3. presentación ezequiel

VISIÓN GLOBAL DEL TEXTO

Ez. 23, 39; 20, 39; Am. 2, 6-8

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Mundo del hombre Hebreo

la impureza del pecado y la santidad de Dios o el de lo impuro y lo puro, lo santo y lo profano; donde lo santo es aquello que ayuda al hombre ha acercarse al Dios vivo (Lv 19, 2; 20,26) y lo impuro es lo que Dios vivo abominaba (Lv 18,22-30; Ez 8, 6-17)

Ezequiel acusador implacable de Israel, no es un simple predicador moralizante, no proclama meras costumbres, sino santidad y lo que ello implica.

El pecador se pueda purificar es necesario que primero conozca las impurezas y sultestas son las que el profeta descubre en el pueblo de Israel.

El resultado del examen al pueblo de Israel de frente a Dios, arroja como resultado “comunicarle la destrucción a la ciudad sanguinaria por estar toda ella contaminada (Ez 22, 3-4).

la gloria de Yahvé abandona el santuario (Ez 9, 11; 24,21) y así el profeta que acusa anuncia la ruina del templo, pero ello va abre el horizonte de comprensión, pues la gloria de Dios ya no va a limitarse a estar en un lugar (Is 10,17).

La sentencia que ha hecho el profeta: la condenación

¿Qué hará Yahvé, colocará termino al destierro que

experimenta el pueblo y a su pecado?

La respuesta es esperanzadora, pues Yahvé purificara a Israel, lo santificara y lo renovará (Ez 32,

22-27; 20,40-41; 28,22-25; 36, 4-5; Is 43, 22-25).

Ahora que la purificación el arrepentimiento del hombre son

los efectos producidos por el perdón

Ez 37, 1-14Ubicación: Final del libro 33-48 predominan los oráculos de salvación para el nuevo Israel. Los oráculos son pronunciados en torno a la destrucción del reino de Judá.

Profetas del exilio babilónico

Israelitas: Nación destruida en Babilonia, en la desesperanza total.

Babilonia: Tumba de los pueblos, lentamente va consumiendo al pueblo de Israel.

Ambiente: el profeta portador de la profecía de Dios; la “casa de Israel” se encuentra muerta y sin ninguna esperanza = Visión de los huesos secos, se convierte en una profecía de restauración de Israel: Dios sacará al pueblo elegido de esa tumba.

Israel acaba de comprender que esta ciertamente muerto, pero ahora Yahvé anuncia que va restaurar, que Él soplara sobre ellos su Espíritu y los hará revivir.

el revivir de los huesos muertos va a significar la esperanza en la restauración de Israel, donde todo depende del poder de Dios y es gracia de él.

En la teología de Ezequiel es claro que el pueblo es pecador e inicialmente la sentencia y su suerte era la destrucción total por sus iniquidades y el haberse apartado de los santo y divino de lo que agrada a Dios Ez 22, 3-4, pero la misericordia de Dios es mayor, ahora el profeta es enviado con la noticia de esperanza para Israel, el de la restauración espiritual.

Aliento que reciben los huesos: la nueva vida para los cadáveres gracias a la acción del Espíritu Santo, ahora la purificación el arrepentimiento en el hombre son los efectos producidos por el perdón.

Israel es transformada en los capítulos de Ez 36 y la resurrección de Israel en Ez 37

Visión de la restauración de Israel, donde el poder

de Dios es soberano y solo él puede cambiar la

suerte de una nación muerta y sin esperanza

por una con nueva vida y esperanza.

Ezequiel: Mensajero esperanzador de una nueva vida, una liberación histórica, un nuevo éxodo. Un pueblo totalmente nuevo ahora camina unido con nueva vida gracias a la acción del espíritu de Dios (esta nueva comunidad se podría contrastar con la comunidad del Espíritu Santo).

Esta visión del profeta se va convertir en parábola que da respuesta a las quejas del pueblo de Israel ante la opresión y destierro que viven por parte de los babilonios

La vida prevalece sobre la muerteEl profeta al ser transportado por el Espíritu, se enlazan dos realidades contrapuestas, huesos secos es decir solo muerte y frente a esto parece el ruah-espíritu-viento, frente a la realidad de muerte Dios se muestra como dueño de la vida y de la muerte y el profeta solo le queda refugiarse en su ignorancia frente al saber de Dios (Cf. Ez 37, 3). Dios comienza a la acción e Dios como una irrupción apoteósica o una teofanía en el valle de la muerte donde Dios se muestra con poder soberano en medio de ellos como soplo de nueva vida infundida por él.