baraja de poesía visual contra la violencia de género. edu barbero

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40 naipes de poesía visual contra la violencia machista + texto de Myrian Mercader + texto de Rrose Sélaby.

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BARAJA DE POESÍA VISUAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

EDU BARBERO

BARAJA DE POESÍA VISUAL

CONTRA LA

VIOLENCIA DE GÉNERO

Edu Barbero

Una importante característica de la obra de Edu Barbero es su perfil

comprometido. Pienso que su poesía visual va más allá de una agradable estética

de imágenes ordenadas y se convierte en una iconografía que reivindica o denuncia

las sinrazones de lo cotidiano a través de tropos y figuras retóricas como la

metáfora, la ironía, la paradoja… Estos recursos poéticos trabajan sobre el mensaje

abriendo o multiplicando los sentidos de cada ilustración.

Sin embargo, también es verdad que hay veces que el compromiso social

puede parecer ajeno al arte. El filósofo alemán Adorno sintió este mismo pudor

cuando opinó que después del oprobio de Auschwitz no podría haber ya más

poesía lírica, pues la estilización del arte empequeñecía el inmenso dolor de las

víctimas. Poco después no tuvo menos que rectificar y concluyó que es sólo en el

arte donde el dolor encuentra su voz. La baraja que Edu Barbero nos presenta con

motivo de su denuncia contra la violencia de género es una muestra de cómo la

poesía visual puede ser más directa y tan efectiva como un discurso social

vehemente.

Este especial mazo de naipes con su alusión implícita al azar y al destino y sin

recurrir a imágenes explícitamente violentas invita a cierta reflexión, invita a crear

cierta empatía con cada uno de los sentimientos de angustia, dolor y miedo de las

víctimas y por otra parte a reprobar los comportamientos egoístas, crueles y

déspotas de los verdugos.

Así, al observar la baraja, la sota me parece auténticamente ella y el rey la

bestia a derribar; un lobo con abrigo se jacta de su designio machista, un corazón

se convierte en roca y los oros ciegan o amordazan. Venus se descompone

impotente en pájaros y Marilyn se transforma en Venus con su belleza de mármol

tan estéril como su destino. No veo, no obstante, entre las imágenes centrales de

los diseños la utilización de las copas, será que tal vez las causas para celebrar sean

aún muy pocas.

En esta ocasión más que nunca, como espectadora de la obra de Eduardo,

coincido con Bataille cuando afirma: “el arte nace de una herida que no cicatriza.”

Myriam Mercader

De barajas y tahúres

Las relaciones amorosas tienen, probablemente, mucho de juego de azar. Quien lo

probó lo sabe: amar es también una apuesta, y como tal, cuenta con jugadores de todo

tipo. Hay amantes inexpertos y los hay que conocen bien cada naipe de la baraja, pero

la tarea del tahúr no es otra que la de someter al azar y al contrincante, y esto no solo

rompe las reglas sino que desbarata el único sentido del juego: la sensación de riesgo

compartido, la variabilidad del desenlace, el vértigo de lo desconocido, la experiencia

adquirida mano tras mano.

A la Fortuna siempre se la ha representado calva y era precisamente porque nadie

podía agarrarla por el cabello cuando pasaba, rauda, a nuestro lado (es por tanto la

Fortuna una mujer tan dadivosa como probablemente también cruel, pero de lo que

no cabe duda es de su independencia). El auténtico azar, como lo es del amor, no

entiende de jerarquías, y de la misma forma se nos entrega como se disipa en la nada.

Cerrar el puño no sirve de nada.

Una baraja de naipes, como un tablero de ajedrez, no es el reino de lo posible sino

el de un orden pensado para su disgregación, el de un orden disgregado que

infinitamente tiende a la recomposición. Así, las figuras se desplazan por el tablero o el

tapete, se asoman y se ocultan, pero cada una de ellas guarda siempre sus privilegios.

Edu Barbero ha invertido este principio y no había mejor camino para lograrlo –Joan

Brossa lo supo bien- que la disciplina a la que se ha entregado desde hace años: la

poesía visual. Su postura es aquí la del tahúr, la del tramposo, es cierto, pero también

la del poeta, de tal modo que, lejos de engañar o someter a nadie, lo que logra es

desconcertar a todos los jugadores, poner en duda las reglas, desbaratar –

metódicamente y en un como si nada- todo orden impuesto. Más que tahúr Barbero

es mago, y su magia, que enciende el azar y que lo aviva, más que asombrar como un

fogonazo inútil, invita a la reflexión.

Rrose Sélaby

http://maquinariadelanube.wordpress.com/

BARAJA DE POESÍA VISUAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

EDU BARBERO

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