48. tres soldados alemanes

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La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías Universidad de Sevilla.

correo electrónico: lacinemateca@hotmail.es. blog: lacinematecasevilla.wordpress.com twitter: @la_cinemateca. facebook: www.facebook.com/lacinematecasevilla hojas de sala: issuu.com/cinematecasevilla Junio 2012

48

Tres soldados alemanes (Trois Soldats Allemands)

Francia, Bélgica, 2001. 75’

D: François Caillat. Pr: Isabelle Pragier, Laurent Lavolé. F:

Jacques Besse. Sonido y mezcla: Pascal Rouselle. Mo: Sophie

Mandonnet. Mú: Arvo Pärt y Richard Wagner. Voz comentario:

J.P. Kalfon

A partir de un suceso macabro –la exhumación del cadáver de

un soldado desconocido–, esta película devela paulatinamente

la trama de una historia compleja y agitada transcurrida en la

región francesa de Lorena a lo largo de cien años. Destinos

marcados por la dificultad, muertes brutales y exilios: tras

algunos personajes novelescos, el espectador descubre la

aventura del siglo XX bajo el prisma de las guerras franco-

alemanas, y los últimos sobresaltos de la nación francesa antes

de adaptarse a una identidad europea que la transciende.

En su anterior filme, La cuarta generación el realizador hurgaba

en la historia de la familia, para mostrar la historia de un

aserradero en la región de Lorena. Ahora retoma a tres

familiares, deteniéndose en sus carreras militares, que

culminaron trágicamente. Ya explicaba que debido a las guerras

acaecidas en esa región, sus habitantes cambiaban de

nacionalidad. Y de ser franceses, se convirtieron en alemanes.

En la Primera Guerra Mundial, uno de sus antepasados murió

combatiendo del lado alemán, aunque su corazón pertenecía a

Francia. Del otro lado de la trinchera se encontraba un primo

suyo que había emigrado a Estados Unidos, pero que conservó

la nacionalidad francesa. Sus tías lamentan que eso era la

guerra: enfrentar a hermano contra hermano. En la Segunda

Guerra Mundial, otro de sus tíos pereció en el Frente Oriental y

solamente se conservan sus cartas.

Hay varios

monumentos perdidos

en los bosques en los

que se honran a

soldados desconocidos,

ya fueran alemanes o

franceses, que

perecieron en el lugar.

Trois soldats allemands

resulta pues una

interesante visión de

soldados que

perecieron en la

contienda, defendiendo

accidentalmente a

países ajenos a los

suyos.

Esta película es una

lección de lenguaje

cinematográfico documental. Es una lección sobre las formas

narrativas: los sonidos, las voces, los gritos, las imágenes

fugitivas, los segmentos musicales. Algunos críticos dijeron: «el

realizador François Caillat inventa el libro audiovisual. Es un

libro que no se lee, pero que se mira y escucha. Un

procedimiento impresionante que un historiador científico

rechazaría, pero que desprende una fina y verdadera fuerza

poética». El director nos coloca en medio de varias batallas sin

que nosotros veamos ningún tanque, ningún cañón, ningún

avión. Utiliza la elocuencia del sonido, la fuerza de las palabras,

la escritura a máquina, las tarjetas postales, las fotos antiguas y

la sucesión de raras imáge¬nes en ocho milímetros que nos

transportan al universo de las evocaciones, de las sugerencias.

Las imágenes de François Caillat son como una nebulosa de

visiones fragmentadas y filmadas en otro tiempo. La película

empieza con un enigma: la aparición del cuerpo de un soldado

alemán en una propiedad francesa cerca de la frontera con

Alemania. Al parecer se trata de un soldado de la Segunda

Guerra Mundial. Un soldado desconocido. La película avanza

para descubrir la identidad de este soldado y conocer las causas

de su muerte. En este camino descubre otros personajes cuyas

vidas también son desconocidas: jóvenes franceses

incorporados a la fuerza por los alemanes durante las guerras

que enfrentaron ambos estados. Se trata de individuos

obligados a pelear contra su propia patria llevando el uniforme

del «enemigo». Francia los considera traidores y Alemania los

considera soldados de segunda clase. Un modelo para hacer

documentales históricos sin aburrir, sin textos demostrativos,

sin reconstrucciones dudosas, sin archivo, con audacia creativa.

Patricio Guzmán

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