cefalea tensional

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S27www.neurologia.com Rev Neurol 2014; 58 (Supl 2): S27-S31

PONENCIA

Introducción

El presente artículo es una pequeña reflexión acer­ca de los nebulosos límites entre la cefalea tensional crónica y la migraña crónica. La diferencia entre una crisis de migraña episódica y una crisis o episo­dio de cefalea tensional episódica queda muy bien definida según los criterios internacionalmente aceptados de la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS) [1]. Sin embargo, con la evolución de la mi­graña, y su transformación en no pocos casos en migraña crónica, las cosas no quedan tan claras. Se hace prácticamente indistinguible el dolor diario que los pacientes refieren en estos casos, con carac­terísticas que recuerdan mucho más a una cefalea tensional que a una crisis de migraña como tal. De hecho, desde su introducción en la segunda versión de la Clasificación Internacional de Cefaleas [2], el término ‘migraña crónica’ ha sido oficialmente re­visado en varias ocasiones [1,3].

La aparición de tratamientos que pueden ser úti­les en estos complejos pacientes [4] nos obliga a perfilar mejor cómo y a quién tratamos con ellos. Aunque se esbozan en un futuro cercano marcado­res biológicos que nos puedan distinguir distintos tipos de pacientes [5], hoy por hoy es el buen hacer del especialista en cefaleas el que define en qué par­te de la balanza cae cada paciente. Las reflexiones que vamos a realizar intentan arrojar un poco de

luz en este difícil rompecabezas, con la intención última de ayudar a nuestros sufridores pacientes que, de forma tan frecuente, muchas veces a diario, padecen dolor de cabeza.

Para empezar, un caso real

En las consultas de cefalea, todos los días se tratan pacientes con el perfil que a continuación vamos a detallar. Se trata de una mujer de unos 50 años, en plena marea hormonal perimenopáusica. No suele tener factores de riesgo vascular ni antecedentes reseñables, salvo la cefalea que nos ocupa y, en ma­yor o menor medida, rasgos depresivos o ansiosos asociados a la cronicidad del dolor. Nos cuenta in­variablemente que prácticamente todos los días pa­dece dolor de cabeza; que está ya harta de ese dolor, que muchas veces responde escasamente a los fár­macos analgésicos que utiliza para calmarlo. Debe seguir realizando sus tareas habituales, bien en el ámbito laboral, bien en el ámbito familiar, y necesi­ta rendir adecuadamente.

Cuando preguntamos acerca de las característi­cas del dolor de este tipo de pacientes, nos suelen responder que sufren una cefalea casi continua, que afecta a toda la cabeza, con sensación opresiva, co­mo de llevar una banda apretada en la cabeza, sobre todo en las sienes, frente y áreas occipitales. La in­

El mito de la cefalea tensional

Samuel Díaz-Insa

Resumen. La cefalea tensional es una entidad reconocida por la Sociedad Internacional de Cefaleas en su Clasificación Internacional de Cefaleas. Sin embargo, los límites de dicha entidad quedan muy difusos y mal definidos en ella, y sus criterios diagnósticos son una suerte de negación de los síntomas de la migraña. En la presente revisión nos interesa es-pecialmente resaltar la vaguedad diagnóstica de los pacientes con cefalea tensional crónica. Sobre todo, de aquéllos con antecedentes claros de migraña y que siguen sufriendo algunas crisis con síntomas migrañosos, aunque tengan cefalea de características tensionales a diario. Haremos hincapié en el nuevo concepto de migraña crónica que, en la actualidad, permite acoger en su seno a estos pacientes, con implicaciones no sólo diagnósticas, sino, sobre todo, terapéuticas. La cefalea tensional es probablemente un síndrome clínico que abarca una serie de entidades con grandes diferencias etio-patogénicas entre ellas y, quizás en un futuro, muchos pacientes que ahora son etiquetados con este diagnóstico sean desgranados en distintas enfermedades mejor definidas. De todos modos, aunque suene a mito o entelequia, la cefalea tensional es aún necesaria para englobar a estas entidades huérfanas de diagnósticos mejor definidos.

Palabras clave. Cefalea tensional. Criterios diagnósticos. Diagnóstico diferencial. Migraña crónica.

Unidad de Cefaleas. Hospital Universitari i Politècnic La Fe. Valencia, España.

Correspondencia: Dr. Samuel Díaz Insa. Unidad de Cefaleas. Hospital Universitari i Politècnic La Fe. Bulevar Sur, s/n. E-46026 Valencia.

E-mail: sdiazinsa@yahoo.es

Declaración de intereses:El autor manifiesta la inexistencia de conflictos de interés en relación con este artículo.

Aceptado: 28.02.14.

Cómo citar este artículo:Díaz-Insa S. El mito de la cefalea tensional. Rev Neurol 2014; 58 (Supl 2): S27-31.

© 2014 Revista de Neurología

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tensidad del dolor no suele referirse como incapaci­tante, como para meter a la paciente en cama, pero sí le molesta en su día a día y, sobre todo, destaca el hartazgo de tener durante meses, años quizás, ese dolor continuo.

Con estos datos nadie discutiría que la paciente que nos ocupa padece una clara cefalea tensional crónica, cumple sobradamente los criterios de la IHS [1] internacionalmente aceptados (Tabla I). Y, no nos equivoquemos, la mayoría de médicos se quedará con este diagnóstico. Y si se queda con este diagnóstico, tratará a la paciente en consecuencia. Con suerte, se le pautará tratamiento con amitripti­lina en dosis bajas en una toma nocturna y se le re­comendará seguir tratando su dolor cuando sea ne­cesario con aquellos fármacos que le son útiles, ge­neralmente los que ya venía tomando. Si esto es así, probablemente en la siguiente revisión, si es que ésta se programa, la paciente seguirá exactamente igual. Otra cefalea tensional en la que no podemos aportar ni hacer nada.

¿Y si preguntamos más?

Ésa es la clave. Si profundizamos en la anamnesis a nuestra supuesta paciente, si profundizamos en su pasado, en su historia pasada de cefaleas, descubri­remos que en su juventud padecía dolores que la

metían en cama, sólo de cuando en cuando, mu­chas veces en relación con el ciclo menstrual. Eran dolores que la incapacitaban, que le hacían vomitar, que sólo era capaz de soportar en un sitio oscuro y sin ruidos que la molestasen. Cualquier movimien­to de la cabeza o esfuerzo físico hacía que estuviera peor. Mejoró en los embarazos, casi no tenía crisis entonces. ¿Y ahora? Hace unos años estas crisis se hicieron cada vez más frecuentes y acabó padecien­do dolor todos los días, diferente, como el que nos ha contado al principio, aunque aún hay muchos días en que el dolor es más intenso, que le recuerda a esas crisis que tenía en la juventud. Pero los fár­macos que antes solían funcionar en esas crisis aho­ra no lo hacen; y, además, está ese dolor continuo, diario, que no le deja planificar nada porque todo se tiene que cambiar por si aparece el dolor, todo es dolor, el dolor lo impregna todo. ¿Cómo no? Ade­más, está deprimida. Lleva así años.

Ahora la cosa cambia, la paciente cumple los cri­terios de la migraña crónica de la IHS [1] (Tabla II). Los nuevos criterios permiten clasificar así a la pa­ciente, aunque a diario su dolor recuerde a la clási­ca cefalea tensional, siempre que siga manteniendo al menos ocho días al mes un dolor que mejore con fármacos útiles para la migraña o cuyas caracterís­ticas sean las de la migraña. Y las posibilidades te­rapéuticas aumentan de forma considerable.

Un concepto más acorde con la realidad de los pacientes

El ejemplo comentado es paradigmático de la evo­lución habitual de los pacientes con migraña cuan­do las cosas no van bien. Desde los años ochenta y noventa, Mathew et al [6] y Silberstein et al [7] ma­nejan el concepto de ‘migraña transformada’; un concepto intuitivo que refleja la realidad de muchos pacientes que inician su patología con migrañas episódicas y que, con el devenir del tiempo, acaban sufriendo una cronificación de su dolencia hasta el punto de sufrir dolor a diario o casi a diario, aunque sus características se vean muchas veces modifica­das, recordando en el día a día más a una cefalea ten­sional crónica.

Por eso debemos felicitarnos al disponer hoy en día de la posibilidad de diagnosticar a nuestros pa­cientes de migraña crónica, aunque su cefalea dia­ria sea mucho más ‘tensional’. Evidentemente no se trata sólo de una entelequia académica. Gracias a que podemos clasificar a estos complejos pacientes como migrañosos, podremos ofrecerles todo un abanico de posibilidades terapéuticas de las que los

Tabla I. Criterios diagnósticos de la cefalea tensional crónica (ICHD-III) [1].

A. Cefalea que se presenta de media ≥15 días al mes durante más de tres meses (≥ 180 días por año) y cumple los criterios B-D

B. Duración de minutos a días, o sin remisión

C. Al menos dos de las siguientes cuatro características:

1. Localización bilateral

2. Calidad opresiva o tensiva (no pulsátil)

3. De intensidad leve o moderada

4. No empeora con la actividad física habitual, como andar o subir escaleras

D. Ambas de las siguientes:

1. Solamente uno de los siguientes síntomas: fotofobia, fonofobia o náuseas leves

2. Ni náuseas moderadas o intensas ni vómitos

E. Sin mejor explicación por otro diagnóstico de la ICHD-III

ICHD-III: Clasificación Internacional de Cefaleas, tercera edición.

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El mito de la cefalea tensional

pacientes con cefalea tensional no se benefician. Aun­que existen todavía pocos ensayos clínicos terapéu­ticos en este grupo de pacientes, al menos dispone­mos de dos fármacos que han demostrado utilidad en estos casos, y, además, independientemente del grado de consumo de analgésicos que presenten (es decir, cumplan o no criterios de cefalea por abuso de medicación). Éstos son el topiramato vía oral [8­10] y la toxina botulínica vía subcutánea pericra­neal [11,12].

En algunos casos, a pesar de todo, va a sernos imposible dilucidar si el paciente que tenemos de­lante en nuestra consulta realmente padece una ce­falea tensional crónica o una migraña evolucionada con características de tensional. Si los antecedentes de migraña en el pasado son claros, no perdemos nada si probamos a tratar con los fármacos preven­tivos con los que trataríamos una migraña. En mu­chas ocasiones, la respuesta va a ser sorprendente­mente buena. Esto nos ha llevado a afirmar que, ante la duda, siempre es mejor tratar como si fuera una migraña [4].

¿Qué es entonces la cefalea tensional?

Sjaastad comienza un interesante artículo [13] de la siguiente forma: ‘La cefalea tensional es una de las cefaleas de más difícil diagnóstico y pobremente definida en el campo de las cefaleas. La cefalea ten­sional es un reto tanto para los novatos como para los expertos. La fotografía sería [...] la de una cefa­lea vaga, con escasos síntomas, leve o moderada, no pulsátil, bilateral, sobre todo femenina e idiopá­tica; la cual es difícil de clasificar y más o menos no remediable’. El siempre brillante Sjaastad pone el dedo en la llaga; si seguimos la definición de la IHS [1], la cefalea tensional es algo así como la ‘nega­ción’ de la migraña en cuanto a sintomatología: sue­le ser bilateral en vez de unilateral, es opresiva en vez de pulsátil, es de intensidad leve o moderada en lu­gar de moderada o grave, y no empeora con el ejer­cicio físico. La duración está poco definida y no suelen ser predominantes los síntomas asociados a la migraña, como las náuseas o vómitos y la sensibi­lidad a la luz o a los sonidos (y también a los olores). Con estas premisas, no es de extrañar que se haya llegado incluso a cuestionar la existencia de la enti­dad. Algunos autores llegan a comentar si la cefalea tensional no sería una suerte de migraña paucisin­tomática [14,15].

En todas las series poblacionales, la cefalea ten­sional aparece como la más prevalente [16,17] a lo largo de la vida, pero su repercusión en la calidad

de vida, su estudio, los conocimientos acerca de su fisiopatología, sus aproximaciones terapéuticas y, en general, su importancia distan mucho de la de otros tipos de cefaleas, como la migraña o la cefalea en racimos en la literatura científica [18]. Además, con una clínica tan inespecífica y ambigua, no es de extrañar que multitud de cefaleas puedan ser diag­nosticadas como cefalea tensional cuando en reali­dad no lo son [13]. Así pues, podemos decir que, en ocasiones, la etiqueta de ‘cefalea tensional’ es un sa­co donde se meten aquellos dolores de cabeza que no cumplen criterios de otras entidades más defini­das y con mecanismos fisiopatológicos más claros. Incluso su nombre, tensional, que clásicamente ha­ce referencia a cierta tensión muscular o emocional, no queda del todo claro si es el más adecuado.

Es indudable que deben existir pacientes con ce­falea tensional ‘pura’, pero muchas veces los límites con otras patologías o comorbilidades son dema­siado imprecisos. La pléyade de cefaleas y otros sín­dromes con los que podemos confundir la cefalea tensional es extensa y variopinta. En la tabla III se enumeran una serie de condiciones con las que a veces es difícil distinguir la cefalea tensional, sobre todo en sus formas crónicas o episódicas frecuen­tes. La lista no pretende ser completa y probable­mente se puedan añadir muchos otros tipos de ce­faleas secundarias o incluso primarias. Cuando se realizan estudios epidemiológicos en población ge­neral, la mayoría de las veces se llevan a cabo con cuestionarios simples autocumplimentados o vía te­lefónica, y muchas de las patologías enumeradas en

Tabla II. Criterios diagnósticos de la migraña crónica (ICHD-III) [1].

A. Cefalea (tipo tensional o migrañoso) durante un período de 15 o más días al mes durante más de tres meses que cumple los criterios B y C

B. Aparece en un paciente que ha sufrido al menos cinco crisis que cumplen los criterios B-D para 1.1 Migraña sin aura o los criterios B y C para 1.2 Migraña con aura

C. Durante un período de ocho o más días al mes, durante más de tres meses, cumple cualquiera de los siguientes:

1. Criterios C y D para 1.1 Migraña sin aura

2. Criterios B y C para 1.2 Migraña con aura

3. En el momento de la aparición, el paciente cree que es migraña y se alivia con un triptán o derivados ergóticos

D. Sin mejor explicación por otro diagnóstico de la ICHD-III

ICHD-III: Clasificación Internacional de Cefaleas, tercera edición.

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la tabla III van a quedar diagnosticadas, por tanto, como cefalea tensional cuando en realidad no lo son. Quizás éste sea uno de los motivos que influ­yan en la relativa baja prevalencia de esta patología entre los pacientes que se siguen en una consulta de neurología, sobre todo si ésta es especializada en cefaleas [19]. El otro motivo es que aquellos pacien­tes con cefalea tensional episódica y poco frecuen­te, que sólo se presenta de forma muy ocasional y que responde fácilmente a fármacos analgésicos sim­ples, ni siquiera consultan por este problema [20]. Y afortunadamente este grupo es numéricamente mucho mayor.

En el otro extremo del cuadro, en el caso de la cefalea tensional crónica, las necesidades de diferen­

ciación con la migraña crónica son aún mayores, como hemos visto en el caso hipotético al principio de este artículo. Es importantísimo abarcar toda la historia vital de la cefalea de los pacientes que ten­gamos delante y no quedarnos sólo con la cefalea que presentan en la actualidad [21], o nos llevare­mos a engaño y las posibilidades de un correcto manejo de aquéllos se verán mermadas. En muchos casos en que el diagnóstico inicial sugiera una cefa­lea tensional crónica por las actuales características del dolor que sufren los pacientes, el diagnóstico real será de migraña crónica si tenemos en conside­ración las cefaleas que cada paciente concreto ha sufrido a lo largo de toda su vida.

Reflexiones finales

Podemos concluir que la cefalea tensional es más bien un síndrome, un conjunto de enfermedades diferentes que se amparan bajo el mismo paraguas diagnóstico, porque las características clínicas son similares, pero que probablemente no comparten siempre mecanismos fisiopatológicos comunes. Es difícil pensar que la etiopatogenia de la cefalea que podemos presentar cualquier día que estamos más cansados, muy leve y que calma con cualquier anal­gésico que tomemos, y que además no vuelve a apa­recer incluso en años, sea la misma que aquélla que presentan a diario, de forma constante, los pacien­tes que tienen fibromialgia, rasgos de depresión mar­cados y alto grado de alodinia o hipersensibilidad cutánea y muscular.

Por tanto, la cefalea tensional es un mito en cuan­to a diagnóstico, pero con realidades clínicas muy diferentes de unos casos a otros, completamente heterogéneas. Aun así, mientras no seamos capaces de desgranar cada una de las entidades fisiopatoló­gicas que se esconden debajo del manto de la cefa­lea tensional y delimitar adecuadamente sus fronte­ras, será un mito necesario, al menos para definir aquello que no es migraña ni otras enfermedades que cursan con cefalea descritas en la Clasificación Internacional de Cefaleas.

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Tabla III. Entidades que pueden confundirse con cefalea tensional, so-bre todo en sus formas crónica y episódica frecuente.

Migraña crónica (o transformada)

Cefalea por abuso de medicación

Cefalea cervicogénica

Fibromialgia

Cefalea por conflicto psíquico o emocional

Cefalea conversiva o histérica, hipocondríaca

Cefalea producida por exposición a gases tóxicos (monóxido de carbono, ácido sulfhídrico, metano...)

Cefalea de altura (montañeros...)

Cefalea por síndrome de apnea/hipopnea obstructiva del sueño

Cefalea por cola de caballo (ponytail headache)

Cefalea postraumática –latigazo cervical (whiplash)...–

Formas paucisintomáticas de migraña

Cefalea por abstinencia de cafeína

Cefalea por resaca

Cefalea del síndrome del restaurante chino

Cefalea crónica desde el inicio (new daily persistent headache)

Cefalea secundaria a hipertensión arterial

Cefalea secundaria a glaucoma y otras patologías oculares

Cefalea por hiperpresión del líquido cefalorraquídeo

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El mito de la cefalea tensional

The myth of tension-type headache

Summary. Tension-type headache is an entity recognised by the International Headache Society in its International Headache Classification. The limits of this condition, however, are somewhat fuzzy and poorly defined, and its diagnostic criteria are a sort of negation of the symptoms of migraine. In this review we are especially interested in highlighting the diagnostic vagueness in patients with chronic tension-type headache. This refers, above all, to those with a clear history of migraine and who continue to suffer a number of crises with symptoms of migraine, although they have headaches with tension-type features on a daily basis. Emphasis will be placed on the novel concept of chronic migraine which, today, can include these patients, and has not only diagnostic but also, and above all, therapeutic implications. Tension-type headache is a clinical syndrome that probably covers a series of entities with important aetiopathogenic differences from one to another and, perhaps sometime in the future, many patients who are now labelled as having been diagnosed with this condition will be classified further as having other better-defined diseases. In any case, although it might sound like a myth or just pie-in-the-sky, the tension-type headache is still needed to encompass these entities that are lacking any better-defined diagnoses.

Key words. Chronic migraine. Diagnostic criteria. Differential diagnosis. Tension-type headache.

New appendix criteria open for a broader concept of chronic migraine. Cephalalgia 2006; 26: 742­6.

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