2.the billionaire's dance
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Contenido
Sinopsis ............................................................................................................. 4
Prólogo .............................................................................................................. 5
Capítulo 1.......................................................................................................... 8
Capítulo 2........................................................................................................ 30
Capítulo 3........................................................................................................ 49
Capítulo 4........................................................................................................ 70
Capítulo 5........................................................................................................ 85
Capítulo 6........................................................................................................ 95
Capítulo 7...................................................................................................... 112
Capítulo 8...................................................................................................... 130
Capítulo 9...................................................................................................... 151
Epílogo .......................................................................................................... 167
Siguiente Libro ............................................................................................. 172
Prólogo .......................................................................................................... 173
Sobre la Autora ............................................................................................ 175
Créditos: ........................................................................................................ 176
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Sinopsis
Traducido por Alyshia Cheryl
Corregido por Xhessii
oseph Anderson ha decidido que es el momento en que sus tres hijos
exitosos encuentren novias. Joseph quiere nietos para llenar su
enorme mansión, y él los quiere de inmediato. Tuvo éxito con el
casamiento de su hijo mayor y en este intrigante libro nos trae la
historia de Alex y Jessica.
Alex es un soltero empedernido al que le encanta viajar por todo el mundo y
tener tantos romances como sea posible. Eso es hasta que conoce a Jessica
Sanders. Una noche con ella y está cambiando su punto de vista acerca de la
soltería y comienza a pensar que la vida matrimonial es el nuevo camino para él.
Jessica proviene de una familia rica, y ha tenido a muchos hombres guapos
que se han aprovechado del dinero de su familia. Cuando conoce al
confirmadísimo soltero y conocido playboy, Alex Anderson, ella desconfía de su
coqueteo, y trata de evitarlo a toda costa. Hasta que terminan atrapados en un
ascensor, y su miedo a la oscuridad en un reducido espacio es mayor que el miedo
al hombre con el que está atrapada.
Alex la consuela haciendo el amor eróticamente en el ascensor, y cuando
ella sale corriendo una vez que están libres, se aleja con ganas de más. Un año más
tarde, él descubre que es padre, y él se asegura de que Jessica no tenga más
remedio que dejarlo hacer lo honorable. Ellos tienen pasión, romance, amor y a la
familia para guiarlos en medio de este caos.
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Prólogo
Traducido por Alyshia Cheryl
Corregido por cristinita <3
so es dulce niña del abuelo ―susurró Joseph
mientras acariciaba a su única nieta, Jasmine. Ella
había arrullado, mientras agarraba su mano y
apretujaba su corazón.
»Ahora que tu abuelo consiguió que tu papá y tu mamá se casaran y le
dieron a tu abue a ti como regalo extra para la Navidad del año pasado,
tenemos que empezar a trabajar en conseguirle una esposa al tío Alex —
continuó hablando, mientras le hacía cosquillas en la panza.
»Te quiero demasiado, Princesa y quiero muchos primos para ti
corriendo alrededor de la casa —continuó diciéndole como si ella entendiera
cada palabra que decía.
»Claro, no recibí las gracias de parte de tu madre y padre por su
matrimonio, pero por supuesto que no estoy buscando un montón de
elogios. El que mis chicos encuentren buenas esposas y me den nietos es el
gracias suficiente para mí —dijo.
Él sonrió con alegría pura mientras miraba a Jasmine.
—Por supuesto, un poco de agradecimiento de su parte no estaría tan
mal —murmuró en voz baja.
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»Bueno, supongo que ya no es tiempo para pensar en eso, ¿no? He
encontrado a la novia perfecta para tu tío Alex y tengo la sensación de que
tendremos un primo para alrededor de un año o algo así. —Él se rió entre
dientes mientras se imaginaba a Alex y Jessica juntos.
Joseph había conocido a Jessica desde que era una recién nacida. Él
sabía que ella y Alex serían perfectos juntos. Se trataba simplemente de una
cuestión de conseguir que ellos estuvieran en la misma habitación, así la
naturaleza podía seguir su curso.
Joseph pensó en el estilo de vida de playboy de Alex.
Ya era hora de que el muchacho se estableciera y se casara.
Joseph amaba tanto a su primera nieta. Su corazón se sentía como si
fuera a estallar cuando ella estaba en sus brazos. Quería tener ese
sentimiento con muchos nietos, muchos más.
—Joseph, ¿acabo de oír que conspirabas con tu nieta acerca de
entrometerte en la vida de tu hijo? —dijo Katherine desde afuera de la sala,
pillándolo con la guardia baja. Podía oír la desaprobación clara en su voz y
supo que había sido capturado.
—No, para nada querida —dijo Joseph, tan inocentemente como
pudo—. Jasmine y yo estábamos hablando de que ella es una bendición en
nuestras vidas —concluyó.
Katherine negó con la cabeza a su marido mientras ella se agachaba
para tomar a su nieta en brazos.
—Joseph, Jasmine sólo tiene tres meses de edad y no está discutiendo
nada contigo. Ella es sólo feliz al escuchar el sonido de tu voz, sin importar
qué tonterías estés diciendo. —Puso toda la severidad en su voz mientras
sostenía a la pequeña cerca de ella.
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Katherine no estaba de acuerdo con que su marido interfiriera en la
vida de sus hijos, pero tuvo que admitir que al final resultó que Lucas y Amy
se casaron y tuvieron a un preciosa pequeña.
Y Jasmine sí que valió la pena.
Joseph suspiró al ver a su hermosa esposa encandilada con su nieta. La
vida era ciertamente buena.
—Lucas estará de regreso en unos minutos para ayudarme a cambiar a
la bebé —dijo Katherine mientras salía de la habitación.
Joseph se levantó y miró la foto en su pared.
—Alex, mi muchacho, te tengo una gran sorpresa —susurró Joseph al
marco de la fotografía, así su esposa no lo escucharía. En silencio, rió para
sus adentros mientras caminaba hacia la puerta.
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Capítulo 1
Traducido por nanami27, Deby92 & Alyshia Cheryl
Corregido por Xhessii
lex, me alegro de verte —dijo Joseph. Envolvió su
brazo alrededor de los hombros de su hijo mientras
lo conducía hacia el estudio.
—Hola papá, siento no haber llegado a casa en un tiempo. El contrato
en España tomó mucho más tiempo de lo que pensaba. Claro, no estoy
quejándome porque esas playas sean calientes y las mujeres sean incluso
más calientes —dijo él con una risa.
—Ahora hijo, hay más en la vida que salir todo el tiempo y recoger
hermosas señoritas que no tienen una pizca de cerebro o una onza de
corazón —advirtió Joseph.
Alex soltó una risa calurosa. Sabía que su padre quería que él y sus
hermanos se casaran, todos. Era más que un poco sospechoso que Joseph
tuviera algo que ver con el reciente matrimonio de Lucas. Sin embargo,
Lucas no se quejaba. Su esposa Amy era una verdadera joya y su preciosa
hija era la criatura más linda que haya existido jamás.
—Papá, sabes que soy demasiado joven para atarme el nudo. No
necesito alguna mujer en mi vida diciéndome qué hacer. Me gusta tener
muchas señoritas para comer y beber. No quieres romper los corazones de
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todas las señoritas solteras en Seattle, y ahora lo haces —preguntó Alex con
demasiada confianza, ¿en la opinión de su padre?
Joseph sabía que se necesitaría una mujer muy fuerte para poner a su
segundo hijo de rodillas. Afortunadamente, pensó, la mujer ideal no estaba
muy lejos.
—Bien, entiendo, te gusta la vida de soltero, pero deberías saber que
estás rompiendo el corazón de tu madre. Ella quiere muchos nietos
corriendo por estos fríos pasillos, pero los hijos nunca piensan en sus pobres
padres. Después de todo, los padres sólo sacrifican todo para criar a sus
hijos, vendar sus heridas y amarlos incondicionalmente. No habría razón
alguna para querer devolvérselo, supongo —dijo Joseph con un suspiro
dramático.
Alex sonrió a las payasadas de su padre. Él y sus hermanos estaban
acostumbrados a toda la exageración falsa de culpa desde que Joseph lo
había perfeccionado.
—Sabes que aprecio todo lo que tú y mamá hacen por mí. Eso no
significa que voy a dejar que me hagas sentir culpable para casarme. Soy
más inteligente que Lucas —dijo con un guiño.
Joseph se rió para sus adentros. Mientras más duro peleaban, más
satisfactorio era cuando caían, pensó.
—Muy bien entonces, suficiente de esta conversación de matrimonio
—concedió Joseph—. Tenemos ese banquete de recaudación de fondos este
fin de semana y necesito que asistas. Tus dos hermanos no pueden debido a
sus compromisos previos y luciría realmente mal para la compañía si al
menos uno de mis hijos no se presentara a nuestra propia recaudación de
fondos —dijo Joseph, mientras actuaba como un mártir.
Alex odiaba ir a esas cosas. La gente era aburrida con una A mayúscula
y todo el punto era ser visto. Deseaba que pudieran sólo donar el dinero sin
tener que pasar a través de todas las mociones de un recaudador de fondos.
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Pero también sabía que millones de dólares podrían ser erigidos en una
noche porque a los ricos les gustaba ser vistos donando su dinero. Los hacía
sentir presumidos, suponía.
—Solo avísame cuándo y dónde. Sabes que iré. —Sonó más como si
estuviera dirigiéndose a la guillotina, en lugar de a una noche con comida
grandiosa y baile. En una observación positiva, lo más probable es que
llevaría una señorita a casa para una noche tórrida para hacer el amor. Eso
era algo por lo que esperar también.
—Estará siendo celebrada en el Hotel Fairmont Olympic el viernes por
la noche, a partir de las nueve —le dijo Joseph.
—Bueno, al menos si tengo que salir y actuar como que en realidad me
preocupara por las más nuevas y geniales modas, voy a estar en un gran
lugar —dijo Alex.
El Fairmont era espectacular por dentro y por fuera. Estaba enlistado
en el Registro Nacional de Lugares Históricos y habían hecho un trabajo
fantástico en traer los nuevos diseños sin quitar nada de la historia antigua.
Alex disfrutaba hacer negocios allí y sabía que la comida iba a ser de primera
calidad. Su boca comenzó a hacerse agua un poco ante la idea de tener algo
de Tablón de cerdo con salmón ahumado, una de sus especialidades.
—Oh, y mantén un ojo en Jessica Sanders. Es la hija de mi querido
socio de negocios John Sanders y va a estar allí sola ya que su padre está
fuera la ciudad.
—Papá, ¿qué te he dicho acerca de hacer de casamentero? Puedo
elegir mis propias citas —dijo Alex, perdiendo algo de su paciencia. No quería
ser mandado. El matrimonio simplemente no estaba en las cartas para él y
de ninguna manera quería niños. Adoraba a su preciosa sobrina, pero la cosa
de la familia era para Lucas, no para él. Aún era un joven de treinta y dos
años, y no estaba dispuesto a negociar el Lamborgini por una mini-van. Se
estremeció ante la idea.
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—No estoy tratando de ser un casamentero. No te pedí que la llevaras
a la recaudación de fondos. Simplemente te pedí que mantuvieras un ojo
sobre ella y dijeras hola; tal vez pedirle un baile. No es de por aquí, y su padre
dijo que no está acostumbrada a los grandes eventos. Normalmente los evita
a toda costa, pero esta recaudación de fondos es algo muy importante para
ella. Siempre quiso pasar una noche en el Fairmont. Aquí están unas fotos,
así puedes reconocerla —dijo Joseph mientras las sostenía.
Alex tomó las fotos, sólo por el bien de la curiosidad. Bajó la vista y se
sorprendió de cuán atractiva era. No era la típica socialité a la que estaba
acostumbrado. Sus rasgos parecían más suaves y atractivos. Una de las fotos
era de ella y su padre. Tenía la cabeza echada hacia atrás de la risa, mientras
sus ojos estaban redondeados, provocando una chispa que brillaba a través
de la captura fija.
Alex podría cambiar de pensamiento y al menos encontrarse con la
mujer, pero estaba seguro que resultaría ser tan falsa como el resto de ellas.
Una foto podía ser capaz de capturar un momento incauto, pero de su
experiencia, todas las mujeres tenían una agenda. No vio cómo podía ella ser
diferente al resto.
Jessica bajaba por la amplia escalera, admirando la hermosa barandilla
dorada con un diseño intricado. Tenía una mezcla de sentimientos corriendo
a través de ella. Odiaba las fiestas que se disfrazaban como de recaudación
de fondos. Eran solo una excusa para que los ricos rozaran los codos y
hablaran acerca de quién tenía más dinero. Por otra parte, siempre había
querido ir al Fairmont.
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Estaba lleno de historia y había muchas áreas que explorar. La
habitación que había alquilado tenía una vista espectacular de los jardines.
Estaba decorada para parecerse más a una habitación de huéspedes en una
casa distinguida.
Ella había entrado a la suite con el olor de flores frescas cortadas y la
vista de un tazón lleno de fruta. Además de eso, había una botella de
champán helado en un cubo de hielo. La cama estaba hermosamente hecha
con una nota del personal, dándole la bienvenida y ofreciendo cualquier tipo
de asistencia.
Jessica estaba acostumbrada al tratamiento de alfombra roja, lo que
no era siempre tan genial como la gente parecía creer que era. Cuando tu
padre era millonario, nunca sabías a quién le gustabas por ti o a quién le
gustabas por lo que podían sacar de tu padre. Cada lugar al que iba, la gente
haría todo lo posible para ponerla cómoda, pero era por lo general una
espada de doble filo.
Después de su trágica ruptura pasada, había decidido renunciar a las
relaciones en conjunto. Estaba cansada de que su corazón fuera roto. Su
último novio había parecido el hombre perfecto. Pensar en él era una
dolorosa experiencia, pero no parecía poder evitarlo.
Él había surcado su vida como un caballero de brillante armadura, y
ella se había enamorado duro y rápido. Cuando habló, dijo todas las cosas
correctas. También la hizo soñar, a diferencia de cualquier otro hombre que
había conocido. Había estado aliviada de que fuera rico, porque no pensaba
que estuviera ganando nada por estar con ella. Para ella, el amor parecía
genuino. No podía haber estado más equivocada.
La cortejó porque su compañía se estaba yendo abajo por los millones
que se había jugado y perdido. Pensó que si la atrapaba, podría entrar en el
negocio con su padre y salvarse a sí mismo. Su plan habría funcionado
también, cuando estaba cegada por sus juegos. Ella habría permanecido
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ciega si no hubiera llegado temprano a casa de un viaje para encontrarlo en
la cama con la empleada.
Cuando entró en su dormitorio y los vio a los dos envueltos en los
brazos del otro, en su cama, rápidamente cerró la puerta y salió de la casa.
Pensaba que la respetaba y amaba lo suficiente para esperar a tener sexo
hasta el día de su boda. Nunca la había deseado en primer lugar, y la espera
había resultado ser una bendición disfrazada para él, mientras la empleada
que había contratado, era realmente su novia de mucho tiempo.
Jessica rompió de nuevo al presente y entró al salón de baile. No era
fácilmente impresionada, pero esta noche era una excepción. Cada detalle
del salón era exquisito. Habían muchos candelabros colgando al menos tres
metros de altura y casi igual de anchos. Los cristales que goteaban de ellos
estaban disparados como prismas de luz en todas direcciones.
El lino cubría las mesas, que ocupaban solo la más fina vajilla y las
velas estaban creando un suave brillo de las piezas centrales. La sala tenía un
atractivo añadido de arbustos altos estratégicamente colocados, ofreciendo
privacidad si una pareja elegía escurrirse detrás de una.
Jessica se estaba sintiendo más positiva sobre la noche por delante.
Era una noche hermosa y la organización a la que a menudo donaba, el
Centro Nacional para Menores Desparecidos y Explotados (CNMDE), iba a
recibir una cantidad sustancial de dinero. Ya había decidido divertirse. Más
tarde podría regresar a su aburrida vida.
Se sentó en una de las mesas y antes de que lo supiera, la cena había
terminado y descubrió que estaba teniendo un tiempo maravilloso hablando
con algunos de los otros invitados. Cuando un señor mayor le pidió bailar,
ella aceptó con gusto. No estuvieron en la pista de baile por mucho tiempo
cuando fueron interrumpidos.
—¿Puedo interrumpir?
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A pesar de que las palabras salieron como una pregunta, Jessica no
tenía ninguna duda de que eran un mandato. El caballero con que estaba
bailando lo escuchó también y se hizo a un lado sin una palabra. A Jessica no
le gustaban los hombres que tenían tanto exceso de confianza que sentían
que merecían cualquier cosa que quisieran. Sin embargo, no iba a causar una
escena. Además, el hombre era intrigante, así que le permitió tomarla en sus
brazos.
Mientras colocaba una de sus manos sobre las suyas y la otra en sus
brazos, ella pudo sentir el crudo poder de su agarre. Tenía los más
penetrantes y hermosos ojos azules que había visto alguna vez. Eran el tipo
de ojos que podían penetrar directamente en tu alma. Tendría que estar en
guardia con él.
De repente hizo clic de quién era el hombre; Alex Anderson. Sus
padres habían hecho muchos negocios juntos. Este hombre de los ojos
fascinantes, boca besable y cuerpo sexy era un playboy como ningún otro.
Era conocido por ser “inalcanzable”, como le llamaban las señoritas
solteras. Había salido con muchas mujeres, pero dejó claro que no sentaría
cabeza. Su sonrisa había aparecido en cientos de cubiertas de revistas,
haciendo que las mujeres, tanto jóvenes como mayores, perdieran un poco
de sueño en la noche con pensamientos eróticos sobre él.
Su corazón latía mientras jugaban el juego del gato y el ratón. Él siguió
intentando tirar su cuerpo íntimamente contra el suyo, mientras ella estaba
concentrándose en mantener la cantidad apropiada de distancia entre ellos.
Si no estuviera en un autoimpuesta licencia de hombres, podría considerar
fácilmente una noche de coqueteo con él. Sacudió la cabeza para despejarla
y decidió sólo llegar al final del baile, así podría seguir adelante lo más
rápidamente posible.
Sus ardientes ojos azules brillaron en los suyos, mientras sus labios
perfectamente esculpidos se presentaron en una sonrisa sexy como el
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pecado. Él sabía que era duro resistirse y parecía estar invitándola a su
arsenal lleno de encantos.
Poco a poco, llevó los dedos de ella a su boca y pasó sus labios sobre
sus nudillos. Ella sintió un escalofrío ondulando a través de su cuerpo.
Entonces él pasó la lengua por el mismo lugar, y el deseo se agrupó en su
interior.
—Soy Alex Anderson, y tú eres intrigante —finalmente le susurró.
—Jessica Sanders, pero asumo que ya sabes eso —contestó.
El hotel era todo lo que podía haber imaginado alguna vez, pero se
atenuó en comparación al hombre que la sujetaba. Mientras estaba en sus
brazos, el resto de la gente, e incluso el salón en sí parecía desparecer. Sabía
que era peligroso y que estaba jugando un juego con él que posiblemente no
podría ganar, pero por alguna razón no fue capaz de alejarse.
El hombre era embriagador. Mientras la hizo girar en torno a la pista
de baile apenas iluminada, ella se hundió más en su hechizo. Podía sentir los
sólidos músculos debajo de sus dedos y su olor era hechizante. Era una
combinación de su masculinidad realzada por una colonia cara.
—No he tenido a alguien interrumpiendo en un baile desde que estaba
en la escuela secundaria. ¿No ves que es demasiado entusiasta? —preguntó
ella, levantando la ceja—. Tal vez no deseaba bailar contigo, pero no quería
hacer una escena —añadió dulcemente.
—No, en absoluto—respondió él.
Jessica levantó sus cejas hacia él inquisitivamente y esperó.
—No creo haya sido para nada presuntuoso interrumpir el baile.
Apenas eras capaz de mantener tus ojos abiertos; y el aburrimiento de tu
pareja era muy abrumador. Así que, debería ser agradecido por salvarte del
hastío de una pareja aburrida —dijo Alex con una sonrisa, lo que la dejó sin
habla.
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Le dio la vuelta a la pista de baile, desnudándola con la mirada. Ella se
gritaba a sí misma que terminara el baile, pero no era capaz de alejarse de él.
Era demasiado convincente. Además, se dijo a sí misma, estaban en un salón
lleno de gente. ¿Qué posiblemente podría pasar? Decidió disfrutar del
conqueteo.
—Eres tan increíblemente impresionante. Podemos dejar este baile
ahora y subir a mi suite —ofreció él con la confianza de un hombre
acostumbrado a que siempre le dijeran que sí.
Ella se rió nerviosamente antes de responder.
—No lo creo.
Él pasó la mano desde centro de su espalda, peligrosamente bajo,
luego de vuelta hacia arriba otra vez, causando que una oleada de calor
parpadeara a través del centro de su cuerpo. Estaba retándola a tomar la
oportunidad, desde el roce de sus manos hasta la mirada de sus ojos. Ella
estaba sorprendida por cuánto quería aceptarle la oferta. Por lo menos,
estaba disfrutando del juego sexual.
—Creo que deberíamos terminar este baile ahora —afirmó, un poco sin
aliento. No sabía cuánto más podría pasar antes de ceder ante él.
—Pero nuestra canción aún no ha terminado —dijo él, mientras
empujaba la parte baja de su espalda, poniendo sus caderas en contacto con
su evidente excitación. Luego trajo su cabeza hacia abajo, a la piel expuesta
de su cuello, recorriendo con besos, junto con algunos pellizcos suaves a
través de su palpitante pulso.
Si no hubiera estado sosteniéndola tan de cerca, sus rodillas se habrían
doblado, derritiéndola en una piscina a sus pies. Movió su boca sobre su oído
y susurró:
—Cuando estés yaciendo debajo de mí, haré que tiembles mientras
mis manos y mi boca convierten tu cuerpo en fuego líquido. Vas a estar
gritando mi nombre, rogándome que termine esto.
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Jessica jadeó, mientras sus palabras la hacían temblar
incontrolablemente. Nunca había sido seducida antes de esta manera, y
mucho menos en una habitación llena de gente. Si hubieran estado solos, le
habría dejado tomarla justo en ese momento y allí mismo, renunciando a la
promesa de esperar hasta el matrimonio. Intentó reunir su inteligencia en
ella.
—¿Te han dicho antes lo arrogante que eres? —Intentó hacer su voz
severa, pero estaba hinchada por el hecho de que estaba ahogada por la
excitación.
—No, sólo lo bueno que soy —respondió Alex, con esa misma
arrogancia.
El comentario fue capaz de llevarla un poco más cerca a la realidad.
—Tienes que detener esto. La gente está comenzando a mirarnos —
susurró ella con timidez.
—Déjalos mirar entonces. Solo están deseando que pudieran cambiar
de lugar conmigo —dijo él, mientras recorría sus labios de regreso hacia su
cuello y a través de su mejilla hasta la esquina de su boca, donde pasó la
lengua a lo largo de su labio inferior.
Se permitió recorrer los dedos a través de su cabello, cuello y
finalmente el hombro, antes de diera un paso atrás.
—Gracias por el baile, señor Anderson —dijo ella cortésmente, como si
no hubieran estado a punto de hacer el amor en la pista de baile, en frente de
una multitud.
—El placer fue todo mío, Jessica, y después de lo que acabamos de
compartir, ¿no crees que es un poco formal estar llamándome por mi
apellido? —dijo con mofa.
—Señor Anderson —enfatizó—, hay muchas mujeres aquí que estarían
más que dispuestas a jugar un juego o dos con usted esta noche. Yo no soy
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como una de ellas. —Se giró y se alejó a pesar de que le tomó toda su fuerza
de voluntad para no voltear y tomar de él una última vez.
Alex se quedó justo donde estaba, mirándola salir, disfrutando el
meneo de sus caderas con cada paso que daba mientras se alejaba.
Rayos, era tan sensual, y a él no le importaría pasar una noche entera
con ella. Su cuerpo había respondido con el mismo entusiasmo a su tacto y
sabía que ella estaba tan molesta como él. Todavía no había terminado con
Jessica Sanders… era solo que ella no se daba cuenta, todavía, cuando él
decidía que quería algo, siempre lo obtenía. Su negación era como una
bandera roja para un toro. Al terminar la noche, estaría en su cama. Él
necesitaba un trago, o todos en el salón sabrían que efecto ella tenía sobre él
y lo mucho que la deseaba.
Jessica ordenó un Martini y se lo devoró, tratando desesperadamente
de calmar sus nervios. Ese hombre debería llevar pegado a él un anuncio de
peligro. Sus piernas estaban débiles por el deseo y su respiración todavía no
se normalizaba. Se iría de ahí tan pronto como fuera educadamente
aceptable. Jessica comenzó a sentir como si el salón se estuviera
estrechando y encerrándola, así que salió por las puertas del patio, y casi la
levanta una fuerte ráfaga de viento. Soplaba tan fuerte que le quitó el
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aliento. Se quedó parada en la tormenta por unos cuantos minutos y miró
como los rayos tajaban el cielo. Amaba el clima adverso. Su familia pensaba
que estaba loca porque todos los demás corrían por refugio, y ella tomaba
una silla para mirar el espectáculo. Disfrutaba el olor, las imágenes, sonidos y
la emoción de una gran tormenta.
Después de unos minutos, el viento empeoró y decidió que entraría
antes de que luciera como si hubiera paseado en un tornado. Regresó por las
puertas, inconsciente de que Alex la había visto salir y regresar.
Si no hubiera regresado cuando lo hizo, habría ido por ella. Cuando
entró por las puertas, él solo tenía ojos para ella. Lucía más hermosa que
nunca. Algunos de sus cabellos se habían escapado de su cabello recogido y
sus mejillas estaban ruborizadas. Parecía como si acabara de salir gateando
fuera de su cama después de una noche de hacer el amor.
Trató de no pensar en ella, o mirarla, pero su mirada continuaba
buscándola. Rechazó a muchas mujeres, que hicieron más que claro que
estarían dispuestas a calentar su cama esa noche. Él solo quería a una mujer
para hacer eso y el resto de las mujeres en la sala palidecían en comparación
con ella.
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Jessica conversó un poco con muchas personas, y por el siguiente par
de horas, solamente estuvo escuchando la mitad. Su cabeza comenzó a
sentirse confusa por el número de bebidas que estaba consumiendo. Por lo
regular sólo tomaba un trago o dos a lo mucho. No le gustaba alterar la
realidad, pero esa noche era diferente, y necesitaba algo de valentía liquida
para poder llevar la noche. Alex parecía encontrarla sin importar donde
estuviese y sus ojos conectaron durante toda la noche. Notó a mujeres
tratando de captar su atención, pero las alejó, una tras otra. Finalmente, con
media hora para irse, llevó a una mujer a pista de baile y se quedó con ella.
Jessica se sorprendió por los ligeros celos que sintió cuando la mujer echó su
cabeza hacia atrás riendo.
Jessica trató de decirse a sí misma que eso era algo bueno. Ella no era
para una sola noche, y Alex tampoco era el tipo de persona que acepta estar
en una relación con compromiso. De todos modos ella no estaba buscando
eso. Algún día sentaría cabeza, pero sería un problema encontrar a alguien
que quisiera estar con ella, y no con lo que su padre le pudiera dar.
Finalmente tuvo suficiente de la fiesta y decidió terminar hasta ahí la
noche y dirigirse a su habitación. Se dirigió hacia los elevadores. Era hora de
dormir y descansar de esa noche, y después irse del hotel y de Alex tan lejos
como le fuera posible.
Las puertas del elevador estaban a punto de cerrarse. Aceleró el paso y
gritó:
—Por favor detengan las puertas. —Sintió alivio al ver que una mano
las detenía.
—Gracias —dijo sin aliento.
Entró al elevador, mirando al suelo para evitar tropezarse con su largo
vestido. Cuando se cerraron las puertas, finalmente levantó la mirada,
notando quien era el otro ocupante. Temió por su débil fuerza de voluntad
cuando sus ojos se engancharon con los de Alex.
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Se alejó rápidamente de él, hasta la esquina más alejada del elevador.
Llegaría a su piso en cualquier momento y después estaría agradecidamente
sola en su habitación. Él mantuvo los ojos en ella, haciéndola sentir
incómodamente consiente que estaban solos en un espacio muy pequeño.
Miraba a todos lados menos a él, sabiendo que sus ojos todavía
estaban enfocados en ella. Se imaginó que debía parecer un desastre; había
consumido mucho alcohol y algunos de sus cabellos se habían soltado por el
viento y se reusaban a cooperar, cayendo por toda su cara. Cuando pensó
que el silencio no se podía poner más incómodo, hubo un parpadeo de luces,
y el elevador se detuvo bruscamente, seguido por oscuridad. Después, no
hubo nada. No había música a través de los altavoces, ni luz, ni siquiera de
los botones.
Jessica podía sentir su corazón latir tan fuerte que estaba segura que
Alex podía escuchar el sonido que hacía al topar con sus costillas.
—¿Jessica estás bien? —le preguntó—. No eres claustrofóbica,
¿verdad?
Tomó dos profundas bocanadas de aire antes de decir:
—No le temo a los espacios pequeños, pero tampoco me gusta mucho
la oscuridad. —Estaba tratando de ser valiente, pero los segundos pasaban, y
la oscuridad se sentía como si la fuera a encerrar. Para añadirle a su miedo,
estaba el pensamiento de cables reventándose, jalándola a ella y a él a la
muerte.
No tendría pánico. Las luces regresarían en cualquier momento, y el
elevador continuaría avanzando, regresándola sana y salva a su piso y
sacándola de ese apagón. Continuó contando en su cabeza. Llegó hasta el
veinte cuando sintió la mano de Alex en su brazo.
Saltó con su tacto. De verdad estaba tratando no estar asustada, pero
la oscuridad lo consumía todo.
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—Todo va a estar bien. Esto terminará en cualquier momento. Los
edificios tienen planes de contingencia para cuando sucede este tipo de
cosas —trató de consolarla.
—No entiendo por qué no hay ningún ruido —dijo con voz temblorosa.
—Estamos más o menos por el cuarto piso, así que no habría ningún
ruido proveniente de la recepción —razonó—. Me pregunto qué sucedió.
—Salí durante la noche y había una tormenta bastante espectacular.
Se debió de haber caído un cable de luz —dijo. Hablar con él estaba haciendo
desaparecer algo de su miedo y el tacto en su brazo le hizo saber que no
estaba sola.
—Tocaré la pared para encontrar el teléfono y ver si puedo contactar a
alguien en la línea. Necesitan saber que estamos aquí y descubriré que está
sucediendo —explicó antes de soltarle el brazo.
Tuvo que luchar contra sí misma para no ir tras él y tomarlo.
Se hundió en el suelo y abrazó sus rodillas trayéndolas a su pecho.
Ahora estaba agradecida de haber tomado unos cuantos tragos extras
porque era lo único que calmaba sus nervios.
—No contestan el teléfono. —La voz de Alex la sobresaltó—. Vamos a
tener que esperar, pero no te preocupes, los elevadores son
extremadamente seguros y no les tomará mucho tiempo rescatarnos.
Su voz se acercó y después su pie chocó contra las costillas de Jessica.
Dejó escapar grito ahogado.
—Lo siento, ¿estás bien? —Alex se dejó caer sobre sus rodillas y
comenzó a frotar las manos desde sus piernas hasta su costado. Los
pulmones de Jessica explotaron con un jadeo, mientras la inundaba el calor
en su interior.
—Estoy bien, de verdad, apenas me tocaste —dijo con voz ronca.
Pareció que él se dio cuenta de lo que estaba haciendo porque sus manos
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temblaron de repente y luego las quitó. Ella dio otro suspiro, no estaba
segura si de alivio o de desilusión.
Alex podía escuchar la ronquera en su voz y eso le hizo sentir una
patada en el intestino. La deseaba tanto y ahora estaban solos… en la
oscuridad... para quién sabe cuánto tiempo. Si no mantenía su distancia, no
se haría responsable de lo que sucedería después.
—¿Cuánto tiempo crees que va a tomar para que nos saquen? —
preguntó ella, tratando de llenar el silencio.
—No va a tomar mucho tiempo. ¿Has disfrutado esta noche? Creo que
había medio millón de personas ahí para cuando me fui —dijo, pareciendo
saber que necesitaba el consuelo de las palabras para llenar el vacío.
Ella no dijo nada durante unos instantes y empezó a preguntarse si
estaba teniendo un ataque de pánico. Realmente, él esperaba que no. No
sabía cómo tratar a las mujeres histéricas.
—Sabes, realmente son seguros Jessica. Estas cosas simplemente no
caen a un hueco o al fondo, como en las películas. Eso es solo la forma de
Hollywood de hacer que las cosas sean emocionantes —dijo en un intento de
consolarla.
Cuando todavía ella no hablaba, él se movió a su lado otra vez y apoyó
sus piernas contras las suyas.
Su cuerpo pareció relajarse, y él la escucho dejar escapar un suspiro.
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—Lo siento. Realmente no me gusta la oscuridad —le dijo ella
finalmente—. ¿Qué haces en tu tiempo libre? —preguntó, necesitando oír el
sonido de su voz.
—Me gusta viajar. Manejo la mayoría de nuestros negocios
internacionales, porque mi hermano mayor tiene mucho trabajo que hacer
aquí y Mark elegiría nunca volar si por él fuera. Yo, por mi parte, estoy feliz
de estar en un país diferente cada mes. Mi padre suele tener que arrastrarme
a casa —dijo con una sonrisa.
Sin embargo, él estaba notando últimamente que estaba quedándose
en casa más a menudo. Había comenzado a extrañar realmente a su familia.
Incluso disfrutó del tiempo que pasó como empleado en el rancho de su
hermano, el pastoreo de ganado.
Un montón de cosas que una vez le había emocionado, ahora estaban
empezando a perder su atractivo. Él pensó que estaba envejeciendo. Por
supuesto que solo tenía treinta y dos años y no debía pensar que era un viejo.
—¿Qué hay de ti? ¿Qué es lo que hace a Jessica feliz?
—Yo solía viajar mucho con mi padre, pero me aburrí de eso. Paso más
tiempo en casa ahora. Hago un montón de trabajo voluntario que me
mantiene bastante ocupada. He estado tomando algunos cursos en la
universidad, nada importante, solo un poco de arte divertido, cocina y clases
de fotografía. Tengo una maestría en negocios porque mi padre quería que
me incorporara a la empresa familiar, pero no puedo estar sentada detrás de
un escritorio todo el día —confesó ella.
Alex se sorprendió al ver lo lejos que había llegado en la escuela. La
mayoría de las mujeres que conocía, con la cantidad de dinero a su
disposición, no sentían la necesidad de ir a la universidad. Ellas solo vivían del
dinero de sus padres y el nombre hasta que se conseguían un marido rico.
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Jessica se sentó allí, muy consciente de la pierna de Alex pegada a la
de ella. Ella se sintió increíblemente atraída a él, pero no importaba porque
hombres como él no se fijaban en ella, excepto para un viaje rápido a la
cama. Era demasiado sexy y masculino para ella. Ellos siempre iban tras las
rubias con pechos enormes y nada de cerebro. El tipo de mujer como la rubia
con la que lo había visto bailar esa misma tarde. El tipo de mujer que ellos
consideraban un trofeo para sus brazos.
Ella no le revelaría cómo su corazón ansiaba ser amado por sí mismo y
no su dinero. Quería ser deseada y ser la única cosa en la mente de un
hombre. Más silencio los envolvió, haciéndola más consciente de su olor.
Sería tan fácil apoyarse en él y encontrar un poco de consuelo.
El ascensor emitió un sonido y se movió levemente. Jessica dejó
escapar un suspiro y luego puso sus brazos alrededor de Alex, temblando de
miedo. Iba a morir en el oscuro y pequeño espacio.
—Está bien Jessica, el ascensor solo se sacudió un poco. Te prometo
que no te caerás. Hay varias funciones de seguridad para todas las
emergencias. Incluso si esto se cae, cosa que no garantizo, lo más
conseguiríamos es un par de heridas, en el peor de los casos. No tienes nada
de qué preocuparte. —Él la atrajo hacia su regazo y envolvió sus brazos
alrededor de su cuerpo que temblaba.
Siguió hablando en un susurro tranquilizador y le acarició desde la
parte baja de la espalda, hasta el cuello y así sucesivamente. No sabía si se
trataba de sus palabras o el contacto de sus manos, pero pronto ya no estaba
tan asustada.
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—Realmente lo siento, Alex. Siempre he tenido miedo de la oscuridad.
Lo creas o no, todavía tengo una pequeña lámpara en mi pieza. Sé
lógicamente que nada va a venir a buscarme desde la oscuridad, pero creo
que he visto demasiadas películas de Stephen King cuando era una niña y se
quedaron grabadas en mi mente —dijo con una ligera risa.
Comenzaron a hablar de diferentes temas, simplemente pasando el
tiempo. Él no la empujó a un lado, y ella no se alejó de su regazo. Sabía que
probablemente debería, pero ella sentía tanta comodidad que no podía
moverse.
Mucho tiempo después, se detuvo el roce para consolarla provocando
que calor líquido se deslizara en el interior de su estómago. Sus manos
estaban viajando más abajo con cada pasada y con mucho más extensión en
su toque.
Podía sentir cómo él tocaba los lados de sus pechos, vientre y las
caderas. Ella comenzó a respirar más pesado y podía sentir a su cuerpo cada
vez más excitado.
Sintió cómo su mano de deslizaba por su cuello y agarraba su cabeza.
Él le dio la vuelta y luego sus labios se presionaron contra los de ella
finalmente. Ella hubiera sido capaz de creer que el calor de sus labios unidos
era suficiente para chamuscar las paredes.
Su lengua se deslizó dentro de su boca y su cuerpo explotó de placer.
Nunca había sido besada con tanta avidez. La pasión en el beso no dejó
ninguna duda que sería un amante fantástico. Sabía que necesitaba
detenerlo. Ella estaba tratando de ganar la fuerza de voluntad para alejarse
cuando su mano se deslizó por debajo de su falda y tocó su cadera desnuda.
La única cosa entre sus manos y su intimidad era una ligera tela, ella se
sorprendió de que la tela no hubiera desaparecido ante el contacto ardiente
de su cuerpo.
Sin romper el beso, él movió su cuerpo para que ella quedara a
horcajadas sobre su regazo, permitiendo así que sus manos pudieran
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explorarla aún más. Sus manos recorrían todo el cuerpo de ella, haciéndola
arquearse contra él. Podía sentir su deseo presionando contra su calor
dolorido y ella maldecía a la ropa que los mantenía separados.
Ella tuvo su propia batalla interna y se dejó sentir todo lo que él le
estaba haciendo.
Él pasó la lengua desde su boca al cuello, mordiendo suavemente en
donde su pulso latía con fuerza. Ella se movió contra él, mientras que él se
deshacía lentamente la correa delgada de su vestido y bajaba hacia sus
hombres con los labios, siguiendo el mismo proceso.
Ella sintió que el aire frío tocó sus adoloridos pechos solo unos
segundos antes de que la boca él se deleitara con sus pezones endurecidos.
Echó la cabeza hacia atrás y gimió mientras una oleada de sensaciones la
invadía. Él acarició a fondo a sus sensibles pechos antes de lamerlos y besó
su camino de regreso a su cuello, y luego la besó otra vez.
Mientras continuaba besándola, lo sintió deshaciendo sus ropas
alrededor. Por último, no había nada entre ellos y se metió dentro de ella en
un empuje rápido. Ella jadeó en voz alta ante el increíble placer de sus
cuerpos unidos. Él agarró sus caderas, metiendo y sacando su gran erección.
Rápidamente, ella se hizo cargo y comenzó a moverse, animada porque la
respiración de él se aceleró rápidamente. Le sostuvo la cabeza con una
mano, acercándola más, besándola, imitando los movimientos de su cuerpo
con la lengua. Se llevó la otra mano a su feminidad y la acarició, enviándola
por encima del borde de una explosión de placer.
Ella comenzó a temblar alrededor de él, la envistió con más fuerza
dentro de su cuerpo palpitante. Agarró su espalda y empujó en ella una
última vez, dejando escapar un gemido de placer cuando él derramó su
semilla profundamente dentro de ella.
Jessica se desplomó contra él, y ambos trataron de recuperar el
aliento. Seguían unidos. Ella quedó tan satisfecha que quería simplemente
apoyar la cabeza contra su pecho y dormirse en sus brazos.
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Hubo otra sacudida del ascensor y las luces parpadearon. Ella se alejó
de él, presa del pánico, y rápidamente buscó su ropa. Por suerte, él solo
había tomado el tiempo sacársela en vez de arrancársela y romperla.
Ella retrocedió hasta que sintió la pared detrás de ella. Rezó mientras
él se vestía.
De repente las luces se volvieron a encender y se quedaron así. Jessica
estaba feliz de verlo allí de pie, con la ropa puesta. Tenía una expresión de
culpabilidad y arrepentimiento en su rostro. El ascensor comenzó a bajar.
Debía ser un procedimiento estándar para volver al vestíbulo después
de un fallo en el elevador.
—Mira, Jessica… —comenzó él cuando la puerta se abrió. Ella no
quería oírle decir excusas acerca de cuánto lo sentía y que no la llamaría. No
podía soportar ese tipo de rechazo. Lo que había sido increíble y maravilloso
para ella había sido probablemente una decepción para él. No podía
escucharle tratar de restarle importancia a lo sucedido.
Jessica saltó del ascensor en medio de la multitud que rodeaba el
vestíbulo y rápidamente se perdió de la vista de Alex. Pensó en perseguirla,
pero decidió dejarla ir. Nunca había sentido tanta emoción en los brazos de
una mujer. Había sido un apasionado y emocionante, y quería hacerlo todo
de nuevo.
Era obvio que ella ya lamentaba lo que había pasado, así que era mejor
tratar de olvidar todo el incidente y seguir adelante. Él se fue entre la
multitud y se dirigió a su habitación, donde cayó en un profundo sueño.
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A la mañana siguiente Alex agarró sus cosas y se fue, pensando que su
tiempo en el ascensor con Jessica no sería algo que olvidaría pronto. Sabía
que ella había tenido miedo y si trataba de perseguirla, huiría aún más
rápido.
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Capítulo 2
Traducido por Auroo_J & Ale Rose
Corregido por Alyshia Cheryl
Un año después
oseph fue a reunirse con su buen amigo John para el almuerzo.
Había pasado demasiado tiempo desde que se habían juntado.
—Joseph, me alegro mucho de verte —dijo John mientras
tomaba la mano de su amigo.
—Me alegro de verte también. Dime cómo te ha ido.
—Todo está muy bien. Tengo un nuevo nieto que es la luz de mi
mundo. Míralo con tus propios ojos, he traído algunas fotos. Mira lo guapo
que es —dijo con orgullo de abuelo mientras le entregaba varias fotografías.
—Felicitaciones, es un muchacho muy guapo. ¿Jessica se casó? —
preguntó Joseph, sabiendo que no había oído hablar de boda, pero que
podría haberse hecho en privado. Joseph estaba molesto aún de que ella y
Alex no hubieran terminado juntos. Había estado tan seguro de que eran una
pareja perfecta.
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—No, no vamos a discutir sobre el padre. He intentado en varias
ocasiones preguntarle acerca de él y ella se cierra enseguida. Dijo que era
una cosa de una sola vez. El padre no lo sabe y ella está manteniéndolo de
esa forma. Traté de sobornarla, amenazarla y rogarle, y todo fue en vano.
Está manteniendo la boca cerrada sobre el incidente —dijo John con
frustración.
—¿Estaba saliendo con alguien alrededor del tiempo de su embarazo
que podría cuestionarse? —preguntó Joseph con simpatía hacia su amigo. Él
sabía que si uno de sus hijos embarazaba a una mujer era de esperar que
hicieran lo correcto. Infiernos, esperaba que los hubiera criado muy bien y
que ellos hicieran lo correcto porque es lo que hay que hacer, no porque es lo
que se espera que hagan.
—Ella no ha estado en una relación desde hace unos años, que yo
sepa. Ha estado muy mal herida. Su última relación seria terminó cuando se
encontró al tipo con otra mujer. Se enteró de que había sido así con muchos
otros antes que él, y además solo iba tras el dinero —dijo con dolor. John
amaba a su hija y lo mataba verla herida.
—¿Qué edad tiene el niño? Tal vez de alguna manera pueda ayudar a
resolver esto —ofreció Joseph, aunque no tenía mucha confianza en el plan.
—Jacob tiene tres meses, y con padre o sin padre, él es increíble. Estoy
tan agradecido de que haya llegado a nosotros. Jessica lo adora. A ella le
encanta ser madre y la sacó de la depresión en la que estaba durante tanto
tiempo —dijo John, iluminándose al instante.
—¿Ella estaba en depresión?
—Todo comenzó después de una gran cena de recaudación de fondos
el año pasado en Fairmont. Volvió a casa por un tiempo y estaba tan triste.
En realidad estuve un poco aliviado cuando anunció su embarazo, ya que
comenzó a tomar un mejor cuidado de sí misma —dijo John con un suspiro.
Joseph se incorporó, en estado de alerta instantánea.
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—¿Puedo ver esas fotos otra vez, John?
John estaba más que dispuesto a compartir las imágenes tantas veces
como se las pidieran. Esta vez, cuando Joseph examinó las fotos, se dedicó a
observar de cerca las características del muchacho.
Había una posibilidad real de que fuera el hijo de Alex.
—John, ¿te ha dado alguna pista sobre el padre?
John estaba entendiendo el cambio de actitud de Joseph.
—¿Crees que podría ser uno de tus muchachos? —preguntó con
esperanza. John sabía que si fuera Alex o Mark, daría un paso adelante y
haría lo honorable.
—Creo que hay una posibilidad de que pudiera ser de Alex. Fue a ese
evento para recaudar fondos y le había pedido que cuidara de Jessica ya que
estaba sola allí. Después del evento, llegó a casa y no era el mismo, ni
siquiera salía. Después de un par de meses fue completamente al revés y
parecía como si no pudiera alejarse lo suficiente, como si estuviera tratando
de dejar atrás algunos demonios o algo así —concluyó Joseph suavemente.
—La única vez que se le escapó algo iba a decir que era solo una noche
y el chico no la había maltratado de ninguna manera. Ella me dijo que había
cometido un error y no lo haría sacrificar su vida por su indiscreción. Le dije
que el padre por lo menos tenía el derecho de saber y ciertamente debía
cumplir con sus responsabilidades, pero ella se cerró después de eso y no
hice más comentarios sobre el tema.
—Creo que podemos obtener la respuesta de si se trata o no de Alex si
puedo verlos a ella y al niño. Creo que vamos a ser capaces de decirlo a partir
de la sola reacción de ella —dijo Joseph con entusiasmo. La posibilidad de
tener otro nieto era emocionante.
—Ella viene a cenar esta noche. ¿Por qué tú y Katherine no se nos
unen? —John habló con entusiasmo impaciente.
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—Es un plan. John, si Alex es el padre, por favor no digas nada esta
noche. Déjame contarle a mi hijo. Sé que va a hacer las cosas bien y no
quiero que Jessica piense que tú o yo lo obligamos a ello —pidió Joseph a su
viejo amigo.
—Puedo respetar eso y respetar sus deseos. No tengo dudas de que
Alex se hará cargo de cualquier niño suyo —dijo John con sinceridad—.
Joseph, lo siento mucho si él es el padre y no dijo nada. Estoy seguro que ella
creía que estaba haciendo lo correcto —concluyó John con tristeza.
—He conocido a Jessica desde que era una niña John y sé que ella
habría tenido razones válidas para mantener esto en secreto.
Probablemente pensó que estaba haciéndole un favor a Alex, ya que no
tiene exactamente la imagen del tipo de hombre que se queda en casa con
los bebes —admitió Joseph—. Pero sé que si es el padre, va a hacer uno
bueno. Tengo que admitir que estoy realmente esperando que el bebé sea su
hijo, porque eso significa que tengo mi primer nieto —dijo con una sonrisa.
Terminaron de comer y se fueron cada uno por su lado, ambos
anticipando la noche por delante. Recibirían respuestas a las preguntas que
hace demasiado tiempo estaban sin responder.
Joseph se aseguró de llegar antes que Jessica.
Cuando ella entró en el comedor y vio a Katherine y a él sentados allí,
su rostro la delató. A ella solo le llevó unos dos segundos componer sus
facciones y luego saludarlos, pero en ese momento de descuido, John y
Joseph tenían su respuesta.
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Joseph y Katherine admiraron al bebé, turnándose para sujetarlo.
Katherine no sabía lo que estaba pasando, pero se sintió atraída por el chico.
Se resistía a soltar Jacob al final de la noche.
Jessica tenía algunas lágrimas en sus ojos cuando recogió a su hijo y
salió de la casa. Se había hecho una broma sobre el publicar perdones
melancólicos. Joseph pensó que se sentía un poco culpable por mantener al
bebé alejado. Sabía que si todos se ponían a esperar, iría por su cuenta decir
la verdad. Ella era simplemente una persona demasiado amable para
mantener a su hijo lejos de sus abuelos que lo amaban.
Ni Joseph ni John eran pacientes y no iban a esperar a que ella viniera a
su alrededor a contar la verdad. Alex iba a saber que era padre tan pronto
como Joseph lo llamara a casa. Había estado esperanzado el año pasado al
pensar que Alex y Jessica tendrían una conexión instantánea.
Había estado decepcionado cuando su hijo llegó a casa y no dijo una
sola palabra acerca de ella.
Luego había puesto sus esperanzas una vez más, cuando había visto a
su hijo abatido y sin prisa por viajar a lugares lejanos. Pero después de un
mes, Alex empezó a desaparecer de nuevo y pareció volver a la normalidad.
Después de comer con John, Joseph supo por qué su hijo había estado
tan triste y distante. Alex aún tenía esa mirada vacía en él, pero eso estaba a
punto de cambiar. Alex entró por la puerta, sin lucir contento de que Joseph
le hubiera pedido correr a casa.
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—Es mejor que te sientes, Alex. Tengo una noticia que está a punto de
cambiar tu vida —informó Joseph. Quería ir directo al punto y no tratar de
aliviar las cosas, haciendo una pequeña charla.
—Solo escúpelo papá. Tuve un vuelo de veinte horas y no conseguí
dormir nada. Quiero una comida caliente y caer de bruces en la cama —
habló Alex con cansancio.
—Eres padre —dijo Joseph sin añadir nada más.
Alex miró a su padre, esperando el remate del chiste. Se quedaron allí,
los dos mirándose fijamente y sin hablar durante un minuto entero.
—¿Te importaría explicarlo? —preguntó Alex finalmente.
—Conocí a tu hijo hace un par de días atrás. Tienes un hijo de tres
meses de edad. —Fue la única explicación que dio.
—Eso es imposible... —comenzó cuando de pronto se detuvo. Joseph
podía ver los engranajes girando en su cabeza.
Alex empezó a pensar de nuevo en su noche en el ascensor con
Jessica. Sólo había tenido relaciones sexuales sin protección una vez en su
vida. Comenzó haciendo matemáticas en su cabeza y el ajuste de línea de
tiempo.
Las piernas de Alex ya no podían apoyarlo. Se dejó caer en la silla que
estaba afortunadamente detrás de él.
—¿Por qué...? ¿Por qué no me lo dijo? —logró exprimir de su garganta
constreñida.
—No sé el por qué o el cómo. Todo lo que sé es que conocí a tu hijo y lo
supe. ¿Te gustaría ver una foto?
—Por favor.
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Joseph le pasó las fotografías que John le había dado, sin decir una
palabra más. Alex bajó la mirada hacia ellas y cuando finalmente volvió a
mirar había lágrimas en sus ojos.
—Realmente es mío. Soy padre. —Él puso su cabeza entre las manos y
dejó salir todo. No tardó mucho para que Alex tuviera un ataque de ira.
¿Cómo se atrevió Jessica a alejar a su hijo de él? No la había maltratado de
ninguna manera y no tenía derecho a ocultar algo tan grande de él. Ella
misma le explicaría y no quería perderse nada más de la vida de su hijo. No
podía creer que fuera a sostenerlo en tan solo unos minutos. Las millas se
extendían a medida que se abría paso a través del tráfico de camino a su
apartamento.
Ella vivía en un complejo seguro. Sin embargo, no le tomó mucho
tiempo obtener autorización para dirigirse a su puerta. Cuando eras tan
conocido como tu familia, la cual conocía casi todo el mundo. Él respiró
profundamente varias veces para calmarse. Luego llamó a su puerta y esperó
a que los segundos pasaran, los cuales parecían más como horas. Finalmente
estuvo de pie delante de él, con los ojos muy abiertos por la sorpresa y el
miedo.
—¿Dónde está mi hijo? —Alex había perdido ya mucho tiempo y no
tenía pelos en la lengua.
No había hola, hace tanto tiempo. ¿Cómo estás? No estaba dándole
vueltas al asunto. Estaba cansado y enojado. No podía creer que ella se
atreviera a ocultarle a su hijo.
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Claro, él no se había molestado en llamarla, pero tenía razones para
ello.
Le había afectado a diferencia de cualquier otra mujer antes que ella, y
él no se había confiado a su alrededor. Incluso con ira corriendo a través de
él, ella era la cosa más hermosa que jamás había visto. Su pelo era más largo
y echado en un moño desordenado con varias piezas en cascada por la cara y
el cuello. No tenía un solo rastro de maquillaje y había manchas bajo los ojos
por la falta de sueño. También tenía un resplandor alrededor de ella que era
hermoso.
Jessica estaba petrificada. ¿Cómo se había enterado?
Ella había estado aterrorizada la otra noche cuando vio a Joseph y
Katherine, pero no parecían saber que el bebé era su nieto.
No podía entender cómo Alex sabía.
Lucía más increíble que nunca. Parecía cansado y su cabello oscuro
estaba revuelto.
Parecía como si hubiera corrido sus manos a través de él una docena
de veces. Su rostro tenía una sexy barba de días, lo que le parecía más
tangible.
Su olor la invadía y se dio cuenta de que lo había echado de menos
mucho más de lo que debería. Pensaba en él a menudo. Por supuesto,
¿cómo podría no hacerlo cuando miraba a su hijo todos los días? Él se parecía
tanto a su padre, sobre todo en los ojos.
—Alex, ¿qué estás haciendo aquí? —finalmente preguntó, tratando de
sonar neutral.
Él optó por ignorar la pregunta y reiteró:
—Te pregunté, ¿dónde está mi hijo?
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Él no era conocido por tener una gran dosis de paciencia. No iba a
estar de pie en la puerta y perder otro momento de la vida de su hijo.
Antes de que ella fuera capaz de decir algo más, se oyó un llanto desde
el interior del apartamento. Sus ojos redondos de asombro ante el primer
sonido que escuchó de su hijo. Él se puso de pie en el umbral. Agarró a
Jessica por la cintura y físicamente la sacó de su camino.
Jessica dejó escapar un jadeo sorprendido y luego fue tras él mientras
seguía el sonido del llanto de su hijo.
—Alex, si tengo un hijo, pero no es el tuyo —trató de mentir. Él había
llegado al columpio donde su hijo estaba en ese momento y miró con
fascinación al ser humano diminuto.
El bebé estaba despierto y mirando a su padre, momentáneamente
distraído de sus aullidos furiosos por haber sido dejado solo. Ante sus
palabras, Alex giró la cabeza para mirarla. Ella dio un paso hacia atrás por la
violencia en su expresión.
—No me mientas por un segundo más. Ya me has robado tres meses
de vida de mi hijo. No vas a engañarme nunca más —espetó.
Sabía que tratar de negarlo de nuevo sólo desataría más de su enojo
por lo que se hundió en el sofá ya que sus rodillas no la sostenían. No dijo
nada más, solo miró mientras él observaba a su hijo. El bebé finalmente se
cansó del juego de miradas y dejó escapar un grito de disgusto. Quería ser
recogido.
Jessica empezó a levantarse, pero Alex ya estaba ocupándose de él.
—Hola hombrecito, ¿quieres que tu papá te levante? —habló
amorosamente a su hijo. La adoración en la voz de Alex trajo lágrimas a sus
ojos. Abrió la correa de seguridad y sacó suavemente a Jacob desde el
asiento.
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Alex acurrucó a Jacob cerca de su pecho, mirándolo fijamente a la
cara. Se sorprendió al ver el amor que fluía a través de él. ¿Cómo es posible
que algo tan pequeño reclamara plenamente su alma en el espacio de un
latido del corazón? No tenía dudas de que se trataba de su hijo. Parecía un
Anderson. Jessica tenía mucho qué responder.
Se sentó en el otro extremo del sofá y en voz baja le habló a su hijo. El
niño lo miró y susurró por un tiempo, antes de que su rostro se arrugara y
soltara otro rugido de desagrado. Alex se volvió hacia Jessica con una mirada
de preocupación en su rostro.
—¿Qué es? —preguntó con inquietud.
—Él tiene hambre. Dámelo y yo me encargo de su cena —dijo ella,
acercándose a sus brazos. Podía sentir la leche cayendo en sus pechos y
necesitaba darle de comer tanto como él quería comida. Se iba a avergonzar
a sí misma en cualquier momento por fugas a través de su camisa delgada.
—Voy a darle de comer. Sólo dame una botella —dijo Alex, ya que no
quería soltar a su hijo.
Jessica parecía incómoda y Alex notó la humedad en su camisa. Su
ingle se apretó mientras la fina tela no ocultaba nada de su vista. Sus
pezones húmedos se mostraban claramente a través. No dijo una palabra
más. Le entregó el bebé, luego se levantó y salió de la habitación dándole
privacidad.
Jessica se sintió aliviada cuando se fue. Rápidamente tranquilizó al
bebé y trajo una sonrisa a su cara. Su hijo no tomó tiempo para animarse y
siempre dejaba escapar un pequeño gruñido que parecía decir: Por fin mamá,
estaba tan hambriento. Jacob se parecía tanto a su padre.
Tenía poca paciencia cuando quería algo.
Ella disfrutaba esos momentos, rozando la cabeza de su precioso hijo
mientras se llenaba. Él cerró los ojos para concentrarse y hacer pequeños
ruidos tragando. Apoyó la cabeza en el respaldo del sofá y suspiró. Trató de
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convencerse a sí misma de que había imaginado esa mirada de lujuria por un
instante en los ojos de Alex, pero ella había sentido la misma sensación.
Incluso en su ira hacia ella, sabía que él estaba sintiendo. Todavía
había sentido deseo y eso le recordaba lo sola que había estado. Por mucho
que amaba a su hijo, hubiera sido bueno tener alguien con quien compartir
momentos memorables. Ella apartó ese tipo de pensamientos y se centró en
Jacob.
Alex deambulaba en el cuarto de su hijo. Ella había hecho un hermoso
trabajo de decoración. Había plantillas pintadas a mano en las paredes de
varios ositos en todo tipo de colores pastel. Él caminó hacia la cuna y arrastró
su mano a lo largo del edredón, donde su hijo dormía cada noche. Miró hacia
la pared y el aliento salió de sus pulmones.
Allí en la pared, vio que su hijo tenía un cuadro con varias fotografías
de él. Sabía que el bebé era demasiado joven para reconocer a la personas,
pero llenó su corazón con alegría al pensar que ella le dejó saber a su hijo
quién era él. Algo de su ira se disipó.
No podía mantenerse alejado por más tiempo. Tranquilamente
caminó fuera del cuarto del bebé. Dio un paso en la sala de estar a tiempo
para oír a Jacob soltar un eructo, el cual Jessica alababa. Luego ella lo acunó
en sus brazos de nuevo y él vio como él se aferraba a su pecho.
Alex se sintió como un intruso, espiando un momento íntimo entre
madre e hijo, pero no pudo apartarse. Era obvio que ellos tenían un vínculo
fuerte. Él estaba sintiendo un poco de celos ya que no podía ser parte del
ritual. Le encantaría ser capaz de acunarla en sus brazos mientras ella
acunaba a su hijo.
Una vez que el bebé se aferró, ella apoyó su cabeza contra el sofá y
cerró sus ojos. Él finalmente caminó dentro del cuarto y se sentó al lado de
ellos. Ella alzó su cabeza y lo miró. Jacob, pareciendo sentir su tensión, dejó
salir una pequeña protesta.
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Ella se obligó a sí misma a relajarse, lo cual no era fácil, considerando
que Alex estaba allí junto a ella con su cuerpo expuesto.
―¿Puedes por favor pasarme esa manta? ―preguntó ella, tratando de
no sonar tan nerviosa como se sentía.
Él se lo pasó y ella se cubrió. Se decepcionó al perder de vista a su hijo,
pero se sintió aliviado al ver a Jessica cubierta. Ella había desarrollado más
curvas desde que habían estado juntos. Sonrió para sus adentros, pensando
que eran positivos los embarazos. Le sorprendió poder pensar tal
pensamiento después de lo que ella le hizo pasar.
Jacob aparentemente tenía suficiente. Ella empezó a hurgar debajo de
la manta, luego lo movió hacia su hombro y comenzó a darle palmaditas en
la espalda. Después de unos minutos él soltó otro eructó y se arrulló en su
madre.
―Ése es mi gran chico. Buen trabajo ―alabó a Jacob. Él la
recompensó, hablando más algarabías.
―¿Puedo sostenerlo de nuevo? ―preguntó Alex.
Jessica de mala gana entregó < su hijo otra vez. Ella no solía tener a
nadie que interrumpiera su normal rutina. Era un momento tenso observar a
padre e hijo juntos. Le hacía sentir que de alguna manera no era necesaria en
la perfecta imagen que ellos hacían.
—¿Por qué colocaste fotos de mí cerca de la cuna?
―Quería que él conociera a su padre.
―Él podría haber conocido a su padre en persona si sólo me hubieras
contado que iba a ser uno.
―Alex, ambos sabemos que tú no eres el tipo de hombre que sienta
cabeza. No iba a obligarte en una instantánea paternidad porque tuvimos
una noche en un oscuro elevador. Eventualmente te hubiera hablado sobre
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Jacob, pero no sentía que era el momento correcto. ―Ella aún seguía firme
en su decisión.
―Nos casaremos en tres días. Mi padre está haciendo todo los
arreglos. Hablé con tu padre en el camino hacia aquí y él está de acuerdo
conmigo. No voy a perderme la vida de mi hijo.
Él dijo las palabras de verdad. Habló de ellos como si el acuerdo
estuviera hecho y ella no tuviera opinión en ello.
―No me casaré contigo, Alex. Mi hijo no será criado en un hogar con
padres atrapados en un casamiento. He visto demasiadas vidas destruidas
por hacer decisiones como ésas. Si realmente quieres ser parte de la vida de
Jacob entonces vamos a establecer arreglos de visitas.
Alex simplemente le sonrió. Había tomado una decisión y en cuanto a
él concernía no había necesidad de discutir el asunto.
―¿Realmente quieres tener a nuestro hijo etiquetado de bastardo?
Ella estaba hirviendo de rabia.
―¿Cómo te atreves? ―le espetó―. No trates de utilizar a mi hijo para
conseguir lo que quieres ―terminó.
―Jessica, nos casaremos. Mi hijo tendrá mi nombre. Tengo el total
apoyo de nuestras familias. Ambos perderíamos todo su respeto si
hiciéramos otra cosa que casarnos. Quiero a mi hijo en mi vida todo el
tiempo. No seré un padre de fin de semana. Me lo debes por apartarme de
él, y tus padres aceptaron completamente que deberíamos casarnos de
inmediato. Tú estás deshonrando a ambas familias por no hacer lo correcto
―terminó. Su voz era mucho más espantosa para ella porque él no estaba
enojado o amenazante. Estaba hablando como si estuviera simplemente
indicando los hechos.
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Jessica se sentó en su agitación por unos momentos, mirándolo. Ella
finalmente se levantó y abandonó la habitación. Caminó hacia su oficina
para hacer una llamada a su padre.
John respondió en el segundo timbre.
―Hola.
―Papá, ¿sobre qué hablaron tú y Alex? ―preguntó, sin molestarse con
las amabilidades.
―¿Cómo has estado? ―preguntó, ignorando su pregunta
completamente.
―Papá, te hice una pregunta ―dijo, sin humor para juegos.
―Hablamos sobre tus próximas nupcias. Cuando él averiguó que era
padre, me dijo que quería hacer lo correcto. Quiso casarse contigo y ser un
padre a tiempo completo de su hijo. Lo apoyo, Jessica. Sé que tuviste tus
razones para no contarle, pero no mantendrás a un padre alejado de su hijo.
Cometiste un error por no decirle ―le dijo con desaprobación en su voz.
Jessica bajó su cabeza, no le gustaba decepcionar a su padre, pero no
estaba dispuesta a renunciar a la lucha.
―Papá, tengo mis razones. No me casaré porque todo el mundo me
está diciendo que lo debería hacer ―dijo, rogándole a que entendiera.
―Jessica, Alex quiere casarse contigo y hacer lo correcto por tu hijo. Él
es un buen hombre. ¿Estarás dispuesta a traer vergüenza para Joseph por las
personas que piensen que su hijo te dejó embarazada y luego se alejó?
―preguntó, sabiendo por su silencio que ella estaba admitiendo la derrota.
Amaba su familia y tenía mucho respeto por Joseph y Katherine. Ella jamás
querría traer vergüenza a su familia.
Ellos hablaron unos minutos más, y luego Jessica bajó el teléfono
lentamente, sintiéndose como si su mundo se hubiera puesto patas arriba.
Se tomó su tiempo caminando de vuelta hacia la sala de estar. Mientras
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entraba sintió una lágrima deslizarse en su cara al ver a Alex durmiendo en el
sofá con Jacob, sosteniéndolo firmemente en sus brazos.
Ella tomó al bebé mientras Alex se despertaba sobresaltado.
―Yo lo tengo… ―empezó a decir.
―Él está listo para la cama ―declaró ella suavemente, luego giró y
caminó hacia el cuarto del bebé. Sintió a Alex justo detrás de ella mientras
gentilmente metía a su hijo debajo de su manta. No dijo nada más mientras
se dirigía a la cocina con él siguiéndola muy de cerca.
Ella preparó dos tazas de café y luego se sentó a la mesa. Ambos
sentados en silencio por unos momentos, sorbiendo de las tazas humeantes.
―Jessica, no tuvimos un buen comienzo, pero espero que ahora
comprendas lo que necesitamos hacer ―dijo Alex en lo que él esperaba que
fuera su más razonable tono.
Ella mantuvo su cabeza en alto, y él sabía que había ganado la batalla.
Tenía desafío en sus ojos con un indicio de derrota. Él estaba abrumado de
gratitud. No quería estar lejos de su hijo por mucho tiempo.
―Está bien Alex, parece que has ganado esta ronda. Voy a seguir
adelante con esta farsa de matrimonio, pero te digo que no es uno de
verdad. Dejaré que protejas tu apellido y cuando el tiempo sea apropiado
presentaré el divorcio ―dijo ella con una fuerza que lo impresionó.
―No habrá ningún divorcio ―declaró―. Nosotros haremos que
funcione porque no quiero estar lejos de mi hijo. Nunca planeé casarme de
todos modos, así que no es como si estoy perdiendo algo más por estar
contigo ―agregó.
Sus palabras la hicieron contraerse de dolor. Él estaba básicamente
diciéndole que podría seguir casado con ella porque el matrimonio no
significa nada para él. Ella no lo sentía de la misma manera. Siempre había
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querido casarse, pero se había rendido gracias a que todos los hombres con
los que salió estaban dispuestos a casarse solo para tener acceso a su dinero.
Sabía que Alex de ninguna manera necesitaba su dinero. Sin embargo,
aún la necesitaba por algo más que a ella misma. Supuso que estaba
obligada a terminar en una unión sin amor. Aparte la destrozaría, pero como
una madre los sacrificios eran aceptables.
No había nada que no haría por su hijo. Sólo se lamentaría de que su
unión no sería real y no le daría a Jacob algún hermano. Ella había sido hija
única y siempre quiso tener muchos niños cuando tuviera su propia relación.
Amaba a su hijo tanto y el pensamiento de nunca tener esa sensación de
llevar a un niño dentro de ella otra vez y de ver a su recién nacido por primera
vez, era casi suficiente para ponerla de rodillas con el dolor cursando a través
del cuerpo.
―Alex, estoy cansada. ¿Puedes regresar mañana y discutimos todos
los detalles mañana? Jacob sigue despertándose un par de veces cada noche
y no fui capaz de tomar una siesta esta tarde.
―Dormiré en la habitación de invitados. Quiero estar aquí cuando
Jacob se despierte ―dijo él, otra vez con esa voz de autoridad.
Jessica estaba demasiado cansada para argumentarle. El pensamiento
de él durmiendo solo una pared lejos de ella era suficiente para causar que su
estómago se apretara. Se imaginó que tendría que acostumbrarse a él ya
que pronto residirían en la misma casa. Sabía que no iría por ella
permaneciendo donde ahora estaba. La única razón por la que él quería su
matrimonio era para así poder estar con su hijo y proteger su apellido.
―Iré a la cama. ―Fue todo lo que ella dijo mientras dejaba la mesa.
Alex se quedó donde estaba durante varios minutos después de que
ella se fue. Apenas era capaz de permanecer despierto, pero el pensamiento
de ella en la cama al final del pasillo estaba haciendo estragos con sus
sentidos. Su único tiempo juntos había sido en un elevador escuro y
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demasiado rápido. Él sería capaz de darles a los dos mucho más placer en
una cómoda cama.
Su ingle se tensó contra la cremallera de su vaquero. Él gimió en voz
alta y luego se dirigió hacia el cuarto de baño para una ducha fría. No se las
estaría tomado todas las noches. Una vez que ellos estuvieran casados, no
estarían durmiendo en cuartos separados. Éste era el único pensamiento
manteniéndolo alejado de entrar al cuarto de ella.
Alex se despertó por el sonido de lloriqueo de su hijo. Miró al reloj,
notando que eran las tres de la mañana. Estuvo al instante en alerta. Caminó
dentro de la habitación de Jacob y lo miró desde abajo en la cuna. Era tan
diminuto y frágil. Jacob empezó a dar patadas de emoción tan pronto como
vio a Alex, lo cual lo llenó de calidez.
Alex lo tomó, sintiendo que el bebé tenía un pañal lleno. Estaba
agradecido por los días que había cuidado a su hermosa sobrina. Él aprendió
a cómo cambiarla, así que sabía qué hacer con su hijo.
―¿Estás listo para salir de ese pañal asqueroso? ―susurró a su hijo.
Jacob le respondió con una risita y dio patadas un poco más. Alex lo
cambió, luego se movió a la silla mecedora y lo acurrucó durante un tiempo.
El temperamento de Jacob cambió después de unos diez minutos, sin
embargo, parecía como si estuviera a punto de lanzar un ataque de nuevo.
Incluso al estar con él un día, Alex sabía que su hijo quería ser alimentado.
―Vamos a despertar a tu madre. Ciertamente no puedo alimentarte
―dijo Alex a Jacob con una risa entre dientes. Dio un paso en el cuarto de
ella con una luz brillando suavemente desde el pasillo. Su respiración le fue
arrebatada por su expresión pacífica. Al dormir parecía tan joven e inocente.
No lucía como si fuera lo suficiente madura para ser una madre.
Jacob empezó a sacudirse en sus brazos, recordándole que era tiempo
de comer. Eso sacó a Alex de su trance. Caminó cerca de la cama y se sentó.
El movimiento despertó a Jessica e hizo que se sentara erguida.
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―¿Qué está mal? ―pregunto con pánico, preparándose para saltar.
―Está bien ―dijo Alex, mientras colocaba una mano en su hombro
para tranquilizarla―. Jacob despertó y está hambriento. Lo he cambiado,
ahora tú lo alimentas, entonces yo le sacaré los gases y lo pondré de nuevo
en su cama ―explicó.
Jessica seguía desorientada, pero extendió los brazos a su hijo.
―No necesitas quedarte. Hacemos esto cada noche ―declaró ella. No
lo quería ahí con su cuerpo expuesto. En medio de la noche sería muy difícil
no lanzarse sobre Alex. No necesitaba mostrarle lo mucho que seguía
afectándola.
―Quiero estar con él. Si tienes algunas de esas botellas, entonces me
haría cargo de la alimentación nocturna ―dijo él con optimismo. Jessica tuvo
que sonreír un poco por su falta de conocimiento sobre el nombre.
―No, me gusta nuestros momentos en la noche ―se limitó a decir.
Ella pensó que era lo suficientemente oscuro que podía alimentar a su bebé
sin tener que cubrirlo. Le gustaba ver su cara preciosa mientras comía. Podía
acariciar suavemente su cabeza y calmarlo. A él le gustaba demasiado y se
dormía rápidamente después de que eructaba. Cuando Jacob gruñó un poco
para luego sorber leche nuevamente, Alex dejó escapar una risa tranquila,
haciendo saltar a Jacob. Sorprendentemente siguió adherido y sorbió
incesantemente.
―A mi hijo le gusta su comida ―declaró orgullosamente Alex.
Jessica le sonrió a Alex por primera vez en el cuarto oscuro. Su cara
perdió la vigilante expresión. No pudo evitarlo; él necesitaba tener contacto
físico con ambos, ella y su hijo. Se deslizó un poco más cerca en la cama así
su hombro estaba presionado contra el de ella, luego extendió su mano y
cepilló los suaves mechones de cabello de la cabeza de su hijo.
Sus ojos estaban todavía juntos y él no pudo resistir llegar hacia ella.
Gentilmente tocó sus labios con los de ella. Su sabor era exquisito y el placer
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se disparó a lo largo de su acalorado cuerpo. Él la deseaba terriblemente. Lo
más probable es que la habría tomado si su hijo no estuviera adherido a ella.
Ella se apartó, su respiración desigual y bajó la mirada a la cabeza de
Jacob. Su mano seguía descansando allí y el borde de su pulgar tocaba su
seno. Tomó otra respiración brusca y se giró, así su mano tendría que caer.
Ella jaló a Jacob a su hombro y rápidamente se cubrió mientras
empezaba a sacarle los gases.
―Déjame hacerlo ―dijo él, mientras suavemente tomaba a Jacob y lo
colocaba sobre su propio hombro. Jacob dio un fuerte eructo y comenzó a
moverse en su hombro en busca de más comida.
Alex sabía que no había manera de que pudiera sentarse y mirarla
alimentar a su hijo. La deseaba demasiado para sentarse a su lado en la cama
por más tiempo.
―Te dejaré terminar ―murmuró mientras salía de la habitación. Dos
noches más se dijo mientras se preparaba para una noche agitada. Estaría de
suerte en conseguir incluso unos minutos más de sueño con la forma en que
su cuerpo estaba en llamas.
Jessica dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio a Alex salir de la
habitación. Todavía tenía un hormigueo comprimiendo a través de su cuerpo
donde él se había presionado contra ella. Sabía que simplemente estaba
tratando de ser parte de todo, pero ella no creía que tuviera la fuerza de
voluntad para resistirse a él.
Había estado tan sola y necesitada de afecto.
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Capítulo 3
Traducción SOS por Auroo_J, PrisAlvS & Alyshia Cheryl
Corregido por Samylinda
essica estaba agotada. Alex había vuelto durante tres días y se
negó a salir de la casa. Había sido increíble con su hijo, así que
tenía que darle crédito por eso. Incluso se había levantado a
mitad de la noche para cambiar y poner a eructar a Jacob una vez que había
terminado de alimentarlo.
Después de la primera noche había mantenido su distancia, gracias a
Dios, porque no creía que pudiera aguantar más toqueteo nocturno. Cada
vez que estaba a poca distancia de la respiración de Alex, su interior se
retorcía en nudos y lo único que quería era llegar a él. Culpaba plenamente a
las hormonas posparto del bebé.
Hoy era el día de su boda y se sentía como si fuera a tener un ataque
de pánico. Tenía que seguir diciéndose que todo iba a salir bien. Fue a través
de su rutina de la mañana con Jacob, luego fue llevada rápidamente al lugar
de la boda.
—Sostendré a Jacob por ti para que tu madre te pueda ayudar a
terminar de prepararte —le ofreció Joseph.
Jessica saltó ante el sonido de la voz de Joseph. No le había oído
entrar. El hombre se mueve silenciosamente para un tipo de su tamaño, pensó.
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—Apreciaría eso, Joseph. Ha tenido su desayuno, así que debería estar
de buen humor durante un tiempo —dijo.
—Te ves hermosa —le dijo Joseph, y luego se inclinó y le dio un beso
en la mejilla antes de salir de la habitación.
La madre de Jessica entró y dio los toques finales antes de que
entraran en posición. El paseo por el pasillo transcurrió en un borrón y lo
siguiente que supo era que el predicador estaba hablando.
Estaba de pie en el altar, al lado de un hombre al que apenas conocía y
estaba más cerca de tener un ataque de pánico de lo que nunca había estado
en su vida. Se veía tan guapo y, sin embargo, tan lejos. Estaba deseando
algún tipo de intervención divina para detener el circo entero. Tal vez había
entrado en razón y le diría que él no podía pasar a través de eso, o tal vez su
padre se pondría de pie y la liberaría de esa obligación.
Nada de eso sucedió. De repente, el predicador los estaba declarando
marido y mujer. Alex la llevó en sus brazos. El resto del mundo desapareció
mientras su boca se fijaba sobre ella. Esperaba un beso casto, pero estaba
equivocada. Él persuadió su boca abierta y luego deslizó su lengua dentro.
Sus rodillas se volvieron gelatina, y se hubiera deslizado hasta el suelo
si no hubiera sido por sus brazos sosteniéndola.
Cuando hubo risas de los invitados y un montón de gargantas
aclarándose finalmente se apartó y se quedó de pie con uno de sus brazos
alrededor de ella, con la mirada perdida en la masa de personas.
—Tienen un montón de tiempo para la luna de miel después. —Oyó a
alguien gritar.
—Comparte a esa bonita novia tuya. Demando el primer baile después
de mi hermano —gritó otra voz con una sonrisa.
—Puedes retroceder y encontrar tu propia esposa —dijo Alex, con
celos en su voz.
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—No se siente tan bien estar de este lado de la nervadura, ¿eh
hermano pequeño? —dijo Lucas y luego le golpeó en la parte posterior.
Alex sabía que merecía la burla. Había hecho sufrir a Lucas, no hace
mucho tiempo, cuando su hermano mayor comenzó a salir con Amy. Lucas
había estado tratando de luchar contra su atracción hacia Amy, por lo que
Mark y él habían decidido pulsar los botones de su hermano. Ambos le
habían plantado un beso en frente de Lucas y coqueteado. Ella había sabido
que le estaban tomando el pelo, tratando de levantar a su hermano, pero
ahora Alex se sintió mal por lo que había hecho pasar a Lucas, porque seguro
que él quería golpear a Mark en ese momento.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jessica mientras observaba la
interacción entre los hermanos. Todos eran tan viriles y atractivos. Sin
embargo, ella sólo tenía ojos para Alex. Él era el hombre más sexy que jamás
había existido, y en cualquier otra circunstancia se hubiera desmayado por
ser sostenida y besada por él.
Jessica miró hacia donde su padre se reía de algo que dijo Joseph.
Trató de permanecer enojada con los hombres por manipular toda la
situación, pero realmente los amaba. Sabía que sólo querían lo que ellos
consideraban mejor para ella y su hijo. Aunque no le gustaban los métodos
que tomaron para salirse con la suya.
Como si los hombres supieran que estaba pensando acerca de ellos,
ambos se volvieron y le dedicaron una sonrisa. Estaba demasiado agotada
en el momento para pretender siquiera regresarles la sonrisa, así que se dio
la vuelta y dejó que sus pensamientos siguieran su curso.
Las cosas podrían estar peor, decidió. Alex era un hombre atractivo,
increíble y era obvio que ya estaba enamorado de su hijo. Podría haber sido
forzada a un matrimonio donde el hombre no sólo estuviera resentido con
ella sino con su hijo también. Sabía que no importaba cómo se sentía Alex
por ella, él siempre amaría a Jacob.
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—Hora de la fotografías —se oyó una llamada de voz. Hizo una mueca
hasta que Alex la miró, con su precioso hijo descansando en sus brazos. Por
un momento compartieron una sonrisa real. Su máscara cayó. El amor que
sentía por su hijo y el amor que empezaba a crecer por Alex brillaban a través
de su expresión. Su aliento parecía atrapado y estaba a punto de decir algo,
cuando el flash de la cámara los espetó a los dos fuera del momento.
La giró y le habló para que nadie más pudiera escuchar:
—Vamos a terminar con estas fotos de una vez. No tenemos que
anunciar a todos en la sala que se trata de una boda de escopeta1. —Él puso
su brazo y se dirigió hacia el resto de la familia.
—Vamos Alex, aquí todo el mundo sabe por qué lo hicimos, así que no
veo por qué tenemos que tener esta enorme máscara. Podríamos con la
misma facilidad encargarnos de nuestro matrimonio en un juzgado y no
hacer un gran espectáculo.
—No hay forma en que mi padre jamás permitiría que uno de sus hijos
se casara de esa manera y estoy seguro de que tu padre siente lo mismo.
Jessica, este matrimonio puede estar ocurriendo debido a nuestro hijo, pero
ahora estamos casados. Es necesario iniciar de esta manera. Algo acerca de
nuestra relación tenía que hacerse correctamente —concluyó.
Jessica se rindió sin más protestas y permitió al fotógrafo ponerla en
diferentes poses con Alex y sus familiares. Sentía como si sus mejillas se
fueran a romper, ya que había estado conteniendo la misma expresión tanto
tiempo. Todo lo que tenía que hacer, sin embargo, era ver a su hijo y fue
capaz de continuar.
Jacob pudo haber sido una sorpresa inesperada que ni siquiera sabía
que quería, pero no podía imaginar su vida sin él. No había nada que no
1 Boda de Escopeta: En el texto en inglés “shot gun wendding”; una boda pistola: es cuando el padre de la novia tiene una pistola en la cabeza del novio y le hace casar a su hija contra su voluntad. Por lo general causada por el embarazo de la novia, o un corazón roto. En pocas palabras, una boda forzada.
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sacrificaría por él. Renunciaría a su mundo entero para hacer el suyo mejor.
Podía vivir en un matrimonio sin amor, porque eso significaba que su hijo
estaba con su padre y que sería amado, acariciado y mimado.
El fotógrafo estuvo finalmente satisfecho con las tomas que había
capturado, y Jessica fue capaz de alejarse y hacerse con el control de sí
misma una vez más. Oyó una carcajada y miró hacia arriba para ver a Alex
golpeando a su hermano en la espalda, sus rasgos iluminados con alegría.
Contuvo el aliento ante la belleza del hombre.
Alex era el hombre más guapo que jamás había conocido. De pelo
oscuro y sedoso, penetrantes ojos azules, una sonrisa devastadora y el
estómago y los brazos esculpidos como dura roca. Cuando se añade la
confianza, que era como una segunda naturaleza para el hombre como la
respiración, era el sueño de toda mujer hecho realidad.
Sabía que había un montón de mujeres a las que les encantaría estar
en su lugar. No les habría ni siquiera importado si Alex las amaba o no. A
ellas les encantaría tenerlo en sus brazos. Era un trofeo seguro. La idea
provocó una burbuja pequeña de risitas en su interior. Había oído hablar de
todos los hombres con sus mujeres trofeos. Bueno, parecía que ella se había
enganchado a un marido trofeo.
—Es hora de salir de nuevo a la recepción —dijo Joseph con su
resonante voz, que podría ser oída por todos. El anuncio hizo que la cabeza
de Jessica prestara atención. Pensó que esto se trataba de la recepción.
¿Por qué la boda seguía haciéndose más y más grande?
Vio a Alex darle su hijo a su madre, entonces él estaba a su lado.
—Sé que estás cansada, pero en unas horas más podremos salir de
aquí y descansar —le aseguró.
Caminaron a través de la enorme mansión Anderson y mientras
cruzaban a través de las puertas del patio, su respiración se volvió a cortar. El
patio se había transformado en un cuento de hadas. Miró a su alrededor con
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asombro. Había crecido rica, pero los Anderson hacían lucir a su familia
como de clase media.
Había una alfombra blanca desde la puerta trasera hasta un grupo de
carpas. Miles de luces en cascada parecían diamantes lloviendo desde el
cielo. Las mesas se habían creado con hermosos escenarios y los camareros
estaban esperando, cargados con bandejas de champán y aperitivos.
Una pequeña orquesta tocaba en el centro de todo el asunto, con una
pista de baile hermoso esperando a que la gente ocupara su espacio.
Mientras caminaban hacia fuera se dio cuenta de que más personas se
encontraban en la recepción de las que habían asistido a la boda. Conocía a
algunos, pero no a todos ellos.
—¿Te gusta todo? —preguntó Joseph, pareciendo surgir de la nada.
—Es increíble, pero realmente no tenía necesidad de meterse en
tantos problemas. Algo de pastel y champán hubieran estado bien —dijo.
Joseph soltó una carcajada y luego se inclinó para besarla en la mejilla.
—Sólo lo mejor para mis hijos y las mujeres hermosas con las que
eligen casarse —dijo antes de que fuera a reunirse con algunos de los
invitados que asistieron.
—Trata de no sentirte demasiado abrumada. Me puse realmente
nerviosa cuando entré a través de estas mismas puertas el día de mi boda,
pero ahora voy a atesorar esos recuerdos para siempre —dijo Amy. Jessica se
sorprendió al ver a la esposa de Lucas de pie allí con ella.
Jessica conocía la historia del comienzo difícil de Lucas y Amy. Amy
había estado trabajando para él y se encontró embarazada con el hijo de
Lucas. Se habían casado por el bien del bebé por nacer, pero las cosas
parecían funcionar muy bien para ellos. Era obvio para cualquier persona a su
alrededor que se amaban. También parecía que Alex estaba siguiendo los
pasos de su hermano y casándose debido a un embarazo no planeado.
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Tenían una hija, que tenía más de un año de edad y era muy querida
obviamente. Amy también estaba muy embarazada con el bebé número dos
en camino. Su matrimonio había acabado funcionando a la perfección, lo
que envió una ola de tristeza a través de ella. No veía cómo ella y Alex
podrían terminar con el “felices para siempre” que Amy había conseguido.
—Me sorprendiste —Jessica finalmente logró decir—. Todo esto es un
poco abrumador.
—Sé cómo se siente y puede que no lo parezca ahora, pero podrías
apreciar todo esto algún día. Vas a tener las imágenes para enseñar y los
recuerdos de la boda perfecta para contarle a tus hijos —dijo Amy
reconfortante.
Jessica no creía que fuera apreciar la boda alguna vez, pero no se lo iba
a decir a su nueva concuñada por lo que decidió cambiar de tema.
—¿Cuánto tiempo tienes? —preguntó Jessica.
—Seis meses —dijo Amy, sonriendo—. No podría estar más feliz. Me
encanta Lucas, Jasmine y toda esta familia. Estaba en una situación similar a
la tuya, no hace mucho tiempo, pero todo salió mucho mejor de lo que
podría haber imaginado. Esta familia ama a lo grande y he visto cómo te
mira Alex. Sé que estás asustada ahora, pero quiero que sepas que voy a
estar allí para ti si alguna vez necesitas una mujer con quien hablar. Las cosas
mejoraran —concluyó y luego le dio un abrazo a Jessica antes de unirse a su
esposo.
Jessica vio como la otra pareja se abrazaba como si hubieran estado
separados durante meses en lugar de unos pocos minutos.
Sentía celos leves por el evidente amor que irradiaba la feliz pareja. No
esperaba tener alguna vez a Alex mirándola como Lucas miraba a Amy. Se
sacudió el ánimo y decidió disfrutar de su noche, ya que no sería capaz de
salir de ello.
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Una vez que Jessica decidió dejar de lado sus preocupaciones se
encontró disfrutando de la recepción. El pastel era increíble. Tenía cinco
capas con cascada de agua en el centro. Había pequeñas flores y mariposas
creadas a partir de glaseado y estaba casi asustada de cortarla y arruinar la
gran obra de arte.
Alex robó un pedazo del glaseado y se metió el dedo en la boca,
haciendo a su estómago revolverse con el deseo. ¿Cómo ver a un hombre
lamer un poco de merengue de su dedo podría ser tan malditamente sexy?
Ella nunca lo sabría.
Cuando la mano de Alex se ajustó suavemente sobre la suya, cortaron
el pastel y sus preocupaciones desaparecieron. Cada vez que él la tocaba, el
resto del mundo podría caer y no se daría cuenta. Lo miró a los ojos y se
olvidó de lo que estaban haciendo. Se inclinó y la besó en la intimidad, para
el deleite de la multitud. Su boca sabía dulce del merengue y podía sentir
escalofríos corriendo por su espina dorsal.
La risa sacó a Jessica de sus pensamientos. Suavemente le dio de
comer y la mirada de lujuria en sus ojos mientras sus dedos le rozaban la
boca hizo que sus rodillas se debilitaran. Comenzó a temblar, rezando
porque el resto de la audiencia no se diera cuenta. Entonces él le daba de
comer un pequeño trozo de pastel y disparó calor en todo su cuerpo. Ella
chupaba el dedo en la boca y la lujuria al instante en sus ojos fue suficiente
para caer de rodillas.
Cuando se limpió un pedazo de merengue de sus labios y luego lamió
la punta de su dedo, en realidad se desmayó. Pensó que era solo un desmayo
de momento de película de Hollywood, pero si no hubiera estado allí para
tirar hacia él, hubiera caído en la mesa.
Sus ojos ardían a un nivel peligroso y él la acercó y besó con mucho
menos moderación de lo que había expuesto anteriormente. Ella envolvió
sus brazos alrededor de su cuello y le dio la pasión que había sentido desde
que había pisado a través de su puerta.
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—Bueno, creo que ese es un estupendo pastel —se oyó la voz de su
padre, riendo entre dientes.
Jessica volvió bruscamente su cabeza y se quedó mirando a su marido
con horror. No podía creer que lo había besado así delante de tanta gente. Él
le sonrió y se volvió hacia los invitados.
—Tenemos que acabar con esto. Quiero a mi esposa para mí —dijo con
risa.
—Aquí, aquí —escuchó que Lucas gritó, mientras levantaba el vaso
para brindar por la pareja.
Jessica escuchó el sonido de Jacob haciéndole saber a su madre que
era hora de su cena y estaba aliviada de poder conseguir unos minutos de
privacidad al llevarlo a la casa para que comiera. Mientras mecía a Jacob, ella
reflexionaba sobre el sobrecogedor día.
Había visto a Alex con su hijo y quería pensar que él solo se casaba con
ella porque estaba atrapado, pero sabía que amaba a Jacob. Sabía que era
feliz siendo padre. Esto no era lo que ninguno de los dos esperaba, pero él
había asumido su papel como padre rápidamente y estaba haciendo un buen
trabajo.
No estaba ansiosa de regresar a la recepción, sabía que la mayoría de
las personas estarían hablando de cómo el pobre Alex tuvo que casarse para
hacer su hijo legítimo. La hacía sentir incómoda.
A pesar de que nadie la había tratado mal o dicho algo negativo,
debían pensar que lo había atrapado. Aunque ella tuviera bastante dinero
propio, Alex Anderson era un buen partido. Él podía, literalmente, escoger
cualquier novia que quisiera, pero la opción había sido robada de él en el
momento en que descubrió que era padre.
Mientras Jessica se tomaba varios minutos más para mecer a Jacob,
escuchó pisadas entrar en el estudio suavemente iluminado.
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—Me alegro de tener un momento para hablar contigo a solas —dijo
Joseph suavemente—. Sé que todo esto ha sido un poco sobrecogedor para
ti y solo quería decirte lo feliz que estoy de que seas parte de la familia —
continuo mientras se sentaba junto a ella.
—Estoy encantada de unirme a tu familia, Joseph. Aunque todo es un
poco sobrecogedor —terminó con una risa nerviosa.
—Entiendo cómo te sientes Jessica, pero sé que tienes a una gran
cantidad de personas a las que acudir por apoyo. Recuerda que los
matrimonios duraderos han empezado por menos que por lo que el tuyo con
Alex. Creo que esta unión tuvo un gran inicio. Tienen a este hermoso bebé y
es obvio, para cualquiera que observe, que tú y Alex tienen química.
Entiendo si estás asustada de admitir que lo amas aún, pero veo la forma en
que lo miras y eso llena mi corazón con alegría —terminó él.
Jessica no sabía que decir. No quería admitir su creciente amor por
Alex, pero no le podía mentir a su padre, por lo que pensó que lo mejor sería
guardar silencio.
—Déjame llevarme este asombroso nieto mío y acostarlo para que
puedas volver a la fiesta —ofreció Joseph. Ella estaba renuente a darle a
Jacob, pero sabía que solo estaba siendo tonta.
—Gracias. —Fue su única respuesta y luego tuvo las manos vacías de
nuevo, así que no tuvo más opción que volver afuera.
—Es hora de nuestro primer baile como una pareja casada —le dijo
Alex, mientras tomaba su mano y la arrastraba al centro de la pista de baile.
Todas sus preocupaciones se fueron otra vez mientras la rodeaba con sus
brazos. Bailar íntimamente para él era el juego previo al sexo. La forma en
que movía la cadera contra ella y frotaba la parte baja de su espalda
provocaba que su interior ardiera.
Cuando él se inclinó y la besó en el cuello, se le erizó la piel y un ligero
escalofrío la recorrió. Él observó sus ojos y ninguno necesitó decir palabra
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alguna. La respiración de Jessica se aceleró mientras la hacía girar, suspiró
aliviada en cuanto la canción terminó.
No creía ser capaz de permanecer en sus brazos mucho más sin
desvestirlo. Nunca había sido una mujer sin sentido hasta que conoció a
Alex.
La próxima media hora pasó lentamente mientras ella pasaba de una
persona a otra en la pista de baile. Disfrutó el baile padre-hija y unas cuantas
lágrimas cayeron mientras él le decía cuanto extrañaría a su pequeña niña.
Ella río con ambos, Lucas y Mark, realmente disfrutando la compañía
de los hermanos de Alex. No podía entender como Mark aún no había sido
arrebatado. Por supuesto, por lo que entendía, todos los hombres Anderson
se aferraban a su soltería como un ganadero se aferra a su más preciado
toro.
Después de ser llevada alrededor, regresó a los brazos de Alex y se
sintió como volver a casa.
—¿Lista para salir de aquí? —murmuró él en su oído. Antes de que
pudiera replicar la música se detuvo.
—Espero que todos estén pasándolo bien —habló Joseph por el
micrófono. Todos empezaron a aplaudir por sus palabras.
—Bien, bien. Ahora me gustaría hacer un brindis por mi hijo y mi
hermosa nuera. No podría estar más feliz de que te unas a nuestra familia,
Jessica. Eres una verdadera bendición y la pareja perfecta para mi obstinado
hijo, quien creemos es lo suficiente perfecto. Aun así, temíamos que ninguna
mujer llegaría a estar con él.
La audiencia empezó a reír.
—Dejando las bromas de lado, estamos agradecidos por esta unión y
la bendición de nuestro primer nieto. Katherine y yo deseamos lo mejor y
que tengan un matrimonio lleno de risas, alegría y sorpresas. Y lo mejor de
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todo, recuerden que una pequeña pelea en algún momento hará la vida
emocionante y les da la posibilidad de reconciliarse —dijo con un guiño.
—Katherine y yo les tenemos un regalo de bodas el cual no podíamos
envolver —dijo con una risa entre dientes—. Una nueva familia necesita un
verdadero hogar y no vivir en algún apartamento en la ciudad. Les tenemos
un lugar como a una milla de aquí. Todo está preparado para una linda luna
de miel, ya que Jessica no se quiere ir algún lugar sin el bebé. Aun así
insistimos en cuidarlo para que puedan tener algún tiempo juntos —finalizó.
Jessica jadeó por sus palabras. No podía creer que Joseph y Katherine
le habían comprado una casa. ¿Qué tal si todo se derrumbaba en una
semana, o incluso un mes? Tantas personas estaban involucradas en su
matrimonio y ahora tenían una casa, a la cual se sentiría unida. Observó a
Alex dirigirse hacia su padre y darle un gran abrazo y luego a su madre.
No supo que las lágrimas caían por sus mejillas hasta que Alex se las
limpió gentilmente.
—Si no te gusta el lugar, podemos encontrar algo diferente —dijo,
confundiendo su ansiedad.
—No, es sólo que no estamos en un matrimonio real. Esto es
demasiado. —No debía decir más y rápidamente abrazó a Joseph y
Katherine, se disculpó y fue a ver a su bebé.
Alex se quedó ahí, sorprendido por un momento y luego furioso. Él
había disfrutado la boda y a su novia, y luego tuvo que recordarle que éste
era un matrimonio forzado. Él sabía que estaba teniendo un momento difícil
con toda la situación, pero muchas personas se habían sobre esforzado para
que ella lo disfrutara. Él necesitaba estar cerca de ella o podría verse herido
profundamente.
La fiesta se calmó lentamente y fueron capaces de escaparse. Jessica
llevaba a Jacob mientras Alex tomaba sus bolsos, y luego corrieron entre las
personas hacia la limusina.
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El alpiste voló a ellos y las cámaras tomaron fotografías, ambos
estaban más que agradecidos de estar a salvo en el interior de la limusina.
No tuvieron un viaje muy largo, gracias a la generosidad de los padres de
Alex.
Jessica estaba cansada y más nerviosa que nunca por estar sola con su
esposo. ¿Esperaba que durmiera con él, o se le permitiría su propia
habitación? ¿Quería siquiera tener su propia habitación? La idea de
compartir una casa con el viril y masculino Alex y no dormir con él le pareció
peor.
Tendría que esperar y ver que sucedía.
Llegaron a la entrada en pocos minutos. Jessica abrió su ventana para
mirar afuera. El camino de entrada parecía eterno y estaba flanqueado por
enormes pinos a ambos lados, dándole privacidad a la casa. Cuando giraron
de nuevo, el camino de entrada se convirtió en un gran círculo hecho con
ladrillos de colores. En el centro había una gran fuente con ángeles bailando,
parecía que se estuvieran mojando uno al otro.
Jessica no sabía qué decir. La casa era una versión más pequeña de la
Mansión Anderson. Habían balcones en cada nivel, cinco grandes columnas
en el frente, lo que le daba a la casa la apariencia de una plantación sureña.
Amó el lugar inmediatamente. Temía entrar en la casa porque en cuanto lo
hiciera sabía que se enamoraría aún más del lugar y nunca querría salir. Tenía
bastante dinero propio, cuando las cosas fallaran con su matrimonio, como
sabía que sucedería, tal vez él le permitiría comprar la casa y quedarse ahí.
Estaba cansada de vivir en apartamentos de todas formas.
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El chofer abrió la puerta y se estiró por Jacob, pero Alex ya lo tenía.
—Yo puedo llevarlo —dijo ella, sin gustarle que él tomara el control
siempre.
—Ya lo tengo. Adelántate y revisa la casa. Volveré por los bolsos en
unos minutos.
Quería discutir por su imparcialidad, pero decidió que no valía la pena.
Él volvería a ganar y ella estaba cansada. La puerta se abrió, lo que la
sorprendió, ya que no sabía que alguien estaba ahí.
—Buenas, señor y señora Anderson. Hay una merienda preparada para
ustedes en la cocina y su habitación ha sido preparada. ¿Les gustaría que
acueste al bebé para que puedan explorar?
Alex le entregó a Jacob a la mujer, cosa que Jessica estaba a punto de
protestar. No le permitiría que le diera su bebé a algún desconocido.
—Jessica, ésta es Tina, nuestra cocinera. Ha trabajado para mi familia
por más de veinte años y es cien por ciento confiable —dijo al notar su
preocupación.
Jessica aún quería arrebatarle su bebé a esa desconocida, pero sabía
que se vería mal hacerlo.
—Iré contigo para saber dónde estará Jacob. ¿Hay monitores de bebé
listos para ser capaz de escucharlo en alguna otra parte de la casa? —
preguntó Jessica preocupada.
—Sí, y puede llevar un aparato portátil para escuchar y ver a su hijo, así
sabrá que su precioso está seguro en cualquier momento —le aseguró Tina a
Jessica mientras subían las escaleras.
Llegaron al segundo piso y atravesaron el pasillo bien iluminado.
—Éste es el cuarto principal, a la derecha, y el cuarto del bebé está
aquí, atravesando el pasillo. El señor Anderson dijo que querría tener al bebé
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cerca. —Tina indicó otras puertas y luego condujo a Jessica hacia el adorable
cuarto de Jacob. Las paredes estaban idénticas a como las había decorado
en su antigua casa. Alex debía haber tomado fotos y contratado a alguien
para que copiara su trabajo. Todos sus objetos para el cuidado de Jacob
estaban ahí, junto con unos nuevos. Notó la cámara acomodada en la
esquina y se sintió aliviada.
Tina acostó a Jacob en la cuna, y Jessica se inclinó para besar su suave
mejilla y arroparlo. Podría quedarse toda la noche y el día observándolo
dormir.
—Aquí está el monitor, señora Anderson —dijo Tina entregándole un
pequeño objeto. Jessica lo observó y no sólo eran sus voces las que salían de
él, también había una pequeña pantalla que mostraba a su hijo dormir en la
cuna.
—Muchas gracias, Tina. —Jessica estaba realmente agradecida. La
casa era muy grande y se sentiría más cómoda siendo capaz de vigilar a su
hijo sin importar dónde estuviera. Jessica se giró para encontrar a Alex justo
atrás suyo.
—Intenté igualar lo más posible el viejo cuarto de Jacob —dijo para
explicar la decoración—. Mi padre compró esta casa hace un tiempo,
esperando el día en que alguno de nosotros decidiera establecerse. —Eso
explicaba cómo habían logrado tener la habitación de Jacob preparada.
—Es una maravilla, gracias. La habitación tiene mucho más espacio
que la antigua que tenía —dijo ella con sinceridad. Realmente le gustaba el
ambiente. Le gustaba todo lo relacionado con el hogar.
—Esta puerta de aquí conduce a la habitación de la niñera… Ahora,
antes de que protestes, vamos a contratar a una y no es que espere que no te
preocupes de nuestro hijo. Es simplemente una buena idea tener una niñera
aquí para ayudarte. De esa manera puedes tener algo de tiempo libre para
hacer lo que sea que quieras o necesites hacer.
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—Yo, en ningún caso, necesito una niñera. —No estaba contenta con
que él pensara que podía controlarlo todo. Se las había arreglado muy bien
cuidando a su hijo por su cuenta.
—Tu padre me dijo que tenías una pasión por la escritura, pero que no
habías sido capaz de hacerlo en los últimos meses, ya que o estabas
demasiado agotada o cuidabas de nuestro hijo. Sólo quiero darte la
oportunidad de que puedas hacer lo que necesitas hacer. Aún puedes estar
con él todo el tiempo. La niñera puede ser más una ayuda para cuando la
necesitas —habló razonablemente.
—Voy a pensar en ello. —Fue todo lo que dijo. La idea de escribir otra
vez era tentadora, pero se sentiría como una mala madre, dejándole a su hijo
a un extraño. Por lo menos consideraría la posibilidad.
Alex le mostró el resto de la casa. La casa estaba decorada de la misma
forma en que ella lo hubiera hecho.
Algunas de las habitaciones le recordaban a su casa de la infancia. Le
encantaba todo lo relacionado con ella. Llegaron a la cocina, donde dos
miembros del personal estaban esperando por ellos.
—Éste es Edward, nuestro jardinero. Está casado con Tina. Viven en la
casa de campo en la parte posterior de la propiedad. Ésta es María, nuestra
ama de llaves. Todos ellos han estado siempre con la familia, al igual que
Tina, por lo que yo quería que estuvieran aquí.
—Es realmente estupendo conocerlos a todos ustedes —dijo Jessica,
mientras agitaba sus manos. El personal dejó de comer y luego un silencio
incómodo cayó entre ellos. Tina había dicho algo del dormitorio principal.
No estaba dispuesta a compartir la habitación con su marido todas las
noches. Necesitaba más tiempo para protegerse a sí misma, para mantener
a su corazón a salvo de él.
Mantendría sus cosas en esa habitación, pero dormiría en la habitación
de la niñera por ahora. Cuando el silencio parecía extenderse
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indefinidamente, el grito de Jacob llegó al monitor de bebé. Ella se levantó
de un salto, con alivio al alejarse de Alex y cuidar de su hijo.
Jessica cambió a Jacob, luego le dio de comer y lo estaba acostando
cuando Alex entró en la habitación.
—Espera, quiero darle un beso de buenas noches —dijo, antes de besar
suavemente la cabeza de Jacob. A ella siempre se le hacía muy difícil estar
enojada con Alex cuando era tan cariñoso con su hijo.
Ambos se pusieron sobre la cuna por unos momentos, ambos
contenidos mirándolo dormir en paz.
—Déjame mostrarte tu habitación —dijo.
Jessica dejó escapar un suspiro de alivio, aunque también sentía una
punzada de pequeña decepción al mismo tiempo.
Esto es lo que quería, tuvo que recordarse a sí misma. Ella no quería
compartir su cama, pero se sentía mal, no parecía quererlo en absoluto.
Tenía un poco más curvas desde que había tenido al bebé. Tal vez estaba
decepcionado por su nuevo cuerpo.
Alex la llevó al dormitorio principal. Había espacio suficiente para
asentar un piso completo en la enorme habitación. El armario principal era
del tamaño de su antiguo dormitorio. Entró en el baño e inmediatamente
estaba encantada. No dijo una palabra más a Alex. Cerró la puerta del baño y
empezó a llenar la bañera enorme.
Jessica tuvo que reírse de sí misma ante el tamaño de la bañera. Era lo
suficientemente grande como para que algunas personas tuvieran un fiesta
en ella. Después de añadir un poco de jabón a partir de un recipiente en el
borde de la bañera, colocó el pelo recogido en un moño y se metió en el agua
caliente. Mientras dejaba caer su barbilla y las burbujas la rodeaban, un
suspiro de éxtasis escapó de sus labios.
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Jessica finalmente se relajó y dejó que las esencias se llevaran todo su
estrés y preocupaciones. Se quedó ahí más de una hora, y finalmente se las
arregló para salir del agua enfriada. Se envolvió en una de las lujosas toallas
de gran tamaño, y salió por la puerta.
No quería nada más que meterse en la enorme cama de cuatro plazas.
Empezó a tirar la toalla y se dio cuenta de que Alex estaba sentado en la
cama en nada más que un par de pantalones de pijama. Ella contuvo el
aliento ante la fuerza bruta rodando de él. Él tenía que ser el más sexy
hombre que jamás había visto. Con la ropa puesta era suficiente para
acelerar tu corazón, con ellos fuera de él podía provocarle un paro cardíaco.
—¿Qu... qué estás haciendo aquí? —tartamudeó ella. Estaba rezando
para que no se acercara, porque si él la tomaba en sus brazos, se rendiría
rápidamente. No podía decirle que no.
—He estado esperando por ti. ¿Cómo fue tu baño? Estaba empezando
a preocuparme, te demoraste demasiado —dijo él casualmente.
Jessica elevó sus hombros. Sabía que tenía que decir algo de forma
rápida o ella perdería el valor para hacerlo.
—Alex, sé que estamos casados, pero no estoy compartiendo la
habitación contigo. Puedo usar la que está al lado de la habitación de
nuestro hijo —concluyó ella con voz débil.
Los ojos de Alex pasaron de lo casual a un fuego ardiente en un
segundo. Lentamente se puso de pie y caminó hacia ella. Era como una
pantera, acechando a su presa. Su estómago se sentía como si estuviera
tratando de salir de su garganta, estaba tan tensa.
Quería estar en sus brazos y sabía que sería fantástico, pero tenía que
protegerse. No se necesitaba mucho para terminar locamente enamorada
de él. Dio un paso involuntario hacia atrás y luego otro, mientras él se
acercaba.
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Poco a poco, la miró de la cabeza a los dedos del pie y de vuelta, sin
decir una palabra. Cuando finalmente llegó a sus ojos de nuevo, los dos
estaban respirando pesadamente. Él puso una mano detrás de su cuello y la
otra en la parte baja de su espalda y tiró de ella hacia él.
—Alex, esto no es una buena idea… —trató de decirle, pero se tragó
sus palabras mientras sus labios se apoderaron de ella. La besó con furia,
pasión y necesidad. Trató de no responder, pero después de unos segundos
estaba respondiendo con la misma fiereza.
Sus manos se envolvieron alrededor de la parte posterior de la cabeza
para tirar de él aún más. Él estaba presionando su evidente excitación contra
su estómago. Sabiendo que la quería como una cerilla encendida tirada en
un charco de gasolina.
Su mano se deslizó hacia abajo, más allá de la parte inferior de la toalla
y comenzó a tocar la piel desnuda en la parte superior de sus muslos.
Presionó aún más cerca y un gemido escapó de sus labios. Él se retiró y
se apartó de ella.
Los dos estaban allí, tratando de recuperar el aliento. Alex se maldijo.
No había querido que el beso fuera tan lejos. Ella tenía una manera de
bloquear todos los pensamientos en su cabeza a excepción de su deseo de
tomarla.
Finalmente obtuvo el control sobre su cuerpo furioso y se volvió para
mirarla de nuevo. Sus pechos estaban todavía agitados por la respiración
acelerada. Él sabía que ella estaba tratando de recuperar el control y no
estaba haciendo un buen trabajo. Estuvo a punto de perder su voluntad de
apartarse de ella, ante la mirada de deseo en sus ojos. Sin embargo, tenía
que demostrar un punto. Sabía que más tarde, cuando él estuviera de pie en
una ducha de agua fría, tendría que esforzarse mucho para recordar cuál era
el punto.
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—Tú eres mi esposa. Vas a compartir mi cama y tú serás mi esposa en
todos los sentidos que importan. No seré una vergüenza para mi hijo, o mi
familia, por tener amantes y en caso de que no lo hayas notado, soy un
hombre con necesidades. Este matrimonio es para bien o mal y vamos a
hacer lo mejor de la situación —dijo todo esto con una suave y tranquila voz
haciendo que su temperamento empeorara.
¡¿Cómo se atreve a decirle lo que haría o no haría?! No era su jefe. Sí, él
se había casado por el bien de su hijo y su familia, pero ella no estaría a su
entera disposición.
Alex estaba disfrutando de la luz de rabia que ella tenía en sus ojos
apasionados. Era tan fácil de leer y podía ver que estaba a punto de explotar.
El deseo en él crecía. Iba a tomar de todo su esfuerzo el caminar desde la
habitación. Él no quería hacerla enojar. Él la respetaba demasiado para eso.
Jessica se acercó a él y le golpeó con fuerza en la cara. Se quedó allí,
demasiado aturdido para moverse por un momento. Cuando ella vio la ira en
su rostro, retrocedió rápidamente, dándose cuenta de que probablemente
había cometido un gran error.
Él la tomó del brazo y sacó su espalda hacia él.
—Si me abofeteas de nuevo, sentirás mi ira —gruñó.
—No me vas a decir qué hacer o cómo ser una mujer. Nuestro
matrimonio no te da poder sobre mí. Esto no quiere decir que compartiré tu
cama. Yo hago mis propias elecciones y decisiones. Nadie las toma por mí —
dijo con muchas más fanfarronería de lo que en realidad sentía.
Alex le sonrió con su confianza habitual.
—Me deseas tanto como yo a ti. No te obligaré a tener sexo conmigo,
estarás rogándome por ello. —Luego la besó rápidamente y se dirigió a la
puerta—. Te voy a dar esta noche, a solas, por lo que me puedes extrañar.
Mañana y cada noche que siga, vamos a dormir en la misma cama. El sexo
dependerá completamente de ti.
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Con esas palabras, salió por la puerta, dejando a Jessica allí de pie,
furiosa porque temía que él tuviera razón. Apenas se fue y ella quería que
volviera. Suspiró, sabiendo que iba a ser una larga noche sola en la cama
vacía.
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Capítulo 4
Traducido por PrisAlvS
Corregido por Samylinda
essica bajó las escaleras con Jacob en sus brazos. Estaba irritable
y cansada. La noche anterior no había podido dormir. Después
del beso de despedida de Alex, se había quedado en la cama
pensando en él, con su cuerpo ardiendo. Para empeorarlo todo, cuando
finalmente se estaba perdiendo en un sueño sin descanso Jacob se despertó
y decidió mantenerse despierto por un rato y jugar después de comer.
Alex se mantuvo lejos de ella toda la noche como prometió. A la
segunda hora de estar caminando por el piso con Jacob, pensó que su
decisión de que él se mantuviera alejado pudo haber sido un poco
apresurada.
Supo que tenía ojeras bajo sus ojos. No se molestó en maquillarse un
poco, estaba usando un viejo pantalón y una camisa gastada. No le
importaba parecer algo que el gato había vomitado. Solo quería un café
caliente y unas doce horas de sueño ininterrumpido.
—Buenos días, señora Anderson. ¿Le gustaría que me quedara con
Jacob para que pueda desayunar? —preguntó Tina, mientras ponía una taza
de un café que olía increíblemente frente a ella.
Jessica casi respondió que no, estaba acostumbrada a cuidar de su hijo
por sí sola, pero el aroma que se desprendía de la cocina hizo que cambiara
de opinión.
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—Eso sería maravilloso, si no le importa —respondió finalmente.
—Mi esposo, Edward y yo, nunca fuimos bendecido con un hijo propio.
Realmente disfrutaré teniendo un bebé en la casa. Esperó poder mimarlo
bastante —dijo Tina con un guiño y una sonrisa. Tina tomó a Jacob en sus
brazos y cuando él le sonrió a ella, río con verdadera alegría, haciéndolo
sonreír más.
Jessica se relajó, sabía que su hijo estaba en buenas manos.
—Haré que María traiga su desayuno. Disfrute su comida —dijo Tina,
luego caminó hacia la cocina con Jacob en sus brazos. Jessica comió su
desayuno en silencio y sintió que sus párpados empezaban a caer.
No podía creer lo cansada que estuvo todo el tiempo. Realmente le
gustaría dormir ocho horas seguidas, un lujo que toda recién madre quería.
Valía más que una gran cantidad de dinero.
—Buenos días, espero que hayas dormido bien —dijo Alex, sonaba
muy feliz. Jessica se despertó de golpe. Él no parecía que hubiera perdido
nada de sueño, pensó acusadoramente. De hecho, él parecía como si nunca
hubiera perdido una noche de sueño en toda su vida. En ese momento, lo
envidiaba un poco.
—Dormí genial —mintió. Se rehusaba a alzar la vista y hacer contacto
visual con él.
Alex se sentó frente a ella, María colocó su café y comida frente a él.
—Gracias, María —replicó. La conversación cesó mientras él se comía
su desayuno.
Alex estaba sorprendido por el golpe de lujuria que estaba sintiendo.
Jessica parecía cansada, obviamente no había dormido bien. De hecho, él
tampoco había dormido bien. Solamente lo escondía mejor que ella. Aun
con ojeras y con esa ropa, ella se veía mucho más sexy que cualquier otra
mujer que hubiera visto. Tenía una atracción natural para él.
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Alex se inclinó sobre la mesa para alcanzar la sal y vio sus grandes ojos.
Jessica casi jadeó. Ella no estaba feliz cuando vio la mirada de
reconocimiento en sus ojos. Él sabía cómo la afectaba y ya estaba realmente
cansado de sí mismo. Ella no aumentaría su ego haciéndole saber cuánto la
afectaba realmente.
Comieron en un silencio incómodo, mientras Jessica intentaba
recuperar la compostura. A no le gustaba como su mundo siempre parecía
detenerse cuando él estaba alrededor de ella.
Ella apostaba que los objetos simplemente caerían naturalmente del
cielo y aterrizarían a sus pies si él les ordenaba hacerlo.
—Tengo algo de trabajo que hacer aquí en la oficina de la casa. Si
necesitas algo, puedes venir a verme —habló finalmente después de un
momento.
Jessica simplemente asintió, luego se levantó de la mesa y se dirigió
hacia la cocina. Había una cuna en una esquina donde su hijo dormía
sonoramente. Sonrió hacia su precioso bebé.
—Señora Anderson, si lo desea puede acostarse un rato, estaré más
que encantada de cuidar a Jacob. Hay varias botellas listas por si se despierta
con hambre —dijo Tina amablemente.
La primera reacción de Jessica fue negarse, pero no sería buena con él
si no conseguía dormir. Había una casa llena de personas más que dispuestas
y felices de ayudarla. No era egoísta dormir un poco.
—Gracias, Tina, aceptaré la oferta, por favor despiértame si necesitas
algo.
Jessica besó la cabeza de su hijo y luego se dirigió hacia las escaleras.
Se acostó en la cama y cayó rápidamente en un exhausto sueño. No se agitó
por cuatro horas.
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Cuando despertó, se sintió desorientada. No estaba acostumbrada a
tomar siestas tan largas, se asustó por un momento al ver la hora.
Rápidamente se calmó, sabiendo que si cualquier problema hubiera
sucedido la habrían despertado.
Entró en la ducha y se lavó su sueño. Tomar largas duchas era otro lujo
al que las nuevas madres renunciaban. Era siempre tan paranoica con que
Jacob la necesitara mientras se duchaba y que no lo escucharía. Esto era
absurdo, considerando que sabía lo ruidoso que su hijo podía ser cuando no
estaba feliz con algo.
Se vistió y bajo las escaleras. Encontró a Jacob en la sala de estar con
Alex. Su hijo estaba completamente despierto, haciendo pequeños sonidos
hacia su padre. Alex parecía estar emocionado. Los observó por unos
minutos. La forma tan relajada en que su esposo interactuaba con su hijo era
algo especial de ver. Sabía que había tomado la decisión correcta al casarse
con él. Él obviamente amaba a Jacob inmensamente.
Hizo un sonido y él levantó la mirada para verla en la entrada.
Rápidamente endureció su expresión, y ella se desanimó un poco.
Su relación no se iba a hacer más fácil en ningún momento cercano.
—Llegas justo a tiempo —empezó Alex—, nuestro hijo me estaba
diciendo que quiere algo de comida.
Él sonrió mientras sus ojos iban de nuevo hacia su hijo. Jessica caminó
hacia ellos y cuando Jacob notó su presencia, sus ruidos aumentaron y sus
piernas patearon. Él sabía que la comida estaba cerca y le estaba haciendo
saber a su madre que quería comer.
Jessica sonrió, mientras se agachaba para coger a Jacob. Su mano
chocó contra las piernas de Alex y sus miradas se unieron por un momento.
Él rápidamente inhaló y sus ojos se oscurecieron por el deseo. Necesitaba a
su esposa y entre más pronto la tuviera, mejor.
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Jessica rápidamente alzó al bebé y se sentó en el extremo más alejado
del sofá. Las puntas de sus dedos estaban hormigueando, donde lo había
tocado.
No tenía idea cómo se suponía que debía continuar resistiendo el
deseo que tenía por él. Era potente. Lo deseaba mucho más de lo que había
deseado a cualquier otro hombre.
No había estado con nadie desde la noche con él en el elevador y su
cuerpo ansiaba ser tomado.
—Lo alimentaré aquí —finalmente le dijo. Él usualmente la dejaba
alimentar a su hijo en privado, pero aparentemente ese momento no estaba
dispuesto a dejarla.
—Adelante, voy a mirar el final del partido —replicó.
No había mantas cerca y Jacob se estaba preparando para hacer un
berrinche en cualquier momento, mientras empezaba a aferrarse a su blusa.
Jessica se alejó un poco de Alex, intentando darse un poco de privacidad y
pronto acercó a su hijo. Él empezó a comer con ganas y Jessica se relajó y
miró el juego con Alex, sin decir nada.
Alex se sentó en el sofá, a corta distancia de Jessica. Él sabía que debía
darle la privacidad que ella quería, pero simplemente no quería alejarse de
los dos. Le gustaba que ambos estuvieran en la habitación con él. Le estuvo
dando a ella su distancia y finalmente decidió que estaba cansado de darle
espacio. Quería que los dos estuviesen junto a él y lo iba a obtener.
Se levantó y se sentó junto a Jessica, sus piernas, caderas y hombros
se tocaban. Él estiró su brazo por detrás del sofá, por lo que la espalda de ella
se presionaba contra su pecho. Sintió como se tensaba por la proximidad,
pero se mantuvo en silencio. Él no dijo nada, sólo continuo viendo el juego,
aunque no había forma que le hubiera podido decir a alguien el marcador, o
siquiera quienes jugaban.
Sólo podía pensar en ella.
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Terminó de alimentar a su hijo y se cubrió velozmente, luego lo
acomodó contra su hombro y le dio palmaditas en la espalda. Los grandes y
adormilados ojos de Jacob miraron a su padre y Alex no pudo resistir el tocar
su cabeza.
—¿Comiste suficiente? —La respuesta de Jacob a las palabras de su
padre fue unos cuantos sonidos. Alex río un poco y se quedó ahí, disfrutando
la cercanía de Jessica, junto con su hijo en sus brazos. Él podría
acostumbrarse a todo eso del matrimonio y no le molestaría tener más niños
corriendo frente a él. Ese pensamiento lo alegró.
Nunca se había imaginado a sí mismo como el tipo de persona que se
establecía en algún lugar, pero mientras más tiempo pasaba con Jessica y su
hijo, más quería la vida marital.
Se sentaron así por un rato, Jessica finalmente se permitió disfrutar de
los dos hombres en su vida. Intentaría mantener su distancia, pero era cada
vez más difícil. El olor de Alex la rodeaba y ella se esforzaba por mantener la
distancia emocional. A pesar de haber dormido cuatro horas poco antes, sus
ojos se empezaron a cerrar.
Oh bien, pensó, los cerraría por un momento y descansaría.
Jessica se despertó y se encontró a sí misma envuelta fuertemente
junto a Alex. Sus brazos estaban alrededor de ella y ambos estaban
acostados, con una cobija sobre ellos, en el sofá de gran tamaño.
—¿Dónde está Jacob? —preguntó presa del pánico.
—Tina se lo llevó hace un rato —respondió Alex adormilado.
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Sus rostros estaban a pocos centímetros y sin decir otra palabra él
cortó la distancia entre ambos y la besó demostrando toda su necesidad. Le
respondió sin dudarlo. Él movió sus cuerpos hasta quedar sobre ella,
presionándola contra el sofá. Sus manos se movían sobre ella, y su boca
hacia magia en su cuerpo. Él abrió su boca con la lengua provocando que un
gemido escapara de sus labios.
Cuando su mano subió de su cadera para agarrar su pecho, ella se
removió con placer. Lo deseaba tanto y su cuerpo respondía a cada
movimiento que él hacía. Comenzó a desabotonarle la blusa y a recorrer su
cuello con los labios hasta sus pechos poco cubiertos. Ella tomó su cabeza y
lo jaló hacia sus labios, necesitaba sentir su boca presionada contra la suya.
Ella presionó sus labios contra su garganta, provocando que él gimiera
con placer. Él unió sus labios con los de ella y estuvo a punto de tomarla en la
sala donde cualquiera los podría encontrar en cualquier momento.
Finalmente ella recobró la razón y lo apartó.
—Alex, alguien podría entrar —dijo, respirando agitadamente.
Él quería ignorar sus palabras y continuar con la seducción, pero tenía
razón. Había muchas personas en la casa y él quería tener su tiempo para
amar a su esposa sin interrupciones. Ella sería suya de nuevo esa noche.
Él se sentó, y ella se levantó rápidamente. Alex caminó hacia el bar y
se sirvió un poco de bourbon, el cual acabó de un solo trago, decidió que no
era suficiente y se tomó otro. El líquido bajando ardientemente por su
garganta hizo su trabajo y calmó un poco sus hormonas. Su excitación se
había calmado, pero su deseo seguía vivo. Su cuerpo no se iba a calmar hasta
que la tuviera de nuevo. Finalmente no sería en un elevador o en un sofá,
sería en su cama donde podría amarla toda la noche.
—¿Te gustaría una copa de vino? —preguntó finalmente.
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—Sí, por favor, pero solamente la mitad. Todavía estoy amamantando
y no puedo consumir más que eso —replicó. Ella normalmente no bebía
tanto, pero sus nervios estaban afectados.
Él le sirvió medio vaso, luego se acercó a la chimenea para atizar el
fuego y agregar algo de madera. Él le estaba proporcionando a ambos el
tiempo que necesitaban para calmarse. Estaban listos para explotar la pasión
que esperaba ser quemada del todo y luego saciada.
—Algunas niñeras vendrán hoy para entrevistarlas —dijo Alex después
de que ella bebiera un poco. De inmediato Jessica se volvió a tensar—. Ya te
he dicho que si no te gusta ninguna de las candidatas no las contrataremos
—agregó defensivamente.
—Bien —respondió y luego dejó la habitación para ver a su hijo. Él
estaba bien, por supuesto, por lo que almorzó algo y fue a la piscina para
disfrutar de un poco de sol.
Casi pasó una hora antes de que Tina saliera.
—Señora Anderson, hay un invitado en la sala esperándola —dijo.
—Gracias, Tina. Ya voy.
Jessica se obligó a entrar a la casa y encontró a Alex sentado en la sala
de estar con una mujer de aspecto plácido.
Ella no quería admitir la necesidad por una niñera.
—Usted debe de ser la señora Anderson. Soy Julia Scott. Espero poder
ayudar a cuidar a su precioso hijo. —La mujer se levantó y tomó la mano de
Jessica.
—Es un placer conocerla, Julia. Estoy segura que Alex le dijo que
todavía no estoy segura de querer contratar una niñera. —Se sintió obligada
a ser completamente honesta con la mujer.
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—Entiendo que asusta dejar un niño al cuidado de un extraño. ¿Por
qué no nos llegamos a conocer un poco y luego se decide? —replicó la mujer
gentilmente.
Los tres hablaron por un rato, hasta que Jacob despertó de su siesta.
Jessica lo alimentó antes de dárselo a Julia. Julia había trabajado para la
misma familia por quince años hasta que todos los niños crecieron. Jessica
no pudo encontrar nada malo en ella y la idea de tener a alguien ayudándola
con el bebé le empezaba a sonar atractiva.
—Su hijo es muy hermoso —dijo Julia después de un rato. Jacob estaba
sentado en su regazo jugando con uno de sus anillos para morder.
—De verdad lo creemos —dijo Alex orgulloso.
—Creo que todos los niños son un regalos y preciosos, por supuesto,
pero Jacob es muy tranquilo. ¿Es esto inusual o es un bebé feliz la mayor
parte del tiempo? —cuestionó Julia.
—Es un bebé excepcionalmente bueno. He escuchado horribles
historias de bebés que pasan despiertos toda la noche y tienen cólicos, que
lloran por horas y horas. No he tenido ninguno de estos problemas hasta
ahora con Jacob. Se despierta cada pocas horas, lo que es normal, pero
nunca ha tenido ningún problema. Los únicos momentos en que molesta es
cuando tiene hambre —dijo cariñosamente Jessica.
—De ninguna forma me molesta —dijo Julia—. Si un bebé llora es por
algún motivo. Tiene hambre, necesita que le cambien el pañal, necesita un
poco más de amor o le duele algo e intenta decirlo. Uno de los niños que
solía cuidar tenía muchos cólicos. Caminaba por todo el piso por horas. Eso
era solo una excusa para que me quedara con él por más rato —rememoró
tiernamente.
Jessica sabía que estaba diciendo la verdad.
La mujer parecía tener una paciencia inagotable, lo que era necesario
para una niñera. Estaba sorprendida de descubrir que sí le agradaba la mujer.
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—Por mucho que odie dejar a esta hermosa criatura, debo irme y dejar
que ambos sigan con su día —dijo Julia y le devolvió a Jacob a Jessica.
—Discutiremos algunas cosas y la llamaremos en los próximos días.
Tengo toda su información. Apreciamos que haya venido y pasara tanto
tiempo con nosotros hoy —dijo Alex mientras acompañaba a Julia fuera de la
habitación.
—Gracias a ambos. Tienen una hermosa familia y me encantaría ser
parte de ella —replicó Julia y luego se fue.
—¿Qué piensas? —preguntó Alex.
—Pienso que ella parecía bastante buena. Creo que la idea de una
niñera no sería tan mala después de todo. Fue agradable poder tomar una
siesta hoy —admitió Jessica. Se sonrojó al recordar cómo se había
despertado de su segunda siesta esa tarde.
Los ojos de Alex se oscurecieron, también recordó la placentera forma
en que habían despertado. Sus manos ansiaban agarrarla y acercarla.
—Ya he revisado sus referencias. Su última familia no podría elogiarla
más. Todos los chicos se mantienen en contacto con ella y la consideran una
tía. La adoran y la familia le rogó que se quedara con ellos, a pesar de que
todos los niños habían crecido, pero ella les dijo que necesitaba seguir siendo
una niñera. Ama a los pequeños demasiado como para renunciar.
—Supongo que no hay nada malo con intentarlo —admitió Jessica—.
Solo asegúrate de decirle que no estamos seguros de que sea permanente —
agregó, no estaba segura de querer una niñera a largo plazo.
—La llamaré. Me dijo que puede empezar mañana. —Él salió de la
habitación, Jessica estaba un poco nerviosa con lo rápido que se movían las
cosas.
El resto de la tarde y la noche volaron. Alex pasó la mayor parte del
tiempo en su oficina y Jacob estaba quisquilloso y requería de toda la
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atención de Jessica. Estaba agradecida de haber podido dormir, porque tenía
un sentimiento de que sería una noche realmente larga.
Alex la ayudó a darle un paseo a Jacob durante la noche. Intentaba
permanecer distante, pero él lo hacía bastante difícil.
Alrededor de las nueve, Jacob se calmó y se durmió. Ambos, Jessica y
Alex, estaban felices, él estaba mejor y suspiraba aliviado mientras
observaban a su hijo dormir.
El llanto no molestó a ninguno de los dos. Sólo se sintieron impotentes
porque su hijo no se sintiera bien y por no poder hacer más que caminar con
él.
—Le está creciendo su primer diente y es duro para él. Creo que lo
peor ya ha pasado —dijo ella, en explicación para la enfermedad de Jacob.
—Desearía poder hacer algo más —replicó Alex.
—Lo sé, pero lo mejor es abrazarlo y pasearlo. Disfruta de eso y pienso
que observando todo lo ayuda a no sentir el dolor.
—Vamos a la cama, estoy cansado —dijo Alex, mientras se dirigía a su
cuarto.
Jessica dudó, Alex dijo que no la presionaría a hacer nada, pero sabía
que él no necesitaba presionar. No estaba segura de estar lista para
compartir la cama con él.
Ella ya había involucrado mucho sus sentimientos en el matrimonio y
temía entregar totalmente su corazón.
—Jessica, no vamos a hacer nada que no quieras. Sólo vamos a la cama
—repitió Alex. Podía ver la irritación en sus ojos y escucharla en su voz. Sabía
que a él no le gustaba tener que presionar a su esposa para que durmiera con
él.
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—Bien, Alex, acepté este matrimonio así que compartiré la cama.
Lamento si te di a entender algo erróneo hoy en el sofá, pero no quiero tener
sexo. —Terminó de hablar y caminó frente a él hacia la habitación. Tomó su
pijama favorito y se fue a cambiar al baño.
—Puedes intentar huir, pero quieres esto tanto como yo —susurró
Alex, muy suave como para que Jessica lo pudiera escuchar. Él sabía que iba
a ser una larga noche. Y estaba determinado a que ella fuera a él esa noche.
Sabía que no tardaría mucho.
Alex se subió a la cama, vistiendo solo el bóxer, el cual usaba por
deferencia hacia ella. Él prefería dormir desnudo. Estaba acostado sobre su
espalda, con las manos bajo su cabeza y el cobertor hasta la cintura.
Jessica respiró hondo al verlo en cuanto salió del baño. Él era
increíblemente sexy. Tenía la cantidad perfecta de músculos, que se
tensaban con cada movimiento que hacía. Su estómago era duro y definido,
el camino de vellos en su bajo estómago bajaba hasta desaparecer bajo la
manta, haciéndole agua la boca. Quería pasar sus dedos sobre él,
encontrando sus puntos favoritos. Incluso con lo exhausta que se sentía,
sabía que sería afortunada si conseguía dormir algo junto a él.
Él no le dijo nada, pero siguió cada uno de sus movimientos mientras
caminaba lentamente hacia su lado de la cama. Ella saltó rápidamente bajo
el cobertor, dándole la espalda, abrazando el borde de la cama como si fuera
un salvavidas. Levantó el cobertor hasta su barbilla y empezó a contar
ovejas. Él apagó la lámpara que estaba junto a la cama y antes de que ella lo
notara, el cansancio la llevó hacia la nada.
Alex se quedó ahí, duro y adolorido. Sabía que si la sostenía y se
acercaba, ella sucumbiría fácilmente, pero él no quería obligarla. Quería que
ella fuera a él completamente dispuesta. Si eso significaba que debía tomar
varias duchas frías mientras esperaba, entonces eso es lo que haría.
Finalmente cayó en un sueño intranquilo.
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Alex despertó con Jessica presionada contra él. Yacía sobre su espalda
con ella frente a él. Sus piernas se enredaban con las suyas y su brazo estaba
alrededor de su bajo estómago. Su cabeza descansaba en su hombro, con su
boca a pocos centímetros de la suya.
Él miró el reloj, notó que era medianoche, habían estado en la cama
por un par de horas. Ella debió haberse movido sobre él mientras dormía.
Estaba cansado y bastante excitado como para jugar a ser un caballero.
Ella comenzó a moverse y retorcerse contra él, causando que su
cuerpo se agitara en el aire.
Él pudo sentir su pulso acelerarse, quería enterrarse a sí mismo
profundamente en ella y sin importarle las consecuencias. Él se giró, sus
rostros uno frente al otro y sus manos empezaron a recorrer su cuerpo.
Ella se presionó contra él y dejó salir un gemido de placer, empezaba a
despertar. Su pierna seguía rodeándolo, girarse causó que su erección
estuviera directamente sobre su centro. Solo un pequeño trozo de tela se
interponía entre ellos.
Él pasó su lengua por el labio inferior y sus ojos se abrieron un poco, al
mismo tiempo otro gemido escapaba de sus labios. Él sostuvo su cabeza y la
besó apasionadamente. Ella despertó completamente y lo besó devuelta con
la misma urgencia.
Sus manos empezaron a explorarla de nuevo y él detuvo el largo beso
lo suficiente para pasar su pijama sobre su cabeza. Volvió a besarla,
acercándola a él fuertemente, ni una brisa de aire podría haber pasado entre
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ellos. Su cadera se movía contra su erección y él temía que terminaran muy
pronto.
Él la acostó sobre la cama y movió su boca hacia su pecho. Ella arqueó
su espalda en cuanto su lengua rozó su pezón. Lamió y se encargó de sus
senos, provocando que se agitara buscando más. Él quería prestarles más
atención, pero era consciente de que todavía amamantaba y sabía que
mucho juego causaría problemas.
Por lo que siguió con el recorrido de su lengua hacia el centro entre
ambos y luego a través de su estómago.
Le estaba rogando que la tomara, él estaba por hacer eso, pero se
encargaría de que su tiempo juntos fuera bueno para ella también. El único
otro momento en que habían hecho el amor, en el elevador, había terminado
muy rápido.
Él arrancó la última barrera entre ellos de su cuerpo y luego su boca
empezó a besarla de las formas más íntimas posibles. Ella agitó su cadera en
el aire mientras el placer la atravesaba.
—Alex, por favor… —pidió.
Él no podía aguantar más, se quitó su bóxer rápidamente y se
posicionó sobre ella.
—Eres hermosa —murmuró mientras observaba su sonrojado rostro.
Él introdujo su lengua en su boca al mismo tiempo que le daba a
ambos lo que realmente querían y se sumergía profundamente en ella. Se
removió contra él, queriéndolo más adentro. Él gustosamente cumplió su
petición.
Él ya no podía controlarse más. Él se impulsó hacia ella rápido, y ella lo
igualó, embestida por embestida. Ella suplicaba y de repente gimió. Él la
sintió vibrar a su alrededor y perdió el control. Él se impulsó por última vez y
se vino dentro de ella.
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Con su último poco de energía se acostó sobre su espalda mientras la
acercaba a él, no la dejaría alejarse de él de nuevo. Había roto su regla sobre
el primer movimiento, pero ella no se había resistido y ellos no se
arrepentirían.
Ninguno de los dos dijo nada, pero luego de que sus respiraciones
volvieran a la normalidad, él sintió que ella intentaba apartarse. Él reforzó
sus brazos a su alrededor.
—Vuelve a dormir, Jessica —pidió. Ella se rindió y pronto se quedó
dormida. Él rápidamente la siguió.
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Capítulo 5
Traducido SOS por Alyshia Cheryl
Corregido por Maniarbl
Jessica despertó y se dio vuelta. ¡Ouch! Estaba dolorida. Se sentó,
dándose cuenta de que estaba sola en la gran cama. Sus manos se deslizaron
rápidamente a su cara mientras repetía la noche anterior en su mente. Ella y
Alex habían hecho el amor, no solo una vez, sino dos veces. La primera vez,
cuando ella había despertado apegada a él, y la segunda vez, después de
alimentar a Jacob y volver a acostarse.
No hubo ninguna vacilación por su parte. Él la había tocado y ella había
caído instantáneamente en sus brazos. ¿Cómo se suponía que debía
mantener las distancias con el hombre cuando al segundo de tocarla se
derretía? Se sintió aliviada y triste al mismo tiempo por encontrarse sola.
Ella se levantó rápidamente y fue a chequear a Jacob, quien
afortunadamente todavía estaba durmiendo. Tuvo tiempo para ducharse y
ejercitar sus tensos músculos. Ella no había hecho ejercicio hace tanto
tiempo que no podía recordar la última vez.
Finalmente se vistió, tomó a Jacob y bajó las escaleras.
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—Buenos días, señora Anderson. Espero que haya dormido bien —la
saludó Tina.
—Lo hice. Gracias —respondió ella automáticamente.
—El señor Anderson me pidió que le dijera que tuvo que correr a la
oficina hoy y que estaría fuera toda la tarde. Dijo que la nueva niñera llegaría
a alrededor de las ocho —dijo, antes de hacer el desayuno de Jessica delante
de ella.
—Gracias.
Jessica alimentó a Jacob mientras comía su propio desayuno, y luego
fue al estudio mientras esperaba a Julia, su nueva niñera.
Julia llegó temprano y ordenó la habitación en poco tiempo. Jessica,
Julia y Jacob pasaron el día juntos en la casa. Jessica no pudo encontrar
ningún fallo con Julia y tenía que admitir que era muy agradable tener un par
extra de manos para ayudar con el bebé. Al final, ella incluso pasó un rato en
el jardín, sin miedo de no escuchar a Jacob.
Jessica decidió que si su matrimonio terminaba por no funcionar, iba a
mantener Julia con ella. Ella estaba disfrutando de la ayuda y pudo ver que
Julia amaba a los niños.
Mientras Jessica estaba sentada en el jardín, ella trató de averiguar
cómo realmente se sentía por su marido. Ellos disfrutaban de la compañía
del otro, ella se sentía definitivamente atraída a él y compartían un hijo. Él
era diferente a cualquier hombre que jamás había conocido antes. Tendría
que hacer un verdadero examen de conciencia, porque estaba aterrorizada a
bajar la guardia y dejarlo entrar.
Jessica no sabía cuánto tiempo llevaba sentada en el jardín soñando
despierta, pero pronto Julia caminó hacia ella con un consentido Jacob en
sus brazos.
—Su hijo está listo para comer —dijo Julia con una sonrisa.
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—Lo siento, no me di cuenta de cuánto tiempo había estado sentada
aquí —dijo Jessica rápidamente. De inmediato se levantó y se dirigió hacia
Julia y su hijo.
—Se merece un poco de tiempo para usted. No se sienta culpable por
disfrutar de unos momentos de paz en un agitado día —le reprendió Julia con
suavidad—. Su hijo puede esperar el tiempo suficiente para que usted pueda
limpiarse —agregó.
Jessica miró a sus manos y vio que estaban cubiertas con tierra. Ella
levantó la vista y sonrió tímidamente.
—Supongo que debo lavarme las manos antes de tomarlo —respondió
ella. Se inclinó y besó la suave cabeza de Jacob antes de dirigirse al interior.
Jessica se limpió y tomó a Jacob. Fue muy agradable tener la ayuda de
Julia con su hijo, era la cosa más relajada en el mundo para ella.
—Háblame de la última familia con la que trabajaste —preguntó
Jessica, una vez que su hijo estaba calmado y comiendo.
—Ellos son una familia maravillosa. He trabajado para ellos durante
veinte años. Estuve allí para el nacimiento de los dos hijos más pequeños y su
hijo mayor Justin sólo tenía un año de edad. Su mamá se parecía mucho a ti.
Quería hacer todo por su cuenta, pero se dio cuenta de que un poco de
ayuda le dio la energía extra para ser una gran madre —respondió Julia.
—Es muy bueno tener a alguien alrededor. Siempre he pensado que
hacer las cosas por mi cuenta era la única manera de hacer algo, pero mi
madre me ha dicho muchas veces que está bien pedir ayuda —dijo Jessica.
—No podría imaginar mi vida de otra manera. No tuve la suerte de
tener una familia propia. Agradezco el compartir la alegría de tener a Jacob
conmigo —dijo con sinceridad.
Jessica sabía que ellas iban a tener una gran relación.
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—Estamos muy contentos de que hayas entrado en nuestras vidas —
dijo.
Ambas charlaron mientras Jacob comía, entonces Jessica se excusó y
se lo llevó a la cama. Ella estaba lo suficientemente cómoda en su casa como
para tomar otra siesta, a sabiendas de que todo estaría bien. Se sentía en paz
en su casa.
El siguiente par de meses pasaron volando en un borrón. Con Julia allí
para ayudar a Jessica, ella era capaz de concentrarse en su escritura y sintió
como si estuviera logrando algo. Todavía pasaba la mayor parte de su
tiempo en casa, pero cuando ella hacía recados o trabajaba en su libro no
sentía que Jacob estaba siendo descuidado.
Sus noches regularmente estaban llenas de pasión. Alex y ella no
pasaban mucho tiempo juntos durante los días, con él yendo a trabajar. Pero
cuando se metían en la cama juntos, cada vez, era como que estaban allí por
primera vez. Era mágico y sabía que si se fuera a terminar pronto su mundo
sería destruido. Ella era demasiado dependiente de la atención de Alex.
Jessica comenzó a estar inquieta en torno a la casa grande. No parecía
que hubiese mucho para que ella hiciera. Cuando recibió una llamada de un
viejo amigo del colegio, informándole acerca de un trabajo a tiempo parcial
en el periódico local para un escritor, ella no dejó pasar la oportunidad. Ya
había llegado el destete2 de Jacob y sería bueno salir de la casa.
Estaba tan asustada de perder el sentido de sí misma y que podía
trabajar a tiempo parcial sin culpa. Su hijo estaba en más que buenas manos
con el personal encargado de la casa. Sería bueno que hiciera algo
simplemente acerca de ella.
—Ahora, Jessica, quiero recordarte que no son noticias emocionantes.
Cubrirás las reuniones y los eventos escolares de la ciudad, pero aun así es
2 Destete: Fin de la lactancia.
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una parte importante del periódico. —Jessica estaba en la oficina de Marcia,
la editora, hablando de los nuevos detalles del trabajo.
—Entiendo, Marcia. No voy a cambiar el mundo. Será agradable estar
escribiendo y salir de la casa. —Jessica tranquilizó a su nueva jefa.
—Bien. Me alegro de que estemos en la misma página. Tu primera
tarea es en el Ayuntamiento. Tienen una reunión esta tarde a las dos. Harás
un breve artículo acerca de los temas de discusión y de cualquier problema
que surja.
—Voy a estar allí. Gracias por esta oportunidad, Marcia. Realmente lo
aprecio.
—Tengo que admitir que estaba un poco sorprendida de que quisieras
trabajar en un trabajo como éste. Tienes un currículum muy impresionante y
puedes funcionar para cualquier publicación importante que queramos —dijo
Marcia.
—Soy una madre de tiempo completo ahora y el tipo de carrera para la
que estoy calificada exige sesenta horas a la semana. No estoy dispuesta a
estar lejos de mi hijo demasiado tiempo. Mi plan es ocupar el tiempo
escribiendo novelas, pero me gustaría permanecer en un trabajo también.
Muchas personas asumían que simplemente porque Jessica tenía
acceso a dinero más allá de lo que la mayoría de la gente siempre ha soñado
con tener sería una heredera malcriada. Sin embargo, nunca tomó su tiempo
para demostrarlo y sabía que se ganaría el respeto de sus compañeros de
trabajo en el periódico.
—Bueno, estamos contentos de tenerte en nuestro equipo. El artículo
se espera para mañana al mediodía. Te veré entonces.
Marcia volvió al trabajo y Jessica se dirigió a su auto afuera. Tenía una
hora para matar antes de la reunión del ayuntamiento, así que ella se dirigió
al centro comercial por un batido y un poco de compras.
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La reunión fue un aburrimiento, tanto como ella sabía que sería. Fue
difícil, pero se las arregló para poner un buen giro en el artículo y su editor
estaba más que feliz con su trabajo. Le resultaba divertido estar tan
orgullosa de su pequeño trabajo, pero se sentía útil y bien consigo misma.
Fue la primera vez en mucho tiempo que se sentía necesaria.
Ella manejó a casa, todavía sintiéndose bien. Cuando llegó a la puerta,
ella pudo oler el aroma maravilloso de la cena y escuchar a Jacob riendo en
algún lugar. Siguió el sonido.
Entró en la habitación y encontró a Alex de espaldas, con Jacob
colgando sobre sus rodillas como si estuviera volando por el aire. Él soltó
otra risita. Jacob vio a su madre y empezó a menearse para ser bajado.
Alex levantó la vista para ver que más llamó la atención de su hijo,
luego dio a Jessica una de sus sonrisas asesinas. Puso a Jacob en el suelo, el
bebé gateó tan rápido mientras sus piernas regordetas iban hacia su madre.
Jessica lo tomó en sus brazos.
—¿Cómo está mi apuesto hombrecito? —le habló a su hijo, mientras
acariciaba su cuello, provocándole más risas.
—Se está portando muy bien. ¿Cómo fue tu primer día en el trabajo?
—Alex parecía genuinamente interesado, lo cual sorprendió a Jessica.
—Fue realmente genial. Sé que no es un diario exitoso y mi nombre no
se va a hacer conocido ni nada, pero me gusta la gente allí y es agradable
estar trabajando nuevamente —dijo Jessica, casi a la defensiva.
—Oye, no te estoy juzgando —dijo Alex, ofreciéndole sus manos—. En
serio, realmente quiero saber cómo fue tu día y lo que hiciste —finalizó.
Jessica lo miró con recelo por unos momentos y luego decidió contarle
lo de su artículo y de las personas que había conocido.
—Tengo que ir mañana por un par de horas y luego pensé que podría ir
a la peluquería. No me he arreglado el pelo o las uñas desde antes de que
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Jacob nació y se sentiría celestial —dijo con un poco de culpa por dejar a su
hijo mientras ella se mimaba.
—Te mereces un tiempo para ti misma. No tienes que sentirte
culpable. Jacob está bien. Él sabe que lo amas y no estará traumado de por
vida porque su madre se hizo las uñas. Deja de ser tan dura contigo misma —
dijo él, como si pudiera leer su mente.
—Sé que tienes razón, pero me prometí que no sería una de esas
madres que dejan a su hijo en el cuidado de otra persona mientras se pasean
por todo el lugar. Se siente mal, sobre todo porque él todavía es un bebé.
Ella se dirigió a la barra y se sirvió medio vaso de vino.
Jacob estaba feliz jugando con algunos de sus juguetes en el piso.
Jessica y Alex se sentaron en el sofá y lo vieron divertirse.
—Eres una gran madre. Si te preocupas de tus propias necesidades, así
como de las suyas, siempre serás una gran madre. Las mujeres que sacrifican
todo por sus esposos o hijos terminan resentidas. No quieres que eso pase,
¿no?
Jessica miró a Alex, un poco desconcertada. Ésta era una de las
conversaciones más reales que nunca habían tenido. Fue agradable volver a
casa y hablar de sus preocupaciones con el hombre que amaba. Su mundo se
detuvo cuando se dio cuenta de que ella realmente amaba a Alex. Ella había
intentado evitarlo, pero amaba pasar tiempo con él. Le encantaba la forma
en que estaba con su hijo y le encantaba lo que él representaba.
Tenía tanto miedo de que su rostro de alguna manera mostrara sus
nuevos sentimientos por lo que se puso de pie, con el pretexto de verificar un
juguete que Jacob tenía. Ella compuso sus facciones, y luego se volvió hacia
Alex.
—Muchas gracias Alex. Necesitaba escuchar eso. Me daré algo de
tiempo y no me sentiré culpable por ello. Voy a lavarme y cambiarme para la
cena. —Ella no le dio tiempo a responderle. Rápidamente se deslizó fuera de
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la habitación y se dirigió a la ducha, donde podía deshacer sus
preocupaciones.
Cuando Jessica llegó a la planta baja, la cena estaba lista, y Jacob
estaba sentado en su silla alta. Estaba felizmente con la comida cremosa
rellenando su boca. Más comida estaba sobre él que dentro él, pero él se
divertía, así que estaba bien.
—Espero que haya tenido un gran primer día en el trabajo —dijo Julia.
—Fue muy agradable. ¿Cómo fue el día con Jacob?
—Él usualmente está feliz. Tomó solo una pequeña siesta por la tarde,
así que creo que va a estar listo para la cama temprano esta noche. Está casi
terminando con la cena, así que lo llevaré para bañarlo mientras usted come.
Jessica estaba feliz de que ellos hubieran encontrado a Julia. Ella sabía
que Julia amaba a Jacob tanto como Alex y ella lo hacían. Era sin duda un
miembro invaluable de su familia.
—Gracias Julia. Sé que no lo digo mucho, pero estoy agradecida de
que seas parte de nuestra familia. Nunca podría haber pasado la tarde sin mi
hijo si yo no hubiera estado cien por ciento segura de que estaba en buenas
manos. —Jessica se levantó y le dio un abrazo a Julia.
—El honor es todo mío. Usted tiene una familia muy linda y estoy muy
feliz de ser parte de ella —dijo Julia antes de ir a bañar a Jacob.
Alex y Jessica terminaron la cena en un silencio casi incómodo. Cuando
estaban hablando de Jacob o hacían el amor estaban en perfecta armonía.
En cualquier otra situación, el silencio era incómodo.
—Voy a ir a mañana al rancho de mi hermano. —Alex finalmente
rompió el silencio.
—Eso es bueno. No te has tomado un día libre en mucho tiempo —dijo
Jessica.
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—Él quiere arrear al ganado y luego todos nos vamos a reunir durante
una barbacoa después —continuó.
Jessica estaba nerviosa. No había estado en torno a su familia desde la
boda. Joseph y Katherine venían con regularidad para jugar con Jacob, y Alex
había llevado al bebé a donde sus hermanos un par de veces, pero no había
habido ninguna reunión de la familia. Estaba nerviosa de enfrentarlos a
todos en grupo.
Estaba especialmente angustiosa de estar cerca de Lucas y Amy.
Estaban tan obviamente enamorados el uno del otro y ella se sentía como un
fraude. Jessica sabía que cada día que pasaba con Alex se enamoraba un
poco más, pero también sabía que él no correspondía a sus sentimientos. Si
no tuvieran a Jacob, no tendría un matrimonio en absoluto.
—No estoy segura de sí voy a poder asistir mañana, pero si quieres que
tus padres pasen por aquí y lleven a Jacob, estaría bien —intentó decir ella
con indiferencia.
Alex la miró fijamente durante unos instantes antes de responder.
—Mira Jessica, entiendo que mi familia puede ser abrumadora y
todavía estás tratando de acostumbrarte a todo, pero ellos se sentirían
heridos si no vas. Incluso tus padres estarán allí. ¿Puedes por favor olvidarte
de todo lo demás por un día y disfrutar? —preguntó aunque sin romper el
contacto visual.
Jessica sabía que una vez más había sido derrotada. Sus padres la
llevarían a la fuerza si veían que no iba. Ella podría tratar de fingir una
enfermedad, pero su madre la conocía más que nadie. La miraría a ella y
todo habría terminado.
—Sólo tenía que trabajar en un artículo que estaba escribiendo, pero lo
terminaré al día siguiente. —Ella finalmente aceptó, esperando que él
comprara su historia. Ella no quería que él supiera que era en realidad una
cobarde.
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Alex siguió mirándola fijamente por un rato antes de asentir. Ella sabía
que él no compró su historia, pero por suerte fue lo suficientemente hombre
para no delatarla por sus mentiras.
—Voy a la cama para leer un rato —dijo Jessica por fin, después de
haber perdido todo su apetito.
—Tengo un trabajo que terminar. Me reuniré contigo en un rato —dijo
Alex antes de levantarse y salir de la habitación.
Jessica quería hablar con él acerca de sus sentimientos y tratar de
hacer que el matrimonio fuera algo más que su hijo y el sexo, pero ella no
sabía cómo destruir la brecha. Temía que si le decía la verdad, él huiría de
ella.
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Capítulo 6
Traducción SOS por Alyshia Cheryl & Xhessii
Corregido por Maniarbl
e sorprende que pudieras salir de la cama de
recién casados el tiempo suficiente para
unírtenos. —Mark le tomó una foto a su hermano
mientras golpeaba su brazo—. Diablos, no vimos a Lucas por lo menos por
seis meses —continuó.
—Tienes suerte de que me estás viendo ahora. Amy está a punto de
tener al bebé —dijo Lucas, mientras miraba a su teléfono por enésima vez.
—Confía en mí, el timbre de tu teléfono está funcionando muy bien. Si
algo sucede, serás el primero en enterarte de eso. —Se rió Mark.
—Lo sé. Lo sé. Me preocupo mucho por ella al estar embarazada. Sé
que está con mamá y papá, pero hombre, es difícil estar lejos de ella ahora.
—Sonrió tímidamente.
—Gracias a Dios que todavía estoy solo. Ustedes dos son un poco
demasiado efusivos para mi gusto. —Suspiró Mark antes de saltar la valla.
Lucas y Alex estaban justo detrás de él.
—Vas a ser el próximo, lo sabes. Los dos pensamos que íbamos a
aguantar y míranos. No solo estamos casados, sino que también somos
padres. Tu día está llegando. —Sonrió Alex a su hermano menor.
—M
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—De ninguna manera hombre, soy un soltero empedernido y así es
como me gustaría mantenerlo. Yo tengo mis manos ocupadas con todos
estos animales. No tengo ningún tiempo para las mujeres o bebés en mi vida
—agregó.
Lucas y Alex apenas se miraron y sonrieron. Sabían que su hermano
menor caería y sería un placer ver cuando sucediera.
—Pensé que habías dicho que había un poco de trabajo por hacer —le
incitó Alex.
—Me mendigarás que pare para el final del día. Apuesto a que caerás y
te avergonzarás en frente de tu novia —dijo con un guiño de esperanza.
—¡Venga, pequeño hermano! —respondió Alex, aceptando el reto.
Si un tercero estuviera mirando al trío de hombres pensarían que
pertenecían al rancho. Nadie sería capaz de pensar que Lucas y Alex
trabajaban en oficinas y volaban alrededor del mundo en Jets. Mark, por
supuesto, era un ranchero a tiempo completo, pero fue por decisión propia.
Había decidido desde el principio de su vida que el trabajo de oficina no era
lo que quería hacer.
Su padre, Joseph, amaba a sus hijos intensamente y apoyaba sus
decisiones. Cuando Mark decidió el rancho, lo apoyaba al cien por ciento.
Lucas, Alex y Mark lucían guapos corriendo en sus desgastados
sombreros Stetson y botas y pintorescos tejanos. Cabalgaron los caballos
como campeones de rodeo y literalmente dejaron a mujeres rendidas a sus
pies en sus pistas cuando ellos pasaron.
Los hermanos pasaron la tarde arriando el ganado y marcándolo. A
media tarde se detuvieron junto al lago para almorzar y deleitarse del calor
del verano.
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—Cada vez que ustedes estén listos para cambiar sus trajes y manejar
el rancho conmigo, saben que son bienvenidos —dijo Mark con una sonrisa
pícara.
—Tú sabes que me encanta la tierra y ayudarte en esta pequeña
porción del cielo, pero no tardaría mucho antes de que el atractivo de los
viajes y un traje bonito y limpio estarían llamándome —dijo Alex.
—Tú sabes que papá me cogería con el lazo si intentó tomar distancia
de la oficina. Está retirado y no quiere volver —añadió Lucas.
—Sólo estoy diciendo... —Mark dejó la frase sin terminar.
Lucas y Alex suspiraron al unísono.
—Ok, el último tiene que hacer un asado —dijo Mark mientras se
despojaba de sus bóxer en un tiempo récord y se metía en el lago.
—¡Ah mierda! —gritó Alex mientras se sacaba de un tirón sus botas.
Miró y vio que Lucas ya había comenzado.
Lucas se sumergió un par de segundos antes que él.
—Creo que ustedes me han engañado otra vez. —Se rió Alex—. Saben
que sólo quieren que haga el asado porque soy el mejor en eso. Ustedes
siempre queman esa hermosa carne Angus —agregó.
—Oye, cuando tienes razón, tienes razón —dijo Mark antes de enviar
una gran cantidad de agua directamente a la cara de Alex.
—Ahora la guerra comenzó —dijo Alex antes de una pelea masiva de
agua entrara en acción. Cuando los hermanos se juntaban, era como si
fueran adolescentes una vez más. Ellos tenían un vínculo más fuerte que la
mayoría de los hermanos y los tres recibirían una bala por el otro. Sabían que
eran tan cercanos, debido a que fueron criados por padres fenomenales.
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—Ok, ok, yo llamo a una tregua —dijo Lucas, mientras se arrastraba
fuera del agua. Mark y Alex lo siguieron. Los tres fueron a la hierba suave y
disfrutaron de los sonidos de la naturaleza a su alrededor.
—Entonces, ¿cómo van las cosas con tu esposa y tu maravilloso hijo?
—preguntó Lucas a Alex.
—Las cosas están muy bien. Jacob está creciendo rapidísimo. No
puedo creer lo importante que es para mí. Incluso puedo imaginarlo con
unos diez años más corriendo alrededor —dijo Alex con cariño verdadero por
su hijo.
—¿Y qué pasa con Jessica? —preguntó Mark.
Alex vaciló por un momento. En realidad no sabía cómo describir su
relación con su esposa. Sabía que si él les decía a sus hermanos que no era de
su incumbencia, ellos desistirían y lo dejarían solo, pero se sentía bien hablar
de sus emociones en conflicto.
—Honestamente, es muy complicado. Nos casamos porque en el
fondo yo no le di ninguna opción. Tenía a mi hijo, al cual quería alejar de mí
—dijo con un filo en su voz. Todavía estaba infeliz porque no le hubiera dicho
del embarazo—. En algún momento, sin embargo, en los últimos meses, me
he dado cuenta de que estoy entusiasmado por verla. Estoy deseando volver
a casa, sabiendo que va a estar allí. —No añadió nada más. No quería
mencionar siquiera la palabra amor.
Ninguno de los hermanos habló durante unos momentos. Parecían
entender que estaba tratando de resolver las cosas en su propia cabeza.
—Sabes que las cosas no empezaron tan bien para mí y Amy tampoco,
hermanito —dijo Lucas finalmente—. Luché mucho contra mi atracción por
ella. De ninguna manera quería estar en una relación. Por otra parte, yo
nunca había querido a una mujer como la quería a ella. Ella entraba en la
habitación y yo estaba en alerta instantánea. Traté de decirme a mí mismo
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que era sólo un poco desequilibrio hormonal, pero a pesar de que estaba
luchando sabía que era una batalla perdida —concluyó.
—Todo el mundo puede ver que tú y Amy estaban destinados a estar
juntos. Las cosas pueden haber comenzado inestables para ti, pero están
asquerosamente enamorados ahora. No hay mujer alguna que podría
amarte como ella. Es la única razón por la que ella no ha mandado a pasear a
tu feo trasero —finalizó Alex y le golpeó el brazo a Lucas.
—Sí, me suena a que los dos están enfermamente enamorados.
Gracias a Dios nunca me va a pasar —añadió Mark con una sonrisa
arrogante.
Lucas y Alex se miraron y sonrieron. Sabían que su hermano bajaría
pateando y gritando, pero sabían que caería. Sería inmensamente
placentero para los dos verlo.
—No puedo estar enamorado como Lucas, pero es bueno tener algo
para llegar a tu casa —dijo Alex. Sintió una punzada de dolor mientras decía
las palabras. Él se imaginó que estaba mintiéndose a sí mismo, diciendo que
él no estaba enamorado, pero era mejor que la alternativa de ser vulnerable.
—Sí, creo que te estás engañando a ti mismo hermanito. He visto la
forma en que miras a Jessica. Es algo más que lujuria. La miras de la manera
en que veo a Amy. Cuanto más pronto aceptes este hecho y disfrutes estar
casado, más pronto podrás dejar de sufrir todo el tiempo. Hombre, cuando
finalmente acepté mis sentimientos, todo mi mundo cambió. En serio, si
algo llegara a sucederle alguna vez a Amy, no podría sobrevivir —concluyó
Lucas.
A continuación, sacó el teléfono por millonésima vez para ver si se
había perdido una llamada de su esposa embarazada.
—Date un descanso hermano, tu esposa te informará si se pone de
parto. El teléfono milagrosamente no se perderá una llamada y si una o
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cualquier de estas cosas sucedieran, alguien vendría corriendo a buscarte y
llevarte de prisa al hospital —dijo Mark.
—Lo sé, lo sé, pero espera a que estés en mi posición. No hay nada
más grande que tu mujer dando a luz. Es increíble, hermoso y aterrador al
mismo tiempo. Con mucho gusto tomaría cada dolor si pudiera. Me mata
estar solamente sosteniendo su mano. Pero luego está este hermoso niño
descansando en sus brazos y ella le sonríe con esa alegría radiante en su
rostro. No hay nada igual en el mundo —finalizó Lucas.
Alex se sentó en silencio, escuchando a Lucas hablar. Estaba celoso de
su hermano, lo cual era muy inusual. Deseaba tanto haber estado allí para el
nacimiento de su hijo. Todavía estaba enojado con Jessica por haberle
arrebatado ese momento. Debería haber estado allí durante el primer llanto
de su hijo. Debería haber estado allí para ser capaz de protegerlos a los dos.
—Eso suena como dolores de cabeza que no quiero tratar. —Se rió
Mark. La broma trajo a Alex de vuelta al presente. Él se rió, pero fue forzado.
Afortunadamente sus hermanos lo ignoraron.
—Bueno, será mejor volver al trabajo. Todo el mundo debería estar
aquí en un par de horas. No queremos que se den cuenta de que jugamos
aquí más de lo que trabajamos —dijo Lucas. Se levantó y se dirigió de vuelta
a su caballo.
Ellos terminaron con las vacas y se dirigieron al establo a cepillar a los
caballos
—Es hora de que los chicos dejen de tontear y vuelvan aquí —dijo la
resonante voz de su padre, Joseph.
—Hola papá —dijeron los tres chicos al unísono y luego fueron y le
dieron a su padre un fuerte abrazo.
—Tienen una casa llena de gente esperando por ustedes tres —afirmó
de buen humor.
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—Bueno, eso es porque todos saben que haré el asado. —Sonrió Alex.
—Creo que es porque saben que su mamá y sus novias hermosas han
estado ocupadas haciendo todo lo demás —respondió Joseph de vuelta.
—Mmm, espero que mamá hiciera la famosa ensalada de pollo —dijo
Lucas.
—Bueno, deberían saber que su mamá todavía los mima a ustedes
echándolos a perder. Trato de decirle que ya están todos crecidos y no es
necesario que los mime, pero ella no me escucha —dijo Joseph. Los tres
chicos se miraron entre sí y rodaron los ojos. Ellos sabían que su padre era el
mayor blando de todos ellos.
—Claro papá, mamá es la única que nos malcría —dijo Mark, mientras
golpeaba a su padre en la espalda—. Vamos primero para que podemos
conseguir un poco de ensalada de mamá y Alex pueda poner los filetes en la
parrilla —continuó.
Su boca estaba empezando a volverse agua solo de pensarlo.
—¿Perdiste otra vez? —Joseph volvió su atención hacia Alex.
—¡Ah papá! Sabes que me engañaron porque soy el único que puede
cocinar algo digno para comer —dijo Alex.
Ellos se rieron y se dirigieron cómodamente hacia la casa. Se oía a la
gente riendo y hablando, incluso desde el granero. A Mark le encantaba
tener a su familia y amigos en el rancho. Él era un hombre afortunado.
No había necesidad de una mujer en su vida, pensó. Se sorprendió por
la leve punzada que sacudió sus entrañas. Decidió apartar esos
pensamientos de su mente.
—Así que, Mark, ¿cuándo vas a establecerte como tus hermanos y
darle a tu pobre mamá algunos nietos? Sabes que ella no se está haciendo
más joven y llora en la noche de la angustia de tener un hijo viviendo solo —
dijo Joseph.
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Mark suspiró antes de hablar.
—Sabes que nada de eso es cierto, papá. Tú eres el que quiere nietos
corriendo alrededor. Creo que Lucas y Alex están haciéndolo muy bien
dándote un montón de pequeños Anderson —dijo—. Y si mamá te oye decir
que está vieja, estarías en graves problemas —añadió con una sonrisa
maliciosa.
—Ahora, no contestaré eso. Por supuesto que es tu mamá la que se
preocupa por ti —repitió—. Y si te atreves a decirle a tu mamá lo que dije,
serás tú el que está en graves problemas —amenazó.
—Está bien papá, puedes hacerle saber que me quedaré como un
solterón empedernido. Hay demasiados corazones que se romperían si
decido atarme en matrimonio. Yo no quiero ser responsable de toda esa
angustia —dijo con una sonrisa.
—Tú sabes que vas a caer igual que nosotros lo hicimos —añadió Lucas
su granito de arena.
—No te metas en esto, Lucas —dijo Mark, con un tono de queja.
—No te preocupes hermano, la vida matrimonial no es tan mala y es
muy bueno ser padre. Hablando de la paternidad, ¿dónde está mi hijo? —
preguntó Alex a su padre.
—Él estaba jugando con su prima cuando me fui de aquí. —Sonrió con
cariño Joseph, al hablar de sus nietos.
Alex y Lucas aumentaron su ritmo para poder ver a sus hijos. Mark
negó con la cabeza, pensando que sus hermanos estaban muy mal. Por lo
menos le agradaban sus esposas y los niños eran bastantes agradables.
Jessica fijó su mirada en Alex caminando alrededor de la esquina de la
casa. El hombre era impresionante cada día, en esos apretados vaqueros,
botas y un sombrero desgastado era la cosa más sexy en la que había puesto
los ojos.
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Como si Alex sintiera sus ojos sobre él, levantó la vista y se quedaron
mirando a través del patio el uno al otro. Ella se olvidó de que había alguien
más, incluso allí cuando él se acercó. Olía a un hombre muy trabajador y ella
estaba prácticamente babeando.
Sin decir una palabra, él la tomó en sus brazos y aplastó sus labios
contra los suyos. Puso sus brazos alrededor de él para acercarlo aún más. Su
corazón estaba acelerado y los fuegos artificiales estaban explotando por
todo su cuerpo.
Sus manos empezaron a subir y a bajar por su espalda y ella estaba
lista para quitarle la ropa a él.
—Uh um, Alex esos filetes deberían empezar a cocerse —los
interrumpió Mark.
Jessica brincó como si un rayo los hubiera separado. Ella había estado
tan enfocada en Alex, que se olvidó que los demás estaban ahí. Ella podía
sentir que su rostro se estaba convirtiendo en una sombra oscura y roja.
Alex miró a Mark y gruñó. Jessica miró doblemente a su esposo. Ella
no podía creer que él había gruñido. Su boca estaba abierta en auténtico
shock.
Mark se rió y alejó a Alex.
—Vamos hermano, ya tuviste toda la noche con tu hermosa novia —
dijo él. Mark se giró y le dio a Jessica un guiño, lo que la hizo sonrojarse aún
más.
—Guaaau chica, ese era suficiente vapor, que estoy sorprendida que
mi agua no rompió en ebullición entre ustedes.
Amy estaba riéndose mientras caminaba hacia Jessica.
Increíblemente el sonrojo de Jessica se hizo más profundo.
—Estoy ahorita un poco mortificada —se arregló a decir.
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—Nunca te avergüences por desear a tu esposo. Él es un hombre sexy
y vibrante y ustedes están recién casados. No puedo esperar a que este
hermoso bebé entre al mundo para que pueda tallarme de nuevo contra mi
esposo. Ahora él tiene que intentar hacer su camino entre mi cuerpo de
ballena. —Ella sonrió avergonzada.
—Tú eres la mujer embarazada más hermosa que he visto —dijo
Jessica y en realidad pensaba lo que decía.
—Gracias, pero creo que no solo me tragué una sandía sino diez. —
Mientras decía las palabras, se acariciaba su estómago. Había un orgullo
total en sus ojos y en su voz. Ella podía quejarse de su pancita por el bebé,
pero obviamente ella ya amaba a su bebé no nacido—. Sé que me quejé
mucho y gemía durante mi último mes de embarazo, pero todo el dolor y las
quejas valdrán la pena cuando cargue a mi bebé entre mis brazos. Aunque
creo que no lo sostendré mucho, cuando toda la familia esté reunida. Él
realmente es una celebridad aquí. —Terminó ella con una sonrisa—. Es lo
mismo con Jasmine. Ellos la adoran. Amo cómo esta familia valora a cada
integrante. También amo cómo la familia adopta a sus miembros como a ti y
a mí. Una vez que eres parte de la familia, es para toda la vida —agregó Amy
con una sonrisa.
—Aunque yo sigo nerviosa alrededor —admitió Jessica—. Tú y Lucas
obviamente se aman el uno al otro con una profunda pasión. Alex se vio
forzado a casarse conmigo por Jacob —dijo ella con un triste
estremecimiento por las últimas palabras.
Amy inmediatamente envolvió su brazo alrededor de Jessica.
—Yo amo el corazón y el alma de Lucas, pero créeme cuanto te digo
que no empezó fuerte. Parecíamos tener un desagrado instantáneo el uno
por el otro. No estaba dispuesta a casarme con él. Me sentía como tú. Me
sentía como si lo estaba atrapando. Hacía mucho que quería demasiado
tener un bebé y pertenecer a una familia real y sentí que de alguna manera
hice que el embarazo pasara. Ambos luchamos contra nuestra atracción
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como locos. Pensé que no era lo suficientemente buena para él. —Ella lo dijo
con lágrimas en los ojos—. Yo era tan, tan, tan joven. Realmente quiero
enfatizar ese punto contigo. Peleamos contra nuestra atracción, lo que era
estúpido, porque ahora veo eso como tiempo perdido. Nos amamos el uno al
otro y eso solo crece para fortalecerse. Esta familia me ama a mí y a mi hija
con pasión. Ellos también te aman de la misma manera que yo. Algún día
despertarás y te preguntarás que te tomó tanto tiempo para saber que
estaban destinados a estar juntos —terminó ella.
Las dos mujeres terminaron dándose un abrazo, incluso cuando era un
poco difícil con la pancita de Amy entre ambas.
Amy se rió:
—Viste, te dije que esta cosa siempre se mete en el camino.
—Bueno, yo te repito que eres absolutamente hermosa —dijo Jessica.
—Ahí está mi esposa embarazada. ¿Cómo te sientes? ¿No deberías
estar sentada? ¿Te puedo traer algo? —Lucas entró, lanzando un montón de
preguntas a su esposa y puso su brazo alrededor de ella como si fuera a
levantarla y llevarla a la cama.
Amy se rió por su esposo preocupado y estiró su mano para poner su
mano en su rostro. Era un momento tan íntimo, que Jessica se sintió como
una intrusa.
—Estoy bien, cariño. Necesitas dejar de preocuparte demasiado. Te
dije que si algo estuviera mal, serías el primero en saberlo —le aseguró ella.
Lucas se inclinó y besó a Amy con tanta pasión, que le trajo lágrimas a
los ojos de Jessica. Ella quería tener esa misma clase de amor con Alex. Ella
sabía que su corazón iba a romperse en millones de pedazos porque sentía
que se enamoraba cada día más.
Ellos finalmente se separaron y ahora el rostro de Amy era el que
estaba ruborizado en lugar del de Jessica.
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—Ahora ve y ayuda a tu hermano a cocinar mientras yo camino hacia
ese cómodo sillón y continúo platicando con mi cuñada favorita. No espera,
tacha eso, con mi hermana —terminó sonriéndole de manera acariciadora a
Jessica.
Las palabras hicieron que Jessica se atragantara aún más. Ella estaba
agradecida de poner sus preocupaciones a un lado y disfrutar la reunión
familiar. Su hijo estaba recibiendo toda clase de amor y sabía que ella y Amy
iban a ser verdaderas amigas. Ella necesitaba a una en su vida.
—Yo voy a escucharla, Lucas; las mujeres embarazadas tienen a
cambiar más rápido de humor que una bala disparada. —Ambas chicas se
rieron y Amy tomó el brazo de Jessica y caminaron hacia los sillones y al
fuego crepitando.
—Pero Alex perdió, lo que significa que puedo estar contigo —dijo
Lucas, sonando como un niño pequeño. Amy le dio una mirada y él
reconoció la derrota.
Lucas caminó hacia su hermano, ofreciéndole su ayuda.
—¡Ja! parece que molestas tanto a tu esposa como nos molestas a
todos hoy con todas tus preocupaciones —lo molestó Alex.
—No estaba molestándola, ella solo estaba teniendo una plática de
chicas con tu esposa sobre ti —dijo Lucas con una sonrisa malvada.
La cabeza de Alex giró alrededor, y su confianza cayó.
—¿Qué estaban diciendo? —preguntó.
—Ya sabes, es una plática de chicas. Los chicos no son permitidos en
esa conversación —dijo él, teniendo otra vez el mando. Su sonrisa se
desvaneció mientras buscaba a su esposa. Quería llevarla a casa y
mantenerla a salvo. Él estaba preocupado por todo lo que había caminado.
No podría sobrevivir si algo le pasaba a ella o al bebé.
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—Sí, cómo que apesta estar por aquí, ¿verdad? —Alex se burló de él
mientras miraba que su hermano buscaba a su esposa.
—La amo demasiado, Alex. Realmente no puedo recordar la vida sin
ella —dijo con verdadera pasión—. Sé que amas a Jessica y que ahora estás
confundido y sé que las cosas no son perfectas, pero para nosotros tampoco
lo fueron. Te prometo que se pondrán mejores —terminó él con sinceridad.
—Todo está bien. ¿Por qué no dejas de hablar como una niña y me
ayudas a cocinar? —dijo Alex cambiando el tema.
—Ok, no quiero que vayas corriendo hacia Amy y le digas que tú
hiciste todo el trabajo. Porque entonces me meteré en problemas —dijo
mientras agarraba unas tenazas y empezaba a colocar los filetes jugosos. El
olor le recordó que no había comido en horas y que había trabajado todo el
día—. Terminemos esto antes de que me muera de hambre. Hombre, Mark
trabajó duro con nosotros hoy.
—Sin bromas. Creo que nuestro hermano pequeño intentaba
matarnos. —Se rió Alex.
—¿Acabo de escucharlos gimotear chicos? —Mark salió de repente por
la puerta.
—No gimoteábamos, Mark, sólo discutíamos lo adoloridos que vamos
a estar mañana —dijo Alex con una risita—. Supongo que debería intentar
venir aquí un poco más. Me estoy acostumbrando demasiado a ese escritorio
—terminó.
—Oye, habla por ti. Yo persigo todos los días a una chica de casi dos
años. Déjame decirte que es una sesión de ejercicio como que rivales
persigan vacas. —Lucas inmediatamente miró alrededor hasta que localizó a
su hija. Ella, por supuesto, estaba siendo cuidada por su abuelo.
—Ya se dieron cuenta cómo papá siempre nos está diciendo que
necesitamos darle a mamá más nietos, pero él es el único que los
monopoliza —dice Lucas.
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—Lo sé. Papá sólo ladra, pero no muerde. Todos aquí sabemos que él
quiere a todos los nietos para él, pero hombre, ¿ya se dieron cuenta de lo
bien que se ve? Realmente estoy feliz de que tenga a esos bebés en su vida.
Le han traído una ola de juventud a toda su apariencia —dijo Alex.
Mark se paró junto a sus hermanos sintiéndose un poco excluido. No
se había sentido de esa manera desde que eran niños pequeños y ellos a
veces corrían y lo dejaban atrás. Él había sido tan pequeño para mantenerles
el paso, pero al final, siempre regresaban por él.
—Bueno, creo que yo solo disfrutaré ser el tío favorito —dijo
finalmente. Como si Jasmine lo hubiera escuchado, ella miró desde donde
estaba su abuelo y miró a su padre y a sus tíos. Ella empezó a dar sus primero
pasitos hacia ellos tan rápido como sus pequeñas piernas rechonchas se lo
permitían.
—Ío Mar, ío Mar —demando ella mientras estiraba sus brazos hacia él.
Sus palabras estaban mejorando, pero Mark deseaba que ella mantuviera su
dulce hablada de bebé para siempre.
—¿Cómo está mi hermosa princesa? —preguntó él mientras la cargaba
en sus brazos y soplaba en su pancita.
—Hambe —dijo ella y apuntó a los filetes.
—Ésa es la chica buena de tío. Busquemos algo para que cenes. Tú
puedes ser mi hermosa cita. Definitivamente tendré a la chica más hermosa
de todo el lugar —dijo con una adoración total en sus ojos y en su voz.
—Sip —dijo Jasmine mientras aplaudía, luego agarró el rostro de Mark
y le dio un beso sensiblero, que él amó.
—Parece que está listo —dijo Alex. Él hizo un gesto para que el staff
viniera y levantara todo mientras él salía con sus hermanos para estar con el
resto de la familia.
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Tuvieron una cena asombrosa. Todos estaban disfrutando. Era difícil
poner en dos palabras todas las risas y las historias que pasaban por las
enormes mesas de picnic dispuestas en el enorme césped.
Jessica finalmente se permitió relajarse y se encontró disfrutando. Ella
amaba mirar a Alex interactuar con sus hermanos. Ellos actuaban como
niños pequeños, pero estaban haciendo su mejor esfuerzo y diciendo
historias embarazosas el uno del otro.
—…En serio, debiste verlo ahí parado con sus pantalones alrededor de
sus tobillos…
Jessica escuchó a Mark hablando mientras regresaba a la
conversación. Ella tenía que preguntarle a Alex más tarde sobre eso. Parecía
como si se hubiera perdido una gran historia.
—Ok, todos ignoren a mi hermano. Creo que él ha tenido bastante, si
saben a lo que me refiero… —dijo Alex, haciendo un gesto en el aire de llevar
una botella a su boca.
—Estás molesto sólo porque eres quien termina perdiendo el final de
todas las historias de la infancia —dice Mark mientras golpea ligeramente a
su hermano en el brazo.
Alex se encogió a la tomada de pelo. Él se movió hacia Jessica y le dio
una sonrisa.
—Me gustan las historias —dijo ella de alguna manera tímida.
Alex no podía evitarlo. Se inclinó hacia su esposa y rozó sus labios con
los de ella en un beso suave. Le trajo lágrimas a los ojos de ella, y se forzó a
mirar al otro lado y a comer un poco para bajar la cabeza.
—¿Estás bien? —preguntó él tranquilamente.
—Sí, por supuesto.
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Él continuó mirándola por un momento, haciéndola querer hundirse
en la silla. Entonces alguien le preguntó algo, lo que le dio tiempo de
recomponerse. Ella estaba rezando para que nadie se haya dado cuenta.
Pero ella se perdió la mirada conocedora en el rostro de Joseph. Él se sentía
muy engreído al ver el amor entre su hijo y su nuera.
Jacob se rió desde su silla de niños, sentado junto a su abuelo.
—Ellos son bastante tontos, ¿verdad? —le dijo Joseph a su nieto, lo
que hizo que todos se rieran.
De repente había conmoción al otro lado de la mesa. Lucas estaba
brincando y mirando en todas las direcciones, como si el peligro se estuviera
aproximando y él fuera a reunir a todo un ejército.
—¿Por qué brincas niño? —preguntó preocupado Joseph.
Lucas miró a su padre con pánico en los ojos.
—Es hora papá. La fuente de Amy se rompió —dijo como si fuera un
niño perdido.
—Bueno, ¿por qué no lo dijiste? —declaró Joseph con algo de pánico
en la voz.
—Chicos, por favor, cálmense. El nacimiento de los hijos es natural y
no hay nada para que entren en pánico —dijo Katherine a su esposo e hijo.
—¿Cuánto tiempo pasa entre contracciones? —le preguntó a Amy.
—Como dos minutos —dijo Amy, el aire le faltaba un poco.
—Bueno, entonces, es mejor que te llevemos al hospital.
—Vamos —casi gritó Lucas.
—Yo la llevaré Lucas. Estás demasiado trastornado para que lleves a
alguien —le dijo Katherine.
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—Ok, mamá. —Él nunca discutiría con su madre. Él había crecido
demasiado bien como para hacer algo así de tonto.
—Gracias a todos por venir y pasar esta tarde con nosotros. Todos son
muy especiales para nosotros —declaró Katherine para el gran grupo
consistente en familia y amigos—. Los mantendremos informados sobre
esta hermosa adición a la familia y por favor, mantengan a Amy, a Lucas y a
Jasmine en sus oraciones, mientras traen a este nuevo bebé al mundo —
concluyó.
Todos aplaudieron, luego se levantaron para que la familia pudiera
estar junta en este momento especial.
—Mark, tú vas al hospital con Alex y Jessica. Los bebés se están
quedando agotados y Julia puede llevarlos de regreso a la casa de Alex si eso
está bien contigo —dijo Joseph.
Todos asintieron sin pensar en cuestionarlo.
—Bueno, está establecido, pongámonos en camino y esperemos al
miembro más nuevo de nuestra familia que venga a este mundo —dijo
emocionado Joseph.
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Capítulo 7
Traducido por Ale Rose & Alyshia Cheryl
Corregido por cristinita <3
s un niño. ―Lucas irrumpió a través de las puertas
del hospital. Inmediatamente fue envuelto en
abrazos y felicitaciones de su familia―. Mamá, papá,
Amy los quiere ver a ambos ―dijo a través de lágrimas de alegría rodando
por sus mejillas. No tenían que decírselo dos veces. Fueron inmediatamente
a través de las puertas y hacia donde Amy y su más reciente nieto.
Jessica miró la felicidad a su alrededor con una mezcla de alegría por
su recién descubierta hermana y tristeza por lo que ella quería en su vida tan
desesperadamente. El pensamiento de tener otro niño, uno que fuera
planeado con un esposo que la amara era algo que tenía miedo de desear.
―El resto de la familia puede ver a Amy y al bebé ahora ―una
enfermera dijo desde la puerta.
―No puedo esperar por ver a mi nuevo sobrino ―respondió Mark, al
ser el primero en cruzar la puerta.
El resto de la familia entró.
―Él es tan hermoso Amy ―dijo Jessica.
―Puedes tener la oportunidad de sostenerlo si su abuelo lo deja ir ―se
burló ella.
―E
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―Tengo que asegurarme que el chiquillo travieso esté bien ―dijo
Joseph, sin molestarse siquiera en levantar la mirada de su nieto.
―¿Cómo lo nombrarán? ―preguntó Alex.
―Decidimos por Isaiah Allen por mi abuelo ―dijo Lucas.
―Ése es un verdadero buen nombre, hijo ―dijo Joseph con algunas
lágrimas en sus ojos. Luego rápidamente se alejó mientras trataba de
controlar sus emociones.
―Ah papá, todo sabemos que tú eres un gran sentimental. No tienes
que fingir ser un viejo duro ―dijo Alex.
―Ahora, muchacho, no eres demasiado viejo para que te lleve fuera
detrás de la leñera ―dijo Joseph, pero era obvio que no había convicción
detrás de sus palabras.
―Oye ahora, no habrá peleas en mi cuarto de recuperación ―dijo
Amy. Realmente estaba feliz de tener a su familia allí para compartir su
alegría.
El bebé empezó a protestar, y Joseph se lo entregó a su madre con
mucha renuencia.
―Amy necesita alimentarlo ahora. ¿Por qué no van todos ustedes a
casa y consiguen descansar y luego vienen mañana para el regreso de Isaiah?
―preguntó Lucas.
Todos dijeron sus despedidas y salieron. Jessica estaba llena de
diferentes emociones. Estaba verdaderamente feliz por su cuñada, pero la
envidiaba también. Ella quería un gran familia tan desesperadamente. Fue
criada como hija única, y aunque sus padres eran fenomenales, ella estuvo
muy sola a veces.
No quería que su hijo creciera sin hermanos. Tal vez a Alex no le
importaría tener otro niño. Aun si su matrimonio no era uno por amor, ellos
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estarían juntos por el bien de Jacob, así que ¿por qué no tener un hermano
para él?
Alex tomó su mano mientras ellos caminaban juntos a su vehículo.
―Sí que era lindo. Deseo tanto haber estado allí para Jacob cuando él
nació ―dijo él.
Jessica automáticamente se tensó, pensando que ellos iban a tener
otra pelea y realmente muy cansada para ello.
―Realmente lo siento por eso. Pensé que estaba haciendo lo correcto
―dijo ella.
―Lo sé ―dijo. Ella estaba tan sorprendida, no sabía qué más decir. No
sonó enojado, o incluso herido. Sólo sonó un poco desanimado―. No había
llevado exactamente una vida que habría hecho creerte que estaría listo o
dispuesto a sentar cabeza. Ahora entiendo que te conozco mejor. Tú
pensaste que estabas haciendo lo correcto en no contármelo. Espero que te
des cuenta que yo hubiera estado allí para ti en el momento que te
enteraste. No rehúso de mis responsabilidades ―finalizó.
A pesar de que Alex estaba diciendo que él hubiera estado allí para
ella, el corazón de Jessica se sentía como si fuera a partirse en dos. Pensaba
en ella sólo como en otra más de sus responsabilidades y no como su esposa.
Él estaba haciendo lo correcto, como le habían enseñado a hacer. Quería que
él estuviera con ella porque la amaba, no porque hizo un lío y ahora tenía que
pagar el precio.
―Sé que tú habrías hecho lo correcto desde el comienzo ―dijo ella en
lo que esperaba fuera un tono de voz normal.
Jessica retiró su mano mientras se acercaban a su vehículo. Ella no
podía mantener el contacto más tiempo. La estaba matando lentamente. De
repente, él la empujó contra el coche y la besó profundamente. Todo
corazón roto se quitó cuando sus manos la acariciaron en los costados, luego
extendió su mano para sostener su cabeza mientras él profundizaba el beso.
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Él estaba haciendo que su interior se fundiera y estaba olvidando todo a su
alrededor cuando finalmente se separó.
―Vamos de vacaciones. No tuvimos una luna de miel y yo tengo un
viaje a las Islas Vírgenes esta semana. Ven conmigo. Jacob estará bien por
unos pocos días. Me apuraré para llevarte a casa, lo prometo ―terminó.
Él estaba mirando fijamente a sus ojos y ella descubrió que no podía decir
no. Ni siquiera podía encontrar su voz. Finalmente asintió con su cabeza en
un sí.
La levantó en sus brazos, dándole otro rápido beso y luego la ayudo a
entrar al carro.
»Tendremos un buen tiempo. Tengo reuniones en las mañanas pero
luego tendremos todo el día para jugar en el agua y bailar toda la noche
―dijo, sonando como un emocionado adolescente preparándose para el
verano.
―Suena como un muy buen tiempo ―finalmente logró decir.
Jessica estaba nerviosa. Nunca le habían gustado las multitudes y rezó para
que su baile no fuera en medio de un club lleno de gente.
―Empaca mañana. Nos vamos en dos días. Podemos dejarle saber a
Julia esta noche y tú puedes tener todo tu tiempo con Jacob así no te
sentirás culpable.
Ella miró hacia adelante en el camino. Odiaba que él la conociera tan
bien. Se sentía culpable por dejar a su hijo en casa, pero al mismo tiempo si
ella aún esperaba hacer de su matrimonio uno real, éste era el tiempo para
hacerlo. Iban a estar en un romántico hotel totalmente solos. Tenía unos días
para bajar sus defensas y ver si esto hizo la diferencia.
―Suena genial. Sé que Jacob estará bien, pero me alegro de que vaya
a tener hasta mañana ―admitió.
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Viajaron en un silencio cómodo el resto del camino a casa. Ella estaba
planeando lo que había que hacer antes de que se fueran. Había mucho que
hacer.
Alex estaba extremadamente feliz de que Jessica iba a ir con él. Quería
estar con ella. Se sentía mejor cuando ella estaba cerca. No quería admitir ni
siquiera a sí mismo lo mucho que le importaba ella, pero era imposible alejar
todos sus sentimientos. Se dijo que simplemente lo trataría un día a la vez.
―Tenemos que irnos, Jessica ―dijo Alex por décima vez.
―Lo sé, lo sé, solo que es muy difícil ―dijo Jessica mientras besaba a
Jacob durante la centésima vez―. Te amo dulzura. Mamá estará en casa en
unos días. Julia cuidará muy bien de ti, lo prometo ―dijo.
Se dirigieron a la limosina y Jessica sonrió mientras entraba. Él tenía
champagne frío, un florero con dos docenas de rosas, chocolates y un
paquete envuelto.
―¿Qué es esto? ―preguntó.
―No te di una luna de miel, así que aunque se trata de un viaje de
negocios, tengo la intención de hacer en mínimo negocios y darte una
romántica luna de miel el resto del tiempo. Quería empezar las cosas bien
―dijo con un leve encogimiento de hombros.
Jessica se sofocó ante su consideración que no puedo hablar por unos
momentos.
―Gracias ―finalmente logró salir.
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―Toma, abre tu regalo ―dijo, con una chispa en sus ojos.
Tomó el paquete de él lentamente desenvolviendo el regalo. Cuando
abrió la caja de la joyería, no podía apartar los ojos del exquisito collar de
rubíes.
―Es hermoso.
―Voltéate y lo pondré en ti. Pensé que iba a hacer juego con tu vestido
favorito y sabía que lo tenía que conseguir para ti ―dijo mientras lo juntaba.
Sus dedos bajaron por su cuello cuando terminó de enganchar el collar y ella
se estremeció en necesidad.
Él lentamente le dio la vuelta y la besó con ternura, ella sintió como su
cuerpo se iba a derretir. Le encantaba la pasión interminable que tenían,
pero esta ternura que él mostraba iba a ser seguramente su ruina completa.
―Te ves hermosa ―le susurró, mientras él arrastraba sus labios por el
costado de su cuello. Su cuerpo se estremeció de nuevo y ella le alcanzó,
necesitando sus labios sobre los de ella.
Jessica no se había dado cuenta de cuánto tiempo pasó hasta cuando
la voz que venía del intercomunicador:
―Estaremos llegando al aeropuerto en cinco minutos.
Saltó como si hubiera sido sorprendida besuqueándose con su novio
detrás de las gradas, entonces se echó a reír. No había nada malo con besar a
tu marido en la parte trasera de una limusina.
―Me alegro que hayas decidido venir al viaje ―dijo Alex mientras le
ayudaba a salir del carro.
―Yo también ―respondió, realmente sintiéndolo.
―Prometo no trabajar mucho ―agregó.
―Te mantendré con esa promesa.
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Abordaron el jet de la compañía, que era lujoso, incluso de lo que ella
estaba acostumbrada. Se sentó y la alegre azafata les sirvió las bebidas y les
dejó saber que la cena estaría servida cuando ellos estuvieran en el aire.
Jessica esperaba en unos días realmente conocer el hombre con quien se
había casado.
Después que comieron, su cansancio finalmente tomo el control y ella
durmió el resto del vuelo.
―Despierta, llegamos. ―La voz de Alex la agitó de su sueño.
―¿En serio? ―logró balbucear.
―Dormiste todo el viaje ―dijo con una pequeña risa―. Me alegro
porque ahora vas a tener un montón de energía para nuestra noche de fiesta.
Salieron del jet y ella respiró en la belleza de la isla. Era muy cálido, con
una agradable brisa soplando suavemente. Se subieron al coche que los
esperaba.
―Tengo que encargarme inmediatamente de algunos negocios. ¿Por
qué no te instalas en la habitación y luego te relajas en la playa por un rato?
Prepárate a las seis de esta noche para cenar y bailar. Usa un vestido
―agregó.
―Suena genial. No he estado en la playa en una eternidad. Seattle
exactamente no descansa el clima ―dijo ella con una sonrisa.
Alex la dejó en el hotel, donde ella rápidamente se cambió de ropa y se
dirigió a la semiprivada playa. Había varias personas del hotel, pero la
mayoría eran parejas y todo el mundo parecía estar disfrutando la belleza
que los rodeaba.
Ella se lanzó al cálido océano y nadó hasta que estaba cansada, luego
encontró un salón recubierto y sacó su libro favorito de romance. Estaba
leyendo sobre el héroe y la heroína y pensando que su vida era mucho mejor,
cuando se sumió en otra siesta.
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Cuando Jessica se despertó, miró rápidamente a su reloj y dio un
pequeño chillido cuando se dio cuenta que eran las cuatro y media.
Velozmente recogió sus cosas y se dirigió de regreso a la habitación
para estar lista para su cita.
Había un mensaje esperándola, diciéndole que se encontrara con Alex
en el bar, ya que él se estaba saliendo un poco tarde. Se lanzó a la ducha y se
tomó su tiempo en estar lista, asegurándose que lucía perfecta.
Había comprado un vestido que normalmente nunca lo usaría, pero
quiso dar rienda suelta a las vacaciones. Con un escote muy bajo que nunca
había usado antes. La parte posterior del vestido bajaba a la parte baja de la
espalda y el dobladillo alcanzaba la mitad del muslo. Abrazaba sus caderas
estrechamente y luego la falda se acampanaba en un estilo coqueto.
Incluso había comprado nueva ropa interior para el traje y estaba usando
sexy bragas y un liguero. Quería incitar pasión en su esposo y con el traje que
estaba usando, esperaba que él tuviera una noche inquietante.
Mientras Jessica miraba su imagen al espejo de cuerpo completo.
Estaba un poco impactada por su propia audacia. Se volvió a mirar desde
todos los ángulos y sonrió a sí misma. Casi no reconocía la mujer que le
devolvía la mirada. Desde que se convirtió en madre, había tomado muy
poco tiempo para ella misma. Vestía sudaderas demasiado a menudo y casi
nunca se aplicaba maquillaje. Parecía no importarle a Alex, pero a ella le
gustaba sentirse como una mujer y se comprometió a tomar más tiempo
para mimarse a sí misma a partir de entonces.
Jessica hizo su camino al vestíbulo del hotel y dio un paso al bar.
Encontró a Alex inmediatamente. Estaba tan guapo que le quitó el aliento.
Cuando se volvió a ella, su mirada la recorrió y luego la exploró de nuevo, ella
sonrió de triunfo.
Alex casi se levantó de su asiento cuando vio a su esposa. Ella siempre
era hermosa, pero nunca la había visto en nada igual como el vestido que
estaba usando. Pudo sentir instantáneamente la reacción que su cuerpo
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estaba teniendo, haciendo sus pantalones demasiados apretados. Se levantó
y caminó hacia ella, casi como si estuviera en un trance.
―Eres la mujer más deslumbrante que he conocido ―le dijo a ella,
antes de empujarla a sus brazos y tomar sus labios con los de él.
―Gracias, tú mismo luces muy apuesto ―dijo.
―Voy a tener que pelear contra todos los hombres de este lugar ―dijo
él mientras miraba ligeramente a un tipo que estaba prácticamente
babeando por ella.
Envolvió su brazo posesivamente alrededor de ella y la llevó al exterior
del restaurante. Tuvieron una cena maravillosa. Llena de risas y excelente
comida. Pronto empezó a llamar a un taxi y la llevó a una parte diferente de
la ciudad.
Se detuvieron en un lugar que ella estaba sorprendida de que él lo
conociera. Pudo oír la música desde la calle y el barrio no parecía el más
seguro.
―¿Estás seguro que este es un lugar seguro? ―preguntó.
Alex echó su cabeza hacia atrás y rió.
―No te preocupes mi amor, te protegeré de cualquier peligro ―dijo
mientras la encaminaba hacia la puerta abierta.
Jessica se quedó sin aliento ante sus palabras. ¿Sabía lo mucho que
quería su amor? Todos los pensamientos huyeron cuando entraron por la
puerta.
El bar estaba débilmente iluminado, por lo que era difícil ver algo. Una
canción erótica sonaba fuerte y la gente se mezclaba a lo largo de todo el
bar. La mayoría de las parejas más bien parecían como si estuvieran a punto
de caer al suelo y tener relaciones sexuales, más que como si estuvieran
bailando.
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Sus ojos se posaron en la pareja frente a ellos. Su estómago se tensó y
se dijo que debía mirar hacia otro lado. El momento parecía tan íntimo entre
las dos personas, que se sentía como un Peeping Tom3.
La cabeza de la mujer estaba echada hacia atrás y sus labios estaban
abiertos, en lo que Jessica estaba segura que era un gemido. El hombre la
había apegado a él, con las manos subiendo rápidamente por su espalda y
muslos, mientras su boca se movía sobre su cuello y senos. Jessica
finalmente logró darse la vuelta y se sintió como si estuviera corriendo del
bar.
—Vamos a bailar —le susurró Alex al oído. Su voz sonó profunda y
ronca, lo que hizo que su estómago se apretara aún más. Ella asintió con la
cabeza, sabiendo que era imposible decir alguna excusa para escapar de ese
momento.
Alex la tomó en sus brazos, recordándole su primer baile juntos. Había
estado tan coqueto y arrogante.
Al bailar en sus brazos en ese momento ella no podía entender por qué
había sentido siempre la necesidad de luchar contra él de cualquier modo.
—Te quiero tanto. Te ves increíble en este vestido. Podría llevarte aquí
—le susurró. Un escalofrío pasó por todo el camino de su espalda y ella podía
sentir el calor, donde ella quería tanto su toque.
Las palabras aún no podían escapar de la garganta apretada de
Jessica. Alex la besó con pasión y calor, haciéndole olvidar el ambiente que
los rodeaba. Sus labios se movieron de sus labios a su cuello y por el escote
de su vestido.
Sus manos acariciaron por arriba y abajo de su espalda, consiguiendo
bajar cada vez más con cada paso que él daba. Ellos apenas se movían con la
3 Peeping Tom: Puede referirse a Tom el mirón, un personaje de la leyenda de Lady Godiva que no pudo resistir la tentación de mirar a la mujer por un agujero.
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música. Él lentamente comenzó a caminar llevándola hacia atrás hasta que
ella sintió la dureza de una pared en la espalda.
Ahora sus manos estaban recorriendo el costado de su cuerpo,
tocando los lados de sus pechos doloridos y su estómago sensible. Él
comenzó a bajar por sus caderas hasta que finalmente encontró la parte
inferior de su vestido. Recorrió por debajo del dobladillo y ahuecó su trasero
desnudo. Ella dejó escapar un gemido de placer cuando él le acarició la piel.
La atrajo bruscamente en medio de su excitación evidente, y sus labios
una vez más se unieron a los suyos. Era pura seducción y a ella no le
importaba que estuvieran en medio de un bar. Estaba lista para que la
tomara.
Ella levantó sus manos hacia arriba, para empezar a desabrocharle la
camisa, cuando él de pronto se detuvo y se echó hacia atrás.
—Tenemos que salir de aquí ahora —dijo con los dientes apretados.
Sin decir más, él la agarró de la mano y la condujo desde el bar. La llevó
rápidamente por la acera y llamó a un taxi.
Jessica estaba empezando a pensar que había hecho algo mal, porque
él estaba sentado a unos metros de ella en el taxi y sin pronunciar una
palabra. Llegaron al hotel y él la ayudó a salir. Luego la alejó del edificio y se
dirigieron a la playa y tomaron un camino apartado.
Ella estaba preparando el coraje suficiente para preguntarle qué le
pasaba cuando él tiró de ella en sus brazos y la besó de nuevo con toda la
fuerza que le había mostrado en el bar. Ella se olvidó de sus preocupaciones
mientras sus brazos se acercaban a su cuello y le daban acceso completo.
Alex arrojó su chaqueta al suelo, y la bajó suavemente sobre montículo
cubierto de hierba en medio de un camino abandonado. La luna plateada
emitía un resplandor suave, proporcionando solo la luz suficiente para
apenas verlo, dejando todo a su alrededor en las sombras. Él la despojó de su
vestido en un solo movimiento, dejándola expuesta y vulnerable.
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Estaba impresionado por la vista que tenía de ella, vestida sólo con un
pedazo de encaje negro apenas escondiéndose de él, la liga y los tacones
rojos. Ella estaba bañada por la luz de la luna, dándole un aspecto surrealista.
Él no quería nada más que enterrarse profundamente dentro de ella, pero no
era un amante egoísta y se aseguraría de su placer antes del suyo.
Él rápidamente se despojó de su ropa y después se unió a sus cuerpos
en un contacto íntimo. Él tomó sus labios de nuevo, haciéndola gritar de
placer mientras sus manos exploraban cada centímetro de su piel. Sus labios
acariciaron su cuello y la parte superior de sus pechos.
Ella apenas podía respirar, la presión era tan grande. Quería gritarle su
amor, pero se contuvo, a duras penas. Cuando sus labios finalmente
encontraron su máximo dentro de su boca y él chupaba su pezón dolorido,
su espalda arqueada sobre toda la tierra. Cuando él mordisqueó suavemente
la piel sensible que casi se deshizo.
—Por favor —rogó. Ella no sabía si lo estaba pidiendo para continuar o
unírseles.
Besó a fondo su estómago liso, apretándolo aún más. Su lengua se
sumergió en su ombligo y ella gimió ante las intensas sensaciones que le
estaba provocando.
Finalmente se trasladó a besar y acariciar sus muslos, haciendo que se
abrieran a su disposición. Cuando su boca por fin tocó el calor ardiente de su
sexo, ella pensó que iba a explotar.
Su cuerpo no se quedaría quieto. Él profundizó el beso íntimo, y ella
pudo sentir a su cuerpo pidiendo liberación. Cuando él metió los dedos
dentro de ella, ella no pudo contenerse por más tiempo. Gritó y finalmente
se dejó ir, oleadas de placer inundándola.
Él lentamente besó su camino de regreso a su cuerpo, empezando a
revolver su calor una vez más. No entendía cómo él podía hacer que ella lo
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quisiera tanto. Él acababa de complacerla más allá de lo que cualquier
persona debería recibir y ella golosamente quería más.
Acercó sus labios a los de ella y de nuevo el sabor de su pasión por la
lengua completamente trajo el fuego a su cuerpo.
—Por favor —rogó de nuevo. Lo quería muy dentro en ella.
—Por favor, ¿qué? —preguntó, sabiendo la respuesta.
—Por favor, ámame —jadeó. En silencio añadió con amor tanto
emocional como físicamente.
Él no dijo nada más, simplemente se deslizó dentro de su sexo en un
empuje seguro. Echó la cabeza hacia atrás y gimió en voz alta. Él no se
movió, como si estuviera tratando de calmarse. Ella movió sus caderas,
necesitando que él se moviera dentro de ella.
Ese pequeño movimiento fue suficiente. Él agarró su trasero y empujó
con fuerza dentro y fuera de ella. Sus labios se unieron de nuevo a los de ella
y él la amó con una pasión que debió haberse establecido en la hierba a su
alrededor en el fuego.
Ella sintió el calor acumulándose dentro de ella otra vez, incluso más
fuerte que antes, y de repente su cuerpo se sacudió con un placer tan intenso
que bordeaba con el dolor. Su calor cerniéndose alrededor de él lo envió por
encima del borde y con una estocada final dentro de ella, la soltó y gritó en
su propio placer.
Su cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor que brillaba en la
luz de la luna. Se derrumbó encima de ella, pero rápidamente cambió de
posición, dejándola encima de él. Ellos estaban unidos aún, lo cual se sentía
bien.
Él estaba acariciando su espalda desnuda, y ella estaba tan contenta y
con la guardia baja que finalmente susurró las palabras que había querido
decir durante tanto tiempo.
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—Te amo, Alex.
Ella lo sintió endurecerse, lo que le dijo más que las palabras que nunca
podría tener. No quería su amor. Quería la pasión e incluso quería compañía,
pero él no quería amor.
Ella estaba a punto de llorar mientras apartaba su cuerpo y comenzaba
a vestirse.
—Será mejor que salgamos de aquí antes de que algún turista incauto
pase —dijo él en un tono casi frío.
El corazón de Jessica estaba rompiéndose en mil pedazos. Lo que
había comenzado como un día perfecto, estaba terminando con
devastación. El dolor no se parecía a nada de lo que hubiera experimentado
antes. Ella lo amaba tanto. ¿Por qué no podía sentir lo mismo por ella? Creyó
sentir el amor cuando él la sostuvo en sus brazos. Parecía que él la amaba,
pero tal vez lo del sexo y el amor son dos cosas completamente diferentes.
Rápidamente se vistió y caminó lentamente hacia el hotel con Alex.
Era como caminar con un extraño, estaba tan distante.
—Sé que te dije que no iba a trabajar mucho, pero surgió algo y voy a
estar ocupado todo el día mañana —dijo al entrar en la suite.
—Entiendo —respondió Jessica.
—Tengo que terminar un trabajo esta noche —dijo mientras se dirigía
a la oficina.
Ella ni siquiera respondió. Ella se dirigió a tomar una ducha y luego a la
cama, donde ella podía llorar hasta dormir.
Los siguientes dos días y noches de su luna de miel fueron miserables.
Alex se había ido todo el día, volviendo demasiado tarde para que ellos
pudieran salir. Ella pasó su tiempo en la playa y de compras sola. Hicieron el
amor en las noches, pero era diferente. Podía sentir que estaba ocultando
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algo y cuando terminaban, él se apartaba de ella, al parecer para quedarse
dormido rápidamente.
Jessica se sintió aliviada al tercer día, cuando él dijo que todo había
terminado y que podían regresar a casa. No sabía qué esperar cuando
regresaran. Estaba segura de que las cosas volverían a ser como antes, con
ella viéndolo apenas y su amor por él anhelando ser liberado. Tenía que
tomar una decisión sobre qué hacer, más temprano que tarde.
—Fui un completo asno —dijo Alex a su hermano mayor Lucas—. Yo
sabía que estaba enamorada de mí, pero egoístamente quería que se lo
guardara para sí misma y no lo sacara a la luz. No tengo el tiempo ni la
energía para ese tipo de relación, pero realmente la he rechazado y no sé
cómo hacer que las cosas vuelvan a ser como antes —concluyó.
—¿Qué hay de malo en que tu esposa te ame y tú a ella? —preguntó
Lucas, sonando aturdido.
—No hay nada malo en ello cuando se tiene una relación como tú y
Amy. Jessica y yo tenemos un acuerdo. Tenemos que pensar en Jacob y si
tenemos todos estos sentimientos confusos, entonces estamos poniendo en
peligro todo el asunto.
Él sabía incluso mientras lo decía, lo mal que sonaba. Tenían un hijo en
común, así que, ¿cómo podría el amor estropear eso? Bueno, además de sus
padres y ahora Lucas y Amy, Alex no había visto un montón de matrimonios
buenos.
Todos terminaban en divorcio con batallas amargas por la custodia.
Alex pensó que si el amor seguía fuera de la ecuación, nunca tendría que
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preocuparse por el divorcio. La idea de que Jessica y Jacob no estuvieran allí
con él todos los días le rompió el corazón en mil pedazos.
—Creo que tienes una gran cantidad de negación, hermanito. Tienes a
una esposa increíble, que obviamente te ama, ¿y sabes qué? Creo que es
bastante obvio que la amas demasiado. ¿Por qué no dejas de luchar contra
ella y simplemente disfrutas de estar con tu familia? —dijo Lucas.
—Sí, lo que sea. Tengo que irme. Estaré fuera toda la semana y estoy
seguro de que todo va a ser normal cuando vuelva a casa —dijo, rogando que
fuera cierto.
—Buena suerte —dijo Lucas antes de que Alex se fuera.
—¿Cómo estás? Luces como si no te sintieras muy bien —dijo Amy.
Ella y Jessica se reunieron por un día de chicas. Estaban sentadas en el salón
con sus uñas cuando Amy le preguntó.
—Tengo una gripe horrible que ha estado alrededor, pero estaré
bien—respondió ella, con la esperanza de sentirse mejor más pronto que
tarde.
—Si necesitas descansar podemos reprogramar nuestro día —ofreció
Amy.
—No, he estado esperando toda la semana. Alex ha estado fuera
durante unos días e incluso antes de su partida apenas lo he visto. Necesito
un poco de buena conversación de chicas. ¿Cómo estás tú? —preguntó. Ella
estaba tratando desesperadamente de alejar el mareo.
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—Estoy mucho mejor. ¿Puedes creer que Isaiah ya tiene dos semanas
de edad? Él es un bebé grande también. En realidad me permite dormir
cuatro horas seguidas. Estoy muy contenta de haber contratado a la niñera,
también. Ha sido una gran ayuda tenerla alrededor. Jasmine absolutamente
la adora y he podido tomar un montón de siestas. Además me siento segura
al salir por la tarde contigo —dijo con entusiasmo.
—Sé lo rápido que pasa el tiempo. No puedo creer que Jacob tenga
casi un año de edad. Quiero ir de nuevo al principio, aunque la parte de
noches enteras de descanso es bastante agradable —agregó.
—Creo que me encantaría tener unos diez chicos más. No me mires
tan horrorizada. Me encanta ser madre y Lucas es el mejor marido del
mundo. Además, creo que Joseph pensaría que él está muerto y ha ido al
cielo al tener muchos nietos rodeándolo. Me encanta tanto esta familia —
dijo efusivamente.
Jessica se sentó por un momento sin decir nada. Ella quería tanto
tener más hijos, pero si las cosas no cambiaban con su marido, ella no veía
eso sucediendo.
Él estaba contento solo teniendo a Jacob. Ella se preguntó qué diría él
si le decía que quería tener otro bebé. En realidad no quería pensar en su
reacción. Lo más probable es que la rechazaría aún más.
—Siempre he querido tener una familia numerosa. Amo a mis padres
más allá de cualquier cosa, pero crecí sola como hija única. Nunca he querido
eso para Jacob —finalmente respondió Jessica.
—¿Están planeando otro pequeño para pronto? —preguntó ella con un
guiño—. La parte de intentarlo es muy divertida —añadió con una risita.
—No hemos hablado de eso. —Fue todo lo que dijo Jessica. Ella estaba
teniendo un momento muy difícil luchando contra las lágrimas.
Normalmente no era tan emocional, pero se imaginó que estar tan sola
últimamente le provocaba eso.
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—Alex adora tanto a Jacob. Estoy segura de que le gustaría a un par
más corriendo alrededor. Habla con él sobre eso. Sabes que el abuelo va a
estar esperando otro pronto —dijo Amy.
—Joseph es el hombre más genial que hay. No puedo creer la suerte
que tiene Jacob al tener un abuelo increíble. Además Katherine es una
abuela de ensueño. Me encanta la colcha que ella hizo para Jacob. Ella viene
y nos visita todo el tiempo. Yo realmente lamento que no hubieran podido
pasar los primeros tres meses con su nieto —dijo Jessica con cierta tristeza.
—Sin embargo, ellos entienden completamente. Tú no estabas segura
acerca de la relación y pensabas que estabas haciendo lo correcto. Lo más
importante es que estamos todos juntos ahora. Sé que las cosas pueden ser
muy duras, pero a veces debes pelear hasta el final —dijo Amy.
Jessica no quería hablar de la tensión entre ella y Alex, así que decidió
que era un buen momento para cambiar de tema.
—He estado muriendo por probar el nuevo lugar tailandés que queda a
pocas cuadras de distancia. ¿Quieres ir a almorzar? —preguntó.
Amy captó la indirecta y hablaron sobre el almuerzo, los niños y casi
todo lo demás, excepto sus maridos.
Jessica se sintió a sí misma relajándose y realmente disfrutó el resto
del día. Ella realmente tenía una cuñada increíble. Cuando regresaron a la
casa, ella estaba más relajada de lo que había estado antes de su luna de
miel improvisada.
Tendría que esperar y ver cómo las cosas saldrían bien. No podía dejar
a Alex. Ella lo amaba mucho y él era un padre maravilloso, así que quizás ella
simplemente tenía que guardar su dolor y vivir con las cosas de la manera en
que estaban. Ese pensamiento no era muy atractivo, ¿pero qué otra cosa
podía hacer?
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Capítulo 8
Traducido por Auroo_J & nanami27
Corregido por Xhessii
os meses pasaron lentamente desde la luna de miel.
Alex finalmente se quedaba en casa más a menudo y
volvieron a hacer el amor casi todas las noches y para un
extraño todo parecería normal.
Todo se vería como si fueran una familia perfecta.
Jessica no había repetido sus votos de amor a su marido y él había
empezado a relajarse. Ella no quería romper la tregua que habían
establecido.
Jacob cumpliría un año de edad esa tarde y tenían planeada una gran
fiesta, con sus dos familias allí. Le encantaba cuando la familia se reunía, más
que nada.
No podía creer que alguna vez hubo un momento en que los había
temido.
Jessica robaba a Isaías lejos en cada oportunidad que podía conseguir,
pero cuando Joseph estaba a su alrededor era más difícil. Sostenía a sus tres
nietos en las rodillas y era como un papá oso cuando alguien trataba de
tomar a uno de ellos.
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Los niños adoraban a su abuelo de igual manera. El segundo en que
caminaba por la puerta, Jasmine y Jacob corrían hacia él con sus brazos
abiertos y bebé arrullaba por él. Joseph estaba en el cielo de los bebés.
Jessica terminó de arreglarse para la fiesta, sabiendo que Julia estaba
vistiendo a Jacob al mismo tiempo. Había un dulce vínculo entre Julia y
Jacob.
—Mamá, alguien te está buscando —dijo la voz de Alex a la vuelta de la
esquina un segundo antes de entrar por la puerta.
Jessica sorbió de su apuesto marido y su hijo.
—Mamá, carga —exigió Jacob de ella, mientras él se acercó a ella
desde los brazos de su padre.
—Por supuesto, mi dulce niño. No puedo creer que tengas un año de
edad de verdad. ¿Es tu cumpleaños? —le preguntó antes de hacerle
cosquillas en la barriga.
—Mi día —dijo con su dulce voz de bebé.
—Sí, lo es y tienes al abuelo y la abuela y tu tía y tíos que vienen a verte
—dijo.
—Buelo, sí —dijo, y comenzó a mirar alrededor.
—Él no está aquí todavía —dijo con una sonrisa. Le encantaba cuan
unido su hijo estaba con sus dos abuelos.
—Quielo buelo —exigió con un poco ceño entre sus cejas, recordándole
que gran parte de su marido.
—Me gusta cómo sabe lo que quiere y no tiene miedo de pedirlo —dijo
Alex con orgullo—. Vamos Jacob, me parece estar escuchando en el salón al
abuelo —dijo con entusiasmo mientras Jacob saltaba de nuevo en los brazos
de su padre. Alex se rió y se inclinó a besarla rápidamente antes de salir de la
habitación. Poco a poco siguió a sus dos hombres favoritos.
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— Ya era hora que trajeran a mi nieto aquí abajo. He estado esperando
unos cinco minutos ahora —dijo la voz en pleno auge de Joseph.
Alex se rió entre dientes, cuando Jacob prácticamente voló a los brazos de su
abuelo.
Jacob dio unas palmaditas en la cara de Joseph para llamar su
atención.
—Mi día buelo —dijo con una sonrisa pícara.
—Sí, es tu cumpleaños Jacob. Vamos a robar algunos dulces —susurró
él, a pesar de que todos en la sala podían oírlo.
—Papá, no le des un montón de comida chatarra o va a ponerse de mal
humor —dijo Alex, a pesar de que sabía que sus palabras caían en oídos
sordos. Como pensaba, Joseph hizo como que no había oído ni una palabra.
Jessica tuvo que reír. Cuando Joseph quería consentir a sus nietos, no
había nada que se pudieran hacer para detenerlo.
—Me olvidé de decirte lo hermosa que te ves hoy —le dijo Alex y luego
la tomó en sus brazos y la besó suavemente. Ella inmediatamente se fundió
cuando él profundizó el beso.
Se disponía a llevarla arriba de nuevo. Habían estado juntos durante
casi un año y todavía tenía la capacidad de apretar su estómago. La deseaba
cada segundo del día. Era hermosa y apasionada.
Demonios, pensó, la fiesta podía esperarlos.
—¿Quieren ir arriba por un tiempo? Yo los cubriré —dijo la voz risueña
de Mark.
Jessica saltó de los brazos de Alex y podía sentir su cara poniéndose
caliente. Odiaba la facilidad con que ella se sonrojaba. No podía creer que
hubiera sido capturada besuqueándose en el pasillo como si fuera una
adolescente inexperta.
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Alex miró a su hermano.
—Podrías sólo haber salido de nuevo con el resto de la familia y no
interrumpido tan groseramente —dijo con demasiada mezquindad en la
opinión de Jessica. Él se veía más sexy cuando estaba de mal humor, lo cual
claramente estaba.
—Oh, deja de ser un palo en el barro, tienen toda la noche para seguir
besándose. Ahora sé un buen hermano y tráeme una cerveza —dijo, y
prácticamente arrastró a Alex de la habitación.
Jessica tomó unos minutos para calmarse antes de dirigirse en la
dirección de la fiesta. Se quedó mirando el gran grupo de familiares y amigos
en la terraza de atrás y sonrió. Su hijo era muy afortunado de tener a tanta
gente que lo adoraban.
Cada vez que ella comenzaba a pensar que no podía quedarse un día
más en la casa con un hombre que no la amaba, ella estaría en una reunión
familiar y su resolución se profundizaba. Ella amaba tanto a este grupo de
personas y la idea de no tenerlos en su vida era insoportable.
No era que Alex fuera cruel con ella de ninguna manera. Era
simplemente honesto, diciendo que no podía amarla. La deseaba lo que era
obvio. Su pasión ardía en gran medida. Estaba empezando a creer que
simplemente no quería estar enamorado de alguien y no era personal.
Jessica rompió de nuevo a la realidad y miró alrededor del patio lleno de
gente una vez más. Su sonrisa era genuina cuando vio a su hermoso hijo y su
sobrina y sobrino.
Jasmine y Jacob estaban en los columpios, con el abuelo empujado a
los dos.
—Más alto buelo —gritó Jasmine y entonces chilló de alegría cuando su
abuelo la complació.
—¿Cómo estás cariño? —preguntó Katherine, mientras se dirigía a
Jessica.
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—Estoy muy bien, mamá, gracias —respondió ella.
Katherine era una persona tranquila, a veces ella se envolvía de la
enorme fuerza de un marido. Todos los niños sabían que la abuela era la
verdadera fuente de la magia en la familia, sin embargo. Ella tenía un
corazón increíble y más amor para dar que cualquier otra persona que Jessica
conocía. Jessica estaba contenta de que su familia engranara muy bien con la
familia Anderson. Todos se habían convertido en una en lugar de dos.
—No puedo creer que Jacob tiene un año ya. El tiempo simplemente
pasa demasiado rápido, en mi opinión —dijo Katherine con un poco de
tristeza.
—Estoy de acuerdo, parece que fue ayer que lo estaba llevando a casa
desde el hospital. Estará a la universidad antes de que tenga la oportunidad
de parpadear —dijo con un poco de pánico.
—No ocurre muy rápidamente, pero que seguro parece. Estoy
agradecida de que mis hijos decidieron vivir cerca de casa. Cuando Mark se
graduó y se mudó un pedazo de mi corazón se rompió. Dejar ir a alguno de
tus hijos es difícil, pero el más joven es la última pieza y se siente como que
una parte de ti se va con ellos. También estoy agradecida de que finalmente
estén casados y dándome nietos. Ayuda a aliviar el dolor un poco —agregó.
Jessica miró con aire de culpabilidad a sus pies por un momento. Sabía
que su padre y los padres de Alex se esperaban tener muchos más nietos,
pero Jessica estaba tan asustada para siquiera hablarlo con Alex. Ella tenía
miedo de que dijera no y ella tendría que aceptar finalmente que no podían
estar juntos.
—Tres nietos en poco menos de tres años es bastante bueno —dijo
Jessica en su lugar.
—Sí, realmente son una bendición. Joseph ha estado ahora
murmurando sobre Mark sentando cabeza. Lo he dicho una y otra vez que
deje al chico solo. Él va a tener hijos cuando esté preparado para ello, pero
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conoces a Joseph, él es terco. Él cree que me engaña, pero he estado casada
con el hombre de lejos demasiados años para que él se salga con la suya
mucho —dijo con un guiño.
—Definitivamente es terco. Sus hijos y nietos han heredado ese rasgo
—dijo Jessica con una sonrisa cariñosa.
—Me voy a robar ese nuevo nieto mío antes de que Joseph ponga sus
manos sobre él —dijo Katherine. Besó la mejilla de Jessica y luego se dirigió a
Amy, que acababa de caminar alrededor de la esquina.
Amy se acercó a Jessica, ahora que sus brazos estaban vacíos.
—Apenas llego a ver a mis hijos cuando están alrededor de este grupo
—se quejó Amy, pero el brillo de sus ojos se llevó cualquier ataque en sus
palabras.
—Sé cómo te sientes —coincidió Jessica con su concuña.
—Realmente no podía imaginar ser parte de una de esas familias que
no se hablan el uno al otro. Me rompe el corazón ahora a pensar en eso —
dijo Amy con verdadero conocimiento.
Jessica sabía que Amy había crecido con una madre adicta hasta el día
en que entró en el sistema de cuidado de crianza. Ella había trabajado su
camino a través de la universidad y luego conoció a Lucas, mientras
trabajaba para la Corporación Anderson.
Tener un familiar cercano era algo que Jessica siempre había dado por
sentado, mientras que Amy nunca había conocido a un grupo de gente
amorosa. Jessica se acercó y le dio un fuerte abrazo a Amy.
—Estoy tan contenta de que seas mi hermana, Amy. Me alegro de que
fueras capaz de encontrar a la familia que estabas destinada a tener —dijo
Jessica.
Amy tuvo que enjugar algunas lágrimas.
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—Mira lo que me hiciste hacer —dijo con un sollozo—. Estoy muy
contenta de tenerte también —agregó.
—¿Qué pasa, Amy? —Era Lucas corriendo, como si tuviera radar
construido adentro. Él estaba tomando a Amy en sus brazos mientras
alcanzaba el patio para asegurarse de que sus hijos y el resto de la familia
estuvieran bien. Él no fue capaz de encontrar ningún peligro y frunció el ceño
aún más.
—Todo es perfecto, es por eso que estoy llorando —dijo con un
sollozo.
Lucas la miró como si hubiera perdido la cabeza por un momento y lo
que mando a ambas mujeres fuera en una ronda de risas.
—Lucas, tienes que entender que lloramos cuando estamos felices y
tristes. Es solo una de esas cosas misteriosas de las mujeres. —Jessica
finalmente logró decir entre risitas.
—¿Está todo bien? —preguntó Alex mientras miraba de su hermano a
las dos mujeres riendo. Lucas le dio una mirada que parecía decir tú
entiéndelas, que envió a las chicas en otra ronda de risas. Ambas estaban
sosteniendo su estómago y las lágrimas corrían por sus rostros estaban
riendo tan fuerte.
—Tienes que dejar de hablar o me va a dar un gran calambre —Amy
finalmente logró decir entre bocanadas de risa.
—Concuerdo —dijo Jessica.
Ambos chicos alzaron sus manos y de mutuo acuerdo se apartó de las
chicas.
—Será mejor que termine la parrillada —dijo Lucas.
—Sí, te voy a ayudar —Alex tomó ansiosamente la señal y huyeron.
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Después de unos minutos Jessica y Amy fueron capaces de dejar de
reír.
—Me encanta hacerle eso a él —dijo Amy con picardía.
—Fue muy divertido —coincidió Jessica.
—Vamos a buscar algo de beber. Todo esto de la risa es genial, pero
hombre me duele el estómago ahora —dijo Amy—. Además, tengo que bajar
estos pies, te juro que todavía están hinchados y actuando como si estuviera
embarazada.
—A mí me vendría bien un trago. He estado luchando contra la gripe y
teniendo un tiempo difícil manteniendo bien las cosas, así que no traigas al
bebé a cerca de mí. Nunca me perdonaría si hago que mi sobrino se enferme
—dijo Jessica.
Las chicas se unieron al resto del grupo, robaron dos sillas muy
cómodas para ellas mismas. La comida era excelente y Jessica estaba
relajada y tranquila.
—Es hora de cantar feliz cumpleaños —gritó Alex por encima de las
voces mientras se acercaba caminando fuera de la casa con una torta de
chocolate grande y una sola vela encendida en el centro.
Jacob apagó la vela con la ayuda de su padre y luego aplaudió con
todos los demás. Todo el mundo se rió a carcajadas cuando Jacob sacó la
pequeña mano en el pastel y lo untó por todo el cuerpo, diciendo yummy una
y otra vez.
Los ojos de Jessica se llenaron de lágrimas mientras miraba a Alex
meter la cara en el pastel con su hijo. Le encantaba cuán unidos estaban.
—A papi le gusta la torta, también —gritó Jacob y se rió entonces.
—También al abuelo —dijo Joseph y tomó un puñado grande por sí
mismo.
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—Creo que voy a pasar del pastel —dijo Jessica con afecto, mientras
que mirando a sus hombres cubiertos de chocolate.
—Secundaré eso —añadió Amy.
—No sabes lo que te pierdes —dijo Alex. Antes de que pudiera
detenerlo, Alex tomó un dedo manchado de chocolate y lo frotó por encima
del hombro. Se quedó en estado de shock por un momento y luego rápido
como un rayo cogió un pequeño pedazo de la torta y lo tiró a su marido.
Vio la luz de la travesura viendo a los ojos y decidió que era un buen
momento para retirarse. Ella se echó a correr, pero Alex la cogió en menos
de un momento. Suavemente le tiró al suelo y frotó su cara cubierta de
chocolate contra la suya.
Jessica se reía tan fuerte que apenas podía hablar.
—Está bien, está bien, pido tregua —finalmente logró decir.
—No hay tregua en una guerra de comida —dijo él y se frotó contra
ella un poco más. De pronto, pareció darse cuenta de que él estaba tendido
encima de ella.
Tenía sus manos cubriendo por encima de su cabeza y ella estaba
completamente a su merced.
Alex olvidó que el patio estaba lleno de gente, nadie más parecía
visible para él, excepto su bella esposa, cubierta de chocolate. Él inclinó su
cabeza hacia abajo y en lugar de frotar más chocolate en ella, sus labios se
encontraron con los suyos y la besó con una intensidad que limpió toda risa.
Alex le soltó las manos y de inmediato las envolvió alrededor de su cuello
para que pudiera tirar de él con más fuerza a su cuerpo.
—Um chicos, odio tener que interrumpir dos veces en una noche, pero
esto es una fiesta apta para todo público —dijo la voz de Mark riendo de
nuevo.
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Alex se separó de ella de mala gana y le gruñó a su hermano. Jessica
miró a su marido en estado de shock. Luego miró a su alrededor con
vergüenza y estaba muy agradecida de que nadie les prestara la más mínima
atención.
Alex finalmente se levantó y tiró de Jessica a sus pies.
—Esta fiesta puede terminar en cualquier momento ahora —dijo, con
la promesa de terminar por llegar—. De hecho, nadie probablemente se dará
cuenta si desaparecemos por un rato —le ofreció.
Ella estaba a punto de ponerse de acuerdo con él y escabullirse
escaleras arriba cuando Joseph se acercó a ellos.
—Ahora que Jacob tiene un año de edad, ¿cuándo están pensando en
darle un hermano? —preguntó Joseph a Alex—. Sabes que un niño tiene que
tener algún hermano menor que acosar —añadió, y miró fijamente a Mark.
Jessica fue la única que se percató de las persianas colocadas en su
sitio en el rostro de su marido. Su corazón se rompió un poco más. Se había
ido el amante apasionado, se cerró en unos dos segundos.
—Papá, ya tienes tres nietos, deja de ser tan codicioso —Alex
finalmente logró decir con voz altisonante.
—Ahora, hijo, no te estás haciendo más joven. Será mejor que trabajes
en cosas —continuó Joseph, sin darse cuenta de la repentina tensión en su
hijo. Hizo un guiño a Alex y Jessica, que la hizo ruborizarse otra vez.
—Sí, sí, simplemente disfruta del pastel —dijo Alex y rápidamente
cambió de tema. Jessica tenía la respuesta que ella no había querido
enfrentar.
Su marido definitivamente no planeaba tener más hijos con ella.
¿Cómo podría una noche tan llena de promesas hace un momento de
repente volverse tan oscura?
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La fiesta se prolongó incluso después de que Jacob finalmente
sucumbió a su agotamiento y se fue a la cama. A Jessica le encantaba ver a
los hermanos reír juntos y actuar como si fueran adolescentes.
Sin embargo, ella se puso una máscara falsa el resto de la noche,
porque todo lo que realmente quería hacer era meterse en la cama y tener
un llanto muy bueno. Ella y Amy se sentaron y charlaron mientras que el
resto de los invitados poco a poco comenzaron a salir.
Se las arregló para mantener su compostura el resto de la noche.
Podía ir acurrucarse en la cama y pensar en lo que iba a hacer con su futuro
muy pronto. Sabía que no podía permanecer en el matrimonio si Alex no
quería ser una verdadera familia, pero ella no quería pensar en ello.
—Tenemos que tener otro día de chicas, ¿qué tal te viene este viernes?
—preguntó Amy.
—Eso suena muy bien —dijo Jessica antes de abrazarla de despedida.
Ella estaba casi triste de ver el resto de los invitados irse, pero al mismo
tiempo ella realmente necesitaba estar sola por un tiempo.
—Tengo un trabajo que terminar. Voy a estar hasta tarde —dijo Alex
antes de volverse rápidamente y dirigirse a su oficina.
Jessica subió las escaleras hasta su habitación y se acurrucó en la
cama, donde lloró hasta quedarse dormida. Alex se debía haber quedado en
la oficina mucho más tarde de lo normal porque no estaba allí cuando
finalmente logró caer en un sueño exhausto.
El siguiente mes pasó con más y más angustia para Jessica. Alex
estaba en casa más a menudo como que no, pero si Jacob no estaba allí
como un amortiguador entre ellos, se encerraba en su oficina.
Hicieron muchas actividades familiares juntos, pero él parecía
asegurarse de que nunca estuvieran solos por otra parte. Todavía hacían el
amor en la noche, pero incluso eso había cambiado. Todavía era increíble y
aún era un fantástico amante, pero ya no la abrazaba con fuerza después.
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Sabía que iba a tener que confrontarlo, pero también sabía cómo iría la
conversación.
—Pensé que podríamos salir al lago este fin de semana, si deseas —
Alex le preguntó en la cena una noche.
—Eso suena grandioso —dijo Jessica con entusiasmo.
—Creo que a Jacob le gustará el bote. No hay nada como el viento
soplando a través de tu cabello mientras navegas en el agua.
—Bueno, tu hijo no tiene mucho cabello —ella le sonrió.
—Es muy cierto. El sol será bueno para todos nosotros. Se supone que
debe ser un fin de semana realmente agradable y esos son pocos y distantes
entre sí —dijo con una sonrisa sincera.
Ella odiaba responderle tan rápidamente cuando le daba lo más
mínimo de sí mismo.
El fin de semana llegó y Jacob tenía un resfriado, así que salieron solos
en el bote. Estaba asustada de que él pudiera cancelarlo, pero estaba de
buen humor por lo que salieron de la casa temprano por la mañana.
—Pensé que podríamos hacer algo de pesca mientras estamos aquí
fuera —dijo él.
—Eso suena genial. Amy dijo que ella y Lucas hicieron eso un par de
semanas atrás y lo pasaron bien.
—Sí, obtuve la idea de Lucas. Él lo disfrutó —le dijo a ella.
El viaje a la costa era una preciosidad, y ellos hablaron más de lo que lo
habían hecho en meses. Por primera vez en mucho tiempo que recordara,
Jessica estaba sintiendo un poco de esperanza.
Llegaron al puerto y abordaron el bote, ella estaba pasándola bien.
Una vez que la temperatura se avivó, se desnudó hasta quedar en su bikini y
se tendió en la cubierta. El calor del sol y la brisa fresca se sentían
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fenomenales contra su piel. Sus preocupaciones parecían flotar lejos en la
brisa suave.
Estaba tomando cada pedacito de la voluntad de Alex no encontrar
una cala apartada para aparcar el bote y raptar a su esposa. Ella no tenía idea
del poder que ocupaba sobre él.
Mientras dirigía el bote más dentro del agua, sus ojos eran
continuamente atraídos de regreso a Jessica, recostada allí en la cubierta, a
solo unos pocos metros de distancia de él.
Desde la noche en que le había dicho que lo amaba, él había
retrocedido dramáticamente. Sabía que la estaba lastimando, pero también
sabía que ella estaría mejor a largo plazo si le diera algo de espacio.
Necesitaba darse cuenta de que no estaba enamorada de él. Sabía que
estaba más enamorada de la idea del amor y el matrimonio que la verdadera
realidad de ello.
Su papá lo había asustado cuando había traído a colación la idea de
tener más hijos. Lo que más lo asustaba, era cuánto quería que ella se
embarazara de nuevo. Podía visualizar a un grupo de miniaturas de Jessica
corriendo por la casa. Ya no podía entender lo que estaba haciendo.
—Está muy caliente aquí —dijo Jessica, mientras se giraba
repentinamente hacia él—. ¿Podemos detenernos en algún lugar, así puedo
nadar un poco? —preguntó.
—Puedo ver una cala por aquí —dijo y dirigió el bote hacia la playa
aislada. Estaba apretando los dientes porque todo en él le decía que
necesitaba regresar a los muelles.
—Oh, es tan perfecta —ella jadeó hacia el pequeño pedazo de cielo de
una playa. Tan pronto como dejó caer el ancla bajo el bote, ella se zambulló
al agua. Estaba impresionado con su forma. Se sentía con demasiado calor,
así que se desnudó y se lanzó tras ella.
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Ambos nadaron alrededor en un cómodo silencio por un rato, cuando
de repente ella gritó. Alex nadó inmediatamente hacia ella y contuvo la
respiración cuando notó la sangre saliendo a la superficie del agua.
—¿Qué pasó? ¿Qué sucede? —se disparó hacia ella, mientras que al
mismo tiempo la apretaba cerca y la llevaba de vuelta al bote.
—No lo sé —gritó ella—. Es mi pierna. Pienso que me la corté con algo
—gimió.
Alex no podía ver nada, así que la remolcó de regreso al bote, rogando
que no fuera nada malo. La levantó en sus brazos y subió abordo.
La recostó suavemente y luego fue a buscar el botiquín de primeros auxilios.
Cuando regresó, estaba sorprendido por la cantidad de sangre.
—Luce peor de lo que está —dijo ella finalmente—. Estaba mirándola y
parece que me rasguñé con una roca o algo. Sólo que parece estar
sangrando mucho. Si la limpias y envuelves, voy a estar bien.
—Primero, toma este Advil4, entonces comenzaré a limpiar y evaluaré
por mí mismo cuán malo es —dijo en su voz de mando.
A pesar de que Jessica estaba lastimada, tenía que sonreír al mandato
en su voz. Ella amaba cuando se ponía todo determinado y actuaba como
que el mundo debería inclinarse a sus pies.
Se estremeció cuando él limpió la herida con el alcohol, pero tenía
razón, no estaba tan mal como él pensaba que estaba. Se sorprendió por la
cantidad de sangre que se había escapado de la pequeña herida.
El Advil se hizo presente y el dolor disminuyó considerablemente una
vez que la herida fue limpiada.
—Estoy bien ahora —lo tranquilizó.
—Podemos irnos a casa —ofreció.
4 Advil: Marca de ibuprofeno, un fármaco anti-inflamatorio.
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—Estoy bien. De hecho, me estoy sintiendo muy hambrienta —dijo.
Ella realmente no quería regresar a la casa de inmediato, sabiendo que
él desaparecería en su oficina.
No podía soportar estar a solas con ella por más tiempo, así que dirigió
el bote de regreso a la orilla y llamó a su hermano. Si tuvieran compañía para
la cena, él no tendría que tratar de responder las preguntas que veía venir en
sus ojos.
—Jessica, despierta, estamos de vuelta en los muelles. Llamé a Lucas,
él y Amy van a encontrarse con nosotros en media ahora en este genial local
de mariscos —dijo Alex mientras agitaba gentilmente a Jessica para que
despertara.
—¿Qué? —balbuceó, tratando de despertar—. Lo siento; ni siquiera me
di cuenta que estaba tan cansada. No tenía la intención de quedarme
dormida sobre ti —dijo cuando por fin se despertó por completo.
—Oye, no hay problema. Me gusta mucho el agua y tener silencio
tranquilizador —respondió antes de fijar el bote.
Jessica se sintió un poco como si hubiera sido abofeteada. Sintió que
básicamente le estaba diciendo que había disfrutado su día mucho más
porque ella no estaba allí para hablarle al oído. Pues bien, pensó, si quería
silencio, entonces silencio sería lo que conseguiría.
Se vistió rápidamente y fue cojeando al muelle con él hacia su auto. Se
mantuvo en silencio todo el viaje hasta el restaurante y él no dijo nada
tampoco. Jessica estaba deseando llegar a casa, así la incómoda tarde podría
terminar.
—Jessica, estoy tan contenta de que ustedes llamaran. —Amy vino
caminando y puso su brazo a través del de Jessica, mientras charlaban—. Es
tan agradable salir de la casa por un poco de conversación de adultos. No me
malinterpretes, adoro a mis niños, pero les falta ciertas habilidades de
comunicación —concluyó con una risa.
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—No lo sé. Creo que Jasmine se comunica muy bien y para el caso,
Isaiah no tiene ningún problema en absoluto para dejar a todos a su
alrededor saber cuándo algo no está yendo a su gusto —bromeó Jessica
enseguida.
—Tienes mucha razón —añadió Lucas.
—Supongo que soy el único con un hijo perfecto —dijo Alex.
—Ja —dijeron todos los demás al unísono, lo que causó más risa
afable.
—Bueno, los niños pueden ser muy demandantes cuando quieren algo,
pero aunque no sabía que amaría la paternidad tanto, en serio no podría
imaginar mi vida sin Jacob en ella. Él es simplemente increíble —dijo Alex
con asombro.
—Muy de acuerdo, hermanito —dijo Lucas.
—Es una noche de adultos. Basta de hablar de nuestros hijos. Pido un
vaso de vino y nada en absoluto para comer. Si causa problemas a la
barriguita de Isaiah después, bueno, está bien porque es el turno de papi
para levantarse con él —dijo Amy con una sonrisa maliciosa.
—Te mereces lo que quieras cariño —dijo Lucas.
La noche avanzaba y Jessica se relajó. Adoraba absolutamente a Lucas
y Amy, y eso ayudó a enmascarar la tensión entre Alex y ella. Sabía que
llegados a un punto iban a encarar las cosas, pero estaba muy cansada de
estar estresada todo el tiempo. Era agradable tener una noche libre de
preocupaciones.
Cuando llegó la hora de decir buenas noches, ella estaba tan triste al
ver a la otra pareja irse. Abrazó a Amy fuertemente y prometió tener un día
de chicas la próxima semana. Entonces, regresó a casa en completo silencio
con su marido.
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Cuando entraron, ambos fueron a la habitación de Jacob para
revisarlo. Era pasada la media noche y Julia se había retirado hace mucho.
Jessica deseaba que todavía estuviera levantada para que le dijera cómo
había sido el día de Jacob.
—Creo que ha vuelto a la normalidad —murmuró Jessica.
—Estaba mucho mejor para el momento en que nos fuimos. Solo no
quería exponerlo al agua tan pronto después de su resfriado —dijo Alex.
—Estoy de acuerdo —dijo ella.
—Eres una gran madre, nunca dudes eso —dijo Alex con ternura—. No
te sientas culpable por tomarte un día sin él. Es bueno para ti y para él. Mis
padres tuvieron muchas vacaciones solos, y mis hermanos y yo estamos
bien. Ellos estuvieron más que lejos de nosotros y siempre supimos cuánto
nos amaban —concluyó.
—Era lo mismo en mi casa. Sabía que mis padres siempre me habían
amado. Habría cambiado un poco de eso para tener un hermano, sin
embargo. Estaba realmente sola algunas veces —admitió.
Sabía que ella estaba dando a entender que le gustaría tener otro hijo.
Por mucho que a él le encantaría tener otro, ellos no tenían ese tipo de
matrimonio.
—Debo trabajar un poco —dijo, decidiendo evitar el tema—. Me voy a
cambiar —añadió, antes de caminar a su habitación.
Jessica normalmente le habría dejado irse, pero decidió darle a su
matrimonio todo lo que tenía. Mientras él se estaba cambiando en el baño,
se quitó la ropa y se acostó en su cama, con la suave luz mostrándolo todo.
Alex salió del baño, planeando salir directamente de la habitación, pero una
mirada de su esposa y sus planes cambiaron. Él caminó hacia la cama, como
si fuera una mascota con una soga. Se despojó de la ropa que se acababa de
poner y se subió en la cama junto a ella sin una sola palabra.
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Ella envolvió sus brazos alrededor de él y cuando sus labios se
encontraron, un fuego explotó en todo su cuerpo. Cuando la rozó del pecho
a la cadera y a la espalda de nuevo, fue como si un reguero de lava estuviera
abrasándola. No pudo detener los sonidos de placer que escapaban de sus
labios.
Tomó el control sobre él nuevamente antes de que fuera incapaz de
pensar. Lo empujó sobre su espalda y se subió encima de él, continuando el
beso apasionado. Finalmente, ella liberó sus labios y perdió los suyos por un
lado de su cuello.
Se sintió alentada por los escalofríos atormentado el cuerpo de él, y el
jadeo que escapó de sus labios mientras sus manos se perdían más y más en
su cuerpo.
Ella continuó besándolo en la columna de su garganta, sobre su suave
beso y más abajo, hacia sus abdominales duros como la roca. Pasó la lengua
en remolinos sobre el pequeño sendero de vello hacia su hinchada virilidad.
Intentó tirarla de espaldas a él.
—No, es mi turno —se limitó a decir, y él se tumbó y dejó que lo
complaciera. Tomó toda su fuerza de voluntad el no darle la vuelta y
hundirse en el interior de su cuerpo tembloroso.
—Jessica —gimió en voz alta, cuando ella lamió la parte superior de su
muslo. Realmente no podía aguantar por mucho más tiempo.
Tomó un segundo para mirarlo seductoramente, antes de que
finalmente pasara la lengua de arriba hacia debajo en la longitud completa
de él. Su cuerpo entero se estremeció del placer que ella le estaba dando.
—Por favor —rogó. Él no sabía si estaba rogándole que continuara o se
detuviera.
Ella no dijo ni una palabra cuando finalmente lo llevó al fondo de su
boca y el cuerpo entero de él se arqueó en la cama. Movió su cabeza hacia
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arriba y abajo de su eje, mientras lo apretaba e imitaba el movimiento con la
mano.
Agitó su lengua alrededor de su cabeza y él se irguió.
—Suficiente —gruñó mientras la agarró en un relampagueante y
rápido movimiento, y la deslizó debajo de él.
—Terminaré dentro de ti, contigo estremeciéndote junto a mí de
placer —dijo entre dientes apretados.
Ella sacudió sus caderas hacia arriba, hacia él. Podía sentirlo allí
mismo, en su entrada, pero él no iba a empujar dentro de ella.
Ahora era ella la que rogaba.
—Por favor, Alex —gimió.
—Solo un minuto. No quiero que esto termine antes que siquiera
comience. —Él gruñó mientras ella se frotaba contra él.
Le tomó las manos y las puso sobre su cabeza y entonces acercó sus
labios a los de ella otra vez. La besó con toda la pasión reprimida de un
hombre ahogándose. Se estaba ahogando en ella.
—Por favor, Alex —le rogó de nuevo.
No pudo soportarlo más y con un empuje estuvo enterrado
profundamente dentro de ella. Ambos gimieron de placer en el
cumplimiento de sus cuerpos unidos.
Empezó a moverse y la espera terminó. Se metía rápidamente dentro
y fuera de ella, mientras sus jadeos se intensificaban.
—Alex —gritó ella mientras su cuerpo comenzaba a convulsionarse a
su alrededor. Se enterró dentro de ella y gimió en voz alta en su propia
liberación.
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Ambos se quedaron allí, inmóviles. Sus manos estaban frotando de
arriba hacia abajo, desde sus omóplatos a su espalda baja y entonces arriba
de nuevo. Finalmente se bajó de ella, y ella gimió de descontento por la
separación.
—Shh, soy muy pesado para ti —dijo. Ella pensó que se levantaría y se
iría, pero la sostuvo cerca de él y después de que los cubrió, le rozó la espalda
hasta que el sueño los alcanzó.
Alex se quedó allí por mucho tiempo, todavía sin dejar de acariciar su
espalda y pensando en que hacer el amor era mucho más que el sexo. Sabía
que debería haberse ido y haberlos dejado pensar claramente, pero no había
forma de que pudiera haberlo hecho. Cuando había salido del baño y visto su
hermoso cuerpo brillando bajo la suave luz de la lámpara, se sintió atraído
por ella.
Finalmente salió de la cama, cuando sabía que estaba profundamente
dormida. Ella gimió y se estiró hacia él. Cuando encontró solo espacio vacío,
frunció el ceño, pero no se despertó.
Alex se dirigió al baño y tomó una larga ducha. Dejó que la espuma
tratara de quitar la tensión que parecía estar siempre presente en sus
hombros. No sirvió de nada. Finalmente se rindió y decidió regresar a la
cama. Intentaría dormir un poco y pensar las cosas después.
Tan pronto como subió de nuevo a la cama, ella se arrimó
inmediatamente a él. Incluso en sus sueños se sentía atraída hacia él. Se
entregó a la noche intentando crear distancia y la abrazó, cayendo
rápidamente en un profundo sueño. Un terremoto no podría haberlo
despertado.
La siguiente mañana, se despertó antes que Jessica, se levantó y se
fue. La evitó el resto de la tarde y a pesar de que la atrapó lanzándole
miradas tristes cada vez que se cruzaban, él sabía que era mejor crear cierta
distancia.
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Alex se sentó en su oficina y se frotó las sienes palpitantes. Sabía que
había estado evitando a Jessica demasiado y quería solo regresar a la
manera en que las cosas habían estado.
Todo lo que había pasado en los últimos meses parecía seguir
separándolos más y más. Estaba tratando de mantener distancia entre ellos
para prevenir los mismos problemas que él parecía haber creado.
Esa noche en la cena, apenas había tocado su comida y parecía tener
demasiada tristeza en ella y él sabía que podía arreglarlo. No sabía cómo
hacer que sus problemas se desvanecieran sin darle su corazón.
Ella era una persona razonable. Si le explicaba que estaba haciendo lo
que era mejor para su hijo, entendería que un matrimonio no tenía que estar
lleno de romance y amor. Tenía que ser llenado con un entendimiento de
que las dos personas hicieron lo mejor que pudieron con el fin de ser buenos
padres.
Incluso cuando sabía que los pensamientos que revoloteaban por su
mente sonaban mal, estaba convenciéndose a sí mismo que todo estaba
bien. Una vez más, se quedó en la oficina hasta muy tarde, asegurándose de
que ella estuviera dormida antes de entrar a su habitación.
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Capítulo 9
Traducido por Xhessii
Corregido por Alyshia Cheryl
essica tomó una decisión. Ella estaba mendigando muestras de
amor de su marido y él parecía alejarse cada vez más de ella.
Había estado esperanzada esos meses cuando él parecía abrirse a
ella y su matrimonio había parecido real. Pero no podía vivir a medias dentro
en el matrimonio y otra mitad fuera.
Había veces cuando todo era perfecto, y entonces él parecía estar
demasiado relajado y luego otra vez se alejaba. Lo caliente y lo frío eran peor
que si él solo fuera frío. Cuando se abría a ella, le daba esperanzas de que
pudieran ser una pareja real.
Ella lentamente obtuvo coraje y caminó por las escaleras hacia la
oficina de su esposo en casa. Tomó una respiración profunda y luego entró,
con su cabeza levantada.
—¿Está todo bien? —preguntó Alex preocupado. Ella normalmente no
lo molestaba en la oficina, con una excepción de cuando terminaron
haciendo el amor en frente de la chimenea.
Sus ojos fueron automáticamente a ese punto y podía sentir que su
cuerpo respondía. Él rápidamente lo ocultó y miró de nuevo a Jessica.
Estaba parada enfrente de él, y él estaba pensando en que podía
tomarla justo ahí encima de su escritorio. Sus ojos tenían una determinación
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que le decían que deberían hablar. Seriamente, él tenía que detener sus
pensamientos.
—No sé si las cosas están bien —comenzó.
Alex se preocupó.
—Jacob… —empezó. Comenzó a levantarse, listo a subir las escaleras
por su hijo.
—Jacob está bien. Esto tiene que ver con nosotros. Necesito hablar
sobre nuestra relación. —Jessica sintió que su corazón se rompía a la mitad
mientras miraba que las contraventanas se cerraban rápidamente en el
rostro de su esposo.
—Nuestra relación está bien. —No dio detalles, solo miró de nuevo a
su computadora, como si la discusión se hubiera terminado y no hubiera
necesidad de interrumpir por más tiempo su trabajo.
Absolutamente no quería tener la conversación. Sabía que esto
llegaría hace mucho tiempo. No quería herirla, pero tampoco quería
perderla. Estaba sintiendo más estrés del que había sentido toda su vida.
—La cosa es, que nuestra relación ya no está bien para mí —dijo ella—.
Alex, te amo. He estado enamorada de ti desde hace un tiempo y no puedo
vivir este matrimonio amándote con todo mi corazón mientras me pregunto
si vas a salir por la puerta —terminó ella, una lágrima se deslizó por su
mejilla.
Él corazón de él se calentó por un momento cuando le dijo de nuevo
que lo amaba. Se negó a permitir que el calor avanzara y bloqueara sus
emociones. Razonaría con ella, haría que las cosas estuvieran bien para ellos.
Ella esperaba pasar la conversación sin llorar. No quería aparentar
debilidad y no quería que él sintiera lástima por ella. Quería su amor o nada.
Él la miró con la misma expresión, aunque pensó por un momento que
él había mostrado algo de calidez. Ella quizás lo imaginó porque puso una
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mirada que notan alentadora. Él se sentó de nuevo en la silla por dos
minutos antes de que finalmente hablara.
—Jessica, en verdad me importas. Eres una increíble madre y una
buena esposa. Estoy cómodo con la forma en la que están ahora las cosas.
Nunca quise casarme, porque además de mis padres y mi hermano, no he
visto exactamente ejemplos brillantes de amor duradero. Sé que quieres que
te diga “Te amo”, pero no puedo. Es solo que no soy así. Te estoy dando todo
lo que soy capaz de dar.
Sus palabras eran como navajas que la cortaban una y otra vez. Ella no
sabía cómo era posible que siguiera ahí parada. Presionó su mano contra su
corazón. El dolor era tan profundo que parecía que había un hueco en su
pecho. Realmente pensó que su corazón explotaría por la intensidad del
dolor que la atravesaba.
—Entiendo, Alex, pero no puedo seguir casada contigo. Eres un padre
asombroso y nunca te alejaré de Jacob. Pero tenemos que trabajar en los
detalles y no puedo hacerlo. Lo siento tanto.
Ella se giró y salió de la habitación. Atragantó los sollozos que quería
sacar de su cuerpo, pero de alguna manera los pudo retener.
Jessica no supo cuando llegó a la habitación que compartía con Alex
por casi un año. Sus noches habían sido asombrosas. Ese era el único
momento cuando él bajaba la guardia. Cuando la miraba a los ojos, ella se
convencía de que el amor resplandecía desde el azul profundo.
Ella se alejó de la cama. No podía mirarla. Caminó por el pasillo y
revisó a Jacob. Él estaba dormido en su cuna y parecía tan en paz. Había
crecido tanto en su primer año de vida. Estaba sorprendida de lo hermoso
que era. Amaba cuánto se parecía a su padre. Acarició su cabeza, en su
mayoría calva. Él no despertó. Estaba contento en su cuna. No lo molestaría
entonces. Podía recogerlo mañana.
Ella golpeó la puerta de Julia y ella respondió rápidamente:
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—Hola Jessica, ¿todo está bien? —preguntó Julia con preocupación.
Obviamente, pensó Jessica, que ella no iba a hacer un buen trabajo
ocultando sus emociones.
—Todo está bien. Solo quería decirte que no estaré esta noche. Tienes
mi número si Jacob despierta y hay problemas.
—Estoy segura que las cosas estarán bien. ¿Estás segura de que tú
estás bien? —preguntó de nuevo Julia.
—Sí, gracias, te veré en la mañana.
Con eso, Jessica se giró y caminó de nuevo al dormitorio. No había
manera de que pudiera dormir esta noche ahí. Saldría a encontrar una
habitación en un hotel y luego buscaría al día siguiente algo más
permanente. Su hijo estaría bien en la noche. Se aseguraría de regresar
antes de que despertara. Empacó una bolsa de noche y salió de la casa.
Mientras se subía al coche, tuvo que esperar unos momentos, porque
estaba llorando tanto que era difícil que pudiera manejar apropiadamente.
Cuando finalmente se recompuso y vio que su visión se aclaró, se alejó de la
casa. Ella miró por el espejo retrovisor hasta que los árboles bloquearon su
visión.
Irse era la cosa más difícil que había hecho. Mientras más se alejaba,
más se arrepentía de la decisión. Ella amaba mucho a Alex y dejarlo era
incluso más doloroso que quedarse con él, incluso sin su amor.
Ella decidió girar y regresar hacia la casa, cuando de repente su carro
se inundó con una luz brillante.
—¿Qué…? —empezó a decir en voz alta cuando hubo un estruendo de
un choque y ella se desmayó.
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Alex estaba sentado en su escritorio con la cabeza en sus manos. Él
estaba lamentándose de las palabras que le decía a Jessica. Mientras más
pensaba más se daba cuenta que ella no le pedía nada que no quisiera darle.
Todos los pensamientos del trabajo se habían ido. Él estaba pensando
en sus momentos con Jessica. No podía esperar caminar por la puerta cada
tarde para verla. Se dio cuenta que con el paso de los días, él continuamente
miraba el tiempo y contaba las horas hasta que regresara a casa. Hacía más
trabajo en la casa, incluso que el que había tenido en el pasado. Todo lo que
no requiriera que estuviera en la oficina era hecho en casa.
También, delegaba más trabajo que nunca. Solo quería pasar el
tiempo con su hijo y su esposa. El trabajo ya no era la prioridad que solía ser.
Sus noches no se parecían a las de antes. Ella siempre estaba ansiosa
de caer en sus brazos. Era la criatura más hermosa que nunca había
conocido. Podía imaginarla embarazada con muchos de sus hijos. Él no
podía imaginar su vida sin ella.
Su corazón parecía crecer tanto en su pecho cuando se dio cuenta. Él
la amaba.
—La amo —murmuró en voz alta, justo para oír cómo sonaba y para
saber cómo se sentía decirlo. Él podía sentir que su boca formaba una
sonrisa. La amaba. Quería gritarlo desde el techo.
Él sabía que había estado sentado ahí mucho tiempo, pero necesitaba
controlar sus emociones. Finalmente se levantó para ir a hablar con Jessica.
Odiaba el dolor que le causó. No podía creer que se quedó simplemente
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sentado mientras las lágrimas caían por sus mejillas y el dolor brillaba en sus
ojos.
Bueno, eso nunca más sucedería. Él podía reconstruir eso y mucho
más. Caminó hacia el dormitorio y no había señal de ella. Él revisó por el
resto de la casa y no había señal. Empezó a preocuparse. Él fue a la
habitación de su hijo y encontró a Julia adentro.
—¿Sabes dónde está Jessica? —preguntó.
—Pensé que habían salido. Ella vino hace como una hora, diciendo que
estaría afuera esta noche —contestó. Sus ojos se encogieron ligeramente
mientras lo miraba—. Ella se miraba como si algo la molestara, aunque hacía
su mejor esfuerzo por ocultarlo —dijo en tono acusador.
Alex fue a su dormitorio, planeando llamarla a su celular. Su extensión
sonó antes de que tuviera oportunidad de hacer la llamada. Atendió al
primer timbre.
—Hola.
—¿Es Alex Anderson? —preguntó la voz de un extraño.
—Sí, ¿puedo ayudarlo?
—Señor, su esposa tuvo un accidente automovilístico. Ella está en el
Hospital Mercy West en cirugía y usted es el contacto de emergencia —dijo
el extraño con compasión.
Alex tiró el teléfono sin decir otra palabra y corrió por la puerta. Él le
gritó a Julia para que le dijera a la familia de Jessica y a la suya y luego corrió
a su carro. Él no podía perderla.
Por favor, Dios, rogó, no me la quites.
Alex llegó al hospital en tiempo récord. Él ni siquiera podía recordarse
conduciendo. Un momento se subió al coche, y al siguiente entraba apurado
por la entrada del hospital.
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—¡Busco a mi esposa, Jessica Anderson! —Él prácticamente le gritaba
a la pobre recepcionista.
—Un momento, señor —dijo la enfermera eficiente mientras miraba a
la computadora en un tiempo que parecía ser horas—. Ella llegó hace una
hora y sigue en cirugía. Necesito que por favor me llene estos papeles —pidió
ella, mientras sacaba una pila de papeles.
—¡Al diablo con los papeles, quiero saber que está pasando con mi
esposa! —le gritó a la mujer.
—Señor, entiendo que esté molesto ahora, pero el doctor saldrá en un
momento más para informarle la condición de su esposa. Realmente
necesitamos que esos papeles se llenen —intentó de nuevo la enfermera.
Alex estaba a punto de agarrar a la mujer insufrible por las solapas de
su camisa y exigirle que lo llevara hacia Jessica cuando una mano lo golpeó
en el hombro.
—Vamos hijo, llenemos los papeles y esperemos al doctor.
Los hombros de Alex se hundieron por la derrota. Su padre estaba ahí,
y tenía razón.
—Okey, papá —concedió derrotado.
—Sé que estás preocupado, chico. Todos lo estamos, pero tu familia
ahora está aquí y esperaremos juntos. Jessica es fuerte y sé que se
recuperará de esto.
Alex le dio gracias a Dios porque su familia estaba ahí con él. No se
podría sentar en la sala de espera y mantener su compostura sin ellos.
Unos minutos después sus hermanos, Lucas y Mark, estaban ahí con
él, y luego el padre de Jessica, John. Nadie habló. Ellos estaban ahí para ser
un soporte. La esposa de Lucas, Amy, entró con café y comida para todos y
envolvió a Alex en un abrazo.
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—Estará todo bien. Ella es fuerte —dijo ella, entonces besó su mejilla y
fue a sentarse con su esposo.
—Hijo, demos un paseo —dijo Joseph y condujo a Alex fuera de la
habitación.
—¿Y si viene el doctor, papá? —preguntó con pánico Alex.
—No nos alejaremos, y confía que si entra el doctor, uno de tus
hermanos rápidamente vendrá por ti —le aseguro Joseph.
—Okey —dijo Alex, dándose cuenta que realmente necesitaba algo de
aire para aclarar su cabeza.
—¿Todo está bien entre tú y Jessica? —preguntó Joseph. Él nunca
andaba con rodeos, siempre iba al centro del asunto.
—No he sido un buen esposo —dijo Alex, luchando para no sollozar—.
Ella me dijo que me amaba y me volví un poco loco. Estaba asustado de
admitir que la quiero mucho y que me preocupa que ella termine
decepcionada por mí y huya. He sido un tonto —terminó.
—Bueno, admitirlo es el primer paso —dijo Joseph con una pequeña
risita.
Alex no le encontró chiste a las palabras de su padre.
—En verdad la amo —dijo él finalmente.
—¿Ya le dijiste eso? —preguntó su papá
—Iba a hacerlo, pero tuvimos una pelea y por eso ella salió. Todo esto
es mi culpa y si algo le sucede, nunca seré capaz de perdonarme —murmuró
Alex.
—Ella estará bien Alex, y tú tendrás el resto de tu vida para asegurarle
que realmente la amas. Cuando dos personas realmente están destinadas a
estar juntas, nada puede detenerlos, quizás excepto sus cabezotas. Estoy
contento de ver que estás despertando —dijo ligeramente Joseph.
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—Gracias, papá. Me preguntó de dónde vendrá esa testarudez —
agregó Alex.
—Ay chico, tu mamá me ha dado unas cuantas patadas en el trasero, y
estoy seguro que las merecía, pero ahora sabes que yo caminaría en el fuego
por ella.
—Nunca pensé que era posible encontrar un amor tan grande como el
tuyo y el de mamá, pero ahora sé lo equivocado que estaba. Saber que
Jessica está herida y que no soy capaz de hacer nada es como si se rompiera
un pedazo de mi alma. Necesito hacer que ella se mejore —pidió Alex.
—En verdad has crecido para convertirte en un buen hombre. Sé que
sabes que siempre estaré aquí para ti y que superaremos esto. La familia
siempre está junta. No hay manera que Jessica dejé a su hijo, así que ten fe,
ora mucho y sé que todo funcionará.
—Gracias, papá. Me sentiré mejor una vez que el doctor me deje verla
—dijo Alex, mirando por la puerta hacia la sala de espera.
—Vamos de nuevo adentro —dijo Joseph y caminaron hacia la familia.
Alex caminó dentro de la habitación en lo que parecía ser la centésima
vez cuando un doctor salió por la puerta. El hombre se dirigió al gran grupo
de personas.
—¿Alex Anderson? —preguntó.
—Ése soy yo —respondió rápidamente Alex.
—Su esposa ha salido de la cirugía. Su condición es estable, pero las
siguientes veinticuatro horas son críticas. Ella está ahora mismo en coma,
pero tenemos confianza de que despertará en los próximos días. Su cuello
está roto y tiene un gran corte en su pierna izquierda. Hemos reparado
ambas cosas. Su cabeza se llevó un gran golpe y eso es ahora nuestra
principal preocupación. Tenemos que aliviar la presión y mantenerla bajo
vigilancia. —Finalmente el doctor dejó de hablar.
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Alex seguía digiriendo las palabras que decía el doctor sintiendo como
si hubiera sido abofeteado. Él estaba tan preocupado por Jessica.
—Puedo verla, ¿por favor? —Le tomó todo el control a Alex no agarrar
al doctor y exigirle que lo llevara hacia su esposa. Él no era normalmente un
hombre que preguntaba.
—Ella ahora está siendo movida a su habitación. La enfermera lo
llevará en unos cuantos minutos —contestó el doctor y se fue, cruzando las
puertas dobles.
—Esperaremos aquí, hijo —dijo Joseph, mientras le daba golpecitos al
brazo de Alex.
Unos minutos después condujeron a Alex por algunos corredores hacia
la habitación de Jessica. Alex jadeó en shock cuando vio a Jessica acostada
en una cama grande. Su rostro estaba con moretones y ligeramente
hinchado. Él sintió que una lágrima se deslizó por su mejilla mientras se daba
cuenta de lo cerca que estuvo de perderla.
Jaló una silla junto a su cama y gentilmente puso su mano sobre la de
ella.
—Jessica, estoy muy triste por todo lo que te he hecho pasar.
Estaremos bien. Por favor, despierta, para que podamos ser una familia. Te
amo demasiado y no puedo vivir sin ti —le dijo para que ella abriera sus ojos
y lo mirara.
Ella no se movió. Él se quedó ahí con ella el resto de la noche. La
enfermera había entrado y le dijo que las horas de visita habían terminado,
pero después de varios minutos se dio por vencida, sabiendo que ella no
podría alejar a un esposo devoto.
Al día siguiente el doctor entró en la habitación y miró algunos
gráficos.
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—Bueno, tenemos algunas buenas noticias, señor Anderson. Ella está
curándose maravillosamente y debería despertar en cualquier momento.
También parece que el bebé no fue afectado por el accidente y su embarazo
va bien —terminó él.
Alex se sentó en shock. Él tenía una mezcla de emociones corriendo a
través de él. ¿Sabría ella que estaba embarazada? Ella le hubiera dicho.
—¿De cuánto tiempo? —escupió finalmente.
—Lo siento, asumí que ya sabía. —El doctor parecía tropezar con las
palabras. Él miró de nuevo a las gráficas—. Ella está como por la doceava
semana —dijo él finalmente.
El rostro de Alex se encendió con alegría. Ellos iban a tener otro hijo.
Amaba demasiado a su hijo y ahora iban a darle un hermano. Incluso mejor,
él estaría ahí durante todo el embarazo. Él vería a su hijo llegar al mundo y
estaría ahí para disfrutar cada día del embarazo completo.
Él se sentó junto a Jessica y le agradeció al cielo por todas las
bendiciones en su vida. Su esposa iba a estar bien, aunque se sentiría mucho
mejor cuando ella finalmente abriera los ojos. Él iba a tener otro hijo que
amar. Jacob era el mejor hijo en todo el universo. Solo parecía bien traer más
hijos al mundo. Él sonrió, pensando que sonaba un poco predispuesto, pero
eso también estaba bien.
Él hizo un voto de que nunca más dejaría que nada malo le pasara a su
familia. No podía soportar sentirse tan inútil.
Más tarde ese atardecer, ambas familias fueron a ver a Jessica,
trayendo más flores y globos. Su habitación se miraba como una florería por
todos los arreglos que le había dado la gente que le deseaba lo mejor.
—Vamos a tener otro bebé —dijo emocionado Alex a todos en la
habitación. Él sabía que tenía que esperar que Jessica estuviera despierta
para decirle a todos, pero no podía evitarlo. Estaba demasiado emocionado
por eso.
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Hubo un momento de silencio antes de que todos vitorearan.
—Felicidades, hijo —casi gritó Joseph antes de darle a Alex un gran
abrazo de oso.
—Eso es maravilloso, simplemente maravilloso —agregó John con
lágrimas en sus ojos.
Sus hermanos le dieron un gran abrazo y Amy lo besó en la mejilla.
Ellos estaban igual de emocionados que él.
—Ni siquiera sé si Jessica lo sabe, pero no pude esperar para decirle a
todos —dijo Alex avergonzado.
—Alex. —Su cabeza se giró mientras escuchaba el suave susurro de su
nombre siendo dicho. Los ojos de Jessica estaban confundidos y lo estaba
mirando directamente.
—Bebé, es bueno verte despierta. —Él se sentó en la silla junto a la
cama de su esposa y puso su mano en la de ella.
—¿Qué…? ¿Qué pasó? —finalmente se arregló para decir. Su garganta
se sentía como una lija. El resto de la habitación estaba completamente en
silencio.
—Estuviste en un accidente automovilístico terrible, pero ahora todo
está bien. Deberías ser capaz de volver a casa en unos días —dijo él.
—No recuerdo. Estaba manejando y entonces todo quedó negro… —
dijo ella, sonando asustada.
—No tienes nada de qué preocuparte. El doctor dijo que ibas a estar
bien —le aseguró.
—Jacob está bien, ¿cierto? —preguntó ella. El monitor de su corazón
empezó a sonar frenéticamente mientras miraba por la habitación buscando
a su hijo.
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—Jacob está bien. Tienes que tranquilizarte, tu ritmo cardiaco se ha
acelerado —dijo él calmadamente y suspiró de alivio cuando los pitidos
disminuyeron—. Él está en casa con Julia. Ella estará aquí en una hora con él
—le dijo y la besó gentilmente.
Jessica miró el rostro de Alex. Él lucía como si hubiera sido el que
estuvo en el accidente. Sus ojos tenían círculos oscuros y su rostro estaba sin
rasurar. Su ropa parecía estar desesperada por cambiarse. Nunca se había
visto mejor para ella.
—Siento las cosas que dije. Te amo más de lo que nunca podrás
imaginar. Simplemente estaba asustado. Has tenido mi corazón por tanto
tiempo y tenía miedo de que si te decía de alguna manera, me controlarías.
Me he dado cuenta pronto que eso no importa. Cuando pensé que podía
perderte estuve a punto de volverme loco. Por favor, perdóname por ser tan
estúpido —le rogó.
Ninguno se dio cuenta de que sus familias silenciosamente salieron de
la habitación, dándoles la privacidad que necesitaban. Ellos no se fijaron de
las miradas felices entre Joseph y John, los dos padres entrometidos.
—Claro que te perdono Alex. Te amo demasiado. Quería regresar a
casa en el momento que me fui. Estaba pensando en que prefería vivir
contigo sin amor que sin ti —contestó ella.
—Así que, ¿vamos a estar bien? —le preguntó.
—Vamos a estar más que bien. Creo que finalmente podemos ser una
familia real —dijo ella.
—Hablando de familias —empezó él—. ¿Cómo te sientes con la idea de
darle a Jacob un nuevo hermano o hermana?
Jessica le sonrió de oreja a oreja.
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—Nada me haría más feliz que tener una casa llena de hijos corriendo
por ahí, llenando las esquinas vacías. —Le sonrió ampliamente—. Tan pronto
salga de aquí, empezaremos a trabajar en eso.
Alex le dio una sonrisa cegadora.
—No me molesta practicar por el bebé número tres, pero el número
dos ya se está cocinando —dijo.
Jessica miró a su esposo con confusión por unos minutos antes de que
se diera cuenta de lo que realmente estaba diciendo.
—¿Estamos…? —empezó, luego él asintió—. ¿Estamos realmente
embarazados? —le preguntó con esperanza.
Alex asintió. Él estaba embargado por la emoción que no podía hablar.
Encontró divertido decirle a ella que estaba embarazada cuando
normalmente era al revés.
—No puedo creerlo —jadeó ella—. ¿Cómo lo sabes?
—Ellos hicieron toda clase de exámenes para asegurarse que estabas
bien, y encontraron que estás en la doceava semana. El bebé está bien. De
hecho van a traer un monitor esta tarde para que podamos ver a nuestro
pequeño —dijo él.
—No puedo creer que no supiera que estaba embarazada. Pensé que
tenía gripa. Supongo que incluso la gripa no puede durar demasiado —dijo
ella, sintiéndose un poco tonta.
—Me debí dar cuenta que algo pasaba por mí mismo. Has estado
durmiendo mucho y apenas comes. Tenemos que cuidarte apropiadamente
para que cuidemos a nuestro bebé —dijo él, y gentilmente acarició su
pancita, la que tenía un poco crecida.
Jessica miró su mano en su estómago y se rió.
—Pensé que estaba engordando —dijo ella, volviéndose un poco rosa.
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—Te amaría sin importar cómo lucieras —dijo él y ella podía ver que lo
decía en serio.
Jessica estaba emocionada por cargar otro bebé de Alex.
—Nunca pensé que mi vida pudiera ser así de perfecta. Te amo, Alex.
—Te amo Jessica y pasaré el resto de mi vida mostrándote cuánto lo
hago —dijo mientras la besaba gentilmente.
Jessica tembló mientras el doctor aplicó el gel frío en su estómago,
pero pronto todo su dolor pareció evaporarse con la primera vista de su
bebé.
—¿Es ella? —preguntó sorprendido, mientras una pequeña cabecita
perfecta salía en el monitor. Él estaba apretando la mano de Jessica mientras
miraba la primera imagen de su hijo.
—¿Cómo estás segura de que nuestro bebé será niña? —preguntó
Jessica con una sonrisa de orgullo. También tenía el presentimiento de que
iba a ser niña.
—Porque este mundo no estaría completo sin una imagen tuya en él —
dijo él como un hecho.
Los ojos de Jessica se llenaron nuevamente con lágrimas. Ella no podía
creer que hace un par de días había estado llena de tal desesperación. Sintió
como si todo hubiera estallado por la alegría que sentía.
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Sus ojos regresaron al monitor y ella tomó cada detalle de cada
imagen tridimensional de su hija, quien estaba segura en su útero y crecía
más fuerte cada día.
—Gracias por ser un maravilloso esposo y padre —dijo ella, apenas
capaz de sacar las palabras de su garganta apretada.
—No, Jessica, soy yo el que te debe agradecer por tener mucha fe. Te
amo a ti, a Jacob y a nuestra hija —dijo él.
Jessica sabía que desde ese día su vida sería una aventura maravillosa
y que incluso habría pruebas de vez en cuando, pero las cosas funcionarían
bien para ellos. Ella miró al monitor y a su esposo, y luego le envió una
oración silenciosa de agradecimiento a Dios por tantas bendiciones en su
vida.
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Epílogo
Traducido SOS por Alyshia Cheryl
Corregido por Xhessii
oseph amaba Acción de Gracias. Era un momento para reunirse
con su familia, comer buena comida y reflexionar sobre otro año
maravilloso con su querida familia y amigos. Tenía mucho más
que agradecer este último año con el nacimiento de otra nieta hermosa y
tres otros nietos.
Él abrazó a Emily, acercándola, y aspiró su aroma mágico. Sólo tenía,
una semana de nacida y él había estado feliz cuando ella había hecho su
entrada al mundo.
—Eres un gran regalo para nuestra familia —le susurró suavemente,
mientras le acariciaba la cabeza suave.
Emily miró a su abuelo, que parecía hipnotizado por la voz.
—Cuéntanos otra historia, abue —exigió Jasmine.
—Por supuesto —respondió a su nieta mayor—. Era la noche antes de
Navidad, cuando toda la casa... —comenzó, y los cuatro nietos pusieron toda
su atención a su abuelo.
Justo cuando Joseph estaba terminando su historia, Emily comenzó a
quejarse y Jessica entró en la habitación tibia.
—A mí me suena a que Emily está lista para la cena de Acción de
Gracias de papá —le dijo, antes de agacharse y darle un beso en la mejilla.
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Joseph entregó a regañadientes a Emily a su madre. Ella se rió de él:
—No te preocupes abuelo, puedes tenerla de vuelta pronto —dijo.
—Llevaré a los niños y te daré un poco de privacidad —respondió él
bruscamente antes de partir.
Jessica se sentó en la mecedora cómoda que Joseph había comprado
para ella y Amy. Ella alimentó a su hija y se sintió tan contenta que
fácilmente podía desbordarse.
—Aquí estás. La cena está siendo servida. Cuando hayas terminado de
darle de comer, puedo hacerla eructar mientras te sientas. Necesitas
descansar —dijo Alex mientras entraba en la habitación.
—Ya casi hemos terminado —dijo Jessica en voz baja.
Estuvieron en un agradable silencio mientras Emily terminaba de
comer. Jessica luego la entregó a su padre y se sentó con ellos a medida que
él la hacía suavemente eructar.
—Puedes ir a comer —dijo con una sonrisa afectuosa.
—Lo sé, pero esperaré. Todavía no puedo creer lo maravillosa que se
ve en tus brazos. Tus manos son más grandes que su pequeño cuerpo —
respondió ella.
Alex se rió entre dientes. Él había tenido tanto miedo al sostener a su
pequeña hija por primera vez. Ella era tan pequeña, se sentía como si la fuera
a romper, pero una vez que Jessica colocó a Emily en sus brazos sabía que
podía sostenerla las veinticuatro horas del día y aun así no sería suficiente.
Alex terminó de hacerla eructar y ella estaba profundamente dormida.
Él la acostó en su cuna y luego caminaron tomados de la mano hacia la risa
proveniente de la habitación del comedor.
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Joseph estaba en el balcón diciendo una oración. Estaba tan
agradecido por su creciente familia. Había un brillo en sus ojos al pensar en
su hijo menor.
—Ah Mark, te he encontrado la pareja perfecta —le susurró a la noche.
Joseph rió para sus adentros al imaginar a su hijo menor luchando por
mantener su soltería. Definitivamente lucharía contra eso, pero la caída sería
tan dulce.
—Joseph, todos esperan por ti. —Era el dulce sonido de la voz de
Katherine.
—Pueden esperar un momento más. Ven aquí, mi bella esposa —dijo,
mientras sostenía su brazo hacia ella.
Él la tomó en sus brazos y la besó con un profundo amor que iba más
allá de la pasión. Ella era una parte de su alma. Había pasado por lo bueno y
lo malo con su esposa y rezaba cada noche para que tuvieran muchos más
años juntos.
—Está bien, mi esposa, vamos a cenar algo —dijo finalmente. Ellos
caminaron tomados de la mano hacia el comedor. Joseph miró hacia la gran
mesa, llena de risas y un poco de caos.
Jacob estaba tirando la comida por toda su cara y la silla alta. Jasmine
estaba riendo de algo que su tío Mark le dijo e Isaías estaba dormido en
brazos de su padre. Joseph miró hacia el despacho y supo que la bebé Emily
estaba a salvo en su cuna.
Él estaba tan lleno de amor que tuvo que sentarse allí durante unos
momentos antes de que finalmente se parara para hacer un brindis.
Todo el mundo sabía que la cena de Acción de Gracias no comenzaba
oficialmente hasta que él hiciera un brindis y cada año la bendición se
convertía en algo cada vez mayor, por lo que agradecía mucho más.
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—Me gustaría hacer un brindis —comenzó a Joseph con su normal voz
estruendosa—. Estoy muy agradecido por las nuevas adiciones a nuestra
familia. Amy y Jessica, que han traído luz y alegría a mis hijos y voy a estar
agradecido cada día de que de alguna manera se las arreglan para domar a
estos vándalos5 —dijo.
Todos en la mesa se echaron a reír, mientras que las parejas felices se
acercaron un poco más el uno al otro.
—Por supuesto, la bendición más grande de todas es tener por fin el
zapateo de pequeños pies corriendo. Amo a cada uno de mis hermosos
bebés —continuó, mientras miraba a Jacob, Jazmín e Isaías—. ¡Y qué
bendición tener a Emily que nació justo una semana antes del más
agradecido de los días! —dijo, y luego le dio un poco de tos.
Todo el mundo sabía que estaba tratando de contener su emoción, así
que todos fingieron no darse cuenta y le dieron un momento para recobrar la
compostura.
—Sé que el próximo año estará lleno de muchas bendiciones más —
dijo, y miró a Mark, su hijo menor, quien comenzó a retorcerse un poco en su
asiento.
—Ah, hermano menor, creo que papá está profetizando que vas a ser
el próximo que le dará un nieto —incitó Lucas a su hermano menor.
—Sabes que eso no va a suceder. Soy un soltero empedernido —dijo
con una risa, pero también luciendo un anhelo en sus ojos que tanto Amy y
Jessica vieron. Se miraron la una a la otra y sonrieron.
—Tus hermanos estaban igual hasta que conocieron al amor de su
vida. Ahora son mucho más felices de lo que eran antes. Nosotros tenemos
que tener a alguien a nuestro lado —dijo. A continuación, tomó la mano de
su bella esposa Katherine en la suya.
5 El término en ingles hooligan hace referencia a los tipos que causan disturbios cuando van a ver un partido de fútbol, por lo que la traducción al español más acertada es vándalo.
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»Estoy muy agradecido por todo lo que me dan todos los días que
estoy bendecido lo suficiente como para estar contigo Eres mi luz, mi única
razón de ser —dijo. Todo el mundo se quedó en silencio al ser testigos de un
amor que no podía ser igualado.
—También te amo, Joseph —respondió ella, antes de limpiar
discretamente una lágrima de su cara.
—Ahora vamos a comer esta comida maravillosa que ha sido
preparada —dijo con una voz ligeramente agrietada.
—Aquí, aquí —gritaban todos. El resto de la noche se llenó de risas y
momentos memorables.
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Siguiente Libro
“The
Billionaire
Falls”
Éste es el tercer libro de la
serie The Bachelors.
Mark Anderson es un
vaquero multimillonario que ama a
su rancho tanto como ama a su
familia. Él ha visto a sus hermanos
mayores encontrar el amor y piensa
que no se ve tan mal después de
todo. Contrata a una nueva
cocinera, a la que encuentra
irresistible.
Emily está huyendo con su hijo y acaba de encontrar trabajo como
cocinera de Mark. Ella está encantada, pero le hace saber que no quiere nada
más que un trabajo.
Esta historia está llena de risas, romance, familia y amor.
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Prólogo
Traducido por Alyshia Cheryl
Corregido por Xhessii
oseph Anderson se recostó en su cómoda silla, disfrutando del
sabor de su whisky de cien años de edad y el calor de la chimenea
en voz baja. Estaba lleno de buena comida y de pensar de nuevo
sobre la maravillosa Acción de Gracias que acaba de tener con su familia.
Le encantaba cuando se reunían todos juntos. Él estaba feliz de tener
tantos nuevos nietos correteando por la casa. Su nieta más joven Emily
acababa de cumplir un año de edad hace una semana. Había mucho que
celebrar.
Él solo deseaba que su joven hijo Mark encontrara la mujer adecuada.
El aliento de Joseph salió corriendo por la frustración. Había encontrado
unos cuantos partidos apropiados para su niño pero Mark fue muy astuto y
había evitado ambos.
Mark había adivinado lo que Joseph había planeado. Él no era de los
que presumían, pero él había tenido éxito en la búsqueda de parejas tanto
para Lucas y Alex. Sus esposas eran mujeres increíbles y mejor aún, le habían
dado nietos para llenar los pasillos viejos y vacíos de su casa que le habían
parecido tan estériles por un tiempo tan largo.
Bueno Mark lo subestimó porque seguramente encontraría una novia
que podría enlazar a su hijo. Él sabía que su hijo era terco, pero Joseph era
aún más terco.
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No podría descansar hasta que Mark estuviera felizmente casado.
Joseph escuchó de repente una estampida proveniente del pasillo. Él sonrió,
sabiendo de quién era el sonido de los zapatos.
―Abuelo, date prisa, la abuela dice que llegó la hora del postre ―dijo
Jasmine, su nieta mayor, un poco sin aliento. Ella debió de correr todo el
camino. No había nada como un postre para motivar a un niño.
Joseph puso su copa y extendió los brazos para que si nieta lo
abrazara.
―Bueno, yo ciertamente no quiero hacerte esperar a tener un poco de
pastel ―dijo mientras se la llevó de la habitación.
―Lo sé ―dijo Jasmine, como si el asunto fuera de máxima
importancia.
―Vamos a buscar a todos y comer un poco de pastel de calabaza
―dijo a Jasmine antes de hacerle cosquillas a su barriga.
―El tío Mark dijo que probablemente tú no estarías haciendo nada
bueno ―dijo Jasmine en un susurro, actuando como si estuviera divulgando
un gran secreto.
―Tu tío Mark tenía razón. Estoy pensando en darte un poco más de
primos, pero vamos a mantenerlo entre tú y yo.
―Te lo prometo ―dijo Jasmine. Luego levantó la mano para jurar con
su meñique sobre el asunto.
Joseph la abrazó con fuerza antes de ir a reunirse con el resto de su
familia. Era verdaderamente un hombre bendecido.
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Sobre la
Autora
“Melody Anne” Melody Anne es la autora de la popular serie Billionaire Bachelors y
Baby for the Billionaire. Ella también tiene una serie para jóvenes adultos:
Midnight Fire y Moon Midnight —Rise of the Dark Angel. Ella ha estado
escribiendo durante años y publicó en el 2011. Tiene un título de licenciatura
en negocios, por lo que le encanta escribir sobre fuertes y poderosos
empresarios.
Cuando Melody no está escribiendo, le gusta pasar tiempo con su
familia, amigos y mascotas. Vive en un pequeño pueblo que ama, y está
involucrada en muchos proyectos comunitarios.
Puedes visitar su sitio web en: www.melodyanne.com. Ella responde a
todas sus fans. También puedes unirte a ella en Facebook en:
www.facebook.com/authormelodyanne, o en twitter: @authmelodyanne.
Ella espera con mucho interés tus opiniones y espera que disfrutes de
sus historias.
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Créditos
Moderadoras
Alyshia Cheryl & Xhessii
Traductores
Ale Rose
Alyshia Cheryl
Auroo_J
Deby92
Nanami27
PrisAlvS
Xhessii
Recopilación y revisión
Xhessii Alyshia Cheryl
Correctores
Alyshia Cheryl
Cristinita <3
Maniarbl
Samylinda
Xhessii
Diseño
Hanna Marl
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