capÍtulo 13 - krismar · en europa, al heredar a los primogénitos todo ... los liberales...
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Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
CAPÍTULO 13 La economía y la situación social en los imperios
europeos en la primera mitad del siglo XIX Gran Bretaña en la primera
mitad del siglo XIX Durante la primera mitad del siglo XIX más
de 50 por ciento de la población de Inglate-
rra y Gales vivía en el campo. La situación
de la agricultura se había transformado des-
de una situación feudal con predominio del
autoconsumo a una economía del mercado,
de comercialización de los productos. A ello
contribuyeron las modernas técnicas, la in-
troducción de cultivos nuevos y la mejora de
la ganadería. Se evitó además, la excesiva
fragmentación de la tierra que se producía
en Europa, al heredar a los primogénitos todo
el patrimonio.
A pesar de que la economía británica depen-
día menos de la agricultura que la del resto
de los países europeos, estuvo a la cabeza de
las innovaciones agrícolas (como el empleo
de fertilizantes, que evitó el barbecho) du-
rante este siglo.
Los terratenientes mantuvieron su poder po-
lítico y económico hasta 1870 más de la mitad
de las tierras de Inglaterra y Gales pertene-
cían a 2 mil 250 personas (aunque eran admi-
nistradas por 250 mil granjeros y trabajaban
en ellas, alrededor de un millón de jornaleros
sin tierra). Su prosperidad económica no se
vería afectada ni siquiera por la abolición de
la ley de protección de los cereales que posi-
bilitó la importación masiva de trigo barato a
partir de 1846.
El comercio británico vivió una gran expan-
sión en el siglo XIX, sobre todo entre 1840 y
1870, cuando se cuadruplicó el volumen co-
mercial al imponerse el libre comercio frente
al proteccionismo. Esto permitió a Gran Bre-
taña aumentar sus exportaciones de produc-
tos industriales, importar materias primas y
alimentos a bajo precio y exportar capitales
que servirían para financiar los productos in-
gleses en todo el mundo.
Al libre comercio se opusieron los terrate-
nientes que veían en peligro sus ingresos por
la importación de productos agrícolas bara-
tos; incluso los gobernantes no siempre apo-
yaron una política librecambista porque te-
mían el descenso de los ingresos del Estado,
al desaparecer los derechos arancelarios. El
librecambismo triunfo de la mano de Robert
Peel, que ya había introducido el impuesto
sobre la renta como principal fuente de re-
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
2 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
caudación de la hacienda pública y en 1846,
recogiendo las aspiraciones de la opinión pú-
blica, abolió definitivamente las leyes del
trigo, aunque esto no repercutiría en el des-
censo del precio de los artículos británicos.
En esta época se produjo el gran desarrollo
industrial británico.
En las Islas Británicas, a lo largo de este si-
glo, los obreros agrícolas constituían el gru-
po social más grande. Su número se mantuvo
bastante estable, alrededor de un millón a
lo largo de todo el siglo. Su situación fue de
absoluta miseria en la primera mitad del si-
glo XIX, mejorando notablemente entre 1850
y 1870. Muchos pequeños propietario entre
1815 y 1830, arruinados por los terratenien-
tes, se convirtieron en obreros agrícolas o
emigraron a las ciudades para trabajar en las
fábricas.
Mientras que los terratenientes aumentaron
sus ingresos gracias a las Leyes de protección
del trigo, el aumento demográfico y por esto
mismo el aumento de mano de obra, hizo
descender a los salarios de los jornaleros,
incrementándose la mendicidad. Reflejo de
esta situación dramática fue el empleo cada
vez más numeroso, de mujeres y niños; el as-
censo de la criminalidad; la generalización
de la caza furtiva en los cotos privados y la
enorme violencia de las protestas campesinas
contra los derechos de peaje y contra la ley
de los pobres, que los condenaba a trabajos
forzados.
El salario de los jornaleros descendió hasta
1850, y sólo tuvo cierto aumento entre 1850
y 1872, que coincidió con la época de mayor
prosperidad de la agricultura británica.
En Irlanda las condiciones de vida de los cam-
pesinos eran peores. Su único alimento eran
las papas, pues desconocían incluso el pan y
las verduras y vivían en chozas miserables jun-
to con los animales. Las tierras tenían precios
mayores que en Gran Bretaña, debido a un
exceso de población, por lo que 30 por ciento
de sus 8 millones de habitantes dependían de
la caridad para subsistir. El hambre diezmaba
la población que, a pesar de todo, mantenían
un increíble índice de natalidad del 30 por
ciento. La hambruna de 1845 a 1847 redujo la
población irlandesa a la mitad por el aumen-
to del número de defunciones por inanición y
la fuerte emigración a América.
A pesar de este descenso brutal (de 8 a 4
millones de habitantes) la situación de los
campesinos no mejoró demasiado, ya que los
terratenientes convirtieron muchas tierras en
pastizales que necesitaban pocos trabajado-
res.
Esta terrible situación social fue creando una
corriente de odio antibritánico que las tar-
días leyes paternalistas de Gladstone no po-
drían frenar, desembocando en numerosas su-
blevaciones y finalmente en la independencia
en 1916.
El segundo grupo social más amplio en Gran
Bretaña era el de los criados domésticos, gru-
po poco homogéneo tanto por su composición
como por su nivel de vida, pero en general
estaban mejor alimentado y vivían mejor que
los campesinos.
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
3 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
El tercero en importancia numérica era el de
los obreros textiles, cuya situación dependía
de la coyuntura económica, cuando los tiem-
pos eran buenos ganaban un salario suficiente
para vivir, incluso con cierto desahogo, pero
eran las primeras víctimas de un descenso de
las ventas.
La salud de los obreros era muy deficiente,
pues sufrían frecuentemente las consecuen-
cias del tifus, la disentería y el cólera. La es-
peranza media de vida en la clase obrera era
de 24 años. Desde 1850 su situación mejoró
bastante. Su alimento básico eran el pan y
las papas. El consumo de leche, carnes, man-
tequilla, huevos y verduras era muy escaso,
debido a los precios elevados. La deficiente
alimentación hizo aumentar el índice de mor-
talidad entre 1810 y 1840; se superaría esta
situación a partir de 1850, al hacerse más ra-
ras las epidemias, mejorar la higiene y des-
cender la mortalidad infantil.
Evolución política de Gran Bretaña siglo XIX
En el siglo XIX Gran Bretaña destacó por el
largo reinado de la reina Victoria que inició
en 1837 (a los 18 años de edad) y se prolongó
hasta 1901. Durante este periodo la monar-
quía inglesa ocuparía el estatus de símbolo
de autoridad moral que mantiene hasta la ac-
tualidad, abandonando su influencia directa
en el gobierno.
El sistema político descanso en los dos gran-
des partidos, el Tory (conservador) y el Whig
(liberal), aunque ambos mantuvieron en la
primera mitad del siglo XIX, una composición
de clase fundamentalmente aristocrática y
un temor común a los movimientos obreros.
Los liberales conservaron cierta iniciativa en
el terreno de las reformas políticas, mientras
que los conservadores fueron los primeros en
defender una política económica librecam-
bista avanzada.
Uno de los movimientos políticos más impor-
tantes del siglo XIX fue el Movimiento car-
tista, nacido en los años 30. A pesar de no
mantener una oposición constante contra la
ley de pobres, este joven movimiento sindi-
calista tuvo una importancia decisiva en la
mejoría de las condiciones de vida de la cla-
se obrera. Su nombre y sus principios fueron
recogidos en la carta del pueblo de 1838 que
exigía seis puntos: elecciones parlamenta-
rias anuales, derecho al voto para todos los
varones mayores de edad, igualdad de todos
los distritos electorales, supresión del canon
para ser candidato al Parlamento, sufragio
secreto mediante papeletas y pago de dietas
a los diputados por parte del Estado.
A pesar de que la clase política consideró es-
tos puntos como maximalistas y utópicos, con
el tiempo se conseguirían todos menos el pri-
mero, que ciertamente no era fundamental.
El movimiento cartista representó una orien-
tación moderada y posibilista, que sería una
de las características del movimiento obrero
inglés. Sin embargo, cuando apareció ningún
parlamentario se solidarizó con él. La palabra
demócrata era todavía considerada como in-
sulto entre las clases dominantes.
Los cartistas hicieron un frente común con
miembros de las clases medias e incluso con
la alta burguesía industrial, contra las leyes
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4 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
sobre los granos de 1815 y en contra de los
terratenientes por la abolición de unas tari-
fas que hacían que el precio del pan fuese
excesivamente alto.
Los gobiernos conservadores no se atrevían
a tomar medidas contra los intereses de los
terratenientes, porque consideraban que era
uno de los principales pilares del Estado. Ade-
más, se argumentaba en favor de la autosufi-
ciencia agrícola británica y en consecuencia
de las leyes proteccionistas, para mantener
la posibilidad de autoabastecimiento en caso
de guerra. Solamente la plaga de la papa en
Irlanda decidió al gobierno conservador de
Peel a abolir la ley de granos en 1846, divi-
diéndose por esto el partido conservador.
Resultado de esta confrontación entre con-
servadores fue una etapa de 20 años de go-
biernos liberales, etapa que coincidió con
una prosperidad general, un enorme desarro-
llo económico, industrialización acelerada,
difusión de los ferrocarriles e incluso de ar-
monía social.
La figura central de esta etapa liberal fue Wi-
lliam Ewart Glasdstone, canciller del tesoro
en los años 50, quien llevó a cabo una decidi-
da política librecambista.
Esta etapa de progreso y optimismo fue sacu-
dida por la guerra de Crimea (1854-1856), la
primera guerra importante desde las campa-
ñas contra Napoleón, iniciada con el objetivo
de frenar la expansión rusa hacia el medi-
terráneo. A pesar de la victoria, esta guerra
ocasionó bastantes decepciones y frustracio-
nes, porque la ineptitud de los mandos mi-
litares ocasionó grandes sufrimientos a las
tropas, por lo que se levantó una campaña de
prensa que obligó a dimitir al gobierno.
El nuevo gobierno presidido por Henry John
Temple, Lord Plamerston, concluyó la guerra
de Crimea y mantuvo una política exterior
beligerante como su intervención en China.
Cuando murió Palmerston de nuevo adquirió
más importancia en Gran Bretaña la política
interior que la exterior.
A finales de los años 60 aumentó la agitación
obrera, debido a las malas cosechas y a que la
guerra austro prusiana había privado de mer-
cados a la industria británica, extendiendo
el desempleo. La agitación obrera impulso la
“Liga de la Reforma” de características simi-
lares a la antigua Liga de la Ley anti granos,
que sería recogida por Benjamín Disraeli, mi-
nistro conservador, para aprobar una ley de
reforma electoral que duplicó el número de
electores concediendo el derecho a voto a la
capa superior de la clase obrera.
Esta ampliación del sufragio tampoco supuso
un cambio importante en la orientación po-
lítica del electorado, ni abrió una época de
revoluciones, como temían los más conserva-
dores, ni los nuevos electores se mostraron
especialmente agradecidos a Disraeli por ha-
berles concedido el derecho al voto.
El gobierno liberal de Gladstone (1868-1874)
llevó a cabo los primeros intentos serios de
solucionar los problemas de Irlanda, separan-
do al Estado de la casi inexistente Iglesia pro-
testante irlandesa y dictando la primera Ley
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5 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
del suelo para Irlanda.
De gran importancia fue también la Ley de
educación, que difundía la enseñanza ele-
mental hasta los 13 años, haciendo casi desa-
parecer el analfabetismo.
La política exterior británica en esta larga
etapa buscó preservar el equilibrio y la paz
en Europa para mantener abiertos estos mer-
cados a sus industrias. El apoyo británico a
los liberales europeos se hizo difundiendo el
librecambismo, del que se beneficiaba direc-
tamente y procurando la estabilidad política
europea.
Imperio Ruso siglo XIX
Evolución política
El absolutismo en Rusia fue incomparable-
mente mayor que en otros Estados europeos.
La historia de Rusia en el siglo XIX fue en gran
medida la historia de sus zares Alejandro I y
Nicolás I y Alejandro II.
El zar Alejandro I de Rusia (1801-1825) el
vencedor de Napoleón inició su reinado con
reformas liberalizadoras de las leyes y de la
administración, como fueron la creación de
un consejo de Estado y de un Parlamento
(Duma), pero tras las guerras napoleónicas
se inclinó por una política ultraconservado-
ra, manteniendo como único avance liberal
la autonomía del reino de Polonia y su Carta
Constitucional.
Con el zar Nicolás I (1825-1855) empezó la
etapa de mayor expansión imperialista y de
mayor represión interior. Su corrupta admi-
nistración se inició con el aplastamiento de
la revolución liberal decembrista que en 1825
estalló en San Petersburgo, de característi-
cas similares a las que sacudieron Europa en
los años 20. Sus órdenes de abrir fuego de
artillería contra la población civil en esta re-
volución pusieron de relieve la crueldad que
estuvo presente a lo largo de su reinado.
Nicolás I ejercería una gran influencia en
toda Europa sobornando o atemorizando a
príncipes alemanes, introduciendo agentes
secretos o interviniendo directamente con su
ejército, como lo hizo al aplastar a los nacio-
nalistas húngaros sublevados contra el impe-
rio austríaco.
Su política interior se basó en impedir la di-
fusión de las ideas de la Revolución Francesa;
para ello restableció la policía secreta, repri-
mió toda libertad de expresión y creó campos
militares de deportación en Siberia.
El gobierno de Nicolás I fracasó en su política
económica pues se endeudó progresivamente
y tuvo que hacer frente a las acciones campe-
sinas que estallaban espontáneamente todos
los años a causa de la miseria y el hambre.
El problema político más delicado que afron-
tó fue el de los nacionalistas polacos. Nico-
lás I convocó en todo su reinado a la dieta
polaca, aumentando así el descontento que,
convenientemente dirigido por sociedades
secretas, desembocó en la Revolución de
1830. Esta rebelión fue organizada por la
aristocracia y la pequeña nobleza campesina,
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
6 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
y consiguió expulsar a los rusos de Varsovia
y proclamar la independencia. Sin embargo,
al año siguiente fue aplastad por el ejército
zarista, que desencadenó una represión durí-
sima con cientos de fusilados y miles de exi-
liados, anulando además la Constitución y el
Parlamento polacos.
La última aventura de Nicolás I fue la guerra
de Crimea, aunque moriría antes de ver su
derrota: el zar aprovecho un conflicto de los
monjes ortodoxos en Palestina para desenca-
denar una ofensiva diplomática contra el im-
perio otomano, exigiéndoles el derecho ruso
a tutela de las comunidades ortodoxas en los
Balcanes. Al no obtener una satisfacción ple-
na, ordenó al ejército que ocupase los prin-
cipados turcos del Danubio, esperando la no
intervención de Inglaterra.
Esta guerra fue para el zar una cruzada en
defensa de la religión, una lucha contra las
ideas liberales de Occidente, y al producirse
el desembarco anglo francés en Crimea, una
defensa sagrada de la “Madre Rusia”.
La guerra puso de manifiesto las graves de-
ficiencias de la organización social y militar
de Rusia, y si la ciudad de Sebastopol (ciudad
portuaria en la península de Crimea) logró
resistir un año se debió más a la ineptitud
de los militares ingleses y franceses que a la
eficacia del ejército ruso. Esa sería la prime-
ra guerra moderna de trincheras, con bajas
elevadísimas (más de 100 mil por cada ban-
do), y la derrota rusa trajo como consecuen-
cia la pérdida de influencia en los Balcanes
y la neutralización del mar Negro. Rusia se
convirtió en una potencia de segundo orden.
El zar Alejandro II (1855-1881) sucesor de Ni-
colás I, inició una política liberalizadora, con-
cediendo mayor libertad a la Iglesia Católica
polaca y a las universidades rusas. Disminuyó
la censura de libros, permitiendo la difusión
de muchos que habían estado prohibidos y
concedió una amnistía en el momento de su
coronación. Una de sus reformas más impor-
tantes fue la emancipación de los siervos en
1861, para lo que tuvo que vencer a la oposi-
ción de los terratenientes y de la mayoría de
sus ministros. Los siervos, además de conse-
guir la libertad, recibieron tierras, quedando
en su poder casi la mitad del suelo cultiva-
do, pero al tener que pagar por sus tierras
compensaciones económicas más elevadas a
sus antiguos amos, no solo no mejoraron sus
condiciones de vida, sino, incluso empeora-
ron, porque tenían que hacer frente a mayo-
res impuestos, viéndose obligados a recurrir
a préstamos usurarios.
El incremento de la población campesina, sin
que aumentaran paralelamente las tierras
cultivables, agravó aún más la situación. La
repercusión de la emancipación de los siervos
fue mayor en el comercio y la industria que
en el campo, ya que hizo avanzar la difusión
de la moneda, y permitió acumular capitales
a los terratenientes agrícolas que recibían di-
nero a cambio de sus tierras.
Alejandro II reformó también la administra-
ción de la justicia, introduciendo los juicios
con jurados y las audiencias públicas, aunque
no se llegó a aplicar en todas las regiones,
debido en parte a la falta de abogados con
una mínima preparación jurídica.
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
7 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
Las reformas de Alejandro II potenciaron el
desarrollo de las asambleas aldeanas (orga-
nismos elegidos por los terratenientes), de
gran importancia por su labor sanitaria y edu-
cativa, que tendrían un carácter más comu-
nal que en otros países europeos.
En Polonia se permitió a los nobles la posi-
bilidad de asociarse y una mayor libertad de
expresión, pero al alzamiento polaco de 1863
puso fin a su autonomía y a estas mínimas li-
bertades. Desapareció el “reino de Polonia”,
que desde entonces se llamaría “región de
Vístula”.
El gobierno ruso utilizó al campesinado pola-
co para debilitar a la aristocracia nacionalis-
ta, concediéndole a aquellos, más tierras que
a los siervos rusos, y dándoles a las comunas
campesinas mayores atribuciones. La mayoría
de la población mejoró así su nivel de vida,
consiguiéndole de este modo aislar al movi-
miento nacionalista dentro de su propio país.
Situación económica Rusia en el siglo XIX
La actividad industrial de Rusia con respecto
a otros países europeos fue perdiendo impor-
tancia a lo largo del siglo XIX. En el siglo XVIII
había sido el primer país productor de acero,
y hacia la mitad del XIX se encontraba ya en
el quinto lugar, con tendencia a retroceder.
Su economía estaba muy atrasada, siendo
más frecuente el pago en especie y el true-
que que el uso del dinero. La economía mo-
netaria se desarrolló después de la liberación
de los campesinos de la servidumbre feudal
en la segunda mitad del siglo XIX.
Las primeras industrias rusas eran un com-
plemento de la economía campesina y úni-
camente se emprendió una industrialización
acelerada a partir de 1880, gracias a la in-
tervención del Estado. Las grandes distan-
cias que separaban los centros mineros de las
principales ciudades obligaron al gobierno a
la construcción de ferrocarriles (14 mil mi-
llas en 1861 y 1880), uno de los factores que
desencadenaron la ya tardía industrialización
rusa.
La economía polaca estaba más desarrollada
que la rusa, con una importante industria tex-
til en el norte y siderurgia en la zona minera
del suroeste. La mayor parte de la produc-
ción industrial se destinaba a la exportación
hacia Rusia.
La agricultura rusa estaba limitada en su pro-
ducción y difusión por las difíciles condiciones
climáticas que cuando eran favorables, per-
mitían abundantes cosechas en la franja de
tierras negras del sur. Estaba muy atrasada a
causa de prácticas de labranza arcaicas, que
dejaban grandes extensiones en barbecho, y
debido sobre todo a imposiciones señoriales,
que condenaban a los siervos a una pobreza
endémica, siéndoles imposible la acumula-
ción de capitales necesarios para introducir
mejores técnicas en el campo.
Alemania siglo XIX Situación política
Los territorios alemanes estuvieron menos in-
fluenciados por las ideas liberales revolucio-
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
8 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
narias que otros países europeos, por ello tras
el Congreso de Viena se restableció sin mayo-
res problemas en la mayoría de los 38 Estados
la autoridad absoluta de los príncipes. La ma-
yor parte de los alemanes se mantuvieron in-
diferentes ante los problemas políticos o in-
cluso apoyaron abiertamente el absolutismo,
como sucedió sobre todo en los minúsculos
Estados del norte entre 1815 y 1830.
La política represiva se mantuvo en toda Ale-
mania hasta 1830, cuando algunos príncipes
fueron obligados a reconocer los derechos
constitucionales por la presión, sobre todo,
de la agitación universitaria.
Prusia el más importante de los Estados ale-
manes, mantuvo también una política muy
conservadora, potenciada por la aristocracia
terrateniente que formaba la clase política
dominante. Solamente con el gobierno de Fe-
derico Guillermo IV (1840-1861) se inició una
leve liberalización, suavizándose la censura
hacia la prensa y acogiendo a algunos exilia-
dos liberales.
Al no resolverse ninguno de los graves proble-
mas de Alemania estalló la crisis revolucio-
naria de 1848, donde confluyeron intereses
diferentes e incluso opuestos, como la lucha
de los liberales por las libertades constitucio-
nales, los nacionalista por la unidad alemana,
la burguesía para desbancar a la aristocracia
terrateniente o los obreros por condiciones
de vida más justas. Este movimiento revolu-
cionario fracasó, pero fue un paso importante
en la difusión de la ideología nacionalista y
del liberalismo.
Durante el reinado de Guillermo I (1861-1888)
Prusia alcanzó su máximo poderío y Alemania
logró la unidad bajo su hegemonía. Esto se-
ría posible, gracias a la modernización de su
ejército y a la centralización política y ad-
ministrativa realizada por Otto von Bismarck.
A pesar de la oposición de los parlamentario,
que en su mayoría eran liberales, se introdu-
jeron reformas militares que convirtieron al
ejército prusiano en el más eficaz de Europa
bajo el mando del Coronel Albrecht Graf von
Room y del Mariscal Helmuth von Moltke.
La dirección de la política prusiana la llevó
Bismarck, diplomático de origen aristocráti-
co y terrateniente, que gobernó sin tener en
cuenta las opiniones del Parlamento. Su po-
lítica exterior estuvo encaminada a debilitar
a Francia y a Austria, y a conseguir que la
unidad de Alemania se realizara controlada
por un Estado prusiano fuerte.
En la consecución de estos objetivos, además
del ejército, desempeñó un papel importan-
tísimo la prensa, que fue convenientemen-
te manipulada por Bismarck para crear una
corriente de opinión favorable a la guerra, y
para exaltar los sentimientos patrióticos que
respaldaran su política autoritaria. Después
de la derrota francés y la Constitución del im-
perio en 1871, Bismarck dedicaría sus princi-
pales esfuerzos a consolidar su unidad inter-
na, y para ello llevaría a cabo una campaña
sistemática contra la Iglesia católica y contra
los socialistas considerándolos elementos de
disolución del Reich.
El segundo imperio mantuvo una estructura
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
9 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
feudal con dos cámaras: La Cámara Baja, ele-
gida por sufragio universal masculino y la Cá-
mara Alta o Consejo Federal, compuesta por
representantes de los Estados dominados por
Prusia.
La implantación del sufragio universal por Bis-
marck parecía contradictoria con su política
autoritaria, pero fue una medida destinada
a contrarrestar la influencia de la burguesía
liberal y del proletariado de las ciudades con
las masas conservadoras del campo.
Situación social y económica
La agricultura alemana se transformó profun-
damente en la primera mitad del siglo XIX.
Los campesinos lograron emanciparse de la
servidumbre feudal durante las guerras napo-
leónicas, pero no consiguieron la propiedad
de las tierras sino hasta después de 1848, lue-
go de sangrientas sublevaciones.
Desde mediados del siglo XIX, Alemania que-
dó dividida con dos zonas: la occidental con
predominio de pequeñas propiedades de
campesinos libres, y la zona oriental, al este
del río Elba, fundamentalmente dividida en
grandes latifundios en manos de la aristocra-
cia, quienes empelaban mano de obra asala-
riada y quienes tras el éxodo de los peones
alemanes hacia las ciudades industrializadas
contrataron a polacos y rusos.
La agricultura fue perdiendo importancia en
la vida económica del Segundo Imperio a me-
dida que avanzó la industrialización, convir-
tiéndose en un país importador de alimentos,
cuando hasta entonces los Estados alemanes
en su conjunto habían sido exportadores de
productos agrícolas.
La situación de los obreros industriales ale-
manes era muy parecida a la de los traba-
jadores de la Gran Bretaña, aunque aquí la
radicalización de las posturas políticas fue
mayor, como consecuencia de las bruscas os-
cilaciones de precios y salarios que mante-
nían a los trabajadores en un clima de inse-
guridad constante.
Los trabajadores estaban sometidos con fre-
cuencia al pago del salario en especio y no en
dinero, a pesar, incluso de las prohibiciones
legales al respecto. Las condiciones de vida
del proletariado alemán en alimentación y
vestido fueron inferiores a las de los ingleses,
con el alcoholismo muy extendido, de forma
parecida a la difusión en Gran Bretaña del
consumo de opio.
La situación mejoró a partir del estableci-
miento del imperio en 1871, cuando se limitó
la jornada de trabajo a 12 horas y se suprimió
el trabajo infantil.
Austria siglo XIX Situación política
El imperio austriaco estaba constituido por
un heterogéneo conjunto de territorios que
nunca habían formado un Estado Nacional.
Comprendía cuatro reinos históricos y varias
provincias pobladas por alemanes, italianos,
húngaros, rumanos y no menos de siete grupos
eslavos diferentes. Coexistían diferentes reli-
giones (católicos, protestantes, musulmanes,
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
10 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
judíos, ortodoxos de distintas iglesias) unidos
a una estructura administrativa muy arcaica
cuya principal función era reprimir cualquier
manifestación liberal o nacionalista.
Hasta 1848 se produjo un estancamiento, sin
que se abordase ninguna reforma de la admi-
nistración, a pesar de la debilidad adminis-
trativa del absolutismo y de la crisis econó-
mica del Estado.
Pero la descomposición del sistema del Minis-
tro de Finanzas Klemens von Metternich en el
interior de su propio país estalló finalmente
en 1848, produciéndose sublevaciones suce-
sivamente en Viena, Praga, Budapest y en el
norte de Italia.
En Hungría, La Dieta (Asamblea Nacional)
promulgó leyes que garantizaban la autono-
mía respecto de Austria y un gobierno propio,
subordinado a los parlamentarios. El empera-
dor Fernando I (hombre raquítico, epiléptico
y subnormal), quien estaba controlado por los
liberales vieneses, ratificó estas leyes, con lo
cual le dio carácter de legal a las conquistas
revolucionarias.
La crisis económica, el sentimiento de opre-
sión nacional y la lucha por las libertades
constitucionales estaban detrás de estas re-
beliones que entre marzo y mayo de 1848
triunfaron en todo el imperio.
Pocos meses después el ejército emprendió
una campaña de represión sistemática, so-
metido a los checos, los italianos y a los re-
beldes vieneses. Para dominar a los húnga-
ros los austriacos solicitaron la ayuda de las
tropas rusas de Nicolás I, además de utilizar
tropas croatas, aprovechando el resentimien-
to que existía contra los húngaros, ya que
políticamente estaban sometidos a ellos in-
directamente. Los Habsburgo fomentaban el
nacionalismo croata para intentar frenar el
nacionalismo húngaro.
Tras el aplastamiento de la revolución, el
nuevo emperador Francisco José I restableció
el absolutismo y la tradicional política de re-
presión, gobernando únicamente con el res-
paldo de una burocracia cada vez mayor, del
ejército y de la policía. Sólo se mantuvieron
las medidas dictadas para la emancipación de
los siervos campesinos.
Se intentó gobernar el imperio con una Cons-
titución federal, que también fracasó. Se es-
tableció, por fin, un sistema de monarquía
dual, con el reconocimiento de dos reinos
autónomos: Austria y Hungría, cada uno de
ellos con sus leyes, sus instituciones y su Par-
lamento; manteniendo en común el ejército,
las finanzas, la policía, la diplomacia y al mis-
mo monarca. Esta organización se realizó a
costa de los pueblos eslavos sometidos a uno
y otro reino, y a los cuales no se reconoció
ningún derecho.
Esta última reorganización política se realizó
después de la derrota ante el ejército pru-
siano en 1866. El reino de Austria fue gober-
nado por ministros procedentes de las clases
medias, quienes, sin ser liberales, acepta-
ron algunas medidas que garantizaban las
libertades individuales, como la utilización
de jurados en los juicios, o la secularización
del matrimonio y de la enseñanza. El reino
húngaro seguiría dominado por la aristocra-
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
11 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
cia terrateniente, que mantuvo una política
interior mucho más conservadora.
Austria conservó su papel de potencia hege-
mónica en Europa central y meridional hasta
la guerra de Crimea. Su no participación en
este conflicto la aisló peligrosamente, como
se demostró con su derrota en Italia en 1859
por Francia y Piamonte, con lo que perdió
Lombardía.
El fracaso militar hizo que se replanteara
nuevamente la política interior, abandonan-
do la dictadura policía de Bach, ministro de
interior, que había establecido un sistema bu-
rocrático autoritario y de especial represión
en Hungría y en las demás naciones someti-
das.
Situación económica
La economía del Imperio austriaco se basaba
casi exclusivamente en la agricultura, siendo
Viena el centro financiero y el principal mer-
cado. Los distintos países tendían hacia una
especialización agrícola: Austria, por ejem-
plo, se dedicó sobre todo a la ganadería va-
cuna y Hungría a la producción de cereales y
a la cría de caballos.
Los campesinos disfrutaron de condiciones de
vida algo mejores que los de Alemania, Ingla-
terra o Rusia, ya que tenían cierta seguridad
económica porque sus tierras no podían ser
expropiadas. Estaban protegidos por leyes
que limitaban la cantidad de trabajo exigible
por los terratenientes, garantizándoles cierta
participación en la tierra. Estas leyes fueron
ignoradas por la mayoría de los terratenien-
tes húngaros.
A partir de 1849, se concedió la emancipación
de los campesinos y se les entregaron tierras
a más de tres millones de ellos y solamente
tenían que pagar un tercio de su valor, llegan-
do a distribuirse gratuitamente en Hungría.
El imperio Otomano siglo XIX El imperio turco entró en una decadencia
progresiva a lo largo de todo el siglo XIX,
perdiendo cada vez más influencia en los
Balcanes. El imperio otomano era un apara-
to excesivamente arcaico, donde todavía se
confundían los preceptos religiosos y los jurí-
dicos, y donde las funciones administrativas o
policiales estaban encomendadas al ejército.
Mahmud II, sultán del imperio Otomano (1808-
1839) gobernó de forma tiránica, tratando de
mantener la unidad mediante una fuerte cen-
tralización administrativa. Para ello organizó
un ejército profesional que sustituyera a los
jenízaros, casta militar indisciplinada, que
conservaba su poder con violencias constan-
tes y que, además resultaba ineficaz para una
guerra moderna. Este acto provocó una rebe-
lión de los jenízaros, por cuya causa fueron
ejecutados más de seis mil militares.
Aunque Mahmud II consolidó su autoridad y
formó un ejército más adecuado, no logró
evitar la independencia griega, ni la ocupa-
ción rusa de los principados rumanos de Mol-
davia y Valaquia, ni la autonomía de Serbia.
Tras la guerra de Crimea se prometió una am-
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
12 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
plia reforma de los impuestos, de las leyes,
de la administración y de la enseñanza, pero
muy poco se había cumplido en 1870.
Este conjunto de territorios, unidos bajo la
autoridad del sultán, serian codiciados por
las potencias europeas, y su supervivencia se
debió más a las rivalidades entre los Estados
europeos que a su escasa capacidad defensi-
va.
Corrientes culturales
hasta 1870
El papel del Estado en la educación
En toda la fiebre de textos constitucionales
que brotaron como síntesis de los principios
políticos básicos del liberalismo, hay espacios
referidos a la cuestión educativa. La preocu-
pación por una amplia reforma en el sistema
docente no escapó en ningún momento, ni al
ideario democrático ni a los intereses mate-
riales de la burguesía del siglo XIX.
Por una parte, los profetas del liberalismo o
los hijos de la Ilustración habían dejado un
legado importante, sobrecargado de cierto
tinte humanista, que por entonces se orien-
taría hacia un proyecto urbano (grandes con-
centraciones de población), sobre las que fue
retrocediendo el fantasma del analfabetismo.
El desarrollo industrial, sobre todo ahí donde
se dieron sus ritmos de crecimiento más ace-
lerado comenzó a ver la necesidad apremian-
te de absorber determinadas capas sociales
intermedias para desarrollar sus cuadros me-
dios. El desarrollo tecnológico en las distintas
ramas de la producción, requería de material
humano mínimamente especializado.
El Estado, a través de sus corporaciones pro-
vinciales o locales, proporcionó subvenciones
importantes para la construcción de centros
educativos. Al mismo tiempo, se fue crean-
do toda una planificación educativa de nuevo
corte. La iniciativa privada se sumó a tales
orientaciones ahí donde la intervención del
Estado en el proceso industrial resultó más
perezosa.
Teniendo esto en cuenta, es fácil comprender
la considerable disminución de los altos índi-
ces de analfabetismo durante el siglo XIX.
Las Universidades en el siglo XIX
La burguesía se reservó para sí misma el ac-
ceso a los estudios superiores. En el terre-
no cultural cobró claramente el precio de su
triunfo. A través de las universidades fabricó
sus élites intelectuales, sus equipos de ideó-
logos, las corrientes de pensamiento domi-
nante en lo científico y cultural, y fundamen-
talmente sus altos cuadros dirigentes.
Los centros universitarios se multiplicaron a
lo largo del siglo XIX. En los países medite-
rráneos su desarrollo y estructuración deben
bastante al imperialismo napoleónico. El cor-
te bonapartista, burocratizante y autorita-
rio, caracterizó durante todo el siglo estas
universidades. Inglaterra conoció también
una importante floración universitaria. Sin
embargo, no mostró demasiado entusiasmo
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
13 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
por romper con el estilo conservador que la
marcó siempre y que quizá se explique por
las características específicas de un país que
conoció la más temprana revolución burgue-
sa. Las oligarquías burguesas y la aristocra-
cia inglesas caminaron juntas durante el siglo
XVIII, con base en pactos de respeto mutuo
en lo referente al acceso a la enseñanza. La
jerarquización, marcadamente clasista que
se dio en los propios centros universitarios in-
gleses, continúa siendo patente.
El caso alemán fue, a todas luces, el más in-
teresante. El talante liberal reinó más de la
primera mitad del siglo XIX en las universida-
des de Gotinga, de Humboldt, de Bonn y de
Berlín. La circulación de doctrinas, el debate
abierto y libre, la confrontación teórica y el
gran empeño en el desarrollo de la investiga-
ción científica las caracterizó como los cen-
tros más creativos de Europa. De Alemania
nacerían las grandes corrientes culturales del
siglo: el Romanticismo, los filósofos de la iz-
quierda hegeliana, el Idealismo y posterior-
mente, las ideas pedagógicas del Krausismo
(encabezada por Karl Chistian Friedrich Krau-
se) y los primeros pensadores existenciales.
Karl Marx vivió en las universidades de Bonn
y Berlín el fuego cruzado del radicalismo fi-
losófico. A los 20 años se había incorporado a
los jóvenes filosóficos críticos, que giraban en
torno al legado de Friedrich Hegel.
El desarrollo de la prensa
siglo XIX En el siglo XIX asistimos a una verdadera eclo-
sión de la letra impresa. Las primeras ten-
dencias a habituar a capas de público, cada
vez más amplias a una “lectura cotidiana de
la realidad” nacieron con el pensamiento
ilustrado. El periódico o la revista de precio
reducido el medio más eficaz de expansión
y comunicación: desde la novela por entre-
gas hasta la explicación de cómo emprender
un viaje en globo, desde la publicidad de un
nuevo tónico para la epidermis hasta el desa-
rrollo de los grandes programas políticos.
Como medio de comunicación ágil y barata,
no tenía competencia. En la medida en que
retrocedían los índices de analfabetismo,
aumentó el estímulo editorial. Cada vez que
afectaba el avance de las ideas iniciales del
derecho a la libre opinión, se golpeaba algu-
na imprenta. El panfleto político se convirtió
en un arma nueva de agitación de primerísi-
ma mano.
Hacia 1870, todo un complejo mundo de inte-
reses económicos y políticos construyó pode-
rosos imperios editoriales. Partidos políticos,
gabinetes ministeriales y gobiernos en pleno
podrían llegar a convertirse en víctimas de
la difusión de la prensa. Un giro de corte re-
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
14 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
accionario en los gobiernos burgueses podría
sellar las puertas de múltiples imprentas.
Al mismo tiempo que consignas como “liber-
tad de prensa” se difundieron por toda Euro-
pa.
Corrientes ideológicas siglo XIX
El cientificismo de la Ilustración
En el siglo XIX se da un giro total a las an-
tiguas teorías del conocimiento. La vida ya
no se explicaba con base en la especulación
metafísica, sino partiendo de los fenómenos
naturales. El conocimiento quedó definitiva-
mente vinculado a la investigación científica.
Los fenómenos naturales observados cientí-
ficamente ya no se convertirían en concep-
tos ideales, ni su interpretación recurriría a
justificaciones sobrenaturales o metafísicas,
sino que se reducirían a leyes de categoría
científica (matemáticas, física, química, bio-
logía, etc.)
Dentro de esta corriente “cientificista” sur-
gieron aportaciones definitivas para la com-
prensión de nuestro mundo contemporáneo,
a la vez que empujaron, en una especie de
muto condicionamiento, el gran desarrollo
técnico y el progreso científico del siglo XIX.
En ella habría que situar el positivismo, el
evolucionismo de la tesis del naturalista in-
glés, Charles Darwin y las bases de la psicofí-
sica del filósofo alemán Wilhem Dilthey.
La presencia de Friedrich Hegel influyó no-
tablemente en las universidades alemanas,
dando lugar a célebres debates en torno a
una fecunda crítica de sus aportaciones: la
dialéctica de las ideas y su carácter especu-
lativo.
En Bonn y Berlín nació el movimiento de los
filósofos radicales y la izquierda hegeliana
de David Friedrich Strauss, Ludwing Andreas
Feuerbach y el joven Karl Marx. De estos pen-
sadores surgirían las aportaciones filosóficas
más importantes del siglo XIX.
El socialismo Utópico
Dadas las condiciones de vida de los obreros
en el siglo XIX, un grupo de intelectuales de-
nunciaron las desigualdades sociales provoca-
das por el capitalismo industrial. Influidos por
el pensamiento humanista de Tomas Moro y el
racionalismo de la Ilustración del siglo XVIII.
Los socialistas utópicos como Pierre-Joseph
Proudhon, Henri Saint-Simón, Jean-Baptiste
Fourier, Étienne Cabet y Robert Owen, cues-
tionaron la voracidad del régimen de propie-
dad privada con fines de lucro y propusieron
nuevas formas de organización de la socie-
dad. A través de la asociación de producto-
res, el federalismo o la socialización estatal
creían que se lograría eliminar la miseria y
crear una sociedad privada, donde el traba-
jo se efectúe alegremente sin distinción de
sexo.
Todas estas propuestas podrían considerarse
idealistas. Sin embargo, tuvieron eco entre
los trabajadores y si bien las luchas sociales
que planteaban estos principios no tuvieron
éxito si contribuyeron a la educación del
15 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
obrero y a la difusión de las ideas socialistas.
El principio natural
Tuvo su origen en el francés Henri de Saint-Si-
món, quien creía que del comportamiento de
la naturaleza podrían deducirse las leyes del
desarrollo social.
Pensaba en una sociedad ideal formada por
la unión de los trabajadores de espíritu (ar-
tistas, sabios y pensadores) que debían go-
bernar con la clase industrial (industriales,
capitalistas y obreros). Comparaba a la socie-
dad con la organización de las abejas: quie-
nes no trabajan son parásitos, y los obreros y
empresarios abejas realizadoras de funciones
útiles.
Entre las propuestas de esta doctrina esta-
ban: abolición de la herencia por considerar-
se un privilegio injusto que daba lugar a la
ociosidad y no aseguraba el desarrollo de las
fuerzas productivas, explotación de la natu-
raleza con la unión de los esfuerzos de todos
los habitantes del mundo, la política sería ab-
sorbida por la economía y la ciencia, exhor-
tación a la iglesia para que utilizara su poder
para acelerar el mejoramiento de las con-
diciones de existencia moral y física de las
clases más necesitadas, asegurar a los asala-
riados su existencia en caso de enfermedad o
de vejez.
Algunos de sus seguidores acentuaron el ca-
rácter mítico-religioso de la doctrina e insis-
tieron en la necesidad de una transformación
de la sociedad basada en la enseñanza inte-
lectual y religiosa.
Entre sus discípulos estuvieron Fernando Les-
seps y Augusto Comte. Su doctrina repercu-
tió en el mejoramiento de la situación de los
obreros.
El socialismo de Fourier
También de origen francés e inspirado en
obras de la Revolución Francesa, Charles Fou-
rier analizó la sociedad burguesa, de la que
dio a conocer la miseria en que se encontra-
ban los obreros, la marginación de la mujer,
las deficiencias de la producción y del comer-
cio y la miseria moral de la burguesía.
Creía que a través de la colectivización de
los medios de producción, la industria basa-
da en la naturalidad acorde con los intere-
ses del pueblo, la desaparición de trabajos
improductivos como amas de casa, funcio-
narios, políticos, delincuentes, ejército y la
inexistencia de agentes destructivos como los
productores de armamento se crearía la base
para una nueva sociedad: la sociedad socia-
lista, donde la pobreza sería suprimida y con
ello la causa que propicia las revoluciones.
La forma de organización sería en falanges,
grupos económicos y sociales autosuficientes
que producirían de acuerdo con las necesi-
dades de la comunidad e intercambiarían sus
excedentes con otras falanges. Los capitalis-
tas proporcionarían dinero, serían accionistas
y miembros del grupo junto con los trabaja-
dores, los sabios, artistas, etc. y vivirían en
edificios comunes llamados falansterios, con
un omni monarca que presidiría el planeta.
Las repercusiones de este tipo de pensamien-
16 CAPÍTULO 13 | La economía y la situación social en los imperios europeos
Historia Universal Siglo XVIII - XIX | Krismar Educación
to favoreció la unión de trabajadores en sin-
dicatos y asociaciones.
El pensamiento de Owen
Robert Owen nacido en Gales, puso en prácti-
ca sus ideas liberales y sociales en su fábrica
de New Lanak, Escocia, reorganizó la produc-
ción empleando novedosos procedimientos y
técnicas y ofreció innumerables prestaciones
a sus trabajadores, a través del estableci-
miento de una colonia modelo. Construyó vi-
viendas, estableció comités sanitarios, guar-
derías, casas cuna y escuelas; fundó cajas de
ahorro y seguros, protegió a mujeres y niños,
redujo la jornada de trabajo a 10 horas y me-
joró el salario de sus trabajadores.
Pero sus ideas en torno al bienestar de los
trabajadores lo obligaron a salir de Escocia
en 1825.
En Indiana, Estados Unidos fundó una colonia
comunitaria “La Nueva Armonía”. Fracasó y
regresó a Inglaterra en 1932, ahí editó una
revista y fundó la Asociación Nacional de In-
dustrias para Asociaciones Obreras.
Sus ideas influyeron para lograr la unidad de
los obreros ingleses en un sindicato único y en
la creación de cooperativas.
Por su esfuerzo se promulgaron leyes en favor
de las mujeres y niños en las fábricas, y se
planteó por primera vez la necesidad de una
legislación fabril.
El materialismo histórico
Karl Marx y Friedrich Engels fueron los crea-
dores del materialismo histórico y dialéctico.
Concibieron la historia sujeta a leyes gene-
rales de evolución, rechazando la influencia
decisiva del azar o de los grandes personajes.
Consideraban que en la sociedad existe una
“estructura básica” y formada por las rela-
ciones sociales y económicas que son las que,
en última instancia determinan “la súper es-
tructura” (arte, la ciencia, las leyes, la reli-
gión y el Estado, entre las más importantes).
Según sus teorías, dentro de la estructura de
la sociedad se desarrollan “fuerzas produc-
tivas “ formadas por los trabajadores y los
instrumentos que utilizan (medios de pro-
ducción); el crecimiento de estas fuerzas
productivas choca con las relaciones de pro-
ducción es decir, con la manera en que están
organizados el trabajo y la sociedad, ya que
los propietarios de los medios de producción
siempre tenderán a mantener inalterables
las relaciones de las que se benefician; mien-
tras que los trabajadores tenderán siempre a
transformarlas. Esta lucha entre dos grupos
sociales antagónicos y dialécticamente rela-
cionados sería, según Marx y Engels, lo que
haga evolucionar la historia, haciéndola pa-
sar desde los estadios más primitivos hasta el
capitalismo avanzado. En este sentido, con-
sideraron en su momento que los enfrenta-
mientos y contradicciones que existen en la
sociedad capitalista la harían avanzar hacia
el comunismo o a la sociedad sin clases ni ex-
plotación. ≥
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