agustin de iturbide vidav2
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7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
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University
of Toronto
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7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
5/373
VIDA
DE AGUSTN DE ITURBIDE
MEMORIAS DE
AGUSTN
DE
ITURBIDE
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
6/373
BIBLIOTECA
aYaCUCHO
AJ
LA
OIRKCCIN Dt
DON
RUFINO Bl
ANCO-rOMBONA
MI.
M&MORIAS
DEt
GENERAL
O'LeARY:
Bolivui
.y
.^
^,
.mancipacin
dt
Sur-Amiriom.
Dos
lujoBoi
volmenes
de
700
800
p^nu .
Se
veodeo
separsdameote al
precio
de
7,50
pesetas cada
uno.
III.
Memorias de O'Connor
sobre
la Independencia
Americana.
5
pMetaa.
IV.
Memorias
dfl
general
Josi
Antonio
Pez.
7,50 pesetas.
V.
Memorias
de un
oficial
del
ejrcito
E.5PAnoL.
Por el
Capitn
Rafael
Sevilla.
S
pMeUc
VI-VII.
Memorias
del
cf.nlral Garca
Camba.
Para la
hitloria
de
lan
armas
eapaola
en el
Per,
Dos volmenes
7,50
p.
Vin.
Mkmrias
de un
oficial
d la
legin
britnica.
Campaa
y
Crucero durante
la
guerra de
emancipacin hitpano-am'
ricana.
4
pesetas.
IX.
Memorias del general O'Leary:
Ultimo ao de
la vida
pblica de lioUvat.
Este
libi'o, desconocido
hasta
ahora,
complementa
loa dos volmenes sobre
Bolvar
y
la
emancipacin:
es
una
joya
de
historia
americana
por
sus
re-
velaciones,
las
cuales debi
el que
se
le
hubiera
ocultado
por
tantos
aon.
Precio:
7,50
pesetas.
X.
Diario ue
Mara
Graham.
San
Martin.
Cochrane.
O
Higgin.
7,50
pesetas.
XI.
Memorias del Regente Herfdia.
Monteve de.
Bolvar.
Bove.
Morillo.
4,50
ptas.
Xli.
Memorias
del general
Rafael
Urdaneta.
General
en
jefe
y
Encarqado
del gobierno
de
la
Gran Colombia.
7,50
ptas.
XIII.
Memorias
de
Lord
Cochrane.^ pesetas.
XIV.
Memorias
DE
Urquinaona.
Comisionado
de
la
Regencia
espaola
al
Nuevo
Reino
de
Granada,
7
p.
XV.
Memorias
de
William
Bennet Stevenson.
Sobre
las
campaas
de San
Martn
y
Cochrane
en
el
Per.
5,50
pesetas
XVI.
Memorias postumas
del general
Jos
Mara Paz.
8
pesetas.
XVII.
Memorias
de
Fray
Servando
Teresa
de
Mier.
8
pesetas.
XVIII.La
Creacin
de Bolivia,
por
Sabino
Pinilla.
7,50
pesetas.
XIX.
La
Dictadura
de O'Higgins,
por
M. L.
Amuntejrui
y
B.
Vicua
Macicen-
na.
7,50
pesetas.
XX.
Cuadros
de la
historia
militar
y
civil
de
Venezuela
(Desde
el descubrimiento u conquista de Guayana hasta la
batalla de Cara'
bobo),
por Lino Duarte
Level.8
pesetas.
XXL Historia
crtica
del
asesinato cometido
en
la
persona
del
Gran
Mariscal
de Ayacucho,
por
Antonio
Jos ;
de
Irisarri.
7,50
pesetas.
XXII-XXIII.
Vida de Don
Francisco
de
Miranda.
General
de los ejrcitos
de
la
primera
Repblica francesa,
y
generalsimo
de
los
de
Venezuela, por Ricardo
Becerra.
Dos
volmenes
8 ptas.
cada
uno.
XXIV.
Biografa del
general
Jos
Flix
Ribas,
primer
teniente
de
Bolvar
EN
1813
Y
1814
(POCA
DE
LA
GUERRA
muerte), por
Juan
Vicente
Gon-
zlez.
5 pesetas.
XXV.
El Libertador
Bolvar
y
el
Den
Funes.
Revisin
de la
historia
argen-
tina,
por
J.
Francisco
V.
Silva.
8,50
pesetas.
XXVI-XXVII.
Memorias del general
Miller.
Dos
volmenes
8,50
ptas.
cada uno.
XXVIII-XXIX-XXX.
Vida del Libertador
Simn
Bolvar,
por
Felipe
Larrazbal.
Edicin
modernizada,
con
prlogo
y
notas
de R.
Blanco-Fombona.
8,50
pesetas tomo.
XXXI-XXXII.
Noticias
Decretas
DE
Amrica
(Siglo
xviii), por
Jorge
Jaan
y
An-
tonio
de
Ulloa.
8,50
pesetas
tomo.
XXXIII.
Historia
de la
independencia
de
Mxico,
por
Mariano
Torrente.
8,50
p.
XXXIV.
Los
Estados Unidos de
Amrica
y
las
Repblicas
hispano-americanas
DE 1810 1830.
(Pginas
de
Historia
diplomtica),
por
Francisco
Jos
Urrutia.
8,50
pesetas.
XXXV.
Formacin
histrica
de la nacionalidad brasilea,
por
M.
de
Olveira
Lima.
Traduccin
y
prlogo
de
Carlos
Pereyra.
6,50
pesetas.
XXXVI.
Cartas de Sucre
al
Libertador,
coleccionadas por
D.
F.
O'Leary.
8,50.
XXXVIL-
-Vida
y memorias
de
Agustn
de Iturbide, por
Carlos
Navarro
y
Rodrigo.
-
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ADVERTENCIA
Este
libro
tiene
dos
partes: la
una.
Vida
de
Iturbide,
es-
crita
el ao
1869
en
Madrid por D.
Carlos
Navarro
y
Rodrigo,
diputado
constituyente,
privado
de
O'Donnell
y
exministro
de
Fomento
del
primer
gabinete
constituciona-
lista,
presidido
por
Sagasta;
la
otra.
Memorias, editada el
ao
1827
en
Mxico por Ontiveros.
Esta
parte
es
una
con-
fesin
poltica
de
Iturbide, documentada,
que
confirma
y
amplia
la
primera,
cuyo
autor
tom
sus
datos de
todo lo
escrito
sobre
la materia
y
de
informes
directos
de
testigos
presenciales
de los sucesos de
la
poca.
Asi, este libro
debe
ser
estudiado ms
que
ledo, porque
da cabal idea de
lo
que
fu
y
lo
que
hizo
Agustn
I.
Se
ver
que
cometi
alta
traicin
y
fu
tambin traidor
su
partido,
y
que
atras once
aos
la consumacin
de
la
independencia,
porque
la
combati
sangrientamente
con
todo
gnero
de
armas,
denominando
siempre
bandidos
sus caudillos,
gavillas
las
tropas
insurgentes
y
causa
de
Dios
la
causa realista.
En esta
campaa
contra
la
patria, en
que
alguna
vez se
encontr
de
cara
con
el
cura
Hidalgo,
hizo
Ostentacin
de
su carrera militar
hasta el grado
de san-
tificar
el
Viernes Santo
de
1813
haciendo
descender
los
profundos
abismos
como
trescientos
y
cincuenta
miserables
excomulgados.
Si
Iturbide no hubiera tenido
la
fortuna
de
morir
tr-
gicamente,
su recuerdo
no pasara
de los
recintos
de la
Catedral el da 19
de
Julio
de
cada
ao.
-
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8
CARLOS
NAVARRO
Y
RODRIGO
El
lector, al
recorrer
estas
pginas,
reparar en
alguno
que
otro
error,
que
por
ser
muy
notorio,
luego
lo
echar
de
ver
y
enmendar,
y
en
algunas
frases
denigrativas
para
Hidalgo
y
los
suyos
y
para
Mxico.
El
tiempo
y
la
historia han
rectificado
estas
frases:
Hidalgo
simboliza
la
patria
y
Mxico es
una
repblica ejemplar en la
Am-
rica Latina.
Mxico, Enero
16 de
1906.
ngel
Pola.
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AGUSTN
DE
ITURBIDE
I. Prlogo.
AI leer el titulo
de
esta
obra,
habr tal
vez quien mur-
mure
el
nombre
los
nombres de
algunos
personajes
contemporneos.
Protesto
de
estas
aplicaciones,
como
ya
he
protestado
en
las
Cortes
espaolas.
Mviles
tan
mez-
quinos
no
guan mi
pluma.
Confieso,
sin
embargo,
que
de
haber
tenido
tiempo
mi
disposicin,
y,
sobre
todo, de
haberme
sentido
con
fuerzas,
habra
acometido la audaz
empresa
de
hacer
un
paralelo entre la
revolucin
iniciada
en
Mxico
por Iturbide
y
la
llima
revolucin
espaola
iniciada
en
las playas de
Cdiz.
Tcito
describa
la inge-
nua sencillez,
el fiero
amor
la libertad
y
las virtudes
primitivas
de los germanos
para
dejar
en
aquel
cuadro
inmortal
una stira del
refinamiento, de la
decadencia
y
de
los
vicios
de
Roma. Mrabeau,
cuando
escriba
su gran
obra
sobre
la
Monarqua
prusiana
y
haca
uns
exposicin
tan
admirable
de sus principios
en materias
de Adminis-
tracin
y
de
Poltica,
de
Legislacin
y
de
Hacienda, ha-
blaba
de
Prusia,
es
cierto,
pero tena
la mente
puesta
en
Francia.
Tambin
en nuestros
das,
Mr. Beul,
del
Insti-
tuto,
ha recordado
en
pginas
elocuentsimas
la
austera
verdad
de
la
historia
sobre
Augusto
y
sobre
Tiberio,
me-
nos
para abominar
de
estas
muertas
tiranas
que para
presentarlas
como
semejanzas
del
imperio
levantado
en
-
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12
CARLOS
NAVARRO
Y RODRIGO
SU
patria,
que
viene
considerar
tan
corrompido
como
el
de
Augusto
y
tan cruel
como
el
de
Tiberio.
Pues
bien:
confieso que
yo,
pobre
escritor,
quien
el
fervoroso
pa-
triotismo
que en su
peclio
palpita
inspira
altsimos
pro-
psitos
que
la
mens^uada
condicin
de
su
inteligencia
no
le
consiente
realizar,
descaria
que
alguien
en
mi
pobre
patria,
con la
riqueza
de
entendimiento
y
de fantasa
que
m
me falta,
siguiendo
las
nobles, las
luminosas,
las
in-
mortales
huellas
de
Tcito,
de
Mirabeau
y
de
Beul,
estu-
diara
las fases
diversas
de
ia
revolucin
mexicana,
que
tan-
tas
armonas
y
consonancias
guarda
con
la
nuestra,
y
pre-
sentara
todos
con vencedora
elocuencia
y
con claridad
terrible
el
abismo
que
caminamos,
que nos atrae,
que
nadie
evita
y
que
puede
fcilmente
devorar
Espaa.
Nosotros,
despus
de
Alcolea,
hemos
podido
realizar
una
revolucin admirable
slo con
imitar
el espritu
prctico
de
los
ingleses,
slo
con seguir
su
gran
ejemplo
de
1868,
slo
con
que nuestra
Asamblea
Constituyente
hubiera
copiado al pie de
la letra
el acta del
Parlamento
ingls
cuando declar
la
cada
de
Jacobo
II,
sin
empearnos
en
temeridades,
en
anticipar
los
tiempos
y
en
arraigar
ideas
abstrusas para las
cuales
no
estn los
espritus suficiente-
mente
preparados,
llamando
las
muchedumbres la
prctica
de unos
deberes
y
al
ejercicio
de unos
derechos
que
no comprenden
y
que
traen
la
anarqua
en
los
hechos
como
consecuencia
indeclinable
de su falta de
educacin.
Quizs
en la
hora
del
desengao, cuando
el
desorden
moral
y
material
amenace
y
se
extienda
por
todos
los
ngulos
de la Pennsula,
los
hombres
de
buena voluntad
se
recojan
en
su
conciencia
y
hagan
al fn
lo
que
no se
hizo
en
el
momento
fugitivo
del entusiasmo. Si
tambin
se pierde
ese
momento, Lasciati ogni speranza,
la revo-
lucin
espaola
est
perdida,
y
la
grave,
solemne,
tremen-
da
crisis
por
que
hemos
pasado,
pudiendo ser
regenera-
cin,
aurora, vida, porvenir,
ser decadencia,
crepsculo,
agona,
muerte. Nuestra
semejanza
con
Mxico
ser
com-
pleta
entonces,
cosa
que
no
nos
asombrar,
porque,
des-
-
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15/373
VIDA
DE AGUSTN
DE
ITURBIDE
13
pues
de
todo, el fenmeno
no
tiene
mucho
de
extrao.
Los
hijos
y
los
padres
es
natural
que
se
parezcan:
son
los
unos
reproduccin
en
carne
y
en
espritu,
material
y
rao-
ral,
de los
otros, prolongacin
de
la raza
latina
y
de la
familia
espaola en
la
cadena
de
los
tie.'npos. Mxico
es
la
Espaa
de Amrica. Espaa ser
el
Mxico
de
Europa.
Dichas
estas palabras, que
pudieran servir
de prlog^o
sin dificultad alguna,
hablemos
ya
de
nuestro hroe, ha-
blemos
de
Iturbide.
II.
jyaeluileuto
y
primeros
p;iHOM
eu
lu
vidu
pblica.
Naci Iturbide el
27
de Noviembre
de
1783 en Valla-
dolid de
Michoacn
(1).
Fueron
sus
padres D.
Jos
Joa-
qun
de
Iturbide,
espaol, natural de Pamplona,
y
doa
Josefa
de Armburu,
mexicana,
que perteneca
una an-
tigua
y
noble familia
del
mismo
Valladolid.
En
el naci-
miento
y
en
los
primeros
instantes
de
la
existencia
de
Iturbide, se
vieron
algunos
de
esos
signos
que
no
por
ser
naturales
hijos
de la
casualidad
dejan
de
ser
mirados
por el vulgo
como
anuncios
de
predestinacin.
1
parto
(1)
En
la
ciudad
de
Valladolid,
eo
primero
de
Octubre de
mil se-
tecientos
ochenta
y
tres el Sr.
Dr. D.
Joseph
de Are^i,
Cannico
de
esta
Santa
Iglesia
Catedral,
con
mi licencia,
exorcis
solemnemente,
puse oleo,
baptiz
y
puse
chrisma,
un infante
espaol
que
naci
el
da veintisiete
del
prximo
pasado
Septiembre;
al
cual
puse por nom-
bre; A^^ustn,
Cosme,
Damivn,
hijo
le^timo de
D.
Joseph Joachio
de
Iturbide
y
de D* Mara
Josefa
Aramburo.
Abuelos paternos D.
Joseph
de Iturbide
y
D'
Mara
Josefa Aregui;
maternos
D. Sebastian
de
Aramburo
y
D*
Nicolasa
Carrillo;
fu
su padrino
el
Reverendsimo
Padre Provincial
de la
Provincia
de
San
Nicols
Tolentino
de
Mi-
choacn
Fr. Lucas
Centeno,
quien
amonest
su
obligacin.
Y para
que
conste
lo
firm.
Di-.
yo5p
A
Peredo.Joseph de
AmguL
(ru-
bricados.)
fA^.
del
E.)
-
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16/373
14
CARLOS
NAVARRO
Y
RODRIGO
que lo dio
luz
fu
muy
laborioso,
y
al cuarto
da,
cuan-
do
se daba
casi
por muerta
la
madre
y
por perdido
el
feto,
aqulla
se
acogi
con
fervor
la
intercesin
del
P.
Fr.
Diego
Bdselenque,
uno
de los
fundadores
de
los
Padres
Agustinos
de
la
provincia,
cuyo
cadver
momifi-
cado
se
conserva
en
el
presbiterio
de
la
iglesia
de San
Agustn
en
Valladolid,
y
quien
se
adora
por
santo;
tr-
josele,
adems,
una
reliquia
de
este beato,
la
capa
que
el
buen
Padre
usaba
y
guardaba
el
convento
con
piedad
suma;
de
modo
que,
habiendo
dado
luz un
nio
con
toda
felicidad,
se
le
puso
en
ia
pila
bautismal
el
nombre
de
Aorustn.
A
los
once
mesGS
parece
que
el
nio
conser-
v tambin
la
vida
como
por
milagro.
Cuntase
que, ha-
biendo
puesto
una
criada
indiscreta
una
luz
cerca
del
pabelln
que
cubra
ia
cima
en
que dorma
el
nio,
se
in-
cendi
aqul,
y
habindose
comunicado
el
fuego
los
cordones
que
sostenan
la
cuna,
el nio,
con
feliz
instinto,
se asi
con
fuerza
del nico
que qued
ileso
y
salv
a
vida.
Estudi
Iturbide
las
primeras
letras
en su
pueblo
nata ,
y
gramtica
latina
en
el
Seminario
Conciliar
del
mismo.
Despus,
muy
joven
an, se
dedic
cuidar
los
intereses
de
su casa,
de
tal
manera,
que
los quince
aos
estaba
al
frente
de
una de
las
mejores
fincas
de
su padre.
Esto
no obstante,
y
siguiendo
la
costumbre
de
las familias
dis-
tiguidas
del
pas,
con
cuyos
individuos
se
constituan
las
milicias
indgenas,
entr
servir
como
alfrez
en
el re-
gimiento
de
infantera
provincial
de
Valladolid
cuando
lo
mandaba
como
coronel
el
conde
de
Casa Real.
Cas
los
veintids
aos
con
doa
Ana
Mara
Duarte,
de una
acomodada
y
noble
familia
del mismo
Valladolid,
y
poca
tiempo
despus
de
su
matrimonio
sali
con su regimien-
to
con
direccin
Jalapa,
para
asistir
las
maniobras
militares
que
deban
ejecutarse
en
presencia
del virrey
Iturrigaray,
que
se
haba
alojado
en
las
inmediaciones
de
aquella
villa.
Cuando
Iturrigaray
fu
depuesto
de su
alto
cargo en
la
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
17/373
VIDA
DE
AGUSTN DE
ITURBIDE
15
capital de
Mxico
por
consecuencia da
la
poca confianza
que
inspiraba
los
europeos
en
los
instantes
en que
He-
laron
Nueva
Espaa
las
noticias
de
los
sucesos
que
ocurran
en nuestro
pas
por
el
comienzo
del
si^lo,
que
tanto podan influir
influyeron en nuestras posesiones
americanas, Iturbide
se
encontraba en
dicha
capital
si-
guiendo un pleito
en aquella
audiencia,
y
aunque
se
cuenta
que
desaprob
altamente
la prisin
de
Iturrigaray,
el
nombre
de
Iturbide
apareci
entonces
por
primera
voz
en los peridicos
como el
de
uno
de
tantos oficiales
del
pas
que
ofrecan
sus
servicios al
nuevo
Gobierno,
y
despus siguieron sin vacilacin
la bandera
espaola con-
tra
la Independencia, alzada
por
el
cura
Hidalgo
en el
pueblo
de
Dolores.
III.
Iturrlgaray
y
la
iudepeudeuda.
La
cada de Godoy
y
la
proclamacin
de
Fernando
Vil,
con
los
sucesos
que
por
entonces
ocurrieron
en
la
me-
trpoli,
tuvieron grande
y
dolorosa
repercusin
en los do-
minios espaoles
allende
el
Atlntico.
Mandaba
en
Nue-
va
Espaa
como
virrey
Iturrigaray,
hechura
de Godoy,
y,
como
tal, sospechoso
los mismos
espaoles,
que,
aun
en
tan lejanos pases,
odiaban
tambin
al
criminal
favorista.
No
se
haba
granjeado Iturrigaray
hasta
entonces ni
el
respeto
de los naturales
ni
las
simpatas
de los
espaoles;
antes por
el
contrario,
atento
slo
satisfacer
la
voraci-
dad
de Godoy
y
la
propia,
ni
los
unos ni
los
otros
es-
taban
de
l
enamorados,
de
suerte
que, cuando
sopo
la
cada de
su
favorecedor
y
temi
la
suya,
quiso
buscar
por
todos los caminos
el
modo
de
mantenerse
en
su
puesto.
Busc
el
arrimo
de
los
naturales,
quiz
porque
crey
en
la
disolucin de Espaa,
habiendo
cado sobre
ella
Na-
polen
con todo su poder,
y
ios
criollos,
vidos
de
levan-
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
18/373
16
CARLOS NAVARRO Y
RODRIGO
tarse
prepotentes sobre el
elemento
peninsular, como
ocurri
por
entonces en
todas
las dems
posesiones
ame-
ricanas
y
ocurrir
eternamente
en
casos
de
esta
especie,
hallaron propicia
la
ocasin para
realizar
sus
fines,
y
se
dedicaron
lisonjear
al
Virrey
en
todo,
y
ms
an
su
esposa, que
dominaba en su
nimo,
y
lleg
abrigar altas
aspiraciones
que
la
adulacin despierta fcilmente
en
ima-
ginacin
de mujer
y
fueron
la
perdicin
cierta
de su
marido.
Quiso el
Ayuntamiento
de
Mxico
gobernar el pais
durante
el
cautiverio
de
Fernando
Vil,
exponiendo
que
el
derecho de
soberana haba
recado
en
el
pueblo,
quien dicho
cuerpo representaba,
y
que
haban
de
cesar
todas las
autoridades
en su ejercicio
hasta que hubieran
recibido nueva investidura;
y
el
Virrey,
que no
vea
con
malos
ojos
esta
propuesta,
y
de
quien
se
sospechaba
que
estaba
de
acuerdo
con sus
promovedores,
si bien
anduvo vacilante algunos
das por
la resuelta actitud
de
la
Audiencia, contraria
esta
medida,
al
fin
resolvi
cons-
tituir una
Junta
en que tuvieron representacin europeos
y
americanos, formando
de ella parte los
oidores
y
alcal-
des
de
Corte.
La nueva
Junta
dio
pocas
muestras
de
s, limitndose
decretar
la
pronta jura
de
Fernando
VII,
que se llev
efecto
en
19 de Agosto de
1809;
pero
en cambio,
si go-
bernaba poco
por
el
dualismo
que
haba en
su
seno
de
europeos
y
americanos,
nutra
las
divisiones
y
los
enconos
entre
criollos
y
espaoles.
Vitorebase
Iturrigaray;
pero
los
que
tal
hacan
era
como
para
buscarse
la
impu-
nidad
al
insultar
los blancos,
y
aunque
en
la
capital
y
en
las
provincias
se
recibi
coo
entusiasmo la proclama-
cin de Fernando VII,
el Virrey
pareca como que re-
pugnaba
reconocer
el
Gobierno
de
la metrpoli,
pretex-
tando
que, dada
la multiplicidad
de
los poderes
creados
en
la
Pennsula
para rechazar
la
invasin
francesa,
no
se
poda averiguar
cul era
el
legtimo.
En
esta situacin, siempre
aconsejado de
algunos
na-
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
19/373
VIDA
DE AGUSTN DE
ITURBIDE
17
turales
ansiosos
de
novedades,
que
conspiraban
por
la
independencia,
quiso
reunir
Iturrigaray
una
especie
de
Congreso
en
donde
estuvieran
representados
los
pueblos
del
Virreinato;
pero
la
Audiencia,
y
sobre
todo
el
audi-
tor
de
Guerra,
D. Miguel
Bataller,
combatieron
enrgica-
mente este
proyecto, como
encaminado
producir
la
in-
dependencia.
Irritse
el
Virrey;
quiso
hacer dejacin
de
su
mando,
y
al saber
que
el
Real
Acuerdo
se
dispona
admitir
esta
renuncia,
los individuos
del
Ayuntamiento,
que
creyeron
perdida su
causa
con esto, consiguieron
de
Iturrigaray que no
llevara
efecto
su dimisin,
y
le
alen-
taron
para
que
se echara
por
completo
en
sus brazos
y
procediera
vigorosamente
contra
los
europeos,
para lo
que el
Virrey
dispuso reforzar la
guarnicin
de
la
ca-
pital.
Haba,
pues, sobre el
antagonismo
tradicional entre
criollos
y
europeos, verdadera
animosidad
entre
Iturriga-
ray
y
sus compatriotas los espaoles,
quienes
trat con
spero
desvo,
cuando
sin
su
patritico
y
activo concurso
era
imposible
de todo
punto conservar aquel rico florn
engastado
en
la
corona
de
Espaa
en
momentos
tan
an-
gustiosos
y
solemnes.
Unos
y
otros
fatigaban
las
manos
escribiendo
la
madre
patria contra los que considera-
ban antagonistas,
y
la
pobre
Espaa,
que
harto
hacia
con
dar ejemplo
la
acobardada
Europa
de
dignidad
y
de
herosmo
resistiendo
Napolen, vea amontonarse
aque-
llos conflictos
en las regiones americanas
con
la desespe-
racin
de
la impotencia.
Situacin
tan crtica en
tMxico
tuvo su
desenlace:
puestos de
acuerdo los europeos, de-
pusieron
al
Virrey,
y
el que
dirigi
la
conspiracin,
don
Gabriel
de
Yermo,
persona riqusima
y
de
gran autoridad
entre los espaoles,
pudo evitar la
efusin
de
sangre,
y
adems dio
una
brillante
prueba
de
patriotismo, muy rara
en
conspiradores,
de
no
querer
tomar
parte
alguna
en
el
nuevo poder que se
creaba,
depositado
ntegramente
en
manos del mariscal
de
campo D.
Pedro Garibay, as
como
renunci
los
premios que luego se le dieron, sosteniendo
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
20/373
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
21/373
VIDA
DE
AGUSTN DE
ITURBIDE
19
vecharon
las
debilidades
del
padre por
si
familia,
deshon
raron la
memoria
de
Iturrigaray
y
hacen
presumir
funda'
damente que
quiso ser traidor
su patria.
IT.
Teneg^ns.
Ni
Garibay, que
accidentalmente
desempe
el
g^obier-
no
en
aquellas
circunstancias,
dbil
anciano
que
haba
de
ser
el
jug^uete de
los
partidos;
ni el
arzobispo
de
Mxico,
Lezama,
que
por
su
carcter
era imposible
que
tuviese
aquellos
arranques
de
energa
que
reclamaba
su
puesto
en
aquellas
circunstancias;
ni el mando
colectivo
de la
Audiencia,
que
necesariamente haba
decarecer
de unidad
en
sus
pensamientos
y
de
vigor en
sus
actos,
podan
evi-
tar
que viniese
una
catstrofe
sobre
Nueva Espaa,
ahogan-
do
los
grmenes
de
independencia
y
discordia
sembrados
en
tiempo
de
Iturrigaray. Gracias
que cuando
la
catstro-
fe
vino
y
empezaron
desarrollarse
estos
grmenes
con
el
grito dado
por
el cura
D.
Miguel
Hidalgo
en
Dolores,
lleg
Mxico
Venegas,
nombrado
virrey
por la
Regen-
cia de
Cdiz,
soldado valeroso,
formado
en las
primeras
campaas
de nuestra guerra
de
la
Independencia,
y
cuyo
patriotismo,
del temple de
aquella
generacin
varonil
del
ao
12,
no
haba
de
retroceder
ante
ningn
obstculo,
ni
acobardarse
ante
ninguna
de
las
sangrientas
vicisitudes
de
aquella
crisis tremenda.
No
entra en
nuestro propsito
dar
conocer
aquella
revolucin
tan
repugnante
como
horrible,
en
que
indig-
nos
sacerdotes
convirtieron la
imagen
inmaculada
de
la
Virgen en
estandarte de
guerra.
La
historia
de
las
revolu-
ciones,
dolorosamente fecunda
en toda
clase
de
horrores
y
crmenes,
nada registra
que pueda
compararse
esta
revolucin
parricida
y
sacrilega
que
no tena
ms
plan,
ni
ms
medio de
propaganda, ni
ms
elementos
de
triunfo
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
22/373
20
CARLOS
NAVARRO
Y
RODRIGO
que el incendio
y
el
saqueo,
los
robos
y
los
asesinatos*
La
vista
se aparta
con
horror
de
aquellas
hecatombes
continuas,
y
el nimo
se asombra
de
que
una Repblica
que
quiere pasar
como
gobierno
civilizado
haya querido
reivindicar
tan menguado
origen,
cuando
al estallar
aque-
lla
revolucin
no hubo
mexicano en
quien quedasen,
no
ya
honor
y
vergenza,
sino sentimientos
humanos,
que
no
se
pusiese
al
lado
de los
espaoles contra
los
caribes
que
proclamaban la
independencia
(1).
Quien
nos
juzgue exa-
gerados
acaso
influidos
por
el noble
sentimiento de
la
patria
como
espaoles,
que
no
nos
crea
nosotros; lea
los
escritores
americanos,
lea
la
historia de Alamn, me-
xicano
y
ministro
que ha
sido
de aquella Repblica,
y
nos
dar
la razn.
Por
nuestra
parte,
sio
entrar
referir
las
varias
peripe-
cias
de
aquella
revolucin,
daremos
cuenta
sumariamente
de
los
hechos
de
armas
en
que
tom
parte
Iturbide con-
tra
los
insurgentes
de su
propio pas
y
en
favor de
Espaa.
-Itiirblde
en la batalla
del
^Konte
de
las
Cruces.
Pocos
das
bastaron
Hidalgo
para
extender
su
movi-
miento
de
una
manera
formidable:
haba
entrado
saco
ciudades
importantes
como
Guanajuato,
capital de
la
pro-
vincia minera
ms rica de
Mxico;
penetrado
y
dominado
en Valladolid,
fundido caones,
organizado
fuerzas
regu-
lares
de
ejrcito,
extendido
el
fuego
de
la
rebelin
entre
las
tribus indias,
allegado muchedumbres inmensas
de
(1)
Hay
que
tener en cuenta para explicarse este
impropio
lengua-
je, que
el
autor es espaol
y
que
una
de las
fuentes
de sus
datos es
el
historiador
Alamn, primer denigrante de la magna
obra
del
virtuoso
cura
Hidalgo.
(N. del
E.)
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
23/373
VIDA
DE
AGUSTN
DE ITURBIDE
21
combatientes,
bien
que sin organizacin
y
mal armados.
Fanatizados
los
indgenas
por
el
caudillo
de
la
insurrec-
cin que
prometa
los
vivos
el
repartimiento
de bienes
de
los
gachupines,
y
los muertos
la
gloria
del cielo
en
nombre
de la
Virgen
de Guadalupe,
que proclam patro-
na
de
los rebeldes,
haciendo
creer
que los europeos
que-
ran
entregar
el pas al francs,
y
que l batallaba por
Fernando
VII,
quien crean
muchos
que
llevaba
en
el
coche,
tomando
por
tal una
bella
joven
vestida
de
hom-
bre
que acompaaba
Hidalgo
en todas sus
correras,
ios
indios
se
precipitaban
millares
en
el
campo
de la
insurreccin.
Con
80.G00
hombres bajo su
mando.
Hidalgo, procla-
mado
generalsimo, amenazaba Mxico, despus
de
saquear
y
asesinar
los
infinitos
espaoles
que
cayeron
en
su
poder
en
las ciudades que
tom
en
los pueblos
que se le
entregaron
sin resistencia. Temase que
aquel
torrente
furioso
todo lo llevase por delante
con
su
arro-
llador
mpetu;
no
se
crea
que
hubiera dique
bastante
fuerte
que se le
opusiese.
Vcnegas, el nuevo
virrey,
que
apenas
instalado
en
el
mando
y
sin
conocer
el
pas,
se
vea con aquel conflicto encima, expidi
rdenes
apre-
miantes
para
improvisar
un
ejrcito
con que
resistir,
y
fortuna
fu
que,
aun
sin
haberlas recibido,
y
la
primera
noticia que tuvo del movimiento,
el
brigadier
Calleja,
comandante general de la
brigada
del
Potos,
empezara
reunir
las mermadas fuerzas
que
tenia bajo su
mando,
y
con
las cuales se
form
el nico
reducidsimo
ejrcito
que
poda
oponerse
la avalancha,
al
parecer
irresisti-
ble,
que la mano
de
un
clrigo
disoluto
(1),
improvisado
guerrero, lanzaba ya sobre
la
capital
de
Mxico.
Hidalgo
no quiso habrselas con este pequeo
ncleo
de
fuerzas
regulares,
y
obrando
con prudencia
y
con
audacia
al
mismo
tiempo,
prefri dirigirse
la
capital,
en
la confianza
de que,
sin tiempo
y
sin medios
el
Virrey
(1)
Al contraro,
fu
todo virtud.
(N. del E.)
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
24/373
22
CARLOS NAVAKkO
Y kOkHaO
de
organizar
una resistencia, podra penetrar
en
ella
favor de sus
inmensas
masas
y
antes
de que viniese
socorrerla el animoso Calleja con su improvisada colum-
na
de
operaciones. No
contaba
Hidalgo
con la
varonil
entereza del nuevo Virrey, quien
destac
un
espaol
que trajo consigo, el teniente
coronel
D.
Torcuato Truji-
11o,
con
poco
ms de
mil
hombres
de
tropas bisoas
y
abigarradas,
para que detuviera
los insurgentes
en su
marcha,
escribindole
para
infundirle aliento
estas
inmor
tales
palabras: Trescientos
aos
de
triunfos
y
conquistas
de las armas espaolas
en estas
regiones
nos
contemplan;
la Europa tiene
sus ojos
fijos
sobre
nosotros; el
mundo
entero va
juzgarnos;
la
Espaa, esa
cara patria,
por
la
que tanto
suspiramos,
tiene
pendiente
su
destino
de
nues-
tros
esfuerzos,
y
lo
espera
todo
de
nuestro
celo
y
deci-*
sin.
Vencer
morir
es
nuestra
divisa.
Si
usted
le
toca
pagar
este
tributo en
ese
punto,
tendr la
gloria
de
ha-
berse
anticipado
m
en pocas
horas
en
consumar
tan
grato holocausto;
yo no
podr
sobrevivir la
mengua
de
ser vencido
por
gente vil
y
fementida.
Trujillo
fu un hroe,
un verdadero hroe
que en esta
ocasin
midi
la
altura
de
Lenidas;
defendiendo
aqu
un
fuerte,
all
el
vado de
un ro,
hostilizando
siempre
las
huestes contrarias,
desplegando
guerrillas
con
sumo
acierto,
repleg
al fn
todas
sus fuerzas
sobre
el Mon-
te
de
las
Cruces, que
domina
el
camino de
Mxico,
por
donde
vena Hidalgo. Coloc
los dos
nicos ca-
ones
que
tena,
mandados
tambin
por
un
espaol,
el
teniente de navio
D.
Juan
Bautista
de Ustriz,
en
posicin
ventajosa,
y
sin
empear
la
accin
hasta
tener
los
rebel-
des
encima,
para
aprovechar
mejor
la
metralla
de su es-
casa artillera, que ocult
con
ramaje,
desorden
y
barri
con
los primeros
disparos
toda
la
cabeza
de
la
columna
enemiga.
Retrocedi
sta, no
intent
la
infantera
nuevo
ataque,
y
empez
Hidalgo
hacer
uso
tambin
de
sus
caones, al mismo
tiempo
que
Trujillo
dispuso
un
movi-
.miento por ambos
costados,
atacando
la
derecha
de
los
-
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-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
26/373
24
CARLOS
NAVARRO
Y RODRIGO
VI.NorprMn
y
fnnilamleiito
do
Albino
rcn.
Iturbide, que
desde el primer momento se puso en-
frente
de
la
insurreccin
de
Hidalgo,
rechazando
los
des-
lumbradores ofrecimientos que ste
le
hizo
en
el
comien-
zo
de
ella, asistiendo
la
accin
del Monte de
las
Cru-
ces,
de que
acabamos
de
hablar,
y
declarando
los
insurgentes
una
guerra
sin
cuartel,
fu
destinado
la per-
secucin de
las gavillas
que
se
presentaron en
otras
par-
tes
mandadas
por
guerrilleros
algo ms
temibles
que
Hidalgo,
como
era Morelos, por
ejemplo,
cura
tambin
como
Hidalgo, como Hidalgo
por
generalsimo
aclamado,
no
menos
implacable
y
cruel
en su
odio
los
espaoles,
pero
que,
al revs de como obraba su
compaero,
slo
quera su
lado
gente
til para batirse
y
no
grandes
ma-
sas
sin
regimentar,
que
sirven
de
estorbo ms que
de
ayuda
en
las
batallas.
Iturbide se
condujo
no menos
bizarramente
en
su
nue-
vo
empleo,
y
por
cierto
que habiendo
quedado
mandan-
do
en
Taxco con una parte
del
batalln
de
Tula,
cuando
este
punto fu atacado por los
insurgentes
lo
defendi
con singular denuedo,
dejando
el
lecho
de
enfermo
para
mandar
sus
tropas.
Tuvo
Iturbide, sin
embargo,
que
dejar
este
mando, porque
la
tierra caliente no
le
probaba
y
lo
puso
al
borde
del sepulcro.
Entonces pas
su
pas natal, Valladolid,
como
ayu-
dante
del teniente
coronel
Castillo
Bustamante,
y
en
to-
das
las acciones
en
que tom parte dio
pruebas
de
gran
inteligencia
y
de un arrojo
personal
sorprendente.
Todava
era
subalterno,
todava
era
capitn
y
se
le
confi
ya
una comisin difcil
importante.
Tenan que
enviarse
Mxico las platas
existentes
en
el
mineral
de
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
27/373
VIDA
DE
AGUSTN
DE
ITURBIDE
25
Guanajoato,
pero
corran
peligro
de
caer en
manos
de
Albino
Garca, latrofaccioso
de
gran corazn, que hasta
entonces
vena
burlndose
de
todas
las
persecuciones
de
que
haba sido
objeto.
A fin
de
que
el
convoy
no
corrie-
se
ningn
peligro,
Iturbide
tena que
avisar
de
antemano
al
general
Cruz
y
al brigadier
Ne^rrete,
jefes situados
en
distintos puntos
y
que
operaban
en
las
provincias
de Va-
lladolid
y
Quertaro. Iturbide,
atravesando
un
pas
infes-
tado
de
partidas,
march
con
sesenta
hombres
desem-
pear
su
comisin,
y
en
seis
das, recorriendo
gran
nme-
ro
de
leguas, cumpli
admirablemente su cometido.
Evacuada esta comisin,
sugiri
su jefe,
el
coronel
Garca
Conde,
la
idea atrevidsima
de sorprender
al
mis-
mo
Albino
Garca,
terror
de
toda
la comarca
en
que
operaba.
Iturbide fu
encargado de esta empresa, ponindo-
se
su
disposicin
cincuenta dragones
de
Puebla, seten-
ta
y
cuatro de
Frontera, diez
y
siete
granaderos
de
la
Corona
y
veinte soldados del Mixto. Deba suponer
Al-
bino
Garca que las
tropas
que
le
hostilizaban harto
te-
nan
que
hacer
con
poner
en
seguridad
el convoy,
de
modo
que, habiendo
forzado
la
marcha
por
la
noche
Iturbide con su pequea columna, lleg
las
dos de la
madrugada
al pueblo
del
Valle
de
Santiago,
en
donde
estaba
Albino,
sin
que nadie
se
apercibiese
de
su llega-
da.
Todos dorman
tranquilamente
y
despertaron
con
so-
bresalto al
ruido
que
haca
la
gente de
Iturbide.
Aqu
los
granaderos
de
la
Corona.
All
el
batalln
Mixto.
Que
ocupen los caones las
bocacallesl
Listo
el
es-
cuadrn de
Frontera.
Venga ac
el
de Puebla.
Y
los
de Albino
Garca
se creyeron perdidos,
porque con
es-
tas voces
pensaron que
se
las
haban
con
toda
la
divisin
de
Garca Conde.
Todava
quisieron
resistir
en
algunos
cuarteles,
pero
ya
era
tarde:
la
sorpresa
se
haba
verifica-
do con
toda
felicidad. Trescientos
hombres murieron de
los insurgentes, ya
en
la
accin,
ya
fusilados,
todos ellos
de
los
ms bravos del Bajo,
y
Albino
Garca
y
tres com-
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
28/373
26
CARLOS
NAVARRO Y
RODRIGO
paeros
ms,
que Iturbide llev
consisto,
fueron
tambio
fusilados despus por
Garca Conde.
Los
oficiales
y
soldados
que
verificaron
esta
importan-
tsima sorpresa
eran
todos
mexicanos,
con cuyo
motivo
deca Iturbide
su
inmediato
jefe:
Para
hacer
alg^o
por
mi parte con objeto de
quitar
la
impresin
que
en
algu*
nos
estpidos
y
sin
educacin
existe, de que
nuestra
gue*
rra es
de
europeos
americanos
y
de
stos los
otros,
digo: que
en
esta
ocasin
ha dado
puntualmente
la
ca-
sualidad de
que
todos
cuantos
concurrieron ella
han
sido americanos,
sin
excepcin
de
persona,
y
teng^o
de
ello
cierta complacencia,
porque
apreciara ver
lavada
por
las mismas manos
la
mancha negra
que
algunoi
echaron este pas
espaol,
y
convencer
de
que
nuestra
g-uerra
es
de
buenos
malos,
de
fieles
insurgentes
y
de
cristianos
libertinos.
Tal
era
entonces
el
lenguaje
y
tal
la conducta del
que,
andando
el
tiempo,
haba de
ser
el
verdadero autor de
la
independencia.
Iturbide fu
ascendido
por
el Virrey
al
grado
de
te-
niente
coronel,
y
cuando lleg
Mxico con
Garca Coa-
de,
acompaando
el
convoy
de
plata,
todas las miradat
se
dirigan
l,
y
la
multitud
lo
sealaba
como
un
h-
roe.
iProfticos
anuncios
de
su
elevacin futura,
revela-
ciones del destino anticipadas por el instinto de
las
mu-
chedumbres, que
adivinan
sus favoritosl
Til.
I^icaga
j
Rayn.
Iturbide
en
Cporo.
Volvi
Iturbide su
centro
de
operaciones,
que
era el
Valle
de
Santiago,
y
all derrot
al
insurgente
Licaga,
no
con
gran
reputacin de
bravo, pero
s
de
emprende-
dor
y
activo.
Retirse
Licaga
la
laguna
de
Yuriria,
como
sitio
seguro,
y
all fortific
de
una
manera
formi-
dable
dos
islotes
que
haba
y
uni
por
medio
de
una
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
29/373
VIDA
DE AGUSTN
DE
ITURBIDE
27
calzada.
Garca Conde
juzg
temerario
intil
tomar
esta
isla por ia
fuerza,
cuando
de
ocupar
las mrgenes de
la
laguna
tenan
que
rendirse
ios insurgentes que en
aqulla
se
guarecan;
pero
la
impetuosidad
de
Iturbide
se
resistan estas
dilaciones.
Diez
y
nueve
combates
sos-
tuvo en
cuarenta
das,
despejando de enemigos
los
alre-
dedoies,
hasta que
asent su
campo
en
Santiaguillo,
frente
la isla, disponiendo por fn un desembarco
por
medio
de
ocho
balsas
y
dos
canoas,
protegidas
la
vez
por
una
balsa
y
una
canoa provistas de artillera.
Quem-
se
un gr&n repuesto
de
plvora
que tenan
los
de
la isla,
y
este
siniestro desalent sus defensores.
Iturbide,
con-
siderando
que
iba ser corta la
resistencia,
desde
to-
mar parte
en
la
accin,
y,
en
efecto, los
insurgentes
se
rindieron
sin
dar
grandes
muestras
de
s,
viniendo
todos
caer prisioneros
dar
con
el agua,
huyendo
de la ca-
ballera que
los
esperaba en las
mrgenes de
la
laguna,
aludiendo
lo
cual dice
Iturbide
con no escasa
pedante-
ra en su
parte:
iMserables,
ellos habrn
conocido
su
error
en
aquel lugar terrible
en que
no podrn
remediar*
lol
(Iturbide
crea
condenados
los insurgentes
todas
las
penas
del Infierno
como
excomulgados.)
Quizs
su ca-
tstrofe triste
servir de
escarmiento los
que
estn
an
en
disposicin
de
salvarse^
Todava tenemos que
narrar otro hecho
de armas
de
Iturbide
mucho
ms
glorioso. Tenia
sus
rdenes
un
des-
tacamento
de
Id
Corona, el batalln
mixto
de
infantera,
el
cuerpo
de
Frontera,
un
escuadrn
de
San
Carlos,
el
de
lanceros
de
Orrantia,
un
piquete
de
San Luis
de
caballe-
ra
y
una
seccin
de artillera.
Con estas
tropas,
no
cier-
tamente
muy
numerosas,
sitiaba
Salvatierra,
ocupada
por
el
insurgente
D. Ramn
Rayn,
el
jefe ms
caracte-
rizado de los que estaban
en armas contra
el
dominio
es-
paol,
y
ciudad defendida
por
su
posicin,
colocada
eo
una
altura
que
domina
las
escarpadas
mrgenes
de un
ro
que corre
sus
plantas
y
que comunica
con la orilla
iz-
quierda
por
medio
de un puente
de
cinco
varas
de
ancho.
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
30/373
28
CARLOS NAVARRO Y RODRIGO
El
Viernes
Santo, 16 de
Abril
de
1813,
se
aproxim
Itur-
bide
la ciudad
por
la
parte
del puente
practicar
un
reconocimiento: hicironle fuego
los
insurgentes
y
se
re-
tir, con lo que cargaron
reciamente
sobre
l,
creyendo
una
victoria suya aquella retirada.
Iturbide,
que tena
aplazado
el
ataque para
el da
siguiente, comunic rpi-
damente
sus instrucciones
todas sus fuerzas,
y
que-
riendo
santificar
el
da
era
Viernes Santo
aprove-
chando
la
oportunidad
que
el
enemigo
le
proporcionaba ,
carg
con
mpetu sobre el
puente, llevando
por
delante
al
enemigo en
completa dispersin, de
modo que se
apoder
de
su
artillera
y
ocup
la
ciudad
la
par
que
una
columna
que
destac
por
un vado, sin
que
los
insur-
gentes
pudieran
revolverse apenas
y
sin
sufrir
los dispa'
ros
de
aqulla.
Grabse
una
medalla
de
honor
para
todos
los
individuos
de tropa que
haban tomado parte
en este
glorioso
hecho de
armas,
con esta
inscripcin:
Venci
en el puente de Salvatierra ,
y
Iturbide
se
le nombr
coronel, dndole
el
mando
del
regimiento
de
infantera
de
Celaya
y
la
comandancia general
de
la provincia
de
Guanajuato.
Iturbide
estableci
su
cuartel
general
en
el
pueblo
de
Irapuato
y
en
poco
tiempo
organiz
a defensa de los
pueblos
principales
de
la
provincia,
obrando
con
su
ge-
nial
actividad. Construy
fortifcaciones,
form
cuerpos
de patriotas,
se busc
recursos
para
pagarlos,
ahuyent
las
partidas
que infestaban
la
provincia, condujo
feliz-
mente todos
los
convoyes
que
fueron
necesarios
y
se ma-
nifest
inexorable
en
el castigo
de
los
insurgentes que
caan
en su poder.
Ni
el
sexo
dbil
encontr
piedad
en
l, dando
cuenta
al
Virrey,
al
poner en
su conocimiento
las personas fusiladas,
de
haberlo
sido
tambin Mara
Tomasa
Estvez,
comisionada para
seducir la tropa,
y
ha-
bra
sacado
mucho
fruto
por
su bella
figura,
no
ser
tan
acendrado
el
patriotismo
de
estos
soldados ;
que
en
la
guerra,
y
sobre
todo en regiones americanas,
no
hay
recurso,
por inmoral
que
sea,
que no se
emplee,
y
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
31/373
VIDA
DE AGUSTN
DE
ITURBIDE
29
se
pierde
el
pudor
y
hasta todo
sentimiento
humano.
Valiente,
audaz, temerario,
habase
manifestado
Itur-
bide
hasta
entonces;
faltbale
acreditar su
previsin
y
su
prudencia,
cualidades
no
menos
necesarias
un
buen ca-
pitan
que
el valor
y
la temeridad.
Estas
y
aqullas acre-
dit
y
demostr
un tiempo
en
el
sitio de
Cporo.
Era
este
punto un
cerro
spero
slo
accesible
en su
frente,
el
cual
estaba
defendido por
cuatro
baluartes
regular-
mente
construidos,
tres
bateras
en
los
intermedios
for-
madas
con
saquillos,
un ancho foso
y
como
distancia
de
cuarenta
varas
una
fuerte trinchera
estacada con
ra-
mas
de
espino.
Al
extremo
izquierdo de este
frente
haba
una
vereda
apenas
perceptible
y
poco
practicable
por
lo
tanto.
Defendan
esta
posicin casi
inexpugnable
sete-
cientos
hombres,
cuatrocientos
con
fusil
y
los
restantes
artilleros
indios
que
deban hacer
caer
las peas sobre
los
asaltantes, como
nuestros
antepasados en
Covadonga,
y
la
atacaban
tres
mil de todas
armas
las rdenes
del
brigadier
Llanos, con quien
Iturbide
la sazn operaba.
Celebrado
consejo
de
guerra para acordar el
asalto,
Itur-
bide
manifest
por
escrito
con
gran
copia
de
razones
la
imposibilidad
de
llevarle cabo, bien que
si
se
decida,
deba
realizarse
por el
frente
con
tres columnas,
cuya
cabeza
se
pondra
l,
porque de esta
manera
crea
segura
la
victoria, cuando
de
intentar
el
asalto
por
la
vereda
de
que hemos hablado,
juzgaba
inminente la
derrota,
porque
se
agolparan hacia aquel
punto todos
los sitiados,
mucho
ms
si
la par
no
se
les
atacaba
de
frente.
El
brigadier Llano,
decidido
dar
el asalto,
no sigui
los consejos de
Iturbide,
y
obtuvo el
resultado
que
ste
le
anunci, aunque
Iturbide,
que
mandaba
la
columna
de
ataque, despus
de
salvar
su
responsabilidad
por
el
mal
xito que
prevea,
no
economiz
precaucin
de
astucia
arranque
de
herosmo
pira
alcanzar
el
triunfo.
No
pu-
dieron sorprender
los soldados
de
Iturbide,
que
suban
uno
uno
por
la vereda,
la guarnicin
de
Cporo,
y
fueron
rechazados,
aunque
no con las
prdidas
que eran
-
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-
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VIDA
DE
AGUSTN
DE ITURBIDE
31
sobre
l
al
salir
de
Irapuato. Desesperse
Iturbide
de
na
haber conseguido
el
objeto
que
se
propona
con
esta
ex-
cursin
y
desfog^ su ira
cebndose
cruelsimamente
en
todos
los
insurgentes
que hizo prisioneros, de
los
cuales
ninguno
alcanz
gracia,
ya
la
pidiera
su
debilidad, ya su
carcter inofensivo
ya el mismo Iturbide
la
prometiera
antes los
ruegos
y
lgrimas
de
los deudos
y
parientes
de
las vctimas.
TIII.
Iturbide,
expolludor.
No
hay duda
alguna
de que
Iturbide
prest valerosa
ayuda
los espaoles
centra
los
insurgentes,
sus compa-
triotas;
pero sus servicios estn manchados
con
cruelda-
des
infinitas
y
con
infames expoliaciones.
Una de
las
ve-
ces
que vino Guanajuato trajo
consigo un cargamen-
to
de
azogue
y
otros
artculos
mineros
de
primera
necesi-
dad para
esta industria,
los
cuales vendi
muy
caros,
es-
tando
en su
mano
como
estaba retardar
el
envo de estos
cargamentos,
siendo jefe de las fuerzas que custodiaban
los
convoyes,
y
si
se
agrega
que
los
mineros
tenan
que
hacer
sus
pagos
en
pasta
de
plata
al
nfimo
precio
de
cua-
tro
pesos
y
medio
el
marco, porque
el
numerario escasea-
ba
mucho,
se
comprender
lo
que
este
comercio
activo
y
bien organizado
produca Iturbide, bien que
arruinando
la
industria
minera
en
aquel
rico bajo. El
escndalo liego
punto
de
que las casas principales
de Quertaro
y
Gua-
najuato,
pesar
de
que
todo el
mundo
estaba
acobar-
dado
y
temeroso
de
que por cualquier
pretexto
se
le tra-
tase
como
insurgente, se
quejaron
vivamente
al
Virrey,
tanto que
ste, condescendiente
y
blando en demasa
coa
los
desmanes
de
un
jefe valeroso
y
tilsimo
para
la
gue-
rra
como
Iturbide,
se vio
obligado suspenderlo
del man-
-
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-
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VIDA DE AGUSTN
DE
ITURBIDE
33
chas
en sus
Memorias
diciendo que
*las
casas
de
ia
con-
desa
viuda
de
Rui
y
de
Alamn
dieron
una
prueba
de
que
fueron
sorprendidas
engranadas,
abandonando
la
acusa-
cin ;
pero
el
benvolo
historiador
que
lleva
el
nombre
de
esta ltima familia, por
pertenecer
ella,
dice
pro-
psito de
esto
que
la
verdad
es
que
estas
casas
no
queran comprometerse
aparecer
como
acusadoras
en
una
causa
criminal;
su intento
de que
Iturbide se
apartase
del mando
de
la
provincia de
Guanajuato
estaba
logrado
y
no
pedan
otra
cosa .
Iturbide
fu
absuelto, es
verdad,
pero
lo
fu
porque
el
virrey
Calleja,
porque
el auditor
de
Guerra Bataller lo
favorecieron
abiertamente;
lo fu
porque
el
fiscal
y
los
jueces
que
deban
acusarle
y
con-
denarle
fueron
sus
abogados.
Baste
decir
que
Bataller,
empeado
en salvar Iturbide,
no pudiendo
negar
la
evidencia,
no
pudiendo negar
el
trfico
indigno con
que
se
haba enriquecido
su
ahijado,
deca
que no
pertene-
ciendo aquel jefe las
tropas de
lnea,
sino
los
cuerpos
provinciales,
poda, segn
las leyes,
ejercer
el
comercio**.
(Sofstica distincin
que
quera
igualar ci
caso
anormal,
extraordinario
y
castigado
por
todas
las
leyes,
de
la
auto-
ridad
superior
de una
provincia que
abasa
de su
mando
para
arruinarla
con sus
monopolios,
con
el
caso
natural
y
frecuente
de
los
oficiales
y
voluntarios
de
tropas del pas
que ejercan
por lo
regular la
profesin
del
comerciol
A
pesar de
su
absolucin,
iturbide
no pudo
volver
ejercer
su mando
en Guanajuato,
pero
qued
habilitado
para
llevar
cabo,
andando
el
tiempo,
lo
que
menos
po*
dan
sospechar
por entonces
Calleja
y
Bataller: qued
habilitado para
realizar
la
independencia
de
Mxico,
si-
guiendo
los
consejos de
su
ambicin
y
hacindose
perdo-
nar esta historia
de
sangre
y
de
crueldad
contra los insur-
gentes
que
rpidamente
hemos
trazado.
jAhl
jCunto
no
hubiramos
ganado
los
espaoles
si
Calleja
y
Bataller,
cumpliendo
con
su
obligacin,
hubieran enviado
entonces
Espaa
Iturbide
con el
grillete
de presidiario Los
elementos
podridos
de
un
pas,
apoyen
la
buena
la
-
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36
CARLOS
NAVAKk
y
KKIO
limitacin
alguna
en
nuestras
antiguas
colonias, iban
proporcionar
grandes medios
de
combate
y
basta
de
triunfo nuestros
enemigos.
Tres
eran
los
elementos
ms
poderosos
que
mautenan
nuestra dominacin
en Mxico:
el
ejrcito,
el
clero
y
la
poblacin
directamente
espatola.
Pues
bien: la revolucin
consumada
en
la
metrpoli
los tres
los iba
conmover
y
dividir,
convirtiendo
alguno
en
declarado
enemigo
de
la
madre
patria.
Conmova
al ejrcito, porque
despus de una
campaa
dura
y
sangrienta para
restablecer
la autoridad de Espa-
a,
estaba desatendido,
lo
mismo el
indgena
que
el
expe
dicionario,
y
haba
jefes,
coroneles
y
brigadas
que,
des-
pus de
haber
dado pruebas de herosmo, continuaban
en la
misma
situacin
(ejemplo
funestsimo
que hoy
da-
mos tambin
en
Cuba), al
paso que,
aparte
del
deletreo
contagio
que lleva
consigo toda sedisiu
militar,
los
jefes,
oficiales
y
soldados
que haban
tomado parte
ea
el mo-
vimiento
de
las Cabezas de San
Juan
se vean prdiga-
mente
remunerados.
Conmovase
el
clero,
porque
y
en esto
seguimos
un
escritor
tan
autorizado
como
D.
Lucas
Alamn
to-
dos
los CabilJos
eclesisticos
Le:na.i
ia
baja
de sus
ren-
tas
por
una
reduccin en loi diezmos
como la
decretada
para Espaa ;
porque
todas las
personas
piadosas,
y
en
general todo
el
pueblo, no vean
en
la ley
de
reforma
de
regulares
y
prohibicin de
profesiones
otra
cosa
que
el
intento
solapado
de
su
completa
extincin
y
todos
eran
otros tantos enemigos
del sistema,
no
mirando
las Cor-
tes
ms
que como
una reuni.i
de impos
que
aspit'aban
ia
destruccin
de
las
religiones
y
que
no trataban
mks
que
de
aniquilar
el
culto
catlico,
comenzando
por
la
persecucin
de
sus ministros .
Adese
esto
que
el
obispo
de
Puebla,
Prez,
ltimo
presidente de
las
Cor-
tes
de
Cdiz, uno de los
Persas
que
invitaron al
Rey
destruir la Constitucin
y
el
prelado
con
ms influencia
en
su
dicesis, se vea amenazado
de perder
sus
tempo-
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
39/373
VIDA
DE AGUSTN DE
ITURBIDE
37
ralidades,
segn
acuerdo
de
las
Cortes
espaolas; que no
se
crea
menos
comprometido
el
obispo
de
Guadalajara
y
otros, por sus pastorales
contra
las nuevas
ideas,
y
por
ltimo,
que
el
pueblo de
Mxico,
adicto
los jesutas,
como lo son
hoy
en
Filipinas
algunos
institutos
de
frai-
les,
vio
con dol:r
y
asombro que
se
les
expuls de
las
casas
y
colegios
que
estaban
bajo
su
direccin
(1).
Conmovise
la
poblacin
europea,
la
poblacin
espa-
ola,
porque
arrebatados unos
por
las
ideas
liberales,
y
otros
temiendo
que
ellas
renovaran
la lucha
y
fueran
ocasin para que
se
proclamara
la
independencia,
la
di-
visin debilit
la
fuerza
y
ya
no
se
presentaban
como
temibles
los
criollos.
Todos los nimos, pues,
estaban
agitados en Mxico,
y
contribuan
aumentar
esta agitacin de
los
espritus
los
folletos
que
cada da se publicaban
en uso
de la
libertad
de
imprenta,
con
los
ttulos ms
extraos,
y
en
los cuales,
en
el
estilo
ms
propio
para hacer
impresin
en
el
pueblo, se
le
excitaba
la revolucin,
se
declamaba
contra la conquista
y
los horrores de
ella, se
expona
que
todos
los
productos
del
reino,
que
apenas
bastaban
para
cubrir sus
gastos,
se
exportaban
para
enriquecer Espa-
a,
dejando
exhausto
el
pas;
todo con
el objeto
de ha-
cor
odiosa
la
metrpoli
y
prevenir la
opinin
contra el
Gobierno.
Reimprimanse adems,
y
eran
ledos
con
empeo,
lodos los
papeles
que se
publicaban
en el mismo
sentido
en Espaa.
El
Gobierno
no
poda
consentir
que
se
castigase
los
autores de estos
papeles
sediciosos,
porque
la
Junta
de
censura,
compuesta
de
individuos
nombrados
por
las
Cortes,
y
que
profesaban
las
mismas
opiniones
que
los
escritores,
los
declaraba
absueltos,
y
si
alguna vez los
condenaba
en
la
primera
califcacin,
en
la segunda los
absolva
completamente
(2).
Humos
de
juzgar por
nuestro propio
criterio
aquellos
sucesos,
y
apelamos
ahora
tambin
una
autoridad
irrecu-
( )
El mismo
Alamo,
tomo V,
pg.
40.
(2)
dem, id.
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
40/373
38
CARLOS NAVARRO
Y
RODRIGO
sable,
al
mismo
Iturbide,
que
en
un
maniBesto
publicado
en
Italia, despus
de
su destierro,
se
expresa as:
El
nue-
vo
orden
de
cosas,
el
estado
de
fermentacin en
que
se
hallaba la
Pennsula,
las
maquinaciones
de
los
desconten*
tos,
la
falta
de
moderacin
en
los
causantes del
nuevo
sis*
tema,
la
indecisin de las
autoridades
y
la
conducta
del
Gobierno de
Madrid
y
de
las
Cortes, que
parecan
empe-
adas en
perder
estas
posesiones,
segfn
los decretos que
expedan
y
los
discursos
que
por
algunos diputados
se
pronunciaban,
aviv
en
los
benvolos
patricios el deseo
de
la
independencia;
en los
espaoles
establecidos
en
el
pas,
el temor
de
que
se
repitiesen
las horrorosas
escenas
de
la
insurreccin; los
gobernantes tomaron
la
actitud
del
que
recela
y
tiene
la
fuerza,
y
los
que
antes
haban
vivido
del
desorden
se
preparaban
continuar
en
l.
F.n tal esta-
do,
la
ms bella
y
rica
parte
de
la
Amrica
del
Septen-
trin
iba
ser
despedazada por
facciones.
Por
todas
par-
tes se
hacan
juntas clandestinas en
que
se
trataba
del
sis-
tema de
gobierno que
deba
adoptarse;
entre loi
euro-
peos
y
sus
adictos,
unos
trabajaban
por
consolidar
la
Constitucin,
que,
mal obedecida
y
truncada, era el
pre-
ludio
de
su
poca
duracin;
otros
pensaban
en
reformarla,
porque,
en
efecto,
tal como
la
dictaron
las Cortes
de
Es-
paa, era
inadaptable
en
lo
que
se
llam
Nueva
Espaa,
y
otros
suspiraban
por
el
[jobierno
absoluto,
apoyo de sus
empleos
y
de
sus
fortunas, que
ejercan
con
despotismo
y
adquiran
con
monopolios.
Las
clases
privilegiadas
y
los
poderosos
fomentaban
estos
partidos,
decidindose
uno
otro, segn
su
ilustracin
y
los
progresos
de
engran-
decimiento
que su
imaginacin
:
?s
presentaba.
Los ame-
ricanos
deseaban
la
independencia,
pero
no
estaban acor-
des
en
el
modo de
hacerla ni
en el
gobierno que
deba
adoptarse;
en
cuanto
lo
primero,
muchos
opinaban
que
ante
todas
cosas
deban
ser
exterminados
los
europeos
y
confiscados
sus bienes;
los
menos
sanguinarios
se
conten-
taban
con
arrojarlos
del
pas,
dejando as
hurfanas un
milln
de
familias,
y
otros,
ms
moderados,
los
excluan
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
41/373
VIDA DE
AGUSTN
DE
ITURBIDE
39
de
todos
los
empleos,
reducindolos
al estado
en que
ellos
haban
tenido
por
tres
siglos
los
naturales.
En
cuanto
lo
segundo,
monarqua
absoluta,
moderada
con
la
Constitucin
espaola,
con otra
Constitucin,
repbli-
ca
federal,
central, etc.,
cada
sistema
tena
sus
partidarios,
los
que,
llenos
de entusiasmo,
se
afanaban por
estable-
cerlo.
X.
la
Coustltaein
y
la
independenela.
No
es
extrao
que
siendo
tal la
situacin
de Mxico
por
consecuencia
de
la
revolucin
consumada
en
Espaa,
los
espritus
previsores
anunciaran
una catstrofe. El fis-
cal
de
la
Audiencia
de
Mxico,
D.
Jos
Hiplito Odoar-
do,
hijo
de Cuba,
dirigi
al ministro de
Gracia
y
justicia
en
24 de
Octubre
de 1820 un
luminoso
informe en
que
demostraba
que
de
plantearse
all
la
Constitucin,
se
se-
gua
la
prdida irreparable
de
Mxico
para Espaa,
pro-
poniendo
que
se suspendiese su observancia
hasta que la
tranquilidad
estuviese asegurada
y
desapareciesen
las
ten-
dencias
que
haba dejado la revolucin,
debiendo
entre-
tanto
gobernarse
aquellos pases por
las leyes
de
Indias,
revistiendo
al Virrey
de facultades
extraordinarias. Estere-
medio,
que
Odoardo dice
no
propondra
si
no
estuviese
convencido de que
se
perda
el
reino con la
ruina
univer-
sal de
todos sus
actuales habitantes, era tambin
el que
juzgaba conveniente
el Virrey,
quien
habia indicado sus
verdaderos
sentimientos,
ya
en la
renuncia
de
su
cargo,
por
no
considerar suficiente su actual
magistratura
para
conservar
el
reino
travs
de
los
obstculos
que
encuen-
tra,
y
ya
con
la
manifestacin
que
nos
hizo consternado
(
la
Audiencia formando
acuerdo)
el
da
de la
jura sobre
que iban
malograrse
todos
los
trabajos
que habia
em-
-
7/23/2019 Agustin de Iturbide Vidav2
42/373
40
CARLOS NAVARRO
Y RDR(GO
picado
en
la
pacificacin
del reino
por el abuso
que
se
hara
de las
nuevas instituciones .
As, el
general
Dvila,
que
mandaba
en
Veracruz,
cuan*
do
jur
la
Constitucin para dar
gusto
los
comerciantes
espaoles
de aquella
plaza,
muy
liberales
casi
en su tota-
lidad, pero
la
par
muy espaoles,
anu
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