, sémolas, empanadas y demás
artificios de la cocina viática, todo evolucionó a partir de
aquella cocina medieval que practicaban los
musulmanes. Mucho más cercana que la romana,
mucho más del pueblo.
26
Si echamos un vistazo a los recetarios de hace
cincuenta años y hacemos excepción del uso de
algunos ingredientes típicamente cristianos como es el
cerdo, hallaremos muchos ejemplos del recetario
árabe.
Enumerar todas las recetas de la cocina clásica
andaluza resultaría interminable, pero sin duda esta
cocina, tan desconocida y poco pública, pertrechada en
los pueblecitos marítimos y en las quebradas de las
serranías, constituye un legado que se ha ido
transmitiendo generación tras generación mediante la
sabiduría del pueblo y sin lugar a dudas, forma parte de
una cultura que es misión de los contemporáneos
transmitir a las generaciones futuras.
El orden en la cocina.
La historia de la alimentación de la España-Andalusí es
la historia de una convivencia mantenida a la manera
antigua.
En los siglos XIII al XV, y a pesar de continuar con la
misma dinastía nazarí, pero distintos emires, se
desarrolló una prosperidad entre cuyos reflejos se
encuentran los libros de cocina y el cuidado que la
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sociedad se tomó en cultivar su salud, integrando entre
los placeres de la mesa conocimientos dietéticos
relacionados con los nombres de Galeno y Avicena.
Por ello adquiere una gran importancia el orden de la
mesa ya heredado de las enseñanzas de Zyryab en el
califato de Córdoba, pero más africanizada en sus
costumbres alimenticias.
Primero se presentaban los manjares ligeros como los
vegetales refinados y las diversas especies de
manjares blancos (tafaya) y luego un plato de jamelí,
seguido del terciado, luego un plato al garum y otro al
vinagre o a la miel, y así sucesivamente, hasta en
ocasiones completar hasta siete platos diferentes,
colocados sobre cada mesa delante de los convidados;
por esta época ya no era elegante poner un cordero
entero enfrente de la gente, no sólo porque se
consideraba indigesto, sino porque se había pasado de
moda y lo nuevo era lo esperado, al menos entre la
gente de Al-Andalus y por supuesto en la Alhambra;
representaba la forma de comer de aquella época
inclinada hacia el norte de África.
RECUPERACION DE LA COCINA ANDALUZA
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La cocina andaluza se ha ido enriqueciendo con la
aportación de sus diferentes culturas, especialmente en
el período judeo cristiano musulmán, configurando todo
un crisol de culturas; sin olvidar culturas anteriores
como por ejemplo la fenicia, griega y romana.
Fue en Roma donde se instauro la primera escuela del
arte culinario, y Marco Gavio Apicio, el autor del primer
libro de gastronomía “De re coquinaria”, dejando así un
importante legado gastronómico, especialmente en la
cocina andalusí, que, junto a la hispano-musulmán, es
asombrosamente variada.
Los musulmanes, al llegar a nuestra tierra, encuentran
el agua, que para ellos es un tesoro de cara al cultivo
de verduras y la elaboración de sus cazuelas.
El amor por el agua es una constante andaluza. Agua,
leche, sangre, tres formas ligadas de fluidos en el
microcosmos que es el cuerpo humano, anegadas en
la naturaleza, naturaleza él mismo. El agua es el
vehículo de las fuerzas, savia del árbol, sabor del fruto.
La palabra agua da lugar a infinidad de nombres
compuestos; así por ejemplo hay poblaciones que la
tienen como parte del nombre como “agua agria de
narila” (por las huertas del río Cadiar) “aguadulce”, en
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la zona de Almería, “agua fría”, en algunos lugares
alpujarreños o en Huelva y otros muchos contornos.
La afición a las frutas y verduras de los hispano-
musulmanes contrastaba con la alimentación carnívora
de la población cristiana.
Precisamente, en tiempos moriscos de persecución,
era motivo de acusación como falso converso la afición
al consumo de vegetales en general, y se le
consideraba sospechoso.
También era motivo de sospecha y denuncia entre la
inquisición el uso del aceite de oliva, ya que los
cristianos cocinaban con manteca de cerdo y otras
grasas animales.
Muy al contrario de la extensa cultura del aceite que
nos ha regalado el pueblo musulmán, experimentando,
como si de auténticos químicos se tratase, con todo
tipo de especias para enriquecer los diferentes
manjares.
Y así, una de las huellas de la cocina andalusí en el
presente culinario es el uso de las especias, que ellos
introdujeron en la península procedente del norte de
África y Oriente próximo. La miel de caña es otra de las
características andalusíes, así como el uso del azúcar,
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para conservar alimentos dando lugar a los almíbares y
frutas confitadas.
Muchos de los dulces proceden de la repostería
andalusí, como es el caso del turrón y de los alfajores.
La paradoja del vino
El consumo de alcohol esta prohibido por el Corán,
pero los musulmanes españoles tenían cierta
permisividad. Los andalusíes ofrecían vino a sus
invitados, que acompañaban de diferentes tapas, otro
invento andalusí, ya que no se podía beber sin comer.
El Corán ya menciona que en el paraíso musulmán
hay ríos de leche, de miel y de vino, así que no está tan
perseguido.
El poeta Ben Sara de Santaren, del siglo XII
recomendaba el consumo del vino para combatir el frío
invernal granadino.
El ajoblanco era uno de los platos más preciados por
los andalusíes, hasta tal punto que un califa estuvo a
punto de condenar a muerte a uno de sus jefes
militares por talar un almendro de frutos amargos,
indispensables para la elaboración del plato. Otra
anécdota es la ocurrida a un noble andalusí, quien se
negó a beber el agua en el que se había bañado la
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esposa del califa. El noble argumentó: “temo que si
pruebo el caldo quiera la perdiz”.
Historia del cuscús
Los graneros de África del Norte, que una vez
proveyeron a Roma de los granos necesarios para
elaborar el pan de cada día, han alimentado con
cuscús a los habitantes de Marruecos, Túnez y Argelia
desde hace unos 1000 años.
El cuscús, que es el plato nacional de Marruecos, se
prepara a base de sémola de trigo en una
couscousiere.
La couscousiere es una vasija compuesta de dos
partes, una, con fondo de cobre, donde se hierven las
carnes, los vegetales y el caldo (guisado), y la parte
superior, de barro perforado o hierba entretejida, que
se inserta en la de abajo y que es donde se cocinan los
granos al vapor.
De manera que a medida que el guisado hierve, los
granos se van impregnando de ese vapor aromatizado.
En los países donde se consume este alimento los
comensales se sientan, con las piernas cruzadas,
alrededor de una mesa redonda y comen el cuscús de
una vasija común.
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La etiqueta prescribe que los mismos sostengan sus
cucharas de madera en la mano derecha y que coman
de los bordes de la vasija, dejando el alimento del
centro para que “las bendiciones del cielo desciendan
sobre ellos”. La ceremonia concluye pasando una
vasija con leche o agua entre los participantes,
después de tomar el café.
El cuscús, o alcuzcuz en nuestra lengua, es patrimonio
común al Magreb y al-Andalus. Surgido en tiempos
oscuros de la práctica culinaria beréber, afianzado en
pocos siglos sobre la base de variedades de trigo duro
idóneo para su confección, acabará siendo una especie
de paella, corriente a partir de la invasión almohade,
disfrutando de salud culinaria popular en la España de
los Reyes Católicos y sobreviviendo hasta la real
cocina de Felipe IV, para luego extinguirse de nuestro
elenco culinario hasta que nuestro tiempo, con la
influencia del intercambio culinario debida a los viajes,
las modas y la misma inmigración, ve resurgir en
nuestra tierra este plato antiguo y popular, propio de
fiestas familiares y celebraciones de todo tipo.
Sémola, Migas, Pastas, Empanadas
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Las cualidades del trigo duro en el progreso de los tres
continentes. Cuando los griegos fundaron Nápoles
(Neapolis ciudad nueva) adoptan un plato que hacían
los nativos a base de una pasta de harina de cebada y
agua que luego secaban al sol y por extensión lo
llamaron “makaria”.
La misma pasta en forma de lámina ancha y chata, es
la que probablemente se consumía en tiempo de
Cicerón, pero ya hecha de harina de trigo. Es
precisamente en Palermo donde encontramos dos de
las más antiguas y venerables recetas de los
macarrones del árabe Ibn-Gubair
En los siglos XI y XII, aparece, por primera vez en
Italia, la pasta seca traída por los árabes, precisamente
de Sicilia, entonces bajo su dominio.
En los escritos de Marco polo (“El millón”) durante su
período en la prisión Rustichello se puede leer,
refiriéndose a China, la masa de harina donde se hacia
pasta seca.
El Alcuzcuz y las sopas de pan
La presencia de beréberes en España desde el siglo
VIII no puede haber dejado de influir en la cocina
española, aunque sea preciso esperar al siglo XIII para
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encontrar en los textos mención al alcuzcuz; por cuanto
se refiere al trigo duro, está atestiguado en España
desde el siglo X.
La receta más antigua actualmente conocida fue escrita
por Ibn Razín al Tudjibi (Al- Andalus), en gran parte de
sus libros “Fadalat al-Khiwan” (Los relieves de la mesa)
y esta es la que llegó a la Alhambra. Así es en el curso
de estos tres siglos, cuando la tradición del alcuzcuz se
va añadir a la sopa de pan, que sin duda alguna es una
variante para los andaluces. Que en el otro extremo
tiene como resultado la sopa al vinagre (tharida al-hill),
pero claro esta sopa en el Próximo Oriente y en nuestra
Edad Media, se asociaba con la envoltura de
legumbres y algunas veces carnes hervidas, que en
muchas ocasiones era el proceso de mojar el pan con
el caldo, pero no un pan cualquiera, sino cocinado
especialmente para estos platos. Lo que si es cierto
que el pan y el alcuzcuz se identificaban en el caldo
con su variante el vinagre, añadido por consejos
dietéticos para neutralizar la grasa.
Preparación del couscous
Se coge una buena sémola y se pone en una terrina.
Se rocía con un agua salada y se trabaja con la punta
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de los dedos para incorporar una mezcla que se frota
suavemente con las palmas de las manos hasta
conseguir una sémola del tamaño de la cabeza de los
alfileres. Finalmente se acriba para deshacer de la
harina suelta y se reserva cubierta en un lugar aireado.
La receta para su cocción:
Escoger una buena pieza de buey tierno y con hueso,
poco grasa. Cortar en trozos la carne. Poner en una
marmita grande y añadir sal, pimienta, aceite, cilantro
seco, cebolla picada, cubrir todo con agua y colocar
sobre un fuego. Cuando la carne esté casi cocinada,
añadir las legumbres de mercado: coliflor, zanahorias,
lechugas, hinojo o eneldo, habas verdes, calabacines y
berenjenas. Cuando carne y legumbres estén
cocinadas, colocar la marmita o couscudera sobre la
pota que contiene la carne y las verduras uniendo
ambas para que no se escape el vapor, y cubrir con un
paño de lino o papel absorbente; así se concentrará
todo el vapor en la couscudera, que se agitará de vez
en cuando hasta su cocción. Una vez cocinados se
introducen en una terrina y con las manos o tenedor se
mezclan los couscous con un poco de canela y
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valeriana. Procurar no llenar el recipiente para poder
efectuar la mezcla mejor, seguidamente, rociarlos con
el caldo de la carne comenzando por el centro,
haciendo que los couscous absorban la necesaria
cantidad de líquido. Se presentan en una marmita
decorativa, poniendo los couscous en el fondo del
plato, y en la parte superior la carne y las verduras,
espolvoreando sobre la cima canela, y jengibre.
Este tipo de couscous, se puede elaborar con carne de
cordero o pollo del mismo modo que se ha descrito con
anterioridad.
Otro tipo de couscous “al vientre”
Uno de lo couscous más conocidos en los campos de
batalla y en incursiones de reconocimiento era el
cordero con couscous: se abría el vientre del cordero y
una vez limpio se rellenaba con couscous envueltos
en mucha pimienta, canela, valeriana y bien
condimentado. Se cosía el vientre y se cocinaba bien
en una espetona haciendo un hoyo en la tierra o en un
recipiente adecuado hasta que estuviera bien asado.
Las pastas
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Se sabe que al principio de la fermentación el sol y el
tipo de agua a utilizar contribuyeron al sabor de las
masas. Ya existían nombres como pastas pequeñas
(hojaldres), lagane, rafieli, taltine habían servido para
designar en el detalle o forma a las variantes de todos
los condimentos a base de trigo duro, es decir que las
pastas alimenticias existían entre los siglos XI-XIV en el
Mediterráneo Occidental, entre África y Andalucía,
como se pudo comprobar anteriormente; pero de
alguna forma, difícilmente se podría conseguir el éxito
de la cocción sin la integración del trigo duro que hace
que el producto no se desintegre al mismo tiempo que
ensalza su gusto, con su riqueza en el gluten.
El pan cocinado en una sartén
Se elabora una masa de harina, levadura, sal y agua; la
dejamos reposar tapada con un lino hasta que
fermente, luego haremos pequeñas bolitas que
extenderemos con las palmas de la mano haciendo
unas tortas muy finas para freírlas en una sartén con
muy poco aceite a fuego mediano; cocinar ambos
lados.
Pan azymo
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Se hace la masa igual que la receta anterior, pero sin
levadura y se pone un poco de agua. La forma de los
panes es redonda y tan fina como sea posible. Se pica
la masa varias veces humedeciendo la superficie con
agua y se pueden cocinar en el horno.
Pan de mijo
Se amasa una buena harina de mijo poniendo sal y un
poco de agua, trabajar la masa en forma redonda, debe
ser de un espesor grueso para el horno y fina para la
sartén o el tannur, finalmente se cubren estos panes
con granos de sésamo, anís y anís verde. Cocinar
enseguida para que la masa no se deteriore.
Zalabiyya de la Alhambra o Churros aromatizados
Se amasa una buena harina y se añade
progresivamente agua para desleír la mezcla con o sin
levadura, pero lo más importante es conseguir la
consistencia adecuada para preparar lo churros. Para
mayor ligereza se puede dejar fermentar un poco y
luego añadir canela y las especies deseadas.
El jachiche de trigo cascado
Acribando un buen trigo, se lavaba, limpiaba y se
pasaba por una coladera; luego se ponía en una pota
con agua y se le añadían semillas de pimienta de
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jamaica en remojo. Cuando el contenido de la pota
estaba cocinado se espolvoreaba con azafrán,
condimentada y consumía. Se podía cocinar con leche
añadiendo poco agua y el trigo se cocinaba en la leche
y se servia en su punto. Así como también se consumía
con miel en el centro del plato.
Migas tostadas o hervidas constituyeron el camino
hacía el progreso. Lo que si es cierto que en el siglo
XIII / XIV, la cocina Andalusí asimila las costumbres
norteafricanas y la Alhambra como foco de cultural no
renuncia a nada. Se mantienen la herencia culinaria del
Califato y se corrige lo necesario y de acuerdo con los
nuevos gustos a venir el resultado nos proporciona
unas comidas asombrosas, así algunos de estos platos
sencillos y antiguos los encontramos muchos años
después de la Reconquista. Como ya se ha
mencionado con anterioridad, las tribus beréberes
LAMIUNA, SANHAYA Y ZENETE tuvieron una gran
representación en la Alhambra, ya que muchos de los
EMIRES de la dinastía ZIRI (anterior a la Alhambra)
procedían de alguna de las mismas y en particular LA
TRIBU SINHAYA que tenía como comida principal la
sencillez del trigo tostado, años más tarde en el siglo
XIV ya no lo consumían tostado sino cocido o hervido.
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Se decía que si se consumía este plato añadiendo
leche al trigo integral, manteca y miel, se podría
caminar toda la noche sin sentir hambre. Los raros
matrimonios dentro de estas tribus con árabes de alto
rango dieron lugar al llamado árabe-berebere, así que
la alimentación mediterránea tanto del Norte como del
Sur convirtió las tortas en gachas espesas y los caldos
de cereales con levadura y es entonces el punto de
unión de lo antiguo y lo nuevo hoy día llamado
“consomé”, un caldo que a toda costa debe de
permanecer claro y que en la Alhambra resultó muy
raro en un momento en el que reinaban las sopas
espesas.
Sopa de migas de pan hechas con caldo de pollo
Se preparan cocinando un pollo o gallina, que una vez
limpia, se cocina en una pota con agua, aceite, canela,
jengibre, cilantro y goma arábiga (si fuera factible).
Puesta sobre el fuego se hierve durante algún tiempo
hasta cocinar el pollo. Luego se extrae el caldo y poco
a poco se le van añadiendo migas de pan con levadura
o fideos. Remover y calentar un poco. Sin dejar de
remover, controlar el espesor deseado. Condimentar y
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se puede servir con carne de pollo si fuera deseado,
aunque lo normal era servir con albóndigas muy
pequeñas. Se presenta espolvoreando canela y
añadiendo un poco de vinagre de uvas ácidas.
Sopa de cebolla con queso
Se corta la cebolla en tiritas y se cocina con el agua
necesitada, dependiendo de las porciones. Luego se
añade un poco de aceite, pimienta, sal, y bastante
cebolla. Se cocina sobre un fuego suave, removiendo
de vez en cuando hasta que la cebolla esté cocinada,
Si se deseara un poco espesa añadir queso y migas.
Se sirve con cuscurros sobre la cima y queso rallado y
tostado bajo una parrilla. También se puede sofreír la
cebolla y las especias e introducir el agua hasta
completar el recipiente y hervir lentamente, servir
espolvoreando cilantro fresco sobre la cima, muy
caliente.
Sopa de caldo ligero
Se coge un recipiente y se vierte el agua deseada de
acuerdo con el número de raciones a servir. Añadir sal,
pimienta, anís, alcaravea y un poco de hinojo. Luego
zumo de ajo y se pone al fuego. Hervir durante algún
tiempo. También se puede preparar sustituyendo el
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agua por caldo blanco de buey, ternera o pollo y en
último recurso levadura desleída en su lugar. De todas
formas esta sopa bien condimentada y clara se debe
de consumir como un consomé. Presentar en soperas
decorativas con bolitas de hojaldre o cuscurros flotando
sobre la cima y ante todo muy caliente.
La leche y el queso
Desde hace milenios el hombre consumía la leche
agria o leche fermentada, o sea una forma de yogurt.
Basta repasar las fuentes históricas, para descubrir que
ya era consumida en la India 3500 años atrás. Cuenta
una leyenda, que una caravana de mercaderes
portaban leche como alimento líquido en botas de
pieles de cabras o de camellos. Cual fue su sorpresa
cuando al ir a beberla descubrieron que esta se
encontraba en estado sólido, no sin temor osaron a
probarla, comprobando que tenía un agradable sabor y
textura; en fin, como casi todos los descubrimientos la
casualidad juega un papel importante.
De igual manera se menciona en la Biblia, lo que indica
que los lugareños del cercano Oriente ya la disfrutaban
cientos de años A.C.
Preparación de un plato de requesón
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Coger el requesón y procurar que haya perdido toda su
agua y envolver con un poco de sal. Poner en un plato
decorativo y al lado colocar algunas aceitunas,
alcaparras, lima confitada, un poco de cominos para
decorar y añadir un poco de aceite de oliva virgen
sobre la cima; también se puede acompañar con
cebollinos o cebollas frescas.
El khalatt
Se hace del mismo modo que la anterior receta, salvo
que aquí el requesón o queso fresco se mezcla con
trocitos de brotes de alcaparras confitadas con sal y se
decora con las aceitunas, limas y un poco de aceite de
oliva.
Requesón o queso fresco con miel
Se corta la leche como de costumbre con flores de
cardo o lo que convenga; luego se pone la miel diluida
en el requesón y se mezcla bien. Normalmente se
consumía con unos buenos higos frescos.
Plato con queso
Este plato se asemeja a la pizza. Se amasa la cantidad
de harina deseada añadiendo un poco de agua, aceite,
sal y levadura diluida. Envolver y amasar bien. Cortar
los trozos y hacer con la masa no muy gruesa una
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forma de galleta grande y se cubre la superficie con
queso duro rallado mezclado con hierbas y especias o
cualquier otro producto con alcaparras, berenjenas y
otros.
Queso en brochetas
Poner trozos de pequeños quesos un poco duro en
unas brochetas en forma de fila y cocinar al charcol. Se
conocía por charcol a lo que actualmente llamamos
barbacoa. Una vez dorados por todas partes consumir.
Este queso también se puede consumir envuelto en
aceite y ajos.
Los huevos
El pilar de la cocina Andalusí, de lo más simple a lo
más refinado. Los huevos se hervían en agua para
consumirlos duros, o se freían en aceite con especias y
un poco de agua. En algunos casos se prefería dejar
los huevos medio cocidos, según la formula
denominada por la “amma” como “namracht”, un
término de origen beréber. En muchos casos, la gente
humilde se conformaba con nutrirse tan sólo con pan y
aceite o con habas cocidas en agua, llamadas
comúnmente “al-ful al-ziryabi”, que era un plato de
origen oriental, según parece.
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Sobre las clases de huevos revueltos
Coger los huevos deseados y romper en una terrina.
Añadir sal, pimienta, jugo de menta, azafrán, levadura,
comino, ajo y canela. Batir todo ello hasta que estén
mezclados. Freír en una sartén grande con aceite.
Cuando los huevos o tortilla estén a punto, enrollar y
cortar con el espesor deseado. Freír de nuevo y si la
sartén es pequeña hacerlo individualmente hasta dorar
todo el exterior. Se presentan en un plato decorativo
que contraste con el color de los huevos y se derrama
sobre los mismos vinagre muy caliente.
Si deseara preparar de otra forma: batir los huevos con
una mezcla de jugo de cilantro verde, jugo de menta,
un poco de vinagre aguado, azafrán, mucha pimienta,
jengibre, valeriana, clavo y ajo. Cuando la sartén con el
aceite esté caliente, introducir la mezcla batida y hacer
con esta tortilla dos o tres dobleces. Si se han utilizado
muchos huevos elaborar varias tortillas finas para
poder presentarlas adecuadamente, pero siempre bien
doradas por todos los lados. Se presentan en forma de
tortilla francesa doblegada y con una salsa de vinagre y
ajo.
Huevos pasados por agua
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Se introducen en una pota con agua y se colocan sobre
el fuego. Si deseamos consumir los huevos ligeros
dejar hervir pocos segundos y consumir con sal,
(claritos) y si los dejamos unos minutos (claros medio),
cuando se desee presentar los huevos duros, cocinar
mucho más tiempo y luego poner debajo del agua fría.
Presentar sin cáscara, con sal y canela.
Huevos con migas y almendras/nueces
Batir en una terrina los huevos que se necesiten
añadiendo jugo de cilantro verde, migas de pan,
almendras y nueces molidas, sal y pimienta. Cuando
esté todo bien mezclado, freír en una sartén con aceite
muy caliente. Dorar en ambos lados y retirar. Se sirven
en terrina de barro.
Huevos rellenos Ali-Babá
Poner los huevos en una pota con agua y sal. Cocinar
cuando estén duros, retirar y pasarlos por el agua fría.
Quitar la cáscara y cortarlos por la mitad (a lo largo).
Después extraer la yema y poner en un plato y añadir
sal, pimienta, jengibre, canela y valeriana (poner un
poco de salsa confitada). Mezclar bien todo y juntar de
nuevo las dos mitades y unir con un palillo. Harinar y
pasar por huevo batido. Finalmente freír los huevos en
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una sartén con bastante aceite caliente, una vez bien
dorados se servirán en una fuente espolvoreando sobre
la cima un poco de canela.
Huevos revueltos
Poner en una cazuela pequeña aceite, sal, pimienta y
cilantro seco. Poner sobre un fuego. Mientras tanto,
batir los huevos y añadir a la cazuela sin parar de
revolver; cuando estén cocinados servir con canela.
Huevos fritos con vinagre y ajos
Poner sobre el fuego una sartén con bastante aceite
muy caliente e introducir los huevos a freír y dorar en
ambos lados, incluso se puede doblar la clara sobre la
yema o dar la vuelta. Cuando están fritos poner en un
plato y servir derramando sobre la cima vinagre con ajo
hirviendo o se pueden presentar con confitura
macerada o simplemente sin salsa alguna.
Cereales y verduras
Las habas verdes y sin vaina se mezclan con aceite y
se cuecen en una pota con agua salada sobre un fuego
suave con aceite, cilantro verde y cebollas picadas.
Cuando estén cocinadas se le extrae la cebolla visible y
se mezclan con cilantro en jugo, sal y pimienta. Se
presenta en un plato barroco con comino y aceite.
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Las habas verdes fritas
Una vez cocinadas las habas verdes con agua y sal, se
freían en una sartén con aceite y ajo. (Casi siempre el
ajo se cocinaba antes). Se presentaban en un plato
dorado con mucha pimienta.
En otras ocasiones se cocinaban las habas en una pota
con agua y ajo y cuando estaban cocinadas se servían
secas con sal y mucha pimienta, junto a una salsa de
vinagreta.
Las habas germinadas
Quitar la piel de las habas germinadas y cortar los
granos en dos mitades; freír en aceite y envolver en
especias, sal y pimienta.
Puré de granadas con remolacha
Utilizar un litro de líquido de granadas y una remolacha
pelada y picada, añadir canela. Cocinar sobre un fuego
suave y sin cubrir el recipiente durante una hora y
media aproximadamente y enfriar. Siempre mantener
en un lugar frío. Con todo ese líquido se pasa y se
obtiene el puré. Se utiliza mucho para las pechugas de
pollo y pescado.
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Las patatas dulces
Se lavaban las patatas dulces y tiernas para quitar los
restos de tierra. Luego pelar y cortar en trozos muy
finos. Cocinar un poco en agua salada y escurrir.
Enseguida se freían en una sartén con aceite, hasta
que estuvieran bien doradas. Se servían rociadas con
vinagre de lima sobre un plato barroco.
Sobre las lentejas
Se lavaban las lentejas y se cocinaban en una pota con
agua, aceite, cilantro y cebolla picada. Cuando estaban
cocinadas, se les añadía sal, azafrán, vinagre y se
rompían unos huevos sobre la cima. Se dejaba un poco
en el fuego y luego se retiraban. Se podían cocinar con
las patatas dulces y cortadas en trozos, así como con
alcaravea o hinojo.
Un plato de zanahorias
Se cortaban en pedazos medianos sin pelar. Se
cocinaban en agua salada. Luego se secaban y freían
en una sartén con aceite, introduciendo en la misma
ajo, vinagre y carvi. Se presentaba con trozos de
zanahorias sin freír, en otras ocasiones, una vez fritas
las zanahorias se derramaba sobre las mismas la salsa
de vinagre y aceite con ajo y carvi.
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Los garbanzos secos y en remojo
Se cocinan en una pota y sobre un fuego suave. Tapar
la pota y añadir cebolla picada, pimienta, sal, cilantro
seco, azafrán y cuando estén cocinados poner un poco
de vinagre confitado o vinagre. Dejar un momento que
se asiente todo ello y colocar en una terrina
derramando sobre la cima vinagre de lima.
Preparación del “faludaj” o puré de calabacines con
miel
Una vez que tenga la miel bien espumada, poner en
una pota y colocar sobre el fuego. Mientras la miel
hierve, coger los calabacines deseados, cortar las
extremidades, pelar y extraer las pipitas. Cortar la pulpa
en trozos pequeños y poner en una pota con agua.
Hervir y pasar por el agua fría, escurrir e introducir en
un mortero, machacar hasta hacer puré, mezclar con
azafrán y colocar en una terrina junto con la miel.
Remover y hervir mezclando todo bien, cuando espese
añadir un poquito de aceite. Una vez todo bien
absorbido, presentar en un plato decorativo
espolvoreando pimienta sobre la cima; es un plato
dulce y ligero.
Las berenjenas
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Normalmente, se pelaba el exterior y se cortaba en
rodajas, luego se envolvían en un poco de sal y se
dejaban que escurrieran el agua negra.
Luego se ponían en agua salada y se hervían en una
pota sobre un fuego suave. Una vez cocinadas se
pasaban por el agua templada y se escurrían.
Finalmente se le añadía, vinagre, jugo de cilantro
verde, aceite, pimienta y ajo. Consumir calientes o
frías. Cuando se le ponían garbanzos en remojo con
cebolla picada se hervían con los mismos. De todas
formas se presentaban con almendras.
Tortilla de berenjenas
Se elaboraba con berenjenas hervidas en agua con sal.
Una vez escurridas y cortadas, se ponían en una
terrina con sal, pimienta, canela, jengibre y las especias
deseadas. Y luego se batían unos huevos. Mezclados
con todos los ingredientes y en forma de tortilla se freía
en una sartén hasta dorar en ambos lados. Se servía
en un plato decorativo espolvoreando canela y pimienta
sobre la cima.
Puré de berenjenas con queso
Una vez cocinadas como de costumbre y hechas puré
se mantienen aparte, mientras se elabora una mezcla
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de queso seco rallado, ajo cocido y triturado. Añadir al
puré de berenjenas y cuando esté bien ligado poner un
poco de aceite. Condimentar.
Puré de berenjenas sin queso
Se elabora del mismo modo, pero se le añade comino,
cebolla, vinagreta, aceite condimentos y todo bien
mezclado se sirve con salsa de lima
Berenjenas fritas al natural
Se cortan en rodajas un poco gruesas y se fríen en una
sartén con aceite hasta dorar. Procurar que el aceite
este muy caliente. Se consumen solamente con sal y
pimienta. Asimismo, se puede añadir sobre la cima una
salsa caliente compuesta de ajo, aceite, vinagre y
queso rallado.
Berenjenas guisadas
Se cortan las berenjenas en trocitos pequeños, se
salan y se dejan macerar en una terrina con un poco de
agua. Escurrir el agua y luego poner en una pota con
aceite, ajo, cebolla, pimienta y comino. Cubrir y mover
la pota de vez en cuando. Cuando la mezcla está
cocinada, condimentar y si estuviera un poco seca
añadir agua con un poco de vinagre.
Como se preparan los calabacines
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Coger unos calabacines de tamaño mediano y cortar
ambas extremidades. Cortar en trozos y quitar las
semillas. Cocinar en un poco de agua salada y escurrir.
Luego se envuelven en harina todos los pedazos y se
fríen en una sartén con aceite caliente, mover para que
adquieran un color dorado. Se pueden consumir bien
condimentados.
Otra forma de hacerlos es poniendo una pota pequeña
con vinagre, sal, aceite, pimienta y agua. Cuando
comience a hervir añadir jugo de cilantro verde e
introducir los calabacines fritos para acabar la cocción.
Finalmente se colocan sobre una bandeja y se cubren
con migas y almendras picadas muy finas y se
introducen en el horno hasta tostar. Presentar
espolvoreando con yemas de huevos y las claras
picadas.
Tortilla de calabacines
Una vez cocinados los calabacines, se ponen en un
mortero o recipiente y se hacen puré, añadiendo
pimienta, migas de pan e introduciendo huevos batidos.
Mezclar bien y condimentar. Freír en una sartén con
aceite caliente y dorar en ambos lados.
Calabacines con leche cuajada
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Se preparan como de costumbre y se envuelven en
leche cuajada con ajo y un poco de aceite. Se
presentan bien condimentados y bien mezclados.
Calabacines con vinagreta
Se cocinan con agua y sal unos pocos minutos, se
sacan enteros, se deja enfriar y se añade la vinagreta.
La evolución de un condimento llamado Garum
Está siempre ahí, idéntico y diferente en los siglos XIII-
XIV. Los condimentos fermentados se mantienen en su
forma literal antigua a base de pescados y se
desarrollan en fermentos fluidos de cereales,
algarroba, y miel, mijo, trigo, cebada, uva y azúcar de
caña, sorgo y pan de fruta fermentada con habichuela
negra.
Estos tipos de garum marcaron el comienzo de un
nuevo método de garum en pastillas, siguiendo la
tradición Ibérica: utilizando el uso de la levadura para la
fermentación de líquido como la cerveza. Así desde el
siglo XIII se encuentran en múltiples mezclas a base de
trigos pasados por el rodillo, al vapor como los alcuzcuz
beréberes, las pastas alimenticias, fideos y perdigones
de trigo duro. Desestabilizada por la reconquista,
España unifica las adquisiciones de las costas
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meridionales, garum y vinos y de las bebidas y los
fermentos a la cebada.
Si la gente se asombra con la variedad de pasteles,
siropes y sorbete, porque lo que realmente representan
es el progreso de la destilación de uvas, azúcares de la
caña de Almuñécar, Salobreña y Motril, así como la
miel, junto al aporte de los sabores de plantas y
especias.
La salsa con zumo de uvas
Se prepara del mismo modo que los otros platos
básicos pero con zumo de uvas, zumo de membrillo,
agua, granos de hinojos, tomillo, hojas de cedra, miel y
un poco de azúcar si fuera deseado. Cocinar mucho
tiempo sobre el fuego reduciendo hasta que espese.
Una vez cocinada filtrar y mantener en un envase de
vidrio. Utilizar cuando hayan pasado tres meses.
Otro tipo de salsa se hacía con miel, cebolla picada y
sal con el mismo volumen de agua. Se cocinaba en el
horno en una pota; una vez macerada se filtraba y se
exponía al sol si estaba lo suficiente espesa. Se
introducía en un envase de vidrio y se mantenía en un
lugar seco.
La salsa confitada de pescado
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Se cogían anchoas y se ponían en una terrina grande.
Luego se añadía jugo de uvas o pasas dulces y se
pasaba a través de un colador. Se retiraban los
residuos haciendo una especie de puré con las
anchoas. Una vez obtenido el jugo deseado, se
introducía tomillo.
Esta salsa confitada se ponía en una jarra o recipiente
de vidrio. En muchas ocasiones se mezclaba esta salsa
con jugo de membrillo y cebolla. Conservar todo ello en
el recipiente muy cerrado y siempre cubriendo la
superficie con aceite; se puede sellar con arcilla.
Salsa vinagreta macerada
Si la salsa tenía un poco de acidez, porque no se ha
expuesto al sol y no se ha removido lo suficiente,
quitaremos la acidez introduciendo nueces peladas en
la salsa, se remueve y se dejan algunos días; si la
salsa fuera demasiado salada, poner galletas de harina
de trigo sin sal y cocer en el horno. En algunos casos
se tiene que poner harina con miel y dejar algunos
días, luego se filtra.
La salsa confitada al vinagre
Se elaboraba con harina de trigo de cebada, añadiendo
sal, cilantro seco, agua y anís. Mezclado todo bien, se
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hacían unas galletas o masa fina que se cocinaban en
el horno. Luego se rompían y hacían harina de nuevo.
Esta harina se ponía en una pota y se cubría con agua,
y vinagre al mismo tiempo que se introducían piñones,
membrillos limpios y cortados en trozos, así como miel.
Se cocinaba sobre un fuego suave durante mucho
tiempo. Luego se retiraba del fuego y se dejaba
macerar.
Finalmente, se filtraba y se conservaba en recipientes
de barro o vidrio en un lugar seco. Esta salsa de
primera calidad se utilizaba en muchos platos de esta
cocina. También se podía elaborar otra salsa con
harina de trigo o cebada con cilantro seco, hinojo y
carvi. Una vez amasada se hacían unas galletas o
masas finas que se cocinaban en el horno y luego se
hacía harina de nuevo, añadiéndole miel y agua
mezclada se cocinaba en el horno. Finalmente se
filtraba y se conservaba en un lugar seco dentro de un
recipiente herméticamente cerrado. Muchos le ponían
azafrán para darle color.
Los pescados
Como ya se ha expuesto el arte de pesca denominado
“almadraba” ya fue practicado por los fenicios y
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romanos cuando colonizaron nuestras costas hace más
de 3000 años. Un laberinto de redes se interpone en el
paso de los atunes por el Estrecho de Gibraltar en su
peregrinar del Atlántico al Mediterráneo. La cocina
Andaluza tiene como base la Romana y por tanto es
una continuidad mediterránea en estos siglos, donde ya
dominaban las texturas picadas, majadas, cocidas al
aceite y al vinagre, fuertemente sazonada con alguna
clase de garum. Apicio y los escritores Andalusíes
están en el mismo aire cultural, a pesar de varios siglos
de intervalo, pero su semejanza es increíble, así una
pepitoria de pescado o de carne, su salsa no está
ligada con fécula, sino con pasta desmenuzada y con
puré de vegetales como principal alineador. Las migas
de pan crean la ligazón que se desea.
Cómo se prepara el atún fresco
Utilizar los atunes pequeños si fuera posible, limpiar y
quitar las aletas a través del dorso, y espinas. Después
ponerlo en una terrina grande y cubrir con vinagre,
comino, ajo y marinar toda la noche. Luego se corta en
trozos adecuados para la consumición, colocar en un
tajín, derramar un poco de aceite, sal, pimienta, cilantro
seco, comino, azafrán y salsa confitada y dejar un rato
para que todo se incorpore al sabor del atún.
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Finalmente derramar un poco de jugo de la
maceración. Introducir en el horno hasta que este
hecho.
Ensalada de atún fresco Apicio
Cortar en taquitos un trozo de atún limpio y dejar
macerar una noche con vino blanco, vinagre, sal,
aceite, azafrán, tomillo y orégano.
Al día siguiente, poner en un plato dorado las diferentes
hojas de ensaladas, dátiles sin huesos y huevos duros,
en la cima pondremos el atún, aliñamos con el caldo de
la maceración y sal en escamas.
Ventresca de atún con cerezas
Lavar y limpiar la ventrisca, cortar en trozos medianos
y poner en un adobo compuesto de ajo machacado,
vinagre, comino y eneldo picado. Procurar que esté
cubierto con el líquido, aunque haya que añadir un
poco de agua y dejar toda la noche o varias horas.
Lavar con agua corriente y secar el pescado
envolviéndolo con una mezcla de pimienta, cilantro, sal,
comino y azafrán diluido en un poco de agua de rosa.
Colocar en un recipiente resistente al calor y cubrir el
pecado con cerezas o guindas sin huesos y canela;
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cubrir todo ello con hojas de naranjo y cocinar al horno
200º.
Una vez cocinado, se pueden extraer las guindas o
cerezas para hacerlas en puré envuelto con yogurt
natural.
Lubina con eneldo
Limpiar la lubina, lavar y envolver en eneldo verde y
fresco. Untar con aceite el interior de un recipiente o
cazuela e introducir la lubina con el eneldo envuelto
alrededor de la misma. Condimentar y añadir un poco
de aceite, cilantro seco, jengibre y jugo de cebolla.
Poner el horno precalentado a una temperatura de 200º
y cocinar hasta dorar. Servir en su propio jugo con una
salsa de limón confitada.
El rape con sabor clásico
Se corta en trozos pequeños y se lava, luego se pasa
por agua hirviendo unos segundos. Mientras tanto,
poner en un recipiente o cazuela un poco de aceite,
vinagre, pimienta, cilantro seco, comino, ajo y tomillo y
poner sobre el fuego. Cuando comience a hervir la
salsa introducir el rape y cocinar a punto. Servir en su
jugo y especias como la moscada y tamarindo.
Los pescados pequeños como sardinas
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Se preparaban del mismo modo que los anteriores, con
la diferencia de que se cocinaban muy poco y se
presentaban en una salsa de jugo cilantro, ajo picado,
aceite y un poco de vinagre.
Jamali
Se coge un pescado grueso y se deja en sal toda la
noche. Después lavar y pasar por agua hirviendo.
Seguidamente secar y poner en un tajín. Añadir
vinagre, pimienta, azafrán, jengibre, comino, perejil,
hoja de laurel, tallos de hinojo o eneldo, tomillo, ajo y
mucho aceite. Cocinar en el horno y retirar cuando la
salsa esté reducida y el pescado dorado.
Este se puede servir con almendras tostadas.
Pescados fritos “Andalusi”
Pescados pequeños, como boquerones, salmonetes y
anchoas. Se fríen enteros, se prepara una sartén con
abundante aceite muy caliente, se sala el pescado, se
pasa por harina y se dora bien. Cuando se fríen sin
pasar por harina, esto es, al natural, se sirven
derramando sobre la cima una salsa muy caliente,
condimentada con sal, pimienta, vinagre, ajo, perejil y
menta picada. Antes de consumir, dejar que el pescado
absorba un poco de la salsa
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Anguilas de mar
Tanto a las gruesas como las medianas se le deben
cortar las colas y quitar la piel así como la cabeza.
Cortar en trozos medianos y lavar bien hasta que
desaparezca la parte negruzca. Luego envolver con
sal, mucho aceite, pimienta, cilantro seco, comino y
azafrán, confitar en vinagre e introducir en un tajin para
cocinar sobre fuego suave. Si fuera necesario añadir un
poco de agua. Cuando la salsa tenga el espesor
deseado, acabar en el horno para dorar la superficie.
INTERRELACION DE LA COCINA MEDITERRANEA
ENTRE ORILLAS
-El ramadán-
Desde la salida del sol, los fieles religiosos del mundo
islámico mantenían el severo ayuno del Ramadán
durante un mes; se dice del ayuno que tiene como
beneficio fisiológico una purificación física, cambiando
el estado del ánimo, agudiza los sentidos y te hace
percibir la realidad de otra forma; es el momento en el
que un ojo no distingue “un hilo blanco de otro negro”.
Las grandes celebraciones tenían lugar al final del
Ramadán; el 27 del Ramadán era cuando se
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iluminaban las mezquitas, haciendo piadosas lecturas
con poemas y versos para la ocasión, junto a las
oraciones en lugares públicos. Una vez acabada la
parte religiosa, las familias, que estrenaban ropa nueva
ese día, se reunían para comer el típico cordero asado
y los “tagines” o guisos. En cuanto a la cena: cordero,
dátiles y fruta eran el plato principal, pero antes
consumían la “Harira”, una sopa hecha a base de
carne, garbanzos, verduras y fideos con la que se
ponía fin al ayuno y que preparaba el estómago para la
cena completa, como mandaba la tradición;
seguidamente, salían a la calle, donde el bullicio
duraba hasta altas horas, bailando y cantando.
El 10 del mes de Du-l-Hyya celebraban la fiesta de los
sacrificios con la matanza de los corderos, otra fiesta
que duraba varios días y donde se consumían platos
especiales de trigo cocido con leche, en recuerdo de
Amán, que dio a luz al Profeta. Casi todas estas fiestas
acababan en las calles hasta la madrugada, rociándose
unos a otros con aguas perfumadas en la que las flores
tenían un gran protagonismo. La fiesta de la Asura, que
caía unos días antes del Ramadán y otra la de la
circuncisión de algún hijo o nieto del sultán. Las
autoridades religiosas se escandalizaban del extremo
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de las celebraciones, máxime cuando se unían a las
fiestas cristianas Navidad y Año Nuevo. Una fiesta
especial en la Alambra era la conocida como el Mawlid,
donde los poetas se esmeraban en sus elogios, tanto al
Emir, como al Profeta; otra celebración que nos llegó
del Zagreb, donde todavía se celebra en Salé, fue la
fiesta de nacimiento del Profeta. Otras fiestas religiosas
fueron la celebración del calendario Juliano llamado
agrícola-fiscal, porque marcaba el mismo: se conocía
bajo el nombre persa de Nayruz o Año nuevo, así como
la fiesta de San Juan el 24 de Junio, y el culto a San
Agustín, que eran las fiestas de las tres religiones.
La Alhambra, rodeada de viñedos, celebraba una fiesta
muy especial dedicada a la vendimia o Pascua de los
al-Asir, la recogida de la uva para obtener el mosto que
se convertiría en bebida ilícita o lícita. Aunque lo legal
sería colgar los racimos de uvas en unas vigas para
secarlas, en esta celebración campera se bailaba al
son de una música al aire libre. Al vino se unía el
hachís, que se usaba tanto por las clases populares,
como por la nobleza. Parece atestiguado que en
tiempos del sultán Mohammed VI, oyendo éste un día
como el jefe de la policía hablaba de fumaderos que
había clausurado, el propio soberano le dio una lista
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aún mayor de otros que él conocía. Hoy se conserva
como testimonio valioso una amplia colección de pipas
destinadas a fumar hachís, encontradas en las
excavaciones realizadas en la Alhambra y depositadas
en el Museo Nacional de Arte Hispano-musulmán en el
Palacio de Carlos V.
La influencia africana Marraquech; su nombre designa
el conjunto del país “Marruecos”. Capital de Imperios,
ciudad santa, fue llamada en un principio Albahya
“ciudad de alegre corazón”; asimismo ha sido conocida
bajo el nombre de Sabtiriyal, la ciudad de los siete
santos protectores.
Los saharianos y los almorávides la fundan hacia 1070
y los almohades hacen de ella la capital más
importante del Occidente musulmán.
Sus tres periodos más importantes fueron desde el
siglo XI hasta mediados del siglo XIII con los
almohades, el siglo XVI y principios del siglo XVII con
los saadies y por último con los alawitas a partir del
siglo XVIII. Durante la época de las mejores lunas
llenas de la Alhambra tuvieron grandes intercambios
culturales a través de muchos intelectuales y mentes
privilegiadas que compartieron ambos reinos y entre
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ellos podemos contar con Ibn Tfayls, Ibn Sur, Ibn Rusd
y otros. No es de extrañar que algunos de sus platos
formaran parte de la cocina de la Alhambra, así
tenemos:
Supremo de Marraquech
Se elabora con carne de cordero o ternera muy picada
y se envuelve con un poco de aceite, pimienta, jugo de
ajo, perejil o cilantro fresco picado, sal, huevos y un
poco de miel. Todo ello bien envuelto y condimentado,
se hace una masa que se pasa por harina y luego se
fríen en una sartén.
En muchas ocasiones se le añadía a la mezcla
almendras y nueces molidas y otras veces manzana
rallada. Se presentaban con trozos de huevos duros o
yemas de huevos en forma de hilos.
Preparación de las salchichas
Se cogía la carne de cordero y se batía con fuerza
hasta que la carne se rompía. Se quitaban las venas y
casi hecha puré se ponía en una terrina. Se debe poner
un poco de grasa a la carne; se mezcla, junto a la sal,
pimienta, jengibre, canela, valeriana, goma arábica,
clavo, anís, y comino. Asimismo se diluía un poco de
ajo y cebolla picada en un poco de agua y luego se le
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añadía a la carne. A continuación se ponía agua de
rosas o menta picada. Todo ello bien mezclado con un
gusto adecuado, se freía un poco de la carne para
comprobar el sabor bien condimentado. Utilizando una
especie de embudo se introducía la carne en las tripas
disponibles. Una vez rellenas las tripas en forma de
salchichas se separaban los tamaños con hilos o
cuerdas finas.
Estas salchichas se podían exponer al sol o ahumarlas.
Cómo se cocinaban las salchichas
Los días de fiestas y para mayor rapidez se introducían
“en porciones” en una pota con agua caliente y sal y no
se paraba de remover hasta que el agua y la grasa se
habían absorbido. Acabar la cocción cuando estén
doradas. Servir en platos separados. Si la fiesta se
celebra en su propia casa se sirven con una salsa
elaborada con ajo, cebolla y huevos batidos. En
algunos casos, se consumían fritas con una salsa de
vinagre, cardomomo o a la parrilla en forma de
brocheta y se consumían calientes, debido al contenido
de grasas.
Preparación de las albóndigas de cordero
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Se coge la carne de la pata o pecho sin tendones y se
corta en trozos, luego se machaca en un mortero hasta
que casi se ha hecho puré. Seguidamente se pone en
una terrina y se le añade sal, pimienta jengibre, canela,
valeriana y clavo y se mezcla todo con claras de
huevos.
Si se necesitaran muchas albóndigas -caso por ejemplo
de una fiesta- lo más rápido sería hacer bolitas
pequeñas y luego introducir en una pota con agua
hirviendo con aceite, cilantro seco, pimienta y cebolla
picada. Una vez cocinadas se pasan por un poco de
aceite hasta dorar y mantener en caliente hasta su
utilización.
Aves de corral
En esta receta se utilizaban toda clase de pájaros como
pollos, ocas, capones, perdices y patos. Una vez
limpios y cortadas las pechugas, se cocían un poco y a
continuación se asaban o freían con aceite en su propio
jugo, bien condimentadas y envueltas en comino, ajo
machacado o jugo de almendras y nueces picadas o
molida. También se puede hacer una salsa de ajo,
comino, almendras y nueces. Luego se mezcla con las
pechugas de aves.
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Pollo “Al-Gani billah”
Coger un pollo grande y tierno y extraer las pechugas.
Hacer una incisión en el centro de las mismas con el fin
de poder rellenarlas. Mientras tanto, preparar una
mezcla de apio, cebolla, perejil, valeriana, eneldo y
picar bien envolviéndolo todo con migas de pan o
alcuzcuz, que hay que sofreír muy poco en una sartén
con muy poquito aceite. Introducir toda esta mezcla en
las bolsas de las pechugas y procurar que no tengan
mucho relleno, así se mantendrá en su interior la
mezcla.
Las pechugas rellenas se envuelven en un poco de
aceite y se condimentan bien con sal, pimienta y eneldo
o valeriana. Luego se ponen en un tajín pasado por
aceite, se pone la tapadera e introducen en un horno
precalentado a una temperatura de 250º durante unos
20 minutos. Cuando esté cocinado extraer las
pechugas de pollo y servir con una salsa caliente de
uvas pasas en remojo en puré, mezclar con yogurt y
canela.
La caza
Cómo se preparaba. No importaba que clase de caza,
ya que se utilizaba la carne de los costados o la de los
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lomos y siempre se ponían en un tajin, bien fuera
cortada o entera si fuera caza menor; junto a las
añadiduras de agua, sal. Aceite, pimienta, cilantro seco,
comino, cebolla, ajo, tomillo, garbanzos en remojo,
almendras, hinojo, hojas de cedra y una buena salsa de
vinagre confitado.
Cocinada en el horno y bien dorada se le añadía un
poco de azafrán diluido. Se extraía del horno cuando la
salsa era lo suficientemente adecuada para acompañar
a su consumición, si fuera escasa se le ponía un poco
más de vinagre aguado. Se consumía en paz si Dios
Todopoderoso así lo deseaba. Uno de los platos más
conocidos era el de liebre o conejo e incluso la gacela,
camello o toro.
Perdiz en tajin
Se toma una perdiz limpia y se le quita la piel. Luego se
pone en una pota con sal, pimienta, cilantro seco,
cebolla picada almendras, salsa confitada macerada y
un poco de vinagre y poner sobre un fuego a cocinar.
Una vez cocinada y reducido el caldo, retirar y poner en
un tajin y añadir un poco del caldo de la misma.
Introducir en el horno para dorarla y condimentar.
Paloma o pichones rellenos
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Limpiar y lavar los pichones. Cortar las mollejas e
higaditos en trozos muy pequeños y mezclar con sal,
cilantro seco y verde, pimienta, cebolla picada, salsa de
vinagre y dos huevos. Colocar la mezcla en el interior
de los pichones y entre la piel. Poner todo en una
marmita adecuada e introducir dos cucharadas de
vinagre, una de aceite, pimienta, cilantro, sal y cebolla
picada; mezclar y cocinar sobre el fuego.
Procurar envolver los ingredientes con los pichones y
condimentar. Cuando vayan a estar a punto, añadir un
poco de azafrán diluido para darle un poco de color.
Los pichones se servían con unas albóndigas
elaboradas con pechugas de pollo, que una vez
cocinadas y picadas se envolvían en una mezcla de
canela, jengibre, pimienta, claras de huevo y migas.
Las albóndigas se añadían a la marmita para cocinar
en la misma salsa de los pichones.
Este plato se presentaba con huevos duros cortados en
trozos, y se espolvoreaba sobre la cima canela y
pimienta negra.
Codornices a la brocheta “al vapor”
Limpias y preparadas las codornices se envuelven el
interior y el exterior en una salsa de aceite, sal y ajo.
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Luego se introducen en una brocheta. Se pone en una
pota con agua hirviendo y se colocan suspendidas las
brochetas con las codornices. Cubrir la pota para que el
vapor las cocine bien. Finalmente se ponen sobre un
fuego para dorarlas o en el horno. Una vez cocinadas
se colocan sobre unas tostadas de pan en un plato
decorativo y se condimentan con sal, salsa de
vinagreta, pimienta y canela.
La liebre, plato popular
Se coge una liebre, una vez limpia cortar a través de
sus articulaciones y quitar el armazón. Se pone en una
pota y se añade agua, cilantro seco, aceite, pimienta,
garbanzos en remojo, un poco de cebolla, ajo, comino,
vinagreta y azafrán diluido y se pone sobre un fuego
para cocinar.
El armazón de la liebre se machaca en un mortero con
agua, pimienta, canela, jengibre, azafrán, comino,
claras de huevos y otras especias. Una vez que haya
hervido bastante, extraer los huesos y freír con aceite y
poner en un recipiente. Pasar el jugo o caldo de los
huesos y añadir a la pota con la salsa reducida.
Condimentar bien.
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Este plato se presenta con la liebre cocinada y la salsa
reducida y pasada por un colador, junto a los
garbanzos, espolvoreando sobre la cima almendras
tostadas, claras de huevos duros y yemas, finalizando
con pimienta, jengibre y canela.
Guiso para esclavos
Antiguamente se les permitía a los esclavos hacer un
guiso consistente en carne cortada en trozos cocinada
en un caldero con los despojos y tripas, cebolla entera,
hinojo, cilantro, ruda, aceite y sal. Se cubría todo con
agua y se servia cuando la carne estaba deshecha.
Finalmente se le añadía ajo y mucha pimienta. Se
consumía como se pudiera.
Pollo Muley hacem
Escoger un buen pollo tierno y grande. Limpiar y
rellenar su interior con una mezcla de cebolla picada,
almendras, piñones, cilantro seco, un poco de ajo,
tomillo y otras especias, junto a la sal y pimienta;
completar la cavidad del pollo con migas o alcuzcuz,
todo bien mezclado. Coser su apertura. Y pasar todo el
pollo por aceite y semillas de alcaravea o comino.
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Condimentar e introducir en un horno a una
temperatura de 200º y cocinar hasta dorar.
Pollo relleno Faray
Este plato solía prepararse cuando la luna estaba llena
e iluminaba la Alhambra. Coger un pollo grande y de
buena calidad, limpiar y lavar. Mientras tanto elaborar
un relleno de huevos duros picados, migas de pan, sal ,
canela, jengibre, pimienta, azafrán, almendras, hojas
de menta, un poco de aceite y una vez que esté todo
mezclado introducir en el interior del pollo, coser con
cuerda y envolver el pollo en un poco de aceite y
especias. Seguidamente poner en una pota con agua y
cebolla picada, sal y cilantro seco. Cocinar sobre un
fuego. Cuando comienza a hervir lentamente, mover de
un costado a otro, procurando no dañar la piel. Una vez
cocinado, extraer de la pota, poner en un tajin y añadir
azafrán diluido. Dorar el pollo poniéndolo en una
bandeja en el interior del horno, hasta dorar. Se
presenta con huevos duros cortados, hojas de menta,
canela en polvo y jengibre, así como puré de calabaza
o de granada.
Pollo azucarado llamado Zyrbajiya
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Utilizar un pollo pequeño y tierno. Limpiar y lavar,
envolver con sal, pimienta, aceite, cilantro seco,
comino, cebolla picada, hojas de cedro y poner en una
pota con agua, colocar sobre el fuego y cocinar.
Cuando esté casi a punto añadir un poco de azafrán
diluido y almendras molidas. Cocinar un poco más y
poner un poco de vinagre y azúcar, procurando que
tenga un gusto refinado ácido-dulce. Dejar en la pota y
reducir la salsa. Servir con huevos duros en trozos,
puré de granada. También se servia cubierto de azúcar
caramelizada.
Pollo con agua de rosas, piñones y almendras
Limpiar un pollo entero y ponerlo en una pota con agua
de rosa, pimienta, piñones, almendras y un poco de
aceite. Poner sobre un fuego suave y cocinar.
Mientras tanto, elaborar unos panqueques muy finos y
freír en una sartén solamente untada de aceite. Cuando
el pollo esté cocinado y reducida la salsa, añadir un
poco de zumo de granada. Trinchar el pollo y colocarlo
en el centro de los panqueques, derramar la salsa
sobre la cima. Consumir espolvoreando un poco de
canela.
Pollo a la miel con hojaldre
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Coger dos pollitos tiernos, limpiar y entero envolver en
miel diluida con un poco de agua de rosas, aceite de
oliva, pimienta, sal y almendras tostadas. Poner sobre
un fuego suave y cocinar un poco, aunque es mejor
cocinar en el horno hasta completar la cocción.
Mientras tanto, elaborar una masa como para el
hojaldre y con un rodillo hacerla muy fina. Hacer
laminas de pollo muy finas y la envolvemos en el
hojaldre y cocinar en el horno, servir con la salsa
reducida.
Pollo al horno “Arabesco”
Un plato muy interesante, original e imaginativo. Se
limpia un pollo mediano y tierno y entero se envuelve
en sal marina, aceite, confitura de vinagre, pimienta y
tomillo. Poner en un tajin con un poco de agua de rosas
en el fondo e introducir en el horno para asar y dorar.
Mientras tanto, hacer una mezcla con canela molida,
seis yemas de huevo, pimienta, jengibre y muchas
especias, entre ellas comino y puré de granada. Batir
toda la mezcla. Extraer el pollo del horno cuando casi
está cocinado y enfriar un poco. Luego envolver el pollo
con la mezcla, pasar por harina y cubrir con cominos.
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Seguidamente acabar de asarlo y cuando esté bien
dorado, servir y trinchar con cuidado.
Oca rellena con albóndigas
Escoger dos ocas tiernas y grasas. Una vez metida en
agua hirviendo, quitar las plumas y limpiar, reservar los
hígados. Con la carne de una oca haremos una masa
picada añadiendo sal, pimienta, cilantro seco, jengibre,
canela, clavo, valeriana y miga de pan. Rellenamos la
otra oca, atamos con cuerda. Con el relleno sobrante,
haremos unas albóndigas, que freiremos y
reservaremos.
En una pota se introduce la oca con agua de rosas,
aceite, sal, cilantro seco, cebolla, canela, jengibre y
cocinamos a fuego lento.
A media cocción retiramos la oca y la pondremos en un
tajin adecuado, dándole un poco de color con azafrán
diluido y aceite e introducir en el horno para acabar la
cocción.
Mientras tanto en el agua donde hirvió la oca se deja
reducir, junto a las albóndigas, hasta que presente
cierto espesor. Los hígados que teníamos reservados
se machacan en un mortero con sal, especias y clara
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de huevo. Amasar con miga de pan. Luego freír en una
sartén con aceite, retirar y cortar con un cuchillo.
Cuando la oca está cocinada sacar del horno y poner
en un plato grande. Servir con el caldo de la pota hecho
salsa, las albóndigas, la mezcla del hígado frito y los
huevos duros.
La carne de buey y ternera
La clásica receta berebere de la tribu de los Sinhaya.
Se toma una marmita grande y redonda, se introduce
en ella tres partes de vinagre, pimienta, cilantro, comino
y azafrán en buena cantidad. Se pone sobre un fuego
mediano y se le añade carne de ternera cortada en
trozos pequeños e igualmente la misma cantidad de
carne de cordero, pollos o cualquier otro tipo de aves y
finalmente, garbanzos en remojo, procurando añadir el
agua suficiente para cubrir todos los productos.
Condimentar bien. En ocasiones se le puede añadir
almendras peladas y majadas, castañas y ajo.
Cuando la carne esté cocinada junto a los garbanzos,
se puede presentar el plato con verduras cocidas como
zanahorias, berenjenas, calabaza, apio, cabeza de
lechugas con hojas o nabos.
El canto del Muecín
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Coger unas buenas chuletas de carne de ternera o
buey y poner en adobo con aceite, cardomomo, cebolla
picada, ajo o zumo del mismo, sal y pimienta, clavo,
cilantro seco e hinojo junto a un poco de vinagre o
zumo de fruta ácida como granada. Dejar un rato pasar
por mostaza y luego sofreír ligeramente en una sartén
con aceite.
Pelar berenjenas y calabacines, cortarlos en rodajas y
pasarlas por una cocción ligera, luego envolver en una
salsa de ajo y eneldo. Condimentar y servir caliente con
la carne y el jugo de adobo. Se presentaba con rodajas
de pan tostado y espolvoreadas con canela y jengibre
muy picado.
Cacerola de carne con agua de rosas
Un plato antiguo, de la cocina exótica Andalusí. Una
cacerola típica del buen gusto culinario.
Ingredientes para cuatro personas: 1 kg de carne sin
hueso de buena calidad. 2 cebollas medianas y
picadas, comino, canela, vinagre, aceite, azafrán, 3
dientes de ajo machacados, clavo, agua de rosas para
cubrir la carne, 100 gramos de almendras trituradas,
pimienta y sal.
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Cortar la carne en trocitos y poner en una olla con un
poco de aceite y cebollas, comino, canela y azafrán.
Sofreír un poco sobre un fuego lento y añadir un poco
de vinagre. Dejar cocer y cuando se haya consumido el
líquido, cubrir el contenido con agua de rosas. Cuando
la carne esté a punto se añaden las almendras
trituradas y se reduce al espesor deseado.
Se sirve con claras de huevo duro y picado sobre la
cima del plato y espolvoreando un poco de canela y
nardo sobre la carne.
La carne de Cordero y Cabrito
Cordero relleno y cocinado en el horno; se prepara con
un cordero pequeño y graso al que, al limpiar su
interior, se le pone un poco aceite, sal pimienta, cilantro
y se deja macerar así unos minutos. Mientras tanto, se
amasa un poco de queso fresco junto al jugo de cilantro
verde, hojas de menta, jugo de menta, aceite y sal, y
una vez mezclado todo muy bien se introduce en el
interior del cordero. Coser el vientre una vez acabado
el relleno y poner en un tajin apropiado. Antes de
ponerlo en el horno, diluir queso con un poco de agua y
huevos batidos. Finalizar cubriendo la superficie del
cordero y consumir bien dorado.
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Cabrito Al-Fagih
Se coge una pierna o paletilla de un cabrito tierno y una
vez lavada y seca, se envuelve en aceite, tomillo, ajo
picado o zumo, menta, hinojo, sal y pimienta, luego se
coloca en un recipiente o tajin y se introduce en el
horno precalentado a una temperatura de 200º
aproximadamente. Se cocina cubriendo de vez en
cuando la carne con su propio jugo hasta dorar.
Mientras tanto, se hierven de forma separada unas
espinacas, lechugas con melisa o habas verdes y se
hacen un tipo de albóndigas que, mezcladas con huevo
batido y migas, se sofríen en un poco de aceite y se
colocan en un plato para consumir con el cordero
trinchado.
Un plato llamado oriental con zumo de granada
Cortar en trozos pequeños la carne de cordero y sofreír
con rapidez en un poco de aceite, añadiendo sal,
pimienta, carvi y cilantro seco. Extraer la carne y
seguidamente introducir el zumo de una granada dulce
y otra ácida. Reducir el líquido y poner de nuevo el
cordero. Servir espolvoreando sobre la cima nueces
molidas.
82
INFLUENCIA ANDALUSÍ EN LA COCINA
ESPAÑOLA
Los árabes nos trajeron nuevas especias agrícolas que
nos enriquecieron y que seguimos cultivando, además
de una rica gastronomía que ha ido evolucionando
hasta nuestros días.
Comenzamos a ser conscientes y a estar orgullosos de
ese pasado histórico tan valioso y fructífero caído en el
olvido durante siglos que fue la etapa musulmana de lo
que ahora llamamos España. No podemos hablar de
Al-Andalus sin hablar del Islam, una forma de vida
inabarcable que debemos descubrir y gozar, lo que
supone reconocer nuestras ciencias, letras y cultura de
la que forma parte integrante el arte de la cocina que
conocieron en la época musulmana el mejor momento
de proyección internacional y de legado histórico de
España, dando lugar a la actualmente denominada
cultura andalusí, que comenzó en el año 711 y se
diluyó en la conformación morisca o mozárabe en la ya
entonces España cristiana en los años que rodean el
1.500, sin llegar a desaparecer jamás, como demuestra
nuestro sistema de regadío, nuestro vocablo, nuestra
agricultura, cerámica, heladería, gastronomía, etc.
83
Los ingredientes culinarios más claramente
reconocidos como herencia cultural musulmana son el
arroz (ar-ruz), oriundo de las Indias Orientales, de
China y del Extremo Oriente; fue introducido por los
árabes de origen sirio. En la cocina andalusí se
consumía con leche y canela, horchata, papillas, con
miel, agua de rosas, y mezclado con leche con
almendras, pescado y pollo en diferentes estilos
orientales y árabes, como comprobaremos al final de
este trabajo. De este modo, el arroz comenzó a
evolucionar en los recetarios medievales y
renacentistas, dando lugar al comienzo de la paella. En
1.520 progresa el consumo de arroz en cazuela, y se
publica el famoso libro “Nuevo Arte de Cocina” del
franciscano Juan de Altamiras, llegando a formar el
pilar más importante de nuestra gastronomía actual.
También los cereales formaban parte de la base
principal de la cocina andalusí: avena, cebada, trigo…
El conocido “Plato de Harisa” y base de las antiguas
“Gachas de Trigo” se hacía con migas de pan blanco o
sémola, expuestas al sol, secas y fermentadas, y se
cocinaban viudas o con carne de cordero y grasa, todo
ello cubierto con agua. Cuando las gachas eran
simples, se hacía un centro en los platos y se
84
rellenaban con los productos deseados (guisados de
pescado, carne o verdura).
Las pastas y los trigos fueron la base de la
alimentación familiar, bajo un proceso de fermentación
y disección, dando lugar a las “Migas”, “Fideos”, “Cus-
Cús” (sémola). Estas pastas artesanales hechas con
trigo duro, agua y sal, son las mismas que hoy en día
se consumen en la Alpujarra y en Almería, y fueron
transmitidas por Ibn Razin. Estas dieron paso a las
sopas, siendo las más populares: “la sopa de cebolla”,
“la sopa cordobesa”, “la sopa de maimones”…
Todo ello bajo el nombre árabe-berebere-hispano ha
sido el punto de partida y parte de la elaboración de la
mayor parte de los platos. No podemos olvidar a la
cocina persa, que influyó de manera importante en la
cocina andalusí durante el califato de Córdoba.
La cocina persa tenía fama por su exquisitez y
refinamiento. Fueron ellos quienes introdujeron al
mundo árabe la pasta, los helados, el arroz, que
combinaban con pasas, nueves y hierbas aromáticas.
Tenían un concepto de la vida en cuanto a la calidad de
la misma: vivían para el placer de comer.
85
Es un principio de la cortesía musulmana al recibir por
primera vez a un invitado el saludarle con el tradicional
as-salamu-aleikum, que es un saludo islámico
deseando paz y salud, y seguidamente el ofrecerle
leche acompañada de dátiles con almendras. El vaso
de leche es símbolo de la pureza de sentimientos,
libres de toda hostilidad. Los dátiles que lo acompañan,
soporte alimenticio de los musulmanes, por excelencia
es el símbolo de ofrecimiento de ayuda material.
86
-GLOSARIO-
Abís al-Hasan Alí Ibn Nafi Ziryab: (Irak 798-857).
Músico árabe muy refinado, conoció de memoria más
de diez mil canciones. Se trasladó a Córdoba durante
el califato de Abd al Rahman II.
Aditivos: Se utilizan desde hace siglos; la sal, el
vinagre, el azúcar o las especias, eran usados por los
egipcios y los romanos como conservante.
Agmet: Poblado miserable de adobe, sito a pocos
kilómetros de Marrakech.
Ajedrea: Existen dos especies, la blanca y la silvestre.
Son originarias de la zona mediterránea. A lo largo de
los siglos, la ajedrea se ha usado tanto como
estimulante sexual, como para la elaboración de
estofados de carnes y verduras.
Ajo: Su origen se sitúa en Asia Central, en la desértica
región de Siberia de Kirgiz; de allí pasó a Mesopotomia,
Egipto, India y Europa. Los chinos lo mencionaba en
sus escritos 3000 años A.C.
Albahaca: Fragante, tiene un gusto dulce. Es una de
las plantas aromáticas más apreciadas en cocina,
florece en los meses cálidos.
87
Almendro: Originario de las regiones montañosas de
Asia central; se cultiva en España desde hace más de
2.000 años. Introducido por los fenicios, dentro de los
frutos secos ocupa sin duda el primer lugar en los
mercados nacionales e internacionales. Existen 38
variedades de almendras.
Altramuz: Crece espontáneamente en la cuenca
mediterránea. Género de leguminosa, planta anual de
flores blancas y frutos de grano menudo y achatado. Se
conocen cerca de 200 especies. Las principales: una
comestible o dulce (europea).
Alubia: Del árabe “al-alubiya”. Planta leguminosa
anual, originaria de América central y del sur (las
verdes habichuelas) y las otras con sus semillas secas
(alubias frijoles)
Anís: Planta anual emparentada con el eneldo, la
alcaravea y el hinojo. Fue introducida por los romanos,
quienes igual que los antiguos egipcios comían sus
frutos para facilitar la digestión.
Apicio, Marco Gavio: Nacido hacia el 25 a.c. Vivió
pues en tiempos de Augusto y Tiberio y se le
88
consideraba el “gourmet”. Autor del libro de recetas “De
re coquinaria libri decem” (los diez libros de cocina):
1. Epimeles. Reglas culinarias, remedios
caseros, especias.
2. Artopus. Estofados, picados…etc.
3. Cepurus. Hierbas que sirven para cocinar.
4. Pandecter. Generalidades.
5. Osprión. De las verduras.
6. Tropherter. De las aves.
7. Polyteles. Excesos y exquisiteces.
8. Tetrapus. De los cuadrúpedos.
9. Thalassa. Del mar.
10. Halieus vel halieuticon. Del pescado y sus
variedades.
Gastó toda su fortuna en suntuosos banquetes hasta
que un día, al contar lo que le quedaba, prefirió
envenenarse a reducir su tren de vida.
Arroz: Oriundo de las Indias orientales, China y
Extremo Oriente; existen más de 1.107 variedades
originarias de la India, más 1.300 de otros países, en el
museo de Calcuta.
89
Avena: Tiene su origen en Asia central. La historia de
su cultivo es más bien desconocida; los primeros restos
arqueológicos se hallaron en Egipto. los restos más
antiguos encontrados de cultivos de avena se localizan
en Europa central y están datados de la Edad del
Bronce.
Averroe: (Córdoba, 1.126-1.198). Filósofo, físico, junita
maliki y teólogo. “La razón prima sobre la religión”.
Avicena: (Uzbekistán, 980-1.037). Filósofo médico.
Libro de la curación.
Awdagost: Oasis situado en la ruta de la ciudad de
Walata y los imperios de Ghana y Mali.
Azafrán: Originario de Oriente. Existen referencias del
azafrán que datan del año 2.300 a.c. Tenemos el
azafrán de Italia, Francia, Austria, Persia y España. El
mejor es el de la Mancha.
Baobabs: Arbol milenario sagrado originario de Africa.
Tiene múltiples aplicaciones medicinales; se dice que
existe uno en cada poblado africano. Su hábitat se
extiende por toda la India Oriental.
Batata: Originaria de la zona tropical sudamericana, su
cultivó se extendió por todas las Antillas; los
90
navegantes españoles la llevaron a Filipinas y a las
Molucas y de allí pasó a la India, China y Japón.
Bellota: Fruto en forma de aquemio característico de
las especies pertenecientes al género quercus (encina,
roble, alcornoque).
Berenjenas: Originarias de Palestina.
Calabacines: Originarios de América.
Canela: Es la corteza de un árbol originario de
Srilanka, en Asia. Ya era venerada por los chinos, los
antiguos egipcios, los griegos y los romanos. Son
antisépticas, por su alto contenido en fenol.
Cardamomo: Originario del sur de la India y Birmania,
Sri Lanka. Es una planta herbácea de hojas perennes
que produce unos frutos muy aromáticos algo picantes;
después del azafrán y la vainilla, es la tercera especia
más cara.
Castaña: Originario el castaño de Asia menor, fue
introducido por los griegos y romanos en Europa y se
aclimató sobre todo en terrenos silíceos. Las castañas
se secan para conservarlas durante el invierno. Estas
castañas secas se pueden triturar para obtener harina
de castaña.
91
Cebada: Es el quinto cereal más cultivado en el
mundo. Su cultivo se conoce desde los tiempos más
remotos. En excavaciones arqueológicas realizadas en
el valle del Nilo se descubrieron restos de cebada, en
torno a los 15.000 años de antigüedad. Su origen está
situado en el sudoeste de Asia.
Chufas: Tubérculos típicos de la huerta valenciana,
originarios de Sudán. Las antiguas civilizaciones como
los egipcios dejaron entre sus tumbas la existencia de
este saludable producto. Fue en el siglo VIII cuando los
árabes la introducen en su cultivo en la zona
mediterránea denominada “LLet de Xufa”.
Cilantro: Originario de Europa, cuenca mediterránea,
de desarrollo muy extendido en China, India y
Tailandia; muy parecido al perejil, fue introducido en
América y se utilizó para conservar la carne.
Clavos: Es un árbol perteneciente a la familia de las
mirtáceas que se cultiva en los valles, collados y
laderas de todo el litoral mediterráneo, en tierras
húmedas y ricas en elementos. El clavo es una especia
muy aromática, por lo que se debe de usar con
cuidado.
92
Comino: Originario de Asia occidental y países del
mediterráneo, el comino es otra hierba conocida de
antiguo: así ya lo mencionan Dioscóride, Plinio y
Horacio. Su apogeo como especia se produjo entre los
siglos XIII y XIV. Tiene un sabor y olor fuerte. Se usa
en algunas salsas, quesos, panes, también en majados
de cocina para potenciar el olor y sabor.
Dátiles: La palmera datilera probablemente nativa del
norte de África o Arabia. La pusieron bajo cultivo la
antigua gente de Irak hace unos 3.000 años a.c. Los
dátiles constituyen una de las normas en la dieta de la
cocina árabe. Los egipcios y los fenicios lo
consideraban como árbol sagrado (Dios Palmera).
norma d
Defritum: Jugo de uva hervida reducida y reducida a la
mitad.
Dioscóride: Médico griego, describió más de 1.200
plantas medicinales.
Enebro: En la cocina se emplean sus bayas para la
preparación de escabeche, para carne, caza y paté. Su
fuerte sabor liga bien con el de la caza. Tiene un sabor
dulzaino y resinoso y cierto aroma parecido al de la
canela.
93
Estragón: Planta originaria de Europa central, sur de
Rusia. Es una planta muy aromática muy usada en la
cocina francesa. En España también se la conoce con
el nombre de dragoncillo.
Emenagogo: Dícese de todo remedio que provoca la
regla o evacuación menstrual de la mujer.
Garbanzos: Con más de 5.000 años de antigüedad,
llegado desde Asia Occidental. Los cartaginenses los
plantaron en Cartago Nova. Durante la expansión de
los monasterios, los monjes incorporaron el cultivo del
garbanzo a sus huertos.
Garum: Mito gastronómico en recuperación, es una
salsa madre o básica que se obtiene por maceración y
fermentación en salmuera, de los despojos de
pescados azules y otros más pequeños. Se dejaba en
salmuera expuesto al sol, hasta su fermentación, se
añadían diferentes plantas aromáticas como anís,
hinojos, menta, albahaca, tomillo y orégano y se dejaba
filtrar en una cesta junto con las hierbas para que
filtrara el líquido garum.
Goma arábica: Se extrae del árbol de la acacia
originario de Africa subsahariana. Se utiliza en la
industria alimentaria, farmacéutica y cosmética. Ya en
94
Egipto la utilizaban como espesante, cosmético y para
la momificación.
Granado: Su origen se extiende desde los Balcanes
hasta el Himalaya. Es uno de los frutales cultivados
desde tiempo más remoto; los cartaginenses llevaron la
planta al sur de Europa. Teofrato describió este árbol
300 años A.C y Plinio se refirió a él como uno de los
frutales más valiosos.
Guisantes: Es una leguminosa procedente de África.
Fruto en vaina con semillas globosas.
Habas: Legumbre originaria del oriente próximo,
extendiéndose por toda la cuenca mediterránea, casi
desde el mismo comienzo de la agricultura. Los
romanos fueron extendiéndola a través de la ruta de la
seda hasta China. Se come tanto verde como seca.
Higos: Originarios de Asia oriental. Platón ya los
llamaba “los amigos del filósofo” porque refuerzan el
sistema nervioso y el cerebro; los usaban para el asma
y la depresión.
Hinojo: Planta perenne aromática, nace al borde de los
caminos, campos sin cultivar y en zona costera.
95
Horacio: Poeta y filósofo, nacido en Roma en el 56
A.C. Su obra está dividida en cuatro grupos: Odas,
Epodos, Sátiras y Epístolas.
Hortalizas.- clasificación y variedades:
Raíces: Nabos, zanahorias, rábanos, remolachas,
patatas, batatas…etc.
Bulbos: Ajos, cebollas, puerros, charlotas …etc.
Tallos: Espárragos.
Hojas: Acelgas, coles, brócoli, espinacas,
lechugas…etc.
Inflorescencias: Alcachofas.
Pepónidas: Calabazas, calabacines, pepinos…etc.
Frutos: Tomates, pimientos, berenjenas,
aguacates…etc.
Jengibre: Originario del este de Asia. Las culturas
hindúes y chinas lo han utilizado por milenios como
aliviante digestivo. Los griegos y los romanos también
lo utilizaban para este propósito. Tiene un cálido aroma
con nota fresca a madera y un fondo dulce con sabor
picante ligeramente amargo. Se cultiva desde hace
3000 años en Asia.
96
Laurel: Arbusto o árbol perenne originario de Asia;
aunque actualmente está muy extendido por Europa,
ya se conocía entre los griegos y los romanos.
Leche de camella: Contiene muchas vitaminas, es
baja en colesterol y con muy poca lactosa. En
Mauritania se elaboran quesos con ella.
Lentejas: Su cultivo es antiquísimo, se conocen desde
hace más de 8.000 años. Originarias de la cuenca
mediterránea, ya eran conocidas y cultivadas en Egipto
y en el Líbano antes de Cristo. Existen varios tipos de
lentejas, la continental de color verde marrón; las rojas
de la India y de Oriente medio, y se conocen como
“dhal”. Son beneficiosas para los niños, ancianos y
embarazadas.
Lentisco: Arbusto perennifolio, muy ramificado y
aromático. Se distribuye por regiones ribereñas al mar
Mediterráneo y puede llegar a vivir hasta los 1.000
metros de altitud. Las hojas son compuestas, formadas
por hojuelas enteras y elípticas en número par. Tienen
flores con un pistilo, y los pies masculinos presentan
flores con cinco estambres. El fruto tiene forma globosa
y es pequeño de color rojo que después se vuelve
97
negro. El lentisco se emplea para la obtención de una
resina aromática: la almáciga.
T
Lima: La lima es originaria del sudeste asiático, Persia
(Irán) y Malasia, aunque se cultiva en todos los países
tropicales y muchos subtropicales, España…etc.
Melisa: Originaria del sur de Europa, se ha conocido y
apreciado en medicina desde los tiempos más
antiguos. En cocina se emplea como alternativa al
limón, especialmente para los pescados, ensaladas,
tortillas y macedonias.
Menta: Existen muchas variedades, tales como: la
menta morisca (acuática) la menta común o de jardín
(menta spicata) y la menta medicinal (menta piperita).
Miel: Época neolítica. Prehistoria. (Cueva de la araña)
Valencia.
Mijo: Es uno de los cereales más antiguos, procede del
centro de África, donde se cultiva desde tiempo
inmemorial; es el más utilizado en África, sobre todo en
forma de pan. Es un cereal que crece en tierras pobres
con poca lluvia y es muy resistente a las fuertes
sequías.
98
Naranjas: Es originaria de China y fue llevada a la
India hace unos 3.000 años. Es denominada “El fruto
de oro”. De ahí pasó a Europa, llevada por los árabes.
Las primeras naranjas fueron amargas; las dulces
fueron llevadas por Vasco de Gama a Portugal, donde
se vieron beneficiadas por el clima subtropical.
Nueces: El nogal es uno de los árboles de frutos
comestibles más antiguo del mundo. Originario de
Persia, se hallaron referencias de su existencia ya a
partir del año 7.000 a.c. En la época de los romanos se
la consideró comida de los dioses.
Orégano: Originario de Europa y de Asia occidental.
Su nombre, que deriva del griego, significa “esplendor
de la montaña”. Planta fundamentalmente olorosa y de
gran sabor, de perfume persistente, con propiedades
digestivas, tónicas, estomacales y antiasmática.
Perifollo: Originario del este de Europa y de África
occidental. Existen numerosas variedades. Sabor
fresco ligeramente dulce y anisado.
Pimienta: Planta perenne nativa de la India. Existen
entre 600 y 700 especies; además de su aplicación
culinaria, se utiliza en medicina para combatir las
hemorragias de las varices.
99
Plinio: Nació en Roma en el año 23. Conocido como
Plinio el viejo, Cayo Plinio es autor del libro “Historia
natural” donde recoge los conocimientos científicos
más importantes del mundo antiguo en geografía,
cosmología, medicina, minerología, fisiología animal y
vegetal. Murío víctima de su propia curiosidad científica
al observar la erupción del volcán del Vesubio.
Poya: Derecho que se paga en el horno común con
pan o vino. Trozo de la masa que se daba en pago por
el trabajo del panadero.
Regaliz: Es uno de los condimentos más antiguos. La
palabra regaliz viene del griego, de la voz “rhisa” que
significa raíz. Es la raíz de una pequeña planta perenne
que se cultiva en el sur de Europa. Tiene un sabor
anisado y agridulce.
Salsa de limón confitada: Jugo de limón, azúcar y
ralladura de limón, añadir agua de azahar.
Sésamo: Originario de África tropical. Es una planta
anual de 1 a 1,50 metros de altura. Se utilizan las
semillas como condimento en pasteles, pan, y de ellos
se obtiene el aceite que contiene ésteres glicéricos del
ácido oléico.
100
Sorbete: La técnica del sorbete pasa de China a India
y de ésta a Persia, donde se tienen noticias de que en
el siglo VI ya se hacían helados de esencia de rosas,
de frutas y pistachos.
Tannur: Sistema de horno cónico recubierto de arcilla
que sirve para la elaboración de tortas y panes. Tras
calentar el horno y reducir el fuego a brasas, y tras
estirar y afinar la masa, se coloca sobre un cojín
redondo de tela que sirve tanto de horma como de
instrumento de colocación del pan. Para impedir que se
queme se rocía con gotas de agua aplicadas con una
rama, el pan permanece dentro.
Teofrasto: Filósofo griego (372-288 a.c). Gran
conocedor en el campo de la botánica, geología, física
y psicología. Frecuentó la escuela de Platón.
Tomillo: Planta perenne, su floración es de mediados
de primavera a mediados de verano; crece en terreno
rocoso, sobre calizas y a pleno sol, desde el norte de
Africa, Argelia y Túnez hasta Asia menor. Es muy
abundante en la península ibérica.
Trigo: Es una de las primeras plantas cultivadas. El
arqueólogo de la universidad de Chicago Robert
Braidwood ha encontrado granos de trigo carbonizados
101
de hace 6.700 años en la localidad de Jarmo, al este de
Irak.
Uvas pasas: Racimo de uvas puesto a secar al sol.
Vainilla: Originaria de México, la vainilla es el fruto de
una orquídea, frágil liana de flores blancas ya
apreciada por los aztecas y posteriormente descubierta
por los conquistadores; se llamó vainilla haciendo
referencia a la forma de la vaina.
Valeriana: Se encuentra en bosques, márgenes de los
ríos y herbazales húmedos. Hierba perenne de hasta 2
metros de altura. Tallo erecto y robusto. Propiedades
antidepresivas, sedantes, hipnóticas y anti-
inflamatorias.
Ventresca: Parte de la barriga y el pecho del pescado.
Viatica: de via, camino.
Vinagres: Se conoce que fue usado en Babilonia hace
5.000 años a.c. Hipócrates la usó como medicina.
Zumaque: Los romanos lo usaban como acidulante del
mismo modo que nosotros usamos el limón. Se cultiva
en el sur de Italia y todo el Oriente medio, Líbano,
Turquía y Siria.
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Torremolinos (Málaga)
Año 2005.
Trabajo realizado por JOSE MARTIN OLMO, Experto
Universitario en Gastronomía y Secretario de la
Asociación de Cocineros y Reposteros de la Costa del
Sol.
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