¡basta del bullying! reflexiones del acoso escolar
Post on 25-Jul-2015
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BASTA DE BULLYING.
REPENSANDO EL CONCEPTO MASCULINO VS FEMENINO
Reflexiones en torno al acoso escolar.
Una experiencia de bullying convertida en palabra.
Por: Edgar Alvarez Herrera
Abordar un tema como el re-pensar conceptos que tienen cabida en el ámbito, social,
económico, cultural, filosófico, epistemológico, psicológico, etc., y pretender por tal
motivo modificar, conductas, actitudes, etc., en pro de un mejor orden y progreso de la
humanidad; ya que aunque pareciera imposible atañe a; tiene una ventaja y una desventaja,
las cuales las englobo solo en dos categorías por que pretendo generalizar al final de este
ensayo mi tesis; la primera es que si fuera posible entender y explicar, paradójico, pero
cierto, siendo esencia de esta tesis, tal existencia lograríamos modificar aquello de lo que
carece en beneficio, como concepto, de una mejor interrelación entre los sujetos, logrando,
además, conjuntar las diversas formas en que las personas conciben el concepto,
coadyuvando a la intersubjetividad, interinstitucionalidad, e internacionalización del
concepto de hombre, añado que ante la negación del mismo; por otra parte, si el concepto
se elabora, aun sabiéndose eficaz para los previos objetivos planteados, tal comprensión,
podría encontrarse ante “los oidos sordos” de las personas que sustentan el poder, o porque
no decirlo, de la manipulación psicológica de tal información en perjuicio de “los tantos”,
ello vendría a detrimento de tal trabajo, pero ¿Y si dejamos de pensar, criticar, proponer,
actuar, donde estaría la situación reflexiva, humana, que nos es inherente y que nos
determina como seres humanos? Ante tal panorama, y no deseando ser determinista ante la
proposición de supuestos, postulo deconstruir y reconstruir, el termino de hombre, macho,
varón, etc,; a fin de evidenciar, algo que a mi parecer es una construcción social. Ello
permitirá ver la debilidad de dichos conceptos para posteriormente encontrarnos ante la
formulación resistente a cambios de lo que significa ser hombre en contraposición del
sentido de mujer, tratando en la medida de lo posible, poner de manifiesto, que el concepto
de hombre y de mujer, masculino y femenino, macho y abnegada, se construyen no en base
a situaciones biológicas, ni psicológicas, en primer instancia, sino a las sociales, cuyas
respuestas del ser ante la situación social, constituyen la figuración de algo que no es, pero
que daña, algo que no es masculino pero tampoco femenino, otro, algo que existe pero que
no se quiere que exista, esto logra modificar instancias biológicas y psíquicas que buscan
sobre todo la adaptación al medio, por diversos mecanismos a saber tres, huir para
adaptarse a otro medio más benevolente, atacar para adaptarse y sustentar el sentimiento de
fuerza que domina, más no en el sentido jerárquico, o cambiar de ambiente a fin de
encontrar uno mejor; el intento de repensar se ve motivado mas por emociones propias que
por afectos, porque al transcurso de dicho curso sobre sexualidad y género, lo que
encuentro inserto en este mundo de significantes son aproximaciones desde la psicología, la
filosofía, la historia, la antropología, la sociología, y otros, tratando de entender al hombre
pero nunca proponiendo una forma de afrentar tales situaciones, que bien pueden ser
circunstanciales o causales, y que no aterrizan de forma adecuada el tópico abordado. No
pretendo decir que sabré como aterrizarlo, al menos intento como bulleado ensayar en el
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pensar, más que en el aprender, que a mi parecer es función primordial del sujeto, tal como
emergerá en el concepto de lo “propiamente” masculino.
El mundo está lleno de significantes y de significados que le son propios a la mente de los
sujetos, pero los contenidos y la forma nunca son suficientes para entender lo que acontece
en el medio social en el que se desenvuelve el sujet,; que como el nombre lo figura, el
sujeto esta sujeto a la cadena de significantes que aparecen en la escena durante el
desarrollo de su vida; para lograr desmontar el sentido del poder en la cadena de
significantes, que adopta de forma inconsciente al tener en cierto momento la primacía
sobre los demás significantes, usare la palabra a la cual, considero, es la portadora de la
construcción, de acuerdo a la función que desempeña [dañar] puesto que a mi parecer hay
una palabra que aun no siendo expresada; palabra que se entiende como la acumulación de
sentidos yuxtapuestos al sujeto; puede emerger como un sentido, y la adopción de la misma
conlleva al [mal]llamado poder, y por tanto, a la creencia de la instauración del concepto de
hombre o masculino [en contraposición con el concepto de mujer o femenino; fuerte y
debil], y por ende toda la construcción que conlleva, aunado a sus sentidos, esto es posible
debido al acervo cultural “aceptado” como verdad inmutable, inamovible, puesto que la
persecución de la verdad esta instalada en el [no pensar, o pensar y obedecer] lógica de la
verdad expuesta, lo que se dice es lo que es o debe ser cierto.
En un ejemplo que deseo incluir, es pertinente antes de entrar en materia poner de relieve
que traeré a colación eventos históricos que creo que son necesarios [sin profundizar en
ellos, claro está], y que ejemplifican como una construcción social esta basada en mitos, o
en formas de cómo se comprende la realidad, que, por lo tanto, tienen que ver con la
instauración de conceptos que son introyectados al organismo de sujeto, modificando sus
actitudes, conductas, prefigurando o manipulando una forma de actuar, una subjetividad.
Pues bien, iniciare con lo siguiente. A la llegada de los españoles, la vida cotidiana de las
personas, para aún no llamarles indígenas, para el caso especifico de Michoacán [los
p´urhépecha o tarascos], giraba en torno al cumplimiento de ciertas funciones, el concepto
de alma, a diferencia de lo que se ha pensado no existía [al menos no documentalmente],
tampoco el concepto de mente [kamatsita: cabeza o sesos], no existía un sistema patriarcal
como hoy solemos denominarle, las mujeres podían tener tres hijos, uno a los 15 años, otro
a los 30 años, y el ultimo a los 45 años, la mujer decidía con quien compartir su practica
sexual, su relación sexual o compartir su sentir sexual, la sociedad no consideraba buenas o
malas las acciones, sino funcionales o disfuncionales las conductas o los actos, ejemplos
antes que palabras, por lo cual, la presencia de lo positivo o lo negativo, lo frío o lo
caliente, lo negro y lo blanco representaban practicas que se habrían de estar llevando a
cabo a través del tiempo, como algo establecido e inmutable, por ello, se cree que la muerte
era el razón primordial de la existencia de la vida, era un ciclo cerrado en el cual no cabían
interpretaciones del universo de posibilidades, este universo determinaba lo que estaba bien
o mal, desde nuestra medida occidental, los dioses, los sacerdotes, los que curaban o
aquellos que tenían visiones eran vistos en confianza sin dudar de ellos.
Inscritos [los p´urhépecha] en un pensamiento que da primacía en los ejemplos
prototipicos antes que en las ideas o esencias, entregan sus dominios, probablemente por un
símbolo de advenimiento, el famoso Quetzalcoatl [probablemente Leif Vinland], a los
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españoles, ya que este representaba el ser que congruentemente en la mente mesoamericana
había dado ejemplos de asertividad, no palabras, no promesas, ni compromisos. El español
ávido de riquezas materiales olvida que el indígena por ser “bárbaro” no tiene un valor en la
cadena de significantes [sujetos], por lo cual lo demeritan, o al menos eso tratan, porque en
realidad a quien afectan es al criollo, al español peninsular y al mestizo, vulnerables a la
critica al transcurso de los años, posteriormente asesinan a su “Rey” por la carencia de más
oro [ya lo habían entregado todo], lo cual genera un sentimiento de ofuscación de ¿Qué
paso entre?, es decir, en el transcurso del fenómeno, no antes ni después de la acción, sino
en la acción misma, la acción toma lugar antes que el sentido, buscando significantes ante
algo que emocionalmente les otorgaba confianza “un dios” benevolente, no lo esperaban,
poco después, sus mujeres se ven abiertas, violadas, chingadas pues, como dice Octavio
Paz, y el indígena iguala su sentir al de su mujer y se ve como el igual a ella, les ponen
incluso faldas, pero el problema no es eso, sino el entre que no se comprende, el proceso,
que se instauró por la palabra posterior del otro, del ofensor, del que daña.
La confusión es equiparable a mi ejemplo, valga el ejemplo y no un concepto más, en el
mundo nacen niños, y no reflexionan desde los conceptos que nosotros utilizamos, pero los
escuchan, eso es lo importante a la postre, el niño no identifica mas que pequeñas
diferencias que a mi parecer son obvias, el niño incluso al bañarse con la madre, nota el
receptáculo al cual concibe como un nido, el cual, ante el miedo, la inseguridad, la
desesperanza, la confusión, mejor visualiza aquel lugar como uno seguro en el que se puede
penetrar pero no para destruir nada, como lo quisiera Klein, el niño sigue su transcurso
evolutivo, no sin adversidades que son superadas por él y por su madre, pero llega el
momento de la separación, el kinder que le provoca un temor terrible por no poder
encontrar un pequeño orificio imaginario donde penetrar y sentirse seguro, pero los
símbolos le ayudan a resolver el problema en cuestión de semanas, al ver a las mujeres
mayores como las iguales a la suya, su madre, tiene rasgos arquetípicos, los pechos sobre
todo, el pelo, la cálida sonrisa, etc., el padre no es mas que otro como él, que ante el menor
miedo se incrusta en la abertura y se separa cuando el miedo ha pasado, él por ser más
pequeño podría incrustarse todo. ¿Y esto como se relaciona con el constructo de Macho?,
Se preguntaran. Pues si.
El niño transcurre mucho tiempo en un proceso; no quiero denotar ahora mismo toda una
teoría sobre la violencia; que pone en evidencia, que el niño es un ciego intelectual, en el
sentido reflexivo [al menos para mi la conformación del concepto que no de la integridad
yoica, aparece en este periodo], hasta que aparece un obturador [el otro] que lo obliga, al
menos en este aspecto, relacionado a la sexualidad [entendida como diferenciación básica
de no ser dañado] a ser o no ser hombre, a repensarse.
Llegando a determinada etapa de la educación elemental; por cierto que la educación
sexual en México empieza a los 12 años; el niño se enfrenta con un detonante para su
posterior identidad y sentir sexual [ahora hablo del real], ¿Se pregunta soy hombre o
mujer?, o ¿Cuándo se da cuenta de que no es hombre?, en realidad, el niño no
diferencia esta situación, el niño no tuvo necesidad previamente de reflexionarlo, de
pensarlo, de confrontarlo [No se a que edad suceda aun]; o acaso se preguntará, ¿Qué es
mejor [bueno] ser hombre o ser mujer?, el niño a mi parecer, no sabe que su madre es su
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“madre” [como femenino], su madre ha sido un medio, ha cumplido una función, no ha
sido una mujer, su padre, un medio más, una palabra que se instaura al igual que la madre,
el niño no ha recapacitado, con respecto a la función materna ni paterna, mucho menos en
la determinación del sexo real, quien es madre o padre, las funciones han determinado su
importancia, no su sexo [genético], su sentir psicológico no se ha completamente
desarrollado, ni instaurado la enfermedad o patología, yo propongo que “el niño se da
cuenta que no es hombre cuando es aquello que es dañado” [pero como concepto] , el
niño se da cuenta en la cadena de significantes, que el lugar que adopta es el lugar que es
dañado, el lugar que se le llama “eres una niña, eres bien joto, pinché puto, te voy a
dar unos madrazos, toma guey pa´que te eduques, llorón, pareces niña, MARICON,
PORQUE TE MEAS EN LOS PANTALONES. Cuando el niño se da cuenta de que
existe esto que no es agradable, comenzara a buscar incesantemente tomar el lugar de
aquello que no es dañado [el mismo concepto de hombre], el lugar no femenino [que es el
dañado y atribuido a la debilidad, sumisión, introversión, etc], es decir, el lugar masculino,
pero el lugar masculino como constructo para nosotros, pero no para él, el niño X se siente
abatido, cansado, ha empleado gran parte de su fuerza tratando de ser lo que debería de no
ser, los embates lo comienzan a minar, su psique se ve como un campo minado, en el cual,
el niño actuara emocionalmente dependiendo de su estado, será a veces yo-hombre, a veces,
yo-mujer, para el niño no importa ser un concepto [le importa un bledo ser hombre o mujer
en un sentido estricto], lo que importa es no ser un “objeto” dañado, un objeto
disminuido, su confusión, al igual que en el indígena, esta en torno a ¿Por qué él vive tal
situación, y ahora reflexiona, porque los demás no son dañados?. Al niño, como dije, no le
importa ser hombre o mujer en torno a la conceptualizacion que de ello tenemos, sino ser lo
contrario de lo que es dañado, pero resulta que socialmente esta instaurado un ejemplo,
como el de Quetzalcoatl [que no es más que un vil mito, algo ficticio con cierta realidad a
veces], y dicho ejemplo es la madre, la Débil, la violada, la mujer pues es lo femenino.
Entonces el niño se niega a ser él mismo la mujer, que no el orificio [o la determinación
de ser mujer en el contexto social], se niega a ser la Chingada, la abierta, la violada como
la indígena, pero el niño no detesta a la mujer, tampoco el adulto la odia, sino que teme al
daño, al concepto que esta relacionado al dolor, a aquello que lo aísla, que lo somete, que
lo angustia, que lo desmoraliza, que lo ofusca, que lo deprime, que lo demerita, quiere, por
tal razón, ser lo contrario, para ello, tiene dos salidas, en el universo de posibilidades, que
se proyectan en el adulto, porque además son los mejores ejemplos que existen
discursivamente para él, huir, ser cobarde en términos sociales, es decir, someterse, o luchar
por la supervivencia, ser el más fuerte, tener el poder, poder que se instaura después de que
adopta la palabra [la que daña o la actitud que conlleva un mundo yuxtapuesto de sentidos],
ya que la palabra es el medio por el cual el niño introyecta en su organismo su
persona, su presencia, y logra, eventualmente, proyectar e introyectar la misma, en el
cuerpo del otro, del desposeído de la palabra [del débil, del concepto de femenino], que
logra subordinar, enajenar, someter, haciendo que sus practicas sean las que él desee,
sexuales, relacionales, intelectuales, sentimentales, instaura pues en el cuerpo del otro una
multitud de discursos que son propios de la sociedad que los produce, y que el individuo
reproduce y repiensa, y que el cuerpo es solo el medio de expresión en distintas esferas.
Por ello, considero que no hay sexos opuestos, sino complementarios, que llamaría
intersexos; entendiéndolos como la practica consciente de los actos deseados con el sujeto
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elegido; la incrustación [al menos para mi] de la palabra en el organismo genera cambios a
nivel cerebral [veamos a los hombres que se operan para ser mujeres, en ese sentido], hay
un mundo de discrepancias a este respecto, por lo cual lo abordaremos en otro espacio.
La formación de estereotipos se determina posteriormente a la instauración del concepto
femenino-dañado, masculino-no dañado, es decir, caliente y frío en términos
indígenas, el poder en términos actuales, desafortunadamente tratamos de buscar una
lógica [desde el punto de vista aristotélico de la congruencia, consistencia y sistematicidad]
donde presupongo que no existe tal respuesta, sino más bien, en el arrastre psicológico
histórico de la comprensión de la realidad en los ámbitos simbólico y real, eliminando el
imaginario de la inconsciencia lacaniana puesto que el indígena al parecer no concibe
opuestos, lo cual genera confusión en su mente ante una practica como tal [el dañar y
sentirse dañado, el acto del daño, no en el significado del daño]; es en el intervincularse en
el proceso de ser; más no como un continuum, en la comprensión de la insertación del
discurso;, por ejemplo, femenino en el orden de lo masculino, homosexual en el orden de lo
heterosexual, heterosexual en el orden de la androginia; sin decir, por el que podemos,
ahora si, determinar; donde verdaderamente encontraremos la respuesta a nuestra
confusión, preguntémonos, en la base de la contradicción, ¿Es acaso dios, hombre?, dios
es creador, ¿Y porque no creadora?, esto marca gran parte de nuestra confusión, de nuestro
miedo, al dejar de dominar lo que conocemos y afrontar la oscura idea del repensarnos
como algo que no se es..
Estamos atravesados [¿locos?] por una cultura que no comprendemos, debemos
preguntarnos a que tipo de macho nos referíamos cuando hablamos de él, al real, al
simbólico, o al imaginario, y si todos ellos existen, ¿Existen más? y ¿cuando el hombre,
macho o como se le prefiera llamar, deja de ser hombre? y ¿puede volver llegar a ser
hombre? ¿Y como se determina esto? Tal parece que nuestra cultura esta enajenada por la
razón, y la razón y la religión parece que no nos deja reflexionar más, solo y solo quizá
ante la confusión.
Parece, evidente, que el trabajo y el poder no son los que determinan el ser hombre y mujer,
o ¿Acaso las niñas no dañan al niño [introvertido o con maneras distintas]? cuando le dicen,
“pareces una niña, pareces joto”, el poder no lo tiene el pené ni la vagina, lo tiene la
palabra, el falo que se instaura cuando se ha introyectado, primero en el sujeto que
utiliza la palabra y después que logra introyectarla en el otro, y esto lo hace en el
ámbito publico, ¿que caso tiene mofarse de alguien sino hay suficientes personas?, ¿como
se divertirían con sus expresiones faciales?, o ¿quien se reiría de su caída al suelo ante un
aventón?, o ¿quien lo seguiría atacando para ver correr mas lagrimas?, ¿que caso tendría
dañarlo si no se encontrara el sentido de la acción?. La trabazón de la irracionalidad de esta
actividad es lo que la hace difícil de entender y de modificar. Es en lo publico donde se
instaura y donde erróneamente la mujer ha pensado recuperarlo [feminismo], es más bien
en el trabajo intimo, pasional, comprometido, decisivo ejercido en el hogar, en lo privado,
donde se encuentra la solución, la no-practica del daño, pero si la agresividad es un
componente innato como lo quiere Klein, los medios para desarrollar esa conciencia serán
más difíciles, notemos aquí que el dinero no es más que un papel de significación que la
misma palabra ha desmontado, por ello, no le hemos tomado en cuenta..
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Finalmente, mencionare que la palabra en sus diversos usos de implantación tiene
funciones tales como los de la madre y del padre que logra contener, incorporar, crear,
destruir, adaptar, saturar, inventar, descubrir, y hacer emanar en el otro su identidad,
haciéndole evidente lo que debe de ser [aunque sea incorrecto].
Ante la falta de solución, el sujeto al “madurar” oculta sus emociones “débiles”, las que lo
delatan, las impronunciables, lo violenta al comenzar a invadir espacios físicos,
emocionales, intelectuales, sociales y culturales. La tensión lo ciega, lo estresa, es el miedo
a regresar a la etapa infantil que lo “pretendía destruir”, la que lo hacia llorar, la que lo
dañaba. No hemos querido reflexionar ante la contundente presencia del estigma social de
ser débil, sino solo, como antes lo mencione, ante la confusión, pero, ¿y si no nos
percatamos que estamos confundidos aun antes de sentirnos invadidos por el otro, si nos
damos cuenta de que estamos solos, que nuestra soledad nos delata como seres “débiles”; y
que se busca el amparo [materno], que estamos instaurados en la lógica de la razón?,
¿Habría posibilidad de poder avanzar en la reconceptualizacion de lo femenino como la
diferencia de lo masculino, en términos de sentires distintos, de practicas distintas, de
relaciones distintas?.
He leído muchas cosas en relación al acoso escolar, ninguna me ha permitido entender la
experiencia que viví. He vivido reflexivamente ciego ante tal situación. ¿Por qué fui
bulleado? No lo sé. Quizá necesite preguntar a los bulleros que me hicieron daño. Espero
que el ocaso de luz a las tinieblas que ciñen mi esquema intelectual.
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