5. 5b la regla de oro (para llevarse bien con los demas)

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La Regla de oro La Regla de oro II ParteII Parte

El objetivo central de esta clase es incentivarlos a actuar por amor en su vida cotidiana y a tener una actitud de entrega por quienes padecen necesidad. Otro de los objetivos es inspirarlos a cumplir con su deber divino de dar y ayudar a los demás.

ESTUDIO DE LA BIBLIA SOBRE LA LEY DEL AMOR

El buen samaritano

Leer: Lucas 10:25-37.

¿Qué respondió Jesús? cuando le preguntaron:

«¿Quién es mi prójimo?»

Jesús enseñó que aquel había sido un buen vecino, un samaritano que se había portado bien con un judío. ¿Qué les parece? Prácticamente dijo a los judíos: «Escuchen, ustedes saben muy bien quiénes son su prójimo. Esos samaritanos que viven allá en Samaria, esos a quienes ustedes odian, a quienes no se dignan tocar, ni acercarse siquiera, esos son su prójimo. Más les vale manifestarles amor».

El prójimo es cualquiera que necesite nuestro amor -sin distingos-, aunque viva al otro lado del planeta. Puede que no viva en la casa de al lado, pero si vive en la Tierra, es nuestro prójimo y por tanto tenemos el deber de amarlo. Y si es deber amar a gente de otras razas y culturas, ¡cuánto más debemos amar a quienes nos rodean y a quienes viven cerca de nosotros!

¡El amor divino y sobrenatural que nos capacita para amar a personas que ni siquiera nos

caen bien!

Leer: Lucas 6:32-36

¿Cómo hacemos para amar a alguien que ni siquiera nos cae bien?

¿Espera el Señor de nosotros que superemos la antipatía que nos

producen ciertas personas?

La respuesta es que el amor sobrenatural, es decir, el amor de Dios, nos capacita para amar a todo el mundo, aun a quienes nos desagradan, incluso a quien se ha portado mal con nosotros o nos ha hecho algún daño. Pidan a Jesús que los dote de Su amor. Él responderá a su petición ferviente.

El más grande mandamiento:

¡amar!

Leer: Mateo 22: 36-40

A esto denominamos la Ley del Amor. La Ley del Amor es el principio divino por el que los cristianos debemos regir la totalidad de nuestros actos. Jesús lo expresó de modo muy sucinto en la famosa Regla de Oro, en la que nos dio la clave para relacionarnos con los demás.

El amor manifestado cotidianamente

1 Pedro 4:8a. Ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.Juan 15:12. Este es Mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como Yo os he amado.

¿Cuál es el más grande de todos los mandamientos? Amar a Dios.

¿Y el segundo?

Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Jesús explicó que éste era semejante al primero. ¡Amar al prójimo es amar a Dios!

Cuando vemos que alguien tiene necesidad de algo, el amor nos

insta a hacer lo posible por satisfacer esa necesidad.

Si no hacemos nada, ¿cómo puede morar el amor de Dios en nosotros?

1 Juan 3:17-18. El que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

El amor llevado a la acción

Hoy en día, al enfrentarse al sufrimiento de los necesitados o los pobres, muchas personas dicen: «¡Cómo me apena. Es lamentable». Sin embargo, ¡la compasión hay que traducirla en actos! Esa es la diferencia entre la pena y la compasión: la pena simplemente siente lástima; la compasión, en cambio, ¡hace algo al respecto!

Santiago 2:15-17. Si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

¿Qué es la compasión? Es amar hasta el punto de prestar ayuda

Actuar compasivamente no es decir: «Ve y caliéntate y sáciate», sin satisfacer su necesidad. (Santiago 2:16). Los compasivos son quienes procuran llevar sus plegarias a la práctica y traducir sus palabras de bondad en actos de bondad, los que se esfuerzan por hacer el bien además de hablar bien.

Nuestro deber de ser generosos con los demás

Proverbios 3:27-28. No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu prójimo: «Anda, y vuelve, y mañana te daré», cuando tienes contigo qué darle.

Ayudar a quienes lo necesitan es dar ofrendas al Señor.

Leer: Mateo 25:31-40.

Debemos apoyarnos unos a otros en nuestras labores por el Señor.

Romanos 12:13. Compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Nuestro deber de ayudar es también extensivo a nuestros hermanos. A cada uno el Señor nos ha bendecido con muchos dones, que tenemos el deber de emplear para el bien de los demás. Si Dios nos ha dado aptitud para enseñar la Palabra, espera que la empleemos. Si nos ha concedido dinero u otros bienes materiales, espera que los usemos para ayudar a los demás, no solo a los desconocidos de la calle, sino también a nuestros hermanos y hermanas en la fe.

Un aspecto en particular de nuestro deber de ayudarnos los unos a los

otros tiene que ver con asistir a quienes anuncian el Evangelio.

1 Corintios 9:11 y 14. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? (14) Así también ordenó el Señor a los que anuncian el Evangelio, que vivan del Evangelio.

Hebreos 6:10. Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.Mateo 10:42. Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Dios nos bendice por contribuir a Su obra y para Sus obreros.

El diezmo: el medio de entregar nuestras ofrendas al Señor

Quienes diezman tienen prometidas las bendiciones divinasMalaquías 3:10. «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en Mi casa; y probadme ahora en esto -dice el Señor de los ejércitos-, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde».

“Mas bienaventurado es dar que recibir”

DIOS NOS BENDICE CUANDO DAMOS

Hay gente desprendida que recibe mas de lo que da, y gente tacaña que acaba en la pobreza.

El que es generoso prospera; el que da también recibe.

Prov 11:24

Prov 11:25

“Pues si, cuando lo vea, y cuando tenga

millones, ¡entonces comenzaré a dar!”

“Comienza ahora a dar lo que tengas que luego yo te daré aún más…”

“Dad y se os dará..”

Lucas 6:38

La mayor de las ofrendas de amor: Jesús

¡La mayor alegría que se puede descubrir es la de llegar a conocer a Jesús! Por lo tanto la mayor de las ofrendas que le puedes hacer a alguien es conducirlo al Señor.

Los seguidores del Autor del Amor deben conducirse con amor

Jesús es el autor del amor, un hombre que fue por todas partes haciendo el bien, interesándose por aquellos con quienes se encontraba. ¿Cómo demostramos que somos seguidores Suyos? Siguiendo Sus pasos y conduciéndonos con amor. Eso no se limita a manifestar amor a quienes se cruzan en nuestro camino. Incluye también la unidad entre nosotros mismos, el cuerpo de creyentes.

Juan 13:35. En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

¡Lo que todos necesitan es amor!

Si no lo encuentran aquí, entre los seguidores del Dios de amor,

¿dónde lo van a encontrar?

¿Qué podemos hacer todos para llevar el amor a la práctica?

¿Alguien tiene alguna idea sobre alguna obra que podríamos emprender juntos en beneficio de quienes lo necesiten?

Fuerzas para amar

Si damos con amor obtendremos recompensa:

El principio del bumeránGálatas 6:7. Todo lo que el hombre

sembrare, eso también segará.

Mateo 7:2. Con la misma medida con la que medís, os volverán a medir.

Vivir la Ley del Amor

No es nada fácil vivir los mandamientos de amor que Jesús nos dio. Amar al Señor con todo el corazón, el alma y la mente, y amar al prójimo como a nosotros mismos y dar la vida por nuestros hermanos exige una vida de sacrificio. Significa dar máxima prioridad a Jesús; luego a los demás y por último ponernos a nosotros mismos.

Eso es anatema para el hombre natural, va a contrapelo de la naturaleza humana. Para manifestar un amor que nos impulse a dar la vida por nuestros hermanos y vivir por los demás, es preciso el amor divino.

Vivir la Ley del Amor implica pensar en los demás y servirlos con constancia y sacrificio. ¡Eso es muy difícil de cumplir!

Es muy fácil caer en la pereza, el egoísmo y el egocentrismo; la mayoría somos así por naturaleza. Nuestra primera reacción suele ser pensar en nosotros mismos, lo que nosotros queremos, lo que nos hace felices a nosotros. No obstante, si pedimos al Señor que nos ayude y ponemos empeño de nuestra parte, es posible cultivar nuevos hábitos y formas de reaccionar, que al cabo de algún tiempo harán de nosotros individuos más amorosos, compasivos y abnegados.

Sabemos que:Filipenses 4:13. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.2 Corintios 12:9. Me ha dicho: «Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad». Jesús dice: “Separados de Mí nada podéis hacer.” Juan 15:5

TAREATAREA

LEER: JUAN 13: 1-17.LEER: JUAN 13: 1-17.

MEMORIZAR:MEMORIZAR:

MATEO 22 : 37-40MATEO 22 : 37-40

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