agracanto, salitre, serinus y concurso 2012
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Agracanto, salitre, Serinus y concurso 2012.
SERINUS CANARIA Y CARDÓN
CIUDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
RITO PÉREZ GARCÍA - AGRACANTO- GRAN CANARIA – C.N. A96D- 2012
Soledad rota, por indefinidas notas de arrogantes pollos que
auguran responsabilidades de pedigríes. Soledad sesgada,
fugaces pensamientos, entusiasmo contenido, emociones. Sueños
incoloros, que se alivian pintándose de canarios asilvestrados.
Sentado, escuchando los gorjeos que me llevan por caminos de
distantes y desordenadas armonías, que escriben canciones de
luna y sol. Ahora paro aquí…despierto allá. La lentitud manifiesta,
contagiosa, me sujeta sobre el platónico y gastado asiento. Mi
silla, construida de madera tradicional, carente de apoyos,
creadora de sueños, mi compañera de conciertos en el escenario
de mis jaulas. Mis sentidos se contraen solidificando la
respiración. La vista innecesaria, escondida bajo músculos inertes
carentes de electricidad. El oído, identificador de notas,
maestro en artes de escuchar.
EJEMPLAR 2012
Me vuelvo a ir, no paro, mi mente no disfruta el momento, los
bellos acordes son rechazados. El pájaro sigue entonando su
musicalidad cadente en la utilización de su lenguaje…Yo, ya lejos,
no quiero escuchar. La orquestación define acordes que sirven de
desarrollo. A la vez que los matices salitrosos caracterizan la
canción.
La música en la radio mantiene una resistencia que me aleja, nos
aleja del mundo palpable, la puerta abierta sin manto protector.
Si el invierno es capaz de apagar fuegos de conquistador. Los
otoños traen acuarelas enardecidas de sol. Emociones
protagónicas. En mi historia circunscrita, las estremecedoras
notas floreadas compuestas de mis pájaros. Por lo tanto, separar
mi historia de estas sales arrastradas por alisios, sería imposible
hasta para el más hábil de los canaricultores. Estos factores, las
sales, mis plantas medicinales y mis emociones-intuición forman
la columna vertebral de mi criadero. En ellos se sostiene mi
cultura ornitóloga. Cada batalla librada, cada conquista, cada
cambio, cada lectura, cada larga y extensa conversación de
reunión, o telefónica, traen consigo readaptaciones en mi cuarto
de cría que sufrimos mis pajaritos y yo, el aprendizaje es
constante.
Esos cambios van dejando callosidades, cicatrices de criador,
favorecedoras de mi aviario y de mi identidad cultural como
persona, en especial como cultivador de canarios Timbrado. Esta
tarde, mis pájaros, se empeñan en sesgar la luz adormecida sobre
el horizonte. En emocionarme con lamentos, con esa canción casi
triste que encuentra congruencia con mi estilo musical.
Mi sensibilidad como criador me abre puertas a la realidad. Mi
única realidad es la afición, a veces, quizás, demasiado emocional,
visceral. Intento evadirme, pero irracionales ecos me traen hasta
el origen, me estampan de lleno contra mi propia
impresionabilidad. Luego entonces, es cierto lo del triangulo de la
vida, van a ser sus elementos importantes en la sostenibilidad de
mi aviario y de mi propio yo. Jamás dejaremos (mis pájaros y yo)
de sentir el mar, aunque sea a través de su abandono.
EN LA MIRADA DE UN ISLEÑO, SIEMPRE EL MAR
Como seres individuales, la mayoría de mis pájaros comparten una
realidad. Su situación los ha hecho endogámicos, a la vez,
curiosamente, emigradores. Como eterno puerto de llegadas y
salidas, tomando caminos según interés, según el caso. Yo,
buscador de fenotipo amarillo-pinto, de voces metálicas bañadas
en aguas (difícil, lo sé), aliñado con remanentes pedigríes de
ancestrales canarios del monte. Permito que se convierta mi
criadero en mezcolanzas de dos familias principales, enlazadas en
sangre, desiguales en voz. Esta herencia compartida en
diferentes proporciones da factores comunes, fenotipo pinto,
melodías acompasadas, como rítmico es mi mar cercano. Se
funde la tarde de azules en la azotea, salitres resbalosos
abrillantan el suelo, alisios porteadores de minerales yodados
hasta mis jaulones. Las notas familiares distintas, obligan a
establecer una barrera de separación entre las dos familias.
Surge la necesidad de definirse, de seguir caminos distintos. Sin
dejar de compartir una herencia común, doméstica y
asilvestrada. La búsqueda de mi identidad musical me exilia, lleno
de gozo, a un desbordante-exuberante poema musical digno de
envidia. El protagonista, amarillo-olivo acaba de enfatizar los
versos de mis casi ya tenores. La literatura, a veces cruel en
invierno, tenebrosa en las nieblas, no es invulnerable a las notas
acompasadas de los canarios entonadas en un sin fin de formas.
Canarios victimas de trasmutaciones fenotípicas y genotípicas
escriben la historia de mi criadero. La sinonimia del canario ha
necesitado de estudios en criaderos, que lo arrastran siempre
por caminos domésticos hacía los ancestrales silvestres, como
tratando de encontrar el origen en el reflejo del mar que nos
baña. Esas necesidades históricas de recurrir al canario del
monte, han creado oleadas migratorias ilegales de ejemplares
hacia el continente. Serinus canaria que añoran libertades en
orillas extranjeras. Mientras, aquí, la omnipresente naturaleza se
esfuerza por mantener vivos los ancestros floreos de aquellos
canarios, que estando lejos los llamaron del país.
La realidad insular de nuestra Gran Canaria profunda, produce
magia en las convergentes laderas que forman estrechos
barrancos de verticales paredes, reposaderos en lo alto de
nubes, que a veces en elevada precipitación escurren hasta la
mar. El encantamiento del entorno lo llenan las azules, verdes y
retorcidas lavas. El contacto íntimo con nuestra madre tierra
Gran Canaria, es patrimonio de los antiguos pobladores canarios,
de aquellos primeros que ya estaban aquí. Innegable también el
legado de los peninsulares españoles, y europeos varios, que
llegaron y colonizaron la Isla. Conjuntamente, en equipo,
cimentaron el génesis de lo que somos hoy, su sangre y fenotipo
se mezcló con los ancestrales canarios, surgiendo los hombres y
mujeres que pueblan actualmente Gran Canaria.
El mar…siempre ha sido una barrera para el intercambio, a la vez
que una puerta transitable, que ha permitido a veces, a
hurtadillas, migraciones que han despoblado significativamente
La Isla.
Pretéritos tiempos, descritos en enciclopedias amontonadas en
estantes sabios que cimentan la cosmopolita ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria, abierta al mar, al futuro.
Y que mejor puerta para acoger nuestro IV concurso “Ciudad de
Las Palmas de Gran Canaria” que nuestra mar, sus orillas azules
se manifiestan tras las cristaleras del Centro Comercial El
Muelle. El edificio se levanta en nuestra orilla atlántica isleña.
Trayéndonos frescuras incomparables, aromas de mar
omnipresentes, el misterioso rugir de su movimiento.
Nuestro agradecimiento a la gerencia del Centro Comercial El
Muelle. Es para nosotros una inmensa satisfacción contar con su
colaboración en este proyecto de acercamiento a la ciudad baja.
CENTRO COMERCIAL EL MUELLE. CIUDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
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