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Trabajo Práctico Tutorado (TPT):
APROVECHAMIENTO Y DINÁMICA POBLACIONAL DE
LA LIEBRE IBÉRICA (Lepus granatensis) Y DEL CONEJO (Oryctolagus cuniculus) EN COTOS DE LA
ZONA NORTE PENINSULAR ENTRE LAS TEMPORADAS 92/93 Y 02/03.
Autor: Álvaro Canales Portolés Tutor: Dr. Jesús Nadal García Departamento de Producción Animal ETEF
Índice
II
0.- ÍNDICE
11..-- IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN
1.1 La gestión de los recursos cinegéticos pg. 2
1.2 Los planes de ordenación cinegética pg. 4
1.3 La dinámica poblacional pg. 6
1.4 Características biológicas de la liebre ibérica (Lepus granatensis) pg. 8
1.5 Características biológicas del conejo (Oryctolagus cuniculus) pg. 13
1.6 Situación actual y problemática de la liebre ibérica (Lepus granatensis) pg. 19
1.7 Situación actual y problemática del conejo (Oryctolagus cuniculus) pg. 24
1.8 Justificación pg. 29
22..-- OOBBJJEETTIIVVOOSS
2 Objetivos pg. 32
33..-- MMAATTEERRIIAALLEESS YY MMÉÉTTOODDOOSS
3.1 Descripción de las áreas de estudio pg. 34
3.2 Las muestras biológicas: características, ventajas y limitaciones pg. 37
3.3 Distribución espacio-temporal de las muestras biológicas de liebre
ibérica (Lepus granatensis) y conejo (Oryctolagus cuniculus) pg. 38
Índice
III
3.4 Determinación de la edad pg. 43
3.5 Determinación de las variables biométricas a estudiar para la
diferenciación de la edad en lagomorfos pg. 46
3.6 Análisis de laboratorio con las muestras biológicas pg.47
3.7 La estructura de la población: razones de sexos y edades pg. 50
3.8 El análisis estadístico pg. 50
3.8.1 Estadística descriptiva pg. 50
3.8.2 Estadística de contraste pg. 51
3.8.3 Método de tratamiento y análisis de datos pg. 55
44..-- RREESSUULLTTAADDOOSS
4.1 Estudio de la abundancia de muestras pg. 57
4.1.1 Tendencia de la distribución del número de capturas durante
el periodo hábil de caza de la liebre ibérica (Lepus granatensis) pg. 57
4.1.2 Tendencia de la distribución del número de capturas durante
el periodo hábil de caza del conejo (Oryctolagus cuniculus) pg. 58
4.2 Estadística descriptiva básica de las variables continuas: anchura
del cúbito, peso y longitud del individuo pg.60
4.2.1 Estadística descriptiva de la anchura del cúbito, peso y
longitud del individuo en la liebre ibérica (Lepus granatensis) pg. 61
4.2.2 Estadística descriptiva de la anchura del cúbito, peso y
longitud del individuo en el conejo (Oryctolagus cuniculus) pg. 63
4.3 Relaciones entre las variables continuas: anchura del cúbito, peso
Índice
IV
y longitud del individuo pg. 66
4.3.1 Relaciones entre las variables continuas para la liebre ibérica
(Lepus granatensis) pg. 66
4.3.2 Relaciones entre las variables dependientes para el conejo
(Oryctolagus cuniculus) pg. 68
4.4 La estructura y estado de la población: razones de sexos y edades pg. 71
4.5 Asociacion entre las variables continuas: anchura del cúbito, peso
y longitud con los factores: sexo y edad pg. 75
4.6 Contraste de datos de campo interpretados por los cazadores y
los datos de laboratorio referentes a la edad pg. 82
55..-- DDIISSCCUUSSIIÓÓNN
5.1 El número de capturas y su tendencia pg. 84
5.2 Relaciones entre las variables continuas: anchura del cúbito,
longitud y peso del individuo pg. 85
5.3 La estructura de la población en la temporadas estudiadas pg. 86
5.3.1 Variaciones de las razones de sexos y edades respecto el
valor referencia 1:1 pg. 86
5.3.2 Relaciones de las razones de sexos y edades entre temporadas pg. 90
5.4 Asociacion entre las variables continuas: anchura del cúbito,
peso y longitud con los factores: sexo y edad pg. 92
5.5 Contraste de los datos de campo interpretados por los cazadores
y los datos de laboratorio referentes a la edad del individuo pg. 96
Índice
V
66..-- CCOONNCCLLUUSSIIOONNEESS
6 Conclusiones pg. 99
77..-- BBIIBBLLIIOOGGRRAAFFÍÍAA
7 Bibliografía pg. 104
88..-- AANNEEJJOOSS DDIIGGIITTAALLEESS (en formato CD)
Anejo I: Anejo de Mapas de Situación
Anejo II: Anejo de Inventario
Anejo III: Anejo de Fichas de Campo
Anejo IV: Anejo de Fichas de Laboratorio
Anejo V: Anejo de Datos de Laboratorio
Anejo VI: Anejo de Estadístico
Anejo VII: Anejo de Análisis de las Regresiones
Anejo VIII: Anejo de Tablas Chi-Cuadrado
Anejo IX: Anejo de Normalidad
Anejo X: Anejo de Homocedasticidad
Anejo XI: Anejo de ANOVA y Kruskal-Wallis
Anejo XII: Anejo Fotográfico
Introducción
2
1. INTRODUCCIÓN
1.1 LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS CINEGÉTICOS
Las poblaciones de animales de caza menor son un recurso natural renovable, cuando
viven en un hábitat con suficiente calidad que garantiza su éxito reproductor. Por eso, si
el hábitat tiene calidad, la reproducción puede ser exitosa. Si la población produce
excedentes, éstos pueden ser cazados sin dañar a la propia población. Según Nadal
(1997) los factores a tener en cuenta son:
La base reproductora: toda población de animales tiene un grupo de ejemplares
reproductores que es el “capital” del coto de caza. Precisamente el principal objetivo de
la gestión, es mantener o aumentar el número de animales reproductores de la
población, porque de ellos depende la capacidad para producir ejemplares excedentes.
Si el número de parejas de animales reproductores cada primavera se mantiene
constante, la población es estable; si cada año es mayor, la población aumenta; pero si
cada temporada disminuye, la población está en declive.
La producción de la población: la producción de la población de animales depende
de su éxito reproductor, ya que el número de animales que sobrepasa la base
reproductora es el excedente que se puede aprovechar mediante la caza. El éxito
reproductor depende de muchos factores: la salud de los animales, la calidad del hábitat,
la bondad del clima, la predación, el furtivismo, etc. La salud de los animales se
relaciona con su alimentación, su contaminación, su estrés, y en definitiva con su
calidad de vida. La calidad del hábitat depende de la disponibilidad de recursos
(comida sana, agua potable y refugios eficientes) que ofrece a los animales. La bondad
del clima es inversamente proporcional a las inclemencias: temperaturas extremas,
tormentas violentas, lluvias torrenciales, granizo, hielo, nieve y sequías prolongadas. El
impacto de la predación se asocia a la abundancia y calidad de los refugios, y a la
abundancia y tipo de predadores. El efecto negativo del furtivismo se relaciona con la
cultura, la sensibilización, la vigilancia, la disciplina y las relaciones humanas. Si la
Introducción
3
base reproductora de animales no ha pasado hambre, no se ha contagiado de
enfermedades, no sufre efectos contaminantes, dispone de un hábitat saludable (ha
ofrecido durante todas las estaciones del año suficiente comida sana, agua potable y
refugios eficaces), el clima ha sido benévolo, la predación y los furtivos se controlan
eficientemente, se garantiza el éxito reproductor y la abundancia de excedentes para
cazar.
El aprovechamiento de las poblaciones: si después de la reproducción el número
total de animales que forma la población duplica, triplica, cuadriplica,... a la base
reproductora de la población, hay excedentes que se pueden aprovechar mediante su
caza. Los excedentes son el objetivo pertinente de la caza racional, pero nunca la base
reproductora de animales. Las capturas máximo sostenibles que tolera una población
son el número de ejemplares que se pueden extraer de ésta, sin disminuir el número de
ejemplares que forma parte de la base reproductora. Calcular cual es el número de
capturas máximo sostenible de una población no es fácil, porque el número de animales
que forman una población cambia frecuentemente. Por eso, hallar el número de
animales que son las capturas máximo sostenibles, exige que se realicen censos de la
población. Los censos se deben hacer al principio de la primavera (censo de animales
reproductores) y al final del verano (censo de animales reproductores más su prole). Es
aconsejable que los censos y los cálculos posteriores sean hechos por un buen técnico.
Una vez que se conoce el número de animales que se pueden extraer del coto (las
capturas máximo sostenibles = cupo de piezas) se debe determinar el cómo, dónde y
cuando se deben cazar estos animales. Los lugares, las épocas y los métodos de caza
tienen gran importancia en la conservación de la base reproductora y en la tendencia
futura de las poblaciones de animales. Por esto, es imprescindible disponer de un buen
Plan de Caza que no sólo considere los rendimientos (las piezas/ las hectáreas, o las
piezas/ los cazadores), sino también los lugares, las fechas y los métodos con los que
cazar.
Introducción
4
Una buena gestión cinegética exige tener el coto dividido en sectores en relación a la
calidad de sus hábitats, a la distribución y abundancia de las poblaciones de las distintas
especies cinegéticas. Para cada sector de caza se deben calcular los límites de capturas y
las jornadas de caza necesarias para conseguir las piezas (la presión cinegética justa = el
número de días hábiles x el número de cazadores autorizados). Las épocas de caza se
deben ajustar dentro del periodo hábil a las condiciones específicas de cada coto. Es
imprescindible no interferir negativamente en los ciclos biológicos de las distintas
especies de fauna cinegética, para no perjudicar innecesariamente a las poblaciones de
animales. Precisamente un buen Plan de Caza consigue lo contrario, favorecer a las
poblaciones de animales. Para poder realizar un Plan de Caza adecuado a las
necesidades de cada especie es imprescindible conocer su biología.
1.2 LOS PLANES DE ORDENACIÓN CINEGÉTICA
Según Ballesteros (1998), a la hora de planificar la gestión cinegética de un territorio
en el que se presentan una o varias especies con posible aprovechamiento, y para llevar
a la práctica la mayoría de las ideas que hemos expuesto en las líneas anteriores, el
instrumento básico es el Plan de Ordenación Cinegética. Este documento, cuya
elaboración es obligada desde la entrada en vigor de la Ley 4/89 de Conservación de los
Espacios Naturales y la Flora y Fauna Silvestre, debe incluir todos los datos necesarios
para la planificación y todas las indicaciones correspondientes a la ejecución de la
estrategia de gestión que vayamos a aplicar. Vamos a explicar someramente las partes
en que se debería estructurar un plan de estas características. En primer lugar es
necesario realizar un estudio detallado del medio natural y de las poblaciones
cinegéticas existentes en el territorio. El objetivo básico será conocer la situación actual
y las tendencias recientes de las especies de caza, así como los condicionantes del
hábitat o de la presencia de otras especies predadoras o competidoras que puedan estar
incidiendo sobre ellas. No debe olvidarse la realización de un análisis socioeconómico
de la zona, atendiendo fundamentalmente a la demanda esperada de los
aprovechamientos cinegéticos (número de cazadores y de permisos, modalidades de
caza, etc.) y a la existencia de otros usos en el territorio que puedan condicionar la
Introducción
5
gestión cinegética (agrícolas, ganaderos, forestales, recreativos, etc.).
La conjunción de los datos del estudio del medio y del análisis de la poblaciones
cinegéticas, junto con la información recopilada de otros trabajos e investigaciones
sobre las especies que nos interesan, permite realizar una evaluación del potencial
cinegético de la zona. En este apartado definimos la capacidad de carga del hábitat y, en
consecuencia, la densidad teórica óptima de las especies cinegéticas. De forma paralela
se puede establecer un plan de mejoras, tanto del medio como de las especies, que
reduzca los posibles efectos negativos detectados o que aumente ala capacidad de carga
del hábitat, incrementando el alimento o el refugio disponible. A partir de toda la
información reseñada, se debe establecer el objetivo de gestión planteado, que puede ser
el aumento, el mantenimiento o la reducción de la población. De acuerdo con el
objetivo, se diseña un plan de aprovechamientos en el que se refleja el cupo de piezas a
abatir y el reparto de las piezas entre las distintas clases de sexo y edad. Se deben
señalar las normas de ejecución de dicho plan en lo relativo a los periodos hábiles de
caza, zonas de caza, reparto de cacerías, cupos por cazador y día y otros aspectos. En el
último apartado, denominado plan de seguimiento, se establecen medidas de control de
la actividad cinegética para conocer el grado de cumplimiento del plan. Además, de las
propias cacerías podemos extraer muchos datos de interés para la confirmación o
revisión de los apartados anteriores del plan, como iremos comprobando a lo largo de
todo este libro. Por último, el seguimiento debe hacerse extensivo a otros aspectos de la
biología de las especies de caza o de cualquier otro asunto de interés.
Existen numerosos procedimientos para determinar el cupo de captura, aunque los
más sencillos son los que se basan en representaciones gráficas o modelos matemáticos
simples de la evolución de la población. También existen modelos más complejos para
la determinación del cupo de capturas cuyo objetivo es el cálculo del máximo nivel de
extracción sostenible a lo largo del tiempo, para lo que incorporan conceptos como
capacidad de carga del hábitat y crecimiento dependiente de la densidad.
Introducción
6
1.3 LA DINÁMICA POBLACIONAL
Según Ballesteros (1998) la dinámica de una población animal es un proceso que
depende de la llegada de nuevos individuos a la misma, por nacimiento o por
inmigración desde otras zonas, y de la salida de otros ejemplares, por muerte o por
emigración hacia otras zonas. En consecuencia, el número de animales de una población
en un momento dado (Pt) puede ser expresado mediante una sencilla fórmula a partir del
número de animales existentes en un momento anterior (Pt-1), el número de nacimientos
(N) y muertes (M) que ha tenido lugar entre ambos momentos y el número de animales
que han llegado desde otras zonas (I) o que han salido de la población a otras zonas (E)
entre ambos momentos.
Pt = Pt-1 + N + I - M - E
Cuando se plantea el aprovechamiento cinegético de una población animal se
introduce una nueva causa de mortalidad que puede ser aditiva o compensatoria de la
mortalidad natural. Cuando la mortalidad por caza es aditiva, se están extrayendo
animales de la población que hubieran sobrevivido a los factores naturales como
predación, enfermedad, inanición u otros y, por tanto, se está incrementando la tasa total
de mortalidad. Cuando la mortalidad por caza es compensatoria, la captura de algunos
animales favorece el incremento de las posibilidades de supervivencia del resto de los
individuos de la población, por lo que la tasa total de mortalidad se mantiene constante.
En muchos casos la mortalidad cinegética suele ser compensatoria, sobre todo cuando la
población está cerca de la máxima capacidad de carga del hábitat. No obstante existen
situaciones en que la mortalidad cinegética es aditiva o situaciones intermedias, lo que
depende de cada especie y del tamaño, densidad y otros aspectos de cada población. En
cualquier caso, es muy interesante conocer los valores de la mortalidad natural así como
de la natalidad y las tasas de inmigración o emigración para plantear la gestión
cinegética de una población. En función de estos valores podemos estimar el número de
animales que pueden ser extraídos para mantener la población estable o el tamaño de la
población que es necesario para obtener un aprovechamiento determinado. Las tasas de
natalidad y mortalidad son relativamente difíciles de conocer en muchas especies y,
Introducción
7
además, dependen en gran medida de la densidad, la disponibilidad de alimento y otras
características de cada población. La razón sexual y la estructura de edades de la
población son también muy importantes porque condicionan el funcionamiento
demográfico afectando a las tasas de natalidad y mortalidad y al aprovechamiento
cinegético en especies en las que la caza se aplica preferentemente a un sexo o a un
grupo de edad.
No se puede analizar la dinámica de una población animal aislada de su ambiente. La
capacidad de carga de un medio, que viene definida por la disponibilidad máxima de
alimento o refugio, aunque también por la presencia de otras especies predadoras o
competidoras, constituye un límite natural al proceso de crecimiento de una población.
Así, por ejemplo, cuando el número de jabalíes llegue al máximo nivel admisible por la
capacidad de producción de comida de una zona concreta el crecimiento de la población
se frenará. Para ello podrá disminuir el número de hembras que quedan preñadas o el
número de crías por camada o podrá aumentar la mortalidad de las crías o los adultos o
algún otro factor regulador del crecimiento de la población. Además, la mayor parte de
las poblaciones tienen crecimiento dependiente de la densidad, de forma que la tasa o
velocidad de crecimiento es diferente según la densidad existente. Aunque parezca un
contrasentido, este tipo de crecimiento supone que para obtener un máximo rendimiento
en capturas no se debe intentar que la población reproductora sea máxima, ya que la
mayor productividad tiene lugar en las situaciones de densidad intermedia, en que el
crecimiento de la población es más elevado.
Introducción
8
1.4 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS DE LA LIEBRE IBÉRICA
(Lepus granatensis)
Al igual que el conejo, la liebre pertenece al orden de los lagomorfos, a la familia
Leporidae. Las liebres son animales herbívoros adaptados a la vida en superficies
abiertas y cuya estrategia defensiva se basa en el camuflaje y la huida rápida, por lo que
históricamente se han beneficiado de la desaparición de masas forestales producida por
las diferentes poblaciones humanas en el planeta. En consecuencia, constituyen unas de
las principales piezas cinegéticas de todo el mundo, capturándose sólo en Europa
Occidental más de cinco millones de ejemplares en cada temporada. (Ballesteros, 1998).
Descripción general, morfología y subespecies
De forma general tiene un tamaño superior al del conejo, oscilando su longitud total
entre 50 y 65 cm. Las patas y las orejas son largas, y estas últimas, con una longitud de
8 a 12 cm, se caracterizan por presentar el extremo de color negro. El color del pelo es
pardo amarillento, a excepción de la zona ventral de color blanquecino y la cola blanca
y negra. Tiene una dentadura definitiva compuesta por 28 dientes y cuya fórmula
dentaria es: I 2/1, C 0/0, PM 3/2, M 3/3. El peso medio de la liebre ibérica oscila entre
1.5 y 3.5 kg. Las huellas son muy características, ya que las marcas de las patas
anteriores son pequeñas y las de las patas posteriores son más grandes y alargadas. Los
excrementos son más o menos esféricos, de pequeño tamaño y mantienen restos de las
plantas consumidas. (Ballesteros, 1998)
Fue considerada como Lepus capensis hasta 1979, cuando a partir de estudios
biométricos y bioquímicos se confirmó su validez como especie. La liebre ibérica es un
endemismo ibérico del que se han descrito tres subespecies: L. g. gallaecicus, que
ocupa Galicia y parte del occidente Asturiano, con tonalidades más oscuras que la forma
nominal y una mayor longitud de las extremidades posteriores; L. g. solisi de la Isla de
Mallorca, con menor longitud de las extremidades posteriores y con una morfología
dental característica; y la nominal L. g. granatensis que habita la mayor parte de su área
de distribución (Palomo y Gisbert, 2002).
Introducción
9
Distribución en España
La liebre ibérica se distribuye desde la costa mediterránea al sur de la desembocadura
del Ebro hasta la atlántica y desde los páramos del norte de la meseta hasta la costa
andaluza. En el noroeste de la Península se extiende por Galicia hasta la costa
cantábrica y se introduce por la zona occidental de la Cordillera Cantábrica. En la
mayor parte de su área de distribución es una especie común, y localmente abundante
según las características del terreno, sometida a importantes aprovechamientos
cinegéticos. Está extinguida o es muy escasa en la mitad oeste de distribución entre el
sur de Álava y el sudeste de Lleida, presentado una población estable pero poco densa
casi toda la mitad este de Galicia, la zona occidental interior de Asturias y una estrecha
franja que bordea el río Ebro hasta su desembocadura. (Ballesteros, 1998).
Hábitat y rango altitudinal
En general, las liebres ibéricas presentan un elevado grado de adaptabilidad a
diferentes tipos de terrenos, aunque tienen clara preferencia por áreas abiertas. La liebre
ibérica se encuentra generalmente en terrenos agrícolas y en matorrales de brezos, jaras,
enebros, sabinas, encinas y otras especies. La selección del hábitat varía a lo largo del
año en función de la disponibilidad de alimento. En las zonas agrícolas de la meseta, la
liebre ibérica utiliza durante el invierno las siembras de cereal, que ofrecen alimento y
facilidad de huida. En primavera siguen utilizando las siembras de cereal, cada vez más
tupidas y menos favorables, y aumenta el uso de pastizales, barbechos y viñedos. En
verano los cultivos de cereal son cosechados, por lo que se alimentan preferentemente
en barbechos y eriales y el uso de los rastrojos es poco importante. Las características de
las estepas cultivadas españolas, en muchos casos carentes de zonas de vegetación
arbolada o arbustiva densa condicionan que las liebres utilicen preferentemente para
encamar durante el día los pastizales o las siembras, lo que las hace más vulnerables a
molestias de distinto tipo y las obliga a mantener áreas de campeo más grandes que en
otras zonas de paisaje más diversificado. (Ballesteros, 1998).
Introducción
10
Alimentación
En todos los lagomorfos se produce un fenómeno conocido como cecotrofia, que
facilita la digestión de la celulosa vegetal mediante un doble paso por el tubo digestivo.
En el enorme ciego de estas especies se produce una fermentación bacteriana que da
lugar a unos excrementos mucosos, muy ricos en bacterias y nutrientes. Estos
excrementos, diferentes de los más secos y consistentes que se encuentran
habitualmente por el campo, se producen durante el día y son ingeridos de nuevo por el
animal. De esta forma la materia vegetal pasa de nuevo por el aparato digestivo y se
aprovechan adecuadamente todos los nutrientes. El resultado final es semejante al que
obtienen los rumiantes mediante su sistema de digestión. Las plantas herbáceas
constituyen la mayor parte de la alimentación de la liebre a lo largo de todo el año,
destacando sobre todo las gramíneas, seguidas por leguminosas y otros grupos de
plantas. El resto de alimentos son poco importantes en la dieta. A finales de verano y
principios del otoño aumenta el consumo de semillas y comen algún fruto como fresas,
uvas o manzanas. En invierno consumen cortezas y raíces. Los cereales cultivados le
resultan muy atractivos, constituyendo la casi totalidad de su alimento invernal en las
zonas agrícolas. En verano consumen muchas espigas antes de que comiencen a secarse.
Si tiene a su disposición alimento verde suficiente, la liebre bebe muy poca agua.
La liebre es fundamentalmente crepuscular y nocturna. Pasa el día inmóvil en un
encame, que generalmente es una simple depresión del terreno situada al abrigo de
algún arbusto o en zona de hierba alta. Durante la noche acude a las zonas preferentes
de alimentación, donde puede encontrarse con otros individuos formando grupos más o
menos dispersos. Dedican las tres cuartas partes de la noche a alimentarse. En general
las hembras dedican más tiempo a la alimentación y el descanso, mientras que los
machos dedican más a actividades de desplazamiento, exploración, celo y
enfrentamiento con otros machos. (Ballesteros, 1998).
Introducción
11
Reproducción
El período reproductor es muy amplio y se extiende entre enero y octubre. En zonas
muy favorables puede reproducirse durante todo el año. El celo tiene lugar durante la
noche y suele ser colectivo. La hembra en celo presenta un comportamiento particular,
con rápidos movimientos laterales de la cola. Esto, unido al olor producido por la
glándula inguinal, incita a los machos a perseguirla. Ambos sexos desarrollan un juego
en el que se pelean a manotazos, en posición de boxeo, y se persiguen hasta que la
hembra acepta finalmente el acoplamiento. En este tipo de pelea participan siempre un
macho y una hembra.
La superfetación es una curiosa adaptación para la producción de descendencia
numerosa. Una vez preñadas, las hembras son capaces de retener en su organismo parte
de los espermatozoides del macho. Durante la preñez no interrumpen la producción de
óvulos ni la actividad sexual, por lo que pueden ser cubiertas de nuevo antes del parto.
Estos acoplamientos no fertilizan a la hembra pero inducen la ovulación, y los óvulos
son fecundados por los espermatozoides almacenados procedentes del primer macho
que la cubrió y que es el padre de la camada que está a punto de nacer. Durante algunos
días la liebre lleva simultáneamente unos fetos muy desarrollados y próximos al
nacimiento y unos embriones en su fase inicial de desarrollo. Así, aunque el período de
gestación es de 41 a 42 días, el intervalo entre dos partos sucesivos suele ser de 34 a 40
días. Una liebre adulta tiene tres o cuatro partos al año, aunque puede llegar hasta siete.
En cada parto nacen de una a cuatro crías cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. El
parto se produce en una zona protegida por la vegetación y la hembra abandona a las
crías después del nacimiento. A los pocos días los lebratos se separan entre sí unos
metros. Diariamente, antes de la puesta del sol, se agrupan para que su madre les
amamante durante unos minutos. Es el único momento del día en que la hembra les
visita. La inmovilidad y el pelaje mimético son sus principales armas contra los
predadores. A partir de la segunda semana comienzan a comer hierba. Son
amamantados hasta que tienen un mes de edad y a partir de este momento se
independizan y van adquiriendo las costumbres de los adultos. La edad de madurez
sexual depende de la época de nacimiento y de otros factores de la población, aunque en
Introducción
12
los casos más precoces pueden alcanzar la madurez a los 3 meses en los machos y a los
4 ó 5 en las hembras. En general, las liebres nacidas al comienzo de la temporada
pueden reproducirse en el mismo año de su nacimiento. (Ballesteros, 1998).
Dinámica poblacional
En poblaciones francesas sometidas a fuerte presión cinegética la tas de supervivencia
anual de los adultos varía entre 35 y 45%. En ausencia de caza puede llegar al 60%. La
tas de supervivencia de las jóvenes es menor, entre el 15 y el 40% anual, debido al
efecto de los predadores y a su mayor susceptibilidad a enfermedades. La renovación de
las poblaciones es muy rápida. Sin embargo, el principal parámetro regulador del
tamaño y estructura de una población no es la supervivencia de los adultos o de los
jóvenes sino el éxito reproductor. En concreto, el número medio de lebratos por parto
es bastante constante, aunque el número de partos anuales de cada hembra es muy
variable en función de factores internos de la población y de características externas del
medio. En terrenos agrícolas, el tamaño de las poblaciones depende finalmente de las
condiciones del hábitat. Todos los lagomorfos juegan un importante papel en los
ecosistemas como soporte de las poblaciones de diversas especies de carnívoros entre
los que destacan lo cánidos y félidos de medio tamaño. El zorro es el principal predador
en la Península Ibérica, aunque las poblaciones de liebres en general soportan bien su
incidencia ya que captura sobre todo individuos jóvenes no reproductores. Las liebres
soltadas tras una repoblación parecen ser más sensibles a la muerte por predación. En
Francia se comprobó que el 63% de la mortalidad de las liebres soltadas en una
repoblación era debida a los predadores y tenía lugar en los primeros días posteriores a
la suelta (Ballesteros, 1998).
Introducción
13
1.5 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS DEL CONEJO (Oryctolagus
cuniculus)
El conejo es una de las especies de vertebrados más importantes en el mantenimiento
de las cadenas tróficas de los ecosistemas mediterráneos. Su tamaño corporal, su
relativa abundancia y facilidad de captura son cualidades que hacen que el número de
especies que potencialmente puedan predar sobre él sea elevado (más de 40), por lo
que de su abundancia depende en gran medida el mantenimiento de la biodiversidad de
estos ecosistemas. (Calvote y Estrada, 2000).
Descripción general y morfología
Aunque existen varios géneros de conejos, el género Oryctolagus es monoespecífico,
es decir, sólo existe la especie O. Cuniculus, que es el conejo común europeo. Se
caracterizan por tener el pelaje de color pardo grisáceo, las orejas proporcionalmente
más cortas que las liebres, sin la punta negra, y un rabo corto y blanco. La zona ventral
es blanca. Presenta una mancha rojiza en la nuca. La longitud corporal de los conejos
ibéricos adultos es de unos 40 cm, con unas orejas que miden entre 7 y 8 cm. La
dentición definitiva está formada por 28 dientes y su fórmula dentaria es la siguiente: I
2/1, C 0/0, PM 3/2 y M 3/3. Las huellas de los conejos son similares a las de las liebres,
aunque de menor tamaño. Los excrementos son pequeños y esféricos. Habitualmente
acumulan los excrementos en letrinas situadas en las inmediaciones de las madrigueras
(Ballesteros, 1998).
Distribución en España
En la actualidad el conejo se distribuye por el norte de África, la Península Ibérica, las
Islas Británicas, el oeste y centro de Europa, la mayor parte de las islas del
Mediterráneo, Australia, Nueva Zelanda, América del Sur y algunas zonas de América
del Norte. Hasta mediados de los años cincuenta, el conejo estaba distribuido por casi
toda la Península Ibérica y sus poblaciones alcanzaban altas densidades. La llegada del
virus de la mixomatosis en 1953, y su extensión por toda España en unos pocos años,
Introducción
14
produjo un cambio muy importante en su distribución geográfica y en el estado de sus
poblaciones. Actualmente se distribuye por gran parte del territorio español, aunque las
mejores poblaciones se encuentran en los montes de Galicia, los páramos y mesetas de
Castilla y León, los matorrales y cultivos de Castilla La Mancha y gran parte de
Extremadura y Andalucía, siendo más escaso en la costa levantina y en Asturias,
Cantabria y Euskadi. En los Pirineos es muy escaso y su presencia es local. Está
presente en Baleares. También existe en canarias, especialmente en Fuerteventura,
Lanzarote y Las Palmas. (Ballesteros, 1998).
Hábitat y rango altitudinal
El hábitat ideal del conejo está constituido por zonas de clima mediterráneo, con
praderas o pastizales intercalados con áreas de matorral y suelos secos, bien drenados y
poco compactados que permitan la construcción de conejeras. Las zonas rocosas con
suficientes recovecos y oquedades, e incluso los acantilados marinos, son también
lugares adecuados para la instalación de madrigueras. Los cultivos de cereal,
leguminosas y productos hortícolas constituyen excelentes áreas de alimentación para
las poblaciones de conejos próximas. La diversidad de la vegetación constituye un
factor favorable para la presencia de los conejos. (Ballesteros, 1998).
Los conejos son fuertemente territoriales y forman grupos sociales constituidos por
un macho dominante y varias hembras, junto con jóvenes y machos subordinados que
viven en los alrededores. Varios de estos grupos familiares próximos pueden establecer
ciertos lazos de unión y utilizar las mismas zonas de alimentación constituyendo una
colonia numerosa de conejos. Marcan el territorio con secreciones de diversas glándulas
o con orina. Depositan los excrementos en grandes montones que parecen tener también
un papel de señalización territorial. El territorio defendido por cada grupo es pequeño,
generalmente menos de 1 ha, y los conejos se alejan poco de la colonia. Los adultos son
bastante sedentarios y pasan la noche alimentándose a unos cientos de metros de las
madrigueras, aunque los jóvenes pueden dispersarse varios kilómetros en función de la
densidad y las características de la zona. (Ballesteros, 1998). En un estudio realizado en
Andalucía, las densidades en áreas cinegéticas variaban entre 0.3 y 30.0 individuos/ha,
Introducción
15
con un promedio de 4.8 (Palomo y Gisbert, 2002).
Alimentación
Al igual que en la liebre, en el conejo se produce el fenómeno de la cecotrofia, por el
que la mayor parte de la materia vegetal consumida pasa dos veces a través del tubo
digestivo. Este fenómeno permite al animal digerir adecuadamente la celulosa vegetal
gracias a su flora bacteriana. Consumen con avidez un gran número de gramíneas y
leguminosas cultivadas. Al alimentarse de forma concentrada sobre una pequeña
superficie de terreno, es frecuente que produzcan unos daños característicos en los
cultivos a modo de manchas o zonas muy pasteadas, que son específicos de los conejos
europeos y no se dan en las liebres o los conejos americanos. Además, pueden producir
daños a las plantaciones forestales y de frutales, los viñedos y otros cultivos
descortezando las plantas o seccionando los tallos más tiernos.
El consumo total de plantas por parte de conejos o liebres es reducido en comparación
con lo que consumen los ungulados o los insectos. Sin embargo, los lagomorfos son
consumidores selectivos y se concentran preferentemente sobre ciertas especies del
estrato vegetal inferior, consumiendo una fracción elevada de las mismas. Por
consiguiente, su efecto sobre los ecosistemas puede ser muy importante. La utilización
intensiva de algunos pastizales por parte de los conejos puede producir una pérdida
importante de biomasa pero, además, una alteración de la composición botánica,
favoreciéndose la presencia de plantas adventicias de escaso valor alimentario. En la
mayor parte de España no existen limitaciones térmicas en lo que al periodo de
actividad de alimentación se refiere, por lo que mantiene su actividad durante el
invierno y permanecen activos y en el exterior durante parte del día. (Ballesteros 1998).
Introducción
16
Reproducción
Es una especie muy prolífica y claramente oportunista desde el punto de vista
reproductor. Adapta sus ciclos reproductivos a las características del clima y del medio
en que se encuentra, lo que incrementa su capacidad colonizadora y explica el gran
éxito de las introducciones que se han realizado en todo el mundo. En general existen
periodos de actividad reproductiva que alternan con periodos de inactividad y tanto unos
como otros son de duración variable entre zonas distintas y entre años diferentes. Como
ya se ha indicado, el ciclo reproductivo está estrechamente vinculado al estado y
desarrollo de la vegetación herbácea y, por tanto, depende de las características
climáticas.
La actividad sexual de los machos, reflejada en el tamaño de los testículos, es máxima
a finales del invierno y principio de primavera. Durante el verano los testículos se
retiran dentro del abdomen y se reduce su tamaño. La actividad sexual de las hembras
sigue un modelo claramente bimodal, con dos momentos de máxima presencia de
hembras preñadas correspondientes con la primavera y el otoño, aunque el principal
periodo reproductor es el comprendido entre febrero y julio. El celo consiste
fundamentalmente en persecuciones y caricias. La propia cópula desencadena la
ovulación. La gestación dura entre 28 y 30 días. Las hembras dominantes crían en la
madriguera principal, aunque las hembras subordinadas construyen una madriguera en
las cercanías de la colonia. Hacen un nido con material vegetal y pelo de su propio
vientre, en el que se produce el parto. Las crías nacen ciegas y desnudas y permanecen
en la madriguera durante unos 20 días. En este periodo la hembra las visita para
amamantarlas una o dos veces cada noche y permanece con ellas unos pocos minutos.
Inmediatamente después del parto las hembras pueden quedar preñadas de nuevo. Es
muy frecuente que se produzca la reabsorción de alguno o de todos los embriones
durante la gestación, lo que constituye un mecanismo adaptativo para reducir el tamaño
de la camada o anular el parto cuando las condiciones del medio o el estado fisiológico
de la madre no son adecuados. En un estudio realizado en Andalucía, el número medio
de partos efectuados anualmente por cada hembra ha sido 2.3 y el número de gazapos
nacidos en cada parto ha variado entre uno y cinco, siendo tres el número más frecuente.
Introducción
17
En Francia las hembras de conejo tienen entre uno y cinco partos cada año en cada uno
de los cuales nacen entre tres y cinco crías. En Europa Central y especialmente en
Australia, el tamaño de la camada es mayor, variando entre tres y nueve gazapos. En
España los conejos pueden alcanzar la madurez sexual a partir de los 4 meses de edad,
aunque hasta los 7 u 8 meses no alcanzan el peso y tamaño propio de los adultos.
(Ballesteros, 1998). La mortalidad en ejemplares adultos encontrada en épocas adversas
en Doñana oscila entre el 70 y 80%. En condiciones naturales se ha encontrado algún
ejemplar marcado que ha sobrevivido más de cinco años (Palomo y Gisbert, 2002)
Dinámica poblacional
Aunque existe una variación geográfica en el tamaño de camada en las distintas
poblaciones de conejo, el factor que más influencia tiene sobre el éxito reproductor y la
dinámica poblacional de esta especie es la duración del periodo reproductor. Esta
duración depende directamente de la disponibilidad de alimento y por tanto de las
condiciones climáticas de la zona. En definitiva, el número de crías nacidas anualmente
por cada hembra madura, que puede variar entre 10 y 45, depende directamente del
clima. En poblaciones estables españolas el número anual de gazapos producidos por
cada hembra oscila generalmente entre 10 y 15.
En el primer mes de vida, la razón sexual está equilibrada, existiendo el mismo
número de crías macho y hembra. A lo largo de la vida, los machos parecen tener
mayor tasa de mortalidad, por lo que en individuos adultos la proporción entre sexos
suele estar desequilibrada a favor de las hembras. Este hechos puede explicarse en parte
por la menor tendencia de los machos a ocupar las conejeras, siendo más probable su
captura por cazadores o predadores. La mortalidad es muy alta en los individuos más
jóvenes, siendo habitual que más del 80% de los gazapos mueran antes de alcanzar la
edad adulta, aunque se reduce progresivamente al aumentar la edad. La mortalidad
anual de los adultos varía en diferentes zonas entre el 25 y el 60%. La mortalidad varía
en función de la época del año. En años normales, la primavera y el principio del verano
es la época de mayor mortalidad de los gazapos, mientras que en verano y otoño la
mortalidad se centra en mayor medida sobre los conejos adultos. Como consecuencia de
Introducción
18
las variaciones estacionales en la natalidad y la mortalidad, las poblaciones de conejos
varían numéricamente a lo largo del ciclo anual. La máxima presencia de conejos tiene
lugar en primavera y verano, mientras que en otoño se produce una fuerte disminución
de la abundancia, que se va recuperando durante el invierno hasta alcanzar el máximo
de nuevo en primavera. Los conejos pueden vivir entre 8 y 10 años, aunque
generalmente su vida es mucho más corta.
En gran parte de España, los conejos son la presa principal de un número elevado de
predadores entre los que destacan el lince, el zorro, el lobo, el gato montés, el
meloncillo, el águila imperial, el águila real, el búho real y otras especies hasta un total
de 17 mamíferos, 19 aves y 4 reptiles. En cualquier caso la predación, a pesar de su
importancia, no constituye una causa de riesgo en poblaciones de conejos densas y
numerosas, ya que la alta tasa de reproducción permite soportar elevadas presiones. Por
el contrario, en estas poblaciones numerosas existe un efecto positivo de la predación,
ya que el equilibrio dinámico establecido entre los predadores y los conejos evita que se
llegue a un número de éstos que supere la capacidad de carga del hábitat. Cuando las
poblaciones son de pequeño tamaño y están desequilibradas por efecto de
enfermedades, caza incontrolada, escasez de alimento y otros factores, es cuando los
predadores pueden tener efectos negativos. Desde el punto de vista evolutivo, la enorme
presión de predación parece ser el factor que ha favorecido la estrategia demográfica de
las poblaciones ibéricas de conejos, basada en individuos de pequeño tamaño con un
desarrollo y madurez muy rápidos. Por el contrario, en los conejos australianos la
estrategia se basa en individuos más grandes y de desarrollo más lento, pero con un
mayor tamaño de camada (Ballesteros, 1998).
Introducción
19
1.6 SITUACIÓN ACTUAL Y PROBLEMÁTICA DE LA LIEBRE
IBÉRICA (Lepus granatensis)
La situación general de la liebre ibérica en la franja norte es preocupante y las
densidades de población son, en general, inferiores a las potencialmente admisibles y a
las deseables desde el punto de vista ecológico, económico y cinegético.
Factores de riesgo
Al igual que sucede con otras especies animales, son múltiples las causas responsables
de la situación descrita. Los principales factores que han influido en este declive de las
liebres en gran parte del norte de España son las siguientes: (Ballesteros, Benito y
González-Queirós, 1996).
En primer lugar, una presión cinegética excesiva y la caza furtiva. Casi todas las
especies del género Lepus están sometidas a intensos aprovechamientos cinegéticos que
condicionan en gran medida sus parámetros demográficos. En las poblaciones francesas
es habitual extraer por medio de la caza del 40 al 46% de los efectivos presentes en
otoño, lo que ilustra la fuerte productividad de estas poblaciones. Por su parte, en Gran
Bretaña los valores de extracción por caza varían entre el 26 y el 64% de los efectivos
en otoño. A pesar de que las poblaciones de liebres bien gestionadas pueden llegar a
soportar fuertes aprovechamientos cinegéticos, la caza descontrolada puede poner
fácilmente en peligro su supervivencia. El furtivismo se suma a la mala gestión
cinegética como causa importante del declive de las liebres, ya que son particularmente
sensibles a la caza nocturna mediante focos o con las simples luces de un vehículo,
práctica que ha ocasionado mortalidades elevadas y puntuales en varias zonas en los
últimos años. La construcción y el acondicionamiento de pistas de acceso a vegas y
brañas, así como los caminos de concentración parcelaria, agravan este problema.
(Ballesteros, Benito y González-Queirós, 1996).
Introducción
20
El segundo factor de riesgo en importancia es el de las modificaciones del hábitat.
La principal alteración sufrida por el hábitat de la liebre ibérica ha sido la plantación
masiva de pinos y eucaliptos en amplias zonas de la cornisa Cantábrica y Galicia, con la
consiguiente desaparición de zonas de cultivos, pastos y matorrales ocupadas por ambas
especies. Otra alteración importante del hábitat, a y que ha repercutido negativamente
sobre las poblaciones de liebres en algunas áreas, ha sido la disminución constante de la
ganadería extensiva y el progresivo abandono de zonas de pastizal. Los pastizales se han
visto invadidos por matorrales que han alterado el equilibrio entre formaciones
vegetales, característico del hábitat idóneo de cada especie. Paralelamente a la
disminución de la ganadería se ha producido una reducción en superficie y variedad de
los cultivos agrícolas. Las vegas de muchos pueblos han pasado de ser un mosaico de
prados y cultivos de alfalfa, maíz, trigo, centeno, patatas y hortalizas a convertirse, en
el mejor de los casos, en uniformes extensiones de pradera. Se ha reducido la diversidad
botánica y paisajística de estas zonas y su capacidad de carga en lo que respecta al
mantenimiento de poblaciones de liebres. (Ballesteros, Benito y González-Queirós,
1996).
El tercer factor a considerar es el de las enfermedades. Prácticamente no hay datos
sobre la incidencia de las enfermedades en la regulación de las poblaciones de liebre
ibérica. Las principales enfermedades que afectan a las liebres son pseudotuberculosis,
pasteurelosis, tularemia, brucelosis y cocidiosis. Por otra parte, en los últimos años ha
cobrado especial interés el síndrome de la liebre parda, conocido como EBHS
(European Brown Hare Syndrome), muy semejante a la neumonía hemorrágica vírica
del conejo. En 1991 alcanzó la Península Ibérica, y se ha comprobado que provoca
mortalidades del 40 ó 50% en algunas zonas, fundamentalmente durante el verano y el
otoño (Ballesteros,1998). En Francia, en el año 1992, más del 60% de las muertes de
liebres europeas producidas por alguna enfermedad se han debido a la
pseudotuberculosis, pasteruelosis, coccidiosis o EBHS. (Ballesteros, Benito y González-
Queirós, 1996).
Introducción
21
Un cuarto factor de riesgo es el de la predación. Todos los lagomorfos juegan un
papel importante en los ecosistemas como soporte de las poblaciones de diversas
especies de carnívoros, entre los que destacan los cánidos y los félidos de tamaño
medio. El principal predador de la liebre en gran Bretaña es el zorro (Vulpes vulpes),
responsable de las dos terceras partes de las capturas, seguido por el gato montes (Felis
silvestris) y el águila real (Aquila chrysaetos), mientras que aguiluchos, ratoneros y
otras rapaces medianas pueden capturar lebratos durante la época de cría. Aunque la
incidencia de la predación es muy variable en los distintos territorios, en algunas zonas
las liebres capturadas por los zorros provocan pérdidas de productividad que dan lugar
a densidades otoñales entre dos y cinco veces inferiores a las que podrían alcanzar. Los
principales predadores de la liebre en la zona norte de la península Ibérica son el zorro,
el gato montés, el lobo (Canis lupus) y el águila real. (Ballesteros, Benito y González-
Queirós, 1996).
El quinto factor de riesgo es el de los productos fitosanitarios. Todas las especies de
liebres son en general muy sensibles a la aplicación de herbicidas o insecticidas e
incluso a los fuertes abonados químicos. La aplicación de sustancias biocidas ha
provocado disminuciones importantes en las poblaciones de liebre. (Ballesteros, Benito
y González-Queirós, 1996).
Por último el atropello en pistas y carreteras constituye un factor de riesgo a tener
en cuenta, aunque la escasa mecanización agraria de la zona norte peninsular resta
importancia a la muerte de liebres bajo tractores o máquinas cosechadoras, que puede
llegar a ser importante en otras áreas geográficas. (Ballesteros, Benito y González-
Queirós, 1996).
Medidas de conservación
Según Ballesteros, Benito y González-Queirós (1996), la situación de las liebres, al
igual de lo que sucede con otras especies que comparten sus hábitats, es delicada,
aunque las causas que la provocan son conocidas, la solución no es sencilla debido a los
múltiples y variados factores implicados. En cualquier caso, un principio básico y
Introducción
22
perfectamente válido es que la conservación de las poblaciones de liebres pasa por la de
su hábitat. La intensificación de los aprovechamientos agrícolas y ganaderos mediante
productos químicos, la pérdida de usos tradicionales y la implantación masiva de otros
nuevos, con capacidad para transformar el medio, han reducido las poblaciones de
muchas especies salvajes. Aunque existen nuevas orientaciones agrícolas influidas por
tendencias de índole supranacional, como la PAC, que pretende hacer compatible el
desarrollo de la agricultura con la conservación del medio ambiente. En este contexto, la
actividad cinegética se puede convertir en la principal fuente de recursos económicos y
en una herramienta de gran utilidad para la conservación de amplias zonas rurales de
nuestro país. Partiendo de este planteamiento optimista, hay una serie de medidas que
deberían ponerse en práctica para facilitar la conservación y la recuperación de las
liebres, junto a la de otras muchas especies silvestres.
En primer lugar, debemos mejorar nuestros conocimientos sobre las liebres. Sería
aconsejable emprender estudios que analizaran la influencia de diversos factores como
las alteraciones del hábitat, las quemas, la caza furtiva o los predadores sobre la
situación de las poblaciones de liebres. No debe olvidarse la urgencia de investigar el
estado sanitario de las liebres españolas y establecer las medidas de control más
oportunas frente a la enfermedad hemorrágica vírica u otras patologías que puedan
provocar mortalidades considerables. Una fuente interesante de información para
realizar estos estudios es la propia actividad cinegética, mediante encuestas a los
cazadores, el control de cacerías y el análisis de los ejemplares cazados.
Una segunda medida sería la ordenación de los aprovechamientos cinegéticos,
aunque es un propósito especialmente complejo debido a la variedad administrativa y la
correspondiente competencia en la gestión de los terrenos en los que se mantienen las
poblaciones de liebres. Sin embargo, sería aconsejable un control continuado de estas
especies que permitiera obtener información interesante y adoptar medidas rápidas y
efectivas cuando la gravedad de algunas situaciones así lo aconseje.
Introducción
23
Como tercera medida de conservación habría que proponer el control de las
repoblaciones. Es imprescindible que cada comunidad autónoma controle las
repoblaciones con estas especies y garantice la idoneidad sanitaria y genética de los
animales a soltar. Está demostrado que el avance de las enfermedades se produce
fundamentalmente a través de las sueltas incontroladas, por lo que debe prestarse una
especial atención a los movimientos de liebres procedentes de zonas afectadas por la
enfermedad hemorrágica vírica u otras.
La cuarta medida se refiere al control de predadores, fundamentalmente zorros y
perros o gatos asilvestrados, mediante caza directa o técnicas indirectas (cierre del
acceso a basureros y otras fuentes de alimentación).
Por último, es imprescindible la mejora del hábitat. Es un asunto complejo y no
suele estar al alcance de los responsables de la gestión de las poblaciones de liebres. En
cualquier caso, pueden emprenderse actuaciones localizadas como aumentar y
diversificar las superficies de cultivos, en muchos casos destinados exclusivamente al
mantenimiento de poblaciones cinegéticas, crear zonas de matorral o atenuar los
impactos provocados por las actividades que modifican de forma considerable los usos
del suelo.
El desarrollo de éstas y otras medidas mediante la actuación coordinada de
Administraciones, gestores, cazadores, agricultores, ganaderos, ecologistas y todas las
personas implicadas, podrá frenar el deterioro de gran parte de las poblaciones de
liebres del norte de la península Ibérica.
Introducción
24
1.7 SITUACIÓN ACTUAL Y PROBLEMÁTICA DEL CONEJO
(Oryctolagus cuniculus)
Incluso antes de la llegada de la mixomatosis a mediados del siglo pasado, las
poblaciones de conejos habían disminuido o desaparecido en muchas regiones donde
antaño eran abundantes debido tanto a factores asociados con la humanización como
con cambios en el uso del suelo, fragmentación del hábitat y pérdidas de usos
tradicionales. Desde la llegada de la enfermedad hemorrágica del conejo, la especie está
haciéndose cada vez más escasa, manteniéndose en niveles poblacionales mínimos
desde los que fácilmente se puede entrar en procesos de extinción local. Sólo en algunas
regiones donde la calidad del hábitat es buena, la gestión cinegética es adecuada, y tal
vez por la existencia de un virus apatógeno recientemente descubierto, el conejo
consigue mantener niveles de abundancia elevados. La dramática situación de la especie
no ha hecho hasta el momento que se activen planes de recuperación a nivel nacional
(Palomo y Gisbert, 2002).
Factores de riesgo
Existen numerosos factores que afectan negativamente a las poblaciones españolas de
conejos disminuyendo su tamaño y llegando a provocar su desaparición en diversas
zonas. Entre estos factores destacan las enfermedades, fundamentalmente mixomatosis
y neumonía hemorrágica vírica, pero también debe tenerse en cuenta la alteración del
hábitat, la caza mal planificada, el desequilibrio entre las poblaciones de conejos y sus
predadores, las repoblaciones incontroladas o la introducción de especies o subespecies
alóctonas.
La mixomatosis fue descubierta en conejos americanos del género Sylvagus, en los
que es una enfermedad leve, y fue extendida desde principios del presente siglo como
método de control de las plagas de conejos. El gran éxito que tuvo su uso en Australia
favoreció que en 1952 se empleara en una zona próxima a París. Esto supuso su
expansión por toda Europa y su llegada a España en 1953, originando altas mortalidades
en las poblaciones cunícolas. Desde entonces han aparecido en la naturaleza algunas
Introducción
25
cepas poco patógenas del virus y las poblaciones de conejos han desarrollado cierta
resistencia genética, por lo que la enfermedad ha adquirido carácter endémico y
estacional y no siempre ocasiona una mortalidad tan elevada. En los meses fríos se
reduce la posibilidad de contagio, mientras que en periodos cálidos con intensas lluvias
se producen brotes característicos por la abundancia de mosquitos. La muerte tiene
lugar entre 12 y 21 días después de la infección, aunque los predadores suelen capturar
muchos conejos afectados antes de que mueran. Los brotes de mixomatosis pueden
provocar elevadas tasa de mortalidad, llegando a causar la muerte directa de numerosos
adultos y del 40-50% de los individuos jóvenes, lo que tiene una gran importancia ya
que reduce drásticamente la productividad de la población. (Ballesteros, 1998).
La enfermedad hemorrágica del conejo o NHV, se describió por primera vez en
China en 1984 y apareció en España en 1988, provocando elevadas mortalidades en las
granjas de conejos y en todas las poblaciones silvestres. Esta enfermedad se presenta en
forma cíclica con incidencia máxima en los meses más fríos, especialmente entre
diciembre y marzo. En la primera oleada la mortalidad supera el 65% y en sucesivas
oleadas, producidas cada uno o dos años, mueren entre el 20 y el 30% de los conejos
adultos. (Ballesteros, 1998).
Medidas de conservación
Según Ballesteros (1998), en general es preferible la recuperación de las poblaciones
autóctonas eliminando los factores de riesgo y aportando, si es necesario, alimento o
refugio, aunque en algunos casos puede ser aconsejable la realización de repoblaciones.
Si se efectúan si un control y una planificación previa suelen tener como resultado el
fracaso. En general, para favorecer el éxito de una repoblación deben eliminarse todos
los factores negativos que provocaron el declive de la especie. Además, debe facilitarse
la adaptación de los animales tras la suelta, para lo que es preciso contar con
ejemplares sanos y vigorosos, proporcionar suficiente refugio y evitar la incidencia de
predadores oportunistas como el zorro o lo perros y gatos domésticos. El control de la
predación, y en particular la limitación del acceso de los predadores a la zona de
suelta, resulta muy conveniente durante todo el proceso, pero en especial durante la
primera semana en la que se produce la máxima mortalidad.
Introducción
26
A pesar de todas estas precauciones el éxito de una repoblación de conejos es muy
variable y uno de los factores que parecen tener más influencia sobre ello es el bajo
nivel de cohesión existente entre los conejos soltados, que muchas veces proceden de
grupos diferentes. Para facilitar el establecimiento de lazos sociales y evitar la tendencia
a dispersarse se utiliza un método que consiste en la suelta de 20 ó 30 animales en
parques fijos de 500 a 1000 m2 y cerrados completamente con tela metálica,
proporcionándoles suficiente alimento y refugio. Los conejos permanecen en el interior
durante varias semanas hasta que excavan túneles por debajo de las paredes de malla y
comienzan a explorar la zona exterior.
Debe prestarse gran atención al origen genético de los conejos que se sueltan en el
campo español, ya que en muchos casos se realizan hibridaciones con ejemplares
domésticos para facilitar la cría y el manejo. La suelta de híbridos pone en peligro la
identidad genética de las poblaciones ibéricas de conejos. Lo mismo sucede con la
introducción en España de conejos procedentes de Europa, pertenecientes a la
subespecie O. c. cuniculus o del conejo americano de cola de algodón (Silvilagus
floridanus). La proliferación de estas especies puede ocasionar problemas de
competencia con los conejos autóctonos, además de actuar como vector de
enfermedades y dificultar la recuperación en las zonas en que han desaparecido o
disminuido.
La vacunación con vacuna homóloga frente a la mixomatosis mejora sustancialmente
las expectativas de vida de los conejos jóvenes, aunque este hecho no está tan claro en
los adultos. También la vacunación es relativamente eficaz en la protección individual
frente a la NHV. En cualquier caso es casi imposible la vacunación completa de todos
los individuos de una población, por lo que los agentes patógenos pueden persistir y
reaparecer posteriormente. A pesar de las dificultades, la vacunación periódica de la
población puede ser interesante en algunas zonas y, en particular, en los traslados y
repoblaciones. La mejor precaución para evitar un brote infeccioso muy drástico es el
mantenimiento de una población numerosa y equilibrada, evitando la aparición de
factores negativos como densidades excesivas, escasez de alimento o desequilibrios
poblacionales. Cuanto mayor sea el tamaño y la diversidad genética de las poblaciones,
Introducción
27
mayor será el número de conejos que desarrollen resistencia a la enfermedad y mayor
será la posibilidad de que esta resistencia sea transmitida entre generaciones y se
extienda por la población.
Aunque ya se ha visto que las poblaciones de conejos pueden soportar fuertes
presiones de predación, en ocasiones se produce un desequilibrio importante y la
abundancia de predadores oportunistas puede poner en peligro las poblaciones de
conejos. En algunos casos esto sucede con el zorro y otras especies silvestres, pero en
muchas zonas los predadores más peligrosos son los gatos y los perros asilvestrados. El
control de gatos y perros cimarrones, evitando la suelta y abandono de estos animales
domésticos en el campo y eliminándolos cuando ya han aparecido en alguna zona, es
una responsabilidad de todos los cazadores y gestores cinegéticos.
Cuando el conejo ha sido tan abundante que ha llegado a convertirse en una plaga para
los cultivos agrícolas, ningún responsable cinegético se ha planteado el interés de
calcular técnicamente los cupos de caza, ya que el único objetivo era cazar el máximo
número posible. Ahora, tras los recientes brotes epizoóticos que han colocado en
situación delicada gran número de poblaciones, la gestión con base técnica parece una
necesidad. El hecho de que el conejo se refugie en madrigueras subterráneas dificulta su
censo. No obstante, si se dispone de los resultados de las cacerías, a medio y largo plazo
pueden apreciarse los efectos de la gestión cinegética sobre la población, corrigiendo
ésta cuando se considere necesario. Otra cuestión muy importante es la elección del
periodo para la explotación cinegética más adecuado, que en principio debería
corresponder con la época de inactividad reproductora. Esta época está comprendida
entre junio y octubre, extendiéndose hasta diciembre si la primavera y el otoño han sido
secos. Por consiguiente, los periodos hábiles más adecuados son los comprendidos
entre agosto y octubre en buenos años y entre septiembre y noviembre en años secos
y malos.
Introducción
28
El aprovechamiento cinegético
Según Calvete (2002) la determinación del aprovechamiento cinegético en una
especie como el conejo es poco precisa debido al carácter oportunista de su
reproducción y a las fuertes variaciones que sufren sus poblaciones en breves espacios
de tiempo como consecuencia de enfermedades. También influye las marcadas
diferencias que existen entre la productividad de poblaciones de conejos situadas en
áreas diferentes o en una misma área de un año para otro. Por este motivo el
aprovechamiento cinegético se debe determinar a nivel más o menos local y ajustando
los cupos de caza mediante tanteo, es decir, en función de los datos obtenidos años atrás
sobre la evolución de la abundancia poblacional y del número de animales cazados. Los
datos correctos para una correcta gestión cinegética son:
a. Estima de la abundancia poblacional antes del periodo de caza.
b. Estima de la reproducción de la población.
c. Tabla de caza de años anteriores.
Lógicamente la estima se debe realizar en el mes previo antes del aprovechamiento
cinegético, con el fin de obtener datos sobre aprovechamiento cinegético para el periodo
de caza y no sobreexplotar la población.
En lo referente a los cupos de caza, éstos deben ser ajustados por tanteo a partir de los
datos de años anteriores. La estimación de la proporción de conejos jóvenes/adultos
cazados debe realizarse durante las primeras dos semanas de temporada, por dos
razones:
a. Porque a partir de noviembre muchos de los conejos del año no podrán ser
diferenciados de los adultos por los cazadores mediante palpación del cartílago de
crecimiento en el campo.
Introducción
29
b. Porque interesa conocer cuanto antes cómo ha sido la reproducción ese año, con el
fin de establecer cuanto antes las medidas correctoras oportunas para adecuar el
aprovechamiento cinegético al objetivo de gestión propuesto.
1.8 JUSTIFICACIÓN
Con este TPT lo que se pretende es conocer de una forma más profunda la ecología de
la liebre ibérica (Lepus granatensis) y del conejo (Oryctolagus cuniculus) en el norte
peninsular a partir de la obtención de un número de muestras capturadas en campo por
cazadores. Si nos detenemos a comprobar cuantos proyectos de investigación en España
tienen como principal especie a la liebre o al conejo podremos ver que existe un vacío
de difícil explicación. Sobre todo observando que, en 1.999 el número de liebres
capturadas en España fue de más de 1.300.000 ejemplares y de más de 4.200.000 de
conejos, con un valor de unos 13 millones de euros para la liebre y de unos 35 millones
de euros para el conejo, incluyendo los ingresos complementarios por utilización
cinegética de las tierras (M.A.P.A., 2.001). Ambas especies son la base de la cadena
trófica de la mayoría de los carnívoros de la Península Ibérica, su importancia está más
que demostrada, pero antiguos planteamientos que los consideraban plagas para la
agricultura propiciaron que no se planteara ningún tipo de gestión ni control sobre las
poblaciones existentes. Sólo con la aparición de enfermedades que provocaron una
elevada mortandad y la sistemática destrucción de su hábitat se empezó a idear una
gestión cinegética razonable, eso sí, aplicada solamente en algunos cotos.
Bien es cierto que existen numerosos artículos en publicaciones especializadas acerca
del conejo pero que se centran más en la caracterización del hábitat, su genética y
morfología o en la realización de repoblaciones (veáse algunos en Calvete y Estrada,
2000; Palacios, Rodríguez, Yanes y Martín, 1997, entre otros). Las publicaciones
centradas en las diferentes especies de liebres comparten la misma temática que en el
caso anterior (véase Ballesteros, Benito y González-Queiros, 1996, entre otros) y no
abordan los aspectos relacionados con el equilibrio ecológico y su conservación, en
cambio, estos aspectos, están tratados en abundante bibliografía europea aunque
Introducción
30
siempre basados en ambientes fuera de la Península Ibérica y, en el caso de las liebres,
sólo en individuos del norte y del este europeo.
A pesar de estas razones, especies como la perdiz roja (Alectoris rufa) o la codorniz
(Coturnix coturnix) han sido objeto de una regulación y un estudio mucho más
detallados y profundos, existiendo una amplia bibliografía al respecto junto con un
elevado número de trabajos de investigación. Gracias a estos trabajos entendemos mejor
las necesidades de estas especies, conocemos su dinámica poblacional y, en
consecuencia, sabemos cómo realizar una gestión cinegética eficaz. Que debería ser el
objetivo primordial de todo Plan de Caza, anteponiendo el equilibrio de la población
cinegética a explotar a los beneficios económicos a corto plazo. De ahí lo innovador de
este TPT, poder conocer la dinámica poblacional de la liebre y del conejo a partir de
muestras capturadas por cazadores, demostrando las relaciones entre las diferentes
variables estudiadas estadísticamente. Esperando que pueda servir de base o ayuda a
futuros proyectos encauzados en la misma dirección.
Objetivos
32
2. OBJETIVOS
1. Encontrar las relaciones existentes entre sí de las variables: anchura de la epífisis
del cúbito, peso y longitud del individuo, mediante rectas de regresión para la
liebre ibérica y el conejo.
2. Determinar el estado actual de las poblaciones estudiadas de liebre ibérica y
conejo.
3. Ver la tendencia que sigue el número de capturas durante la temporada de caza,
para ambas especies.
4. Comparar entre sí y encontrar posibles desequilibrios en las razones de sexos y
edades de la liebre ibérica y del conejo.
5. Encontrar las relaciones existentes entre las variables: anchura del la epífisis del
cúbito, peso y longitud con los factores: sexo y edad, para la libre ibérica y el
conejo.
6. Determinar el grado de fiabilidad de los datos tomados en campo por los
cazadores.
Materiales y Métodos
34
3. MATERIALES Y MÉTODOS
3.1 DESCRIPCIÓN DE LAS ÁREAS DE ESTUDIO
Para la realización de este TPT se usaron muestras de 36 cotos (ver Anejo II de
Inventario), repartidos en 9 provincias, pertenecientes a 7 comunidades autónomas
diferentes. La localización espacial de todos los cotos puede consultarse en el Anejo I
de Mapas, en el que además se encontrarán las coordenadas de longitud y latitud, junto
con las coordenadas UTM de cada uno de los cotos. Debido al elevado número de cotos,
la caracterización de las áreas de estudio se ha hecho a nivel de comunidad autónoma,
centrada en las provincias del estudio, según García de Pedraza y Reija (1994) y el
Instituto Tecnológico Geominero de España (1995) en las tablas 3.1.2 (A) y 3.1.2 (B).
Las muestras se distribuyen en el centro y norte del país, en las comunidades de
Castilla-León, La Rioja, Castilla la Mancha, Cantabria, Aragón, Cataluña y la
Comunidad Valenciana. Las muestras se reparten asimétricamente ya que de las
distintas provincias que forman las comunidades autónomas sólo aparecen alguna de
ellas, es decir, que no todas las provincias de cada comunidad autónoma aparecen en el
listado de procedencia de los cotos (tabla 3.1.1):
COMUNIDAD AUTÓNOMA PROVINCIA CASTILLA-LEÓN Burgos, Soria y Zamora
LA RIOJA La Rioja CASTILLA LA MANCHA Cuenca
CANTABRIA Cantabria ARAGÓN Huesca
CATALUÑA Tarragona COMUNIDAD VALENCIANA Valencia
Tabla 3.1.1. Listado de procedencia de las muestras de liebre y conejo por CCAA y provincias
Materiales y Métodos
35
DIA
S N
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10-1
4
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Tabla 3.1.2.(A) Caracterización climática de las áreas de estudio por provincias
Materiales y Métodos
36
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Tabla 3.1.2.(B) Caracterización geológica de las áreas de estudio por provincias
Materiales y Métodos
37
3.2 LAS MUESTRAS BIOLÓGICAS: CARACTERÍSTICAS, VENTAJAS
Y LIMITACIONES
Las muestras biológicas empleadas en este TPT fueron proporcionadas por los
cazadores de los diferentes cotos. Cada ejemplar consiste en la pata delantera de una
liebre o conejo cortada a la altura media del cúbito. Cada muestra fue introducida en un
sobre el cual tenía una ficha de campo a rellenar por el cazador (ver Anejo III de Fichas
de Campo), dicha ficha contiene datos biométricos y sanitarios del animal, datos
meteorológicos, datos de situación espacial y temporal, y datos de la vegetación
dominante. No todas las fichas tratadas tenían el mismo nivel de información. Es decir,
las fichas de campo no siempre estaban rellenadas completamente, existiendo lagunas
en diferentes apartados, según la muestra. Hubo un cierto número de patas, las más
antiguas, que no tenían la ficha de campo por ser cazadas con anterioridad a su creación,
esto no supone un problema ya que su número no es significativo. La principal
limitación que tenemos con este tipo de muestras se basa en la determinación del sexo
del animal, nosotros podemos determinar su edad con la pata delantera pero no
averiguar su sexo, como ocurre con otras especies de caza menor como la tórtola común
(Streptopelia turtur) o la perdiz roja (Alectoris rufa), para poder saberlo deberíamos
poder observar los genitales externos directamente (dibujo 3.2.1). Es por todo ello que
tendremos que confiar en el criterio y experiencia de los cazadores a la hora de la
diferenciación sexual, y usar los datos incluidos en las fichas de campo, asumiendo
posibles errores en la determinación por su parte.
Dibujo 3.2.1. Esquema de clasificación entre machos y hembras para liebre y conejo.
Fuente: Ballesteros, 1998.
Materiales y Métodos
38
3.3 DISTRIBUCIÓN ESPACIO-TEMPORAL DE LAS MUESTRAS
BIOLÓGICAS DE LIEBRE IBÉRICA (Lepus granatensis) Y CONEJO
(Oryctolagus cuniculus)
Después de realizar un inventario detallado de todas la muestras biológicas, se vio que
para el caso de las liebres se disponían de un total de 584 muestras y para el de los
conejos 220 muestras (ver Anejo II de Inventario). Lo que significaba un total de 804
muestras a analizar en el laboratorio.
Distribución espacial de las muestras biológicas de liebre ibérica
Existe una gran diferencia de aportación según la provincia. Burgos es la provincia
que ha aportado la gran mayoría de muestras, seguida de lejos por La Rioja y Zamora
respectivamente (gráfico 3.3.5 y 3.3.6). Ha efectos del proyecto esta gran variación no
tendrá repercusiones ya que las comparaciones realizadas se basan en los grupos
formados a partir de las temporadas y también en algunos cotos con suficiente número
de muestras.
88%
2%3%
5%
1%1%
0%0% Burgos
La Rioja
Zamora
Soria
Cuenca
Huesca
Valencia
Cantabria
Gráfico 3.3.5. Distribución espacial de las muestras biológicas de liebre en porcentajes.
Materiales y Métodos
39
0
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200
300
400
500
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Nº m
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Provincia
Nº muestras liebre 517 29 15 10 7 3 2 1
Burgos La Rioja Zamora Soria Cuenca Huesca Valencia Cantabria
Gráfico 3.3.6. Distribución espacial del número de muestras biológicas de liebre aportadas.
Distribución espacial de las muestras biológicas de conejo
Las muestras estudiadas se distribuyen de la misma forma que con el caso de la liebre, esta vez las muestras de Burgos también representan la gran mayoría del total con 177 de las 220, la siguen Zamora y La Rioja pero en mucha menor medida (gráfico 3.3.7 y 3.3.8)
80%
9% 8%
1%1%1%
Burgos
Zamora
La Rioja
Valencia
Tarragona
Huesca
Gráfico 3.3.7. Distribución espacial de las muestras biológicas de conejo mediante porcentajes.
Materiales y Métodos
40
0
20406080
100120140160180
Nº d
e m
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port
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ProvinciaNº muestras de conejo 177 20 17 2 2 2
Burgos Zamora La Rioja Valencia Tarragona Huesca
Gráfico 3.3.8. Distribución espacial del número de muestras biológicas de conejo aportadas.
Distribución temporal de las muestras biológicas de liebre ibérica
La distribución en el tiempo indica que, para el caso de la liebre, la mayoría de los
ejemplares pertenecen al periodo entre 1999 y 2003 (gráfico 3.3.1). Dentro del periodo
99/03 podemos ver que aproximadamente la mitad de las muestras biológicas son de las
temporadas 01/02 y 02/03, lo que confirma que los esfuerzos para la recolección de
individuos para investigación obtuvieron sus frutos a partir de la temporada 99/00, ya
que es entonces cuando se da un aumento espectacular de muestras biológicas
recogidas, con una tendencia al alza. A partir de ahí el número sigue aumentando para
estabilizarse en las 150 individuos para las dos últimas temporadas (gráfico 3.3.2).
Materiales y Métodos
41
Gráfico 3.3.1. Distribución temporal de las muestras biológicas de liebre en porcentajes.
Gráfico 3.3.2. Distribución temporal del número de muestras biológicas de liebre aportadas.
Para el tratamiento de los datos y el análisis estadístico se ha optado por la
reorganización por grupos de las muestras biológicas de liebre (tabla 3.3.1). La causa de
tal modificación es su irregular distribución en el tiempo. La división se basa en el
agrupamiento de las temporadas en las que el número de ejemplares es insuficiente para
ser contrastado con el resto de grupos, de esta forma la agrupación queda de la siguiente
forma:
0
25
50
75
100
125
150
175
N° d
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Temporada
N° muest ra s de liebre 150 154 93 88 28 15 7 12 26 6 5
2002/ 03 2001/ 02 2000/ 01 1999/ 00 1998/ 99 1997/ 98 1996/ 97 1995/ 96 1994/ 95 1993/ 92 1992/ 93
26%
26%
16%
15%
5% 1%4%
3% 2%1%
1%
2002/03
2001/022000/011999/001998/99
1997/981996/97
1995/961994/95
1993/921992/93
Materiales y Métodos
42
Temporadas N Grupo 1 2002/03 150 Grupo 2 2001/02 154 Grupo 3 2000/01 93 Grupo 4 1999/00 88 Grupo 5 1992/99 99
Tabla 3.3.1. Grupos formados en base al número de muestras de liebre y las temporadas que abarca cada uno.
Distribución temporal de las muestras biológicas de conejo
Con las muestras biológicas de conejo, el número de temporadas es menor respecto al
caso de las liebres. Disponemos de individuos de 5 temporadas consecutivas, aunque a
efectos prácticos sólo las de las 3 últimas temporadas son representativas, ya que
forman el 95% del total, cada una con una equilibrada aportación cercana al 30% del
total (gráfico 3.3.3). Respecto a la tendencia de su aportación, se distingue con claridad
que es a partir de la temporada 2000/01 cuando los cotos se involucran de forma
continua y comprometida en la recolección y envío de muestras biológicas. El máximo
número de ejemplares aportados por los cotos se da en 2001/02, mientras que en la
temporada 1998/99 se da una aportación simbólica de una solo individuo. La regresión
que se observa en la temporada 2002/03 probablemente sea a causa de una disminución
de la abundancia de conejos, ya que el esfuerzo por solicitar muestras aumenta en cada
temporada (gráfico 3.3.4).
Materiales y Métodos
43
Gráfico 3.3.3. Distribución temporal de las muestras biológicas de conejo mediante porcentajes.
Gráfico 3.3.4. Distribución temporal del número de muestras biológicas de conejo aportadas.
Al igual que con la liebre, se ha demostrado la existencia de un desajuste en la
distribución temporal de las muestras biológicas, es decir, que el número de ejemplares
es irregular y sin tendencia en relación con las temporadas. Para poder usar sus datos,
hemos reorganizado los grupos de la misma forma que con la liebre, para que tengan
similar número de muestras y puedan ser comparables (tabla 3.3.2):
Temporadas N
Grupo 1 2002/03 66 Grupo 2 2001/02 84 Grupo 3 1998/01 70
Tabla 3.3.2. Grupos formados en base al número de muestras de conejo y las temporadas que abarca cada uno.
30%
38%
27%
0%5%
2002/032001/022000/011999/001998/99
0
20
40
60
80
100
N° d
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Temporada
N° muestras de conejo 66 84 59 10 1
2002/03 2001/02 2000/01 1999/00 1998/99
Materiales y Métodos
44
3.4 DETERMINACIÓN DE LA EDAD
El método más seguro para la catalogación en clases de edad “jóvenes” y “adultos” en
liebres y conejos es la comprobación de la existencia o no del resalte del cúbito. Durante
la fase de crecimiento del individuo, los huesos poseen zonas de desarrollo o epífisis en
la que el tejido óseo se va formando sobre un sustrato cartilaginoso. En el caso de la
epífisis del cúbito la osificación se completa a los 7-9 meses. Hasta esta edad es posible
mediante palpación detectar un pequeño abultamiento o cresta en la parte más cercana a
la mano de la cara externa del cúbito (dibujo 3.4.1).
Dibujo 3.4.1. Esquema de clasificación entre jóvenes y adultos para liebre y conejo.
Fuente: Ballesteros, 1998.
La técnica requiere cierto entrenamiento, cuidando evitar confundir la cresta de
crecimiento con la estructura ósea de la articulación de la muñeca, presionando
ligeramente unos milímetros por encima de ésta (dibujo 3.4.2). En caso de duda, y
siempre que durante la clasificación exista tiempo suficiente, conviene comprobar la
presencia del abultamiento levantado la piel del animal. Una vez abierta la pata,
separando la piel, la cresta aparece claramente (foto 3.4.1).
Materiales y Métodos
45
Dibujo 3.4.2. Esquema de clasificación entre jóvenes y adultos para liebre y conejo mediante palpación.
Fuente: Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy, 1991.
Foto 3.4.1. Detalle del resalte del cúbito entre muestras adultas y jóvenes de liebre ibérica analizadas.
Fuente: El Autor.
Materiales y Métodos
46
El problema de esta técnica estriba en la correcta datación de ejemplares entre 8-11
meses en los que la epífisis pierde volumen hasta desaparecer. Teniendo en cuenta que
las fechas más tempranas de nacimiento de gazapos y lebratos en el conjunto del país se
sitúan de diciembre a febrero, es común encontrar un porcentaje significativo con
dificultades de catalogación durante la época de caza, sobre todo a partir de noviembre.
En estos casos se impondrá el examen con levantamiento de la piel y en caso de persistir
duda debe incluirse a esos ejemplares en el lote de los no identificados. En el caso que
nos concierne, todas las muestras biológicas fueron diseccionadas, levantando la piel y
comprobando la existencia o no de dicho abultamiento. En nuestro caso la clasificación
de joven y adulto estará en función del abultamiento pero destacando que todas las
muestras analizadas han sido capturadas durante el periodo hábil de caza, es decir, que
los individuos clasificados como jóvenes tienen unos cuantos meses de vida, por lo que
tratamos con ejemplares subadultos de peso y longitud cercanos a la de los adultos, esto
será un factor importante en la interpretación de los resultado y en la discusión final.
Un sistema más sofisticado para un cálculo exacto de la edad de liebres y conejos, es
el pesaje del cristalino. Sin embargo, supone la necesidad de una infraestructura de alto
nivel y complejidad, desde la recolección de las muestras, su transporte y
manipulación, hasta su estudio en laboratorio. (Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy,
1991).
3.5 DETERMINACIÓN DE LAS VARIABLES BIOMÉTRICAS A
ESTUDIAR PARA LA DIFERENCIACIÓN DE LA EDAD EN
LAGOMORFOS
Es evidente que para la diferenciación de la edad tanto en liebres como en conejos
debemos basarnos en variables biométricas referentes al abultamiento del cúbito de las
patas delanteras, las muestras biológicas de las que disponemos así nos lo permiten. La
variable biométrica elegida para el estudio es la que a priori dará un mejor resultado
para nuestro trabajo: la anchura de la epífisis del cúbito en el abultamiento, o en la
Materiales y Métodos
47
fisura o zona residual en caso de que ésta ya no se aprecie. Teniendo en cuenta la
limitación de las muestras en lo referente a variables biométricas, la decisión de tomar
la anchura del cúbito es la elección más lógica y razonable.
Así pues tendremos dos tipos de datos en lo referente a la edad, los datos
proporcionados por los cazadores mediante la palpación de la pata delantera con piel y
los datos de laboratorio mediante observación directa. Es importante remarcar que los
datos de laboratorio son absolutos, es decir, fiables y que son los datos de las fichas de
campo los que deben ponerse en tela de juicio y darles validez o no.
3.6 ANÁLISIS DE LABORATORIO CON LAS MUESTRAS
BIOLÓGICAS
Metodología previa al análisis de laboratorio
Tras la llegada de las muestras biológicas al laboratorio, éstas fueron clasificadas por
los miembros del Departamento de Producción Animal de la UdL por especie, coto,
temporada y fecha. También se procedió a la revisión de todas las muestras antes de su
almacenamiento para eliminar posibles factores de deterioro como pueda ser el
apolillamiento. Una vez empezado el proyecto, se realizó un inventario (ver Anejo II de
Inventario) para ver de cuantas muestras se disponían y en que abundancia cronológica
se repartían, ya que el periodo de estudio era de 10 años para la liebre y de 5 para el
conejo. Con la observación de todas las muestras se vio que existían tres tipos de
muestras biológicas en el estudio (ver Anejo XII Fotográfico):
A. Pata delantera cortada a media altura del cúbito, con la zona del abultamiento
visible, es el tipo de muestra que deseamos para el trabajo. Se le asignó el símbolo
D (delantera).
B. Pata delantera cortada por debajo del abultamiento, por lo que se hace
Materiales y Métodos
48
imposible averiguar la edad del espécimen. Aunque podemos trabajar con los datos
de su ficha de campo. Se le asignó el símbolo DC (delantera corta).
C. Pata trasera, el cazador probablemente debido a la desinformación, incluye como
muestra biológica la pata trasera en lugar de la delantera con lo que, a nivel de
laboratorio, no nos aporta ningún dato, a excepción de su ficha de campo. Se le
asignó el símbolo T (trasera).
En lo que se refiere a los tipos de muestras B y C, no podemos trabajar con ellas en el
laboratorio, por lo que no se obtendrán ninguna medición biométrica directa de este tipo
de ejemplares. Se debe hacer hincapié en la formación de los cazadores para la recogida
de muestras, evitando así el descarte innecesario de un buen número de individuos. Se
idearon también dos tipos de fichas de laboratorio (ver Anejo IV de Fichas de
Laboratorio):
• Ficha de laboratorio 1: referente a los datos tomados en el laboratorio con su
número de orden, fecha y clase de muestra.
• Ficha de laboratorio 2: referente a los datos de las fichas de campo, trasladando
esos datos a una ficha de laboratorio especialmente diseñada.
Tratamiento de las muestras biológicas en laboratorio
El procesado de las muestras biológicas para obtener los datos de laboratorio fue largo
y laborioso, el hecho de tener individuos de varias especies, temporadas y procedencia
obligaba a seguir un protocolo diseñado para el estudio. El procedimiento fue el
siguiente:
1. Cada muestra era sacada de su sobre y sumergida en una bandeja durante 24 horas
en una mezcla de agua y lejía, con una proporción de 5/1, cada una con el
etiquetado correspondiente que las distinguía. Cada etiqueta constaba de: especie,
temporada, coto y número de orden.
Materiales y Métodos
49
2. Tras ese periodo se retiraban de la disolución y se escurrían para la disección. Ésta
consistía en el despelleje mediante un bisturí de la parte superior de la muestra hasta
la altura de la articulación.
3. Después se eliminaban los restos biológicos como piel, pelo o restos de músculo y
tendones, aislándolos en bolsas de plástico y depositándolos en contenedores.
4. Una vez diseccionadas, las muestras eran colocadas en bandejas con su etiqueta
correspondiente de nuevo, para dejarlas secar al aire durante una semana (ver
Anejo XII Fotográfico).
5. Para evitar la aparición de hongos o mohos, todas las muestras se introdujeron en
una estufa a 80°C durante 15 minutos (ver Anejo XII Fotográfico).
6. Tras el procedimiento de secado se pasó a la medición y la observación. El proceso
consistió en la medida de la variable biométrica mediante un pie de rey electrónico y
la observación de la existencia o no del abultamiento del cúbito (ver Anejo XII
Fotográfico).
7. A la vez se iban rellenando las fichas de laboratorio diseñadas específicamente para
el trabajo.
8. Por último se guardaron de nuevo las muestras en sus sobres y se almacenaron por
temporadas, cotos y fechas. Además de garantizar su conservación mediante el uso
de naftalina.
Materiales y Métodos
50
3.7 LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN: RAZONES DE SEXO Y
EDAD
Procedimiento para el cálculo de las razones de sexo y edad:
• Razón de edades (J/A); es la relación entre el número total de individuos jóvenes y
el total de individuos adultos.
• Razón de sexos (M/H); es la relación entre el número total de machos y el número
total de hembras.
• Razón de sexos de los individuos jóvenes (JM/JH); se calcula mediante el
cociente del total de los juveniles machos entre las juveniles hembras.
• Razón de sexos de los individuos adultos (AM/AH); es el cálculo de los
individuos adultos masculinos entre los individuos adultos femeninos.
Estas variables se han obtenido de los grupos con suficiente número de muestras para
garantizar un resultado verídico, queriendo mostrar los grupos más representativos del
estudio.
3.8 EL ANÁLISIS ESTADÍSTICO
3.8.1 Estadística descriptiva
Dentro de la estadística descriptiva se han utilizado los siguientes estadísticos para
caracterizar las muestras.
• Media aritmética: estadístico de localización, da información del valor promedio
que tiene una muestra.
• Desviación estándar: estadístico de dispersión, que nos da idea sobre la separación
que hay entre los valores de las muestras.
• Coeficiente de variación: estadístico de dispersión, nos da la misma información
que el anterior, pero en valores relativos, por lo que se puede comparar la dispersión
Materiales y Métodos
51
entre dos muestras distintas.
• Histogramas: las variables cuantitativas a menudo toman tantos valores que un
gráfico de su distribución es más claro se agrupan los valores próximos. El gráfico
más común de la distribución de una variable cuantitativa es un histograma.
3.8.2 Estadística de contraste
La estadística es fundamental en cualquier trabajo de investigación, permite asignar
una probabilidad a una cierta suposición, para ello los distintos contrastes estadísticos
ofrecen la posibilidad de aceptar o rechazar las hipótesis establecidas, para un
determinado nivel de confianza (1 - α %). El nivel de significación (α) representa la
región de rechazo, en el caso de que se rechace la hipótesis, se hará con una
probabilidad de error tipo I inferior al 5%, para un nivel de confianza del 95%.
Además, el modelo debe cumplir una serie de hipótesis básicas para realizar el
análisis:
• Independencia de las observaciones: las observaciones deben ser independientes,
se estudia a posteriori mediante un gráfico de residuos, aunque en nuestro estudio lo
verificaremos mediante la garantía de que las muestras biológicas fueron tomadas de
forma aleatoria, al tratarse de animales cazados se cumple la aleatoriedad necesaria
para la independencia de dichas observaciones.
• Normalidad de los errores: utilizamos el test de Kolgomorov-Smirnov, para
comprobar la normalidad. Partiendo de la base de que la hipótesis nula planteada es
que la muestra proviene de una población con una distribución normal, por lo que si
p≤ 0.05 entonces rechazamos la hipótesis nula, es decir, la distribución no es
normal.
• Homocedasticidad u homogeneidad de las varianzas: para ello utilizaremos el
test de Levene. Como hipótesis nula se considera que las varianzas son iguales, lo
que a efectos prácticos se traduce en que si p≤ 0.05 las variables independientes
Materiales y Métodos
52
respecto a los factores son heterocedásticas, o lo que es lo mismo las varianzas no
son iguales.
Para cualquier consulta de información teórica de los métodos estadísticos de
contraste explicados a continuación véase el Anejo VI de Análisis Estadístico,
tratándose de una ampliación del presente documento.
Estadística paramétrica
• Análisis de la varianza (ANOVA): según Weimer (1996) el análisis de varianza de
un criterio (ANOVA de un criterio) es una metodología para analizar la variación
entre muestras y la variación al interior de las mismas con varianzas, en lugar de
rangos. Como tal, es un método estadístico útil para comparar dos o más medias
poblacionales. El ANOVA de un criterio nos permite poner aprueba hipótesis tales
como:
H0: µ1 = µ2 = µ3 = ... = µk.
H1: Al menos dos medias poblacionales son diferentes.
Si la hipótesis nula es verdadera y los supuestos para el ANOVA de un criterio son
válidos, puede pensarse que las muestras proceden de la misma población normal. Si
H0 es verdadera, entonces la estimación de la varianza entre muestras indica la
varianza de las medias muestrales y sólo se debe al error muestral, o varianza del
error. La estimación de la varianza al interior de las muestras, siendo un promedio de
las varianzas refleja el error muestral varianza del error y no depende de que la
hipótesis nula sea cierta o falsa. Las medidas de cada muestra vienen de una sola
población que no está afectada por la diferencia entre medias poblacionales. El
análisis de la varianza sólo permite interpretar que hay diferencias entre los distintos
niveles de cada factor, para ver luego si un determinado nivel de factor presenta
valores más altos o más bajos que otro.
Materiales y Métodos
53
• El modelo de regresión lineal simple: el objetivo del análisis de regresión, es
analizar un modelo que pretende explicar el comportamiento de una variable
(explicada o dependiente), que denominaremos por Y, utilizando la información
proporcionada por los valores tomados por un conjunto de variables explicativas
(independientes), que denotaremos por X1, X2,..., Xk.
El primer objetivo del análisis es obtener estimaciones, es decir, valores numéricos
de los coeficientes como función de la información muestral. Los residuos serán la
diferencia entre los valores verdaderos de la variable y los valores estimados. La
suma total es la varianza muestral de la variable explicada. La suma explicada es el
grado de fluctuaciones de la variable Yt alrededor de un promedio Y. La suma
residual es un indicador del nivel de error del modelo en su intento de explicar la
evolución temporal de la variable Yt. A cada suma de cuadrados dividida por sus
grados de libertad se le llama cuadrado medio. Se define el coeficiente de
determinación R2 como una media descriptiva del ajuste global del modelo cuyo
valor es el cociente entre la variabilidad explicada y la variabilidad total. Así, un
modelo será tanto mejor cuanto mayor sea R2, aunque esta afirmación no sea
demasiado rígida, ya que en ocasiones este cociente depende mucho de nuevas
variables introducidas.
Conviene destacar que en muchos de los estudios realizados en campo no se
pretende hacer predicciones sobre la variable dependiente, sino que muchas veces
sólo nos interesa ver como varía una variable en función de la otra, si esta relación
es positiva o negativa. Por lo que el valor de la R2 no es muy importante y menos
en los estudios de campo en que los valores de la R2 son bastante inferiores a los
obtenidos en estudios controlados.
Estas hipótesis se contrastan de una forma rápida y eficaz, mediante un gráfico
de residuos, el cual debe carecer de estructura, para que se cumplan estas hipótesis.
Materiales y Métodos
54
No todos los datos que se analizan son válidos para realizar un análisis de
regresión, algunos puntos no representan a la población de forma general,
individuos enfermos, excesivamente jóvenes o viejos dificultan la realización de
una recta ajustada a la población estudiada. En los casos en los que se ha detectado
esta anomalía se ha procedido a la eliminación de ese/os individuo/s para el
análisis, resultando así una recta mucho más ajustada a nuestra muestra y por lo
tanto a la población. En cada análisis de regresión se plasmarán los datos necesarios
para una fácil interpretación que constará de: la recta de regresión (Y = A + B*X),
N, F, p y R2.
Estadística no paramétrica
• Prueba χ2 (Chi cuadrada) de bondad de ajuste: básicamente nos permite
contrastar distribuciones. Nos permitirá decidir, para una determinada muestra, si
existe una diferencia significativa entre un número observado de respuestas de una
determinada categoría y un número esperado basado en la hipótesis nula. Las
hipótesis son:
H0: los dos criterios de clasificación son independientes.
H1: los dos criterios de clasificación no son independientes.
Cuanto mayor sea el valor de χ2 menor será la probabilidad de que las frecuencias
observadas provengan de la población en la cual están basadas la hipótesis nula y
las frecuencias esperadas. Para poder aplicar χ2 es necesario un mínimo de cinco
muestras por categoría, en ciertas ocasiones esta condición no se cumple, en estos
casos se ha optado por la suma de uno o varios grupos de los formados (tabla
4.3.1.1 y 4.3.2.1) para así superar las cinco muestras que se requieren para asegurar
la fiabilidad de la prueba. Los grupos sumados y las categorías en las que se ha
hecho están detallados en los Resultados.
• Prueba de Kruskal – Wallis: es el método más adecuado para comparar
poblaciones cuyas distribuciones no son normales. Incluso cuando las poblaciones
Materiales y Métodos
55
son normales, este contraste funciona muy bien. También es adecuado cuando las
desviaciones típicas de los diferentes grupos no son iguales entre sí, sin embargo, el
ANOVA de un factor es muy robusto y sólo se ve afectado cuando las desviaciones
típicas difieren en gran magnitud. Es importante destacar que la prueba de Kruskal-
Wallis utiliza para el análisis las medianas y no las medias como el ANOVA, por lo
que se convierte en un método más conservador pero de igual eficacia. En los casos
en los que teníamos que aplicar el test con dos factores simultáneamente, sexo (M y
H) y protuberancia (J y A) se decidió convertirlos en una sola columna de datos, con
lo que se obtuvo un factor de cuatro valores; JM, JH, AM y AH que es la
combinación de jóvenes y adultos con machos y hembras.
La hipótesis nula de la prueba de Kruskal-Wallis es:
H0: Las k medianas son todas iguales
H1: Al menos una de las medianas es diferente
3.8.3 Método de tratamiento y análisis de datos
Para el tratamiento de los datos en este estudio se han utilizado los siguientes programas informáticos:
• Hoja de cálculo Excel 2000: para la realización de gráficas simples y tablas.
• Minitab versión 13: para la realización de la estadística descriptiva, rectas de
regresión, test de Kolmogorov-Smirnov, test de Levene, pruebas de Chi-Cuadrado,
Kruskal-Wallis y análisis de varianza.
Resultados
57
4. RESULTADOS
4.1 ESTUDIO DE LA ABUNDANCIA DE MUESTRAS
Los datos inicialmente obtenidos durante la realización de este TPT nos dan idea del
gran número de cotos implicados, a mayor o menor nivel, la gran dispersión geográfica
de los mismos y del elevado número de muestras repartidas en un considerable número
de temporadas. Al ser imposible la comparación de las muestras biológicas según su
procedencia por las desigualdades en su número, se usarán los grupos formados por las
temporadas para tener un estudio balanceado y facilitar la interpretación de los
resultados.
4.1.1 Tendencia de la distribución del número de capturas durante el periodo hábil
de caza de la liebre ibérica (Lepus granatensis)
Clasificando las muestras biológicas de liebre en función de su fecha de captura y
separándolas por quincenas, se puede observar una clara tendencia en la que el máximo
de capturas por temporada se da entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre, siendo la
segunda quincena de octubre la más prolífica en cuanto a piezas cobradas se refiere. A
partir de este periodo el número de capturas va disminuyendo progresivamente hasta
finales de enero (gráfica 4.1.1.1).
Gráfica 4.1.1.1. Distribución quincenal del número de liebres capturadas durante el periodo de caza.
0
20
40
60
80
100
120
1-Oct 16-Oct 31-Oct 15-Nov 30-Nov 15-Dic 30-Dic 14-Ene
N° d
e m
uest
ras c
aptu
rada
s
N° liebres 2 93 116 101 57 37 35 8
01-Oct 16-Oct 01-Nov 16-Nov 01-Dic 16-Dic 01-Ene 16-Ene
Resultados
58
Es imposible tratar de encontrar una línea de regresión lineal en la gráfica 4.1.5.1,
aunque podemos ver que los datos de la primera quincena de octubre no son
significativos respecto al total. Si obviamos este punto, la gráfica que resulta y su
tendencia son mucho más claras, con un nivel de adaptación de la regresión respecto a
los puntos de la gráfica cercano al 85% y una probabilidad significativa, la ecuación
resultante explica de forma satisfactoria y fiable la tendencia temporal (gráfica 4.1.1.2).
Como resultado tenemos una tendencia lineal, en la que puede observarse un gran
número de piezas cobradas al principio de la temporada y su disminución conforme
avanza el periodo hábil (x= 40425 - 1.12 y; R2= 84.5%; p≤ 0.003).
Gráfico 4.1.1.2. Distribución quincenal modificada del número de liebres capturadas durante el periodo de caza
con recta de regresión.
4.1.2 Tendencia de la distribución del número de capturas durante el periodo hábil
de caza del conejo (Oryctolagus cuniculus)
No se ha podido observar ninguna tendencia clara para las muestras de conejo, a lo
largo de la temporada existen variaciones que provocan un gráfico con varios picos.
Dichos picos podrían corresponderse con festividades importantes por lo que la
afluencia de cazadores sería mayor al igual que el número de piezas cobradas. Esta
variabilidad en contraste con el caso de las liebres se debe al menor número de muestras
existentes, lo que provoca que nuestro gráfico no tenga una interpretación clara respecto
a su tendencia (gráfica 4.1.2.1).
0
20
40
60
80
100
120
16-oct 31-oct 15-nov 30-nov 15-dic 30-dic 14-ene
N° d
e m
uest
ras c
aptu
rada
s
N° liebres 93 116 101 57 37 35 8
16-oct 1-nov 16-nov 1-dic 16-dic 1-ene 16-ene
Resultados
59
Gráfica 4.1.2.1. Distribución quincenal del número de conejos capturados durante el periodo de caza.
0
10
20
30
40
50
60
16-Oct 31-Oct 15-Nov 30-Nov 15-Dic 30-Dic 14-Ene
N° d
e m
uest
ras c
aptu
rada
s
N° conejos 13 43 19 36 22 55 4
16-Oct 01-Nov 16-Nov 01-Dic 16-Dic 01-Ene 16-Ene
Resultados
60
4.2 ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA BÁSICA DE LAS VARIABLES
CONTINUAS: ANCHURA DEL CÚBITO, PESO Y LONGITUD DEL
INDIVIDUO
Leyenda:
N: nº de datos usados; N*: nº de datos obviados; MediaRC: tendencia; DesvEst:
desviación estándar; EEMedia: error estándar de la media; Q1: primer cuartil; Q3:
tercer cuartil
4.2.1 Estadística descriptiva de la anchura del cúbito, peso y longitud en la liebre
ibérica (Lepus granatensis)
ANCHURA DEL CÚBITO:
Gráfica 4.2.1.1. Histograma de la variable anchura para la liebre.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Anchura 370 214 8.2426 8.2200 8.2373 0.6960 0.0362 5.3400 10.5200 7.7175 8.6800
5 6 7 8 9 10 110
10
20
30
40
50
Anchura
Frec
uenc
ia
Resultados
61
PESO:
Gráfica 4.2.1.2. Histograma de la variable peso para la liebre.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Peso 276 308 2089.6 2100.0 2100.3 396.9 23.9 900.0 3100.0 1850.0 2346.3
1000 2000 30000
10
20
30
Peso
Frec
uenc
ia
Resultados
62
LONGITUD:
Gráfica 4.2.1.3. Histograma de la variable longitud para la liebre.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Longitud 255 329 75.153 76.000 75.559 6.079 0.381 42.000 88.000 72.000 80.000
40 50 60 70 80 900
10
20
30
40
50
60
Longitud
Frec
uenc
ia
Resultados
63
4.2.2 Estadística descriptiva de la anchura del cúbito, peso y longitud en el conejo
(Oryctolagus cuniculus)
ANCHURA DEL CÚBITO:
Gráfica 4.2.2.1. Histograma de la variable anchura para el conejo.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Anchura 159 61 7.3867 7.3600 7.3748 0.5877 0.0466 6.1300 9.2600 7.1600 7.7600
6 7 8 90
10
20
30
Anchura
Frec
uenc
ia
Resultados
64
PESO:
Gráfica 4.2.2.2. Histograma de la variable peso para el conejo.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Peso 44 176 1273.9 1300.0 1273.8 242.7 36.6 700.0 2000.0 1092.5 1425.0
1000 1500 20000123456789
Peso
Frec
uenc
ia
Resultados
65
LONGITUD:
Gráfica 4.2.2.3. Histograma de la variable longitud para el conejo.
Variable N N* Media Mediana MediaRC DesvEst EEMedia Mín Máx Q1 Q3
Peso 56 164 55.11 56.00 54.88 7.70 1.03 38.00 92.00 50.25 58.75
10090807060504030
25
20
15
10
5
0
Longitud
Frec
uenc
ia
Resultados
66
4.3 RELACIONES ENTRE LAS VARIABLES CONTINUAS: ANCHURA
DEL CÚBITO, LONGITUD Y PESO DEL INDIVIDUO
En este apartado se mostrarán las relaciones existentes o no existentes entre sí de las
variables anchura del cúbito, longitud y peso mediante rectas de regresión. Todos los
resultados pueden ser consultados de forma ampliada en el Anejo VII de Análisis de las
Regresiones.
4.3.1 Relaciones entre las variables continuas para la liebre ibérica (Lepus
granatensis)
• ANCHURA DEL CÚBITO versus PESO: la relación entre la anchura y el peso es
significativa, es decir, existe una relación entre ambas variables, aunque
seguramente esta relación no sea de tipo lineal, ya que con la ecuación de regresión
observamos que la variabilidad explicada es sólo del 3.8% del total, es muy posible
que se deba a la existencia de otras variables no contempladas en el estudio.
(gráfica 4.3.1.1).(Anchura = 9.03290 - 0.0003381 Peso, N= 211, F= 8.149, p≤
0.005, R2= =3.8%)
Gráfica 4.3.1.1. Recta de regresión ajustada: anchura vs peso
1000 2000 3000
5
6
7
8
9
10
11
Peso
Anc
hura
ANCHURA = 9.03290 - 0.0003381 PESO
S = 0.688297 R-Sq = 3.8 % R-Sq(adj) = 3.3 %
Resultados
67
• ANCHURA DEL CÚBITO versus LONGITUD: en nuestra muestra no existe
ninguna relación entre la anchura del cúbito y la longitud. La gráfica muestra una
nube de puntos sin tendencia aparente (gráfica 4.3.1.2). (Anchura = 8.92703 -
- 0.0077028 Longitud, N= 192, F= 0.781, p≥ 0.378, R2= 0.4%).
Gráfica 4.3.1.2. Recta de regresión ajustada: anchura vs longitud
o PESO versus LONGITUD: de las tres rectas de regresión para la liebre ésta es la
que mayor número de casos explica, ya que se adapta al 23.3% del total, aunque,
desde un punto de vista práctico, sólo explica una pequeña parte de la variabilidad.
Su nivel de significación es inmejorable, por lo que podemos decir que existe una
relación creciente entre el peso y la longitud de las liebres. Algo por otro lado lógico
pero ahora demostrado estadísticamente. El inconveniente es el bajo porcentaje de la
R2, cuya causa puede deberse a la existencia de otras variables que influyan en la
relación (gráfica 4.3.2.3). (Peso= -234.957 + 31.0395 Longitud, N= 250, F=
=75.264, p≤ 0.000, R2= 23.3%).
908070605040
11
10
9
8
7
6
5
Longitud
Anc
hura
S = 0.699405 R-Sq = 0.4 % R-Sq(adj) = 0.0 %
ANCHURA = 8.92703 - 0.0077028 LONGITUD
Resultados
68
Gráfica 4.3.1.3. Recta de regresión ajustada: peso vs longitud
4.3.2 Relaciones entre las variables continuas para el conejo (Oryctolagus
cuniculus)
o ANCHURA DEL CÚBITO versus PESO: el resultado no es significativo, por lo
que no existe una relación lineal directa entre las variables anchura y peso. La
gráfica que resulta no tiene una tendencia visible (gráfica 4.3.2.1). (Anchura =
=7.58026 - 0.0002319 Peso, N= 42, F= 0.450, p≥ 0.506, R2= 1.1%).
908070605040
3000
2000
1000
Longitud
Pes
o
S = 343.292 R-Sq = 23.3 % R-Sq(adj) = 23.0 %
PESO = -234.957 + 31.0395 LONGITUD
Resultados
69
Gráfica 4.3.2.1. Recta de regresión ajustada: anchura vs peso
o ANCHURA DEL CÚBITO versus LONGITUD: no existe ninguna relación lineal
entre ambas variables. La ecuación de regresión que obtenemos a efectos prácticos
no nos sirve para nada, ya que ni su nivel de significación es satisfactorio, ni la recta
se adapta a la gráfica de puntos, que se asemeja a una nube de puntos (gráfica
4.3.2.2). (Anchura = = 7.41132 - 0.0023450 Longitud, N= 52, F= 5.15E-02,
p≥ 0.821, R2= 0.1%).
200015001000
9
8
7
6
Peso
Anc
hura
S = 0.540958 R-Sq = 1.1 % R-Sq(adj) = 0.0 %
ANCHURA = 7.58026 - 0.0002319 PESO
Resultados
70
Gráfica 4.3.2.2. Recta de regresión ajustada: anchura vs longitud
o LONGITUD versus PESO: ésta es la regresión que mejores resultados nos ha
dado, ya no por tener un nivel de significación cero, sino porque la recta de
regresión explica el 41.8% de los casos usados para realizarla, no es una gran
aproximación teórica, pero teniendo en cuenta que tratamos con datos de
laboratorio experimentales es un buen porcentaje. Por lo que podemos afirmar que
existe una relación lineal entre la longitud y el peso de los conejos mediante una
ecuación de regresión (gráfica 4.3.2.3). (Longitud = 35.9173 + 0.0148081 Peso, N=
=41, F= 28.048, p≤ 0.000, R2= 41.8%).
40 50 60 70 80 90
6
7
8
9
Longitud
Anc
hura
ANCHURA = 7.41132 - 0.0023450 LONGITUD
S = 0.560778 R-Sq = 0.1 % R-Sq(adj) = 0.0 %
Resultados
71
Gráfica 4.3.2.3. Recta de regresión ajustada: longitud vs peso
4.4 LA ESTRUCTURA Y ESTADO DE LA POBLACIÓN: RAZONES DE
SEXOS Y EDADES
Tras realizar un recuento total de los datos disponibles para cada comparación
estudiada: M y H, J y A, JM, JH, AM y AH se vio que en varios casos el número de
muestras era inferior a cinco, por lo que se optó por juntar algunos grupos entre sí para
satisfacer esta necesidad y poder tener garantías de la fiabilidad del análisis estadístico
mediante la chi cuadrada. Partimos del supuesto de que los individuos capturados
fueron abatidos al azar y que, por ello, son una muestra representativa de la población y
no existen factores que condicionen el tipo de muestra abatida. Pero para ello se debería
realizar un estudio previo en el que comprobar que las probabilidades de capturar un
macho o una hembra sean similares, al igual que las de abatir un ejemplar joven o un
adulto, para así asegurar que realmente el estudio no falla en su supuesto inicial. En el
caso de que las probabilidades no sean iguales tendríamos que aplicar un factor
200015001000
70
60
50
40
Peso
Long
itud
S = 3.84883 R-Sq = 41.8 % R-Sq(adj) = 40.3 %
LONGITUD = 35.9173 + 0.0148081 PESO
Resultados
72
corrector a los datos iniciales para no realizar una interpretación errónea de los
resultados. En el caso del conejo según Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy (1991) su
caza parece ser selectiva hacia los machos ya que están menos ligados a la madriguera y
también hacia los jóvenes, sobre todo de más de tres meses, debido a su mayor
inexperiencia y a una vida menos dependiente del cobijo subterráneo. No existen datos
de nuestro país sobre cuál debe ser ese factor corrector, pero la dinámica de las
poblaciones de conejo y su capacidad de adaptación en el tiempo y el espacio complica
la adopción de patrones homogéneos.
M/H J/A JM/JH AM/AH 1 33/64 = 0.515 48/52 = 0.923 9/25 = 0.360 14/25 = 0.560 2 40/56 = 0.714 36/79 = 0.456 4/23 = 0.174 30/25 = 1.200 3 14/23 = 0.609 21/17 = 1.235 2/6 = 0.334 6/3 = 2.000 4 24/47 = 0.511 25/45 = 0.556 3/16 = 0.187 17/19 = 0.895 5 5/3 = 1.667 27/27 = 1.000 2/1 = 2.000 1/1 = 1.000
TOTAL 116/193 = 0.601 157/220 = 0.714 20/71 = 0.282 68/73 = 1.342 Tabla 4.4.1. Razones de sexos y edades para la liebre ibérica
M/H J/A JM/JH AM/AH 1 18/20 = 0.900 21/33 = 0.636 15/18 = 0.833 7/10 = 0.700 2 16/10 = 1.600 30/35 = 0.857 8/13 =0.615 10/6 = 1.667 3 5/8 = 0.625 20/21 = 0.952 5/9 = 0.555 1/2 = 0.500
TOTAL 39/38 = 1.026 71/89 = 0.797 28/40 = 0.700 18/18 = 1.000 Tabla 4.4.2. Razones de sexos y edades para el conejo
Comparación de las razones de sexos y edades entre temporadas
El número de muestras biológicas usadas para esta comparación es mucho menor que
en las otras comparaciones debido a que necesitamos datos emparejados de sexo y edad.
Por cada muestra debemos tener su sexo y su edad, y por eso las que sólo facilitaba uno
de estos datos se descartaban para el análisis. Aunque el número de datos utilizados para
cada una de las especies es más que suficiente para obtener un resultado representativo.
Resultados
73
• Comparaciones de las razones de sexos y edades para la liebre ibérica:
sumamos las muestras de los grupos 3, 4 y 5 en uno solo para realizar el análisis
estadístico, dejando los dos primeros grupos intacto. La distribución de jóvenes
macho y hembra, y de adultos macho y hembra no presenta diferencias
significativas entre temporadas (N= 232; χ2= 7.416; p≥ 0.284) (ver Anejo VIII de
Chi Cuadrada).
• Comparaciones de las razones de sexos y edades para el conejo: los grupos 2 y 3
de conejo se juntaron en uno, trabajando en este caso con dos agrupaciones de datos.
La distribución de sexos y edades no presenta diferencias significativas entre
temporadas, o entre la temporada 2002/03 y el resto (N= 63; χ2= 2.074; p≥ 0.557)
(ver Anejo VIII de Chi Cuadrada).
Comparación de las razones de sexos entre temporadas
• Comparaciones de las razones de sexos para la liebre ibérica: para este caso los
grupos 4 y 5 de liebre se sumaron en uno sólo para dar credibilidad a los resultados
e igualar el número de muestras biológicas con el resto de grupos. La distribución de
machos y hembras para la liebre no presenta diferencias significativas entre
temporadas (N= 309; χ2= 1.234; p≥ 0.745) (ver Anejo VIII de Chi Cuadrada).
• Comparaciones de las razones de sexos para el conejo: la distribución de machos
y hembras para el conejo no presenta diferencias significativas entre temporadas.
Esto tiene dos posibles interpretaciones, para la liebre y el conejo, la primera sería
suponer que no existen diferencias a nivel de temporada entre las razones de machos
y hembras, y la segunda sería admitir la existencia de diferencias entre temporadas
pero tan sutiles que para poder detectarlas necesitaríamos un número de muestras
mucho mayor. Teniendo en cuenta que es casi imposible que no haya diferencias
entre temporadas la primera hipótesis quedaría descartada, validando la segunda.
(N= 77; χ2= =2.170; p≥ 0.338) (ver Anejo VIII de Chi Cuadrada).
Resultados
74
Comparación de las razones de edades entre temporadas
• Comparaciones de las razones de edades para la liebre ibérica: la distribución
de jóvenes y adultos para la liebre presenta diferencias significativas entre las
temporadas estudiadas, es decir, que la relación de edades varia según las
temporadas, o al menos, entre algunas de ellas (N= 377; χ2= 12.186; p≤ 0.016) (ver
Anejo VIII de Chi Cuadrada).
Para comprobar la existencia o no de diferencias significativas entre los grupos de
temporadas, se ha procedido a un análisis estadístico dos a dos mediante chi
cuadrada, así averiguamos entre que temporadas existen esas diferencias (tabla
4.4.3). Las diferencias significativas se dieron entre los grupos 1-2, 2-3, 2-5 y 3-4,
mientras que para el resto de comparaciones no existían diferencias (ver Anejo VIII
de Chi Cuadrada).
Grupos 2 3 4 5
1
N= 215
χ2= 6.263
p≤ 0.012
N= 138
χ2= 0.581
p≥ 0.446
N= 170
χ2= 2.537
p≥ 0.111
N= 154
χ2= 0.056
p≥ 0.813
2
N= 153
χ2= 7.014
p≤ 0.008
N= 185
χ2= 0.383
p≥ 0.536
N= 169
χ2= 5.493
p≤ 0.019
3
N= 108
χ2= 3.849
p≤ 0.050
N= 92
χ2= 0.248
p≥ 0.619
4
N= 124
χ2= 2.555
p≥ 0.110 Tabla 4.4.3. Resultados de la χ2 de los grupos de temporadas dos a dos para la liebre
Resultados
75
• Comparaciones de las razones de edades para el conejo: en la distribución de
jóvenes y adultos no se aprecian diferencias significativas entre temporadas. Con lo
que suponemos que las diferencias existentes de las razones de edades entre
temporadas son muy sutiles por lo que para poder obtener un resultado significativo
necesitaríamos un mayor número de muestras analizadas (N= 160; χ2= 1.064;
p≥ 0.587) (ver Anejo VIII de Chi Cuadrada).
4.5 ASOCIACION ENTRE LAS VARIABLES CONTINUAS: ANCHURA DEL
CÚBITO, PESO Y LONGITUD DE LOS INDIVIDUOS CON LOS FACTORES:
SEXO Y EDAD
ANCHURA DEL CÚBITO versus SEXO y EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable anchura sigue una distribución normal (N= 370, DesvEst= 0.696,
p≥ 0.150).(Ver Anejo IX de Normalidad). Al aplicar Levene obtenemos unos
resultados que indican que la homocedasticidad se cumple en este caso (N= 225,
L= 1.370, p≥ 0.253). (Ver Anejo X de Homocedasticidad). Con la aplicación del
ANOVA llegamos a la conclusión de que la anchura del cúbito de la liebres depende
del sexo y la edad del individuo (N= 225, F= 27.53, p≤ 0.000). (Ver Anejo XI de
ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable
anchura no sigue una distribución normal (N= 159, DesvEst= 0.588, p≤ 0.010).
(Ver Anejo IX de Normalidad). Con los resultados del test de Levene se puede
afirmar que se cumple la homocedasticidad en este caso (N= 64, L= 0.984,
p≥ 0.406). (Ver Anejo X de Homocedasticidad). Tras aplicar Kruskal-Wallis se
interpreta la existencia de diferencias significativas entre las medias de la anchura
del cúbito según la edad y el sexo de los conejos, la medida de la anchura varía
según la edad y el sexo (N= 64, H= 13.63, p≤ 0.003). (Ver Anejo XI de ANOVA y
Resultados
76
Kruskal-Wallis).
ANCHURA DEL CÚBITO versus SEXO
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable anchura sigue una distribución normal (N= 370, DesvEst= 0.696, p≥
0.150).(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las varianzas de
la variable anchura respecto el factor sexo son iguales, cumpliendo la
homocedasticidad. (N= 234, L= 0.908, p≥ 0.342). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Así pues, en este caso se cumplen las tres condiciones de
independencia, normalidad y homocedasticidad, aplicaremos un ANOVA. Las
diferencias entre la anchura del cúbito para liebres macho y hembra son
significativas, el valor de la anchura está condicionado por el sexo de cada individuo
(N= 234, F=10.310, p≤ 0.020). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable
anchura no sigue una distribución normal (N= 159, DesvEst= 0.588, p≤ 0.010).
(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple
la condición de homocedasticidad (N= 65, L= 0.006, p≥ 0.940). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Al fallar una de los tres requisitos, en este caso la normalidad
de la variable, aplicaremos Krusal-Wallis. Con los resultados del test de Kruskal-
Wallis sabemos que noo existen diferencias significativas entre las medidas de la
anchura del cúbito de los conejos según su sexo (N= 65, H=0.040, p≥ 0.839). (Ver
Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
ANCHURA DEL CÚBITO versus EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable anchura sigue una distribución normal (N= 370, DesvEst= 0.696,
p≥ 0.150).(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las varianzas
de la variable anchura respecto el factor protuberancia son iguales, cumpliendo la
Resultados
77
homocedasticidad. (N= 369, L= 0.465, p≥ 0.496). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Así pues, en este caso se cumplen las tres condiciones de
independencia, normalidad y homocedasticidad, aplicaremos un ANOVA. Según el
ANOVA las diferencias entre la anchura del cúbito de las liebres y su edad son
significativas, la medida de la anchura depende de la edad del ejemplar (N= 369,
F=115.200, p≤ 0.000). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable
anchura no sigue una distribución normal (N= 159, DesvEst= 0.588, p≤ 0.010).
(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple
la condición de homocedasticidad. (N= 159, L= 0.046, p≥ 0.830). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Al fallar uno de los tres requisitos, en este caso la normalidad
de la variable, aplicaremos Krusal-Wallis. Con los resultados del test de Kruskal-
Wallis tenemos que las diferencias entre la anchura del cúbito de los conejos y su
edad son significativas, la medida de la anchura depende de la edad del ejemplar
(N= 159, H=28.490, p≤ 0.000). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
PESO versus SEXO y EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: Aplicando el test de Kolmogorov-Smirnov para
determinar la normalidad de la variable peso, podemos decir que no cumple dicha
propiedad. (N= 276, DesvEst= 396.911, p≤ 0.010).(Ver Anejo IX de Normalidad).
El test de Levene indica que las varianzas de la variable peso respecto el factor
protuberancia no son iguales, siendo heterocedástico. (N= 191, L= 3.852, p≤ 0.010).
(Ver Anejo X de Homocedasticidad). Al no cumplir los condicionantes previos
aplicamos Kruskal-Wallis y los resultados indican que hay diferencias significativas
entre el peso de las liebres según los factores, el peso de cada liebre viene
determinado según la edad y el sexo del individuo (N= 191, H= 74.42, p≤ 0.000).
(Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
Resultados
78
• En el caso del conejo: El resultado del test de Kolmogorov-Smirnov nos dice que
la variable peso cumple el requisito de normalidad (N= 44, DesvEst= 242.748, p≥
0.130). (Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las varianzas de
la variable anchura respecto el factor protuberancia son iguales, cumpliendo la
homocedasticidad. (N= 40, L= 0.250, p≥ 0.861). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Al cumplir los tres condicionantes podemos aplicar un
ANOVA de la variable peso con los factores sexo y protuberancia, y, a tenor de los
resultados, asegurar que no existen diferencias significativas entre las medias del
peso de los conejos para los factores sexo y edad (N= 40, F= 2.25, p≥ 0.099). (Ver
Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
PESO versus SEXO
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable peso no sigue una distribución normal (N= 276, DesvEst= 396.911,
p≤ 0.010).(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las varianzas
de la variable peso respecto el factor sexo no son iguales, siendo heterocedástico.
(N= 254, L= 12.059, p≤ 0.001). (Ver Anejo X de Homocedasticidad). Así pues, en
este caso ni la normalidad de la variable ni su homocedasticidad se cumplen, por lo
que usaremos Kruskal-Wallis. Observando los resultados podemos afirmar que las
diferencias del peso de las liebres según su sexo no son significativas. (N= 254,
H=0.00, p≥ 0.981). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable peso
sigue una distribución normal (N= 44, DesvEst= 242.748, p≥ 0.130). (Ver Anejo IX
de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple la condición de
homocedasticidad. (N= 42, L= 0.654, p≥ 0.423). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Como se cumplen los tres requisitos podemos aplicar un
ANOVA. Con los resultados del ANOVA vemos que no existen diferencias
significativas entre los valores del peso de los conejos y su sexo. (N= 42, F= 3.120,
p≥ 0.085). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
Resultados
79
PESO versus EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable peso no sigue una distribución normal (N= 276, DesvEst= 396.911,
p≤ 0.010).(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las varianzas
de la variable peso respecto el factor protuberancia no son iguales, siendo
heterocedástico. (N= 213, L= 8.158, p≤ 0.005). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Así pues, en este caso ni la normalidad de la variable ni su
homocedasticidad se cumplen, por lo que usaremos Kruskal-Wallis. Según Kruskal-
Wallis las diferencias entre el peso de las liebres según su edad son significativas, el
peso de cada liebre depende de la edad de la misma (N= 213, H= 73.030, p≤ 0.000).
(Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable peso
sigue una distribución normal (N= 44, DesvEst= 242.748, p≥ 0.130). (Ver Anejo IX
de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple la condición de
homocedasticidad. (N= 42, L= 0.505, p≥ 0.481). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Como se cumplen los tres requisitos podemos aplicar un
ANOVA. Con los resultados del ANOVA vemos que no existen diferncias
significativas entre entre el peso de los conejos según su edad. (N= 42, F= 2.720,
p≥ 0.107). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
LONGITUD versus SEXO y EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable longitud no sigue una distribución normal (N= 255, DesvEst= 6.078,
p≤ 0.010). (Ver Anejo IX de Normalidad). Al aplicar el test de Levene se obtiene
que no se cumple la igualdad de varianzas y con ello la homocedasticidad (N= 178,
L= 3.793, p≤ 0.011). (Ver Anejo X de Homocedasticidad). Aplicamos Kruskal-
Wallis al no cumplir los requisitos para el ANOVA, los datos facilitados indican que
existen diferencias significativas entre las medias de la longitud de las liebres según
Resultados
80
los factores sexo y protuberancia, es decir, que la longitud de las liebres varía según
el sexo y la edad de cada individuo (N= 178, H= 13.66, p≤ 0.003). (Ver Anejo XI
de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable
longitud no sigue una distribución normal(N= 56, DesvEst= 7.698, p≤ 0.010). (Ver
Anejo IX de Normalidad). Con el test de Levene se demuestra que se cumple la
homocedasticidad o igualdad de varianzas en esta ocasión (N= 49, L= 0.348,
p≥ 0.791). (Ver Anejo X de Homocedasticidad). Al no reunir las tres condiciones
básicas para poder aplicar un ANOVA con seguridad, se aplica el test de Kruskal-
Wallis, cuyos resultados determinan que no existen diferencias significativas entre
la media de la longitud de los conejos según su sexo y edad (N= 49, H= 5.92,
p≥ 0.116). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
LONGITUD versus SEXO
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable longitud no sigue una distribución normal (N= 255, DesvEst= 6.078,
p≤ 0.010). (Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las
varianzas de la variable longitud respecto el factor sexo son iguales, siendo
homocedástico. (N= 239, L= 0.732, p≥ 0.818). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). La normalidad de la variable longitud no se cumple, por lo que
usaremos Kruskal-Wallis, según el cual las diferencias entre longitud de las liebres y
su sexo no son significativas. (N= 239, H=1.100, p≥ 0.295). (Ver Anejo XI de
ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: El test de Kolmogorov-Smirnov indica que la variable
longitud no sigue una distribución normal (N= 56, DesvEst= 7.698, p≤ 0.010). (Ver
Anejo IX de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple la
condición de homocedasticidad. (N= 53, L= 0.096, p≥ 0.757). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Al fallar la normalidad de la variable tenemos que aplicar el test
Resultados
81
de Kruskal-Wallis. Con los resultados del Kruskal-Wallis vemos que no existen
diferencias significativas entre la longitud de los conejos en relación a su sexo.
(N= 53, H= 0.280, p≥ 0.600). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
LONGITUD versus EDAD
• En el caso de la liebre ibérica: El test de Kolmogorov-Smirnov da como resultado
que la variable longitud no sigue una distribución normal (N= 255, DesvEst= 6.078,
p≤ 0.010). (Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene indica que las
varianzas de la variable longitud respecto el factor protuberancia no son iguales,
siendo heterocedástico. (N= 194, L= 6.154, p≤ 0.014). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). Así pues, en este caso ni la normalidad de la variable ni su
homocedasticidad se cumplen, por lo que usaremos Kruskal-Wallis. Según el test las
diferencias entre la longitud de las liebres y su edad son significativas, por lo que el
valor de la longitud de las liebres varía según la edad de cada ejemplar (N= 194, H=
12.770, p≤ 0.000). (Ver Anejo XI de ANOVA y Kruskal-Wallis).
• En el caso del conejo: Según Kolmogorov-Smirnov la variable dependiente
longitud no cumple el requisito de normalidad (N= 56, DesvEst= 7.698, p≤ 0.010).
(Ver Anejo IX de Normalidad). El test de Levene da como resultado que se cumple
la condición de homocedasticidad. (N= 52, L= 0.000, p≥ 0.988). (Ver Anejo X de
Homocedasticidad). De los tres requisitos necesarios para aplicar un ANOVA, la
normalidad de la variable no se cumple, así que se aplicará Kruskal-Wallis. Con los
resultados de Kruskal-Wallis vemos que no existen diferencias significativas entre
la longitud de los conejos y su edad. (N= 52, H= 6.260, p≤ 0.012). (Ver Anejo XI
de ANOVA y Kruskal-Wallis).
Destacar a nivel general que, al vernos obligados en muchos casos a usar estadística
no paramétrica, las asociaciones entre variables y factores con diferencias significativas
no vienen presentadas con intervalos de los valores de las diferentes categorías, sin
poder comentarlos.
Resultados
82
4.6 CONTRASTE DE LOS DATOS DE CAMPO INTERPRETADOS POR
LOS CAZADORES Y LOS DATOS DE LABORATORIO REFERENTES
A LA EDAD
El contraste a realizar se basa en los datos de edad facilitados en los sobres por los
cazadores y los datos obtenidos en el laboratorio al respecto. Lo que se pretende es ver
las diferencias entre los datos observados por los cazadores en relación a la edad del
individuo mediante palpación y los datos de laboratorio. Comparando ambos datos y
contabilizando las diferencias, se podrá evaluar el nivel de preparación de los cazadores
y su grado de fiabilidad, para ello se recurrirá al Anejo V de Datos de Laboratorio.
Contraste de los datos en el caso de la liebre ibérica
De un total de 584 datos, sólo en 117 ocasiones tenemos los datos de la edad tomados
por los cazadores y tomados en el laboratorio, de las 117 muestras 26 están en
discordancia, la edad elegida por el cazador difiere de la establecida en el laboratorio,
eso supone un 22.22%. Si tomamos como correcta la edad de laboratorio, significa que
aproximadamente una de cada cuatro liebres está mal clasificada por los cazadores.
Contraste de los datos en el caso del conejo
De las 220 muestras en 58 de ellas tenemos los dos datos de edad que buscamos, y en
16 ocasiones la categoría elegida no es la misma, un 27.58%. Lo que a efectos prácticos
se traduce en que más de uno de cada cuatro conejos tiene una edad que no se
corresponde con la realidad.
Discusión
84
5. DISCUSIÓN
5.1 EL NÚMERO DE CAPTURAS Y SU TENDENCIA
El caso de la liebre ibérica
La tendencia es clara, al principio de la temporada el número de ejemplares
capturados es elevado mientras que, al ir avanzando el periodo hábil de caza, va
disminuyendo progresivamente. Esto se debe a que los primeros días la inexperiencia y
juventud de los animales hacen que sean más vulnerables, además de la salida de un
mayor número de cazadores al campo durante las primeras semanas de la temporada.
Los animales que quedan a partir de la segunda quincena de noviembre son los más
experimentados y, para tener que capturarlos, el cazador debe andar mucho más que al
principio de la temporada. Las gráficas 4.1.1.1. y 4.1.1.2. describen perfectamente que
la probabilidad de capturar un animal es inversamente proporcional al avance de la
temporada de caza. Esto demuestra la importancia de un mayor control en los primeros
días de la temporada, que es cuando se abaten el mayor porcentaje de individuos, si
queremos asegurar el éxito de un plan de recuperación para la liebre.
El caso del conejo
No puede observarse ninguna tendencia en el número de capturas respecto al tiempo
en este caso (ver gráfico 4.1.2.1), aunque esta ausencia puede deberse a la escasez de
conejo, con la consiguiente pérdida del número de cazadores especializados, por lo que
las capturas reflejan los resultados de cazadores de conejo que sólo se dedican a esta
presa, que son bastante constantes a lo largo de la temporada. Al haber pocos cazadores,
el número de individuos cazados puede mantenerse al margen de la tendencia normal,
representada en el caso de la liebre. Según Calvete (2002) en el Valle medio del Ebro, el
mínimo y máximo de abundancia poblacional tiene lugar en los meses de enero-febrero
y mayo-junio, respectivamente, no nos es posible destacar periodos de máximos y
mínimos debido a lo errático de la gráfica resultante y a que tan solo abarca los meses
Discusión
85
de la temporada de caza de invierno. Además Calvete (2002) afirma que en aquellas
poblaciones de baja densidad, o donde se pretenda fomentar la especie, las medidas más
eficaces para reducir el impacto cinegético es reducir el esfuerzo de captura durante las
primeras jornadas de caza (estableciendo cupos por cazador) y acortar la temporada, al
menos, hasta el fin de la primera quincena de diciembre o, en su defecto, hasta el final
de este mes, para evitar la caza sobre un elevado porcentaje de hembras gestantes,
coincidiendo con la discusión de la liebre ibérica.
5.2 RELACIONES ENTRE LAS VARIABLES CONTINUAS: ANCHURA
DEL CÚBITO, LONGITUD Y PESO DEL INDIVIDUO
El caso de la liebre ibérica
Los resultados confirman que existe una relación entre el peso y la longitud del
individuo, de forma que a mayor longitud mayor peso y viceversa. Es lógico pensar que
a medida que el ejemplar crece aumenta su talla y con ella su peso. La otra relación
positiva es la existente entre la anchura del cúbito y el peso del animal, aunque no se
trate de una relación lineal ni una relación directa o que sea, a priori, demasiado exacta,
ya que la regresión sólo se ajusta al 3.8% de los datos y su gráfica es muy próxima a
una nube de puntos sin estructura. El peso del individuo va aumentando a medida que
pasa el tiempo y el ejemplar crece, mientras que la anchura del cúbito es una variable
que va disminuyendo a medida que llega a la madurez, hasta llegar a una medida estable
a partir de los 9-11 meses, a partir de aquí la protuberancia ya no es visible. Con una
variabilidad explicada tan baja podemos hablar de una relación, pero que nuestra recta
de regresión no puede explicar, debido a la existencia de otras variables no
contempladas en el estudio y que influyen en la relación.
Discusión
86
En el caso del conejo
Aquí tenemos como única relación positiva, la existente entre la longitud y el peso, es
una buena aproximación ya que se ajusta al 41.8% de los datos. La gráfica muestra una
tendencia para las dos variables en la que a mayor longitud del individuo hay mayor
peso y viceversa. Se trata de una comprobación de lo que se supone algo lógico en la
mayoría de los casos para esta especie, exceptuando individuos enfermos o viejos, el
individuo aumenta de peso conforme aumenta su longitud.
5.3 LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN EN LAS TEMPORADAS
ESTUDIADAS
5.3.1 Variaciones de las razones de sexos y edades respecto al valor de referencia
1:1
En el caso de la liebre ibérica
El valor referencia elegido para las especies de liebre ibérica es el de equilibrio
estándar (1:1) para poder mantener la población actual, tanto para machos y hembras
como para jóvenes y adultos.
Las razones de edades de la liebre ibérica (tabla 4.4.1) indican que, según el número
total de muestras, la relación es de 0.714 (= 157/220), un valor por debajo del de
referencia 1:1 establecido para mantener la población actual, por lo que se interpreta que
la población está inmersa en un proceso de regresión. De los 5 grupos de temporadas
estudiados solamente las temporadas 1992/99 y 2002/03 presentan una relación en la
que la población mantiene el número de individuos (próxima a la unidad), y la
temporada 2000/01, que presenta una relación de 1.235 (= 21/17). Lo que significa que
la población de liebres en 00/01 fue más productiva en las zonas de procedencia de las
muestras. En los demás grupos de temporadas la regresión de las poblaciones es
evidente con valores cercanos a 0.5, es decir, que el relevo generacional sólo aporta la
Discusión
87
mitad de los ejemplares necesarios para que la población existente no entre en regresión.
Al observar las razones de edades por temporadas las fluctuaciones que existen en los
datos finales no descubren una tendencia que pueda ser interpretada. A tenor de los
resultados obtenidos a nivel general, podemos afirmar que la población actual de liebres
ibéricas en el norte peninsular se encuentra actualmente en un grave proceso de
regresión que hace peligrar la viabilidad de algunas poblaciones estudiadas. La liebre es
una especie que basa su éxito reproductor en un elevado número de lebratos con razones
de edades superiores a 1.5 y las razones resultantes de las muestras biológicas
analizadas son muy inferiores a las esperadas. Según Sáenz de Buruaga, Lucio y Purroy
(1991) la relación de edades no debe ser inferior a 1.5, y de ser así debería tomarse
medidas de restricción de la actividad cinegética prevista, en poblaciones con planes de
recuperación demográfica, el cociente de edades que determina el nivel de seguridad
deberá ser como mínimo de 1.85-2.00. Según Durantel (1993) si el número de jóvenes
es inferior al de adultos, se aconseja no cazar, si es equivalente su puede considerar un
aprovechamiento de un 20% y si el número de jóvenes es superior al de adultos, se
puede aprovechar de un 30 a un 50% del número de animales calculados antes de
empezar la temporada de caza. Nos encontramos aquí en un dilema cuando la razón de
edades se encuentra entre 1 y 1.5, ya que según el autor consultado se opta por la
restricción de la actividad cinegética aunque sin citar en que medida o por un
aprovechamiento de entre el 20 y el 50% de los individuos. Es importante destacar la
ausencia de datos referentes a la densidad de ejemplares en las zonas estudiadas que
darían un mayor peso al estudio en relación a las actuaciones más adecuadas a realizar.
Aunque sí es sabida la baja densidad de liebres en el norte peninsular y el declive de
las poblaciones a lo largo de las tres últimas décadas, por lo que nuestro objetivo será el
de la recuperación demográfica de las poblaciones. A un nivel general la decisión más
acertada sería la de impedir cualquier aprovechamiento cinegético abusivo sobre la
liebre, al no superar la razón de edades total la unidad. A nivel de agrupaciones
temporales, lo más sensato sería tomar la opción más conservadora, evitar cualquier
actividad cinegética en las zonas estudiadas hasta comprobar que la relación de edades
no tome un valor cercano a dos, así nos aseguraríamos un crecimiento poblacional y
Discusión
88
estable en el norte peninsular. Aunque debemos tener en cuenta otros factores
responsables, al margen de la caza, del actual declive de las poblaciones en el norte
peninsular, como son las enfermedades o la destrucción de su hábitat, y en
consecuencia, paliarlos en la medida de lo posible.
En la proporción de sexos (tabla 4.4.1), el equilibrio parece ser la situación normal y
adecuada en la mayoría de poblaciones según Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy (1991).
Al interpretar los datos a nivel general el resultado de la relación de sexos es de 0.601,
por debajo del equilibrio indicado, lo que denota un mayor número de hembras que de
machos, pero que no debería afectar a la capacidad reproductora de la población debido
al carácter polígamo de los machos (Durantel, 1993). Según los grupos de temporadas la
tendencia de razones de sexos inferiores a uno se mantiene excepto para las temporadas
1992/99 donde está en 1.667, aunque el bajo número de muestras puede influir en este
resultado, por lo que no se comentará.
En el caso del conejo
Las razones de edades (tabla 4.4.2), según Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy (1991),
como indicadores de niveles de seguridad: cocientes de edades en torno a 1.80-2.00
indican productividad normal; situaciones del cociente en 1.5 o similar deben aconsejar
reducir el cupo total; y mayor abundancia de adultos que de individuos jóvenes deberá
suponer la interrupción inmediata de la temporada de caza si se quiere mantener la
viabilidad de la población en cazas futuras. Pues bien, la razón de edades total indica un
valor de 0.797 (=71/89), muy por debajo del esperado en una población sana y en
equilibrio, en consecuencia, en las zonas de procedencia de las muestras sería necesario
cesar toda actividad cinegética que tenga por finalidad la caza del conejo. Los mismos
resultados se dan cuando analizamos las razones a nivel de temporadas, aunque existe
una cierta progresión en los resultados de los tres grupos formados pero que en ningún
caso superan ni tan siquiera la unidad. Por lo que se aplicaría el mismo procedimiento
que a nivel global, la interrupción de la temporada de caza, junto a actuaciones para la
mejora del hábitat y la prevención de enfermedades, a la espera de razones de edades
cercanas a las aconsejadas. Y todo esto sin aplicar el factor corrector explicado en los
Discusión
89
resultados, por el que se cazan un mayor número de jóvenes que de adultos, es decir,
que la razón de edades real es aún menor que la hallada, aunque sin saber la diferencia
ni en una simple aproximación (véase Materiales y Métodos), por lo sería recomendable
un estudio para intentar hallar un valor de aproximación a este factor. Pero al igual que
en el caso de la liebre es igual de importante intentar disminuir el efecto de otros
factores negativos para las poblaciones de liebre y que condicionarían el éxito un plan
de recuperación. En general, cuanto menor sea la densidad de presas mayor será el papel
limitante de la predación. Cuando la densidad de las presas disminuye, es más probable
que la predación por si sola pueda agravar el declive de sus poblaciones. Cuando el
número de presas alcanza densidades muy bajas, los predadores pueden retrasar su
recuperación bastante tiempo, en un sistema conejo-carnívoros medianos, unos pocos
años (Newsome et al, 1989; Trout y Tittensor,1989 citados en Calvete y Estrada, 2000).
En la razón de sexos el valor tomado como referencia es el del equilibrio 1:1, con un
50% de machos y un 50% de hembras, pero teniendo en cuenta que en la caza con
escopeta existe una tendencia a abatir un mayor número de machos que de hembras. En
el Valle del Ebro con la modalidad de perro y escopeta y en áreas donde los conejos
viven en madrigueras (escasa cobertura vegetal) se ha demostrado que los machos
tienen aproximadamente una probabilidad 7 veces superior a ser cazados que las
hembras, por lo que el impacto de la caza en invierno se minimiza al actuar más sobre
los machos (Calvete, 2002). Esta información no es aplicable a nuestros resultados
debido a la falta de datos entorno al tipo de caza con escopeta y perro efectuada, el
número de muestras utilizadas, la antigüedad y la extensión de la zona del citado
estudio. Es muy probable que se trate de batidas en las que se capturen
mayoritariamente machos subordinados que no pueden esconderse en las madrigueras a
causa del macho dominante, que sólo permite la entrada en las mismas a las hembras y a
su descendencia.
El resultado general es de 1.026 para el total de las temporadas, una razón muy
próxima a la ideal. Según Saenz de Buruaga, Lucio y Purroy (1991) y Calvete (2002)
esta razón será menor en la población silvestre, a causa de que el número de machos
cazados es algo superior al número existente en campo, es decir, que hay que tener en
Discusión
90
cuenta que la caza es selectiva y la proporción cazada no es la real. Es el valor que
mejor representa a los mamíferos, como en el caso del ciervo en el que debe tenderse a
conseguir una proporción de sexos de un macho por cada hembra (Marco, 2002),
aunque según Soriguer (1991) en las poblaciones de conejos mediterráneos ibéricos, la
razón de sexos favorece a las hembras (0.60).
Nos encontramos con una razón de sexos para el conejo de la que no deberíamos
preocuparnos de cara a un plan de recuperación pero que sí deberíamos controlar,
vamos a evitar cualquier interpretación o comparación con la afirmación de Saenz de
Buruaga, Lucio y Purroy (1991) por la ausencia de datos fiables. Según Surdeau y
Henaff (1984) para minimizar los costes en la cría y explotación en cautividad del
conejo, el número ideal de hembras por cada macho es de 7-8, mientras que según Cross
(1976) es de 10 hembras por macho, éstas son relaciones no aplicables a poblaciones
salvajes ya que en la cría en cautividad se eliminan la gran mayoría de los factores que
limitan el potencial reproductor del conejo como son la predación, la territorialidad, la
competencia o la degradación de su hábitat, exceptuando la mortalidad por enfermedad.
Al observar los datos por los grupos de temporadas separados, vemos que la razón de
sexos fluctúa entre valores superiores e inferiores a uno, sin una tendencia aparente, lo
que entra en la dinámica normal de las poblaciones salvajes, con fluctuaciones
constantes pero que no indican sesgos en la dinámica de la población.
5.3.2 Las razones de sexos y edades entre temporadas
En el caso de la liebre ibérica
• En las razones de sexos y edades conjuntas, no existen diferencias significativas
entre JM, JH, AM y AH a lo largo de las temporadas estudiadas, la relación se
mantiene en el tiempo. Este resultado es más complejo que el análisis de las razones
de sexos y edades por separado, ya que aquí el número de categorías es de cuatro, en
lugar de dos, disminuyendo la probabilidad de que se mantenga su relación durante
las temporadas estudiadas. Suponemos entonces, que la estructura de las
Discusión
91
poblaciones se mantiene a lo largo del tiempo a pesar del proceso de regresión de la
liebre ibérica y de la presión cinegética a la que se ven sometidas, entre otros
factores.
• La razón de sexos, no presenta diferencias significativas entre temporadas, es decir,
que la relación del número de machos y hembras no ha variado significativamente
según la temporada, la estructura de machos y hembras se conserva a lo largo del
tiempo.
• La razón de edades, existen diferencias significativas de la razón de edades entre
las diferentes temporadas, la proporción de jóvenes y adultos no se mantiene
constante, al menos entre algunas de esas temporadas. Después de aplicar un análisis
dos a dos, vemos la existencia de diferencias significativas entre los grupos de
temporadas: 2001/02 y 2002/03, 2000/01 y 2001/02, 1992/99 y 2001/02, 1999/00 y
2000/01. Al analizar detenidamente estos resultados y los grupos por separado,
podemos concluir que las temporadas 1999/00 y 2001/02 muestran la existencia de
diferencias significativas respecto a la relación entre individuos jóvenes y adultos.
En ambos grupos hay valores cercanos al doble de adultos que de jóvenes, mientras
que en el resto de los grupos la razón se mantiene cercana al equilibrio (1:1),
excepto en estas temporadas, la estructura de jóvenes y adultos se mantiene en el
tiempo.
En el caso del conejo
• En las razones de sexos y edades conjuntas, no existen diferencias significativas
entre los jóvenes machos y hembras, y adultos machos y hembras. La pirámide
poblacional dividida en sexos y edades se mantiene a lo largo de las temporadas
estudiadas a pesar del proceso de regresión en el que se encuentra y de la presión
cinegética a la que se ve sometida, entre otros factores.
• La razón de sexos, entre las temporadas estudiadas no presenta diferencias
significativas, la relación entre machos y hembras se mantiene en el tiempo.
Discusión
92
• La razón de edades, tampoco en este caso para jóvenes y adultos se dan
diferencias significativas entre temporadas, a lo largo de las temporadas la
relación de edades no cambia de forma significativa.
En definitiva, a tenor de los resultados obtenidos, podemos decir que no existen
diferencias significativas a lo largo de las temporadas para las razones de sexos y
edades, tanto a nivel individual como en conjunto. Excepto en el caso de la liebre, en el
que existen diferencias significativas en la razón de edades debido a desequilibrios entre
el número de jóvenes y adultos, en las temporadas 1999/00 y 2001/02. Fruto de una
excesiva presión cinegética sobre las poblaciones o a la incidencia de alguna
enfermedad que, como es lógico, afecta en la mayoría de los casos a individuos jóvenes.
En general la estructura poblacional tanto de liebre ibérica como de conejo se mantiene
a lo largo de las temporadas, sin variaciones significativas, a pesar de la actual regresión
de las poblaciones estudiadas, provocado por la propia actividad cinegética, las
enfermedades y la degradación de su hábitat.
5.4 ASOCIACION ENTRE LAS VARIABLES CONTINUAS: ANCHURA
DEL CÚBITO, PESO Y LONGITUD CON LOS FACTORES: SEXO Y
EDAD
En el caso de la liebre ibérica
• ANCHURA DEL CÚBITO versus SEXO Y EDAD; en las muestras analizadas
la anchura del cúbito varía según el sexo y la edad de cada individuo. Los mayores
valores concuerdan con los ejemplares jóvenes hembra, seguidos por los jóvenes
macho, adultos hembra y adultos macho. Existe un fuerte salto en el valor del
intervalo de las medidas al pasar a la categoría de jóvenes a adultos (ver Anejo XI
de ANOVA y Kruskal-Wallis), debido al proceso de osificación del cúbito que
provoca una mayor anchura del mismo en los ejemplares más jóvenes, éste dato
será determinante en el análisis de la anchura versus la edad.
Discusión
93
• ANCHURA DEL CÚBITO versus SEXO; en los ejemplares analizados la
anchura del cúbito de las liebres varía según el sexo del individuo, mirando el
intervalo de valores, la anchura del cúbito en las hembras es mayor que en los
machos. Esta afirmación, aunque correcta, puede que no se adapte a las
poblaciones silvestres, ya que podría darse el caso que un elevado porcentaje de
muestras macho sean adultos y/o que de muestras hembras sean jóvenes, con lo
que la anchura media del cúbito de las hembras sea muy elevada y/o la de los
machos sea muy pequeña, influidas por la edad de cada individuo y no por el sexo.
Al comprobar los datos de laboratorio se aprecia que el número de datos de cada
categoría es muy similar excepto para el grupo de machos jóvenes que está entre 3
y 4 veces por debajo de los otros grupos. Para el caso de los machos, los datos de
la anchura del cúbito tienen una media menor al contar con menos muestras
jóvenes, el estudio en este caso no es balanceado y, por ello, no podemos concluir
nuestra discusión con seguridad.
• ANCHURA DEL CÚBITO versus EDAD; en las muestras analizadas la anchura
del cúbito varía según la edad del individuo, se comprueba así el criterio utilizado
para la clasificación entre jóvenes y adultos en el laboratorio. La anchura del
cúbito en los ejemplares jóvenes es mayor que en los adultos debido al proceso de
osificación del cúbito, por el que esta medida va disminuyendo según el individuo
crece hasta alcanzar un valor constante, este resultado coincide con Ballesteros
(1998) al afirmar que en las liebres jóvenes el cúbito presenta un ligero
abultamiento, en su cara externa y en la zona más cercana a la mano, por la
presencia de un cartílago en conjunción. A partir de los 7-9 meses se produce la
osificación completa y el abultamiento debido al cartílago desaparece. También
Calvete (2002) comparte el resultado para el conejo silvestre, cuya cita se incluirá
más adelante para su caso.
• PESO versus SEXO y EDAD; en los individuos analizados el peso de las liebres
varía según el sexo y la edad del individuo, existen diferencias significativas entre
los valores del peso del individuo según su sexo y edad.
Discusión
94
• PESO versus EDAD; en los ejemplares analizados, el peso de las liebres ibéricas
depende de la edad del individuo, si un animal tiene un peso mayor que otro es
porque tiene una edad mayor, ésta es la conclusión a la que llegamos después de
ver el análisis. Así pues, se demuestra que los individuos jóvenes tienen un menor
peso al estar aún en periodo de crecimiento. Este patrón de crecimiento está
documentado en todos los mamíferos; como es el caso del jabalí, ya que según
Soriguer (1991) durante los primeros meses crecen rápidamente para, a partir de
los 14-18 meses de vida en las hembras y los 24-26 meses en los machos,
estabilizar su crecimiento; o el caso del zorro, ya que a los 9-10 meses es adulto,
ya ha alcanzado la madurez sexual, y su tamaño, peso y coloración no permiten,
con ninguna seguridad discernir otras edades, según Saenz, Lucio y Purroy (1991).
• LONGITUD versus SEXO y EDAD; en las muestras analizadas la longitud de
las liebres ibéricas varía según el sexo y la edad del individuo, al aplicar un test no
paramétrico, no obtenemos ningún intervalo de confianza para completar la
discusión, de forma que no podemos clasificar que categorías tienen una longitud
mayor o menor.
• LONGITUD versus EDAD; en los individuos analizados la longitud de las
liebres ibéricas varía según la edad del individuo, los individuos jóvenes tienen
una longitud media inferior que los adultos, se explica debido a que los ejemplares
jóvenes aún están en proceso de crecimiento por lo que no han alcanzado su
longitud máxima, como ocurre en los adultos. Sucede lo mismo que con la
variable peso, por lo que citaremos los mismos autores Soriguer (1991) y Saenz,
Lucio y Purroy (1991) para corroborar los resultados.
Por el contrario, tenemos varías asociaciones que no tienen diferencias significativas
entre ellas, pero que serán objeto de discusión. Tanto para el caso del peso como de la
longitud vemos que éstas no varían según el sexo del individuo, es decir, que el tamaño
de la liebre ibérica para las muestras estudiadas es similar para machos y para hembras,
aunque con un número mayor de muestras biológicas encontraríamos diferencias
significativas. El peso tampoco varía según el sexo y la edad del individuo en conjunto.
Discusión
95
En el caso del conejo
• ANCHURA DEL CÚBITO versus SEXO y EDAD; en las muestras analizadas
la anchura del cúbito de los conejos varía según el sexo y la edad del individuo.
Aunque no tengamos intervalos de confianza que nos muestren de una forma clara
la escala de valores que toman las diferentes categorías, podemos extrapolar que
esta clasificación será igual que para la liebre.
• ANCHURA DEL CÚBITO versus EDAD; en los individuos analizados, la
anchura del cúbito de los conejos varía según la edad del individuo. Al igual que
en el caso de la liebre, se demuestra que, a mayor edad, la anchura es menor. La
anchura es máxima en los primeros meses de vida de cada ejemplar,
disminuyendo paulatinamente hasta estabilizarse con el paso de subadulto a
adulto. Este resultado se corresponde con Calvete (2002) que afirma que el tamaño
del cartílago es más notable en los conejos más jóvenes y va disminuyendo su
tamaño conforme el animal va completando su desarrollo, de tal manera que cerca
de su finalización el abultamiento se convierte en una leve cresta o incluso en una
pequeña hendidura que acaba desapareciendo.
Remarcar la existencia de varías asociaciones que no tienen diferencias significativas
entre ellas pero que se discutirán a continuación. El peso y la longitud del conejo no
varían según el sexo y la edad del individuo en conjunto, ni por separado. Para el caso
de la anchura del cúbito, el peso y la longitud tenemos que su valor no varía según el
sexo del individuo, es decir, que el tamaño de la liebre ibérica para las muestras
estudiadas es similar para machos y para hembras, corroborando este resultado, Calvete
(2002) cita que el conejo es una especie con dimorfismo sexual poco marcado y que no
existen variaciones importantes en el peso en función del sexo, aunque sí a lo largo del
año y entre años; con un número más elevado de muestras biológicas podríamos llegar a
encontrar diferencias significativas. En el caso del peso y la longitud vemos que su
medida no varía según la edad, una conclusión contradictoria ya que el peso y longitud
Discusión
96
de un ejemplar aumenta con su edad. Aquí es donde difiere en mayor medida del caso
de la liebre ibérica; que no tengamos diferencias significativas puede deberse a la
clasificación de la edad que aplicamos, en la que tenemos dos categorías bien
diferenciadas: adultos y jóvenes. El problema radica en que los ejemplares jóvenes
(aquellos que son abatidos durante la temporada de caza y cuya edad es inferior a los 9-
11 meses) son individuos subadultos con un tamaño, tanto en longitud como en peso,
muy similar a la de los adultos pero que aún conservan el abultamiento del cúbito, por
lo que sus datos son muy similares a la de los adultos. Soriguer (1991) apoya esta
explicación citando que, en poblaciones naturales, la estructura de edades está
constituida por individuos subadultos y adultos. Para poder encontrar diferencias
significativas entre estos grupos necesitaríamos un mayor número de muestras
biológicas.
Comentar respecto al análisis, tanto de liebre como de conejo, que es más fácil
encontrar diferencias significativas al usar datos separados en sexos o edades que con
ambos a la vez, por eso sería recomendable para posteriores estudios o trabajos
clasificar los datos en machos y hembras y/o jóvenes y adultos, para después aplicar la
estadística u observación pertinente. En general los resultados serían más sencillos y
fáciles de interpretar para cualquier observador.
5.5 CONTRASTE DE LOS DATOS DE CAMPO INTERPRETADOS POR LOS
CAZADORES Y LOS DATOS DE LABORATORIO REFERENTES A LA EDAD
DEL INDIVIDUO
Los resultados para ambas especies son similares, existiendo un porcentaje de
discordancia en la edad del 22.22% para la liebre ibérica y del 27.58% en el caso del
conejo. Para la liebre ibérica Suchentrunk et al. (1991) citado por Palacios et al. (1997),
sostiene que para la determinación de la edad en campo, se estima un error del 20% para
los animales cazados en noviembre y del 50% para los capturados en diciembre.
Nuestros valores pertenecen a toda la temporada de caza, por lo que podemos decir que
los cazadores que han colaborado en el estudio tienen un porcentaje relativamente bajo
Discusión
97
de error. Si se deciden usar los datos proporcionados por los cazadores debe hacerse
teniendo en cuenta este tanto por ciento de error y asumirlo en consecuencia para aplicar
el tratamiento más adecuado, tanto para el caso del conejo como para el caso de la liebre
ibérica. Con este margen de error, cercano al 25% para ambas especies, respecto a la
diferenciación sexual, es aceptable pensar que los datos recopilados en campo puedan
ser usados como “orientación” en la gestión cinegética pero de ninguna forma pueden
ser usados como datos objetivos. Estos resultados resaltan la importancia de aumentar
los esfuerzos en la formación de los cazadores en este aspecto, para así optimizar y
aprovechar mejor los datos recogidos en campo, o aún mejor, intentar encontrar
financiación para que técnicos cualificados puedan realizar el trabajo de los cazadores.
Conclusiones
99
6. CONCLUSIONES
1. Existe una relación positiva entre el peso y la longitud del individuo para las
muestras biológicas de liebre ibérica y conejo, de tal forma que a mayor longitud
mayor peso corporal y viceversa. También se observa otra relación inversa
positiva para la liebre ibérica, entre la anchura del cúbito y el peso del ejemplar,
aunque en este caso no se pueda explicar mediante una recta de regresión por la
existencia de otras variables no incluidas en el estudio, a medida que la liebre
crece y gana peso, la anchura del cúbito va disminuyendo hasta que el individuo
alcanza la madurez, llegando a un valor constante.
2. Las poblaciones de liebre ibérica y de conejo en el norte de la Península están en
fuerte regresión, los valores de las razones de edades de las poblaciones
silvestres estudiadas están muy por debajo de los deseados, no llegando ni
siquiera al valor de relevo generacional para mantener las poblaciones
estudiadas. Por lo tanto que se debería interrumpir cualquier actividad cinegética
que incluya a la liebre ibérica o al conejo y poner en marcha planes de
recuperación demográfica para ambas especies.
3. El número de capturas de liebre ibérica en el norte peninsular va disminuyendo
progresivamente conforme avanza la temporada hábil de caza, debido al menor
número de ejemplares disponibles y de cazadores, al empeorar el clima; la
mayor experiencia de los individuos restantes y la premisa de que, a igual
esfuerzo de caza, menor número de piezas cobradas a medida que pasa el
tiempo.
Conclusiones
100
4. La tendencia del número de capturas del conejo en el norte peninsular se
mantiene estable con aumentos y disminuciones por igual. Debido a la regresión
del conejo en las zonas estudiadas, los cazadores especializados en esta presa
han ido disminuyendo. Al haber pocos cazadores, el número de ejemplares
abatidos puede mantenerse a lo largo de la temporada, de forma que la actividad
cinegética que sufren no provoque grandes fluctuaciones en las poblaciones
estudiadas.
5. La estructura de las poblaciones de los ejemplares analizados en el caso de la
liebre ibérica, refleja un desequilibrio general debido a un exceso de hembras,
aunque no sea un problema en su dinámica de población, debido al carácter
polígamo de los machos. Mientras que en el caso del conejo existe un equilibrio
ideal, en el que se da una relación de 1:1.
6. Las razones de sexos y edades entre las diferentes temporadas para los
individuos estudiados de liebre ibérica y conejo mantienen su pirámide
poblacional a lo largo de las distintas temporadas. Sin embargo en el caso de las
razones de edades de la liebre, existen diferencias significativas debido a un
mayor número de individuos jóvenes que de adultos en las temporadas 1999/00
y 2001/02; probablemente debido a una excesiva presión cinegética sobre las
poblaciones o a la incidencia de alguna enfermedad durante esas temporadas.
7. En los datos estudiados de liebre ibérica, la anchura del cúbito, el peso y la
longitud del individuo varían según el sexo y la edad en conjunto. Pero también
dependen de la edad por separado, cumpliéndose la premisa de que un ejemplar
de liebre aumenta su peso y longitud a medida que crece, mientras que el valor
de la anchura del cúbito va disminuyendo paulatinamente hasta que el individuo
es adulto debido al proceso de osificación de la epífisis del cúbito.
Conclusiones
101
8. Al estudiar las muestras biológicas de liebre ibérica, ni el peso ni la longitud
varían según el sexo del individuo, es decir, que no existen diferencias
significativas importantes entre el tamaño de los machos y de las hembras.
9. En los datos estudiados de conejo, la anchura del cúbito varía según el sexo y la
edad del individuo en conjunto, pero también según la edad en solitario, es decir,
que el valor de la anchura del cúbito disminuye a medida que el individuo crece
hasta estabilizarse al llegar a la madurez.
10. Al estudiar las muestras biológicas de conejo, ni la anchura del cúbito, ni el
peso, ni la longitud varían según el sexo y la edad del individuo en conjunto,
pero tampoco según el sexo solamente, es decir, que no existen diferencias
significativas importantes entre el tamaño de los machos y de las hembras.
Tampoco existen diferencias significativas entre el peso y la longitud según la
edad, es un resultado incoherente del que se interpreta que; el individuo no
aumenta de talla conforme crece. Sería algo imposible si no fuera porque los
individuos jóvenes que hemos analizado son ejemplares subadultos, con una
talla cercana a la de los adultos, lo que influye decisivamente en el análisis
estadístico. Necesitaríamos un número mayor de muestras biológicas para poder
detectar las diferencias entre los individuos adultos y subadultos.
11. En las asociaciones entre variables y factores en las que no existen diferencias
significativas, como por ejemplo el peso y la longitud según el sexo para la
liebre ibérica y el conejo, puede deberse al efecto de otras variables no
estudiadas o factores; como un bajo número de muestras o una toma de datos
ineficiente.
Conclusiones
102
12. Los datos recopilados por los cazadores respecto a la diferenciación de la edad
de ambas especies fallan en un 25%, por lo que solamente podrían usarse como
datos orientativos en la gestión cinegética de las poblaciones, aunque respecto a
otros autores nos encontramos en un porcentaje de error muy bajo. Por otro lado
se recomienda aunar esfuerzos para mejorar la formación de los cazadores en
este aspecto y así en un futuro poder usar sus datos con fiabilidad en proyectos
de investigación. Tal vez una opción más interesante sería la de encontrar
financiación para que técnicos capacitados pudieran realizar el trabajo de campo
y así mejorar la gestión.
13. Sería recomendable realizar investigaciones que abarquen los mismos cotos
estudiados, cotos cercanos a nuestro trabajo y otras zonas no estudiadas de la
península para corroborar las conclusiones aquí expuestas y poder contrastarlas.
14. Sería aconsejable poner a prueba la forma de medición del peso y la longitud por
parte de los cazadores y comprobar su fiabilidad, comprobar la efectividad de la
metodología empleada en el laboratorio o realizar aproximaciones acerca de si el
número de muestras utilizadas para cada análisis era el necesario. Todo ello con
el fin de dar validez al estudio o para encontrar fallos que puedan ser
subsanados.
Conclusiones
103
7. BIBLIOGRAFÍA
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