análisis literario: demian. la historia de la juventud de emil sinclair
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ISFD N° 88 – PAULO FREIRE
PROFESORADO EN LENGUA Y LITERATURA
Materia: Historia social y cultural de la literatura IV
Profesora: Leiva, Liliana.
Alumna: Alvarez, Analía.
Curso: 4° E
Año: 2013
Análisis literario: Demian. La historia de la juventud de Emil Sinclair
Introducción:
En este trabajo se analizará la novela Demian, la historia de la juventud de Emil
Sinclair, de Hermann Hesse, rastreando la intertextualidad como procedimiento. En la obra,
dicha la intertextualidad se plantea a través de la remisión a la Biblia en lo que respecta a la
historia de Caín y Abel, y la teoría de Nietzsche sobre el superhombre. De estos procesos
intertextuales se desprenden ideas fundamentales que marcan una línea de pensamiento que
lleva al presente trabajo a considerar que, dentro de esta obra, se construye una idea de
evolución del hombre, idea tomada de la filosofía de Nietzsche y que dialoga con el
contexto de la época.
Desarrollo:
El autor de la obra utiliza este procedimiento para desarrollar una marcada
influencia nietzscheana, corriente muy significativa para los intelectuales de la época.
La primera idea de intertextualidad aparece ligada a la Biblia. Si bien son bastas
las menciones que se hacen de ésta obra, la que resulta pertinente para la línea de lectura
que se seguirá es la referencia al estigma de Caín. La misma expone que, por envidia, Caín
mata a su hermano Abel y Dios lo castiga con el destierro. Caín le reclama a Dios que si lo
deja errante en la tierra, cualquiera lo matará. Él le responde:
"Si es así, le dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces". Y el
Señor puso una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a
matarlo”1
1 Antiguo Testamento. Génesis, en: http://www.bibliacatolica.com.ar/genesis-4.html
Lo que hace Demian es reinterpretar este pasaje del antiguo testamento dándole un
significado totalmente diferente:
“El más fuerte mató a uno más débil. Que fuera su hermano, eso ya se puede dudar.
Además, no importa; a fin de cuentas, todos los hombres son hermanos. Así que un fuerte
mató a un débil. Quizá fue un acto heroico, quizá no lo fue. En todo caso los débiles
tuvieron miedo y empezaron a lamentarse mucho. Y cuando les preguntaban: « ¿Por qué
no le matan?», ellos no contestaban: «Porque somos unos cobardes», sino que decían: «No
se puede. Tiene una señal. ¡Dios le ha marcado!» Así nació la mentira”2
De esta manera Hesse comienza a construir, a partir de las palabras de Demian, el
concepto nietzscheano de superhombre, reinterpretando de forma arbitraria la historia de
Caín y Abel de modo tal que acuerden con las ideas del filósofo.
Esta noción de que hay personas fuertes y otras débiles, y que los fuertes están
marcados con una señal, una especie de marca que no es tangible pero que se percibe, es la
que diferencia a los hombres unos de otros. Estos personajes se consideran más adelante en
la historia como marcados por ese estigma:
“Llegué a mi destino (…) Miré a mi alrededor; junto a mi colchoneta había otra y
un hombre sobre ella. Se irguió un poco y me miró. Llevaba el estigma en la frente. Era
Max Demian”3
Este estigma, como marca que llevan algunos hombres, está ligado al del
“superhombre” que postula Nietzsche, lo que lleva a otro procedimiento intertextual. En la
obra aparecen conceptos de este filósofo al que Demian parafrasea constantemente, y hasta
se hace una mención de él, ya que Sinclair tiene un libro de él en su mesa de noche. Entre
los tantos conceptos nietzscheanos que aparecen, el que más se ajusta a la idea de que hay
seres superiores a otros es la idea del “superhombre” que desarrolla Nietzsche en “Así
habló Saratrusta”. En esta obra Nietzsche habla del superhombre como aquel que logra
desligarse de ataduras que le impone la sociedad para establecer sus propios parámetros
morales. Para ello postula anteriormente que “Dios ha muerto”, como condición para que
2 Hesse, Hermann. Demian. Historia de la juventud de Emil Sinclair. México D.F: Ultra. 20073 Hesse, Hermann. Op. Cit.
este superhombre alcance su madurez. Si bien Nietzsche plantea que el hombre está muy
lejos de convertirse en superhombre, esta parece ser la meta de estos personajes: el de la
autosuperación personal, como símbolo de la autosuperación que debe tener la raza humana
(o al menos, la raza de los “fuertes”) para llegar a ser “superhombres” que dominen así la
naturaleza.
En la construcción de la historia, la irrupción de Demian en la vida de Emil
Sinclair supone un vuelco en la vida de éste, mostrándole otra perspectiva del mundo, de lo
que él vivía como el mundo claro, bueno y puro de los padres. Demian le muestra una
nueva posibilidad de entender la realidad removiendo los pilares más sólidos del
joven Sinclair: sus creencias religiosas. La explicación de Demian sobre la figura de Caín le
da la primera clave de que hay otras formas diferentes de percibir e interpretar los hechos,
que no todo está establecido sin más y representa lo dado por otro, que el hombre puede
establecer distintos juicios acerca de un mismo hecho dependiendo de los valores que
tenga, que pueden no ser los mismos que los del resto.
Tomando la teoría del superhombre, según Nietzsche, el hombre al que hay que
superar es el que se somete a los valores tradicionales, a la “moral del rebaño”. En “Así
habló Zaratustra” se formulan tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se
transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño. Postula Sánchez
Pascual que dicha transformación es fundamental ya que es “la transformación por la que se
pasa de la autoalienación a la libertad creadora que se conoce a sí misma”4
Así continúa Nietzsche: “Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el
espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño”5
En esta historia se puede ver la evolución de Sinclair, con la ayuda de su mentor,
Demian. Emil es el camello que lleva una carga pesada impuesta, carga que representa esa
moral de esclavos que lo anula como individualidad. Demian, es el niño, el único capaz de
vivir la vida como un juego. Un juego que hace depender la realidad del propio querer de la
voluntad. Demian es descrito en la obra como: “extraño, rodeado de su atmósfera propia,
4 Sánchez Pascual, A. La filosofía de Nietzsche. Madrid, Alianza Editorial, 1980.5 Nietzsche, F. Así habló Zaratustra. Buenos Aires, Gradifco, 2011.
viviendo según sus propias leyes”6 De esta forma es presentado y desarrollado a lo largo de
la novela, como un ser que aparenta ser de más allá, con razonamientos propios, solitario y
con sus propios valores, sin estar atado a la moral de la sociedad. Demian aparece entonces
como intento de superhombre, ya que según las teorías nietzscheanas el hombre está aun
muy lejos de evolucionar hasta llegar a serlo.
En cuanto a Sinclair, lo que busca a lo largo de la historia es entonces la
autorrealización, ir transformándose de camello a león y de león a niño. Pero esa
autorrealización no parte de una necesidad psicológica de autoayuda, sino que parte más
bien de un precepto de crear una estructura social diferente y nueva a partir de un nuevo
concepto de hombre. Una nueva raza de hombres que lleven adelante el futuro del joven
estado alemán. Es en este sentido que se puede hacer una trasposición del concepto de
superhombre, desde los personajes de la obra hacia el contexto alemán de principios de
siglo XX: El camello representa el momento de la humanidad que llega hasta finales de la
modernidad: hombres humildes, basados en el sometimiento a reglas morales de la religión
imperante, creyentes en las reglas del “rebaño”, no dispuestos a discutir con lo establecido.
El león representa al hombre como crítico, que destruye los valores establecidos, toda la
cultura y estilo de vida occidental. Y el niño representa al hombre que inventa valores, que
toma la vida como juego. Es el símbolo de la humanidad futura, del superhombre.
Dirá Zaratustra: “Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el
niño, que ni siquiera el león haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en
niño el león carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un
santo decir “sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo
conquista ahora su mundo.”7
Siguiendo esta línea, Nietzsche diferencia al superhombre del último hombre.
Andrés Pascal, en “La filosofía de Nietzsche, intenta explicar los postulados básicos de
“Así habló Zaratustra”, en lo que respecta al superhombre y al último hombre,
considerándolos como: “Estas dos posibilidades del ser humano tras la muerte de dios son
6 Hesse, Hermann. Op. Cit.7 Nietzsche, F. Op. Cit.
el último hombre y el superhombre. El mismo Nietzsche se decide con pasión. {El enseña
el superhombre y muestra la índole profundamente despreciable del último hombre”8
En esta obra el último hombre está representado en “el mundo claro” de Emil, el
mundo de los hombres no evolucionados, sumisos y subyugados. Es de los “valores” de
este mundo de lo que Max Demian intenta hacer tomar conciencia a Sinclair.
En este orden se puede decir que los conceptos de superhombre y último hombre
que son desarrollados a través de los personajes de la novela, se pueden extender al
contexto sociocultural de la época, en la Alemania de principios del siglo XX.
En función de esto no se puede dejar de mencionar que el objetivo cultural alemán
en los niveles político sociales siempre estuvo considerado desde la noción de que el éxito,
debilidad y fortaleza de una nación está basado en la existencia de líderes fuertes, con
convicción, ideales y carismáticos. Tan arraigado se halla este concepto en la mentalidad
social que surge la necesidad de unir la formación individual de los ciudadanos con la
realidad social que impera en todo el Estado.
“No se puede negar que la idea de de superioridad y de dominio sobre un mundo
poblado por gentes de piel oscura en remotos lugares tenía arraigo popular y que, por
tanto, benefició a la política imperialista (…) Todo eso era publicidad planificada, pero
como toda la propaganda, (…) conseguía ese éxito porque de alguna forma tocaba la fibra
de la gente”9
La influencia de Nietzsche sobre el medio cultural alemán de principios del siglo
XX es, es efecto, tan avasalladora que podría afirmarse que ningún alemán culto de esa
época pudo mantenerse al margen de una u otra interpretación de esa filosofía. Durante el
primer tercio del siglo XX aparece un nuevo tipo de imperio, el imperio colonial, en el que
los países europeos ser repartía literalmente el globo, con la convicción de que los hombres
desarrollados debían dominar a los dependientes. Hobsbawm, en La era del imperio,
explica este pensamiento como preponderante en la conciencia colectiva entre los países
8 Sánchez Pascual, A. Op. Cit.9 Hobsbawm, E. Op. Cit.
desarrollados europeos. El mundo, según Hobsbawm, estaba dividido entre “los
desarrollados y los atrasados, los dominantes y los dependientes, los ricos y los pobres”10
Dice el historiador: “Un mundo en el que el ritmo de la economía estaba
determinado por los países capitalistas desarrollados o en proceso de desarrollo existentes
en su seno tenía grandes posibilidades de convertirse en un mundo en el que los países
“avanzados” dominaran a los “atrasados”: en definitiva, en un mundo imperialista”11
Esto significa que los países considerados como desarrollados, se autoproclamaban
como “superiores”, y por lo tanto con el derecho a invadir y colonizar a los
“subdesarrollados”.
La sociedad alemana, así como todas las sociedades desarrolladas de la época, se
consideraban superiores intelectualmente, culturalmente más avanzados, lo que iba de la
mano de un crecimiento de la ciencia. Por ello, se diferenciaban de los demás:
“La distinción más notable entre los dos sectores del mundo era cultural en el
sentido más amplio de la palabra. En 1880, el mundo “desarrollado” estaba formado en
su casi totalidad por países o regiones en los que la mayoría de la población (…) era culta;
donde la política, la economía y la vida intelectual en general se había emancipado de la
tutela de las religiones antiguas, reductos de tradicionalismo y la superstición y que
monopolizaban prácticamente la ciencia, cada vez más esencial para la tecnología
moderna”12
La conciencia colectiva de la época, que manifestaba la idea de ser alemán como un
ser superior hizo que más de un alemán se sintiera orgulloso y vitoreado por llamarse
“imperialista”
10 Hobsbawm, E. Op. Cit.11 Hobsbawm, E. Op. Cit.12 Hobsbawm, E. Op. Cit.
A modo de breve conclusión:
El procedimiento que se toma como hipótesis de lectura en el presente trabajo, la
intertextualidad, advierte sobre uno de los conceptos nietzscheanos imperantes en la
conciencia colectiva del contexto sociocultural de la época: El superhombre. Hermann
Hesse, toma este precepto filosófico y construye a los personajes de la historia a partir de
sus conceptos más influyentes, representando en ello las ideas de superhombre, último
hombre, las tres transformaciones, entre otros, para describir la evolución de un hombre
como alegoría de la evolución de la raza humana. Estas ideas dialogan con el contexto de
la época ya que son estos mismos preceptos los que influencian a la sociedad alemana
durante el imperialismo. Este país, considerado junto con otros países europeos, como
“superiores”, justificó el colonialismo desde el punto de vista de la superioridad cultural de
las sociedades “civilizadas” sobre la “barbarie”. ideas que perduraron y todavía perduran en
algunas culturas, que lantean que por raza, color o nivel de educación algunas personas o
grupos son consideradas “superiores”. Para finalizar y a modo de reflexión, una frase del
propio Nietzsche sintetiza estas ideas y demuestra que a pesar del esfuerzo de la raza
humana por evolucionar, en su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado:
“Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en
vosotros”13
Bibliografía:13 Nietzsche, F. Op. Cit.
Hesse, Hermann. (2007) Demian. Historia de la juventud de Emil Sinclair.
México D.F: Ultra.
Nietzsche, F. Así habló Zaratustra. Buenos Aires, Gradifco, 2011.
Sánchez Pascual, A. La filosofía de Nietzsche. Madrid, Alianza Editorial,
1980.
Hobsbawm, E. La era del imperio: 1875-1914. Buenos Aires, Crítica, 2009.
Antiguo Testamento. Génesis, en: http://www.bibliacatolica.com.ar/genesis-
4.html
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